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Vilardevoz csic compilacion
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Editorial
ISBN
Esta publicación se realizó con el apoyo de la Comisión Sectorial de Investigación
Científica de la UdelaR.
Facultad de Psicología
Comisión de Referato:
Diseño de tapa: María Noel Givogre
mail: [email protected]
Corrección: Maria Eugenia Viñar
1
A los participantes de Radio Vilardevoz y a todos los que se sienten extranjeros en la
tierra de los cuerdos...
Agradecimientos:
Al equipo de Radio Vilardevoz por creer que es posible...
A María Viñar por su atenta lectura
A María Noel por el diseño de tapa
A Mónica, Alejandra, Lourdes y Nati por estar aún en la distancia
2
Prólogo
La siguiente publicación surge de la necesidad de colectivizar algunas producciones en
torno a la problemática de la locura y la salud mental en nuestro país.
Este libro, en la “época del abando del loco” como bien señala Agustín Cano, pretende
dar cuenta cómo es posible instalar dispositivos que den visibilidad a lo invisible, a lo
olvidado, a lo callado. Ser una radio, “ponerle una antena a la locura”, como dijera una
vez un participante de Vilardevoz, es más que un acto simbólico, es instalar formas de
hacer y de pensar lógicas de cuidado y de contención, alternativas a las existentes, ante
tanto desamparo.
Dar cuenta de las condiciones de posibilidad de prácticas instituyentes, como las
llevadas adelante por este colectivo autogestionado por participantes, egresados,
docentes y estudiantes, es producir conocimiento acerca de los procesos y las prácticas
de resistencia en experiencias de autogestión como nos muestra Victoria Evia.
Por otra parte, el equipo de investigación conformado por Noelia Correa, Natalia
Rodríguez, Martina Celiberti, Tamara Tábarez y Belén Itza nos demuestra que es
necesario conocer, describir, sistematizar los dispositivos capaces de sostener un
proyecto comunicacioal y participativo que tiene como objetivos incidir a la vez en el
diseño de politicas de inclusión social y de alternativas a nivel del trabajo en el campo
de la salud mental. A su vez, poder analizar los impactos que se genera a nivel subjetivo
en los que participan en Vilardevoz, es dar luz sobre la importancia que aún tiene para
las personas pertenecer a espacios de referencia que devuelvan la importancia del
encuentro y del reconocimiento.
En ese sentido es pertinente introducirnos en la “función del otro” cuando estamos en el
terreno de la “enfermedad mental”. Lugar fundamental a la hora de pensar cómo
contribuir a cambiar los imaginarios sociales en torno a locura y la enfermedad tal como
lo trabaja Andrés Jiménez al preguntarse si la locura está en el aire.
Para terminar, hemos seleccionado dos trabajos de estudiantes que realizaron su práctica
preprofesional en Radio Vilardevoz. Los trabajos de Fiorella Piazza y Alicia Migliaro
nos dan muestra de la riqueza de los aportes que se pueden generar desde la Universidad
con trabajos que sistematicen concepciones y marcos referenciales para que los propios
3
colectivos puedan seguir pensando y transformándose.
Queremos destacar que los autores además, tienen en común, ser universitarios
comprometidos con la temática de la autonomía, el cooperativismo, la locura y la lucha
de los derechos humanos de los llamados “pacientes psiquiátricos”. También que han
demostrado tener capacidad para cuestionar y cuesitionarse e ir en busca de aquellas
cosas que nos ayuden a comprender qué hacemos, cómo y a qué puede contribuir lo
que hacemos, lo que investigamos.
Ha sido un honor haberlos convocado para realizar este sueño de mostrar algo de lo
realizado, de lo producido, de lo hallado por ellos durante estos años de trabajo intenso.
Ellos han sido compañeros de camino y una vez más me llena de orgullo y alegría haber
realizado algo juntos.
Cecilia Baroni, abril del 2011.
4
Notas para una genealogía del manicomio en Uruguay.
Lic. Psic. Agustín Cano
“Dime tú: ¿Cuál es mejor?
¿Conciencia de visionario
Que mira en el hondo acuario
Peces vivos,
Fugitivos,
Que no se pueden pescar,
O esa maldita faena
De ir arrojando a la arena,
Muertos, los peces del mar?”
Antonio Machado
Presentación:
El presente trabajo fue realizado a partir de fragmentos del proyecto “Costruzione
partecipativa di una proposta di cooperativa di abitazione per persone internate presso
gli istituti psichiatrici di Montevideo” (Tesis de graduación del Master en “Costruzione
e gestione dei progetti nel sociale”, LUMSA –Università, Roma, 2007). Como lo dice el
título, se trata de algunas notas dispersas acerca del proceso histórico del manicomio en
Uruguay. La realización de un trabajo profundo y sistemático de genealogía del
tratamiento que históricamente la sociedad uruguaya ha dado a su locura y sus locos, es
una cuenta pendiente en la comunidad académica nacional, particularmente necesaria en
el actual contexto de transformación del sistema de salud mental en nuestro país.
La Salud Mental en Uruguay: situación actual y proceso histórico
El sistema de salud mental del Uruguay no ha logrado aún superar el peso que en él
tiene el modelo de institucionalización en manicomios de las personas con sufrimientos
psíquicos caracterizados como problemas de salud mental. Este modelo genera
cronificación de los cuadros psicopatológicos, violencias múltiples tanto para las
personas internadas como para los trabajadores de estos centros hospitalarios,
5
marginación social de las personas internadas así como graves violaciones a sus
derechos humanos, tal cual ha sido demostrado por estudios de organismos de derechos
humanos nacionales y extranjeros1.
Actualmente en Uruguay hay unas mil personas internadas en instituciones
psiquiátricas, una cifra que equivale a tres personas cada diez mil habitantes.2 Casi
novecientas personas están internadas en las llamadas “Colonias de Alienados”
(“Colonia Etchepare” y “Colonia Santin Carlos Rossi”) ubicadas en un espacio de 372
hectáreas a 70 kilómetros de Montevideo. Más de cien personas están internadas en el
Hospital “Vilardebó”, histórico manicomio de la ciudad que ha sido reestructurado y
actualmente es sobre todo un hospital para internaciones breves para pacientes en
episodios agudos.
No obstante ser muy alta, esta cifra representa el mínimo histórico desde que existen
registros. En 1950, por ejemplo, la cantidad de personas internadas en manicomios eran
18 de cada diez mil habitantes (una cifra que se encuentra entre las más altas de la
época: en 1950 Uruguay no solamente era campeón del mundo en fútbol). A partir de
entonces, la población manicomial uruguaya ha decrecido considerablemente hasta
alcanzar las cifras actuales en el año 2000.
- Evolución de la población manicomial del Uruguay 1879-2005 (0/ooo)3 -1 Ver por ejemplo el informe de Mental Disability Rights International: “Human rigths and mental healthUruguay (Washington DC, 1995) o el Documento de la Comision Asesora Técnica Permanente delPrograma Nacional de Salud Mental: “Salud Mental en la emergencia social y en el nuevo modeloasistencial. Documento Programático” (Montevideo, 2005).2Esta cifra no incluye a personas internadas en el Hospital “Piñeiro del Campo” (de personas ancianas), nia las internadas en las llamadas “Casas de Salud” de gestión privada, donde se presume se encuentraninternadas al menos otras mil personas más.3 Gráfica elaborada en base a datos extraídos de: Ginés, A; Porciuncula, H; Arduino, M (2005); “El Plande Salud Mental veinte años después”, en: Revista de Psiquiatría del Uruguay, Vol. 69, 2, Montevideo,
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1879 1890 1910 1950 1960 1970 1980 1992 2000 2005
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Las causas de esta pronunciada disminución de la población manicomial ocurrida en los
últimos 40 años son numerosas. En primer término se debe considerar que esta misma
tendencia se ha registrado más o menos en el mismo periodo en casi todos los países en
que existían grandes manicomios. Fue en la Europa de la posguerra, en el contexto
histórico de la reconstrucción de los países destruidos por el conflicto bélico, cuando
nacieron las primeras experiencias alternativas al manicomio, así como las primeras
construcciones teóricas sobre estas experiencias. Entre las transformaciones propias de
este período cabe mencionar las experiencias de las Comunidades Terapéuticas en
Inglaterra, la experiencia francesa inaugurada luego de la apertura del manicomio de
Saint-Albain, y la experiencia italiana de Ancona, que a pesar de ser interrumpida en
aquel momento, constituye un antecedente (incluso anterior a Gorizia y Trieste) del
movimiento de renovación que, bajo el impulso del grupo de Franco Basaglia, algunos
años más tarde logró la aprobación de la histórica Ley 180/1978 que abolió los
manicomios en Italia.4
Esta tendencia internacional se manifiesta en Uruguay algo tardíamente, y de modo
singular. Para comprenderlo, es necesario analizar el contexto histórico social en que se
dieron los procesos de crecimiento y disminución del encierro manicomial en Uruguay.
Si se analiza la línea de mayor crecimiento de la población manicomial uruguaya (del
año 1879 al 1950) se puede observar que la misma coincide con el período que José
Pedro Barrán llamó “período de 'disciplinamento” de la sociedad uruguaya,
describiendo con este término la profunda transformación cultural ocurrida como parte
del proceso general de modernización económica y político-institucional del país
(Barrán, 1992). La creación de los manicomios más grandes del Uruguay coincide de
hecho con la universalización del acceso a la educación primaria. Paralelamente, el
debate universitario entre espiritualistas y positivistas se resuelve a favor de estos
últimos, y la Universidad comienza a dejar atrás su viejo ordenamiento y comienza a
desarrollar la investigación científica y las profesiones modernas.
diciembre 2005. En la actualidad, las cifras constatadas para 2005 no han variado sustancialmente.4 Junto a estas experiencias se fue consolidando un nuevo sentido común en cuanto a la atención en saludmental, que también se expresaría en la Conferencia de Alma Ata en 1978, en los movimientos de“Antipsiquiatría” y “Psiquiatría Democrática” de los años '70, y más cercano en el tiempo, en laResolución 46/119 de las Naciones Unidas en 1991.
7
El término “disciplinamento”, como punto de inflexión en la historia de la sensibilidad
en el Uruguay, describe entonces un complejo proceso de transformaciones culturales,
éticas y subjetivas, que entre otras cosas implicó la institución de la razón como
fundamento del sujeto político naciente (el ciudadano) y como necesidad del nuevo
esquema económico-productivo (obreros calificados capaces de responder a las
necesidades de la industrialización de la economía). En el contexto histórico de
institución de la razón como fundamento del nuevo orden social la locura no tiene
espacio: ésta significa el cuestionamiento del nuevo orden de las cosas. La locura será
entonces peligro y amenaza, y será encerrada. Este es el punto de partida del
nacimiento, desarrollo y auge del manicomio en Uruguay, y será con el agotamiento de
este período que comenzará la progresiva disminución de la población manicomial: en
Uruguay, como en todas partes, la función “médica” del manicomio vehiculizó su
función política histórica. Cuando la institución manicomial comenzó a fracasar en la
respuesta al encargo por el cual fue creada, se activó el proceso de reconfiguración de
las instituciones totales, donde el encierro sistemático fue perdiendo terreno frente a
otros mecanismos de disciplinamiento, control y modelación social.
Retomando el analisis de la evolución histórica de la población manicomial uruguaya,
es importante considerar que su disminución se ve fuertemente acelerada en los años
90', cuando arriba a una media de decrecimiento del 6% anual, casi triplicando la media
de 2,5% de los precedentes 25 años. Durante la década del '90 las puertas del
manicomio parecen abrirse con mucha facilidad.
Este período en que la media de decrecimiento de la población manicomial se ve
fuertemente asentuada coincide con un período en el cual se opera a nivel
latinoamericano una fuerte re-organización institucional del Estado mediante reformas
promovidas por organismos multilaterales de crédito como el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial. Así, en el marco de las concepciones y
transformaciones implusadas por dichos organismos, el manicomio es también
resignificado, y pasa a concebirse como un establecimiento “pesado” cuyo costo
económico es demasiado alto para el Estado. En este contexto comienza a aplicarse la
política de “rápido egreso” de los pacientes de las instituciones psiquiátricas,
fercuentemente de la mano de una retórica progresista de crítica al manicomio como
institución represiva. Sin embargo, esta política no fue acompañada por el desarrollo de
8
estructuras y equipos de salud mental a nivel territorial, ni por suficientes programas de
asistencia y prevención capaces de acompañar y favorecer el proceso de reinsersión
social de las personas internadas. En síntesis, en este período se abren las puertas del
manicomio sin generar una alternativa terapéutica y social a la reclusión manicomial.
Las consecuencias de este hecho son graves: la disminución de la población manicomial
ha significado demasiado a menudo la reproducción del mismo modelo de exclusión y
abandono, ahora fuera del manicomio. El resultado es que en la actualidad se ha
arribado a un índice de 50% de reingreso anual en el Hospital Vilardebó, al tiempo que
también ha aumentado el número de pacientes psiquiátricos en situación de calle.
La investigadora Alicia Stolkiner ha estudiado la presencia de este fenómeno en
diferentes países de América Latina, vinculándolo al aumento de la marginalidad social
y a las ya mencionadas transformaciones en las instituciones del Estado. Según
Stolkiner:
"Es en este contexto que el establecimiento manicomial resulta insuficiente en
sus objetivos de origen: dar un lugar definido al "no trabajo". La marginalidad
desborda sus posibilidades. Si el manicomio cumplió la función de recordar a la
sociedad que había un lugar de contención a la locura, la diversidad y la
marginalidad; si legitimó la negación de los más elementales derechos para
quienes fueran recluidos en él, si el amparo de la institución psiquiátrica
permitió formas de represión agresivas que no herían la sensibilidad social (...)
puede decirse crudamente que los asentamientos humanos irregulares son los
manicomios el la época. El lugar de los marginados, de los excluidos. Allí, y al
desamparo de las calles, serán devueltos los internos. (...) El dispositivo
manicomial quizás se independiza de su establecimiento y se traslada al
conjunto de la sociedad con respuestas técnico-disciplinarias y represivas"
(Stolkiner, 1994).
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En resumen, a cuenta de una suerte de historia de la salud mental en Uruguay, se podría
aventurar la existencia de al menos dos períodos históricos claramente distinguibles en
cuanto al tratamiento que la sociedad uruguaya ha dado a su locura y a sus locos durante
el siglo XX5:
a) Un primer período que podría llamarse “de encierro del loco”, el cual coincide con
el período histórico que va de la época del “disciplinamento” hasta el comienzo de la
crisis del Estado de Bienetar (1879-1959).
b) Un segundo período que podría nombrarse como “de abandono del loco”, que se
inicia a partir de la crisis del Estado de Bienestar y llega, a grandes rasgos, hasta la
actualidad.6
Naturalmente, estos dos períodos no son lineales, puros, ni siquiera exactamente
secuenciales, pero de todos modos sirven para describir dos tipos de respuesta
claramente diferenciables que constituyeron respuestas hegemónicas en diferentes
contextos históricos.
5 Es necesario complementar este esquema con una suerte de “prehistoria” del manicomio en Uruguay,caracterizada por la transición de un dominio de la Iglesia sobre las instituciones que conformabanalgo así como “proto-manicomios”, hacia -proceso de secularización mediante- un dominio estatal ymédico del campo. Esta “prehistoria” manicomial, está caracterizada por una fuerte crueldad yaplicación de violencias físicas sistemáticas a los internos. Al describir estas instituciones José PedroBarrán apunta: “El método seguido era 'el del palo'; los sirvientes daban tales 'trenzazos' a los locosque con frecuencia les fracturaban algún miembro; el jardinero, al loco que hacía trabajar comoayudante, 'lo ataba de los testículos, suspendiéndolo, colgándolo de los árboles y sumergiéndolo en unestanque'. El panorama se completaba con la existencia de dos piezas con pavimento de granitodestinada a los furiosos. En una de ellas había un cepo con 6 agujeros para 3 enfermos y en la otrauna de 10 agujeros para 5. Los cepos estaban separados de la pared lo suficiente para dar lugar aentrar y sacar los excrementos. Las personas se llagaban a los pocos días. Hubo personas quepermanecieron en los cepos hasta 8 años” (Barrán, 1992). Y analiza más adelante Barrán: hay una“identidad de los procesos mentales y sensibles en los locos y sus cuidadores. Violencia y hasta fiestase alternaban, siendo probablemente mayor la cuota de la primera. Al loco se lo trataba como a uninferior, pero no se le juzgaba desde la Ciencia, como se hizo en el Novecientos” (Barrán, 1992). Conel logro de la hegemonía médica en el control de estas instituciones fruto del avance del proceso de“medicalización de la sociedad” y secularización del Estado, estos “proto-manicomios” dan lugar almanicomio como lugar de cuidado y cura de los locos, que en el presente análisis llamamos la “épocade encierro del loco”.
6 En los últimos años, y con particular intensidad en la actualidad, asistimos a un contexto en el cualdesde el Ministerio de Salud Pública y la Administración de Servicios de Salud del Estado se buscaavanzar en la reforma del sistema de Salud Mental, activando diferentes iniciativas a nivel legal yorganizacional, con el objetivo de abordar los problemas existentes a nivel de cobertura,financiamiento, accesibilidad y modelo de atención. Es aún prematuro realizar un análisis delcontenido y alcance efectivo de estas transformaciones en curso, y mucho menos su impacto, comopara determinar si logran constituir en los hechos concretos un cambio de modelo superador delencierro y el abandono. En el capítulo final de este trabajo se realiza un breve análisis sobre lasperspectivas al respecto.
10
a) La época “de encierro del loco” significó una época de violencia social y
psiquiátrica sobre un gran número de personas. Pero más allá del numero de personas
internadas, lo que interesa pensar de este período es el hecho de que su misión
manifiesta era la de “rehabilitar”, la de “recuperar” a la persona loca para la civilización
(sociedad de ciudadanos) y para el esquema económico productivo naciente. Es cierto
que el manicomio significó en esta época (y en todas las épocas) un instrumento de
disciplinamiento (en el sentido foucaultiano del término), pero al mismo tiempo en este
período el Estado se hacía cargo del “cuidado” del loco: la reclusión era al mismo
tiempo disciplinamiento, control social y cuidado, violencia y contención.
Si se observan las condiciones de los manicomios uruguayos de entonces se puede
apreciar una calidad edilicia y logística que hoy parece inconcebible. El manicomio era
el lugar del “no trabajo”, pero con la misión de recuperar a la persona para el trabajo.
Dentro de las instituciones psiquiátricas había huertas, talleres de carpintería, de
talabartería, espacios para hacer deporte, y hasta que la dictadura militar uruguaya lo
destruyera, el Hospital “Vilardebó” tuvo incluso un quirófano dotado de tecnología
avanzada y un teatro en excelentes condiciones. Esta reseña está lejos de constituir una
suerte de “tributo al manicomio” o “nostalgia manicomial”. El manicomio ha sido
siempre algo terrible, pero es importante comprender el cambio de sus diferentes
significados históricos ya que es en estas transformaciones en que se encuentra la clave
de análisis de la realidad actual sobre la que se pretende actuar.
b) El período “de abandono del loco” es en cambio un período aún más contradictorio
y difícil de comprender, ya que frecuentemente la idea de intensificar la salida de las
personas internadas del manicomio luego de muchos años de institucionalización y sin
una propuesta de reinserción social y laboral ha sido sostenida, como fue dicho, desde
un aggiornamiento discursivo y una retórica progresista. Es importante entonces
confrontar los discursos con las prácticas y observar qué cosa ha sucedido en general, y
lo que en general ha sucedido en los últimos años es el aumento de los pacientes
psiquiátricos en situación de calle y el deterioro de las condiciones edilicias y de
atención de las instituciones psiquiátricas.7
7 Este juicio, válido para la generalidad del fenómeno que se analiza, corre los riesgos de todageneralización, por lo que pudiera empañar, omitir o relativizar las numerosas y valiosísimas experienciasde trabajo con pacientes psiquiátricos que en el mismo período han surgido o se han consolidado. Estasexperiencias surgieron inicialmente al calor del esfuerzo creativo de equipos y espacios de la Universidad,de algunas ONG, intendencias municipales y de entidades nucleadas en el Programa Nacional de Salud
11
Es éste el núcleo de problematicidad central a considerar: mientras la época “de
encierro del loco” se proponía la rehabilitación de la persona internada, la época “del
abandono” se propone eliminar las crisis agudas mediante la intervención
psicofarmacológica. En la época “del encierro” el loco es alguien a “recuperar”, el
Estado se debe ocupar de su locura y transformarlo en “ciudadano”, esto es, alguien
capaz de comprender sus derechos y deberes y de trabajar. En la época “del abandono”
el loco es en cambio un costo demasiado alto para el Estado, es el mercado en tanto
regulador natural de la vida social y de toda actividad humana quien deberá encargarse
también de la cuestión de la salud, y entonces el loco será abandonado en las calles y los
cantegriles. La época “del encierro del loco” era encierro y contención. La época “del
abandono” es solamente abandono, sálvese quien pueda.
Habiendo analizado cómo la población manicomial uruguaya ha disminuido hasta
arribar a su mínimo histórico, se debe observar ahora el hecho de que desde el año 2000
hasta la actualidad esta tendencia a la disminución se ha detenido y la tasa se ha
mantenido estable en torno a la cifra de tres personas cada diez mil habitantes. Parecería
que la disminución de la población manicomial arribó hasta el encuentro de un nuevo
equilibrio pautado por la readecuación de la institución manicomial. En este equilibrio
el número de internados difícilmente podría disminuir (fruto de la dinámica de reingreso
permanente a falta de una inserción social de la persona que egresa del manicomio) ni
aumentar (dada la política de atención de episodios agudos y rápido egreso,
disminución del numero de camas de internación, así como algunas iniciativas de
reinserción exitosas).
Perspectivas:
Thomas Szasz dijo una vez que
“el principio vital para el animal predador que habita en la selva es matar o
ser muerto. Para el predador humano que habita en la ciudad este principio
es estigmatizar o ser estigmatizado. La supervivencia del hombre depende
del lugar que ocupa en la sociedad, es por esto que debe mantenerse a si
Mental, y algunas han sido en los últimos años apoyadas a nivel gubernamental. No obstante, laprofundidad de las acciones de gobierno aún está lejos de generalizar una alternativa al modelo existentecapaz de incidir estructuralmente en la situación planteada. Asimismo, cabe mencionar que en los últimosaños se han realizados mejoras en las condiciones edilicias, pero las mismas no han alcanzado a todas lasinstituciones, o a todas las secciones de todas las instituciones.
12
mismo como miembro aceptado del grupo. Si no logra hacerlo, si en cambio
permite ser clasificado en el rol de la víctima propiciatoria será expulsado
del orden social y será etiquetado. Hemos ya visto cómo ha sido aplicada
esta norma en el Medioevo, la Edad de la Fe, y cómo se aplica en el mundo
moderno, la Edad de la Terapia” (Szasz, 2006).
El manicomio es ante todo una relación social. La lógica manicomial no desaparece con
la desaparición del manicomio. De algún modo, desmanicomializar implica
fundamentalmente concebir modelos de convivencia superadores del “canibalismo
simbólico”. Es posible que “las víctimas propiciatorias” en la actualidad se estén
trasladando hacia los jóvenes pobres clasificados-estigmatizados-hiperintervenidos y
encerrados como “menores infractores”. La lucha anti-manicomial debería ser una
lucha contra la lógica manicomial, allí donde ésta encuentre terreno propicio para
fijarse, nacer y recrearse. Esto debiera ser una premisa orientadora de las perspectivas
teórico-técnicas de los movimientos de desmanicomialización, de las psicologías a nivel
comunitario, de las políticas de salud mental, y de la formación de los trabajadores de la
salud.
Asistimos en la actualidad a un fermental momento de transformación del sistema de
salud uruguayo, y en particular del sistema de salud mental. La profundidad, alcance, y
poder instituyente de estas transformaciones está aún por verse. ¿Podrán estas
transformaciones afectar no solamente los planos del financiamiento y la cobertura y
transformar también el modelo de atención? ¿Podrán superar la mera descentralización
de estructuras y afectar también los modelos terapéuticos en juego?(Bianchi, Cano,
Evia, Rodriguez, 2010). ¿Podrán sentar las bases de una alternativa concreta al encierro
y al abandono?
En cualquier caso, será fundamental en ese proceso la capacidad organizativa, de
movilización y propuesta de los colectivos comprometidos con la generación de
alternativas políticas, académicas y terapéuticas al modelo asilar. En la medida en que
estos colectivos logren configurar un movimiento con potencia instituyente, en el
interior de sus prácticas por cierto, pero también con aspiraciones de generalización y
movilización, estará la posibilidad de llevar las reformas en curso más allá del plano
legislativo.
Franco Basaglia dijo una vez: “en el fondo, nosotros sólo representamos un momento
de enlace entre lo que está a punto de desaparecer y lo que todavía tiene que nacer”.
13
La realización de una genealogía del proceso histórico del manicomio y la salud mental
en Uruguay, es una tarea necesaria para contribuir a comprender el presente, relativizar
sus verdades naturalizadas, y forjar aquello que “todavía tiene que nacer”.
Bibliografía
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Montevideo.
• Barrán, JP (1992); “Medicina y sociedad en el Uruguay del Novecientos”, Banda
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“Inclusión social y Salud Mental. Análisis de las condiciones de accesibilidad a los
servicios de Salud Mental en el caso del Centro de Salud de Jardines del
Hipódromo”, Comisión Sectorial de Investigación Científica, Universidad de la
República.
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abitazione per persone internate presso gli istituti psichiatrici di Montevideo”, Tesis
de graduación Master en “Costruzione e gestione dei progetti nel sociale”, LUMSA
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(2005); “Salud Mental en la emergencia social y en el nuevo modelo asistencial”,
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de vida y redes de pacientes psiquiátricos en situación de calle”, en: “VI Jornadas de
Psicología Universitaria”, Editorial Psicolibros, Montevideo.
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Psiquiatría del Uruguay, Vol.62, No 2, octubre 1998.
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después”, Revista de Psiquiatría del Uruguay, Vol. 69, 2, diciembre 2005.
14
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• Stolkiner, A (1994); “Tiempos 'posmodernos', ajuste y salud mental”, en: Saidon, O
(1994); “Políticas en Salud Mental”, Lugar, Buenos Aires.
• Szasz, T (2006); “La fabricación de la locura”, Kairòs, Barcelona.
15
Etnografía en Radio Vilardevoz: representaciones sociales sobre la locura y
prácticas de resistencia.
Lic. Antrop. Victoria Evia
Resumen
El presente trabajo reflexiona sobre el padecimiento mental y algunas particularidades
teórico – metodológicas de su abordaje desde la Antropología. A partir de una etnografía
realizada durante el año 2009 en la Radio Vilardevoz, se busca acceder a las
representaciones sociales que sus miembros tienen sobre la locura, tanto a nivel
discursivo como de las prácticas realizadas y los valores que las sustentan.
La Radio Vilardevoz es un dispositivo de comunicación radial participativo que
funciona en el Centro Diurno (hospital de día) del Hospital psiquiátrico T.H. Vilardebó
(Montevideo, Uruguay). El colectivo que lo lleva adelante está conformado por
personas que estuvieron internadas en dicho Hospital, por padecer algún tipo de
enfermedad mental y por un equipo de técnicos (la mayoría de ellos psicólogos). En el
2009 el proyecto cumplió 12 años. Realizan semanalmente una transmisión radial donde
los pacientes psiquiátricos o ‘locos’ toman la voz y legitiman sus concepciones sobre lo
que implica la locura.
Planteamos que el colectivo Radio Vilardevoz proporciona al sujeto una red de anclaje
social y atributos identitarios que lo nutren de sentido social a la vez que genera una
praxis de resistencia a las concepciones estigmatizantes sobre la locura.
Palabras clave:
Etnografía, Locura, Representaciones sociales
Introducción
Esta ponencia surge a partir del trabajo “Porque necesito de vos para poner mi voz al
aire. Etnografía en Radio Vilardevoz: representaciones sociales sobre la locura y
prácticas de resistencia.” El mismo fue presentado en Febrero de 2010 por la autora
como tesis de grado de la licenciatura de Antropología Social y Cultural en la Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República. El trabajo de
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campo fue realizado en Radio Vilardevoz desde Febrero a Diciembre de 2009 mediante
el método etnográfico.
La Radio Vilardevoz es un dispositivo de comunicación radial participativo que
funciona en el Centro Diurno (hospital de día) del Hospital psiquiátrico T.H. Vilardebó.
El Hospital T.H. Vilardebó, ubicado en la calle Millán 2515 de la ciudad de Montevideo
(Uruguay), fue inaugurado en 1880 bajo el nombre de Manicomio Nacional, cambiando
su nombre en 1910 (Casarotti 2007). Es el principal Hospital Psiquiátrico Público,
ubicado en la capital, y está asociado inevitablemente a ‘la locura’ en nuestro país.
En este artículo se reflexiona sobre las particularidades del método etnográfico para
abordar la cuestión del padecimiento mental, se describe someramente el proyecto
Radio Vilardevoz y se profundiza sobre el funcionamiento del espacio de la Fonoplatea
como lugar de encuentro con otros y sobre las representaciones que los participantes de
dicho proyecto tienen sobre la locura, la salud y la enfermedad.
Abordar el padecimiento mental desde la antropología: el método etnográfico
La tarea etnográfica ha consistido en la apertura al dominio cultural en el que viven los
individuos que presentan síntomas, los entienden y los interpretan (Martínez Hernández
1998). Entendemos con Dalmolin y da Penha Vasconcellos (2008) que la Antropología
puede contribuir a ampliar la comprensión del padecimiento mental, ayudando a
aprehender los códigos, modos de vida y estrategias adoptadas por los informantes, así
como romper con los preconceptos y miradas ingenuas.
Partiendo de una posición epistemológica que supone que la realidad es interpretada y
decodificada constantemente por el investigador (Geertz), se asume también que tanto la
mirada como la escritura del mismo están conceptualmente determinadas. “Ver es ya
captar significaciones, pero significaciones que permiten varias escrituras, y sobre todo
varias lecturas.” (Ghasarian 2008:19).
Esto nos remite al problema gnoseológico de la posibilidad del conocer al otro. “El
conocimiento antropológico justifica su discurso desde la inmersión en el mundo del
otro.”(Gaboriau 2008:92 en Ghasarian 2008). Observación participante, estudiar desde
el interior, estudiar el punto de vista del otro. Más allá de los matices que cada
investigador pueda adoptar en el continuum observación-participación y del juego entre
los puntos de vista emic y etic, “El otro está siempre más allá del discurso para dar
cuenta de él.” (Gaboriau 2008:93 en Ghasarian 2008). A pesar de ello, es en este ‘estar
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en carne y hueso’ por un período prolongado que la etnografía, integrando la
subjetividad inherente al proceso de comprensión antropológica, puede aportar una
mirada crítica a partir de la observación directa, deconstructora del sentido común y de
las naturalizaciones.
“La mirada etnográfica puede entenderse como la posición epistemológica y también
social que posibilita las nuevas narrativas desde un “estar entre” (Zwischen) y que, a la
vez, ofrece un escenario de recuperación de identidades perdidas o dañadas o de la
invención de otras nuevas.” (Correa Urquiza et al. s/f:24).
La elección por este método de investigación, parece pues la vía regia de acceso al
abordaje de las representaciones sociales sobre la locura privilegiando el punto de vista
de los considerados ‘locos’, ‘pacientes psiquiátricos’ o ‘usuarios de los servicios de
salud mental’.
En esta etnografía se adoptaron distintas estrategias metodológicas a lo largo del trabajo
de campo: observación participante de diferentes espacios de la radio, principalmente de
la transmisión en vivo con Fonoplatea abierta al público; entrevistas en profundidad con
participantes y técnicos, relevamiento documental tanto en prensa como de archivos
personales, participación en instancias de ‘participación exo-colectivo’. Como parte de
la ‘negociación’ en la conformación del rol de investigadora en dicho campo, termino
adoptando un rol más activo dentro del ‘equipo técnico’. El estar inscripta de este modo
exigió un análisis metódico de la implicación en el campo. Para Althabe la práctica de
investigación es un componente del campo social y en tanto tal se trata de interpretar lo
que ella produce. El análisis de la implicación consistiría en que el investigador pueda
establecer una convergencia entre su lugar en el espacio social y simbólico local y su
producción intelectual. “la implicación es el horizonte insuperable de la producción de
conocimiento en el marco de un trabajo de campo” (Althabe 2008:60).
Por ejemplo, acceder a las reuniones del equipo técnico sólo fue posible en tanto se
construyó una esfera de confianza mutua y porque se estaba en un momento de apertura
y recambio. El valor confianza es estructurante de los vínculos a la interna del colectivo
Vilardevoz y especialmente en la esfera del equipo técnico. La importancia de ésta
puede rastrearse en la historia de la radio. La construcción de ‘Vilardevoz’ como una
praxis de resistencia que en algunos momentos incluso adoptó cierto aire de
clandestinidad. Aún en la coyuntura de apertura, se vuelve necesario que quienes están
18
‘dentro’ sean como ‘la tropa de elit’ (metáfora utilizada en una reunión de equipo).
Grinberg (2001) propone recuperar conceptualmente tanto la singularidad de los sujetos
y los ejes de diferenciación, como los contenidos colectivos emergentes y las
construcciones discursivas propias de los conjuntos estudiados. La ‘confianza’ (política
y ética) entre sus miembros es una construcción discursiva de los miembros del
colectivo que opera como marcador identitario y fue posible visualizar la relevancia de
esta dimensión en tanto pude analizar el lugar social y simbólico que, como
investigadora, ocupé dentro del colectivo.
Un panorama general de Radio Vilardevoz
En el 1996 ASSE (Administración de los Servicios de Salud del Estado) comienza la
implementación del Vilardebó como ‘hospital de agudos’. Se genera además una
apertura del hospital con el “Programa de Puertas Abiertas” donde se podía ir a
“hacer cosas con la gente” (Cecilia, Miembro del equipo técnico de Radio Vilardevoz).
Del encuentro entre un grupo de entonces estudiantes universitarios de la Facultad de
Psicología y un grupo de pacientes que en ese momento se encontraban internados en el
Hospital Vilardebó surge en el año 1997 la idea de hacer una radio. O, más
precisamente, el simulacro de una radio. En el juego del ‘como si’, los internos
discutían sobre distintos temas, acompañados por los estudiantes y grababan esos
‘programas radiales’. Luego eran editados y empezaron a retransmitirse en radios
comerciales a partir de 1998 en formato de ‘micros’ (Evia 2010).
A fines del año 1999 se da un acontecimiento de violentación al proyecto por parte de
funcionarios del propio Hospital y se negocia la re ubicación de la radio como parte del
Centro Diurno. Esto les permite trabajar con pacientes ambulatorios además de los
internos y coordinar con varias organizaciones no hospitalarias, principalmente otras
radios comunitarias nacionales e internacionales. Los ‘locos andan sueltos por la
ciudad’. Se comienzan a hacer en el 2002 los ‘simulacros de salida al aire’, donde se
agrega una Fonoplatea abierta al público, dentro del propio Centro Diurno del Hospital.
Se continúan haciendo ‘programas radiales’, sin antena pero con público en vivo (Evia,
2010).
En el 2005, se realiza la primera transmisión desde el hospital con la frecuencia 89.1,
compartida en ese entonces con otra radio comunitaria del barrio (La Klasista F.M.). Sin
embargo, en ese momento no se instala la salida al aire periódicamente. Recién a
19
mediados del 2007, la radio recibe una donación de un transmisor de La Cotorra FM y
una antena de Facultad de Ciencias de la Comunicación, regulados para la frecuencia
106.3. En ese momento ya se estaba discutiendo el anteproyecto de ley para la
legalización de las radios comunitarias. Gracias a la legalización de las radios
comunitarias en el 2008 (Ley Nº 18.232) Vilardevoz accede a su actual frecuencia, 95.1.
A fines del 2008 además la radio se muda a un nuevo local dentro del Centro Diurno, el
cual cuenta con mayor seguridad. Se compran los nuevos equipos, regulados para la
frecuencia asignada y durante todo el 2009 se transmite por la 95.1 (Evia 2010).
Actualmente Radio Vilardevoz se autodefine como un proyecto comunicacional
participativo (http://radiovilardevoz.wordpress.com), anclado en tres dimensiones
fundamentales: la participación, la comunicación y la salud.
Está integrado por tres categorías diferentes de actores sociales. Si bien todos forman
parte del colectivo, existen roles diferentes:
1) Los miembros del ‘equipo técnico’, compuesto por Licenciados en Psicología y
estudiantes avanzados, quienes tienen un rol de coordinación y organización general del
proyecto.
2) Los ‘participantes’, que son pacientes psiquiátricos que participan del proyecto. En el
2009 transcurrieron aproximadamente 70 personas, que realizaron un proceso de
participación en la radio.
3) Los ‘pasantes’ son estudiantes de psicología que, de mayo a noviembre, se suman al
proyecto realizando una pasantía curricular. Las pasantías se implementan desde el 2001
y todos los años pasan 6 estudiantes.
Vilardevoz se organiza en diferentes espacios de trabajo que se articulan entre sí para
aportar al funcionamiento de la Radio en general, la mayoría de las actividades son en
un salón del Centro Diurno del Hospital Vilardebó destinado específicamente para eso.
Desde su comienzo todos los integrantes del colectivo sostienen esta tarea de forma
honoraria. La gran mayoría de los participantes están insertos en más de uno de estos
espacios. Además, la radio mantiene vínculos con diversos actores sociales “no
vilardevocenses” (Evia 2010).
En el siguiente cuadro se presentan en forma de diagrama los distintos espacios que
componen el proyecto actualmente. Los conectores señalan los principales vínculos y
coordinaciones. Además de los ‘espacios’ propiamente dichos se incluyen en el cuadro
tres instancias que pertenecen a la radio pero que no tienen un espacio diferenciado: El
‘Club de Socios’, la Página web y el ‘Boletín’.
20
De paciente a participante
El ‘participante’ en Vilardevoz es una categoría específica, una forma de denominación.
La participación es un concepto muy utilizado en ciencias sociales y políticas, aunque
su uso aún es muy ambiguo. La raíz latina de participar proviene de pars, que significa
parte, la vocal de conexion i, y ceps que significa que toma, su origen alude a ‘tomar
parte en algo’.
Los ‘participantes’ son mayoritariamente de sexo masculino (70%), y en su mayoría
(más del 80%) dentro de una franja etaria que va desde los 25 a los 60 años. Es una
población que se ubica en la línea de pobreza y en su mayoría desocupada. Un
porcentaje más bien bajo del total ha accedido a la pensión por discapacidad (Baroni,
2009).
Numerosos cientistas sociales insisten en que las ‘fuentes sociales de injusticia’ son el
factor clave, en todas las sociedades, en la producción del sufrimiento y la enfermedad
(Bibeau, G. Rousseau, C., Corin, E. et.al. 1999). La pobreza ha sido identificada como
un factor de riesgo de importancia en la enfermedad mental (Kleinman 1997 en Bibeau,
G. Rousseau, C., Corin, E. et.al. 1999).
A partir de entrevistas y encuentros informales se indagó que, para la mayoría, los
ingresos provienen de distintos tipos de pensiones, generalmente por discapacidad o
algunos trabajos informales no calificados, como venta ambulante, ‘changador’,
vigilancia o cuidado de enfermos (Evia 2010).
El acceso a la vivienda es precario en la mayoría de los casos. A partir de un mapeo de
21
los participantes ‘estables’ que concurrieron a alguna actividad en el mes de Octubre de
2009 (un total de 25 personas) se registró que sólo 3 hombres y 2 mujeres acceden a una
vivienda estable (ya sea exogámica o de la familia de origen). Un 20 % de los hombres
(4) habita en ‘casas de salud’. El resto, que representa un 65% de los hombres y un 60%
de las mujeres, está en una situación de vivienda muy precaria, circulando entre calle –
refugio – pensión. Esta serie es muy variable e inestable, pudiendo cambiar varias
incluso en un mismo mes. Existen varios antecedentes que evidencian la ‘co-
morbilidad’ entre los trastornos mentales, la vulnerabilidad social y la situación de calle
en nuestro país (De León, N;et. al. 2004; Davyt, F., Rial, V. 2005).
“El ‘participante’ implica un cambio cualitativo respecto del ‘paciente’ en tanto
“implica asumirse como un sujeto activo, consciente y dueño de un proceso de
inclusión y habilitación” (Entrevista a Cecilia, miembro del equipo técnico). La
denominación ‘participante’ es, por tanto, una denominación específica para ese salto
cualitativo respecto de la figura ‘paciente psiquiátrico’. Como plantea Bourdieu en una
entrevista realizada por Eribon: “En política nada es más realista que las disputas de
palabras. Colocar una palabra por otra es cambiar la visión del mundo social, y por lo
tanto, contribuir a transformarlo.” (Eribon 2008 s/n).
Representaciones sociales de los participantes de Radio Vilardevoz sobre locura,
salud y enfermedad
Un viernes de abril me enteré que una persona muy cercana a mí y muy querida tenía un
cáncer muy grave. Al día siguiente fui a la radio. Cuando estaba llegando en el ómnibus
me vino una tristeza impresionante y me bajé llorando desconsoladamente, con la cara
roja y llena de mocos. Me quedé ahí parada, uno o dos segundos, llorando con la
angustia apretando el pecho. De repente siento a alguien que me dice “No llores,
Victoria, no llores. ¿Qué te pasó? No llores, ¿alguien te hizo mal?” Yo no entendía nada,
demoré un poco en razonar que era alguien que me conocía. Era Ruben, uno de los
participantes de la Radio. Y Leo, el mismo ‘delirante’ que el año anterior estaba
borracho tirado durmiendo en los bancos del patio del hospital. Ruben y Leo me
abrazaron y me consolaron. Hasta que me calmé. Ruben parecía dispuesto a salir a
matar a quien me hubiera hecho mal. Yo les expliqué, que lloraba porque estaba triste
porque me había enterado que alguien a quien yo quería mucho tenía cáncer. “Va a estar
bien. No te preocupes. Yo sé que va a estar bien”, me dice Leo. Mi mamá estaba
22
enferma y se curó. “¿El cáncer es ese cangrejo, que te come todo por adentro?” Entre
sus recuerdos y apelando a su experiencia previa, como todos, intenta darle un sentido a
eso que estaba sucediendo. Ruben me prestó un pañuelo de tela, para que me secara las
lágrimas y en ese momento no me dio asco pensar que era un pañuelo de tela usado por
otra persona, lo recibí. Entramos.
“El ángel está con un ala rota. Hoy hay que cuidarla a ella”, le explica Leo a Alfonso.
Nunca me había sentido vista como un ángel. Los locos ven ángeles y andan cuidando a
los que se les rompen las alas por ahí.
“¿Quién te hizo mal?”, “Está con un ala rota”, “¿El cáncer es ese cangrejo que te come
todo por adentro?” Distintas formas de dar sentido a la angustia, al dolor, a la
enfermedad. ¿Qué sentidos les dan ellos a sus angustias, dolores y enfermedades? Las
representaciones sociales son “(…) la articulación entre los modos de percibir,
categorizar y significar. Estas abarcan el conjunto de nociones, categorizaciones y
prescripciones que dan sentido y modelan las características de las prácticas sociales.
Estos saberes y prácticas se integran, no sin tensiones, componentes teórico-técnicos y
normativo-valorativos que en cada momento histórico responden a la normatividad
imperante, es decir a los modos dominantes de concebir el orden social y desde el que
se define lo normal de lo anormal en las múltiples dimensiones de la vida social.”
(Grimberg, 1997:25).
Si queremos comprender las representaciones sociales que los propios ‘pacientes
psiquiátricos’ o ‘enfermos mentales’ o locos tienen sobre ‘su enfermedad’ o sobre ‘su
locura’, es necesario entender estos conceptos como categorías culturales y subjetivas
(Ávila y Almeida 2005) en tanto que “(…) la vivencia personal e intransferible de una
dolencia se procesa en un mundo social, históricamente determinado y atravesado por
factores culturales de gran complejidad” (Romero 2006:201).
La cultura que nos sustenta (y por tanto la Antropología que hacemos) es solidaria de
un amplio sistema de representaciones que se ha nombrado ‘individualismo’. La
cualidad más importante de esa configuración de valores es que privilegia, como clave
de la totalidad, la parte: el individuo, en lo cual difiere de todas las demás culturas cuyas
teorías de la persona se engloban sobre principios cosmológicos que la engloban y
sitúan diferencialmente. La noción de persona tiene a su vez un carácter autonómico,
singularizado e interiorizado y depende de un cuerpo naturalizado cuyo conocimiento y
manipulación dependen de los saberes científicos especializados (Díaz Duarte1998).
23
Los fenómenos de salud y enfermedad en la cultura moderna constituyen un sub -
producto de la racionalización y fragmentación de los dominios de saber emprendidos
sistemáticamente desde la fisiología del siglo XVII. Esto lleva a una lamentable pérdida
de la totalidad de la experiencia del padecimiento en pos de un privilegio de una
realidad reificada de la ‘enfermedad’ (Díaz Duarte1998). Sin embargo, esto no es
estático, ya que la salud y los procesos de atención/enfermedad no se reducen, en la
práctica ni en las representaciones, a las competencias de un único sistema médico
hegemónico pues existen posicionamientos que se enfrentan al mismo (Romero 2006,
Romero 2005).
Los esfuerzos por elaborar una definición de enfermedad con frecuencia se han apoyado
en los conceptos de ‘normalidad’ y ‘anormalidad’. Para Canguilhem (1943) lo
patológico tiene que ser comprendido como una especie de lo normal, puesto que lo
anormal no es aquello que no es normal, sino aquello que es otra normalidad. Según
Díaz Duarte (1993) la noción de ‘enfermedad mental’ emerge del dualismo ‘cuerpo’ y
‘mente’ que caracteriza el desarrollo sobre las representaciones de lo humano dentro de
la cultura occidental. Las interrelaciones entre cultura, emociones, y trastornos
psiquiátricos son centrales en tanto prácticamente todos los aspectos de la ‘experiencia
de enfermedad’ están mediados por el sentimiento (Jenkins, 1996). Esto convierte al
padecimiento en una experiencia con significado para cada individuo dentro de la red de
significados inherente a cada cultura en particular (Moreno-Altamirano 2006).
Almeida Filho (2001) propone el modelo “Complejo enfermedad-padecimiento-
malestar”, (retomando la tradicional categoría de Kleinman de “disease”, “sickness”,
“ illness”). La enfermedad se refiere al mal funcionamiento de los procesos biológicos y
psicológicos; padecimiento, a la experiencia y la percepción individual en relación con
la enfermedad; y malestar se refiere a la dimensión social de la enfermedad. Las
categorías de salud, normalidad y bienestar, así como las de enfermedad, padecimiento
y malestar, son tres dimensiones del proceso salud – enfermedad. El binomio salud-
enfermedad se corresponde con el eje bio - psicológico así como con prácticas de salud
relacionadas con el sector profesional (biomedicina y psicología clásica). En el eje
social, se encuentran las prácticas terapéuticas no convencionales y las acciones de
prevención de salud realizadas por los individuos en su cotidianeidad. Por último, en el
eje de la experiencia privada se localizan las acciones individuales propiciadoras de la
normalidad (Ávila Dantas y Almeida Filho 2005).
En las entrevistas realizadas a los participantes de la radio, así como en diferentes
24
situaciones etnográficas y a partir de fragmentos de programas radiales, se indagó sobre
los sentidos de la ‘locura’ y de la ‘enfermedad mental’ para quienes han participado y
participan de la Vilardevoz. A continuación se presentan dos ejemplos.
Rosana. Participante de Vilardevoz. 43 años
R – Yo te digo que hace a la salud y terapéutico (hablando de la radio) porque yo tengo
una rutina en mi vida desde siempre y el compromiso es importante. Porque vos para
alcanzar una vida lo más normal, entre comillas, posible, para alcanzar un trabajo,
también necesitás comprometerte. Y acá precisás un compromiso para hacer cosas. Acá,
para hacer pequeñas intervenciones en radio, que es lo que yo quiero hacer, precisás un
compromiso del ‘puedo’ y no del ‘no puedo’ que es a veces lo que me viene encima, o
que me angustio, o que me pongo mal. Y por ahí sería una opción salir de ese no puedo,
de me pongo mal y no ir, sería una opción, pero trato de salir de ese no puedo porque
tengo un compromiso con la radio. Trato de sacar fuerzas de donde no tengo y venir.
(…)
V - ¿El único contacto que tenés con el hospital ahora es la radio?
R- Y vengo a policlínica, una vez por mes, porque tengo un inyectable que no lo he
podido bajar, porque no es por mi cuenta que lo puedo bajar. Es parte de mi tratamiento.
Yo tengo un amigo que dice que nosotros no somos enfermos de nada, que presenten un
ecodoplex, que no somos enfermos de nada. Pero yo hago el tratamiento, porque siento
que no tengo mejor alternativa… la vida de él ha transcurrido con mucho dolor y mucho
pesar y es lógico que te sientas mal.
V- ¿Vos sentís que tu vida ha sido con mucho dolor también?
R- Sí, sin duda.
V- ¿Y sentís que eso tiene que ver con eso de enfermarse?
R- ¿De ser paciente psiquiátrica? Sin duda. Tiene que ver con cómo pasás la vida. Por
eso yo una de las cosas que más me preocupa es que mi hijo está viviendo en un hogar
del INAU, en un régimen de amparo. Yo no es que no podía encarar, pero me enfermaba
mucho y no tenía con quién dejarlo y bueno, no tenía apoyo de mi familia. Y eso me
enfermó mucho y tuve que pedir apoyo al INAU. Después me metí en una situación
muy caótica, aposté toda mi economía, vendí mi casa, por una relación de pareja y ahora
me quedé en la calle. Válgame la experiencia. Y la vendí, con el proyecto de comprar un
terreno que nunca lo hicimos, y los 50 mil pesos que nos dieron por la casa no se qué
pasó, se deliraron.
25
Para Rosana, participar de la Radio está asociado con la salud y lo terapéutico, en tanto
la obliga a establecer un compromiso, a salir de sí y hacer algo, por los demás y por ella
misma. El compromiso, si bien es asumido en el plano individual, es con respecto a un
otro social (en este caso el colectivo Vilardevoz), por tanto, la posibilidad de establecer
un nexo, un lazo social mediante ciertas prácticas concretas ‘lograr comprometerse’. A
su vez, hay una meta de alcanzar cierta normalidad que, si bien ella misma pone entre
comillas, no deja de verse como algo positivo a ser logrado. Lo sano y lo normal se
conectan en la posibilidad de comprometerse a algo con un otro. Pero ella misma se
define como paciente. Paciente de la policlínica y paciente psiquiátrica, quien tiene que
seguir un tratamiento, basado en psicofármacos porque dice no tener otra alternativa. El
sufrimiento y el dolor, el cómo se pasa por una vida con dificultades, la falta de apoyo
familiar y los problemas económicos se asocian al padecimiento.
Los valores enunciados como positivos (compromiso, hacer cosas, estar con otros) y los
negativos (soledad, problemas económicos, sufrimiento) están íntimamente ligados “á
maneira como as pessoas interpretam ou avaliam o que acontece, de acordo com
códigos morais o referencias semánticas locais.” (Pussetti.2006:10).
Marcos. Participante de Vilardevoz. 56 años
M - … Entonces un día paso por la radio y digo, ehhh, tan todos locos. Entonces un día
me detengo a pensar y digo, bueno, pero porqué yo estoy acá y ellos están ahí. Somos
del mismo cuadro, jugamos en la misma cancha, ¿me entendés? Por lo tanto me
institucionalizo, ingreso en lo que es la radio y de ahí en adelante empiezo en un
proceso de rescatar una serie de cuestiones que, este, poder revivir, volver a ser aquel
botija de 21 años que desde los 14 empezó a combatir haciendo todas las cosas habidas
y por haber.
(…)
V - Si tuvieras que decirle a alguien que no conoce la radio cómo es, ¿cómo la
definirías?
M – Es un proyecto político comunicacional que atiende los problemas de gente con
problemas de salud mental, por el lugar que es la institución que en este caso es el
hospital psiquiátrico, que permite a la persona rescatarse. O sea, el diálogo como
vehículo para poder recomponer un poco el alma, la vida, el pensar y la forma de las
personas. Rescatar la vida, darle un valor, tener la de decir, bueno, por este camino hay
26
un camino para hacer y hay que dar el primer paso. Y el primero es decir bueno, hay que
empezar, y entender que estás de este lado de la calle y que, bueno, del otro lado de la
calle está el universo. Y en ese universo te tenés que integrar. Está el compañero que se
fue del Hospital Vilardebó y dice, ‘no, yo no estoy loco’. No. él está. El loco siempre
dice que no está loco. El otro, que está del otro lado de la calle, el cuerdo, dice, ‘no,
fulano de tal está loco’. El título que le corresponde es ‘la locura’. La idiosincrasia y ese
problema de la discriminación que sufre el paciente de salud mental. Uno no se enferma
porque quiere, sino porque hay determinadas condicionantes que lo llevan a recorrer
determinadas etapas de la vida con distintas cosas que pueden darle valores como
quitarles también.
V- Cuándo decís ‘enfermedad’, ¿qué es para vos?
M- Y bueno, están los locos que se enferman de la salud mental, está el que se enferma
de la coronaria, el que es paralítico, el otro que es tuerto, el otro que es… entonces
bueno, hay mucha gente que está acá porque, bueno, el sistema no contribuyó a
rescatarlo de alguna forma o no encontraron a alguien que le tendiera una tabla en
medio del océano para poder flotar y llegar de algún modo si se quiere a puerto,
rescatarse. Los locos acá, los cuerdos allá. Unos trabajan, otros no. Entiendo la
problemática por ejemplo del consumidor de psicofármacos. Unos fuman marihuana,
otros, ácido licérgigo, otros crack, este… y entiendo la posición. Nosotros somos
prácticamente como drogadictos, sólo que estamos legalizados y asesorados además.
Marcos define claramente un límite entre la locura y la no locura, en qué cancha se
juega, de qué lado de la calle se está. De un lado de la calle o jugando en una cancha
están, para él, los locos. La locura opera como un marcador identitario, que separa de
otros pero a la vez identifica hacia el interior. Quien niega estar dentro de esa cancha
está más loco aún, por no reconocerlo, por no ubicarse donde ‘debería’. Es una locura
socializada en cierto sentido, que tampoco busca encerrarse en lo mismo sino que
reconoce la necesidad de integrarse a lo otro, a ese otro lado de la calle donde estaría el
universo. Ahora bien, esa locura no corresponde sólo a una concepción social y
relacional, sino que se le atribuye una entidad específica de enfermedad. Esta
enfermedad es a la vez psico - social (cuando refiere a las causas de la enfermedad de la
forma en que se da la evolución vital o que el sistema no rescató a la persona) y
biológica (la enfermedad mental equiparada con otras enfermedades médicas comunes).
Existe, además, un camino a ser andado con otros. Una posibilidad de ‘rescatarse’, de
27
‘recomponer el alma y la vida’, con el diálogo como vehículo. La faceta positiva está
asociada al vínculo, al ser con otros mediante el diálogo. Ese reconocerse implica
asumir una identidad, que se ‘está de un lado de la cancha’ y que desde allí se puede
construir. No hay una disociación entre lo sano y lo enfermo, sino una distinción entre
lo loco y lo no-loco. No se niega la locura o la enfermedad ni se la connota
negativamente, sino que se es, desde ahí es posible crear y comenzar un nuevo camino.
Se integran tanto la concepción biológica, psicológica y social de la enfermedad (o
locura). La misma es constitutiva de la totalidad del ser (Mauss).
En la etnografía se trabajó analizando entrevistas en profundidad (10), encuentros
etnográficos y fragmentos de programa radiales desgrabados. Se observó que las
personas tienen nociones mixtas e incluso contradictorias sobre la enfermedad mental o
la locura y también sobre la salud. En la mayoría de los casos el eje bio - psicológico
está presente y cobra mucha visibilidad el discurso médico-científico, ya sea
incorporado en su totalidad como parcialmente.
El eje social también es tenido en cuenta, generalmente aludiendo a la normalidad y al
bienestar. La participación en la radio (que podría pertenecer a la categoría de ‘prácticas
terapéuticas no convencionales’) está en todos los casos asociada a lo social, al
encuentro con otros, al vínculo y al diálogo. También aparecen aspectos, dentro de este
eje, asociados al atributo desacreditador de la locura en relación a un estereotipo y, por
ende, su carácter estigmatizante (Goffman 1980).
Por último, en el eje de la experiencia privada, emergen tanto aspectos asociados al
padecimiento individual y al sufrimiento durante la evolución vital como al bienestar,
con aspectos creativos, al ‘poder hacer’, al tener algo para comunicar, ya sea mediante
la escritura o la palabra, al poder construir un camino desde donde se está.
La psiquiatría sostiene que la enfermedad mental existe como cosa en sí: “la
enfermedad mental existe. El hecho psicopatológico bajo todas sus formas y en todos
sus grados se presenta, se percibe, se trata como una modalidad de existencia
patológica; patológica porque ha perdido, con la organización normativa de su ser, el
movimiento de su libertad.” (Ey 2004:56). Entender a la enfermedad como el más
individual y el más social de los eventos (Augé 1983 en Pussetti 2006) no significa que
se desconozca la existencia de algo que históricamente se ha denominado ‘locura’
(Foucault 2004, Roudinesco 1996 En: Roudinesco, Canguilhem et.al.1996) y que ha
sido representado de modos muy distintos a lo largo del tiempo. Lo que significa es que
no puede ser reducido a una sola dimensión, sino que debe intentar ser comprendido en
28
su complejidad, cómo se manifiesta en la totalidad del ser bio – psico – social (Mauss) y
cómo es comprendida por quien la ‘padece’.
La Fonoplatea abierta: tomar la voz y encontrarse
La ‘fonoplatea abierta’ funciona como tal desde el año 2002. La misma se desarrolla en
el salón del Centro Diurno, los sábado de mañana. En el salón hay una cabina donde
están los equipos para la transmisión radial, una mesa sobre una tarima que funciona
como mesa de transmisión y se disponen una serie de sillas donde se ubica la audiencia.
Quienes en un momento hacen programa son luego audiencia y viceversa. Los
‘fonoplateistas’ también pueden tomar el micrófono en el formato ‘llamada’. Los
programas son concebidos como práctica de resistencia (Scott 2000) a las concepciones
estigmatizantes sobre la locura en tanto, en ellos, los ‘locos’ toman la voz y se expresan
sobre diversos temas, que pueden ir desde la poesía a la política, entrevistas a invitados,
música, etc. (Evia 2010).
Ella funciona como un lugar de encuentro, podría considerarse un lugar antropológico
(Augé 2000) en tanto encrucijada. Allí coinciden diversos itinerarios: los de los
participantes que habitan la ciudad (casas de salud, refugios, residencias familiares o la
calle misma); los de los internos que tienen permiso para asistir a la radio (es necesaria
una autorización del psiquiatra tratante para acceder, por lo cual no todos pueden
hacerlo), que circulan desde su sala a la radio; los de los técnicos, pasantes y visitas en
general. Hay un fluir, que tiene que ver con estar solo o ‘enganchado’, con las ‘células
ciudadanas sin conexión’ (nombre de uno de los programas) que a veces conectan. Estar
y no estar. Hay algunos que desaparecen dos o tres semanas y no se sabe porqué.
Si bien cada sábado es diferente y hay lugar para lo novedoso, hay cierta estructura de la
fonoplatea que se mantiene. El momento de la ‘pre – tarea’ al comenzar la mañana,
cuando la gente va llegando y saludándose, conversando y poniéndose al día; el armado
de la grilla, que de cierto modo ordena el transucurrir del tiempo; un primer bloque con
la ‘mesa de bienvenida’; la música y la voz amplificada en los parlantes que dan al
patio; la pluralidad en la programación (entrevistas, canciones cantadas a capela,
literatura, deportes, debates, denuncias) y las visitas que nunca faltan.
En la Fonoplatea no solamente se llevan adelante los programas. Como dijimos, es un
espacio de sociabilidad y encuentro. Mientras que la programación se lleva adelante
dentro del local de la radio, en el patio se genera una dinámica independiente pero a la
29
vez conectada con la dinámica de adentro. La gente conversa, en pequeños grupos, salen
a fumar un cigarro o a calentar el cuerpo al sol. Circula también la guitarra y se cantan
canciones. Algunos ajustan detalles para sus programas. Otros no hacen programa,
vienen sólo a escuchar y conversar.
Participante de Vilardevoz – Mujer – 43 años
V- Hoy dijiste ‘vengo a hacer radio afuera’, ¿qué es esta idea?
R- Y, es estar y no estar al mismo tiempo. Porque yo vengo y no estoy en la
programación, no estoy en la fonoplatea pero si me precisan para algo estoy o si no
había mucha gente traje un cuento para rellenar un poco el espacio. Es un poco cómodo
también, porque la verdad que alguien tendría que estar adentro de la radio.
V- Bueno, pero hay mucho radio afuera ¿no?
R- Hay mucho radio afuera sí. Es un defecto que tenemos.
V- O no…
R- O no, porque nos vinculamos y… y achicamos la cabeza.
Participante de Vilardevoz – Hombre – 46 años
R - Y ta, ahí empecé en la radio. Me gustó, me quedé. Pocas preguntas, no, como
cuando vas a la iglesia. Lo que más molesta es cuando llegás y te dicen ‘ah, usted es la
primera vez que viene’. Yo venía a escuchar. Y así venía. Tomaba mate, y escuchaba.
Hasta que después me empecé a integrar. Con Cecilia fundamentalmente. Con Andrés
después en los talleres, con los compañeros.
El deseo también circula, entre programa y programa algunos aprovechan el tiempo y el
espacio de encuentro para compartir con sus parejas. Otras manifestaciones quedan en
el plano de lo ‘no dicho’, de las miradas o de los chistes.
Participante de la Radio – Hombre – 40 años
O - Es lo que atrae a la mayoría de los hombres que vienen acá a la radio. Las pasantes
de psicología, las psicólogas. Son mujeres bonitas. Están bien arregladas, bien
producidas, además de producidas y arregladas, te contienen. Entonces, les guste o no,
es un escaparate, es una vidriera. Capás que si vinieran mujeres feas, viejas y gordas no
vendría nadie.
30
El tabaco y el mate circulan y se comparten, llenan el tiempo y matan el hambre. El
agua se calienta con un ‘sun’ en alguno de los enchufes del centro diurno. “Un mate no
se le niega a nadie”. El mate implica compartir, dar y pedir. Es distinto pedir un mate
que pedir yerba prestada. La segunda opción puede hacerse sólo en un ámbito de mayor
confianza, ya que implica un gasto mayor. Hay un participante que siempre está pronto
para ofrecerse a calentar el agua o a ‘conseguirte’ yerba, porque él ‘tiene’ esos recursos
y le gusta demostrarlo. Con el tabaco pasa algo similar. La gran mayoría de los
participantes fuman, y el tabaco y las hojillas también se comparten. Es sabido quiénes
son más generosos y gustan más de compartir que otros, contando con un
‘reconocimiento social’. Mientras desde la visión de los técnicos es legítimo compartir
este tipo de elementos, el préstamo de dinero no lo es. Desde la radio, se han hecho
préstamos de dinero a algunos participantes en caso de necesidad (proveniente del fondo
común de la radio), pero ese préstamos se inscribe en una decisión tomada desde el
colectivo en el espacio de los jueves e implica un acuerdo entre el participante que
solicita dinero y el resto de los miembros del colectivo de cómo va a ser devuelto ese
dinero y de porqué es necesario prestarlo o no. Cuando hay ‘visitas’ (pueden ser
estudiantes, algún entrevistado, vecino o curioso) algunos ‘colaboran’ con tabaco,
cigarrillos, alguna moneda para hacer una llamada telefónica o hacerle un mandado a
alguno de los que está internado.
El acto alimentario ha sido y es, en todos los grupos humanos un acto social (Aguirre
2004). En la Fonoplatea la comida está asociada a momentos festivos, por ejemplo si
algún participante cumple años. Algunos sábados se hacen colectas, en las que cada uno
aporta lo que puede y el que no puede, o no quiere, no lo hace. Según lo recaudado se
compran bizcochos o galletas. La comida se dispone en algún tipo de bandeja o paquete
y dos o tres personas la van ofreciendo a todos los asistentes de la Fonoplatea. Otras
veces alguien trae algo de su casa para compartir, como una pizza o una torta. Un
sábado de invierno dos enfermeras del hospital que estuvieron haciendo un ciclo de
programas sobre recetas de cocina organizaron un chocolate caliente con una torta de
chocolate preparados en la cocina del hospital. Además, quienes participan asiduamente
de la radio tienen derecho a almorzar en el comedor del hospital. (Evia 2010).
Hay también signos visibles que delinean el espacio, poblándolo de sentido y de
atributos identitarios: fotos, carteles, posters, afiches; “La radio la hacemos entre todos,
desde lo que cada uno es y tiene para aportar”, dice un cartel pegado en la pared. El
reencuentro semanal sábado a sábado, la estructura en la que transcurre la fonoplatea, la
31
memoria reactualizada en los muros, le dan cierto aire de sacralidad a la fonoplatea.
“Tengo la sensación de que puedo contar mucho de la radio pero que poco se
entendería. La radio, su simulacro, lo que produce tiene que ser vivido, sentido, de ahí la
denominación de mágica. El clima que se genera es fruto de todo eso, de los puentes
que se generan, de los muros que se rompen.” (Vilardevoz 2003 en Baroni 2009:18).
Esta especie de ‘aura mágica’ es percibida y enunciada por distintos entrevistados, tanto
participantes como visitantes de la radio o entrevistados, de diversos modos. Se hace
referencia a ‘lo terapéutico’, a ‘la buena onda’, al ‘buen clima’, ‘sentirse cómodo’ y
simplemente al gusto de estar allí.
R. – Participante - Mujer – 43 años
R- Pero cuando conocí lo que realmente era la radio empecé a engancharme. Me gustó
la movida, me gustó la gente, me gustó la propuesta y sin darme cuenta de que podía ser
terapéutico, porque lo es, me fui enganchando, con el entusiasmo de los demás creo que
me fui enganchando. Al ver entusiasmados a los demás, trabajando, sorteando
dificultades.
R.D. – Participante – Hombre – 57 años
V- ¿Y por qué te quedaste?
R- Porque me gusta, porque es de corazón, porque puedo participar. Yo hablaba de
pesca y otras cosas de lo que me sucedió y todo así.
C. – Oyente de Vilardevoz
V- ¿Y qué es lo que más te gusta?
C- Me gusta el clima que hay. Muy bueno, muy lindo. Me gusta la buena onda que hay.
A veces es una frase muy usada, pero bueno, acá hay algo. Hay sí. Sería una buena
definición ¿no? Porque se da eso. Hay gente que está dispuesta a salir adelante y hay
gente que está dispuesta a eso.
V- ¿Y esa buena onda que hay? Así, como ese ambiente que vos decís, ¿cuando la
escuchás en tu casa te pasa lo mismo o es más cuando venís acá?
C- No, cuando vengo acá. Porque acá claro, vengo, charlo con todos, escucho. Yo en
casa digo, ta, la escucho, pero ta.
32
Cecilia – Equipo técnico
Cecilia - Que claro, es la única radio que tenés en cuatro horas ochenta programas y en
todos podés ir de la risa al llanto, del llanto a la meditación, quedarte pensando, después
querer matar a alguien, después volvés, te conmovés, entonces es como un, es como
estar loco un rato, digamos. Te pasa todo eso en pocas horas y después salís y no sabés
bien qué te pasó, pero sabés que te pasó algo.
Lévi – Strauss observa que
“(…) la eficacia de la magia implica la creencia en la magia, y que ésta se presenta en
tres aspectos complementarios: en primer lugar, la creencia del hechicero en la eficacia
de sus técnicas; luego, la del enfermo que aquél cuida o de la víctima que persigue, en el
poder del hechicero mismo; finalmente la confianza y las exigencias de la opinión
colectiva, que forman a cada instante una especie de campo de gravitación en cuyo seno
se definen y se sitúan las relaciones entre el brujo y aquellos que él hechiza.” (Lévi –
Strauss 1995:196).
En este caso no existe enfermo y hechicero sino que el propio colectivo se desdobla en
las tres funciones. Lo que importa es la confianza colectiva de que lo que sucede en ese
encuentro es especial y diferente, se carga de sacralidad, entendiendo lo ‘sagrado’ en
sentido laxo, como un tiempo y un espacio que se diferencian de ‘lo profano’ (Mircea
Eliade 1981).
Creemos que ese efecto es producido, justamente, por el carácter social del fenómeno y
del conjunto de relaciones simbólicas construidas por el grupo en torno a sí mismo,
basadas en los valores de igualdad, solidaridad, compañerismo, autonomía, los cuales
generan marcadores identitarios de lo que es Vilardevoz. Quien participa de la radio,
genera un ‘sentimiento de pertenencia’ hacia la radio, es decir que asume parte de esos
marcadores identitarios como propios.
“T. Todorov (1995) sostiene la importancia esencial del reconocimiento de la propia
existencia en la constitución subjetiva y en los diferentes movimientos por los diferentes
escenarios sociales. El reconocimiento del otro es estructurante del sí mismo.” (Vomero
2004:163).
33
Se trata de nutrir al individuo de sentido social, y de proporcionarle un tejido de
relaciones en las cuales el sujeto se ate. Esto constituye un elemento de identidad en
base a un conjunto de relaciones simbólicas que el grupo propone como normales
(Vomero 2004).
Consideraciones finales:
El método etnográfico, entendido como un modo de acercamiento y aprehensión de la
realidad, se presenta como la ‘via regia’ para acceder a estos discursos, prácticas y
valores. El ‘estar en carne y hueso’, nos permite, en cierto sentido, la inmersión en el
mundo del otro. Tomar como voz privilegiada la de los propios afectados pretende
darles visibilidad y, en cierto modo, contribuir a su legitimación. A pesar de ello, el otro
siempre está, y estará, más allá del discurso para dar cuenta de él.
Acceder a una mayor comprensión de la enfermedad mental implica comprenderla
como el más individual y, a la vez, el más social de los fenómenos. Esto no implica
negar la dimensión biológica de la misma, pero sí entender que existen diversos
sentidos, aún contradictorios entre sí, con los que cada persona enfrenta su padecimiento
y también los aspectos más sanos de sus modos de vivir en el mundo. Es necesario
comprender que estos fenómenos están marcados por la noción de persona de nuestra
cultura, individualista y fragmentarizada y por las condiciones concretas de existencia.
La denominación de ‘participante’ alude justamente al cambio de una postura pasiva –
‘paciente’ - por el de una postura en que la persona pueda tomar un papel activo como
sujeto que es parte de una sociedad. El pasaje de ‘paciente’ a ‘participante’ es un
proceso complejo, que requiere que la persona pueda encontrar un lugar dentro del
proyecto. El encontrar ese lugar dentro de un colectivo es necesariamente relacional y
por tanto social. Implica conocer y ser re - conocido por otros. En ese proceso se pone
en juego la totalidad del ser social, con sus dimensiones bio-psico-social, e históricas.
Se proporciona al sujeto una red de anclaje social y, a la vez, atributos identitarios que
lo nutran de sentido social.
34
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37
Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz
Equipo de investigación:
María Noelia Correa García
Natalia Rodriguez Di Tomaso
Tamara Tabarez Lancaster
María Belén Itza Griego
Martina Celiberti Aguayo
Introducción
El presente informe da cuenta de la investigación "Impactos subjetivos del dispositivo
terapéutico de Radio Vilardevoz y características de una red de atención hospitalaria-
extrahospitalaria en salud mental", realizada desde marzo del 2009 hasta marzo del
2010. Dicha investigación fue llevada adelante por cuatro estudiantes de grado y una
reciente egresada de la Facultad de Psicología. Cabe señalar que en el proceso de
investigación fuimos reinventando el proyecto original hacia lo que
denominamos:"Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz", titulación acorde a los
objetivos llevados a cabo.
Es nuestra intensión explicitar en estas líneas lo que fue el proceso de la investigación,
las acciones realizadas, desde nuestro primer acercamiento al campo y los instrumentos
que fuimos empleando, enmarcados en la planificación que diseñamos.
Pretendemos también dar luz a los objetivos que nos planteamos en la investigación: por
un lado, caracterizar al proyecto Radio y, por otro lado, describir y analizar los impactos
y significaciones de la Radio Vilardevoz a partir de sus pacientes-participantes, como
una aproximación de resultados.
En base a esto y como estrategia de coordinación y análisis, utilizamos un organizador:
la noción de trabajo. Entendemos que esta última es una noción transversal en el
momento de articular diferentes conceptos visualizados y explorados, a saber: la
organización en colectivo, el ser participante, el sentimiento de utilidad, la pertenencia,
el proyecto de vida, etc. Estos aspectos se analizan en el marco de los aportes de la
teoría fundamentada (Courbin y Stauss).
38
Como punto final de este informe, ensayamos una conclusión de los que pudimos
explorar en estos meses de trabajo, articulando a su vez un análisis de la implicación.
I) METODOLOGÍA Y PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Esta investigación se realizó a partir de una metodología cualitativa (González Rey, F.
2000) ya que indaga y analiza en torno a las significaciones producidas en torno al
proyecto comunicacional participativo de Radio Vilardevoz (RV) desde sus integrantes
(equipo técnico y participantes).
Se recabaron datos vinculados a una caracterización del dispositivo de Radio Vilardevoz
(Objetivo I) y a los impactos de este a partir de la perspectiva de sus participantes
(Objetivo II). Para ello se utilizaron: la técnica de observación de campo, realizada en
los diferentes espacios de Radio Vilardevoz y la entrevista en profundidad dirigida al
equipo técnico y los participantes de la radio.
La observación de campo, tiene como objetivo profundizar en las significaciones y
composiciones en torno al proyecto en tanto dispositivo de trabajo; las entrevistas en
profundidad, se realizaron a los técnicos con el fin de profundizar y cruzar con las
observaciones (O. I), y se hicieron a los participantes con el objetivo de identificar los
impactos del proyecto en tanto significaciones (O. II). Asimismo se construyeron
instrumentos para identificar tanto la muestra a entrevistar (formularios) como pautas de
registro de los espacios de participación de RV (fichas de observación de campo).
A continuación detallamos las acciones realizadas en el proceso metodológico de
trabajo:
a)-Acercamiento de campo
Reunión de presentación con el equipo técnico:
Como primer acercamiento de campo realizamos - el 28 de abril- una reunión formal
con todo el equipo técnico de la Radio; en la misma se presentó el proyecto, las
acciones que pensábamos realizar, trabajándose en diálogo acerca de las habilitaciones
como observadores participantes a los espacios, las futuras entrevistas, generándose un
contrato de trabajo favorable con el equipo. Asimismo se coordinó para la siguiente
39
semana, una instancia de presentación a la interna de la Radio con los pacientes que
participan de la misma.
Reunión de presentación con el colectivo de Radio: La segunda acción de
acercamiento fue -el jueves 7 de mayo- la presentación del equipo de investigación en
el denominado: “Taller central” de Radio Vilardevoz, intercambiando preguntas con los
pacientes que participan de la Radio y explicando, a su vez, la realización de un
formulario para completar por ellos.
b)- Instrumentos empleados
Observación participante:
Comenzamos la observación participante a partir de la habilitación brindada en las
reuniones mencionadas anteriormente, en todos los espacios de la Radio Vilardevoz.
Dicha herramienta tiene como objetivos:
- caracterizar el dispositivo de Radio
- observar a los pacientes de la Radio en la dinámica grupal de dichos espacios.
Para ello, generamos una pauta de observación que sistematizamos en una ficha[1]. La
misma contempla varios aspectos que hacen al encuadre de trabajo del dispositivo y a su
dinámica.
Formularios:
Los mismos fueron generados con el objetivo de recabar datos de forma ordenada para,
luego de sistematizados, trabajar en un recorte poblacional, en dos niveles:
-temporal (largo plazo, mediano plazo, corto plazo, reciente plazo, otros);
- modalidades de participación en los espacios de la radio (cantidad de espacios en los
que participa y frecuencia)[2].
Entrevistas a informantes calificados:
Se realizaron entrevistas semidirigidas (con pautas discutidas en el equipo de
investigación) con el objetivo de caracterizar el dispositivo (su dinámica, los roles de
coordinación, sus espacios de trabajo), indagar sobre el proyecto (su historia, sus
concepciones) y explorar las nociones de lo terapéutico preexistentes a nivel local[3],
en Radio Vilardevoz.
40
Para ello, a partir de pautas[4] (preguntas formuladas a priori por el equipo de
investigación) tomamos una muestra de entrevistas individuales de aquellos técnicos
fundadores de la radio y que actualmente se encuentren trabajando en la misma. Dicha
selección incluye los siguientes criterios:
- La heterogeneidad de un equipo-grupo humano (por ello son entrevistas individuales),
- El carácter fundador que introduce elementos de continuidad temporal (se articula con
la selección de la muestra) permitiendo visualizar diversas significaciones históricas y
coyunturales.
- La actualidad que introduce a la investigación también en un recorte real.
Estos elementos se expresan en una muestra de 5 entrevistas a psicólogas/os en
profundidad, siendo estos técnicos cuatro mujeres y un hombre.
Entrevistas a participantes:
Se trata de uno de los insumos más relevantes y significativos para la exploración. Se
realizaron entrevistas semidirigidas a una muestra de 20 participantes. No obstante, en
el momento del análisis tomamos en cuenta el 35%, dado el corto tiempo que se tuvo
para el proceso.
Las pautas para las entrevistas fueron delineadas atendiendo principalmente a una línea
de temporalidad de ingreso a la Radio Vilardevoz, tomando a ésta como mojón desde el
cual se exploran los impactos posibles a nivel subjetivo en cada paciente-participante
(cotidianeidad, autopercepción, significación del proceso realizado).
II) Objetivo I : CARACTERIZACIÓN DEL DISPOSITIVO
Hacia la caracterización del dispositivo se tomaron las observaciones realizadas en los
diferentes espacios de Radio Vilardevoz (RV) y las entrevistas a informantes calificados
(integrantes del equipo técnico de la radio).
Historia del Proyecto:
Radio Vilardevoz va surgiendo en sus inicios como propuesta "alternativa" (así es
denominada) para el trabajo en salud mental dentro de la institución hospitalaria
psiquiátrica, de la mano del Proyecto "Puertas abiertas" que funcionaba en la sala 8bis,
en el año 1997. Iniciándose como una propuesta más mediante lo que luego se llamaría
41
"Radio Adentro", mediante visitas a la sala 12 con grabador en mano.
“ (…) era una propuesta abierta; obviamente la inclinación de los psicólogos, o
por lo menos la nuestra era tomar contacto con los pacientes que estaban
internados, acompañar esa situación un poco, y empezar a entender qué era lo
que pasaba en ese mundo, cómo era esto de la internación, cómo era esto del
Hospital Psiquiátrico, y a partir de ahí fue que empezamos a organizarnos más
y dar un paso más, de ir más allá del mero acompañamiento, que en general
tenía el enriquecimiento en todo caso del que iba, que iba con una motivación
del conocer, de explorar, de investigar, cómo era todo esto del contacto con la
locura, ¿no?, algo te llamaba desde ahí pero después no había nada organizado
en sí, entonces en realidad era poco lo que uno podía darle al paciente si no
había una mínima organización.” 8
La necesidad de dar organización va cobrando forma como génesis del actual proyecto
con una complejidad en aquel momento impensada.
Es en el año 2000 que RV se desprende como proyecto autónomo y comenzará a
trabajar en el espacio del Centro Diurno, con el formato de talleres y Fonoplatea,
aunque sin antena.
“La organización tuvo que ver con los que estábamos ahí en la sala de juegos,
con empezar a tomar contacto, a registrar, con hacer un seguimiento, que no
fuera una cosa tan arbitraria de ir, estar ese día y después arrancar de nuevo,
sino empezar a hacer un seguimiento de los procesos que ahí se veían. Como se
estaba trabajando, en ese momento teníamos lo que se llamaba bitácora de
viaje, que aún hoy la tengo los registros de la bitácora… entonces, bueno, en el
marco de este trabajo comenzamos a nuclearnos y empezar a hacer cosas más
allá de la mera visita, y bueno, eso fue un disparador para que se generaran
tensiones dentro del Hospital, en el sentido de que había una propuesta que era
esta, y no estaba muy habilitado cualquier otra acción que tendiera a una
organización o a darle visibilidad a cuestiones que no fueran esas, ¿no?
entonces claro, empezamos con la propuesta, lo visible, entonces claro, cuando
8 Lic Psic Alejandra Bustamante 42
empezamos a necesitar otras cosas se empezaron a generar tensiones bastante
importantes que culminaron en nuestro planteo, en determinado momento, de no
trabajar más en el ámbito de puertas abiertas, pero seguir adelante con la
propuesta radial.” 9
El territorio del Hospital Psiquiátrico o Manicomio aparece como puerta de entrada de
contacto con el paradigma de la locura, a la vez que tensión incesante hasta el día de
hoy. Mientras desarrollamos nuestra observación participante ocurrieron tensiones
relacionadas a Radio Adentro (RA), que hasta el año 2009 funcionaba en la sala de
hombres. Ese año de observación, autoridades del Hospital prohibieron la entrada a RV-
RA a la sala debido a que un paciente no había querido realizarse micronarcosis o
electroshock. Las autoridades médicas que tomaron esta resolución, indicaron que en
uno de los programas de RA se habían discutido los efectos de la micronarcosis, a lo
cual este paciente que participó de dicha trasmisión, al conocer sus efectos, decidió no
realizarse el tratamiento requerido por el Hospital. Este elemento produjo muchas
discusiones a la interna del equipo de RV y con el Hospital, el cual se mostraba con el
poder y la fuerza de echar un modelo de diálogo y problematización con el tratamiento
que plantea el Hospital. Como plantea Moffatt (1974), cuando se produce una propuesta
basada en la vitalidad, el Manicomio sólo ve hábitos y disciplina.
Sobre los Manicomios, Basaglia (1979) dice: “Como psiquiatras, al ingresar en
cualquier manicomio del mundo, encontramos siempre el mismo rostro de enfermo o
mejor dicho de internado. La cara del internado es una cara de persona anémica, que
no dice nada, que se queda quieto, que toma actitudes pasivas y que bajo las órdenes
del enfermero, bajo las órdenes del médico, espera el día que no llegará nunca, el día
de su salida, el día de su alta.” (Basaglia, 1979).
En el año 2008 comienza la salida al aire y se dinamiza el contacto con el barrio. RV es
un proyecto que va definiéndose como "comunicacional - participativo" y
relacionándose con el espectro de radios y medios de comunicación comunitarios a
nivel latinoamericano. Colectivo conformado principalmente por psicólogos y
estudiantes de psicología (en roles de coordinación y colaboración) y participantes que
en su mayoría presentan diagnóstico psiquiátrico.
“Y como un dispositivo bastante complejo orientado a la producción, a la
9 Lic. Psic. Alejandra Bustamante43
producción en diversos planos pero fundamentalmente a la, a la producción del
hecho participativo o de la participación y en diferentes planos que pueden
llegar a componer un proyecto, en lo ético, estético, político o en lo técnico y
por las particularidades de ser de esta radio, como es en un Hospital
psiquiátrico y diseñada desde la psicología, si se quiere con el aspecto clínico
digamos del dispositivo, que es lo que fundamenta digamos nuestro trabajo o es
desde donde vamos. Podríamos ir desde otras disciplinas, otras disciplinas
podrían tener su aproximación pero esta es específicamente psicológica…” 10
“...más allá que es una radio, un proyecto que tiene un carácter terapéutico
super importante, considero que es también un proyecto político...”11
La participación cobra diversas cualidades. Una cualidad terapéutica de responsabilidad
y compromiso basado en el despliegue de capacidades en relación a un colectivo.
Cualidad política que se vincula con la capacidad de hacer y encauzar ideas hacia fines
que están más allá de lo personal, y donde interviene la idea de proyecto organizacional.
Una cualidad comunitaria que genera codificaciones “vilardevocenses” de intercambio
entre sí, entre el Hospital, entre el barrio, y más allá como antena extensiva.
Asimismo, la radio enmarcada en su carácter comunitario y perteneciente a AMARC
(Asociación Mundial de Radios Comunitarias), participa actualmente de diversos
encuentros a nivel regional, concernientes a las temáticas de comunicación y
participación comunitaria, salud mental y derechos humanos.
Caracterización de la población:
A partir de la información recabada mediante las entrevistas realizadas a integrantes del
equipo técnico de RV, podemos concluir que existe un total aproximado y fluctuante de
50 personas participando del proyecto. Se destaca la presencia de un "núcleo duro", en
tanto sostén, continuidad y apropiación del proyecto, de unos 20 participantes (por lo
dicho, reuniendo aquellas características en su participación que habilitan tal
nominación) en términos aproximados.
Dicha población está compuesta principalmente por pacientes psiquiátricos, en su
mayoría usuarios del centro diurno y de la policlínica del Hospital Vilardebó en carácter10 Lic Psic Andrés Jiménez11 Lic Psic Mónica Giordano44
ambulatorio.
Los integrantes de la misma son, en su mayoría, del sexo masculino y se hallan en la
franja etaria de entre 25 y 60 años.
Es significativo el porcentaje que reside en pensiones y refugios, así como la existencia
de casos en situación de calle.
Hay un alto nivel de desocupación laboral en términos de empleo y se nota
correspondientemente como principal o único ingreso el percibir pensiones.
Caracterización del dispositivo:
Para comenzar a describir el proyecto en términos de dispositivo partiremos de la propia
noción, siendo ésta tan limitante a la hora de definir a Radio Vilardevoz, como relevante
también.
En las entrevistas a los técnicos aparecen diferentes mapas representacionales que, si
bien muestran una amplia complejidad y diversidad, a la vez ellos confluyen como una
intertextualidad.
Podemos decir que estos mapas dan cuenta del entrecruzamiento de múltiples
dispositivos que confluyen en los espacios de trabajo, en el hacer, una dimensión de
acontecimiento que desborda al propio dispositivo y lo afecta en la propia capacidad de
representarlo.
“Y como un dispositivo bastante complejo orientado a la producción, a la
producción en diversos planos pero fundamentalmente a la, a la producción del
hecho participativo o de la participación y en diferentes planos que pueden
llegar a componer un proyecto, en lo ético, estético, político o en lo técnico y
por las particularidades de ser esta radio como es en un Hospital psiquiátrico y
diseñada desde la psicología, si se quiere con el aspecto clínico digamos del
dispositivo, que es lo que fundamenta digamos nuestro trabajo o es desde donde
vamos.”12
“...la palabra dispositivo me llega más a esto de la especificidad de los
espacios. En todo caso sí tiene que ver con un dispositivo grupal, como algo que
abarca a todos los tres espacios, con una serie de lineamientos que es en torno a
la propuesta, que es una propuesta abierta, en el sentido bueno, no es que tiene
12 Lic Psic Andrés Jiménez45
que venir y si no bueno … es una propuesta abierta, una invitación permanente,
que se sostiene en la medida en que el participante lo haga sostenible y que
pueda aportar y a su vez recibir cosas, dar y recibir de ese espacio de esa
propuesta… pero como dispositivo también creo que tiene sus particularidades,
como te decía, algunas que hacen a cada uno de los formatos, entre comillas,
que se han generado, más allá de respetar esta propuesta genérica de lo
colectivo. El dispositivo hace a una forma particular, bueno ustedes conocen los
espacios...”13
“no, primero creo que no hay un dispositivo, hay varios dispositivos que hacen
Vilardevoz. Vilardevoz funciona con una concepción general que creo que se
nutren todos los dispositivos, somos una unidad, pero en realidad esa unidad
está organizada de formas diferentes, con espacios bien diferentes, entonces hay
una concepción que tiene que ver con la circulación de la palabra y que es
fundamental y con la participación de aquellos, digamos, que casi siempre han
sido como excluidos de ese tomar la palabra y de poder pensar sobre sus
situaciones y sus condiciones de producción en relación, a la locura no tanto,
sino más bien a la enfermedad como algo instalado, producido; y luego hay
algo que tiene que ver con esto de la comunicación, entonces, y con generar, a
su vez, dispositivos de intervención. Entonces en realidad Vilardevoz se organiza
en distintos espacios de trabajo, los cuales son bien diferentes entre sí, porque
tienen funcionalidades diferentes. Desde el taller central que en realidad es un
dispositivo… básicamente todos los espacios de Vilardevoz, básicamente no,
todos los espacios de Vilardevoz funcionan con una modalidad de grupo abierto
y eso también hace a la concepción del dispositivo en general que es poder
trabajar desde la noción de acontecimiento y desde la noción de aquello que
puede ir surgiendo a partir del encuentro”14 .
Cobran relevancia aspectos que hacen a una dimensión de inter-espacios grupales con
una tarea y la apertura a lo singular de los encuentros, como también una dimensión
estratégica de lineamientos que identifican al taller central como un dispositivo
particular.
13 Lic Psic Alejandra Bustamante 14 Lic Psic Cecilia Baroni46
Tomando las conceptualizaciones del equipo técnico en relación a la noción de
dispositivo, cobra relevancia la siguiente noción elaborada por Michel Foucault:"He
dicho que el dispositivo era de naturaleza esencialmente estratégica, lo que supone que
se trata de cierta manipulación de relaciones de fuerza, bien para desarrollarlas en una
dirección concreta, bien para bloquearlas, o para estabilizarlas, utilizarlas, etc. (...) El
dispositivo se halla pues siempre inscrito en un juego de poder, pero también siempre
ligado a uno de los bornes del saber, que nacen de él pero, asimismo lo condicionan.
(...) Lo que trato de indicar con este nombre es, en primer lugar, un conjunto
resueltamente heterogéneo que incluye discursos, instituciones, instalaciones
arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados
científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas, brevemente, lo dicho y
también lo no-dicho, éstos son los elementos del dispositivo. El dispositivo mismo es la
red que se establece entre estos elementos“.
La idea de movilidad, de dinamismo, de procesos constructivos constantes como
ocasión de despliegue de una complejidad que busca escapar a reduccionismos o
estatismos, pueden leerse desde el concepto utilizado de dispositivo. Asimismo se
diferencia estrategia en tanto red, denotando una singularidad propia de RV que hace
poner a dialogar las significaciones dispuestas e interrelacionadas con el campo
conectivo del acontecimiento (Deleuze, 1994) y la reflexión constante.
“El dispositivo ahora también incluye el club de socios que funciona diferente a
los otros espacios, o sea, este… y es mucho más… porque también el dispositivo
funciona atravesándose todos esos dispositivos juntos, se atraviesan y se
articulan y bueno se mandan trabajo de un espacio a otro, o sea se trabaja
también muy coordinadamente, entonces uno, el del otro espacio sabe que tiene
que retomar tal cosa y bueno eso va produciendo también como unos niveles de
pertenencia y de apropiación, digamos, de todo lo que va pasando”.
(…) “la radio se va haciendo también de la evaluación y de las cosas que van
surgiendo de la propia práctica” 15
Los diferentes espacios (y agrupamientos en relación a la radio en general) funcionan de
15 Lic Psic Cecilia Baroni47
forma espiralada, generando continuidad y retroalimentación constante, significándose y
llenándose de contenido desde una temporalidad estratégica que los une. De allí su
disposición semanal que supone un sostén del trabajo en una dirección y habilita la
discusión constructiva de lo acontecido a la siguiente semana para seguir configurando
el bucle de producción radial, y de las necesidades del proyecto en sí.
Desde allí la proyección supone siempre una mirada hacia atrás, dando dinamismo y
transcurso. Tomando los planteos de A. Moffatt (1974, p. 25): "(...)la institución no
ofrece ninguna posibilidad de organizar un proyecto vital, un futuro, queda de rebote
paralizada la posibilidad de elaborar las pérdidas de ese pasado (trabajo, pareja,
hijos, dignidad, etc.) y el tiempo adquiere una sola dimensión, un indefinido presente
continuo".
La dimensión del tiempo se vincula a los espacios en la construcción de lo alternativo a
los espacios de la internación asilar. La radio trabaja así en la organización de una
secuencia temporal, aportando la continuidad natural perdida. Siguiendo al mismo
autor: "Por esto, en la tarea de rescate del paciente, de reconstrucción de su sistema de
realidad, de su reorganización del mundo, lo más difícil y lo más importante es rehacer
una visión prospectiva del tiempo, construir un proyecto de futuro." (Moffatt, 1974, p.
26)
Una temporalidad de construir a futuro por medio de espacios de producción radial y
grupal.
En este sentido RV brinda una “estructura poco estructurada”, ya que son espacios
interrelacionados donde la dimensión temporal del devenir se hace presente y marca
intercambios:
“desde el dispositivo mismo, o sea, la propuesta es esta y es sostenida y es una
propuesta sólida, es una propuesta que es sostenida, pensada, que da lugar al
surgimiento de un montón de elementos que presentan ellos, que presenta la
coordinación, pero en todo caso habilita al intercambio, habilita a la
comunicación, habilita al vínculo que se establece, entonces por un lado
habilita una estructura y por otro lado, iba a decir, es como que le brinda una
estructura poco estructurada, ¿no? o sea que da lugar a lo espontáneo, da lugar
a la posibilidad de decir y hacer, si bien obviamente manejamos ciertos códigos
48
de funcionamiento y de convivencia… pero no hay de antemano, ¿no? una
conducta esperada en cuanto a lo que debe hacer o cómo debe comportarse, o
lo que debe decir, atendiendo a su rehabilitación… yo creo que es una propuesta
distinta en ese sentido, no se está planteando que ahí se va a enseñar algo que
el otro debe aprender, es como realmente una propuesta o una invitación a
acercarse y empezar a volcar lo bueno y lo malo digamos, o sea, … y en ese
sentido, creo, les da una posibilidad de empezar a creer en ellos mismos…16”
Caracterización de los espacios:
Taller central: Funciona los días jueves de 9.30hs a 11.30hs. Se constituye como
espacio asambleario, de discusión sobre las líneas generales del proyecto básicamente y
toma de decisiones.
Dispuestos asientos alrededor de una mesa situada en el centro del salón que la Radio
utiliza en cada uno de sus espacios, se utiliza un micrófono como moderador de la
palabra: la circulación del mismo indica la circulación de la palabra, cuando se tiene el
micrófono se hace uso de la misma.
Se hallan presentes 2 coordinadores con funciones diferenciadas, una de coordinación
general del taller, otra de dinámica móvil y articulatoria, atendiendo al relacionamiento
con la institución hospitalaria, a situaciones del orden de lo singular por las que
transitan los participantes, a todo aquello que sucede más allá del taller y su tarea.
Las características de la dinámica propuesta suponen escucha y atención sostenida, y
hacen de éste un espacio donde debe jugarse un alto grado de concentración en la tarea
por parte de los participantes.
Taller de producción radial: Funciona los días viernes de 9.30hs a 11.30hs. Se
constituye como un espacio centrado en la tarea que tiene como eje la producción y
proyección hacia la salida al aire de los días sábados, tanto desde la preparación puntual
hacia el día siguiente como desde el trabajar la producción radial en sí misma
(atendiendo al registro de lo hecho, a la crítica reflexiva y a lo propositivo enfocado a
mejoras posibles).
Con similar organización espacial que el Taller Central, se suma como elemento
funcional fundamental la pizarra donde se irá preparando la pre-grilla a medida que el
16 Lic Psic Alejandra Bustamante49
taller transcurre. También cuenta con dos coordinadores, que mantienen la división
funcional señalada para el Taller Central.
Taller de escritura: Funciona los días viernes en el horario de 12.30 a 14hs. Espacio
creado el pasado año 2009.
Con similar organización espacial que los anteriormente descriptos, tiene como eje
principal la producción escrita. Desde allí se trabaja el boletín bimensual de RV.
Su propuesta supone, además, la lectura e intercambio colectivo. Cuenta también con
dos coordinadores, que asumen alternadamente las funciones anteriormente descritas y
la atención a procesos colectivos e individuales de trabajo.
Salida al aire con Fonoplatea: Funciona los días sábados de 8:30 a 12:30hs. Se
constituye como espacio abierto, por donde transitan, además de los participantes y
coordinadores, todos aquellos que deseen acercarse. Utilizando el mismo salón donde
tienen los talleres, se coloca la mesa con algunas sillas donde funcionará la locución,
enfrentada a una serie de asientos dispuestos para recibir al público y a aquellos
participantes que harán programas en el correr de la mañana. Se habilitan "llamadas"
(nominación simbólica), mediante las cuales los integrantes de la fonoplatea intervienen
en el programa en curso. La puerta del salón se mantiene abierta y la circulación entre
éste y el patio se hace frecuente y fluida.
Se cuenta con al menos tres coordinadores. Uno de ellos asumirá la coordinación de la
salida al aire, mientras los otros atenderán a lo que hoy llamamos función móvil y de
articulación (sostén de singularidades, relacionamiento con la institución y sus actores).
Espacio de la tarde de los días sábados: Espacio inaugurado también durante el año
2009. Supone una ampliación de la programación matutina, atiendiendo al formato
radial de "estudio", con programación más estructurada en formatos y medición de
tiempos, sin fonoplatea habilitada. Cuenta también con dos coordinadores y funciona en
el mismo salón a puertas cerradas. Conlleva otro nivel de preparación y el número de
participantes por salida al aire es significativamente más reducido.
Significaciones en las entrevistas a los técnicos sobre RV
A partir de las entrevistas al equipo técnico y las observaciones realizadas podemos ir
50
cruzando elementos de análisis que permiten la descripción del dispositivo en niveles
particulares de significación teóricos y vivenciales de aquellos que han ido
construyendo estas formas de hacer y problematizar la locura.
El equipo técnico al momento de realizar la investigación se encuentra en un momento
de transición. Está constituido por 5 psicólogos que empezaron con el proyecto hace 12
años y por 8 estudiantes de psicología y psicólogos/as que se integran en el 2009
coordinando los nuevos espacios mencionados.
La decisión de selección para las entrevistas, entrevistando a los psicólogos fundadores
que habían comenzado con el proyecto de Radio Vilardevoz y que aún seguían siendo
parte del equipo técnico, implica dimensionar significaciones en un recorrido histórico
que permite ver a RV en una percepción encarnada del tiempo.
“¿Cómo describirías el dispositivo de Radio Vilardevoz?” es una de las preguntas que
realizamos a los técnicos. De forma generalizada existe una percepción de limitación en
la pregunta a la hora de responderla, siendo la noción de dispositivo un elemento
estratégico que poco habla del funcionamiento diario de la Radio. La idea de movilidad,
de dinamismo, de procesos constructivos constantes, contrasta con el despliegue de una
complejidad que busca escapar a reduccionismos o estatismos que pueden leerse desde
el concepto utilizado; en tanto la formulación de la pregunta suponía un singular que
podía leerse capturando pluralidades posibles. Hablamos de RV como dispositivo
teniendo en cuenta la manipulación artesanal, estratégica de ciertas relaciones de poder
y saber para disponer algo, generar y sostener un espacio para que algo acontezca
(Foucault, 2005).
Esto nos hace pensar en cómo se da el encuentro entre el entrevistador y el entrevistado,
cómo se ponen en juego algunas concepciones teóricas que nosotras teníamos tomadas
en esa entrevista. La dificultad de respuesta que genera esta pregunta en la mayor
cantidad de entrevistados nos cuestiona acerca de cómo preguntamos, qué es lo que
preguntamos y cómo se termina negociando esa significación en el encuentro con el
entrevistado.
De acuerdo a lo dicho anteriormente, tenemos respuestas que hacen alusión al
dispositivo como forma de trabajo, sus espacios en red, que remiten a la concepción
teórica política-estratégica, que en Vilardevoz se sostiene junto a una dimensión
temporal particular del encuentro.
51
Aparece como algo común que es un dispositivo que pone en juego lo comunicacional y
lo participativo, Cecilia Baroni menciona: “hay una concepción que tiene que ver con
la circulación de la palabra y que es fundamental y con la participación de aquellos
(…) que casi siempre han sido excluidos”, y sigue más adelante: “un dispositivo
bastante complejo orientado a la producción (…) en diversos planos, pero
fundamentalmente a la producción del hecho participativo” 17
Respecto a la participación como aspecto de problematización de los estigmas
vinculados a la locura, como también al ejercicio de derechos en tanto ciudadanos, se
menciona: “Lo que se intenta hacer en Radio Vilardevoz, si uno no lo separa en sus
diferentes espacios de trabajo, sino que como proyecto comunicacional, lo fundamental
es el trabajo en la participación, en el ejercicio de ciudadanía.”18
La dimensión comunicativa de la palabra en diversas expresiones cobra materialidad en
tanto construcción de proyecto participativo con tareas y carácter terapéutico: “La
propuesta es hacer radio, esa es la consigna, la tarea convocante, pero a partir de allí
la propuesta es una invitación a la comunicación a través de la palabra (…) es una
propuesta de participación activa.”19
Las nociones de comunicación y participación aparecen indisociables y transversales a
una de las conceptualizaciones más fuertes y reiteradas que el equipo técnico ha
generado, y es la relación paciente – participante.
Tal como lo plantea Goffman, las instituciones totales producen subjetividades seriales
y homogéneas, donde cada individuo va perdiendo singularidades para ser significado
como paciente psiquiátrico. Esto no sólo implica un estigma social que le dificultará a la
persona su existencia, sino que también implica un posicionamiento desde la pasividad.
Desde el momento en que la persona es internada pierde autonomía en relación a los
actos de su vida cotidiana, así como también el poder de decisión sobre su propia salud.
Este autor plantea: “…las instituciones totales desbaratan o violan precisamente
aquellos actos que en la sociedad civil cumplen la función de demostrar al actor, en
presencia de los testigos ocasionales, que tiene cierto dominio sobre su mundo – que es
una persona dotada de la autodeterminación, la autonomía y la libertad de acción
17 Lic. Psic Andrés Jiménez18 Lic Psic Mónica Giordano 19 Lic Psic Alejandra Bustamante. 52
propias de un adulto” (Goffman, 2004).
El hecho participativo aparece entonces como la posibilidad que tiene la persona de
correrse de ese lugar pasivo y poder tomar decisiones y hacerse cargo de ellas,
interrogando el modo en que se presentan. Mónica Giordano menciona: “Siempre hay
alguien que tiene una respuesta para mis problemas, que me va a decir qué tengo que
hacer para mejorar mi situación, mi calidad de vida, etc, siempre queda como del lado
del otro. Acá lo que se propone es: tu sos un sujeto, un sujeto que puede ejercer una
liberad, que tiene la posibilidad de elegir, hacia dónde va tu vida y de qué manera la
vas a llevar, es un movimiento, ¿no?”20
De todas formas, estas nociones no se consideran como entidades enquistadas, como
lugares a los que haya que llegar, de los que haya que salir. La noción de movimiento,
de lo dinámico, del pasaje, es una característica. Las personas que forman parte de la
radio oscilan entre momentos en los que se acercan a una identidad de paciente
psiquiátrico, en otros en los que son más participantes, como la propia simultaneidad.
Andrés Jiménez dice: “paciente y participante en todo caso cohabitan y con grados de
intensidad, o con grados de presencia, digamos más absoluta en la vida, la existencia, y
que en realidad como procesos de identidad cada uno tiene su peso y su
permanencia”21
Asimismo Alejandra Bustamante nos dice: “Yo creo que es participante en la medida
que el colectivo lo va reconociendo como tal y el equipo también lo va reconociendo
como parte del colectivo. Eso es lo que le da la identidad al participante como tal. El
estar, estar presente, estar en la expectativa de los otros participantes, más allá de estar
registrado en un cuaderno. Creo que pasa por ahí…saber que, bueno… es uno de los
nuestros” La dimensión que se introduce puede relacionarse con los aportes de Enrique
Pichon-Rivière (1975) acerca del trabajo con grupos, en tanto se constituye una
necesidad de representación interna y grupal para constituirse como portador de
identidad colectiva. En este caso, la persona es parte del colectivo de la radio cuando es
reconocida, recordada, cuando está aún en la ausencia. En este sentido, la tarea
convocante es hacer radio, a la vez que se despliegan otras dimensiones que tienen que
ver con la comunicación y con tomar la palabra. 20 Lic Psic Mónica Giordano. 21 Lic Psic Andrés Jiménez. 53
Siguiendo estos aspectos, Mónica Giordano nos plantea una imagen representacional
acerca de la noción de participante-participación: “si lo vemos como una cuestión de
círculos, como el núcleo más fuerte que es el que sostiene el proyecto desde todos sus
espacios (…) serían unos veinte. Después hay otro círculo como por afuera que (…)
fluctúan mucho más, que la radio sí la ven como una cuestión de referencia, tienen una
apropiación pero ya no se ven en estas instancias de decisión, más de compromiso. (…)
Y después hay una cantidad de gente que participa en la radio desde lo más insólito
(…) que no tiene nada que ver con pacientes psiquiátricos o porque está ligado a su
profesión o por otras cosas”
Lourdes Cresci, dice: “me gusta ese concepto de pasaje por la radio, la idea no es
cronificar ni permanecer en la radio de por vida, a no ser que sea un acto muy positivo
para esa persona”.
Círculos de participación en términos de pasaje que constituyen identidad como una
carta de presentación dinámica y contextual. En este sentido Cecilia Baroni dice: “Cuál
es mi carta de presentación y cómo yo me presento también va a colaborar en que se
mejore o se empeore el problema comunicacional con el otro, no por un problema de
ocultamiento sino del cuidado del otro (…) en Vilardevoz trabajamos eso, lo que se elije
contar y desde dónde contar”
El tránsito, la fluctuación, el pasaje de paciente a participante nos habla de una
territorialidad – hospital que hace carne en las personas, que genera estigma en el
relacionamiento, que genera conductas, y formas de sentir y pensar. Pero la diversidad
de la participación en la radio genera, por ejemplo, que asistan personas que nunca
estuvieron internadas. Como investigadoras nos sucedió que íbamos con el prejuicio de
que todos los participantes habían estado internados, y si bien fue así en la mayor parte
de los casos, quedamos sin palabras cuando, frente a la pregunta “¿cuándo fue tu
primera internación?”, no había ni siquiera una primera.
Es interesante, por ejemplo, en una de las entrevistas a los participantes, uno de ellos se
define como “colaborador” de la radio. No es un participante más, está en un lugar
diferente. De alguna forma zafa del significante psiquiátrico, cuando la psiquiatra que lo
atiende le dice “mirá, tu problema se soluciona cuando consigas un trabajo” . La
54
internación no es parte de su piel, aunque sí la medicación que trasciende paredes
asilares, de menor grado de estigma social. La identidad de psiquiátrico no es la suya, sí
la de paciente.
De todas formas su participación como “colaborador” no implica un menor
compromiso. Este participante realiza una especie de igualación: “lo que pasa acá pasa
en todos lados”, que le permite participar de la radio como si participara en otro
contexto, pero al mismo tiempo valorizando, por ejemplo, lo creativo de la locura.
El caso que se menciona es uno de los ejemplos que cuestiona las categorías paciente –
participante, tal como fueron planteadas anteriormente, e insiste para que sigan siendo
pensadas.
La otra dimensión entonces que hace a la concepción general del proyecto es lo
comunicacional. Mónica Giordano menciona: “Tiene que ver con poder generar
propuestas alternativas de comunicación, obviamente ejerciendo la ciudadanía, desde
la ciudadanía, pero que, bueno, que en realidad no es sólo dar voz a los que no tienen
voz, no es ‘yo voy y alcanzo un micrófono’. Eso es un primer momento, sino que luego
es cómo vos hacés para que esa persona se apropie de los diferentes espacios. (…)
Porque ahí se produce sentido, porque ahí se produce palabra, porque ahí se produce
discurso. Porque ahí se produce el diálogo. Y esa es la comunicación que se plantea.”
Por otra parte Cecilia Baroni dice: “Hay un problema comunicacional con la locura, el
loco y el que se cree más cuerdo, y con la exclusión y con la producción de esta locura
y quién dice que es loco y quién no, hay un problema de comunicación, que se produce
algo de lo terapéutico cuando se resuelve ese malentendido”
Una de las dimensiones que tiene que ver con lo comunicacional se refiere al
“malentendido” al que se refiere Cecilia Baroni. Tiene que ver entonces con un proyecto
político – comunicacional que la radio genera a partir de ser un medio de comunicación
comunitario y de significación en relación a la locura. Se basa en deconstruir
imaginarios sociales cristalizados en relación a la locura y generar otros espacios
pasibles donde existir y habitar.
El comunicar implica asimismo cómo se comunica, cómo se cuenta y qué es lo que se
cuenta. Nos dice Lourdes Cresci: “pasar por la radio es pasar por un registro de
escucha”. Y en esta dimensión se incluye la dimensión de lo colectivo, una dimensión
donde la palabra conlleva relaciones y sentidos, no está vacía. Asimismo son espacios
55
sentidos y significados, donde poder compartir y producir relaciones de existencia en
tanto sujetos. Andrés Jiménez dice: “para mí tomar un mate y producir una identidad
del colectivo eso sí es terapéutico porque imaginate que estamos hablando de pacientes
psiquiátricos, tienen un grado de vulnerabilidad alto en el sentido de la soledad, todo
lo que tiene que ver con la marginación, con el rechazo (…). Yo creo que la
constitución de colectivos así habilita más como a poder habitar con otros.”
Espacios habitados de significación, intercambios, compañía, reconocimiento que se
configuran como espacio de referencia, Mónica Giordano menciona:“…porque además
eso es fundamental, eso de poder tener un espacio de referencia, un colectivo que
contiene, que sostiene y que apoya un proceso, pero además el hecho de comprometerse
justamente con sus propias decisiones, eso para nosotros terapéuticamente es super
valioso.”
La circulación por espacios de significación constituyen, en su temporalidad
“estructurante”, una dimensión colectiva que se basa en participar y desplegar,
Alejandra Bustamante decía: “La radio es radio por excelencia, es un espacio colectivo
y pasa por participar, no necesariamente haciendo un programa, pero sí construyendo
a partir del colectivo, involucrándose e insertándose desde ahí, encontrando un lugar
en el marco del colectivo.”
Aparece entonces la dimensión del colectivo como un lugar posible de sostén y que
genera redes sociales en una población altamente vulnerada en este sentido. Se aprende,
además, a escuchar y a producir con otros.
Marcelo Percia (2004) plantea que la locura – demasía se genera cuando los predicados
desquician al sujeto. Se plantea lo grupal, entonces, como un modo de alojamiento de la
demasía. Se significan los espacios de alojamiento grupal como un espacio de
construcción de democracia directa, ciudadanía y como colectivo que contiene.
La participación, el encuentro con el otro, la creación desde la acción, la tarea, el trabajo
como eje que potencia despliegues colectivos y singulares en un proceso hacia la salud
significado desde la autonomía. Cecilia Baroni planteará sobre esta dimensión: “Para
nosotros ese proceso que es grupal y colectivo y se va autorregulando y es permanente,
no solamente al ser paciente psiquiátrico sino también hacia la concepción de locura y
hacia la definición de locura, creo que es lo que más hace que alguien se quede en
56
Vilardevoz o se vaya, eso es, para mí, como la marca. El que se queda en Vilardevoz
tiene que estar dispuesto a poder debatir permanentemente esa producción, desde que
la producción que recibe Vilardevoz es la locura transformada en enfermedad y
transformada en ese ser pasivo psiquiátrico, territorializado por una disciplina y por
una tecnología específica que produce el Hospital Vilardebó, o los manicomios en
general con su tecnología, ¿no?, medicación, inyectables, electroshock, micronarcosis
que van produciendo al otro en esa cosa pasiva de aceptación, parece, de un destino de
enfermedad e inactividad. Entonces, venir a Vilardevoz implica poner a jugar y a
cuestionar esas cosas y a poder empezar a creer que hay otra forma posible de
existencia que excede, nos excede como sujetos de una disciplina, podés ser paciente
psiquiátrico pero además sos otras cosas”.
III) Objetivo II: IMPACTOS Y SIGNIFICACIONES DE RAD IO VILARDEVOZ
A PARTIR DE SUS PACIENTES-PARTICIPANTES
a) Fundamentación de la muestra
Se realizó un muestreo intencional teórico a partir de una dimensión temporal de los
integrantes del proyecto de RV, entendiendo que existen relaciones entre el tiempo de
participación y las significaciones producidas.
La dimensión temporal se constituye en organizador de central importancia
fundamentalmente en el contexto asilar en donde se territorializa RV (Moffatt, 1974),
vinculado a las significaciones y a la producción de sentidos, en tanto lógicas colectivas
operantes (Fernández, A, 2007). Estos aspectos se enlazan a una dimensión de
continuidad y permanencia relacionada tanto al dispositivo, como ya vimos, como
también a los impactos en términos de pasajes identitarios de paciente-participante
en construcción, que veremos más adelante.
La muestra se constituye en 28 integrantes del proyecto en carácter de participantes, de
los cuales hay 6 mujeres y 12 hombres en un promedio de edad de 40 años. Esta
muestra es tomada a partir de un formulario (ver anexos) que implica la toma de todos
aquellos que, en carácter de participantes, se encontraron asistiendo a los espacios de
57
RV observado en el período de participación que va desde abril a agosto del año 2009.
Con respecto al tiempo de participación en RV, de los 28 que integraron la muestra,
aparecen mayoritariamente participando de los espacios de RV quienes ingresaron hace
más de 1 año y medio, como puede observarse en el cuadro de a continuación.
Cuadro. Mapa de participación en los espacios de RV a partir del tiempo de ingreso de
los participantes en el año 2009.
EspaciosJueves:TallerCentral
Viernes:Taller producción
Viernes:Tallerescritura
Sábado:fonoplatea
Sábado:c/Programa
Represen-tación porRV
Radioadentro??
Tiempo deingreso
Largo:mas de1 año y1/2
1-2-3-4-5-8-9-10-12-13-14-16-17-18-20-
1-2-3-4-5-6-7-8-9-10-12-13-14-16-17-18-19-20-
4-12-14-18-20-
1-2-4-5-6-7-11-12-13-14-15-16-17-18-19-20-
1-2-4-5-6-7-8-9-10-11-13-14-15-17-18-20-
2-3-6-7-8-9-10-12-13-16-17-18-19-20-
01/12/09
Mediando:de 1 añoa 1 año y1/2
21 21 21 21
Corto:de 6meses a 1año
22 22
Recientes:antes de 6meses
25-26-27-
23-25-26-27-
25-26-27-
23-24-25-26-27-
25-26-
otros 28
Muestra de 28 participantes de RV en el año 2009.
A partir de estos datos, se centralizó el análisis en la expresión mayoritaria vista en los
20 integrantes de RV en carácter de participantes, que ingresaron en el período más
largo, o sea, más de 1 año y medio. Dicho recorte permite profundizar en la dimensión
temporal de ingreso a RV como aspecto sustantivo de significación. Asimismo, la
expresión mayoritaria en la toma de formularios de la posición de más de 1 año y medio
de ingreso, presenta una relevancia constitutiva del dispositivo de trabajo en el período
señalado. Estos elementos dotan de relevancia al recorte mencionado, el cual se expresa58
en la realización de 20 entrevistas en profundidad, a partir de las pautas ya descritas.
b) Análisis de los datos
Tomaremos, para el análisis de las entrevistas, los aportes emanados de la teoría
fundamentada desde Corbin y Strauss (1998), los cuales la caracterizan como:"(...)
teoría derivada de datos recopilados de manera sistemática, y analizados por medio de
un proceso de investigación. (...) que la teoría emerja a partir de los datos. "
En este sentido, iremos tomando los conceptos que aparecen en las entrevistas y se irán
exponiendo diálogos posibles con teorías vinculadas a dichas significaciones. En las
entrevistas realizadas a los técnicos aparece una fuerte impronta del hacer como
actividad creativa y compleja, donde el dispositivo aparece con plena movilidad. Este
elemento nos posibilitó identificar a la noción del trabajo como organizador de RV,
apareciendo vinculada en diversas significaciones en las entrevistas realizadas a los
denominados participantes.
Se toma como organizador a la noción de trabajo desde la cual dar visibilidad a los
impactos en términos de significaciones en interrelación, que proporcionan las
entrevistas realizadas en este apartado.
Cabe señalar que, en el momento de análisis en que se encuentra este proyecto, se
seleccionó un 35% de la muestra total de 20, la cual se traduce en el análisis de 7
entrevistas.
Organizador: noción de Trabajo
La noción de trabajo que aparece puede ser definida a partir de la conceptualización que
realiza Julio C. Neffa (2003), quien plantea:"el trabajo es una actividad, realizada por
una o varias personas, orientadas hacia una finalidad, la prestación de un servicio o la
producción de un bien -que tiene una realidad objetiva y exterior al sujeto que lo
produjo-, con una utilidad social: la satisfacción de una necesidad personal o de otras
personas. El trabajo así entendido involucra a todo el ser humano que pone en acto sus
capacidades y no solamente sus dimensiones fisiológicas y biológicas, dado que al
mismo tiempo que soporta una carga estática, con gestos y posturas despliega su fuerza
física, moviliza las dimensiones psíquicas y mentales. El trabajo puede dar lugar a la
59
producción de bienes y servicios destinados al uso doméstico, en la esfera no mercantil,
sin contrapartida de remuneración salarial" (p.261).
La conceptualización que presenta Neffa implica una multidimensionalidad de la noción
del trabajo, donde se resalta una dimensión objetiva vinculada a la actividad en sí, al
producto, y otra dimensión en relación a lo propio del sujeto. Esta última dimensión se
vincula a aspectos identitarios relacionados a: el esfuerzo, el placer y el sufrimiento, la
pertenencia, las relaciones interpersonales, la construcción de un colectivo de trabajo, la
salud, todos estos como significaciones. Dirá Neffa:"El trabajo sujeta de alguna
manera el trabajador a la materia pero por otra parte lo libera al generar un producto.
Es una mezcla entre necesidad y libertad".
En relación a una dimensión objetiva del trabajo aparecen las siguientes nociones en
relación:
Creatividad y organización colectiva:
" Yo siempre participé muy esporádicamente en la fonoplatea de los sábados,
más que nada me gustaba ver y escuchar a cada uno de los participantes; cómo
era la Radio Vilardevoz en su fonoplatea. Y me encontré con gratas sorpresas,
con cosas que… Es decir, el colectivo es muy rico en su actividad; ‘pá’, dije, lo
creativo está hecho, lo único que hay que encauzarlo dentro de un plan de
radio" (Hombre, 60 años).
Trabajo y terapia:
"para mí la radio es una responsabilidad, yo te digo que la radio para mí es
como un trabajo (…) si yo lo descuidara al trabajo como lo que no vengo a la
radio no me… no me dura un laburo… pero yo a la radio la agarro como que es
un trabajo… trabajo en el sentido de no venir pico y pala, es como una terapia,
lo que hablamos hace un rato… verte con los compañeros que también extrañás
vo… porque, no sólo este a los del equipo técnico sino que todos los gurises, los
compañeros de los talleres..." (Hombre 47 años)
"ha cambiado mucho mi vida un poco con la radio, sí, sí, ha cambiado mucho la
radio conmigo, me ayuda mucho en muchas cosas que yo tengo problemas que
60
he tenido, lo hablo con la psicóloga y hago algo, un programa que antes hacía,
yo tenía un programa con X …" (Hombre 57 años)
"me aguantaron la cabeza me aguantaron y ahora, no, por suerte estoy bien,
vengo bien y antes venía sucio, vamo’ a decir la verdad, venía sin bañarme, sin
cambiarme los pantalones, jediendo, barbudo, sucio, ahora no, ahora... ayer me
afeité, dije ‘bueno, mañana voy a ir a la radio y voy a ir prolijo’ (...) mirá, llegué
al refugio, me afeité a las tres de la mañana, me gusta bañarme, porque si vas
antes… cuando tú llegas al refugio la gente se mete toda pal agua, se bañan
todos casi todos " (Hombre 57 años).
"Para muchas personas con problemas de comunicación o de querer decir,
pudieran acercarse porque el decir lo que te atormenta, cuando vos tenés un
enemigo escondido, mientras lo tenés escondido no lo ves, pero cuando lo ves lo
tenés enfrente y cuando lo tenés enfrente, podés vencerlo, y a veces cosas que
tenemos incrustados de nosotros mismos y cuando lo podemos ver, cuando lo
tenemos ahí, ahí es cuando realmente lo podemos vencer" (Hombre 47 años).
"Y me ayuda porque estoy solo yo (.) no tengo a nadie, ¿viste? y yo acá vengo y
converso con todos acá, porque todo el mundo me conoce acá y a veces me voy
cambiado, ¿viste?" (Hombre 57 años)
"Bueno a mí la radio me ha ayudado mucho a cambiar (…) y los psicólogos por
supuesto porque solo no puedo, yo estoy solo, no tengo a nadie que me ayude,
no tengo a nadie que me diga: ‘¿qué pasó?’ (...) ‘¿Te caíste? Vamo´ arriba, a
levantarse’ (...) no tengo a nadie que me diga: ‘Bueno, ¡epa! hay que aflojarle,
che’, no tengo a nadie, como ya te dije, vivo en un refugio y vivo solo (.)”
(Hombre 57 años).
"antes venía con el pelo duro, sin bañarme jediendo a sobaco y a todo un poco y
bué (...) y ‘el Martín está cambiando un poco, ahora viene más limpito’, tengo
ropa que me han regalado nueva (...) y tá, ¿viste? lo que yo lamento,
sinceramente lo digo, porque ahí yo no puedo lavar nada, no se puede lavar
nada (…) y bueno, tengo para lavar unas camisas y no sé dónde las voy a lavar
61
((risas)) y eso (...) tener una buena camisa limpia para andar a todos lados"
(Hombre 57 años).
En relación a una dimensión subjetiva e identitaria del trabajo, aparecen los aspectos
que a continuación se exponen, pudiendo mapear las siguientes nociones:
Sentimiento de utilidad a partir de la palabra y la escucha de un otro:
"Me siento útil, ya antes me sentía cualquier cosa, me siento que puedo, no
solamente hacer, porque lo estoy haciendo en mi laburo, sino también
comunicar cosas, y esas cosas que comunico llegan, llegan. Capáz que no de la
forma que uno querría que llegaran porque cuando uno, yo muchas veces estuve
hablando de ciertos tipos de inserción social del paciente psiquiátrico, y de
formas, y buscar métodos, y buscar gente para hacer cooperativas, capás que
no se hizo, pero por lo menos me escucharon. Y la palabra es una de las cosas
que nunca vuelve vacía, porque siempre, a la larga o a la corta, la palabra
queda y queda en la cabeza y queda la idea y la idea no muere, es eterna, es una
creación, me da la posibilidad de crear, a mí me gusta crear, me gusta pintar, me
gusta tallar, me gusta crear." (Hombre 47 años).
El poder de ser participante y la pasividad de ser paciente:
"Entrevistador: A partir de tu participación en la radio, ¿qué cambios notás en
tu vida cotidiana?
Entrevistado: "Pua, yo estaba mal, estaba muy heavy, estaba pasado de rosca,
cuando yo llegué a la radio, ¿sabés lo qué?, no hablaba, ladraba. Me cambió
mucho, me modeló, y sobre todo me hizo saber que yo puedo. O sea, saca el “no
puede”, o el “no se puede” del psiquiatra o del psicólogo convencional y le
pone el “puede” y vamo’ arriba, esa es la gran diferencia que yo veo". (Hombre
47 años).
Sentimientos de pertenencia e involucramiento que tocan lo personal:
62
"Bueno, está mi literatura por un lado, que es a lo que me voy a dedicar ahora,
no voy a hacer nada más, estaba haciendo conducción y locución en la parte de,
evidentemente todavía no estoy preparado, a pesar de que hice radio no estoy
preparado, pero me dieron mucho espacio para mi literatura en un inicio, y
después en la tarea de hacer producción, todo ese tipo de cosas me resulta muy
agradable. Y bueno, también soy consciente que lo que pasa por el compromiso
no es un compromiso con ustedes, es un compromiso conmigo mismo" (Hombre,
56 años).
Comunicación con otros: dimensión de lo colectivo:
" la parte esa que te decía de comunicación, igual no es un desagote de energía
sino una forma constructiva de llegar, inclusive hasta más lejos tal vez. Yo, al
taller de escritura vengo siempre, los sábados, el viernes perdón, me quedo al
taller. Y yo creo que se podrían seguir haciendo más talleres y se podría
inclusive un poco más tiempo después de las trece. Sí, sí, en ese sentido he
abierto mi comunicación con una cantidad de gente." (Hombre, 56 años).
"Creo que personalmente he crecido, porque he conocido, un problema que
tenía idea cómo era pero no lo viví tan de adentro como ahora. Porque antes yo
tenía una idea de cómo era una persona que está con dificultades, con
problemas psiquiátricos, pero estando más en contacto con ellos, me sirvió para
entender y eso me dio, digamos, más ánimo como para que el colectivo pudiera
contar con los medios necesarios como para salir al aire. Es decir, lo que hace
el colectivo, en algún momento se tenía que hacer escuchar. Y eso creo que de a
poco se va a ir logrando. Es difícil encaminar un colectivo dentro de algo que se
llama radio, pero…" (Hombre, 60 años).
Proyecto de vida: ideales colectivos:
"me ha enriquecido como persona. Porque hay gente ahí que si bien tiene
problemas psiquiátricos tiene cosas muy lúcidas. Y es, por lo menos en lo que a
mí respecta, lo que yo pensaba, no estaba tan equivocado; veo que otros están,
que tienen problemas, también pensaban lo mismo ¿no? Y eso te ayuda a
63
reafirmar lo que uno aprendió con los otros. Cuando aprendió y quería ser
cuando era joven.
-Entrevistadora- ¿Qué era?
-Entrevistado- Cambiar el mundo. Y bueno, está." (Hombre, 60 años).
IV) CONCLUSIONES Y APROXIMACIÓN DE RESULTADOS
Análisis de las significaciones
Para comenzar a concluir aspectos vinculados a las significaciones, diremos que este
proyecto ha significado muchas cosas para el equipo de investigación implicado. Una de
ellas vinculada al acercamiento y el aprendizaje, ya que ninguna de nosotras contaba
con experiencia alguna con respecto a investigación. Otro sentido se relaciona a las
múltiples interrogantes con las que sigue de algún modo este proyecto en relación al
abordaje de dispositivos que problematizan la dimensión de la locura.
Cuando trabajamos con poblaciones enmarcadas en el paradigma de la locura aparecen
fuertes improntas vinculadas a la situación de estigma (Goffman, 2004), que se
territorializa en las instituciones totales, en este caso asilares del manicomio. En esta
investigación puede ubicarse en el Hospital Vilardebó la situación estructural de
pobreza de nuestro país, estando la mayoría de la población estudiada en situación de
calle y/o refugio, como también una dimensión que hace a las terapéuticas alternativas y
comunitarias vinculadas a aspectos de la salud mental y crisis vitales (Moffatt, 1974).
En este sentido estas líneas dialogan asimismo con la noción de trabajo que se despliega
en las entrevistas.
Diremos entonces que el proyecto de Radio Vilardevoz, como experiencia local,
despliega bajo una dimensión de trabajo, en tanto actividad creativa, aspectos
terapéuticos basados en la construcción de colectivo en su cualidad participativa.
Desde una noción objetiva (Neffa, 2003) de trabajo que se emplea en RV, aparece una
identificación recurrente y específica acerca de la radiodifusión como producto, tanto en
el equipo técnico como en los denominados participantes. Producto valioso y creativo,
que es permanentemente problematizado y elaborado como materia prima en los
diversos espacios de trabajo. Espacios interconectados y atravesados por un dinamismo
64
del hacer que va siendo marcado por las necesidades del momento en el que se
encuentre la dimensión colectiva.
Asimismo aparece un fuerte impacto subjetivo relacionado a las significaciones de
responsabilidad que implica ubicarse en RV con sus objetivos en tanto trabajo y
terapéuticamente. Las nociones de trabajo y terapia aparecen fuertemente ligadas entre
sí. El aspecto que las vincula se relaciona al despliegue de capacidades con otros y a
partir de otros (colectivo, oyentes de radio, sociedad que estigmatiza, etc.). Relacionado
a la responsabilidad, aparece un deber ser en relación al compromiso, haciéndose
presente una tensión de lo que espera el colectivo y de lo que individualmente una
persona espera de sí.
Desplegar las capacidades de cada uno en la tensión de lo personal y lo colectivo
conlleva, además de una responsabilidad, la asunción de lucha como proyecto de vida.
Una lucha que tiene como principal adversario la incomunicación, la soledad, el vacío
de una palabra sin otro que escuche, como también la interrogación constante por los
prejuicios y el estigma de ser paciente psiquiátrico.
Esta interrogación se compone como construcción continua de un pasaje de ser paciente
y pasivo a advenir participante en diversas graduaciones y posiciones enunciativas:
colaborador, participante, socio, oyente, invitado, pasante, amigo de la radio, etc. (van
cobrando forma según las relaciones sociales producidas del momento del colectivo, sus
objetivos, tarea, como el pleno acontecimiento de lo imprevisto). Ser participante no
implica un estado alcanzado, sino una construcción continua basada en el
reconocimiento de los demás y del despliegue de capacidades que ponen en juego lo
propio y lo colectivo, en una frontera de múltiples líneas de participación directa. Una
participación basada en la palabra en un sentido amplio: escrita, oral, radial como
producto, que circula de modo de hacer trascender la labor hacia la vida eterna: “la
palabra queda y queda en la cabeza y queda la idea y la idea no muere, es eterna”.
La palabra es el producto de la labor radial. El colectivo lo hace posible. Aspectos que
anudan la noción de trabajo como actividad creativa terapéutica. Aparecen impactos en
relación al sentirse útil, ya que se puede comunicar.
La realización de programas en la sucesión de espacios destinados para su desempeño y
labor, producen una singular satisfacción de transformación personal y colectiva,
65
cobrando relevancia el sentido de la participación.
Por estos motivos, en RV algunas entrevistas hablan de “continentación colectiva” para
referirse al modo en que se anuda la participación colectiva y sus efectos.
El cuidado de sí aparece como un aspecto individual y colectivo. Es individual en la
referencia a los diversos cambios que exponen los participantes en relación a su aspecto
(ir prolijo a la radio), al modo de expresarse (hablar en vez de ladrar) para aquellos
que “tienen un problema de comunicación o del querer decir como un enemigo que
atormenta”, y al trabajo singularizado de los técnicos.
Asimismo colectivo, ya que implica la fuerte presencia de un otro que puede ser un
amigo o sentido como parte de su familia, un otro extensivo a los que escuchan o deben
escuchar como oyentes y/o sociedad, como un psicólogo/a, un otro disciplinar a las
terapéuticas que tornan en objetos pasivos-paciente al sujeto del loco.
Los sentimientos de soledad en la radio se acompañan con un mate, una compañía, un
“¿cómo estás?” y “vamo’ arriba”, siendo un espacio de vitalidad muy fuerte y de
socialización, donde reflexionar sobre sí mismos en relación con los demás y el
proyecto que va más allá de cada encuentro. Elementos que en su cotidiana producen
choques constantes de significación en y con la territorialidad en la que se encuentra
RV:
"… sobre todo de que la gente entienda lo que pasa detrás de esas rejas; que no es un
amontonamiento de gente así porque sí; es gente que piensa y que siente y que quiere
también; que tiene sentimientos. Eso, la gente común, en la calle, pasan por ahí y dicen
“loquero”, como si fuese un depósito de mercadería. No, pero de a poco, la radio se ha
dado a conocer.”
Darse a conocer implica tanto mostrar su trabajo radial como problematizar el estigma
social de la locura desde la propia práctica de trabajo, donde se nomina como
participantes a los pasivos-pacientes. Asimismo, a partir de una noción de comunicación
constructivista extensiva, un ser escuchados como forma de vida, de sentirse vivos por
poder expresar.
Estos aspectos recubren al ideal de “cambiar el mundo” de expresa creencia en el
territorio estigmatizante del Manicomio. En la mayoría de las entrevistas aparecen
66
aspectos idealizados de lucha que se viven día a día en el desarrollo del proyecto dentro
de las paredes del Hospital y más allá de ellas.
¿Desde dónde investigamos?
Pensar la implicación lleva a pensarse y a pensar aquello de lo otro que hay en uno. Qué
de esos discursos, qué de esas prácticas, qué de aquello visible en Vilardevoz, en el
grupo de investigación, en el proceso realizado, resuena, halla puntos de encuentro,
dialoga en uno.
De ese ejercicio emergen:
Un interés en problematizar, en desentramar para cuestionar, en interpelar al proceso
que muchas veces se agota en la nominación y “etiquetado”, en configuración y
clasificación, en tratamientos en el registro de la diferenciación excluyente que hace a
las practicas “sanitarias” institucionalizadas en la maquinaria del manicomio, en tanto
institución total.
Una concepción ético-política de los procesos de salud-enfermedad que encuentra ecos
en dispositivos colectivos y “alternativos” a hegemonías varias.
A ello sumamos:
El haber compartido ámbitos de trabajo con personas integrantes del Equipo Técnico de
Radio Vilardevoz, así como con integrantes del equipo de la investigación.
El conocimiento e interacción con participantes de Radio Vilardevoz en espacios ajenos
al dispositivo radial.
Por último, el hecho de que integrantes del equipo de investigación sean hoy,
simultáneamente, integrantes del equipo técnico de Radio Vilardevoz, no puede dejar de
señalarse, en tanto habilitó en más de una ocasión el enfrentamiento constructivo de
nociones y saberes acerca del campo.
Así, nuestro posicionamiento como equipo de investigación, nuestros roles a construir,
se nutrieron del interrogarse y el interrogar nuestra labor.
La labor de desentramar estas líneas que configuraron nuestro acercamiento se tornó
esencial y productiva y se halla presente detrás de cada espacio del análisis presente,
negando la ingenuidad del discurso que hoy desplegamos y produciendo un registro de
encuentro en un movimiento que hizo del constante cuestionarse una herramienta.
67
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68
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69
¿LA LOCURA ESTÁ EN EL AIRE? 22
Lic. Psic. Andrés Jiménez, 2002
El Proyecto presentado:
Ubicación del proyecto dentro de un grupo de trabajo, justificación de su importancia
Desde fines del año 1997 se viene desarrollando, en el hospital Vilardebó, una
experiencia comunicacional-participativa que nuclea a estudiantes de la Facultad de
Psicología en un proyecto de trabajo conjuntamente con internos y pacientes
psiquiátricos en general. Sus antecedentes directos lo constituyen “LT 22 La Colifata”
del hospital Borda de Buenos Aires, y la radio “Louca por ti” del proyecto comunitario
del hospital Pedro I de Río de Janeiro.
Luego de un periplo institucional bastante azaroso que ha tenido que ver con el propio
crecimiento del proyecto y su concomitante necesidad de espacio, se podría decir que al
día de hoy la experiencia ha tomado forma en lo que se denomina “Radio Vilardevoz”.
Funciona en el Centro Diurno de dicha organización, a cargo de la Psiq. Claudia Ceroni,
y es coordinada por un equipo de nueve integrantes23, compuesto por estudiantes,
egresados y docentes de la mencionada Facultad.
El producto de los talleres es emitido al aire en forma de “microprogramas” en radio
Oriental a través del programa de Omar Gutiérrez, en radio El Espectador en el
programa Planetario de Alejandro Ferreiro, y en Gardel FM en “Amargueando”de
Alberto Silva, con una frecuencia semanal. Se han emitido y se emiten micros en otros
espacios de otras emisoras, pero con un régimen de emisión aleatorio. A su vez, a través
de COMCOSUR y AMARC, se distribuye en diversas radios comunitarias nacionales y
de América Latina
En febrero de este año, fue presentado ante la CSEAM el proyecto “Participación
Comunitaria en una experiencia comunicacional”, que articula los fines de extensión,
investigación y docencia, y que obtuvo el aval académico de la Universidad de la
República.
El proyecto allí formulado, propone un ámbito investigativo permanente para la
formación universitaria. De las múltiples líneas investigativas posibles a ser desplegadas
22 Investigación aprobada y financiada por CSIC en el año 2002. Tutora: Susana Rudolf. El textocontiene El Proyecto presentado y los Principales resultados obtenidos.
23 Br. Cecilia Baroni, Br. Lourdes Cresci, Br. Mónica Giordano, Br. Andrea demestoy, Br. Diego Onega,Br. Andrés Jiménez, Lic. Geraldina Pezzani, Lic. Alejandra Bustamante, Doc. Psic. Nelson De León.
70
por el equipo de trabajo, esta investigación aborda una de ellas. Se plantea en el
mencionado proyecto, como uno de sus objetivos generales: “Propender a la
comprensión sobre la concepción social de la enfermedad mental a nivel comunitario y
el impacto de la difusión de un proyecto comunicacional participativo”.
Esto es posible plantearlo, en el entendido de que la enfermedad mental es un fenómeno
producido en el que han tenido que ver discursos y prácticas disciplinarias, que a su vez
atraviesan todas las instituciones creadoras de sentido que componen nuestra sociedad.
De este modo se reafirma la idea pichoniana de producción de enfermedad de manera
colectiva, siendo el rol de enfermo el asumido por un integrante del grupo, pero
representativo de la enfermedad de todos los involucrados. Si desplazamos la
concepción a otros ámbitos es posible afirmar que ese nivel de construcción colectiva
del problema se pierde cuando alguien es designado con un rótulo de enfermo, se pasa a
pensar (y actuar en consecuencia) a la enfermedad como algo individual, algo que le
acontece al individuo que está enfermo. Al perderse la dimensión colectiva a nivel de la
familia, que se encarga de designar ese lugar, también se pierde esa dimensión a nivel
social, entonces ya nadie, ni los técnicos, asumen su cuota parte de responsabilidad en el
asunto, y la enfermedad, encerrada en el cuerpo del paciente y el cuerpo del paciente
encerrado en el establecimiento, contribuyen a visualizar lo enfermo como ajeno, como
algo de lo cual no se es parte y que no forma parte de uno mismo, y lo que es peor,
frente a lo que nada se puede hacer, salvo lo que se hace.
Esto implica un nivel de parálisis bastante grande en relación a lo que sí se puede hacer
y tiene consecuencias de ese tipo observables en la acción técnica, en las estrategias de
abordaje del problema y en las metodologías de tratamiento. Para producir movilidad en
esta problemática es necesario renunciar a las concepciones que históricamente han
producido el problema de esta manera. Estas concepciones operan en distintas esferas
de lo psicosocial, una de ellas, que podríamos denominar el “imaginario social”, tiene
que ver con la idea colectivamente construida e históricamente validada de lo que
significa estar enfermo. Las representaciones que nos podemos hacer acerca de lo que
es, por ejemplo “estar loco”, van muy de la mano de lo que históricamente se ha ido
llenando de sentido en relación a esa condición.
A través de toda una mitología y una leyenda popular se da sentido a todo aquello que
ingresa al terreno de lo desconocido, de lo inexplicable y de lo intolerable. En suma,
también y en parte, se trata de aquello temido. No se trata del misterio de la vida, tiene
más que ver con el misterio de la muerte. El lugar singular que las sociedades han
71
asignado para el que se sale de la norma de la cordura es un lugar de segregación, de
marginación y olvido, (al margen de los castigos y más tarde los tratamientos). Es, por
tanto, un lugar que no se quiere ocupar. Muchas veces se habla del miedo a la locura,
como si la gente temiese perder el control de sus vidas, y en parte de eso se trata, no
tener el control de la vida no es otra cosa que la pérdida total de autonomía. Pero el
verdadero sentido del miedo que subyace es el de la muerte. Se produce una
identificación del estado de locura con la muerte social, la ruptura, la pérdida de los
lazos con el resto del colectivo, eso es lo insoportable.
Los mecanismos que se ponen en juego, no hacen más que proteger la sanidad,
manteniéndola a resguardo de aquello que se ha limitado, designado, capturado. Si bien
estos mecanismos parecen necesarios, no son los únicos posibles, en realidad se
establecen y pasan a funcionar de manera estereotipada, coartando las posibilidades de
cambio. Es decir que como mecanismos, no solamente cumplen la función de mantener
vivos a quienes los despliegan, sino que, y como efecto secundario si se quiere,
contribuyen a matar a aquellos por sobre los cuales sus efectos se despliegan. Como
todo mecanismo psicológico, tienden a ser conservadores, conservan a aquellos que
protegen, pero también conservan el estado de cosas que hace que lo protegido siga
estando protegido, conservan el contexto, y crean todo un sentido, una lógica de pensar
y actuar que sostiene a quienes están ubicados en el lugar de enfermos, los sostienen, es
decir, los mantienen, los conservan ahí donde están y como son. Todo movimiento en
este estado de cosas puede ser visto como amenazador del orden establecido que reparte
los roles. Sin embargo, este “orden social imaginario” no es ni estático ni inamovible, es
pensable que se puedan producir cambios en cómo se piensa la problemática y en cuáles
son los términos que la definen.
Esta es la razón del mencionado objetivo en el proyecto radial, y aquí habría que hacer
al menos dos puntualizaciones:
A)Lo que pasa a “salir al aire”, lo que se pone en circulación con un proyecto radial de
estas características, es la palabra de aquel que ha ocupado el lugar de loco o de
paciente psiquiátrico. Uno de los horizontes epistemológicos que delinean el marco
teórico de esta experiencia tiene que ver con la producción de subjetividad. A esto le
llamamos a todas las formas de sentir, pensar y actuar en el mundo que le son propias a
los colectivos humanos.
Llevando un poco más al extremo este concepto, podríamos decir que se trata de los
modos de ser y estar en el mundo. La idea de que esto sea “producido” habla de su
72
carácter histórico y remite casi inexorablemente a dilucidar los caminos por los que esta
producción se da. Es decir, las condiciones que la viabilizan, y aquí aparece de relieve
una institución cultural estructurante por excelencia: el lenguaje. Y muy de la mano de
la lengua, el dispositivo constituido por “la palabra”. La palabra funda el sujeto, le da un
lugar, un nombre, lo hace perteneciente a una cultura, a un colectivo. La palabra
introduce la ley, la norma, lo que se puede y lo que no se puede. Introduce el bien y el
mal, lo que se debe y lo que no. Lo bello y lo feo. La palabra opera a nivel ético y
estético “produciendo a los sujetos de un histórico-social dado”. Pero no lo hace de una
vez y para siempre, sino que “efectúa” permanentemente una acción en ese sentido.
Dicho de otro modo, sus “efectos” se despliegan siempre, por lo que no se puede pensar
nunca en sujetos “acabados”, “ya producidos” y sin posibilidad de que los efectos de la
producción sigan operando. Hacerlo sería negar el cambio, es más, desde esta
perspectiva el cambio es permanente, por lo cual de lo que se trata cuando hablamos de
proyectos de intervención de este tipo es de cuál es el sentido o la dirección del cambio.
B) Por su parte, los medios de comunicación de masas, pasan a tener importancia en
este proyecto, y a la luz de lo puntualizado más arriba, se podría decir que juegan un
papel principal en la creación de subjetividad. Operan produciendo y re-produciendo la
propia subjetividad del colectivo. Cabrían aquí consideraciones que tienen que ver con
los fenómenos de globalización, lejos de constituir un obstáculo a lo que se viene
afirmando, constituyen la comprobación de que las tecnologías de comunicación de
nuestra era “digital-informática” son grandes facilitadores de la producción de
subjetividad a escala mundial, marcando, por ejemplo una universalización de las pautas
de consumo y de los valores socialmente establecidos en asociación con ello. Por lo
tanto, lo radial, aquí opera como un canal a través del cual una experiencia participativa
“micro” como lo es el “taller de radio Vilardevoz”, puede proyectarse en un nivel
“macro”.
La fuerza de penetración de estos medios, es aquí utilizada para la expansión de una
experiencia que pretende actuar a nivel de ese imaginario social, de esa ideología que
sostiene la problemática de la locura y la enfermedad en los términos analizados más
arriba.
Radio Vilardevoz no es un entretenimiento para pacientes que no tienen qué hacer, no
constituye un espacio de recreación y de ocupación del ocio de manera que se siga
sosteniendo el propio fenómeno en todos sus términos.
73
Pretende ser un proyecto de trabajo que dignifique a aquellos que se embarcan en él y
que permita abrir nuevos horizontes para la inclusión de lo marginal-segregado a partir
de las iniciativas propias de los involucrados, a partir de poner el acento en las
capacidades y potencialidades en lugar de hacerlo en la disfunción y la discapacidad.
OBJETIVOS GENERALES:
Aportar al conocimiento acerca del fenómeno de la locura y la enfermedad mental en su
dimensión social-histórica y propender a su replanteo o reformulación como
problema.
Recoger datos primarios que permitan evaluar la estrategia radial como medio
privilegiado para la proyección de experiencias micro de carácter democrático,
participativo y desmitificador. Y en ese sentido que sirvan de insumo para
modificaciones y ajustes en las estrategias de trabajo de proyectos como el descrito.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS: (RESULTADOS ESPERADOS)
Determinar, en lo posible, niveles de audiencia de una experiencia radial en un hospital
psiquiátrico en relación a sus canales de difusión actuales.
Evaluar si se producen cambios en la idea que se tiene acerca de la locura y la
enfermedad mental a partir del contacto con el producto de las emisiones radiales.
Evaluar la dirección de esos cambios, o sea, realizar una comparación analizada en
términos cualitativos entre un antes y un después del contacto con la experiencia.
Evaluar si la estrategia de trabajo de los talleres de radio permite que se pueda producir
algo del orden de lo novedoso en torno al fenómeno. Es decir, si una experiencia
terapéutico-participativa es o no un buen camino para la producción de cambios
positivos en el área de la salud.
Metodología:24
Se pretende actuar en dos niveles en función de las formas de difusión actual que posee
24A nivel de antecedentes, hay que mencionar que se viene realizando, en el marco de la “Pasantía eninvestigaciones” del curso de Psicología Social de tercer ciclo de la Facultad de Psicología a cargo delDoc. Psic. Nelson De León un relevamiento en la zona del hospital Vilardebó tendiente a visualizar losefectos de la salida al aire de los micros de Vilardevoz. El trabajo se realiza en base a un muestreo y uncuestionario que determine a partir de un primer contacto, cuál es el nivel de conocimiento de laexperiencia en el barrio, y luego de ese contacto, en el que se informa acerca de los horarios y lugares deldial en los que se emiten los micros, y al cabo de un tiempo predeterminado, se realiza un segundocontacto en el que, en base a otro cuestionario se intentará recoger las impresiones en relación a dichosmicros. De este modo se podrá establecer un primer nivel de análisis en torno a los efectos de lasemisiones.
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la experiencia:
A nivel local a través de las emisiones en radios comunitarias.
A nivel regional a través de las emisiones en las radios de alcance nacional (Oriental y
El Espectador) (Gardel FM para zona metropolitana)
Existiría un nivel global a través de las emisiones vía internet (El Espectador) que llevan
la propuesta a escala mundial. A los efectos de esta investigación se hace necesario un
recorte en relación a este nivel, no obstante lo cual en el transcurso de la misma se
piensa implementar alguna forma de recoger datos a través de las conexiones en red
informática.
Nivel 1: Hay que trabajar en torno a la elección de no más de tres emisoras
comunitarias. Deberán tener un radio de alcance barrial en tres zonas distintas (por
ejemplo: Cerro, La Teja, y Barros Blancos). La forma de relevamiento de audiencia se
hará de dos maneras: Contacto directo de audiencia vía teléfono en base a preguntas
estandarizadas que recojan información en relación a las concepciones de enfermedad
mental y locura. Por otra parte, se realizará un relevamiento en la zona con los mismos
criterios establecidos para el trabajo que ya se está realizando en el barrio del hospital.
Un cuestionario inicial que genere dos grandes grupos, los que nunca escucharon las
emisiones y los que la han escuchado al menos una vez. Al mismo tiempo se
determinará si conoce o no la experiencia y de qué manera ha oído hablar de ella. Este
punto de partida marca un tiempo inicial, a partir del cual deberán marcarse dos o tres
momentos de contacto que permitan arrojar datos comparables en torno al tópico a
investigar. A su vez, y dado el carácter eminentemente cualitativo de la evaluación que
se pretende, de los dos grupos serán seleccionados, en función de los datos arrojados por
el cuestionario inicial, informantes claves con quienes se profundizará la exploración a
través de técnicas de entrevista.
Nivel 2: Se tomarán los ejes de las tres emisoras mencionadas para trabajar a modo de
relevamiento de audiencia, se podrán tomar para esto los datos de consultoras que
tengan avanzado un número global y cierta distribución en base a muestras. Esto podrá
establecer un primer contacto con la audiencia del espacio. En este punto se prevé el
establecimiento de entrevistas con informantes calificados pertenecientes al ámbito de
las Consultoras a los efectos de obtener asesoramiento técnico para la evaluación de
impacto. A su vez, en esta misma línea, se hace necesario el contacto con herramientas
75
que aporten las “Ciencias de la Comunicación”, para lo cual se creará otro núcleo de
informantes calificados pertenecientes al Instituto de Ciencias de la Comunicación de
nuestra Universidad.
De cualquier forma, las herramientas para esta investigación se irán complejizando a lo
largo mismo del proceso, se deben implementar procedimientos “rizomáticos”25, de
manera de poder seguir las líneas que vayan surgiendo en el propio campo. Por ejemplo,
de los datos que arrojen los cuestionarios en torno a la forma de conocimiento de la
experiencia, se podrán extraer nuevos contactos, nuevas impresiones, que permitirán
trasladarse a nuevos escenarios de exploración para los cuales habrá que construir
nuevas herramientas. Un aspecto metodológico en este sentido está dado por la
inclusión en el cuestionario de preguntas tales como: ¿conoce a más gente que conozca
la experiencia?, de este modo se pueden detectar nuevos informantes circulando a través
de la red. Por otra parte, en este nivel será fundamental el relevamiento desde la emisión
misma, lo cual comprometerá a los comunicadores en esta investigación, del mismo
modo que en las emisiones barriales, utilizando medios telefónicos. Para ello deberá
confeccionarse un cuestionario que establezca un relevamiento directo con la audiencia
del programa, y así, nuevamente será posible detectar informantes con los cuales
establecer entrevistas. De modo que el procedimiento se va afinando en un proceso que
parte de la emisión radial y termina con un contacto personal, pero que
fundamentalmente se va complejizando sobre la marcha en función del campo de
investigación. En este nivel no debe descartarse la red informática como medio
privilegiado para la extensión de los contactos: se podrá establecer de dos maneras: vía
recepción a partir de una consigna lanzada al aire, y vía emisión con un cuestionario que
se pueda distribuir a todas las direcciones de correo que se enlacen con la audiencia
detectada, provocando aquí nuevamente el efecto rizomático.
Los resultados obtenidos:
25 “Rizoma: Deleuze y Guattari en “Mil mesetas”, 1994.76
En relación a los objetivos
Se habían propuesto dos objetivos generales y cuatro específicos.
Los generales son:
• Aportar al conocimiento acerca del fenómeno de la locura y la enfermedad
mental en su dimensión social histórica y propender a su replanteo o
reformulación como problema.
• Recoger datos primarios que permitan evaluar la estrategia radial como medio
privilegiado para la proyección de experiencias micro de carácter democrático,
participativo y desmitificador. Y en ese sentido que sirvan de insumo para
modificaciones y ajustes en las estrategias de trabajo de proyectos como el
descrito.
Me detendré para realizar algunos comentarios en torno a los objetivos específicos,
tratando de hallar los puntos significativos que acercan a su concreción y las nuevas
interrogantes que se abren a partir de las indagaciones y los hallazgos.
Objetivos específicos:
A) “Determinar, en lo posible, niveles de audiencia de una experiencia radial en un
hospital psiquiátrico en relación a sus canales de difusión actuales”
Considerando dos emisoras barriales comunitarias, una de las cuales emitió micros en
tres programas diferentes una vez a la semana, otra de las cuales cedió un espacio de
una hora semanal en vivo. Y por otra parte una radio comercial, un programa de gran
audiencia como “De Par en Par”, se puede decir que existe una audiencia que no es
directamente de radio Vilardevoz, ni siquiera en el caso de El Puente, sino que es
audiencia de la emisora o del programa que emite los micros, y que de ese modo entra
en contacto con Vilardevoz.
Hay datos, a pesar de que no hubo una estrategia de seguimiento, de que hay quienes
escucharon el espacio Vilardevoz en “El Puente” y a la semana siguiente volvieron a
sintonizar motivados por volver a escucharlo, pero no es el caso de los micros, como
podía ser predecible. De cualquier modo hay registro de que algún oyente de radio
Oriental llamó para saber qué pasaba con el espacio Vilardevoz en oportunidad que no
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se estuvieron emitiendo los micros por unas semanas.
Sin embargo, por lo analizado más arriba en “metodología”, no es posible establecer
niveles cuantificables de audiencia de Vilardevoz.
Sí se puede concluir que hay oyentes que al entrar en contacto con Vilardevoz son
movilizados en relación a su propia historia y eso los hace susceptibles de ser
entrevistados en profundidad. Quienes llegaron a ser entrevistados prácticamente se
ofrecieron a ello, y de un modo u otro, en la mayor parte de los casos, se entretejía en su
discurso la imagen de la locura con su experiencia personal. Se resignificó el tener un
pariente, amigo o persona cercana en condición de paciente psiquiátrico.
De este modo, se puede decir que las emisiones de Vilardevoz, así como la sola
existencia de la radio, del proyecto de comunicación, moviliza en un sector de la
audiencia de radio, una serie de ideas y preconceptos acerca de lo que le es posible
hacer a quien se encuentra en el estado que denominamos locura. Y esta movilización
de afectos y aspectos relativos a su historia, los lleva a tener un vínculo con las
emisiones. Por ejemplo: una oyente llamó a El Puente para comentar su alegría de haber
reencontrado a Vilardevoz, ya que escuchaba las emisiones en Planetario en El
Espectador y cuando dejaron de hacerse perdió contacto.
En este punto es importante resaltar la importancia del nombre de la radio como
elemento fundamental para ingresar al registro imaginario de la locura, ya que desde allí
la asociación con “Hospital Vilardebó” lleva casi directamente a pensar en “locos”.
Esta asociación, no se cumple solamente para los casos citados, en los que el encuentro
con Vilardevoz tiene un matiz diferente por vincularse la locura a su historia personal,
sino que en la generalidad de nuestra sociedad hay casi una identificación “Vilardebó-
Locura”.
De aquí que surja como elemento más notorio en todo el material recogido una suerte de
redescubrimiento de la locura a través de la capacidad de hacer radio, lo cual no es una
capacidad cualquiera, ni siquiera parece ingresar al registro de las “capacidades
diferentes”. Esta vendría a ser la denominación que encuentra una solución a la tensión
existente entre: las ideas que anulan toda posibilidad de hacer o construir, encarnadas en
la “discapacidad”, y las ideas de productividad, desarrollo y creación, acumuladas en la
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noción de “normalidad”.
Esto explica un cierto asombro, y sentimientos contradictorios al sentirse identificados
con algunos elementos que suscitan las audiciones.
“A mí me hubiese gustado tener un programa como el de ellos” (E. C. Oyente de El
Puente y aficionado a la radio)
“Cuando me dijeron que era del Vilardebó, me dio curiosidad que salieran de ahí,
después que lo escuché, las cosas que hablaban, sacaban temas que me atraparon”
(C.M. Oyente de Alternativa FM)
“me sorprendió... hablan de las mismas cosas que uno, pero más divagado los
esperaba” (C. M. Oyente de La Cotorra FM).
Como canales de difusión, los micros no permiten establecer una audiencia específica,
esta investigación pone de manifiesto que las audiciones de Vilardevoz son esporádicas,
no tienen una constancia importante al aire ni por un lapso de tiempo muy importante.26
Los informantes entrevistados y el número global de personas con las que mantuve
contacto por el tema, han escuchado una o dos veces un micro. Hay algunos casos
excepcionales de oyentes de Omar Gutiérrez que sí vienen escuchando reiteradamente
micros.
Esto habla de un potencial del mensaje en sí mismo, que es capaz de servir como nexo
entre los participantes de Vilardevoz y un cierto número de oyentes que al entrar en
contacto con las trasmisiones sufren una modificación en su concepción acerca de la
locura y los locos.
Pero también nos está diciendo que se trata de un nivel primario de impresiones en
torno a Vilardevoz.
Si generamos dos grupos de informantes: Los que escucharon como máximo dos veces
y los que han escuchado al menos media docena de veces, veríamos que en los primeros
hay una tendencia a resaltar el asombro y producir una identificación que resuelve las26 Lla experiencia de una hora en el Puente deberá ser analizada por separado cuando haya transcurrido
un cierto tiempo al aire y se establezca alguna metodología específica para el caso.79
primeras ansiedades vinculadas a la contradicción de imágenes: la que se tenía en torno
a la locura y sus posibilidades de existencia, una existencia fuera del registro de lo
normal, una existencia incoherente y “divagada” y la que se produce a partir del
encuentro con las emisiones de Vilardevoz donde lo que el loco hace y dice puede ser
algo hecho y dicho por el oyente, e incluso algo que le gustaría decir o hacer:
“Muchas veces los hemos escuchado y nos ha quedado la reflexión, como que ellos se
animan a decir cosas que nosotros, siendo normales vamos a decir, no nos animamos a
decir. Porque a veces escuchamos cosas que dicen ellos .... Pah... los que estamos afuera
son los que tendríamos que estar adentro.
Razonan tan bien para el mundo que se vive hoy.
Aparte de darse cuenta, lo dicen, lo manifiestan”. (A.D. Oyente de Omar Gutiérrez)
El segundo grupo se encaminaría más a la profundización de la reflexión, donde
aparecen elementos vinculados a la discriminación.
Algo así como que luego de advertir la existencia de una barrera artificial que produce
la separación sanos-enfermos se perdiera la referencia y se produjera un nuevo
posicionamiento en relación al loco.
Reaparece la separación, aunque se confirma la primera tendencia hacia un cambio en la
mirada, del interrogarse acerca de la discriminación deviene la necesidad de reparar a
través de la “ayuda”. Surge una actitud más bien en relación a la propuesta del Proyecto,
resaltando la importancia de los derechos humanos de quienes se encuentran bajo el
signo de la locura.
“son personas la gente que está ahí, y toda la gente tiene su recuperación”
“no se puede discriminar porque tenga una enfermedad. Yo eso lo veo perfecto, y
siempre que pasa Omar esos momentitos así de la radio me gusta muchísimo”
El movimiento hacia la reflexión se produce a partir de las significaciones ya existentes:
la separación yo-ellos, como diferentes; la separación capaces-incapaces que deben ser
ayudados y la caridad encarnada en la figura del comunicador que articula la
experiencia (como representante de la locura) con la audiencia (como representante de
la sociedad normal). Articulación que produce un encuentro, un punto de contacto, pero
80
que debe ser breve, si son “...momentitos así...” “...me gusta mucho...”
Ya he mencionado que se abre una perspectiva a investigar adecuadamente en relación a
las salidas al aire de una hora, y eventualmente en el futuro salidas al aire con antena
propia, lo cual sería una forma directa de determinar audiencia.
Se puede inferir que del mismo modo en que resulta difícil escuchar Vilardevoz, porque
los micros son muy ínfimos dentro de una programación radial, y al no contar con
elementos de constancia claros, salvo en el caso de Omar Gutiérrez, es difícil pensar en
emisiones con una continuidad suficiente como para poder extraer de allí un oyente
asiduo o habitual.
B) “Evaluar si se producen cambios en la idea que se tiene acerca de la locura y la
enfermedad mental, a partir del contacto con el producto de las emisiones radiales”
Como vine esbozando más atrás en relación al objetivo 1, en este punto se puede decir
que sí se producen cambios en esa idea.
Se podría intentar sintetizar aquí los elementos más notorios en relación a cuál es la idea
de locura que manejan las personas entrevistadas.
En principio parece haber una concepción de que la enfermedad mental no es lo mismo
que la locura, hay una aceptación mayor del término enfermedad ya que trae como
consecuencia un sujeto al que hay que tratar y curar, en cambio cuando se piensa en
locura se piensa en un extravío de la conciencia que produce lástima y miedo,
desconcierto e incertidumbre, y al mismo tiempo mucha culpa. En muchos casos la
rotulación se vio dificultada en el discurso, recurriendo los entrevistados a pausas
prolongadas, titubeos, tratando de buscar palabras y expresiones sinónimas de modo de
referirse a un fenómeno que se da por sobre-entendido como lamentable.
En este sentido, lo más relevante son los sentimientos de asombro y sorpresa.
En muchos casos el asombro es por encontrar en los comunicadores de Vilardevoz una
gran coherencia en lo que plantean, el encontrarse con planteos racionales e ingeniosos,
que problematizan y critican agudamente refiriéndose a una temática particular.
81
El sentirse identificados en alguna medida con opiniones y planteos hechos por los que
se supone están locos, es otro elemento que asocio al asombro manifestado.
Oyentes que se han sorprendido a sí mismos compartiendo ideales, gustos musicales,
sensibilidades artísticas, y por sobre todo la adhesión a ciertos valores como la
solidaridad y la tolerancia hacia lo diferente.
La sorpresa también se produjo en relación a lo que es posible hacer, en relación a la
producción, tanto técnica como artística.
Hay una marca muy fuerte en el orden de lo “no esperado”, que provoca sentimientos de
diferente orden pero todos en torno al eje anteriormente planteado, es decir: “los locos
tienen una opinión que puede ser como la mía”.
Esto no quiere decir que desaparezcan las distancias o que se disuelvan los límites que
establecen el punto de cordura general en el que hacemos acuerdo cotidianamente.
En este sentido se notó un esfuerzo importante por parte de los entrevistados para
resolver la contradicción implícita en considerar como válida una palabra y una
producción y al mismo tiempo seguir considerándola como diferente por ser producida
por un loco.
Es muy común que se apele a la inversión de los términos en el intento de resolución, se
llega a plantear que “locos son los que están afuera”, lo que lleva a la interrogación
sobre quiénes serán los locos, “¿nosotros o ellos?”.
Aquí es interesante recordar la hipótesis manejada en el proyecto acerca de la existencia
de un miedo a la locura que sostiene su propia producción social. La locura producida a
partir de las depositaciones en “lo loco” y su similitud con la muerte. El remanente
cultural y social del miedo a la muerte.
Veamos algunas frases:
“Para mí... como dice Caetano Veloso, estando cerca, todos tenemos cosas... no sé, lo
de la locura, todos tenemos locuras.”
“...depende de muchas cosas, o sea, ¿cómo llegás a saber si la persona es realmente
82
loca? ¿qué es lo cuerdo?, ¿no?, en la sociedad en que vivimos...”
“... hasta el más cuerdo de los cuerdos tiene sus días, todos somos personas que
lloramos, reímos, estamos un poco... algunos días al borde de la locura, yo qué sé.”
“Yo ahora estoy sano, soy una persona bien, el día de mañana no sé, de repente, yo qué
sé, por ahí... me tomo un psicofármaco, me viene una locura y termino internado”
“....uno también tenía aquello de nuestros viejos que “te portabas bien o te llevamos al
Vilardebó, y hoy en día, bueno, escuchándolo... pienso, quiénes son los locos, los que
están ahí adentro o los que estamos afuera.”27
Si bien a simple vista parece como un punto máximo en que se desdibujan los límites
entre locos y no locos, donde la propia persona pone en tela de juicio su supuesta
cordura, no deja de ser un discurso que habla de “ellos” y “nosotros”.
Es de considerable reiteración este tipo de pensamiento en todas las entrevistas,
concretamente el cuestionamiento en torno a los de adentro y los de afuera y quiénes
debieran estar de un lado y del otro. Y que curiosamente lo he encontrado en todos estos
años de trabajo también en los integrantes de la radio. Es muy común ese punto de
referencia desde la perspectiva de un hospital psiquiátrico, uno de los lugares donde más
se niega la locura, esta es desplazada hacia un social que está “afuera”.
Entonces, hay un cambio, pero este no quiere decir ni la inversión de los términos de la
relación ni tampoco la disolución de la dicotomía locos-cuerdos o sanos-enfermos, pero
sí esta división queda mucho más relativizada.
Los entrevistados no creen básicamente en |factores constitutivos de la locura como
predeterminados, más bien parece ser algo que le puede suceder a cualquiera y que
siempre sucede a partir de un hecho traumático. No hay una visión del “enfermar como
proceso”, sino que las personas se “vuelven locas” o “quedan así” a partir de algo muy
grave y desagradable que les ocurre. Habría como una irrupción abrupta del fenómeno
de la locura que produce un alejamiento de la realidad.
A partir de allí, del punto de enloquecimiento, por así decirlo, lo que sí se vislumbra es
27 Tomadas de entrevistas a oyentes de las diversas radios.
83
la posibilidad de la idea de proceso en la cura, a partir del contacto con Vilardevoz, o
sea, aparece la perspectiva de la recuperabilidad y la rehabilitación.
El asombro por la coherencia y la claridad en la comunicación produce también efectos
a nivel de las concepciones acerca de sí mismos, de la propia auto-percepción como
seres normales o cuerdos.
Hay un asombro por la espontaneidad, y la sinceridad del discurso de Vilardevoz, donde
los comunicadores dicen cosas que los oyentes no dirían. Estuvo muy presente esta idea
de que no es posible en la cordura establecer una comunicación tan franca, directa y
honesta, sino que se producen siempre interferencias, pautadas por ciertas máscaras
sociales que utilizamos para mostrar ciertos aspectos nuestros y dejar otros en reserva,
callarlos.
Esto pone en evidencia cierta hipocresía en la construcción de la cordura, que implicaría
un trabajo más o menos conciente de ocultamiento de ciertos aspectos de nuestra vida y
nuestro modo de pensar.
Vilardevoz deja esa sensación en su audiencia, la de ser sorprendidos en aquellas cosas
que todos callamos, en la denuncia de la existencia de esos elementos que mantenemos
en una esfera privada, fuera de la comunicación pública.
C) “Evaluar la dirección de esos cambios, o sea, realizar una comparación analizada
en términos cualitativos entre un antes y un después del contacto con la experiencia.”
El estudio de este aspecto se desarrolló en el sentido que fue adquiriendo la
investigación.
A diferencia de lo planteado en algún momento, en el que se manejaba la posibilidad de
una entrevista antes de escuchar los micros y otra luego, la información se extrajo de
una entrevista única.
En la misma, estaba prevista una pregunta en el sentido de alcanzar este objetivo. Según
fuera conveniente para cada caso, la introducción del punto se realizó a partir de una
pregunta concreta o se tomó como punto de partida el propio discurso del entrevistado.
Del mismo modo, los datos informales que recogí fuera del marco de las entrevistas
sirvieron como insumo para el análisis de este aspecto.
84
De lo analizado, podría decir que el cambio tiene un sentido positivo. Ciertas barreras
existentes entre lo cuerdo y lo loco, sostenidas desde la racionalidad tendieron a caer.
De este modo es posible que la construcción peyorativa de la imagen del loco, que a su
vez genera rechazo y discriminación, se vea alterada con elementos relativizantes. Se
produce un acercamiento entre diversas formas de entender el mundo.
De cualquier modo, prefiero poner en juego otras hipótesis, que implican nuevas
lecturas de las entrevistas. Una de ellas es que la discriminación se mantiene pero
adquiere nuevas formas, o aparece mucho más oculta.
Si bien no era esperable que los entrevistados manifestaran rechazo o elementos de
discriminación en forma abierta y directa, creo que fueron obligados a ocultar más aún
los sentimientos de distancia.
Por ejemplo, un entrevistado insistió en que era mucho mejor que los integrantes de
Vilardevoz pudieran tener su antena y trasmitir ellos desde el hospital en lugar de estar
utilizando antenas de otros, o espacios, como el de El Puente, que era cedido para que
Vilardevoz emita sus programas.
Esto a primera vista parece un comentario inocente, cargado de buenas intenciones. Sin
embargo, la insistencia en el punto, y el hallazgo de planteamientos parecidos en otros
entrevistados, sugiere pensar que se trata de un modo velado de alcanzar nuevamente el
orden establecido que se vino a romper.
O sea: “los locos que tengan su radio, está bien, pero que sea la de ellos, bien
diferenciada, y no mezclada con las radios nuestras, de los cuerdos y sanos”.
El mismo entrevistado comentó que le parece que en todo lugar donde se trabaje con
discapacitados debiera haber un proyecto así, porque les permite la expresión etc., de
este modo queda en evidencia el espíritu clasificatorio, la demarcación de una línea
divisoria nuevamente aparece.
No pocos fueron los casos en que hablar de Vilardevoz y de locos inspiró hablar de
personas con Síndrome de Down. De esta manera queda también de relieve la necesidad
de tomar distancia.
Mientras los participantes de radio Vilardevoz realizan un esfuerzo importante en tratar
de discriminarse de otros grupos discriminados o marginados, desde la audiencia se
devuelve ese carácter, dando prueba de que no es en vano el esfuerzo.
Los lugares están asignados y el rol que le compete a cada uno en el establecimiento de
la relación también.
85
Para el caso del discapacitado: el recibir ayuda; para el caso del normal: ofrecerla.
Existe una relación fuerte en algunos discursos entre el planteamiento de la importancia
de que “ciertos grupos” puedan expresarse libremente y el hecho de que merecen recibir
ayuda, cariño y tratamiento.
Parece que los micros provocan sensaciones ambivalentes y por momentos ambiguas,
hay una fuerte combinación, en el asombro, de rechazo y atracción, de admiración y
repulsión.
Incluso se podría pensar en una serie de fenómenos del trabajo de campo que arrojan
elementos en este sentido aún antes de la producción de un texto analizable, es decir, en
el proceso mismo del contacto.
Hubo casos de informantes con los que no fue posible concretar la entrevista aunque al
principio se produjo un acercamiento claro y una evidente demostración de interés.
Un oyente de radio Oriental, que llamó al programa en el momento en que se convocaba
a que lo hicieran para concretar una entrevista, dejó su teléfono: “yo encantado le doy
mi teléfono y los felicito por lo que están haciendo, y sería lindo que todo esto por lo
menos los que están cayendo ahí y se están recuperando, que la gente supiera lo que es
el tratamiento y que se puede llegar a una vida nueva total”
Luego, fue interesante ver cómo en el proceso de llamadas para tratar de concertar
alguna entrevista, era claramente ambigua su postura, por un lado le parecía interesante
la propuesta y manifestaba estar a las órdenes para lo que se necesitara pero
constantemente obstaculizaba las posibilidades de un encuentro para conversar en
profundidad. A tal punto llegaban las cosas que en su caso, como en otros, fue necesario
dejar de insistir, ya que más allá de determinado límite se produciría una violentación,
por así decirlo, del propio informante.
También hubo quien llamó al espacio en El Puente y manifestó su alegría por el
encuentro con Vilardevoz, de la cual ya tenía conocimiento. Luego, en contacto
telefónico con el fin de concertar una entrevista, manifestó abiertamente no estar
dispuesta a un encuentro personal, sí se ofrecía a colaborar telefónicamente, pero un
encuentro cara a cara no aceptaba tener.
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Este material igualmente ha sido útil para pensar la línea que tiene que ver con algo
planteado por la estudiante Mariana Padrón28 y que se encuentra en el centro de estos
hallazgos: “...Existe entonces una suerte de” idealización” de ciertos aspectos de la
locura: el loco que dice la verdad, el loco poético. Y la sombra de este loco es el loco
agresivo, peligroso, factible de ser capturado e institucionalizado.”
Se pueden visualizar algunos casos en los que no se resuelve la contradicción, no hay
alternativa para la antinomia producida en el encuentro de estas dos visiones que
conviven en cada integrante de la sociedad.
Una de las formas de resolver la tensión ha sido evitar el contacto con el investigador,
porque eso desde ya implica un nivel de profundización en relación a la contradicción.
Es cierto que no siempre se concretan todas las entrevistas en una investigación,
también es cierto que no es la locura la única temática que promueve ansiedades de
persecución capaces de obturar algún proceso de diálogo.
Pero de lo que aquí se trata es de puntualizar que hay una contradicción que opera aún
en aquellos que acceden a la “tentación del acercamiento”, y que se resolverá de modo
diverso en función de factores personales, sociales, y de contexto.
El hallazgo de esta investigación no vendría a estar situado en la constatación de esta
dicotomía interna de la imagen del loco, que se fractura fuertemente en las prácticas de
exclusión, y que por otra parte ha sido ya consignada en la literatura que hay al respecto.
M. Foucault ya destacaba la producción de la locura como un resto rechazado y
olvidado de la normalidad: “Nunca hay locura más que por referencia a una razón,
pero toda la verdad de ésta consiste en hacer brotar por un instante una locura que ella
rechaza” (Foucalt, 1986).
Incluso Erving Goffman en relación al sujeto estigmatizado plantea que “tendemos a
atribuirle un determinado número de imperfecciones y, al mismo tiempo, algunos
atributos deseables” (Goffman, 1970)
Lo que aquí se trata de ver es que estas dos visiones contrapuestas conviven en el
imaginario que tenemos sobre la locura, sopesando más uno que el otro según sean las
prácticas que sobre la locura se llevan a cabo y el tipo de acercamiento que se produzca
entre quienes ocupan el lugar de locos y quienes el de sanos.
Y que en todo caso, para esta investigación importa si el contacto y el encuentro, sirven28 Estudiante de cuarto ciclo de Facultad de Psicología que realizó la Pasantía Opción Servicios por
Radio Vilardevoz y participó activamente en esta investigación.87
para la creación de procesos constructivos, donde el balance entre los términos opuestos
produzca otro resultado que no sea el miedo y la exclusión por una parte y la angustia y
el aislamiento por otra.
La alusión al principio de estos comentarios a “cambios positivos”, hace referencia
principalmente al descubrimiento por parte de los entrevistados de que la comunicación
es posible entre quienes están padeciendo una enfermedad mental y quienes no.
Ese hallazgo del oyente significa una alternativa a la solución que brindaba el estigma,
pone en movimiento los significados y el afecto ligado a la construcción del loco y
habilita a la producción de una imagen diversa, no inversa. No se trata de que antes
percibían al loco como el no razonable y potencial agresivo y ahora los locos son todos
creativos, bondadosos y aún sabios. Se trata de que lo que antes ocupaba el lugar de
loco estaba inmóvil, sedimentado, sin posibilidad de ser pensado, por lo tanto invisible,
y desde allí actuaba como elemento negador de toda posibilidad de cambio.
Lo que aparece es el movimiento, el intercambio de significados, el diálogo implicado
en la comunicación, lo cual produce algo novedoso.
De este modo se abre una nueva perspectiva en todo un conjunto de acciones cotidianas
tendientes a definir la enfermedad como una especie de castigo o peste, o de la idea más
primitiva aún, de que la locura es una suerte de azarosa aparición en la vida de alguien
que hasta ese momento era normal, un descontrol y un extravío tales donde ya no es
posible el entendimiento.
Si no hay entendimiento no hay diálogo, si no hay diálogo, si la escucha está obturada
por el pre-concepto rígido, no hay intercambio ni aprendizaje posible, no hay
enriquecimiento.
“...pasa que uno escuchando los micros a veces recobra valores que la sociedad está
perdiendo, y eso es muy bueno...”(R.T. Nuevo París, Alternativa FM)
“...me sorprendió un poco la claridad ¿no? de la gente del Vilardebó, o sea... uno me
parece que mistifica un poco ¿no?...”(C.M. Cerro, La Cotorra FM)
“Yo te digo la verdad, lo veo positivo, lo veo cien por ciento eficaz... la gente cree que
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están aislados del mundo, ellos están dentro del mundo, la sociedad es la que lo aísla.”
(E.C. La Teja, El Puente FM)
Se puede visualizar el desplazamiento hacia “la gente” refiriéndose a otros que no son el
entrevistado, pero a mí se me ocurre válida la posibilidad de incluir al propio
entrevistado en ese “otros”, que no es otro que “la gente”, los otros que no son locos, o
sea , él mismo, ya que los locos siguen siendo “ellos”.
En este tipo de frases se ven simultáneamente las dos ideas que emergen por todas
partes: la continuación de la separación coexistiendo con un nuevo tipo de reflexión: la
separación está porque la construimos, la gente la construye día a día.
Es un primer nivel de visibilidad sobre un problema que del otro modo dejaba muy bien
resuelto el problema del encierro y el aislamiento: “es necesario hacerlo porque son
peligrosos e incoherentes”.
El aislamiento queda interrumpido al entrar en contacto los dos planos inconexos, y el
escenario para ello es la realidad del micro al aire, ya no el micro específico escuchado,
sino “el micro” como “todos los micros”, la inminencia de que nuevas audiciones
provocarán el encuentro nuevamente.
“ yo no me sentía con la capacidad de acercarme a ellos, al escucharlos lo que me
pasó fue como decir: bueno, yo también podría hablar de estas cosas con ellos, hablan
los mismos temas que yo. También tengo un nexo para acercarme a ellos, no son una
cosa que tengas que estar sumamente capacitado , estudiar, no, son seres humanos
como uno”.
Creo que se trata de una frase que de algún modo sintetiza el aspecto contradictorio que
estoy tratando de delinear como hallazgo en el discurso de todos los entrevistados.
Por una parte el acercamiento, la dimensión humana del encuentro con quienes se creían
muy distantes y esencialmente diferentes. También se vislumbra la auto-referencia con
respecto a que él mismo podría ser un loco y eventualmente estar allí con ellos
dialogando sobre algunos temas, o leyendo poemas, etc. El hallazgo del denominador
común en “humanos” es ampliamente reparador y reconfortante.
89
Pero del mismo modo, deja entrever una nueva máscara: hay una condición para que
“yo” (sano-cuerdo) me acerque a “ellos”(enfermos-locos), sin el escudo de una teoría o
método de intervención, y es la de que digan cosas coherentes, que hablen de temas que
me interesan y lo hagan bien, sin desvariar ni divagar.
Es precioso lo que hacen, en una yo escuché a una muchacha que decía poemas, después
otra vez escuché otra muchacha, que estaban hablando de política...” “...y yo decía que
para ser una persona que estaba enferma, o que se estaría recuperando, hablaba bastante
bien” “ Qué bueno que le den oportunidad a las personas, porque hoy en día hay mucha
discriminación de la gente”
Es bastante claro que “la gente” nuevamente viene a representar “otro” que es “yo
mismo”, el que no estoy enfermo: “nadie se asombraría si yo dijera esas cosas, pero en
alguien que está enfermo...”
Es el esfuerzo por no estar loco combinado con el esfuerzo por no ser quien designa esa
locura a través de la discriminación. Hay dos cosas que el informante no quiere ser y
por eso lo desplaza a ese “otro”: loco y quien discrimina al loco.
Este giro lo obliga a pensarse en su lugar en relación a la locura, y ello a su vez en
virtud de su reubicación con respecto al que antes era loco y que no podría “hablar
bastante bien” contrastado con este nuevo loco, que hace cosas preciosas y que al poder
decirlas causan regocijo en quien escucha, que aprende algo de lo bello allí donde
aquello era insano, y que ha tenido la “oportunidad” de no serlo.
CUANDO LOS OYENTES SON COMUNICADORES
Merece un apartado la consideración de los medios de comunicación y los
comunicadores involucrados en la emisión de los micros y su relación con esta
investigación.
Pensar en cómo se obstaculizó en algunos casos el curso de la investigación planteada y
cómo este aspecto hace reflexionar sobre la estrategia metodológica utilizada y sus
limitaciones.
Tomemos el caso de lo acontecido con el programa “Planetario” de “El Espectador”. El
90
comunicador estuvo emitiendo casi a lo largo de un año y medio (1999 y 2000) micros
de Vilardevoz en un espacio compartido con La Colifata (radio de los pacientes del
Hospital Borda).
Al principio aparecen los mismos elementos conocidos: el asombro, la seducción.
El primer micro que escuchó el conductor del programa era uno llamado “¿Qué es la
locura?”, donde los internos del Hospital Vilardebó29 daban su visión acerca del
concepto y el “problema de la locura”; micro que durante un tiempo fue una especie de
“best seller” y carta de presentación, conjugando y condensando varios aspectos
vinculados al surgimiento de la radio y sus potencialidades.
El fuerte impacto provocado por esta audición, sumada a otras, que podrían ir en el
mismo sentido, fue quizá uno de los determinantes para que se estableciera el acuerdo
de la emisión de los micros una vez a la semana.
Hoy, con la visión en perspectiva que permite el tiempo, parece probable que ese
impacto inicial, en el marco del impacto más general, vinculado al hecho de la
existencia de una radio en el Hospital Vilardebó,30 hizo que el comunicador partiera de
su entusiasmo inicial hacia una proyección sobre su audiencia, esperando resultados
similares.
Lo que resultaba curioso al escuchar al conductor de ese espacio era constatar que toda
la gracia y soltura con la que se venía desenvolviendo se detuvieran, o quedaran
eclipsadas en el momento de emitir los micros de Vilardevoz, es como si hubiera un
breve lapso de tiempo dentro de su programa en el que se hablaría de un tema “serio” y
“difícil de abordar”, era muy común que se equivocara bastante en esos momentos, que
omitiera o deformara aspectos relacionados a la radio y su funcionamiento.
Luego de una temporada y media, donde la respuesta de la audiencia no fue quizá la
esperada, o no colmó sus expectativas, nos comunicó que iba a realizar unos cambios en
29 Producción del taller de radio cuando se realizaban con internados exclusivamente.30 De por sí esto tiene sus efectos y que no están estudiados en esta investigación pero que podrían arrojar
elementos bien interesantes, ya que se podría investigar los efectos de impacto en quienes en realidad solo
han oído hablar de la existencia de la radio pero nunca la escucharon, y que al parecer es un número
bastante grande de personas, más si consideramos que en varias oportunidades el proyecto se ha
presentado en actividades públicas y en la televisión.91
el programa y que los mismos no incluían continuar con el espacio de Vilardevoz.
Esto en principio obstaculizó los planes de la investigación ya que la suspensión se
realizó cuando comenzaban las primeras fases de coordinación con los medios. Se
esperaba obtener informantes en la audiencia de ese programa.
Ya fue mencionado en el capítulo acerca de la actividades realizadas el hecho de que
esta dificultad, sumada al retiro del aire del programa “Amargueando” en “Gardel FM”,
trajeron no pocas complicaciones metodológicas que deben ser asumidas como parte de
la realidad encontrada al iniciar el trabajo de campo, pero también como elemento a
considerar a la hora de continuar con exploraciones de este tipo.
No resulta fácil obtener la atención de los comunicadores en relación a investigaciones
de carácter científico.
Al menos si estas no traerán un beneficio directo al programa.
Parece ser común encontrar cierto aliento y entusiasmo al principio y luego se
comienzan a visualizar obstáculos en el sentido de un compromiso con el estudio a
desarrollar.
Pero si bien esto es destacable, no quisiera perder de vista que el proceso detectado en el
análisis del discurso y actitudes de los entrevistados se repetiría en algunos casos a nivel
de los comunicadores, como parece demostrarlo el ejemplo con el caso de “El
Espectador”.
La aparición de la contradicción que devela una dicotomía: el loco como personaje
mítico despierta dos tipos de actitud ciertamente complementarias y de signo contrario.
Una atracción-seducción por una parte y un rechazo-discriminación por otra, que al no
poder integrarse no se termina de resolver y se obturan los procesos comunicacionales.
Los procesos de comunicación serían los que nos llevarían a la consideración plena de
una alteridad en el loco, que nos devuelve una imagen fragmentada de lo que somos y lo
que construimos como sociedad.
Si no se termina de resolver la ecuación quedamos prendados de sentimientos
encontrados y no dejamos nunca de ver al otro como un distinto que debe ser superado a
través del rechazo o negación.
De allí hay un paso a la valoración, donde el otro pasa a ser “ordenado-clasificado” en
92
una lógica de “mejor o peor” y se lo pasa a discriminar.
Lo que se pone en juego es cuán tolerantes podemos llegar a ser y cuánto de esa
tolerancia está en la posibilidad de ver al otro diferente como un otro posible, viable,
digno de consideración.
Dentro de esta perspectiva, cabe considerar la hipótesis surgida en esta investigación, en
cuanto a que quienes se aproximan y entran en contacto con Vilardevoz tienen algún
elemento en su historia de vida que los liga fuertemente con la experiencia de la locura.
De este modo se podría decir que este elemento vinculante sirve como factor de
aproximación, y que habilita el replanteo del problema y por consiguiente una
reformulación de la idea de loco y locura que se tiene. También puede operar generando
situaciones de rechazo, donde se prefiere tomar distancia por no poder manejar la
situación.
Esto habría que trazarlo como una hipótesis, ya que hay que considerar los casos
particulares como tales, pero se puede avizorar una tendencia parecida sea cual fuere la
forma de contacto con Vilardevoz.
D) Evaluar si la estrategia de trabajo de los talleres de radio permite que se pueda
producir algo del orden de lo novedoso en torno al fenómeno. Es decir, si una
experiencia terapéutico-participativa es o no un buen camino para la producción de
cambios positivos en el área de la salud.
Dar una solución acabada a este objetivo implica arriesgar demasiadas respuestas a
interrogantes que aún permanecen abiertas.
De algún modo, parece convenirle más el aspecto de “objetivo general” que tiene,
implicando un tipo de conocimiento válido para la Psicología en relación a un método
de intervención en un campo disciplinario esencialmente ajeno como lo es el de la
locura y la enfermedad mental, ampliamente psiquiatrizado visto desde la perspectiva
teórica que enmarca esta investigación.
En este sentido se puede decir que la información que aportan los entrevistados indica
93
que es posible remover mitos y creencias más o menos rígidos y erróneos con respecto a
lo que es un loco y lo que significa estar loco, a partir de una comunicación franca,
sincera y abierta.
Para que esta pueda darse, a su vez, es necesario generar un dispositivo de trabajo que
habilite la emergencia de un discurso auténtico, producido por un colectivo que al
mismo tiempo permite la discriminación subjetiva, propicia procesos de singularización
donde aparece de entre el anonimato de “loco” rescatada la persona, alguien con nombre
y apellido, con un rostro.
Sería un nexo posible a establecer, aunque no sabemos si con otro método para la
producción de una radio de pacientes psiquiátricos no se producirían efectos similares.
Es decir, partimos de que la construcción del colectivo y del discurso de Vilardevoz se
realiza sobre la base de la generación de una micro-práctica transformadora tendiente a
generar espacios de subjetivación alternativos a la que se observa en el aislamiento y
marginación de un grupo.
Para el caso: un grupo de riesgo delineado socialmente a partir y en función de prácticas
de control existencial del cuerpo y el discurso, de tal modo que éste queda acallado y
sustituido por un discurso disciplinario y científico que habla en su lugar.
Pero podría no ser esa su conformación, podría existir una radio que tuviera como base
constructiva los mismos elementos alienantes que construyen la vida del paciente
psiquiátrico y la imagen ligada a las prácticas de asistencialismo, ayuda, caridad, etc.
O podría tratarse de la “muestra de trabajos” realizada a través de un cuerpo técnico que
define los lineamientos de lo que será dicho y que “expone” a pacientes que dicen
poemas o recitan textos predeterminados y autorizados.
Esto no está muy distante de lo que muchas veces se imagina que es Vilardevoz por
parte de otros técnicos vinculados al área de la Salud Mental.
Esto se vincula a que los hallazgos de esta investigación, podrían encontrar su
traducción en el ámbito asistencial, donde operarían los mismos mecanismos.
Muchas veces encomendados al control social de la locura, aún sin saberlo, se suele ver
con buenos ojos la existencia de la radio pero “habría que cuidar muy bien lo que se
dice”, no podrían hablar de cualquier tema, más bien que canten una “cancioncita”
agradable y que continúe todo como está.
94
No voy a analizar aquí este punto pues sería merecedor de un estudio aparte, pero sí me
gustaría dejar en relieve la posibilidad de que Vilardevoz fuera otra cosa, una especie de
continuismo de la alineación y de las prácticas habituales, en cuyo caso no sabemos si
los efectos sobre la audiencia serían los mismos.
Nos alejaríamos del centro del objetivo que estamos viendo, que tiene que ver con lo
terapéutico y participativo, si nos introdujéramos al análisis de la relación con la locura
y lo loco que tienen quienes trabajan en el área.
En el sentido que se plantea en este objetivo, para sus propios participantes, creo que es
más claro el efecto de Vilardevoz no tanto como radio, sino como colectivo de
referencia y espacio de producción.
Esto me hace pensar en la pertinencia de este objetivo al día de hoy, ya que la
perspectiva que adopta esta investigación se restringe a los efectos en la audiencia.
Principales aplicaciones futuras de los resultados.
Como había sido formulado en el proyecto inicial, esta investigación intenta, en sus
objetivos, aportar al conocimiento de la locura y la enfermedad mental sobre la base de
considerarlas como producciones sociales.
Se podrían agrupar las aplicaciones en diferentes áreas de interés.
1) INVESTIGACIÓN:
Es lícito pensar que la línea investigativa que se abre a partir de estas primeras
exploraciones, de continuar, permite profundizar más en ese conocimiento.
Podrían ser tenidos en cuenta estos primeros pasos como antecedentes de investigaciones
más profundas o más abarcativas en la misma línea de interés.
1.A) En lo referente al estudio del imaginario social en torno a la locura, surge de esta
investigación la importancia de buscar una mayor precisión en cuanto a la relación entre
rechazo y atracción, amor y odio como elementos constitutivos de la idea de loco y locura.
Al mismo tiempo, el estudio de los procesos de seducción e idealización y por otra parte
95
los de marginación y discriminación.
El ser entendidos como procesos sociales y de producción de subjetividad invita a conocer
su dinámica, los factores que conllevan las tendencias hacia uno u otro extremo y las
diferentes formas de solución a la dicotomía.
1.B) En esta misma esfera, quedaría por desarrollar, dentro de esta línea de investigación,
la importancia de la emergencia de la locura familiar como componente de un modo de
subjetivación que excluye a través de prácticas y creencias concretas, y que forman parte
de la constitución de la normalidad propia y la locura de los otros.
1.C) También resulta interesante incluir en futuros desarrollos de estas líneas
investigativas, la dimensión de encuentro que se produce a partir del fenómeno de la
“Fonoplatea Abierta”31.
Se trata de otra forma de acercamiento, diferente a la del micro o del programa al aire,
donde la dimensión corporal está jugada de modo directo, y donde los efectos
eventualmente podrían seguir en la línea planeada en estos resultados y/o presentar
bifurcaciones.
2) SALUD MENTAL:
Se destaca la importancia de los resultados a la hora de pensar en el diseño de proyectos en
salud mental, comunitarios y de rehabilitación.
Podría ser extensible a otras poblaciones definidas como grupo de riesgo o de
vulnerabilidad y que cumplan con características similares (Lugares de reclusión, grupos
estigmatizados, etc.)
De estos primeros hallazgos, se destaca que dicho diseño puede incluir un nivel que
considere la dimensión social del tema, no solamente en el sentido de la “difusión”, sino
más bien en un nivel estructural.
Se trataría de la implementación de dispositivos que impliquen por un lado, un nivel de
trabajo directo con la población objetivo, y al mismo tiempo un nivel que tenga como
finalidad producir cambios en la mirada que existe sobre el problema a nivel social.
31 Radio Vilardevoz viene instrumentando desde el 2001 la experiencia de Fonoplatea, totalmenteabierta al público, en el marco del “Simulacro” de salida al aire que se hace todos los sábados demañana en el Centro Diurno del Hospital Vilardebó. Allí es posible participar de la programación deVilardevoz como observador, participar directamente en los programas e intercambiar con losintegrantes de la radio en la fonoplatea misma.
96
El diseño de experiencias de rehabilitación aisladas del contexto, donde se trabaja
solamente con el grupo definido, con la población delimitada, de algún modo plantea que
la rehabilitación es un proceso que deben cumplir exclusivamente los “destinatarios”,
“usuarios”, etc.
Con lo que aparece en esta investigación, se podría decir que tienen mejores posibilidades
de alcanzar sus objetivos de rehabilitación si se tiene en cuenta la amplitud y magnitud
social del tema y se actúa en ese nivel, haciendo que la rehabilitación sea un proceso en el
que todos deben comprometerse.
Las ideas del imaginario que sostienen la existencia de quienes “deben ser rehabilitados”,
están plagadas de mitos y preconceptos que no hacen otra cosa que seguir reproduciendo
las mismas condiciones de exclusión y marginación que hacen necesaria la rehabilitación.
3) FORMACIÓN DE GRADO
Esta investigación se llevó a cabo estableciendo una articulación con la “Pasantía Opción
Servicios” que se realiza para estudiantes de Psicología de cuarto y quinto ciclo por Radio
Vilardevoz.
En este sentido, la inclusión de los estudiantes en tareas de investigación deviene del
desarrollo de esta investigación concreta.
En la actualidad lo que se ha implementado es una instancia de formación donde el
estudiante se incluye en un “proceso de investigación”.
El mismo implica tomar contacto con un aspecto de la práctica que está realizando y
desarrollarlo como eje de una investigación. Permitiéndole incluir variantes y aspectos
novedosos ya sea en lo metodológico, en los enfoques de análisis o en nuevas hipótesis
que se construyan.
BIBLIOGRAFÍA:
De León, Nelson; Fernández, Juan (1998). “Institucionalización de la locura: la
enfermedad mental” en IV Jornadas de Psicología Universitaria. Ed. Tack.
Montevideo.
97
Deleuze, Gilles y Guatari, Felix (1994). Rizoma, en Mil Mesetas, Pre-textos.
Demo, Pedro (1987). Avaliaçâo Qualitativa. Cortez. Sâo Paulo.
Foucault, M (1986). Historia de la locura en la época clásica. Ed. FCE. México.
Freire, Paulo (1970) Pedagogía del oprimido. Siglo XXI. Bs.As.
Lacan, Jacques (1984). “El Otro y la psicosis” en El Seminario, libro 3, Paidós, Bs.As.
Lacan, Jacques (1988) “¿Dónde está la palabra? ¿Dónde está el lenguaje?” en El
Seminario, libro 2. Paidós. Bs.As.
Moffatt, Alfredo (1984). Psicoterapia del oprimido. Humanitas. Bs.As.
Pichón Riviere, E. (1971). El proceso grupal. Nueva Visión. Bs.As.
Rebellato, José Luis; Giménez, Luis (1997). “Ética de la autonomía” Roca Viva. Mdeo.
Taylor, S.J.; Bogdan, R. (1992). Introducción a los métodos cualitativos de
investigación. Paidós. Bs.As.
98
Recorriendo el camino del dispositivo terapéutico de Radio Vilardevoz
Florencia Piazza
Introducción
En este trabajo pretendo dar cuenta de mi experiencia en el pasaje por la práctica dentro
del “Proyecto comunicacional participativo Radio Vilardevoz”, puntualmente en el
espacio conocido como "Ampliación de la salida al aire" que se desarrolla los sábados a
la tarde.
Dicho espacio supone una ampliación de la programación matutina, cuenta con dos
coordinadores, posee un formato radial pretendido de estudio, con una programación
más estructurada en cuanto al diseño y preproducción de la misma, lo que conlleva otro
nivel de preparación. Se desarrolla sin fonoplatea habilitada, en el mismo salón que la
salida al aire matutina y con un número de participantes más reducido.
A partir de esta experiencia, surge en mí la interrogante de cómo se incluye el
dispositivo Radio Vilardevoz dentro de la terapeútica del paciente psiquiatrico del
Hospital Vilardebó. Podría decirse, qué es y cómo se da lo terapéutico en Radio
Vilardevoz, así como cuáles son los elementos fundamentales que lo sustentan.
Sabiendo que el proyecto constituye un modelo alternativo en la visión y tratamiento de
la enfermedad mental, los paradigmas que construyen las nociones de salud,
enfermedad, y locura; entendiendo esta última como parte constitutiva de todos los
sujetos.
Así, reflexioné sobre una serie de argumentos que construyen lo terapéutico en Radio
Vilardevoz, recorriendo un camino que me lleva a repensar los conceptos de terapeútico,
estigma del paciente psiquiátrico, recomposición de la subjetividad, participación, redes,
ética, estrategias y rol del técnico dentro del proyecto. Encontrándome en el camino con
mis propias vivencias al transitar la práctica.
ADENTRÁNDONOS EN VILARDEVOZ COMO DISPOSITIVO
99
TERAPÉUTICO
A medida que avanzaba en la práctica dentro del Proyecto Comunicacional Participativo
Radio Vilardevoz, me fui preguntando cómo se armaba la máquina terapéutica allí, y
qué lo hacía un dispositivo terapéutico y lo diferenciaba de tantos otros. Cuáles eran y
cómo operaban los procesos para que el mismo sea efectivo, dentro del espacio de
extensión de la salida al aire, donde se inscribió mi práctica.
Estas interrogantes me llevaron a encontrarme con varias nociones de la teoría y a
reformularme otras. La primer cuestión fundamental a elucidar es: qué se entiende por
“terapéutico”.
Todas las palabras están cargadas de significantes diversos dependiendo del contexto en
el que las apliquemos. Resulta claro que no todo es terapéutico, aunque comúnmente se
asocie el concepto a diversas disciplinas y curas o métodos alternativos. Así, cuando
utilizamos la noción de terapeútico, muchas veces la asociamos con una "cura
discursiva", en el caso de la Psicología, o una "cura farmacológica," en el caso de la
Medicina. Ello siempre dentro del contexto de usuarios de la salud en una extensión
temporal que parece no tener fin, ya que el individuo no es sujeto de su "tratamiento",
sino objeto del mismo, pues la persona no es tratada como sujeto de derechos y, dentro
de éstos, la salud como un derecho fundamental, vital, del que resulta evidente que nos
concierne todo lo relativo a ella. Visto de este modo el sujeto usuario de salud, el poder-
saber está colocado en la figura del técnico de la salud, y el receptor se limita a acatar lo
que se le ha aconsejado "por su bien". Muchas veces, también la visión de lo terapéutico
se circunscribe dentro de la especificidad, limitándose a un aspecto de la vida del
individuo, sea este socio - económico, mental - psicológico, o biológico, y no al sujeto
como una integralidad.
Siempre que se realiza una nueva experiencia, como el caso de la mía en la práctica, se
parte de ciertos preconceptos o prejucios, pero a lo largo del desarrollo de la misma,
constaté una realidad que hizo repensar y modificar esas estructuras de pensamiento. Es
así que lo terapéutico, entendido como un concepto que busca ayudar, mejorar o hasta
curar, se torna algo tan amplio, tan vasto, que muchas veces hace que caigamos en
reduccionismos que van en contra de esa misma esencia de “ ayudar al otro”. Puesto que
a lo terapéutico se lo relaciona, por ejemplo, con una marca comercial, con una revista,
con un programa de televisión o de radio, sin tener en cuenta el proceso, entendido éste100
como el camino, los objetivos a seguir, la estrategia y el método dentro del cual se
desarrolla un concepto que constituye una forma de tratamiento, puede decirse una
terapia o desarrollo de una estrategia, por lo cual su aplicación es terapéutica. Vale decir,
terapéutico implica un proceso, a mi entender, que lo certifica y lo revalora como en el
caso de la Radio, transformándolo en una medida de tratamiento dentro del contexto de
la salud mental. Es así que a lo largo del pasaje por la pasantía fui construyendo nuevas
formas de entender lo terapéutico con cada experiencia, con cada charla compartida, con
los silencios, con la observación de los procesos que se fueron dando, desafiando mi
propio saber. Así, el reto para mí es poder lograr una integralidad entre los diversos
aspectos que hacen a la salud del individuo, donde se anclan las bases y estrategias de lo
terapéutico.
Dado que la Radio se desarrolla en el marco de una institución manicomial, no puedo
dejar de tener en cuenta la implicancia de la palabra “manicomio”, el peso que una
institución mental tiene en la comunidad, sociedad y a lo largo de la historia y los mitos,
fantasías y estigmas que se despliegan en torno a ésta.
Las instituciones manicomiales tienden a homogeneizar las subjetividades de los
individuos a los que “contiene”, perdiéndose progresivamente las singularidades que
caracterizan a cada uno, para pasar a ser etiquetados como “paciente psiquiátrico”. Es
en este contexto que se hacen presentes ciertos mitos que se desarrollan alrededor de la
enfermedad mental como sinónimo de “locura”, entendida como algo a temer para
quienes desconocen o para utilizarla en discursos apologísticos, reforzando esta
construcción social. Es de importancia considerar que la construcción de la condición
del ser paciente psiquiátrico se vale de conceptos alienantes y cosificantes como el de
ser “incapaz”, “peligroso o violento”, “no útil”, “no tener nada para brindar”, ser un
simple receptor de políticas y estrategias en salud.
Como plantea Erving Goffman “… las instituciones totales desbaratan o violan
precisamente aquellos actos que en la sociedad civil cumplen la función de demostrar
al actor, en presencia de los testigos ocasionales, que tiene cierto dominio sobre su
mundo, que es una persona dotada de la autodeterminación, la autonomía y la libertad
de acción propias de un adulto” (Goffman, 1994). Desde el momento mismo de la
internación se van desplegando mecanismos de masificación y aislamiento que tienden
a una pérdida de la autonomía y, con ella, del poder de decisión de los sujetos internos,
101
y conllevan el estigma social, quedando los sujetos estereotipados como los “locos”,
marginados, y excluidos de todos los ámbitos sociales aceptados. De esta manera
podemos encontrar lo que se ha dado en llamar la “estigmatización del paciente
psiquiatrico” y de la “locura” como condición, que coloca a la persona que la padece en
un lugar de absoluta fragilidad y discriminación en los procesos de inclusión- exlusión
de la sociedad, vulnerando así todos los derechos inherentes al ser humano como el
pleno uso de los mismos.
Si bien no todos los participantes de la radio han pasado por un período de internación,
las construcciones sociales en torno al ser paciente psiquiátrico generan un bagaje de
sentimientos, de posturas y actitudes con las que los integrantes de la Radio luchan. Esta
constituye, entonces, una variable a tener en cuenta a la hora de generar prácticas en y
desde la salud. Cobra especial importancia la Radio Comunitaria como medio
alternativo de comunicación, como fuerza contra-hegemónica, alterando el orden social
impuesto.
Una de las anécdotas de la práctica, que hace visible los estigmas a los que se ven
expuestos los usuarios del Vilardebó, es lo sucedido durante el Día del Patrimonio. En
esa fecha el hospital estaba de puertas abiertas para recibir a los visitantes y mostrar un
poco de su historia, dentro del circuito de recorrida estaba Vilardevoz que se unía a los
festejos. De pronto el local se llenó de gente, había vecinos en todas partes. Se podría
decir que –afortunadamente- se apropiaron del lugar y de la Radio; todos entusiasmados
con la experiencia, encantados de estar en “una radio hecha por locos”, querían llevarse
un trocito de la misma, buscaban los folletos, pegotines, o un simple papel para llevarse
un recuerdo. En un momento una señora que estaba entusiasmadísima con la foto de
uno de los participantes (que lo mostraba tocando la guitarra en un evento en el Teatro
de Verano) me dice con cara condescendiente: “¿Él también es enfermito?”. La
respuesta podría ser: Ni él ni nunguno. Queda bastante claro que, la señora necesitaba
reafirmar el estigma del paciente psiquiatrico, el cual se descompone en que, por un
lado, es un ser totalmente distinto, y por otro, es inferior en algún sentido. El uso de la
palabra “enfermito” alude a estereotipos, es una forma de querer marcar una barrera
entre lo sano o “normo-aceptable”, y lo enfermo, que no encaja con ese esquema
socialmente aceptado.
102
Lo que resulta igualmente invalidante es el uso del diminutivo, que inferioriza y quita
dignidad al sujeto. Me hace recordar las palabras de W. Grimson32 en un documental
acerca de las Comunidades Terapéuticas en Argentina, él cuenta allí que uno de los
primeros pasos que tomó el equipo técnico entrante para re-dignificar a los internados
fue erradicar la costumbre del personal de enfermería de tratar a los pacientes “como
niños”, es decir no llamándolos por su nombre sino con sobrenombres o diminutivos.
Lo que se propuso en ese entonces fue que se los tratara de usted y por su nombre, esto
devuelve el respeto perdido incluso por sí mismo, y genera otra respuesta en las
actitudes y acciones de los usuarios.
Los prejuicios de la sociedad se concentran y materializan en ese comentario de la
señora, vivimos en una sociedad que deposita lo enfermo en determinados lugares, a la
vez que lo produce constantemente. Hay determinados roles como el del “loco”,
“ladrón”, “violento” , y un largo etcétera, dónde la sociedad proyecta su temor a través
de conductas alienantes y discriminatorias, encerrando “chivos expiatorios33” de una
patología que es social en primera y última instancia.
Alfredo Moffat instaura una línea de fuga-instituyente con su planteo ideológico
alternativo al tratamiento de los pacientes: la Psiquiatría Popular. Una de las
afirmaciones de su planteo será la de “redistribución de la locura”:
“Tal como la pobreza (o la riqueza) la locura es necesario re distribuirla. Los
chivos emisarios no necesitarían existir si cada uno asumiera su parte de locura,
su delirio chico o grande (…) defendiendo una redistribución de los contenidos
irracionales también estamos defendiendo nuestro derecho a la creación, a la
imaginación y a conocernos nosotros mismos, hacia adentro, hacia nuestro
inconciente (…) bien sabemos que la calificación de loco depende del nivel de
tolerancia a lo distinto..." (Moffat, 1974).
El autor plantea que, cuanto mayor sea la intolerancia, más cantidad de gente será
puesta en esta categoría, y que esta situación de estigmatización no se acota sólo a los
internados en un hospital psiquiatrico, ya que nadie está libre de perturbación en el
desarrollo vital, y que ésta “nos pertenece a todos”.
32 Ex Director de la Comunidad Terapéutica “Centro Piloto” en el Hospital Estevez, en Argentina.33 Haciendo alusión al concepto de Pichon Rivière, quien plantea que el chivo expiatorio es aquel en el
que de alguna manera se deposita todo el aspecto negativo del grupo, es el que tiene la culpa de todo.En el cual que se deposita masivamente todo lo malo.
103
Podemos pensar que, de alguna manera, los muros del hospital se transforman muchas
veces en muros que aislan de la sociedad e implican, de alguna forma, no poder hacer
uso de los servicios, no acceder a las mismas oportunidades, estar desempleado y no
recibir capacitación para el mercado laboral, perder vínculos, redes de sostén; y en
términos generales un “no poder” como potencia y acción. Es en este marco que la
acción participativa aparece como la posibilidad que tiene la persona de moverse de ese
lugar pasivo, poder tomar decisiones haciéndose cargo de ellas, a la vez que pudiendo
preguntarse el modo en que se presentan.
Vilardevoz otorga una forma de tomar poder para los participantes, pero que también
genera cambios en todos los que tienen contacto con la misma. En términos generales,
se puede pensar a la comunicación dentro de la Radio como una herramienta para
pensarse y de liberación, ya que los movientos que se generan a través de la misma
permiten una resignificación del ser paciente psiquiatrico, donde se pasa de ser
paciente-pasivo a participante-activo permitiendo una recomposición de la subjetividad
(Lans, 2003).
La Radio genera que se traspasen los muros; en el caso de la anécdota contada la
existencia de una salida al aire en ese momento, y de un espacio determinado para ello,
permitió que los vecinos del barrio atravesaran los muros del hospital, rompieran con lo
fantasmático de la locura cumpliendo un poco con la “redistribución” de la misma como
se venía diciendo. A través de la grilla de programación llevada adelante por los
participantes de la Radio, parte de la comunidad pudo ver lo que son capaces de brindar
sus integrantes. Usando las palabras de Ana M. Fernández, sería
“…poder visualizar la capacidad de invención de un colectivo en acción,
condiciones de posibilidad por las que un colectivo instala una situación donde
despliega diversas "y muchas veces impensadas" capacidades de invención
imaginante. De alguna manera, pensar cómo, cuándo, un colectivo arma
máquina, desborda lo instituido e inventa nuevos devenires.” (Fernández, 2007)
Este tipo de eventos generan movimentos todo a lo largo de la comunidad que
“contagian” y tienen efectos fortalecedores, sobre todo porque el Proyecto Vilardevoz
configura una línea de fuga instituyente dentro de la institución Vilardebó; a mi forma
104
de interpretarlo, de alguna manera "construye institución dentro de la institución". El
movimiento entre lo instituido- instituyente nunca se detiene, ya que siempre se está
recreando la Radio como proyecto abierto, a la vez que lo hace el contexto en el que
está inscripta, por eso de que “el contexto hace al texto”.
Aquí cobra relevancia el concepto de dispositivo. Vilardevoz es un dispositivo, lo que
implica, como lo plantea M. Foucault:
“...se halla pues siempre inscrito en un juego de poder, pero también siempre
ligado a uno de los bornes del saber; que nacen de él pero, asimismo lo
condicionan. Lo que trato de indicar con este nombre es, en primer lugar, un
conjunto resueltamente heterogéneo que incluye discursos, instituciones,
instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas
administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales,
filantrópicas, brevemente, lo dicho y también lo no-dicho, éstos son los
elementos del dispositivo. El dispositivo mismo es la red que se establece entre
estos elementos.” (Deleuze, 1990)
De esta manera la Radio se encuentra atravesada por factores desde los
organizacionales, las formas de ser y estar dentro de la misma, las líneas de fuerza, el
poder inmanente, los marcos de visibilidad e invisibilidad, y genera a su vez nuevos
dispositivos. Es por ello que me parece pertinente citar a Cecilia Baroni cuando expresa:
“…primero creo que no hay un dispositivo, hay varios dispositivos que hacen
Vilardevoz. Vilardevoz funciona con una concepción general, que creo que se nutren
todos los dispositivos, somos una unidad, pero en realidad esa unidad está organizada
de formas diferentes, con espacios bien diferentes, entonces hay una concepción que
tiene que ver con la circulación de la palabra y que es fundamental y con la
participación de aquellos, digamos, que casi siempre han sido como excluidos de ese
tomar la palabra y de poder pensar sobre sus situaciones y sus condiciones de
producción, en relación a la locura no tanto, si no más bien a la enfermedad como algo
instalado, producido; y luego hay algo que tiene que ver con esto de la comunicación,
entonces, y con generar, a su vez, dispositivos de intervención. Entonces en realidad
Vilardevoz se organiza en distintos espacios de trabajo, los cuales son bien diferentes
entre sí, porque tienen funcionalidades diferentes. (…) todos los espacios de Vilardevoz
funcionan con una modalidad de grupo abierto y eso también hace a la concepción del
105
dispositivo en general, que es poder trabajar desde la noción de acontecimiento y desde
la noción de aquello que puede ir surgiendo a partir del encuentro”34
Esta cita resulta bastante extensiva de todo lo que implica el Proyecto Radio Vilardevoz
como dispositivo complejo y recorre muchos de los aspectos que se abordan a lo largo
de este trabajo.
En primer lugar, si hablamos de terapéutico, no podemos separarlo de la noción de
intervención, ya que es a través de ésta, con sus diversos modelos, formas de
organización, que se hace posible alcanzar efectos en los otros. Toda intervención
persigue un objetivo de transformación, y puede distinguirse en función de sus objetivos
secundarios como ser de cuestionamiento, problematización, esclarecimiento,
contención, etc. Existen intervenciones verbales y de la acción. Esto como marco
general, pero tal vez lo que más me impactó cuando entré a la pasantía, y que consistió
en uno de los mayores aprendizajes, fue la versatilidad de intervenciones que se dan en
Vilardevoz. Existen tantos tipos de intervenciones como particularidades de cada
espacio. Cada espacio es un dispositivo y genera dispositivos de intervención que le son
propios, dependiendo de las circunstancias transcurridas.
Intervenir en Vilardevoz implica tener en cuenta la complejidad de las situaciones,
cuando se interviene en el marco de un dispositivo abierto, horizontal y múltiple,
resulta vital poder pensar los fines, medios y objetivos, porque estamos interviniendo la
realidad misma donde nosotros también estamos implicados, “metemos el cuerpo” y es
necesario también poder generar vectores de análisis hacia nuestra praxis. Pensar en la
praxis, es reflexionar acerca de las variables desde dónde y cómo se actúa; esto me lleva
a la idea de movilidad, de dinamismo, de procesos constructivos constantes, y de un
encuadre que ya no es rígido y estable como se solía pensar, sino que corresponde a un
encuadre móvil.
El encuadre es uno de los instituidos de nuestra práctica. Desde el inicio de nuestra
formación se nos dice que el encuadre es aquello que se deja fijo para que todo lo demás
se pueda mover, para que el acontecer clínico devenga visible. Cambiar esto para
34 Correa, M. Rodriguez , N. Tabarez, T. Itza, M. Celiberti, M. “Impactos del dispositivo de RadioVilardevoz” Informe de Investigación. Facultad de Psicología. Universidad de la República.Montevideo, CSIC 2009-2010. P 10
106
adentrarse en un encuadre móvil genera mucha ansiedad al comienzo.
El encuadre móvil que se da en la práctica de la Radio implica un actuar desde el
acontecimiento, tomar en cuenta la complejidad de la situaciones y poder desarrollar
estrategias que se adapten a las mismas, en un campo de abordaje amplio. Si hay algo
que caracteriza al funcionamiento del proyecto es esta disposición móvil de las
intervenciones en un campo complejo de relaciones, muchas veces se viene con
determinado marco conceptual adherido y nos sorprende este re-aprendizaje de la
capacidad de intervenir en condiciones de la vida cotidiana, “intervención en el
‘banquito de afuera’ o ‘abajo del árbol” (Baroni, 2010) a la que podría agregar la
intervención en la mesa de preparación de la pre-grilla. En suma, en cualquier lugar que
los implicados habiliten, ya que las mismas se encuentran tan interiorizadas que los
mismos participantes generan las condiciones para que se produzcan, y celan además de
que esas condiciones sean con la máxima intimidad posible. Recuerdo una de ellas
cuando de pronto se inició una conversación bastante profunda con uno de los
participantes, otro integrante de la mesa quiso intervenir en ella y en ese momento un
tercer participante dejó bien en claro que “están trabajando”. No siempre es fácil,
cuando uno comienza en la práctica clínica, marcar estos límites, constituye todo un
aprendizaje que, como es de esperar, casi siempre es transmitido, provocado a partir de
un otro y su accionar.
En cuanto a esto, Deleuze plantea algo interesante cuando dice: “no se trata de predecir
sino de estar atento a lo desconocido que llama a nuestra puerta” (Deleuze, 1990) estar
atento a lo desconocido es también habilitarlo, ubicarlo entre nuestros límites y darle
lugar, a lo diferente, a lo nuevo, permitirnos desde el lugar de técnicos sorprendernos
con la historia del otro y modificar las estrategias sobre la marcha, y que esas estrategias
apunten al “hombre en situación”, como lo llama Pichon Rivière, es decir, a la
complejidad del individuo como una unidad indivisible, con una coordinación de
técnicas interdisciplinaria.
Todo Vilardevoz comprende un dispositivo “abierto o móvil", lo podemos entender
como “visiones no totalizantes, sino parciales, y que se ajustan más al tipo de espacio
libre, abierto, liso" (Rodriguez Nebot, 2010). Las estrategias de trabajo que se
desarrollan no presuponen un espacio diagramado de antemano, las intervenciones
107
pueden darse tanto dentro como fuera de los espacios físicos dispuestos para la Radio,
ya que trascienden el fin comunicativo radial, y entran en el marco de una estrategia en
red, una interdisciplina, una contención y seguimiento de las personas implicadas en el
proyecto. Por otra parte, algo que caracteriza al proyecto es su continuo devenir, existe
siempre una co-construcción con el otro, con el cual se hace radio y, a la vez, también se
hace clínica.
Hay una realidad que está en perpetuo cambio, la población que asiste a la Radio
también se ve modificada en el tiempo, incluso este año que pasó resultó ser un ejemplo
de ello porque, en determinado momento, comenzaron a formar parte de la fonoplatea, y
de diversos espacios, personas que no tenían ningún proceso de internación o historia de
enfermedad declarada, y sí vivían procesos de marginación social. Para jugar un poco
con las palabras: en una radio de locos, ni todos los locos son pacientes psiquiátricos, ni
todos los pacientes psiquiátricos son locos. Este echo sucedido es muy particular, pero
sirve para mostrar la desmitificación de la locura que se produce, y también que "Radio
Vilardevoz se reconoce como una propuesta sin limitaciones ni exclusiones, ni
prerrequisitos, cualquiera puede unirse a la tarea y ofrecerle los tiempos y la
constancia que pueda.." (Baroni, 2009). Esto genera un cambio constante de las
variables que hacen al encuentro y la necesidad de implementar modificaciones en la
forma de encarar las estrategias de trabajo, el “desarmar los estables”. Ya que, la
mayoria de las veces, el otro reta con su singularidad, su historia, y su presente, que no
se acoplan a teorías o estrategias pre-establecidas, e interpelan al técnico a re-inventarse
a sí mismo a la vez que lo hace la realidad.
Retomando lo antedicho, podemos decir que nos encontramos ante una clínica del
acontecimiento, implica de alguna manera utilizar la deriva, trabajar la demanda en
demanda (Rodríguez Nebot, 2010), que no es un simple dejarse llevar sino actuar a
partir de un monitoreo y con direccionalidad. Esto me hace recordar algunas situaciones
de la práctica cuando surgían eventos de imprevisto y había que reformular lo
planificado para esa tarde. Por ejemplo, la reaparición de una participante que hacía
mucho tiempo no asistía a la Radio; es destacable que el colectivo la reconocía como
formando parte, más allá del tiempo transcurrido. Esto tiene que ver con la noción del
ser participante. Esta participante llegó con una mochila pesada de padecimientos, no
estaba en un momento adecuado para producir un programa sino que necesitaba el echo
108
de estar ahí y que alguien la escuche, refiere al poder contenedor que tiene el colectivo
como tal, el poder ser escuchado, comprendido por un otro a través de la empatía y la
necesidad que tenemos todas las personas de producir encuentros.
En ese momento se desarrolló una intervención, que se volvió a re-editar en la siguiente
“visita” de la participante. Me ocurrió, durante la práctica, el sentimiento de mucha
ansiedad por actuar, por hacer, y de a poco fui descubriendo que intervenir va más allá
de la acción concreta, no se trata de hacer por hacer, sino de permanecer con una actitud
abierta a la escucha y que sea el otro el que nos vaya guiando en qué es lo que realmente
necesita y no lo que nosotros, desde nuestro lugar de técnicos con el “saber-poder en
mano”, podamos pensar que es así. Lo que esto implica es pasar del paradigma del
psicólogo como motor del cambio al psicólogo como co-constructor del proceso de
cambio, como un co-pensor (Pichon- Riviere).
Me parece interesante integrar la noción de ejercicio de poder en lo que hace al estar y
permanecer sano. Entonces podría entenderse el trabajo terapéutico como algo que
resulta liberador y emancipador; donde a través del encuentro entre las personas se
produce un diálogo, recurriendo a lo que retoma Rebellato de Maturana (1995): "El
principio de la dialoguicidad requiere una visión holística y no simplemente una
racionalidad autocentrada (...) descubrir lo emocional, lo vivencial, la confianza,
constituye una actitud de vital importancia para el desarrollo de la persona humana y
la integralidad de los procesos educativos." (Rebellato, 2000)
Las lógicas de poder – saber delimitan el espacio de trabajo, por lo que es necesaria una
determinada postura por parte del técnico para habilitar al otro a hacer, poder aportar
herramientas para el desarrollo de las personas en un momento determinado, esto tiene
efectos en la calidad de vida y el desarrollo de las capacidades, sobre todo cuando la
persona es protagonista activa de ese cambio. El técnico aporta su saber, pero trabaja
con el otro para lograr los procesos de fortalecimiento y de participación; para que éstos
se dén, es importante construir un espacio flexibe, que dé lugar a la potencia de acción y
de creación. Creo firmemente que se trata de un encuentro entre personas reales,
sintientes, dolientes, pensantes, y que respetando la diversidad se puede construir algo
con el otro.
109
Un principio metodológico que me surge re-pensando la praxis, es lo dado por la
escucha flotante y el acompañamiento empático de las situaciones afectivas (Rodríguez
Nebot, 2010). No se interviene sólo con palabras o acciones concretas, también se
interviene a través de los gestos, la presencia y hasta los silencios. Son cosas que uno
aprende en el camino de la práctica, y que el otro te devuelve con ese sencillo pero
contundente “gracias por estar”.
Otra de las vivencias de la práctica que me tocó fue la de un participante que llamaré
Héctor. Una tarde vino y me dijo cuánto lo hacía acordar a su hija, unas semanas más
tarde me pide para hablar y que le escriba una carta, desarrollándose ésto en el marco de
una de esas “intervenciones sabatinas- en el patio”. Héctor hace muchos años que perdió
el contacto con su hija, además mantiene poco o nulo vínculo con allegados, los
recuerdos que mantiene de su familia parecen estar estancados en el tiempo, como si
hablara de dos “Héctor” distintos, el de ese entonces y el de hoy. Me hace pensar que,
muchas veces, cuando las personas son rotuladas de “locos”, van perdiendo
paulatinamente su sentido de ser, dado que, cada vez se los separa más de la sociedad,
siendo considerados como fenómenos de los que hay que alejarse. Producen rechazo,
miedo, desconcierto, y la única solución que genera nuestra sociedad actual es la de
desplazar los aspectos rechazados, encerrándolos y silenciándolos. De la mano de todas
estas pérdidas, los vínculos sociales de sostén también se van perdiendo. Quedan solos,
luchando con su enfermedad y lo que ella provoca en su cuerpo y en su entorno,
lidiando con la etiqueta que los estigmatiza, y que muchas veces se vuelve más pesada
que la propia enfermedad. Sumada a esta condición social, muchas veces los
participantes han “quemado las líneas” que los unían y representaban un soporte, para
con su familia, amigos, etc.; esta situación los lleva a estar solos y muchas veces no
encontrar alternativas a determinadas situaciones.
En cuanto a esto último, el propio colectivo de Vilardevoz es terapéutico, ya que se
crean vínculos de confianza, relaciones de amistad. La imagen que el otro devuelve
reflejada, cuando se dan las condiciones, aporta continentación, seguridad, el no estar
solo con las diversas problemáticas que se presentan, y también regula ansiedades y
actitudes. En la emisión radial de Vilardevoz existe un otro visible, palpable, y un otro
“virtual”, el que escucha, pero sin presencia material, casi que entra dentro del orden de
lo simbólico. Ambos ordenan y dan sentido. No es menor el hecho de que la identidad
110
se construye a partir del vínculo, soy en tanto hay otro que me piensa, me siente, y me
escucha.
El equipo técnico de Radio Vilardevoz desempeña un papel muy importante, generando
en sí mismo una red de soporte y contención e interviniendo para poder conectar, unir
lazos afectivos, en la medida que sea posible. Este es el caso de uno de los participantes
que asiste al espacio de la tarde que voy a llamar Manuel, quien tiene una familia
numerosa y que se preocupaba por él, pero no era suficiente para contenerlo y evitar sus
recaídas, ya que subsistía un modo enfermizo de relacionamiento donde se lo acercaba y
repelía a la vez, manteniendo un círculo vicioso que lo perjudicaba. Durante el año
Manuel fue deteriorando su participación y el equipo técnico notó oportunamente que
estaba teniendo una recaída, desplegando entonces lo que sería una estrategia de red,
interviniendo en los diferentes ámbitos vinculados con Manuel, su familia, trabajo, y
desarrollando coordinación entre los diferentes espacios.
La estructura abierta de la Radio permite las más variadas intervenciones, en este caso
fue más que nada contenedora de la situación, tomando también algunas acciones
concretas para mejorar la situación en la que se encontraba el participante. Se pudo
lograr teniendo en claro los objetivos, gracias a una afinada coordinación y seguimiento.
Frente a todo este despliegue de circunstancias, la noción de red se vuelve fundamental,
si la pensamos como un motor de cambio en la postura del paciente. Aquí aparece la
importancia de los compañeros en el espacio, y del colectivo que integra y conforma la
Radio, los cuales, con su trabajo conjunto y su mutua influencia, despliegan los más
variados procesos de soporte y contención. Alejandra Bustamante, haciendo referencia
al sujeto participante decía que “es participante en la medida que el colectivo lo va
reconociendo como tal y el equipo también lo va reconociendo como parte del
colectivo. Eso es lo que le da la identidad al participante como tal. El estar, estar
presente, estar en la expectativa de los otros participantes, más allá de estar registrado
en un cuaderno. Creo que pasa por ahí… saber que, bueno… es uno de los nuestros”35
La lucha contra los sistemas de exclusión en la sociedad actual es muy importante para
35 Correa, M. Rodriguez , N. Tabarez, T. Itza, M. Celiberti, M. “Impactos del dispositivo de Radio
Vilardevoz” Informe de Investigación CSIC. Facultad de Psicología. Universidad de la República.
Montevideo, Uruguay, 2009-2010. P 18.111
la conformación de una identidad y la búsqueda de un estado óptimo de salud. Para
lograr esto, el lugar del otro, del compañero (el compañero de clase, “el hermano”, dice
Moffat) es fundamental, la presencia de esa otra persona que sostiene, que siente y sufre
en la misma medida. La existencia de un grupo, por un lado, y un colectivo, por otro, en
simultáneo, permite correr la visión del enfermo mental como el portador solitario de su
enfermedad, como el automarginado por su dolencia; permite verlo en su carácter de
miembro de su grupo.
En el caso particular del espacio de los sábados de tarde, existía un núcleo duro de
aproximadamente tres participantes que asistían todos los sábados y sostenían el
espacio, se podría decir, y luego un grupo más intermitente de participantes que iban y
venían, lo que hizo difícil que se conformara un grupo estable de participantes que se
identificaran pertenecientes al espacio. La participación fluctúo durante el año lectivo,
así como el compromiso que le dedicaban entre los diferentes participantes, lo que es
natural debido al movimiento que conforma el "ser participante".
Por un lado, esto se acentúa por ser un espacio relativamente nuevo y, por otro, por las
características de los integrantes de la población que, como un participante mismo relata
en una de las reuniones de cierre: “hay que contemplar las situaciones de los
compañeros... hubo compañeros internados... con situaciones familiares...con
problemas... no es fácil”. Esto refleja el sentimiento de solidaridad y compañerismo que
mantiene los lazos siempre, además permite la identificación con el otro como mi igual
y genera una apertura hacia la singularidad, en una radio “de locos”, donde la diversidad
debe y tiene lugar. De esta manera, más allá de que durante este año existieran
“vaivenes”, persiste una fuerte identificación con el “ser participante”, por un lado, y el
hecho de asistir a un espacio en particular, que permite empatizar con el otro, poder
sentir el dolor del otro como propio y tramitarlo en conjunto.
De alguna manera, lo dicho hasta aquí tiene implícito un concepto fundamental para
entender los procesos que se dan en el espacio de la Radio, que es el de participación.
Me planteo, por un lado, analizar los efectos que la participación tiene en los
participantes que gestionan la salida al aire de los de los sábados de tarde en Radio
Vilardevoz. Y por otro lado, caracterizar y problematizar las diferentes formas que la
participación puede adquirir y analizar el impacto en la calidad de vida y los procesos
112
de fortalecimiento que se producen en los participantes.
Para ello es necesario partir de la conceptualización de algunas nociones básicas para un
posterior análisis de la misma, dado que atraviesan los procesos que en ella se
despliegan. Es pertinente definir la participación, noción que atraviesa todo el trabajo y
es, a su vez, un punto a problematizar. En palabras de Ferullo de Parajón, y en un
sentido amplio del término: “toda participación es un acto de ejercicio del poder, que
asume diferentes formas y produce distintos efectos"; poder éste considerado no tanto
como objeto, sino como potencia, como facultad del poder hacer y poder ser del sujeto.
Así considerado, el poder nos resulta inseparable de la existencia de un otro, dado que
este carácter relacional es el que le da al sujeto su condición de tal, por ser éste un
producto inacabado, un proceso siempre en construcción.
En este sentido, la participación puede ser concebida como una acción, que supone una
interacción, una relación, la cual tiene poder de afectación (de producir efectos) tanto en
los sujetos implicados como en uno mismo. Y estos efectos constituyen productos de la
necesidad intrínsecamente humana de construirse e insertarse en el mundo que los rodea
y contiene.
Así, la participación le permite al sujeto, ejerciéndola como derecho, lograr una
autorrealización y un crecimiento que lo habilita a alcanzar una condición de libertad,
porque implica poder decidir, poder ser producto de sí mismo dado que la participación
le otorga la posibilidad, no de ser un mero receptor, sino un actor protagonista de su
historia y de la historia colectiva a la cual pertenece. El ser protagonista de su propia
historia le permite al sujeto ir construyéndose socialmente con otro que también forma
parte de ella.
Es aquí donde cobran importancia y sentido los protagonistas de dicho proyecto de
radio, los cuales, por medio de su participación activa en el espacio, se constituyen
como sujetos políticos, a modo de fuerza contra-hegemónica, con una necesidad
compartida que produce las más variadas movilizaciones en el colectivo. Es mediante
esta participación, proceso político por excelencia, que se presenta ante los individuos la
posibilidad, mediante el uso de la palabra, de ir abandonando ese lugar pasivo; a modo
de una re-valorización y re-significación del discurso del denominado paciente, tantas
veces silenciado o hablado por otros.113
La comunicación es una herramienta para re-pensarse y liberarse, recuerdo la imagen de
Manuel cuando, escuchando uno de los programas de otro participante, pudo verse a sí
mismo reflejado en el contenido, y en base a eso reflexionar sobre su situación, sobre lo
que él ya no quería ser, y lo que sí. El ciclo de esos programas hablaba de que las
utopías son posibles, realmente un canto a la vida y a la lucha por librarse de los
sistemas de opresión de cualquier tipo. Me significó algo muy disfrutable ser testigo de
este ciclo, de lo que son capaces los participantes y lo son juntos. Presenciar este
proceso creativo me recuerda a los conceptos impartidos por Ana María Fernandez, que
habla del uso de la imaginación creativa, colectiva y anónima, que implica transformar
radicalmente los principios ideológicos de una sociedad, de una institución para
adaptarlos, ejercitando la libertad política y desarrollando, así, la autogestión, la
autonomía y la democracia. Pensar en una sociedad que puede autotransformarse, a
partir de la acción de los colectivos, es una forma de sanación, una forma de vivir
también la plenitud, luchar contra las injusticias y empoderarse en el camino, es también
terapeútico.
Con respecto a la realización de ciclos y programas, el espacio de la tarde genera un
desafío que es el de realizar programas llamados “de estudio”, es decir, con una
estructura, orden determinado, pre-producidos y personalizados, con un sello que se lo
imprime quien los realiza. Los espacios tienen nombre y se pueden identificar
claramente, generan un “decir desde”, cuyas palabras constituyen un lenguaje que
incluye ciertas imágenes y contenidos que son un modo de ver al mundo y de verse a sí
mismos, desplegándose procesos de pensamiento crítico.
La necesidad de pre-producir los programas, lo que se va a mostrar al aire, genera
efectos que atraviesan varias líneas de afectación, como es la dimensión del tiempo, el
compromiso (consigo mismo y también con el otro), la visibilidad e invisiblidad con lo
que se dice o no, y la noción de trabajo, entre otros; que devienen en un proceso que es
terapeútico en el marco de todas las acciones de la radio.
La dimensión del tiempo, se ve afectada en el hecho de producir cosas, hacer un uso
productivo, creativo, del tiempo, rompiendo con el ocio; se trabaja en la radio para
devolver la continuidad natural perdida, aportando una secuencia temporal y un uso del
tiempo. Citando a Moffat, se puede decir que "en la tarea de rescate del paciente, de
reconstrucción de su sistema de realidad, de su reorganización del mundo, lo más
difícil y lo más importante es rehacer una visión prospectiva del tiempo, construir un114
proyecto de futuro."36 Esto se logra integrando los diversos espacios de producción
radial y grupal, que generan intercambios aportando el marco de una estructura que es
estable, a la vez que flexible.
En relación al compromiso, hay un gran impacto subjetivo que se relaciona con la
responsablidad de formar parte de Radio Vilardevoz con sus objetivos. En cuanto a esto,
en una jornada evaluatoria del espacio de la tarde que se realizó en el año, algunos
participantes decían: "...si no venís no se puede hacer radio." (M), "vine aunque me
cueste... me importó cumplir con el compromiso... este es un espacio a explotar"(R).
Hay un fuerte sentimiento de un deber ser en relación al compromiso con la tarea en la
radio, en cuanto a lo que espera el colectivo y lo que la propia persona espera de sí.
Aparece también la noción de trabajo unida a la de compromiso, otro participante hacía
notar: "Lo que se hace acá es trabajo honorario" (H). Hablaba del accionar de los
participantes. Este participante en particular representa para mí, un ícono en cuanto a la
asunción de una lucha contra los prejuicios, la soledad, la incomunicación,
transformando a la Radio en su proyecto de vida. Demostrando que estar en y con la
radio establece una lógica de sentido, que inaugura modos de producción de
subjetividad desplegando capacidades con otros y a partir de otros.
Me representó un aprendizaje el comprender que el ser participante en la Radio no es
una meseta inamovible, sino que es un movimiento de continua construcción, que
implica el reconocimiento del otro como tal y la puesta en juego de capacidades en lo
propio y lo colectivo. Hay muchas formas de “formar parte” de la radio, muchos lugares
a ser ocupados, como el de colaborador, participante, socio, oyente, amigo de la radio,
pasante, etc., dependiendo de las configuraciones del momento a transitar. Durante mi
pasaje por la pasantía existieron muchos devenires, algunos participantes dejaron de
asistir, otros fluctuaron en su compromiso con la tarea, otros no pudieron sostener el
hecho de llevar una producción radial y respetar los objetivos del espacio, hubo alguno
que no toleró "tanta locura" en la radio de locos, y tomó distancia. Hubo muchos
procesos que comenzaron y terminaron de las más diversas formas, y sin embargo eso
fue lo que tal vez me sorprendió, ahora lo entiendo y hasta lo esperaría, por el respeto
que me merece actuar desde la diversidad.
Las fluctuaciones entre el pasaje de ser paciente y pasivo a advenir participante en36 Moffat, A. “Psicoterapia del oprimido ideología y técnica de la psiquiatría popular” ECRO BuenosAires, 1974. p 26.115
diversas formas también se vivieron en el espacio de la tarde, y fueron evaluadas por los
propios participantes del espacio, al igual que devueltas por los coordinadores y quien
escribe, en la jornada evaluatoria del espacio. Se generaron efectos muy variados e
interesantes, que devinieron en la elaboración de una especie de "contrato oral" donde
se planteaba que: formar parte del espacio de la tarde implica la puesta en marcha de
"trabajo, compromiso y deseo".
De alguna manera la dimensión del trabajo se vuelve terapéutica como actividad
creativa, ya que la palabra es el producto de la labor radial, es el colectivo el que la hace
posible y también genera efectos en relación al sentirse útil dado que "se puede
comunicar". En cuanto a la realización de programas radiales en el espacio, produce
orgullo, satisfacción, lo cual transforma personal y colectivamente. Por otra parte,
cuando la palabra circula genera marcos de visibilidad, hablando muchas veces de
aquello de "lo que no se puede hablar ", y a la vez hay un monto de poder inherente al
enunciado del que los participantes se apropian, ya que son ellos los que definen la
orientación y el sentido del mensaje en el mismo acto que se hacen cargo de lo que
están diciendo.
Por ello se introducen otras variables de análisis: con la circulación de la palabra,
también lo hace el saber y el poder. Es necesaria una ruptura de estructuras verticales
para que el saber-poder no quede enquistado en el rol del técnico, y pueda emerger así el
deseo de los participantes, para que se pueda cumplir esa premisa de "trabajo-
compromiso-deseo". Andrés Jiménez, en su artículo la “Maquina de hablar”, resalta la
importancia de que el trabajo sostenido en el tiempo se produzca a partir del propio
deseo del participante, y no a partir de normas disciplinares: “para que emerja el deseo
de los participantes, debe romperse con las estructuraciones verticales de los vínculos y
que lo sostienen en tanto deseo alienado (…) todos deben hacer un esfuerzo para esa
ruptura. El que tiene un rol activo y pensante, y también el que tiene un rol pasivo y
alienado. El que ocupa un lugar definido por un rol de ejercicio de poder, y el que
ocupa uno con un rol dependiente y sumiso.” 37
Podríamos pensar en el concepto de habilitación en la Radio, el cual se encuentra
profundamente emparentado con el tema de poder. Se trata de brindar elementos para
que el otro encuentre y construya herramientas sustentables para su desarrollo; lo que
37 Jimenez, A “La máquina de hablar” En: V Jornadas de Psicología. Comisión de Jornadas de PsicologíaUniversitaria. Facultad de Psicología. Universidad de la República. Montevideo, Uruguay, 2000.
116
nos recuerda el mentado dicho “no me des pescados, enséñame a pescar”.
De ello se trata la Radio, de aportar instrumentos para que el otro desarrolle su
capacidad creativa y transformadora, siendo un “medio para alcanzar un fin”, y no un
fin en sí mismo. Parte de una ideología de no generar una dependencia, un tope en el
sujeto. Sino que el proyecto sea un elemento más en la vida del sujeto, y que éste pueda
trascenderlo; se me viene a la mente el caso del participante que dejó de sentirse
cómodo con la "locura" dentro de la radio, y se alejó por un tiempo, pero no es el único
caso, también aquel que fue participante y trajo este año una obra de teatro para
representar dentro de la Radio, junto un proyecto social comunitario del que forma
parte. Son numerosos los ejemplos que se puden presentar de estos procesos, los que se
dieron y los que están por suceder.
Esto se encuentra fuertemente relacionado con una determinada postura ética, una ética
de la autonomía, promoviendo en el otro la liberación de las potencialidades atrapadas.
A crear una ética de la vida, con valores como la dignidad, el respeto y justicia, que
generen un proyecto de vida liberador. Podría decir, parafresando a Rebellato, que se
trata de un "bien decir – bien desear" por parte del técnico; no se puede saber qué es lo
que está bien para el otro, el esfuerzo está en intentar que el otro lo averigue por sí
mismo. Se construye un dispositivo para ayudar a lograrlo donde el técnico actúa como
un facilitador, un catalizador .
Una participación que realmente posea efectos terapéuticos debe apoyarse en una
postura ética como la antes descripta, dado que si no caeríamos en una colaboración que
obtura el poder de decisión de los sujetos. Es así que, en los diversos espacios del
Proyecto Radio Vilardevoz, la participación se configura como un elemento terapéutico,
ya que hay una intencionalidad de que sea así. Son pertinentes las palabras de Jimenez
cuando enuncia: “su existencia como proyecto formulado desde la Psicología, pretende
ir en la dirección de un paradigma terapéutico que implique un rol protagónico de los
pacientes psiquiátricos en el proceso de recuperación en tanto seres dolientes y de su
reinserción social en tanto marginados o excluidos”38.
En este sentido, el espacio de la tarde, y la Radio toda, se plantea trabajar desde la38 Jimenez, A “La máquina de hablar” En: V Jornadas de Psicología. Comisión de Jornadas de
Psicología Universitaria. Facultad de Psicología. Universidad de la República. Montevideo, Uruguay,2000
117
equidad, concepto que trasciende el echo de tratar al otro como igual, se trata de partir
desde la diversidad y dar al otro lo que realmente necesita, desde un profundo respeto.
El trabajo exige, por lo tanto, una capacidad autocrítica para repensar las situaciones,
poder ubicarse en un lugar distinto, no rigidizarse y, por otra parte, un compromiso a
nivel integral.
La habilitación contiene la dimensión inmanente del poder, en el supuesto de la
existencia de un habilitado y otro habilitador; en el trabajo con sujetos, esta dimensión
se debe manejar, ya que, preexiste a la relación y la diagrama. Es por esto que el nivel
del análisis de la implicación constituye un pilar fundamental en el planteamiento de
estrategias en el proyecto.
Transitar por esta experiencia de Radio, constituye un reaprendizaje a través de nuevas
redes sociales que auspiciarán de soporte en aquellos momentos cuando el deseo vacila
y la identidad se vuelve a ver comprometida por las adversidades de la cotidianeidad. A
su vez, la participación activa de los pacientes resultará un elemento de emancipación y
fortalecimiento de los mismos, dándoles la oportunidad de constituirse y entenderse
también como sujetos de derecho y de luchar contra los sistemas de opresión.
Es a través de la Radio, que el elemento participativo devuelve la voz a aquellos que no
la tienen, permitiéndoles ser parte, formar parte y tener parte (Hernández, 1994) en las
decisiones que respectan a su propia vida, logrando acceder a un discurso propio, que
puede ser emitido y escuchado desde otro lugar, por el echo de que los participantes
mismos han sido capaces de construirse ese espacio.
REFLEXIONES FINALES
Dando cuenta de mi implicación, puedo decir que transitar por la pasantía en el espacio
de ampliación de salida al aire de Radio Vilardevoz me llevó a descubrir un dispositivo
terapéutico más alla del proyecto participativo, y un accionar terapéutico que
transciende la cura para buscar la emancipación del sujeto como tal.
Eso generó cambios en mi forma de ver lo terapéutico, y en mi forma de ver la práctica
118
en Psicología, en la que el pasante o el Psicólogo no sólo tiene que hacer, accionar, sino
facilitar que los acontecimientos sucedan. Lo cual requiere determinada postura ética
para "dejar hacer" y construir problematizaciones, ya que se trabaja en un campo
complejo.
Con esto quiero mencionar la necesidad de ejercer una postura crítica, preguntarme
sobre mi accionar y trabajar con la incertidumbre, lo cual me implicó un particular
sufrimiento a veces, por estar expuesta en un campo corporal y afectivo singular. Esta
sensación de "tener el cuerpo adentro", a la que hice mención previamente, me generó
una incomodidad necesaria para elucidar los procesos de la práctica.
Este camino de elucidación, que fui recorriendo a lo largo de este trabajo, me llevó a
tratar de comprender en profundidad los procesos que, en definitiva, hacen de
Vilardevoz un dispositivo terapeútico. Se podría decir que la Radio es terapéutica
porque, a través de un proyecto insertado en un colectivo, con un equipo de trabajo, con
objetivos y estrategias claras, en determinado campo de acción, permite a los individuos
desarrollarse en el máximo de sus capacidades; pero aún dejando en claro todo esto, las
afectaciones que produce el Proyecto en la Comunidad son más vastas y complejas.
Esta experiencia me hizo reflexionar sobre cuán importante resulta en el ser humano la
creatividad como parte esencial de él mismo y como forma de sanación y expresión de
libertad, crear como forma de permitir ser. La capacidad de crear es inextinguible y es
nuestra tarea, desde el rol que ocupemos, buscar las formas que permitan a los sujetos
crear y recrear sus vidas, dándose a cada uno ese derecho inalienable de ser directores
de su propia vida y no meros visitantes.
La radio es un espacio de libertad, comunicación, empatía, seguridad, es un cultivo de
creatividad, solidaridad, confianza, sanidad y afecto, donde cada participante recoge el
fruto de esa cosecha, con cada programa, con cada tema, discusión, con los modos de
participación que se van generando para, de esa forma, desdibujarse como “locos” o
“psiquiátricos”. Y producir una identidad desde el hacer, recomponiendo su subjetividad
al mismo tiempo que se hacen responsables de un trabajo que implica un cambio radical
en sus vidas, en la forma de percibirse, a sí mismos tanto como a los demás, y lo más
trascendente, tal vez, su lugar en la sociedad.
119
La radio permite que quienes pasan por ella, desde el lugar que sea, en definitiva
“tengan su lugar en el mundo”.
Meditación
…Los errores del pasado los piso y los dejo atrás.
Y enfocado en el presente pienso en lo que vendrá.
Que estoy vivo, sano y libre, y puedo atreverme a soñar.
Que hay un camino posible para volver a empezar.
Que no estoy solo en esa lucha que he decidido pelear,
Tengo muchos que me quieren y que quiero de verdad.
Tengo muchos que me ayudan si yo me dejo ayudar.
Diego Planchesteiner.
120
BIBLIOGRAFÍA
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Universidad de la República. Montevideo, Uruguay.
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Rodríguez Nebot, J. (2010). Clínica y subjetividad. Montevideo: Psicolibros.
121
Pequeño Diccionario Vilardevoziano. Lic. Alicia Migliaro (2005)
EL NUNCA MEJOR LLAMADO PRETEXTO
Este Pequeño Diccionario Vilardevoziano es un esfuerzo por definir, para poder
entender, para poder comprender, para poder hacer más, para poder hacer mejor.
Los conceptos que aquí intento problematizar auspiciaron a modo de palabras llaves en
tanto fueron causa y efecto del cuestionamiento y la reflexión.
Cada uno de ellos se recrea en diferentes momentos, situaciones y con diferentes
personas, pero manteniendo siempre el mismo espíritu: ayudarnos a pensar, ayudarnos a
hacer.
La propuesta es ir transitando por todas y cada una de estas palabras, detenerse un ratito
a pensar, desarmarlas y rearmarlas conjugando definiciones prestadas, e intento de
definiciones propias, con hechos y acontecimientos.
Así desordenadas conforman una especie de partida de rayuela. Narran el proceso de un
azar que ya se jugó, cuentan los vaivenes de una piedrita que fue cayendo en distintos
casilleros, hablan de saltos y tropezones.
Así desparramadas siguen siendo una invitación abierta a la reflexión.
122
PROYECTO
Un proyecto podría definirse como la planificación, con miras a la consecución, de un
ideal en tiempo y espacio.
Es, en todo caso, un ajuste del pensamiento al plano de lo posible y una subordinación
del pensar al hacer, ligada a la construcción, a lo no acabado.
En los tiempos que corren los proyectos son parte de la cotidianidad, son casi como
sinónimo de tener anhelos o deseos. En los ámbitos académicos estamos total y
completamente dominados por la “racionalidad proyectiva” quen opera a modo de
función yoica, constituyendo un rasgo identitario de nuestra época: plantear lo que se
dice que se quiere o se quiso hacer.
¿Por qué sufrimos de proyectitis?
Los modos en que se piensa la realidad están sujetos a los paradigmas imperantes en
determinadas épocas, los modos de leer-entender el mundo se ciñen a los modos
hegemónicos y son producto y reflejo del pedazo de tiempo en que nos toca vivir.
Es bien sabido que cada época histórica crea paradigmas científicos que rigen y
organizan las formas de entender y producir conocimientos, constriñendo las praxis a
los modos hegemónicos imperantes en cada época.
Tratar de reflexionar sobre cómo pensamos y actuamos es un ejercicio apasionante e
inagotable. Pretendo desarrollar aquí algunos mojones que considero fundamentales de
nuestra matriz epistémica: la herencia platónica, la modernidad y la posmodernidad.
La visión platónica del mundo se basa en la división entre el mundo sensible y el mundo
123
ProyectoProyectoProyectoProyecto, ta, ta, ta, ta.... (Del lat. proiectus). 1. 1. 1. 1. adj. Geom. Representado en perspectiva. 2. 2. 2. 2. m.
Planta y disposición que se forma para la realización de un tratado, o para la
ejecución de algo de importancia. 3. 3. 3. 3. m. Designio o pensamiento de ejecutar algo. 4. 4. 4. 4.
m. Conjunto de escritos, cálculos y dibujos que se hacen para dar idea de cómo ha
de ser y lo que ha de costar una obra de arquitectura o de ingeniería. 5. 5. 5. 5. m. Primer
esquema o plan de cualquier trabajo que se hace a veces como prueba antes de darle
la forma definitiva.
ideal. Los entes del mundo sensible (materia, acontecimientos fácticos) no son más que
una copia imperfecta y mal acabada de los entes del mundo ideal. El ser humano es
carente, ontológicamente hablando, ya que su existencia fáctica transcurre en el mundo
sensible, por lo tanto debe ser guiado por sobre sus carencias hacia el ideal supremo, el
Bien.
Esta visión fue profundizada por el cristianismo, que equiparó el Bien supremo a la
figura de Dios e instauró un sistema moral escalonado de ascenso por sobre esas
carencias, que supone la sobre valorización de la vida espiritual (eterna e inaprensible)
por sobre la vida material (tangible y finita).
Lo que se nos plantea aquí es la existencia de una matriz única de significación, que
tamiza y regula a los seres y las cosas. Esta lógica se profundiza al punto tal que para
existir, para ser, es preciso pararse en alguno de los escalones de esta pirámide. Es la
dicotomía entre el control y el abismo, metaforizado en la lucha épica entre el Cronos y
Caos.
El juego: dominar el caos. El jugador: el hombre. El juez: la razón.
Este es el sustento de todo el edificio científico levantado en la Modernidad.
“La imagen del cosmos forjada en la época moderna nos muestra un gran mecanismo
compuesto de piezas elementales independientes, cuyo funcionamiento está regido por
leyes invariables y eternas (…) Un universo estable donde sólo están permitidos los
desplazamientos reversibles y las relaciones lineales” (Najmanovich, 2002). Esta
concepción del mundo mecánico ampara la concepción analítica del conocimiento: es
preciso aislar y reducir hasta la entidad mínima posible tal o cual situación concreta, a
fin de encontrar las cualidades esenciales y abstractas que se expresarán en ésta. Se va
creando así una supremacía de lo formal abstracto por sobre lo concreto, en tanto el
contexto específico no afecta la expresión de la esencia abstracta.
Es esta la cosmovisión que funda la lógica binaria, amparando dicotomizaciones varias,
entre ellas la dicotomización teoría-práctica.
La teoría es entendida como un modelo conceptual explicativo de la realidad, con
pretendidos valores atemporales, históricos y universales. La práctica es entendida como
lo que sucede en el plano fáctico.
Las relaciones posibles, entre teoría y práctica, cobran relevancia conforme el
conocimiento científico se edifica y avanza en estructuras disciplinares.
Bajo el paradigma de la simplicidad, la lógica causal regula las relaciones entre teoría y
práctica, de modo tal que se abren dos posibilidades de conexión: o bien la teoría es una
124
consecuencia de la práctica, o bien la práctica es un aplicación de la teoría.
Este divorcio promueve planteos metodológicos conformes a una racionalidad de tipo
instrumental que pretende encontrar la respuesta a cada problema, aislar su esencia y
poder así combatir al problema eficazmente cada vez que éste se presente. Esto se
expresa a nivel del lenguaje, se escriben “manuales” y “programas”, se prescriben
“recetas”, todo conforme a uso (y cuando no al abuso) de una técnica.
Las pretendidas ciencias humanas tomaron prestadas de sus hermanas mayores esta
racionalidad. Pero el hombre, ese bicho movedizo, ese que había creado las reglas del
juego, se resistía a dejarse atrapar. Y la máquina empezó a tambalear.
Empieza el desborde, se produce una sinergia, la realidad se torna cada vez más difícil
de explicar y, conforme a las reglas del juego, se torna cada vez más difícil operar en
ella.
Concepción dialéctica mediante, encontramos la noción de praxis como un intento
superador de la dicotomía fundante, como una apuesta a establecer un diálogo entre la
teoría y la práctica. La propuesta es llevar la lógica causal a una lógica circular, que
permita hacerle lugar a la duda, ya no para dominarla al estilo cartesiano, sino como
herramienta cuestionadora del hombre mismo.
La realidad comienza a ser leída en términos complejos.
Sin embargo, este intento superador expresado en una novedosa lógica relacional,
alterna pero no altera. Innova en el sentido de que vuelve la mirada sobre el guión,
poniendo en entredicho la lógica mecanicista, pero permite conservar intactas las
tendencias totalizadoras y universales de las nociones de teoría y de práctica.
El valor de la praxis no es el de ser una nueva receta, sino el de constituirse como una
metodología de trabajo que se rebele a la noción mecanicista, que permita saberse local
y regional, cuestionándose a sí misma en el desarrollo del propio proceso de trabajo.
La corrosión del edificio científico de la Modernidad continuó su marcha espiralada,
hasta caer estrepitosamente como cosmovisión rectora.
De la angustia y la urgencia surge la necesidad de construir nuevos modelos
explicativos que asuman la complejidad del universo, se crean nuevas relaciones
posibles entre teoría y práctica.
Se plantean relaciones más parciales y fragmentarias, “la práctica es un conjunto de
conexiones de un punto teórico con otro y la teoría es un empalme de una práctica con
otra” (Foucalt, 1992)
Es el triunfo del eclecticismo que tan duramente combatió La Modernidad. La teoría se
125
nos presenta como una caja de herramientas a ser utilizada, creada y recreada en función
de un objetivo transformador.
La asunción de la incompletud nos empuja a revalorizar las praxis fragmentarias e
incompletas, a no desechar nada por obsoleto sino a pensar que todo sirve para algo,
recordando siempre, que nada sirve para todo.
La mirada relacional se profundiza evidenciando las cualidades de los procesos, la
cuestión no está tanto en lo que hagamos sino en cómo, dónde y con quiénes lo
hagamos, redimensionando aquí el compromiso de nuestro accionar cotidiano con los
objetivos que nos planteamos a futuro.
Nuevamente, el lenguaje nos provee de buenos ejemplos para evidenciar los cambios y
es así que los modos infinitivos (construir) van dejando paso a las formas compuestas
(estar/ estamos/ estaba/ estaremos construyendo), que ponen el acento sobre el proceso.
No obstante, estos planteos, que tan augurioso recibimiento han encontrado en nuestro
ámbito psi, son más fácilmente pensados que practicados; cuesta mucho desarrollar
praxis conforme a esta visión.
Esto se debe a que no se puede hacer “borrón y cuenta nueva” o recluirnos en la
academia esperando encontrar el camino cierto. Las urgencias cotidianas reclaman a
gritos nuestra participación en proyectos de transformación del campo social, que se
hunde arrastrando consigo a media humanidad.
Son tiempos de grandes desafíos para nuestra capacidad creativa. Son tiempos de
inventar, de conjugar distintos saberes e imaginar nuevas relaciones posibles.
VILARDEVOZ, UN PROYECTO HIJO DE SU TIEMPO
Radio Vilardevoz se define a sí misma como un proyecto comunicacional y
participativo, desarrollado por pacientes y ex pacientes psiquiátricos, psicólogos y
estudiantes.
La tarea que nuclea al colectivo es la de construir una radio entre todos, que permita la
expresión y la circulación del discurso negado del loco. Apunta a problematizar las
condiciones de producción del paciente psiquiátrico, como sujeto heterónomo, a la vez
que trabajar sobre los efectos de los procesos de institucionalización.
El dispositivo de trabajo es el de taller abierto, de participación voluntaria y horizontal.
El rol del técnico es el del coordinador y facilitador de la tarea descentrándolo del lugar
tradicional de portador de saber. De esta forma, el colectivo en su conjunto, asumiendo
126
la diferenciación de roles y tareas, se constituye como protagonista de un proceso.
En síntesis “la propuesta (…) es a la construcción de una radio que se rescate de sus
propias condiciones de producción” (Jiménez, 2000)
Vilardevoz es un proyecto hijo de su tiempo, desde su definición, objetivos y propuesta
metodológica hasta las grietas que es posible evidenciar y analizar en el proceso de
trabajo.
El proyecto se permite el eclecticismo de conjugar distintas teorías en el desarrollo de su
praxis. Las teorías más relevantes, las que hacen a la identidad del proyecto, son la
Psicología Social, el Esquizoanálisis y la Educación Popular. Es posible observar que
los planteos de la Psicología Social son tomados en lo que atañe a aspectos más
conceptuales y la Educación Popular en lo que hace más al planteo metodológico.
Esta mixtura es propia de un proyecto que intenta ser y hacer en un momento de cambio
de paradigmas donde es preciso crear nuevas formas de entender y trabajar con la
locura, así como de entender y trabajar desde la psicología, lo cual exige transformar
nuestras herramientas apelando a nuevas formas de utilizarlas.
Por otro lado, las propias contradicciones cotidianas del proyecto también nos están
hablando de las condiciones de producción del mismo, tensiones que se pueden ver
tanto en la estructura de trabajo del colectivo como en la del equipo técnico.
La modalidad de trabajo es la de un taller abierto que horizontalice las relaciones entre
los participantes entre sí, entre ellos y los técnicos y entre el propio equipo técnico.
Esta horizontalidad es practicada de manera diversa por los distintos participantes en
función de sus características personales y de su mayor o menor implicación en el
proyecto. Esto genera, muchas veces, la imposición de una visión por sobre otra,
imposición que descansa en un saber-poder en relación a la experiencia, y que muchas
veces es reforzada por el equipo técnico. La estructura horizontal es un buen punto de
partida para el establecimiento de nuevas formas de relacionamiento, pero por sí sola no
garantiza nada. Es preciso reflexionar sobre las pequeñas contradicciones cotidianas, en
el entendido de que, más importante que la cantidad o cualidad de nuestras
contradicciones, es lo que hagamos con ellas.
127
ESTRATEGIA
Hermanada con la práctica bélica, la estrategia hace al mejor aprovechamiento de las
capacidades en la persecución de un objetivo. Tal como lo expresa la Real Academia,
cuando no se da en el marco de un proceso regulable, es un verdadero arte.
En tiempo de complejidades e incertidumbres varias, cuando no es posible despejar las
variables ya que éstas constituyen el objetivo mismo de nuestro accionar, donde
adolecemos de manuales tipo “losétodoocasitodo” que tanto gustaban a Cipriano Alvor
(el protagonista de “La Caverna” de Saramago), donde precisamos tomar varias
herramientas de varias cajas para poder trabajar… la estrategia es un arte, el arte de la
necesidad.
Esta necesidad se recorta de las implicaciones éticas que se nos presentan en el trabajo
con Otros, otros sujetos, otros personas. La caída de las certezas no es la piedra libre
para el vale todo, sino que es la asunción de la dimensión de la responsabilidad
cotidiana de nuestro accionar.
La racionalidad estratégica, como lógica fundante de la praxis, es un sentir-pensar-
actuar en constante bosquejo, en permanente construcción.
Es condición, casi necesaria, de todo proyecto que pretenda timonear entre el devenir,
asumir la tarea de la problematización de la estrategia que vaya construyendo para
alcanzar el o los objetivos deseados. “Trabajar con una perspectiva estratégica supone
proyectar el rumbo del programa o proyecto con una visión de proceso”39. El tomar en
cuenta la dimensión del proceso nos habla de un mayor énfasis en los aspectos
cualitativos, que hacen a un corte diacrónico de la realidad.
No se planifica para ejecutar a la “hora señalada”, se planifica para actuar en el continuo
de un proceso que puede incluir o no la ejecución de una acción a una “hora señalada”.
La planificación evidencia el lugar que le hacemos a la incertidumbre, como aquel
39 Jara, O. “La Concepción Metodológica Dialéctica, los Métodos y las Técnicas Participativas en laEducación Popular”. Centro de Estudios y Publicaciones Alforja, www.alforja.or.cr/centros/cep
128
Estrategia.Estrategia.Estrategia.Estrategia. (Del lat. strategĭa, y este del gr. στρατηγα). 1. 1. 1. 1. f. Arte de
dirigir las operaciones militares. 2. 2. 2. 2. f. Arte, traza para dirigir un
asunto. 3. 3. 3. 3. f. Mat. En un proceso regulable, conjunto de las reglas
que aseguran una decisión óptima en cada momento
agujero negro acerca del cual sólo podemos asegurar que va a suceder más temprano
que tarde, y que inevitablemente va a desestructurar.
Podemos operar como agentes de control, incluyendo la incertidumbre como una
variable a dominar, tratando de reducirla a su mínima expresión, virando el camino para
esquivarla, o auspiciar como agentes habilitadores del cambio, abriéndonos al encuentro
como posibilidad de innovación, de creación. Se configura aquí un campo de tensión
entre el cambio y la permanencia, que es preciso trabajar para que no devenga en neta
contradicción. No es tan sencillo como esgrimir posturas maniqueas equiparando el
cambio a lo bueno y satanizando la permanencia. El cambio y la permanencia como
entidades abstractas de poco nos sirven, es preciso referirlas a un contexto, al aquí y
ahora de un proceso, y todo proceso tiene momentos de cambio y de permanencia que
merecen ser problematizadas. Cuando trabajamos con y en la dimensión de proceso,
debemos tener en cuenta que, al mejor estilo matrioshka, todo proceso se enmarca en
otro mayor y así sucesivamente (tarea- grupo- proyecto- institución- comunidad, etc.),
multiplicidad de dimensiones coexistentes que aumentan la complejidad.
La planificación estratégica se nos presenta como una perspectiva de trabajo dialéctica
que posibilita transformar la realidad, a la vez que se transforman los procesos que
creamos para dicha transformación y los sujetos involucrados en la misma.
JUGADA DE PIZARRÓN
Lo sucedido en relación al accidentado desembarco en el propio hospital parece un buen
ejemplo metodológico conforme a una planificación estratégica.
En primer lugar resulta interesante cómo, partiendo de ideas simples y situaciones
desconectadas entre sí, se puede llegar a construir un plan de trabajo.
Estaban por un lado los festejos de los 125 aniversarios del Hospital Vilardebó y la
invitación a Radio Vilardevoz para desembarcar en la fiesta, y por otro el impacto que
generó en el colectivo la visita de Beatriz, interna del Hospital.
Conjugando estas dos situaciones, en la radio se empieza a trabajar en la producción de
un informe sobre el Hospital que pudiera también ser un producto a compartir en el
marco de los festejos.
Se comienza a planear la estrategia, que se va complejizando conforme la tarea avanza y
crece. El informe, una especie de investigación sobre el Hospital, proponen llevarlo en
129
formato de micro-programa a Juramento Hipocrático40 y al Puente FM, también hacer
un C.D y un librillo, etc., etc.
Surgen y surgen ideas, porque muchas cabezas piensan más que una, y cada idea
requiere un lugar en la planificación general y amerita el diseño de una planificación
específica. Tengo el recuerdo del pizarrón de la radio por aquellos días, que como
objetivador del delirio colectivo se iba llenando de cosas por hacer, de tareas
distribuidas, de pasos a seguir.
Surgen y surgen ideas y surgen y surgen problemas, porque muchas manos en un plato...
Juan fue el acérrimo portavoz de un malestar: el malestar que producía la dificultad de
adentrarse en el Hospital, de enfrentarse a la propia locura. Ese malestar se evidenció en
la resistencia que provocaba el encare de la tarea en forma colectiva, no todos estaban
“aptos” para llevar adelante la propuesta.
Este malestar también alteró la planificación y requirió esfuerzos varios para procesarlo,
esfuerzos que se continuaron hasta bastante después de terminados los festejos. Estos
acontecimientos hablan de la esencia misma de la radio: trabajar trabajando. No era
posible detener la tarea, tampoco era posible prever este efecto, lo único posible era
continuar trabajando, ramificando la estrategia.
La tarea se llevó adelante en base a lo planificado y sorteando un sinfín de dificultades
ocasionadas por el propio colectivo, por la temática, por la institución y, cuando no, por
el entrecruzamiento de varias de estas dimensiones.
Entre la ideación y la puesta en práctica fueron quedando cosas por el camino y se
fueron sumando otras nuevas.
Llega el gran día gran, el patio del Hospital vestido de fiesta, Vilardevoz sube al
escenario a realizar la cobertura de los festejos, su primera salida al aire desde adentro
del Hospital, la transmisión más larga de su historia, horas de trabajo colectivo…
Que se hacía tarde, que se habían contratados actores para que hicieran chistes, que los
pacientes se ponían inquietos, etc., etc.
La foto para lo último, Radio Vilardevoz marginalizada dentro del propio Hospital,
desterrada del escenario, exiliada a un costado del mismo, pero transmitiendo.
40 Juramento Hipocrático. Programa radial en 1410 AM Libre conducido por Gustavo Martínez yMarcelo Borrat. Durante los años 2004 y 2005 Radio Vilardevoz emitía en vivo, desde los estudios deesa emisora, los segundos martes de cada mes.
130
LIMITE
El concepto de límite es netamente paradojal, es cuando hay algo que no es.
De acuerdo con los modos complejos de entender el mundo, la posibilidad del quéhacer
y quéser está ligada al entrecruzamiento entre el plano del pensamiento y el plano de la
acción.
Los pares pensamiento-acción son producto y expresión de las nuevas relaciones entre
práctica y teoría, tanto el pensamiento como la acción contienen en sí mismos el
ensamble y entrecruzamiento de multiplicidad de teorías, prácticas y praxis. El mero
entrecruzamiento entre estos planos, condición necesaria para la praxis, está
produciendo de por sí un límite.
La tradición disciplinar, de claro sesgo clínico-individual, nos acostumbra a pensar la
limitación de nuestro accionar como el enfrentamiento con temáticas que, por nuestra
historia personal, nos es imposible trabajar.
Sin desechar este nivel del autoanálisis, conforme creamos y complejizamos nuevos
dispositivos de trabajo se nos hace necesario problematizar las nuevas limitaciones que
éstos generan.
Crear un proyecto, con objetivos, tarea, metodología y estrategia, es trazar un ámbito de
acción que de por sí establece un límite de lo posible, es el límite jugando en la cancha
de la opción, estoy eligiendo (conforme a múltiples condicionantes) mi campo de
acción.
131
Límite.Límite.Límite.Límite. (Del lat. limes, -ĭtis). 1. 1. 1. 1. m. Línea real o imaginaria que separa dos
terrenos, dos países, dos territorios. 2. 2. 2. 2. m. Fin, término. U. en oposición en
casos como dimensiones límite, situación límite. 3. 3. 3. 3. m. Extremo a que llega
un determinado tiempo. El límite de este plazo es inamovible. 4. 4. 4. 4. m. Extremo
que pueden alcanzar lo físico y lo anímico. Llegó al límite de sus fuerzas.
5.5.5.5. m. Mat. En una secuencia infinita de magnitudes, magnitud fija a la
que se aproximan cada vez más los términos de la secuencia. Así, la
secuencia de los números 2n/(n+1), siendo n la serie de los números
naturales, tiene como límitelímitelímitelímite el número 2.
El límite se impone cuando el devenir desborda al proyecto, cuando se torna imposible
trabajar lo abordable, inhabilitando por igual el pensar y el hacer, o al pensar y al hacer
conforme a cierta coherencia estratégica.
Estos límites se me figuran como las fronteras móviles territoriales, como los arroyos
que separan países y que alteran las fronteras en función de las fluctuaciones de su
cauce.
¿Cuán conscientes somos de nuestras propias limitaciones? El límite enuncia e
interpela, nos recuerda lo erráticamente humanos y finitos que somos pero, también nos
convoca al desafío de tolerarlo o transgredirlo.
Es propio de nuestra cosmovisión, de una praxis que no se cree ni se piensa en forma
absoluta y que, por ende, se preocupa por delimitar el alcance de su quehacer.
En todo caso es siempre una invitación a reflexionar.
MÁS ALLÁ DE RADIO VILARDEVOZ
Más acá está el proyecto, los objetivos, la metodología, la población subjetiva…
¿Hay alguien que quede más allá de una propuesta como Radio Vilardevoz?
Vale aclarar que Radio Vilardevoz se reconoce como una propuesta sin “… limitaciones
ni exclusiones, ni prerrequisitos, cualquiera puede unirse a la tarea y ofrecerle los
tiempos y la constancia que pueda…” (Jiménez, 2000)
Esta afirmación tiene un valor desde lo que es la propuesta formal del dispositivo de
trabajo, en tanto la estructura permite la más amplia y abierta participación, inclusive la
no participación (licencias, alejamientos temporales, reapariciones, etc.).
Hay que tomar en cuenta que la participación en Radio Vilardevoz no es un todo
homogéneo, existen distintos participantes en distintos procesos, los cuales se podrían
entender como distintos niveles. Están los que participan activamente en la vida de la
radio, están los que tienen una inserción más cercana a la de usuario que a la de
participante y están los que fluctúan entre una y otra modalidad.
El tema está en que no todos pueden unirse a la tarea, ya que no todos pueden sostener
la tarea de hacer una radio entre todos, por distintos factores.
Aquí es donde se evidencia la condición paradojal, es la propia tarea que (en un corte
diacrónico) habilita la participación la que (en un corte sincrónico) inhabilita la
participación.
En este corto pasar en pasantía, se me superponen caras y nombres de personas que, en
132
su devenir, no pudieron ser o dejaron de ser participantes de Radio Vialrdevoz.
Por ejemplo Santiago, quien no pudo siquiera entrar en tarea básica de llevar una
producción al espacio radial, y tampoco fue capaz de construir otros modos de
participación, al estilo Magdalena o Susana. Por ejemplo Juan, quien en determinado
momento no pudo tolerar la locura de una radio entre locos y decidió alejarse del
proyecto, por lo menos temporalmente. Por ejemplo Sonia, quien tuvo un corto pero
intenso pasaje por la radio, que acompañó un proceso de emancipación y dignificación
en su relación de pareja.
Se podría plantear que cada des-participación constituye el límite de la participación, así
como que sólo la participación genera la posibilidad de la des-participación.
Problematizar las limitaciones como forma de evitar los puntos ciegos y las líneas
miopes de nuestro accionar, como forma de apelar a una praxis humilde, profundamente
humana.
MARGEN
El margen es hijo del límite, ya que cuando se establece un límite, además de recortarse
territorios, también se define una zona de dudosa estabilidad; el margen.
Coloquialmente, andarse por o estar al, refiere a estar poco incluido en lo sustancial de
una cuestión, pero al mismo tiempo refiere a la oportunidad para el acontecimiento.
Cuando nos movemos dentro del entrecruzamiento pensamiento-acción, el proyecto se
133
Margen. Margen. Margen. Margen. (Del lat. margo, -ĭnis). 1. 1. 1. 1. amb. Extremidad y orilla de una cosa.
Margen del río, del campo. 2. 2. 2. 2. amb. Espacio que queda en blanco a cada uno
de los cuatro lados de una página manuscrita, impresa, grabada, etc., y
más particularmente el de la derecha o el de la izquierda. U. m. en m. 3. 3. 3. 3.
amb. apostilla. 4. 4. 4. 4. amb. Ocasión, oportunidad, holgura, espacio para un acto
o suceso. U. m. en m. 5. 5. 5. 5. amb. Com. Cuantía del beneficio que se puede
obtener en un negocio teniendo en cuenta el precio de coste y el de venta.
AlAlAlAl~.... 1.1.1.1. loc. adv. U. para indicar que alguien o algo no tiene intervención en
el asunto de que se trata. Dejar, estar, quedar al margen dE un asunto.
Andarse por las márgenes.Andarse por las márgenes.Andarse por las márgenes.Andarse por las márgenes. 1.1.1.1. fr. Detenerse en lo menos sustancial de un
asunto, dejando lo más importante.
significa en sí mismo: las incoherencias, las contradicciones, etc., son pasibles de ser
trabajadas, están incluidas como materia prima de la praxis.
El desarrollo de una praxis al margen corre el riesgo de devenir en praxis marginalizada,
por las propias inestabilidades de los proyectos en estos lares.
Una praxis deviene marginalizada cuando pierde su valor dialéctico, cuando pasa a
significarse en una matriz netamente instrumental, cuando queda al margen del
pensamiento crítico.
Transitar por los márgenes es ponernos en entredicho, es una zona escabrosa para el
pensamiento y para la acción, pero también es una zona de permeabilidad al
cuestionamiento in situ de lo que hacemos y pensamos.
PRAXIS EN LA ZONA M.
Repasando mi pasaje por Radio Vilardevoz, me animaría a afirmar lo que comencé a
intuir (y probablemente a construir) allá por mediados de año: mi praxis tendió a
moverse en los márgenes.
En un principio fue una manera de ganar tiempo, de empezar a actuar sin interferir
demasiado, guardando cierta cautela, mientras iba conociendo y me iba adaptando al
proyecto.
Conforme avanzaba la pasantía se fue potenciando, en forma caótica y desordenada, el
interés por el entrecruzamiento entre el pensar y el hacer, por los límites que ese
entrecruzamiento marcaba, y por las zonas de márgenes que se establecían.
Muchas de mis preocupaciones se centraron en la problematización de la inclusión del
otro o no en el proyecto, por ejemplo con Mercedes o la banda de los sin techo.
Muchas de mis intervenciones tuvieron como objetivo colaborar con un empujoncito
hacia adentro de la radio, por ejemplo con Ana o con Ángel.
Como intervención paradigmática en la zona M, está la estrategia desarrollada con una
intervención que se proponía desde el vamos como una ramificación del proyecto que
suponía abrir nuevas coordenadas de tiempo y espacios (acompañamiento a la escuela),
sumar nuevos actores (maestro, CCZ), e incluir nuevas “poblaciones” (hijos de
participantes).
El trabajo en el margen me llevó también a marginalizar mi praxis. Me costó valorizar
la multiplicidad de microintervenciones cotidianas, principalmente me costó
enunciarlos. Por momentos tenía la sensación de que no hacía nada, o que hacía muy
134
poco, o que sólo cubría la falta de algún integrante del equipo técnico.
Esto podría ser una disfunción reflexiva de segundo orden, ya que cuando veía la
intervención podía compartirla, pensarla, criticarla, lo que me costaba era recortarla
como figura a ser analizada.
Considero que esto me llevó a revalorizar el concepto de elucidación; porque la máxima
de la Educación Popular de reflexionar sobre la práctica se dificulta cuando no
evidenciamos por dónde está pasando nuestra praxis.
Todo proyecto define sus zonas de márgenes que van fluctuando permanentemente en
función de los vaivenes del devenir y es imposible ponerse a resguardo (por suerte).
¡A elucidar se ha dicho! A practicar la rebeldía cotidiana de cuestionar y cuestionarnos
para hacer más, para hacer mejor.
INTERVENCIÓN
La intervención es parte de nuestras más caras tradiciones disciplinares. Es tomada
como la posibilidad de interceder profesionalmente en una situación, desplegando todo
nuestro arsenal teórico-técnico.
Ligar la intervención a la aplicación de las tecnologías propias de nuestra disciplina es
llevar el hacer al plano de la trascendencia, recortando una pretendida especificidad del
psicólogo sobre los sujetos, sus textos y contextos.
La intervención no es algo que nos preceda, es de naturaleza inmanente, se configura en
el aquí-ahora-contigo de un proceso, “será necesariamente un problema a formular en
135
Intervención.Intervención.Intervención.Intervención. (Del lat. interventĭo, -ōnis). 1. 1. 1. 1. f. Acción y efecto de intervenir. (…) 4. (…) 4. (…) 4. (…) 4. f.
Med. Operación quirúrgica.
Intervenir.Intervenir.Intervenir.Intervenir. (Del lat. intervenīre). 1. 1. 1. 1. tr. Examinar y censurar las cuentas con
autoridad suficiente para ello. (…) 4. (…) 4. (…) 4. (…) 4. tr. Dicho de una autoridad: Dirigir, limitar o
suspender el libre ejercicio de actividades o funciones. El Estado de tal país interviene
la economía privada o la producción industrial. (…)(…)(…)(…) 10.10.10.10. intr. Tomar parte en un
asunto. 11. 11. 11. 11. intr. Dicho de una persona: Interponer su autoridad. 12. 12. 12. 12. intr. Interceder o
mediar por alguien. 13. 13. 13. 13. intr. Interponerse entre dos o más que riñen. 14. 14. 14. 14. intr.
Sobrevenir, ocurrir, acontecer.
cada situación concreta”41.
La formulación de la intervención psicológica en términos de problema tiende a
desnaturalizar la concepción disciplinaria estática, es habilitar el cuestionamiento
cotidiano de nuestra profesión, pasando del paradigma del psicólogo como motor del
cambio, al del psicólogo como co-constructor (en conjunto con el impaciente-paciente)
del proceso de cambio.
Como cualquier verbo, convoca a la acción y por lo tanto está llamado al
cuestionamiento y a la reflexión ética.
Cuando intervenimos en el marco de un dispositivo abierto, horizontal y múltiple, la
reflexión de fines, medios y objetivos cobra más relevancia que nunca; en parte,
también, porque estamos interviniendo la realidad misma al crear proyectos que se
basen en el establecimiento de nuevas formas de relacionamiento entre los sujetos.
¿Por qué lo vamos a hacer? ¿Con quién? ¿En qué momento? Ya que las pretendidas
garantías de nuestro accionar se diluyen en los nuevos dispositivos de trabajo de los
cuales la reflexión es condición sin ecuanon.
Intervenimos con palabras, por excelencia, por tradición, pero también por la sutileza
propia que el trabajo con Otros nos requiere. También intervenimos con gestos, con
miradas. Sin embargo, esto no quiere decir que la intervención sea permanente e
incontrolable, lo que es permanente e incontrolable es la acción, la co-configuración del
campo de trabajo, la contaminación entre el otro y el uno, entre nosotros y los otros.
Pero la intervención es cualitativamente diferente en tanto responde a una
intencionalidad, a un objetivo. El objetivo primario de una intervención es siempre la
transformación.
LAS intervenciones SABATINAS
Un dispositivo como Vilardevoz posibilita muchas maneras de intervenir. Partiendo de
la base que toda intervención persigue un objetivo primario de transformación, se las
puede distinguir en función de su objetivo secundario, por llamarlo de alguna manera.
Hay intervenciones que apuntan a abrir un espacio de cuestionamiento, a problematizar
aspectos con el o los otros, hay otras que apuntan al esclarecimiento de algún aspecto,
hay otras con un fin contendedor, hay otras que pretenden encauzar la tarea, hay otras
que… etc., etc. 41 Raggio, A. “Por una ética de la intervención: Notas acerca de la dimensión ética de la práctica
psicológica”. Área de Psicología Social. Facultad de psicología. Universidad de la República.136
Por otro lado, las particularidades de cada espacio del proyecto posibilitan distintas
modalidades de intervención.
En los simulacros sabatinos de Radio Vilardevoz aprendí distintos modos de
intervención:
Intervención al aire, se interviene directamente en la producción radial del otro. No
siempre se establece un diálogo pero tiene una base dialógica: lo que yo digo es
escuchado por otros que a su vez tienen algo que decir.
Intervención al programa, se interviene co-construyendo el programa con el otro, en
cualquiera de sus fases (ideación, planificación, puesta al aire)
Intervención a la fonoplatea, es de gran sutileza, permite incluir en el simulacro
pequeñas frases, gestos y miradas así como ir siguiendo el clima de la fonoplatea
y, a su vez, ir produciendo nuevos climas.
Intervención en el “banquito de afuera” o “abajo del árbol”, es de mayor
intimidad, puede ser a demanda manifiesta del participante o por iniciativa del
psicólogo o pasante.
Intervención en “la cocina”, es cuando, teniendo claro el objetivo de la intervención,
no podemos controlar el tiempo y espacio de la misma, es casi en el momento
adecuado y casi en el lugar adecuado, sucede por lo general cuando el o los
participantes nos toman desprevenidos y no se puede dejar pasar.
La intervención surge de los objetivos, del participante, del proceso, del contexto, del
psicólogo o pasante. Surge de todos y cada uno de esos elementos pero principalmente
surge de la conjugación de esos elementos entre sí.
Por eso es tan difícil de aislar asépticamente. Me gusta pensar que la intervención linda
con la práctica alquímica, el todo es más que la suma de las partes (y menos también).
CON LAS MANOS EN LA MASA
El día que hicimos empanadas fue una especie de paradigma en esto de entender la
intervención. En cierta forma, fue como que el proyecto se caricaturizó a sí mismo
cambiando la producción de “una radio entre todos” por la producción de empanadas.
La consigna era que las empanadas las hacemos entre todos los que las íbamos a comer,
137
una premisa muy inocente a simple vista.
De ahí se desprendía la necesidad de organizarnos, de dividir tareas, de armar equipos.
Como parte activa del equipo comilón tenía que trabajar a la par, pero por otro lado no
podía abandonar mi rol de pasante- co-coordinadora de una tarea.
Había que trabajar con, pero no trabajar por.
La intervención pasó por la distribución de las responsabilidades que llevaran a hacer lo
que se tenía que hacer en lo concreto. Este hacer invitaba al otro a la acción, a la vez
que ponía en evidencia la omisión de la acción. Cuando la falta era demasiado grande
era preciso empujarla desde fuera, no para llenarla sino para enunciarla, formulándola
en términos de problema y restituyéndola al colectivo.
Esto suponía manejar también la ansiedad propia, la ansiedad pragmática de centrar la
tarea en la consecución del fin útil. Como dijera mi abuela: despacito y sin apuro que el
hacer las cosas bien importa más que el hacerlas.
HABILITACIÓN
La habilitación es un concepto escabroso, ya que está imbricado estrechamente con el
tema del poder, el propio concepto ya supone la existencia de un inhabilitado y otro
habilitador.
Pensar en la habilitación me recuerda al dicho de “no me des pescados enséñame a
pescar”. Es brindar o permitir que el otro encuentre y construya herramientas
138
Habilitación. 1.Habilitación. 1.Habilitación. 1.Habilitación. 1. f. Acción y efecto de habilitar. 2. 2. 2. 2. f. Cargo o empleo de
habilitado. 3. 3. 3. 3. f. Despacho u oficina donde el habilitado ejerce su cargo. (…) (…) (…) (…)
Habilitar.Habilitar.Habilitar.Habilitar. (De hábil). 1. 1. 1. 1. tr. Hacer a alguien o algo hábil, apto o capaz para
una cosa determinada. 2. 2. 2. 2. tr. Dar a alguien el capital necesario para que
pueda negociar por sí. (…) 4. (…) 4. (…) 4. (…) 4. tr. Proveer a alguien de lo que necesita para un
viaje y otras cosas semejantes. U. t. c. prnl. 5. 5. 5. 5. tr. Der. Subsanar en las
personas falta de capacidad civil o de representación, y, en las cosas,
deficiencias de aptitud o de permisión legal. Habilitarlo para comparecer en
juicio. Habilitar horas o días para actuaciones judiciales.
sustentables para su desarrollo.
Hay una primera cuestión central que es pensar cómo entendemos a ese otro. Si
entendemos a ese otro como un sujeto digno, más allá de las valorizaciones y los
categorizaciones sociales, lo primero que tenemos es un ser en potencia, con capacidad
creativa y productiva para transformar-transformándose- eso que hemos dado en llamar
realidad.
Conforme a lo que él define como una “ética de la autonomía”, José Luís Rebellato42
establece cinco dimensiones del ser sujeto:
• Poder elegir. Liberar y reconocer nuestros deseos para poder optar.
• No ser en solitario. Sabernos inmersos en un ecosistema de comunicación.
• Poder ser autónomo. Poder construir la autonomía en medio de la heteronimia,
en forma dialéctica.
• Formar parte de comunidades. La autonomía no es un concepto individualista
sino que se construye con otros.
• Vivir la experiencia de la contradicción. Problematizar las contradicciones
personales y colectivas como expresión de compromiso cotidiano.
La habilitación no es un medio para que el otro se convierta en sujeto, no se trata de
brindarle una ortopedia para que se levante por y sobre sus carencias. Se trata de
asumirlo y respetarlo desde el vamos como un sujeto digno, como un fin en sí mismo.
El devenir sujeto no es el fin de la habilitación, sino el principio del proceso.
Habilitar supone un proceso de co-construcción conjunta que tienda a la liberación de
las potencialidades atrapadas, encorsetadas en el ser (por ejemplo: paciente psiquiátrico)
en oposición al no ser (por ejemplo: “normal”).
Supone de por sí una asimetría de roles, pero, una vez más, lo que importa aquí es lo
que hagamos con esa diferencia. Podemos asumir y trabajar desde la asimetría pero
basándonos en la equidad, equidad que se expresa en el más profundo respeto hacia el
otro.
Volviendo a la habilitación, su carácter de verbo (habilitar) denota la existencia de un
poder que se evidencia en cualquier accionar y, por ende, amerita una reflexión.
El poder no es una entidad visible o aprehensible, es un concepto parasitario, ya que
precisa ligarse a un accionar para ser evidenciado y significado. El poder es lo que42 Rebellato, J.L “Ética de la liberación.” (Textos inéditos in memoriam ). Ed. Nordan –Comunidad.
Montevideo-Uruguay, 2000139
puede, depende dónde, cómo y por qué, para devenir potencia o dominación.
En el actual desarrollo del neoliberalismo el poder está visualizado en su cara represiva,
ligado al dominio de los hombres entre sí y de ellos con sus contextos más inmediatos.
Esta visión genera la ilusión de que hay algunos que tienen poder y hay otros que
carecen de él, los que nada tienen, los que están al margen (marginalizados) de los
derechos y obligaciones de la sociedad.
La construcción del incapaz descansa sobre una sofisticada y aceitada maquinaria que se
sirve de las prácticas y saberes disciplinarios con el principal objetivo de custodiar el
status quo.
El proceso de habilitación puede guiarse en base a la noción del poder como carencia y
en ese sentido tender a la compensación (rehabilitación) o, en base a la noción del poder
como capacidad, a ejercer y por tanto tender a la emancipación (transformación) del
sujeto marginalizado y su realidad.
UNA RADIO ALTERATIVA
Los locos, marginados y excluidos del sistema.
Un sistema monstruoso y perverso que no tolera las diferencias ni admite diversidades.
Un sistema de efectos, de todo en su lugar y un lugar para cada cosa, aterrado ante el
desorden del encuentro de los afectos.
Un sistema creado por los hombres para negarse a sí mismos en su condición humana y
que por los hombres mismos debe ser deshecho.
Los locos, sujetos sujetados, negados por incapaces y desoídos por absurdos.
Los locos, esos que en Millán 2515 también hacen radio…
¿Qué genera Radio Vilardevoz en el afuera? ¿Curiosidad, morbo, asombro?
Genera tantos afectos como la locura misma, pero en una relación vincular
cualitativamente diferente a la vinculación clásica entre locura y sociedad, entre nuestra
locura y nuestra sociedad.
La habilitación como proceso transcurre aquí cual cinta de mohebius entre el afuera y el
adentro de un proyecto que se propone amplificar la palabra de los locos para hacer
circular el mensaje negado. El dispositivo mismo se propone como habilitador del
discurso acallado, al punto tal que producción y proyecto van de la mano,
significándose y retroalimentándose mutuamente.
140
En un artículo sobre Radio Insurgente “La voz de los sin voz” (medio de comunicación
del EZLN) plantean que los medios de comunicación alternativos a los medios masivos
deben ser, a la vez, alternativos y alterativos, en tanto deben tender a alterar el orden
social impuesto.
La propia identidad de Vilardevoz la convierte de por sí en un medio alternativo, la
dinámica de trabajo, el aprovechamiento de las fisuras institucionales, habilita la
posibilidad de devenir medio alterativo.
ELUCIDACIÓN
.
La elucidación es la causa y efecto de una praxis crítica y comprometida, que se sabe
operando en un campo complejo plagado de incertidumbres varias, donde es posible
identificar multiplicidad de dimensiones que se enmarañan en un aquí y ahora
formulado en términos de incógnita.
Sabemos también que el desenmarañamiento no va a venir ni de la teoría (estéril sin la
práctica) ni de la práctica (ciega sin la teoría), sino de la conjugación creativa entre el
pensar y hacer, y repensar y rehacer, para una vez más volver a pensar y volver a hacer.
Nos dice Castoriadis “lo que yo llamo elucidación es el trabajo por el cual los hombre
intentan pensar lo que hacen y saber lo que piensan” (Castoriadis, 1994)
Es un intento de adentrarse en los porqués, es un trabajo arqueológico de interpretación
y aproximación a verdades siempre efímeras y escurridizas.
El autor lo plantea como un rescate de las propias condiciones socio-históricas de
producción, en tanto éstas operan consciente o inconscientemente en el desarrollo de
nuestras praxis.
Es una apuesta, desde una perspectiva ética, que se ofrezca a sí misma como vía de
llegada al otro, que se abra al encuentro, que se permita afectarse.
Se mueve por lo tanto en el plano de la inmanencia de lo que sucede en el aquí y ahora
141
Elucidación.Elucidación.Elucidación.Elucidación. (Del lat. elucidatĭo, -ōnis). 1. 1. 1. 1. f. Aclaración, explicación.
Elucidar.Elucidar.Elucidar.Elucidar. (Del lat. elucidāre). 1. 1. 1. 1. tr. dilucidar.Dilucidar.Dilucidar.Dilucidar.Dilucidar. (Del lat. dilucidāre). 1. 1. 1. 1. tr. Aclarar y explicar un asunto, especialmente si es confuso o controvertido, para su posible resolución
contigo, habilitando “la crítica como modo de existencia del pensamiento, removedora
de todo aquello que se consideraba inmóvil y eterno (…) [siendo] al mismo tiempo,
práctica transformadora, acto propositivo y transformador”43
La elucidación atañe a distintas dimensiones y niveles del proceso: elucidación del
dispositivo de trabajo, elucidación del ejercicio de nuestro rol, elucidación de la
coordinación con compañeros, elucidación de praxis concretas, etc.
El criticar estas dimensiones habla del compromiso que asumimos y practicamos con
esos otros que nos acompañan en el proceso.
DE LA SUPERVISIÓN A LA ELUCIDACIÓN
Considero que los espacios de los martes fueron buenas instancias para evidenciar la
elucidación. Resulta interesante atender a las vicisitudes del proceso para lo cual me voy
a valer de mis apuntes y registros personales, tomándolos como analizadores del
proceso.
En los primeros tiempos los encuentros con la docente tenían una función más
adaptativa, y oficiaban como contendores de la ansiedad que nos generaba la inmersión
en un proyecto que desconocíamos (Vilardevoz, proyecto autónomo. Estructura de la
radio… 5/4. Marco teórico 12/4).
Luego comenzaron a llenarse de anécdotas en bruto, “el miércoles fulano dijo que… y
sultano y mengano discutieron el viernes por…, el sábado cayó fulanita re- maníaca e
hizo un programa de…”. Por estas fechas comenzaron los intercambios-informes vía
mail, cuyo objetivo era buscar un mecanismo más fluido para que corriera la
información, a la vez que posibilitar un mejor aprovechamiento del espacio de los
martes.
De a poco empezamos a pensar en nuestras prácticas o en la ausencia de ellas, lo que
nos llevó a reflexiones más de tipo temáticas (“Qué lugar le damos a nuestras
prácticas” 17/5. Intervención 24/5. Tres preguntas en relación a cada uno de los
siguientes niveles de análisis: proyecto, práctica, ser psicólogo. 14/6. Equipo 5/7).
La evaluación intermedia nos llevó a problematizar aspectos que estaban obturando el
proceso de trabajo, por lo que las reuniones se tornaron un poquito más incómodas,
surgieron rispideces, costaba explicarse y exponerse. La mirada se volvió hacia nosotros
43 Raggio, A. “Por una ética de la intervención: Notas acerca de la dimensión ética de la prácticapsicológica”. Área de Psicología Social. Facultad de psicología. Universidad de la República.
142
pasantes y hacia el equipo técnico (Esquemas de posibles proyectos, mapeo de
dificultades, cuestionamientos varios 9/8, 23/8, 13/9). Esto se fue matizando con la
irrupción de acontecimientos desestabilizadores y la necesidad de revisión de las
estrategias (Héctor 6/9. Censura en A. M Libre 20/9. Imposibilidad del proyecto de
pasantes 18/10).
Los últimos registros dan cuenta del inminente cierre de la pasantía (Trabajo final 6/12.
Cierre 13/12). Todo concluye al fin…
Lo interesante de esto, más allá de las valoraciones que se puedan hacer, es pensar cómo
se aprovecha un espacio institucional (la supervisión de la práctica) y se lo redirecciona
en base a otro objetivo.
El espacio de los martes, así como la bitácora, fueron verdaderas apuestas a saber qué
pensábamos y a pensar lo que hacíamos.
La característica por excelencia de mis registros en este espacio es la esquematicidad:
nombres y palabras de los que salen flechas hacia conceptos, círculos y líneas que se
entrecruzan, palabras abreviadas, frases prestadas, etc. Considero que esto da cuenta de
una instancia que se esforzaba por reflexionar sobre una praxis que se presentaba
compleja y diversa.
Este intento de reflexión denota un ejercicio crítico, el cual nos incluye a nosotros
mismos como sujetos de análisis y a analizar.
La incomodidad que tantas veces experimentamos (entre pasantes y equipo técnico,
entre estudiantes y docente) es producto de este ejercicio, y continuar apostando a él,
más allá de las posibles reacciones adversas, me parece una de las apuestas más
coherentes y comprometidas con la praxis que podamos desarrollar.
Ya no se trata de supervisar la práctica del otro y de ponerle un sello L.A.T.U de
calidad, porque resulta que la praxis del evaluador y del evaluado están imbricadas,
enmarañadas. Por eso es preciso elucidar, tratar de reflexionar sobre las mismas,
desdoblarse en el ejercicio de múltiples roles simultáneamente.
Trabajar desde, con y en nuestra implicación, en un proyecto y en un proceso que habla
tanto de lo que somos como de lo que queremos ser.
143
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Mayo- América Libre.
145
Breve presentación de los autores de los artículos de la presente compilación:
Agustin CanoLicenciado en Psicología (Universidad de la República)Máster en Proyectos Sociales (LUMSA Università - Roma)Cursa Maestría en Psicología y Educación (Facultad de Psicología, Universidad de laRepública)Docente Asistente del Servicio de Central de Extensión y Actividades en el Medio de laUniversidad de la República.Integra equipo del proyecto de investigación "Inclusión social y Salud Mental análisisde las condiciones de accesibilidad a los servicios de salud mental en el caso del Centrode Salud de Jardines del Hipódromo " (Comisión Sectorial de Investigación Científica,Universidad de la República).E-mail de contacto: <[email protected]>
Andrés JiménezLicenciado en Psicología de la Universidad de la República. Fundador de Radio Vilardevoz, 1997. Coordinador general de la misma en la actualidad.Coordinador del Centro El Faro, adolescentes. Docente en formación de posgrado (FLACSO) y docente capacitador en temas deviolencia contra niños, niñas y adolescentes. E-mail de contacto: [email protected]
Alicia Migliaro
Licenciada en Psicología de la Universidad de la República. Maestranda en Psicología Social, Universidad de la República Docente Ayudante de la Unidad de Proyectos del Servicio de Central de Extensión yActividades en el Medio de la Universidad de la República.Pasante del “Proyecto comunicacional participativo Radio Vilardevoz” (HospitalVilardebó, Montevideo) a cargo de la Lic. Psic. Cecilia Baroni en el año 2005.Experiencia en trabajo con grupos y organizaciones de productores rurales y pescadoresartesanales.E-mail de contacto: [email protected]
Belén Itza
Estudiante avanzada de la Licenciatura en Psicología de la Universidad de la República.Integrante del equipo técnico de Radio Vilardevoz desde 2009.Integrante de la mesa de AMARC (Asosiación Mundial de Radios Comunitarias)UruguayIntegrante del equipo de investigación "Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz"'financiado por la CSIC en la Modalidad de Proyectos Estudiantiles 2008.Experiencia en trabajo con mujeres privadas de libertad.E-mail de contacto: [email protected]
Cecilia Baroni
CompiladoraLicenciada en Psicología de la Universidad de la República.
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Maestranda en Psicología y Educación, Universidad de la República. Docente Asistente de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República en elInstituto de Psicología, Educación y Desarrollo Humano. Miembro fundadora de Radio Vilardevoz y de Radio En Fuga (Facultad de Psicología). E-mail de contacto: [email protected]
Fiorella Piazza
Estudiante avanzada de la Licenciatura en Psicología en la Facultad de Psicología de laUniversidad de la RepúblicaDurante el 2011 cursó la Escuela de Verano en Psicología “Investigación e innovaciónpara la igualdad: Desafíos para la Psicología en América Latina” (Facultad dePsicología, UDELAR). Pasante del “Proyecto comunicacional participativo Radio Vilardevoz” (HospitalVilardebó, Montevideo) a cargo de la Lic. Psic. Cecilia Baroni en 2010Prácticas en la U. E. A. del Servicio de Atención Psicológica de la Facultad dePsicología, donde participó de la investigación sobre exploración de dificultades deaprendizaje en niños a través de la técnica Dibujo -Libre- Cuento, a cargo de el Psic.Pablo Cabo 2009-2010.E-mail de contacto: [email protected].
Martina Celiberti
Estudiante avanzada de la Licenciatura en Psicología de la Universidad de la República.Integrante del equipo de investigación "Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz'financiado por la CSIC en la Modalidad de Proyectos Estudiantiles 2008.Técnica del Ministerio de Desarrollo Social.Experiencia de trabajo con clasificadores.E-mail de contacto: [email protected]
Natalia Rodríguez
Licenciada en Psicología de la Universidad de la República.Cursando el Máster de Investigación en Psicología Social de la Universitat Autònomade BarcelonaIntegrante del equipo técnico de Radio Vilardevoz desde 2009.Integrante del equipo de investigación "Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz'financiado por la CSIC en la Modalidad de Proyectos Estudiantiles 2008.Becaria de Radio En Fuga, Facultad de PsicologíaE-mail de contacto: [email protected]
Noelia Correa
Licenciada en Psicología de la Universidad de la República.Docente Ayudante de la Facultad de Psicología en Instituto de Psicología Social,Psicología de las Organizaciones y el Trabajo.Integrante del equipo técnico de Radio Vilardevoz desde 2009.Integrante del equipo de investigación "Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz'financiado por la CSIC en la Modalidad de Proyectos Estudiantiles 2008.Experiencia de trabajo con cooperativas de clasificadores y diferentes organizacionessociales.
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E-mail de contacto: [email protected]
Tamara Tabarez
Estudiante avanzada de la Licenciatura en Psicología de la Universidad de la República.Integrante del equipo de investigación "Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz"financiado por la CSIC en la Modalidad de Proyectos Estudiantiles 2008.Integrante de la Comisión de Posgrados de la Facultad de Psicología.Consejera por el Orden Estudiantil de la facultad de Psicología de la Universidad de laRepúblicaE-mail de contacto: [email protected]
Victoria Evia
Licenciada en Antropología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educaciónde la Universidad de la RepúblicaDocente Ayudante de la Unidad de Extensión de la Facultad de Humanidades y Cienciasde la Educación de la Universidad de la RepúblicaIntegrante del equipo técnico de Radio Vilardevoz desde 2009.Tallerista del Centro de Rehabilitación Psicosocial de Pando de ASSE (Administraciónde Servicios de Salud del Estado).Integra equipo del proyecto de investigación "Inclusión social y Salud Mental análisisde las condiciones de accesibilidad a los servicios de salud mental en el caso del Centrode Salud de Jardines del Hipódromo " (Comisión Sectorial de Investigación Científica,Universidad de la República).E-mail de contacto: [email protected]
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ÍNDICE
Prólogo. Cecilia Baroni
Notas para una genealogía del manicomio en Uruguay. Lic. Psic. Agustín Cano
Etnografía en Radio Vilardevoz: representaciones sociales sobre la locura y prácticas de
resistencia. Lic. Antrop. Victoria Evia
Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz. Equipo de investigación: Noelia Correa,Natalia Rodríguez, Martina Celiberti, Belén Itza, Tamara Tábarez
La locura está en el aire? Lic. Psic. Andrés Jiménez
Recorriendo el camino del dispositivo terapéutico de Radio Vilardevoz. Fiorella Piazza.
Pequeño diccionario vilardevociano. Lic. Psic. Alicia Migliaro
Breve presentación de los autores de los artículos de la presente compilación.
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