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Villa Gesell - 80 Años

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Semanario REALIDAD GESELINA, el semanario que dice la verdad. Este semanario no se responzabiliza por las notas firmadas. Los ejemplares de Realidad Geselina son repartidos en su mayoría gratuitamente en casas (por suscripción), supermercados, almacenes, remiserías, cafeterías, confiterías, comercios en general, Cooperativas y distintos lugares donde la gente tiene libre accceso. Otro porcentaje es puesto a la venta en los kioscos en Villa Gesell, Mar de las Pampas, Mar Azul y Pinamar.

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  • Villa Gesell 80 aos

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    ....................................... C O N T E N I D O S

    Una primera pincelada

    Un viejo vigia en reposo...

    Los dueos de la tierra...

    Antn...

    Propietario Silvia L. Ezpeleta

    Director / Editor Responsable Alfredo E. Ezpeleta

    Sub Editor / Correccin Silvia L. Ezpeleta

    Diseo Grfico Silvia L. Ezpeleta Daniel A. Gonzlez

    Redaccin Santiago Massafra

    Fotografa Ral Pujadas Daniel A. Gonzlez

    Colaboracin Museo y Archivo Histrico de Villa Gesell, Departamento de Prensa y Comuicacin de la Munici-palidad de Villa Gesell.

    Pre-Impresin Zebra Fotomecnica

    Impresin Cooperativa Grfica I+D

    Semanario Realidad Geselina

    Paseo 107 y Avenida 3Galera Lafayette - local 23

    Te. (02255) 46-5653 / 46-5775

    [email protected]

    STAFF

    La fijacin de los mdanos...

    Una casita frente al mar

    Una dcada de lucha...

    En la era de las comunicaciones...

    En el reino del panqueque y...

    La creacin de la Cevige...

    Un surtidor de Vida

    200 pasos, renovacin de fuerzas

    El Agua corriente y las Cloacas

    El Club Defensores

    Gesell Ayer y Hoy

    Villa Gesell Golf Club

    El Muelle de Pescadores

    El Ttem

    Juana Gesell

    Marta Soria

    El funeral

    La despedida

    La historia en imgenes

    Don carlos conVErsa En sU DEsPacHo.-

    Editorial

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    .....................................................................................................e d i t o r i a l

    El ruido del oleaje era la brju-la para llegar al pramo prometido, ese pramo misterioso del que tanto se hablaba, y que un tal Don Carlos Gesell al que le decan el loco de lo mdanos prometa en folletos que circulaban por la Capital.De esto hace ya unos 80 aos, del

    sueo de un hombre, quien pens, ide, construy y volvi a construir una y otra vez el lugar donde hoy vivimos y veraneamos, el cre Villa Gesell.Le di una identidad, lo form

    como sociedad, y nos dej su mayor legado, el cuidar con nuestros pro-

    pios sueos este lugar de encantos, y ensearle a las generaciones futu-ras que aqu habitan que cuidar la ciudad, el medioambiente y su gente es el mejor homenaje que podemos hacerle.Hoy Villa Gesell cumple 80 aos y

    tenemos la posibilidad de contarles, al menos un pedacito, lo que hace tan poco tiempo sucedi pero ya es historia. Una historia que parece sacada de

    un cuento de hadas, una historia de esfuerzo, sacrificio y tesn, un ejem-plo de pocos que muchos debemos seguir. Una historia de muchas veces

    caerse y siempre volverse a levantar.Amamos esta ciudad y por eso de-

    cidimos todos los das vivir en ella, la reelegimos cada vez que tenemos la posibilidad de alejarnos de ella y extraamos su gente y su calidez na-tural. Crecimos aprendiendo de los pioneros, escuchando las ancdo-tas y son ellos de los que debemos aprender para seguir proyectando un buen futuro para nuestros hijos en Villa Gesell, en La Villa, en Ge-sell, en este lugar que cumple los sueos de quienes la eligemos como NUESTRO lugar.

    Alfredo EzpeletaEDITOR

    Don carlos nos rEcIBE En sU TranQUEra.-

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    Esta frase expresada por don Carlos Gesell, y que todos podemos apreciar acuada en el Ttem de acceso a nuestra ciudad, implica el profundo orgullo y satisfaccin que el fundador sinti al ver que su magnfica obra se concretaba. Pero esa concepcin filosfica no se refiere a un orgullo personalista sino que ms bien repara especialmente en aquellas dificultades que todos, o casi todos, ven como insalvables, y sin embargo, gracias a la tenacidad, a la planificacin, al trabajo arduo y a la constancia, se logran vencer, redoblando el valor del xito obtenido.Quizs aquella expresin sea una de las

    ms ilustrativas del inmenso legado de don Carlos.Hace 80 aos, cuando todo lo que

    haba a su alrededor era adversidad y dificultades, y an cuando los ms notorios estudios y especialistas de la poca aconsejaban abandonar semejante empresa, l fij su meta con determinacin pero tambin con el obligado agregado del esfuerzo, de la honestidad, del sacrificio, de la capacidad de reponerse.Con esos valores logr, luego de aos

    de intento, la titnica tarea de fijar el indomable terreno medanoso y a partir de ello prosigui con el otro desafo planteado; construir un destino turstico diferenciado del resto; una apacible Villa nada menos que con el Ocano Atlntico y con un imponente marco natural como respaldo.Pero no se detuvo.Al observar que avanzaba en su objetivo,

    promovi su crecimiento, trabajando en conjunto con decenas de familias con el mismo objetivo de superacin; esos otros protagonistas de nuestra historia que son Los Pioneros.Y ese objetivo se torn ms ambicioso,

    por lo que hacia falta un nuevo esfuerzo y una gran capacidad.He destacado en varias oportunidades

    la inmensa aptitud de don Carlos en el sentido de la creacin de condiciones para un ptimo desarrollo, con metas claras en cuanto al destino de esa comunidad que comenzaban a conformar, y con una extraordinaria visin estratgica acerca

    En el 80 aniversario de la ciudadRecuperar y sostener el legado de don Carlos Gesell

    Es mayor el deleite del xito cuando se vencen aquellas dificultades que otros... han querido derrotar sin conseguirlo.

    Dr. Jorge Rodriguez ErnetaIntendente MunicipalPartido de Villa Gesell

    de las necesidades y respuestas no slo coyunturales, sino las que visualiz con dcadas de anticipacin.Entonces, se concentr en la planifica-

    cin con una envidiable visin e inteli-gencia prctica. Y ya no slo alent el crecimiento de la incipiente ciudad, sino que comenz a acompaarlo con desarrollo, construyendo los primeros servicios indispensables, alentando inversiones, dibujando con sabidura, condiciones o alternativas de futuros desarrollos sobre el tablero de su maravi-llosa creacin.Aquel diseo, aquella tenacidad y

    aquella destacada visin estratgica, nos permiti hoy en da retomar ese legado que, lamentablemente se haba perdido con el tiempo, dejando librada a Villa Gesell a su sola condicin inercial de crecimiento sin el acuerdo necesario que debe tener con el desarrollo y con una nueva y actualizada creacin de condiciones para continuar avanzando.Sentimos nosotros hoy, desde la

    gestin municipal, una gran similitud con aquel deleite expresado, porque en menos de cuatro aos, supimos vencer, con el acompaamiento de la comunidad, cientos de adversidades que tambin parecan insalvables y volvimos a pensar la ciudad orientada hacia el crecimiento pero acompaado del desarrollo, trabajando incansable-mente en esa premisa, dotndola de obras de infraestructura; llevando todos los servicios a cada rincn del Partido, modernizndola, embellecin-dola, optimizando todo el circuito vial interno y de accesos, ordenndola y cuidndola permanentemente.Debemos entonces festejar con orgullo

    este 80 aniversario de la fundacin de este maravilloso lugar, sintindonos parte de la historia que continuamos construyendo con aquellos preceptos fundacionales, que esta comunidad, hoy encuentra, reconoce y vuelve a plasmar, disfrutando ya de este presente y edificando un slido y auspicioso futuroCarlos Gesell marc para siempre,

    y de la manera mas clara y contun-dente que una persona lo pueda

    hacer, la enseanza acerca de c-mo, con determinacin, esfuerzo y tenacidad, se pueden llevar adelan-te las ms grandes empresas, por ms imposibles que puedan parecer, por ms condiciones adversas que se puedan encontrar y por ms pesimistas y negativos que sean los pronsticos. Y avanz an ms all en este legado, enseando que tales objetivos se pueden alcanzar exitosamente des-de la solidaridad, la decencia, la honestidad y el respeto, valores que sostuvo con admirable coherencia a lo largo de toda su vida.Tenemos la inmensa fortuna de contar,

    como sociedad organizada, con ese valor agregado que la personalidad y la obra de este hombre dej grabada en nuestra identidad y, en la conciencia de semejante beneficio, trabajamos para recuperar, enaltecer, traducir y proyectar esa huella marcada con admirable inteligencia y noble humanidad.Reconocer este legado, recuperarlo,

    sostenerlo, defenderlo y llevarlo a la prctica no admite otro camino que el sostenido por esa misma enseanza, no permitindonos entonces otra ma-nera de crear mejores condiciones que no sea a travs del esfuerzo, el compromiso, la eficiencia y el trabajo responsable, llevado adelante con soli-daridad, honestidad, transparencia y un total apego al concepto de libertad y diversidad impregnado en ese legado.Felicidades Villa Gesell!Y vamos por ms!

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    Una primera pincelada

    ESTA HISTORIA PODRA comenzar desde distintos puntos de partido. Uno de ellos es un aviso pu-blicado en el diario La Prensa, de Buenos Aires, donde Carlos I. Ge-sell ofreca una casita junto al mar para pasar el verano. El punto de referencia fue la estacin Juancho del Ferrocarril del Sur y, desde all, la posibilidad de emprender el camino hacia el mar por una ruta inexisten-te, tan inexistente como tentadora.Posiblemente por curiosidad, alguien ley el anuncio y contest.Fue Emilio Stark, un suizo emplea-

    do en la firma Siemmens, quien se sinti interesado por ver de qu se trataba esa propuesta.

    La Historia de Villa Gesell

    de Omar Masor

    - Vieron cmo se puede? es cuestin de intentarlo, nada ms. As son todas las cosas.

    Antes de eso, la tarea haba sido intensa, constante y - a veces-, de-cepcionante para Carlos Gesell.Desde plantar y ver morir bajo la

    arena llevada por el viento a miles de brotes de las ms variadas can-tidades de especies arbreas hasta recibir aquella carta con una senten-cia tomada de la mismsima Biblia, en cuanto a que no se puede edificar en la arena.De todas formas continu y logr

    encontrar la forma para detener la arena voladora, para que las espe-cies prosperaran, para poder edificar en la arena y, con todas esas situa-ciones dominada, empezar a fundar una villa que se fue trasformando

    hasta llegar a estos das convertida en una ciudad.Claro que no fue fcil, pero eso le

    da muchsimo valor al hecho de in-tentar y reintentar, de errar y volver para subsanar el error; para crear, en definitiva.El comienzo fue hace 80 aos.

    Nada si se los cuenta tomando como referencia a la Historia, pero mucho si se los mide en relacin a los cam-bios operados en un lugar que eran 39 hectreas junto al mar, sobrante fiscales de las estancias de los Leloir, preados de mdanos vivos y llevan-do a cuesta dos emprendimientos abortados: la cra de ganado porcino y la venta de arena.De todas formas el alemn que

    no era alemn-, el loco de los mda-nos que nunca fue loco-, lo logr. Vaya si lo logr...

    PrIMEras cUaDrIcUlas DE ForEsTacIon.-

    1 casa DE Don carlos (1932).-

    VIVEro DE Don carlos.-

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    Los dueos de la tierra Gesell requiere el asesoramiento de un perito duncola, el agrnomo Karl Bo-desheim. El veredicto: - Renuncie inmedia-tamente a proseguir

    esta empresa..., jams crecer nada en esta arena...

    La Historia de Villa Gesell

    de Omar Masor

    ...(o de la arena)

    LA PRImERA REfEREncIA con respecto a los propietarios del espacio donde se construira mu-chos aos despus, primero Par-que Idaho y Villa Gesell despus, fue Jos Lastra. Ms tarde Francis-co Senz Valiente lo posee hasta pasarlo a Dalmasia Senz Valiente y a Alejandro y Federico Leloir.Hacia 1930 se lleva a cabo una

    medicin de los campos y resulta un sobrante fiscal de 3.129 H que, como era de rigor, se sitan desde la orilla del mar hasta donde co-mienza el pie de los mdanos que descansa sobre el continente y permite que las pasturas comien-cen a verdear.Ese verdadero arenal no era otra

    cosa-, llega a manos de Eduardo Credaro, cedido por el Estado. La primera idea fue la de cazar los chanchos salvajes que habitaban en la regin, escapados de las es-tancias y olvidados de cualquier otra regla de juego que no fuese

    su total libertad. No anduvo bien ese emprendi-

    miento. Antes de dejar que todo acabara, Credaro pens que haba encontrado la verdadera actividad de la zona: la venta de arena para la construccin, especialmente en Buenos Aires.La distancia, la competencia con

    la arena que llegaba desde Uru-guay, la mejor calidad de la orien-tal con respecto a la que posea y el menor precio de mercado, hizo que tomara la resolucin de ven-der ese ventoso desierto de arena.Y este podra ser otro comienzo

    para estos recuerdos.En 1931, Carlos Idaho Gesell,

    despus de haber tomado conoci-miento de la posibilidad de com-prar el lugar, toma la decisin.Muchos aseguran que su idea

    primera fue la de crear un bosque para poder utilizar la madera en la construccin de coches para bebs, artefactos a los que se dedicaba a

    manufacturar entre otras-, la firma familiar Casa Gesell.Cual haya sido la idea motora de

    todo, lo cierto es que le compra a Eduardo Credaro las 1.648 H. El precio pactado es de $ 36.000 que se comprometi a pagar de esta forma, luego de sear con $ 10.000: $ 7.000 al ao de la escri-turacin y el resto a plazos, con una hipoteca.Si tena claro o no el futuro, nadie

    podr aseverarlo. Si haba hecho una mnima cuenta de la relacin costos-beneficios, tampoco.Lo posiblemente cierto es que, lue-

    go de haber efectivizado el pago y firmado los documentos, habr lle-gado por primera vez a esa lonja de arena sobre el mar -ya como pro-pietario-, se habr sacado el som-brero, enjuagado la transpiracin de la frente con su pauelo y habr de-jado volar su imaginacin. Esa era su ventaja contra todo lo que debe-ra superar.

    kEMMlEr En la casa DE Don carlos (1952).-

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    La fijacin de los mdanos

    nO IbAn bIEn LAS cOSAS, en cuanto detener el constante mo-vimiento de los mdanos, a favor de los vientos. En el sistema de prueba y error, el balance era realmente negativo. Las especies no lograban prosperar.Para tener una constatacin cien-

    tfica, Carlos Gesell busca y rebusca hasta que encuentra al agrnomo alemn Kart Rodesheim y hace con-tacto epistolar con l.Le explica la situacin, pero eso no

    alcanzaba para que el tcnico pudie-ra esbozar siquiera una solucin. En-tonces lo invita a que venga al lugar, vea, estudie y dictamine.Rodesheim acept, vino, estudi e

    hizo su dictamen, despus de dos aos. En 1933 Kart Rodesheim llegar a

    la conclusin de que ningn vegetal podra prosperar en ese suelo.Lacnico, con lenguaje tcnico,

    contundente, las palabras del Agr-nomo fueron escuchadas, pero no pudieron ser aceptadas por Carlos Gesell. Cmo era eso de que nada podra crecer en la arena?En realidad para lo nico que sir-

    vi ese dictamen fue para obligarlo a profundizar en su imaginacin; a darle mayor trabajo a su pensamien-to prctico.Por eso Gesell contina trabajando

    y ese mismo ao presencia la muer-te de 100.000 acacias blancas, de las 120.000 plantadas. Pero tambin constata que s haban prosperado tamariscos y esparto.Con ellos contina y con ellos en-

    el pasaporte al xito de la empresa emprendida

    cuentra la solucin buscada.Hoy, superada ya la primera d-

    cada del siglo XXI, es difcil poder medir con justicia el significado del descubrimiento de Carlos Gesell. Es-pecialmente por lo simple que ahora aparece lo creado, pero habr que situarse en tiempo y lugar o al me-nos intentarlo-, para poder tener una plida idea.Haba que encontrar un abrigo para

    las pequeas plantas radicadas en la arena. Para que sus races tuviesen la posibilidad de extraer nutrientes y para que la arena voladora no las abatiera.Posiblemente, cuando vio el fru-

    to de su idea, se habr preguntado cmo no me di cuenta antes?, por la simpleza del sistema puesto en marcha.La cosa fue tan simple como efecti-

    va. Si haca falta un abrigo para las pe-queas plantas, nada mejor que confi-narlas dentro de un receptculo que le permitiera a sus races tener contacto con la arena y que los incipientes bro-tes se encontraran defendidos de la

    verdadera pulidora que representaba la arena llevada por el viento.Entonces llega a fabricar cilindros

    de cartn embreado y en ellos colo-ca los retoos y los planta en la are-na. Con esa defensa logran el abrigo suficiente para llegar al tiempo sufi-ciente de desarrollo para poder ser transplantados. As de simple, as de complejo.Con ese invento (no hay otra mane-

    ra de llamarlo) Carlos Gesell comienza a encontrar la forma para detener a los mdanos, para poder domarlos, para poder pensar ya con muchsi-ma ms seriedad y certeza- en el fu-turo de ese lugar junto mar, cruzado por vientos de temer que movan a tontas y locas los mdanos que, has-ta ese momento se enseoreaban, tan desafiantes como despiadados.

    Don carlos rEalIzanDo TarEas DE ForEsTacIon.-

    Vuelvo a observar al hombre... Habla,... cmo dira...?, un idio-ma distinto; poblado de fuerza y conviccin.Omar Masor, La Historia de Villa Gesell.

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    Una casita frente al marLa invitacin tena a La Golondrina como primersima actriz principal

    HAbA quE TEnTAR A LA fortuna. Posiblemente el resultado dara una idea de cmo sera el fu-turo.La casa familiar estaba construida,

    Carlos Gesell viva all junto con doa Emilia y los chicos desde haca algn tiempo, pero alguien ms se ani-mara a pasar aunque ms no fue-ra-, su tiempo de vacaciones entre mdanos casi domados, rodeado de una naturaleza imponente y lejana de los centros urbanos?

    Haba que hacer la prueba, que no solamente poda ser negativa desde lo econmico sino que podra reper-cutir en lo anmico.De todas formas se hizo.Carlos Gesell hizo contacto con una

    empresa marplatense y compr una especie de cabaa prefabricada, de origen suizo, que levant en la cres-ta de una de las dunas amigables.Fue bautizada La Golondrina y,

    cuando qued definitivamente cons-truida, pareca una casa puesta en ese lugar, rodeado solo de arena y de vegetacin rala e insipiente.Tena los desages del techo he-

    chos en caos de zinc que remata-ban en bocas parecidas a las gr-golas de las grandes construcciones antiguas. Todo el permetro de la casa, por debajo del alero, tena un frente del mismo metal, recortado de tal forma que parecan flores de lis invertidas, unidas unas a las otras en una sucesin que pareca infinita. El interior, con pisos de madera,

    ofreca todas las comodidades que se podan pedir en la poca, mos-traba empapelado sobre paredes de un material parecido al aglomerado, con una capa exterior sobre la que tambin se poda, si ese era el deseo de su propietario, pintar.No era lujosa, pero s acogedora y

    slida. Posiblemente las cualidades que hicieron a Carlos Gesell elegirla.

    An est en pie, casi 70 aos des-pus de construida y luego de ha-ber sufrido algunas modificaciones. En pie y habitable, que no es decir poco.

    Esa fue la casita que publicit Carlos Gesell en La Prensa, ofre-cindola en alquiler para lo que po-dra sealarse como la temporada 1941/42.A ella fue la que lleg Emilio Stark,

    luego de mil peripecias y dudas. De ella fue de la que enamor y, por ella, estableci un lazo fortsimo con don Carlos y con el lugar, que permiti en que se convirtiera en el primer turista y en el primero que recomend Villa Gesell de amigo a amigo, con lo que se estableci el eslogan que acompao a la Villa por muchos aos, apoyando su difusin y convirtindose posiblemente sin proponrselo-, en uno de los pilares de la imagen geselina.

    CASITA SOLITARIA FRENTE AL MAR SE ALQUILA POR QUINCE DIAS A CIEN PESOS. ESCRIBIR AL SEOR

    CARLOS I. GESELL. JUANCHO. FERROCARRIL SUR...

    Don carlos Y Doa EMIlIa PasEanDo a los TUrIsTas.-

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    ES cOnOcIDO quE unO DE los puntos donde se apoy Carlos Gesell para comenzar a formar la Vi-lla, fue la posibilidad de tener agua potable a poca profundidad. Alguna vez se cont que prctica-

    mente el primer da que recorri la zona que comprara poco ms tarde se agach en la playa y escarb en la arena, para ver si exista la posibi-lidad de encontrar en esa zona agua que no contuviera sales indeseables. Posiblemente sin mucha sorpresa, a pocos centmetros de penetrar en la arena, encontr agua dulce. Eso era lo que buscaba y al encontrarlo-, disip las pocas o muchas dudas que lo frenaba para hacer la operacin.Tiempo despus, las necesidades

    de contar con una cantidad de agua dulce que facilitara la vida diaria y el riego, demandaron otra tarea.Fue as que, junto a la casa donde

    viva con su familia y ahora esta en medio del Pinar del Norte converti-da en Museo, instal un molino para asegurar su provisin.Como todo en los das iniciales, no

    fue una tarea fcil. Desde el traslado de Buenos Aires, hasta la instalacin demandaron esfuerzo, pero el re-sultado final fue mejorar las propias condiciones de vida y asegurarse el agua para poder regar; hecho fun-damental cuando pensaba en un fu-turo verde para ese arenal.Todava hoy est en el mismo lugar

    que fuera instalado. Casi como un viga u otro de los recuerdos palpa-bles, que despus de muchos aos dan testimonio de la epopeya.

    Un surtidor de Vida

    Un molino que tiene sobre s

    el orgullo de haber sido indispensable... lEVanTan El MolIno (1932).-

    MEMORIAL Carlos I. Gesell, 1961.

    Debo confesar antes de seguir adelante

    que el anlisis qumi-co de la arena result adverso: inapropiada para la vegetacin, donde no creca el pasto, en cambio el del agua fue ms

    alentador. ptima para el consumo humano.

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    Una dcada de lucha

    REcIn En 1941 cARLOS Gesell pudo sentir que haba do-minado la cambiante fisonoma del paisaje, al lograr fijar los mdanos con distintas especies vegetales, que prosperaron gracias a aquel increble invento del cilindro de cartn em-breado.

    Entonces deba comenzar una se-gunda etapa, casi a caballo de la primera, que comprenda construir adems de su propia vivienda que ya estaba en pie-, alguna otra para ofrecer a quien se animara a llegar al Parque Idaho, denominacin que por esos tiempos tena la que luego sera Villa Gesell.Adems de esa construccin, que

    ocupar otra parte de esta resea, poco despus y en cuanto comenz a girar en grupos de amigos el naci-miento de una nueva posibilidad de vida, junto al mar y en un paisaje distinto, no fueron pocos los que co-menzaron a buscar su radicacin en Villa Gesell.Como antes no haba trabado el

    avance de Carlos Gesell, para aque-llos que llegaban tampoco fue un estigma lo dicho en San Mateo, VII-26:Lo comparar a un hombre in-sensato que edific su casa sobre la arena. Tambin con tesn y supe-rando dificultades de varios calibres y consecuencias comenzaron a cons-

    truir una ciudad.En 1942 eran 3 las casas cons-

    truidas en la Villa ese es el punto cero de todo-, y ao a ao, los n-mero fros y siempre incontrastables mostraban una clara tendencia a la alza.Para 1943, las casas eran 5; en

    1944 se haban edificado 8 y un ao despus, llegaban a 15.De todas formas, para tratar de

    darle un marco menos aritmtico a esta resea, habr que saber que cada una de esas casas albergaba a una familia. Mujeres, hombres y chi-cos que forman una especie de mos-to geselino; de levadura que ayud a que otros se incorporaran a la idea.Ya eran 25 las construcciones en

    1946 que, al ao siguiente se haban duplicado. Las primeras 100 edifica-ciones geselinas pudieron contarse en 1948 y, desde ese ao, comen-zaron a sumarse de a cientos, hasta que 1950 dice que en Villa Gesell las construcciones superaban las 300.Con las distintas situaciones econ-

    micas que atraviesa el pas, en los trece aos que van desde 1950 a 1963 con una Villa Gesell puesta en total valor-, las construcciones llegan a las 2.000 y se presiente que las posibilidades siguen siendo muchas y que la meta esta muy lejana.Con ese espritu se encara 1964,

    ao que al finalizar deja una infor-

    macin desde el mbito oficial-, que indica, ms all de las cantida-des en s mismas, que Villa Gesell ha sido el lugar de la Repblica Argen-tina donde se han construido ms metros cuadrados de edificacin.Despus, a medida que crece, tien-

    ta a que exploren distintas formas y zonas para la construccin. Los cha-lets comienzan a mezclarse, ya en la dcada del 70, con los primeros edificios de alto; un tema que trajo algn movimiento en contrario en su momento, pero que la realidad supe-r con su contundencia.Despus la zona Sur de la Villa, que

    tuvo como faro la Terminal de mni-bus y ms cerca en el tiempo-, todo lo referente a las localidades del Sur del Distrito: Las Gaviotas, Mar Azul y Mar de las Pampas.Por estos das, con una Villa que

    debe ponerse a la par de los tiempos y entender el fenmeno del turismo, la construccin sigue teniendo un peso especfico importante.Los servicios, son construccin;

    el Centro de Convenciones; la pa-vimentacin; los barrios; en suma otras necesidades que tambin se van superando.

    Y, como muchos aos atrs, se pre-siente que las posibilidades siguen siendo muchas y que la meta est muy lejana.

    hasta poder Fijar la geografa de los mdanosVIlla GEsEll crEcE DE norTE a sUr.-

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    Firme tras 89 aos de vida

    El Faro Querand, un viejo viga en reposo

    EL PunTO ELEgIDO POR LA Armada era un remoto punto en la Costa Atlntica, a unos 80 Km. al sur de Mar del Plata y a milmetros de la nada. En 1916, cuando comenz a cons-

    truirse el Faro Querand servira de un punto de referencia indispensa-ble para las embarcaciones que na-vegaban en su zona de influencia. Su luz, durante la noche, y sus fran-jas negras pintadas sobre un fondo blanco, indicaran a los navegantes el punto donde se encontraban. Seguramente sus servicios fueron

    cruciales para salvar vidas en me-dio de ruidosas tormentas y un mar machacador con olas inclementes que barran las cubiertas.Para eso fue construido y durante

    sus largos aos de servicio, justific su presencia en ms de una oca-sin.Sobre un predio de unas 40 H,

    donados a la Armada Argentina por la firma propietaria de la estancia Medaland, la dificultosa tarea de le-vantar la torre de 56 metros, colo-car los elementos de iluminacin y ptica y dejarlo listo para la primera dotacin lo ocupara, demando cin-co aos de trabajos. Solamente pensar los mtodos

    utilizados para transportar los ma-

    teriales necesarios para construirlo y para llevar adelante la obra en s, en medio de una zona apenas re-parada de los vientos que llevaban arena en su seno, podra ofrecer una somera imagen relacionada con la realidad que ofreca 1916 para eso.Cuando el 12 de octubre de 1922

    se inaugur oficialmente el Faro Querand, pudo calificarse como un logro en la seguridad de la navega-cin en la zona.Y as estuvo siempre como est

    ahora- a 65 metros sobre el nivel

    del mar, en medio de un bosque de pinos y acacias, albergando a un grupo de personas de las cuales de-pendieron durante muchos aos-, otras que haban abrazado al mar como mbito de su trabajo.Son 278 los escalones que hay

    que remontar para poder llegar a una especie de terracita, rodeada de una baranda, en cuyo centro se encuentra lo que es propiamente el faro: una luz que se potencia al re-flejarse en una serie de espejos y que se dejaba ver de acuerdo a una sistema de seales que la ocultaba con un ritmo constante, en un tiem-po establecido, conocido por todos los navegantes. Con esa cadencia en la aparicin

    y desaparicin de la luz, durante la noche se estableca la identidad del faro y, por ende, el lugar frente al cual se estaba.Durante el da, para tener la mis-

    ma informacin, haba que contar las rayas de color blanco y negro que ofreca la torre, para conocer la localizacin del faro.La fuente lumnica estaba asegu-

    rada a travs de cilindros de un gas especial, almacenados a nivel del piso.Desde esa pequea terraza, no

    solamente el mar puede ser objeto

    de la observacin, sino tambin el inmenso paisaje que representa el entorno casi mgico.Actualmente, con los distintos sis-

    temas de localizacin, que utilizan los satlites como faros astrales, los faros como el Querand no tienen la relevancia de otrora. Aunque no han perdido el encanto, el misterio, evocadores de historia posible-mente tan fantsticas como impo-sibles-, que se pegan a sus muros, trepan hasta lo ms alto de la torre y se esparcen, como antes se es-parcan sus rayos de luz. Solamente que ahora, ms que

    guiar a los marinos, guan la imagi-nacin por otras rutas posiblemen-te ms complejas.

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    La renovacin de las fuerzas

    ... ... ... ... ... 200 pasos

    mucHAS vEcES ASALTAn LA mente de quienes deben afrontar un problema aquello de por qu a m? o ojal que aparezca una seal para poder atenderla y continuar. Tambin asoman junto con esas pre-guntas, el esboza de la prdida de la voluntad, de la esperanza.Posiblemente as se encontraba Car-

    los Gesell aquel da, luego de pensar y repensar en el pasado inmediato y el futuro que pareca tener, como nica imagen, un no gigantesco. Ese da ms de uno quizs-, la

    realidad era contundente para l. No lograba siquiera poder amainar el desplazamiento de los mdanos que, cmplices del viento, destruan prcticamente todo lo que Gesell in-tentaba plantar.No cabe duda que era un hombre

    pensante, ejemplos haban y hay muchos que as lo certifican, pero ese da pareca necesitar algo ms, algo que proveniente del destino le indicara qu camino elegir para con-

    Don carlos En sU caMInaTa DIarIa.-

    Una vez que el hombre

    aprende a suplir a fuerza

    de imaginacin aquello de que carece, es capaz de

    llevar es actitud hasta sus

    ltimas consecuencias. omar Masor, la Historia de Villa Gesell.

    tinuar y especialmente-, cmo de-ba hacerlo.La caminata de recorrido por los

    lugares elegidos para intentar con-vencer a los mdanos que deban detenerse, no era promisoria. Ms de una vez haba anotado en su libreta la cantidad de plantines colocados y, seguidamente, acotaba el balance negativo. Apenas unos pocos de los miles colocados en la arena lograban sobrevivir, pero no por mucho tiempo.Fue cuando tom la determinacin

    o, por lo menos, estableci un mto-do para llegar a ella.En ese inmenso arenal, incapaz de

    brindar abrigo a la vida vegetal tal como l necesitaba, prosperaba una especie dura, intensa, que entrega quiz como una ofrenda silenciosa-, una flor en medio de aquella nada.Pens en ella y no lo dud ms.

    Tomo una direccin al azar y cami-n, mientras pensaba que si en los prximos doscientos pasos no en-contraba una adesmia incana aque-lla especie y aquella flor-, detendra su trabajo y abandonara el intento de forestar los mdanos.La penosa caminata sobre la are-

    na se converta en ms difcil an, solamente con el aditamento de la especial obligacin y necesidad de encontrar lo que se haba propuesto.

    Sera imposible y hasta arriesgado intentar describir cuantas cosas de-ban pasar en ese momento por su cabeza, mientras se puede imagi-nar-, entrecerrando los ojos buscaba lo que bien podra bautizarse como su destino.Y entonces la encontr, poco antes

    de dar el paso nmero doscientos. Es-taba all, pequea y porfiada, dndole y ganndole la batalla a las arenas que volaban, tratando de daarla.Posiblemente Carlos Gesell haya

    sentido un especial alivio, una ex-traa sensacin de renovacin en sus fuerzas espirituales y fsicas. Tan simple y tan complejamente porque haba encontrado SU adesmia in-cana. Su seal, el impulso que sera capaz de llevarlo a continuar traba-jando y a encontrar lo que buscaba.Aquella planta, esa flor, fueron sin

    duda-, una fuente fundamental que lo acompaara a lo largo de todo su trayecto.

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    A N T N

    LLEgAR A vILLA gESELL ERA EL PRObLEmA, especialmente para quienes no tenan un auto y un es-pritu aventurero. Claro, el tren hasta Juancho, despus un servicio de transporte que Carlos Gesell ofreca a los que se animaban, poda ser la otra posibilidad. De todas formas, no se podra decir que cubran todas las expec-tativas del confort de los tiempos que corran.Las rutas de acceso, despus de dejar la Ruta 2, por

    ejemplo, tambin tenan lo suyo. Caminos que se hacan intransitables en cuanto llova y que demandaban una ba-qua inexistente para la mayora de los conductores, podan convertirse en trampas que demoraban das la travesa.As era el panorama que se presentaba ante los que

    haban tomado la resolucin de llegar a Villa Gesell, en 1948. Ese ao, podra tomarse como otro de los hitos en el crecimiento de la Villa.Un seor de apellido Porcus haba comprado algn

    tiempo antes un terreno en Villa Gesell, hacindose eco de la tarea de difusin que puesta en marcha por Carlos

    Gesell, con la ayuda de entre otros- Emilio Stark. Aque-lla frase de que la Villa era recomendada de amigo a amigo, haba hecho lo suyo y haba ayudado a que Porcus tomara la decisin.Fue entonces que en 1948, le pidi a Jos Antn que

    hiciera un viaje con l a Villa Gesell, porque se iba a rea-lizar un concurso de pesca. El viaje se hizo y, segn las informaciones que se manejan, el costo fue solamente lo necesario para el combustible del vehculo.Ese viaje, ms all de haber resultado exitoso desde el

    punto de vista de la pesca, hizo que Jos Anton conocie-ra Villa Gesell y que se prendara del paisaje. Tanto que, desde ese momento, planeo sistemticamente viajes a Gesell y tambin l se convirti en un publicista del lugar.Cuatro aos ms tarde, en 1952, la empresa que gi-

    raba bajo el nombre de Al Mar, comienza a programar viajes regulares a Villa Gesell.Una mayora de viajeros provena de la ciudad de San

    Isidro y sus alrededores, donde Jos Antn y su familia

    Ni mejor, ni peor... solamente distinto

    Don Jos anTon a la DErEcHa JUnTo a Don carlos En El cEnTro Y a la IzQUIErDa JoaQUIn GonzalEz MEDIna (PaloD).-

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    ...un nombre ligado para siempre con el progreso de Villa Gesell

    Lo nico que ese tiempo no podr acabar ser la consideracin que los geselinos de-ben tener por una empresa que tambin hizo Villa Gesell.

    Sin ella, las cosas hubieran sido muchsimo ms difciles.Omar Masor, La Historia de Villa Gesell.

    Don Jos anTon JUnTo a Uno DE sUs cocHEs.-

    tena basada la empresa, utilizaban el servicio para el cual se pona en la ruta un mnibus que tambin serva como transporte escolar y para excursiones.Un ao ms tarde, los hermanos Antn Jos, Enrique y

    Osvaldo-, ya haban incorporado dos coches ms y, ade-ms de pasajeros, transportaban distinta clase de mer-cancas. As se trabaja hasta 1958, cuando Al Mar se disuelve

    y nace la empresa Antn. En ese ao, haba alrede-dor de 700 casa en Villa Gesell y la Cooperativa Elctri-ca, contabilizaba ms de 750 conexiones.Si bien la tarea era mucha, las ganancias no estaban

    de acuerdo con eso y la empresa siente algunos cim-bronazos que la hacen peligrar.Entonces llega la solucin, a travs del Banco de la

    Provincia de Buenos Aires y de los inteligentes oficios

    de uno de sus gerentes, que posibilita que Antn pueda convertirse en objeto de crdito y le otorga uno, con el que puede llegar a comprar su primero mnibus 0 Km.Con ese refuerzo confiable, la empresa vuelve a tomar

    aires y puede salir del tembladeral. Tal es el xito que en solo un ao puede cancelar el crdito bancario. En dos aos ms, ya cuenta con seis micros de ltima

    generacin que sustentan un desarrollo constante y, con l, tambin acompaa el crecimiento de Villa Gesell y la demanda creciente del servicio que presta.La empresa Antn los hombres y mujeres que la

    integraron, en cualquier nivel de responsabilidad-, es inseparable de Villa Gesell.Luego el tiempo intervendra y determinara el final de

    la empresa, como pasa con todas las cosas.

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    DESPuS DE LA mITAD DE los aos 40, el crecimiento de Villa Gesell sigue sostenido. Se multi-plican los habitantes y cada vez es mayor el flujo de quienes invierten y pasan sus vacaciones en la Villa.Cmo podra apoyarse el creci-

    miento, si no era con la oferta de los servicios mnimos? Cmo habr que hacer para llegar a ellos?Esas, como la gran mayora de las

    preguntas que aparecan entre los ya geselinos y los turistas, trataba de encontrar la respuesta en torno a Carlos Gesell.A veces, como fue con el servicio de

    electricidad, Gesell se adelantaba y sin que mediase ninguna demanda-, ofreca el principio de solucin. En 1950, por ejemplo, l ofreca gratui-tamente la posibilidad de que los re-sidentes y turistas pudieran tenerlo.Si bien era restringido, la electri-

    cidad llegaba a las casas habitadas por entonces. El sistema que pona a disposicin de todos don Carlos se cumpla entre las 6 y las 20, en invierno; mientras que en verano el horario se extenda hasta las 21:30.Para que nadie fuera tomado des-

    prevenido por el corte del suministro, se haba dispuesto que diez minutos antes del corte diario, se hiciera un corte de algunos segundos. Cinco minutos ms tarde, tres guios en el servicio anunciaban la inminen-cia del apagn final y, ya cuando se desconectaba el servicio, la seal era de dos rpidos guios.Entonces era cuando los ms tras-

    nochadores deban apelar a otros me-dios de iluminacin de la poca. Faro-les y velas eran los responsables de iluminar el resto de la velada geselina.

    La electricidad despus de los guios

    La creacin de la Cooperativa Elctrica

    Hoy la empresa abastece de energa elctrica a la ciudad de Villa Gesell y a las

    localidades de Mar de las Pampas, Las Gaviotas y Mar Azul con 8 alimenta-dores que aportan una capacidad total de 40.000 Kva. En horarios pico de la

    temporada 07/08 se lleg a una demanda del rden de los 33.000 Kw, operan-do con una reserva del 18%.

    El actual Consejo de Administracin asegura que la poltica implementada en

    los ltimos aos para lograr economas y crecimiento, son slo el principio de

    los numerosos planes de desarrollo que se irn poniendo en marcha a corto

    plazo, dando as continuidad al espritu pujante de los que, aos atrs, daban

    comienzo a esta realidad que es hoy CEVIGE, orgullo de todos los geselinos.

    CEVIGE Ltda.

    Pero esta forma de cubrir el ser-vicio no era caprichosa. La realidad sealaba que los generadores que utilizaba Carlos Gesell para ofrecerlo estaban al borde del colapso.Fue entonces que los residentes

    estables en la Villa empezaron a ba-rajar la posibilidad de encontrar una solucin doble: tener un servicio me-jor y atenuar la presin sobre Carlos Gesell para que continuara con l.Quien llev adelante la tarea de

    reunir voluntades para la formacin

    de una cooperativa, fue Rodolfo Schmidt. Desde Carlos Gesell hasta ltimo de los vecinos fue informado y-despus de varias reuniones-, se resolvi crear la Cooperativa Elctri-ca de Villa Gesell.La fecha de constitucin fue el 8 de

    abril de 1950 y la presidencia recay en Carlos Gesell; con el estuvieron en ese primer Consejo de Adminis-tracin Rodolfo Schmidt, Gotthold Gussmann, Billy Sand, Guillermo Al-mark, L.D. Sutton, Antonio Di San-to, Juan Jos Arenas, Gustavo Roux, Jonny Jager, Bertoldo Szczesny, Ma-

    rio Stramigioli, Augusto Hannequin y Pablo Bitter.En 1951 se instalaron dos equipos

    de 95 HP cada uno, para apoyar los que estaban en marcha, que eran los otros dos uno de 80 y otro de 90 HP-, usados por Gesell durante el tiempo que ofreci el servicio. Dos aos ms tarde, los requerimientos de los habitantes de la Villa deman-daron la instalacin de dos equipos ms, esta vez de 95 HP cada uno.De all en ms la ahora CEVIGE ha

    recorrido un camino de crecimiento, ofreciendo una base sustentable desde el servicio que presta-, al de-sarrollo de Villa Gesell.Como una muestra de ello es la ta-

    rea que la Cooperativa lleva adelante para dotar del servicio a los nuevos barrios que se estn construyendo en Villa Gesell, con lo que cumplir salvadas las distancias-, con una tarea similar a la que le dio origen; es decir entregar un servicio bsico para que un ncleo poblacional pue-da desarrollarse dentro de las condi-ciones normales de vida.

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    LA cOmunIcAcIn TELEfnIcA era un problema, o un desafo. En Villa Gesell siempre se opta por los segundo y, por eso, de la misma for-ma que antes haba sido el tema de la electricidad, ahora estaba en la mente y el accionar de muchos ge-selinos volver a tomar a ese toro por las astas.Conseguir comunicarse con cual-

    quier parte del pas demanda el uso de un sistema de radio que, adems de precarios, era bastante deficien-te. Cuando alguien deba hablar con otra persona deba poner en prctica un sistema parecido al que por en-tonces se utilizaba por ejemplo- en los barcos. Cada vez que terminaba una frase, deba pronunciar la pala-bra cambio, para que el interlocu-tor supiera que podra hablar, hasta que nuevamente la mgica palabra daba paso y permita que el primero volviera a hablar.As las cosas, apareci lo que era,

    es y ser clsico en Villa Gesell: un

    grupo de personas que enfrentaron el desafo y finalmente dieron una solucin.Esa solucin fue la creacin de la

    Cooperativa Telefnica de Villa Ge-sell Ltda.Un local de apenas 40 m2, ubicado

    en el mismo lugar que hoy funcio-na el edificio de COTEL, fue til para ofrecer un servicio de radio enlace con Gral. Madariaga y facilitar las co-municaciones entre los primeros 100 abonados.El da elegido para formalizar la

    Cooperativa fue el 22 de abril de 1963 y Enrique Pinciroli ocup la presidencia por primera vez; una primera vez que duro alrededor de veinte aos.Aquel primer Consejo de Admi-

    nistracin, que tuvo la duracin de poco ms un ao, estaba integrado por: Hctor E. Pinciroli, presidente; Daniel Espsito, vicepresidente; Vic-torio Confetto, secretario; Teodoro Sanz, prosecretario; Matilde Bhm,

    tesorera; Carlos Rossi, pro tesorero; Mario Stramigioli, Enrique Came-rano, Julio A. Boan y Carlos Bara, vocales titulares; Hctor Curutchet, Francisco Funhoff y Pedro Mattiussi, vocales suplentes; Cristbal Jure-gui, sndico titular y Antonio Di San-to, como sndico suplente. La tarea no fue fcil y las necesida-

    des del servicio aumentaban prcti-camente da a da. Por eso, todava en los aos 70 la comunicacin con el exterior la larga distancia- de-mandaba hacer colas a quienes que-ra hacerla desde la oficina pblica de COTEL y esperas de muchas ho-ras, a quienes la solicitaban desde sus domicilios.Las pocas posibilidades de la em-

    presa nacional que ofreca el servicio hacan que en Villa Gesell como en muchas partes del pas-, se sufrieran las consecuencias.Sobre 1990, a favor de la modifica-

    cin del objeto social de la Coopera-tiva y a otros cambios en el servicio

    En la era de las comunicaciones... Cotel...

    Don carlos GEsEll FIrMa la ForMalIzacIon DE la cooPEraTIVa.-

    los consEJEros BoHM Y conFETTo FIrMan El conTraTo.-

    El GErEnTE DE GEnEral ElEcTrIc sUscrIBIEnDo El conTraTo DE

    coMPra DE la 1 cEnTral.-

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    Y su importante papel como factor de progreso

    de telecomunicaciones en al pas, COTEL abre la posibilidad a geseli-nos y turistas de poder disfrutar de comunicaciones a la altura de las reales necesidades.Entonces se instal una Central

    Telefnica que era la ms moderna en servicio en toda Amrica del Sur. Era una DMS-10 de la Northern Tele-com, que pona a disposicin de los usuarios 12.000 lneas y brindaba fa-cilidades que, poco tiempo antes era poco menos que impensadas.Juntamente con la puesta en mar-

    cha de esa Central, se realiz el ten-dido subterrneo de los cables con que se contribuy, adems, a un sustantivo mejoramiento del paisaje.

    Con el correr de los aos, COTEL ha puesto en marcha varias centrales similares que se complementan en-tre s y multiplican geomtricamente las posibilidades del servicio.Estos cambios en cuanto a lo es-

    trictamente comunicacional, fueron

    acompaados por otras relacionados con lo administrativo, permitiendo con la modernizacin la emisin de facturas, hacer ptimo el sistema contable y facilitar el crecimiento de banco de datos, entre muchos otros.Tener ms lneas de salida de larga

    distancia, permiti la instalacin en Villa Gesell de muchos locutorios fa-cilitados por la posibilidad de utilizar los sistemas DDI y DDN, servicios de fax e Internet.Las localidades del sur de Parti-

    do Mar Azul, Mar de las Pampas y Las Gaviotas-, tambin recibieron un servicio de excelencia. Para eso se instal tecnologa de avanzada, a travs de equipos Siemens, Alcatel y Nec y ofreciendo tambin para con-tribuir con la paisajstica-, un plantel exterior subterrneo. El servicio de seguridad privada

    que ofrece COTEL desde 1991, me-diante un sistema de alarmas de fa-bricacin propia, cuenta con ms de 2.000 abonados conectados directa-

    mente con la central, ubicada en el edificio de la Cooperativa, que cubre contingencias de robo, incendio y otros siniestros.Tambin COTEL cumple una fun-

    cin destacada en cuanto la cultura, al apoyar en forma constante a las instituciones educacionales oficiales y privadas y a entidades deportivas y cooperativas.

    Dentro de esta actividad, es desta-cable la creacin del Centro de Es-tudios que dicta sus clases en aulas satelitales, permitiendo el desarrollo de carreras universitarias, tercia-rias y secundarias, con una variada gama de posibilidades acadmicas.Desde prcticamente su creacin,

    la Cooperativa Telefnica de Villa Gesell Ltda... se ha convertido, con su constante esfuerzo para poder estar siempre a la vanguardia de la tecnologa ofrecida en sus servicios, en uno de los pilares del desarrollo y crecimiento de Villa Gesell.

    HcTor PIncIrolI En la coMPra DE la 1 cEnTral TElEFonIca.-

    DE IzQ. a DEr.: s. rossI, TEoDoro sanz, VIcTorIo conFETTo, HcTor cUrUTcHET, HcTor PIncIrolI, MaTIlDE BoHM, Y DanIEl EsPosITo.-

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    Con la mirada puesta en el futuro...

    LAS InSTITucIOnES DE vILLA gESELL siempre estuvieron apuntalando y propiciando el desarrollo y el crecimiento de la ciudad.Posiblemente la Sociedad de Fomento, en los

    primeros aos, y ms ac en el tiempo-, otras entre las que podra sealarse a la Cmara de Comercio, aportaron para que tanto la propuesta destinada a quienes residan permanente en la Villa como los turistas, tomaran viento y crecieran en calidad e

    El Agua Corriente y las Cloacas

    La edificacin se incrementaba y la

    poblacin creca a la par, el progreso

    alcanzado era elocuente, para quien

    pudiera verlo, el salto demogrfico

    estaba dado. Y como siempre que algo tiene que ser escuchado y discutido

    por todos se organiza una reunin de

    vecinos.

    intensidad.El constante aumento de la poblacin y las

    demandas propias que esa situacin genera, desembocaron hacia 1978 en la necesidad de dotar a la ciudad con agua corriente y cloacas. Sin duda, un paso importante, pensando en las demandas del presente y del futuro.Entonces la Cmara de Comercio comenz a

    trabajar para lograr la instalacin de los servicios que permitiran a Villa Gesell seguir creciendo al ritmo de la demanda.La conclusin es la que muestra la grfica que

    acompaa esta nota: miembros de la entidad, firman con las autoridades municipales de la poca, el documento que seal el comienzo de las obras. Despus otras obras se sumaran y, con un ritmo

    que tuvo distintas mtricas, Villa Gesell fue llegando a cubrir las necesidades que demandaron las circunstancias.

    La Historia de Villa Gesell

    de Omar Masor

    FoTo 1:DE IzQ. a DEr.: arrIBa:

    alFrEDo PoU, MIGUEl anGEl caPUrro,

    alBErTo MalDonaDo, roDolFo PorTo, carlos DEnEGrI

    Y JosE lUIs MosTEIro. aBaJo:

    arManDo FUrlanI, alFrEDo EzPElETa,

    carlos GEsEll, Y norE zoIlo.-

    FoTo 2:DE IzQ. a DEr.:

    alFrEDo EzPElETa, carlos GEsEll,

    norE zoIlo Y JosE lUIs MosTEIro.

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    El club Defensores......una importante funcin social

    LA IncIPIEnTE vILLA gESELL de 1950 haba tentado ya a muchas familias para elegirla como residencia estable. Por eso, las reuniones socia-les eran una parte importante de la vida comunitaria.Algunas veces la casa de los Pinilla,

    de los Larre, de los hermano Magne o de los Luque entre otras-, eran los lugares elegido para la reunin de amigos, pero de todas formas pareca que faltaba algo.En las charlas que se daban en esos

    encuentros, surgi la necesidad de establecer un lugar que fuera capaz de albergar distintas actividades, adems de ese tipo de reuniones.

    Apareci entonces la idea de for-malizar un club y se comenz a tra-bajar para eso.Fue el 8 de agosto de 1951 el da

    elegido para realizar la Asamblea Constitutiva del que se llamara Club Defensores de Villa Gesell.Como no poda ser de otra manera,

    Carlos Gesell otorg el terreno que an alberga a la entidad, en Paseo 105 entre las Avenidas 4 y 5, y la institucin comenz su tarea.Entre los primeros directivos del

    Defensores se debe sealar a su primer presidente, Jorge Schwalbe; al secretario de aquella primera Comisin Directiva, Arnaldo Larre y

    a Jorge Magne, que fue su tesorero.Juntamente con las distintas activi-

    dades deportivas encaradas, el Club tuvo lo que podra sealarse como la primera biblioteca de Villa Gesell, que funcion hasta los ltimos aos de la dcada de 60.

    Tambin se recuerda la organizacin de los torneos de ftbol que se llevaban a cabo en la canchita de 106 y 6, solar que hoy alberga a la Casa de los Abuelos y a la Biblioteca Pblica Rafael Obligado y la organizacin y participacin en torneos de ajedrez que reunan a los ms importantes jugadores del pas.

    Don carlos En sU BIBlIoTEca, lUGar DE EncUEnTros.-

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    un TREcHO DE OcHEnTA aos de su historia ha cumplido Villa Gesell. Desde el punto cero hasta este cumpleaos, muchas cosas han sucedido para que se pueda transitar ahora por un camino que conjuga el futuro, teniendo una firme relacin con su pasado.Desde el esfuerzo de Carlos Gesell

    y quienes entendieron su propuesta, hasta la realidad que significa hoy todo el Partido de Villa Gesell, se han sembrado jalones indestructibles que indican cada etapa de su vida.Los esfuerzos para que las autoridades

    entendieran las necesidades del nacien-te villorrio, las miradas incrdulas y las palabras socarronas, con las cuales enmarcaban los comentarios relacionados con el futuro que vea don Carlos quienes no eran capaces de valorarlo; los primeros logros para obtener un acceso lgico; la despareja lucha contra las arenas cambiantes; la primera planta que logr aferrarse desesperadamente a la arena y co-menzar a crecer; las construcciones a pesar de los augurios negativos-; los primeros visitantes; los primeros residentes y luego, un comenzar a materializarse aquel futuro avizorado por quien ya haba comenzado a dejar de ser el loco de los mdanos.Desde entonces, como una nave

    que zurca el mar casi en forma majestuosa, Villa Gesell atraves su instancia madariaguense, hasta el momento en que pens en que ya tena la suficiente capacidad para continuar sola. La Autonoma Municipal, el Municipio Urbano y,

    Villa Gesell AYER y HOY

    en 1983, luego de ser de hecho y derecho Partido, la eleccin de sus primeras autoridades.pocas hubo que aquella pujanza

    casi desfachatada de los primeros aos de vida de la Villa, pareci estancarse en un sin fin de idas y vueltas improductivas, morosas.Todas las experiencias adquiridas

    desembocan hoy en un Partido que nuevamente se ha encauzado en la ruta del ser y el hacer.El desarrollo y el crecimiento, dos

    cosas que parecen lo mismo, pero no lo son, caminan parejo y buscan otorgarle un perfil verdaderamente competitivo en el mercado del Turis-mo y ofrecer, a quienes residen en todo el Distrito, la posibilidad de hacerlo en un lugar que facilite la inclusin de todos.Para los que viven permanentemente

    en Villa Gesell, los servicios bsicos en cuanto al confort luz, gas, cloacas, comunicaciones y salud-, son un punto fundamental en la mira de quienes deben gestionarlos. Tambin se ofrece la posibilidad de acceder a viviendas, un hecho que

    desde hace ms de quince aos no ocurra.En cuanto a la relacin con los

    turistas, Villa Gesell encara obras que significan tambin elevar la apuesta. Se trabaja en un Centro de Convenciones, se mejoran las posibilidades de acceder por rutas cmodas y seguras; se asfaltaron o reasfaltaron muchas calles, sin conspirar contra el paisaje; se peatonalizaron varias cuadras de la Avenida 3, con un sistema que acompaa la topografa del terreno y se trabaja, en una misma lnea, con el Gobierno nacional y provincial, para poder redondear ms obras que siempre respondern a las premisas del crecimiento, el desarrollo y la inclusin. Como siempre, es mucho lo que se

    viene haciendo en Villa Gesell desde hace ochenta aos y sin duda-, ser mucho lo que se har en los prximos aos.

    Ese balance, seguramente alguien lo har, dentro de otros ochenta aos

    Don carlos Y Doa EMIlIa El DIa DE la DEclaracIon DE MUnIcIPIo UrBano DE VIlla GEsEll El 1 DE JUlIo DE 1978.-

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    mucHOS nOmbRES ESTn RE-lacionados con los comienzos del Villa Gesell Golf Club, pero los de Carlos Gesell y el del escribano Adriano Bo-nanni ocupan lugares preponderantes.Fue Bonanni quien acerc a Gesell

    a mediados de los aos 60-, la idea de dotar a la Villa con un club de golf, cuando an no exista el asfalto y la ruta que llegaba hasta ella, se converta en el ahora denominado Camino de los Pioneros, que pasa exactamente por la puerta de ingre-so al Villa Gesell Golf Club.El hecho deportivo y social plantea-

    do por Adriano Bonanni encontr en Carlos Gesell el adicional de la visin turstica, demostrada al donar 50 hec-treas para llevar adelante la idea.Por supuesto que eran 50 hect-

    reas de mdanos puros y vivos, que demandaban afrontar un desafo ar-duo; as y todo nadie dio un paso atrs y las tareas comenzaron con una inversin de trabajo, paciencia y dedicacin admirables. Demando varios aos hasta que

    pudieron ofrecer los primeros nue-ve hoyos para que los jugadores pudieran disfrutar de la practica del golf en Gesell. Poco menos que en

    Villa Gesell Golf Club

    forma paralela al crecimiento de la cantidad de jugadores, el paisaje iba cambiando con el agregado de la ve-getacin y las mejoras de la cancha.Desde lo institucional, el Villa Gesell

    Golf Club, comenzaba a ser recono-cido hacia los aos 80 y, ya en los 90, se convierte en uno de los funda-dores de la Federacin Mar y Sierras y miembro de la Asociacin Argen-tina de Golf. Juntamente con esas

    VIsTa acTUal DEl VIlla GEsEll GolF clUB.-

    realidades, adiciona seis canchas de tenis, una cancha de ftbol y rug-by y una caballeriza. El indicador de crecimiento, adems, sealaba que la entidad estaba insertada ya en la comunidad geselina.Sera muy extenso sealar a los

    grandes del deporte que pasaron por el Club. Como muestra, bastara se-alar que El Pato Cabrera ganador del Master de Augusta-, mostr aqu

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    La prctica del deporte y la amistadCarlos Gesell bautiz con cario a un antiguo

    sauce que fuera tapado infinidad de veces. Lo

    llam EL LUCHADOR... Fue plantado en un bajo inundable y su luha lo permiti sobrepa-sar las continuas embestidas del arenal. Ac-tualmente se halla apostado en la cumbre de

    un mdano de lo que hoy es el Golf Club, seis

    metros por encima del nivel al que se lo plant.

    RELATOS, Carlos I. Gesell, 1973.

    Don carlos Y Doa EMIlIa En la InaUGUracIon DEl GolF.-

    su calidad de juego en sus comien-zos-, ganando algunos de los torneos que se organizaban por entonces.De todas maneras, de los nueve

    hoyos que posea, haba que llegar a los 18 para darle a la cancha todas las posibilidades de albergar torneos con mayor compromiso. Fue enton-ces que comenzaron a construir los 9 hoyos restantes en 2002. Cuatro aos ms tarde, el Villa Gesell Golf Club pudo inaugurarlos y, con eso, ofrecer una cancha como la que siempre se pens: competitiva, de moderno diseo, atada a la geogra-fa geselina, de bellos paisajes y con fauna autctona, con buen csped y cuidados greens, adems de muchos

    y variados ingredientes que estn siempre presentes.A todo esto hay que adicionar la

    presencia en temporada de unos doscientos jugadores por da, even-tos sociales, escuela de golf para los ms chicos y la realizacin de tor-neos de tenis a nivel nacional. Sin dejar de lado la atencin de la Secre-tara, los servicios que presta el bar y la comodidad de los vestuarios.Seguramente que el Villa Gesell

    Golf Club tom como propia aquella frase de don Carlos, referida a que Villa Gesell es un balneario que se recomienda de amigo a amigo, por-que quienes llegan a l regresan y lo recomiendan a sus amigos.

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    El Muelle de Pescadores

    cuAnDO cOmEnzAROn A cOLOcARSE LOS PILOTES DOnDE DEScAnSARA EL muELLE, no pocas casas de Villa Gesell sintieron el resultado. Hasta algunas, bastante lejanas al lugar de empla-zamiento la playa a la altura del Paseo 129-, sentan el pequeo temblor producido por el martinete al golpearlos.Con cuatro metros de ancho, ciento cincuenta de largo y una altura de ocho metros sobre el nivel de

    la playa, adems la iluminacin, la caseta en el acceso y una pluma para posibles bajadas de botes, el muelle se constituy rpidamente en un elemento convocante, fuera el visitante pescador o no.Munidos de caas o mediomundos junto con la ilusin de conseguir algn ejemplar memorable, turista

    y geselinos disfrutan, desde 1970, con esa especie de proyeccin costera hacia el mar adentro que el Muelle de Pescadores.Si hiciera algo ms para hacer del Muelle un especial punto de referencia, en l se encuentra un recor-

    datorio para Pancho, un fidelsimo perro que esper hasta su muerte, en ese lugar, el regreso de su amo ya fallecido.

    Una tentacin para pescadores y paseantes

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    A POcO DE IngRESAR A vILLA gESELL, DESDE LA ROTOnDA por la que tambin se accede al Aerdromo y antes de llegar donde hace tiempo funcionaba el Autocine, sobre la mano derecha en direc-cin al centro de la ciudad, se puede ver un Ttem.Rara posibilidad, si se quiere, que un lugar que no tiene muchas co-

    nexiones con las culturas nrdicas que utilizaban estos monumentos como smbolos religiosos o de recordacin honorfica, pueda darse de manos a boca con l.En este caso, las figuras que componen ese Ttem tienen la especial

    caracterstica de representar la historia de Villa Gesell y lo hecho por Carlos Gesell; tanto, que una de las figuras que lo componen es el mis-mo don Carlos. Sobre el rostro del fundador, el monumento representa a la famlia, el mar y el bosque. Corona las figuras un ave mitolgica, el pjaro tronador que crea y regula los elementos de la naturaleza.La obra pertenece al escultor alemn Pablo Hannemann y fue inau-

    gurada en diciembre de 1977, en un acto que cont con la presencia de don Carlos, doa Emilia Luther, autoridades municipales, muchos geselinos y turistas y el propio autor de la obra.El Ttem mide doce metros de altura, est construido en cemento de

    distintos colores y, adems de la referencia hacia la obra de Carlos Ge-sell, tambin seala lo importante de la unidad en todo sentido.

    Obra de Pablo Hannemann

    Un Ttem muy particularal pie del Ttem, puede leerse

    una frase emblemtica que da cuenta del espritu de su

    fundador:

    Es mayor el deleite del xito

    cuando se vencen aquellas dificultades que otros

    han querido derrotar,

    sin conseguirlo.

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    En el reino del panqueque y la hamburguesa PORTEO DEL bARRIO DE Saavedra, hincha de Racing y por cuestiones de nacimiento-, de Pla-tense, Carlos Ciuffardi (Napo) lleg a Villa Gesell en 1963 y desde un pequeo local de La Martona en el Paseo 105 entre las Avenidas 2 y 3, comenz a cimentar una justa fama, posiblemente sin proponrselo.En esa larga temporada de ms de

    cien das, la informacin boca a boca hizo saber a geselinos y turistas que

    Carlos Ciuffardi, un verdadero creadorall, en La Martona, se podan co-mer los mejores panqueques y ham-burguesas no solo de la Villa, sino de la regin toda. Con la simpleza de lo verdadero,

    Carlitos dijo alguna vez: Mi primer gran golpe fue inventar la hambur-guesa nmero 8, con cebolla, pance-ta, huevo, tomate, queso y lechuga. Despus vino una variedad intermi-nable de panqueques y as fue. Ese as fue significa que su desa-

    rrollo fue geomtrico. Cada vez ms clientes y cada vez ms variedades. Ese as fue, tambin significaron casi veinte aos de trabajo en Villa Gesell, hasta que decidi expander la propuesta.Entonces recal en Vicente Lpez,

    con un local en Avenida del Liberta-dor 148; posiblemente fue su error porque desde ese lugar tal como lo cont muchsima veces-, quienes trabajaban con l (sus hermanos) abrieron otros locales con el mismo producto y otros nombres, que sig-nificativamente giraron en torno de la palabra Carlitos, toda una defini-

    cin en el ramo panqueques y ham-burguesas.Cuando alguna vez record esa

    realidad no pesta al decir que: No sabs el dolor que tengo aden-tro, no te pods imaginar; y pensar que si nos hubisemos unido, los tres hermanos, quiz seramos como McDonalds.De todas formas continu y no era

    raro verlo trabajar constantemen-te en su local. Casi hiperquintico, vigilando personalmente todos los detalles, hablando con los clientes, explicando el secreto de sus pan-queques y hamburguesas.

    Los panqueques llevaban, segn su receta harina, leche, huevo, bi-carbonato, manteca derretida, agua, coac y sal o azcar, en el caso de que sean dulces o salados.Las hamburguesa, tambin secre-

    tas, las haca con carne picada sin grasa. As las pongo y tambin he-cho el huevo, la panceta, la cebolla y el tomate picado natural. Al huevo le agrego queso para que se derrita y

    despus armo el sndwich. Nunca dijo el verdadero secre-

    to, aquel que muchos que lo co-nocieron saban, pero que no era fcil de conseguir. Era, ni ms ni menos, que un profundo cario por lo que haca. Algo que no se puede conseguir en ninguna pro-veedura.El entorno de todo esto eran

    sus casi setecientas variedades de panqueques y hamburguesa, a las que haba bautizado con el nombre de alguna personalidad, ya geselina, ya nacional o inter-nacional. Era muy agradable ver el nombre propio sealando algu-na de las especialidades de Car-litos, junto con el de sus dolos polticos, artsticos o simplemen-te, con el de otros amigos.Carlos Ciuffardi muri el 28 de

    abril de 2010. Hijo de una fami-lia humilde y autocalificado como un laburante que lo era-, dej la estela de su paso por la memo-ria de geselinos y turistas, algo que no se consigue fcilmente.

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    LA SEORA ronda los 85 aos, es rubia y est sentada en un silln, enmarcada por un ambiente clido, acogedor. Habla bajo y con toda seguridad-, piensa cada una de las palabras que dice.Su fisonoma tiene la impronta de

    su familia. Nadie que los conociera podra dudar de que se trata de al-guien relacionada directamente con esa familia.La seora se llama Juana y esa

    familia tiene como apellido Gesell. Es hija de Carlos Gesell. Su casa, el ambiente en el cual est, su residen-cia es en Vila Gesell, como casi no podra ser de otra manera. La idea fue preguntarle por su pa-

    dre, conocer algo ms de don Car-los, pero esta vez desde el punto de vista de una directa familiar.Y as fue. Primero record su casa

    de la infancia, sus hermanas y her-manos y luego s, se centro en su padre.Mi padre era firme en su forma de

    ser comenz-, pero tierno con los chicos; en especial con sus hijos. Te-namos que cumplir algunas reglas, dado que no era fcil vivir aqu en los das del comienzo; pero eran das maravillosos de todas formas. La vida junto a pap continu-, las cosas que puedo recordar, me sea-laron el camino que deba seguir en la vida. Por eso eleg estar siempre junto a l, creer firmemente en l, en sus ideas y en su forma de llevar-las adelante. Hasta su muerte siem-pre cre en l y estuve cerca. Ese sentimiento concluy-, tambin se hizo carne en Roberto, mi esposo, y en Roberto y Marta, mis hijos.En pocas palabras haba repasado

    muchos aos de vida. Con algunas pausas, con inflexiones de la voz que son imposibles de plasmar en el pa-pel, haba hablado de su padre.Se haba encontrado lo que haba

    ido a buscar.

    Juana Gesell y la evocacin de don CarlosSiempre estuve cerca de mi padre

    JUanITa con MaTIas JoaQUIn MorEYra, sU BIsnIETo.-

    Este es un recibo de pago que don Carlos

    les haca firmar

    a sus hijos por buscar hormigueros.

    Una forma diferente de

    tenerlos entretenidos.

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    Marta Soria Gesell

    El rescate de una imagen familiar

    mARTA SORIA gESELL ES LA mayor de los 16 nietos de Carlos Ge-sell. Hija de Juana Gesell y Roberto Soria, ha dedicado mucho tiempo de su vida a redondear una imagen de su abuelo; a ponerlo en un pla-no ms humano, demostrando cmo era su relacin con l y revalorizar desde el punto de vista familiar la figura de quien para muchos es un ejemplo a seguir.Desde pequea y posiblemente

    por ser su primera nieta, entre ella y don Carlos se construy un especial vnculo que fue cimentndose con el paso del tiempo.Ya ms grande, fue su acompa-

    ante en distintas actividades que demandaba la vida de relacin de Carlos Gesell; razn por la cual pudo absorber un sinnmero de vivencias y conductas provenientes de l, que

    se han convertido tambin en parte de su personalidad y forma de ser.Marta es profesora de Geografa y

    lleva adelante un vivero, casi como esto ltimo fuera un mandato recibi-do de don Carlos.Para poder ofrecer una arista de

    su abuelo que no era muy conocida, escribi el libro Mi abuelo Carlos Gesell, en el que plasm sus recuer-dos de infancia y tambin recogi distintas situaciones y personajes, relacionados con la historia funda-mental de la Villa.Adems, est atenta a todo lo rela-

    cionado tanto con la ltima casa que habitara la familia Gesell el Chalet de don Carlos, en el Pinar del Nor-te-, lugar al que dedica distintas ac-tividades, siempre relacionadas con la rica historia geselina.Junto con estas actividades, tambin

    puede dedicar tiempo a la poltica; es concejal, en uso de licencia, por el Frente para la Victoria desde 2007. Marta Soria Gesell dijo alguna vez,

    con referencia a su libro que . El comienzo fue difcil, pero hubo ma-gia. Todo fluy a partir de un paseo con mi hija Victoria y mi nieto Bau-tista por el bosque y la playa que ro-dean el chalet donde viva mi abue-lo. Sent que l me guiaba. Cuando llegu a casa saqu los lbumes de fotos y encontr algunas que ni si-quiera saba que tena, como la de mi tatarabuela Matilde Talbot y su marido, Ernesto Gesell. Eso me im-puls a comenzar a escribir el libro a partir de ellos, los padres de Sil-vio Gesell. Tuve la suerte de que ta Laura, la hermana de mi abuelo, escribiese detrs de cada retrato la historia de ambos.

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    Los ltimos Pasos

    El 17 de Marzo de 1891 nace en Buenos Aires Carlos Idaho Gesell. Sus padres, alemanes, Silvio Gesell y Anna Bttger de Gesell, se instalan en la Argen-tina, a fines del siglo XIX.El resto de la historia del loco

    de los mdanos la contamos

    en esta revista. Slo nos rest un paso impor-

    tante en su vida. El 11 de mar-zo de 1971 el gobierno alemn condecora a Don Carlos Gesell con la Cruz de Hierro en primer grado, mxima distincin que el gobierno alemn confiere a

    los hijos ilustres de ciudadanos alemanes residentes en el ex-tranjero.Finalmente el 6 de junio de

    1979 fallece a los 87 aos, Don Carlos Gesell (nuestro funda-dor) en el Hospital Alemn de Buenos Aires.

    IMaGEnEs DEl FUnEral DE Don carlos IDaHo GEsEll En VIlla GEsEll.-

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    La Despedida

    Ella estaba con los ojos fijos en un libro abierto, sentada en la silla mecedora que estaba justo

    frente al gran ventanal que daba al mar ... parecia que lea, pero no, su pensamiento estaba fuera

    de su cuerpo...

    -Le preguntan... qu ests haciendo? -Esperar, le respondio ella, dando un fuerte suspiro, como si

    el alma tuviese alas y quisiera escapar de su cuerpo...

    Espera a su amor, a Don Carlos que haba salido, cmo todos los das, en su caminata vespertina

    por las dunas.

    Al llegar Don Carlos la besa en la frente y le dice - Hoy Emilia me he dado cuenta que nuestro sueo

    est realizado, que esa Villa que tanto anhelamos desde el primer momento, fue lograda, que nuestra

    semilla fue plantada.

    El esfuerzo y el tesn puestos por Don Carlos y su familia vive en cada rincn de nuestra ciudad, en

    cada calle, cada casa, cada rbol, cada grano de arena de nuestras playas.

    Por eso nuestra misin, la de todos los que nos enorgullecemos de llamarnos geselinos, ser la de

    seguir este sueo cuidando su ambiente natural, construyendo una sociedad rica humanamente y

    solidaria, pensando en las generaciones que hoy viven pero por sobretodo y como hizo Don Carlos,

    pensando en el legado que dejamos a nuestro futuro.

    Don carlos PasEa JUnTo a Doa EMIlIa En El FrEnTE DE sU casa.-

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    La Historia en Imgenes

    Don carlos sonrIE FElIz En El VEnTanal DE sU casa al VEr sU oBra.-

    DUnaMVIl, InVEnTo DE Don carlos.-

    ProBlEMas En El caMIno.-

    Don carlos PasEa JUnTo a FronDIzI.-

    InaUGUracIon DEl aEroDroMo.-

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