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1
Capítulo I
Época Amerindia
2
Cuentan los cronistas
Creación1
“…hemos hallado que conservando sus memorias de gente en gente, tienen noticia de
la creación de este mundo y la declaran diciendo que cuando era noche…antes que
hubiera nada de este mundo, estaba la luz metida allá en una cosa grande, y para
significarla la llamaban Chiminigagua, de donde después salió. Y que aquella cosa o
este Chiminigagua en que estaba metida esta luz, comenzó a amanecer y mostrar la luz
que en sí tenía. Y dando principio a crear cosas en aquella primera luz, las primeras
que crió fueron unas aves negras grandes, a las cuales mandó al punto que tuvieron
ser, fuesen por todo el mundo echando aliento o aire por los picos; el cual aire todo
era lúcido y resplandeciente, con que habiendo hecho lo que les mandaron, quedó todo
el mundo claro e iluminado como está ahora, sin advertir, como no tienen fundamento
en lo que dicen que es el sol el que da esta luz. A este Dios reconocen como
Omnipotente Señor Universal de todas las cosas y siempre bueno2, y que crió también
todo lo demás que hay en este mundo, con que quedó tan lleno y hermoso. Pero como
entre las demás criaturas veían la más hermosa al sol, decían que a él se debía
adorar y a la luna como a su mujer y compañera. De donde les vino que aun en los
ídolos que adoran, jamás es solo sino macho y hembra. No se persuaden a que
entre las demás cosas crió Dios hombres y mujeres sino, que, estando el mundo de las
demás, faltaban estados, y así le remedió esta falta de esta manera”. 3
1 Ver Anexos Nº 1 y 4
2 “…las observaciones de Simón -Fray Pedro Simón- muestran una especie de preocupación
angustiosa por descubrir indicios –aún los más leves o los más arbitrarios- capaces de establecer un
parentesco entre las creencias religiosas indígenas y la espiritualidad cristiana.” (Germán Colmenares
“La Provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada”)
3 Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales.
Tomo VI. Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1981, Pág. 378.
3
Bachue 4
“En el distrito de la ciudad de Tunja, a cuatro leguas a la parte de norte-este y una de
un pueblo de indios que llamaban Iguaque,5 se hace una coronación de empinadas sierras, tierra
muy fría y tan cubierta de páramos y ordinarias neblinas, que casi en todo el año no se
descubren sus cumbres sino es al mediodía por el mes de enero. Entre estas sierras y cumbres
se hace una muy honda, de donde dicen los indios que a poco de como amaneció o
apareció la luz y criadas las demás cosas, salió una mujer que llamaban Bachué, y por otro
nombre acomodado a las buenas obras que les hizo, Furachogua, que quiere decir mujer
buena, porque fura llaman a la mujer, y chogua es cosa buena. Sacó consigo de la mano
un niño de entre las mismas aguas, de edad de hasta tres años y bajando ambos juntos de
la sierra a lo llano donde ahora –está- el pueblo de Iguaque, hicieron una casa donde
vivieron hasta que el muchacho tuvo edad de casarse con ella, porque luego hasta que la
tuvo se casó, y el casamiento–fue- tan importante y la mujer tan prolífica y fecunda que de cada
parto paría cuatro o seis hijos, con que se vino a llenar toda la tierra de gente, porque
andaban ambos por muchas partes dejando hijos en todas, hasta que después de muchos años,
estando la tierra llena de hombres y los dos ya muy viejos, se volvieron al mismo pueblo y del
uno, llamando a mucha gente que los acompañara a la laguna de donde salieron. Junto a
la cual les hizo la Bachué una plática exhortando a todos a la paz y conservación entre sí, la
guarda de los preceptos y leyes que les había dado, que no eran pocos, en especial en orden
al culto de los dioses, y concluido, se despidió de ellos con singulares clamores y llantos de
ambas partes, convirtiéndose ella y su marido en dos grandes culebras -que- se metieron por
las aguas de la laguna y nunca más parecieron por entonces, si bien la Bachué después se
apareció muchas veces en otras partes, por haber determinado desde allí los indios
contarla entre sus dioses, en gratificación de los beneficios que les había dado”. 6
“…la diosa Bachué…era el amparo de todas las legumbres, ofreciéndole
sarmientos de moque y resinas”. 7
4 Bachué: Su nombre significa “pechos prominentes”. Bta: levantados. Chue, pechos; Chue: Madre-
esposa. Sugunsua era el principio germinador masculino; el principio germinador femenino de la
naturaleza presidía el crecimiento de los seres vivos: plantas, animales, seres humanos. Bachué es la
representación simbólica del agua, como leche de los pechos levantados, principio que da la vida, y de
la muerte, concebida como renovación y cambio.
5 Iguaque, que en lengua chibcha significa “montaña vigorosa”, era para los antiguos una especie de
“úterodel mundo”que a su vez representaba el universo en continua regeneración: nacimiento, fecundidad, fertilidad e iniciación, símbolo de ascenso y conocimiento interior, lugar oracular donde se consultaban a
los esenciales de la naturaleza y se planificaba los ciclos de la vida.
6 Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales.
Tomo VI. Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1981 pág.378. 7 Ibid
4
Comentarios de los cronistas
“…después del paso de este predicador,8 se confirman en decir vino una mujer a
éstas tierras, hermosísima y de grandes resplandores, o por mejor decir, el demonio
en aquella figura, que predicaba y persuadía contra la doctrina del primero, a la cual
llamaron con varios nombres: unos le daban Chie, otros Guitaca9, y otros
Xubchasgagua. Pero los que más bien dicen a su parecer afirman que fue aquella
Bachué que dicen los engendró a todos, y se metió hecha culebra en la laguna.
Seguían a ésta en sus predicaciones mucho más que al otro, porque les
predicaba vida ancha, placeres, juegos y entretenimientos de borracheras, por lo
cual el Chimizagagua, la convirtió en lechuza e hizo que no anduviera sino de
noche, como ella anda.
Comenzó con esto a caer la doctrina que les había enseñado el otro, porque en
cuanto a la limosna les persuadía no la hicieran aunque fuera a sus padres (…)
Se andan de casa en casa por los pueblos, viejos y viejas, convidando si quieren
embriagándose con el zumo para adivinar con esto mil vanidades los fines y sucesos
de las cosas que intentan, que no es pequeño el tropiezo para disuadirles de su
gentilidad y engaño del demonio, por tener a éstos bajos por sus oráculos. También
se les confundió la doctrina de la Cruz, pues a las que hagan hechicerías y
adivinaciones, mascando tabaco y que le manden poner el primer predicador en las
mantas, les iban quitando las formas perfectas, echándoles unas rayas desde sus
extremos como hoy las traen, que más parecen signos de escribanos que otras cosas.
La resurrección de la carne e inmortalidad del alma la fueron envolviendo, como
vimos, en mil fábulas y cosas ridículas, de que tenían tantas infinitas
trasmutaciones que si hubiéramos de tratarlas, se pudieran hacer mayores libros
que hizo Ovidio de sus metamorfosis; que todo fueron sartas de disparates, como lo
son al decir que hubo siempre entre ellos tan grandes hechiceros que cuando
querían, se convertían en leones, osos y tigres y despedazaban los hombres como
los animales verdaderos. Pero todo debía de ser ilusiones que les ponía el demonio,
como sobre quien tenía tanto señorío”. 10
Estatua en oro
“Síguese también el levantar ídolos al muchacho que sacó Labaque de la laguna,
de la estatura y edad que tenía cuando salieron, y fue esto de tanta veneración, que en
alguna parte le hicieron estatua maciza de oro fino, como la tenían en el mismo pueblo
de Iguaque, viéndose por ventura más obligados a esto que a otros, por haber sido el
pueblo y sitio donde se crió el muchacho, se casó y comenzaron a tener hijos”. 11
8 Se refiere a Chimizapagua , Nemterequeteba y para otros Bochica
9 Se refiere a Huitaca
10 Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales.
Tomo VI. Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1981 11
Ibid., pág.369
5
Adoración al Agua12
“…entre las demás supersticiones que tenían los indios de este Nuevo Reino, en
ofrecer sacrificios a sus fingidos y falsos dioses, entre los cuales ponían en primer
lugar al sol, era ofrecerles sacrificios en las aguas, no porque tuviesen a las aguas
por dioses sino porque el demonio, cuyas eran las trazas por donde estos miserables
se gobernaban, se las tenían dadas de manera que lo honrasen a él en las
aguas…” 13
“no todos tenían sus adoraciones en los templos, pues las de muchos las tenían
dedicadas en lagunas, arroyos, peñas, cerros y otras partes en particular y singular
compostura y disposiciones, no porque tuviesen estas cosas por dioses, sino que
por la singularidad que tenían, les parecía ser dignas de mayor veneración…” 14
Cultura del agua
“Siguiéronse de este engaño otros muchos, y no fue el menor persuadirles el
demonio, fundándolos en esto, a que le hicieran sacrificios en las aguas, en que
tuvieron todos estos naturales ordinaria frecuencia. Pues no había arroyo, laguna,
ni río en que no tuviesen particulares ofrecimientos, como en especial los hacían en
una parte del río que llaman de Bosa, que es el que recoge las aguas de este valle
de Bogotá, donde son más ordinarias sus pesquerías. (…) Y en otra lagunilla
cerca de este puesto (del Tabasco), al oriente, donde tenían una costilla de un
12
Para los muiscas los ríos y en particular las lagunas eran sitios sagrados, cuyas almas o espíritus
acuáticos protegían a sus gentes. A las lagunas se les rendían tributos, a ellas encomendaban su suerte.
Existían importantes y numerosas peregrinaciones desde lugares lejanos para realizar pagamentos por los
favores recibidos de los espíritus del agua. La tradición mantiene el recuerdo de diversas festividades en
honor del agua, una de ellas la gran fiesta ceremonial de “correr la tierra” que congregaba durante veinte
días a miles de personas procedentes de lugares lejanos. El rito del agua, la diversidad de ceremonias ha
quedado en los nombres de algunos sitios, como: Siatá (La labranza del agua), Suasia (el agua del sol),
Siachoque (el trabajo del agua). Como podemos ver, toda la vida de los muiscas estaba consagrada
desde el nacimiento hasta la muerte al elemento agua. Tan importante fue, que forjó la más difundida de
las leyendas indoamericanas: la Leyenda de El Dorado, la cual encarna la divinidad tutelar: el agua.
Para los indígenas U´wa que habitan en su territorio Sagrado de la Sierra del Cocuy, los lagos son la
expresión del “canto de los abuelos”, lugar de origen de su pueblo y todas las especies, son los pasadizos
que conectan al universo, allí las almas-sombras esperan renacer y revitalizarse para desarrollar su alma-
aliento. Los ríos son los caminos del universo por medio de los cuales se unen sus distintos mundos de
colores.
13
En el proceso de evangelización y conquista, las lagunas y fuentes de agua fueron satanizadas como
consta en las preguntas del catecismo para la confesión de los muiscas: “¿habéis adorado en las lagunas?
¿habéis hablado con el agua? Para los evangelizadores españoles, lagunas y ríos eran residencia de
demonios y espíritus malignos y en consecuencia había que prohibir cualquier contacto con ellos. Dicha
relación fue castigada incluso con la pena de muerte. Con el tiempo el indígena mestizo, perdió su
tradicional relación cultural con el agua; se impuso un nuevo y ajeno valor del agua.
14
Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales.
Tomo VI. Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1981, pag 369.
6
criminal tan grande como de vaca o camello, a quien hacían la adoración y
ofrecimientos por estar dentro de las aguas, que causa no poca admiración a los
españoles que hallaron allí, por no haberse hallado en estas tierras animal tan
grande que pudieran haber sacado; si bien es opinión de algunos que pudo ser
la costilla de un camello…” 15
Huitaca16
“Pero si era el Diablo transformado en tal mujer, fue ciertamente el demonio
quien introdujo en aquellas partes tan perversos errores, y esparciendo tinieblas y
sombras en el mismo sol, se conquistó los honores y el culto que se daba a Dios”17
“El demonio, que en la sementera de el trigo más acendrado derramó la cizaña
de falsas doctrinas, para pervertir al género humano instruido con la Evangélica,
que enseñaron los Apóstoles, disfrazado (según decían) en una mujer de estraña
belleza, artificio ordinario, con que ha prevaricado a muchos hombre grandes, de más
capacidad, y entereza, que la que tenían los indios, que fuera d su inconstancia, y
fragilidad, son muy inclinados a novedades. Por esta mujer, que unos llaman Chia,
otros huytacha, derramó el demonio su malicia, llenando de disparates, la doctrina del
Apóstol; con que los prevaricó de su Católica enseñanza, hizo que el Sol lo adoraran
por Dios, y á la Luna, porque era su mujer; de que se orgió (según refiere
Quesada) llamar Vehies á los Españoles, que quiere decir, hijos del sol, y de la
luna (…). Multiplicó los ídolos en tanta multitud, que en cada pueblo avía tantos
como en Roma (…) Todos convenían en la idolatría (…) La razón que daban de la
creación del mundo, y del origen de su Nación, era que poco después, que amaneció,
y apareció la luz, criadas todas las cosas, salió una muger, á quien llaman Bacuche,
que quiere decir mujer buena. Esta dezian, que sacó de las aguas un niño de edad
de tres años, y baxo con él al Pueblo de Yguaque, apartado quatro leguas de la
Ciudad de Tunja. Criólo hasta que tuvo edad para casarse con él, y de cada parto
nacían quatro, ó seis hijos, de cuya generación se llenó toda la tierra. Llegó la
vejez, y juntando grande número de sus descendientes, se fueron a una laguna, que
está en la cumbre de los cerros más altos que miran á este pueblo de Yguaque,
hizieronles una platica, y con lágrimas de ambas partes, al despedirse convertidos
en culebras, se entraron en la laguna. El demonio después disfrazado en el cuerpo
de aquella mujer llamada Chia, les mandó que hizieran sacrificios á estos padres de
su generación. De que se originó adorar lagunas, ríos, arroyos y pantanos; en
diferentes pueblos de este Reyno. (…) Los indios de Bogotá hazian la adoración en
su río, aviendole ya entrado el de Boza en unas peñas, que ay cerca de Suacha,
en que se ofrecían algún oro, y cosas de su estimación, por tener más
15
Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales.
Tomo VI. Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1981, pag 369.
16
Huitaca: Encarnación erótica de la madre, que además se rebela contra las enseñanzas patriarcales
representadas en Bochica. Simón la convierte en lechuza, la luna.
17
Padre Antonio Julia, Roma, 1790 …Monarquía del demonio en América…
7
abundancia en las pesquerías. Era también muy celebre, y frecuentada la Laguna
de Guatavita. En una de las Islas de la Laguna de Fuquene, dize Quesada en su
Compendio, “avia un templo de grande veneración, y donde de ordinario avia gran
Romerage, y concurso de peregrinos, y donde avia siempre cien sacerdotes, para el
culto de aquel Santuario”. En la laguna de Tota en Sogamoso, dize el mismo
Quesada, avia un animal monstruoso, que los indios dezian, era el demonio, lo
cual (dize) yo no dexo de creer, porque este Pueblo de Sogamoso, en cuyo término
está la laguna es el asiento del fundamento de su Religión, y aquel pueblo es su
Roma de ellos, y aquel Cacique su Pontífice Máximo, y de el fundador de aquella
población, ascendiente, y tronco de los Sogamosos modernos, salió la falsa ley, y
idolatría, de que ambos Reynos de los Moscas, se usa, y reverencia. Es agua
oscura, y ruin, para tratar de bebella, ni para otra cosa de provecho, como donde
ha estado el origen de tan gran daño. Hasta aquí son palabras de Quesada”.18
Bochica
“ …el glorioso apóstol San Bartolomé predicó en estas Indias Occidentales (…) De
el apóstol San Simón también se puede conjeturar, que predicó en esta América
(…)Los indios de este Nuevo Reyno llamaron á vno de estos sagrados Apóstoles,
Bochica, otros Zuhá, de quien según el conocimiento que tuvieron de Dios, y de
algunos Artículos de la Fé, como se infiere, que se los enseñó. Creían, que avia un
autor de la Naturaleza, que hizo el Cielo, y la tierra; y que era trino en personas,
y Uno en esencia, según el simulacro de un cuerpo humano con tres cabezas, que
halló en Boyacá (poblado) el P. Fr. Juan de Montemayor (…) Referían grandes
beneficios, que les hizo el Bochica: y que después de aver vivido muchos años, fue
trasladado al Cielo (…) 19
Libertad
“No hay gente tan bárbara en el mundo que siendo, como son, hijos de Adán,
no les éste mordiendo eternamente aquella engañosa culebra, que a ellos tanto
lastimó con aquel bocado de libertad que les dio, diciendo: “Seréis libres como
dioses”. Y así, aunque estos naturales en otras cosas son tan bárbaros como
conocemos, sus pleitos ordinarios con los españoles son sobre su libertad y no
pagarles tributo (…) intentaron librarse de tributos y servicios importunos de los
españoles encastillándose en altos fragosísimos y a su parecer inexpugnables
peñoles con sus haciendas, chusmas, comidas, armas y pertrechos necesarios para
defenderse, aunque durase gran número de días de combate y guerra que les
hiciesen ellas”.20
18
Fray Alonso de Zamora: Historia de la Provincia de San Antonio del Nuevo Reino de Granada. 19
Ibid. 20
Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales.
Tomo IV, Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1981. pag.117.
8
Origen del pueblo americano y Conquista
“… opinaron algunos, divulgando, como verdad, por el mundo en sus historias, que
el origen de los Americanos era de la Antigua Cartago, famosa Metrópoli de la Africa,
porque algunos de sus comerciantes dicen, que salieron al Océano en grandes
Bageles, y que perdidos arribaron á una isla tan hermosa en sus montes, valles,
árboles, y frutos (…) viendo sin habitadores tan hermosa tierra, se quedaron a
poblarla: y que destos Phenises, ó Cartagineses, se empezaron á multiplicar los
Americanos. Si tuviera algún rastro de verdad esta opinión se pudiera moraliza, que
si los phenises y Cartagineses, que conquistaron, y dominaron á España, hazian
trabajar en las minas a los Españoles como si fueran esclavos, sacando oro, y
plata para engrandecer a Cartago: pareciera equidad de la Justicia Divina, el que
los mismos Españoles hagan trabajar como esclavos á los indios descendientes de
aquellos Phenises, y Cartagineses, para que yo estén sacando oro y plata de sus
minas, con que tanto se ha enriquecido España. (…) Otros más empeñados en que
las naciones americanas han de ser la gente más abatida del género humano, les
han buscado el origen más despreciable (…) y que se poblara de aquella
perdición de las tribus, que desterró. Opinión, á que dize que se inclina el M.R.P.
provincial Fr. pedro Simón. Y que no ha de ser otra tribu, sino la Isachar; porque
Jacob al tiempo de su muerte le profetizó que sería Asno fuerte, que inclinaría sus
hombros á la carga; que vió el descanzo, y lo mejor de la tierra, y se aplicó á servir
para pagar tributo…(…)también fue misericordia de Dios, conceder á su Pueblo
Cristiano el dominio de esta América, con las muertes de sus Reyes, y de algunos de
sus vasallos. Pues con altísima providencia de su Consejo Eterno, eligió la espada de
los Conquistadores, para recibir dentro de las entrañas su misericordia tan
grande número de Gentiles. Desheredando de las tierras que tiranamente poseía el
demonio, para que sean herencia de quien les sugetó en su nombre el yugo suave del
Evangelio, dilatándolo, por medio de sus Predicadores, hasta los últimos fines de la
tierra…” 21
21
Fray Alonso de Zamora: Historia de la Provincia de San Antonio del Nuevo Reino de Granada.
9
Capítulo II
siglos XVI-XVII
10
“…de parte del vencedor y nunca vencido
Don Fernando, Rey de las Españas, como el señor uno
y trino, Creador del Cielo y de la Tierra, y de Adán y Eva,
por medio de San Pedro Gobernador del Mundo desde
su Silla de Roma, ha donado estas tierras al dicho
Don Fernando, como consta en las escrituras que podéis ver.
Por ende, requiero la sumisión y conversión a la Religión
Católica; que si lo hiciéredes, seréis favorecidos…;
y de no, entraré a vosotros por la fuerza y ser a
vuestra culpa los daño que se siguieren…”22
Entrada al territorio 23
“…le preguntaron á que avia venido á las Indias?
Respondió, que á llevar oro, para el remedio de su mujer, e hijos”.24
“… a la mañana, subieron otra apacible loma desde donde veían hervir la tierra de
indios, y al fin de ella dieron con el valle donde ahora está fundado un pueblo de
indios llamado Mariquita (¿) y desde allí sin detenerse, a pocas leguas, dieron vista
aquel día a las grandes poblaciones que entonces había de Sorocotá que hallaron
como en Ubasa, por haberse huido la gente, las casas sin ella y abundantes de
maíz, yucas, batatas, de que aquel país abunda por ser tierra templada, y muchas
turmas, que son llamadas así por los españoles, por parecerse en su grandeza y
color por de fuera a las turmas de la tierra que se hallan en España aunque
difieren en mucho: porque de éstas, unas son por dentro amarillas, otras moradas,
otras blancas y las mas arenosas(…) Crecen sus ramas hasta dos tercias más o
menos, echan unas flores moradas y blancas, extienden sus raíces y en ellas se
22 Requerimiento redactado por Juan López de Palacio Rubio y autorizado por el Consejo y leído a los
indígenas en latín en 1514. Ya en mayo de 1492 Alejandro VI, por medio de sus Bulas “Inter caetera”
legitima la expropiación de la tierra a los indígenas y se da el dominio privado de la tierra: confiere
a España el dominio de las tierras descubiertas y le impone la obligación de evangelizar las tierras
“descubiertas” y en su Bula “Eximinae devotionis” de 1501 cede a la Corona Española los diezmos
“con la condición de dotar de renta suficiente a las iglesias que se erigieran.”
23
Itinerario: Los días 8 y 9 marzo de 1537, después de la marcha pasan por los actuales sitios de
Ubanza (hoy Vélez) y Barbosa y alcanzan el río Saraví (hoy río Suárez) llegan a Sorocotá, ubicado en el
cauce del río Moniquirá. El 10 de marzo prosiguen hacia el pueblo de Turca, que los españoles
bautizaron ´Pueblo-Hondo´, por estar encajonado entre montañas en la confluencia de los ríos Sáchica y
Cane, cerca de Guateque y de la actual hacienda Las Vegas de la familia Borrás. El día 11 del mismo
mes pasan por el valle de Monquirá y Saquencipá; luego por Suta y Tunjacá (hoy Tinjacá). El 12 de
marzo atraviesan Ráquira y el lago de Siguasinza (o Fúquene) llegando a Guachetá
24
Fray Alonso de Zamora: Historia de la Provincia de San Antonio del Nuevo Reino de Granada.
1945.
11
van criando estas turmas, de que hay grandes sementeras y cosechas, por ser
comida familiar a los indios (…) llámanse en el Perú papas. De éstas, pues, y de las
demás comidas hallaron allí abundancia, en especial maíz para los caballos.
Y así se detuvieron cuatro días, aunque bien pagaron el escote de la comida por
las muchas niguas que les entraron (…) pudieron haber a las manos más de
cuatrocientos indios a quienes dieron a entender a lo que venían y que querían su
amistad, y con caricias y buenas palabras y ser ellos de buena masa y condición,
vinieron a formar amistad a los nuestros, de suerte que, quedándose los demás en
sus casas, fueron algunos con los soldados llevándoles sus cargas hasta otro pueblo
más adelante dos o tres leguas llamado Torca ( En lengua de indios, y por los
españoles Pueblo Hondo, porque lo estaba mucho su sitio respecto de unos cerros
que se bajaban para llegar a él.)
No fue tanto el tiempo que los españoles estuvieron en el pueblo de Torca cuanto
el provecho que de él sacaron, pues fueron algunas piedras esmeraldas y buena
cantidad d buenas y delgadas mantas de algodón, con que fueron reparando la
falta que traían de vestidos, haciéndolos de ellas. Con el cual rancheo se cebaron
sus deseos de caminar más aprisa la tierra adentro, donde entendían hallar más de
aquel género de piedras. Y otro día con algunos indios que tomaron para las
cargas salieron de allí, y a poco rato de camino dieron en el Valle de Moniquirá
(Monquirá. N.n), Susa y Tinjacá.
Valle de Guachetá “…Teníanle al sol hechos sus templos, no suntuosos, sino unos
acomodados bohíos como en los que ellos moraban, y allí le ofrecían oro, mantas
de algodón, esmeraldas, cuentas de huesezuelos de colores, y se ofrecían unos
perfumes de una frutilla que llaman moque, que su olor quemada es tan abominable
que no se puede sufrir. Pero a la suma demencia que llegaba su idolatría era
degollarle hombres a sus templos, y regando el suelo y ensuciando los postes con la
sangre, sacaban los cuerpos enteros de los degollados, pero lo más ordinario eran
niños lo alto de los cerros para que los comiese el sol, de manera que dejándolos
allí donde se consumían con el tiempo, cuando los hallaban consumidos decían
habérselo comido el sol, porque aquel era su manjar. Y cuando les sucedía
haber falta de agua para las sementeras, decían venir aquel mal por enojos que
tenía su dios el sol, al cual llamaban Sua, porque no le habían dado de comer(…)
Como entraron los españoles, estas casas tenían en medio la del cacique que
debiera de ser de los más principales, y sobre este alto del pueblo había una
inminencia y peñol altísimo que sólo tenía una subida dificultosísima, que tenían
por su fortaleza y defensa de muy antiguo, para defenderse de sus enemigo en la
guerras que entre sí tenían. La cual les fue siempre de tanta importancia que
habiendo el tirano Tunja sujetado con su poder, reducido a su servicio a los
demás pueblos sus vecinos, nunca pudo sujetar los de éste, por la aspereza y
fortaleza natural del sitio del peñol donde se subían, y con ellos muchas piedras
12
de que hoy hay algunas, y arrojando galgas quedaban siempre con victoria y
libres de la servidumbre del tirano”. 25
Proyecto de traslado de Tunja a Sáchica
“…por ser la tierra estéril (Tunja) a donde al presente está fundado donde la tierra no
produce frutos de los de España y el sitio frío y ventoso y desabrido para la vivienda”.26
“Y platicando donde se podría buscar sitio más conveniente (...) dijeron que les
parecía que en el llano de Sáchica está el sitio más conveniente (...) para el buen
asiento y que permanezca la dicha, ciudad”27 “sitio fértil tierra sana y de buen temple
para la plazilidad de los vecinos”.
“…vayan a mirar y miren el dicho sitio y comarca suso dicha así de asiento de la
ciudad como de Ejidos y huertas y estancias como de los demás baldíos y agua y leña y
mas las cosas convenientes y temple (...) y que visto lo suso dicho lo declaren so cargo
del dicho juramento”28
.
“..cada día como es notorio (...) esta ciudad (Tunja) (... tiene ...) acrecentamiento de
vecinos que a ella vienen a vivir e avecindarse e de cada día vienen en más
superabundancia”. 29
25
Fray Pedro Simón. Guachetá. Libres de Tunja. Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme
en las Indias Occidentales.
26
“La segunda fundación de Tunja estuvo a punto de llevarse a cabo en el Valle de Sáchica, cercano al de
Saquencipá. De haber acaecido ese traslado, Villa de Leyva no existiría, o estaría situada en paraje
diferente al actual. En efecto, en la sesión del Cabildo de Tunja celebrada el 15 de mayo de 1551, el
alcalde Domingo de Aguirre propuso que se mudara y fundara de nuevo la ciudad (…) Se nombró, a
continuación, una comisión conformada por el alcalde Domingo de Aguirre, el provisor Pedro García
Matamoros, Juan López, Juan de Avendaño, Pedro Corredor, Pedro Rodríguez de Carrión, Pedro Bravo de
Rivera y Pedro Quiralt” . En Ernesto Porras C. :“La difícil relación entre Villa de Leyva y Tunja durante
la colonia.”
27
Ibid 28
(C, 1551, 15 de mayo, 165 v 166r, Citado por Ernesto Porras C. Ibid)
29
Bernardino de Mojica, 11 de enero de 1571, en el Cabildo de Tunja. Y, un año más tarde, fray Alonso
de la Peña afirma que los venidos superan a los vecinos en número. “Pero Tunja, lugar de la Utopía y
Tunja la real eran diferentes. Las nuevas condiciones demográficas ocasionan que los problemas sociales
de la ciudad se ahonden. Abundan en ella los labradores sin trabajo, los vagabundos desocupados, los
mercenarios sin oficio. La miseria es tal que, según el mencionado Alonso de la Peña, la mayoría de los
vecinos no pueden dar una camisa(…) Es pues, apenas natural que hacia Tunja se encaminaran, por la
época, abundantes oleadas de inmigrantes traídos por las Flotas, directamente desde la Península; y que,
hacia allí hicieran su camino, desde todos los puntos cardinales los descontentos, alzados, vencidos y
desterrados restos de la soldadesca de Gonzalo Pizarro, los desbaratados restos de las armadas de don
Pedro Malaver de Silva, del capitán y gobernador de Nueva Andalucía Diego Fernández de Serpa y las de
Ponce, provenientes de las jornadas de Tairona y Pances, así como los restos del desbaratado Lope de
Aguirre.” (Ernesto Porras C. Ibid).
13
Conflicto social en Tunja30
“…ya corrían los años de setenta y uno (1571) cuando llegaron a la ciudad de
Tunja, en este reino, algunos soldados de los que se habían desgaritado de la
jornada (…) se desbarataron de don Pedro de Silva y de Cerpa, los cuales con su gente
vagabunda y sin tener donde sentar para ganar la comida, andaban tan inquietos que
daban ocasión a que se temiese alguna conspiración. Deseando ataja la ciudad como
tan leal al servicio de su Rey las llamas que se podían encender de estas centellas, dio
aviso al presidente de esta Real Audiencia de Santafé, que lo era el doctor Venero
de Leiva. El cual por parecerle negocio grave según las ponderaciones con que se lo
avisaban, fue en persona a la dicha ciudad a tratar del caso, y hallando después de
haber hecho algunas diligencias, haber sido todo embuste de algunos mal
intencionados, se le pidió con veras que el cabildo de la ciudad mandase poblar una
villa o dos en los términos de la dicha ciudad sujetas a ella, donde se avecindasen
algunos de los dichos soldados, porque se quejaban andar vagabundos por no tener en
que ocuparse ni ganar por la industria el sustento, y otros labradores y naturales,
hijos de conquistadores y pobladores, que tampoco tenían oficio ni en que emplearse,
donde labrasen, criasen y cultivasen y ganasen su vida virtuosamente.
“Habiendo el dicho presidente conferido acerca de esto y juzgado convenir así,
despachó recados a doce de junio del siguiente año de mil quinientos y setenta y dos,
desde Santafé a donde y estaba d vuelta de Tunja, al capitán Fernando Jiménez de
Villalobos, corregidor que a la sazón era de la misma ciudad y su partido, para que
él en persona, con uno de los alcaldes del cabildo y algunos regidores, saliese, y
dentro del término de la ciudad, en la parte que más conviniese y fuese a
propósito de los intentos, fúndase una villa con las condiciones que para ello se
puso.
30
“Venero de Leiva se ve en la necesidad de atemorizar a la ciudad y se hacen varios ahorcamientos
públicos. Pero, cuando el presidente es informado de que se complota la quema de las familias
encomenderas mediante el incendio de la iglesia mayor en día de mayor afluencia, y que la confabulación
-pretendidamente liderada por peruleros- busca tomarse luego, por las armas, el poder, la crisis llega a su
clímax (…) Entre el 29 de marzo y 17 de abril de 1572, Venero de Leiva, acompañado del Fiscal de la
Audiencia, Licenciado Alonso de la Torre, se aparece sorpresivamente, y de noche, en Tunja. En 15 días
que allí estuvo, condenó a muerte a 5 personas y aquietó de nuevo la ciudad.” ( Ernesto Porras C. :“La
difícil relación entre Villa de Leyva y Tunja durante la colonia.”)
"La superpoblación del Nuevo Reino con conquistadores ociosos se manifestaba en simple
bandolerismo en el campo, que afectó la libre circulación. Los desesperados sin tierras, encomiendas
y oficios atentaban contra la seguridad social. El presidente (Venero de Leyva) aconsejaba darles
una batida general (...) Otro suceso se produjo en Tunja cuando, después del asesinato de Diego
Fernández de Serpa por los indios de Nueva Andalucía (oriente venezolano) una buena parte de la
soldadesca se dirigió a Tunja siendo elemento inquietante y perjudicial. Después de la oportuna
intervención de Venero y el castigo de algunos, el resto del ejército se dispersó, unos hacia
Venezuela y otros al Perú." Germán Colmenares: La Economía y la Sociedad Coloniales, 1550-1880. En
Manual de Historia de Colombia.
14
“Hizo lo así el corregidor luego que recibió los despachos, y tomando la vuelta
del poniente de la ciudad, en compañía de Miguel Sánchez, alcalde ordinario, y de
Francisco Rodríguez y Diego Montañés, regidores, llegaron al valle que llaman de
Saquencipá, por un pueblo de indios de ese nombre, que estaba poblado en él,
cuatro leguas de la ciudad a la parte dicha, tierra más llana que doblada de
lucido migajón, buen cielo y temple. Y pareciéndoles a propósito para la
población, escogieron en él un sitio llano al oeste y casi al pie de unas escarpadas y
peladas breñas, cerca de la boca de una famosa montaña que corre al norte, sin
contarse más de veinte leguas de abundantes, dulces, claras y saludables aguas y
todo lo de más importante a los edificios del pueblo. Y así lo fundaron
poniéndole por nombre la Villa de Nuestra Señora de Leiva, por las
acostumbradas ceremonias que suelen hacer en tales poblaciones”. 31
Saquencipá
“tierra mas llana que doblada de lúcido migajon, buen cielo y temple... al pie de unas
escarpadas y peladas breñas, cerca de la boca de una famosa montaña que corre al
norte, sin contarse mas de veinte leguas de abundantes, dulces, claras y saludables
aguas,”32
de buenos caminos e que no hay malos ríos ni pasos malos”. 33
31
Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales. 32
Ibid., p. 472 . 33
AGN. Colonia. Fondo Visitas Boyacá. Legajo 7. Folio 562v.
Ver: Anexo N° 13 Libro 3 Tomo 2
15
Interrogatorio del Licenciado Juan López de Cepeda, oidor de la Real Audiencia, a
caciques e indígenas en Saquencipá34
Relación de la iglesia construida por el encomendero
“e así la vio que es una iglesia grande de bahareque y cubierta de paja, su campana
grande para tocar a misa, la cual está cercana a los dichos pueblos (Saquencipa y
Monquirá) entre el uno y el otro y esta bién aderezada suficientemente e imágenes de
lienzo, que es un retablo con su crucifijo de lienzo grande y su campañilla de tocar a
santos, una casulla de raso leonado con una cenefa verde bordada de oro sin alva e
manípulo corporales, ... un cáliz de plomo.”35
(…)“dixeron ...que tienen iglesia y en
ella hay campana e ornamentos y siempre ha habido padre e dan todos sus hijos de
buena voluntad a la dotrina e los domingos e fiestas van ellos a la dotrina y los padres
los visitan en sus pueblos a los enfermos e hacen cristianos a los que lo quieren ser y a
los enfermos que mueren los entierran en la iglesia”. 36
Interrogatorio al cacique Cupaquen y los capitanes: Cipamea, Neyban,
Tibasaque, Neasoca, Piraqueusa, Ysara, Sayria y Chiasaque 37
“los ama e quiere mucho e tiene mucha quenta con ellos, así los invia a ver e visitar
con su merced, por tanto que les ruega que en todo lo que les preguntare le digan la
verdad e que si su encomendero e otra cualquiera persona les ha tomado su hacienda a
ellos o a sus mujeres e hijos o si los han enviado a algunas partes donde dello no se
sepa cargados con algunas cargas e que no hayan vuelto mas, o que si los han azotado
tresquilado o dado de palos que lo declaren de cualquiera persona sin temor que su
merced los castigará y si les han dado alguna cosa para que no se quejen a su merced
de su encomendero”. 38
“e que los indios que tienen los han dado por memoria al padre e que no encubrían
ningunos indios;”39
“dixeron que saben que doce meses tiene un año e que en cada un año pagan de
demora a su encomendero tres marcos de oro, que no saben cuantos pesos tiene cada
34 Interrogatorio e información recogida en el pueblo de Saquencipá en abril de 1572, con el fin de obtener
información acerca de la administración realizada por el encomendero Juan de la Barrera “tanto de la
población indígena como de los recursos de que disponían, así como también si pagaba los quintos que
correspondían a la corona.” Trabajo inédito de Clara Inés Casilimas y María Imelda López:. Las visitas
del siglo XVI al territorio muisca: fuente de datos culturales. Bogotá, 1985.
35
AGN. Fl. 549. en: Clara Inés Casilimas y María Imelda López: Las visitas del siglo XVI al territorio
muisca: fuente de datos culturales. 36
Ibid., Fl. 562v. 37
Intérpretes: Lucas Vejarano y Luis Lenguas . 38
Fl 560r. En: Clara Inés Casilimas y María Imelda López:. Las visitas del siglo XVI al territorio muisca:
fuente de datos culturales. 39
Ibid., Fl. 560v.
16
marco e que en su pueblo lo tienen... y quel oro que pagan de demora como lo han de
sus mercados y ellos lo funden en sus casas e que uno de los dichos tres marcos es de
oro, de lo que hay de harina e trigo que venden en Vélez y así mismo le pagan de
demora cada un año cinquenta y cinco mantas de algodón comunes blancas e
coloradas, e que esto se lo han pagado desde que los visitó el otro Cipa que los visitó en
Sáchica que se llamaba el licenciado Angulo, e ansí mismo pagan cada un año tres
panes de sal que les cuesta cada una manta, e ansí mismo dan tres cargas de cabuya
para su encomendero...e que cada un año después que ansí fueron visitados han fecho
una labranza de mayz cada un año a su encomendero e que en ella se sembró seis
medias de mayz, el cual se mide con una media fanega e ellos cavan la tierra con sus
brazos e lo siembran e cogen e ponen el los aposentos porque la sementera esta cerca
destos aposentos...ansí mismo siembran a su encomendero en cada un año una labranza
grande de trigo...” 40
“e que para hacer las dichas tapias iban deste repartimiento algunos yndios e yndias
cinco hombres e cinco mujeres y estos se estaban quince dias en Tunja, e se venían e
iban otros tantos y se tardaron cuatro meses poco más o menos e que no esta acabada
la casa, que esta enrasada,” 41
“dixeron que nunca fueron sujetos a otro cacique ninguno fuera del de su pueblo al
qual le daban algunas mantas y tejuelos de oro e le haciam sus cercados e bohíos e
cavaban sus labranzas e le cazaban venados y conejos e que es mas lo que pagan agora
que lo que daban a su cacique e que la demora que agora pagan la dan sin mucho
trabajo e la pagan de buena gana e que en la visita no dieron más indios de los que
tenían contados por granos de mayz aunque después de la otra visita acá se han muerto
muchos indios”. 42
“que en su tierra se coge buen mayz e siembran trigo e turmas, batatas, frisoles, e el
trigo lo venden en Tunja y en Vélez e la harina, e son mercaderes e quando cogen
mucho mayz también lo venden e que la demora de aquí adelante la quieren pagar e la
pagaran en oro y en mantas como hasta aquí porque lo han de sus tratos e
granjerías”.43
40
Ibid., Fl.560v-561r. 41
Ibid., F1 561, acerca de la construcción de una casa en Tunja al encomendero. 42
Ibid., Fl. 562r. 43
Clara Inés Casilimas y Maria Imelda López:. Las visitas del siglo XVI al territorio muisca: fuente de
datos culturales.
17
Descripción de los indígenas del pueblo de Saquencipá en 157244
“Cacique de Sacrincipa (o Saquencipá) llamado Cupaquen, y su mujer. Neyabane, su
mujer y un hijo. El bachiller Ragana, su mujer y dos hijos. Quecantoque, su mujer y dos
hijos llamase Antón. Ciracantoca, soltero. Neyasoca tiene mujer y un hijo. Gora y su
mujer y no hijos. Guetencipa y su mujer. Hernando y su mujer. Quepasoca y su mujer
Catalina. Aguamanga, viejo soltero. Runsaria y su mujer. Simachica y su mujer en la
laguna. Aamanchique tiene mujer y un hijo. Suaria, soltero. Guaquincha, y su mujer.
Ciparia y su mujer. Ysara, soltero. Sinsaria y su mujer. Sisara huído en lo de Santana.
El capitán Tibasaque y su mujer. Chiagome y su mujer. Ccipasaque, su mujer y un hijo.
Cuchasuca, su mujer y un hijo. Sas, soltero. Neya, soltero. El capitán Cipamea, su mujer
y un hijo. Sinbabone, su mujer y un hijo. Paquecipa y su mujer. Mocasava y su mujer
Isabel. Ruyaria y su mujer. Suabaquene, soltero. Aunbasuca ausente. Suamuesa soltero
y su hijo. Tibansa, soltero. Consuca y su mujer. Suabrique, su mujer y un hijo
Ampança, ausente en Chiquisa, tiene mujer allá y un hijo. Umasuca, ausente en Tiquisa,
tiene mujer de halla. Pirasava, ausente en Lenguasaque, tiene mujer de allá. Unbatoque
ausente en Ubate tiene mujer de allá. Yansa ausente en Ubate tiene mujer de allá.
Capitán Neasoca, su mujer y un hijo. Cipacon (Juan) soltero. Chare, soltero. Cipacita,
soltero. Capitán Piraqueusa, su mujer y un hijo. Antón, su mujer y un hijo.
Quequegoane, su mujer y dos hijos. Tibaruensa, soltero. Sisara y su mujer. Unrrao
ausente en lo de Maldonado, soltero. Chaneme, su mujer y dos hijos. Yoque, su mujer y
dos hijos. Chora y su mujer. Unua, soltero. Turuana, su mujer y un hijo. Urcuca, su
mujer y un hijo. Quepangaque y su mujer. Pirangue, ausente, en la laguna de
Maldonado. Tiene allá mujer y un hijo. Piraton, ausente en la laguna de Partearroyo.
Tiene mujer de allá. Teque, ausente en Pavachoque de Angulo.Tiene mujer allá.
Suyque, soltero. Juan Sevillano, soltero. Ysara, ausente en Suta de Santana, soltero.
Ysara, ausente en Suta tiene mujer allá. Capitán Sayria y su mujer. Pirasia (Diego) y
su mujer. Cupasaque tiene mujer en Site de Joan Alonso. Quipatequen, su mujer y un
hijo. Tunsaneme y su mujer. Gambrique, su mujer y un hijo. Quipa, su mujer y un hijo.
Tibanta, soltero. Neagoche, su mujer y un hijo. Fummeruca, su mujer y un hijo.
Temenchoca (Martín) y su mujer. Alonso y su mujer. Nearia, ausente en Iguaque, tiene
mujer de allá. Quequeguiqui, ausente en lo de Ramírez. Tiene mujer de allá. Chuyacon,
ausente en lo de Ramírez, tiene mujer de allá. Guica y su mujer. Piracuca, su mujer y un
hijo. Boscauteque, soltero. Neasira, soltero. Capitán Neyabone, su mujer y un hijo.
Nisara y su mujer. Mocasava, su mujer y un hijo. Pirateque, soltero. Aysa y su mujer.
Acatoque, su mujer y dos hijos. Conbaqueula, soltero. Cipaya, su mujer y un hijo.
Agoapira su mujer y un hijo. Neyasaria, su mujer y un hijo. Yoquesica, su mujer y un
hijo. Suaria y su mujer. Quecacucha y su mujer. Chuiamoche, su mujer y un hijo.
Neameche (Pedro), soltero. Chuiasopa, (Martín), soltero. Ybsa, soltero. Capitán
44
Fuente: Archivo General de la Nación, Colonia, Visitas de Boyacá, legajo 7, folios563v-566v, en:
Clara Ines Casilimas-María Inelda López: “Las visitas del siglo XVI al territorio muisca: fuente de datos
culturales”. Trabajo inédito, Bogotá, 1985.
Para mayor información ver Anexo Nº 3.
18
Chiasaque, su mujer y dos hijos. Cupagoane, su mujer y dos hijos. Cacamirque su
mujer un hijo. Chuianen, su mujer y un hijo. Quepacacha, su mujer y un hijo.
Quecarecha y su mujer. Unbapira , su mujer y un hijo. Agoapira, su mujer y un hijo.
Neasocha y su mujer. Cuica su mujer y un hijo. Chuiantoca, soltero. Quecantoque, su
mujer y un hijo. Yhuitica, soltero. Suabaquene y su mujer. Suamueche, su mujer y dos
hijos. Quensaringa, viudo y su hijo. Camba, su mujer y un hijo. Sutasaque, su mujer y
dos hijos. Sutatoque, su mujer y un hijo. Chuiariquen, soltero. Neya y su mujer de
Sáchica. Syssa, soltero. Aoateque y su mujer. Antón y su mujer. Quipa , ausente en
Tinjaca de Maldonado, tiene mujer allá. Cimbagoche, ausente en Tinjaca de
Maldonado, tiene mujer allá. Neasaria y su mujer. Sutasuca y su mujer. Sisaa y su
mujer. Quete, ausente en Pavachoque, tiene mujer de allá. Capitán Agoachaqne, su
mujer y dos hijos. Chiuria, soltero. Sisara, soltero. Sitasuca, soltero. Chuinteque, su
mujer y un hijo. Menbria, su mujer y un hijo. Tibagocha y su mujer. Cimata, su mujer y
dos hijos. Yalasin, soltero. Yamoche , su mujer y dos hijos. Siamueche, su mujer y un
hijo. Cipanea y su mujer. Piramuca, su mujer y un hijo. Pacheria, su mujer y un hijo.
Yuca, su mujer y un hijo. Piragoche, viudo. Cuchasira, soltero. Alonso Monte de Ocas, y
su esposa Julia y un hijo Alonso Francisco. Bartolomé y su esposa Ursula. Soaria,
soltero. Sayisa, soltero.
19
Fundación de Villa de Leyva
Acta de Fundación45
“En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre e Hijo y Espíritu Santo, tres personas y
un solo Dios verdadero, que vive y reina por siempre, sin fin, amén. Estando en el valle
que llaman Saquencipá, cerca de donde están los aposentos de Juan Barrera, vecino de
la ciudad de Tunja, jueves, que se contaron doce días del mes de junio, año del
nacimiento de Nuestro Salvador Jesucristo, de mil y quinientos e setenta e dos años, y
habiendo salido de la ciudad de Tunja los muy magníficos señores Capitán Hernán
Suárez de Villalobos, Teniente de Gobernador, Corregidor y Justicia Mayor de la dicha
ciudad de Tunja, y la de Vélez, y sus términos y jurisdicciones, en lugar y por el muy
ilustre señor doctor Venero de Leiva, del Consejo de Su Majestad, su Presidente y
Gobernador e Capitán General deste Nuevo Reino de Granada; y el muy magnífico
señor Miguel Sánchez, Alcalde ordinario por Su Majestad, de la dicha ciudad de Tunja
y jurisdicción, y que vinieron en su seguimiento los muy magníficos señores Francisco
Rodríguez y Diego Montañes, Regidores Perpetuos de la dicha ciudad de Tunja, por Su
Majestad, por ante mí, Joan Ruiz Cabeza de Vaca, su Escribano y Notario Público en
la su Corte y en todos sus reinos y señoríos, y Escribano Público del número y del
cabildo y Consejo de la dicha ciudad de Tunja, y estando todos juntos en dicho Valle,
sus Mercedes dijeron que pedían, y pidieron por testimonio a mí el dicho Escribano, de
cómo en cumplimiento de lo proveído e mandado e ordenado que proveyó, mandó e
ordenó Su Señoría del señor Presidente, estando en la dicha ciudad de Tunja como
Gobernador deste dicho Nuevo Reino, en que se fundase hiciese y poblase la villa de
Nuestra Señora Santa María de Leiva, por el orden que se acordó y trató en el Cabildo,
que sobre ello se hizo presente Su Señoría, por los señores Justicia y Regimiento dela
dicha ciudad, y de pedimento de ciertas personas, como todo ello más largamente
consta e parece por los autos y pedimentos que sobre lo susodicho se hicieron e
proveyeron y Sus Mercedes dijeron que mandaban e mandaron se ponga por cabeza y
principio de esta dicha fundación, para que conste dello para siempre jamás su tenor,
de todo lo cual es este que se sigue:
"Por tanto, Sus mercedes, de los dichos señores Justicia e Regimiento de susos
contenidos, dijeron que en cumplimiento de la dicha comisión e autos proveídos por Su
Señoría del dicho señor presidente, Sus mercedes han andado por el término y
jurisdicción que señaló y declaró en el pedimento que se presentó por parte de las
personas que pidieron la dicha villeta y otras mas, términos de la dicha ciudad de
45
Este documento y los siguientes referentes a la fundación, se encuentran en el Archivo Histórico de
Tunja.
“En la sesión del 15 de junio de 1572, Bernardino Mojica presentó al Cabildo una solicitud -avalada luego
por muchos firmantes- para que no se hiciera la Villa de Leiva, por razones que expone; entre otras, por
considerar que tal fundación iba en detrimento de Tunja” C,1572, 15 de junio, 177y 179r. En:Ernesto
Porras C: “La difícil relación entre Villa de Leyva y Tunja durante la colonia.”
.
20
Tunja, que ha convenido para mejor acertarse la fundación de dicha villa, y que menos
inconveniente y perjuicio se pueda seguir a ninguno de los naturales de la dicha
comarca, ni a otras ningunas personas particulares, y que mejor se pueda servir a Dios
Nuestro Señor y a Su Majestad, y después de haber visto y examinado los dichos sitios y
lugares más convenientes y cómodos para el dicho fecho, después de haberse juntado
Sus mercedes dos veces, y luego dos Cabildos y Ayuntamiento para tratar e platicar
sobre lo susodicho, de unánimes y conformes, y ninguno de Sus Mercedes discrepante,
dijeron que hallaban, y hallaron y declaraban y declararon que el mejor sitio y lugar
más cómodo y conveniente y más acertado y de mejor sitio y lugar, y de las partes y
calidades que se requieren para semejante fundación, era y es el dicho valle de
Saquencipá.
Así para poner en efecto lo que Su Señoría del dicho señor presidente sobre esto tiene
proveído y mandado, todos juntos, juntamente conmigo el dicho Escribano fueron a un
sitio y lugar donde están unos cardones, y cerca de una sierra de lomas, bajo de lo alto
della, que hace dos quebradas en el alda de la dicha sierra y cerca de un arroyo de
agua que viene por los aposentos del dicho Joan Barrera, los dichos señores Justicia o
Regimiento, estando todos Sus mercedes juntos, el dicho señor Corregidor y el dicho
señor Alcalde, tomaron dos espadas desenvainadas, en las manos, y dijeron que para
servicio de Dios Nuestro Señor y en nombre de Su Majestad, y para su leal servicio y
por jurisdicción de la dicha ciudad de Tunja, en el dicho sitio y lugar donde están los
dichos cardones y unas matas altas del suelo y arbolillos pequeños, tomaban e tomaron
la posesión dela dicha villa de Nuestra Señora de Leiva, en el cual dicho sitio y lugar
con las dichas espadas que tenían en las manos, desenvainadas en señal de la dicha
posesión y fundación de la dicha villa sujeta a la dicha ciudad de Tunja, cortaron de las
dichas ramas y se pasearon en el dicho sitio en nombre de Su Majestad, declarándola
por villa y aldea sujeta a la dicha ciudad de Tunja y por de Su Majestad, y que se ha de
regir y gobernar por los señores Justicia y Regimiento de la dicha ciudad de Tunja,
donde se han de elegir y nombrar los oficiales de Justicia e Regimiento de la dicha
villa, han de ser en cada un año el día de año nuevo, como se suele hacer la elección de
los Alcaldes e Alguacil Mayor e otros oficios de la dicha ciudad de Tunja, como lo
suelen e tienen de costumbre de hacer y que se hará perpetuamente para siempre jamás,
sin que se le atribuya a la dicha villa más jurisdicción de aquella que fuere ordenado y
se ordenare y proveyere y mandare por los dichos señores Justicia y Regimiento y que
son y fueren de aquí adelante el dicho señor Diego Montañes, Regidor susodicho, y en
nombre de Su Majestad, asimismo con una espada desenvainada, añadiendo fuerza a
fuerza y firmeza a firmeza, de la posesión de la dicha villa y fundación de ella, tomaron
los dichos señores Corregidor y Alcalde, y en señal de la dicha posesión y de otros
autos que corporal y judicial y velcasimente (sic), hicieron, mandaron hacer e se hizo
luego un mojón de raíces de cardones y piedra y se puso, y mandó ponerse luego una
cruz alta en señal de la dicha posesión y de todo lo demás que de suso está referido, la
cual dicha fundación y posesión dela dicha villa dijeron que tomaban e fundaban con
cargo que cada y cuando y en cualquier tiempo que conviniere más al servicio de Su
Majestad, mudar la dicha villa del dicho sitio y lugar lo puedan hacer Sus mercedes o
otro cualquiera Justicia y Regimiento, que es o fuere de la dicha ciudad de Tunja de
aquí adelante y de como la dicha posesión y fundación de la dicha villa de Nuestra
Señora Santa maría de Leiva la habían tomado y quedaron en ella quieta e
21
pacíficamente sin contradicción de persona alguna, puesto que estaba presente mucha
gente, y que todos dijeron ser cosa muy acertada y conveniente al servicio de Su
Majestad, los que a lo susodicho mucho contento pidieron a mí el dicho Escribano y
mandaron así lo de todo ello por testimonio para en guarda del decoro de Su Majestad
y dela dicha ciudad de Tunja, en cuyo nombre y debajo de cuyo amparo y sujeción se
fundó y tomó posesión de la dicha villa y reservaron Sus Mercedes en sí de proveer
luego y cada que bien visto les sea, lo demás que convenga al servicio de Su Majestad
en la dicha villa y vecinos que de ella fueren, y señalar la plaza y solares y sitios que en
ella se hubieren de dar y proveer, y los demás oficios de justicia e regimiento y
ordenanzas de ella. Y se tomó por nombre y patrón y devoción de la dicha villa al
bienaventurado San Antonio de Padua, cuya víspera fue y es hoy dicho día, que pasó
todo lo de suso, cuando y luego por el muy magnífico y muy reverendo señor padre fray
Sebastián de Ocando; Guardián de la casa y monasterio del convento del señor San
Francisco, de la dicha ciudad de Tunja; a todo lo susodicho se halló presente, y que
Dios Nuestro Señor se ha servido aceptar por particular servicio de su Divina Majestad,
la dicha posesión y fundación de la villa, dijo un responso y oración en el dicho sitio,
presente mucha gente, siendo a todo ello presentes por testigos Antonio de Castro y
Andrés, Jorge y Antonio Cabrera de Sosa y Luis de Vergara, escribano de Su Majestad,
y otra mucha gente, y lo firmaron sus nombres.46
"Yo, el dicho Escribano, doy fe que la dicha posesión se tomó, según dicho es, sin
contradicción de persona alguna, quieta e pacíficamente, que yo el dicho Escribano
viese ni oyese, y lo firmaron testigos los dichos Hernando Suáres de Villalobos, Miguel
Sánchez, Francisco Rodríguez, Diego Montañes. Pasó ante mí, Joan Ruiz Cabeza de
Vaca”. 47
46
Según Fr. Alberto Ariza: “Los dominicos doctrineros en el valle de Saquencipá, no asistieron a la
fundación de la villa para no autorizar con su presencia al atropello a los indios, cuyas tierras en adecuada
explotación, fueron ocupadas, y repartidas a los advenedizos, sin indemnización alguna.”
47
“La fundación de la Villa de Leiva se hizo contraviniendo claras y repetidas disposiciones
legales, así se quiera justificar el procedimiento y el hecho mismo en el Auto de 29 de diciembre
de 1572. Las Leyes de Indias, promulgadas por Carlos V el 20 de noviembre de 1542 prohibieron
“hacer esclavos a los indios y arrebatarles sus bienes” (art.8).47
La Cédula de 15 de julio de 1559
dispuso: para la fundación de poblaciones se eligieran sitios adecuados, en clima sano, tierra fértil,
abundantes aguas, de buenos pastos para los ganados, pero “no se tomará nada de los indios contra
su voluntad” (Cf. BHA, n. 167, 1925). Aquí sólo se tuvo en cuenta la bondad del sitio, pero se
procedió como sobre tierras baldías, atropellando a los indios que las tenían en adecuada y necesaria
explotación. Saquencipá, Sáchica, Suta y Monquirá iniciaron reclamación contra la injusticia, lo que
obligó a la Real Audiencia a nombrar Comisión “para oír y hacer cumplida justicia.” Y empezaron las
promesas…la resonada investigación, recursos de engaño…” (Fr. Alberto E. Ariza: La Villa de
Nuestra Señora de Leiva”,1972).
“En mayo algunos vecinos de Tunja declararon que los ´beneméritos´, es decir, los descendientes de los
conquistadores, debían ser preferidos a los nuevos pobladores en el otorgamiento de solares, huertas
y estancias de la Villa que debería fundarse. Los colonizadores se quejaron de que la fundación
ordenada estaba siendo obstaculizada y objetaron a los vecinos de Tunja que para recibir solares
deberían avecindarse en la nueva fundación” (Germán Colmenares, “La Provincia de Tunja en el
Nuevo Reino de Granada”, 1984)
22
Lista de las personas a quienes se distribuyeron huertas o tierras en la Villa.
Juan Garcia de Casasola, Jerónimo Maldonado, Pedro Ibáñez, Andrés de León,
Juan garcia Manchado (uno de los primeros descubridores y conquistadores de
este Reino), Fray Vicente Requexada, el Capitán Gregorio Suárez, Juan Alemán,
Gonzalo Rodríguez, Diego Hernández, Mateo Gualtero, Juan Durán, Diego
Agudelo, Antón de Lepe, Miguel de Partearroyo, Pedro Gómez, Juan de Orozco,
Alonso Domínguez, Francisco Martín de Sirena, Francisco Pérez, Pedro
Hernández, Joanes de Aspeytia, Simón Rodríguez, Fernando de Rojas, Pedro
Rodríguez de Carrión, Doña Maria de Sanabria (viuda), Luisa de La Torre, Juan
de Mayorga, Diego Garcia Zárate, Antón de Santana, Diego Alfonso, Cristóbal de
Estrada, Juan Pérez, Francisco r. de Morales (hijo de Francisco Rodríguez), Juan
de Arciniegas.
Auto de confirmación
"El doctor Venero de Leiva, del Consejo de Su Majestad, su Presidente e Gobernador
en la Audiencia y Chancillería Real de Su Majestad, de este Nuevo Reino de Granada
y su Distrito, a vos el Corregidor, que sois o fuéredes de la ciudad de Tunja e a los
Alcaldes Ordinarios e otras cualesquier Justicias y Jueces de ella y de la villa de
Nuestra Señora de Leiva, que agora se ha fundado y a vos los vecinos y moradores de la
dicha villa y a otras cualesquier personas a quien toca e atañe en cualquier manera, lo
contenido en este mandamiento. Sabed que por Diego Hernández, Mateo Gualtero y
Pedro Rodríguez, se dio en esta real Audiencia petición en que en efecto se pidió se
sustentase la población dela dicha villa, y por los señores Oidores de ella se me
remitió con todo lo demás que había sobre esto para que yo proveyese lo que
conviniese, y por mí vistos todos los autos de la dicha causa, di y proveí en la dicha
razón un auto del tenor siguiente:
"En la ciudad de Santafé, a treinta y un días del mes de julio de mil quinientos setenta
y dos años, el muy ilustre señor doctor Venero de Leiva, del Consejo de Su Majestad, su
presidente e Gobernador en la Real Audiencia de este Reino, habiendo visto esta
petición y todo lo demás contenido en este proceso, y atento la remisión que le fue fecha
a Su Señoría por esta Real Audiencia, dijo que en el tiempo que Su Señoría estuvo en la
ciudad de Tunja, por el Cabildo della y por otras personas, vecinos y moradores de la
dicha ciudad, le fue pedido y suplicado diese licencia e comisión para poblar la dicha
villa en la parte más comodada y necesaria a la dicha población y entendiendo convenir
ansí al servicio de Dios y de Su Majestad, y bien dela dicha ciudad y moradores de ella,
dio la dicha licencia y comisión y mandó fuesen a señalar el asiento della al Corregidor
de la dicha ciudad y a un Alcalde y dos Regidores della los cuales, en cumplimiento de
lo susodicho, viendo lo que más convenía, señalaron y poblaron la dicha villa de Santa
María de Leiva, en la parte y lugar que les pareció más conveniente, y han hecho y
fundado iglesia y señalado solares, plaza y picota, y muchas personas tienen ya
poblados los tales solares. Y fecho esto, Su Señoría ha entendido que algunas personas,
por sus particulares intereses y por otros fines y respetos que les han parecido, han
23
querido contradecir la dicha población, y con mucha instancia Su Señoría se ha
informado ansí de los religiosos como de otras personas principales de la dicha ciudad,
si la dicha población es conveniente o no, y todos o la mayor parte del Cabildo le han
dicho e certificado y le han escrito muchas cartas, que conviene mucho que la dicha
villa de Santa María de Leiva se pueble y pase adelante su población, y que de ello Dios
Nuestro Señor y Su Majestad serán servidos, y muchos vecinos y personas miserables,
que ya tienen en la dicha villa sus solares y estancias, serán remediados. Por lo cual a
Su Señoría le parecido ser cosa justa y necesaria que se pueble la dicha villa, por tanto,
mandaba y mandó que hasta que Su Señoría vaya a ver en persona la dicha población y
asiento y lugar de la dicha villa y lo que está edificado y hecho y todo lo demás que
convenga a servicio de Dios y de Su Majestad, y bien de la dicha ciudad de Tunja y de
la dicha villa y moradores della, y entendía si hay algún daño, viesen perjuicio notable
de algún vecino o naturales dela dicha Provincia, o Su Señoría envíe persona de ciencia
y experiencia que lo vea y entienda, no haya mudanza, ni la dicha villa sea despoblada,
ni sean inquietados los vecinos y moradores que en ella están, porque siendo en
perjuicio de algunas personas, así pobladores como naturales, como sea cosa de
momento porná (sic), remedio en ello, mandándola apartar y poner donde no sea ni se
cause el dicho perjuicio, y no le habiendo se dará tierras y estancias donde pueden vivir
y trabajar los tales labradores vecinos de la dicha villa, por ser la cosa más necesaria
que hay en este Reino, porque con mucha brevedad y dentro de treinta días saldrá Su
Señoría a lo ver y proveer o enviar persona a ello, porque puedan edificar y trabajar
en las heredades y estancias que se les dieren, y así se guarde y cumpla lo que en este
auto quedado, hasta tanto que, como dicho tiene, Su Señoría, lo vea y provea o la
persona o personas que para ello nombrare, y así lo mandó que lo cumplan todos, so
pena de mil pesos para la Cámara de Su Majestad, por convenir tanto al servicio de Su
Majestad y aumento de su patrimonio real, y lo firmó el doctor Venero.
"Por ende, para que lo sea notorio, vos, mando que sin embargo de los demás
proveimientos que he hecho en esta causa, que os son notorios, veáis el dicho auto suso
incorporado y lo guardéis y cumpláis los unos y los otros, so las penas en él contenidas.
Fecha en la ciudad de Santafé, treinta y uno de julio de mil quinientos y setenta y dos
años. El doctor Venero -por mandato de Su Señoría, Francisco Velásquez”.
“Siguióse a esto la contradicción por un Juan de Barrera interesado en el sitio por
tener en él sus sementeras de trigo y encomendados los indios del pueblo de
Saquencipá.48
Fue bastante ésta y otros inconvenientes que se propusieron y aun
agravios de algunos que juzgaron habérseles hecho en la repartición de los solares,
para que el mismo presidente ante quien se propuso, mandase sobreseer y que no
pasase adelante la dicha población, como se hizo; aunque fue la suspensión del
efecto por poco tiempo, pues luego el mismo año de mil y quinientos y setenta y dos,
a doce de agosto, se le despachó provisión al contador Juan de Otálora49
que iba a
48 Por la oposición del encomendero de Saquencipá y Monquirá, Juan de la Barrera, y de otros vecinos
fue suspendida la fundación hasta el 12 de agosto del mismo año (1572). Se despachó comisión al
contador Juan de Otálora, para que fuese a Saquencipa a hacer las averiguaciones del caso y tomara las
providencias para confirmar la fundación.
49
Otalora fue encomendero de Iguaque.
24
tomar residencia y gobernar en su lugar por haber acabado su oficio el Fernando
Jiménez de Villalobos, para que vistos los inconvenientes que se oponían a la
población de la villa, juzgase si eran bastantes para que cesase y si no dispusiese
cómo pasase adelante y repartiese de nuevo, sin agravio de nadie y a satisfacción de
todos los que allí se pudiesen avecindar, solares para sus casas y huertas”.50
“Llegó el Otálora con estos recados al sitio y pareciéndole no ser de
consideración lo que alegaba el Barrera y que era razonable poner el bien común al
particular suyo, habiendo dado por nulas las reparticiones primero de tierras y
solares hechas por su antecesor, por los inconvenientes que halló, a quince de
diciembre del mismo año confirmó la población de la Villa con el mismo nombre y
sitio, aunque un poco más arrimado a la singla, señalando de nuevo solares, así para
la iglesia, hospital y un convento para nuestra Orden para que los vecinos que ya
estaban asignados para comenzar a poblarla, entrando también en esta cuenta y
como más principales, los vecinos de la ciudad de Tunja y Vélez que tuviesen indios
encomendados en su comarca y quisiesen edificar casas en la misma villa en qué
vivir el tiempo que les pareciese. Con que se comenzó a poblar luego de tres suertes
de españoles solteros, que fueron un Juan García Machado, Andrés de León,
Antonio Cabrera de Sosa, Hernando de Rojas, Joanes de Azpeitia, Antó de Lope, Diego
Agudelo, Diego Hernández y otros que se pueden ver en los libros de su fundación.
Casados: Juan Garcia de Casasola, Jerónimo Maldonado, Juan Alemán, Pedro
Ibáñez, Cristóbal de Estrada y otros. Encomenderos: el padre Fray Vicente de
Requesada de la orden de San Agustín, conquistador, que era encomendero de
Moniquirá, el capitán Gregorio Suárez de Deza, Pedro Rodríguez Carrión, Juan
Barrera, Antón de Santana, Diego Garcia de Zárate, encomendero de Sáchica y Diego
Alfonso”. 51
Ratificación y Rectificación
“En la villa de Nuestra Señora de Leiva, a catorce días del mes de diciembre de mil
quinientos y setenta y dos años, ante el ilustre señor Juan de Otálora, Contador de Su
Majestad, Corregidor y Justicia Mayor y Juez de residencia en las ciudades de Tunja,
Vélez y Pamplona y otras partes, y por ante mí, Diego de la Peña, Escribano de Su
Majestad; Antonio Cabrera de Sosa, vecino de esta dicha villa y Alcalde Ordinario en
ella, por Su Majestad, presento el mandamiento de suso del señor Presidente y
presentado el dicho señor Corregidor, mandó que se junte con los demás autos fechos y
que se hicieren sobre los negocios tocantes a esta villa para que provea sobre todo lo
que más convenga al servicio de Su Majestad, conforme a lo que Su Señoría manda.
Fui presente Diego de la Peña. Inserto el auto para que lo guarden sobre la villa de
Leiva:
"En la villa de Nuestra Señora de Leiva, a catorce días del mes de diciembre de mil
quinientos y setenta y dos años, el ilustre señor Contador Juan de Otálora, Contador de
50
Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales. 51
Ibid.
25
Su Majestad, Corregidor y Justicia Mayor y Juez de Residencia en las ciudades de
Tunja, Vélez y Pamplona y Río de Oro, por Su Majestad, habiendo visto la primera
fundación hecha por comisión del muy ilustre señor doctor Venero de Leiva, Presidente
y Gobernador deste Nuevo Reino de Granada, desta dicha villa de Nuestra Señora de
Leiva, por el Capitán Hernando Suárez de Villalobos, Corregidor que fue dela dicha
ciudad de Tunja y Vélez y Miguel Sánchez Alcalde Ordinario de la dicha ciudad de
Tunja, y Francisco Rodríguez y Diego Montañes, Regidores della y exceso que parece
por los autos de la dicha fundación que hubo cuando fundaron esta dicha villa en el
repartir de los solares, huertas y tierras, por no haberse guardado el tenor y orden y
justificación que Su Señoría les había dado en la comisión que para ello les dio y el
grande número que de personas a quien se repartió la tierra, que aunque todo este valle
de Saquencipá y Monquirá, y Sáchica y Suta, toda la demás tierra comarcana estuviera
despoblada de indios y de vecinos encomenderos, no se pudiera cumplir ni hubiera
tierras para dar a tantas personas como avecindaron en esta dicha villa y usando de la
comisión que Su Majestad y Su Señoría en su real nombre le dan a Su Merced del dicho
señor Corregidor y Justicia mayor, para fundar y confirmar la fundación dela dicha
villa y quitar y remover siendo necesario todo lo que estuviere proveído fuera de orden
y con excesos y en perjuicio de tercero. Habiendo visto la información y autos y visita
que Su Merced ha hecho personalmente de todas las tierras y todo lo demás que en el
caso se debía ver, y habiendo practicado y tratado y conferenciado sobre ello con
personas de ciencia y conciencia, y experiencia, en la tierra, sin pasión ni sospecha,
sobre lo que se debe hacer cerca dela dicha fundación y repartimiento, y proveimiento
de los solares, huertas y tierras, dijo: que declaraba, y declaró la fundación desta dicha
Villa de Nuestra Señora de Leiva estar bien fundada en la parte y lugar donde los
dichos Justicia y Regimiento la fundaron, y la confirmaba y confirmó en nombre de Su
Majestad, y la aprobaba y la aprobó.
En cuanto a la dicha fundación de la dicha villa, y en cuanto al repartimiento de los
dichos solares, huertas y tierras, por las causas y razones susodichas, declaraba y
declaró todos los proveimientos hechos de las dichas tierras, huertas y solares por
ningunas y de ningún valor y efecto, para proveerlo de nuevo, conforme a la comisión
de Su Señoría, y por la orden della y de la instrucción que Su Majestad tiene dada para
la fundación y repartimiento de tales villas que se fundan y pueblan en estas partes de
Indias, que Su Señoría le entregó como si nunca se hubieren proveído para proveerlos
de su mano en personas beneméritas, que de suso irán nombradas, y declaradas
conforme a la dicha comisión e instrucción de Su Majestad.52
Los cuales son los siguientes: los casados, que han de ser vecinos de esta villa y se les
ha de repartir solares y huertas y tierras son los siguientes:
Juan García de Casasola; Jerónimo Maldonado; Juan Alemán, trajo mandamiento del
señor Presidente; Pedro Ibáñez de Larrahondo; Cristóbal de Estrada; Francisco Pérez;
52 Se determinó anular el anterior repartimiento de solares, huertos y tierras en su totalidad, y se
procedió a elaborar un nuevo listado de vecinos, discriminándolos en dos grupos: casados y
solteros, a los cuales agregó los nombres de unos pocos encomenderos de Tunja y Vélez. Los nuevos
vecinos fundadores de la Villa sólo alcanzaron a sumar 27 cabezas de familia.
26
Alonso Domínguez; Juan Pérez, platero; Simón Rodríguez; Juan de Orozco; Pedro
Gómez; Pedro Hernández; Doña María de Sanabria, viuda.
Los solteros que han de ser vecinos de esta villa de Nuestra Señora, a quien (es) se les
ha de repartir solares y huertas y tierras de pan, son las siguientes:
Juan García Manchado, Andrés de León, Antonio Cabrera de Sosa, Hernando de Rojas,
Joanes de Aspeitia, Antón de Lepe, Diego Hernández, trajo mandamiento del señor
Presidente; Gonzalo Rodríguez, Mateo Gualtero, Juan de Arciniega, Juan Durán,
Miguel de Partearroyo, Juan Rodríguez Morales, hijo de Francisco Rodríguez, vecino y
Regidor de la ciudad de Tunja.
Los vecinos encomenderos de la ciudad de Tunja, que tienen sus indios en la comarca
de esta dicha villa, a quien (es) se les ha de proveer vecindad de solar y huertas, son los
siguientes:
el Padre Fray Vicente de Requexada53; el Capitán Gregorio Suárez de Deza; Pedro
Rodríguez de Carrión; Juan Barrera; Antón de Santana; Diego García Zárate; Diego
Alfonso.
Los vecinos de la ciudad de Vélez, que tienen sus indios en esta comarca, que se han de
avecindar con solares y huertas en esta villa, son los siguientes:
Luisa de Latorre, viuda; Juana de Mayorga; Pero Francisco ( no lo quiso y proveyóse
a Francisco... de Jerena).
Todos los cuales dichos labradores, casados y solteros y viudos, vecinos encomenderos
de las ciudades de Tunja y Vélez, de suso nombrados y declarados por la orden
susodicha, los nombro y declaro por vecinos de esta dicha villa y primeros pobladores
della, reservando como reservó en mí de proveereles los solares, huertas y tierras de
vecindad en las tierras vistas y señaladas en las comarcas desta villa, sin perjuicio
notable, conforme a la disposición de la dicha tierra, a los dichos casados y solteros que
no son encomenderos, y a los encomenderos comarcanos susodichos, tan solamente
solares y huertas, conforme a la dicha comisión de Su Señoría, del dicho señor
presidente, en instrucción de Su Majestad, y ansímismo reserva en mí de proveer a los
susodichos de algunos baldíos, sin perjuicio de tierras para ganados, y a otras personas
lo demás que me pareciere ser conveniente y necesario al servicio de Dios Nuestro
Señor y de Su Majestad, y bien perpetuidad desta dicha villa y atento a la cortedad y
estrechura de la tierra y falta grande de tierras que hay en estos valles para poder
proveer sin perjuicio no embargante que ha habido y hay muchas personas que han
53
Nacido en Zaragoza, España, en 1502. Fue capellán de Nicolás de Federmán. Asistió a la
fundación de Tunja en 1539 y fue su primer cura. En 1541 participa con Hernán Pérez de Quesada
en la “búsqueda del Dorado” por los Llanos orientales y el Putumayo. Fue cura de Sámaca, Foaca y
Coromoro. En 1569 le arrebata tierras a los indígenas de Moniquirá. Murió el 20 de julio de 1575 en
Villa de Leyva y enterrado en el presbiterio de la iglesia mayor de Tunja. Algunos historiadores le
atribuyen la fundación del Convento de San Agustín en la Villa, lo cual no puede ser cierto, puesto que la
segunda fundación de Villa de Leyva fue en 1585.
27
pretendido avecindarse en esta villa y que se les diesen tierras, no han nombrado ni
proveído más vecinos de los nombrados, porque aun para ellos ha de haber poca tierra
y muy tasada y así lo declaró, y proveyó y mandó por este auto, que firmo- Juan de
Otálora- Fui presente, Diego de la Peña”.
Medición y adjudicación de huertas 54
“En la villa de Nuestra Señora de Leiva, a catorce días del mes de diciembre de mil y
quinientos y setenta y dos años, yo, Diego de la Peña, Escribano de Su Majestad, leí y
notifiqué el auto de suso contenido a Antón Cabrera de Sosa, Alcalde Ordinario por Su
Majestad, y vecino desde dicha villa, en presencia de otros vecinos de esta dicha villa,
en su persona, testigos, Cristóbal de Estrada y Pedro Francisco y Mateo Gualtero,
vecinos y estantes en esta dicha villa. Fui presente, Diego de la Peña”.
"Después de lo susodicho en este dicho día y mes y año susodichos, por presencia del
dicho señor Corregidor, los dichos Andrés de León y Antón de Cabrera de Sosa y el
dicho Francisco Pérez, y por ante mí el dicho Escribano, asistiendo a ello por su
persona, Joan Barrera, vecino desta dicha villa, fueron en los términos desta dicha, y en
sus alrededores, a medir y midieron cuarenta huertas para dar a los vecinos della, lo
cual se midió por el orden como se contiene en la traza y papel que se sigue:
"Después de lo susodicho en este dicho día e mes y año susodichos, Su Merced del
dicho señor Corregidor y Justicia Mayor, visto que en la parte y lugar que Su merced
mandó se midiesen las huertas, no hubo más que veinticinco huertas medidas de la una
banda y de otra y del arroyo, mando que las demás que se faltasen hasta número de
cuarenta, tan solamente aunque por el primero Auto mandó medir cincuenta, se midan
desde el Molino de Joan Barrera, hasta las peñas y pedregales fronteros, por donde va
el camino que va desta villa a los pueblos de Monquirá y Saquencipá, en tres hileras
dellas que cupieron de cinco en cinco, con que se acabaron de medir al dicho número
de cuarenta huertas, conforme a la traza de esta otra parte, asistiendo a ello con Su
Merced del dicho señor Corregidor el dicho Juan Barrera, las cuales dichas huertas se
reparten entre los dichos vecinos a la forma y manera siguientes:
Juan García Casola, 1; Jerónimo Maldonado,2; Pedro Ibañez de Larrahondo, 3, hizo
dejación, dióse a Juan Sánchez, hijo de Miguel, vecino de Tunja; Peña, 4; Cabrera de
Sosa, Andrés de León,5; Juan Manchado, 6; el Padre Requexada, 7; el Capitán
Gregorio Suárez, 8; Juan Alemán,9; Gonzalo Rodríguez, 10; Diego Hernández,11;
Mateo Gualtero, 12; Juan Durán, 13; Diego Agudelo, 14; Antón de Lepe, 15; Miguel de
Partearroyo, 16; Pero Gómez, 17; Juan de Orozco, 18; Alonso Dominguez, 19;
54
Otálora repartió 215 fanegas de sembradura entre nueve personas de las que se habían avecindado
en la Villa como labradores, entre otros a Elvira Báez, viuda de Juan de la Barrera en cuyas
estancias de Sacrencipá (Saquencipá) se había llevado a cabo la fundación (Poblaciones Boyacá, t.
2. f. 340 r. ss.) Los alcaldes Andrés de León y Antonio Cabrera y Sosa, conjuntamente con el
encomendero de Suta, Antón de Santana y el Regidor Antón de Lope y el alarife y medidor Francisco
Pérez trazan las calles y miden las cuarenta huertas, de 4 solares cada una, más los campos y ejidos .
28
Francisco Min de Xirena,20; Francisco Pérez, 21; Pero Hernández, 22; Juan de
Aspeitia, 23; Simón Rodríguez, 24; Fernando de Rojas, 25; Pero Rodríguez de Carrión,
26; Doña María de Sanabria, viuda, 27; Luisa de la Torre, 28; Juan de Mayorga, 29;
Diego Gaviria Zárate, 30; Antón de Santana, 31; Diego Alfonso, 32; Cristóbal de
Estrada, 33; Francisco P de Morales, hijo de Fco. P., 34; Juan Pérez, 35; Juan de
Arciniegas, 36.
las cuales dichas huertas y cada una dellas, según y de la manera que de suso van
declaradas, deslindadas y medidas, dijo que proveía y proveyó, y daba y dio en
vecindad juntamente con los dichos solares señalados en la traza del dicho pueblo a las
personas de suso contenidas y declaradas, para que las tengan y posean y labren y
poseen como tales vecinos en nombre de Su Majestad, reservando, como dijo que
reservaba en sí, de proveer en vecindad las demás huertas y solares y tierras que se
hubiesen de proveer a personas beneméritas como a Su Majestad le pareciere convenir
al servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Majestad, y bien perpetuidad desta villa, y
con protestación de que en acabado de proveer y repartir las tierras de la labor del
pan, sobre todo de proveer los gravámenes y condiciones contenidas en la comisión que
Su Merced tiene de Su Señoría del dicho señor Presidente, debajo de las cuales ha
proveído los dichos solares y huertas y proveerá y repartirá las dichas tierras, y así lo
proveyó y mandó por este Auto, que firmo, Juan de Otálora. Fui presente: Diego de la
Peña.
Proveimientos que se hicieron de otras cuatro huertas que quedaron por proveer de las
cuarenta que se midieron, las cuales se proveyeron en las personas, y en la manera
siguiente:
Diego del Aguila, 37; Duarte López, 38; Hernando Ortiz, 39; Alonso Pérez, 40;
Francisco Calderón de la Barca, Juan García, casa sola; Juan Alemán, Jerónimo
Maldonado, Juan Pérez Platero, Elvira Báez, mujer de Juan Barrera; Doña María
Sanabria, el P. Requexada, Antón de Lepe, Antonio Cabrera de Sosa, Alonso
Domínguez y Juan Durán, Fernando de Rojas, Joanes de Aspitia, Pero Gómez, hizo
dejación dela tierra, pero Hernández, Juan García Machado, Cristóbal de Estrada,
Francisco P. de Morales, Andrés de León, Francisco Pérez, Miguel de Partearroyo,
Diego Agudelo, Alonso Pérez, Hernando Ortiz, Pedro Ibañez, hizo dejación, y Juan de
Arciniegas, Diego Hernández, Mateo Gualtero, Gonzalo P., Simón P., Juan de Orozco,
Sebastián López de Castilblanco.
"Todos los cuales dichas tierras, huertas y solares de suso,55 contenidas y declaradas
en los apuntamientos y visitas y traza del pueblo de suso en estos autos contenidos, por
55
El cabildo de Tunja, a 11 de noviembre de 1585, en uso de la Cédula de 1 de octubre de 1568 que
autorizaba a cada Provincia, precisó así las medidas de la tierra: Estancia de pan sembrar: 700 por 1000
varas. Estancia de ganado menor: 1000 por 2000 varas. Estancia de ganado mayor: 2000 por 4000 varas.
Un solar: 23 varas por lado, en cuadro. Una cuadra: cuatro solares (92 varas por lado en cuadro) Una
huerta o asiento de Tenería: una cuadra. Un asiento de Tejar: dos cuadras. La Audiencia modificó la
estancia de ganado mayor: 1500 por 3000 varas; y así lo aprobó Su Majestad. (Archivo General de Indias,
Santafé 66)
29
virtud de la comisión que Su Merced tiene de Su Majestad y del dicho señor Presidente,
en su real nombre los da, provee y señala a cada uno de los dichos vecinos por Su
Merced nombrados, según y de la manera que en los dichos apuntamientos y trazas se
contiene, para que los tengan y posean en nombre de Su Majestad, como cosa suya para
ellos y para sus herederos y sucesores, contando que dentro un año primero siguiente se
han obligado a edificar sus casas y solares para que la villa quede poblada conforme a
la traza y que dentro del mismo año labren y cultiven las dichas huertas y tierras y que
dentro de otros cinco años cumplidos, primeros, siguientes después de pasado el dicho
año de la labor y edificación, hagan vecindad en la dicha villa, y que no puedan vender
ni vendan, truequen ni cambien ni enajenen por ninguna vía, por sus personas ni por sus
poderes, ni debajo de ninguna color ni condición alguna, las dichas tierras, huertas ni
solares, ni cosa alguna della, so pena que por el mismo caso las tales personas y
vecinos hayan perdido y pierdan las dichas tierras, huertas y solares y todo el derecho y
acción que por los dichos apuntamientos y títulos que dello se le haya dado, tienen en
cualquier manera y quede vaco para que libremente el dicho señor Presidente o Su
Merced, en su nombre, puedan proveer libremente como cosa vaca en personas
beneméritas, que asistan en la dicha villa y hagan vecindad en ella, y labren las dichas
tierras. Y que así mismo la persona o personas que compraren de los dichos vecinos
desta dicha villa de Leiva, las dichas huertas, solares o tierras o cualquier parte de ello,
que comprare, y más la moneda que por ello diere, haya perdido y pierda los solares,
huertas y tierras aplicado para la Cámara y Fisco de Su Majestad, reservando, como
reservó en sí, de proveer y ordenar todo lo demás que le pareciere convenir al servicio
de Dios y de Su Majestad, y bien perpetuidad desta villa, y así lo proveyó y mandó por
este Auto, que firmo, Juan de Otálora. Fui presente: Diego de la Peña
Penas a quienes contradigan
" …Y después de lo susodicho, en esta villa de Nuestra Señora Santa María de Leiva,
a los dichos quince días del mes de diciembre del dicho año de mil y quinientos y setenta
y dos años, Su Merced del dicho señor Corregidor y Justicia Mayor dijo:
Que por cuanto, como dicho es, ha fundado de nuevo y confirmado y aprobado
llanamente la fundación desta dicha villa de Nuestra Señora de Leiva, y tomado y
aprehendido la posesión della sin contradicción de persona alguna, en nombre de Su
Majestad y para su Corona y patrimonio Real, para agora y para siempre jamás, sujeta
y sufragana (sic) a la ciudad y de su jurisdicción, como primero se fundó, que mandaba
y mandó que agora ni de aquí adelante ninguna persona, de cualquier calidad y estado
y condición que sea, vecino estante ni habitante, sea osado por ninguna vía ni modo ni
manera de estorbar ni contradecir a los vecinos ni moradores della, ni despoblarla por
ninguna vía, forma ni manera, so pena de muerte natural y perdimiento de todos sus
bienes aplicados para la Cámara y Fisco de Su Majestad, con protestación que las
dichas penas y todas las demás en derecho establecidas, se ejecutarán contra las tales
personas y sus bienes como contra personas discernidoras de Su Majestad y disipadoras
y despobladoras de los pueblos que en Su Real Nombre y para su servicio y Corona y
30
patrimonio real están fundados, como lo está dicha villa; en las cuales dichas penas y
en cada una dellas desde luego los da por condenados en ellas, lo contrario haciendo, y
mandó que este Auto se apregone públicamente en la plaza pública desta dicha villa,
para que venga a noticia de todos, y dello nadie pueda pretender ignorancia, y así lo
mandó por este Auto, que firmo. Juan de Otálora. Fui presente: Diego de la Peña.
Señalamiento de ejidos56
"En la villa de Nuestra Señora Santa María de Leiva, a diez y nueve días del mes de
diciembre de mil y quinientos y setenta y dos años, el ilustre señor Juan de Otálora,
Contador de la Real Hacienda de Su Majestad, Corregidor y Justicia mayor, dijo que
por cuanto en quince días deste presente mes y año suso dicho, por un Auto firmado de
su nombre, que está en este proceso y Autos de la fundación desta dicha villa y baldíos
della, y ansímismo si esta parte de la banda del monte, como van desta dicha villa por
Ejidos, los cuales dichos Ejidos, por estar todos a una banda y desaproporcionado y en
algún perjuicio, dijo que aprobando y confirmando los dichos términos y jurisdicciones,
baldíos, según y de la manera que en el dicho Auto se contiene, y en lo que toca al dicho
Ejido, e mandando y proveyendo como más conviene a la conservación desta dicha
villa, y quitando el perjuicio que del primero nombramiento se seguía, dijo que señalaba
y señaló y daba y dio por Ejido común a la dicha villa, toda la tierra que hay desde una
barranca bermeja, y unos robles que están en una quebrada de agua al pie de la sierra
desta villa, a la banda del monte, pasando un cerrito pequeño de piedras hasta más
abajo del Molino de Juan Barrera, corriendo el río abajo, desde la dicha quebrada
hasta debajo de donde están medidas la postrera acera de las cuatro aceras de huertas,
frontero desta villa, camino de Saquencipá, y de allí, atravesando al cerro de las
piedras, camino de Saquencipá y Monquirá, y todo el dicho cerro de las piedras, aguas
vertientes, a una banda y a otra y el cerro arriba hasta donde fenece en un cerrito
gordo, camino de Tunja, a donde se entra en los términos en redondo desta villa, y más
toda la dicha sierra, desde una banda y desde la otra hasta las minas. y que esto se
tenga y guarde por Ejidos comunes desta dicha villa. Y así lo proveyó y mandó por este
Auto que firmo. Juan de Otálora. Fui presente :Diego de la Peña.
Colocación de rollo y picota
“En la villa de Nuestra Señora de Leiva, a veintiún días del mes de diciembre de mil y
quinientos setenta y dos años, ante el ilustre señor Juan de Otálora y por su mandato,
estando en medio de la plaza pública desta villa, se hizo un agujero en ella, y en él fue
puesto e hincado un estante alto para rollo y picota en que fuesen ejecutados y
castigados los delitos y pecados públicos, el cual dijo que mandaba y mandó poner
porque esta dicha villa, como villa a ella sufragana (sic) y sujeta a ser de jurisdicción
56
Tierras comunales del municipio, destinadas a pastos comunes y como reserva para nuevos solares y
ensanches.
31
dela dicha ciudad de Tunja, hasta tanto que Su Majestad otra cosa provea y mande, y
dello fueron testigos Antonio cabrera de Sosa y Antón de Lepe y Hernando Ortiz y Juan
Barrera y Sebastián Lozano, vecinos y estantes desta dicha villa. Fui presente, Diego de
la Peña.
Términos de jurisdicción
“'Item, dijo el señor contador (Juan de Otálora) que señalaba y señaló por términos y
jurisdicción de la dicha Villa, todas las tierras y cerros y montes y valles que hay desde
el Molino del Desaguadero del capitán Pedro José Patiño de Caro, vecino de Tunja, y
hasta un cerro alto que está más arriba de las minas de Diego de Partearroyo, con
todas las tierras que hay desde el desaguadero hasta esta dicha villa con todo el cerro
grande las dichas minas aguas vertientes hacia las dichas minas y hasta la dicha villa, y
desde el dicho Molino del desaguadero del dicho Capitán Patiño, y cortando derecho
por lo alto de las sierras y valles hacia Tinjacá, derecho por los indios de Antonio de
Castro y Diego Alfonso hasta llegar a la Raya y Páramo de Tinjacá y Chiquinquirá
volviendo por las cumbres y sierras y montañas, viene corriendo por encima de Suta y
Pavachoque y Sorocotá, donde acaba la dicha sierra; y de allí, atravesando el río de
Saquencipá hacia la banda de Guane (Cane), y de Guane devolviendo hacia esta villa
otra vez por las cumbres de la montaña de Turca, aguas vertientes hacia esta banda, y
la otra hasta llegar al río de los Robles, en cuya comarca tiene Pedro Rodríguez de
Carrión, vecino de la ciudad de Tunja, su ganado, el cual reservándole en el dicho
lugar del otro lado del río de los Robles hacia el Arcabuco una estancia de caballería
mayor de ganado, donde tenga, como tiene lugar bastante y conveniente para ello, todo
lo demás desde el dicho río de los Robles a la banda desta Villa hasta el río del Molino
de Juan Barrera, reservando ciertos vallecillos y magamientos que están apuntados
para tierras de pan entre unos cerrillos que están a la vista frontera desta Villa, todo lo
demás señalaba y daba y dio para pastos y ejido común de la dicha villa, y todo lo
demás de suso nombrado y señalado y declarado y deslindado por términos y
jurisdicción y baldíos de la dicha villa, para el y procomún de todos los vecinos y
moradores, estantes y habitantes en ella”.57
Se ratifica la Fundación
"En la ciudad de Santafé del Nuevo Reino de Granada de las Indias del Mar Océano, a
veinte y nueve días del mes de diciembre de fin de el año del Nacimiento de Nuestro
Señor Jesucristo, de mil e quinientos y setenta y dos años, y principio del año e
quinientos y setenta y tres, el muy ilustre señor doctor Venero de Leiva, del Consejo de
57
Libro del Cabildo a fojas 119 según versión en "Relación de la visita de Fco. Antonio Moreno y
Escandón", 5 de septiembre de 1778, f. 945, cita de José Mojica Silva en "Relación de visitas coloniales",
Tunja, 1948.
Posteriormente, en 1586, Iguaque se separó de la villa y se acogió a Tunja; el Corregidor Jove en
compensación asignó a la villa los pueblos de Guachetá y Lenguazaque. En 1745 Tunja y la Villa se
disputan el sitio de Chiquinquirá; y en 1747, la Villa y Vélez litigan por el sitio del Santo Ecce-Homo,
que siempre optó por Vélez.
32
Su Majestad, Gobernador deste Nuevo Reino de granada y de la Real Audiencia dél en
todo su distrito:
Habiendo visto los Autos de suso, fecho sobre la población y fundación de la Villa de
Nuestra Señora Santa María de Leiva, que está poblada en el Valle de Saquencipá,
término e jurisdicción de la ciudad de Tunja, así los fechos ante Su Señoría en la ciudad
de Tunja, como los que después hicieron el Cabildo, Justicia y Regimiento de aquella
ciudad, como también lo que agora últimamente ha fecho el Contador Juan de Otálora
por comisión de Su Señoría, y vistas las averiguaciones e informaciones fechas sobre la
dicha fundación e población de la dicha villa, por el suso dicho y apuntamiento y
repartimiento fecho de las tierras, huertas y solares della, e considerando el servicio
que a Dios Nuestro Señor y a Su Majestad se sigue de la fundación de la dicha villa, y
el remedio a los españoles y naturales della y de su comarca, por ser como es la parte y
lugar y asiento a donde la dicha villa está fundada, el mejor de todo este Reino, y más
excelente para conseguir la salud humana, en ser temple no frío ni caliente, y tierra
dispuesta e aparejada para coger en ella como se cogen e dan todas las frutas de
castilla, y desta tierra, que se dan en todas las partes deste Reino, y lugar de mucha
abundancia de aguas y leñas y muy buenas, y los demás materiales para el edificio y
ornato, sustento y permanencia de dicha villa, e visto asímismo que la tierra que les está
adjudicada y repartida a los vecinos de él, es la mejor que hay en todas estas partes de
las Indias y en los reinos de España, para pan coger, porque todo lo que en este Reino
se coge, lo mejor de él es de aquel valle, y que en las dichas tierras los vecinos de
aquella villa y en cada un año cogerán de veinte mil anegas de trigo para arriba, de
que se seguirá un bien general y universal para todo este reino y distrito de esta Real
Audiencia, y visto asímismo que un cuarto de legua dela dicha villa están descubiertas
ha muchos días minas de plata muy buenas, las cuales con la fundación della, se han de
seguir, labrar y beneficiar, porque ha muchos años que están descubiertas, y por no
haber tenido efecto la dicha fundación, no se han beneficiado hasta agora, de donde se
espera grandísimo crecimiento de aumento los quintos reales e mucho remedio e
aprovechamiento para todos los vecinos estantes e habitantes deste reino.
Y asimismo considerando el bien espiritual e temporal que la dicha población e
fundación de la dicha villa se ha de seguir a todos los naturales de aquella comarca,
porque con el trato y conversación de los xpianos bernan (sic), más presto en
conocimiento de nuestra santa fe católica e doctrina e policía xpiana, y que los dichos
naturales han de vender a los vecinos de la dicha villa todos sus rescates de leña, yerba,
maíz, gallinas, huevos, frutas e otras muchas cosas que han de ser muy aprovechados
como lo son todos los destas comarcas de Santafé e Tunja e las demás destas partes de
Indias que están cercanos a los pueblos de xpianos, e visto asimismo el remedio que se
sigue a los pobres labradores españoles a quien está repartida la dicha villa e los
inconvenientes y daños que cesan dela dicha fundación, de que ya hubo muestras el año
pasado en la conspiración que se intentó en este reino, que Su Señoría fue a remediar e
apaciguar a la ciudad de Tunja.
Y visto que si alguna contradicción ha habido hasta aquí sobre la fundación de la
dicha Villa, ha sido por algunos vecinos que tienen sus indios a repartimiento en la
comarca della, solo ha sido por su interés particular, entendiendo que con la dicha
33
fundación, e población sus granjerías e labranzas habrán de venir a valer en muy más
bajos precios de los que hasta aquí lo ha vendido, porque con lo que cogieren los
vecinos dela dicha villa, ha de haber baja general en todo el Reino de los
mantenimientos de que a los dichos vecinos se les ha de seguir no vender las dichas sus
labranzas e cosechas, como quisieran, según lo han fecho hasta aquí e visto que a los
dichos vecinos ni a sus indios no se les han tomado ni quitado tierras de que reciban
notable daño porque a los dichos indios no se les ha tomado tierra que hayan labrado
perpetuamente, ni a sus encomenderos ningunas labranzas e que si alguno alguna parte
se le ha quitado ha sido poco y a cada uno le queda seis veces más que conforme a la
tasa ha menester con las cuales sus labranzas, sus encomenderos molestan y fatigan a
los dichos sus indios, en lo cual Su Señoría proveerá de remedio conveniente.
Por tanto, visto y considerado todo lo susodicho, como consta e parece por los autos
de suso, Su Señoría dijo que loaba, y loa y aproba (sic), y aprobó y de nuevo
confirmaba e confirmó todo lo fecho y actuado por el dicho Contador Juan de Otálora
sobre la fundación e población de la dicha villa de Nuestra Señora de Leiva, y si es
necesario de nuevo Su Señoría la funda y puebla y la pone y junta con el patrimonio e
Corona Real de Su Majestad, para quien y por quien Su Señoría la puebla e funda y
confirma, y el repartimiento y apuntamiento de vecinos solares y huertas y tierras
fechos por susodicho, por la comisión de Su Señoría, al cual su Señoría manda mida
las dichas tierras a los vecinos, según e como él a cantidad que a cada uno tiene
apuntado, y en todo haga conforme a la dicha comisión, lo que más convenga al
servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Majestad, y bien e perpetuidad de la dicha villa
e vecinos e moradores della, reservando, como reservó Su Señoría, de proveer más
cantidad de vecinos si le pareciere convenir a la permanencia de la dicha villa -El
doctor Venero de Leiva. Fui presente, Diego de la Peña”. 58
Auto para el mercado
"En la villa de Nuestra Señora de Santa María de Leiva, a veinte y siete días del mes
de enero de mil y quinientos y setenta y tres años, el ilustre señor Juan de Otálora,
Contador de la Real Hacienda de Su Majestad, Corregidor y Justicia Mayor en la
ciudad de Tunja, Pamplona, Vélez y Río del Oro, y esta villa por Su Majestad, dijo que
teniendo consideración al grande y excesivo trabajo que los indios de Sáchica y
Saquencipá, Monquirá y Suta, y Tinjacá de Juan Maldonado, y Tinjacá de Antón de
Hoyos, y Tinjacá de Diego Alfonso, y Tinjacá de Antonio de Castro y Chiquisa de Pero
etc. de León, Iguaque de Pero etc. de Carrión y Turca de Gonzalo de vega, y Sorocotá
de Joan de Mayorga, padecen en irse a alquilar a la dicha ciudad de Tunja; por estar a
cuatro y a cinco leguas y otros a seis y siete de la dicha ciudad de Tunja y por ir como
van los dichos indios cargados con leña y otras cosas, desde los dichos sus pueblos a la
dicha ciudad de Tunja, los cuales Su Merced ha visto por vista de ojos, que lo cual
padecen grande y excesivo trabajo, por lo cual muchos de los dichos indios enferman y
otros mueren con la pesadumbre de las dichas cargas, lo cual es justo remediar.
58
Providencia del Presidente Venero de Leyva al ratificar los Autos del Corregidor.
34
Y porque todos los dichos indios están dentro de dos leguas de la comarca desta dicha
villa, de las que más lejos y otros a legua y algunos a media legua, y por obviar las
dichas molestias y extorsiones, y también porque esta villa y los vecinos della sean
ayudados con el servicio de los dichos indios para sus edificios y labores, y por el bien
que dello a los dichos naturales, se sigue, mandaba y mandó que agora y de aquí
adelante y hasta tanto que Su Majestad o Su Señoría el señor Presidente otra cosa
provea y mande, de que todos los indios que los caciques de los dichos pueblos envíen y
son obligados a enviar alquilar a la dicha ciudad de Tunja, vengan desta dicha villa y
en ella se alquilen por el tiempo y precio que en la dicha ciudad de Tunja, ante Juan
Barrera, Teniente de Corregidor de Su Merced en esta dicha villa, para que con el
ayuda dellos las labores y edificios desta villa vayan adelante, y mando que los dichos
sus encomenderos ninguno dellos no impida el venirse a alquilar los dichos indios antes
para esto les den todo favor y ayuda, so pena de doscientos pesos de buen oro, para la
cámara e fisco de Su Majestad, en los cuales les daba y les dio por condenados en ellos
lo contrario haciendo.
Y para que esto venga en efecto, mandó que se den mandamientos para que los indios
ladinos vayan y traigan ante Su Merced todos los dichos caciques, para que venidos Su
Merced les dé a entender lo que han de hacer acerca de lo susodicho, para que venga a
efecto, y así lo mandó por este auto que firmo.
"Otrosí dijo que mandaba y mandó que el mercado que por los naturales de esta
comarca se acostumbra hacer en la loma que está entre Monquirá, Suta y Saquencipá,
de hoy en adelante, se vengan a hacer y hagan en la plaza pública desta dicha villa,
para que demás de que en el dicho mercado serán más aprovechados de se hacer en
esta dicha villa, conviene que los dichos indios le hagan según dicho es, en la dicha
plaza, para estar más cerca de la Justicia Real de Su Majestad, que los defienda y
ampare y tenga en paz y en justicia de cualquier agravio que les fuere fecho ansí por
los españoles como por otros naturales, lo cual ansí cumplan los dichos encomenderos y
no lo impidan, antes para ello de todo favor y ayuda, so la dicha pena y los caciques
indios lo cumplan y ejecuten, so pena de doscientos azotes al que lo contrario hiciere-
Joan de Otálora- Fui presente, Diego de la Peña”.
Auto para la iglesia
“ En la Villa de Nuestra Señora de Leiva, del Nuevo Reino de Granada, de las
indias del mar océano, a veinte y nueve días del mes de enero de mil quinientos y
setenta y tres años, el ilustre Contador Juan de Otálora, Corregidor y Justicia Mayor
de la ciudad de Tunja, Vélez y Pamplona y Río de Oro, por Su Majestad, dijo que
por cuanto esta dicha villa está fundada y avecindada y repartidos tres solares y
huertas, como consta por los autos de suso, de que Dios Nuestro Señor y Su Majestad
han sido servidos, y los vecinos de esta villa y naturales, de esta Provincia han
recibido beneficio de ello, y atento que esta dicha villa se fundó en el nombre de
Dios Nuestro Señor y de su gloriosa y bendita Madre, y que para que en ella vaya
su servicio delante y se celebre el culto divino, y los fieles cristianos sean edificados
como tales, mandaba y mandó a la Justicia y Regimiento y vecinos de la dicha
35
villa se junten en su Cabildo a Concejo abierto y repartan entre ellos cómo con
el favor y ayuda de todos se haga la iglesia de esta dicha villa con la mayor
brevedad y diligencia y calor posible, como tan santa y cristiana y necesaria
obra se requiere; y repartan también alguna cosa para el edificio de ella a los
caciques de los repartimientos comarcanos, pues de ello han de recibir beneficio
espiritual y temporal, y donde han de ser edificados, industriados y doctrinados en la
doctrina cristiana y las demás cosas tocantes a nuestra santa fe católica y donde
han de recibir el sacramento del bautismo y los demás sacramentos de la iglesia,
para que con tan buen principio vaya adelante la permanencia de esta dicha
villa, en servicio de Dios nuestro Señor y de Su Majestad y perpetuidad della, y así
lo mando por este auto que firmo. Juan de Otálora Fui Presente. Diego de la
Peña”. 59
Alquiler de los indígenas para la villa
“En el asiento que llaman de los aposentos de la Serrezuela de la encomienda
de Alfonso Díaz vecino de la ciudad de Santafé a doce días del mes de marzo de
mil e quinientos y setenta y tres años el muy ilustre señor doctor Venero de Leiva
del Consejo de Su Majestad y su Gobernador y Capitán General de este Nuevo
Reino de Granada y Presidente de la Real Audiencia de él, habiendo visto los autos
de fundación de la Villa de Nuestra Señora de Leiva que por los mandatos de su
señoría fundó y confirmó y repartió el Contador Juan de Otálora y en los vecinos
y labradores que en la dicha villa señaló y la confirmación y aprobación de su
Señoría hizo de todo ello y todos los demás autos proveimientos y conmutaciones
que de nuevo hizo en la dicha villa el dicho Contador con acuerdo y parecer de
vecinos y principales de la ciudad de Tunja y Vélez y otras personas y todos los
demás que proveyó y ordenó para el sustento, edificación y permanencia de la dicha
villa y las ordenanzas que hizo acerca de la edificación de la iglesia y del
mercado y particularmente para que todos los vecinos de todos los repartimientos
comarcanos a la dicha villa se alquilasen en ella por la orden que se alquilan en
la ciudad de Tunja por mano de Juan Barrera, Teniente del Dicho Contador por la
utilidad y provecho particular que se sigue a los dichos vecinos de la dicha villa y
toda su comarca por reservarlos como se reservan de muchos y intolerantes
trabajos que de alquilarse en Tunja se les sigue de más de la utilidad y
provecho de la permanencia y edificación de la dicha villa de que Dios Nuestro
Señor y Su Majestad han sido y son muy servidos y sus quintos reales se
aumentarán y los naturales de toda la dicha comarca han recibido notable
beneficio y descanso como por experiencia se ha visto conocido y entendido y para
que tan buena obra no cese y vaya muy adelante de nuevo que confirmaba y
confirmó loaba y lo aprobaba y aprobó la dicha fundación y todo lo dicho
actuado, ordenado y proveído acerca de la fundación y permanencia y repartimiento
de la dicha villa fecho y ordenado y mandado por el dicho Contador Juan de
Otálora y todo lo actuad según y como por él está ordenado actuado y mandado
59
En 1604 se venden los dos solares adjudicados para la construcción del templo. El primer cura
fue don Juan Márquez.
36
y en estos autos sin exceptuar y reserva cosa alguna y de nuevo dijo que lo
ponía y puso y junto con el patrimonio real y en la corona real de Su Majestad
para agora e para siempre jamás, y mandaba y mandó que agora y de aquí
adelante se guarde y cumpla y ejecute todo lo ordenado en provecho y
permanencia de la dicha villa y vecinos y naturales della y que los indios de
los dichos valles de la dicha villa y su comarca se alquilen en la dicha villa por
el dicho Teniente por la orden que se alquilan en la dicha ciudad de Tunja como
el dicho Contador lo tiene ordenado y mandado, y mandaba y mandó a los
Cabildos y Justicia y Regimiento de las dichas ciudades de Tunja y Vélez no
vayan ni pasen ni consientan ir ni pasar en manera alguna ni pongan estorbo ni
impedimento alguno a lo contenido e este dicho auto ni a cosa ni parte dello so
pena de cada quinientos pesos de buen oro para la Cámara de Su Majestad a
cada uno que lo contrario hiciere, de más de que se procederá contra ellos y cada
uno dellos y contra quien fuere y viniere contra lo contenido en este dicho auto
conforme a derecho y para la ejecución y cumplimiento del mando al dicho
Contador Juan de Otálora su Teniente de Gobernador y Corregidor y Justicia Mayor
de las dichas ciudades haga guardar y cumplir lo contenido en este dicho auto y
para ello conforme hace de sus mandamientos y en todo ello haga y cumpla y
provea todo aquello que más viere que convenga al servicio de Dios y de Su Majestad
y permanencia y conservación y edificación y bien de la dicha villa y naturales
de toda la dicha comarca y vecinos de ella, y ansí lo mando por este auto que
firmo reservando como reservo ansí de proveer todo lo demás que conviniere al
bien y perpetuidad de la dicha Villa y vecinos y naturales de ella. Fecha tu
supra. Doctor Venero.
Fui presente y testigo – De Aranca.
“Aunque todo Zaquenzipá, Monquirá, Sáchica, Suta y las demás tierra
comarcana despoblada de indios, vecinos y encomenderos, no sería lo bastante
para dar a tantas personas como avecinaron en la Villa.” 60
Carta de Suárez de Villalobos al Rey
“En mi tiempo se ofrecieron cosas muy pesadas, entre las cuales fue, que en
un día hice degollar a Pedro Bravo de Guzmán, uno de los ricos encomenderos
de la ciudad de Tunja, y ahorcar a un su hermano, y ahorcar a doña Inés
Manrique, viuda y se castigaron otros, corporalmente, y sentencié otros a hacer
cuartos, todo en un día, y con estos hice ahorcar otros culpados, y en este
tiempo poblé a Vuestra Alteza una villa de labradores, en términos de la ciudad
de Tunja, que lo uno y lo otro fue causa de haber muchas gentes quejosas, y
fue dios servido que salí bien de mi residencia, sin que se me pusiese demanda
pública ni secreta, ni ningún cargo”.
60
Constancia de la comisión cumplida por Otálora: diciembre 14 de 1573.
37
Pleito por la fundación de la Villa
Provisión real sobre reclamo de Sáchica
"Don Felipe, por gracia de Dios, Rey de Castilla…A vos, el que sois o fuéredes nuestro
Corregidor e Juez de Residencia de la ciudad de Tunja, del Nuevo Reino de Granada e
a vuestro lugar Teniente en el dicho oficio e a los Alcaldes Ordinarios y otras
cualesquier nuestras Justicias y Jueces de la dicha ciudad y de todas las demás
ciudades, villas y lugares del dicho Nuevo Reino de Granada, a cada uno de vos en
vuestras jurisdicciones e a otras cualesquier personas a quien toca e atañe lo en esta
nuestra carta de suso contenido, salud y gracia.
Sepades que Diego de Vergara, en nombre del Cacique del repartimiento de Sáchica
y de Diego García, su encomendero, vecino dela dicha ciudad de Tunja, por petición
que presentó en la nuestra Audiencia y Chancillería Real del dicho Nuevo Reino de
Granada, ante el nuestro Presidente e Oidores della nos hizo relación, diciendo que por
el doctor Venero de Leiva, nuestro Presidente e Gobernador del dicho Nuevo Reino
había sido proveído al Contador Juan de Otálora, Oficial de nuestra Real Hacienda,
para que fuese con su comisión a hacer cierta visita y señalamiento de tierras a ciertos
particulares de una que llamaban Villa de Leiva, que nuevamente decían que se había
poblado junto y cerca del dicho repartimiento de Sáchica, y no embargante que el
dicho proveimiento y comisión no se pudo hacer por ser contra las cédulas y
provisiones nuestras, y que en lo que cerca dello hizo y proveyó, hizo muy grande
agravio y perjuicio a los dichos sus partes y a sus tierras y labranzas que de tiempo
inmemorial a esta parte habían tenido y poseído y tenían y poseían, y todo ello se
presentaba ante nós en grado de apelación, nulidad o agravio y protestó alegar de la
justicia de sus partes en prosecución dela causa, y nos suplicó le hobiésemos por
presentado en el dicho grado, y siendo necesario por no haber apelado ante vos el
dicho Juez, de todo lo que hicisteis y proveísteis en el daño y perjuicio de sus partes,
pidió restitución, la cual se le había de conceder, y les competía por ser menores viudas
y huérfanos, y miserables personas, y que se les diese compulsoria para traer los autos y
emplazamiento contra las partes, a quien tocaba la causa, y que mandásemos a vos el
dicho Contador no diese disposición de ninguna causa de lo que hicisteis, y si la
hobiésedes dado se suspendiese y quedase en este estado hasta tanto que en la dicha
nuestra Audiencia se determinase en vista y revista, atento que le estaba presentando en
el dicho grado de apelación, y no estaba confirmado e como la Nuestra Merced fuese.
Lo cual visto por los dichos nuestro Presidente e Oidores, fue acordado que debíamos
mandar esta nuestra carta para vos y cada uno de vos en la dicha razón, y nos
tuvímoslo por bueno, porque vos mandamos que siendo con ella requeridos por parte
del dicho Diego García o del dicho cacique, dentro de cuatro días primeros siguientes
hagáis sacar y saquéis un estado de todos los dichos autos que vos el dicho Contador
Juan de Otálora hicisteis en cumplimiento de lo a vos cometido por el dicho nuestro
Presidente e Gobernador, y signado y firmado del Escribano, ante quien pasare o en
cuyo poder están cerrado y sellado en pública forma y manera que haga fe lo haced dar
y entregar al dicho Diego García, para que lo traiga y presente en la dicha nuestra
38
Audiencia, que por esta nuestra Chancillería mandamos a los dichos Escribanos que
dentro del dicho término cumplan lo susodicho, so la pena de uso.
Y mandamos que las tierras sobre que esta dicha diferencia de aquella parte del dicho
Diego Garcia y su cacique se ha agraviado y agravia que se le han tomado, dado o
repartido por vos el dicho nuestro Corregidor, no se continúe ni se prosiga ni se
cultiven ni labren, y todo ello cese y se esté en el punto y estado en que estuviere al
tiempo que esta nuestra carta vos fuere notificada y no se innove e cosa ninguna dello
hasta tanto que el dicho pleito que así sobre las dichas tierras está pendiente y se trata
en la dicha nuestra Audiencia, por todas circunstancias se vea y se determine y ninguna
persona vaya ni pase contra lo en esta nuestra carta contenido, ni vos las dichas
Justicias lo consintáis, más antes castigaréis con todo rigor al que contra ello fuere o
viniere, so pena a cada uno de vos y dellos de la Nuestra merced, y de mil pesos de
buen oro para la nuestra Cámara y Fisco, en los cuales les habemos por condenados
cada uno que contra ello fuere o viniere de más de perder el derecho que a ello
pretendieren, a las cuales dichas personas mandamos que del día que esta nuestra
carta le fuere leída y notificada en sus personas, pudiendo ser habidos sino ante las
puertas de las casas de vuestras moradas, diciéndolo o haciéndolo saber a sus mujeres,
e hijos si los han o tienen o a sus vecinos más cercanos, para que se lo digan y hagan
saber y dello no puedan pretender inorancia (sic), diciendo que no lo supieron, hasta
quince días primeros siguientes que les damos y asignamos por todo plazo y término
perentorio, vengan en seguimiento del dicho pleito y causa por sí o por sus
procuradores, con sus poderes, bastante bien instrutos e informados, a la dicha nuestra
Audiencia, a ser presente a la vista dell dicho pleito y causa, y a decir y alegar en él de
vuestros derechos y justicia que se pareciéredes, dentro del dicho término, los dichos
nuestros Presidente e Oidores, vos oirán y guardarán vuestra justicia.
En otra manera, el dicho término pasado, no pareciendo vuestra ausencia y rebeldía
habida por presencia oirán la parte del dicho Diego Garcia y de su cacique, harán y
determinarán en ello lo que hallaren de justicia, sin vos más citar, llamar ni emplazar,
como por esta nuestra carta vos citamos, llamamos y emplazamos perentoriamente, y
vos señalamos y habemos por señalados los estrados reales de la dicha nuestra
Audiencia, donde vos serán notificados los autos y notificaciones que deben ser fechos
en la dicha causa, hasta la sentencia definitiva, inclusive tasación de costas si las ende
hobiere, y todo vos parará tanto perjuicio como si en vuestra presencia se hiciese y
notificasen so pena de la Nuestra Merced y de quinientos pesos de oro para la nuestra
cámara y fisco, mandamos cualquier nuestro Escribano Público o Real que para esto
fuere llamad, que notifique esta nuestra carta y den dello testimonio signado por quien
nos sepamos en cómo se cumple nuestro mandado. Dado en la ciudad de Santafé, a
ocho de enero de mil quinientos e setenta y tres años. Yo, Lope de Rioja, Escribano de
su Católica Real Majestad, la hice escribir por su mandado, con acuerdo del Presidente
e Oidores de su Real Audiencia. Recibida Chanciller Bartolomé de Mázmela .“
El doctor Venero; el Licenciado Cepeda;-Licenciado Angulo; -El Licenciado don Diego
de Narváez.
39
“E luego incontinente, yo el dicho Escribano, leí y notifiqué la dicha Provisión Real de
Su Majestad, de suso contenido al dicho señor Contador Juan de Otálora, Corregidor
susodicho, en su persona e les hice los apercibimientos en la dicha Provisión Real
contenidos, el cual luego la tomó en sus manos y la besó y puso sobre su cabeza e dijo
que la obedecía con el acatamiento debido como carta e provisión de su Rey y señor
natural a quien Dios Nuestro guarde muchos años, y en cuanto al cumplimiento della
como Oficial de la Real Hacienda de Su Majestad e persona que en nombre de Su
Majestad confirmó aquella villa e apuntó e repartió las tierras a los labradores e lo vido
todo por vista de ojos, responderá e informará luego, y clara e abiertamente lo que
conviene al servicio de Dios Nuestro Señor y Su Majestad, y bien y perpetuidad de la
tierra y bien y conservación de aquellos miserables indios naturales de Sáchica, para
que todo visto Su Majestad provea lo que fuere servido e los señores Presidente e
Oidores Justicia, e que sin su respuesta y declaración no se dé testimonio y con ella se
le dé, y firmólo testigos de dichos. Lo cual mandó así cumpla yo el dicho Escribano, so
pena de diez pesos para la cámara de Su Majestad, y mandó asimismo a mí el presente
Escribano, le lleven esta provisión la tasa de los indios de Sáchica, si la tuviere e si no
que se le notifique al dicho Diego García, luego la reciba se junte con esta provisión
para que sobre todo responda y provea lo que sea justicia”.
Juan de Otálora- Ante mí, Juan Ruiz Cabeza de Vaca”.
Provisión Real 61
“Don Felipe, por la gracia de Dios Rey de Castilla (…) A vos el Licenciado
Francisco de Auncibay, nuestro Oidor de la Nuestra Audiencia Y chancillería
Real del Nuevo Reino de Granada…Bien sabéis cómo el doctor Venero de Leyva
(…O pobló una villa en términos de la ciudad de Tunja, que la nombró la Villa
de Nuestra Señora de Leiva sujeta a la dicha ciudad. Y después de esto los
naturales a ella comarcanos la han contradicho diciendo reciben muchos daños y
otros malos tratamientos por les tomar los vecinos de la dicha Villa sus tierras, e
piden se despueblo la dicha Villa, lo cual se contradice por los vecinos della, y
cerca dello se han presentado muchas peticiones en la dicha nuestra Audiencia,
que vista por el nuestro Presidente e Oidor della juntamente con los Autos de la
dicha poblazón, dieron y pronunciaron un Auto firmando de sus nombres del tenor
siguiente.
“AUTO. En la ciudad de Santa Fe a veinte del mes de diciembre de mil e
quinientos y setenta y cuatro años, los señores Presidente e Oidores de la Real
Audiencia de Su Majestad, habiendo visto las peticiones y querellas presentadas
por los Caciques de Sáchica, Saquencipá y Iguaque, encomendados en Pedro
Rodríguez de los Ríos y Diego Garcia y Hernando de la Barrera sobre la
población de la Villa de Leiva que dicen se hizo en sus tierras y labranzas, de que
dicen han resultado muchos daños; e visto ansimismo el proceso que acerca de la
61
Apartes
40
dicha población se ha hecho y las contradicciones e informaciones que las partes
han dado, dijeron que atento a que está proveído por juez de comisión al señor
licenciado Francisc de Auncibay, Oidor de esta Real Audiencia, para el negocio
subcedido entre los dichos caciques del dicho Pedro Rodríguez de los Ríos y
Hernando de Barrera que procedió y tuvo principio por las dichas tierras
comarcanas a la dicha Villa de Leiva; y para entender en el dicho negocio ha de
estar y residir en la dilha Villa de Leiva y ha de ver por vista de ojos las dichas
tierras; por tanto para que cesen tantas quejas y agravios que los dichos indios
dan en esta Real Audiencia y se sepa y entienda si en la población de dicha Villa
recibieron agravio y si se les quitaron sus tierras y labranzas cometían y
cometieron el dicho negocio al dicho señor oidor al cual y a su escribano se le
entregue el proceso y todos los Autos que hay en esta razón, y llegado que sea a
la dicha ciudad de Tunja, así al cabildo della como a los demás vecinos que por
los dichos autos se han mostrado parte en el dicho negocio como al Cabildo de
la dicha villa de Leiva y a los demás caciques y personas que han contradicho la
dicha población y lo contraen, los cite para que ante el dicho señor oidor las unas
partes y las otras pidan, sigan y pretendan su justicia como vieren que les conviene
y les oiga a todos ellos hasta concluir la causa y ansí conclusa habiendo visto por
vista de ojos las dichas tierras, si por el dicho proceso y lo que viere entendiere
convenir al bien y pro de los dichos naturales, suspender las labores y labranzas
que en sus tierras dellos parecieren haberse fecho que sean en su notorio daño y
de sus haciendas, lo pueda hacer, proveer y mandar y aquello se guarde, cumpla y
ejecute sin embargo de cualquier apelación que dello se interponga hasta tanto
que la dicha causa se vea y determine en esta Real Audiencia donde se traerá
originalmente, y los días que en ello se ocuparen, de más de los contenidos en su
comisión lo cobre de los caciques que han pedido se quite a la dicha Villa y de
las demás personas que les pareciere que deban de pagar los dichos salarios
conforme a los autos que se sucedieren y que están hechos. El licenciado
Francisco Briceño, El Licenciado don Diego de Narváez. Fui presente, Francisco
Velásquez. E para que ansí se cumpliese y ejecutase fue por ellos acordado que
debíamos mandar dar esta nuestra carta para vos en la dicha razón y nos
tuvímoslo por bien porque vos mandamos que luego como vos sea entregada o como
quiera que ella supiéredes en cualquier manera con vara de la nuestra justicia que
para el efecto llevéis, vos partáis y vais a la dicha villa y sus términos de
jurisdicción y a las demás partes y lugares do vos pareciere convenir e llegado
que a ella seáis veáis el auto dado y proveído por los dichos nuestro presidente e
oidores e lo guardéis, cumpláis y ejecutéis y hagáis e mandéis guardar, cumplir y
ejecutar como en él se contiene; y en su cumplimiento y ejecución os ocuparéis el
tiempo que fuere necesario, y en cada un día de los que vos ocupáredes, llevaréis de
salario a seis pesos de oro de veinte e dos quilates y medio, lo cual cobraréis
según e de la forma que en el dicho auto se declara, y ansí mismo llevaréis por
escribano ante quien pasen los asuntos que sobre ello hiciéredes a Diego Hidalgo,
nuestro escribano de cámara que fue en la dicha nuestra Audiencia, al cual
nombraréis salario que os pareciere conforme a su calidad, lo cual cobrará de la
forma dicha con más los derechos la escritura que en ello hiciere, para cuya
cobranza siendo necesario haréis las ejecuciones, prisiones, ventas e remates de
bienes que sean necesarios, e mandamos a cualquier nuestras justicias ansí de la
41
dicha Villa como de la ciudad de Tunja e otras cualesquier personas de cualquier
calidad que sean para lo susodicho os den todo favor y ayuda y cumplan y ejecuten
vuestras cartas e mandamientos, y en ello ni en parte dello, embargo ni contrario
no vos pongan ni consientan poner so las penas o penas que de vuestra parte les
pusiéredes, las cuales ejecutaréis en los inobediente que para ello llevar y traer
vara de la nuestra justicia y hacer cumplir todo lo demás en vuestra carta y en el
dicho auto contenido y todo lo demás que para su ejecución se requiera, vos
damos poder y comisión en forma e no fagades ende al so pena de la nuestra
merced. Dada en Santa Fé a veinte y tres de diciembre de mil e quinientos y
setenta y cuatro años.
Yo Francisco Velásquez, escribano de Cámara de su Majestad la fice escribir por
su mandado con acuerdo de su presidente e oidores.
Registrada por el Chanciller. Juan de Otálora
Declaraciones de los indígenas
“que por causa de su proveimiento hizo muy grande agravio y perjuicio a las
tierras y labranzas que de tiempo inmemorial hemos tenido y poseído.” 62
62 Queja del Cacique de Sáchica y su Encomendero García Zárate, quienes acusan ante la autoridad
real las actuaciones de Otálora. Y continúa el dilatado expediente:
Tunja, 26 de diciembre de 1574: Auncibay obedece la Real Provisión.
Tunja, 27 de diciembre de 1574: se notifica la Real Provisión al Cabildo.
29 de diciembre: se notifica a los vecinos de Tunja y de Villa de Leyva, encomenderos, caciques y
capitanes.
Villa de Leyva, 31 de diciembre de 1574: notificación a los vecinos de la Villa.
Villa de Leyva, 15 de enero de 1575: se pregona que el Comisionado Regio está presente, a los
alcaldes ordinarios Francisco Pérez y Alonso Rodríguez; a los regidores Juan de Arciniegas, Juan de
Espetia y Francisco de Mora; al Procurador General Alonso Pérez; y al Alguacil Simón
Rodríguez. El Oidor señala al Notario Diego Hidalgo, salario de 3 pesos oro de 22 quilates y
medio; notificación especial a los encomenderos de Saquencipá, Monquirá, Suta y Sáchica.
15 de enero de 1575: Don Sebastián Cacique de Sáchica y sus capitanes Sisatoque, Siatama y
Suta, en nombre propio y de los indios del repartimiento, del cual es encomendero Diego Garcia
Zárate, dicen que se les ha causado grave daño con el reparto de sus tierras a los españoles que los
han atropellado y robado; son 600 indios que piden la devolución de sus tierras. (R. Que vengan
al estrado del Comisionado). El Oidor nombra por defensor de los Sáchicas al encomendero Garcia
Zárate, quien jura y toma posesión.
16 de enero de 1575: notificación a Antonio de Santana (encomendero en Suta), Diego García
encomendero de Sáchica y Hernando Barrera. Mateo Galtero desde la cárcel de Tunja pide que se
le deje venir a declarar.
16 de enero de 1575: visita del Comisario de Sáchica . Y primero de Sopotá, límite entre Monquirá
y Sáchica, y se halla: se dieron 10 fanegadas a Francisco Rodríguez, Regidor y encomendero de
Tunja; una labranza a Hernando de Rojas, criado de Venero de Leiva; otra labranza a Juan García
Manchado; pasando el arroyo se hallaron estancias dadas a Pedro Hernández, Antonio de Barajas,
Diego Garcia Matamoros, Juan de Espetia, Cristóbal López, Sebastián López de Castelbalnco, y
42
Declaración de Juan de Castellanos
“…en este asiento de Saquencipá pueden colocarse hasta 15 o 20 labradores,
hombres llanos, virtuosos y casados, que no tengan ganados en demasía, para
que no quede todo despoblado de españoles”63
“Usan los españoles cautelas
Dignísimas, señor, de gran enmienda:
Abusos, desvergüenzas, corruptelas.
De que las Indias son pública tienda;
No son perros que ladran, sino lobos,
Que viven de rapiñas y de robos
De cuantos allá viven se destierra
El peso, la razón y la medida;
Y el simple natural de aquella tierra
No tiene libertad ni tiene vida;
Pues manteniendo paz le hacen guerra,
Le quitan la mujer y la comida;
Al pacífico , llano y al más manso
A este le da menos descanso". 64
_________
“Y ansí fue que los hombres que vinieron
En los primeros años fueron tales,
Que sin refrenamiento consumieron
Innumerables indios naturales:
arroyo arriba a Francisco Pérez por encima de Sáchica, y a Alonso Domínguez, todo lo cual ha sido
grave agravio para el encomendero García Zárate y sus indios.
19 de enero de 1575: en Sorotá, Aposentos de Juan de Mayorga: es mayor de 50 años; los indios
son gravemente perjudicados; en el valle de Saquencipá no hay tierras desocupadas para dar a los
españoles Diego Gómez Caballero: no debe darse a los españoles tierras en medio de las labranzas
de los indios; sólo arriba de Saquencipá (donde está la Villa actualmente) y entre Sáchica y Suta
hay dos pedazos de tierra que se pueden dar.
Don Luis de Iguaque, por medio de otro memorial a la Real Audiencia, pide el “despueble de la
Villa”. Se violaba así las Leyes de Castilla que prohibían el “establecimiento de poblados en tierras
debidamente explotadas…hacer esclavos a los indios y arrebatarles sus bienes…y no se tomara nada
contra su voluntad”. La política oficial de la Corona Española “era que los pueblos donde se debían
asentar los muiscas debían tener acceso a terrenos adecuados para la agricultura…los poblados muisca
tardío ya estaban ubicados en terrenos aptos para el cultivo.” (fuentes: Archivo y Fray Alberto Ariza,
obra citada)
63
Declaración de Juan de Castellanos, en la Villa el 20 de enero de 1575; declara que se ha causado
grave perjuicio a los indios por el reparto de las tierras a los españoles.
64
Juan de Castellanos: Elegías de Varones Ilustres. También, el dominico Fr. Antonio de Montesinos,
en 1511, lanza la primera protesta contra los explotadores de los indígenas, posteriormente lo hacen
fray Bartolomé de las Casas y fray Pedro de Córdoba .
43
Tan grande fue la prisa que les dieron
En uso de labranza y metales,
Y eran tan excesivos los tormentos
Que se mataban ellos por momentos”. 65
Declaraciones de los misioneros dominicos.
“Fray Luis, salido de la Orden de Santo Domingo e fraile profeso, jura en forma
de derecho según la orden sacerdotal, y dice que ha paseado las tierras de
Peladero (entre Sáchica y Suta), que son labranzas de los indios, por lo cual los
indios reciben notorio daño y agravio si se las quitan, y si se las quitaron deben
restituirlas. Es de edad de 29 años.” Firman: Fr. Luis, salido; Francisco de
Cárdenas; Juan de Mayorga. Ante Fco. Alava de Villa Real.
“Fray Andrés Cortes, fraile profeso de la Orden de Señor Santo Domingo, en los
Aposentos de Suta, después de haber jurado en forma de derecho según forma
sacerdotal, y declara: ha visto las tierras dadas junto al pueblo de Suta a Juan
de Orozco y a Simón Rodríguez y las tierras del cacique de Orontiva, y las que se
dieron a Juan García Manchado y a Ortiz Hernando en las vegas del río, todo lo
cual es daño grave a los indios, lo uno por habérseles arrebatado sus labranzas y
viviendas y lo otro por los ganados sueltos; es de justicia que se devuelvan las
tierras a los indios, sus legítimos dueños. Es de 40 años. Firman: Fr. Andrés
Cortés - Fco de Cárdenas - Juan de Mayorga.
“fray Bartolomé de Talavera, vicario de la Orden y Monasterio de Señor Santo
Domingo de la ciudad de Tunja”: las tierras que en la vega del río se han
repartido a Antonio de Hoyos y a Antonio de Santana mozo, de Suta a Orontiva
están labradas por los indios, a los cuales deben restituirse porque se le ha hecho
notorio agravio y perjuicio. Firman: Fra. Bartolomé de Talavera - Fco. De
Cárdenas - Juan de Mayorga, ante Fco. Alava de Villa Real".66
Declaraciones de los indígenas
“… hagan lo que quiera porque estamos cansados de pleitos”67
65
Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales.
Guachetá. Libres de Tunja. 66
Fuente: Fr. Alberto Ariza, La Villa de Nuestra Señora de Leiva.
67
Declaración, al Oidor, el 20 de enero de 1575, de los de los Caciques Carlos de Monquirá y Luis de
Saquencipá, por medio del traductor en lengua Juan. El 20 de enero de 1575, el encomendero García
Zárate presenta un interrogatorio para que sea absuelto sobre ocupación injusta de la tierra. Al final
hacen dejación de 150 fanegas de sembradura que se repartirían entre los vecinos (1576). Hacia 1592 las
estancias se habían multiplicado a 31 en Sacrencipa (Saquencipá) y 12 en Monquirá, pero siempre en
perjuicio de los indígenas. (R.B., t. 3. f. 350 v.)
44
Ultimo acuerdo
“…que se junte todo y se traiga para el acuerdo”.68
Informe del Procurador de Corte D. Domingo Oribe
“ Habiendo presentado (ante el Corregidor D. Antonio Jove) Diego Gómez
Caballero, Procurador General de la Villa, un escrito en que pedía por causas
muy justas que presentó, que se mudase y trasladase a otro sitio la Villa, por ser
mejor y más sano, lo fue a ver todo por vista de ojos, y por parecerle convenía
se hiciese lo que el Procurador pidió, lo proveyó así, y fue aprobado por el
Cabildo y la Audiencia de Santafé”. 69
68
Santafé, 23 de diciembre de 1575. (Archivo Nacional de Bogotá. Poblaciones de Boyacá, T. II, fs.
351 a 521.) El acuerdo fue que no se tomó ninguno. Se sabe sí que la Villa se traslado de la ribera
norte del arroyo a la del sur (un poco arriba de Saquencipá - sitio actual llamado “El Infiernito”)
(Fr. Alberto E. Ariza: La Villa de Nuestra Señora de Leiva.”1972)
69
Informe del Procurador de Corte D. Domingo Oribe, Archivo General de Indias, Santafé 89, cita
de Ulises Rojas en “Corregidores y Justicias Mayores de Tunja”, pag. 179.
45
Segunda fundación de la Villa
Acta de la fundación de La Candelaria
“ En el nombre de la Santísima trinidad, Padre hijo y Espíritu Santo, tres
personas y un solo Dios verdadero que reina y vive para siempre sin fin amen.
Estando en la sierra de la nueva población de la Villa de Nuestra Señora de La
Candelaria, que es en el valle de Saquencipá jueves diez días del mes de mayo
de mil e quinientos e ochenta y dos años, estando en la plaza que se ha
señalado para la dicha Villa, el muy ilustre Capitán Antº. Jove, Corregidor y
Justicia Mayor de la ciudad de Tunja, Vélez y Pamplona y de esta dicha Villa y
de la Villa de Sanxpobal y sus términos y jurisdicción por Su Majestad por
presencia de mi Martín de Lucuriaga, Escribano de su majestad real y su Notario
Público y del número y Cabildo de la dicha ciudad de Tunja del Nuevo Reino de
Granada de las Indias, el dicho nuestro Corregidor tomó una espada desnuda en
la mano y dijo que para su servicio de Dios Nuestro señor y en nombre de Su
Majestad el Rey don Felipe nuestro señor, mudaba y mudó la dicha Villa al sitio
y lugar que tiene trazado, mandaba y mandó que los vecinos estantes y
habitantes en la dicha Villa se muden al dicho sitio y lugar y en él planten y
edifiquen sus casas y moradas y hagan sus casas donde mandó que estén y
vivan como en Pueblo de Su Majestad y para que su real justicia sea ejecutada y
los delincuentes castigados, en medio de la dicha plaza hizo poner y puso un
palo hincado en el suelo el cual sirva de rollo y picota y que la dicha Villa y
pueblo conforme a la primera fundación y reedificación sea como hasta hoy ha
sido y de jurisdicción de la dicha ciudad de Tunja; y estando en el dicho sitio e
lugar de la dicha plaza con la dicha espada desnuda y alta en la mano dio y
tiró una cuchillada al dicho rollo, lo cual dijo que hacía e hizo en señal de
posesión y para adquisición de posesión e guarda del derecho, patrimonio e
corona real, en cuyo real nombre lo ha mudado e muda según y conforme a los
aditamentos y condiciones contenidos y declarados en la primera fundación y
reedificación e que agora de nuevo tomaba e tomó posesión en nombre de Su
majestad y de su real corona, declarándola por Villa y aldea sujeta a la dicha
ciudad de Tunja y a la Justicia Mayor y Cabildo de ella, con todas las cláusulas
y aditamentos y gravámenes qué desde agora tiempo fueron señalados y
declarados para que la dicha justicia y Cabildo de la dicha ciudad nombre y señale
al Justicia y otros Oficiales de República que hubiere de hacer en la dicha villa
como hasta aquí lo han hecho y según que lo tienen de costumbre, sin que se le
atribuya a la dicha Villa más jurisdicción de aquella que fuere ordenado y se
ordenare, proveyere y mandare por las dichas Justicias, Cabildo y Regimiento de
la dicha ciudad de Tunja en nombre de su majestad, así como los que al presente
son como los que adelante fueren y así conste de presupuesto, el dicho señor
Corregidor con la dicha espada desenvainada añadiendo fuerza a fuerza y firmeza
a firmeza de la posesión que en nombre de su Majestad de la dicha Villa y
fundación y reedificación ha tomado y toma y en servicio de ella y d otro auto que
corporal y judicialmente hizo, mando hacer y que se haga una cruz alta y que se
46
ponga frontero del sitio y lugar donde ha de ser la Iglesia mayor de la dicha Villa y
de cómo la dicha posesión de la dicha Villa de Nuestra Señora de Candelaria ha
tomado y toma quieta y pacíficamente sin contradicción de persona alguna, pidió e
requirió a mi el dicho Escribano le dé por fiel testimonio, de como en nombre de Su
Majestad en su real nombre y por Villa y aldea de la dicha ciudad de Tunja y
sujeta a la jurisdicción de ella, toma y aprehende la dicha posesión por aquella
vía e forma que dé derecho mejor lugar haya, e yo el dicho Escribano certifico y doy fe
que el dicho señor Corregidor tomó e aprehendió la dicha posesión a la manera
dicha y sin contradicción de persona alguna lo mejor que yo o el se entendiese,
siendo testigos presentes Crno. De Mojica Guevara y Antonio Cabrera de Sossa y
Hernán Rodríguez Mosso y otras muchas personas, vecinos de la dicha ciudad de
Tunja y de esta dicha Villa y el dicho señor Corregidor lo firmó.
ANTO. JOVE – Fuy presente, Martín de Lucuriaga.
Auto y nombramiento del nombre de la Villa que de hoy en adelante ha de
tener
“Después de lo susodicho en este dicho día diez días del mes de mayo de mil e
quinientos y ochenta y dos años el muy ilustre Capitán Anto. Jove Corregidor y
Justicia mayor de las ciudades de Tunja, Vélez, Pamplona, Mérida, Río de Oro y villas
de sanxpobal, por Su Majestad por ante mi Martín Lucuriaga, Escribano de Su
Majestad dijo que por cuanto en cumplimiento de la condición con que esta dicha
Villa se fundó que parece haber sido con aditamento de poder mudar en otra parte
y lugar de más utilidad y provecho en salud y aprovechamiento de los vecinos y
pobladores de ella, Su Md. Lo mudó a la parte y lugar que tiene señalado de esa
parte de la quebrada que está camino del monte a donde a donde está dicha
población de la dicha Villa, puso nombre de la Villa de Nuestra Señora de Candelaria,
dijo que mandaba y mandó que de hoy en adelante continuamente par siempre
jamás la dicha Villa sea intitulada y nombrada la Villa de Nuestra Señora de
Candelaria e ansí mismo dixo que el Escribano público e del Cabildo que es o
fuere en adelante de la dicha Villa que en los escritos e instrumentos públicos e
secretos y autos judiciales y extrajudiciales que ante él pasaren la nombre siempre
así cabeza de las dichas cabezas e instrumentos que esta orden requisieren como
en sus fechas e otros autos siempre diga en la Villa de nuestra señora de la
Candelaria y porque lo suso venga avista de todo y por ignorancia no le nombren
el nombre con que antiguamente fue fundada la dicha Villa que fue nombrada la
Villa de Leiva se pregone por voz de pregonero. El dicho proveimiento así lo
pronunció por este auto que firmo: Anto Jove. Fui presente, Martín de Lucuriaga
“ En la Villa de Nuestra Señora de Leiva, a los diez días del mes de mayo de
mil y quinientos ochenta y dos años ante el muy ilustre señor Corregidor Capitán
Anto. Jove y por ante mi el presente Escribano la presentaron los dichos.
47
Los vecinos de esta villa de Nuestra Señora de Leiva que aquí firmamos
nuestros nombres los que tenemos solares y huertas y suertes de tierras en este
dicho asiento, donde al presente está poblada y fundada, decimos que de nuestro
pedimento y del Procurador General de esta villa se ha pedido y suplicado a v. M.
mandase mudar y pasar dicho pueblo de la otra banda de la quebrada, por ser el
sitio y asiento donde se pretende mudar, tierra dispuesta y aparejada para
edificios perpetuos y V.M. administrando justicia en el caso ha mandado que se
pase y mude y que este dicho pueblo y asiento donde al presente estamos se pueda
sortear entre los vecinos de esta dicha villa que la han sustentado y para que en
todo haya cumplido efecto el tenor de dicho auto, por tanto por la vía y forma
que más de derecho hubiere lugar hacemos dejación de su Md. de los solares y
huertas que así tenemos y poseemos labrados y por labrar en este dicho asiento
y pueblo desde el pie de la sierra y nacimiento del agua que pasa por la plaza
desta dicha villa hasta dar al molino y acequia del dicho molino de Hernando
Barrera y desde la quebrada hasta alinderar con tierras de Sebastián Ruiz y
Alonso Pérez, y el pedregal abajo hasta la acequia del dicho molino de
Hernando Barrera la cual dicha tierra en la reedificación de esta villa señalo
para repartir solares y huertas con tanto y ante todas las cosas V.M. mande dar
por ninguno e ningún valor y efecto los dichos solares y huertas y suertes de
tierras que en cualquier manera e por cualquiera justicia y cabildo se haya dado
y proveído a personas particulares, vecinos y no vecinos de esta villa que han
labrado y edificado y hecho vecindad por cuanto conforme a las ordenanzas desta
villa y autos y pregones todo ello queda vaco y como tales vacos declare V.M. y
con tal aditamento y condición que si por cualquiera vía no hubiere la mudada
de dicho pueblo que tenemos en si cada uno de los solares y huertas que así
tenemos y poseemos y con esta dicha condición hacemos la dicha dejación y con
que los que tenemos edificado, labrado y cultivado y sustentado en este dicho
pueblo seamos preferidos en la mejoría de las dichas suertes que se hubieren de
hacer en la dicha tierra y se nos acreciente en mas cantidad conforme a lo que
cada uno tuviere hecho, labrado y cultivado. Ansí mismo suplicamos a V.M. se
tenga atención con los primeros pobladores y reformadores de esta villa y los que
dejó señalados y nombrados el señor licenciado don Diego de Narváez, Oidor
que fue de la Real Audiencia que vino a la visita desta dicha villa con que no
se entienda con las estancias que están fuera de los linderos dichos, pedimos y
suplicamos a V.M. así lo provea y mande con éstas dichas condiciones que
referimos se sortee la dicha tierra entre los dichos vecinos y personas que han de
asistir a ella y sobre todo pedimos justicia y para ello.
Franº Anto Pérez, Polo Ribera, Duarte López, Alonso Pérez, Diego López de
Castiblanco, Sebastián López de Castiblanco, Juan López, Francisco López,
Francisco Machado Serrano, Hernando Mozo, Ger. De Moxica Guevara, Sebastián
Ruiz, L. Antº Oetegón, Pº. López, Juan R. Matamoros, Pº. Ruiz, Joan Hidalgo Nieto,
Joan Agustín del Castillo, Leonor de Mendoza, Tomás Castellanos, Jhoan Falcón,
diego María Ruiz, Hernán Fonseca, Juan de Piñeros, Simón Ruiz, Andrés López,
Elias de Zárate, Hdiº. De Rojas, Joan M.º Abila.
48
Dejó yo Antº. Domínguez por mi y por mis hijos todos los solares y huertas que
tenemos de esta banda del arroyo donde se pasa agora la dicha villa e pueblo
nuevo.
* El señor Corregidor lo hubo por presentado y mandó se junte y ponga esta
petición con la información e autos de esta causa para ver y proveer lo que sea
justo. Martín de Lucuriaga
Acerca del Canal de los Españoles
“En la dicha Villa de Nuestra Señora de La Candelaria en este dicho día, mes año
de suso el dicho señor Corregidor con presencia, de mí el dicho Escribano, dijo
que por la mucha necesidad que padece y tiene de agua para el riego de las
labranzas y sementeras, que de aquí en adelante ha de haber en el asiento viejo de
está dicha Villa y por la utilidad y provecho que se le sigue en que se traiga a ella
por las faldas de la sierra que tiene de frente por una zanja que para ello se
puede hacer por el aumento y perpetuidad de vecinos y moradores de la dicha
Villa y que será causa que por la mucha cantidad y suma de trigo que habiendo la
dicha agua, se cogerá y que las rentas y derechos de su majestades aumentarán y
que todas las ciudades en general de este Nuevo Reino, reciben gran provecho en
que se coja y cultive muchas labranzas de trigo y heredades que se harán habiendo
la dicha agua para que pueda regar las dichas sementeras y heredades y por otras
muchas causas y respectos, dijo que mandaba y mandó se pregone públicamente
para que cualquiera persona que quisiere sacar y trae la dicha agua desde el río
de Cane tomándola por bajo del molino de Juan de Otálora, vecino de la dicha
ciudad de Tunja, trayéndola por las cuestas, veredas, partes y lugares que más
cómodo y provechoso sea a la dicha Villa, de suerte que venga por cima de ella,
hasta llega en el paraje dela cruz que está camino de la ciudad de Tunja donde
está una piedra, parezca y ponga en presión la dicha agua con las condiciones y
aditamentos que justo fuere y que le diere a la tal persona la seguridad y fianzas
de pagarle su trabajo por el tiempo y orden que se concertare y capitulare con
él; ansí lo proveyó y mandó, y que la tal persona se obligue que dentro de veinte
días cumplidos primeros siguientes, comenzará a sacar la dicha agua y no alzará
mano hasta dar fin y remate a la dicha obra.
Y lo firmo y conforme a él se le rematará al traer la dicha agua.
“En la Villa de Nuestra Señora de Candelaria que está en el valle de
Saquencipa y a diez días del mes de mayo de mil y quinientos ochenta y dos años,
ante el muy ilustre señor Capitán AntoJove Corregidor e Justicia Mayor de las
ciudades de Tunja, Vélez y Pamplona y Río del Oro y villas de nuestra Señora de
Candelaria y sanxpobal y sus términos por Su Majestad y por ante mi Martín de
Lucuriaga Escribano de Su Majestad y público de Cabildo de la ciudad de Tunja y
de la visita del señor Corregidor, pareció presente Salvador de la Hoya, residente
en este Reino e dixo que por cuanto por mandato de Su. Md. del dicho señor
49
Corregidor está proveído que cualquier persona que quisiere sacar el acequia y
traer el agua hasta esta dicha villa desde el molino del contador Juan de Otálora
hasta la pedrera que está camino de Sáchica, trayendo el agua por el pie del cerro
que está junto desde villa, parezca a poner en presente y que él como persona
entendida en tal arte dijo que se obligaba y obligó que dándosele dos sitio para do
molinos en terrenos desta dicha villa en la parte y lugares que él señalare y ciento
y cincuenta pesos de oro corriente marcado y veinte azadones y seis barras y dos
almadenas, la dicha herramienta prestada hasta que se acabe la obra que se ha de
hacer con que se le ha de prestar todas las veces que fueren menester y
dándosele por sus dineros y alquiler los pesos de que hubiere necesidad, se obliga e
se obligó de hacer a su propia costa y sin que se le dé otro ningún premio, sacar el
agua del río Cane desde la toma y madre del río que es y se estiende por debajo
del molino del contador Juan de Otálora en tal manera que el desaguadero del
molino del dicho contador entre y se inove por él con el agua y acequia que ha de
hacer y se obliga de hacer para traer a esta dicha villa en tal manera que la
ponga por cima desta dicha villa hasta ponerla por encima de todo el pueblo lo
más alto que fuere posible y ponerla en la cruz que dicen de la fuente de Moya,
fortificando a su costa la dicha acequia y toma de la dicha agua y amagamto y
quebradas por donde la ha de pasar en tal manera que la dicha agua pueda
pasar por ella sin perjuicio ninguno, libremente, y la dicha acequia sea bastante
para que por ella entre toda la cantidad de agua que fuere bastante para el
público desta villa y riegos de las labores que en ella y en sus términos se hicieren
por los vecinos de ella a vista de personas nombradas para ello por el dicho señor
Corregidor que debajo de juramento juren y declaren ser bastante para suplir el
beneficio de todo lo suso referido después que esté fecha y acabada, y se obliga que
dentro de veinte días contados desde hoy dicho día en adelante empezará a
hacer el dicho edificio y acequia y no alzará la mano de ella para otra ninguna
cosa hasta tenerla acabada dándole las dichas herramientas que arriba están
referidas y pesos por su alquiler, y par en cuenta de los dichos ciento cincuenta
pesos que así se le han de dar, se le han de dar los cincuenta teniendo la dicha
agua sacada a medio camino y los otros cincuenta después de haber puesto la
dicha agua en la dicha cruz arriba referida, estando la dicha acequia de la
forma y manera que de suso se declara y para lo así cumplir obliga su persona
e bienes muebles y raíces habidos y por haber e dio poder cumplido a los
dichos vecinos de Su Md. para que por todo rigor de derecho lo compelen a lo
ansiI cumplir como por sentencia definitiva pasada en cosa susodicha y sobre ello
renunció de todo e que se le leyese e la ley de la materia en que dice que en
general renuncia de leyes que no valen en cuyo testimonio lo otorgó ante mi el dicho
escribano que soy e lo firmó, siendo testigos Antonio Cabrera de Sosa y Hernán G.
Hermoso y Diego López de Castiblanco vecinos de esta dicha villa.
ANTO JOVE - SALVADOR DE LA HOYA – Lucuriaga.
50
“E luego el dicho señor Corregidor estando presente todo lo de suso declarado y
dicho y obligado por el dicho Salvador de la Hoya dixo que en nombre de Su
majestad e de la dicha villa y por atención de la utilidad y provecho que da
sacarse la dicha agua para la dicha villa para el riego y beneficio de las labores
y otras cosas della y a los vecinos della tocantes dijo que hace a toda costa lo
dicho e obligado para el dicho Salvador de la Hoya para el traer de la dicha agua
hasta ponerla en la parte y lugar de suso declarado y por ello se le dará por el
dicho señor Corregidor a susodicho los dichos dos sitios de molinos en la parte y
lugar que por e fueren señalados sin perjuicio de terceros, los cuales puedan
moler con el agua que así el dicho Salvador de la Hoya se obliga a sacar para el
beneficio de la dicha villa y ANSI mismo los dichos ciento cincuenta pesos de oro
corriente, mandando los cincuenta de ellos luego que empezare hacer la dicha obra y
edificio y los otros cincuenta estando demediata la dicha obra y los cincuenta
restantes en fin della, puesta en el sitio y lugar que dice la fuente de Moya, donde
está una cruz, el cual dicho edificio se ha de ver por dos personas por su Md.
diputadas, para ver si la dicha agua por el anchor de la dicha acequia es bastante
para suplir el servicio del dicho pueblo y riegos del y así mismo los riegos de las
labranzas y sementeras que se hicieren por los vecinos della por encima del sitio
de la población vieja que de presente se muda desta parte de la quebrada donde al
presente se ha trazado el pueblo y tomado la posesión del con tal aditamento que
el agua con que han de moler los dichos molinos qu así se le han de dar ha de
volver a la acequia del agua que el dicho Salvador de la Hoya ha de hacer para
traer a esta dicha villa para los efectos de suso referidos y estando presente el
dicho Salvador de la Hoya dixo, que de nuevo tomaba a hacer y hacía la dicha
obligación que firma, y que el agua con que así han de moler los dichos sus dos
molinos que se han de dar volverá del desaguadero de ellos a la acequia principal
que ha de traer para esta dicha villa, de suerte que por la molienda de los dichos
sus molinos no cese de venir del agua al servicio de la dicha villa y labores de
los vecinos della y lo firmaron de sus nombres.
ANTO. JOVE - SALVADOR DE LA HOYA – Lucuriága. 70
70
Copia de un manuscrito pastrano que se halla en el Archivo Histórico de Tunja.
51
Encomiendas y Encomenderos
PUEBLO FECHA ENCOMENDERO
Cucaita
1542
1617
1705
Juan de Junco
Hernán Pérez de Q.
Gregorio Suárez de Deza
Gregorio Suárez de Novoa
queda vacante por muerte de Fernando de Castro y
Sebastián de Ossa
Iguaque 1545
1575
1576
Pedro Rodríguez Carrión, otorgada por Miguel Díez
de Armendaríz
Juan de Pinilla
Juan de Otálora
Monquirá 1540
1554
1571
Martín Ropero, entregada por Jiménez de Quesada,
junto con Socotá
Mendano Ardila y Jerónimo de Rojas
Francisco de Chincilla
Al hijo menor de Jerónimo de Rojas
Sáchica 1590
1590
Gobernador Francisco de Cáceres
Su hija Magdalena de Velázco
Saquencipá Díez de Armendáriz
Bernardino de la Serna Mojica71
Gómez de Cifuentes (¿?)
Suta 1539
1546
1583
1609
1606
1627
Juan Francisco de Avendaño
Bartolomé Suárez Sánchez
Antón de Santana
Alonso Sánchez Merchán
Pedro Sánchez Merchán (hijo de Alonso Sánchez
Merchán) pagó 1.500 ps. Por la composición , junto
con la de Combita. El Presidente González la otorgó
a Francisco Niño, casado con una hija de Bartolomé
Camacho, Ana Estacia Zambrano,
Niño pagó 4.000 ps. al Presidente Borja por la
Composición.
Martín Niño y Rojas, hijo de Francisco Rojas.
Tinjacá 1610 Juan Poveda (junto con Cerinza). Otorgada por el
Presidente Borja.
Fuente: Germán Colmenares
71
Quien pagó la suma de 18.000 pesos de oro de 13 quilates por la posesión de la encomienda
Guachetá-Saquencipá-Moniquirá (Monquirá?) que había gozado su tío, el gobernador Bernardino
Mojica de Guevara.
52
Destrucción de la cultura
“De este cacique muerto degollado, dicen los indios
circunvecinos de Tunja , que está la cabeza con el
cuerpo de oro en el arcabuco de Iguaque, y el cuerpo
con la cabeza de oro en el pueblo de Ramiriquí
en un santuario”. 72
“…que las casas de diablos ó Santuarios que tuviesen
mandasen, que los dichos religiosos las pudiesen
derribar y quemar…” Carlos V
Comisión encomendada al factor Diego Hidalgo de Montemayor para que vaya
a la provincia de Tunja a recoger los santuarios de los indios
“…que por cédulas y provisiones reales nuestras está mandando y dado la orden
como los ritos y ceremonias y ofrecimientos y otros abusos gentilicios que los indios
naturales de las nuestras Indias cometían y hacían en tiempo de su gentilicio y algunos
después que los españoles entraron en ellas, se desarraiguen y quiten y castiguen
para que no usen de ello y sean convertidos a nuestra santa fe católica… ídolos… y
habiéndose primeramente de ello cobrado y sacado nuestros quintos y derechos
reales, lo restante se debe y ha de convertir en su utilidad para que se consiga su
salvación y conversión… y les had de entender que si de hoy más tuvieren
santuarios, se ejecutarán en ellos las penas del derecho conforme a un auto que el
nuevo presidente y oidores proveyeren…” 73
72
Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias occidentales.
Tomo IV Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1981.pag.100. Se refiere al cacique de Tunja.
73
/f. 726./ Comisión a Diego Hidalgo sobre los Santuarios de Tunja.-De oficio. /f.v./. 1577, julio 3,
Santa Fe.- Comisión encomendada al factor Diego Hidalgo de Montemayor para que vaya a la
provincia de Tunja a recoger los santuarios de los indios y realización de este trabajo, con las
cuentas rendidas a la Audiencia”. Apartes del oficio.
53
“… pecan gravísimamente y demás de incurrir en la ira de Dios Todopoderoso
incurren y caen en pena de muerte de fuego y en perdimiento de todos sus
bienes y en otras penas…asimismo han de ser castigados si idolatren y
sacrificaren al demonio; y por las dichas razones se les dé a entender que todos
deben cesar y cesen de hoy más en las dichas idolatrías… serán castigados con
pena de muerte natural, a los cristianos, de fuego, y a los demás de horca, y
con otras penas según la calidad y gravedad del delito o delitos que hubieren
cometido… se les dé a entender que de hoy más no ha de haber xeques ni
mohanes a quien ocurran las parcialidades con sus sacrificios y ofrecimientos, so
pena que el que se hallare que usa el dicho oficio de xeque sea quemado
públicamente…” 74
“ y que vivan de aquí en adelante como cristianos, y en el entretanto que no le
dieren se les apercibió no han de ver sus mujeres, ni comer hayo, ni beber chicha, ni
darles libertad, antes han de ser puestos a tormento, azotados, y castigados y
quitados sus estados y hacienda y desterrados para Santa Marta como jamás vuelvan
a esta tierra…” 75
74
/f. 730 v./ Oficio del 8 de julio de 1577. 75
Auto del 24 de julio de 1577, firma Diego Hidalgo.
El oficio es pregonado públicamente en todos los mercados y en las iglesias antes de la misa. Los
indios ladinos traducen. Los encomenderos de Iguaque, Monquirá, Saquencipá, Sáchica, Suta, Cucaita,
Sora, Samacá, también son notificados en la obligación de proporcionar a sus indígenas. Algunos pueblos
son abandonados y numerosos indígenas, especialmente los mohanes, huyen y esconden sus santuarios;
algunos caciques y capitanes, intimidados por los posibles castigos, comparecen con sus respectivos
santuarios acompañados del oficial real, el escribano, el alguacil, el encomendero y su doctrinero. En
algunos lugares estos son encerrados en la iglesia, a manera de cárcel, y son interrogados y amenazados
con el destierro a Santa Marta, otros son azotados públicamente. El escriba copia en sus cuadernos, saca
cuenta de lo ingresado en la caja: santillos o tunjuelos de oro, coronas de caracoles, santillos en forma de
águila, mariposa, guacamayos, topo, calabazos de algodón, chagualejas, esmeraldas, mantas, diademas
de plumas, vestidos ceremoniales, calabacillos para hayo. No se acepta oro de cualquier clase que no fuera
de santuarios, estos son quemados públicamente luego de la misa mayor. Y se anota número, peso,
calidad y valor de los santillos entregados por 84 agrupaciones indígenas. Numerosos templos y
bohíos donde se hacían las ceremonias de culto y se guardaban las ofrendas son quemados junto con las
piezas de ofrendas y culto que no son de oro: mucuritas, vasijas, mantas, mochilas ídolos de
algodón y palo.
Como resultado de la requisa, Hidalgo entrega en Santa Fe, la suma de 1.724 pesos y medio de oro y gran
cantidad de esmeraldas; el oro es fundido, se cobra el quinto y el resto se pone a disposición de los
oidores. Los de Iguaque, requeridos por el encomendero Juan de Otálora, entregan gran cantidad de
piezas de oro. Al final, el encomendero de Iguaque presenta una petición en que solicita que dicho
oro incautado allí, ya quintado, se lo enviaran para la construcción de la iglesia del pueblo indígena y
una campana de más de dos arrobas.
Posteriormente, en 1595, en la visita de Egas de Guzmán a Iguaque se indagan sobre la existencia de
santuarios y las cucas, “…eran los indios viejos del pueblo quienes guardaban los lugares del culto
llamado cuca”. Se hicieron numerosos procesos contra los indígenas; entre ellos uno al gobernador de
Iguaque (visitas de Boyacá, t.12, f.836 v., t. 19. f.775 r).
54
Destrucción del adoratorio de Iguaque
“Verificóse esto en lo que les sucedió el año de mil quinientos y setenta y dos al
padre Fray Francisco Molina de nuestra religión, siendo cura y doctrinero de este
pueblo, donde teniendo muy en centro casi en la mitad de dos casas de adoración
que se comunicaban la una con la otra, vino a arrastrarlos el padre por medio
de una india, madre de un muchacho que le servía. Pero aunque se certificó del todo
por otras pesquisas que hizo, no se atrevió por la ferocidad de los indios, a
destruirles a solas su adoratorio. Y así, dando parte a Bartolomé Pérez Garzón y a
un mestizo Santana, trazó que por cierta noche viniesen en secreto al pueblo y su
posada para desde allí, con el silencio posible, sacar y destruir el santuario. Fueron
los dos puntuales en el concierto, y así una noche con recato y la oscuridad que
hacía a la mitad de ella, en compañía de estos dos y tres indios forasteros, salió
el padre de su casa para las del santuario, que estaban cercadas de madera y
fagina común, cerca que hacen estos indios a sus casas por la parte de fuera;
aunque éstas por la de adentro tenían otra de maderos muy gruesos, juntos
unos con otros, por -ser- las puertas del cercado y bohío tan flacas que no eran
más que unas delgadas cuñas, asidas con cordeles de cabuyas. Pudieron llegar a
la cerca sin ser sentidos de los indios, porque no estaba de la casa del padre más
que hasta doscientos cincuenta pasos, el cual cortó con un cuchillo de cordeles de
las puertas, y quedándose los dos españoles fuera del bohío dentro del cercado y
el indio a la puerta para guardarla entró el padre Molina dentro de la primera
casa con los otros dos indios.
Sacó lumbre y encendió una hacha, y comenzando a mirar la primera casa,
donde vio ofrendas al santuario y puestas por orden en barbacaoas más de tres
mil mantas de algodón finas y bien hechas, que cada una valía más de dos pesos
de buen oro. Y no hallando allí otra cosa pasó en la segunda donde vio una
inmensa riqueza de oro fino en pedazos de barras, tejos y centillos, de los que
ellos hacen sus ofrecimientos, con figuras de aves, sierpes y otras sabandijas, algo
“…a las formas de policía cristiana, vino a sumarse el oportunismo de funcionarios y encomenderos.
La conquista había reducido tales prácticas a una especie de actividad privada y clandestina que hacía
muy vulnerable a quienes las ejercitaban. De allí que la persecución a santuarios en 1577, haya revestido
la apariencia de una cruzada implacable, no tanto contra prácticas supersticiosas sino como un medio
de acceder a tesoros ocultos hasta entonces (…) en sólo 10 pueblos de la jurisdicción de Tunja y
Santafé se sacaron 44.129 pesos de oro de los santuarios indígenas…”(Germán Colmenares “La
Provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada.”)
“Venero de Leyva...abogaba por el permiso general de buscar oro en las sepulturas, bajo el pretexto
de que quitándolo, ayudaría a que los indios olvidasen sus antiguas costumbres y se convirtieran a
la religión católica (...) Numerosos episodios dan testimonio de la efectividad de este tipo de
justificaciones. En 1577 se emprendió una verdadera cruzada para localizar entierros y santuarios,
ricos en ofrendas votivas de oro, encabezada por el arzobispo Zapata de Cárdenas y los oidores
Auncibay y Cortes de Mesa. Algunos indígenas de la región de Tunja y Santa Fe fueron acusados
por sus encomenderos de practicar la hechicería o de intentos de envenenamiento y encarcelados sin
formula de juicio.” ( fuente: Friede y Colmenares)
55
de esto puesto en petacas sobre barbacaoas y en adoretes entre pajas. Pero lo que
más le admiró fue una figura de un muchacho de hasta tres años, puesto en pie,
de oro macizo, y una piedra de moler maíz del tamaño de las comunes que usan
los indios, que suelen pesar tres o cuatro arrobas, con su mano (que llaman),
todo del mismo oro macizo, como se echó de ver, pues no pudo el padre levantar
al muchacho ni la piedra, probando levantarlos de tierra, por ser el hombre de las
mayores fuerzas que se ha conocido de ésta, pues se atrevió con ellas en cierta
ocasión (dejamos dicho) a embestir con un valiente caimán en el Río Grande de la
Magdalena para quitarle un caballo (como lo hizo), en que había hecho presa y
se lo llevaba al río.
No pasó mucho tiempo después que el padre andaba ocupado en esto, cuando
los indios, sintiendo el robo de su santuario, en un instante acudieron más de
trescientos a la defensa, y cargando sobre los dos españoles que estaban a la
puerta dentro del cercado fue tanta la braveza con que les embistieron, que
después de haberse defendido un rato, tuvieron por buena suerte escapar
huyendo por donde pudieron, y después amparar al padre, el cual siendo un poco
sordo desde lo que le sucedió con el caimán, y con la ocupación que traía
dentro, no oyó el ruido de lo que pasaba fuera. Y sin duda los indios le
cogieran dentro, si el que tenía la hacha encendida, oyendo el tropel, no la
apagara y cogiera la puerta. Tras quien, viéndose a obscuras, salió el padre
riñendo porque la había apagado y de manos a boca se halló entre más de cien
indios que ya iban entrando en el bohío y estaban entre él y la puerta del
cercado, donde si la capa de la noche, que era bien negra y oscura y una que él
llevaba (por ir disfrazado) con un sombrero del mismo color no deslumbraran a
los indios, lo pasara peor de lo que pasó. Porque si conocieran que era el
padre el que les quería despojar de su santuario, lo embistieran con más furia,
aunque no entiendo fue a purgar a la otra vida (como dicen) el atrevimiento.
Pues un indio a vueltas de la tropa y otros muchos macanazos que le dieron en
el cuerpo, le acertó con uno en la cabeza de que quedó con una muy mala
herida, y perdiendo el sentido cayó medio muerto. Bien pensaron los indios lo que
estaba del todo y no medio muerto, pues lo sacaron fuera del cercado
arrastrando ya como una cosa en que no tenían más que ocuparse. Donde lo
hallaron los indios del servicio del encomendero que salieron al ruido de este
tiempo con hachas de paja encendidas, y conociéndolo y pensando también que
estaba muerto, lo cargaron y llevaron a su casa y cama y mirándole la herida.
Y viendo que lo tenía puesto en peligro de muerte una vieja india curandera le
aplico una yerbas que conocía, con las cuales y la ayuda de Dios, escapó de las
manos de la muerte. De manera que ya la herida de la cabeza estimaba en
menos que los demás golpes, de que después de muchos días, quedó sano con el
fervor divino y escarmentado de la burla que contaba muchas veces.
Cargaron los indios con todo lo que había en el santuario aquella noche y
guiando a la parte de la laguna, lo escondieron, de suerte que hasta hoy no se
ha podido rastrear a dónde, por grandes diligencias que se han hecho por
algunos españoles; como también en desaguar la laguna por la fama que hubo
se había echado en ella el muchacho, piedra y el demás oro con otro mucho en
56
otras ocasiones de ofrecimiento de mucha grosedad: pero por ser de tantas las
tierras que ciñen esta laguna, les ha hecho dar de mano a sus intentos, después
de haber gastado en ellos algún cuidado, sudor, trabajos y dinero”. 76
"...que por cuanto en las diligencias hechas en esta visita y particularmente por
un proceso (...) contra Pedro Comba Gobernasdor desde repartimiento y otros
indios consta / que el dicho don Pedro Comba es idólatra y manifesto el mismo
que tenía un templo de idolatria que lo había heredado de sus passados y que en
lengua de ydios llaman cuca y porque no es justo que el susso dicho siendo
idolatra use oficio de gobernador” 77
Don Juan Cacique declaro: “...tiene una casa
que llaman cuca que quiere decir casa santa a quien se la dejo un tio suyo”. 78
“En el pueblo de Boyacá los indios adoraban una estatua de tres cabezas,
circunstancia que el P. Montemayor aprovechó para instruirlos sobre el misterio
de la Santísima Trinidad (…) Fr. Diego de Mancera (s.XVI) descubrió en Ramiriquí
una cueva donde los indios adoraban al diablo en figura de Guacamaya.
Exponiendo su vida, logró traer el animal a la plaza, donde lo quemó en medio
de la admiración de los indios, pasmados porque el diablo no se defendió. Fue
golpe decisivo a la idolatría”. 79
“..pues cavando para sacar un tesoro, hallaron un sepulcro y en él el cuerpo de
un Gigante; aunque al mover los huesos se hizieron pedazos, es prueba, de que
también huvo Gigantes en este Reyno… según lo superficial, que estaba el
sepulcro, indica , que no seria de los que huvo antes del diluvio”. 80
“…anunciaban al Dios verdadero y catequizaron la multitud de naturales, de que
estaban llenas estas Provincias. Quemaron, y destruyeron muchos Adoratorios,
Santuarios y casas que llamaban de el diablo, porque en ellas lo consultaban los
hechizeros y mohanes (…) Aviendo quemado muchos adoratorios públicos, y casas,
que llamaban de los diablos, procuraban descubrir las Huacas que tenían en las
cuevas, y en las quiebras más profundas y retiradas. En hallando los ídolos los
quemaban, ó hacían polvos en presencia de los Mohanes y derribando sus aras
quemaban, y destruían los lugares que tenían aplicados á las supersticiones de su
falsa religión. Fueron muchos los ídolos de oro de a trece quilates que hallaron, en
que se portaron con tanto desinterés, que los traían á las ciudades, y
manifestándolos á las Justicias, sacaban los Quintos Reales; y lo que les quedaba
aplicaban á la fábrica de las iglesias, Calizes, Vinajeras y Chrismeras de los
76
Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales.
Tomo VI. Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1981.pág.369-70-71 77
Declaración de Egas de Guzmán a Iguaque, siglo XVI.A.G.N. Visitas Boyacá T.19 f.755 r 78
Ibid. 79
Zamora, Historia Provincia de San Antonio, Libro II, c III. Citado por Fray Alberto Ariza S., OP, en
Los Dominicos en Colombia, T.I. p.584. Bogotá, 1992 80
Fray Alonso de Zamora: Historia de la Provincia de San Antonio del Nuevo Reino de Granada.
1945
57
Pueblos a que pertenecían. Fueron todos estos Religiosos de virtud, zelo, letras y
Religión dignos de más celebre memoria”. 81
“El trabajo , que entonces se padecia en la enseñanza de los indios, era muy
excesivo, por que cada Doctrina servia tres, y quatro pueblos , tan llenos de
Gentiles, que parecían hormigueros (…) El sustento tan debil, y extraño de aquel,
con que se avian criado en España, como lo es el maíz, respecto del trigo, y el
vino en comparación del agua…” 82
81
Ibid 82
Ibid
58
El territorio
“Es la parte y lugar y asiento a donde la dicha Villa está fundada el mejor de
todo este Reino y más excelente para conseguir la salud humana, en ser temple
no frío ni caliente; y tierra dispuesta y aparejada para coger en ella, como se
cogen e dan, todas las frutas de Castilla y las que se dan en todas las partes
de este Reino; y lugar de mucha abundancia de aguas y leñas y muy buenas, y
los demás materiales para el edificio y ornato83
y permanencia de la dicha Villa.
Asimismo que la tierra que les está adjudicada y repartida es la mejor que hay
en todas estas partes de Indias y en los reinos de España, para pan coger:
porque todo lo que en este Reino se coge lo mejor del este aquel valle; y que en
las dichas tierras los vecinos de aquella villa en cada año recogerán de veinte
mil anegadas de trigo, para arriba, de que se seguirá un bien general universal
para todo este Reino. Asimismo que a un cuarto de legua de la dicha Villa están
descubiertas ha muchos días minas de plata muy buenas y por no haber tenido
antes efecto la fundación no se han beneficiado hasta agora, donde se espera
grandísimo crecimiento de los quintos reales e mucho remedio e provechamiento
para todos los vecinos estantes e habitantes de este Reino”. 84
“Por el buen temple que, como hemos dicho, tiene este sitio y todo su país, que
en algunas partes es más caliente que frío, se dan algunas frutas de Castilla,
como granados, membrillos, higos, y de las semillas, garbanzos, habas y mucho anís.
Pero sobre todo con ventajas de otras muchas tierras, por ser éstas de tan buen
migajón, mucho y buen trigo, de donde a venido a cobrar fama de bueno el pan que se
83
Existe una abundancia de bosques y ricas maderas, muchas de ellas utilizadas en diversas
construcciones. En Tunja, por ejemplo, para la construcción del Convento de los Dominicos se
utilizan gran variedad de maderas y se reclaman “manden hacerse, repartirse la dicha madera
entre vecinos y encomenderos, a saber: 100 vigas: las 20 de 40 pies de largo; y las 60 de 24 pies
de largo; y otras 20 de tres pies de ser gruesas para el suelo del Coro, y éstas tengan 40 pies
de largo (cerca de 14 metros); y así mismo, 150 varas de 20 pies de largo…”( Cabildo de Tunja,
1574-77, f.124r)
84
Real Audiencia
59
hace de él en todo el Nuevo Reino. En cierto paraje de su distrito, a una legua del
pueblo al poniente, se solía dar un trigo muy medrado85
y más aventajado que en
otras partes en fertilidad y crecido grano, pero de tan malas cualidades que quien lo
comía se pelaba, y aún los animales. Por donde se vinieron a llamar estas tierras
Los Peladeros; si ya esto se ha mejorado por las buenas labranzas que se le han
hecho a las tierras, por serlo las de todo este distrito tan abundantes de esta cosecha.
Se han dado a sólo esta granjería en esta villa sus vecinos, si bien algunos las tienen en
ser también arrieros, con grandes recuas de mulas que tienen.
“Remedió la naturaleza la necesidad que había de tener estas tierras de molinos,
con una cantera donde se sacan piedras para ellos tan famosas, que lo que es en todo
el Reino, pues todo él se provee de allí para sus molinos, trayéndolas los indios
hasta esta ciudad de Santafé, de distancia de más de treinta leguas, por los rodeos
que las traen rodando (por no dar lugar la fogosidad de la tierra que vengan en
carros) que es cosa de admiración verlas traer y llevarse a otras partes,
subiéndolas y bajándolas por cerros y montañas inaccesibles y, lo que más es,
pasándolas por muchos ríos sin puentes ni otro socorro por unas balsas de eneas,
unas piedras de más de doscientos quintales de peso. Esta cantera es de los propios
de la Villa, aun se da por cada una que se saca para fuera de sus términos, dos
pesos, y para dentro de ella uno.
“En esta sierra que hemos dicho tiene a sus espaldas buenas minas de plata,
cobre y mucho hierro; pero sus vecinos, hallando mayor granjería en lo dicho,
dejan la que de esto se puede seguir, aunque todas no han bastado para que el
pueblo haya crecido en mayor número que de cuarenta vecinos tasados, si bien sus
ánimos son tales que el de cada uno parece tiene los de todos. Pues sustentan en
tan pequeño número, por su mucha devoción, dos conventos dentro del pueblo; el
nuestro y otro de San Agustín , y de la misma orden a distancia de dos o tres
leguas, otro de recolección que se llama La Candelaria, fundado en un estrecho
valle de apacible temple, a la margen de un median y agradable río, que todo
convida a la santidad y gloriosa fama que el convento tiene, por cuya devoción es
frecuentadísimo de todo este Nuevo Reino. Pero quien más le acude al sustento es la
de este pueblo de la villa, como también socorre a otro de recoletos que a una legua
de ella al poniente se comenzó a fundar los años pasados, de la Orden de Nuestro
Padre Santo Domingo, en un desierto, habiendo tenido por principal fundador una
santísima y milagrosa imagen de un Ecce Homo (de quien ha tomado nombre este
convento) que tenían allí de muy antiguo los señores de unas casas que estaban
pobladas en el sitio y las dieron para el efecto”. 86
“La villa de Santa Maria de Leiva (en 1616), poblada de españoles, goza de
tierra templada y útil a ocho leguas en redondo, así para la labor como para
ganados. Al pie de la sierra nace un arroyo en que hay seis molinos, que
85
Mejorado, abundante. 86
Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales,
Tomo VI. Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1981 págs.471-474
60
están en un cuarto de legua de la Villa, cada molino con una rueda, que muele
entre noche y día seis hanegadas.
Dos arroyos nacen en la sierra; tres ríos (Suta, Cane, Sáchica) hay en su
distrito; del Cane se saca una acequia que cuando hay necesidad se trae a
mover los Molinos.
Siémbrase gran cantidad de trigo, cebada y garbanzos, higos, duraznos,
granados; a una legua el monte de madera y leña; dáse bien el ganado cabrío
y ovejuno.
No tiene la Villa privilegio alguno, ni merced alguna de Su Majestad, ni escudo
de armas. El escudo de las Reales está en la Casa del Cabildo sobre la plaza.
La población es cuadrada; buena plaza y ochenta casas de vivienda, de las
cuales sólo seis de paja. En la plaza ocho tiendas cubiertas con teja con
portales delante, sobre pilares y arcos de piedra.
Residen en la Villa un Teniente de Corregidor de Tunja, dos Alcaldes, dos
alguaciles, un Escribano público. Estos alcaldes ordinarios los nombra el
Cabildo de Tunja el Año Nuevo, más uno de la Hermandad, cuatro Regidores y
un Procurador.
Hay una pedrera de donde sacan las piedras para los Molinos .
No tiene la Villa Encomenderos; sus moradores son la mayor parte labradores, y
trabajan los campos con indios mitayos jornaleros. La iglesia parroquial tiene
su Cura Beneficiado, y dos capellanes instituidos por los licenciados Zaraza y
Juan de Castellanos. 87
Háse comenzado a fundar un Hospital fundado por el Licenciado Zaraza, vecino de
la Villa, y están hechas las paredes de buen edificio. Hay un Convento de frailes
Agustinos con un Prior, un sacerdote y dos coristas. Se ha comenzado a edificar
una ermita de Santa Bárbara”. 88
87
“Los capellanes instituidos por don Juan de Castellanos fueron su nieto don Gabriel de Rivera
Castellanos y su sobrino don Alonso de Castellanos.” Nota de Fr. Alberto Ariza en La Villa de
Nuestra Señora de Villa de Leiva)
88
“Relación sobre la Villa de Leiva” Ordenada por el corregidor de Tunja Don Juan Ochoa de Unda
Aáuregui, En: Documentos inéditos de las Indias” de Pacheco, Cárdenas y Torres de Mendoza, t. IX,
p. 449, 1ª serie, Madrid 1864. Citada por Fr. Alberto Ariza, La Villa de Nuestra Señora de Leiva
61
Cuentan los habitantes
Visiones Actuales
“Los indígenas existían en Colombia hacía siglos, antes de venir Cristóbal Colón,
porque ese llegó fue a conquistar esta Colombia; los sabios lo llamaron con el apodo
del Loco, pero de loco regaló un mundo nuevo a un mundo viejo, y le dijo al diablo:
esa tierra ignorada tiene las entrañas de oro. Colombia era una montaña inmensa, el
extranjero era por allá… Esto no hace sino quinientos años nomás que fue abierto, esto
era una montaña llena de indígenas, de tesoros, de lagunas, de encantos. Bogotá era una
laguna, pero el Bochica le mandó una vara y la secó. Aquí, los indios hacían sus
siembros de maíz, de nabos, de ruba y de gubios. En Iguaque hubo mucho atropello
hasta que acabaron los indígenas,¡la pirámide de huesos que dejaron los conquistadores!;
y a otros pocos los conquistaron los Padres, les quitaron las tierras, las riquezas se las
llevaron para el extranjero hasta que se apisonó aquí Simón Bolívar.
La laguna de Iguaque era juntada desde el principio del mundo, porque la tierra era
informe, vacía, cubierta de agua y de tinieblas; se llamaba la masa blanca al principio
de los tiempos, después fue el firmamento cuando apareció el hombre y su compañera.
Bachué no se dejó conquistar, cuando vinieron los conquistadores a matarlos, se echó a
ahogar en la laguna de Iguaque con el indio cacique y ahí se volvieron unas culebras de
oro en la barriga de la laguna, se encantaron allá, pero no se dejaron conquistar. Hicieron
una punta de miles de indios desde Loma Alta hasta la laguna y se echaron en cordón
uno tras otro, se ahogaron íntegros en la laguna, allá quedaron y allá se encantaron”. 89
“Cuando los españoles vinieron, entonces se recogieron todos los indígenas que habían
de Tunja, Sogamoso, Iguaque y otros lados, eran como unos diez mil o quince mil
propios indígenas, y se vinieron y se colocaron en el sitio llamado Loma Alta; del punto
de Loma Alta al punto de la boca de la laguna, hay aproximadamente nueve kilómetros
89
Gabriel Amado
62
de distancia. Ahí se cogieron de mano en mano, y cuando mandaron todas sus
pertenencias, todas sus joyas al fondo de la laguna, se fueron mandando uno por uno
al fondo de la laguna y todos están allá; no se sabe si estén vivos o estén muertos, pero
no se dejaron coger de nadie, no se dejaron conquistar y ahí están encantados”. 90
“El misterio de los indígenas fue que po’aquí llegaron los españoles, pues fue
equivocada la España, pero vinieron a topar los indios y les metieron la bayoneta y
los levantaron pa’rriba hasta que murieron dando vueltas; ahí fue cuando el Señor dijo
que no se podía así y, más tarde, fue cuando nombró a Simón Bolívar, que era el
llamado a librarnos. Era que los indios eran mal mirados, mal tratados; ellos eran a
tomar su chicha, a comer su maíz, su arracacha, su alverja, todo bueno, y los cogían
y les dañaban sus cultivos de maíz y los ensartaban con bayoneta pa’quitarles la tierrita
de ahí abajo, donde dejaron todas esas piedrononas enterradas de pa’ dentro, donde
cuentan que es del diablo; pero, pa’ yo que los españoles si eran diablos, eso contaba mi
abuelita Epifania”. 91
“Los indios se la pasaban era en la quebrada cazando y pescado sardinas y las indias
encima de las piedras hilando lana y poniendo cuidado que no llegaran los españoles a
coger a los indios; los indios le tenían miedo a la escopeta o al tiro, y venían los
españoles y les echaban tiros. Los indios dejaron mucha riqueza, ya sabían que había
una mina de sal y negociaban con los indios de allá, venían a traerles sal, y estos la
cambiaban por las esmeraldas de Muzo y le vendían a los indios de aquí; también,
cambiaban por la arracacha y el maíz que cultivaban en otro mercado, en Peña Blanca.
Por eso los de aquí dejaron mucha riqueza; en el siglo pasado, se encontraban
esmeraldas y bolas de oro, en esas piedras del Alto de Rojas, por ahí se encontraron un
entierro de los indios con unas caretas de oro pintadas y unas argollas de la nariz y
zarcillos. Como en el año veinticinco, un señor aquí se encontró un entierro y le contó a
un compadre, y cómo sería que el compadre le dio un potrerito por ahí arriba y con eso
se formó muy rico”. 92
“Los muiscas, que son los mismos moscas, cultivaron su estada en lo más alto de la
Cordillera Oriental; las costumbres eran muy pobres aquí, vivían casi desnudos,
cambiaban la loza de barro en Furatena; allá sí eran ricos porque tenían esmeraldas y les
suministraban la sal”. 93
“Contaba mi abuelo, Juan de la Cruz Cortés, que le contaba el papa de él, don Seferino
Cortés, -el padre de todos los Cortés que era mitasiado de español, chibcha y criollo, él
no era legítimo español- de la esclavitud que tenían los nativos por allá en 1840. A los
nativos los ponían a trabajar a pan y agua, les pegaban, a los pobrecitos los maltrataban
mucho los españoles, no había compasión de nadie; y recordamos nosotros, según la
historia, lo que pasó en el Socorro cuando Manuela Beltrán, que rasgaron los carteles
que pedían un impuesto que no les gustó a los nativos, pues no tenían favorecimiento de
90
Fideligno Amado 91
Maximino Alfonso Bautista. q.e.p.d 92
Manuel Rodríguez 93
José Heliodoro Cortés C
63
nada, y de ahí fue cuando salió el grito de independencia; o sea, había un dominio muy
grande de los españoles sobre los nativos”. 94
“En la Villa de Leyva, antiguo asentamiento de los indios muiscas, no había indígenas
a la llegada de los españoles (…) En Villa de Leyva hay una buena razón para haber
desaparecido el ancestro indio desde los precolombinos: la carencia de agricultura, sin
la cual el indio no podía vivir…” 95
“Monquirá fue primero que Villa de Leyva, alcancé a conocer la iglesia y una casa de
balcón y otra casita, el propietario era Valerio Ferro. Allá iban a fundar a Villa de Leyva
y sucede que no la pudieron fundar, por el motivo que no tenía agua, era muy sequito el
terreno y allá quedaba muy distante del camino de Arcabuco y Tunja. Entonces se vino
Andrés Díaz Venero de Leyva, se vinieron los fundadores a este sitio que era un
charrascal pero con la abundancia de agua y echaron a hacer las casitas; y dicen que los
mojones que pusieron aquí fueron unos cardones”. 96
“Cuando Cristóbal Colón vino y vio que aquí había otro país, entonces a varios presos
españoles los embarcaron y los mandaron; ellos sabían que había otras tierras, otra finca.
Tantos días embarcados que ya estaban cansados y dijeron: si nos demoramos mucho en
salir a tierra nos echamos al agua ahora, entonces Cristóbal Colón dijo: aquí ya vamos
a llegar a la orilla porque se ven las ramas de las matas. Y ya descubrieron acá, esto era
habitado por indios y había cuatro indios principales; entonces, para edificar el pueblo,
habían hecho primero la iglesia de Monquirá y se escasió el agua; al escasiarse allá,
entonces ya vino Andrés y examinó aquí todo esto y vio que aquí sobraba el agua,
porque estaba al pie del cerro, y dijo: el pueblo queda bueno es acá y fue cuando él
edificó todo el pueblo en este sitio.
El nombre primero era Santa María de Villa de Leyva, ya después le pusieron Villa de
Leyva; cuando yo era joven, me acuerdo que la gente decía tengo que ir a la Villa, no
decían Leyva, y después se oyó que ya era Leyva, pero ahora hay que decir Villa de
Leyva, el nombre completo, y a los nacidos en Villa de Leyva les dicen villaleyvanos”.97
“Cuando se hizo la fundación de Villa de Leyva, Tunja tenía un problema grande que
eran los marañones, que habían llegado de soldados y venían de camorra; los tunjanos
piden que los saquen y le toca a Andrés Venero de Leyva buscarle la solución, la única
opción es ponerlos a hacer un pueblo, una villa; se fueron los marañones a fundar la
Villa y, desde esa época, viene como un poquito esa tensión, pues, los marañones nunca
quisieron a los tunjanos y los tunjanos no los quisieron porque se estaban enamorando
de sus hijas, era un problema sexual en esa época de Inés de Hinojosa.
En cuanto al papel que jugaron los dominicos en la demanda de la fundación, existen
unos documentos de la Academia sobre ese problema: era una zona en disputa, los
94
Julio Edgar Cortés 95
Gonzalo Canal Ramírez, en: “Villa de Leyva”. Canal Ramírez Antares. Bogotá, 1981 96
Gabino Casallas 97
Miguel Arturo Sanabria
64
dominicos llegan a estas tierras quince años antes de la fundación de la Villa, todavía no
era el gran poder de ellos ya que eran pocos y estaban más en Tunja, eran doctrineros y
estaban muy aliados con los encomenderos, la fundación afecta los intereses de tierras y
este era el lugar más apropiado porque la otra zona, en Saquencipá, era muy seca; luego
se traslada la Villa.
Villa de Leyva se convierte en un centro católico de comunidades; muchas comunidades
religiosas, como dominicos, agustinos, franciscanos, hospitalarios y carmelitas, casi
todas piensan en Villa de Leyva como un lugar de paz, de reposo cristiano, de
evangelización. Se hace el convento de Santo Ecce Homo y las encomiendas alrededor
del convento, pero el convento tuvo el estilo de crear las huertas caseras para darle a las
gentes como auto suficiencia; en el caso de Villa de Leyva, el eje fueron las del trigo”. 98
“La primera fundación fue en el sitio actual, que quede muy claro; cuando vino la
primera comisión, en 1547, Juan de Mayorga y Salazar bajó por aquí, se encontró el
laboratorio astronómico que estaban haciendo, fundó Monquirá y anotaba que era en el
valle de Saquencipá; pero, ya España sabía que aquí había un cacique Saquencipá, un
Cupaquén, un Goranchacha. Esto lo digo con papeles a bordo, a mí no me vienen con
cuenticos; Monquirá se fundó veinticinco años antes que Villa de Leyva, sobre los
terrenos de Saquencipá, y limitó en su área con Sutamarchán.
Mi teoría es que el traslado de la Villa no se llevó a cabo, la reclamación la asesoró un
señor español de Sáchica, porque Saquencipá era compadre con los sáchicas e hizo la
demanda para que no le afectaran sus territorios, entonces pidieron que se corriera
hacia el cerro para no mortificar la parte plana donde está Villa de Leyva.99
En España
fue atendida la reclamación y se ordenó que se trasladara la Villa, pero no se cumplió.
En los límites de la fundación de la Villa, es mi teoría, estaba incluido el molino de Juan
de Otálora, que corresponde más arriba de donde se llaman las Esmeraldas y quedaba en
el plan del Desaguadero, en el punto donde desaguan los ríos de Samacá. La estancia del
encomendero Juan Barrera era por el lado de Aposentos, ya había trigo y molinos de
piedra.
Nos toca ubicarnos donde ellos se situaron para fundar la Villa, ese sitio es donde
actualmente está la escuela del Duruelo, arriba de la plaza de mercado, porque desde
ahí se divisaban los dos ríos que se mencionan en el acta de fundación, las dos
vertientes, San Agustín y San Francisco; en medio de las dos vertientes se hizo la
fundación. Pidieron que se retrocediera hacia el cerro, que para ellos no producía nada,
era un pedregal, y que la parte labrada, donde queda todo plano y está la ciudad, les
98 Javier Ocampo López
99
“Nueve años después, en 1584, el Corregidor de Tunja Don Antonio Jove, atento a las continuas
quejas de los indios, presentadas por el Procurador de la Villa, puso término al pleito con el
traslado de la Villa, en 1584, que estuvo muy lejos de ser “cumplida justicia”, pues las tierras
invadidas nunca fueron restituidas a sus antiguos dueños, quienes por mucho tiempo lamentaron
desde la Sierra del Llanto el injusto despojo de que fueron víctimas.” (Fray Alberto Ariza: La Villa
de Nuestra Señora de Leiva)
65
hacía falta; tuvo razón la reclamación; y en ese momento, las aguas eran abundantes y
las condujeron por un caño de piedra perforada a la plaza principal.
La causa de la fundación de Villa de Leyva, antes de 1572, fue porque los muchachos
que vinieron con la expedición de ganadería de Jerónimo Lebrón, quedaron cesantes y
comenzaron a poner pereque y se vinieron a Tunja; llegaron a una tierra de trigo y, como
la sabían labrar, les adjudicaron junto con unos de Tunja y otros de Bogotá, una serie de
solares que algunos devolvieron. Todo fue en contra de los pobres indios, todo eso
motivó para avasallarles; eran cuatrocientos ochenta indios, en el momento de la
fundación, de aquí los sacaron, y como a los terrenos áridos poca importancia le daban
los invasores, ellos se defendieron por la peña. El primer español que vino aquí, que se
hizo a catorce haciendas grandísimas, se llamó Cristóbal Pardo, mi antepasado, que se
hizo al otro lado del río; cogió las vegas donde está la sal, por ese lado atajó a los indios
en su hacienda Barragán, cogió cincuenta indios y los enseñó a trabajar en unos
charrascales brutales y de ahí no salieron; por el otro lado, los atacaba una familia
Ferro, que es donde están los Borrás hoy. Nada les costó posesionarse e instalarse en las
tierras de los indios, porque había un decreto que tenía cárcel el que llegara a reclamar
algo, ahí está en la historia; entonces, ellos no podían sino sufrir el hambre, los sacaron
para la parte árida y allá murieron más de doscientos indios, no tuvieron salvación. Más
tarde, a principios del siglo XX, don Juan Bautista Rodríguez, que era de Sutamarchán,
se fue para ese lado e invadió la hacienda, hoy La Primavera, y sacó a los indiecitos que
eran muy agricultores; ellos tenían sus cultivos ahí en las vegas y se fueron para el
peladero, que está contiguo a las peñas donde quedaron reducidos, ahí hicieron sus
socavones y ahí es donde nosotros encontramos las múcuras.
Hicieron a Monquirá, Suta, el valle de Santo Ecce Homo, Gachantivá, que se llamaba
Dos Quebradas, Yuca; entonces, apareció un verano, escaseaba el agua; y los españoles
que no eran tan pendejos, dejaron esos pueblos y vinieron a crecer a Villa de Leyva;
sobre cuarenta y ocho huertas crecieron otras tantas, sobre los ejidos que habían dejado
al fundar, que eran una parte de la Osada,100
lo de las monjas, La Palma.
Las piedras de la arquería de la casa de Juan de Castellanos, las labraron en la pedrera
de don Elías Sotelo101
y las trajeron, pues un indiecito tenía la fuerza de una mula, de
dos, y de eso los mataron; esa era la intención del español, salir de ellos de una forma o
de otra, pues no era para rendir sino a mermar; a ellos, no les convenía que vivieran los
indígenas porque eran peligrosos para un futuro, entonces, les metían las cargas más
violentas hasta que los acabaron; los españoles eran envidiosos y eso quedó inoculado
por la costumbre de España que en mala hora llegó. Cosa tan serie la sangre española,
que si me la filtran,¡tome y llévesela por los delitos que cometieron: por los hechos, por
la barbarie, por el robo, por el atraco! ”. 102
“Villa de Leyva tuvo dos fundaciones, una en diciembre y otra el 12 de junio de 1572;
a la fundación se opuso un señor llamado Juan Barrera; y don Andrés Díaz Venero de
Leyva, natural de Laredo, España, siendo presidente, en tiempo de la colonia o del
100
Se refiere a los terrenos del Molino de Losada,actual sede del Museo Paleontológico. 101
Ver minas de travertino para más información. 102
Melquisedec Cortés Cortés
66
Nuevo Reino de Granada, fue la única persona que favoreció a los naturales. La primera
fundación de Villa de Leyva fue en el cerro de San Marcos, ahí contra el cerro, al norte
de la población, en San Marcos que era de las monjas y que hoy es la hacienda del
doctor Enrique Gómez; y el primer convento que hubo en la Villa de Leyva, fue San
Agustín”. 103
“En tiempos del virrey Gil Cabrera, lo primero que los españoles ordenaron hacer fue
el cepo; el cepo eran dos palos gruesos, altos, con agujeros, donde les introducían los
pies y los sujetaban, apretados, por horas hasta purgar las penas; el muñequero era para
las mujeres, era un palo bastante grande y grueso donde cabía la muñeca de la mujer, el
alguacil le amarraba las faldas con una serpentina roja, teñida con cochinilla, que era una
trenza del mismo cabello de las mujeres, y las colgaban; también, a las que robaban y
decían vulgaridades les ponían la mordaza, un palo metido en la lengua que tenía unos
agujeros en las puntas y se amarraba atrás”. 104
“Los españoles llegaron a Turca y duraron quince días en el caserón de un padre, José
Joaquín Murcia, que era criollo y estaba muy rico; pasaron a Suta, cuando el río se
formó porque se desaguó la laguna de Rúa; luego por Tunjacá, hoy Tinjacá; siguieron a
Ráquira; ellos comían muy mal porque no había sino asno, y los asnos también eran
españoles.
A la llegada de los españoles, como los indígenas eran enfurecidos, bravíos
completamente, entonces los castigaban en el cepo. La viga del cepo la trajeron de
Cardonal y se hacían unos agujeros para meter las piernas. El alcalde mandaba a poner
dos, tres, cuatro huecos por medio, para el varón era así; y en las puntas de los palos,
echaban candado, barreno, y ese hombre no podía moverlo nadie, quedaba asegurado,
quedaba envasado. A las mujeres se les ponía el muñequero, eran colgadas, y el alcalde
tenía que vestirles la enagua bien amarrada, porque ellas no tenían ropa interior, y ahí
duraban siete o nueve días, lo que el alcalde ordenara; otro castigo era la mordaza.
El cepo continuó después, yo lo conocí; vi cuando el alcalde, Luis Alejandro Barrera,
metió a un arrendatario suyo, Repudio Padilla, que incumplió con una plata del
arriendo. No llegó la plata y había unos hombres, los comisarios Gregorio, Salustiano y
Gervasio, que se encargaban de hacer lo que el alcalde mandara, y metieron en el cepo a
ese arrendatario, y nosotros niños, salíamos de las horas de estudio y lo vimos… era así
la prisión española”. 105
103
Noe Leví Cortés C 104
Aminta Cortés 105
José Heliodoro Cortés C
67
Capítulo III
Siglos
XVIII y XIX
68
La Villa y el Territorio
“La Villa tiene los cuatro dichos conventos y buenas casas de teja, altas y varas,
buenas casas de cabildo, que fomentó don Javier de Neira y enfrente buenos
portales; con trescientos vecinos, aunque los más no tienen tierra propia, porque los
Neiras y Castros y Cárdenas, que son casi una familia, lo tienen abarcado todo”.
“Es uno de los mejores temperamentos de todo el reino, frío, templado, ameno,
deleitoso y en vistoso llano, con muy buenas aguas, y trigo que produce las
mejores harinas del Reino, con suma abundancia, y en su territorio se dan de
todos frutos y semillas y olivos, que producen aceitunas como las de España, en
la villa y en Sutamarchán, donde las he visto en las haciendas de los Baños y de
los Neiras, y si no hubiera prohibiciones de que se sembraran en este Reino, se
produjeran con suma abundancia olivos y parras(...)
Nótese que todo el país del distrito de la Villa de Leyva es uno mismo, con sus
lugares comarcanos templados, llano ameno, con sus quiebras de ríos y quebradas
con fértiles riberas fue muy abundante en trigo, de donde salían las mejores
harinas del Reino, para Santa Fé y otras partes, hasta que en año de 1691 a 23 de
agosto, acaeció un horrendo eclipse de sol que agotó toda aquella tierra con el
malogro de sus abundantes cosechas de trigo; al comenzar a granar sus espigas se
llenaba su caña de un polvillo de color de tabaco que impidiendo la producción de
sus granos y quedaban vanas sus aparentes espigas y frustradas sus esperanzas de los
labradores; epidemia que duró mucho tiempo en todo este Reino y en particular en el
país de dicha Villa, por lo que vino su descaecimiento y escasez suma por lo que
desertándola muchos de sus moradores quedaron casi desiertas sus casas y labranzas,
arruinándose los más de sus edificios, por lo que se redujo su población a un
arrabal, a lo menos respecto de lo que fue.
Fuera de la suma abundancia de sus trigos, producía y aún produce otros
muchos frutos: maíz, papas, cebada, habas, arracachas, cebollas, etc., y como
dicho tenemos, viñas de olivares en las huertas de los Baños y de los Neiras.
69
Uno de éstos, don Javier, me aseguró, que aunque dicen tardan muchos años en
su huerta, a los seis años comenzaron a fructificar, y el doctor Salvador me dijo
que en su huerta al segundo año dieron fruto...
“…Tiene abundantes aguas cristalinas y saludables, y aunque es seco lo más del
territorio, esto se remedia con el mucho riego que tiene por todas partes”.
“…y (Yuca) tiene muy a propósito para olivares, que las tienen en Suta, que
producen excelentes aceitunas”.
“(Hay) los árboles que llaman muelles, parecidos en las hojas a los sauces, de
los que hay muchos en las tierras frígidas, muy crecidos y frondosos; es madera
fuerte; su fruto, como agraz menudo, de que se hace miel saludable para purgar
los achaques de frío, porque es muy cálido. La resina que destila su tronco tiene
los mismos efectos que su fruto, el cual en estando maduro es colorado. De sus hojas
cocidas se hace saludable lavatorio por ser cálido y estítico; picada la corteza
destila leche que deshace las nubecillas que salen en los ojos. Sus cogollos limpian
los dientes y aprietan las encías”.
“(Hay) el árbol que llaman dividivi produce unas vainas de que se hace excelente
tinta atemperada con una tierra de mina que llaman alcaparrosa, que se produce
en tierras cálidas y templadas. Y lo mismo es el árbol de cuya madera picada
sacan el que llaman campeche, que es la tinta que usan los sombreros para teñir
negro. Y esta fruta del dividivi la produce todo el año, y con más abundancia en el
verano”. 106
Mercado
“Tiene buen mercado un día a la semana, y está en medio de las ciudades de Tunja y
Vélez para el comercio (…) Tiene los viernes muy buen mercado, a que concurren de
Vélez y Tunja, y muy buen comercio. Discúteselo Vélez para que fuese dicho mercado
en el lugar del Santo Ecce Homo; defendiólo don Javier de Neira y quedó dicho
mercado por la Villa y a Vélez se concedió que los lunes de cada semana hiciese su
mercado en dicho lugar del Santo Ecce Homo. Los otros litigios sobre la extensión
de la jurisdicción quedaron por Vélez y por Tunja; esto es, que pretendía la Villa
comprender al Santo Ecce Homo hasta cierta quebrada, y esto quedo por Vélez;
pretendía a Chiquinquirá, y esto quedó por Tunja”.
Resguardos107
“…de lo que se conoce claro que dichos pueblos no sólo no tienen de resguardo la
legua que manda la ley, pero ni aún un cuarto de legua, aun con tener en este distrito
más tierra los vecinos blancos que los indios y aun esto se les ha quitado a
algunos. No se qué sienta sobre esta opresión”.
106
Vicente Oviedo,1761: “Cualidades y Riquezas del Nuevo Reino.” 107
Ver Anexo Nº 4.
70
Curatos
“En dicha villa es la que menos distrito tiene entre todas las villas y ciudades
de este Nuevo Reino, pues ni aun tiene el que las leyes disponen, no sólo en
cuanto a jurisdicción real, más aún cuanto a curato. Para éste determina la Ley
6ª, Título 5º, Libro 4º de las de estas indias, en cuanto al lugar de españoles que
haya de tener cuatro leguas de tierra útil por cada frente; en cuanto a
jurisdicción real debe tener, según la ley, cinco leguas por cada frente, y la
Villa de Leiva no tiene ni aún una legua, pues a media hora de camino aún no
tiene, hacia el Norte, el río Cane y hacia el Oeste o Noroeste el lugar del Santo
Ecce Homo y pueblo de Yuca, que sonde la jurisdicción de Vélez y le deslinda;
hacia el Oriente el río del Desaguadero, que le deslinda con Tunja y lo mismo
casi hacia el Sur, donde deslinda también con la jurisdicción de Tunja; y toda esa
limitación tiene en su distrito de jurisdicción real (que los parroquiales un puño
de que no tiene un cuarto de legua), los curatos de Ráquira, Tinjacá, La
Candelaria, Sáchica y Chiquiza con Iguaque, que es un curato de dos pueblos y
aun se le ha extinguido el curato o pueblo de Suta y trasladados los indios al
pueblo de Monquirá, que también está en su distrito…
…“ Con ser tan corto el distrito del curato de la Villa de Leiva y estar tan
arruinada su población que no hay la mitad de lo que fue, según lo demuestran
sus ruinas, tendrá 300 feligreses, y de éstos la mitad de ellos pagará su
fanegada de trigo y de maíz de primicia, o sea la tercera parte; con esto basta
para que sus primicias renten al cura 400 pesos al año, y creo que el curato
tiene algunas capellanías, una de ellas es casa de cura, con plata labrada y
alhajas. Si se restituyen a los curas de ciudades y villas los novenos secuestrados,
le señalaremos de renta al cura 1,600 pesos(…) Su iglesia es una de las mejores del
Reino y tiene la Villa convento de San Francisco y de San Agustín, y de San Juan
de Dios, a cuyo cargo está el Hospital y monasterio de monjas carmelitas…
Iglesia parroquial
(…) La iglesia parroquial, como dicha queda, es de las mejores fábricas y bien
ornamentada, y lo más de su ornato se debe a la devoción de don Javier de Neira,
que es el principal benefactor de ella y del lugar. Tiene cerca de 50 varas de largo y
24 de ancho, con dos capillas inmediatas al presbiterio, cuyo crucero es primoroso,
y lo quisieron imitar en Chiquinquirá, pero no pudieron”.
Monquirá
“El curato del pueblo de Monquirá, cercano a la Villa de Leiva, que no dista un
cuarto de legua, su temperamento el mismo que el de la Villa, tiene iglesia de
tapia y teja, pequeña y poco ornamentada, que la fomentó don Javier de Neira, tan
benefactor de las iglesias, que si ésta le debe mucho fomento, más le deben las
iglesias de la Villa y la de Moniquirá y la del convento de La Candelaria y el
Monasterio de las Carmelitas de dicha Villa. Era corto este curato y lo era también
el de Gachantivá…” (…)También se le agregaron en la visita que hizo el señor
71
oidor Verdugo, los indios de Sutamarchán, porque su iglesia estaba ruinosa y eran
pocos, teniendo, según me aseguró tiempo hace el cura, que fue allí don Nicolás
López, 300 vecinos blancos con todos estos aditamentos. Juzgo tendrá dicho curato
80 indios por todos y casa de 60 vecinos y excelentes tierras e uno y otro resguardo
(Gachantivá), especialmente para trigos(…) El resguardo de Monquirá es corto”.
Gachantivá108
“Era corto este curato, y aunque está cercano, esta de la otra banda del río Cane,
y por lo tanto es de la jurisdicción de la ciudad de Vélez. Este Gachantivá tiene
iglesia pequeña, de tapia y teja y sin ornatos. El resguardo de Gachantivá es
bastante lato, su mismo cura actual me aseguró en cierta ocasión que producía 700
pesos; yo lo que le asigno de renta son 600 pesos y lo coloco en tercer orden, dado
que el señor Camacho lo puso en sexto e ínfimo orden de su escala; sería
reputándolo por sí sólo Yo tuve un pariente hermano de mi padre, llamado el
maestro don Felipe de Oviedo, que se ordenó a título de dicho Gachantivá y
jamás se quiso mudar a otro curato, aunque le ofrecieron, y murió rico, el año de
1715. (…) Su temperamento sobre ser muy sano, ameno y deleitoso”.
Sáchica109
“El curato del pueblo de Sáchica , media hora de camino de dicha villa de
Leiva, y es su jurisdicción, y es cabeza de Corregimiento; su temperamento el
mismo de la Villa y aún más templado; su iglesia muy linda y completamente
ornamentada; tendrá 30 indios o algo más, y puede tener 50 vecinos. El señor
Camacho le asignó de renta para su párroco 500 pesos y lo puso en cuarto orden
de su escala; a mi parecer no puede alcanzar su renta a los 500 pesos pero en
atención a su buen temperamento y situación y que tiene buenos resguardos en que
puede el cura utilizarse mucho en sementeras de trigo por ser tan a propósito la
tierra, con riego (y así lo ejecutan y suelen lograr buenas cosechas), lo regulo
por de tercer orden de esta nuestra escala”.
108
Pueblo indígena evangelizado por los dominicos. En el año de 1756 se le agregaron los indígenas de
Sutamarchán y se constituyo como parroquia en 1872. El poblado fue trasladado de su sitio inicial, debido
a la pérdida de fuentes de agua para abastecimiento de su poblado.
109
Sáchica significa: Sa, nombre de persona “noble”; Chi: nuestro y Ca: cercado, fortaleza. También se
le da otro significado como Sumo sacerdote. Durante la colonia fue capital de Corregimiento del cual
dependían varios poblados. En 1811, se separa de la ciudad de Tunja y su anexión a Santafé. (acta
de separación firmada en Villa de Leyva por varias poblaciones de la región.)
72
Chíquiza e Iguaque 110
“El curato del pueblo de Chiquiza, doctrina de la religión de Santo Domingo, que
todavía lo posee, tenía agregado otro pueblo llamado Iguaque; ambos tenían su
iglesia de teja, aunque con poco ornato. El señor Camacho extinguió el pueblo de
Iguaque y agregó los indios a Chiquiza, por vender aquellos pocos resguardos
que tenían, que ha sido el fin, lo que a mi me lastima mucho, consideratis
considerandos. Tendrá hoy por todos 30 indios y otros tantos vecinos agregados; su
temperamento frío produce trigo, maíz, cebada, papas y demás frutos de tierra fría.
Está al noroeste de la ciudad de Tunja; distante media jornada, y lo mismo o menos
de la Villa; rentará a su párroco 400 pesos, y es de cuarto orden, que no reguló
el señor Camacho”.
Sutamarchán
“… el pueblo llamado Sutamarchán que en sus principios fue cabeza de Chiquinquirá
y en donde se colocó de principio la sagrada imagen de Nuestra Señora de
Chiquinquirá, como consta en su historia, estaba en un llano ameno, de la
jurisdicción de la Villa de Leiva, una hora distante de ella, en camino para
Chiquinquirá y de Vélez y para Santafé, y porque ya tenía pocos indios y buenos
resguardos, en la visita que hizo el señor Oidor Verdugo, aunque tenía este pueblo
agregado el de Yuca, poco distante, pero en la jurisdicción de Vélez y 300
vecinos blancos y que tantos me dijo tenía el año de 1732 el propio cura don
Nicolás López, se mandaron agregar los indios del pueblo de Suta al de Monquirá, que
está inmediato a la Villa, y quedar el curato fundado en el pueblo de Yuca, con los
vecinos que tenía, y después se le han agregado los vecinos del valle del Santo Ecce
Homo, que eran pertenecientes al curato de la ciudad de Vélez, y éstos serían por lo
menos 400 familias dado que otros dicen que son 800 estos vecinos; será contando
los de Suta, aunque de éstos se pueden haber desmembrado algunos, por cuanto don
Salvador de Castro compró , parece en 3,000 pesos, los resguardos de Suta, y este
hombre rico los ocupara en sementeras de trigo más que en arrendamientos; y ha
quedado este curato de Yuca y del Valle, y se deberá enumerar entre los curatos
de la jurisdicción de Vélez y no de la Villa de Leiva”.
110
Chiquiza, quiere decir en lengua chibcha: “campo pelado o erial” Fue poblado y cacicazgo
indígena. Figura en algunos documentos de la colonia con el nombre de Chequiza. El conquistador
Diego Montañés Suárez, fue encomendero de Chiquiza, quien participó en las fundaciones de Santa
Fe y Tunja y se radicó en esta última, en cuya jurisdicción recibió como recompensa la encomienda
de Chiquiza. Fue regidor de Tunja, y en tal carácter asistió el 12 de junio de 1572 a la fundación del
Valle de Leiva. (Fuente: Ramon C. Correa: Monografía de los pueblos de Boyacá.)
Iguaque, fue poblado indígena. En algunos documentos coloniales figura con el nombre de Iguasque.
Los conquistadores Juan de Pinilla y Pedro Rodríguez de Carrión fueron encomenderos de Iguaque
(título de 1549). En 1771 se extingue el pueblo y se agrega a Chiquinquirá.
73
Yuca y Santo Ecce Homo
“El curato del pueblo de Yuca, que antes estuvo agregado al de Sutamarchán y
a éste, lo extinguió en su visita el señor Oidor Verdugo y mandó agregar los
indios de Suta al pueblo de Monquirá, de la jurisdicción de la Villa de Leiva. Los
vecinos blancos que tenía Suta pasaban de 300 y los del valle de Santo Ecce
Homo asimismo pasaban de 300; con que tendrá hoy el curato de Yuca 60 indios;
hablo de los cabezas de familia y no de solos tributarios; y cerca de 700
feligreses blancos, y aunque le regulásemos sólo 600 en un temperamento
templado, de los mejores y más saludables y amenos de los de este Reino y
Arzobispado, una hora distante de la villa de Leiva y una jornada escotero, o
jornada y media de cargas para la ciudad de Vélez, al este o Norodeste y hacia el
noroeste o norte de Santafé, de donde distará 20 leguas o tres jornadas, y de la
ciudad de Tunja 7 leguas, que es una jornada proporcionada, produce muchísimo
trigo del mejor que produce este Reino, y el de mayor aprecio por la bondad de
sus harinas; maíz, turmas y legumbres con abundancia, y tiene muy a propósito
para olivares, que las tienen en Suta, que producen excelentes aceitunas . Los
vecinos pagan el peso de a 9 reales de estipendio o vecindario al cura, por lo que
no puedo menos que señalarle 1.000 pesos de renta anual para su párroco, y con
el subsidio de tener el convento de los Padres de Santo Domingo, y su
administración poco trabajosa, circunstancias todas para colocarlo en el primer
orden de los curatos; y no lo hacemos por ahora, por no tener iglesia
competente y estar muy poco ornamentada; pero en fabricándole competente
iglesia, será uno de los mejores curatos del Reino y del primer orden, dado que
ahora lo colocamos en segundo”.111
___________________
"En cuanto a los lagos que ocupaban el cantón Leiva, su desaparición hubo de
ser muy antigua...probablemente rompieron sus barreras cuando cayeron las del
gran lago de Fúquene, vencidas por un mismo terremoto, según parece indicarlo la
coincidencia de latitud de ambas roturas y su proximidad, pues solo distan cuatro
leguas una de otra... rompió al O. por el Desaguadero, socavando unos cerros
margosos y deleznables que por allí lo contenían, y cayó sobre el lago de Leiva,
largo más de cinco leguas, con una anchura de casi dos leguas y ciento cincuenta
metros de profundidad tan irregular en sus contornos, que apenas medía cinco
leguas cuadradas. Sobre el lugar que ocupa la Villa de Leiva hubo doscientos metros
de agua, y los pueblos Sáchica, Suta, Tinjacá, Ráquira, Gachantivá y el extinto
Monquirá no podían existir, por cuanto las aguas dominaban aquellos asientos. La
planicie de Samacá estuvo sumergida en trescientos metros de agua....El de Leiva
rompió cerca del lugar en donde hoy se benefician las minas de cobre llamadas de
111
Vicente Oviedo,1761: “Cualidades y Riquezas del Nuevo Reino.”
74
Moniquirá... (...) Las planicies de Leiva, compuestas de margas arenáceas y silíceas,
poco resistentes al lavado de las lluvias, aparecen áridas y empobrecidas, con los
acarreos traídos de los cerros vecinos, que han quedado limpios de vegetación,
formando masas de terreno unitario, asiento de completa infertilidad (...) en Leiva
todo, excepto algunas hondonadas y pequeños valles, presenta la aglomeración de
tierras amarillentas y rojizas, cuya superficie cubren guijarros en vez de plantas; la
porción cultivable no es suficiente para sustentar los habitantes, cada vez más
numerosos, a quienes no queda otro recurso que la emigración a lugares menos
ingratos, como lo son la montaña de Ormas y cercanías del páramo de Merchán,
donde el país cambia de aspecto...”
"El pobre y árido Cantón de Leiva, posee grandes riquezas naturales; su vida
conventual se ve eclipsada por curas de vida licenciosa y malas autoridades. Gentes
de buena índole, excelente clima y tres fuentes termales. País árido, sin bosques,
cortado en toda su longitud por el rió Sutamarchán y sembrado de cerros enteramente
compuestos de margas pardas y grises de esquistos arcillosos que envuelven nódulos
calizos y de hierro carbonatado, constituyendo una masa de tierras ingratas y
unitarias regadas profusamente de amonitas. Al pie de los cerros se extiende una
planicie formada por sedimentos de un lago que debió medir más de cinco leguas
de longitud por dos de anchura máxima, y hubo un desaguadero cerca del lugar en
que hoy se benefician las minas de cobre, impropiamente llamadas de Moniquirá. "
No obstante que sea idéntico el origen de las planicies de Tunja y Leiva, la composición
del suelo y la acción de las aguas llovedizas los han diversificado totalmente....las
llanuras de Leiva, compuestas de margas poco resistentes al lado de las lluvias y
demasiado permeables, aparecen áridas y empobrecidas con los acarreos de los cerros
vecinos, que han quedado limpios de vegetación formando masas completamente
estériles(...) Tal es el especto del Cantón de Leiva...sin embargo, antiguamente
suministraba copiosas cosechas de trigo,"hasta el año de 1690, dice Alcedo, que un
eclipse de sol esterilizó la tierra"; o racionalmente hablando, hasta que los desmontes
y quemas bárbaramente llevados, privaron el suelo de la tenue capa de abono que
cubría los cerros, dejando descubierta la más exquisita, que absorber las lluvias,
sin dejar en la superficie la humedad necesaria para la vegetación de planta
alguna. Los restos de tierra cultivable han sido arrastrados a las últimas
depresiones de las llanuras lacustres, donde sustentan sementeras de trigo, maíz,
papas, arracachas, cebada, garbanzos, habas, lentejas, arverjas, frisoles y anís,
con cuyos frutos se sostiene la población de veinticuatro mil habitantes, quedando
poca cosa para el comercio, que otro tiempo era considerable en el ramo de
harinas. Por tanto Leiva es el Cantón más pobre de la provincia de Tunja, como lo
demuestra la población especifica (656 habitantes por legua cuadrada)... pobreza que
podrían remediarse los leivanos, si quisieran ser menos rutineros, consagrándose al
cultivo de los olivos y viñedos, que allí prosperan casi espontáneamente, y al cuidado
y mejora de la cochinilla que cubre los nopales silvestres, hasta en las orillas de
los caminos; con todo eso, persisten en sembrar todavía trigo, no obstante que la
exhausta tierra no les devuelve sino pocas espigas al remate de los ralos y
enfermizos tallos de una planta que ya o encuentra jugos para nutrirse(...) El
principal cuidado de los pobladores fue edificar iglesias y establecer un convento
de monjas carmelitas, que aun subsiste, y en estos días le han anexado un nuevo
75
templo dedicado a la Virgen de Chiquinquirá, con asomos de rivalizar al principal
en milagros, promesas y peregrinaciones lucrativas. La villa se compone de un número
razonable de casas de teja mal construidas y peor amuebladas, en que se albergan
cerca de dos mil habitantes....Vívese allí en la quietud y recogimiento peculiares de
las poblaciones españolas y correspondientes a la falta de comercio y quehaceres
activos, en tales términos que ni aun las autoridades cantonales se hallan en el
silencioso pueblo cuando llegamos, y habríamos ayunad todo el día no ser por el
señor Camilo Rivadeneira que, lleno de bondad nos salió al encuentro... Cerca de
Leiva y sobre el camino de Tunja nacen tres fuentes termales, una de ellas tibia y
ferruginosa que brota alrededor de un pequeño promontorio de sedimento y forma
baños naturales no aprovechados todavía, sin embargo de ser la villa uno de los
lugares preferidos por las gentes acomodadas de Tunja para ir a temperar durante la
estación de los páramos, y excelente punto de convalecencia para los enfermos de
las tierras frías.
El Cantón, no obstante su decadencia, sostiene un regular comercio domestico,
cuyas contrataciones se hacen en los mercados semanales. De Tunja y Tundama
recibe ganado vacuno, cebada, trigo, habas, arverjas, paspas y tejidos
abatanados, de lana, dando en cambio garbanzos, lentejas, aceitunas muy mal
preparadas, pudiendo ser exquisitas por su tamaño y calidad, y algunos géneros de
tránsito traídos de otras provincias. Del Socorro y Vélez recibe mantas y lienzos de
algodón, sombreros de trenza, panela, azúcar, alpargatas, algodón en rama y cigarros,
dando en cambio ganado, carnes saladas, bayetas de frisa, cueros, aceitunas y
mochilas de fique. Finalmente de Bogotá recibe ganado vacuno, sal y efectos
extranjeros, dando en cambio aceitunas, carnes saladas, cueros de res y de ovejas. El
movimiento de valores que determina este pequeño comercio no pasa de 90.000
pesos anuales y mantiene en actividad algunos telares de ruanas, bayetas y lienzos y
diez herrerías que suministran instrumentos de agricultura, frenos y clavazón,
quemando carbón de piedra sacado de las buenas minas que asoman por todas
partes en la superficie del suelo, y son las únicas que se labran con
generalidad, pues las hay también de cobre, plomo, hierro, azufre y nitro, y aun
se asegura que los cerros al occidente de la Villa guardan criaderos abundantes
de plata; riquezas latentes de que nadie se aprovecha por falta de medios y de
estímulos industriales.
La población se compone de blancos e indios, por mitad, robustos, sencillos y
trabajadores, particularmente los que moran en los campos; gente de tan buen
índole, que en el transcurso de un año (1849) no hubo más de un reo de
homicidio, cuatro de heridas y veintisiete de hurtos desmañados y miserables en
el conjunto de veinticuatro mil habitantes, por cuya mejora intelectual y moral, nada,
absolutamente nada, han hecho las corporaciones ni el gobierno local. A los
funcionarios civiles que pretendieron rechazar este cargo justísimo, les contestaría
desde luego con una observación, a saber: que en todo el cantón no aprenden a leer
sino ciento diez niños, en cinco malísimas escuelas. A los curas, maestros
presuntos de buenas costumbres, les contestaría diciéndoles que de setecientos
doce nacimientos que hubo en el año citado, cuatrocientos cuarenta y tres fueron
legítimos y doscientos sesenta y nueve ilegítimos, es decir, que pesa sobre su
76
conciencia sacerdotal el treinta y seis y medio por ciento de nacimientos bastardos,
a los cuales los mismos curas, con señaladas excepciones, contribuyeron y
contribuyen escandalosamente, viviendo de manera que los desautoriza para reprender
a sus feligreses la licencia en el vivir; tal vez en gran parte imitada de los
llamados ministros de la moral, que suelen introducir la corrupción a cara
descubierta en los pueblos pequeños”.112
“ El territorio del cantón comprende treinta y cinco leguas cuadradas granadinas
(…) Su población alcanzó, en 1850, a veintitrés mil novecientos cincuenta y dos
habitantes en proporción de setecientos quince habitantes por legua cuadrada.
Producciones Agrícolas
Trigo, maíz, papas, arracacha, cebada, habas, arverjas, garbanzos, frisoles,
lentejas y anís. Hay hermosas plantaciones de olivos, pero descuidadas. El fruto
grueso y pulposo lo echan a perder reduciéndolo a malas aceitunas, por falta de
arte.
Abunda la cochinilla en nopales silvestres, de que no se hace gran caso.
Manufacturas
Bayetas, sacos, mochilas y sogas de fique; sombreros de ramo; aceitunas de
excelente calidad, pero mal preparadas.
Minerales
En los cerros, al O. de la Villa, se labraban antiguamente ricas minas de plata, hoy
abandonadas. De las de cobre superior, solo se labran las abundantes que llaman
de Moniquirá. Hay carbón, yeso y cal en todo el cantón; plomo, hierro y azufre
en las cercanías de la Villa, y minas en Guatoque.
Maderas
Nogal, pino, encenillo, cara, tuno, amarillo de peña, granadillo, olivo
Tintes
Cochinilla silvestre que cubre nopales arborescentes de ocho metros de alto, y
emplean en teñir ruanas, pero no saben aplicarla al algodón. Dividivi, amarillo,
raíz, chirca, palo de China, drago.
112
Manuel Ancizar: “La Peregrinación de Alpha.”
77
Plantas medicinales
Las hay todas las especies ya vulgares: terciopelo, usada para curar reumas y
fístolas; lunaria, para las fiebres; paica, cuyas hojas machacadas y puestas en
aguardiente sirven para cicatrizar toda llaga; culantro de olor soporífero; yerba
de fraile, purgante; yerba de dedo para cicatrizar heridas.
Resinas
El frailejón de las serranías destila inútilmente su trementina, superior a la
afamada de Venecia. El árbol muelle da una incisión de goma muy olorosa cuando
se quema.
Comercio
Con Tunja - recibe el Cantón: Frazadas, ganado vacuno, cebada, trigo, habas,
arverjas, papas. Da en cambio: aceitunas, garbanzos y lentejas.
Con Tundama - Exporta e importa los mismos frutos que con Tunja.
Con el Socorro - Recibe el cantón: algodón, mantas, lienzos, sombreros,
alpargatas, tabaco, azúcar y panela. Da en cambio: bayetas, cueros, mochilas,
sombreros de ramo, aceitunas, trigo, ganado vacuno y carnes saladas.
Con Vélez - Recibe el cantón. Mieles, conservas y los demás frutos que importa
del Socorro, dando en cambio los mismos que a esta provincia.
Con Bogotá - Recibe el cantón: sal, géneros y caldos extranjeros. Da en cambio:
cueros, aceitunas y carnes saladas”. 113
“Riegan el valle varias quebradas y tres ríos cristalinos, sus orillas aparecen
sembradas de sauces y Muelles (Schinus molle) pero el declivio de los cerros es
árido y cubierto de cactus, que invaden cuanto es impropio para otra cultura”. 114
“… ya en la colonia o en la república, esas riquezas se han dejado a merced de
la ignorancia, de la codicia incontrolada o de la angustia humana por conseguir
el pan de cada día: de ahí la tala, la quema, la devastación de la flora, el
arrasamiento de los árboles, como ha ocurrido en las zonas del valle que
bordea la Villa: Ráquira, Tinjacá, Sutamarchán, Sáchica y algunos otros sectores
con las desastrosas consecuencias de la despoblación forestal: la erosión y su
sombrío espectáculo… En la colonia los territorios eran administrados sin pensar
113
Comisión Corográfica bajo la dirección de Agustín Codazzi: Geografía Física y Política de la
Provincia de la Nueva Granada. 114
Joaquín Acosta, geógrafo.
78
en la conservación de los suelos, ni en el aprovechamiento de los recursos
naturales, situación que ha perdurado en la época de la república…” 115
115
N.I. Saenz, obra citada.
79
Capítulo IV
Siglo
XX
80
Tradiciones, leyendas y creencias
“Cuento de las personas mayores del campo
que fueron vividores pues en esa época
no habían libros… era a puro pulso de la voz …” 116
Laguna de Iguaque o la cultura del agua 117
“Cuando el cuerpo de la Gran Madre, Iguaque,
sea destruido o cortado se iniciará el tiempo del silencio”. 118
“Iguaque es el corazón de Bachué, es la fuente de eso, como se dice: es la raíz de todo,
es lo propio, es lo principal; la Bachué es del agua, es el agua misma y ahí está, la parte
adecuada es allá. Los abuelos contaban que Bachué y su compañero existieron allá;
cuando llegaron los españoles, y fueron a agarrarlos para sacarlos de sus tierras, la
Bachué agarró sus tesoros, todo lo que tenía propio de ella, y prefirió echarse a la laguna
y morir que dejarse conquistar; ahí fue cuando dijeron que la vieron irse a la laguna y se
convirtió en culebra, en güio, porque se encantó y quedó viva y, de ahí pa’cá, la laguna
se embraveció y no dejaba arrimar nada: graniziaba, borrasquiaba, tronaba, así hablaba
hasta que la conjuraron después; así fuera el verano más fuerte llovía, iba la gente y les
tocaba salir corriendo, y ahora la gente va y dice: eso no es cierto porque lo que hicieron
ya no existe...pero no, es cierto. Eso no es leyenda, es verdad, es historia.
En Iguaque, los antiguos conocen todo lo que es la múcura, lo que llamamos la nube;
ellos miran, ven que está en tal parte y dicen: va a llover ¡y llueve!, preciso que llueve;
conocen más que muchos, mejor que los que dan el tiempo; igual con el trueno,
antiguamente uno sí sabía cuando iba a llover, pero ahora como ya no truena la laguna,
ya no sabemos. Antes que los turistas llegaran, la laguna tenía una cosa natural, como
116
Félix Torres 117
Ver capítulo I Bachué 118
Tradición
81
viva, y cuando la gente salía allá, la laguna se ponía a tronar, se oía que zumbaba y el
cielo se ponía oscuro, se ponía a llover y lo sacaba a uno corriendo; luego fue cuando
principió a llegar gente todos los días; pero antes, vinieron unos curas y duraron varios
días, hicieron casetas, se metieron a la laguna, la bendicieron y todas esas cosas: a la
laguna la fueron conjurando, la fueron bendiciendo, le fueron echando agua bendita y
sal; a los pocos días, se empezó a escuchar el tronamento119 en la laguna de Gachantivá,
por allá en Guitoque, y después fue cuando la gente dijo que se había ido el encanto
para allá; y es verdad, porque por ahí se le escucha tronar, eso fue hace como
veinticinco años. Eso es vivo completamente, así son los ojos de agua, y si uno los
molesta la agua se huye, se retira; y lo mismo pasa con la gente, la que por lo menos
llega de otras partes, y es mire y mire y mire y joda y cogen esas cosas vivas; entonces
los encantos se huyen, se retiran, no se dejan ver ni por nada, y nosotros decimos que
eso si es vivo, porque eso ha existido mucho tiempo, desde los antiguos, desde los
indios.
Cuando yo estaba chiquita, recuerdo, un día que llegaron de Villa de Leyva unos
señores, llevaron un cosito, como un reloj con una pita, y pusieron la máquina arriba de
la casa del padrino Angelino; entonces, cuando pegaba ese jalonazo esa máquina, era
preciso que había algo de oro, un encanto, y cuando dio durísimo dijeron: aquí es,
escarbemos que aquí es; por eso digo que yo vi conjurar, era uno escarbando y el otro
echando agua bendita y rece que rece y dele y dele; y pegó lo que fue debajo de la tierra
con algo totalmente vivo, se sintió como que se corrió una pila de cajones llenos de
monedas, y dijo el señor: ¡se nos fue!, con una persona que haiga que dé contacto mal
a eso, no se deja ver, se nos fue, se va…y se puso a escribir los nombres de cada uno en
unos papelitos y los iba echando en un platón con agua, y dijo: el que se consuma es el
que no lo podemos llevar, porque por ese no se deja coger; y el que se consumió fue el
de un muchachito que era ojiverde, y dijo: preciso, por los ojos verdes, y como estaba
ahí, el encanto no se dejó coger. Ahí estaba mi hermano, él si que pensaba en sacar ese
tesoro, ya pensaba en la plata, y decía: es un tesoro, con eso podemos comprar cosas.
Mi papá si sabía que ahí estaba el encanto pero jamás se le ocurrió hacer una cosa de
esas, decía que no tocaran, que dejaran quieto, pero ellos ya no lo escuchaban; a mi papá
nunca le importó eso, decía: a mí me importa es lo propio, eso no se puede tocar, es
sagrado, es vivo, es un encanto que no se puede desterrar nunca, porque eso se va,
eso se juye,120 eso nos decía.
El encanto lo veían y lo oían las noches de menguante, oían música, oían que tocaban
pues había canto y todo eso, eso contaban los antiguos cuando iban a la laguna, pero
ahora no... eso se derrotó. Por eso digo, esas partes de esas cimas de esas cordilleras son
vivas, son encantadas completamente, por eso no podemos tocarlas...son como genios
vivos, si se tocan la agua se huye porque son cosas naturales que no se pueden tocar;
nuestros padres nos contaban, y yo creo en eso. Eso mismo pasó con el ojo de agua que
llegaron a molestar con máquinas por ahí en Leyva, en Amotuas, por Capilla, el agua se
derrotó, se mermó, la quebrada se secó en las partes que intervinieron. Esos ojitos de
agua la gente los cuidaba, la gente decía: yo prefiero trabajar con los bueyes con arado
119
Tronada. 120
Huye
82
de palo en redondo, pero nunca meterle un tractor a la tierra porque el tractor hacía
temblar la tierra, hacía fuerza, y los bueyes como son naturales, no hacían eso y la agua
entonces vivía tranquila, muy abundante; pero ahí llegó un señor, él no conocía, no
trataba con la comunidad, y quiso hacer lo que quisiera con ella, metió máquina y se
acabó todo, huyó el agua. Fue como dijeron, que el agua se retiraba si la trataban mal,
antes nunca llegaban a escarbarle, eso está probado con las aguas que son de esta
cordillera de Iguaque; y tampoco es así porque, entonces, se vendería el cerro y la
laguna se volvería nada.
Mi papá, Gabriel Amado, que tiene ochenta y dos años, contaba todo eso, que allá
iban y escuchaban esa música, él contaba hartas cosas; somos propios de la laguna de
Iguaque, del sitio Turmal, en la vereda de Carrizal. Mi papá le sacaba poemas, música,
cuentos, a la laguna; él la pintaba, hacía unos dibujos y muchos decían que era loco.
Tenía una mente tenaz, todo lo que él decía está saliendo, decía: esto va a pasar y
preciso pasaba; en ese tiempo no le parábamos bolas pero, ahorita, al ver todo lo que
está pasando, entonces ¡cómo no va a creer uno esas cosas siendo que si están
ocurriendo!
Así, esta gente de Iguaque no se dejó conquistar; a mi papá nunca lo pudieron sacar de
su tierra, el patrón121 le decía que le dejara el sitio, que le regalaba, que le cambiaba la
finca de ahí por una mejor en otro lado, en San Javier, pero mi papá siempre decía: no,
de aquí no me salgo, de aquí nadie me saca porque aquí esto para mí es un trono, no
me dejo llevar de nadie, aquí es el sitio mío y de aquí no me voy así me digan que me
dan el mejor palacio del mundo; y como no le hacía caso, el patrón lo mandaba a
conseguir para mandarlo al cuartel, pero nunca lo encontraban en la casa porque él se iba
de noche y dormía dentro del tamo del trigo; nunca se dejó mandar del patrón ¡jamás!,
es lo que es un propio indio todavía; Fideligno Amado, el papá de mi papá, era
igualito, no se dejaba de nadie. Y mi papá ahí está y ahí muere; y es verdad que esto
es un trono como dice, porque él salía de noche por arriba de la casa y, en el aljibe que
llaman El Morro, veía cosas rarísimas y escuchaba la misma música que escuchaba en
la laguna.
Ahorita como es músico, por eso se lo querían llevar para España, le daban una pensión
allá, y dijo: no, aquí me sacan en dos palos, pero por allá no voy. Es como la gente que
no se dejó conquistar nunca, no se dejó vencer de nadie ni de nada, y muchos dicen que
es un loco y no es un loco, es un ejemplo. Es que a la gente ahora le gusta es la plata,
dicen: yo vendo y me voy, pero no miran, vender la tierra es como vender a la madre.
¡Y cómo no le vamos a creer a mi papá!, si a toda la gente que los mandó el patrón que
se fueran, en toda parte donde compraron les fue mal, les robaron; en cambio aquí es lo
más seguro que puede haber, es el sitio más sano de Iguaque.
En Iguaque, ahí es lo antiguo y la propia iglesia antigua de todos los años antes de que
existiera Villa de Leyva. Las ruinas, las paredes se deben renovar, son cosas vivas, son
una reserva que se debe cuidar; ahí debajo está el pueblo indígena, ahí debería haber un
parque ecológico, donde de verdad es propio; ahí es donde debía estar una escultura de
121
Ver apartado Haciendas.
83
Bachué y no en otras partes. Vengo aquí a Leyva y veo por ahí un sitio, dizque
campestre de Iguaque, ¡cuál Iguaque, si aquí no hay ningún Iguaque, ahí no está la
Bachué!, entonces yo les digo: el sitio sagrado de Iguaque no se cuida, la persona se
acaba pero la piedra y la laguna queda; y hay gente que está recordando y recobrando
lo que es lo propio de cada uno”. 122
“La Villa de Leyva es misteriosa y su misterio está en Iguaque. Es que ese cerro es de
cuidado, ahí está la madre que se regresó a la laguna pa’ proteger a sus hijos, ahí mismo
los ve y los cuida. Los viejos me decían, que Iguaque no se puede tocar…si se toca
todo se derrumba, es que es el cerro de más poder en el mundo.
Al cerro de Iguaque, que es pura cal y agua por dentro, lo soportan unas columnas.
Varias veces el agua ha estado por salirse, pero el espíritu de la laguna no lo conviene y
tiene que estarse allá; por eso fue que los padres pusieron en el cerro, arriba del Duruelo,
un Sagrado Corazón para cuidar la curiosidad de que el agua no se vaya a salir y termine
con todos”. 123
“Iguaque es la tierra donde vivió Bachué y Bochica, para sembrar y hacer tanto bebé.
Cuando ya se multiplicaron mucho, se aburrieron y se vinieron pa’ la laguna, se tiraron a
la laguna y se convirtieron en dos grandes serpientes y los hijos venían a visitarlos; ellos
siempre reconocían que eran sus papás”. 124
“Ellos fueron los fundadores de la agricultura de la papa, el maíz, la alverja, la cebada;
cuando llegaron a la vejez, ellos mismos buscaron su lugar y se sepultaron con sus
riquezas, porque no querían que quedaran ambulantes sino recogidas en un sitio, y ahí
nació la laguna; por eso la San Pedro se llama la Bachué. Nosotros oímos la laguna, ella
pega sus bramidos, eso se levanta un neblisco y empieza a llover; y ¡ojalá se acerque
quién le eche piedra!, va temblando y no lo deja subir, lo detiene.
En los años cuarenta, el río Cane que viene de la laguna, era abundante en mucha agua,
el agua era muy suavecita y se veía correr; hoy en día, es un río muy amansado, muy
domesticado, como también se dice de la laguna que era muy enfurecida, mientras
llegara a entrar gente de otros lugares, de otras naciones, que han venido a tratar de
conquistarla. El hecho con que una persona fuera a conocerla, pegaba el bramido y
luego venía la torrente de agua, el granizo y la creciente por esas quebraditas. Había
muchas gentes antiguas que veían bajar cosas por entre esos ríos; una señora me
comentaba, que de pronto empezaron a ir personas estudiadas a sedimentar esa laguna y
empezó a enfurecerse, cuando le iban a esculcar sus riquezas porque ella tenía que ser
valiente y hacerse sentir en su derecho.
Una vez de allá salió un buey, un toro dicen, que era algo que cubría el resplandor del
sol, venía por todo el centro de esa quebrada, por el Ortigal y Mamarramos, y por donde
iba ese toro bajando, iba explayando y tumbando matas, cimientos, derribando lo que
122 Elba Eulice Amado de Pineda y Maximino Pineda 123
Maximino Alfonso Bautista. q.e.p.d 124
Simón Pedro Pineda Igua
84
fuera; eso fue como del cuarenta para atrás. Mi hermano contaba que alcanzó a subir de
la carretera de la Colorada pero el temor lo devolvió, se vino el aguacero y vio una
crecida como nunca”. 125
“La laguna se echó a perder, se acabó porque vinieron unos bogas de otro país y
conquistaron la laguna, se metieron allá. Otros turistas vinieron y sacaron un galápago
de oro, y ahí se ahogaron dos. Entonces, el encanto de Bachué se fue y se metió en la
laguna Negra; allá se fue porque se desmadró a lo que le sacaron y le botaron tantas
cosas.
También había el encantamiento en la laguna de Sota, cuando no la habían secado, y
cuando le echaron a sacar la riqueza se pasó para la laguna Negra; ahí se vió venir los
encantos, se vinieron por el viento y allí se vió un escaño asentado lleno de gente, como
de indígenas sentados en mesas de oro. En la laguna Negra estaba el encantamiento de
todo Iguaque, de allá no lo han quitado; en esa laguna existe el encantamiento de los
indios chibcha y los indios de Sote, la madre Bachué se fue para allá cuando la
sacaron de aquí. El clima cambió, todo cambió, antes llovía más y había más agua; en
ese entonces, era sumamente limpia el agua de las quebradas, el agua eran un espejo,
cristalina. El agua en estos cerros tiene riquezas, ahí hay un aljibe que hay naciente,
salían esmeraldas, bolas de colores del agua, y el patrón las cogía, las vendía, las
cambiaba por allá donde se cambean los tesoros, porque era dueño de todo eso; eso
hace como setenta años.
El cerro de Iguaque tiene siete lagunas encantadas y siete columnas de oro también
encantadas, que hay allá abajo en este cerro en Chaina, un santuario que es una calle
real a salir a Leyva; una calle llena íntegramente de encantamientos, llena de frutos, de
brazaletes de oro, con cuatro serpientes hermosas de oro que echan agua por la boca,
que al caer se convertía en esmeraldas, y una piedra que alumbraba, como decir
Júpiter, con mil bujías de oro. Enantes, los encantos si se dejaban ver en las lagunas;
un señor que se quedó una noche en la laguna Negra vio un encantamiento, una peña
vuelta como una iglesia, un palacio, unos entablados y ahí bailando los encantos en la
agua”. 126
“Existe otra historia en lo que yo he tratado de medio rescatar: contaban que la madre
Bachué vivía en la laguna de Sote con el hijo, y al bajar la carretera de Tunja a
Moniquirá, entonces los ingenieros desbocaron y secaron la laguna; al secarse la
laguna ella se trasladó en una noche de menguante, a la laguna de Iguaque donde está
colocada desde ese tiempo. La gente la vio en ese tiempo cruzar y mandarse a la laguna
de Iguaque y, de nuevo, se volvieron a transformar en dos enormes serpientes y ahí
están. De ahí para acá, han venido muchísimas gentes de otros países a ver si pueden
lograr rescatarla o conseguirla; vinieron cuatro bogas de Estados Unidos, le echaron
unas pesas y no le encontraron fondo a la laguna; y un boga se echó con un aparato a
ver que encontraba y allá quedó en el fondo de la laguna. Después de eso no volvieron a
125
María Oliva Hernández Avila 126
Gabriel Amado
85
venir a fisgar más la laguna, porque tuvieron temor y miedo a la laguna y no volvieron
a molestar.
Cuando recién Bachué regresó a la laguna, duró un poco de tiempo que se veía
perfectamente con todas sus cosas de noche, las noches de menguante hacía fiestas,
cantaban y mucha música. En noches de menguante se ven muchísimas cosas en la
laguna, salen bultos a pasear y hacer cosas entre el agua de la laguna, eso es como
una hotel con gente viva ahí, y de un momento a otro desaparecen.
La laguna de Iguaque tiene un contacto con la profundidad del Pozo de Donato en
Tunja, es un nivel subterráneo de dos kilómetros de hondura, que está sostenido de un
punto a otro, de hombro a hombro, en dos columnas de oro; y es un camino donde los
indígenas están ocultados, nadie los podrá sacar de ahí. Eso está en unas escrituras que
existen del pueblo de Santa Cruz de Motavita, por eso se llama Santa Cruz de Motavita
porque ahí reparten las vigas de oro del Pozo de Donato a la laguna de Iguaque, esto se
ha oído decir desde los antiguos; y es cierto, porque en un tiempo lo dijo un indígena de
Iguaque: que ese era su camino de ocultarse para que nadie los pudiera coger con sus
pertenencias y creo que allá están escondidos, el camino está marcado por encima y eso
lo reconozco yo. Hace cincuenta años que yo iba de a pie pelado desde Iguaque a Tunja,
todos los viernes pasábamos por Sote, el Alto de Motavita, Motavita, Río Vega y Tunja,
cuando íbamos de a pie con las cargas, con los animales para la plaza a vender todo;
hoy ya hay carreteras, puentes, ya dañaron ese camino.
Estaba también el túnel encantado del Santuario a Villa de Leyva; en esos tiempos no
era para toda la gente, era solo para unos pocos que cruzaban e iban de viaje para
Chiquinquirá o Villa de Leyva. Como primero traficaban de a pie, entonces en lugar de
ir por el camino de tierra, por encima, se aparecía ese camino abierto y pasaban más
rápido por’ay, más directo; pero sin ir a tocar nada, porque si llegaban a tocar algo
quedaban ahí encantados para eternamente, y al salir alguna prenda les daban de
recuerdo: una mano de oro, una argolla de oro, una copa de oro, un bastón de oro; y en
ese tiempo, como no había mucha gente, ellos tenían las puertas abiertas casi a toda
hora pero, ahorita, se escondieron tal vez por unos tipos que vinieron y algo hicieron.
La laguna de Iguaque deberían dejarla de mirar mínimo treinta años, que nadie llegara a
mirarla para que vuelva a ser como era; porque esas vistas de esas gentes que han
venido de una parte y otra, son las que han escondido el encanto y no se deja mirar más,
está recelosa. Me parece sería recomendable, a todo mundo decirle, que no pisen ese
recurso durante un tiempo para que vuelva a renacer y se vuelva a reformar como era;
el tanto mirarla la tiene muerta, la enojó, y ella tiene su reliquia y han tratado de tentarla;
y por eso, ya no truena ni reflejea porque está celosa, está escondida”. 127
“Conocí todas las lagunas, como la laguna Negra esa que se derrumbó por el lado de
Arcabuco; la laguna Empedrada; los tres ojos de agua; y la laguna de San Pedro, la
famosa laguna de Bachué. Yo conocí una crónica que dice, que de la laguna de Iguaque
salió una mujer con un niño atado de la mano y se fue a vivir a las planicies de Iguaque;
127
Fideligno Amado
86
cuando el niño creció, se casó con ella y tuvieron varios hijos. Cuando ya estuvieron
ancianos, convidaron la descendencia y se los llevaron a la laguna, y cuando estaban a
la orilla, se convirtieron en dos enormes serpientes y se arrojaron al agua. La familia se
quedó esperando a ver por dónde iban a salir, pero entonces de ver ya toda decepcionada
la ilusión se devolvieron, quedaron desamparados sin padre ni madre y abandonaron las
creencias que ellos tenían, que adoraban el sol y la luna y las estrellas, se olvidaron de la
religión. Luego vino un invierno tremendo, los cubrían las aguas; y un buen día, se
presentó un anciano venerable, de barba cana, y les dijo que siguieran por la misma
religión que les habían dejado los padres; y desde ese momento, las peñas se abrieron y
empezó a descender el agua, se abrió la canal y se formó el río Cane”. 128
“Yo tendría unos ocho años, cuando me llevó mi padre a una cacería de los venaditos
que nos gustaba tanto; de todas maneras, en ese tiempo, hace unos cincuenta y dos años,
resulta que yo emparamado, sin alpargates ni nada, todo rasgao la pantaloneta, y ya
pasando la laguna de Iguaque, en ese cerro que limita con las lagunitas y la laguna, me
dijo: estése aquí debajo de estas maticas, mientras yo voy a ver si podemos rescatar
algo para traer; cogió sus perros de cabestro y se los llevó y yo emparamado de frío,
tiritando, me arrimé contra unas pajitas, me arrumé y me cogió el sueño; ya a las diez de
la mañana se vino una resolanita y me salí a calentar y, al mismo tiempo, vino un arco
de colores y se mandó sobre la laguna, y vide una procesión con banderas de todo color
y un estrellerío que iluminaba y más de cinco mil personas se veían como presentando
venaditos con platillitos de oro; al ratico, me refregué los ojos y ya no vide a dónde se
arrojaron; esa es mi historia, esa es la verdad del encantamiento de la laguna”.129
“En el pasado, el diablo se iba a la laguna de Iguaque y se venía cargado de piedras
para jugar al tejo, unas de esas piedras las dejo en el río, en el sitio la Cueva. Hace
veinte años, vino un cura y santiguó la laguna de Iguaque y se volvió muda; y se huyó
el encanto de la laguna porque la madre Bachué se fue para Gachantivá y allá si truena
tremendamente. Los tesoros de las lagunas son vivos y no pueden cantársele con cosas
eclesiásticas porque se mueren: a la laguna la saló ese cura y ya no habla como antes,
hasta no volvió a llover y todo cambió. Bachué y su hijo, cuando llegaron los españoles,
se metieron a la laguna y se fueron. En Mamarramos antes existía el león”.130
“La tradición cuenta que “un señor llamado Timoteo arrojó la cruz, los ciriales y la
custodia de la iglesia de Iguaque a la laguna; y que por eso, también, la laguna se pone
brava y del fondo salen, por las noches, voces como de muertos”. También se habla
de “espantos y duendes que vuelan las noches de luna llena, sobre la antigua capilla y
poblado de Iguaque, ahí salen como chillidos de lechuzas encantadas”. Cerca a la
laguna, cuenta la tradición, “está la llamada piedra gorda y en las noches de luna llena
de ella salen chillidos, pues adentro hay un tesoro encantado”.131
128
José María Cubillos 129
Campesino de Iguaque 130
Maximino Pineda 131
Tradición y testimonios diversos.
87
“De la laguna se decía que, Bachué se metió en la laguna pero a nosotros se nos hacía
difícil creer, eso salió después un librito de historia; la gente contaba que, como Bachué
se había metido a la laguna, eso se había encantado y que al llegar allá, cerca a la laguna,
empezaba a nublarse el cerro y luego se cubría y empezaba a venirse el agua, a llover; y
que una vez, en antiguo, que habían llegado unos señores y habían echado unos terrones
de sal, habían salado la laguna, y que por eso el encanto se había salido; y mucho
después, llegaron también otros señores y bajaron al fondo de la laguna dizque en un
cable”. 132
“De Iguaque o de San Pedro, yo, por bocas prestadas, he escuchado que unos gringos la
querían desaguar por hacerse a la riqueza que desechó Bachué; entonces hicieron unos
vallados y, a lo que ya iba llegando, echó a bramar la tierra y a llover; y como les dio
miedo, suspendieron eso”. 133
“Contaban que, lo que pasaba cuando arrancaban esas venidas de gente, se venían los
volcanes; entonces decían que era un indio que se trasladaba y se oía bajar; eso allá en la
Hondura hizo varios callejones, era como una res, y al animal se le veía la sola cabeza
con sus cachos; el derrumbe era un trayecto ancho, casi como una carretera, y bajó a la
quebrada y ahí se clavó hasta donde iba el indio, porque dicen que baja así y sube en
silencio a su puesto.
Un día iba mi papá a ver un poco de ganado que tenía suelto por allá en el cerro, y al
pasar por junto de la laguna, se encontró una cinta tan bonita que la alzó y la echó al
canto y la llevó; y entre más caminaba, más le pesaba hasta que, de pronto, abrió el
canto y era una culebra. Eso era el encanto seguramente”. 134
“Una vez iba, con el difunto Pedro Antonio, para la laguna a conocerla; íbamos en la
mitad de la selva, cuando él vio un echadero de un animal que había posado ahí y tentó,
estaba todavía calientico, y entonces dijo: aquí estaba posado el león, volvámonos para
la casa porque nos puede matar, entonces no conocimos la laguna.
Cuentan que en tiempo de menguante, se veían unos tizonazos de candela en el cerro y
se depositaban ahí en la laguna; contaba la gente de allá, que esa laguna no dejaba cruzar
a nadie y que, al que llegara a botarle una piedrita, le mandaba su granizada y su lluvia
también. Entonces les tocó traer sal de Zipaquirá, y venir el cura a bendecirla y echarle
como cinco cargas de sal para poderla conjurar”. 135
“Mi papá me contaba, que una vez que se fueron a pasear por allá con unos amigos, se
pusieron a hacer disparos pues llevaban escopetas para cazar conejo y toda esa cuestión,
y se embraveció la laguna y no los dejó bajar; empezó a llover, y se emparamaron y no
pudieron regresar esa tarde, tuvieron que bajar casi gatiando para arrimarse por ahí a un
rancho para calentarse”. 136
132
Belisario Reyes 133
Adolfo Velásquez Rodríguez 134
Eloy Pineda q.e.p.d. 135 Ananías Cárdenas 136
Jesús Neira
88
“Mi papá, como pastoreaba y tenía ganado en ese cerro del Ortigal para arriba, subía a
la laguna porque se le extraviaba el ganado, y ¡hágale todo el santo día caminando para
buscarlo!; entonces, una vez con unos obreros, dieron a la laguna y se les dio por rodar
una piedrita y cayó a la orilla de la laguna, y en esas se oscureció y les cayó un
granizado pero tremendo; él contaba que fue en redondo de la laguna y, a lo que bajaron,
el resto estaba seco; llovió únicamente alrededor de la laguna”. 137
“Si he oído cuentos de que eso es encantado, que toca ir y mirar callado; y si se pone
uno a tirar piedras, eso se forma una humareda y le toca a uno abrir carrera porque se
viene aguacero grande ahí en redondo de la laguna. Lo que si recuerdo es que una vez,
como en el año sesenta y seis, se desbordó esa laguna de Iguaque, tembló, y a lo que
tembló se fue un barranco, y tapó la salida del agua del río que baja por Arcabuco, y el
agua salió y se formó una sonajera que venía por el río de para abajo enorme, con matas
dando vueltas, piedras dando vueltas y toda esa cosa, que llenó las casas y la iglesia de
Arcabuco de agua; y eso fue porque se tocó el encanto”. 138
“Hace muchísimo tiempo estuve en Iguaque, no encontré sino un mundo de lagunas; la
gente por tradición le tenía, no digamos veneración ni fervor, pero le tenían pavor, cierto
miedo. Decían que no se le podían tirar piedras, ni hablar fuerte porque se formaba una
tempestad y la laguna se ponía brava”. 139
“Sobre la laguna de Iguaque, dicen que una señora que se llamó Bachué, que tenía un
niño, se fue para la laguna de Iguaque; allá se detuvo, se amontó140 en la selva y luego se
formó dos enormes serpientes; son cosas que le enseñaron a uno, cosas increíbles, y no
sé si hayan sido o no”.141
“No creo que una persona se convierta en culebra, eso no entra en mi cráneo, no creo
que a los indios los volvieron piedra ni que se volvieron serpientes; pero hay mitos, no
acepto que Bachué se volvió dos culebras y que el salto de Tequendama se formó de un
barrazo que le dio el indígena. ¿Acaso los anticlinales, las cascadas, las cataratas, se
formaron a barrazos? Eso depende de unos escritos, alguien lo escribió, contra ese
escrito es que digo: eso es una tracalada de mentiras, ¿quién dice que a los humanos
los forman dos serpientes?, ¡es tanta la imaginación!; yo respeto la mitología, pero los
historiadores no me hacen comer ese cuento de las culebras y que ahí, en la laguna, hay
veinticinco arrobas de oro”. 142
“Es que en las historias hay de todo; a veces son cuentos y a veces son ciertas, pero a
veces son arregladas. Cuentan, de Iguaque, de la gallina con los pollos y cuevas
encantadas; y que allá en Mamarramos, se llama así porque había una mujer que se
llamaba María Ramos, ¡qué María Ramos!, nunca se supo de eso nada; y el rancho que
137
Baudilio Igua 138
Manuel Rodríguez 139
Luis Alberto Acuña q.e.p.d. 140
Enmontarse 141
Noe Leví Cortés C 142
Melquisedec Cortés C
89
hay ahí con la leyenda, era un rancho de paja que nosotros mismos lo ayudamos hacer,
era donde cocinábamos y nos quedábamos aserrando madera en la selva ahí, eso era de
los patrones; y cuando Inderena143 compró, eso ya estaba abandonado y por eso les tocó
ponerle paja; ese era mi oficio, pajar casas, entonces ¿quién puede dar razón más que
yo?, así serán todas las leyendas de ciertas.
Cuando era pequeño oía que de la laguna salían patos; y sí de veras patos silvestres, ya
se acabaron; que salía una gallina con pollos en la laguna de San Pedro; y que una vez
había ido un hombre, y había visto totumas de oro y se sacó una y la echó al canto de la
ruana y se salió arriba pa’l cerro, y eso la ruana cada vez más pesada, entonces a lo que
miró, vio un serpientón en el canto del ruana y la botó pa’l suelo; contaban también de
un gallo que, dizque, hay en una peña por allá encima y que cuando bajaban los indios,
durante esos crecientones del río, cantando y tocando tiple montados en una viga,
convidaban al gallo para que se viniera con ellos; cuentos de la gente, ¡es que la
ignorancia es terrible! ”. 144
“Fui a Iguaque con la Universidad Nacional en el año sesenta, entramos por frente a
Naranjos; observamos mucho el agua, la vegetación, el páramo, el frailejón, las
orquídeas silvestres que están en los árboles; en la cima, nos llovió mucho y casi no
encontramos la laguna. En esa época, en Villa de Leyva no existía un sentido de
pertenencia sobre Iguaque, decían:¡Iguaque está allá!; tan solo una gente, con una
cultura, empezaba ya a hablar que había sido el escenario de Bachué, del género
humano”. 145
“Sobre una eminencia del cerro de Leyva, está la laguna de San Pedro, y según la
mitología que se pierde en la noche de los tiempos, Bachué, mujer hermosa, existía
en el caos: arrojó un huevo al fondo de la laguna que duró miles de millones de
años incubando, luego se dividió en dos partes resultando el cielo y la tierra, y sentó
sus reales en el helado páramo de Iguaque. Al cabo de mucho tiempo un pastorcito
zoonch (varón) y una cabra (Diana) resultaron; Zoonch creció y procreó con
Bachué dando origen al género humano. Bachué tenía el pelo negro lo que hacía
interminable las sombras de la noche, pero una vez fue a la laguna y se bañó, y sus
cabellos se tornaron en hilos de oro; surgió el sol y se turnaron con la luna. El cerro
de Leiva era una muralla que separaba el poniente del oriente. Bachué y sus
descendientes transitaban del un lado al otro y con el uso del camino se formó el
Boquerón de Iguaque. La cabra se puso a contar el tiempo y perdió la cuenta,
entonces Bachué la maldijo: “los hombres acabaran con tu raza.” Al fin Bachué se
lanzó al fondo de la laguna y desapareció, dejando solo la diadema de siete colores
que adornan su cabeza; el arco iris, Diana la cabra, dio a luz hembra y macho, pero su
prole no llevó su nombre; se les llamó venados. Todos los años vienen al cerro hombres
que se llaman Cachacos, con jaurías de perros a exterminar los venados, según la
maldición de Bachué: dentro de cincuenta años estará completamente extinguida la
143
Instituto Nacional de los Recursos Naturales Renovables y del Ambiente. 144
Teodolindo Espitia 145
Antonio Pérez Vargas
90
raza de venados; y no quedara de recuerdo más que el sol que los calienta en la falda
occidental del cerro de Leiva, con su nombre: “El Sol de los Venados”. 146
Laguna de Confites 147
“En la vereda de Confites, a las seis de la tarde, la hemos visto...a la serpiente con
cara de gato, a la guardiana de la laguna y de todos nosotros los que la llamamos, para
que ahí en el centro, al atardecer, nos haga salir del agua todo eso que vemos, sin antes
haberlo imaginado...hay que quedarse quieticos, y ahí aparece...y comienzan a pasar y
pasar tantas cosas, que uno se maravilla. Yo, por ejemplo, vi a una mujer como mi
abuela, pero joven, vestida toda de narcisos, haciéndole unas trenzas a una niña
que se le hundía el pelo entre el agua, infinito...ella también cubierta de flores, pero
rojas. Y con sus trece añitos me sonreía como diciéndome, que allá dentro uno si
puede ser feliz..”
Todas las lagunas para nuestros padres, antes de la venida de los españoles, eran
santuarios que guardaban en sus profundidades un dragoncillo o serpiente directamente
relacionada con uno de los tres aspectos de la Gran Madre: la diosa creadora, la diosa
protectora y la diosa renovadora. Así pues, la serpiente, siendo una sola, aparecía en las
lagunas, como a través de espejos que rompía, para mostrarse como nagüe, o Bachué
diosa Madre, protectora, o como serpiente, oráculo, sibila, profetisa, guardiana, como
en Guatavita. O como monstruo devorador de nombres y símbolos del mal, como
quisieron atribuirle al "demonio" de la laguna de Tota. Así todas las lagunas de los
Andes, conforman un sólo y único cuerpo: la serpiente... estaban conectadas, y
servían de estaciones para romerías que sus hijos ofrecían para mantener su balance
espiritual, a través del ritual, la danza, la canción, el pagamento, a cada uno de
esos aspectos de la diosa.
Dentro de la mitología kogui, que pertenece a la misma familia lingüística
chibcha, se dice que originalmente la madre era Aluna, que quiere decir: memoria,
espíritu, imaginación, almas, mente, pensamiento...Y frecuentemente la Madre es
descrita como una fuerza invisible que flota sobre las aguas primigenias... En la laguna
de Confites aún prevalece el encanto: la serpiente es vista cuando el sol se va a ocultar.
Ella sale de las aguas con su cara felina. Los campesinos dicen que con cara de
gato...muy seguramente es el jaguar, guardián de la noche, de los sueños...la luna. Y,
entonces, del centro, surgen los sueños del consultante que se acerca a esta depositaria
de la memoria, a esta luna…serpiente que rompe el espejo de las aguas bajo su aspecto
doblemente protector. Pues aquí copulan estos dos elementos: Jaguar-Serpiente, que
según la mitología kogui se oponen y complementan, para guardar un balance
sabio, cuando en el espejo del cielo vemos los tres felinos (Orión) de la estación
seca, opuestos a Takbi\Sepiente, (Escorpión) de la estación lluviosa...no es pues, raro
que en Confites los dos elementos se conjuguen armónicamente, para engendrar los
146
Martiniano Rodríguez. Obra citada 147
Ubicada en el municipio de Ráquira.
91
sueños... A mí se me apareció mi madre, que no la conocía, porque murió cuando me
tuvo... Era de cristal, y pájaro, pez y mujer... Y la oí decir: Muysua”.148
Leyendas
“Cuando uno cuenta estas cosas
la gente no cree que esa sea la realidad
porque como viven inmersos en la fantasía.” .149
“Está para cumplirse el fin, todo lo que está pronosticado llega y le dice al hombre,
¿estás listo a recibir?…pero la cuestión es lo que sea positivo porque hay mucha
leyenda, se pierde el misterio, es que han cogido ha falsificar el secreto y están
envolatando la gente porque eso está pronosticado.¡Ay del que se deje llevar de toda
leyenda!; ya los libros se deterioraron porque ya todo es nuevo, y hay mucho aumento
en la historia, y es que vienen muchos con muchos cuentos y aparatos. Una noche
apareció uno con un aparatico, dizque, para mirar totalmente las puertas del cielo; me
dijo que era para ver hacia allá, la Europa grande, me lo mostró y pude ver que solo era
puro cristal, nada se podía mirar ahí.
Las cositas que se ven en este valle son unas cositas que bajan por el Occidente, en
dirección a la Peña, y se van por allá hacia Ráquira; la de allí hizo unas llamas
anteanoche, se ocultaba, se movía; hay que ponerle cuidado y, a veces, cerrar los ojitos;
lo que está pronosticado se está presentando lentamente, así aparecen las señales en el
cielo.
Las señales en el cielo
“Las señales aparecieron por ahí en 1914; estaba yo andando con mi mamá por Tunja,
habíamos pasado por el Cangrejo, y ahí llegó el cuento esa noche: que por ahí había
sucedido un desasusto,150 fue de una muchacha que tenía un hotel y no quería a su mamá.
Un día la viejita se apareció, tocó en el portón del hotel y salió la hija; la muchacha la
reconoció y le respondió: no vieja, aquí no más en esta casa, entonces se fue adentro y
le sacó cualquier cosita con poca reverencia y cuando regresó, ella ya no estaba por ahí,
¿qué pasó en el momento?: la muchacha se convirtió en una mula, echó a relinchar,
echó a zapatiar y tuvieron que encabezarla, y estuvo por ahí un poco comiendo pellejos
de papa. Esa vez que pasamos por el Cangrejo, llegaron las gentes con el cuento, venían
del centro de Tunja de llevar su leña pa’la ciudad, eso fue un jueves por la noche y el
viernes, eso avisaron, ya la traían ahí de cabestro toda la gente de a pie; decían que la
iban a llevar para Roma que queda allá, al medio oriente, al medio occidente, ¡quién
sabe en qué se convertiría allá! Ella cruzó por Tunja, yo la vi pasar convertida en burra;
148
Beatriz Camargo. Testimonio de la laguna recogido por ella en Confites, Ráquira. 149
Maximino Alfonso Bautista. q.e.p.d 150
Asustarse de algo.
92
no sé después qué haría Papá Lindo con ella; y por eso, hay que estar uno recogido de
vocabulario, no es cuento de que soltemos la boca hasta donde sea”.
La Palma Voladora151
“Cuando salió la Palma voladora, hacia el medio occidente y el medio norte, fue
cuando la gente echó el maíz a ahogar y lo botaron al agua; y esa es la razón de que
hayan estas carestías, por el desasusto irrespeto al maíz. Cuando se anunció la palma, se
anunció que venía una ratonera por debajo de tierra; pero esos no eran ratones, era la
mano de la Madre que venía a asustarnos por pícaros y con nuestras oraciones la
paramos. La palma era temerosa, nadie podía alzar a mirarla; por allá de las siete de la
noche en adelante, comenzaba a jondiar 152 una cola que cuajaba un chisperío, ¡ah
María Santísima! Entonces todo el mundo se dentraba, a uno lo atizaban con un palo
pa’que no saliera afuera a mirar y ponerse en peligro; tenía que ponerse uno el
sombrerito pa’mirar por debajito ese chisperío. Yo estaba medianito la vez que vino, eso
era delicadísimo, y a la hora que comenzaba a penetrarse, todo el mundo era a
esconderse, a encerrarse en el rancho a rezar; y hasta donde cayó ese chisperío, penetró
la tierra siete metros de hondo y, por eso, ya hoy no grana; las lluvias se han alzado, que
hay un cambio se oye, todo se está acabando en esta tierra.
La más incomodidad es que lo que uno vea, tiene que conservarlo porque eso no viene
para todos; en ese año, recuerdo, estaba juntando piedras pa’ llevar a una iglesia de
Santander y un sacerdote me preguntó, cómo me había parecido el cohete ese; pero yo
no le dije que me había dado cuenta pa’que me informara, porque, el sacerdote tiene la
palabra siempre un poquito más adelante, no porque lo estudió sino porque Dios le dio el
poder; el sacerdote tiene poder y ¡ay del que se ponga con un sacerdote! Él nada me
contó, pero yo si me había dado de cuenta que era una palma voladora, un polvito que
había cruzado, donde iba un tesoro. Eso cruzó por acá en dirección a la laguna y
pregunté yo, a los del río pa’llá, que si habían visto algo y me dijeron que no;¡cómo va a
informar uno de una cosa que apenas se ve!, casi invisible, pero uno comprende qué es
lo que va; pero muchas criaturas, así sea que vengan y hablen con ella, no se dan cuenta
como así sea que el Señor venga y habla con uno y no nos damos cuenta de tanta cosa.
¿El secreto?, eso de Cucaita y Sora va a quedar convertido de nuevo en una laguna, no
sabemos la hora ni el día, porque ahí se va a posesionar la laguna de Teatinos, que es
tan potente y es la misma que baja allí; y no ve que Chiquinquirá está parada sobre una
laguna, ahí era un pantano donde hicieron la iglesia”.
151
Hace referencia al paso del Cometa Halley en 1910 (¿?).Fray Pedro Simón en su obra: Noticias
Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales, (pág.512) escribe “…a los
primeros de noviembre, seis días antes que se apareciesen en este hemisferio del Reino aquellos dos
tan famosos cometas de figuras de palmas que se vieron, presagios de la muerte…” 152
Ondear
93
Los Cálices Voladores
“Eso ya fue hace tiempo; aquí en el vecindario de Dos Quebradas, un día alcé los ojos
al cielo, sentía que tenía que mirar, me estuve un poco de tiempo ahí quieto y noté una
cosa espléndida: el cielo se abrió y vi unas cortinas que se batían y un cáliz volador con
luces, que inmediatamente se cerró. Tiene que ser uno novelero pa’ ver las señales que
se anuncian, hay que salir a mirar la luna y que esté en disposición, tres noches antes de
menguar; ella no mengua pa’que la veamos nosotros, pero quien la ve es el ser
iluminado. Hay que saberla mirar, como los cabros que se agachan cuando está
menguando y hacen los animalitos muu… miran, pero no miran derecho sino
agachaditos; así es que tenemos que mirar, es que es una hermosura verla menguar.
Cuando el cielo está propenso a demostrar, algunas señales aparecen; por eso dicen,
señales en el cielo son novedades en la tierra, eso es cierto. Cuando el cáliz se
presentó a medio oriente, entonces la luna se movió de su sitio, ¿y qué será esto?, me
dije; esa vez hubieron no sé qué cosas en el mundo, guerras y muchos muertos en la
tierra. Del cáliz sale una mano y mueve sus deditos, lo hemos visto, y así es teniendo la
curiosidad de verlo a tal hora de la noche que es cuando se deja ver. El cáliz se pasa
de un término a otro y le salen lucecitas, va cambiando de colores; el dedito va
dibujando en el cielo la señal, como si escribiera para nosotros ahí, y esas son las
escrituras nuevas de lo que debemos hacer para este tiempo.
El ser plateado uno lo ve de repente de distintos tamaños y colores, uno no puede mirar
a todo momento porque los ojos quedan delicados; es que nosotros no tenemos idea, no
tenemos amor y en eso consiste que no se vea fácil; si uno tiene amor, alza la vista y lo
ve. Una vez en el camino, una muchachona que apareció de repente, me dijo: alce a
mirar que arriba en el cielo hay un cabro; alcé a mirar y vi un cabro de oro que se
sacudía esa barbita que tiene, la sacudía y salían colores.
Tres noches antes de menguar la luna, por el oriente salen los pollitos de oro del agua.
En un potrero, aquí arriba por el camino Sáchica, una vez vi un toro parado como en el
cuerpo de un indio; el toro miraba la luna, la miraba y se saboriaba, se lamía, se
agachaba y volvía y la miraba de lado, hasta que la luna se apagó y el toro se fue, porque
si la ve de frente la ojea.
Yo era novelero de salir a mirar la luna cuando se acercaba la menguante; una vez vi
una hermosura, narizona y sus ojitos le crecían y por ratos los apagaba; ella se agachaba
y me llamaba con sus ojitos, entonces ahí quedé como todo encantado. En Llano Blanco,
cuando tenía resistencia pa’ salir a mirar la menguante, ella se ponía una cosa roja en
sus ojitos y así yo resistía su mirada. La luna no es que se comprenda de un solo lunar,153
son distintas sus ideas y partes, ella está en un solo puesto, pero cuando le corresponde
hacer sus maniobras, entonces echa a andar”.
153
Se refiere a las fases de la luna.
94
La tierra
“La tierra aquí tiene cuatro oídos; abajo hay uno, yendo pa’ Monquirá, pero es en unos
peñascos ¡mi Diosito bendito!, eso da miedo; el otro, es en Iguaque y no deja arrimar a
nadie allá, es bravo; el otro, está en la Loma de la Cruz; y el otro, en el Perú. Una vez
iban a desvolcanar154 ese de la Loma de la Cruz; pero estuvo una persona de lejos, que
venía vestido con una capucha, y dijo: no vayan a tocar esa loma porque por allá se
acaba todo. Esos oídos son para oír lo que la tierra nos dice, pero ya no queremos
oírla; Iguaque, donde están los soportales del mundo, el agua, está a punto ser
destruido…que no lo toquen o se nos acaba la Villa de Leyva. También una gente
vio, por allá por la Villa de Leyva, que la loma estaba abierta y vieron como una
iglesia y un sacerdote con los brazos abiertos; y cuando volvieron a mirar, ya la loma
estaba cerrada. Eso son las muestras que el Señor dejó en el mundo para que
escuchemos la santa palabra y tengamos en cuenta su santa misericordia”.155
Leyenda del cerro de la Campana en Iguaque
“El pueblo antiguo de Iguaque fue destruído por un bandido que se sacó el tesoro
y, entonces, se dejó el pueblo y se cayó el templo. Al que lo destruyó, lo colgaron por
alla en el sitio de La Campana; y por allá gritaba que levantaran de nuevo el templo de
Iguaque o sino, dizque, se condenaba... quién sabe si se salvaría o estará por donde tiene
el tesoro; hasta ahora, que levantaron el pueblo de Patiecitos, esa alma puede salir de
penas”.156
“Dicen, que el viejo Rivadeneira trató de destruirlo; en la tradición cuentan que, un
primero de enero, el diablo vino y se lo robó y que los campesinos lo escuchaban, a las
doce de la noche, gritar en la Loma de La Campana, arriba de Chaina, porque, dizque,
el diablo lo había colgado de los testículos.” 157
El fraile de Iguaque
“Ahí mi papá veía un fraile en las noches de menguante; salía desde el sitio de las
paredes del antiguo pueblo, y de ahí se venía ese fraile, un cura antiguo, a dar vuelta
dizque a un entierro que hizo por aquí; y después de que murió, entonces siguió viniendo
todas las noches, lo veían que venía con un azadón largototote”.158
154
Volcar, escarbar. 155
Los anteriores testimonios son de Maximino Alfonso Bautista (1986), q.e.p.d 156
Gabriel Amado 157
Germán Borrás 158
Elba Eulice Amado de Pineda
95
Los Encantos 159
“Cuento de las personas mayores del campo que fueron vividores, pues en esa época no
habían libros; y como esta región era dominada por los grandes, ellos, los hacendados
no tenían historias con nosotros; en esos tiempos atrasados, no había contacto entre el
grande y el pequeño, entonces, era a puro pulso de la voz que se le podía sacar al pueblo
historias. En las leyendas contaban que la quebrada de San Agustín tenía su encanto,
pero un encanto que era verdadero, un tesoro, ahí cerca a la casa paterna mía que se
llamaba La Providencia; ahí salía un encanto que, a lo último, se inundó de salir seguido.
Resulta que, después de las diez de la noche, se aparecía un fraile dominicano, llegaba a
una parte donde hay una incomodidad entre el río y el potrero del frente de la señorita
Teresa Buitrago, donde había una parte oscura con cañas, ahí salía y se iba para la casa
de nosotros, y se le aparecía a una señora que era ama de casa de mi abuela y casi se
encontraban cerca a cerca. Teníamos un amigo que vivía al frente del río, y a lo que
echó a saber, nos dijo que no era sino echar detrás de ese sacerdote hasta donde se
ocultaba, y que eso era una riqueza que se iba a aparecer, y que había que decirle: de
parte de Dios o parte del Diablo; entonces cuando se nos aparecía, nos daba miedo pero
íbamos detrás y al llegar al cañón del río, el fraile se perdía y no alcanzábamos a hacer
contacto con él. Un día, en la noche, el señor que nos dijo de eso, se encontró ahí
sentado al cura en una piedra grande y, con la idea de volverse rico, le preguntó que si
de parte de Dios o de parte de la tentación, y el cura se fue entonces despacito río
arriba y, como estaba oscuro, llevó el tesoro hasta cerca de la casa de Trina Roldán,
y lo dejó por ahí y se perdió el encanto; y nosotros contando con la riqueza que nos
iba a salir, no produjimos nada y ya el encanto se perdió”. 160
El Encanto del Peladero161
“En el Diamante162 había un encantamiento, nosotras no lo vimos pero si lo han contao:
que en la Loma de Monsalve se encontraba, hace tiempos, una gallina con doce pollos
amarillos, amarillos, amarillos; y que cuando los iban a coger, eso corrían hasta que
llegaban al río a zampasen y ahí quedaba el encanto; eso ya no se oye, pero se oía
eso163
.
- “Una señora también contaba que, cuando el río Suta llevaba bastantísima agua, dizque
vieron bajar a la gallina, pero de un buen trayecto, y dizque iba la gallinita en medio de
los pollitos en el río como una lamparita, y los pollitos dizque bailaban todos en
redondo de la gallinita, entre la mitad de la corriente, el río estaba trepao y dende esas
fue que dijeron que se había perdío el encanto del Diamante.
159
Para encantos, ver: laguna de Iguaque 160
Felix Torres 161
Conversación entre: María del Carmen Sierra (Llano del Arbol), Rosa María Casallas (Salto y la
Lavandera), Gabino Casallas (Villa de Leyva), Filomena Gamboa, Félix Torres (Villa de Leyva),
Ananías Cárdenas (Villa de Leyva), Aura María Cárdenas (Capilla), Manuel Rodríguez (Salto y La
Lavandera), Hermelinda y Anselmo Acero Olivares (Mortiñal) 162
El Diamante: lugar cercano al río Suta, ubicado cerca de la loma de Monsalve. 163
El texto siguiente es un diálogo entre María del Carmen Sierra y Rosa María Casallas
96
- Eso lo llamaban El Peladero;164 antes no se podía comer de ahí, ni se criaban pollos ni
marranos porque se tullaban por el encanto, se pelaba la gente; y los dueños de la finca
llevaron un señor que escarbó onde salía la gallina, detrás de una mata de fique; y en de
esas, fue que se perdió el encanto del Diamante y ahora se pueden criar pollos, ovejas,
todo…
- Eso contaba mi mamita, que de comer uno del grano del Diamante entonces se pelaba
la cabeza, se le caían hasta las uñas a uno y quedaba pelao, pelao, ahora no...
- Y que por haber escarbado ahí donde salía, se fue el encanto pa’l Salto Chiquito; el
enredo es ese…
- Entonces esa fue la vez cuando bajaba la gallinita en la mitad de la corriente con todos
los pollitos, y dizque hacía como una jarola,165 pa’rriba y pa’bajo entre el agua, eso yo
escuché…
- Se tullían las gallinas, se tullían los marranos, los pollitos nacían sin un pico, cuando
no era el de arriba era el de abajo, o torcías las paticas y ahora no, yo tengo sesenta y
cuatro años y conocí eso.
- No se podía comer ni el aunche166 de la sopa del maíz que uno molía, no servía pa’un
marrano porque se tullía; ahora si no les pasa nada, se acabó el encanto hace como unos
cuarenta años...y cuando los pollos se veían correr hacia el río, dizque se venía un
aguacero sobre la culeca y los pollos, nada más donde ella estaba, y no los podían coger.
- Sí, una vez donde sembrábamos nosotros me fui una tarde con la comida, en esas se
alimentaban los obreros y había que darles sus tres comidas; y me fui con la comida y
estaba lo que se diga respejao,167 respejao, y llegué y, de pronto, allá en la loma encima
en el plan, escuchamos como cuando escargan168 una volqueta de madera, ¡esa tablazón
que sonaba Virgen Santísima! y cuando menos vimos se encerró una lluvia, era el
encanto...
- Y en de esa vez que bajó en el río, se perdió el encanto del Diamante.
- A Salto Chiquito dice la gente que fue a dar, porque yo estuve llevando agua de ahí
pa’ mi casa pa’ cocinar, pa’ hacer el guarapo pa’ los obreros, y mi mamá nos decía:
164
“En cierto paraje de su distrito, a una legua del pueblo al poniente, se solía dar un trigo muy mejorado,
y más aventajado que en otras partes en fertilidad y crecido grano, pero de tan malas cualidades que quien
lo comía se pelaba, y aún los animales, por donde se vinieron a llamar estas tierras Los Peladeros.” Simón,
Pedro. Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Iindias Occidentales.” T. IV. p. 473
165
Farola. 166
Residuo, afrecho. 167
Despejado. 168
Descargan.
97
cojan l’agua pero no le vayan a echar piedra al pozo, porque eso los coge una lluvia;
dicen que es agua y piedra, agua y granizo.
- Dizque lo mejor era jondíale169 un pedazo de pan, ese era el agüero que ellos tenían; y
era el pan en el centro del charco, el agua remolineaba y bailaba el pancito, se demoraba
un poquito y ahí era donde estaba el encanto…
- Y que no se le podía echar piedra al pozo porque eso era malo.
-Y no era por amiedalo170 a uno, eso era cierto, porque dicen que lo agarraba un aguacero
y entre el aguacero iba un piedrero…171
- Y en el Pozo de La Vieja dizque era lo mismo contaba mi mamá, una vez que fueron
por allá a hacer un piquete; todo eso está encantado también.
- Como mis papaes asistían en eso que se llama el Llano del Diamante, y sembraban
trigo, garbanzo, cebada, alverjilla, decían que llovía mucho y eso echaban esas
quebradas unos crecentones; y que en el río había una culeca de pollos finos que era que
brillaban, y salía la culeca y paseaba, iban a echarle mano y cogía pa’bajo del río, lo más
de bonito que era; tampoco se podía echar una gallina con los huevos de la mesma
gallina, porque salían piquituertos y no se criaban, se tullía un marrano si se le echaba
cebada, maíz o trigo o la alverja; y había gente, puallá del lado de Roa, que venían y
cortaban unas hojitas que las llamaban mostazo, las pelaban, las ponían a cocinar, y se
les caía el pelo de la cabeza y también las uñas. Yo conocí eso en vida de mis papaes,
que eso hace sesenta años, en ese río Suta, que en ese tiempo crecía mucho y eso
anegaba las vegas y llovía harto y era bonito porque no faltaba que comer, ¡tanto
garbanzo que se daba!, y ora172 no se da una matica, ni nada.
173
- Como dice la señora, el grano ese no se podía utilizar para comer porque se pelaba
uno, se le caían las uñas y el cabello; entonces se daba mucha cebada y esa no se podía
comer sino que se tostaba para vender a las cuchuqueras, que la llevaban de aquí a
vender pa’Chiquinquirá, pero el que sabía que el grano era del Diamante no la
compraba; después ya descubrieron que había un tesoro ahí en ese lado, eso se ponía una
oscuridad cuando quería hacer llover, eso se negriaba, y como queda contra una peña
del río, un peñasco de allá se cayó al río y desapareció el encanto; entonces, ya si se
pudo disponer de las fincas, eso era de un difunto Florentino Sánchez que se casó con
una familiar de los Rodríguez, y ya parcelaron ese terreno pero hoy ya pueden agricultar
trigo, cebolla, cualquier cosa.174
- Hay unos encantos que son verdaderos, como el que se conoció en el caso del río
Cane y se vieron los rastros, eso fue como en el año cuarenta y cinco, y fue el último
169
Hondear. 170
Asustar, meter miedo. 171
Granizo. 172
Ora, orita, oritica, formas de pronunciar ahora. 173
Filomena Gamboa 174
Gabino Casallas
98
que acabó con las aguas del río Cane. Esa vez recuerdo, fue un sábado, en tiempo seco,
no había invierno ni iba a llover, entonces resultó el río sumamente crecido, hizo
bastantes estragos en los árboles, en las fincas por donde pasó la cantidad de agua; pero
enantes se vio que bajaba como una naranja a la carrera y detrás el arroyo del agua,
como ver una ola de mar, empujando, empujando el agua, y eso bajó y dejó todo
destruido y se acabó la cosecha; era una creciente que venía abriendo a lado y lado y
voltiando todo de raíz, eso alcanzó hasta Mermejales y ahí quedó el encanto;y se
terminó el río porque hoy es un charco, ya no es lo mismo de caudaloso, y no hubo más
encantos de ahí para acá. 175
- El encanto ese se vino detrás de una vereda de Iguaque, yo era guarda de teléfonos y
pasaba por ahí; se vino un rodadero de una peña y ahí se vino esa borrasca, y a un señor
que echó un siembro de maíz y frijol, algo más de una fanegada, le lambió todo ese
terreno, le dejó pelado el siembro; y luego esas peñas cayeron a una lomita en medio de
unos cerritos, y el ganado que había ahí se amontonó, y por lado y lado hizo un callejón
el agua. Fue una cosa terrible, eso era una laguna todas esas vegas, dejó pescados, cogió
marranos, ganado, todo se lo llevó, hizo muchos estragos, hasta que se depositó el
encanto en el Pozo de La Vieja y ahí quedó.176
- Conocí, es decir, me contó Dominga Guerrero, que ella había visto en la quebrada de
los Robles, un pozo grande donde nadaba un caballo que brillaba en las noches de
menguante; y en el Pozo de La Vieja, ya en el río Cané, allá dizque salía una gallina con
una culecada de pollos, y a lo que veía la gente, entonces, inmediatamente pegaba el
brinco al pozo.177
- Los tesoros se cambiaban de laguna a laguna, como la de San Pedro a la de Ritoque;
eso se veía la noche de menguante, unos tizonazos de candela que desprendían del cerro
de Iguaque a la laguna de Ritoque, todo eso lo conocí, lo certifico porque lo vide.178
- Dicen que eso era en Guitoque, donde hay una laguna pequeñita, un cascajal, y en
redondo son unas matas de gaque y la laguna es lo más de bonita; allá en Gachantivá
teníamos una finca y por eso cuento.179
- Por allá en el Mortiñal había un pocito encantado, y en tiempo de verano que quería
llover, bramaba y se ponía una nube, se toldaba y tenía un sonido; ese pozo encantado es
una laguna, Guitoque, y nunca el agua de ese pozo servía para abrevadero del ganado;
eso era un resguardo.180
- En la finca de Tequendama, aquí en la Sabana, había un pantano y hubo un fuerte
aguacero y se salió el encanto que había por ahí sembrao; bajo por toda la quebrada de
Los Guamos, cuanta madera había la tumbó toda, y bajó al Pozo de La Vieja, y de ahí
175
Félix Torres 176
Gabino Casallas 177
Ananías Cárdenas 178
Gabino Casallas 179
Hermelinda Acero 180
Gabino Casallas
99
bajó, dicen, al Pozo de Las Calabazas, que queda en Las Vegas, que comunica con el
Salto Grande o el Salto Chiquito, que hay del río Suta para abajo.181
- En el pocito de Potreritos cayó una lluvia pero inmensa y hubo una especie de
derrumbe de una laja que había; y esa creciente de para abajo, hizo cosas estragosas y
dicen que ese era el encanto que había ahí.182
- Yo llegué a la vereda hace como treinta años, y había la historia de un barrial
encantado; un vecino me contaba que, ahí cerquita de donde vivíamos, en punto llamado
Tierra Negra donde se ve que sale como sal con azufre, había un barrial y se enterraban
las bestias y todo; y resulta que el señor explicaba que, cuando él subía por ahí, oía que
sonaba en el suelo como cuando cae una caja de cubiertos; y un día la señora se fue con
el hijo a ver el ganado y, cruzando ella por ese barrial, dizque, vio venir una yunta de
bueyes grandes y un señor a la pata, y le dijo al hijo: hágase a un lao que vienen
aquellos bueyes y nos cornean; y cuando los bueyes llegaron al barrial desaparecieron, y
el que iba con los bueyes también; y ella cuenta que en ese tiempo bajaba gente de
Moniquirá con mulas de miel, y que cruzaban las bestias y se enterraban ahí y no salían
porque el encanto no los dejaba cruzar; y otra vez cruzaron unos arrieros, y como ellos
ya sabían, cogieron esas bestias a zurriaga y las vieron cruzar; al otro día, fue la gente y
reparó y ahí estaba el hoyo, escarbaron y sacaron el tesoro y se acabó el encanto.183
- Una vez contaba mi mamá, que un señor fue por allá a la laguna de San Pedro y vio
una totuma amarilla flotando sobre el agua, entonces la cogió y la echó al canto y entre
más andaba, más pesaba; entonces abrió el canto y cuando abrió, había una culebra y ahí
mismo la soltó.184
- En la vereda de Salto y Lavandera hay dos puestos en el río, uno se llama Salto
Chiquito y otro Salto Grande, y dicen que Salto Grande es encantado porque bajó un
tesoro, por allá de Peña Blanca, y se metió ahí; eso es un pozo muy grande del río que
baja de Suta y cuando el río va muy alto, recoge mucha leña y ahí no puede salir más
pa’bajo; y como ahí bajaba, en épocas pasadas, mucha gente a lavar en una laja que hay,
quedó el nombre de la lavandera. Ahí hay encantos; también, dicen que bajaba un oro
haciendo murmullos y se metía allá en el cerro, en Salto Grande, pero eso fue en el siglo
dieciocho.185
- Eso hacia el Salto, bajaba un crecientón con bastante basura, y entre todo ese charrasco
era que bajaba el encanto o lo que fuera, y llegó y se metió ahí para que nadie lo viera;
dicen que algunos veían la res o el murraco dorado haciendo muecas cuando bajaba, y
que llegó eso y explanó en un rincón, tanto que alcanzó hasta El Cárcamo, y se depositó
abajo y se metió en Salto Grande y nadie se dio cuenta."186
181
Ananías Cárdenas 182
Gabino Casallas 183
Aura María Cárdenas 184
Anselmo Acero Olivares 185
Manuel Rodríguez 186
Gabino Casallas
100
“En este salto ocurre que cuando hace un verano, de seis meses, y se va a avecinar el
invierno, el salto brama o zumba; y cuando va a temblar, también anuncia, hace uuuuuy;
los antiguos venimos heredando esas historias”. 187
“Una vez bajó un encanto y se metió y ahí está debajo de la piedra, y el que se meta a
bañar a ese pozo hondo, ahí queda, se lo suerbe. Una vez cuando llovió mucho recio,
dizque una creciente qui'ubo, entonces bajó el encanto en un caballo y tocando con el
tiple, pero eso arrancaba las matas y las casas, las arrancaba de la tierra y se las llevaba,
eso fue un encanto que bajó de Iguaque, y en de'sa vez no bajó más; ¡no ve que cuando
ellos queren salir se salen para ir a dar al mar donde caen todas las aguas! ".188
La plazuela del Diablo
“El hombre y el diablo hicieron un pacto en la plazuelita del diablo, esa queda cerca al
Gacal. El hombre pactó darle el alma al diablo, y le dijo: yo le doy mi alma, pero si se
lleva esta piedra y se va jugando al tejo y si de dos tiros logra usted tapar el Boquerón
de Tausa. El boquerón de Tausa era una capellanía que pertenecía a Villa de Leyva, y
existe allá en el boquerón la piedra grande que está ceñida con un cuán, porque el
hombre le entregó un cuán que era como un lazo de una paja especial, y con eso el
diablo se terció la piedra y se fue jugando; con el primer tiro dio a un sitio que se llama
el Cerro de los Venados; y con el segundo, al Boquerón de Tausa”. 189
“Donde decían que el diablo puso una piedra fue allá debajo de Santa Sofia, donde hay
unos piedronones grandes en un antiguo camino que hoy volvieron carretera; y el diablo
dejó ahí las patas sin dedos impresas y llevó esa piedra cargada con un petal190 y, en esas,
cantó el gallo y le tocó dejarla ahí”. 191
El diablo y la campana
“En Semana Santa se había perdido la campana grande, no la encontraban por ninguna
parte, y dijeron que el diablo se la había cargado para El Papayal 192 y que allá la tiene
enterrada; entonces mi abuelo, dizque, fue a mirar allá con harta gente y no la pudieron
sacar; iban a sacarla, y más se hundía; y dicen que el diablo se la había robado porque
no le gustaba, pues, sonaba muy duro y se oía hasta Santa Sofía, Sáchica y todo eso”. 193
187
Noe Leví Cortés. 188
Eufrasia Eusebia de Jesús Saíz Rodríguez 189
Aminta Cortés 190
Petral, correa o faja. 191
Manuel Rodríguez 192
Ver Patrimonio: campana 193
Aurora Aguilera
101
Leyendas acerca de las piedras
“En la vereda de Monquirá cada piedra tiene una historia que le pusieron los indígenas,
eso viene de mucho atrás, esto era el sitio de ellos: está la Piedra Herrada, que la
escogieron para demarcar con su nombre sus tierras; más arriba, hay otra altísima que
se llama la Piedra Parada, ahí también hay marcas; más abajo, cerca a la carretera, está
la Piedra de La Copa labrada por los indígenas, cuando ya principiaron a ver los
cálices. Está la Piedra de La Tienda, en esa piedra mi abuela vendía chicha y dentro de
ese hueco la guardaba para cuando cruzaban en mulas los negociantes de Puente
Nacional y Moniquirá, trayendo la panela y llevando trigo y cebada; más arriba
existe, a la orilla de la carretera, la Piedra de La Suerte donde la gente que pasaba
botaba una piedra para ver si tenían suerte ese día; también las mujeres que tenían dos
novios tiraban una piedra para poder saber cual iba a ser su marido. Hay también una
piedra sobre otra delgadita y al tocarla suena como una campana, por eso se llama la
Piedra de La Campana; más hacia arriba, hay una piedra grandísima que se llama la
Piedra del Godo, decían que llamaba así porque como los godos han sido tan jodidos
en la vida y la piedra es un poco estorbosa, pues la pusieron así. Siguiendo hacia el
oriente está la Piedra de Los Compadres, yo preguntaba en aquella época porqué el
nombramiento así, y los antepasados decían que como ha sido tan religiosa la Virgen de
Chiquinquirá y venían promeseros de muchas tierras lejanas, decían que lo que pasó
era que iban dos compadres muy jóvenes, pero llevaban el ahijado a la romería, y de
pronto se provocaron de hacer el amor los dos y, tal vez, mi Dios el castigo que les dio
fue petrificarlos y ahí están las piedras unidas, y al lado está el ahijado. Por el camino
estaba el Alto de Las Cruces donde todo promesero tenía que dejar una cruz ahí, fuera
de palo o de piedra con sus iniciales; eso era muy sagrado y uno iba y miraba todas esas
cantidades de cruces, ¡lástima que las hubieran acabado!, en esos cascajales cada uno
trancaba su cruz con una piedra.
Un buen día, vi que estaban explotando esas piedras por ahí y fuí y le tomé parte al
alcalde, le dije: señor alcalde, necesito que le pongan mucha atención, que no vayan a
romper la Piedra de Los Compadres porque esa es una piedra de historia muy sagrada;
si esa gente necesita plata, el municipio debe comprar ese sitio para que exista siempre
esa historia, es nuestro patrimonio. Yo estoy de acuerdo que todas estas piedras existan
como patrimonio de la historia de la Villa de Leyva, son tan valiosas como cualesquier
casa antigua en el pueblo, eso no se puede dejar descubrir, lástima que el sitio de Las
Cruces lo hubieran destruido, pues eso no se debería haber tocado”.194
El diablo y el tejo 195
“Decía mi abuelito, que el diablo se entraba a jugar tejo donde veía una cancha y
jugaba con las personas. Esas piedritas que son como tejos, y que están por el camino de
la Piedra de Los Compadres y del Pedregal, dicen que el diablo las labraba y con eso
hacía sus tejos. El diablo se presentaba como una persona común y corriente, llegaba a
194
Marcolino Munevar 195
Acerca de esta tradición ver: Saquencipá, “El Infiernito”
102
jugar y dizque totiaba mechas a lo loco; pero él llevaba un tejo grande especial y los
demás iban a quitarlo y no podían porque era muy pesado para ellos”. 196
La Piedra de Los Compadres 197
Compadre que a la comadre le mete la mano al seno,
la comadre le dice estése quieto compadrito, respete que eso es ajeno. 198
- La Piedra de Los Compadres se llama así porque dicen, que un compadre y una
comadre se habían puesto a su trabajo… se pusieron a ser traviesos y se volvieron
piedra. 199
- Sí, por aquí hubo un camino que iba del centro de Villa de Leyva hacia Monquirá, y
dicen que hubo una maldición y esos compadres quedaron en piedra, una encima de otra,
porque tenían relaciones sexuales y les gustaba salir a solas.
- Era que en ese tiempo, le decían la Piedra de Los Compadres porque eran dos
compadres y estaban de novios; entonces, fue el marido de la señora y los encontró
haciendo el amor y les echó una maldición; y quedaron las dos piedras ahí y otra piedra
chiquita porque llevaban un niño.
- Cuando cogíamos este camino nos contaban, que esa piedra se llamaba así porque eran
un par de enamorados antiguamente y cada uno se casó aparte, hubieron hijos. Un día
que venían de a caballería, se encontraron y entonces dijeron: ¡ah comadrita, mis
piernas de antes!; ¡ah, compadrito todavía son las mesmas!; y entonces hay mismo se
bajaron, tuvieron relaciones, y se convirtieron en esas piedras que se ven a la orilla del
camino antiguo de herradura, que va al Alto de Las Cruces donde los promeseros
ponían todas las cruces para recuerdo. Esa historia me contaba mi papacito; y él decía
que ¡nunca!, el novio que uno tuviera fuera compadre porque eso era malo y después se
volvían piedras.
196
Aurora Aguilera
197
Ubicada en el antiguo camino real de Villa de Leyva a Sutamarchán y Chiquinquirá, que pasa por
las veredas de Monquirá y Sopotá. Fue camino de peregrinos y dio lugar a esta leyenda. Por el cruzaban
los caminantes con sus productos hacia Chiquinquirá y viceversa; así mismo, los peregrinos que iban a
pagar las promesas a Chiquinquirá y de esta ciudad a Villa de Leyva. La comunidad ha convertido este
lugar en parte fundamental de su patrimonio cultural. Sitio que señala y contiene elementos de su
imaginario que tienen que ver, simbólicamente, con normas sociales y códigos de vida. En la tradición
está no solo la connotación simbólica, sino que también el sitio ha estado asociado a las celebraciones
seculares como, por ejemplo: sitio para el piquete, el paseo, el descanso, etc.
198
Gabino Casallas 199
Conversación, en la Piedra de Los Compadres, entre: Juliana Pardo, Ignacio Fitatá, Ecilda
Rodríguez, Adolfo Velásquez , Ananías Cárdenas, Aurora Aguilera, Marco Tulio Aguasaco, Manuel
Rodríguez, Marcolino Munevar(en su orden)
103
- Pero eso debió ser como al principio del mundo; yo voy pa’ ochenta y seis años, y eso
es harto lo que llevan esas piedras...
- Los anteriores contaban que, unos compadres de Venezuela vinieron a pagar promesa
a Chiquinquirá, venían santos, y al regresar se le ofreció a la señora bajarse del
caballo y el hombre se bajó, y al recibirla le dijo: ¡ay mis piernas de antes! y ella le
contestó: mis piernas de antes todavía, si quiere camine vamos; y se fueron y tuvieron
relaciones; y ahí se convirtieron en piedra, una sobre otra. Esto tiene que ver con otra
tradición de antiguo: había un par de casados e hicieron el negocio de que el que
muriera primero, tenía que venir a visitar al que quedara en la tierra; se murió el
hombre y quedó la mujer, entonces todas las noches llegaba y le preguntaba, ¿qué hay
mijita por esos países?; como ella no tenía nada que contestarle, se fue adonde el cura
y le pidió un consejo, el cura le dijo: cuando venga el espíritu y le pregunte qué hay
por estos países, dígale que pecaron dos hermanos; ella así lo hizo; luego volvió y
el padre le dijo: esta noche dígale, que pecó un padre con una hija; a la otra noche,
el hombre le volvió a preguntar y ella le respondió: pecaron dos compadres; entonces,
él dijo: ¡mum.. eso si Dios no perdona!; y como en ese tiempo eso era muy delicado,
¡claro!, el Señor los castigó; por eso les digo señoras, que mucho cuidado no se vayan
a juntar con los compadres porque se vuelven conforme a esas piedras”.
- Por aquí pasaba con ovejas, ganado, marranos; a Suta se gastaba como dos horas; yo
me venía de la Mesopotamia a pie, con mis hijitos chiquitos, y bajaba a la casa. Por el
camino se veían unas luces que bajaban del Alto de la Virgen, eran como un foco de un
carro, era una luz como un fuego, y esa llamarada daba vueltas y vueltas, y llegaba a la
Piedra de Los Compadres y de ahí no salía, se apagaba y ahí quedaba, no se volvía a ver
más luces, eso era casi todas las noches.
- En la Piedra de Los Compadres hacíamos melcochas, piquete, y alrededor había un
hueco donde salía una culebra grande y andaba por detrás de la piedra.
- También, por el camino al Infiernito, está la Piedra de La Campana; uno la golpea con
una piedra y suena como una campana.
- Cruzaba uno, botaba una piedra y sonaba clarito; y yendo para la Loma de la Cabrera
había otra Piedra de La Suerte, y le botaban una piedrita a ver si tenía suerte el tipo que
la tiraba.
- Y está la Piedra de Los Godos porque, los godos que eran muy gordos, iban y
abrazaban esa piedra.
“Fue que esa Piedra de Los Compadres, que sería por providencia de mi Dios que la
destino ahí, eran un par de compadres que iban para Chiquinquirá a pagar promesa;
luego los cogió la noche y no siguieron más, ¡y vaya a ver qué se pusieron hacer por
allá! y amanecieron piedra, porque mi Dios lo impuso así: que quedaran en piedra y
allá están al lado del camino, dos piedras grandes y una bola pequeña en medio, eso
fue por allá en el primer mil”.200
200
Aquileo Peña Rojas
104
Piedra de La Suerte
“Por el camino de la vereda, en los pedregales de Sotelo, también está la Piedra de La
Suerte. Se llama así porque queda junto a un camino y esa piedra tiene una ventana,
como un mostrador; y le sacaron el nombre, pues el que cruza por ahí coge su piedrita
y ¡bótela ya pa’l mostrador!; y si queda en la alacenita que tiene arriba, tiene suerte pero
si se cae no”. 201
“…más cerca de la ciudad está la Piedra de La Suerte. Es una inmensa mole que
está a la vera del camino; con concavidad. Esta piedra es un oráculo para todos los
mozalbetes de la región que tienen la idea de depositar una pequeña piedrita en la
concavidad de la piedra, al pasar por allí; ya sea los domingos a misa, o los
sábados a mercado, con el buen augurio de que si la piedrecilla que arrojan no cae,
les deparara una buena novia, es decir, una buena esposa. Dichosos los matrimonios de
aquella época, vaticinados por tan original creencias. Entonces no se eclipsaba la luna
de miel de los casados…” 202
La Sombrerona de la calle Caliente 203
“Mi abuelita nos contaba que, allá en la calle Caliente, había mucha comida, había
mucha chichería y entonces se calentaba eso... en cualquier tienda de esas se metían a
tomar y a la hora que salían borrachos, cogían para acá, cogían para allá; y decían que
por ahí salía un espíritu, como a las doce de la noche, una señora que llamaban La
Sombrerona y andaba con alpargatas de fique con galones, un sombrero de esos que
llaman de jipa y con su chal, que era lo que se usaba antes. Y La Sombrerona se iba por
allá a buscar a mi abuelito, porque le gustaba tomar mucho guarapo y chicha en esas
partes de la calle Caliente.
En un ranchito por La Bañadera, vendían guarapo, almojábanas y pandeyucas; y la gente
iba allá, cantaban y echaban guabinas, ¡toque con el tiple y tome una totumada de
guarapo!; y cuando sentían hambre, ¡coma un pedazo de almojábana! y ahí se quedaban
hasta la madrugada; entonces, mi abuelita me contó, que una vez que ella había subido a
buscar a mi abuelo, como eso era oscuro, por ahí en esa parte salía La Sombrerona y los
traía a todos a punta de gorra y les espantaba la borrachera: ellos adelante, y La
Sombrerona deles y deles con esa gorra hasta la calle Caliente, y después ella se
devolvía y quedaba por ahí en una mata; por eso era que mi abuelita, la llamaba La
Sombrerona porque ella la conoció. Y como a La Sombrerona no le gustaban los
borrachos, entonces los agarraba y los dejaba en el cementerio entre un moral; y allá
aparecían todos enguayabados, todos golpeados, y nadie sabía quién era. Eso dicen que
duró mucho tiempo por acá,¡quién sabe porqué se iría, quién sabe cuál fue la suerte de
ella!
201
Aquileo Peña Rojas. 202
Martiniano Rodríguez, op. cit. 203
Parece ser el mismo mito del Sombrerón que perseguía a los borrachos y les decía “si te alcanzo,
te lo pongo.” (Fuente: Mitos Colombianos de Javier Ocampo López)
105
La culebra del Molino de la Mesopotamia
“Allá en la Mesopotamia, llegaba gente a explorar ahí en la piscina, eso también tiene
su misterio. Eso es un aljibe de agua pero eso es producido por una madre, y dicen que
hay una culebra dentro de esa piscina. Una vez nos fuimos a nadar con una compañeras
y salió de ahí una culebra, pero una cosa enorme: era amarilla por debajo y por encima
como plateada y de colores; y ella se resumió, porque eso era solo yodo la piscina y no
tenía piedras como ahora, y vinieron los científicos a buscar esa madre del agua, quién
sabe si la conseguirían, pero si sé que cogieron una culebra y han hecho con el cuero una
lámpara que la tenían ahí en la Mesopotamia.
El niño del Mesopotamia
“También, a la media noche, ahí en la Mesopotamia, se oía un niño llorando; yo lo
escuchaba llorando por ese caño que baja al frente, lloraba bien fuerte, era un llanto pero
tremendo; la primer vez que lo oí, me bajé hasta allá; y a lo que uno se acercaba, el niño
dejaba de llorar y cuando uno salía, era otra vez a llorar".204
El fantasma de la Plaza Mayor
“Una vez salí a las dos de la mañana de la casa y, en la esquina, sentí como un
escalofrío raro y como que se me iba trancando la respiración; sin embargo, seguí y
atravesé la plaza principal; y cuando volteo a mirar hacia la casa que fue del doctor
Roncancio, al lado de La Roca, de ahí salió como un espanto; no se le veía cara, era
oscuro y altísimo, daba hasta el alero de la casa de dos pisos, tenía como un sombrero
grande, y atravesó la plaza y se metió a otra casa. Cuando llegué a la pila, saqué la
respiración y pegué un silbido que despertó a todo el mundo; y al llegar a la esquina de
la casa del Congreso sentí unos zapatazos; es que en esa época sí hacía verdaderamente
miedo, sí habían entierros y fantasmas; pero ya con los cambios, ¡hasta los espantos se
fueron!”. 205
La candileja de la quebrada de San Agustín206
“En una época, bajó un santuario207de arriba del cerro y tapó ahí; las gentes contaban
que vieron una bola redonda brillante caer en el pozo y se escuchó un estallido, después
se destapó el chorro del agua y salió para abajo”.
204
Aurora Aguilera Saavedra 205
Jesús Neira
206
Muy similar a la llamada también la luz viajera que aparece en los mitos populares de los Llanos
Orientales, Huila y Tolima, y ha sido representada como el alma en pena de una mujer quemada. Es
muy similar al mito de El Farol de las nieves, en Tunja, que se decía salía de una casa cercana a la
Catedral hasta la plaza de las Nieves. 207
Un encanto
106
El viejo del Roble
“Mi abuelita contaba que viniendo de Gachantivá, sobre todo, en todo eso que llaman El
Cometa, siempre salía un viejo fumando cigarrillo al pie una mata de roble y le decía:
para dónde va, doña Inés; y ella le decía: viejo pendejo, porqué me pregunta pa' donde
voy, ¿luego ya no conoce adónde vivimos?; pero siempre que ella pasaba se encontraba
el viejo ahí y se quedaba mirándola apenas, y le decía doña Inés.
El caballo encantado de la calle del Silencio
“Una vez mi abuelito iba tan borracho por la plaza, que dizque llegó uno de a caballo y
le dijo: hola, Arturo, móntate aquí te llevo hasta tu casa. Él se subió y el señor lo llevó
hasta la casa, le dejó el caballo, y se desapareció; entonces le dijo a mi abuelita: toma el
caballo y guárdalo hasta mañana que me lo dio un señor; mi abuelita dijo, ¡ave María
Purísima, de dónde sacaría ese caballo! y, cuando dijo eso, el caballo salió a perderse
echando chispas de las herraduras”. 208
El Cura sin cabeza
“En lo que llaman la iglesia del Carmen, dicen que salía un cura sin cabeza y asustaba
a las peladas de la Normal, y que pasaba la sombra del cura por el lado del molino de La
Osada”. 209
Leyenda del Pozo de La Vieja
“El Pozo de La Vieja, arriba donde llaman Chacón, es encantado, ahí oyen
murmuraciones. Me contaba una viejita, que del pozo salía una gallina con una culecada
de pollos a calentarse sobre la tierra; y como por ahí era camino real, entonces cuando
cruzaba alguna persona y la veía, pegaba el brinco al pozo y se hundía. En el pasado,
por este camino pasaban los viajeros que transportaban productos hacia Santander,
aquí cerca existía una posada o chichería donde pernoctaban y, a media noche, a los
viajeros se les aparecía una mujer vieja cargada con pollitos; de ahí viene el nombre de
Pozo de La Vieja”.210
“En ese pozo como que había una hondura por donde, dizque, salía una vieja con un
pelo todo largo a llevarse los bañistas, los metía en la huequera y ahí los ahogaba; ahí
también les salía a los que pasaban por el camino con su carga, es que había un encanto,
pero ya se salió; dizque salía, en tiempo de menguante, una vieja con una culeca de
208
Los anteriores son de Aurora Aguilera Saavedra 209
Jorge Rodríguez 210
Testimonio de ribereña del río Cane
107
pollos, y cuando la toriaban se venía una borrasca, caía una tempestad, y después ya
merma y ahí queda el encanto, se entierra otra vez”. 211
“Los anteriores veían una viejita peinándose, la veían y la veían, solo en la primera
noche de menguante, con una gallina amarilla y siete pollitos como de quince o veinte
días, y por eso llamaban el Pozo de La Vieja”. 212
El Cabro de La Colorada
“Mi papá tenía unos maíces donde los Castellanos, y una vez subíamos por la noche y
encontramos en ese roble, en frente a La Colorada, un cabro colgando de las patas y por
los ojos echaba chispas; entonces vino gente y dijeron que eso era que había un entierro,
y estuvieron excavando”. 213
El Salto Encantado 214
“En Salto Grande hay una caída de agua de diez metros de altura y se forma un pozo
grande, dicen que han visto trasladarse ahí desde la peña de Portachuelo, que llaman de
La Hoya, un poco de oro, unas vainas que brillan de noche, unos tesoros que se bajan y
se meten al Salto Grande”215
.
“Eso tiene un encanto; el que cae ahí no sale, y entre menos cantidad de agua, más
peligroso; eso se forman unos sorbederos y se tragan la gente y, a los cuatro días, el
cadáver sale abajo. Del Salto216 se dice, que parte del capital que tenían los indígenas lo
echaron ahí, sus pertenencias, y me consta, cuando trabajaba ahí en las madrugadas,
llegaba una luz del espacio a internarse en el agua. Como había que madrugar a los
siembros de arriba, en cierta ocasión vi una luz que resplandecía en el piso y se hundía
en el salto; era un globo incomparable, una bola que alcanzaba a iluminar los sembrados
y los árboles, la vi como tres veces. Un domingo, como a las once de la mañana, venía
por el borde de la peña, donde se extendía la roca que comunicaba el chorrerón más
fuerte al salto, y vi a una señora mona ahí parada; me causó extrañeza, y mientras di la
vuelta se me perdió, la vi más de cinco veces. Otra vez llegué y, en unos hoyitos que
forma la roca, vi una cantidad de pescados rojos, metí la mano pero no encontré nada;
luego, cogí el sombrero y no saqué ninguno. Asevero eso con cierta honradez y palabra
de caballero, por ser todavía que la tierrita es mía, y no que yo la quiera engrandecer.
En el salto vivió una señora Rosa Acero, hace casi trescientos años, la madre de
Salvador Rodríguez, hay vestigios de la casa de ella en el borde del barranco que forma
la cascada. Ella se venía a esperar el hijo, que estaba en las lomas cuidando el ganado
211
Juliana Pardo 212
Noe Leví Cortés C 213 Isidro Sáenz 214
Salto en la vereda Salto y la Lavandera 215
Manuel Rodríguez 216
En la vereda Salto y La Lavandera
108
por el costado oriental; y mientras, se sentaba en el camino de Monquirá a cambiar oro
por sal todos los sábados por la tarde; un día, ella los vio cerquita pero no pasó el señor
con los animales, se los comió la tierra… el encanto era del señor o de la vieja, era
gente indígena con rasgos de civilización”. 217
La Cueva Encantada
“Era que en Leyva había un puerto, ya lo cerraron, era allá detrás de Marmolejo, y
llegaba la gente y decía:¡ábrete puertas y perejiles!, se abría la puerta y la persona salía
a Tunja. Era aquí arriba esa cueva, por ahí viajaban los indígenas a Tunja, por dentro
era iluminada y tenía muchas frutas de oro, mucha cosa de cuidado, pero nadie las podía
tocar porque ahí quedaba prendido. Ahí en Santa Bárbara, en Sora, era una de las
compuertas y se volvió una laguna contaban los abuelos. Los indios cruzaban por ahí,
llegaban y decían: ¡ábrete puerta, ábrete puertas increíbles! y se mandaban por ahí;
pero un día, venía un hombrecito por el camino del cerro y se dio mañas de echar el
relato pa’que se abriera la compuerta, se adentró y vio que, a lado y lado del camino,
habían cosas de oro: frutas, maíz, …todos amarillos, brillantes y le dio por cogerlos; y
cuando fue a salir, la puerta se cerró y ahí quedó: mitad adentro y mitad afuera, y la
parte que quedó afuera se volvió piedra. En luna llena, por el camino a Chiquiza, se
puede ver el hombrecito ahí y, desde entonces, se acabó el camino por el cerro porque
todo se empezó a irrespetar”.218
“Cuentan que en el cerro de la Villa hay una entrada, una cueva que pasa al otro
lado. Un viejito vio que se abrió el cerro de Villa de Leyva, el sacerdote estaba diciendo
la misa, y el hombrecito se arrodilló con el hijo y el cerro volvió y se cerró; uno cuenta
porque le han contado”. 219
“En ese tiempo, había un correo que cruzaba por el cerro de Leyva para llevar los
mensajes a Tunja; cuando llegaba a la peña, él le decía ¡ábrete perejiles! y se abría, y él
dentraba; al llegar al otro lado, volvía y le decía mismo y salía a Tunja, a entregar sus
cartas o lo que mandaban. A lo que ya se venía, volvía y decía ¡ábrete perejiles! y
cuando salía, ¡ciérrate perejiles! y ahí mismo se cerraba; era un camino de a pie, por el
medio de mucho oro y esmeralda y mucho tesoro pero él no tocaba, en ningún momento,
un tris de oro.
Cuando se trazó la línea del tren de Tunja a Leyva, iban a meterla por el cerro; en
Chiquiza, había casa grande frente a una laja y a lo que llegaban a tomar el trazo, salía
un viejo y les decía: por la puerta de mi casa no te dejo cruzar línea; y les mandaba la
granizada, el aguacero, y no los dejó pasar por ahí; eso me lo contó un difunto Dionisio
Rodríguez que fue frontanero220 en la línea, y por eso lo cuento”.
221
217
José Heliodoro Cortés C 218
Maximino Alfonso Bautista. q.e.pd. 219
Noe Leví Cortés 220
De frontero, trabajo de albañilería. 221
Ananías Cárdenas
109
“Detrás del Sagrado Corazón sale un túnel, los chibchas hicieron ese túnel y se bajaban
ahí desde Chiquiza; ellos gastaban como una hora, venían y llevaban su vino, sus
hostias, llevaban lo que necesitaban y volvían y salían, y dicen que ahí hay un
encanto”.222
La Vieja de La Laguna
“Cuando estaban comenzando a recebar la carretera de Arcabuco, junto a la quebrada
de Los Micos, llegó una creciente que botó la quebrada tres veces y tumbó el puente.
Sucede que estando trabajando los macheteros por ahí, dizque, había salido una vieja en
medio de un frionón y una neblina, y les preguntó que sí querían changua de maíz
tostado; ellos dijeron que sí y, en ese momento, se vino una borrasca de agua y granizo y
alzaron la obra. Cuando contaron, les dijeron que era la vieja del tesoro de la laguna de
Pajales, allá arriba en la Loma de Los Santos, y que tocaba mucho cuidado con ella, y
llevar un grano de sal vijúa en el bolsillo para mandársela cuando uno la viera”. 223
El Hoyo de La Romera
“El Hoyo de La Romera, en Santa Sofía, es un hoyo profundo, y dice la gente que ese
hoyo sale, por debajo de tierra, a una boca en Monguí. Cuentan que, un señor casado
odiaba a la señora y un día la llevó de paseo y la hundió en el hoyo de La Romera, y
dijo: mi mujer ya se fue, se fue por escalones y escalones, y siguió hasta el fondo, se
murió; al año siguiente, el señor fue con su nueva señora a pagar una promesa en
Monguí y, de pronto, una señora lo miraba y lo miraba, y él decía: porqué me mira esa
señora, es muy parecida a mi señora que se hundió en el hoyo de La Romera, porqué
existe acá. Entonces al salir de la iglesia, la señora lo agarró y le dijo:¿no recuerda de
mí, cuando echó a matarme en el hoyo? Soy su señora”. 224
La Dama de azul de la quinta de los virreyes
“Mi hermana, Alicia de Pardo, una tarde sentada en el comedor vio que entraba una
señora ataviada con un vestido largo de muselina azul claro, peinada de moña, que se
dirigía hacia el salón principal y cuando salió a mirar, no había nadie; como cuatro
meses después, también a la tarde, vi entrar una señora; me acerqué a la ventana, y era
la misma mujer vestida de azul y con su moña; salí y ya no estaba por ninguna parte.
Hay muchas leyendas acerca de este personaje, alguno lo ha interpretado como la
Marichuela, una de las amigas del virrey que había estado en esta casa.
Hay otros relatos en relación a esta casa, como el del alabardero sin cabeza que se
aparece vestido con su traje de la época y sus polines y se escuchaban sus pasos por el
222
Micaelina Rodero 223
Manuel Rodríguez 224
Noe Leví Cortés C
110
corredor; yo salía pero no veía a nadie. También, en otra oportunidad, estaba con unos
amigos en el comedor, y uno me preguntó: ¿dónde está el reloj?; cuál reloj, le dije; y me
respondió, el reloj que acaba de tocar las doce campanadas y, efectivamente, después
todos escuchamos claramente doce campanadas, como las que producen esos viejos
relojes de pared”. 225
Leyendas diversas
“Según la tradición en el Pozo de la Nutria, en el río de La Cebada, a las doce de la
noche las brujas salen a sus oficios sagrados y a desnudarse. En la cascada de La
Golondrina salía, las noches de luna llena, un cura encantado. En la Periquera cuando
el río suena, es que va a llover; y en el Alto de La Colorada, llegando a Llano Blanco,
sale un fraile con dientes de oro y le dice a la gente cuánto va a vivir y les muestra un
tesoro”. 226
“En la quebrada el Carrizal sale un señor y coge a los viajeros y se los lleva para el
otro mundo; contaba un viajero de la región, que una vez le salió ese señor y le cogió las
riendas del caballo y se lo llevó por robledales y planadas, vía al infierno. Ahí se
encontró con unas comadres comiendo cobre en una paila, pues el cobre es el alimento
en el infierno; ahí también vio otras colgadas de la lengua”. 227
“En el Ajizal, una vereda de Arcabuco que queda adelantico del Salto del Diablo, un
muchacho se fue a bañar al río y le dijo al otro que se botara, y se lo chupó un remolino
y se ahogó; en ese momento, la mamá estaba haciendo unos sombreros y vio que alguien
entró a la puerta y sacó un azadón, y le dijo: ¿para dónde va?, nadie le contestó; y más
tarde, llegaron con la noticia de que se había ahogado y al muchacho, que le dijo que se
botara, le salieron unas mariposas blancas y negras.
Un día estábamos pescando en la quebrada de Mamarramos, en esa época había buena
trucha y abundante el agua, y sentíamos que nos miraban pero no había nadie; pescamos
la primera trucha y la dejamos en la zanja, sacamos la segunda, la tercera, y cada vez
que echábamos una, la anterior no estaba; eso era un encanto, y siempre que voy allá a
pescar trucha, trato de escupirla, echarle sal o agua bendita, para que se convierta en
oro”. 228
Leyendas del Desierto de La Candelaria
“Mi abuelita contaba que, los padres del convento de La Candelaria decían que muy
antes, en la fiesta de la Virgen de La Candelaria, a un padre se le apareció el diablo
225
Jorge Nassar Q. 226
Testimonios diversos de la vereda 227
Testimonio de la vereda 228
Gilberto Ramírez
111
dando misa y que eso lo habían visto todos los peregrinos. Dicen que el diablo se ahogó
en la laguna de Confites”.229
230
“Aquí en La Candelaria, siempre ha existido la tradición de las fiestas a la Virgen; los
antiguos relatan que eso viene de muy antes, cuando los padrecitos vivían por ahí en sus
cuevas y ya habían traído el cuadro de la Virgen”.231
229
El padre Eugenio Ayape en su obra: Historia del Desierto de la Candelaria, trae el siguiente relato.
“Existe el diablo.¡Vaya si existe! El padre Mateo Delgado y el espíritu diabólico tuvieron curiosos
agarrones en La Candelaria, era el 2 de febrero de 1605.Enorme concurrencia hormigueaba en el fondo del
vallecito…Llega la hora de la misa solemne. Los peregrinos silenciosos se recogen en el recinto de
la capilla. El Padre Mateo comienza mas de pronto el firmamento se oscurece, cruzan el espacio
siniestros resplandores, oyese estallar formidables estampidos de truenos… espadas de luz
fulgurantes chocan unas con otras, caen rachas huracanadas de agua empujadas por un alocado
viento, árboles corpulentos arrancados de cuajo atraviesan volando por el aire. La capilla bambolea,
cruje y amenaza desplomarse. Encima de las cabezas revolotean numerosas bandadas de espíritus
diabólicos agitando sus colas y mostrando sus dientes…confusión enorme…gritos de alarma y de
miedo….Sollozos, suspiros, voces de auxilio… Sólo el padre Mateo, sereno, inmutable, prosigue y
termina la misa…viste la capa, toma el hisopo y se dirige al lugar en que varios espíritus infernales
están todavía avivando con entusiasmo las llamas de un inmenso incendio…echa la bendición, y los
demonios súbitamente desaparecen…El “pozo del Diablo”, que se halla cercano al convento, en ese
día trágicamente memorable lo abrió un gigantesco súbdito de Satanás, el cual arrancó de raíz un
árbol grueso y frondoso que se levantaba en medio del río y allí quedó un ancho y profundo
hoyo…Otra versión dice que el “pozo del diablo” se llama así porque al huir Satanás, perseguido
por el padre Delgado, tropezó en una piedra y cayó en ese pozo, y allí se ahogó.” 230 Maximino Alfonso Bautista q.e.p.d.
231
“Los primeros ermitaños que vivían en miserables chozas dedicados al ejercicio de las más
rigurosas austeridades en el Valle de Gachaneca (…)en el propio sitio donde estaban ubicados tenía
el diablo un adoratorio donde recibía culto de los chibchas. Allí acudían en fervorosas y fanáticas
peregrinaciones a celebrar las lunaciones de su calendario con ritos (… el demonio, despechado,
quiso atemorizar a los ermitaños y echarlos lejos (… ) determinaron unánimes enfrentarse con el
averno y dar comienzo a la erección de una ermita que dedicarían a la Virgen Santísima…Nuestros
ermitaños, pues, quisieron un Cuadro de María de La Candelaria (argumentando uno de ellos, que la
Virgen de La Candelaria volvió afortunadas a las islas Canarias y se apareció repetidas veces
rodeada de candelas encendidas). El cuadro fue encargado al pintor Milán Francisco de Pozo, allí
residente…La devoción a esta imagen fue creciendo de día en día. El 2 de febrero de 1605 se
celebró ya una solemnisísima función religiosa con asistencia de gran número de creyentes de los
lugares vecinos. De entonces data la costumbre de construir toldos o cobertizos en que las gentes se
guarecen de los temporales…Muchos pueblos de la comarca acudían al Desierto (de La Candelaria)
procesionalmente bajo la dirección de sus párrocos respectivos durante el año, y sobre todo el día 2
de febrero (en que se hace procesión y bendición de las candelas. Acuden indígenas y gentes, aún de
Venezuela, de toda la región “y todos hacen limosna y cera”).(…) Existen las actas del Cabildo en
el copioso archivo de Villa de Leiva y, según ellas, como voto público, de los fondos municipales
se destinaba una suma anual para comprar una cantidad de 3, 6 u 8 libras de cera y contribuir así
a la mayor pompa de la fiesta principal de la Virgen de La Candelaria. Además se reunía en Leiva
su Cabildo y se enviaba un miembro, como su representante, bajo juramento de que iría a cumplir
su cometido al Desierto de la Candelaria. (Eugenio Ayape: Historia del Desierto de la Candelaria.)
112
El Velorio y los Duendes
Don Martiniano Rodríguez cuenta, “que los campesinos cuando alguien muere, al
cabo de las nueve noches, realizan una fiesta que llaman velorio, “donde le tributan
los últimos sufragios por el eterno descanso del alma”; se reúnen para disfrutar de
un “opíparo banquete” y rezar “el último rosario que cantado, lo ofrece un viejo
rezandero contratado al efecto; entre las viandas sobresalen tres que formaban en
primera línea: el chocolate con arepas de maíz para ahuyentar el sueño, el tabaco de
Girón para preservarse del frío y por último el aguardiente de contrabando, para dar
animación a la fiesta.” En un sitio arreglan una tumba con “un simulacro de cadáver
arreglado con la última ropa que dejó el difunto y que remataba una calabaza en forma
de calavera, y alumbrado con velas de laurel pegadas al suelo, y cerca una mesita y
encima un vaso de cristal con agua y una luz en donde se decía que bebía todas las
noches el alma del difunto atormentada por la sed producida por el purgatorio…
Después de la comida pasaban al rosario, y el rezandero contratado, con el rosario
en sus manos, después de cada misterio, cantando en voz alta preguntaba: ¿Cuáles
son las tres lumbreras que brillan en el santuario? Los concurrentes a una sola
voz respondían, San Antonio y San Andrés y la Virgen del Rosario. Y después del
segundo misterio volvían a cantar: todas las almas benditas, claman con doliente
voz, a lo que todos contestaban: una misa o un responso, por el amor de mi Dios.
Y así seguían hasta terminar el rosario. Todo esto era para acordarse del muerto, que,
a fuerza de mucho trabajo, había logrado acumular grandes cantidades de dinero y
lo había confiado a las entrañas de la tierra.” Después cuando los campesinos pasan por
el lugar y ven una luz, creen que es el alma del difunto “que viene todas las noches a
custodiar su tesoro; y con más intensidad en la primera noche de menguante, se aparece
el primer busca guacas para indicarle el sitio donde enterró el dinero, por lo cual está en
pena. El favorecido se reviste de valor y haciendo caso omiso de las cosas de ultratumba,
en una noche oscura va a donde ha visto la luz y le dice: de parte de Dios o de parte
del Diablo: ¿ Qué necesitas?…. al amanecer vuelve el afortunado y cava la tierra y a
poco da con una moya repleta de plata y joyas que tiene el cuidado de llevar para su
casa y luego rociar con agua bendita y sal vijúa para que no se huya…”
“También existe la creencia en Sáchica que cuando muere un niño,232 los padrinos
organizan un “fandango …que es un regocijo animado con baile, música y bebida”.
Esto lo hacen porque “abrigan la certidumbre que el niño en forma de ángel ha
volado directamente al cielo, a menos que si alcanzó a alimentarse con los pechos
maternos, se impregnó del pecado original y por consiguiente se chamuscan sus
alitas al pasar frente al purgatorio. Estos niños transformados en ángeles velan desde
232
“Los Duendes, seres temidos por cuanto enferman a los niños, se dice que estas entidades tienen
como origen el espíritu de un infante muerto antes de recibir las aguas bautismales y que a
consecuencia de lo anterior, quedó atrapado en el limbo, de donde escapa y vuelve a la tierra con la
perversa finalidad de posesionarse del cuerpo de un niño o una niña, familiar preferiblemente, que le
haya causado especial fascinación durante la vida. Entonces se posesiona de su cuerpo causándole
enfermedades o transformándolo en un niño inquieto y desobediente (...) Aconseja la sabiduría popular
en estos casos, buscar la ayuda de un curandero experto en duendes, que por lo general aplica como
terapia el hacer sonar un tiple destemplado y nuevo, porque se dice que los duendes odian la música
disonante.” (Martiniano Rodríguez, obra citada.)
113
el cielo por sus padres y cuando estos mueren salen los angelitos a la puerta del
cielo, les dan la mano y los invitan a entrar”. 233
Maldición a la Villa
El eclipse
“Villa de Leyva fue muy abundante de trigo, de donde salían las mejores harinas
de este Reino para Santafé y otras partes, hasta que el año de 1691, a 23 de
Agosto, acaeció un horrendo eclipse de sol que agotó toda aquella tierra en el
malogro de sus abundantes cosechas en los trigos: al comenzar a granar sus
espigas se llenaba su caña de un polvillo de color de tabaco que impidiendo la
producción de sus granos quedaban vanas sus aparentes espigas y frustradas las
esperanzas de los labradores: epidemia que duró mucho tiempo en todo este
Reino y en particular en el país de dicha Villa, por lo que vino a su decaimiento
y escasez suma, por lo que desertándola muchos de sus moradores quedaron casi
desiertas sus casas y labranzas, arruinándose los más de sus edificios, por lo
que se redujo su población a un arrabal, a lo menos respecto de lo que fue”. 234
“El 23 de agosto de 1691 un misterioso eclipse sembró el desconcierto en toda la
región; las sementeras se quemaron; muchos vecinos huyeron despavoridos; gran
número de casas abandonadas se arruinaron”. 235
“El jueves de Corpus de 1691 los altares preparados en la plazuela de San Francisco
para la procesión, fueron destrozados por algunos leyvanos a caballo, sin que el
pueblo hiciera sanción alguna. El guardián del convento, revestido de los ornamentos
sagrados y acompañado de sus diáconos, salió a la puerta del templo con el Santísimo
Sacramento y dando las quejas al Señor, exclamó llorando: así como estos altares han
sido arruinados así lo será la Villa de Leyva.” 236
“Decían que había sido porque unos señores lo desafiaron a juete, el padre era
sumamente delicado y se cargaba el látigo ahí en la cintura; y ojalá en una procesión se
fuera a meter una mujer en medio de los hombres o un hombre en medio de las mujeres
para cogerlo a juete, porque él sí le echaba juete a la gente cuando no hacía caso.
233
Martiniano Rodríguez, obra citada 234
Presbítero Basilio Vicente de Oviedo: “Cualidades y Riquezas del Nuevo Reino de Granada”.1763 235
B.V. Oviedo. Riquezas del N.R. de Granada. Y según la interpretación de Ariza, “El eclipse asolador
del 23 de agosto fue la respuesta del cielo.”
236
Fr. Alberto Ariza en: La Villa de Nuestra Señora de Villa de Leiva . Esto tiene un antecedente: En
1636, se había presentado un conflicto entre el Cabildo y el guardián del convento, quien había
desalojado al Cabildo, Justicia y Regimiento del presbiterio. El Cabildo alegaba que“las Capillas
mayores o presbiterios son del Patrimonio Real de las Indias, e que en ellas los Cabildos y Justicias
tienen preferidos lugares y asientos,” a lo cual respondió el guardián cerrando el presbiterio con rejas
de hierro.
114
Entonces, al verse ultrajado por los señores de aquí del pueblo, se fue; y decían que, al
pie de la plaza se había arrodillado y había besado la tierra y había dicho: este pueblo no
levantará hasta que no salga el enemigo del pueblo; y así fue, se echó a arruinar el
pueblo; casa que se caía, ahí quedaba para potrero y nunca la levantaban. Después,
precisamente, en vara de un sacerdote que quién sabe de dónde sería, pero un religioso
muy bien letrado, se celebraron unas misiones y de noche sacaban al Cristo al atrio y la
cruz la bajaban a la mitad de la plaza, y un día rezaban las mujeres y otro los hombres,
eso era en redondo de la plaza con sus espermitas encendidas; entonces yo recuerdo
tanto algo de las palabras que dijo ese sacerdote, porque al principiar a hablar echaron a
apagarse las espermitas, la luz quedaba chirriquitica, y cuando dijo el padre: ¡salite de
aquí Satanás, desocúpame este pueblo, este pueblo no es de vos, salite inmediatamente
porque no te quiero consentir aquí en nuestro pueblo de Villa de Leyva religioso!, ya
principiaron las espermas a crecer la luz hasta que quedaron perfectas conforme eran;
eso sí me consta a yo porque yo lo palpé. Y ya entonces siempre echó a cambiar, ya
echó la gente a volver a seguir edificando, ya echaron a haber aquí gente vivienta porque
esto era solo y no había sino unas cuatro casas en redondo de la plaza y los templos.” 237
“Estaba el padre Mendieta de sacerdote aquí, unos simpatizaron con él y otros no; y
cuando el cura se fue, fue la maldición. Eso fue mucha gente a acompañar al cura con el
caballo de cabestro hasta delante de Sopotá, y fue cuando dicen que se arrodilló y puso
la corona contra el suelo y había dicho una maldición por fulano, zutano; y hasta ahí oí y
hasta ahí supimos.” 238
“Según comentarios que mis papaes me contaban, como en el año treinta y nueve, hubo
un atropello al padre Mendieta porque, cuando estaba comentando las irregularidades
que un señor cometía con sus semejantes, el señor entró a la puerta de la iglesia a caballo
a echarle plomo porque estaba interviniendo, amedrentó a los feligreses que estaban, y el
padre Mendieta lo maldijo; y supe que recibiendo esa sentencia, luego ese señor se vio
en malas condiciones y, posiblemente, murió de mala muerte después de la maldición
del santo padre”. 239
“Decían que, cuando la guerra de Bolívar, profanaron los conventos, sacaron las
monjas del Carmen del claustro y los curas se fueron a refugiar en los montes de la
Capilla; entonces alguno excomulgó el pueblo y quedó la ciudad maldita desde aquella
época. Y sí quedó maldita, pues, yo alcancé a conocer que aquí se criaban los
muchachos y cuando ya crecían, se iban a Bogotá a buscar trabajo; yo me fui, pero ya
casado, aquí no había trabajo. Aquí el que recuperó fue un alcalde Parra, que dijo: vamos
a ver si el pueblo es maldito o es pereza de la gente para trabajar, y a él se le debe el
progreso de Villa de Leyva”. 240
“Entre nosotros, ya en la Colonia o en la República, esas riquezas se han dejado
a merced de la ignorancia, de la codicia incontrolada o de la angustia humana
237
Ananías Cárdenas. 238
Aura María Borrás de Páez 239
Ignacio Fitatá. 240
José María Cubillos
115
por conseguir el pan de cada día; de ahí la tala, la quema de los bosques, la
devastación de la flora, el arrasamiento de los árboles, como ha ocurrido en las
zonas del valle que bordea la Villa: Ráquira, Tinjacá, Sutamarchán, Sáchica y
algunos otros sectores, con las desastrosas consecuencias de la despoblación
forestal; la erosión y su sombrío espectáculo (…) Sugiere también el cronista (se
refiere a B.v.Oviedo) que la decadencia agrícola del Valle y de la Villa provino de
la profanación que ocurrió el jueves de Corpus del mismo año (1691), cuando se
efectuaba la solemne procesión del Santísimo en la plazoleta de San Francisco, en
la cual unos ebrios, jinetes en briosos caballos, pasaron por entre la multitud de
feligreses, sorprendida y atemorizada, y destruyeron y pisotearon los altares que se
levantaron para celebrar los ritos sagrados; que el Guardián del Convento
indignado con los autores del sacrílego irrespeto, sin que se hiciera sanción por
parte del público, lanzó una maldición sobre la villa que se extendió en la
comarca (…) Se conserva asimismo la tradición de un intenso y largo verano en
1587 que azotó el valle, repetido en diferentes épocas, causando la emigración de
las gentes y el abandono de las tierras y la de una espantosa epidemia de ´viruela
negra´ que diezmó la población, en la segunda mitad del siglo pasado, cuando el
poblado de Monquirá y la Casa Cural hubo que convertirlos en Hospital de
virolentos. En las investigaciones etiológicas de las causas que influyen en la
decadencia de los pueblos y regiones, buscadas desde el período de la Conquista,
anotan los sociólogos que los hombres de las razas sojuzgadas y vencidas creían
vengarse de sus enemigos y desfogar su ira derribando árboles bajo el golpe del
celt o hacha de piedra (…) en sus frecuentes inmolaciones ígneas a los dioses, en
desagravio de sus culpas, quemaban árboles y leños; que en las sequías
prolongadas incendiaban las florestas ´para atraer las lluvias’, que en la Colonia
los territorios eran administrados sin pensar en la conservación de los recursos
naturales, situación que ha perdurado en la época de la República…” 241
El eremita
“Mi abuelito contaba, que su papá le decía que, por allá en Pavachoque, cerca de Yuca,
existía una cueva de un viejo viviente242que no gustaba de los frailes del Ecce Homo y
241 N.I. Sáenz. Obra citada
242
Antecedentes: en el Desierto de La Candelaria, en 1597, un grupo de ermitaños construye una pequeña
ermita en homenaje a la Virgen de La Candelaria; vivían en cuevas labradas en las rocas y dedicaban su
tiempo a la contemplación, la penitencia y el ayuno. En el siglo XVII, se encuentran en la región cuatro
eremitas de origen español que no son frailes; uno de ellos es Joseph Ximénez; otros dos, figuran en
el proceso inquisitorial; y el cuarto, es el protagonista de la primera novela en la Nueva Granada
El desierto prodigioso y prodigios del desierto, escrita por el santafereño Pedro de Solís y Valenzuela, a
mediados del siglo XVII. El control inquisitorial se extendía a todos los lugares, y entre sus
preocupaciones estaba la de las personas que, sin ser frailes, tuviesen una inclinación mística, se dedicaran
al aislamiento y la contemplación en medio de la naturaleza. Joseph Ximénez fue juzgado por la
Inquisición y condenado a muerte en Cartagena. Vivió en un rancho de tierra en el desierto, cerca al
Ecce Homo, dedicado a la meditación profunda, la penitencia y la escritura, se alimentaba de raíces y
vegetales, y parece ser que su “vestuario consistía en un hábito viejo roto de sayal, era flaco, de piel
reseca cuarteada por el sol, de cabellos largos hasta los hombros y sin dientes.” Vivía en medio de una
116
fue muerto por tener relaciones con el demonio, que era un brujo que ahí vivía
encerrado”. 243
Espiritismo
“En la botica de mi papá discutían de todo, recuerdo que el señor Daniel Rubio era
espiritista y mi papá a veces iba a esas sesiones, pues no estaba muy convencido de la
cosa y le ponía la duda a las teorías de don Daniel sobre el espiritismo, pero hubo cosas
curiosas. Una noche, en la sala de mi casa, estaban don Daniel y su esposa Virginia, que
era la médium, y unas seis o diez personas en sesión de espiritismo y, curiosamente,
hubo un detalle que nadie se lo ha podido explicar después, pudo ser una coincidencia:
había un muchacho que se llamaba Domingo Rojas, y estaba la médium escribiendo
que el día de elecciones habría un muerto en la Villa, pero no por derramamiento de
sangre, y en ese momento, la rochela de la muchachada interrumpió la sesión y ese
muchacho se ha caído, sin ninguna explicación, en la sala; y vino a morir, en el día de
elecciones, de una disentería tremenda”. 244
“Nos reuníamos algunas noches con Alfonso Rubio y así aprendimos esa vaina. Rubio
era el que más sabía, y me dijo que habían hecho una sesión y mi papá me había
mandado saludes; ¡claro!, esa cosa me jodió y entonces empecé a asistir a esas sesiones.
Resulta que una vez, estábamos en una sesión donde mi tía cuando salió un espíritu y
nos dijo: se murió Marceliano Corredor; si señor, salimos y preciso se había muerto.
Es verídico lo que los espíritus hablan, hay cosas muy ciertas, hay espíritus burlones y
espíritus serios; los espíritus no se ven, es como si estuviéramos hablando mentalmente
y así se revelan ellos, o por medio de escritos. Una vez no había medio, lo que más se
utiliza es la mujer, entonces hicimos una sesión entre dos; el otro invocaba y yo lo
acompañaba por escrito, cogí un cuaderno y empecé a escribir: déjese llevar...déjese
llevar… duré una hora escribiendo eso y se me ocurrió decir: ¿me van a llevar para
los infiernos? y ahí se me declararon; primero salía la mente y después el cuerpo;
total libertad de acuerdo a sus principios, sin ningún tipo de sujeción a órdenes conventuales y
jerárquicas, su relación con Dios era sin intermediarios. Decía que “tenía cerrada la puerta de sus
sentidos a sectas cismas y herejías,” lo que se interpretó como una posición de enfrentamiento con la
iglesia, aunque mantenía buenas relaciones con los monjes del Ecce Homo.
En el proceso que le siguió la Inquisición, manifestó que “el sacramento de la confesión
obstaculizaba la comunicación directa con Dios y que los confesores sólo contribuían a confundir la
mente de los fieles”; también expresó que había tenido una revelación de Dios. Para los clérigos se
había convertido en un problema, un peligro, no era sumiso, “pensaba demasiado,” hablaba con libertad
y además “se atrevía a escribir sobre asuntos prácticamente prohibidos”y les preocupaba que sus ideas
llegaran a los indígenas y personas que lo visitaban para conversar en su choza. Esto está plasmado en
una carta que le envía el comisario de Santafé, Gregorio Xaimes de Pastrana , al inquisidor Juan de
Mier en 1676, en ella dice:“…por ser un valle donde asiste mucha gente, con muchos pueblos de
indios circunvecinos y como universalmente todos lo tienen por santo es fácil sembrar entre esta
gente ignorante algunos errores que después sea muy dificultuoso quitarlos.” ( Fuente: Patricia
Enciso Patiño: Santo Oficio y eremitas en el desierto de La candelaria –siglo XVII)
243
Gregorio Sánchez, Suta, q.e.p.d. 244 Miguel Arturo Ruget S
117
empecé a aguantar los sufrimientos, los espíritus me insultaban, ¡no hallaban qué hacer
conmigo!; eso me jodió y duré un poco de tiempo dementizado;245 después me hice
juramento de no volver a eso…” 246
245
Trastornado 246
Jesús Neira
118
Brujas247
“Lindas son las mujeres, bellas son las mariposas
que son como las abejas inquietas y peligrosas”.
Brujas en Monquirá.
“¡Brujas!, donde más hay esa gente es al lado de Gachantivá, esa gente es muy fregada
pa’ eso”. 248
“Cuentan que sí habían brujas y que hacían mal, y como siempre ha existido la
venganza y el odio y todo eso… hay veces, que dicen, que dan tomos y tierra de
difuntos y que rezan; allá, para el lado de Gachantivá, en lo que se llama Resguardo de
Huitoque,249 dicen que hay unas que son de esa clase. Marceliano Cárdenas, estuvo en
amores con una muchacha que sabía de esas cosas de brujería, que era bruja, y luego el
muchacho se casó con otra, y no con la tal primera; al casarse, él vivía en el lado de
Gachantivá y la muchacha no podía salir afuera a lo que estuviera oscuro, porque
llegaba, dizque, un partidón250 de brujas a pelotiarla;251 y tan así fue, que no pudo vivir
aquí y le tocó irse para Bogotá. Eso se ha oído decir, que en el Resguardo y Huitoque
habían muchas brujas y que daban un bebido y, luego, les salía una enfermedad al
247
En la región "existen tres clases de brujas diferentes: La Bruja Escuchona: se dice que estas brujas
aprenden el oficio de la madre que a la vez lo aprendió de la abuela y así sucesivamente son
consideradas como brujas muy poderosas, por el poder que les atribuyen al transformarse en
animales, generalmente lechuzas o chulos de color crema. Les dicen "escuchonas" porque una vez
que se transforman, andan por los techos de las casas escuchando las conversaciones que luego
convierten en enredos y chismes y así logran que las consulten para que ellas resuelvan los
conflictos (...) si la víctima no acude a un curandero antes de nueve días, la bruja la mata sin
piedad... La Bruja Cósmica: En la Villa existen creencias muy arraigadas sobre los poderes de
esta bruja, la cual es muy temida porque maneja los elementos, los que el pueblo considera, que
forman el cosmos: agua, tierra, fuego, aire y maíz. Cada elemento esta relacionado con las partes
del cuerpo humano y con sus centros emocionales, con el aire, mediante "fumos" de tabaco, se
influye en el pensamiento y en la voluntad; merced al fuego -quemado o velando un retrato- se
influye en los sentimientos y en las pasiones, con virtud del agua -filtros de amor o bebedizos- se
actúa sobre el corazón o se introducen enfermedades mágicas, como serpientes o sapos en el
intestino; por el poder de la tierra, mediante la tierra de cementerio, se mata a una persona;
con el maíz se construye un muñeco a guisa de cuerpo humano, colocando maíz amarillo en las
zonas que no se van a dañar y maíz rojo donde se desea dañar. La Bruja Espiritista: ...hace uso
de los espíritus de muertos famosos (...) sus espíritus son utilizados para enfermar o matar a la
gente. La bruja espiritista, para realizar su oficio, debe pasar por un largo aprendizaje, primero debe
aprender a "amarrar los espíritus" operación que consiste en dejarse poseer por los espíritus y
someterlos a sus deseos” (Carlos Pinzón Castaño: Tradiciones aborígenes. En: Villa de Leyva: Huella de
los Siglos. Bogotá, 1986)
248
Marco Tulio Aguasaco 249
O vereda de Guitoque. 250
Partida. 251
Pelotear: reñir dos o más personas entre sí.
119
cuerpo y se iban donde un médico y el médico no podía hacer nada, sino que tocaba era
un botánico de esos por allá que saben de las bebidas del aliento.
En una oportunidad, un difunto Nicanor, que manejaba el molino en Las Vegas,
consiguió unos obreros de por ahí de Huitoque; de esas brujas que decían. Estaban
segando un poco de cebada y se pusieron a decir de chanzas y de adivinanzas y, dizque,
dijeron que ellos eran unos pendejos, que no sabían lo que ellas sabían; que si sabían
tanto hicieran como ellas hacían: botaban una manotada de tierra pa’lo alto, le pegaban
un soplo y salía un pilón de mariposas; luego, entonces, contaron que eso eran puras
brujas y me consta de esa región, de lo que es Mermejales, Gachantivá viejo, Huitoque y
Ritoque, ¡eso todas son brujas!”. 252
“Decían que había brujas, que daban tierra de difunto, que también daban los bebedizos
para amañar al marido; venía la esposa y decía que la amante del marido le dio chocolate
con cabello molido, entonces, que por eso, él no salía de allá y le hacía todos los trabajos
primero a la huerta de la amante; y se demandaban. Y yo le decía, ¿pero porqué se
demandan?, entonces, decía: yo lo demando porque, a ella, le sembró primero el maíz y
a mí me dejó de última; y cuando el mío apenas está naciendo, el de ella ya lo tiene
matiado. Eran los celos por todo eso; la esposa decía que él iba allá, y eso le daba el
bebedizo en el guarapo, en el tinto, en la sopa, en lo que fuera… y por eso, era que él se
amañaba allá y se quedaba…” 253
“Monquirá, en El Infiernito, tenía propaganda sobre las brujas, unas viejas que le
hacían mal a las personas, les daban bebedizos y hasta ahí llegaban; una vez, una le dio
un bebedizo a la vecina y enfermó, su esposo se fue para Saboya donde un tegua y él le
dio como remedio una inyección negra de cinco milímetros, y le dijo: vaya donde
Manuel Rodríguez en el Salto y la Lavandera y que él se la ponga; yo le puse la
inyección y ya se mejoró, pero ¿cómo supo ese tegua de mí? Tenían que no hacerle mal
a esa gente porque por una mala mirada iban y le daban un bebedizo, se enfermaba la
persona y se moría de eso. El alcalde de Gachantivá le dijo a la bruja que se fuera, sino
que la quemaba en una hoguera, porque le había puesto veneno a un hombre y lo había
matado, y a la vieja le tocó irse.
Para hacer brujerías, dicen que recogen el veneno de la culebra, el veneno de los
churruscos verdes; en tiempo de invierno, recogen la baba de los sapos y hacen un
revoltijo y le dan a la persona, y de eso, ¡se muere porque se muere!, no tiene salvación.
En ese tiempo había teguas, en el Macanal, que mostraban la cara de la persona bruja en
un platón de agua; cuando tenía diez o doce años, un día, vi morir a una bruja yerbosa en
la plaza de Moniquirá. La vieja era bruja matagente y, ella, el oficio que sabía era
comprar ovejas en Santa Sofía y llevar a vender a Moniquirá la carne; un miércoles, ella
le dio veneno a un compadre y el compadre pidió, en el Macanal, que la mataran, y el
tegua la mató inmediatamente y ahí cayó muerta la Ana Rosa; ahí la mataron. Matan una
res, un ternero, con la misma brujería que hacen para una persona. Otra bruja, en
Labranzas, en el vecindario de Sutamarchán, arriba, cogió y le preparó una comida a una
252
Gabino Casallas 253
Aminta Cortés
120
persona que iba a matar, y esa persona estaba con el hijo de la bruja, y el hijo de la bruja
se turbó y se comió la que tenía el veneno. El muchacho fue donde otra bruja a que lo
curara, y ella le dijo: ¡pero qué le hacemos si el mal se lo puso su mamá!, hay que
dejarla un poquito coja pa’ poderle hacer remedio a usted y curarlo; y así fue, la vieja
quedó coja”. 254
“Celedonia Pinilla, la vieja era la especial para los tomos; esa vieja tenía dos mucuritas
donde tenía la chicha con veneno para darle a la gente y otra, donde ella tomaba su
chicha. Una vez llegó del pueblo y venía con una niña, le dijo: mijita, yo vengo con
sed,¡tráigame la vasija pa´ tomarme un vasito de chicha!, entonces la china se turbó, y
le llevo donde tenía la vieja el veneno; se tomó la vieja la chicha:¡ay mijita, qué
mucurita trajiste!, y le respondió: la que estaba ahí debajo de la cama de bahareque…,
¡ay hija mía, hasta hoy tuviste madre, hasta hoy fue Celedonia! Y la vieja se envenenó
ella misma, así murió la bruja Celedonia. La gente más pícara iba al cementerio, sacaba
tierra de difunto y le daba bebida a la gente, se mataba así y decía la gente que no; y
todavía hay gente que lo hace en esta región de Gachantivá.
A mi abuelo, Seferino Cortés, también lo envenenaron de la siguiente manera: una vieja
le debía catorce cargas de harinas y el señor la demandó y se hizo pagar; luego, la vieja
le dijo: ya le pagué su plata don Seferino, vuélvame a traer más harinita y siga y se
come una cosita; le dio batatas y huevos con un asunto llamado borrachero y no lo mató,
sino que el viejito se murió dementizado255 por esa comida que le dio la vieja, por
haberle cobrado catorce cargas de harina”. 256
“Mi abuelita fue muy buena moza de señorita, muy simpática, hasta que le hicieron
ese maleficio en la carita: la volvieron como el asiento de una olla negra. Una gente
verduga; le hicieron una porquería con rezos, con una infamiesa…¡así se tiraban a
las personas con esos maleficios! Así era en esa época, pero, también había gente que
ayudaba a bien. Cuando le cayó ese maleficio, le tocó un día salirse de noche pa’ donde
los teguas; los teguas dijeron que no la dejaran salir por nada pa’ fuera y no se dejara
mirar la cara durante tres días; allá la alentaron y vino buena moza otra vez. A la
señora que sabía hacer la brujería la encontraron totiada, así como totiaban con
una aguja.
Una vez, tuvimos un problema y me fui a consultar donde los Tunos, en Tunja, allá
abajo de San Rafael, decían que eran brujos buenos. Yo tenía por allá una amistad con
una muchacha, y una vez le pregunté a uno y me había dicho: ella lo quiere, pero no se
descuide, hasta bruja será. Salimos de aquí arriba, a las doce de la noche, pues tocaba
salir de noche; nos fuimos por el camino de arriba y cruzamos por Tunja, caminando
sin cachango, patica al suelo, y andale…fuimos allá a hacer una pregunta. Cuando
llegamos salieron unas muchachas y dijeron: allá viene ya, el que les hace el trabajito.
Llegó el tegua y dijo muy cariñoso: yo sé a qué vienen ustedes, sigan para adentro,
¿ya se reposaron?, preparen una cosita para los señores mientras yo los atiendo. Le
254
Manuel Rodríguez 255
Demente. 256 Noe Leví Cortés C
121
hicimos la pregunta y positivo: era un robo que nos habían hecho, nos dijo: al
buey no lo han vendido, lo tienen allá en una mata de tuno, bien escondido, allá le
echan pasto, le dan agua en una artesa… allá por la noche lo arriman por allá a
otra mata; lo que han de hacer: se van esta misma tarde, al momento que lleguen,
no vayan a decir nada, asómesen, apenas lleguen por allá; al llegar, cójanlo y
llévense el buey, que sea a las diez, a esa hora estarán bien dormidos; y así fue,
llegamos esa noche y pudimos coger y traernos el buey. En esa época había mucho
conocimiento, ya todo se ha perdido. Vea, hasta la sábila se está perdiendo; la sábila
es pa’ que las brujas no se entren a la pieza, sino que se resbalen ahí en la hoja de sábila,
se caen y ahí se totian”. 257
“Mi hijo murió envenenado por una india por ganar plata, porque yo fui a saber de eso
hasta Facatativá. Cuando murió, él me llamaba todas las noches; seis meses duró
llamándome, todas las noches me llamaba, y me decía que no dejara eso así, porque le
habían dado veneno y él se había muerto; y así me decía en el sueño, soñando en la
migaja de sueño. Eso era recio, le escuchaba la voz en el sueño, y yo me recordaba y
tentaba a ver si era que estaba ahí, lo oía, me decía que lo habían envenenado y por eso
se había muerto; y yo, en después de eso, me tocó ir. Una sobrina me dijo que, en
Facatativá, había un buen médico que me decía; y allá miré la muchacha que le dio el
veneno, allá la vide tal y conforme era, y el médico me dijo que había ganado cien pesos
por darle el veneno al muchacho. El médico me dijo que, qué pedía yo; y le dije que, por
cuánto me hacía el favor para que quedara ella el día que fuera el cabo de año de mi
hijo,¡ese día que la estuvieran enterrando a ella!, así le hablé. En ese tiempo, esos
trabajos eran baratos porque, ahora, ¡quién sabe cuánto se pagará!;yo no sé qué le
pasaría a la mujer, como no volví más por allá.
Hay mucha brujería en Gachantivá viejo, y lo mismo en el Ajizal. Por allá, iban donde
una mujer que era lo más de propasada, y ora verá, que otra, que se la llevaba mero
matando puay la gente, a esa si no la pudieron totiar, porque tenía unas pepas que llaman
culebro: unas pepas redondas, que parecen como mararayes, pero brillan. Y a esa mujer
no la pudieron totiar por eso; pero allá totiaron como unas tres, se acostaban mejoradas y
amanecían totiadas. Lo mesmo allá, en Gachantivá, también totiaron una vieja que se
llamaba Tránsito, la totiaron el jueves santo. En esa Semana Santa, vinimos mi mamá y
yo a misa, estaba la vieja esa en misa también, y a lo que salimos de misa, vimos que
bajaba para su casa y, entonces, el viernes amaneció muerta: toitica, totiada…. Por’ay le
toparían las pepas cuando la estaban cambiando, cuando estaba muerta.
Unas muchachas, en el Ajizal, cruzaban por el lado de donde yo, y les dije: ala, porqué
es que no cruzas por donde está el camino,¿es qué yo te tengo camino? les grité ¡bruja,
lechuza!, y diciéndoles uno así no tiene mucho peligro; entonces salió al puro camino,
arriba, volando, y me dijo así: si, bruja, porque cuando voy en alguna cosa, le dicen a
uno ¡tomá un par de maíces y una aguja pa’que te piques el culo! Eso fue a la mesma
india; eran volanderas y como pegan un silbo cuando van por allá en el aire, por eso la
persona que está lo oye; iban volando en la noche y en el día van caminando;¡quién sabe
257
Maximino Alfonso Bautista q.e.p.d.
122
cómo se convierten en lechuza!, para que voy a hablar lo que no vide, oía sí el silbo y así
las vide”.258
“Lo que se llama maleficio, lo que contaba la gente, era en términos que dicen que
rezaban esa yerba y se la daban al muchacho que fuera. Por ejemplo, yo estuve en el
ejército con un muchacho que se llamaba Luciano Puentes, de la vereda El Hatillo, de
Gachantivá, y me contaba: ¡Uy jueldiablo!, ¡qué tal que uno tenga amores con una
muchacha de esas, qué lío tan bestial! Que cogían la yerba molpa, poleo, orégano y
otras yerbas aromáticas que llaman, y las preparaban de noche y les echaban por allá no
sé qué vaina y luego las echaban en botellitas y las ponían a jechar,259 quince o veinte
días. Tal vez, sería que le dieron de esa vaina y se quiso volver como demente, a perder
el tuste,260 y se le dio por ser malicioso, robando ovejas y ganado, y lo botaron; yo me
acuerdo mucho”. 261
“Lo otro fue la experiencia que tuve de las brujas con un amigo, en una casa vieja, la de
la columna, que queda en la plaza de mercado; un amigo me dijo que ahí asustaban, que
oía un aleteo como de un chulo encima de la casa, que siempre lo perseguían y
perseguían esos aleteos como un ventarrón, y que iban hacía el tejado y no se veía nada.
Eso eran las brujas, uno les decía groserías y volaban; decían que era un maleficio que
les mandaban a hacer”.262
258
Rita Hernández 259
Madurar. 260
Testa. 261
Andrés Cortés C. 262
Jorge Rodríguez
123
Entierros y tesoros
“En ese tiempo, recuerdo, cuando mi mamita me estaba criando, éramos sólo los dos;
ella se levantaba a las horas de la noche y una noche me dijo: venga me acompaña, que
me da como miedo, porque yo veo allí una cosa que no sé qué sea, y lo que veía era una
luz; y como dicen que cuando una luz ve a un ángel no lo espera, entonces, ella me
llamaba y yo salía; y a lo que salía, la luz se iba retirando y se iba. Por ahí como a la una
de la mañana, resultaban echando hacha, lo digo porque yo lo oía, y mi mamá me decía:
allá, donde mi comadre Bárbara, debe ser que consiguió un obrero pa’ rajar leña
porque oigo hachar, cómo suena y raja el palo; cierto si era, y eso dependía del asunto
de la luz,¡quién sabe qué habría!, eso era en Cañuela, en la finca de un difunto Carlos
Landínez, ella trabajaba allá.
Aquí en Monquirá, también se veían varias luces. Había un tal Eulogio Castillo que
siempre lo perseguía una luz, y la veía que asomaba por todo el camino del lado de Villa
de Leyva, allá donde se llaman Las Vueltas;263 yo era pequeño, y él me decía que lo
acompañara porque había una luz tan grande, que eso alumbraba como ver un bombillo,
pero él no se halló capaz de arrimársele; eso era que, seguro, Nuestro Señor echaba a
penar las benditas almas cuando dejaban esos entierros por ahí. El hombre le contaba a
los amigos de la luz que lo perseguía, y le decían: haga el deber y se acerca y le dice
alguna cosa y puede que Nuestro Señor lo socorra, porque en ese tiempo decían, que si
le decía: Jesús, Ave María Purísima, si me quiere socorrer, por Dios que me socorra y si
Dios no me puede socorrer, entonces si es cosa buena,¡socórrame! y si es cosa mala,¡a
sus Infiernos!; y si era cosa mala, se retiraba y si era buena, ahí mismo lo tumbaba, caía
la persona. Así lo hizo el hombre; él llevó un rosario y un pañuelo blanco, bien blanco, y
se lo botó a la luz; la luz alzó el rosario y el pañuelo, y por donde cogió la luz iba
batiendo el pañuelo, y vino a dar en unas paredes de una casa vieja y ahí dejó el pañuelo
y el rosario. Al otro día, a lo que aclaró, el hombre fue con una pica y se puso a escarbar
porque le dijeron, que donde la luz dejaba eso, ahí estaba el entierro; y lo único que
encontró fue una reja de arar con bueyes que habían dejado enterrada, pero se retiró la
luz y no volvió más”. 264
“Bajaron unas luces de oro de la peña de Portachuelo, frente a Sutamarchán, y se
colocaron en Salto Chiquito, hubo gente que lo vio, por allá en 1915”.265
“Aquí, por el camino de la Piedra de Los Compadres, había una guaca; cada vez que
nosotros pasábamos de lejitos, veíamos una lucecita y se apagaba. La sacó un señor,
sacó buena plata, y ahí está la vida que le pasó, se tulló de haberla sacado porque no la
dejó un poco de tiempo para que se reposara; él decía que cuando sacaran una guaca, era
263
“ Las Vueltas es en el camino que va pa’ Gachantivá, del cementerio pa’llá, las Vueltas se llama porque
la carretera es curva, entonces da una vuelta; pasando el puente de la laja hay dos casas, ahí eran las
paredes de dicho rancho donde habían dejado la reja enterrada. Ahí habían unas casitas de tierra.” Marco
Tulio Aguasaco
264
Marco Tulio Aguasaco 265
Manuel Rodríguez
124
mejor echarle un escapulario o coger y echarle una cruz de orines y taparla; y al otro día,
sacarla y dejarla en una parte donde le diera aire para destaparla, porque, sino entonces
se tullen, eso se dañan las manitas, se vuelven ciegos…¡tantas cosas!
Las guacas tienen jarras, tienen oro, tienen monedas, como eran entierros de los
españoles y los indígenas, y aquí en Villa de Leyva mucha gente se enriqueció con eso.
Aquí, el viejito que llaman El Alcalde, fue a darle de comer a los marranos de una
señora y se encontró una jarra amarilla, y ella le dijo: ¡vaya bote eso a la basura,
cochino, por ahí quién sabe qué diánchiros tendrá esto!; después que se fue el viejito,
sacaron la jarra y por dentro estaba llena de esmeraldas”. 266
“Yo, tesoros,¡hijuepucha!,eso la gente dice un poco de mentiras; un día estaba yo
trabajando en una casita de piedra y ahí, en esa casa, topé yo. Había un pilón de tierra en
unas piezas, y yo raspando, raspando la tierra, sería como diez o veinte metros que tenía
el hueco y lloraba el agua ahí, empezó a salir tierra negra, echó a oler como a pólvora;
entonces, mi hermano fue y trajo la botella de aguardiente y nos la tomamos, cogimos
los tres costales, y éche pa’dentro: sacamos un baúl con una llave chiquitica, y vinimos y
lo tapamos. Entonces ya llegó el dueño y, preciso, nos dijo: tome, vaya y compre una
cerveza y una mogolla, un queso, un salchichón, lo que quiera…; y ya vine y ya dijo que
no trabajara más a ese lado, que no sacara más tierra, más nada; por la tarde ya
acabamos y cuando volvimos al otro día, pensando que ahí estaría, ¡ya no había nada!
No vi lo que había adentro del cajón, no se puede, pues eso afea a la persona por la gana
de ver un poco de plata; eso es malo, y hay que saber cómo se saca: se necesitan tres
costales y tomarse dos copas de aguardiente.
Nosotros topamos una guaca con mi hermano allá en el camino real, ese que va para La
Rosita, ahí donde hay una mata de nabos; venía la gente de novena de la Santísima
Virgen del Carmen y ahí sentía miedo, se sentía como que chillaba un grillo y los perros
latían por la noche. Vimos una luz chiquitica como azul, y luego se metió puro al ladito
de la mata de nabos, ahí yo alumbré; empero que yo le puse la luz, se fundió el
bombillo; entonces traje una botella de agua bendita y abrimos un huequito, metimos la
botella y le pusimos un pañuelo blanco.
Otro señor se encontró una guaca, no supo sacarla y se entumió las manos, los dedos, los
pies, toitico se hinchó,¡qué pecao, Virgen Santísima!; ni el remedio ni los médicos lo
curaron, y eso era botar plata pa’ Tunja, pa’l hospital y todo, y los médicos decían que
era que había sacado una guaca”.267
“Se han sacado muchos entierros; por ejemplo, en la casa que fue de María Teresa
Borrás; también en la casa del Congreso, de ahí sacaron joyas y esmeraldas; y en la
casa que era de Mario Antonio Rodríguez, hoy de Uribe Crane, sacaron otro santuario
con oro, esmeraldas y plata. Cuando mi papá estaba trabajando en la tumbada de las
paredes donde hoy es la Caja Agraria, soñó que una persona le decía que lo sacara de
esas paredes y le diera sepultura en el cementerio; al otro día, encontró enterrado el
266
Aurora Aguilera 267
Anastasio Guerrero, “El Alcalde burras”
125
cuerpo de un general con el uniforme enteritico, y mi papá lo sacó, le hicieron unos
responsos y lo sepultaron en el cementerio”. 268
“En la casa de mi abuela, atrás estaban los cuartos de amasijo, el solar y las partes
que eran para los hijos de las familias de la hacienda. Cuando ella se fue a Tunja a
educar a sus hijos, estos tenían unos conejos y no los pudieron llevar; en la casa dejaron
cuidando a las señoritas Bonilla y ellas vieron que un conejo entraba a su cuarto, se
fueron detrás y descubrieron un hueco en la pared, metieron un mecho y brilló algo
metálico. Cuando mi abuela volvió de Tunja, le contaron las empleadas que las señoritas
tumbaron la pared, sacaron un santuario y se fueron; y parece ser que parte del tesoro fue
a dar al cura, eran dos arcones con cosas de plata y morrocotas de oro, y creo que
encontraron una imagen religiosa, un Cristo, supuestamente hecho con plata de la mina
del cerro de Marmolejo. Las señoritas con ese dinero compraron varias propiedades;
una en la plaza y otra en la carrera del Carmen, al lado de la quebrada de San Agustín.
También encontraron otro santuario, con morrocotas de oro, en un mueble que un
tapicero estaba arreglando en la casa de Manuel Borrás, ubicada en la esquina de la
plaza”. 269
“Acá había un señor que hacía espiritismo y cosas de esas; tenía fuerza mental y una
vez al mes soñaba con tesoros, y le decían: en la primera curva saliendo del río
Cane, ahí hay un árbol, vaya y escarbe, que ahí hay unas monedas para usted; pero
el pisco nunca le paró bolas y se fue para Barranquilla. A los tres meses, se regresó
para Leyva y contó: es que llegué allá, y a la segunda noche, en el sueño escuché
una voz que me dijo, es la última vez que le comunico y si no las saca, tomaré las
medidas pertinentes; entonces se preocupó y se vino y, efectivamente, ahí él encontró
unas monedas de oro, yo tengo una de esas”. 270
“El entierro más extraño fue el que encontraron cerca a Sutamarchán. Al caerse una
casa, encontraron unas monedas, unos reales, y vieron que tenían un sello español; la
más antigua era de 1772, y la más nueva, de 1875; eran como de un coleccionista de la
época. También ahí, un señor revisando un tejado, vio una cuña y se le hizo raro, miró y
encontró una bolsita con morrocotas de oro”. 271
“Yo tuve la agencia de cerveza en una casa que había sido de los padres dominicanos,
y le decían casa pintada, hoy es de Blanca Garavito; nos decía todo el mundo que allá
asustaban, que había un naranjo en la mitad del patio y por la noche salía un cura
vestido de blanco. En una oportunidad, nos quedamos una noche y un compañero sintió
que lo estaban ahogando, y empezó a tratar de gritar pero no le salía la voz; resulta que
había soñado con el cura; otra noche, me fui a enfrentar al espanto pero nunca llegó,
mucho tiempo después escarbamos y nada encontramos; pero un señor Sandoval tomó
268
Jesús Neira 269
Octavio Mendoza Morales 270
Germán Zubieta 271
Gilberto Ramírez
126
en arriendo una casa casi al frente, y luego se dijo que había sacado el santuario, entregó
la casa y se fue”. 272
272
Alfonso Páez
127
Rostros del patrimonio
“Antes de la fundación de Villa de Leyva, la región estaba poseída por una serie de
tribus representadas por el cacique Saquencipá; y en la parte suroccidental, estaba
Cupaquén que era medio cacique; estaba también el cacique Goranchacha que
representaba lo de Gachantivá; ellos agrupaban toda la comarca y ahí hicieron sus
programas de trabajo.
Existía una discrepancia entre Tunjacá y Saboya con el cacique Saquencipá, que era a
entrárseles, ellos lo obligaron a que permaneciera dentro de su área que cogía de Santa
Sofía para acá; y los de Sutamarchán, se codeaban con su compadre Goranchacha de
Gachantivá que, entre otras cosas, los indiecitos vieron que había caído una estrella y
dijeron que había nacido el cacique Goranchacha.
En una larga búsqueda, pudimos entender lo que eran jeroglíficos y petroglifos; los
indios dibujaron y grabaron muchas figuras, ahí están todas las estampas hechas, unas
caritas con sus ojos, con sus orejas y piedras labradas muy bien. Entre mis admiraciones,
en mi condición de investigador, fue encontrar dos o tres piedras donde está dibujado un
caimán y nadie lo ha visto, ni el doctor Silva Celis se ha dado cuenta que es la figura de
un caimán, pero yo aseguro: es el caimán en tierra y ellos lo tradujeron a la piedra, y ahí
está, pesa más de ochenta toneladas un solo caimán; y hay otros petroglifos con sus
respectivas leyendas, existe también un tigre dibujado en una piedra.
Cuando entré a la escuela, un muchacho amigo, que todavía vive y se llama Gorgonio
Suárez, le dio por invitarme a unas fiestas de San Roque, en Sáchica, un treinta de
octubre; y en el antiguo camino, de aquí para allá, me mostró como una res hecha en
piedra, el novillo botaba la cola por encima del anca y tenía unos cuernitos tan lindos,
era un novillo alto, de un metro; lo vi en un octubre de 1930, eso era obra indígena, a
ellos no había que explicarles tanto y lo que se les enseñara se les quedaba; ellos eran
muy inquietos y no ahorraban un minuto en agricultura o en cerámica o labrando la
piedra, pero se les pagó muy mal a los indiecitos. No volví a ver más el novillo, el señor
me dijo que lo habían roto para echárselo a la carretera, pero ese está por ahí.
128
Hay una piedra que se llama la Piedra del Cáliz, en una finca de Barragán, ahí llevé a
Eliécer Silva y la retrató: es una señora con un niño de la mano y se está borrando; cerca
al río Suta, hay una indígena muy similar a un pirajá, el pirajá es narigón, lo imitaron en
una cosa que tiene uno que meterse debajo de una piedra, entrarse patas arriba y lo ve
allá; en esa tierra de Pavachoque, Barragán, Santa Sofia, pulieron muchas moles los
indígenas. Cuando les quedaba tiempo de dibujar, donde veían ellos que alumbraba el
sol, ellos veneraban la altura de la piedra para dibujar y entretenerse ahí; ellos hacían
cáliz, copitas, hacían mucuritas y todo.
Se ha encontrado mucha cerámica en este punto, Ana María Falchetti, la arqueóloga,
estuvo constatando; yo estuve buscando, investigando por mi deseo de superación, por
ese amor al arte de las cosas, y encontré donde mi hermano Heliodoro, un arrume tan
grande de cerámica, un taller de la ciencia de diferentes tribus indígenas, que era porque
hacían ahí la loza y se les partía; tenemos múcuras de ocho o diez arrobas para
transportar agua, unas de hombre y otras de mujer, y hay unas múcuras de un material
muy fino.
Existía una leyenda que, unos indígenas de Zipaquirá vinieron al valle de Saquencipá
a investigar un lugar donde había salitre, en lo que hoy son tierras de los Borrás, y
endulzaron la sal; cuando saborearon los natos de ahí y se dieron cuenta, se le pusieron
al corte y los alcanzaron llegando a Zipaquirá y, según la historia, los convirtieron en
piedra y esas son las piedras que están clavadas llegando a Zipaquirá”. 273
“Aquí en Iguaque se topaban muchos tiestos y piedras dibujadas por los indios. Una
vez rozando aquí en El Turmal, me encontré un tesoro, una piedra pequeña, redonda
como una tinaja y amarilla por dentro, fui a alzarla pero no puede, entonces dije:¿qué
tendrá esa piedra tan chiquita que no puedo alzarla?; entonces como tenía un hacha
antigua le mandé el hachazo, la rompí pero cogió a botes, campanió, cayó abajo y salió
un humo espeso, blanco, y se fue por ahí para arriba y se colocó como una copita de
niebla en un aljibe de agua, olió a azufre la tierra y me emborrachó y vide como un
perro encantado que se metió debajo de la tierra; fui y le conté a mi papá, y me dijo
que era un venado de oro que había ahí dentro de la piedra. Más aparte, me topé
doscientas bolas de oro en una piedra que habían labrado los indios allá en la quebrada,
las boté pa’l lado y ya no logré ni una....”274
273
Melquisedec Cortés 274
Gabriel Amado
129
Saquencipá o “El Infiernito”275
“Riegan el valle varias quebradas y tres ríos cristalinos, cuyas orillas aparecen
sombreadas por sauces y por muelles, pero el declive de los cerros es árido y
cubierto de cactus, que invaden cuanto es impropio para otra cultura…No obstante
la ingratitud del suelo, los antiguos sabían aprovecharlo para diversas labores, y
la cochillina cosechada sobre estos cactus hoy abandonados daba la púrpura con
que teñían y adornaban las vestiduras de lujo de los jefes y uzaques de dos
millones de almas…”
“En la parte más llana del valle se ve un campo cultivado, como de 500 metros
de largo y 300 de ancho, llamado por los habitantes “El Infiernito,” y en él clavadas
algunas columnas sin cornisas ni pedestales, probablemente por los indígenas, poco
antes de la conquista. Hay dos filas de columnas paralelas, de diámetro igual y
orientadas en la dirección E-O., como si mirasen hacia el templo principal de
Sugamuxi: todas están mutiladas, el mayor número a medio metro sobre el suelo.
Aunque las dos filas distan entre si diez metros en la base, como no están clavadas
verticalmente sino con 25º de inclinación hacia lo interior, lo alto de las columnas
debía acercarse bastante para recibir en forma de techo plano las otras piedras …Se
encuentran todavía 34 columnas, todas de cuatro decímetros de diámetro, en la fila
del S., y sólo 12 en la del N., fijadas en las mismas distancias, es decir, con un
intercolumnio igual a los diámetros. A poco pasos al N-E. se ve una columna que
parece entera, tendida sobre el terreno, midiendo cinco metros y medio de largo, que
bien pudiera haber sido el tamaño original de las demás, cuyos fustes mutilados
adornan los edificios de las inmediaciones, tales como el convento del Ecce-Homo (…),
contándose en el claustro 32 de estas columnas y la casa de capellanías fabricada
en la plaza principal de Leiva y adornada con 12 columnas; otras 2 se hallan en el
pueblo de Sutamarchán, conducidas no hace muchos años desde las ruinas, que han
sido la cantera de los lugares vecinos.
“Además, en el valle, al occidente del Infiernito, yacen esparcidas muchas piedras
de dos a cuatro metros de longitud, cinco a ocho decímetros de anchura y cuatro o
seis de espesor, cortadas con un entalle cerca de la extremidad dirigida hacia el
oriente, labrada evidentemente para atar las sogas con que arrastraban las piedras
a fuerza de brazos. Estas piedras, que han conservado el nombre de vigas entre
los indígenas de aquellos campos, parece que estaban destinadas a cubrir el templo,
las más largas colocadas horizontalmente y las otras para cubrir el techo o ático.
Recorriendo con la mayor atención la planicie de Leiva, he podido contar hasta cientos
de estas piedras; la más distante la encontré seis leguas al N. cerca del río Ubasa,
de donde parecía sacada, con su entalle para arrastrarla como todas las otras, y
encaminada también hacia el templo o palacio.
“la mayor parte de las indicadas piedras pertenece a los estratos de arenisca verde,
que aquí alternan en los lechos superiores del terreno neocomiano, predominante en
275
Saquencipá: “Anciano que brilló intensamente.” Para mayor información acerca de la arqueología
en la zona ver: Anexo Nº5
130
estos contornos: son de color rojo, bastante duras de cortar; y como los instrumentos
de los indígenas eran fabricados de sílex o piedra lidia, no les sería fácil cortar las
rocas en su propio asiento, y por tanto hubieron de buscar por dondequiera las
piedras de las dimensiones requeridas…Recia debió ser la faena del transporte (…)
Nada más natural que la suposición de que soberanos despóticos…quisieran levantar
un templo de piedra, o tal vez un palacio, en comarca de suave clima…Aún la elección
del lugar está justificada por las pruebas suministradas por la historia, y las demás
que hoy tenemos, de haber sido muy poblada la planicie que se extiende desde Ráquira
hasta los linderos de Moniquirá. Todavía lo atestiguan las muchas guacas o sepulturas
de indios que a cada paso descubren las aguas, manifestando también piezas de
cobre labrado en señal de adelanto industrial (…) El terreno había sido arado…el
dueño de la estancia me aseguraba que se habían encontrado argollitas de oro y
chucherías de barro cocido”. 276
“Ese nombre del Infiernito sería que por ahí se lo pusieron, porque esto se llamaba o
se llama El Santuario de Monquirá; se puede decir que es un santuario de muchas cosas
y riquezas enterradas por los indios: piedras, esmeralda, oro, cobre, todo eso se topaba y
después ya no más, pues se sacó mucho oro y esmeralda, las sacaron de esos puestos
donde están las columnas varadas. En ese tiempo no llamaban esto El Infiernito, no
decían que era del diablo, sino que era de los indios y era el santuario de ellos; lo que
oía por ahí de los indios, era que su proceder era sembrar y cosechar y comer maíz
tostao.
Del Infiernito no se notaban las piedras, solo una cosa muy poquita por encima, a flor
de tierra; otras se veían ahí clavadas, de punta paradas, y decían los viejos que eran
zócalos que los pusieron los indios, pero no sabíamos lo que habría por debajo dentro de
la tierra. Se comentaba por aquí, que hubo un padre de los carmelitanos llamado
Pacífico, que era de España, y él descubrió las columnas de aquí abajo; y de ahí sacaron
una mona, una piedra parecida a una mujer, con senos pero sentada, la sacaron con
cuidado, la limpiaron y se la llevaron para Leyva, la metieron al convento; en el
convento ya quién sabe qué la harían, tal vez la llevarían para España, porque ni más se
volvió a saber, ni vio más esa mujer en piedra. La sacaron ahí junto a las piedras, donde
hay orita una partición de piedra, todo ese chicoteo de piedras, donde labraban los indios
sus piedras y hoy está cerrado.
Más antes, decían que habían encontrado un niño en piedra y cuando lo iban a sacar pa’
fuera, se largó un chubasco de agua y le tocó a la gente correr pa’ escamparse, y cuando
volvieron ya estaban tapados todos esos huecos que habían abierto. En esa época decían
que la comida de los indios era maíz tostao; y que cuando el padre Pacifico descubrió
esas piedras y siguió trabajando, abrió esos huecos para mirarle el asiento a las piedras,
las riquezas que toparon fueron pedazos de palos quemados y granos de maíz tostao, por
ahí eso nos tocó ver. Muchas cosas sí encontraban, pero, ellos no dejaban que la gente
276
Joaquín Acosta. Nota enviada a M. Jomard, presidente de la Sociedad Geográfica de París, Boletín
de la Sociedad, 1850 (?)
131
que estaba ahí trabajando mirara bien; eso era bien encontrado, bien alzado y bien
entregado.
Con el anciano Silva Celis nos quisimos mucho, yo lo tuve en mi casa varios días,
cuando llegaba lo atendía muy bien y el viejito muy tranquilo y contento, y él se puso
a descubrir esos tesoros, esas piedras largas labradas por los indios.
En el Alto de Rojas también está la Piedra Herrada, es una piedra bien alta y hay un
herrete allá, como las alas de un gavilán, pues tiene las dos alas, la cola, las patas y el
pico. La historia de esa piedra es que es una piedra marcada por los indígenas, dueños de
tierra, para marcar sus linderos; eso fue nombrado por ahí en los pedregales del difunto
Elías Sotelo, de una piedra que llaman La Altamisa. Ese pájaro está marcando los
linderos: el pico marca el centro y las alas abiertas marcan para los dos lados y las patas
están divisando pa’ Las Vegas, pa’l Salto Chiquito en la vereda de Salto y la Lavandera.
El nombre el Alto de Rojas viene de personas, porque ahí estuvieron existiendo unas
viejas, unas señoras Dominga, Albinia, Aleja y Nora Rojas”. 277
“Las piedras de El Infiernito se llaman así porque el diablo jugaba al tejo con ellas, por
ahí por Monquirá…” 278
“Todo este sitio se llama el Santuario, todo esto era siembro de solo piedras y se ha
encontrado mucha riqueza; el difunto Bernabé Casallas contaba, dizque, estas piedras
fueron labradas por los indígenas; se oía decir que los chibchas iban a hacer una iglesia
y, a las doce de la noche, cantó el gallo y se desapareció. También decían otros, que en
esos descansaderos de la loma, el diablo traía cargados unos tejos de piedra y jugaba
con esos; era mucha fuerza la de esa gente. Desde Marmolejo venía hasta acá, una
columna de oro enterrada, dizque está partida; de ahí abajo, se sacaron muchas guacas
con ollas de tiesto y solo quedaron los huesos.
La piedra grande que está en el Alto de Rojas, al norte del Infiernito, es la única piedra
que está en esa altura y así de grandotota. Contaban los antiguos, que en la Piedra de la
Cueva, que tiene un hueco por el lado de abajo, había una riqueza de los indígenas.
Arriba hay otra, la Piedra Herrada, que tiene como un águila marcada y reparte para
los cuatro costados, este sector tiene mucha historia”. 279
“Eso estaba muy abandonado, eran unos sembraderos de trigo, cebada, maíz, hasta que
el maestro Silva descubrió esas columnas; a Monquirá nos llevaban de la escuela a
pasear.” 280
“Ahí veía unos piedrones, la gente decía que era el infierno; ¡quién sabe porqué lo
habrían hecho! Eso lo manejó el dueño de La Rosita, el general Bautista Rodríguez, no
dejaba por ahí arrimar, era muy bravo y echaba juete”. 281
277
Aquileo Peña Rojas 278
Testimonio campesino de la zona 279
Familia Castillo 280
Luis Madero
132
“Eso queda más acá del olivar del difunto Julio Corredor, ahí queda El Infiernito o el
Santuario pa’mejor. En el Infiernito hay unos zócalos de piedra, inmensos de largo, se
llaman columnas y hay más de cincuenta de esas, pero eso dicen que fue cuando existían
los indios. Clavaron unos zócalos, que han estado bregando a sacar porque dicen que
debajo puede haber riquezas, pero no han podido dar; esos zócalos fueron labrados en
este pedregal de Villa de Leyva, y de aquí los llevaron hasta allá, pasando el río. Dicen
que en ese tiempo, dizque el Lucifer, el enemigo, era el que hacía eso: y sí yo creo que
hasta ha podido ser, porque ¡qué cristiano iba a mover esos piedronones tan inmensos!;
hicieron gollete pa’ moverlos porque cada columna tiene más de dos metros de alta y
son labradas. Yo era cuidandero de un poco de ganado en ese pedregal que hay antes,
ahí hay dos zócalos de esos, y yo digo que de ahí sería que labraron esos zócalos y los
llevaron pa’llá. Decían los antecedentes, que ahí se llama El Infiernito porque el
enemigo iba a hacer el infierno era ahí; ¡ave María Purísima! eso si no puede ser, y se ha
oído eso, y se han encontrado zócalos enterrados pero no dan con la punta. En El
Infiernito sembraban trigo, garbanzo y cebada; granaban las matas de olivos, eso
negriaban de pepero; hoy ya no, dicen que las rezaron”.282
“…hacia el occidente, al pie de la Loma de Rojas, hay un sitio llamado El
Infiernito. Allí hay acumuladas varias vigas de piedra de bastante longitud y
diámetro, que no se pueden atribuir a obra humana, y se dice que era el lugar donde
el propio Lucifer iba edificar una residencia de recreo, y en donde la temperatura no
tuviera tan altos grados de calor como en su palacio infernal. Estaba empeñado Satanás
en su edificación, esto es, haciendo un pequeño infierno que fuese sucursal del
infierno, pero recibió noticias por el correo de las brujas que un señor llamado
Cristóbal Colón había desembarcado en las Américas, y había clavado la cruz de la
redención al lado del pendón de Castilla. Al saber todo esto el rey de las tinieblas,
puso pies en polvorosa y abandonó la obra. Hoy día quedó el nombre de El Infiernito
que despide un olor a azufre que desagrada al olfato, y se rumora que en época de
semana santa, anda por ahí el ángel rebelde haciendo caer en tentación a los buenos
cristianos que moran a sus alrededores”. 283
“De las piedras del Infiernito las cosas que yo oí, cuando era muy pequeño, era que
esas piedras las había arreglado el diablo con pretina, les había sentado un bejuco, y que
las arrimó, a pecho, para hacer su casa y por eso pusieron El Infiernito; y la gente creía
que fue el demonio pero eso son mentiras, eso fueron los indígenas, y yo pregunto:
¿dónde está la otra vivienda del diablo, para qué quiere el diablo tierra aquí?, el diablo
no tiene propiedad, esas son mentiras; el diablo lo que tiene es una pelea con mi Dios, y
tiene casi mando como Dios, todo lo malo lo hace el demonio; lo bueno, lo infunde y lo
hace mi Dios; pero si yo estoy como dicen endiablado, entonces el demonio que es un
poco perverso y muy perverso, me empuja…El doctor Silva Celis284 me dijo que allá en
281
Argemiro Torres 282
Marco Tulio Aguasaco 283
Martiniano Rodríguez, obra citada. 284
Arqueólogo. Inició las primeras investigaciones arqueológicas en Saquencipá.
133
El Infiernito, ellos sabían la hora; yo pensé que era que habían unos tesoros, parece que
no”. 285
“Monquirá, fue un templo que tenían los indios bravos hace doscientos, trescientos
años; y después de la guerra que dejó Bolívar, aquí llegó mucha gente a hacer posesión
allá”. 286
“Las columnas del Infiernito eran piedras grandes en forma de zócalos,veinticuatro
piedras que pusieron en fila de oriente a occidente, a cada distancia de un metro había
una piedra, y la sombra del sol alumbraba en cada piedra: a las seis acá, a las siete allá, y
así hasta terminar el día, era el reloj que tenían los indios; y ahí tenían un santuario, una
iglesia llena de oro en polvo porque dicen que, una vez al terminar el siglo, los que
estaban arando, echaron una yunta de bueyes pa’ sembrar cebada y un buey se desfondó,
y al salir, salió amarillo, amarillo, y escarbaron: era oro en polvo que los indios tenían en
un altar donde adoraban el sol, la luna y las estrellas”. 287
“El Infiernito primero eso era un siembro de Marcos Cortés y él vendió, y ya se dijo de
las columnas y las piedras y la gente decía que eso era el infierno. Hay una piedra ancha
y alta, vi cuando la estaban descubriendo, parece un sagrario, yo vide hasta una parte y
ahora dicen que está la piedra completa. Esas columnas las hicieron los indígenas que
tenían mucha fuerza y le hicieron una parte para poder cargarlas; en una tierra que tengo,
del Infiernito pa’ bajo, hay una piedra larga pero con siete pilitas chiquitas, en las que
cabe como una múcura de agua”. 288
“Eso fue una tierra de unos hombres de apellido Franco; ellos le vendieron la tierra a
una pariente mía, Carmen Cortés, y a Filemón Hernández; yo estuve arando allá y había
una cantidad de piedras ahí colocadas. Llegó el profesor Silva Celis, él que es
indigenista y arqueólogo, y sacó cosmógrafos de tiempos pasados; sacó unas piedras
muy bonitas de un punto que se llamaba El Diamante, eran como unas vigas de forma
cilíndrica de un material que no sé sabe quién lo hizo; si esa cuestión fue griega o qué,
pero no se puede decir que fue hecho por los indígenas, porque ¿de dónde sacaban
material para pulir y perfeccionar esas piedras; y ahora, para mover una piedra de esas se
necesitan unos cuarenta hombres y en esa parte no había piedra, y para traerla de la parte
alta entonces era imposible; para mí, según la comprensión media que tengo, eso fue
hecho por otros habitantes antes del diluvio. Esas piedras tienen una muesca que está
taladrada, pero no a capricho: era para apoyarla y arrastrarla; la hija del profesor hace la
explicación de que eso es comparable con el pene del hombre, pero ¿cómo puede el
profesor Silva Celis decir que esa cintura, que se llama muesca, es similar al cuerpo de
un hombre? El nombre de El Infiernito se deriva de lo siguiente: al cacique Cupaquén le
gustaba la chicha, y en el caserío de Monquirá una familia hacía la chicha, y el cacique
se emborrachaba y se equivocaba cuando iba para las lomas esas donde tenía su
habitación, y todo turbado, turuleto, decía: esto es un infierno.
285
Julio Edgar Cortés 286
José Heliodoro Cortés 287
Manuel Rodríguez 288
Anastasia Aguasaco
134
Mi bisabuela Josefina Neira, era muy drástica y le pegaba a los muchachos, y decía: este
tal por cual, que no tiene muesca en el arriero; el arriero era el palo y al palo se le hacía
muesca para tenerlo, y no sabían si la relación era con el palo o con el cuerpo”. 289
“Del Infiernito dicen, que un cacique vivía allá y llevó piedras especiales y las pararon
para hacer un templo, una choza de ellos los caciques; de resto, no hay nada más que
decir de eso. Eso era siembro, yo trabajé ahí, y un señor Celis,290de la Universidad,
oportunamente vino y miró unas piedras ahí paraditas”. 291
“Esas piedras del Infiernito primero no se veían porque estaban acostadas. Las
paraditas eran grandecitas pero poquitas, tal cual piedrita. Ya después vino ese señor, y
se puso a escarbar y a escarbar y echó máquina y topó piedras, y siguió escarbando y ahí
topó todo ese piedrero, ese es todo el asunto. Y ahí está nomás, ahí están ganado plata
con esas piedras, para entrar toca pagar. Como el fósil que encontraron, y pa’ que no se
lo llevaran entonces lo cercaron, hicieron su casa encima, yo estuve trabajando ahí, y
ahora por mirar esa piedra cobran”. 292
“El Infiernito eso fue de los indios, fue hecho por la mano del hombre pero tuvo que
ser antiguamente porque no se encuentran los talleres donde fue labrada esa piedra; y de
ahí del Infiernito, llevaron la piedra para el Ecce Homo a fuerza bruta; y esos tramoyitos
que tiene era para que no se corrieran los bejucos, para jalar las piedras. Todas están
inclinadas de oriente a sur, tuvo que ser en está región del Alto de Rojas el taller de las
piedras esas; y representan, generalmente, una riqueza, un templo que iban a hacer para
adorar el sol porque allí abajo hay otras piedras que las iban a arrimar”. 293
“Yo estuve arando de pequeño ahí donde son las columnas, habían unas seis, ocho por
fuera; supe que las columnas de los portales son traídas de allá, claro que las reformaron
porque eso las habían labrado los indios. Eso fue de un pueblo que estaban haciendo los
indígenas, se llamaba El Infiernito; ellos les hacían una cintura en la punta con una
piedra de hacha, esas piedras filudas las ensartaban en un palo, y se la amarraban en la
punta y con eso labraban la piedra. Luego, para bajarlas de esas lomas, ponían un
yuguillo, una vara atravesada, y entre todos los indios las traían. Y todas esas columnas
estaban enterradas, yo estuve cuando todavía habían esmeraldas: eso no era mina sino
que las traían de Muzo los indios, o llevaban el trigo a Chiquinquirá y lo cambiaban por
esmeraldas, y se enterraban ahí con ellas; pero esas esmeraldas ya se las había sacado la
gente de por ahí, y yo no encontré nada”. 294
“Los restos arqueológicos eso era algo desconocido en ese tiempo; el profesor Silva
Celis, era como la única persona que se interesaba por eso y tenía el apoyo de la
universidad; otra persona, fue Germán Zubieta; pero no había nada más, eran cosas
289
José Heliodoro Cortés 290
Eliécer Silva Celis 291
Juan Nepomuceno Cortés 292
Joaquín Aristóbulo Munevar 293
Noe Leví Cortés 294
Alcibíades Robles
135
aisladas, como muy personales. En el cuarenta y seis, los carmelitas sí conocíamos algo
de esos lugares: dos de las columnas de piedra del patio principal del convento, fueron
traídas del valle de Saquencipá hacia 1914, más o menos, porque un hermano español
que era arquitecto, vino a terminar algunas obras en Colombia”.295
“Eran unas piedras grandotas que existían donde se llama El Infiernito, las encontraron
abajo donde están esos olivos. El socavón que había para el adoratorio que tenían los
indios, era porque ahí salía el sol y enfocaba a marcar donde hicieron una ramada, en
esa época que hicieron las columnas de pared y las piedras labradas pa’ pararlas de
frente. Ahí me llevaba mi papá que alquilaba bueyes al dueño de eso, y después se le dio
por construirse un cultivo de olivos. En esa época, por allá como en 1917 o1918, corría
el cuento que ahí era la casa de los indios y que habían unos encantos; luego, llegó un
señor y dijo, que ahí había un entierro de una monacha de piedra que tenía oro. Nosotros
pasábamos por ahí con las cargas de harina, cuando estaban sacando la monacha tal y
conforme: una joven con senos, ojos brillantes y una corona;296 era una monacha grande
en piedra, como esas que hay en la entrada de Tunja; la sacaron de ahí los obreros como
pudieron en varas y alcanzaron a sacarla entera. Ese santuario estaba tapado, dicen que
era la iglesia; y las piedras esas largas como lajas, las labraron con unas piedras negras
finas porque no había herramienta, puntero, ni maceta, ni nada, y con eso les hicieron las
muescas y las bajaron de arriba de la loma, donde todavía están los cascajos, con unos
látigos de fique y en yuguillo hasta que las llevaron allá; pero no sé porqué motivo se
cayó el templo de los indios, no conocí más que los escombros esos; unas de las piedras
esas se las llevaron para ponerlas en la portada del Diamante, pasando la quebrada del
Aro”. 297
“Antes bajaba mucho guaquero por la misma historia de que fue el pueblo de los
indígenas; hace muchos años, aún se veían tres o cuatro ranchitos antiguos en piedra,
después desaparecieron. Por los sembrados, en el suelo, se encontraban pedazos de
tiestos y torteros, guacas no; cuando principiaron los trabajos de las columnas se sacaron
una guaca, parece que también de donde está esa tumba grande”. 298
“Preguntaba, en ese entonces, ¿por qué ese nombre de decir que El Infiernito? y,
algunos, decían que ahí iba a ser el infierno; otros decían que por aquí vivían los
indígenas y los españoles, al no poder hacer ahí el pueblo de Villa de Leyva después
de haber salido de donde está la iglesia de Monquirá, le pusieron ellos mismos el
nombre del Infiernito y así quedó; pero lo cierto, es que el propio nombre es el
295
Padre Rafael Eugenio Mejía
296
Eliécer Silva Celis escribe que “ en el curso de las últimas guaquerías practicadas hace unos 45 años
en el sitio (Saquencipá) fue extraída de allí una hermosa estatua de piedra como del tamaño de un
hombre”…Dicha estatua fue trasladada por los campesinos y erigida frente a la iglesia colonial de
Monquirá…después de permanecer allí un tiempo, un religioso la llevó a un convento de Villa de Leyva.
Añaden los informantes que nunca más supieron de dicha figura. Parece ser que la pieza fue hecha
pedazos a martillazos “para acabar con las perturbaciones demoníacas.” Afirmación esta que explica el
porqué del nombre “El Infiernito” que se le dio a Saquencipá.
297
Gabino Casallas 298
Sergio Corredor
136
sobrenombre, como si fuera un apellido: El Santuario, y ese nombre es mejor. Me
contaba mi papá que, por allá en 1901, le contaban que bajaba una barra de oro del
cerro hacia abajo y que pasaba por el pie de ese santuario; que unos tipos por medio
de una leyenda que habían encontrado, se pusieron a escarbar por donde decían que
pasaba esa viga de oro y que, legalmente,299 dieron con dos canutillos de la barra de oro
que bajaba; y ya cuando la llevaban de una punta pa’ fuera, entonces dijo uno de ellos:
ahora si ni mi Dios ni el diablo me la gana pa’ sacar estas barras de oro, y que en ese
momento se largó una soberana tormenta, una granizada, y corrieron para un rancho
de arriba y el que se quedó al lado de las barras, dizque, ahí quedó tullido y luego
regresaron y todo estaba parejo otra vez, no había barra de oro ni nada.
El Infiernito es el Santuario; y ahí vivía otro cacique que el apellido era Cupaquén, era el
que mandaba en el Santuario y se cree que él ordenó labrar esas piedras; yo preguntaba
cómo las habrían traído y los antiguos decían que los indígenas tenían mucha fuerza, y
ponían unos burritillos300 para caminar las piedras hasta que las arrimaron y, luego, las
labraron. Se cree, según decían, que ahí iban a fundar el pueblo de Villa de Leyva y no
pudieron, de pronto vino la violencia y quedó todo quieto; pero antes, los indios habían
hecho una riglera301 de piedras labradas, bien paradas para usarlas como si fuera un
reloj, porque una vez que llegara el sol a las piedras, llamaban a todos los indígenas y
todo el mundo se arrodillaba a adorar el sol, pues ellos adoraban el sol y las flores y
hasta las culebras. Eso era en una parte del sitio pues la tierra estaba dividida por un
camino, yo mandaba del camino para arriba y Martiniano Aguasaco para abajo; en ese
sitio era donde adoraban la luna en tiempo de la menguante, había una mesa grandísima
y ahí, en esa mesa, el cacique se paraba y les echaba sus discursos, y todos en redondo
de rodillas a adorar a la luna. Se cree que en aquella época, una vez que faltó el
cacique, lo enterraron debajo de esa mesa de piedra, eso me contaban estando pequeño;
y en la época que yo conocí las piedras, se alcanzaban a ver por lo menos unos treinta
centímetros porque ya estaba todo tapado.
En esa época casi no se veía la mesa, pero se conocía su historia; entonces, vino un
doctor de la universidad llamado Silva Celis y me dijo: ¿usted es el señor Munevar?,
vengo por orden de la universidad levantando una historia, ¿usted no me puede hacer
el favor y me arrienda esto?, le respondí: no lo puedo arrendar porque legalmente esta
es una tierra muy buena y yo aquí siembro garbanzo, alverja, trigo, cebada...todo se me
da bueno, no puedo; entonces dijo: hagamos una cosa, arriéndeme alrededor de las
piedras para levantar un estudio, le arrendé y le levanté siete obreros. Al año llegó y
me dijo: señor Munevar, tiene que venderle la finca a la universidad, le contesté que no
se podía porque aquí estaban mis cultivos, y me respondió: tiene que vendérsela,
porque usted no puede tener eso porque eso es del Estado. Después me mandaron a
llamar a la alcaldía, que tenía que venderles por ley, que cuánto valía, dije que
cincuenta mil pesos y me ofrecieron treinta mil; y dijeron que sino era por eso me
expropiaban, porque eso es el Estado, tiene historia, y yo les dije: yo también tengo
299
En el sentido de actuar conforme a la leyenda. 300
Rodillos. 301
Hilera.
137
historia en eso y tengo mi título, pero me insistían que me expropiaban. Finalmente se
arregló y se hizo la carta de venta.
No sé que haya sacado el señor Silva de allá, me contaban que cuando principiaban a
salir cositas, como contras huequiadas por los indígenas, él retiraba a los obreros y él
mismo se ponía a escarbar; yo encontraba muchas contras ahí y muchos torteros muy
bien labrados y también muchos tiestos, huesos y calaveras. Esos huesos son contras
y lo digo porque, una vez, encontré una calavera y la guardé en el zarzo de mi casita;
yo era pesero de carne de cordero y ahí guardaba las cabezas para el caldo, pero
empezaron a perderse y resulto que la señora que se las estaba robando, una noche vio
que de encima del zarzo se desgajó algo al suelo y salió corriendo. Lo que se había
descolgado era la cabeza del indio y entonces yo me dije: esto es un cuido que puede
haber de la cabeza del indígena, no nos dejó robar; entonces si puede ser verdad que
un hueso de ellos ayuda a cuidar y que uno los tenga de reserva como un protector.
En una época llegaba mucha gente a escarbar y se llevaron muchas riquezas, pues nadie
reconocía eso, nadie los estorbaba, ni nadie sabía que eso eran riquezas; pero hoy si ya
todo el mundo cuida y se hace respetar su derecho, porque se están llevando las riquezas
que hay en los alrededores de Villa de Leyva”.302
“Compramos para la Universidad, la U.P.T.C., ese terreno; el dueño colaboraba mucho
con el doctor Silva Celis y nos dio eso muy barato, cuatro hectáreas, eso fue en el año
ochenta y uno”. 303
Pictografías y petroglifos
“Esta finca la heredamos de mi madre Mariana Cortés, hija de Juan de la Cruz Cortés,
y mi papá, José Alejandro Cortés, un buen día, como en el cuarenta y siete, estaba por
aquí cuidando unos animales y fue curioso y miró y descubrió las pictografías; encontró
otras figuras tan bonitas, ¿quién las haría? y ya fue sabiendo: don Florentino Sánchez,
que dejó unas guías, ya él dijo que eran petroglifos y ya llega aquí mucho turista a
verlas”.304
“Pasando el río, yendo para el Ecce Homo, en un cascajal, está la Piedra de La Reina
porque tiene pintada la forma de una mujer y una corona; esas son piedras marcadas que
dejaron los indios y no se les borra la tinta: a veces es colorada, y a veces es negra o
blanca. La Piedra del Sol, pasando el río donde los padres dominicos de Santo Ecce
Homo, frente a Salto Grande, encima es plana y tiene pintado el sol y un poco de
dibujos”. 305
302
Marcolino Munevar Peña 303
Javier Ocampo López 304
Julio Edgar Cortés 305
Manuel Rodríguez
138
“Hay muchas pictografías;306 acá arriba, hay una rana y eso significa que cerca hay
agua, es con una tinta que marca y eso no se borra, es una preparación que hicieron unos
habitantes antes del diluvio, y han habido trece diluvios, fueron hechas por la mano del
hombre, pero eso no lo hizo ni mi abuelo, ni mi bisa,307 ni mi tatarabuelo, eso fueron
otros antes…” 308
“Ante tiempo, aquí, en Pavachoque vivía una tribu pobre. Hace unos cincuenta años,
me decían de una tribu indígena, antigua, el cacique era Quemuenchatocha; decían que
venían de una tribu Nequemene. Ahí sí hay recuerdos, varias gentes sí ha encontrado
mucha loza, pedacitos de toda esa vaina, y esmeralditas que traían por allá de Muzo las
otras tribus: los de la barca esa que se ahogó en Tunja.
Antonio Velandia encontró como una virgen, era una novia; eso fue tanto escándalo por
su vistosa belleza: era en laticas de oro, una vaina muy bien hecha. La encontraron allí,
en el pedregalito, con una corona muy bonita; eso si, no la habían roto. La llevaron para
Chiquinquirá, al convento de los curas, dizque se agarraba la gente para mirar eso y
compararla.309 Ahorita encontraron otra cosita, una peineta de oro y con esmeralditas;
pero era que traían los indígenas porque aquí no había oro. Pero hacían la loza ahí,
porque aquí hay muchos tiestos. Mi padre se encontró arando un depósito de ceniza; en
la ceniza había torteros de esos de hilar, ollitas chiquitas y se encontraron las tales
sardinas de oro. En la lomita esa que se llama la Loma del Loral, donde vivía un tío mío,
que se llamaba Pablo Antonio Cortés, también encontraron cositas; encontraron un
indiecito así de grandecito, como un dedo, y luego lo hurgaron por las nalgas y salieron
unas esmeralditas chiquiticas. Ahí se han encontrado es una esmeralda medio blancuzca
que se llama morralla y pedacitos de oro, mucha gente se encontró esas vainas. Y vino
un señor que era de la región, se llamaba Juan Eleázar Rodríguez, coronel de la guerra, y
cogió esa vaina de los pobres indios y se lo llevó, yo lo alcancé a conocer. Eso las cosas
se topaban por ahí, yo me encontré una vez cinco esmeralditas; había llovido y, luego,
hubo un medio revuelto de tierra y entonces salieron cinco esmeralditas bonitas y vendí
una en dos mil pesos, ¡yo sin saber qué era eso!
Había un padre que se llamaba el padre Pacífico, español, eso fue hace mucho rato,
como cincuenta años, él se llevaba cosas curiosas; por ejemplo, se llevaban las ollas que
encontraban, se llevaban los torteros y parte de ceniza; y también los padres españoles
de debajo de acá del valle de Suta. Ya tal vez, en el año veinticinco o treinta, ya traían
aparaticos, cámaras de fotografía, porque eso no se veía por aquí jamás nada, no habían
carros, no había mejor dicho carreteras; carros había, ¡pero por allá en otra parte!” .310
“Las pinturas arriba del puente del río Sáchica las conocí, lo que dejaron los indios,
unas figuras pintadas ahí en la peña porque era la adoración que tenían ellos del sol, de
la luna y de las estrellas. Ahí dejaron sus animalitos y planticas en colores. Recuerdo,
306
En la vereda Salto y la Lavandera 307
Bisabuela 308
José Heliodoro Cortés 309
Herminda Cortés de Cortés 310
Andrés Cortés
139
que al dueño de eso lo toparon sacándose con un martillo las pinturitas esas que dejaron
los indios; descascarando la roca y llevándoselas, y no sé qué haría con ellas”. 311
“Con esos dibujos los indios marcaron sus sitios sagrados, sus caminos, eso era
como un mapa de la región”. 312
“Nosotros andábamos río abajo, río arriba buscando fósiles, y cogimos del puente a
caminar y encontramos las pinturas de Sáchica, yo tomé las fotos en blanco y negro; y
como la persona indicada para hablar era Silva Celis, fuimos y vino aquí y empezaron
los chismes y la gente a caminar por el potrero. El propietario, Mario Husid, para evitar
la gente y problemas, mandó cercar y fue y las ahumó. Después fuimos y les quitamos el
humo, con agua y jabón y papel de parafina; refregábamos con ese papel y unas
cucharas calientes y salía parte de la figura; como seguía yendo la gente, el viejito
mandó un obrero y les echó pico y pala, las acabó, sobre todo, las que estaban a metro y
medio de altura.
En Chacón, ya se acabó todo; luego, en las cascadas de Salto y Lavandera, están los
petroglifos; en las vegas no encontramos nada; el vaso sagrado lo encontramos cerca a la
finca del Cárcamo. Las otras piezas las encontramos en Aposentos, una finca que luego
dividieron; en la loma esa de Suta, encontramos dos figuras que no son de aquí, sino de
la Cordillera Central, y eso es lo importante; cerca a la escuela de Monquirá, hay una
casa en la que usaron las columnas del Infiernito para el cimiento”. 313
“Muchas cerámicas se topaban en esos llanos, eso era de Antonio Rodríguez y los
hijos; Vicente era el dueño de eso; ahora es de don Benedicto; se topaban hasta restos de
cristianos. Yo vide que se encontraban los restos de las personas que habían enterrado,
los restos de las mortajas; los cajones de la cabeza eran tiestos hasta el cuello, y el cuello
de la vasija era dibujado, eso era bonito. Trabajando desyerbando, se encontraba eso; yo
vi huesos, el cuello con adornos y la cabeza entre la vasija esa, y los sepultaban
acostados; y después, como pasaron el tractor con rastrillo, eso se volvió pedazos”. 314
“Hubo un asentamiento de indígenas muy pobres en este sitio, se han encontrado piezas
en el plan de la parte de Sutamarchán. Cuando Juan Montaño fue a hacerle unas represas
al tal Cabo, cuando empezó a cultivar dividivi, ahí encontró muchas piezas; encontró lo
que parecía un cementerio: los enterraban y metían entre ollas de barro las cabezas, las
cabecitas eran del grandor de un pocillo, y Cabo llevó a examinar una grande a Bogotá;
y había una ceniza y decían que el oro estaba ahí, en las cenizas, y uno lavaba y no salía
nada; como había mucho obrero de Santander, esos iban a guaquear”.315
311
Testimonio señor de Sáchica 312
Campesino de Salto y La Lavandera 313
Germán Zubieta 314
Marco Tulio Aguasaco 315
Antonio Montaña
140
“Decía el doctor, Segundo Sáenz, que las figuras de la finca Caney, de Julio Edgar
Cortés, son las riquezas que posiblemente los indios tienen enterradas en otra parte y que
las hacían de oro, pero no ha sido posible encontrarlas”. 316
“En el primer puentecito, -carretera arriba de la casa del Molino de Las Vegas- uno
hacía su excavación con una retro, mi interés era un trapiche, y comenzaron a salir
muelitas y piecitas, los huesos, y salían pedacitos de ollas de barro, pero no se tuvo toda
la precaución; aquí están estos tiestos y huesos”. 317
“En la finca, en Monquirá, encontramos un poco de huesos, ollas y tiestos”. 318
“Existe un sitio que llaman la Cueva del Indio, yendo pa’Iguaque allá en Capilla, llama
así porque ahí habitaron indios; mi papá sacó la calavera de un indio enterrado con
tiestos y cerámica. Cuando yo iba a ver ganado al cerro, no me bajaba hasta que
encontraba una morralla, era escarbar y encontraba una o dos y las tengo; encontré una
olleta con unas piedras y una serpiente dibujada, realzada en relieve”. 319
Ruinas de Monquirá320
“A mediados del siglo pasado (XVIII) la piedad de un vecino de Leiva dotó el
resguardo de Monquirá, compuesto de ochenta indios, según refiere Oviedo, con
una iglesia y casa de tapa y teja ornamentos, obteniendo su erección en curato.
El transcurso del tiempo ha hecho desaparecer los indios juntamente con la
antigua feracidad del terreno, elogiado por las buenas cosechas de trigo que
rendía. Seis u ocho casitas esparcidas en torno de la desmantelada y solitaria
iglesia y rodeadas de campos ingratos, es lo que hoy subsiste; y a la única señal
de comercio humano se reduce a una fementida chichería puesta en las piezas
bajas de lo que fue casa cural, adonde concurren y hacen largas libaciones los
labriegos que por allí regresan del mercado de la Villa, se cuentan su buena o
mala venta, y entre totuma y totuma del amarillo brebaje contratan con los vecinos
los restos de lo que llevaron a la feria…Encima de esta chichería nos alojamos…” 321
“Decían que en Monquirá, en el sitio donde está la escuela, vivieron los caciques y,
después, habían fundado las primeras casas de Villa de Leyva; y que les había parecido
muy lejos y muy escasa el agua, muy retirado al cerro, pero ahí hicieron grandes fiestas,
316
Noe Leví Cortés C 317
Guillermo Borrás 318
Benedicto González 319
Teodolindo Espitia
320
Ubicada en el occidente, en la vereda de Monquirá, fue fundada en 1553 por el primer doctrinero
dominico, fray Bartolomé de Ojeda. En su entrada existía una plazoleta donde los evangelizadores
congregaban a los indígenas para la enseñanza de la doctrina. Alrededor de la iglesia existió un poblado
de indígenas y, posteriormente, un resguardo de ochenta indígenas.
321
Manuel Ancizar: La Peregrinación de Alpha
141
hicieron una casa consistorial y la iglesia. Era una casa grande, yo tenía diez o doce años
en el conocimiento, y no habían sino las solas piedras y, al poco tiempo, se fueron
desapareciendo: ¿qué pa’ dónde?, que pa’l Cárcamo, que pa’ Villa de Leyva. Había una
columna que tenía una cabeza, y le pregunté a los antiguos cuál era el mérito de esa
piedra, y me dijeron: ahí era donde el cacique castigaba a los indios; y ya después que
vinieron los españoles y le tomaron los datos a ellos, siguieron con el mismo castigo
pero más fuerte para el que no trabajara; sino era muy grave le echaban juete, a unos los
echaban al pozo de comida pa’ los pescados, y al que contestara muy grave, que no
hiciera caso, lo traían y lo llevaban al pueblo de Villa de Leyva a una casa, en un sitio
llamado La Granada, tres cuadras arriba de la plaza principal, allí los encerraban en
unos corredores estrechos, los sentaban en un poyo y les ponían una cadena hasta que
se murieran de hambre, eso era el castigo de los españoles.
Como me gustaba guardar todo lo que era la historia de Villa de Leyva y de Monquirá,
pues es la vereda más histórica, cuando se organizó la junta de acción comunal de la
vereda, un día llegó un camión a llevarse las piedras de la iglesia, pero yo no dejé que se
llevaran ni una; como en los años cincuenta, el padre Vergara mandó a pedir que le
diéramos cuatro viajes de piedras, que necesitaba para tranques de la iglesia principal en
el pueblo, y yo más bien le mandé a pedir más piedras para reconstruir la ruina. Con la
organización de la comunidad, nadie pudo sacar una piedra más y ahí existen a la
presente; esa capilla se debe recuperar, es la más antigua de Leyva, es patrimonio de la
comunidad y muchos han querido hacerse dueños de ese sitio ”.322
“Ahí frente a la capilla de Monquirá, había una plaza donde se reunían los indios
y en el centro había una piedra parada donde amarraban y le daban juete a la gente
que se emborrachaba; así contaban .” 323
“Sobre la capilla de Monquirá, contaba un difunto Valerio Ferro que él había conocido
eso, que ahí había fiesta; él contaba eso por allá a sus amigazos cuando se reunían a
tomar chicha en la chichería de la vereda. Yo conocí la casa cural y estuve encima, en
el balcón, mirando por allá. La casa era grande, de un solo piso y de paraguas, ahí la
estuvieron manejando padres dominicanos. La casa se cayó porque no hubo fuerza para
volverla a parar otra vez, lo que se cayó lo dejaron caído, estaba donde es actualmente
la escuela. La capillita estaba mejor que ahora, todavía no se había caído del todo, había
una piedra ahí en el campanario, un zócalo largo de piedra bien perfilada, bien pulida,
que se llevaron para Leyva”. 324
“De la capilla de Monquirá conocí las paredes y los palos donde estaban las campanas;
de la casa cural no estaban sino las paredes; y estaba la casa de la difunta Carmelita
Ferro, más abajo, una tienda donde era la guarapería, pero esas casas ya no aparecen.
322
Marcolino Munevar Peña 323
Familia Castillo 324
Aquileo Peña Rojas
142
Las vecindades de la vereda eran lejanas, eso era más bien sólido,325sólido; hoy si ya se
ve poblado, se ve gentecita”.326
“Ahí nos traían a misa el domingo de ramos; había un padre, fray Manes de Santo
Tomás Mendieta; como en el año veintisiete, dejó de funcionar la iglesia”.327
“El templo lo han saqueado y le sacaron la laja para enlajar la calle Caliente, de la
esquina de la casa del Primer Congreso hasta la casa de los Morales; después, levantaron
la laja y la colocaron en el fondo de la piscina del hotel de la Mesopotamia”. 328
“En Monquirá había una piedra grande de castigo clavada en la mitad de la plaza, y al
pícaro que debía una falta lo cogían, bien amarrado de la columna, y le metían no sé
cuántos juetazos y lo dejaban cuatro o cinco horas a pagar su castigo”. 329
325
Solitario. 326
Marco Tulio Aguasaco 327
José Heliodoro Cortés 328
Agustín Neira 329
Gabino Casallas
143
Restos fósiles330 “El valle está limitado por los riachuelos de Sutamarchán y Cáchira, y es una fracción de la
antigua y transformada planicie lacustre que comienza en Ráquira…Abundan esparcidas muchas
piedras oblongas y esféricas formadas por capas concéntricas de carbonato calizo ligeramente
coloreadas por el óxido de hierro, y con un núcleo a veces de arena fina, a veces de una
substancia que parece restos del tejido y película de una gran semilla monocotiledónea, o
frecuentemente vacío, como si hubiese desaparecido el molde (…) la muy notable circunstancia de
hallarse entre Sáchica y Monquirá un extenso banco en que yacen profusamente amontonadas
infinidad de amonitas perfectísimas, que miden desde un centímetro hasta más de un metro de
diámetro”. 331
“…y todo son meras piedritas; donde hay fósil, donde hay todas esas piedras bonitas de
antecedentes que serían, que habrían; pero, en esos fósiles se vinieron a contener
algunos animales, los peces que habrían antes porque esto, dizque, era un mar; eso
dicen, ¡quién sabe!” .332
“En la primera época había muchos fósiles y nadie sabía que eso era una riqueza y
tenía mucho valor; la gente los recogían, los rompían y los echaban a quemar para la
cal, pues había muchas caleras. En ese entonces encontré una piedra, como la cabeza
de un animal y con unos dientes preciosos, perfectamente el animal petrificado, para
mí eso era solo una piedra y luego llegó un tipo y me dijo que esa piedra era un animal,
yo le respondí : ¡cómo puede ser un animal si está es una piedra!, y me explicó que en
esa época había una sustancia que petrificaba los árboles, los animales todos, en piedra;
yo le regalé esa cabezaza de un mastodonte, y me dije, estas piedras valen y principié
a recogerlas y yo las vendía.
Cuando estaba en la Acción Comunal me enteré que habían encontrado un animal muy
grandísimo, fui y lo miré y era verdad que era un gran fósil, y llegó un señor y le dijo
a Tito Hernández que era el dueño de la tierra que le vendiera ese fósil, y llegamos y
le dijimos que la Acción Comunal le podía reconocer eso, que no debía dejar sacarlo
330
Ver Anexo Nº 6 331
Manuel Ancizar: La Peregrinación de Alpha. 332
Eduarda Rodríguez
144
porque valía mucha plata, que más bien cobrara la entrada. Pasó un poco de tiempo y
llegó el cura Huertas, con otro cura y tres policías, diciendo que se lo llevaban, ya
tenían una tractomula para sacarlo; a Tito lo metieron como tres veces a la cárcel por
defender eso, y ahí principié a reclamar casa por casa y me decían: no nos importa,
pero al final los pude convencer, se reunió la gente, mujeres, niños, todos con palos y
garrotes, y se fueron a reclamar el fósil y los amenazaron que traerían la policía y el
ejército. A eso se reunió más gente del pueblo, bajaron los carros llenos, y ahí esos
señores decían que se había hecho una guerra chiquita, ¡pero qué guerra chiquita!,
nosotros estábamos era defendiendo nuestro patrimonio que se querían llevar; al final
sacamos al cura Huertas y la Junta de Acción Comunal quedó mandando en el fósil, se
le hizo enramada y se inauguró con una gran fiesta”.333
“Como aquí encontraba uno tantos fósiles, los recogíamos y amontonábamos; mi papá
fue comprando y, por la misma curiosidad, empezamos a averiguar sobre eso. Samuel
Vargas, que trabajaba aquí, traía fósiles, amonitas, y un día, en el mil novecientos
setenta y siete, llegó con el colmillo de un fósil. Mi papá fue con él, a Monquirá, y cavó;
apareció la aleta de atrás, e hizo tapar inmediatamente. La tierra era de don Tito, él dejó
excavar, y empezamos a sacar el aparato y encontramos la cabeza; luego vino el cura
Huertas, que era un caco completo, se robó la cabeza del ictiosauro y trajo un molde de
cera; les dije a los de la vereda que no lo dejaran tocar. Fue cuando la vereda cogió
conciencia y se cercó y tapó con la lona de un camión; después, saqué un auxilio para
hacer la caseta. Pero eso hicieron bestialidades, la gente pateaba el animalito dizque
porque era piedra; luego, lo pintaron con pistola; luego, le echaron cincel a la piedra pa’
limpiarlo”. 334
“Mi interés por la paleontología es porque, como nos criamos en esa zona, conocimos
muchos fósiles importantes; y mi abuelo, José Montaña, antiguo pesador de yeso, nos
decía que recién se empezó a explotar el yeso, de aquí se transportó hacia Bogotá para
estudio, un vertebrado que se encontró al pie de la casa de Maximino Sánchez; que no
se supo qué se hizo, pero, que era supremamente grande y lo llevaron en dos volquetas
doble troque; y decían que, Samuel Olarte se había llevado uno de las minas; también,
como había un administrador gringo, un geólogo llamado Yugas, se teme que él fue el
que se lo llevó como en el año cincuenta y dos o cincuenta y tres.
En Monsalve encontraron muchas piezas y, después, de la Loma de La Catalina se
llevaron otras importantes y, ahorita, las que rescatamos por medio de una compra de
José Espitia, una que le di cuatrocientos cincuenta mil pesos porque pedía dos millones.
Me dio por decir, pero si se han llevado todos los fósiles de la región, ¿porqué no
hacemos un museo paleontológico en la zona? Por antecedentes, ya sabíamos que el
padre Huertas había manejado el Museo Paleontológico pero que, realmente, conociendo
las fotos, la cabeza que ahora existe en el museo es una réplica exacta. Conozco los
fósiles que tiene José Espitia y sé que un cincuenta por ciento son sacados de la región,
de la vereda. Vemos que en Monquirá, la Acción Comunal tiene muy buenas entradas
con eso; inclusive, hay mucho despilfarro: no hay quién los controle, nadie le pide
333
Marcolino Munevar Peña 334
Germán Zubieta
145
cuentas a esa junta, no hay estadística precisa, no tienen historia sobre cada fósil;
debieran tener algo ilustrativo, informativo. Yo veo, que se podría hacer algo importante
en Cañuela siendo que allá, toda la vida, se han encontrado fósiles de animales, cabezas
de pescado. En el POT,335 con el profesor Etayo y la doctora Páramo, les mostré cosas
que todavía se pueden rescatar y ella decía que sería muy costoso estudiarlas en la zona,
pero mucha gente me dice que dejarlas llevar es perder eso. Un profesor de la UIS,336 me
dijo que sería muy importante hacer el parque paleontológico en la zona, pero es difícil
para su estudio por los equipos y todo eso. Otra cosa sería que, de cada cosa la
universidad sacara una réplica y la trajera, mientras estudia el original, pero que después
lo devuelva a una parte segura del municipio de Villa de Leyva donde se haga un museo.
Esto de presionar para que se haga en la zona, es porque es una de las veredas más
pobres y, viendo lo de Monquirá, serían unas entradas muy buenas no para la junta de
acción comunal, sino para beneficio de la comunidad, para que puedan estudiar.
Haciendo la red eléctrica para la casa, me encontré un fósil plancheto y no lo seguí
descubriendo porque el problema es quién lo cuida. Ahora, con la comunidad, lo difícil
es conseguir auxilios para construir el museo y lo que hemos hecho es rescatar unos
fósiles importantes. A mí me dejaron una herencia ahí, la puedo donar para el museo
porque no soy apegado a eso”.337
“Allá en la Loma de Monsalve, en la finca de Manuel Borrás, en esa excavación de
yeso que hicieron a pica y pala, encontraron una especie de testa de un animal grande y
los obreros no le dieron importancia; y dizque llegó un señor, un cura Huertas, a que se
lo vendieran y, de un momento a otro, desapareció el animal.
Fue como el dinosaurio ese de Monquirá, ese terreno lo compró un señor de Iguaque y
vio que no le servía pa’ siembro, entonces llegó uno que sabía que ahí había un tesoro y
se lo compró, y ya llegó a manos de quien descubrió el dinosaurio. Lo encontró un
hombre arando, la reja se enredó en un pedazo de piedra del animal ese, y lo poco o
mucho que encontraron de huesos los pusieron ahí y formaron el dinosaurio, pero le
faltan la mandíbula y un brazo”. 338
“En la Loma de la Upa, hoy la loma del fósil, se robaron siete metros de fósil; trajeron
pa’cá una caja y empacaron y el mismo dueño no estorbó; eso fue en el cincuenta y dos
cuando estaban sacando yeso”. 339
“El señor dueño de esa tierra, en el terreno donde iba a trabajar, había un montoncito de
tierra y se le dio por esparramarlo por lado y lado y descubrió una vértebra, un pedazo
del esqueleto del animal; se le hizo curioso, siguió ubicándolas, siguió observando el
contorno del animal que era bastante grande; entonces, ya fue y tomó rumores por todos
lados, que había una cosa curiosa y tal cosa; los vecinos ya se fueron acercando, se
fueron comunicando, y entonces, un buen día, unos señores militares quisieron venir a
335
Plan de Ordenamiento Territorial. 336
Universidad Industrial de Santander. 337
Antonio Montaña 338
Gabino Casallas 339
Argemiro Torres
146
arrancárselo, a llevárselo totalmente; pero intervino el municipio y no se lo dejaron
llevar a los señores que ya lo tenían vendido para Alemania, que ellos allá lo sabían
armar”. 340
“En la década del sesenta, un gran porcentaje de las amonitas prácticamente salieron
de nuestra mina de yeso; hoy en día, no se encuentra ni una”.341
“En la mina de mármol se encontraban permanentemente restos paleontológicos, el
pedazo salía en bloque: cabezas, piernas, hojas gigantes petrificadas o la huella de la
hoja, pero sobre todo las partes de las bocas de las bestias es lo que más se encontró, y
los colmillos eran como apios de arracacha. Villa de Leyva está construida sobre bestias,
está llena de mármol en las patas de las viviendas porque el rajón que rompieron para la
construcción salió de allá, y ahí están todos los fósiles fraccionados y enterrados. Esos
bloques donde salía una bestia, un vergajo de esos de la prehistoria, no servían para
llevar a Bogotá porque estaban llenos de caries y de dientes y carracas, y entonces se
botaban porque no había alguien que dijera está sucediendo esto y por la ignorancia del
personal que trabajaba en eso”. 342
“Se encontraba mucho fósil en la mina, nos causaba gracia ver que golpeábamos una
piedra y de pronto salía un fósil, un hueso, alguna cosa petrificada ahí; nosotros no lo
teníamos en cuenta, ni sabíamos qué era eso, claro que se daba la idea de que era de un
animal pero no conocíamos lo de los fósiles grandes, eso se vino a saber hace unos
veinte años. Yo tenía una cantidad de huesos que había guardado por curiosidad y le
regalé al Museo Paleontológico una cantidad, cuando vino el padre Huertas se los di, y a
todo el que llegaba y le gustaba una piedra de esas con un hueso incrustado, tome. Eso
salía mucho, inclusive, todavía; lo que pasa es que como ahora se hacen los cortes de
otra manera, ya no se rompe mucha piedra. Antiguamente, cuando se rompía la piedra,
veía uno la cuestión ahí; conseguíamos una muelas grandes, como una mano, cosas
grandísimas que a veces se rompían, se volvían como harina, y hay veces que no se
sueltan de la piedra, pero no sabíamos lo que era eso”. 343
“En el año sesenta, me dediqué mucho al aspecto histórico y estuvimos analizando el
aspecto paleontológico, arqueológico; se hablaba de la necesidad de conocer lo de Villa
de Leyva con todos esos amonites, trilobites, saurios, que se han encontrado como
catorce, del mar cretácico. Es una zona donde se encuentra la síntesis mundial en un solo
lugar. El geólogo, Jaime Quintero, decía: ese polo de la penúltima glaciación parece que
estuvo donde es Villa de Leyva, luego se cambió a la glaciación Würm, y que siempre
donde está ese polo los animales grandes van buscando ese magnetismo”. 344
340
Ignacio Fitatá 341
Juan Enrique Botero 342 Luis Hernández 343
Gregorio Rodríguez 344
Javier Ocampo López
147
Artesanías y oficios
Este trabajo le da a uno para vivir,
uno vende la petaquita y ahí le viene
para el pan del desayuno.345
Loza de suelo
“Tengo noventa años, recuerdo que de Moniquirá salíamos el sábado de madrugada;
siempre caminando, iba caminando, andando con mis pies; por’ay veníamos a comprar
la loza al mercado en Leyva y se vendía en Moniquirá y en Santana. En cargas,
llevábamos mera loza y, por la tarde, nos quedábamos en un puesto llamado Tiparoco; y
de ahí cogíamos y nos íbamos, por la mañana del domingo, para Gachantivá”. 346
“Yo de eso no sabía, pero me casé con una hija de Policarpo Jerez; un señor que sí
sabía hacer loza, lo mismo que mi mujer. Mi suegro era arrendatario de Diógenes Neira,
y mi mujer aprendió el oficio del papá. Para hacer la loza, se traía en burros el barro de
un sitio que se llama El Espinal, del municipio de Sáchica, y luego echaban a ablandar
ese barro en unas ollas de un día para otro, y de ahí sacaban y amasaban el barro, y luego
se ponían y lo pisaban en el piso, y ya hacían unas bolitas y las bolitas formaban la loza.
La loza la dejaban secar y luego al horno, que era afuera: hacían un hueco, que se
calculaba cupiera la loza que tenían, luego tenían que conseguir tamo o paja, leña
suficiente y rama para taparlo; la mejor leña eran troncos de muelle y usaban el estiércol
de ganado y de burro. Eso se dejaba unas tres o cuatro horas y, con los troncos, eso
seguía quemando hasta el otro día y, al otro día, se deshornaba. La loza la llevaban a
vender a Leyva y Santa Sofia. Había mucha gente que venía a comprar donde mi
suegro, venían hasta de Moniquirá, eso hace como veintisiete años. Se dejó de hacer la
loza porque yo ya me casé con mi mujer y la saqué de la casa, y mi suegro falleció y no
345
Nieves Pinilla 346
Rita Hernández
148
hubo más quien hiciera esas cosas. Actualmente, no hay en la vereda quien haga esas
cosas”. 347
“Mucha gente del lado del olivar, en Sáchica, y de Suta sabían del oficio de la loza,
pero ya nadie hace loza de esas.348 Yo aprendí de mis papaes, trabajaban el barro con
amor, como lo hacían los antiguos.349 Ellos vivían en un ranchito ahí, en lo del difunto
Diógenes Neira, yo me crié ahí con ellos; me casé y duré viviendo con ellos como unos
diez años. Hacía los oficios conforme mis padres hacían, y después que tuve unos dos
chicos, ya no me dejaron hacer más porque, como uno tiene que poner las ollas en el
canto pa’ formarlas, era un oficio enfermoso.
El barro tocaba escogerlo en el olivar, allá en unos barrancos grandes y altos,350 ahí se
escarbaba profundo pa’ sacar el mejor barro; iba mi papá, mi mamá y nosotros por ahí
a ayudarle; eso era en burras que se traía ese barro, era como moreno, negro; de ahí,
tocaba traerlo y machacarlo con una piedra pa’ que quedara delgadito; y luego, tocaba
echarlo en ollas de las mismas del barro; llenar las ollas de barro y echarlo a ablandar,
echarle agua hasta que quedaran llenas las ollas. Al otro día, si estaba bueno se sacaba;
tocaba venir al río de Sáchica a llevar la arena351 pa’ echarlo al otro día y pisarlo con los
pies, y cuando ya estuviera bien hebra, se ponía en una tabla ancha a amasarlo, como el
que amasa pan, y ahí se hacían unos bodoques y le metía uno la mano y ya se ponían en
un plato de barro también; una cosa ahí pa’ poner el bojote de barro, y se iba formando
con la mano hasta que se hiciera la olla.352
347 Melquisedec Contreras
348
La loza de suelo se encuentra extinta; en Sutamarchán, en la vereda de Roa, sólo quedaba
Amparo Sierra (ver Ana María Falchetti: Arqueología de Sutamarchán, Boyacá, 1975) y dos familias
en Sáchica, cerca al Olivar. Desapareció debido a varios factores: pérdida de la tradición, migración
de los jóvenes a la ciudad, falta de leña, poca remuneración aunque tenía gran demanda dentro de
los campesinos. Con la explotación de yeso, en la mina de Monsalve, muchas de las familias
dedicadas a la fabricación de loza se vinculan al nuevo trabajo, y al desaparecer ésta se dedican,
posteriormente, al cultivo de la cebolla.
349
Trabajo tradicional de los indígenas.
350
Se empleaban dos tipos de arcilla: arcilla blancuzca, que se obtenía en los lechos de las
quebradas y otra arcilla gris oscura , orgánica, de consistencia más plástica, que se extraía en los
barrancos-
351
Se utilizaba arena del río Sáchica o Suta, como desgrasante, para darle más consistencia,
evitando que se resquebraje y poder ser usadas para cocinar. La arena se lavaba y se cernía.
352
El proceso consistía:
1. La arcilla se picaba con una pica, 2. se molía con una piedra y se limpiaba, 3. mezcla de las
dos arcillas, 4. se introducía , un día, la arcilla en una olla de barro con agua, 5. se mezclaba con
el desgrasante: la arena limpia, 6. la mezcla de arcilla y arena se amasa con los pies para lograr
mayor homogeneidad. Luego se corta en trozos, 7. se vuelve a amasar, 8. se horma, golpeando
contra una piedra plana hasta lograr que la arcilla amasada adquiera forma de “cono truncado”, 9.
luego se coloca sobre un plato de barro y se le empieza a dar la forma deseada, haciendo girar el
plato, 10. se deja un día para que tome más consistencia y se deja secar unas horas para luego
continuar modelando o “adelgazando las paredes del cuerpo… esta operación se llama ´ensesumir´.
149
Después que se formaban las ollas se ponían adentro; al otro día, tocaba volverlas a
arreglar por dentro y echarlas al patio pa’ que oriaran, y después levantarlas pa’rriba:
cuando ya estuviera oriada la boca y las orejas, tocaba cogerlas en el canto, uno se
sentaba, ¡y dele pa’rriba pa’ formar la olla! y se dejaba bien arreglada por dentro y se
volvían de pa’bajo; y al otro día, ya estaban buenas pa’ rasparlas, con una lata de esas
finas, hasta que quedaran bien lisas por fuera y ahí, entonces, se ponían al sol a secar; y
ya secas y que hubiera siquiera unas cien ollas, entonces ya tocaba hacer un raspadito de
unos cuatro metros por cuatro y poco profundo, y que no lo pisaran los animales; luego
picar troncos, leña de muelle,353 porque era la mejor pa’ que quedara bien cocinada la
loza: ya se ponía debajo una tendada delgada, en la mitad se ponían troncos y, después,
una tendada de rama de muelle pero seca y, luego, una tendada de rama de hayuelo y se
tendía bien tendida, que quedara lisita como una cama, y luego se ponía una carrera de
ollas y encima otra, y luego se tapaba con tamo de trigo, de cebada, y cuando estuviera
bien tapado, se metía candela por debajo, se le dejaba un huequito pa’ meterle la
candela; eso no duraba sino una noche y tocaba, cada rato, que no lo destapara el viento
y échele más tamo, se iba hartísimo tamo. Eso no se podía hacer sino en tiempo seco: era
junio, julio y agosto, los meses que casi no llovía; pero, mis papaes hacían todos los
días; el todo era que calentara sol pa’sacarlas afuera y si no hacía bueno pa’cocinarlas,
entonces, ahí quedaba el arrume hasta que hubieran hartísimas; a veces, hacían dos
cocidos.
Ellos aprendieron por los papaes; todos cocinaban loza, mucha familia había; las
hermanas de mi papá, por este lado; y del rió para allá, toda esa gente de Sáchica, sabía;
nos tocaba llevarla a Santa Sofía, Villa de Leyva, Sutamarchán, en burros; eran ollas
pa’cargar el agua, y múcuras pa’cargar el guarapo la gente; las cazuelas pa’tostar los
tostados y todo eso; hacíamos chorotes, cazuelas pa’fritar. Los ricos compraban mucha
loza de esa, en ese tiempo no había aluminio; la loza de aquí era rosada, quedaba bonita,
y era mucho mejor porque se le echaba hartísima arena y no se totiaba; en cambio, la de
Ráquira sí se totiaba al ponerla a cocinar.
Hacíamos múcuras, jarras, cuencos y ollas era pa’cargar el agua; en esa época, nos
tocaba sufrir mucho con el agua y otras, eran para hacer los guisos, el sabor de la comida
era mejor en una olla de esas que de aluminio. Una olla se vendía en cincuenta centavos,
en ese tiempo todo era barato. Por ejemplo, se vendían las veinte ollas y con eso había
para comprar el bulto de papa y el mercadito de tienda. Venían a comprarlas de abajo de
la Punta del Llano, de Monquirá; venían a llevar loza al otro día de que ya estaban
cocinadas, madrugaba la gente a venir a escoger sus ollas y sus chorotes, cazuelas,
múcuras, platones, pa’l almuerzo de los obreros y pa’ lavar la papa, porque mi papá, a
veces, la vendía toda en montón a un señor, Reinaldo, que venía de Moniquirá y se la
llevaba toda.
Con la ayuda de una piedra dura y lisa, se presiona desde el interior de la vasija, a medida que
el objeto gira sobre el plato de cerámica” (A.M. Falchetti, o.cit.), posteriormente se deja la pieza
secar unos tres o cuatro días.
353
Schinus Molle, muy abundante en la zona. En otras zonas, como Ráquira utilizaban el Ciri
(Baccharis spp.) y el hayuelo (dodonaea Viscosa) y el guamo (inga sp.) y el frailejón (Espeletia spp.)
que se traía del páramo.
150
La gente ya no trabajó más en eso porque ya echó a salir a cultivar la cebolla; ya la
mayoría de los ancianos murieron, y la muchachada no trabajó en eso. Cuando llegó la
cebolla, todos echaron a trabajar en cebolla y la gente no trabajó más en barro; ya faltó
mi papá, Policarpo Jerez, y los hijos no dejaron seguir trabajando a mi mamá,
Magdalena Vargas; luego, yo tampoco volví a trabajar y así se fue perdiendo el oficio
de los antiguos”. 354
Sombreros de Palmiche y Tapia Pisada 355
“Yo hacía sombreros de palmicho, eso lo traían a vender a Moniquirá, y allá lo
compraba mi mamá y hacíamos clineja356, eso hacía y así aprendí. Yo iba a traer mi
palmicho, me lo conseguían y me lo sancochaban; traía una costalada de palmicho y
hasta que lo acabara, y ya me tenían listo el otro. Yo me ponía a ver cómo rajaba mi
mamá el palmicho, ella no me daba una hoja de palmicho pa’que aprendiera a hacer
algo, y como ella le quitaba orillos al palmichito y botaba todo eso, entonces, yo ponga y
recoja y empareje y me ponía y comenzaba a hacer; la primera clineja que hice, por un
lado le hacía los picos y por el otro no.
Yo fabricaba y vendía mis sombreros en Moniquirá; me demoraba según lo que hubiera
lugar, era por raticos; eso puay, yo me hacía un sombrero, como decir hoy comenzaba el
plan y, si me rendía, principiaba la copa; y mañana a coser; pero eso no era así estarse
uno en eso; uno tenía que ir hacer más oficio, ver el ganado… yo hilaba lana y algodón,
también, pa’ no aburrirme. Un sombrero era barato, puay se vendía en treinta centavos;
en ese tiempo, todo era en centavos: cincuenta centavos, según lo fino que fuera. Eso
con treinta centavos uno hacía mercado y le sobraba plata, porque como todo se
compraba por centavos; nomás una arroba de maíz valía unos diez o quince centavos,
eso era todo así. En la plaza de Villa de Leyva, esa era la plaza donde se vendían los
sombreros; puay donde está la pila, todo eso eran toldos”. 357
“Mi hermana me enseñó mi trabajito de sombreros; desde muy pequeña, trabajando fui
mi trabajo de mano que yo acostumbré con mi familia: sabía mi mamita, mis hermanas,
ellas sabían; yo trabajaba en ese trabajo de ellos y así venía pasando mi vida.
Me vine de la vereda de Capilla pa’ Villa de Leyva a un pobre hogar y aquí estoy, pero
yo trabajo en lo que puedo: yo trabajo en el palmicho, trabajo mis sombreros; azadón si
ya no, porque me enfermé; pero aquí estoy: ¡Nuestro Señor aquí me tiene todavía en
vida, con ochenta y ocho años! Trabajaba todo el mundo el oficio del palmicho, el oficio
de la clineja, el oficio del sombrero de tapia pisada, casi toda mujer trabajaba en eso;
mi mamita por lo mayor; lo mismo mis hermanas, porque ambas trabajaban muy bonito;
de ahí cogí yo el trabajo del sombrero de la tapia pisada y no lo he olvidado; ¡quién sabe
354
Gilma Jérez 355
El sombrero de tapia pisada hecho de trencilla de “palmiche” y fibras de palma de ramo de fique. 356
Una forma de trenzado. 357
Rita Hernández
151
ahora, por mis ojitos dañarse, si podré seguir trabajando! Por la ingenuidad, dejé de
trabajar el sombrero de tapia pisada pero aquí estoy, todavía, yo no olvido mi trabajo
porque es el que me mantuvo.
Se acabaron las mujeres que sabían eso, ya no las hay; se fueron yendo, yendo a la tierra;
otras, a otra parte y se acabaron; aquí no hay más mujeres que sepan el trabajo de tapia
pisada, ¡ni más que las busquen con una aguja y una vela!, ya no las topan”. 358
“Aprendí el oficio de la fabricación de sombreros y petacas en la escuela, y he venido
siempre trabajando en este trabajo, y ahora enseño a los niños o a las personas que
quieran venir a aprender a hacer este trabajo, se llama petaca de iche y fique. El iche
sale de una mata que se da en el campo, ahí paradito, entre el helecho y el moro, y uno
va cogiendo y luego se arranca con la mano; después, se deja secar unos tres días y
luego se trabaja. El fique se corta de una mata: se saca, se lava para que quede blanco,
se hace la peguita para coser la petaca. En la escuela hacíamos era petaca, un canastico;
ahora se hacen distintos modelos de petaca, se trabajan en forma de gallinas, de botellas,
con el tiempo hemos hecho nuevas formas.
Mi abuelita sabía trabajar el sombrero de tapia pisada y mi mamá aprendió, y ella me
enseñó el trabajo. El sombrero se llama así porque es de clineja, una trenza en picos; se
hace de palmicho, una palma; y es de tapia pisada, porque tiene una varilla que es lo que
le sostiene el ala, y no deja que se pueda doblar como el sombrero que se hace sin
varilla. Cuando se abre el palmicho, eso tiene una varita gruesa y esa es la que sale para
colocarla en el ala del sombrero; la clineja es de cuatro pegas,359 y para que no quede
débil se le ponen dobles; el palmicho lo cocinan, no sé por cuanto tiempo, porque se
compra ya preparado para trabajar, lo traen de Arcabuco. Un sombrero se lleva más de
treinta metros, se gasta tiempo porque: primero se hace la clineja; cuando ya está, se
tuerce la cabuya de fique para coser el sombrero, y se comienza el sombrero en el plan;
pueden ser más de dos semanas de trabajo, depende del tiempo que la persona pueda
trabajar.
Antiguamente, las mujeres trabajaban en ese trabajo; en ese tiempo, también se hacían
los lazos y las esteras de maíz: también aprendí, pero ya no se puede trabajar porque no
hay el material. Cuando el maíz está engruesando la pangua, o sea la mazorca, la hoja
comenzaba un amarillo, de la mazorca pa’ abajo, y se cogía la hoja y se hacían unos
atados y, luego, se cogía el iche y se torcía cuán; o sea, coger unas pegas de iche y
retorcerlas y queda como una hebra gruesa, y después, se hacía la estera en un telar: se
hacía una urdimbre con el cuan, que se amarraba a los palos que estaban uno abajo y
otro arriba, y se tejía con la hojas que se anudaban alrededor de cada cuán; esos eran los
colchones de esa época, eso ya no se ve.
Para haber enseñado este trabajo, desde hace como unos diez años, fue porque las gentes
ya no conocían el sombrero de tapia pisada, ya nadie lo hacía; el padre Beremundo tomó
el interés, con el secretario de gobierno de la época, de que nos eligieran, a yo y a mi
358
Dolores Reina 359
El número de fibras que se trenzan.
152
mamá, para que enseñáramos este trabajo y hemos venido trabajando con la gente y
ahora la alcaldía nos está apoyando; el señor alcalde se llenó de bondad, de darnos unos
centavitos para conseguir el material, y por ese medio se lo damos a los alumnos, que
son unos niños de cinco, ocho, diez años, para que ellos trabajen y aprendan; en los
primeros años, aprendieron unas señoras a trabajar los sombreros y están trabajando,
acá, en Villa de Leyva. Este trabajo le da a uno para vivir; uno vende la petaquita, y ahí
le viene pa’l pan del desayuno”. 360
Hilado y Tejido
“Aprendí a cuidar ovejas por ahí de unos tres años, en esa loma al frente de don
Benedicto, y a enredar la lana en esos palitos de hayuelo; ponía de tortero una tusa o un
poquito de barro, o si no me llevaba el cuchillo de la casa y hacía torteros de laja para
enredar la lana y no me quedaba bien. Mi mamá cantaba en la casa mientras hilaba la
lana, que debía estar bien escarmenada, ella tenía un modo muy bonito de hilar y hoy a
naiden he visto hilar esa lana así, era pa’ las ruanas y eso eran como paños; y mientras
mi mamá se iba a trabajar, yo me ponía a enredar la lana y así aprendí; ya grande recibía
lana pa’ hilar en la casa, aprendí primero a ganar la plata que hilar lo de mi casa, pero
aprendí bien hilando lo ajeno, y quitaba la lana de mis ovejas, la lavaba y la hilaba y
echaba mis cobijas con los tejenderos de la Peña, gente de Suta”. 361
Fabricación de instrumentos musicales
“Aprendí a fabricar guitarras con un amigo que tenía en Samacá; allá había un
fabricante de guitarras, tiples y bandolas, un señor Rodrigo Chacón, y siempre que iba a
aserrar, entonces me iba para donde él, ¡eso era una belleza con ellos trabajando!
Después, como en el año cincuenta y dos, tuve yo aquí una pieza en arriendo, pagaba
diez pesos, y ahí vendía las guitarras, las arreglaba; eso es muy fácil, pero empatoso.362
Sacábamos varios listones de cedro delgaditicos, unos más anchos y otros angostos, y
dos o tres de otro color de la madera, de cedro negro, para el frente de la guitarra; y los
trastos esos del diapasón, se los hacíamos de alambre grueso de cobre, machacado
parejitico; el mástil, donde van descansando las cuerdas, lo hacíamos de cabos de
cepillo, eso se trueza, se abre y se mete ahí. Eso uno hace el dibujo en el suelo o en una
mesa, y después la medra: uno la va doblando a vapor con la plancha caliente, y va
midiendo hasta que queda punta con punta y ahí queda la forma; luego, ponerle el
entrastado363 y todo, poner la pieza de atrás, la de adelante... eso las hacíamos de cedro,
de coco-roble, les hacíamos el frente con ese pino extranjero que venía en cajones, era la
belleza para eso; después se pulían bien y se taponaba con goma-laca, y con eso quedaba
brilloso, trasparente; las hacíamos con dibujos y todo, y hacíamos unos requintos que
360
Nieves Pinilla 361
Anastasia Aguasaco 362
De empatar, gastar el tiempo en cosas molestas. 363
Trasteado.
153
quedaban clariticos, ¡eso era una belleza! Yo no pude aprender a tocar porque se me
estalló un fulminante en la mano, uno de esos de reventar piedra que tienen quinientas
arrobas de fuerza, ¡y eso sí que me adoleció364 no haber podido!” .365
“Cuando tenía doce años empecé a ser músico sin enseñarme nadie, así aprendí a leer
y escribir. A mí me nació la idea de hacer este requinto en un sueño, fue como revelado;
ahí en el sueño estaban como unos ángeles que me decían que hiciera un requinto y ellos
me ayudaban; y ya conforme como me agarró en el sueño lo hice y le puse el nombre del
requinto encantado, porque era artesanía de árbol monte y encerraba la voz porque era
natal de árbol vivo; mejor dicho, es un árbol de un taguallo que tiene más de doscientos
años y todavía existe allá patente en Ruquí; de ese árbol saqué la madera, le quité el
mejor gajo, y duré haciéndolo dos años con una azuela y una gurbia; le fui desocupando,
le fui sacando, y de ahí le puse los puentes y le puse la tapa; era un requinto que no se
lo ganaba nadie en Colombia, yo me gané bastantemente con él unos aguinaldos, unos
concursos por allá en Tunja, yo sabía era jácaras en antigua. Este requinto le ganaba a
esos fabricantes de Chiquinquirá, cuanto requinto hubo en Colombia le ganó este; pero
ya está tuerto, con pegues, tuvo un accidente. De aquí depende el conjunto de los
Amados, los hijos son músicos.
Nací en El Turmal, en Iguaque, a la media noche del 19 de abril de 1919; lloré en el
vientre de mi mamá pero ella contó, sino sería sabio pues eso no se podía contar a eco;
de ella no quedó sino la voz en el retumbe de las peñas. Fui carbonero, yerbatero, mejor
dicho agricultor del campo. Tuve veinte mujeres y varios hijos, eso les echaba sus
coplas: del cielo cayó una estrella sobre una piedra brillante, no me mires con delirio
que yo voy a ser tu amante..... eso me abrazaban, eso me besaban porque yo era joven
y tenía mi dentadura; una mandó a hacerme un mal, me cayó como un piedronón en la
cabeza y me enfermé, esa era una mujer pérfida y por eso no me casé con ella, pero le
hice dos gemelas de una vez”. 366
364
Causar dolor. 365 Teodolindo Espitia 366
Gabriel Amado
154
Comida tradicional
“El ají ha de ser verde
y el tomate colorao
la berenjena espinosa
y los amores callaos
Arepita y mazamorra
es la comida del pobre
¿y la comida del perro?
pues será lo que le sobre.
A la güelta del mercado
acércate por acá
a comer mazamorrita
con hojas de chisacá”.367
“El fogón era parao en tres piedras en el suelo y abajo las fogoneras; y ahí, ¡échele leña
por debajo y vigile!; era una piedra especial porque si es fina se totia, eso era todo en
fogón de piedra. Lo mismo pa’ moler, no se usaba molino sino eso era en piedra; la
comida eso si sabe mejor, queda distinto, la comida cocinada con leña es más diferente a
la de cualquier otra: sea estufa de gas o de corriente, se siente la diferencia. En ese
tiempo, tampoco se usaba aluminio, era olla de barro; los alimentos quedan más güenos,
comerse una papa salada, queda más rica cocinada en olla de tiesto”. 368
“Fuimos criados con mucha vitamina de maíz, de garbanzo, de arveja, cuajada, queso,
de guarapo, papa369 y mazamorra chiquita,¡mucha fuerza!; por eso le escribí :
367
Copla tradicional en Villa de Leyva 368
Eloy Pineda q.e.p.d. 369
La papa fue un alimento importante de los chibchas, se llamó “turma de la tierra”. El nombre fue
cambiado por papa, cuando se conoció que los españoles la habían llevado de regalo al papa.
155
La Mazamorra Chiquita370
“Hace un año yo les dije
que este año también volvía
con mazamorra chiquita
que la gente me pedía.
Con mazamorra chiquita
y alimentos de la Villa
produce fuerza y vigor,
especial en la canilla.
La bautizan mazamorra
y la apellidan chiquita
que contiene de tu el maíz
la fuerza que necesita.
Donde quiera cuecen habas
sopas a la maravilla
comidas todas soñadas
procedente de la Villa.
Con mazamorra chiquita
me siento yo enamorado
y aquí al que llega se le sirve
un plato bien preparado.
La mazamorra chiquita
es buena y hace dormir
pruébela y vera el encanto
para dejar de sufrir.
Pero no se duerman pronto
que esta sopa la destaco
por ser rica y sustanciosa
y por su efecto afrodisíaco.
370
Sopa de maíz tradicional en el campo boyacense. Preparación: maíz molido que va mezclado con
ajos, cebolla y cilantro, los cuales se ciernen. Se prepara un caldo de hueso, con zanahoria y cilantro.
Después se agregan: frijol, tallos, alverjas, habas y acelgas. Al momento de hervir se le agrega: papa
chiquita o criolla, carne, arracacha, otros condimentos.
156
La encuentra en Villa de Leyva
la chata nos la cocina
al tanto, Luis su marido
de Bachué cuentos atina”. 371
“La alimentación que nos daban mis papás era la guatilla; esa la cocinaba mi mamá y la
machacaba, le echaba mantequilla de la nata de leche y le hacían un guiso con cebolla
larga, junca; era un alimento muy bueno y, ahora, nadie la come. Nos criaron con
cuchuco de maíz, cuchuco de trigo, mazamorra de pintado; había unas raíces que son
especiales para comer, la llaman sata y es toda redondita y chiquita, y las hojas de
raíces son unas hojas anchas con que envuelven los quesos, las cuajadas... eso se
sacaban, se las lavaba bien peladas, se cocinaban y eso era como comer bore, una hoja
ancha y redonda, o chonto, una mata parecida al bore, delicioso. Había una papa pepina,
era una papita larga, y la criolla, las rubas, los nabos, los tallos, la batata, eso se
cultivaba en el solar; había un fríjol que llamábamos el venadito, era todo en colores,
pintadito; había garbanzo, habas, habas tostadas, maíz tostado, arepas, envueltos de maíz
pelado o mazorca: se cosechaba el maíz, se echaba en alforjas, y se sacaba cada ocho
días para que no se mohosiara; después de unos días que estuviera ese maíz bien seco, se
pelaba con lejía, esa ceniza que se forma de la leña del fogón se echaba en agua y se
esclaraba, y a lo que veía uno que el maíz hervía, que quedaba como amarillito, y ya
safaba el aunche, entonces ya estaba bueno, lo llevaba uno en un canasto para la
quebrada y lo lavaba y lo refregaba bien hasta que no quedara baboso, y luego se molía
en piedra. Mi abuelita y mi mamá también cogían y sancochaban las hojas de gaque, las
esvenaban372 y quedaban todas suavecitas para hacer los envueltos; eso duraba dos horas
o tres horas cocinando, hacían una cama con las mismas cañas de la mazorca y se
colocaban los envueltos ahí, de modo que no los tocara el agua, y a la medida que eso se
iba secando le echaba el agua con una caña, que era con la que antiguamente cogía el
agua en la pila, para que no le tocara los envueltos o sino se enlagunaban. Para que
fermentara el maíz, en vez de que hoy en día le echan polvo royal y todas esas cosas,
entonces le echaban la zupia del guarapo y de la chicha, la revolvían, le echaban miel y
lo dejaban ahí, y al rato ya estaba eso espumiando.
La carne de aquí todo lo más era el conejo o la gallina; aquí hay mucha gente que tiene
cría de conejo. Mi papá lo preparaba muy delicioso: mataba el conejo, le quitaba el
cuero, le quitaba todo lo de por dentro, lo enadobaba373 y lo dejaba en la pared para que
secara un rato, y le ponía un plástico para que no lo tocaran ni los moscos. En ese tiempo
no sé porqué, pero la comida antigua era mejor, era tan sana, nunca le dolía a uno
nada…” 374
371
Melquisedec Cortés C. 372
Desvenar 373
Adobar 374
Aurora Aguilera Saavedra
157
“En el pasado había mucho cordero asado, mogollas de trigo; chicha, envueltos y se
conserva, para ocasiones especiales, el mute. Antes se tostaban los granos, las mostazas
se cogían antes de florear: se picaban y sancochaban, luego se desamargaban y se hacían
bolitas con leche, guiso y condimentos; también se comía chinchimata y guiches”. 375
“En la vereda de Llano Blanco había unas tradiciones sobre el uso del maíz; todavía
nosotros fabricamos la chicha, todavía hacemos las arepas, los envueltos, la mazamorra,
el chocolate de siete harinas. Por ejemplo, cuando las señoras iban a caer a cama, un
alimento que les hacían era el chocolate de las siete harinas, de los siete granos: arveja,
haba, trigo, cebada, maíz, garbanzo..., eso era una tradición. Otra cosa que hacían, y era
de altísima calidad, era el sagú; lo compraban las monjitas del Carmen para hacer las
coladas, o quién sabe cómo lo prepararían, pero dizque era muy delicioso; eso ya se
acabó, pero estamos en vía de volverlo a fabricar, a ver si somos capaces”. 376
“Ante tiempo, siempre era todo trabajo porque los papaes de uno ni se ponían a hacer
mercado; no compraban ni máquina para moler, sino era muela maíz en una piedra y
haga envueltos, muela maíz y haga arepa, muela maíz y haga sopa, pele maíz y haga
mute, cierna la harina en unos cedazos…y con obreros, eso la comida tenía que estar a
las horas, porque si no…” 377
“Cuando me vine del campo me traje la piedra y la mano de moler de mi mamá, ella la
estrenó y la dejó; ahí molía el maíz pa’ la sopa y la cebada pa’l gasto de la casa. El
cuchuco de la plaza es distinto del de la casa, apenas se quiebra la cebada, enseguida se
despaja y vuelve se repasa, son cinco repases que hay que hacer; el de la casa es más
finito, más parejito. A la sopa se le echaba hojas de mostazo, alverjitas, huesito si había,
calabaza o repollo o tallos; se hacía en olla de tiesto, todo era más rico que lo que se
cocina hoy así. Mi mamá nos enseñó que había que lavar la mostaza tres veces y
enjuagarla bien pa’ que no fuera a soltar amargo; ella decía, aprendan a hacer una sopa
bien que eso es gracia. Yo sé hacer una sopa rica, como me enseñó mi mamá, pero la
cebada ya no me da igual, el maíz tampoco, el trigo tampoco; ya es muy distinto porque
con los líquidos378 se va perdiendo el sabor, comía uno una papa y le agradaba, hoy no;
hoy ya es todo fumigado, antes no había ni plagas de ninguna especie, ese animal que
llegó al trigo y a la cebada, nunca lo conocimos, lo conocí de unos cuarenta años pa’cá;
antes era todo más delicioso pa’ comer, se hacía una harina y se mojaba con caldo o
aguapanela o lo que fuera, pero hoy todo es desabrío, no se le topa el mismo sabor, el
aromita ya se acabó”. 379
375
Mireya Cortés 376
María Gladis Velásquez 377
María Rosario Cetina 378
Se refiere a los químicos 379
Anastasia Aguasaco
158
Pan y Mojicón dormido 380
“Recuerdo el pan de agua, el mojicón dormido y el pan de manteca, eso ya se perdió,
las chicharronas todavía quedan. La leña venía de la parte alta de los cerros, era como
roble, y también la traían del lado de Gachantivá”. 381
“Mi mamá tenía un sazón único, había un pan que se llamaba el mojicón dormido, lo
hacían a base de huevo y harina y lo dejaban, diez o doce horas, envuelto en un paño;
eso era lo último en pan, no lo hacía sino mi mamá y le aprendió la mamá de Benedicto
González. Lo mismo con las empanadas de Semana Santa, eran unas empanadas
gigantescas, con mantequilla, manteca de cerdo, harina y huevo, queso, pescado seco; a
eso le agregaba un embutido de palmicho, del corazón de la palma del ramo, que lo
traían de Arcabuco ocho días antes de Semana Santa, y lo cocinaban y le ponían un
guiso y eso era delicioso; una empanada de esas era una comida y mi mamá le mandaba
a las “jailosas” de Villa de Leyva, como decíamos nosotros”.382
“Para el mojicón dormido hay que tener una paila para batir el huevo, se sacaban las
claras y las yemas aparte, se batía la clara bien batida y se revolvía con las yemas, luego
se echaba el azúcar, la mantequilla, la levadura, la harina…eso se mojaba a las seis o
siete de la tarde, y se envolvía una artesa en paño especial, que se tenía para esas cosas,
y se tapaba bien y se dejaba dormir hasta el otro día; entonces se amasaba, tenía su
horno listo, y eso levantaba y son ricos y son muy bonitos. Los bizcochuelos antes eran
ricos, otra cosa rica era el pan; era distinto, era duro, el pan de manteca era muy aliñado,
llevaba bastante mantequilla y bastante huevos.
Para la leña no había problema porque estaba la hacienda de Iguaque con mucho
arrendatario, mucha gente, y los patronos los dejaban sacar su leñita del monte, porque
el cerro era bonito; sacaban sus cargas de leña y venían con ella a la costilla, o con sus
machos con unas angarillas en las que formaban el tercio de leña; aquí llegaban y ya
tenían sus clientes en las casas, una carga costaba como diez centavos, era leña de los
robles del cerro, pero ya no los dejan”. 383
380
Para mayor información ver: panaderías. 381
Benedicto González 382
Luis Madero 383
Aura María Borrás de Páez
159
Chicha y chicherías
“…se terminó la chichería,
pero la costumbre de hacer chicha,
¡nadie la ha terminado todavía!”
Chicherías
“Yo no sé si sería cosa de las escrituras o de antigüedad pero, las chicherías, todas
tenían su nombre: La Roca, Los Andes, El Sol, La Aurora, La Primavera, en los arcos
de la casa de Juan de Castellanos también había una chichería; arriba de la entrada,
colocaban el letrero y pintaban el medio queso, el mojicón y el vaso de la chicha en una
bandeja y lo ponían afuera. Todas las tiendas alrededor de la plaza eran chicherías, para
todo el mundo ese era su negocio: hacer chicha y mogolla.
Para chicha hacían la masa de maíz, la cocinaban y, luego, la curaban con miel y se
guardaba en unos barriles grandototes. Se vendía pa’traer pa’las casas, pa’los obreros y
para todo; eso era como un alimento profesional. La gente se reunía en las chicherías, se
conversaba y se agarraban también; eso era curioso, porque casi todos los sábados había
pelea, se emborrachaban y se daban palo y guantones por cualquier cosa, y ¡échelos pa’
la cárcel! La cárcel quedaba en La Real Fábrica de Licores, al lado de abajo, donde era
primero Telecom; y había cepo: eran dos trozos de palo con unas vainas ahí y apriétele
ahí las patas a los pobres presos, era un castigo terrible; el que hiciera algo grave, ahí
mismo lo metían al cepo; en ese tiempo no había policía, por ahí dos alguaciles, así los
llamaban, y eran los que llegaban a llevar a la gente, como no había ni mucha gente ni
en ese tiempo robaban ni nada, era gente más bien como noble, un poquito pobre; eso si
había harta pobreza.
Cuando estuvo el coronel Bejarano de gobernador se acabó, eliminaron la chicha, pues
era una renta del gobierno; el que contrabandeara y no pagara la renta, lo castigaban; era
como el que transitara una botella de aguardiente por los caminos reales, eso lo celaba el
resguardo”. 384
“En ese tiempo había la fábrica principal de chicha y de ahí salía para los expendios,
era de la difunta Ascensión Castellanos, la mamá de doña Herminia. Para las fiestas del
Carmen, habían unos cincuenta toldos que vendían chicha; un vaso pequeño valía un
centavo, si era grande valía dos centavos; cuando echó a llegar la gaseosa, valía tres
centavos y solo la tomaban algunos; y el que se tomaba una amarga, a alargar sus diez,
ocho centavos. Entonces, ya echaron a quitar la venta de la chicha para subir la venta de
la cerveza, eso fue en el cuarenta y nueve cuando prohibieron la venta de la chicha, eso
era lo que más vendía la gente, el guarapito pa’ alimentar a los obreros. Ya para dejarle
el guarapo libre al campesino, eso fue Jorge Eliécer Gaitán; pero prohibieron las
guaraperías. Entonces, uno, pa’ tomar su sorbito de guarapo tenía que comprar la miel y
384
Teresa Buitrago q.e.p.d
160
abrir, por lo menos, un hoyo grande en la pura mitad de la cocina donde cupiera la olla,
y echarle aserrín o cosa en el asiento de la olla, y ponga ahí la olla trancada con ramitas
o vainas, y encima su tapita y, más encima, un banco o algo pues ahí llegaba el mismo
Resguardo y se sentaba sobre las ollas; eso se sabía que se iban, ¡y quite la tapa y saque
su guarapito!”. 385
“La chicha sí fue muy antigua, había muchas tiendas de esa vaina y fábrica también en
Villa de Leyva, en el Ciprés; y en las veredas había chicherías en toda parte: Zapatero, la
Punta del Llano, Monquirá, arriba en el Espino; como en el cuarenta y seis, se selló la
chicha y quedó libre el guarapo para los obreros”. 386
“Una hermana de mi papá tenía chichería a espaldas de la casa cural, ahí se reunía
la gente a tomar y garlar de la vida, de los campos, de los siembros; había otra
chichería arriba, frente a la Fábrica de Licores, y otras en la calle Caliente”. 387
“Mi mamá, Evangelina Amador de Cárdenas, tenía su tienda en Alejandría porque, los
patrones, le dejaron una pieza para que hiciera su chichería. El guarapo se hace del jugo
de la caña de azúcar: antes de ser cocinado al fuego se llama guarapo verde y cuando
está al punto de la miel, se le da el nombre de guarapo melado”. 388
“Se tomaba chicha y guarapo, pero llegó la ley de que el guarapo era sólo en la ventilla
y no en la cantina; entonces, todo el mundo ¡corra a llevar de allá pa’los obreros!”. 389
“Mi mamá trabajaba en la panadería y en la chichería, ella nos dijo: aprendan hijas a
trabajar porque yo no les voy a durar toda la vida, y nos enseñó a preparar la masa, a
preparar la chicha. Cuando me casé, me vine a trabajar al Alto de Pedro Luis, yendo para
el Pozo de La Vieja, hoy vereda del Roble; allá tenía mi chichería y vendía chicha,
guarapo, el guarrús y toda esa cosa; piquete de papas cocinadas y carne y ají, los días
sábado y domingo, eso hace unos sesenta y cinco años. Por ahí pasaba el camino real
que va para Gachantivá, eso era harta gente que bajaba a Leyva a hacer su mercado,
entonces, era cuando más se vendía: se vendía a centavo la botella de guarapo, el
panecito a cincuenta centavos”. 390
La chicha
“La chicha la hacían en unas ollas grandísimas y barriles de madera, y las ollas eran
forradas en piel de ganado bien amarrada con cueros, los mismos rejos, pa’que no se
estallaran. Esa gente, partía una cantidad de maíz y le echaban miel, lo ponían a
fermentar, y a lo que tenía ocho, quince días, o veinte días, lo sacaban y lo molían en
piedra las señoras. Después hacían unas bolas, las ponían a cocinar y las dejaban enfriar,
385
Simón Pedro Pineda Igua 386
Juan Aristóbulo Cortés C 387
Jesús Neira 388
Ananías Cárdenas 389
Marcolino Munevar 390
Alejandrina González de Castellanos
161
las desbarataban y volvían y las molían, le echaban agua y miel y ponían a hervir eso
cuatro o cinco días, y esa era la tal chicha.
Como en los campos hacían chicha y guarapo, había una señora que remataba la tal
ventilla, las rentas; había que pagarle un impuesto a ella y existía un dominio: uno tenía,
por obligación, que ir a comprarle a ella; porque, si yo compraba mi miel en la plaza y
hacía mi guarapo en la casa, entonces, alguien me denunciaba y ella pasaba el informe a
Leyva y pasaba al resguardo. El resguardo llegaba y me decomisaba, me desfondaba la
olla del guarapo, chuzaban el zurrón de la miel y me metían una multa. Entonces, ya se
acostumbró el campesino a hacer el guarapo en el monte, a escondidas, que ella no se
diera cuenta; y si tenía unos obreros, iba y traía un tanto de guarapito de la tal ventilla,
pero era el despiste que se llama, y así venía el contrabando”. 391
“La chicha la hacían de la siguiente manera: el maíz amarillo lo quebraban en una
piedra de moler y lo humedecían con agua; cada tres días, lo revolvían y a los nueve, lo
molían en la misma piedra y hacían unas bolitas y las cocinaban; después de eso, las
derretían en unas palanganas o artesas de madera, la curaban, y a los cuatro o cinco días
estaba para vender en totumas, porque no existía vaso; después ya era la chicha en vasos,
y el guarapo era en totumo”. 392
“La chicha se hacía con un maíz que había, guabita, que es especial porque es amarillo
y tiene mucha harina; eso lo machacaban grueso, un cuchuco, lo mojaban con agüita y
miel, y lo dejaban fermentar tres, cuatro días; una vez fermentado, repasaban esa masita
en la piedra de moler y hacían unos bollitos, los cocinaban en un fondo hasta que
estuvieran bien cocinados y los dejaban reposar, los colaban y hacían dulce y hacían la
chicha. Donde había chichería pagaban un impuesto; ese impuesto, lo recogía el
recaudador y tenía que entregar esas platas de las rentas, al gobierno de Tunja, sin que le
faltara un centavo”. 393
“Ante tiempo, era sólo guarapo y chicha, unas vainas muy buenas; venían desde
Bogotá, del Tolima, de Chiquinquirá, a comer marrano y a tomar chicha; y en Suta,
también. Hubo mucha chicha, eso lo quitó el ministro de Higiene y Prevención Social,
un doctor Bejarano. Yo me hallé en Samacá al entierro de la chicha; venía de ver la
Virgen Santísima que veneran en Chinavita, y nos dieron harta chicha, hasta que nos
emborrachamos, pues como se acababa…,y volvieron las ollas boca abajo y las
desfondaron ahí, unas ollas grandotototas bien hechas de cuatro orejas”. 394
“Los campesinos se metían unas jalas tremendas con chicha y habían muchos
problemas, peleas y disgustos; la gente decente tomaba buen brandy, aunque no se
tomaba tanto como ahora”. 395
391
Julio Edgar Cortés 392
Noe Leví Cortés C 393
Aura María Borrás de Páez 394 Andrés Cortés C. 395
Vicente Rodríguez
162
“Habían muchas chicherías, la de Florinda Neira, la de Herminia Castellanos, y otras
más que hacían la chicha; cocinaban maíz partido envuelto en hojas de platanillo o bijao
en fogones de leña, en unos fondos grandísimos, de un diámetro de metro y medio, y
después le revolvían miel, se batía y se dejaba fermentar, y se pasaba a barriles más
pequeños, las llaves de los barriles eran una tusa de maíz. Después la chicha se
prohibió y llegó la cerveza. A mediados de la década del cuarenta, vine de Chiquinquirá
y abrí la agencia de cerveza; ya Bavaria había fabricado una cerveza que llamaba
Cabrito y habían dos: uno clásico y otro oscuro, que era una cerveza fermentadita y para
destaparla, había que meterla en una jarra porque producía un chorro fuerte; pero, antes
de eso, en Boyacá, hicieron una bebida muy higiénica que llamaba Beibol; era como un
tipo de guarapo, tenía como quince grados de alcohol, la traían en carro tanques y
llenaban los barriles en todas las chicherías. Como eso no dio resultado, vino entonces
el Cabrito y, cuando en Leyva se abrió la agencia, se vendían en toda la región
seiscientas docenas de cerveza mensuales, que no era nada, y cuando ya me retiré,
dejé un promedio de treinta mil docenas; claro que ya se había dado la circunstancia de
la apertura de la carreteras de Sáchica, de Santa Sofía y de Gachantivá, y ya podían
entrar camiones”. 396
Prohibición y “entierro” de la Chicha
“En esa vez, cuando la prohibición de la chicha en el cincuenta, fue hacerle el entierro,
hacerle fiesta y no volver a hacer más chicha; fue una fiesta como hacer un fandango, un
matrimonio, una cosa así; fiesta, baile y molestar la vida. Ahora, ¡tome cerveza!
En todas las casas hacían chicha buena y si había una tienda, por ejemplo, en una vereda
o en el camino real, o en el cerro, había que pagarle al gobierno una cantidad de plata,
eso se llamaba una renta; entonces, en el año cincuenta, Bavaria pensó rematarle todos
esos impuestos al gobierno y pagar y quitar la chicha; el guarapo lo dejaron pero para los
meros trabajadores, no para vender en la ventilla que llamaban. Bavaria le pagó esa renta
al gobierno y hoy todo está dominado por Bavaria”. 397
“Prohibieron la chicha, hubo toque de queda, no dejaban tomar a nadie, y vinieron
soldados de por allá de Tunja y donde veían chicha la regaban; tanto que, Villa de Leyva
quedaba bañada en esa chicha… los resguardos, venían a sacarle multa a la gente que la
tuviera; y donde hubiera chicha, ahí mismo, rompían las ollas, los barriles, lo que
fuera… Sin embargo, la gente hacía chicha o todavía hacen; pero no como la chicha que
hacía mi abuelita. Mi abuelita hacía chicha de cachipay, hacía chicha de arracacha, hacía
chicha de maíz, pero buena chicha. La hacía en olla de barro, la batía con miel y la
dejaba fermentar, ¡y esos borracherones que se pegaba la gente!”. 398
“El doctor Laureano Gómez quiso ponerle más renta a la fábrica de Bavaria; que la
clase campesina, los trabajadores, trabajaran dándole cerveza a los obreros; en esas,
396
Alfonso Páez 397
Manuel Rodríguez 398
Aurora Aguilera Saavedra
163
valía dos o cinco pesos la canasta de cerveza y el zurrón de miel pa’l guarapo, que
vienen ocho arrobas, se compraba en tres pesos y había guarapo pa’ mantener cien
obreros. Entonces, Jorge Eliécer Gaitán, en el senado, dijo que aceptaba la prohibición
de la venta de chicha, muy correcto; pero no que tuviera el campesino que trabajar o
tener obreros con cerveza, que le dejaran el guarapo libre al campesino y quedó
aprobado: libre, pero sin derecho a tener venta de chicha ni de guarapo; entonces, se
selló la chicha, la gente respetó y siguió haciendo su chicha, claro, pa’ sus fiestas pero
no pa’ vender. El primero de enero de 1950, vino la prohibición de la chicha por orden
del gobierno, ahí fue el entierro de la chicha: ese día, en las tiendas regalaron
chicha,¡qué no hicieron unos!, los que estaban lloraron, cantaron, bailaron, la gente se
emborrachó, hicieron fiesta, ¡se bañaron con chicha del pesar tan grande!
Ascensión Castellanos tenía la fábrica de la chicha en la calle Caliente, ella era la que
remataba las ventillas; y doña Herminia Castellanos de Rueda, tenía otra que quedaba
subiendo para el parque del general Nariño. La chichería era llena de gente comiendo
pan, queso y chicha; borrachos peliando, cantando; otros, gatiaban; otros, iban por la
pared; irrespetos de todas formas… la chicha es cosa delicada, ese es un licor bravo,
¡delicadísimo!, las cárceles estaban llenas de gente por la borrachera, por la chicha”. 399
“Yo recuerdo la prohibición de la chicha; cuando vino el resguardo a rondarnos la
chichería, tenían una pipa bien preparada y el resguardo se iba a asomar a ver qué
cantidad de chicha había, y alzando los pies se fue de cabeza; ¡éche cuentas qué cantidad
tomó!”. 400
“Habían muchas peleas, muchos problemas, la chicha producía a la gente elefancia; por
la chicha de Sutamarchán y Villa de Leyva, había mucha gente enferma”. 401
“Claro que la chicha hasta ese tiempo de la prohibición se vendió; pero sigue habiendo
por ahí ya como para un gastico en la casa; por ejemplo, un piquete con gallina y se hace
un vasito de chicha pa’ los invitados”. 402
“A mi mamá le quitaron la vida en una tienda de guarapo, a ella le gustaba mucho; me
acuerdo como si hubiera sido ayer, el día señalado que fue el día de la fiesta de Sáchica,
me llevó a conocer Sáchica, y a la mañana se fue caminando y después la trajeron y la
acostaron, ¡qué sería lo que le dieron!, era toda inflada por los costados”. 403
“Mejor dicho, la chicha no se ha acabado sino que cuando Laureano Gómez, nosotros,
los pobres, no teníamos el guarapo libre porque había que pagar una ventilla, y los que
tenían plata hacían barriles pa’ batir guarapo y chicha y venderla nomás en las tiendas.
En ese tiempo era guarapo comprado, y ¡ojalá supieran que comprábamos miel!,
llamaban el Resguardo: le pagaban a varias personas para que fueran a las casa a rondar,
399
Julio Edgar Cortés 400
Argemiro Torres 401
Noe Leví Cortés C 402
Joaquín Aristóbulo Munevar 403
Merceditas Castillo
164
y volvían las ollas o los zurrones pedazos y lo traían a uno a la cárcel y sáquele multa,
eso era terrible; y donde habían las tiendas,¡vaya y compre!; y si tenían conciencia, le
fiaban a uno el guarapito pa’ los obreros y después, lo que uno recogía de cosecha: trille
y venda, y vaya y páguele al dueño del establecimiento. Lo único que nos dejó Laureano
fue el guarapo libre”. 404
404 Marco Tulio Aguasaco
165
Fiestas
“Las fiestas tradicionales eran las antiguas, eso eran cantidades de gentes, eso era una
belleza, pero ahora es un puro burlesco. En ese tiempo mi papá, por ejemplo, llevaba su
maleta de leña, una leña delgadita pa’ vendele a la gente; la gente se compraba sus
ataditos de leña, a dos centavos, para hacer sus cocinados y hacían platica; y como era la
señora chicha eso sí eran fiestas: era una música de cuerda y la gente cantando,
bailando;405 tocaba ponerle cuidado a la muchacha pa’ sacarla a bailar y en la forma que
era la música, eso era solo torbellino, sola rumba y borrachera; no como ahora que
ponen unos parlantes, y todo el mundo se queda ahí envejecío de ponerle cuidado a eso,
y se ponen a bailar y comienzan a moverse paraos en un solo sitio. Eso cambió el asunto
de las fiestas, es que ahora todo mundo ya perdió la fe, de acuerdo a la misma
vagabundería que se ve, o a lo mismo que hacían los curas. Antes, una muchacha pa’
bailar tenía que venir y pedirle permiso a los papás, y uno tenía que venir y quitarse el
sombrero y arrodillarse pa’ exigirle el baile; y si los padres decían que no baila, pues no
bailaba; y tocaba gratificarlos bastante con el guarapito, y a la muchacha acariciarla
también pa’ que recibiera el guarapito. En ese tiempo se comenzaba un baile de un tres,
con cuatro tiples tocando torbellino, y ¡ojalá que hubiera una muchacha de esas que
fueran medio difíciles pa’agarrarlas a bailar el tres!, y eso eran cualquier dos horas
mientras los tiples no dejaran de tocar”.406
“Las fiestas duraban una semana y algo más, y en la plaza de Nariño se formaban diez
o quince toldos para las chicherías; la música la componían el tiple, el chucho, la
pandereta, el capador y sinfonía, entonces el que llegaba aquí se demoraba harto, y toda
esa gente venía de distintas partes, Sogamoso, Paipa, Duitama, Puente Nacional,
Moniquirá, Chiquinquirá...” 407
405
Bailes: El baile del Tres, de origen español (de la danza del Ballo), la Guabina, el Pasillo, el
Bambuco; y en la música, el Torbellino (mestizo), quizás el más popular en Boyacá; es la tonada de
los promeseros, las fiestas patronales y fiestas ceremoniales, que expresa sus sentimientos.
406
Simón Pedro Pineda Igua 407
Gabino Casallas
166
“En las fiestas, antiguamente, no había micrófonos, era todo el mundo con requintos,
tiple y a cantar, y bailaban haciendo el tres y ¡hágale mi señoritica y toque y baile! Antes
si era bonito y, en esas, pa' enamorar era de lejos; y si ya se conquistaban y se gustaba
uno, entonces ya se arrimaba poco a poco, ya empezaba la mano así... de resto eso era
lejísimos; era un respeto extraordinario y a la mujer se le decía: eres linda pero cruel y
a la muerte me condenas, preséntame tu la tumba donde terminan mis penas, y: al pasar
por un cementerio una verbena, cogí cuando pases por mi tumba, ingrata llorés por
mí”.408
“De fiestas, claro, mi tía era terrible; la tía era admirable para bailar con el vaso de
chicha lleno en la cabeza, que hacer el guarrús: se quiebra el maíz-arroz, se cura hasta
que huela a moho y luego se cocina. La masa de regalo, moler bien el maíz amarillo y
esa extra, bien finita, se cocina con medio dulce, se pone a curar y a los cuatro días se le
echa más miel, y esa es la masa para ofrecer en las fiestas. Para fiestas eso era mucha
gentecita demasiado animosa pero muy pobre; nosotros éramos del campo pero muy
distinguidos, porque había una especie de distinción: teníamos nuestro caballito bien
presentado, el sombrero de jipa, el rabodegallo, nuestro fuete y zamarros bien
presentados; entrar la bestia a la tienda y tomar, esa era la fiesta”. 409
“A fiestas iba cuando era joven por bailar y por cantar; no habían radios, no había nada;
todos tenían sus tiples, cantas y coplas; y tanta gente que iba en burritos, en mulitas, en
caballitos, desde Samacá, desde Chiquinquirá... y ¡tanta chicha Virgen Santísima que
había en toda parte! y se metían a cantar y a tocar y a bailar ahí en la plaza, todavía no
estaba eso pedregoso, y eso era al que mejor cantara, y le sacaban vasos de chicha,
bandejadas de comida... entonces era mucha la gente que cantaba”. 410
“El ocho de diciembre era la fiesta de las luces y eran más bonitas, todo ese cerro era
minado de fogatas seguiditas y mirar era cosa linda; y en todas partes, en todas las casas
y en las calles, había fogatas y en el campo había chicha, almojábanas, colaciones, pan,
gallina, arepas, de todo eso”. 411
“Esos eran los canturíos que hacía la gente; se ajuntaban tres, cuatro, cinco personas
ojalá con su tiple, se echaban sus coplas, y ahí se formaba la fiesta. En San Pedro y las
decembrinas formaban el convite; decían hoy es el piquete: gallina, chicha, guarapo y,
por allá a las cuatro de la tarde, comenzaban a darle a su tiple, a cantar, bailar y juegue
tejo; y dele así a sus canturíos por allá hasta las tres, cuatro de la mañana, y cada uno irse
a dormir y a pensar a ver cómo era pa’ organizar la fiesta pa’l siguiente año. Ya después
iba creciendo la multitud de familias pa’ la fiesta, entonces ya no pagaba matar gallinas,
tocaba comprar un chivo y después, tocaba era una res porque ya era más harta la
comunidad. Todos ayudaban, uno la papa, otro el arroz, otros el grano, otros la chicha,
cualquier cosa que se ofrecía para el acompañamiento. El chivo ese sí era pa’ todo el día,
408
Juan Nepomuceno Cortés C y Joaquín Aristóbulo Munevar R 409
José Heliodoro Cortés C 410
Andrés Cortés C 411
Alcibíades y Pureza Robles
167
pa’ jugar tejo y tomar chicha, eso madrugaban y lo despescuezaban y primero que todo
echaban la cabeza a cocinar, y ya estaba la cabeza del chivo cocinada pa’l mute del
desayuno que era a las nueve; el almuerzo, chivo con costilla asada, papa, y chicha; y se
seguía todo el día en la fiesta, apenas uno se retiraba tantico por allá será que a ver un
animalito, y no se demore pa’l juego de tejo y así la pasábamos”. 412
“Bailaba uno al son del tiple, las muchachas muchas veces lo perseguían a uno porque
el hombre era sencillo, no era de esos alborotados; hoy por ejemplo, un hombre le dice
cosas muy importunantes a una señora, las muchachas le decían a uno: yo lo quero a
usted, eso era muy distinto a lo de hoy, las muchachas de hoy son cuánta plata tiene, hoy
no hay respeto”. 413
Fiestas religiosas
Fiesta de San Isidro 414
“Antes era muy concurrida, se amontonaba el maíz ¡y harto!, y eso se formaban buenas
huertas en la plaza; ahora ya poco maíz se lleva a la fiesta pues todo ha cambiado, por lo
menos la mayoría de las veredas ya no cultivan; por decir, esto de la Sabana apenas son
412
Eloy Pineda q.e.p.d. 413 Manuel Rodríguez
414
Esta fiesta es un claro ejemplo de sincretismo o superposición de creencias de origen indígena y
español, donde además se combinan lo sagrado y lo profano. En el pasado los muiscas realizaban
fiestas y rituales especiales para propiciar la fertilidad de la tierra. Con la llegada de los españoles,
y como resultado de un largo proceso de evangelización, las deidades tutelares muiscas son reemplazadas
por San Isidro Labrador, buscando con ello los indígenas y campesinos una buena cosecha. En Villa de
Leyva, las comunidades de las distintas veredas ofrecen sus huertas con lo más representativo de sus
productos, en la plaza principal. Es característico la ofrenda con maíces de todos los colores. San
Isidro , ataviado de campesino, es expuesto frente a la iglesia y sobre su ruana se clavan, con alfileres,
billetes. Después se lleva a cabo una procesión por toda la plaza con la imagen del santo. Al final las
huertas son rematadas por el cura de la parroquia y el dinero se tributa a la iglesia con el fin de
solicitar mejores cosechas.
En 1621, a causa de los veranos y las plagas de langosta, se adopta como patrono a San Isidro
Salvador. “ …en Cabildo abierto los Presbíteros Melchor Ramírez de Figueredo, Juan de Otálora y
Bernardino Domínguez de Figueredo y mucha gente: el Vicario Cura exhortó a suplicar a Dios y a
poner un abogado celestial. Y llamados los Padres de los Conventos de San Agustín y San Francisco…se
echaron cédulas en un jarro de plata dorada con los nombres de los santos…y el niño
Hermenegildo, de seis años, sacó la cédula de San Francisco, y una segunda de San Raimundo, y
una tercera de San Isidro; y vueltas al jarro, el mismo niño volvió a sacar, y salió la de San Isidro ,
que fue aclamado por Patrono y abogado, y se comprometieron a su fiesta anual. En 1622, José
maestro escultor de Tunja, se obligó a labrar la imagen de San Isidro en aliso y cedro socavado por
detrás, grabado y dorado, vara y cuarta de alto sin la peaña, por 230 arrobas de harina buena”
(Actas del Cabildo). (Fuente: Fr. Alberto E. Ariza: La Villa de Nuestra Señora de Leiva)
168
casa quintas de gente de otro lado, entonces esa gente es poco el siembro que hace, y
debido a eso ha mermado mucho la concurrencia de las huertas de las fiestas de San
Isidro, yo no he faltado pero ahora hay poco que llevar”. 415
“Todos traíamos maíz, trigo, alverja, ají, cebada, caña dulce, tomate chiquito que casi
está por desaparecido; al sacerdote se le daba un sombrero y una ruana y hasta veinte
pesos del remate, que entonces valía unos cuarenta o cincuenta pesos”. 416
“Era una fiesta muy pomposa y traían, a veces, hasta banda para que tocara en la fiesta;
llegaba siempre harto de comer: harto maíz, trigo, cebada, yuca, de todos los cultivos; se
hacían las huertas y se cruzaban por remate, y esa plata la invertían para la fiesta del año
entrante”. 417
“Se traían banda de Chiquinqurá o de Santa Sofía, y hacían procesión de San Isidro por
todo el pueblo y las huertas, unas seis o siete, eran muy abundantes: sacaban conejos,
patos, gallinas, maíz, papa, yuca, de todo; una huerta valía plata”. 418
“Muy bonita la fiesta con yunta de bueyes, su arepa grande, su maíz en redondo, las
huertas, el calabazo de guarapo, chicha y el pote del ají; salía un maíz blanco, otro
pintao, otro coloradito, otro como café; no hacían sino dos o tres huertas máximo, eran
grandes pero no valían mucho; hoy sí”. 419
“San Isidro era con su terciado y sus buenas arepas que le hacían, y su ají y su sal pa’
moler ají y comer mogolla. Las huertas eran de cinco o seis cargas de grano, garbanzo,
alverja, haba, fríjol, maíz, trigo, cebada; de todo eso se le traía y animalitos, una gallina,
un pollo, un chivito, una ovejitas y hasta terneros”. 420
“Resulta que Jesucristo le dijo a San Isidro: usted es un desobediente, usted no va a
misa; y San Isidro le contestó: Patrón, yo no voy a misa pero rezo al pie de un árbol;
trabajo en mis finquitas. Por cuentos rutinosos e increíbles que se dieron, fue en estas
vegas donde estuvo San Isidro y hay una parte donde puso el pie: cerca a la escuela de
Gachantivá viejo, y ahí está la huella de San Isidro, una patica chiquita; y un viejo
borrachón de esas fincas, decía: yo vi a San Isidro aquí pasar. La mayor parte de los
santos fueron españoles, vinieron al territorio de las Indias de la Nueva Granada, hoy ya
el país colombiano, en el tiempo de Alfonso II”. 421
415
Eloy Pineda q.e.p.d. 416
José Heliodoro Cortés C 417
Ananías Cárdenas 418
Jesús Neira 419
Anastasia Aguasaco 420
Marco Tulio Aguasaco 421
José Heliodoro Cortés C
169
La fiesta hoy422
“Para los preparativos de la fiesta, se le avisa a toda la gente de la vereda que traiga
lo mejor que pueda de la huerta, luego el padre viene y remata y se le da la plata para
la parroquia. La fiesta de San Isidro se ha empobrecido, la gente ya no siembra el maíz,
el tiempo no se porta bien y la cosecha se da poca porque la tierra se cansó; pero la
gente colabora, cada uno coge su puchito de maíz o apartan tomate, curuba, o también
plata y se viene para la plaza a ofrecérselo a San Isidro, el patrono de las huertas;
siempre que vamos a sembrar le pedimos: San Isidro que la cosechita se dé, por eso
viene uno con todo el gusto a ofrecer las ofrendas que hay. Mi abuelo, Julio Suárez,
que murió de ciento cinco años y era un líder en la vereda, contaba que antiguamente
no se sembraba con líquidos químicos, que solo se utilizaba abonos orgánicos y se daba
mejor la cosecha, ahorita los líquidos han dañado las tierras”.423
“Con la edad que tengo, noventa años, siempre he venido a la fiesta; ahora le
traemos a San Isidro lo poco que hay, ya no se agriculta trigo ni cebada porque no hay
quién trabaje, todos se han ido. La fiesta de San Isidro es la devoción del agricultor,
la costumbre de nosotros es pedirle a Dios y San Isidro, hoy le traje un poquito de maíz
pero, antiguamente, se traía más mazorca y la procesión era más solemne”. 424
“La fiesta ha sido maravillosa, antes era con más lujo y ahora se ha reformalizado;425
en año y año esto se ha desmejorado; y ojalá el santo bendito, San Isidro, nos ayude
porque esto está mal. Aquí le pedimos pa’que la cosecha sea buena, pues todo el año
agricultamos pa’ tratar de sacar algo del trabajo que uno trajina todo el año: ayuntar la
yunta de bueyes y propenderles el arado y arriarlos desde las siete de la mañana hasta
las cinco de la tarde, dele pa’llá y dele pa’cá, con el echandero regando las semillas a la
pata de uno. Lo primero que hacemos al sembrar es encomendarnos a San Isidro, porque
él es el que primero nos ayuda para darnos el pan de cada día; pero hay veces que el
tiempo no nos ayuda para el trabajo en los campos, este año están muy pobres las
huertas y hemos dejado de sembrar sementeras. Antiguamente, recogíamos grandes
cupos de maíz pa’ llevar a vender a Tunja; hoy no lo hacemos porque están formando
potreros para ganadería, está cambiando el uso de la tierra. Yo fui nacido en la vereda
de Capilla, tengo setenta y cuatro años, mi padre fue arrendatario de Teodolindo
Rodríguez y, después, de Campo Elías Rodríguez; yo lo fui a remplazar en la obligación,
nos tocaba ir a pagarla de lunes a sábado, al valle del Santo Ecce Homo y a Aposentos; y
en esa época en la vereda, se sembraba maíz y en pocas parcelas trigo, todavía no se
sembraba papa, para sembrar se hacía una rocería de monte y a un tiempo que estaba
seco era meterle candela, regar semilla de cebada y traerla a vender a la plaza de
mercado”. 426
422
Noviembre del 2000. 423
Gabriel Suárez, Vereda Llano Blanco 424
Antolino Avila, Vereda Sabana 425
Reformado, cambiado. 426
Eusebio Reina, Vereda Sabana
170
“La fiesta, enantes, era mejor porque trabajábamos más en agricultura y la otra cosa es
que, como algunos han cambiado de religión, ya no creen y no traen la huerta; la fiesta
era más abundante y más alegre, las huertas eran inmensas y valían buena plata, eran
más de diez cargas de maíz. En la huerta que hoy se trae se nota mucho el cambio, ya
casi no viene nada; además, la gente ha cambiado en la vereda, se han ido y ha venido
otra gente”.427
“La fiesta se ha desmejorado porque el tiempo ha cambiado mucho, hay mucho verano;
también ya no hay gente que trabaje la tierra y, además, ya no se trabaja porque cuestan
mucho los abonos, los líquidos, y la gente coge pa’ los pueblos, pa’ las ciudades a
conseguir otros trabajos: en albañilería, de policía, de lo que sea”. 428
Fiesta del Carmen 429
“Hablar de la Virgen del Carmen es lo mismo que hablar de la llegada de los
españoles, porque de las vírgenes que ellos trajeron, la de la devoción más popular fue
la del Carmen, cuyos verdaderos propagadores fueron los devotos anónimos que eran
los conquistadores, los sacerdotes y los religiosos. En Villa de Leyva, hay que unir esta
devoción a la presencia de las carmelitas, que llegaron desde 1645, y fueron las que
con su presencia la sostuvieron y difundieron y, poco a poco, fue extendiéndose a los
pueblos y departamentos vecinos.
Nosotros, los carmelitas, como llegamos apenas en 1911 cuando ya se tenía esta
devoción, lo que hemos hecho es ayudar a mantener la tradición recibida. En nuestro
pueblo se ha tomado a la Virgen del Carmen para los momentos difíciles de la vida,
como la agonía, para el bien morir; la han tomado como patrona de los trabajos que
lindan con la muerte: los bomberos, los policías, el ejército y, sobre todo, ha sido
característica de los choferes, los transportadores, -y por esto es en Colombia donde
hay más vírgenes quizás a lo largo de carreteras y caminos-, y son los transportadores
de Leyva quienes organizan, como desde 1960, la celebración de su día, el catorce de
julio, con desfile de carros, fuegos pirotécnicos, la banda de música y la fiesta cívica,
y traen a bendecir los carros.
Me ha tocado ver la evolución de la fiesta desde 1945, al principio era netamente
religiosa y por eso se acababa el día dieciséis con la procesión, pero luego se transformó
en una fiesta cívico-religiosa. Los promeseros venían con anticipación, dormían en
las calles, en los carros, donde pudieran, y pasaban la noche cantando al son del tiple,
el requinto y la guitarra, cantando coplas de la vida sentimental y afectiva del pueblo
boyacense. En aquel entonces, era famosa la misa y procesión con el obispo, era una
misa muy pomposa. De acuerdo con la tradición, el día quince sale la Virgen -una
Virgen muy recogida y bella, que las madres guardan y veneran durante el año- y, a
la salida del monasterio, un hijo del pueblo de la Villa, le habla a la Virgen en nombre
427
Campesino de la vereda del Roble 428 Campesina de la vereda del Roble 429
Fiesta patronal de Villa de Leyva. Se celebra del 13 al 16 de Julio.
171
de todos; el día dieciséis viene la misa y la procesión en que la Virgen da la vuelta al
pueblo y el diecisiete, es la entrega cuando la Virgen regresa de nuevo al monasterio y
queda guardada hasta el año siguiente; en ese momento todos quedan tristes, como si
hubieran perdido una madre y el peregrino ya no quiere sino regresar. Hay una tradición
de la fiesta que son los cargueros, es algo muy antiguo, y son sólo hombres de familias
del pueblo que, aunque se hayan ido, vienen cada año a cargar y al morir uno de
ellos, le cede el derecho a su hijo mayor; no dejan acercar a nadie, son como veinte, y las
madres les dan de regalo, fuera de el escapulario, la flor de albahaca que ellas cultivan
durante todo el año y la llevan con mucho respeto.
La fiesta ha cambiado, ahora es cívico-religiosa, y lo cívico atrae mucha gente por el
espectáculo: feria del tiesto, encuentro folclórico, bailes etc; la fiesta religiosa se ha
simplificado y los peregrinos ya no acuden la víspera, sino que salen desde las dos
de la mañana para llegar a eso de las nueve y media, y regresar hacia las cuatro
de la tarde el mismo día; sigue el fervor de venir desde pequeños, a uno le dicen:
Padre, recíbale la misa al niño porque él viene por primera vez; el peregrino no
viene más que a lo religioso, no se queda a lo cívico; oyen la misa, comulgan, dejan
pagada una misa para que se la celebren, y luego se toman unas cervezas, comen
algo y se van; es un rito de toda la familia y traen los recados de los vecinos que
no pudieron asistir y, entonces, hay que darles un testimonio para demostrar a los
que quedaron, que si cumplieron con el encargo. Ellos compran sus recuerdos para
llevar a las casas: dulces de Moniquirá, alfondoques, bocadillos, y los recuerdos que
se les dan en la iglesia.
La peregrinación recuerda a las bíblicas, nadie los llama porque no se hace propaganda,
vienen desde Venezuela, los Santanderes, Boyacá y Cundinamarca, los departamentos
promeseros de Colombia, y por eso el pueblo cundiboyacense va a todos los santuarios,
a Chinavita, al Cristo de Viracachá, Chiquinquirá, y uno de ellos es el de la Virgen del
Carmen, la Señorita del Carmen o La Mechudita como la llaman cariñosamente, y
que no es Mamá Linda, que para Leyva es la Virgen Renovada del Rosario; pero
acá se conoce es la devoción del Carmen que llega a reunir unas cuarenta o cincuenta
mil personas, en la plazuela del Carmen y calles adyacentes; aquí el turismo no existe,
es el puro pueblo con sus penas y alegrías, con sus silencios, pues el promesero no
habla, viene y regresa en silencio, no es dicharachero y sólo ahora está hablando un
poco, y únicamente va a lo religioso. La peregrinación es familiar, religiosa, y recoge
las esperanzas del pueblo que durante el año, trabaja para hacerla; es el acto más
grande que realiza la familia al año; esta modalidad de peregrinación no existe en
ningún otro departamento pues acá la promesa es toda una institución y en el pueblo
cundiboyacense es lo que más define su cultura, una cultura religiosa, de promeseros
y de peregrinos”. 430
“El origen de la fiesta del Carmen propiamente no lo sabemos, pero es lógico
considerar su origen con el establecimiento de las monjas aquí; se presume que desde
que llegaron las monjas, se intensificó al menos si es que existía alguna devoción a la
Virgen del Carmen. Es curioso que la devoción a la Virgen del Carmen se ha extendido
430
Enrique Uribe, padre Carmelita
172
por todo el mundo, no por los carmelitas, sino por todos los conquistadores. Se dice
que Cristóbal Colón, Martín Alonso, llevaban el escapulario; son tradiciones”. 431
“Las fiestas del Carmen son las tradicionales de la Villa, se iniciaban el diez de julio y
terminaban el veinte de julio; eran unas fiestas muy divinas: con tiple y un asunto
llamado pandereta y guacharaca; para el toreo no hacían barrera sino que se cerraban las
esquinas de la plaza, echaban cuatro toros ahí y todo mundo toreaba, no era corte de
oreja, ni le hacían ningunos agravios; esa era la diversión de la Villa de Leyva y a reírse,
que golpió a zutano, que golpió a fulano.
La Virgen del Carmen eso era muy respetuoso y mucha plata cogían los curas del
Carmen, los carmelitas, que llegaron en 1911, y que son los que están representando
cada año a la fiesta de la Villa de Leyva. Por la devoción a la Virgen, venían gentes de
todas las partes de la república; los que venían de Mogotes, de San Gil, de Málaga,
aseguraban sus bienes a sus hijos, hacían títulos, escrituras, por si ya no regresaran
porque era muy larga la peregrinación. Hoy no dura la fiesta sino un día porque ya hay
fiestas, el dieciséis de julio, en Toca, en Samacá y en varias partes; y por eso han
perdido la credulidad los promeseros: que Virgen allá y Virgen en toda parte, ya no
viene nadien a fiestas y, lo segundo, por la inseguridad.
Los cargueros de la Virgen eran los señores Borrás, don Manuel y sus hijos: José del
Carmen, Tito, Manuel, Miguel, después murieron ellos y siguieron sus nietos; ellos
tienen su trayectoria, eso es muy bonito. Las novenas se hacían en la iglesia; ahora, es en
las casas, y decía la gente que para la procesión del sábado de la Virgen, como allá son
dos estatuas, una que es revelada y otra, cada siete años sale la principal”. 432
“Soy alcalde de la fiesta y me toca lo de la banda, fui fundador de la fiesta del
transportador junto con ocho personas más, por ahí como en mil novecientos sesenta y
cuatro, debido a que uno de los transportadores se accidentó un 14 de julio viniendo de
Santa Sofía, y entonces le ofreció una misa a la Virgen del Carmen. Vino aquí al único
taller de mecánica, que era el de Agustín Neira, y como siempre la tertulia en la
mecánica, invitó a los unos y a los otros y fuimos a la misa; y luego, como costumbre
que no falta, a tomarnos unas cervezas y empezamos a decir que porqué no hacíamos
algo más; nos organizamos, reunimos para echar una pólvora en la misa y así nació la
fiesta del transportador. Cuando llegó el padre Beremundo, se nos alió a la celebración,
entonces la fiesta ya pasó de las misas al rosario, sacábamos una estatua de la Virgen del
Carmen, en el jeep de Robertín, un monumento chiquito adornado con flores y cinticas,
y hacíamos la procesión; después el cura empezó a invitar a sus amigos, resultamos con
corridas de toros, y se agrandó la fiesta; y es la única fiesta que se hace antes de hacer
las vísperas. Ahora ya no hay tanto carro, antiguamente venían de Sáchica y Suta y
hacíamos una sola fiesta, ellos no la celebraban; ahora la celebran en todos lados”. 433
431
Rafael Eugenio Mejía 432 Noe Leví Cortés C 433
Gregorio Rodríguez
173
“La fiesta de julio es la que tiene más potencia, la más mencionada. En ese tiempo era a
visitar la Virgen y a tomar chicha, y como había la chichería, eso era ese gentío a caer al
suelo,¡sírvame tantas copas!, y tomaban y cantaban canturíos; siempre llegaba harta
gente de varias partes, y puay se ponían a dormir en la calle. Hacíamos promesas,434 una
salve a la Virgen pa’ que nos diera la salud; se encomendaba cualquier cosa que uno
necesitara, era ir a cumplir con un deber”. 435
“Antes de pasar la carretera, por ahí del veinte pa’delante, llegaba tanta gente
caminando, a pie con los avíos encima de las mulas, los piscos y las ovejas colgando,
que decían que venían desde Venezuela, de Bucaramanga, y alquilaban una casa o una
piecita pa’ dormir y duraban ocho días aquí en fiestas. Habían unas tiendas de chicha en
la calle Caliente; eso iba uno a tomar chicha buena, pero con cinco vasos ya estaba uno
durmiendo la borrachera; las señoras ponían toldo, la gente se divertía; y después del día
de la fiesta montaban en sus bestias que traían y daban una vuelta de plaza, como cien
personas gritando a las fiestas, y se iban. Desde cuando era pequeño, todos los años he
venido a fiestas a la Villa de Leyva: a misa de cinco al Carmen, y a veces me quedo a la
procesión”. 436
“La fiesta era divina, llegaban mil tiples aparte de los requintos, la gente que más
concurría era de Puente Nacional, Vélez, Guabatá, Bolívar, San Benito, El Loro; ellos se
venían a lomo de mula cuatro días antes. La procesión era un recorrido por todas las
calles y había cantos y oraciones; venían unos a la Virgen, y otros ni se acordaban; eran
cuatro días a cantar, bailar y tomar, presentar los caballos y torear, y para irse la gente le
pagaba las mandas y compraba sus escapularios”. 437
“A las fiestas de la Virgen del Carmen venía mucha gente de Pamplona, del Socorro,
de distintas partes de Colombia. Los curas hacían su novena muy linda, y recité muchas
veces a la Virgen en las novenas, eran recitaciones que nos enseñaban las monjas. Se
hacían los rosarios, invitaban al obispo; los curas traían a los candelarios, de La
Candelaria, a cantar las salves y las misas; y unos señores de Chiquinquirá, que los
llamaban Los Arturos, y una señorita de aquí, Rita Villamil, que tenía una voz preciosa,
venían a acompañar a los curas a la fiesta, a cantar el rosario y las misas; y los
sacerdotes salían a dar comunión en la plazoleta porque la iglesia se llenaba. Eran las
calles todas llenas de gente promesera, traían caballos y bestias, y por ahí las gentes
daban posada, o venían también a los hoteles: el de la señora Emperatriz de Retis, en la
plaza principal, y el de Sara, Rosa y Manuel Antonio Castellanos en la casa que hoy es
de Alejita Morales. Los señores cargaban el pabellón mayor y las señoras, los
estandartes; esos estandartes tan lindos que vestían las monjitas, con sus cintas, la
imagen de la Virgen o un pabelloncito; y las gentes principales de Leyva salíamos a
llevar las cintas en la procesión. Eso se acabó porque las señoras de Leyva como que se
retiraron, ya la juventud fue distinta, y entonces sacaban los estandartes y no había quien
434
Promesa o “manda” 435 Eloy Pineda 436
Manuel Rodríguez 437 José Heliodoro Cortés C
174
los recibiera, y tenían que dárselos a los pasajeros, a los que llegaran y por eso los
quitaron; pero todo era muy lindo, muy emocionante”. 438
“Las fiestas del Carmen eran muy lindas antes, ahora no; veníamos a las novenas y a
las seis media de la tarde cogíamos pa’ la casa; pero no se oía de nada, no era gente de
mala condición, se podía caminar toda la noche y nadie lo atajaba, nadien lo salía a
perturbar. ¡Tan felices que nos hallábamos que mi mamá nos trajera a la novena!, en la
iglesia oía uno todo con devoción con muy buena gentileza, hoy cualquier murmullo se
oye distinto; y en las calles, harta pólvora echaban; y la gente se quedaba a tomarse una
copita y a cantar y a bailar, tocar tiple; venía gente de por allá, de otras parte, a pagar su
promesa y esa gente era muy divertida, cantaba, bailaba guabina, todo lo más, torbellino,
joropo, el tres”. 439
“Antiguamente no había sino únicamente la fiesta del Carmen, era la más importante, y
se hacían las festividades en el atrio de la iglesia; ahí las gentes se ajuntaban, echaban
sus pólvoras, ¡y a tomarse su vasito de chicha!, hacían sus cantos, sus guabinas
tradicionales de la época, y seguía la ceremonia”. 440
“En las fiestas del Carmen, las fiestas patronales de julio, era mucha diversión, mucha
pólvora, mucho toreo, mucho personal; muchos peregrinos de todas partes venían a
pagar promesas: de Saboyá, Moniquirá, Puente Nacional, Bogotá, Chiquinquirá; se iba a
la misa, confesarse y comulgar. La fiesta era la fe en la Virgen y el gusto de ver bastante
gente, bastante alegría, bastante ambiente. Todo eran bellezas en la plaza principal,
mucho baile, mucho canto; ahora es al son de disco y todo grabación”. 441
“En esa época repicaban las campanas no solamente en el Carmen, sino también en la
catedral, los curas dominicos ayudaban a los carmelitos con repiques de campanas para
la procesión para que se oyera más amena y más alegre, más emocionante la fiesta, y
ahora ya ni repican. Venía mucho promesero, venían de Santa Sofía, de Moniquirá, de
Bogotá; podía uno pasar la noche con la boca abierta mirando a la gente tocar y cantar
guabinas, mucha música de cuerda; eso era un patrimonio cultural la cosa más divina
que había, pero hoy ya no existe. A la fiesta ya no viene casi nadie, se ha perdido mucha
fe; lo primero, por la situación muy cara; y lo segundo, por la creencia que se va
perdiendo a pesar de que los padres carmelitos son más concretos en la fiesta y buscan
más la armonía y toda esa cuestión”. 442
“En el parque de Nariño paraban toldos donde vendían guarapo y chicha y eso la gente
era baile y tome chicha, y había toreo en la plaza mayor”. 443
438
Aura María Borrás de Páez 439 Anastasia Aguasaco 440
Ignacio Fitatá 441
Adolfo Velásquez 442 Jesús Neira 443
Marco Tulio Aguasaco
175
“De Moniquirá, mi padre traía miel a vender para las fiestas de julio; venía harta gente,
había harta música; habían dulces y puestos de reliquias que traían de Chiquinquirá, la
loza de Ráquira, canastos, todo eso”. 444
“Vengo a la fiesta cada año, desde que se principia hasta que se acaba; la fe en Dios
primeramente, y la Virgen del Carmen por la sencilla razón que Ella nos ampara y nos
favorece a todo momento, me voy a trabajar y me va divinamente porque soy devoto a
la Virgen; aquí a más tardar, cada seis meses vengo a pagar salves y misas.
La fiesta antes era brillante, la gente no cabía en el pueblo y se quedaba en toldos o en
los camiones en que venían; en la plaza grande hacían un circo de toros y eso era visible
para todo mundo y ahí nos divertíamos mirando; había una toldería pero grande en ese
tiempo, cuando se vendía la chicha; eran coplas y un canturío al estilo puentano, y al son
de las músicas bailaba la gente el joropo, la rumba, la guabina y el tres”. 445
“La tradición de botar flores a la Virgen la inició Beatriz de Rico, porque el papá de
ella fue el jardinero especial de las monjitas; antes no había, no se le pagaba a nadie, y
solamente entraban las personas especiales porque ellas eran de clausura, y mi abuelo
fue durante cuarenta años el jardinero sin cobrar un solo peso”. 446
Romerías y Promeseros447
“Los promeseros de antes eran de pueblo a pueblo; conocí las grandes brigadas de
gente, de pa’rriba y pa’bajo, en los caminos de herradura que eran los del promesero, por
allí venían caminando los ocho días como nos contaban que venían desde el oriente de
Colombia y Venezuela, las cabalgatas de Chiquinquirá, tropas hartísisimas de caballos y
mulas. La gente venía ya un poco agobiada por el camino, los que montaban en bestias
eran los papaes y los hijos a pie; y se quedaban en esos portales de la plaza principal,
que eran tiendas de guarapería, y eso eran tendalones de gente: tienda puay la ruana y
otros en el suelo; vivían la noche y seguían su camino.
444
Heroína Cortés Abril 445 José Ignacio Gil. 446
Jorge Rico
447
La Romería es una de las expresiones culturales más arraigadas en algunos sectores populares de
Boyacá. Son peregrinaciones religiosas “que se hacen por devoción a un santuario”. Estas vienen de
las romerías españolas y de las peregrinaciones indígenas, como las de los muiscas al templo del Sol
en Sogamoso, o a los lugares donde se celebraba la “corrida de la tierra”. Entre las romerías más
importantes, en Boyacá, encontramos: a la Virgen de Chiquinquirá, entre el 22 y el 30 de diciembre; a
la de Monguí, a la Virgen Morena de Güican, a la Virgen de Chinavita, a la patrona del Valle de
Tenza, a la Virgen del Milagro en el Santuario del Topo, en Tunja, a la de Tutazá, a Santa María la
Antigua en Nuevo Colón, a la Virgen de La Candelaria en el desierto de La Candelaria, a Nuestra
Señora de la “O”en Morcá, al Cristo de los Milagros en Sátivasur, al Señor de la Columna en Tunja
y a la Virgen del Carmen en Villa de Leyva.
176
Yo fui un gran caminante en creencia, creo mucho, el arrepentimiento que viene es
espiritual. La promesa a Chiquinquirá la hice, tenía fe porque a los primeros, como mi
papá y mi mamá, les gustaba mucho la oración, el rosario, y así lo enseñaban en la
creencia a uno; la promesa mía se hacía era en actividad que es ir a Chiquinquirá; yo
hacía el propósito entre la semana pero no se me quitaba la idea de que se me llegara el
domingo pa’ irme a la ciudad de Chiquinquirá; era cumplir una devoción, entonces iba
y daba mi descargo, me devolvía por la misma tarde, o duraba un día o dos según la
cantidad de gente que fuera, y me ajuntaba con más promeseros; a La Candelaria
también fui, eso ya fue moderno”. 448
“Una vez vine hasta a pie, me trajeron unos amigos de promesa por aquí, vine por el
camino de Samacá, eso llegaba uno cansado; duraba la fiesta unos dos o tres días, eso
veníamos y se trasnochaba la gente, era tome chicha y baile. Hace mucho tiempo vengo,
por lo menos unos cuarenta años y más, y vengo con la familia, y siempre pido a la
Virgen que me dé la salud para yo y todos mis hijos; todo le pido y me ha concedido.
Ella me ha hecho varios milagros, como estar en la casa y llegar unos bandidos, esos de
cuenta común, a meterme pa’ dentro de la casa y que les entregara lo que había; y yo lo
que hice fue pedirle a la Virgen del Carmen y entonces ya se fueron y no me robaron
nada, y por eso siempre vengo a verla cada año”. 449
“Cada año venimos a pagar promesa a la Virgen del Carmen, a veces venimos sólo
por el día, le pagamos una manda a la Virgen pa’ que nos ayude y nos socorra; venimos
a pedirle a nuestra Madre Linda del cielo, que nos ampare y nos favorezca y que nos dé
la paz .
Venimos desde hace más de veinte años, y hubo un tiempo en que si nos quedábamos
acá y pedíamos posada, pero ahora venimos al diario porque la plata no nos alcanza; le
pedimos a la Virgen que nos ayude y nos perdone y que nos dé nuestra salud, Ella nos
ayuda y nos protege bastante”. 450
“Venía de Jesús María, Santander, de donde soy oriundo, y vengo por devoción a la
Virgen del Carmen que me ayudó con un niño, hace cuarenta y siete años, y desde eso
vengo todos los años a rezarle: primero venía con los amigos, después con los hijos, y
ahoritica estoy viniendo con los amigos, los hijos y los nietos. Veníamos a caballo por
Puente Nacional, Santa Sofía y de ahí a Leyva; era un camino real, como todos los
caminos de esa época tremendamente malo, barrialoso, y las bestias se iban hasta la
cincha. Cuando veníamos a fiestas se traían los perros, las escopetas y las carabinas y se
hacía la cacería, y alguna vez metimos el venado al pueblo, eso era un entusiasmo
tremendo, los perros ladrando y el venado corriendo. En un principio nos quedábamos
una semana, y cada familia traía un piquete que se utilizaba para las tres comidas del día:
yuca, auyama, plátano verde, arracacha, costilla de cerdo... Íbamos muy devotamente a
la misa de ocho o nueve de la mañana, y después nos dedicábamos a tomar cerveza en
cualquier tienda, y por la noche más cerveza y música naturalmente, porque había un par
448
Félix Torres 449 Abraham Hernández 450
María Briceida Hurtado, promesera de San Pedro de Iguaque
177
de compañeros que tocaban el tiple y el requinto muy bien; las coplas eran muchas con
picardía, pero picardía decente y muchas tremendamente groseras, que abismaban a la
gente, pero la gente se aguantaba y nadie se escandalizaba de eso. Se bailaba el tres y
se bailaba el moño y se bailaba torbellino. Al principio veníamos solo los señores,
después ya trajimos a las señoras; comprábamos escapularios, los pagábamos muy bien,
y los llevábamos de regalo a la familia”.451
“Yo soy transportador de papa y lo que llaman líchigo, y siempre vengo a pagar
promesa. La Virgen del Carmen es especial para el transporte, pero se encomienda uno
siempre a Ella para todo, un niño enfermo, un familiar. No fallo cada año y traigo a mi
familia; este año traje a mi abuelo, aprendí la tradición de ellos, y uno se aferra a eso y
se confía ya de la Virgen: cualquier cosita uno se invoca a Ella y le hace el milagrito, a
veces se demora un poquito pero llega. Para el piquete se alistan los pollitos o a veces,
cuando hay más platica, hasta un chivito se mata y viene uno con su comidita y papita,
y la cervecita que no falta. El viaje es especial para pagar la misa o la salve o lo que uno
haya mandado a la Virgen para el bienestar de uno y de la familia; cuando nos vamos,
uno compra sus cositas para llevarle a los amigos: las conservas, los tumes, los
alfandoques, el maní, los tiesticos. Ahora veo más poca gente, no sé si será falta de
dinero, porque de resto gente campesina se ve bastante y bastante turista, que ellos no
vienen tanto por ver la Virgen sino por conocer y mirar porque no creo que esa gente
crea mucho en la Virgen”. 452
“Nosotros, los transportadores, toda la vida devotos de la Virgen del Carmen;
primeramente Dios y la Virgen del Carmen, he sufrido volcadas pero la fe de Nuestra
Señora de la Virgen del Carmen me ha salvado; sabemos que es el dieciséis de julio, el
día que caiga, entonces ya uno hace la proporción de venir, eso es fe. Uno paga su santa
misa, compramos escapularios para mandarlos bendecir, se toma sus cervezas, trae sus
instrumentos pa’ voliar guitarra y pasar un rato tranquilos. Nos quedamos en el camión,
aquí no hay problema de nada, la fiesta es la misma que allá en Carmen de Carupa; pero
mis abuelitos eran personajes de venir a fiestas acá, hace mucho tiempo, y por eso
venimos a Villa de Leyva”. 453
“Vengo cada año a pagar mi promesa a la Virgen, venimos de Toca toda la familia.
Todos los años la misa la pagamos a la una de la tarde, es la misa de nuestros familiares,
venimos por las almas benditas y por devoción, primeramente, a la Santísima Virgen del
Carmen, y pedimos que el Señor nos dé salud y licencia de poder vivir. Antes nos
quedábamos acá, en ese entonces había comodidades para uno demorarse, pero ahorita
no se consigue ni pa’ pagar la salve. La primera vez que vine fue por lo menos hace
setenta años, la fiesta era una belleza, eso había gente en abundancia; mi padre se venía
a pie con todas las cargas de comida y la familia, en ese tiempo eso era a pie y echaba
uno casi el día; pedíamos hospedaje y nos demorábamos ocho días; ahora venimos a ver
la salida de la Virgen y a pagar la misa por la familia y por la tarde nos vamos”. 454
451
Armando Muñóz 452 Humberto Montañés, promesero de Paipa 453
José Hernández, promesero de Carmen de Carupa. 454
Isabel de Jiménez, promesero de Toca
178
“Vengo de Samacá todos los años hace mucho tiempo; en la misa pido que la Santísima
Virgen me dé mi salud y para toda mi familia”. 455
“Le pido a la Virgen que me dé mi salvación porque la salud ya se fue; la salvación de
mi alma,¡el resto vale nada!”. 456
Los cargueros de la Virgen del Carmen
“Aquí se acostumbra que uno es carguero de la Virgen, el quince de julio que es el día
que sale, a mediodía; eso venía de nuestros antepasados que tenían costumbre de festejar
la fiesta de la Virgen del Carmen, la patrona de nuestro pueblo; eran unas familias muy
escogidas, muy especiales: aquí eran la familia Borrás, la Garavito, la Jiménez, los
Madero, los Castellanos… La Virgen salía del monasterio entonando con la banda,
arreglada y adornada con flores y en cada esquina del paso del anda una mata de
albahaca, y siempre se ha acostumbrado que las personas intelectuales den un discurso.
También, a la salida de la Virgen había siete estandartes para las damas de aquí, y era
entre tres que lo llevaban: una cargaba el estandarte y las otras dos las cintas; mi mamá
cargaba el de San José con doña Chepina Rojas, pero eso se acabó por lo menos hace
unos treinta años. Como se hereda por tradición, entonces yo venía de Bogotá a cargar la
Virgen; era solo un día que se cargaba dándole la vuelta a la plazuela, al mediodía. Esa
fiesta sagradamente salía el quince de julio y esa noche eran las vísperas; el día dieciséis
era el recorrido por la población, la Virgen entraba a la catedral y salía y seguía su curso
hacia su iglesia. Venía mucha gente de todas partes, y los feligreses pagaban sus salves
porque eso era, y se establecía la venta de los escapularios, una industria de las monjas
que los elaboraban muy lindos, y todavía queda esa costumbre. La Virgen entraba
siempre el diecisiete de julio, después de la misa mayor de las ocho de la mañana que
era la de los cargueros. Había pólvora y castillos y, una vez que entraba la Virgen, se
terminaba la fiesta. Venía mucha gente de Santander a sus promesas, eso era bello, las
comparsas con sus cantas, sus coplas, la música era una costumbre que daba alegría a la
fiesta”. 457
“La fiesta más importante de la Villa es la de la Virgen del Carmen; y los cargueros
nos sentimos orgullosos paseando a la Virgen por las calles del pueblo, diciéndole, a
Ella, el orgullo y la alegría de tenerla entre nosotros. Como cargueros, hemos llevado
toda una tradición de más de cien años poniéndole el hombro a la Virgen; pero el
carguero no es solo aquel que pone el hombro, el carguero también da ejemplo de amor,
afecto y respeto hacia los demás, tiene que tener esa filosofía; y por eso, le ponemos el
hombro a la Virgen todos los años con nuestros anhelos y alegrías, ese es el carguero de
la Villa y de los pueblos circunvecinos. La albahaca que las monjitas nos regalan todos
los años, nos alivia en todo lo que le pedimos a la Virgen y nos ayuda con la agüita
aromática, que tomamos todos los días. Esta es una tradición que tenemos algunas
455
Dioselina Buitrago 456
Napoleón 457
Manuel Gaona q.e.p.d
179
familias leyvanas y de fuera: Corredor, Borrás, Gaona, Madero, Castellanos, Parada,
Quintero, Rico, Hurtado, de Moniquirá, y muchas otras más; yo inicié y continué por
herencia y lo seguiré haciendo toda la vida hasta que me muera”. 458
“Hace cincuenta y dos años soy carguero y, actualmente, soy el coordinador de ellos;
las monjitas tienen por tradición darnos cada año, como recuerdo de la Virgen, una mata
de albahaca que nos llevamos para la casa y nos sirve como medicamento; una vez
estuve hospitalizado, y las monjitas le dijeron a mi esposa: no se afane porque él tiene
dos pararrayos, la Carmencita, como le dice él, y la Renovada, y en pocos momentos
queda bien; y con esa devoción y ese cariño a la Virgen del Carmen y a la Virgen
Renovada, Ella, me tiene parado aquí, la Virgen me da mucha garantía. Esto viene por
tradición, mis papás trabajaron con las monjitas y yo me crié con ellas; mi mamá les
amasaba el pan y yo permanecía en el convento; ahora son veintiún monjitas en
clausura, ahora ya algunas salen un poco y tienen más libertad, pues, antiguamente, no
se dejaban ver de nadie”. 459
“Mi papá, Julio Corredor, cargó la Virgen toda la vida, yo salí con él a la edad de siete
años, y hace veinticinco que lo reemplacé; desde esa época vengo cargando en el paso.
Todos los cargueros estamos por tradición de padre a hijo. De Moniquirá está la familia
Hurtado, también vienen por tradición. Luis Pereira ha sido siempre el encargado para
que, cuando va a salir la Virgen, la gente no se entre y le cojan el manto o las flores, es
el encargado de cuidarla durante los tres días de la fiesta. Hay una misa especial para los
cargueros, es una misa cantada por las monjitas, el dieciséis de julio. Los cargueros
sacamos la Virgen, le damos la vuelta a la plazoleta y nosotros mismos la entramos; y
desde hace unos tres o cuatro años, los constructores pidieron el permiso de que les
dejaran, el día diecisiete, darle una vuelta por la plaza, pero la entramos los mismos
cargueros de toda la vida. Para uno que es católico, que se encomienda a la Virgen, es
una alegría venir todos los años a cargarla, siente uno un alivio; y aunque es bastante
pesada, si uno mira el peso en la conciencia donde uno se da cuenta si es devoto, se
siente ligera”. 460
“Hace cincuenta y dos años soy carguero, cargué durante treinta y tres, pero estoy
viniendo desde 1937 y no he fallado sino un año; hoy no puedo cargar porque estoy
pisando los ochenta y un años ya, pero los acompaño. Un amigo de Cómbita venía
cargando la Virgen, le pedí que me dejara, y me dijo que si quería seguir, que pagara dos
pesitos para la limosna de la Santísima Virgen y ahí está el diploma de carguero. Las
fiestas son lo mismo de antes; pero ahora toca esperarse hasta el día diecisiete, porque la
fiesta de los ebanistas no se celebraba en ese tiempo, y cuando colocamos la Virgen en
el convento ya nos despedimos y nos vamos.
La Virgen me ha hecho milagros; yo prácticamente soy liberal pero muy católico. Una
vez estaba la política fea y, en Arcabuco, a lo que me vieron se fueron en busca mía
diecisiete personas; yo pegué la carrera hacia Villa de Leyva y pasé el río, y más
458
Victor Forero 459 Luis Pereira 460
Sergio Corredor
180
adelante se me acabó el barzalito y no tenía para dónde coger, entonces saqué el
escapulario, que a mí no me falta, y me lo coloqué en la boca, y dije: Madrecita
Santísima del Carmen,¡cúbreme con tu santísimo manto, una piedra, un tronco,
protégeme de mis enemigo!, y llegaron y pasaron y no me vieron; y yo ahí en lo puro
limpio, es un milagro muy divino”. 461
“Mi papá tiene cincuenta y dos años de carguero, nosotros llevamos unos quince; él
viene todavía y venimos a cargar la Santísima Virgen cada año, sin falta, porque somos
devotos. El diecisiete de julio, todos los cargueros pagamos una misa para Ella, es una
misa templadísima, linda, divina. La fiesta ha cambiado bastante, antes era mucha
multitud de gente, ahora se ha descontinuado un poco”. 462
“Mi papá siempre fue carguero, duró cincuenta y dos años cargando el paso de la
Virgen, mi abuelo duró treinta y ocho años, y hoy venimos con la misma devoción los
hijos, seguimos con la tradición de familia. Al comienzo eran seis familias: Borrás,
Forero, Gaona, Madero y Franklyn, de Villa de Leyva, y Becerra de Arcabuco. Cuando
uno carga la Virgen siente una paz interior, y ese orgullo de llevar el paso de la Virgen;
las monjas nos dan unos escapularios, un manojito de albahaca y una estampa de la
Virgen del Carmen, y se celebra la misa de los cargueros, el diecisiete de julio”. 463
Fiesta de Corpus 464
“El Corpus era con arcos y animalitos: conejos, ardillas, faras, armadillos, se vestían
los arcos con barboja, líquenes y quiches para que pasara la procesión. Esa barboja, que
ahora se está comiendo los árboles, fue traída por mandato para adornar los arcos”. 465
“En cada esquina había un arco con flores, toches, mirlas, bababulles, mirlas negras,
era muy bonito; el mejor altar era el de la esquina del Carmen y el de la puerta de la
iglesia”. 466
“En el Corpus las fiestas eran muy solemnes; se vestían los altares en las esquinas, se
hacían arcos y se ponían animalitos colgando de los arcos”. 467
“El jueves de Corpus, por lo menos más antes, era muy bonito; eso era casi como una
fiesta de San Isidro también. Se llevaban varas de chusque y se hacía un arco en cada
esquina, se le ponían flores y cada uno le colgaba ahí lo que quería donarle al Corpus:
461
Faustino Hurtado, de Moniquirá 462
Familia Hurtado, de Moniquirá, Hermandad de los Cargueros de la Virgen. 463
Gonzalo Franklyn
464
En la fiesta del Corpus Christi se realiza una procesión en la plaza principal alrededor de los distintos
altares en las esquinas, que se adornan con productos de la tierra e incluso comidas, y donde se
representan escenas bíblicas.
465
José Heliodoro Cortés C 466
Anastasia Aguasaco 467
Manuel Gaona q.e.p.d.
181
maíz, arracacha, papa, animalitos, muchas cosas. En ese tiempo las fiestas si eran en la
fecha, había más devoción y uno decía dentro de ocho días es tal fiesta y uno iba, pero
ahora como trasladaron todo eso, si va uno a misa los domingos ya no va más”. 468
Fiesta de la Virgen del Rosario
“La fiesta de la Virgen del Rosario aquí en la parroquia, también era muy pomposa, le
hacíamos sus vísperas y se celebraba el primer domingo de octubre o el último”. 469
Fiesta de San Pedro y San Pablo
Entre San Juan y San Pedro, es un solo estafadero,
las fuerzas quedan sin plata y los gallos sin guargüero.470
“En esa fiesta de San Pedro era la descabezada de gallos; se clavaban dos palos y se
amarraba una vara al través y se colgaba un gallo de las patas, prendido en la vara, con
la cabeza pa’bajo, y uno de los hombres -eso si era reunión de gentes, eso era una
diversión- se venía a toda carrera y ¡pégue el brinco! a ver si le podía coger y quitar la
cabeza al gallo, y otro en una punta templaba el rejo pa’que el gallo se subiera, y si lo
lograba entonces eso era corra con su cabeza, y corran toditicos los otros a la pata del
que había descabezado el gallo. Si lo cogían, era capturado y encerrado por cometer el
delito; ahí en la noche era juzgado y, en castigo, tenía que pagar la chicha o la cerveza
y quedaba encargado de organizar la fiesta el próximo año.
También estaba la descabezada de gallina para las mujeres; se hacía un hoyo y se
enterraba la gallina; la mujer era vendada y, a unos seis pasos, tenía que venir y cortarle
la cabeza a la gallina con un machete. Los gallos y las gallinas sacrificados se comían
en la fiesta por la noche; eso era bonito, era para San Pedro, y ¡ojalá hubiera guarapito
por ahí y chicha!, y cantaban y bailaban, y botaban manotadas de mararayes y ojalá
lloviera, y la gente por cogerlos eso se caían y se aporriaban, pero eso era una diversión.
Esa fiesta terminó como en el cuarenta, esa costumbre ya se acabó”. 471
“Antiguamente en las fiestas de San Juan hacían chicha, descabezada de gallos, a la
gente le gustaba ser mucho fiestera, pero ya las han abandonado. En la descabezada de
gallos eso era poner una vara y colgar el gallo, echaban la rifa, y el que descabezaba el
gallo tenía que salir corriendo, porque si lo cogían lo ponían preso; y era todo ese
lamento del preso en la cárcel y la gente le llevaba chicha, aguardiente, le arrimaban de
468
Eloy Pineda q.e.p.d. 469 Ananías Cárdenas 470
Copla popular. 471
Marco Tulio Aguasaco
182
comer y todo, y cuando lo soltaban salía borracho y quedaba caucionado pa’la siguiente
fiesta, ya era el principal colaborador”.472
“Para la descabezada de gallos, clavaban dos horcones grandes y de un horcón a otro
templaban un rejo bien largo, amarraban el gallo de la mitad del rejo y andaba uno
dándole vueltas y rejo. Era cantidad de gente. Al que descabezaba el gallo, eso lo
perseguían y ¡córrale por allá hasta que lo cogían!; y en una pieza lo encarcelaban, y
estando preso, le arrimaban chicha a lo loco y comida, y el castigo era que tenía que
reponer el gallo pa’la otra fiesta; entonces, después de todo eso de la descabezada del
gallo, era a comenzar el baile, a tragar gallo y a jartar chicha… nada de peleas, nada de
cuchillos; cuando si se ofrecía por ahí un medio disgusto, lo que si se tiraban eran palos,
manga,¡en ese tiempo ni qué machetazos, ni qué cuchillos ni qué tiros!”. 473
“La fiesta se prepara veinte días antes; el maíz se quiebra, lo mejor es la chicha y que no
falte ese día el aguardiente. En la despescuezada de gallos se pone una vara alta y se
ponen los gallos amarrados: viene la gente corriendo a echarle mano al gallo, y los otros
temple y temple el palo, hasta que se reviente el pescuezo del gallo; y ahí se formó la
despescuezada, y ¡échele a la chicha, y corra para acá y para allá!
También se hacía con los piscos, era el pisco ahí enterrado sude y sude, y ahí estaban los
tipos con los machetes; tres, cuatro, tipos bien vendados; y los otros listos con los palos
a no dejar, y después de dos horas y de tomar más aguardiente y chicha, su machetazo al
pisco le pegaban y ahí se acaba la fiesta. La descabezada de los gallos se hace el día de
San Juan, hay partes donde todavía se celebra, para el lado de Gachantivá y de la Peña,
pero acá ya se acabó; era una devoción, invitaban al cura a tomar chicha y a presenciar
las risas, era una especie de deporte. Eran sesenta, setenta personas, llegaba mucha
mujer, mucho hombre, amistades, la fiesta era eso; y comer y canto y baile y amoríos y
toda esa cosa”.474
“La fiesta en la vereda de Capilla se había acabado, pero como desde mil novecientos
noventa y nueve se recuperó. La fiesta la conocí cuando era chiquito, allá en el páramo
de Chaina, eso hace sesenta y cinco años. Las fiestas ahora no son mucho de bonito
como era antiguamente; eso era fiesta más mejor y más alegría, música de tiples, coplas,
baile y chicha”. 475
“Para la fiesta de San Pedro se hacía una procesión pero con banda, en el pueblo no
había descabezada de gallos, era en el campo”. 476
472
Parmenio Pineda 473 Simón Pedro Pineda Igua 474
José Heliodoro Cortés C 475
Samuel Pineda 476
Jesús Neira
183
Fiestas del Ecce Homo
“Eso era en el valle, hoy de Santo Ecce Homo, un santuario que fundó una familia
Masmela; el día cuatro de diciembre era la fiesta, la más numerosa; el ánimo de todo
mundo era de llegar a tomar chicha, cantar, bailar, pero después de las borracheras de
chicha se agarraban a piedra, y por una muerte que hubo se acabó la fiesta de Santa
Bárbara, en el gobierno del general Reyes, en 1896. Todo mundo a pie llegaba, eso era
una romería, venían de los caseríos circunvecinos, no había todavía fundamentos de
pueblos: Puente Nacional, Vélez, Saboya”. 477
Tradición de la Cruz de Mayo
“Para el tres de mayo se hace la cruz, toca coger el laurel ese día y, ese mismo día,
hacer la santísima cruz. El tres de mayo están todas las maticas bendecidas, la hacemos
de laurel porque es sumamente menesteroso para cuando haiga una borrasca, se echa al
fogón un ramito de ramo, una hojita, y ahí ya se calma la borrasca”. 478
477 José Heliodoro Cortés C 478
María Teresa Salas
184
Coplas
“A mí me llaman el cantor de la vereda, pero, ahora ya no puedo cantar porque me
lisié de asma y al sacar el resuello alto me constipo. A mí gustaba tocar y cantar, yo fui
cantador en los portales, ahí cantaba tocando mi requinto todo muy bien entonado, y eso
le gustaba a la gente; tocaba también en las fiestas del Carmen, esas fiestas eran
pomposas, mucha gente lejana de otras tierras que venían a pagar sus promesas, gente
divertida en esos tiempos. Los cantos eran cantas de las mujeres que se ajuntaban,
cualquier cuatro o cinco, formaban un canturío pero eso era hermoso, ahí enredaban los
cantos y la música; ya poco a poco, eso se fue terminando y ya no hay nadie que cante
como un viejo, ya nadie canta, ni nadie baila, y ni un tiple ni nada. Yo estuve en
Gubataca y enseñamos a los de Chipatá y yo saqué una canta de mi cabeza:
Y que conozco Chipatá
y allá la gente es muy buena,
nosotros los leyvanitos
la flor de la hierbabuena.
y todos canten, eso era chirriado en esos tiempos; ya no hay funciones de esas que
valgan, lo nuevo son otros bailes, bailes de parejas; antes, eran bailes de cinco o seis
personas, en redondo, y duraban las gentes bailando; había mucha entretención en esas
fiestas, con eso se demoraba la gente por oír cantar, bailar, tomar chicha y se
enchichaban y a buscar pelea. Lo que más me importaba eran los bailes, cantar y tocar;
yo formaba mis murgas y que se arrimara el personal ahí, y a lo que estaba ya formado
un redondete de gente, entonces, ya tocaba mi música y póngase a bailar. Yo aprendí
solo, de mi misma mente, en Moniquirá toqué con un viejito, Reinaldo Sanabria, él
tocaba el segundo, el tiple, y yo mi requinto, y con mi requinto aprendí mis notaciones,
escuchaba y ya se me quedaba. Yo enseñé a varios a tocar, con uno teníamos de tarea
una esperma de dos centavos, hasta que se acabara esa esperma era nuestro estudio; yo
enseñándole a tocar y él enseñándome a leer. Hasta aquí fue mi historia”. 479
479
Aquileo Peña Rojas
185
“Bailábamos torbellino, música de tiple y de guitarra, antiguamente estudiábamos las
coplitas y las señoras bailaban con una copa de chicha o una cerveza…
¡Ay si la guabina!
si la guabina me lleva
yo no me dejo llevar…
porque la guabina tiene ojitos pa´enamorar.
Si a tu ventana llegara un aire frío,
recíbelo con agrado que es un suspiro mío.
No me digas hasta luego
cuando por la calle vas
porque parece que me dices adiós,
para nunca más.
No digo mi nombre
por no correr mi fama,
usted muy bien sabe quién la quiere,
la estima y también sabe cómo se llama.
Anoche me soñé yendo a misa,
misa de noche no hay,
lo que me soñé
fue cogiéndole a mi chatica el mararay.
Arriba que soy de acero y del mismo guayacán,
a mí no me echan balas ni el sereno me hace mal.
De tan lejos he venido, con el alma en la garganta
solo por venirte a ver, hermosa paloma ingrata.
Del cielo cayó una carta para querernos los dos,
escrita por todos los santos,
firmada por el mismo Dios.
En la puerta de tu casa hizo la perdiz su nido
y yo como que tijera a tu lado he venido.
Para no sentir verano, me metiera entre tu pecho
y hasta ahí mi desengaño.
186
Vámonos pa´alla debajo,
para aquella montaña oscura
donde no nos dé el sereno ni los rayos de la luna.
Joven negro no me gustan
porque matan a traición
porque ellos son los que gozan
de mi triste corazón.
Esta noche me trasnocho y mañana me estoy durmiendo
pasado mañana trabajo y pago lo que estoy debiendo.
Todo lo que nace muere, todo lo verde se seca
son ilusiones perdidas, solo la muerte se acerca.
El hombre que ya se junta con esa que no lo quiere
ya merece cincuenta azotes en el puro misere.
Ayer en la boca del monte
un guache me amenazó,
la vida me la quitaran
pero a Teresita no..
¡ay si la guabina¡
Margarita, Margarita la del río,
vamos a lavar al río,
Margarita, Margarita échese su sobadita,
porque se nos hace el frío…
No me querés porque no te he dado nada,
acordate que te dí una muenda en la quebrada".480
“Las coplas las trae la gente que ha venío acá ¡y yo sin saber leer ni escribir…! las
coplas las decía la gente y se me encaletró, porque a yo escuela jamás me pusieron; era
que en ese tiempo las profesoras le pegaban mucho a los muchachos, y por eso mi mamá
dijo que no nos ponía.
Mi abuela, cuando yo tenía cuatro años, ella salía cantar y me ponía por ahí a limpiar o
pelar bataticas delgaditas, me decía: ay tome mijita, vaya y aprenda, con eso cuando esté
grandecita se ayude; entonces salía ella puay afuera y cantaba sus coplas:
Ay muy de malas yo haber estado con aquel que vino anoche,
enamorado y sin plata y hecho un demonio su toche.
480
Coplas cantadas por varios asistentes a La Casa de Los Abuelos.
187
Y puay decía después, siempre cantando:
Estos muchachos de ahora no saben querer ni nada,
llega a la medianoche y se va a la madrugada.
Asómate a la lomita a ver si trabaja el pión,
trabajando está señora, cargado en el azadón.
Y era recargado en el azadón y el azadón sin trabajar, en ese tiempo como trabajaba
harto la gente, ¡qué máquinas ni qué nada! con bueyes y azadón; lo mismo pa’ sembrar
el maíz era a bordón, se hacía con la punta del palo el hoyo pa’ sembrar.
Cuando voy a Leyva se alegran los leyvanitos
porque soy enamorada y tengo los ojos bonitos.
Cantemos coplas bonitas como por tierra caliente,
no cantemos coplas feas, porque qué dirá la gente.
Estas viejas de los diablos,para mi quinientas leguas,
que hagan un infierno aparte para toíticas esas viejas.
Los muchachos de ahora son como la espina de monte,
que pica y queda doliendo, ah fiero es querer de golpe.
Hace cuatro meses que no voy a Bogotá
y ya se le estarán cayendo las barbas a su papá.
“Y otra copla a lo grosero:
Bonita la señorita que sabe bailar el tres
y con el culo va diciendo: tómalo si lo querés.
Calles empedradas,
adiós muchachas bonitas,
adiós viejas arrugadas.
Yo por eso no quería jugar al naipe contigo,
porque ibas y barajabas ingratitudes conmigo.481
481
Rita Hernández
188
“Los que están aprendiendo no saben la prehistoria de la vida de Villa de Leyva”.
Villa de Leyva está cubierta de cipreses y olivares,
emblema de patria y cuna de notables personajes.
Al pie de un gigante cerro se encuentra la hermosa Villa,
cuna del tercer partido, aquel que fundó Rojas Pinilla.
De la caña sale el dulce, de la uva sale el vino
en esta Villa fundaron el Congreso Granadino.
Leyva es muy notable, piedras y aldeas,
desde allá se ven unas lindas bellezas praderas.
De Vélez el bocadillo, del Puente los guayabales,
de Duitama las manzanas, de Leyva los olivales.
Al pie de una montaña …
el águila real,
uno el general Uribe
y otro el caudillo Gaitán.
Colombia vive de luto, por dos jefes liberales,
uno el general Uribe y otro Gaitán.482
“Mi papá sí sabía coplas, le sacaba pelos a una calavera, no repetía enredos ni nada,
pasaba una noche entera cantando, yo no le aprendí nada a él, pero, memorialmente saco
cualquier enredo y se la acomodo”.
Perdóneme señorita si en alguna cosa he errado
que el tiempo tiene la culpa para habernos olvidado.
Que la vergüenza se perdió y las mujeres la toparon,
pero volvieron y la perdieron, y sinvergüenza se quedaron.
Hay un pajarito azul que se llama picaflor,
yo también quisiera ser el picaflor de tu amor.
En la planta de mi mano,yo quisiera retratarte
pa’ cuando me acuerde vos,alzar al mano y besarte.
Vámonos los dos amiga mía,
unámos su placer a mi dolor,
unámonos como las flores del rocío,
unámonos como los ángeles de Dios.
482
Noé Levi Cortés
189
Entonces los señores visitantes que se venían pa’ la Villa
y cuando llovía tanto, les daba el barro hasta la rodilla.
Una vez en unas fiestas cantaron unos leyvanos
y cantaron unas canciones que hacían bailar los marranos,
y cantaban unos veleños
y cantaban unas canciones que hacían despertar los sueños.
Al doctor Tulio Jiménez le debemos un favor,
que mandó empedrar Villa de Leyva,
cuando fue gobernador.
Cuando me voy para Leyva
parece que voy pal cielo
porque voy a visitar a la Virgen del Carmelo
Por el camino de Leyva dicen que se pisan flores,
yo digo que así será
porque voy a visitar a la Virgen del Carmen
que es la abogada de todos los pecadores.
Cuando me voy para Leyva
me voy lleno de placeres
porque el catorce de julio
es la fiesta de todos los choferes
Que aquí nació Antonio Ricaurte y murió Antonio Nariño,
y de la historia de Ricaurte no me quisiera acordar
porque su famosa estatua se la quisieron robar
y como el señor Cesar los vio, no se la pudieron robar.
En la planta de mi mano
yo quisiera retratarte,
para cuando me acuerde de vos,
alzar la mano y besarte.
Voy a partir sin un recuerdo tuyo
y voy a partir no sé si volveré,
pero te juro por Dios y por mi vida
que ni un momento de ti me olvidaré.
Se acerca la hora de partida,
la triste hora de cruel separación
y antes de darle mi adiós de despedida
le dejo amante mi enfermo corazón.
190
Aquí te tiendo mis brazos,
camina vení acostarte,
sabiendo que yo soy tuyo,
no tenés porque afanarte.
Recordá que me pusites tu brazo de cabecera
y llorando me dijites tuyo soy hasta que muera...
Y recordá que me pusites tus manos sobre las mías
y llorando me dijites que nunca me olvidarías.
Péinese ese pelo niña que le cubra las espaldas,
que parecen grano de oro revuelto con esmeraldas.
Linda cara, lindos ojos, lindo modo de mirar,
linda boca su presita, quién la pudiera besar.
Echele que yo le echaba su manojito de flores,
échele otra florecita que son principio de amores...
Del tronco sale la rama
y de la rama la varita,
así principia el amor palabra por palabrita.
Mata de espino coposo,
mata de arrayán florido,
si no ‘tas comprometida
quisiera ser tu marido.
Y si estás comprometida
adiós que te vaya bien,
si acaso me convidás
a tu luna de miel.
Corazón de palo verde revuelto con colorado,
cómo querés que te quiera habiéndome despreciado.
Corazón de palo verde revuelto con amarillo
y cómo querés que te quiera si no me das tu cariño.
Como jugo de maíz... no la chicha,
es que ese caldito de caña es de mucha fortaleza,
que lo echan pa’ la barriga y se sube pa’ la cabeza
Y ese caldito de caña,nacido de verdes matas
que se sube a la cabeza y se tuntunean las patas
191
Y el que fuera enamorado cásese con la estanciera,
que más que sea de mazamorra tiene la tripa llena.
Y el que quiera matrimonio no se case con centrana
porque le toca llevarle el desayuno a la cama.
Me aconsejan que me case,
yo digo que para qué,
que para pasar trabajos,
solteros los pasaré.
Yo soy el afortunado y más para enamorar,
no quiero mujer bonita porque puedo fracasar.
No tengo para sirvienta ni caballo para ensillar,
a mí me gustan las feas porque me saben apreciar,
porque mueven la cadera
y no se hacen de rogar cuando las saco a bailar.
El primer amor que tuve fue con la niña Carlota,
yo le propuse por chanza y entonces me cogió la flota,
pero no nos pudimos casar porque no tenía ropa.
La ropa de los pobres parece jardín de flores
que son solo remienditos y de distintos colores.
Cuando usted venga a Leyva fíjese pa´ caminar
porque en Leyva hay mucha piedra y se puede trompezar.
Y cuando usted venga a Leyva tenga mucho cuidado,
no se vaya a trompezar porque todo el pueblo es empedrado.
Adiós población de Leyva,
adiós Leyva pedregosa,
adiós padres y madres Carmelitas,
adiós Virgen Milagrosa.
A la Virgen del Carmen le pido con devoción
de que me ampare y me libre de la mala tentación.
Con esta mi triste ruana me atrevo a querer a dos,
beso en una y beso en la otra y¡ah gustos válgame Dios!
192
Yo no soy de por aquí,
yo vengo de Lucifer
a ver si topo una muchacha bonita
pa’ ver si la puedo querer.
Que bonitas estas muchachas,
pero todas son ajenas
y el pobrecito de yo
me consolaré con verlas.
Pues el primer amor que tuve fue con una moniquireña,
ella se iba por el agua y yo me iba por la leña.
Voy a buscar una novia,
pero es cosa de que me convenga,
que me quiera, que me ame,
que me vista y me mantenga.
Es que el padre Beremundo
dice que no son los años ni la vejez,
sino que estas calles de Leyva
son tan empedradas,
que le toca a uno arrastrar los pies.
Mi vida si me querés ha de ser a yo solito,
porque yo soy muy celoso y no quiero compañerito.
Villa de Leyva querida con salidas y entradas,
adiós muchachas bonitas, adiós indias condenadas.
San Luis Gonzaga, flor de pureza
San Antonio, solución de las solteronas
romero para las arrugas.
Me mandasteis a decir en un papelito blanco,
como querés que te quiera yo en el pueblo y tu en el campo.
Desde aquí se ve la casa y también la varazón
donde vive mi chatica, prenda de mi corazón.
Palomita, palomita, subíme a tu palomar
que he sabido que estás sola y te quiero acompañar.
Dame la mano paloma para subir a tu nido
que he sabido que estás sola y quiero dormir contigo.
193
Que ya se va a llegar diciembre, ya llega la nochebuena,
voy pa’ Chiquinquirá a pasiar con mi morena
y a mandar cantar mis coplas en el radio Furatena.
Que Ráquira es muy bonita, es mucho que la quiero,
que de allá es Jorge Velosa el famoso carranguero.
Ráquira es muy bonita por su belleza escultura,
que allá venden mucha tierra en ollas,
pero no hacen escritura.
Para brincos una cabra y para saltos un conejo
y para enamorado yo que ya mi taita está viejo.
Ahí van los jinetes, ahí van los jinetes...
No montes en tu mochito
pa’ que nunca esté matado,
ni en silla que no conozca,
ni el sudadero prestado.
Por las mañas del caballo
se sacan las del jinete,
ya sea ventero el caballo
que a las tiendas se mete.
En apero de montar importa poco el trapío,
que aunque el juste no se rompa más que el jorro esté rompió.
Este año dije yo, que este año mejor ‘taría,
pa’ delante van mis males, pa’ atrás mi mejoría
Entre más trabajos pase, más vivo con alegría
porque los mismos trabajos me sirven de compañía
No quiso corresponderme y me negó sus amores
y cansado yo de rogarle, murieron mis ilusiones.
En ese tiempo tenía yo mi frijolada
y este año estoy recogiendo vainas y frijoles sin nada.483
Una continua gotera ablandó un duro peñón
mis lágrimas no han podido ablandarte el corazón.
483
Gabino Casallas
194
La cusca del armadillo es buena a la madrugada
que sabiéndola tocar, no le hace que esté arrugada.
.
Que bonita señorita, su cuerpo tan elegante
quién la pudiera llevar en la mitad de un diamante.
Yo te subo a la palma algo que se le cae la flor
que con ser la palma siente que será mi corazón.
Por mucho que la quieras no la subas muy arriba
porque las hojas del árbol no duran toda la vida.
El limón no tiene espinas y el palo es el espinoso
mi corazón es el firme y el tuyo es el engañoso. 484
El anillo que me diste era verde y destiñó
así salen tus palabras como el anillo salió.
Dame la mano paloma para subir a tu nido
que te quiero preguntar porque ha sido tanto olvido.
Ayer agarré un durazno, de la mata lo cogí
la mata quedó llorando como yo lloré por ti.
Cuando salí de mi tierra salí con mi buen pasar
con una enjalma cargada, buscando aquel enjalmar.485
Coplas cantadas por varios:
Aquí me siento a cantar en este patio barrido
a ver si la dueña de casa me cela con su marido.
Qué bonito par de viejos que se encontraron iguales
así me encontrara yo una carga de costales.
Esto me dijo mi chata ya casi al amanecer
pa’onde lleva su manita, buenas gracias va a prender.
Piedra fina de azabaches,
agua clara de gualí,
484
Ecilda Rodríguez 485
Ananías Cárdenas
195
lágrimas te han de costar
cuando te acuerdes de mí.
El vestido blanco es sagrado y significa pureza,
o es que tú no lo recuerdas, o que no tienes vergüenza.
Dicen que porque te quiero me van a poner espías,
porqué no me los pusieron desde los primeros días.486
Por lo pobre me desprecias,
con el rico toparés,
después de que el rico te esté echando palo
del pobre te acordarés.
Y ahora que estamos solos y de humor,
vamos a hacer un recuento
de nuestra querida villa
para hacer de ella un testamento.
Conocí a Villa de Leyva
desde cuando yo era niño,
nació Antonio Ricaurte
y también murió Nariño.
Al llegar mucho turista,
la visitan con anhelo
porque hay una reliquia,
que es la Virgen del Carmelo.
Villa de Leyva está situada
al pie del cerro donde hay cobre,
fundada por Andrés
y por eso lleva su nombre
pues todos sus habitantes
debemos ser leales,
unos poquitos son godos
y los otros somos liberales.
Se da mucho el trigo
cuando Dios se lo concede,
pero también da el maíz,
claro, pero cuando llueve.
Apuntes del pasado
donde todo queda impreso,
486
Andrés Cortés C.
196
y aquí en Villa de Leyva
se fundó el primer congreso….487
Estas coplas ya existían en el año 1928, eran coplas populares:
Te alejas de mi lado con tristeza,
para siempre buscando el olvido,
quedando el recuerdo con grandeza,
del amor ya desteñido.
Ya me voy, pero siempre volveré,
a ver unos ojitos negros
que en la Villa dejé.
Si una vela se te apaga,
no la vuelvas a encender,
si un amor se te va,
no lo vuelvas a querer.
Ojitos de coca de agua
y ojitos de una coquita así,
si no me das un beso
tu boca será maldita.
Mi alma da y esos con que me miras,
agáchalos un poquito,
mira que me condenas.
A mucha platanera acuden mucho los toches,
donde hay muchachas bonitas
no faltan las buenas noches.
Una niña me llevó que fuera a cazar al monte,
y allá llegando me dijo
lindo monte, lindo monte.
Ya para subir al cielo,
en el último escalón
me acordé que te quería,
y ya paticas de yo pa’ el suelo.
El naranjo nació verde
y el tiempo lo maduró,
487
Manuel Rodríguez
197
así lo hizo mi chatica
me quiso y me aborreció.
No sé porqué me quieren las morenas,
será que yo soy bonito
o que ellas son buenas.
Ahora me llaman el adivino
porque cuando voy por agua,
me las topo en el camino.
Si tú fueras la mazorca
y yo fuera el guacamayo
yo te robaría el corazón
aun cuando fuera de año en año.
Yo quisiera ser el fara y
subirme encima de tu cara
y pasito te lo tentara.
Pa’ mal de amores,
fomentaciones de olvido
dale seguido seguido
hasta calmar el dolor.
Me enamoré de todas estas viejas,
todas las que están aquí,
pero entre todas ellas una solita escogí,
no la llamo por su nombre,
me lo reservo pa’ mí.
Yo pensaba que me hacías quebranto con olvidarme,
pero me hicistes un favor que no hallo como pagarte.
Si fue cierto que la vi en el pocito lavada y ella lavando,
ella me dijo que si pero no me dijo cuando.
Esta noche voy allá,
desde ahora te lo aviso,
si la puerta es chirriadora,
úntale jabón al quicio.
Ya se murieron los pollitos,
nos quedaron las culecas,
198
qué hacemos vidita mía
con este fandango a secas.
He venido con el agua a la garganta,
tan solo por venirte a ver,
hermosa paloma ingrata.
Yo vivo en la ciudad,
amores que van y vienen
no tienen seguridad
y hay una falsedad.
Si usted supiera leer y yo supiera escribir,
le mandaría una cartica,
a ver si podía venir.
Regálame tus ojos negros
pa’ enseñalos a ladrones
como enseñé los míos
a robar los corazones.
De lejos vengo,
pisando chirivitales,
nada más por verte
ojos de quitar pesares.
Me decís que te de la prueba,
yo digo que hay confusión,
porque no dejamos después
de que nos echen la bendición.
No he dicho nada,
estoy contento con tu amor,
nada trae nada llevo,
nada me queda en dolor.
Esto cantaba un viejo en la selva,
hojas que arrebata el viento
no hay esperanzas que vuelva.488
“La primera copla que le oí a mi mamá, eso me alzaba y me decía:
488
Manuel Rodríguez
199
La manzanilla chiquita no se siembra en el camino
porque cruzan los cachacos
y se la echan al bolsillo.
Metéle candela al guamo
que se quema el arboloco,
que no queden ceniza
ni rastros de amor tampoco.
Allá te mandé un pañuelo
y en cada punta un botón
para que te abotonés las alas del corazón.
De Chiquinquirá me vine,
no por hambre ni sequía
sino por unos ojitos negros
que tenía en Santa Sofía. 489
Cuando el burro rebuzna cerca tiene la madrina;
cuando el hombre está soltero, cerca está la concubina. 490
.
“La música, el delirio de mi vida; le pedí a un Dios omnipotente ser rico, ser músico y
casar bien, de las tres mi Dios me concedió dos, no pude aprender a músico pero
compongo coplitas bonitas:
Mi vida si tú me quieres
debe ser de corazón
otro Bolívar no nació
ni otro Cristóbal Colón.
Te comiste el almuerzo,
no me diste mazamorra
pueda ser que llegue un perro
se la coma y rompa la olla.
Yo te estrechara en mis brazos
al pronunciar despedida
decir como el sabio Caldas,
oh larga negra partida.
Si fueres a Saboya
no lleves sino tus ojos
489
Anastasia Aguasaco 490
Faustina Velandia
200
porque en Saboya los godos,
matan tus labios por rojos.
La piedra que tanto rueda
no sirve para cimiento
la mujer que a tantos ama
nunca espere casamiento.
Cuarenta y ocho manzanas
le trazaron a la Villa
nopal pimiento y cayeno
olivos y cochinilla.
Aquí nació la guabina
de la comarca leyvana
cuando el cura y el alcalde
vestían de alpargata y ruana.
El que enamora y no cela
es un falso pagador
porque los celos renacen
medios hijos del amor.
En tu patio sembré un pino
y en tu ventana un clavel
para cuando se le ofrezca
se rasca el codo con él.
Madre que tenga sus hijas
téngalo por experiencia
que en casa nunca faltan
visitas sin diligencias.
El jardinero en la playa
siembra su planta y se va
una madre cría una hija,
sin saber pa’ quien será.
La manzana y el durazno
en la mata se maduran
los ojos que a mi me quieren
desde lejos me saludan.
Mi chata la llevé a fiestas,
la senté en un pajonal,
201
la hormigas le picaron
todo el archivo penal.
El que casa con bonita
tiene infierno en la casa
y el que se casa con fea
la misma vaina le pasa.491
Ronda
La caña por ser la caña, por ser la caña sabanera
la muelen a la media noche, la muelen la noche entera.
La caña por ser la caña también siente su dolor
que la meten al trapiche, le apretan el corazón.
Molino molé tu caña, molé tu caña sabanera,
moléla a la media noche, moléla la noche entera
y caña por el otro lado. 492
491
José Heliodoro Cortés C 492
Ananías Cárdenas
202
El territorio
“ En absoluto se imagina que los hombres tengamos esta enorme
capacidad para transformar negativamente nuestros paisajes de
montaña… Cerca de un 80% de los suelos están erosionados
o poseen limitaciones severas. El resto de los suelos son pobres
en nutrientes y no alcanzan a sustentar bien las cosechas”. 493
“Todo el país del distrito de dicha Villa, es uno mismo,
con sus lugares comarcanos templados, llano ameno,
con sus quiebras de ríos y quebradas con fértiles riberas (…)
tiene abundantes aguas cristalinas y saludables, y aunque
es muy seco lo más del territorio, esto se remedia con el
mucho riego que tiene por todas partes”. 494
Recursos hídricos 495
“A los ríos, que nacen en ese cerro de Iguaque, le están sacando hasta la última gotica
de agua y ya todo baja contaminado de líquidos de ese pocotón de cabañas. Enantes, si
había agua pa’l sustento de las familias y pa’ regar los sembradíos, orita toca traer el
agüita casi a cuestas…todo se está secando y la tierrita está como enfermándose, toda
cuartiada ya no da pa’l sustento de uno. Por allá arriba, ve uno todo eso lleno de represas
y jardines, en tierras que en antiguo eran sembradíos de harta comida pa’la villa. Por
eso digo, que todo se está acabando”.496
“Un aljibe es un ser directamente vivo, es más vivo que una persona; yo me he dado
de cuenta que si llega una persona que no es propia y escarba, toca mal el agua y la ojea,
es preciso que se va, se esconde, se huye; un aljibe es más enojado que una novia
consentida. En la propia loma de esta cordillera hay muchos aljibes, pero las cimas
493
Joaquín Molano Barrera: Villa de Leiva.Ensayo de interpretación social de una catástrofe ecológica.
Fondo Fe, Bogotá 1990. 494 Basilio Vicente Oviedo: Cualidades y Riquezas del Nuevo Reino de Granada, 1761 495
Para una mayor información sobre el sistema hidrográfico del municipio y la región ver: Anexo Nº7 496
Maximino Alfonso Bautista. q.e.p.d
203
del cerro de Iguaque han cambiado ahora; primero se topaba más vegetación, no habían
caminos, ahora está lleno de caminos, de gente y el agua se está huyendo”. 497
“Este cerro de Villa de Leyva, desde Sáchica hasta Gámbita, está lleno de agua: en la
hacienda de Sáchica, de los Ferro, hoy de Mario Husid, hay dos o tres servicios de baños
termales, pero antes hay un yacimiento de agua termal que está en el río. Cuando
construimos de urgencia el puente de la carretera para Tunja, el muro del lado del puente
hacia Villa de Leyva quedó sobre un charco de agua caliente, porque la recta no podía
hacerse para arriba ni para abajo, e intervino la corriente de agua termal. Hay otro
yacimiento donde está la piscina de Marina Neira; y arriba en el cerro, hay otro arroyo
que deriva agua para Sáchica. El punto de la mina de plata es ahí.
En la Villa, el agua de la pila de la plaza salía del yacimiento que queda cerca al Gacal,
la que capta ahora el acueducto de La Palma; desde allá se venía en cañería de piedra,
pasaba debajo de la actual casa de Alfredo Castellanos, seguía arribita de la Casa del
Abuelo y entraba a la plaza de Nariño, por la casa de Teresa Buitrago; el agua bajaba
por la casa de Vicente Rodríguez, por la casa cural de la parroquia y tenía dos caminos.
La población se mantuvo unos doscientos o trescientos años con esa agua, que traían
esas cañerías en piedra. Al lado del Gacal, había un borbotón de agua y la dejaron
deteriorar; anteriormente, siendo presidente de la acción comunal, construimos un
tanque arriba.
El nacimiento matriz de la quebrada de San Francisco está en los actuales predios de
Argemiro Torres, ahí existían unos pantanos o humedales; hace casi cuarenta años, se
inundó San Francisco y apareció debajo del altar mayor un chorronón de agua; hicimos
una chamba en piedra que atravesó toda la iglesia, para que el agua se fuera subterránea
y saliera al puente de San Francisco, frente al actual hospital, y así salvamos el templo.
.
El cerro sigue brotando agua donde está el Duruelo, pero se cometió un error: atajar la
vertiente de agua natural de la quebrada de San Agustín con una represa, eso es un
yacimiento del cerro. Después viene el molino de Mesopotamia, que tiene aguas
termales pero no calientan tanto, ahí también se forma el río Leyva, el agua aflora debajo
de la piscina; ahí nos íbamos a bañar en 1930, y valía dos centavos la entrada; la
hacienda tuvo la irrigación del cerro. Luego siguen Cerezos, Tintales, ahí nos llevaba el
profesor Alipio Nosa a paseo de baño; en Pozo Negro, había tanta cantidad de hojarasca
de las roblegadas que cuando uno se entraba, salía con más harto mugre del que llevaba
porque esa hojarasca da tinta y salía uno como con tatuaje; ahí conocí unos pescaditos,
llamados runcho y liso, el agua era clara como un espejo y bien abundante.
La Colorada tenía tanta agua que sirvió para mover un molino, el de Losada. La acequia
de los molinos fue tomada en la quebrada de la Colorada (Centro). La Colorada era
inmensa, tenía dos acequias en 1930. Una bocatoma arriba del paso, debajo del canal, y
la bocatoma de abajo que estaba como a unos diez o veinte metros más abajo, se iba por
entre los potreros; yo la reconstruí ahora treinta y pico de años, por donde Juan
Guerrero. La toma de arriba de la actual carretera, era servicio de agua para irrigación
497
Maximino Pineda
204
de las fincas; y la de los molinos pasaba por abajo, esa acequia entraba por la mitad de
los potreros y tomaba la altura para que la fuerza moviera el molino. Está también la
quebrada de Curies con muy buena agua; después, continúa la quebrada del Roble de
donde deriva el agua para la vereda del Salto y, más allá, el río Cane. En 1928 y 1929 se
acentuó el verano, nadie tenía agua, el río Suta se secó completamente”. 498
“Con relación a la cantidad de agua esto era maravilloso; existía el río San Francisco
que bajaba con agua; Potreritos, donde está Duruelo, ahí se iba a bañar todo mundo
porque bajaba un gran chorro de agua; Tintales era bellísima, ya no queda nada; la
Colorada, el río Cane; San Agustín tenía agua porque era exactamente la misma de
Potreritos; esa agua bajaba e iba a un sitio que se llamaba El Arco, que es el lugar por
donde pasa el agua para las monjas; y más abajo, cómo sería el agua de abundante y
ajena a la suciedad, que sencillamente las mujeres lavaban ahí la ropa y la ponían a
secar.
El boquerón de Cane era todo un bosque, eso le tocó en herencia a unos señores Neira y
ellos parcelaron y le vendieron a los campesinos; los campesinos sembraron hasta cuatro
cosechas, tal vez, y las tierras se depauperaron, se erosionaron y se acabó el gigantesco
río Cane; y digo gigantesco, porque cuando pisaban los caballos un puente de madera
que existía para pasar el río, uno aterradoramente oía el rugido del río que pasaba por
debajo. Más adelante, era lo que se llamaba el Boquerón de Iguaque, que lo llamaban el
boquerón de Los Franco porque fueron los principales poseedores; fue tanto lo que
sacaron, fue tanto lo que talaron, que no alcanzaron a acabar con la riqueza forestal y
alcanzó a quedar lo que hoy existe como Santuario. De allá se sacó madera en forma
permanente, y los señores Franco vendían madera no solo para acá, sino para Arcabuco
y todas partes. En San Francisco había una toma, nunca igual a la bellísima toma de La
Cajita a la pila con sus chorros famosos. El agua de La Cajita venía del herrerún, que se
quemó y se acabó el agua de La Cajita. El informe que le dieron al presidente Andrés
Díaz Venero de Leyva, decía que este era un valle de unas aguas maravillosas, ¿dónde
están esas aguas?” 499
“El invierno antiguamente era espantoso porque se crecían tremendo estas quebradas:
la de San Francisco, Potreritos, Tintales; ya no queda nada. La Cajita, de donde se traía
el agua al acueducto, venía por un caño en piedra tapado, paralelo al convento de los
dominicos hasta llegar a la pila; entonces, de ahí se proveía el agua para las casas, se
mandaban las aguadoras y con una caña brava cogían y llenaban el chorote. El agua de
San Marcos era purísima, esa finca era de las carmelitas y había un huerto con unas
naranjas deliciosas; en esa época, las aves y la vegetación, todo era muy abundante. Los
baños eran en los Potreritos y Tintales, y los predilectos eran los Potreritos y las aguas
termales del molino de Mesopotamia”. 500
“La quebrada de El Roble era buena porque había arroyos que salían desde el cerro y
todo se reunía ahí, pero echaron a sacar tomitas para un lado y para el otro, y siempre se
498
José Melquisedec Cortés C. 499
Tulio Jimenéz Barriga 500
Manuel Gaona q.e.p.d.
205
mermó. Las quebradas había veces que se secaban, pero no del todo; el bosque guardaba
mucha humedad, pero debido a que los montes al lado del cerro los quemaron, faltaba
mucha agua.
Del Cane bajaba bastante agua, bajaba sin pereza, se mermaría por la cortada de todos
los árboles que había seguramente. Había robles, encenillos, charrascales, cardonales, de
todo; ahí en eso se depositaba mucho el agua” 501
“El Cane era más plano, ese río ha ahondado y hoy ya cabe bastante agua; en esa vez,
se derramaba el río a media nada que crecía y echaba pa’ las vegas. Nos tocaba tomar
agua de esa porque no había más; iba uno a la orilla del río y abría un pocito y el agua
salía clarita, se purificaba con la misma arena. Hoy, en la vereda de Salto y Lavandera
ya tenemos agua de acueducto; el río Suta está contaminado por las aguas negras de
Leyva, Suta, Tinjacá, San Miguel, Ráquira, La Candelaria, Samacá; comemos agua
negra de diez pueblos porque allá es la última agua que va en reunión de todas esas
aguas negras”. 502
“Antes todo era por tomas y por zanjas, y se compraba el agua de la toma; en el año
sesenta, que estábamos a la par con el dólar, se pagaba cinco centavos por hora de agua,
eso era una cantidad de plata grande. En medio día se regaba una cantidad, pero los
campos eran a la buena de mi Dios, a la reacción de la naturaleza, pues esto era
sumamente seco, el aire era muy limpio. El pueblo era muy pintoresco, tenía sus pilas y
la gente cogía el agua de ahí; también se aprovechaba el agua de los caños antiguos, de
los caños españoles porque se destaparon algunos. Cuando la construcción cogió auge, y
empezó a valer la tierra y a desarrollarse esto, entonces ya todo el mundo taponó los
caños; unos eran en San Agustín, otros en los Potreritos y Tintales, eran sumamente
caudalosos; el Gacal era para el suministro del agua de la parte de arriba, y ya con la
toma de Los Españoles, se formaron chorreras porque sobraba el agua”. 503
“Las quebradas se secaron a consecuencia del sol; al hacer está casa, catorce veces se
entró el río Suta, eso fue como en el año cuarenta y siete”. 504
“La cuestión del agua era un problema porque los títulos públicos decían: con
servidumbre de agua, que viene de tal parte, de tal pocito, y vendían el predio así;
entonces, para regar se la quitaban toda; y como ya empezaba un poco como la
civilización, la gente decía que no dejaba sacar el agua, que tenía que venir entubada,
que había que comprarla. Los problemas del agua eran mayúsculos, eso era un problema
generalizado en todo el municipio; en las veredas secas, Robles, Salto y La Lavandera,
Llano del Árbol, tenían unas quebradas y la gente iba a abrevar y coger el agua a la
quebrada y los conflictos eran porque el pozo se secaba. Los pozos eran del Cane y la
501
Ananías Cárdenas 502
Manuel Rodríguez 503
Roberto Borrás 504
José Heliodoro Cortés C
206
quebrada El Pencal, que traía buena agua porque llovía en la Cabrera y posaba y nadie
fumigaba; y se cogía el agua con toda confianza”. 505
Río Cane
“Tengo sesenta años de edad, soy nacido y criado en esta misma jurisdicción de la
laguna de San Pedro, que baja a la invocación del río Cane o sea río Iguaque, aquí hay
una quebrada que se llama el Ojo de Agua, y va a su término en el santuario ecológico;
otra queda en la cima, es el yacimiento de la laguna del Cazadero. El problema mayor es
que del Ojo de Agua no baja agua a la quebrada, y de Cazadero tampoco; y no baja
porque se destruyen muchos árboles, por la talación del monte; entonces, el agua llega
únicamente cuando llueve.
La laguna de Iguaque o de San Pedro es la única que tenemos que baja con agua, el
agua del yacimiento del santuario sale de una peña y con confianza se puede tomar, es
agua pura pero las aguas vienen contaminadas, porque tiran los frascos de los líquidos,
papeles de abono, de todo, y resulta que acá está el cementerio”. 506
“El río Cane, se forma de Iguaque pa’bajo, nace en Yerbabuena por el lado del
cementerio; en esas, como no había pueblo ni cementerio ni nada, ese río era sanito,
limpio, pero como hicieron orita ese pueblo cerquita al nacimiento, entonces dicen que
esa agua es el sudor de los difuntos. El río se origina de esa quebrada que llaman el
Molino, nacida en el Turmal, y el otro nacimiento es al lado de la Yerbabuena y se
unen abajo, donde llaman el Santuario; de ahí ya baja un chorro de agua de la laguna y
echa el agua pa’bajo. El pueblo antiguo, las ruinas las vi desde lejos, eso era la hacienda
del difunto Antonio Neira.
Para mí, tengo que en un tiempo era más harta el agua del río y en una crecida se llevó
unos tubos, como los del puente de la Bañadera; ahora se ha mermado siempre harto y
en invierno, uno puede cruzar el río; al menos yo me acuerdo, que por aquí abajo en el
Mayoral, eso uno no podía pasar, tocaba empelotarse pa’ cruzar el río,¡échese el calzón a
la cabeza y a cruzar al otro lado!”. 507
“Hace unos cincuenta años, cuando bajábamos de Iguaque a Villa de Leyva a pie, el
río Iguaque era un río grande de muchísima agua, más caudaloso; en ese tiempo llovía
muchísimo y no había regadijos508 de nada; el río no era quebrada como ahora porque,
ahora, todos los que más tienen secan el río con esos regadijos, con las motobombas;
entonces, ya el agua es poca y contaminada”. 509
505
Aminta Cortés 506
Testimonio Ribereño río Iguaque 507
Parmenio Pineda 508
Regadíos con acequías 509
Fideligno Amado
207
“Todo primero de enero, Elvira de Madero tenía la costumbre de invitar a los
huéspedes del hotel, y a todo el pueblo, a un piquete en el río Cane. Ahí había unos
piedronones grandes y se hacía el pocito pa’nadar, eso era bastante agua. De las
quebradas en Sopotá, aquí en lo que llaman El Vallado, eso era una quebradita, se
empantanaba uno, y le decían el Pantano”. 510
“El caudal del río se ha reducido en un cincuenta por ciento, en ocho años; y
aproximadamente, un ochenta por ciento, en sesenta años. La calidad del agua, en
relación a unos veinte años, se ha reducido muchísimo. Desde hace veinte años hay
marranos a la orilla del río Iguaque, en San Pedro; en la parte baja han desaparecido los
chuscales y los cucharos están en vía de extinción; abajo del molino de Turca se han
venido secando las matas de guamo y ahora solo queda un cinco por ciento; ha
desaparecido la fauna acuática, había pescado capitán, trucha, runcho. Recuerdo que los
ríos, de otros tiempos atrás, eran abundantes y habían crecidas; cuando el río Cane
crecía, desde Iguaque arrastraba animales y hasta casas; ahora no crecen los ríos”.
“La diferencia entre la cantidad de agua de antes y la de ahora, es que se disminuyó a la
mitad; antes el agua era más buena, más abundante, y ahora es muy escasa, hoy sale
caliche en el agua. Habían matas de borrachero y robles, alisos, encenillo, tuno, cucharo,
etc., hoy en día está más desmontado. La vegetación era abundante y feraz, la despensa
de bosque se ha utilizado en leña, combustible, construcción de cercas vivas y casas;
había mucho bosque pero lo han disminuido para poder trabajar”
“Anteriormente tomábamos agua del río Cane porque era limpia y cristalina; se pescaba
mucha trucha, ahora no hay que pescar; en el monte a la orilla del río, había gran
cantidad de tinajos, armadillos, mapaches, erizos, pavas, lorillos, torcazas, carpinteros,
comadrejas, zorras, faras, palomas, perdices. Con la llegada de los acueductos, se olvidó
el manejo del río y las quebradas y se descuidaron los nacimientos”. 511
Río Sutamarchán
“El río Suta era un poco menos poblado de árboles y no era igual de hondo; aquí hubo
un verano, en 1930, que se secó el río; otro, en 1940; y ahora tres años, también se secó
el río, se volvió más fuerte el verano. El río Sutamarchán está muy contaminado porque
recibe el agua negra de diez municipios: Villa de Leyva, Sáchica, Sutamarchán, Tinjacá,
Ráquira, el desierto de La Candelaria, Samacá, Cucaita, Sora y Chiquiza, todas esas
aguas negras las reciben el río Leyva, el río Sáchica y el río Sutamarchán. Cuando
estaba joven, se podía tomar un agua muy buena del río porque no existían los
acueductos en las poblaciones, los alcantarillados y las aguas negras no iban al río; ahora
se le arrojan al río los empaques de la cebolla, frascos, líquidos; lavan las fumigadoras,
los tractores, los carros, eso tiene una contaminación, y todas esas aguas van al río
510
Germán Zubieta 511
Testimonios de ribereños
208
Moniquirá. Ya por los acueductos, no utilizamos nosotros agua de ese río pero al ganado
le hace daño”. 512
“A la orilla del río Suta había mucho sauz y después sembraron eucaliptos, en tiempo
de verano se secaba el río. El río se une en el Vado Real que llamaban, con el río
Sáchica que viene desde el Alto de Cucaita viniendo de Tunja, allá por el lado de
Samacá; y yendo para Chiquinquirá, viene desde un puesto llamado Arrayanes. En
tiempo de invierno, a veces, bajaba mucha agua y anegaba las vegas, ahí donde el
molino de Las Vegas”. 513
“La arborización era bajita, entonces llovía seguido, había veces que duraba la anegada
ocho, diez, doce días, y sin puente; eso coge agua desde el Alto de Confites, arriba de
Ráquira, por donde está el antiguo camino para Bogotá, que es un infierno ahí subiendo
todo a pie”. 514
Río Sáchica
“El río Sáchica era caudaloso, se crecía mucho, y por la piedra siempre le tenía uno
mucho miedo; en ese tiempo llovía bastante, no como ahora. En ese entonces no había
carretera ni puente, para pasarlo le tocaba a uno quitarse el pantalón y echárselo al
hombro, y pasar el río dándole a uno el agua por la cintura; había bogas con caballos
para pasar el personal, estaban en la hacienda de Villa Rosita;515 eran un difunto Pedro,
un difunto Roberto y un difunto Arsenio”. 516
“El río Sáchica517 era un río caudaloso, muy peligroso, arrastraba mucho sedimento,
mucha arenisca y eso se ponía muy pesada el agua, pereció mucha gente porque pasaban
el río y se los llevaba, no había puente entonces”. 518
“El río Sáchica tenía mucha agua, había ahogados en cantidades, pero ya después de la
carretera del Centenario, de Arcabuco a Chiquinquirá, se hizo el puente sobre el río,
donde Quico Zubieta, y ahí la gente pasaba a caballo por ese lado del camino viejo a
Sáchica; eran unos caminos bellísimos, una preciosidad”. 519
Río La Cebada
512
Noe Leví Cortés C 513
Gabino Casallas 514
Argemiro Torres 515
Actual finca de Mario Husid, ver haciendas. 516
Testimonio ribereño río Sáchica. 517
El río Sáchica , antes de pasar por Sáchica, figura en algunos documentos coloniales con el nombre
de el Desaguadero 518
Miguel Arturo Ruget 519
Roberto Borrás
209
“El nombre de La Periquera, ahí en el río La Cebada, se debe a que en el pasado
llegaban a ese lugar muchos pericos; y cuando el río suena, es que va a llover. Las
cinco cascadas del río La Cebada son: La Periquera, La Chorrera, El Refugio, La
Golondrina y El Remanso”.
“La Periquera” 520
“El caso de La Periquera es temible, llegan allá cantidades de hijos de papi y mami,
llega una pandilla de diez, quince, o veinte muchachos, y eso no es a inspeccionar el
área, ni nada por el estilo....” 521
“Acá ya venían a mirar allá, que no hay sino un chorrerón de agua que baja como unos
cincuenta metros, pero ha habido muchos desórdenes porque echaron a venir, hace unos
cinco años tal vez, unos señores que unos los llaman turistas y nosotros los fongueros
porque se van a comer hongos y uno los conoce; se la pasan ahí por los potreros
buscando hongos cuando llueve. Hay unos que si sirven para comer, unos que llaman de
trueno; son grandes y buenos, se desclaran522 en un colador y después se guisan con
lechecita y huevos, pero esos ellos los cogen a patadas. Ellos donde topan un hongo se
arrodillan y juntan las manos, ¡quién sabe qué rezaran! y ahí se paran; llevan el hongo en
la gorra y no dejan que unos los mire y prontico prenden la carrera; y eso no respetan la
cerca, sacan los alicates y truezan la cuerda.
Dicen que unos se vienen a pie desde Bogotá, cuando no los cabrestean, ellos traen sus
mujeres pero puro jovencitas, uno se admira ¡ay Virgen del Carmen!; y cruzan por
manadas a pata y cargan con todo ese maleterío, que parece que estuvieran haciendo una
penitencia; pero ya vienen como dicen enmariguanados y aquí llegó uno, a toditica
carrera, y nosotros pensamos que era la chusma que venía. Se le pasó queja al alcalde,
porque ya los criaturos no llegaban a la escuela por estar mirando los turistas; les
preguntaron qué hacían los turistas y respondían que estaban empelotos... allá en La
Periquera”. 523
Río Leyva
“El río Leyva era ancho, tenía playa, se podía bañar uno divinamente bien, se revolcaba
uno entre la arena, tenía árboles de sauz, carrizo y chilco; cuando pequeños, nos
ajuntábamos con unos cuatro o cinco niños a nadar, a chapalear entre el agua como
paticos, y salíamos a reposar el almuerzo y a la tarde otra vuelta, otros dos baños en la
misma forma. Después, cuando en el pueblo echaron a hacer los caños y todo eso, ya se
recogió el río hasta que no quedó sino una zanja, eso fue hace poco, de unos quince
años para acá; el río ya no es río sino una zanja, cuando primero había que echarse uno
entre el agua para cruzarlo”. 524
520
Ver: Leyendas 521
Pureza Robles 522
Lavar. 523
Julio Antonio Cuevas, Roberto y María Rosario Cetina 524
Anastasia Aguasaco
210
“El agua para la casa había que ir lejos a traerla, a las corrientes, con chorotes cargados
a la espalda, al río Leyva que recogía toda esta agua de aquí y bajaba. Nosotros vivíamos
en una media lomita, donde hay un puesto llamado Puerto Pereira, y desde esa loma
teníamos que bajar abajo al río a llevar el agua pa’ el comercio de la casa; uno de
hombre cargaba una vasija grande en la espalda y, ellas, las pobres mujeres cargaban un
chorote a la espalda y otro a la cabeza, ¡y arranque pa’ la casa!
El río era ancho y con agua suficiente, y cuando llovía eso bajaba mucha tierra, mucho
cascajo y se sobrealzaba, el agua se salía por las vegas porque no cabía en el cauce del
río; en ese tiempo las aguas no bajaban sucias, como no habían baños ni nada de eso
aquí; hoy por ahí, cuando llueve, recoge agua y el río permanece, pero son aguas
inferiores que uno no puede utilizar una gota de ella porque va sucia, y todas las aguas
negras de la Villa bajan allá. La vegetación era dividivi y sauz nomás; la madera de sauz
se utilizaba para hacer los ranchitos de tierra pa’vivir, el dividivi era cortarlo pa’ sacar
morones pa’templar alambre; en ese tiempo había más vegetación y llovía.” 525
“Donde termina el río eran los lavaderos de ropa, ahí era donde se encontraban las
lavadoras, en el río de la Villa, ahí se llamó Las Veguitas”. 526
“Ese río en los treintas era bastante hondísimo y anchísimo, eran unas vegas donde se
sembraba el maíz y había ganadería, y también se trancaba el río para regar en tiempo
de verano; pero vino una época donde construyeron unos tambres grandísimos, con
estacas, césped y ramas para regar unas fincas, y después construyeron muros de
cemento y se tiraron el tiraje del agua, se perjudicaron esos terrenos de las vegas, y se
desmejoró la calidad del agua, se comenzó a contaminar; de ahí vino el zancudo y
algo de enfermedades del ganado, vinieron muchos impedimentos para todo; y luego,
como en año cuarenta y cinco más o menos, como no habían alcantarillados en el
pueblo, eran con pozos, construyeron los alcantarillados y empezó a bajar el agua ya
sucia, contaminada, y tocó hacer pozos retirados del río para tomar de ese resume; eso
fue muy grave, nos vimos tremendamente perjudicados, y como no habían acueductos,
era el río nada más, todos sufríamos por falta de agua pa’tomar”.527
Quebrada de San Agustín
“Por la quebrada de San Agustín bajaba un buen chorro de agua; en el puente del Arco
del Carmen había un pozo grande y, en tiempo de invierno, a veces no cabía el agua".528
“San Agustín era donde iba la gente a lavar y siempre bajaba la agua algo turbia; eso
ahí encontraban piedras amplias para lavar, la quebrada llevaba bastante mucha agua y
eso era cubierta con matas. En la quebrada de San Agustín, habían unos vivientes que
525
Marco Tulio Aguasaco 526
Argemiro Torres 527
Marcolino Munevar Peña 528
Gabino Casallas. Acerca de este lugar ver: Leyendas, La Candileja de la quebrada de San Agustín
211
tenían una lavandería, pero no como las que hoy se usan; allá lavaban la ropa, la
colgaban en ganchos, y ya cuando estaba húmeda, comenzaban a aplancharla”. 529
“De San Agustín venía agüita, siempre era crecidita la quebrada; tanto que recuerdo
que se levantaba un niño dormido, iba y nadaba sin saber nadar, pero se daba sus mañas
de nadar, y como tenían su esclavo, ahí el esclavo lo vigilaba y después lo traía otra vez
y lo acostaba”. 530
“La quebrada de San Agustín tenía más agua, pero empezó a dañarse cuando le
metieron el alcantarillado; eso fue en el cincuenta y pico, cuando se fundó el internado la
Normal, y la gente de Monquirá se tomaba esa agua y hacían unos pocitos al lado para
filtrarla. En la quebrada de San Agustín, en ese caño más arriba del Duruelo, era el pozo
de Los Curas que era como se llamaba, ahí se bañaban los dominicos; ahoritica el
Duruelo se está beneficiando del agua de ese pozo”. 531
“En la quebrada de San Agustín, que baja por el Mesopotamia, ahí no se podía meter
uno porque se hundía, era tierra movediza; ahí se ahogó una yunta de bueyes, se
hundieron, se perdieron y nunca la pudieron sacar”. 532
“En la época colonial abasteció de agua a la población y fue utilizada para mover un
molino, ubicado en la actual carrera segunda. De la hospedería el Duruelo para arriba,
se llamó tradicionalmente Potreritos; de ahí para abajo, tomaba el nombre de San
Agustín y existieron varios puntos para baño y lavado de ropas”. 533
Quebrada de San Francisco
“En ese tiempo las quebradas eran bastante abundantes, y había agua en exceso y todo
el mundo se abastecía de las aguas de San Francisco y San Agustín; la quebrada de San
Francisco, venía por una zanjita limpiecita y encima habían unas yerbitas; en el año de
1942, la quebrada era la admiración de los que llegaban, era lo más importante; hoy en
día ya no existe, y cuando hace bastante verano entonces se chupan las zanjas, se secan,
y de las quebradas ya no queda nada”. 534
“La quebrada bajaba sin atoro ninguno, hasta que la captaron para el acueducto de La
Palma; había bastantísima agua, ahí nos íbamos a bañar. La quebrada de San Francisco
contiene unas vías que están destruidas y que eran el antiguo canal que salía del Gacal;
arriba se conocía eso con el nombre del herrerún y taparon la quebrada, que se unía
donde es el reparto de las aguas de La Palma, pero es la misma corriente que bajaba
derecho cubriendo varias tierras, que en eso eran de las monjas dominicanas. Esa
quebrada no era honda sino playa; eso tenía peces, tenía puentes que había que pedir
529
María Oliva Hernández 530
Aura María Borrás de Páez 531 Luis Madero 532
Jesús Neira 533
Isidro Sáenz 534
Ignacio Fitatá
212
paso para poder cruzar; hoy ya se conoce como zona seca, y la quebrada la han
desviado de su cauce, abajo”.535
“Sirvió hasta mediados del siglo, como primer acueducto de Villa de Leyva; de ella
salía una toma o canal en piedra, que conducía el agua hasta la pila de la plaza principal.
En los años sesenta, fue interrumpido su cauce en el punto del Boquerón o el Gacal,
por donde pasa el antiguo camino a Chiquiza, para captar las aguas para el barrio La
Palma. El Gacal fue también lugar de baños y sitio de recolección de agua; existieron
venados, armadillos, zorro, tinajos y otros animales, la vegetación era muy rica en
cucharos, arrayanes, conservos, gaques, y se encontraban pescados, liso, barbudo y
guamucha; de igual forma, numerosas aves, murciélagos y perdices y, a veces, culebra
cascabel”. 536
Quebrada de Ritoque
“Aquí corría agua por la quebrada de Ritoque pero no en exceso; la quebrada tiene
agua cuando hay lluvia porque recoge todas las aguas del cerro. Hace unos años, el agua
de la quebrada de Ritoque pertenecía toda a Villa de Leyva; vinieron los de Sáchica y se
llevaron el agua y, a nosotros, los de Villa de Leyva, nos dejaron sin agua. Con mi mamá
nos tocaba ir a lavar a esa quebrada, porque en ese tiempo no teníamos acueducto, y
como eso es sumamente alto, allá no entraba ningún animal ni nada, llevábamos la ropa
en un burrito y luego nos tocaba cargarla y bajar por la cima de la peña, hasta dar al
asiento de la quebrada para poder lavar. Allá se llama el Ojo de Agua y era un agua
despejada, a ese manantial venía gente desde las cordilleras arriba de Sáchica a lavar
también ahí; era la única fuente de agua dulce de este lado; pero, por allá en el año
sesenta, se llevaron el agua y se llevaron la gente; redujeron la vereda, ya no quedamos
sino de la quebrada de Ritoque hacia acá porque el resto ya es de Sáchica”. 537
“Resulta que el agua de la quebrada de Ritoque nace en el Ojo de Agua, en medio del
cerro, esa agua era de Villa de Leyva y ya se la llevaron para Sáchica, hace más de
cuarenta años; en esa época había mucho más agua y toda esa gente de Sáchica, de
Sopotá, de Ritoque, venía a lavar a la quebrada. Después de que se la llevaron, nos tocó
bregar y luchar porque nos dejaran una llave de agua, y la tenemos depositada en un
tanque y de ahí viene para ocho familias, pero en esta vereda soy yo sola la que tengo
agua y el otro señor de abajo, nadie más tiene agua. De ahí para acá, fue cuando
comenzaron a decir que de la quebrada Ritoque para allá era Sáchica, pero yo creo que
eso es mentira porque de antes, yo, por ejemplo, viví y nací allá y me crié y eso decían
que era vereda de Canales, de Villa de Leyva.
En una época, en esas casitas por allá en las faldas, sembraban trigo y alverja y llovía
mucho más; y ahora, por las quebradas de Moro Macho y la Yerba, no baja agua sino
cuando llueve. En la finca de los Gil hay un nacimiento, hacia atrás queda el agua de la
535
Félix Torres. 536
Isidro Sáenz 537
Eleuteria Margarita del Rosario Fino
213
Piedra del Zorro, un agua despejada, y hay otro al pie de la huerta de una casita que le
vendieron a una familia Sierra”. 538
“Respecto a la quebrada de Ritoque y agua para Sáchica, la posibilidad del agua de
Ritoque estaba en la antigua hacienda de Mario Husid, en la parte de arriba del potrero
del El Volador que es el que viniendo de Tunja, al llegar al puente y avanzar hacia la
casa de Mario Husid, está a mano derecha; eso era bastante beneficiado con el agua
que salía de un ojo de agua que hay allá arriba, y de ahí se tomó un acueducto que llega,
incluso, hasta la finca de Fernado Umaña”. 539
“La quebrada nace y muere en terrenos de la finca El Emporio, que va desde el Ojo de
Agua, en el resguardo de Chiquiza, hasta el río Sáchica; estamos en el límite de los
municipios de Leyva y Sáchica y el divisorio es la quebrada. Años antes, la quebrada
discurría aguas abajo; en 1962, mi padre tramitó lo que se llamaba "la miseria de agua."
El Ministerio de Agricultura le dio la concesión que consistía en el ochenta y cinco por
ciento del recurso; y el quince por ciento restante, por ley, había que dejarlo discurrir.
Cuando se tramitó, se inició la construcción de un tanque que fue dinamitado por
vecinos de la comunidad de Sáchica, que tenían sus expectativas fincadas en que las
aguas eran del municipio. Se denunció y, después, se llegó a un convenio en el que nos
comprometíamos por documento, a costear el cincuenta por ciento de las obras de
captación, conducción y tanque de distribución, repartiéndola en una proporción de un
veinticinco por ciento para nosotros y un setenta y cinco para ellos, pero del ochenta y
cinco por ciento de la concesión que era lo que la ley permitía; además, se dejaron
dos puntos de agua para la familia Quintero, vecinos en la parte de Sáchica, que en
común y pro indiviso los tenían con los señores Martínez. Se construyó el tanque pero,
desafortunadamente, la comunidad de Sáchica comenzó a boicotear nuestro derecho,
obstruyendo los tubos de salida para disminuir el volumen; y ya en 1975, cuando
aparece la cebolla, el agua es lo más importante para este cultivo. El gran terrateniente
de Sáchica, el alcalde Eufrasio Piraquive, empezó a manejar esta situación y daba puntos
de agua principalmente en la zona rural; y como no había control, cada persona construía
un tanque más grande que la casa para almacenar agua de día y regar de noche,
entonces, el agua que tenía un propósito doméstico, se convirtió en base fundamental
para los cultivos de cebolla de la región.
Años después, falló el tanque construido y se hizo uno transitorio, pero que no
correspondía al porcentaje de aguas acordado y, además, los de Sáchica conectaron la
parte inferior movible, de tal forma que podían captar más agua. Después, acordamos
que nos quedábamos solo con el catorce por ciento; pero, ellos, arbitrariamente en la
década del ochenta, habían ya realizado unas obras en la parte de arriba y captaban el
cien por ciento de la quebrada. Entonces, incursionamos a través del personero de Leyva
de esa época, Próspero Morales, y se elevó un memorial al Inderena, que se pronunció
pero nunca se le tuvo en cuenta. Al llegar 1990, aceptamos quedarnos con el diez por
ciento y, luego, se inició una acción de cumplimiento que pasó al tribunal y al Consejo
de Estado, que se pronunció para exigir la orden de cumplimiento, pero el segundo
538
Eva Yagama 539
Tulio Jiménez Barriga
214
tanque lo destruyó la comunidad de Sáchica. La situación terminó en que, Villa de
Leyva y nosotros, nos quedamos sin agua y no volvió a correr agua por la quebrada”. 540
Quebrada de Carrizal o Mamarramos
“El nombre de la quebrada parece que tiene como origen el carrizo, especie invasora e
indicadora de tala de bosque”. 541
“Donde vivía pasaba la quebrada La Colorada, Mamarramos, y el agua era abundante;
la quebrada ya se secó, por la sencilla razón de que ahora poco llueve y arriba hicieron
el acueducto veredal y la recogieron, pero ya esa agua viene contaminada por las aguas
negras de las cabañas del parque”. 542
Quebradas La Colorada (Centro), Tintales y Cerezos
“La Colorada ahora se ha mermado mucho, esto era un rollo de agua bastante crecido,
pero el agua se ha secado mucho por la cosa de que han tumbado mucho bosque; de para
arriba, había más monte y la gente sacaba el encenillo, el roble, hacían aserríos por
encima, y bajaban por aquí y cargaban los viajes de leña y de madera, donde Angelino
Torres. Esta quebrada era caudalosa y había un sitio arriba, que se llama La Alberca y el
Pozo de La Vieja, y para los días de San Pedro venía la cantidad de gente a bañarse ahí
y hacían los piquetes. Del Pozo de La Vieja se vino un piedrón y tapó el pozo, se llama
así porque, ante tiempos, veían una señora peinando a una niña de cabello muy lindo,
amarillo, amarillo, y se tiraba al agua y se perdía; después volvió a resultar fue una
culeca de pollos amarillos y amarillos y se perdió, ya no volvió; se perdió desde que
hubo el volcán ese, y dicen que ese era un encanto que había ahí. Los pozos eran una
belleza. La quebrada Tintales543 tenía buena agua, la de los Cerezos también; pero eso se
mermó bastante el agua, lo mismo lo de San Agustín”. 544
Quebrada de Barranco Hondo
“Arriba, donde nace la quebrada se llama la Cabrera, y tenía que haber un verano muy
fuerte para que escaseara el agua en la quebrada de Barranco Hondo; aparentemente era
seco por encima, pero si se hacía un hueco, en diferentes partes nacía agua y se llenaban
los chorotes, y se descontaminaba el agua con los cristales de la sábila”. 545
540
Juan Enrique Botero I 541
Testimonio de ribereño 542
José María Cubillos 543
El nombre de Tintales es por los “tintos” que florecían en la orilla de la quebrada. 544
Isidro Sáenz 545
Antonio Montaña
215
Quebrada de Los Micos
“La cañada de Los Micos era un bosque grande y había una raza de micos, eso me
contaron mis papaes, y por eso pusieron el bosquecito la cañada de los micos; eso era en
ese tiempo, porque cómo hoy todo se ha acabado”. 546
Quebrada de La Iguana
“Esa quebrada en la vereda de Monquirá tiene su historia, ahí salía una marmaja y,
por tiempos, cuando va a llover brama una peña chiquita; contaba un tío que una vez
había sacado sal de ahí; la llaman de la iguana porque se criaba, arriba en un monte
que ya no existe, un animal como una iguana, un lagartijo grande”.547
Manejo y uso del agua
Canal de “Los Españoles” o del Municipio 548
“El Canal fue construido en los años treinta549con el fin de mover la planta eléctrica de
Villa de Leyva; y dicen que, un sacerdote dominico hizo el trazo del canal a punta de
pita; se utilizó mucho obrero de la región para su construcción y la limpieza del canal
se hacía por mandato los días de fiesta, quienes no participaban eran multados”. 550
“El padre Vega inició un trabajo para sacar la toma que viene para el Municipio, desde
el Boquerón de Iguaque para acá, porque aquí todos los solares necesitaban esa agua
para regar y coger cosechitas de maíz. Eso se inició por mandato: se reunían cien
personas o más, trabajando los domingos, y fue a ojo que se venía abriendo y el agua
venía nivelando; en dos mandatos, sacamos el agua hasta el Cascajal y a lo que llegó ahí,
el municipio le puso manos a la obra”. 551
“Lo construyeron nuestros campesinos y me opongo a que se llame Canal de Los
Españoles. Sobre la construcción del Canal del Municipio puedo decir que, en 1910, los
546
Baudilio Igua 547
Marcolino Munevar Peña
548
Ver capítulo siglo XVI, apartado Segunda Fundación de la Villa: documento Canal de los Españoles. 549
El padre Fr. Luis M. Vega O.P., “construye” el 2 de junio de 1924, el canal del municipio tomado
del río Cane. Existe un documento de 1582, correspondiente a la segunda fundación de la Villa, donde se
afirma que la construcción de este se inició en 1582. El padre Pablo Desantiago, escribe en 1929:
“antiguamente los españoles utilizaban para regadío las caudalosas aguas del Cane, conducidas hasta
las siembras que rodeaban la población por ancho y bien labrado cauce; pero intereses particulares las
hicieron cambiar de curso…En el pasado año el Concejo volvió a abrir, de manera asaz rudimentaria,
el acueducto viejo…” (Pablo Desantiago. C.M.F: Rembranzas de la Villa. Tip. Voto Nacional, Bogotá,
1929). Para más información ver Anexo: Nº 1
550
José Heliodoro Cortés C 551
Ananías Cárdenas
216
veranos se acentuaron y entonces se asociaron las gentes del Diamante, Cañuela, Llano
del Árbol, Salto y La Lavandera y se fueron a sacar el agua, la sacaron subterránea. La
toma la trazó un señor analfabeta, iletrado, pero con en ese sentido común que es el
menos común de los sentidos, que se llamó Polo Gama, y no le han podido modificar el
trazo ni se lo podrá cambiar ningún ingeniero; luego, el padre Vega lo llevó hasta San
Marcos. Pero, en el 1930, se lo quitó el municipio a los campesinos: que primero estaba
una cosa que se llamó planta eléctrica, la Pelton, y ahí murió el programa de los
campesinitos a los que les ayudaba el padre Vega”. 552
“El Canal de los Españoles fue una toma que se hizo del río Cane, y que iba por el
cerro y llegaba a los Potreritos, y allá le hicieron una especie de puente para que pasara
el agua. Eso no fue para la Pelton, eso era sencillamente para que el pueblo se
beneficiara de un agua de regadío que andaba por las calles, y que uno la tomaba y la
alquilaba; mi papá compraba esa agua para metérsela a su potrero, a una cuadra de la
plaza. Cuando ya vino la época de ponerle luz a la Villa, como en el año veintinueve o
treinta, resolvieron aprovechar el agua del río Cane para la Pelton, eso quedaba arriba
del Mesopotamia; eran humedales y había unos pozos de agua donde nos íbamos a bañar
y aprendimos todos a nadar”. 553
“La toma la sacó el padre Vega del camino que va para Iguaque, de la Hondura, con el
fin de construir una planta eléctrica que alcanzó a funcionar, la Pelton, en un potrero
arriba de San Agustín. Esa zanja se construía a interés de reuniones los domingos, y
llevaban los habitantes de Leyva a trabajar allá hasta que llegó la banca al puesto de la
Colorada; ahí consiguieron un ingeniero, no era ni graduado el hombrecito, que
caprichosamente abría la zanjita y hacía ahondar el cauce donde brotaba el agua, no
tenía teodolito ni nada, era a pura imaginación; cuando llegó a la peña, ahí en La
Colorada, se topó con la caída, puso un canal y la trajo para acá hasta que la subió a la
tal Cajita, que hay de la quebrada El Gacal saliendo para Tunja.
En tiempo de verano era escasa el agua y había que mover los siete molinos; y creyeron
los del molino que con esa agua les llegaba para aumentar, por la quitada del agua del
general Bautista que construyó su toma más atrás de donde salía para el municipio. Por
eso pelearon el Municipio y el general, que reclamaba el agua del río Cane, y el
Municipio le dijo que estaba utilizando el agua del río Iguaque”.554
“Entre los padres parroquios555 había uno que era el padre Gutiérrez, el que hizo la
fuente del agua aquí del pueblo, el alcalde era don Germán Roncancio y eran los de
mandacallar; ellos obligaron a los de las veredas, a venir a abrir la toma que viene del
boquerón de la Hondura, de Chaina, llevaban la gente a la fuerza, a las bravas, y al que
no fuera le metían una multa o le ponían sus días de arresto; la construcción fue a pica y
pala y fue como en el año veinte”. 556
552
José Melquisedec Cortés C 553
Tulio Jiménez Barriga 554
Gabino Casallas 555
Se refiere a la parroquia 556
Marco Tulio Aguasaco
217
Acequias
Acequia de los molinos
“La acequia pasaba por la casa, esa agua venía de la termal y se reunía con una que
venía de Cane, eso era una acequia inmensa, un agua brutal, que movía un molino
llamado El Guamo y otro molino en el Arco, el de los Garavito; también en el
Mesopotamia había molino, el otro molino era el de los Espitias, y esa agua iba a morir
al sector que hoy es de siembra de uvas.
En el pozo del potrero nuestro, enseguida del Mesopotamia para arriba, aprendimos a
nadar; había unos humedales, era un zancudero y moscos, era un agua muy limpia. El
potrero que era nuestro, colindaba con la Mesopotamia y la planta eléctrica, la Pelton;
arriba de la acequia había un ojo de agua con bastante agua y mi mamá se lo cedió a los
curas carmelitas para el acueducto, como en el treinta y pico. Ese acueducto pasaba por
la Normal, el agua salía por un canal en piedras perforadas y resucitaba en la esquina del
convento de San Agustín, un poco más al norte de donde está la capilla, y bajaba por
ahí, atravesaba la plazuela de Ricaurte; de ese acueducto se beneficiaba mi tío Manuel,
que tenía la casa en la esquina de abajo del parque, y de esa casa atravesaba y salía a la
esquina del Instituto y bajaba a la casa nuestra, al frente del puente del Arco. Ese
acueducto ya se acabó, lo entubaron hace años los padres; la demás gente se proveía del
agua que venía hasta la pila de la plaza principal, y frente a una pila que había arriba en
la plazuela de Nariño. Cuando la empedrada de la plaza, el agua del pie de la escalera
del atrio de la iglesia la recogieron en tubería, y no sé si la meterían a la pila”. 557
“El hotel de Elvira de Madero, tenía la ventaja de que el patio del centro de la casa lo
atraviesa una acequia, que venía del cerro y movía como siete molinos; esa acequia
hacía un gran recorrido y movía el molino de Juan Garavito que quedaba abajo, y el
agua entraba al convento de las monjas, todavía ahí está marcado, y volvía y salía a
mover otro molino abajo, el molino del Pantano”. 558
“El servicio de agua para el barrio de San Agustín, bajaba de allá arriba del potrero,
bajaba por zanja para regar los solares de todo ese barrio. En la esquina de San Agustín,
había un pozo y ahí íbamos a coger el agua en chorotes. Después seguía en zanja hasta
el puente del Arco. Esa zanja desapareció, a lo que el municipio recogió esas aguas
que caían a las calles, eso fue como en el año cuarenta y cinco. Después se solicitó el
acueducto para Leyva y se constituyó la recogida del agua de La Colorada en tubo, pero
no fue suficiente y en esa época no había tanto habitante.
Donde resolvieron hacer la piscina del Mesopotamia había muchos nacimientos de agua,
y los otros nacimientos van escurriendo ahí abajo; de allá sacan el agua las madres
carmelitas para el servicio del convento, porque ellas carecían de agua. Antes de eso, era
por una zanja que llegaba el agua hasta la calle y las monjas hicieron un cogedero de
agua ahí, y después hicieron tapar ese puesto de tomar agua.
557
Luis Madero 558
Manuel Gaona q.e.p.d
218
Los Potreritos era otro yacimiento de agua y había que hacer un pocito para bañarnos,
ahí íbamos de paseo, y a todos nos tocaba colaborar con comida cruda para hacer
nuestro piquete de la escuela”.559
“Ahí en la Mesopotamia estaban las aguas termales, eso era un charco donde nos
íbamos a bañar. Por ahí quedaba, también, la planta de la luz opaca con que nos
conocimos”. 560
“La Normal tenía agua porque ese predio tiene mucha agua atrás, eso tenía sus tanques;
San Agustín era más abundante en esa época, se abastecía de todas las corrientes de
agua de arriba, y mantenía un cauce normal, era limpia y se veían las piedras, pero
últimamente es un muladar”. 561
“El agua viene de un lugar llamado La Colorada, la famosa agua de la que se abastecía
todo el mundo, eso fue construido por allá en el año de 1742, hecho por los españoles
para lo cual fue perforado el cerro, y esa agüita vino a dar al tanque de abastecimiento
del municipio y ahí la siguieron. Pero antes de esa agua, se abastecía todo mundo del
agua de la pila, esa era la tradicional porque antes no conocíamos ningún servicio
especial”.562
Reservorios
“En la década del setenta, construimos los primeros reservorios de los más de
trescientos que tiene la región, era la única solución hídrica, y los construimos
especialmente para la siembra de cebolla; pero, estos lagos no dan la capacidad ni la
estabilidad que requieren los siembros, que es de unos quinientos mil metros cúbicos de
agua por semestre, dada la alta evapotranspiración; en la época del fenómeno del
Pacífico, los lagos se secaron y así vimos la necesidad de traer agua desde el río
Cane”.563
Aguas en La Villa
“Cuando estuve de alcalde, llegó un equipo de perforación de agua del Incora564 y les
solicité a los finqueros que lo aprovecharan, no les iba a costar nada, pero nadie quiso
perforar; cuando ya se iba, apareció Nemesio Martínez, de Ritoque, donde hay una
piscina, y solicitó el equipo y a los ocho días le brotó un chorro de agua. La quebrada de
Ritoque, donde va el acueducto para Sáchica, eso era de Villa de Leyva pero,
desafortunadamente, por las negligencias de la gente dejaron perder eso y lo cogió
559
Gabino Casallas 560
Felix Torres 561
Fermina Gómez 562
Ignacio Fitatá 563
Juan Enrique Botero I 564
Instituto Colombiano de Reforma Agraria.
219
Sáchica, ahí son los linderos de Villa de Leyva. Eso peleaban mucho por el agua allá,
por la de regadío y la del ganado, y por esa toma tuve una inspección allá, de las minas
de yeso para abajo, y les arreglé el problema; un día, unos utilizaban el agua; otro día,
otros. También le dije a Botero Marulanda, que no peleara por un chorro de agua y que,
teniendo esos barrancos, hiciera una represa para recoger las aguas lluvias; la hizo y la
primera cosecha que cogió, con el beneficio de esa represa, fue de cuatrocientas
cincuenta cargas de trigo; luego hizo como dos o tres más”. 565
“En una revista de Cromos del año cincuenta y cinco, el autor de unas fotos bellísimas
con rebaños de ovejas decía, que no había podido soportar la erosión, que era
impresionante la aridez de los alrededores y la soledad de este pueblo; en esa época, no
sabía que esto era un emporio de fósiles, emporio de vientos; también, entonces poco
agua; aunque la zona tenía mucha agua que venía de Iguaque.
En esa época no había tanta contaminación porque, incluso, como no había plásticos,
no había turismo y eran menos habitantes; había problemas porque la mayoría de
casas no tenían baño, eso era un privilegio de ciertas gentes. El molino donde hoy está
el Museo Paleontológico, lo movía una toma del Canal de Los Españoles, que venía
desde el boquerón de Iguaque; no había mucha conciencia sobre el agua, quizás, por
la abundancia”. 566
“En el pasado, los municipios de Suta, Tinjacá y Ráquira no tuvieron alcantarillados,
utilizaban el solar, entonces no contaminaban el río Suta. Recuerdo que en la casa de mi
mamá, íbamos al solar y el baño era en los Potreritos; y la gente iba a lavar a La
Colorada. Los Potreritos tenía más agua, porque en la toma del municipio desde el río
Cane, el famoso Canal de los Españoles, no cabía el agua, a pesar de que todo el mundo
sacaba agua por el camino; y siempre esa toma, por nacimientos que habían en
diferentes partes, nunca perdía su caudal”. 567
Agua en el casco urbano568
“En la década del treinta ninguna casa tenía agua, habían tres fuentes o pilas principales
de donde se cogía el agua: la de la plaza que venía por unos tubos de piedra perforada;
la de la plaza de Nariño, frente al convento de los dominicos, y la de San Agustín”. 569
“No teníamos acueducto, pero teníamos una maravillosa fuente de agua pura por el
camino que va a Chíquiza, se llamaba La Cajita, era un manantial entre las rocas
bordeado de vegetación nativa que se quemó en un incendio, ahí era el famoso herrerún;
el agua bajaba por un caño y penetraba por una tubería española en piedra, cuyo
recuerdo hice dejar cuando se restauró la plaza, desde la pila hasta la esquina de mi casa.
Era suficientísima el agua, hasta el punto que todas las gentes del pueblo mandaban sus
565
Luis Madero 566
Mario Antonio Pérez 567
Antonio Montaña 568
Para mayor información ver: La Villa, plaza principal, la pila 569
Vicente Rodríguez
220
sirvientes a que recogieran en chorotes, en múcuras, el agua que bajaba de los chorros de
la pila, mediante una caña brava hueca que se mantenía en perfectas condiciones. Aquí
no existía amebiasis, las gentes no se enfermaban del estómago, las aguas eran
absolutamente puras, y eran llevadas en las tinajas para el servicio doméstico. Las
monjas fueron las primeras que en Villa de Leyva tuvieron acueducto, ellas la entubaron,
y le participaron al convento de los padres carmelitas”. 570
“Las muchachas de mi mamá abuela, Narcisa Cárdenas Pinzón, se levantaban a las
cuatro o cinco de la mañana a ir a traer el agua en chorotes, cuatro o cinco chorotes al
cuadril, de esa pila de la plaza o de una alberquita que habían hecho los dominicanos
frente a la casa y también de otra cerca al Carmen, llegando a la esquina de doña Carola
Rojas, y de ahí con chorote y totuma se traía el agua cuando se escaseaba en una parte,
pero nunca había escasez de agua”. 571
“Anteriormente existía un acueducto que llegaba a la pila del agua, allá llegaba todo el
poblado a llevar su agua en sus vasijas, en sus chorotes, para sus casas; como en los años
cincuenta, estaba de alcalde Vicente Rodríguez, vino Insfopal572 y extendió redes a las
casas”.573
“Anteriormente no había acueducto, la gente se abastecía con un servicio de pila que
había en la plaza principal; esa agua venía del herrerún, un pocito que quedaba por el
camino que va para Chíquiza, arriba hacia el cerro. Ahí había una mata hermosísima de
herrerún, toda su sombra iba cubriendo el camino y en la parte derecha quedaba el
aljibe; el aljibe se desapareció y nuevamente volvió a revivir, pero una partecita”. 574
Vereda de Monquirá
“Sufríamos por falta de agua pa’tomar; ya en 1950 se comenzaron a hacer los pozos,
se le pidió al ejército el favor de abrirlos, vinieron, perforaron con máquinas pero solo
salió agua salada, y ahí seguimos sufriendo por el agua. Como en 1955, como
presidente de la junta de Acción Comunal, me propuse traer el primer acueducto
para la vereda; al principio, el Impes no nos atendía por razones políticas, se hizo la
petición y pida y pida y nada, pero al final logramos que nos pusieran el acueducto,
tocó negociar; la comunidad trabajó fuertemente, y cuando llegaron los carrados de
tuberías, vinieron de la Cañuela, de Sopotá, de todas partes a firmar”.575
Vereda Salto y La Lavandera
“Anteriormente no había agua en las casas, hace más de diez años estuve de presidente
de la Acción Comunal y en esa época promocioné el acueducto, todo mundo se oponía:
570
Tulio Jiménez Barriga 571
Aura María Borrás de Páez 572
Instituto de Fomento Municipal. 573
Agustín Neira 574
Ignacio Fitatá 575
Marcolino Munevar Peña
221
que no señor, que del cerro acá hay más de treinta kilómetros, que toca vender la tierra
para pagar el acueducto; dejé eso instalado, llegó otro presidente y echó el agua; y hoy
tenemos nuestro propio acueducto que no se lo debemos a nadie, somos unos sesenta
usuarios. Ahorita nos echaron otro acueducto con un poco de plata que regaló
Ecopetrol,576 otro poco que regaló el alcalde y otro poco la mano de obra de uno; pero no
le veo mucha ventaja, porque eso es con un motor bombeando el agua para el río Cane a
un tanque grande, y eso toca cambiar el motor, pagar un impuesto de la luz muy
recargado y toda esa cosa. Más atrás había mucha agua, lo que estaba era sin explotarla
y hoy está explotada; aquí llegaron unos de la Fac,577 hicieron un acueducto y se
apoderaron de esas aguas que venían detrás del cerro de un puesto llamado Panelas y por
allá de Iguaque, allá si hay agua”.
En el verano, en el río Cane había una gotica de agua, el Salto Chiquito se secaba y allá
era el agüita principal y en verano, del Ecce Homo traían el ganado a beber ahí”. 578
“Todo el mundo cocina y bebe ahí; antes, el agua para la subsistencia había que
cargarla con ánforas, las mujeres cargaban el agua y los hombres también; se sufrió
mucho porque, absolutamente, no había facilidad de nada; hoy en día todo está a la
mano”. 579
“La vereda de Salto y La Lavandera es muy árida, muy lóbrega, no hay servicio de
agua; ahorita tenemos un acueducto que tiene dieciséis años, y fue hecho a peculio de
nosotros los de la vereda que no somos sino sesenta y ocho familias. Acá nos tocaba
traer el agua del río Cane en burrita, en sillones y chorotes; eso cesó con el acueducto
que se trajo del Roble y ya cesamos de ir a Cane a lavar, ya tenemos el agua en la puerta
de la casa.
Las quebradas de La Linde, El Mermejal y Las Delicias han sido quebradas secas,
cuando llueve cogen agua nomás; había árboles de eucalipto y nativos: cucharo, dividivi,
hayuelo, camiseto, que se utilizaban para la leña, pues, no teníamos estufa de carbón.
Por allá en la orilla del río se sembraba sauz, esos daban madera para las casas;
entonces, hace unos veinticinco o treinta años, llegó un proyecto de arborización del
Inderena y le daban al que iba a solicitar, porque nunca vinieron a mirar las necesidades
de la región. Cuando fui prestatario del Incora, como en el sesenta, hice un préstamo que
venía combinado para agricultura, ganadería y la represa que llaman, hice ese pozo y la
gente aquí me trató de loco, que aquí no se podía guardar agua; y de esa región alta,
venían a abrevar aquí el ganado, exploté esta finca y sembré fríjol, trigo, cebada, maíz,
pastos y me defendí y crié mis hijos. Hoy ya todo mundo tiene su reservorio, tiene
peces, tiene su ganado y mejoraron los pastos”. 580
576
Empresa Colombiana de Petróleo. 577
Fuerza Aérea Colombiana. 578
Manuel Rodríguez 579 José Heliodoro Cortés C 580
Julio Edgar Cortés
222
Vereda Llano del Arbol
“Los cambios de los ríos han sido tremendos; en los treinta, en la finca del Cárcamo en
época de invierno, donde se unen los ríos Sutamarchán y el Sáchica, se salían de cauce
e inundaban todas esas vegas, una cuadra para lado y lado y era tal, que pasaba hasta
una semana sin que hubiera cómo atravesar el río”. 581
Vereda El Roble
“Antes habían aljibes de agua, sacábamos el agua de La Colorada, abajo del
cementerio; entonces se podía coger porque bajaba harta agua, ahorita no porque la
entubaron y, desde eso, se acabó el agua de la quebrada”. 582
“El primer acueducto de la vereda de El Roble, es decir, la toma, la sacaron hasta la
finca de los señores Roncancio; luego, nosotros iniciamos una toma desde la toma del
Municipio, y la alcanzamos a sacar cerca del camino que viene de Chacón para Leyva,
pero el dueño de una casa no la dejó cruzar y se adueñó del agua; entonces, fuimos al
cerro, oí un chorrito de agua sonar, y allá era el nacimiento del agua, por el medio unas
lajas grandes, entonces dijimos: aquí queda la canal para recoger el agua y decidimos
sacarla entubada. Después les propusimos a los señores de Salto y La Lavandera, para
que tuvieran también su agüita para comer y no les tocara bregar hasta el río en tiempo
de los veranos; se sacaron los permisos y se hicieron todas las obras para todas esas
lomas. Antes esas tierras no valían cinco centavos, nadie las pronunciaba, y a lo que
hubo la carretera, hubo la escuela y la luz, entonces echó a llegar gente de otras tierras y
las hicieron valer; los que principiaron fueron los de la urbanización Camilo Daza, por
ahí principiaron las ventas en esos peladeros. Nosotros pusimos el agua en todas esas
veredas, todo mundo ayudó, y ese fue el primer acueducto que sacamos”. 583
Vereda Capilla
“En el pasado la calidad del agua era mejor, más purificada, y si a uno le daba sed a
media noche,¡cójala ahí del pozo! y no le sentaba mal. Hoy en día, los centros de salud
advierten que el agua no se debe tomar cruda, que produce enfermedad; sí ha cambiado
la calidad del agua será por menos vegetación en la tierra, menos purificación, porque la
vegetación siempre ha cambiado mucho: en ese tiempo poco eucalipto y pino; lo que
más, el roble y el encenillo; y cuando parcelaron la hacienda en la Hondura, se acabó el
monte. Acá, cuando hace verano se seca una quebradita que baja, la del Amoladero, el
agua sale de un pantano, y ahora como han hecho muchos pozos le han sacado aguas
para riegos, entonces ya no baja agua por ahí y los dueños de las tierras han hecho sus
huecos para depositar agua.
581
Vicente Rodríguez 582
Juliana Pardo 583
Ananías Cárdenas
223
Han sido tres veranos fuertes, que he conocido, que se ha secado la quebrada totalmente;
ahorita con el acueducto, no hay mucho litigio por el agua, eso habían demandas,
multas; aquí en la loma hay un aljibe, y cuando se secaba la quebrada, nos tocaba traer
agua de ahí y habían dos vecinos: el uno llegaba a las seis de la mañana y cogía el agua
y ajuntaba su agua pa’l día y cogía un palo y rebullía el aljibe, la embarraba pa’que
nadie más cogiera; el otro la topaba toda embarrada y, al otro día, madrugaba todavía
más, cogía su agua y embárresela al otro. El agua no se puede negar, no se puede cercar,
el agua es muy delicada también, y entre más se pongan a jodele cambia de ruta, las
aguas se han mermado y se ha contaminado es más; todas las plantas toca fumigarlas,
cae el aguacero, coge el agua y se encañona y eso va bajando a las quebradas, entonces
¿ahí no se está revolviendo todo? ”584
Vereda de Sopotá
“Cuando llegamos traíamos el agua de Tunja y, después, como en la finca había partes
donde por más verano que hiciera el pasto siempre estaba verde, empezamos a cavar y
salió agua y se hicieron los pozos, esa fue el agua de la finca por mucho tiempo. Aquí a
los seis metros hay agua, la examinaron y dijeron que no es apta para nada: es pesada,
tóxica, dura, tiene un p.h. de 8; toda la gente antigua de la región tenía un beriberi por
tomar esa agua. Con veintiséis vecinos hicimos el acueducto, que tiene doscientos
sesenta usuarios, ahora utilizamos el agua del río Sáchica pero cuando baja deja todas las
piedras amarillas, y a ese río la represa de Guacheneca le quitó mucho agua; hace
cuarenta años ese río se creció y subió casi once metros; hace unos once años subió unos
cinco metros; después de eso subirá uno o dos metros”. 585
Vereda de Llano Blanco
“En la vereda de Llano Blanco, había una toma que venía de Mamarramos y cruzaba la
vereda, en cada casita había un ojito de agua, manas o aljibes, pero desafortunadamente
con el acueducto los hemos descuidado y estamos en vía de volverlos a recuperar”. 586
584
Eloy y Parmenio Pineda 585
Germán Zubieta 586
María Gladys Velásquez
224
Vegetación
“La destrucción del arbolado en los cerros próximos y de las airosas palmas que
antaño reverdecían en amplia faja de estos labrantíos, es causa de que disminuyan
los manatiales, se barran las nubes, y el campo ubérrimo, herido de sequía,
desmejore”. 587
“1952. El problema de la reforestación no sólo es de arborización, sino de sociología.
Es necesario dar ocupación a las gentes que se ganan su subsistencia con la tala
imprevista de los bosques y abolir el uso de la leña como combustible de los
hogares, toda vez que el consumo ha arruinado la vegetación nativa, con la
consiguiente disminución de las aguas y la entristecedora erosión de las tierras. La
Caja Agraria que acaba de establecer una sucursal en la población podría encargarse
del suministro de cocinas de petróleo, que vendidas a bajo costo entre las gentes,
impedirían el que a diario se consuman por el fuego centenares de arbustos y
ejércitos de robles”. 588
“Que detenga el hacha el labrador paciente
que no maltrate el alma del que hablar no puede
se mira triste el que al caer se siente
por no tener quien lo defienda muere.
No más contra el árbol tiranía
ni menos quemar la flora viva
mejor llenar de ciprés la lejanía
y deje solo crecer con el alma y vida”.589
“En mi juventud la vegetación de la vereda de Salto y La Lavandera era muy abundante
en madera, y el río eso era oscuro; teníamos una finca que la llamábamos Monte Oscuro
porque era tupida en árboles, unos árboles sumamente pesados, y se volteaban unas
587
Pablo Desantiago. C.M.F: Membranzas de la Villa. Tip. Voto Nacional, Bogotá, 1929 588
Tulio Jiménez Barriga: Emoción de la Villa. En: Huellas Históricas. Villa de Leiva. Nº 1, diciembre
de 1952. Vol. 1 Bogotá. 589
Apartes del poema: A los árboles, de Melco Cortés.
225
vigas de sauz para hacer una casa; en esa época, estaba la tierra recién abierta y se
sembraba una matica y crecía con opulencia, hoy no; de esas matas que vi hace
cincuenta o sesenta años, no existe sino el mero tronco, la vega quedó limpia, la plaga se
tragó los árboles. Era sauz todo nomás, camiseto, montes de muelle y dividivi que se
usaban para leña; y del muelle sacaban la trementina para el dolor de muela, y del
dividivi esas pepitas de la cáscara y las cocinaban, se hacían gárgaras con sal vijúa y ahí
estaba el remedio para las amígdalas. La barboja llegó hace veinticinco años, hasta en un
pedazo de hierro se coloca esa barboja; unos dicen que es buena y otros que es una
epidemia, las matas quedan vueltas chamizo y toca quitarla y abonar la mata para que
produzca”. 590
“La vegetación de la vereda de Salto y La Lavandera era dividivi, penco, choco y el
sauz, que lo trajo don Roberto Pardo de la sabana de Bogotá, en el gobierno de Marco
Fidel Suárez. La pepa del dividivi la utilizaban para el curtido del calzado, de ahí se
deriva un tanino, y lo mezclaban con cáscara de encenillo y afirmaba más ese color
caoba, daba un lustre diferente.
Antiguamente, se acostumbraba vestir los arcos con la barboja para que pasaran los
visitantes que llegaban y, obligatoriamente, mandaban a los campos a los comisarios a
coger el musgo ese de la barboja; lo sacaban de los árboles y la peña, eso fue desde 1920
hasta el cincuenta y cinco; esa era una creencia simbólica en esta vereda y hoy ese daño
le cae a casi todos los árboles, y el que más le gusta es el olivo”. 591
“Cuando iban a llevar el trigo a la sabana y a traer sal de Zipaquirá, en burros o asnos o
fomentos, traían estolines de sauz para cultivarlo porque la gente de esta región no lo
conocía; eso fue, generalmente, antes de la Batalla de Boyacá. Para las construcciones
de la Villa de Leyva, la madera la llevaron de un punto llamado Llano del Árbol592
porque la Villa era muy lóbrega y por eso se llama así; era lleno de árboles, unos asuntos
naturales que eran el guamo, el cucharo, el dividivi, los árboles nativos de acá”. 593
“La vegetación ha cambiado mucho en esas veredas; por ejemplo, la planta de los
guamos eso se ha secado mucho, los sauces se dañan por el corazón y se caen, el aliso
también, las matas de gaque lo mismo; eso ha llegado tanta maledeza594 para los árboles
así como para los cristianos. Por Monquirá era lo mismo, todo arruinado de bosques, no
había sino por las orillas de las quebradas y los ríos; y había un cucharal en una finca y
cuando quería llover, la lluvia llegaba primero a ese bosque de cucharal”.595
“Cuando compré la finca no había ni para cortar un poste; entonces, en el año cincuenta
hice una arborización de eucaliptos y hace poco tumbé un árbol de esos, lo mandé a
aserrar y salieron como ciento veinticinco piezas de madera, postas, ramaje y leña; la
590
Manuel Rodríguez 591
José Heliodoro Cortés C 592
Vereda Llano del Arbol 593
Noe Leví Cortés C 594
Maleza, achaque. 595
Ananías Cárdenas
226
belleza de madera que aserramos, tenía más de treinta metros de alta la vara, y todavía
tengo como unos cinco o seis árboles de esos.
De los árboles nativos que sirvieron para construcción ya no hay, las construcciones
ahora son todas de madera sembrada porque no había eucalipto en estas regiones, la
madera venía de la montaña de Mamarramos y de la montaña al lado de Gachantivá, la
traían en bueyes y en mulas, las varas y la leña, y se la prendían de pretina, no de carga
sino arrastrando, aperado con enjalma y un lazo; de Mamarramos bajaban gaque,
encenillo, amarillo peñero, amarillo gualdo y amarillo canelo, tuno negro y tuno
esmeraldo…y en ese tiempo no habían sino dos o tres carpinteros aquí”. 596
“Para la leña no había problema, estaba la hacienda de Iguaque con mucho arrendatario
y los patronos los dejaban sacar su leñita del monte, sacaban sus cargas de leña de roble
y la traían en sus machos, con unas angarillas en las que formaban el tercio de leña, y
también, a la costilla; aquí llegaban y ya tenían sus clientes en las casas, una carga
costaba como diez centavos; hoy ya no los dejan sacar leña del cerro”.597
“En el cerro de la vereda de Capilla había encenillo; se llamaba cascarianzas a la
recogida de esa cáscara, y esa iba a dar por allá a Villapinzón y Ventaquemada a los
pozos de la curtidera de cueros. Cualquier mata no servía, tenía que ser cáscara gruesa,
la sola corteza, y el resto de leña la dejaban; también con mi papá, estuvimos en el
bosque de la Hondura sacando encenillo, eso era como en el año cincuenta y siete, y
ahorita ya no se encuentra. El monte era espeso, grande, había roble, cucharo, juco,
tuno…se bajaban varas para las costilleras de las casas de Villa de Leyva y el chusque lo
sacaban de Carrizal, ahí había pino hayuelo, y cuando acabaron con el chusque y la
caña brava, llegó la guadua y esa entraba por el lado de Chiquinquirá y Saboyá.”598
“La madera que se sacaba era para el pueblo, para la construcción; nosotros sacábamos
y vendíamos un chaflán de dos metros y medio a veinticinco centavos, que hoy vale lo
menos diez mil pesos. Se sacaban varas, vigas, viguetas de tuno de amarillo y de cafeto,
y la más apreciada era el tuno y el pino. El roble lo sacaban y se aserraban vigas de
cinco, seis, ocho y diez metros para llevar para Bogotá, venían compradores y se
llevaban contratos. Trabajé también en La Cumbre, duré como diez años aserrando
madera en esas peñas, allá era yo el que aserraba a brazo y, después, con la máquina
aserraba unos cuatrocientos metros de chaflán en un día, mientras que una pareja de
aserradores, en una semana, no aserraba sino cien metros. Habían dieciocho obreros y yo
aserraba con la máquina; los otros tenían allá su oficio: unos con mulas, otros con
bueyes, otros haciendo trochas, otros recortando trozas, otros arrimando. Allá, ganaba un
obrero un peso con ochenta centavos y, en el día, yo ganaba cuatro pesos; trabajé
también añadiendo cables, porque para trasladar la madera de un cerro al otro se usaban
poleas, me pagaban a veinticinco pesos por día; eso fue cuando tenía yo unos veinticinco
años, y yo iba y volvía a la Capilla donde tenía mi casa”.599
596
Alcibíades Robles 597
Aura María Borrás de Páez 598
Baudilio Igua 599
Teodolindo Espitia
227
“Empecé a trabajar la madera como en 1960, en el campo; pero, primeramente,
aserrando maderas en Hormas. En esa época, el roble rosado era muy abundante en
esa región, era muy bien vendido porque salía derechito, no se torcía, y se prestaba
mucho para las construcciones; había también el totumo, el pino hayuelo y tal cual pino
romerón, que era especial para ebanistería; el roble se aserraba hasta de diez metros de
largo y se utilizaba para mesas de construcción, toda esa madera iba a Bogotá y Tunja.
Después de Hormas pasé a Togüi, a La Cumbre, Las Chapas, Toca y, luego, en
Cardonal aserrábamos eucaliptos bien grandes, que daban hasta diecisiete tareas de
madera, todo eso era a pura mano y la troza sobre un andamio.
En los montes de Mamarramos, en Iguaque, como entre el año cincuenta y ocho y
sesenta, duré un año consecutivo aserrando solo pino hayuelo; por ahí solo habían unos
ranchitos de paja, como donde vivía doña Carmelita Rodríguez, la abuela de los Francos;
vivían una o dos personas, no habían cultivos, era solo monte, una selva espesa.
Aserrábamos en un lado y otro, esa selva era muy grande y, en la parte alta, había
mucho encenillo al que se le quitaba la corteza a lomo de hacha, para venderla a las
curtiembres, más que todo de Villa Pinzón; se sacaban atados como de ochenta
centímetros de largo, cada atado pesaba ocho arrobas y se vendía a tres pesos, eso era
sacar y sacar cáscara y ese monte quedó con muy poco encenillo.
En el aserrío se trabajaba por jornal, al diario nos pagaban a cincuenta centavos, y ahí
hacíamos campamentos de tapero de la misma madera que sacábamos, se le echaba
césped y barboja por encima y se le hacía una zanja, en redondo, para que no se metiera
el agua cuando llovía. Las trozas se bajaban con bestias y bueyes por el camino en
piedra que existía; también, en el Ciral, aserré roble, ordinario, amarillo peñejo, chusque;
entonces, valía unos sesenta pesos una tarea de madera de ciento veinte metros de roble,
y esa madera salía para otros lados y poco para Leyva porque, en esa época, no había
nada de trabajo y estaba abandonado. En el aserrío duramos un año sin salir, solo salía
por cigarrillos y, por las noches, hacíamos un buen guarapo de panela, nos entonábamos
y ¡hágale a la música!, a tocar bandola y tiple; éramos en total como cuatro parejas,
nos alimentábamos con grano, cazábamos carne silvestre y comíamos a lo que daba el
tejo, pues abundaba mucho tinajo, armadillo, curie, gallinetas, loras y otros más; para
uno era una vida tranquila”. 600
600 Ernesto López
228
Incendios forestales601
“Hacia el cerro han habido varios incendios, hace como unos veinticinco años, hubo un
incendio que agarró la Plaza del Diablo y todo eso se quemó integro, no quedaron sino
los carbones y poco a poco fue creciendo la vegetación; pero los pinos los empezaron a
sembrar cuando hicieron el hotel del Duruelo”. 602
“En la vereda de Capilla han habido dos incendios; uno en el cincuenta y ocho que
arrasó el monte grande, eso fue todo el cerro casi hasta el boquerón, y tocó pedir el
ejército de Tunja para apagar eso; el incendio empezó en el puro río, del boquerón para
arriba, un tal Teofilo había prendido candela pa’ calentar el almuerzo y se le fue la
candela al charrascal. El otro incendio fue después, en el sesenta, pero no alcanzó tanto;
el primero duró más de una semana, llegó hasta el filo y bajó, se quemó el monte y se
volvieron planos y ya la gente echó a trabajarlos”. 603
“En San Marcos o La Palma, arriba, hubo un incendio como en los treinta y alcanzó
hasta Curies; con trabajo apagaron, había buenas aguas y se agotó el monte que tenía ese
cerro: encenillo, roble y gaque, y por ahí charrascalito, juco y tobo”. 604
“Hace muchos años hubo como cuatro incendios fuertes, dos sumamente grandes; el
primero fue un julio que principió en la brecha del boquerón del Cane, entonces se
vino todo ese incendio hasta llegar al herrerún, eso duró como un mes dele que dele.
Nadie se atrevía a ir a apagar, se esperaba que la candela se acabara por si misma; las
chispas de los helechos iban a dar hasta las ruinas de Monquirá, allá estábamos nosotros
segando trigo y llegaban las chispas vivísimas; esa fue la primera vez que yo conocí,
como antes del cuarenta”. 605
601
Los incendios forestales se han producido por diferentes causas: provocados, impacto del turismo,
descuido, quema de residuos vegetales y sólidos, prácticas culturales, etc. Estos han impactado
seriamente el paisaje, cobertura vegetal y fauna, y los mismos recursos hídricos. Han ocurrido
aproximadamente unos diecisiete; se destacan: 1908 (¿) área del Esterillal, vereda Centro, cerro de San
Marcos;1910 vereda Centro, quebrada la Colorada; 1927 vereda Centro, zona de influencia de las
quebradas San Agustín y San Francisco, principalmente hacia la zona sur-oriental; 1980 quebrada de
San Francisco, sector sur hacia el antiguo camino a Tunja y Chiquiza; 1990 zona del Esterillal, entre
el boquerón del Cane hasta el bosque de galería vecino a la quebrada de la Colorada centro y camino
a la Hondura. Este incendio duró cinco días afectando la vegetación de aproximadamente unas 400
hectáreas y las microcuencas y cañadas de la zona; 1994 zona del boquerón del Cane, sobre el
camino que conduce a San Pedro de Iguaque; 1995 zona de la Hondura; 1996 zona oriental de la
vereda Centro, área de las quebradas de Tintales, duró tres días y quemó 25 fanegadas de gaques,
robles, matorrales, pajonales y gran número de especies arbustivas; aunque estuvo concentrado
principalmente en el bosque de coníferas; 1996 zonas de las veredas de Salto y La Lavandera y
Cañuela; 1999 vereda Centro, zona oriental, área de influencia de la quebrada de San Francisco; 1999
vereda Centro, zona oriental quebrada Tintales.
602
Jesús Neira 603
Baudilio Igua 604
Gabino Casallas 605 Felix Torres
229
Vías
Caminos 606
Cuando yo era arriero e mulas
hacía mis negociaciones
de pa’ arriba alza enaguas
y de pa’ bajo calzones.607
“A Villa de Leyva se llegaba a uña;608 aquí hicieron la carretera en 1936, la que venía
de Arcabuco pa’cá, y la que iba de aquí pa’ Chiquinquirá. En el año cuarenta y dos, vine
a Villa de Leyva en carro; pero esto no era carretera, era una trocha. Íbamos a Moniquirá
a traer yuca y la vendíamos en Ráquira; y de pa’bajo, echábamos loza pa’vender en
Moniquirá.
Eustorgio Contreras que tenía mulas, traía de Moniquirá bocadillo y panela; iba a
Zipaquirá y cargaba esas mulas con sal, sal vijúa y sal blanca, unas piedras grandes que
picaban pa’ venderlas por libras en Moniquirá. El camino del Uvalito era un camino
angostico; el del Mortiñal, muy estrecho, venía por el lado de Sutamarchán, llegaba al
río y cruzaba para el Uvalito. Los caminos de a pie de Santa Sofía a Moniquirá, se
olvidaron; los de Gachantivá a Sutamarchán, se acabaron; y también los de Leyva, que
eran por Monquirá. De antes, oía yo, que en el siglo pasado, cuando Sáchica era un
606
Tunja se convierte, durante la colonia, en el paso obligado del intercambio comercial entre la costa
atlántica y el interior, a través de la ruta del río Magdalena y el camino de Vélez. “Sin embargo esta
ruta cambió en el siglo XVIII, en el período del virreinato, cuando se prefirió el camino de Honda
para llegar directamente a Santafé. Aparece así la decadencia económica de la Provincia de Tunja.”
Se realizan protestas en Tunja
607
Copla de José Heliodoro Cortés C 608
A uña: a pie descalzo.
230
corregimiento, les tocaba a los alcaldes ir a Puente Nacional montados en un buey, y con
las quimbas pegadas atrás, y por allá en el alto decían: yo soy la señora autoridad”. 609
“En esa época se traían burros desde Zipaquirá610 y de aquí, llevaban cuatro ollas en un
burro llenas de huevos; y los llevaban así, por La Candelaria a salir por Nemocón, a
llegar a Zipaquirá, porque ahí venía el ferrocarril que bajaba por Chiquinquirá”. 611
“En ese tiempo ¡cuál carretera!, yo era pequeñito y esa carretera de Arcabuco fue
abierta a punta de solo pica y pala. A Leyva se entraba por el camino que baja de
Iguaque,612 los caminos si son los mismos; el que viene de Santander, el de Muletas. Por
aquí era el paso de todo el mundo; cuando había papa por aquí bajaban las cien,
doscientas cargas”. 613
“Se consumían cien tercios de miel para la Fábrica de Licores, y era la plaza especial
de la miel, siendo que Villa de Leyva queda a distancia de Moniquirá y Puente Nacional
609
Manuel Rodríguez
610
Villa de Leyva- Guachetá
Ruta Leyva-Sutamarchán-Tinjacá-Ráquira-Quebrada Ráquira-Quebrada Honda-Guachetá. 18 horas,
11leguas.
De Leyva a Sutamarchán: Ver Leyva-Chiquinquirá.
De Sutamarchán a Tinjacá. Templado, 13/10 leguas, todo es llano y camino bueno; se pasan dos
quebradas.
De Tinjacá a Ráquira. Poblado. 1 legua. Terreno llano entre cerros; se pasa dos ocasiones el río, luego la
quebrada Santa Bárbara y otras dos veces el río; en invierno, cuando llueve mucho, impide por
pocas horas el paso. Aquí hay recursos para la tropa.
De Ráquira a la quebrada Ráquira: Poblado. Frío, 2 leguas. Es una subida de pendiente regular y buen
piso.
De quebrada Ráquira a quebrada Honda. 2 leguas. Casi todo es subida con algún monte, camino
resbaladizo con poca piedra y se encuentran casitas. En la cumbre es el camino tendido por un buen
trecho.
De quebrada Honda a Guachetá: Frío. 1 8/10 leguas. Bajada no muy pendiente, de buen piso, con
algún barro en invierno. Aquí se encuentra lo necesario para la tropa. (Comisión Corográfica bajo la
dirección de Agustín Codazzi: Geografía Física I Política de la Provincia de la Nueva Granada.)
611
Alcibíades Robles
612
Por Iguaque existía también el camino Villa de Leyva-Motavita. Ruta Nº2.
Ruta: Leyva-Boquerón del Cane-Corinto-Motavita. 10 horas, 6 9/10 leguas.
De Leyva al Boquerón del Cane: Templado. 2 leguas. Casas. Se pasa el riachuelo de Leiva, casi a la
salida de la villa y por terreno llano y de buen piso, se llega a una quebrada que se atraviesa y
además el río Cane. Siguese por una explanada llana, donde se encuentra el camino que va a Las
Quebradas y el que sigue para las Muletas; se toma a da derecha para llegar al Boquerón.
Del Boquerón del Cane a Corinto: Frío. 2 leguas. Vecindario. Todo es subida en medio de peñascos y
piedras, se pasa varias veces el río Cane, subiendo muy estrecho el camino en algunas partes.
De Corinto a Cómbita: Frío. 2 5/10 leguas. Se sube una cuesta suave y se llega hasta el páramo, en
el cual se junta el camino que viene de Quirbaquirá; el camino es bueno y despejado, pero
resbaladizo cuando llueve. Terminado el páramo, sigue un plano inclinado de buen piso y se llega a
este pueblo, que tiene recursos para la tropa. (Comisión Corográfica bajo la dirección de Agustín
Codazzi: Geografía Física I Política de la Provincia de la Nueva Granada.)
613
Simón Pedro Pineda Igua
231
que son la región productora. La traían de allá a Villa de Leyva, y la gente de Chocontá,
Ventaquemada, Villapinzón, Nuevo Colón, venía a comprarla a la Villa de Leyva”. 614
“Había gente que venía del Socorro, de Cúcuta, que echaban un mes; arriaban cuarenta
o cuarenta y cinco mulas y traían panela, azúcar, y la sal vijúa la traían de Zipaquirá.
Habían hospedajes y allá llegaban y encontraban todo completo, posada, loza, servicio.
Aquí, por ejemplo, era salir al Alto de los Venados y de ahí llegar, por allá delante de
Guachetá, a Tausa, y de ahí a Zipaquirá; se llegaba a las doce, pero eso era un cantión de
gente que había escogiendo y haciendo cargas de sal, la sal era en pura piedra y la
fábrica de sal blanca era en Nemocón; y de ahí se iba uno pa’ Bogotá. Hacíamos reunión
y nos veníamos todos, echábamos de allá pa’cá dos días y medio también”. 615
“Camino abajo, por donde están los chircales, teníamos una finca y se querían apropiar
del camino y nos vimos en la necesidad de acudir a la justicia, a la inspectora, que era
Aminta Cortés; con ella, recuperamos el camino porque la gente quiso adueñárselo; yo
tenía mi escritura y con eso me defendí, les dije: el camino tienen que dejarlo porque es
un camino que conduce de Villa de Leyva a La Candelaria; hoy es un carreteable.
Los caminos viejos en el monte eran por donde se transitaba con la madera; se llamaban
rastras porque, en ese tiempo se arrastraba la madera con bueyes; eran públicos pero ya
se perdieron, generalmente habían dos. En Capilla, una pasaba por donde yo vivía y salía
a las cabañas de Iguaque; cuando ya pasó la carretera, los caminos desaparecieron; los
vecinos se pusieron de acuerdo y cerraron los caminos. El camino de Capilla a Villa de
Leyva ya empezó a acabarse; arrancaba de aquí, todavía hay rastros en la parte baja de
la carretera; del Alto de la Villa cogía por el borde del cimiento y salía al Roble, por
donde hay una casa grande de teja, por la quebrada pasaba; y seguía y partía: unos para
Cardonal y otros pa’rriba, para la Capilla”. 616
“La gente, antes de existir la carretera de Arcabuco, llegaba a pie; de Moniquirá se
venían por el camino real, que era de Gachantivá para arriba; el camino de Gachantivá a
Leyva era por el lado del cementerio, pasaba uno por el puente del Pozo de La Vieja y
de ahí, pasaba uno a tres montes y bajaba; de Tunja también por el camino real por el
lado del cerro y otros, por Arcabuco. La primera estación que hacía uno en ese camino
era arriba, por donde iba a pasar el ferrocarril, en La Venta del Aire, ahí era la primer
tomada de guarapito, y de ahí seguía a Cucaita y de Cucaita, a Sora y de Sora, a
Florencia. Yo me iba de aquí a las seis de la mañana y llegaba a las doce del día a Tunja;
me venía de Tunja, a las doce, y llegaba a las seis de la tarde, pero dándole, dándole
pata; el camino tenía mucho movimiento. En ese camino, el diablo acostumbraba a
salirle a los caminantes por el lado de La Venta del Aire; los perturbaba y les daba sus
muendas; a una señora, la agarró y la aporrió el diablo por andar tarde de la noche por
allá .” 617
614
Noe Leví Cortés 615
Gabino Casallas 616
José María Cubillos 617
Jesús Neira
232
“De chiquito yo me fui, me fui por allá a sufrir mis ratos, por esos caminos con mi
fe en Nuestra Señora del Carmen. La primera noche me acosté a dormir debajo de
los burros, entonces, me regresé para la Villa y me encontré con don Luis
Hernández, de Llano Blanco, me echó los brazos y me dijo que, qué hacía yo de
vagabundo por allá aguantando hambre y dejando que los demás me pegaran;
mire, mi chinito, hágame un favor y me lleva un caballo que compré, me lo lleva
esta noche, camine; y yo sin tragar nada, me dio una mogolla, queso, un pedazo de
ají y guarapo. Me dejó esa noche donde la señorita Malagón, él ya tenía su idea,
y me fui para Moniquirá a llevar el caballo, así que después me iba para Moniquirá
cada ocho días. Él era negociante en miel, yo iba a traer la miel para la plaza de la
Villa de Leyva, y eso si hasta donde andé no me pasaba nada, Nuestra Señora iba
conmigo; había noches que llegaba a las doce de la noche con una yunta de toros,
cada uno con su zurroniada de miel de doce arrobas, se dañaba un hombre cargando
una maleta de esas, era demasiado pesada; ¡bendito!, durante once años no me pasó
nada”. 618
Camino a Tunja
“El camino a Tunja era por Chíquiza, salíamos a las seis de la mañana y llegábamos a
las cuatro o cinco de la tarde, era un camino tremendamente trepado: de La Venta del
Aire caía a Sora y, de Sora, cogía esa cuesta sumamente espantosa, pero muy muy
pendiente. En las haciendas se sembraba trigo, se pasaba por las veredas Tras del Alto,
Siberia, y si le iba bien, a las cinco estaba entrando a San Lázaro que ya se veía desde
Piedra Gorda; y ya veía uno a Tunja, de sorpresa,-y uno de chino, que nunca había
salido de Villa de Leyva- ¡era lo mejor de la vida ver a Tunja, ya llegamos!, pero uno
avanzaba y avanzaba, cansadísimo, y parecía que se alejaba”. 619
“Antes era difícil, tocaba ir a Tunja a traer el arrocito, o a Chiquinquirá a traer el arroz
muzeño; había gentecitas que tenían burritos y se iban a traer los mercados y venían y
pedían posada y revendían en las casas; casi todo lo traían. El camino a Tunja lo hice a
caballo: pasaba uno la hacienda de Noé Guerra, cogía por La Venta del Aire, y salía al
camino que iba a dar por Cucaita o por Sora”. 620
“El camino para Tunja salía por el medio de los cerros a dar a La Venta del Aire, a
Sora, y de Sora, a Piedra Gorda y de Piedra Gorda, al Alto de San Lázaro y se llegaba a
Tunja; como negociábamos trigo en Tunja, por ahí nos veníamos con los animales”. 621
“Por ese camino se gastaba a Tunja el día completo, era por donde tienen el tiro al
pichón; en medio de esos cañones, bajaba al otro lado a un puesto llamado Rioseco; era
un camino maluco, muy escabrioso, lleno de barrancos, de hoyos; salía a Sora, a un
puesto llamado La Venta del Aire y ahí no vendían sino solo guarapo; de ahí en
618
Maximino Alfonso Bautista. q.e.p.d 619
Manuel Gaona q.e.p.d. 620
Aura María Borrás de Páez 621
Ananías Cárdenas
233
adelante, el camino seguía derecho a pasar por junto a San Lázaro, todavía hay unos
vestigios de camino, y llegaba uno a Tunja. Decían que el diablo se aparecía por ahí, en
Sáchica, en el alto que hay en esas curvas, donde dicen que habían unas vigas de oro y
una mina de esmeraldas, y que la tierra se le venía a uno;622ahí, en unos huecos, se metía
la gente a escarbar pero decían que estaba muy hondo; el Infiernito llaman eso porque la
carretera es sumamente mala, ¡y las bajadas tan negras!”. 623
Camino a Vélez624 Camino Las Vegas625-Moniquirá-Vélez
“El camino a Vélez era por la Punta del Llano hasta Santa Sofía, bajar a Pantanillos,
llegar al Alto del Mazamorral, bajando a Puente Nacional, y seguir a Vélez.Cuando todo
el mundo viajaba, no había carreteras, esos eran caminos malos,¡Virgen Santísima!, se
enterraban las mulas, los burritos, los caballitos cargados con la harina, y llevaban una
yunta de bueyes en caso de que no saliera, entonces, se ponía la carga a los bueyes y los
llevaban lejos de donde saliera el mal paso; lo que dicen pasar el mal paso. Salía uno del
molino y, abajito, cambiaba para el occidente y salía, falda arriba, para llegar a Santa
Sofía donde partían los caminos: para Puente, para Vélez y para Moniquirá; y del
Puente, a La Sombrerera y después, Guatoque que ahora es Santa Sofía. Por eso, un
622
Para más información ver en Leyendas. 623
Manuel Rodríguez
624 Parte del llamado camino del Carare para la exportación del trigo de Villa de Leyva. “El 26 de
agosto de 1544 el Cabildo de Tunja, siguiendo la senda antigua, señaló el camino así: Tunja,
Comeriquí (cerca de Chiquiza), Saquencipá, Pavachoque (cerca al Santo Ecce Homo), Sorocotá (cerca
de Guatoque) y por Ubanza a Vélez. El Corregidor Antonio Beltrán de Guevara echó a los indios de
Tunja, Sáchica, Suta, Saquencipá, Monquirá, Iguaque, Laguna de Tijo, Ráquira y Tinjacá, la madera
para los puentes de dicho camino… La exuberancia y la calidad de los trigos de la región urgieron a
los leivanos al arreglo del camino. En 1613, yendo a la cabeza el Capitán D. Pedro Núñez de Losada,
acometieron la empresa de fundar una población bajo el título de San Juan de Borja en el río y Puerto
del Carare para pacificación de los indios y exportación de los productos de la Villa y de Vélez… En
1620, el Capitán Núñez de Losada firmó el contrato de construcción del camino de herradura Sabana
Alta-Los Totumos-Vélez; de ahí al río Orta correspondería a Vélez.” (Fray Alberto Ariza: La Villa de
Nuestra Señora de Leiva)
625
Las vegas del río Cane. Antiguo Molino de las vegas.
Villa de Leyva- Puente Nacional
Ruta Leyva-Guatoque-Moniquirá- Alto de Mazamorral-Puente Nacional. 14 horas, 8 leguas.26 horas. 15
1/1 leguas.
De Leyva a Moniquirá: Ver Leyva-Moniquirá.
De Guatoque al Alto del Mazamorral. Frío. 3 leguas. Caminase por una sucesión de cerros tendidos,
atravesando tierras cultivadas y pobladas. En el invierno hay pedazos muy resbalosos y algunos
malos pasos. Siguese una subida por laderas y recuestos suaves hasta llegar a la cumbre desierta;
se pasan cuatro quebradas pequeñas.
Del Alto del Mazamorral a Puente Nacional. Templado. 2 5/10 leguas. Se baja la cuesta no muy
áspera, desierta al principio, luego poblada. Se pasa una quebrada y por terreno tendido va el camino
hasta el puente del río Suárez, pasando el cual se entra en el pueblo, donde abundan los recursos y
alojamiento. (Comisión Corográfica bajo la dirección de Agustín Codazzi: Geografía Física I Política
de la Provincia de la Nueva Granada)
234
viejo decía: hay un pueblo allí, no sé cómo se llama porque cambia de nombre cada día,
pero invoco los santos por su fama, Santo Dios, Santa Inés, Santa Sofía”. 626
“Los hombres cargaban a la espalda una maletada de miel de siete arrobas, desde
Puente Nacional a Villa de Leyva, y las mujeres un bulto de panela o de plátano y con
un chinito a la espalda. Había un hombre que se alquilaba, como alquilar un caballo, del
Puente hasta Labranzas arriba, hasta Peñas Blancas, y cobraba cincuenta centavos por
llevar el bulto de miel, el tercio completo: cogía el primer zurronado de miel y se lo
echaba a las costillas con dos pretales, uno a la cabeza y otro al pecho, lo dejaba en el
camino, se devolvía y subía el otro zurronado; y al otro día, ponía el tercio de miel
arriba, en Peña Blanca. Yo venía de Moniquirá por el Salto, todo el camino oscuro, y
la mula en los pasos malucos se rechazaba, estornudaba, pero pasaba al fin y había en
la quebrada de Piedras, un robledal sumamente tupido y oscuro donde decían que
salía el diablo”. 627
Correo por el camino a Tunja
“Mi mamá trajinó mucho por estos cerros; ella era como una especie de correo semanal
para llevarle las cartas o las encomiendas que les mandaban a los alumnos de acá, que
habían en los colegios de Tunja. Mi mamá se ganaba la vida con ese oficio, también
llevaba algunas cositas de aquí: frutas de los solares pues, en esa época, había mucha
cidra, guayaba. Salía a Chíquiza, a La Venta del Aire; ahí se reunía mucha gente con los
burros, los animales que llevaban las cargas a Tunja; se iba el jueves y regresaba el
sábado, eso era duro por ese cerro. De Villa de Leyva había más señoras que hacían lo
mismo, Lucila Bonilla, Oliva Bonilla y otras”. 628
626
José Heliodoro Cortés 627
Manuel Rodríguez 628
Benedicto González
235
Camino a Gámbita629
“Mi papá veraneaba su ganado en Santander; cuando escaseaba el pasto acá, lo llevaba
hacia el Valle de Martínez, vía Gambita, por camino de herradura. El camino era por
donde va la carretera hacia el Cane y en la vereda de Capilla todavía hay vestigios del
camino. En Cane apartaba hacia la izquierda y, antes de llegar al Uvalito, pasaba por un
sitio que se llamaba La Carbonera, que era terreno negro como si fuera carbón. Nosotros
llevábamos el ganado de una finca que quedaba entre Villa de Leyva y Arcabuco;
echábamos hasta dos, tres o cuatro días porque, en esa época, llovía mucho y el camino
de aquí a Montesuárez, eran unos enterraderos terribles, ahí permanecíamos unos dos
días; luego, el día miércoles, nos íbamos para Gámbita a una finca, allá mi papá llevaba
veinte o treinta reses; en esa época, en el treinta y pico, el ganado era sumamente
barato: valía seis, ocho, diez pesos una res, y con quince pesos se compraba una finca.
Mi papá traía la papa y la yuca de Arcabuco, y todos los martes de esta vida fue al
mercado allá”. 630
Camino del Uvalito
“Había un camino que es el de los iguaques, que es el que va a Cane; y el del Uvalito,
que es el que baja al río y llega al Alto del Espino y se puede llegar hasta el Carmen, en
Villa de Leyva; y la gente cuando se venía, traía sus avíos, su comida; entonces, comían
629
Villa de Leyva-Gámbita
Ruta: Leyva-Río Cane- Río del Monte o “las Muletas”-Río Chuquene- Río Távita-Pie del Alto-Alto
Capamuy-Río Gámbita-Gámbita: 11 horas
De Leyva al río Cane. Distancia en leguas: 8/10. Se encuentran casas. Se pasa por puente el
riachuelo de Leyva y se sigue por terreno llano de buen piso, dejando a la izquierda el camino de
las quebradas; se pasa una quebrada y este río, que varias veces interrumpe la marcha.
Del río Cane al río del Monte. Distancia: 1 legua. Se encuentran labranzas. Camino llano y de piso
bueno, yéndose por un plano inclinado con algunas piedras. Se pasan las quebradas Colorada y la
Cebada; antes de la primera atraviesa el camino que de Motavita va a las Quebradas. El río no
tiene puente y a veces impide el paso un día. Aquí se encuentra el camino que va por la montaña de
Osma a Moniquirá y Motavita.
Del río del Monte o “las Muletas” al río Chuquene. Se encuentran labranzas. Distancia: 1 legua. Se sube
el Alto de Gaita, por pendiente regular, resbalosa en invierno, se baja por otra más suave hasta este
río, que suele impedir el paso durante un día.
Del río Chuquene al río Távita. 6/10 leguas. Es un llano no muy ancho que va subiendo
insensiblemente entre dos grandes hileras de páramos peñascosos; se pasan dos quebradas y el río,
que suele detener la marcha por un día.
Del río Távita al Pie del Alto. 5/10 leguas. Sigue la llanura hasta el pie del alto, siendo el camino un
poco más estrecho e inclinado, pero bueno y con poco barro.
Del Pie del Alto al Alto Capamuy. 5710 leguas. Frío. Todo es subida no muy pendiente, resbaladiza
cuando llueve y con pocas piedras.
Del Alto Capamuy al río Gambita. Templado. 1 legua. Todo es desierto Todo es bajada y lomas
tendidas, con pajonales y marchas de monte, hasta cerca del río, donde la bajada es un poco más
fuerte.
Del río Gámbita a Gámbita. 1 legua Pasado el río, que cuando crece no da vado durante un día, se
pasa otra quebrada y por una loma en que hay algunos habitantes, va el camino subiendo hasta
llegar a Gámbita. (Comisión Corográfica bajo la dirección de Agustín Codazzi: Geografía Física I
Política de la Provincia de la Nueva Granada.) 630 Luis Madero
236
y dormían en las posadas de guarapo; y al otro día, volvían a caminar. Todos los pueblos
de Santander, Moniquirá, Barbosa, tenían como paso obligado para ir a Bogotá el
camino real que cruza la vereda, y el que más transitaban era el del Uvalito a la Colorada
y sale al Alto del Espino; entonces por ahí venía toda la gente a hacer sus romerías a
Chiquinquirá o a ir hasta Bogotá a pie; la otra gente, se venía por el camino de la actual
carretera con unas reformas, tenía otros recovecos, a llegar a Cane y salir a Villa de
Leyva; y creo que esa relación de la gente de aquí con la gente que pasaba, es lo que
hizo que tuvieran una cultura bastante elevada”. 631
Camino a Moniquirá632
“Íbamos a moler la harina con mi papá porque él llevaba harina pa’ Puente Nacional,
Moniquirá; de pa’bajo echaba harina, de pa’rriba traía miel en mulas, por el camino de
herradura que se llamaba. Eran unos pasos tan malos, que se caía una mula y tocaba
levantarle la carga porque las mulas daban bote por entre el barro; un camino que, mejor
dicho, llegaba uno a la casa todo embarrado y no era conocido; lo conocían a uno era por
la cara. De aquí a Puente Nacional, se gastaba un día en ida y vuelta: ir allá, hacer
mercado y volver de pa’rriba, un día completo; de Santa Sofía a Guatoque viejo, echaba
más de una hora; y a Moniquirá, más de dos horas porque el camino era sumamente
malo: solo barro, solo piedra y ¡unos piedrones!, que pasaban las mulas de medio lado; y
cuando llovía mucho, se formaban unos fangales de barro; eso era mucho monte, mucho
631
María Gladis Velásquez
632
Villa de Leyva-Moniquirá. Ruta Nº1.
Ruta: Leyva-Río Cane-Río del Monte o Las Muletas- Río Pómeca-Quebrada Honda-Alto Quichal-
Moniquirá. 12 horas, 7 3/10 leguas.
De Leyva al río Cane. Distancia en leguas: 8/10. Se encuentran casas. Se pasa por puente el
riachuelo de Leyva y se sigue por terreno llano de buen piso, dejando a la izquierda el camino de
las quebradas; se pasa una quebrada y este río, que varias veces interrumpe la marcha.
Del río Cane al río del Monte o Las Muletas. Distancia: 1 legua. Se encuentran labranzas. Camino llano
y de piso bueno, yéndose por un plano inclinado con algunas piedras. Se pasan las quebradas
Colorada y la Cebada; antes de la primera atraviesa el camino que de Motavita va a las Quebradas.
El río no tiene puente y a veces impide el paso un día. Aquí se encuentra el camino que va por la
montaña de Osma a Moniquirá y Motavita.
Del río del Monte o Las Muletas al río Pómeca. 1 legua. Es desierto. Aquí se encuentra agua, leña y
pastos.
Del río Pómeca a Quebrada Honda. Es desierto. 1 Legua. Se costea el Pómeca, yéndose por subidas y
bajadas cortas, y a veces por las vegas; camino de mucho barro en invierno.
De Quebrada Honda al Alto Quichal. Desierto y frío. 1 5/10 leguas. Se pasa la quebrada Honda, que
está enfrente de otra que cae al río Moniquirá; todo es montaña y se anda por la fila de la
serranía del Pómeca, terreno tendido en el que se deben formar muchos barrizales así que esté
frecuentado, pues al presente apenas hay un bosquejo de camino.
Del Alto Quichal a Moniquirá. Frío. 2 leguas. Se pasa la cuesta del Quichal, en parte desierta y en
parte habitada, de pendiente regular al fin, y algo áspera al principio donde empieza la montaña, en
la cual abunda el barro en invierno. Si el camino está seco, se puede hacer esta marcha en un día.
Aquí hay lo necesario para tropa. (Comisión Corográfica bajo la dirección de Agustín Codazzi:
Geografía Física I Política de la Provincia de la Nueva Granada).
237
árbol a la orilla del camino: champo, arrayán, cucharo, matas grandes casi tapaban el
camino.
Unos caminos tan llenos de barro, tan escabriosos -entonces, ni conocer ni alpargate, ni
zapato, ni nada-, que subía uno de Moniquirá pa’rriba, y parecía que iba uno por entre un
fogón, ¡sentía esa calor en los pies!, hasta un sitio llamado Monsalve y ahí, ya bajaba de
pa’bajo el camino. Nos veníamos de Moniquirá, a las doce del día, pasábamos por un
puesto llamado Venta Real; ahí se tomaba uno un centavito de guarapo y una mogollita
y un pedacito de queso, y seguía hasta la casa; y al otro día, a mañanear a aperar las
mulas y venir a traer los pedidos pa’ Leyva, Samacá y Suta, donde repartíamos la miel.
Las paradas del camino eran en Santa Sofia, Guatoque viejo; otra, en Llano de Torres; y
abajo, en el Urumal; y otra más abajo, ahí se descansaba mientras se comía el piquetico:
en unas casas chiquitas de paja, vendían guarapo y pan; uno llegaba a gastar cinco
centavos o dos centavos de guarapo, entonces uno pedía el piquete pa’ tomar: mi señora,
buenas tardes, nos hace el favor y nos da el piquetico pa’ tomar y ahí le sacaban dos
astillas de yuca, una de arracacha y no más; se lo comía con ají y luego, pedía un
centavo de guarapo, le daban una buena totumada, y con eso quedaba uno bien y seguía
su camino, sino llevaba uno su piquetico de la casa: un pedacito de carne, dos papitas y
una arracacha y una yuquita y comía uno andando al pie de las mulas.
El camino de Villa de Leyva a Moniquirá633 salía más abajo de donde tiene el molino
Nasario Tovar, salía por La Palma, y por ahí llegaba uno a Villa de Leyva y venía a salir
a una calle angostica que hay al frente de la bomba de don Benedicto González, y de ahí
pa’llá, era el camino y salía uno al Alto de Rojas que llaman, a esas piedras grandes
633
Villa de Leyva-Moniquirá. Ruta Nº2.
Ruta: Leyva-Río Cane-Quebradas- Alto de Las Minas-Río de Leiva(¿)-Quebrada Negra-Quebrada
Capones-Moniquirá. 12 horas, 6 5/10 leguas.
De Leyva al río Cane. 1 legua. Templado. Se pasa el río Cane y por terreno llano y de buen piso se
llega a este río, pasándose antes una quebrada. Cuando llueve mucho impide el tránsito por un día.
Del río Cane a Quebradas. Frío. 1 legua. El camino va subiendo por un plano inclinado hasta una
cumbre; allí empieza el monte y sigue una bajada regular. Se pasa una quebrada y continuando el
camino por entre cerros pequeños, se llega al pueblo de Quebradas que es parroquia.
De Quebradas al Alto de Las Minas. Es desierto.1 legua. Se sube por una cuesta de suave pendiente, en
lo general, atravesándose unas llanadas en que se forma barro durante el invierno. Desde el pueblo
sale otro camino casi de igual longitud, faldeando el cerro y en constante descenso; el piso es
regular.
Del Alto de Las Minas al río de Leyva (¿quizás se refiere al río Moniquirá).Templado. 1 legua. Bajada
suave, salvo en algunos puntos, que es rápida y de mal piso en el invierno. Casi al concluírla se
aparta a la izquierda el camino que va a las minas de cobre, y se pasa la Quebrada-Honda, cerca de
su desembocadura en el río, que en invierno impide la marcha por un día o dos.
Del río de Leyva (¿) a quebrada Negra. Templado 5/10 leguas. Labranzas. Se sube una cuesta desde la
cual, y a mano izquierda, comienza el camino para Guatoque.
De quebrada Negra a quebrada Capones. Templado. Casas. 6/10 leguas. Se sube el alto de Guates por
camino que en invierno se pone resbaloso y con mucho barro, la bajada es igual en cuanto a piso.
De quebrada Capones a Moniquirá. Templado. 1 4/10 leguas. Camino ancho, pero muy barroso
durante el invierno. Es una alternativa de subidas y bajadas pasándose dos quebradas. En esta villa
se encuentra lo necesario para la tropa.
238
frente al Infiernito, y de ahí pa’bajo era el camino, un camino estrecho, con piedronones
grandes, y bajaba a la Punta del Llano”. 634
“El camino de Leyva a Moniquirá era por Gachantivá hasta bajar a un punto llamado
La Senda, existe ese paso todavía, para pasar a La Vega, allá en la vecindad de
Moniquirá; si quería irse por un punto llamado Piedra Movida, era por la derecha; si
quería irse por Guatoque Viejo, era por la izquierda. En todo ese camino lo que se
encontraban eran chicherías, llegaba uno y pedía la chicha y el piquete: una yuca asada o
cocinada, y tenían unos quesos grandes, a dos centavos, compraba uno un queso, y dele
pa’Beltrán y de aquí pa’llá, para Puente Nacional. Si iba con arreo y salía temprano, a
las cinco de la tarde se iba llegando; si se iba tarde, tocaba posar en un punto llamado El
Monsalve, acacito de Moniquirá, ahí era el paradero de posar y por suero pa’las
mulas”.635
Camino a Arcabuco
“El camino real a Arcabuco era, en la Sabana, por donde es la carretera y va a dar al río
de Iguaque, y ahí seguía por todo eso arriba. Como yo subsistía aquí abajo, mi camino a
Arcabuco era por el lado del Uvalito, eso iba a dar uno al alto, el morro ese de Naranjos;
allá se reunía con el camino que iba del lado de Sabana”. 636
“Ese camino salía por el lado de la granja a dar al Alto de la Virgen que se llama, y de
ahí pasaba, en la quebrada de los Robles, por el frente de la casa grande que era de
Angélica Roncancio, y seguía todo en herradura hasta el Alto del Espino, y de ahí para
bajo, daba al Cane y subía y apartaba, en lo que se llamaba Cane, para Arcabuco y para
Gachantivá”. 637
Camino a Monquirá
“Por esos caminos de herradura cruzaba la gente de a caballo, en sillas, y los burritos
con sus cargas de trigo y cebada pa’ traer aquí al pueblo; el camino de la vereda al
pueblo era un camino ordinario, mucha piedra, muy maluco; se gastaba por ahí como
una hora. No había guarapería en el camino; esa era al lado de Puerto Pereira, donde una
prima hermana de mi mamá llamada Albina, y ella vendía guarapo; eso era bajando el
Alto de Las Cruces, pa’el lado del río de Sáchica; ahí quedaba la casita y tenía una
tienda, y por un centavo le daban a uno una buena totuma de guarapo” 638
634
Manuel Rodríguez 635
Argemiro Torres 636
Ananías Cárdenas 637
Gabino Casallas 638
Marco Tulio Aguasaco
239
Camino de Sopotá
“Existía el camino real de Sopotá, el que usaba la gente que venía de La Candelaria y
Ráquira y de la parte de Sáchica. El camino bajaba por el centro del Colegio Verde,639
claro que, ahoritica está borrado porque lo vendieron y construyeron, entonces se quitó
el camino y tocó por la carretera. Del alto bajaba a la parte de los Acuñas, bajaba a
donde Eusebia Munevar, eso era un ramal por toda la carretera, y seguía por el zanjón
hacia el río Sáchica.¿Será que ese camino se puede reformar, recuperar, a lo que era
anteriormente?” 640
Camino a Sáchica
“El camino de Sáchica a Leyva eran unas revueltas y unas piedras arriba, al lado de
La Pedrera; veníamos a hacer mercado a Villa de Leyva porque no había mercado en
Sáchica. Como en ese tiempo llovía bastante, no como ahora, el río Sáchica era
caudaloso y se crecía mucho, y por la piedra siempre le tenía uno mucho miedo. En ese
entonces, no había carretera ni puente para pasar el río, dándole a uno el agua por la
cintura, y le tocaba a uno quitarse el pantalón y echárselo al hombro. En la hacienda de
Villa Rosita,641 había bogas con unos caballos grandes para pasar el personal, un difunto
Pedro, un difunto Roberto y un difunto Arsenio”. 642
“Íbamos a pie o a caballo por el camino real; se salía por el camino viejo, La Pedrera, y
de ahí desviaba en el Alto de Ritoque y daba la vuelta a pasar a Sáchica por el río; no
había puente, el río tenía agua y, sobre todo, unas crecidas en la fiesta de San Roque: eso
era tremendo que crecía ese río, pero espantoso, ¡parecía un Magdalena!, y habían bogas
que cobraban dos centavos por pasar a las gentes, a los forasteros, porque esas crecientes
duraban lo menos tres días en bajar. La costumbre era llevar fiambre, pero se paraba en
Tierra Alta, una venta de guarapo muy agradable que tenía fama; los baños eran en el
pozo termal de la famosa hacienda de Noé Guerra.643 Se gastaba una hora de Villa de
Leyva a Sáchica, era un camino un poco árido hacia ese lado que llamábamos los
barrancos; como echaron la carretera, ese camino quedó abandonado”. 644
“El camino real a Sáchica en mi época era muy transitado, era como otro cualquier
camino, ahora lo han cercado. De Sáchica venían al mercado, de Samacá645 venían con
639
Actual granja experimental del Colegio Verde. 640 Melquisedec Cortés 641
Antigua hacienda de Sáchica, actual finca de Mario Husid 642
Campesino de Sáchica. 643
Ibid., nota 626 644 Manuel Gaona q.e.p.d. 645
Villa de Leyva-Samacá.
Ruta: Leyva al pie del cerro- Apartaderos-Río Chorrera-Samacá. 8 horas, 5 leguas.
De Leyva al pie del cerro: 1 5/8 leguas. Todo es llano y habitado, con algunos barrizales y pedregales;
se pasan dos quebradas.
Del pie del cerro a Apartaderos: Habitado. 2/10 leguas. Se sube un cerro y al llegar a una
explanada, sigue a la izquierda el camino para Sora y a la derecha baja el que conduce a Soracá.
240
papa, y de aquí pa’rriba llevaban loza. El río Sáchica era grande, bajaba mucha agua
pues en ese tiempo si llovía, y el paso del camino era difícil”. 646
“La gente se venía en tren de Bogotá hasta la estación arriba de Samacá, y
nosotros les mandábamos hasta allá las bestias, ese era el viaje más seguro”. 647
Camino a Chiquinquirá 648
“Íbamos a Chiquinquirá a pata, en esos tiempos el camino era muy quebrado, había que
subir muchas lomas, llevábamos burras, nosotras no manejábamos mulas. El camino
pasaba por Suta, Tinjacá, Tres Esquinas, La Cuesta, Arrayanes y ahí cogíamos la
carretera a Chiquinquirá que ya estaba; se gastaba todo el día, nos íbamos el martes, el
miércoles era el mercado y, por la tarde, nos veníamos; a veces no posábamos en
ninguna parte: si había buena luna y estaba haciendo bueno nos veníamos, llegábamos a
la una, dos de la mañana. Yo caminé descalza por esa carretera, tanto triturado, ¡se me
adolorizaban649 tanto los piecitos!, y las señoras mayores de edad que iban con uno, lo
dejaban ahí desparpajado, solo uno, una cuadra, dos cuadras, y ¡corra uno a alcanzarlas!,
eso era dura. En las tiendas del camino había cuajada, pan, almojábanas, pandeyucas,
cocinaban gallina. De aquí llevábamos granos, alverjas y papas, yuca, arracacha; eso se
De Apartaderos al río de la Chorrera. Frío. 5/10 leguas. Es una bajada tendida por terreno deleznable
y resbaladizo cuando llueve.
Del río de la Chorrera a Samacá: Frío. 2 8/10 leguas. Camino llano orillando los cerros; hay poco
barrizal y se pasa el río por puente. En este pueblo hay recursos para la tropa.
646
Priscila Gil Medina 647
Aleja Rodríguez 648
Villa de Leyva-Chiquinquirá
Ruta: Leyva-Río Chorrera–Monquirá –Río Sutamarchán-Sutamarchán-Alto de Astros-Quebrada Buitrón-
Río de La Balsa-Chiquinquirá. 18 horas, 10 1/10 leguas.
De Leyva al río Chorrera. Templado. Labranzas. 1 legua. Terreno llano; se pasan tres quebradas; en
invierno se forma algún barro hasta este río, que impide el paso por uno o dos días cuando llueve
mucho.
Del río Chorrera a Monquirá. 3/10 leguas. Vecindario. Templado. Llano todo con algunos barrizales.
De Monquirá al río Sutamarchán. Templado. 3/10 leguas. Poblado. Llanuras que en invierno tiene mucho
barro.
Río Sutamarchán a Sutamarchán 1 8/10 leguas. Desierto. Camino llano con algunos pedregales, pero
buen piso. Se pasan dos quebradas antecedidas por zanjones, y a poco de andar está el pueblo,
donde hay lo necesario para la tropa.
De Sutamarchán al Alto de Astros. Desierto. Frío. 2 5/10 leguas. Todo es subida por camino regular,
salvo algunos barrizales y otros trechos pedregosos; hay poca montaña y el resto es despejado y
habitado. Se pasan tres quebradas y en la cumbre se une el camino que viene de Tinjacá.
Del Alto de Astros a la quebrada Buitrón. Frío. Labranzas. 3 leguas. Todo es bajada con algunas
travesías algo resbalosas. Se pasan las quebradas Arrayanes, Roble, Moyavita, Saza y Piñuela; en
todo el camino se encuentran casas y labranzas, y hay también algunos cortos barrizales.
De la quebrada Buitrón al río de La Balsa. Frío. Poblado. 6/10 leguas. Camino llano por entre colinas;
regular en invierno; se pasa por puente el río de La Balsa.
Del río de La Balsa a Chiquinquirá. Frío. 6/10 leguas. Todo es camino llano con algunos barrizales en
invierno .Aquí se encuentran recursos abundantes. (Comisión Corográfica bajo la dirección de Agustín
Codazzi: Geografía Física I Política de la Provincia de la Nueva Granada.) 649
Doler.
241
echaba uno una papita con ají y el centavo de guarapo, que era un pilonón, y quedaba
uno almorzado. Cuando eché a ir a Chiquinquirá, las primeras veces, se vendía la libra
de cuchuco a cinco centavos; y si no me daban los centavos, no lo soltaba porque no
conocía la moneda de cinco ni los diez centavos, y esperaba a que alguna de las
compañeras me dijera cuánto era”. 650
“Nos íbamos a las seis de la mañana para Chiquinquirá, mis papacitos se iban de a
caballo, y yo me iba con una arroba de piquete, arepas, gallina, todo eso, a la espalda y
llegábamos a las doce”. 651
“Como nosotros existíamos en Chacón, de ahí salía un camino por la loma de La
Cabrera a dar a Monquirá, y de ahí a salir a Pozo Hondo que llaman; y seguía para Suta,
todo por camino de herradura, llegaba uno y seguía por Jamaica y cogía la emprendida
de La Cuesta; llegaba uno al Hoyo que llamaban y de ahí, a Arrayanes y seguía por
Losada, el Alto del Toldo, el Alto de Las Cruces y llegaba uno a Chiquinquirá.¡Todo
eran meros sufrimientos! En tiempo de invierno, le tocaba a uno, bien arremangado, en
pantalón cortico, pues había barriales que se corrían, había que bregar para conseguir la
vida. Viajaba pero harta gente a Chiquinquirá; la gente iba, por ejemplo, de Chiquiza, a
traer la miel de allá para vender, para sacarla a Tunja; y a romerías, la gente iba a pagar
sus promesas a pie y hacer sus sacrificios; por aquí se bandiaba mucha gente de
Venezuela para llegar a Chiquinquirá a dar sus mandas a la Virgen”. 652
“El camino a Chiquinquirá salía por detrás de la finca de Divilandia; ahí salía directo al
otro lado, a unos chircales. El camino que se cogió el Colegio Verde, era el de
Sutamarchán; y el otro brazo, el derecho, iba a la escuela de Monquirá”. 653
Camino a la Hondura654
“El camino antiguo de la Hondura, bajaba por lo de los Castellanos y daba a la Virgen;
seguía por el camino que venía de Leyva, eso era una trochita angostica y no era por
donde está ahora; era por arriba por la toma, salía y bajaba. El camino subía por una
hondonadita, por detrás de la casita del Diablo, y seguía por la toma y salía a La
Colorada (centro)a dar al pozo, pero era un camino solo para los del pueblo. Después de
que compramos, fue que los de la Hondura pidieron el permiso para hacer el camino por
aquí, el difunto Andrés Pineda, Juan Saíz y otros”. 655
650
Anastasia Aguasaco 651
Oliva Aguasaco 652
Ananías Cárdenas 653
Agustín Neira 654
La Hondura, valle en el macizo de Iguaque. Pertenece al municipio de Chiquiza. 655
Isidro Sáenz
242
Camino Villa de Leyva -Pavachoque
“Para llegar a la Villa de Leyva, llegaban a la Punta del Llano y bajaban a un punto
que se llama el Quebradero; subían por el Alto de Rojas y bajaban a Monquirá, y
llegaban por El Pedregal a Leyva entrando por un punto llamado El Pantano. Ahí están
todavía las huellas del camino”. 656
“Se han perdido los caminos, es muy grave; los caminos que quedaron abandonados
después de que se hicieron las carreteras se llaman “caminos muertos,” pero esos
caminos no mueren en cuanto a la propiedad del municipio; pero, ha habido negligencia
de la autoridad municipal para recuperarlos. Saliendo para Arcabuco hay una cantidad
de caminos perdidos; yo como personero, tuve que vender dos lotes pero había un
acuerdo, aprobado por la Asamblea Departamental, que autorizaba que ese dinero
fuera para obras municipales. El camino hacia Arcabuco pasaba cerca al cementerio,
ahí queda una parte, y pasaba por La Rosita, por donde hicieron el hipódromo, y
ahora es propiedad particular; el de aquí a Chacón, también lo han reducido mucho;
el camino por la quebrada de La Colorada (centro) que va a la Hondura, ese ha sido
mártir, completamente reducido; el camino grande que iba para Sáchica, y pasa por la
piedra donde unos compadres cometieron un delito amoroso, está desaparecido; hay
otro camino que iba por donde está un señor alemán que tiene un cultivo de uvas y, justo
frente a su casa, el señor ha reducido el camino terriblemente: primero hizo una
especie de muro pegado a la vía, y luego colocó unas piedras y redujo el camino a dos
metros y medio, y eso era un camino amplísimo, una belleza de camino; abajo yendo
para Chacón, también hay otra propiedad muy grande que corrió la cerca. Nadie se
equivoca favor del municipio; y el municipio es el pueblo, somos todos, no existe
una veeduría ciudadana; todas las veredas tenían sus caminos y hay que defenderlos:
son nuestro patrimonio”. 657
Carreteras
“Pa’eso son las carreteras, pa’distraer la impresión:
la gente se la pasa andando, de aquí pa’ llá,
que de dónde viene, que de tal parte, que qué se dice.
Todo cambió ya en la villa cuando hubo carretera
y echó a llegar otra gente”. 658
Carretera Tunja-Moniquirá
“En esa época, viajaba por la carretera para Moniquirá por Arcabuco y se trancaba
en el kilómetro cuarenta y cinco de Tunja pa’bajo; allá duró esa carretera suspendida
un año. Mi amigo, don Antonio Vega, me llevó a trabajar allá; allá sufrí mucho...
656
Andrés Cortés 657
Mario Antonio Pérez 658
Alfonso Maximino Bautista q.e.p.d.
243
pagaban treinta y cinco centavos. En esa carretera aprendí a manejar la dinamita, ¡de
harto cuidado!; aprendí a hacer los huecos y todo, a colocar los tacos y meterle
fuego…eso es peligroso, tenía que tener mucha curiosidad, mucha táctica. A lo que
ya eché a ganar, ahorraba para comprar, en Arcabuco, una camisa o un cortecito y, por
allá en Llano Blanco, mandaba a hacer un pantaloncito. Después de mucho trabajo,
formé tres muditas de ropa con lo que ganaba y, también, una manta llamada manta
Samacá, y un pantaloncito hecho a mano. Cuando ya pude gobernar la dinamita, me
pusieron un sueldito de sesenta centavos, ¡eran don sesenta!; ya después, no ganaba
nada, no ahorraba nada, y ya había echado a salir comestible a la carretera, los sábados;
y un día, el día de pagos, me jarté un taco de aguardiente y eso me sentó harto mal
de la cabeza; entonces, el explorador me dijo: ¡ah, mijito, váyase para Arcabuco! y me
fui por ahí abajo, y un amigo me dijo: vamos más pa’bajo, vamos a trabajar a las
haciendas. Cuando eso, yo ya era avispón y allí empezaron a enviarme como corrazo659
pa’Tunja, un Julio Rojas Pinilla, hermano del General; echaba a pie pa’Tunja, ¡yo le
andaba a la pata! Nunca me pasó nada, sólo una vez que me quedé en Iguaque, donde
un amigo, un tal Nemesio Cárdenas, y llegaron tarde de noche, unos hartos y dijeron:
¿quién está aquí? entonces se me mandaron, y dijeron: ¡muestre a ver, cuánta platica
lleva! ¡María Santísima, eran ladrones!; entonces, don Nemesio dijo: oiga, nada con él,
cuidado lo van a joder; y ahí ya se echaron pa’fuera”. 660
“La carretera de Tunja para Moniquirá, bajó de Arcabuco cuando Pedro Nel Ospina;
entonces eso eran montes de chite y unos tropeles de gente, solo chite y mujeres que
salían a vender el aguardiente, el contrabando, y a tocar, cantar y bailar; los hombres
decían: el señor Pedro Nel, el que tenemos presidente, por el que hemos derramado
sangre porque fuera presidente; y las mujeres, el señor don Pedro Nel está herido y no
me pesa, que me dio una cinta negra pa’ ponerme en la cabeza. Cuando abrieron
caminos pa’ Moniquirá eran carros de yunta, y la gente iba ahí con la yuca y los plátanos
que llevaban; después ya principió un solo camión para Arcabuco. En el año veintiocho,
iba la carretera por ahí en Hormas, y hubo una alarma de toda la gente, una gran
algarabía; era un carro que por ahí venía entrando arrastrado con una yunta de bueyes;
un Ford negro chiquito, y lo pusieron a dar vueltas en Moniquirá, en la calle Barrancas,
y todos los chinos gritaban: ¡a cinco, a cinco por Barrancas! ”. 661
Carretera Villa de Leyva-Arcabuco662
“A pica, pala y carretilla hicimos esa carretera, la carretera que viene por Arcabuco;
eso fue en 1930”. 663
659
Correo, mandadero 660
Alfonso Maximino Bautista q.e.p.d. 661
Manuel Rodríguez 662
La carretera del Centenario de Nariño se inicia en Arcabuco, pasa por Villa de Leyva y continua
hasta Chiquinquirá .Su construcción se inicia en 1928. La Asamblea Departamental de Boyacá, por medio
de la Ordenanza Nº 24 de 1923, dispuso su construcción con ocasión del primer centenario de la muerte
de Nariño, y le asignó una partida de ciento cincuenta pesos mensuales. Esta vía se uniría con la
carretera del Carare y con la carretera de Sáchica que estaba en construcción. La carretera fue inaugurada
en 1932.
244
“En el año de 1930, se principió la carretera a Arcabuco; en partes había camino real,
por allá como en eso de la Capilla que llaman, siempre hubo variación, pero se cruzó y
echaron la carretera. El primero que vino a estrenar la carretera, en llegar aquí a la plaza,
fue el difunto Tomás Cortés, que vivía en Moniquirá y tenía su carro”. 664
“Yo conocí haciendo la carretera de Arcabuco pa’cá, pues tenía a un tío allá trabajando
y yo le llevaba el almuerzo. Eso para irme pa’ La Cumbre, me iba a pie hasta al
Arcabuco hasta llegar abajo al centro de las peñas esas; me iba a la madrugada de la casa
de la Capilla, caminaba como dos horas y media, y de ahí pa’ abajo, lo menos, echaba
una hora y media; me acuerdo que yo dormía caminando, iba caminando, iba
durmiendo...
Veníamos a Leyva a hacer mercado, a comprar lo que se necesitaba, o a misa o a fiestas;
veníamos a vender lo que se producía; me tocaba traer una o dos arrobas de maíz
cargado a costilla, y venderlo pa’comprar la sal, comprar panela, cosas pa’llevar; y de
Arcabuco también tocaba traer yuca, traer mercado. Muchas veces me mandaban,
cuando era pequeñón, a comprar una botella de petróleo nomás, o una libra de arroz
hasta el Arcabuco; no valía sino cinco centavos, ¡y eche pata por allá por el camino, ni
alpargatas ni nada que cansado, eso tocaba!”. 665
“Para inaugurar la carretera del Centenario, el presidente Eduardo Santos vino a Villa
de Leyva”. 666
Carretera a Santa Sofía667
“La carretera se inicia en el sitio denominado El Muelle, a cinco kilómetros al
suroeste de la Villa, y conduce a Santa Sofía y Moniquirá. El tramo El Muelle-Santa
Sofia fue construido entre 1931 y 1944 por iniciativa y esfuerzo de los campesinos y del
párroco Alfonso Rodríguez, de Santa Sofía. Se ejecutó con la dirección desinteresada de
Argemiro Cárdenas y Leoncio Martínez, de Gachantivá, e Inocencio Casallas, de Villa
de Leyva. Posteriormente, en 1954, en el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla, se inició
la construcción del tramo Santa Sofía-Moniquirá.
El puente en la vía Leyva-Santa Sofía, sobre el río Sutamarchán, por Ordenanza de
1924, se mandó que llevara el nombre del General Neira, “mandato que no se cumplió.
El existente en ese lugar se construyó –posteriormente- por orden del Presidente
Laureano Gómez, principalmente en atención a que un grupo de voluntarios del
municipio de Santa Sofía, se presentó en la Escuela de Caballería de Usaquén y llegó
hasta el Palacio de Nariño, al amanecer del día siguiente al 9 de abril de 1948, el cual
acudió a Bogotá con el fin de prestar sus servicios al gobierno, en defensa de las
amenazadas instituciones (…) El Presidente Gómez autorizó que esta obra, como
663
Adolfo Velásquez 664
Ananías Cárdenas 665
Teodolindo Espitia 666
Vicente Rodríguez 667
Llamada General José Neira
245
excepción, llevara su nombre, que está inscrito en una gran placa de hierro Puente
Laureano Gómez”. 668
Carretera a Gachantivá
“Inventamos esta carretera de aquí del cementerio a Gachantivá; y le pedimos a los
políticos que nos concedieran hacerla y así fue. Entonces, a los pocos días hubo una
reunión de doctores: unos de Gachantivá, otros de Chiquinquirá, los otros de aquí y otros
de Tunja, que vinieron a la reunión que hubo en Chacón, y yo bajé a ponerles atención a
todo lo que prometían”. 669
El primer automóvil
“El primer automóvil llegó por la vía de Chiquinquirá; lo trajeron rodando,
empujándolo y, por ahí, haciéndole sus cavaditas, entró por Puerto Pereira; después,
llegó otro: el primer bus, Flota Boyacá, entró por Arcabuco, llegaba hasta la plaza y se
estacionaba y vuelta para Tunja; y para viajar a Bogotá, había que viajar hasta Samacá, a
pie. Era que rendía caminar porque uno iba a pie a Tunja y a Chiquinquirá; en ese
tiempo, no habían zapatos ni medias; se le caía a uno la piel de los pies con esa arena
caliente, y con esas alpargatas se le entraba la arena; eso era un sacrificio. También, iba
uno a pagar promesa a la luz de La Candelaria,670 eso era una devoción correr a mandar
bendecir el grano: lo mandaban a uno con su canasto de maíces, frijol, arveja, a que el
cura le echara su agüita bendita al grano y las semillas, y unas ceras para los enfermos;
luego ir a misa, esperar que pasara la procesión, ¡y eche pata otra vez pa’su casa!”. 671
“Yo conocí un carro, uno chiquito, que trajeron por aquí por el lado de Tinjacá, al lado
de Jamaica; entonces se atoró en la quebrada de Los Guacos, atrás de Suta, y tocó
conseguir una yunta de bueyes para sacarlo; y eso fue una admiración de que habían
traído un carro con bueyes”. 672
“El primer carro parece que llegó en 1928, lo trajo un señor Montejo, eso era la
algarabía y el espectáculo; posiblemente vino por Arcabuco porque, por Chíquiza, por el
camino del Infierno que se llama ese lado, era imposible”. 673
“Me acuerdo que un día, cuando estaban haciendo las explanaciones de la carretera
de Arcabuco a Leyva, por ahí subió un carro rojo y me asusté, eché corriendo por entre
el monte no vaya y me cogiera la pata; después conocí otro. La primera vez que monté
en carro, fue en uno que subía de aquí y casi me emborracho, porque eché a ver las
matas que daban topes unas con otras; al mirar pa’ un lado, se veía pasar las postas de
668
N I Sáenz, obra citada 669
Ananías Cárdenas 670
Convento de los agustinos en el desierto de La Candelaria. 671
Teresa Buitrago q.e.p.d. 672
Gabino Casallas 673
Manuel Gaona q.e.p.d.
246
las cercas pero a mil, y las matas darse unas con otras. De aquí a la Capilla valía cinco
centavos; y no se podían encontrar los carros en la carretera porque era más angosta, no
cabía sino un carro; y nosotros salíamos a la carretera a mirar carros, camiones y
buses”.674
“El primer carro vino por el lado de Arcabuco; eran unos carros de guardabarros, unas
cosas altas y de carpa, con unas ruedas delgaditicas y unos rayos675como los de las
bicicletas. Los conocí cuando pasaron por la puerta de mi casa en el Alto del Espino;
entonces esos carros eran de dos personas, el uno adelante y el otro atrás, andaban
sumamente despacio y eran hasta de muy mala fachada; no eran cubiertos con latas las
partes sobre las personas, eso eran como lonas y todos mal trazados para lo que se ve
hoy en día, en después ya salieron los carros modernos, porque ya se principió a arreglar
la carretera, eso fue como en el treinta y siete.” 676
“La carretera era por Arcabuco; apenas nacía, cuando Antonio Cárdenas trajo ese
primer carro hasta aquí. Otro hermano, manejaba un bus de La Garantía, que fue una de
las primeras flotas de la región; un ayudante de un camión, que se le atravesó arriba en
Naranjos, le clavó un puñalada cuando se le cayó el sombrero, y se fue con el puñal
clavado en la espalda manejando, y en la entrada a Tunja murió desangrado”. 677
“La carretera de Arcabuco la inauguró Antonio Cárdenas, fue el primer automóvil que
entró a Villa de Leyva; eso fue una fiesta, fue el primer carro que conocimos de niños; le
dio la vuelta a la plaza y nosotros detrás. Después, ya empezaron a entrar buses; no
había sino un solo bus que paraba en la plaza y seguía para Chiquinquirá; al otro día,
llegaba a las siete de la mañana y seguía a Tunja, era el único transporte que tenía Villa
de Leyva, era una empresa que se llamaba Bus Expreso y después fue La Garantía”. 678
“Hace unos cuarenta años o más, el carro que hacía el recorrido el sábado, de Santa
Sofía a Villa de Leyva, era de Sigifredo Ibáñez y se llamaba El Superman porque era de
doble cabina, grande: cabían unas diez personas, especialmente, la señora de fulano, la
señora de zutano, todas las señoras; en esa época no había bus ni taxi. De Chiquinquirá,
venían dos flotas: La garantía y La Reina, y la agencia era en la esquina de la plaza y eso
lo manejaba Carlos Neira; la flota llegaba al pueblo a las cinco de la mañana, seguía
hacia Arcabuco, luego a Tunja y regresaba a las cinco de la tarde”. 679
“Habían dos empresas de buses; La Garantía y Expresos, llegaban a la plaza por la
mañana y por la tarde”. 680
674
Teodolindo Espitia 675
Radios. 676
Félix Torres 677
Antonio Montaña 678
Luis Madero 679
Aminta Cortés. 680
Benedicto González
247
Ferrocarril681
“Aquí llegó el influjo del ferrocarril hacia el año veintiséis, y en el veintinueve, sigue
todavía la fuerza del ferrocarril y la voluntad de hacerlo; en el año treinta, sube Olaya y
el ferrocarril del Carare se acaba; el del Tolima, el del Huila, el del Caquetá, también; y
se cambió la mentalidad en el sentido de que, como Colombia era un país absolutamente
montañoso, lo que le servía eran las carreteras y no el ferrocarril que era para las tierras
planas”. 682
“El ferrocarril vino en la época de Sotelo Peñuela, jefe político conservador; ese
ferrocarril se proyectó al Carare, y alcanzó el banqueo hasta Chiquiza; nosotros
alcanzamos a venir en los vagones de Tunja al Alto de Sora, y ahí está marcado el trazo.
Hubo mucho problema por las fallas geológicas, la tierra era muy deleznable, pero se
alcanzó a ver locomotora y tren; el tren traía materiales, rieles, aunque no se sabe si el
trazo estaba para entrar a Leyva o Sáchica”. 683
“A lo del ferrocarril le estuvieron dando como hasta el año veintinueve o treinta y, de
un momento a otro, pararon eso y recogieron los rieles en el gobierno de Olaya Herrera;
pero la gente estaba muy entusiasmada, pues el ferrocarril iba a bajar hasta Landazuri;
681
El Dr. Sotelo Peñuela inició el proyecto Tunja-Villa de Leiva. El ferrocarril fue construido por
medio de la ley 119 de 1913, del gobierno del general Pedro Nel Ospina, y para ello se apropiaron
fondos de la “indemnización” pagada por la toma de Panamá. Las vías de comunicación en los veinte
eran insuficientes, y habían estado orientadas, fundamentalmente, a la actividad exportadora. Para
1915, sólo existían 2,200 kilómetros, incluido Panamá, y únicamente 1,802 kilómetros estaban en uso.
La financiación había sido con capital privado, en garantías gubernamentales de intereses sobre el
capital gastado, que se sufragaban con los ingresos por la venta de bonos en Inglaterra. Apenas 495
kilómetros habían sido construidos bajo dirección y capital colombianos; el resto, por compañías
inglesas y norteamericanas.... La rentabilidad de los ferrocarriles dependía de un trafico estable y
volumen de carga. El comercio interno era muy débil, la densidad poblacional era baja, la mitad del
territorio nacional deshabitado, pobreza generalizada, inestabilidad política. Pero, ya a mediados de la
década de los veinte, era muy posible una reorientación: apertura del mercado interno, desarrollo
industrial y agrario, ampliación de la esfera comercial.
“Los primeros años de la década de los veinte fueron de una lenta expansión ferrocarrilera. Durante
la segunda mitad de esta década, el gobierno comenzó un vasto plan de obras públicas, haciéndose
cargo de la importante expansión ferroviaria de aquellos años. En 1923 se entregó la segunda cuota
norteamericana por indemnización de Panamá, y con ella se inauguró realmente el auge ferroviario.
Más de quince millones de dólares se gastaron (de un total de veinticinco millones) en la construcción
de ferrocarriles. Cuando estos fondos se agotaron, el gobierno recurrió al mercado de dinero
norteamericano. En 1927 y 1928 se vendieron, en Nueva York, sesenta millones de dólares en bonos al
6%, veinticinco de los cuales se dedicaron a ferrocarriles...Finalmente, como las inversiones de
ferrocarriles estaban gastando más que los ingresos del gobierno, este tuvo que apropiar, entre 1923
y 1930, más de 22 millones de pesos para cubrir los déficit. (...) Podría estimarse que, desde 1923
hasta 1930, período llamado "la danza de los millones", se gastaron más de noventa millones de dólares
en construcción de vías ferroviarias (...) entre 1922 y 1934 se duplicaron los kilómetros en uso de la
red ferroviaria, pues se pasó de 1,481 kilómetros en 1922, a 3,262 en 1934 (...) la característica más
notable de esta expansión fue que se orientaba, fundamentalmente, hacia la integración de la economía
nacional... (Fuente: Jesús Vejarano, obra citada) 682
Tulio Jimenez Barriga 683
Manuel Gaona q.e.p.d.
248
yo me fui varias veces en la línea del ferrocarril hasta bajar a Sora, hasta La Venta del
Aire, y ahí ya cogía camino común y corriente”. 684
“Como en 1928, el ferrocarril ya venía en estas vueltas de Sáchica y levantaron todo el
enrielado de ese ferrocarril que iba pa’Bucaramanga, ¡y tanta gente que botaron!, se
veían pasar pilones de hombres pa’sus casas”. 685
“La línea no pasó por acá porque el mal gobierno trazó mal la línea y se acabó la plata.
Iban a hacer un túnel y, como se acabó la plata, metieron la treta de que había unas vigas
de oro en el cerro ese, dizque tres columnas, y que si lo hacían se acababa Leyva”. 686
“El ferrocarril vino hasta el Infiernito, donde empieza la bajada para Sáchica; eso era
un despeñadero horrible y todavía se ven los socavones del ferrocarril”.687
“Me fui a trabajar para la línea del ferrocarril que venía de Tunja; bajaba por arriba de
Sora, por arriba de Sáchica, a cruzar aquí por Villa de Leyva para el Carare. Ahí duré
seis meses levantando el enrielado. Como hubo cambio de gobierno, entonces no
resolvieron echar la línea por acá, sino el tren habría bajado por Villa de Leyva”. 688
“En el año veintidós, cuando mi papá trabajó en la línea del ferrocarril del Carare, eso
alcanzó hasta el río de Chiquiza y ahí iban a perforar el cerro que traspasa a Villa de
Leyva; y según cuentan, todos los obreros que estaban haciendo ese trabajo, se les
atravesó una viga de oro y no pudieron seguir perforando. Todo lo que escarbaban,
todo lo que hacían, hacían cualquier sacrificio, se les venía encima. En ese tiempo, como
no había maquinaria sino era a sólo pulso, ellos ponían sus famosos cuñeros de pólvora
y explotaban eso, y a lo que explotaba volvía y se cerraba. Entonces, ellos desviaron eso
y pasaron por otro ladito y ahí comenzaron; pero los de las vías de Chiquinquirá, para no
dejar pasar el comercio, no dejaron seguir porque si quedaba la estación del Carare acá,
quitaban la de Chiquinquirá, según me contaba mi papá”. 689
684
Jesús Neira 685
Manuel Rodríguez 686
Alcibíades Robles 687
Luis Madero 688
Adolfo Velásquez Rodríguez 689
Ignacio Fitatá
249
Veredas y Haciendas
“Las formas de producción comunitaria y tributaria, bajo las cuales se desenvolvían los distintos
grupos indígenas a llegada de los españoles, van a ser reemplazadas por las nuevas relaciones de
producción mercantil del capitalismo naciente (...) La posesión de la tierra constituyó un elemento
básico de la sociedad y del Estado. Fue la tierra, durante muchos años, la fuente de riqueza
económica y la base del poder. En torno a ella se anudaron los vínculos personales de
dependencia y encomienda que matizaron la propia condición jurídica de las personas y
estructuraron el edificio social de entonces (...) Una vez empezado el siglo XVII, comienza la
evolución de estas formas de propiedad y tenencia, configurándose la estancia como la propiedad del
encomendero (…) Las haciendas constituyeron la base principal de la producción durante los siglos
XVII y XVIII. Su desarrollo está relacionado con el surgimiento de las ciudades y la creación de un
mercado interior y la necesidad de exportar a los mercados internacionales. Su rentabilidad era
alta dada la baja inversión de capital y las variadas relaciones de producción que van desde las
serviles, inquilinato y medianería, hasta las relaciones salariales.
La hacienda ganadera, que tanto requirió de la sabanización de las montañas, a costa del bosque y
que alcanzó niveles de especialización en ganadería de carne bovina, cría de mulas, pastoreo de
extensos rebaños de cabras en los arcabucos -matorrales, cría de ovinos para la producción de lana,
etc., se desarrolló en función del mercado externo y las necesidades internas de transporte.. En la
provincia de Tunja, las haciendas estuvieron más encaminadas hacia una producción de mercado
local y para el autoconsumo y mantuvieron una producción agropecuaria sin mayor especialización.
Sin embargo, ello implicó el manejo de muchos más recursos, como el disponer de bosques sobre los
cuales se avanzó en el proceso de potrerización, la extracción de postes para cercas y todo el
combustible contenido en sus maderas(...) la hacienda productora de trigo, papa, cebada, garbanzo,
etc., surtía las haciendas azucareras de las tierras bajas o de las vertientes andinas”. 690
"La hacienda derivaba sus rentas de la explotación de la fuerza de trabajo sujeta a la tierra,691
y
no del arrendamiento de dinero ni de las inversiones de capital. Si lo que le daba sentido a la
690
Joaquín Molano B.: Villa de Leiva. Ensayo de interpretación de una catástrofe ecológica. Fondo
Fen, Bogotá,1980 691
En 1930, se estimaba que Cundinamarca y Boyacá concentraban el cuarenta y dos por ciento del
área total cultivada del país; sobresalían las grandes haciendas y, en segundo término, la pequeña
propiedad campesina y el minifundio, localizado en tierras de vertiente, de escasa fertilidad, en donde se
agrupaban las masas campesinas, de origen indígena, desalojadas de los resguardos a lo largo del
siglo XVIII y XIX, las cuales se dedicaban a una producción de autosubsistencia con escasa
vinculación al mercado, salvo, quizás, aquellas vinculadas a la producción triguera.
250
hacienda era precisamente la parcela agregada, absorbida por ella y en la cual la mano de obra de
aparceros y arrendatarios usada extensivamente se convertía en el mecanismo clave de percepción de
rentas por parte del propietario, era fácil ver como la sustracción de esa mano de obra, en la cual la
hacienda fundaba su carácter rentístico, entrañaba el resquebrajamiento de su particular organización
productiva”. 692
Nombres de las veredas
“A cada vereda se le daba el nombre, y había una parte absurda de los españoles;
cuando comenzaron las escrituras decían: allá en la mata de cardón, o donde está la
yegua parada, o la vaca, ¿cómo queda la consistencia entonces?¡póngase a investigar y
no da!; por ejemplo, en la fundación de Villa de Leyva se dice: una loma donde hay
unos cardones…
Al principio se le dieron nombres de santos a las veredas: San José, San Joaquín, Santa
Catalina de Siena, los puso un padre Buitrago y eso no duró más de cien años.693 En el
nombramiento de las veredas, a la única que no hubo necesidad de ponerle nombre fue a
Monquirá porque ya la había bautizado Juan de Mayorga, encomendero de España.
A Llano del Árbol se le dio ese nombre porque estaba poblado de árboles, había el
roble, el encenillo, madera finísima que se llevaron para el valle, para Leyva; pero
quedó un árbol que fue tan crecido que le pusieron a la vereda Llano del Árbol, ese fue
el causal. Fue donde hoy están las flores, de para abajo, en terrenos que fueron de mi
papá; ya doscientos años después, mi papá trompicó una astilla del palo con el arado y se
la trajo a un técnico que se llamaba Filemón Hernández, gran ebanista y carpintero, y
este le dijo que era de cedro nogal.
Cañuela ese nombre lo pusieron los dueños; hay unos que dicen Cañuela y otros,
Camelia.
El período comprendido entre 1925-1928, se caracterizó por un acelerado desarrollo; la tasa anual de
crecimiento del producto por habitante alcanzó un 5% y el consumo por habitante un 3.4% anual.
Se incrementó la demanda de fuerza de trabajo, como resultado de la expansión de obras públicas
y el desarrollo manufacturero, pero fue principalmente en los sectores urbanos, no rurales de
Boyacá; durante este período, la fuerza de trabajo total del país aumento en ciento cuarenta mil
empleos, de los cuales el sector agropecuario absorbió el 42.4 %. 691
692
Jesús Antonio Bejarano: La Economía. En: Manual de Historia Colombiana.
693 En 1913, en una ceremonia en la iglesia parroquial, con asistencia del pueblo y presidida por el
cura Fr. Nicolás de Jesús Buitrago, se proclaman los patronos de las distintas veredas:
Centro: Nuestra Señora del Rosario. Ritoque: San Vicente Ferrer. Sopotá: San Antonio. Cañuela: Santo
Domingo. Monquirá: San José. Llano del Árbol: Santa Ana. Salto y La Lavandera: San Joaquín. El
Roble: San Martín de Porres. La Sabana: Santa Rosa de Lima. Llano Blanco: Santa Catalina de Siena.
Cardonal: Santo Tomás de Aquino. Capilla: El Niño Jesús. El patrono de la Villa fue San Antonio de
Padua (ver Acta Fundación de 1572). Posteriormente fue San Pedro Apóstol. El Patrono de la
iglesia parroquial Nuestra Señora del Rosario (1845) ( Fuente: Fr. Alberto E. Ariza, obra citada.)
251
Salto y la Lavandera, salto porque están los dos saltos; y según se dice, fue el único
lugar por donde las aguas del mar se desaguaron y rompieron a gran velocidad, tanto que
parecían locas, y fueron a templar al grandioso Mar de Las Antillas, entonces, el salto;
y la lavandera porque allá todo el mundo iba a lavar ropita.
Llano Blanco porque hay unas sabanas que blancuzquean.
El nombre de la Capilla viene de la siguiente historia: don Teodolindo Rodríguez y su
hermana Ninfa eran dueños del valle y de la Capilla; entonces, como era un mundo muy
fanático, dijeron que les quedaba muy lejos ir a misa a Villa de Leyva y don Teodolindo
ordenó que hicieran una capilla, no en el cerro sino más para bajito, donde no quedara
muy lejos de Villa de Leyva.
La vereda de El Roble era un robledal grande, similar al cuento de Llano del Árbol, pero
lo superaron otras maderas en la finura y explotaron lo que había, como tobo, encenillo,
siete cueros, punta de lanza, cucharo, todo para las construcciones. Ahí, en la vereda de
El Roble, existió por muchos años el Alto de La Villa; luego aparecieron dos hombres
que se llamaban Migueles y lo pusieron Alto de Los Migueles, y le quitaron un poco de
fuerza al Alto de La Villa”. 694
- “Eso de los nombres de las veredas viene de la curia, porque, la iglesia era la que
reclamaba los diezmos y primicias cuando había muerto y remate; enseguida, ya viene la
repartición de las tierras, de los lotes, y viene el catastro con esos mismos nombres que
dejó la curia; entonces viene la acumulación de la gente y cada uno ya pertenece a esas
veredas, pa’tener diferencia entre una y otra, y las divisiones y los nombres dividen a la
comunidad.
Antes existía el odio entre las veredas, había distinción entre la gente; en el tiempo mío,
yo no me podía pasar a otra vereda a hacer mi voluntad ni el otro tampoco; se decía,
¡váyase pa’su vereda!, eso lo dispuso la curia, y cuando íbamos a enterrar un muerto,
hasta el cementerio tenía su división; entonces, eso ha sido natal y real porque esa
división ha venido desde que se formó el pueblo”. 695
- “Remataban los diezmos y primicias de la iglesia en las veredas, existía una cosa que
se llamaba la alfaquía696 de las gallinas o pollos, y también tenía que dar uno la décima
parte del ganado que tuviera; eso era plata pa’l cura, y el que tenía harto ganado cedía un
ternero pa’l remate de la iglesia, después eso pasó porque ya nadie se sometió a eso”. 697
- “El nombres de la vereda de Capilla era porque la gente era más católica y atraía la
iglesia; el del Roble porque tenía harto roble”. 698
694
Melquisedec Cortés 695
Conversación entre varias personas, la inicia Félix Torres. 696
Se refiere a la alfarda, una contribución. 697
Gabino Casallas 698
Félix Torres
252
- “El Alto de Los Migueles se llama así porque ahí viven varios que se llaman Miguel,
Miguel Pardo y otros; pero, antiguamente, se llamaba el Alto de Pedro Luis. De pequeño
conocí la quebrada de los Robles que se llamaba, muy abundante de agua y mucha
madera había por toda la orilla; después llegaron varias personas, compraron lotes y
tumbaron la madera y se fue el agua”. 699
- “El nombre de Monquirá es por unos indios que existían ahí, a orillas del río donde son
las columnas, en el siglo del descubrimiento; había toda una generación de indios y las
indias se subían encima de esos piedronones grandes a hilar lana, y a mirar a ver a qué
horas venían los españoles para asustarlos, porque llegaban y los perseguían a plomo, y
de ahí el nombre porque eran los indios móquiras. Ritoque, según la gente de la vereda,
significa Piedra del Edén”. 700
“La tesis de que las divisiones territoriales y municipales fueron para dividir a la
población, es factible; desafortunadamente, no tenemos el espíritu de colaboración y
convivencia y dividimos la comunidad en los que están con nosotros y los que están
contra, y esa ha sido la historia del país desde 1811, desde la Patria Boba, desde la
división de la Gran Colombia…” 701
“Las veredas de Villa de Leyva eran todas muy pobres pero más que todo Sopotá,
Ritoque, y esas; pero, Sopotá tenía fincas muy buenas, como las de los Zubieta,
Rivadeneira y Neira”. 702
“Aquí habían tres familias que eran las dueñas de medio pueblo: los Ferro que eran
dueños de la mejor tierra que había por acá, y que correspondía a la antigua hacienda
de Sáchica; los Neira que eran los dueños de Sopotá y de todas las tierras de La
Osada703 y de Curies; Carlos Rivadeneira heredó de su padre una hacienda que se llamó
Iguaque que era de cuatro mil hectáreas; los Rodríguez, del general Bautista Rodríguez,
que eran dueños de La Rosita y de media vereda de la Sabana”. 704
“Después del secreto de la guerra de los españoles, llegaron los terratenientes y el que
sabía leer y escribir, era el más mandacallar; ellos se avanzaban sobre grandes terrenos,
sin un peso, y decían: yo mando de acá a allá, de allá por allá, usted coge por allá,
usted coge por el otro lado; así alinderaban y, también, decían: usted coge esos indios,
manéjelos y póngalos a trabajar, y yo cojo los míos; y el que no hiciera caso, mándelos
para la cárcel y écheles juete, y tenían que decirle al patrón el bendito o sino para la
cárcel. Ya después, como quedaban pedacitos de tierra que ellos no podían manejar, le
decían a cualquiera: cogé ese pedazo de tierra allá y trabájalo y tené tus animales, pero
tenés que darme trabajo de balde, y ya principió así los arrendatarios y podían sembrar;
pero había épocas de verano que no llovía y se perdían las cosechas y se sufría de
hambre, pero esos terratenientes como cogían bastantes cosechas, no se perjudicaban.
699
Ananías Cárdenas 700
Manuel Rodríguez 701
Tulio Jiménez 702
Luis Madero 703
Se refiere a los terrenos del molino de Losada, conocido como La Osada. 704
Vicente Rodríguez
253
Ya después, con las nuevas leyes, las cosas cambiaron y se organizaron los derechos
a los pobres, el que tenía su pedazo de tierra no lo soltaba, y les dijeron que tenían que
pagarles a la gente todas las mejoras; y así, les dejaron su pedazo de tierra y se
empezó también a pagar los jornales”.705
Vereda Capilla e Iguaque
“Iguaque es mayor que Chíquiza porque donde los indios vivían era aquí; luego, en
ese tiempo un rico que era dueño de todo Iguaque, cuando le quitaron las tierras a los
indios, donó el sitio para la iglesia y el pueblo; y se formó el pueblo con unos
arquitectos. Esas paredes están en ese proceder caídas, así han existido mucho tiempo,
desde que tumbaron el pueblo; eso tiene más de cuatrocientos años, es mayor que
Tunja, que Chíquiza y que Villa de Leyva; el pueblo era más aproximado allí que no en
Tunja. Cuando tumbaron esa iglesia, todos los bienes se los llevaron para la iglesia de
Chíquiza, llevaron todos los santos, todas las imágenes; el diablo que está en la iglesia
de Chíquiza era de aquí, el diablo fue titulado y hecho especialmente a su imagen; eso es
recuerdo de los antiguos.
Un rico terrateniente, dueño de esa tierra, echó a tumbar la iglesia para poder quitar
esos bienes de ahí, le robó el tesoro de la iglesia, y al tumbar la iglesia ya el tipo se
murió; y al morirse duró un poco de tiempo, como unos cincuenta años, todas las
noches de menguante gritando al pie de una mata de cerezo, donde estaba el tesoro de
la iglesia, en el cerro llamado La Campana, aquí en San Pedro de Iguaque; él gritaba
que reconstruyeran el pueblo para él tener salvación.
Después con los otros patrones, nos tocaba trabajar como esclavos para ellos, nos tocaba
trabajarles todos los días para que nos dejaran vivir en un ranchito orillados; siempre
que ellos nos citaban tocaba trabajarles”.706
“Iguaque era un pueblo antiguo de los indios, después los arquitectos españoles le
construyeron un pueblo que tenía más de cuatrocientos años; y ahora ya se pasaron a
Chíquiza el San Isidro, la Virgen de Los Dolores, todas esas cosas que tenía la iglesia,
pero primero fue aquí. Ahí están todavía las paredes donde era el pueblo, era de tapia
pisada, había un molino y los indios labraron una peña al lado, le pusieron pinturas y
enterraron unos tesoros en el potrero que, después, se los sacaron unos ingenieros que
vinieron a ver eso, había la esmeralda; por eso aquí la finca, el puesto se llama La
Esmeralda de Carrizal, en San Pedro de Iguaque, y mi dormitorio es de norte a sur.
El pueblo era casi vacío, poca gente había, eran como más de doscientos arrendatarios
de unos ricos que hubo aquí y todo esto eran prados ralos; éramos casi esclavos, mero
trabajando y sirviéndoles hasta hace poco que vendieron; eso era hasta asustados, nos
amenazaban, que si no cumplíamos nos desterraban, así las pasábamos. Se cultivaba de
toda cosa: papa, trigo, alverja, haba, hortalizas, lechugas, y por ahí frutas. Es que antes
705
Marcolino Munevar Peña 706
Fideligno Amado
254
se vino a caer el pueblo, porque el que lo tumbó destruyó todo, había molino de moler
trigo. El primer propietario de la tierra, que alcanzamos a conocer fue don Mario Ferro;
segundo, el patrón Antonio; y después, los patrones Timoteo y Carlos Rivadeneira; este
ya parceló las tierras y vinieron unos ingenieros a repartir y a vender. Eso fue
complicado para todos los que existíamos aquí”.707
“Timoteo Rivadeneira era dueño de casi todo Iguaque; y su yerno, Campuzano
Márquez, por deudas vende los terrenos de su esposa en Iguaque; fue tal la pena moral
de la señora que, cuando supo la noticia, se murió”. 708
“Después Antonio Rivadeneira fue el dueño de todo Iguaque, el patrono de todas esas
gentes, un señor muy apreciado, muy querido. Tenía mucho arrendatario y todo muy
bien reglamentado; Iguaque era una cosa bonita, todo eso era sembrado y cogían mucha
hortaliza”. 709
“El difunto Carlos Rivadeneira era el dueño de Iguaque, desde donde está el mojón con
Chiquiza hasta Motavita, y de allá por Arcabuco hasta Casablanca por todo el filo; tenía
en aquellos tiempos mil arrendatarios,710 y cuando habían elecciones, él ponía mil votos
en Villa de Leyva, eso era preciso, todos los agregados votaban; y tenía otra finca en
Sopotá, por el lado de la difunta Lola, su señora”. 711
“El patrón, Emiliano Neira, se había casado en el año de 1916, y se había ido para
Iguaque con su mujer Rosalía; me quería mucho desde chiquito, y un día le había dicho
a mi mamá que me dejara ir con él y ella le dijo que no; como a los quince días
vino, me hizo la seña, me montó al anca y ahí me fui a templar a Iguaque. Ahí dure
quince años, ahí tenía la cuestión del alimentico, del cacaito todos los días. Eso era allá
madrugar, en ese frío, a las tres de la mañana para ir a ver unos burros, pasarlos a
pasto, ver las vacas y traerle buenas noticias al patrón, ¡eso fue mucho trabajar en ese
frío!”. 712
707
Gabriel Amado 708
Tulio Jiménez Barriga 709
Aura María Borrás de Páez 710
Existía el peonaje por deudas y “los arrendatarios nunca se podían poner al día, lo cual los
ataba por generaciones a los propietarios.” (Fals Borda: Campesinos de los Andes)
Existía también una forma mixta de aparcería con obligaciones laborales, existía el cepo y los azotes
como medidas para disciplinar a los arrendatarios díscolos. Estos tenían estancias de entre 10 y 20
fanegadas por cabeza, pero debían trabajar seis días a la semana en la hacienda o mandar un
trabajador hábil en su lugar, por los que recibía 4 centavos diarios, descontando el valor de la
alimentación. El ganado de los arrendatarios pagaba 10 centavos por cabeza de renta mensualmente.
Si se salían de la hacienda iban a parar al coso , y solo podían ser liberados con una multa de 5
pesos, cuando el mismo animal valía en el mercado entre 30 y 40 pesos. La hacienda exigía la
mitad de la cosecha de cada estancia y producía en las tierras 4.5 veces más que las que les
sacaba a los arrendatarios " (Dario Fajardo: Tenencia de la tierra y producción en el valle de
Chisacá, Univ. Nal,1976. citado por Salomón Kalmanovitz: El régimen agrario durante el siglo xx
en Colombia)
711
José María Cubillos 712
Maximino Alfonso Bautista q.e.p.d.
255
“Conozco todo Iguaque, como en el año sesenta, le medí cuatro mil y pico de hectáreas
a Carlos Rivadeneira, el dueño de eso; esos terrenos daban desde la ruta de Casablanca,
en el municipio de Chíquiza, cogiendo toda la pileta del cerro y cubrían todas las
lagunas y daban hasta un sitio que llaman la Peña de Los Frailes, pasando por Pozo
Negro y Laguna Negra, y de ahí para abajo por Mamarramos donde hoy está el
Santuario de Flora y Fauna; y por el otro lado, hasta un sitio que llaman la Cresta del
Gallo o La Campana donde existe una leyenda. Esas tierras eran enormes, abarcaban
parte de Gachantivá, Arcabuco, Mamarramos; el lindero por esta parte del cerro daba
hasta donde los Quintero, por el camino entre Sáchica y Chiquiza, hasta una loma donde
está la Piedra del Gato. En Iguaque había mucho monte, era una zona respetada cuando
vivía el viejo Rivadeneira, luego cogieron a meter ganado y se invadió toda esa parte del
cerro. Tenían potreros en la mayoría de las zonas del río, limpiaban pero no alteraban
tanto, ni acababan la naturaleza como ahora; después ya si quedó potrerizado todo y
los pocos charrascales que habían se acabaron. En esa época no existía una conciencia
sobre la importancia de esa zona, solo que era la finca de Carlos Rivadeneira, de Cesar
Rodríguez, o de los Aponte que eran dueños de la Hondura para arriba, de todo Morro
Negro; a nadie le importaba nada eso.
Chaina casi no se puede partir porque todo ya estaba mal conservado, el lindero daba
hasta Piedra Gorda; entonces, se acordó dejar pro indiviso y los predios se comenzaron
a vender en el sesenta y cinco. Todo el lado de Chíquiza, donde está San Pedro, lo
acabaron con siembras de trigo, todo ese trigo lo traían a Villa de Leyva por el camino
de Chíquiza. Los Rivadeneira y todos, perdieron todas esas tierras al juego del dado;y
no se sabe cuántos carrotanques de chicha se tomaron para jugarse todo eso”. 713
“En Capilla los dueños de las tierras tenían sus arrendatarios, cada cual con su casita
de techo de paja y hacían su huerta por medio mantenerse; fuera de la platica del
arriendo, la obligación era en trabajo y, por la fuerza, tenían que ir a trabajar dos o tres
días a la semana a Sopotá, Aposentos, o donde tenían la otra finca; la casa de la hacienda
de los Rodríguez era de Cane para arriba, por todo el filo del boquerón, y bajaba
colindando con Naranjos; la laguna de Carrizal era de los mismos Rodríguez”. 714
“Allá habían sembrado papa en la finca de don Carlos Rivadeneira, él era un riconón en
Iguaque y fue el que dio la propiedad para hacer un pueblo que se llama Patiecitos;
entonces, el difunto Carlos le dio al cuñado pa’que sembrara en Iguaque y se dio un
papalón, pero mucha, y nos llevaron a escoger la papa: la gruesa aparte, la de segunda y
la otra; y mucha gente fue a trabajar allá, nos pagaban el diario a cinco centavos y una
carga de papa costaba por más de doscientos pesos”. 715
“Compré como una fanegada en la Capilla y ahí vivíamos con mi esposa; saqué un
empeño pa’ sembrar abajo a la orilla de la carretera y eso era ya mucho contento por
713
Germán Borrás 714
Baudilio Igua 715 Marco Tulio Aguasaco
256
haber quitado de estar con patrón, pues, yo le tuve miedo a los patrones y duré como dos
años trabajando en una hacienda, donde vivíamos con mi abuela, pagando obligación:
cuando decían avisar tal semana venga a trabajar, había que ir desde el lunes hasta el
sábado, sin ganar nada, la mera alimentación... y el arriendo era aparte, a dos pesos. Me
venía desde la Capilla hasta Aposentos, más acá de Suta, a trabajar donde los patrones,
los mismos que habían allá en la Capilla; me tocaba venirme a pie con un chilajo de
azadón y dormir en el corredor con un poco de gallinas y piscos encima de uno; el
desayuno era como a las nueve de la mañana, unos dos puñados de maíz tostado y
changua con mera sal y cebolla; el almuerzo por ahí a la una, era unos tragos de maíz
sancochado, mute; y el día sábado, nos soltaban como a las cinco de la tarde de allá y
llegar hasta la Capilla a pie; eso era terrible pero no duré sino dos años en eso. Cuando la
gente se cansaba de los patrones, porque los martirizaban mucho, entonces se iban donde
mi papá que tenía como cuarenta arrendatarios, y allá pagaban el arriendo con obreros, y
les daba una panela y sus tres alimentos. Los Rodríguez tenían casi media vereda de
Capilla, no eran más sino ellos, los Francos y los Pinzones, pero eso ya se acabó.
La finca que yo tengo era de unos Pinzones y linda con el Carrizal, que era de don
Carlos Rivadeneira; eso son más de doscientas hectáreas con el cerro, las lagunas y todo;
los que le vendieron al Inderena fueron unos Castellanos, ahijados de don Carlos que les
dejó allá la finca regalada, sin escritura ni nada, y con los años que duraron pudieron
vender ya por la posesión. Las otras partes del Carrizal hacia atrás, todo lo que era de
Iguaque, era del bisabuelo Librado Franco, de Ubaté, tenía trescientos arrendatarios del
boquerón hacia el Carrizal, y ese lindaba con los Rivadeneira, Carrasco y los Pinzón,
que eran dueños de todo el pie del cerro de Mamarramos para acá, y los Rodríguez eran
dueños limitando con los Pinzón hasta el río Cane. En esta región todo era de los
Rivadeneira, Ritoque, Sopotá… pero saliendo, de la Peña hasta arriba, era de los
Quintero.
Yo ya tenía tiempos allá en Carrizal cuando lo declararon parque; y vino una ley, que ya
estaban advirtiendo, que no talar, que no quemar la vegetación porque eso era malo;
pero todo mundo era en eso, para sembrar cebada había que talar y meterle candela
porque con eso quemado daba pronto la huerta, y como no había ningún orden ni nada,
también era sin culpa hasta cuando ya llegó la noticia, los avisos cada nada, y la última
vez ya Inderena compró los derechos, hicieron su cabaña, ya empezaron a prohibir el
corte de monte, el corte de madera, y se ha respetado”. 716
“Yo me crié con otras costumbres más rústicas, con un ambiente diferente al que se
está criando hoy la humanidad; en esos tiempos se cultivaba maíz, esa era la
alimentación, y por ahí también cebada, no se sembraba con abono y las tierras eran más
fértiles; el que sembraba papa eso era por ahí un bulto, pero eso ya era mucha; hoy se
siembra en cantidad pero con abonos químicos, y ya no se espera una cosecha en
cantidad.
El terrateniente de la vereda era Teodolindo Rodríguez, que vivía allá en el valle, tenía
sus terrenos y Aposentos; pero en la Capilla era dueño de más de mil hectáreas, del río
716
Teodolindo Espitia.
257
Cane para arriba hasta la cordillera; todo eso de Chaina hasta cerca de Naranjos, era de
él y del difunto Ramón Borrás y Carlos Rivadeneira.
Los otros grandes terratenientes, en aquellos tiempos, era la familia Franco Miranda y
Franco Robles; y por la otra parte, en lo que se llama Montesuárez, eran grandes
latifundios del difunto general Juan de Dios Carrasco, ellos eran los dueños de esas
regiones. Los Franco explotaron la madera de susque o pataquin, unos árboles
frondosos, se sacaba tabla y se bajaba en bestias y la traían para Leyva y Arcabuco y,
también, traían madera aserrada del lado de Güepsa y Martínez, era una vaina comercial
en pequeña escala; yo le aserraba palo a los Franco, y cuando se prohibió la explotación
de montaña, dejaron ellos de trabajar en madera. En el monte había mucho tinajo,
cajiringo o cusumbo, venado y en el Roble, el señor Rivadeneira encabezaba la cacería
con el Jetón Ferro y la familia Pinzón”. 717
“En esa época arriba no había nada, pero hay unos enrejados de unas paredes donde
vivía don Carlos Rivadeneira, en el antiguo molino. Don Carlos entró la carretera por el
lado de un punto que se llama Casablanca, esa fue su entrada para su finca, y tenía
cantidad de arrendatarios.
La quebrada era como orita, pero había menos habitantes; que yo me recuerde, vivían
ahí los hermanos de mi papá, más abajo Raimundo López, un señor Narciso, las señoras
Pineda, donde hicieron la escuela primero; el río era un poco más aumentada el agua y
la calidad era más limpia porque, en esas épocas, eran como menos cultivos, los cultivos
de don Carlos Rivadeneira eran sembrados de papa y de trigo. Nosotros en la finca
sembrábamos alverja, algo de papa, algo de maíz, cebada y trigo, y otra comida que es
nabos, ruba, pero eran pedacitos poquitos para la comida para nosotros. El trigo lo
vendíamos en Villa de Leyva al molino del Guamo, de Rogelio Castellanos.
Donde nos criamos, cuando ya me empecé a conocer, esos terrenos eran todo
sembradero y habían partes donde tenían el ganado, lo que era por lo menos la yunta de
bueyes, la vaca parida, los burros o un caballo para mover la carga porque eso no era con
carros como ahora. El caserío de San Pedro no estaba, eso era terreno de don Miguel
Ramón Borrás, pero él empezó a vender y empezaron a hacer las casas, lo hicieron
propositamente718 dejando su perímetro de calles y lo del parque.Yo subía a la laguna de
Iguaque por un lado de Chaina, debe estar una trochita que figuraba como camino, y por
ahí subíamos con el ganado y las bestias; y cada ocho días íbamos a buscarlo porque allá
era donde lo manteníamos”. 719
717
José María Cubillos 718
A propósito 719
Belisario Reyes
258
La Hondura 720
“La finca más grande que conocimos fue de un tal difunto Antonio Rivadeneira, que
era el dueño de casi todo Iguaque, eso lindaba con Chiquiza, con Arcabuco, con Tunja;
mejor dicho, era dueño de un municipio y, ya como echó haber parcelaciones, esa finca
la repartieron en tres lotes, en eso heredó el difunto Emiliano; las finca grande abajo era
la del Mayoral, fueron parcelando poco a poco también, eso bajaba hasta la Alejandría.
Cuando éramos pequeños existíamos en la Hondura, allá teníamos un arriendo, el dueño
de la hacienda era Emiliano Neira y tenía un administrador, éramos como unas veinte
familias; en ese tiempo le tocaba a uno trabajar casi diario en la hacienda y si no iba a
eso cuando le notificaban la obligación, venían del precinto y se llevaban el animalito al
coso pa’ que cumpliera con el deber y tocaba irlo a reclamar y antes pagar pa’ sacarlo.
Allá existíamos los de la casa mis papaes con los hijos; yo nací por aquí abajo, en 1922,
como casi en la vereda de Sabana, pero ya se había sacado el arriendo y nos fuimos
pa’allá y duramos harto tiempo. Nos manteníamos sumamente de obligos,721 teníamos
que ayudarle a mis papaes a conseguir la vida; ellos se iban y duraban ocho días y
nosotros ahí de cuidanderos, apenas nos dejaban que ajuntáramos leñita pa’ hacer de
comer, y aguante hambre y naiden le alargaba nada a uno así lo vieran muerto de
hambre; lo convidaban a uno a ayudar a sacar comida y lo que se ganaba era el piquetico
que hacían nomás, papita y nabos. Los dueños de la finca no dejaban explotar el monte,
sembraban unas cuatro arrobas de trigo, había ganado, ovejitas y cabros. Como mi papá
había comprado una finquita, entonces ya cambiamos y nos quitamos la obligación
porque esa fatiga siempre era dura y, de ahí pa’cá, siempre nos compusimos ya un poco
porque ya dejamos de estar humillados. En ese tiempo era mucha humillación, eso el
patrón mandaba como un alcalde; el que no obedeciera algún castigo le hacían, le
decomisaban o le sacaban alguna multa por no haber el cumplimiento; eso fue como del
1925 hacia acá y de allá arrancamos en el 1950, nos salimos porque por fin compramos
un lotecito y nos fuimos viniendo poco a poco a trabajar aquí. Sembrábamos trigo, maíz,
papita, pero en ese tiempo se sembraba con abono orgánico, el de ganado; en ese tiempo
no se fumigaba ni nada, uno rozaba y dejaba reposar un año el chiquero, y al año se iba
con su machete, azadón y su hacha, y vaya recortando madera y haciendo el surco y
eche comida y tape ahí con la misma basura.
En ese tiempo no lo ponían a uno a estudiar, no había escuelas en las veredas, tocaba
hasta el centro; yo aprendí a firmar mi nombre en el cuartel. Yo iba a tierra caliente a
trabajar, por allá a Santander, Güepsa, iba pa’ ganar centavitos pa’ poner trabajo aquí,
eso fue del año treinta pa’ cá, yo principié ganando cinco centavos, fue subiendo, lo
último que yo trabajé en esa tierra salí ganando semanal seis pesos, y con eso había pa’
medio pasala; en ese tiempo, era poca la alimentación que le daban a uno y le tocaba
ganar el mercadito, le daban a uno un caldito de arracacha picada por la mañana, y el
trabajo eso si ¡ay jue puerca duro!”. 722
720
La Hondura queda en los cerros orientales, en el municipio de Chiquiza. 721
Obligo es el trabajador que paga la obligación al patrón. 722
Eloy Pineda q.e.p.d.
259
“Mis taitas se fueron pa’ arriba, a la Hondura, a una estancia que le habían sacado al
difunto don Emiliano Neira, y allá echaron a trabajar. El difunto Emiliano Neira era muy
bueno, muy caritativo; más bien cuando ya llegó el administrador, fue una humillación
tremenda. Tocaba irle a servir a la hacienda a los patrones, a trabajar una semana al mes;
si era al pueblo que se iban, tocaba llevarles a su casa dos tercios de leña y así. Cuando
el administrador citaba a los arrendatarios a los contestos,723 por algo que no fuera mucho
grave, a mí me consta, sacaba al arrendatario y lo paraba en la mitad del patio, cogía un
rejo, así como se veía azotar en las películas, y eran cualquier diez juetazos; y cuando
era grave, entonces no los juetiaba él, sino mandaba que los castigara la autoridad.
Cuando no iban a trabajar, por ejemplo, una semana, entonces les mandaba embargar lo
que tenían; si tenían una oveja, una res, se la echaban por delante y ya para ir a rescatar
había que pagarle, ¡tanto que le sacaba de multa el patrón, que el animal se quedaba allá
en la hacienda! En esa estancia había mucho animal; allá en la Hondura, nomás había
esa papa que llamaban papa brava, era como ver una papa de esa carriza, y nabo de ese
bravo también había; luego ya echaron a tumbar monte y a sembrar trigo, rubas, tallos,
hibias, tal cual papa criolla, cebada, y un nabo leño que era largo cada pelota, y eso pa’
echarlos a la olla los partían en tres pedazos, eso era rico.
Acá era donde se sufría, aquí no se daba nada, por ahí para sembrar una matica de papa,
tocaba ir a hacer camitas ahí donde el ganado dejaba el abono, y ahí se sembraba maíz y
papa; pero eso era raro, porque una persona pa’ comerse una papa eso era más grave que
ir a comprar una libra de carne; en ese tiempo, ¡qué abono, ni qué líquido, y nada de
plagas!”. 724
Vereda Llano Blanco
“El nombre de la vereda tiene dos versiones; una, es que en la casa del Uvalito vivían
las señoritas Blanco, dueñas de más de la mitad de la vereda, entonces por la influencia
que ellas tenían sobre la gente, llamaron la vereda Llano Blanco. Los Blanco parece que
venían exiliados por la violencia, pero ellos realmente no eran natos de aquí; las familias
natas eran los Espitia, Saavedra, Suárez... La otra versión es que esta vereda era poblada
por un pasto que se llama grama blanca, y en las mañanas, entonces el pastizal con el
rocío se veía blanco y de ahí se cree que también vino el nombre.
Inicialmente las Blanco tuvieron su tierra grandísima, luego la cogieron los Espitia;
después se fue fraccionando a medida que fueron creciendo las familia y se creó el
minifundio, pero la gente no quiere salir de la tierra y la conserva; por ejemplo, los
Suárez, a pesar de que tuvieron que irse por su trabajo a la ciudad, ellos conservan su
patrimonio y crearon una sociedad donde eligen una persona de la familia para que lo
maneje un año, y esos núcleos familiares vienen a su sitio y pasan sus vacaciones.
Asimismo están los Cetina, está mi misma familia que conservamos el pedacito; la gente
le tiene como arraigo a su tierra y creo que por eso no se ha devastado, ni se ha
deforestado, ni se ha terminado tanto aquí.
723
Interrogatorio 724
Simón Pedro Pineda Igua
260
Yo creo que aquí los españoles no estuvieron, porque no se deforestó tantísimo y no se
nos pegó eso de la envidia, porque eso es como de ellos. Algunas costumbres chibchas
todavía están con nosotros como, por ejemplo, la devuelta del trabajo, la devuelta de
fuerza, que es que una persona va y trabaja en otra casa y después la persona le devuelve
la fuerza; también, la tradición del maíz se continúa y la del matriarcado, porque aquí las
mamás son las que mandan, son las que dicen que a los niños hay que llevarlos a
estudiar, son como las más organizativas y las que llevan las riendas; claro que los
hombres tenían autoridad, pero como se ausentaban, entonces las mamás eran las que
enfrentaban.
Nosotros perdimos un poco de tradición de la vereda por no haber tomado esa riqueza de
los antepasados, pero lo que si sabemos es que esta vereda es muy especial, y tiene
muchos rasgos que nos hacen pensar que, en la antigüedad, fue habitada por gente
arraigada de la tierra y de mucha cultura.
Aquí siempre la gente ha querido ser como autosuficiente y por eso habían cooperativas,
pero en la actualidad existe la tienda comunal, que se creó porque los lecheros
compraban la leche a bajo precio y, luego, para no entregarle plata a la gente, les traían
los víveres de primera necesidad a elevadísimo costo. La gente ya encuentra aquí todo lo
que necesita y no se le incrementa al precio sino lo que se necesita para pagar a la
empleada, y arriendo no se paga porque se tiene en la escuela y da algo para capitalizar.
Como la gente de la vereda se salió a estudiar, vendieron un poco de tierras y vinieron a
poblarla, por ejemplo, gente de San Pedro de Iguaque; unos vinieron como arrendatarios
y otros fueron comprando sus pedacitos, entonces ya es la mezcla de dos culturas
diferentes. En la vereda hay más o menos sesenta familias y unos trescientos habitantes;
aquí el señor jefe de hogar, eso es como una herencia, ha salido a trabajar en puestos
públicos y se queda la señora con sus hijitos en la casa, y se dedican a la finca y a su
ganadería. Para el trabajo comunitario se organizaba en mandatos, eso quería decir que
la gente que tenía fuerza de trabajo salía a dar un día de trabajo y las señoras, en su casa,
preparaban el almuerzo y lo llevaban al medio día; unos llevaban papa, fríjol, cuajada;
otros arepas, guarapo, etc. para compartir.
Aquí se han notado los ancestros en la unidad familiar, no es raro ver los viejitos que
cumplen sus bodas de oro y se les hacen sus fiestonones. Las familias antiguas tenían
por ahí ocho hijitos, luego ya seis, y las actuales tienen uno o dos. Antiguamente había la
tradición, en Semana Santa o en diciembre, que se hacían amasijos y se mandaban a los
vecinos y cada cual compartía, mandaban masato, las arepas, todo eso.
Como la gente tuvo mucho sentido de pertenencia y de unidad, eso hizo que se
aglutinara y formara la Acción Comunal que es la que ha trabajado por todas las
necesidades. La formó Alfonso Saavedra, en 1960, con Marcelino Villamil que ya está
muerto, Bertha Cárdenas de Espitia, Hernando Suárez, Elizabeth Cuca y otras personas y
fue la primera en el municipio; además, el señor Saavedra organizó la elección de las
demás juntas municipales; este señor tenía la idea de que siempre las obras se hacían por
necesidad, y que lo que más efecto tenía era lo que uno hacía con trabajo. A esa Acción
261
Comunal se le debe la construcción de la escuelas, la electrificación, la carretera, una
toma para traer el agua de la quebrada de Mamarramos; por eso digo, que su gente era
de arraigo a la tierra”. 725
“La gente de Llano Blanco es muy solidaria, la verdad es que colaboran mucho y es
uno de los lugares más sanos; pero ahora, con los turistas, se han presentado muchos
problemas en el sitio La Periquera y han traído muchos cambios a ese lugar, costumbres
para los niños, para la comunidad en general; y ahí se está perdiendo una de las culturas
de la región.
En mi niñez conocí unas fincas grandísimas de los grandes terratenientes, y las otras
personas eran como especie de arrendatarios o trabajadores de esas fincas; los patronos
se acabaron con el cambio político, ya nadie quiso ser arrendatario, y cada uno quiso
tener su terreno para poder desarrollarse y no ser aquellas personas que parecían ser
esclavos de los patronos. En esa época, si le dejaban al arrendatario un pedazo de terreno
para que viviera, tenía que ir y prestar su servicio a esa hacienda y trabajar y no le daban
pago, era como un cambio que había de servicio, de prestaciones o algo así; después
empezó la división, la venta de las fincas a los mismos arrendatarios, y ahora hay mucho
minifundio.
En Llano Blanco, había una señora que prácticamente era la dueña de todo y fue
vendiendo poco a poco. Desde 1910, se conoce que esa finca del Uvalito era un sitio
estratégico, ahí era la posada de los viajeros, por donde pasaban los que venían de
Bucaramanga, Moniquirá, Barbosa y hasta de Santa Marta; por esos caminos hacían
recorridos a caballo y mula para sus romerías y para ir a Bogotá. Esa finca era grande,
ahora es más pequeña porque ellas empezaron a vender, yo soy heredera del Uvalito
pues la señora Blanco le vendió a mis abuelitos; ellos vendieron una finca que tenían en
Montesuárez y se compró el Uvalito. Ese nombre del Uvalito lo recibió esa finca porque
se encontraba mucho cultivo de uva, pero en la actualidad no hay ni una mata de esas,
ahora la mayoría está en pasto, una parte en pinos y eucaliptos y otra, en cultivos
pequeños. Cuando existían mis abuelitos ellos cultivaban maíz, papa, alverja y frutas
silvestres, como la mora y la uva; ellos fallecieron y la finca quedó a cargo de mi papá
y, actualmente, la dueña soy yo. Llevo veinte años administrándola pero después de un
gran proceso que se hizo para defenderla, porque había quedado con problemas por
deudas a la Caja Agraria que, también, fue una de las que acabó con muchas otras fincas.
En la actualidad hay muchas carreteras veredales y hay salida de los productos hacia el
pueblo; antes se trabajaba con arado de yunta y, ahora, por la falta de obreros para eso y
la facilidad, se utiliza el tractor; también ha cambiado la forma de producción por el
clima, que ahora es como muy variable. Se ha notado que los cultivos nacen muy
bonitos, pero no tienen el mismo crecimiento normal de su desarrollo y hay muchas
pérdidas; la gente ha dejado de hacer sus cultivos extensos, y ha migrado hacia el pueblo
y hacia otras ciudades y las veredas se están despoblando, más que todo Cardonal y
Llano Blanco. Esa salida del campesino también ha influido en la preparación de los
725
María Gladis Velásquez
262
niños porque ya no regresan al campo; lo mismo que la salida de los muchachos hacia el
cuartel es grave, porque ya no quieren regresar a trabajar, y si regresan se quedan poco
tiempo con los padres y luego emigran a las ciudades a buscar trabajo”. 726
Vereda Sabana
“En la vereda las fincas más grandes eran del difunto general Bautista Rodríguez, tenía
toda la tierra más grande, y mis papaes le compraron a él. Al general le gustaba echarle
juete a los arrendatarios, como era de los que mandaban; ahí no mandaba el presidente
ni mandaba el juez ni el alcalde, era el patrón; eso ya hace harto tiempo. Él era el dueño
del molino La Rosita, allá llegábamos con el trigo y nos lo molían y pagábamos
cualquier diez o veinte centavos; molían el trigo que uno trajera, media arroba, un
cuarto, una arroba, una carga, el molino era diario moliendo. Mis papaes trabajaron con
él, obligados, y tocaba hacer los oficios diarios, viendo vacas, viendo terneros, vigilando
todas las fincas, vigilando las bestias, pues tenía como treinta o cuarenta. Ese señor le
pegó dos veces a mi papá, allá mi Dios lo vería, y en la última muenda que le dio le hizo
unos tumores y esos lo mataron; eso fue porque no le dejó a una hermana que se llamaba
Purificación, mi papá le dijo: yo a mis hijas nos la dejo que las maltrate el señor. Era
atrevido y mujeriego, a una hermana de mi mamá la cogió sumamente joven y se la llevó
para Moniquirá, mi mamá fue hacerle reclamo, y el general le dijo: a Margarita no la
dejo porque ella es mi mujer, yo no la trato mal y le doy lo que ella necesite; y así le
hizo dieciocho hijos”. 727
“A ese general dueño de La Rosita lo conocí entrando aquí a Villa de Leyva, de a
caballo, y cuando venía le hacían un recibimiento los caciques de aquí, pero eran ciertas
y determinadas personas; eso era como ver venir un santo, cruzaba y uno miraba para
allá y alcanzaba a verlo”.728
Vereda el Roble
“La vereda del Roble principia en el cerro y baja por toda una quebrada que se llama El
Roble, que se une con el río que viene de La Cebada y el río de Iguaque, que se llama
hoy en día Cane, ahí se reúne la vereda con el camino real que viene de Gachantivá viejo
para Leyva. Casi toda la vereda era de los grandes ricos, como los señores Jiménez, los
señores Roncancio, los señores Castellanos, los señores Rubio y los señores Morales; los
demás eran arrendatarios y, a lo que ya murieron los principales, quedaron los herederos
y ellos echaron a parcelar.
726
María Luisa Buitrago Espitia 727
María del Carmen de Montañés 728
Argemiro Torres
263
Ahí en Cane, pusieron Chacón porque el propietario de esas tierras, el difunto Próspero
Morales, hizo un puente de madera para que cruzaran por ahí sus animales; contaban que
tenía seiscientas fanegadas de tierra”. 729
Vereda de Monquirá
“La hacienda Prados, de Tulio Jiménez, en la vereda de Monquirá era la más antigua;
por ese lado se venía la tempestad y toda esa agua bajaba por ahí y por Salto y la
Lavandera; en esa finca había un bosque, el único que quedaba por acá, tenía cucharo,
camiseto, hayuelo, todos nativos, y los herederos lo fueron acabando”. 730
“La gente del pueblo tenía sus fincas en los campos y salían a trabajar con sus
arrendatarios que tenían; por ejemplo, el doctor Tulio Jiménez tenía una finca que se
llama El Cucharal y ahí cogía mucha cebada y esa la vendía en Bavaria, porque era la
mejor cebada que se cogía aquí”. 731
“Acá las fincas grandes eran de Marcos Cortés; y la más grande, de Elías Sotelo, del río
hacia las Cruces. Me vine de la vereda hace cinco años porque me enfermé, la tierra la
vendí por nada, porque necesitaba una platica y no la conseguí con los sobrinos. Esa
tierra luego la lotiaron y construyeron tres cabañas; la casa donde viví la reformaron,
pero las paredes están las mismas, esas obras las llamaban adobe a soga y tizón”. 732
Vereda Sopotá
Hacienda de Sopotá
“En esos tiempos estas fincas, o sea la vereda de Sopotá, era toda de los señores Neira y
Ferro y de nadie más; la hacienda se llamaba Sopotá y era una casa grande de dos pisos.
Los Rivadeneira entraron porque, una heredera de los Neira Ferro, Dolores, fue casada
con el señor Carlos Rivadeneira, de Iguaque; y en después, fue que dividieron y se
cambiaron de patronos todas las fincas.
En la vereda antes había menos vegetación, ahora hay bosque porque se ha cultivado; se
sembraba trigo, arveja, maíz, cebada y habas, y se le daban chilas a las gentes y
sembraban en compañía. Había problemas de agua para regar los productos, la única
bocatoma salía del río Sáchica, enfrente de la hacienda El Emporio, y luego bajaba hasta
el terreno de los Neira Ferro y con eso se regaba todo, eran como cinco kilómetros, y
había problemas entre los mismos vecinos. La parte alta no tenía regadío, solo lo que es
plano; las aguas del Zanjón del Pantano era una quebrada con agüita cuando llovía, y a
729
Ananías Cárdenas 730
Marcolino Munevar 731
Ananías Cárdenas 732
Anastasia Aguasaco
264
nosotros nos tocaba abrir pozo dentro de la quebrada para encontrar el agua para comer,
y de ahí se llevaba en vasijas para la casa.
A la hacienda venía gente de Sáchica, de la vereda del Espinal, del pueblo y de las
veredas, se venía a trabajar para el sustento, unos éramos con obligación y otros no.
Como mis papaes existían ahí, me mandaban a pagar la obligación hasta El Cárcamo, o
sea San Vicente, a la difunta Maruja Neira, -hoy en día de Vicente Rodríguez- que eran
dueños acá y allá, por parte de la mamá; y tocaba ir a pagar la obligación allá porque
aquí no sembraban sino en compañía, pagaban un sueldo muy poco, por ahí a diez
centavos diarios, eran cuatro días de obligación, y el viernes, el sábado y el domingo era
libre para lo de uno; de todas maneras, nosotros, los campesinos trabajamos todos los
días.
Mi papá me contaba que ya mi abuela le trabajaba a esos patronos y mi papá fue
muchacho de esa familia y sufrió mucho; en ese tiempo, la gente era muy atrevida y el
que no tenía nada era humillado y le echaban fuete; no es como hoy en día que, bendito
mi Dios, no tenemos que vivir humillados de nadie y ya se acabó la obligación. Al papá
de uno le decía el patrón, córtese un poco de adobe para que se haga un ranchito y le
daba por ahí la madera; les tocaba casi por su cuenta hacer su casita en piso de tierra y su
adobe, pero eso ya las tumbaron; las casas de adobe son las haciendas viejas, aquí la de
José Neira, la de Dolores Rivadeneira, Diógenes Neira.
El trigo se sembró hasta hace quince años, la cebolla vino por unas personas que
sembraron en El Emporio, cuando se acabó la mina de la yesera y luego la otra que era
en la Loma de Monsalve; de ahí se vino la civilización para mirar uno, y ya la gente fue
viendo las formas y cultivando”. 733
Villa Paz
“Aquí en Sopotá había dos grandes haciendas, la de los Neira donde está esa casa
grande, casi en ruinas, y la de los Rivadeneira. Un hermano de Aleja Morales parceló
esto y mi papá le compró esta tierra; al lado compró un señor de Santa Sofía, y con
el tiempo mi papá le compró la finca y comenzó a sembrar trigo. Como Umaña Bernal
tenía mucho problema de invasores y de linderos en su hacienda, le dio a mi papá un
pedazo para que sembrara trigo en el olivar, y ahí le nació a mi papá la gana de sembrar
olivos aquí y empezamos a sembrar, el olivo nuestro va para treinta y siete años”. 734
“Esto aquí está hoy bien feo… ya no quito ni pongo y me quieren sacar de mi tierrita, de
esta Sopotá, la tierra de los abuelos. Y esto, el rancho, es hecho por mis manos; cuando
fui al cuartel, en 1919, yo hacía tiempo que tenía esto. Mi papá y sus hermanos eran los
dueños de lo que hoy es la marmolera,735¡hijo uno de un rico pa’ nada!, ni me dieron
estudio porque en esa época no educaban los hijos. El patrón Emiliano le dijo a su
733 Melquisedéc Contreras 734
Germán Zubieta 735
Hoy la mina de travertino , ubicada en la vereda Ritoque, a la entrada de Villa de Leyva
265
esposa: mire, Rosalía, como él es de Sopotá, allá le vamos a dar su tierrita, orita vamos
a partir y allí le vamos a dar lote; y así fue, me dejaron en Sopota, en esta tierrita. Mi
patrón, el que me dejó esto aquí, el propio dueño, él me alinderó fue a mí; y ahora
vienen a sacarme a soplos, a aventarme lejos, ¡cómo no yo voy a comprender la cosa de
la violencia! y como yo ya tenía todo en mi cabeza, no me dejé”. 736
Hacienda El Muelle
“La finca era del abuelo, Simón Solórzano, él era un hacendado importante, sembraba
trigo y de todo en la finca. Era dueño desde el frente donde Zubieta, en la vereda Sopotá,
hasta la escuela de Monquirá, abajo. La hacienda se llamaba La Ramada o El Muelle,
porque había mucho árbol de falso pimiento o muelle, pero todo el mundo la conoce
como El Muelle. El muelle lo usaban para el hormiguillo de los caballos y cuando se les
dañaban los cascos por la humedad, les echaban aceite de muelle para curarlos, pues el
hormiguillo los hacía cojear y ese aceite les endurecía el casco en forma muy efectiva.
El agua la llevaban desde acá en chorotes, pues las quebradas eran de agua salada.
Mi abuelo sembraba y tenía ganadería y una tienda de abasto, de cerveza, guarapo, y
todas esas cosas de las tiendas camineras, pues por ahí pasaba el camino real que iba de
Villa de Leyva a Sutamarchán, ahí está la casa antigua; era un punto de parada de los
promeseros que iban a Chiquinquirá, el camino era por el Alto de Las Cruces hasta
Suta”.737
Vereda de Ritoque
Hacienda El Emporio
“Las grandes haciendas de la zona eran la antigua hacienda de Sáchica, la antigua
hacienda de Sopotá que pertenecía a la familia Neira, y el Olivar de la familia Guerra.
La hacienda El Emporio738corresponde a lo que fue, antiguamente, la hacienda Sáchica;
en el siglo XIX, perteneció a la familia Ferro y, en 1906, se hizo una partición material,
pues, dos terceras partes estaban en Sáchica y una tercera, lo que corresponde a El
Emporio, en el municipio de Villa de Leyva. Se dividió en tres propiedades con
extensiones iguales del orden de trescientas veinticuatro fanegadas, que incluían zonas
quebradas, zonas de cerro y unas pequeñas zonas planas; en esa partición le
correspondió la parte de Andalucía a Carmen Ferro, Santa Teresa a Rosita Ferro,739 y El
Emporio a Campuzano Márquez,740que en la década del veinte construyó la casa; y en
los años treinta, por una deuda que tenía con mi abuelo Manuel Iriarte, le canceló con
este terreno. En ese entonces, la hacienda era únicamente de ganado y no había nada de
cultivo; mi abuelo venía una vez al año a hacer su inventario, pues cuando recibió esto
736
Maximino Alfonso Bautista. q.e.p.d 737
Miguel Arturo Ruget 738
Ver minas de yeso. 739
Madre del actual propietario Mario Husid Ferro. 740
Casado con Lucrecia Rivadeneira, hija de don Timoteo Rivadeneira dueño de casi todo Iguaque.
266
era muy difícil venir a esta zona de Boyacá. Estas zonas eran cebaderos de ganado
porque el valle es calcáreo y con mucha sal, y eso hacía que el ganado engordara y
cogiera mucha fortaleza, pero el ganado de leche no se daba muy bien; eran zonas que
tenían la particularidad de que las aguas de escorrentía no salían con facilidad al río
Sáchica y se quedaban en el valle y anegaban toda esa zona.
A finales de la década del cuarenta, mi abuelo, con la anuencia de Samuel Olarte, vino
a descubrir la existencia del yeso y se iniciaron las primeras explotaciones;741 en 1955
se cultivó el trigo, que se daba muy bien en general, pero ya la base y el sustento de la
región era la explotación de yeso y los cultivos del trigo eran un complemento. Estas
tierras se lavaban demasiado porque el cultivo se hacía sin ninguna técnica, era
básicamente echar agua a rodar y se cultivaba en las partes más altas, además era un
triguito lleno de junco y se utilizaban las semillas tradicionales. En ese período, el norte
de Villa de Leyva eran tres o cuatro fincas grandes improductivas, donde no se sembraba
nada ni había ganado, así que esa zona del sur era la que producía y tenía explotación
ganadera y de trigo, pero ya poco producían puesto que las tierras estaban agotadas y
erosionadas. En los sesenta, incursionamos en la parte agrícola y, por un tiempo,
sembramos cebada que se vendía a Bavaria; después recibimos la vinculación de
algunos inmigrantes húngaros e italianos, que habían estado en los campos de
concentración alemanes, personas muy acostumbradas a los siembros, así que iniciamos
un cultivo muy interesante: la alfalfa; además, en Leyva, había un español que trabajaba
en el vivero con los olivos y era muy conocedor del tema; iniciamos una serie de
ensayos con esta leguminosa, se dio muy bien y tenía unas expectativas muy buenas;
como los niveles freáticos de esa zona eran muy bajos, se utilizaron las aguas de la
quebrada Ritoque y el desarrollo de la alfalfa fue realmente impresionante; la alfalfa
había que cultivarla durante el mes y cortarla inmediatamente, la cortada era muy
difícil y se hacía con machete, entonces requería de mucha mano de obra. La alfalfa se
vendía principalmente para el hipódromo de Techo; y en los años setenta, cuando estaba
dando muy buen resultado y en las fincas aledañas también sembraban, aparecieron en
el mercado unos productos a base de caroteno, que valían a mil trescientos pesos la
tonelada mientras que nosotros la vendíamos a tres mil, y llegamos a un punto en que
¡la bendita alfalfa nos tocaba comérnosla! Así que, terminando la década del sesenta,
se vino una crisis complicada; en 1972 se cerraron las minas de yeso, se canceló la
explotación y se generó un gran problema social en Villa de Leyva y Sáchica; en ese
momento, vimos que era necesario volver al agro y las minas pasaban al baúl de los
recuerdos.
En 1975 trajimos la cebolla importada de California, y a un señor chileno llamado
Morfe; en Colombia, no se consumía sino la cebolla ocañera; incursionamos con el
mismo sistema de trabajo que se había utilizado en las minas de yeso, el de aparcería
donde la gente trabajaba libremente. Fuimos los primeros en iniciar el cultivo, poco a
poco se logró introducir, y tuvimos acceso al presidente de Carulla, que tomó en
alquiler algunas franjas de terreno para el cultivo. Las primeras siembras se ubicaron en
las zonas bajas al pie del río Sáchica, la producción era mucho mayor que hoy; una
libra de sembradura podía llegar a ciento veinte cargas, que es más o menos los dos mil
741
Ver minas de yeso
267
metros o un cuarto de hectárea. Cuando la cebolla fue cogiendo éxito, se extendió la
producción a Sáchica que se convirtió en el principal transportador; pasaron de la
sandalia a la tractomula y luego a grandes productores, especialmente, uno de ellos,
Eufrasio Piraquive que fue alcalde como veinticinco años, pero paralelamente llevaba
siembros de cebolla; y de ahí en adelante, el sistema de la aparcería comenzó a
gestarse.
La aparcería consiste en que la persona o la familia no va cultivar por sueldo; nosotros
ponemos la tierra y ellos ponen la mano de obra, los costos de los insumos y las
utilidades se comparten por mitad,742 y la gente se acostumbró a ese sistema. Ya es muy
difícil conseguir gente que trabaje por jornal y, además, no aceptan la rotación con otros
cultivos, argumentando que pierden dos o cuatro meses solo con fríjol y que después
este no se puede vender; en la actualidad tenemos veinticuatro aparceros, son
veinticuatro familias, de cinco o seis personas, y uno les va suministrando por libras
de sembradura.
La región prácticamente se convirtió en cebollera; principalmente nuestra finca y la de
Mario Husid, en Sáchica, eran las zonas hábiles para ser cultivables; y en la tercera
finca, la de la mitad, también empezaron a cultivar algo y a operar con la modalidad de
la aparcería. En esa época, se iniciaba Corabastos, en Bogotá, y manejamos un puesto
para la comercialización directa de la cebolla. La particularidad de la cebolla era que
podía sembrarse en cualquier época, todos los días había cebolla; entonces, la cebolla
llegó a ser la sustituta del yeso; cosa que hoy se da pero, con rendimientos muy bajos
porque ya los suelos se han agotado”. 743
“Todo eso del Pedregal hasta San Marcos era una sola hacienda, toda esa tierra era la
familia Quintero; mi papá trabajó con ellos, ya los antiguos murieron, el difunto
Anselmo Quintero, mi papá se crió con él y trabajó con ellos”. 744
“Antes la vegetación de la vereda eran matas de hayuelo, y los padres de mi mujer
agricultaban porque la tierra era otra tierra, esas capas de tierra se acabaron con el aire y
la lluvia, lo mismo los caminos reales de herradura. Por aquí pasaban dos caminos; el de
Sáchica, que partía en la casa de abajo, iba a dar por en medio de la loma y llegaba a
Sáchica, todavía existen rastros de lo que fue; y el camino que iba para Samacá era por
este lado, y luego subía hasta la cima donde hay un cimiento y deslindan Villa de Leyva
y Chíquiza, pero eso ya queda por la cordillera para salir al boquerón de Iguaque.
Esto fue una sola finca que se llamaba La Pedrera, de unos señores González, y ellos le
habían regalado una parte a Marceliano Corredor, que era dueño desde la quebrada de
La Palma hasta abajo donde se unen las quebradas, y él le vendió a mi papá; eso fue
como en los años veinte. Mis papás trabajaban en agricultura, ellos no supieron para qué
servía la piedra ni nada; ellos sembraban, en esos tiempos cuando se daba, alverja y
cebada porque ahora no se da porque se erosionó la tierra y luego se acabó la vegetación
742
Lo que en la región se denomina mochiliar 743
Juan Enrique Botero 744
Isidro Sáenz
268
y solo quedaron barrancos. El nombre de esta finca quedó El Tabacal, por la quebrada;
como ya se llegó la repartición, a cada uno nos dieron un pedazo de minita y de lo que
era tierra baldía, también”. 745
Vereda Salto y La Lavandera
“Esta finca de los Cortés, se llama Elvira Páez por este motivo: fue capellanía de las
monjas y el gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera se la quitó a las monjas; luego se
la vendió, en 1850, a la señora Elvira Páez y ella se la vendió a don Seferino Cortés por
ochocientos pesos chiquitos, no sé qué clase de moneda sea". 746
“Desde la llegada de los españoles, a esta tierra se la llamó Salto y la Lavandera por el
salto que forma este río, pero antes esto era una laguna que se llamaba Rua, un nombre
indígena hoy llamado Roa. Como los indígenas que poblaban estas tierras no tenían
armas para defenderse, entonces desembocaron el agua de la laguna de Rua en el salto y
se formaron los ríos Suta, las aguas de la Villa y las de Sáchica, para impedir el paso a
los españoles; y como todo el mundo acudía a lavar al río, de ahí la lavandera.
En esta vereda habían unas cuarenta y cuatro familias, hoy habrán unas ciento cuarenta;
la vida fue amena, la nuestra, pero la de muchos vecinos y circunvecinos era de una
pobreza espantosa, la gente vivía desnuda mostrando lo que no debía mostrar a
consecuencia de la pobreza; los pudientes tenían harta tierra, pero no había forma de
trabajar porque eran escasos de bienes para defender el sustento de la vida, y si había
para bueyes no había para semillas; si había algo, entonces, no había cómo ayudarlo a
juntar porque con eso se compraba sal, miel, yuca; se sembraba trigo, alverja y cebada, y
la papa no porque es muy nueva en esta vereda”. 747
Vereda de Llano del Árbol
“Eso abajo lo llamaron Llano del Árbol porque era montañoso, tanto que hace
cuatrocientos años se llevaba ese material para Sáchica, para Chiquinquirá y para el
valle de Santo Ecce Homo; eso contaba el viejo Morales, que vendió la madera para
Tinjacá, para Sáchica, para Suta y para Leyva, y lo pelaron; luego, también, con
Domingo Cortés, trozaron esa madera que había y echaron bueyes a barbechar, con
arados y toda esa vaina; y con el tiempo aquí ya no llovía y los veranos acabaron con la
maderita, pero quedó el nombre de Llano del Árbol porque había un árbol tan grande y
frondoso, que se veía en todo el llano decía mi padre”. 748
“En el camino al Llano está Ricaurte donde había tienda y chichería; al fondo queda la
casa antigua donde dicen que vivió Patricio Rodríguez, el dueño de todo ese cantón”. 749
745
Eleuterio Margarita del Rosario Fino 746
Noe Leví Cortés 747
José Heliodoro Cortés 748
Andrés Cortés C 749
Argemiro Torres
269
“El nombre de Punta del Llano parece que es porque ahí termina el llano; de ahí para
arriba, aparta el camino para Sutamarchán, pasa por una finca llamada El Diamante y, de
ahí, al Pedregal que era de un difunto Manuel Borrás”. 750
Hacienda-Molino del Cárcamo
“Ahí nació Juan José Neira y lo heredó mi abuelo, Vicente Rodríguez; después mi
padre, Antonio Rodríguez; y después, nosotros. Mi padre puso El Cárcamo como San
Vicente; ahora mi hermano, Vicente, lo está reconstruyendo”. 751
“Importante hacienda y molino de trigo ubicada en la actual vereda de Llano del
Árbol, fue construida en 1599 por don Bernardo Mojica Laserna y Guevara. Su hija,
Isabel Mojica, fue sepultada en la capilla de Monquirá. Allí nació, el 23 de diciembre
de 1793, el prócer de la Independencia general Juan José Neira,752 quien también fue
bautizado en la misma capilla. El general Neira la recibió por herencia de su padre, don
Mateo Neira Cabrera; luego pasó a poder de su señora madre, doña Bárbara Velasco
de Neira, por donación del general, y de ella a don Juan de la Cruz Rodríguez, hoy
la conservan sus descendientes”. 753
“En esa época nos tocaba ir a pagar obligación al Cárcamo, porque vivíamos en lo del
difunto Antonio Rodríguez, hermano de Pablo; eso pagábamos las semanas seguidas y
ganábamos cinco centavos, teníamos que arrancar a las seis pa’estar en el Cárcamo a las
siete a pagar obligación; se sembraba trigo, cebada, maíz, garbanzo y fríjol en compañía,
y había que partir”. 754
Hacienda Alejandría
“En el plano de la Villa de Leyva figuran dos Morales, dos hombres y una mujer;
según la historia, ellos cambiaron las tierras de la sabana para venirse acá, pues era más
caliente y más parecido a España. Los Morales, por tradición, todos fueron negociantes
del trigo, todos tenían molinos, les dieron los solares para eso y empatan con los
Morales, criollos, de 1800. Mi bisabuelo, Próspero Morales Jiménez, tenía una hacienda
de tres mil quinientas hectáreas, que heredó de su papá Inocencio Morales; esta
750
Manuel Rodríguez 751
Aleja Rodríguez de Páez
752
El General Neira nació el 23 de diciembre de 1793, luchó en la causa por la Independencia.
Participó en las batallas de independencia, por ejemplo, en las guerrillas de los Almeidas en los
años 1816 a 1819.De igual forma, en el período de la República y fue herido en Buenavista, en 1840.
Murió en Bogota el 7 de noviembre de 1840. En su hacienda de Ticha-Guachetá ocultó a su sobrino
político, Luis Vargas Tejada, después de su participación en la conspiración septembrina. Su esposa,
doña Liboria Acevedo y Tejada , era tía de Vargas Tejada e hija de José Acevedo y Gómez. 753
N. I. Sáenz. Obra citada 754
Marco Tulio Aguasaco
270
hacienda, antiguamente, se llamó Alejandría y venía desde el molino de La Primavera
colindando con La Rosita. La hacienda era las fincas de Alejandría, Turca, La Victoria y
todos los alrededores, que eran unas fincas más pequeñas, como el Guamal; Turca y
Alejandría eran los molinos, el nombre de Turca se lo puso mi tatarabuelo, Inocencio
Morales, a quien Gabriel Jiménez le devolvió los molinos de Turca y Alejandría, porque
no le pudo pagar un dinero; ellos los habían construido en tierras de Morales, con
dineros de ambos. La producción mensual del molino de Alejandría era de ciento veinte
cargas; en esa época, venían recuas de mulas a moler y los arrieros dormían ahí y el
molinero tenía que dar alimentación y hospedaje. La hacienda empezaba abajo y
alcanzaba a cubrir Gachantivá viejo y Huitoque; de Chacón para abajo, del río a la
derecha, es Alejandría y a la izquierda, es Turca; la hacienda viene desde el siglo XVII.
En Gachantivá viejo había un asentamiento indígena; cuando los Morales compran esas
tierras, conservan cuatro casas en ese pueblito. El pueblo quedaba en tierras de mi
bisabuelo, con un agravante: como la finca era tan grande, el agua que llegaba al pueblo,
por una acequia que existe todavía, era de la finca y la cortaban antes. Como mi abuelo,
liberal, no entraba a la iglesia se enfrentaba con el cura y, fácilmente, le quitaba el agua
al pueblo y por eso lo trasladaron. En ese tiempo, ambos lados manejaban muy mal a la
gente, no los dejaban arrimar para hablar con ellos, siempre era a distancia, y siempre
tenían que ser sumisos sino les marcaban la cara de un fustazo, esa era la educación que
habían recibido de los padres, eran unos déspotas; Próspero Morales, el general, fue un
poco eso, y parece que mi abuelo ya era un poco diferente. De todas maneras, se creó
una enemistad con el cura, y este pidió la dispensa en Tunja para trasladarlo; se hizo un
inventario de la iglesia y el pueblo quedó cerrado. Los Morales mantienen sus casas, y
poco a poco se empieza a caer, la iglesia la saquean en unos cinco a seis años, las
campanas, los cuadros y la parte ornamental vienen a dar a Villa de Leyva. El pueblo de
Gachantivá quedó abandonado, el pueblo estaba dentro de la finca, lo dicen las
escrituras; y cuando muere Próspero Morales, a su hija, María Morales de Barrera, le
corresponde esa parte de la herencia de la hacienda.
Cuando mataron a mi abuelo, como las señoras de antes no estaban preparadas sino para
manejar la casa, coser y demás, mi abuela no sabía manejar la finca y la dejó en manos
de su hijo Próspero, que era un don Juan, y comenzó a despilfarrar; hasta el punto que
hizo una fiesta y entre los invitados regaló la tierra donde estaban y el ganado también.
Mi abuela le vendió a los arrendatarios para educar a sus hijos y se los llevó a Tunja”. 755
“La hacienda de los señores Morales quedaba en Alejandría, municipio de Gachantivá,
me tocaba ir allá a trabajar y por eso no me dieron estudio; desde el principio yo tuve la
consideración de ellos, porque yo he sido muy humilde y por eso me estimaban. Empecé
a trabajar por ahí de la edad de doce años en adelante, allá me tocaba como muchacho de
la casa, mi oficio era traer dos cargas de leña casi todos los días, la leche, los huevos y
las cuajadas aquí a la patrona, la señora Rosa María de Morales; ella vivía en el pueblo y
él vivía en el campo, allá en la hacienda en Gachantivá; de aquí para allá, le mandaba la
señora Rosa María, al difunto Heriberto Morales, el pan, los cigarrillos, el aguardiente;
755
Octavio Mendoza Morales
271
es decir, todas esas cositas y conforme le mandaba, así llegaba también allá; y a la edad
de dieciocho años me cansé de servirles a ellos”. 756
Otras haciendas y fincas
“Mi abuela tenía una finca, heredada de su padre Timoteo Roncancio, en lo que se
llamaba Sabana, eso se volvió desértico pero todo era bosque; y muchos bisabuelos de
los muchachos actuales fueron arrendatarios de mi bisabuelo. Nosotros teníamos tierras
de aquí para abajo, la primera finca se llamaba Santa Bárbara y, después, seguía un
potrero que era de mi tío Germán Roncancio; luego el potrero de La Carnicería, que es
todo el valle que está al frente del cementerio, y tiene ese nombre desde tiempo
inmemorial; mi padre se lo compró a Rosita Ferro, la madre de Mario Husid Ferro, junto
con la finca de Mojica. El trigo se sembraba en la finca de Mojica, que era de más de
trescientas fanegadas, la más grande de la región; ahí mi padre sembraba trigo, cebada,
garbanzo y alverja y todo se producía, y llegó un buen día en que todo se deterioró:
apareció por las matamalezas un bichito, que acababa con la espiga del trigo, pero
después apareció por degeneración de las tierras y mal tratamiento y falta de abono, la
antracosis tanto en las raíces de la alverja como del garbanzo. No creo que haya sido
una maldición, como dicen algunos, no hay ninguna maldición que llegue a nosotros, no
creo en la maldición de los gitanos.
La hacienda de Alsacia fue de Miguel Morales Jiménez, hermano de Próspero Morales
Jiménez, hijos de Liboria Jiménez, la hija de Gabriel Jiménez que llegó a la Villa en
1830”.757
Santa Sofía
“La familia Sáenz de San Pelayo era la más ilustre que había venido de España, eran
dueños de toda Santa Sofía y de la parte de atrás que da hacia Saboya; esas herencias
venían desde los tiempos de la colonia, ellos hacían la justicia en sus tierras, en su
hacienda, y tenían todo el carácter feudal”. 758
Gachantivá viejo 759
“Eso eran como unas cuatrocientas fanegadas de tierra, después partieron la finca,
cuando murió don Próspero Morales, y quedó don Heriberto y la hermana que era
756
Ananías Cárdenas 757
Tulio Jiménez 758 Jorge Nassar
759
Ver apartado Haciendas: hacienda de Alejandría, testimonio de Octavio Mendoza Morales. El pueblo
fue trasladado al sitio de Quebradas el 17 de marzo de 1872. Tuvo una capilla doctrinera; los primeros
doctrineros fueron los padres Ojeda y Godoy. Fue administrada por los dominicos. (Fuente: Fray Alberto
Ariza S., OP. Los Dominicos en Colombia, T.I. Bogotá, 1992)
272
María Morales: Turca quedó en poder de la señora María y al difunto Heriberto le tocó
Alejandría. Como había muerto Heriberto, entonces, la sucesión de Morales no tuvo
plata para devolver los empeños y les tocó rematarlos y pagar en tierra.
De Gachantivá viejo oí decir que los vivientes de ese lado era gente muy mala, gente
muy pendenciera, y se agarraban y se mataban; y como tenían su cementerio, ahí nomás
los enterraban. De Gachantivá viejo no conocí sino medio templo entejado, lo demás
caído, y una casita que había y una tienda, quedaban ahí frente a la puerta de la iglesia;
el cementerio era pequeñón pero allá sepultaban la gente, ahí, por ejemplo, sepultaron a
dos seres de ciento veinte años, el hombre se llamaba Juan y la mujer se llamaba Laura.
El pueblo se acabó por lo pendenciera la gente, lo trasladaron para donde está hoy en día
con el nombre de Quebradas o Gachantivá Nuevo. Y me contaba la gente, que cuando se
habían llevado al santo al nuevo pueblo, que él se huía de allá y se venía para
Gachantivá viejo. San Edilfonso cruzaba por donde había una laja, y como la gente
dizque le hacía mal y le quemaban los piecitos, entonces un día se murió y vino y dejó
las estampas en la laja, en la piedra quedó el retrato de los piecitos del santo, pero al fin
le tocó estarse allá; todo eso nos lo contaron los anteriores de allá.
No se oyó decir sino apenas que la gente era muy pendenciera, y que para salir al pueblo
les tocaba salir por La Victoria, y coger el camino a La Rosita para venir a dar aquí,
debido a que no dejaba el difunto Próspero cruzar por sus tierras a nadie. Esa gente,
como eran arrendatarios del difunto Próspero, poco tenían y todo lo más sembraban su
maicito, su batatica, su calabacita... yo alcancé a conocer como unos seis arrendatarios
allá, porque hasta mis papaes también fueron arrendatarios de ellos”. 760
“La señora María Morales le vendió a un señor Carlos Cortés, lo que eran las vegas de
un puesto de la quebrada del Curo para abajo; le vendió lo que era Gachantivá viejo
lindando con La Victoria y, por el río abajo, lindando con la misma propiedad las fincas
del Gacal, Guamal, Socachín… Los habitantes que conocí en Gachantivá viejo fueron
Juan Salgado Cárdenas y la esposa, ese fue un señor que caminaba más que un alentado
y se alimentaba de aguardiente con guaco, huesos de chulo, comadrejo y piedra rúchica,
que es un mineral que se encontraba en unas peñas, y duró ciento y pico de años y no
conoció un dolor de muela. También, conocí a una señora Carmen Tovar Espitia que
tenía una tienda; de Alejandría salía un camino que iba a dar a la tal tienda, donde
tomaban los guarapos los habitantes por allá del Resguardo y de Huitoque, luego ya se
salieron para la estancia, y decían que habían entierros.
Me solicitaron que se reconstruyera la iglesia y se alcanzó a decir misa campal, trajimos
la pólvora de Tinjacá y fue por celebrar el santo, que dicen que era San Lorenzo. No
pudieron reconstruirla, eso eran meros escombros, no había cubierta ni nada, era
pastiadero y unos solares de siembro de cebada. Hoy Gachantivá resultó reclamando ese
terreno, y le quitó la mayor parte de lo que es el área de población ahí arriba y ahora
cercaron”. 761
760
Ananías Cárdenas 761
Gabino Casallas
273
“Gachantivá era propiedad de los Borrás Orjuela; y como decían las gentes que eran
muy cerquita los pueblos, entonces resolvieron trasladar Gachantivá a las Quebradas que
se llama. Es un pueblito muy simpático, allá se dedicó parte de la familia Borrás, el tío
Demetrio y la tía Dolores, ellos regalaron las tierras donde está el pueblo ahora”.762
762
Aura María Borrás de Páez
274
Producción
Agricultura “Por el buen temple, ...que tiene este sitio y todo su país, que en algunas partes es más caliente que frío,
se dan algunas frutas de la tierra y de Castilla, como granados, membrillos, higos, y de las semillas,
garbanzos, habas y mucho anís. Pero sobre todo con ventajas de otras muchas tierras, por ser estas de
tan buen migajón, mucho y muy buen trigo, de donde ha venido a cobrar fama de bueno el pan que se
hace de él en todo el Nuevo Reino. En cierto paraje de su distrito, a una legua del pueblo al poniente, se
solía dar un trigo muy mejorado, y mas aventajado que en otras partes en fertilidad y crecido grano, pero
de tan malas cualidades que quien lo comía se pelaba, y aún los animales, por donde se vinieron a llamar
estas tierras Los Peladeros; si ya esto se ha mejorado por las buenas labranzas que se le han hecho a las
tierras, por serlo las de todo este distrito tan abundantes de esta cosecha.” 763
“Recógense dos cosechas anuales de cebada, garbanzos y alberja, que son los principales productos
agrícolas de los cultivadores de estos valles. Algunos por lujo doméstico, explotan la vid, que hace
más de dos siglos importaron los españoles; y, aunque degenerada, sin atención ni método, produce
racimos… El olivo, casi silvestre, trasplantado igualmente por los hijos de España, crece con
frondosidad de trópico y, a los sólo cinco o seis años, da aceitunas que pudieran, mejorada la
elaboración, competir con las inmejorables sevillanas. Los nopales crecen como maleza y se recogen
cochinillas de superior calidad. En Tinjacá y Ráquira comienza a ser comercio lucrativo el fique,
que aquí se pierde en cercas y rastrojos”. 764
763
Simón. Op. Cit. p. 473 764
Pablo Desantiago. C.M.F: Membranzas de la Villa. Tip. Voto Nacional, Bogotá, 1929
275
“Vivíamos de la renta, pero nacida de la misma tierra;
entonces, hoy en día no; vivimos es del sueldo, de estafao”. 765
“Una niña se encontró un frijol en un diciembre,
y a yo como agricultor, me ruega que se lo siembre.” 766
.
“En esta tierrita de la Villa de Leyva, en antiguo, también salían pilones de comida.
Cuando yo me estaba criando, se daba mucho que comer; se cogían pilones de maíz,
trigo, arveja, garbanzo,¡caramba!, ¡ah cosa buena comer tostado, qué rico! ¿Y hoy? El
garbanzo se desterró, todo se desterró. Antes, a los noventa días, había garbanzo,¡unos
matonones!, oritica no. Es que el agua no asegunda para que haya la cosecha, la han
acabado. El río aquel no era acá;767 ora, todos los ríos han cambiado, los han dañado
¿no ve?
Todo esto tenía antes trigo, se sembraba con abono de oveja, de res, cal, pero hoy no se
puede hacer eso; hoy todo es con fumigos768 y si no se hizo así, entonces, no comemos
nada.Todo esto, Sáchica, Samacá, todo eso de pa’bajo, era lleno de comida; se sembraba
sin necesidad de ponerle lo que se le pone hoy: tanto abono, tanto fumigo; la papa lo
mismo. Ahora llegó la cebolla, todo es cebolla, y está acabando la tierrita. Como ya no
me queda nada, llevo maticas de limones y naranjos pa’ vender al mercado de la
Villa”.769
“Se agricultaba770 en los campos garbanzo, maíz y trigo; trigo se daba mucho en esta
región, no sé porqué echó a escasearse, como la gente para trabajar y los tiempos
también; la cebolla llegó hace poco, hará unos quince años, un Italo vino con la afición
de la cebolla y de ahí se desprendió el cultivo”. 771
“La gente vivía del dividivi, de Sutamarchán llegaban a vender a los depósitos acá. Las
tierras ya se cansaron; yo roto mucho la tierra: siembro cebolla, tomate, maíz; la cebolla
le ha dado vida a mucha gente”. 772
“Cultivábamos mucha cebada y trigo en varias fincas, acá negociábamos la cebada;
garbanzo sembrábamos muy poco, porque necesita tierra negra; eso lo cultivábamos en
una finca que teníamos, como a dos o tres kilómetros del cementerio para abajo”. 773
“En la década del cincuenta y del sesenta, en Leyva, casi todos éramos pobres pero con
dignidad; no había moneda circulante, pero nunca hubo de verdad pobres, nunca hubo
765
Félix Torres 766
Copla de José Heliodoro Cortés C 767
Se refiere al Zanjón del Pantano. 768
Químicos para fumigar 769 Maximino Alfonso Bautista q.e.p.d. 770
Se cultivaba 771
Teresa Buitrago q.e.p.d. 772
Benedicto González 773
Luis Madero
276
hambre, nunca hubo zonas subnormales y problemas de miseria, ¡menos! Toda la tierra
producía, todos los peladeros eran maizales y se daba a los tres meses y medio el mejor
trigo del país, una cebada finísima, garbanzo, frijol, alverja, toda la plaza era llena;
venían los carros de Tunja para llevar comida. Se compraba el trigo para llevar a los
molinos de Duitama y de Chocontá, todo el mundo venía a comprar el trigo aquí
porque era un negociazo; yo mismo producía trigo pero, también, compraba para
vender porque me ganaba la maquila, porque yo lo producía, producía setenta cargas
que eso era una cantidad. Todo el mundo tenía trilladoras y había combinadas; y era tal
el trabajo de las trilladoras, que había que sacar el turno desde la semana anterior; y eso
era con comida especial, había que tenerles gallina, cerveza y carne. El tamo se le
echaba a la tierra y otro se dejaba amontonado para mantener el ganado, las gallinas. En
ese tiempo había mucha legumbre y hortaliza, como la calabaza, el repollo, tomate;
hoy no hay sino cebolla y el monocultivo ha dañado la tierra, acabó con los suelos, se
enfermó todo.
El microclima tenía un fenómeno muy especial, el trigo salía a los tres meses y medio,
y, en Tunja, se demoraba seis meses; aquí se sembraba trigo de año grande y para la
traviesa; en Tunja solo podían sembrar una vez al año. Claro que hay unos sitios, como
el del Peladero, que produce una mutación genética por el selenio”. 774
Vereda Capilla
“Se han tirado las grandes tierras; donde se le tira grandes cantidades de abono, esa
tierra se vuelve insípida, el mismo abono la quema, y ya no tiene uno esperanza de coger
una mata; y si no está uno alerta con el pilón de veneno, cuando echa a nacer, entonces,
tampoco va a coger nada; y si no se le bota veneno, no cultiva nada. Ahí llegó la
guatemalteca, ahí trajeron ese lorito verde, de Venezuela; cada vez que entra una semilla
de otra nación, están trayendo una enfermedad a Colombia. Por ejemplo, orita, dicen que
van hacer una importación de papa del Ecuador y de allá va a venir otra plaga porque,
aquí, día por día, están es bregando a exterminar con la humanidad”. 775
“Hay más plaga que antes; primero, era una plaga parecida al gusano blanco, pero, ahí
si no se sabía, si era la tierra la que lo producía o, también, que lo tenían las semillas; ya
se ha acabado, pero, de todas formas, en ese tiempo se controlaba más fácil. Ahora llegó
una polilla que llaman guatemalteca; dicen que hubo una importación de papa,
transportada de Guatemala, y de allá fue de donde resultó ese animal; y como se
manejan las semillas de un territorio a otro, pues toca comprar semillas en la plaza
pa’sembrar acá, entonces ahí se vienen las plagas.
Antes se sembraba y ¡saque comida!; no se sembraba con abono, no se fumigaba, tocaba
desyerbar, pero no más; eso es lo que ha cambiado harto. Hoy en día, a toda mata toca
echarle abono, ¡hasta el maíz! Con el orgánico solo no da, toca combinarlo con el
químico; sin eso, cuando nace la planta se amarilla y ahí queda y le cae más daño, le
774
Roberto Borrás 775
Simón Pedro Pineda Igua
277
llegan como más malezas. Si se siembra y no se fumiga, no espere nada porque ahí llega
el animal y no deja crecer nada pa’arriba. Dicen que, de pronto, en los mismos químicos
era donde venía toda esa plaga; yo digo que es de eso mismo, es que esas cosas salieron
fue desde que se echaron a comprar los abonos. Es como la maleza esa también; en un
tiempo cuando sembraba papa, uno pa’desyerbar o aporcar, no había tanta yerba y eso
rendía; se desyerbaba una arroba de maíz en el día, eran las tierras más sueltas y poca
maleza. Ahora se forman unos yerberos los verracos; pero, es una yerba que no sirve ni
pa’comida de un animal ni nada; maleza que no sirve, pero eso si abunda. Antiguamente,
un tal doctor Barón, venía por aquí dando clases, y hacía una fosa y ahí uno ajuntaba la
basura, se echaba una tendada de ramas, una tendada de estiércol, una tendada de cal y
así. Acá todo eso que se llama basura, se bota a los solares y se va pudriendo, pero es
manejado, y como siempre resulta la mierda del conejo, eso se puede utilizar ”. 776
Vereda Cardonal
“Lo que se producía en la vereda era maíz, nabos, rubas y frijoles; y una papa que
llamaban papa correlona, que habían dejado los indígenas, pero eso ya no hay ni la
muestra; también había papa pepina y criolla, y eso era lo que se comía. La mata de la
papa correlona era grande, y si uno arrancaba la mata no encontraba ni una papa;
entonces, busque la raíz y váyase detrás y eso era un sartal de papas, una corría allá y
otra allá y otra allá…” 777
Vereda de Llano Blanco
“Nosotros, de antigua, hemos durado sufriendo mucho; nosotros alcanzamos a comer
de lo antiguo, de cultura que no era con funguicidas ni nada, era sano; pero, entonces,
ora no. En lo que yo me conozco, lo antiguo era lo mejor que había porque se sembraba
la sementera y no se le echaba ni abono ni nada, sino así nomás; en cambio,¡ora todo tan
cambiao!; que sino es todo con abono no cosecha nada, que para los males que están
molestando la agricultura toca sola droga. Entre más días, ¡tanta maleza, tanto animalito,
tanto gusano en contra de la agricultura!; será ya de tanto sembrar que ya la tierra se
degenera.
Oritica todo toca fumigarlo, la papa; al maíz llega lo que se llama un pulgón, un animal
negro que todo lo va secando, y toca fumigarlo; enseguida, el gusano lo viene trozando
a boca de tierra, lo viene de una vez acabando, y se resiembra; después, dice uno, a ver,
voy a sembrar, pero ya no da nada, ¡ya de siembro, eso no!Aquí, se siembra el maíz por
ahí del veinte de diciembre en adelante, llega ¡ay si lo que mi Dios convenga!; viene una
nevada por ahí del cerro pa’bajo y lo seca, y este no es tiempo de que se haiga secado el
maíz, y al ir a coger eso es sola tusita; al desgranarlo a uña, como para vender, sale toda
tusa, queda ya solo pa’las gallinas, eso ya no vale; entonces, eso son los tiempos que lo
776
Eloy y Parmenio Pineda 777
Alcibíades Robles
278
abatanan a uno. Al frijol le cae un animal, un gusano chiquitico que lo va dañando, se lo
va comiendo; eso ya hace mucho tiempo, cincuenta años pa’cá lo menos de este asunto:
de todos esos animales, de todas esas plagas y, por eso, es que toca fumigar, sino nada.
Antes se sembraba la papa donde tenían ganado, no era sino hacer achicaderos778 que se
llamaba, asegurar el ganado ahí cortico; y en esas camas donde el ganado se echaba, no
era sino en después, a los quince días, levantarle una melga, se hacían unos surcos y se
envolvía la papa; ese era el abono que se usaba en la parcelita donde iba a trabajar, nada
de funguicidas ni nada; solo se desparramaba el abonito que dejaba el ganado con el
azadón, las melgas se desmatiaban779 y se tapaba con el helecho encima y nomás ¡y esos
papalones! Hoy día toca que la tierra esté bien preparada, toca echarle tractor, toca
rastrillar bien para que quede polvosa. Y¡a la santa papa! le llega un gusano y una
polilla, que la llaman guatemalteca; y esa, donde va comiendo, la va runchando, ahí va
haciendo su tronera. Cuando se pica harto, eso si, no sirve pa’nada; entre más funguicida
va echado, eso exige más y más. Del Ica780 han venido harto a hacer experimentos,
estudios; eso han venido por aquí a dar instrucciones de cómo han de hacer los siembros
y no han dado con la solución; y recuperar las prácticas de antiguo eso ya no se puede
porque, ora, toitico, es con funguicidas”. 781
Vereda El Roble
“Sumercé, yo nací en la vereda del Roble, abajo, en lo que llaman el Cascajal del Agua;
eso ya hace harto que nos vinimos de allá porque mi papá ¡cuánto hace que es muerto!
Allá, en lo de nosotros, sembraba maíces, yuca y papa y tuo782 eso; entonces en el pueblo
de Leyva no había carreteras, la estaban haciendo. Acá, toitico era despejado de matas,
era mucho trigo… aquí pa’bajo todavía lo siembran; ora saco el higuerillo y el aceite, lo
venden en las botellas pa’cuando el ganado se atozona783.” 784
“Enantes eso era mucha alegría,¡mucho qué comer!, todo barato; al menos, nosotros
éramos agricultores y se sembraba en cantidades. Eso era mucho recoger maíz; recuerdo
que se sembraba media arroba de cebada y rendían muchísimo esas sementeras... Villa
de Leyva y Suta, antiguamente, era mucha la cantidad de trigo que daban y maíz,
alverja, haba, auyama, calabaza, frijol de bejuco, cebada de la que se parece al trigo, la
perlada, que no tiene aunche.785 Yo sembraba de todo eso, y sé todo eso porque, bueno,
seguí creciendo, aprendiendo y trabajando de todo… Yo sé cómo se hace el manojambre
de trigo, de cebada, cómo se agavilla y cómo se echa una carga con bestias; se montan
cualquier diez, doce bestias y eso ya se sabe la medida: que si son diez bestias, son diez
cargas de grano, eso lo pesaban en las básculas antiguas. La romana de Samacá es muy
778
Chiqueros. 779
Desyerbar 780
Instituto Colombiano Agropecuario. 781
Julio Antonio Cuevas, Roberto y María Rosario Cetina 782
Tuo, toitico, toito: diferentes formas de pronunciar todo. 783
Atorozonarse, padecer torozón. 784 Eufracia Eusebia de Jesús Saíz Rodríguez 785
Residuo, afrecho
279
distinta; la de Sáchica, es un trisito más, como tres rayas; la de Suta, es regular; la de
aquí, regular, de veinticinco libras; la de Santa Sofía,¡para comprar es de treinta libras y
para vender!; la de Moniquirá, también es regular; la de Saboyá, la de Puente
Nacional… yo vendía a dieciocho centavos la arroba de maíz, tres cargas de cebada por
nueve pesos, y vendí la arroba de trigo a veintidós pesos;¡en esa época no valía nada!
La agricultura era mejor, no había plaga ni nada, no era sino sembrar y listo; no había
necesidad de echarle abonos ni nada de eso y había comida en abundancia, pero ya todo
es a base de insumos químicos,¡eso no! Yo recuerdo, de un tiempo en que se vino una
gusanera, tal vez el cucharillo, que se comía el pasto y dejaba el solo tronco; los maíces
también, se comía el cogollo y no daba nada. Los abonos químicos,¡eso fue lo que se
parrandió la tierra! y empezó a escasear el agua”. 786
“Teníamos la casita allá, en el Alto de Pedro Luis; sembrábamos maíz, alverja, cebada,
haba, ¡hasta garbanzo!, de todo. Todos teníamos que trabajar: cuando había trigo o
cebada, con la hoz segando; cuando había maíz, con el azadón desyerbando; cuando
había que sembrar, los hombres con la yunta de bueyes arando. Se tenían siempre
yerbitas aromáticas en la huerta, eso ha sido costumbre, o en el jardín; una mata de
aroma, una mata de albahaca, de todo. Eso era muy bonito, en esa época no había
necesidad de nada porque, la gente, todos sembraban y cosechaban, se mantenía uno
bien.
Antes, la vida era más tranquila y más feliz; no abultaba la plata porque se manejaba
era de a dos centavos y así, pero en cantidad lo que uno necesitaba de comida, eso era en
cantidad. Se encontraba una libra de carne en dos centavos, cinco centavos, y huevos a
centavo, todo eso era baratísimo. Con diez centavos, se venía uno a la plaza y compraba
uno un canastado de mercado, llevaba de todo. Pa’los tiempos de antes, ¡eso era una
maravilla!; pa’los de ahora: mucho verano, mucha escasez, mucha falta de plata, mucho
caras las cosas…¡eso ha cambiado el tiempo mucho!”.787
“Antiguamente se cultivaba el trigo, la cebada, el maíz, la alverja, el haba, el frijol, de
todo eso. En esa época daba la tierra sin regarle abono ni nada, era muy fuerte. Los
abonos se principiaron puay como del año cuarenta en adelante; eso si era bonito porque
se cogían buenas cosechas, lo que tenía era que no valían nada. Una arroba de grano no
valía sino, puay, treinta centavos, quince centavos, así por el estilo; los huevos estaban a
centavo, hacían el pan de centavo y de dos centavos,¡era todo tan barato en esa época!
La cebada, a lo que se secaba, había que segarla y trillarla con bestias porque no había
trilladoras; esa cebada se traía al pueblo y aquí había negociantes que la llevaban para
Bogotá o para Tunja, para todas esas fábricas donde preparaban la cerveza.
En ese tiempo la gente de aquí de arriba, como decir de Sáchica y Samacá, toda esa
región, era muy perezosa para trabajar; les tocaba era ir a las tierras calientes a conseguir
la vida. Cuando llegaron los abonos, entonces si se pusieron a trabajar; a sembrar la
786
Adolfo Velásquez Rodríguez. 787
Alejandrina González de Castellanos
280
papita o cualquier otra semilla y todo se les daba muy bueno. Pasó ese cultivo y llegó el
cultivo de la cebolla; se pusieron a sembrarla y ese cultivo sí los enriqueció. Hoy en día
tienen buenos carros, tienen buenas casas, compran buenas fincas, porque, a nosotros,
nos contaban unos señores de Samacá, que ellos habían sembrado cien cargas de cebolla
y que tenían sacada la mitad y ya tenían hecho más de veinte millones. La cebolla
enriqueció mucho a la gente de Samacá, Cucaita y toda esa región; y aquí, eso todo el
mundo echó a sembrar también hasta que llegó el momento en que la tierra ya no se les
dio más. Entonces, los cultivadores de aquí se fueron para Sogamoso, a cultivar allá; y
también allá, como que se les cansó la tierra y les tocó devolverse otra vez para acá,
pero ya pobres. Eso me lo han contado a yo, porque me gusta averiguarles la vida y así
uno se informa de lo que va pasando”.788
Vereda de Monquirá
“De Monquirá lo que está presente es el nombre; siempre viví en Monquirá, la vereda
hoy en día se ha descompuesto porque las cosechas de las sementeras están cambiadas;
primero era trigo, cebada, alverja, garbanzo y maíz; ahora es sólo cebolla. En esa época
se sembraba solo comida, hoy en día no; nosotros siempre éramos al lado de los papaes,
pero cuando fuimos grandecitos ya sí nos tocó abrirnos; estuve de la edad de catorce
años trabajando en Fusagasuga, porque en Leyva no se conseguía la moneda, el sueldo
no valía, lo que se ganaba eran cinco centavitos y había mucha pobreza, aunque había
bastante comercio, pero, para nosotros los campesinos era duro conseguir la plata”. 789
“Antiguamente, en la vereda de Monquirá, la tierra se cultivaba con bueyes; se hacían
dos eras y se arriaba la cobra. Se sembraba cebada, garbanzo, trigo; las cosechas eran sin
abonos ni funguicidas y se daba mucha cebada y trigo. En esa época, se trillaba, se
recogía y se vendía el trigo en Villa de Leyva; también, se vendía cebada y garbanzo.
Hace unos treinta anos, llegaron las siete plagas. Unos encostalados vinieron y dijeron
que no había Virgen ni santos, ellos dijeron: paja, paja comerá, van a venir las siete
plagas; verano, invierno, florearán los cultivos y luego vendrán las plagas; se fueron y,
como a los dos meses, vino el diluvio y el trigal se llenó de lorito, un animalero chiquito
y verdoso”. 790
“Aquí sembrábamos trigo, cebada, maíz, alverja, garbanzo; en ese tiempo, era mucho la
agricultura que había, todos sembraban esos llanos de solo garbanzo y buscaban obreros.
Yo pequeñito, recuerdo, la gente lloraba de arrancar ese garbanzo, porque se les
avejigaban los deditos de tirar ese garbanzo pa’rriba, y por eso le digo yo a mis hijos:
antes se daban muy buenas legumbres, muy buenas las cosechas y no había necesidad
de fumigar ni de ninguna cosa; de todo se daba; ahora es cuando vemos que, si no se
fumiga, no se da.
788
Ananías Cárdenas 789
Aquileo Peña Rojas 790
Marcolino Munevar
281
En ese tiempo llovía y habían muy buenas cosechas; el invierno era cada dos o tres días,
llovían aguaceros buenos791 y así se desarrollaba la sementera que uno sembrara; y se
conseguían obreros pa’segar con unos hierros que vendían, que se llaman hoces, cuando
estaba seco, y se hacían manotadas y se alzaba esa manotada y uno se vestía un poco de
fique en la cintura para irse amarrando los manojos; se ajuntaban y se hacían gavillas de
trigo y cebada, y uno calculaba cuántas cargas había en ese montoncito y, luego, eso se
trillaba. Se hacía un rodete grande y se raspaba la tierra, que quedara bien limpiecito, y
había que pisar bien el piso con burras, o bestias o manada de ovejas hasta que quedara
planito, y se botaban esos manojos a la era y en esas se clavaba un palo, que se llama el
palo de la era, y ahí se le engargolaba el barzón al palo de la era y se encobraban hasta
diez o doce bestias: ¡y hágase uno atrás! y con un zurriago, ¡échele! y uno arriando la
cobra y otros dos o tres, con horquetas, rebulla lo de debajo pa’ encima, ¡dele vuelta a la
parva! y las bestias iban andando, hasta que moliera el tamo y desgranara bien la espiga
y quedara el tamo finito por lo que pisaba la bestia. A lo que estaba molido, se apilaba
con las mismas horquetas; entonces, después de eso, a lo que estuviera corriendo el
viento, como la mitad de la trilla quedaba regada, se recogía por el lado de la parte del
viento y había que barrer a lo que no tuviera tanto tamo; se cogía una pala ancha, como
de metro y medio de cabo, y se aventaba el grano y otros, con una escoba, iban
barriendo por encima esa cabeza que quedaba, esa granza, para que quedara el grano
limpio y se iba bajando hacia el lado del tamo, tanteando, eso si, de no ir a botar el grano
porque eso siempre salía; y a lo que estaba limpio, se recogía en costales y se traía a
vender a la plaza de Villa de Leyva.
El desayuno de los obreros era harina de cebada cernida; había sus aparatos para eso:
harnero y zaranda, el harnero pa’despajar, pa’que saliera todo el chiquero, y había que
machacarla con un mazo pa’que aflojara esa raspa y quedara el grano limpio, y luego
eso se aventaba, se escogía que no fuera con tierra ni con nada, y después se tendía un
cuero de oveja seco y cernían en la zaranda y salía la harina. En ese tiempo, como en el
treinta y ocho, una carga de cebada se vendía hasta en doscientos pesos, y cien pesos era
un platal; un obrero ganaba cinco centavos diarios, ¡eso da vergüenza hasta contar! La
agricultura no valía nada pero abundaba el grano, el garbanzo daba en cantidad, y con
eso nos manteníamos. El garbanzo se acabó por esto: un tal Sergio tenía un garbanzal en
unos medios llegando a Barranco Hondo, llegando al puente en la quebrada esa, y ya
estaba amarillando, cada mata de garbanzo era inmensa, eso daba cualquier dos, tres
libras; entonces vinieron unos gitanos, del lado de Chiquinquirá, y se enamoraron del
dicho garbanzo y recogieron un poco; y el tal Sergio llegó y disgustaron, porque se
estaban llevando el garbanzo sin permiso y, desde ahí pa’cá, fue por tanta palabra que se
acabó, y dicen que lo rezaron los gitanos”. 792
Vereda Salto y La Lavandera
“Mi papá era un tipo muy delicado, un hombre muy honorable, buen viejo, buena
persona; tenía plata, andaba bien montado, tenía buenos caballos de silla que, mejor
791
Ver anexo clima Nº 8 792
Marco Tulio Aguasaco
282
dicho, esos eran sus taxis; tenía buenas fincas y yo trabajaba al lado de mi padre arando
y sembrando. Se daba mucha sementera y se ponían obreros para recolectar la
sementera; se les daba a las diez una comida, a las doce y media era el almuerzo, sopita
con una yerbita que se llamaba hojas de mostazo; claro que mi padre, como tenía ovejas
y cabros, mataba cada nada, y como allá no faltaban los muchachos, ¡eso mataba hasta
cuatro pollos pa’l piquete!, eso era bonito. Había, eso si, mucho que comer y mucho
obrero; había mucha cebada, trigo, alverja, haba, fríjol y maíz, de uno y de otro; había un
cultivo que se llamaba garbanzo, eso daba mucho esa vaina, eso era barato, a cinco
centavos libra y ahora vale como a dos mil pesos.
La maldición al garbanzo
Dicen que el garbanzo se acabó por una maldición gitana, lo acabó ¡pero el tiempo!;
mejor dicho, unos hielos, unas lloviznas, pero ¿quién va a creer esa pendejada?; sí
dijeron que era que habían pasado unos gitanos y lo habían rezado, pero eso no es cierto.
Eso es el tiempo, por ejemplo, llegaba oritica una lloviznita y otro rato, calienta el sol;
entonces, eso lo daña, lo quema. Yo no creo en esa vaina, mucha gente sí, pero yo no.
El verano del 28
Eso hubo en esta región, Chiquinquirá pa’cá y toda esa vaina y Samacá y todo hasta acá
de Arcabuco, un veranazo de harto tiempo, por lo menos de cuatro años, en el
veintiocho; para el agua quedaban los depósitos de los ríos en partes, y de esa usaban
¡pero era inmundo esa vaina!; eso fue terrible, se secó el río que jamás se secaba, ¡jamás
en la vida! Ahora se seca pero por la cuestión del riego de la cebolla, eso le meten dos
mil, tres mil bombas en esa región, lo secan y ya. Nosotros teníamos una finca en
Hueusa, delante de Arcabuco, y allá, ¡Virgen Santísima!, eso es mucho el agua, y nos
fuimos para allá a sembrar maíz, frijol, y nuestras vacas; era un finconón precioso,
teníamos allá como doscientas hectáreas y vino la violencia y nos quitaron todo”.793
“Se sembraba maíz, cebada, frijol y las ibias, esa era la alimentación de esta región
pero, diga, hace cuarenta, cincuenta años ya todo cambió. Yo sigo cultivando, hoy tengo
cultivos alternados; cultivo cebolla, frijol, alverja y maíz”. 794
“En la época de los molinos llovía mucho, yo no sé si era la arborización, pero el clima
cambió; eso es asunto atmosférico. Conocí unos garbanzales, hoy en día no se coge, el
haba chiquita ya se agotó, entonces, eso es la naturaleza, yo creo que se atribuye a eso,
en forma tal que, así como la naturaleza las ha producido, la naturaleza las hace
desaparecer;795 si una cosecha está en florescencia, con un hielo, una nubecita, la
793
Andrés Cortés 794
Julio Edgar Cortés 795
Las regiones de mayor rendimiento están entre los 2.000 y 2.800 m.s.n.m y con temperaturas
entre los 8 y 18 grados centígrados. El trigo requiere de mucha radiación solar y de poco viento. Se
sembró de acuerdo al calendario español. “Las épocas de siembra y recolección fueron dos veces
por año; la primera siembra se hacía en agosto y se recogía en enero, la segunda era en
noviembre y se cosechaba en agosto. (Antonio Pérez: Relación del Nuevo Reino de Granada)
283
carboniza, eso desaparece. De Leyva para acá, Cristóbal Castellanos sembraba treinta o
cuarenta cargas de trigo, arando a base de mero buey, y cogía más de cien cargas”. 796
“Mi padre sembraba en el Llano y en la finca San Antonio, en Barranco Hondo, mucho
garbanzo y se daban unas cosechas extraordinarias; de un momento a otro, desapareció;
todo el garbanzo que se siembra no da fruto, ¿qué pasó?” 797
“En la finca de abajo sembraba yuca, caña, arracacha; el garbanzo y el trigo era en esta
tierra de arriba, de Salto y La Lavandera, donde soy nacido. En esa época, el invierno
era muy distinto al de hoy, porque en todo el mes de enero hacía bueno y llegaba el mes
de febrero y llovían unos aguaceros; por ahí, en la mitad de marzo, se sembraba el trigo
y se cogían esos cosechonones de trigo, pero enormemente; seguía lloviendo, poco a
poco, y llegaba abril; en mayo, volvía a llover; ya en junio, hacía bueno, corrían unos
vientos que decían: las nevadas de San Juan, que unas vienen y otras van; en julio,
también empezaba hacer bueno; no es como hoy que el invierno es seguido, de lado a
lado, y el verano también. Como en el año veintisiete, yo conocí un verano muy fuerte:
se secaron todas las aguas de los ríos, todo se secó, y venía gente de por allá del Ecce
Homo, de la Peña, a echar a beber al río, en unos pozos que habían donde eran los
remolinos,798 pero eso era seco,¡era poquita agua! Después llegó un invierno, en 1930,
que duró lloviendo todo el año y todos los días; y a nosotros, que veníamos de
Moniquirá, nos tocaba traer una muda de ropa pa’ cambiarnos por el camino porque era
llueve que llueve, y llueve y llueve, y llegaba uno a la casa lloviendo por la tarde.
Todo se está terminando; yo digo que es una evolución de la tierra, se va acabando la
sustancia de la tierra y se va degenerando hasta la persona. Anteriormente, no había
cebolla, no le echaban fumigo a una mata de papa, uno se comía una papa con todas las
vitaminas del caso y no le hacía daño; hoy, está llena de enfermedades; el maíz,
anteriormente, no se gorgojeaba, lo dejaba uno seis meses o un año y nada le pasaba;
hoy guarda un poquito y, al mes o dos, toca ir a sacudirle toda la harina. Las plagas han
venido últimamente con los fumigos que han echado, porque, de un fumigo sale una
plaga muy distinta y hace daño en la sementera, y para esa plaga toca que los científicos
hagan un remedio.
Se sembraba media arroba de cebada o una arroba de trigo y cogía uno veinte cargas de
cebada o de trigo, ¡era mucho lo que abundaba!, hoy no; siembra una carga de trigo y lo
más que coge son cuatro o cinco carguitas; hay una diferencia mucha de esa época a la
de hoy, todo mundo estamos con esa cosa. Nosotros, en Barragán, sembramos trigo y
cogimos esa cosecha, ¡y era con bestias que se trillaba!, y cuando se estaba haciendo la
parva no había en qué echar el trigo, no había en qué guardarlo,¡ya todas las casas
llenitas! Una carga de trigo valía cincuenta centavos; una arroba de maíz, veinte
centavos. Uno se acuerda de esas cosas; la vida era más barata, había más gente,
trabajaban más; la gentecita pobre iba a la casa de los ricos, de los que tenían con que
796
José Heliodoro Cortés 797
Aleja Rodríguez 798
Se refiere a los pozos del río Cane.
284
pasar la vida, a que les dieran de comer; iban y traían leña, le ayudaban al patrón y había
comida suficiente, guarapo suficiente, mazamorra suficiente pa’darles de a dos tazadas;
¡hoy no!” .799
“Toda mi vida ha sido aquí, en la vereda de Salto y La Lavandera; mis papaes eran de
acá, nosotros todos de acá; no hemos salido pa’ ningún lado, apenas conocemos es la
ceniza de acá. Mis papaes eran muy pobres, no cobraron las tierras que les dejaron los
viejos, mis abuelos,¡harta tierra! Ante tiempos, no había un hueco que no fuera siembro;
eso era grano ventiado, pero barato…La abuela de mi mujer, tuvo la conciencia de no
repartirles a los hijos y a unos les dio todo; por lo menos, a mi mujer no le dio; le dio un
pedacito ahí pa’que manejara, pa’que hiciera un ranchito. Murió la vieja y no le dejó
escritura y el hijo, que se había cogido todo, nos sacó y, oritica, me tocó poner un pleito
y ahí un pedacito me quedó. El viejo Serapio, hijo, se quedó con todo; ni vio por ella ni
cosa parecida; murió en los brazos de mi mamá, desgraciadamente para mí. Duró como
que tres días ahí muerta en la casa de mi mamá, y mandaron por un cordero pa’matar,
pa’darle a la gente, y tuvo la cara de decir: lleve el cordero, pero me trae el cuero... ¡y
con toda la tierra!; eso era un finconón, un pilonón de tierra y si pudo sonsacárselo a la
vieja, y mi mujer quedó por fuera; antes, si más me sacan a mí de un pedacito, ahí donde
tengo el ranchito, porque yo, ya después, trabajé una finquita arriba, pero ya de mi
cuenta. Ya le estoy repartiendo a los muchachos; ahí siembran sus maticas, cebollita,
trigo, granito; bueno, lo que se siembre, hacía tiempo no había un tiempo como el de
ahora, pero con este tiempo lo que se siembre ahí da”. 800
“El garbanzo también se daba en la Villa de Leyva; una tierra muy buena era, dicen los
antepasados, pero, desde 1940, no se siembra porque no se da. En un punto llamado
Barranco Hondo, había un garbanzal muy bueno y por ahí cruzaron unos gitanos y les
dijeron a los dueños: háganos el favor y nos vende o nos regala unos garbanzos para un
alimento, un almuerzo, pero no se los quisieron vender, y los gitanos dijeron: ¡ni más
garbanzo por acá porque nosotros vamos a rezarles este cultivo! Y se acabó el
garbanzo, ahora se siembra y no se produce”. 801
Vereda Ritoque
“Cuando se dejó de explotar la mina, vino el trabajito de sembrar la cebolla cabezona y
algunos nos pusimos a ese trabajo; pedimos chilitas donde los grandes ricos. La chila es
que un rico pone la tierra y el abono y en partes el agua, y el resto nosotros; cuando se
coge, vamos por mitades; en esa época, valía la cebollita y valía más la plata, hoy no.
Luego me puse a negociar, se compraban cositas y se ponía un puestecito, o me ponía a
coger tunas y sábilas y me iba a vender a Tunja. Eso le tocó a muchos. Todavía sigo
trabajando; dónde me salga una chilita, una compañía, yo voy a trabajar lo que pueda
799
Manuel Rodríguez 800
Joaquín Aristóbulo Munevar R 801
Noe Leví Cortés
285
ser; acá, en este sitio, la cebolla no se da porque no hay el agua; es que ¡en este sequedal
no hay dónde cuidar nada!” 802
Vereda Cañuela
“Yo nací en la vereda de la Cañuela frente al Cárcamo, el río de por medio es el
lindero: del río para allá, Llano del Árbol; y del río para acá, la Cañuela. Yo viví allá
hasta el quince de marzo del año treinta y ocho; allá cultivaba trigo, fríjol, cebada,
alverja, garbanzo, alverjilla y maíz, que se daba en ese tiempo en cualquier parte; ¿y qué
otro cultivo había?¡nada!, ¿quién opinaba de nueva industria?¡nadie!
Lo que se llama Monsalve, o sea la vereda de Cañuela, era tierra de labor; lo que se le
botara a esta tierra daba, se daba mucho el grano, el garbanzo, ¡esa belleza de grano!;
después, se terminó el trigo; eso se debe a las nuevas industrias, todos echaron a escoger
y hoy existe la cebolla.
Hoy nadie siembra el trigo ni la cebada; maíz que se sembraba en marzo; trigo norte, que
hoy, ni por la muestra se ve. Eso se conseguía una cabeza de trigo, de una raza morada,
morada, y el grano las panaderas lo despreciaban por lo que era muy fino; pero el grano
era una belleza para comer tostado con maíz sarazo, alverja saraza y garbanzo, eso era
un mute y con buen molino; molino de dos manos, ese era el molino antiguo, y así,
semanas íntegras las pobres mujeres dándole, dándole, ¿sería sacrificio o qué sería ...?
Había mucho mostazo que sirve para muchas cosas, la pepa es remedio; antes se
llamaba maleza y no había que dejarla reproducir dentro del trigo ni entre la cebada. Es
un plato delicioso, sabiéndolo preparar con leche o con manteca de marrano que era la
que había. También había el dividivi, esa planta duró unos ratos, mantuvo mucho
prójimo, eso era vendible. El muelle se utilizaba para sacar aceite, para los diviesos, el
hormiguillo en el cabalgar, en el mular, que ese era el tráfico que había. Ahora, el muelle
está todo lleno de barboja; eso no lo había, eso es nuevo.
“El Peladero”
La finca del Diamante, por la vega del Caimán del río Suta, se llamaba El Peladero
porque el grano que se cultivaba ahí, si se lo comía uno se le pelaba la cabeza, se le caía
el pelo, todo. No podía echar uno una gallina porque salía piquituerta, ¡qué había
encanto por ahí!803 Eso era de cultivo de cebada, trigo, garbanzo, maíz; hoy no sucede
eso, según dicen los que poseen. El deslinde del Diamante es la quebrada del Aro, la
quebrada de Rivera es atrás; eran sesenta y dos fanegadas. Los dueños eran la familia
Sánchez, ¡ya tumbaron la ranchita de tierra!; ahí, como en la mitad del llano, había una
mata de fique donde dicen que veían y se mantenía la culeca con pollos; los iban a coger
y no se dejaban, ¡eso era un encanto!” 804
802
Eva Yagama 803
Acerca de esta historia ver apartado: Leyendas 804
Argemiro Torres
286
“El potrero del Peladero queda en El Diamante; eso era de mi abuelo, Vicente
Rodríguez, y después le quedó a mi tía Oliva, y luego a Floro y Efraín Sánchez, sus
hijos; eso queda ya en Suta. Ahí hay un potrero que se llama El Peladero, porque, al
comer el trigo o la cebada que se cultivaba ahí, a las gallinas se les caían las plumas y a
los corderos la lana, a la gente se les caía el pelo y al ganado le crecían los cascos, y
tocaba descascararlos porque casi no podían caminar; parece que el problema era que
la tierra tenía selenio”. 805
“En la vereda Cañuela la vida era trabajar en la agricultura, en el trigo, la cebada,
legumbrito, eso habían árboles y personal treinta vivientes, eso era como en el cincuenta;
yo, cuando me casé, me fui a vivir a esa vereda y como no tenía donde vivir, pedí una
estancita y nos tocaba pagarle al dueño el arriendo en obrero, en obligación.
Antiguamente se sembraba de año grande trigo, cebada, maíz y se recogía esa cosecha,
puay, en eso de julio, agosto, y luego se sembraba, otra vez, pa’la traviesa. No había sino
necesidad de barbeche y vuelva sembrando, y que llueva; sin necesidad de abono, sin
necesidad de riego ni nada, se recogía cosecha en cantidad. En esa época se daba mejor
el maíz y oritica poco se da; recuerdo que llegó un gusano que se comía el maíz en rama,
el trigo, ¡comía hasta pasto! Como en 1940, hubo un verano pero terrible; yo sembré una
carga de cebada que se compone de diez arrobas, conforme la regué así quedó; no nació
un grano por el verano….La sementera ya no se da como hace tiempo, ya todo se
siembra con abono clínico806 y esos fungicidas pa’que se den las cosas; esos abonos que
venden han echado a pique los terrenos y la tierra se ha esterilizado mucho”.807
“El impacto venía cortándose un poco ya, la gente había encontrado otra fuente de
trabajo que era sacar el yeso. La gente vivía de sacar yeso, vender dividivi, cultivar trigo,
cebada, maíz; la época en que se produjo mucho garbanzo fue en 1938 y 1940, después
ya no se daba, entonces, se cambió por trigo, después por cebada alternada con el trigo,
hasta que vino la cebolla y el ajo, y todavía se cultiva mucha cebolla.
La situación social de la comunidad cuando se termina la explotación de yeso, al
principio fue aterradora; decían: ¿qué vamos hacer? y ahí es cuando la gente busca la
forma de cultivar tomate y algunas otras cosas para salir de la crisis, porque no sabían
qué hacer; posteriormente aparece la cebolla. Una de las primeras empresas de cultivar
cebolla fue la de los Botero, y ahí es donde todo el mundo se pega de cultivar cebolla, y
gente de Sáchica fue la primera en explotar cebolla.
Las fuentes de ingreso de la vereda de Cañuela han sido el yeso, luego el trigo, y la
cebada. En este momento es la cebolla, y los que no tienen tierra viven de los contratos
de la cebolla; por ejemplo, un contrato para sembrar mil matas o una libra de cebolla, y
les cobran ochenta mil pesos y va toda la familia, desde el niño más pequeño hasta los
padres para que les rinda”. 808
805
Aleja Rodríguez 806
Químico. 807
Luis Felipe Núñez 808
Antonio Montaña
287
Olivos
“Si en este Reyno, como en otros de estas partes, se permitiera sacar vino de uvas; abundara dél,
y no necesitara del que se trae de España(…) La misma prohibición tiene el azeyte de las olivas,
aviendo olivares, que dan excelente aceituna, especialmente en las tierras de Villa de Leyva”. 809
“…y en su territorio se dan de todos frutos y semillas y olivos, que producen aceitunas como
las de España, en la villa y en Sutamarchán, donde las he visto en las haciendas de los Baños y
de los Neiras, y si no hubiera prohibiciones de que se sembraran en este Reino, se produjeran
con suma abundancia olivos y parras...”810
“Fuera de la abundancia de sus trigos, producía y aún produce otros muchos frutos: (…) viñas
de olivares en las huertas de Los Baños y de los Neiras. Uno de estos, don Javier, me aseguró que
aunque dicen tardan muchos años en su huerta, a los seis años comenzaron a fructificar, y el
doctor Salvador me dijo que en su huerta al segundo año dieron fruto”.811
“La mayor parte de los olivos se concentraron en la hacienda de una señora Filomena
Umaña; las cepas las trajo el chapetón José Gutiérrez de Alba,812 que se fue después de
sembrar los árboles. Al irse, llevó a unos tíos míos para que le cargaran el almofré,813 ahí
echaban las maletas, y dijo: adiós Sáchica, adiós olivos, que entre Rodríguez, Borrás y
Neiras y los moscos me sacaron del Nuevo Reino.” 814
“Yo administré eso del olivar en Sáchica del año veinticinco hasta el veintiocho; eso
era de los Umaña, pero, ellos lo arrendaban al patrón Carlos Cortés, saboyeño. El olivar
daba bonito, no era en esa miseria como lo ven hoy día; Carlos Cortés tenía prensas en la
hacienda y la fábrica quedaba en los portales, tocaba ir a comprar allá las aceitunas para
prepararlas y llevarlas a vender por libras a Chiquinquirá, a veinticinco centavos; una
botella de aceite costaba dos pesos, lo hacían y nadie lo pronunciaba, y hoy si viene
809
Fray Alonso de Zamora: Historia de la Provincia de San Antonio del Nuevo Reino de Granada. 810
Basilio Vicente Oviedo Cualidades y Riquezas del Nuevo Reino,1761 811
Ibid, nota 794
812
Fue introducido, en la segunda mitad del siglo XIX, por el español José María Gutiérrez de Alba
quien fundó, en el antiguo Convento de San Francisco, el Centro de Estudios Agropecuarios. Publicó
una cartilla sobre agricultura y ganadería y se dedicó al fomento y cultivo del olivo; iImportó de
Sevilla, España, variedades de olivos para la producción, como las de los Umaña, en Sáchica y la de
Corredor, en la vereda de Monquirá, en “El Infiernito”. “Los olivos fueron traídos a Colombia desde
comienzos de la Colonia, pero solamente en este particular clima de Villa de Leyva -un micro clima
apto para no muchas especies vegetales- encontraron el ambiente que les permitiera prosperar
hasta llegar a producir por árbol un promedio en frutos que supera, a veces, al del olivo de España”
(Eduardo Sarmiento Gómez Olivares y Aceitunas, en: Villa de Leyva: Huella de los siglos)
En la Granja Departamental de Villa de Leyva se estableció un primer vivero, con las variedades
Leyva, Pasadeira, Cordovil y otras, con el fin de impulsar la industria olivarera.
813
Almofrej: “Es una funda en que se llevaba la cama de camino; era de jerga o vaqueta por fuera, y por
dentro de anjeo u otro lienzo basto.” Diccionario de La Lengua Española.
814
José Heliodoro Cortés C
288
gente que lo pregunta. Después el patrón compró un sinfín de tierra, allá en lo de
Alejandría, y se fue para allá, porque en el veintiocho hubo un verano mucho cruel, la
tierra se agrietó; entonces, yo me quedé cuidando, y fue a recibir el Olivar Anselmo
Quintero.
Eso era bien grande, habían treinta y tres arrendatarios y tenían que dar cada quince días
una semana de trabajo, se les reconocían diez centavos únicamente, y pa’ mantenerse esa
gente era grata haciendo loza815 en la mina, un barranco de alto como un edificio, y allá
nada se les fiscalizaba; el barro salía gris, llevaban herramienta y su maleta llena de
tierra pa’ la casa; allá muélala y empáquela en unas ollas; y todos los arrendatarios
tenían ese arte de oficio, era que había ese negocio”. 816
“La industria principió el siglo pasado en vida del padre de mi esposo, Sergio Corredor,
que fue quien sembró el cultivo y decía que la semilla la había traído, de España, un
padre Gutiérrez; ellos hicieron el cultivo en la finca, en la vereda de Monquirá, al frente
de las columnas,817 el terreno era de la familia y él se lo dejó a Julio, mi esposo. Desde
1916, cuando principiaron a granar las matas, ya echaron a producir el aceite y siempre
se ha vendido acá en la casa; y como no es mucha la cantidad, se procesa a medida que
el cliente lo pide. El cultivo siempre ha sido el mismo, como unos setecientos ochenta
árboles; se han secado unos y ahora los estamos injertando, los árboles actuales están
entre noventa y noventa y cinco años, porque este olivo produce a los doce o quince
años, fueron los primeros que se sembraron en Villa de Leyva y se sacó del mismo para
los alrededores; a la granja municipal y a las fincas se le vendía el esqueje, y ya fueron
cultivando sus tres o cuatro maticas, y ahora varias fincas tienen cuarenta o cincuenta
matas; pero, prácticamente, todo el olivo de Villa de Leyva ha sido de la finca.
Para cultivar el olivo, primero se barbecha y luego se siembra el cogollo; a los tres
meses, cuando ya echa tallo, se trasplanta y se siembra en surco, la mata hay que
abonarla bien y podarla vaciando la copa, es decir, las ramas que están por dentro y
explanarlas para que queden hacia abajo; y como los ataca mucho la barboja, los va
secando y no echan fruto, hay que desinfectar y limpiar muy bien la mata. El promedio
de producción de aceite depende de la cosecha; también, se produce oliva, pero solo en
tiempo de cosecha que es de abril a julio; el proceso para el aceite es bien artesanal: se
recoge la aceituna madura, negra, se deja secar, y después la pepa se pone en agua, de
unos quince a treinta días, para quitarle el amargo; luego se asolea y se pringa con agua
caliente para que suelte el aceite, se deja secar un día, y se muele en el molino Corona y
se pasa a los platones, donde el aceite va destilando solo, y se filtra y se vende; cuando
se utiliza la prensa, que tiene unos ochenta años, se gasta un día para sacar cinco
botellas; se echa la fibra de fique para que escurra el aceite y después se pasa al filtro, es
un proceso muy sencillo y artesanal. El aceite es alimento para el cuerpo, pero lo
recetan más como medicina para sacar los cálculos, para el hígado y la vesícula; y lo
compra gente de Santander, Boyacá, Bogotá, Bucaramanga, Barbosa, Tunja, Duitama y
Chiquinquirá”. 818
815
Ver capítulo artesanías, loza 816
Argemiro Torres 817
Ver capítulo arqueología, Saquencipá (“El Infiernito) 818
María Ascensión Pardo de Corredor y Sergio Corredor.
289
“Entonces Umaña Bernal le dio en arriendo, a mi papá, un pedazo en el olivar para
sembrar trigo y empezamos a coger aceitunas; en esa época, el olivar estaba limpio y
producía unas trescientas o cuatrocientas libras e hicimos una prensa para procesarlas.
Duramos como diez años y cuando mi papá se salió, como en el año sesenta y cinco, ya
nadie más volvió a meterle mano al olivar; pero de ahí, le nació la gana de sembrar
olivos y la afición al aceite y empezamos a sembrar aquí en Sopotá”. 819
El Dividivi
“Hernando Cabo era el que producía esa harina del dividivi, le quitaba la pepa y el
bagazo lo molía, era un tanino. Los ingleses compraron una finca por el lado de Suta, en
Aposentos, para sembrar dividivi pero no les progresó”. 820
“El dividivi se utiliza para curtiembres de pieles, tinturas y otras aplicaciones. En
Villa de Leyva se estableció la firma Harshaw, Cabo & Cia, S.A para su explotación
comercial, con un cultivo de cuatrocientas hectáreas, y fue adquiriendo más tierras. Esta
compañía abrió el mercado y exportó a varios países europeos; después llevaron semillas
para la Guajira y de ahí aminoró la exportación de acá.
La exportación de dividivi en un principio fue de cuarenta toneladas mensuales, después
alcanzó hasta sesenta; ese dividivi lo cultivaban en la región, más que todo en Monquirá,
Cañuela, Roa y Aposentos de Sutamarchán. Al año eran dos cosechas, cuando
empezaban a florecer las matas, y eran tres, cuatro meses, todas las fincas de los
campesinos vendiendo sus dos, tres, cinco arrobas para subsistir con esa pepa; se
transportaba en burros hasta donde compraban el bulto de cinco arrobas, que se llevaba
en dos o tres costales porque eso era liviano, y el precio era como de dos pesos. Existían
varios puntos de compra, como la de un señor Abelardo, un poco adelante de Barranco
Hondo, en San Antonio; había otra, en Villa de Leyva, eso lo tenía un señor Hernando
Cabo y un señor Jaramillo, que primero fue socio de Hernando Cabo y después
empleado suyo. Había una despulpadora, exactamente en la casa que hoy es de la familia
Londoño, a la salida de Villa de Leyva, en la carretera que va para Santa Sofía, ahí
estaban todas esas bodegas. En la despulpadora, le sacaban la pepa y molían la cáscara,
esa fue la primera exportación; después, pidieron muchas toneladas de semilla y
resultaron cultivando allá, en el país a donde se exportaba eso; decían que Italia, Francia
y otro país, y se acabó la siembra por lo de la Guajira y lo del país ese”. 821
“Primero vino Cabo y luego Jaramillo, mucha gente dependía de eso, y se hicieron
varios cultivos; el principal fue abajo, en las actuales tierras de don Benedicto González,
y en Sopotá había otra zona. Eso se acabó porque empezaron a sembrar en la Guajira,
bajaron los precios y empezaron a sacar el tanino químicamente”. 822
819
Germán Zubieta Barrera 820 Luis Madero 821
Antonio Montaña 822 Germán Borrás
290
Molinos, Haciendas y comercio de trigo 823
Que los bueyes rompen la tierra y el español lo
siembra e los bueyes lo cubren y ellos no hacen más
de cogerlo e desgranarlo con sus brazos y
encerrarlos en estos aposentos questan las labranzas
cerca dellos e ansi mismo su encomendero siembra
asi mismo una labranza…” 824
“Fue muy abundante de trigo, de donde salían las mejores harinas de este Reino
para Santafé y otras partes, hasta que en el año de 1691, a 23 de agosto, acaeció
un horrendo eclipse de sol que agotó toda aquella tierra en el malogro de sus
abundantes cosechas en los trigos; al comenzar a granar sus espigas se llenaba su
caña de un polvillo de color de tabaco que impidiendo la producción de sus
granos quedaban yanas sus aparentes espigas y frustradas las esperanzas de los
labradores; epidemia que duró mucho tiempo en todo este reino yen particular en
el país de dicha Villa, por lo que vino su descaecimiento y escasez suma, por lo
que desertándola muchos de sus moradores quedaron casi desiertas sus casas y
labranzas, arruinándose los más de sus edificios, por lo que se redujo su
población a un arrabal, a lo menos respecto de lo que fue”.825
“Leiva, en sus buenos años, daba el diez y siete por uno en las labranzas de
trigo, el que, aún hoy, sigue despertando codicias en nuestros mercados;
recógense dos cosechas anuales …”826
“Enantes disgustaron al maíz, el trigo se le fue por encima al santo maíz,827
éste le
dijo: es cierto, ya no me echan a la era y allí me pisan; de mí hacen todo, la salvación es
el maíz, el cuerpo de todo; la sangre de nosotros es el maíz y la sangre de Cristo es el
trigo; el grano hablaba, es que orita, por el desorden, no les volvió a decir él nada,
porque, por ahí les dijo: primero me aprecias y luego me desprecias, y entonces se
fue retirando y, orita, casi no hay .” 828
823
Para mayor información ver Anexo Trigo Nº. 9 824
AGN. Colonia. Fondo Visitas Boyacá. Legajo 7. Fl-561r (citado por Clara Ines Casilimas-María Imelda
López: “Las visitas del siglo XVI al territorio muisca: fuente de datos culturales”. Trabajo inédito,
Bogotá, 1985)
825
Basilio Vicente Oviedo: Cualidades y Riquezas del Nuevo Reino de Granada, 1761. Acerca del
eclipse ver: Leyendas y Maldiciones 826
Pablo Desantiago. C.M.F: Membranzas de la Villa. Tip. Voto Nacional, Bogotá, 1929
827
“A través del tributo se impuso también una transformación en las siembras de los indios,
obligándolos a cultivar trigo y cebada en vez de maíz tradicional.” Germán Colmenares: La Economía
y la Sociedad Coloniales, 1550-1880. En Manual de Historia de Colombia.
828
Maximino Alfonso Bautista q.e.p.d.
291
“Llegó el trigo a Tunja829 y fue tanta la abundancia, que montaron varios molinos en
San Patricio y San Ricardo;830 fue tanta la ambición que le cogieron al territorio, que se
inundó de viajeros que despojaban a “Raimundo y todo el mundo;”831 tanto así que un
antepasado mío, de apellido Pardo, fue dueño de catorce haciendas y del molino de la
Mespotamia,832 pero todas ellas mano fuertiadas; y así como las adquirió, así se las
quitaron. De Tunja trajeron el trigo para Villa de Leyva, el primer trigo se llamaba
barbinegro; después norte,833 un trigo que no era exigente y daba en la loma, en la
cañada, en la planada, y era muy duro para el verano. Eso era tal cantidad, que llegó el
momento de hacer siete molinos y se le contrató la construcción a don Pedro Núñez de
Losada, ingeniero de la época. El primero que hizo fue el que lleva su nombre, el molino
de la Osada.834Una misma agua movía los siete molinos, era el agua del canal que venía
de La Colorada. El agua bajaba por la acequia hasta la Normal y venía a salir a la plaza
de ferias de hoy en día, ahí en La Bañadera en el barrio del Carmen, y pasaba dando una
vuelta por detrás de la casa que se llama La Candelaria, y entraba a mover el segundo
molino, que era el de la Mesopotamia; después seguía al molino del Guamo, a media
cuadra del parque de Ricaurte, ahí están las ruinas; luego, a un molino frente al Carmen
que no duró mayor cosa; pasaba al molino del Balcón, preciosa joya, y después al
molino del Pantano.
Para la segunda etapa de molinos de Villa de Leyva entra un invasor que, como la
mayoría le quitó las tierras a la gente, se llamaba Juan Bautista Rodríguez; encargó una
máquina, la trajo desde Honda y montó el molino de La Rosita; y a los mismos indios
829
El trigo, junto con las semillas de garbanzo y cebada fue introducido en Boyacá por el Capitán
Alonso de Lugo hacia 1540. “Los capitanes y soldados viejos que con él venían trajeron trigo,
cebada, garbanzo, habas y semillas de hortalizas, que todo se dio bien en este reino porque en ella
no había otro grano sino era maíz, turmas, arracachas…El Capitán Jerónimo Aguayo, vecino de la
ciudad de Tunja: el primero que sembró trigo en ella.” ( Juan Rodríguez Freyle, El Carnero). Aguayo
fue Maestro de Campo de Jerónimo Lebrón, Gobernador de Santa Marta.
830
En Tunja, se sembró en Fuente Grande o Fuente de Aguayo. Los primeros Molinos instalados en
Tunja se deben al Capitán Hernán Suárez de Villalobos. Ya para 1565, funcionan en Tunja tres
molinos de propiedad de Sebastián Díaz, Pedro Bravo de Rivera y Juan Barrero. En el siglo XVII,
existían 60 molinos en toda la provincia de Tunja y seis en Villa de Leyva, donde se empezó a cultivar
desde 1541, al ser introducido de Tunja por Jerónimo Aguado .
831
Ya para 1617 había quince molinos en la Villa.
832
Fue construido en 1568, catorce años antes de la segunda fundación de la Villa (1582) y ampliado,
posiblemente, en el siglo XVIII. En los años 1942, 1952, 1953-55, 1966-68, 1979-81 y 1989 se le han
ido añadiendo construcciones nuevas.
833
Las primeras cosechas parece que dieron un bajo rendimiento y España recomendó la variedad
Tremes o Tremesis que se estaba sembrando en España. En el siglo XVIII, se utilizaron las variedades
Candela, Rubio y Barbilla y en el siglo XIX se sembró Chamorro y Barba Negra introducidas por
Tomás Cipriano de Mosquera, variedades que se utilizaron principalmente en la Sabana de Bogotá y
el Cauca. (Fuente: Andrés Eduardo Satizabal Villegas: Arquitectura Industrial. Molinos de trigo siglo
XVII-XVIII. Bogotá, 1993)
834
Se refiere al Molino de Losada.
292
los puso a hacer casi un kilómetro de acequia: derivó el río Cane en un punto donde hoy
es una esquina, para que la fuerza del agua moviera el rodezno.
Después estaba el molino de La Primavera, el de los Espitia; el molino de Alejandría
estaba en tierras de los Morales, la hacienda tuvo veinte kilómetros de área: hacia el
río hay una vega que se llama El Mayoral, ahí sube por toda una hondonada y llega a la
carretera que va para Gachantivá, en Mermejales; viene desde allá por todo un camino
real que conducía a La Primavera, y en un sitio que se llama Capavita, se sale de las
vegas y llega al punto de la máquina de bombeo, atraviesa el río, y sale a la Loma de La
Cueva, de La Cabrera, por toda la cima que mira para Monquirá por el Alto de la Villa;
y contiguo a Los Migueles, ahí sube y se encierra el hipódromo y se encierra en las
propiedades de los Castellanos y coge por la quebrada del Roble abajo y disgrega en una
peña llamada el Socachín, y vuelve a una hacienda llamada Tequendama, encima del
cerro. El molino de Turca fue de un cura de la familia Morales; se llamó así por la tribu.
Se producía tanto trigo en Villa de Leyva, se daba en cualquier peladero, que habían
unas fiestas que duraban cuatro días; se lució la tierra de Saquencipá exportando harina
para Tunja, Chiquinquirá, Santa Sofía, Puente Nacional. José María Castro, de Puente
Nacional, aprovechaba la circunstancia y se hizo rico; tenía como veinte mulas y, como
los caminos eran impasables835 en tiempo de invierno, cada dos o tres meses, su depósito
lo repletaba en cargas de harina de trigo que salía de aquí y sal que traía de Zipaquirá.
El molino de Losada fue restaurado por los hermanos Melquisedec y Andrés Cortés,
como en el año sesenta y ocho; nos ayudó mucho el maestro Pérez que estaba de
personero, todo lo hicimos de nuevo y lo pusimos a funcionar.836En ese entonces, donde
es el molino había un solo árbol, que lo habíamos sembrado en 1930, lo derribamos y
nos sirvió para hacer el canal; con los trabajadores de la granja, repusimos los muros de
la antigua máquina que estaban ahí; no era sino montar el canal, el roderno837 abajo, y
moler el trigo en las piedras838 y se puso a funcionar”. 839
835
Intransitable.
836
El tipo de molino en Villa de Leiva fue el de canal, las aguas eran conducidas por un canal para
mover los “rodeznos” (o rueda horizontal) que estaban ubicados “a nivel del cárcavo…el agua una
vez los hacía girar, abandonaba la cárcava por un nuevo canal, a través de uno o varios arcos. Desde
el canal se devuelven las aguas al cauce del que se han tomado.” (Fuente: Andrés Eduardo Satizabal
Villegas: Arquitectura Industrial. Molinos de trigo siglo XVII-XVIII. Investigación. Bogotá, Convenio
Icetex-Colcultura, Becas francisco de Paula Santander. 1993)
837
Rodezno 838
Las piedras para los molinos de la Villa se sacaron de una mina existente: “Hay una pedrera de
donde sacan las piedras para los Molinos”. (“Relación sobre la Villa de Leiva” Ordenada por el
corregidor de Tunja Don Juan Ochoa de Unda Auregui, En: Documentos inéditos de las Indias” de
Pacheco, Cárdenas y Torres de Mendoza, t. IX, p. 449, 1ª serie, Madrid 1864. ) “Con una cantera
donde se sacan piedras para ellos tan famosas, que lo es en todo el Reino, pues todo el se provee allí para
sus molinos, trayéndolas los indios hasta esta ciudad de Santafé, de distancias de mas de treinta leguas.”
Simón, Op. Cit. p. 473
839 José Melquisedec Cortés
293
“Se salvó el molino de Losada, que hoy es el Museo Paleontológico de la Universidad
Nacional, porque, como en el año 1965, cuando estaba en la personería, llegó un
secretario de gobierno y me dijo: tengo cuarenta toneladas de cemento para que me
haga una casita en “eternit” y tumbemos ese rancho; el molino estaba completamente
abandonado y lo querían tumbar para construir un buen establo, el rancho estaba con
teja de barro, simplemente medio caído; entonces, lo convencí de que se podía restaurar,
le dije: usted sabe que yo soy pintor, pero si usted me confía eso, lo puedo hacer;
yo trabajé ahí dirigiendo a los obreros y hasta me pagaron con nómina de obrero,
porque mi sueldo de personero era de treinta pesos; así, se pudo medio salvar el
molino. Como los muros estaban en buen estado, pero tenía las cuatro esquinas abiertas,
se me ocurrió construirle unos bastiones en piedra, unos contrafuertes, que además lo
embellecían; no tenía una sola ventana y se me ocurrió crearle unas, y como tenía
alrededor del remate del tejado el denticulado, yo le saqué unos sobradillos. El molino
lo movía una toma que venía por la toma de Los Españoles, desde el boquerón de
Iguaque, que en esa época tenía muy buena agua”. 840
“Mi abuelo, Seferino Cortés, le compró una finca de trigo a una señora María del
Carmen Rondona, en 1751; llamaba la finca Rondona, eso es un nombre indígena. Villa
de Leyva, en las primeras edades tuvo catorce molinos;841se trabajaba con bueyes
ayuntados y arados de maderas y una reja de acero; se ensillaban bestias y el trigo lo
840
Antonio Pérez Vargas
841 En el siglo XVI figuran varios molinos en la Villa: Molino de Francisco Rodríguez de Morales
(1576), Molino de Juan de Otálora en el río Cane (río Iguaque, actual municipio de Chiquiza), y otros
dos molinos que son citados en el acta de la segunda fundación y de construcción de la acequia del
río Cane a la Villa (1582), entre ellos el molino de Hernando Barrera. La primera solicitud para
construcción de Molino en Villa de Leiva la hace Andrés de Monsalve, en 1614, para ser localizado
en la quebrada del Hermoso (‘) “…digo que para mi sustento tengo necesidad de que ustedes me
hagan merced de un ejido de molino con tres cuadras”
En 1630, Bartolomé Delgado, en nombre de Martín Gil Barba, solicita una merced de ejido de
molino con tres cuadras en el río Cane. En 1630, el maestro Juan de Buitrago Salazar solicita ejido
para molino en las vegas del río Cane… digo que en términos de la Villa de Nuestra Señora de
Leyva en una vega del río Cane que llaman de frente de un hato que tiene Diego de Buitrago,
mi padre, antes de pasar el dicho río junto al camino que va de la dicha villa al monte a la mano
derecha hay comodidad de hacer un molino de pan… y tengo necesidad que se me haga merced
del dicho sitio de molino con cuatro cuadras en la vega de dicho río para resguardo del que
haberlo, redunda en bien común y en el particular mío”. Alonso Merchán solicita, en 1649, un
permiso para molino en la quebrada del Peladero (¿): “… Es muy importante y necesario que se
haga el molino para el común de los españoles e indios por la mucha necesidad que se padece
de toda aquella tierra de Molino por estar el río de por medio y no poderlo pasar por ser muy
peligroso par llegar a moler a otros molinos” (A.H.N. Tierras Boyacá. 8 ff., 355-361)
En 1655, Gabriel de San Juan Bautista, de la Orden de San Agustín Descalzo, prior del Convento de
Nuestra Señora de la Candelaria, hace solicitud para molino en el Desierto de La Candelaria:
“…hacemos caridad y limosna de un sitio para el ejido de molino con las aguas necesarias.”
(A.H.N. Tierras Boyacá, 26 ff, 545-553). En el Siglo XVIII se hace una sola solicitud para
molino.(Fuente: Andrés Eduardo Satizabal Villegas: Arquitectura Industrial. Molinos de trigo siglo XVII-
XVIII. Bogotá, 1993.)
294
llevaban a los molinos, el nombre de antaño de esas semillas era trigo norte y trigo
cajicá, después vino un trigo boliviano; y lo llevaban al molino de Turca, que era
propiedad del padre Joaquín Páez Murcia, a La Alejandría, La Rosita. Los molinos de
Losada, del Guamo, del Balcón y del Pantano, eran dentro del casco de la Villa de
Leyva; en lo rural, estaban la máquina del general Juan Eliécer Rodríguez, La
Primavera; el molino de don Alejandro Ferro; y el antiguo molino del Cárcamo,842 que
deriva el nombre porque es el lugar donde reciben el agua, la reducen, y mueve el
molino; El Cárcamo, hoy San Vicente, era de un señor Victorino Neira y Ramón Neira,
que se lo compraron a un señor Cristóbal Pardo.
Villa de Leyva tenía el dominio de muchas poblaciones, y se llamaba la patrona de la
región por ser, la Villa de Leyva, antigua para el comercio del trigo; ese trigo lo
producía Sutamarchán, parte Santa Sofía, parte de Sáchica y parte Villa de Leyva; y ahí
mismo lo elaboraban y lo llevaban para Moniquirá, Chiquinquirá y Puente Nacional. De
acá iban a llevar harina a Bogotá, por ejemplo don Cristóbal Pardo, y de para acá traían
sal vijúa de Zipaquirá para venderle a la región. Había un sitio de un señor José María
Castro, que era el tipo más poderoso en el comercio del trigo, y que al morir, el 12 de
Marzo de 1911, dejó ciento cincuenta cargas de trigo en movimiento en el comercio;
después don Polo Cortés, don Juan de la Cruz Cortés y don Jesús Cortés ya siguieron el
negocio por aparte, luego otros más. Más tarde el gobierno abrió la importación de
harina americana, y por eso ya poco trigo se sembró en Villa de Leyva porque no valía
sembrarlo, y todo mundo se dedicó a nuevos cultivos: la cebolla, la zanahoria, la
remolacha, etcétera y, por eso, ese cultivo del trigo ya quedó abolido”. 843
“El Cárcamo fue un molino de trigo del general Juan José Neira, que lo había heredado
de su mamá Bárbara Velasco, y en esa época, seguramente, el molino funcionaba; aquí
en Leyva se producía el mejor trigo del país, al clasificarlo daba ochenta y tres puntos
más o menos, era de la misma calidad del trigo americano, de ese mismo peso y calidad.
Hoy en día, prácticamente, están borrados los antiguos vestigios del molino, queda solo
la entrada de agua que lo movía”. 844
“Los molinos aquí eran: el molino de Losada que era de Guillermo Roncancio, dueño
de todo Losada; el de Mesopotamia, de un señor Manuel González; el molino del
Guamo, de mi abuelo Ramón Jimenez Castro, quedan las ruinas y la quebrada era llena
de guamos silvestres; había otro molino cerca al convento, frente al puente del Arco;
otro molino quedaba en la casa que hoy es del doctor Pabón, el del Balcón; y el otro, en
la hacienda de la Alejandría, que era de Próspero Morales Jiménez. También estaba el
molino de La Rosita, del general Bautista Rodríguez, uno de los grandes jefes liberales
de toda la región, un hombre muy rico que tenía propiedades en Moniquirá y era dueño
de la planta eléctrica de allá; tuvo once hijos naturales, y luego se casó con Rosita
Jiménez y de ahí viene el nombre del molino La Rosita, por su esposa. El general
Bautista era un señor feudal completamente, terrible; era un individuo que al
842
El molino del Cárcamo fue de Bernardo Mojica y la Serna.
843
Noe Leví Cortés 844
Vicente Rodríguez
295
arrendatario que no le marchaba lo cogía a fuete. La Rosita era una hacienda grande
que se fue dividiendo; pero más hacia arriba, existía una hacienda, El Tequendama, que
según entiendo era de Rosita, y antes de morir, su hermana recibió la recomendación de
que, de ninguna manera se quedara en La Rosita, que se fuera al Tequendama porque
su esposo, Bautista Rodríguez, era un hombre muy capaz de irrespetarla. Rosita se fue a
la casa de la hacienda El Tequendama, en medio de una depresión profunda, y, como
era una gran lectora, cogió una de las novelas de D’ Annunzio y se suicidó con la novela
en la mano”. 845
“Yo sé del molino de La Rosita pero de habladurías, nosotros fuimos trabajadores de
esa hacienda. Mi papá fue trabajador por la incomodidad del arriendo, y mi mamá
abuela tenía una estancia que le había sacado al general Bautista; tenía que ir uno a
dar diez días para trabajo de él, que en esa época se llamaba pión. Ahí era un molino de
moler trigo, y se conoció una rastra de carro de bueyes, que salía por el cementerio y
subía hasta las lomas y de ahí iba a La Rosita, llevando las cargas de trigo para moler. Y
en habladurías decían que, como ese general era tan rígido, el molinero que tenía, que se
llamaba Enrique Robles, de ver la mala vida que le daba ese general, se había suicidado
ahogado en la misma toma que venía del Cane. En La Rosita se conoció el general, él
solo porque ahí no había otro hacendado que lo acompañara, tenía bastantísimos
arrendatarios, tantísimo ganado; ahí quedaron los hijos: Cesar, Joaquín, Rosa, Mercedes,
sin estragos, sin terminar la herencia, siguieron progresando; su hija Rosa dejó unos
hijos extranjeros, como Esbon y otros, y quedaron con tantísima herencia y ahí ya se
acabó la hacienda”. 846
“Juan Barrera fundó el primer molino en Leyva, saliendo para Sáchica. Los españoles
vinieron por Valencia y Marapacaná, Venezuela, ambicionaban el cultivo del trigo y
luego fundar su molino, porque el trigo es español. Luis Alonso Lugo, padre español,
trajo las primeras semillas; por acá, el trigo no se demoraba siete meses sino noventa
días; entonces, sembraron trigo e hicieron molinos por la cantidad de trigo que resultaba.
La fuerza rústica para mover la maquinaria era el agua desprendida del cerro, y donde
había agua ahí hacían su molino.847 Eso era muy divino, una cosa que se llamaba
845
Tulio Jiménez Barriga 846
Félix Torres
847
Durante el siglo XVI, para el establecimiento de los molinos se requerían los permisos de la Corona y
para finales del siglo y principios del XVII, de los Cabildos de la región. Los permisos tenían que ver
con la ubicación de tierras, la cantidad de agua requerida, demostrando que su utilización no fuera a
afectar a los poblados ni la producción agrícola ni el funcionamiento de otros molinos. El Cabildo
efectuaba un levantamiento de los terrenos y se establecían medidas de agua “…en algunos casos se
obligaba a tomar las aguas más arriba de los pueblos y se determinaba el caudal así como el
horario en que debía funcionar la molienda para no desabastecer otros consumos (…) Para poder
iniciar la construcción de un molino se debía solicitar el correspondiente permiso de aguas a la
Corona, quien era la depositaria de los títulos de bienes públicos y la encargada de organizar los usos
del agua de acuerdo a las diferentes necesidades de las comunidades: abastecimientos de poblaciones,
regadíos y usos industriales. En 1563 se establece en América el tramite para las concesiones de
agua. En 1791, aparece el “Reglamento general de las medidas de agua” (publicado por Domingo
Lasso de la Vega en 1791) “…y las peticiones para repartir las aguas y tierras para ingenios se
presenten ante el Presidente, y él las remite al dicho Cabildo…” …”(Provisiones, cédulas, capítulos
de ordenanzas, instrucciones y cartas, Encino Diego de, Imprenta Real, Madrid, 1596). “Una vez
296
rodezno, limpiaba, seleccionaba y molía todo, y salían tres clases de harinas: una cosa
que se llama el afrecho, la harina segunda y la harina primera, que es la propia extra. Yo
conocí mercado de mil cargas de trigo, hoy sale tal vez una o dos. Todo el mundo
llegaba de todas partes a venderlo a la plaza de Leyva; vinieron del molino Hispania, de
Chocontá; del Sol, de Sogamoso; de Chiquinquirá, todo el mundo compraba trigo.
En esa época, no se oía más que el cantar de los gallos y el cantar del pavo real, el
rebuznar de los pollinos de noche y relinchar el caballo; el resto era una pobreza muy
ridícula, pero muy ridícula. Se cribaba el trigo, acudían hasta veinte o treinta criaturas a
ayudar a limpiar el trigo para que les dieran un mísero mendrugo; era una pobreza
espantosa, eso era desde mediados de los años veinte hasta casi los cuarenta. En Salto y
La Lavandera, dominaba mi papá, Enrique Cortés, con los peones que éramos nosotros
los hijos; en el Cárcamo, Antonio y Pablo Alejandro Rodríguez; don Ramón Jimenez
sembraba en la Tordolla y le daba el pan a todo el mundo allá; estaba don Timoteo
Roncancio y otros señores más; se competía para traer el trigo a los molinos y había
como cuatrocientos burros.
El primer y macizo cultivador de trigo fue mi papá, cosechaba trigo en el potrero de
Villamil, vecindario del Ecce Homo, en Llano del Arbol, la Cabrera y todo eso,
cosechaba noventa cargas. Tuvo mucha tierra, ¡ay, el trigo, el pan de cada día!, llegó el
lorito, un animal que se metía en la espiga, chupaba algo y dañaba el trigo, eso se
fumigaba y el líquido no le hacía nada; y luego se pusieron a sembrar cebolla”. 848
“El trigo no se cultiva porque no se da, llega un animal y se lo come, ya no rinde. En
1970, llegó un animalito que lo llamaban los técnicos lorito verde,849 un chupador en las
espigas: cogía el trigo en la época lechosa, empezando a floriar y a coger granito, y le
sacaba todo el extracto, toda la sustancia, y quedaba el trigo un poco maluco, quedaba
como cominos, perdía peso, rendimiento, color y calidad. Acá, no ha habido cultivos
nativos; solo trigo desde hace más de doscientos años, cuando los españoles; el trigo no
se daba sino en Villa de Leyva, Sutamarchán y Santa Sofía; entonces, ya llegó un cultivo
que era garbanzo, ese se terminó por’ay en el cuarenta y cuatro porque le llegó un
hongo. El cultivo del garbanzo y del trigo enriquecieron mucha gente porque se
acostumbraba a moler y habían bastantes molinos: había uno que se llamaba La
Primavera, el molino La Alejandría; y en la época pasada, más antigua, existía el molino
de Turca; el molino, allá abajo, de unos señores Ferro; y esa harina iba a dar a Puente
Nacional, Moniquirá, Chiquinquirá, Vélez.
concedido un caudal de agua, el alarife o agrimensor trazaba, con ayuda de un nivel o “corobate”
los canales (…) podía solicitarse el derecho de servidumbre, que debía ser expresamente concedido
(…) en el mismo Reglamento se estiman unos valores aproximados de los caudales de agua que
requieren las diferentes máquinas hidráulicas…”(Fuente: Andrés Eduardo Satizabal Villegas:
Arquitectura Industrial. Molinos de trigo siglo XVII-XVIII. Bogotá, 1993)
848 José Heliodoro Cortés
849
A comienzos del siglo XVIII aparece una enfermedad conocida como “el polvillo”, la cual ataca
cultivos en las regiones de Cundinamarca, se controlaba la plaga con cal y abono periódico de los
suelos. (Papel Periódico de la ciudad de Santafé de Bogotá. Tomo II, julio de 1791)
297
El transporte que existía, cuando lo del trigo, era todo a lomo de mula y en los burritos;
y el cultivo, a fuerza de hoz y cacho de buey que se llama; no habían combinadas, no
habían tractores, todo manual. El trigo se siembra en año grande, o sea en marzo; dura
de marzo a junio; y en julio, se recolecta,850 segar se llama, y se trilla en verano, en
época seca, de tradición junio, julio y agosto. En esa época de siega, se amarra con fique,
se hace una gavilla o un montón y, después, se lleva a una era y se trilla con bestias, una
cobra. La bestia se acoyara,851 se hace un limpio de doce metros que caben doce bestias,
y se pone el palo de la era y un aparato que se llama volvedera; la bestia va corriendo, va
dando la vuelta y trillando. Las bestias se entraban, en esa época, a las cinco o seis de la
mañana por tarde: ocho, diez, doce, quince bestias y un arriero arriándolas, dándoles
vueltas y vueltas; y según las cargas de parva, que se llama todo con trigo y con tamo, se
llamaban parveros y se echaban unos cuatro o cinco, con horquetas y palas para darle la
vuelta al trigo o a la cebada y, a lo que estaba eso molido, empezaba la gente a pedirle a
San Lorenzo, un santo al que tienen fe y dicen que manda en el aire: ¡San Lorenzo, San
Lorenzo, que haya aire! porque había que aventar el trigo pa’cernirlo, pa’ coger el puro
grano y sacarle el tamo y que quedara limpio, porque si no hay buen aire y hay mucha
cabeza se tiene que cribar en la zaranda, y ¡pídale a San Lorenzo, barbas de lienzo, San
Lorenzo, barbas de oro!; y se iba haciendo un cahíz, un montón de trigo, y ya se llevaba
para la casa. Entonces, como había siempre mucha pobreza, en la casa existía la troja; un
cuadro de adobe donde caben ocho o diez cargas de trigo, y ahí se almacenaba el trigo
en lugar de costales, y ese trigo se sacaba al mercado de a una o dos carguitas. Eso no
valía, en la época, sino veinte centavos una arroba de trigo; ya subió a cincuenta
centavos, a peso, a dos pesos la carga. Cuando el trigo empezó a valer, yo lo conocí a
treinta pesos, en el año cuarenta y cuatro, cuarenta y cinco; y había negociantes para
llevarlo al molino y lo mandaban moler, no pagaban dinero sino maquila: por moler una
carga de trigo, que era de doce arrobas, les quitaban una y les quedaban diez arrobas de
harina; y ya eso lo llevaban para el Puente, Chiquinquirá, Moniquirá. Acá, uno de los
negociantes de trigo, en 1920, era un señor Moisés Rodríguez, compraba cuatro o cinco
carguitas. Los últimos molinos desaparecieron en 1955, el último fue el de Adolfo Pisa,
se llamaba La Alejandría". 852
850
El proceso: preparación de la tierra, siembra “al voleo”, recolección con la hoz. Posteriormente las
espigas cortadas se colocaban a la intemperie para la trilla y luego se pasaban al molino, que exigía
que el trigo tuviese: dureza y limpieza. “El trigo recogido se dejaba en rama para lograr una mejor
maduración, los tallos se utilizaban como aglutinante para la fabricación de adobes y en la
fabricación de colchones. Segado el trigo, se ataba en haces, para apilarlo, en grandes montones y
luego ser trillado; se engavillaba para evitar su descomposición, esta se adelantaba bajo ramadas…
La trilla consistía en separar el grano de la paja y luego la semilla de la maleza, utilizando para esta
labor el apisonado, con bestias, este sistema resultaba bastante costoso y se perdía mucho grano al
mezclarse con la tierra. La trilla con bestias se realizaba en pisos de tablón o empedrados, su diámetro
oscilaba entre los 10 y 12 ms. Su práctica consistía en colocar los haces pisándolas, con las bestias
atadas que giraban ordenadas por un peón, a medida que se pisaban los haces se volteaban varias
veces con la ayuda de una horqueta. Cuando se había logrado el desgranado se separaba de la paja
y se limpiaba el grano lanzándolo al aire ” (Andrés Eduardo Satizabal Villegas: Arquitectura
Industrial. Molinos de trigo siglo XVII-XVIII. Investigación. Bogotá, Convenio Icetex-Colcultura, Becas
francisco de Paula Santander. 1993)
851
Acoyunda. 852
Julio Edgar Cortés
298
“El último molino que funcionó fue el de Adolfo Pisa, Alejandría, cerca al Pozo de La
Vieja; en el pueblo estaba el de Nasario Pinzón.853 Acá compraban el trigo y lo llevaban
a Villa Pinzón, Moniquirá y Puente Nacional”. 854
“Leyva vendía mucho trigo y, a veces, había unas treinta o cuarenta cargas; el mercado
era en la plaza principal, ahí en redondo de la pila donde habían unas matas, y traían
mucho trigo de Chíquiza, Iguaque, Sáchica, Suta, Santa Sofía, y parte del valle aquí a
Leyva. En esa época, no había tanta competencia para los trigueros y los que negociaban
harina; cuando se inventó la molinera de Occidente, en Chiquinquirá, establecieron
una agencia aquí para el trigo, trajeron una máquina que daba un puntaje, era como una
báscula chiquita, y el trigo de Leyva tuvo setenta y cinco puntos; era el de más peso y el
más fino con el de Sáchica y Suta; el de Iguaque, tenía unos sesenta o sesenta y cinco
puntos. Eso fue como en el año sesenta, cuando era buena la venta de trigo aquí en Villa
de Leyva, pues se vendía para Chiquinquirá, Chocontá, Villapinzón; mi papá agricultaba
unas veinticinco cargas con chileros, vendía y fiaba todito el trigo y la cebada a un señor
Manuel Álvarez y varios negociantes. El trigo, la cebada y el maíz era sumamente
barato; a treinta y cuarenta centavos la arroba, la medida era una caja grande de palo y
valía dos centavos el impuesto por medida del grano; el rematador era Ismael Reina y el
asistente Moisés Villamil, y decía que se debía vender el trigo en romana; por ahí en el
año veinte las establecieron.
Villa de Leyva tenía siete molinos de moler trigo y los nombres eran: La Rosita, por la
señora de la casa; enseguida, Alejandría, de la familia Morales, que se llamaba así por la
señora Aleja; más abajo Turca, porque vinieron los turcos a hacer un molino; después
llegó el molino de abajo, que era de la difunta Prima Rodríguez y lo pusieron La
Primavera, y el de Las Vegas que era de unos señores Ferro. El primer molino fue el de
La Osada, propiedad de unos señores Neira; enseguida Mesopotamia, de unos González;
el tercero, El Guamo, de Timoteo y Diositeo Roncancio, que después se lo vendieron a
Ana Rosa Jiménez, y ella lo puso a funcionar por su cuenta y nombró de molineros a
Rogelio y Domingo Castellanos y Vicente Jeréz; después se lo vendió a Rogelio
Castellanos, luego éste se enfermó y se echó a decaer el movimiento de harina, se cayó
la casa que estaba en malas condiciones, y se dejó de moler hace más de veinte años.
Por ahí pasaba el camino para Arcabuco y, para cruzar la quebrada, había un puente de
palo y todo estaba cubierto de guamos.
Contaban los que conocieron, que cuando El Guamo era de los señores Roncancio, los
gamonales del pueblo, hubo una gran abundancia de trigo y venía mucha gente a
cambiar trigo por harina; como ellos compraban bastante trigo y lo molían para tener
harina de cambio, sucedió que esa harina duró un poco de tiempo y se mohosió, se dañó;
entonces, luego, uno de ellos fue autoridad, alcalde, y de ver que Leyva era lóbrego,
mandó construir unos huecos, en redondo de la plazuela de San Agustín y en la plaza de
Leyva, y a cada hueco le hizo echar una carga de la harina mohosiada y sembró unas
853
En la actualidad funciona a la salida para Santa Sofía. 854
Aminta Cortés
299
matas de conservos y herrerúnes ahí; después, ya llegó la reconstrucción de la plaza y
tumbaron todas estas matas.
Sucede que aquí, los molinos que habían eran de los conservadores: el agua entraba a
Mesopotamia, que era de unos señores González; después llegaba al Guamo, que era de
unos Jiménez conservadores; y de ahí al molino en el puente del Arco, de don Adriano
Garavito también conservador, que después se lo vendió a Daniel Espitia; y luego, al
molino del Balcón, que era de unos Espitia también conservadores. Abajo en el molino
de El Pantano, que era de Polo Cortés, allá si no impedían el paso del agua; y por eso
hizo abrir una zanja y botar el agua al canal que bajaba de los Potreritos, para que la
utilizaran abajo donde tenían finca unos cuñados, cerca al Cárcamo.
El molino de Mesopotamia fue de unas señoras muy católicas, que tenían unas fincas en
Hueusa, Barragán y Santo Ecce Homo; después ese terreno le tocó a un señor Basilio
Quintero y ahí falleció; después le tocó a don Manuel González, y no me consta con qué
motivo dijeron que el general Rojas, al ser presidente, le había iniciado un juicio de
expropiación al señor Manuel González, y no sé cómo sería la venta que hicieron para
el señor que existe hoy”. 855
“En esta zona de Las Vegas existieron unos molinos de trigo hace setenta, cien años;
todo se hacía a fuerza humana y de tracción animal y por fuerza hídrica
indiscutiblemente; eso hace pensar, que esto era un aposento de gente santandereana que
venía a comprar su harinita y a traernos sus fibras de algodón para Samacá, esto era un
paso forzado”. 856
“En el molino de Las Vegas ahí vivía la familia de Salvador Espitia y, yo chiquito, me
mandaba mi papá a moler trigo a ese molino. Eran dos piedras, una que daba vuelta
sobre la otra y molían; el agua la sacaban bien cerca, ahí arribita, recibiendo la quebrada
que baja de los dos cerros y del río, y como la casa del molino era en una bajadita, le
ponían fuerza en una falda para que el agua corriera rápido. Yo fui allá a moler y a
cambiar harina por trigo, y así sucesivamente.
El molino de Alejandría era de unos señores de Gachantivá de apellido Morales, de la
finca Alsacia. Eso lo jugaban como jugar con huevos; mejor dicho, un viejo que se
llamaba Aurelio Páez jugó con un señor, Luis Morales, y se lo ganó en el juego;
entonces le dijo: bueno, yo no tengo plata, te dejo el Llano y vas a Moniquirá por la
escritura el miércoles, y así fue jugando al dado...” 857
“Por el trigo venían de Chocontá, llegaba a un puntaje de ochenta para arriba; me
acuerdo que decían, un trigo muy fino, muy bueno y tenía mucha demanda; se alcanzó a
cosechar mucho, pero mucho trigo, en toda esa parte de Monquirá, Llano del Árbol, todo
eso eran zonas trigueras”.
855
Gabino Casallas 856
Guillermo Borrás 857
Andrés Cortés
300
“El trigo lo vendíamos, en Villa de Leyva, al molino de Rogelio Castellanos; el molino
del Guamo lo conocí trabajando y a ese señor le ayudada, yo, a lavar el trigo y ponerlo a
secar. Eso ya quedaron solas paredes, era una casa en madera, de capilla, las paredes
eran en tapia pisada y adobe, la construcción no era muy grande, el molino y una pieza
donde él depositaba el trigo”.858
Acequias para mover los molinos
“El patio de la casa que era el hotel de Elvira de Madero, lo atraviesa la toma que
venía que movía como siete molinos. Era una acequia que venía del cerro, por el centro
del patio de la casa, y esa acequia hacía el recorrido y movía el molino de Juan Garavito,
que quedaba abajo, y el recorrido de esa agua entraba al convento de las monjas,
todavía ahí está marcado, y volvía y salía a mover otro molino abajo, el molino del
Pantano. Ese era el recorrido de esa acequia”. 859
“Mis abuelos y papaes eran natales de aquí; mi papá traía el trigo de por aquí de Leyva,
o de por allí de la cosecha; molía su harina y la llevaba a vender al Puente y ese mismo
día seguía para Saboya, y como era un camino muy transitable de herradura, alcanzaba a
llegar a Chiquinquirá. Él tenía fama porque metía la mano al costal, sacaba la harina y
la mojaba con saliva y la estiraba, la estiraba; y la gente que era curiosa de comprar la
harina le decía: hágame la muestra y se la llevaba; entonces sucede que como iban varios
harineros allá, y ellos no sabían hacer la muestra, se valían de mi papá para que les
hiciera la muestra y vender su harina. En Chiquinquirá, él tenía su contrata y compraba
arroz de castilla, sus dos o tres cargas, y las traía a flete aquí para Leyva; después, las
echaba para Tunja, por el lado de Villa Rosita, salíamos a posar a Sora, ahí nos
quedábamos el jueves, y el viernes madrugábamos a irnos para el mercado, que era a las
seis o siete de la mañana en Tunja, allá vendía el arroz y, a veces, trigo; cebada y trigo
llevábamos a Bogotá por Zipaquirá, desde Leyva por Suta, Tinjacá, Ráquira y Gachetá a
salir a Tausa y despúes a Ubaté, dos días y medio de camino echábamos". 860
“Ibamos a moler la harina con mi papá al molino de Alejandría, porque él llevaba
harina para Puente Nacional; de para abajo echaba harina, de para arriba traía miel en
mulas, por el camino de herradura. Cuando yo tenía ocho años, él negociaba ya con
harina y miel de Moniquirá, la distribuía por zurronadas y la traía a vender a Leyva, Suta
y Samacá; en esa época el mercado era en la plaza principal y el puesto de la miel era en
la esquina de doña Vicenta. Por ahí en los años cuarenta, hubo una gran cosecha de
trigo y era mucho el trigo, ¡ciento cincuenta cargas de trigo se vendían!; nosotros
cultivábamos trigo y cebada allá donde vivíamos, en Salto y Lavandera, y había veces
que traíamos hasta veinte cargas de trigo a la plaza; ahí la compraban unos señores que
venían de Chocontá y la llevaban a Duitama y allá la volvían harina, entonces, fue
cuando llegó la harina de Estados Unidos y ya se acabó la venta del trigo y de la harina
nacional”. 861
858
Belisario Reyes 859
Manuel Gaona q.e.p.d. 860
Gabino Casallas 861
Manuel Rodríguez
301
“El trigo acabó con los suelos de Chíquiza y de Villa de Leyva, acabó con toda la
capa vegetal; se dieron dos factores en la erosión: el alto porcentaje de calcio, que tiene
la particularidad que cuando llueve se esponja y cuando se seca no reduce, y al venir
un nuevo aguacero se carga la tierra; y lo otro, el sistema de arado con bueyes pues
este va dejando zanjas, se forman chorros y el suelo se va lavando, no se dejan curvas
de nivel. Recuerdo que de muchacho veía uno que al pie del sembradero, que era
inclinado, quedaba lleno del sedimento que bajaba después de un fuerte aguacero, y
así se fueron acabando todas las tierras porque aquí era ¡dele que dele con el trigo!; del
pueblo para abajo todo era solo trigo y el mercado de trigo era impresionante”. 862
“El trigo se acabó porque el gobierno nunca tuvo esa precaución de no dejar importar,
traían de los otros países como todavía lo están haciendo, y fracasó el trabajador aquí. La
tierra no se cansó, se cansó fue el gobierno con los trabajadores, nosotros nos oponíamos
mucho a esa vaina”. 863
862
Germán Borrás 863
Andres Cortés C
302
Ganadería
“La costumbre de esta tierra ha sido trabajar con bueyes, San Isidro dio la enseñanza
de los bueyes, y esa enseñanza quedó hasta hoy; los animales se van domesticando de
lazo, desde jóvenes, se acarician hasta que se vayan dominando; ya cuando tienen uno o
dos años, que tengan buen cuerno, buen cacho que se llama, se ayuntan con un madrino
y así va aprendiendo, el madrino amansa al otro; después ya se ayuntan los dos jóvenes,
se acotejan, y el buey viejo se va a descanso, y uno va a arar con los novillos.
Como yo tenía un plan para ganadería, para nueve vacas que me prestaron, y había que
cruzar las vacas pardo suizas con cebú, fui a la hacienda La Vanguardia y compré un
becerro cebú, formé mi ganado y alquilé mi toro; entonces, ya empezaron, en toda la
vereda a tener ganado cruzado de cebú. Hoy ya todo mundo tiene su reservorio, tiene
peces, tiene su ganado y mejoraron los pastos; el Incora me prestó también para
brachiaria, compré diez cargas y la cultivé aquí abajo, y de ahí se asemilló la gente en
toda parte; luego hice un cultivo de pasto de corte, taiwán, y cada cuarenta y cinco días
tengo pasto para las vacas”. 864
864
Julio Edgar Cortés
303
Minas
Minas de plata
“Está, como dicho queda, la Villa fundada en un ameno llano al pie de unos cerros de minerales
de finísima plata. Yo vi que un chapetón (hace pocos años), de algunos tejos sacó riquísima plata,
y por ser pobre y no tener fomento, no se aplicó a la labor. Están allí sus vestigios de su antigua
labor, y se debió de dejar, oí por el dejamiento de los naturales o por su poca inteligencia en ello,
por lo que más se aplican a la labor de las tierras. Pertenece hoy el terreno en que están dichos
cerros a los dichos caballeros Neiras y Castros”.865
“En la Villa de Leiva (1613), cuatro leguas de la ciudad de Tunja, en tierra templada y la más
abastecida de mantenimientos y llena de naturales que hay en este reino también se han
descubierto minas de plata en un cerro que muchos há se saca del plomo, que por descuido de
mis antecesores no se ha descubierto gran riqueza. Yo he tomado esto con codicia y puedo
certificar a V. M. seguramente que de cada quintal de metales sueltos se han sacado y se sacan
hoy a onza y media y a dos de plata, y voy metiendo e inclinando el beneficio del dicho cerro
alguna gente poderosa para que ahonden las minas hasta hallar veta, y en algunas partes se ha
hallado de cuatro dedos de ancho. El cerro es muy poderoso, y corre muy gran trecho sin
hallarse en él un árbol por ser todo pelado. Estas minas tengo para mi han de ser de mucha
importancia y por sin duda que se pueden fundar muy gruesas labores sin alejarse los indios de
sus habitaciones como es forzoso en las de Mariquita, tierra caliente en donde no concurren estas
conveniencias y se ofrecen otros inconvenientes de huírse los indios por volverse a su patria y
naturaleza, fría y templada”. 866
En la cordillera abundan los veneros de galena, que según algunos análisis, dan el
dos por ciento de plata. Es fama que los vasos sagrados de la iglesia parroquial
y de la del Carmen fueron fabricados con plata nativa de las minas que tenían
865 “Cualidades y Riquezas del Nuevo Reino”, Basilio Vicente Oviedo.1761 866
Archivo General de Indias, Santafé 100. Parece ser que las minas (llamadas de plomo) ubicadas en
el Desaguadero de Sáchica fueron de Diego Patarroyo y posteriormente, en 1672, de Alonso Gómez de
la Cala. (Archivo Histórico de Tunja, I,II, ff. 120)
304
en explotación los españoles; ello es cierto que la galena es muy abundante y se
vende, con el nombre de alcohol, para el vidriado de loza del país”. 867
“La mina principal quedaba en Marmolejo, donde hoy está la antena, y los mismos
españoles la taparon, no quisieron decir dónde estaba la entrada; yo subí como en 1933
y aún se veían rastros; por ahí también, arriba del río de Sáchica, habían otras
minas y se ve mucho óxido de cobre y plomo.
De esa mina, mi papá me manifestó, que vinieron unos italianos y sacaron para unos
candelabros de plata; esos candelabros se los llevó un cura Roa, los mandó replatiar en
Bucaramanga para venderlos: doce candelabros en pura plata, en figura de pata de perro,
de trípode, y sillales, hisopos y vinajeras y los platos de las vinajeras, todo eso era en
plata de esa mina y todo se perdió en el 1967; los candelabros los fabricaron en el 1900,
las campanas de la iglesia eran casi de la fundación de Leyva y la plata la sacaron de la
mina y la revolvieron con cobre de la mina que hay en la vereda del Altillo”. 868
“Aquí ahí había una mina de plata, el túnel está en el cerro y allá fuimos a pasear; don
Cosme Castellanos era minero y dicen que el Cristo, que sacan en las procesiones, fue
hecho por ese señor con plata de Leyva; y que los ciriales, los candelabros, también son
de esa plata del cerro de Leyva; yo oía la leyenda”. 869
“En algunas rocas de ese camino hay esculpidos crucifijos y candeleros, ahí fundían la
plata”. 870
“Aquí había un viejito que sacaba bolas de plata, de ahí sacaron para hacer los
candelabros de la iglesia, él decía que la mina era por el camino de Chíquiza y la tenía
escondida”.871
“En el cerro había un hueco donde se entraban y sacaban plata; y un señor, Ciriaco
Sánchez, se iba para allá cuando no tenía plata y duraba un día y día medio y, de un
momento a otro, se iba Bogotá y allá descambiaba; y dizque por ahí era un camino que
pasaba para Chíquiza”.
“Por allá en el año veintiocho llegó acá don Basilio, un viejo italiano, y se aposentaba
en cualquier casita, ojalá que estuviera desocupada, y se madrugaba a ir al cerro de Villa
de Leyva y llevaba una maceta pequeña; todas las tardes traía como una arroba de bolas
de plata del cerro hasta que hizo unas doce costaladas y las llevó en los bueyes para
Chiquinquirá, de allí en mulas hasta Zipaquirá y luego a Bogotá y desapareció el señor.
Con la plata del cerro se hicieron la campana, los atriles, un Cristo y unas repisas de
plata que se las llevó un padre”. 872
867
Pablo Desantiago. C.M.F: Membranzas de la Villa. Tip. Voto Nacional, Bogotá, 1929 868
Jesús Neira 869
Aura María Borrás de Páez 870
Octavio Mendoza Morales 871
Gilberto Ramírez 872
Aminta Cortés
305
“Al investigar la historia económica de Boyacá, encontré unos documentos sobre la
propiedad de las minas de plata: las hermanas concepcionistas eran las dueñas de toda
esa zona y las clarisas, eran las más ricas, tenían el cuarenta y cinco por ciento. Fuimos
de la universidad a ver las minas de plata, arriba de las piedras famosas de Sáchica; en
ese entonces estaba allí un geólogo alemán, y decía: no sabe esta gente que esto es
pura plata, lo que pasa es que la gente le aplicó el azogue pero eso era más caro que la
plata, la gente ha tomado la plata de por encima, pero las vetas están por debajo, toca
hacer estudios, es otro Potosí. En la historia de la minería en Colombia, de Vicente
Restrepo, encontramos unos documentos del siglo XVII donde dice que la plata estaba
en Mariquita y en Villa de Leyva, y ahí tiene el registro de esa explotación de la plata;
eso era eclesiástico, era de las monjas, la plata la tuvieron en ciriales, cálices y algunas
custodias hicieron ahí”. 873
Minas de travertino
“Remedió la naturaleza la necesidad que había de tener estas tierras de molinos,
con una cantera donde se sacan piedras para ellos tan famosas, que lo que es en
todo el Reino, pues todo él se provee de allí para sus molinos, trayéndolas los
indios hasta esta ciudad de Santafé, de distancia de más de treinta leguas, por
los rodeos que las traen rodando (por no dar lugar la frogosidad de la tierra
que vengan en carros) que es cosa de admiración verlas traer y llevarse a otras
partes, subiéndolas y bajándolas por cerros y montañas inaccesibles y, lo que
más es, pasándolas por muchos ríos sin puentes ni otro socorro por unas balsas
de eneas, unas piedras de más de doscientos quintales de peso. Esta cantera es
de los propios de la Villa, a quien se da por cada una que se saca para fuera
de sus términos, dos pesos, y para dentro de ella uno”. 874
“Según contaba mi suegro, de donde está el horno de cal, lo menos en 1900, de ahí
salieron unas piedras que todavía existen; y las sacaron con bueyes para llevarlas a
Chiquinquirá,875 eran bloques chiquitos y, dicen los que conocieron, que el aserrío fue
aquí, por eso mi suegro llamaba eso la fábrica. Según decía el anciano, la piedra la
llevaron para hacer el altar de la Virgen de Chiquinquirá; y aquí en Leyva, para el altar y
todavía existen las columnas.
873
Javier Ocampo 874
Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales.
875 “El mármol utilizado, -para la construcción de la Basílica construida por Fray Domingo de Petrés
y terminada en 1812- fue sacado de las minas de Villa de Leiva y Tinjacá” (Javier Ocampo López:
Identidad de Boyacá. Tunja, 1997). “En 1905 los dominicos inician la explotación de travertino
cerca de la Villa para la construcción del Altar Mayor de la iglesia de Chiquinquirá (Fuente: fr.
Alberto Ariza. Los Dominicos en Colombia)
306
Granitos y Mármoles compró eso y empezó la explotación, como en el año cuarenta y
cinco o cincuenta; en la mina sacaban la piedra pero eso era rústico, tocaba a pico y pala
y a punta de puntero, eso era mucho trabajo para sacar los bloques que serían máximo
de cinco toneladas. Hoy ya todo es moderno, cortan con máquina, y, a medida que se fue
ensanchando, ya trajeron el hilo y ahora tienen un diamantado.
La mina nuestra principió con mis suegros, pero no sabían para qué era esa piedra; ellos
vivían de los arriendos de eso y era lo que les quisieran pagar, le arrendaron a Victor
Saavedra y luego a los Salazar, unos industriales de Bogotá, que empezaron a sacar con
máquinas bloque pero no grande. La explotación de nosotros fue del año setenta y dos,
cuando murió mi suegro, y tenemos un trámite con el Ministerio de Guerra para pedir el
explosivo, en Tunja; nosotros vivimos del sustento del pedacito de mina.
Lo de la cal sí ha sido siempre; la sacaba mi suegro en pequeña escala, tenía sociedad
con Eurípides Suárez, uno daba la piedra y el otro el trabajo y la vendían; para eso
hacían un hueco en la tierra y ahí quemaban la piedra, no había sino ese horno, eso fue
del cincuenta para acá.
En esta tierra se encuentran dentro de la piedra, huesos de dinosaurios; yo saqué unos
grandes, serán fósiles, serán huesos; como allá va mucha gente, mucho turista, ya no se
consiguen”. 876
“En antiguo sacaron un piedronón para Chiquinquirá, para donde consagran en la
iglesia; yo no conocí las piedras ni vi cómo las llevarían, estaría yo soltando la teta, pero
conocí la sombra donde trabajaron la piedra, una ramada casi saliendo ya de Ritoque
para acá, en ese tiempo no había ni ciencia… ¡ahí chamboniar!
Aquí la mina de mármol existía, la regalaron y no supieron qué había; mandaron un
ingeniero a hacer examen en la finca y encontró la piedra suelta en la hondonada, él
estuvo buscando quién la sacara y yo sabía el manejo de la piedra y le salí, y de ahí se
opinó llevarla para Bogotá para ver si servía. Esa piedra yo la moví en cinco yuntas de
bueyes, la arrimé a la carretera ahí en lo que era de los Quinteros; el bloque era chiquito
¡pero yo sin saber qué pesaba!, y de esa piedra fue de donde vino la opinión para la
fábrica donde está la explotación y vino la negociación con Marceliano Corredor, y ahí
están explotando eso”. 877
“Se estaba iniciando la marmolera y no más de veinticinco personas, de las sesenta que
quedaron desempleados de las minas de yeso, se aferraron a eso. Yo trabajé en la mina
de Victor Saavedra cuando tenía unos veinte años, lo mandaban a uno cavarle por debajo
a una piedra, pero no había estudio previo de si esa piedra estaba agrietada o agarrada o
se le iba a venir encima; era una peonada arriesgándose, y a uno le rompió las patas y a
otros los mató la pólvora. En la mina se encontraban permanentemente restos
paleontológicos”. 878
876
José María Cubillos 877
Argemiro Torres 878
Luis Hernández
307
“En 1949, vine en una comisión del Ifi879 con un técnico que habían traído para montar
una maquinaria para procesar el mármol, y para ir a las minas donde sabían que había y
ver la posibilidad de explotarlo. Angel F... se llamaba ese italiano, yo lo acompañaba a
esas giras y conocimos arriba en el Arrayán, donde está esa veta negra, se hizo el estudio
y después se trajo un geólogo, el doctor Dazzing, italiano, se asociaron los dos y fueron
a distintos sitios: Palermo, Gachetá, Sáchica y Leyva, pero el material de aquí ni lo
miraban, porque decían que eso no era travertino sino una piedra caliza, poco les
llamaba la atención.
Los primeros bloques que sacamos fue en Sáchica, allá en el Arrayán, estaban sueltos
junto a la quebrada; para bajar los bloques al camino eso era por un botalón, con cable y
sobre madera y jabón. Al principio, los bloquecitos que sacamos ya eran de unas cuatro
toneladas más o menos, a veces hasta de cinco, y el problema era la bajada con el cable,
en eso duramos como año y medio; pero, después por conducto del Ifi, se consiguió que
la Secretaría de Obras Públicas hiciera una carreterita hasta llegar a la mina y se acabó el
problema. Cuando los italianos se dieron cuenta de que los bloques sí servían, se
preocuparon por hacer la solicitud; el ministro de Obras Públicas era Jorge Leyva, él
ayudó mucho; pero, a este pueblo no le ayudaron por cuestiones políticas, como eso eran
cosas del mando de Laureano en esa época.
En Sáchica trabajamos unos tres años y, después de que bregamos tanto, trajeron otro
italiano a que nos enseñara la cuestión de la explotación, un técnico en minas, Valerio
Taravela. Ya nos organizó y montamos el hilo helicoidal, que es un alambre de tres hilos
que va envuelto cien metros de para un lado y se devuelve, para que el corte no se
tuerza; se hicieron unos cortes pequeños de dos metros por tres, pero teníamos el
problema de que no había agua, eso es muy seco; entonces, hicimos una represita y con
muchachos cargando agua, porque ni bomba ni nada, se hizo la prueba y después nos
trasladamos para acá.
En Leyva, el Ifi inicialmente hizo pruebas, sacaron unos bloquecitos de cinco o siete
arrobas para hacer zócalos, y eso era mucha gracia porque no había herramienta especial
para eso; únicamente las picas, las garlanchas y por ahí punteros, y la gente que ni
siquiera sabía labrar una piedra. Comenzamos a trabajar acá en forma en 1954, eso ya
era de los Paccini y el Ifi, que se fue retirando hasta que le vendieron todo a SanPac,
Santo Domingo Paccini; los Paccini comenzaron trayendo material ya procesado de
Italia, recibían los planos de los arquitectos y traían el material listo para colocarlo, y de
SanPac nació Granitos y Mármoles.
Nos fue muy bien, dimos con una boca precisa y eso en esas minas es pura suerte
conseguir la veta exacta, al mes producíamos unos ocho o diez metros cúbicos con esa
tecnología tan rudimentaria; luego, con el cable ya no tenía uno que echar tanta maceta y
como no era roca compacta sino piedras sueltas, los italianos dicen trovantes, sacábamos
unos treinta metros mensuales que era la meta, como entre seis trabajadores, y se vendía
todo. Cuando a hacer unas obras monumentales en Bogotá, en Cali, en todo el país, y se
puso de moda el travertino de Villa de Leyva, eso fue como en 1975; alcanzamos a
879
Instituto de Fomento Industrial.
308
producir unos doscientos metros mensuales y a tener treinta y dos personas trabajando,
unas seis para sacar el desperdicio, pues, no teníamos cargadores sino carretillas,
garlanchas y picas; más que todo era tierra y los deshechos de los punteros y lo que no
servía de piedra que era el rajón, para la construcción en Villa de Leyva se vendía uno o
dos viajecitos al mes. El rajón se empezó a vender por allá en 1985, fueron unos diez
años que tuvimos la bonanza de la venta con cemento Samper que lo utilizó como caliza,
y llegaron a comprar diecisiete mil toneladas mensuales de rajón aquí.
Hace unos diez años llegó a Leyva el diamantado, que tiene la gran cualidad de que no
necesita arena como el alambre y, además, donde resulta un poro grande ya no se pierde
el corte. Actualmente tenemos diez frentes y se han tenido que abandonar ocho, porque
se pierde la veta, llega un momento en que sale un material muy diferente; el amarillo se
pierde, se vuelve negro o cualquier otro color.
Acá estuvo Mármoles Andinos como en 1965, tomaron en arrendamiento una zona por
el lado de nosotros y duraron trabajando hartos años, don Ruperto Marentes era el
contratista, pero esa empresa fracasó; en la zona donde ellos explotaron salió un material
rojizo, bonito, no le decían mármol travertino sino oro andino.
Solo tuvimos un accidente de trabajo; cuando se rompe una piedra con pólvora, hay que
avisar con tiempo y gritar, fuego, fuego, fuego, y todo el mundo tiene que ampararse
detrás de alguna cosa; pero una vez, jugando unos muchachos llegaron e hicieron un tiro
sin avisar y mataron un muchacho, lo cogió una piedra. La dinamita se utiliza para volar
los deshechos y poder sacarlos; en el mármol no se utiliza cuando es material que se va a
procesar porque truena el material, lo rompe por todo lado. Trabajamos es con pólvora
negra que no tiene esa onda explosiva, entonces no molesta el mármol, pero hoy en día
con el diamantado casi no se usa, se usa solo para limpiar la mina.Cuando viene acá, me
contaron que había venido un cura investigando si había mármol, porque en la historia
patria estaba esa leyenda, y el cura consiguió un mármol especial y lo hizo sacar y
pusieron un aserrío movido por una caldera, ahí están los huecos de donde lo sacaron; no
había carretera ni carros que entraran a sacarlo, sacaron los bloques en una rastra de
madera con dos yuntas de bueyes; y ese el mármol está en el altar mayor de
Chiquinquirá. Eso tuvo que haber sido por los cuarenta, era un material tipo ónix, José
Demetrio Neira, el papá de la señora Marina Neira de Martinez, fue el que montó la
caldera esa y me contaba la historia. En la mina encontrábamos mucho fósil, pero al
principio no sabíamos nada acerca de eso880”. 881
880
Ver: Paleontología 881
Gregorio Rodríguez
309
Minas de yeso
“La mina de yeso principal se encontraba en la finca de El Emporio, que fue del doctor
Campuzano Márquez 882 y la remató el señor Iriarte Rocha, nadie sabía qué riqueza había
ahí y, de pronto, encuentran que esa montañita que daba entre la finca y el camino de
herradura que había a Sáchica, era una montaña de yeso; entonces, el doctor Botero
Marulanda empezó la explotación de eso”.883
“Fue una famosa labor, todo el mundo trabajaba y con eso se abastecía la gente,
perforaban en un lado, perforaban en otro y ahí tenían su mina; como ya vieron que fue
rentable, vino una compañía llamada Samuel Olarte a posesionarse en Sáchica y de ahí
se llevaban el yeso para elaborar el cemento en Bogotá, en Cementos Samper. Pero hubo
un conflicto, según lo que la gente cuenta, fue porque el señor quiso abastecerse toda la
plata que tenía de los trabajadores y no quiso pagar las liquidaciones ni dejar explotar en
otro lado, entonces le cogieron unas tractomulas y se las quemaron, eso hasta donde yo
puedo saber. En el cincuenta y cinco, se acabaron esas minas de yeso en Sáchica y se
vinieron para Barranco Hondo, ahí formaron una mina y también la terminaron,
entonces el gobierno selló eso para evitar un problema”.884
“Todo ese plan donde es el hipódromo, lo tomó Samuel Olarte para sembrar trigo y
maíz; se cansó y cogió las minas de yeso en arriendo, sacó el yeso que pudo, y se fue
para Bogotá”. 885
“La gente decía que la tierra del cerro de Monsalve era muy productiva, se sembraba
garbanzo, lenteja, trigo, cebada y maíz en todas partes; en la finca de Maximino
Sánchez, Adán Montaña y la nuestra, se cultivaba trigo y la explotación de las minas de
yeso empezó en el año treinta y ocho, luego volvió en el cuarenta y cuatro y después del
cincuenta para acá. Cuando llegaron los primeros explotadores le tomaron en arriendo
la finca a José, Cecilia y Gilma Montaña, explotaron hasta el cincuenta y dos y la
abandonaron; luego, llegó Samuel Olarte, en 1953, y empezó a explotar las minas de
Sáchica; trajeron cuatro buldózeres grandísimos, dieciocho volquetas y montó hasta
estación de gasolina a la salida de Monsalve, y se extendió hacia las tierras de los Borrás
y los Fino. Eso fue una explotación fuerte como hasta 1970; a diario, sacaban unas
cuatrocientas toneladas de yeso para Chiquinquirá y, de ahí, lo transportaban en los
vagones del ferrocarril hacia Bogotá; y a Nobsa, para Cementos Boyacá, en camiones
vía Arcabuco, aunque era más bien poco; ya después, las tractomulas iban directo a
Bogotá. Esa mina llegó a tener cuatrocientos obreros; ciento ochenta de Santander y
ciento ochenta de Sátiva norte y Sátiva Sur y el restante, de Sáchica, Suta y Villa de
Leyva de las veredas de Capilla, Llano Blanco y Sabana. Eso se acabó porque la gente
882
“ Fue ministro en la embajada de París, ahí gastó toda su plata , sus deudas determinan que entre en
remate su finca.” Tulio Jiménez Barriga 883
Tulio Jiménez Barriga 884
Ignacio Fitatá 885
Alcibíades Robles
310
de Sáchica le cogió mucha bronca a Samuel Olarte, que era el máximo explotador, y le
quemaron una mula”. 886
“Arriábamos dieciocho mulas sacando yeso, de aquí de donde Samuel Olarte; eso era
alce al hombro y empaque una escalera de bultos, a sesenta centavos la carga, y lleve
todo para Samacá; la estación del tren era arriba en un llanito donde había una casita y
ahí llegaba uno y se arrunchaba y esperaba el tren hasta el otro día a las siete, ocho de la
mañana, y de ahí lo llevaban hasta la Caro donde había una fábrica de cemento”.887
“Otro impuesto que tenía Villa de Leyva era sobre las toneladas de yeso que salían.
Como era una región muy pobre, la gente trabajaba en las minas; unos picando, otros
sacando, hasta los peladitos, y ese era el único ingreso que tenían y por ahí sus cultivos
de cebada o trigo o alverja, pero eran muy pobres. La explotación del travertino también
era otro ingreso del municipio, se inició del cincuenta y pico para acá”. 888
“Para la explotación del yeso se importaban trabajadores porque, en ese tiempo, la
tierra del Emporio producía comida y los agricultores, en la época entre sembrar y
desyerbar trabajaban en la yesera, y desde el desyerbe a cosechar otra vez para ganar
plata, y por esa razón importaban gente de tierra caliente, o sea de Güepsa, Santa Ana y
Socorro. A esa gente en una reacción no muy bien investigada, científicamente
hablando, les daba una enfermedad que les empezaba por los tuétanos de los huesos
hasta que les afloraba a la piel, de adentro hacia afuera, y se morían; pero eso no le
sucedía sino a los trabajadores importados. Tanto que llegamos a preocuparnos con el
doctor Mamerto Fonseca, que era un médico que vino a hacer el rural a Villa de Leyva,
entonces nos pusimos a hacerle seguimiento a los enfermos, establecimos que a los
criollos no les daba ese mal; luego que solo a la gente santandereana, debían tener falta
de reservas o sea no estaban bien nutridos; después descubrimos que hubo que suspender
las minas de yeso, porque decían que había la bauxita o un material radioactivo que
momificaba ciertas personas: a los que inhalaban permanentemente la veta de yeso, a
esos los mataba; y a las personas que les ponían yeso de esa clase en la fractura del
hueso, se les secaba el brazo o la pierna; a Miguel Hernández, en la Sabana, le pasó eso.
Entonces cerraron la mina y le cerraron la comida a cuarenta o sesenta personas porque
de eso vivían, era una fuente de ingreso”.889
“Trabajé en las minas de yeso con don Samuel Olarte y después en la de los Botero, en
El Emporio. En eso trabajaban hombres y mujeres, eso venía gente de todos lados, eso
era echar pica y pala y hacer bancaos;890 nos pagaban primero el bulto a treinta pesos,
después a cincuenta pesos y nos quitaban plata de esos cincuenta para hacer la escuela
del Emporio, pero ahora ya la quitaron.891 En las minas de Samuel Olarte gané el
subsidio de mis hijos, allá pagaban era por tareas, una tarea era sacar ochenta bultos
mensuales y eso era todo el día; por eso estoy sufriendo de la columna, porque uno tenía
886
Antonio Montaña 887
Gabino Casallas 888
Luis Madero 889
Luis Hernández 890
Bancadas. 891
Ver educación Escuela de Ritoque, testimonio de Juan Enrique Botero
311
que echar el bulto a la costilla,¡no sabe todo lo que luchamos para ver a nuestros hijos!
Las minas se acabaron hace como unos veinte años, cuando hubo una pelea y quemaron
carros y después de las minas fue todo el mundo a trabajar en las huertas de cebolla”. 892
“El trabajo era pica y pala y escarbar donde se tenía el corte de uno, y se hacía respetar
el pedazo que uno escarbara; la gente se llevaba su múcura de guarapo y su alimento al
corte, tocaba en esos tiempos zarandear el yeso, luego se empacaba y luego lo recibían
pesado; decían que cinco arrobas pero eso era como de siete el bulto, lo pasaban a la
planilla, y los viernes por la tarde, cada quince a veinte días, le pagaban el poquito
sueldo. En las yeseras la gente enfermaba mucho, eso les daba bronconeumonía, y la
gente sufría todo lo más”. 893
“Trabajé en las minas de yeso, yo era puro pequeño; y como en ese tiempo no había
casi plata y mi mamá era muy pobre, cuando salía de la escuela en El Emporio, me
tocaba ayudarle para yo y mis cuadernos y toda esa vaina. Las condiciones de la mina
eran que nos pagaban el bulto de yeso según lo que entregáramos al pesador, era a veinte
centavos el bulto; y en el día, desde que nos destaparan con el buldózer, se sacaban por
mucho, mucho, siete, ocho bultos pero dándole con juicio, sino eran dos o tres bultos; no
alcanzaba el sueldo para nada. Eso no era por obligación, era al gusto, lo que uno
hiciera en la tarea; uno podía llegar a cualquier hora de la mañana, pero eso tocaba
llegar temprano porque si no uno no hacía nada, llevábamos la pica y la garlancha, allá
nos prestaban los costales para apilonar y cada ocho o quince días, máximo, estaba el
pesador avisando que fuéramos a traer el empaque para el yeso.
A lo último, cuando ya hubo un desastre allá en la mina, ya quitaron eso; esa tragedia
fue como a las diez de la mañana, estaban unos metidos debajo de un barranco que ya
estaba peligroso, y con el tiempo que llovía eso siempre se iba partiendo, hubo tres
muertos y el resto heridos; y de ver que les tocó pagar a los que se murieron, se acabó el
trabajo”. 894
“Trabajamos en una época en las minas de yeso de los Botero, eso era muy
esclavizante y muy enfermoso, tocaba levantarse a las tres de la mañana a hacer su
desayunito y su almuercito; y a esto de las siete, ocho de la mañana, estar en el corte
trabajando, con los mismos hijitos de pecho por allá, para ver de ganar el pan. El bulto
no era sino a veinte centavos, y en el día se sacaban dos o tres y con la máquina hasta
diez, los bultos eran de cinco arrobas y tenía uno que cargárselos a la espalda y eche por
una falda arriba hasta donde entraba el carro a cargarlos; después, nos pagaron el bulto
de yeso a cincuenta centavos y de eso nos descontaban veinte para una escuela, que
después la cerraron los señores Botero; esa escuela la pagamos nosotros y Ecopetrol
también ayudó.
Trabajamos como ciento cincuenta personas; gente de Llano Blanco, de Sáchica, de
Villa de Leyva, mucha gente, pero un día, allí donde llaman El Muelle, se vino un
892
Priscila Gil Medina 893
Melquisedec Contreras 894
José Miguel Jeréz
312
volcán y hubieron cuatro muertos, el volcán cogió debajo a una familia Saavedra, del
lado de Llano Blanco, a un señor que lo llamaban Pata de Palo, y un tal Ignacio
Velásquez quedó herido, eso fue hace como treinta años”. 895
“La mina de yeso está ubicada en la hacienda El Emporio, lo que fue antiguamente la
Hacienda de Sáchica. Finalizando la década del cuarenta, mi abuelo, Manuel Iriarte,
con la anuencia de Samuel Olarte, descubrió la existencia de los yesos y en ese
entonces se iniciaron las primeras explotaciones, el precursor de la explotación fue
Samuel Olarte. Mi abuelo trabajó unos años con él y,como en 1954, inicia la explotación
directa con la venta a Cementos Samper, que eran los principales consumidores de yeso.
La explotación era en una forma muy rudimentaria y sumamente complicada, el
producto se sacaba en camiones por la vía a Chiquinquirá, puesto que la carretera a
Tunja no existía, y se transportaba a Bogotá por vía férrea. En las épocas de mi
abuelo, cuando mi madre era joven en los años cuarenta, el viaje se hacía por tren
hasta la estación arriba de Samacá, y ahí salían los peones con bestias para recibirlos.
La base y el sustento de la región era principalmente la explotación de yeso; y los
cultivos del trigo, que se comenzaban a gestar en 1955, eran un complemento. El yeso
se explotaba a cielo abierto, no había maquinaria ni nada, a solo pica se iba rompiendo y
salía el material que se arrumaba en costales y luego se cargaba en los camiones; la
medida estándar eran dieciséis bultos que equivalían a una tonelada. Había inclusive un
impuesto, una contribución al fisco, por el número de bultos que se sacaran; además,
toda la gente dependía de esa explotación y eso duró, más o menos así, hasta principios
de los setenta. Nosotros no teníamos empleados; simplemente, era gente que iba y
sacaba el yeso y se pagaba por lo que sacaran, eran como aparceros; lo más difícil en la
explotación, y desafortunadamente fue problema en las otras minas, fueron las
relaciones laborales.
En las minas de Sáchica y Monsalve, Samuel Olarte era solo un arrendatario o un
tomador de ese producto y sólo le interesaba explotar al máximo, sin importar el futuro
de las minas. Las minas que él explotó siempre se atacaron de arriba para abajo, porque
las vetas afloraban en las partes de arriba, y cuando llegaban a la veta y sacaban, el
material iba tapando la mina; eso se podía ver en Monsalve que fue donde más explotó
él, ahí las cárcavas arrancan de arriba. Nosotros cambiamos el tipo de explotación y
trajimos el primer buldózer, que prestaba solo un servicio de retiro del material sobrante
para no tapar, y así logramos incrementar la vinculación del campesinado para la
explotación; yo calculo que, en esa década del sesenta, tuvimos aproximadamente unas
trescientas familias trabajando en la explotación, con la modalidad de un contrato896 en
895 Eva Yagama
896
El minero requería de un permiso concedido por la hacienda El Emporio para la extracción del yeso,
por medio del cual: “puede laborar en dichas minas, solo o con familiares y/o personal de trabajadores que
contrate, con entera libertad y bajo su absoluta cuenta y responsabilidad en cuanto a días, horas y cantidad
de mineral extraido, siendo por su cuenta y riesgo todo cuanto se relacione con la extracción, como
alimentación, alojamiento, vestuario, herramientas, servicios médicos y drogas en caso de enfermedad o
accidente, etc. tanto para el beneficiario que tiene este permiso, como para los familiares u obreros que
lleve, ya que esta concesión o permiso no crea relación alguna obrero-patronal entre: (nombre…) y las
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que la persona, en general el jefe de familia, podía tener uno o diez o veinticinco
personas trabajando, y así se podían manejar un poquito las relaciones obrero-patronal
que no existían. De esa forma, las personas podían asistir a cualquier hora, sin horario,
sin dominical, sin prestaciones; lo único que uno hacía era recibir en unos centros, pesar
el yeso y llevar el número de bultos y cargarlos en los camiones y transportarlo
directamente a Cementos Samper; en ese entonces, los cargadores en camiones eran
Chencho Pereira, Luis Bernal y otros, de Chiquinquirá y Sáchica.
El yeso de la región tenía puntaje relativamente bajo, oscilaba entre el dieciséis y
diecisiete por ciento de sulfato de calcio y, como máximo, el veinte o veintiuno. En
Cementos Samper tomaban los puntajes y había un contrato que establecía el puntaje
exacto y de eso dependía el pago; si las especificaciones no daban el puntaje, entonces
empezaba a bajar el precio. Las fábricas de cemento tenían lo que ellos llamaban la
fórmula, el yeso es únicamente el cinco por ciento de esta; y dependiendo del tipo de
caliza y algunos otros complementos, salía una fórmula y, en consecuencia, utilizaban el
tipo de yeso que le correspondía y por eso eran muy poco flexibles para adquirir yeso
minas de El Emporio, porque (nombre…) tiene absoluta libertad de disponer de su tiempo en extracción
de yeso (…) pudiendo venir o salir cuando así lo quiera….Así mismo, el beneficiario que hace uso de este
permiso será responsable de los salarios y prestaciones sociales del personal que ocupe para extraer el
yeso y es, el directamente reponsable de que sus hijos menores trabajen, sí él se los permite. Es entendido
que el beneficiario del permiso puede vender al propietario de las minas El Emporio el yeso extraido, si
este lo compra por llenar los requisitos y cuando lo estime conveniente, sin que quede compromiso en
cuanto a la cantidad ni el tiempo en que debe comprarse; o venderlo a personas distintas del propietario y
en este último evento pagará una regalía de monto variable, hoy doce ($12.00) pesos por tonelada más el
gasto proporcional que la Hacienda invierta en mover la tierra que deja el minero. Las minas El Emporio
se reservan el derecho de retirar este permiso en cualquier momento sin que para ello tenga que dar
explicación alguna. Este permiso se concede por el término de seis meses…”(Transcripción de
Documento notarial de permiso a un trabajador, fechado el 27 de febrero de 1969.)
Era un contrato de compraventa entre el comprador, el gerente de la sociedad Botero Iriarte, y el
vendedor, el minero independiente, concesionario de la extracción del yeso existente en las minas de la
hacienda El Emporio, en el que “el vendedor tiene absoluta libertad de extraer y disponer de cualquier
cantidad de yeso que extraiga de las minas mencionadas, dedicando a tal actividad cualquier tiempo que
tenga a bien disponer para esa labor, la que puede ejercitar personalmente, o por medio de terceros, y/o
con la colaboración de su familia, y con libre facultad de venderlo a quien quiera y cuando quiera.
Segunda: El vendedor se compromete a venderle al comprador todo o parte del yeso que extraiga de la
mina del Emporio durante la vigencia de este contrato. Tercera: El comprador se compromete a comprarle
al vendedor todo o parte del yeso que este tenga a bien venderle y que haya sido extraido de la mina del
Emporio o de otra mina con tal de que llene los requisitos que el comprador exige. El comprador se
compromete a pagarle al vendedor el yeso que este le venda a razón de Un Peso ($1.00) m/l el bulto de
cinco arrobas largas, más el valor de la regalía que el vendedor se haya comprometido a pagarle al
propietario de las minas. Así, el precio unitario del bulto del yeso está integrado por el precio básico más
el valor de su regalía. Este precio del bulto se entiende entregándolo en la mina de la hacienda El
Emporio.El pago lo hará el comprador al vendedor, o a la persona que este designe por períodos de cada
dos semanas, mediante la presentación que haga el vendedor de los correspondientes comprobantes de
entrega del yeso, firmados por el comprador o la persona autorizada por éste. Cuarta: El vendedor
autoriza al comprador para que, al verificar la liquidación del valor del yeso vendido, retenga las regalías
que el vendedor debe reconocer al propietario de las minas de la hacienda El Emporio, a fin de que a
nombre del vendedor, haga el pago por el concepto mencionado. Quinta: La vigencia de este contrato es
indefinida, y cualesquiera de las partes puede darlo por terminado en cualquier tiempo sin el cumlimiento
de ningún requisito…” (Transcripción de un contrato de compraventa, fechado el 27 de febrero de 1969.)
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de otras regiones. Así, Cemento Samper llegó a depender del tipo de yeso que les
suministrábamos, que era mil doscientas toneladas mensuales o sea la mitad de su
consumo, y la otra mitad la suministraba Samuel Olarte de las yeseras de Sáchica y
Monsalve. Algunas de las minas de la zona de Sáchica, le suministraban también a
Cemento Boyacá que era una empresa nueva. Cuando apareció la carretera en 1962,
comenzó el transporte masivo directamente a Bogotá; eso se desarrolló bien pero, en
1971, se vino una situación bastante complicada y las relaciones laborales de Samuel
Olarte con sus empleados se agravaron; según parece, porque no les pagaba bien y les
retrasaba el sueldo, e intempestivamente la comunidad de Sáchica, un día, le incendió
unos camiones. Cemento Samper preocupado de que se fuera a paralizar la fábrica más
importante de la zona, y de la cual dependía todo el desarrollo constructivo de Bogotá,
además de que ya existía el temor de que nos pudiera pasar lo mismo, empezó a
cambiar la fórmula de producción del cemento e incursionaron en terrenos de Mesa
de Los Santos, donde ya estaban cambiando las situaciones de conflicto social y de
orden público y habían liberado tierras que eran de su propiedad, y así iniciaron la
explotación de un yeso que era de mejor calidad y puntaje y, en consecuencia, tenían
que llevar menos viajes y no dependían de otros; así, lentamente empezaron a hacer un
acopio, cambiaron la fórmula y, en 1972, nos comunicaron que se acababa el consumo
de yeso de estas minas. Se cerraron las minas, se canceló la explotación y se generó un
gran problema social en Villa de Leyva y Sáchica, donde cientos de familias,
transportadores, etc., que dependían directamente de esa explotación, sencillamente,
quedaron en el aire; en ese momento vimos que era necesario volver al agro, y las
minas pasaban al baúl de los recuerdos, y la explotación del yeso fue sustituida por
la cebolla.
También, durante la década de los sesenta, otro de los aspectos que consideramos fue el
de darle el estudio a la mayoría de los niños de las familias que trabajaban en la mina,
que básicamente eran más de Sáchica que de Leyva. En 1969 construimos la escuela,
que siempre fue manejada con recursos puestos por nosotros, excepto los maestros que
eran por parte del municipio; y cuando Ecopetrol realizó el primer oleoducto, le hizo una
pequeña colaboración con muebles y equipos, no con el inmueble. Cuando Ocensa
construyó la segunda línea del oleoducto, tuvimos mucho cuidado de que se hiciera por
el sitio de la primera porque, siempre, hemos tratado de evitar las cicatrices que pueda
dejar una obra de esas en el cerro que para nosotros, a diferencia de muchos, sigue
siendo una belleza con esa erosión natural y hemos sido defensores de no dejarla marcar.
Desafortunadamente, la línea quedó ubicada muy cerca a la escuela y temíamos que el
paso de maquinaria pesada hubiera afectado los lagos en dos zonas y la estructura de la
escuela, que era la antigua estructura prefabricada de una lechería, con lo que se podía
generar un alto riesgo para los niños y, además, como por su ubicación no le prestaba
un servicio a la vereda se determinó, de acuerdo con el Municipio,897 cerrar la escuela
y trasladarla para otra zona”. 898
897
Por medio de la resolución 1714 del 30 de diciembre de 1997, artículo primero, “se ordena el cierre de
la construcción que alberga la escuela rural de Ritoque en la vereda de Ritoque en atención a los daños
que presenta su estructura.” Firma:José Gabriel Suárez Borrás, alcalde.
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Juan Enrique Botero Iriarte