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Trabajo especial de investigación periodística sobre la incidencia de la violencia en Venezuela y particularmente en Portuguesa, realizado con motivo del 41° Aniversario del diario Ultima Hora
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El presente reportaje periodístico fue realizado por el licenciado Johnny E. Mogollón E., y el
reportero gráfico Luis Marchán, como un trabajo especial en ocasión del
41º Aniversario de
Acarigua – Portuguesa – Venezuela2015 ©
Una mirada desde la calle
través de estos fascículos que conforman
este trabajo especial con motivo del 41º
Aniversario de Ultima Hora, hemos
descubierto a la bestia y sus mil rostros, y hemos
visto la visión de especialistas de diferentes áreas
abordar el problema con diferentes enfoques,
pero no podría estar completo, no podríamos de
ninguna manera tener una amplia visión, sin
consultar, como se debe, a quienes día a día salen
a las calles de Portuguesa a enfrentarse a las
vicisitudes de la vida y al fantasma social que nos
acosa, la violencia.
No fue necesario ir muy lejos, pues el problema
nos afecta a todos, está allí, en el aire, latente,
esperando salir sin importar las circunstancias o
el motivo, es lo que los estudiosos califican como
el clima generalizado de violencia, pues esa
atmósfera, pesada y plomiza, en que caminamos
y respiramos, la violencia se siente en todos los
lugares, en todos los aspectos de la vida.
Yennis Alejos, una portugueseña a quien
abordamos en las inmediaciones de la plaza
Bolívar de Araure, precisó que puede ser
catalogado como violencia todo aquello
provocado que nos perjudica tanto en el aspecto
emocional como en el físico. “Las personas a
veces dicen que no sufren de violencia porque no
las han golpeado, pero cuando son insultadas,
cuando las maltratan, también están siendo
víctimas de la violencia”, indicó.
Alejos reveló que en el transcurrir del tiempo ha
conocido a algunas personas que, dentro de la
intimidad de pareja están sufriendo la violencia, y
ésta se convierte en una verdad oculta, un secreto
a voces, todo el mundo sabe que está ocurriendo
pero el afectado no acepta su realidad, y es por
eso que se hace muy difícil ayudar en algo. La
entrevistada, de igual manera, indicó que “Las
mujeres tenemos que valorarnos, querernos,
respetarnos, ser independientes, porque si
sabemos ganarnos el sustento no tenemos que
depender de nadie y ello evitará que tengamos
que resignarnos a aceptar la violencia a que nos
quiera someter otra persona”.
La intolerancia a la orden del día
Como muestra de la latencia de la violencia, pero
también de la determinación de Alejos por hacer
uso de su derecho a expresarse, esta
portugueseña, acosada por las imprecaciones,
miradas y lesivos gritos de un grupo de personas
que al parecer no comparten lo que nos relataba,
tuvo que armarse de valentía y elevar el tono de
voz para hacer escuchar que “Ahora las mujeres
están sufriendo expresiones de violencia de
género en las colas para comprar alimentos o
medicinas, y esa violencia es ejercida por parte
de las fuerzas públicas y por otras personas. La
mayoría lo callan, lo ocultan, pero hay que
denunciarlo”.
A
Trabajo Especial 41º Aniversario 3el fantasma socialel fantasma social
Alejos fue enfática en afirmar que están
padeciendo la violencia verbal, y física a través de
empujones, y a eso hay que añadir “la vejación de
los funcionarios de la fuerza pública que se
apostan a las entradas de los supermercados. Es
tarea de todos los venezolanos mejorar esta
situación, debemos ser tolerantes, pero no
podemos poner la otra mejilla” indicó.
Denuncia necesaria
Esta ciudadana indicó que la denuncia es el arma más efectiva para enfrentar la violencia,
denunciarla en los organismos públicos correspondientes, y además a través de los medios de comunicación, privados y públicos, “porque no podemos dejarnos pisotear, debemos defender nuestros derechos, nacemos con ellos, son inalienables, está en la constitución y ella no está de adorno, hay que hacerla cumplir”, dijo.
Mensaje extraviado
Desde su visión personal, Alejos indicó que muchas campañas han sido difundidas a través de los diferentes medios de comunicación, sin
Trabajo Especial 41º Aniversario4 el fantasma socialel fantasma social
Yennis Alejos: Estamos sufriendo la violencia ejercida por parte de las fuerzas públicas y otras personas. Es tarea
de todos los venezolanos mejorar esta situación, debemos ser tolerantes, pero no podemos poner la otra mejilla
que es tas lograsen un cambio considerable en la forma en que la violencia domina el entorno. “Hay un mensaje que constantemente se reitera pero los receptores, las personas, lo ven, lo escuchan, pero no lo asimilan, está cayendo en oídos sordos”.
Hasta en lo económico
A decir del señor Pablo Peralta, vecino de Acarigua, de un tiempo a esta parte las personas están viviendo una particular forma de violencia que toca los bolsillos de los venezolanos, y se trata de las compras forzadas, eso a lo que los portugueseños nos referimos como “combos”, es decir, la unión indivisible de dos o más productos de igual o distinta naturaleza en un solo paquete de compra, con lo que se obliga al público a adquirir bienes de consumo que no desea comprar o que en función de su presupuesto no debería hacerlo, quitándole el derecho a elegir y el derecho de acceder a los bienes que desee en las condiciones que mejor le parezcan. “Hay personas que requieren comprar un producto, personas necesitadas que apenas tienen lo mínimo, y en los establecimientos, aparte de las colas, se les antoja vender “combos”, ¿si la persona no tiene más que para comprar un producto cómo hace para adquirirlo? ¡No puede! ¡Eso también es violencia!, espetó Peralta.
Escasez de ejemplo El señor Peralta indicó que el uso del poder para sacar partido dentro de la crisis es una forma de violencia que poco se ha denunciado pero que puede evidenciarse con total facilidad en las colas. “Hemos visto cómo la gente hace una enorme cola para adquirir alimentos, bajo lluvia o
sol, pasando penurias y luego, de pronto, se acaban los productos, ¿Quiénes se los llevan? Los que tienen “jerarquía”, la Policía y la Guardia, ¿cómo vamos a tener confianza en el gobierno si son los primeros en violentar nuestros derechos?
Deteniendo a la bestia
Como hemos visto a lo largo de este trabajo especial, ponerle el freno a la violencia, no solo es posible, es además una obligación una tarea pendiente que tenemos como sociedad, cuyo
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Pablo Peralta: Hay personas que requieren comprar un
producto, personas necesitadas que apenas tienen lo mínimo, y
en los establecimientos solo venden “combos”, ¿si la persona
no tiene más que para comprar un producto cómo hace para
adquirirlo? ¡No puede! ¡Eso también es violencia!
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éxito dependerá, en gran parte, de la voluntad política del Estado. Al respecto Roberto Briceño León, sociólogo de la Universidad Central de Venezuela, y afiliado al Observatorio Venezolano de Violencia, coincide en que “es posible alcanzarlo y, además, se pueden ver los frutos en poco tiempo, si existe la respuesta adecuada y se convoca a todos los venezolanos”.
Así mismo, Briceño León indica que “En la sociología criminal sostenemos que hay tres grandes medidas que deben tomarse en cuenta para tener una sociedad más segura. La primera es que se debe enviar un mensaje muy claro a las personas que no es lo mismo ser un trabajador honesto que un asesino, un joven estudioso que un malandro aprovechador. Que la sociedad valora y exalta a quienes contribuyen con su bienestar, y censura y desprecia a quienes roban el esfuerzo del trabajo y matan los sueños de los demás. La segunda medida es la creación de una fuerza poderosa destinada a la protección de las personas y de la familia. Como no se tiene garantía que el mensaje anterior va a ser atendido por todos, es necesario crear barreras de defensa y eso lo tienen que hacer los ciudadanos y la policía. La cooperación entre los entes privados: vecinos, consejos comunales, empresas de seguridad, y la policía es fundamental para detener a los bandidos. Y la tercera medida es cumplir con la promesa original: no es igual ser un trabajador honesto que un delincuente, por lo tanto, la sociedad castigará a quienes le hagan daño a los demás. Se requiere de un sistema de justicia eficiente pues la impunidad es muy dañina, no solo porque deja sin respuesta a las víctimas, sino porque promueve la incorporación al crimen de nuevos delincuentes. Estas tres medidas deben ir juntas y deben contar con el apoyo de toda la sociedad. Las medidas además deben ser coherentes: no se puede elogiar a los malandros y luego pedir que se porten bien, elogiar las armas y el uso de la fuerza y luego
pretender un desarme y que se cumpla la ley. Frenar la violencia es posible, pero requiere del esfuerzo de todos por construir una sociedad basada en el diálogo y en la ley.