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    Virtualidad & Conocimiento

    lvaro Cuadra (Compilador)Miguel Arredondo

    Reina BarrosoJaviera CarmonaEduardo Hamuy

    Gumercindo Pinto

    Leticia RojasVctor SilvaCarlos Tapia

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    TABLA DE CONTENIDOS

    Presentacinlvaro Cuadra

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    Primera Parte: Aproximaciones tericas a lo virtual

    Epistemocrtica de la e -comunicacinlvaro Cuadra

    10

    Estudios visuales, virtualidad y e-comunicacinDevorando las miradas: iconofagia, y virtualidad en crisis de representacinVctor Silva Echeto 30

    Los soportes de intermediacinAlgunas consideraciones tericas alrededor de docencia, arquitectura yvirtualidadCarlos Tapia Martn

    44

    Etnografa de cibernativos o cuando el terreno est en pantallaJaviera Carmona

    70

    Segunda Parte: Virtualidad y Educacin

    El CibercrimenUna mirada crtica desde la pornografa infantil en InternetReina Barroso Toledo

    Pensar la educacin desde las luces y sombras de la sociedad de lainformacinMiguel ngel Arredondo

    La gestin del conocimiento en comunidades del mundo e-learningGenerando conocimiento a travs de un viaje a comunidades sin fronterasGumercindo Pinto Devia

    La cortesa virtual en la autorizacin de los entornos de Espaol como LenguaExtranjera (ELE)Leticia Rojas Castro

    Cmo riego cuando llueve?Estrategias para cultivar la tecnologa en la Educacin SuperiorEduardo Hamuy

    CC eBook. Santiago de Chile. 2010. VERSON RESUMIDA.AUTORIZADA TODA REPRODUCCION CITANDO FUENTE Y AUTOR

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    Presentacin

    Las pginas que constituyen esta compilacin, y a la que hemos puesto el ttulo deVirtualidad & Conocimiento, rene un conjunto de trabajos inditos de acadmicose investigadores de diversas latitudes que comparten una misma inquietud: lastransformaciones culturales y epistemolgicas derivadas de la irrupcin de las

    nuevas tecnologas digitales. Cada uno de los artculos se hace cargo, en efecto,de una mirada particular que subraya aspectos especficos de la cuestin, seadesde el mbito propiamente terico, sea desde las prcticas asociadas alquehacer cientfico social y educacional.

    Las nuevas tecnologas numricas estn demoliendo un rgimen de significacinanclado en la escritura alfabtica que nos acompa durante los ltimos tresmilenios, instituyendo una economa- cultural basada en el papel impreso(peridicos, revistas, libros, bibliotecas) y un modo de significacin queregiment el sensorium y el imaginario histrico social de varias generaciones.En el lmite, asistimos al nacimiento de una nueva civilizacin que se aleja de

    aquella grafsfera, como principio de estructuralidad y se acerca aceleradamentea la videsfera, mundo virtual e hipermedial. Un mundo donde la capilaridad deuna Hperindustria Culturalcubre el planeta entero.

    Las llamadas nuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin (TICs) hangenerado una desestabilizacin tanto ontolgica como gnoseolgica. Nuestraconcepcin sobre la realidad es puesta en tensin por una mutacin profunda denuestras categoras espacio-temporales, aquello que algunos han llamadocompresin espacio-temporal. Esta verdadera revolucin de la percepcin, nosobliga a revisar nuestras posibilidades de representacin de lo real, la nocinmisma de signo, bien merece una revisin. Tal como lo anunciara J.F. Lyotard, elsaber mismo cambia de estatuto en esta nueva era hipermoderna.

    En un mundo como el descrito, donde la comunicacin adquiere la forma deComunicacin Mediada por Computador (CMC), y los diversos dispositivostecnolgicos catalizan fenmenos sociales y culturales a nivel global, la ciencia y,en particular, las ciencias sociales, no podran estar ajenas a esta revolucin. Yahay en el mundo algunas iniciativas en torno a la e-Social Science y se estnllevando a cabo las primeras investigaciones en Etnografa Virtual, para explorar el

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    nuevo mundo que se avizora. Las nuevas tecnologas estn transformando lasciencias sociales tanto en sus fundamentos epistemolgicos, como en el procesomismo de creacin, gestin, difusin y evaluacin de nuevo conocimiento.

    Las ciencias sociales en Amrica Latina han comenzado ya a ocuparse,

    tmidamente todava, de este nuevo fenmeno tecno-socio-poltico y cultural. Concierta lentitud, los encuentros, conferencias y trabajos, comienzan a reflexionarsobre el advenimiento de las tecnologas digitales. Del mismo modo, las polticaspblicas de los gobiernos de la regin empiezan a ocuparse de estos temas,asociados, como es natural a las desigualdades sociales implcitas en categorascomo, por ejemplo, brecha digital. Asimismo, instituciones internacionales comoel PNUD ha dedicado un extenso informe sobre el impacto social y cultural de lasTICs (PNUD Chile, 2006).

    En el mundo acadmico, la investigacin etnogrfica virtual est en paales, sonescasos an los equipos dedicados a este campo, ms escasas las publicaciones.Los nuevos soportes tecnolgicos, no obstante, crean las condiciones deposibilidad, precisamente, para que la e-Social Sciencegenere nuevas prcticascientficas de carcter deslocalizado, descentralizado, colaborativo y en red. As, elintercambio de datos y documentos, la conformacin de foros, la edicin de textosen formato eBooko de revistas electrnicas ha dejado de ser una utopa. En unespacio desterritorializado, ha dejado de ser una ilusin que expertos de distintaslatitudes sumen sus esfuerzos en una empresa investigativa comn. Esto posee,sin duda, un importante alcance poltico, pues las nuevas redes de cientistassociales rompen, por decirlo as, la clsica hegemona Norte-Sur, para avanzar enun rico dilogo Sur-Sur.

    Hemos organizado esta compilacin en dos grandes mbitos. En primer trminopresentamos cuatro aportes tericos sobre nociones como virtualidad, e-comunicacin e intermediaciones. En segundo lugar, se incluyen una serie deartculos que buscan problematizar diversos aspectos relativos al e learningy,ms ampliamente, la educacin. Por su tremenda actualidad e importancia, hemosincluido un trabajo en torno al cibercrmen. El primer artculo aborda directamenteel problema de los modelos comunicacionales en la era de la CMC y eladvenimiento de la e-Science. Este artculo se propone una aproximacin deinspiracin etnogrfica virtual a la llamada e-Ciencia. Tal empresa no es posiblesin atender antes a las condiciones de posibilidad que configuran este momentohistrico, a saber la convergencia tecnocientfica de la logstica, lastelecomunicaciones y los lenguajes multimediales que se materializan en la CMC(Comunicacin Mediada por Computador). Las mutaciones en curso reconfigurantanto la dimensin epistemolgica como poltica del quehacer cientfico en el sigloXXI.

    En el artculo sobre Estudios Visuales, Virtualidad y e-Comunicacin, elinvestigador uruguayo, doctorado doctor de la Universidad de Sevilla, Vctor SilvaEcheto sostiene: Los estudios visuales, emergen como campo problemtico deinvestigacin, en la medida en que diversos/as investigadores/as plantean la

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    urgencia de pensar lo visual en crisis de representacin. Esto es, como un trasladode la mirada hacia un no lugar donde convergen el arte, la publicidad y lainformtica. Por su parte, el investigador espaol, Carlos Tapia, doctor arquitectode la Universidad de Sevilla escribe: Si lo etnogrfico para un grupo de carctervirtual consistira redundantemente en reflexionar sobre los datos que los

    miembros del grupo aportan a su rasgo distintivo, la contribucin de este trabajose distinguira por donar un mbito cualitativo, intensificador, en aquellos atributosinformacionales sobre los que todos los miembros reconocen su pertinencia. As,la cultura queda como marco referencial, donde insertar en ese soporte necesariolas nociones de comunicacin, tecnologa y desmaterializacin, con todo lo queconlleva: hipertextualidad, conectividad, accesibilidad, re-identidad y aparcandopor un momento algunos riesgos de fcil identificacin como la confusin en loelectrnico, cuando se hace pasar por virtual. Los dos atributos elegidos, quepodran ser otros de entre los estudiados en una investigacin realizada msamplia, son el hipertexto y las palabras-clave

    Por ltimo, la doctora en etnohistoria de la Universidad de Chile, Javiera Carmonanos ofrece un notable estudio comparativo de ndole terico-metodolgico en elcual se contrasta la Etnografa Tradicional con la nueva Etnografa Virtual. Elciberespacio constituye un universo tcnico y cultural desconcertante que pone enmovimiento una variedad de relaciones y representaciones que afectan laconcepcin misma de la etnografa, concebida tradicionalmente en un entornofuera de lnea, en el que predomina las interacciones cara a cara, situadas en uncontexto. Considerar al ciberespacio como un lugar plausible para realizar eltrabajo de campo etnogrfico es todo un desafo, pues implica pensar y plantearbajo nuevos trminos varios de los supuestos de la etnografa, como la nocin deespacio, observacin participante, tratamiento de las relaciones de campo o losprincipios ticos de la investigacin, entre otros. Examinar la comunicacinmediada por computador (CMC) requiere un esfuerzo reflexivo constante sobre lametodologa cualitativa en uso, en el marco de un enfoque necesariamente tecno-social. En este artculo se exploran algunas oposiciones que tensionan el debateen torno a la etnografa virtual, como si es posible distinguir entre el mbito online/off line que definira la actividad investigadora, las estrategias y recursos parala recoleccin de datos (observacin participante y entrevistas en lnea), y ladimensin tica que enmarca esta prctica, elemento presente incluso en lapropuesta de una nueva forma de escritura etnogrfica: la etnografa ditigal ohipermedial.

    Completan este libro los artculos de un grupo de investigadores que estnabordando interesantes temas ligados a las prcticas y modos concretos en quese manifiesta la cibercultura en nuestros das. El doctor candidato, GumercindoPinto, aborda los problemas planteados por el e-learning. La gestin delconocimiento en comunidades del mundo e-learningexplicita la realidad virtual enbeneficio de la e-docencia y del desarrollo humano. Este escenario proporcionadiferentes aproximaciones hacia el mundo de la educacin, apreciables ensituaciones que permiten dimensionar la trascendencia y el significado del cmoemerge el aprendizaje en los e-estudiantes que realizan procesos educativos en

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    plataformas virtuales en beneficio de su propio desarrollo personal, institucional yfamiliar. En el artculo se confrontan visiones tericas y prcticas que intervienenen la realidad virtual, desde el mbito del e-saber, de la e-docencia, de lainteraccin, en la desterritorialidad educativa que genera la metodologa e-learning, que navega en busca de las realidades que provoca el encuentro y la

    vida en comn del hombre, la tecnologa, la educacin y la sociedad.La acadmica venezolana, Magster en Comunicacin, Reina Barroso nospropone una exploracin etnogrfica un tema tan polmico como sensible y quelleva por ttulo Cibercrmen: Una mirada crtica desde la pornografa infantil enInternet.El concepto cibercrimen an no es definido con precisin en los mbitosdel derecho y la criminalstica, pero por lo general se usa para referirse a delitoscometidos en o a travs de medios informticos, electrnicos que atenten contraterceros en cuanto a integridad, confidencialidad o disponibilidad de informacinen Internet. As como el alcance del trmino es incierto y parte de un debate encurso con distintas aristas en cada pas, la misma condicin vacilante estpresente para establecer una tipologa de los ciber-delitos. Las fluctuaciones enestablecer los lmites y marco del fenmeno de la delincuencia informtica tambindificulta el desarrollo de iniciativas para combatirlo que en la actualidad se expresaen la suscripcin a las convenciones internacionales sobre ciberdelitospromovidacomo instrumentos globales frente a los delitos en Internet. El caso particular de lapornografa infantil es una preocupacin a nivel mundial que no logra un marco

    jurdico de consenso suficiente por la variabilidad de las normas jurdicas de cadapas basadas muchas en principios de territorialidad, sino tambin por lascaractersticas particulares del delito, donde destaca la enorme dificultad para ladeteccin y persecucin del ste ante la posibilidad de anonimato que ofreceInternet fuera de las coordenadas espacio-temporales con las que han sidoformuladas las leyes para los delitos tradicionales. La posicin y medidasadoptadas por los pases latinoamericanos frente al delito de pornografa infantilen la red se examina prestando atencin a los indicadores que revelan lascaractersticas actuales del fenmeno.

    El doctor de la Illinois University (Chicago, USA), Miguel Arredondo, indaga sobreel lugar de la educacin en la llamada sociedad de la informacin. Algunos de losprofetas sobre el futuro de las nuevas tecnologas en la sociedad de la informacinsostienen que el aula del futuro no tendr libros, pupitres ni lpices. Pero elelemento que persiste en esta futura transformacin es el profesor, figura que sesita ante el orculo tecnolgico desde la actitud optimista pasando por laindiferencia e incluso rechazo. Ms all del partido que el docente adopte, existeun consenso en afirmar que el entorno social, econmico y cultural que nos rodeaha cambiado en forma sustantiva y radicalmente en los ltimos cuarenta aos. Talcambio ha sido incentivado por la presencia y hegemona de las NuevasTecnologas de Informacin y Comunicacin (TICs); apreciable en lastransacciones econmicas y comerciales, en el uso del tiempo libre y de ocio, enla gestin interna de empresas e instituciones y en las actividades profesionales.Las TICs comienzan a ser un hecho evidente e imparable en nuestras vidasCmo se est repensando la educacin en este contexto de la sociedad de la

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    informacin? Muchos especialistas plantean que se debe integrar las nuevastecnologas en el sistema y cultura escolar y que hay que reestructurar los fines ymtodos de la enseanza. Asimismo, es preciso considerar nuevos roles paradocentes y alumnos, la formacin a travs de redes de computadores(teleformacin), revisar y replantear la formacin ocupacional a la luz de las

    nuevas exigencias sociolaborales impulsadas por las nuevas tecnologas ydesarrollar acciones de educacin no formal: la alfabetizacin tecnolgica para eldesarrollo social y comunitario.

    La acadmica y doctorante, Leticia Rojas, aborda la cortesa virtual, un tema nadadesdeable en los protocolos de la comunicacin en la era de la CMC. Ladinmica agitada de las interacciones comunicacionales de corte impersonal,efmero y precipitado pareciera que relega la cortesa a un segundo plano,dejndolas para las conversaciones telefnicas y cara a cara. La comunicacineficaz, cara a cara o mediada por computador, contempla el dominio de lasbuenas maneras en los enunciados, compuestas por la cortesa, la discrecin, laformalidad y la tica.

    Las formas de comportamiento, y la cortesa en general, varan de acuerdo a lacoordenada espacio-temporal, hecho que se magnifica cuando el espacio deinteraccin es virtual. En el cas puntual del rol del tutor virtual de espaol comolengua extranjera va ms all de la enseanza del idioma pues se convierte endifusor de una cibercortesa social que le permite al alumno desenvolverseadecuadamente en el ejercicio de la lengua en un contexto cultural determinadodefinido por formas de comportamiento predominantes. En la medida en que losalumnos se apropian de cada frmula de cortesa y la ponen en prctica no sloestablecen mejores relaciones interpersonales, sino tambin se sumergen demanera ms plena en el marco cultural en el que se despliega una lengua. En elmbito de la educacin propiamente tal, la mejor forma de ensear la cortesa eshaciendo uso constante de ella en el aula, ya sea presencial o virtual. El desafoest en introducir un virus que infecte mensajes, frases, preguntas, respuestasel virus de la cibercortesa.

    Por ltimo, el acadmico Eduardo Hamuy, Diseador, Magster en Educacin yMagster en Didctica Proyectual, merodea en torno a la tecnologa comoherramienta de aprendizaje.Los esfuerzos que un pas hace por integrar las TIC,se dan tanto a nivel macro como micro, y se asemejan a regar. Cultivar laintegracin de las TIC en las instituciones y el pas, requiere de una estrategia deriego que se adapte al terreno, a los recursos disponibles (siempre escasos) yresulte efectiva, es decir, aproveche los recursos de manera eficaz con la menorprdida. Se trata de invertir en la distribucin de muchos computadores einfraestructura de redes, cmo un riego tendido? Un factor importante a considerarson los aspectos de las culturas institucionales que les hacen en mayor o menorgrado permeables a aprovechar los recursos. Considerando lo voltil que resultala inversin en TIC por su rpida obsolescencia este aspecto es importante deconsiderar.

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    Si examinamos las instituciones de educacin superior, podemos observar quehay resistencias a los cambios que presenta la tecnologa a sus prcticastradicionales. Las nuevas formas de participacin que presenta el fenmenollamado la Web 2.0, genera gran adhesin en estudiantes y les empodera en suproceso de aprendizaje. Estas nuevas tendencias se presentan como amenazas u

    oportunidades para los acadmicos y los planificadores de polticas sociales. Noobstante, a pesar del entusiasmo que generan, aun no hay evidencias claras deque estas redes sociales logren garantizar mejores aprendizajes sin la labororientadora y mediadora de los maestros.

    Virtualidad y Conocimiento ha sido posible gracias a la colaboracin de estenotable conjunto de acadmicos e investigadores que han sido convocados a estaempresa por el Programa de Doctorado en Educacin y Cultura en AmricaLatina, de la Escuela Latinoamericana de Postgrados (ELAP) de la Universidad deArte y Ciencias Sociales (ARCIS). A todos ellos, vayan pues nuestros msprofundos agradecimientos. Asimismo, no podemos dejar de mencionar yagradecer a las autoridades de nuestra casa de estudios por el decidido ypermanente apoyo a la investigacin y la difusin de nuevo conocimiento.

    Dr. lvaro Cuadra

    Santiago de Chile, enero de 2010.

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    Primera Parte:

    Aproximaciones tericas

    a lo virtual

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    Epistemocrtica de la e-comunicacinElementos para una etnografa virtual de las prcticas cientficas

    en la era digital

    lvaro Cuadra

    1. La CMC: Comunicacin Mediada por Computador

    1.1. Los modelos comunicacionales

    Antes de emprender cualquier anlisis comunicacional de cualquier ndole, esimprescindible esclarecer algunas de las mutaciones epistemolgicas verificadasen este campo disciplinario. Pensar los fenmenos comunicacionales exige unarevisin crtica de los supuestos y modelos al uso, poniendo en evidencia suslmites e inconsistencias.

    La cuestin puede ser planteada en toda su radicalidad si atendemos a la irrupcinde nuevos soportes tecnolgicos que han abierto un extenso campo de reflexin.En efecto, la llamada CMC (Computer Mediated Communication) es el objeto deestudio de la llamada Etnografa Virtual (Hine 2004) que ha venidodesarrollndose desde hace algunos aos en Gran Bretaa y otras partes delmundo.

    Una de las paradojas tericas de nuestro tiempo, radica en el hecho de que junto alas grandes mutaciones tecnocientficas que redefinen el fenmeno de lacomunicacin, los modelos que pretenden explicarlo son de inspiracin logocntricoy literaria. Este dficit terico ha sido advertido por autores como Jameson1, por

    1En el momento histrico en que se produce la irrupcin de lo meditico, es justamente el momento en que lo literario, ellogocentrismo, se convierte en el paradigma terico e ideolgico dominante en los estudios socio comunicacionales. Enfrentamos,pues, un dficit terico conceptual para dar cuenta de esta nueva cultura que emerge. En este contexto, adquieren inusitadarelevancia las categoras, todava precarias y generales, como por ejemplo: videsfera, flujos, virtualizacin entre muchas otras, quedesde su opacidad remiten a un proceso de construccin metalingstica que recin comienza. lvaro Cuadra. (2004). De la ciudadletrada a la ciudad virtual. Santiago: LOM, p. 76. Vase, Fredrich Jameson. (1996). El surrealismo si inconsciente. En Teora de lapostmodernidad. Madrid. Ed. Trotta. pp.97 y ss.

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    ejemplo. Es claro que este desajuste es un peso a la hora de pensar locomunicacional, pues como muy bien nos lo recuerda Vilches: El nuevo ordensocial y cultural que ha comenzado a instalarse en el siglo XXI obligar a revisar lasteoras de la recepcin y de la mediacin que ponen el acento en conceptos comoidentidad cultural, resistencia de los espectadores, hibridacin cultural, etc. La

    nueva realidad de migraciones de las empresas de telecomunicaciones hacen cadavez ms difcil sostener los discursos de integracin de las audiencias con surealidad nacional y cultural (Vilches 2001:29).

    El fenmeno comunicacional ya no resulta aprehensible desde los modelos al uso,pues stos, como todo constructo terico es un producto histrico. De hecho, laconcepcin misma de la nocin de modelo2 es histrica en cuanto ha sidodefinida en diversos momentos del desarrollo epistemolgico de las cienciassociales. Hoy se entiende por modelo, toda estructura funcionalmente semejante eisomorfa respecto del fenmeno estudiado: habra que decir entonces que losmodelos actuales ya no son funcionalmente semejantes ni isomorfos respecto delfenmeno comunicacional tal como se verifica hoy.

    De un modo u otro, hoy se anuncia el advenimiento de una nueva civilizacin cuyasvigas maestras no son sino la comunicacin y el consumo (Vattimo 1990). Locomunicacional emerge as como uno de los ejes en cualquier consideracin entorno a la sociedad, la ciencia y la cultura, lo que se ha traducido en las cienciashumanas en el llamado giro lingstico. As, la lingstica se convirti en cienciapionera de la antropologa primero y de todas las ciencias sociales, ms tarde3. Sinembargo, tal preeminencia de lo comunicacional ha sido, en rigor, unapreeminencia logocntrica. Este diagnstico se hace evidente en la tradicinfrancesa, donde se verifica una estrecha relacin de los aportes estructuralistas y lalingstica de Ferdinand de Saussure. Lo mismo, empero, puede detectarse en losdesarrollos de Austin4 en la llamada filosofa del lenguaje, y los aportes ulteriores,que ponen de manifiesto su raigambre pragmtica lingstica en la taxonoma delos speech acts (Searle 1969). La langue y la parole han sido las categorasfundamentales de cualquier reflexin en torno a la comunicacin humana.

    2 Tanto la nocin de modelo que propone Julia Kristeva como tarea a realizar por la semitica, como la de simulacro de la que hablaRoland Barthes, nos lleva a plantearnos esta ciencia desde el punto de vista de su formalizacin. Segn estos semilogos, esta nuevaciencia se encargara de elaborar constructos, sistemas formales cuya estructura mantendra un isomorfismo con el sistema que seest estudiando. Este simulacro o modelo representara un nivel de axiomatizacin de los diversos sistemas significativos. As, el nivel

    de formalizacin sera un nivel semitico. Dos advertencias: en primer lugar, se trata de una definicin estructuralista, una de lasposibles, no la nica. En segundo lugar, el concepto mismo de modelos escinde la realidad y su representacin; podramos resumireste punto de vista con el aforismo: el mapa nunca es el territorio. Todo modelo es una representacin de fenmenos. Para unadiscusin ms amplia del concepto de modelo en semiologa, vase especialmente: D. Apresin. (1975). La lingstica estructuralsovitica. Madrid: Akal; Julia Kristeva. (1985). Semitica. Tomo I. Madrid: Ed. Fundamentos; Umberto Eco. (1981). Tratado desemitica general. Barcelona: Ed. Lumen; Roland Barthes. (1971). Elementos de semiologa. Madrid: A. Corazn.3 Para un anlisis muy interesante de la relacin entre ciencias sociales y la importancia de la lingstica como ciencia pionera, vasea Claude Lvi-Strauss. (1958). Langage et parent enAnthropologie Structurale. Paris: Ed. Plon.4 Las ideas de J. Austin aparecen expuestas en el libro pstumo, compilado en 1962 por J.O. Urmson. How to Do Things with Words.Oxford: O.U.P. Hay una excelente traduccin al espaol de Carri y Rabossi. (1971). Palabras y Acciones. Cmo hacer cosas conpalabras. Buenos Aires: Paidos Editorial.

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    Tomaremos como modelos de referencia dos aportes terico comunicacionalesrelativamente recientes, a saber: el llamado modelo lingstico de Roman Jakobson(1975) y la Teora de la Accin Comunicativa de Jrgen Habermas (1989)5. Ambosmodelos sealan lo que a nuestro entender han sido los vectores para pensar lacomunicacin: Los modelos psicogenticos y las teoras comunicativas

    sociogenticas.Nuestra hiptesis de trabajo se instala en un nuevo vector para pensar el fenmenocomunicacional: una teora comunicacional en red de ndole tecnogentica. Conello queremos subrayar el papel constitutivo de la tekhn en la fenomenologacomunicacional. Sostenemos que la actual convergencia tecnocientfica, tantologstica como de transmisin, ha transformado no slo los cdigos y lenguajes dela comunicacin sino el fenmeno mismo de la comunicacin, en su dimensinpsquica y social.

    Se impone una advertencia: no nos anima ninguna tentacin mediolgica6, nimucho menos un paradigma sistmico performativo. Desde un punto de vistaterico, nuestro horizonte es menos ambicioso, queremos describir el papel cadavez ms preponderante de las tecnologas en el mbito comunicacional, al punto detransformar las dimensiones propiamente psicogenticas del fenmeno as comolas prcticas e interacciones sociales asociadas a l.

    1.2. Comunicacin y memoria: el usuario

    En el modelo comunicacional de Jakobson, la nocin de memoria aparece demodo tcito asociado al cdigo lingstico7 Se trata, por cierto de una memoriainmanente al hablante, es decir, al psiquismo humano. Tanto es as que la languese define en la lingstica descriptiva como de naturaleza psquica, mientras que elhabla se entiende como de naturaleza psicofsica. La memoria a la que remiteJakobson es, en ltima instancia, una memoria psquica.

    5 Habermas, Jrgen. 1989. Teora de la Accin Comunicativa. Ed. Taurus, Buenos Aires. Para los efectos de nuestra exposicinutilizamos fundamentalmente los interludios I y II. Interludio Primero: accin social actividad teleolgica y comunicacin, Tomo I, pp.351-419. Interludio Segundo: sistema y mundo de la vida, Tomo II, pp. 161-261.6 Hacemos referencia, desde luego, mediologa, expuesta en la conocida obra: Rgis Debray. (2001). Introduccin a la mediologa.Barcelona: Paids.7 De hecho, para Ferdinand de Saussure, la lengua funcionara sobre dos ejes: eje de seleccin y eje de combinacin. El eje deseleccin pone a disposicin del hablante un repertorio de unidades combinables; por esto tambin se le llama reserva, memoria oparadigma. El paradigma es una memoria asociativa en que se articulan oposiciones de modo contrastivo. Se trata, ciertamente, derelacione in absentia. Un hablante elige los trminos que utiliza contrastando unos con otros; as, construye un sintagma. El sintagmaes la combinacin concreta de signos; es la actualizacin que establezca relaciones de contigidad in praesentia.

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    SITUACIN(F. situacional)

    Cundo y dnde lodice?

    CONTEXTO(F. referencial)

    De qu se esthablando?

    EMISOR(F. emotiva)Quin lo

    dice?

    CANALMENSAJE

    (F. potica)Cmo lo dice?

    CANALRECEPTOR

    (F. conativa)A quin se lo

    dice?

    Ruido

    CDIGO(F. metalingstica)En qu lengua lo

    dice? Ruido

    CONTACTO(F. ftica)

    Lo dicepersonalmente, portelfono, etc.?

    Figura N 1

    Hagamos notar que la oposicin entre paradigma y sintagma remite a unaconcepcin mecnica en cuanto un archivo o kardex clasificatorio permitira laseleccin y elaboracin de secuencias lineales o cadenas que se despliegantemporalmente. Ha sido esta concepcin la que de un modo u otro ha inspirado losdesarrollos posteriores en las nuevas teoras o gramticas textuales hasta elpresente. Si bien constituy un invaluable punto de partida, en la actualidad resulta

    ms que problemtico pensar los hipermedios desde esta matriz.

    En el modelo comunicacional de Habermas, hay por lo menos tres condiciones deposibilidad para la comunicacin, estas son: el lebenswelto mundo de la vida, lacultura toda y el lenguaje. De algn modo, se extiende la nocin bsica de cdigo,ya no basta el saber de diccionario, es decir el conjunto de competenciaslingsticas sino que es imprescindible considerar el saber enciclopdico, esto es,las competencias histrico-culturales que hacen posible la interaccin. El portadorde este saber es, desde luego, un actor social capaz de ejecutar actoscomunicativos. Este actor social es pues el portador de una memoria lingstica ycultural, una memoria psquica que se expresa socialmente mediante un tramado

    de acciones comunicativas cuyo fundamento se encuentra en el habla. La memoriapsquica se actualiza como habla, es decir como realidad psicofsica que redundaen actos de habla. Estos actos bien pueden ser de carcter dramatrgico,normativo o conversacional, segn sea el nivel de referencialidad al que remitan.As, las acciones dramatrgicas remiten al mundo subjetivo, las accionesnormativas al mundo social y las conversaciones al mundo objetivo.

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    MUNDO DE LA VIDACULTURA

    A 1LENGUAJE

    A 2

    MUNDO SUBJETIVO

    COMUNICACIN MUNDOSUBJETIVO

    (A1)A C 1 A C 2

    (A2)

    MUNDO OBJETIV

    MUNDO SOCIAL(A1+A2))

    MUNDO EXTERNO

    Figura N 2

    La memoria en el modelo comunicacional de Habermas posee dos dimensiones:por una parte, es memoria psquica inmanente al lenguaje y por otra, es cultura, esdecir registro: psquica y social al mismo tiempo. La comunicacin en este modelose concibe como un juego constante de actos de habla. As entonces, lo socialqueda definido como todo acto mediado por el lenguaje. El lenguaje, a su vez, esmemoria psquica y condicin de cualquier forma de memoria social.

    Sea que concibamos al emisor como origen y fuente de carcter humano o comoactor en un tramado de juegos de lenguaje, la memoria aparece como unafacultad humana inmanente al psiquismo. Tal concepcin aparece problemtica a la

    hora de pensar la comunicacin en red.

    Lo primero que llama la atencin es la mutacin que sufre el supuesto sujeto de lacomunicacin que ha devenido, hoy por hoy, usuario. Esta nocin slo esconcebible como una funcin de sistemared, es decir, parte constitutiva de una redde flujos interactivos y multidireccionales8. Usuario quiere decir ser parte activa dela red, sea como emisor, sea como receptor, sea como actor o como meroespectador. Como nuevos Ulises del siglo XXI, los internautas navegan por esteocano virtual, siendo red, un modo oblicuo de decir: siendo, nadie.

    Cualquier modelo comunicacional en red debe hacerse cargo del usuario-nodo,

    portador no slo de una memoria psquica y social sino que de una tecno memoriapropia de su entorno. Esta nueva mnemotecnologaexiste hace ms demedio siglo y se llama, en concreto, disco duro y ha modificado radicalmente lalogstica de las comunicaciones, es decir su capacidad de almacenamiento,mediante los as llamados sistemas retencionales terciarios. Cada disco de unaPC es el reservorio tecnolgico de una memoria potencial extendida al conjunto de

    8 Pensarnos una funcin del sistema como la extensin de la nocin de hiperindustrializacin de la cultura a todos y cada uno de losindividuos-nodos que la alimentamos cotidianamente en cuanto modo de vida, consumo y deseo, en suma, como modo de ser.

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    usuarios a nivel planetario. Es evidente que no todas las memorias son de libreacceso, no obstante, el conjunto de datos almacenados en cada disco es, en rigor,una memoria red que puede actualizarse en algn momento. Existe, no obstante,una red especializada en la funcin logstica, son aquellos nodos que ofrecendiversas Bases de Datos, sea bajo la forma de bibliotecas virtuales u otras.

    El usuario, en cuanto dispositivo funcional del sistema red no slo lo es en cuantonodo interactivo en una red de telecomunicaciones sino tambin en cuanto reservade datos. Esta realidad se ha tornado ms evidente con la irrupcin de los llamadosblogs. As, la nocin de usuario es el eje de cualquier examen informtico otelecomunicacional (vase figura N3)

    Figura N 3

    La memoria local (A), contenida en un equipo-usuario (A) resulta ser un sistemaretencional terciario de dos dimensiones: un cdigo base (cdigo binario) y unrepertorio de lenguajes que incluye escritura alfanumrica, imgenes fijas,imgenes en movimiento y sonido. Las posibilidades de lenguaje estncondicionadas por la inteligencia del equipo, mientras que las posibilidades decomunicacin estn condicionadas por la calidad de la conexin a la red detelecomunicaciones. Hagamos notar que si bien la inteligencia del equipo espropia del PC, sta es patrimonio de la red en cuanto ella hace posible los

    USUARIO

    AEMISOR RECEPTOR

    INTERACTIVO

    COMPONENTE

    FUNCIONAL

    MEMORIA LOCAL :SRT

    A

    FLUJOS M

    CODIGO DIGITAL

    LENGUAJE AV

    MODALIDAD HIPERMEDIAL

    MULTIPOLAR

    TODOS A TODOS

    TRANSCONTEXTOS REFERENCIALES

    TRANSCONTEXTOS NO REFERENCIALES

    MEMORIA RED

    SISTEMA RETENCIONAL TERCIARIO

    LENGUAJE DE EQUIVALENCIA BINARIO DIGITAL

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    lenguajes de equivalencia, es decir la transmisibilidad (emisin/recepcin) ytraducibilidad de los mensajes. En pocas palabras, la memoria local no es sinouna manifestacin de la memoria red, desde todo punto de vista sta ha sidoconcebida como un caso de la memoria red. Por ello, un Modelo Comunicacionalen Red, slo es concebible como una totalidad multipolar de nodos integrados entre

    los cuales se verifican los flujos mensaje, como paquetes de informacin, segn loscdigos y lenguajes patrimonio de la red.

    1.3. Referencialidad: contextos y transcontextos

    En el modelo lingstico de Jakobson, se entiende el contextocomunicacional comoel asunto, tema del que trata un mensaje dado9. Se asocia a la funcin referencialen cuanto uso denotativo y cognitivo del lenguaje. Todo mensaje porta, por tanto sureferencia. El referentees el objeto extralingstico que se quiere designar. Es claroque la asociacin entre significado y referencia es bastante opaca, al punto de quealgunos autores redefinen la referencia como un contenido cultural10.

    El modelo de la accin comunicativa, discrimina con mayor sutileza los diversosniveles de referencia posibles. En este punto el modelo apela a las tesis de KartPopper y Jarvie, proponiendo tres mundos de referencia: el mundo subjetivo, elmundo social y el mundo objetivo. De manera tal que los distintos actos de hablavan a actualizar, estatuyendo su validez. Por ejemplo, los actos de hablarepresentativos, aquellos susceptibles de ser verdaderos o falsos, adquierenlegitimidad en el mundo objetivo, estatuyendo su pretensin de validez en laverdad, es decir en la conformidad o disconformidad de un enunciado respecto ala referencia.

    Las nuevas condiciones creadas por un nuevo sistema mnemotcnico en red, lallamada e Comunicacin, ponen en cuestin la nocin misma de referencialidad.Basta pensar en entidades virtuales metafsicamente substantivadas, sea que losllamemos simulacros o realidades virtuales (Baudrillard 2001). En el contextohistrico y cultural de la hiperreproducibilidad digital y, por ende, de unahiperindustrializacinde la cultura, la videomorfizacin ha hecho posible la irrupcinde imgenes anopticas y arreferenciales que, no obstante, constituyen contenidosculturales hipermasivos. La nocin de referencialidad o contexto es desplazada porla nocin de transcontextos virtuales, esto es: constructos digitales que operancomo dispositivos en el espacio comunicacional. Al igual que el arte de las

    9 El lingista estadounidense Dell Hymes, ha introducido una modificacin al modelo de Jakobson. El punto de Hymes es que lanocin de contexto se refiere tanto al tema o asunto tratado por un mensaje como a la situacin o circunstancia concreta en que se dael mensaje. As, Hymes propone una sptima funcin del lenguaje que l llama funcin situacional, y que se refiere al cundo y dndese efecta la comunicacin. El mismo Hymes sugiere una serie de preguntas para esclarecer un proceso de comunicacin. De estamanera, el modelo de Jakobson se torna mucho ms operacional.10 Estamos pensando, ciertamente, en Eco cuando seala: Por tanto, si bien el referente puede ser el objeto nombrado o designadopor una expresin, cuando se usa el lenguaje para mencionar estados del mundo, hay que suponer, por otra parte, que en principio,una expresin no designa un objeto, sino que transmite un contenido cultural. Umberto Eco (1977). Tratado de semitica general.Barcelona: Lumen, p. 121.

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    vanguardias, la virtualidad emancipa al signo del lastre referencial, sin embargo, talemancipacin no constituye la abolicin de los contenidos culturales.

    La cultura en red que adviene con el presente siglo ya no establece una relacinentre una serie sgnicay una serie fcticaadmitida como real. Estaramos ms bien

    ante una serie sgnica relativamente autnoma respecto de cualquier realidad. Lostranscontextos virtuales, inmanentes a la CMC, se instalan ms all del devenir,entendido como calendariedad y cardinalidad: estamos ante un espacio ahistrico ydesterritorializado. El actual estadio de nuestro desarrollo cultural escinde la seriesgnica, es decir el universo de los discursos, de la serie fctica, entendida comodevenir.

    La desestabilizacin de los sistemas retencionales tiene como consecuencia unamutacin en nuestra relacin con los signos, una alteracin de nuestra concepcinbsica del espacio y del tiempo y una crisis profunda de nuestra nocin derepresentacin. En suma, asistimos a la ms radical revolucin de nuestro rgimende significacin, tanto en su dimensin econmico-cultural como en los modos designificacin11.

    Este fenmeno tiene impensadas consecuencias en el mundo contemporneo.Pensemos, por ejemplo, en los verosmiles hipermediticos que construyen hroesy villanos alrededor del mundo, justificando o condenando guerras por doquier.Pareciera que habitamos, ineluctablemente, realidades transcontextuales, sin poderinteligir jams contextos. Esta desrealizacin de lo real opera a diferentes niveles yescalas, desde la intimidad de la vida cotidiana, programada por la publicidad,hasta nuestros comportamientos y concepciones frente a fenmenos planetarios,programado por una hiperindustria cultural. Esta suerte de neocolonialismomeditico representa una regresin poltica y moral de la humanidad, cuyoamenazante horizonte no podra ser sino la desestabilizacin de lo que hemosllamado cultura, acaso la antesala a la barbarie.

    1.4. Complejidad, convergencia e interdisciplinariedad

    Al considerar el protagonismo de las comunicaciones, tanto en el campo terico delas ciencias sociales como en el decurso histrico de la llamada sociedad de lainformacin, tanto mayor parece el desafo por revisar algunos modelos yconceptos cristalizados por la tradicin acadmica hasta hoy.

    Los modelos vigentes hoy en los estudios comunicacionales muestran susdeficiencias al ser contrastados con una serie de fenmenos inditos que irrumpengracias a un acelerado sistema mnemotecnolgico de base tecnocientficainherente al tardocapitalismo mundializado.

    11 Para una discusin ms detallada de este punto, vase: lvaro Cuadra. (2008). Hiperindusria Cultural. Santiago: Arcis.

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    En la era de una hiperindustrializacin de la cultura, en que la hiperreproducibilidaddigital se ha tornado en una prctica social generalizada, los fenmenoscomunicacionales adquieren un nivel de complejidad y alcance inimaginable hacealgunas dcadas, las nociones bsicas como usuario o hipermedia, son apenaslos primeros trminos de un lxico que se incorpora da a da al uso cotidiano. La

    cuestin central es, pues, hacer de dicha terminologa un reticulado categorial quenos permita pensar el fenmeno de la e-comunicacin en el presente siglo.

    Durante el siglo XX, algunos pensadores heterodoxos ya abrieron caminos. Enefecto, se ha producido una aproximacin entre ciertos estudios tericos del signo ylos creadores de la tecnologa digital. Como muy certeramente nos advierteLandow:

    Cuando los diseadores de programas informticos examinan las pginasde Glas o de Of Grammatology (De la gramatologa), se encuentran con unDerrida digitalizado e hipertextual; y, cuando los tericos literarios hojeanLiterary Machines, se encuentran con un Nelson posestructuralista odesconstruccionista. Estos encuentros chocantes pueden darse porquedurante las ltimas dcadas han ido convergiendo dos campos del saber,aparentemente sin conexin alguna: la teora de la literatura y el hipertextoinformtico. Las declaraciones de los tericos en literatura y del hipertextohan ido convergiendo en un grado notable. Trabajando a menudo, aunqueno siempre, en completo desconocimiento unos de otros, los pensadores deambos campos nos dan indicaciones que nos guan, en medio de losimportantes cambios que estn ocurriendo, hasta el epistemecontemporneo. Me atrevera a decir que se est produciendo un cambio deparadigma en los escritos de Jacques Derrida y de Theodor Nelson, y los deRoland Barthes y de Andries van Dam. Supongo que al menos un nombrede cada pareja le resultar desconocido al lector. Los que trabajan en elcampo de los ordenadores conocern bien las ideas de Nelson y de vanDam; y los que se dedican a la teora cultural estarn familiarizados con lasideas de Derrida y de Barthes Los cuatro, como otros muchos especialistasen hipertexto y teora cultural, postulan que deben abandonarse los actualessistemas conceptuales basados en nociones como centro, margen, jerarquay linealidad y sustituirlos por otras de multilinealidad, nodos, nexos y redes(Landow 1995:13-49).

    La convergencia entre los enfoques psicogenticos, sociogenticos ytecnogenticos da cuenta del papel constitutivo de la tekhn, yano como una merareificacin sino como sustrato de la conciencia contempornea. De este modo, elespacio fenomnico de la comunicacin se abre a la complejidad antropolgica quetrae consigo la era digital.

    Cualquier consideracin sobre la nocin de ciberespacio debe considerar dosaspectos fundamentales, su materialidad en cuanto conjunto de datos almacenadosen discos y su objetivacin perceptual, es decir, como intuicin de un espaciotridimensional, abstracto o figurativo. Dicho en otros trminos, la CMC y el

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    ciberespacio cristalizan un nuevo rgimen de significacin, en cuanto disponendatos transferibles que determinan la produccin, la distribucin y el eventualconsumo simblico, es decir, reconfigura la economa culturalde nuestro tiempo. Almismo tiempo, sin embargo, el ciberespacio modifica los modos de significacin,transformando el sensorium y la experiencia perceptual de sus usuarios. Este

    carcter peculiar del espacio virtual lo instala como un espacio atpico, lo que setraduce en una de sus caractersticas ms evidentes: la desterritorializacin y elJetzei de la experiencia.

    La espacialidad atpica se nos presenta al mismo tiempo como una seriepotencialmente infinita de paisajes virtuales, bajo formas visuales o audiovisuales,estticas o en movimiento. En rigor, aquello que llamamos espacio virtual es unholos del cual slo aprehendemos destellos. En este sentido, la virtualidad senos ofrece como una experiencia del fragmento y de la discontinuidad. La condicinatpica y discontinua de la virtualidad la convierten en una compleja singularidadterica, acaso un desafo que reclama una epistemocrtica.

    Los nuevos horizontes de comprensin de lo comunicacional no slo se abren a lamultiplicidad de culturas sino a las inteligencias no humanas. Estos horizontesplantean nuevas exigencias a la imaginacin terica, acaso una nueva episteme.Las teoras y modelos comunicacionales en la era digital no podran ser sino teorasy modelos convergentes e interdisciplinarios, otra manera de nombrar lacomplejidad. Las Nuevas Tecnologas de la Comunicacin y la informacin (NTIC)no hacen sino exteriorizar la convergencia tecnocientfica de los aspectoslogsticos, telecomunicacionales y de lenguaje que se advierten hoy. Eldesplazamiento hacia la videsfera, el aumento en la capacidad de memoria y laexpansin del ancho de banda en las transmisiones marcan un momento histricoque pone en jaque treinta siglos de comunicacin alfabtica, constituyendo lamayor mutacin civilizacional de la actualidad, cuyo alcance poltico apenascomenzamos a barruntar.

    2. La e-Ciencia: Lmites epistemolgicos y polticos

    2.1. Tekhn y Saber

    Pensar la e-Ciencia es pensar un presente histrico inmediato que, no obstante,contiene en s un a-presenteen que el ahoranos muestra los ecos de un otrora,convirtiendo el presente en el vrtice de un cono temporal que se abre a losposibles del porvenir. Lo arcaico y lo utpico de conjugan en una relacin reflexivaque cristaliza en una dialctica de proyeccin y retrospeccin12. Como suele ocurrir

    12 Esta nueva etapa que apenas se inicia, despliega en el espacio virtual todos los tiempos de la cultura humana; una verdaderaenciclopedia viviente que se enriquece a cada segundo. Todos los signos se hacen presentes en una perpetuidad sin fronteras. ComoFunes, el memorioso imaginado por Borges, nos enfrentamos a la increble posibilidad, soada por tantos poetas, de vivir el siempreahora. La nueva percepcin del espacio - tiempo, pone al sujeto en una relacin de inmediatez con los mensajes, cuya procedenciageogrfica, histrica y social, resulta aplanada, en un collage de signos. Normalmente, este tipo de apreciacin, lleva con facilidad al

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    con todos los conceptos, cuanto ms de cerca los examinamos, de mayor distancianos llegan los ecos de su pasado: La propia verdad cientfica es histrica13(Wallerstein 1999: 3-76).

    Las nuevas tecnologas no constituyen, ciertamente, una herramienta ms en la

    historia humana. Ellas nos obligan a repensar la tekhnen toda su radicalidad queslo la incuria de los filsofos ha desplazado a un segundo lugar. La tekhn,insistamos, no puede ser pensada ya como un elemento reificante ydesnaturalizador sino como sustrato constitutivo de la conciencia (Sei 2004:337-363).

    La e-Ciencia ha sido definida por la Fundacin Espaola de Ciencia y Tecnologa(FECYT) como: las actividades cientficas a muy gran escala que deberndesarrollarse cada vez ms mediante colaboraciones globales distribuidas yaccesibles a travs de Internet. Este tipo de actividad cientfica cooperativa

    requerir acceso a bancos de datos muy voluminosos y a recursos de computacinde muy gran escala, adems de prestaciones de visualizacin de alta calidad y otrotipo de herramientas" (Vallverd 2008: 193-214).

    La e-Ciencia es susceptible de ser entendida, en efecto, como el conjunto deprcticas cientficas en la era de la Comunicacin Mediada por Computador (CMC).Retomando el clsico concepto de Thomas Kuhn, se tratara, entonces, de unnuevo paradigma en que se desenvuelve la ciencia. Esto es lo que nos explicaJordi Vallverd cuando escribe:

    En el caso de la biologa in silico, no siempre se parte de un laboratorio,sino que se realizan experimentos virtuales con la informacin existente enlas bases de datos, a los que se aplican anlisis computacionales, demanera que todo el proceso es virtual: los datos y las herramientas son bitsde un espacio electrnico. Ms fcil, ms rpido, ms barato. Por estas tresrazones, situadas en su correcto contexto, la e-ciencia es el nuevoparadigma (Vallverd 2008:197).

    nefito a dos prejuicios peligrosos. El primero se refiere a un pretendido fin de la historia; en la medida que los mensajes no sondatados linealmente sino que se integran en una red sincrnica, la historia como tal desaparecera de la conciencia. Existe, sinembargo, una lectura que nos parece ms adecuada; lo que entra en crisis, a propsito de la cibercultura, es una concepcin posiblede la historia; aquella, justamente, que sostiene un tiempo lineal que marcha hacia un progreso ineluctable. Por el contrario,sostenemos que la cibercultura no slo no significa el fin de la historia sino, al revs, puede ser leda como la historizain plena delpresente. Es concebible una visin caleidoscpica, como los cuadros de Delaunay, en que cada instante se conecta con muchostiempos histricos, en muchas dimensiones posibles.El segundo prejuicio, se refiere a una reificacin de las redes de informacin; en efecto, se tiende a disociar con mucha facilidad, lasnuevas tecnologas, sus usos y posibilidades; de los procesos histricos y sociales en que se inscriben. Es bueno no perder de vistaque el espacio virtual extiende y modifica el espacio sociocultural; en otras palabras, el ciberespacio significa el advenimiento de unnuevo nivel de complejidad semitica, que dinamiza los procesos histricos. En suma, lejos de abolir la historia, la cibercultura es unnuevo estadio histrico de la humanidad. lvaro Cuadra. (2003). De la ciudad letrada a la ciudad virtual. Santiago: Editorial LOM, p.68.13 Informe de la Comisin Gulbenkian, La Construccin Histrica de las Ciencias Sociales Desde el Siglo XVIII Hasta 1945, yDebates en las Ciencias Sociales de 1945 Hasta el Presente, en Immanuel Wallerstein (Coord.). (1999). Abrir las Ciencias Sociales.Mxico: Siglo XXI Editores, pp. 3-76.

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    La e-Ciencia resulta ser una forma indita de crear, gestionar, evaluar y difundir elconocimiento nuevo, es decir, se trata de un conjunto de prcticas cientficasasentadas en una infraestructura digital. Esta nueva realidad lleva a algunostericos a celebrar el momento actual como nuevas formas de trabajo cooperativo:

    Las tecnologas de la informacin y computacin estn modificando el modode producir conocimiento, al mismo tiempo que ofrecen nuevas formas detrabajo cooperativo (trabajo en red a distancia, instrumentos virtuales,computacin distribuida, middleware...). En suma: estn desarrollando unpapel fundamental en los procesos actuales de dinmica cientfica, en losque la sociedad civil quiere y desea participar cada vez con ms intensidad.Gracias al cambio en el paradigma informacional y los modeloscomunicativos, esto es ya posible (Vallverd 2008: 204). Vase figura N 4.

    Si bien resulta del todo evidente que la tecno lgicaha transformado las prcticascientficas en todos sus aspectos, este fenmeno nos lleva a una cuestin histricade fondo, la convergencia tecnocientfica que se ha verificado a lo largo del sigloXX. Podramos sintetizar la situacin sealando que el desarrollo de las fuerzasproductivas en el tardocapitalismo ha abolido toda nocin de ciencia, a favor de unvector indito: la tecnociencia.

    PROCESO CONCRECIONES

    Creacin /Descubrimiento Data Tsunami: Petabytes de datos.Instrumentos virtuales.Ontologas.Inteligencia Artificial (IA).

    Gestin: bsqueda- acceso-traslado-manipulacin- minera

    Bases de datos:Complejas, jerrquicas, dinmicas,inconsistentes.Sqfware.Middleware.

    Comprensin Modelizacin computarizada.Visualizacin (entornos amigos).Integracin de la informacin (gen -sociedad).

    Evaluacin Computacional, abierta.Comunicacin Revistas electrnicas gratuitas.Trabajo Deslocalizado.

    En red.Cooperativo.Dinmico.Interoperatividad.Cognicin socialmente distribuida.

    Financiacin Publica-privada.Control Evitando regulaciones nacionales.

    Figura N 4

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    En el marco de la e-Ciencia, debemos hacer una especial mencin de la llamada e-Social Science (e-SS), o si se prefiere, e-Ciencias Sociales. Se trata, a decirverdad, de algo completamente nuevo que se encuentra todava a nivel deproyecto14. De hecho, tal como la e-Ciencia, se trata de prcticas cientficasinditas en el mbito de las ciencias sociales, de carcter cooperativo a distanciabasadas en tecnologas digitales. La irrupcin de la e-SS abre un horizonte deposibilidades de la mayor importancia poltica para la creacin, la gestin y difusindel conocimiento cientfico social. Esta nueva realidad nos obliga a repensar lasllamadas redes acadmicas e intelectuales, pues se abre la posibilidad cierta defortalecer las relaciones Sur-Sur, fortaleciendo las polticas de integracin regional yentre las naciones del mundo en desarrollo.

    Esto significa que la nueva condicin del saber en las sociedades hipermodernasya no le atribuye a ste una finalidad emancipadora, sino ms bien reclama unalegitimacin por la performatividad, forma de legitimacin estatuido por el capital ypor el poder. Ya no se trata de la normatividad de ciertas leyes sino el control de loscontextos, la eficiencia, la consecucin del efecto buscado, la performatividad delas actuaciones. Dicho en trminos concretos: El Estado y/o la empresa abandonael relato de legitimacin idealista o humanista para justificar el nuevo objetivo: en ladiscusin de los socios capitalistas de hoy en da, el nico objetivo creble es elpoder. No se compran savants, tcnicos y aparatos para saber la verdad, sino paraincrementar el poder (Lyotard 1987:87).

    Por esta razn, grandes corporaciones como Monsanto, por ejemplo, contrataexpertos y despliega la ms alta tecnologa al servicio de la investigacinbiotecnolgica, buscando la eficacia y eficiencia para sus polmicos propsitos

    comerciales.

    2.2. Imagen: Mediacin y Modelo

    La irrupcin de la imagen anptica, mediacin y modelo al mismo tiempo,constituye una nueva relacin perceptual con el conocimiento, un saber virtual. Elsaber virtual, a nuestro entender, se funda precisamente sobre un modo designificacin tal en que lo sensible y lo inteligible se funden, la imagen se hacemodelo o, como afirma Martn Barbero: La visibilidad de la imagen devienelegibilidad, permitindole pasar del estatuto de obstculo epistemolgico al demediacin discursiva de la fluidez (flujo) de la informacin y del poder virtual de lomental (Barbero 2003:93). Este punto nos parece crucial, pues junto a su nuevacondicin de modelo y, por ende, susceptible de legibilidad, la imagen digitalconjuga no slo la espacialidad sino la temporalidad, superando el orden lgicosintagmtico del discurso. Si esta nueva condicin se agrega la conjuncin delenguajes diversos (audiovisuales) y la posibilidad cierta de trabajar

    14 Vase una interesante iniciativa en www.ncess.ac.uk/ [Consultado 11-11-2009]

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    interactivamente en arborizaciones hipertextuales, se inaugura un universo en quelos significantes, las superficies perceptuales, reconfiguran la inteleccin misma. Lolineal, sintagmtico fundado en una lgica causal y temporal cede su primaca auna lgica espacial y vincular en que lo lineal es desplazado por una nuevatopologa reticular. En pocas palabras:

    Al trabajar interactivamente con sonidos, imgenes y textos escritos, elhipertexto hbrida la densidad simblica con la abstraccin numrica haciendoreencontrarse las dos, hasta ahora opuestas, partes del cerebro. De ah quede mediador universal del saber, el nmero est pasando a ser mediacintcnica del hacer esttico, lo que a su vez revela el paso de la primacasensorio-motriz a la sensorio simblica (Barbero 2003: 118).

    La imagen 3D y la videomorfizacin han permitido fundir lo inteligible y lo sensible,de suerte que se puede transmitir ntegramente un modelo. La imagen haalcanzado un nivel de complejidad, fineza y precisin que bien puede ser entendido

    como una nueva figura de la razn , en los trminos Martn Barbero: Estamosante la emergencia de otra figura de la razn que exige pensar la imagen, de unaparte, desde su nueva configuracin sociotcnica: la computadora no es uninstrumento con el que se producen objetos, sino un nuevo tipo de tecnicidad queposibilita el procesamiento de informaciones, y cuya materia prima sonabstracciones y smbolos (Barbero 2003:91). Esta tecnicidad a la que aludenuestro autor ya no se enmarca en una pura relacin instrumental sino que instalauna inmediatez psquica y perceptual que redunda en lo que hemos llamadonuevos modos de significacin.

    La e-Ciencia utiliza las simulaciones funcionales para visualizar fenmenos a

    escala nanomtrica. Como sostiene Vallverd: Aunque pueda parecer paradjicolo que voy a decir, la incesante computarizacin de la ciencia y, por inclusin, de labiologa, ha supuesto una humanizacin de la misma. Diseamos estasherramientas para que sean sustitutos de nuestros sentidos ms directos, ypropiciamos la creacin de simulaciones que nos permiten 'ver' el micromundo parapensarlo mejor. Somos una especie basada en la visin, primero, y en el lenguajesimblico, despus (Vallverd 2008: 201).

    La e-Ciencia, en tanto prctica cientfica en la era de la Comunicacin Mediada porComputador (CMC), estatuye una comunidad cientfica extensa o global, capaz, almismo tiempo, de poner a disposicin de millones de usuarios algunos de sus

    hallazgos y teoras. Las revistas cientficas electrnicas logran de este mododiseminar, parcialmente, el conocimiento. Como advierte con lucidez Jess MartnBarbero: La diseminacin nombra entonces el poderoso movimiento dedifuminacin que desdibuja muchas de las modernas demarcaciones que elracionalismo primero, la poltica acadmica despus y la permanente necesidad delegitimacin del aparato escolar, fueron acumulando a lo largo de ms de dossiglos (Barbero 2003: 68).

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    Cabe introducir algunos matices y consideraciones a lo que sostiene este autor,pues, si bien es indudable que el caudal de informacin se ha acrecentado a lmitesinimaginables hace pocos aos, no es menos cierto que una cosa es la informacindisponible y otra muy distinta es el conocimiento posible de alcanzar con ella. Entreinformacin y conocimiento se establece un hiato determinado por las prcticas

    sociales asociadas a las polticas educacionales y, ciertamente, a las polticas deinvestigacin cientfica y tecnolgica de los diversos Estados. La creacin de nuevoconocimiento responde en ltima instancia a decisiones polticas concretas encontextos histricos determinados. Slo de este modo se puede establecer unacorrelacin dialctica entre las nociones de informacin, conocimiento y accin.Esta trada resume muy bien la encrucijada actual en que se encuentran los paseslatinoamericanos, esto es, cmo articular decisiones polticas en este momentohistrico para transformar el cmulo de informacin disponible en un nuevoconocimiento cientfico y tecnolgico para nuestros pueblos, un conocimiento parala accin en el seno de nuestras sociedades. Esto es de particular relevancia en elmbito educacional, pues las nuevas tecnologas estn transformando muyprofundamente el proceso enseanza aprendizaje.

    2.3. Amrica Latina: Educacin Ciencia y Tecnologa

    De manera silenciosa, casi inadvertida, la enseanza tradicional va cediendo sulugar ante la irrupcin de las TICE: Tecnologas de la Informacin para laEnseanza. Las nuevas generaciones de estudiantes, verdaderos digital natives,segn la feliz expresin de M. Prensky, estn familiarizados con las tecnologasnumricas desde la primera infancia. La cuestin es cmo ensear geografadespus de Google Earth.

    Es claro que las paredes que encerraban el aula y la escuela se han tornadotransparentes. Las redes digitales llevan el mundo a la pantalla de un computador.Resulta evidente, tambin, que la Informacin, otrora patrimonio y fuente deautoridad del profesor, hoy est disponible en forma de D-Baseen la red, lo quepone en jaque el estatuto mismo de los maestros. Ya no se puede concebir la figurade un profesor de aula como el portador exclusivo de una cantidad de informacinsino ms bien, debemos pensarlo como alguien que gua la bsqueda de fuentesconfiables y desarrolla el espritu crtico frente al cmulo de datos de que sedispone. Al profesor le corresponde, precisamente, la delicada alquimia quetransforma la informacin en conocimiento y ste en accin.

    La figura del profesor ha mutado esta ltima dcada, ello significa que esimprescindible revisar una serie de conceptos asentados durante dos siglos deprctica pedaggica. El problema puede ser planteado en toda su radicalidad altratar de conceptualizar lo que se entiende en la actualidad por hacer una clase, yms todava al tratar de explicarnos qu es la escuela y la enseanza cuando elaula se extiende al mundo entero gracias a los Entornos Numricos de Trabajo(ENT)

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    El desarrollo cientfico y tecnolgico en Amrica Latina ha debido enfrentar la erade la e-Ciencia de modos diversos. Sea que se privilegie el Estado o el Mercado, locierto es que nuestra situacin est signada por una creciente brecha respecto delos pases ms avanzados. En su aspecto positivo, la e-Ciencia abre la posibilidad

    de un contacto ms prximo y rpido con la comunidad cientfica virtualizada, lasrevistas cientficas digitales y el periodismo cientfico facilitan el acceso ainformacin relevante. Sin embargo, bien lo sabemos, disponer de una grancantidad de informacin no implica, de buenas a primeras, acceder alconocimiento15.

    La e- Ciencia plantea a todos los pases de la regin una serie de inquietantescuestiones. Por de pronto, cabe plantear la interrogante acerca del tipo de cienciaque se requiere para nuestros pueblos, sumidos en la pobreza con toda su secuelade problemas mdicos, nutricionales, energticos y medioambientales slo pormencionar los ms urgentes. El nuevo estadio histrico caracterizado por la e-Comunicacin y la e-Ciencia bien puede acrecentar la distancia respecto de losdesarrollos en los pases ricos, transformando el concepto de subdesarrollo enuna dependencia en red.

    La actual coyuntura histrica y poltica latinoamericana es particularmente complejaen un escenario de crisis global del capitalismo. La e-Ciencia responde atecnologas desarrolladas en otras latitudes, cuya racionalidad inmanente nosresulta muchas veces ajena. Como se ha sealado tantas veces:

    Los sistemas racionales de conocimiento tecnocientfico fueron legitimadosdesde el punto de vista moral y poltico porque su finalidad era contribuir con eldesarrollo humano. Al discurso del progreso y los valores de la civilizacin queestimularon los adelantos de la ciencia, se adhiri el signo de una catstrofeuniversal representada por la degradacin a gran escala de la bisfera,incremento de la desigualdad social, empobrecimiento masivo y militarizacinglobal de los conflictos derivados de estrategias econmicas de expansin. Porcierto, esta militarizacin est basada no slo en el desarrollo y uso de unarsenal tecnolgico convencional, sino tambin bioqumico y nucleardesplegado por la ciencia, y que super las capacidades reales de control dequienes los administran (Carmona 2007:151)

    15 Hace una dcada la formacin de recursos humanos para la divulgacin de la ciencia y la tecnologa adquiri relevancia mundial.En 1999, durante la Segunda Conferencia Mundial de Periodistas Cientficos (Budapest), se hizo un llamado a la Unesco y otrosorganismos internacionales como el Banco Mundial- para que desarrollara una poltica de apoyo para la capacitacin y entrenamientoapropiado de los periodistas cientficos. En esta peticin se insisti tambin en que este respaldo fuera accesible para todas lasregiones y naciones, y as reflejar en todo el mundo las nuevas y complejas funciones del periodismo cientfico. Las inditas, arduas yproblemticas funciones que en la actualidad encara el periodismo cientfico son de carcter global y son los propios medios decomunicacin quienes han asistido la construccin de un complejo colectivo de supervivencia. Los paisajes mediticos dedestruccin ecolgica, devastacin natural, catstrofes humanitarias (hambrunas, epidemias), miseria econmica, inequidad social,desastres y guerras son el lmite para considerarnos sobrevivientes como una certeza. Javiera Carmona. (2007). El perfil delperiodista cientfico: Una cuestin de humanidades. Revista RE Presentaciones Periodismo, Comunicacin y Sociedad. Escuela dePeriodismo Universidad de Santiago, Ao 2, Nmero 3 / junio-diciembre, pp. 151-166: 151

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    Hasta la fecha, Amrica Latina no ha sido capaz de generar una red cientficaregional significativa con una infraestructura propia que propenda a la generacinde nuevos conocimientos para nuestro desarrollo. Fenmenos como la crecienteprivatizacin y la baja calidad de nuestros centros de educacin superior y depostgrados, la escasa inversin de los gobiernos regionales en investigacin, la

    falta de expertos de alto nivel y de una tradicin en diversas disciplinas empobrecelas prcticas cientficas latinoamericanas, generalmente asociadas a programas deinvestigacin en Europa o los Estados Unidos.

    Esta realidad no es nueva, pero se ve agravada por una crisis econmica y por eladvenimiento de las redes digitalizadas como nueva modalidad de las prcticascientficas. Las sociedades latinoamericanas acceden de manera muy parcial a lasnuevas tecnologas, con un promedio regional no superior al 22%, mientras en lospases desarrollados las cifras de penetracin bordean o superan el 50%. (Vasefigura N 5).

    REGION USUARIOS (Mills) PENETRACION(%)

    AFRICA44.4 4.7

    ASIA510.5 13.7

    EUROPA348.1 43.4

    MEDIO ORIENTE33.5 17.4

    NORTEAMERICA 238.0 71.1

    LATINOAMERICA126.2 22.2

    OCEANIA19.2 57.1

    TOTAL 1319.9 20.0

    Figura N 516

    Se ha detectado, recientemente, una brecha digital an ms sutil, en torno al ancho

    de banda que determina la calidad de las conexiones. A todo esto se agrega un usomuy discreto de las nuevas tecnologas, cuyo impacto en el PIB de los paseslatinoamericanos es todava muy marginal17. La e-Ciencia en Amrica Latina se

    16 Las estadsticas de uso de Internet son para el 31/12/2007. La informacin de internetworldstats.com es tomada de datospublicados por Nielsen//NetRatings, la International Telecommunications Union, los NIC locales y otras fuentes fiables. 17 Segn expertos de la ONU, reunidos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo 2007 (UNCTAD),ha crecido la brecha digital, cuando es determinada primordialmente por el acceso a conexiones de alta velocidad para Internet entrelos pases menos y los ms desarrollados. Se estim que el acceso a conexiones rpidas en los pases desarrollados promedia 28%,mientras que en los pases en desarrollo slo alcanza el 3%. Esto implica que estos ltimos an se encuentran muy desconectados de

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    practica todava en centros de elite asociados a programas internacionales deinvestigacin financiados, en muchos casos, con fondos internacionalesprovenientes de pases desarrollados. Amrica Latina est muy lejos todava deaproximarse a un nivel de desarrollo cientfico y tecnolgico a la altura de susnecesidades.

    Esta realidad histrica indita no slo exige una revisin epistemolgica comomarco conceptual para la legitimacin y validacin de las prcticas cientficas sino,y muy especialmente, una revisin de los supuestos polticos en que tales prcticasse inscriben y se tornan legtimas en nuestro continente. De este modo, nocionestan asentadas en el pensamiento europeo como universalismo, progreso y, enparticular, el concepto de civilizacin reclaman, por lo menos, una discusin ennuestras sociedades. Pues, como ha escrito Immanuel Wallerstein:

    Civilizacin hace referencia a una serie de caractersticas sociales que soncontrastadas con el primitivismo y la barbarie. Europa Moderna se considerms que una simple civilizacin entre diversas; se consider excepcionalmente o al menos especialmente civilizada. Lo que caracterizeste estado de civilizacin no es algo sobre lo que haya un consenso obvio,incluso entre los europeos. Para algunos, la civilizacin estaba englobada en lamodernidad, es decir, en el avance de la tecnologa y el aumento de laproductividad, adems de la creencia cultural en la existencia del desarrollohistrico y del progreso. Para otros, signific la autonoma creciente de loindividual con respecto a todos los otros actores sociales la familia, lacomunidad, el Estado, las instituciones religiosas Cuando los colonizadoresfranceses en el siglo diecinueve hablaron de la mission civilisatrice, quisierondecir que, por medio de la conquista colonial, Francia o para ser ms generalEuropa impondra sobre los pueblos no-europeos los valores y normas quefueron abarcadas por estas definiciones de civilizacin. En nombre de talesvalores, varios grupos en los pases occidentales hablaron, en los 90, delderecho a intervenir en situaciones polticas en diversas partes del mundo, ycasi siempre en las partes no-occidentales18 (Wallerstein 2001:95-115).

    La e-Ciencia constituye una reconfiguracin de las prcticas cientficas en un nuevorgimen de significacin que entraa no slo una nueva economa cientfico cultural (formas de produccin, gestin, distribucin y consumo de saberes) sinoadems, una mutacin mayor en el mbito de los modos de significacin.19 Se tratade la mayor mutacin cientfico tcnica en la historia de la humanidad que hacreado las condiciones para la e-Comunicacin, inaugurando con ello un nuevomomento histrico para las prcticas cientficas de los prximos siglos. La e-Ciencia plantea, empero, a los latinoamericanos una tarea mayscula, la deconstruir los fundamentos epistemolgicos y polticos que definan la validez y

    Internet o lo hacen con velocidades de conexin muy lentas, lo que repercute negativamente sobre la produccin, educacin ysociedad de las naciones.18 Wallerstein, Immanuel. (2001). El Eurocentrismo y sus Avatares. Los Dilemas de la Ciencia Social. En Walter Mignolo (Coord.).(2001). Capitalismo y Geopoltica del Conocimiento. Buenos Aires: Ediciones Signos/Duke University, 2001,pp. 95-115.19 Hemos desarrollado estos conceptos en nuestro libro lvaro Cuadra. (2008). Hiperindustria Cultural. Santiago: Editorial Arcis.

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    legitimidad de su quehacer cientfico y tecnolgico en los aos venideros como unode los pilares de su propio sentido histrico en un mundo cada da msinterdependiente y complejo.

    Si el presente establece una relacin temporal respecto de nuestro pasado y

    nuestro futuro, no podemos olvidar que el ahora establece relaciones histricasrespecto del otroray del porvenir. Cuanto ms nos acercamos al concepto de e-Ciencia, surge de inmediato la imagen fantasma de la brecha digital, trmino tannuevo como equvoco para designar siglos de pobreza y de desigualdad. Loepistemolgico y lo poltico se dan cita en el ahorade Amrica Latina frente a lairrupcin de un nuevo rgimen de significacinque nos convoca, por cierto, a unaprofunda reflexin, pero sobre todo a la accin. Si es cierto que la propia verdadcientfica es histrica, quizs ha llegado el tiempo de volver nuestra mirada anuestra propia historia.-

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    Referencias bibliogrficas

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    Estudios visuales, virtualidad y e-comunicacin

    Devorando las miradas: iconofagia, y virtualidad en crisis derepresentacin20

    Vctor Silva Echeto

    1. Introduccin

    Los estudios visuales, emergen como campo problemtico de investigacin, en lamedida en que diversos/as investigadores/as plantean la urgencia de pensar lovisual en crisis de representacin. Esto es, como un traslado de la mirada hacia unno lugar donde convergen el arte, la publicidad y la informtica. Se podramencionar, al respecto, el desvo de la mirada hacia un campo heterotpico,donde el espacio visual aparece como un lugar- otro y la propia mirada esatrapada por la esttica de la pantalla. En este punto es preciso recordar la cargaambigua, contradictoria, que ha tenido este concepto a lo largo de la historia:desde que es incorporada como disciplina en un amplio tratado sobre ella -en

    1750- por Baumgarter y las derivas, posteriores, en Kant, Hegel, en lahermenutica de Dilthey y en las siguientes contiendas en Heidegger, sin olvidarlas ambigedades que el concepto presenta en Walter Benjamin y su actualizacinen los debates sobre la ideologa esttica en De Man, Lyotard, Eagleton o Jay.

    Los principales tericos de la teora de la imagen y de los estudios visuales,parecen llegar a un acuerdo, de que los tempranos textos de anlisis sobre lovisual aparecen a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.Fundamentalmente alrededor de figuras como Aby Warburg (1866- 1929), y aosdespus, Walter Benjamin (1892- 1940). En ambos se encuentra elcuestionamiento al concepto fuerte de esttica, iniciando el estudio de la llamada

    ideologa esttica (De Man, 2006), o, en otra variante ms actual, los anlisis dela esttica como ideologa (Eagleton, 2006).

    20 Este texto forma parte de la investigacin Postdoctoral: La iconofagia como propuesta terico- metodolgica de anlisis de lasimgenes en crisis de representacin. Investigacin comparativa entre los ambientes de las imgenes en Aby Warburg, WalterBenjamin y Vilm Flusser.

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    2. A modo de sntesis: Warburg, pasin de coleccionista y cuestionamiento a laesttica

    La imagen nace paradjicamente cercana a la muerte. Genealgicamente, estasituacin estara cada cierto tiempo retornando, ya que la muerte vuelve una y otra

    vez al campo de lo imagnico. Los ms recientes tericos (Debray, 1994;Jameson, 1997; Baudrillard, 1996; Jay, 2003; Agamben, 2005; Baitello, 2008)retornan a esa discusin sobre la relacin entre imagen y muerte. Ms que undebate iconoclasta e iconofbico, es la imposibilidad de atrapar en su totalidad aun objeto como la imagen, que se caracteriza por su fantasmagora yespectralidad (Derrida, 1996). Por ello, para investigarlo, se requiere de lapregunta por su sobrevivencia, siendo uno de los objetos ms antiguos y ms

    jvenes al mismo tiempo.

    As, en Occidente, uno de los territorios donde se produce un largo y extensodebate iconoclasta e iconofbico (recordar por ejemplo la importancia que tiene laimagen para las religiones politestas y monotestas y todas las polmicas queesto motiva21), hoy se vive atrapado entre imgenes, miradas y fantasmas delcine, la televisin, la informtica, la publicidad, los carteles y galeras de consumoen las ciudades, los GPS, y una variedad de imgenes que contaminanvisualmente los ambientes culturales.

    En ese contexto, investigar sobre las transformaciones que la virtualidad estproduciendo en distintos perodos y ambientes de la imagen, considerando a dostericos que la interrogan inicialmente desde la relacin (no sin conflictos) entreimagen y tcnica, como son los casos de Aby Warburg y Walter Benjamin,permite conformar una masa de conocimientos crticos que, implican, noacercarse a la superficialidad del fenmeno sino a su arqueologa (Foucault,1996a; Zielinski, 2006), a sus profundidades y a sus subsuelos (Baitello, 2008).Estos aspectos, posibilitan explicarse algunas de las mutaciones que se estnproduciendo actualmente, no simplemente como efecto de la metafsica de latcnica (Heidegger, 1996), sino como un extenso trayecto en la historia de lacultura.

    La pesadilla de Aby Warburg por la imagen, lo conduce, hasta sus ltimos aos, aestar obsesionado por las imgenes que lo asedian. Es as que entre 1921 y 1924,Warburg, internado en la clnica psiquitrica de Kreuzlingen, bajo el tratamientodirecto de Ludwig Binswanger, el psiquiatra que renovara profundamente laaproximacin al problema de las enfermedades mentales, es perseguido,asediado, buscado por las imgenes que no le permiten huir de ellas. Estos

    21 Hay que recordar en el cristianismo la disputa que se produjo desde el Concilio de Nicea, en el ao 787, entre los enemigos de lasimgenes (iconmacos e iconoclastas) y los partidarios (iconfilos e icondulos). Los primeros ms numerosos en el clero secular, lacorte y el ejrcito, mientras que los segundos lo eran en el clero regular, monjes y obispos. La guerra civil dur hasta el ao 843 eimplic el triunfo de la ortodoxia. Para Rgis Debray (1994: 65): el occidente monotesta recibi de Bizancio, a travs del dogma de laEncarnacin, el permiso de la imagen. Instruida por el dogma de la doble naturaleza de Jesucristo y por su propia experienciamisionera, la Iglesia cristiana estaba en buenas condiciones para comprender la ambigedad de la imagen, a la vez suplemento depoder y desviacin del espritu. De ah su ambivalencia respecto del icono, de la pintura, como hoy de lo audiovisual. No es unamuestra de sabidura esa oscilacin? Delante de una imagen, el agnstico nunca ser bastante cristiano.

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    hechos que fueron publicados en la historia clnica bajo el ttulo de La curacininfinita(2008), permiten acercarse, desde la iconofagia, a la obra de Warburg, yaque no solamente l fue un consecuente perseguidor y analista de las imgenes,sino que, adems, stas se lo intentan devorar en su persecucin.

    As, Warburg huye de las categoras rgidas de la tradicional Historia del Arte ysus periodizaciones (Baitello, 2009: 138), ampliando los ambientes, categoras ysistematizaciones de las imgenes, que van desde su uso mtico- religioso hastalas transformaciones que operan en las culturas mediticas y postmediticas. Estasituacin lleva a que algunos de los tericos del arte, como por ejemplo Gombrich(1970), no logre comprender en su total complejidad y apertura, los ampliosintersticios que presenta su vida y obra.

    2.1. Trastornos de estilos y combates de rituales

    Warburg era un especialista alemn de arte del renacimiento y de arte y culturapagana que estableci diversos puentes interpretativos entre Amrica del Norte yEuropa. As, en imgenes de la regin de los indios pueblos de Norteamrica,conferencia dictada en la clnica Kreuzlingen (Raulff, 2004), veintisiete aosdespus de un viaje que realiz por Nuevo Mxico y Arizona, le interes, comohistoriador de la cultura, mostrar como un pas que haba puesto la tecnologa alalcance del ser humano, conservaba residuos de una cultura primitiva y pagana(Warburg, 2004), y como se continuaban ejerciendo con inconmovible firmeza susprcticas mgicas de caza y agricultura, costumbres que los europeos suelen

    juzgar como sntomas del atraso humano. Sin embargo, le llam la atencin alhistoriador de las imgenes22, como la llamada supersticin en Norteamrica ibade la mano de las actividades cotidianas (Warburg, 2004: 10). Durante la misa, leinteres el hecho de que los muros estuviesen cubiertos de smboloscosmolgicos- paganos (Warburg, 2004: 26).

    Para Serge Gruzinski (2007: 17-18): Warburg no haba hecho un camino tan largopara preguntarse por la transformacin o la contaminacin de las creenciasindgenas. Haba descubierto la existencia de un vnculo entre la cultura primitivade los indios y la civilizacin del Renacimiento. Por su parte, Phillipe- AlainMichaud (1998: 196), sostiene la tesis de que sin el estudio de su culturaprimitiva, Warburg no hubiera sido capaz de darle un amplio fundamento a lapsicologa del Renacimiento.

    Trastorno de estilos y combates de rituales, son esos cruces y encrucijadas deimgenes entre mundos supuestamente tan alejados y tan diferentes. En esecontexto, Warburg analizar la triple combinacin entre fenmenos naturales,culturales y tecnolgicos. Este estudio de los indgenas de Nueva Mxico y deArizona (los Pueblo), le permiti a Warburg darle un amplio y profundo sentido a lacultura antigua, al renacimiento y a las imgenes de su poca. Pero no solamente

    22 Soy historiador de la imagen (Bildhistoriker), no historiador del arte, indic Aby Warburg en su diario.

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    es esa la comprensin que tena Warburg de esos fenmenos, sino que, adems,para salir del encierro esttico- artstico, tiene que considerar que analizar elsurgimiento de la mitologa antigua es un problema psicolgico, etnolgico yantropolgico. Este elemento que, para Raulff (2004: 91), es uno de los que se leha prestado menos atencin en la biografa de Warburg, le permiti en momentos

    en que todava no haba un desarrollo consistente de la etnologa y de laantropologa-, considerar el problema de la supervivencia de los elementos delas culturas ms antiguas en el presente. En un comentario al margen de laconferencia sobre los indios pueblo de Norteamrica, Warburg sostiene: no quieroque se encuentre, en esta bsqueda comparativa del indio eternamente inmutable,inherente al alma desamparada de la humanidad, el ms mnimo rasgo deblasfemia cientfica.

    La presentacin de esas imgenes y discursos sobre los indgenas, explicaWarburg, estn destinadas a ayudar a las generaciones posteriores en su intentode encontrar la claridad y superar la trgica disputa entre el pensamiento mgicoinstintivo y la lgica discursiva. Esta es la conferencia de un esquizofrnico(incurable), entregada a los archivos de los psiquiatras (en Gombrich, 1992: 304).

    Inicialmente Warburg, como muchos historiadores del arte de esa poca (es decir,de mitad y finales del siglo XIX), enfoc sus estudios en el arte del renacimiento.Una poca de importantes cruces entre las iconografas antiguas, tanto cristianascomo paganas. En esa poca, el principal foco de anlisis de Warburg fue la obrade Sandro Botticelli. No obstante, con el pretexto de un viaje familiar a EstadosUnidos, para la boda de su hermano Paul, que tuvo lugar el 1 de octubre de 1895en Nueva York, Warburg se encontrar con un mundo que le permitir descubrirun cruce entre imgenes y culturas. Estos hechos transformarn su propiaconcepcin sobre el arte y las imgenes. En los borradores de la conferencia deKreuzlingen, se encuentran algunas explicaciones del viaje, y de la huda deNueva York hacia Washington, para visitar la Smithsonian Institution, donde seencontr con el cerebro y la conciencia cientfica del este estadounidense. Allestaban Cyrus Adler, Mr. Hodge, Franck Hamilton Cushing y James Mooney, ascomo en Nueva York se encontraba Franz Boas, es decir, los pioneros de lainvestigacin de los pueblos indgenas (en Raulff, 2004: 74).

    Otra hiptesis, ms arriesgada, indicaba que ese envin de Warburg, surgi atravs de un impulso psquico de su infancia (Krieger, 2006). As, durante unasvacaciones en Ischl, Austria, el joven Aby pidi prestadas de la biblioteca localunas novelas de indgenas. La lectura le ayud a escapar de una difcil realidad,en la que l y sus hermanos tenan que repetir las montonas oraciones judaspara la madre gravemente enferma (Krieger, 2006). Este motivo psquico anticipael afn de Warburg de exponerse al contraste (de culturas) como motor delconocimiento. De ah es que surgi su inters en el cruce de culturas a travsde las imgenes. Las investigaciones del Bureau of American ethnology en laSmithsonian institution de Washington, D.C. (Krieger, 2006), le permitieron aWarburg realizar investigaciones transculturales sobre la imagen y su relacin conlas culturas antiguas, renacentistas y modernas.

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    Un segundo ambiente arqueolgico, que hay que resaltar de la obra de Warburg,es el proyecto Mnemosyne. Atlas de las imgenes, que qued inconcluso a sumuerte en octubre de 1929, estaba conformado por tablas de tela negra (de lasque se conservaron cuarenta) sobre las que estaban pegadas cerca de un millar

    de fotografas. La pasin de coleccionista de Warburg, al igual que la de WalterBenjamin23, los lleva a ambos a convertirse en antecedentes directos de la culturapop y de las culturas del rock, porque no solamente se encontraban iconografasde sus temas de arte favoritos, sino que, adems, incluy afiches publicitarios deuna compaa de navegacin, la imagen de una jugadora de golf y hasta la deMussolini y el Papa firmando el concordato. As, para la definicin warburgiana deuna Ciencia de la cultura o, mejor dicho, de una ciencia de las imgenes(ciencia sin nombre), la ampliacin del fondo de objetos estudiados fuefundamental. En Mnemosyne hay libelos ilustrados, sellos, escenografasefmeras y otros tipos de documentos visuales de distribucin masiva. La culturano se configura nicamente en el elevado nivel de la obra de arte, sino que ldespliega su potencial crtico o afirmativo tambin en un sinnmero de otrasimgenes visuales (Krieger, 2006).

    Pero Mnemosynees algo ms que una operacin, ms o menos orgnica, de losmotivos que han guiado la investigacin de Warburg, como indica Agamben(2007: 172), es, segn dijo el propio Warburg, una historia de fantasmas parapersonas adultas.

    3.Walter Benjamin: pasajes y coleccionismo

    La relacin entre imagen- arte- tecnologa, cultura y consumo, en la obra deWalter Benjamin (1892- 1940), implica, analizar, tanto las transformacionestcnicas que se producen en las primeras dcadas del siglo XX producto de sureproduccin (1972a), como el surgimiento de imgenes que construyen unanueva visibilidad del consumo, transformando la mercanca en una fantasmagoray, por ello, dando un paso ms en su fetichizacin (ya anunciada por Marx).

    As, las galeras comerciales, los escaparates, la moda, los espejos, las luces enla ciudad, las expo mundiales y los bulevares parisinos, as como personajescomo el flneur, construyen un nuevo tipo de imagen, donde comienza a confluir laparadjica materialidad e inmaterialidad del objeto visual, su doble situacin deaparicin y desaparicin, de realidad y virtualidad,