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Noticias del Inundo científico Vitaminas FEDERICO CALVO Glándulas de secreción interna .—La fealdad y la belleza La palabra «vitamina» es de reciente uso y, sin embargo, ya tiene garantizada la existencia y ocupa lugar señalado en el léxi-co científico, como que con ella se denomi- nan substancias nutritivas de inmensa im- portancia y en cuyo estudio están compro- metidos muchos cientistas americanos y eu- ropeos. La naturaleza de las vitaminas apenas ha sido sospechada ; pero de lo poco que de ellas se sabe bien puede afirmarse que su estudio promete ser de incalculable valor en el terreno de los fenómenos nutritivos. El profesor 1loplcins, tratando de dar una explicación comprensible sobre un proble- ma tan complicado, nos dice que la funda- ción de las vitaminas en los procesos bio- químicos es comparable a la del cemento en las construcciones materiales ; ellas sirven para relacionar y estrechar las vinculacio- nes entre las substancias proteínas, los carbonhidratos, las grasas, las sales y el agua que contiene el cuerpo humano. Es bien sabido que tales substancias, sin el auxilio de las vitaminas, no pueden de por sí producir y mantener la vida . Sumi- nistrándolas en forma sintética se ha com- probado, que, lejos de aprovechar, produ- cen muy graves desarreglos orgánicos, ta- les como la detención del, crecimiento en los niños y la muerte cuando dicho trata- miento es prolongado. Para restablecer la salud en tales casos y encauzar de nuevo los procesos normales, es indispensable un riguroso régimen die- tético a base de leche natural en muy pe- queñas dósis. De tales hechos se ha deducido que los alimentos sintéticos, los que el hombre pro- duce en el laboratorio, difieren considera- blemente de los que la naturaleza elabora, y que tal diferencia proviene de la falta de las vitaminas, sin cuyo concurso se ha- ce imposible la asimilación nutritiva. La composición química de estas substan- cias de tan valioso recurso en los fenóme- nos bioquímicos, apenas comienza a ser es- tudiada con todo interés . De tales verifica- ciones se ha comprobado que el reino ani- mal es el gran productor de vitaminas y que las hay de diferentes clases y de mu- cha solubilidad en el agua . y los aceites. También presentan una notoria resistencia al calor y a los agentes drásticos. La vitamina «E», por ejemplo, se encuentra en el embrión de los cereales, y cuando éstos se pilan demasiado y se pul- venzan pierden sus condiciones nutritivas y devienen nocivos para la salud . El beri- beri, la pelagra, el escorbuto y el raquitis- mo, provienen de la ingestión de arroces demasiado limpios, no porque éstos conten- gan gérmenes infecciosos, sino porque al pilarlos y limpiarlos pierden las vitaminas y con ellas todo su valo r alimenticio . Esta clase de vitaminas es de una gran solubili- dad en el agua. Las vitaminas «A» selr solubles especial- mente en los aceites y grasas animales . La crema de la leche es rica en vitaminas de esta clase, lo mismo que los aceites de pes- cado . Los aceites vegetales carecen de ellas, y de ahí que se corneta error muy grave al creer que las olcomargarinas disfrutan del mismo coeficiente isodinú . .mieo de las ver- dadera mantequilla . El efecto de estas vita- minas es iiuv notorio en los fenómenos de crecimiento y desarrollo . Las partes verdes (le los vegeta les como los tallos y las hojas las contienen también en gran cantidad. La vitamina «C», también soluble en el agua, es, al decir del doctor Drummond, un

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Noticias del Inundo científico

VitaminasFEDERICO CALVO

Glándulas de secreción interna .—La fealdady la belleza

La palabra «vitamina» es de reciente usoy, sin embargo, ya tiene garantizada laexistencia y ocupa lugar señalado en elléxi-co científico, como que con ella se denomi-nan substancias nutritivas de inmensa im-portancia y en cuyo estudio están compro-metidos muchos cientistas americanos y eu-ropeos.

La naturaleza de las vitaminas apenas hasido sospechada ; pero de lo poco que deellas se sabe bien puede afirmarse que suestudio promete ser de incalculable valoren el terreno de los fenómenos nutritivos.

El profesor 1loplcins, tratando de dar unaexplicación comprensible sobre un proble-ma tan complicado, nos dice que la funda-ción de las vitaminas en los procesos bio-químicos es comparable a la del cemento enlas construcciones materiales ; ellas sirvenpara relacionar y estrechar las vinculacio-nes entre las substancias proteínas, loscarbonhidratos, las grasas, las sales y el aguaque contiene el cuerpo humano.

Es bien sabido que tales substancias, sinel auxilio de las vitaminas, no pueden depor sí producir y mantener la vida . Sumi-nistrándolas en forma sintética se ha com-probado, que, lejos de aprovechar, produ-cen muy graves desarreglos orgánicos, ta-les como la detención del, crecimiento enlos niños y la muerte cuando dicho trata-miento es prolongado.

Para restablecer la salud en tales casosy encauzar de nuevo los procesos normales,es indispensable un riguroso régimen die-tético a base de leche natural en muy pe-queñas dósis.

De tales hechos se ha deducido que losalimentos sintéticos, los que el hombre pro-

duce en el laboratorio, difieren considera-blemente de los que la naturaleza elabora,y que tal diferencia proviene de la faltade las vitaminas, sin cuyo concurso se ha-ce imposible la asimilación nutritiva.

La composición química de estas substan-cias de tan valioso recurso en los fenóme-nos bioquímicos, apenas comienza a ser es-tudiada con todo interés . De tales verifica-ciones se ha comprobado que el reino ani-mal es el gran productor de vitaminas yque las hay de diferentes clases y de mu-cha solubilidad en el agua. y los aceites.También presentan una notoria resistenciaal calor y a los agentes drásticos.

La vitamina «E», por ejemplo, seencuentra en el embrión de los cereales, ycuando éstos se pilan demasiado y se pul-venzan pierden sus condiciones nutritivasy devienen nocivos para la salud. El beri-beri, la pelagra, el escorbuto y el raquitis-mo, provienen de la ingestión de arrocesdemasiado limpios, no porque éstos conten-gan gérmenes infecciosos, sino porque alpilarlos y limpiarlos pierden las vitaminas

y con ellas todo su valor alimenticio . Estaclase de vitaminas es de una gran solubili-dad en el agua.

Las vitaminas «A» selr solubles especial-mente en los aceites y grasas animales . Lacrema de la leche es rica en vitaminas deesta clase, lo mismo que los aceites de pes-cado . Los aceites vegetales carecen de ellas,y de ahí que se corneta error muy grave alcreer que las olcomargarinas disfrutan delmismo coeficiente isodinú..mieo de las ver-dadera mantequilla . El efecto de estas vita-minas es iiuv notorio en los fenómenos decrecimiento y desarrollo . Las partes verdes(le los vegetales como los tallos y las hojaslas contienen también en gran cantidad.

La vitamina «C», también soluble en elagua, es, al decir del doctor Drummond, un

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NOTICIAS DEL MUNDO CIENTIFICO

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elemento anta-escorbtítico y se encuentraen el jugo de . las frutas, muy especialmen-te la naranja y el limón.

I ,o cierto del caso es que las vitaminasami de manifiesta importancia en los fenó-menos nutritivos y que de la normalidadde éstos dependen las buenas condicionesorgánicas . A este propósito debemosrecordar la importancia de las glándulas de se-creción interna de (me hablamos en cl nrí-tuero anterior de esta Revista, demostran-do cómo sus funciones secretoras intervie-nen en la nutrición.

De manera, pues, que todos los secretosnutritivos parece que están comprendidosen las funciones de las g l ándulas de secre-ción interna y en las vitaminas que contie-nen los alimentos que ingerimos.

Y una vez que hayamos despejado la in_cóguita de este problema estaremos capa-citados para combatir con acierto todas lasfealdades y deficiencias humanas . La nor-malidad nutritiva determina la belleza cor-pórea y todas las condiciones ele !a buenaestructura orgánica .

Está. suficientemente averiguado que to-dos los desperfectos y todas las anomalíasque el hombre presenta provienen directa-mente de la mala nutrición . El raquitismo,que es terreno apropiado para todas las en-fermedades, tiene por causa principal la in-capacidad nutritiva ; las caries dentales, lacalvicie prematura, los desperfectos de lapiel, el color detestable, la, flacura . y la goldura excesivas, la estatura desproporciona .da y sin e'trbo, el nanismo ridículo . las jo-robas, el idiotismo físico y moral, las con-formaciones defectuosas y lodo lo que sig-nifica fealdad repugnante, dimana de lamala nutrición.

El vicio y el delito, los malos caracteres,el impulsivismo, las perversiones sexuales,la amoralidad, la pereza y la desidia, sonignalnuntc exponentes de la malanutrición . Los senos enjutos, las ancas reducidasy las pantorrillas enflaquecidas son los es-tragos de la mala nutrición en el bello sexo.

La belleza y atractivos de la. especie Mi-mana son la obra de las vitaminas v de lanormalidad de las glándulas de secrecióninterna.

Algo de Historia Natural del Istmo de PanamáJ . C . MARCELA

Grandes minerales de oro y otros metales

CE la conformación geológica del ist-mo sea moderna, que su masa bayasido removida por conmociones seis-

micas o erupciones volcánicas y han forma-do una capa de conglomeración roquiza,nada tiene de particular ; esto ha sucedidoen todo el mando, en las primeras edade .;primero desgarramientos seismicos, mástarde erupciones volcánicas que }tan cu-bierto de un manto de lavas toda la su-perficie del globo ; y con respecto a estu-dios geológicos de la masa pétrea del Istmode Panamá, exceptuando el trayecto delCanal, no he oído que se Layan hecho son-dajes profundos, para conocer la. formaciónde las capas interiores.

La cordillera de los Andes, que cual es-pina dorsal de la. América, se estrecha enel Istmo, como comprimida por presioneslatera l es, haciendo que su lomo se eleve a

regular altura, es el más apropiado para elestudio de su conformación ; los estratos,en las fallas del . terreno y los cortes hechospor las corrientes aluviales a' través de lasrocas, enseñan al geólogo la edad a quepertenecen y si sus masas encierran mine-rales preciosos, contemporáneos de ellas;pues no busquemos minerales de tal o cualclase en terrenos en cuyas edades no haaparecido, como no busquemos luz dondereinan las tinieblas.

Las costas del istmo son las menosapropiadas para estudiar su conformación,pues están compuestas de. fragmentos des-prendidos de las montañas, y quo una meta_tnorfosis ha transformado en terreno vege-tal o estratos de rocas sedimentarias, ypara conocer sus formaciones interiores ten-dría que hacerse profundos sondajes.

Los estudios geológicos hechos en las ro-cas de las montañas c en los cauces de losríos, demuestran que la parte superior de

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«CUASIMODO» , MAGAZINE INTERAMERICANO

las montañas están formadas por rocas íg-neas, grandes basaltos y todo un cortejo deproductos volcánicos, pero a partir decierta altura ya no se encuentra sino unaque otra roca volcánica aislada, dando pa-so a los estratos sedimentarios de diferen-tes edades, como lo comprueban los fósilesele diferentes épocas que su masa encie-rra, y esto demuestra que el Istmo ha esta-do sumergido en las aguas del Océano.

La falta de conocimiento exacto de laconformación geológica del Istmo ha hechoque se diga que no existen minerales de hn-portancia, en cantidades, de consideraciónapreciable ; mas los hechos demuestran locontrario.

Desde el tiempo de la dominación espa-ñola .fueron explotadas las minas de oro delDarién, Santiago de Veraguas, Los Santos,Coclé del Norte, Los Placeres del río Pc-rptení, Peluca, etc., etc. También demuestrala. existencia de oro en la Provincia deChiriquí, el hecho de que en las tumbas delos indios se encuentran objetos de oro enabundancia.

Después de la dominación española sehan extraído de las minas del Darién gran-des cantidades de ese metal, y lejos decreer que se hayan agotado, creo más bienque apenas se han tocado sus filones, puesen toda esta región se encuentra oro, tantoen sus quebradas, como en sus montañas.

1 os españoles, 110 exploI,a.ron otras minasque las de oro, por ser imposib l e en esostiempos el transporte de los otros minera-les, y aun en las de oro no 'explotaban sinolos lavaderos y vetas (le rocas blandas, porcarecer de maquinaria para moler el cuarzo;el país está lleno de vetas abandonadas porlos españoles y aun nadie ha tratado degastar algún dinero para conocer la cuan-tía. de su riqueza.

Desde el año de 1.896 a 1902 extrajo la«Caribean Manganesa() Co .» de las minasde Viento Frío 48,000 toneladas de manga-neso ; otra Compañía. extrajo de las minas

de la . Isla de Culebra otra cantidad consi-derable, en esa misma época.

Desde el año de 1917.a. la fecha, el sefiorHyatt ha extraído ele das minas de Mandi-ga 22,000 toneladas . De aquí a poco el señorUya.tt pondrá en explotación los grandesdepósitos de manganeso del Río Boqueróny para su extracción construirá una, vía fé-irea. de 20 millas de largo, cuyo costo estácalculado en más de $ 300,000 .00 oro.

De este mineral hay grandes cantidadesen toda la costa Atlántica ; desde Coclé del.Norte hasta la región ele San Blas, incluso

ésta, sin contar con que esta región ha sidoapenas explorada en parte.

1:n esta misma región de San Blas se en-cuentran grandes depósitos de hierro oli-gista, de la variedad de hematites roja,igual al hierro de España y superior en ca-lidad al de las minas de Inglaterra, Fran-cia y Alemania, y sólo es inferior al hierromagnético de Suecia ; la fama del hierro deInglaterra no proviene del hierro de susminas, sino de la importación que hace dela.. hematitis roja de España y el hierro mag-nético de Suecia ; el análisis del hierro dela costa de San Blás dá 56 por 100 y enAlemania se utiliza la hematitis parda (li-monita ; hasta el 12 por 100 ; estos depósi-tos están a la vista de todo viajero que vi-site las costas de San Blás en los puntossigluenles : Ticantiquí, Ca l edonia, Tupile,Playón Chico y Cabo de San Blás, y si nose han explotado todavía es por la abun-dancia de hierro en las minas de los Esta-dos Unidos y el costo de su transporte enesta época de escasez de buques.

La guerra europea ha influido en el altoprecio de los minerales de cobre, en su cre-ciente aplicación en todas las industrias;en. Iras minas se trabaja día y noche, paradar abasto a las necesidades del mercado,sin poder alcanzar a llenarlas y esto hainfluido en une los grandes sindicatos mi-neros hicieran un cateo en los yacimientosde cobre del istmo, tomando grandes exten-siones de terreno para su explotación.

El señor Kerr, representante de un grancentro minero de California, que posee mi-uas en Iodo el mundo y entre v i llas poder()sas minas de cobre en Chile, me decía : "esposible que en el Istmo se encuentren ricosminerales ele cobre, pero yo me conformocon uno de poco porcentaje, sólo quiero unvasto campo de laboreo, del cual estoy casiconvencido (Inc se encuentra en el país " ;poco tiempo después, tomó una gran exten-sión de terreno en las minas de cobre deTalé, Provincia de Chiriquí ; lo mismo su-pedió con otra Compañía en ?gas minas aleSan Francisco, Santiago de Veraguas, y és-ta apenas ha principiado sus labores y yaha mandado la primera remesa de ese mi-ner al a. Inglaterra : tengo muestras de estemineral y es uno de los que más porcentajetiene entre los minerales de cobre ; de estetenemos en la Provincia de Colón y otraspartes de la. República que no ha sido ca-teado aún, pero que llegará su tiempo.

También se encuentran minas de plata enSantiago de Veraguas y otros lugares que,desde que los españoles los dejaron, nadiese ha ocupado de ellos, como también las

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NOTICIAS DEL MUNDO CIENTIFICO

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de plomo y plata (galena) de Río Piedra,Provincia de Colón.

Hermosos ejemplares de mineral de an„timonio han sido encontrados en las cabe-ceras del río Rayano, Provincia de Pana-má, por cancheros que transitan por esoslugares y que por falta de conocimientosen el ramo de mineralogía, no han podidolocalizar su procedencia.

I,a arcilla blanca, que en el interior dela República se le da el nombre de barnizy que pintan con ella las casas, no es otracosa que el mineral que se llama kaolin(caolín) y que se utiliza para una variedadde artículos, entre ellos la fabricación dela porcelana, el papel de imprenta y extrac-ción del aluminio.

De este mineral se encuentra en grancantidad en río Indio y en casi todo el in-terior de la República ; ha sido analizadoen los Estados Unidos en 1911 por cuentadel senior Hyatt y ele su análisis (que ten-go en mi poder) resulta de superior calidady excento de toda impureza, ofreciendopo r ella a razón de nueve pesos oro la to-nelada, tal como se encuentra. en el terreno.

La costa. atlántica está llena de minera-les de calcio y es muy rica en arcil l as pro-pias para la fabricación del cemento ; cura fá-brica de éste en el país, no sería una empresabaladí, pues el consumo de éste en el istmorepresenta muchos millones de pesos al afroy cada olía va en aumento su uso, más, si seproyecta la construcción (le caminos de con-creto.

Aluminio .—Este metal se extrae de la la-mina y se encuentra. en todas las :arcillas;e_s blanco como la plata, ligero, maleabley tenaz en alto grado ; es inalterable al aireseco o húmedo y resiste a. la acción de casitodos los ácidos ; estas propiedades le ha-cen útil en extremo o en todas las indus-trias, principalmente en la electricidad yconstrucción de aeroplanos y dirigibles, yel día que se pueda obtener a bajo precio, -se utilizará como el más precioso de los me-tales.

De los minerales que contienen aluminio,uno de los más importantes, y del que seextrae hoy día es la Bauxita (hidrato na-tural de aluminio y hierro) ; de este mine-ral tenemos en gran cantidad en toda laregión del alto Chagres ; una descripciónminuciosa de esta región y de la bauxitafue pub l icada. ha dos años en la «Estrellade Panamá» por un ingeniero de los quecomponían una comisión científica que es-tudió esta región ; el excesivo costo de suextracción por medio de la electrólisis, ha-

cen que no se pueda explotar estos minera-les en regiones lejanas donde no hay ca-minos para el transporte de grandes maqui-narias que esas plantas requieren, mas lle-gará el tiempo en que la necesidad obliguea beneficiarlo donde se encuentre.

También contamos en el Istmo con mine-rales combustibles, tenemos algunos depó-sitos de azufre, fuentes de betunes y carbo-no : hace más de veinte años, yendo parael Darién, encontré unos nativos encendien-do fuego en la playa, y al preguntarles dedónde sacaban el aceite con que empapabanla leña, me dijeron que de los charcos delrío A l quitrán ; prueba evidente de la exis-tencia de fuentes de petróleo en esa comar-ca ; también he oído decir de otros lugaresen que han aparecido rastros de sustanciasbituminosas ; en Bocas del Toro una Com-pañía está haciendo sondajes en busca de

petróleo y no ca posible creer que van ahacer traba () }si de esa cuantía, sin antes es-tudiar los estratos peculiares a esta sustan-cia : varias comisiones geológicas han hechoy están haciendo estudios de las conforma-ciones del Istmo y cada una de ellas guar-da para sí lo estudiado, para aprovechar-

lo su tiempo ; parece que el problema esde suma importancia.

Carbono .—Tenemos afloramientos carbo-níferos en casi toda la República : en RíoIndio, Provincia de Colón ; Coclé, Chiriquí,Santiago de Veraguas, Los Santos, Bocasdel Toro, etc . ; manifestados en calidad deLignito, Antracita y Turba ; su calidad noes mala para ser encontrado en la superfi-cie del terreno ; este carbono ha sido ensa-vado en Alemania y Estados Unidos y seha encontrado (pie es propio para la fabri-cación de panes comprimidos, como los quese usan en Francia, en los ferrocarriles yvapores

En los Estados Unidos, Inglaterra y otraspartes ha aflorado este mineral, del mismomodo que en el Istmo, lignito, turba y só-lo a grandes profundidades se ha encontra-do la hulla grasa, que constituye una verda-dera riqueza para esos países ; en los Esta-dos Unidos se han encontrado a más de milochocientos pies de profundidad y en In-glaterra a mucho mayor ; en Chile las vetasde carbón se extienden a muchas millas ba-jo el Océano y esto no impide que se sigaexplotando.

El motivo que ha impedido que en el ist-mo no se haya resuelto este problema es elpoco espesor de sus capas que se han podi-do estudiar. En Bocas del Todo la casa deDolder y Compañía, allá por los años de1878, pidió a Alemania una maquinaria pa-

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«CUASIMODO » , MAGAZINE INTERAMERICANO

ra comprimir panes de lignito y el gastoexcesivo de más de cien mi1 pesos oro quecostaba, le hizo abandonar el propósito . Na-die ha hecho sondajes profundos en estoslugares para ver de encontrar capas dema-yor espesor y mejor carbono, y sólo se hanconcretado a examinar los aflonnnientosexpuestos a la intemperie por miles de arios,que le hacen desmejorar de su primitivoestado

Los estudios geológicos hechos en e : [st-mo no nos. han dicho todavía, si la diferen_cia del nivel de altura. en que se encuentranestas capas carboníferas, y que varían des-de mil quinientos pies de altura hasta. el ni-vel del mar, pertenecen a un mismo extrae-

to, que sigue las ondulaciones del terreno oson capas separadas.

Si pertenecen a un mismo extracto, ten-dría que hacerse sondajes, para ver si exis-ten otras capas interiores, y si estas capasson independientes unas de otras, es prue-ba que le sucederán otras más profundasy por consiguiente de mejor ea idad y ma-yor espesor.

Apenas comienza la verdadera industriaminera en el Istmo, pues los trabajos ante-rior es no han pasado de meros ensayos, fa]-tos de dinero y conocimientos científicos, ytal vez Panamá, país reputado sin minas.pasará. a ser el país de las minas.

Colón. Julio 10 de 1919 .

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Trabajos Notables de la Prensa Mundial de ActualidadTraducciones y Reproducciones

Los Generales ingleses juzgados por unescritor inglés

Los Generales ingleses son sólidos, pero no brillantes ni magnéticos

PHILIP GIBBS

Carecen del secreto de entusiasmar a sushombres y tuvieron que aprender la tácti-tica moderna pagándola a buen precio deerrores que costaron mucha sangre en losprimeros años de guerra

(N . de R .)---Philip Gibbs, autor del trabajoque aqui insertamos tomándolo del New YorkTimes, adquirió durante la guerra la reputación deser el mejor cronista militar eu lengua inglesa.Sus observaciones sobre los generales ingleses notienen desperdicio.

M' TcHOS años después de esta gua

rrr, quizás en cada generación delas que han de seguir a los hombres

une intervinieron en ella, habrá críticas ycontroversias acerca de sus generales . Seles cebará lodo—no a puñados, sino a pa-létadas—a los generales franceses e ingle-ses, quizás también a los americanos, poraquellos oficiales y hombros que creen Incen algunas acciones muchos batallones fue-ron estérilmente sacr ificados, que horriblesequivocaciones tuvieron lugar de tiempo entiempo y que la victoria hubiera podido ob-tenerse a más bajo precio si la estrategia ytáctica del alto comando hubiera sido máscientífica y más rápida en darse cuenta. dela debilidad o fuerza del enemigo en cien-los lazares o ciertas fechas.

No hay ii solo hombre hoy que puedadar nn fallo decisivo y justo sobre la con-ducta de cada uno de los generales en el

frente e, fueran quienes fueran, porque se re-quiere un cúmulo de pequeños y técnicoselementos de prueba antes de formular opi-

nión favorable o contraria en cada peque-ña acción, y más todavía en una serie debatallas como las que tuvieron lugar en elfrente inglés, y un caudal de datos tan con-siderable es inasequible . 'Podo lo que es po-sible hacer actualmente es un examen enlíneas generales de las principales cualida-des del alto comando y fijar la atención enalgunas de las debilidades y fallas de losmétodos, carácter y conducta de los jcfes-E n este articulo yo me propongo ano-tar, no ciertamente con espíritu dogmá-tico, algunas de las conclusiones a que hellegado acerca de los generales ingleses, has-ta donde me fue posible observarlos duran-te la guerra. Los corresponsales de guerraoficiales que estaban en el ejército inglésen el frente, uno de los cuales tuve yo elhonor de ser, gozaron de magníficas oportu-nidades de estudiar de cerca a los genera-les de primera línea, porque nosotros visitá-bamos sus cuarteles durante el curso de lasbatallas, conocíamos muy bien a sus oficia-les y con muchos de ellos teníamos íntimaamistad, invitándonos a comer recíproca-mente en frecuentes ocasiones.

Desde el punto de vista . del carácter per-sonal, ningún grupo de hombres podía ha-ber más admirable, conl.o grandes caballe-ros que eran todos del anticuado tipo in--glés—que es un tipo muy bueno, también,s . su modo. Ellos tenían la . fácil dignidadde hombres que pertenecían a buenas fa.millas inglesas, irlandesas y escocesas y queeh su mayor parte se habían dedicado des-de la juventud a la profesión de las armas,

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«CUASIMODO », MAGAZINE INTERAMERICANO

lo mismo que sus padres y abuelos, en sucalidad de casta hereditaria . Muchos deellos habían servido en la India, Egipto yAfrica del Sur, y se habían distinguido an-tes que todo, en sus días juveniles, por subizarría personal, y más tarde por el talen .to administrativo o prestigio adquirido den-tro de su propia profesión . El ascenso porfavoritismo era una práctica que había si-do abandonada durante la guerra deAfrica y es un hecho rigurosamente cierto queen esta. guerra no había favoritos en nues-tro alto comando que debieran sus puestosa influencia de faldas, o de mero rango, enlas altas esferas.

Exclusividad de la caballería en elcomando

En lugar de las influencias que dejoapuntadas, había cierta exclusividad de co-mando a favor de la caballería como ramaprimera del ejército . Esto se hacía notarpor el numero de generales de caballeríaentre los jefes militares. Tanto Sir JohnFreneh como Sir Douglas llaig, nuestrosdos generalísimos, salieron de la escuela decaballería y se formaron en el espíritu ytradiciones de este cuerpo. En una guerraque dependía menos de la caballería (en loque respecta al frente occidental) que cual-quiera otra guerra de la historia, esto qui-zás era de lamentarse, por más que ningúncomandante en jefe necesita profundosconocimientos técnicos de ingeniería, quími-ca y otras materias que desempeñan un granpapel en la guerra moderna, siempre quetenga los altos atributos que hacen a ungeneral, incluyendo el magnetismo personalpara influir en la imaginación de sus tro-pas, rapidez y seguridad de juicio y aquelsentido intuitivo de ia. maniobra oportunaque solamente pertenece al genio . [f ísica-mente, muchos de nuestros generales eranextrañamente parecidos. Eran hombres ein-cuentones, con quijadas cuadradas, con cur-tidas y coloradas mejillas, ojos grises demirada indagadora y algo dura, pelo entre-cano cortado al rape, con un pequeño bigo-te blanco recortado con esmero sobre la lí-nea del labio superior.

El General Romo, del lo, Ejército, el Ge-neral l3yng, del 3o . Ejército, el GeneralItawyinson del 4o . Ejército, el General Hal-dase, del Go . Ejército, el General Aailcen,del XI Cuerpo, el General Snow, del VII

Cuerpo , y otros generales de división . talescomo De Lisie, Nogent, 13raitwaite, Fergu-son, Congreve y Pinnie podrían todos des-cribirse de ese mismo modo, a despecho de

algunas diferencias individuales de esas quedistinguen a los hijos de una misma madre.

Cualidades de los Generales

Moralmente, sus cualidades eran tam-bién semejantes . Todos tenían gran valor fí-sico . . . aunque el valor no se pone muy aprueba en el generalato moderno, ya que,más arriba del rango de brigadier, se tra-baja lejos de la 1Ltca de batalla, a menosque esta línea se corra en una direccióninesperada . Eran severos disciplinarios yjuzgaban de la cualidad de las tropas porsu corrección al saludar y al marchar, co-sas que no tuvieron nada que ver con lashazañas de los australianos . La mayor par.te de los generales e r an conservadores portradición política y por instinto hereditarioy conservadores también en ideas y méto-dos militares . Tenían desconfianza del in-dividuo brillante y se inclinaban a consi-derarle peligroso y no les eran de ningunamanera propicios a los jóvenes que aspira-ban a escalar los altos puestos a expensasde sus blancos cabellos y larga experiencia.Eran industriosos, competentes,conciensuados, nunca inclinados a posponer sus horasde trabajo a nua vida de comodidad, yco-mo estaban siempre depuestos a sacrificar,si era necesario, su propia. vida por la pa-tria. exigían igual voluntad de sacrificiosen cada oficial y en cada soldado bajo sumando, tratando sin compasión a todo elque se manifestaba rehaeio o flojo en el

cumplimiento de. su deber.Es de lamentarse que entre estos gener a-

les ingleses no hubiese ni uno solo cuyapersonalidad poseyese esa misteriosa peroci:encial cualidad del gran jefe militar : lade inspirar en sus hombres exaltados senti-mientos de entusiasmo, devoción y fe . Noparecía importarles mucho a los soldadossi un comandante de Ejército, o comandan-te de Cuerpo o ele Ilivisif,n, aparecía al ladodel camino viéndoles marchar con rumbo alcombate o de vuelta del combate . Veíanellos a uno de estos duros hombres bajo elcasco de bronce, con su curtida faz y blan-co bigote, y ningún soplo de emoción losagitaba, ningún grito de súbito entusiasmoles sa_'ía de la. garganta en presencia deaquel general, como cuando Wellirigton sur-gía montado en su caballo blanco allá en laguerra de España, o como cuando Napo-león saludaba a su Vieja Guardia . . . ni aúnsiquiera como cuando nuestro Lord Robertsaparecía inclinado como un pequeño facónsobre su enorme corcel de guerra .

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TRABAJOS NOTABLES

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La personalidad de Foch

De cada diez hombres de tropa, ni siquie-ra nueve se sabían el nombre de su jefe ocomandante de cuerpo. Eso no les importa-ba a ellos . Ellos no afrontaban la muertecon más heroico valor para obtener un ges-to de aprobación de parte de un ídolo mi-litar . Era esto debido en parte a las condi-ciones do la guerra moderna, que en los ge-nerales de alto rango hace difícil el contac-to directo con sus tropas y con las masasde hombres envueltos en operaciones . Peroestas dificultades habrían sido salvadas porun general de personalidad impresionante,capaz de herir la imaginación de sus hom-bres con palabras de fuego pronunciadasen el momento oportuno, dotado de hondasimpatía humana y realzado por el brillode victorias obtenidas mediante un ímpetude aventara extraordinaria. que arrancasefavores al adverso azar.

Ningún hombre de este temple aparecióci, el frente occidental hasta que Foch ob-tuvo el comando supremo . En el frente in-glés no existía ningún general con el dónde la palabra—un dón demasiado desdeña-do por nuestros hombres de acción—o concarácter y prestigio suficientes para des-lumbrar la imaginación popu l ar. Durantela retirada (le Mons, Sir John b 'rench gozóun momento de ese prestigio personal ; supresencia significaba algo para sus hombresa causa de su reputación en el Africa delSur ; pero después, cuando comenzó la gue-rra de trincheras y la diaria rutina de lacarnicería producida por el fuego de loalemanes, cuando nuestra artillería comen.zó a mostrarse deficiente y nuestra infante-ría quedó reducida a atacar posiciones fijasde mucha fuerza sin apoyo adecuado y sinesperanza. ninguna de triunfar de tales difi-cultades, el prestigio del generalísimos( fue borrando de la mente de sus hom-bres y no quedó en éstos ni un destello deadmiración. La sangre y el lodo borraronenteramente el brillo personal de la figuracentral.

La timidez de Haig

Sir Douglas Haig, (pie siguió a. French,1e-mía la desventaja de haber recibido la he-rencia . de (Iesilueión de ejércitos quehabían visto cómo la guerra en el frente oc-

cidental iba a ser una larga y monótona lu-eha con enorme carnicería. y sin ningunaseñal visible del fin en perpectiva . SirDouglas Haig, en su cuartel general de St.Orne•, y luego en Montrevil, cerca de la .

costa, gozaba del afecto y la lealtad de susoficiales de Estado Mayor . Hombre de muybuena presencia, con facciones finas realza-das por la firme línea de la quijada, y de

singular dulzura, cortesía y sencillez demaneras con todos los que a él se llegaban,tenía cualidades que hubieran podido ele-varle a la suprema altura. ele la influenciapersonal entre sus ejércitos, si no hubierasido por un defecto muy grave de su ca-rácter y por la situación tan difícil que ocu-paba.

Era intensamente tímido y reservado, bu-yendo (1e toda publicidad de una maneracasi mórbida, y manteniéndose siempre lejosdel lado humano de la guerra . Era constitu-cionalmente incapaz de hacer un gesto dra-mático ante una multitud, o de decir fáci-les, impresionantes cosas a los oficiales yhombres a quienes pasaba revista. Su timi-dez y reserva le impedían también, creo yo,enterarse tanto como hubiera sido de desearde la opinión de los oficiales y soldados yde adquirir informes directos de ellos . Pordesgracia él obtuvo el supremo comando delis ejércitos ingleses en el frente occidental,precisamente cuando en los campos del Som-me y de Flandes, de Picardy y Artois, ha-bía menos oportunidad para estrategia bri-llante, pues todo se reducía por fuerza amartillazos dados con la carne y la sangre delos soldados contra aquellas terribles forta-lezas (el sistema alemán de trincheras ; vein-tinco millas de túneles y nidos de ametra-lladoras), y errando la inmensidad de laspérdidas entre las tropas inglesas no guar-daba la. menor proporción con las ganan-cias de terreno obtenidas, lo que hacía quelos espíritus de nuestros hombres se exas-perasen contra. esta carnicería. de su juven-tud, mirando cada día con más rencor a losgenerales que dirigían estas inútiles heca-tombes.

Prejuicios contra el Estado Mayor

Hubo veces en que el disgusto se acrecen-tó basta la. furia, ele tal modo que un jovenoficial de Estado Mayo r, con su rojo capotey su aspecto marcial, era algo así como eltrapo colorado para el toro entre los oficia-les subalternos y la tropa. quienes le desea-ban la muerte con toda su alma, exaltandosu pequeña personalidad, vestida de unaelegante capa. y de pantalones grises ybotas muy bien pulidas, al elevado pero som-brío rango de «Estado Mayor», aquel mismoque mandaba a los soldados al asalto deposiciones inexpugnables, aquel que envia-

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«CUASIMODO », MAGAZINE INTERAMERICANO

ha órdenes contradictorias y escribía mon-tañas de documentos llenos de instruccio-nes imposibles que hacían el . tormento delos ayudantes y la irrisión de las tropas. Es-te prejuicio contra el Estado Mayor era ali-mentado por los ardores reprimidos de lacólera y de la desesperación. Gran parte deél era enteramente injusto y aún el bizarrooficialito de Estado Mayor, con su capa ro-ja y sus botas brillantes, no era por lo ge-neral tan tonto como parecía, sino, al con-trario, un bravo militar que había probadosu valor en los primeros días de la guerray que ahora estaba cumpliendo su deber,casi tan monótono como el trabajo diariode un escribiente de oficina, con verdaderaasiduidad y un sentido exagerado de su im-portancia.

Personalmente . y con completa honradez,yo puedo rendir tributo a muchos de nues-tros oficiales de división y de Estado Ma-yor por su actividad, eficiencia y devociónal deber . En el curso de las batallas, yo loshe visto cientos de veces trabajando deses-peradamente por largas horas, sin tomarsetiempo para descansar, a fin de que sus sol-dados no carecieran de alimento y municio-nes, y para que la artillería apoyara a tiem-po los avances y para que las tropas de lareserva acudieran en su auxilio en el mo-mento y sitio oportunos.

Eficiencia administrativa

Por el lado administrativo, nuestra má-quina de guerra era maravillosa en su mes_todo y organización y los ejércitos funcio-naban como piezas de un reloj . El transpor-te era excelente y había una cosa que nun-ca dejaba de llegar al pobre Tommy Aticivs,a menos que lo vo 'aura una bomba, y era sucomida . El suministro de vituallas y muni-ciones estaba organizado maravillosamente.Nuestra sección de expertos geográficos eratan buena que despertaba la admiración elelos franceses . Nuestro servicio de informa-ción era, por regla general, excelente, y aveces hasta demasiado minucioso en la exac-titud de sus datos acerca (le la disposiciónde las fuerzas del enemigo y movimientosprobables. De manera que el Estado Mayorno era . tan inepto como algunos oficiales jó-venes de batallón vociferaban de cuando encuando, en los accesos frecuentes de malhumor (Inc . padecían dentro de sus cuevas.

No obstante, había mucho que criticar conjusticia, y no hay duda de que los genera-les ingleses cometieron muchas faltas, algu-nas inevitables, porque es humano el errar,

pero otras debidas a una manifiesta y la-mentable estupidez.

Deseo de ganar terreno inútil

En. los primeros días, la falta principalde nuestros generales consistía en su deseode ganar terreno a toda costa, terreno que-una. vez conquistado resultaba sin ningúnvalor . Ellos organizaban pequeños ataquescontra posiciones Inertes, horriblemente cos-tosas de conseguir y después que los solda-dos con un valor desesperado habían logra-do apoderarse de unas pequeñas yardas detierra, se encontraban con que habían hechootro pequeño saliente, que emergía del fren-te en forma de V, de modo (Inc era más bienuna ratonera para los mismos hombres quelo habían conquistado. Esto se hacía Boaslantemente y yo recuerdo que un distingui,.do oficial dijo con amarga ironía, al refe-rirse a los muchos hombres muertos : «Nues-tros generales tienen que conseguir su pe-queña Y a cualquier precio, para rehabili-tarse ante el Cuartel General».

En la batalla del Somme, atacaron obje-tivos aislados en frentes demasiado angos-tos, y así el enemigo pudo cómodamente barrer a nuestros hombres con el fuego de suartillería, concentrado sobre nosotros desdevarios puntos, en lugar de obligársele a dis-persar sus fuegos por medio de un ataquegeneral en un frente amplio . En. los díasde la guerra de trincheras, cuando la. artille-ría enemiga era macho más fuerte que lanuestra, y cuando su infantería nos sobre-pujaba considerablemente, nuestros genera-les insistían en que las tropas inglesas adop-taran una actitud «agresiva», con el resul-tado de que eran aniquilados, en lugar deadoptar como los franceses una actitud pru-dente de espera hasta que viniese la oca-sión de un golpe grande y decisivo . Las ha-talas (le Neuve Chapelle y Loes, en 1915,nos costaron miles de muertos y no nos die-ron ninguna ganancia apreciable ; y tantoel trabajo del Estado Mayor como el de losgenerales fué, en opinión de muchos oficia-les que presenciaron aquellas batallas, la-mentablemente deficiente.

Murieron para poder aprender

Después de todo, nuestros generales te-nían que aprender su lección, de igual mo-do que el soldado y el oficial, en condicionesde táctica mi l itar que nunca habían sido vis-tas antes, y los soldados y los jóvenes oficia-les de batallón pagaban con su muerte la lee-

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TRABAJOS NOTABLES

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eión que estaban aprendiendo los generales.En el curso del tiempo las cosas fueron me-jorándose y los generales ingleses se hicie-ron menos temerarios en su optimismo ymenos rígidos en sus ideas . Yo estoy segu-ro de que los generales y Estado Mayor delsegundo Ejército, comandado por el Gene-ral Herbert Plumea, llegaban a un grado deperfección tan alto como pudiera esperarsede cualquiera organización humana y todoslos oficiales británicos que sirvieron enaquel ejército estarán de acuerdo con esteaserto. Sir Herbert Plumer se acercaba,creo yo, al tipo del caudillo ideal, dotado depersonalidad propia, más que ningún otrocomandante que me sea. dable mencionar,rseeptuando quizás al GeneralBirdwoodque mandaba un cuerpo de ejército austra-liano. La cara de viejo bull-dog de Plumeay sus ojos azules, le eran familiares a cadaso ldado y todos le querían y tenían fe enél, especialmente porque él siempre estabapendiente de su comodidad y nunca lesabandonó durante los penosos trabajos queconducen al aseguramiento (le la victoria enbatalla. La batalla de Witschae:ste y Messi-nes, en Junio 7 de 1917 fue la batalla másbien organizada de cuantas recuerdo, y con-dujo a una grande y espléndida victoria,debida enteramente a las preparaciones pre-liminares que comprendían toda clase dedetalles. Sir Herbert Plumea tenía la ven-taja de estar aconsejado por un jefe de Es-ttado Mayor que tenía verdadero genio y-era, en mi humilde opinión, el cerebro únicoque iluminaba a los ejércitos ingleses en

campaña, aunque un desconocido totalmen-te para la fama popular . Este era John liar-ington, que tenía un cerebro agudo como elfilo de una espada, ama impensa facilidadpara atrapar los detalles y una bella noble-za de carácter que era como ama llama decontagiosa energía . El Coronel iMiethel, di-rector de la sección de Información Generaldel 2o. Ejército, era también un hombre (learan habi idad, y muchos otros oficiales de

Estado Mayor en aquel ejército eran hom-bres brillantes y competentes.

El efecto de tal dirección se hacía notaren todo, y en este ejército había muy pocode aquella hostilidad entre los oficiales debatallón y el Estado Mayor que solía vol-serse tan virulenta de expresión en otrospuntos del frente.

Lodo y sangre en el frente

Por desgracia, por una trágica ironía,el Estado Mayor del 2o . Ejército tenía que

dirigir toda su energía a la organización deaquel l a serie de batallas en Flandes que tu-vieron lugar en 1917 en cooperación con el5o. Ejército, comandado por el GeneralGough en el ala izquierda . Y debido al es-tado de', terreno, revuelto de una maneracaótica por la artillería, con centenares de-arroyos desbordándose desde las excavacio-nes destrozadas y con lluvias incesantes du-rante cinco meses, aquellos ataques resulta-ron asesinatos en. masa para nuestros hom-bres. Había allí la más horrible mezcla desangre y lodo, en el camino de Ypres hastaPasschendeale, que haya sido vista jamás enla historia de la guerra. El enemigo era ani-quilado en cantidades inmensas y las ba-tallas de Flandes forman parte de aquel ho-rrible proceso de quebrantamiento del espí-ritu alemán cuyo costo para la juventud delimperio británico resultó aterrador . El 2o.Ejército preparó cada batalla . poniendoatención extrema en todos los detalles, encontraste evidente con el manejo de otrastropas, pero así y todo aquello no era másune una organización del desangre colosalde los muchachos ingleses, escoceses, irlan-deses, australianos y canadienses, que su-1'r :eron más de 800,000 pérdidas en aquelnegro año de 1917.

En un artículo anterior ya he tratado delepisodio de la retirada inglesa en Marzo yAbril de 1918, señalando ciertas faltas e in-fortunios del 5o. Ejército, mandado por elGeneral Gough : el empleo de un espaciode tiempo, mayor só l o para complacer a losfrancese s, en un momento en que nuestrosejércitos habían sido extraordinariamentegnehra .ntados por tremendas pérdidas, la

ausencia de los hombres mejores de nuestrasfilas, enviados al socorro de Italia, y la fal-ta de líneas defensivas bastante fuertes pa-ra contener el empuje formidable del ene-migo al atacarnos con 114 divisiones contra4S nuestras.

Las últimas batallas

Durante estos últimos días malos, el tra-bajo del Estado Mayor fue suspendido poralgún tiempo, debido a la interrupción delas comunicaciones entre las unidades ene! frente y el Cuartel General, y las pocasórdenes expedidas solían ser tardías, con-tradictorias e imposibles de cumplir, a can-sa de que la. situación cambiaba de hora enhora . Pero a su debido tiempo, en el momen-to más crítico, el enemigo fue contenido ylos generales ingleses rescataron su reputa-ción por el maravilloso modo cómo, en Agos-

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to del último año, después que Foch habíadado su golpe mortal en el larme con tropasfrancesas, americanas e inglesas, toda lalínea británica evolucionó hasta caer sobreel enemigo, obteniendo una serie de victo ..rias sucesivas, mediante redoblados marti-llazos que hicieron trizas al enemigo, segúndeclaró el mismo Foch.

Estas últimas batallas que tuvieron lugardesde Agosto 8 a Noviembre 11, acusaronexcelente dirección por parte ele los gene-rales, y en ellas por la primera vez Sir Dou-glas Haig y su Estado Mayor pudieron con-fundir y desquiciar al enemigo, medianteuna se rie ele operaciones e ta atégicas y téc-nicas bien planeadas y llevadas a cabo conla ayuda. del valor de 300,000 jóvenes quehabían venido a llenar los huecos en las vie-jas filas y además con la esp éndida coope-ración de las divisiones americanas 27 y 30.

Fueron rehabilitados

Vemos, pues, que, a despecho de todas lascríticas, el alto comando inglés quedó reha-I :ilitado y obtuvo sus últimas victorias arre-batándoselas porfiadamente a los generalesalemanes, aquellos jefes de guer ra profesio-nales que cometieron más equivocacionesque nosotros, a pesar de toda su ciencia yde toda su fuerza . No obstante lo que llevodicho en sentido de crítica--denasia.do fuer-te quizás—no debe creerse de ninguna ma-nera que niego las sólidas cualidades de muches de nuestros generales de Cuerpo y aleDivisión, aunque en ami concepto no poseíangran genio.

Sir .Iú ian B ,yng, que antes comandaba uncuerpo de ejércitto canadiense y luego seencargó del 3o . Ejército, e r a un hombre deuna gran firmeza de voluntad y alguna au-dacia. de imaginación, provisto además dealgunas cualidades de las que hacen a ungran caudillo . El General Ilaldane det 6o.Cuerpo, que antiguamente mandó la viejay gloriosa División 3a ., tan espléndida enmuchas batall as, era un hombre de agudo in-telecto, mucha energía vital e inflexible re-solución . El General Harper, del 4a. Cuer-po, a quien se conocía afectuosamente conel nombre de 'Pío irania' cuando mandabala División 31, ale inmortal renombre en estaguerra, mc dio la impresión de ser nn soldado de fuerte carácter e inflexibles decisio-nes y que además gozaba de la confianza desus hombres . El General Nugent, de la Divi-sión 3G y el General Hickey, de la División1G . eran bellos tipos de comandantes de divi-sión . El General Elles, que comandaba el

Cuerpo de tanques, mostró ser un hombreele extraordinario mérito en la. organizaciónde aquellas nuevas máquinas de guerra, col,una sencil l a . nobleza de alma que le con-quistó cl cariño de todos sus oficiales.

haltas del viejo sistema

Había otros hombres capaces, concienzu-dos, bravos, comandando nuestras divisio-nes . Yero lo que principalmente echaba aperder a nuestros generales era el Sistema,que ponía el alto comando en las manos deun grupo de hombres pertenecientes a lavieja escuela ale guerra, incapaces, por razónde su edad y tradiciones, de romper con losmétodos rígidos y hacetuelásti%;os frentea las nuevas circunstancias.

Nuestra academia mi l itar había sido muydeficiente en su sistema de enseñanza., si esque estoy yo autorizado para formular talopinión de algunos aspeeímenes producidospor ella, que tenían cerebro de canarios y losaires mayestáticos de Postdam . Había tam-

bién una especie de «trust» entro los oficia-les del ejército regular, quienes tomabanpara ellos la parte del león cuando se trata-ba de nombramientos, y así so mantenía pos-tergados a muchos brillantes jóvenes ale losnuevos ejércitos cuya mentalidad, para de-cir lo menos posible, estaba a más alto ni-vel que la de los consagrados de la acade-mia. Aquí y allí, cada . vez que el soldado noprofesional obtenía ama ocasión de puestodo responsabilidad en el frente o EstadoMayor, quedó bien probado e l valor del sen-tidoi práctico de los negocios aplicado a laguerra, y esto se vió muy elarameute—ahru_madoramcnte—en la competente direcciónde los Cuerpos de Australia, cuyos coman-dantes como los generales 'boba, Monash yotros, eran hombres de la . vida civil antesde la guerra . ha misma cosa se observó enlos Cuerpos del Canadá., cuyo comandanteel General Currie había sido agente de ne-gocios, y muchos ale cuyos oficiales más dis-tinguidos no habían tenido ninguna expe-riencia militar de importancia científica ara-

1 es ele que pasaran a Francia y comenzarana dirigir sus tropas en Flandes.

Esta guerra, sin embargo, no la ganaronlos grandes generales, ni entre los ingleses,ni entre los franceses, ni entre los america-nos. La ganó el valor de los soldados defila ,y de sus oficiales de regimiento . La. ga-nó la fe generosa y el espíritu de sacrificiode una gal l arda ju v entud que, a despechode los trágicos errores y pavorosas carnice-rías, ,supo abrirse el camino del triunfo .

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TRABAJOS NOTABLES

Gl

Importantes documentos alemanes

Hindenburg explica y defiende la abdicacióndel Kaiser

[ Reproducido del C rrent History"

CON fecha 20 de Dl urzo de 1919, el

Mariscal Hindenburg g lanzó el si-guiente interesantísimo manifiesto.

"La opinión pública ha . vuelto a deba-tir recientemente la cuestión de las causasque llevaron al Kaiser a refugiarse enHolanda . Para evitar juicios erróneos, qui-siera hacer las siguientes breves observa-ciones,

" Cuando el Canciller Imperial, el Prín-cipe Max de Baden, anunció la abdica-ción del Kaiser en Noviembre 9, sin la de-claración previa de parte del Kaiser elesu asentimiento, el ejército alemán no ha-bía sido derrotado, pero su fuerza habíadecrecido mucho y el enemigo tenía refuer-zos nuevos preparados para . un nuevo ata-que. Se imponía urgentemente la con-clusión de un armisticio . En este instan-te, de la más alta tensión militar, estallóla revolución en Alemania, los insurrectosse apoderaron de los puertos del Rhin, dearsenales importantes y centros de tráficoen la retaguardia del ejército, poniendoasí en grave peligro el aprovisionamientodel ejército, cuyas vituallas no alcanzabansino para muy pocos días . Las tropas enlas líneas de comunicación, al igual quelas reservas, se desbandaron, y comenza-ron entonces a. llegar noticias desfavora-bles acerca de la lealtad de todo el ejér-cito en operaciones.

"En vista de este estado de cosas, elregreso pacífico del Kaiser a su casa eraimposible y sólo podía llevarse a. caboabriéndose paso ala cabeza de tropas lea-les . En tal caso, el colapso completo de

Alemania era inevitable y la. guerra civilse añadiría a la lucha con el enemigo deafuera, que indndablcimmte atacaría confuria redoblada . El Kaiser hubiera podi-do también ponerse al frente de sus tro-pas para buscar la muerte a manos delenemigo en un último ataque ; pero el ar-misticio iiue el pueblo deseaba tan ardien-temente hubiera tenido que aplazarse ymuchas vidas de soldados habrían sidoinútilmente sacrificadas . Fina l mente, elKaiser podía salir del país . El escogió es-

te curso de acuerdo con sus consejerosdespués de una severa lucha mental y so-lamente impulsado por la esperanza deque así servía mejor a su patria, salvabaa Alemania de más pérdidas, angustias ymiserias y le devolvía el imperio del or-den y la paz. No fue culpa del Kaiserel abrigar esta opinión . "

Carta del Kaiser al Crown Prince

Con fecha 9 de Noviembre, el Kaiser re-dactó y remitió al Crown Prince la siguientecarta:

"Mi querido hijo : Después que el Cham-belán Mayor ele Palacio me notificó que élno podía por más tiempo garantizar mi se-guridad personal en el Cuartel General yque ya no se podía confiar más en la leal-tad de las tropas, be resuelto, no sin unapenosa lucha interior, abandonar el ejér-cito, que está desquiciado, y salir paraHolanda. Te aconsejo matenerte en tupuesto hasta que se, concluya el armisti-cio, En Berlín, dos gobiernos, bajo lasjefaturas de Ebert y Liebknecht, estáncombatiéndose mutuamente . Espero vol-verte a ver en tiempos más felices . Tu

fiel y hondamente conmovido padre,

wr r,IIEI,M . '

Carta del Crown Prince a Hindenburg

Cuando el Crown Prince, después de ha-ber tratado sin éxito de mantenerse en supuesto a la cabeza del ejército, decidió re-nunciar al comando supremo, remitió al Ma-riscal Hindenburg la siguiente carta:

Muy honorable Mariscal de Campo:En estos días de nuestra vida tan penosostanto para mi padre como para mí, yotambién tengo que decirle adiós a su Ex-celencia . Con profunda emoción me he vis-to oh igado a hacer uso de la autoridadque me concedió su Excelencia para re-nunciar mi puesto como Comandante enJefe y establecer mi residencia. tan pron-to como sea posible en un país neutral.Sólo be podido llegar a. esta resolucióndespués de una dura lucha interior, pueses repugnante a ini carácter el no poderconducir mis bravas tropas de regreso anuestra patria. Yo deseo, sin embargo, unavez más, explicar brevemente mi actitud .

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«CUASIMODO» , MAGAZINE INTERAMERICANO

"Contra muchas opiniones injustas quesiempre han tratado de presentarme co-mo un instigador de la guerra y como unreaccionario, yo adopté desde el princi-pio el punto de vista de que esta guerraera para nosotros una guerra defensiva.Una y otra vez en 1916 y 1918, yo hice,de pa l abra y por escrito, manifestacionesa las personas interesadas en el sentido deque Alemania debía esforzarse por todoslos medios a su alcance en terminar la

guerra y darse por satisfecha con matenerse,contra el mundo entero, sobre la base delstatu quo. En muchas conversaciones conel General Ludendorff insistí durante mu-cho tiempo en la conveniencia de una pazsensata mediante negociaciones y expreséla opinión de que la más favorable opor-tunidad para llegar a este fin la tuvimoscuando ocupábamos fuertes, formidablesposiciones durante la ofensiva de la pri-mavera y antes.

" En cuanto a la política interna, yo soyla ú tima persona que podría oponerse aldesarrollo liberal do nuestra . constitución.Sólo hace unos pocos días que expuse estaopinión por escrito en carta dirigida alpríncipe Max de Badea . Sin embargo,

cuando la presión de los acontecimientoslanzó a . mi padre del trono, no solamenteyo no fuí oído, sino que se pasó sobre míenteramente en mi carácter de ICrovanPrinee y heredero del trono . Ni yo hiceni se me pidió renuncia alguna . No obs-tante estos bembos, mi resolución era per-manecer en mi puesto y mi único ideal elde conservar mi ejército compacto paraovillar mayores daños y l a desintegraciónde nuestra patria . 1m actitud del actualgobierno, sin embargo, fue autor itaria,oponiéndose a que permaneciera un mo-mento más en mi puesto militar, y se inchizo saber perentoriamente que el gobier-no no deseaba que yo siguiese prestandoningún servicio nii1itar." Su Excelencia tomará. también nota dede que copias de esta carta han sido en-viadas al Ministro de la Real Casa, al Mi-nisterio Prusiano, al Vicepresidente de laCámara Raja, al Presidente de la Cámara.Alta, al Presidente del Gabinete Military a algunos de mis amigos entre los je-fes militares."

Ludendorff se dió cuenta de la derrota desdeAgosto de 1918

El General Ludendorff, en el libro sobrela guerra que dió a la publicidad en Abril

de 1919, declara que la derrota de los ale-manes en Agosto 8 (en la ofensiva franco-británica cerca de Albert y al Norte de Mont-didier) dió por resultado que :os alemanesperdieran toda esperanza de una victoria mi-litar . Se celebraron confer encias con el Can-ciller von Hertling, Con el Almirante vonHintze, Ministro del Exterior y con Hin-denburg, en los días 14, 15 y 16 de Agosto,y hubo también una reunión del Consejo dela Corona, «en la que yo declaré claramen-te que la guerra no podía ganarse mi :itar-mente», dice Ludendorff.

En los comienzos de Septiembre, el Co-mandante Supremo del ejército invitó—con-tinúa Lndendorff a von Iíertling y a vonHintze a una conferencia en Spa. . Hertlingso excusó de asistir por razón de su avan-zt,da edad . Se deliberó entonces sobre la si-(Inna t u en el frente occidental, considerán-dosela como muy grave, según Ludendorff,munen anude:

" 1 ' o me opuse a . la proposición de parinsinuada por el barón Bnrian a causa desu vaguedad, pero defendí la convenien-cia de una gestión de paz inmediata enalguna otra forma . (lluria]] era el Minis-tro del Exterior austro-húngaro y cons-tantemente estaba. batiendo tanteos depaz).

"E' Comando Supremo tenía, idea deaprovecharse de la mediación de Holan-da . En Septiembre 8 se renovaron las dis-ensiones entre von llintze, von Iíertling yyo. Von Hintze 'fue el primero en aludira un cambio radical por razones de políti-ca interio r . Entonces yo manifesté lo quesigue:

" Tenemos que obrar enérgicamente enla cuestión del armisticio y la paz . Todala situación de Europa puede experimen-tar mi cambio desfavorable a nosotros . Elfrente occidental puede er cua l quier mo-mento tener guro retirarse más y mientraspeor sea nuestra situación militar, más du-ras serán las condiciones.

"A la llegada de. la nota del Presiden-te Wilson, fui a Berlín y sometí el, siguien-te cuestionario a von Ilertling:

" Primero : „está el pueblo alearán dis-puesto a continuar luchando? Segundo:¿,cuál es la opinión del Gobierno alemánacerca del peligro bolsbeviki que yo tomomuy en serio? Tercer : ¿,es la. Ukraine ne-cesaria para nuestro aprovisionamiento?

" La segunda nota al Presidente Wil-son fue también enviada de acuerdo conel Comando Supremo del ejército . La con-testaeió n a nuestra nota elaramente mas-

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TRABAJOS NOTABLES

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traba que el presidente Wilson carecía yadel poder de oponerse a las demandas dela Entente. Para replicar a la nota deWilson, el Canciller me invitó otra veza Berlín.

`r ha situación militar no había cambia-do. En el Oeste, sin embargo, hubo unaeonso .idaeión, y esta circunstancia en re-lación con las manifestaciones hechas porcl Ministro de la Guerra en el sentido deque él podría, dentro de un período rela-tivamente corto, darle al Comando Supre-mo 600,000 hombres, hizo que la situaciónpareciese tal que no era necesario rendir-se incondicionalmente al presidente Wil-son Yo puse de manifiesto la necesidadde replicar a la nota en un tono de dig-nidad, con la consideración debida a losintereses del imperio . No se podía pensaren el abandono de la guerra sub-marina. El Almirante Scheer (antiguojefe de Estado Mayor del Almirantazgoalemán) habló en el mismo sentido . Estaconcepción fue mantenida por varios díasen el gabinete de la Guerra . El doctor Solf,(antiguo Ministro del ¡Exterior), sin em-bargo, rogó al Conde Wolff-lietternicb ya otros que creasen una atmósfera de mássuavidad . Solf triunfó . laa guerra subma-rina cesó y el camino hacia la capitulaciónquedó abierto . Von llindenburg protestó

inmediatamente contra esto y propuso quese apelase a la nación.

" Se veía claro en la tercera contesta-ción. del presidente Wilson que nuestrosadversarios no deseaban sino destruirnos.Von llindenburg y yo no teníamos dudade (Inc si se resolvía luchar podríamoscontinuar la guerra por algunos mesesmás.

" Un máximum de esfuerzo podía causarsu efecto en el enemigo y conseguirnosuna paz tolerable . En Octubre 25, von Hin-denburg y yo sometimos esta idea al Kai-ser y más tarde a von Payer, Viee-Can-eUler . Salimos con la impresión de queel Gobierno Imperial no quería seguir pe-leando, sino que estaba dispuesto a acep-tar las más duras condiciones.

"El día 26 escribí mi renuncia, pero asolicitud de Hindenbnrg no le di curso.Inmediatamente después, supe que el Co-mando Supremo había sido violentamen-te atacado en el lieichstag, con motivo desu orden relativa a ta . tercera nota deWilson. Esta orden había, sido suspendidapor mí con estas palabras : «Dejemos quelas cosas se pongan en claro» . Solamentecomo resultado de una torpeza insigne pu-do serle esta orden llevada a von Ilin .den-burg sin conocimiento mío . ,,

El turno del trabajadorALVIN JOHNSON

Este trabajo, tuno, por su actualidad emito por suoriginalidad y ausencia de sectarismo, merece reeo-mendarse especialmente al lector . -f N . de R.)

T01)0 el mundo en los días que correnes un amigo de! obrero . El hombreque trabaja debe tener, su justa com-

pensación . Y una justa compensación. inclu-ye salarios suficientes para sostener decen-temente una tundra . Incluye el máximum decuidados para impedir accidentes ; las máseficientes precauciones contra enfermedadesindustriales ; reducir las horas de faena yevitar los jornales extenuantes (sweating\ruges) . Hasta aquí estamos todos de acuer-do, al menos en teoría . Pero el obrero pidemás, y, ante esta demanda suya, el acuerdouniversal desaparece. El presidente Wilson,condensando las reclamaciones obreras, arti-

culadas ea Inglaterra más claramente queen otros países, pero sentidas en todas par-tes, declara que «no es posible seguir de lamanera que íbamos» ; que debemos encon-trar 1n1 nuevo camino que conduzca «no so-lamente a arreglos momentáneos, sino a unaverdadera cooperación y sociedad basada encomunidad real de intereses y participaciónen el control efectivo» ¿Estáis de acuerdo?

Si lo estáis, os encontraréis un poco aisla-dos en los círculos donde los capitanes deindustrias y sus asociados Financieros y ju-rídicos se atreven a expresar lo que piensan ..¿Darles a los trabajadores participación enel control de la industria? ¡Cómo! Pero sieso es socialismo, o lo que es peor, bolshe-vismo. El presidente, se oye exclamar por

voces irritadas, ha cambiado el cuño tradi_

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cional de la democracia americana por la deenrío extranjero que está produciendo des-órdenes en todas partes de Europa.

La democracia es la democracia ; cuandot attas de nacionalizarla, la despojáis de susvirtudes, del mismo modo que acabáis conlas virtudes del cristianismo cuando lo con-vertís en un culto nacional . La democraciaamericana es una etapa en la evolución ha-cia la verdadera democracia . Nadie manten-dría que no deja mucho que desear en loque afecta a los más importantes particula-res . Es defectuoso su sistema institucional.pero donde se nota más su deficiencia es enlas presunciones y preconceptos con que elcomún de los americanos inteligentes abordael problema obrero.

Una. de estas presunciones, quizás la másfundamental y la más perniciosa, es la deque la condición de obrero es un status delcual los hombres «se elevan» a cosas más

altas . «No tenemos clases en América . El máshumilde obrero, si es industrioso y econó-mico, puede levantarse a . las más altas cum-bres de la opulencia y el poder» . «El máshumilde», ¿,habéis dicho'? . 7;1 millonarioCharlie Sehwab era objeto de humi l dadcuando guiaba su carro de leche o metía car-bón en las calderas de las fábricas de acero.Aho r a es objeto de la mayor reverencia . Esel mismo Charlie Schwab, sin embargo, conla sola excepción de que ha cambiado el vi-gor de la juventud por la solidez de la edadmadura . El aumento en la, estima públicano está en el hombre, sino en las circunstan-cias.

)el mismo modo, en los tiempos feudalesera posible para un tan humilde individuocomo un comerciante o un usurero—lo queahora se flama un banquero—socorrer a ungran señor en cualquier trance peligroso yser por ello elevado a la categoría de noble.Era posible para un despreciado escriba—le, que ahora se llama un abogado—el sacaral rey de un embrollo y ganarse un asientoentre los nobles . Era posible elevarse desdeun oficio cualquiera, bien fuera la Banca, elDerecho, la Medicina, la Iglesia . Si uno ca-recía de las habilidades adecuadas al rango

aristocrático, o si la ocasión no se presenta-ba, uno vivía penosamente y moría mise r ablemente en su humilde oficio.

Ene la conquista de las revoluciones delos sig l os XVII y XVIII el despojar de surcarácter de humildad a los negocios y piafe-alones do la clase media . Después de 1688en Tuglaterca, después del 1793 en Francia,dejó de ser necesario para un abogado o co-merciante el «elevarse» del status en que se

había ganado la vida. Había ciertos privile.gios aristocráticos viejos que se les negaban,pero ya tenían por sí prestigio bastante pa-ra hacerse la vicia más plena y agradable.Después de dos siglos de emancipación de laclase media, pocos miembros de esta claseconservan idea. del status anterior por quepasó . 11Lr . James M . I3eek nunca piensa enello, pero el 7ieclut es que hace 300 años loshombres de verdadera importancia hubieransentido por él la misma clase de desdén queé siente ahora por un cochero competente.Sin duda alguna, los más birmanos entre elloshabrían disertado prot:eetorahnente sobre lacuestión «de si no podría ayudársele a ele-varse por encima de su pobre condición deescriba».

La democracia significa igualdad esencialentre los hombres, pero no puede haber igual-dad entre los hombres, sino a base de igualdignidad en la función . Charle usted de igual-dad todo cuanto guste ; que por más quecharle usted, nunca ha, de considerar comosus iguales a los que tengan (pie levantarsepor encima de su propio status para llegar alde usted, y esto lo sabe ya todo obrero inteli-gente. Dice usted : " yo mismo fui ml obrerotambién ; yo mc siento tan obrero como cna'&quiera de ustedes." Nadie toma en serio es-tas palabras . Todo el mundo sabe que de-trás de esas palabras late un sentimientode complacencia que dice : " aun cuandoyo nací en e l seno de la clase obrera . ¡vedlo que he llegado a ser! " Pero es más ; exis-te también latente la seguridad de que us-ted nunca perteneció realmente a la clasebaja, de que usted tenía características quelo destinaban desde la cuna. para ocuparposiciones más altas . Y es precisamente delo que todo obrero respetuoso de sí mismoaspira a librar el mundo . El tiende a. mode-lar de nuevo las condiciones de la vida yde la industria en tal forma que nadie que

no sea un imbécil se atreva a hablar de ele--s {irse desde el banco de carpintero hasta ellujoso escritorio del ingeniero, desde el ara-do a la Banca o la Judicatura o el Púlpito.El aspira a emancipar su ocupación y ha-cer una carrera respetab l e de ella, del mis-mo modo que loa comerciantes y abogadosde hace dos siglos emanciparon sus oficios.

La clase media eongnistó su emancipa-ción obligando a. la sociedad (Inc vivía desus servicios a darles voz en el manejo delos asuntos púbicos . Tata pronto como loscomerciantes y abogados metieron sus ma-nos en el presupuesto, los aristócratas y ge-nerales se encontraron con sus privilegiosrecortados. Ea clase trabajadora conquista-

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rá su emancipación obligando a la. sociedada darle voz en los asuntos públicos queahora revisten más importancia, los asun-tos industriales . Cuando las cosas evolucio-nen en tal forma que debamos consultar alas uniones obreras de construcción, másbien que a las sociedades de rematistas, ar-quitectos e ingenieros, sobre la cuestión dela crisis de casas, cuando hayamos de con--callar a los trabajadores del trust del hierroy el acero acerca de la escasez de acero,más bien que a, Mr . Gary y a Mr. Sehwab,los oficios manuales se convertirán en ca-rreras de las cuales no habrá necesidad de«elevarse».

Pero esto—dirá. usted—es tratar de en-niendarle la plana a la naturaleza. El oficiode abogado—exe l ama usted—es evidente-mente superior al de albañil . Del mismo mo-do los antiguos oficiales del ejército eneon-1rahan imposible que se tratara de igualarel status de abogado con el del soldado. Elmás inepto, el más ebrio general, ¿no erainfinitamente superior al más hábil profe-sional de las leyes? Los abogados, como ola-se—me diréis—tienen un grado mayor dehabilidad intelectual . Quizás ; tendrémos so-bre ello más luz cuando gastemos tantoesfuerzo era la enseñanza general delos albañiles cono en la de los abogados Eltrabajo del ahogado aguza el entendimien-to ; el tra)rajo del albañil lo embota. Estopuede ser o no puede ser verdad ; pero seade ello lo que sea, ' lo que le interesa más ala sociedad es la. energía mental que lecuela disponible aun hombre para usosdesinteresados, después de ganarse la vida,y el albañil puede tener tanta energía men-tal extra. como el abogado cuándo haya-mos aprendido a ponerle fin al día de faena.antes de haber llegado a extenuar al tra-bajador.

Nadie se propone reducir las condicioneseconómicas todas a nu mismo nivel ; nadiese propone eliminar los incentivos natura-les que llevan a un hombre de una carrera.a otra . Todo lo quo la democracia requierees que los oficios manuales estén revestidosde responsabilidad industrial y libres de losincidentes serviles del exceso de fatiga, afin de Inc los hombres jóvenes con habili-dad, orgullo y ambición que sientan porellos inclinaciones naturales, puedan elegir-los sin el sentimiento de que están descen-diendo en la escala de la humana dignidad.Eso es esencial a la democracia y es tam-bién esencial al progreso económico.

Cuando los negocios se convirtieron en

una carrera que un hombre de ambicionespodía profesar, fueron objeto de una expan-sión enorme . Los talentos que se habían per-dido en la. competencia excesiva para ocu-par sitio en el estrecho margen de las ocu-paciones houorífieas, tales como la del ejér-cito o la administración pública, se hicieronútiles instantáneamente . Los ingleses toma-ron la delantera en el establecimiento delos negocios del mundo sobre una base deefeclividad, a. causa principalmente de quee los fueron la primer a nación que convir-tió el oficio de los negocios en una carrerarespetable. Lo que entorpece cl desarrolloeconómico de hoy no es tanto la falta deeficiencia comercial, como la apatía, cuan-do no el descontento positivo, del trabaja-dor. Y es en vano esperar quo el trabajo res_podda a los requerimientos de una produc-ción intensificada, en tanto que la. industriasiga organizada sobre la base de amo y sir-vienl e, con 'a clase de los amos llevándosede las filas aquellos elementos que en elgremio do los trabajadores hacen más faltapara ilustrar a. las masas, para dotarlas delespíritu de creatividad consciente.

Estamos perdiendo recursos inmensamen-te valiosos, a causa de que nuestro sistemano se, aprovecha ele la cooperación plenade l trabajador. La diferencia en eficienciaentre el hombre que hace lo más que puedey el hombre que sólo haee lo bastante paraconservar su empleo, es la medida de nues-tra pérdida inmediata . Pero hay otra pérdi-da menos visible quo es más grande aún.Esta es la pérdida de inventiva que resultamando los hombres dan su cuerpo al tra-bajo, pero no todo sn espíritu . El procesoindustrial es susceptible de infinitas mejo-ras de detalle y si los trabajadores estuvie-ran consagrados en alma y cuerpo al pro-blema de la industria, sabrían exactamenttedónde estas mejoras son necesarias . Ellossaben colectivamente más acerca de éstoque enlquier administrador, por bien equi-pado que esté en conocimientos de ingenie-ría. La mayor parte de ellos carecen de lahabilidad técnica para . darlo forma definiti-va a la mejora, aunque sepan muy bien la1efieieneia que hay que remediar. La ha-hiidad de inventiva práctica es muy rara.Pero nadie puede dudar de que existe po-tencialmente un volunnen mucho mayor dohabilidad inventiva mi toda la clase obreraque en un pequeño grupo de inventores quesan 1ns encargados exclusivamente de ace-ler ar el progreso industrial de hoy . Lo quees necesario para el desarrollo de este re-

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curso de valor incalculable es el interés ac-tivo de los trabajadores y el orgullo en suoficio, lo que no solamente encauzaría supensamiento todo hacia los problemas de laproducción, sino que los convertiría en auxi-liares inteligentes de la instrucción téc-nica de carácter público . Y esto sólo pue-de ser obtenido a condición de que se revi-sen las relaciones entre empleado y em-pleador. Al empleado debe dársele su parteen la responsabilidad de la producción pa,ra que él. a su vez dé la iniciativa de unhombre libre.

Pero en qué viene a quedar el interés delCapital cuando las demandas del Trabajohayan sido satisfechas? Es un hecho dignode nota, en todo el curso de la reciente his-toria económica, que todo lo que al princi-pio parecía ser sólo una demanda de la cla-se trabajadora, resultó al final siendo una.demanda democrática cuya satisfacción me-joró los intereses de toda la sociedad . Cuan-do los trabajadores pedían más altos sala-rios, los patrones gritaban que se estabansacrificando sus intereses . Fue un cror . 13ahabido ejemplos excepcionales de grandesprovechos derivados de salarios bajos, peroel Capital es en conjunto más productivodonde los jornales son más altos . Comparé-mos la situación económica actual de Amé,rica y la del Japón . Ninguno de los dospaíses sufrió económicamente a causa de laguerra, al contrario, sus industrias flore-cieron mucho durante ella. Ambos paísesconquistaron nuevos mercados, pero el Ja-pón más que América. Y ahora que el co-mercio pacífico del mundo está a punto dereanudarse, no hay duda alguna acerca dela fuerza competidora de América. Pero lahay acer ca del Japón . En América todo tien-de a indicar un auje . En el Japón hay un!gran miedo de depresión . Pero entre lasnaciones industriales es América la que pa-

los jornalees más altos y el Japón losmás bajos . Los altos jornales benefician . ha

clase de los patronos en todas partes se al-borota cuando las horas se reducen . Peroel efecto general de la. reducción de horasha sido un aumento de eficiencia en unaproporción mayor . Las restricciones encuanto a la explotación del trabajo de losnidos y mujeres se emprendieron. en biende los trabajadores, pero resultaron luegoun bien para toda la sociedad. Los trabaja-dores han de ganar muchísimo de una de-mocratización de la industria, pero no hayrazón ninguna para creer que el Capitalhabrá. de perder . Al contrario ; más bene-ficios se ban de obtener en América cuan--do el trabajo obtenga su propio sitio en el;manejo de las industrias.

Pero si éste no fuera el caso, si fueraclaramente demostrable que otras claseshabrían de perder, no solamente en podersino en ganancia material, nadie que seahonradamente demócrata en sus instintosabogaría por mantener el statu quo . Mire_nios la cuestión desde el punto de vista dela gene r ación venidera, y así podremos juz-gar imparcialmente, puesto que nuestro in-terés personal se habrá extinguido . ¿Le

agradaría a usted, lector, la espera de unporvenir en que un muchacho o muchachapor cada diez pudiera elevarse a una con-dición de independencia . y dignidad, mien-tras los otros nueve tuvieran que permane-cer dependiendo de por vida del procesoangustioso del empleo y de la cesantía, sinotro interés en la obra por, la cual viven queaquel que se les incluye en el sobre de pa-go? p 0 preferiría usted, más bien, esperarun porvenir en que el margen de ocupacio-nes que han sido emancipadas del statusde esclavitud asalariada sea tan amplio co-mo el campo total de la industria? Esta eala cuestión reducida a sus puntos esencia-les . No hay duda alguna acerca del lado enque usted, llegada la ocasión, se colocaría,si es que es usted nn demócrata.

sobre lasRecientes declaraciones de Bernard Shawgrandes cuestiones de hoy

FIN el «New 1'orlc Americana vienenapareciendo, entre las manifestacio-nes de otros hombres eminentes en

las letras y en la política, las ideas últimasud gran dramaturgo y pensador inglés acer_ca de los problemas del día .

Sobre la pobreza

" Aborrezco la pobreza ; y de este senil_miento mío es fácil notar que participan to-dos los hombres, ya que todo el que puedeevitar el ser pobre, lo evita, aun a costa de

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cometer cualquiera atrocidad que no cons_tihiya técnicamente un crimen.

"E, aforismo de que Dios hizo a los ricosy a los pobres, es una impostura . Desnudosvinimos al mundo y desnudos salimos de él.Si en e! intervalo se nos antoja robarnoslos unos a los otros, no es culpa de Dios.Con igual razón podríamos decir que Dioshizo a los arzobispos y a los ladrones, co_mo una jnstifieaeión de los ladrones . "

" (leed Chapman, un magistrado inglésbien conocido, declaró recientemente quelos altos salarios son una de las causas quecontribuyen al supuesto incremento de losdelitos ;juveniles . . . ¡QM: interesante esteJlr. (lapidan! Si lo que él dice fuera cier-to, sería cosa de . aplaudir ese supuesto irr-cremeoto de los delitos juveniles . Cualquie-ra pensaría que el tribunal de este juez sellena diariamente de hijos de millonarios.

" Supongamos que abolimos de repentetodas 'as penas .emialadas contra el escala-miento, incendiarislno, etc ., y declaramosque la pobreta es la. única cosa que no es-tamos dispuestos a tolerar ; que todo adul-ta que sea sorprendido con menos de milochocientos veinticinco pesos (por ejem--pie) al año, será inexorablemente ejecuta-do—después de anestesiarlo, para que nosufra—y que Iodo niño hambriento o malalimentado será vestido y engordado a lafuerza . . . ¿No sería esto un enorme progre-so sobre nuestro sistema actual, que ha des-truido ya tantas civilizaciones y que estávisiblemente destruyendo la . nuestra en lamisma forma?

"Venirme a mí con la pregunta de sila pobreza debe ser abolida, me parece co-sa tan absurda como Preguntarme «si la in-fluenza debe evitarse» o «si debemos o noconsiderar el infierno como una residenciapoco deseable».

"La. pobreza es el mayor de los males yel peor de los crímenes. Nuestro primer de-ber—uu deber al cual toda otra considera-ción debe sacrificarse—es el no ser pobres.«Pobre pero honrado», «la respetabilidaddel pobre», y frases semejantes, son tanintolerables y tan inmorales como <borra-ello pero amab!ie», «tramposo pero ele tratomuy fino», «c r iminal excel ante» y otrasparecidas.

Sobre la Administración de Justicia

"'Todo el sistema judicial y policial deInglaterra me parece estar basado en laidea de que alguien debe ser castigado co-

mo ejemplo, sea culpable o inocente.Debiéramos tener en cada tribunal hom-

bres cuya sola misión consistiera en defen-der a los reos. Debiera haber detectives pú-blicos cuyo negocio consistiera, no en per-seguir crímenes, sino en descubrir falseda-des en la prueba aportada por la policía.En este cuerpo los ascensos deberían al_ca .uzarse según el número de absoluciones,más bien que según el número de reos con-denados, como sucede hoy.

En toda, mi vida no recuerdo que hayahabido jamás un número tan grande degentes perfectamente honradas, magnáni-mas y ultra respetables que hayan ido ala cárcel.

Cruel sistema penitenciario

"Nuestro sistema. penitenciario es horri-blemente malvado . A todo hombre que en-tra en contacto con él lo vuelve peor de loque era . Es brutal y estúpidamente cruel,(lada día se hace más fácil condenar indi-viduos, y me parece que dentro de un tiem-po muy breve no quedará un hombre hon-rado en el, país que no haya sido condena-do por lo menos a seis meses de prisión.

La seño r a Stephen IIobhonse me dijo ha-ce poco que ella había estado hablando conel presidente del Tribunal Supremo acercade su hijo, condenado por resistirse al ser-vicio militar por razones de conciencia . Elalto Magistrado se mostró muy apenadocuando lo supo y expresó la esperanza deque al menos ella tendría el consuelo deescribirle y mandarle alimentos. A lo cualla señora replicó : " ¿Quiere decir que ustedha estado ejerciendo de juez y condenandohombres a. la cárcel durante toda la vida,, ysin embargo, no está enterado de que yono le puedo mandar nada, de que él sólopuede escribirme una vez al mes y de quesólo puedo verle por entre las rejas de lacárcel 1'"

El Presidente de la Corte Suprema nosabía nada de esto . Todos los magistrados,todos los jueces, todos los miembros de laCorta Suprema, todos aquellos cuya ocupa-ción consiste en mandar hombres a. la cár-cel . debieran ser obligados a pasarse tresmeses en presidio para que aprendan loque ello significa.

Ningún juez mayor de 35 años

"La mayor parte (le nuestros jueces sondemasiado sentimentales . Cuando un hombrellega a los 40 se deja arrastrar demasiado

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por sus pasiones y, a medida que envejece laspasiones le dominan más. En cambio, existeuna gran pureza de espíritu y pasión por lajusticia en casi todo hombre joven. Después(le esa edad se les debe dejar libres de queejerzan su carrera de abogado donde pue-dan dar rienda suelta a sus impulsos.

" La idea de que la . edad y la experienciaconstituyen una garantía de la justicia, esgroseramente falsa . Los jueces son por logeneral demasiado viejos . Un jurado escogi-do en una lista de contribuyentes suele sermás imparcial y representativo . Pero lutyun conflicto siempre en pie entre el juez yel jurado, y siempre vemos al juez tratandode persuadir al jurado de que debe fallar so -bre los hechos y no sobre el punto precisode la moral o psicología del hecho, que eslo único quo importa.

Sobre el bolshevismo

" ¿Sumos o no somos bolsillo vistas?Pues bien, sí ; lo sumos. ¿Qué otra cosa

podríamos ser? 2Por qué vacilamos en lla-marnos bolshevistas? Por cobardía. moral,sin duda . Pero quizás hay otras razones . E!nombre es ambiguo y bajo una. u otra. delas acepciones de la palabra, toda la Cámarade los Comunes es bolshevistas ; y ningúncaballero puede prestarse fácilmente a quele confundan con algunos de los héroes dela última elección general que ahora oeuopan asientos allí,

" 1lay dos definiciones del bolshevismo."Fa boca de los que defienden el orden

actual (si es que se puede llamar orden),bolshevismo significa lo mismo que socialis-mo. Yo soy socialista, y, por consiguiente.bolshevista.

"Pero en boca do los demócratasdoctrinarios, bolshevign.ismo es aquel que, habien-do perdido toda e speranza en la democracia,en vista de acontecimientos tales como laselecciones últimas de Inglaterra y la guerraque las hizo posibles, se ha dado cuenta del)hecho de que las nasas sólo son goberna-bles por una mezcla de zalamería y coer,ción . disfrazada de frases rimbombantes yaplicada, por una minoría enérgica que sa-be lo que desea y está resuelta a conseguir-lo. a la mayoría, esto es, " a los cuarentamillones de hombres, la mayor parte

imbé-ciles" de que habló Carlyle, conocidos en-Inglaterra antiguamente con el nombre deJohn Bul1, lJncle Sam o 'BrotherJonathany que ahora han sido vueltos a cristianarcon el nombre, más significativo, deHenryDubb. Dita segunda definición abarca ola_

ramente a . toda nuestra clase gobernante y asu séquito de partidarios. Queda demos'Lru-do, pues, que todos somos ahora bolshevis-tas bajo una u otra definición . ¡Tres [lunaspor el bolshevismo!

" Pero vapor qué el bolshevista británicode la segunda clase tiene tan exteaüa sedde 'la sangre de su hermano en Rusia? Losdos tienen la misma opinión de Henry 1)ublty los dos proceden de la misma manera . Es-to es rigurosamente cierto ; per„ tamtiéu esrigurosamente cierto que los fines que per-siguen son distintos. Lente adula y coac-ciona a las masas, por el bien de ellas mis-mas y en nombre del profeta ?Jarx. Nues-tros bolshevistas in gleses, en cambio, adu-lan y coaccionan a las masas, en bien de subolsillo particular, sin importarles un bledoningún profeta. «Beneficios líquidos» es loúnico que a ellos les quita el sueño.

" Yo no puedo ne gar que soy también unpoco bo '.shevista bajo la segunda acepción.aunque me he llamado a mí mismo demó-crata muchísimas veces . A uno no le essiempre muy fácil evitarlo cuando se en-cuentra ante un mitin de engatusables«Dnbbs» . Siempre que se le dice a 'HenryDubb que su voz es la voz de Dios, se leoye gritar inmediataanenle : «Bravo, bravo,capitán' Pero . . . díganos ahora lo que tono,mos que decir . . Se le dice, y él lo repite auto_mágicamente. 1lay que convencerse de quelin•y Dubb es tan incapaz de hacer sus pro-pias leyes como de escribir sus propios dra-mas . Si se le ilá el voto, es sencillamenteporque la tarea ele engatusarlo resulta másfácil que la de coaccionarlo.

" Cuando uno discute sobre la democra-cia con cualquiera que haya pasado de losveinte años y que haya tenido alguna expe-riencia práctica de los belenes electorales,siempre se acaba por quedar de acuerdo enque la frase «gobierno del pueblo» nuncaequivale a más que la de «,gobierno por elconsentimiento del pueblo» . Ahora bien ; des_de el momento en quo usted trata de gober

-nar por consentimiento del pueblo, inmedia-tamente descubre que el pueblo nunca con-siente en que '],c gobiernen . No hay un solohombre en el pueblo que pague sus impues-tos y contribuciones, a menos que no seabajo la amenaza de prisión perpetua paracl caso de que se resista . Mi sastre no puedesecuestrar mi persona para cobrarme sucuenta cuando yo no le pago . Ni siquiera elcasero lo puede hacer, aunque pueda apode-rarse de mis muebles, siempre que yo no loshaya trasplantado a tiempo . Pero el rey sípuede y ésta es una reserva muy necesaria.Es que Henry Dubb tiene algún escrúpulo

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de conciencia cuando se trata de pagar susastre y su casero ; pero no tiene ningunocitando se trata de su rey, cuyo único vica-rio es el colector de contribuciones.

"En todo cuanto afecta al .Estado, HenryDubb desea hacer lo que le dá la gana y ob-tenerlo todo gratis . De aquí su . gran simpa-tía por los caballeros y magnates aristó-cratas, quienes llevan estas mismas aspira_iliones suyas a la vida . privada . Henry llamaal socialismo «la dictadura del Estero» ya la administración de los asuntos públicos,«expedienteo». El patrono privado, que leexp eta todo lo que quiere y cuando ya nole puede sacar más jugo lo tira al arroyopara que se macera de hambre, es su «gene-roso benefactor» ; en tanto que el funciona-rio público que le dá una ocupación perma-nente, en servicio propio, con una pensión,no es más que un burócrata.

" Conferirle los beneficios del socialismo aHenry Dubb equivale a alimentar por lafuerza a un perro furioso que esté malo dela garganta. Sin dieta que Lenine o Trotz-ky se dieron cuenta de esto. Ellos sabíanque si dejaban a Henry Dubb suelto, cual-quiera otro enérgico representante de lavoluntad de. una minoría lo vendría a en-gatusar y a coaccionar, no por su propiobien ni por el bien de l , mundo, sino para superdición y la perdición de su posteridad.Y puesto que ITeiry, hasta que aprenda lanecesidad que hay de gobiernos, tiene queser forzado por alguien a que se someta aun gobierno, es mejor que se le fuerce a so-meterse a un gobierno honrado que no a ungobierno ladrón.

"Esta es la réplica quo debemos dar alos quo nos vienen con el cuento de «queel pueblo ruso se opone al gobierno de Le-tibie» . Bien ; y qué? Todos los pueblos seoponen a todos los gobiernos.

"Lo que yo quisiera es lograr que nuestropropio gobierno pudiera ser convencido de lanecesidad de tomar en serio la . situación ac-tual. Si persistimos en hacerle la guerra aItnsia, con el santo fin de obligar al lHenryDubb ruso a que restaure al Czar, provo_carémes una crisis política comparada CO))

la cual la. última. guerra resultará, cosa deguasa.

" Durante la guerra los ingleses tenía-mos entro nosotros in otitis que deseaban

ponerle fin. Teníamos ingleses que creíanque q turca debió haberse comenzado . Tenía-mos ingleses que deseaban terminase en unempate ; sin dejar más acritud que la del re-mordimiento , en unos y otros, de la granlocura de haber participado en orgía tanmonstruosa de suicidio y asesinato europeo.Pero no había ningún inglés que deseaseque ganasen los alemanes y que nos impu-sieran el sistema prusiano en Inglaterra . Elpro_germanismo siempre fue una leyenda,un simple pretexto para saquear panaderías,y para que ciertos malhechores políticos eintelectuales trataran de saquear el parla-mento ,v las universidades. Pero si conti_amamos nuestra guerra monarquista contrala revolución rusa, vamos a tener, muy pron-to en Inglaterra—si es quo no le tenemosya—el pro_rasianismo . Habrá millones de in-gleses. quizás los ingleses mejores, que le-jos de desear el triunfo de los genera l es1<nlchalm y Denikin, rogarán con todo Ter_vor que los soldados bolshevistas extermi-nen las tropas de cosacos en que, para ver-giienza nuestra, figuran muchos soldadosingleses.

"Y este conflicto no se reno]verá con elfácil recurso de condenar—como se hizo du-rante la guerra a dos años de cárcel alcuáquero que por razones de conciencia soniegue a vestirse de khaki . El conflicto setraducirá . en una resistencia pasiva, generalal colector de impuestos, si es que no seconvierte en una resistencia activa llevadaal extremo de una guerra civil . Pues sabidoes que la guerra en el Este no es más queuna repercusión de la lucha social del Oeste.

"Si nuestro Gobierno es bastante loco pa-ra seguir jugando con ese fuego, puede su-ceder muy bien que para extinguirlo no seabastante el repartir periódicos de a centa-vo, con propaganda . y comentarios idiotasacerca de las atrocidades bolshevistas. Nin-guna atrocidad rusa de las que el gobiernoabulta y propaga tanto, puede rompararseni remotamente en horror con la atrocidadde una posible restauración del Czar por !asarmas inglesas . Por, desgracia, no es posibleconfiar gran cosa en que nuestros actualesgobernantes tengan cultura bastante, sesosbastantes, o bastante consciencia políticapara apreciar bien la gravedad de estas ad-vertencias . "