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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Volúmenes temáticos de la Sociedad Argentina de Lingüística

Serie 2012

Editores de la serie

Víctor M. Castel

CONICET y Universidad Nacional de Cuyo

Mabel Giammatteo

Universidad de Buenos Aires y Universidad del Salvador

Alejandro Parini

Universidad de Buenos Aires y Universidad de Belgrano

La Serie 2012 de los Volúmenes temáticos de la SAL publica una selección de trabajos de los diversos campos que conforman las ciencias del lenguaje. La selección se hizo mediante

una convocatoria abierta a todos los autores que presentaron ponencias en el XIII Congreso de la SAL (2012). Los volúmenes, editados y evaluados por expertos en los campos

correspondientes, reflejan el estado actual de las prácticas científicas de las respectivas (sub)comunidades discursivas.

Volúmenes publicados

1. Enseñanza de lenguas e interculturalidad

2. Lenguaje, cognición y cerebro

3. Discurso especializado: estudios teóricos y aplicados

4. En torno a la morfosintaxis del español

5. Discurso, identidad y representación social

6. Léxico y sintaxis

7. Lenguas indígenas de América del Sur I. Fonología y léxico

8. Discurso argumentativo, jurídico e institucional

9. Lingüísticas del uso. Estrategias metodológicas y hallazgos empíricos

10. Enseñanza de la gramática

11. Lengua, historia y sociedad

12. Cuestiones de fonética, fonología y oralidad

13. El español rioplatense desde una perspectiva generativa

14. Rumbos sociolingüísticos

Volúmenes por aparecer

15. Lenguas extranjeras. Aportes teórico-descriptivos y propuestas pedagógicas

16. Lenguas indígenas de América del Sur II. Morfosintaxis y contacto de lenguas

17. Discurso literario, periodístico y mediático

18. Cuestiones lexicológicas y lexicográficas

19. Lenguaje, discurso e interacción en los espacios virtuales

20. Lexicografía, lexicografía especializada y terminología

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Rumbos sociolingüísticos

Angelita Martínez y Adriana Speranza

Editoras

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Rumbos sociolingüísticos / Raquel Alarcón... [et al.]; edición literaria a cargo de Angelita Martínez y Adriana

Speranza. - 1a ed. - Mendoza: Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo; Sociedad

Argentina de Lingüística, 2013.

E-Book. - (Volúmenes temáticos de la Sociedad Argentina de Lingüistica / Castel, V., Giammatteo, M. y Parini, A.)

ISBN 978-950-774-231-6

1. Lingüística. 2. Sociolingüística. 3. Sociología del lenguaje. I. Martínez, Angelita, ed. lit. II. Speranza, Adriana,

ed. lit. III. Título

CDD 410

Fecha de catalogación: 05/07/2013

© 2013, Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras

de la Universidad Nacional de Cuyo

© 2013, Sociedad Argentina de Lingüística

Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras

de la Universidad Nacional de Cuyo

Centro Universitario

Parque Gral. San Martín

Casilla de Correo 345

5500 Mendoza

República Argentina

E-mail: [email protected]

Web address: http://ffyl.uncu.edu.ar

Contacto Serie 2012 de Volúmenes temáticos: [email protected]

Idea, diagramación, composición y diseño: Gráfica Brovedá

Primera edición: noviembre de 2013

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Contenido

Evaluadores de Volúmenes temáticos: serie 2012 ........................... 11

Autores del volumen ....................................................................... 15

Introducción ................................................................................... 17

Angelita Martínez y Adriana Speranza

Capítulo 1 ....................................................................................... 23

Valoración socioeconómica de tres características fonéticas en el español de la Argentina

Germán Coloma

Capítulo 2 ....................................................................................... 37

Cuestiones metodológicas en el trabajo de campo: la figura del sociolingüista y sus representaciones socio-discursivas

Lorena M. A. de- Matteis y Mariela E. Rígano

Capítulo 3 ....................................................................................... 53

Expresión y evaluación de la (des)cortesía en puestos de

atención al público: análisis de casos en una institución pública del ámbito educativo bahiense

Gisele Graciela Julián

Capítulo 4 ....................................................................................... 73

Dime cómo estereotipas y te diré dónde te ubicas: valoraciones de inmigrantes de países limítrofes y europeos en Bahía Blanca

Laura Orsi

Capítulo 5 ....................................................................................... 81

“El” Alberto: el uso del artículo antepuesto a nombres propios

Lidia Unger y Jackeline Miazzo

Capítulo 6 ....................................................................................... 89

La gramática en fronteras mestizas

Raquel Alarcón

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Capítulo 7 ....................................................................................... 97

El encabezador ‘qué’ en las oraciones interrogativas totales del español de Catamarca

Andrés Alberto Arroyo

Capítulo 8 ..................................................................................... 107

La estructura “me hace frío/calor” en el español de Catamarca y su posible filiación con la lengua quechua

María Agustina Carranza

Capítulo 9 ..................................................................................... 121

Neutralización de rasgos en clíticos de acusativo en el español hablado en Catamarca

María Alejandra Seco

Capítulo 10 ................................................................................... 131

Estrategias evidenciales en el español rioplatense:

una aproximación desde la variación lingüística

Adriana Speranza

Referencias ................................................................................... 143

Foto y filiación editoras del volumen ............................................ 155

Contratapa .................................................................................... 156

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Evaluadores de Volúmenes temáticos: serie 2012

Hugo Daniel Aguilar Universidad Nacional de Río Cuarto y Universidad Nacional de Villa Mercedes

Luis Aguirre Universidad Nacional de Cuyo

Silvana Elizabeth Alaníz Universidad Nacional de San Juan

Hilda Albano Universidad de Buenos Aires y Universidad del Salvador

Guadalupe Álvarez CONICET y Universidad Nacional de General Sarmiento

Leandro Arce Universidad Nacional de Catamarca

Fernando Balbachan Universidad de Buenos Aires

Vanina Andrea Barbeito Universidad de Buenos Aires

Yris Barraza Programa de Formación de Maestros

Bilingües de la Amazonía Peruana, Iquitos, Perú

Juan Pablo Barreyro Universidad de Buenos Aires

Graciela Barrios Universidad de la República

Roberto Bein Universidad de Buenos Aires

Josefa Berenguer Universidad Nacional de San Juan

Marina Berri Universidad de Buenos Aires y CONICET

Cristina Boccia Universidad Nacional de Cuyo

Juan Eduardo Bonnin CEIL / CONICET

María Paula Bonorino Universidad de Buenos Aires

Iris Viviana Bosio Universidad Nacional de Cuyo

Viviana Cárdenas Universidad Nacional de Salta

Javier Carol Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional

de General Sarmiento

Isolda E. Carranza CONICET y Universidad Nacional

de Córdoba

Cintia Carrió Universidad Nacional del Litoral

y CONICET

Alicia E. Carrizo Universidad de Buenos Aires

Víctor M. Castel CONICET y Universidad Nacional de Cuyo

Marisa Censabella CONICET y Universidad Nacional

del Nordeste

María Chavarría Macalester College, Saint Paul MN, USA

y CONICET

Laura Colantoni University of Toronto

Mariana Cuñarro Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional de

Lomas de Zamora

Wilmar D'Angelis Universidade Estadual de Campinas

(UNICAMP), Campinas SP, Brasil

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Evaluadores

Alejandro de la Mora Universidad Nacional Autónoma

de México

Lorena de-Matteis Universidad Nacional del Sur y CONICET

Ángela Lucía Di Tullio Universidad Nacional del Comahue

Juan Antonio Ennis Universidad Nacional de La Plata

y CONICET

Andrea Estrada Universidad de Buenos Aires

Alain Fabre Universidad de Tampere, Finlandia

Ana Fernández Garay Universidad Nacional de La Pampa

y CONICET

Fernando García Rivera Programa de Formación de Maestros

Bilingües de la Amazonía Peruana, Iquitos, Perú

Paula S. García Universidad de Buenos Aires

Adalberto Ghio Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional de

Lomas de Zamora

Mabel Giammatteo Universidad de Buenos Aires

Mara Glozman Universidad de Buenos Aires y CONICET

Lucía Golluscio CONICET y Universidad de Buenos Aires

Luisa Granato Universidad Nacional de La Plata

Beatriz Gualdieri Universidad Nacional de Luján

Marymarcia Guedes Universidade Estadual Paulista "Júlio de Mesquita Filho" (UNESP), Campus

Araraquara , São Paulo, Brasil

Lilián Guerrero Valenzuela Universidad Nacional Autónoma

de México

Yolanda Hipperdinger CONICET y Universidad Nacional del Sur

Inés Kuguel Universidad Nacional de General Sarmiento y Universidad de Buenos Aires

Georgina Lacanna Universidad de Buenos Aires

Daniela Lauria Universidad de Buenos Aires y CONICET

Marta Lescano Universidad Pedagógica

Ángel Maldonado Universidad de Buenos Aires

Marisa Malvestitti Universidad Nacional de Río Negro

Ana María Marcovecchio Universidad de Buenos Aires

y Universidad Católica Argentina

María Mare Universidad Nacional del Comahue

Angelita Martínez Universidad Nacional de La Plata y Universidad de Buenos Aires

Ileana Martínez Universidad Nacional de Río Cuarto

Salvio Martín Menéndez Universidad de Buenos Aires y CONICET

Laura Miñones Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas ‘Juan Ramón Fernández’

y Universidad de Buenos Aires

Mariana Morón Usandivaras Universidad de Buenos Aires y CONICET

Liliana Naveira Universidad Nacional de Mar del Plata

María Valetina Noblia Universidad de Buenos Aires

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Evaluadores

Susana Ortega de Hocevar Universidad Nacional de Cuyo

Ana Pacagnini Universidad Nacional de Río Negro

Constanza Padilla CONICET y Universidad Nacional

de Tucumán

Azucena Palacios Universidad Autónoma de Madrid

Alejandro Parini Universidad de Buenos Aires y Universidad de Belgrano

Luis París CONICET y Universidad Nacional de Cuyo

Carlos Pasero Universidad de Buenos Aires

y Universidad Nacional de Luján

Rosana Pasquale Universidad Nacional de Luján

y Universidad de Buenos Aires

Liliana Pazo Instituto Superior del Profesorado "Joaquín V. González"

Mercedes Pujalte

Universidad Nacional del Comahue

Alejandro Raiter Universidad de Buenos Aires

María del Rosario Ramallo Universidad Nacional de Cuyo

Silvia Ramírez Gelbes Universidad de Buenos Aires y Universidad de San Andrés

Gabriela Resnik Universidad Nacional de General Sarmiento

Marcela Reynoso Universidad Nacional de Entre Ríos

Susana Rezzano Universidad Nacional de San Luis

Mariela Rígano Universidad Nacional del Sur

Elizabeth Rigatuso Universidad Nacional del Sur y CONICET

Silvina Rodríguez Universidad Nacional del Comahue

Grisel Salmasso CONICET y Universidad Nacional de Cuyo

Rosa María Sanou Universidad Nacional de San Juan

Raquel Santana Santos Universidade de São Paulo

Ana Karina Savio Universidad de Buenos Aires

Inge Sichra Universidad Mayor de

San Simón, Bolivia

Lidia Soler Universidad Nacional de Córdoba

Adriana Speranza Universidad Nacional de Moreno y Universidad Nacional de La Plata

Sonia Suárez Cepeda Universidad Nacional de La Pampa y Universidad Nacional de Córdoba

Mariana Szretter Universidad de Buenos Aires

María Beatriz Taboada Universidad Autónoma

de Entre Ríos y CONICET

Diana Támola Universidad Nacional de Cuyo

Jimena Terraza Universidad de Toronto, Canadá

Guillermo Toscano y García Universidad de Buenos Aires

Augusto Trombeta Universidad de Buenos Aires

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Evaluadores

Alejandra Vidal CONICET y Universidad Nacional

de Formosa

Maximiliano Wilson Université Laval, Québec, Canada

Pablo Zdrojewski Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional de General Sarmiento

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Autores del volumen

Raquel Alarcón Universidad Nacional de Misiones

[email protected]

Andrés Alberto Arroyo CONICET y Universidad Nacional

de Catamarca [email protected]

María Agustina Carranza Universidad Nacional de Catamarca y Universidad Nacional de Tucumán

[email protected]

Germán Coloma Universidad del CEMA

[email protected]

Lorena M. A. de Matteis Universidad Nacional del Sur

[email protected]

Gisele Graciela Julián Universidad Nacional del Sur

[email protected]

Jackeline Miazzo Universidad Nacional de San Luis

[email protected]

Laura Orsi CONICET y Universidad Nacional del Sur

[email protected]

Mariela E. Rígano Universidad Nacional del Sur

[email protected]

Adriana Speranza Universidad Nacional de Moreno y Universidad Nacional de La Plata [email protected]

María Alejandra Seco Universidad Nacional de Catamarca [email protected]

Lidia Unger Universidad Nacional de San Luis [email protected]

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Introducción

Angelita Martínez y Adriana Speranza El presente libro compendia una serie de presentaciones al congreso

de la Sociedad Argentina de Lingüística (SAL) llevado a cabo en el mes de marzo de 2012 en la provincia argentina de San Luis. Por ello, aparecerá al lector como un texto heterogéneo desde el abordaje teórico que lo conforma ya que no pretendemos dar cuenta con él de una línea sociolingüística específica. En efecto, los artículos se corresponden con la

realidad diversificada de un área amplia cuyo hilo conductor es el contexto social y cultural.

Desde ese punto de vista, los trabajos aquí presentados tienen en común la idea de que el lenguaje es una construcción que puede explicarse a la luz de factores de naturaleza socio-cultural. Las distintas problemáticas abordadas se presentan desde perspectivas en ocasiones atravesadas por enfoques provenientes de otras disciplinas u otras áreas de la lingüística. Si bien la Sociolingüística nació con un fuerte sesgo metodológico de orden cuantitativo, centrado en el análisis de la variación lingüística –que también está presente en este volumen- el desarrollo actual de la disciplina en nuestro país muestra una importante versatilidad en cuanto a la metodología adoptada, muchas veces de la mano de los estudios del Análisis del discurso. Se puede observar, a lo largo de estas páginas, cómo los límites entre la Sociolingüística y la Sociología del lenguaje se manifiestan difusos.

La relevancia que adquiere esta heterogeneidad surge de la exposición de los intereses que mueven a las distintas comunidades académicas de nuestro país. Su presentación se torna, entonces, en una forma de visualización y contextualización de problemáticas lingüísticas y sociales

que adquieren dimensión a la luz de compilaciones como la que estamos presentando y abren la discusión acerca de las actuales tendencias en lo que se refiere a los estudios sociolingüísticos en el país.

Los capítulos que integran este volumen se hallan agrupados en relación con el abordaje teórico realizado de las cuestiones lingüísticas que los ocupan. Dado que, como hemos dicho, los límites teóricos, en lo

que se refiere a las disciplinas, se muestran difusos hemos organizado la presentación de los trabajos desde los que se encuentran más ligados a la Sociología del lenguaje hasta los que se centran en cuestiones específicas de corte lingüístico-gramaticales.

El primer grupo, como hemos mencionado, se relaciona con una perspectiva ligada a la Sociología del lenguaje en la que se enfatizan

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Angelita Martínez y Adriana Speranza

18 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

representaciones y aspectos fonológicos y discursivos ligados con la identidad.

El primer trabajo de este grupo titulado “Valoración socioeconómica de tres características fonéticas en el español de la Argentina” de Germán Coloma utiliza un método de regresión estadística conocido como “método de los precios hedónicos” para evaluar la importancia de tres características fonéticas del español de la Argentina (asibilación de /r/,

asibilación de /ʒ/ y distinción entre /ʒ/ y /ʎ/) como marcadores

sociolingüísticos. El método correlaciona dichas características fonéticas con el producto bruto interno per cápita promedio de las distintas

provincias de la Argentina, y de su aplicación el autor concluye que la única que resulta estadísticamente significativa es la asibilación de /r/, cuya presencia se asocia con una reducción del ingreso por habitante. Dicho resultado resulta consistente con el que surge de la comparación directa entre los ingresos medios de las zonas con y sin asibilación de /r/, y también con el que surge de una regresión logística entre dicha variable y el ingreso per cápita.

El capítulo “Cuestiones metodológicas en el trabajo de campo: la figura del sociolingüista y sus representaciones socio-discursivas” a cargo de Lorena M. A. de Matteis y Mariela E. Rígano estudia un tema pocas veces abordado en la investigación lingüística: las representaciones de los hablantes sobre la tarea llevada a cabo por quienes estudiamos la lengua en uso. A partir de la experiencia profesional de las autoras, se plantea la existencia de un extendido desconocimiento sobre los posibles campos de investigación y sobre las maneras en que puede llevarse a cabo el trabajo de campo y el análisis de los datos, así como también sobre el potencial de aplicación de los resultados. Los propósitos que guían este trabajo

son, en primer lugar, realizar un relevamiento de los comentarios que, sobre la figura del investigador, han efectuado hablantes miembros de la comunidad bonaerense de Bahía Blanca. En segundo lugar, se intenta reconstruir la representación discursiva del sociolingüista en dicha comunidad y considerar las ventajas y desventajas que conlleva la misma a la hora de formular un programa de trabajo de campo sociolingüístico.

Por su parte, el trabajo “Expresión y evaluación de la (des)cortesía en puestos de atención al público: análisis de casos en una institución

pública del ámbito educativo bahiense” a cargo de Gisele Graciela Julián, enmarcado en la Sociolingüística interaccional, la Etnografía de la comunicación, la Microsociología de Goffman (1967) y el Análisis del discurso, se propone el análisis de un conjunto de elementos codificadores de cortesía y descortesía en interacciones que tienen lugar entre empleados y usuarios en puestos de atención al público en una institución del ámbito de la educación en Bahía Blanca. Se parte de la hipótesis de que el éxito o el fracaso comunicativo que lleva a conflictos

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Introducción

Rumbos sociolingüísticos 19

en las interacciones entre empleados y usuarios dependen de la construcción de los discursos de cortesía y descortesía, y de la percepción de los hablantes sobre qué es cortés y qué no lo es en esos contextos de interacción.

Por otra parte, Laura Orsi en su trabajo “Dime cómo estereotipas y te

diré dónde te ubicas: valoraciones de inmigrantes de países limítrofes y europeos en Bahía Blanca” presenta resultados de un relevamiento efectuado en la ciudad de Bahía Blanca sobre estereotipos presentes en el imaginario social acerca de los inmigrantes residentes en la zona. En él se expone la existencia, en términos generales, de una visión negativa

sobre la inmigración proveniente de países limítrofes, así como también

sobre las formas de referencia utilizadas para mencionar a dichos inmigrantes. Por otra parte, las alusiones a los inmigrantes de países europeos, aparecen con una valoración opuesta a la relevada para los inmigrantes de países limítrofes. El presente capítulo intenta mostrar, a partir de estos datos, cuáles son tales valoraciones, poniéndolas en relación con el lugar social en el que se ubican discursivamente los informantes respecto de ambos grupos inmigratorios.

El capítulo “’El’ Alberto: el uso del artículo antepuesto a nombres propios a cargo de Lidia Unger y Jackeline Miazzo aborda el tema del empleo del artículo delante de nombres propios, que en San Luis se extendió por todos los estratos sociales, en el estilo informal, y muestra un grado de aceptación distinto del observado en otras comunidades de habla. La hipótesis propuesta es que este rasgo no solo se ha expandido a todos los estratos sociales sino que su uso se torna en una característica de pertenencia a esta comunidad lingüística. Los fundamentos sociales, culturales e históricos que sustentan este uso en la provincia de San Luis hacen que esté ampliamente aceptada su presencia en el español corriente y que se pueda describir como un rasgo que al menos pertenece a la variedad lingüística en cuestión.

El segundo grupo de trabajos trata cuestiones gramaticales que caracterizan variedades del español de la Argentina y en general hacen alguna referencia a la posibilidad de la influencia del contacto de lenguas.

El primer trabajo que presentamos en esta línea corresponde a Raquel Alarcón: “La gramática en fronteras mestizas”. En él se presentan algunas

caracterizaciones de la variedad del español en la provincia de Misiones enfatizando la situación de contacto que se produce entre lenguas habladas en zonas limítrofes y las instaladas históricamente en la región. La autora toma las categorías semióticas de borde y de frontera en sus más amplias acepciones para el tratamiento de tales cuestiones. Desde su planteo, los usos adquieren particularidades según los contactos que el español experimente con las variedades de las lenguas vecinas (guaraní, portugués); con las presencias vestigiales de lenguas

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Angelita Martínez y Adriana Speranza

20 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

inmigrantes (alemán, polaco, ucraniano, dinamarqués, japonés, etc.); con modos lingüísticos de la ruralidad alejados del estándar escolar. Si bien, algunos de los usos presentados en este capítulo se advierten también en otras variedades de la Argentina, desde el abordaje socio-semiótico propuesto se intenta explicar los particulares sentidos con que son usadas las formas analizadas en la variedad misionera.

El segundo capítulo correspondiente a este grupo es el titulado “El

encabezador ‘que’ en las oraciones interrogativas totales del español de Catamarca” a cargo de Andrés Alberto Arrroyo. En él aborda el uso de la forma que introductora de oraciones interrogativas totales como una

característica del habla catamarqueña y propone que estas interrogativas

son una clase distinta de interrogación con respecto al español general. El texto se apoya en aportes de otros autores que se enriquecen a través de un análisis comparativo de distintas estructuras interrogativas desde un punto de vista semántico-pragmático y especialmente fonético-fonológico.

El artículo de María Agustina Carranza lleva como título “La

estructura ‘Me hace frío/calor’ en el español de Catamarca y su posible filiación con la lengua quechua”. En él se busca explicar la utilización de ‘dativos superfluos’ en las expresiones me hace frío/me hace calor como producto del prolongado contacto que el español de la región tuvo con la lengua quechua. A tal fin, se utiliza bibliografía que analiza los dativos de interés e intenta clasificar las expresiones mencionadas en las categorías propuestas por los autores citados. Luego se ejemplifica con cláusulas en lengua quechua en las que se observa, dentro del sintagma verbal, la utilización de dos paradigmas de persona, uno que se comporta sintácticamente como sujeto y el otro como objeto directo. La autora considera que este tipo de cláusulas son el modelo sobre el cual se replica, en español, la expresión me hace frío/calor.

El trabajo de María Alejandra Seco “Neutralización de rasgos en clíticos de acusativo, en el español hablado en Catamarca” aborda lo que la autora considera la neutralización de rasgos de género y de número en clíticos de acusativo como un fenómeno de variación propio del habla de la región andina y, por ende, del NOA y de Catamarca. Supone la pérdida de flexión de género y número en el clítico que duplica un objeto directo

léxico, aunque no de la flexión casual. En este trabajo se analizan datos obtenidos de un corpus de encuestas escritas y grabadas de hablantes catamarqueños de la capital y zonas aledañas, para constatar el uso que realizan de este fenómeno y dilucidar los condicionamientos gramaticales, semánticos y pragmáticos que lo posibilitan. Asimismo, se indaga acerca de la posible vinculación del fenómeno analizado con la influencia del sustrato quechua.

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Introducción

Rumbos sociolingüísticos 21

Cierra este libro el capítulo titulado “Estrategias evidenciales en el español rioplatense: una aproximación desde la variación lingüística” de Adriana Speranza. En él se analiza el uso alternante de ciertos tiempos verbales en un corpus periodístico producido en la ciudad de Buenos Aires. La explicación propuesta en el trabajo vincula el uso alternante de las formas con la evidencialidad como sustancia semántica subyacente. Esto es la posibilidad de determinar la evaluación y el grado de compromiso que cada sujeto establece con la fuente de información y la

evaluación que hace de esta última. El enfoque teórico que sustenta la investigación se encuadra dentro de los principios de la teoría de la variación morfosintáctica según los postulados de la Escuela de

Columbia y la Etnopragmática. Desde esta perspectiva, se propone analizar el perfilamiento cognitivo implícito en la variación, en relación con las necesidades comunicativas de los hablantes.

Deseamos con este volumen presentar una muestra de cuáles son los Rumbos sociolingüísticos que se están desarrollando en el país y estimular la producción de un conocimiento tan específico como necesario sobre el lenguaje en uso.

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Capítulo 1

Valoración socioeconómica de tres características fonéticas en el español de la Argentina

Germán Coloma

En Martínez, Angelita y Adriana Speranza, eds. (2013)

Rumbos sociolingüísticos.

Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 23-36.

ISBN 978-950-774-231-6

Disponible en http://www.ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3833.

Resumen

Este trabajo utiliza un método de regresión estadística conocido como “método de los precios hedónicos” para evaluar la importancia de tres características fonéticas

(asibilación de /r/, asibilación de /ʒ/ y distinción entre /ʒ/ y /ʎ/) como

marcadores sociolingüísticos en el español de la Argentina. El método correlaciona dichas características fonéticas con el producto bruto interno per cápita promedio de las distintas provincias de la Argentina, y de su aplicación se llega a la

conclusión de que la única que resulta estadísticamente significativa es la asibilación de /r/, cuya presencia se asocia con una reducción del ingreso por habitante de unos U$S 7000 anuales. Dicho resultado resulta consistente con el que surge de la comparación directa entre los ingresos medios de las zonas con y

sin asibilación de /r/, y también con el que surge de una regresión logística entre dicha variable y el ingreso per cápita.

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Germán Coloma

24 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

1 Introducción

El objetivo del presente trabajo consiste en cuantificar la importancia como marcadores sociolingüísticos de tres variables fonéticas que resultan útiles para caracterizar distintas variedades del español hablado en la República Argentina. Para ello utilizamos una metodología, tomada del campo de la estadística económica, que emplea regresiones por mínimos cuadrados en las cuales la variable dependiente es el ingreso por habitante de las distintas jurisdicciones en las cuales está dividida la Argentina, y las variables independientes son las características fonéticas.

El método que aplicamos aquí (conocido en la literatura económica como “método de los precios hedónicos”) ha sido utilizado ya por nosotros para valuar características fonéticas correspondientes al mundo hispanohablante como un todo (Coloma 2011) y al inglés hablado en

América del Norte (Coloma 2012). En este caso lo utilizaremos para evaluar la significación socioeconómica de tres características que exhiben variación dentro de la República Argentina, y que tienen que ver

con la pronunciación de los fonemas /r/, /ʒ/ y /ʎ/.

Nuestro trabajo constará de una primera parte en la cual describiremos las variables fonéticas a analizar y la distribución geográfica de las mismas (sección 2), seguida de otra en la cual las variables en cuestión serán cuantificadas en base a la población y al ingreso de las zonas en las cuales aparece cada una de las características mencionadas (sección 3). En la sección 4, por su parte, llevaremos a cabo una serie de regresiones logísticas a fin de relacionar cada una de las variables fonéticas con el ingreso por habitante de las distintas regiones de la Argentina, en tanto que en la sección 5 expondremos brevemente la metodología de evaluación mediante precios hedónicos y presentaremos los resultados obtenidos. En la sección 6, por último, aparecerán las conclusiones de todo el trabajo.

2 Características fonéticas del español de la Argentina

El español hablado en la República Argentina presenta una serie de características fonéticas que lo distinguen de otras variedades utilizadas

en el resto del mundo hispanohablante. Algunas de dichas características pueden considerarse generales para todo el territorio argentino, y muchas de ellas son compartidas con el español hablado en otros países de América.1

1 Para una descripción actualizada de estos temas, véase Colantoni y Hualde (2012).

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Rumbos sociolingüísticos 25

Una de las características generales más importantes del español argentino, compartida con prácticamente todos los países hispanoamericanos, es el seseo, o sea la ausencia de distinción entre los fonemas /s/ y /θ/. Otro rasgo que también está muy generalizado en la Argentina es la aspiración del fonema /s/ en coda silábica, si bien en este punto parece existir cierta variación sociocultural relacionada con las situaciones en las cuales dicho fonema se pronuncia utilizando una variante asibilada [s] o una variante aspirada [h].

Algunas otras características típicas de la pronunciación argentina, en cambio, tienen una distribución geográfica desigual dentro del territorio nacional. La más importante de ellas es probablemente la asibilación del

fonema /r/, que consiste en pronunciar dicho fonema utilizando un

sonido fricativo asibilado (que puede representarse como [ɹ] o como [ʑ]) en

vez del sonido vibrante múltiple [r], que es el más común en todo el mundo hispanohablante. Esta variante es típica de la zona norte del territorio argentino, la cual coincide aproximadamente con el área ocupada por las provincias de San Juan, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Salta, Jujuy, Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones.

Otra característica fuertemente asociada con el español de la

Argentina es el rehilamiento o asibilación del fonema /ʒ/, que es un rasgo

considerado típico de la región bonaerense o rioplatense, pero que se halla muy extendido en casi todo el territorio nacional. Este rasgo consiste en pronunciar dicho fonema utilizando un sonido post-alveolar

asibilado que puede ser fricativo sonoro [ʒ], fricativo sordo [ʃ] o, inclusive,

africado sonoro [dʒ]. Siguiendo las descripciones que aparecen en los

estudios que hemos consultado, consideraremos que la asibilación de /ʒ/ es un fenómeno que actualmente predomina en casi toda la Argentina, a excepción de una franja ubicada en la zona oeste del país (limítrofe con Chile y Bolivia), en la cual la pronunciación predominante parece ser un

sonido palatal sonoro de carácter fricativo [ʝ] o aproximante [j]. Dicha

franja oeste coincide aproximadamente con el área ocupada por las provincias de Mendoza, San Luis, San Juan, La Rioja, Catamarca, y parte de Salta y Jujuy.2

Una última característica fonética que resulta interesante mencionar

para el caso argentino es la distinción entre los fonemas /ʒ/ y /ʎ/. Esta característica se halla en retroceso en la mayor parte del mundo hispanohablante, pero es un rasgo que permanece fuertemente arraigado en ciertas variedades regionales tales como el español paraguayo.3 En la Argentina es también típica de las provincias que limitan con Paraguay (o

2 Sobre este punto véase, por ejemplo, Cubo de Severino (2000). 3 Véase Real Academia Española (2011), capítulo 6.

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26 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

sea, Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones),4 en las cuales lo estándar

parece ser pronunciar el fonema /ʒ/ utilizando el sonido africado sonoro

[dʒ], y el fonema /ʎ/ utilizando el sonido lateral palatal [ʎ].5

Figura 1: Zonas fonéticas de la Argentina.

Del entrecruzamiento de las isoglosas definidas por las tres variables

fonéticas en las cuales se considera que hay variación geográfica dentro

4 Algunos trabajos (por ejemplo, Moreno de Alba 2001) mencionan también la existencia de

distinción entre /ʒ/ y /ʎ/ en la provincia de Santiago del Estero, pero eso parece ser un

fenómeno que actualmente solo se da en porciones muy minoritarias de la población de dicha provincia. Al respecto, véase Rojas (2000). 5 En este último caso, sin embargo, existen estudios que registran un cambio en curso en la

pronunciación del fonema /ʎ/ desde un sonido lateral hacia otro de tipo aproximante, pero

que de cualquier modo no altera la existencia de distinción entre fonemas en la zona noreste

de la Argentina. Sobre este tema, véase Colantoni (2008).

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Rumbos sociolingüísticos 27

del territorio argentino (asibilación de /r/, asibilación de /ʒ/ y distinción

entre /ʒ/ y /ʎ/), surge una división de dicho territorio que es la que

hemos representado en el mapa que aparece en la figura 1. La misma

distingue una zona sudeste (SE) en la cual hay asibilación de /ʒ/ pero no

asibilación de /r/ ni distinción entre /ʒ/ y /ʎ/, una zona oeste (OE) en la

cual no se da ninguna de las tres características, una zona noreste (NE) en la cual se dan simultáneamente las tres, y dos zonas ubicadas en la región noroeste. En la primera de ellas (NO1) hay asibilación de /r/ pero

no asibilación de /ʒ/ ni distinción entre /ʒ/ y /ʎ/; en la segunda (NO2)

hay asibilación tanto de /r/ como de /ʒ/, pero tampoco hay distinción

entre /ʒ/ y /ʎ/.6

3 Importancia socioeconómica de las características fonéticas

Las zonas definidas en la sección anterior de acuerdo con sus características fonéticas tienen una importancia muy desigual dentro del territorio argentino, tanto desde el punto de vista demográfico como económico. A fin de evaluar dicha importancia, en la presente sección utilizaremos como indicadores a la población total y al producto bruto interno (PBI) de cada una de las regiones definidas. Esta última variable es la que se utiliza más comúnmente en los estudios económicos para

medir el ingreso de una determinada población.

La población total de las distintas áreas delimitadas puede calcularse de manera bastante precisa utilizando los datos oficiales provistos en la Argentina por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). El PBI, en cambio, es una magnitud que se calcula con periodicidad trimestral para todo el territorio argentino, pero respecto de la cual no existen cifras oficiales posteriores al año 1993 en lo que se refiere a su división por provincias o regiones. Es por eso que para este último punto utilizaremos un estudio de carácter privado (Abeceb 2009) que ha recalculado y actualizado las cifras del producto bruto interno por provincia para el año 2008. Dichas cifras han sido a su vez convertidas a dólares estadounidenses, utilizando el método de la paridad del poder adquisitivo que se emplea en las estadísticas del Banco Mundial (2009).

En base a lo expuesto llegamos a las cifras que aparecen en la tabla 1,

en la cual mostramos tanto la población como el PBI en términos totales y porcentuales, incluyendo además una columna con las cifras del producto bruto interno per cápita (PBIpc), medido en dólares estadounidenses por habitante por año. Para definir la extensión de las zonas fonéticas analizadas hemos aproximado además sus límites a los

6 El mapa de la figura 1 ha sido elaborado utilizando el programa informático Map Creator

2.0.

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de las provincias que las componen, ubicando en la zona Noroeste 1 a las provincias de Jujuy, Catamarca, La Rioja y San Juan, en la zona Noroeste 2 a las provincias de Salta, Tucumán y Santiago del Estero, en la zona Noreste a las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones, en la zona Oeste a las provincias de Mendoza y San Luis, y en la zona Sudeste al resto de las jurisdicciones en las que se divide la República Argentina.

Zona Población PBI PBIpc

Habitantes % Miles U$S % U$S/año

Noroeste 1 2.105.238 5,30 17.710.161 3,11 8.412

Noroeste 2 3.564.952 8,97 23.492.837 4,13 6.590

Noreste 3.683.498 9,27 20.376.651 3,58 5.532

Oeste 2.167.204 5,45 31.405.973 5,52 14.491

Sudeste 28.224.721 71,01 475.893.336 83,65 16.861

Total 39.745.613 100,00 568.878.959 100,00 14.313

Tabla 1: Población e ingreso por zona (2008).

De la observación de las cifras de la tabla 1 se ve que la zona Sudeste

(es decir, la que presenta asibilación de /ʒ/ pero no asibilación de /r/ ni

distinción entre /ʒ/ y /ʎ/) concentra más del 71% de la población argentina y más del 83% de su producto bruto interno. En consecuencia, dicha zona tiene un ingreso por habitante de U$S 16.831 por año, y esa cifra es un 18% más alta que el promedio nacional. En contraposición a esto, las zonas Noroeste 1, Noroeste 2 y Noreste tienen participaciones mucho más bajas en la población y en el PBI total, y también niveles de ingreso por habitante menores. Sobre este punto cabe destacar, por ejemplo, que el PBI per cápita de la zona Noreste es igual a un 39% del PBI per cápita promedio de la Argentina, que el de la zona Noroeste 1 es igual al 59% de dicho promedio, y el de la zona Noroeste 2 es de algo más del 46% del promedio en cuestión.

Característica Población (habitantes) PBIpc (U$S/año)

Sí No Sí No

Asibilación /r/ 9.353.688 30.391.925 6.583 16.692

Asibilación /ʒ/ 35.473.171 4.272.442 14.652 11.496

Distinción /ʒ/-/ʎ/ 3.683.498 36.062.115 5.532 15.210

Tabla 2: Población e ingreso por característica fonética (2008).

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Rumbos sociolingüísticos 29

Cruzando los datos de la tabla 1 con los criterios fonéticos que hemos utilizado para definir las zonas geográficas, resulta posible también calcular la población y el PBI per cápita asociados con la presencia o la ausencia de cada una de las características fonéticas diferenciadoras. Esto es lo que aparece en la tabla 2, en la cual puede observarse que las características fonéticas mayoritarias dentro de la población argentina coinciden con las de la zona sudeste (es decir, presencia de asibilación de

/ʒ/, y ausencia de distinción entre /ʒ/ y /ʎ/ y de asibilación de /r/). En

las cifras de dicha tabla puede observarse también que la asibilación de /r/ se encuentra asociada con zonas de ingreso por habitante mucho menores (el PBI per cápita del área que no asibila el fonema /r/ es un

150% más alto que el del área que sí lo asibila), y algo parecido acontece

con la distinción entre /ʒ/ y /ʎ/. No ocurre lo mismo con la asibilación de

/ʒ/, que está asociada con una zona cuyo PBI per cápita es más alto que

el de la zona que no asibila dicho fonema (pero las diferencias de ingreso por habitante son en este caso mucho menores).

4 Análisis estadístico mediante regresiones logísticas

Los resultados obtenidos en la sección anterior pueden compararse con los que surgen de llevar a cabo una serie de regresiones logísticas en las cuales cada una de las variables fonéticas estudiadas es la variable dependiente, y la variable independiente es el PBI per cápita. Esta metodología, relativamente común en el análisis sociolingüístico,7 nos permite estimar con qué probabilidad aparece cada una de las variables

lingüísticas (en este caso, la asibiliación de /r/, la asibilación de /ʒ/ y la

distinción entre /ʒ/ y /ʎ/) cuando se produce un incremento del 1% en la variable exógena independiente (en este caso, en el PBI per cápita). Este tipo de regresiones sirven además para ver si el PBI per cápita está positiva o negativamente correlacionado con cada una de las características fonéticas por separado, información esta que surge de observar los signos de los coeficientes estimados por las regresiones, así como también la significación estadística de los mismos.

Para llevar a cabo las regresiones logísticas de las tres variables fonéticas respecto del PBI per cápita, lo primero que hicimos fue construir una base de datos haciendo que cada observación

correspondiera aproximadamente a un millón de habitantes. Así, creamos varias observaciones para las jurisdicciones cuya población superaba dicha cifra (por ejemplo, Buenos Aires, Capital Federal, Santa Fe, Córdoba, etc.) y juntamos varias provincias en una sola observación cuando se daban casos de jurisdicciones menos pobladas (por ejemplo,

7 Para una explicación de esta metodología, véase Johnson (2008), capítulo 5.

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San Juan y La Rioja, Catamarca y Jujuy, Neuquén y Río Negro, etc.). Con esto se nos generaron 40 observaciones, que produjeron los resultados que aparecen reportados en la tabla 3. Los mismos fueron obtenidos utilizando el programa informático EViews 3.5, que es un programa especialmente diseñado para llevar a cabo regresiones estadísticas.

Concepto Regresión ASIBR Regresión ASIBY Regresión DISTIN

Constante

Coeficiente 1,937767 2,989122 6,553017

Desvío Std 1,342877 1,072013 4,034992

Estadístico-t 1,442997 2,788327 1,624047

Valor-p 0,1490 0,0053 0,1044

Variable PBIpc

Coeficiente -0,000262 -0,000044 -0,001073

Desvío Std 0,000122 0,000050 0,000607

Estadístico-t -2,139601 -0,880142 -1,768726

Valor-p 0,0324 0,3788 0,0769

R cuadrado 0,191417 0,016325 0,629706

Tabla 3: Resultados de las regresiones logísticas.

Los resultados de las regresiones logísticas nos muestran que el PBI per cápita parece estar negativamente correlacionado tanto con la

asibilación de /r/ (Regresión ASIBR) como con la asibilación de /ʒ/

(Regresión ASIBY) y con la distinción entre /ʒ/ y /ʎ/ (Regresión DISTIN).

Los coeficientes obtenidos, sin embargo, difieren mucho en cuanto a su significación estadística, ya que el coeficiente correspondiente a la variable PBIpc es más significativo en la primera de dichas regresiones (valor-p = 0,0324) que en la tercer (valor-p = 0,0769), y mucho más significativo que en la segunda (valor-p = 0,3788). En particular, en la

regresión de la variable ASIBY (es decir, de la asibilación de /ʒ/) contra PBIpc, se genera un coeficiente para este último que no es estadísticamente distinto de cero para ningún nivel razonable de probabilidad, lo que puede interpretarse como una señal de que no existe una relación estadística importante entre estas dos variables. En todos los casos, la bondad del ajuste de las regresiones (medida a través del coeficiente R cuadrado) es relativamente baja, en particular para las

regresiones de las variables ASIBR y ASIBY. En el caso de la regresión correspondiente a la variable DISTIN, sin embargo, el coeficiente R cuadrado obtenido (0,629706) es considerablemente mayor que los otros dos (0,191417 y 0,016325).8

8 Cabe aclarar que para obtener estos coeficientes se utilizó en este caso el denominado

“método de McFadden”, ya que las regresiones logísticas no generan un coeficiente R cuadrado que pueda ser calculado del mismo modo que las regresiones lineales. Para una explicación de

este punto, véase Hu, Shao y Palta (2006).

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Rumbos sociolingüísticos 31

5 Valoración socioeconómica mediante precios hedónicos

Los resultados obtenidos en la sección anterior a través del empleo de regresiones logísticas sirven en cierto modo para validar los resultados del análisis descriptivo llevado a cabo en la sección 3, pero por la propia naturaleza del método estadístico utilizado no son capaces de informarnos acerca de las interrelaciones que pueden existir entre las variables fonéticas respecto de su ligazón con las variables socioeconómicas (en este caso, con el ingreso por habitante). Para poder extraer alguna información respecto de este punto, en esta sección emplearemos el método de los precios hedónicos, al cual nos hemos

referido ya brevemente en la introducción del presente capítulo.

El método de los precios hedónicos es una herramienta analítica, desarrollada originalmente en el campo de la estadística económica, que sirve para descomponer el valor total de cierto bien o servicio en valores

parciales, asociados con características específicas del bien o servicio en cuestión. Se basa en un análisis de regresión por mínimos cuadrados en el cual la variable dependiente es una magnitud monetaria (por ejemplo, el precio de un bien, o el ingreso promedio de un grupo de personas) y las variables independientes representan las características asociadas con dicha magnitud.

En un contexto como ese, los precios hedónicos son los coeficientes de las variables independientes correspondientes a las distintas características, los cuales se obtienen como resultado del análisis de regresión. Esta metodología estadística ha resultado muy útil para valuar características que no tienen un precio de mercado comparable (por ejemplo, la presencia de efectos adversos en medicamentos, la creación de un parque, la presencia de contaminación en un río). También ha sido utilizada para aislar el efecto de características individuales sobre los salarios y otras formas de ingreso, tanto en casos en los cuales dichas características pueden tener un impacto sobre la productividad de la persona (por ejemplo, tener o no determinado nivel de educación) como para situaciones en las cuales el foco del estudio tiene que ver con la discriminación salarial (por ejemplo, ser o no parte de determinado grupo étnico o social).9

El uso de métodos de regresión por mínimos cuadrados es

relativamente común en fonética (para encontrar correlaciones entre las variables acústicas que caracterizan los distintos sonidos) y en sociolingüística (para encontrar correlaciones entre variables lingüísticas y determinantes externos tales como la edad, el sexo y la clase social de

9 Para una reseña sobre la metodología de los precios hedónicos, que incluye una

explicación detallada de su uso en economía, véase Nesheim (2006).

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las personas).10 También es muy común en economía, como un modo de explicar el comportamiento de variables tales como el PBI per cápita. No es muy habitual, en cambio, encontrar análisis de regresión que correlacionen variables económicas con variables lingüísticas, si bien en las últimas décadas han aparecido trabajos que han avanzado en ese sentido, en especial en lo referido a la relación entre capacidades lingüísticas y niveles de ingreso. Estos trabajos pertenecen a una rama del análisis económico conocida como “economía de la lengua”, que es relativamente reciente y cuyo desarrollo es aún incipiente.11

El método que utilizaremos en esta sección, aunque similar a los que se emplean en economía, tiene un objetivo distinto y, probablemente, más

modesto. Su propósito no es explicar un fenómeno económico a través de variables lingüísticas, sino solamente analizar si existe una correlación entre variables económicas y fonéticas que generen valores

estadísticamente significativos como para afirmar que determinada característica puede operar o no como un marcador sociolingüístico. Para ello, lo que haremos será correr regresiones por mínimos cuadrados con formas como la siguiente:

donde PBIpc es el producto bruto interno per cápita de las distintas jurisdicciones de la Argentina, y ASIBR, ASIBY y DISTIN son variables categóricas (o “variables dummy”) que pueden tomar un valor igual a cero o igual a uno, según la característica que representen esté ausente o presente. En este caso, estas variables representan respectivamente a la asibilación de /r/, la asibilación de /ʒ/ y la distinción entre /ʒ/ y /ʎ/.

En

“precios hedónicos” de las características analizadas, es decir, el valor monetario positivo o negativo correlacionado con la característica fonética evaluada en términos de ingreso por habitante. Cabe aclarar, sin embargo, que los valores hallados no pueden de ninguna manera ser interpretados como causantes de incrementos o disminuciones en el ingreso per cápita. Los mismos no son otra cosa que “signos” o marcadores sociolingüísticos de niveles de ingreso promedio de los hablantes con los cuales pueden ser asociados.12

A efectos de evaluar la importancia relativa de las distintas características fonéticas estudiadas, hemos optado por llevar a cabo la regresión expuesta utilizando siete especificaciones alternativas. Las

10 Para una lista de ejemplos sobre este punto, véase Labov (2006). Una aplicación reciente

al español de la Argentina que también utiliza esta metodología es Rohena-Madrazo (2012). 11 Para una buena reseña en español sobre esta literatura, véase Jiménez (2006). 12 Agradezco los comentarios de John Lipski respecto de este punto.

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Rumbos sociolingüísticos 33

mismas tienen que ver con la inclusión o no de cada una de las variables incorporadas, y sus resultados son los que aparecen en la tabla 4.13

Concepto Coeficiente Desvío Std Estad-t Valor-p

Regresión 1

Constante 13764,05 1378,574 9,984267 0,0000

Asibilación /r/ -7261,83 1457,026 -4,984012 0,0001

R cuadrado 0,831535

Regresión 2

Constante 13465,39 1873,357 7,187843 0,0000

Asibilación /ʒ/ 53,70 2237,222 0,024005 0,9811

R cuadrado 0,820884

Regresión 3

Constante 13624,05 1272,649 10,705270 0,0000

Distinción /ʒ/-/ʎ/ -8038,42 1529,407 -5,255908 0,0000

R cuadrado 0,826068

Regresión 4

Constante 15528,67 562,461 27,608460 0,0000

Asibilación /r/ -7475,21 1356,803 -5,509431 0,0000

Asibilación /ʒ/ -1786,21 1147,627 -1,556439 0,1345

R cuadrado 0,831838

Regresión 5

Constante 13764,05 1411,016 9,754713 0,0000

Asibilación /r/ -6678,55 1466,432 -4,554282 0,0002

Distinción /ʒ/-/ʎ/ -1499,88 955,597 -1,56957 0,1315

R cuadrado 0,831646

Regresión 6

Constante 13465,39 1917,442 7,022583 0,0000

Asibilación /ʒ/ 161,29 2330,926 0,069198 0,9455

Distinción /ʒ/-/ʎ/ -8041,06 1584,406 -5,075123 0,0001

R cuadrado 0,82607

Regresión 7

Constante 15401,74 586,038 26,281120 0,0000

Asibilación /r/ -7015,34 1259,465 -5,570101 0,0000

Asibilación /ʒ/ -1657,73 1213,464 -1,366113 0,1871

Distinción /ʒ/-/ʎ/ -1143,03 988,918 -1,155845 0,2614

R cuadrado 0,831902

Tabla 4: Resultados de las regresiones de PBIpc contra características fonéticas.

Tal como puede observarse en el cuadro anterior, en las regresiones 1, 2 y 3 hemos incorporado solamente una variable explicativa (asibilación

de /r/, asibilación de /ʒ/ o distinción entre /ʒ/ y /ʎ/), en tanto que en

13 Estos resultados también surgieron como consecuencia de regresiones llevadas a cabo con

el programa EViews 3.5.

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las regresiones 4, 5 y 6 hemos utilizado alternativamente dos de las tres variables. La regresión 7, por último, es la que incorpora simultáneamente las tres variables. Cada jurisdicción de la Argentina (las 23 provincias más la Capital Federal) fue considerada aquí como una observación, y cada observación fue ponderada por la población correspondiente a la misma en el año 2008. Los valores de los coeficientes, por su parte, han sido corregidos por heterocedasticidad utilizando el denominado “método de White”.14

De la observación de los resultados obtenidos surge que la variable fonética más importante como marcador sociolingüístico en la Argentina parece ser la presencia o ausencia de asibilación del fonema /r/. Esta

variable es la que genera una regresión univariada con mejor ajuste (medido a través del coeficiente R cuadrado, que en la regresión 1 es igual a 0,831535), y también es la que exhibe coeficientes que resultan

estadísticamente más significativos en todas las regresiones en las cuales aparece junto con otras variables (medidos a través del valor-p, que es indistinguible de cero en las regresiones 4 y 7, e igual a 0,0002 en la regresión 5). Cuando se la evalúa aisladamente, la presencia de asibilación de /r/ se asocia con una disminución del ingreso per cápita estimada en U$S 7262 anuales (regresión 1), valor este que se aumenta a U$S 7475 cuando se incorpora al análisis la interacción con la asibilación

de /ʒ/ (regresión 4), disminuye a U$S 6679 cuando se incorpora la

interacción con la distinción entre /ʒ/ y /ʎ/ (regresión 5), y queda en U$S

7015 cuando se consideran simultáneamente las tres variables (regresión 7).

Ninguna de las otras dos variables es igual de significativa que la asibilación de /r/. Considerada en sí misma (regresión 2), la asibilación

de /ʒ/ produce un coeficiente que no es estadísticamente distinto de cero para ningún nivel razonable de probabilidad, y produce el R cuadrado más bajo de todos los encontrados (igual a 0,820884). Adicionalmente, la

presencia de asibilación de /ʒ/ parece incrementar el ingreso medio

esperado cuando se la evalúa conjuntamente con la distinción entre /ʒ/ y

/ʎ/ (regresión 6), pero parece disminuir dicho ingreso cuando se la

evalúa conjuntamente con la asibilación de /r/ (regresión 4) y cuando se consideran simultáneamente las tres variables (regresión 7). Por su parte,

la distinción entre /ʒ/ y /ʎ/ genera siempre coeficientes con signo negativo, pero los mismos solo son estadísticamente significativos (es decir, tiene valores-p cercanos a cero) cuando en la regresión no se incluye como variable explicativa a la asibilación de /r/.

14 Para una explicación de estos conceptos, véase Kennedy (2008), capítulo 8.

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Valoración socioeconómica de tres características fonéticas…

Rumbos sociolingüísticos 35

6 Conclusiones

La conclusión más importante que surge del análisis llevado a cabo en el presente trabajo es que la principal característica fonética que parece operar como marcador sociolingüístico en el español de la Argentina es la asibilación de /r/, cuya presencia se asocia con una connotación negativa en términos de ingreso. A esta conclusión se llega básicamente mediante la aplicación de una metodología (precios hedónicos) que correlaciona el ingreso promedio por habitante de las distintas jurisdicciones de la Argentina con la presencia o ausencia de dicha característica, y que nos da como resultado que, controlando por las

otras características, dicho ingreso promedio es unos U$S 7000 por año más bajo en las provincias que asibilan el fonema /r/.

El resultado expuesto en el párrafo anterior es consistente también con otras lecturas de los datos socioeconómicos disponibles. De la simple

comparación del PBI per cápita de las provincias que presentan asibilación frecuente de /r/ y el de las jurisdicciones donde eso no ocurre, surge una diferencia de más de U$S 10.000 anuales, y la regresión logística entre asibilación de /r/ y PBI per cápita nos genera también un coeficiente negativo y significativo al 5% de probabilidad.

Las otras dos variables fonéticas que hemos evaluado en el presente

trabajo (asibilación de /ʒ/ y distinción entre /ʒ/ y /ʎ/) no presentan en cambio la misma significación estadística como signos de un ingreso por habitante más alto o más bajo, en especial cuando se las considera de manera conjunta con la asibilación de /r/. Esto podría deberse a que la

distinción entre /ʒ/ y /ʎ/ solo es importante en la Argentina en la zona

noreste, la cual, si bien es una de las más pobres del país, comparte también con otras zonas relativamente pobres la presencia de asibilación de /r/.

En cuanto a la presencia de asibilación de /ʒ/, tradicionalmente asociada con la pronunciación de la región bonaerense y, por lo tanto, presumiblemente más prestigiosa dentro del territorio argentino, dicha característica no parece operar tampoco como un marcador sociolingüístico significativo en términos de señalar un mayor o menor nivel de ingreso de las personas que la poseen. Esto probablemente tenga

que ver con que las únicas dos zonas en las cuales la asibilación de /ʒ/

es poco frecuente no son significativamente distintas en cuanto a su nivel de ingreso por habitante respecto de otras zonas que sí asibilan el fonema

/ʒ/ y que comparten con ellas otras características fonéticas. Esto se observa, por ejemplo, al comparar la zona oeste con la zona sudeste de la Argentina, o al comparar las dos zonas que hemos denominado “Noroeste

1” y “Noroeste 2”.

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Cabe mencionar, sin embargo, que todos los resultados obtenidos en este trabajo surgen de datos agregados, tanto en lo que hace a las características fonéticas evaluadas como al ingreso por habitante. Esto es, sin duda, una limitación del análisis, que es incapaz de distinguir entre características regionales y características individuales, y de controlar por factores tales como sexo, edad, educación y clase social de las personas. La metodología utilizada, sin embargo, podría usarse también para estudiar bases de datos en las cuales las observaciones se refirieran al ingreso y a las características fonéticas de personas individuales. En tal caso, creemos que los resultados presentados podrían resultar útiles para plantear hipótesis relacionadas con otras

dimensiones de la sociolingüística del español en la Argentina y ser, de ese modo, un paso inicial para futuras investigaciones sobre el tema.

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Capítulo 2

Cuestiones metodológicas en el trabajo de campo: la figura del sociolingüista y sus representaciones socio-discursivas

Lorena M. A. de- Matteis y Mariela E. Rígano

En Martínez, Angelita y Adriana Speranza, eds. (2013)

Rumbos sociolingüísticos.

Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 37-52.

ISBN 978-950-774-231-6

Disponible en http://www.ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3833.

Resumen

Para un egresado de carreras humanísticas que se dedica a la investigación resulta una experiencia frecuente el encontrarse frente a las preguntas “¿qué investiga?” y “¿de qué sirve investigar eso?” En el caso particular de los egresados en Letras con orientación lingüística y sociolingüística, hemos constatado a partir de nuestra

experiencia profesional que existe un extendido desconocimiento sobre los posibles campos de investigación y sobre las maneras en que puede llevarse a cabo el trabajo de campo y el análisis de los datos, así como también sobre el potencial de

aplicación de los resultados. Creemos que el desconocimiento ante los interrogantes mencionados adquiere importancia metodológica al considerar de qué manera inciden en la relación sujeto observador-sujeto observado las representaciones sobre la profesión del lingüista que poseen los individuos

participantes en el trabajo de campo de una investigación. En este capítulo nos proponemos, en primer lugar, realizar un relevamiento de los comentarios que sobre la figura del investigador han hecho hablantes miembros de la comunidad bonaerense, en particular aquellos que fueron grabados durante sesiones de

observación o en entrevistas en dos investigaciones sociolingüísticas en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, una referida a la interacción médico-paciente y otra a las interacciones dentro de organizaciones aeronáuticas. A partir del análisis de estos comentarios, buscamos reconstruir la representación discursiva del

sociolingüista en dicha comunidad y considerar las ventajas y desventajas que conlleva la misma a la hora de formular un programa de trabajo de campo sociolingüístico.

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1 Introducción

Para un egresado de carreras humanísticas que se dedica a la investigación resulta una experiencia frecuente –en el diálogo con miembros de la comunidad ajenos al grupo profesional– el encontrarse frente a las preguntas “¿qué investiga?” y “¿de qué sirve investigar eso?” En el caso particular de los egresados en Letras con orientación lingüística y sociolingüística, hemos constatado, a partir de nuestra experiencia profesional, que existe un extendido desconocimiento social sobre los posibles campos de investigación y sobre las maneras en que puede llevarse a cabo el trabajo de campo y el análisis de los datos, así

como también sobre el potencial de aplicación de los resultados. Creemos que el desconocimiento ante los interrogantes mencionados adquiere importancia metodológica al considerar de qué maneras inciden en la relación sujeto observador-sujeto observado las representaciones –o la

falta de ellas– sobre la profesión del lingüista que poseen los individuos-objetivo en un trabajo de campo.

En este capítulo nos proponemos, en primer lugar, realizar un relevamiento de los comentarios que sobre la figura del investigador han hecho hablantes miembros de la comunidad bonaerense, tanto en general como aquellos que fueron grabados durante sesiones de observación o en entrevistas en dos investigaciones sociolingüísticas en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca: una referida a la interacción médico-paciente y otra a las interacciones dentro de organizaciones aeronáuticas. A partir del análisis de estos comentarios, buscamos reconstruir la representación discursiva del sociolingüista en dicha comunidad y considerar las ventajas y desventajas que conlleva dicha representación a la hora de formular un programa de trabajo de campo sociolingüístico.

En tal sentido, nos parece interesante –sin adentrarnos en la discusión sobre el concepto de representación– señalar que en nuestro trabajo empleamos los aportes teóricos de Moscovici (1979, 1986), Banchs (1984), Jodelet (1986) y Ursua (1987) en relación a los estudios sobre representaciones.

En relación a esto mismo, apuntaremos brevemente que:

La noción de representación social nos sitúa en el punto donde

se intersectan lo psicológico y lo social. Antes que nada concierne a la manera en que nosotros, sujetos sociales, aprehendemos los acontecimientos de la vida diaria, las características de nuestro ambiente, las informaciones que en él circulan, a las personas de nuestro entorno próximo o lejano. En pocas palabras, el conocimiento

«espontáneo», «ingenuo» que tanto interesa en la actualidad a las ciencias sociales, ese que habitualmente se denomina conocimiento de sentido común, o bien pensamiento natural, por oposición al

pensamiento científico. Este conocimiento se constituye a partir de

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Cuestiones metodológicas en el trabajo de campo…

Rumbos sociolingüísticos 39

nuestras experiencias, pero también de las informaciones, conocimientos, y modelos de pensamiento que recibimos y

transmitimos a través de la tradición, la educación y la comunicación social. De este modo, este conocimiento es, en muchos aspectos, un conocimiento socialmente elaborado y compartido. […] En otros términos, se trata [además] de un conocimiento práctico.

(Jodelet 1986: 473, el destacado es nuestro).

Nos parece importante subrayar la función práctica que poseen las representaciones sociales puesto que, en tanto modalidades de pensamiento orientadas hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal, influyen claramente en la

relación entre el investigador y los sujetos que intervienen en su trabajo de campo. En tal sentido, y en relación a los objetivos de nuestra investigación deseamos señalar que trabajaremos con la hipótesis de que la ausencia de una representación clara del lingüista y del sociolingüista en la comunidad de hablantes de Bahía Blanca, donde nuestro trabajo de campo se desarrolla, tiene consecuencias positivas y negativas para el trabajo de campo pues afecta al grado de condicionamiento que impone la paradoja del observador definida por Labov (1970).

2 Horizonte epistemológico

El trabajo adopta una perspectiva sociolingüística y discursiva y a la luz de las teorías sobre representaciones sociales mencionadas. Sobre la base de la realización de una entrevista semiestructurada a 20hablantes de ambos sexos y de distintos niveles socioeducacionales y edades, ninguno de los cuales pertenece al ámbito de las ciencias del lenguaje, se

intenta recuperar los elementos centrales de la representación social del lingüista. La entrevista, herramienta metodológica central pero no exclusiva en el estudio de las representaciones sociales,15 incluye en su diseño distintas propuestas: preguntas abiertas, elicitación de voces, resolución de tareas de agrupamiento de palabras. El análisis cualitativo, entonces, tiene en cuenta tanto las respuestas que los sujetos ofrecen a las preguntas abiertas, los comentarios que aportan voluntariamente y las asociaciones que establecen entre profesiones que toman a la lengua en sociedad como herramienta u objeto de reflexión.

El diseño de la entrevista consta de una primera sección que intenta elicitar el conocimiento del hablante sobre ciencia e investigación social. Una segunda parte busca delimitar las profesiones vinculadas al estudio de la lengua, ya sea como objeto de estudio científico o como herramienta

15 Consideramos en su diseño las recomendaciones de Sotirakopoulou y Breakwell (1992) en torno al empleo de aproximaciones multi-metodológicas al estudio de las representaciones

sociales.

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de trabajo, como así también al valor que se les otorga (véase apéndice). En la tercera sección se explora el grado de condicionamiento sobre el comportamiento lingüístico que implica el relacionarse socialmente con alguien que elige a la lengua como objeto de estudio para ganarse la vida así como también la aceptabilidad del hecho eventual de ser grabados con fines de investigación lingüística tanto en situaciones sociales como laborales.

Si bien esta entrevista constituye la base central de este trabajo, los comentarios espontáneos realizados por los sujetos observados en los dos ámbitos institucionales donde desarrollamos nuestras respectivas tareas de investigación, la medicina y la aviación fueron empleados como datos

complementarios, a fin de identificar las implicaciones que el desconocimiento respecto de la profesión lingüística tiene sobre la recolección de datos observacionales.

3 Análisis de los datos

Los datos obtenidos muestran coincidencias generales y algunos matices de diferenciación que se detallan de acuerdo con los ejes establecidos en el diseño de la entrevista.16

La ciencia, las ciencias sociales y sus sujetos: La representación social de la ciencia entre los hablantes de nivel socioeducacional bajo es la del conocimiento, el estudio y el progreso que de ellas resulta, mientras que el campo científico más mencionado es el de la medicina –que también aparece en los hablantes de nivel medio y alto, probablemente por ser éste el que más impacto cotidiano tiene sobre la vida de los sujetos entrevistados y, quizás también, porque las referencias al mismo en los medios masivos de comunicación son abundantes–. Resulta interesante, además, que no se registra la distinción entre ciencias naturales y sociales, mientras que la figura del investigador [1] aparece desdibujada por su asociación con otras profesiones que implican una actividad indagadora orientada a “saber las cosas”. En este sentido, dos personas aludieron a periodistas y no a científicos (“Gay,17 que hace investigaciones de campo” [mujer, 51 años, cuidadora de ancianos], “Vacunas, por televisión, gente que investiga asesinatos, no muy puntuales” [mujer, 55 años, ama de casa]). Además, a la pregunta [2], los

hablantes responden con la mención de referentes sociales conocidos y no con una clasificación de investigadores según sus disciplinas. Por otra parte, la reacción frente a la pregunta por las ciencias sociales y humanísticas [4] fue de vacilación, mostrando que no se asocia de

16 Indicamos los números de pregunta entre corchetes. 17 La mujer responde a la pregunta [2] que alude a tipos de investigadores científicos mencionando el apellido de un periodista de la ciudad de Bahía Blanca, en la provincia de

Buenos Aires.

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Rumbos sociolingüísticos 41

manera consistente y sólida la idea de investigación científica con disciplinas sociales. Cabe aclarar que, sin embargo, la mayoría de los entrevistados fueron capaces de resolver la tarea propuesta en la pregunta [6].

En el nivel socioeducacional medio, la ciencia se concibe como una actividad compleja y seria en el campo del conocimiento y se la vincula con la idea del descubrimiento. El investigador científico aparece asociado a la tarea y vocación (“interés personal”) por profundizar un saber específico, no necesariamente nuevo. La mención de ejemplos es variada, tanto en ciencias sociales como duras, aunque se observa cierta vacilación sobre la legitimidad de incluir las artes en el conocimiento

científico, en especial en hombres y mujeres por encima de los 60 años.

Los sujetos de nivel socioeducacional alto, por último, conciben la ciencia como la tarea de construir un saber complejo y estructurado.

Resulta llamativo que en las respuestas a las distintas preguntas, casi todos los entrevistados hagan referencia, con distinto grado de sistematicidad, al método científico y que sus respuestas incluyan voces claves como “hipótesis”, “teoría”, “validación”, verbos como “observar”, “formular”, “probar”, etc. El conocimiento producido puede ser una ampliación del prexistente o de carácter novedoso:

Un investigador es una persona dedicada la mayor parte del tiempo a investigar conceptos o ideas relevantes, con el fin de crear nuevos o ampliar los que ya existían” [hombre, 27 años, computación].

El espectro de ciencias mencionado es variado y, aunque se sigue destacando la distinción entre ciencias duras y sociales, las sociales son identificadas con cierta dificultad por algunos de los hablantes. Así, un hombre [30 años, computación] señala no conocer ninguna línea de investigación, mientras que otros hombres mencionan sólo la medicina y la economía y algunas mujeres incluyen disciplinas psicológicas (psicopedagogía y psicoanálisis). Lo más significativo parece ser, en este nivel, una tendencia a englobar este tipo de saber en denominaciones generales como “investigaciones humanísticas” o “ciencias sociales”, Así, al responder a la pregunta [4], un varón de 60 años, ingeniero, enumera las siguientes: “Filosofía, arte, ciencias sociales, sociología, historia, teología”, sin notar que incluye la denominación general como una categoría más.

El investigador de la lengua: Los entrevistados de nivel socioeducacional bajo reconocen la existencia de un investigador de la lengua, al que denominan en ocasiones como *lengüista, por analogía con la voz lengua, como así también designan la disciplina como *lengüística. Es interesante observar, que estas respuestas pueden estar influidas en algunos casos por la relación prexistente entre los entrevistados y los

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investigadores que realizan la entrevista, a quienes han oído hablar sobre su actividad.

En la tarea que propone la pregunta [6], esta profesión se asocia con otras varias, pero la vinculación más frecuente y estrecha se establece con la figura del profesor de lengua, hecho que se hace más evidente al considerar algunas de las respuestas a la pregunta [7] sobre las tareas de quien investiga la lengua:

“Para avanzar, para enseñar a los que vienen, a las generaciones que vienen”

[mujer, 58 años, empleada doméstica].

“Estudia todas las letras, enseñar bien a pronunciar las letras y a escribir bien” [mujer, 51 años, cuidadora de ancianos].

“Usa los modos actuales de la lengua, le da nueva vida a la lengua para que no

muera” [hombre, 52 años, panadero].

En todos los casos, las funciones principales atribuidas al lingüista son la conservación y la prescripción sobre las prácticas orales y, en especial, escritas del lenguaje, fundadas en una preocupación por el futuro de la lengua. Al relevar la valoración respecto de estas tareas, la mayoría de los hablantes le otorgan importancia aunque nuevamente limitada, sobre todo, a la tarea preceptiva.

Observaciones similares pueden realizarse respecto de las entrevistas correspondientes al nivel socioeducacional medio. El estudioso de la lengua se reconoce como lingüista, aunque también como literato o políglota. Las asociaciones con otras profesiones vinculadas a la lengua siguen siendo fuertes con la figura del profesor de lengua, con una mayor diferenciación entre quienes usan a la lengua “como elemento, para transmitir lo que están estudiando, lo que están pensando” [mujer, 62 años, docente jubilada] y quienes la abordan con “un lenguaje más específico”, aludiendo a reflexiones sobre la lengua. Entre las tareas, resulta interesante que algunos sujetos mencionen que el lingüista “estudia todas las formas literarias de la lengua” [hombre, 61 años, contable] incluyendo la poesía, la prosa, la novela y la lengua que usan los abogados, sociólogos, etcétera. Es decir, por un lado, hay una asociación con la función del crítico literario, pero también un

reconocimiento de que es posible estudiar el uso lingüístico de las profesiones mencionadas, ya que, como señala el mismo sujeto, “todo

tiene que ver con las letras, con la lingüística”. La valoración de la profesión, finalmente es positiva, nuevamente se destacan las funciones sociales de divulgación, conservación, y el mantenimiento de “cierta pureza” [mujer, 62 años, docente jubilada], lo que evidencia una preocupación no sólo con el futuro de la lengua sino con su pasado.

Finalmente, en el nivel socioeducacional alto, la mayoría de los entrevistados identifican al investigador de la lengua como lingüista. La asociación con la figura del profesor de lengua es también predominante,

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aunque uno de los entrevistados –que distinguió entre ciencias teóricas y aplicadas en la primera sección– considera al profesor como un “técnico”. Las relaciones con otras disciplinas sociales afines, como la sociología y la antropología, y con prácticas específicas del lenguaje, como los poetas y novelistas, sugiere un conocimiento más preciso de lo que es la disciplina como así también de sus posibilidades de aplicación. Entre las ocupaciones del lingüista, las estudiantes de magisterio son las que mayor cantidad y variedad de aspectos destacan, enfatizando como ejes el estudio del aspecto comunicativo de la lengua y su empleo en la sociedad. Las respuestas de los hombres son más escuetas, aunque no por eso erróneas, y destacan nuevamente el aspecto prescriptivo y otorgan un

lugar importante a la conservación de la lengua.

“Promueve avances y perfeccionamientos de la lengua para lograr una

comunicación entre los seres humanos cada vez más óptima” [mujer, 25 años, docente]

“Investiga, analiza, compara la lengua que estudia con otras, lee mucho, recoge datos de la realidad, es muy riguroso, analiza distintos planos, analiza distintos

discursos ubicándolo en distintos contextos. Estudia libros, hace investigaciones periodísticas. Escucha lo que la gente dice, por ejemplo, en el colectivo (esto menos formalmente). Más formal, por ejemplo, una investigación histórica” [mujer, 38 años, psicóloga].

“interpretar nuevas palabras, al contexto de las mismas, y al estudio del- gramatical de un conjunto de estas” [hombre, 27 años, informático]

“intenta determinar el origen de cada una de las lenguas actuales y extinguidas”

[hombre, 60 años, ingeniero].

En este nivel, por último, las diferencias entre hombres y mujeres se centran en la importancia otorgada a las funciones prescriptivas y comunicativas respectivamente.

El investigador de la lengua en la sociedad: Entre los entrevistados de nivel socioeducacional bajo, al interrogarlos sobre si en una reunión social se sentiría cómodo conversando con alguien que estudia la lengua [9] y si cuidarían algún aspecto de su habla personal [10], se advierte cierto condicionamiento, lo que refuerza lo que señalábamos más arriba en relación a la importancia que se le otorga a lo prescriptivo en relación al lingüista o al investigador de la lengua. Asimismo y no obstante lo anterior, los hablantes manifiestan curiosidad

o interés por el quehacer de este tipo de investigador.

En relación al condicionamiento, es importante destacar que este pasa, por un lado, por los usos de la lengua, pero también por las temáticas que podrían surgir en una situación social. Cabe destacar que los temas de los que se habla y cómo se los trata no suelen ser por sí mismos preocupaciones centrales de la investigación lingüística, excepción hecha de los lineamientos teóricos más cercanos al análisis del discurso y, en especial, al análisis crítico del discurso. En vinculación con

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esto último, deseamos destacar, asimismo, que parece asociarse al investigador lingüista con una importante cultura, creencia probablemente vinculada con la idea de la lectura, la alfabetización y la literatura –esto último muy relacionado con la figura del maestro de lengua–.

Por otra parte, también debemos señalar que en relación a las respuestas obtenidas en [10], parece existir un condicionamiento sobre la propia producción. Dado el foco de atención puesto en la lengua (“alguien que estudia la lengua”), se asocia al lingüista con el psicólogo y la transmisión que del pensamiento y de la persona en general se da a través del lenguaje. En tal sentido, los hablantes indican, por ejemplo,

que “le preguntaría qué opina de mí y qué saca de mí cuando me escucha” (mujer, 55 años, ama de casa).

Por otra parte, en relación a si se dejarían grabar por alguien que

estudia la lengua en interacciones cotidianas [11] o en interacciones en el ámbito laboral [12], los hablantes de este nivel responden afirmativamente en todos los casos. En un caso se menciona que aceptarían la grabación bajo ciertas condiciones, como por ejemplo el anonimato, que la grabación no perjudique en lo personal y que la persona que realice la grabación sea profesional. Este último comentario merece especial atención en relación a un tema que, aunque sólo lo esbozaremos en este capítulo, se vincula con cuestiones de ética de la investigación –tema que ya hemos abordado en otros trabajos (véase de-Matteis, 2004 y en prensa, Rígano, 2004 y 2011)–. Es importante tener en cuenta, sobre todo cuando se trabaja con informantes de nivel sociocultural bajo, la alta imposición que significa la figura del investigador y el rol de poder y autoridad que el informante le confiere, al momento de pedir el asentimiento informado y brindarle al hablante toda la libertad para que pueda negarse a cooperar en el momento o a posteriori de la observación realizada.18

Por otra parte, particularmente en lo laboral, vuelve a surgir la importancia de la prescripción como única posibilidad de intervención del lingüista.

18 En nuestras observaciones realizadas en algunas salas médicas barriales, somos

introducidos en el contexto a observar y presentados a nuestros informantes por el mismo médico que finalmente atiende a esos pacientes. Si bien es una hipótesis a corroborar,

consideramos que esto –sumado a la representación que se tiene de un investigador que proviene del ámbito universitario– puede resultar muy impositivo ante los pacientes. Esto –

creemos– podría determinar que accedan a actuar como informantes bajo la presión circunstancial de la interacción. Consideramos también que, a posteriori, los informantes

podrían cambiar de posición. Para poder dar respuesta a esta posibilidad, le brindamos a los pacientes nuestros datos (teléfono personal y laboral, mail) a los efectos de poder comunicarse

con nosotros para rever su decisión o para pedirnos más información al respecto.

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Entre los entrevistados de nivel sociocultural medio hay coincidencia con los de nivel bajo en el interés de conversar con alguien que investiga la lengua para aprender, lo que refuerza la idea de una cultura amplia por parte del lingüista –seguramente asociada a su vez con la idea de una mayor cantidad de lecturas–. Asimismo, en relación a la pregunta [10], la mayoría señala que se cuidaría tanto en los temas a tocar –se hace mucho énfasis en esto– como en la forma de hablar y de expresarse, particularmente en no utilizar palabras o expresiones vulgares –en especial entre los informantes de mayor edad–, destacándose en este nivel también la idea del normativismo y el rol prescriptivo del lingüista.

En relación a permitir que se los grabara en una reunión social [11],

en general, los hablantes señalan no tener inconvenientes ni reparos para que así fuese. En cambio, cuando se les plantea la posibilidad de que se grabaran sus interacciones en el lugar de trabajo [12], las opiniones están

divididas. En la mayoría de los casos se indica que no, en algunos casos se señala que el condicionamiento sería muy importante (“Si yo estuviera dando una clase creo que me costaría mucho si me grabaran…” [mujer, 63 años, docente jubilada y secretaria]), mientras que, en otras oportunidades, la negativa se debe a que la interacción se da entre el entrevistado y sus clientes. En estos casos, indican que de contar con la anuencia del cliente se accedería a la grabación.

En cuanto a los informantes de nivel sociocultural alto, al igual que en los niveles anteriores, se sigue asociando al que investiga la lengua con una persona de mucha cultura que puede enseñar o del que se puede aprender. Esto último se advierte fundamentalmente en las preguntas que apuntan a saber si el hablante se sentiría condicionado al conversar con un lingüista [10] o donde se les interroga sobre la utilidad de que alguien investigue sobre la lengua [8].

Por otra parte, entre los hablantes de nivel alto, se acepta la posibilidad de interactuar con un lingüista con agrado; es una variable el interés por el tema, pero no aparece como un limitante significativo como en los dos niveles socioeducacionales anteriores.

Entre los hablantes de este nivel, al momento de hablar con un lingüista el condicionamiento parece ser sustantivamente menor que en los otros dos niveles. Sólo un hablante señala que “hablaría con más

propiedad” y otro indica que a él “lo que le sirve es aprender”, por lo que podría decirse que –si bien con una preponderancia menor que en los dos niveles anteriores– también en los hablantes de nivel alto aparece asociada al lingüista la idea del rol prescriptivo de su tarea.

En cuanto a ser grabados en las interacciones sociales [11] y en el ámbito de trabajo [12], la posibilidad de la grabación se acepta con

restricciones. Si bien se indica que se consentiría, pareciera imperar una posición menos abierta a la grabación. En tal sentido, podemos decir que

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se acepta si es con fines científicos y con un consentimiento, incluso uno de los informantes señala la necesidad de un consentimiento informado y por escrito. Se habla por primera vez de cuestiones éticas. Es de destacar también que –salvo el caso de dos hablantes (una psicóloga y un psiquiatra, que se niegan a ser grabados en la consulta)–, entre los hablantes de este nivel, parece haber más apertura a ser grabados en el entorno laboral que en el ámbito social.

Entre los hablantes de este grupo, finalmente, se manifiesta un interés ocasional por la devolución, lo que sugiere un espacio de aplicación para el lingüista, pero no es definido ni explicitado, dado que no se dice qué les interesa conocer o en qué sentido los podría ayudar.

4 Discusión de los datos

Las personas que transitan e interactúan en los ámbitos institucionales de la región del sudoeste bonaerense que hemos estudiado

comparten la misma representación social de los lingüistas que hemos resumido en la sección precedente. Sobre la base de esta premisa, abordaremos en los siguientes párrafos las que consideramos como las principales implicaciones que dicha representación social tiene en la recogida de los datos en dos ámbitos institucionales: el aeronáutico y el de la medicina. En ambos casos, como veremos, se producen fenómenos que influyen –en mayor o menor medida– sobre la relación que se establece entre el investigador y los sujetos observados y, en consecuencia, sobre la calidad de los datos registrados.

Como nota inicial, cabe destacar que nuestra labor en ambos ámbitos institucionales se basa sobre todo en la técnica de la observación-participante y que hemos adoptado la práctica de registrar las interacciones observadas explicitando frente a los sujetos el hecho de la grabación, por considerar que se trata de la conducta más ética y apropiada en los contextos en cuestión pues en ellos se ven expuestas las identidades de las personas, su posición laboral y su relación con los colegas o familiares.

4.1 Implicaciones para el trabajo de campo en el ámbito aeronáutico

En el ámbito aeronáutico, la experiencia realizada en la aplicación de la observación-participante nos sugiere que la presentación del investigador lingüista frente a la comunidad supone el riesgo de que los profesionales se sientan particularmente amenazados. Si todo hablante experimenta, frente al hecho de la grabación, los condicionamientos que supone la paradoja del observador, las dudas respecto de lo que entraña la profesión del lingüista que se introduce en una organización aérea se ven incrementadas por su asociación con otras profesiones que pueden

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influir sobre la estabilidad laboral de los sujetos. El piloto o el controlador aéreo es un profesional evaluado con frecuencia por médicos y psicólogos aeronáuticos, ya que sus respectivas habilitaciones requieren de la aprobación de un periódico examen psicofísico. Por lo tanto, los sujetos están familiarizados con la evaluación en un gabinete, la que puede incluir –desde la perspectiva psicológica– una consideración de sus habilidades interpersonales. Esto significa que no están acostumbrados a la presencia de un observador en su lugar de trabajo, a excepción de supervisores o pilotos que habilitan a otros pilotos para volar una aeronave o una ruta determinada, es decir, siempre en situaciones de evaluación.

Por otra parte, el ingreso del investigador a los espacios físicos donde se desarrollan las observaciones, en particular, las torres de control y las cabinas de los aviones, depende siempre de una autorización otorgada

por una figura de autoridad dentro de la comunidad aeronáutica.

La combinación de estos factores, sumada a la representación social del lingüista como científico social, explica la transferencia que se realiza al asociar al lingüista con atributos de autoridad y funciones como las de diagnóstico y evaluación. Estas dos últimas, además, reforzadas por la idea general de que quien estudia la lengua lo hace con una perspectiva normativa y prescriptiva. Esta concepción implica una barrera para la investigación sociolingüística: el temor a una evaluación o diagnóstico negativo de una faceta central en su desempeño profesional –como lo es la comunicación interpersonal de la que depende la coordinación segura de las actividades aéreas– supone un riesgo laboral para los sujetos.

Algunas manifestaciones explícitas del condicionamiento que supone la errónea concepción de la figura y tareas del lingüista, y de los alcances de su trabajo, son las siguientes: a) la confusión directa y llana del lingüista con un psicólogo, aspecto analizado en un trabajo previo (de- Matteis 2004) y que se explica por los factores ya mencionados; b) la misma confusión de profesión manifestada indirectamente por un controlador aéreo que, en una oportunidad en la que la grabación fue realizada por un colaborador miembro de la comunidad, tomó el grabador

y dejó expresada como una broma la afirmación hecha con tono tenebroso de que “los controladores aéreos estamos todos locos”; c) la

broma de un comandante que, al observar al investigador realizando anotaciones en la planilla elaborada para la toma de notas etnográficas simultáneas a la grabación, le dijo a su copiloto “Uy, nos vienen a evaluar. Después eso llega a Operaciones.”

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En el nivel de los datos, por último, se ha observado que si bien la presencia de un investigador implica un grado de condicionamiento19 este particular contexto socio-técnico ofrece la ventaja de minimizar sus efectos debido al empleo de un código restringido (Halliday y Hasan, 1990) como es la fraseología aeronáutica empleada en la interacción entre pilotos y controladores aéreos (P/C), o de llamadas estandarizadas y listas de chequeo en gran parte de la interacción entre pilotos. Quizá lo más evidente radica en el grado de adhesión a la norma, que según podemos constatar en observaciones realizadas aprovechando el recurso a Internet –en lo que hace a la interacción P/C– parece ser menor en algunas oportunidades puntuales si no hay conocimiento del hecho de la

grabación.

4.2 Implicaciones para el trabajo de campo en el ámbito médico

Nuestra presencia como investigadores en el ámbito sanitario siempre

es abierta, es decir, tanto médico como paciente, conocen nuestra presencia, la del grabador y nuestra intencionalidad de estudiar “la relación médico-paciente” (respecto del trabajo de campo, sus detalles y las decisiones éticas que conlleva puede consultarse Rígano, 2007 y 2011).

En este sentido, podemos indicar que en el ámbito de la salud –se trate del consultorio privado, la sala médica o el hospital–, la presencia del lingüista es asociada por los médicos y enfermeras a una función docente normativa, coincidiendo esto con lo que advertíamos en el comentario de los datos arrojados por las entrevistas. En tal sentido, la pregunta más frecuente por parte de los médicos es si el trabajo de investigación que estamos realizando tiene como objetivo “enseñarles a hablar con los pacientes”. En otros casos, han señalado que en el diálogo con la investigadora se sentían inhibidos pensando –mientras conversaban– si estarían incurriendo en muchas “faltas de expresión”. Estos comentarios generalmente aparecen asociados a una conducta corporal y gestual que denota la espera de una devolución –de parte de la investigadora– que resultara evaluatoria del desempeño lingüístico del médico.

Por otra parte, las personas que interactúan con nosotros en calidad

de pacientes suelen asociar al lingüista con el psicólogo, tal como indicaba de-Matteis en un trabajo anterior (véase 2004). En tal sentido,

19 El grado de condicionamiento, en muchas oportunidades, se vincula con el hecho de que

se trata de un ámbito predominantemente masculino y la presencia de una observadora mujer se destaca más que si el investigador fuera masculino. Por otro lado, este condicionamiento

resulta más evidente en las interacciones que se producen cara a cara –por ejemplo, entre los controladores de una torre o entre los pilotos de una tripulación– que en la comunicación

mediada por radio que constituye nuestro principal objeto de estudio.

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Rumbos sociolingüísticos 49

también entre los pacientes la investigadora es percibida como una figura que detenta cierta autoridad y que se encuentra en el entorno observado en calidad de evaluadora de la conducta. En relación a esto último, es de señalar que tras responder las preguntas de las entrevistas, los pacientes nos interrogan (“¿Está bien?”) esperando una devolución que les indique si aprobamos su desempeño. Entendemos que, en muchos de estos casos, el paciente siente que estamos evaluando su conducta lingüística en relación a su evaluación psíquica o psicológica, no a su desempeño comunicativo. Este condicionamiento es de destacar, dado que también supone cierto control y vigilancia sobre el habla y todas las conductas del paciente durante la consulta. Enfatizamos que nos interesa conocer los

matices de este condicionamiento y los aspectos que en el mismo se hallan implicados, puesto que la objetivación, o sea, el proceso de construcción que reconoce la complejidad del objeto de estudio de

nuestra disciplina, sus parámetros y su especificidad, es el criterio interno más importante de la cientificidad de nuestro trabajo. En tal sentido, los métodos y técnicas empleados tanto para la preparación y construcción del objeto de estudio, como para la recolección y tratamiento de los datos ayudan al investigador, por un lado, a tener una visión crítica de su trabajo y, por otro, a reaccionar con instrumentos que le indican elaboraciones más objetivadas, con mayor control de sus posicionamientos individuales.

Por esto mismo, deseamos resaltar que reconocer el condicionamiento que imprimimos sobre nuestra propia muestra no implica que aconsejemos en estos ámbitos otras características para la observación –como, por ejemplo, grabaciones subrepticias–, dado que consideramos que cierto grado de condicionamiento es inherente a la técnica de participante-observador (la ya mencionada paradoja del observador), puesto que nuestros informantes siguen nuestra presencia y adecúan su comportamiento a la misma. Esto forma parte de nuestra investigación y de nuestro ser social, en tanto somos miembros de una sociedad y –en consecuencia– productores/consumidores de interpretaciones culturales (véase al respecto De Souza Minayo, 2004, 2005 y 2009). Optar por grabaciones en las que el observador está presente pero no cuenta con la anuencia de los participantes para realizarlas no supone grado cero de condicionamiento, sino que revela una cierta ingenuidad sobre los

métodos, las técnicas y el objeto de estudio, dado que este constituye una construcción objetivada del investigador.

Por otra parte, cuando el paciente interroga sobre cuál es la tarea de

un lingüista y aun cuando nuestra respuesta suele ser de tipo general –“El lingüista trabaja en comunicación. Se interesa por las relaciones de las personas”–, el comentario más frecuente se vincula con el hecho de considerarnos como un personaje con quien es riesgoso interactuar por el

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conocimiento o manejo de la lengua. En tal sentido, un hombre de nivel socieducacional medio y de unos 40 años nos dijo “debe ser peligroso discutir con vos!”.

Es importante destacar que los intercambios fuera del consultorio –en las entrevistas, durante la reunión explicativa que efectuamos al momento de pedir el consentimiento informado o durante las entrevistas académico-éticas al solicitar permiso para ingresar al hospital- denotan un grado importante de condicionamiento existente– vinculado principalmente a la representación social del lingüista que describíamos arriba-. Sin embargo, durante nuestras observaciones dentro del consultorio hemos podido observar que, en la medida que avanza la

consulta (sea de rutina o sea por enfermedad), tanto el médico como el paciente se enfocan progresivamente en el motivo de la misma, quedando nuestra presencia relativizada. Esto es así, a tal punto, que en reiteradas

ocasiones el grabador digital con el que realizamos las grabaciones es empleado tanto por el médico como por la madre para entretener al pequeño mientras conversan sobre síntomas, rutinas o tratamientos. En otras ocasiones, la madre o el médico suele jugar con el mp3 entre los dedos, tal como habitualmente se hace con un bolígrafo. Consideramos que estos juegos con el grabador denotan una cierta desfocalización sobre el hecho de estar siendo grabados/observados.

5 Conclusiones

Para resumir, en primer lugar deseamos hacer algunas consideraciones sobre las técnicas empleadas en el presente estudio. En segundo término, nos referiremos a las conclusiones a las que hemos podido llegar en relación a la representación social del lingüista –objeto de análisis de este capítulo–.

En relación con el relevamiento realizado y la toma de la muestra, consideramos que sería conveniente ampliar el número de entrevistados y, en cuanto a la realización, creemos que sería ventajoso que las entrevistas fueran realizadas por personas que no tuvieran que presentarse como lingüistas.

El cruce entre los resultados de la entrevista con los comentarios y conductas registrados en las observaciones realizadas en el trabajo de

campo de ambos ámbitos institucionales sugiere que la representación social del (socio)lingüista influye y condiciona el comportamiento lingüístico de los hablantes, quienes le atribuyen en general una función prescriptiva.

En definitiva, consideramos que se hace necesario aclarar todas las veces que sea necesario y a cada participante del proceso de investigación quién es el investigador, qué es lo que hace y que esta información no es

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Rumbos sociolingüísticos 51

equivalente a la presentación de los objetivos de la investigación. No aclarar la función del lingüista, por otro lado, puede perjudicar la relación de confianza y de colaboración que debería establecerse con la comunidad de hablantes observados.

Por otra parte, si bien el condicionamiento existe y es ineludible, podríamos señalar que resulta positivo para la observación y su reconstrucción el hecho de que los informantes asocien la figura del lingüista al psicólogo o a una actitud y tarea normativa, dado que esto desenfoca la atención sobre ciertos aspectos importantes al momento de estudiar las interacciones, tales como las estrategias discursivas para manifestar autoridad, los tratamientos elegidos para demarcar roles, la

selección léxica que denota estereotipos, actitudes, prejuicios, etc. En relación a esto mismo, creemos que el hecho de no saber con precisión cuál es la tarea del lingüista contribuye de alguna forma en la obtención

–de parte del investigador– del punto ciego en la muestra, es decir, la posición de un tercero circunstancial. Ahora bien, esto plantea nuevamente un dilema colateral a la paradoja del observador, dado que –precisar nuestra tarea y volverla más transparente desde el punto de vista ético– supone condicionar aun más la muestra y –no hacerlo– implica colocarnos en una posición ventajosa respecto de nuestros informantes y la información con la cual cuentan y desde la cual autorizan nuestra presencia en el entorno a observar.

Por último, la representación del lingüista asociado al docente y a lo normativo puede en ocasiones dificultar la inserción del mismo en los entornos a observar –en relación a ser autorizado– y, al mismo tiempo, puede obstaculizar el desarrollo de actividades tendientes a la aplicación o transferencia de resultados, dado que la corrección que supone la prescripción resulta violatoria de la identidad que los sujetos manifiestan en su comportamiento lingüístico.

Apéndice: Entrevista semiestructurada

Sección I

1. ¿Qué es un investigador?

2. ¿Qué tipos de investigadores conoce?

3. ¿Qué es ciencia y qué tipos de ciencia conoce?

4. ¿Qué tipo de investigaciones humanísticas/sociales conoce?

Sección II

5. ¿Cómo se puede llamar a la persona que estudia la lengua?

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6. ¿Qué profesiones se parecen:

sociólogo – biólogo – abogado – historiador – novelista

lingüista – antropólogo – poeta – periodista – profesor de lengua

7. ¿Qué le parece que hace alguien que estudia la lengua?

8. ¿Le parece importante que haya alguien que estudie la lengua?

Sección III

9. En una fiesta de cumpleaños, ¿se sentiría cómodo charlando con alguien que estudia la lengua?

10. ¿Qué aspectos de su comportamiento cuidaría al hablar con

alguien que estudia la lengua?

11. ¿Permitiría que alguien que estudia la lengua lo grabara en sus conversaciones con otras personas en una reunión social? ¿Por qué sí/no?

12. ¿Permitiría que alguien que estudia la lengua lo grabara en sus

conversaciones con otras personas en el lugar de trabajo? ¿Por qué sí/no?

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Capítulo 3

Expresión y evaluación de la (des)cortesía en puestos de atención al público: análisis de casos en una institución pública del ámbito educativo bahiense

Gisele Graciela Julián

En Martínez, Angelita y Adriana Speranza, eds. (2013)

Rumbos sociolingüísticos.

Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 53-71.

ISBN 978-950-774-231-6

Disponible en http://www.ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3833.

Resumen

Este trabajo forma parte de una investigación sobre las manifestaciones y

percepciones de (des)cortesía en puestos de atención al público en instituciones de la salud y la educación en Bahía Blanca, ciudad perteneciente a la región lingüística del español bonaerense. La misma se enmarca en un enfoque de Sociolingüística interaccional (Gumperz, 1982a; Tannen, 1985 y 1996), con

aportaciones de Etnografía de la comunicación (Gumperz y Hymes, 1972), Microsociología de Goffman (1967) y Análisis del discurso (Drew y Sorjonen, 2000). Para el estudio de los fenómenos de cortesía seguimos la Pragmática sociocultural (Bravo, 1999; Placencia, 2001 y 2004; Bravo y Briz, 2004; Kaul, 2008 a y b). En

este trabajo proponemos el análisis de un conjunto de elementos codificadores de cortesía y descortesía –asociados con frecuencia a conflictos en la comunicación institucional– en una selección de fragmentos de interacciones que tienen lugar entre empleados y usuarios en puestos de atención al público en una institución

del ámbito de la educación en Bahía Blanca. Partimos de la hipótesis de que el éxito o los conflictos en las interacciones entre empleados y usuarios en puestos de atención al público de carácter institucional dependen de la construcción de los discursos de cortesía y descortesía, y de la percepción de los hablantes sobre qué

es cortés y qué no lo es en esos contextos de interacción. La muestra está conformada por tres intercambios comunicativos relevados durante el año 2011. Los datos son registrados mediante grabaciones, con la aplicación de la técnica de participante-observador. Asimismo, siguiendo la propuesta metodológica de

Gumperz (1982a), presentamos a algunos hablantes de la comunidad fragmentos de las grabaciones con el fin de que actúen como jueces de dichas interacciones.

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1 Introducción

En las últimas décadas han tenido un desarrollo destacado las investigaciones que abordan, siguiendo los lineamientos de la Sociolingüística interaccional (Gumperz, 1982a; Tannen, 1985 y 1996), la temática de la interacción verbal en marcos institucionales, centrando su interés especialmente en el estudio de los intercambios comunicativos que tienen lugar en puestos de atención al público. En ellos, la problemática de la producción de discursos de cortesía y descortesía ha adquirido recientemente lugar central (por ejemplo, Placencia, 2001; Murillo Medrano, 2004), poniendo en foco de atención tanto el uso

lingüístico en marcos concretos como la percepción de los hablantes respecto de las interacciones registradas en esos ámbitos.

Este trabajo forma parte de una investigación en marcha20 sobre las manifestaciones y percepciones de la (des)cortesía21 en puestos de

atención al público en instituciones de la salud y la educación en Bahía Blanca, ciudad perteneciente a la región lingüística del español bonaerense. En ese marco, en el presente capítulo analizaremos un conjunto de elementos codificadores de cortesía y descortesía –asociados con frecuencia a conflictos en la comunicación institucional– en una selección de fragmentos de tres interacciones que tienen lugar entre empleados y usuarios en puestos de atención al público en una institución del ámbito educativo. Se atenderá en particular a fenómenos que han demostrado una significativa operatividad como estrategias de cortesía y descortesía. Así, nos centraremos en la elección de fórmulas de tratamiento (mamita, corazón, mi amor, niña) y el manejo de actos amenazadores (órdenes, consejos y prohibiciones), incorporando en el análisis elementos de índole no verbal, como el tono y volumen de voz, el tempo de las emisiones, los gestos y las miradas.

Partimos de la hipótesis de que el éxito o los conflictos en las interacciones entre empleados y usuarios en puestos de atención al público de carácter institucional dependen de la construcción de los discursos de cortesía y descortesía, y de la percepción de los hablantes sobre qué es cortés y qué no lo es en esos contextos de interacción.

20 La investigación se desarrolla en el marco de un Plan de Tesis de Doctorado en Letras con

orientación en Lingüística sobre “Interacción comunicativa en español bonaerense: las

manifestaciones y percepciones de la (des)cortesía en puestos de atención al público en Bahía

Blanca”, que cuenta con el apoyo de una Beca de Postgrado Tipo I de CONICET. La misma se inserta en un Proyecto de grupo de investigación dirigido por la Dra. Elizabeth M. Rigatuso

(“Estilo(s) comunicativo(s) en la interacción verbal del español bonaerense: construcción de identidades, valores y creencias”, subsidiado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la

Universidad Nacional del Sur). 21 Entendemos la cortesía y descortesía en el sentido en que las plantea Kaul (2008a: 256),

como dos aspectos de un continuum, sin considerarlos como dos simples polos opuestos sino como extremos de una gradación. Siguiendo la bibliografía teórica sobre el tema nos

referiremos a la problemática de la cortesía y descortesía como (des)cortesía.

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Expresión y evaluación de la (des)cortesía…

Rumbos sociolingüísticos 55

La investigación se enmarca en un enfoque de Sociolingüística interaccional (Gumperz, 1982a; Tannen, 1985 y 1996), con aportaciones de Etnografía de la comunicación (Gumperz y Hymes, 1972), Microsociología de Goffman (1967) y Análisis del discurso (Drew y Sorjonen, 2000). Para el estudio de los fenómenos de cortesía seguimos la Pragmática sociocultural (Bravo, 1999; Placencia, 2001 y 2004; Briz, 2003; Bravo y Briz, 2004; Kaul, 2008 a y b).

2 Consideraciones metodológicas

Las interacciones fueron registradas mediante grabaciones, con la

aplicación de la técnica de participante-observador, manteniendo el anonimato de los participantes como parte del compromiso ético de este tipo de investigaciones (Gabbiani y Madfes, 2006). Las mismas fueron transcriptas22 siguiendo las convenciones de transcripción incluidas en Van Dijk (2000) e ideadas por Gail Jefferson.23 El corpus seleccionado en

el presente trabajo está constituido por tres interacciones relevadas durante el año 2011 en puestos de atención al público de una institución del ámbito educativo en Bahía Blanca, a la que concurren docentes para realizar diversos trámites. Los tres intercambios comunicativos corresponden a 35 minutos de grabación.24 Dichas interacciones se producen entre mujeres cuyas edades son de 55 y 59 años, en el caso de las dos empleadas, y de 24 y 27 años en el caso de las usuarias.

Asimismo, siguiendo la propuesta metodológica de Gumperz (1982a), presentamos a doce hablantes de la comunidad fragmentos de las grabaciones con el fin de que ellos actúen como jueces o evaluadores de

22 Es importante tener en cuenta la “pérdida” que en algún punto implica la transcripción.

En tal sentido, Gabbiani y Madfes señalan: “Toda transcripción (…) implica algún tipo de “pérdida”. No hay modo de incorporar hasta el mínimo detalle (…) Ninguna transcripción

puede dar cuenta en forma acabada de eventos paralingüísticos tales como la entonación, la calidad de la voz y la risa…” (Gabbiani y Madfes 2006: 6). Sin embargo, intentamos en

nuestras transcripciones incorporar aclaraciones relativas al tono, volumen de voz y tempo de las emisiones, aspectos que en ocasiones determinan la interpretación de los enunciados como corteses o descorteses. 23 [ ]: Simultaneidad de emisiones o fragmentos de emisiones. :::: Alargamiento de la sílaba previa.

MAYÚSCULAS: Mayor volumen de emisión o fragmentos de emisión.

ºSímbolos de gradoº: Suavidad o amplitud disminuida de emisiones incluidas.

Subrayado: Énfasis mayor en la emisión del hablante. Punto entre paréntesis (.): Pausa de una décima de segundo.

Números entre paréntesis (1.7): Segundos y décimas de segundos entre turnos de los hablantes o dentro de un mismo turno.

?: Entonación ascendente: Entonación interrogativa. ((Doble paréntesis)): Aclaraciones, descripciones.

Paréntesis incluyendo una x: (x) Detención repentina o vacilación par parte del hablante. 24 Los mismos forman parte de un corpus que estamos conformando en dicha institución,

que hasta el momento consta de 20 interacciones entre empleados y usuarios.

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dichos encuentros interactivos y detecten la presencia posible de problemas de comunicación.

Los elementos codificadores de cortesía/descortesía constituyen la variable lingüística. En tal sentido, en el análisis y procesamiento del material se atenderá, según anticipamos, a fenómenos que han demostrado su operatividad como estrategias de cortesía y descortesía: a) fenómenos lingüísticos (fórmulas de tratamiento y manejo de actos amenazadores de imagen) y b) fenómenos paralingüísticos.Asimismo, en lo que hace a las variables extralingüísticas se tendrá en cuenta la incidencia probable en su dinámica de distintas variables sociodemográficas (sexo de los hablantes, edad, nivel socioeducacional) y

contextuales (Hernández Campoy y Almeida, 2005), además del tipo de relación existente entre los hablantes, considerando las dimensiones de poder y solidaridad propuestas por Brown y Gilman (1960).

3 Análisis

Como se ha señalado, para el análisis hemos seleccionado tres interacciones, de las cuales se han escogido los fragmentos más ilustrativos, que tienen lugar entre empleadas y usuarias en puestos de atención al público en una institución del ámbito de la educación en Bahía Blanca. A partir de esos fragmentos intentamos analizar, en el uso de los participantes, los elementos codificadores de cortesía y descortesía, estos últimos asociados con frecuencia a conflictos en la comunicación institucional. En tal sentido, hacemos especial hincapié, por un lado, en las relaciones de poder establecidas en las interacciones y sus elementos dinamizantes, tales como la elección de fórmulas de tratamiento, tono y volumen de voz, tempo de las emisiones, cantidad y calidad de información brindada al usuario, el manejo por parte de los empleados del desconocimiento del usuario acerca del modo en que debe conducirse en la institución, entre otros aspectos a tener en cuenta. Por otro lado, analizamos las interpretaciones de tales usos que tienen los hablantes bahienses. Nuestro análisis se orienta al estudio de dichos fenómenos guiado por investigaciones previas sobre el tema en otras variedades de español (Placencia 2001) y por nuestras propias investigaciones a partir de entrevistas y cuestionarios realizados a usuarios y analizados en

nuestros trabajos previos (Julián 2010 y 2011), en los que los hablantes de la comunidad expresan sus percepciones acerca de lo que constituye trato (des)cortés en puestos de atención al público.

A lo largo del análisis hemos observado que en los casos estudiados se pone en escena una relación vertical. En tal sentido, Gabbiani y Madfes

señalan que “en la relación vertical, hay alguien que ocupa el lugar alto y otro alguien que ocupa el bajo. Podemos llamarla ‘poder’, ‘rango’, ‘autoridad’ o ‘dominación’ (en oposición a la ‘sumisión’)…” (Gabbiani y

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Expresión y evaluación de la (des)cortesía…

Rumbos sociolingüísticos 57

Madfes 2006: 21). Se trata de una relación de tipo disimétrica, reflejada a través de marcadores de posición. Tal como señalan las autoras, los marcadores de posición pueden ser “…de índole no verbal –tono, gestos y movimientos, mirada, apariencia física–, o bien de tipo verbal –elección de fórmulas de tratamiento, dominio del espacio interlocutivo, iniciativa tópica y manejo de actos amenazadores como órdenes, consejos y hasta prohibiciones” (Gabbiani y Madfes 2006: 23). Asimismo, el que ocupa el lugar más alto es aquel que se presenta como “poseedor de un saber” del que carece la persona que busca dicho saber. A continuación analizamos el modo en que se manifiestan en nuestro corpus ciertos marcadores de posición que son al mismo tiempo elementos codificadores de

(des)cortesía. Nos centramos en algunos marcadores de tipo verbal, tales como la elección de fórmulas de tratamiento y el manejo de actos amenazadores, incorporando en el análisis los marcadores de posición de

índole no verbal, como el tono y volumen de voz, el tempo de las emisiones, los gestos y las miradas, que, en ocasiones, determinan la interpretación de las emisiones por parte del usuario como corteses o descorteses.

3.1 Fórmulas de tratamiento

Las fórmulas de tratamiento constituyen un fenómeno de especial interés en los estudios sobre cortesía verbal. Seguimos los postulados de Rigatuso, que las define en los siguientes términos:

Las lenguas de distintas comunidades del mundo poseen en sus sistemas lingüísticos un conjunto de formas para dirigirse al destinatario y hacer referencia a una tercera persona y a sí mismos

en el discurso. Estas formas, que comprenden el uso concertado en la interacción lingüística de elementos nominales, pronominales y verbales, han recibido la designación de fórmulas de tratamiento

(Rigatuso 2004: 197, la cursiva corresponde al original).

Tal como señala la investigadora, dichas formas funcionan “como marcadores lingüísticos de relaciones interpersonales de los hablantes –donde rigen las dimensiones de poder y solidaridad (Brown y Gilman 1960)–, y marcadores sintomáticos de identidad…” (Rigatuso 2004: 197).

Asimismo, los tratamientos cumplen una función fundamental en la manifestación de la cortesía verbal, tanto en su vertiente normativa como estratégica (Ibídem).

La dinámica de las fórmulas de tratamiento, entonces, se vincula estrechamente con las dimensiones de poder y solidaridad propuestas por Brown y Gilman (1960). En tal sentido, como sostiene Rigatuso, los hablantes tienen la posibilidad de elegir entre fórmulas de tratamiento con distintos grados de familiaridad y formalidad, posibilidades cuya

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combinación “…estructura el sistema a partir de tres alternativas básicas: usos asimétricos (familiar-formal), usos recíprocos o simétricos de confianza (familiar-familiar), y usos recíprocos alejados (formal-formal)” (Rigatuso 2000: 302). Cuando predomina el poder en las relaciones, la elección de los tratamientos, tanto pronominales como nominales vocativos y referenciales, se orienta hacia un uso asimétrico (Rigatuso 2000: 302). El uso de fórmulas de tratamiento empleadas de manera no recíproca pone en escena una relación vertical y expresa la jerarquía entre los interlocutores (Gabbiani y Madfes 2006: 22).

En cuanto a las pautas de uso, a lo largo de las interacciones seleccionadas para el análisis observamos un uso asimétrico de fórmulas

de tratamiento por parte de las empleadas, quienes utilizan, cuando se dirigen a las usuarias, formas nominales del tipo de mamita, mami, ma,

corazón, miamor, niña, nena, unidas al pronombre de confianza vos y sus formas verbales correspondientes, y reciben, en cambio, de parte de las usuarias, la forma señora + usted, que constituye la pauta formal para dirigirse a las empleadas, y se articula en el modo referencial con el trato de cortesía señora. Ocasionalmente también se registra señora + vos, pauta interaccional innovadora del español bonaerense actual (Rigatuso 2000). En el aspecto nominal, las fórmulas elegidas por las empleadas corresponden a tres tipos dentro del subsistema correspondiente del español bonaerense, según las categorías establecidas por Rigatuso (1994: 21): a) términos de parentesco empleados metafóricamente en lo que se denomina “usos ficticios” de los términos de parentesco (por ejemplo, mamita), b) términos de amistad, cordialidad y afecto (por ejemplo, corazón, mi amor), y c) formas destinadas a niños (por ejemplo, niña, nena).

En el conjunto de las formas relevadas, el caso de mamita, mami y ma, así como el de otros términos de parentesco, corresponde a un proceso de extensión semántica (Rigatuso 2009: 376) que consiste en “…el empleo metafórico de los términos de parentesco a vínculos fuera de la relación original: el llamado uso ficticio de los términos de tratamiento…” (Rigatuso 2003: 165, la cursiva corresponde al original). Tal como señala la investigadora, las formas madre y mamita se usan en el ámbito comercial como tratamientos de cortesía de los vendedores hacia sus clientas, pero mientras que madre es evaluado por los hablantes como

neutro, mamita “…dispensado a mujeres jóvenes suele generar en las mismas una actitud de rechazo, por la asociación de este tratamiento con otro empleo extensivo del mismo tratamiento en español bonaerense: su valor para la expresión de piropos en boca de los hombres…” (Rigatuso 2003: 167). A este uso ficticio de términos de parentesco se le suma, en las interacciones analizadas, el empleo de formas metafóricas como corazón, que es la extensión semántica de una forma léxica (Rigatuso

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Expresión y evaluación de la (des)cortesía…

Rumbos sociolingüísticos 59

2009: 377), mi amor, niña y nena, que podrán ser interpretadas por los usuarios como más o menos corteses en ese contexto y con esos destinatarios. En vinculación con el problema del vacío léxico que ha generado el avance de vos en detrimento de usted, surgen en español bonaerense usos de este tipo como alternativas ante la ausencia de otras formas para dirigirse a las destinatarias jóvenes en ciertos contextos, dado que la forma señorita ha caído en desuso (Rigatuso 2000: 333). Al respecto, Rigatuso señala:

Una mirada al sistema de tratamientos nominales vigentes en español bonaerense en la actualidad, en su dinámica operativa interaccional, revela la existencia de vacíos léxicos en el sistema, generados por la ausencia de fórmulas para determinados

contextos, situaciones o destinatarios en ciertas variedades de lengua (Rigatuso 2000: 324).

En el contexto sociocultural estudiado, el empleo de estas formas suscita particular interés debido al valor pragmático que adquieren en los casos seleccionados, ya no como elementos codificadores de cortesía sino –como veremos a continuación– como elementos codificadores de descortesía. Las fórmulas de trato familiar registradas en los casos analizados, también recogidas por Placencia en su estudio de las interacciones en puestos de atención al público de carácter institucional en Ecuador (Placencia 2001), son utilizadas cuando la empleada rehúsa algo al usuario o le hace un pedido, acompañando una negación, cuando pretende acelerar el trámite o bien, la mayoría de las veces, cuando le aclara algo que, a su criterio, es evidente, expresando así impaciencia y fastidio, actitud que se pone en evidencia en el tono de voz, el volumen, el tempo y los gestos que acompañan la emisión de la fórmula de

tratamiento. A continuación transcribimos algunos ejemplos:

(1) EMISOR ---------------------------- DESTINATARIO

Empleado Usuario

(mujer-59 años) (mujer-27 años)

Contexto: La usuaria [U] se acerca al escritorio para registrar su título

universitario. La empleada [E] le pide los títulos:

-[E] a ver niña (.) título (.) dni y títulos anteriores

-[U] títulos anteriores?

-[E] secundario corazón ((seria, tempo acelerado))

-[U] ahh ((lamentándose)) no lo traje

-[E] a ver si está (x) ((se aleja a la computadora)) (15) no niña vos no tenés nada

acá ((seria, tono brusco, tempo acelerado))

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60 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

(2) EMISOR --------------------------- DESTINATARIO

Usuario Empleado

(mujer-27 años) (mujer-55 años)

Contexto: La empleada les indica a U y a su acompañante que deben anotarse en

un listado. U pregunta:

-[U] pero aunque nos hayamos anotado el año pasado:?

-[E] ((seria, gesto de desaprobación, tempo lento)) ºes que todos los años se tienen que anotar corazónº

(3) EMISOR --------------------------- DESTINATARIO

Usuario Empleado

(mujer-24 años) (mujer-55 años)

Contexto: E le indica a U que debe foliar las hojas que entrega y le dice que debe

escribir F1 y F2, pero le señala la misma hoja. U pregunta:

-[U] todo F1 es?

-[E] ºno::mi amorº ((con tono de fastidio)) esta es uno (.) la otra es dos

-[U] sí pero: es foja uno:?

-[E] no (.) no mi amorºmi amorº (.) esto es foja uno (.) esto es foja dos ((tono que

indica impaciencia))

(4) EMISOR --------------------------- DESTINATARIO

Usuario Empleado

(mujer-24 años) (mujer-55 años)

Contexto: U necesita la ayuda de E porque no sabe a qué se refieren ciertas

preguntas del formulario que debe completar:

-[U] hay algo que acá no completé por ejemplo ((leyendo)) posee cambio de

funciones?

-[E] no: ((con tono de fastidio y volumen de voz bajo)) no mamita (.) estás en la

dirección general de escuelas vos? [no]

-[U] [no:]

-[E] ((volumen más alto)) aptitud psicofísica? no (.) jubilado? no ((se lo marca bruscamente en la planilla))

-[U] okey

(5) EMISOR --------------------------- DESTINATARIO Empleado Usuario

(mujer-55 años) (mujer-24 años) Contexto: E le pide el folio a U en los siguientes términos:

-[E] el folio nena ((tempo acelerado))

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Expresión y evaluación de la (des)cortesía…

Rumbos sociolingüísticos 61

(6) EMISOR --------------------------- DESTINATARIO

Empleado Usuario

(mujer-55 años) (mujer-24 años)

Contexto: Mientras U termina de completar el formulario E parece pretender

continuar con el trámite sin perder tiempo:

-[E] bueno (.) ahora mami (.) profesora en le:tras ((tono de impaciencia))

(7) EMISOR --------------------------- DESTINATARIO

Usuario Empleado

(mujer-27 años) (mujer-55 años)

Contexto: U se confunde la fecha de inscripción de los listados:

-[U] a mí siempre me dijeron que si yo me anotaba en agosto estaba anotada para el año siguiente

-[E] no pero mi amor (.) a ver (.) esto es IN FI NE

Si bien las fórmulas de tratamiento de este tipo podrían ser catalogadas como corteses ya que, como señala Placencia (2001: 200), en el contexto de la familia y las amistades demuestran familiaridad y afecto, su uso en contextos formales como el que estudiamos, en donde se pone en escena una relación vertical, puede resultar abusivo debido a que se dirigen a desconocidos y se emplean de manera asimétrica. De hecho, es así como lo interpretan los usuarios entrevistados por Placencia (2001), como un “abuso de confianza”. Se trataría de un caso de “cortesía funcionando como trato no cortés, poco cortés o descortesía por diferencias en la percepción de hablante y de destinatario de qué es cortés en un contexto concreto de interacción” (Rigatuso 2006). Como señala Rigatuso, tal sería el caso del uso, por parte de vendedores en la interacción comercial en español bonaerense, de fórmulas como mi vida, mi amor, negri, gordi, intentando manifestar cortesía, cuando en realidad esas formas son decodificadas negativamente como una invasión a la intimidad, ya que las emplean “…hablantes no autorizados a utilizar esos tratamientos con esos destinatarios en dichos contextos” (Rigatuso 2006).

En tal sentido, en entrevistas y cuestionarios que realizamos previamente (Julián 2010 y 2011) con el fin de conocer la percepción de los usuarios acerca del trato (des)cortés en la atención al público en instituciones y en la vida cotidiana, hemos recogido comentarios de rechazo hacia estas fórmulas de tratamiento, que fueron calificadas como descorteses en

determinados contextos. Por ejemplo, una usuaria de instituciones públicas que entrevistamos expresó lo siguiente:

Usuaria: mujer – 45 años – nivel educacional medio

-[U] … también me molesta si te tratan con familiaridad y te dicen mami::ta (.) mi amo:r

Incluso, al solicitar ejemplos de descortesía en un cuestionario de hábitos sociales (Julián 2011), un hablante refirió como ejemplo el caso

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Gisele Graciela Julián

62 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

de una profesora que trató de mi amor con “tono soberbio” a un alumno por no entender algo. Asimismo, en la interacción cotidiana hemos recogido comentarios metalingüísticos de hablantes de la comunidad que expresan su rechazo hacia este tipo de fórmulas, como por ejemplo un hombre de 56 años que sostuvo:

-A mí me molesta que alguien que no me conoce me diga ‘papá’, ‘corazón’, ‘mi

amor’, no, si me dicen ‘papá’ salto como un loco y le digo ¿qué me venís a decir ‘papá’?, parece que te están forreando. Tiene que ver también con el tono que te lo dicen.

Como veremos más adelante, los hablantes con los que realizamos la experiencia de evaluación de las grabaciones también expresan su

rechazo hacia estas fórmulas de tratamiento cuando son emitidas por desconocidos. Así, por ejemplo, una de las hablantes, de 26 años, señaló: “A mí no me gusta que me digan ‘mi amor’, ‘corazón’, ‘mamita’, ni ‘querida’, ni ‘nena’, me molesta cuando me lo dice alguien con quien no

tengo vínculo afectivo, lo mismo con ‘mi cielo’, ‘mi vida’, ‘gordi’”.

Ahora bien, en los ejemplos que analizamos, las fórmulas de trato familiar podrían interpretarse como formas afectuosas vinculadas a la diferencia de edad entre empleadas y usuarias, o como fórmulas con función atenuante cuando acompañan pedidos o negaciones; sin embargo, el tono de voz, que muchas veces expresa fastidio, el volumen, el tempo de las emisiones, y la repetición de las fórmulas (“no (.) no mi amorº mi amorº…”), sumado a la evaluación negativa por parte de los hablantes de la comunidad sobre este tipo de fórmulas de tratamiento en ciertos contextos de uso, ponen de manifiesto que lo más probable es que su empleo no pueda interpretarse precisamente como cortés, y resulta dudosa incluso, en muchos de estos casos, la intención cortés del emisor. En tal sentido, nos pareció interesante conocer la interpretación de diversos hablantes de la comunidad acerca de estos usos, para lo cual, siguiendo la propuesta metodológica de Gumperz (1982a), les presentamos estos fragmentos de las grabaciones con el fin de que ellos actúen como jueces o evaluadores de dichas interacciones. Los doce hablantes que participaron de esta experiencia, hombres y mujeres entre 25 y 65 años de los tres niveles educacionales, coincidieron en que las fórmulas de tratamiento que usan las empleadas en su mayoría son descorteses o no corteses en ese contexto y las rechazan. Según su

apreciación, dan muestra de impaciencia, fastidio, superioridad. Señalan asimismo que mediante esos usos pareciera que las empleadas no se

dirigen a profesionales sino a niñas o a gente que no entiende, asociando así el empleo de estas formas con el modo de hablar que usan los adultos cuando se dirigen a los niños, el llamado baby talk o “habla aniñada”, que consideran inapropiado en ese contexto y con esos destinatarios. Además, destacan que mediante dichas fórmulas las empleadas se posicionan en un lugar de mayor poder, ubicando a las usuarias en una

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Expresión y evaluación de la (des)cortesía…

Rumbos sociolingüísticos 63

posición de inferioridad. Asimismo, en su interpretación tienen en cuenta el tono de voz, aspecto que en algunos casos refuerza la interpretación de las emisiones como descorteses y en otros permite evaluaciones más positivas. A continuación transcribimos algunas interpretaciones de los fragmentos de las grabaciones correspondientes a los ejemplos anteriores:

Fragmento (1): -La menosprecia por no saber lo que es títulos anteriores. No es cortés, con “corazón” la quiere hacer sentir inferior y se quiere ubicar ella en un

lugar más alto.

Fragmento (2): -“Corazón” es descortés por completo, parece que le habla a una criatura, a una persona que no entiende, no como a un adulto, a un profesional…

-La está tratando de estúpida, lo dice con un tono como cansada.

-Por el tono parece que se lo dice más o menos bien, pero cansada de explicar siempre lo mismo.

Fragmento (3): -Perdió la paciencia la mina, “mi amor” es descortés, el tono es

descortés. A mí no me gusta que me digan “mi amor”, “corazón”, “mamita”, ni “querida”, ni “nena”, me molesta cuando me lo dice alguien con quien no tengo vínculo afectivo, lo mismo con “mi cielo”, “mi vida”, “gordi”.

-…con “mi amor” la deliró, como diciendo “¿qué parte no entendés?”

Fragmento (4): -La reta en vez de darle una explicación, como si ella tuviera la obligación de saber qué tiene que poner en el formulario. Le dice “mamita” por no insultarla, con un tono irritable, se cansa de explicarle algo que ella piensa que lo tiene que saber.

-La trata como a una pobre imbécil, está fastidiada.

-“Mamita” se lo dice burlándose.

Fragmento (5): -Diciéndole “nena” la menosprecia, está re cansada.

Fragmento (7): -“Mi amor” es descortés porque lo dice con énfasis y dice in-fi-ne

deletreando, sin nada de paciencia.

-Le habla como tontita, le dice “mi amor”, es descortés, no soporta que alguien no le entienda.

-Hasta “mi amor” se lo dice bien, pero cuando le dice “a ver” ya se enciende, se

calienta.

Como se puede observar a partir de los fragmentos transcriptos de interacciones espontáneas y de las evaluaciones de los hablantes, es posible inferir que las empleadas parecen considerar que las dudas de las

usuarias no son válidas, por lo que responden con un tono que indica que esa información constituye una obviedad y acompañan sus respuestas con las fórmulas de tratamiento propias del trato familiar, que adquieren en estas situaciones comunicativas valor peculiar, ya que connotan superioridad, fastidio e ironía. Así las empleadas se ubican en el polo de mayor poder por ser las poseedoras de ese saber del que carecen las usuarias. En el siguiente apartado nos referiremos más concretamente a esta cuestión.

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64 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

3.2 Manejo de actos amenazadores de imagen

La forma en que se manejan los actos amenazadores de imagen,25 tales como las órdenes, los consejos y las prohibiciones, que constituyen actos que amenazan la imagen negativa del destinatario, marca la posición que asumen los interlocutores en la interacción y tiene directa vinculación con la codificación de la (des)cortesía. A continuación presentamos una selección de fragmentos de los casos estudiados y analizamos el modo en que se manejan los actos amenazadores en cada caso.

(8) EMISOR --------------------------- DESTINATARIO

Empleado Usuario

(mujer-59 años) (mujer-27 años)

Contexto: La usuaria va a registrar el título universitario pero la empleada busca

en la computadora y no figura el registro del título secundario, a pesar de que U

realizó ese trámite hace años. E le dice a U:

-[E] acá no trajiste nada tenés que traer título secundario ((con tono altanero))

-[U] pero yo el secundario lo registré acá (.) hace:: como tres años

-[E] bueno tenés que traerlo y mostrameló ((tempo muy acelerado, casi no se

entiende la emisión, gesto con los hombros levantados))

Como se puede observar a partir del fragmento, mediante el uso de la perífrasis de obligación (tenés que…) y el imperativo (mostrameló), sin ningún tipo de atenuación, sumado al tono de superioridad, al tempo acelerado de la emisión y al gesto con los hombros, la empleada marca su posición de dominación sin emplear ningún elemento codificador de cortesía, como podría ser el uso de estrategias de atenuación o algún gesto que demuestre solidaridad con la usuaria, lo que contribuiría a una percepción más favorable de parte dela misma, sobre todo porque se trata de un error institucional que implica que la usuaria debe volver otro día para efectuar el trámite. Los hablantes con los que hicimos la experiencia de interpretación tuvieron una evaluación negativa de este fragmento de la grabación y destacaron el modo “altanero” que tiene la empleada para decir las cosas:

25 En su teoría de la cortesía, Brown y Levinson (1987) parten de la idea de que el ser social está constituido por una imagen positiva (el deseo de que los actos de uno sean aprobados) y

una imagen negativa (el deseo de que uno no vea impedidos sus actos). Una de las actividades de los participantes en una interacción es mantener las imágenes propias y las del otro. Las

acciones que afectan negativamente la imagen se denominan Actos Amenazadores de Imagen (Calsamiglia Blancafort y Tusón Valls 2004: 163). Brown y Levinson llaman atenuadores a los

elementos lingüísticos usados para compensar la posible agresión a la imagen negativa del interlocutor, que se da mediante actos directivos, impositivos o que invaden el territorio de

otro, tales como la orden, el consejo o la prohibición (Ibídem: 164, 169).

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Expresión y evaluación de la (des)cortesía…

Rumbos sociolingüísticos 65

-Prepotente, no sé si le dio crédito de que lo había hecho, altanera para dar las órdenes.

-La está menospreciando, se lo pide muy altanera.

-Como que no le cree, le dice traemeló, se lo pide mal. No acepta que es un error de ellos.

A continuación presentamos un fragmento de otra interacción:

(9) EMISOR --------------------------- DESTINATARIOS

Empleado Empleado 2 Usuario

(hombre-50 años) (mujer-55 años) (mujer-28 años)

Contexto: La usuaria va a realizar la inscripción pero,por error, completó todos los

datos en una planilla que ya no está en vigencia. E le plantea la situación a E2:

-[E] ((a E2)) maría: (.) está completado todo pero con la planilla del año pasado

-[E2] ((muy seria se dirige a U y E)) tenés que traer la otra planilla (.) esa no sirve (1) no no sirve esa planilla

-[E] no?

-[E2] NONONONONO NO (.) NO (1) NO PORQUE NO SE PUEDEN INGRESAR AL (.) TIENE QUE DECIR EL 2011-2012

En este caso la empleada también da órdenes sin emplear estrategias de atenuación, a lo que se suma el acto amenazador de la prohibición, indicando que no se puede usar la planilla que completó la usuaria porque no sirve. Además, en la última emisión usa un volumen de voz muy elevado y repite muchas veces la negación, sin mostrar, como la empleada del caso anterior, ninguna señal de solidaridad con la usuaria. Los hablantes de la experiencia de evaluación que realizamos sostienen que la empleada es descortés, y dos de las personas señalan:

-Está completamente loca, ¿cómo le va a gritar NONONO? El tono de voz no es

para atender al público.

-El NONONO lo dice como diciendo es imposible, ya está, hacelo otra vez, el tipo como que quiere solucionar el problema o explicarle, la mina como que no quiere

que jodan, no le dice: no, mirá, hubo un error, imprimiste el anterior.

Finalmente, transcribimos un fragmento más extenso de otro intercambio comunicativo con el fin de analizar no solo los actos amenazadores, como órdenes y consejos, sino también otros elementos codificadores de (des)cortesía:

(10) EMISOR --------------------------- DESTINATARIOS

Empleado Usuario Usuario 2

(mujer-55 años) (mujer-24 años) (mujer-27 años)

Contexto: Finalizando el trámite de inscripción a la docencia, las usuarias

consultan por las dudas que les quedaron:

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66 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

01-[E] el folio nena ((tempo acelerado)) ((se lo da)) listo chicas (.) tomaron nota de 02 esta página?

03-[U] ehh

04-[E] ahí tienen la fecha de exposició:n y :: de reclamo de los listados

05-[U] ((le pide a U2 que anote la página mientras le pregunta algo más a E)) para 06 la 108?

07-[E] ((la mira muy seria, fastidiada, y no responde, probablemente porque ya lo 08 había señalado antes, al pasar))

09-[U] ((desconcertada ante la reacción de E)) bueno (.) después te pregunto (x) en 10 agosto es?

11-[E] pero (1) escuchame ((seria)) esta inscripción está hecha ya? (1) la hiciste? 12 ((con tono de fastidio))

13-[U] el año pasado

14-[E] no pero: (x)

15-[U] es todos los años

16-[E] el infine 108 a infine o b infine ((habla muy pausada)) caduca con el ciclo 17 lectivo (.) este año no la hiciste

18-[U] no

19-[E] venite el 3 de agosto con esta planillita y hacemos la inscripción

20-[U] okey

21-[U2] a mí siempre me dijeron que si yo me anotaba en agosto estaba anotada 22 para el año siguiente

23-[E] no pero mi amor (.) a ver (.) esto es IN FI NE

24-[U2] ah infine perdón (.) yo me anoto en el complementario

25-[E] es una inscripción fu:era de término (.) por lo tanto está abierta durante

26 todo el año y caduca cuando termina el ciclo lectivo (1) la inscripción infine (.)

27 ahora el 108b complementario es otra cosa (.) es la inscripción que se hace en 28 agosto septiembre y que es para el 2012 ((explica todo como con un cantito))

29-[U2] ((a U)) claro vos te anotaste el año pasado en el complementario entonces

30-[E] ((a U)) y te fija:ste (.) te viniste a ver en ese momento?

31-[U] no

32-[E] mmm ((abre grandes los ojos))

33-[U] [error]

34-[E] [chicas] (.) chicas (.) tienen esta página

35-[U] sí ya sé (.) es hasta aprender (.) es hasta aprender ((avergonzada)) sí::

36-[E] tienen esta página anotada?

37-[U] la acabamos de anotar

38-[E] ahí tienen to::das las novedades cotidianas (.) es más (.) si quieren

39 consultar y a través del chat hacer alguna pregunta a los chicos ellos se

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Expresión y evaluación de la (des)cortesía…

Rumbos sociolingüísticos 67

40 encargan de contestarles (.) están las difíciles coberturas (.) las emergencias (.) 41 los cds (.) todo lo cotidiano que hay en la secretaría está en esta página

42-[U] bueno

43-[E] no es que después me digan no me enteré ((volumen de voz alto)) NO PUDE 44 LLEGAR A LA SECRETARÍA ((tono de burla)) (.) la tienen al alcance de la mano

45-[U] está bien (.) gracias (.) hasta luego ((E no responde))

A continuación intentamos ir relevando, en el fragmento transcripto, cuáles son los elementos codificadores de (des)cortesía.

En la línea 01 la empleada realiza un pedido sin atenuación, hablando con un tempo acelerado y usando la fórmula de tratamiento nena,

interpretada como descortés por los hablantes en este contexto. En la línea 05 la usuaria realiza una pregunta a la empleada y no recibe respuesta, que sería lo esperado cuando un usuario pregunta algo en una institución de este tipo. Probablemente la empleada considera que la usuaria ya tendría que conocer esa información y que fue suficiente cuando ya lo mencionó al pasar hace varios minutos. En lugar de la respuesta, la usuaria recibe un profundo silencio y la mirada seria y juzgadora de la empleada, lo que la lleva a desconcertarse y decirle que se lo va a preguntar después. No se trata simplemente de la falta de respuesta sino que se produce un silencio que comunica. La presencia de este silencio en lugar de la respuesta podría vincularse con lo que Silvia Kaul, en su tipología del comportamiento verbal descortés, denomina silencio abrumador. Según Kaul, “El silencio abrumador constituye un caso

extremo de escatima deliberada por parte del oyente de la cortesía esperada por el hablante (…) el silencio tiene auténtico valor comunicativo cuando se presenta como alternativa real al uso de la palabra” (Kaul, 2008a: 262, la cursiva corresponde al original). A todo esto se le suma el

tono de fastidio de la empleada, por ejemplo en la línea 11 y el empleo del imperativo sin atenuación escuchame.

Por su parte, en la línea 23 se observa un conjunto de elementos codificadores de descortesía verbal. Aparece, como ya analizamos, la fórmula de tratamiento mi amor, pronunciada enfáticamente, interpretada como descortés en este caso por la mayoría de los hablantes que actuaron como jueces en las entrevistas efectuadas. Asimismo, se hace evidente la impaciencia de la empleada al producir la expresión a ver y la pronunciación enfática, con tono muy elevado de voz y por sílabas de IN FI NE. En la línea 32 aparece un elemento gestual, los ojos muy abiertos, mediante el cual la empleada juzga a la usuaria y la hace sentir avergonzada (línea 35) ya que se ha vulnerado su imagen, lo que provoca que se justifique diciendo “es hasta aprender (.) es hasta aprender”. En el final de esta interacción, la empleada se dirige a las usuarias en tono burlesco imitando las emisiones de los usuarios en un volumen de voz elevado (líneas 43-44), en una clara expresión de

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Gisele Graciela Julián

68 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

descortesía. En la última línea la usuaria agradece y saluda pero no recibe respuesta de la empleada como sería esperable en una interacción de este tipo, en donde lo habitual es el par de adyacencia saludo/saludo.

En tal sentido, a lo largo de todo el fragmento puede verse cómo la empleada va vulnerando la imagen de la usuaria, tanto en su vertiente negativa como positiva. Resulta interesante señalar que, volviendo al manejo de los actos amenazadores, el consejo de la empleada para que la usuaria consulte la página web y esté al tanto de las novedades y las fechas importantes, se realiza de un modo que vulnera su imagen y la hace sentir avergonzada porque es probable que se sienta más juzgada que aconsejada. Además, la empleada se ubica en la posición de quien

posee un saber del que carecen las usuarias, pero en lugar de brindar la información requerida en un discurso instruccional parece transferirles la responsabilidad por no saber y, en consecuencia, explica todo como si se

tratara de una obviedad, priorizando así su orientación hacia su identidad institucional a través de su discurso más que la cortesía y la solidaridad con las usuarias.

La misma actitud se observa, entre otros, en el ejemplo (4) que transcribimos más arriba, donde la usuaria no sabe cómo completar una parte del formulario ya que desconoce a qué se refiere la pregunta “¿Posee cambio de funciones?” y le plantea la duda a la empleada, a lo que ella responde “no: ((con tono de fastidio y volumen de voz bajo)) no mamita (.) estás en la dirección general de escuelas vos? [no]”, considerando probablemente que la usuaria debería conocer que la pregunta se refiere a la posibilidad de estar desempeñándose en la Dirección General de Escuelas. De este modo, la empleada prioriza una vez más la orientación hacia su identidad institucional a través de su discurso. Es importante destacar aquí el efecto de descortesía que produce, en la evaluación de los hablantes, la repetición de la negación en el tono de fastidio en que se emite, sumado a la pregunta con que la empleada pretende explicarle a la usuaria, que parece ser una ironía, y el énfasis con que la empleada se responde a sí misma.

A lo largo de este fragmento de la grabación les solicitamos a los hablantes que participaron de la experiencia que fueran interrumpiendo la grabación cuando detectaran algún problema de comunicación o

alguna señal de descortesía, con el fin de confirmar o refutar nuestras interpretaciones sobre la interacción. Así, fueron señalando diversos aspectos que enumeramos a continuación, algunos de los cuales complementan nuestro análisis previo:

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Expresión y evaluación de la (des)cortesía…

Rumbos sociolingüísticos 69

-La fórmula de tratamiento nena (01):

-Con “nena” marca una posición, autoridad, jerarquía, todo el tiempo la hace sentir como que ella está en otra posición, la hace sentir que es una tonta.

-La falta de respuesta a la usuaria (07):

-Al principio no le responde lo que la chica le pregunta.

-La chica tiene que esperar y responderse sola, es una falta de respeto total.

-Órdenes (11):

-Le dice “escuchame” como diciendo “a ver si me entendés”.

-Tempo lento (16):

-…después habla pausada porque está perdiendo la paciencia.

-Uso del diminutivo (19):

-Cuando dice “planillita” se ve con el diminutivo que ha perdido la paciencia.

-Ese diminutivo es descortés, les habla como tontitas, me la imagino hablando con la cabeza de costado como a los chicos.

-Énfasis en las emisiones (25 a 28):

-Pone énfasis en las palabras, como para ver si me entienden nenas.

-Cuando explica todo el cantito no me gusta mucho, está dando por sentado lo que explica.

-Explicaciones (25 a 28 – 38 a 41):

-Al final explica lo que tendría que haber explicado al principio pero ya está

cansada y lo explica fastidiada, como si fueran errores del usuario, las responsabiliza por no saber.

-Gestos (32):

-Cuando le dice mmm y abre los ojos, las trata como taradas.

-Fórmula de tratamiento chicas (34):

-Les dice “chicas, chicas” dos veces, se ve que perdió la paciencia. Trata de ser cortés pero es forzado y le sale descortés.

-Vulneración de la imagen del usuario (35):

-Hace sentir re mal a la chica, se siente avergonzada, le pide perdón por algo que no tenía que pedir perdón, otro se hubiera enojado.

-Retos al usuario (43-44):

-Al final parece una maestra retando a los alumnos, parece el sketch de Gasalla.

-Al final les quiere decir que no la jodan a ella por culpa de que las usuarias son estúpidas, no quiere laburar.

-Como diciendo ya que son tontas después no me van a echar la culpa a mí.

-Tono de voz (43-44):

-Dice “No me enteré” burlándose.

-Ausencia de saludo (45):

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Gisele Graciela Julián

70 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

-No las saluda, es descortés.

De esta manera podemos observar, a partir de las evaluaciones de estos hablantes, la percepción que tienen acerca de ciertos usos lingüísticos y marcas no verbales que, según su criterio, constituyen manifestaciones de descortesía y dificultan la comunicación.

4 Conclusiones

A lo largo de este trabajo analizamos una selección de interacciones que tienen lugar entre empleadas y usuarias en una institución del

ámbito educativo en Bahía Blanca, a partir de la grabación de un

conjunto de casos. El análisis, centrado en los elementos codificadores de (des)cortesía, ha puesto de manifiesto la relación vertical que se plantea entre empleadas y usuarias, que se observa a partir de ciertos marcadores de posición, tanto verbales como no verbales, que constituyen a su vez elementos codificadores de (des)cortesía.

En cuanto a las fórmulas de tratamiento, se ha puesto en evidencia, tanto a partir de cuestionarios, entrevistas y comentarios metalingüísticos registrados en la interacción cotidiana, como de las evaluaciones de los hablantes recogidas a partir de la experiencia realizada para conocer sus interpretaciones sobre esas interacciones, que los hablantes de la comunidad tienden a rechazar el empleo de las fórmulas de trato familiar que usan las empleadas al dirigirse a las usuarias por considerarlas inadecuadas y poco corteses o descorteses en ese contexto y en el tono que en que las emiten. Además consideran que esos tratamientos contribuyen a ubicar a las usuarias en el polo de menor poder. Esto se manifiesta especialmente cuando las empleadas se posicionan como poseedoras de un saber, del que carecen las usuarias, y explican todo como si se tratara de una obviedad, transfiriéndoles la responsabilidad por tener dudas y vulnerando su imagen. Es importante destacar aquí la variación pragmática que se pone de manifiesto en la interpretación de esas fórmulas de tratamiento que son percibidas como corteses en el trato entre familiares y amigos y que, en cambio, son rechazadas en su uso entre desconocidos en ámbitos más formales como el que estudiamos. En este punto adquieren relevancia las nociones de efecto de cortesía y efecto de descortesía que aplica María Bernal (2007).

Asimismo, con respecto al manejo de actos amenazadores de imagen, hemos observado la ausencia de atenuación o de otros elementos codificadores de cortesía en los casos estudiados, por lo que esos actos son evaluados negativamente por los hablantes, que tienen plena conciencia de las expresiones de (des)cortesía que tienen lugar en las interacciones.

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Expresión y evaluación de la (des)cortesía…

Rumbos sociolingüísticos 71

Para finalizar, es necesario aclarar que los casos seleccionados constituyen ejemplos de intercambios comunicativos entre mujeres, por lo cual sería interesante complementar y confrontar este análisis con interacciones cuyos participantes sean de sexo masculino, tanto usuarios como empleados, y el cruce entre hablantes de diferentes sexos.

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Capítulo 4

Dime cómo estereotipas y te diré dónde te ubicas: valoraciones de inmigrantes de países limítrofes y europeos en Bahía Blanca

Laura Orsi

En Martínez, Angelita y Adriana Speranza, eds. (2013)

Rumbos sociolingüísticos.

Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 73-80.

ISBN 978-950-774-231-6

Disponible en http://www.ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3833.

Resumen

Los estereotipos implican una categorización social, lograda a partir de un proceso

cognitivo que permite comprender el entorno social simplificando y sistematizando información a la vez que provee al individuo de un modo de actuar socialmente pautado, expresado por medio de respuestas impuestas por el código cultural (Schaff 1984; Silva-Corvalán 2001; Tajfel 2010; Bhabha 2007). En el marco de la

investigación que desarrollamos, cuyo objetivo es relevar estereotipos de inmigrantes de países limítrofes en Bahía Blanca, hemos podido corroborar que existe una visión generalizada de la inmigración de países limítrofes cuya valoración es negativa (Orsi 2010), así como también generalizaciones en las

formas de referencia (y los elementos lingüísticos que las componen) utilizadas para aludir a los inmigrantes de esos países (Orsi 2011). Además, pudimos establecer en las respuestas a algunas de las preguntas del cuestionario que aplicamos (que atendió a aspectos tanto sociológicos como lingüísticos) la

presencia de alusiones a inmigrantes de países europeos, por los que no se preguntaba, cuya valoración es la opuesta a la relevada para los inmigrantes de países limítrofes (Orsi 2011). El objetivo del capítulo que presentamos es mostrar tales valoraciones de los inmigrantes de países limítrofes y de países europeos,

poniéndolas en relación con el lugar social en el que se ubican discursivamente los informantes respecto de ambos grupos inmigratorios.

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Laura Orsi

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1 Introducción

La lengua se define como instrumento no solo representacional y comunicacional sino también como transmisor de las experiencias de las generaciones precedentes y del pensamiento y de la acción propios y ajenos. La lengua como instrumento de producción y negociación de contenidos construidos y compartidos socialmente es el lugar en el que se cruzan e interactúan el sujeto colectivo y el sujeto individual, funciona como indicador externo para el grupo determinado y como elemento privilegiado de cohesión interna (cfr. Barrios 1999:35). Este funcionamiento cobra especial relevancia cuando entra en juego un

fenómeno social como lo es la inmigración.

Para comprender el complejo entorno social, los sujetos utilizan estereotipos que implican una categorización social, lograda a partir de un proceso cognitivo que permite comprender el entorno social

simplificando y sistematizando información a la vez que facilita al individuo un modo de actuar socialmente pautado, expresado por medio de respuestas impuestas por el código cultural (Schaff 1984; Silva-Corvalán 2001; Tajfel 2010; Bhabha 2007).

La investigación que desarrollamos tiene por objetivo relevar estereotipos de inmigrantes de países limítrofes en Bahía Blanca. En trabajos previos hemos podido corroborar que existe una visión generalizada de la inmigración de países limítrofes cuya valoración es negativa (Orsi 2010), así como también generalizaciones en las formas de referencia (y los elementos lingüísticos que las componen) utilizadas para aludir a los inmigrantes de esos países (Orsi 2011). Además, pudimos establecer en las respuestas a algunas de las preguntas del cuestionario que aplicamos (que atendió a aspectos tanto sociológicos como lingüísticos) la presencia de referencias a inmigrantes de países europeos, por los que no se preguntaba, cuya valoración es opuesta a la relevada para los inmigrantes de países limítrofes (Orsi 2011).

El objetivo de este trabajo es mostrar las valoraciones de los inmigrantes de países limítrofes y de países europeos, poniéndolas en relación con el lugar social en el que se ubican discursivamente los informantes respecto de ambos grupos inmigratorios. Para ello se conformó una muestra de 54 bahienses (equilibrada en relación con las

variables de género, edad y nivel educacional) a cada uno de los que se les realizó una entrevista pautada con preguntas guía en una “conversación dirigida” (cfr. Silva-Corvalán 1989:30).

2 Una mirada general a las respuestas

Si bien el cuestionario que conforma las entrevistas está constituido por quince preguntas -que atienden a aspectos vinculados a la

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Dime cómo estereotipas y te diré dónde te ubicas:…

Rumbos sociolingüísticos 75

inmigración en general, a la inmigración de países limítrofes y a cuestiones lingüísticas- en este caso el análisis se circunscribe a las respuestas obtenidas a las cuatro primeras preguntas (de carácter sociológico) en tanto se ha podido apreciar que es en ellas donde se encuentran las respuestas de mayor relevancia atendiendo al objetivo de este trabajo.

A la primera pregunta, “¿Qué opinión tiene de la inmigración?, ¿Por qué?”, el 66% de los consultados expresó una opinión favorable sobre la inmigración, el 22% lo contrario, mientras que el 11% refirió no tener una opinión formada. Las justificaciones de las opiniones positivas se basan

en el enriquecimiento cultural que significa la llegada de inmigrantes y en

el aporte al sector productivo principalmente primario y secundario,26 mientras que las negativas se sustentan en la visión del inmigrante como invasor y competidor ilegítimo por puestos de trabajo. Asimismo, se relevaron afirmaciones cuya opinión positiva se encuentra atenuada por expresiones condicionales vinculadas a la situación legal o laboral.

Las respuestas obtenidas para la segunda pregunta “¿Cómo considera que Bahía Blanca recibe a los inmigrantes?” y la tercera “¿Le parece que es fácil/difícil ser inmigrante en Bahía Blanca?” se corresponden. El 30% de los consultados respondió que la recepción es buena y que es fácil ser inmigrante, el 50% que es mala y que es difícil ser inmigrante en Bahía Blanca. Finalmente, el 20% de los consultados condiciona el recibimiento a la procedencia del inmigrante: opina que es bien recibido y es fácil ser inmigrante si proviene de Europa y lo contrario si proviene de países latinoamericanos (los consultados mencionan además de los países limítrofes, a Perú, Colombia, Venezuela).

A la cuarta pregunta, “¿Cómo se trata a los inmigrantes de países limítrofes?”, el 96% de los consultados responde que se los trata mal, mientras que el 4% restante considera que el trato es bueno aunque

reconoce la existencia de maltrato.

3 Ellos: inmigrantes de países europeos

Los consultados que manifiestan una opinión favorable de la inmigración se refieren, principalmente a la inmigración histórica y explican que esta inmigración “forjó la Argentina” o que “fue un proceso importante en la conformación demográfica del país”, “llegaron

profesionales, personas capacitadas o trabajadores que venían a

26 Se incluyen en el sector productivo primario actividades que implican la extracción y obtención de materias primas como agricultura, ganadería y minería, mientras que conforman

el sector secundario actividades de transformación industrial de las materias primas como la industria siderúrgica, la de la construcción, la agroalimentaria y de producción de bienes de

consumo general.

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Laura Orsi

76 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

progresar” que fueron bien recibidos en tanto “pudieron progresar” o “está

lleno de inmigrantes”.

Por otro lado, las formas de referencia utilizadas para designar a los inmigrantes de países europeos que se pudieron relevar son tres:

1. Las expresiones vinculadas al país de procedencia o la nacionalidad ocurren en un 35%, dentro de las cuales se mencionan a italianos en un 32%, españoles en un 25%, franceses en un 23% y alemanes en un 20% y aparecen en explicaciones como “está lleno de inmigrantes porque tenés la Sociedad Italiana, la Sociedad Española”, “ahora no vienen españoles e

italianos, vamos para allá, volvemos a las raíces”, “a alemanes y franceses se los recibe bien”, “hablemos de italianos, de españoles”, “de franceses,

muy trabajadores, cómo labraban la tierra no los discriminan porque son muy laburadores, muy trabajadores, ni hablar de los italianos, de los alemanes”.

2. Las menciones del término “inmigrante europeo” -y variantes- se presentan en un 39% en contextos como “los europeos hicieron este país” y “existe todo ese concepto de que la población europea era mejor, era más industriosa”

3. El término “abuelo” -y variantes- relevado en un 26%, ocurre de la

siguiente manera: “guerra y abuelos, eso era para mí la inmigración. Se reduce a eso, a mis abuelos”, “nuestros abuelos son heroicos porque vinieron a hacer la patria”, “mi papá vino de 5 años a la Argentina y se

defendió bien, porque los viejitos pusieron quinta [...] repartía verdura el abuelo” y “Argentina es un país de inmigrantes, nuestros abuelos son todos italianos o españoles”.

En estas expresiones se puede apreciar la percepción de los informantes del impacto producido por las oleadas inmigratorias europeas, principalmente de España e Italia, al reconocer a esos grupos migrantes en “sociedades” y a argentinos con doble ciudadanía. Asimismo, se infiere una valoración positiva sustentada en el valor asignado al trabajo. Por otro lado, es necesario destacar la implicación del sujeto en las argumentaciones. Al explicar que “nosotros venimos del lado

europeo”, “mi familia somos todos hijos de inmigrantes por el lado de mi

mamá italianos, y por el lado de mi papá vascofranceses, de fines de siglo 19 en el caso de mi viejo y en el caso de mi mamá, principios del siglo 20. No vinieron por la guerra y fueron los que vinieron a hacerse la América no más” se establecen lazos filiales en el discurso, lo que implica que el sujeto se asume “heredero” de los inmigrantes y a partir de allí construye una identidad particular de raigambre “europea”.

Es desde este lugar que los consultados establecen comparaciones entre las inmigraciones utilizando expresiones o subjetivemas vinculados con un tópico determinado que permite inferir valoraciones diferenciales

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Dime cómo estereotipas y te diré dónde te ubicas:…

Rumbos sociolingüísticos 77

entre ambas inmigraciones, como lo muestran los ejemplos siguientes: “los inmigrantes europeos que justamente venían a trabajar” o, de manera más explícita, “el otro inmigrante que viene a buscarse una oportunidad, yo creo que ese no debe ser muy bien visto” en donde “el otro inmigrante” se opone al “inmigrante europeo”.

4 Estos: inmigrantes de países limítrofes

Los consultados que poseen una opinión negativa de la inmigración, se refieren, exclusivamente, a inmigrantes de países limítrofes y justifican esa opinión mencionando que “hay demasiada invasión”, que “le quitan trabajo a los nuestros”, “están usando nuestro sistema de salud”, “usan todo y se creen con muchos derechos” o “no se puede controlar [a] esa

gente que va en definitiva a pelear por un puesto de trabajo con un nacional”. Asimismo, explican que la recepción es buena porque “les dan trabajo”, “van al hospital y los atienden”, “se incorporan como uno más”, y porque “está lleno de inmigrantes”. Además, explican que el mal trato hacia los inmigrantes de países limítrofes se debe a que se los considera “ciudadanos de segunda clase”, “otro tipo de inmigrante, mano de obra barata” y con modos de referencia despectivos “viste los insultos: ´qué

chileno que sos´, ´el bolita´, ´el paragua´”.

Atendiendo a las formas de referencia relevadas para aludir a los inmigrantes de países limítrofes se encuentran expresiones que contienen los términos “gente” en un 10%, “inmigrante” en un 5%, “personas” en un 13% y expresiones vinculadas a la nacionalidad en un 72%.

Las tres primeras formas de referencia aparecen conformando descripciones definidas agregando un adjetivo, una cláusula de relativo o un complemento para precisar la forma referida. Así, el término “gente” (10%) se presenta como un complemento que especifica la procedencia: “gente de Bolivia, de Chile, de Paraguay” o como una cláusula que precisa una condición propia de la situación de inmigración: “viene gente que está de más en otros lados”. También, se encuentran ejemplos como: “la gente que viene acá no es de cultura”, “viene gente que hace por ahí trabajos que los de acá no” en los que se le adscribe al término una

valoración negativa basada en situaciones económicas y culturales.

Las referencias al término “inmigrante” (5%) y “personas” (13%) se

precisan mediante complementos y cláusulas definidas adscriptivas que desambiguan al tiempo que precisan el referente por las propiedades que le adscriben en tanto los términos se refieren a una clase heterogénea de individuos y procedencias que necesita desambiguarse. Entre los ejemplos de “inmigrante” se pueden mencionar: “los inmigrantes que vienen de países limítrofes [...] son invasores”, “los [inmigrantes] que vienen acá son generalmente mano de obra barata” y “los [inmigrantes] que vienen

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Laura Orsi

78 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

de Bolivia de Chile de Paraguay son delincuentes”. Para ejemplificar el término “persona“, se encuentran: “en la manera de vestir, en la manera

de actuar, se distingue, se destaca enseguida ese tipo de personas [de países] limítrofes”, “eran personas que no tenían tanta cultura pero se defendían bien”.

Finalmente, entre las expresiones que refieren a la nacionalidad del

inmigrante de países limítrofes se mencionan: boliviano -y variantes- en un 16%, brasileño-y variantes- en un 4%, chileno -y variantes- en un 33%, paraguayo -y variantes- en un 13% y uruguayo (6%) -y variantes-). Los ejemplos en los que se presentan se pueden clasificar según las adscripciones particulares que se realizan a partir de ellas. Así se

encuentran:

1. una vinculación del inmigrante con el desarrollo de una actividad determinada: “los bolivianos vienen a sembrar cebolla”, “el chileno o es zanjero o es albañil”, “los paraguayos son sirvientas”.

2. el reconocimiento de insultos utilizando la nacionalidad: “insultar al otro con decirle boliviano”, “insultar al otro con decirle [...] sos un chileno”, “el paraguayo es el paragua”.

3. una caracterización adscripta como rasgo propio de los inmigrantes: “boliviano desgraciado que tiene los hijos esclavizados”, “los brasileños son más alegres”, “es más entrador, el brasilero”, “uno que me entra a robar acá [digo] qué chileno de m... “, “el chileno es traicionero”, “el paraguayo hace trabajar mucho a su mujer”

Se puede observar a partir de las precisiones de referencia que existe una diferenciación respecto de las valoraciones asignadas a cada grupo inmigratorio de países limítrofes donde las valoraciones negativas se corresponden con inmigrantes de procedencia boliviana, chilena y paraguaya y las positivas con brasileños y uruguayos.

Finalmente, se puede apreciar una correspondencia entre las descripciones y los porcentuales de las referencias: las que se presentan de manera más detalladas -incluyendo actividades, rasgos propios e insultos utilizando la nacionalidad- se muestran coincidentes con las referencias de mayor porcentaje de ocurrencia en los casos de

inmigrantes provenientes de Chile, Bolivia y Paraguay, mientras que las descripciones más escuetas se corresponden con las formas de menor

porcentaje de ocurrencia como es el caso de la inmigración proveniente de Brasil y Uruguay.

5 Nosotros: el lugar de los bahienses

Los consultados que diferencian el buen o mal recibimiento según el país de procedencia lo hacen estableciendo una comparación entre la inmigración europea y la de los países limítrofes, explicando que “si venís

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Dime cómo estereotipas y te diré dónde te ubicas:…

Rumbos sociolingüísticos 79

de Europa como antes vas a tener un recibimiento un poco mejor que si venís de otro lado, no?”, “si el inmigrante es europeo lo va a recibir de una manera y si es de un país latinoamericano que no sea Brasil de otra”, “si viene de los países limítrofes, olvidate” y “no toda la inmigración está bien

vista, la que formó al país está bien vista, la que viene de países centrales está bien vista, ahora la que viene de países periféricos o limítrofes no está bien vista”. De esto se derivan las valoraciones diferenciales de los

inmigrantes. La positiva correspondiente a los inmigrantes europeos se vincula con la posesión de una educación de excelencia, una cultura prestigiosa y un poder adquisitivo que es percibido mayor al de la sociedad receptora, mientras que lo opuesto sucede con los inmigrantes

de procedencia limítrofes, como lo refieren los consultados “la opinión mía es admiración por los inmigrantes europeos” y “lo europeo es mejor a lo

nacional, las tijeras europeas son las mejores, por decirte algo que conozco, ni hablar de hacer un curso en Europa y después venís acá, podés cobrar lo que se te ocurra, porque eso te da chapa, te digo un curso en Estados Unidos curra, ahora ¿un curso en Bolivia? No”, “lo que pasa es que

tampoco de los países limítrofes llega lo más encumbrado, téngase en cuenta” o “cuando vos hablás de peruanos, de bolivianos, de chilenos, o

sea si hablás de latinoamericanos son siempre con menos nivel intelectual y pobres”. Es en este contexto de valoraciones diferenciales que se expresa la ubicación del bahiense y su definición.

En este sentido, se pueden observar cuestiones vinculadas a la

definición de lo que puede entenderse como el “ser bahiense” a partir de referencias explícitas en cláusulas atributivas entre las que se pueden mencionar:

1. El bahiense es: “snob”, “es muy cerrado”, “medio hipócrita”, “discrimina en general”,

2. Los bahienses somos: “prejuiciosos”, “soberbios” “no somos simpáticos”, “como que somos más”, “somos de discriminar mucho”, “somos menos fríos que el europeo pero al chileno nos cuesta” y

3. Bahía Blanca -y variantes- es: “es muy cerrada”, “xenófoba”, “muy cheta”, “muy complicada”, “muy apática”, “es muy elitista”.

Además, se encuentran descripciones del tipo:

1. los bahienses tenemos: “esa mirada típica bahiense”, “la imagen de la

ciudad más importante del sur” y

2. “los bahienses cuidan mucho la imagen, se fijan en si cambiaste el auto,

el modelo de auto que ténes. Es una ciudad particular en esas cosas. El bahiense siempre hace cosas para mostrarse. Esto de estar en una reunión y comparar los celulares. O con la comida también: comés sushi sos una persona bien, aunque no te guste. Las apariencias son importantes, ¿me explico? Y el que viene normalmente no tiene la capacidad de afrontar el

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Laura Orsi

80 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

tipo de consumo, de comprarse un celular de 1500 pesos porque esa guita la necesita para comer. Ojo que el bahiense también pero es capaz de comer arroz para poder mostrarse”.

En este sentido, la posición del bahiense respecto de los inmigrantes de países limítrofes es superior en tanto “son personas de menor jerarquía”, “el bahiense no quiere mucho a los que vienen de Chile, de

Paraguay, de Perú, como que son gente que no está a la altura del bahiense y se pierde de vista que son personas iguales al bahiense” o

“somos un país europeizado, y eso nos hace sentir distintos”. Mientras que la posición respecto de los inmigrantes europeos es inferior o igual: “ojalá se nos pegaran más cosas de Europa” o “es una sociedad cerrada

dispuesta a recibir europeos o de Estados Unidos, porque les parece que son iguales”.

6 Conclusiones

El desarrollo de trabajo muestra dos visiones extendidas de la inmigración que se presentan polarizadas: una histórica, tamizada por el transcurso del tiempo y por ello idealizada; la otra contemporánea, experimentada y estigmatizada por asociarla con la pobreza y causante de desocupación que enfrenta la sociedad receptora a los inmigrantes de países limítrofes percibidos como una amenaza.

Finalmente, se puede apreciar que el lugar que ocupa el bahiense es igual o inferior respecto de los europeos desde una posición discursiva de poder reconocida, entre otras cosas, por la filiación y la superioridad

respecto de los inmigrantes de países limítrofes, desde una posición discursiva legitimada por ser miembros de la sociedad receptora.27

Este lugar se encuentra atravesado por cuestiones históricas, sociales, culturales y económicas que moldean una identidad social tensionada que no se agota en el discurso porque, siguiendo a Patrick Charaudeau (2009), necesita ser repetida, reforzada, reconstruida o, por el contrario, ocultada por el comportamiento lingüístico en un discurso de la identidad que siempre es algo para construir-en la construcción.

27 Se entiende por legítimo el reconocimiento de un individuo por otros individuos en el

nombre de un valor aceptado por todos (v. Charaudeau 2009:309-326).

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Capítulo 5

“El” Alberto: el uso del artículo antepuesto a nombres propios

Lidia Unger y Jackeline Miazzo

En Martínez, Angelita y Adriana Speranza, eds. (2013)

Rumbos sociolingüísticos.

Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 81-88.

ISBN 978-950-774-231-6

Disponible en http://www.ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3833.

Resumen

De acuerdo con la división de las regiones lingüísticas de Vidal de Battini (1964), San Luis comparte con Córdoba la región Central caracterizada “por ser una zona de límites abiertos, de transición entre el Noroeste, Cuyo y el Litoral”. En cuanto a su situación geográfica, San Luis integra históricamente la región de Cuyo junto

con Mendoza y San Juan. Sin embargo, a nivel lingüístico no pertenece a la misma zona que sus provincias vecinas por motivos históricos, topográficos y culturales. En este contexto, el objetivo del presente trabajo es analizar un fenómeno del

registro coloquial o informal de amplia difusión en la sociedad sanluiseña, relacionado con el uso del artículo antepuesto a los nombres propios en la oralidad y escritura informal o familiar, por ejemplo: La Cristina, El Juan, El Alberto. Si

bien tenemos conocimiento de que este fenómeno no es privativo de San Luis,

dado el alcance del presente trabajo, solo consideraremos el habla de esta provincia. Nuestra hipótesis es que este rasgo no solo ha impregnado todos los estratos sociales sino que tiende a expandirse como característica de pertenencia a esta comunidad lingüística. En este sentido, aunque se podría calificar a esta

particularidad como una desviación de la norma gramatical, los fundamentos sociales, culturales e históricos que la sustentan hacen que esté ampliamente aceptada en el uso y que se pueda describir como un rasgo que al menos pertenece a la variedad lingüística de San Luis.

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Lidia Unger y Jackeline Miazzo

82 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

1 Introducción

Siguiendo a Vidal de Battini (1964), el español de Argentina en su formación, se enriqueció con voces indígenas, especialmente quichuas, guaraníes y araucanas. También recibió influencias léxicas de origen portugués, principalmente en la frontera noroeste. Al mismo tiempo se fueron olvidando términos del español peninsular que resultaban poco significativos en América y aumentaron los que se acuñaban en el medio rural, en el que “nuestro español hablado adquirió gran parte de sus particularidades diferenciales en el aislamiento de los campos y en los ambientes populares” (Vidal de Battini 1964:56-57). Según esta autora,

se fue diferenciando el “habla extranjerizante” de Buenos Aires y sus alrededores del “habla tradicional” de las provincias del interior de antigua colonización, en especial las centrales y del Noroeste. Finalmente, llegó la influencia de la inmigración cuyos integrantes se mezclaron con

las clases populares nativas, dando como resultado un habla heterogénea particular.

De acuerdo con la división de las regiones lingüísticas que plantea Vidal de Battini, San Luis comparte con Córdoba la región Central caracterizada por ser “…una zona de límites abiertos, de transición entre el Noroeste, Cuyo y el Litoral. En cada una de estas provincias se distingue una zona típica, antigua y tradicional formada sobre el núcleo de sus ciudades capitales, las primeras de la conquista, con características que definen su modalidad regional” (Vidal de Battini 1964:80). “Córdoba, San Luis y Entre Ríos son regiones de transición o de enlace por participar de algunas de las características de las regiones circunvecinas, pero el habla de cada una de estas provincias configura, en su totalidad, un modo definido y típico del habla del país” (Vidal de Battini 1964:82).

En cuanto a su situación geográfica, San Luis integra la región de Cuyo junto con Mendoza y San Juan. Sin embargo, a nivel lingüístico no pertenece a la misma región que sus provincias vecinas por motivos históricos, topográficos y culturales. Esta postura la confirma Cubo de Severino que explica que en la delimitación geográfica de la variedad cuyana, “los sujetos encuestados no mencionaron la provincia de San Luis como probable origen del hablante cuyano” (Cubo de Severino

2000:209). Señala que históricamente, la unión de San Luis a la región de Cuyo se debió a razones administrativas y no de cultura en común ya que en la variedad influyeron diferentes historias culturales, prehispánicas y colonizadoras, y corrientes migratorias de distinto origen conformando dos subunidades: Mendoza y San Juan por un lado y San Luis por otro. Hasta donde hemos podido indagar, no encontramos

trabajos publicados específicos relativos al habla de la provincia de San

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“El” Alberto: el uso del artículo antepuesto a nombres propios

Rumbos sociolingüísticos 83

Luis, más allá de los estudios realizados por Vidal de Battini (1949 y 1964).

En el presente trabajo, analizamos un fenómeno del registro coloquial de amplia difusión en la sociedad puntana, relacionado con el uso del artículo delante de los nombres propios en la oralidad y escritura informal. Si bien tenemos conocimiento de que este fenómeno no es privativo de San Luis, dado el alcance del presente estudio, solo consideraremos el habla de esta ciudad. Nuestra hipótesis es que este rasgo ha impregnado todos los estratos sociales, está ampliamente aceptado y tiende a acentuarse como característica idiosincrásica de esta comunidad lingüística; es decir, se ha consolidado como una

particularidad de la variedad puntana. En este sentido, si bien los usuarios de otras variedades del español de la Argentina pueden establecer juicios de valor estigmatizantes con respecto a este fenómeno,

entendemos que los argumentos se desvanecen rápidamente frente a los fundamentos lingüísticos, sociales, culturales e históricos que lo instalaron en la lengua en uso.

De esta manera, el objetivo de este trabajo es analizar un fenómeno del registro coloquial de amplia difusión en la comunidad puntana: el uso del artículo definido antepuesto a los nombres propios en la oralidad y en la escritura informal.

2 Antecedentes

Vidal de Battini en su libro “El habla rural de San Luis” (1949:384-385), describe el uso del artículo con nombres propios en los siguientes casos:

Con respecto a nombres de mujeres, señala:

“…en el habla popular, llevan siempre artículo: la María, la Delfina…”

Se da este uso en el trato familiar de las clases cultas, pero se tiende a suprimirlo en el trato social; el artículo se mantiene para criadas y mujeres del pueblo. Ejemplo: “- Decile a Teresa que la mande a la Juana al mercado. El artículo señala

la clase social.”

En lo relativo a nombres de hombres, manifiesta:

“Los nombres de varones no llevan, en general, artículo; alguna vez se lo usa como un signo afectivo. Ejemplo: “Es muy bonito el Juancito’ e la Tomasa”.

Asimismo, y con mayor frecuencia, como tratamiento despectivo. Ejemplo: “El Francisco de doña Trini tiene la culpa”.

El uso del artículo con los apellidos es siempre despectivo. Ejemplo: “El González, aquél”, “En todos los robos anda el Sosa de Luján”.

En relación con los apodos, siempre llevan artículo.

Ejemplos: “el Chacho”, “la Gringa”, “el Negro”.

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Lidia Unger y Jackeline Miazzo

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En lo que se refiere a los nombres de animales domésticos, siempre

llevan artículo.

Ejemplos: “el Tobi”, “el Coqui”, “el Canela”.

En lo que respecta a nombres de lugares, casi siempre llevan artículo.

Ejemplos: “La Toma”, “El Trapiche”, Candelaria.

Finalmente, también menciona este uso en otras variedades del español: “...en toda la región del noroeste, desde San Luis y Córdoba se usa para los nombres de mujer; en la región norteña también lo aplica el pueblo a nombres de varón. Con mayor o menor amplitud y en diversos matices, los nombres de personas llevan artículo en muchas regiones de

España y de Hispanoamérica” (Vidal de Battini 1949:384-385).

3 Posicionamiento teórico

A los fines de cumplimentar con el objetivo propuesto, adoptamos las siguientes categorías conceptuales:

Según Gómez Torrego (2007), el artículo definido (femenino y masculino) puede cumplir distintas funciones desde el punto de vista de

su significado: i) delimita lo denotado por el sustantivo y lo identifica dentro de una clase; ii) tiene valor deíctico, señalando una realidad designada por un sustantivo concreto y iii) posee valor generalizador, al preceder a sustantivos que designan conceptos conocidos por el hablante y el oyente a partir de su conocimiento del mundo.

Según Alarcos Llorach (1997), los nombres propios designan objetos únicos en una situación de habla compartida por el hablante y el oyente. Identifican sin ambigüedad posible una realidad determinada, a diferencia de los nombres comunes que la clasifican. Los nombres propios, lleven o no artículo, poseen valores que el artículo confiere al nombre común. Por lo tanto, el papel del artículo es transformar el nombre clasificador en identificador.

Con respecto a la temática específica abordada en este trabajo, resultan pertinentes las afirmaciones de Alarcos Llorach quien menciona la presencia de este fenómeno: “…con los nombres propios no existe la variación entre forma con artículo y sin él, salvo en usos arcaizantes (como el forense) y vulgares o dialectales” (1997:233). Podríamos

hipotetizar entonces, que su uso está relacionado, a nivel gramatical, con una intención de reafirmación del carácter identificador del nombre propio.

Por otro lado, entendemos por variedad lingüística al conjunto de características particulares que identifican a un grupo de hablantes que producen una variedad de la misma lengua, a partir del entrecruzamiento

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“El” Alberto: el uso del artículo antepuesto a nombres propios

Rumbos sociolingüísticos 85

de diversos factores: socio-cultural, histórico, geográfico y situación comunicativa.

Asimismo, coincidimos con Bosque (1999) cuando se refiere al registro como un conjunto de características lingüísticas que permiten al hablante adecuar su discurso al contexto comunicativo.

Al interior de esta categoría, se considera al registro coloquial como el propio de un ambiente no formal que se emplea con personas cercanas afectivamente. Posibilita una interacción relajada y espontánea, especialmente en la oralidad (mayor relajación en la pronunciación, recursos ligados a los gestos, frases inacabadas o deficientemente

estructuradas, superposiciones, léxico repetitivo, incorrecciones gramaticales, entre otros). Es decir, se trata de una elección que no implica desconocimiento de la norma sino que se flexibiliza su uso, aceptando expresiones que en otro registro serían consideradas vulgares.

Finalmente, y teniendo en cuenta las características de los ejemplos indagados, consideramos a la escritura informal aquella que refleja una modalidad particular de representación con registro de coloquialidad o de mayor proximidad entre los interlocutores.

4 Metodología

El presente trabajo es una investigación de tipo cualitativa ya que pretende indagar un fenómeno lingüístico de uso frecuente en la variedad puntana. Es además un trabajo de investigación de tipo descriptivo, debido a que se realiza un análisis de los datos recolectados.

El estudio supone un abordaje teórico desde perspectivas que reconocen el mismo estatus y valor a cada una de las variedades, legitimadas no solo por la lingüística teórica, sino primordialmente por el uso.

Con respecto al corpus de la oralidad, se conformó con producciones extraídas de interacciones de hablantes usuarios de la variedad puntana.

En lo que se refiere a la escritura, presentamos enunciados recolectados en prácticas discursivas de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (NTIC): mails, chats, foros y blogs. Además, y dado que se observa este mismo fenómeno, se incluyeron los textos

escritos en las pizarras públicas.28

28 Se trata de una modalidad de escritura con registro informal plasmada en muros,

colocados en espacios públicos destinados a la difusión de acciones políticas con cargas valorativas sobre los hechos o personajes de la vida política y social argentina, con impacto

específico en la comunidad de San Luis. Se lo denomina Diario Mural: “Lo que dice la gente”

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5 Resultados y discusión

A modo de ejemplificación del fenómeno analizado, presentamos a continuación algunos casos que pertenecen tanto a la escritura informal como a la oralidad:

Escritura informal

(1) Blog

“Bueno para aquellos que lo conocen, saben que a la hora de andar, este tipo, mas conocido como el Seba Solano, se deja todo y también sabe como hacer para dejar de cara a algunos, si no lo han

visto andar, vean su nuevo videito, y después me cuentan…”29

(2) Foro

FORO DE CAFE POLITICO. Escriba su comentario en cualquiera de las entradas. Café Político

Anónimo dijo... Aprendan de la compañera!!!!!!!!!!! A cerrar la boquita los

detractores y egoístas que desconocen y sostienen de que las bases son "veteranos descartables". Me enteré por Canal 26...si, por Canal 26 de ese encuentro y cuando la veo a la Teresa en Buenos Aires llamé a mis vecinos para que la vieran, mirá vos la Tere rodeada de tantas personalidades. Lo mejor de ésto es que estoy enterado de que lo hizo SOLITA!, si señores SOLITA!!!, pidiendo el apoyo de la gente, amigos, seguidores del Alberto, caminando y en silencio, sin descanso y por lo que sé (y de buena fuente)poniendo lo propio para llegar con todas las cosas y a tiempo, nadie le creía y hasta último momento nadie le creía cuando en Enero dijo: yo al Alberto lo quiero arriba, bien arriba y se le ocurrió semejante empresa!.

Compañera, me alegra por vos y por ese empuje que le metés a las cosas por amor a la militancia, la verdad ¡¡¡¡¡SIN PALABRAS!!!!

30 de marzo de 2011 13:26 El quique P.D (ofendido por no haber sido invitado...jaja. )30

29 Fuente: http://bmxpuntano.blogspot.com/2011/05/seba-s-web-edit-2.html 30 Fuente: http://cafepoliticovm.blogspot.com/2011/06/alberto-rodriguez-saa-el-

candidato.html

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“El” Alberto: el uso del artículo antepuesto a nombres propios

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(3) Mail

Hola Oli: Ayer estuve en una reunión con la Marcela, te cuento que el

concurso del cargo de Auxiliar para mi asignatura está por salir. Le pedi al Ramon que nos avise cuando este en cartelera. Igualmente, por las dudas, decile a la Silvia que esté atenta.

Un abrazo Estela ----------------

(4) Pizarras públicas

“El Alberto” actuó en la obra de teatro y recibió el aplauso del público… (conocido de todos)

La lista está encabezada por “el Adolfo”, la oposición también se presenta por separado... (conocido de todos)

Está programada para octubre otra visita de Cristina a San Luis. (no pertenece al entorno político de San Luis y por lo tanto no se le antepone el artículo a su nombre)

Oralidad

(5)) Personas conocidas por ambos interlocutores o de exposición pública

-Estuve con el Ignacio ayer. -¿Qué es de la vida de la Romina? -¿Viste que la María Angélica estuvo en los carnavales? (ex-

intendenta de San Luis)

(6) En apellidos, con carga afectiva, o despectivamente

-Voy al Rodríguez a las cinco. (médico de la familia) -Mirá vos la López, ¡quién la ha visto y quién la ve! (ante un

ascenso abrupto de una compañera)

(7) En el discurso político (como estrategia de acercamiento afectivo al ciudadano)

“Lo que les promete el Alberto, lo cumple.” (discurso del

gobernador)

A fin de analizar el fenómeno del uso del artículo definido en la variedad puntana, retomaremos la descripción realizada por Berta Vidal de Battini en su libro “El habla rural de San Luis” (1949).

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Recordemos que en su momento, Vidal de Battini consideraba que el artículo antepuesto a nombre de mujeres, determinaba la clase social a la que pertenecía el hablante. Asimismo, reconocía que los nombres de hombres no llevaban, en general, artículo; solamente en casos de cercanía afectiva o en el tratamiento despectivo. También se utilizaba con apodos; nombres de animales domésticos y de lugares.

En la actualidad, su uso se ha generalizado ya que no presenta diferenciación entre mujeres y hombres en los nombres de pila, ni entre diferentes grupos sociales, ya sea en ámbitos familiares como profesionales. Ejemplos: -¿Qué pasó que el Juan no vino hoy?, ¿La Liliana, atiende en su consultorio hoy? En lo que se refiere a apodos (“el

Coco”), nombres de animales domésticos (“la Negra”) y de lugares (“la Carolina”), se mantiene lo descripto por la autora.

Por otro lado, en nuestra muestra registramos, con respecto los apellidos, su uso en la oralidad con una carga valorativa agregada, positiva o negativa. En este caso en especial, consideramos que habría que recolectar un número mayor de enunciados de la variedad lingüística puntana para precisar su uso tanto afectivo como despectivo.

Un uso particular, completamente extendido y no descripto por Vidal de Battini, es el caso de su inclusión en el discurso de los políticos, quienes lo instalaron como un recurso lingüístico para acortar distancia con el ciudadano. Tal manifestación se suele utilizar de una manera irónica en otras variedades de la Argentina: Ejemplo: ¿Cómo anda “el Alberto”?

6 Conclusiones

Asumimos que en el español de la Argentina, tal como sucede con todas las lenguas naturales, conviven numerosas variedades, todas igualmente correctas: no existen superiores ni inferiores. Las particularidades de las variedades regionales no deben entenderse, a nuestro criterio, como una desviación de la legitimada rioplatense.

El fenómeno analizado, perteneciente al registro coloquial, tanto en la oralidad como en la escritura informal, ha impregnado todo el entramado social, sin distinción de edad, sexo o nivel cultural. Observamos que

tiende a expandirse y a instalarse en la comunidad como un rasgo identitario de la variedad lingüística puntana.

Para finalizar, hacemos nuestras las palabras de Vidal de Battini:

“La variedad no significa descenso ni empobrecimiento, sino expresión del espíritu de cada pueblo” (1964:74).

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Capítulo 6

La gramática en fronteras mestizas

Raquel Alarcón

En Martínez, Angelita y Adriana Speranza, eds. (2013)

Rumbos sociolingüísticos.

Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 89-96.

ISBN 978-950-774-231-6

Disponible en http://www.ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3833.

Resumen Este capítulo pretende compartir algunas caracterizaciones de la gramática en uso en la variedad discursiva de la provincia de Misiones en tanto sistema y modo de

producción de sentidos en un espacio donde las lenguas vecinales y las instaladas históricamente entremezclan dinámicas socioculturales propias de la región. Las categorías semióticas de borde y de frontera en sus más amplias acepciones

permiten la construcción de un dispositivo metodológico para el tratamiento de

tales cuestiones. Los juegos gramaticales adquieren singulares formas según los contactos que el español experimente con las variedades de las lenguas delimitadas geopolíticamente (guaraní, portugués); con las presencias vestigiales de lenguas inmigrantes (alemán, polaco, ucraniano, dinamarqués, japonés, etc.);

con modos lingüísticos de la ruralidad sesgados por construcciones, fraseos y ritmos de un español alejado del estándar escolar; todo ello inmerso y trenzado en los movimientos mediáticos de la posmodernidad y las culturas contemporáneas complejas y dispersas. Si bien, algunas de las formas aquí presentadas se dan

también en dialectos de otras regiones, el abordaje socio-semiótico intenta explicar los particulares sentidos con que son usados en el más vivo y cambiante intercambio oral de la vecindad misionera.

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1 Introducción

En el marco de nuestras investigaciones problematizamos el campo de la Gramática en relación con las cátedras de Gramática I y II de las carreras del profesorado y la licenciatura en Letras de la UNaM y con acciones de transferencia al campo de la enseñanza en el sistema

educativo.31

Las trayectorias formativas del equipo docente-investigador se inscriben en la línea de los estudios semióticos, pertenencia que habilita un abordaje transdisciplinar flexible y abierto a las articulaciones con disciplinas colindantes (y no tanto): semiótica, análisis del discurso,

retórica, alfabetización, pedagogía, entornos virtuales, etnografía, etc. tratando de mantener la especificidad del campo en las fricciones de los contactos.

Llevados estos cruces y traslapes a las fronteras geopolíticas, culturales y discursivas de nuestro hábitat en los bordes nos interesan particularmente las formas dialectales de la región y la reflexión sobre las opciones gramaticales que sostienen y se sostienen en los sentidos de los usos cotidianos.

Para este último aspecto tomamos como referencia teórica y metodológica los desarrollos y trabajos de campo de la Dra. A.M.

Camblong32 en relación con una línea de pensamiento mestizo-criollo

cuyos postulados operan en la base de nuestras indagaciones.

En esta oportunidad tomamos conceptualizaciones como estancias en lenguaje; fronteras y mestizajes; juegos en asperón y basáltico, que resultan operativas para los movimientos de análisis y reflexión metalingüística que intentamos realizar sobre expresiones dialectales

paradigmáticas del estar en la frontera.

Como última advertencia de este breve encuadre creemos oportuno explicitar que no trabajamos con corpus ni clasificaciones de muestras dialectales descontextualizadas u organizadas por niveles gramaticales, sino que procuramos explicar a través del artificio metalingüístico la potencia semiótica de las formas de vida que conllevan los particulares “juegos lingüísticos" (Wittgenstein) enunciados por los habitantes de estos lugares. Para este trabajo en particular nos limitamos a una serie de

ensayos camblognianos que recogen enunciados típicos de la variedad dialectal misionera, a partir de los cuales realizamos las operaciones de análisis.

31 Proyecto “La gramática en fronteras (inter)disciplinares. Del metadiscurso a los abordajes semióticos” (16H294-2010/12) FHyCS- UNaM 32 Ana María Camblong, directora del Programa de Semiótica, FHyCS-UNaM (1983 y

continúa), en el cual se desarrollan varias líneas de investigación (literarias, de crítica,

lingüísticas, comunicacionales, educativas, de políticas lingüísticas, etc.)

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El encabezador ‘qué’ en las oraciones interrogativas totales…

Rumbos Sociolingüísticos 91

2 Gramática y Estancia

Misiones exhibe en el topónimo de su designación, la huella histórica del coloniaje español y de la incursión jesuítica de principios del S XVII, misión que a pesar de haberse interrumpido a mediados del S XVIII (1767) dejó la impronta de una historia de reducciones; quedamos, por ejemplo, reducidos a un apéndice unido al mapa nacional por menos del 20% de nuestros límites. Habitamos una espacialidad de bordes y de tránsitos permanentes caracterizada como fronteriza y periférica donde

El decurso de la vida cotidiana… se plasma en ritmos

corporales, de trabajo, de esparcimiento, de descanso, en vivencias temporales y distribuciones espaciales condensadas en giros dialectales propios de la zona que escenifican la familiaridad de los protagonistas con su estancia en infinito. (Camblong, 2010b: 74-75)

destacado nuestro

Los desarrollos conceptuales de las categorías “estancia” y “estancia mestizo-criolla” que utilizamos para interpretar-nos aluden por un lado a estados de un transcurrir en continuo que evita la dialéctica entre “ser o no ser” y sostiene un pensamiento filosófico apoyado en “habitar el mundo”, discurrir pragmático entre el “estar y no estar” simultáneamente.

Por otra parte, la estancia mestiza refiere al aquí, lugar de la enunciación, enclave fronterizo y periférico que nos sitúa permanentemente en un linde que es fin y principio (espacio ínter); donde interactuamos nosotros, ustedes y los terceros incluidos. Es un estar que

supone movimientos, deslizamientos, pasajes en continuado. Intercambios constantes de mercaderías, costumbres, artes, moneda, documentos, parientes, vínculos, conversaciones, vivencias que se explican, se cuentan, se dicen en modos de simbolizar preñados de mezclas e hibridaciones propias de tal interculturalidad.

El acomodarse en la estancia y, a la vez, en las movilidades perpetuas que acontecen son experiencias construidas por el lenguaje cotidiano con expresiones dialectales como las que paso a comentar:

a) usos del verbo estar

Estar nomás: expresión que combina el verbo de estado más el adverbio modal que no sólo enfatiza sino que conlleva una explicación de la práctica del no hacer nada, del estarse quieto ocupando activa y naturalmente el espacio y el tiempo; haciendo del cuerpo presencia efectiva y material de la existencia que nos toca compartir en el intento de una práctica del vivir mejor o del sobrevivir.

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Un sinónimo de tal enunciado sería estar de balde, que se logra con el agregado de un nuevo sintagma preposicional con valor modal.

Y…estoooy/estaaamos nomás de balde… solemos responder ante la pregunta ¿qué estás/án haciendo?, respuesta con la cual damos cuenta de una actitud y disposición que conecta la (des)ocupación -en tanto estar y hacer o no hacer- con la continuidad del devenir. El conector ilativo “y”, propio en el inicio de nuestras emisiones, subraya extra oracionalmente la conexión con palabras de los otros, insertando así el discurso en un continuum de resbaladizo desplazamiento. Por otra parte,

la repetición de vocales colabora en la acentuación de la intensidad y en el alargamiento de la pronunciación. Estos fenómenos están fuertemente

reforzados y marcados por los usos y abusos del gerundio:

“Estoooy nomás pensaaando/miraaando/leyeeendo/escuchaaando…”

En el “estar nomás” de la estancia detenida, el discurso anda marchando permanentemente en perífrasis continuativas configurando tiempos y límites difusos, sin prisa, laxos y extendidos y va dando la sensación de que todo está sucediendo, nada se presenta concluido, la acción se arrastra en el proceso de

…una laxitud equívoca [que] transgrede o ignora las segmentaciones canónicas, como una burla pertinaz hacia los

rigores cronológicos de la modernidad científica y racional, y como un escollo insalvable para la velocidad y la eficacia posmodernas. (Camblong, 2003:3)

b) usos del verbo hallar/se

Algunas formas lingüísticas derivadas del verbo hallar/se completan y

enriquecen los sentidos del verbo “estar”.

Solemos escuchar y decir con asiduidad para expresar una situación de incomodidad, disgusto o desagrado: no me hallo mismo/no me estoy hallando; por el contrario, me hallo demasiado mucho, mismo, manifiesta una situación muy agradable.

En ambas construcciones advertimos el uso del reforzador mismo, que irrumpe de modo reiterativo como escandiendo el fraseo de la conversación y enfatiza tanto la negación como la afirmación.

La construcción adverbial de redundancia demasiado mucho en esta ocasión sobrecarga el sentido con un nuevo arabesco de barroquismo y mestizaje, en consonancia con el marcador de certezas mismo.33

33 El recurso de sobrecarga y redundancia, propio del mestizaje barroco, se reitera en varias

frases de uso cotidiano (ya da ya, ni nunca, nunca no me dijo, etc.)

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El encabezador ‘qué’ en las oraciones interrogativas totales…

Rumbos Sociolingüísticos 93

Detengámonos un instante en el verbo hallar para analizarlo como ejemplo de la “cantera viva de arcaísmos” que es el dialecto en cuyo nicho memorioso podemos encontrar tesoros semánticos. Siguiendo las incursiones filológicas de Camblong rastreamos su raíz latina: afflare (soplar hacia fuera o rozar algo con el aliento) y seguimos su desplazamiento al significado de “husmear del perro en busca de la pista”, para encontrar hacia el Siglo X las varias acepciones (encontrar/estar) que se diseminan en las lenguas romances. Estos plegamientos diacrónicos de las particulares formas verbales de hallar-se,

nos permiten decir, siguiendo a la misma autora, que:

El uso coloquial que persiste en estos bordes aislados deja chisporrotear aquel sentido primario que husmea el territorio en busca del olor familiar, los indicios más amados, más intensos que arroparon y alimentaron el cuerpo, en un arraigo simbólico que

incorpora hábitos, espacios, ritmos, tiempos, sonidos, aromas, todo envuelto en lenguaje para configurar la intimidad más entrañable,… (Camblong 2010b:80)

En tal clima amigable, conocido, hospitalario, la semiosis se sostiene; la continuidad resulta una experiencia cómoda, tranquila; la conversación es posible y se respira una atmósfera donde totalmente distendidos y en confianza podemos decir:

“acá sí que me hallo mismo// acá sí que me estoy hallando”.34

c) verbos del continuum mobile

La estancia mestizo-criolla se ocupa y se recorre con verbos de movimiento y atravesamiento que nos permiten ir- venir- llevar- andar- traer- salir- volver- pasar en una dinámica móvil e inestable que, apoyada en el gerundio, es de nunca acabar.

En el laboratorio inter de la vida de frontera nuestras investigaciones recogen en las más disímiles situaciones de interacción, los sintagmas siguientes:

“y... ando queriendo// ya va aprendiendo// anduvieron pidiendo…//vayan anotando lo que les voy diciendo//”

donde los verbos de “moverse” forman parte de la frase verbal conjugados y acompañados por los gerundios de querer, aprender, pedir, anotar, decir.

En otras oportunidades usamos las dos piezas léxicas del mismo grupo en combinaciones variadas: uno conjugado y el otro en la forma no personal:

34 Conceptualizaciones utilizadas operativamente en nuestros trabajos sobre alfabetización

inicial en los umbrales escolares.

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94 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

“y... le vaaamo’ llevando, nomás...// andamos pasando//andas yendo/viniendo mucho por acá vos// ya va saliendo”

Otra variante de estas combinaciones pone en conjunción formas conjugadas de “estar” con los gerundios de estos verbos, como las que comentamos anteriormente:

“estoy llegando// estoy yendo// estábamos saliendo”, ejemplos en los cuales, como puede advertirse la carga semántica del estado de acción recae en el verbo de movimiento.

El discurso escenifica con estas formas el transcurrir constante, el deslizamiento apenas perceptible, el pausado andar alejado de

aceleramientos y regulado por sus propios tiempos, acompasando las vidas y los hábitos. Un enunciado de una pasera35 paraguaya refiriéndose a la dinámica de su actividad fronteriza dice más o menos así:

“estoy trayendo poca mercadería.. andan controlando demasiado mucho estos días…”

Un flujo discursivo tranquilo muestra en las vetas de sus canales las

variaciones lingüísticas que confluyen en la variedad dialectal, variedad que Camblong designa con la metáfora pétrea de “asperón y basáltico” que estalla en múltiples sentidos (2003: 3).

3 Asperón y basáltico

El movimiento vital de los intercambios culturales y los juegos lingüísticos que lo sostienen y lo entraman configuran formas singulares según los contactos que el español experimente con las diferentes variedades. Sin hacer cronologías ni descripciones del poblamiento de la provincia, nos limitaremos a presentar la heterogeneidad y variaciones lingüísticas que constituyen al español de estos lares.

En las zonas delimitadas geopolíticamente, fronteras con Paraguay y Brasil, las mezclas con el guaraní y con el portugués, devienen en variedades conocidas como guaraní- yopará y portuñol, respectivamente; las presencias vestigiales de las lenguas de inmigrantes europeos en diversos sitios de la provincia, encuentran al español misionero con vestigios de alemán, ucraniano, sueco, dinamarqués, polaco, japonés,

que perduran en la fraseología y el léxico fundamentalmente; los pueblos originarios guaraníes, que han quedado reducidos (otra más de nuestras reducciones) a asentamientos aislados, conservan como lengua materna el mbyá guaraní; las variaciones dialectales de los habitantes de la

ruralidad y de zonas periurbanas adquieren modalidades sesgadas por

35 Mujer cuyo trabajo consiste en “pasar” mercaderías para la venta desde el lado paraguayo

al argentino.

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El encabezador ‘qué’ en las oraciones interrogativas totales…

Rumbos Sociolingüísticos 95

construcciones, fraseos y ritmos de un español bastante diferente del español estándar argentino propio de las instituciones oficiales; todo este entramado se trenza a su vez con las dinámicas de las culturas posmodernas.

Tales convivencias en simultáneo ponen de relieve una enorme mezcla, un gran emboyeré diríamos en dialecto misionero, que instala y nos instala en una arena de luchas discursivas que se dirimen en cruces pétreos. Asperón y basáltico son precisamente dos tipos de piedras que Camblong propone para designar, en algún aspecto, estos variopintos, exuberantes y atrevidos sentidos de nuestros paisajes.

Asperón designa a una maleable piedra guaranítica que –por extensión semántica- alude a sedimentaciones milenarias de la lengua guaraní vigente en nuestras formaciones discursivas; por otro lado el basalto, roca volcánica de grano fino y muy duro, hace alusión al basamento arcaico del español peninsular, sus raíces y herencias etimológicas más profundas.

Observemos unas pocas “joyitas del registro fraseológico” extraídas de tal cantera de posibilidades: allá-ité: amalgama entre la forma de raíz latina (illac) y un afijo guaraní que acentúa, en este caso, la lejanía. Estamos allá-ité respecto del centro y sus decisiones. Bien lejos, del todo lejos, demasiado distantes o alejados. Encontramos innumerables ejemplos en el léxico referido a la toponimia y al mundo culinario (San Ignacio Miní, Cuñá-Pirú, Cataratas de Iguazú, chipa-guazú, caburé, mbeyú, etc.), que se incrustan en los sintagmas de la conversación cotidiana en híbridos enunciados.

Permanentemente encontramos manifestaciones de estos cruces que pueden ser analizadas desde operaciones de interfaz, como por ejemplo:

“es bien añá, mismo, el gurí ese...”

donde el hipérbaton marca una sintaxis desordenada que coloca el sujeto al final y el demostrativo pospuesto con valor deíctico remite al contexto de situación. El atributo en función predicativa atribuye al chico (ese) el valor de añá, diablo en guaraní, con el cual propone metonímicamente la cualidad de malo, curiosamente modificado por el adverbio bien (en la acepción de demasiado). El reforzador mismo (del que ya hablamos), escande el enunciado y la distribución de la información de manera

equivalente. La colocación del sujeto al final de oración, si bien puede considerarse un recurso para poner de relieve la información predicativa, en el caso del misionero es una particularidad común del uso en todas las funciones del lenguaje.

Ante las dificultades cotidianas y la necesidad de sobrevivir suele

escucharse al vecino o la vecina de estas estancias mestizas el comentario:

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“aleyado y todo, siempre hay para uno rebuscarse…”

De nuevo podemos señalar un (des)orden particular en la sintaxis retorcida en este enunciado que inicia con una subordinada solapada (aunque esté/mos aleyado/s), concesiva que si bien muestra explícitamente el obstáculo no impide nunca la realización de la

enunciación principal, puesto que siempre hay. Tanto en el léxico como en la morfosintaxis perviven huellas del portugués y el guaraní. La condensación semántica está en el verbo rebuscar indicando una creencia firme en el rebusque, un modo de instalarse en el mundo tras las oportunidades y posibilidades de estar mejor.

4 Vamos cerrando…

Podemos mencionar entonces a partir de estas primeras aproximaciones, sin pretensión de exhaustividad, algunas características generales del lenguaje en uso de los misioneros:

-combinaciones lexicales y fraseológicas cambiantes, sincretismos y amalgamas que entrecruzan criterios, operaciones y procedimientos de distintos campos; -morfosintaxis enrevesada, atrevida, desordenada, que juega con el hipérbaton, las repeticiones, los reforzadores y escansiones según reglas que el momento y el sentido demanden;

-sentido pragmático devenido de un fuerte involucramiento enunciativo en la historia cotidiana de cruces y resistencia.

Esta rareza de los productos interculturales y las realizaciones en asperón y basáltico establecen, por su misma aparición, un conflicto y

una tensión con el poder. Desde una posición en el borde de lo aceptable para la norma arroja contra el canon tales piedras lingüísticas en permanente corrimiento, provocando una reacción que coloca al dialecto en el lugar de la no legitimidad dentro del campo de la cultura oficial, donde las variantes se estigmatizan, se señalan, se corrigen, a pesar de las declaraciones y declamaciones a favor de las políticas de inclusión.

La lengua que acompaña esta vida de mixturas y alquimias semióticas forma parte del complejo proceso sociocultural en cuya dinámica se explican las modificaciones al sistema formal compartido, los artificios y

las transformaciones de la lengua en uso y las variaciones de un pensamiento mestizo-criollo en permanente de-construcción.

Desde ese lugar el asperón y basáltico opera sobre un pragmatismo de base, genera su propio sistema y sus probabilidades de realización asegurando que el sentido responda al pacto enunciativo y a la expectación de que haya otro que responda (de Certau 1992 :52), un vecino con idénticas historias y creencias.

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Capítulo 7

El encabezador ‘qué’ en las oraciones interrogativas totales del español de Catamarca

Andrés Alberto Arroyo

En Martínez, Angelita y Adriana Speranza, eds. (2013)

Rumbos sociolingüísticos.

Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 97-105.

ISBN 978-950-774-231-6

Disponible en http://www.ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3833.

Resumen

Este trabajo se enmarca en el proyecto “Hacia una gramática dialectal del español de Catamarca” (UNCa.- SeCyT, 2010-2011), en el que investigamos algunas variantes lingüísticas del español hablado en la Capital catamarqueña. En esta oportunidad, trabajé con las oraciones interrogativas totales introducidas con el

encabezador ‘qué’, empleo que en el español general es, cuando menos, novedoso. Según Pais (1953), este qué (“¿Qué vamos a ir al cine?”) no es un pronombre

interrogativo; en primer lugar, porque no se individualiza mediante una pausa

posterior; en segundo lugar, porque es una partícula átona, al contrario del pronombre interrogativo, y porque no sustituye a la oración que sigue después de la coma. El qué de la pregunta catamarqueña sólo introduceel cuerpo de la

interrogación. Siguiendo esta línea, y en función de trabajos más actuales, como

Escandell-Vidal (1999) en Bosque y Demonte (1999); RAE (2011), entre otros, he analizado estas construcciones en sus aspectos fonético-fonológicos, sintácticos y pragmáticos, a fin de determinar el condicionamiento que habilita la inclusión de la partícula ‘que’ en una interrogativa total. Por último, he tratado de establecer los

factores que intervinieron desde el punto de vista diacrónico.

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1 Introducción

El presente trabajo corresponde al proyecto “Hacia una gramática dialectal del español de Catamarca” (UNCa.- SeCyT, 2010-2011), en el que investigamos algunas variantes lingüísticas de nuestra provincia con el propósito de desarrollar, en el largo plazo, una gramática descriptiva de los principales rasgos morfosintácticos.

En este caso, voy a centrarme en una forma particular de las oraciones interrogativas totales, que es propia del habla catamarqueña, a saber: las interrogativas totales encabezadas por la partícula qué en expresiones tales como “¿Qué vamos a comer?”, en las que ese que no es

propiamente un pronombre interrogativo, ya que no está individualizado por una pausa posterior, ni sustituye a la proposición expresada después de la partícula como sucede, por ejemplo, en la interrogativa parcial “¿Qué vamos a comer?”, en donde ese “qué” es un pronombre; ni tampoco representa al que anunciativo que se manifiesta en las oraciones del tipo “¿Es que vamos a comer?”.

Para esto, haré hincapié en el análisis de Federico Pais (1953), realizado en el capítulo II titulado “Sintaxis y estilística en el habla popular catamarqueña” del libro Algunos rasgos estilísticos de la lengua popular catamarqueña (1953); luego, me referiré a los estudios realizados por las gramáticas actuales sobre las oraciones interrogativas en general para corroborar, a partir de esto, la originalidad del fenómeno en cuestión. Por último, a partir de estas dos vías de trabajo, estableceré algunas conclusiones parciales que se desprenden de este trabajo.

2 Las oraciones interrogativas totales encabezadas con que desde la propuesta de F. Pais

Pais (1953) plantea un análisis estilístico de las formas originales

propias de Catamarca y las diferencia de las que se oyen en el Litoral argentino y de las expresiones de la hispanidad común. Una de esas manifestaciones particulares son las oraciones interrogativas totales encabezadas por la partícula que. Para el autor, este que de la pregunta catamarqueña no va acentuado, y no existe entre este, y el resto de la oración, ninguna pausa, es decir, no está individualizado. Además, lo

diferencia del qué interrogativo, que es un pronombre, como en “¿Qué, vas a ir al cine?”, el cual está individualizado por una pausa posterior que anticipa a toda la pregunta, a la que podría remplazar.

El que de la pregunta catamarqueña sólo introduce el cuerpo de la interrogación y no representa a lo que sigue después de la coma. Tampoco es el que anunciativo de “¿Es que vas a ir al cine?”, en el que se espera generalmente una respuesta negativa por parte del interlocutor, pues contiene un matiz desafiante porque quien la formula interpreta la

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Rumbos Sociolingüísticos 99

posibilidad como absurda o disparatada. Por esta razón, se encabeza, frecuentemente, con la conjunción adversativa pero, “Pero, ¿es que vas a ir al cine?” o se complementa con un adverbio de duda, “¿Es que vas a ir al cine, acaso?”.

Para el autor, el valor que le asigna el hablante catamarqueño a una interrogación introducida por el que es muy distinto al de los valores

analizados antes, ya que sólo se emplea cuando se desea una respuesta afirmativa. De tal manera, que si se teme una respuesta negativa, se incluye un no, “¿Que no vas a ir al cine?”. Pero la expresión tiene distinto alcance expresivo en relación con el que anunciativo o interrogativo. Pais, fiel a su perspectiva estilística, sostiene que esta expresión representa:“…

temblor anhelante, ansiedad contenida, incertidumbre, esperanza: el que catamarqueño conlleva una descarga emotiva intensa, deja traslucir un íntimo deseo, un oculto sentimiento.” (1953:34).Como se puede apreciar, el análisis se detiene en el aspecto psicológico del hablante catamarqueño, pues le interesa lo que este piensa y siente.

Así, la interrogación llega a tener un alcance desiderativo que es enunciado con delicadeza, mesura, contención y que denota una actitud de respeto ante el interlocutor. Para el autor, esta expresión es ejemplo de “lenguaje elocuente”, ya que muestra una voluntad afanosa por lograr un efecto. Respecto de la relación hombre-lenguaje rescata la capacidad expresiva y el inmediato valor emotivo que descarga la pregunta catamarqueña.

3 Otros usos de la interrogativa total catamarqueña introducida con que

Además del valor desiderativo, la interrogativa total encabezada porque puede tener también un valor exhortativo, que se da generalmente

cuando el hablante trata de corroborar el cumplimiento de un acuerdo previo. Por ejemplo, en un examen final, cuando el profesor pregunta al alumno que está por rendir su materia:

P(rofesor): “¿Que trajo la libreta?”

A(lumno): Sí, la traje.

En la pregunta del profesor, se supone un acuerdo previo entre los

interlocutores, en el que ambos saben que es necesario llevar la libreta de exámenes cuando se va a rendir una materia. En otras palabras, el profesor a través de esa pregunta, está queriendo decir “Supongo que trajiste la libreta, ya que sabías que tenías que traerla”. Entonces, lo que

busca es corroborar el cumplimiento de ese requisito. También, se utiliza con la finalidad de verificar un estado de cosas que el hablante infiere del contexto. Por ejemplo, la pregunta de la madre a su hijo:

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M(adre): “¿Que te hace frío?”

H(ijo): Sí, me hace mucho frío.

En este caso, la pregunta es realizada por ella luego de que ha observado algún indicio en su hijo que denota que este puede estar sintiendo frío. En este caso, el valor exhortativo se relativiza, pues a la madre solamente le interesa corroborar lo que está observando. Otro uso de este tipo de interrogativas se da en los casos en los que la partícula que se puede homologar con el adverbio de duda acaso. Sin embargo, esta variante solo se expresa con el adverbio de negación no, que acompaña a la partícula que, i.e. “¿Qué no vas a comer?” o se expresa como dos oraciones disyuntivas i. e. “¿Que vas a comer o no?”. En este

caso, se manifiesta el carácter desafiante del hablante hacia su receptor.

4 Esquema acentual de las oraciones interrogativas

Para una mejor apreciación de las variantes estudiadas, utilicé el programa Praat, pues este programa transcribe gráficamente los sonidos a través de un espectrograma.

Como es sabido, el acento pone de relieve una unidad lingüística superior al fonema para diferenciarlas de otras unidades del mismo nivel. El esquema acentual representa las sílabas con acento de intensidad de las palabras que componen un enunciado. A partir de este esquema, es

posible observar cuáles son las sílabas tónicas y cuáles las átonas en un determinado enunciado.

En el esquema siguiente, puede verse, en el gráfico 1, la energía articulatoria de una interrogativa total catamarqueña introducida por la partícula que y, en el gráfico 2, la de una interrogativa parcial.

Gráfico 1: Sonograma correspondiente a la oración interrogativa total.

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Rumbos Sociolingüísticos 101

Gráfico 2: Sonograma correspondiente a la oración interrogativa parcial.

Es interesante notar que ambos gráficos presentan un esquema de intensidad acentual idéntico. De esto, se infiere que ambas interrogativas poseen la misma energía articulatoria tanto en duración como en intensidad. Por ello, es factible afirmar que presentan la misma cantidad de unidades acentuadas y de unidades inacentuadas. Como puede apreciarse, este tipo de esquema no logra establecer una diferencia entre la interrogativa total catamarqueña y la interrogativa parcial. Sin embargo, permite advertir que el segmento qué no difiere entre estas dos interrogativas. Por esta razón, parece ser que lo que en un principio acordábamos con Pais (1953), considerar al qué encabezador como una

sílaba no acentuada, es en realidad una sílaba tónica.

5 La entonación como marca gramatical distintiva

La entonación es el único elemento lingüístico que sirve para caracterizar a las interrogativas totales directas de las otras oraciones enunciativas correspondientes. El esquema entonativo básico de las interrogativas totales se caracteriza por su final descendente-ascendente

o de anticadencia.

De acuerdo con la descripción de Fernández Ramírez:

El enunciado interrogativo absoluto consta de una rama inicial, formada por las sílabas átonas anteriores al primer acento, que dibuja un movimiento ascendente y que arranca ya de un nivel tonal

algo más elevado que el de la declarativa correspondiente; un cuerpo

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102 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

central descendente, que va hasta la última vocal acentuada; y una rama final ascendente. (Fernández Ramírez 1951: I, § 44 y ss.)

Es interesante en esta descripción el hecho de que el inicio de la interrogativa total comienza en un tono más elevado con respecto al de la declarativa y que consta de una rama inicial formada por las sílabas átonas anteriores al primer acento.

Por su parte, las interrogativas parciales presentan un patrón de cadencia asociado a las oraciones declarativas, esto es: la palabra interrogativa en la cima de la curva entonacional y una melodía descendente hasta el final. En suma, las interrogativas totales tienen una

curva entonacional ascendente, mientras que las parciales, una línea tonal descendente.

Este rasgo es el quele permite distinguir entre las interrogativas totales catamarqueñas y las interrogativas parciales, ambas encabezadas por qué. Gracias a esto, el hablante catamarqueño distingue fácilmente la interrogativa parcial:

M(adre):“¿Qué vas a comer?”

H(ijo): Pollo con papas fritas.

De la interrogativa total:

M(adre):“¿Qué vas a comer?”

H(ijo): Sí.

En los gráficos siguientes, generados a partir del empleo de la herramienta informática Praat, se advierten las diferencias tonales entre ambos tipos de enunciados.

Gráfico 3. Curva entonacional de una oración interrogativa parcial.

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Rumbos Sociolingüísticos 103

En el gráfico anterior, la interrogativa parcial muestra una cierta cadencia en cuanto a la figura melódica. Como puede observarse, el tono más elevado se presenta en el inicio de la interrogación, luego baja hasta llegar a la segunda sílaba tónica /bás/, en la que sube levemente y se mantiene hacia el final.

Gráfico 4: Curva entonacional de una oración interrogativa total.

En esta imagen, se observa que la línea tonal comienza en un nivel apenas más bajo que en la imagen anterior, hace un leve descenso hacia el centro de la frase y comienza a ascender desde la penúltima sílaba /ko/ hasta hacerlo bruscamente en la última, de manera ascendente-descendente o en anticadencia. Hay que señalar que el qué de la interrogativa catamarqueña no es una sílaba átona, está enfatizado pero sin llegar a ser el pronombre interrogativo de la parcial.

A partir de la última imagen, es posible asociar a las interrogativas catamarqueñas encabezadas por que con las interrogativas totales del español en general, que se caracterizan por una subida constante,

interrumpida por un marcado descenso, para luego culminar en anticadencia. También, el inicio suele arrancar en un tono más alto al de las oraciones declarativas, aunque esta característica tonal puede variar según los dialectos del español.

Sin embargo, la entonación circunfleja en general supone que el emisor le atribuye a otro el contenido del enunciado. En este sentido, este

tipo de entonación tiene una función similar a la de las marcas del estilo indirecto o los procedimientos de cita. De esta manera, suele inferirse que estas oraciones suponen un verba dicendi, implícito en el enunciado. Por ejemplo, en la interrogativa “¿Que cuándo te lo devuelvo?”, se podría completar el enunciado de la siguiente manera: “¿Me preguntas que cuándo te lo devuelvo?”. Así, puede inferirseque el verbo ha sido elidido.

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Las interrogativas circunflejas, en cuanto a lo entonacional, son muy similares a las interrogativas totales catamarqueñas, ya que estas también arrancan en un tono más alto que el de las enunciativas y la subida y el descenso dibujan un esquema circunflejo que culmina con una línea descendente-ascendente. Además, como observamos en el ejemplo anterior, formalmente también son muy similares, puesto que ambas se introducen con la partícula que. Otra cuestión que puede asociarse con la pregunta catamarqueña es el carácter fundamentalmente afectivo y conversacional que ambas presentan. Esto permite que tanto la interrogativa circunfleja como la catamarqueña sirvan para expresar distintos estados de ánimo del sujeto hablante. No

obstante, es posible establecer algunas diferencias. Una de ellas radica en

el hecho de que mientras las circunflejas suponen que está implícito el verba dicendi, la interrogativa catamarqueña no, ya que el emisor no intenta atribuir a otro el contenido representado en el enunciado, por lo tanto no es una conjunción que introduce una oración sustantiva objetiva, por más que, como mencioné anteriormente, la pregunta catamarqueña trate de corroborar el cumplimiento de un acuerdo previo o de verificar un estado de cosas que el hablante infiere del contexto. En este sentido, si bien no implica un verba dicendi, implica algo previo, ya sea un acuerdo o una inferencia, a partir de lo cual se van a expresar las preguntas catamarqueñas.

6 Hipótesis sobre el origen

Con respecto a este fenómeno, puedo plantear dos hipótesis posibles. Una de ellas está relacionada con la teoría del sustrato, sostenida, entre otros, por la propia Vidal de Battini(1964) y Henríquez Ureña(1921). Esta hipótesis postula que en la configuración de las distintas variedades del español americano hubo un fuerte influjo de sustrato de las lenguas aborígenes habladas en los respectivos lugares sobre las lenguas de los conquistadores y colonizadores. En el caso del noroeste argentino, se dio la influencia del quechua sobre el español traído de España, conformando así las características propias del español de esta región. Sin embargo, la contrariedad de esta hipótesis es que lamentablemente no tenemos la posibilidad de conocer en forma completa las lenguas indígenas participantes. Por esta razón, solamente pueden realizarse

suposiciones al respecto pero no afirmaciones con solidez científica.

La otra hipótesis es la que sostiene que los rasgos lingüísticos presentes en el español de América proceden de distintas regiones de España. Siguiendo esta hipótesis, Blas Arroyo menciona la existencia de un que expletivo “…desconocido por la gramática del español estándar, al comienzo de actos de habla interrogativos directos y que alcanza a no pocos castellanohablantes…” (2005:556). Justamente la variedad hablada

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El encabezador ‘qué’ en las oraciones interrogativas totales…

Rumbos Sociolingüísticos 105

por los conquistadores y primitivos pobladores de Cuyo, venidos desde Chile con mayoría colonizadora de castellanos viejos, que también poblaron el nordeste y el noroeste de Argentina. Una prueba de esto es que Juan Ramírez de Velasco fundaba a la ciudad de La Rioja recordando a La Rioja peninsular.

A modo de cierre, en este trabajo, he tratado de describir la oración interrogativa total propia del habla catamarqueña: las encabezadas con qué. Para esto, partí de los aportes del lingüista F. Pais, y los confronté con las nuevas tendencias de los estudios lingüísticos, más específicamente con la gramática descriptiva.

De esta combinación, infiero que las interrogativas totales encabezadas con que son una clase distinta de interrogación con respecto

al español general.

Además, ese que que encabeza la oración interrogativa catamarqueña no es ni una conjunción que introduce una oración sustantiva objetiva ni tampoco un pronombre interrogativo. En este sentido, el encabezador es una categoría que aún está por definirse.36

Las grabaciones de los enunciados y la comparación de los gráficos que representan la figura tonal son sumamente funcionales en este tipo de trabajos, ya que sirven para destacar las diferencias entre un enunciado y otro. Es así que en los gráficos que muestran la curva entonacional se distingue claramente la interrogativa total catamarqueña de la interrogativa parcial introducida por el pronombre qué.

Sin embargo, aún quedan muchas cuestiones por analizar con respecto a este fenómeno. Entre ellas, establecer qué factores intervinieron, desde el punto de vista diacrónico, para que se produzca la inclusión del que en las interrogativas totales catamarqueñas.

Por último, cabe aclarar que restan analizar las distintas variables que determinan la utilización de este tipo de interrogativas en el habla catamarqueña, esto es, sexo, edad, nivel de instrucción, etc.

Todas estas cuestiones podrán saldarse en otra etapa del proyecto,

una vez que se haya finalizado el Corpus, herramienta indispensable para estudiar las variables lingüísticas.

36 Blas Arroyo (2005) lo denomina “que expletivo”.

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Capítulo 8

La estructura “me hace frío/calor” en el español de Catamarca y su posible filiación con la lengua quechua

María Agustina Carranza

En Martínez, Angelita y Adriana Speranza, eds. (2013)

Rumbos sociolingüísticos.

Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 107-119.

ISBN 978-950-774-231-6

Disponible en http://www.ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3833.

Resumen

En este trabajo, investigamos una de las variantes lingüísticas del español hablado en la provincia de Catamarca, la estructura “Me hace frío/calor” y la posible filiación que existe entre ésta y algunas características morfosintácticas de la lengua quechua. La estructura que nos interesa ha sido analizada desde la

estilística por Federico Pais (1953) a quien tomaremos como principal referente para la explicación del catamarqueñismo. Por esta razón, será necesario retomar los estudios de este autor en relación con la variación sintáctica de nuestra

variedad dialectal y analizarlos a la luz de los nuevos desarrollos en el campo de la teoría gramatical. Tomaremos la estructura “me hace frío/calor” como variante de las formas siento frío o tengo frío del español estándar para establecer si son equivalentes o si la variante catamarqueña manifiesta desde lo morfosintáctico

implicaciones semánticas de las que carecen las otras dos. Para este propósito, seguiremos los aportes de Fernández Soriano y Táboas Baylín (1999, en Bosque y Demonte, 1999), Arce (2007)(para la descripción de los dativos superfluos), RAE (2009) y Fernández Lagunilla y Anulla Rebollo (1995/2004). Por último,

exploraremos la filiación entre el catamarqueñismo y algunas características morfosintácticas de la lengua quechua dada la influencia de sustrato que esta lengua indígena tiene respecto del español de Catamarca y porque generalmente aparece acompañada de las interjecciones ¡Chuy! o ¡Tuy! originarias de dicha

lengua.

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María Agustina Carranza

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1 Introducción

La variedad hablada del español de Catamarca incluye como uno de sus rasgos particulares la estructura impersonal “Hacer frío/calor” con dativo superfluo: “Me hace frío/calor”. En este trabajo, me propongo ahondar en el análisis de esta construcción dado que se encuentra dentro de los casos de la variación morfosintáctica del español de nuestra provincia y que constituye uno de los temas de investigación de mi tesis doctoral. La descripción de esta estructura y su posible relación con la lengua quechua constituirán los puntos más importantes del análisis de la variación morfosintáctica, puesto que trataré de delimitar las

características no sólo sintácticas, sino también semántico-pragmáticas que habilitan la inclusión del clítico en la construcción.

En primer lugar, me centraré en un estudio explicativo sobre estas construcciones realizado por Federico Pais, quien esboza una primera

descripción desde la perspectiva de la estilística lingüística que involucra una explicación gramatical. Seguidamente, intentaré explicar la impersonalidad que caracteriza a las oraciones con “hacer” y cómo, en la variedad catamarqueña, se ven personalizadas en tanto aparece un dativo superfluo (DS) concordante con un referente en la situación discursiva (Me hace frío/calor).37

Estas descripciones serán analizadas a la luz de las nuevas teorías gramaticales desde las que el clítico me es un DS que representa una relación de posesión, en tanto “el frío es sentido por mí”. Esta idea, ya referida por Pais (1953), explica que la estructura contenga un sujeto psicológico representado por el me y que sólo pueda aparecer acompañada de los DDSS que toman el paradigma oblicuo y rechazan el reflexivo de tercera (Me hace frío/ Te hace frío/ Le hace frío / *Se hace frío). Siguiendo la idea anterior, cabe aclarar que en este trabajo no propongo una clasificación de los DDSS, sino que intento ubicar el DS de la construcción catamarqueña en clasificaciones ya existentes.38

La descripción de este fenómeno lingüístico estará guiada principalmente por los trabajos de Fernández Soriano y Táboas Baylín (1999, en Bosque y Demonte, 1999), Strozer (1976) y Arce (2007a)(para la descripción de los dativos superfluos), RAE (2011), en los que el estudio

de las oraciones impersonales no reflejas está ampliamente desarrollado.

Por último, teniendo en cuenta el indicio de que las expresiones que nos interesan casi siempre van acompañadas por las interjecciones

37 En adelante, dativo superfluo se representará DS / DDSS. 38 Aclaro que no realizo en este trabajo una presentación general de los usos de los clíticos

me, te y le en la variedad catamarqueña, ni de los alcances semánticos según el tipo de verbo de ninguno de ellos, puesto que solo pretendo ubicar el DS de la construcción “Me hace

frío/calor” en clasificaciones ya existentes.

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La estructura “me hace frío/calor” en el español de Catamarca…

Rumbos sociolingüísticos 109

“¡Tuy!” o “¡Chuy!” de origen quechua, intentaré explicar cuál es la posible relación gramatical que existe entre la estructura impersonal con DS y las oraciones con verbos que indican dolencias, necesidades o sensaciones físicas en la lengua indígena.

2 Análisis de la estructura “¡Chuy! Me hace frío”, según Federico Pais

En la obra Algunos rasgos estilísticos de la lengua popular catamarqueña (1953), Federico Pais sostiene que la construcción que nos interesa analizar contiene una forma redundante representada por el ME

dativo de interés. Esta partícula, que aparentemente puede suprimirse

sin hacer variar el sentido de la oración en la que se inserta, posee un valor expresivo muy importante que la diferencia de otras expresiones similares pertenecientes al español general, como “Tengo frío” o “Siento frío”.

Para el autor, el hablante catamarqueño incluye la partícula ME para volver subjetiva y personal una estructura semánticamente impersonal que se refiere a un suceso natural del que el hombre no participa. Sin embargo, en el catamarqueñismo existe una relación íntima entre el fenómeno atmosférico que representa el hecho de “hacer frío” y el hombre que lo siente. Si alguien dice en Catamarca “hace frío”, no queda claro si lo está sintiendo o no. Es necesario que incluya en su expresión el dativo de interés (ME), puesto que es aquí cuando el valor personal y subjetivo aparece.

2.1 Las oraciones impersonales no reflejas

Fernández Soriano y Táboas Baylín (1999) distinguen dos grupos de construcciones impersonales no reflejas. Las oraciones impersonales de sujeto indeterminado y las impersonales por la naturaleza del predicado.

En este trabajo, solo nos referiremos a las construcciones impersonales por la naturaleza del verbo para sintetizar la propuesta. Estas construcciones forman parte de los predicados que no incluyen en su significado un argumento con el valor semántico de agente, causante o productor, generalmente asociado al sujeto gramatical. Aquí, la

impersonalidad es semántico-sintáctica puesto que deriva de la

naturaleza del predicado. A este grupo, pertenecen los predicados que refieren fenómenos naturales o atmosféricos, las construcciones temporales con hacer, los verbos parecer y resultar, el verbo existencial haber, las construcciones impersonales con locativos, las construcciones impersonales con dativos, entre otras.

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María Agustina Carranza

110 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

2.2 Predicados que significan fenómenos naturales

Estos predicados se refieren a fenómenos naturales, atmosféricos o climáticos. Ellos constituyen estructuras impersonales en tanto no indican un sujeto lógico o gramatical. Para la RAE (2011), estos verbos también pueden denominarse impersonales léxicos, porque la ausencia de sujeto está determinada por su propio significado.

Según la naturaleza simple o compleja de los predicados, podemos encontrar construcciones con verbos auxiliares que están vacíos de significado como estar, hacer o ser seguido de un nombre o adjetivo que hace referencia al fenómeno natural (Está nublado/Es tarde/Hace frío).

Por otro lado, encontramos lexemas que llevan incluido en su significado un fenómeno concreto (Llueve torrencialmente/Amaneció temprano/Anocheció). Estos predicados tienen la particularidad de no requerir de ningún argumento para completar su significado. Por ello, carecen de sujeto y son consideradas impersonales.

Como vemos, la estructura que nos interesa pertenece al primer grupo, dado que está compuesta por un verbo vacío de significado como hacer más un nombre (frío/calor).

Es interesante destacar que el predicado hacer, según su valor monádico, exige un argumento de caso objetivo posverbal que necesariamente debe ser indefinido. Éste puede pronominalizarse con lo (Lo hace), pero no puede pasivizarse, puesto que es una estructura que carece de un argumento con el valor semántico de agente (*El frío es

hecho), complemento indispensable en una construcción pasiva.

Hasta aquí, hemos tratado de explicar la impersonalidad presente en la construcción. Lo que resta por analizar es la inclusión del DS en ella, uso particular que la vuelve personal y subjetiva.

2.3 Los dativos superfluos (DDSS)

El análisis de los dativos superfluos, también conocidos como dativos éticos o de interés, trasciende las fronteras de la gramática, puesto que es necesario involucrar, en algún punto, un análisis pragmático para una explicación compleja que indique el porqué de su aparición.

Siguiendo esta idea, vamos a tomar la clasificación de Arce (2007a), en la que aparece una clara diferenciación entre los DDSS. En primer lugar, describe el grupo de los clíticos argumentales, es decir, aquellos que aparecen exigidos por el predicado al que acompañan y del que reciben papel temático y Caso. A este grupo, pertenecen los CLs de acusativo (lo/s, la/s) y de dativo (le/s, se).39

39 En adelante, Clítico se representará CL / CLs.

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Rumbos sociolingüísticos 111

En el grupo de los no argumentales, Arce (2007) incluye a todos los demás CLs que siguen el paradigma átono, pero que no sustituyen a un complemento del verbo, puesto que no son argumentos exigidos por los predicados.

En este punto, cabe preguntarse si la inclusión de CLs que no son argumentales y que no están marcados ni casual, ni temáticamente como en “me hace frío / calor” vuelven a la oración agramatical. Existen dos alternativas que pueden explicar este problema: por un lado, podemos considerar a los CLs como adjuntos cercanos a los adverbios y no argumentos; por otro, puede pensarse a los CLs como SN que se corresponden con argumentos y que están presentes gracias a otros

mecanismos que habilitan su aparición.

2.4 Descripción gramatical de los DDSS

A la clasificación anterior podemos sumarle la de Strozer (1976), que representa uno de los primeros trabajos abocados específicamente al problema de los CLs de dativo en español. La propuesta de la autora se centra en explicar los rasgos gramaticales que permiten clasificar los distintos tipos de dativos de interés. De esta manera, propone tres grandes grupos.

Los dativos de interés del grupo I se caracterizan por el hecho de concordar en persona y número con los afijos flexivos del verbo (y, por ende, del sujeto) y, además, por diferenciarse de los verdaderos reflexivos en que no son correferenciales con el refuerzo a sí mismo ni con un SN pleno. Por ejemplo: “Juan SE comió la torta (*a sí mismo)”.

Los dativos del grupo II no se identifican con el sujeto, sino con una frase coda (a mí) y pueden coaparecer con un dativo del grupo I (se). Por ejemplo: “Juan ME comió la torta”. A diferencia de los del grupo I, estos manifiestan el paradigma oblicuo (ME, TE, LE, NOS, OS, LES), es decir, rechazan para la 3ª persona la forma reflexiva SE. Nótese la equivalencia de estas construcciones con las de posesión (in)alienable, en la que el referente del dativo se interpreta como el poseedor o propietario de la

entidad referida por el CD.

Por último, el tercer grupo se caracteriza por la referencia diferente a

la del sujeto de la oración y por otros dos rasgos. Uno exige la presencia obligatoria de un CL de dativo (CI), y el otro exige que se presente solo en primera persona. Por ejemplo: “Juan ME le comió la manzana al niño”. Sobre este grupo son varias las observaciones posibles. En primer lugar, se trata también de una construcción de posesión (in)alienable, con la diferencia de que el poseedor o propietario es el dativo oblicuo (LE) correferente del SN al que dobla (al niño). Lo interesante de este caso es

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112 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

determinar el alcance de la posesión manifestada por el dativo de interés, ya que no puede ser el CD (poseído ya por LE).

Hasta aquí, podemos afirmar que el dativo ME de la construcción catamarqueña pertenece al grupo de los no argumentales y, según la clasificación de Strozer, al segundo grupo.

Ahora bien, para completar el análisis de los CLs, Arce (2007a) reorganiza la propuesta y postula otra categorización desde la que se desprende una tripartición.

Una primera clase, denominada Dativos culminativos (aspectuales),

que se corresponden con el grupo I de Strozer. Éstos señalan la

culminación de un evento. Por ejemplo, en “Juan SE comió la torta”, el DS le otorga a la oración un valor aspectual que indica la culminación del acto señalado por el verbo. Este valor no aparece en “Juan comió torta”, puesto que la culminación no es explícita.

La segunda clase se denomina Dativos de posesión intrínseca y corresponden a los grupos II y III de Strozer. Son correlativos con un dativo léxico explícito en la cláusula o identificable en el contexto lingüístico inmediato. Una diferencia permite establecer dos subgrupos: posesivos simples o internos (Juan ME comió la manzana) y dobles posesivos o externos (Juan MEle comió la manzana al niño).

En el primer caso, el dativo es simple, dado que se refiere a una frase coda con sentido posesivo (a MÍ), es decir, la manzana es poseída por mí, algo que no se interpretaría si solo dijéramos Juan comió la manzana.

En el segundo caso, encontramos un poseedor interno representado por elLE que tiene una correferencia con al niño. Aquí aparece el poseedor

interno de la construcción. Conjuntamente se presenta un poseedor externo que está representado por el ME y que refiere a la persona que enuncia la oración. Éste es un elemento externo que representa al poseedor del niño (mi niño) que posee la manzana.

2.5 El dativo superfluo en la estructura impersonal “Me hace frío/calor”

Como dijimos en el apartado anterior, el DS del catamarqueñismo pertenece, en primera instancia, a los no argumentales, dado que no tiene

rasgos de Caso, ni de papel-θ. Dentro de este grupo, según la clasificación de Strozer, lo ubicamos en el segundo junto con construcciones como Juan me comió la torta en las que el dativo indica una posesión en cuanto ese ME es correferente de una frase coda como a mí. Además, se manifiesta según el paradigma oblicuo (ME, TE, LE, NOS, LES), es decir, rechaza para la 3ª persona la forma reflexiva SE (*SE hace frío).

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Rumbos sociolingüísticos 113

Según la reorganización de Arce (2007a), ubicamos la construcción catamarqueña entre los dativos de posesión intrínseca simples, ya que el dativo es identificable en el contexto lingüístico inmediato con la persona que posee el frío y no existe en esta construcción una doble posesión.

Ahora bien, teniendo en cuenta la idea de posesión que está implícita en la estructura catamarqueña, cabe aclarar que existe una diferencia importante con respecto a la estructura impersonal sin el DS como es “Hace frío”. Cuando un hablante catamarqueño expresa solo “Hace frío”, se refiere a la sensación térmica de algún lugar. En este sentido, la construcción “Hace frío (en Piedra Blanca)”no es equivalente a la construcción con el DS, puesto que cuando el locativo es todo el cuerpo

del referido (Hace frío (en mí)), este se expresa mediante el DS y el complemento “en + SN” desaparece (Me hace frío = Hace frío {en mí/ en todo mi cuerpo}). Pero cuando la sensación de frío se circunscribe a una

parte del cuerpo, esta se explicita, puesto que se restringe la extensión del referido:

ME hace frío en la espalda = Hace frío en MI espalda

ME hace frío en los pies = Hace frío en MIS pies.

A la abuela LE hace frío en la espalda.

En este sentido, entendemos que expresar “ME hace frío en todo el cuerpo” es una expresión redundante, en tanto, el DS ya está indicando todo el cuerpo del referido. Por esta razón, la construcción estará acompañada de un locativo (en + SN) solo cuando el frío se circunscriba a

una parte del cuerpo del referido.

3. Marco socio-histórico 3.1 La Región Noroeste: el contacto del español con el quechua

La región del Noroeste argentino, que abarca las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero, está encuadrada dentro del área lingüística andina. Esta zona se extiende desde el sur de Colombia hasta el rincón noroccidental de la Argentina y un pequeño enclave en el norte de Chile. Una de las principales características de esta área es que las variedades del aymara y del quechua como lenguas de sustrato forman la base del bilingüismo andino. En este sentido, el español andino hablado por bilingües tiene

características lingüísticas homogéneas (Granda, 2002).40

Hasta el siglo XIX, el quechua era, además del español, la lengua elegida por los hablantes del Noroeste de nuestro país. El español era la lengua institucional utilizada por los funcionarios españoles que vivían

40 Si bien pretendemos analizar el español de nuestra provincia como una variedad particular dentro de la zona andina, no debemos perder de vista que la construcción que

analizamos en este trabajo es compartida por otros geolectos.

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114 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

en nuestras tierras, pero el quechua era la lengua hablada por los habitantes locales para comunicarse entre ellos. Sin embargo, estos conocían el español y podían usarlo si era necesario.

En este sentido, el marco socio-histórico para el estudio de ciertas particularidades lingüísticas del español de Catamarca, tendría su raíz en fenómenos de transferencia operados durante el largo período de contacto entre el español y el quechua. Basados en Larrouy (1914) y Cruz (2002) los presupuestos que podemos establecer pueden resumirse como sigue:

Existió en la zona del NOA un intenso contacto del quechua con las lenguas originarias (principalmente el kakán), que se extendió desde la

dominación incaica (1480 d.C.) hasta la llegada de los conquistadores españoles a la región (1530 d.C.).

Durante la conquista (1530 a 1665 d.C.), las etnias indígenas fueron desmanteladas, pero permanecieron en la zona comunidades indígenas,

utilizadas como mano de obra.

En el período colonial, la administración y la evangelización de los indígenas hicieron del quechua una lengua de intercambio.

Los documentos relevados indican que se registran en Catamarca hablantes del quechua hasta principios del siglo XX.

Como señala Granda (2002), debido a factores extralingüísticos (históricos, geográficos, políticos) como a factores expresamente lingüísticos (la persistencia hasta la actualidad de al menos veinte rasgos gramaticales derivados de transferencia del quechua), la región del NOA debe ser incluida dentro del área lingüística andina, hecho que –salvo excepciones– no se ha establecido en los estudios dialectológicos y sociolingüísticos del español de Argentina.41

4 Los verbos chiriy ‘hacer frío’ y rupay‘hacer calor’

Los verbos chiriy y rupay en quechua, al igual que todos los verbos referidos a fenómenos meteorológicos, naturales o atmosféricos, son impersonales y cero-actanciales o avalentes, dado que no seleccionan ningún argumento para completar su significación (Albarracín de Alderetes, 2009 y 2011).

Además, como en español, forman oraciones impersonales no reflejas

y, dentro de ellas, impersonales por la naturaleza del predicado, ya que se refieren a fenómenos naturales o atmosféricos que no indican un sujeto

41 Para una crítica detallada sobre fenómenos de contacto lingüístico, véase WEINREICH

(1953), FERGUSON (1959), FISHMAN (1967), THOMASON Y KAUFMAN (1988), GRANDA (1996, 2002), SILVA-CORVALÁN (1992, 1994), ORTIZ LÓPEZ Y LACORTE (2005), HIPPERDINGER (2001), HAUGEN

(1956), ROTAETXE (1988), PALACIOS ALCAINE (2000).

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Rumbos sociolingüísticos 115

lógico o gramatical y solo pueden flexionarse en una tercera persona gramatical.

Son verbos impersonales por la naturaleza del predicado:

Paray ‘llover’/paran ‘llueve’

qasay ‘nevar’/qasan ‘nieva’

chiriy ‘hacer frío’/chiryn ‘hace frío’

rupay ‘hacer calor’/rupan ‘hace calor’

Si bien los equivalentes de los verbos anteriores en español forman oraciones impersonales, pertenecen a distintos grupos. Los primeros son

piezas léxicas que llevan incluido en su significado un fenómeno concreto (paray ‘llover’, qasay ‘nevar’) y los segundos necesitan de un verbo auxiliar vacío de significado (hacer, ser o estar) para adquirir la flexión (chiriy ‘hacer frío’, rupay ‘hacer calor’). Cabe aclarar que en quechua esta distinción queda anulada, puesto que los predicados del segundo grupo se incluyen en el primero porque llevan contenido en su significado el fenómeno concreto.

En este sentido, las dos lenguas presentan equivalencia en cuanto a que estos verbos solo pueden flexionarse en una tercera persona gramatical y a que forman oraciones impersonales no reflejas por la naturaleza del predicado.

4.1 La conjugación de interacción en el quechua

El quechua también presenta una conjugación transitiva particular que permite identificar a las personas que interactúan en el evento y que representan las transiciones a modo de relaciones sujeto-objeto (Albarracín de Alderetes, 2011: 179-202). De esta manera, podemos encontrar transiciones de 3ª a 2ª persona (él a ti), por ej.:

a) Paymucha- -su-n

b) Él besar te él c) ‘Él te besa (a ti)’

Transiciones de 3ª a 1ª persona (él a mí), por ej.:

a) Paymucha- -wa-n b) Él besar meél c) ‘Él me besa (a mí)’

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116 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

Transiciones de 1ª a 2ªpersona (yo a ti), por ej.:

a) Noqamucha- -su -ni b) Yo besar teyo c) ‘Yo te beso (a ti)’

Transiciones de 2ª a 1ª persona (tú a mí), por ej.:

a) Qammucha- -wa -nki

b) Tú besar metu c) ‘Tú me besas (a mí)’

En este sentido, los temas verbales, además de tener un sufijo de persona actora que representa al sujeto sintáctico, pueden tener un sufijo

de persona objeto que semánticamente cumple el papel temático de paciente y sintácticamente las funciones de CD u CI. Este tipo de flexión, denominada por Albarracín de Alderetes (2011) “transiciones”, permite identificar a las personas (actora y objeto) que interactúan en el evento enunciado por el verbo. En general, la persona marcada como el sujeto (actante 1) representa el papel temático de agente y la persona objeto (actante 2) el papel de paciente. Por ejemplo, en la oración quechua (noqata) maqa- -wa -n‘ él me aporrea (a mí)’, aparecen dos actantes que intervienen en el evento. El actante 1 cumple la función de sujeto de la oración y semánticamente la de agente y está representado por el sufijo –n que cierra la estructura. El actante 2 cumple la función de complemento directo de persona y semánticamente la función de paciente y está representado por el sufijo de primera persona –wa adosado a la

raíz verbal. Además, la persona objeto o actante 2 aparece en la oración reforzada por el pronombre de 1era persona del singular noqa al que se adosa el sufijo acusativo –ta (noqata) que se traduce al español mediante la frase coda ‘a mí’.

Comprender esta conjugación transitiva nos ayudará a describir la manera en la que se presenta en quechua la construcción impersonal que nos interesa, sobre todo, si tenemos en cuenta que una de las hipótesis más fuertes es que el catamarqueñismo se dé por influencia de la lengua de sustrato.

4.2 Verbos que indican necesidades, dolencias y sensaciones físicas

En quechua, existe un tipo especial de verbos que indican necesidades, dolencias y sensaciones físicas, puesto que se componen de sufijos que representan a la conjugación de interacción antes mencionada que expresa las interacciones entre personas.

Respecto de estos verbos, los sufijos de persona objeto que explicitamos más arriba nos permiten identificar a la persona que semánticamente cumple la función de paciente o experimentante. Cabe aclarar que las transiciones posibles en estos casos son de 3ª a 1ª o 3ª a

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La estructura “me hace frío/calor” en el español de Catamarca…

Rumbos sociolingüísticos 117

2ª, dado que el sujeto agente de estas oraciones es siempre arreferencial y se expresa en una tercera persona, esto es, son verbos inagentivos que, por lo tanto, como piezas léxicas no seleccionan un agente para saturar la sintaxis . Por ejemplo:

Noqa–ta mana nana- -wa- -n (noqata mana nanawan)

(a mí) no doler me él

‘(a mí) no me duele’,

En la estructura anterior tenemos el verbo nanay ‘doler’ al que se adosa el esquema de transición de 3ª a 1ª persona (–wa–n). En la oración analizada, se establece una relación sintáctica entre un sujeto de 3ª

persona arreferencial que representa al actante 1 (-n) y un actante 2 como experimentante representado por la 1ª persona en función de objeto (-wa) correferente con el pronombre noqa marcado con el caso acusativo -ta.

4.3 Las oraciones (noqata) chiriwan>‘me hace frío’ y (noqata) rupawan>‘me hace calor’

Los verbos impersonales chiriy y rupay pertenecen al grupo de los

verbos que indican necesidades, dolencias o sensaciones físicas, dado que permiten la presencia de los sufijos de transición para señalar la persona que semánticamente cumple el rol de paciente o experimentante.

Noqa–ta chiri- -wa-–n(noqatachiriwan)

(a mí) hacer frío me él

‘ME hace frío’

Noqa–tarupa- -wa—n (noqatarupawan)

(a mí) hacer calor me él

‘ME hace calor’

En las oraciones anteriores, aparecen los sufijos que indican una transición de 3ª a 1ª persona. La 1ª persona representa a la persona objeto que cumple el rol de experimentante y la 3ª, al sujeto arreferencial que solo tiene un valor gramatical, puesto que chiriy y rupay son verbos impersonales.

Como vemos, en la oración quechua el pronombre de 1ª persona con el sufijo acusativo (noqata) equivale en español a la frase coda ‘a mí’

característica de este tipo de verbos en los que la persona objeto que cumple el rol de paciente o experimentante es un ser animado.

En español, el verbo auxiliar hacer es el que contiene la carga flexiva de tercera persona del singular, equivalente al sufijo –n en quechua.

Como ya analizamos, parecería que el DS ME, presente en la oración impersonal catamarqueña, pertenece a los clíticos no argumentales, puesto que no son exigidos por el predicado y no reciben papel temático.

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118 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

En quechua, al contrario del español, los sufijos de persona objeto (–wa,-su) además de cumplir la función semántica de paciente o experimentante, son exigidos por los verbos que indican dolencias, necesidades o sensaciones físicas.

El análisis anterior demuestra que, en el español de Catamarca, el MEde la oración impersonal es un dativo que semánticamente cumple el rol de experimentante, dado que representa a la persona que siente el frío. Sin embargo, aunque aparentemente no es seleccionado por el verbo, el hablante catamarqueño lo introduce en la oración siempre que desea comunicar quién es la persona que a nivel semántico cumple el rol de

paciente o experimentante, como en el caso del quechua. Entonces,

consideramos que hacer frío/calor son predicados que pueden actuar de dos maneras, según aparezca el dativo o no.

La idea anterior indica que, según aparezca el dativo o no (me, te, le) la Realización Estructural Canónica (REC) (Fernández Lagunilla y Anula Rebollo, 1995/2004) de la construcción, varía.

Es así que los predicados hacer frío/calor, pueden interpretarse como predicados que semánticamente refieren a fenómenos meteorológicos, atmosféricos o naturales (‘Hace frío / Hace calor’) si el dativo no aparece o como predicados que semánticamente indican sensaciones físicas, si el dativo está presente. El segundo caso exige un experimentante, en tanto alguien debe sentir el frío. De esta manera, el clítico recibe papel temático y pasa a ser argumental y a cumplir la función sintáctica de complemento indirecto.

Según esta idea, creemos que el ME presente en la cláusula, no solo cumple una función semántica, sino que sintácticamente es un dativo que debe analizarse como complemento indirecto.

4.4 Las interjecciones quechuas ¡Chuy! y ¡Tuy!

Como observa Pais, la construcción impersonal ‘Me hace frío’ está

acompañada frecuentemente por la interjección ¡Chuy!, proveniente de la lengua quechua. Siguiendo esta idea, no debemos olvidar que chuy y tuy son partículas que podemos denominar préstamos de dicha lengua. Chuy es utilizada por los hablantes de lengua española para indicar que

‘sienten frío’ y Tuy, que ‘sienten calor’.

Esta particularidad nos remite al hecho de que el habla de Catamarca está muy influenciada por la lengua de sustrato mencionada, algo que se evidencia con más claridad en el léxico.

Sin embargo, hemos tratado de demostrar, mediante el análisis de la oración impersonal, que en el nivel morfosintáctico también existen influencias marcadas de la lengua quechua en el español de Catamarca.

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La estructura “me hace frío/calor” en el español de Catamarca…

Rumbos sociolingüísticos 119

Consideramos que no es accidental la aparición de dichos préstamos siempre que un hablante catamarqueño quiere expresar que siente frío o calor, puesto que eso es lo que significan en la lengua indígena. En este sentido, cuando un hablante quechua expresaba ¡chuy! quería decir lo que un hablante catamarqueño expresaría mediante ‘Me hace frío’.

Para concluir, creemos que, como señala Pais, el catamarqueñismo analizado representa la resonancia de un espíritu místico, que se siente quizá difuso en la realidad toda, un espíritu casi primitivo. ¿Quizá de herencia indígena? (Pais, 1989: 41-42).

5 Conclusiones

Después de haber referido el análisis de Pais sobre la construcción que nos interesa, de haberlo combinado con los postulados de Fernández Soriano y Táboas Baylín (1999), Arce (2007a), Strozer (1976) y RAE (2011) y de haber establecido una relación directa con la lengua quechua, podemos afirmar que la aparición del dativo ME, presente en el catamarqueñismo, no es casual.

En este sentido, las construcciones ‘hacer frío/calor’ pueden expresar fenómeno meteorológico, atmosférico o natural si el dativo no está presente, pero si aparece en la oración, implica semánticamente sensación física. Aquí, el dativo es exigido por el predicado, por lo tanto, recibe el papel temático de experimentante y cumple la función sintáctica de complemento indirecto.

Entonces, según lo que analizamos a lo largo de este trabajo, podemos entender que ME es un DS que funciona como adjunto y que es una categoría gramatical próxima a los adverbios, descripción que se corresponde con las explicaciones gramaticales más aceptadas, o que es un argumento que recibe papel temático y caso y que, por lo tanto, se acerca a la categoría gramatical del paradigma oblicuo pronominal.

La influencia del quechua como lengua de sustrato explica en gran medida que los hablantes catamarqueños prefieran en casi todos los casos ‘ME hace frío/calor’ a ‘siento frío/calor’ o ‘tengo frío/calor’. Además, la inclusión de estos verbos en la categoría de ‘verbos que indican dolencias y sensaciones físicas’ explica que, en el español de Catamarca,

la estructura impersonal tenga el mismo sentido cuando se incluye el dativo.

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Capítulo 9

Neutralización de rasgos en clíticos de acusativo en el español hablado en Catamarca

María Alejandra Seco

En Martínez, Angelita y Adriana Speranza, eds. (2013)

Rumbos sociolingüísticos.

Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 121-129.

ISBN 978-950-774-231-6

Disponible en http://www.ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3833.

Resumen

La neutralización de rasgos de género y de número en clíticos de acusativo es un fenómeno de variación propio del habla de la región andina y, por ende, del NOA y de Catamarca. Supone la pérdida de flexión de género y número en el clítico que duplica un objeto directo léxico, aunque no de la flexión casual. En este trabajo,

enmarcado en el proyecto “Hacia una gramática dialectal del español hablado en Catamarca”, analizamos los datos obtenidos de un corpus de encuestas escritas y grabadas de hablantes catamarqueños de la capital y zonas aledañas, para

constatar el uso que realizan de este fenómeno y dilucidar los condicionamientos gramaticales, semánticos y pragmáticos que lo posibilitan, desde un enfoque no sólo descriptivo sino también explicativo. Asimismo, indagamos acerca de la posible vinculación del fenómeno analizado con la influencia del sustrato quechua.

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María Alejandra Seco

122 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

Para qué me pides una zamba, si no la sabes bailar pedimelo un chacarera, ahí sí que te va a enseñar (…)

(Fragmento de Tocamelo una chacarera de Javier Pantaleón)

1 Introducción

La neutralización de género y número en clíticos de acusativo consiste en la pérdida de la flexión de estos rasgos en el clítico que dobla un objeto directo léxico y ha sido documentada por diversos autores, que no siempre se han detenido en su análisis gramatical, como una particularidad en el uso de los clíticos en la región andina. Generalmente

han hecho referencia a la neutralización a favor del pronombre lo, que puede aparecer proclítico o enclítico.

Martorell de Laconi (2001), por tomar un estudio centrado en una provincia vecina a Catamarca, menciona la neutralización de rasgos en el

invariante lo “que a veces reduplica el objeto (directo o indirecto)” y afirma que generalmente aparece como proclítico, delante del verbo. Algunos de los ejemplos que propone son:

(1)

a. Lo llamé a las chicas

b. Lo di un libro a la Juana

c. Niños, ¿quién lo tiene la llave? (Martorell de Laconi, 2001: 386)

La autora adhiere a la hipótesis de que el uso particular de los clíticos se relaciona con la influencia del sustrato quechua y adjudica la preeminencia de la proclisis, en la variedad salteña, al orden oracional propio de esta lengua: SOV, aunque no profundiza demasiado en esta explicación. Más adelante, retomaremos, no obstante, esta hipótesis, ya que resulta ser una de las que mayores posibilidades explicativas ofrecen al fenómeno.

2 Descripción de los casos registrados en Catamarca

Al centrarnos en el español de Catamarca, la primera característica que observamos es el hecho de que se da exclusivamente con verbos en modo imperativo. No registramos la ocurrencia del clítico neutralizado en

otros contextos modales, como en los ejemplos planteados por Martorell de Laconi y otros autores para la región andina. Asimismo, no podríamos afirmar que se dé con mayor frecuencia en su posición proclítica, al menos en la variedad hablada en las zonas urbanas de Catamarca, si no que, por el contrario, parece ser más recurrente la enclisis.

Por lo tanto, el caso de neutralización y doblado de clítico al que nos referimos en este trabajo, se puede observar en ejemplos como los siguientes:

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Neutralización de rasgos en clíticos de acusativo…

Rumbos sociolingüísticos 123

(2)

a. Compramélo facturas

b. Alcanzamélo la pinza

c. Picamélo la cebolla

d. Cuidamélo los chicos un rato

e. Miramélo la olla

f. Cebamélo unos mates

g. Cortamélo el pasto

(Colocamos la tilde en la vocal tónica, según lo registrado en las grabaciones)

El hecho de que la neutralización del clítico que duplica el OD sea posible con los verbos en modo imperativo no diverge de los usos del español estándar y puede explicarse desde la concepción de los clíticos como morfemas de concordancia, (propuesta inicialmente por Suñer (1988), Franco (1993), Mendikoetxea (1993) y Torrego (1998) y tomada de Rodríguez Ramalle (2005). El español permite la enclisis con infinitivos (suponerlo), gerundios (admirándote) e imperativos (cállate), puesto que estas son formas sin concordancia o con marcas mínimas de concordancia. Por esta razón, la enclisis está determinada por la falta o

escasez de estos rasgos en la morfología verbal. (Rodríguez Ramalle, 2005)

Un aspecto llamativo en los ejemplos registrados en Catamarca es el hecho de que el doblado y la neutralización de género y número en el clítico de acusativo se dan siempre que el clítico aparezca acompañado de un dativo y, preferentemente, de primera persona. Es decir, no son posibles, o aparecerían con mucho menos frecuencia, casos como los siguientes, que según los autores consultados, se registran en otras zonas de la misma región dialectal:

(3)

Compralo facturas

Lo alcanzás la pinza

Pasalo la taza

¿Lo cuidás los chicos un rato?

Miralo la olla

Por esta razón, es importante determinar, en primer lugar, cómo funciona el dativo me, en este uso, para tratar de explicar su relación con el pronombre acusativo.

Como puede verse, todos los verbos de (2) son transitivos, es decir, requieren al menos dos argumentos para completar su predicación:

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124 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

sujeto y objeto (alguien compra facturas; alguien alcanza la pinza). Por otro lado, en ninguno de los ejemplos propuestos aparece un dativo léxico y no siempre está predeterminado semánticamente en la predicación, como sí ocurre en 2.b: en alcanzame el dativo es argumental y cumple la función de meta o destinatario. Sin embargo, en el resto de los ejemplos, el papel que desempeña me sería el que las gramáticas clásicas denominan dativo superfluo, es decir, un complemento añadido a la predicación nuclear, que no forma parte de la valencia verbal y que alude

a una entidad interesada o afectada, en alguna medida, por la acción o el proceso verbal.

En lo que respecta al clítico lo, si bien sus rasgos de género y número

se neutralizan en una sola forma invariante, mantiene, aparentemente, el de caso acusativo, por lo que se podría explicar su ocurrencia como un fenómeno de doblado del OD léxico.

Rodríguez Ramalle (2005: 368) sostiene que el doblado de clíticos de acusativo no es muy común en el español estándar, y que se da cuando el OD ocupa una posición externa a la estructura de la oración, en un ejemplo de estructura dislocada: Las revistas las compré ayer. También hace referencia a la obligatoriedad del clítico cuando el OD doblado es un pronombre y atribuye esta restricción a las propiedades intrínsecas de los pronombres. Considera que el doblado de clíticos, del modo en que se da en la zona del Río de la Plata, es una “considerable variación dialectal” y, siguiendo a Suñer (1988), propone que el rasgo que determina el doblado en el español de Argentina es la especificidad, entendida como la posibilidad de referirse a un objeto identificado y conocido en el mundo real.

Dado que debe existir concordancia de rasgos entre el clítico y el

SN doblado, debemos suponer que la categoría de concordancia de objeto encabezada por el clítico posee, en esta variedad del español, un rasgo de especificidad que necesita concordar con el mismo rasgo presente en el objeto doblado. La presencia de un rasgo de

especificidad en los clíticos de tercera persona no es algo ajeno a este sistema, puesto que tales clíticos comparten con los determinantes definidos, de los que proceden diacrónicamente, el rasgo mencionado. (Rodríguez Ramalle, 2005: 369)

Lo interesante del fenómeno que estudiamos es la no concordancia de rasgos de género y de número, aunque sí de caso, entre el clítico y el SN doblado. Por este motivo, analizaremos a continuación, desde el punto de vista semántico, algunas características observadas en las entrevistas y constatadas, además, a partir de las reflexiones metalingüísticas de los hablantes entrevistados.

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Neutralización de rasgos en clíticos de acusativo…

Rumbos sociolingüísticos 125

2.1 Condicionamientos semánticos

En primer lugar, podemos ver que los ejemplos estudiados son todos predicados télicos o delimitados, aun en los verbos que permiten una lectura no delimitada. Así, según la interpretación de los informantes, Miramélo la olla implica la delimitación temporal del evento, dado que puede entenderse como controlame/cuidame la olla un rato. En cambio, no es posible *Miramelo el paisaje, enunciado en el que mirar adquiere el sentido de contemplar (evento no delimitado).

Para ilustrar lo explicado anteriormente, confróntense los siguientes ejemplos:

(4)

Cuidamélo los chicos un rato/ *Cuidamélo mi patrimonio.

Alcanzamélo la cartera / *Alcanzamélo la meta propuesta.

Compramélo facturas/ *Compramélo la felicidad.

Cortamélo el pasto/ *Cortamélo las relaciones.

Si se observa con detenimiento, se verá que la diferencia radica en los rasgos semánticos de los N que son núcleos del OD: concretos (cartera) o abstractos (meta), o bien, contables (facturas) o no contables (felicidad). El doblado de clíticos en las oraciones de la primera columna parece estar posibilitado por la delimitación temporal que impone al evento el imperativo, así como por la característica de especificidad de los N que son núcleos del OD.

Por otro lado, ante la pregunta sobre qué diferencia percibían los informantes entre las expresiones “alcanzamélo la cartera” y “alcanzame la cartera”, casi la totalidad advirtió que, en el primer caso, se interpreta la “pertenencia” o “posesión” del que habla con respecto a la cartera, o bien que “la cartera es mía”.

Este dato resulta particularmente llamativo, puesto que la marca de pertenencia está presente en el dativo cuyo referente es la primera persona del discurso y por lo tanto, su sola presencia debería ser suficiente para advertir ese matiz en la significación; sin embargo, se elige como la opción que refleja más claramente esa característica, la que tiene los dos clíticos.

3 ¿Influencia del quechua?

Como mencionamos anteriormente, una de las posibilidades de explicación más convincentes sobre las particularidades en el uso de clíticos en la región es la que las vincula con el sustrato quechua.

No siempre se ha incluido en los estudios dialectológicos y sociolingüísticos del español de Argentina al NOA dentro del área

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126 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

lingüística andina. Sin embargo, como sostiene Granda (2002), existen, para hacerlo, sobradas razones tanto de índole extralingüística (factores históricos, geográficos, políticos) como expresamente lingüística (la persistencia hasta la actualidad de al menos veinte rasgos gramaticales derivados de transferencia del quechua).

En este punto, es importante destacar que, en el caso de Catamarca, hablaríamos de ‘vestigios’ o ‘huellas’ del contacto con el quechua, puesto que el contacto real entre estas lenguas duró hasta fines del siglo XIX o principios de XX, cuando el quechua desapareció como lengua materna de los aborígenes que habitaban la región. Sin embargo, como señala Arce (2009:12), es insoslayable la importancia que tienen para apoyar la

postura de De Granda algunos hechos históricos que revisaremos brevemente a continuación.

Existió en la zona del NOA un intenso contacto del quechua con las

lenguas originarias (principalmente el kakán), que se extendió desde la dominación incaica (1480 d.C.) hasta la llegada de los conquistadores españoles a la región (1530 d.C.) y si bien las etnias indígenas fueron desmanteladas durante la conquista (1530 a 1665 d.C), permanecieron en la zona comunidades indígenas utilizadas como mano de obra. Más tarde, en el período colonial, la administración y la evangelización de los indígenas llevó al empleo del quechua como lengua de intercambio.

Según los datos documentados, tanto en Catamarca como en La Rioja se habló, hasta principios del Siglo XX una variedad del quechua, si bien distinta, afín al santiagueño y habría perdurado entre los ancianos de algunos lugares hasta los años 50`.

Martorell de Laconi (2001) explica los calcos de estructuras quechuas en la morfosintaxis del español, a partir de las diferencias en el tipo de ambas lenguas: aglutinante el quechua y flexiva, el español. Por su parte, Merma Molina (2007) sostiene que el contacto con el quechua puede producir alteraciones en el comportamiento de los clíticos de tercera persona que no tienen que ver con el laísmo, loísmo y leísmo, tradicionalmente abordado. En el capítulo III de su tesis doctoral, en la que estudia el contacto lingüístico en Perú, la autora se centra en el clítico lo y aborda tres usos peculiares del español andino: el denominado lo aspectual, la neutralización de los clíticos verbales de tercera persona

y la omisión y redundancia de los clíticos preverbales.

3.1 “Pelamelo las papas”

En comparación con el español, el quechua tiene un número limitado de raíces verbales, que compensa mediante la formación de temas verbales sobre la base de la adición de sufijos derivativos. Así, por ejemplo, mientras que en español hay dos lexemas diferentes para

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Rumbos sociolingüísticos 127

expresar las nociones de ‘morir' y ‘matar', en quechua éstas se expresan mediante un proceso de derivación a partir de la raíz wañuy ‘morir' mediante la adición del causativo -chi para dar wañuchiy ‘matar'. Se llama verbalización deverbativa al proceso por medio del cual se derivan temas verbales a partir de un radical verbal. (Alderetes: 2001)

Con respecto al caso particular de que aquí nos ocupamos, es interesante, como ya dijimos, el hecho de que se ha documentado en las regiones andinas de Perú, Bolivia y Argentina doblado de OD en cualquier contexto, animado o no, tanto específico y definido, como inespecífico e indefinido:

(5)

Le pedí que lo calentara la plancha.

Tú lo tiene la dirección

En estos datos, el clítico lo se utiliza para doblar cualquier objeto, más allá de sus rasgos funcionales, como una marca general de caso acusativo, válida, en consecuencia, para cualquier tipo de objeto.

Este lo invariable que marca el objeto directo, se ha relacionado con la

partícula enclítica –ta, que en quechua, se interpreta como marca general de OD. (Rodríguez Ramalle, 2005: 370)

El sufijo quechua –ta cumple cuatro funciones diferentes: si bien la más importante es indicar el OD, también tiene función adverbializadora, indica movimiento o trayecto de una acción y puede utilizarse como marca de dativo. Así, difiere del acusativo en español en el hecho de que en un mismo verbo quechua pueden aparecer dos acusativos. Por ejemplo en el equivalente quechua de ´dile a mi hermano esto´:

wayqi- -y –ta cha-y-ta ni-mu-y

tanto esto, como mi hermano –objeto directo e indirecto, respectivamente- reciben el sufijo –ta.

De manera que la polivalencia de sufijo quechua –ta, con el que se lo vincula como una posible transferencia, podría explicar la recurrencia del clítico lo en el español andino en distintos contextos y con usos que se considerarían agramaticales en el español general.

En cuanto a la neutralización de los rasgos, una posible explicación

es la que propone Cerrón-Palomino, citado en Merma Molina (1312:222):

La peculiaridad de este uso de los clíticos debe relacionarse con un claro proceso de transferencia del quechua al español local. Esta afirmación se sustenta en el hecho de que el idioma incaico carece de género o, dicho de mejor manera, la distinción de sexo se encuentra de manera directa en la palabra (ej. Qhari ´varón´), no marca obligatoriamente el número (runa equivale al no contable gente, habitantes, personas, etc.) e indica el caso de modo diferente

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María Alejandra Seco

128 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

al español. Los nombres y adjetivos no presentan variación flexional, por lo tanto no existe entre los mismos ningún tipo de relación de

concordancia. Es decir, mientras que en el español el caso está indisolublemente integrado a la expresión de la persona gramatical, el quechua lo expresa mediante posposiciones idénticas para nombres y pronombres (Cerrón-Palomino 1976b: 113-128)

En lo que respecta al dativo de primera persona, que en nuestros registros aparece asociado al clítico de acusativo, podría relacionarse con el benefactivo -pu. En el quichua santiagueño -pu es el morfema de tercera persona objeto cuando el actor es cualquiera de las otras

personas. Se traduce por ‘le', ‘lo'. Este sufijo admite la combinación con el pluralizador -ku, originando -puku que se traduce como ‘les' (dativo del pronombre personal de tercera persona plural). En el quichua santiagueño, -pu combinado con la marca de primera persona objeto -a (a veces –wa), se fusiona para dar -pa con el significado de ‘me lo'. En otros dialectos del quechua, este mismo sufijo indica que la acción que indica el verbo es realizada en beneficio de una persona distinta al agente, por este motivo se llama benefactivo.

El hecho de que en el quechua santiagueño exista un solo morfema, producto de la fusión de las dos partículas podría explicar la coocurrencia de los dos clíticos del español, en la variedad catamarqueña. Asimismo, otros autores (Martorell de Laconi 2001, en Avellana 2012) han vinculado la “inclinación al uso del dativo de interés” como marca de cortesía, con la influencia de los morfemas quechuas -ku y –pu, que indican voz media y benefactivo, respectivamente.

4 Implicaciones pragmáticas

En este punto realizamos un análisis cualitativo, en el que tomamos en cuenta las reflexiones metalingüísticas de los hablantes entrevistados acerca de los efectos que se perciben en el uso (o no) del clítico neutralizado, en relación con la entonación.

Los datos fueron obtenidos de setenta grabaciones, en las que, a través de la técnica de entrevista semidirigida, se consultó a los

informantes sobre qué fórmulas prefieren para realizar un pedido

(recordemos que el doblado y la neutralización del clítico en Catamarca se dan prioritariamente con verbos en imperativo), sobre las diferentes maneras de efectuarlas (en lo referente a la entonación) y sobre qué diferencias perciben, en cuanto al grado de cortesía, entre una fórmula y otra.

Algunos de los hablantes encuestados manifestaron que el uso del pronombre enclítico “suaviza” el pedido. Entre otras explicaciones, es

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Neutralización de rasgos en clíticos de acusativo…

Rumbos sociolingüísticos 129

interesante la que hace referencia al hecho de que las fórmulas que lo incluyen “son más familiares”. Es importante destacar que esta característica debe analizarse en relación con lo fonético, ya que en nuestra variedad es absolutamente distinto pronunciar una oración como Cerramélo la puerta, con la línea tonal descendiente o ascendiente, que es la figura propia de la interrogación. Además, parece ser mayor el grado de la cortesía, si los clíticos van antepuestos, por lo que podríamos hablar de la siguiente gradación, de menor a mayor cortesía:

(6)

Cerrá la puerta

Cerramélo la puerta (línea tonal descendiente)

¿Cerramélo la puerta? (línea tonal ascendiente o suspendida)

¿Me lo cerrás la puerta? (interrogación)

5 Conclusiones

La neutralización de rasgos de género y número en clíticos de acusativo que doblan un OD léxico ha sido documentada como una característica dialectal de la región andina, entre otras particularidades en el uso de los clíticos, cuya posible explicación es la huella del contacto lingüístico entre el español y el quechua.

En el caso de Catamarca, en particular, observamos que los contornos sintácticos en los que se pudo registrar el fenómeno son los que permite el sistema del español estándar tanto para el doblado de clíticos como para la enclisis, a diferencia de los registros en los estudios consultados, centrados en otras zonas dentro de la misma región dialectal.

Desde el punto de vista semántico, observamos que todos los predicados en los que tiene lugar el clítico neutralizado denotan eventos télicos o delimitados y que el doblado del OD está condicionado por las características semánticas de los nombres que desempeñan esta función.

El hecho de que el clítico lo generalmente aparezca precedido del dativo me estaría relacionado con una posible transferencia de los sufijos quechuas –ta (acusativo) y –pu (benefactivo) respectivamente, que en esa

lengua funcionan como afijos portadores de rasgo de caso y que, en el

quechua santiagueño, se fusionan dando origen a la partícula –pa, que puede traducirse como me lo.

Por último, en lo que respecta a las implicaciones pragmáticas, el uso del clítico doblado, así como su neutralización, incide, según la interpretación de los hablantes, en el grado de cortesía.

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Capítulo 10

Estrategias evidenciales en el español rioplatense: una aproximación desde la variación lingüística

Adriana Speranza

En Martínez, Angelita y Adriana Speranza, eds. (2013)

Rumbos sociolingüísticos.

Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 131-141.

ISBN 978-950-774-231-6

Disponible en http://www.ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3833.

Resumen

En este trabajo, analizaremos el uso alternante de ciertos tiempos verbales en un corpus periodístico. Entendemos que el problema propuesto está vinculado a la evidencialidad como sustancia semántica subyacente. Esto es la posibilidad de

determinar la evaluación y el grado de compromiso que cada sujeto establece con la fuente de información y la evaluación que hace de esta última. El enfoque teórico que sustenta nuestro trabajo se encuadra dentro de los principios de la teoría de la variación morfosintáctica según los postulados de la Escuela de

Columbia y la Etnopragmática. Esta perspectiva propone analizar el perfilamiento cognitivo implícito en la variación, en relación con las necesidades comunicativas de los hablantes. En este sentido, la propuesta variacionista adoptada se aleja de los enfoques labovianos tradicionales puesto que procura conocer cuáles son los

procesos cognitivos que subyacen a la selección de las formas (Diver 1995; García 1995; Martínez 2000; 2010).

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Adriana Speranza

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1 Introducción

Los modos de apropiación del conocimiento y el grado de validez que el sujeto le otorga a la información que transmite en un enunciado constituyen el sistema evidencial (Palmer 1986; Granda 2003; Guentchèva 1994, 1996). Bajo este concepto se ha estudiado su expresión en distintas lenguas, enfatizando el análisis de los recursos morfológicos, léxicos o sintácticos empleados para ello. Las publicaciones más recientes sobre el tema se ocupan de lenguas consideradas tradicionalmente “no evidenciales”, tal es el caso del español (Bermúdez

2006; Dendale 1994; Estrada 2010; Schwenter 1999; Speranza 2011; Vet 1994; entre otros).

En esta oportunidad, analizaremos el uso alternante que presentan el

Pretérito Perfecto Simple y el Pretérito Pluscuamperfecto del Modo Indicativo en emisiones cuyo verbo principal se halla en pasado en un corpus constituido por artículos periodísticos. En estos enunciados se reformulan los dichos ajenos es decir, nos encontramos con diferentes formas de citación de otros discursos, de otros enunciados. Creemos que el carácter referido de los mismos, le permite al individuo adoptar un compromiso respecto de los hechos transmitidos, hechos que no ha percibido a través de los sentidos; eventos de los que el enunciador no ha participado directamente. Sin embargo, entendemos que a través de la selección de la forma del tiempo verbal, el emisor manifiesta su evaluación de los hechos relatados como más o menos ciertos y expresa así, su grado de adhesión al contenido referencial del enunciado. El grado de oportunidad de realización que le otorga a tales hechos se halla en directa relación con el significado básico que oportunamente postularemos para cada una de las formas en variación. Tal como desarrollaremos más adelante, este significado hace propicia la expresión de percepciones de esta índole por parte del sujeto enunciador; expresiones que, en este caso, resultan una reelaboración de los hechos narrados.

El enfoque teórico que sustenta nuestro trabajo se encuadra dentro de los principios de la teoría de la variación morfosintáctica según los postulados de la Escuela de Columbia y la Etnopragmática. Esta perspectiva propone analizar el perfilamiento cognitivo implícito en la

variación, en relación con las necesidades comunicativas de los hablantes. En este sentido, la propuesta variacionista adoptada se aleja de los enfoques labovianos tradicionales puesto que procura conocer cuáles son los procesos cognitivos que subyacen a la selección de las

formas (Diver 1995; García 1995; Martínez 2000; 2010).

En este marco intentaremos explicar los usos alternantes observados en enunciados en los que los verbos principal y dependiente se hallan en

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Estrategias evidenciales en el español rioplatense…

Rumbos sociolingüísticos 133

correlación temporal; descubrir a qué factores responde la selección de los verbos dependientes y relacionar tales factores con la motivación que da lugar a las formas en variación.

2 El problema

Nos ocuparemos, como hemos dicho, de las variables conformadas por la variación que presenta el uso del Pretérito Pluscuamperfecto (en adelante PPl) y el Pretérito Perfecto Simple (en adelante PPS) del Modo Indicativo con verbo principal en pasado. En esta oportunidad los verbos introductorios corresponden a verbos de comunicación verbal. Ilustramos

con los siguientes ejemplos:

(1)En la indagatoria, la acusada dijo que según su marido “los padres” habían

“muerto en un enfrentamiento con la policía”. Ella siempre declaró ignorar la verdad, pero según Casación “no es posible descartar” que mienta. (Crónica, 12 de julio de 2007, Sección Política, Pág. 2)

(1a) Frías señaló que “clínicamente, de acuerdo al diagnóstico del médico, la causa

ha sido una meningococcemia, una forma grave de presentación del caso”. Luego aclaró que dijo “clínicamente” porque, “no tuvimos líquido encéfalo-raquídeo, ni otras pruebas para determinar el germen”. (Crónica, 28 de junio de 2007, Sección Información General, Pág. 14)

2.1 Los tiempos del Modo Indicativo

De acuerdo con el marco teórico que sustenta nuestro trabajo, comenzaremos con la determinación del significado básico del PPS y el PPl. del Modo Indicativo.

Una primera aproximación a los tiempos verbales del español describe al PPl. –o Ante-Co-Pretérito– como una manifestación de anterioridad a un momento del pasado, mientras que el PPS –o Pretérito– expresa una situación anterior a la de origen o de enunciación y su referencia se constituye en el centro deíctico del sistema temporal (Rojo y Veiga 1999:2900 y Ss.).

Sin embargo, la perfectividad que expresa el PPS pone al sujeto enunciador en directa relación con “lo concluido” y por lo tanto, con “lo conocido”, lo que se entiende como cierto. Gili Gaya describe el funcionamiento de este tiempo verbal de la siguiente manera:

Es la forma absoluta del pasado. Con verbos perfectivos expresa

la anterioridad de toda la acción; con los imperfectivos, la anterioridad de la perfección. Si decimos, por ejemplo, la moza abrió la ventana, toda la acción de abrir la ventana es anterior al presente; pero en ayer supe la noticia nos referimos al momento en que mi

saber llegó a ser completo o perfecto, lo cual no se opone a que

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Adriana Speranza

134 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

ahora y después siga sabiéndola. De aquí el sentido perfectivo y “puntual”, como dice Lenz. […]

Este significado “puntual” que se refiere a la perfección del acto, puede centrar totalmente la atención del que habla y dar lugar a expresiones en las que se olvida su condición de pretérito. […] Así se explica la frase chilena Me fui, pronunciada antes de irse, para

denotar la inminencia de la acción, anunciando la perfección de la rsolución tomada sin atender al tiempo en que se produce. (Gili

Gaya 1964:157)

En cambio, la forma del PPl., a través del componente imperfectivo del

lexema “había”, lo remite al plano de “lo inconcluso” y, por lo mismo, de

“lo desconocido”, de “lo incierto”, de “lo remoto”. Bermúdez, en su trabajo sobre el PPl., revisa las propuestas tradicionales sobre los tiempos verbales en general y atribuye un carácter evidencial central al PPl.:

La respuesta tradicional es que los tiempos verbales son deícticos que apuntan con mayor o menor complejidad hacia puntos o intervalos anteriores o posteriores al momento de la enunciación.

Sin embargo hemos visto que muchos de los usos del pretérito pluscuamperfecto parecen más bien apuntar a que el significado de este tiempo verbal, y por extensión del tiempo verbal como categoría, tiene más que ver con la deixis evidencial que con la temporal.

De un modo general podemos decir que el pasado es el reino de la evidencia y el futuro el de la conjetura. No en vano existe una relación entre evidenciales y tiempos pasados y entre modales y tiempos futuros. […] Pero el pasado es al mismo tiempo

construcción conjetural sobre la evidencia actual disponible y los futuribles se basan ellos también en la evidencia.

[…] Esto [la verificación de usos del pluscuamperfecto que constituyen una perspectivización de lo expresado en el enunciado]

nos llevó a explorar la posibilidad de que el significado primario del

PCP42 no fuera temporal (ubicar un evento en un ámbito temporal

determinado) sino evidencial, más concretamente un marcador con el que el hablante se distancia epistémicamente de lo dicho en el enunciado, asignándole una perspectiva evidencial. (Bermúdez

2008:220)

En las emisiones estudiadas, de acuerdo con el significado básico de

las formas postulado, la selección del PPS implica una asignación mayor de certeza a las acciones o una forma de adhesión, de aprobación por parte del locutor; mientras que la utilización del PPl. manifiesta un nivel menor de certeza por lo que el enunciador establece una distancia respecto de lo expresado en la proposición. En resumen, creemos que entre las dos formas se establece una oposición dada por la

42 PCP: Pretérito Pluscuamperfecto según Bermúdez 2008.

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Rumbos sociolingüísticos 135

“conclusividad” contenida en el PPS, por una parte, y la noción de “continuidad”, de acción “en proceso” contenida en el PPl., por otra.

En esta oportunidad, intentaremos probar si el empleo variable de estos tiempos verbales, de acuerdo con el significado de las formas, se halla favorecido en determinados contextos por dos factores que, a nuestro criterio, se relacionan directamente con la evidencialidad:

(i) la índole de las bases verbales dependientes y

(ii) el punto de vista transmitido en la emisión.

Entendemos que, como hemos dicho, la selección del PPS implica una asignación mayor de certeza a las acciones o una forma de adhesión, de

aprobación por parte del sujeto enunciador; mientras que la utilización del PPl. manifiesta un nivel menor de certeza por lo que el enunciador establece una distancia respecto de lo expresado en la proposición y, por lo mismo, otorga menor oportunidad de realización al contenido referencial de la emisión.

3 El corpus

Los materiales con los que hemos trabajado provienen de artículos periodísticos correspondientes al diario Crónica.43 Las emisiones han sido extraídas de artículos diversos. Sin embargo, la naturaleza de las mismas circunscribe su aparición a determinadas secciones de la publicación. La cuantificación de dichas emisiones nos muestra que la mayor frecuencia de aparición de las formas se concentra en las secciones: Información general, Policiales, Política y Deportes.

El corpus analizado comprende 10 números del diario publicados entre el 28 de junio de 2007 y 16 de julio de 2008 en su edición matutina. De dicho corpus hemos extraído 153 emisiones, en las que hemos hallado casos de la variación que nos ocupa, distribuidas de la

siguiente manera:

Variable lingüística Cantidad de emisiones

Porcentajes

PASADO/PPL. 32 21%

PASADO/PPS 121 79%

TOTAL EMISIONES 153 100%

Tabla 1: Distribución de las formas según la variable lingüística.

43 En este trabajo utilizaremos, de aquí en más, los términos ‘diario’ y ‘periódico’ indistintamente. No desconocemos la distinción terminológica que se realiza en los ámbitos

especializados en lo que se refiere a la frecuencia de publicación. Sin embargo, por las características de nuestro trabajo hemos optado por utilizar como equivalentes ambas

expresiones.

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Adriana Speranza

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Los resultados de la tabla muestran un uso variable en el cual observamos una expansión del PPS. Como hemos dicho, nos interesa estudiar estos usos con el objeto de establecer su vinculación con la evidencialidad y verificar si ellos constituyen un síntoma de gramaticalización de dicho fenómeno por medio, en este caso, de un reaprovechamiento de los tiempos verbales; reaprovechamiento dado por una explotación de las formas diferente de la pautada normativamente.

4 Análisis de los datos

A continuación desarrollaremos el análisis de la variación que nos

ocupa a partir de las variables independientes postuladas. En directa

relación con los principios teóricos que orientan nuestra investigación, creemos relevante destacar que la postulación de los factores que inciden en el uso alternante de las formas es propuesta por el investigador como resultado de la atenta observación de los contextos en los que las formas aparecen. Dicha postulación se contrasta a través del análisis cuantitativo y cualitativo lo que reduce las posibilidades de un análisis subjetivo.

4.1 La índole de las bases verbales dependientes

Las bases verbales conllevan información que permite al enunciador tomar una posición respecto del evento descrito. Entendemos que el contenido semántico de los verbos dependientes, cuando remite a contextos que denominaremos “positivos”; situaciones que el locutor considera como más “factibles” en el marco de la evaluación que realiza de los eventos (p.e. llegar, pedir, ver, etc.), propicia la aparición del PPS; mientras que los contextos a los que el enunciador les asigna menor nivel de oportunidad de realización es decir, aquellos vinculados a acciones evaluadas como menos “factibles” o situaciones que implican consecuencias “negativas” de las que el emisor desea distanciarse (p.e. enterrar, matar, mentir, morir, robar, etc.) favorecen, por el contrario, la aparición del PPl.

Esperamos que, en esta oportunidad, la información que aportan las bases léxicas, en directa relación con los significados básicos de las formas en variación, constituya un factor capaz de explicar los usos

alternantes, de acuerdo con nuestra predicción. Veamos los siguientes ejemplos:

(2)Los atacantes fueron abatidos, no obstante el jefe policial fue gravemente herido

y falleció horas después en el hospital. “Oímos cantidad de detonaciones pero al principio no entendíamos de qué se trataba, después nos dijeron que habían herido al comisario y que los delincuentes estaban tirados en el vereda”. (Crónica, 28 de junio de 2007, Sección Policiales, Pág. 8)

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Estrategias evidenciales en el español rioplatense…

Rumbos sociolingüísticos 137

(2a) El secretario Javier de Urquiza aclaró ayer en cuanto medio de comunicación

tuvo a su alcance que él no se fue de la tribuna de la Rural porque lo llamó el

Presidente u otro funcionario de alto rango para que abandonara su silla y no pronunciara un discurso. Dijo que lo hizo por no estar de acuerdo con el que había pronunciado antes Luciano Miguens, el titular de SRA. (Crónica, 8 de agosto de 2007, Sección Economía/Política, Pág. 4)

Si nuestra hipótesis es correcta, las formas como (2) en las que las bases verbales transmiten información “negativa” deberían favorecer la presencia del PPl. Por su parte, aquellas emisiones en las que las bases verbales dependientes transmiten información “positiva”, más “factible”, de acuerdo con la evaluación del enunciador, deberían propiciar la

selección del PPS como en (2a). Los resultados del análisis cuantitativo son los siguientes:

PASADO/PPL. PASADO/PPS

Bases verbales – 13 33% 26 67%

Bases verbales + 19 17% 95 83%

o.r.: 2.5 x2: 4.88 p<0.05

Tabla 2: Frecuencia de uso de acuerdo con el contenido semántico

de las bases verbales dependientes.

Como podemos observar, los datos corroboran nuestra hipótesis. Los valores de la tabla nos permiten comprobar la vinculación que se establece entre el contenido semántico que transmiten las bases verbales y el significado básico de los tiempos en cuestión de acuerdo con nuestra predicción.

4.2 La construcción del punto de vista

Veamos ahora qué sucede con nuestro segundo parámetro. En las construcciones analizadas, el sujeto enunciador incorpora a su discurso palabras atribuidas a distintas fuentes es decir que, a través de diferentes mecanismos, hace presente las voces que conforman el mensaje que desea reproducir.

Entendemos que el sujeto enunciador –en nuestro caso el periodista

responsable de los juicios transmitidos– adopta una posición respecto de

los dichos que reproduce, en directa relación con la “calidad” de la fuente. En efecto, los participantes introducidos en el discurso constituyen la fuente a la cual el enunciador otorga un nivel de “confiabilidad” por lo que a los hechos reproducidos les atribuirá, a su vez, un determinado grado de factualidad y certidumbre, en relación con la responsabilidad que la fuente es susceptible de asumir desde los puntos de vista expresados en la emisión.

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138 A. Martínez y A. Speranza, eds. 2013

Denominaremos seres discursivos (en adelante SD) a los participantes introducidos en el discurso a quienes el sujeto hablante o enunciador les atribuye una intervención determinada en función de la evaluación que realiza de los hechos protagonizados por cada uno de ellos en los eventos descritos, es decir que son sujetos susceptibles de ser responsabilizados desde los puntos de vista (en adelante PdV) expresados en la emisión (Nølke 1994:85).

Dentro de la categoría seres discursivos debemos establecer diferencias en función del lugar que ocupan en el relato. Así, encontramos participantes directamente involucrados en el desarrollo de

los eventos, quienes cargan con la responsabilidad de tomar decisiones,

transportar su visión de los hechos, resolver conflictos, entre otras cosas. Mientras que, por otro lado, encontramos participantes que ocupan un lugar menos relevante y por lo mismo, poseen una posición menos destacada en lo que se refiere a la toma de decisiones, resolución de conflictos, etc.

La posibilidad de establecer tal diferenciación está dada por el rol que el sujeto otorga a los personajes involucrados en el evento. De esta manera, el sujeto hablante construye distintos PdV que se relacionan con la asignación de un determinado grado de lo que hemos denominado “hegemonía” otorgada a cada uno de los SD.44

La diferencia observada a través de la frecuencia relativa de uso en aquellos casos en los que la información transmitida se corresponde con el punto de vista del SD que posee la atribución de portavoz del PdV “hegemónico” en el evento, con respecto a las emisiones en las cuales la información transmitida corresponde al PdV de otro SD a quien se le ha atribuido un lugar menos relevante, nos permite establecer una relación entre los PdV construidos por el sujeto hablante, como hemos dicho, a través de la asignación de diferentes grados de hegemonía. Las frecuencias de uso aparecen, entonces, de acuerdo con nuestra hipótesis, como síntoma del perfilamiento cognitivo del enunciador frente a su discurso.

Creemos que dicha diferencia manifestada a través de la distribución de las formas puede interpretarse como una estrategia comunicativa relacionada con la evidencialidad en la medida en que el sujeto

enunciador asigna mayor oportunidad de ocurrencia al contenido del discurso del portavoz del PdV autorizado, al que hemos denominado “hegemónico”, mediante la selección del PPS. Por su parte, cuando la información corresponde a un PdV menos autorizado es decir, “no

44 La noción de hegemonía que utilizamos está relacionada con la etimología del término

(“conducir”, “guiar”) con lo cual nos alejamos de una concepción sociológica del mismo.

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Rumbos sociolingüísticos 139

hegemónico”, la selección realizada favorecerá, en cambio, la aparición del PPl. Veamos los ejemplos:

(3)Hace hoy justo una semana que nos dijeron que había muerto Roberto Fontanarrosa. La radio, la televisión y los diarios del día siguiente dedicaron

espacio a reflejar que una impiadosa enfermedad le había ganado la batalla al Negro. (Crónica, 26 de julio de 2007, Guía Espectáculos)

(3a) La presidenta del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de San Isidro, María

Angélica Etcheverry aseguró que el entorno de María Marta García Belsunce

efectuó maniobras en la escena del crimen para ocultar rastros del asesinato. (Crónica, 26 de julio de 2007, Sección Policiales, Pág. 10)

Tal como hemos postulado oportunamente, esperamos que las

emisiones como (3) en las que el PdV que transmite la información resulta, en este caso, impreciso, elidido, casi anónimo y, por lo mismo, “menos hegemónico” favorezca la presencia del PPl; mientras que las emisiones como (3a) en las que el PdV desde el cual se transmite la

información es el “hegemónico” es decir, en esta oportunidad, una voz autorizada por su rol institucional, por su presencia con nombre y apellido en el enunciado, entre otras características, propicien la selección del PPS. La medición de la frecuencia de uso arroja los siguientes datos:

PASADO/PPL. PASADO/PPS

– PdV hegemónico 17 33% 35 67%

+ PdV hegemónico 15 15% 86 85%

o.r.= 2.78 x2 = 6.6 p< 0.01

Tabla 3: Frecuencia de uso en relación con los sujetos

que transmiten la información

Los resultados obtenidos confirman nuestra predicción. En emisiones como (3), en la que el SD aparece, como hemos dicho, impreciso, difuso a través de la forma “nos dijeron”, se favorece la selección del PPl.

precisamente en el espacio correspondiente a la información transmitida por la fuente. El SH, el periodista en nuestro corpus, como hemos postulado, le otorga a este SD una relevancia menor respecto de la que adquiere el SD que aparece, por ejemplo, en (3a). Allí nos encontramos

con una autoridad, responsable de un cargo socialmente reconocido a quien el SH otorga mayor validez como fuente de la cual obtuvo la información, seleccionando, en este caso, el PPS.

5 Conclusiones

El análisis de las producciones nos ha permitido verificar que los usos observados muestran una expansión del PPS del Modo Indicativo. Este

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elemento marca una diferencia respecto de los datos obtenidos en el análisis de las producciones de sujetos en contacto con las lenguas quechua y guaraní con lo cual nos hallamos ante el desarrollo de estrategias lingüísticas diferentes respecto de las otras comunidades de habla estudiadas (Speranza 2005; 2011).

Los resultados a los que hemos arribado manifiestan que los sujetos pertenecientes a la variedad del español rioplatense resuelven la incorporación de las voces en los textos a través del desarrollo de estrategias evidenciales propias por las cuales el enunciador asume una posición distintiva respecto de las responsabilidades lingüísticas en relación con la fuente de la información y la información misma.

En esta oportunidad, los factores propuestos para explicar la variación

muestran significatividad en ambos casos. Sin embargo, la fuente de información (la construcción del punto de vista) resulta cuantitativamente el parámetro más relevante en relación con la focalización de la información transmitida (índole de las bases verbales dependientes).

El aumento en la frecuencia de uso del PPS aquí analizado participa de una generalización que acompaña, en la variedad del español rioplatense, una expansión observada en otros usos variables (por ejemplo, frente al uso del Pretérito Perfecto Compuesto).

Con este trabajo pretendemos mostrar, a través de una pequeña muestra, que los casos de variación analizados participan del proceso de gramaticalización de la evidencialidad en el español. Esto significa que integran un proceso por el cual nuevas formas de expresión ingresan en la gramática a través de la cristalización del uso o la rutinización (Hopper 1998).

En los casos que hemos analizado, la selección del PPS o del PPl del Modo Indicativo responde a motivaciones por las cuales el hablante “dice cosas diferentes acerca de un mismo referente” (Martínez 2000:50). De acuerdo con los datos obtenidos, la variación en el uso de estos tiempos verbales obedece a la posibilidad, por parte del hablante, de manifestar distinto grado de certeza respecto del contenido referencial transmitido en la emisión, tal como hemos sostenido hasta aquí. A través de la selección de los tiempos verbales en variación, el sujeto elige ser garante del

discurso ajeno o distanciarse de los dichos. Las formas en variación constituyen, por lo tanto, una clave contextual, entre otras, que

contribuye a la inferencia del mensaje transmitido (Martínez 2000). Por su parte, la construcción de dicha inferencia se halla en directa relación con el significado básico postulado para cada una de las formas en variación. Así, las formas se distribuyen en los enunciados de acuerdo con la contribución que sus significados hacen al mensaje que se desea transmitir.

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Estrategias evidenciales en el español rioplatense…

Rumbos sociolingüísticos 141

Las frecuencias observadas exponen, como hemos mencionado más arriba, un reaprovechamiento de los llamados tiempos verbales. Entendemos que este reaprovechamiento pone de manifiesto que los morfemas, a los que se les atribuye una función de marcación netamente temporal, adquieren, a través de su manipulación discursiva, un peso pragmático significativo por el cual el valor temporal pierde relevancia comunicativa en favor del valor pragmático-aspectual (Company 2006), tal como lo expresan los distintos contextos en los que la forma aparece. La alternancia de las formas pone de relieve la perspectiva del hablante y las motivaciones comunicativas que entran en juego en el uso de una u otra variante (García 2004; Martínez 2006).

El caso de variación aquí presentado acompaña otros usos del PPS considerados rasgos dialectológicos aceptados no solo en el español rioplatense sino en otras variedades del español de América. Nos

referimos al uso altamente frecuente del PPS frente al retraimiento del PPC en la variedad rioplatense (Bermúdez 2002; Company 2006; Moreno de Alba 2006). Este antecedente nos podría inducir a pensar que el PPS avanza ocupando otros espacios –en principio temporales– como los aquí analizados y por lo tanto, podría integrarse este avance sobre el PPl. a la tendencia generalizadora dada por la expansión en el uso del PPS en ciertas variedades del español americano.

Corpus

Diario ‘Crónica’ (Edición matutina). Los ejemplares consultados corresponden a las siguientes fechas: 28/6; 5/7, 12/7, 20/7, 26/7 y 8/8 de 2007.

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Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012

Editoras del volumen

Angelita Martínez

Profesora Titular de Lingüística de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

de la Universidad Nacional de La Plata

Directora de la Maestría en Lingüística de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

de la Universidad Nacional de La Plata

[email protected]

Adriana Speranza Profesora Titular de Lingüística del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Moreno Profesora Adjunta de Lingüística de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata [email protected]

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ISBN 978-950-774-231-6

Mendoza, Argentina

El contexto social y cultural en el que se desarrolla el lenguaje resulta la preocupación central de los trabajos que integran este volumen. Las distintas problemáticas abordadas se presentan desde perspectivas atravesadas por enfoques provenientes de otras disciplinas u otras áreas de la lingüística aunque, en todos los casos, entendiendo que el lenguaje es una construcción que puede explicarse a la luz de factores de naturaleza socio-cultural. Si bien la Sociolingüística nació con un fuerte sesgo metodológico de orden cuantitativo, centrado en el análisis de la variación lingüística, el desarrollo actual de la disciplina en nuestro país muestra una importante versatilidad en cuanto a la metodología adoptada. La relevancia que adquiere esta heterogeneidad surge de la exposición de los intereses que mueven a las distintas comunidades académicas de nuestro país. Su presentación en este volumen se torna, entonces, en una forma de visualización y contextualización de problemáticas lingüísticas y sociales que adquieren dimensión a la luz de compilaciones como la que estamos presentando y abren la discusión acerca de las actuales tendencias en lo que se refiere a los estudios sociolingüísticos en el país.