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abunda en vanas 'palabras y falsas pretensiones metafísicas. En Los TrabajosPerdidos, en cambio, cuánta dificultadinterior y cuántos escollos de la expresión, resueltos a la postre, en una fórmula verbal exacta, bella y sorprendente.
La poesía contemporánea no es demasiado rica, siendo, sin embargo, muyabundante. La aparición del verso libre,desata el libertinaje. Y parecía que unacreciente avalancha de versolibristas ibaa arrasar la civilización poética. Todobárbaro que presumía -que presumede poeta, se annó, y se arma, de su correspondiente catapulta retórica en prosamiserable, tratando de conquistar el cielode la poesía. Claro está que no lo logra.La poesía verdadera en verso libre y elpoema en prosa se constituyeron así enun privilegio sumamente esquivo. Nuncafueron tan pocos los verdaderos poetas,como ahora que están rotas, parece quepara siempre, las convenciones de la rima, de los acentos, del número, etcétera.Lo que se supuso pudiera ser una patente de corso -el verso libre- resultóser un cinturón de castidad, una pruebade fuego. Sin las exigencias tradicionalesdel verso, en cuya destreza para satisfacerlas podían fundar una parte ele suprestigio los poetas ele talento, y, en cierta forma, y hasta cierto punto los elemediano talento, y aun los mediocres,el poeta queeló reducido a sus propiosmedios, al mérito ele ellos mismos, y nada m<Ís. Ningún encantamiento diferenteal de la magia de sus propias palabrasy de lo que ellas quieren o logran trascender y desvelar, puede venir en suayuda. No consigue así engañar a naelie.El verso libre es el gran reto, el grandesafío, el riesgo supremo que debe correr si resuelve probar su vocación y susigno. Es lo mismo que ocurre con lapintura abstracta. Dentro de las condiciones y calidades que demanda esa opción -la del verso libre, la de la pin turaabstracta- a la mediocridad le quedaimposible o extremadamente difícil engañar, dar la apariencia de una maestríaque no se posee verdaderamente. Limpioel campo poético, desmontada toela lamaquinaria sintáctica que hizo posibleel método de versificación tradicional,toda falacia, toda simulación, todo frauele se vuelve transparente. La retóricaqueda así totalmente desnuda, indisimulada, lo mismo que la miseria de lainteligencia, o la vulgarielad del sentimiento, o la insignificancia de las ieleasy de las sensaciones. En las condicionesactuales del poema, el poeta ha de serun gran poeta, por lo menos un verdadero y auténtico poeta para que puedaservirse del verso libre sin que su lenguaj; pjercl~ esa tensión, esa magia y esaatmosfera. sIn~ulares que lo separan delotro hemIsfeno de la creación literariael de la prosa que no conlleva un de:signio poético expreso y determinado.
Creo que Álvaro Mutis consigue unresul~ado admirable en Los TrabajosPerdzdos, dentro de las condiciones elescritas. El encantamiento de sus poemas,su s.educción, pro.viel:en de su propiagraCIa, de su proplO SIgno, de su propiabelleza. Nada es allí gratuito, adventicioo engañoso. La experiencia intelectual,y l~s in~lue~cias inevi tables y necesarias,estan dIgendas y asimiladas en el proceso n~tural de q~ien busca su propiolenguaje y su propIa voz. Esta poesía losha encontrado. Ella puede recordar, yrecuerda efectivamente, ciertos ejemplos
ilustres, pero no es una repetición menesterosa de un estilo ajeno, de una ajena visión poética. Los Trabajos Perdidosdescubre~ una poesía propia y personal,que no tIene nada- que ver con la monótona serie de los ecos y reiteracionesele los· modelos famosos y conocidos enque naufraga, desde hace ya varios años,la poesía latinoamericana de segundorango, de segunda clase, pues la de primera, p~r serlo, est<Í fuel:a del naufragio.La pOeSl<I .de MutIS es hIJa de su tiempopoetlco, Clertamente, pero gracias a lasexigencias que se impuso al crearla ypor el resultado obtenido, surge como~na poesía verdadera, de voz original eIncontul1()¡?l~ en lo contemporáneo y lonuevo del IdIOma espaI'íol. Apresurémon.os a pro.clamarl? así ju~jlosamente ysin mezqUIndad, Sll1 esa reticencia críticaI.lena de sa Iv~dades y cau telas que elis-trazan, GISI sIe.mpre, la propia inseguridad, y la propIa ceguedad para ver ciertos nuevos esplendores del arte literarioy su insólita presencia en el mundo delas formas.
REFERENCIA: Alejo Carpentier. Tientosy diferencias. UNAM. 1964. 149 pp.
:t\T0TICJA: EL acoso, Los pasos perdidos,EL remo de este mundo, fueron las novelas. ~on . que Al.ejo Carpentier ganópreStIgIO 1nternaclOnal y sentó plazac~mo uno de los mejores novelistas dehIspanoamérica.
El volumen que publica la Universidad AutóI~oma de México, recoge ensayos y chscursos suyos de diferentesépocas, y la traducción de dos textos deRoben Desnos.
UNIVERSIDAD DE MÉXICO
EXAMEN: Parece ser uno el tema fundamental de estos ensayos: encontrar, parael arte, lo esencialmente latinoamericano, más allá de nacionalismos y folklorismos. Carpentier considera nocivos yreaccionarios la postura indigenista yel color local como meta; su posiciónen. el régimen cubano lo hace insospechable de traición al pueblo, y vemosclaramente que, al contrario, es indispensable un gran respeto a ese pueblopara no considerarlo como masa a laque es preciso aleccionar, adular. Evidentemente Carpentier tiene ese respeto.
Pero, al terminar de leer los ensayosuno encuentra una especie de dualidaddifícil de explicar: una cosa es Carpentier hablando de Kafka y Cuevas, o deDesnos, y otra explicándonos los "contextos" del artista hispanoamericano, yno me refiero a una diferencia normalal cambiar de terreno y de propósito,sino a una diferencia de pensamiento.Por ejemplo Rubén Daría poeta y Rubén Daría políticamente juzgado. Sondos cosas, claro, pero tiene que haber unmomento en que nos demos cuenta deque son una; ese hombre y poeta llamadoRubén Dario está ahí, frente a nosotrosy es preciso saber si es gloria de Latinoamérica, o vergüenza para los intelectuales latinoamericanos, si su obra es bastante, o debemos juzgarlo en otro terreno,o si, de una vez por todas aceptamos suambigüedad y la nuestra. Creo que hayuna confusión en tre lo que es auténticopara el arte y lo que es auténtico parael artista hispanoamericano, o para elartista a secas. Se echa de menos unensayo en que se deslinde claramenteterrenos y jerarquías. Alejo Carpentierquiere que nuestro arte se haga en elmundo, y que nuestras peculiaridadesno sean más que eso, peculiaridades, queno se confundan jam,ís con el destino;que la producción artística de nuestrospueblos no esté ele antemano condenadaal "nuestroamericanismo", a ser otra cosaantes que arte. Pero le sucede que seentusiasma con las columnas, las posibilidades míticas, la historia y la crónica:la carne, el material para la obra, parasu obra personal. Así debe de ser, peroa él parece ocurrirle que eso lo perturba:y lo ancla y le impide el vuelo para verlo esencialmente artístico; parecería quecon la arquitectura de La Habana sequedaTa en el tipismo, o que intentaraincorporarla a los estilos universales porobra de)a atención y el amor, cuandoél mismo nos dijo páginas atrás que noes explicando nuestras ciudades comoserán reales, sino creándolas dentro dela literatura. Por supuesto que el estudioy el conocimiento son necesarios a lasciudades para que vivan en sus habitantes; Carpentier ataca un vicio muynuestro al hacernos notar que vivimosciudades que no vemos y que en elfondo despreciamos, aunque lo disimulemos con ditirambos; y quizá quiere decirnos que nuestra literatura es menorporque como artistas somos menores, incapaces de eso que él, como novelista seempeña en hacer: ver, estudiar nuestromundo, y después crearlo, inventarlo, sinsentirlo extraño, un objeto curioso paramostrarnos a nosotros mismos. Pero nolo dice. No aprieta bastante, no nosfuerza todo lo que debería, lo que necesi tamos, lo que él podría.
CALIFICACIÓN: Muy bHeno.
-1. A.