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EL EVANGELIO Y LA VIDA PRODUCTIVA MANUAL PARA EL ALUMNO RELIGIÓN 150

YLA VIDA PRODUCTIVA

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EL EVANGELIOY LA

VIDAPRODUCTIVAMANUAL PARA EL ALUMNORELIGIÓN 150

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EL EVANGELIO Y LA VIDA PRODUCTIVAMANUAL PARA EL ALUMNO

Religión 150

Preparado porEl Sistema Educativo de la Iglesia

Publicado porLa Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días Salt Lake City, Utah

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Envíe sus comentarios y correcciones, incluso los errores tipográficos, a: CES Curriculum, 50 E. NorthTemple Street, Floor 8, Salt Lake City, UT 84150-2772 USA. Correo electrónico: [email protected]

© 2004 por Intellectual Reserve, Inc.Todos los derechos reservadosImpreso en los Estados Unidos de América

Aprobación del inglés: 8/03

Aprobación de la traducción: 8/03. Traducción de The Gospel and the Productive Life Student ManualSpanish

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ÍNDICE DE TEMAS

Introducción al Manual para el alumno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IV

Capítulo 1 El plan de salvación para los hijos de nuestro Padre Celestial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

Capítulo 2 La guía del Espíritu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Capítulo 3 El establecer metas y el administrar el tiempo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16

Capítulo 4 La administración prudente de los recursos económicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

Capítulo 5 La fe en Jesucristo nos brinda poder para proveer para nosotros mismos y para los demás . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32

Capítulo 6 El proveer para uno mismo, para la familia y para otras personas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39

Capítulo 7 El reconocer y cultivar los talentos y las aptitudes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45

Capítulo 8 Cada uno de nosotros puede ayudar a edificar el reino de Dios sobre la tierra . . . . . . . . . . 52

Capítulo 9 El ser autosuficiente a la manera del Señor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59

Capítulo 10 Buscar el aprendizaje por medio del estudio y de la fe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67

Capítulo 11 Elegir y ser una compañera o un compañero eterno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75

Capítulo 12 El observar las leyes de salud física . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

Capítulo 13 “Estas cosas te servirán de experiencia” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90

Capítulo 14 Honremos los convenios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98

Capítulo 15 Prestémonos servicio los unos a los otros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105

La Familia: Una proclamación para el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113

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INTRODUCCIÓN ALMANUAL PARA ELALUMNOCuando ponemos en práctica los principios delEvangelio en nuestra vida, nos volvemos más pro-ductivos tanto en lo espiritual como en lo tempo-ral. El Evangelio nos enseña a poner nuestro mejoresfuerzo para prepararnos para obtener un futurode éxito, al mismo tiempo que disfrutamos delpresente. Nos enseña a buscar la ayuda de nuestroPadre Celestial con el fin de cultivar nuestro po-tencial para poder así contribuir a mejorar la vidade los demás y ser ejemplos de Santos de los Últi-mos Días fieles. Para hacerlo, se requiere que ten-gamos fe en Dios y que pongamos empeño denuestra parte.

El Salvador enseñó que Él es el Buen Pastor y queconoce a Sus ovejas. Él testificó: “…yo he venidopara que tengan vida, y para que la tengan enabundancia” (Juan 10:10). La plenitud de una vi-da “en abundancia” es la vida eterna: el vivir parasiempre como familias en la presencia de Dios(véase D. y C. 132:19–20, 24, 55). La Expiaciónhace posible que logremos la vida eterna.

La expiación del Salvador también hace posible quenuestra vida terrenal sea más abundante. El élderJoseph B. Wirthlin, miembro del Quórum de losDoce Apóstoles, explicó: “La expiación de Jesucristoha dado al Salvador la potestad de ayudarles a pro-gresar hasta ser ‘la persona’ que Él sabe que puedenllegar a ser” (“El crecer dentro del sacerdocio”,Liahona, enero de 2000, pág. 47). Nuestro progresoespiritual debe complementarse con nuestro progre-so temporal. Es importante que obtengas educacióny capacitación con el fin de proveer mejor para tufamilia y prestar servicio en el hogar, la Iglesia y lacomunidad.

El curso “El Evangelio y la vida productiva” se hadiseñado para ayudarte a comprender la relaciónque existe entre lo espiritual y lo temporal. ElEvangelio restaurado no solamente trata las verda-des espirituales; muchos principios espirituales tie-nen una aplicación temporal y la vida temporalmuchas veces influye en la habilidad de progresarespiritualmente. El presidente James E. Faust, de laPrimera Presidencia, enseñó: “Es necesario que tra-temos de vivir con prudencia; debemos gastar me-nos de lo que ganamos y ahorrar para futurasnecesidades y acontecimientos... administremosnuestros asuntos de manera tal que podamos acep-tar los llamamientos que recibamos ahora o en elfuturo” (“El poder del sacerdocio”, Liahona, julio de1997, pág. 48).

El propósito de este manual es ayudarte a compren-der y a aplicar los principios que se enseñan en elcurso “El Evangelio y la vida productiva”. Todos loscapítulos comienzan con una “Introducción”, segui-da de una sección titulada “Principios para com-prender”, la que enumera cada uno de los principiosque se enseñan en ese capítulo. Le sigue “Citas y pa-sajes corroborativos” para cada uno de los principiosde la lección. Las citas se extrajeron de las enseñan-zas de los profetas y apóstoles y de otros líderes dela Iglesia de estos últimos días. A medida que leas ymedites sus enseñanzas inspiradas, aprenderás cómoaplicar mejor en ti los principios del Evangelio.

La sección que le sigue, titulada “Aplicación y ejem-plos”, presenta situaciones hipotéticas y preguntas.La sección “Resumen analítico” incluye preguntasadicionales para que comprendas y apliques los prin-cipios que hayas estudiado. En la sección “Notas eimpresiones”, al final de cada capítulo, se proporcio-na el espacio para que registres las nuevas verdadesque hayas aprendido y respondas a las preguntas quese te hayan asignado en la clase.

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CAPÍTULO 1

EL PLAN DE SALVACIÓNPARA LOS HIJOS DENUESTRO PADRECELESTIAL

INTRODUCCIÓN

Nuestro Padre Celestial tiene una plenitud de gozo.Él ama a Sus hijos y desea que lleguemos a ser comoÉl; preparó el plan de salvación, al cual también sele llama plan de felicidad, con el fin de que tambiénnosotros podamos experimentar ese mismo gozo.Al progresar en nuestro conocimiento del plan denuestro Padre Celestial y al guardar Sus mandamien-tos, llegamos a ser más semejantes a Él.

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• Nuestro Padre Celestial preparó un plan de salva-ción, el cual nos enseña de dónde venimos, porqué estamos aquí y a dónde vamos después dela vida.

• Al comprender el lugar que ocupamos en el plande salvación, cultivamos nuestra fe y encontra-mos gozo en un mundo en el que se cometenmuchas injusticias.

• Podemos valernos de nuestro conocimiento delplan de salvación para afrontar mejor nuestrosdesafíos terrenales.

CITAS Y PASAJESCORROBORATIVOS

Nuestro Padre Celestial preparó un plande salvación, el cual nos enseña de dóndevinimos, por qué estamos aquí y a dóndevamos después de la vida terrenal.

� “…tomaremos de estos materiales yharemos una tierra sobre la cual éstospuedan morar;

“y con esto los probaremos, para versi harán todas las cosas que el Señorsu Dios les mandare;

“y a los que guarden su primer estado les será aña-dido; y aquellos que no guarden su primer estadono tendrán gloria en el mismo reino con los que

guarden su primer estado; y a quienes guarden susegundo estado, les será aumentada gloria sobre sucabeza para siempre jamás” (Abraham 3:24–26).

Nuestro Padre Celestial explica el plan de salvación.

� “…Dios conversó con ellos y les hizo saber delplan de redención que se había preparado desde lafundación del mundo; y esto él les manifestó se-gún su fe y arrepentimiento y sus obras santas”(véase Alma 12:30).

� “Porque, he aquí, ésta es mi obra y mi gloria:Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna delhombre” (Moisés 1:39 [Dominio de las Escrituras]).

� Élder Richard G. Scott, del Quórum de los DoceApóstoles: “Aunque se nos ha privado de la me-moria de ello, antes de venir a esta tierra vivíamosen la presencia de Dios el Eterno Padre y de SuHijo Jesucristo. Prorrumpimos en exclamacionesde gozo cuando se nos dio el privilegio de venir aesta tierra para recibir un cuerpo y avanzar en elplan de Dios para nuestra felicidad; sabíamos queaquí se nos probaría; teníamos la determinaciónde vivir con obediencia a fin de poder regresar amorar con nuestro Padre para siempre. Parte deesa prueba aquí es tener tantas cosas aparente-mente interesantes para hacer que haga posibleque olvidemos los principales propósitos de estaracá, ya que Satanás se esfuerza mucho por impedir

que suceda todo lo esencial para lo-grar ese propósito” (véase “Jesucristo,nuestro Redentor”, Liahona, julio de1997, pág. 65).

� Élder Joseph B. Wirthlin, delQuórum de los Doce Apóstoles: “Enun concilio premortal en el que todosestuvimos presentes, [Jesucristo] acep-

tó el gran plan de felicidad de nuestro Padre paraSus hijos y fue elegido por el Padre para ponerlo en

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“La mortalidad esmuy breve, peroenormementeimportante”.

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práctica. Él dirigió las fuerzas del bienen una batalla por las almas de loshombres que comenzó antes de lafundación del mundo contra las fuer-zas de Satanás y sus seguidores. Eseconflicto continúa hoy. Estábamos dellado de Jesús entonces y estamos deSu lado ahora” (“Cristianos en creen-cia y en acción”, Liahona, enero de1997, pág. 79 o diciembre de 1997,pág. 14).

� La Primera Presidencia y el Quórum de los DoceApóstoles: “La familia es ordenada por Dios. El matri-monio entre el hombre y la mujer es esencial para Suplan eterno” (“La Familia: Una proclamación para elmundo”, Liahona, noviembre de 1995, pág. 102).

� Élder Joseph B. Wirthlin:

“Nosotros comprendemos que viviremos una vidaposmortal de duración infinita, y que somos no-sotros los que determinamos, por medio de nues-tros pensamientos y acciones en la mortalidad, laclase de vida que será. La mortalidad es muy bre-ve, pero enormemente importante...

“Sabemos que la muerte es una transición indis-pensable y que nos llegará tarde o temprano a cadauno de nosotros; nuestro cuerpo terrenal regresaráa la tierra y nuestro espíritu regresará al mundo delos espíritus; y, en virtud del sacrificio expiatoriodel Salvador, todos resucitaremos, cada uno de no-sotros se encontrará ante el tribunal del juicio delgran Jehová y se nos recompensará de acuerdo connuestros actos en la vida terrenal.

“Si tomamos cada decisión terrenal con ese criterioen mente, habremos utilizado nuestra probaciónterrenal con sabiduría, y recibiremos la paz en estemundo y la vida eterna en el mundo venidero”(véase “Un tiempo de preparación”, Liahona, juliode 1998, págs. 13, 16).

� Élder L. Tom Perry, del Quórum de los DoceApóstoles: “Dios proporcionó una expiación por

medio de Jesucristo para superar losefectos de la Caída. Éste es el mediopor el cual el hombre caído e imper-fecto es reconciliado con un Diosperfecto. La Expiación ofrece una re-surrección a todos los que hayan vi-vido en la mortalidad y hace queregresen a la presencia de Dios paraser juzgados. Además, aquellos queacepten y practiquen los principiosdel Evangelio y tengan confianza enlos méritos [y en la misericordia] de

Jesucristo vencerán para siempre la muerte espiri-tual y recibirán la exaltación en el reino celestial”(“Escuchen la palabra del Señor”, Transmisión delSistema Educativo de la Iglesia, efectuada el 2 demayo de 1999).

� Presidente Boyd K. Packer, Presidente enFunciones del Quórum de los Doce Apóstoles:

“Al morir, vamos al mundo de los espíritus [véaseEnseñanzas del Profeta José Smith, pág. 379]. Para losjustos es felicidad, un paraíso; para los inicuos, untormento (véase 2 Nefi 9:10–16; Alma 40:7–14).En ambos estados, seguimos aprendiendo y somosresponsables de nuestros hechos (véase D. y C.138:10–22).

“Una vez que a todos se nos haya tratado conigualdad, seremos juzgados (véase Mosíah 3:18;véase también Enseñanzas del Profeta José Smith,págs. 218–219). Cada uno resucitará en su propioorden (véase 1 Corintios 15:21–23). Sin embargo,la gloria que alguien reciba dependerá de la obe-diencia a las leyes y a las ordenanzas del plan denuestro Padre (véase 1 Corintios 15:40–42).

“Quienes se hayan purificado por medio del arre-pentimiento obtendrán la vida eterna y regresarána la presencia de Dios. Ellos serán exaltados como‘herederos de Dios y coherederos con Cristo’(Romanos 8:17; véase también D. y C. 76:94–95;84:35; 132:19–20; véase también Enseñanzas delProfeta José Smith, págs. 465–466)” (The Play and the

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“El comprender elEvangelio de

Jesucristo y seguirlo[a Él] como nuestroSalvador y Redentor

influirá en todoslos aspectos denuestra vida”.

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Plan; citado en El Libro de Mormón, Manual de consultadel maestro, pág. 295).

Al comprender el lugar que ocupamos enel plan de salvación, cultivamos nuestrafe y encontramos gozo en un mundo en elque se cometen muchas injusticias.

� “Y Eva, su esposa, oyó todas estas cosas y se rego-cijó, diciendo: De no haber sido por nuestra trans-gresión, nunca habríamos tenido posteridad, nihubiéramos conocido jamás el bien y el mal, ni elgozo de nuestra redención, ni la vida eterna queDios concede a todos los que son obedientes”(Moisés 5:11).

� “Adán cayó para que los hombres existiesen; yexisten los hombres para que tengan gozo” (2 Nefi2:25 [Dominio de las Escrituras]).

� El élder M. Russell Ballard, del Quórum de losDoce Apóstoles, dijo: “El comprender el Evangeliode Jesucristo y seguirlo [a Él] como nuestro Salvadory Redentor influirá en todos los aspectos de nuestravida, incluso en todas nuestras decisiones persona-les. Quienes vivan de acuerdo con el plan eterno denuestro Padre Celestial no desearán absorber ningu-na información impropia o indeseable, ni querrándestruir su sensibilidad espiritual por medio de he-chos inmorales o de la consumición de substanciasdañinas; tampoco buscarán pretextos doctrinalescon el fin de hallar una razón para dudar de loslíderes ordenados de la Iglesia, ni para tratar decambiar las verdades sencillas del Evangelio; nose empeñarán en justificar ningún modo de vidaque sea contrario al plan de felicidad. Porque si ha-cen cualquiera de esas cosas, jamás encontrarán lapaz interior y el gozo que brinda vivir el Evangelio.Por medio de la oración, todos los hijos de nuestroPadre Celestial pueden tratar de saber quiénesson en realidad y encontrar la verdadera felicidad,

siempre y cuando obedezcan los mandamientos deDios y perseveren hasta el fin” (“Las respuestas a losinterrogantes de la vida”, Liahona, julio de 1995,pág. 27).

� Presidente Boyd K. Packer: “Por alguna razónpensamos que la expiación de Cristo se aplica sola-mente al final de la vida mortal para redimirnos dela Caída, de la muerte espiritual, pero es muchomás que eso. Se trata de un poder en constante vi-gencia al que podemos recurrir a diario. Cuandoestamos siendo atormentados, atribulados o tortu-rados por la culpa o agobiados por las tribulacio-nes, Él puede sanarnos. Aunque no entendamoscabalmente cómo fue realizada la expiación deCristo, podemos, sí, experimentar ‘la paz de Dios,que sobrepasa todo entendimiento’ [Filipenses4:7]” (“El toque de la mano del Maestro”, Liahona,julio de 2001, pág. 26).

� Élder Richard G. Scott: “Te prometo que, a tra-vés de tu obediencia y continua fe en el SeñorJesucristo y tu comprensión de todo el plan defelicidad, aun cuando todavía no se cumplanaspectos importantes de ese plan en tu vida, secumplirán en el debido tiempo del Señor. Te pro-meto también que puedes alcanzar progreso y feli-cidad significativos ahora, en las circunstancias enlas que te encuentres. Como hija o hijo de Dios,vive lo que puedas del plan haciendo lo mejor po-sible” (“El gozo de vivir el gran plan de felicidad”,Liahona, enero de 1997, pág. 84).

Podemos valernos de nuestro conocimientodel plan de salvación para afrontar mejornuestros desafíos terrenales.

� “Doy a los hombres debilidad para que sean hu-mildes; y basta mi gracia a todos los hombres quese humillan ante mí; porque si se humillan ante mí,y tienen fe en mí, entonces haré que las cosas débi-les sean fuertes para ellos” (Éter 12:27 [Dominio delas Escrituras]).

� “Venid a mí todos los que estáis trabajados y car-gados, y yo os haré descansar.

“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí,que soy manso y humilde de corazón; y hallaréisdescanso para vuestras almas;

“porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo11:28–30).

� Élder Bruce R. McConkie, del Quórum de losDoce Apóstoles:

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“Confiando siempre en elSeñor, debemos hacernosindependientes del mun-do; debemos ser autosufi-cientes y, utilizando elalbedrío que Dios nos hadado, resolver nuestrospropios problemas econó-micos y temporales.

“Estamos aquí para trabajar largas horas, dura y ar-duamente, hasta que nuestra espalda nos duela ynuestros músculos se entumezcan; estamos aquí paratrabajar todos nuestros días. En esta probación terre-nal, debemos comer el pan con el sudor de nuestrorostro hasta que volvamos al polvo del que fuimostomados.

“El trabajo es la ley de la vida, el principio que go-bierna la vida de los santos. No debemos, mientrasseamos físicamente aptos, pasar voluntariamente aotros la carga de nuestro sostén. En lo gratuito abun-da la maldad. La laboriosidad, la economía y el res-peto a uno mismo son imprescindibles para lasalvación.

“Debemos cuidar de nuestra salud, cultivar nues-tros huertos, almacenar nuestros alimentos, edu-carnos y prepararnos para hacernos cargo de lassituaciones de la vida diaria. Ninguna otra personapuede hacerse cargo de nuestra salvación, ni tem-poral ni espiritualmente.

“Estamos aquí sobre la tierra para satisfacer las ne-cesidades de nuestros familiares. Los maridos tie-nen la obligación de mantener a sus esposas, lospadres de mantener a sus hijos, los hijos de mante-ner a sus padres ancianos o desvalidos, los herma-nos de mantenerse los unos a los otros, así comolos parientes de ayudarse mutuamente” (véase“Independiente de todas las otras criaturas”,Liahona, agosto de 1979, pág. 140).

� Élder Richard G. Scott: “¡Ah, cómo quisiera ex-hortarte a grabar profundamente en tu alma el re-conocimiento de que ahora tu vida forma parte deun plan mucho más grande que el Señor tiene parati! Viviste parte de él en la vida premortal; allí fuis-te valiente y viniste acá porque querías progresar ydisfrutar de mayor felicidad. Lo que decidas hacerahora afectará el cumplimiento de ese plan divino[y personal] que Él tiene para ti” (“¡Él vive!”,Liahona, enero de 2000, pág. 105).

� Élder Richard G. Scott: “Tu Padre Celestial te asig-nó para que nacieras de un linaje específico, del

cual recibiste tu patrimonio de raza, cultura y tradi-ciones; ese linaje puede proporcionarte una rica he-rencia y grandes motivos de regocijo. No obstante,tienes la responsabilidad de determinar si algunaparte de ese patrimonio debe desecharse porqueestá en oposición al plan de felicidad del Señor”(“Cómo eliminar las barreras que nos separan dela felicidad”, Liahona, julio de 1998, pág. 93).

� Presidente Gordon B. Hinckley, decimoquintoPresidente de la Iglesia: “Ustedes tendrán que hacerfrente a los grandes retos del futuro. Están entran-do en un mundo extremadamente competitivo; ad-quieran la mayor educación posible. El Señor nosha exhortado en lo concerniente a la importanciade la educación; ésta los calificará para mayoresoportunidades; los preparará para hacer algo quevalga la pena en el gran mundo de oportunidadque yace adelante. Si pueden ir a la universidad ydesean hacerlo, háganlo. Si no tienen el deseo deasistir a la universidad, vayan entonces a un cole-gio vocacional o de negocios a fin de mejorar sushabilidades y aumentar su capacidad” (“Los con-versos y los hombres jóvenes”, Liahona, julio de1997, pág. 56).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

El presidente Marion G. Romney, de la PrimeraPresidencia, dijo: “Hace algunos meses, estaba sen-tado en un avión al lado de un hombre originariodel Lejano Oriente. Después de un agradable inter-cambio de palabras, él, contestando a una preguntaque le hice, me contó acerca de sus ocupacionesempresariales y me preguntó a su vez a qué mededicaba yo. Esto llevó la conversación al tema dela religión. Él no era religioso, a pesar de que su ma-dre era cristiana; ni tampoco tenía un concepto deDios ni idea de que él hubiese tenido una existenciapreterrenal o de si viviría después de la muerte. Notenía ningún otro propósito en la vida más que tra-bajar mucho como para obtener un ‘nivel de vidarazonable’. Después de conversar sobre unas cuan-tas verdades fundamentales del Evangelio, me dijo:‘Por supuesto que tales conceptos le darían a unoun motivo para vivir’ ” (véase “El único camino”,Liahona, agosto de 1976, pág. 76).

• ¿Por qué el conocer el plan de salvación de nues-tro Padre Celestial nos ayuda a conocer el propó-sito de los desafíos de la vida terrenal y les da laperspectiva correcta?

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La vida es difícil para muchas personas que residenen la comunidad en la que vive Carlos. Siendonuevo converso a la Iglesia, siente gran entusiasmohacia su nueva religión. Muchas de las preguntasacerca de la vida se han contestado para él; sin em-bargo, hay algo que aún le preocupa. Mucha genteen todo el mundo, e incluso en su propio país, tie-ne más bienes materiales que la gente que él cono-ce; y él se pregunta por qué es así. ¿Por qué Diospermite que tanta gente buena tenga que luchartanto en la vida, aun cuando todos escogimos se-guir Su plan antes de venir a la tierra?

• ¿Qué responderían a la pregunta de Carlos?

• ¿Qué consejo le darían a Carlos?

RESUMEN ANALÍTICO

• ¿De qué modo difiere de otras religiones o filoso-fías la descripción que ofrece el plan de salvaciónacerca de quiénes somos?

• ¿Por qué el conocimiento del plan de salvaciónnos ayuda a afrontar las pruebas y las injusticias?

• ¿De qué manera cambiaría el mundo si todosentendieran que somos hijos e hijas de nuestroPadre Celestial?

NOTAS E IMPRESIONES:

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CAPÍTULO 2

LA GUÍA DEL ESPÍRITU

INTRODUCCIÓN

A lo largo de nuestra vida, tomamos muchas deci-siones importantes; algunas de ellas se relacionancon las cosas del diario vivir, para las cuales quizásno necesitemos la dirección del Señor para decidircada detalle. Sin embargo, el Señor nos ha prometi-do que podemos dirigirnos a Él para obtener ayuday guía. El Espíritu Santo cumple una misión espe-cial dentro del plan de salvación para bendecir einspirar a los hijos de nuestro Padre Celestial. Senos ha prometido que “por el poder del EspírituSanto [podremos] conocer la verdad de todas lascosas” (Moroni 10:5).

El presidente Ezra Taft Benson, decimotercerPresidente de la Iglesia, explicó: “El Espíritu Santoes un don de nuestro Padre Celestial... [El EspírituSanto] nos ayuda a elegir lo correcto; los protegeráde la maldad y les dice con una vozmuy suave que hagan lo correcto.Cuando hacen lo correcto, se sientenbien, y ése es el Espíritu Santo que leshabla; es un compañero maravilloso yestá siempre cerca para ayudarles” (véa-se “A los niños de la Iglesia”, Liahona,julio de 1989, pág. 98).

Esa guía espiritual está a nuestro al-cance en lo que concierne a todos losaspectos de nuestra vida, incluso laeducación, el empleo y el matrimonio.

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• El Espíritu Santo puede brindarnos consuelo, pazy guía.

• La guía del Espíritu Santo está al alcance de to-dos los miembros dignos de la Iglesia.

• La oración es el medio para recibir la guía delEspíritu.

CITAS Y PASAJESCORROBORATIVOS

El Espíritu Santo puede brindarnosconsuelo, paz y guía

� “Mas el Consolador, el Espíritu Santo... os ense-ñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yoos he dicho” (Juan 14:26).

� “…te ha iluminado el Espíritu de verdad;...

“¿No hablé paz a tu mente...? ¿Qué mayor testimo-nio puedes tener que de Dios?” (D. y C. 6:15, 23).

� “Porque he aquí, os digo otra vez, que si entráispor la senda y recibís el Espíritu Santo, él os mostra-rá todas las cosas que debéis hacer” (2 Nefi 32:5).

� Élder Robert D. Hales, del Quórum de los DoceApóstoles: “Necesitamos que el Espíritu Santo seanuestro compañero constante para que nos ayudea tomar mejores decisiones en nuestro diario vivir.Nuestros jóvenes y jovencitas se ven bombardeadospor las cosas feas del mundo; pero la compañía del

Espíritu les dará la fortaleza para resis-tir el mal y, si fuera necesario, arre-pentirse y regresar al sendero estrechoy angosto. Ninguno de nosotros es in-mune a las tentaciones del adversario.Todos necesitamos la fortaleza que seobtiene por medio del Espíritu Santo.Las madres y los padres deben supli-car con devoción que el EspírituSanto more en los hogares que handedicado. El tener el don del EspírituSanto ayuda a los miembros de la fa-milia a tomar decisiones correctas, de-

cisiones que les ayudarán a regresar, junto con susfamilias, al lado de su Padre Celestial y su HijoJesucristo para vivir con Ellos eternamente” (“Elconvenio del bautismo: Estar en el reino y ser delreino”, Liahona, enero de 2001, pág. 8).

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“Necesitamos queel Espíritu Santo

sea nuestrocompañero

constante para quenos ayude a tomarmejores decisiones

en nuestrodiario vivir”.

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� Élder James E. Faust, en ese entonces miembrodel Quórum de los Doce Apóstoles: “Creo que elEspíritu Santo es la mayor garantía que tenemosde lograr la paz interior en este mundo inestable.Más que cualquier sustancia química u otro pro-ducto terrenal, puede expandir nuestra mente ydarnos una grata sensación de bienestar, puedecalmar nuestros nervios e instilar paz a nuestraalma. Este Consolador puede acompañarnos ennuestro esfuerzo por mejorar; puede ser una fuen-te de revelación para advertirnos de un peligroinminente y para evitar que cometamos errores;puede aguzar nuestros sentidos para que veamoscon más nitidez, escuchemos con más claridad yrecordemos lo que debemos recordar; su influen-cia puede aumentar nuestra felicidad” (“El dondel Espíritu Santo: una brújula segura”, Liahona,abril de 1996, pág. 6).

� Presidente James E.Faust, de la PrimeraPresidencia: “Si son dig-nos, los que poseen estedon espiritual pueden lle-gar a disfrutar mayor en-tendimiento y progreso yrecibir guía en todas las ac-tividades de la vida, tanto

espirituales como temporales. El Espíritu Santo nostestifica de la verdad y estampa con tanta seguri-dad en nuestras almas la realidad de Dios el Padrey de Su Hijo, Jesucristo, que ningún poder o autori-dad terrenal puede separarnos de ese conocimien-to. De hecho, el no tener el don del Espíritu Santoes algo parecido a tener un cuerpo sin un sistemainmunológico” (“Nacer de nuevo”, Liahona, juliode 2001, pág. 70).

La guía del Espíritu Santo está al alcancede todos los miembros dignos de la Iglesia.

� “A quien se bautice en mi nombre, el Padre daráel Espíritu Santo” (2 Nefi 31:12).

� “Dios confiere [el Espíritu Santo] a los que loaman y se purifican ante él” (D. y C. 76:116).

� Élder Henry B. Eyring, del Quórum de los DoceApóstoles: “Para disfrutar de la compañía delEspíritu Santo, usted debe ser digno, purificado pormedio de la expiación de Jesucristo; de hecho, laobediencia a los mandamientos [de Dios], el deseoque tenga de hacer Su voluntad y el pedir con fedeterminarán la claridad con que el Maestro loguiará” (véase “Elévense a la altura de su llama-miento”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 76).

� Élder Joseph B. Wirthlin, del Quórum de losDoce Apóstoles:

“El Espíritu Santo puede serles de utilidad en cual-quier tarea justa que hayan emprendido, inclusoen los estudios y en los asuntos relacionados consus amigos.

“Sin embargo, la mi-sión principal delEspíritu Santo es tes-tificar de nuestroPadre Celestial yde Su Amado Hijo,Jesucristo. Si tienencuidado en guardarlos mandamientos,el Espíritu Santo lesayudará a aprendermás sobre nuestro Padre Celestial y sobre Jesucristoy, a medida que estudien las Escrituras y meditenen ellas todos los días, recibirán iluminación ensu mente.

“Es posible que reciban la inspiración del EspírituSanto como una voz suave y apacible. No puedenllegar a ser [la persona] que deben ser a menos quese eleven primero por encima de las cosas del mun-do que reclaman su atención. Por ejemplo, ciertamúsica del mundo es degradante, vulgar e impro-pia, y ahogará las impresiones del Espíritu Santo. Elingerir sustancias que el Señor ha prohibido en laPalabra de Sabiduría les impedirá sentir y reconocerlas impresiones del Espíritu Santo.

“El no llevar una vida limpia y casta apaga la inspi-ración del Espíritu. Eleven sus pensamientos por

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encima de lo vulgar y de lo inmoral. Eviten las pelí-culas y los programas de televisión censurables, loslugares depravados de Internet y toda forma de en-tretenimiento que muestre o aliente la inmoralidady la violencia. Huyan de la pornografía como si fue-ra un pecado y una enfermedad contagiosa y fatal;no se pueden permitir el lujo de quedar adictos a suesclavitud. Eso alejaría de ustedes al Espíritu Santo ySu influencia” (véase “El crecer dentro del sacerdo-cio”, Liahona, enero de 2000, pág. 48).

� Élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los DoceApóstoles: “Al obedecer los mandamientos de Dios,al orar y al prestar atención a las enseñanzas de losprofetas vivientes nos volvemos receptivos a la ins-piración y a la revelación” (“Scripture Reading andRevelation”, Ensign, enero de 1995, pág. 7).

La oración es el medio para recibir laguía del Espíritu.

� “Pedid al Padre en mi nombre, con fe, creyendoque recibiréis, y tendréis el Espíritu Santo, que ma-nifiesta todas las cosas que son convenientes”(D. y C. 18:18).

� “…mediante la oración recibís el Espíritu” (D. y C.63:64).

� Presidente James E. Faust: “Para recibir revelacióne inspiración del Espíritu Santo, son necesarias algu-nas pautas y reglas; entre ellas: (1) tratar de manerahonrada y sincera de guardar los mandamientosde Dios, (2) estar espiritualmente preparados pararecibir un mensaje divino, (3) pedir a Dios en ora-ción ferviente y humilde y (4) buscar respuestas conuna fe inquebrantable” (véase “Comunión con elEspíritu Santo”, Liahona, marzo de 2002, pág. 7).

� Élder Henry B. Eyring: “Yo he tenido respuestas amis oraciones, respuestas que han sido más clarascuando lo que yo quería ha quedado eclipsado porla irresistible necesidad de conocer la voluntad deDios. Es entonces cuando la respuesta de nuestroamoroso Padre Celestial se recibe en nuestra mentea través de la voz apacible y delicada, y se escribeen el corazón” (“Que Dios escriba enmi corazón”, Liahona, enero de 2001,pág. 100).

� Élder Dallin H. Oaks:

“No siempre recibimos inspiracióno revelación cuando la solicitamos.Algunas veces, tenemos que esperar para recibirla,otras, se nos deja para que empleemos nuestro

propio juicio basado en el estudio y el razona-miento. No podemos forzar las cosas espirituales;y así debe ser. El propósito que tiene nuestra vidade obtener experiencia y desarrollar la fe quedaríatruncado si nuestro Padre Celestial nos iluminarainmediatamente después de cada pregunta y nosdirigiera en cada uno de nuestros actos. Es precisoque saquemos conclusiones y tomemos decisionesy experimentemos las consecuencias a fin de po-der desarrollar la autosuficiencia y la fe.

“Aun en aquellas decisiones que consideremos muyimportantes, algunas veces no recibimos una res-puesta a nuestras oraciones. Eso no quiere decir queéstas no hayan sido escuchadas, sino que hemos ora-do por alguna decisión que, por una u otra causa, de-bemos tomar sin la guía de la revelación.

“Quizás hayamos pedido guía para elegir entre al-ternativas que son igualmente aceptables o inacep-tables. No existe lo correcto y lo incorrecto en todaslas decisiones; en muchos casos, existen sólo dosrespuestas incorrectas o dos respuestas correctas...

“No es probable que reciba respuestauna persona que busca la guía delEspíritu para elegir entre dos alterna-tivas que sean igualmente aceptablespara el Señor; por ejemplo, hay vecesen que podemos servir productiva-mente en dos diferentes campos de

trabajo. En este caso cualquiera de las dos respues-tas es la correcta. De igual manera, es improbable

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“No podemosforzar las cosasespirituales”.

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que el Espíritu del Señor nos brinde revelación enasuntos que no tienen mucha importancia... Creoque el Señor espera que utilicemos la inteligenciay la experiencia que nos ha dado para que sepa-mos tomar la mayoría de las decisiones. Cuandoalguien le pidió al profeta José Smith que le acon-sejara en cuanto a un asunto particular, él le con-testó: ‘Es cosa grave preguntar a Dios o allegarse aSu presencia; y sentimos temor de acercarnos a Élsobre temas que son de poca o ninguna importan-cia’ [Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 20]” (véa-se “La revelación”, Liahona, diciembre de 1983,págs. 40–41).

� Élder Richard G. Scott, del Quórum de los DoceApóstoles:

1. ¿Cuándo contesta Dios nuestras oraciones?

“La mujer sentada frente a mí sollozaba. Con losojos llenos de lágrimas, me dijo: ‘¡Ya no sé en quécreo!’ Me habló de que había luchado y orado du-rante muchos días para saber cómo tomar una de-cisión vitalmente importante, sin lograr nada. Yme rogó angustiada: ‘¡No sé qué hacer! Si usted medice qué hacer, lo haré’. Poniendo la mano sobrelas Escrituras, me dijo: ‘Dios ha prometido ayudar-nos. Él contesta las oraciones de todos los demás;¿por qué no contesta las mías?’

“Cuando se está atrapado en un torbellino de emo-ciones, es difícil escapar solo. Ruego que yo puedaayudar a aquel que tenga esos sentimientos.

“Cuando no parezca que se reciba respuesta a ora-ciones apremiantes, quizás sea porque no entenda-mos algunas verdades sobre la oración; o tal vezporque no reconozcamos la respuestacuando la recibimos.

“Nuestro Padre Celestial no nos pusoen la tierra para que fracasáramos, si-no para triunfar gloriosamente. Puedeparecer paradójico, pero por ese mis-mo motivo a veces puede ser muy di-fícil reconocer la respuesta a lasoraciones. Algunos se enfrentan a la vida contandosólo con su propia experiencia y capacidad; otrosbuscan la inspiración divina por medio de la ora-ción a fin de saber qué hacer. Cuando es necesario,son dignos de recibir un poder mucho mayor quesu propia capacidad.

“La comunicación con nuestro Padre Celestial no esun asunto trivial; es un privilegio sagrado, y está ba-sada en principios inalterables. Cuando recibimos la

ayuda de Él, es en respuesta a la fe, la obediencia yel uso apropiado del albedrío.

“Es un error creer que todas nuestras oraciones re-cibirán respuesta inmediata; algunas requieren con-siderable esfuerzo de nuestra parte. Es cierto que aveces recibimos impresiones sin haberlas buscado.Éstas generalmente conciernen algo que necesita-mos saber y que no podríamos averiguar de otramanera.

“Estamos aquí en la tierra para ganar experienciaque de otro modo no obtendríamos. Se nos da laoportunidad de progresar, desarrollarnos y adquirirmadurez espiritual; para hacerlo, debemos apren-der a aplicar la verdad. La forma en que enfrente-mos los problemas y dificultades y los resolvamoses crucial para nuestra felicidad”.

2. ¿Cómo debemos orar?

“Para comprender mejor la oración, he escuchadoconsejos al respecto, he meditado en las Escriturasy he estudiado la vida de los profetas y de otraspersonas. Pero lo que me ha sido más útil es imagi-nar a un niño que se acerca confiado a un Padreamoroso, bondadoso, sabio y comprensivo que de-sea que tengamos éxito.

“No se preocupen si expresan con torpeza sus sen-timientos. Recuerden que Él es su Padre; háblenle.Él escucha toda oración y siempre la contesta a Sumodo.

“Cuando le explicamos el problema y la soluciónque proponemos, a veces el Padre contesta “Sí” yotras veces nos dice que no. A menudo se reservala respuesta, no por falta de interés en nosotros si-

no porque Él nos ama con un amorperfecto y quiere que apliquemos lasverdades que nos ha dado. Para pro-gresar, debemos confiar en nuestra ca-pacidad de tomar buenas decisiones, yhacer lo que sintamos que es correcto.A su debido tiempo, Dios contestará.Él no nos fallará.

“He descrito la absoluta realidad de la relación quetenemos con nuestro Padre. No hay nada que Él nosepa de nosotros; conoce todas nuestras necesidadesy podría darnos todas las respuestas; sin embargo,como Su propósito es nuestra felicidad eterna, Élnos insta a tomar buenas decisiones.

“A veces, como niños, nos portamos mal, somos im-prudentes, y pensamos que no podemos acercarnos

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“Nuestro PadreCelestial no

nos puso en latierra para quefracasáramos”.

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al Padre con un problema. Cuando la comunicaciónes difícil, es maravilloso tener un Mediador que arre-gle la situación si obedecemos Sus consejos y nosarrepentimos. Ese Mediador es nuestro HermanoMayor, el Salvador”.

3. ¿Cómo reconocer las respuestas a nuestrasoraciones?

“Quizás las experiencias de Oliver Cowdery se ha-yan registrado para que podamos entender cómoorar y cómo reconocer la respuesta. A él se le dijo:

“ ‘...Vive el Señor... que ciertamente recibirás unconocimiento de cuantas cosas pidiereis en fe, con uncorazón recto, creyendo que recibirás...

“ ‘...hablaré a tu mente y a tu corazón por medio delEspíritu Santo…’ (D. y C. 8:1–2; cursiva agregada).

“Cuando recibimos una impresión en el corazón,podemos emplear la mente para tratar de justificarel rechazarla o para hacer un esfuerzo por obede-cerla. Ten cuidado de lo que hagas con esa impre-sión que recibas del Señor”.

4. ¿Qué función cumple la fe en el recibirrespuestas a nuestras oraciones?

“Se le enseñó a Oliver Cowdery: ‘Recuerda que sin feno puedes hacer nada; por tanto, pide con fe. Nojuegues con estas cosas; no pidas lo que no debes.

“ ‘…y según tu fe te será hecho’ (D. y C. 8:10–11;cursiva agregada).

“Pedir con fe significa pedir con confianza en nues-tro santo Padre. Como muchos de nosotros, el her-mano Cowdery no vio la evidencia de las respuestasque el Señor ya había dado a sus oraciones. Paraabrir sus ojos y los nuestros, Él dio esta revelaciónmediante José Smith:

“ ‘…bendito eres por lo que has hecho; porque mehas consultado, y he aquí, cuantas veces lo has hecho,has recibido instrucción de mi Espíritu. De lo contra-rio no habrías llegado al lugar donde ahora estás.

“ ‘He aquí, tú sabes que me has preguntado, y yote iluminé la mente, y ahora te digo estas cosas paraque sepas que te ha iluminado el Espíritu de ver-dad’ (D. y C. 6:14–15; cursiva agregada).

“Si pensáis que Dios no ha contestado vuestrasoraciones, meditad sobre estos pasajes de lasEscrituras; después, buscad concienzudamente envuestra propia vida las evidencias de que Él ya oshaya contestado”.

5. ¿De qué modo llegan las respuestas alcorazón y a la mente?

“Para ayudarnos a reconocer Sus respuestas, elSeñor dijo:

“ ‘…Si deseas más testimonio, piensa en la nocheque me imploraste en tu corazón, a fin de podersaber tocante a la verdad de estas cosas.

“ ‘¿No hablé paz a tu mente en cuanto al asunto?…(D. y C. 6:22–23; cursiva agregada).

“El Señor nos da mayor comprensión aconsejándo-nos estudiar el problema que tengamos y luegodebemos preguntarle si la solución que nos propo-nemos darle es la correcta.

“ ‘…y si [está bien], haré que tu pecho arda dentrode ti; por tanto, sentirás que está bien.

“ ‘Mas si no estuviere bien, no sentirás tal cosa, sinoque te sobrevendrá un estupor de pensamiento...’(D. y C. 9:8–9; cursiva agregada)”.

6. ¿Qué sucede si la respuesta que buscamostarda en llegar?

“Es vital reconocer que el Señor también tiene unatercera forma de responder a la oración: la de reser-varse la respuesta en el momento de la oración. ¿Ypor qué lo hace?

“Él es nuestro Padre perfecto y nos ama muchomás de lo que podamos comprender; Él sabe lo quees mejor para nosotros, porque ve el fin desde elprincipio. Su deseo es que actuemos para ganar ex-periencia.

“Cuando contesta “Sí”, es para darnos confianza;

“cuando contesta “No”, es para evitarnos un error.

“Cuando se reserva la respuesta, lo hace para que pro-gresemos mediante la fe en Él, la obediencia a Susmandamientos y la disposición a actuar de acuerdocon la verdad. Él espera que asumamos la responsa-bilidad de nuestras acciones tomando una decisióncompatible con Sus enseñanzas, sin recibir confir-mación previa. No debemos esperar pasivamenteni protestar porque el Señor no nos haya hablado.Debemos actuar.

“A menudo, lo que hemos decidido está bien y Élconfirmará lo correcto de las decisiones a Su mane-ra. Generalmente, recibimos esa confirmación enuna multitud de ayudas que encontramos a lo lar-go de nuestro camino y que descubrimos si somosespiritualmente sensibles. Son como notas que unamoroso Padre nos envía para darnos la evidencia

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de Su aprobación. Si confiados empezamos algoque no esté bien, Él nos lo hará saber antes de quevayamos demasiado lejos. Esta ayuda la percibimosreconociendo los sentimientos de preocupación oinquietud que experimentamos”.

7. ¿Cómo podemos ser más espiritualmentesensibles a la inspiración del Espíritu?

“Los esfuerzos de Nefi por obtener las planchas debronce nos indican cómo funcionan esos principios.Cuando se les pidió a los hermanosmayores que fueran, murmuraron y norecibieron ayuda. A Nefi se le aseguró:‘…el Señor te favorecerá porque no hasmurmurado’ (1 Nefi 3:6). Las palabrasde Nefi, ‘Iré y haré’, revelan un come-tido total de actuar y triunfar emplean-do la ley espiritual (1 Nefi 3:7).

“Después de dos intentos fracasados, Nefi seguíaconfiando en el Señor. Él se deslizó por la ciudad ha-cia la casa de Labán sin haber recibido toda la res-puesta. Y dijo: ‘…iba guiado por el Espíritu, sin saberde antemano lo que tendría que hacer’. Y agregó al-go significativo: ‘No obstante, seguí adelante...” (1 Nefi4:6–7; cursiva agregada).

“Nefi estaba dispuesto a intentarlo una y otra vez,con todo su esfuerzo; expresó fe en que recibiría laayuda; rehusó dejarse desanimar. Pero recibió la guíaporque se puso en acción, tuvo confianza en elSeñor, fue obediente y empleó bien su albedrío; asífue inspirado, paso a paso, hasta el éxito y, según laspalabras de su madre, se le dio ‘poder para llevar a ca-bo lo que el Señor... [había] mandado…’ (1 Nefi 5:8;cursiva agregada).

“Nefi entendía que se le exigía confiar en Dios, te-ner fe y actuar para poder recibir la ayuda paso apaso. No protestó ni pidió explicaciones. Pero, yfijaos particularmente en esto, no esperó la ayudapasivamente. ¡Hizo algo! Siguiendo la ley espiritualfue inspirado y recibió el poder para actuar”.

8. ¿Qué podemos hacer para que nuestrosdeseos personales no interfieran con lainfluencia del Espíritu?

“A veces no reconocemos algunas respuestas porqueestamos muy empeñados en recibir la confirmaciónde nuestros propios deseos y así no vemos que elSeñor desea que hagamos otra cosa. Empeñaos ensaber Su voluntad.

“Confieso que no sé cómo se pueden tomar deci-siones correctas a menos que existan la rectitud yla confianza en el Padre Celestial. Los principiosno funcionan si se usa el albedrío para contrariarla voluntad de Dios. Si hay pecado sin arrepenti-miento, quedamos librados a nuestros propiosmedios para luchar y dar tumbos solos. Pero, esposible que se nos rescate por medio de nuestroarrepentimiento”.

9. ¿De qué modo se reciben lasrespuestas más frecuentemente?

“Cuando buscamos inspiración para lasdecisiones, el Señor nos da suaves im-presiones que nos hacen pensar, ejercerla fe, esforzarnos, luchar a veces y po-nernos manos a la obra. Es raro que lasolución total de un asunto sumamen-te importante o complejo aparezca de

pronto. La mayoría de las veces aparece parte porparte, sin que podamos tener a la vista el fin”.

10. ¿Qué función cumple en nuestras oracionesla gratitud hacia el Señor?

“He reservado para el final lo más importante sobrela oración: ¡La gratitud! Nuestros esfuerzos sincerospor agradecer a nuestro amado Padre originan ennosotros asombrosos sentimientos de paz, autoesti-ma y amor. Por muy difíciles que sean las circuns-tancias, el aprecio sincero de las bendiciones noscolma de gratitud.

“¿Por qué son los más pobres los que parecen sabermejor cómo agradecer al Señor? En las montañanasde Guatemala, los miembros apenas tienen con quévivir. Ir al templo les exige un gran sacrificio; les lle-va un año prepararse para una visita. Trabajan dura-mente, se sacrifican para ahorrar dinero y comida;hilan, tiñen y tejen ropa nueva. Después, recorrenuna larga distancia descalzos para salir de las mon-tañas; cruzan el lago Isabel y viajan en ómnibuscon escasa comida. Cansados y fatigados llegan altemplo. Una vez que han llegado, se lavan hastabrillar, se visten con sus prendas nuevas y entranen la Casa del Señor.

“Vestidos de nuevo de blanco, se les enseña me-diante el Espíritu, reciben ordenanzas y hacenconvenios. Una montañesa quedó muy emociona-da por el espíritu y el significado de la investidu-ra. Al entrar en el cuarto celestial, vio a otraspersonas sentadas, con la cabeza reverentemente

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“Cuando buscamosinspiración para

tomar decisiones, elSeñor nos da suaves

impresiones”.

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inclinada. Con inocencia, ella se arrodilló a la en-trada del cuarto. Sin notar a los que la rodeaban,inclinó la cabeza, sollozó y durante veinte minu-tos volcó su corazón a su Padre Celestial. Al fin,con el vestido empapado en lágrimas, levantó lacabeza. La mentora, mujer de perceptiva sensibili-dad, le preguntó: ‘¿Puedo ayudarle?’ Ella le res-pondió: ‘¿Me ayudará? Tengo este problema: Hetratado de decirle a mi Padre Celestial la gratitudque siento por todas Sus bendiciones, pero me pa-rece que no he podido comunicarme con Él. ¿Meayudará a darle las gracias?’

“Este consejo sobre la oración es verdadero. Lo heprobado a fondo en el laboratorio de mi propiavida. He descubierto que lo que en ocasiones heconsiderado una barrera impenetrable en la comu-nicación no era más que un paso gigante que de-bía dar con confianza.

“Cuando busquen Su ayuda, asegúrense de teneruna vida limpia, de que sus motivos sean dignosy de que estén dispuestos a hacer lo Él les diga;porque Él contestará sus oraciones. Él es su Padreamado; son Su hijo amado. Él les ama con amorperfecto y quiere ayudarles.

“En el nombre de Jesucristo. Amén” (véase “Cómoreconocer las respuestas a las oraciones”, Liahona,enero de 1990, págs. 31–33).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

Oliver Cowdery fue maestro de escuela en Palmyra,Nueva York, durante la época en que el profetaJosé Smith se encontraba traduciendo el Libro deMormón en Harmony, Pensilvania. Oliver se ente-ró de la obra del Profeta y sintió la inspiración deque debía ayudar; viajó a Pensilvania y comenzóa prestar servicio como escribiente de José Smith.Varios días más tarde, le pidió a José que pregunta-ra al Señor si él [Oliver] estaba haciendo lo correc-to. En respuesta, el Señor le dijo: “…bendito erespor lo que has hecho; porque me has consultado,y he aquí, cuantas veces lo has hecho, has recibidoinstrucción de mi Espíritu. De lo contrario, no ha-brías llegado al lugar donde ahora estás” (D. y C.6:14). El Señor elogió a Oliver Cowdery por susoraciones personales y le explicó que ya habíarecibido respuestas a sus oraciones por medio delEspíritu.

• ¿Por qué en algunas ocasiones no reconocemosla guía del Espíritu Santo?

• De acuerdo con Doctrina y Convenios 6:15, 23,¿cuáles son dos de las formas en que se recibe larevelación, las cuales quizás no reconozcamos?

• Describe cómo puedes ser más sensible al Espíritual orar acerca de tus estudios o el trabajo.

A Emeka le faltaba apenas un mes para terminar susestudios secundarios. Él nunca se había detenido apensar en qué haría después; había concentrado suatención en los estudios, los deportes y los amigos.La familia de Emeka poseía recursos económicos li-mitados y no podía mantenerlo si él decidía asistira la universidad o a algún instituto vocacional. Él sesentía en una encrucijada ya que su decisión tendríaun gran impacto en el resto de su vida. Él siemprecreyó que si se esmeraba mucho y tenía una actitudpositiva, tendría éxito en cualquier cosa que empren-diera. Ahora, anfrontaba varias decisiones que cam-biarían su vida las cuales jamás había tenido queafrontar.

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• ¿A dónde debía dirigirse Emeka para pedir ayuda?

• ¿Qué debía hacer espiritualmente antes de tomarestas decisiones?

• Una vez que Emeka hubiera hecho todo lo queestuviera a su alcance, ¿de qué modo lo podíaayudar el Espíritu Santo?

RESUMEN ANALÍTICO

• ¿Qué verdades te ha testificado el Espíritu Santo?

• ¿Cómo puedes saber que estás recibiendo la in-fluencia del Espíritu?

• ¿Qué puedes hacer a diario para aumentar la in-fluencia del Espíritu Santo en tu vida?

NOTAS E IMPRESIONES:

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CAPÍTULO 3

EL ESTABLECER METAS Y ELADMINISTRAR EL TIEMPO

INTRODUCCIÓN

Las metas nos ayudan a establecer un curso apro-piado en nuestra vida y a concentrarnos en lascausas dignas para que no seamos “llevados pordoquiera de todo viento de doctrina” (Efesios4:14). El élder Marvin J. Ashton, que fue miembrodel Quórum de los Doce Apóstoles, dijo: “[El rum-bo que llevamos] es mucho más importante quenuestra situación presente. El fijar metas debe con-tribuir a nuestro desarrollo a medida que nos en-caminamos hacia ellas” (“El lema es: cometidopersonal”, Liahona, enero de 1984, pág. 108).

Con nuestras metas en mente, es importante utilizarel tiempo prudentemente. Como dice el himno:

El tiempo en alas del rayo vuela; E imposible es volverlo atrás.Viene y sigue adelante E inexorable se marchará.Y si cuidado no tenemos,La oportunidad volando pasará,Porque la vida como en un solo día,Fugaz como el rayo se irá.[“Improve the Shining Moments,” Hymns,Nº 226; traducción libre.]

Si planeamos y utilizamos nuestro tiempo conprudencia, el Señor nos bendecirá y nos magnifi-cará para que sirvamos mejor en Su reino.

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• El fijarnos metas que merezcan la pena nos brin-da una dirección a seguir.

• Debemos fijar metas en diferentes aspectos denuestra vida.

• La buena administración del tiempo nos permitetener control sobre nuestra vida para poder asíprestar un servicio más eficaz.

CITAS Y PASAJESCORROBORATIVOS

El fijarnos metas que merezcan la penanos brinda una dirección a seguir.

� “No desperdiciarás tu tiempo, ni esconderás tutalento en la tierra para que no sea conocido”(D. y C. 60:13).

� “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificaruna torre, no se sienta primero y calcula los gastos,a ver si tiene lo que necesita para acabarla?” (Lucas14:28).

� El obispo John H. Vandenberg, en ese entoncesObispo Presidente de la Iglesia: “Creo que el fijar

metas es absolutamente necesario paratener una vida feliz; sin embargo, lameta es solo una parte del procedi-miento para lograrla. Debemos saberqué decisiones debemos tomar para

alcanzar esa meta. En muchos casosnos fijamos metas a largo plazo, pero descuidamoslas de corto plazo. Con esos planes a corto plazo, esnecesario ejercer disciplina en nuestros hechos— es-tudiar cuando sea el momento de estudiar, dormircuando sea el momento de dormir, leer cuando seael tiempo de leer, y así sucesivamente— no permi-tiendo que estas actividades se sobrepongan de ma-nera incongruente, sino obteniendo plenamentenuestras recompensas y bendiciones por el tiempoinvertido en una actividad en particular”(Conference Report, abril de 1966, pág. 94).

� Élder M. Russell Ballard, del Quórum de los DoceApóstoles:

“Primero, reflexionen sobre sus vidas y establezcanun orden de prioridades. Dediquen regularmenteunos momentos de paz para pensar profundamen-te a dónde quieren llegar y qué deben hacer paralograrlo. Jesús, nuestro ejemplo, muchas veces ‘seapartaba a lugares desiertos, y oraba’ (Lucas 5:16).Nosotros necesitamos hacer lo mismo de cuandoen cuando para renovarnos espiritualmente comoel Salvador lo hizo. Anoten diariamente lo que

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“Fijen... metas bienequilibradas”.

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desean hacer en el día, y al hacerlo, lo primero quedeben tener presente son sus convenios sagradoscon el Señor.

“Segundo, fijen metas a corto plazo que sean alcan-zables; metas bien equilibradas; no muchas ni muypocas, y no muy altas ni muy bajas. Pónganlas enuna lista y esmérense por alcanzarlas según su ordende importancia. Al fijarnos metas, siempre debemospedir la guía divina en oración” (“El equilibrio enlas exigencias de la vida”, Liahona, julio de 1987,págs. 12–14).

� El élder Ben B. Banks, en ese entonces miembrode la Presidencia de los Setenta, habló sobre unviaje que hizo en bicicleta con su familia: “Duranteel tercer día de nuestro viaje aprendí que, aunquetengamos que luchar cuesta arriba en la vida, nues-tra actitud determinará cómo afrontaremos las difi-cultades. Ese día cruzamos tres veces la DivisoriaContinental (línea que divide las aguas fluvialesque corren en direcciones opuestas), subiendo de1.400 a 2.500 metros de altura. Para subir en bici-cleta los pasos empinados de una montaña se re-quiere la actitud correcta si se desea llegar a laaltitud deseada, y lo mismo ocurre en la vida.Aprenderán autodisciplina y lograrán mucho al es-tablecer metas que valgan la pena y al concentrarseen ellas. Es cierto que hubo momentos en los queel subir por las cuestas empinadas de la montañame resultaba casi inaguantable, pero como me ha-bía concentrado en mi propósito, no me di porvencido” (véase “Este sendero que llamamos vida”,Liahona, julio de 2002, pág. 47).

� Presidente Ezra Taft Benson, decimotercerPresidente de la Iglesia: “Todo hijo de Dios que searesponsable de sus hechos debe establecerse metas,tanto a corto como a largo plazo. La persona quelucha por lograr metas dignas podrá dominar muypronto el desaliento, y una vez que haya logradouna meta puede imponerse otra. Algunas seráncontinuas. Todas las semanas, al tomar la SantaCena, nos comprometemos a las metas de tomarsobre nosotros el nombre de Cristo, recordarlosiempre y guardar Sus mandamientos. LasEscrituras dicen, con respecto a la forma en queJesús se preparó para Su misión, que ‘crecía en sa-biduría y en estatura, y en gracia para con Dios ylos hombres’ (Lucas 2:52). En este proceso hay cua-tro aspectos en los que se pueden establecer metas:el espiritual, el mental, el físico y el social. ‘Por lotanto, ¿qué clase de hombres habéis de ser?, pre-guntó el Maestro, y Él mismo contestó: ‘En verdad

os digo, aun como yo soy’ (3 Nefi 27:27). Ahí tene-mos una meta que nos llevará toda la vida alcan-zar, la de seguir Sus huellas, perfeccionarnos entoda virtud como Él lo hizo, procurar ver Su faz yesforzarnos para hacer firme nuestra vocación yelección” (véase “No os desalentéis”, Liahona, mar-zo de 1987, pág. 5).

� Élder Joseph B. Wirthlin, del Quórum de losDoce Apóstoles: “Los maratonistas se fijan metasclaras, de manera que ustedes deben mirar haciadelante y decidir lo que quieren hacer con sus vi-das. Fijen claramente en su mente lo que quieranser de aquí a uno, a cinco o a diez años y más allá.Obtengan su bendición patriarcal y esfuércense porvivir dignos de las promesas que encierra, ya queuna bendición patriarcal es una de las guías másimportantes que los miembros de la Iglesia tienenen esta vida. Escriban sus metas y repásenlas regu-larmente; ténganlas a la mano constantemente,anoten su progreso y hagan cambios cuando seanecesario. Su meta final debe ser la vida eterna,la vida que Dios vive, el más grande de todos losdones de Dios” (véase “El maratón de la vida”,Liahona, enero de 1990, pág. 71).

� Élder Marvin J. Ashton: “Comencemos condeterminación e inmediatamente a fijarnos metasrelacionadas con el Evangelio, sabiendo que si em-pleamos los talentos que poseemos —que si ayuda-mos a otras personas, que si procuramos la paz, quesi evitamos ser demasiado sensibles o demasiadocríticos— recibiremos mayor capacidad y nos des-plazaremos al instante hacia un crecimiento mayor,hacia más felicidad y hacia más dicha eterna” (véa-se “Ipso Facto”, Liahona, julio de 1983, pág. 47).

� Presidente Gordon B. Hinckley, decimoquintoPresidente de la Iglesia: “Empiecen ahora mismo aestablecerse esas metas que les brindarán felicidad:educación en una vocación o en algún campo delsaber de su elección, sea cual fuere; una misión enla que se entregarán totalmente al Señor para llevara cabo Su obra; un futuro casamiento en la Casadel Señor a una maravillosa y encantadora compa-ñera de la cual serán dignos por la manera que us-tedes hayan vivido” (véase “Los conversos y loshombres jóvenes”, Liahona, julio de 1997, pág. 56).

Debemos fijar metas en diferentesaspectos de nuestra vida.

� “Enseñaos diligentemente... de cosas tanto en elcielo como en la tierra, y debajo de la tierra; cosas

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que han sido, que son y que pronto han de aconte-cer; cosas que existen en el país, cosas que existenen el extranjero; las guerras y perplejidades de lasnaciones, y los juicios que se ciernen sobre el país;y también el conocimiento de los países y de losreinos” (D. y C. 88:78–79).

� Élder Robert D. Hales, del Quórum de los DoceApóstoles: “[Alcancen] metas personales en cadauna de las cuatro categorías: el progreso espiritual;el desarrollo físico; la superación académica, perso-nal y... profesional o vocacional; y progreso cívicoy social” (véase “El cumplir nuestro deber a Dios”,Liahona, enero de 2002, pág. 44).

� Élder G. Homer Durham, de los Setenta:

“El 2 de enero de 1891, un inmigrante noruego de19 años se sentó en su casa de la ciudad de Logan,en el Condado Cache, Territorio de Utah, y escribióen papel rayado lo siguiente:

“ ‘Me he dado cuenta de que soy tandébil como los demás mortales, tal vezmás que la mayoría; y comprendo quesólo es feliz el que tiene un corazónpuro, la conciencia tranquila, ama aDios y obedece sus mandamientos.También pienso que la felicidad en lavejez consiste en mirar hacia atrás y nohallar pecados graves, pero sí en haber tenido el va-lor de satisfacer los deseos más nobles del alma hu-mana. Y como sé que mi vida no ha sido hastaahora como me hubiera gustado que fuese, me fijoestas normas de conducta basándome en las cualestrataré de conducirme y deseo que el SeñorTodopoderoso me ayude en esta empresa’.

“A continuación escribió diecisiete resoluciones.Casi ocho meses más tarde, el martes 25 de agostode 1891, pasó en limpio estas normas de conducta

en un diario personal; en ese diario seguiríaregistrando sus años de lucha como estudianteextranjero del Territorio de Utah en la Universidadde Harvard, en Cambridge, Massachussets. Su re-gistro comienza con las diecisiete resoluciones si-guientes, que habrían de guiar su vida.

“ ‘Resuelvo:

“ ‘Primero: Que la religión, la ciencia de las cien-cias, será la primera preocupación de mi vida.

“ ‘Segundo: Que diariamente oraré a Dios.

“ ‘Tercero: Que todos los días meditaré acerca deDios y de Sus atributos, y trataré de ser como Él.

“ ‘Cuarto: Que aceptaré y recibiré luz, sabiduría yconocimiento, no importa dónde o cuándo se meofrezca.

“ ‘Quinto: Que nunca me avergonzaré de confesarmi religión, creencias y principios, una vez que meconvenza de su veracidad.

“ ‘Sexto: Que no perderé el tiempo, sino que trata-ré de usarlo con sabiduría.

“ ‘Séptimo: Qué seré moderado en el comer y [abs-temio] en el beber.

“ ‘Octavo: Qué nunca haré nada que no haría si és-ta fuera la última hora de mi vida.

“ ‘Noveno: Que leeré a diario la palabra de Dios pa-ra poder conocer Su voluntad y ser reconfortado,fortalecido y animado.

“ ‘Décimo: Que cuando hable no dirénada más que la pura y simple verdad.

“ ‘Decimoprimero: Que siempre harélo que [crea] que es mi deber y loque sea para el beneficio de mis se-mejantes.

“ ‘Decimosegundo: Que viviré plena-mente mientras esté en este mundo,para no ser un muerto viviente.

“ ‘Decimotercero: Que nunca trataré de imponermi opinión a otras personas con mis palabras nihechos, sino que simplemente diré lo que pienso.

“ ‘Decimocuarto: Que procuraré superar el hábitodel mal genio, el hablar a gritos, los gestos impa-cientes o cualquier cosa que pueda ofender a missemejantes y herirme a mí mismo.

“ ‘Decimoquinto: Que nunca olvidaré el deber quetengo para con mi madre, pues ella me ha dado lavida, le debo lo que soy y lo que seré más adelante.

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“Deben mirarhacia adelantey decidir lo que

quieren hacer consus vidas”.

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Ella ha pasado gran parte de [su] vida beneficián-dome y le debo respeto, honor y todo el afecto queme sea posible dar. Que siempre recordaré mi res-ponsabilidad de cuidar a mi hermano..., y la quetengo para con mis amigos y familiares.

“ ‘Decimosexto: Que completaré todos los trabajosque empiece; que consideraré cuidadosamente elpropósito y los resultados de cualquier tarea antes deempezar a hacerla.

“ ‘Decimoséptimo: Que siempre recor-daré que los hombres y mujeres aquienes encuentro en mi camino sonen realidad mis hermanos, y que pri-mero sacaré la viga de mi ojo antes detratar de sacar la paja del ojo de mihermano’.

“¡Estaría muy bien si todos los jóvenes de la actua-lidad evaluaran su vida de esta misma forma!...

“El joven que escribió estas resoluciones... se llama-ba John Andreas Widtsoe...

“...En marzo de 1921 fue llamado al apostolado porel presidente Heber J. Grant, y continuó sirviendoen calidad de apóstol el resto de su larga y prove-chosa vida.” (“La fe, un conocimiento superior”,Liahona, febrero de 1980, págs. 29–32).

La buena administración de nuestro tiemponos permite tener control sobre nuestra vidapara prestar así un servicio más eficaz.

� “Y mirad que se hagan todas estas cosas con pru-dencia y orden; porque no se exige que un hombrecorra más aprisa de lo que sus fuerzas le permiten.Y además, conviene que sea diligente, para que asígane el galardón; por tanto, todas las cosas debenhacerse en orden” (Mosíah 4:27).

� “Cesad de ser ociosos; cesad de ser impuros; ce-sad de criticaros el uno al otro; cesad de dormirmás de lo necesario; acostaos temprano para queno os fatiguéis; levantaos temprano para que vues-tros cuerpos y vuestras mentes sean vigorizados”(D. y C. 88:124 [Dominio de las Escrituras, D. y C.88:123–124]).

� Presidente Thomas S. Monson, de la PrimeraPresidencia:

“Nuestra casa debe ser una casa de orden... Apartemostiempo para nuestra familia, para el trabajo, para elestudio, para el servicio, para el esparcimiento, parauno mismo; pero por encima de todo, apartemostiempo para Cristo.

“Entonces nuestra casa será una casa de orden” (“Laedificación de tu hogar eterno”, Liahona, octubre de1999, pág. 6).

� Presidente Gordon B. Hinckley:

“Cada uno de nosotros tiene una responsabilidadcuatripartita. Primero, la responsabilidad para connuestra familia. Segundo, la responsabilidad paracon nuestro empleador. Tercero, la responsabilidad

para con la obra del Señor. Cuarto, laresponsabilidad para con nosotrosmismos.

“Primero, es fundamental que no des-atiendan a su familia. Nada de lo quetienen es más valioso. Sus respectivasesposas y sus hijos merecen la aten-ción del marido y padre. Al fin de

cuentas, es esa relación familiar lo que llevaremoscon nosotros a la vida venidera. Parafrasearé las pa-labras del pasaje de las Escrituras: ‘Porque ¿qué apro-vechará al hombre, si sirviere fielmente en la Iglesiay perdiere a su propia familia?’ (véase Marcos 8:36).

“Junto con su esposa e hijos, determinen cuántotiempo pasarán con ellos y cuándo. Y entonces,cumplan lo prometido. Procuren no permitirque nada lo obstaculice. Considérenlo sagrado.Considérenlo obligatorio. Considérenlo un mereci-do tiempo de gozo.

“Sea para ustedes sagrada la noche del lunes para lanoche de hogar. Pasen una velada solos con su espo-sa. Proyecten unas vacaciones con toda la familia.

“Segundo, para con su negocio o su empleador.Tienen una obligación. Sean honrados con su em-pleador. No realicen trabajo de la Iglesia en el tiem-po remunerado por él. Sean leales a él. Él les pagasus servicios y espera que ustedes produzcan resul-tados. Ustedes necesitan el empleo para mantenera su familia y sin él no pueden trabajar con eficaciaen la Iglesia.

“Tercero, para con el Señor y Su obra. Distribuyansu tiempo para atender sus responsabilidades de laIglesia. Tengan presente que cada oficial tiene mu-chos ayudantes, como se nos ha recordado hoy. Elpresidente de estaca tiene dos capaces consejeros. Lapresidencia cuenta con un sumo consejo de hombresdedicados y competentes, y con los secretarios quenecesiten. Todo obispo tiene consejeros que están asu lado para ayudarle a levantar de sus hombros lascargas de su oficio, y cuenta con el consejo de barrioy con otras personas a las que puede y debe delegar

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“Debe haber tiempopara dedicar al

desarrollo mental yespiritual, así comotambién al reposo”.

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responsabilidades. Tiene a los miembros de su barrio,y cuanto más les delegue tanto más ligera será su car-ga y tanto más se fortalecerá la fe de ellos.

“Todo presidente de quórum del sacerdocio tieneconsejeros, así como a los miembros del quórum.Del mismo modo, la Sociedad de Socorro. Ningúnobispo puede esperar ocupar el lugar de la presi-denta de la Sociedad de Socorro para atender lasnecesidades de los miembros de su barrio.

“Cuarto, todo líder de la Iglesia tiene una obliga-ción para consigo mismo: debe tener el descanso yel ejercicio necesarios. Necesita un poco de recrea-ción. Debe tener tiempo para estudiar. Todo oficialde la Iglesia debe leer las Escrituras y precisa tiem-po para meditar y reflexionar. Donde sea posible,debe ir con su esposa al templo cuando las circuns-tancias se lo permitan” (“Regocijémonos en el pri-vilegio de servir”, Reunión Mundial de Capacitación deLíderes, junio de 2003, págs. 23–24).

� Élder Neal A. Maxwell, en ese entonces Ayudantede los Doce: “Agradezco a Jesús el que no se hayapreocupado por seguir los dictados de la moda yno sólo por tolerar la falta de agradecimiento sinopor decir la verdad, sabiendo de antemano que seiba a malinterpretar y a distorsionar lo que dijera.Le agradezco Su maravillosa administración deltiempo, por no malgastar ni un solo momento, in-cluso los momentos de meditación. En cada segun-do [de Su vida] demostró Su mayordomía” (enConference Report, abril de 1976, pág. 41; o Ensign,mayo de 1976, pág. 27).

� Élder John Longden, Ayudante de los Doce: “Elestar siempre ‘ocupado’ no es en realidad eviden-cia de saber aprovechar el tiempo. Debe habertiempo para dedicar al desarrollo mental y espiri-tual, así como también al reposo; debe haber tiem-po para adorar al Señor y tiempo para expresarlegratitud por nuestra capacidad de trabajar, de pen-sar, de orar, de leer, de servir, de soñar, de reír, deplanear, de aprender” (en Conference Report, abrilde 1966, pág. 38; citado en Mujeres Jóvenes: Manual1, pág. 206).

� Presidente Spencer W. Kimball, doceavoPresidente de la Iglesia: “Jesús... nos enseñó cuánimportante es saber utilizar bien el tiempo. Esto nosignifica que no debe haber nunca tiempo para larecreación, ya que debe haber también un periodopara contemplar y para renovarse, pero jamás se de-be perder el tiempo... Una administración sabia deltiempo es en realidad una administración sabia de

nosotros mismos” (The Teachings of Spencer W.Kimball, ed. por Edward L. Kimball, 1982, pág. 482).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

Sugerencias para el planeamiento del día:

1.Dedica un tiempo de tranquilidad todas las ma-ñanas para planificar con oración.

2.Concéntrate en lo que debes hacer ese día.

3.Haz una lista con las cosas que debes hacer.

4.Anota las cosas por su orden de importancia.

5.Utiliza sabiamente tu tiempo para llevar a cabolas cosas más importantes.

RESUMEN ANALÍTICO

• ¿Cuáles son las 10 cosas más importantes para ti?

• ¿Por qué son importantes las buenas metas paraalcanzar la vida eterna?

• ¿Cómo puedes administrar mejor tu tiempo?

• ¿Cuáles son algunas de las cosas menos impor-tantes que consumen demasiado de tu tiempo?

• ¿Por qué es un asunto de importancia eterna elusar con prudencia el tiempo?

NOTAS E IMPRESIONES:

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CAPÍTULO 4

LA ADMINISTRACIÓNPRUDENTE DE LOSRECURSOS ECONÓMICOS

INTRODUCCIÓN

El Señor nos ha dado muchos recursos y nos bendi-ce cuando los utilizamos con prudencia. Debemosejercer buen juicio al administrar y reponer la abun-dancia con que el Señor nos ha bendecido (véaseD. y C. 104:13–18). El pago de un diezmo íntegro yel ser siempre honrados en nuestros tratos financie-ros nos brindará bendiciones.

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• El pago de los diezmos y de las ofrendas nosbrinda bendiciones.

• El evitar las deudas innecesarias y el ahorrar parael futuro nos ayuda a mantenernos libres del cau-tiverio económico.

• El ser honrados en nuestros asuntos financierosdemuestra nuestra integridad personal.

• El dialogar como familia nos ayuda a decidir có-mo utilizar nuestros recursos económicos.

CITAS Y PASAJESCORROBORATIVOS

El pago de los diezmos y de las ofrendasnos brinda bendiciones.

� “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimentoen mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehováde los ejércitos, si no os abriré las ventanas de loscielos, y derramaré sobre vosotros ben-dición hasta que sobreabunde.

“Reprenderé también por vosotros aldevorador, y no os destruirá el frutode la tierra, ni vuestra vid en el cam-po será estéril, dice Jehová de losejércitos.

“Y todas las naciones os dirán bienaventurados;porque seréis tierra deseable, dice Jehová de losejércitos” (Malaquías 3:10–12 [Dominio de lasEscrituras, Malaquías 3:8–10]).

� “He aquí, el tiempo presente es llamado hoy has-ta la venida del Hijo del Hombre; y en verdad, esun día de sacrificio y de requerir el diezmo de mipueblo, porque el que es diezmado no será quema-do en su venida” (D. y C. 64:23 [Dominio de lasEscrituras]).

Ajuste de diezmos

� Presidente Gordon B. Hinckley, en ese entoncesSegundo Consejero de la Primera Presidencia:“La realidad es que el diezmo es la ley de finanzasdel Señor, la cual se recibió de Él por medio de re-velación. Es una ley divina que encierra una pro-mesa grandiosa y hermosa, y se aplica a todomiembro de la Iglesia que tenga un ingreso. Seaplica tanto a la viuda en su pobreza como alhombre rico en su riqueza” (“The Widow’s Mite,”Brigham Young University 1985–1986 Devotional andFireside Speeches, 1986, pág. 9).

� Élder Robert D. Hales, del Quórum de los DoceApóstoles:

“A aquellos que viven fiel y honradamente la ley deldiezmo, el Señor promete una abundancia de bendi-ciones. Algunas de esas bendiciones son temporales,así como el diezmo es temporal, pero al igual quelas ordenanzas físicas externas del bautismo y de la

Santa Cena, el mandamiento de pagarel diezmo requiere un sacrificio tempo-ral que, a la larga, se traduce en bendi-ciones espirituales...

“Las bendiciones temporales y espi-rituales del diezmo se adaptan espe-cíficamente a nosotros y a nuestras

familias, de acuerdo con la voluntad del Señor, pe-ro para recibirlas debemos obedecer la ley sobre lacual se basan” [véase D. y C. 130:20–21]” (“El diez-mo: Una prueba de fe con bendiciones eternas”,Liahona, noviembre de 2002, pág. 27).

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“Debemos serhonrados con elSeñor al pagar

el diezmo”.

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� Élder Ronald E. Poelman, de los Setenta: “¿Sepuede considerar el diezmo como un sacrificio? Sí,especialmente si entendemos el significado de lasdos palabras en latín de las que se deriva la pala-bra sacrificio. Estas dos palabras (sacer y facere)usadas juntas significan ‘hacer sagrado’. Lo quedevolvemos al Señor como diezmo es, en realidad,hecho sagrado, y los obedientes son [edificados]”(“El diezmo: un privilegio”, Liahona, julio de 1998,pág. 85).

� Presidente Gordon B. Hinckley, en ese entoncesPrimer Consejero de la Primera Presidencia: “No di-go que si pagan un diezmo íntegro verán realizarsesu sueño de tener una casa muy hermosa, un autoúltimo modelo y una casa en un balneario. No. ElSeñor abrirá las ventanas de los cielos conforme a loque necesitemos y no a lo que codiciemos. Si pagamosel diezmo pensando en la recompensa material, lohacemos fundados en una razón equivocada. Elpropósito fundamental del diezmo es proporcionara la Iglesia los medios necesarios para llevar a cabola obra del Señor, mientras que las bendiciones quereciba el dador son un beneficio extra y puedenno siempre estar representadas en forma económi-ca ni material” (véase “La sagrada ley del diezmo”,Liahona, mayo de 1991, pág. 4).

� Élder Joseph B. Wirthlin, del Quórum de los DoceApóstoles: “Debemos ser honrados con el Señor alpagar el diezmo. Los miembros fieles han aprendidoque Él abrirá ‘las ventanas de los cielos y [derramará]bendiciones hasta que sobreabunde’ (Malaquías3:10). El pago del diezmo tiene mucha más relacióncon la fe que con el dinero. Devolvamos una décimaparte de nuestros ingresos al Señor (véase D. y C.119:4), y no seamos jamás culpables de robarle porno pagar el diezmo. Además, debemos recordar a losque pasan necesidades y contribuir con generosasofrendas de ayuno para que los ayuden” (“La inte-gridad”, Liahona, julio de 1990, pág. 40).

� Presidente James E. Faust, de la PrimeraPresidencia: “La ley del diezmo es sencilla:Pagamos anualmente una décima parte de nues-tro interés personal [véase D. y C. 119:4]. LaPrimera Presidencia ha interpretado que la pala-bra interés significa ganancia. La cantidad que re-presenta el diez por ciento de nuestra gananciapersonal depende de cada uno de nosotros y denuestro Creador: no existen reglas legalistas. Talcomo lo dijo una vez un converso en Corea: ‘Conel diezmo, no importa si uno es rico o pobre. Se

paga el diez por ciento, y uno no tiene que aver-gonzarse si no ha ganado mucho. Si gana mucho,se paga el diez por ciento. Si gana poco, aún asíse paga el diez por ciento. Nuestro Padre Celestialnos amará por hacerlo y podemos mantener lacabeza en alto con orgullo’ ” (“Abrir las ventanasde los cielos”, Liahona, enero de 1999, pág. 67).

El evitar las deudas innecesarias yahorrar para el futuro nos ayuda amantenernos libres del cautiverioeconómico.

� “Paga la deuda que has contraído con el impre-sor. Líbrate de la servidumbre” (D. y C. 19:35).

� “Además, de cierto os digo en cuanto a vuestrasdeudas, he aquí, es mi voluntad que las paguéis to-das” (D. y C. 104:78).

� Presidente J. Reuben Clark, de la PrimeraPresidencia: “Una vez endeudados, el interés essu compañero cada minuto del día y de la noche;no pueden huir ni escapar de él; no pueden des-echarlo; no cede a súplicas, ni a las demandas nia las órdenes; y cada vez que se crucen en su ca-mino, atraviesen su curso o no cumplan sus exi-gencias, los destruirá” (“Conference Report”, abrilde 1938, pág. 103; véase también de L. Tom Perry,“Si estáis preparados, no temeréis”, Liahona, enerode 1996, pág. 41).

� Presidente Gordon B. Hinckley, decimoquintoPresidente de la Iglesia:

“Estamos llevando a toda la Iglesia el mensaje de laautosuficiencia, la cual no se puede lograr cuandolas deudas gravosas pesan sobre el hogar. Las perso-nas no son independientes ni están libres de la ser-vidumbre cuando tienen compromisos financieroscon otras personas...

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“El presidente Faust no les contaría esto, pero qui-zás yo sí, y más tarde él podrá arreglárselas conmi-go. El préstamo para la compra de su casa tenía elcuatro por ciento de interés. Muchas personas lehabrían dicho que sería insensato liquidar ese prés-tamo cuando la tasa de interés era tan baja. Peroen la primera oportunidad que tuvo de obtener losrecursos necesarios, él y su esposa decidieron liqui-dar el préstamo, y desde ese día ha estado libre dedeudas. Es por eso que siempre lleva una sonrisa ysilba al trabajar.

“...los insto a evaluar su situación económica. Los ex-horto a gastar en forma moderada, a disciplinarse enlas compras que hagan para evitar las deudas hastadonde sea posible. Liquiden sus deudas lo antes posi-ble y líbrense de la servidumbre...

“...Si han liquidado sus deudas y cuentan con unareserva, por pequeña que sea, entonces, aunque lastormentas azoten a su alrededor, tendrán refugiopara su esposa e hijos y paz en el corazón. Eso estodo lo que tengo que decir al respecto, pero quie-ro decirlo con todo el énfasis con el que me es po-sible expresarlo” (“A los jóvenes y a los hombres”,Liahona, enero de 1999, pág. 66).

� Élder James E. Faust, en ese entonces miembrodel Quórum de los Doce Apóstoles: “El comprar aplazos ha atrapado a muchas personas bien inten-cionadas en situaciones que no habían previsto nideseaban. Se debe recurrir a las tarjetas de crédito ya los planes para pagar a plazos con mucha mode-ración y prudencia. Sigue siendo una norma pru-dente, tanto en las épocas buenas como en lasmalas, el pagar en efectivo al momento de la com-pra, porque al comprar a plazos se paga un interésmuy alto” (“Doing the Best Things in the WorstTimes”, Ensign, agosto de 1984, pág. 43).

� Élder L. Tom Perry, del Quórum de los DoceApóstoles: “Eviten las deudas excesivas. Las deudasnecesarias deben asumirse sólo luego de muchaoración y consideración, y después de buscar elmejor asesoramiento. Necesitamos ejercer la disci-plina de mantenernos dentro de nuestra capacidadde pago. Se nos ha dado el sabio consejo de evitarlas deudas como evitaríamos una plaga. El presi-dente J. Reuben Clark aconsejó firme y repetida-mente a los miembros de la Iglesia de esta manera:‘Vivan dentro de sus medios; salgan de deudas yno vuelvan a contraerlas. Ahorren para los díasmalos, que siempre han llegado y que volverán avenir. Practiquen y mejoren sus hábitos de ahorro,

industria, economía y frugalidad’ [en ConferenceReport, octubre de 1937, pág. 107]” (Living withEnthusiasm, 1996, pág. 24; véase también “Si estáispreparados, no temeréis”, Liahona, enero de 1996,pág. 41).

� Élder Marvin J. Ashton, del Quórum de los DoceApóstoles:

“Un calendario para la eliminación de deudas pue-de ser de ayuda para reducir o eliminar la deudainnecesaria. Tracen varias columnas en una hoja depapel. En la primera columna de la izquierda escri-ban los nombres de los meses, comenzando con elmes siguiente al actual. En lo alto de la siguientecolumna, escriban el nombre del acreedor al quequieran pagar primero. Puede que se trate de ladeuda con el interés más elevado o la que caduqueantes que las demás. Enumeren los pagos mensua-les a ese acreedor hasta que el préstamo sea devuel-to (tal y como indica la ilustración)... En lo alto dela próxima columna, registren el nombre del si-guiente acreedor al que quieran pagar y enumerenlos pagos que realizarán cada mes. Tras haber de-vuelto todo el dinero al primer acreedor, añadan lacantidad de ese pago mensual al segundo acreedor,y continúen con el proceso hasta saldar todos lospréstamos” (véase “Una guía para la economía fa-miliar”, Liahona, abril de 2000, pág. 45).

CALENDARIO DE ELIMINACIÓN DE DEUDAS

Abril

Mayo

Junio

Julio

Agosto

Septiembre

Octubre

Noviembre

Diciembre

Enero

Febrero

Marzo

Abril

Deuda1

Deuda2

Deuda3

Deuda4

Pagototal

10

10

10

10

20

20

20

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30

30

30

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30

30

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60

40

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El ser honrados en nuestros asuntosfinancieros demuestra nuestra integridadpersonal.

� “No paguéis a nadie mal por mal; procurad lobueno delante de todos los hombres” (Romanos12:17).

� “...y se distinguían por su celo para con Dios, ytambién para con los hombres; pues eran comple-tamente honrados y rectos en todas las cosas; yeran firmes en la fe de Cristo, aun hasta el fin”(Alma 27:27).

� Élder Thomas S. Monson, en ese entonces miem-bro del Quórum de los Doce Apóstoles: “En unejemplar de la revista Nation’s Business, aparecióun informe exhaustivo titulado ‘What It Takes toBe Successful’ (“¿Qué se necesita para tener éxi-to?”). Los redactores de la revista prepararon dichoinforme después de llevar a cabo un estudio pro-fundo para determinar las características que, unavez adquiridas y puestas en práctica, asegurarían eléxito de un líder. Líderes del campo de los nego-cios, profesores, y asesores evaluaron las cualidadesque necesita un líder más que nada; y la conclu-sión final reveló que la integridad y sus variantes,tales como la honradez o la moral, habían sido es-cogidas por casi todos los participantes de esa en-cuesta como la característica primordial. El líderque tiene integridad, que dirige por medio delejemplo, nunca sufrirá el desdén de la juventuddesilusionada que le diga: ‘La gente siempre nos di-ce qué hacer, pero ellos no lo hacen’ ” (Be Your BestSelf, 1979, pág. 116).

� Élder Joseph B. Wirthlin:

“Mi padre... era plenamente honrado.Él fue un gran ejemplo para toda lafamilia.

“Una vez, cuando yo tenía siete añosde edad, mi padre me envió a la ferre-tería a comprar algo. Me entregó cin-co dólares, con los cuales en aquella época se podíacomprar muchísimo. Cuando regresé a casa y le dicuentas de lo que había comprado, él contó elcambio y se dio cuenta de que el cajero se habíaequivocado y me había dado un dólar de más. Laferretería quedaba a un kilómetro y medio de casa,pero él insistió en que debía regresar caminandonuevamente y devolver el dinero.

“Fue una gran lección... Ésa es un lección típicaacerca de la honradez que él enseñó a sus hijos

durante la niñez y la adolescencia” (Finding Peace inOur Lives, 1995, págs. 141–142).

El dialogar como familia nos ayuda adecidir cómo utilizar nuestros recursoseconómicos.

� “Y además, de cierto os digo que todo hombreque tiene la obligación de mantener a su propia fa-milia, hágalo, y de ninguna manera perderá su co-rona; y obre en la iglesia” (D. y C. 75:28).

� Élder James E. Faust:“Tanto el hacer juntos unbuen presupuesto del dine-ro como el llevar a cabo losconsejos de familia contri-buirán al establecimiento deuna unidad familiar espe-cial. Debemos esforzarnosjuntos por tener almacena-da suficiente comida, ropay otros artículos de primeranecesidad como para un

año. En los tiempos difíciles son muy necesarias yapreciadas las demostraciones de bondad. Cuando eldinero es escaso es más fácil enseñar a los hijos a gas-tarlo prudentemente e inculcar en ellos la necesidadde ahorrar para el futuro. A la familia se le puede re-cordar la importancia de mantener una perspectivaeterna en lugar de concentrarse en la riqueza y lasposesiones mundanas. Las organizaciones familiarespueden ofrecer a la familia la ayuda que necesita.También es importante aprender a aceptar con genti-

leza la ayuda de los familiares” (véase“Las bendiciones de los problemas yaprietos económicos”, Liahona, enerode 1983, pág. 170).

� Élder Gene R. Cook, de los Setenta:“En los consejos familiares hemos re-pasado regularmente las partes delpresupuesto familiar en las que los hi-jos tienen cierto control, tales como

los servicios públicos [electricidad, agua, gas, etc.],los alimentos, las clases de música, los gastos de es-tudio, etc. Eso les ha ayudado a darse cuenta deque no podían tener todo lo que querían en la vidasino que tenían que vivir dentro de un presupues-to. Al ver a su familia hacerlo, mes tras mes, ellosnaturalmente desearon también hacer lo mismo.Entonces, cuando se encontraron viviendo soloso casados, les fue más fácil hacerlo” (Raising Up aFamily to the Lord, 1993, pág. 252).

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“Necesitamosejercer la disciplina

de mantenernosdentro de nuestra

capacidad de pago”.

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� Presidente Spencer W. Kimball, duodécimoPresidente de la Iglesia: “A fin de que dos personaspuedan obtener éxito en su matrimonio, necesitantener un presupuesto cuidadosamente preparadopor ambos y ceñirse estrictamente aél; muchos matrimonios se disuelvenen el mercado, cuando se hacen com-pras que no se habían proyectado.Recuerden que el matrimonio es unasociedad y no es muy posible que selogre el éxito si no funciona comotal. Se debe actuar en conjunto en la formaciónde planes y en la disciplina de la familia” (véase“Así alumbre vuestra luz...”, Liahona, febrero de1976, pág. 4).

� Presidente Spencer W. Kimball: “Toda familia de-bería tener un presupuesto. Fíjense que en la Iglesia,o incluso en cualquier empresa, a nadie se le ocurri-ría hacer nada sin haber establecido un presupuestode antemano. Se debe tener una idea de cuánto va aentrar, y de seguro, se debe saber cuánto se va a gas-tar. Me atrevo a decir que uno de los éxitos de laIglesia es que la Primera Presidencia y el Quórum delos Doce Apóstoles cuidan las finanzas con muchaatención de modo tal que no gastemos lo que no te-nemos” (en Conference Report, abril de 1975, pág.167; citado en el manual Matrimonio eterno: Manualpara el alumno).

� Élder L. Tom Perry: “En forma tan regular comoel pago del diezmo, separen como ahorro una can-tidad destinada a necesidades futuras de la familia”(“Si estáis preparados no temeréis”, Liahona, enerode 1996, págs. 40–41).

� Élder Henry B. Eyring, del Quórum de los DoceApóstoles:

“El costo de comprar una casa, comparado con elsalario promedio, parece estar subiendo, y es cadavez más difícil conservar un empleo seguro. Perohay otras formas en que el joven y la señorita po-drían pensar... en prepararse para proveer para esafamilia futura. Los ingresos forman tan solo unaparte de la ecuación. ¿Han observado a matrimo-nios que piensan que no les alcanza el dinero yoptan por una solución que permita incrementarsus entradas, pero pronto se dan cuenta de que,sean cuales fueren los ingresos, aún así no les al-canza el dinero? Hay una fórmula antigua que di-ce algo así: Cinco dólares de ingresos y seis degastos: desdicha. Cuatro dólares de ingresos y tresde gastos: felicidad.

“El que un joven provea para su familia y regrese asu lado a una hora razonable después del trabajo,y el que una joven esté presente para criar a sushijos, puede depender tanto de la forma en que

aprendan a gastar como de la formaen que aprendan a ganar el dinero...

“Piensen detenidamente en lo querealmente necesitan con respecto aautomóviles, ropa, recreación, casa,vacaciones y cualquier cosa que al-

gún día quieran proveer para sus hijos... la dife-rencia en costo entre lo que el mundo dice que esnecesario y lo que los niños realmente necesitanpodría darle al padre o a la madre el tiempo quenecesita pasar con los hijos a fin de llevarlos devuelta al hogar con su Padre Celestial.

“Aun los hábitos adquisitivos más frugales y laplanificación más cuidadosa en lo que respectaal empleo quizás no sea suficiente para garantizarel éxito, pero eso podría bastar para darles la pazque resulta del saber que hicieron lo mejor posi-ble para proveer para la familia y criar a los hijos”(véase “La familia”, Liahona, octubre de 1998,págs. 20–22).

� Élder Marvin J. Ashton:

“Toda familia debe entender, de antemano, cuántodinero habrá disponible cada mes así como la can-tidad que se pueda gastar en cada categoría delpresupuesto familiar. Las chequeras facilitan a lafamilia la administración del dinero y el llevar re-gistros. Anoten cuidadosamente cada vez que ex-tiendan un cheque y reconcilien las anotacionesde la chequera con el extracto de cuenta mensualdel banco.

“Con la excepción de la compra de una casa, el pagode una educación académica o el realizar otras in-versiones de importancia, eviten las deudas y susconsecuentes cargas financieras. Paguen todo artícu-lo de larga duración y las vacaciones en efectivo.Eviten el pago de crédito a plazos y sean cuidadososcon la utilización de las tarjetas de crédito, cuyosusos principales son la comodidad y la identifica-ción, y que no deben ser empleadas sin cuidado nien forma derrochadora. La utilización de varias tar-jetas de crédito contribuye de manera significativa alriesgo de adquisición de deudas excesivas. Comprenartículos usados hasta que hayan ahorrado lo sufi-ciente para comprarlos nuevos y de buena calidad.La compra de artículos de mala calidad casi siempretermina por ser muy cara.

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“Toda familiadebería tener un

presupuesto”.

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“Ahorren... un porcentaje determinado de sus in-gresos” (“Una guía para la economía familiar”,Liahona, abril de 2000, pág. 45).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

El élder Marvin J. Ashton dijo:

“Una vez tuve la oportunidad de conversar conuna pareja extraordinaria de jóvenes, los cuales seiban a casar esa misma semana. Sus ojos brillabande ilusión por el acontecimiento importante que seavecinaba, así como por el amor perdurable deluno por el otro. Ambos gozaban de las ventajas deuna educación universitaria, de buenos hogares yde experiencias culturales. Era un deleite ser partí-cipe de sus personalidades, de sus planes y de supotencial. El cortejo parecía haber comenzado, demanera apropiada, sobre una base eterna.

“Durante nuestra entrevista, las respuestas quedieron a sólo una pregunta hicieron surgir en mícierta preocupación. Espero que mi afán y mis su-gerencias les hayan impulsado a reexaminar su fu-turo enlace.

“A la pregunta ‘¿Quién va a administrar el dineroen el matrimonio?’, ella contestó: “Él, creo”. Y éldijo: “Todavía no hemos hablado de ello”. Esoscomentarios me sorprendieron y hasta me extra-ñaron.

“¿Cuán importantes son las finanzas y la adminis-tración del dinero en los asuntos familiares y ma-trimoniales? Permítanme ser yo quien responda:‘Tremendamente importantes’ ” (“Una guía para laeconomía familiar”, Liahona, abril de 2000, págs.42–44).

• ¿Por qué crees que el élder Ashton se preocupótanto cuando esa pareja le dijo que no habíanhablado sobre la administración del dinero?

• Al principio de este capítulo, el presidenteSpencer W. Kimball explicó que la Iglesia mantie-ne permanentemente un presupuesto. ¿Por qué laadministración personal y las finanzas familiares

son tan importantes como la administración delos asuntos financieros de la Iglesia?

• ¿Por qué es importante la administración del di-nero para el matrimonio y los asuntos familiares?

El élder Joe J. Christensen, en ese entonces de laPresidencia de los Setenta, dijo:

“Durante muchos años, mi padre tenía la costumbrede cambiar a un auto nuevo cada año. Luego, pocodespués de la Segunda Guerra Mundial, cuando elprecio del grano aumentó, nos sorprendió un día vera papá llegar en un auto más caro.

“Una mañana mi madre preguntó: ‘¿Cuánto máscostó ese auto nuevo que el otro?’.

“Cuando mi padre se lo dijo, mi madre agregó:‘Bueno, el otro auto siempre me ha llevado a don-de necesitaba ir. Creo que debemos dar la diferen-cia a alguien que la necesite más que nosotros’.

“Y así fue; al año siguiente papá regresó a los autosmás baratos y ellos [mis padres] continuaron su vi-da generosa.

“Si no somos cuidadosos, es fácil que nuestros deseosse conviertan en necesidad” (“La codicia, el egoísmoy los excesos”, Liahona, julio de 1999, pág. 10).

• ¿Qué lecciones acerca de la administración finan-ciera aprendió de sus padres el élder Christensenpor medio de esa experiencia?

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• ¿Qué diferencia existe entre desear y necesitar?

• ¿Qué nos ayuda a aprender la diferencia?

Sergio y Nadia esperaron largo tiempo para contraermatrimonio. Terminaron sus estudios y ambos te-nían trabajos bastante buenos. Estaban acostumbra-dos a vivir con un presupuesto ajustado, pero ahoraque tenían más dinero comenzaron a comprar co-sas que pensaban que necesitaban y que siemprehabían deseado; pero se dieron cuenta de que suscompras eran muchas veces más caras de lo que ha-bían pensado. A menudo, cuando uno de ellos lecompraba algo al otro, éste se sentía a su vez obliga-do a comprar algo para su cónyuge. De esa formagradualmente se comenzaron a acumular las deu-das. La semana pasada, Nadia se enteró de que esta-ba embarazada. Ella siempre había pensado criar asu hijo sin tener que salir a trabajar.

• ¿Qué consejo le darías a esta pareja?

• ¿Qué deben hacer para afrontar los problemasque se les avecinan?

RESUMEN ANALÍTICO

• ¿Por qué el pago de diezmos y ofrendas nos ben-dice tanto espiritual como temporalmente?

• ¿Por qué el evitar las deudas innecesarias brindauna gran tranquilidad?

• ¿Por qué es importante ser honrados en losnegocios?

• ¿Por qué el administrar el dinero junto con lafamilia aumenta la unidad?

NOTAS E IMPRESIONES:

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Un presupuesto nos ayuda a planear y a evaluar nuestros gastos.

Haz un presupuesto para un período específico (como por ejemplo: semanal, quincenal o mensual) deacuerdo con la frecuencia con que recibas tu sueldo.

Ajusta tu ingreso a los gastos y gasta menos de lo que ganas.

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PRESUPUESTO PARA ___________________________ DE 20_____

INGRESO

Sueldos/Salarios(después de pagar los impuestos)

Otras entradas

Total de ingresos

GASTOS

Donativos a la Iglesia

Ahorros

Alimentos

Hipoteca o alquiler

Servicios públicos

Transporte

Pagos de deudas

Seguros

Atención médica

Ropa

Otros

Total de gastos

Ingreso menos gastos

Planeado Real

Planeados Reales

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CAPÍTULO 5

LA FE EN JESUCRISTO NOSBRINDA PODER PARAPROVEER PARANOSOTROS MISMOS YPARA LOS DEMÁS

INTRODUCCIÓN

La fe en el Señor Jesucristoes el primer principio delEvangelio (véase Artículosde Fe 1:4). Al confiar en elSeñor y buscar Su ayuda,tanto en las cosas espiri-tuales como materiales,recibimos Su ayuda y Susbendiciones.

Además de tener fe enJesucristo, debemos hacertodo lo que esté a nuestro

alcance para lograr nuestros deseos justos. En ocasio-nes, eso requiere vivir fielmente por largo tiempo yun gran empeño de nuestra parte. Moroni enseñóque “no [recibimos] ningún testimonio sino hastadespués de la prueba de [nuestra] fe” (Éter 12:6).Cuando nos esforzamos, oramos y perseveramos confe en Jesucristo, con el fin de mejorar nuestras condi-ciones, el Señor nos ayudará.

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• La fe en el Señor Jesucristo nos da poder paraprogresar espiritualmente y atender los asuntostemporales.

• El Señor prometió que Él ayudará a proveer lonecesario.

• El Señor no nos mandará en todas las cosas.Debemos estar anhelosamente consagrados enhacer mucho bien.

• Cuando fielmente acudamos al Señor, Él nosayudará a comprender el modo de mejorar nues-tra vida y de ayudar a los demás.

CITAS Y PASAJESCORROBORATIVOS

La fe en el Señor Jesucristo nos da poderpara progresar espiritualmente y atenderlos asuntos temporales.

� “Y a causa de vuestra diligencia, y vuestra fe yvuestra paciencia al nutrir la palabra… he aquí quecon el tiempo recogeréis su fruto, el cual es suma-mente precioso” (Alma 32:42).

� “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apo-yes en tu propia prudencia.

“Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezarátus veredas”(Proverbios 3:5–6 [Dominio de lasEscrituras]).

� Élder Henry D. Taylor, Ayudante de los Doce: “Misamados hermanos, el Señor cumple Sus promesas.Verdaderamente abre las ventanas de los cielos y de-rrama bendiciones sobre los que le son fieles y obe-decen sus mandamientos, pero lo hará a Su propiamanera. Esas bendiciones pueden venir en formaeconómica o material o pueden cumplirse en formaespiritual, trayéndonos fuerza, paz y consuelo. Susbendiciones pueden recibirse de una manera extrañae inesperada que quizás no reconozcamos de inme-diato al recibirlas; pero las promesas del Señor secumplirán” (véase “...y derramaré sobre vosotrosbendición”, Liahona, diciembre de 1974, pág. 44).

� Élder Robert D. Hales, del Quórum de los DoceApóstoles: “Se requiere gran fe y valentía para orara nuestro Padre Celestial, ‘no sea como yo quiero,sino como tú’. La fe para creer en el Señor y perse-verar hasta el fin produce gran fortaleza. Algunosdicen que si tenemos suficiente fe a veces podemoscambiar las circunstancias que provocan nuestrosproblemas y tribulaciones. ¿Debemos emplearnuestra fe para cambiar las circunstancias o parasoportarlas? Las oraciones fervientes pueden ofre-cerse para cambiar o atenuar los acontecimientosen nuestra vida, pero no debemos olvidar que, alfinalizar cada una de nuestras oraciones, debemoshacerlo con el entendimiento de ‘hágase tu volun-tad’ (Mateo 26:42). La fe en el Señor incluye laconfianza en Él. La fe para perseverar se basa enaceptar la voluntad del Señor y las lecciones queaprendemos de cada uno de los acontecimientos denuestra vida” (véase “He aquí, tenemos por bien-aventurados a los que sufren”, Liahona, julio de1998, págs. 83–84).

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� Presidente Thomas S. Monson, de la PrimeraPresidencia: “Si hubiere alguien que se sienta de-masiado débil para cambiar los altiba-jos de su vida, o si hay alguien queno se decida a mejorar debido al másgrande de los temores, el temor al fra-caso, no existe una seguridad más re-confortante que estas palabras delSeñor: ‘Basta mi gracia a todos loshombres que se humillan ante mí;porque si se humillan ante mí, y tie-nen fe en mí, entonces haré que las cosas débilessean fuertes para ellos’ [Éter 12:27]” (“Tu jornadaeterna”, Liahona, julio de 2000, págs. 58–59).

� Presidente Spencer W. Kimball, en ese entoncesPresidente del Quórum de los Doce Apóstoles: “Serequiere fe ciega para que los jóvenes empiecenuna familia inmediatamente, aun ante incerti-dumbres financieras. Se requiere fe para que lasjóvenes tengan su familia en lugar de aceptar unempleo, en especial si el joven marido tiene queterminar los estudios. Se requiere fe para observarel día de reposo cuando, en lugar de ello, se po-dría ganar dinero extra trabajando los domingos,cuando se podrían sacar utilidades, cuando se po-dría vender mercadería. Se requiere gran fe parapagar el diezmo cuando hay poco dinero y mu-chas cuentas por pagar. Se requiere fe para ayunary tener oraciones familiares y observar la Palabrade Sabiduría. Se requiere fe para llevar a cabo laorientación familiar, la obra misional de estaca yotros tipos de servicio cuando éste requiere un sa-crificio. Se requiere fe para cumplir misiones regu-lares. Pero sepan esto: todo esto representa lasiembra, y la cosecha es una familia fiel y devota,la seguridad espiritual, la paz y la vida eterna”(véase La fe precede al milagro, pág. 11).

� Élder Howard W. Hunter, en ese entonces miem-bro del Quórum de los Doce Apóstoles: “Tenemosque estudiar los fundamentos sencillos de las ver-dades que ha enseñado el Maestro y eliminar lopolémico. Nuestra fe en Dios debe ser real y no es-peculativa. El Evangelio restaurado de Jesucristopuede ser una influencia dinámica e impulsora...Una de las grandes virtudes de la religión mormo-na es que su creencia se traduce en pensamiento yconducta diarios” (en Conference Report, octubre de1970, págs. 131–132; también en Las enseñanzas deHoward W. Hunter, pág. 182).

El Señor prometió que Él ayudará aproveer lo necesario.

� “...yo, el Señor, he decretado abaste-cer a mis santos…

“Porque la tierra está llena, y hay sufi-ciente y de sobra” (D. y C. 104:16–17).

� “Pedid, y se os dará; buscad, yhallaréis; llamad, y se os abrirá”(Mateo 7:7).

� Presidente Brigham Young, segundo Presidente dela Iglesia: “Mi fe no me hace pensar que el Señornos proveerá lechones asados, pan untado conmantequilla, etc.; Él nos dará la capacidad para cul-tivar granos, obtener los frutos de la tierra, cons-truir viviendas, conseguir unas pocas maderas paraconstruir cajas y, cuando llegue el momento de lacosecha, nos concederá los granos; pero somos nos-otros quienes debemos preservarlos, almacenandoel trigo hasta contar con una provisión de uno, dos,cinco o siete años y que el pueblo tenga suficientepara el sostén de vida para sí mismo y para todoaquel que venga aquí en procura de protección”(Discourses of Brigham Young, sel. Juan A. Widtsoe,1941, págs. 291–292; Enseñanzas de los Presidentes dela Iglesia: Brigham Young, págs. 238–240).

� Élder Richard G. Scott, del Quórum de los DoceApóstoles: “Testifico que dentro de tu propia esferade actividad y de res-ponsabilidades elSeñor te proporciona-rá... ayuda. Si lo nece-sitas y lo mereces,disfrutarás de inspira-ción divina para saberqué hacer, y, si es ne-cesario, de la potestad

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“La fe para creeren el Señor y

perseverar hasta elfin produce gran

fortaleza”.

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y la capacidad para lograrlo. Por medio de la disci-plina personal y aplicada, José Smith aprendió aperfeccionar su capacidad de seguir la guía delSeñor; él no dejó que sus propios deseos, su conve-niencia ni las persuasiones de los hombres impidie-ran ese cumplimiento al progresar y ser adiestradopor el Señor para llevar a cabo las tareas que se leencomendaron. Sigamos su ejemplo” (“¡Él vive!”,Liahona, enero de 2000, pág. 107).

El Señor no nos mandará en todas lascosas. Debemos estar anhelosamenteconsagrados en hacer mucho bien.

� “Porque he aquí, no conviene queyo mande en todas las cosas; porqueel que es compelido en todo es unsiervo perezoso y no sabio; por tanto,no recibe galardón alguno.

“De cierto digo que los hombres deben estar anhe-losamente consagrados a una causa buena, y hacermuchas cosas de su propia voluntad y efectuar mu-cha justicia;

“porque el poder está en ellos, y en esto vienen aser sus propios agentes. Y en tanto que los hom-bres hagan lo bueno, de ninguna manera perderánsu recompensa” (D. y C. 58:26–28 [Dominio de lasEscrituras, D. y C. 58:26–27]).

� Élder Bruce R. McConkie, del Quórum de losDoce Apóstoles:

“De manera que nos encontramos ante dos propo-siciones. Una es que debemos ser guiados mediante

el espíritu de inspiración, el espíritu de revelación.La otra es que nos encontramos aquí [sobre la tie-rra] con la instrucción de utilizar nuestro albedríoy determinar por nosotros mismos lo que debemoshacer. Entonces necesitamos establecer un equili-brio entre estas dos…

“…Implícito en el hecho de pedir con fe se en-cuentra el requisito de que debemos hacer todo loque esté a nuestro alcance para lograr la meta quedeseamos. Utilizamos el albedrío con el que hemossido investidos; utilizamos toda facultad, habilidady aptitud que poseemos para conseguir el resultadodeseado…

“...Se espera que hagamos todo lo queesté a nuestro alcance y que despuésbusquemos la respuesta del Señor, elsello ratificador de que hemos llegadoa la conclusión correcta” (véase “Libre

albedrío o inspiración”, Liahona, mayo de 1978,págs. 19–34).

� Élder Russell M. Nelson, del Quórum de los DoceApóstoles: “Cada uno de los Presidentes de la Iglesia,teniendo al Espíritu Santo como su constante com-pañero, hereda una enorme tarea cuando llega auna edad en la que la mayoría de los hombres se ju-bila. El presidente Hinckley [marca una pauta] sinprecedentes... Su agotador programa obedece a sudeterminación de estar ‘anhelosamente consagrado’a la edificación del Reino de Dios. Con frecuencia lehe oído decir: ‘No me imagino cómo llevar algo abuen término sin antes arrodillarme y suplicar ayu-da, y entonces levantarme y ponerme manos a laobra’. Nuestro profeta es todo un ejemplo de feinquebrantable, trabajo intenso y optimismocontagioso” (véase “Capacidad espiritual”, Liahona,enero de 1998, pág. 18).

� Élder Joseph B. Wirthlin, del Quórum de los DoceApóstoles: “No debemos ser de doble ánimo ennuestra relación con nuestros cónyuges, nuestros pa-dres o nuestros hijos. ¿Vamos a gozar de nuestros hi-jos después de que crezcan un poco y no estemostan ocupados? ¿Y qué haremos con esa amistad quese ha desvanecido a causa de que hemos planificadoescribir una carta amable, larga, pero que nunca ter-minamos y, por lo tanto, no enviamos? ¿Somos fie-les al asistir a nuestros templos en forma regular?Consideren los libros que tenemos la intención deleer, los impulsos de bondad sobre los que planea-mos actuar y las buenas causas que tenemos elpropósito de apoyar. ¿Estamos siempre empacando

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“El creer requiereacción”.

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las maletas con lo que valoramos más en esta vida,pero nunca emprendemos el viaje? ¿Seguimos de-jando todo para mañana? Determinemos comenzara vivir hoy —no mañana, sino hoy— en esta hora,mientras todavía tenemos tiempo” (véase “Un tiem-po de preparación”, Liahona, julio de 1998, pág. 16).

� Presidente James E. Faust, de laPrimera Presidencia: “El creer requiereacción. Si se preparan para afrontaresta vida, recibirán un galardón queva más allá de sus sueños y de sus ex-pectativas; pero para lograrlo, debentrabajar mucho, ahorrar, ser pruden-tes y estar alerta. Deben alejarse de to-do lo que sea gratificación mundana;ser fieles en el pago de sus diezmos;guardar la palabra de Sabiduría; y permanecer li-bres de toda clase de adicción. Deben ser castos ymoralmente limpios en todos los aspectos; aceptarlos llamamientos que reciban y ser fieles a ellos;lograrán más por medio del trabajo arduo y cons-tante que por ser extremadamente inteligentes”(Véase “Pionero del futuro: ‘No temas, cree sola-mente’ ”, Liahona, enero de 1998, pág. 50).

Cuando fielmente acudamos al Señor, Élnos ayudará a comprender el modo demejorar nuestra vida y de ayudar a losdemás.

� “y si los hombres vienen a mí, les mostraré sudebilidad… porque si se humillan ante mí, y tie-nen fe en mí, entonces haré que las cosas débilessean fuertes para ellos” (Éter 12:27 [Dominio de lasEscrituras]).

� “De manera que, sé fiel… socorre a los débiles,levanta las manos caídas y fortalece las rodillas de-bilitadas” (D. y C. 81:5).

� Presidente Gordon B. Hinckley, decimoquintoPresidente de la Iglesia:

“Con buena preparación para conseguir empleo...[los] jóvenes y [las] jóvenes podrán salir de la po-breza que tanto ellos como sus antecesores han co-nocido. Proveerán mejor para su familia. Prestaránservicio en la Iglesia y progresarán en responsabili-dades de liderazgo... Como miembros fieles de laIglesia, pagarán su diezmo y ofrendas, y la Iglesiaserá mucho más firme gracias a la presencia deellos en las regiones donde viven...

“...Y grandes son las probabilidades de que perma-nezcan fieles y activos [en la Iglesia] a lo largo desu vida” (“El Fondo Perpetuo para la Educación”,Liahona, julio de 2001, pág. 62).

� Élder Marvin J. Ashton, del Quórum de los DoceApóstoles: “Debemos saber cómo, qué, dónde y

por qué cambiar. El Evangelio deJesucristo puede ayudarnos a estable-cer metas de corto, medio y largo pla-zo al enseñarnos quiénes somos, dedónde vinimos y hacia dónde vamos.Con ese conocimiento, una personapuede contar con mayor fortaleza pa-ra mejorar” (véase “No temamos a loscambios”, Liahona, enero de 1980,pág. 94).

� Presidente Gordon B. Hinckley:

“Es nuestra solemne obligación, es nuestra inevita-ble responsabilidad, mis hermanos, ‘socorre[r] a losdébiles, levanta[r] las rodillas debilitadas’ (Doctrinay Convenios 81:5). Debemos ayudarles a ser auto-suficientes y a salir adelante con éxito.

“Creo que el Señor nodesea ver a los de Supueblo condenados avivir en la pobreza.Creo que Él desea quelos fieles disfruten delas cosas buenas de latierra. Él desea que ha-gamos esas cosas paraayudarles. Y Él nos ben-decirá si lo hacemos.

Por el éxito de esta empresa ruego humildemente,al mismo tiempo que pido su interés, su fe y susoraciones y su preocupación en beneficio de ella”(“El Fondo Perpetuo para la Educación”, Liahona,julio de 2001, pág. 67).

� Élder Henry B. Eyring, del Quórum de los DoceApóstoles: “El amor es lo que debe motivar a lospastores de Israel. Al principio podrá parecer difícilporque tal vez ni siquiera conozcamos bien al Señor,pero si comenzamos con siquiera un granito de feen Él, el servicio que prestemos a las ovejas aumen-tará nuestro amor por ellas y por el Señor. Provienede las cosas sencillas que todo pastor debe hacer.Oramos por las ovejas, por cada una de quien somosresponsables. Cuando preguntamos: ‘¿Podrías decir-me quién me necesita?’, se recibirán respuestas.Acudirá a nuestra mente una cara o un nombre; tal

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“No se puedeencender el fuegoen otra alma amenos que esté

ardiendo enla propia”.

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vez tengamos un encuentro fortuito con alguien,cuando sabemos que no lo es. En esos momentos,sentiremos el amor del Salvador por ellos y por no-sotros. Conforme cuiden a las ovejas de Él, el amorque sientan por Él aumentará, y eso incrementará supropia confianza y valor” (véase “Velad conmigo”,Liahona, julio de 2001, pág. 47).

� Presidente Harold B. Lee, onceavo Presidente dela Iglesia: “No les será posible elevar a ninguna otraalma sino hasta no encontrarse en un terreno máselevado que ella. Si quieren rescatar a alguien, de-ben asegurarse de dar el ejemplo de lo que deseanque esa persona llegue a ser. No se puede encenderel fuego en otra alma a menos que esté ardiendoen la propia... ¿Quién de nosotros, cualquiera quesea la posición en que nos hayamos encontrado,no ha tenido necesidad de fortalecimiento?” (enConference Report, abril de 1973, págs. 178–179;o Ensign, julio de 1973, pág. 123).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

La familia de Fernando ha vivido en la misma ciu-dad por muchos años. Por muchas generaciones, lavida ha cambiado para ellos relativamente muy po-co. Cuando Fernando cumplió 17 años, conoció elEvangelio y se unió a la Iglesia. Fernando desea sa-ber qué debe hacer para prepararse mejor para elfuturo.

• ¿Qué consejo le darías a Fernando?

• ¿Qué función cumple la fe en nuestra prepara-ción para el futuro?

• ¿De qué modo el estudio diario de las Escrituras,el salir a una misión y una buena instrucciónacadémica pueden ayudar a Fernando a progresartanto espiritual como temporalmente?

María ha estado siempre activa en la Iglesia. Ellatiene un firme testimonio del Evangelio y sienteque sus oraciones han sido contestadas muchasveces. Ella tiene gran confianza y fe en el Señor.Durante los dos últimos años ha estado orandoacerca de qué trabajo debe buscar; y mientrastanto sigue acumulando deudas esperando larespuesta.

• ¿Por qué sería bendecida María si aplicara la ad-monición del Salvador que dice: “no convieneque yo mande en todas las cosas” (D. y C. 58:26)y “los hombres deben estar anhelosamente con-sagrados” (vers. 27)?

• ¿Qué consejo le darías a María?

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RESUMEN ANALÍTICO

• ¿Por qué el conocimiento del servicio que elSalvador brindó a los demás influye en tu fe enque Él también te ayudará a ti?

• ¿Sobre qué necesidades específicas debes solicitarayuda en tus oraciones?

• ¿Cómo puedes saber cuando el Señor te brindainspiración para ayudar a los demás?

NOTAS E IMPRESIONES:

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CAPÍTULO 6

EL PROVEER PARA UNOMISMO, PARA LA FAMILIAY PARA OTROS

INTRODUCCIÓN

El proveer materialmente para sustentarnos a no-sotros mismos, a nuestra familia y a otros es im-portante para nuestro progreso y felicidad en elEvangelio. Una parte importante de nuestra mi-sión es venir a Cristo y traer a otras personas a Él(véase 1 Timoteo 5:8; D. y C. 75:28).

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• Lo temporal y lo espiritual están relacionados.

• Nuestras prioridades deben reflejar los principiosdel Evangelio.

• El padre tiene la responsabilidad de proteger a sufamilia y de proveerle las cosas necesarias de lavida. La responsabilidad primordial de la madrees criar a los hijos.

CITAS Y PASAJESCORROBORATIVOS

Lo temporal y lo espiritual estánrelacionados.

� “Porque por el poder de mi Espíritu las he crea-do; sí, todas las cosas, tanto espirituales como tem-porales:

“primero espirituales, en seguida temporales, quees el principio de mi obra; y además, primero

temporales y en seguida espirituales, que es el finde mi obra

“Por tanto, de cierto os digo que para mí todaslas cosas son espirituales; y en ninguna ocasiónos he dado una ley que fuese temporal, ni a nin-gún hombre, ni a los hijos de los hombres, ni aAdán, vuestro padre, a quien yo creé” (D. y C.29:31–32, 34).

� “Y he aquí, todas lascosas tienen su semejan-za, y se han creado y he-cho todas las cosas paraque den testimonio demí; tanto las que sontemporales, como lasque son espirituales; co-sas que hay arriba en loscielos, cosas que están sobre la tierra, cosas que es-tán en la tierra y cosas que están debajo de la tie-rra, tanto arriba como abajo; todas las cosastestifican de mí” (Moisés 6:63).

� Élder Howard W. Hunter, en ese entonces miem-bro del Quórum de los Doce Apóstoles:

“El hombre hace distinción entre lo temporal y loespiritual, probablemente porque al vivir en la tie-rra, entre la preexistencia espiritual y la vida espiri-tual del más allá, no puede reconocer el plenosignificado que tienen sus actividades durante losaños que pasa en la tierra. Para el Señor, todo estanto espiritual como temporal y, por consiguiente,las leyes que da son espirituales, ya que atañen alos seres espirituales.

“Por lo tanto, toda fase de nuestra vida se convierteen el foco de atención de la Iglesia. El gran progra-ma de bienestar de la Iglesia pone de manifiesto eseprincipio. La Iglesia se interesa en nuestras necesi-dades sociales y recreati-vas, en la educación, lavida familiar, nuestrosasuntos de trabajo y to-do lo que hagamos.

“No es posible separarlas actividades de adora-ción del día de reposo delas muchas ocupacionescotidianas al designar aunas como religiosas ya las otras como tempo-rales, ya que ambas son

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espirituales. Dios las ha promulgado de esa forma,ya que consisten en nuestros pensamientos y accio-nes a medida que avanzamos por esta porción de laeternidad. Así que nuestras transacciones de nego-cios, nuestros trabajos diarios, nuestra vocación oprofesión, o lo que sea que hagamos, se convierteen una parte del vivir el Evangelio” (en ConferenceReport, octubre de 1961, pág. 109; también en Lasenseñanzas de Howard W. Hunter, pág. 13).

� Élder Joseph B. Wirthlin, del Quórum de losDoce Apóstoles: “Lo temporal y lo espiritual estáninseparablemente unidos. Al dar de nuestro tiem-po, talentos y recursos para atender las necesidadesde los enfermos, ofrecer alimento al hambriento yenseñar la autosuficiencia al que recibe ayuda, nosenriquecemos espiritualmente más de lo que poda-mos comprender” (“El programa inspirado de bien-estar de la Iglesia”, Liahona, julio de 1999, págs.89–90).

� Presidente Spencer W.Kimball, duodécimoPresidente de la Iglesia:“Tenemos que atendermuchos asuntos queno parecen muy espiri-tuales; pero todas lascosas son espiritualesante el Señor. Él esperaque escuchemos, obe-dezcamos y que viva-

mos los mandamientos” (“Lo que el Señor esperade nosotros”, Liahona, octubre de 1977, pág. 4).

� Joe J. Christensen, posteriormente miembro de losSetenta: “Encontré gran inspiración en una clase defísica y descubrí una reverencia más grande por laCreación en un curso de geología. Nunca olvidaré loque considero la experiencia religiosa educativa quetuve al estudiar gramática, composición y literaturadel idioma español con uno de los profesores más efi-caces y exigentes que he conocido en la UniversidadBrigham Young. Descubrí que mis experiencias en elcampo de la psicología y de la filosofía, en lugar dedestruir mi fe, se convirtieron en fuentes para fortale-cerla. Y, sin ninguna vergüenza, confieso que en oca-siones se me humedecieron los ojos con lo que yodescribiría una experiencia espiritual causada por labelleza de selecciones de poesía, literatura y músicacreada por los que se han destacado en esas artes”(“True Education—True Religion”, Ensign, enero de1980, pág. 74).

Nuestras prioridades deben reflejar losprincipios del Evangelio.

� “No busques riquezas sino sabiduría; y he aquí,los misterios de Dios te serán revelados, y entoncesserás rico. He aquí, rico es el que tiene la vida eter-na” (D. y C. 11:7).

� “Y uno de ellos... preguntó...

“Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?

“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tucorazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

“Este es el primero y grande mandamiento.

“Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimocomo a ti mismo” (Mateo 22:35–39).

� Élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los DoceApóstoles:

“Jesús enseñó del orden prioritario cuando dijo:‘Por tanto, no busquéis las cosas de este mundo,mas buscad primeramente edificar el reino de Dios,y establecer su justicia, y todas estas cosas os seránañadidas’ (TJS, Mateo 6:38).

“ ‘Buscad primeramente edificar el reino de Dios’significa dar prioridad absoluta a Dios y a Su obra.La obra de Dios es llevar a cabo la vida eterna deSus hijos (véase Moisés 1:39), y todo lo que estoconlleva en el nacimiento, la crianza, la enseñanzay el sellamiento de los hijos de nuestro PadreCelestial. Todo lo demás está más abajo en el ordende prioridades… Como alguien dijo: ‘Si no hemosescogido primeramente el reino de Dios, al final noimporta lo que hayamos escogido en su lugar’...

“Aquello a lo que damos prioridad es más visibleen la forma en que empleamos nuestro tiempo.Alguien ha dicho: ‘Tres cosas no vuelven jamás: laflecha que se ha lanzado, la palabra que se ha ha-blado y la oportunidad que se ha perdido’. No po-demos reciclar ni guardar el tiempo que se nosadjudica cada día. En lo que respecta al tiempo, só-lo tenemos una oportunidad de escoger y luego seva para siempre...

“Con respecto al orden de prioridades de las deci-siones de gran importancia (como por ejemplo, losestudios, la ocupación, el lugar de residencia, elcónyuge o la maternidad), debemos preguntarnoscuál será la consecuencia eterna de esa decisión.Algunas decisiones que parecen convenientes parala vida terrenal tienen riesgos inaceptables para laeternidad. Al tomar todas esas decisiones debemostener un inspirado orden de prioridades y aplicarlo

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de manera que nos reporten bendiciones eternastanto a nosotros como a nuestros familiares”(“Enfoque y prioridades”, Liahona, julio de 2001,págs. 101–102).

� Élder Richard G. Scott,del Quórum de los DoceApóstoles: “En los tran-quilos momentos de re-flexión, considera lo quenuestro Padre Celestialy Su Hijo Amado hanindicado que tiene prior-idad clave en la vida.Examina tu propia vidapara asegurarte de que

en todos sus aspectos esté en armonía con ello...Al viajar por mi propio país y ver otras partes delmundo, observo los maravillosos beneficios de lasdiversas culturas que existen. No obstante, esosbeneficios quedan a veces eclipsados por las influ-encias negativas de las tradiciones que están enconflicto con las enseñanzas del Maestro” (“Cómoeliminar las barreras que nos separan de la felici-dad”, Liahona, julio de 1998, pág. 94).

� Élder Russell M. Nelson, del Quórum de los DoceApóstoles: “El poder para perseverar aumenta cuan-do las prioridades son las correctas. Y cuando esasprioridades se arraiguen en nuestro interior, evita-rán que ‘caigamos por la borda’; nos protegeráncontra el engaño: en el matrimonio, en la Iglesia yen la vida” (“Perseverar y ser enaltecidos”, Liahona,julio de 1997, pág. 81).

El padre tiene la responsabilidad de protegera su familia y de proveerle las cosasnecesarias de la vida. La responsabilidadprimordial de la madre es criar a los hijos.

� “porque si alguno no provee para los suyos, ymayormente para los de su casa, ha negado la fe, yes peor que un incrédulo” (1 Timoteo 5:8).

� “Y además, de cierto os digo que todo hombreque tiene la obligación de mantener a su propia fa-milia, hágalo, y de ninguna manera perderá su co-rona; y obre en la iglesia” (D. y C. 75:28).

� Presidente Gordon B. Hinckley, en ese entoncesPrimer Consejero de la Primera Presidencia:

“Hace muchos años, el presidente Stephen L.Richards, que en ese entonces era consejero de laPrimera Presidencia, hablando desde este púlpito,

hizo la elocuente súplica de ‘restituir al padre encalidad de cabeza de la familia’ (véase ConferenceReport, abril de 1958, pág. 94). Yo repito esa súplicaa todos los padres de familia que me estén oyendo.De ustedes es la básica e ineludible responsabilidadde estar a la cabeza de su familia. Eso no quiere de-cir en forma alguna que actúen como dictadores nique ejerzan injusto dominio. Conlleva el mandatode que el padre de familia atienda a las necesidadesde su familia. Esas necesidades son más que ali-mento, ropa y techo. Entre ellas se cuentan el diri-gir y el enseñar con rectitud, tanto por el ejemplo,como por el precepto, los principios de la honra-dez, de la integridad, del servicio, del respeto porlos derechos de los demás y del entendimiento deque somos responsables de lo que hagamos en estavida, no solo ante otros, sino también ante el Diosdel cielo, que es nuestro Padre Eterno.

“Comprenda toda madre que no posee mayorbendición que los hijos que ha recibido comodon del Todopoderoso; que no tiene mayor mi-sión que la de criarlos en la luz y en la verdad,con comprensión y amor; que no tendrá mayorfelicidad que la de verlos crecer y convertirse enjóvenes que respeten los principios de la virtud,que se conserven limpios de las manchas de la in-moralidad y de la vergüenza de la delincuencia”(véase “Instruye al niño en su camino...”, Liahona,enero de 1994, pág. 69).

� La Primera Presidencia y el Consejo de los DoceApóstoles: “Por designio divino, el padre debe pre-sidir sobre la familia con amor y rectitud y tiene laresponsabilidad de protegerla y de proveerle las co-sas necesarias de la vida. La responsabilidad pri-mordial de la madre es criar a los hijos. En estasresponsabilidades sagradas, el padre y la madre,

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como iguales, están obligados a ayudarse mutua-mente. Las incapacidades físicas, la muerte u otrascircunstancias pueden requerir una adaptación in-dividual. Otros familiares deben ayudar cuando seanecesario” (“La Familia: Una proclamación para elmundo”, Liahona, junio de 1996, pág. 10).

� Presidente Spencer W. Kimball: “Nuestro PadreCelestial puso sobre los padres la responsabilidad deasegurarse de que sus hijos estuvieran bien alimen-tados, aseados y vestidos; bien capacitados y bienenseñados. La mayoría de los padres amparan a sushijos para protegerlos, o sea, los atienden y los cui-dan cuando están enfermos, les proporcionan ropapara su seguridad y comodidad, y alimentos paraque sean sanos y crezcan. Pero, ¿qué hacen por susalmas?” (The Teachings of Spencer W. Kimball, ed. porEdward L. Kimball, 1982, pág. 332; citado por lahermana Patricia P. Pinegar en Liahona, julio de1997, pág. 13).

� Élder Bruce R. McConkie, del Quórum de losDoce Apóstoles:

“El trabajo es la ley de la vida; es elprincipio cardinal en la vida de lossantos. Mientras seamos física y men-talmente capaces, no debemos volun-tariamente depender de otros paranuestro sostén. No está bien pensar que tenemosel derecho de recibir sin trabajar. La industria, lafrugalidad, y el amor propio son esenciales para lasalvación.

“Debemos cuidar de nuestra propia salud, cultivarnuestros propios huertos, almacenar nuestros propiosalimentos, educarnos y prepararnos para hacernoscargo de los asuntos diarios de la vida. Ninguna otrapersona puede labrar nuestra salvación por nosotros,ni temporal ni espiritualmente.

“Estamos aquí sobre la tierra para satisfacer las ne-cesidades de nuestros familiares. Los maridos tie-nen la obligación de mantener a sus esposas, lospadres de mantener a sus hijos, los hijos de mante-ner a sus padres ancianos o desvalidos, los herma-nos de mantenerse los unos a los otros, así comolos parientes de ayudarse mutuamente.

“La Iglesia tiene el propósito de ayudar a los santos acuidar de sí mismos y, cuando sea necesario, proveeralimentos, ropa y artículos de primera necesidad paraevitar que acudan a la limosna y a otros males mun-danos” (véase “Independiente de todas las otras cria-turas”, Liahona, agosto de 1979, pág. 140).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

Mientras prestaba servicio misional, Héctor se sin-tió más cerca del Espíritu que nunca. Trabajó mu-cho y logró lo que antes de la misión había creídoimposible. Ahora que ha regresado de la misión,no se ha puesto más metas y no está seguro de loque debe hacer.

• ¿Qué consejo le darías a Héctor?

Algunos vecinos tuyos han comenzado a criticar a laIglesia porque piensan que es demasiado estricta y

que espera demasiado de sus miem-bros. Ellos piensan que la religión esalgo sólo para los domingos y que noes importante el resto de la semana.Después de todo, la gente tiene que vi-

vir en el mundo durante la semana y no debería te-ner que preocuparse durante esos días de las cosasespirituales.

• ¿Qué les dirías a tus vecinos acerca de la relaciónque existe entre las cosas “del mundo” y las co-sas “espirituales”?

RESUMEN ANALÍTICO

• Escribe cinco de las prioridades de mayor impor-tancia en tu vida.

• ¿Cuáles de tus prioridades parecen temporales?¿Por qué podrían considerarse espirituales?

• ¿Por qué el considerarlas como espirituales teayudaría a cumplir con ellas?

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“El trabajo es laley de la vida”.

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• ¿Por qué es importante para Dios que proveamospara nuestro sustento y el de nuestra familia ypara ayudar a los demás?

NOTAS E IMPRESIONES:

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CAPÍTULO 7

EL RECONOCER YCULTIVAR LOS TALENTOSY LAS APTITUDES

INTRODUCCIÓN

El Señor nos alienta adesarrollar y cultivarnuestros talentos y ap-titudes, lo cual muchasveces requiere pacien-cia, disciplina propia yempeño diligente. Amedida que progre-samos, nos damoscuenta más plenamente

de nuestro potencial y somos cada vez más capacesde ayudar a los demás.

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• Debido al desarrollo que adquirimos en la vidapreterrenal, cada uno de nosotros vino a la tie-rra con una combinación única de talentos yaptitudes.

• Cuando confiamos en el Espíritu, el Señor nosayuda a reconocer y a cultivar nuestros talentosy aptitudes.

• El Señor nos ayudará a vencer nuestras dudas ytemores a medida que busquemos Su ayuda paracultivar nuestros talentos y aptitudes.

• El desarrollo de nuestros talentos y aptitudes re-quiere un esfuerzo individual.

CITAS Y PASAJES CORROBORATIVOS

Debido al desarrollo queadquirimos en la vidapreterrenal, cada uno denosotros vino a la tierra conuna combinación única detalentos y aptitudes.

� “Y ésta es la manera conforme a lacual fueron ordenados, habiendo si-do llamados y preparados desde lafundación del mundo de acuerdocon la presciencia de Dios, por causa

de su fe excepcional y buenas obras, habiéndose-les concedido primeramente escoger el bien o elmal; por lo que, habiendo escogido el bien y ejer-cido una fe sumamente grande, son llamados conun santo llamamiento, sí, con ese santo llama-miento que, con una redención preparatoria y deconformidad con ella, se dispuso para tales seres”(Alma 13:3).

� “Observé que también ellos se hallaban entre losnobles y grandes que fueron escogidos en el princi-pio para ser gobernantes en la Iglesia de Dios.

“Aun antes de nacer, ellos, con muchos otros, reci-bieron sus primeras lecciones en el mundo de losespíritus, y fueron preparados para venir en el debi-do tiempo del Señor a obrar en su viña en bien dela salvación de las almas de los hombres” (D. y C.138:55–56).

� Élder Bruce R. McConkie, del Quórum de losDoce Apóstoles:

“Los espíritus de todos los hombres, cuando seencontraban en la Presencia Eterna, desarrollaronaptitudes, talentos, capacidades y habilidades detodo tipo, clase y nivel. Durante ese largo lapso detiempo de la vida, se formó una variedad infinita detalentos y aptitudes. Con el correr del tiempo, no

hubo dos espíritus iguales. Mozart seconvirtió en músico; Einstein centrósu interés en las matemáticas; MiguelÁngel se concentró en la pintura...Abraham y Moisés y todos los demásprofetas buscaron y obtuvieron el ta-lento de la espiritualidad...

“…Cuando pasamos de la preexisten-cia a la vida terrenal, traemos connosotros las características y los ta-lentos que desarrollamos allí. En ver-

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“Cuando pasamosde la preexistenciaa la vida terrenal,

trajimos connosotros las

características ylos talentos que

desarrollamos allí”.

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dad, olvidamos lo que ha sucedido antes porqueestamos aquí para ser probados, pero la capacidady las aptitudes que adquirimos en ese lugar perma-necen con nosotros. Mozart sigue siendo músico;Einstein retiene su aptitud para las matemáticas;Miguel Ángel su talento artístico; Abraham,Moisés, y los profetas sus aptitudes y talentos espi-rituales... Y todos los demás hombres, con sus va-riados e infinitos talentos y personalidades,retoman el curso de su progreso dónde lo dejaroncuando partieron de los reinos celestiales” (TheMortal Messiah, 4 tomos, 1979–1981, Tomo I, págs.23, 25).

� Élder Bruce R. McConkie, en ese entonces de losSetenta: “En esa vida anterior, en esa existenciapreterrenal, en esa preexistencia, desarrollamosvarias capacidades y talentos. Unos los cultivaronen un campo, mientras que otros lo hicieron enotro diferente. El más importante de todos loscampos fue el campo de la espiritualidad: la apti-tud, el talento y la capacidad de reconocer la ver-dad” (Making Our Calling and Election Sure, BrighamYoung University Speeches of the Year, 25 de mar-zo de 1969, págs. 5–6).

� Élder Joseph Fielding Smith, en ese entoncesmiembro del Quórum de los Doce Apóstoles:“Durante los siglos en que vivimos en nuestro es-tado preterrenal, no sólo desarrollamos nuestrosdiversos atributos y demostramos nuestra digni-dad y capacidad, o la ausencia de las mismas, sinoque también estábamos en un lugar donde talprogreso podía observarse... Bajo tales condicio-nes era natural que nuestro Padre discerniera y es-cogiera a los más dignos y evaluaralos talentos de cada persona” (TheWay to Perfection, 1970, págs. 50–51;véase también Doctrina y Convenios eHistoria de la Iglesia: Manual de consultadel maestro, pág. 273).

� Élder L. Tom Perry, del Quórum delos Doce Apóstoles: “En el mundo preterrenal senos enseñó en cuanto al plan redentor de nuestroPadre y allí disfrutamos del albedrío moral. En basea ese albedrío, los hombres y las mujeres desarrolla-ron con el tiempo aspiraciones, talentos y aptitu-des diversos, y ninguno de esos espírituspermaneció igual” (véase “Escuchen la palabra delSeñor”, charla fogonera del Sistema Educativo de laIglesia para jóvenes adultos, 2 de mayo de 1999pág. 2).

Cuando confiamos en el Espíritu, el Señornos ayuda a reconocer y a cultivarnuestros talentos y aptitudes.

� “Porque no a todos seda cada uno de los do-nes; pues hay muchosdones, y a todo hombrele es dado un don por elEspíritu de Dios.

“A algunos les es dadouno y a otros otro, paraque así todos se benefi-cien” (D. y C. 46:11–12).

� “Y además os exhorto, hermanos míos, a que noneguéis los dones de Dios, porque son muchos, yvienen del mismo Dios. Y hay diversas maneras deadministrar estos dones, pero es el mismo Dios queobra todas las cosas en todo; y se dan a los hom-bres por las manifestaciones del Espíritu de Diospara beneficiarlos” (Moroni 10:8).

� Élder Marvin J. Ashton, del Quórum de los DoceApóstoles:

“En mi opinión, una de las grandes tragedias dela vida ocurre cuando una persona se cataloga a símisma como carente de talento y dones. Cuandonos sentimos disgustados o desanimados y cae-mos en una total depresión debido a que nos ve-mos tan insignificantes, no sólo nosotros nosllenamos de tristeza, sino también Dios. Al deter-minar que no tenemos dones, a juzgar por nues-tra estatura, inteligencia, calificaciones en losestudios, posesiones materiales, poder, posición

social o apariencia exterior, no sólosomos injustos, sino también irra-zonables...

“Dios nos ha dado a todos uno o mástalentos... Está en cada uno de noso-tros el descubrir y desarrollar los do-

nes que Dios nos ha dado. Debemos tener presenteque todos fuimos creados a la imagen de Dios, queno hay nadie insignificante y que todos somos im-portantes para Él y para nuestro prójimo...

“...Quisiera mencionar al azar algunos dones, amodo de ejemplo, los cuales no siempre son evi-dentes, pero sí son muy importantes...

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“Dios nos ha dadoa todos uno o más

talentos”.

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“El don de preguntar, eldon de escuchar, el donde oír y de emplear unavoz suave y apacible, eldon de poder llorar, eldon de evitar la conten-ción, el don de conge-niar, el don de evitarrepeticiones vanas, eldon de obrar con recti-tud, el don de no conde-nar, el don de buscar laguía de Dios, el don deser un discípulo, el don

de interesarse en los demás, el don de saber medi-tar, el don de orar, el don de testificar con poder yel don de recibir el Espíritu Santo.

“Debemos recordar que a todos los seres humanosse nos da un don por el Espíritu de Dios. Tenemosel derecho y la responsabilidad de aceptar nuestrosdones y de compartirlos” (véase “Hay muchos do-nes”, Liahona, enero de 1988, pág. 19).

� Presidente James E. Faust, de la PrimeraPresidencia: “Debemos reconocer que nuestrosdones y capacidades naturales son limitados, mascuando son incrementados por la ins-piración y la guía del Espíritu Santo,nuestro potencial se multiplica.Precisan ayuda de un poder más alládel propio para hacer algo extraordi-nariamente útil. Ustedes, jovencitos,pueden tener oportunidades y recibirbendiciones mucho más grandes de lo que jamássoñaron o esperaron. Puede que el futuro no les de-pare fama ni fortuna, pero puede brindarles algomás duradero y satisfactorio. Recuerden que lo quehacemos en la vida tiene eco en la eternidad” (“Nopuede sucederme a mí”, Liahona, julio de 2002,pág. 52).

� Élder Richard G. Scott, del Quórum de los DoceApóstoles:

“Pon al Salvador, Sus enseñanzas y Su Iglesia en el centrode tu vida; haz que todas tus decisiones se ajusten a esanorma.

“Este principio te ayudará durante los períodos depruebas y de progreso. El progreso ocurre en ciclosque se cimientan entre sí, cada uno edificándosesobre el anterior, y aumentan nuestra capacidad ycomprensión. No siempre son fáciles, pero sí sonbeneficiosos. Al andar en la senda de la rectitud,

aumentará tu fortaleza, comprensión y propiaestimación; descubrirás que tenías mucho más ta-lento del que pensabas, así como también nuevashabilidades. Toda tu vida puede cambiar por tufelicidad y por los propósitos del Señor” (“Cómotomar la decisión correcta”, Liahona, julio de 1991,pág. 36).

El Señor nos ayudará a vencer nuestrasdudas y temores a medida quebusquemos Su ayuda para cultivarnuestros talentos y aptitudes.

� “No temas, porque yo estoy contigo; no desma-yes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siemprete ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra demi justicia” (Isaías 41:10).

� “Fíate de Jehová de todo tu cora-zón, y no te apoyes en tu propia pru-dencia” (Proverbios 3:5 [Dominio delas Escrituras, Proverbios 3:5–6]).

� Élder Richard G. Scott:

“En muchos sentidos el mundo es como una jun-gla llena de peligros que pueden dañarte o mutilar-te el cuerpo, esclavizarte o destruirte la mente, odiezmar tu moral. Se proyectó que la vida fuera undesafío, pero no para que fracases, sino para quetriunfes por medio de vencer obstáculos. De todoslados te enfrentas a decisiones difíciles pero vitales.Hay una serie de tentaciones, influencias destructi-vas y peligros disfrazados que ninguna otra genera-ción ha afrontado. Estoyseguro de que hoy endía nadie, no obstantelo dotado, fuerte o inte-ligente que sea, podráevitar serios problemassi no busca la ayuda delSeñor.

“Repito: No te enfrentessolo al mundo. Confía

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“Lo que hacemos enesta vida tiene ecoen la eternidad”.

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en el Señor” (Véase “Joven, confía en el Señor”,Liahona, julio de 1989, pág. 45).

� Presidente Gordon B. Hinckley, decimoquintoPresidente de la Iglesia:

“Una vez, hace ya mucho tiempo, tuve la edad deustedes... Me preocupaban los estudios y lo que lle-garía a ser. Era la época de la terrible depresión eco-nómica. Me preocupaba cómo me ganaría la vida...

“Y ahora aquí están ustedes, en el umbral de sus vi-das maduras. Ustedes también se preocupan por losestudios; por el matrimonio, por muchas cosas. Leshago la promesa de que Dios no los abandonará sicaminan por Sus senderos con la guía de Sus man-damientos.

“Esta es la era de lasgrandes oportunidades.Son tan afortunados deestar vivos. Nunca enla historia de la hu-manidad ha estado lavida llena de tantos de-safíos y oportunidades”(“El consejo y la oración

de un profeta en beneficio de la juventud”, Liahona,abril de 2001, pág. 30).

� Élder M. Russell Ballard, del Quórumde los Doce Apóstoles: “Pidan al PadreCelestial que los bendiga con fe yvalentía, y él los ayudará a soportarcualquier desafío que afronten. Él losayudará a vencer la soledad, los senti-mientos de desesperación y desesperanza, y loscontratiempos de naturaleza personal, emocionale incluso espiritual; o les fortalecerá cuando senci-llamente se encuentren abrumados por todo aque-llo que les demanda tiempo y atención. Él les darála capacidad para prestar servicio fielmente en todaasignación que reciban de sus líderes locales de laIglesia. Su fe y el conocimiento que tienen de larestauración del Evangelio les dará la fortalezapara ser fieles y verídicos a los convenios que hanhecho con el Señor y para compartir su fortaleza ysus talentos de buen grado con el fin de edificar elReino de Dios, ¡aquí sobre la tierra! Hermanos yhermanas, su testimonio de Jesucristo es el anclamás importante que puedan tener para mante-nerse firmes e inconmovibles en los principios dela rectitud, a pesar de los desafíos y las tentacionesque puedan tener en el futuro” (Anchor to the Soul,charla fogonera del SEI para jóvenes adultos,

llevada a cabo el 6 de sep-tiembre de 1992, pág. 4;véase “Steadfast in Christ”,Ensign, diciembre de 1993,págs. 51–52).

El desarrollo de nuestrostalentos y aptitudesrequiere un esfuerzoindividual.

� “De cierto digo que los hombres deben estar an-helosamente consagrados a una causa buena, y ha-cer muchas cosas de su propia voluntad y efectuarmucha justicia;

“porque el poder está en ellos, y en esto vienen aser sus propios agentes. Y en tanto que los hom-bres hagan lo bueno, de ninguna manera perderánsu recompensa” (D. y C. 58:27–28 [Dominio de lasEscrituras, D. y C. 58:26–27]).

� El profeta José Smith: “En la parábola de los talen-tos, el Señor llamó a sus siervos y les entregó variostalentos para que los utilizaran mientras él se ausen-taba de ellos por un tiempo, y al volver los llamópara pedirles cuentas. Así es ahora, nuestro Maestrose ha ausentado por un corto tiempo, y cuando

vuelva exigirá cuentas de cada uno; ydonde se entregaron cinco talentos, seexigirán diez; y el que no los haya me-jorado será echado fuera como siervoinútil, mientras que los fieles gozaránde honores eternos” (Enseñanzas delProfeta José Smith, pág. 75).

� Presidente James E. Faust: “Quizás algunos pien-sen que, viviendo ‘al borde’, descubrirán sus fuer-zas y habilidades. Tal vez piensen también que esaes la manera de encontrar su identidad y hombría.Sin embargo, la identidad no se puede encontrar

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“No te enfrentessolo al mundo.

Confía en el Señor”.

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buscando emociones, tales como el exponer suvida o su alma intencional e innecesariamente acualquier peligro, físico o moral. Siempre habrásuficientes riesgos que se presenten de maneranatural sin que ustedes los tengan que buscar. Sufortaleza e identidad la obtendrán al honrar el sa-cerdocio, desarrollar sus habilidades y servir alSeñor. Cada uno tendrá que trabajar arduamente afin de hacerse acreedor de lograr su potencial eter-no; no será fácil. El encontrar la verdadera identi-dad será una tarea mucho más fatigosa que escalaruna montaña peligrosa o ir a alta velocidad en unauto o en una motocicleta; les exigirá toda su for-taleza, entereza, inteligencia y valor” (“Actuar pornosotros mismos, sin ser obligados”, Liahona, enerode 1996, pág. 51).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

Lee la parábola de los talentos que se encuentra enMateo 25:14–30. Explica lo que sucedió con cadauno de los siervos y por qué.

• ¿Qué puede suceder con los talentos si no loscultivamos continuamente ni los compartimos?

Yia ha tenido una semana difícil. En los estudiosno le va muy bien y su familia no está contenta deque él se haya unido a la Iglesia hace ya algunosmeses. Sus compañeros de trabajo lo evitan desdeque es miembro de la Iglesia porque ha dejado dehacer con ellos las cosas que comprometen susnormas. Ha pensado cambiar de trabajo, pero cree

que no está calificado para hacerlo y teme por sufuturo.

• ¿Cómo podrías ayudarlo y alentarlo a esforzarsepor lograr su potencial?

RESUMEN ANALÍTICO

• ¿De qué modo fortalece tu confianza el desarro-llo de tus talentos y aptitudes?

• ¿Cómo puedes utilizar tus talentos en tu ocupa-ción actual?

• ¿Qué aptitud o destreza te gustaría cultivar queen el momento no posees?

• ¿Cómo podría tu bendición patriarcal ayudarte adescubrir tus talentos?

NOTAS E IMPRESIONES:

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CAPÍTULO 8

CADA UNO DE NOSOTROSPUEDE AYUDAR AEDIFICAR EL REINO DEDIOS SOBRE LA TIERRA

INTRODUCCIÓN

El establecer el reino de Dios sobre la tierra ha sidoel propósito de toda dispensación del Evangelio.El reino de Dios sobre la tierra es La Iglesia deJesucristo de los Santos de los Últimos Días y exis-te en cualquier lugar en que haya miembros de laIglesia. Ayudamos a establecer el reino a medidaque nos convertimos en puros de corazón (véaseD. y C. 97:21), obedecemos los mandamientos deDios y prestamos servicio con dedicación. El Señoraconsejó: “...no busquéis las cosas de este mundo,mas buscad primeramente edificar el reino deDios, y establecer su justicia, y todas estas cosasos serán añadidas” (TJS, Mateo 6:38).

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• Si vivimos con rectitud, ayudare-mos a edificar el reino de Dios.

• Por medio de la actividad en laIglesia, las personas y las familias sefortalecen.

• Debemos estar dispuestos a servirdondequiera que nos encontremos.

• A medida que prestemos servicio en el reino deDios, recibiremos bendiciones.

CITAS Y ESCRITURASCORROBORATIVAS

Si vivimos con rectitud, ayudaremos aedificar el reino de Dios.

� “Mas buscad primeramente el reino de Dios y sujusticia, y todas estas cosas os serán añadidas”(Mateo 6:33).

� “…Guarda mis mandamientos y procura sacar aluz y establecer la causa de Sión.

“He aquí, te hablo a ti y también a todos aquellosque tienen deseos de hacer salir a luz y estableceresta obra” (D. y C. 12:6–7).

� Élder Ezra Taft Benson, en ese entonces miembrodel Quórum de los Doce Apóstoles: “Mis herma-nos, como élderes en Israel debemos prepararnospara extender y fortalecer las fronteras de Sión, au-mentar sus estacas y edificar el reino. Dios esperaque nosotros nos alistemos y nos pongamos manosa la obra, porque somos la sal de la tierra, la luz delmundo y, en mi opinión, la esperanza del mundo

en virtud de que somos los represen-tantes de la palabra revelada de Dios”(en Conference Report, abril de 1955,pág. 49).

� Élder Bruce D. Porter de los Setenta:“La oración personal, el estudio y lameditación son trascendentales para laedificación del reino dentro de nuestraalma. Es en los silenciosos momentos

de meditación y comunión con el Todopoderosoque llegamos a conocerlo y a amarlo como nuestroPadre” (véase “La edificación del reino”, Liahona,julio de 2001, pág. 98).

� Élder Robert D. Hales del Quórum de los DoceApóstoles: “Cuando comprendamos nuestro conve-nio bautismal y el don del Espíritu Santo, cambiaránuestra vida y se asentará nuestra total lealtad alreino de Dios. Si al salirnos al paso las tentacionesprestamos atención, el Espíritu Santo nos traerá a lamemoria que hemos prometido recordar a nuestroSalvador y obedecer los mandamientos de Dios”(véase “El convenio del bautismo: Estar en el reinoy ser del reino”, Liahona, enero de 2001, pág. 7).

� Presidente Gordon B. Hinckley, decimoquintoPresidente de la Iglesia: “El testimonio personal esel factor que hace que la gente cambie su modo de

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“Dios espera quenosotros nos

alistemos y nospongamos manos

a la obra”.

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vivir al integrarse a esta Iglesia; es el elemento quemotiva a los miembros a abandonarlo todo para es-tar al Servicio del Señor; es la voz apacible y alenta-dora que sostiene incesantemente a los que andanpor la fe hasta el último día de su vida” (véase “Eltestimonio”, Liahona, julio de 1998, pág. 69).

Por medio de la actividad en la Iglesia,las personas y las familias se fortalecen.

� “Y la iglesia se reunía a menudo para ayunar yorar, y para hablar unos con otros concerniente albienestar de sus almas.

“Y se reunían con frecuencia para participar delpan y vino, en memoria del Señor Jesús.

“Y se esforzaban estrictamente por que no hubieseiniquidad entre ellos” (Moroni 6:5–7).

� Élder Dallin H. Oaks del Quórum de los DoceApóstoles: “A través de los años, mi activa participa-ción en la Iglesia me ha dado acceso alconsejo y a la inspiración de los líde-res de la Iglesia en cuanto a lo que de-bía hacer como esposo y padre, ycomo líder de mi familia. Una y otravez, en conferencias de estaca y gene-rales, en quórumes del sacerdocio y enclases de la Escuela Dominical, he reci-bido enseñanzas y la inspiración depadres, madres y abuelos maravillososy con experiencia.

“Me he esforzado por seguir esas enseñanzas a finde mejorar mi participación en esos vínculos queperdurarán en la eternidad” (véase “El Evangelio ennuestra vida”, Liahona, julio de 2002, pág. 38).

� Presidente Thomas S. Monson de la PrimeraPresidencia: “Hace muchos años, Joseph Lyon, deSalt Lake City, me expresó lo que aprendió en unaconferencia que dio un ministro de otra religión…y procedió a relatar lo que yo he llamado el relatode la ‘brasa caliente’: describió una calurosa chi-menea, en donde los pedazos de leña se habíanavivado, que tenía rescoldos todavía brillantes, delos que emanaban el calor; luego observó que conuna manija de bronce podía remover uno de losrescoldos calientes. El rescoldo lentamente se apa-garía y se volvería negro; no brillaría más ni daríamás calor; después añadió que si se ponía otra vezel rescoldo negro y frío donde estaban los pedazosencendidos de carbón, el oscuro rescoldo volveríaa encenderse, a brillar y a dar calor, y finalizó deesta manera: ‘La gente es como los carbones de

una fogata. Si se ausentan de la calidez y del espí-ritu de la participación activa en la Iglesia, nocontribuirán al todo, sino que en su aislamiento,cambiará. Así como con los rescoldos que se apar-tan del calor de la fogata, cuando ellos [los miem-bros de la Iglesia] se aparten de la intensidad delespíritu que genera el ser miembros activos, perde-rán esa calidez y ese espíritu’ ” (véase “La orienta-ción familiar: un servicio divino”, Liahona, enerode 1998, pág. 55).

� Élder Robert L. Backman de los Setenta aconsejóque debemos fijarnos una meta para permanecersiempre activos en la Iglesia:

“[La actividad en la Iglesia] será un ancla paraustedes como nada en la tierra, ya que les dará laoportunidad de descubrir el verdadero significadode la felicidad; les dará la seguridad de saber queson parte de algo, no importa donde vayan, porquetienen hermanos que los aman y apoyan. Sabrán

de la hermandad del Evangelio deJesucristo, llegarán a conocer al Señorcomo su Salvador; y conservarán sutestimonio ardiendo intensamente.

“Tomen en cuenta lo que tal meta ha-rá para ustedes. Cuando vengan tenta-ciones, las que con seguridad vendrán,estarán preparados. Con anticipación,habrán escogido… ‘Siempre estaré ac-tivo en la Iglesia’… Cuando hayan to-mado con anticipación esa [decisión

básica], piensen en cuántas otras hacen al mismotiempo: guardar la Palabra de Sabiduría, permanecermoralmente puros, asistir a las reuniones [de laIglesia], pagar el diezmo, estudiar el Evangelio, etc.No comprometerán ningún principio importante,tendrán control sobre su vida y gozarán de la paz yde la tranquilidad que se obtienen al cumplir losmandamientos de Dios” (véase “Una generaciónreal”, Liahona, febrero de 1981, pág. 83).

� Presidente Ezra TaftBenson, decimotercerPresidente de la Iglesia:“Sean buenos ejemplos enlo referente a la actividaden la Iglesia: guarden el díade reposo, vayan a las reu-niones, cumplan con la

Palabra de Sabiduría, paguen los diezmos y ofren-das, apoyen a los líderes y cumplan con todos losdemás mandamientos. Presten servicio en todos losllamamientos que reciban con un corazón contento

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“Presten servicio en todos los

llamamientosque reciban con

un corazóncontento y con

agradecimiento”.

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y con agradecimiento. Vivan dignos de tener unarecomendación para el templo y disfruten del sagra-do y dulce Espíritu que se obtiene cuando se va altemplo con frecuencia” (véase “A los mayores solte-ros de la Iglesia”, Liahona, julio de 1988, pág. 50).

� Presidente David O. McKay, noveno Presidentede la Iglesia: “En la Iglesia, la participación en au-mento en la actividad de la Iglesia indica el deseode participar en lo espiritual, lo cual es la adquisi-ción más importante del alma, y la gente joven lodesea” (en Conference Report, abril de 1961, pág. 7).

Debemos estar dispuestos a servirdondquiera que nos encontremos.

� “Y he aquí, os digo estas cosas para que aprendáissabiduría; para que sepáis que cuando os halláis alservicio de vuestros semejantes, sólo estáis al servi-cio de vuestro Dios” (Mosíah 2:17 [Dominio de lasEscrituras]).

� Élder Russell M. Nelsondel Quórum de los DoceApóstoles: “Aplaudo los es-fuerzos de los Santos de losÚltimos Días de todo elmundo que están ayudandode buena voluntad a edi-ficar el reino de Dios. Deidéntica manera, respeto aaquellos que en silencio

cumplen con su deber, aunque se encuentren ‘col-mados de pesar’ ” (véase “Porque nada hay imposi-ble para Dios”, Liahona, julio de 1988, pág. 34).

� Élder Marvin J. Ashton del Quórum de los DoceApóstoles: “Algunos llamamientos en la Iglesia pue-den parecer insignificantes y sin valor en el momen-to, pero con cada asignación que cumplamos bien,crecerá nuestro amor por el Señor. Aprendemos aamar a Dios a medida que lo servimos” (“Servimoslo que amamos”, Liahona, agosto de 1981, pág. 35).

� Presidente Boyd K. Packer, Presidente enFunciones del Quórum de los Doce Apóstoles:“Yo percibo dos tipos de servicio: uno es el queprestamos cuando se nos llama a servir en laIglesia; el otro es el servicio que voluntariamentedamos a quienes nos rodean porque se nos haenseñado a ser caritativos” (“Llamados a servir”,Liahona, enero de 1998, pág. 6).

� Élder M. Russell Ballard del Quórum de los DoceApóstoles: “Todos los miembros pueden contribuira la edificación del Reino de Dios sobre la tierra

dando libremente de su tiempo y talentos y aptitu-des. Ningún miembro de la Iglesia debe dejar pasarla oportunidad de ejercer su fe y sentir el espírituque se logra por medio de un humilde sacrificio. Alver todo lo que los santos de Sudamérica hacencon sus medios limitados, me doy cuenta de cuán-to más muchos de nosotros, que vivimos en otraspartes del mundo, podríamos hacer. Nunca debe-mos olvidar la enseñanza del Salvador: ‘Porque atodo aquel a quien se haya dado mucho, mucho sele demandará’ (Lucas 12:48). Él nos ha bendecidoabundantemente” (véase “El sacrificio y la autosufi-ciencia”, Liahona, enero de 1988, pág. 80).

A medida que prestemos servicio en elreino de Dios, recibiremos bendiciones.

� “De modo que, si tenéis deseos de servir a Dios,sois llamados a la obra;

“pues he aquí, el campo blanco está ya para la sie-ga; y he aquí, quien mete su hoz con su fuerza ate-sora para sí, de modo que no perece, sino que traesalvación a su alma” (D. y C. 4:3–4).

� “Porque así dice el Señor: Yo, el Señor, soy mise-ricordioso y benigno para con los que me temen, yme deleito en honrar a los que me sirven en recti-tud y en verdad hasta el fin.

“Grande será su galardón y eterna será su gloria”(D. y C. 76:5–6).

� Élder Dale E. Miller de los Setenta: “A medida queinvertimos nuestro tiempo, talentos y recursos paraedificar Sión, nuestro corazón se purifica, nuestrasabiduría aumenta, se empiezan a crear hábitos ce-lestiales y el Espíritu Santo nos prepara para recibirla presencia del Padre y del Hijo. Al meter nuestrahoz cosechamos una doble porción; una para noso-tros y otra para el reino” (véase “El camino de per-fección del reino”, Liahona, julio de 1998, pág. 31).

� Presidente Marion G. Romney de la PrimeraPresidencia: “Recuerdo que hace mucho tiempo,hace más de sesenta años, cuando el élder Melvin J.Ballard, [que en ese entonces era miembro delConsejo de los Doce Apóstoles] me puso las ma-nos sobre la cabeza para apartarme como misione-ro, me dijo en la bendición que me dio que unapersona no podía darle al Señor una migaja de pansin que Él le devolviera a uno toda una hogaza. Yhasta ahora eso ha sido lo que me ha sucedido”(véase “Las bendiciones del ayuno”, Liahona, di-ciembre de 1982, pág. 3).

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� Élder Derek A. Cuthbert de los Setenta:

“El servicio cambia a la gente, refina, purifica, nosbrinda una perspectiva mayor y hace que seamosmejores. El servicio hace que miremos lo que tene-mos a nuestro alrededor y no hacianuestro interior. El servicio nos im-pulsa a considerar las necesidades deotras personas antes que las nuestras.El servicio recto es la expresión de laverdadera caridad, tal como el Señorlo demostró...

“…el servicio nos ayuda a establecer valores verda-deros y prioridades, al distinguir entre el valor delas cosas materiales, que son pasajeras, y el deaquellas cosas que son perdurables, aun eternas...

“…el servicio nos ayuda a establecer una tradiciónde rectitud...

“…el servicio nos ayuda a vencer el egoísmo y elpecado...

“…el servicio nos ayuda a generar amor y agradeci-miento. Llegamos a conocer a las personas al ser-virlas. Nos familiarizamos con sus circunstancias,sus desafíos, sus esperanzas y aspiraciones...

“…el servicio es la forma principal de demostraragradecimiento al Salvador…

“…el servicio encauza nuestros deseos y energías ylos transforma en una actividad recta...

“…el servicio nos ayuda a purificarnos con el finde llegar a ser puros y santificados…

“…el servicio con rectitud nos acerca más a Cristo,incrementa nuestra espiritualidad y ayuda a otraspersonas a hacer lo mismo. Dicho servicio estácontribuyendo a la preparación de un pueblo dig-no, para que, en el debido tiempo del Señor, puedaredimir a Sión” (véase “La espiritualidad del servi-cio”, Liahona, julio de 1990, págs. 14–15).

� Élder Dale E. Miller:

“Hermanos y hermanas, el meter nuestras hocespara ayudar a edificar el reino del Señor debe serel enfoque más importante de nuestra vida. Parecerazonable señalar que todos estuvimos de acuerdocon ello en la vida preterrenal. Las decisiones claveque tienen que ver con el estudio, la carrera, el ma-trimonio, el uso mismo de nuestro tiempo, talentosy recursos, deben centrarse, con espíritu de oración,en la mejor forma de servir al Maestro, de edificarSu reino y de perfeccionarnos en Él.

“Nuestra obra en la edificación de Sión es variada.En un sentido, Sión es una zona geográfica, con uncentro, mientras extiende sus límites hasta llenarfinalmente la tierra. Extendemos los límites deSión cuando compartimos el Evangelio con nues-

tros semejantes; eso es parte de nues-tra obra aquí.

“En otro contexto se muestra a Sióncomo una organización en la cual tra-bajamos para fortalecer sus estacaspor medio de nuestros llamamientos.

A su vez, cada estaca se introduce con fuerza en elterreno del Evangelio, proporcionando así una de-fensa y un refugio para que los discípulos de Cristose mantengan firmes en contra de los señuelos deladversario. Las estacas crean el ambiente básico pa-ra el perfeccionamiento del pueblo de Dios en latierra” (véase “El camino de perfección del reino”,Liahona, julio de 1998, pág. 31).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

Francisco trabajó mucho durante su misión y pen-saba que había representado bien al Señor por me-dio de su servicio y su cometido en guardar lasreglas misionales. Desde que regresó de su misión,ya no se ha sentido tan motivado para guardar losmandamientos ni ha sentido el Espíritu del Señorpor algún tiempo, y se pregunta porqué la influen-cia del Señor era tan fuerte en la misión y ahoracasi no la siente. Después de todo, él ya había ayu-dado a edificar el reino del Señor mediante su la-bor misional, por consiguiente, sentía que ahoraera el turno de que alguien más prestara servicio; éltenía que casarse y seguir adelante con su vida.

• ¿Cuáles son algunos de los problemas que podríatener que afrontar Francisco por su actitud?

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“El servicio... haceque seamosmejores”.

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• ¿Qué le recomendarías que hiciera para volver atener la influencia del Espíritu?

Un domingo, Cintia se encontraba sentada entre lacongregación mirando a su obispo de pie ante elpúlpito. Él había prestado servicio diligentementepor muchos años, y ella se preguntaba por qué ha-bía estado tan dispuesto a dar tanto de su vida porcumplir con ese llamamiento.

• ¿Por qué crees que el obispo de Cintia hace loque hace?

• ¿Qué es lo que nuestra disposición para prestarservicio demuestra a otras personas acerca denuestra fe?

RESUMEN ANALÍTICO

• ¿Cuál es tu función más importante en la edifica-ción del reino de Dios?

• ¿De qué modo pones tus talentos a disposicióndel Señor para la edificación de Su reino?

• ¿Cuáles son algunas de las bendiciones que hasrecibido por estar activo en la Iglesia?

• ¿En qué forma puedes desarrollar y manteneramor por el servicio en el reino?

NOTAS E IMPRESIONES:

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CAPÍTULO 9

EL SER AUTOSUFICIENTEA LA MANERA DEL SEÑOR

INTRODUCCIÓN

“Como discípulos de Cristo debemos dar de noso-tros mismos, ya sea con nuestro tiempo, nuestrashabilidades o nuestros recursos, paraayudar a aquellos que lo necesitan.Podremos cumplir mucho mejor conesa responsabilidad si tratamos de serautosuficientes, ya que es imposibledar lo que no se tiene. Al utilizar pru-dentemente todo lo que el Señor nosha dado, nos capacitamos para participar en laobra del Señor y proveer para los demás” (véase Elproveer conforme a la manera del Señor: Guía para los líde-res de bienestar, 1990, pág. 3).

Con la ayuda de nuestro Padre Celestial, podemosafrontar los desafíos de nuestra vida mortal con con-fianza y paz, y llegar a ser autosuficientes a la mane-ra del Señor. Entre ello se incluye el darse cuenta deque necesitamos la ayuda del Señor en todo.

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• La autosuficiencia recta abarca la fe y la depen-dencia en el Salvador.

• El Evangelio nos enseña a ser autosuficientes enforma temporal, a progresar espiritualmente y aayudar a los demás a hacer lo mismo.

• Tenemos la responsabilidad de tratar de progresar.

• La autosuficiencia implica el desarrollo de destre-zas y habilidades en varios aspectos.

CITAS Y ESCRITURASCORROBORATIVAS

La autosuficiencia recta abarca la fe y ladependencia en el Salvador.

� “¡Oh Señor, en ti he puesto mi confianza, y en ticonfiaré para siempre!...

“Sí, sé que Dios dará liberalmente a quien pida”(2 Nefi 4:34–35).

� “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apo-yes en tu propia prudencia.

“Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezarátus veredas” (Proverbios 3:5–6 [Dominio de lasEscrituras]).

� Élder Bruce R. McConkie, en ese entonces miem-bro de los Setenta:

“Si se entiende y se practica en forma apropiada, laautosuficiencia es una virtud santa; sin embargo, sino se le da al Señor el lugar que le corresponde, sevuelve un vicio que aleja a las personas de los sen-

deros de la rectitud. Los santos, porejemplo, deben tener confianza ensus propias habilidades, su propio em-peño y juicio para ganarse la vida, pa-ra aumentar su fe y sus atributos dedevoción, para procurar ganar su sal-vación, para pasar todas las experien-

cias de esta probación terrenal. Ellos deben saberque el Señor no ha colocado a Sus hijos en situa-ciones que estén más allá de la capacidad que ten-gan ellos para sobrellevarlas, que las pruebas y lastribulaciones normales de la vida son parte del sis-tema eterno. Por lo general los miembros de laIglesia deben tomar sus propias decisiones persona-les, utilizando el albedrío que el Todopoderoso lesha dado, sin tener que ir corriendo a ver al obispoo a otras personas en busca de dirección.

“A pesar de todo, el hombre por sí solo no es com-pletamente autosuficiente; no debe confiar exclusi-vamente en su propia fuerza ni en el brazo de lacarne. El Señor es su Consejero y su Libertador, yel hombre debe confiar en Él para obtener guía,dirección e inspiración. Si el gran Creador no sehubiese ofrecido para redimir a todas los seres frutode Su creación, el plan de salvación en pleno queda-ría sin efecto y las manifestaciones más perfectasde autosuficiencia no tendrían ningún valor”(véase Mormon Doctrine, segunda edición, 1966,págs. 701–702).

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“Hagan todo lo quepuedan y dejen el

resto para el Señor”.

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� Élder M. Russell Ballard del Quórum de los DoceApóstoles: “Pidan a su Padre Celestial que los ben-diga con fe y valentía, y Él los ayudará a soportarcualquier problema que tengan que afrontar. Él losayudará a vencer la soledad, los sentimientos dedesesperación y desesperanza, los contratiempos denaturaleza personal, emocional, económica e inclu-so espiritual; o los fortalecerá cuando sencillamen-te se sientan abrumados por todas las cosas que lesdemandan atención y tiempo. Él les brindará la ca-pacidad para prestar servicio fielmente en todaasignación que reciban de sus líderes locales de laIglesia. La fe y el conocimiento que ustedes tengande la restauración del Evangelio les darán fortalezapara ser fieles y veraces a los convenios que hayanhecho con el Señor, y para brindar sus energías ytalentos con agrado con el fin de edificar el Reinode Dios sobre la tierra. Hermanos y hermanas, sutestimonio de Jesucristo es el ancla más importanteque tienen para mantenerse firmes e inmutables alos principios de rectitud, a pesar de los desafíos ylas tentaciones que puedan surgir en el futuro” (véa-se Anchor to the Soul, Charla fogonera del SEI parajóvenes adultos, 6 de septiembre de 1992, pág. 4).

� Élder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los DoceApóstoles: “Utilicen su inventiva, su fortaleza, sudeterminación para resolver sus dificultades. Hagantodo lo que puedan y dejen el resto para el Señor.El presidente Howard W. Hunter dijo: ‘Si nuestravida y nuestra fe se centran en Jesucristo y en SuEvangelio restaurado, nada podrá ir permanente-mente mal. Por otro lado, si nuestra vida no estácentrada en el Salvador ni en Sus enseñanzas, nadapodrá salirnos permanentemente bien’ ” (“La bús-queda de un puerto seguro”, Liahona, julio de 2000,pág. 73).

� Élder L. Tom Perry del Quórum delos Doce Apóstoles: “La independenciay la autosuficiencia son indispensablespara nuestro progreso espiritual y tem-poral. Cada vez que nos pongamos ensituaciones que amenacen nuestra au-tosuficiencia, descubriremos que tam-bién amenazarán nuestra libertad. Siaumentamos nuestra dependencia enalgo o alguien que no sea el Señor, hallaremos unainmediata disminución en nuestra libertad de ac-tuar. Como lo dijo el presidente Heber J. Grant:‘Nada destruye más la individualidad de un hom-bre, una mujer o un niño que el no ser autosufi-cientes’ (“Address”, Relief Society Magazine, octubre

de 1937, pág. 627)” (“Para ser autosuficientes”,Liahona, enero de 1992, pág. 74).

El Evangelio nos enseña a serautosuficientes en forma temporal, aprogresar espiritualmente y ayudar a losdemás a hacer lo mismo.

� “...porque de las riquezas de aquellos que de en-tre los gentiles aceptaren mi evangelio, yo consa-graré para los pobres de mi pueblo que son de lacasa de Israel” (D. y C. 42:39).

� Presidente Spencer W. Kimball, decimosegundoPresidente de la Iglesia: “El trabajo acarrea felicidad,autoestima y prosperidad. Es el medio para alcanzartodos los logros; es lo opuesto a la ociosidad y senos ha mandado trabajar (véase Génesis 3:19). Eltratar de obtener nuestro bienestar temporal, social,emocional o espiritual por medio de la limosna,viola el mandato divino de que debemos trabajarpor lo que recibimos. El trabajo debe ser el principiogobernante en la vida de los miembros de la Iglesia.(Véase D. y C. 42:42; 75:29; 68:30–32; 56:87.)” (“Los

Servicios de Bienestar: El Evangelio enacción”, Liahona, febrero de 1978, pág.111; véase también “Y el Señor llamóSión a Su pueblo”, Liahona, diciembrede 1984, pág. 6).

� Presidente Spencer W. Kimball:

“La responsabilidad por el bienestarsocial, emocional, espiritual, físico oeconómico de cada persona, descansa

primeramente sobre sí misma, segundo sobre su fa-milia y tercero sobre la Iglesia si es un fiel miembrode ella.

“Ningún fiel Santo de los Últimos Días que esté fí-sica o emocionalmente capacitado, cederá volunta-riamente la carga de su propio bienestar o del de su

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“La independenciay la autosuficienciason indispensables

para nuestroprogreso espiritual

y temporal”.

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familia a otra persona, sino que mientras pueda,bajo la inspiración del Señor y con sus propios es-fuerzos, se sustentará a sí mismo y a su familia conlas necesidades espirituales y temporales de la vida(Véase 1 Timoteo 5:8.)” (véase “Los Servicios deBienestar: El Evangelio en acción”, Liahona, febrerode 1978, pág. 111).

� Élder Harold B. Lee, en ese entonces miembrodel Quórum de los Doce Apóstoles:

“Si desean una bendición, no se limiten a arrodi-llarse y a orar. Prepárense de todas las maneras po-sibles a fin de ser dignos de recibir las bendicionesque buscan.

“Brigham Young explicó: ‘Si van y le preguntan aalgunas personas de aquí qué problemas los aque-jan, ellos les dirán: “No lo sé realmente, pero ten-go un terrible dolor de estómago y de espalda, nonos sentimos nada bien y desearíamos que ustedpusiera las manos sobre nuestra cabeza”. Él le dijoa esa gente: “¿Han recurrido a alguno de los reme-dios?”, o sea, algunas de las hierbas o cualquierade los remedios caseros que tenían los pioneros.“No”, dirán, “lo que queremos es que los élderesnos impongan las manos [con el fin de dar unabendición]; tenemos fe de que así seremos cura-dos”. El presidente Young dijo: ‘De acuerdo con mife, eso es bastante inconsistente. Si estuviéramosenfermos y le pidiéramos al Señor que nos sanaray que hiciera por nosotros todo lo que sea necesa-rio hacer, bien podríamos entonces, de acuerdocon lo que entiendo en cuanto al Evangelio de sal-vación, pedirle también que haga crecer nuestrotrigo y nuestro maíz sin que tengamos que arar latierra y sembrar la semilla. Me parece razonableque yo debo emplear cada remedio que tengo a mialcance y entonces pedirle a mi Padre Celestial, enel nombre de Jesucristo, que santifique esa aplica-ción para sanar mi cuerpo.

“ ‘Pero’, siguió él diciendo, ‘supongamos que nosencontramos viajando por las montañas y que loúnico que podemos obtener para alimentarnos esun poco de carne de venado y que uno o dos denosotros enfermen sin tener a la mano ningunamedicina, ¿qué podríamos hacer? De acuerdo conmi fe, pedirle al Señor Todopoderoso que envíe unángel para que sane al enfermo. Ése es nuestro pri-vilegio’.

“Cuando nada tenemos que pueda ayudarnos, en-tonces el Señor y Sus siervos pueden hacerlo todo.

Pero es nuestro deber hacer todo lo que esté anuestro alcance” (“How to Receive a Blessing fromGod”, Improvement Era, octubre de 1966, pág. 896;véase también Enseñanzas de los Presidentes de laIglesia: Brigham Young; págs. 266–267).

� Presidente Gordon B. Hinckley, decimoquintoPresidente de la Iglesia: “Estamos llevando a todala Iglesia el mensaje de la autosuficiencia, la cualno se puede lograr cuando las deudas gravosas pe-san sobre el hogar. Las personas no son indepen-dientes ni están libres de la servidumbre cuandotienen compromisos financieros con otras perso-nas” (“A los jóvenes y a los hombres”, Liahona,enero de 1999, pág. 66).

� Élder Boyd K. Packer del Quórum de los DoceApóstoles:

“Parece que estamos creando una epidemia de‘consejitis’ que consume la fortaleza espiritual dela Iglesia, lo mismo que el resfriado común consu-me la fuerza de la humanidad más que cualquierotra plaga.

“Algunos pueden pensar que esto no tiene impor-tancia. ¡Pero es muy serio!

“Por una parte, aconsejamos a los obispos que evi-ten los abusos en el Plan de Bienestar; por otra, al-gunos de ellos ‘reparten’ los consejos sin considerarque el miembro deberíaresolver el problemapor sí mismo.

“Y hay muchos casos‘crónicos’, personas queinterminablemente bus-can consejo, pero nun-ca lo siguen.

“En algunas oportuni-dades, durante una en-trevista, he hecho lasiguiente pregunta:

“ ‘Usted ha venido amí en busca de consejo.Luego de que estudiemos cuidadosamente su pro-blema, ¿tiene intenciones de seguir el consejo queyo le dé?’

“Esto sorprende mucho a las personas que, por logeneral, jamás habían pensado en ello. Usualmente,se comprometen entonces a seguir el consejo...

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“Estamos muy preocupados por lacantidad de consejo que parece nece-sitarse en la Iglesia; nuestros miem-bros dependen demasiado de ello.

“No podemos establecer una cadenade servicio de consultores, sin que almismo tiempo se dé énfasis al princi-pio de la autosuficiencia emocional yla independencia individual” (“Autosuficienciaemocional”, Liahona, agosto de 1978, pág. 145).

Tenemos la responsabilidad de tratar deprogresar.

� “De cierto digo que los hombres deben estar an-helosamente consagrados a una causa buena, y ha-cer muchas cosas de su propia voluntad y efectuarmucha justicia;

“porque el poder está en ellos, y en esto vienen aser sus propios agentes. Y en tanto que los hom-bres hagan lo bueno, de ninguna manera perderánsu recompensa” (D. y C. 58:27–28 [Dominio de lasEscrituras, D. y C. 58:26–27]).

� El profeta José Smith: “Creemos que Dios ha crea-do al hombre con una mente capaz de recibir ins-trucción, y una facultad que puede ser ampliada enproporción al cuidado y diligencia que se da a laluz que del cielo se comunica al intelecto; y quecuanto más se acerca el hombre a la perfección,tanto más claros son sus pensamientos y tanto ma-yor su gozo, hasta que llega a vencer todas las ma-las cosas de su vida y pierde todo el deseo de pecar;e igual que los antiguos, llega su fe a ese punto enque se halla envuelto en el poder y gloria de suHacedor, y es arrebatado para morar con Él. Peroconsideramos que éste es un estado que ningúnhombre alcanzó jamás en un momento”(Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 54).

� Obispo Robert D. Hales, en ese entonces ObispoPresidente de la Iglesia: “Hoy se nos pide enseñar ypracticar el principio del trabajo, la autosuficiencia,la vida providente, el dar, el cuidar del pobre, au-mentar nuestras generosas ofrendas de ayuno paraayudar a los necesitados, prestar más amplio serviciocaritativo, hacer participar a nuestros familiares enactos de servicio unos para con otros y a nuestrossemejantes” (véase “Los Principios de Bienestar sonpara guiar nuestra vida: Un plan eterno para elbienestar de las almas de los hombres”, Liahona,julio de 1986, 28).

� Élder Russell M. Nelson del Quórumde los Doce Apóstoles: “Hagamos todolo que esté a nuestro alcance por tratarde mejorar cada día. Cuando surjannuestras imperfecciones, continuemoscorrigiéndolas; aprendamos a perdonarlos defectos en nosotros mismos asícomo en las personas a las que

amamos; recibiremos consuelo y paciencia. El Señorenseñó: ‘No podéis aguantar ahora la presencia deDios...; por consiguiente, continuad con pacienciahasta perfeccionaros’ [D. y C. 67:13]” (véase “Lainminencia de la perfección”, Liahona, enero de1996, págs. 101–102).

� Élder Joseph B. Wirthlin:“Al orar, hagan de vez encuando un inventario indi-vidual para evaluar su acti-tud, para ver si en verdadestán siguiendo las en-señanzas del Evangelio deJesucristo. Cada uno denosotros puede saber, como

lo sabe el Señor, en qué necesita mejorar. Debemosseguir las normas. Si hemos progresado en lo exte-rior, en lo material, ¿cuál ha sido nuestro progresointerior? ¿Es nuestra forma de vivir aceptable parael Señor? ¿Estamos dispuestos a reconocer nuestrasfaltas y a hacer un esfuerzo por abandonar el peca-do, arrepentirnos, y seguir el curso que nos haráregresar al sendero estrecho y angosto?” (véase “Elsendero estrecho y angosto”, Liahona, enero de1991, pág. 75).

La autosuficiencia implica el desarrollode destrezas y habilidades en variosaspectos.

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“Hagamos todolo que esté a

nuestro alcance portratar de mejorar

cada día”.

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� “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y engracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52).

Educación

� “Cuando tenemos conocimiento y sabiduría, po-demos discernir entre la verdad y el error, y tomarmejores decisiones. Podemos comprender mejora Dios y a nuestros semejantes y sentir más amorpor ellos. El Señor nos ha mandado que obtenga-mos conocimiento (véase D. y C. 88:77–80, 118;93:53; 130:18–19; 131:6). Para llegar a ser autosu-ficientes debemos:

• Mejorar nuestra habilidad de leer, escribir y lle-var a cabo ejercicios básicos de matemáticas.

• Estudiar las Escrituras y otros buenos libros.

• Aprender a comunicarnos eficazmente con losdemás.

• Aprovechar las oportunidades que se nos pre-senten para ampliar nuestro conocimiento”

(véase El proveer conforme a la manera del Señor: Guíapara los líderes de bienestar, pág. 6).

Salud

� “Una de las razones por las que hemos venido aesta tierra es la de obtener un cuerpo, lo cual esun paso necesario para llegar a ser como nuestroPadre Celestial. El Señor nos ha mandado conser-var nuestro cuerpo y nuestra mente en buen esta-do de salud (véase 1 Corintios 3:16–17; D. y C.88:124; 89). Cuando lo hacemos, nos encontra-mos en mejores condiciones de satisfacer nuestraspropias necesidades y de prestar servicio a los de-más. Para llegar a ser autosuficientes debemos:

• Obedecer la Palabra de Sabiduría.

• Hacer ejercicio con regularidad.

• Obtener adecuada asistencia médica y dental,y, si fuera posible, tener una póliza de seguros.

• Mantener limpia y en buen estado nuestra casay sus alrededores.

• Evitar las sustancias o costumbres que puedandañar nuestro cuerpo o nuestra mente”.

(véase El proveer conforme a la manera del Señor,págs. 6–7).

Trabajo o empleo

� “Cuando tenemos un trabajo o empleo honestoy trabajamos como el Señor nos lo ha mandado,

podemos proveer para nuestras necesidades,para las de nuestra familia y para las de otraspersonas. Un buen trabajo nos da también laoportunidad de mejorar nuestros talentos y desa-rrollar nuestros atributos divinos. Cuando eltrabajo que tenemos se ajusta a nuestros intere-ses y habilidades, y satisface nuestras necesida-des, nos sentimos mucho más felices. El Señornos ha mandado trabajar y proveer para nuestrasnecesidades y para las de nuestra familia (véaseGénesis 3:17–19; 1 Timoteo 5:8; D. y C. 42:42;56:17). Para llegar a ser autosuficientes debemos:

• Elegir una buena ocupación y luego preparar-nos para obtenerla.

• Capacitarnos y obtener la experiencia necesariapara llegar a ser diestros en nuestro trabajo.

• Ser diligentes, buenos trabajadores y dignos deconfianza.

• Prestar un servicio honrado por el pago y losbeneficios que recibimos”

(véase El proveer conforme a la manera del Señor,pág. 7).

� Presidente Gordon B. Hinckley: “La persona enforma individual, enseñamos, debe hacer por símisma todo lo que pueda. Una vez que hayaagotado todos sus recursos, debe acudir a su fa-milia en busca de ayuda. Si la familia no puedeproporcionársela, entonces la Iglesia se hace car-go de ayudarla. Y, cuando la Iglesia se hace cargode eso, nuestro gran deseo es atender primero asus necesidades inmediatas y en seguida, ayudar-la durante el tiempo que precise la ayuda, pero,entretanto, ayudarla a prepararse, a conseguir unempleo seguro, a buscarse una forma de volver aser autosuficiente. Ése es todo el objetivo de estegran programa de bienestar” (“...pues no se hahecho esto en algún rincón”, Liahona, enero de1997, pág. 60).

La administraciónde las fuentes de re-cursos

� “Debemos ser mayor-domos prudentes yejercer un buen crite-rio al administrar yreabastecer las fuentesde recursos con lasque el Señor nos habendecido (véase

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Mateo 25:14–30; 2 Nefi 9:51; D. y C. 59:16–21;104:11–18, 78–79; 119). Para llegar a ser autosufi-cientes, debemos:

• Pagar diezmos y ofrendas.

• Evitar contraer deudas innecesarias y ahorrarpara el futuro.

• Pagar las obligaciones contraídas...

• Utilizar nuestros recursos y bienes con pruden-cia y evitar malgastarlos.

• Utilizar sabiamente el tiempo.

• Estar dispuestos a servir a los que tengan necesi-dad poniendo a su disposición nuestro tiempo,nuestros talentos y nuestros recursos y bienes”

(véase El proveer conforme a la manera del Señor,págs. 7–8).

� Élder Joseph B. Wirthlin: “¿Administramossabiamente nuestro dinero? ¿Gastamos menosde lo que ganamos? ¿Evitamos deudas innece-sarias? ¿Seguimos el consejo de las AutoridadesGenerales de ‘almacenar suficiente alimento,ropa y, en donde sea posible, combustible paraque duren por lo menos un año’ [carta de laPrimera Presidencia fechada el 24 de junio de1988]? ¿Enseñamos a nuestros hijos a valorar ya no desperdiciar lo que tienen? ¿Les enseñamosa trabajar? ¿Comprenden la importancia de laley sagrada del diezmo? ¿Tenemos los estudiossuficientes y el empleo adecuado? ¿Mantenemosbuena salud al vivir la Palabra de Sabiduría?¿Estamos libres de los efectos adversos de lassubstancias nocivas?” (“El programa inspiradode bienestar de la Iglesia”, Liahona, julio de 1999,pág. 91).

La fortaleza social, emocional y espiritual

� “Debemos esforzarnos por vivir rectamente, desa-rrollar una buena relación con los integrantes denuestra familia y con otras personas, y por sentir-nos satisfechos con nosotros mismos (véaseMateo 7:1–2, 12; Lucas 10:27; D. y C. 64:9–10).Para llegar a ser autosuficientes, debemos:

• Estudiar las Escrituras y las enseñanzas de losprofetas vivientes.

• Obedecer los mandamientos de Dios y prestaroído al consejo de los líderes de la Iglesia.

• Ejercer fe en Cristo y ser más humildes.

• Orar ferviente y frecuentemente.

• Fortalecer la relación que tenemos con los inte-grantes de nuestra familia, con nuestros veci-nos y nuestros amigos.

• Evitar todo aquello que sea moral y espiritual-mente degradante.

• Esforzarnos por alcanzar metas dignas.

• Hacer todo lo que está a nuestro alcance poradaptarnos a los cambios de la vida y recobrar-nos de los reveses”

(véase El proveer conforme a la manera del Señor,pág. 8).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

Yussuf regresó hace poco de servir una misión ho-norable, pero se siente desanimado porque no tie-ne trabajo y necesita terminar sus estudios.

• ¿Qué consejo le darías a Yussuf?

RESUMEN ANALÍTICO

• ¿En qué aspectos de tu vida tienes que ser másautosuficiente? ¿Qué debes hacer para llegar a sermás autosuficiente en esos aspectos?

• ¿Hay alguna persona a la que puedas ayudar dealgún modo a ser más autosuficiente? ¿Dé quemanera podrías ayudar?

NOTAS E IMPRESIONES:

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CAPÍTULO 10

BUSCAR EL APRENDIZAJEPOR MEDIO DEL ESTUDIOY DE LA FE

INTRODUCCIÓN

El élder Henry B. Eyring del Quórum de los DoceApóstoles habló sobre la conversión: “El cambioque se produce es un deseo de ser aun mejor, de al-canzar mayor luz, y de prestar mayor servicio a losdemás. Tales deseos siempre llevan a tener ansiasde recibir educación, de aprender lo que es verda-dero, lo que es útil y lo que es hermoso” (Educaciónpara la vida real [charla fogonera del SEI para jóvenesadultos, realizada el 6 de mayo de 2001], pág. 1).

Debemos buscar conocimiento y sabiduría a lolargo de toda nuestra vida, tanto dentro como fue-ra del salón de clases. El aprendizaje ayuda a enri-quecer nuestra vida y a servir mejor a Dios y a losdemás.

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• Debemos buscar conocimiento y sabiduría.

• El conocimiento espiritual es más importanteque el conocimiento secular.

• La instrucción formal es la clave de las oportuni-dades.

• El Señor nos guiará en aquellos aspectos delaprendizaje que nos ayudarán a prestar mejorservicio a los demás.

• El aprendizaje es un empeño de toda la vida.

CITAS Y ESCRITURASCORROBORATIVAS

Debemos buscar conocimiento y sabiduría.

� “Buscad palabras de sabiduría de losmejores libros; buscad conocimiento,tanto por el estudio como por la fe”(D. y C. 88:118).

� “Enseñaos diligentemente, y mi gra-cia os acompañará, para que seáis másperfectamente instruidos en teoría, enprincipio, en doctrina, en la ley delevangelio, en todas las cosas que

pertenecen al reino de Dios, que os conviene com-prender;

“de cosas tanto en el cielo como en la tierra, y de-bajo de la tierra; cosas que han sido, que son y quepronto han de acontecer; cosas que existen en elpaís, cosas que existen en el extranjero; las guerrasy perplejidades de las naciones, y los juicios que seciernen sobre el país; y también el conocimientode los países y de los reinos,

“a fin de que estéis preparados en todas las cosas,cuando de nuevo os envíe a magnificar el llama-miento al cual os he nombrado y la misión con laque os he comisionado” (D. y C. 88:78–80).

� Élder Henry B. Eyring:

“El Señor y Su Iglesia han alentado siempre la ins-trucción formal con el fin de que aumentemosnuestra capacidad para servirlo a Él y a los hijos denuestro Padre Celestial. Para cada uno de nosotros,sean cuales sean nuestros talentos, Él tiene un ser-vicio que podemos prestar. Y hacerlo bien siemprerequerirá de aprendizaje, no sólo una vez o por po-co tiempo, sino continuamente...

“Parte de la tragedia que deben evitar es descubrirtardíamente que perdieron la oportunidad de prepa-rarse para un futuro que sólo Dios puede ver. Laoportunidad de aprender otro idioma representapara mí un doloroso ejemplo. Mi papá nació en

México. Creció hablando español co-mo primer idioma. Yo viví en su hogarpor más de 20 años, y lamentablemen-te nunca le pedí que me enseñara niuna sola palabra de español. Ahora yosoy el primer contacto del Quórum delos Doce Apóstoles para la Iglesia enMéxico, América Central, Colombia,Venezuela y Ecuador. No fue accidente

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“Consideramosque el obtener una educaciónformal es una

responsabilidadreligiosa”.

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el hecho de nacer en un hogar con un padre que ha-blaba español.

“Pero tuve otra oportunidad. Mi padre fue un granmaestro. Él era químico. Hasta tenía una pizarra enel sótano de la casa para sus hijos. Estaba ansiosode enseñarme matemáticas. Pasaba horas tratandode ayudarme a resolver los problemas para mi clasede física. Me rogaba que pensara más a menudo enesas cosas que en ese entonces me parecían pocointeresantes y sin importancia. Años más tarde fuillamado por el Señor al Obispado Presidente de laIglesia y me hicieron responsable de los sistemasde computación y comunicaciones. ¡Cuán grandebendición hubiera tenido yo de haber seguido elconsejo que ahora les doy!” (véase Educación para lavida real, págs. 2—3; discurso para jóvenes adultospronunciado en una charla fogonera del SEI, pro-nunciado el 6 de mayo de 2001).

� Presidente Gordon B.Hinckley, decimoquintoPresidente de la Iglesia:“Ustedes tendrán que hacerfrente a los grandes retosdel futuro. Están entrandoen un mundo extremada-mente competitivo;adquieran la mayor edu-cación posible. El Señor nos

ha exhortado concerniente a la importancia de laeducación; ésta los calificará para mayores oportu-nidades; los preparará para hacer algo que valga lapena en el gran mundo de oportunidad que yaceadelante. Si pueden ir a la universidad y desean ha-cerlo, háganlo. Si no tienen el deseo de asistir a launiversidad, vayan entonces a un colegio vocacionalo de negocios a fin de mejorar sus habilidades y au-mentar su capacidad” (véase “Los conversos y loshombre jóvenes”, Liahona, julio de 1997, pág. 56).

� Élder Henry B. Eyring: “No se necesita ni tecno-logía moderna ni mucho dinero para aprovecharlas oportunidades para aprender queahora desperdiciamos. Bastaría conllevar un libro, un lápiz y papel, peronecesitarán determinación para atra-par esos momentos de ocio que ahoradesperdician” (véase Educación para lavida real, pág. 4).

� Élder Russell M. Nelson del Quórumde los Doce Apóstoles: “Por el caráctersagrado que tiene para nosotros el in-telecto humano, consideramos que el

obtener una educación formal es una responsabili-dad religiosa. Aún así, la capacidad individual y lasoportunidades difieren mucho. Creo que para ad-quirir una instrucción formal, tiene más influenciael deseo personal que la institución académica, yes más motivadora la fe que los profesores quetengamos” (véase “¿Dónde se halla la sabiduría?”,Liahona, enero de 1993, pág. 6).

� Élder Russell M. Nelson: “Siempre se requiereenergía para que dé empuje sobre las fuerzas contra-rias. Estas mismas leyes se aplican a nuestra propiavida. Siempre que se emprende alguna tarea, sonesenciales tanto la energía como la voluntad paraperseverar. El ganador de una carrera de cinco kiló-metros se proclama al final de cinco kilómetros, yno al final de uno o dos. Si toman un autobús parair a Boston, no se bajan en Burlington. Si deseanobtener una educaciónformal no dejan trunca-dos sus estudios, delmismo modo que nopagan para cenar en unrestaurante elegante só-lo para salir después deprobar el aperitivo”(véase “Perseverar y serenaltecidos”, Liahona,julio de 1997, pág. 79).

El conocimiento espiritual es más importanteque el conocimiento secular.

� “Pero bueno es ser instruido, si hacen caso de losconsejos de Dios” (2 Nefi 9:29 [Dominio de lasEscrituras, 2 Nefi 9:28–29]).

� Presidente James E. Faust de la Primera Presidencia:“Recuerden que las maravillas de la ciencia y la tec-nología modernas no nos exaltarán. En realidad, elgran desafío que enfrentamos al prepararnos para elfuturo es el de ser más espiritualmente ilustrados.Todo ese nuevo y creciente conocimiento intelectual

debe ser por cierto dominado por me-dio de gran esfuerzo y aprendizaje; pe-ro la erudición técnica no sirve paranada a menos que haya un propósitoespiritual y un significado para la mis-ma. Estoy seguro de que el Señor espe-ra que la apliquemos para el progresode Sus propósitos y para la bendiciónde la humanidad; sin embargo, debe-mos adoptar esos elevados ideales co-mo si fueran metas y deseos personales

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“Poner elconocimiento

espiritual primero,no nos libera de

la responsabilidadde obtener

conocimientosecular”.

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antes de orientar la tecnología en esa dirección”(véase “Ésta es nuestra época”, Liahona, julio de 1999,págs. 21–22).

� Élder Henry B. Eyring:

“Queda claro que poner el conocimiento espiritualprimero no nos libera de la responsabilidad de obte-ner conocimiento secular. Por lo contrario, le dapropósito a nuestro conocimiento secular y nos mo-tiva a esmerarnos más. Si hemos de poner el apren-dizaje espiritual en su lugar apropiado, deberemostomar algunas decisiones difíciles sobre cómo usarnuestro tiempo. Por lo general sabe-mos cuándo hay que entregar los tra-bajos en la escuela, cuándo hay quetomar exámenes, cuándo hay quecompletar proyectos. Y sabemos cuán-do será el día de reposo. Sabemoscuándo es la clase de Institutos.Sabemos cuándo hay que hacer las oraciones alprincipio y al final del día. Sabemos cuánto tiempotoma leer las escrituras antes de sentir el Espíritu.Sabemos cuánto tiempo toma prepararse y realizarbien nuestro trabajo en la Iglesia.

“Cuando vemos la vida como lo que realmente es,planeamos tiempo y lugar para todas estas cosas.Habrá momentos de crisis en los que parecerá nohaber tiempo. Habrá muchas ocasiones en que unacosa le tome tiempo a otra. Pero nunca debe seruna decisión consciente ni un patrón en nuestrasvidas que lo espiritual se convierta en secundario.Nunca. Eso nos llevará a la tragedia. La tragediapuede no ser obvia al principio, ni tampoco puedeser clara durante la vida mortal. Pero recuerden queestán interesados en obtener educación no para estavida, sino para la vida eterna. Cuando vean clara-mente esa realidad, con sus ojos espirituales, pon-drán primero el aprendizaje espiritual, sin quitarle

al aprendizaje secular. De hecho, realizarán su tra-bajo secular con mayor dedicación de la que inver-tirían sin la visión espiritual” (véase Educación para lavida real, pág. 3).

� Élder L. Tom Perry del Quórum de los DoceApóstoles: “Si proporcionamos un cimiento espiri-tual para nuestro conocimiento secular, no soloentenderemos mejor las leyes de la naturaleza, si-no que obtendremos una profundidad de conoci-miento que jamás imaginamos que fuese posiblesobre el arte, las lenguas, la tecnología, la medici-na, el derecho y el comportamiento humano”(véase “Aprendamos a servir”, Liahona, mayo de2002, pág. 14).

La instrucción formal es la clave de laoportunidad.

� “La gloria de Dios es la inteligencia, o en otraspalabras, luz y verdad” (D. y C. 93:36).

� “Si estáis preparados, no temeréis” (D. y C. 38:30).

� Presidente Gordon B. Hinckley: “Me gustaría de-cirles a los jóvenes que cursen todos los estudiosque puedan. Cultiven tanto las destrezas intelec-tuales como las manuales. La instrucción formal es

la clave de la oportunidad. El Señorha puesto sobre ustedes, como miem-bros de esta Iglesia, la obligación deestudiar y aprender las cosas espiri-tuales, así como también las cosastemporales. Adquieran toda la educa-

ción que les sea posible, aun cuando signifique ungran sacrificio mientras sean jóvenes. Ustedes ben-decirán la vida de sus hijos y bendecirán la Iglesia,ya que darán honra a esta obra” (véase Teachings ofGordon B. Hinckley, 1997, pág. 172).

� Presidente Gordon B. Hinckley:

“Ustedes están entrando en la era más competitivaque jamás haya existido; todo a su alrededor escompetencia. Ustedes necesitan toda la educaciónposible. Sacrifiquen lacompra de un auto, sa-crifiquen cualquier cosaa fin de que ello les ha-bilite para desempeñarel trabajo del mundo.En gran parte, ese mun-do les pagará lo queconsidera que valen,y el valor de ustedes

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“La instrucciónformal es la clave

de la oportunidad”.

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aumentará a medida que obtengan estudios y seancompetentes en su campo seleccionado.

“Pertenecen a una Iglesia que enseña la importan-cia de la educación académica; han recibido elmandamiento del Señor de educar sus mentes,sus corazones y sus manos. El Señor ha dicho:‘Enseñaos diligentemente... de cosas tanto en elcielo como en la tierra, y debajo de la tierra; cosasque han sido, que son y que pronto han de acon-tecer; cosas que existen en el país, cosas que exis-ten en el extranjero; las guerras y perplejidades delas naciones, y los juicios que se ciernen sobre elpaís; y también el conocimiento de los países y delos reinos, a fin de que estéis preparados en todaslas cosas’ (D. y C. 88:78–80).

“Que conste que éstas no son mis palabras; son laspalabras del Señor, quien les ama. Él desea que ca-paciten sus mentes y sus manos para que lleguen aser una influencia para bien al seguir adelante consu vida. Y al hacerlo, al desempeñar sus tareas ho-norablemente y con excelencia, traerán honor a laIglesia, ya que se les considerará hombres o muje-res de integridad, de habilidad y que hacen un tra-bajo de calidad...

“Sean inteligentes. El Señor desea que se eduquenla mente y las manos. Cualquiera sea el campoque elijan, ya sea reparando refrigeradores, o eltrabajo de un diestro cirujano, deben capacitarse.Procuren la mejor educación posible; conviértanseen obreros de integridad en el mundo que yaceadelante. Repito, ustedes traerán honor a la Iglesiay serán generosamente bendecidos debido a esacapacitación.

“No hay duda, ninguna en absoluto, de que la edu-cación vale la pena. No arruinen su vida con ata-jos; si lo hacen, lo pagarán una, y otra y otra vez”(véase “El consejo y la oración de un profeta enbeneficio de la juventud”, Liahona, abril de 2001,págs. 34–36).

El Señor nos guiará en aquellos aspectosdel aprendizaje que nos ayudarán a prestarmejor servicio a los demás.

� “...el Espíritu Santo... os mostrará todas las cosasque debéis hacer” (2 Nefi 32:5).

� Presidente Howard W. Hunter, de-cimocuarto Presidente de la Iglesia:“Quisiera decirles algo que consideromuy importante; que en el transcur-so de la vida se enfrentarán a muchas

opciones. El éxito y la felicidad de ustedes depen-den de lo bien que hayan seleccionado entre esasposibilidades. Algunas de las decisiones que to-men serán fundamentales y pueden afectar todoel curso de su vida. Les ruego que juzguen esasopciones de acuerdo con las enseñanzas deJesucristo. A fin de hacerlo, deben conocer yentender Sus enseñanzas. Si ejercen la fe y sondignos de recibir inspiración, tendrán guía en lasdecisiones importantes que tomen” (véase PrepareYourself, folleto, 1996, págs. 1–2).

� Élder Richard G. Scott del Quórum de los DoceApóstoles: “Me maravilla el que nuestro PadreCelestial y Su Amado Hijo estén dispuestos, eincluso deseosos de que aprendamos de Ellos...Obtener conocimiento espiritual no es un procesomecánico, sino un privilegio sagrado basado enuna ley espiritual. Testifico que te es posible reci-bir ayuda inspirada. Pídele humildemente a tuPadre Eterno; busca la luz divina; ejerce la fe enel Salvador; empéñate en prestar atención a Susconsejos y en obedecer Sus mandamientos. Él tebendecirá y te guiará mientras caminas por estemundo, que muchas veces es traicionero” (“Cómoadquirir conocimiento espiritual”, Liahona, enerode 1994, pág. 104).

El aprendizaje es un empeño de toda la vida.

� “Cualquier principio de inteligencia que logre-mos en esta vida se levantará con nosotros en laresurrección;

“y si en esta vida una persona adquiere más conoci-miento e inteligencia que otra, por medio de su dili-

gencia y obediencia, hasta ese grado lellevará la ventaja en el mundo venide-ro” (D. y C. 130:18–19 [Dominio de lasEscrituras]).

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“El Señor desea queeduquen su mente

y sus manos”.

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� Élder Henry B. Eyring:

“Aquellos que dejen deaprender no prestaránningún servicio significa-tivo durante su vida. Ungran maestro siempre es-tudia. Una enfermeranunca deja de enfrentarsea los desafíos de lidiar conalgo nuevo, ya sea equipo

o procedimiento. El lugar de trabajo en cualquierindustria cambia tan rápido que lo que sabemoshoy no será suficiente mañana.

“Nuestra educación nunca debe cesar. Si acaba enla puerta del aula el día en que nos graduamos, fa-llaremos. Y dado que lo que necesitaremos saber esdifícil de discernir, necesitamos la ayuda del cielopara saber cuál de las tantas cosas que podemos es-tudiar es la que más sabiamente podemos apren-der. También significa que no podemos gastartiempo en entretenimiento cuando tenemos laoportunidad de leer y de escuchar lo que nos ayu-de a aprender lo que es verdadero y útil. La curiosi-dad insaciable será nuestro distintivo” (véaseEducación para la vida real, pág. 4).

� Élder L. Tom Perry: “El mundo cambia rápida-mente y todo pasa de moda, lo que requiere quenos preparemos en forma continua para el futuro.Podemos quedarnos un tanto estancados en nues-tra profesión si no nos actualizamos. Imaginencuántos pacientes tendría un dentista que conti-nuara usando las mismas técnicas y equipos queusaba hace diez años. ¿Qué haría unempresario que tratara de competirsin usar computadoras? ¿O un cons-tructor que no estuviera al día con losnuevos materiales y métodos disponi-bles? La educación, por necesidad, seha convertido en una tarea de toda la vida. Alprogramar nuestra vida, debemos apartar suficien-te tiempo para educarnos ahora y para el futuro”(véase “Si estáis preparados, no temeréis”, Liahona,enero de 1996, pág. 40).

� Presidente Gordon B. Hinckley:

“Hay un gran potencial en cada uno de nosotrospara continuar aprendiendo. A pesar de nuestraedad, a menos que padezcamos de una enfermedadseria, podemos leer, estudiar, interiorizarnos en losescritos de hombres y mujeres...

“El Señor nos ha dado una maravillosa promesa alos miembros de esta Iglesia. Él dijo: ‘Lo que es deDios es luz; y el que recibe luz y persevera en Dios,recibe más luz, y esa luz se hace más y más resplan-deciente hasta el día perfecto’ (D. y C. 50:24).

“Qué declaración tan ex-traordinaria es esa; es unode mis versículos favoritosde las Escrituras. Trata delprogreso, de la superaciónpersonal, del esfuerzo queconduce a la divinidad.Acompaña a estas grandes

declaraciones: ‘La gloria de Dios es la inteligencia,o en otras palabras, luz y verdad’ (D. y C. 93:36);‘y si en esta vida una persona adquiere másconocimiento e inteligencia que otra, por mediode su diligencia y obediencia, hasta ese grado lellevará la ventaja en el mundo venidero’ (D. y C.130:19); y ‘cualquier principio de inteligencia quelogremos en esta vida se levantará con nosotrosen la resurrección’ (D. y C. 130:18).

“Qué desafío tan profundo se encuentra en estasmaravillosas declaraciones. Debemos continuarprogresando, debemos aprender continuamente.Es un mandato divino el de continuar añadiendo anuestro conocimiento” (véase “Una conversacióncon los mayores solteros”, Liahona, noviembre de1997, pág. 22).

� Presidente Gordon B. Hinckley:

“El aprendizaje no tiene fin. Debemos leer, obser-var, asimilar y reflexionar aquello a lo que expone-

mos nuestra mente. Yo creo en laevolución de la mente, del corazón ydel alma de la humanidad. Yo creoen mejorar y en progresar. No existenada más vigorizante que el poder

evaluar un problema difícil y luego resolverlo, lu-char con algo que parece sin solución y luego en-contrarla.

“Por esa razón, y en virtud del ritmo y de la com-plejidad que la vida demanda, no podemos darnosel lujo de dejar de aprender, de madurar y de pro-gresar. No debemos detener nuestra evolución per-sonal; una evolución que es a la vez emocional,espiritual y mental. Hay tanto para aprender y tanpoco tiempo para hacerlo” (Standing for Something,2000, pág. 62).

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“Nuestra educaciónnunca debe cesar”.

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APLICACIÓN Y EJEMPLOS

El élder Russell M. Nelson enseñó:

“Quienes impulsivamente abandonan sus estudiosy dejan a medias su educación… frustran la realiza-ción de su propio potencial.

“Recuerdo el momento en que yo mismo tomé laresolución de adquirir una educación, cuando sien-do un adolescente sin preparación conseguí trabajotemporal durante la época de Navidad. La labor eramonótona y las horas y los días pasaban lentamen-te. En aquel momento resolvía que obtendría unaeducación que me preparara mejor para ganarmela vida; tomé la decisión de mantenerme en la uni-versidad y estudiar con ahínco, como si mi vidadependiera de ello.

“Más adelante, cuando era presidente de estaca,muchos jóvenes me consultaban con respecto a susestudios; algunos me preguntaban cuánto tiempome había llevado la carrera de medicina. A éstos lescontestaba: ‘En general, son cuatro años de univer-sidad; seguidos por otros cuatro en la facultad demedicina. Y si decides especializarte, eso te puedellevar otros cinco años o más, según la especialidadque elijas’.

“Mis palabras provocaban en algunos esta reacción:‘Pero… ¡son trece años, o tal vez más! ¡Es demasia-do tiempo para mí!’

“ ‘Eso es relativo’, les decía yo. ‘La preparación parauna carrera no es demasiado larga si sabes lo quequieres hacer con tu vida. ¿Qué edad tendrás den-tro de trece años si no sigues una carrera? ¡Tendrásexactamente la misma edad, seas o no seas lo quequieres ser!’

“Así que mi consejo era, y sigue siendo, que conti-núen su educación, estén donde estén, sean cualessean sus intereses y oportunidades, decidan lo quedecidan en cuanto a cuál será la mejor forma de ser-vir a su familia y a la sociedad” (véase “¿Dónde sehalla la sabiduría?”, Liahona, enero de 1993, pág. 6).

• ¿Qué significa para ti la afirmación del élderNelson de que “la preparación para una carrerano es demasiado larga si sabes lo que quieres ha-cer con tu vida”?

• ¿Qué beneficios se obtienen cuando se tiene me-jor preparación en una carrera?

Temzie es un misionero que recién ha regresadodel campo misional. Él utiliza en su nuevo trabajomuchas de las destrezas que aprendió en la misión,y gana lo suficiente para mantenerse a sí mismo;sin embargo, una vez que se haya casado, su sueldono será suficiente para mantener una familia. Dadoque no tiene perspectivas de casarse por ahora, hadecidido no seguir su educación por el momento.Sin tener que estudiar, tendrá más tiempo libre pa-ra divertirse.

• ¿Qué consejo le darías a Temzie?

RESUMEN ANALÍTICO

• ¿Qué relación existe entre el aprendizaje y la feli-cidad?

• ¿Qué queremos decir cuando expresamos que nopodemos darnos el lujo de dejar de aprender?

• ¿Cómo influye en tu deseo de aprender el saberque el conocimiento que adquiramos en esta vi-da se levantará con nosotros en la vida venidera(véase D. y C. 130:18)?

• ¿Qué aspectos de tu vida mejorarían si obtuvierasuna mayor educación formal?

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NOTAS E IMPRESIONES:

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CAPÍTULO 11

ELEGIR Y SER UNACOMPAÑERA O UNCOMPAÑERO ETERNO

INTRODUCCIÓN

Cuando contraemos matrimonio en el templo yvivimos dignamente, nuestra unión se sella porla eternidad. Por lo tanto, escoger a un cónyugees elegir a alguien que va a permanecer junto anosotros no sólo en esta vida sino también parasiempre. La relación que tengamos con nuestrocónyuge influirá en nosotros y en nuestra posteri-dad a lo largo de esta vida y tendrá implicacioneseternas.

El presidente Spencer W. Kimball, decimosegundoPresidente de la Iglesia, enseñó: “Cuando se eligeun compañero para esta vida y para la eternidad, sedebe efectuar la más cuidadosa preparación, medi-tación, oración y ayuno para asegu-rarse de que, entre todas las que setomen, ésta no sea una decisión equi-vocada. En un verdadero matrimoniodebe existir una unión de la menteasí como del corazón. Las emocionesno deben determinar las decisionespor completo, sino que la mente y elcorazón, fortalecidos mediante el ayu-no, la oración y una consideración seria, nos pro-porcionarán la mejor oportunidad para la felicidadmarital” (“Unidad en el matrimonio”, Liahona,octubre de 2002, pág. 36).

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• Un matrimonio logra florecer cuando esposo yesposa comparten valores e intereses similares.

• Debemos prepararnos para ser los mejores com-pañeros posibles.

• Debemos buscar la confirmación del Señor al ele-gir la persona con quien vamos a casarnos.

• La proclamación sobre la familia es una guía paraaquilatar nuestra actitud y la de nuestro futurocónyuge.

• El esposo y la esposa tienen la solemne responsa-bilidad de amarse y cuidarse el uno al otro, ytambién a sus hijos.

CITAS Y ESCRITURASCORROBORATIVAS

Un matrimonio logra florecer cuandoesposo y esposa comparten valores eintereses similares.

� “No os unáis en yugo desigual con los incrédu-los” (2 Corintios 6:14).

� Presidente Spencer W. Kimball:

“He advertido a la juventud de los peligros queexisten en el matrimonio entre personas de reli-giones diferentes , y con toda la fuerza de mi serhe amonestado a los jóvenes de evitar el dolor yla decepción que resultan de casarse fuera de laIglesia, así como para evitarles encontrarse en lassituaciones infelices que, casi sin excepción, ocu-rren cuando un creyente se casa con un cónyugeque no comparte sus creencias. He indicado quela Iglesia exige a sus miembros que sacrifiquen su

tiempo, sus fuerzas y sus fondos; quela fortaleza de los vínculos espiritua-les aumenta tras el casamiento y conla llegada de los hijos; que el surgi-miento del antagonismo es naturalcuando las partes del matrimonio sonasí de disparejas; que estas razones, aligual que muchas otras, presentanevidencia clara a favor del matrimo-

nio entre miembros de la Iglesia ya que marido ymujer comparten antecedentes, ideales, normas,creencias, esperanzas, metas y, ante todo, el queesos matrimonios puedan ser eternos por mediode asistir rectamente al santo templo...

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“En un verdaderomatrimonio debeexistir una uniónde la mente así

como del corazón”.

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“...Recomendamos que las personas se casen conindividuos que tengan más o menos el mismo ni-vel económico, social y educativo (no todos esosrequisitos son esenciales, sino preferibles), peroante todo y sin lugar a duda, que tengan la mis-ma formación religiosa” (véase “Marriage andDivorce”, 1976 Devotional Speeches of the Year, 1977,págs. 142–144; véase El matrimonio eterno: Manualpara el alumno, págs. 270–271).

� Presidente N. Eldon Tanner de la PrimeraPresidencia:

“Cuando los jóvenes me consultanpor asuntos de noviazgos y matrimo-nios, por lo general les sugiero que sehagan las siguientes preguntas:

“¿Qué clase de madre o padre quieroque tengan mis hijos?

“¿Qué clase de madre o padre estoypreparado para ser?

“¿Quiero relacionarme con alguien solamente porsu popularidad, o busco sus valores espirituales ymorales?

“¿Analizo las similitudes y las deferencias que hayentre nosotros, relacionadas con el ambiente enque fuimos criados, la cultura y el intelecto?

“¿Estoy preparado para ajustarme a esas diferencias?

“¿Comprendo que esos ajustes se deben hacer antesdel casamiento?

“Esas circunstancias nos ayudan a elegir la personaapropiada con la cual vamos a vivir en la eterni-dad. Después del matrimonio, hay muchas respon-sabilidades que no deben descuidar; pero si cadacónyuge hace su parte, no habrá nada en esta vidaque le dé mayor satisfacción y felicidad” (véase“Por esta vida y la eternidad”, Liahona, julio de1980, pág. 26).

� Élder Richard G. Scott del Quórum de los DoceApóstoles:

“Los cimientos de un matrimonio eterno consistenen mucho más que una cara hermosa o una figuraatractiva; es preciso tener en cuenta mucho másque la popularidad o la simpatía. Al buscar uncompañero eterno, considera a alguien que estécultivando los atributos esenciales que brindanfelicidad: amor profundo por el Señor y por Susmandamientos, determinación de obedecerlos,comprensión bondadosa, deseo de perdonar y dis-posición de dar de sí, el deseo de tener una familiabendecida con hermosos hijos y la determinaciónde enseñarles los principios de verdad en el hogar.

“Una prioridad esencial en una futura esposa es eldeseo de ser esposa y madre; debe estar en el proce-so de desarrollar las cualidades sagradas que Diosha dado a Sus hijas para que sobresalgan como es-posas y madres: la paciencia, la bondad, el amorpor los niños y el deseo de atender a sus hijos enlugar de procurar satisfacciones profesionales. Debeestar adquiriendo una buena educación a fin deprepararse para las exigencias de la maternidad.

“Un futuro esposo debe también hon-rar el sacerdocio que posee y utilizarloal servicio de los demás. Busca a unhombre que acepte su función de serquien provea lo necesario para vivir,que tenga la capacidad de hacerlo yque esté haciendo diligentes esfuerzospara prepararse para cumplir esas res-ponsabilidades.

“Te sugiero que no pases por alto muchos candida-tos que estén todavía en el proceso de desarrollaresos atributos por buscar a alguien que ya los hayaperfeccionado. Probablemente no encuentres a esapersona perfecta… Es mejor pulir juntos esos atri-butos como esposo y esposa” (véase “Recibe lasbendiciones del templo”, Liahona, julio de 1999,pág. 29).

Debemos prepararnos para ser los mejo-res compañeros posibles.

� “…el matrimonio lo decretó Dios para el hom-bre” (D. y C. 49:15).

� Élder Richard G. Scott: “El carácter digno se forjamejor con una vida de constantes elecciones co-rrectas centradas en las enseñanzas del Maestro.Por un momento, hablo a quien se esté preparandopara ese dulce período de descubrimiento que lleva

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“Las decisionescorrectas que tomesahora te ayudarána prepararte para

ser sellado o selladaen el templo”.

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al matrimonio eterno, que se conoce como el no-viazgo. Puede ser una época maravillosamente her-mosa de progresar y de compartir; una época enque debes concentrar tus pensamientos, accionesy planes en dos personas: los padres de tus futuroshijos. Prepárate para tener éxito como padre omadre siendo completamente digno en todopensamiento y acto durante el noviazgo” (véase“Recibe las bendiciones del templo”, Liahona, juliode 1999, pág. 29).

� Élder Henry B. Eyring del Quórum de los DoceApóstoles: “Hay cosas que podemos empezar a ha-cer ahora mismo a fin de proveer para las necesida-des espirituales y físicas de una familia. Hay cosasque podemos hacer ahora para prepararnos, muchoantes de que surja la necesidad, a fin de tener paz,sabiendo que hemos hecho todo lo posible” (véase“La familia”, Liahona, octubre de 1998, pág. 19).

� Élder Richard G. Scott:“Al tomar decisiones deacuerdo con la verdad eter-na, desarrollarás un carác-ter recto y aumentará tufortaleza para resistir latentación. Puedes contar

con la ayuda de Dios para cumplir con tus deci-siones dignas; mereces entonces ser guiado por elEspíritu, para elegir la senda correcta; te advertiráde tentaciones que quizás no reconocerías de otromodo. Las decisiones correctas que tomes ahora teayudarán a prepararte para ser sellado o sellada enel templo a una compañera o compañero digno ypara formar y enseñar a tu propia familia eterna.Todos los que se hagan merecedores de esas ben-diciones las tendrán en el tiempo preciso delSeñor, ya sea aquí o en la vida venidera” (véase“La fuerza de la rectitud”, Liahona, enero de 1999,págs. 80–81).

Debemos buscar la confirmación delSeñor al elegir la persona con quienvamos a casarnos.

� “Pero he aquí, te digo que debes estudiarlo en tumente; entonces has de preguntarme si está bien;y si así fuere, haré que tu pecho arda dentro de ti;por tanto, sentirás que está bien.

“Mas si no estuviere bien, no sentirás tal cosa, sinoque te sobrevendrá un estupor de pensamiento quete hará olvidar lo que está mal” (D. y C. 9:8–9).

� Los líderes del sacerdocio aconsejan a los ex mi-sioneros a participar activamente en la Iglesia, aseguir con sus estudios o sus trabajos, a pagar eldiezmo y las ofrendas, a inscribirse en el instituto,y a prepararse para contraer matrimonio en el tem-plo. Ellos no le sugieren un periodo de tiempo enel cual se tienen que casar. El matrimonio es tanimportante que la decisión se debe tomar sólo des-pués de una consideración cuidadosa tomada me-diante la oración.

� Élder Richard G. Scott: “Si eres una persona solte-ra y aún no cuentas con un firme candidato paraun matrimonio celestial, vive para lograrlo. Orapor ello, espéralo en el debido tiempo del Señor.No transijas en tus normas de ningún modo quepueda impedirte esa bendición, ya sea de éste o delotro lado del velo. El Señor conoce los deseos de tucorazón; Sus profetas han dicho que obtendrás talbendición si eres constante al vivir de tal maneraque lo merezcas. No sabemos si sucederá en este la-do o en el otro lado del velo, pero vive para lograr-lo. Ora por ello” (véase “Recibe las bendiciones deltemplo”, Liahona, julio de 1999, pág. 31).

� Élder Gerald N. Lund de los Setenta: “Cuando yotenía dieciséis años y no era lo suficientemente listopara saber nada de nada, el Espíritu me conmovióde modo tal que me di cuenta de lo importante quees la mujer con que uno se casa. A partir de enton-ces comencé a orar para que el Señor me encontraraa la mujer que habría de ser mi compañera eterna.Esas oraciones fueron contestadas, y todo lo queahora disfrutamos en nuestra familia con hijos ynietos es en gran parte debido a ella” (“La oportuni-dad de servir”, Liahona, Julio de 2002, pág. 96).

La proclamación sobre la familia es unaguía para aquilatar nuestra actitud y lade nuestro futuro cónyuge.

� “Lo que yo, el Señor, he dicho, yo lo he dicho...sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos,

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es lo mismo” (D. y C. 1:38 [Dominio de lasEscrituras, D. y C. 1:37–38]).

� “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin querevele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós3:7 [Dominio de las Escrituras]).

� Élder Henry B. Eyring:

“En vista de que nuestro Padre ama aSus hijos, no nos dejará hacernos con-jeturas en cuanto a lo que más impor-ta en esta vida, con respecto a lo quedebemos recalcar para ser felices y a latristeza que puede resultar de nuestraindiferencia. A veces, mediante la ins-piración, lo comunicará directamente a la persona,pero, además, nos dirá por medio de Sus siervos...Esto lo hace a fin de que aun los que no sientan lainspiración puedan saber, si tan sólo escuchan, quese les ha dicho la verdad y que se les ha advertidoal respecto.

“El título de la proclamación sobre la familia dice:‘La Familia: Una proclamación para el mundo—La Primera Presidencia y el Consejo de los DoceApóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santosde los Últimos Días’ (véase Liahona, octubre de1998, pág. 24).

“Hay tres elementosdel título en los quedebemos reflexionardetenidamente.Primero, el tema: lafamilia; segundo, aquién está dirigida, osea, a todo el mundo;y tercero, los queemiten la procla-mación son aquellaspersonas a las quesostenemos comoprofetas, videntes yreveladores. Todo esto

significa que la familia debe tener para nosotrosgran importancia, que el contenido de la procla-mación puede ayudar a cualquier persona delmundo y que la proclamación está incluida en lapromesa que dio el Señor cuando dijo: ‘...sea pormi propia voz o por la voz de mis siervos, es lomismo’ (D. y C. 1:38)” (“La familia”, Liahona, oc-tubre de 1998, pág. 12).

� Élder Robert D. Hales del Quórum de los DoceApóstoles: “Para saber y guardar los mandamien-tos, debemos conocer al Salvador y a los profetasde Dios y seguirlos. Hace poco, todos hemos teni-do la bendición de recibir un mensaje importantede los profetas de nuestros días, titulado, ‘La

Familia: Una proclamación para el mun-do’ (véase Liahona, enero de 1996,págs. 116–117). Esta proclamaciónnos advierte de lo que sucederá si nofortalecemos la unidad familiar ennuestros hogares, comunidades y na-ciones. Todo poseedor del sacerdocioy toda persona en general debería es-

tudiarla detalladamente” (véase “Si quieres entraren la vida, guarda los mandamientos”, Liahona, ju-lio de 1996, pág. 39).

� Élder L. Aldin Porter de la Presidencia de losSetenta: “Deseo sugerirles con toda solemnidad yseriedad que un estudio muy cuidadoso de esa pro-clamación les será de inmensa ayuda cuando co-miencen a edificar un hogar y una familia. Ahora,una voz de advertencia: si su futuro esposo o espo-sa no está de acuerdo con la doctrina que se ense-ña en ella, sepan del peligro de comprometer suvida a esa persona” (véase Escudriñad los profetas,charla fogonera del SEI para jóvenes adultos, 4 defebrero de 2001, pág. 1).

El esposo y la esposa tienen la solemneresponsabilidad de amarse y cuidarse eluno al otro, y también a sus hijos

� “El marido cumpla con la mujer el deberconyugal, y asimismo la mujer con el marido”(1 Corintios 7:3).

� “Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, nila mujer sin el varón” (1 Corintios 11:11).

� Presidente Gordon B. Hinckley, en ese entoncesPrimer Consejero de la Primera Presidencia:

“Qué hermosa es la ceremonia matrimonial del jo-ven y la señorita que empiezan sus vidas juntos,arrodillados ante el altar en la Casa del Señor, pro-metiéndose amor y lealtad el uno para con el otrodurante esta vida y por toda la eternidad. Cuandolos niños llegan a ese hogar, se les nutre, cuida,ama y bendice con la certeza de que su padre amaa su madre. En ese ambiente encuentran paz, forta-leza y seguridad. Al ver a su padre, desarrollan res-peto hacia la mujer. Se les enseña autocontrol y

LA FAMILIA

El presidente Gordon B. Hinckley leyó esta proclamación como parte de su mensaje enla Reunión General de la Sociedad de Socorro, el 23 de septiembre de 1995, en Salt Lake City, Utah, E.U.A.

NOSOTROS, LA PRIMERA PRESIDENCIA y el Consejode los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días, solemnemente proclamamosque el matrimonio entre el hombre y la mujer es orde-nado por Dios y que la familia es la parte central delplan del Creador para el destino eterno de Sus hijos.

TODOS LOS SERES HUMANOS, hombres y mujeres, soncreados a la imagen de Dios. Cada uno es un amadohijo o hija espiritual de padres celestiales y, como tal,cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos. Elser hombre o mujer es una característica esencial de laidentidad y el propósito eternos de los seres humanos enla vida premortal, mortal, y eterna.

EN LA VIDA PREMORTAL, los hijos y las hijas espiritualesde Dios lo conocieron y lo adoraron como su PadreEterno, y aceptaron Su plan por el cual obtendrían uncuerpo físico y ganarían experiencias terrenales paraprogresar hacia la perfección y finalmente cumplir sudestino divino como herederos de la vida eterna. El plandivino de felicidad permite que las relaciones familiaresse perpetúen más allá del sepulcro. Las ordenanzas ylos convenios sagrados disponibles en los santos tem-plos permiten que las personas regresen a la presenciade Dios y que las familias sean unidas eternamente.

EL PRIMER MANDAMIENTO que Dios les dio a Adán y aEva tenía que ver con el potencial que, como esposo yesposa, tenían de ser padres. Declaramos que el man-damiento que Dios dio a sus hijos de multiplicarse yhenchir la tierra permanece inalterable. También decla-ramos que Dios ha mandado que los sagrados poderesde la procreación se deben utilizar sólo entre el hombrey la mujer legítimamente casados, como esposo y esposa.

DECLARAMOS que la forma por medio de la cual se creala vida mortal fue establecida por decreto divino.Afirmamos la santidad de la vida y su importancia en elplan eterno de Dios.

EL ESPOSO Y LA ESPOSA tienen la solemne responsabi-lidad de amarse y cuidarse el uno al otro, y también a sushijos. “He aquí, herencia de Jehová son los hijos”(Salmos127:3). Los padres tienen la responsabilidad sagrada de

educar a sus hijos dentro del amor y la rectitud, deproveer para sus necesidades físicas y espirituales, deenseñarles a amar y a servirse el uno al otro, de guardarlos mandamientos de Dios y de ser ciudadanos respe-tuosos de la ley dondequiera que vivan. Los esposos y lasesposas, madres y padres, serán responsables ante Diosdel cumplimiento de estas obligaciones.

LA FAMILIA es ordenada por Dios. El matrimonio entreel hombre y la mujer es esencial para Su plan eterno. Loshijos tienen el derecho de nacer dentro de los lazos delmatrimonio, y de ser criados por un padre y una madreque honran sus promesas matrimoniales con fidelidadcompleta. Hay más posibilidades de lograr la felicidaden la vida familiar cuando se basa en las enseñanzas delSeñor Jesucristo. Los matrimonios y las familias quelogran tener éxito se establecen y mantienen sobre losprincipios de la fe, la oración, el arrepentimiento, elperdón, el respeto, el amor, la compasión, el trabajo y lasactividades recreativas edificantes. Por designio divino,el padre debe presidir sobre la familia con amor y recti-tud y tiene la responsabilidad de protegerla y deproveerle las cosas necesarias de la vida. La responsabi-lidad primordial de la madre es criar a los hijos. En estasresponsabilidades sagradas, el padre y la madre, comoiguales, están obligados a ayudarse mutuamente. Lasincapacidades físicas, la muerte u otras circunstanciaspueden requerir una adaptación individual. Otrosfamiliares deben ayudar cuando sea necesario.

ADVERTIMOS a las personas que violan los convenios decastidad, que abusan de su cónyuge o de sus hijos, o queno cumplen con sus responsabilidades familiares, que undía deberán responder ante Dios. Aún más, advertimosque la desintegración de la familia traerá sobre el indi-viduo, las comunidades y las naciones las calamidadespredichas por los profetas antiguos y modernos.

HACEMOS UN LLAMADO a los ciudadanos responsablesy a los representantes de los gobiernos de todo elmundo a fin de que ayuden a promover medidas desti-nadas a fortalecer la familia y mantenerla como basefundamental de la sociedad.

LA PRIMERA PRESIDENCIA Y EL CONSEJO DE LOS DOCE APÓSTOLESDE LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

© 1995 por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Todos los derechos reservados. Aprobación del inglés 10/95. 35602.002

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“La familia debe serlo más importante

que podemosconsiderar”.

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autodisciplina, lo que brinda la fortaleza para evi-tar una tragedia en el futuro.

“Los años pasan, los hijos dejan el hogar, uno auno, y los padres se quedan solos otra vez. Pero es-tán juntos para hablar, dependen el uno del otro,se nutren, se apoyan y se bendicen. Después, llegael otoño de la vida y ven el pasado con satisfac-ción y felicidad. Durante todo ese tiempo ha rei-nado la lealtad entre ellos, se han tratado conconsideración y ternura, y ahora hay una ciertadulzura, un cariño que deriva de esa relación san-ta. Comprenden que la muerte puede llegar encualquier momento, por lo general, primero parauno junto con una breve o larga separación. Perotambién saben que debido a que fueron selladosbajo la autoridad del eterno sacerdocio, y han vivi-do dignos de esas bendiciones, sin lugar a dudashabrá una reunión muy dulce” (véase “Nuestrassolemnes responsabilidades”, Liahona, enero de1992, pág. 63).

� Élder Neal A. Maxwell del Quórum de los DoceApóstoles: “Es obvio que los valores familiares refle-jan nuestras preferencias personales. Considerandola gravedad de las actuales circunstancias, ¿estaríandispuestos los padres a renunciar una cosa fueradel hogar y dedicar, en cambio, ese tiempo y esetalento a su familia? Padres y abuelos, por favorexaminen detenidamente sus horarios y sus prefe-rencias a fin de poder asegurarse de dedicar su tiem-po principal a sus relaciones principales. AunBrigham Young, consagrado y devoto como era, re-cibió el consejo del Señor de ‘velar especialmentepor [su] familia’ (D. y C. 126:3). ¡El más esmeradoes a veces quien más necesita el consejo!” (véase “Temando… velar especialmente por tu familia”,Liahona, julio de 1994, pág. 103).

� Élder M. Russell Ballard Jr., en ese entonces de losSetenta: “Me maravilla el pensar en la gran confian-za que Dios nos demuestra y que ha puesto en no-sotros, al permitirnos el privilegio de ser los padresmortales de Sus eternos hijos espirituales. Nunca de-bemos olvidar que Él tiene un interés muy especialen cada uno de nosotros y debemos darnos cuentade la importancia de cada alma humana en el planeterno de Dios. Cuando comprendemos esto, pode-mos ir con confianza ante Él en oración, a buscar Suguía y dirección en nuestra sagrada tarea como pa-dres. Él dijo: ‘Porque, he aquí, ésta es mi obra y migloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eternadel hombre’ (Moisés 1:39). Me parece que en estaspalabras se resume el importante papel que tenemoslos padres en la vida eterna de cada miembro denuestra familia” (véase “El desarrollo espiritual denuestros hijos”, Liahona, enero de 1979, pág. 100).

� Presidente Gordon B. Hinckley, decimoquintoPresidente de la Iglesia: “Yo creo que todo niño de-bería tener la bendición de nacer en un hogar don-de sea bienvenido, nutrido, amado y bendecidocon padres, un padre y una madre, que sean fielesel uno con el otro y con sus hijos... Permanezcanfirmes frente a las asechanzas del mundo. Los crea-dores de nuestros medios de entretenimiento, losproveedores de gran parte de nuestra literatura,quieren que ustedes crean lo contrario. La sabidu-ría acumulada durante siglos declara con certeza yclaridad que la felicidad más grande, la seguridadmás grande, el mayor estado de paz mental, losmás profundos depósitos de amor, los experimen-tan sólo los que siguen las normas de virtud, pro-badas por el tiempo, antes del matrimonio, y defidelidad total dentro del matrimonio” (véase“Permanezcan firmes frente a las asechanzas delmundo”, Liahona, enero de 1996, pág. 114).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

Silvia se sintió en las nubes cuando Marcos le pre-guntó si podía ir a visitarla a su casa. Él se parecíatanto a su padre: agradable, atlético y bien parecido.Aun cuando el joven no era miembro de la Iglesia,Silvia estaba segura de que su madre quedaría muyimpresionada. Él tenía buenos modales y ella lo en-contraba mucho más interesante que cualquiera delos muchachos Santos de los Últimos Días que habíaconocido. La madre de Silvia recordaba haber tenidosentimientos parecidos por su esposo cuando se co-nocieron, por lo que miró a su hija a los ojos y le di-jo: “Quiero que sepas que el cometido de tu padre

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hacia el Evangelio fue más importante para mí quesu buen parecer y sus demás virtudes”. Silvia le res-pondió: “Sé que el amor que Marcos siente por mí loacercará al Evangelio y que él se unirá a la Iglesia”.

• ¿Qué consejo le darías a Silvia referente a estarelación?

Bill y Elizabeth tienen un noviazgo serio desde ha-ce casi un año. Ambos se encuentran pisando lostreinta; han sido misioneros de tiempo completoy son muy activos en la Iglesia. Les encanta estarjuntos y muchas veces hablan de la posibilidad decontraer matrimonio. Sin embargo, ninguno deellos siente que el Espíritu les ha dicho que debencasarse entre ellos, y ambos se preguntan: ¿Por quéel Señor no me inspira acerca de la persona con laque debo casarme? ¡No quiero equivocarme al to-mar una decisión tan importante!”.

• ¿Es posible que el Espíritu nos guíe y no darnoscuenta de ello? ¿Cómo podemos darnos cuenta?

• ¿Qué consejo le darías a Bill y a Elizabeth?

RESUMEN ANALÍTICO

• ¿Cuáles son las prioridades más importantesque debes establecer al prepararte para elmatrimonio?

• ¿Qué características importantes consideras quetanto tú como tu cónyuge deben poseer?

• ¿Cómo influye la fe en ayudarte a ser mejor cón-yuge y padre?

NOTAS E IMPRESIONES:

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CAPÍTULO 12

EL OBSERVAR LAS LEYESDE LA SALUD FÍSICA

INTRODUCCIÓN

Cada uno de nosotros es un hijo o hija espiritualde Dios que viene a la vida terrenal con el fin deobtener un cuerpo físico. Nuestro cuerpo físico esun don de Dios y finalmente se convertirá en uncuerpo resucitado

El apóstol Pablo describe el cuerpo como el templode Dios (véase 1 Corintios 3:16–17; 6:19–20; véasetambién D. y C. 93:33–35). Todos nosotros debe-mos comer adecuadamente, hacer ejercicio con re-gularidad, buscar la ayuda médica competente yvivir la Palabra de Sabiduría con el fin de mante-ner nuestro cuerpo saludable. Eso nos ayudará ennuestro trabajo, nuestra familia y el servicio en laIglesia.

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• Los buenos hábitos de salud son importantespara vivir el Evangelio.

• La Palabra de Sabiduría es una parte importantede la ley del Señor sobre la salud.

• Una dieta adecuada, el descanso y el ejercicio pro-porcionan beneficios significativos en la salud.

• Debemos evitar las sustancias y las prácticas quedañan el cuerpo y la mente.

CITAS Y ESCRITURASCORROBORATIVAS

Los buenos hábitos de salud son importantespara vivir el Evangelio.

� “...el hombre es el tabernáculo de Dios, a saber,templos; y el templo que fuere profanado, Dios lodestruirá” (D. y C. 93:35).

� Presidente Thomas S. Monson de la PrimeraPresidencia: “El apóstol Pablo dijo: ‘¿No sabéis quesois templo de Dios, y que el Espíritude Dios mora en vosotros?... el tem-plo de Dios, el cual sois vosotros, san-to es’ (1 Corintios 3:16–17). Así comolas comidas nutritivas, el ejercicio enforma regular y el descanso apropiado

vigorizan el cuerpo; el estudio constante de lasEscrituras y la oración fortalecen la mente y elespíritu” (véase “Para tocar el cielo”, Liahona, enerode 1991, pág. 51).

� Presidente David O. McKay, noveno Presidentede la Iglesia:

“La persona saludable,que se cuida física-mente, tiene fortalezay vitalidad; su cuerpoes un templo adecua-do para que en él resi-da su espíritu…

“…Las enfermedadesnos privan del ejerci-cio pleno de nuestrasfacultades y privilegiosy a veces nos privande la vida misma. Esnecesario, por lo tan-to, cuidar nuestro

cuerpo y observar las normas de la salud y de lafelicidad” (véase “The ‘Whole’ Man”, ImprovementEra, abril de 1952, pág. 221; citado en MujeresJóvenes: Manual 2, pág. 163).

� Presidente Gordon B. Hinckley, decimoquintoPresidente de la Iglesia: “El cuerpo es el templo delEspíritu. El cuerpo es sagrado; fue creado a imagende Dios, por lo que debe cuidarse y utilizarse parabuenos fines. Es preciso cuidar bien de él y esoque denominamos la Palabra de Sabiduría, que esun código de salud, nos ayuda a lograrlo” (véase“...pues no se ha hecho esto en algún rincón”,Liahona, enero de 1997, pág. 54).

� Patricia T. Holland, que fue consejera de laPresidencia General de las Mujeres Jóvenes:

“A todo aquel que lee periódicos o revistas se le re-cuerda constantemente que la dieta y el ejercicioapropiado, y un buen descanso aumenta nuestrorendimiento diario así como también la duraciónde nuestra vida. Sin embargo, demasiados de nos-otros no hacemos ni el más mínimo esfuerzo, conla idea de que nuestra familia, nuestros vecinos y

nuestras demás responsabilidades vie-nen primero. Y al hacerlo, ponemosen riesgo lo que esas personas necesi-tan más de nosotros: nuestra salud,nuestra felicidad y nuestra fortaleza...

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“El cuerpo es eltemplo delEspíritu”.

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“Para mí entonces, el asunto es aceptar que somosmerecedores del tiempo y del sacrificio que sea ne-cesario para alcanzar la medida de nuestra crea-ción, y creer que no es egoísta, equivocado nimalo. En realidad, es esencial para nuestro desa-rrollo espiritual.

“Años atrás, mi hijo mayor trató de enseñarme eseprincipio. Ese día no me sentía muy bien, perohabía prometido a mi hijo, en ese entonces de tresaños, llevarlo al zoológico. Al sentirme cada vezpeor, con dolores y malestar, finalmente le dijeexasperada: ‘Matthew, no sé si debemos ir al zoo-lógico y cuidarte a ti o si debiéramos quedarnos encasa y cuidar a mamá’. Me miró por un momentocon sus grandes ojos negros y me dijo enérgica-mente: ‘Mamá, yo creo que tú debes cuidarte a timisma, para que puedas cuidar de mí’. Él fue lobastante sabio, aun a su edad, de saber que lo me-jor para él era tener una madre saludable. Si nocuidamos de nosotros, es prácticamente imposiblecuidar de los demás” (véase “The Many Faces ofEve”, en Jeffrey R. Holland y Patricia T. Holland,On Earth As It Is in Heaven, 1989, págs. 66–67).

La Palabra de Sabiduría es una parteimportante de la ley del Señor sobre lasalud.

� “Una Palabra de Sabiduría para el beneficio... [de]los santos...

“…demostrando el orden y la voluntad de Dios enla salvación temporal de todos los santos en los úl-timos días—

“dada como un principio con promesa” (D. y C.89:1–3).

� “Y todos los santos que se acuerden de guardar yhacer estas cosas, rindiendo obediencia a los man-damientos, recibirán salud en el ombligo y médulaen los huesos;

“y hallarán sabiduría y grandes tesoros de conoci-miento, sí, tesoros escondidos;

“y correrán sin fatigarse, y andarán sin desmayar.

“Y yo, el Señor, les prometo que elángel destructor pasará de ellos, comode los hijos de Israel, y no los matará”(D. y C. 89:18–21 [Dominio de lasEscrituras]).

� Presidente Gordon B. Hinckley: “Noconsideren la Palabra de Sabiduría co-mo un asunto trivial. En mi opinión,

es el documento más extraordinario que conozcoacerca de la salud. El profeta José Smith la recibióen el año 1833, cuando se sabía relativamente muypoco de cuestiones dietéticas. Ahora, cuanto másavanza la investigación científica, más pruebas hayde los principios de la Palabra de Sabiduria” (“Seandignos de la joven con la cual se van a casar algúndía”, Liahona, julio de 1998, pág. 53–54).

� Presidente Boyd K. Packer, Presidente enFunciones del Quórum de los Doce Apóstoles:

“La Palabra de Sabiduría puso restricciones sobrelos miembros de la Iglesia y, hasta el día de hoy,esos requisitos se aplican a todo miembro y a todapersona que desee unirse a ella. Dichos requisitosson tan importantes que nadie será bautizado en laIglesia a menos que esté de acuerdo con vivir enbase a ellos. A nadie se le llamará a enseñar ni a di-rigir a menos que los acepte. Cuando quieran en-trar en el templo, se les preguntará si guardan laPalabra de Sabiduría. Si no lo hacen, no podrán en-trar en la Casa del Señor hasta que sean completa-mente dignos.

“Sabemos que, por lo general, a los jóvenes no lesgustan las restricciones. Aunque no lo crean, no-sotros también fuimos jóvenes una vez y nos acor-damos.

“Nuestra sociedad se ve plagada por un sentido deresistencia a todo lo que limite nuestra conducta.La obsesión de separar la libertad de la responsabi-

lidad, donde se supone que de algunaforma las decisiones no están sujetasa las consecuencias, podría llegar adestruir por completo el orden denuestra sociedad...

“La Palabra de Sabiduría fue ‘dadacomo un principio con promesa’(D. y C. 89:3). El término principio

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“El propósitofundamental de

la Palabra deSabiduría está

íntimamente ligadoa la revelación”.

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es muy importante en la revelación, ya que unprincipio es una verdad perdurable, una ley, unaregla que se puede adoptar como una guía paratomar decisiones. Por lo general, los principios nose aplican en detalle. De ese modo tenemos la li-bertad de decidir cómo habremos de proceder,usando esa verdad o principio como punto dereferencia” (véase “La Palabra de Sabiduría: Elprincipio y las promesas”, Liahona, julio de 1996,pág. 18).

� Élder Boyd K. Packer del Quórum de los DoceApóstoles:

“…He llegado a creer que el propósito fundamentalde la Palabra de Sabiduría está íntimamente ligadoa la revelación.

“Desde que eran muy pequeñitos les enseñamos aabstenerse del uso del té, del café, de las bebidas al-cohólicas, del tabaco, de las drogas y de todo aque-llo que pueda afectar la salud.

“Y nos preocupa sobremanera cuando nos entera-mos de que alguno de ustedes está involucrado conesas cosas.

“Si una persona ‘bajo los efectos del alcohol’ ape-nas puede entender unas simples palabras, ¿cómopodría percibir los susurros del Espíritu que pene-tran hasta lo más íntimo de su ser?

“Pese a lo valioso de la Palabra de Sabiduría comola ley de salud, puede resultar para ustedes de ma-yor valor en el aspecto espiritual que en el físico”(véase “El don de saber escuchar”,Liahona, enero de 1980, pág. 30).

� Presidente Gordon B. Hinckley, enese entonces Primer Consejero de laPrimera Presidencia:

“¿Es necesario el cumplimiento de laPalabra de Sabiduría? Los miembrosde la Primera Presidencia han consi-derado que sí. La observancia de laPalabra de Sabiduría se relaciona con el cuidadodel cuerpo, el cual el Señor ha asegurado que esen sí un templo, un tabernáculo del espíritu. Élha dicho: ‘Sí, el hombre es el tabernáculo de Dios,a saber, templos; y el templo que fuere profanado,Dios lo destruirá’ (D. y C. 93:35).

“Recuerdo que un obispo me contó de una herma-na que fue a pedir su recomendación. Cuando lepreguntó si cumplía con la Palabra de Sabiduría,

ella le contestó que de vez en cuando tomaba unataza de café. ‘Espero, obispo, que usted no me impi-da entrar al templo por eso’. A lo que él contestó:‘Hermana, estoy seguro de que usted no va a per-mitir que una taza de café se interponga entre us-ted y la Casa del Señor’ ” (“Mantengamos sagradoslos templos”, Liahona, julio de 1990, pág. 66).

Una dieta adecuada, el descanso y elejercicio proporcionan beneficios signifi-cativos en la salud.

� “Cesad de ser ociosos; cesad de ser impuros; ce-sad de criticaros el uno al otro; cesad de dormirmás de lo necesario; acostaos temprano para queno os fatiguéis; levantaos temprano para que vues-tros cuerpos y vuestras mentes sean vigorizados”(D. y C. 88:124 [Dominio de las Escrituras, D. y C.88:123–24]).

� La fruta, las verduras, los granos y las hierbassaludables son alimentos buenos para nosotros.Debemos comer carne con moderación. (VéaseD. y C. 89:10–17.)

� Élder Russell M. Nelson del Quórum de los DoceApóstoles:

“Por medio del ejercicio hecho en forma regular, selogra una condición física adecuada; sin embargo,ésta debe ser apropiada para las habilidades y prefe-rencias de cada persona...

“Como muchas otras cosas buenas, uno se benefi-cia con el ejercicio cuando éste se lleva a cabo con

prudencia y moderación. Me gustaríaadvertirles en cuanto al exceso; es in-correcto pensar que si un poquito dealgo es bueno, entonces mucho esmejor” (véase Twenty Questions, dis-curso pronunciado a los maestrosde religión, 13 de septiembre de1985, pág. 4).

� Élder Joe J. Christensen, entonces en la Presidenciade los Setenta:

“Elijan algún deporte o cualquier ejercicio enérgicoque se ajuste a su situación y a su condición físicay realícenlo en forma regular. Hagan que la sangreles circule y ejerciten los músculos más importan-tes. Un tiempo y un empeño apropiado que dedi-quen al ejercicio los ayudará a ser más eficaces enotros aspectos de su vida.

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“Por medio delejercicio hecho enforma regular, se

logra una condiciónfísica adecuada”.

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“No sé qué van a ele-gir; a mí personal-mente me gusta másel frontenis o caminar,que correr… Claro estáque cada uno necesitaescoger por sí mismo,pero tomen la resolu-ción de hacer algo físi-co en forma regular…

“Algunos de ustedes no descansan lo suficiente.Hay también quienes están habituados a acostarsetarde y dormir más de lo que en realidad el sistemanecesita y por consiguiente se pierden de recibirparte de la inspiración personal que de otra formarecibirían.

“Cuando se ha descansado en forma adecuada, es degran valor levantarse temprano. Años atrás, a Bárbaray a mí se nos solicitó que lleváramos al presidenteMarion G. Romney y a su esposa desde Provo hastasu casa en Salt Lake City. Durante el camino, el presi-dente Romney compartió con nosotros algunas delas experiencias personales que tuvo cuando fue lla-mado para prestar servicio como Autoridad General,allá por el año 1941. En esa época, él se encontrabaprestando servicio como presidente de estaca y se en-contraba asistiendo a la conferencia general cuandose le llamó como Autoridad General, sin habérseledicho nada previamente. Él se sintió muy asombradoy nervioso y sintió que necesitaba que le aconseja-ran; por lo tanto, fue a ver al élder Harold B. Lee,nuevo miembro del Quórum de los Doce, quien ha-bía sido compañero como presidente de estaca y lepidió que le aconsejara sobre cómo tener éxito en ca-lidad de Autoridad General.

“El élder Lee le dijo:

“ ‘Para tener éxito como Autoridad General le daréun consejo, acuéstese temprano y levántese tempra-no. Si lo hace, su cuerpo y su mente se sentirándescansados y entonces, en la quietud de las horastempranas de la mañana, recibirá más destellos deconocimiento e inspiración que en ningún otromomento del día’.

“El presidente Romney agregó:

“ ‘Desde ese día, he puesto en práctica ese consejo,y sé que es innegable. Siempre que tengo un proble-ma grave o alguna asignación de naturaleza creativapara lo cual deseo recibir la influencia del Espíritu,siempre recibo más ayuda en las primeras horas dela mañana que en ningún otro momento del día.

El seguir ese consejo me ha ayudado mucho a lolargo de los años’ (véase, Joe J. Christensen, To Growin Spirit [Salt Lake City: Deseret Book Co., 1983],págs. 27–28).

“Ustedes también pueden tener una experiencia si-milar y cambiar, aún cuando piensen que se desen-vuelven mejor durante la noche. En 21 días puedenacostumbrarse y cuando decidan hacerlo todo escuestión de una resolución firme y de la determina-ción de dejar la comodidad de la cama’ ” (véaseResolutions, charla fogonera del SEI para los jóvenesadultos de edad universitaria, llevada a cabo el 9 deenero de 1994, pág. 5).

Debemos evitar las sustancias y las prác-ticas que dañan el cuerpo y la mente.

� “He aquí, de cierto, así os dice el Señor: Por mo-tivo de las maldades y designios que existen y queexistirán en el corazón de hombres conspiradoresen los últimos días, os he amonestado y os preven-go, dándoos esta palabra de sabiduría por revela-ción” (D. y C. 89:4).

� Presidente Gordon B. Hinckley:

“Algunos hasta han utilizado la excusa de que lasdrogas no se mencionan en la Palabra de Sabiduría.¡Qué excusa de poco valor! Tampoco se mencionasaltar desde una altura a una piscina vacía o saltardesde un puente a una autopista. Pero, ¿quién poneen duda las consecuencias de tales actos? El sentidocomún debe prevenir tales comportamientos.

“Sin considerar la Palabra de Sabiduría, existe unarazón divina para evitar esas substancias ilegales.

“Estoy seguro de que su uso es una afrenta a Dios;Él es nuestro Creador y hemos sido creados a Suimagen; estos maravillosos cuerpos son Su obramaestra. ¿Cree alguien que puede dañar deliberada-mente su cuerpo sin ofender a su Creador? Se nosha dicho una y otra vez que el cuerpo es el taber-náculo del espíritu; que es un templo, sagrado parael Señor. Durante los terribles conflictos entre losnefitas y los lamanitas se nos dice que los nefitas, quehabían sido fuertes, ‘se habían vuelto débiles comosus hermanos los lamanitas, y que el Espíritu delSeñor no los preservaba más; sí, se había apartadode ellos, porque el Espíritu del Señor no habita entemplos inmundos’ (Helamán 4:24).

“Alma enseñó a la gente de Zarahemla: El Señor‘no habita en templos impuros; y ni la suciedad nicosa inmunda alguna pueden ser recibidas en el

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reino de Dios’ (Alma 7:21). ¿Puedealguien dudar que el uso de estasdrogas que destruyen el cuerpo y lamente sea un acto profano? ¿Cree al-guien que el Espíritu de Dios puedemorar en el templo de un cuerpocontaminado por esos elementos des-tructivos? Si hay alguien que esté es-cuchando y esté usando estas cosas, que se decidaahora mismo, y con la más firme determinación, ano volver a tocarlas” (véase “El azote de las drogasilícitas”, Liahona, enero de 1990, págs. 50–51).

� Élder Boyd K. Packer:

“La adicción a los narcóticos es un factor por de-más contribuyente al plan del príncipe de las tinie-blas, pues interfiere con la línea de comunicaciónque nos une al Santo Espíritu de la verdad. En laactualidad, el adversario cuenta con una ventajainjusta. La adicción tiene la capacidad de desconec-tar la voluntad del ser humano y de anular su li-bertad moral individual, pudiéndole privar de supoder de decisión. El albedrío es una doctrina de-masiado fundamental para someterla a un riesgode esa naturaleza…

“Les ruego que oren con sinceridad de corazón, pa-ra que, en algún lugar, de alguna manera, se puedadescubrir la forma de erradicar las adicciones delcuerpo humano.

“No es sólo la salud ni la misma vida lo que searriesga, sino todas las libertades personales, socia-les, políticas y espirituales, en defensa de las cualesla humanidad ha luchado en todas las épocas. Sepone en peligro todo lo que se ganó por medio dela sangre de los mártires. ¡El mismo albedrío estáen juego! Si todos oramos fervientemente, el Señorseguramente nos ayudará. Por medio de esas ora-ciones, enseñemos a nuestros hijos a obedecer laPalabra de Sabiduría, la cual es la armadura que losprotegerá contra los hábitos que obstruyen los ca-nales de la revelación personal” (véase “La revela-ción en un mundo inconstante”, Liahona, enero de1990, pág. 14).

� Élder Russell M. Nelson:

“De un simple experimento considerado inofensivo,puede desencadenarse un serio vicio. De las pruebasemergen los hábitos; de los hábitos sale la depen-dencia; de la dependencia resulta la adicción. Suscadenas pesan sobre la persona en forma gradual, ysus eslabones esclavizantes son demasiado pequeños

para que se les perciba, hasta que lle-gan a ser demasiado fuertes para rom-perlos. Por cierto que las drogas son el“guiso” moderno por el cual se vendenlas almas. Ninguna familia está exentade ese riesgo…

“Tenemos la libertad de habituarnosa las drogas o no, pero una vez que

decidamos usar alguna sustancia que forma hábi-to, estamos sujetos a las consecuencias de esadecisión...

“ ‘El espíritu y el cuerpo son el alma del hombre’(D. y C. 88:15). Tanto el espíritu como el cuerpotienen apetitos. Uno de los mayores desafíos quenos presenta la vida es hacer que prevalezcan lasnecesidades espirituales sobre los apetitos físicos.Tu fuerza de voluntad será más grande cuando estéunida a la voluntad del Señor.

“La adicción a cualquier tipo de sustancia esclavizano solamente al cuerpo físico, sino también al espí-ritu” (véase “Vicio o libertad”, Liahona, enero de1989, págs. 6–8).

� Élder Dallin H. Oaks del Quórum de los DoceApóstoles:

“Hace unos años, uno de nuestros hijos me pre-guntó por qué no era una buena idea probar las be-bidas alcohólicas y el tabaco para saber cómo eran;él conocía la Palabra de Sabiduría y sabía los efec-tos que tienen esas substancias en la salud, peroponía en telo de juicio la razón por la cual no de-bía experimentar él mismo con ellas. Le contestéque si tenía deseos de probar algo, fuera al establoy probara un poco de estiércol. Él exclamó con ho-rror: ‘¡Ah, pero eso es asqueroso!’

“‘Me alegro de que opines así’, le dije, ‘pero ¿porqué no pruebas un poco sólo para experimentar túmismo el sabor? Si piensas que está bien probaruna cosa que sabes que no es buena para ti, ¿porqué no aplicar ese principio a otras?’ Mi ilustraciónde la necedad de ‘probar uno mismo’ fue suma-mente persuasiva para un muchacho de dieciséisaños” (véase “El pecado y el sufrimiento”, Liahona,abril de 1994, pág. 32).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

A Pedro lo han invitado a una fiesta después de laceremonia de graduación. Por lo que le han dichoparece que va a ser muy divertida, pero él no sabe

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“Tu fuerza devoluntad será másgrande cuando estéunida a la voluntad

del Señor”.

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si habrá bebidas alcohólicas. En verdad, le gustaríamucho estar con sus amigos esa noche.

• ¿Qué debe hacer Pedro?

A Ngozi su hermana menor le preguntó “¿Por quéno puedo probar bebidas alcohólicas y tabaco porlo menos una vez para saber por mí misma cómoson? Nunca más lo volveré hacer. ¿Qué daño mepuede hacer una sola vez?”

• ¿Qué le sugerirías a Ngozi que dijera a suhermana?

La familia de José no es miembro de la Iglesia.Ellos no aprobaron plenamente que él se uniera ala Iglesia y ahora piensan que él los mira con airede suficiencia. A menudo tratan de tentarlo a quetome o fume; pero a pesar de sentirse frustrado, es-tá decidido a guardar sus normas. No desea pensarmal de sus padres, pero a la vez desea que ellos secuiden mejor.

• ¿Qué consejo le darías a José?

RESUMEN ANALÍTICO

• ¿Qué haces para mantenerte saludable? ¿Debesmejorar alguno de tus hábitos de salud? Si fueraasí, ¿qué debes hacer para tener éxito en lograresos cambios?

• ¿De qué modo tu salud física afecta tu saludespiritual?

• ¿Cómo puedes determinar cuánto necesitasdormir?

• ¿En qué forma es tu cuerpo un templo de Dios(véase 1 Corintios 3:16)? ¿Qué puedes hacer pararespetar y cuidar ese templo?

NOTAS E IMPRESIONES:

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CAPÍTULO 13

“ESTAS COSAS TESERVIRÁN DEEXPERIENCIA”

INTRODUCCIÓN

El plan del Señor para Sus hijos comprende el viviren un entorno terrenal donde hay oposición entodas las cosas (véase 2 Nefi 2:11). Al saber que laoposición y la adversidad son una parte real de lavida, nos es posible, al mantenernos fieles al Señory confiar en Él para que nos ayude, afrontar esosdesafíos y vencerlos. Si nos sobreponemos a la ad-versidad, nuestra debilidad se vuelve fortaleza(véase Éter 12:27 [Dominio de las Escrituras]).

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• La adversidad es parte de nuestra experiencia te-rrenal.

• Los desafíos de la vida terrenal nos ayudan aprogresar.

• El guardar fe en Jesucristo nos ayuda a resolverlos problemas y a vencer la adversidad.

• Debemos perseverar hasta el fin.

CITAS Y ESCRITURASCORROBORATIVAS

La adversidad es parte de nuestra expe-riencia terrenal.

� “Porque es preciso que haya una oposición en to-das las cosas. Pues de otro modo, mi primer hijonacido en el desierto, no se podría llevar a efecto larectitud ni la iniquidad, ni tampoco la santidad nila miseria, ni el bien ni el mal” (2 Nefi 2:11).

� “Es preciso que los de mi pueblo sean probadosen todas las cosas, a fin de que estén preparadospara recibir la gloria que tengo para ellos” (D. y C.136:31).

� Obispo Richard C. Edgley del Obispado Presidente:“Creo que todos entendimos que al venir a la tierraquedaríamos expuestos a todas las experiencias deesta vida, entre las que se encontraban las no tanagradables pruebas del dolor, el sufrimiento, la deses-peranza, el pecado y la muerte. Habría oposición y

adversidad” (véase “Para tu bien”, Liahona, julio de2002, pág. 72).

� Élder Robert D. Hales del Quórum de los DoceApóstoles: “Al saber que estamos en la vida mortalpara aprender y desarrollar nuestra fe, debemos en-tender que debe haber oposición en todas las cosas.Durante un consejo familiar en mi propio hogar,mi esposa dijo: ‘Cuando uno piense que alguientiene una familia perfecta, es que no se les conocemuy bien’ ” (véase “El fortalecimiento de las fami-lias: nuestro deber sagrado”, Liahona, julio de 1999,pág. 40).

� Élder Neal A. Maxwelldel Quórum de los DoceApóstoles: “La vida terre-nal nos ofrece innume-rables oportunidades dellegar a ser más seme-jantes a Cristo: primero,al tener que hacer frentesatisfactoriamente a esasdificultades de la vidaque son ‘humanas’(1 Corintios 10:13).

Asimismo, existen también nuestras tribulacionesindividuales tales como las enfermedades, lasoledad, las persecuciones, las traiciones, las con-tradicciones, la pobreza, la calumnia y el amor nocorrespondido, etc.” (“Aplica la sangre expiatoriade Cristo”, Liahona, enero de 1998, pág. 25).

� Élder M. Russell Ballard del Quórum de los DoceApóstoles: “Gran parte de la adversidad la provocael hombre mismo. El corazón del hombre se endu-rece y el espíritu de Satanás controla sus hechos.Previendo el sufrimiento de nuestra época, elSalvador dijo: ‘Y el amor de los hombres se enfria-rá, y abundará la iniquidad’ (D. y C. 45:27). La vio-lencia, la inmoralidad y otras maldades se handesatado incontrolables sobre la tierra. Gran partede la adversidad tiene su origen en el principio delalbedrío” (véase “Las respuestas a los interrogantesde la vida”, Liahona, julio de 1995, pág. 25).

� Élder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los DoceApóstoles: “El Señor está en conocimiento de nuestracapacidad mortal y conoce nuestras debilidades; en-tiende los desafíos que afrontamos cada día; se dacuenta de las grandes tentaciones de los apetitos y laspasiones terrenales. En su epístola a los Hebreos, elapóstol Pablo escribió que el Salvador puede ‘compa-decerse de nuestras debilidades’, porque ‘fue tentado

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en todo según nuestra semejanza’ [Hebreos 4:15—16]” (véase “La fe de nuestros padres”, Liahona, juliode 1996, pág. 36).

Los desafíos de la vida terrenal nosayudan a progresar.

� “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendióobediencia” (Hebreos 5:8).

� Élder John B. Dickson de los Setenta: “Nuestrasdificultades pueden ser físicas, espirituales, econó-micas o emocionales, pero si las tratamos comooportunidades y como escalones hacia nuestro pro-greso, en lugar de tratarlas como barreras o comopiedras de tropiezo, nuestra vida y nuestro desarro-llo serán extraordinarios. He aprendido que eltiempo que transcurre entre uno y otro problemaes muy pacífico, pero que cualquier progreso quehaya tenido ha provenido siempre de una dificul-tad” (véase “Nadie nos dijo que sería fácil”, Liahona,enero de 1993, pág. 51).

� Élder Richard G. Scott del Quórumde los Doce Apóstoles: “En el precisomomento en que todo parece ideal, aveces surgen simultáneamente múlti-ples dificultades. Si esas pruebas no sonresultado de tu desobediencia, son evi-dencia de que el Señor sabe que estáspreparado para progresar más (véase Proverbios3:11–12). Entonces te da experiencias que estimulentu progreso, tu comprensión y compasión y que terefinen para tu bienestar eterno. Llegar de donde es-tás adonde Él quiere que estés exige un penoso es-fuerzo que generalmente va acompañado de pesary dolor” (véase “La confianza en el Señor”, Liahona,enero de 1996, pág. 18).

� Élder Neal A. Maxwell, en ese entonces miem-bro de la Presidencia de los Setenta: “Las afliccio-nes pueden ablandarnos y hacer que seamosmejores, y a la vez, ser una influencia alecciona-dora. (Alma 62:41.) Muchas veces pensamos enella como algo que recibimos como un castigo,como si fuera un tutor terrenal que está enojadoy molesto con nosotros. Sin embargo, el castigodivino es una forma de aprendizaje aplicada porlas manos de un amoroso Padre. (Helamán 12:3.)”(véase All These Things Shall Give Thee Experience,1979, pág. 39).

� Élder James E. Faust, en ese entonces miembrodel Quórum de los Doce Apóstoles:

“En el dolor, la agonía y en el heroico esfuerzo devivir, pasamos por el fuego purificador, y aquellasinsignificancias de nuestra vida, se derretirán co-mo escoria y harán que nuestra fe brille intacta yfuerte…

“Este cambio llega a través de un proceso de refina-miento que a veces parece cruel y duro. De estamanera el alma puede llegar a ser como suave arci-lla en las manos del Maestro para modelar una vi-da de fe, valor, belleza y fortaleza” (véase “El fuegopurificador”, Liahona, agosto de 1979, pág. 75).

� Élder Dallin H. Oaks del Quórum de los DoceApóstoles:

“ Nuestras conversaciones necesarias se pueden lo-grar con más rapidez mediante el sufrimiento y laadversidad que mediante la comodidad y la tran-quilidad [véase 2 Nefi 2:2; D. y C. 121:7–8]…

“La mayoría de nosotros hemos experimentadoen cierta medida lo que las Escrituras llaman ‘el

horno de la aflicción’ (Isaías 48:10;1 Nefi 20:10). Algunos se hallansumergidos en el servicio de unfamiliar con discapacidades. Otroslamentan el fallecimiento de un serquerido o la pérdida o demora deuna meta digna como el matrimonioo la maternidad. Incluso otros lu-

chan con impedimentos personales o con senti-mientos de rechazo, ineptitud o depresión.Mediante la justicia y misericordia de un PadreCelestial amoroso, el refinamiento y la santifica-ción que se logran mediante tales experienciasnos ayudan a alcanzar lo que Dios desea que lle-guemos a ser” (véase “El desafío de lo que debe-mos llegar a ser”, Liahona, enero de 2001, pág. 42).

� Hermana Mary Ellen W. Smoot, en esa épocapresidenta general de la Sociedad de Socorro: “Notenemos que vivir mucho tiempo para descubrirque la vida casi nunca resulta como la planea-mos. La adversidad y la aflicción llegan a todos.¿Conocen a alguien a quien no le gustaría cam-biar algo de sí mismo o de sus circunstancias? Ysin embargo, estoy segura de que conocen a mu-chos que siguen adelante con fe. Uno se sienteatraído hacia esas personas, es inspirado por ellase incluso fortalecido por sus ejemplos” (véase“Cómo obtener fortaleza interior”, Liahona, juliode 2002, pág.13).

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“Cualquier progresoque haya tenido haprovenido siemprede una dificultad”.

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� Élder Joseph B. Wirthlin:

“Testifico que el Hombre que sufrió por la huma-nidad, que dedicó Su vida a sanar al enfermo y aconsolar al desconsolado, es conciente de los su-frimientos, las dudas y las penas que ustedes pue-dan tener.

“ ‘Entonces’, podría preguntarse el mundo, ‘¿porqué duerme Él mientras las tempestades rugen a mialrededor? ¿Por qué no calma esta tormenta o porqué permite que sufra?’

“La respuesta tal vez se encuentre al considerar unamariposa. Fuertemente arropada en su capullo, lacrisálida en desarrollo debe luchar con todas susfuerzas por poner fin a su confinamiento. La mari-posa podría pensar: ‘¿Por qué debo sufrir tanto?¿Por qué no puedo sencillamente convertirme enmariposa en un abrir y cerrar de ojos?’

“Ese tipo de pensamientos serían contrarios al de-signio del Creador. La lucha por salir del capullocontribuye a que la mariposa pueda volar. Sin esaadversidad, ésta nunca tendría la fuerza para alcan-zar su destino; nunca desarrollaría la fuerza parallegar a ser algo extraordinario” (véase “La búsque-da de un puerto seguro”, Liahona, julio de 2000,pág. 72).

� Élder Jeffrey R. Holland del Quórum de los DoceApóstoles: “Una vida sin problemas o limitacioneso desafíos —una vida sin ‘oposición en todas lascosas’ [2 Nefi 2:11], como dijo Lehi— sería, aunqueparezca ilógico, menos gratificadora y menos enno-blecedora que una en la que hay que afrontar, in-clusive con frecuencia, la dificultad, la desilusióny el pesar. Como lo dijo la amada Eva, si no fuerapor las dificultades que se enfrentan en unmundo caído, ni ella ni Adán ni ninguno de

nosotros habríamos conocido ‘el gozo de nuestraredención, ni la vida eterna que Dios concede a to-dos los que son obedientes’ [Moisés 5:11]” (véase“Las cosas apacibles del reino”, Liahona, enero de1997, pág. 95).

El guardar fe en Jesucristo nos ayuda aresolver los problemas y a vencer la ad-versidad.

� “Y ahora bien, recordad, hijos míos, recordadque es sobre la roca de nuestro Redentor, el cuales Cristo, el Hijo de Dios, donde debéis establecervuestro fundamento, para que cuando el diablolance sus impetuosos vientos, sí, sus dardos en eltorbellino, sí, cuando todo su granizo y furiosa tor-menta os azoten, esto no tenga poder para arrastra-ros al abismo de miseria y angustia sin fin, a causade la roca sobre la cual estáis edificados, que es unfundamento seguro, un fundamento sobre el cual,si los hombres edifican, no caerán” (Helamán 5:12[Dominio de las Escrituras]).

� “los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuer-zas; levantarán alas como las águilas; correrán, yno se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”(Isaías 40:31).

� Élder Joseph B. Wirthlin: “Aun cuando soplen losvientos de la adversidad, nuestro Padre nos mantie-ne firmes en nuestra esperanza. El Señor ha prome-tido: ‘No os dejaré huérfanos’ [Juan 14:18], y Él‘consagrará [nuestras] aflicciones para [nuestro]provecho’ [2 Nefi 2:2]. Incluso hasta cuando nues-tras prueban nos parezcan abrumadoras, podemosobtener fortaleza y esperanza de la promesa seguradel Señor: ‘…No temáis ni os amedrentéis.. porqueno es vuestra la guerra, sino de Dios’ [2 Crónicas20:15]” (“El cultivar atributos divinos”, Liahona,enero de 1999, pág. 30).

� Élder M. Russell Ballard: “Al viajar por toda laIglesia, veo miembros que son probados con aflic-ciones personales. Veo a miembros que sufren de-bido a las preocupaciones de la mala salud. Veoesposos, esposas y padres que viven en circunstan-cias difíciles de sobrellevar y que no pueden cam-biar con respecto a su cónyuge o sus hijos. Todosnosotros nos enfrentamos a veces con situacionesdesagradables, con adversidades y aflicciones queno podemos cambiar. Muchas circunstancias sepueden encarar sólo con tiempo, lágrimas, oracióny fe. Nosotros, como Hyrum Smith, sólo lograre-mos la paz cuando nos digamos: ‘Pero, ¿Qué puedo

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hacer?... Hágase Tu voluntad, ohSeñor’ ” (véase “Hyrum Smith, firmecomo un pilar”, Liahona, enero de1996, pág. 9).

� Élder Robert D. Hales: “He llegadoa entender cuán inútil es pensar de-masiado en por qué, en si hubiera, y ensi tan sólo, a los cuales, casi de seguro, no se darárespuesta en la vida terrenal. Para recibir el con-suelo del Señor, debemos ejercer la fe. Las pregun-tas: ‘¿Por qué me sucede a mí?, ¿por qué a nuestrafamilia?, ¿por qué en este momento?’, son, por logeneral, preguntas que no se pueden responder.Ellas restan valor a nuestra espiritualidad y pue-den destruir nuestra fe. Debemos dedicar nuestrotiempo y energía a la edificación de nuestra fe y,para ello, acudir al Señor y pedirle que nos défuerzas para sobreponernos a los dolores y a lastribulaciones de este mundo, para perseverar has-ta el fin y ganar mayor comprensión” (véase “Lacuración del alma y del cuerpo”, Liahona, enero de1999, pág. 16).

� Élder Richard G. Scott: “Cuando te enfrentas a laadversidad, quizás tengas la propensión a hacermuchas preguntas, algunas buenas, otras no. Elpreguntar: ‘¿Por qué tiene que pasarme esto?,¿por qué tengo que sufrir ahora?, ¿qué hice paramerecerlo?’, te llevará a callejones sin salida. Noes bueno hacer preguntas que impliquen oposi-ción a la voluntad de Dios. Es mejor preguntarse:‘¿Qué debo hacer?, ¿qué aprenderé de esta expe-riencia?, ¿qué puedo cambiar?, ¿a quién puedoayudar?, ¿Cómo puedo recordar mis muchas ben-diciones en medio de la prueba?’. La disposición asacrificar los anhelos personales más profundossometiéndose a la voluntad de Dios es muy difí-cil. Pero, el pedir con real convicción: ‘Dame asaber Tu voluntad’ y ‘hágase Tu voluntad’, es lamejor forma de recibir la máxima ayuda de tuamoroso Padre” (véase “La confianza en el Señor”,Liahona, enero de 1996, 18).

� Élder Jeffrey R. Holland: “Las heridas de Sus ma-nos, pies y costado son señales de que aun al puroy perfecto le ocurren cosas dolorosas en la vida te-rrenal, señales de que la tribulación no es eviden-cia de que Dios no nos ama. Es significativo ybrinda una gran esperanza el hecho de que sea elCristo herido el que viene a nuestro rescate. El quelleva las cicatrices del sacrificio, las lesiones delamor, los emblemas de la humildad y del perdón,ése es el Capitán de nuestra alma. Esa evidencia

del dolor durante la existencia terre-nal tiene sin duda el propósito dedar valor a los que hayan sido heri-dos por la vida, incluso en la casamisma de sus amigos” (Christ and theNew Covenant: The Messianic Message ofthe Book of Mormon, 1997, pág. 259;

citado en El Libro de Mormón: Guía de estudio para elalumno, pág. 165).

� Presidente Spencer W. Kimball, duodécimoPresidente de la Iglesia: “Quisiera recordarles quesi vivimos el Evangelio y seguimos los consejos denuestros líderes de la Iglesia, seremos bendecidospara evitar muchos de los problemas que afligen almundo. El Señor se da cuenta de los problemas alos que nos enfrentamos; si guardamos Sus man-damientos seremos merecedores de recibir sabidu-ría y bendiciones del cielo para resolverlos” (véase“Profunda dedicación a los Servicios de Bienestar”,Liahona, julio de 1980, pág. 155).

� Presidente Howard W. Hunter, en ese entoncesPresidente del Quórum de los Doce Apóstoles:“¿Por qué queremos llevar nuestras cargas solos?,nos pregunta Cristo, o ¿por qué insistimos en car-garlas con un apoyo temporal que pronto se acaba?Para los que llevan una carga pesada, el yugo deCristo, o sea, la fortaleza y la paz que se obtienenluchando al lado de Dios, es lo que les dará el apo-yo, el equilibrio y la fortaleza para vencer las difi-cultades que se presenten y para soportar lo que serequiera de ellos en esta difícil vida mortal” (véase“Venid a mí”, Liahona, enero de 1991, pág. 20).

Debemos perseverar hasta el fin.

� “…tu adversidad y tus aflicciones no serán másque por un breve momento;

“y entonces, si lo sobrellevas bien, Dios te exalta-rá; triunfarás sobre todos tus enemigos” (D. y C.121:7–8).

� “Sé paciente en las aflicciones, porque tendrásmuchas; pero sopórtalas, pues he aquí, estoy conti-go hasta el fin de tus días” (D. y C. 24:8).

� Élder Henry B. Eyring del Quórum de los DoceApóstoles:

“Cuando una tragedia nos golpee o aun cuandose cierna sobre nosotros, nuestra familia tendrá laoportunidad de mirar en nuestro corazón y ver sirealmente sabemos lo que afirmamos saber; nues-tros hijos nos observarán, sentirán que el Espíritu

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“Para recibir el consuelo delSeñor, debemosejercer la fe”.

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les confirma que vivimoslo que predicamos, recor-darán esa confirmación ydespués transmitirán lahistoria de una genera-ción a otra.

“Yo cuento en mi patri-monio con una historiaasí. Durante una consultamédica, mi abuela Eyringsupo que moriría de cán-cer del estómago. Mi pa-

dre, que era su hijo mayor y la había llevado alconsultorio, la esperaba afuera. Él me contó queen camino a casa ella le dijo: ‘Henry, debemos es-tar alegres. ¡Cantemos himnos!’ Cantaron ‘Oh miPadre’ (Himnos Nº 187) y ‘Oh, está todo bien’, cuyaúltima estrofa comienza con las palabras: ‘Aunquemorir nos toque sin llegar…’ (Himnos Nº 17).

“Yo no estuve presente, pero supongo que cantaríancon ánimo, aunque no tenían voces muy melódi-cas, pero con fe y sin lágrimas. Mi abuela pasó partede sus últimos meses en la casa de su hija mayor,mi tía Camilla, que me dijo que sólo se había que-jado una vez y realmente no fue unaqueja, sino que sólo dijo que sentíadolor” (véase “Un legado de testimo-nio”, Liahona, julio de 1996, pág. 69).

� Élder Joseph B. Wirthlin: “Losmiembros fieles de la Iglesia deben sercomo los robles y extender sus raícesen la tierra fértil de los principios fun-damentales del Evangelio; debemos entender lasverdades básicas y sencillas y vivir de acuerdo conellas, sin complicarlas. Nuestro fundamento debeser sólido y de raíces profundas a fin de resistir losvientos de las tentaciones, de las doctrinas falsas,de la adversidad y de los ataques del adversario, sinvacilar y sin ser arrancados de cuajo. Los miembroscuyas raíces lleguen sólo a la superficie delEvangelio necesitan profundizarlas hasta que sehundan en la roca sólida, más abajo de la capablanda de tierra” (véase “Raíces profundas”,Liahona, enero de 1995, pág. 85).

� Élder Robert D. Hales: “Los requisitos básicos pa-ra perseverar hasta el fin incluyen el saber quiénessomos —hijos de Dios con el deseo de regresar aSu presencia después de esta vida terrenal; la com-prensión del propósito de la vida— el perseverarhasta el fin y alcanzar la vida eterna; y el vivir con

obediencia, con el deseo y la determinación de so-portar todas las cosas; el poseer una perspectivaeterna. La perspectiva eterna nos permite vencertoda oposición en nuestro estado temporal y, fi-nalmente, obtener las recompensas prometidas ylas bendiciones de la vida eterna” (véase “He aquí,tenemos por bienaventurados a los que sufren”,Liahona, julio de 1998, pág. 83).

� Élder Joseph B. Wirthlin: “A medida que enca-minen su vida en obediencia al Evangelio y se es-fuercen por alcanzar sus metas, no permitan quelas dificultades pasajeras ni las desilusiones losdesanimen. Recuerden, ‘porque es preciso que ha-ya una oposición en todas las cosas’ [2 Nefi 2:11].Crecerán y aprenderán al sobrepasar los obstácu-los. El Señor nos ha pedido a todos que guardemosSus mandamientos y perseveremos hasta el fin [véa-se D. y C. 14:7]” (“Seamos obedientes”, Liahona,julio de 1994, pág. 46).

� Élder Neal A. Maxwell: “Parte del proceso desobrellevar bien las pruebas consiste en ser lo sufi-cientemente mansos, en medio de nuestro sufri-miento, para aprender de las experiencias que seaplican a nosotros. En lugar de tan sólo soportar

esas cosas, debemos dejar que influ-yan en nosotros de tal manera quesean santificadas para nuestro bien.De ese modo, nuestra empatía tam-bién se enriquecerá y será sempiternaa medida que consolemos y ayude-mos a quienes se encuentran en me-dio de ‘todas esas cosas’ que nos

brindan experiencias para nuestro propio bien.(D. y C. 122:7.)” (véase The Neal A. Maxwell QuoteBook [1997], 101; parte del cual se cita en “Si lo so-brellevamos bien”, Liahona, abril de 1999, pág. 12).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

Élder James E. Talmage del Quórum de los Doce rela-tó una experiencia que tuvo en un cuarto apartadodonde muy seguido se recluía para escribir:

“Una vez entró al cuarto una abeja salvaje proce-dente de las colinas cercanas, y a ratos, durante unahora o más, oía el agradable zumbido de su vuelo.Esta pequeña criatura cayó en la cuenta de que eraprisionera, sin embargo, todos sus esfuerzos por ha-llar la salida a través de la pequeña abertura de laventana fracasaron. Cuando estuve listo para cerrarel cuarto e irme, abrí la ventana de par en par e in-tenté en primer lugar guiar y luego forzar a la abeja

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“La perspectivaeterna nos permite

vencer todaoposición”.

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hacia la libertad y la seguridad, sabiendo que si sequedaba en el cuarto, moriría como los demás in-sectos así atrapados habían muerto en el secoambiente del recinto; pero cuanto más intentabaecharla, con mayor determinación se oponía y seresistía a mis esfuerzos. Su anteriormente agradablezumbido se convirtió en un sonido de furia, y su rá-pido vuelo se tornó amenazante y hostil.

“Fue entonces que me tomó desprevenido y me picóen la mano, la mano que la habría guiado a la liber-tad. Finalmente se posó en un colgante unido al te-cho, lejos de donde podía llegar para ayudarla olastimarla. El agudo dolor del poco amable aguijónprovocó en mí más lástima que ira. Conocía la penainevitable de su errada oposición y desafío, y tuveque abandonar la criatura a su destino. Tres días mástarde, regresé al cuarto y hallé sobre el escritorio elcuerpo seco y sin vida de la abeja. Su vida había sidoel precio de su terquedad” (véase “Tres parábolas: Laabeja imprudente, el Owl Express y Las dos lámpa-ras", Liahona, febrero de 2003, págs. 36–37).

• ¿De qué modo la resistencia de la abeja de recibirayuda se puede comparar con la forma en que al-gunas veces reaccionamos ante la adversidad?

• Nombra bendiciones que se pueden recibir pormedio de tales pruebas como la pérdida de la sa-lud, las enfermedades, la soledad o el rechazo.

Juan había estado trabajando en una fábrica porseis meses, cuando un día su jefe anunció que de-bido a dificultades financieras por las que estabapasando la fábrica, debían suspender a la mitad del

personal; y le dijo a Juan que él estaba entre lagente que iban a suspender.

• ¿Qué dificultades afrontará Juan?

• ¿Qué debe hacer él?

• ¿A quién debe acudir para solicitar ayuda?

RESUMEN ANALÍTICO

• ¿Por qué la adversidad es una parte esencial denuestra probación?

• ¿De qué modos los problemas nos proporcionanoportunidades para progresar personalmente?

• ¿Qué significa volverse al Señor en momentos deadversidad?

NOTAS E IMPRESIONES:

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CAPÍTULO 14

HONREMOS LOSCONVENIOS

INTRODUCCIÓN

El recibir las ordenanzas y el guardar los conve-nios es algo esencial para el plan de nuestro PadreCelestial. Muy a menudo, las Escrituras hablan deSu pueblo como el “pueblo del convenio”. Lasbendiciones del Señor sobrepasan nuestras expec-taciones terrenales. Con el fin de vivir en la pre-sencia de nuestro Padre Celestial, debemos recibirtodas las ordenanzas necesarias y guardar todoslos convenios requeridos.

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• Un convenio es una promesa sagrada entre Diosy Sus hijos.

• Al honrar nuestros convenios nos es posible al-canzar nuestro potencial divino.

• La autoridad del sacerdocio es necesaria para re-cibir los convenios y las ordenanzas de salvación.

• El honrar nuestros convenios nos prepara pararecibir la vida eterna.

CITAS Y ESCRITURASCORROBORATIVAS

Un convenio es una promesa sagradaentre Dios y Sus hijos.

� “Además, toda persona que pertenezca a estaIglesia de Cristo procurará guardar todos los manda-mientos y convenios de la iglesia” (D. y C. 42:78).

� “Y estamos dispuestos a concertar un conveniocon nuestro Dios de hacer su voluntad y ser obe-dientes a sus mandamientos en todaslas cosas que él nos mande, todo elresto de nuestros días” (Mosíah 5:5).

� “[Un convenio es un] acuerdo entreDios y el hombre, aunque las dos par-tes no se encuentran al mismo nivel.Dios fija las condiciones del convenioo pacto, y el hombre acuerda hacer lo que Él pida.A cambio, Dios promete ciertas bendiciones basa-das en esa obediencia.

“Los principios y las ordenanzas se reciben medianteconvenios. Los miembros de la Iglesia que hacen es-tos convenios prometen honrarlos. Por ejemplo, enel bautismo los miembros hacen convenios con elSeñor y al participar de la Santa Cena los renuevan.En el templo se hacen convenios adicionales. El pue-blo del Señor es el pueblo del convenio y recibegrandes bendiciones al guardar sus convenios con elSeñor” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Convenio(Pacto)”, pág. 38).

� Élder Jack H. Goaslind Jr., en ese entonces de losSetenta: “Un convenio es un contrato o un acuerdoentre dos o más personas en el que cada una de laspartes se compromete a cumplir un principio oprincipios. En la Iglesia, pensamos en un conveniocomo un acuerdo que nosotros, como miembros dela Iglesia, hacemos a cambio de las bendiciones queel Padre Celestial ha prometido a todos los que es-cojan vivir de buena voluntad Sus mandamientos.En muchas ocasiones hablamos de los convenios enconexión con el templo, pero cada miembro de laIglesia también hace convenio durante el bautismo,el cual renovamos cada semana al participar digna-mente de la Santa Cena” (véase “Covenants”,Church News, 13 de febrero de 1993, pág. 8).

� Élder Henry B. Eyring del Quórumde los Doce Apóstoles: “Los Santos delos Últimos Días son un pueblo quehace convenios. Desde el momentodel bautismo hasta los acontecimien-tos espirituales más importantes denuestra vida hacemos promesas conDios y Él hace promesas con nosotros.

Él siempre cumple las promesas que hace por mediode Sus siervos autorizados, pero la prueba crucial denuestra vida es ver si nosotros haremos convenios

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“Los Santos de losÚltimos Días son

un pueblo que haceconvenios”.

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con Él y los cumpliremos” (véase “Testigos de Dios”,Liahona, enero de 1997, pág. 33).

� Élder L. Tom Perry del Quórum de los DoceApóstoles: “Nuestro Padre Celestial sabía que noso-tros, Sus hijos, necesitamos recordar las promesasque Él nos ha hecho en caso de que obedezcamosSus leyes. Al hacer esos convenios, el Señor nosofrece bendiciones a cambio de nuestra obedienciaa ciertos mandamientos. Desde el principio se trazóun plan. La figura central en Su plan de salvaciónes nuestro Señor y Salvador, Jesucristo” (véase “Elsacramento de la Cena del Señor”, Liahona, julio de1996, pág. 62).

� Élder M. Russell Ballard del Quórum de los DoceApóstoles: “El efectuar periódicamente un examende los convenios que hemos hecho con el Señornos ayudará a establecer orden en nuestras priori-dades y equilibrio en nuestras vidas; nos hará verde qué tenemos que arrepentirnos y en qué cam-biar a fin de asegurarnos de ser dignos de las pro-mesas que acompañan nuestros convenios ysagradas ordenanzas. Para ocuparnos de nuestrasalvación tenemos que planificar bien y hacer unesfuerzo deliberado y valiente” (véase “El equili-brio en las exigencias de la vida”, Liahona, julio de1987, pág. 12).

Al honrar nuestros convenios nos es posi-ble alcanzar nuestro potencial divino.

� “[Mediante la gloria y la excelencia de Cristo] senos han dado preciosas y grandísimas promesas,para que por ellas llegaseis a ser participantes de lanaturaleza divina” (2 Pedro 1:4).

� “…Bendito eres por haber recibido mi conveniosempiterno, sí, la plenitud de mi evangelio, envia-do a los hijos de los hombres para que tengan viday lleguen a ser partícipes de las gloriasque serán reveladas en los postrerosdías, como lo escribieron los profetasy los apóstoles en días antiguos”(D. y C. 66:2).

� Élder Russell M. Nelson del Quórumde los Doce Apóstoles: “Con cada or-denanza se hace un convenio: unapromesa. Un convenio que se hace con Dios no esuna restricción, sino una protección. Ese conceptono es nuevo. Por ejemplo, si el suministro de aguaque recibimos no es puro, la filtramos para eliminarlos elementos dañinos. Los convenios divinos nossirven para filtrar y eliminar de nuestra mente las

impurezas que podrían hacernos daño. Si escoge-mos abstenernos de toda impiedad [véase Moroni10:32], no perdemos nada de valor y obtenemos lagloria de la vida eterna. Los convenios no nos limi-tan; nos elevan más allá de los límites de nuestropropio poder y perspectiva” (véase “La preparaciónpersonal para recibir las bendiciones del templo”,Liahona, julio de 2001, págs. 38–39).

� Élder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los DoceApóstoles: “Dios es verdaderamente nuestro Padre,el Padre de los espíritus de toda la humanidad.Nosotros somos literalmente Sus descendientes yhemos sido creados a Su imagen. Hemos heredadocaracterísticas divinas de Él. El conocer la relaciónque nos une a nuestro Padre Celestial nos ayuda acomprender la naturaleza divina y el potencial quetenemos dentro de nosotros mismos. La doctrinade que Dios es nuestro Padre es en sí un funda-mento sólido para basar nuestra propia estima. Elhimno titulado, ‘Soy un hijo de Dios’ (Himnos, Nº196), enseña esta doctrina con palabras sencillas.¿Puede alguien que comprenda su ascendencia di-vina tener falta de autoestima? Conozco personasque tienen una firme y profunda certeza de estaverdad, mientras que otras sólo la comprenden su-perficial e intelectualmente. La diferencia de actitu-des y el efecto que éstas tienen en sus vidas sepuede notar en forma muy evidente” (véase “Losfrutos del Evangelio restaurado de Jesucristo”,Liahona, enero de 1992, pág. 16).

� Élder Jeffrey R. Holland del Quórum de los DoceApóstoles: “La verdad es que los investigadores nosólo escuchan nuestro testimonio de Cristo, sinotambién el eco de otros testimonios anteriores, in-cluso su propio testimonio del Salvador, porqueellos estuvieron entre los fieles que guardaron suprimer estado y que se ganaron el privilegio de un

segundo estado. ¡Siempre debemos re-cordar que esos investigadores, cadahombre, mujer y niño, estuvieron en-tre los valientes que una vez vencie-ron a Satanás por medio del poder deltestimonio! Por tanto, cuando ellosoigan a otras personas dar testimoniode la misión salvadora de Cristo, sen-

tirán que les es familiar; resonará en ellos como uneco de la verdad de lo que ellos ya saben” (véase“La obra misional y la Expiación”, Liahona, octubrede 2001, pág. 29).

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“Un convenio que sehace con Dios no esuna restricción, sino

una protección”.

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� Élder Dallin H. Oaksdel Quórum de los DoceApóstoles: “Todos los in-numerables seres hu-manos que han nacidoen esta tierra eligieronel plan del Padre ylucharon para defender-lo; muchos de nosotrostambién hicimos conve-nios con nuestro Padre

con respecto a lo que haríamos en la vida terre-nal” (“El gran plan de salvación”, Liahona, enerode 1992, pág. 84).

� El profeta José Smith: “Todo hombre que recibeel llamamiento de ejercer su ministerio a favor delos habitantes del mundo, fue ordenado precisa-mente para ese propósito en el gran concilio ce-lestial antes que este mundo fuese. Supongo queme fue conferido este oficio en aquel gran conci-lio” (véase Enseñanzas del profeta José Smith, págs.453–454).

� Élder Robert D. Hales del Quórumde los Doce Apóstoles: “Los lazos eter-nos no existen sólo como resultado delos convenios selladores que hacemosen el templo. La conducta que lleve-mos en esta vida determinará lo queseremos en las eternidades por venir.A fin de recibir las bendiciones del sellamiento quenuestro Padre Celestial nos ha dado, debemos obe-decer los mandamientos y conducirnos de tal formaque nuestra familia quiera estar con nosotros en laeternidad” (véase “La familia eterna”, Liahona, enerode 1997, pág. 73).

� Presidente James E. Faust de la PrimeraPresidencia:

“Para que puedan alcanzar todo su potencial, preci-sarán honrar en la vida cuatro principios sagrados,los cuales son:

“1. Reverencia por la Deidad.

“2. Respetar y honrar los lazos familiares.

“3. Reverencia y obediencia a las ordenanzas y alos convenios del santo sacerdocio.

“4. Respeto por ustedes mismos como hijos deDios” (véase “Honraré a los que me honran”,Liahona, julio de 2001, pág. 53).

La autoridad del sacerdocio es necesariapara recibir los convenios y las ordenan-zas de salvación.

� “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; ytodo lo que atares en la tierra será atado en los cie-los; y todo lo que desatares en la tierra será desata-do en los cielos” (Mateo 16:19 [Dominio de lasEscrituras, Mateo 16:15–19]).

� “Y este sacerdocio mayor administra el evangelioy posee la llave de los misterios del reino, sí, la lla-ve del conocimiento de Dios.

“Así que, en sus ordenanzas se manifiesta el poderde la divinidad.

“Y sin sus ordenanzas y la autoridad del sacerdo-cio, el poder de la divinidad no se manifiesta a loshombres en la carne” (D. y C. 84:19–21).

� Élder Robert D. Hales: “Piensen en ello, herma-nos y hermanas: el sacerdocio ha sido restauradoy se encuentra hoy sobre la tierra. La PrimeraPresidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles

son los apóstoles del Señor Jesucristoen nuestros días. Bajo la dirección deesos profetas, videntes y reveladores,que poseen las llaves de esta dispen-sación, los poseedores del sacerdociode la Iglesia hoy día tienen el dere-cho legítimo de actuar en el nombrede Dios. Como Sus agentes autoriza-

dos, están comisionados para ir a bendecir a otraspersonas por medio del poder y la autoridad delsacerdocio, y efectuar todos los convenios, las or-denanzas y las bendiciones del sacerdocio disponi-bles en la actualidad” (véase “Las bendiciones delsacerdocio”, Liahona, enero de 1996, pág. 37).

� Presidente James E. Faust: “El sacerdocio es elpoder más grande que hay en la tierra; con él ypor medio de él se crearon los mundos. Con el finde salvaguardar este poder sagrado, todo poseedordel sacerdocio actúa bajo la dirección de los queposeen las llaves del sacerdocio, las cuales propor-cionan orden a nuestra vida y a la organización dela Iglesia. Para nosotros, el poder del sacerdocio esel poder y autoridad delegados por Dios para ac-tuar en Su nombre para la salvación de Sus hijos.El velar por los demás es la esencia misma de laresponsabilidad del sacerdocio; es el poder parabendecir, sanar y administrar las ordenanzas salva-doras del Evangelio. Donde más se necesita la rec-ta autoridad del sacerdocio es entre los muros de

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“El sacerdocio es elpoder más grande

que hay en latierra”.

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nuestro propio hogar, y debe ejercerse con granamor. Esto se aplica a todos los poseedores del sa-cerdocio: diáconos, maestros, presbíteros, élderes,sumos sacerdotes, patriarcas, setenta y apóstoles”(véase “El poder del sacerdocio”, Liahona, julio de 31997, pág. 46).

� Élder David B. Haightdel Quórum de los DoceApóstoles:

“El 3 de abril de 1836, enel Templo de Kirtland, losmismos personajes celes-tiales que aparecieron alSalvador y a Sus tres após-toles en el monte, apare-

cieron y confirieron autoridad y llaves adicionalesdel sacerdocio a José Smith y a Oliver Cowdery parala edificación de la Iglesia en preparación al tiempoen que Cristo venga a regir y a reinar en la tierrapara siempre. Se les manifestó Moisés y les entrególas llaves de la congregación de Israel; Elías les res-tauró los convenios y la autoridad dada a Abraham;Elías el profeta les dio las llaves y el poder para con-vertir los corazones de los padres a los hijos, y el delos hijos a los padres. (Véase D. y C. 110:11–16.)

“Las mismas llaves del reino que tenían Pedro,Santiago y Juan, quienes sirvieron en calidad demiembros de la Primera Presidencia en la dispensa-ción del meridiano de los tiempos, [han sido] con-feridas a José Smith y a todos los subsiguientesPresidentes de la Iglesia” (véase “Las llaves del rei-no”, Liahona, febrero de 1981, págs. 148–149).

El honrar nuestros convenios nos preparapara recibir la vida eterna.

� “…sed fieles; guardad mis mandamientos y here-daréis el reino de los cielos” (D. y C. 6:37).

� “Mi siervo eres tú; y hago conveniocontigo de que tendrás la vida eterna”(Mosíah 26:20).

� “…presta atención a estas cosas y sédiligente en guardar mis mandamien-tos, y serás bendecido para vida eter-na” (D. y C. 30:8).

� Élder Russell M. Nelson: “Las orde-nanzas, los convenios, la investidura ylos sellamientos del templo permiten alas personas reconciliarse con el Señor y a las fami-lias ser selladas más allá del velo de la muerte. La

obediencia a los conve-nios del templo nos hacemerecedores de la vidaeterna, el mayor de todoslos dones de Dios al hom-bre [véase D. y C. 14:7].La vida eterna es más quela inmortalidad. La vidaeterna es la exaltación enel cielo más alto: la clasede vida que vive Dios”(véase “La preparaciónpersonal para recibir las bendiciones del templo”,Liahona, julio de 2001, págs. 37–38).

� Élder Joseph B. Wirthlin: “Los ideales de la fe, laesperanza y la caridad se hacen más evidentes enlos santos templos. Allí aprendemos el propósitode la vida, fortalecemos nuestro cometido comodiscípulos de Cristo al hacer convenios sagradoscon Él y al sellar a nuestra familia por la eternidada lo largo de las generaciones. El recibir nuestra in-vestidura en el templo y regresar con frecuenciapara efectuar las ordenanzas sagradas por nuestrosseres queridos que han fallecido, aumenta nuestrafe, fortalece nuestra esperanza y profundiza nuestracaridad. Recibimos nuestra investidura con fe y es-peranza de que comprenderemos el plan que tieneel Señor para Sus hijos, de que nos daremos cuentadel potencial divino que interiormente tenemoscomo hijos de nuestro Padre Celestial y de queguardaremos hasta el fin los convenios que hemoshecho” (véase “El cultivar atributos divinos”,Liahona, enero de 1999, pág. 31).

� Élder Henry B. Eyring: “Sé que las llaves delSacerdocio de Melquisedec fueron restauradaspor aquellos que las recibieron del Salvador…Solemnemente doy testimonio de que ésta es laverdadera Iglesia de Jesucristo, en la cual se ofre-cen las ordenanzas y los convenios que, si se

aceptan y se honran, brindan lapaz en esta vida y nos aseguran lasalvación eterna en la vida venidera”(“Testigos de Dios”, Liahona, enero de1997, pág. 36).

� Élder Russell M. Nelson: “El don dela inmortalidad que nos dio el Salvadores para todos los que han vivido, peroSu don de la vida eterna, requiere el

arrepentimiento y la obediencia a ciertas ordenan-zas y convenios. Hay ordenanzas esenciales en elEvangelio que simbolizan la Expiación. El bautismo

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“La obediencia a os convenios

sagrados hechos enel templo nos hacemerecedores de la

vida eterna”.

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por inmersión es simbólico de la muerte, sepulturay resurrección del Redentor. El participar de la SantaCena renueva los convenios bautismales y tambiénrenueva nuestro recuerdo del cuerpo quebrantadodel Salvador y la sangre que derramó por nosotros.Las ordenanzas del templo simbolizan nuestra re-conciliación con el Señor y sellan a las familias parasiempre. La obediencia a los convenios sagrados he-chos en el templo nos hace merecedores de la vidaeterna: el don más grande de Dios a la humanidad[véase D. y C. 14:7]” (“La Expiación”, Liahona, enerode 1997, pág. 39).

� Hermana Bonnie D. Parkin, Presidenta Generalde la Sociedad de Socorro:

“Los convenios —o las promesas que tienen validezentre nosotros y nuestro Padre Celestial— son esen-ciales para nuestro progreso eterno. Paso a paso, Élnos instruye para que seamos como Él al invitarnos aparticipar en Su obra… ¿Cuán a menudo reflexionanen que sus convenios se extienden más allá de la vi-da terrenal y en que nos ponen en contacto con loDivino? El hacer convenios es la manifestación deun corazón dispuesto; el guardarlos es la manifesta-ción de un corazón fiel…

“…al llevarlo a la práctica es donde probamosquiénes somos en realidad. Por eso, cada vez quetendemos la mano con amor, paciencia, bondad ygenerosidad, honramos nuestros convenios al de-cir: ‘Heme aquí, envíame’…

“La integridad espiritual para guardar nuestros con-venios se deriva del ser constantes en el estudio delas Escrituras, de la oración, del servicio y del sacri-ficio. Esos pasos sencillos nutren nuestras almaspara poder decir: ‘Envíame a ayudar a una herma-na y a su recién nacido; envíame a instruir a unalumno con dificultades; envíame a amar a unapersona que no sea miembro de la Iglesia; envíamedonde me necesites y cuando me necesites’ ” (véa-se “Con santidad de corazón”, Liahona, noviembrede 2002, pág. 103, 105).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

Edson es un miembro recién bautizado en laIglesia. A él le encanta la hermandad que ha en-contrado allí y espera con entusiasmo asistir a lasreuniones todos los domingos. Él se esfuerza porguardar los convenios que hizo al bautizarse y po-ne todo su empeño en cambiar algunas pequeñasmalas costumbres que había adquirido durante losaños anteriores a su conocimiento del Evangelio.

Debido a esas imperfecciones, Edson se siente amenudo indigno de tomar la Santa Cena.

• ¿De qué parte de las oraciones sacramentales ha-blarías con Edson con el fin de ayudarlo a com-prender mejor esa ordenanza sagrada? (véaseD. y C. 20:77, 79).

• ¿Qué le enseñarías para ayudarlo a guardar susconvenios sin desalentarse?

• ¿Qué efecto tienen en el Señor nuestros deseosa medida que nos esforzamos por guardar Susmandamientos? (véase Mosíah 4:27; D. y C.137:9).

Moua ha entrado recientemente en el templo pararecibir la investidura. Ella se sintió muy entusias-mada y agradecida de haber recibido esa bendi-ción; y a la vez emocionada por la experiencia. Sele dijo que no esperara comprender todo la prime-ra vez, y ella recibió un fuerte sentimiento que letestificaba que los convenios que había hecho esedía eran correctos. Ahora se pregunta qué podríahacer para comprender más plenamente lo que

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había tenido lugar y qué podría hacer para apren-der más.

• ¿Qué le aconsejarías a Moua?

Élder Boyd K. Packer del Quórum de los DoceApóstoles dijo: “La Primera Presidencia informacon frecuencia al Quórum de los Doce que cuandollaman a un hombre y a su esposa para hablar conellos sobre si van a aceptar o no un llamamientomisional, la respuesta inmediata es: ‘¡Hemos ido altemplo!’ Lo cual significa: Estamos bajo convenio.La palabra convenio es poderosa y motivadora”(véase The Holy Temple, 1980, pág. 166).

• ¿Por qué crees que la palabra convenio es tan mo-tivadora para los Santos de los Últimos Días?

• ¿De qué modo han influido en tu vida los conve-nios que has hecho?

RESUMEN ANALÍTICO

• ¿Qué ordenanzas has recibido? ¿Qué conveniosespecíficos has hecho con cada ordenanza?

• ¿Por qué es tan importante el hacer y el guardarconvenios para alcanzar la exaltación?

• ¿Qué diferencia existe entre el hacer convenioscon el Señor y el hacer contratos entre personas?

• ¿En qué forma el guardar los convenios sepuede convertir en una parte más significativade tu vida?

NOTAS E IMPRESIONES:

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CAPÍTULO 15

PRESTÉMONOS SERVICIOLOS UNOS A LOS OTROS

INTRODUCCIÓN

Los discípulos de Jesucristo advierten las necesidadesde los demás y buscan prestarles servicio. Existenpersonas alrededor de nosotros a las cuales podemosbendecir y enriquecer sus vidas al compartir con ellasnuestros talentos. Nosotros podemosconsolarlas y alentarlas durante los mo-mentos de dolor. El sencillamente com-partir nuestro testimonio o nuestraperspectiva del Evangelio puede ayudara alguien a resolver un problema o aafrontar una situación difícil. El Señorbendice a Sus hijos por medio de nues-tro empeño.

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

• Los siervos del Señor y las Escrituras nos enseñana prestarnos servicio los unos a los otros.

• En algún momento, todos necesitamos de ayuda.

• Podemos prestarnos servicio de diferentes mo-dos.

• El prestarnos servicio mutuo debe ser un objetivoque dure toda la vida.

CITAS Y ESCRITURASCORROBORATIVAS

Los siervos del Señor y las Escrituras nosenseñan a prestarnos servicio los unos alos otros.

� “Les enseñaréis [a vuestros hijos] a amarse mutua-mente y a servirse el uno al otro” (Mosíah 4:15).

� “De manera que, sé fiel; ocupa el oficio al quete he nombrado; socorre a los débiles, levanta lasmanos caídas y fortalece las rodillas debilitadas”(D. y C. 81:5).

� Presidente Marion G. Romney de la PrimeraPresidencia:

“El Señor ha dicho:

“ ‘El que halla su vida la perderá; el que pierde suvida por causa de mí, la hallará’ (Mateo 10:39).

“Perdemos nuestra vida sirviendo y edificando aotros, y al hacerlo, experimentamos la única verda-dera y perdurable felicidad. El prestar servicio no esalgo que hacemos en esta tierra para poder ganar elderecho de vivir en el reino celestial, sino que es lafibra misma de la cual está formada la exaltaciónen el reino celestial.

“Si sabemos que prestar servicio a los demás satis-face a nuestro Padre Celestial, y deseamos estardonde Él se encuentra y ser lo que Él es, ¿por quése nos debe dar el mandamiento de que nos sirva-

mos los unos a los otros? ¡Benditosea el glorioso día en que todas estascosas surjan en forma espontáneadebido a la pureza de nuestro cora-zón! Ese día no habrá necesidad deun mandamiento, porque todos ha-bremos aprendido ya que la verdade-ra felicidad se obtiene solamentecuando se está embarcado en un ser-vicio generoso y altruista. Usemos la

libertad que proviene de la autosuficiencia, al dary al servir.

“¿Podemos ver cuán importante es la autosuficien-cia cuando la consideramos como requisito deprestar servicio, cuando también sabemos que ladeidad se basa en prestar servicio a los demás? Sinla autosuficiencia, una persona no puede llevar ala práctica los deseos innatos de prestar servicio.¿Cómo podemos dar algo que no existe? Los ali-mentos para los hambrientos no pueden provenirde estantes vacíos; el dinero para asistir a los nece-sitados no puede salir de bolsillos vacíos; el apoyoy la comprensión no pueden surgir del que estáemocionalmente ávido por ellos; la enseñanza nopuede ser impartida por el analfabeto, y lo más im-portante de todo, la guía espiritual no puede pro-venir del que es espiritualmente débil.

“Hay una dependencia mutua entre aquellos quetienen y los que no tienen… Una vez que una per-sona ha alcanzado su máximo desarrollo o ha lle-gado a ser autosuficiente, extiende su mano a otrospara ayudarles y, de esta manera, el ciclo continúarepitiéndose.

“Todos somos autosuficientes en algún aspecto ydependemos de otros en otros aspectos. Por lo tan-to, cada uno de nosotros debe esforzarse por ayu-dar a sus semejantes en aquellos aspectos que sonfuertes. Al mismo tiempo, el orgullo no debe im-pedirnos aceptar con gratitud la dadivosa mano

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“Servir es, por los convenios que

hemos hecho, una obligación de

todos los miembrosde la Iglesia”.

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de otros cuando tenemos una verdadera necesi-dad, ya que al hacerlo, estamos negando a otrapersona la oportunidad de participar en una expe-riencia santificadora” (véase“La divina naturalezade la autosuficiencia”, Liahona, enero de 1982,págs. 176–178).

� Presidente Gordon B.Hinckley, en ese en-tonces Primer Consejerode la Primera Presidencia:“El llevar las cargas losunos a los otros, el forta-lecernos mutuamente, elalentarnos los unos a losotros, el elevarnos entrenosotros, el buscar lo

bueno en los demás y hacer hincapié en ello sonresponsabilidades que se nos ha encomendadodivinamente a cada uno de nosotros” (véase LetFaith Replace Our Fears [charla fogonera del SEI parajóvenes adultos, llevada a cabo el 6 de marzo de1994], pág. 7).

� Élder Dallin H. Oaks del Quórum de los DoceApóstoles: “En una revelación de los últimos días, elSeñor no ha mandado que socorramos a los débiles,levantemos las manos caídas y fortalezcamos las ro-dillas desfallecidas (véase D. y C. 81:5). En otra sec-ción de Doctrina y Convenios, nos manda estar‘anhelosamente empeñados en una causa buena,y hacer muchas cosas de [nuestra] propia voluntady efectuar mucha justicia’ (D. y C. 58:27)… En ver-dad, servir es, por los convenios que hemos hecho,una obligación de todos los miembrosde la Iglesia de Jesucristo” (véase “¿Porqué servimos?”, Liahona, octubre de1984, pág. 9).

� Élder Henry B. Eyring del Quórumde los Doce Apóstoles: “[La] obedien-cia siempre conlleva el servicio a losdemás. El servicio en la obra del Señornos permite sentir una porción de lo que Él sientey llegar a conocerle” (“Oración”, Liahona, enero de2002, pág. 18).

� Élder M. Russell Ballard del Quórum de los DoceApóstoles: “El uso deliberado que [Jesús] hizo dejudíos y samaritanos enseña claramente que todossomos prójimo y que debemos amarnos, estimar-nos, respetarnos y servirnos el uno al otro a pesarde nuestras más marcadas diferencias, entre ellaslas diferencias religiosas, políticas y culturales”

(“Doctrina de la inclusión”, Liahona, enero de2002, pág. 40).

� Élder Henry B. Eyring: “[El Salvador] nos ha lla-mado a servir a los demás para que fortalezcamostanto nuestra fe como la de ellos. Él sabe que me-diante el servicio llegaremos a conocerle” (“Velar yfortalecer”, Liahona, julio de 2000, pág. 79).

� Élder Carl B. Pratt de los Setenta: “Cumplimosbastante bien con nuestros llamamientos, con elasistir a las reuniones, con el pago de nuestro diez-mo; pero, ¿hemos aprendido verdaderamente a vi-vir el segundo gran mandamiento: ‘Amarás a tuprójimo como a ti mismo?’ (Mateo 22:39). Esto noes algo que se puede simplemente asignar al quó-rum de élderes o a las maestras visitantes; esto tie-ne que emanar del corazón de todo verdaderodiscípulo de Cristo: una persona que, en formanatural y sin que se le pida, busque oportunidadesde servir, de elevar y de fortalecer a su prójimo”(“Cuidemos de los nuevos conversos”, Liahona,enero de 1998, pág. 13).

En algún momento, todos necesitamos deayuda.

� La Primera Presidencia y el Quórum de los DoceApóstoles: “El esposo y la esposa tienen la solemneresponsabilidad de amarse y cuidarse el uno alotro, y también a sus hijos… Los padres tienen laresponsabilidad sagrada de educar a sus hijos den-tro del amor y la rectitud, de proveer para sus nece-sidades físicas y espirituales, de enseñarles a amarsey a servirse el uno al otro” (“La Familia: Una pro-

clamación para el mundo” Liahona,junio de 1996, octubre de 1998 uoctubre de 2002).

� Presidente Harold B. Lee, onceavoPresidente de la Iglesia: “¿Quién denosotros, cualquiera que sea la posi-ción en que nos hayamos encontra-

do, no ha tenido necesidad de fortalecimiento?”(en Conference Report, abril de 1973, págs. 178–179;o Ensign, julio de 1973, pág. 123).

� Élder Richard G. Scott del Quórum de los DoceApóstoles: “Hoy día, la vida puede ser tan compli-cada y las dificultades tan grandes que nos resulteimposible resolverlas solos. Todos necesitamosla ayuda del Señor” (“Cómo obtener ayuda delSeñor”, Liahona, enero de 1992, pág. 94).

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“Se encuentranpersonas

necesitadas entodas las edades”.

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� Élder Russell M. Nelsondel Quórum de los DoceApóstoles habló de la ex-periencia que tuvo elpresidente Gordon B.Hinckley cuando era unjoven misionero: “Pocodespués de comenzarsu labor misional enInglaterra, el élderHinckley se sintió de-salentado y le escribió a

su padre. Después de leer la carta, su padre le con-testó con sabiduría: ‘Olvídate de ti mismo y sal atrabajar’ [citado en el libro de Sheri L. Dew, GoForward with Faith: The Biography of Gordon B. Hinckley,1996, pág. 64]. Gracias a sus nobles padres y a lafirme decisión de quedarse, el élder Hinckley com-pletó con honor su misión. En la actualidad, élsuele comentar que todo lo bueno que le ha suce-dido desde entonces se debe a aquella decisión dequedarse. Durante la misión, cultivó los buenoshábitos de estudiar, trabajar, comunicarse, prepararsu presupuesto, organizar su tiempo y otras cosas.Allí aprendió que ‘nada hay imposible para Dios’[véase Jeremías 32:17; Lucas 1:37]” (“Capacidadespiritual”, Liahona, enero de 1998, pág. 17).

� Élder Marvin J. Ashton del Quórum de los DoceApóstoles: “Se encuentran personas necesitadas entodas las edades. Algunas de Sus ovejas son jóve-nes, y se encuentran solas y perdidas; otras estáncansadas, afligidas y agotadas por los años. Algunasde ellas se encuentran en nuestra propia familia, ennuestro propio vecindario, o en rincones alejadosdel mundo donde podemos ayudarlas por mediode nuestras ofrendas de ayuno. Algunas se estánmuriendo de hambre; otras se están muriendo por

falta de amor e interés” (véase “El fundamento delos Servicios de Bienestar”, Liahona, febrero de 1982,pág. 162).

� Élder Dallin H. Oaks: “Cuando los santos seestablecieron en los valles de las montañas, nodemoraron en establecer un Fondo Perpetuo deEmigración para ayudar a los pobres a salir deWinter Quarters y más tarde de las naciones deEuropa. Por lo menos la mitad de los que viajaronpara unirse con los santos no podrían haberlo he-cho sin la ayuda de los líderes y miembros quehabían decidido incluir a todos los que desearancongregarse en Sión” (véase “Sigamos a los pione-ros”, Liahona, enero de 1998, pág. 87).

Podemos prestarnos servicio de diferentesmodos.

� “La religión pura y sin mácula delante de Dios elPadre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudasen sus tribulaciones…” (Santiago 1:27).

� “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tu-ve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me re-cogisteis;

“estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y mevisitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí…

“Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digoque en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis her-manos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo25:35–36, 40 [Dominio de las Escrituras, Mateo25:40]).

� Presidente James E. Faust de la PrimeraPresidencia:

“Tal y como dijo el Salvador: ‘Nadie tiene mayoramor que este, que uno ponga su vida por sus ami-gos’ [Juan 15:13].

“La mayoría de nosotros no demuestra su generosi-dad de forma tan dramática, ya que para cada unode nosotros la generosidad puede equivaler a ser lapersona adecuada en el lugar adecuado y en el mo-mento adecuado para prestar servicio. Casi cadadía trae consigo oportunidades de efectuar actosdesinteresados a favor de otras personas. Esos actosson ilimitados y pueden ser tan sencillos como unapalabra amable, una mano amiga o una sonrisacortés…

“Deseo testificar que el mayor servicio que puedebrindar cualquiera de nosotros es estar al serviciodel Maestro. De todas las actividades de mi vida,ninguna ha sido más recompensante ni benéfica

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que el aceptar los llamamientos de servir en estaIglesia. Cada uno ha sido diferente y ha traído con-sigo una bendición distinta” (“¿Cómo me beneficiaa mí?”, Liahona, noviembre de 2002, págs. 21–22).

� Élder Dallin H. Oaks:

“Millones… prestan servicio viviendo en su propiohogar y sirviendo voluntariamente en la Iglesia.Eso hacen los miles de obispados y presidenciasde rama, y las fieles presidencias de quórumes yde la Sociedad de Socorro, la Primaria y las MujeresJóvenes que trabajan con ellos y bajo su dirección.Y eso hacen millones de otras personas que son fie-les maestros en barrios, ramas, estacas y distritos.Pienso, además, en los cientos de miles de maestrosorientadores y maestras visitantes que cumplen elmandato del Señor de ‘velar siempre por los miem-bros de la Iglesia, y estar con ellos y fortalecerlos’(D. y C. 20:53)…

“En La Iglesia deJesucristo de los Santosde los Últimos Días te-nemos una gran tradiciónde servicio abnegado. Sinduda, una de las carac-terísticas distintivas de es-ta Iglesia es el hecho deque no tenemos clero

profesional ni pago en las miles de nuestras con-gregaciones locales ni en las estacas, distritos y mi-siones regionales que las supervisan.Como una parte esencial del plan deDios para Sus hijos, el liderazgo y eltrabajo en esta Iglesia lo suministranSus hijos, que dedican liberalmente sutiempo al servicio de Dios y de sus se-mejantes” (“A donde me mandes iré”,Liahona, noviembre de 2002, pág. 69).

� Élder James M. Paramore de laPresidencia de los Setenta: “La Iglesianos ayuda a eliminar el egoísmo y laincertidumbre sirviendo a los demás en diversasformas a través de toda una vida. Algunos de nues-tros más gratos recuerdos son los de las veces enque nos relacionamos unos con otros en ese servi-cio” (“Las bendiciones de la Iglesia”, Liahona, juliode 1988, pág. 12).

� Hermana Betty Jo N. Jepsen de la PresidenciaGeneral de la Primaria: “Sea cual sea la manera enla que prestemos servicio, ello manifestará nuestrodeseo de responder a la invitación de venir a Cristo.

Hagamos una evaluaciónde nuestro servicio a losdemás. Preguntémonos:¿Visitaré a mi amiga queestá enferma? ¿Abriréla boca para defender ytestificar de la verdad?¿Compartiré mis bienesmateriales? ¿Dedico a mishijos el tiempo mejor ymás productivo? ¿Sirvo con gozo en mi llamamien-to de la Iglesia?” (véase “Por vía de invitación”,Liahona, enero de 1993, pág. 87).

� Presidente Thomas S. Monson de la PrimeraPresidencia: “Nuestro servicio al prójimo… puedefortalecer el espíritu humano, vestir cuerpos confrío, alimentar al hambriento, consolar a los acon-gojados y elevar almas preciosas a nuevas alturas”(véase “El guarda de mi hermano”, Liahona, julio de1990, pág. 58).

El prestarnos servicio mutuo debe ser unobjetivo que dure toda la vida.

� “He aquí, os digo que por haberos dicho quehabía empleado mi vida en vuestro servicio, nodeseo yo jactarme, pues sólo he estado al serviciode Dios.

“Y he aquí, os digo estas cosas para que aprendáissabiduría; para que sepáis que cuando os halláis

al servicio de vuestros semejantes,sólo estáis al servicio de vuestroDios” (Mosíah 2:16–17 [Dominio delas Escrituras, Mosíah 2:17]).

� “Por tanto, oh vosotros que os em-barcáis en el servicio de Dios, miradque le sirváis con todo vuestro cora-zón, alma, mente y fuerza, para queaparezcáis sin culpa ante Dios en elúltimo día” (D. y C. 4:2).

� Élder Russell C. Taylor de los Setenta:

“Vivan una vida de servicio…

“… El prestar servicio al prójimo los conducirá ha-cia las ventanas de la vida y no hacia los espejosque sólo reflejen la imagen de ustedes mismos”(véase “Goles de rectitud”, Liahona, julio de 1989,pág. 52).

� Élder Robert L. Backman de los Setenta: “Se da-rán cuenta de que este mundo es de ustedes, unmundo maravilloso con oportunidades sin límites

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“En La Iglesia deJesucristo de

los Santos de losÚltimos Díastenemos una

gran tradición deservicio abnegado”.

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para cultivarse, aprendery prestar servicio. Puedenhacer de él un mundomejor al prepararse ahoray prestar un noble servi-cio a lo largo de la vidacomo una muestra delamor que tienen por suPadre Celestial y Su Hijo”(véase “Una generaciónreal”, Liahona, febrero de1981, pág. 84).

� Élder M. Russell Ballard: “Desde que se nos orde-na por primera vez a un oficio del sacerdocio, de-bemos comprometernos a llevar toda una vida deservicio en el reino de Dios. Los padres, los obis-pos y los asesores del sacerdocio deben enseñar alos hombres jóvenes con sensibilidad y amor queel sacerdocio significa servicio” (“The GreaterPriesthood: Giving a Lifetime of Service in theKingdom”, Ensign, septiembre de 1992, pág. 72).

� Élder Richard G. Scott, en ese entonces miembrode la Presidencia de los Setenta: “Sé que [Dios] vivey lo amo con todo mi corazón. Al igual que uste-des, deseo poner mi vida al servicio de Él, paraalentar y fortalecer a los hijos del Padre” (“FourFundamentals for Those Who Teach and InspireYouth”, en Old Testament Symposium Speeches, 1987,1988, pág. 6).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

Manuel, Marta y sus hijos vivieron fuera de su paísnatal durante los tres años en los que él prestó ser-vicio como presidente de misión. En ese tiempo,ellos prestaron servicio fiel a los demás. Dado quehabían vendido su casa para servir en esa misión,al regreso hicieron los arreglos necesarios para al-quilar una pequeña morada.

Al entrar en su nuevo hogar, se sintieron sorpren-didos al encontrar muebles colocados en su lugar,las camas hechas, la vajilla en el armario y comidaen los estantes. Manuel y Marta se sentaron en lasala rodeados de sus seres queridos y lloraron. Portanto tiempo ellos habían prestado servicio a losdemás, y ahora los demás les prestaban servicio aellos. La familia se arrodilló y ofreció una oraciónde agradecimiento.

• ¿Qué podría indicarnos que nuestro prójimo ne-cesita ayuda?

El obispo Vaughn J. Featherstone, en ese entoncesmiembro del Obispado Presidente, relató lo si-guiente acerca del hermano Les Goates. El padredel hermano Goates, George, tenía un cultivo deremolacha azucarera al oeste de Lehi, Utah. En1918, que fue cuando los acontecimientos que des-cribió tuvieron lugar, más de 20 millones de perso-nas murieron por todo el mundo a causa de unaepidemia de gripe española.

“Ese año, el invierno llegó anticipadamente conge-lando gran parte de la remolacha que estaba listapara cosecharse”, escribió el hermano Goates. “Mipadre y mi hermano Francis trataban desesperada-mente de arrancar del escarchado suelo una cargade remolachas por día”. Un día, recibieron una lla-mada telefónica en la que les dijeron que Kenneth,el nieto de nueve años de George “había sido ata-cado por la temible gripe, y había fallecido despuésde sólo unas pocas horas de comenzar los violentossíntomas de la enfermedad”. Le pidieron a Georgeque fuera a Ogden a buscar el cuerpo del niño y lollevara a Lehi para enterrarlo.

Cuando George llegó a la casa de su hijo Charlesencontró que también él estaba enfermo. Charlesle pidió a su padre que llevara el cuerpo del niño yque regresara por él al día siguiente. “Papá trajo losrestos de Kenneth a casa, hizo un ataúd para el pe-queño en su taller y… con [mi hermano] Franz ydos bondadosos vecinos [cavaron] la sepultura...

“Apenas habían regresado todos del cementeriocuando sonó nuevamente el teléfono”. Así fue co-mo se enteraron de que Charles había muerto y deque cuatro de sus pequeños hijos habían tambiéncontraído la enfermedad. El cuerpo de Charles fueenviado a Lehi por tren, pero al día siguienteGeorge tuvo que regresar a Ogden para ir a buscara su nieta Vesta, de siete años, que también habíafallecido. Antes de haber regresado a Lehi conVesta, se recibió otra llamada para avisar que unade las hermanitas de la niña que también estabaenferma, la pequeña Elaine de cinco años, había

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fallecido. Por tanto, George realizó “otro dolorosoviaje para ir en busca del cadáver del cuarto miem-bro de su familia y sepultarlo, todos en la mismasemana”.

Al día siguiente, George le dijo a su hijo Francis:“ ‘Bueno hijo, será mejor que vayamos al campo decultivo y veamos si podemos sacar otra carga de re-molachas de la tierra antes de que ése se congeleaún más’...

“…Mientras conducían la carreta por el camino, secruzaron con una fila de carretas de remolachasque llevaban a la fábrica los agricultores vecinos…

“En la última carreta iba… Jasper Rolfe, que salu-dando entusiasmadamente con la mano dijo: ¡Ahívan todas, tío George!’

“Papá se dio vuelta para mirar a Francis y le dijo:‘¡Ojalá hubiesen sido nuestras remolachas!’

“Cuando llegaron a la entrada del campo de culti-vo… no había ni una sola remolacha en todo elcampo; entonces cayó en la cuenta de lo que habíaquerido decirle Jasper Rolfe cuando le gritó: ¡Ahívan todas, tío George!’…

“Entonces papá... se sentó sobre un montón de re-siduos de remolacha… aquel hombre que había te-nido que ir en busca de los cadáveres de cuatro desus seres queridos para sepultarnos en el curso desólo seis días, que había hecho ataúdes, cavadotumbas y aun ayudado con la ropa del entierro…se puso a llorar como un niño.

“Después se puso de pie, y enjugándose los ojoscon su gran pañuelo rojo, elevó los ojos al cielodiciendo: ‘Gracias, Padre, por los élderes de nues-tro barrio’ ” (véase “Y ahora permanecen la fe, laesperanza y el amor”, Liahona, noviembre de 1973,págs. 37–38).

• ¿Por qué crees que el hermano Goates se emocio-nó tanto por el servicio que le habían prestado?

• ¿Qué puedes aprender del hecho de que los élde-res no esperaron a que la familia Goates pidieraayuda para recoger las remolachas?

RESUMEN ANALÍTICO

• ¿Cómo son la comprensión y la empatía una for-ma de prestar servicio?

• ¿Qué oportunidades de prestar servicio tienen losmiembros de la Iglesia?

• ¿Qué servicio puedes prestar aparte de las organi-zaciones de la Iglesia?

• ¿De qué modo puedes determinar a quién prestarservicio?

NOTAS E IMPRESIONES:

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LA FAMILIA

El presidente Gordon B. Hinckley leyó esta proclamación como parte de su mensaje enla Reunión General de la Sociedad de Socorro, el 23 de septiembre de 1995, en Salt Lake City, Utah, E.U.A.

NOSOTROS, LA PRIMERA PRESIDENCIA y el Consejode los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días, solemnemente proclamamosque el matrimonio entre el hombre y la mujer es orde-nado por Dios y que la familia es la parte central delplan del Creador para el destino eterno de Sus hijos.

TODOS LOS SERES HUMANOS, hombres y mujeres, soncreados a la imagen de Dios. Cada uno es un amadohijo o hija espiritual de padres celestiales y, como tal,cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos. Elser hombre o mujer es una característica esencial de laidentidad y el propósito eternos de los seres humanos enla vida premortal, mortal, y eterna.

EN LA VIDA PREMORTAL, los hijos y las hijas espiritualesde Dios lo conocieron y lo adoraron como su PadreEterno, y aceptaron Su plan por el cual obtendrían uncuerpo físico y ganarían experiencias terrenales paraprogresar hacia la perfección y finalmente cumplir sudestino divino como herederos de la vida eterna. El plandivino de felicidad permite que las relaciones familiaresse perpetúen más allá del sepulcro. Las ordenanzas ylos convenios sagrados disponibles en los santos tem-plos permiten que las personas regresen a la presenciade Dios y que las familias sean unidas eternamente.

EL PRIMER MANDAMIENTO que Dios les dio a Adán y aEva tenía que ver con el potencial que, como esposo yesposa, tenían de ser padres. Declaramos que el man-damiento que Dios dio a sus hijos de multiplicarse yhenchir la tierra permanece inalterable. También decla-ramos que Dios ha mandado que los sagrados poderesde la procreación se deben utilizar sólo entre el hombrey la mujer legítimamente casados, como esposo y esposa.

DECLARAMOS que la forma por medio de la cual se creala vida mortal fue establecida por decreto divino.Afirmamos la santidad de la vida y su importancia en elplan eterno de Dios.

EL ESPOSO Y LA ESPOSA tienen la solemne responsabi-lidad de amarse y cuidarse el uno al otro, y también a sushijos. “He aquí, herencia de Jehová son los hijos”(Salmos127:3). Los padres tienen la responsabilidad sagrada de

educar a sus hijos dentro del amor y la rectitud, deproveer para sus necesidades físicas y espirituales, deenseñarles a amar y a servirse el uno al otro, de guardarlos mandamientos de Dios y de ser ciudadanos respe-tuosos de la ley dondequiera que vivan. Los esposos y lasesposas, madres y padres, serán responsables ante Diosdel cumplimiento de estas obligaciones.

LA FAMILIA es ordenada por Dios. El matrimonio entreel hombre y la mujer es esencial para Su plan eterno. Loshijos tienen el derecho de nacer dentro de los lazos delmatrimonio, y de ser criados por un padre y una madreque honran sus promesas matrimoniales con fidelidadcompleta. Hay más posibilidades de lograr la felicidaden la vida familiar cuando se basa en las enseñanzas delSeñor Jesucristo. Los matrimonios y las familias quelogran tener éxito se establecen y mantienen sobre losprincipios de la fe, la oración, el arrepentimiento, elperdón, el respeto, el amor, la compasión, el trabajo y lasactividades recreativas edificantes. Por designio divino,el padre debe presidir sobre la familia con amor y recti-tud y tiene la responsabilidad de protegerla y deproveerle las cosas necesarias de la vida. La responsabi-lidad primordial de la madre es criar a los hijos. En estasresponsabilidades sagradas, el padre y la madre, comoiguales, están obligados a ayudarse mutuamente. Lasincapacidades físicas, la muerte u otras circunstanciaspueden requerir una adaptación individual. Otrosfamiliares deben ayudar cuando sea necesario.

ADVERTIMOS a las personas que violan los convenios decastidad, que abusan de su cónyuge o de sus hijos, o queno cumplen con sus responsabilidades familiares, que undía deberán responder ante Dios. Aún más, advertimosque la desintegración de la familia traerá sobre el indi-viduo, las comunidades y las naciones las calamidadespredichas por los profetas antiguos y modernos.

HACEMOS UN LLAMADO a los ciudadanos responsablesy a los representantes de los gobiernos de todo elmundo a fin de que ayuden a promover medidas desti-nadas a fortalecer la familia y mantenerla como basefundamental de la sociedad.

LA PRIMERA PRESIDENCIA Y EL CONSEJO DE LOS DOCE APÓSTOLESDE LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

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