ZULUAGA, PEDRO. Bandoleros, Chulavitas y Chusmeros

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  • 7/28/2019 ZULUAGA, PEDRO. Bandoleros, Chulavitas y Chusmeros

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    Western en Colombia?

    Bandoleros, chulavitas y chusmeros

    Por Pedro Adrin Zuluaga

    Lo siguiente es un recorrido a saltos por la representacin cinematogrfica del

    bandolerismo en Colombia, a travs de tres pelculas donde se ve claramente lo que

    estudios acadmicos paralelos o contemporneos afirmaron sobre este fenmeno social, al

    que caracterizaron por su movilidad e indefinicin. La dificultad para hacer un perfil seguro

    del bandolero, siempre a caballo entre la reivindicacin poltica, el pillaje, la heroicidad y el

    aislamiento, aporta precisamente el mayor inters a personajes como los de Aquileo

    Venganza (Ciro Durn, 1968), Canaguaro (Dunav Kuzmanich, 1981) y El potro chusmero

    (Luis Alfredo Snchez, 1985), las obras en las que se centra este anlisis. De fondo

    sobrevive la pregunta por la relacin estilstica y temtica de estas pelculas con el gnero

    western y sus derivados, entre ellos los filmes sobre los Cangaceiros en el cercano contexto

    brasileo. O, quin lo creyera?, la posible anticipacin, en estos ttulos, de los

    presupuestos del western contemporneoi que inaugura no slo nuevos escenarios para el

    mito (Australia, entre otros), sino que ahonda procedimientos del western crepuscular

    (Peckinpah et al) como la conciencia exacerbada del hroe, su existencialismo, su prdidade unidad.

    El estudio de referencia sobre el bandolerismo en Colombia fue publicado en 1983, dos

    aos despus del estreno de Canaguaro. Se trata de Bandoleros, gamonales y campesinos.

    El caso de la Violencia en Colombia, de Gonzalo Snchez y Donny Meertens,iien el que

    los dos investigadores amplan notablemente el enfoque sobre este asunto, apenas insinuado

    en La violencia en Colombia (1962), de Germn Guzmn, Orlando Fals Borda y Eduardo

    Umaa Luna. Snchez y Meertens parten de los estudios sobre el bandolerismo delhistoriador ingls Eric J. Hobsbawm, para quien este fenmeno se enmarca dentro de un

    contexto ms amplio: el de los movimientos sociales que en su conjunto define como

    prepolticoso arcaicos. Hobsbawm se concentra en la figura del bandolero social, cuya

    accin se desarrolla en reas rurales con el objetivo primordial de imponer ciertos lmites a

    la injusticia y al despotismo del Estado y los terratenientes; el bandolero, desde esta

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    perspectiva, es un rebelde contra el sistema social, pero a medida que acumula poder corre

    el riesgo de ser absorbido por el orden establecido, o de unirse a los ricos y poderosos, con

    quienes llega a tener una relacin de proteccin mutua. El bandolerismo, segn Snchez y

    Meertens, en tanto forma no claramente articulada de protesta social, tiende a desaparecer

    en las sociedades capitalistas modernas, y en las menos avanzadas cede su lugar a

    organizaciones reivindicativas como las asociaciones campesinas o las guerrillas

    revolucionarias.

    Sin embargo, los dos investigadores, incmodos con la categora de bandolerismo social

    especificada por Hobsbawm, caracterizan una nueva modalidad de bandolerismo al que

    llaman poltico, que sera el que ms se ajusta al fenmeno que se dio en la llamada

    Violencia en Colombia (1945-1965, segn las cronologas ms rigurosas). Estos bandoleros

    estuvieron determinados por una relacin de dependencia con uno o varios componentes de

    la estructura de poder: gamonales, partidos polticos, clase gobernante. La organizacin en

    asociaciones ms articuladas de lucha social o poltica como las guerrillas no fue el destino

    ltimo de los bandoleros colombianos, por lo menos no en trminos generales. Al contrario,

    muchos de ellos venan de esa lucha con causa (por ejemplo los guerrilleros liberales de

    los Llanos y el Tolima) y terminaron degradados a bandoleros cuando la Direccin del

    Partido los abandon a su suerte o los oblig (como en 1954, en el gobierno de Rojas

    Pinilla) a una incierta entrega de armas a la que muchos se negaron. Estas contradiccionesaqu esbozadas tienen un claro desarrollo tanto en Canaguaro como enEl potro chusmero,

    narraciones de la poca de La Violencia.Aquileo Venganza, por su parte, y a pesar de que

    su accin ocurre a comienzos del siglo XX en los aos posteriores a la Guerra de los Mil

    Das, muestra episodios y personajes que caben tambin dentro del fenmeno del

    bandolerismo poltico.

    SOLO ANTE EL PELIGRO

    Aquileo Venganza tiene un prlogo muy eficaz en la presentacin de personajes y lugares.

    Luzbel, un bandolero interpretado por Carlos Muoz, llega a las oficinas del alcalde del

    pueblo (ambientado en Villa de Leyva y alrededores) y recibe instrucciones claras y

    categricas. El alcalde-terrateniente necesita, para ampliar sus cultivos de cebada, las tierras

    de las familias Amaya y Bernal. En pocas acciones vemos el despiadado comportamiento

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    de los bandoleros en contra de la familia Amaya: la persuasin para que venda las tierras, la

    negativa inicial, la quema de los cultivos y la casa, la ingenua solicitud de ayuda del jefe

    del hogar (al mismo alcalde que ambiciona los predios) y finalmente la firma obligada de

    unas escrituras y el desplazamiento forzado en cuyo trayecto los Amaya son asesinados.

    Todo un compendio de episodios mil veces relatados por campesinos sobre el modus

    operandi de la expropiacin terrateniente.

    Hasta ah el prlogo. Pero la familia Bernal, alertada de lo ocurrido a sus vecinos, se

    prepara para defenderse, a pesar de lo cual el patriarca de la familia es asesinado. En su

    entierro, cuando los bandoleros intentan masacrar a los otros Bernal, Aquileo huye y

    aprovechando la confusin de una ceremonia religiosa de penitentes, logra esconderse en

    una guarida de antiguos combatientes de la Guerra de los Mil Das. En adelante la pelcula

    muestra la triunfal venganza de Aquileo, con enfrentamientos atractivamente filmados, pero

    donde se sacrifica la mirada al contexto social y poltico que s haba al comienzo. En el

    plano final, con Aquileo cmodo y orgulloso en su papel de hroe, el mito vence a la

    verdad histrica de la expropiacin de tierras en Colombia; el propio Aquileo deja vivo a

    uno de sus enemigos para que pueda ir y contar que Aquileo yo soy.

    En un contexto de polarizacin poltica como el que se viva a finales de los sesenta, la

    pelcula fue muy mal recibida por la vanguardia crtica de ese momento. Carlos Mayolo y

    Ramiro Arbelez la consideran una pelcula inepta, sin ninguna fuerza temtica. iii El

    propio Durn reconoci que si bien al comienzo Aquileo Venganza plantea un problema

    colectivo lo resuelve convirtin[dolo] en un problema individual y cayendo en el hroe

    cinematogrfico comn. [] Habra que haberle dado otra solucin en la cual Aquileo

    hubiera comunicado al pueblo su problema y los (sic) hubiera incorporado a su venganza.iv

    Hoy que la pelcula se puede ver con menos prejuicios ideolgicos, resalta en ella

    precisamente su indeterminacin poltica, el negarse a sealar lneas divisorias tajantes

    entre buenos y malos. En un dilogo, Aquileo (asumiendo otra identidad) y Luzbel hablan

    precisamente de la movilidad de los bandoleros en Colombia, obligados a cambiar de bando

    al garete de las circunstancias. Gracias a esa ambigedad,Aquileo Venganza resulta menos

    dogmtica y explicativa que Canaguaro y El potro chusmero, las cuales s incorporan

    elementos didcticos y adems toman partido por alguno de los actores de La Violencia.

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    Tambin resulta ms atractivo el lenguaje cinematogrfico de la pelcula de Durn, aunque

    es difcil verlo en toda su plenitud por la calidad del material que sobrevive. Muchos de los

    planos remiten ntegramente al imaginario del western clsico: abiertos, desolados, y

    filmados en blanco y negro. Tambin es un tpico tomado del western la atmsfera de

    suspensin moral que la pelcula crea. Todo lo que en su momento era interpretado como

    concesin y falta de claridad poltica, es lo que hoy resulta ms llamativo de Aquileo

    Venganza, un filme que vieron 44.531 espectadores, frente a los 109.137 de Prstame tu

    marido, esta ltima considerada una pelcula llanamente comercial. El relativo xito del

    filme de Durn quiz ayude a explicar el rechazo que gener en la crtica.

    TRAIDORES Y TRAICIONADOS

    Canaguaro es una pelcula de mucha ms visibilidad en el cine colombiano, a pesar de lainterdiccin legal que existe para comercializar y exhibir las pelculas del chileno Dunav

    Kuzmanich. Esta visibilidad se explica indudablemente por el hecho de que Canaguaro se

    inscribe en la lnea de pelculas sobre La Violencia e inaugura un modo de representarla.

    Para empezar hay que aclarar que el personaje que da ttulo al filme no es, por lo menos en

    el transcurso del relato, un bandolero. Pero hay suficientes elementos que nos permiten

    concluir que terminara sindolo, obligado a ello por la actitud del partido liberal ante las

    guerrillas de los Llanos, a las que oblig a desmovilizarse como parte de las soluciones de

    compromiso con el gobierno de facto del general Rojas Pinilla. Con sus varios niveles de

    narracin (y a su vez varios narradores, por cierto excesivamente didcticos), Canaguaro

    muestra el viaje de un grupo de guerrilleros liberales en los aos cincuenta, hacia el lugar

    donde supuestamente recibirn armas para la estocada final de su lucha contra el gobierno

    conservador y represivo. Al mismo tiempo, se insertan recuerdos de los personajes que

    explican la situacin en la que se encuentran y permiten construir un imaginario

    cinematogrfico de La Violencia (las casas quemadas, la violacin de las mujeres, entre

    tpicos, que se reiteran en filmes como En la tormenta [Fernando Vallejo, 1979] y

    Pisingaa [Leopoldo Pinzn, 1986]), mucho antes de que las investigaciones de

    acadmicos como Maria Victoria Uribe (Antropologa de la inhumanidad;Matar, rematar

    y contramatar) pusieran de presente el campo semntico en el que operan las tecnologas

    del terror en Colombia.

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    Kuzmanich pretende en Canaguaro presentar una versin no oficial de la historia. As,

    muestra muy vvidamente la traicin de la Direccin de Partido que prefiere pactar con la

    clase dominante antes que arriesgarse a darle vuelo a chusmeros que despus no sabra

    cmo controlar, algo que un filme mucho ms oficialista como Cndores no entierran

    todos los das (Francisco Norden, 1984) apenas sugiere. Asimismo pone de presente la

    oposicin entre los cantos religiosos (emblemas del partido conservador) y las canciones

    populares en las que tienen vida las aventuras de los guerrilleros. Pero el punto de vista de

    Canaguaro es tan afirmativo que se vuelve otra forma de oficialidad.

    El potro chusmero, mediometraje que se produjo con fondos de Focine y con destino a la

    televisin,v tambin acude al tono explicativo y didctico, en cabeza del narrador que abre

    la pelcula y despus en la voz de los propios personajes. Se presenta la lucha guerrillera de

    los campesinos liberales como fruto del fracaso de las reivindicaciones polticas encarnadas

    por Jorge Elicer Gaitn, asesinado en 1948. La pelcula muestra la violencia recproca

    entre la polica chulavita, al servicio del rgimen conservador en el poder y los guerrilleros

    liberales (chusmeros o bandoleros, segn sus contradictores). En medio de esta narracin de

    tinte social e histrico se introduce una trama (tomada de un cuento de Shlojov) en la que

    uno de los guerrilleros est al cuidado de una pequea cra, parida en pleno desplazamiento

    de la cuadrilla. Esto se convierte en un elemento de tensin (insuficientemente explotado)

    por las dificultades del pequeo animal y de su protector para adecuarse al ritmo de unapermanente huida. Cuando finalmente el personaje y la cra se rezagan y son alcanzados

    por la polica chulavita, se produce un curioso reconocimiento entre enemigos. El

    combatiente chulavita no sigue las rdenes del mando e intenta dejar vivo a quien ve por un

    momento como su igual. Pero es un gesto insuficiente que no logra romper la espiral de

    violencia.

    Ni Canaguaro niEl potro chusmero incluyen dentro de su agenda un homenaje al western,

    a pesar de las previsibles coincidencias temticas: la relacin hombre-animal, el conflicto

    civilizacin-barbarie, la lucha por la tierra, la reduccin de otros seres humanos a la

    condicin de alteridad radical e irreconciliable. Por el contrario son documentos histricos

    sobredeterminados por su agenda poltica. Sera torpe suponer que la inscripcin en el

    universo de referencias del western les hubiera dado un mayor inters cinematogrfico.

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    Como ya lo deca Hernando Martnez Pardo en su Historia del cine colombiano (1978), a

    propsito de Aquileo Venganza, la adaptacin de un gnero a otro contexto, sobre todo si

    est tan marcado como el western por las variables geogrficas, requiere de una nueva

    estructura, un nuevo ritmo, una nueva relacin de personajes que transform[e] por completo

    el gnero que les sirvi de punto de partida. En Colombia no se ha hecho nada parecido a

    Dios y el diablo en la tierra del sol(1964) oAntonio das Mortes (1969), ambas de Glauber

    Rocha, a pesar de la excepcionalidad del bandolerismo colombiano dentro de la historia

    contempornea. Por cierto es una lstima que Vctor Gaviria haya desistido de su proyecto

    sobre Sangrenegra, bandolero que cubri de sangre y de leyenda el Tolima y el norte del

    Valle.

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    i Sobre el nuevo western ver tres artculos en la edicin No 15 de Cahiers du Cinema Espaa, noviembre 2008, pp. 12-16

    ii Trabajo a partir de la sexta reimpresin de este libro: Bogot, El ncora Editores, 2000.

    iiiCarlos Mayolo y Ramiro Arbelez, Secuencia crtica del cine colombiano, en: revista Ojo al cine No 1, 1974.

    iv Margarita De La Vega, El cine colombiano se halla en estado embrionario (entrevista a Ciro Durn), en:El Siglo,octubre 20 de 1968, citado en: Hernando Martnez Pardo,Historia del cine colombiano, Bogot, Editorial Amrica Latina,1978, p. 266.

    v Su primera exhibicin fue censurada por coincidir con una jornada electoral. Preventivamente y considerando que lapelcula tena un claro tinte ideolgico y acusaba a uno de los partidos polticos de instigar la violencia, se aplaz sutransmisin por la televisin nacional.