8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #12 - La Legion Condor. Espana 1936-39
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Director Editorial: Barrie Pitt
Director Artístico: Sarah Kingham
Director Gráfico: Robert Hunt
Asesor Artístico: Denis Piper
Ilustraciones: Owen Wood
Prologuista
y Presentador
de la Edición Española:
Vicente Talón
Las fotografías
e
este libm han sido especialmente selecoionadas de los archivos siguientes:
Agencia Cifra, Archivo Aeronáutica Azaola. Ministerio de Información y Turismo.
Suddeutscher Verlag, Associated Press. Ullstein GrnbH, Staatsbibliothek, Roger Viollet.
René Dazy, Imperial War M useum, US National Archives. Fox Photos,
Rijksinstituutvoor Oorlogsdocurnentatie. B iindesarohiv, United Press infernational y Keystone Press.
T r a d u cc ió n D i o r k i
Pr imera ed ic ió n pub l i cada en Estados Un idos po r B a l lan t ine
C o p y r i g h t O 1973 Ba l lan t ine Book s
Copy r ight en lengua española
E D I T O R I A L S A N M A R T I N
D i f u s i ón : L i b r e r í a S an M a r t í n
Puerta del Sol, 6
M A D R I D - 1 4
Segunda impresión
Pr in ted
in
Spa in Impreso en España
por Grá f i cas Lo rm o Isabe l Méndez, 15
I .S.B.N . : 84 -7140-066-9
Depósi to Lega l M. 34765-19 8 0
78
Los profesional
1 2 Alemanes cont
118 El asedio de M
132 Rendición
16 Bibliografía
6 Introducción
8 Duelo en el a
16 Nace la Luftw
24
Solución violen
1
38 El Alzamiento
54.
Toma de posi
66
Aficionados en
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1 libro que el lecto
lm constituye un det
creación de la Legión
posterior actuación en
rra Civil Española. Pero
ofrece un exc
cado conflicto
argo y, en p
Historia espanola.
No es fácil mostrarse
enjuiciar la Guerra Ci
tido habría aue rendir
cialic
un
t
ga d
bos bandos. No es mis
decir quién tiene y quic
sino narrar los hechos;
compete hacer el pasa
vivo
Pe
éxito
tor, ha lograda
rra de una forn
En una contiei
tantos voluntarios extrai
ro que muchos de 410s
aunque en su nación de
ran como pacíficos vec
ellos
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escritor
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o siempr
Se
ha afirmaoo
~ ~ i ~ t . ~ AWA I I l C I i LC
U CA
Guerra Civil Española le dio la oportu-
nidad a alemanes e italianos, por un lado,
y
a la Rusia comunista, por otro, de ensa-
yos en combate real de sus carros de com-
bate y sus aviones. El propio autor de
este libro así lo subraya en el título, que
eligió para una novela cuya acción trahs-
curre en esa misma época: Ensayo armado.
A pxos se les oculta hoy que el con-
flicto no fue un simple enfrentamiento
entre la izquierda y la derecha, sino una
guerra entre dos formas de concebir el
mundo profundamente arraigadas en el al-
ma española: utilizando un símil taurino,
alguien se ha aventurado a hablar de sol
y sombra. Mas a lucha despertó pasiones
no menos violentas fuera de España,
y
fueron muchos los que participaron en
ella combatiendo en uno u otro bando,
procedentes no sólo de Europa, sino de
todo el mundo. Voluntarios llegados en
gran número formaron las Brigadas Inter-
nacionales, constituidas por batallones de
diversa procedencia: alemanes, franceses,
polacos, estadounidenses, británicos. Re-
publicanos
y nacionales recibieron, ade-
iiiaa, in ay
+da
de
Jv auvJ
aviadores
,
--
nicos rusos, por un lado,
y
alemanes e
italianos, por otro. Al principio, todos
ellos intervenían con carácter fingidamen-
seguir
e
i a sorpren
nda en la
te no oficial, pero no pasó mucho tiempo
sin que se desvelara que actuaban con las
bendiciones de sus respectivos gobiernos.
Quizá el grupo organizado más famoso
de todos ellos fuese la Legión
que Hitler y Goering honraron p
mente a su retorno a Alemania
:óndor,
ública-
cuando
conocido
concluyó la lucha.
La Legión Cóndor fue un anticipo
al
mundo entero de lo que esperaba a quien
se interpusiera en el camino de la Ale-
mania nazi. Algunos de los términ
pleados para describir sus tácticas
el de
blitz
o
blitzkrieg
han pasada
so a otros idiomas. Demostró, en S L I L ~ ~ ,
lo que una fuerza disciplinada y excelente-
mente instniida era capaz de conseguir, co-
mo
los habitantes de muchas ciudades eu-
ropeas tendrían ocasión de descubrir pocos
años después. Lo sorprendente es que ni
franceses ni británicos, al menos hasta
Dunkerque, extrajeron ninguna lección
de los hechos.
OS
em-
,
como
i ndu-
mn
l n
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Duelo
en el aire
El rítmico y ronco latir de los motores
m a ez que arrojase una bomba sobre
de aviación no era aún el sonido familiar
blanco humano y vivo.
en que pronto habría de convertirse, y el
A dos mil cien metros sobre él, diecio-
viejo, rascando la tierra seca con su aza-
cho cazas monoplaza, frenados para man-
dón casero, alzó rápidamente la vista.
tener su posición respecto de los bom-
Allá arriba, por un cielo casi sin nubes,
barderos, más lentos, acechaban en espe-
tres formaciones en V de grandes trimo-
ra del inevitable ataque de los cazas ene-
tores volaban hacia el Este. Los contó con
migos. Diez kilómetros más al sur fue
cuidado: doce; tres grupos de cuatro púja
avistada desde tierra una segunda forma-
ros negros
cada uno, con el vientre reple-
ción de bombarderos trimotores, con rum-
to de bombas. Quedóselos mirando con
bo Este-Norte, y los prismáticos de cam-
odio, quizá el mismo odio que en anrerio-
paña descubrieron la presencia de su es-
res guerras sintieran sus antepasados al
colta de cazas. En un aeródromo situado
ver galopar por sus campos a los nobles
a unos ciento treinta kilómetros por de-
ricamente ataviados. Luego echó a co-
lante de los bombarderos sonó una sirena
rrer cuesta abajo por el camino pedrego-
y dos cohetes se elevaron lentamente, es-
so en busca del único teléfono del pue-
tallando en bellos rosetones de humo ro-
blo, a tres kilómetros de distancia. Apre-
sa. A esa señal, el aeródromo, hasta en-
taba el calor y él ya era viejo, pero pen-
tonces aparentemente desierto, entró en
só en sus nietos, en algún punto de los
febril actividad. En un instante los edi-
montes al este y en las bombas que ex-
fici o~ el contorno se vaciaron de hom-
plotarían junto a ellos, y forzG su carrera.
bres: mecánicos que calentaban los mo-
Desde el avión de cabeza, el joven bom-
tores y pilotos de servicio que recogían
bardero contemplaba la tierra que se ex-
sus gafas, cascos guantes. La patndla
tendía bajo él, borrosa en la neblina del de vigilancia, cuyos pilotos no se alejaban
calor. Era una tierra parda y con escasos
nunca de sus aviones, despegó, y tras so-
árboles, muy distinta de los verdes bos-
brevolar en círculo la pista, s dirigió al
ques de su Alemania natal; pero por la
frente.A continuación despegó la patrulla
disposición de los campos cercados se
del jefe de esaiadrilla, seguida de la se-
veía que era zona de cultivo, y se pre-
gunda y tercera de cuatro,
y
en poco
guntó qué pensaría de ellos la gente de
tiempo los dieciséis pequeños cazas de
abajo. ¿Agradecía, realmente, tal como se
morro chato tomaban altura en formación
le había dicho, ser defendido contra el co-
cerrada. Simultáneamente, una segunda
munismo o era indikrente a la guerra?
escuadrilla de cazas despegaba de una ba-
Su reloj le indicaba que faltaban veinte
se siniada a pocos kilómetros. Pronto un
minutos para avistar el objetivo; compto-
total de casi cien aviones se enzarzaría en
bó el visor de bombardeo y una vez más duelo masivo.
repasó mentalmente la rutina tantas veces
Corría el vtoño de 1936 y la tierra de
ensayada. Estaba emocionado. Sería la pri-
allá abajo era España. cuyo pueblo se en-
frentaba violentamente
de los cor.flictos human
Pero a bordo de esto
al combate sólo iban u
les: la tripulación de
de bombarderos, Junk
cazas de escolta, Hein
su mayoría alemana; l
de Ju-52 iba tripulada
su escolta de cazas, Fia
ban italianos.
las
dos
zas dirigidos a intercep
bombardeo eran Palika
dos por rusos, a exci:p
llas mixtas de pilotos n
gleses y españoles.
Comenzaba la guerr
una tregua de dieciséis
intervalo, y a pesar de l
sos alcanzados por la a
táctica y la estrategia
aire seguían siendo id
arrolladas en la Primer
Se
consideraba a los b
una especie de artiller
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enjambre de mosquitos, se distinguían
los Fiat.
Las tropas de tierra vieron desde su
posición privilegiada cómo los Chatos
se dividían en dos grupos, uno para cada
patrulla de Ju-52. os cazas Heinkel se
lanzaron tras ellos, al tiempo que los Fiat
entraban en acción desde todas ,las direc-
ciones.
El combate aéreo exige una inusitada
rapidez de reacción, que fuera de él sólo
s
da en escasas emergencias: a menudo
hay que evitar la colisión por una dife-
rencia de pocos metros, que supone una
fracción de segundo a las velocidades com-
binadas. Reauiere también una habilidad
realmente excepcional para maniobrar sin
perder el control del aparato. Un piloto
de caza experto es capaz de volar en círcu-
los en torno a otro igualmente hábil, pero
con menos exwriencia. Para entrenarse
con cazas
se
e&oge a hombres dotados de
reflejos superiores al promedio, que sólo
se mantendrán en el servicio si dan mues-
tras de poder llegar a
ser
pilotos de
ex-
traordinaria habilidad. El constante e im-
placable entrenamiento agudiza sus reac-
ciones, horas y horas de práctica en pica-
do y tiro contra lonas blancas en tierra o
mangas remolcadas los adiestran en el
difícil ar te de Ja artillería aérea, duelos
simulados frente a pilotos expertos les
permiten cometer eriores que -serían fa-
tales en la acción,
y
el vuelo con la mis-
ma patrulla
y
sobre todo, con un jefe, les
enseña a mantenerse en formación cerra-
da. Pero nada de eso
s
~u ed e ommrar
con el acicate que supone el peligro de
una lucha real a vida o muerte. en la aue
una decisión equivocada, una reacción
lenta, un giro torpe con pérdida de alti-
tud significan el final instantáneo.
El
bombardeo del primer Ju-52 vio las
llamas chispeantes de las cuatro ametralla-
doras del caza ruso que se aproximaba,
pero esperó, tal
y
como s le había ense-
ñado, a que el atacante estuviera dentro
del radio de tiro para dispararle entonces
una larga salva que le pareció alcanzaba
de lleno
el
motor, pero que, en realidad,
pasó por debajo de él. Segundos después,
una descarga del enemigo
se
estrellaba
contra la cabina del Ju-52, matando al
piloto. Lentamente se desprendió el ala
izquierda
y
el avión comenzó a girar en
picado. Sólo el bombardero pudo esca-
par. Asustado, olvidó las instrucciones
y
tiró inmediatamente del extractor del pa-
racaídas, que por puro milhgro no se en-
redó
en
el aparato tocado. Cayó ensorde-
cido por el estruendo de las ametrallado-
ras. Le habían dicho que los republica-
nos dkpa ~a ba n ontra los paracaidistas,
lo mismo que a republicanos
se
les había
asegurado que lo hacían los nacionales,
y, sin duda, ello ocurría de
v z en
cuando.
Pero Walter Heinz aterrizó ileso dentro
de sus líneas
y
sobreviviría no sólo a la
Guerra Civil Española, sino a
la
Segunda
Guerra Mundial también. Cuando le de-
rribaron en España hacía solamente tres
semanas que había embarcado en Ham-
burgo con bastantes jóvenes más de pai-
sano, aparentemente para iniciar un cru-
cero de verano de Fuerza por la Ale-
gría . Pocos días después había desem-
barcado en Sevilla, donde le recibieron co-
mo a un héroe.
El piloto ruso que le derribó también
había llegado en barco, aunque en este
caso a Barcelona, procedente de Lenin-
grado, siendo igualmente recibido como
salvador. Era su tercer duelo en el aire y
en menos de una hora de combate había
aprendido más que en todas sus horas y
horas de entrenamiento en Rusia. Seis me-
ses después, con ocho derribos acredita-
dos, regresaría a su patria para transmitir
sus conocimientos a pilotos de caza más
jóvenes que unos años más tarde habrían
de enfrentarse a aviadores alemanes i d -
mente instruidos por veteranos de l
Guerra Civil Española.
os de los bombarderos Ju-52 tripu-
lados por españoles fueron derribados,
En
936
eran pocos los que en Alemania
conocían w progresos que estaba consi
guiendo la Luftwaffe en España.
así como tres Heinkel
otros tres Polikarpov,
mantuvieron su ruta ha
bombas sobre las mas
publicanos que, habiend
so de las órdenes de a
ron desesperadamente
tras los Heinkel que seg
deros los ametrallaban
De vuelta a la bas
vieron atacados por sól
aunque se les había or
s para regresar en vu
sultó derribado otro de
dante alemán decidió
talles en su informe:
todos los aspectos infe
y cuanto antes se pro
anunciada de los nuevo
mitt, sería mejor.
El
había asegurado no ta
De los cazas republ
despegado del segundo
derribados dos, ambos
pañoles uno de ellos
horas de vuelo. El jefe
había perdido también
teamericano, de quien
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Douglas DC-2. Pals de fa
T i ~ o :rans~orte-bombard
t in idades que intervin iero
i,epublicanos
y 2
nacion
portabombas ~mprovisad
340 Km / h .
C . A.
S.
A. Ereguet XIX. Pais de fabricación: Es paiía. Tipo: bombardero-avión de
re-
conoclimiento.
Número d e unidades que intervin ieron:
64
aviones nacionales y
47
republicanos.
Armamento: t res o cuatro ametralladoras Vt ke rs de 7 7 mm. Carga de bombas: 440 Kg.
Velocidad: 230 Km/h .
Hispano-Nieupúrt
5 2 4 1
(Nieuport-Delage NiD 52 C l) . Pais de fabricación: España.
Tipo: caza. Número de unidades q ue intervin ieron:
20
aviones republicanos
y
13 nacionale s. Armamento: dos arn&ralladoras Vick ers de 7 7 mm. Velocidad: 270 Km / h .
De Havilland Dragon Rapide D.H.89A
y
D.H.89M. Pais de fabricación: Gran
Bretafía. Tipo: transporte general-bombar-
dero de reconocimiento. Número de
unidades que intervin ieron: 3 D.H.89M,
C. C. F. G. 23 (Grumman F F - 1 . Pais de
1
D.H.89A, 3 aviones nacionales y
fabricación: Canadá. Tipo: caza. Número
1 republicano, que fue capturado poste-
de unidades que intervin ieron:
40.
r iormente. Armamento (versión mil i tar):
Armamento: t res ametralladoras Browning
Tres ametralledoras Vickers de 7 7 mm.
d e
7 7
mm. Carga de bombas:
45
Kg. Carga de bombas:
120
Kg. Velocidad
Velocidad: 335 Km / h . 250 K m / h .
Lockheed Electra. Pals d
EE. UU. Tipo: t ransporte
unidades que intervin iero
Armamento: ninguno. Ve
C. A.
S . A.
Dornier "Wal"
fabricación: España. Tip
Número de unidades qu
nacionales
y
9 republican
(versión mil i tar): una am
una ametralladora Maus
225 Km / h .
Vultee V-1A. Pais de fa
TIPO: avión de reconocim
bombardero. Número de
intervinieron: 7 aviones
nacional. Armamento: di
bombas
y
emplazamient
ametralladoras improvisa
365 Km / h .
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a
Primera Guerra Mundial presenció
la evolución del aeroplano, que pasó de
ser poco más que un juguete a un arma
imprescindible en todo ejército. Quizá
pensemos que habría sido lógico prose-
guir el desarrollo de la aviación militar
en todas partes, pero el período que si-
gue a una guerra larga costosa siempre
es propicio para hacer economías, y no
s
disponía de fondos
p r
construir me-
jores aviones militares.
Por otra parte, las posibilidades comer-
ciales del transporte de carga y pasajeros
aseguraban la mejora constante de la avia-
ción civil. Su uso en Alemania había co-
menzado ya antes de acabar la guerra, pe
ro por d Tratado de Versalles se prohi-
bió a los alemanes tener fuerzas aéreas
y construir aviones de cualqiiier tipo. La
factoría Junkers se trasladó a Danzig,
y
al
igual que otros fabricantes bélicos:
Heinkel, Dornier, Focke-Wulf, no pudo
reemprender la producción hasta 1922,
año en que los aliados permitieron a Ale-
mania construir aviones civiles. Surgieron
entonces nuevos diseñadores jóvenes, co-
mo Willy Messerschmitt, creador de M-17,
monoplano biplaza que daría origen al
más famoso caza alemán de la Segunda
Guerra Mundial, el Me-109.
En 1926, el gobierno alemán concedió
a la línea aérea civil Deutsche Lufthansa
el monomlio estatal a cambio del trein-
ta y siete y medio por ciento de las ac
ciones de la compañía. De ese modo, la
Wehrmacht pudo mantener a escondidas
un esqueleto de Fuerza
Aérea
alemana.
Amparándose en asociaciones de Viejos
Camaradas, los ex pilotos mantenían con-
tactos entre sí abiertamente. Con mayor
disimulo, algunos
se
reunían con un pe
queño grupo de oficiales muy entendidos
de la Wehrmacht para estudiar las fuer-
zas aéreas de otros países y considerar,
con germana exhaustividad, los problemas
nuevos que la mayor velocidad, autono-
mía
y
potencia de fuego planrearían
a
la
guerra aérea. Tanto las reuniones públicas
y preanunciadas como las clandestinas te-
nían lugar en la
Pluguerbundhu~s
e Ber-
lín, y allí mismo
s
entablaban contactos
se reclutaba a miembros de los clubs de
planeadores
y
de vuelo aficionado.
Se
edi-
taban dos revistas, k
L~cfttuuch
Wwt -
rche Wehr
que ademá
originales sobre todos
aviación publicaban tr
tícidos sobre los último
dentes de las princip
cializadas de todo el m
en dos ocasiones las t
nas contenían tal cant
formación. aue fueron
7
al inglés y publicadas
norteamericanas.
La persona a quien
cipal responsabilidad d
Fuerza Aérea aleman
años que siguieron al a
fe del Estado Mayor,
Seeckt. Durante la p
inició negociaciones
comisario de Guerra
lista como él. cuyo
Trotsky. Rusos y ale
chas cosas que interca
soviéticos habían perd
de sus militares y técn
dos necesitaban procu
trucción, mientras que
taba una base para pru
entrenamiento de pilot
de 1922 fueron envia
360
técnicos alemanes,
ximadamente 200 eran
los aspectos de la gue
se harían después famo
como Snident, Kess
Snimpff, que en años
pentirían, sin duda a
formado tan a concien
la aviaciiin soviética.
Mientras en Rusia
todo este entrenamien
la década de los años
wehr, como s denom
ejército posbélico de
naba en burlar las limi
do de Versalles. Solapa
ral Von Seeckt fue ocu
clave de la Lufthansa
gidos,
deshaciéndose
fe ciiantos desaprobaba
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El profesor Ernst Heinkel
Claudius Do rnier.
Hugo
Junkers. Willy
Messerschmitt
Hermann Goering minis
Ministerio.
luego utilizada dur ante
Mundial.
Un curioso avión de
kers era el Ju-K47, bipl
za, definido como ca
fabricado en Suecia pa
reas. Era, de hecho, el
ro en picado,$recursor
Str/rzkampfflagzeag
el
También Ernst Heink
chamente con la Reich
numerosos aparatos ci
vos susceptibles d e se
militar. finales de lo
una serie de aviones pe
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ron con el nombre de
tener la ficción de que
avión comercial, lo pus
durante unos meses-co
correo y de cuatro p
prácticamente no había
paje y a los pasajeros h
narlos cuidadosamente
en asientos no más ho
un coche de carreras.
Claudius Dornier f
aviones civiles, que d
cambios, pasarían
a
se
rra: el primero, el mo
Dornier Wal, se conve
dero hidroavión; al m
alta Do-F equipado,
con motores ingleses co
mania bajo licencia y
mente descrito como tr
para los ferrocarriles al
talaron subrepticiament
de cañones y portabom
famoso de sus modelo
llamado El Lápiz Vola
t e z . ~ r i ~ i n a l m é n t ee
Deutsche Liifthansa co
de correo
caDaz de lleva
sajeros, pero al igual q
He-70, los pasajeros, a
nían que ser muy ágiles
vio obligada a rechazar
Ministerio del Aire, qu e
un bombardero medio
estudiar el Do-17 y en
ción de prototipos. El
tante demostraría sus
paña.
La subida de los na
en seco el entrenamien
aviadores alemanes en
amigo de HitIer, Benit
a llenar el hueco, perm
lotos alemanes que r
ción avanzada con su R
Arriba: l temido JU-87
dero en picado. Abajo:
ro Heinkei He-70.
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rada qiit pasó en calid
negocios tratando de fa
de doble en el cine com
de exhibición. Sin emb
siis contin~ias negativas
ofreciéndole puestos en
terio.
El 27 de septiembre d
sitó el campo de priieb
Wright en Ruffalo para
mo aviún. el famoso
C;oering le habia enca rg
comprarlo si en sii cip
íitil
la
naciente Liiftw
soltó ser el meior ciii
a .
hasra entonces, mientr
picado agudo sin el men
los hangares de tierra l
mente a un barco. Esta
con iin avión así sería
desde una nube sobre un
Erchard Milch director gerente de Luf-
thansa.
Adolf Galland durante la Segunda Guerra
Mundial.
so de quienes odiaban a los nazis: la po-
pularidad de Hitler nunca habia sido ma-
yor. El cargo civil de director general de
Aviación recibió rango ministerial
y
Her-
man Goe ring fue nombrado
Reichs Laft
fuhrt Minister (ministro de Tráfico Aé-
109B, de cinco cañones y 470 Km /h., qu e
combatió en los dieciocho últimos meses
de la Guerra Civil Española y fue el ca-
za alemán standard de Ia Segunda
Guerra Mundial, el caza fabricado en
mayor número de todos los tiempos.
jarle una gran bomba e
clave y dar media vue
nadie de a bordo tuvie
cer iin solo disparo. Pe
eso mismo s les habría
autoridades norteamerica
concederían permiso d e
nos aún con destino a
Claro está que nada se
reo), con amplio presupuesto y poderes
casi ilimitados. Fue un gesto g rato al pue-
blo, porque Goering era muy conocido
como as de la Primera Guerra Mundial,
~o seed o r e l Pour
le
Merite. la más alta
Goering mantuvo contactos con mu-
chos de sus camaradas de la guerra, al-
gunos pasaban ahora a primer plano:
Erhard Milch fue nombrado secretario de
Estado para la Aviación; el general Wal-
ther Wever, jefe del Estado Mayor del
Aire, el general Stum pff, jefe de Per-
sonal. Pero el piloto que Goering más
anhelaba Dara su nueva Luftwaffe no aue-
tarlo.
Les compro ése , les
gados de Curtiss-Wrig
coiidecoración alemana al valor. y íiltimo
comandante de la famosa Jagde.rchwader
número 1 de Richthofen.
Uno de sus primeros actos fue la fu-
sión de todos los clubs de vuelo y pla-
neo independientes en un solo aeroclub
pie en tierra.
¿Nada más que un
Udet se echó a reír, pe
voz del encargado se ad
iliisión era sincera.
¿A quince mil dólar
que uno , insistió.
Pero, señor Udet, si
sado treinta mil dólare
ría saber nada del asunto. Se trataba del
célebre y popularísimo Ernst tider, que,
ingresado en la Fuerza Aérea Alemana
en 1915, cuando apenas contaba dieci-
nueve años, había mandado dos escuadri-
llas
y
derribado personalmente sesenta y
oficial q6e facilitase entrenameinto mili-
tar a todos los pilotos. Organizó tambitn
un de~ art am ent o écnico secreto.
C-Amt
al que se confiaba la selección de aviones
con destino a la nueva Liiftwaffe. Un
dos aviones aliados, más que ningún otro
piloto vivo, cifra únicamente superada
por el legendario barón Manfred von
Richthofen. Udet era totalmente apolíti-
co; Goering le parecía un farsante y no
quería nada con él. La único que le inte-
resaba a Udet en la vida era pilotar avio-
equipo de hombres encabezado por el
profesor Willy Messerschmitt construyó
un nuevo caza con el motor más potente
de que Alemania disponía entonces, el
Junker Jumo-2 10A -61 0 CV. El Bf-109
~riginal, rmado con dos ametralladoras,
fue evolucionando hasta llegar al Me-
Goering había tomado
Para mavor asombro
puso obstáculo a lguno
aviones a Alemania, y tr
realizó una demostraci
comisión del Ministerio
tro veces consecutivas
es, y a excepción de una bfeve tempo-
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olución
violenl
a
Pocos o ninguno de los aviadores ex-
tranjeros en España tenían idea clara de
los motivos de la lucha ni exactamente
quién luchaba contra quién. En esta igno-
rancia no eran desde luego los únicos
pues la situación española en
1936
era
extraordinariamente complicada y en
aquellos momentos sólo podían ver las
cosas claras quienes sustentaban ya des-
de antes una filosofía política concreta.
A los pilotos de la Alemania nazi y la
Italia fascista se les había dicho que iban
a luchar contra el bolchevismo a impe-
dir la dominación rusa de España; pero
sería ingenuo suponer que excepto en
casos muy contados fuera ésa su motiva-
ción real al alistarse como voluntarios o
más exactamente a no negarse cuando se
les sugería la idea. Jóvenes activos y pi-
lotos adiestrados para el combate sabían
como sabía casi todo el mundo que una
segunda Guerra Mundial era inevitable.
Eran ambiciosos y aventurer os les
atraía la perspectiva de entrar en acción
en la soleada España así como del ascen-
so la buena paga y la admiración y gra-
titud
generales. Otro tanto podría decirse
de los aviadores de la Rusia comunista
en quienes rodos estos factores influían
en la misma medida que el deseo de
combatir contra el enemigo.
La Historia es un consenso convenido.
Los historiadores qu e pocas veces parti-
cipan personalmente en los niveles de
mando inferiores y que casi siempre
describen lo ocurrido cuando ya se ha
dispersado la humareda la escena apa-
rece engañosamente despejada tienden a
hacernos creer que los hombres que han
llevado a cabo la lucha lo hacían como
resultado de una elección ciiidadosamen-
te pensada. Ello sin duda es cierto en
unos pocos pero la mayoría de los pre.
sentes en el campo de batalla se encuen-
tran a sí mismos empeñados en matar a
otro hombre por efecto de una serie de
accidentes coincidencias y decisiones im-
pulsivas.
Evidentemente la geografía hizo que
muchos tomaran partido por uno de los
bandos como consecuencia del lugar
en
que se encontraban al estallar la guerra;
pero no ocurrió lo mismo con otros que
hijos de sus ideales s ufrie ron las
conse-
Algunas de los sold
8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #12 - La Legion Condor. Espana 1936-39
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Tropas regular1
ruecos.
cuencia s -gratas o ingratas- de pro-
fesarlos. En cuanto al elemento militar
puede decirse que una gran parte de la
oficialidad estaba a favor de la subleva-
ción un gru po reducido se encontraba
en contra y otro numeroso adoptaba una
actitud pasiva o indecisa.
En cu anto a los extranjeros que lucha-
ron a favor de la República los hubo
de todos los países y de todas las ideolo-
gías que iban desde un izquierdismo
acusado a un franco extremismo. La gran
masa formaría dentro de las Brigadas In-
ternacionales bajo la batuta d e la Ko-
mitern qu e supo reunir a comunisras de
todo el mund o -e n t r e ellos los exiliados
de países fascistas- junto con otros no
comunistas sin contar a los aventureros de
difícil clasificación gentes sin trabajo.
En el bando nacional los extranjeros
que intervinieron en la guerra pertene-
cían al voluntariado europeo. a los ejEr-
6:
cito regulares de Alema nia e Italia v a
-
la recluta entre los marroquíes. qiie acu-
dieron en grandes oleadas obedeciendo
así a su innato espíritu guerrero.
En todo caso puede decirse que a los
que pudieron alistarse en el bando qiie
era de su agrado no carecieron de razo-
nes para hacerlo. Europa y el mundo en
1936 preludiaba un futuro volcán. No
faltaron repetimos quien lo hizo por mo-
tivos a veces caprichosos: y tste fue mi
caso.
Poco después de estallar la contienda
me alisté para vbiar como piloto de ca-
zas en el bando republicano. Me habín
empujado a hacerlo el saber que Bruno
Miissolini hijo del dictador que había
descrito el bello espectáculo que propor-
cionaba la explosión de las bomhas entre
los nativos de Abisinia volaba para los
nacionales. Me pareció buena idea pilotar
para el bando contrario y aunq ue no sa-
bía casi nada de h s cuestiones en juego.
mi elección se confirmó cuando me en-
teré de que también H
nacionales. Rechazado
vuelo
a
baja altura y
encontrándome sin tra
céntimo y lo que es m
veinte años de edad y
encantó que el Partid
nico aceptara mis ser
ron veinte libras la
considerable y mil lib
te más próximo si suc
los pilotos de la Legió
pectiva del sol el vino
miradoras constituía pa
atracción. Mi historia
este libro pero si cue
ñalar que cuando llegu
a otros voluntarios
cuenta que pocos esta
que yo de la historia
las cuestiones por las
pañoles de que la m
tado poco más o men
motivos que yo.
8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #12 - La Legion Condor. Espana 1936-39
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bía intentado gobierno tras gobierno has-
ta
acudir finalmente al pueblo en 1933
ser desbancada por una victoria aplas-
tante de la derecha. Una coalición de de-
recha y centro probó entonces suerte con
diversos gabinetes, sin conseguir más éxi-
to que su ~redecesora.
AI estar'en el poder, tanto la izquierda
como la derecha habían atado corto a sus
propios extremista: los socialistas habían
atacado duramente a anarquistas y comu-
nistas, deportando bastantes de ellos sin
proceso a la Guinea Española, y la coaii-
ción centro-derecha había sido igualmente
enérgica con los que qiierían restaurar la
monarquía de Alfonso XIII o establecer
una dictadura como la anterior de Primo
de Rivera.
Pero en un mundo en que la línea di-
visoria entre izquierdas y derechas se mar-
caba con sangre, no había lugar seguro
para los moderados de ambas partes. En
octubre de 1935 el Partido Comunista de
España, siguiendo las órdenes de Statln.
se unió a los partidos de izquierda para
constituir la agrupación conocida con el
nombre de Frente Popular . Ello signi-
ficaba que en las siguientes elecciones ge-
nerales, en febrero de 1936, comunistas,
varias facciones de socialistas, republica-
nos y los partidos separatistas de Catalu-
ña, Galicia y Vascongadas lucharían bajo
una misma bandera contra una coalición
de derechas, que en esta ocasión incluía
a los monárquicos.
Las elecciones dieron una victoria apu-
rada a las izquierdas, que se apuntaban
4.700.000 votos de un total d e 9.200.000.
Como sucede tan a menudo en una demo-
cracia, los escaños parlamentarios no re-
flejaban exactamente el resiiltado de la
votación, ya que el Frente Popular consi-
guió 267 asientos en las Cortes y la coa-
lición de derechas solamente 132. Como
cada candidato representaba al Frente Po-
pular e n lugar de aparecer bajo la etique-
ta de su propio partido
terminar qué parte del
a cada uno de los part id
Por un acuerdo
previo
comunistas se adjudica
ños, cifra que, desde lue
canzado en solitario,
de 1936 su género de
exiguo y en las anterio
nerales no habían conse
asiento. Falange Españo
partido minoritario, c
tado en las disueltas
comparativamente con
n Madrid, donde se le
tes, se apuntaron solam
180.000 votos de la de
y falangistas no adqui
hasta aue. durante la D
caos de los Gobiernos
elecciones últimas, los
espalda a los antigu os p
nos moderados.
La ruptura de la ley
mienzo casi antes d e ac
votos,
en
febrero de
cinco meses siguizntes,
enfrentarían sin tregu
Cortes, Gobierno y opo
ban mutua mente con fo
día eran más los españ
la violencia la única so
esta atmósfera al rojo,
nistai vieron c m e r su
se organizaba en célula
la Guerra Civil asumió
tamente crítica frente a
derechistas, y más enér
izquierdistas, estando
los alborotos, discusion
tos. N o menos vieoro s
de los comunistas. Conv
lo aumentando el deso
en que quedase bien
cia del gobierno, se co
las cosas, unos y otro
Contingente estadouni
das internacionales.
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Primo de Rivera.
de
1917
Había march
creto consiguiendo p
para su plan por parte
el intento más serio er
grupo de oficiales del
cientes todos a una or
la Unión Militar Espa
era el de restaurar en
la disciplina mediante
litar. Entre siis miem
probablemente más de
ce por ciento de los
pero sí muchos más
ciales retirados.
El
ho
tante de la UME era
autor de iin anterior
ción frustrado q ue am
plir parte de la conden
puesta vivía entonces
Los vestigios del pasa
retirados para la aper
lamento republicano el
8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #12 - La Legion Condor. Espana 1936-39
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Gil Robles.
de la industria y comercio españoles. Los
nazis, desesperadamente faltos de ami-
gos y sin ambiciones en España, advirtie-
ron, aun antes de subir al poder , lo con-
veniente que ser ía contar con un gobierno
amigo en Madrid. El Par t ido Naz i es taba
bien organizado entre los trece o catorce
mil alemanes residentes en España, y iina
vez en el poder, estableció aquí unas cin-
cuenta delegaciones del Fren te Alemán
del Trabajo , generosamente dotadas de
fondos.
Con extensa propaganda se difundía la
idea de un parentesco hispano-alemán:
en la gaceta oficial de la colonia alema-
na apareció un artículo publicado des-
pués en l a prensa española, que e ntre otras
cosas afirma ba: España es un país con
el que los alemanes nos sentimos par t icu-
larmente unidos. El carácter germano y
su fuerza creadora han dado su fisono-
mía distintiva a diversas regiones de la
Península Ibérica. Desde los tiempos de
la migración goda y la instauración sobre
suelo español del imperio occidental de
los vándalos, España ha c onoci do a mu-
chos alemanes. Palacios e iglesias españo-
32
Antonio Goicoechea.
les son tesrimonio de la creación artística
alemana
...
alemanes fueron los científi-
cos que acompañaron a los exploradores
españoles, alemanes también los mineros
que pusieron en explotación las riquezas
del suelo hispano.
El
pueblo español
se veía agraciado con grandes cantidades
de esta pseudohistoria sin hum or sin
tacto, principalmente po r el sencillo rt-
curso de sobornar a los periódicos espa-
ñoles para que la publicasen. Pero estos
intentos d e aproximación n o pasaron inad-
vertidos a los militares insatisfechos; si
Alemania ofrecía pruebas concretas de su
buena voluntad, era seguro qu e no caerían
en saco roto.
Las dimensiones reales de la ayuda ale-
man a a los nacionales se ocultaron por
entonces con gran sigilo, pero gracias a
los cientos de toneladas de documentos
secretos del Ministerio de Asuntos Exte-
riores alemán que tropas norteamericanas
descubrieron en 1945, ha sido posible re-
llenar bastantes lagunas. Aparte una
dos visitas semiprivadas a Alemania, co-
mo la del general Sanjur jo , el Gobierno
alemán no par t icipó en el propio inonra-
je del Alzamie nto, la
qu e desarrollaba la efi
España era la de espia
incluido el emb aja dor
Sin embargo. los naz
Espana tenían concien
miento de la autoridad
elecciones de febre ro
pe de Estado por parr
En julio de 1936 h
continental ocho divis
mandada cada una po
bía, además, iina divi
tres brigadas de mo
ban mal entre nada s, m
pagadas, en comparaci
Visiones del ~ i é ic i t o
das por rropas ligera
bien entrenadas, dispu
acción en cualqiiier ino
nerales
de
Divisicíri con
sublevarían: Franco, e
banellas, que mandaba
Zaragoza. El resto fue
incliiido el general G
mandante suprem o del
Una de las primeras
por el Gobierno repub
gido fue la de inten
rodo militar sospecho
ret irándole antes de t ie
le fuera de la Península
el más destacado era e
Franco, a quien se env
narias. Hasta entonces
b ía decid ido a un i r s e
en el Alzamiento, pero
en e l m om en to en qu
cía peligrar ante los p
de la izquierda le em
ci?cisión favorable.
A primeros de junio
das las líneas de acción
zonas: el propio Mola
varra y tomaría la ciu
general Villegas se ha
drid; el general Cabane
el general Varela, de
Carrasco, de Barcelona
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l
almirante Canar is
que[ 1 V;illadolid. y el general Goded,
en avitin de I;is C;inariils
i
M;irriiecos par:i
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Tupolev
58 2 .
Pars de fa
aue intervinieron: mas d
Caig i
de bom bas:
1 000
Polikarpov 1-16. Pais de
que intervinieron: 475
proyect i les cohete R S
8
no ut i li zados durante la
Potez 54. Pais de labr ic
que i f l tervinieron: aproxim
Carga de bombas: 1 000
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i
i
l
i
l
Dew oit in e D-27C. Pais de fabr icación: Franci 'a. T ipo: caza. Número d e unidades
que intervinieron: aproximadamente 54. Armamento: dos ,ametral ladoras de 7,5 mm.
Veloc idad: 310 Km/h.
Polikarpov 1-15. Pais d
que intervinieron: mas
7.62 mm. Velocidad: 360
B ioch
M
200. Pais de fabr icacidn: Francia
1
T ipo: bombardero. Número d e un idades
que intervinieron: aproximadamente 20. B I O C ~ME-210. pa js de
f
Armamento: t res amet ra l ladoras Mac 1934 T i po bombardero. Núme
Bler io t Spad 510. Pa is de fabr icac ión:
e
7,5 Carga de
g
que rntervinreron: 35. Ar
Frzncia. T ipo: caza. Númerc de unidades
230
K m . / h .
qu e intervinieron: 27. Armamento: seis
ametral ladoras Mac 1934
ametral ladoras de 7,7 mm. Velocidad:
Carga de bombas: 1 .60
370 K m / h .
335 Km/h
Bristol Bul ldog 105. Pa
Gran Bretai ia. T ipo: caz
- ' - 'ades q ue intervinier
Dewoit ine 510. Pais de tabr icacibn : Francia.
Koolhoven FK 51. Pais de fabr icación: amento: dos ametra
T ipo: caza. Número de un idades que
Holanda. T ipo: avión de apoyo-observacibn.
' . 7 mm. Carga oe b l
in terv in ieron: aprox imadamente
16 .
Número de un idades que in terv in ieron:
c i dad : 285 K m / h
Armamento: un cañón Hispano
S
9 de desconocido. Armame nto: dos
20 mm., una ametral ladora Mac 1934
amet ra l ladoras . Ve loc idad: 250 Km/h.
de 7 ,5 mm. Veloc idad: 400 Km/h.
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Oficiales del Ejercito conducidos prisio
neros.
bierno supuso con optimismo que ya no
se produciría ninguno. Pero a lo largo del
sábado durante el dom ingo fue estallan-
do la rebelión en las guarniciones de to-
da España, a medida que los implicados
juzgaban el grado de éxito del Altsmien-
to y decidían lanzarse. Se apresó a fiincio-
narios del Gobierno, líderes sindicales y
seguidores notorios de la izquierda. El nú-
mero de bajas entre estos grupos fue ele-
vado, como parte del plan de actuar con
rigor tal que desarmara toda resistencia,
evitando así una guerra prolongada. La
dureza, sin embargo, fue recíproca.
Ta n pronto como se
puso d e manifiesto
que el Ejército intentaba derrocar al GO-
bierno, el pueblo pidió armas con que
oponerse. Pero si el Gobierno temía a
lo; soldados, más temía al pueblo arma-
do, así vaciló fatalm ente. Si los levanta-
mientos hubiesen tenido lugar en todas
partes a la hora prevista, al amanecer del
sábado 18 de julio es probable que la
cuestión hubiera quedado prácticamente
decidida el lunes por la mañana; por otra
parte si, al enterarse de la precipitada
sublevación de Marruecos el viernes al
mediodía, el C;obierno hubiese armado
a los sindicatos arrestad o a todos los
militares de su lista d e dudosos, la rebe-
lión habría encontrado muchas mayores
dificultades aún. Pero el español no es da-
do a la decisión rápida ni a la organización
cuidadosa cronometrada
al
segundo,
el Gobierno se mantuvo a la espera du-
rante dos días críticos que bastaron para
que la rebelión prendiera en todo el país.
España se precipitaba a la guerra más
sangrienta de su historia.
Los diversos pueblos que habitan la
Península Ibérica son un enigma, algo
totalmente distinto d e los demás europeos.
Orgullosos, trabajadores, hospitalarios y
al mismo tiempo xenófobos, valientes has-
ta la temeridad e indóciles por naturale-
za, resulta extremadamente difícil gober-
narles. Los españoles tenían entonces un
imperfecto sentido de la unidad nacio-
nal. El español, ya fuese vasco, catalán, cas-
tellano, navarro o andaluz, se sentía, en
primer lugar, ligado a su familia, luego a
SLIS
vecinos inmediatos y, finalmente, a
su pueblo o barrio, términos imprecisos
que aluden al lugar, la vecindad, la gente
que vive en él o, en el campo, la comarca
cuyo centro constituye. Con ellos se iden-
tificaba frente a los del siguiente pueblo,
la siguiente provincia, frente a los otros
españoles absolu tamen te rodos los ex-
tranjeros. Lo qu e algu
triotismo munici pal
en todas las revolucion
gió de nuevo en la Gu
En el área en poder
y durante algún tiem
obró con relativa ind
demás.
La
situación d
cano era todavía peor:
ña, por todas partes
tés, grupos representat
dicatos, representantes
nes y provincias e incl
danos. Todos ellos usu
del Gobierno central y
ma n i defensa coher
pie las viejas rivalida
hostilidad entre grupo
luchaban hombro a h
que la sentida hacia el
Como era de esper
Africa, compuesto po
res de fuerzas indígena
Legión, luchó como u
los restantes casos, la
ser el factor determina
destacamentos del Ejé
zas armadas al bando q
rioso en la -cabecera d
por supuesto, muchas
bres que se sentían pe
mente comprometidos
Los nacionales izan
la
b
dad conquistada.
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jul fue detenido ileso
ejecutado pocas seman
gas que en realidad
parte en la rebelión
prisión por su complica
piradores a las poca
lic ian o~ ue asaltaron
ron a cuchillo.
El
domingo 19 de
Tetuán Franco con u
sobre lo proyectado
toda resistencia republi
urgente era la de pas
Ejército de Africa al o
cho de Gibraltar para
mente sobre Madrid.
tenía que disponer de
Península dado que
de la Armada español
el control a bordo de
asesinar a la oficialid
medio de pasar d e Afr
vía aérea.
Entre las personas q
cibirle en el aeropuert
raba un hombre de
destinado a desempe
silencioso pero vital e
llamaba Johannes Ber
seis años antes había
cos español como em
tigua y prestigiosa f
importación-exportació
nos Wiimer. Ya ento
del Partido Nazi y le
contrar representación
El mismo se encargó
en otros puntos de M
do Hitler subió al p
Brrnhardt como
aul
de Africa. Súbitamen
Wilmer reconocieron l
de su empleado le asc
de la sucursal de Te
Fuego de ametralladora
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Simpatizantes con los nacionales marchan
a engrosar sus filas por una calle de
Zaragoza
chó a Biarritz a Luis Bolín, corresponsal
monárquico, a bordo del "Dragon Ra-
pide". Allí, Bolín y el propietario de su
periódico recogieron a Juan Match, fi-
nanciero cuyo respaldo resultaría vital
para los nacionales, y juntos volaron a
Roma.
Los tres se entrevistaron con el
conde Ciano el miércoles 22 de julio y
le transrpitieron el mensaje de Franco:
"Con doce aviones de transporte puedo
ganar la guerra en unos pocos días." Cia-
no no sabía qué relación podía tener
Franco con el líder monárquico Goicoe-
chea, a quien había recibido anterior-
mente
y
prometido ayuda, y dio ldrgas
a los emisarios hasta averiguarlo.
Pero el mismo día en q ue Franco man-
daba su embajada a Mussolini se produjo
un accidente que trastocaría por comple-
to la situación y aun la histo fia de Es-
paña.
En Estoril, el general Sarijurjo ardía
de impaciencia por regresar a su patria
y
proporcionar al levantamiento el grado
de suprema autoridad, sin el cual estaba
seguro que fracasaría. Mola, victorioso
en Burgos, envió a un joven piloto es-
pañol, Juan Antonio Ansaldo, a reco-
gerle. En el aeródromo d e La Marinha.
el general esperaba rodeado de un gru-
po de amigos. Se acercó a la avioneta
seguido de un ayudante que arrastraba
penosamente dos grandes maletas de cue-
ro. Ansaldo objetó con el mayor tacto
posible, señalando que el avión iba car-
gado de combustible y que la pista era
corta y acababa en una arboleda. El ayu-
dante del general desestimó la objeción
con un gesto: "Contienen los uniformes
de gala del general. ¡N O puede llegar
a
Burgos, en vísperas de su entrada
triunfal en M adrid, sin sus uniformes "
Ansaldo se encogió de hombros y optó
por correr el riesgo, con la inclinación
típicamente hispana a despreciar el peli-
gro y desafiar la suerte. En un caso así
-avión sobrecargado y pist a corta-, la
maniobra consiste en acelerar el motor
al máximo, apretar la palanca hacia ade-
lante
y
tener en tierra el aparato todo
el tiempo que sea posible, de modo que.
al tirar de la palanca h
locidad acumulada perm
ciiamente, ganando en ~
:iirura suficiente para
raI. Esro es lo que inte
r o algo le falló. Tras el
do la copa de los árbole
altura y al intentar iin
cn unos camDos de cu
contra un muro de pied
plotó en llamas, y aunq
salir, no pudo sacar al
El único de los res
aparte Franco, capaz de
mando suwem o. -era M
quien e l ~ o b i e r k o ab
islas Baleares. El
9 de
control del archipiélago
ficultades, volando seg
celona para hacerse ca
miento, que fracasó a lo
La ejecución de Goded
te inevitable, y quedó
Franco quien acaudillar
beldes, con tal que el E
lograra pasar el Estrech
Mandó llamar a Joh
bre el carácter de Ado
gó a afirmar: Quien
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a la Alemania nacional
res conocer a Wagner.
lógico de dioses y héro
gones y feudos de san
primitivo que el genio
El conde Ciano Hitler
de lo cual, no se hizo nada.
veterada, asistía al anual Festival Wag-
nuevo que, por razones
denominaría simplemen
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Fuerzas regulares embarcando desde
Ma
rruecos para España en un Junkers
consecuencias desastrosas para la colo-
nia alemana en España y para nuestros
navíos mercantes y de guerra en aguas
españolas . Lo más que se podía conce-
der era una promesa de ayuda una vez
que los nacionales hubieran tomado el
poder.
Pero gracias a la celeridad con que
actuaron Goering y Canaris, Bernhardt
y Langeriheim comparecieron ante Hitler
antes de que el Ministerio de la Gue-
rra o el de Asuntos Exteriores pudiesen
hacer llegar al Führer tales recomenda-
ciones, y, como ha señalado Albert Speer,
quien quiera que lograse asestar en la
mente de Hitler su versión particular
de un asunto tenía virtualmente ganada
la partida, porque a Hitler le desagrada-
ba en extremo alterar sus opiniones des-
pués de expresarlas en público . Goering
recordó al Führer que, a cambio de
los
aviones, Alemania obtendría de España
los minerales que tanto necesitaba, y
Canaris le informó d e qu e Francia había
decidido ya enviar ayuda al Gobierno es-
pañol. Con eso bastaba para inclinar la
balanza. Hitler decidió que unos cuantos
Ju-52 de transporte volaran cuanto antes
a Marruecos, mientras otros se enviaban
por mar. Sugirió entonces Goering que se
les dotara de una escolta de cazas, pues de
lo contrario serían muy vulnerables inclu-
so para idos lentos cazas de las Fuerzas Aé-
reas de la República. Hitler accedió a
que los acompañaran seis He-51,
o
más
bien, dada la enorme distancia, a que se
dispusiera su envío inmediato por mar.
Ante el evidente entusiasmo del Führer,
el general Von Blomberg cedió.
Otorgado el beneplácito de Hitler a la
petición de Franco, su puesta en práctica
fue instantánea: Goering, encargado de
la supervisión global del asunto, delegó
los detalles en Erhard Milch, quien a su
vez mandó llamar al Ministerio del Aire
al general Wilberg y le puso al frente de
la
Opwation Feuerzazcber
(Fuego Mági-
co), encomendada a un departamento
general Milberg . Al
de julio, una prolongad
nisterio del Aire plan
el suministro de materi
co. Además de aviones,
cañones antiaéreos, m
misiones, en el que se
de onda corta y larga,
armas cortas y, naturalm
terial auxiliar
y
repuest
Se adjudicaron a Esp
nueve con tripulación
el vuelo de Dessau a T
en Stuttgart o Friedric
ración prevista del vuel
ras. Los otros once pas
Junkers de Dessau, para
telados, borrados sus
res y embalados en caj
je, dentro de los cuale
taría por carretera ha
Hamburgo. Los cañon
2
mm. y su munició
dos en cajones etiqueta
zas de mobiliario y
a Hamburgo.
El personal de la Luft
en la aventura españo
mando de cazas Gesch
re de Dortmund y Dob
cuadrillas de cazas de
y Ansbach. El mando
se confió al comandante
agregado militar en M
de
270
Km/h., techo
tonomía de 480 Km.
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poseían 20 y los nacio
primeros días de la g
sólito espectáculo de u
e n t r e p i i o t ~ ~ue tri
tipo y modelo de avió
Otros aDaratos com
dos eran unos cuantos
niel Wa l cinco Fok
so bombárdero-transp
que tres unidades en
bardero habían sido
paña bajo licencia.
Su
era de 210 Km/h
y
800 Km., pero sil tec
ba los 3.000 m., lo qu
larmente vulnerable fre
paces volar a mayor a
Uno
y
otro bando c
vos cazás o bombarde
bos se lanzaron a la
Al estallar la Guerra Civil Española
no existían prácticamente bombarderos
ni cazas modernos en España, debido
principalmente a que las constantes difi-
cultades de la República habían obliga-
do a posponer una
y ou
vez la proyec-
tada renovación de las Fuerzas Aéreai
Españ olas. El bom bard ero típico era el
Breguet XIX, francés, fabricado en Es-
paña bajo licencia. Se trataba de
u n
buen
biplano monomotor muy resistente, cQn
velocidad máxima de 240 Km/h., auto-
nomía de 800 Km. y iin techo aproxima-
d o d e 6.500 m., perfectamente adec~iado
hasta la aparición de aviones de mayor
rendimiento a principios de los años
3 0 Las Fuerzai Aéreas tenían 111 Bre-
guet XIX, de los cuales
47
luchaban por
el bando republicano
y
6 por los nacio-
nales
El caza de las Fuerzas Aéreai Españo-
las en
1936
era el Nieiiport-Delage 53
sesquiplano ( de media tia baja). ccins-
truido en España con licencia por la His-
pano Era un monoplaza con dos drnetra-
lladoras delanteras
y
velocidad máxima
4
entrevistas con Mussolini v Ciano soli-
ci tó la ayuda que se le prometió un par
El piloto de un Hispano Nieuport Delage 5
salta en paracaídas.
8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #12 - La Legion Condor. Espana 1936-39
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de años antes. Mussolini restmndió con
frialdad; su actitud contaba con el res-
paldo del rey, que se oponía enérgica-
men te a comprometer a I talia en una
guerra civi l que tan fáci lmenie podía
desembocar en otra guerra mundial . Pero
el conde Galeazzo Ciano, minis tro de
Asuntos Exteriores. veía la ocasión de
que Italia afirmase sil reciente hegemo-
nía y logró demostrar a su suegro que
Léon Blum había accedido ya a prestar
ayuda a la República. En conseci~encia,
Mussolini decidió enviar doce bombar-
deros-transporte de Cerdeña a Marruecos
lo antes posible.
Los aviones elegidos eran Savoia-Mar-
chetti 81, aviones-de gran tamaño, cuya
eficacia se puso de relieve en la guerra
contra Abisinia, pero no sometidos has-
ta eno nce s al ataque de cazas moder-
nos ni de fuego antiaéreo de gran cal i-
bre. Apodado por los italianos Pipis-
rrello (Murciélago ), el Savoia-Marchet-
t
81, monoplano tr imotor de ala baja, se
contaba entre los mejores bombarderos
entonces en uso. Podía transportar doble
carga de bombas que el Ju-52, y con tina
velocidad máxima de hasta 335 kilóme-
rros por hora resultaba iin veinte por
ciento más rápido. Su aiironomía de
2 000 Km. rebasaba en un cinctienta por
ciento la del alemán, e iba armado de
cinco ametralladoras frente a las dos del
Jiinkers. El bando republicano no dispo-
nía de nada comparable hasta la Ilega-
da del Tupolev SB-2, ruso en el mes de
octubre.
Los primeros SM-81 qiie volaron a Ma-
rruecos llevaban borrados sus distintivos
militares, la tripulación iba de paisano.
Despegaron de Cerdeña el 27 de julio,
~ r oon tan mala fortuna para su pro-
yectado anonimato, que dos de el los su-
frieron avería en el motor debido al lar-
go trayecto y tuvieron que tomar tierra
en la base aérea francesa marroq uí de
Bekrane. Un rercer Savoia se estrelló en
Zaida, dentro también del Marruecos fran-
cés. A pesar de qiie Franco respondió
rápidamente con el envío en su propio
avión de uniformes de la Legión espa-
gola, mapas e instrucciones para conti-
nuar el vuelo, el asunto se había destapa-
do los f ranceses no permit ieron qu e
los italianos siguieran adelante.
Pero nueve bombarderos-transporte Sa-
voia 81 aterr izaron en Tetuán el 30 de
julio e iniciaron de inmediato el paso
de soldados a t ravés del es trecho de Gi-
braltar para engrosar las tropas de Quei-
po d e L lano, qu e había tomado Sevi-
lla a fuerza de decisi(ín v audacia.
Desde el pu nto de vis ta es tratégico, la
ciudad meridional más importante toma-
da po r los nacionales fu e el gran puer to
de Cádiz, por el que en breve se habr ía
d e pasar la mayor parte del material bé-
lico esencial. Pero la sittiación fue preca-
ria hasta que el des tructor hurrfdcu des-
embarcí, a iin tabor de regulares proce-
dentes del otro lado del Estrecho. La con-
f~is iún einante impid ió que la t r ipula-
ción advirtierli exactamente lo qiie es-
taba pasando en esta primera travesía,
pero cuando el capitá n- intentó hacerles
repetir la operación, se amotinaron, ma-
taron a tod& los oficiales se unieron
al acorazado
ai~rre y
al resto de la flo-
ta republicana, tomada para el Gobier-
no por las respectivas triprilaciones. Otra
compañía de regulares cruzó el Es trecho
amparada pir la niebla y la oscuridad a
bordo de pequeños barcos de pesca en la
noche del 21 de jiilio.
El primer transporte aéreo de fuerzas
t iene lugar el d ía 20, en qu e dos Fokker
de la aeronáiitica española trasladan de
Africa a la Península, por la mañana,
Linos 20 legionarios. Al final de mes ha-
bían llegado por el aire 837 hombres, con
armamento marer ial .
El 5 de agosto se llevaba a cabo el iia-
mado paso del Es trecho , donde dos
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El Peñón de Gibraltar. bajo la guardia de
tropas regulares.
sionado llamamiento para que se le unie-
ran otros aviadores en la lucha contra
el fascismo en España, y al cabo de unas
semanas estaba en Alcantarilla una escua-
drilla aérea internacional.
El reclutamiento de aviadores de cual-
quier nacionalidad prosiguió en París
bajo la dirección de un famoso piloto
transoceánico llamado Boussutrot, que
era, además, diputado radical-socialista.
La mayoría de las dificiiltades que los
partidos de derechas habían puesto a la
compra de aviones
y
reclutamiento de
dotaciones desaparecieron con la llegada
a París de unas 140.000 libras en oro
procedentes de Madrid. En Francia, el
oro tiene propiedades cuasi mágicas para
allanar cualquier obstáculo.
El 5 de agosto salían del aeropuerto
de Villecoublay, con destino a Madrid,
los seis primeros cazas Dewoitine D372,
tripulados por pilotos a los que se abo-
nó una suma inicial de 35.000 francos
y
a quienes se contrató por un año con
50.000 francos al mes. Otros se recluta-
ron en Londres, Nueva l'ork y Méjico
capital; algunos no cobraron por sil servi-
cio; en otros casos se trataba de simples
mercenarios que admitían haber aceptado
el trabajo solamente por el dinero y la
aventura. Hubo entre ellos quienes se
comprometieron sinceramente con la cau-
sa española tras experimentar durante
unas semanas o unos meses la realidad
trágica del país. Pocos de los pilotos, mer-
cenarios o no, sabían qué tipo de avio-
nes tendrían que manejar ni que habrían
de enfrentarse a los más modernos cazas
alemanes e italianos.
Lo más importante del material com-
prado en Francia eran los cazas Dewoiti-
ne
y
los bombarderos Potez
y
Bloch. El
caza era lo más reciente del famoso dise-
fiador de aviones francés Emile Dewoiti-
ne, cuya nueva com pañía , la Société Aero-
nautiqiie Francaise, había remodelado por
completo un anterior caza monoplano de
ala en parasol que fabricara para las
Fuerzas Aéreas Suizas. Conocido como
D-371, alcanzaba una velocidad máxima
de 330 Km/h. , una autonomía de 650
kilómetros y un techo de aproximadamen-
André Malraux jefe d e la
de las Brigadas Internaci
te 10.000 m. Un piloto
nico que tripuló Dewoi
manifestaría después que
tario Hawker Fury, er:
tenía la República hasta
cazas rusos al cuarto mes
hubisra sido por el cao
del Gobierno, probablem
los veintiocho Dewoitin
Francia se habrían podi
para cubrir la zona del
Los bombarderos adq
cia por el Gobierno españ
MB2IO y el Potez 543
dos para las Fuerzas Aé
mediados de los años tre
del MB210, monoplano
el entonces novísimo tr
totalmente retráctil, no
con su peso y carga d
siendo capaz de llevar 1.5
bas, su velocidad máxima
240 Km/h., la más len
aparatos en uso regular
tonomía era sólo de 960
inferior a 7.500 m., lo
debajo de los cazas He-5
8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #12 - La Legion Condor. Espana 1936-39
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ba: Henschel 123. bombardero en picado. monoplaza que fue muy popular en la
icion de los nacionales. Abajo: Fiat CR 32 ~ C h i r r i ~ ~Heinkel He-70 nRayo..
Arriba: Heinkel He-51s.
que demostró ser inferio
Heinkel He -Il lB para cu
cipal de los bombarderos
Comunista español con u
ricos políticos bien en
meses más tarde, cuando
8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #12 - La Legion Condor. Espana 1936-39
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Franklin D Roosevelt
c1;iramenrr etiqiirrado para que los ua
bajadores supieran quiénes eran siis ami-
Bretaña contra las de Alemania e Italia.
gos. Nada de armas, que podrían per-
Una vicroria rrípida del Gobierno español
mitir a los republicanos vencer en p c o
sobre los siiblevados sería tan indesea-
tiempo, minimizando así el peligro de
ble como lo contrario. Por eso decidib
una derecha miliranre. Al mismo tiempo
no enviar a España al principio más que resultaba estratégicamente conveniente
.ilimentos mate rias primas. todo ello reforzar el débil desorganizado Par tido
ú las reservas de oro de
Stalin decidió que con é
daba más que pagada, y
mania e Italia estaban y
grandes cantidades de m a
ció el envío de cazas, bo
lotos.
En Inglaterra, las izq
peor amenaza en una Al
da a la Italia fascista,
tonces en el poder tem
munismo ruso se extendi
rido Comunista pudo or
ramiento de voluntarios
por los republicanos.
En el primer mome
general que la revuelta
co sería reprim ida en
pero en la misma seman
The Spectutor con notab
maba que, según todos
España se había abierto
longado de violencia
Una o dos semanas desp
a Londres del primer mi
coincidiendo con el prim
nes franceses a España,
decía, con bastante men
prudencia habitual en él
dido no interve nir en E
de no intervención gozab
sa en Gran Bretaña, do
se temía más que en n
la posibilidad de tina
mundial.
En los Estados Unidos
ciones presidenciales, y F
sevelt tenía poco tiemp
Europa. Le preocupó, no
su embajador en Esp aña
le reveló sobre la interv
El
5
de agosto escribía a
teamericano en Berlín, W
preguntándole qué ocurr
ciese a Hitler una peti
secreta para que delimit
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entusi st s
El 26 de julio de
1936,
el teniente de
la Luftwaffe Max Hoyos, al reintegrarse
a su base tras un permiso, recibió orden
de presentarse de inmediato ante el co-
mandante. En vez de preguntarle cortés-
mente por su familia, como de costum-
bre, su superior le dijo: "El Führer ha
decidido que ayudemos al general Franco
a destruir el comunismo en España. Ne-
cesitamos diez tripulaciones de combate
para transportar tropas de Marruecos a
la Península Ibérica. Supongo, teniente
Hoyos, que podemos contar con usted."
Por supuesto, señor
"Bien. Mañana por la mañana compra-
rá usted ropa de paisano y cuanto le ha-
ga falta. El habilitado le reembolsará los
gastos. Seguidamente, con otros tres
hombres, saldrá para Doberitz, donde se
pondrá a las órdenes del comandante Von
,
Scheele, de la escuadrilla de cazas Freiherr
von Richthofen."
"Muy bien, señor."
Y otra cosa. Es , de vital im portancia
que la presencia de aviadores alemanes
en España se mamntenga en secreto. De-
he
asegurarse de no llevar consigo nada
que pueda descubrir su pertenencia a la
Luftwaffe. Tendrá también que firmar
una declaración jurada de que no dirá
iina palabra de este asunto a nadie, ni
siquiera a su propia familia. {Compren-
dido?"
"Perfectamente, señor."
"Pues adiós
y
buena suerte. Dentro
de tres semanas espero verles de regreso
los cuatro, sanos y bronceados."
Al día siguiente, los cuatro aviadores
se presentaban en Doberitz, base princi-
pal de la Luftwaffe en la zona de Berlín,
para unirse a otros ochenta procedentes
de bases de cazas y bombarderos de to-
das las regiones de Alemania. Desfilaron
ante el general Wilberg, que les leyó el
siguiente telegrama recibido de Adolf
Hitler
"Führer ha decidido socorrer pueblo
situación desesperada y rescatarle bolche-
vismo mediante ayuda alemana. Compro-
misos internacionales imposibilitan asis-
tencia declarada por tanto acción de apo-
yo encubierta."
Según les dijo el general, ésta era toda
la autoridad necesaria para enviar a Es-
paña pilotos y personal
r o
de la Luftwaffe. Con
n e r el incógnito, viajar
po turístico de fotógra
comerciantes organizado
de Viajes Unión", en u
cer bajo la égida de la o
za por la Alegría", del
dían escribir a sus fam
que se encontraban en
dentro de Alemania, y
que le enviasen a la di
Winkler, Berl in SW
despacharía la corresp
de los soldados aleman
rante los dos años y
Las cartas enviadas d
abiertas allí. metidas
con la dirección respe
con sellos alemanes y
"Berlín".
El viernes
31
de iulio
bertiz todos los volunt
nerales Wilberg y Erh
último les dirigió una a
noche fueron trasladad
Bahnhof, de Berlín, y
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Tropas regulares en es
portadas a España desd
el mantenimiento de lo
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a
la Liifthansa de Sevi
l
capitán Von Ho
de supervisar el ensam
en la base de
Tablada,
riosidad de los oficial
según informó, hacían
guntas sobre la mecáni
y aún peor, se permit
meterle prisas. El ensa
dificultoso de lo prev
ban unas piezas de rec
n ienre ~b er h ar d r a bu
logró ponerlos en con
tante rapidez. Von Ho
bando no a uno. Lue
todas consigo, se los p
ñoles. Dos se estrella
de despegar al día sig
s
estremeció al ver
aterrizaban casi en ve
bras de su informe, sól
ción alemana de los av
se desencuadernasen.
D
informe se decidió que
ñoles no estuvieran fam
Heinkel, los pilotarían
teniéndose para ello
permiso de Berlín.
Entretanto, los Ju-
puente aéreo a pleno
eran de Tetuán a Jerez
Sevilla, pero en vista
hasta Sevilla resultaba
se dispuso a marchas
auxiliar cerca de Cádiz
el tiempo empleado de
más de una hora a cua
si todos los vuelos ten
amanecer y las once d
que la mayor turbiilen
mediodía hacía que un
to de los regulares sufr
Oficiales de la Legión
nan los daños causados
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Arriba:
un
Junkers Ju.87A, Stuka, famoso bombardero en picado b i~ laz a-
Abajo:
Dar
alemán
amertln
con l
nier ~ 0 . 1 7 ~ .erecha: bombardero bimotor Junkers Ju-86. LOS res de la Legión Cóndor.
de combustible d e alto
lid0 de Hamburgo co
a Génova, y tocó puer
cuando síilo quedaba
una jornada de los Ju
pués ilegó un petroler
nuevo cargamento, y
Aire alemán envió
combustible y 170 de
crisis.
Hasta obtener avio
Alemania e Italia, los
ron que arreglárselas c
las Fuerzas Aéreas Esp
quedado en su zona, d
chos de ellos fueran d
sonal de tierra en los pr
zamierito. En el Sur pu
tres bombarderos Fo
quince Breguet XIX.
DC 2
de las líneas aé
hacía el servicio París
en el aeropuerto de Se
fue capturado por e
Rey, que, tras pilotarl
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nes sintieron la tentación de hundir algu-
no de ellos. El acorazado, empero, tenía
prioridad.
Iniciaron entonces un cuidadoso ras-
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treo en parrilla del Estrecho, que prome-
tía prolongarse durante horas, pero a po-
co de despuntar el alba, a las cinco, el
oficial de Marina espan01 avistó la larga
forma gris del aime 1 donde tantos de
sus amigos perdiesen la vida. El bombar-
dero se situó en posición a unas dos
mi-
llas
a
popa, manteniendo el rumbo se
aproximó, al parecer sin ser visto. La im
provisada instalación de lanzamiento de
bombas se había preparado para una al-
tura de 750 metros. Pero la nubosidad
insólitamente baja les impedía elevarse
a
más de 250, el teniente Hoyos tuvo que
hacer unos rápidos cálculos para compen-
sar la diferencia.
Se hicieron tres pasadas sucesivas de
bombardeo sobre el acorazado. En la pri-
mera, las bombas cayeron a una distan-
cia de cien metros por delante del navío.
porque Hoyos se había excedido en la
compensación de alturas. Entró en acción
la tripulación del barco, pero antes de
que pudiese usar el cañón antiaéreo, una
bomba de la segunda descarga dio de lle-
no en el puente el acorazado quedó a
la
deriva. En la última pasada estalló una
bomba en la cubierta de popa, causando
muchas víctimas. Hubo que remolcar el
aime 1 para ser reparado en Cartagena,
y en unos cuantos meses no se supo más
de él.
Todo9 estos dispositivos caseros no du
raron más que las dos semanas que tar-
dó en llegar la versión bombardero del
Ju-52, equipada con perfeccionados vi-
sores; con ello la guerra en el aire pasa-
ba de su etapa del aficionado entusias-
ta a la más mortífera del profesional.
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De ni) haberse prdiicido el apoyo e
A emania e Italia a un lado
y
de Francia
y
Rusia al otro, es probable qiie la Gue-
rra Civil hubiera quedado en tablas en
ii par de años,
ya
que, pasada la primera
semana, el equilibrio de fuerzas hacía im-
pc,sible la victoria de ninguno de los con-
rendienrei sin ayuda del exterior; por su-
puesto, se trata sólo de conjeturas,
y
bien
p~.ede ecirse que, como posible conipen-
sación, la terrible sangría apartó a Es-
paRa de la Segunda Guerra Mundial.
Como hemos visto, el mundo t01~1ó
p~ rt id o asi inmediatamente: Alemania,
Italia y Portugal se declararon por los na-
cionales, la Unión Sriviécica
y
las derno-
cracias par los republicanos. Pero la situa-
ción no era tan sencilla, pues mientras
en el primer grupo de países no había
desacuerdo interno acerca de España, en
las democracia
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La nueva forma de guerra: victlmas de las
incursiones aéreas
oro es un arma de guerra ; Rusia soli-
citó que también Portugal acordase no
intervenir. Portuga l accedió en princi-
pe , frase que a menudo han encontra-
do útil los diplomáticos, y Hitler, que
estaba a punto de doblar el período de
servicio militar en Alemania y quería
contrarrestar la mala impresión que cau-
s a r í a , ~ ~edida, mandó firmar a su mi-
nistro de Asuntos Exteriores.
Los representantes de las veintiséis po-
tencias signatarias, excepto Portugal, ce-
lebraron su primera sesión plenaria en
Londres, en el Salón Locarno, del Fo-
reign Office, el 9 de septiembre de 1936
Es difícil creer que tuvieran la menor in-
tención de manten er su palabra, el de-
legado alemán informó a su país de que
1 a Francia e Inglaterra no les interesaba
al
tomar medidas efectivas, sino Solamente
pacificar a sus respectivos partidos de
izquierda.
El Acuerdo de N o Intervención estaba
destinado a ser un documento único en
la historia de las relaciones internaciona-
les, porque ni uno solo de sus firmantes
observó lo acordado. En palabras de Hug h
Thomas, así nació el Comité
de
N o I n -
tervención, que, progresando de la ambi-
güedad a la hipocresía y de la hipocresía
a la humillación, llegaría a sobrevivir a
la Guerra Civil .
Un informe oficial secreto del Minis-
terio de Asuntos Exteriores alemán de-
cía por esas fechas: Durante la discu-
sión del Tratado d e N o Intervención, el
Ministerio de Asuntos Exteriores dudó
sobre si cargar con la responsabilidad de
continuar el envío de armas a Franco
o esperar antes de hacerlo a que algún
otro de los signatarios rompiera el pac-
to. Pero la urgencia de los suministros a
Franco -era tal, qu e no fue posible pospo-
nerlos.
No era Franco el iínico que necesira-
ba urgentemente armas. Al Norte, Mola
no podía armar a sus voluntarios y sabía
que su posición era delicada frente a un
eventual ataque republicano. Pidió enton-
ces a Alemania
8 000
fusiles con mil
cartuchos cada uno, alegando con cierta
aspereza que hasta ahora se ha surtido
exclusivamente al grupo meridional .
ofrecía noventa mil lib
resto en mineral de c
d e
las armas en La Co
El Gobierno alem
fusiles con sil munici
las reservas de la We h
ro se compró a una c
landesa de armamento
Marina alemana dispus
de sus propios agentes
Compañía, los mismos
Usurur ~opara el prim
aviones, cañones tro
primeros meses de la g
funcionamiento otros nu
esribaje de armas con d
realizaba sólo la Gesta
de el mismo miielle
miielle Petersen. Hab
muchos miembros clan
do Comiinista alemin ,
pañol estaba al tanto de
terial bélico. casi Iinst
qiietón.
El camiiflaje era sii
de las cajas grises de
incluso sus eriqiietas d
cicín de los barcos se
Estados Unidos se organizaban socorros
documentación oficial, se desviaban
a
los
para los republicanos y los partidos co-
puertos retenidos por los nacionales. Tan
munistas reclun ban voluntarios, mien- flagrante desprecio del derecho marítimo
tras el est blishment de ambos países se no podía quedar totalmente impune, y la
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volcaba en favo r de los nacionales. En Texaco fue procesada
y
convicta por el
los Estados Unid os, cuando la comp añía Tesoro n orteame ricano, viendo reduci-
de aviación Gl enn Ma rtin consultó al das sustancialmente sus ganancias. l
Gobierno sobre cuál sería
11
acritud si terminar la guer ra, la compañía recibió
despachaba un pedida de ocho bombar-
del nuevo Estado español seis millones
deros Martin al Cflbierno español, se le de dólares.
disuadió enérgicamente de ello. En con-
En Inglaterra, el Gobierno
y
Partido
traste con esta negativa declarada a ~ Y U -
conservadores, el Cuerpo diplombtico. la
dar a l ~ e p ú b l i c a ,a empresa privada
Iglesia
la oficialidad de los tres ejérci-
1
vendió a 10s nacionales 12 000 camio-
tos eran
unánimemente partidarios del
neS cantidade s ingen tes de
combusti-
de 10s nacionales. Para ellos, Fran-
ble El capitán
T
Rieber. uno de 10s di-
co
p recí
la »posición arma-
rectivos de Texaco Oil, concedió a Fran-
da a la fuerza revolucionaria que antes O
co crédito ilimitado, v los petroleros de la
después habría q ue vencer en otros luga-
Texaco, con destino
a
Francia, según su
res. Chiirchill protestó personalmente an-
Tropas nacionales marchan para unirse al
te el embajador
francés
por
aF'yo de
Francia a España, y el embajador británi-
ataque sobre Madrid
co en París advirtió
a
si no dejaban de ayud
Gran Bretaña no acud
Francia en caso de gue
Eri Madrid, la Embajad
virtió en refugio de p
dían en tan gran núm
de la guerra
El Almiran tazgo manif
do desfavorablemente
la matanza de los ofici
la rebelión militar. Sin
rías habrían censurado
dad una matanza destin
'
rebelión de izquierdas.
1
uno de 10s do
veladores de la actitud
en aquella época es u
de; encargado de Neg
la España republicana
lin. Fechada el
16
de o
os daños
de
l guerra
la deuda del lado españ
neficiaba a Alemania,
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encargado de Negocios alemán en Lon-
dres, aseguraba personalmente al secre-
tario de Asuntos Exteriores, Anthony
Eden, que "Alemania no ha enviado ni
enviaríá a España ningún armamento
O
material de guerra". El 26 de agosto ini-
ciaba el ~ s a i a m o u segunda travesía re-
pleto de bombas, obuses y munición para
armas cortas. Ese mismo día, el mercante
alemán G hg ent i descargó en La Coru-
ña 8.000 fusiles, 8.000.000 d e rartu-
chos y 10.000 granadas, y cargó 2.150 to-
neladas de mineral de cobre y los cadá-
veres de los dos pr imeros voluntarios ale-
manes muertos en España. Los agentes
navieros de. la Ma rina alemana contra-
taron ocho cargueros más:
Cap Arcona.
Mont Pasczcal Wigbert Procida. Katt~r-
run Pasajes Eisenach y Helior y du-
rante toda la Guerra Civil estos diez bu-
ques transportaron toda clase de material
bélico d e Alemania a puertos españoles y
portugueses, violando con el mayor des-
caro e l compromiso germano de no in-
remención. El
Kamerzcn
descargó en Lis-
boa carros ligeros, bombas y granadas el
día 25 de agosto, fecha en que Alemania
firmaba el Acuerdo. Muchas personas
presenciaron el hecho y se le dio amplia
publicidad; pero esa semana el
Spectator.
de Londres, notificaba a siis lectores, en
la torturada jerga periodística del mo-
mento: "No hay la menor evidencia de
que el general Franco esté recibiendo del
extranjero suministros en cantidad apre-
ciable." La nota final la daría Anthony
Eden, que, tras recibir del Servicio britá-
nico de información militar noticia de-
tallada del armamento facili tado por Ale-
mania e Italia a los nacionales, declarú
en la Cámara d e los Comunes: "Otras
naciones son más culpables q ue A leman