El momento de Saberse
Teatro esttico en cuatro cantos
De Ricardo Andrade Jard
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EL MOMENTO DE SABERSE
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La luna es un sueo para los que no tienen sueos
Oriana Fallaci
Algo traes en el mar
cuando me tocas,
quiz es que traes el mar
y que me tocas
Carmen Villoro
Despus de conocer una mujer etrea, puede brindarnos alguna
clase de atractivos una mujer terrestre? Yo, por lo menos, soy
incapaz de comprender la seduccin de una mujer pedestre, y por
ms empeo que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan
siquiera imaginar que pueda hacerse el amor ms que volando
Oliverio Girondo
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EL MOMENTO DE SABERSE
Teatro esttico en cuatro cantos
Personajes
Julieta Pet ( 28 aos )
Jos Pablo Nit ( 30 aos )
La accin transcurre bajo la luna llena de octubre
Nota: Las acotaciones en esta obra son absolutamente intiles
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1.- VARIACIONES SOBRE LA LUNA Y EL MAR.
1.- JULIETA: Cuando era nia me gustaba mirar el mar. Ahora tambin. Pero, es
distinto. Ahora lo entiendo, antes slo lo miraba y lo miraba. Otros nadaban y todo pero
yo no. Enterraba mis pies en la arena a la orilla de la playa y me pasaba horas mirando
el horizonte, el mar. (Pausa)
Recuerdo una pintura de Dal que desde mi adolescencia me impresion mucho al
fondo de una habitacin con paredes de color oscuro, hay una mujer de cabello extrao
de espaldas al espectador, que mira el mar por el marco perfectamente cuadrado de
una ventana semi abierta. El mar en el primer plano es azul y al fono en el horizonte es
blanco. Del lado izquierdo se forma una baha. Al centro hay una veleta. Ella est con
las piernas cruzadas. La derecha se apoya con la punta de la sandalia blanca en la
duela de la habitacin. Las cortinas de la ventana son blancas con rayas azules. El
vestido de la mujer, que se compone de una blusa y una falda tambin blanca hasta
curva de las piernas, en su cada forma unas sombras azuladas Pero, algo que
realmente me intriga, es la sbana blanca que est debajo del marco en el lado
izquierdo.
(Pausa)
Siempre me he identificado con esa mujer. Hay en ella un profundo deseo, provocado,
sin duda, por el mar Pero, si pones atencin los colores de la vestimenta son iguales
a los de afuera, es decir, a los que se ven por la ventana. Es, como si el deseo de ella
por el mar, hubiera invadido toda su intimidad con una pasin incontrolable,
desbordada por hacer con l algo que parece imposible Ahora, cuando camino por
una playa y la cresta de una ola alcanza la punta de mis pies me enervo como una
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adolescente ante su primer beso. Y deseara que el universo se compusiera de otra
forma donde yo fuera la luna para poder acariciar con mi reflejo prestado toda la noche
al inmenso mar.
2.- JOS PABLO: Si pero Alguna vez has visto la luna? Quiero decir Observado
cmo si la estudiaras? Yo algunas veces pienso en ella durante el da y hay algo una
sensacin extraa por la imposibilidad, creo, de poderla ver. Como si me hubieran
herido. Como un animal herido que huye de su captor sin descanso hasta el
agotamiento. Entonces quisiera dormir, dormir y dormir, para despertarme con ella. No
importa donde, en cualquier lugar, simplemente es como una nostalgia insoportable,
como un dolor de cabeza Voy caminando y de pronto pienso en ella. No se por qu,
algo que veo al pasar o tal vez algo que escucho: un automvil azul lunar, un farol, un
perro callejero, una jacaranda que florece, un beso apasionado, un nio que llora, una
nia que canta, una actriz que repasa un parlamento, una mujer que me gusta y la
deseo, dos amigos que se dan la mano, una prostituta que se ofrece, un tren que se
retrasa, Los Amorosos de Sabines, el rumor de un mercado, el silencio de una misa, un
gato que salta en el tejado, un poeta que lo ignora, la insoportable espera de un suicida,
una pintura de Remedios Varo, el humo de un cigarro, un viejo Atlas, una novela
perdida, un violn o un chelo, una vela sobre todo una vela. Puede ser cualquier cosa.
Pero, una vela cmo se vera la clida luz de una pequea vela en ella? En la
luna?
(Pausa)
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Me enferma. Siento unas terribles ganas de llorar. Creme es como si estuviera
enfermo y no lo soporto. No lo resisto. Me supera. Y lo peor es la noche. La maldita
noche. Parece una contradiccin, pero, en realidad no lo es.
(Pausa)
Despus de un da en que vienes y vas, haces esto o aquello, resulta que llegas en la
noche y lo nico que quieres es descansar, dormir y qu pasa? Que en esas largas
horas en que podras estar con ella, vindola cuando menos, estas tan cansado que te
duermes, te hace falta todo el da y cuando por fin llega el momento no puedes ms
aunque lo intentes. Es como si fuera a propsito. Como si algn bastardo lo hubiera
planeado de esa forma.
(Pausa)
3.- JULIETA: La luna y el mar estn condenados a estar juntos a pesar de su relacin
inevitable. Cmo lo logran ms all de las obviedades cientficas al respecto?
(Pausa)
Ponen igual inters a cada instante. Todos los das son el primero. Y no explotan
nunca la monotona. Cada noche es nica, especial Un instante primero que viven
como el ltimo porque se han hecho la promesa de que el da siguiente apenas tenga
nombre.
(Pausa)
Se miran por primera vez.
4.- JOS PABLO: Tengo la certeza de que en un gesto de bondad Divina Dios cre a
la mujer para darle al hombre el placer de acariciar la luna.
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5.- JULIETA: Se que el mar es una fuga profundamente ertica, slo comparable al
acto sexual cuando este es un instante de pasin amorosa.
6.- JOS PABLO: Soy tu mar?
7.- JULIETA: Probablemente. No lo se. Soy tu luna?
8.- JOS PABLO: No lo se, probablemente
Transicin
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2.- EL INSTANTE CORRECTO
Jos Pablo se acerca a Julieta que est sentada, profundamente interesada en la
lectura de un libro.
9.- JOS PABLO: Qu lees?
10.- JULIETA: (sorprendida) Perdn?
11.- JOS PABLO: Qu lees?
12.- JULIETA: Romeo y Julieta (regresa a su lectura)
13.- JOS PABLO: Si con mi mano, por dems indigna, profano este santo relicario,
he aqu la gentil expiacin: mis labios, como dos ruborosos peregrinos, estn prontos a
suavizar con un tierno beso tan rudo contacto. Te molesta que te hable?
14.- JULIETA: (Dejando la lectura) No. Creo que no.
Buen peregrino, injusto hasta el exceso eres con t mano, que en esto solo muestras
respetuosa devocin; pues los santos tienen manos a las que tocan las manos de los
peregrinos, y enlazar palma con palma es el beso de los piadosos judos.
15.- JOS PABLO: Cmo te llamas?
16.- JULIETA: (Dudando) Julieta Pet. Julieta Pet. (Esperando respuesta) Y t?
17.- JOS PABLO: Puedo sentarme?
18.- JULIETA: Si.
19.- JOS PABLO: (Sentndose) Jos Pablo.
20.- JULIETA: Jos Pablo qu?
21.- JOS PABLO: Nit. Jos Pablo Nit. Ya ordenaste?
22.- JULIETA: No.
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23.- JOS PABLO: Djame adivinar. Helado de vainilla y un exprs.
24.- JULIETA: (Sorprendida) S!
25.- JOS PABLO: (A un mesero imaginario) Un helado de vainilla y dos exprs, por
favor. (Pausa) As qu Romeo y Julieta.
26.- JULIETA: S. (Mientras le pone unas cucharadas de caf al helado)
27.- JOS PABLO: Si. Te gusta?
28.- JULIETA: Qu?
29.- JOS PABLO: El helado con caf?
30.- JULIETA: S.
31.- JOS PABLO: Y la obra?
32.- JULIETA: Me enerva.
De pronto en un exabrupto.
33.- JULIETA: No. As no. Es aburrido. Nunca suceder nada. Es convencional
34.- JOS PABLO: Est bien Qu tal en un restaurante?
35.- JULIETA: Menos. Nunca me enamorara de alguien en un restaurante. Algo ms
audaz, como
36.- JOS PABLO: Un cine?
37.- JULIETA: (Lo piensa un instante) Puede ser. Estoy sentada en la Sala
38.- JOS PABLO: De pronto apagan las luces y comienza la pelcula. Ests en
medio o atrs de la sala?
39.- JULIETA: En el cielo.
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40.- JOS PABLO: Bien. Llego yo. Con permiso. Paso rozando mis piernas con tus
rodillas. Lo cual me gusta y noto que no te desagrada. Por lo tanto me siento justo en la
butaca de al lado. De pronto una escena en la pelcula
41.- JULIETA: Qu pelcula?
42.- JOS PABLO: No se. La que quieras. Una escena en la pelcula te sobresalta y
sin querer tu mano roza la ma. No la quito y tu tampoco. Empiezo a acariciar suave y
tiernamente tu mano. Otra escena te comienza a excitar y respondes a mis caricias.
Coloco mi mano en tu pierna, justo arriba de tu rodilla. Aprieto suavemente y te acaricio.
Traes falda. Sigo acaricindote mientras paseo mi mano por tu muslo. Vuelvo a apretar
suavemente y deslizo mi mano a la parte interna de tu muslo. Con un hbil movimiento
de mis dedos subo tu falda, mi mano roza tu clida piel. Tiemblas al contacto con la
ma. Estas excitada, muy excitada. Tu respiracin es rpida, jadeas, beso tu cuello y
coloco tu mano en mi sexo, buscas la bragueta
43.- JULIETA: Vas muy rpido. As no.
44.- JOS PABLO: Bien.
45.- JULIETA: Es interesante, pero, falta riego, ms riesgo. Tiene que ser de otra
manera. El cine tiene la posibilidad del anonimato. Y
46.- JOS PABLO: Qu tal as? Nos conocemos.
47.- JULIETA: Dnde?
48.- JOS PABLO: No importa. Nos conocemos de hace tiempo, pero, nunca ha
pasado nada. Te invito a cenar. Llegas temprano. Platicamos un rato. Estamos en la
sala. Te ofrezco algo de beber
49.- JULIETA: Qu tienes?
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50.- JOS PABLO: agua, caf, t, ron, tequila y un vino no muy bueno
51.- JULIETA: Una cuba est bien.
52.- JOS PABLO: Me levanto para preparar las cubas. Estas sentada frente a m.
Puedo simplemente salir por un costado, pero, lo evito rodeando la pequea mesa de
centro. Paso justo a tu lado. Nuestros cuerpos se rozan, reconozco tu olor y reconoces
el mo. Se aceleran nuestros pulsos. Por un instante parece que se detiene el tiempo.
Contino mi camino. Te quedas sola en la sala mientras tomo de un mueble la botella
de ron, busco los vasos, saco del refrigerador los hielos y preparo las cubas. Regreso a
la sala. Ya cambiaste la msica, algo ms acorde con la situacin. El Sargento
Pimienta de los Beatles, por ejemplo. Terminaste de forjar un churro. En la sala me
detengo un momento y sigo mi trazo anterior. Nuevamente se repite el instante casi
mgico, pero, con mayor intensidad. Te entrego la cuba y vuelvo a sentarme frente a ti.
No decimos nada, no es necesario. Escuchamos la msica. Termina la cancin. Me
levanto para poner otro disco. T tambin. Nos encontramos frente al estreo. Estas
medio paso delante de m. Respiro en tu nuca. No te apartas. Te volteas y estamos
frente a frente. Te acercas o me acerco, no importa. Nuestra temperatura se combina.
Mi mano recorre tiernamente tu cara, hasta posarse clidamente en tu asustada nuca.
Juego con tu cabello. Mi otra mano explora con cautela bajo tu blusa, de la cintura al
cielo. Pongo atencin en toda la geografa que me ofrece tu cuerpo
53.- JULIETA: Mientras mis manos recorren, no sin miedo, la piel nerviosa de tu torso
que se deja, mientras lo desnudo. Poco a poco nuestros labios se encuentran y
reconocen su tarea. Tomo tu mano y me adelanto a la habitacin.
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54.- JOS PABLO: Te abrazo por la espalda. Caminamos. Te volteo y te conduzco a la
cama. Te sientas mientras, te quito con torpeza extrema, la blusa. Mis manos acarician
la hermosa estrella que se forma en tu pecho
55.- JULIETA: Me recuesto
56.- JOS PABLO: Tu cabello estalla en la almohada
57.- JULIETA: Terminas de desnudarme y te desnudas. Sobre el colchn, porque
levitamos, nuestros cuerpos se funden en un instante, se penetran, estn a punto Y
maana? Somos amigos
(Pausa)
58.- JOS PABLO: No s. Y t?
59.- JULIETA: No s. Lo he pensado muchas veces. Pero, no estoy segura. Puede ser
de tantas formas, que no s cul es la correcta.
60.- JOS PABLO: La correcta?
61.- JULIETA: Bueno, la ms adecuada, la idnea.
62.- JOS PABLO: Slo elige una.
63.- JULIETA: No, no puede ser cualquiera, tiene que se especial.
64.- JOS PABLO: Slo toma el riesgo.
65.- JULIETA: Y si no es especial?
66.- JOS PABLO: Intentas con otra, al fin y al cabo, no es ms
67.- JULIETA: No lo digas.
(Pausa)
68.- JOS PABLO: Qu tal en la playa junto al mar?
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69.- JULIETA: Es el atardecer en una playa virgen. El sol dibuja una gozosa
combinacin de colores extraordinarios sobre la pizarra del mar momentos antes de
desaparecer en el horizonte. Camino jugando con las olas, que se introducen en la
arena, sin dejarme tocar por estas, como esbozando una torpe danza. A lo lejos corren
unos nios, que tambin juegan con el mar. Ms all vienen sus padres No s. Es tan
difcil. No puedo.
70.- JOS PABLO: No te detengas, vas bien, muy bien. Ms all vienen sus padres.
Contina
71.- JULIETA: vienen sus padres. Sigo caminando. Los nios pasan corriendo a mi
lado. Momentos despus pasan sus padres tomados de la mano. Se pierden en la
lejana en direccin opuesta a la ma. El sol casi ha desaparecido. Anochece. Los
ltimos rayos de luz se despiden de la luna, que empieza a distinguirse preparndose
para el instante nico. Avanzo unos metros ms y distingo algo que ms que
sorprenderme me da miedo. Pero no un tpico miedo. Sino uno que provoca mi inters
en lo que miro. En una banca a la orilla de la playa, con el pantaln doblado hasta las
rodillas, un hombre con el mar casi encima, mira el horizonte. Me acerco con cautela
hasta l y me coloco a su lado. No decimos nada. Es de noche. A pesar de la cercana,
apenas distingo tu figura. Mi respiracin se agita. Me siento en el otro extremo de la
banca.
72.- JOS PABLO: Jos Pablo Noche.
73.- JULIETA: Julieta Beso De pronto flotamos adentrndonos en el centro de
ninguna parte en la mitad del ocano. Percibes mi asombro y lo traduces en miedo.
Tomas con gentileza mi mano hacindome saber que estas conmigo, navegamos
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sentados en la pequea banca, el manto negro de la noche se confunde con el color del
ocano. El mar se agita violento ante nuestra presencia. Me tomas por la cintura para
evitar que abandone el navo. Tu calor me reconforta. El contacto con tu piel me gusta.
Mis labios como mariposa buscan tu boca, encuentran tu frente, tus ojos y finalmente la
tibia humedad de tus labios. Respondes con ternura. Mar adentro un viento marino
acaricia nuestras pieles provocando que me enerve frente a tu presencia como si fuera
la primera vez. Navegamos con destreza, una brisa atlntica provoca que me beses con
pasin. En el Mar Caspio descubres con curiosidad gatuna las posibilidades de mi
ombligo. En el ocano ndico me desnudas y me abrazas con violencia, mientras me
descubro en el inconfundible color de tus ojos. En el Pacifico recorro con pasin
ilimitada cada poro de tu cuerpo. Mientras en el glacial rtico alcanzamos tal
temperatura que derretimos un iceberg gigantesco sin problemas. Con la luna de
octubre como testigo llegamos al Mediterrneo, donde nos entregamos sin reservas en
un violentsimo juego en el que exploramos nuestras hidrografas. En el momento
exacto, el clmax, nos transporta a un paraso que dura lo que dura una estatua de sal.
Pero, no termina ah, porque despus de todo estas junto a mi en alguna playa de
caribe mexicano, en la ms profunda de tus intimidades y por lo tanto en lo ms puro de
tu fragilidad, mientras yo
74.- JOS PABLO: Estas ah tambin junto a mi desnuda, suave y pura, acostada
sobre la arena como si nunca hubieras descansado
75.- JULIETA: Dejndome tocar por la brisa de tus manos que se desliza como espuma
de mar en cada poro de mi cuerpo
76.- JOS PABLO: Mientras lloramos la hermosa vida (Pausa)
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3.- ENTRE LA ESPERANZA Y LA COSTUMBRE
77.- JULIETA: (Sin dejar las caricias) Mataras un dragn por m?
78.- JOS PABLO: Uno pequeo, tal vez, pero, no lo creo. (La besa)
79.- JULIETA: (Lo aparta) No mataras un dragn por m.
80.- JOS PABLO: No lo s. No me han hecho nada.
81.- JULIETA: Me amas?
82.- JOS PABLO: Claro.
83.- JULIETA: Pero, no mataras un dragn por m?
84.- JOS PABLO: No me han hecho nada. Por qu tendra que matar una criatura
que no me ha hecho nada?
85.- JULIETA: Porque yo te lo pido.
(Pausa)
86.- JOS PABLO: Realmente tiene sentido?
87.- JULIETA: Qu?
88.- JOS PABLO: Todo esto.
89.- JULIETA: (Molesta) Por qu lo preguntas?
90.- JOS PABLO: No se, simplemente lo pregunto.
91.- JULIETA: Por lo del dragn?
92.- JOS PABLO: No. Qu tiene que ver el dragn?
93.- JULIETA: No se, tu dime.
94.- JOS PABLO: A veces pienso
95.- JULIETA: Qu?
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96.- JOS PABLO: Nada olvdalo.
97.- JULIETA: Cmo qu lo olvide?
98.- JOS PABLO: As nada ms, olvdalo.
99.- JULIETA: No puedo, no quiero, explcame que pasa.
100.- JOS PABLO: Nada.
101.- JULIETA: Cmo qu nada? Entonces por qu lo preguntaste?
102.- JOS PABLO: No lo se.
(Pausa)
103.- JULIETA: Despus de lo que ha pasado
104.- JOS PABLO: Por eso.
105.- JULIETA: Qu?
106.- JOS PABLO: Qu sentido tiene que nosotros aqu hablemos de un posible
encuentro entre la luna y el mar o lo que sea que hacemos si all afuera hay un mundo
como el que conocemos?
107.- JULIETA: No entiendo.
108.- JOS PABLO: De que sirve qu cada noche busquemos el encuentro ideal?
Mientras vivimos, tcticamente amenazados, se nos inmoviliza en espacios sociales
condenados, lugares anacrnicos que se autodestruyen pero a los cuales nos
aferramos con extraa desesperacin, mientras que ante nuestra vista el futuro se
organiza en funcin de nuestra ausencia ms o menos conscientemente programada.
Hacemos todo lo posible por ignorarlo. Cualquier cosa vale con tal de no advertir esta
marginacin cada vez ms sistemtica, esta postergacin en el seno de un sistema que
se desintegra a la vez que surge una edad contempornea que no nos es sincrnica.
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Es lcita cualquier alternativa a registrar la brecha entre una economa de mercado
convertida en propietaria exclusiva del mundo y los habitantes de ese mundo,
prisioneros de su geografa. Conviene cerrar los ojos a esa solucin de continuidad, con
ayuda de los dirigentes y estrategas del rgimen nuevo (no declarado), quienes por
intermedio de la clase poltica nos dirigen discursos que an responden a nuestros
cdigos y cuya redundancia nos acuna y reconforta.
(Pausa)
Para qu de nuestro llanto si el cocodrilo, por la exigencia de su naturaleza, lo llora por
nosotros?
Para qu de nuestro sufrimiento cuando la tortuga es capaz de sentir en una noche
todo el dolor de nuestra vida?
Para qu de nuestra vocacin suicida si cien bfalos nos ahorran el trabajo cada
noche?
Para qu de todo esto?
(Pausa)
109.- JULIETA: Entonces, Todo lo qu sucede entre nosotros para ti no tiene ninguna
importancia?
110.- JOS PABLO: No es que no la tenga, pero
111.- JULIETA: es ms importante lo que sucede all afuera.
112.- JOS PABLO: No podemos negarlo existe aunque no queramos.
113.- JULIETA: No lo estamos negando.
114.- JOS PABLO: No?
115.- JULIETA: Te parece que si?
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116.- JOS PABLO: Por lo menos no lo tocamos
117.- JULIETA: Y qu quieres? Hacerme llorar porque este mundo es una mierda?
118.- JOS PABLO: No es eso a lo que me refiero.
119.- JULIETA: Entonces?
120.- JOS PABLO: Olvdalo. No lo entiendes.
121.- JULIETA: Claro, como soy una pendeja.
122.- JOS PABLO: No es eso. Y yo no dije que fueras una pendeja.
123.- JULIETA: No, pero me tratas como si lo fuera.
124.- JOS PABLO: (Alterado) Se trata de otra cosa. Mientras nosotros estamos aqu la
gente muere
125.- JULIETA: (Gritando) Eso es la vida carajo.
126.- JOS PABLO: No, pero
127.- JULIETA: No te das cuenta que lo que hacemos cada noche es lo que nos
permite vivir? Qu la nica posibilidad de no convertirnos en detestables es comprender
que todos nuestros sentidos conducen al amor. Qu si no le apostamos todo a eso
slo nos queda la locura para no terminar siendo unos despreciables. Qu nuestra
capacidad de indignacin ante este avasallante mundo nace justamente de esta noche.
Nuestra noche. Qu la nica salida, para escaparnos de la muerte por un efmero
momento, es esta profunda noche que llenamos de erotismo y de poesa aunque sea
cursi. Qu lo que pasa entre nosotros aqu en este preciso momento es lo que nos
ayuda a no terminar aplastados por la brutalidad y la violencia a la que pretenden
arrastrarnos
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128.- JOS PABLO: Pero, t misma lo estas diciendo. Slo tenemos esto o la locura
No te parece que esto es ya una forma de locura?
129.- JULIETA: Y qu?
130.- JOS PABLO: (contrariado) eso
131.- JULIETA: Qu?
132.- JOS PABLO: La locura.
133.- JULIETA: Y cul es el problema?
134.- JOS PABLO: Que de todas maneras es una forma de negar todo. De no asumir
la realidad.
135.- JULIETA: Te parece?
136.- JOS PABLO: No es as?
137.- JULIETA: T lo crees?
138.- JOS PABLO: Qu?
139.- JULIETA: Qu la locura es una forma de no asumir la realidad?
140.- JOS PABLO: S.
141.- JULIETA: No estoy de acuerdo.
142.- JOS PABLO: Ah no?
143.- JULIETA: No.
144.- JOS PABLO: Crees qu la locura no renuncia a la realidad?
145.- JULIETA: Claro que no.
146.- JOS PABLO: Y?
147.- JULIETA: Es una forma de apostar a la vida
148.- JOS PABLO: Cmo?
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149.- JULIETA: As. Apostar por la vida.
150.- JOS PABLO: La locura? No te prese insensato?
151.- JULIETA: S Pero los locos y no la lgica hacen la historia. Si nos
detuvisemos a considerar lo que es sensato y lo que no lo es, lo que es posible y lo
que no lo es, la tierra dejara de girar. Y la vida perdera su sentido.
152.- JOS PABLO: Haber. Esprate. Cmo carajos llegamos a ste punto?
153.- JULIETA: Porque estabas dudando.
154.- JOS PABLO: Pero no de nosotros. Del sentido
155.- JULIETA: Del sentido? Y qu ms da el sentido? Cul es la importancia?
156.- JOS PABLO: Eso, cul es la importancia?
157.- JULIETA: (Casi llorando) No lo puedo creer. No puedo creer que esto nos est
pasando:
158.- JOS PABLO: Pero, no nos est pasando nada.
159.- JULIETA: Cmo puedes decir qu no nos est pasando nada?
160.- JOS PABLO: Pero, es que no es nosotros.
161.- JULIETA: claro que no es nosotros, eres t.
162.- JOS PABLO: Qu?
163.- JULIETA: Despus de estas noches cmo es posible qu te obsesiones por
buscar un sentido a lo que tenemos. Es como si no te importara.
164.- JOS PABLO: Claro que me importa. Pero hay all afuera un mundo del que no
podemos mantenernos al margen. Un mundo que est por llegar al punto sin retorno,
sin solucin posible. Que mientras nosotros estamos aqu, la cerrazn y la estupidez se
apoderan de la vida, que empezamos a ser slo un recuerdo
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165.- JULIETA: Pero no te das cuenta que si no hay motivo nunca habr esperanza.
Que lo que hacemos en este momento son los motivos que nos den la esperanza de no
llegar al punto sin retorno. Que para apostarle a la vida hay que apostar todo al amor.
Que lo nico que realmente es nuestro es esta noche.
166.- JOS PABLO: No te parece demasiado cursi?
167.- JULIETA: No.
168.- JOS PABLO: Realmente crees qu a travs del amor apostamos por la vida?
169.- JULIETA: Claro. Pero, no el amor as nada ms, si no algo ms grande en todos
sus sentidos. No el amor de una relacin que con el tiempo se convertir en costumbre,
en el cotidiano reclamo de quin puso ms y quin menos. No de lo que nace de un
encuentro sexual, sino de un evento realmente extraordinario, que no se gesta
exclusivamente en una pareja. Puede ser en la amistad. En una amistad profunda y
comprometida. Hablo de algo que se convierta en una forma de vida aunque no tenga
permiso, que genere la esperanza de un mundo sin exilios y sin miseria. De la fuerza
que es capaz de liberar un campo de concentracin con la nica esperanza de
encontrar al sujeto de nuestro amor. Entiendes? Es algo que est muy lejos de la
corrupcin de la poltica. De eso que slo es posible en la intimidad de esta noche. En
la locura, si quieres llamarlo as, de nuestros encuentros. En la certeza de saber que
nos tenemos sin vendernos falsas promesas una vez que superamos el insomnio de
nuestros largos y abrumadores das.
170.- JOS PABLO: En la certeza de tenernos?
171.- JULIETA: Todava lo dudas?
172.- JOS PABLO: No es eso.
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173.- JULIETA: Entonces?
174.- JOS PABLO: No lo s
(Pausa)
175.- JULIETA: S lo que est pasando
176.- JOS PABLO: Qu?
177.- JULIETA: Que empezamos a conocernos demasiado.
178.- JOS PABLO: Y qu tiene que ver eso?
179.- JULIETA: que hemos llegado al punto donde queremos que el otro sea como lo
imaginamos y no como es.
180.- JOS PABLO: De qu estas hablando? Es un absurdo. Esto es un sueo
De pronto la soledad los descubre dando la impresin de que nunca estuvieron juntos.
181.- JULIETA: S, pero maana Ser un da especial. Un da extrao, con lluvia. Me
pondr ese viejo vestido que guardo para la ocasin. Saldr en fuga, como hace mucho
no lo hago ms. En el momento justo me tomars la mano, reconocer el rostro. Tu
rostro inconfundible. Bailaremos al ritmo de una meloda extraa interpretada
nicamente por los lejanos acordes de un chelo. La cresta de una ola interminable
lamer tiernamente mis descalzos pies, mientras emprendemos el vuelo de ese
instante que hemos construido todas estas noches, mientras me reconoces sin
pronunciar palabras, pues no sern necesarias. Bajo un mar de luz inevitable que nos
lleve a nuestro encuentro con emociones que como nios sentiremos por primera vez,
hasta el aterrizaje en ninguna parte, confirmando que existimos.
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(Pausa)
Y t? Cmo mataras un dragn por m?
182.- JOS PABLO: Har un recorrido de 375 mil kilmetros con las velas izadas de un
vehculo de luz extraordinario, capaz de desplazarse por mares, bosques y desiertos,
en tu busca, llevando tan slo una balanza de mgicos cristales que me permitan ver el
universo de todos los lugares que necesariamente recorrer hasta nuestro encuentro. Y
a la luz de una vela, frente a un espejo, en la noche exacta, reconocer el rostro
dispuesto, con los ojos abiertos, sintiendo todo lo que yo siento, sin dejarme sorprender,
aquel reflejo slo ser la confirmacin de lo que ya saba. Te he soado toda mi vida. Y
el camino de nuestro encuentro en ninguna parte se detendr, deteniendo tambin
todos los relojes del mundo, brindndonos por vez primera el instante efmero para el
que como arquitectos hemos construido toda nuestra vida.
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4.- EL MOMENTO DE SABERSE
Suena un despertador junto con la cotidianidad de la ciudad, llueve. Lentamente los
personajes se van incorporando como si despertaran de un largo sueo.
183.- LOS DOS: Por qu.
184.- JULIETA: Si un da tocas a mi puerta
185.- JOS PABLO: Y entras con violencia
186.- JULIETA: Y olvidas las palabras
187.- JOS PABLO: Y te exilias en mi cama
188.- JULIETA: Y segregamos humor toda la noche
189.- JOS PABLO: por cada poro
190.- JULIETA: Y al llegar el alba
191.- JOS PABLO: te despiertas
192.- JULIETA: Y huyes sin aviso
193.- JOS PABLO: Y nunca vuelves
194.- JULIETA: Procura, entonces, por favor
195.- JOS PABLO: Que tus motivos sean para mi
196.- LOS DOS: Algo ms que un simple sueo
Entra msica de chelo. Oscuro lento.
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