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EL USO INCORRECTO DEL ESPAÑOL EN
LA RADIO (16)
Si, como es evidente, el mensaje radiofónico se expresa en sonido, y la voz es la manera de convertir en sonido el contenido conceptual y descriptivo
de la información que se cuenta; resultará de capital importancia para el
resultado final (la comprensión del mensaje por el oyente), la herramienta
que se utilice - y el uso que se haga de ella - para expresar el valor informativo o significativo del hecho que la voz convertirá en sonido: en
mensaje radiofónico
Esa herramienta es la palabra, el elemento del código radiofónico (cap. V)
con una doble vertiente significativa: como palabra hablada o locución
(cap. VIII), y como palabra escrita (cap. XI). Además de lo ya apuntado en
el capítulo relativo al texto radiofónico, queda todavía un aspecto por tratar, relativo al uso que se hace en la radio de la palabra en relación al léxico y
la sintaxis del idioma por medio del cual se expresan los hechos a relatar:
en este caso el español. Viene a cuento esta matización, para diferenciar la capacidad de definición conceptual de los hechos que tiene el léxico y la
sintaxis; de la carga expresiva que aporta la voz, y que una vez conjugadas
ambas, confieren al mensaje resultante un contenido radiofónico.
La palabra, en cuanto al uso que se hace en la radio actual del léxico y
sintaxis del español, está sometida a un proceso de constante confrontación
con la realidad que puede derivar en degenerativo, debido a la permeabilidad del propio medio a la influencia de las modas que llegan a
través de la actualidad que maneja. Esa permeabilidad a la influencia de lo
último, la fácil y rápida asimilación por la Radio de los códigos de
lenguaje específicos de ámbitos profesionales o técnicos (jergas), e incluso de otros idiomas (anglicismos, galicismos, etc...); tiene como efecto la
alteración del mensaje que se quiere transmitir, ya que puede dificultar,
complicar o impedir su comprensión por parte del oyente.
Si a esa permeabilidad se une un escaso dominio y conocimiento del
léxico y la sintaxis del idioma en el que se expresa la información, el
resultado es explosivo. Y lo es, no sólo por los errores semánticos que pueden transformar al mensaje original, sino – y ello resulta capital- por el
valor de ejemplo que cumple socialmente la radio y su mensaje, como
referente y modelo de determinados comportamientos y hábitos sociales.
Desde este punto de vista, la Radio es el modelo del habla y uso del idioma por parte de la sociedad a la que se dirige. Por todo ello, la Radio tiene una
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especial responsabilidad en el deterioro del idioma, al expresar su mensaje en el ámbito del sonido, del habla: el medio más elemental y básico de
comunicación de las ideas entre las personas. Ese ámbito, la oralidad que
el idioma tiene en la radio, frente al carácter visual de la prensa y la
televisión, hace que su influencia en el habla de una sociedad, resulte determinante para su degradación o no. Es un dato significativo de la
responsabilidad de la radio a este respecto, al que se puede añadir este otro:
el habla de la radio es, a su vez, más fácil de imitar, de reproducir por el oyente, ya que queda alojada en su mente como realización práctica de su
propia expresión oral; frente a la letra impresa que el lector acoge como
concepto, y la imagen que el telespectador almacena a través de su retina.
Pero el uso incorrecto del léxico y la sintaxis de un idioma, no sólo agrava
su deterioro y dificulta la comprensión del mensaje, sino que, además,
impide que la Radio pueda desplegar todo su potencial como medio de comunicación. Un vocabulario reducido, pobre, y una sintaxis incorrecta
impedirán que se pueda realizar una descripción matizada y precisa del
ambiente donde se ha producido un hecho de interés; lo que dificultará,
cuando no impedirá, que el oyente se vea transportado con la imaginación al lugar del suceso o le hará perder interés - ante la pobreza de datos - en
aquello que se le cuenta.
Este proceso de degradación del idioma se ve reforzado por el hecho de
que en las empresas radiofónicas no existe un seguimiento o control sobre
del uso del idioma y del habla que se practica en los distintos programas.
La inexistencia de un libro de estilo radiofónico - a diferencia de la prensa -provoca que , a estos efectos, cada programa radiofónico sea un especie de
reino de taifas. Mientras no se incurra en errores de bulto, determinadas
incorrecciones se pueden seguir cometiendo, sin que nadie advierta del hecho. Ese pasar por alto las patadas que se propinan al idioma, viene
determinado también por la creencia, bastante generalizada, de que en la
Radio, al no quedar constancia física del texto para el oyente, se puede
prescindir de la ortografía, la precisión semántica y la sintaxis correcta; y que todas ellas pueden ser adaptadas a los intereses particulares de quién la
utiliza. En este sentido, el hecho de que el texto radiofónico pueda llegar a
ser emitido sin haber sido revisado por ningún responsable o corrector, no
implica que la <<v>> pueda trastocarse en <<b>>, la <<g>> en <<j>>, o que los acentos puedan ser modificados en función del timbre de voz
particular de cada uno. Además de crear un mal hábito (especialmente para
un profesional de la información que en cualquier momento puede trabajar para otro medio distinto), esas incorrecciones pueden generar una serie de
<<modismos>> ajenos al idioma y, por tanto, incomprensibles para el
oyente.
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El idioma es un ser vivo y, como tal, el resultado de un pasado que se puede rastrear en cada una de sus palabras, que definen conceptos
desarrollados a lo largo del tiempo por una sociedad. Ese código genético
que poseen las palabras, es lo que otorga sentido a la expresiones y permite
la comunicación entre las personas. Entre los malos hábitos en el uso del idioma español en la Radio de hoy cabría reseñar los que a continuación se
exponen, fruto todos ellos de un escaso aprendizaje y conocimiento del
idioma propio y de la errónea creencia de que hay nuevos descubrimientos o conceptos, para los que no existen palabras en español que los puedan
definir.
ATRIBUIR UN SIGNIFICADO ERRÓNEO A LAS
PALABRAS (16.1)
Se produce cuando una palabra pierde su significado original, en favor del
significado que una palabra de grafía similar, tiene en otro idioma. Se
induce así a una confusión en la idea que se quiere transmitir al oyente, para el que carecerá de sentido el nuevo significado que se asigna a esa
palabra, lo que hará incomprensible el contenido que se le facilita en el
mensaje. Por ejemplo, la palabra evento, que en español significa acontecimiento inseguro o imprevisto, que se produce sin haber sido
programado; ha trasmutado su significado, para ser usada con frecuencia
para definir justo lo contrario. Esto es, acontecimientos que ya se han
producido o que estaba previsto que se fueran a producir. Cuantas veces no habremos oído en las crónicas radiofónicas referirse a un partido de fútbol,
un desfile de modas o cualquier otro acontecimiento totalmente predecible,
como un evento; es decir, justo lo apuesto a su significado real. En este caso, se trata de una sustitución del significado en español, por el de las
palabras <<event>> del inglés y <<événement>> del francés, que
significan acontecimiento sucedido en ambos idiomas, y cuyo uso parece
haber arraigado en algunos países suramericanos.
Se produce así una ruptura en la unidad, en la genética del español, al
producirse la paradoja de que una misma palabra, con una misma raíz idiomática, pueda llegar a tener dos significados distintos. Ello implica que
esa sociedad que maneja un mismo idioma (la comunidad hispano
hablante), dejará progresivamente de entenderse, de comunicarse, entre sí.
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Otros ejemplos de este tipo de errores, muy habituales en la Radio, son los siguientes:
Ignorar: cuyo significado en español es desconocer o no saber algo y que erróneamente se utiliza, por influencia del
inglés, como despreciar o desdeñar. Ejemplo: <<En su
discurso, el presidente del Gobierno, ignoró las demandas de la oposición>>
Copia/s: del inglés <copy> en lugar de la palabra
ejemplar/es
Nominado: que en español significa elegido, nombrado, y
que adopta el significado en inglés de la palabra
<<nominate>>, que sirve para definir al candidato o aspirante a algo. Es decir: justo el significado contrario.
Estimar, confrontar, crimen, agresivo, sofisticado, y así
hasta un largo etcétera, son palabras que en el uso corriente del idioma, han modificado su significado original, por
influencia de otros idiomas, para pasar a significar otra
cosa completamente distinta o, lo que quizá sea más grave, a simplificar y empobrecer un idioma, el español,
caracterizado por la riqueza de su léxico.
Errores muy frecuentes cuyo origen no está sólo en un escaso
conocimiento del idioma, sino también en la impronta que marca la
inmediatez y concisión del mensaje radiofónico, que genera en sus
profesionales una cierta obsesión por las palabras breves y de alto contenido expresivo, aunque sea - como en los ejemplos anteriores -, a
costa de equivocar los significados.
LOS ANGLICISMOS (16.2)
El español, al igual que el resto de los idiomas, se ha conformado también por el préstamo de muchas palabras procedentes de otras lenguas, que
comenzaron a ser utilizadas como resultado de un proceso de interacción
cultural entre distintos pueblos y, en menor grado, para definir nuevos
descubrimientos o conceptos desconocidos hasta el momento. Préstamos de los que queda constancia en los más de 83.000 vocablos que conforman
el idioma español, y que proceden de la simbiosis cultural entre las lenguas
de los primeros pueblos que poblaron la península, y de aquellos otros (romanos y árabes) que la ocuparon por espacio de siglos.
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En este proceso de evolución del idioma español, la influencia del inglés y
la incorporación de anglicismos, no se hace presente hasta bien entrado el
siglo XX. Esa penetración del inglés se produce, además, a través de una
vía distinta al tradicional proceso de simbiosis cultural. El término inglés no llega al español por contacto popular, por la vía del uso fonético
continuado de la palabra (como asiduamente ha sucedido), sino a través de
los medios de comunicación impresa y televisiva que han ofrecido primero la grafía, lo que dado lugar a un determinado uso fonético, ajeno al propio
del idioma español. En consecuencia, y en la mayoría de los casos, la
asimilación del anglicismo, no pasa por el proceso de adaptación a la
fonética ni a la grafía española – seguido habitualmente por las palabras procedentes de otras lenguas -; sino que pura y llanamente, implica una
traslación o copia de su propia literalidad, fonética y gráfica, a nuestro
idioma. Esta circunstancia, unida al poderío económico y cultural del mundo anglosajón, han llevado a las capas sociales que dominan los
medios de comunicación, a una especie de ensimismamiento y admiración
por todo lo que proviene del mundo anglosajón que, en opinión de
numerosos autores y académicos están lesionando gravemente el idioma. Ahí están, por ejemplo, los artículos que bajo el título de <<El dardo en la
palabra>> escribe y publica periódicamente el académico Fernando Lázaro
Carreter, y que son un magnífico indicador de la gravedad y alcance del problema. Una admiración que se concreta en la preferencia que muestran
numerosos locutores de radio, por una pronunciación de las palabras y
toponimias inglesas, ajustada a la fonética del inglés, y no a la del español.
En este sentido, por una razón de mero deslumbramiento, se utiliza cuando se habla en español la grafía y la fonética inglesa para decir, por ejemplo,
New York, y no Nueva York que sería su correcta adaptación.
Ese afán absurdo por destruir de manera inconsciente un idioma (en pos de
no se sabe bien que tipo de ventaja o beneficio), hace que sea muy
frecuente escuchar en medio de un discurso en español, términos como
<<baby sitter>>, en lugar de niñera; <<trailer>> en lugar de avance; <<match>> en lugar de partido; <<manager>> en lugar de representante; y
así, hasta centenares de palabras que se han introducido en el habla
corriente, por inducción de unos medios de comunicación y de la Radio de
manera particularmente directa.
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En este sentido, son muy pocos las palabras en inglés, los anglicismos, que llegan al español como neologismo necesario para describir un nuevo
concepto o descubrimiento. Y esto es así, porque los avances tecnológicos -
en la mayoría de los casos – no suponen el descubrimiento de algo nuevo
que no esté definido por algún vocablo en español. Sin embargo, son aceptados en la creencia - mejor sería decir el desconocimiento – de que no
existen términos en español que sirvan para definir lo que, en realidad, son
aplicaciones novedosas de avance o descubrimientos ya conocidos. Así por ejemplo, se ha adoptado la palabra <tetrabrick>, para lo que siempre ha
sido una caja o envase de cartón, o el termino <bypass> por circunvalación
o rodeo.
Una mirada atenta al uso cotidiano del idioma que se realiza en los medios
de comunicación, especialmente en la Radio, permitirá comprobar el alto
grado de penetración alcanzado por los anglicismos y la inutilidad de la mayoría de ellos, que gozan de un equivalente más claro y preciso en
español. Una penetración de cuyo alcance puede dar idea el hecho de que,
tras casi ocho siglos de presencia en la Península, los árabes dejaron 4.000
vocablos en el idioma español. Una cantidad insignificante, comparada con el volumen de términos procedentes del inglés, que son de uso frecuente en
español. Un hecho que refleja nítidamente, la enorme capacidad de
influencia de los medios de comunicación y expansión de la cultura anglosajona (música y cine), principales vías de introducción de esta nueva
terminología impuesta desde arriba, en aras de no se sabe muy bien qué.
LOS NEOLOGISMOS Y EL IDIOMA (16.3)
La introducción de palabras nuevas en el habla es, probablemente, la vía
por la que se acelera el proceso de degradación de un idioma; ya que en la
mayoría de los casos esos nuevos vocablos, vienen a sustituir o esconder palabras propias ya existentes que definen esos mismos conceptos.
Las nuevas tecnologías son las principales fuentes de introducción de
neologismos en el idioma, debido a dos causas fundamentales. De una parte, por el propio desconocimiento o idea genérica que se tiene sobre la
nueva tecnología debido al carácter innovador que incorpora; lo que genera
el efecto de que, casi por inercia, se pase a utilizar la terminología técnica
del invento: normalmente inglesa. De otra, porque ese mismo desconocimiento, hace que resulte más cómoda la utilización de su propia
terminología, que realizar un esfuerzo de comprensión sobre la capacidad
expresiva o descriptiva de ese término, y de búsqueda de su equivalente en
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español. Por último, la propia rapidez con la que se desarrolla el trabajo en la Radio, es otro de los elementos que coadyuva a que la penetración de esa
nueva terminología sea más rápida y, por ende, también lo sea su difusión a
la audiencia.
De las muchas innovaciones tecnológicas habidas en los dos últimas
décadas, sin duda la de mayor expansión y generación de nuevos términos
es la informática, hasta el punto de haberse convertido en una auténtica invasión; no sólo de nuevas palabras, sino de nuevos significantes, fonética
y grafía. Si a la tremenda innovación que incorpora la informática, se une
la fascinación que despierta la utilización de sus innumerables recursos,
tendremos el cóctel que facilita que abrumadora presencia de nuevos términos producida en los últimos diez años. El hecho de que hayan sido
compañías norteamericanas las que han desarrollado y distribuido por el
mundo esta nueva tecnología, unido a un cierto desprecio por los idiomas distintos al inglés, ha producido una traslación directa de sus términos al
resto de idiomas y, muy particularmente, al español. Ese desinterés queda
de manifiesto en las traducciones que las distintas marcas norteamericanas
hacen de sus programas informáticos al español y que, en esencia, no son más que adaptaciones de maquillaje, cuando no, traslaciones literales de
esos mismo términos.
Pero no todo cae bajo la responsabilidad del fabricante extranjero, ya que
en el mismo plano hay que situar la laxitud y el encandilamiento de las
clases pudientes por las nueva terminología que llega aparejada cada
innovación tecnológica, hasta el punto de convertir su uso y abuso en un medio para diferenciarse, distanciarse, de aquellos otros sectores sociales
para los que es más difícil acceder al salto tecnológico. También existe un
alto grado de responsabilidad en una pasmosa pasividad por parte de la sociedad en general y, en particular, de la publicidad y los medios de
comunicación. Así, ya a casi nadie le resulta extraño, aunque no entienda
su significado, escuchar palabras como <e-mail> o <mousse>, que se
intercalan en las conversaciones, como si fueran un elemento más del español. Aunque la lista puede ser mucho más numerosa, sirvan como
ejemplo los siguientes neologismos - por ser los más ampliamente
difundidos – acompañados de su equivalente en español:
Hacer <click> o cliquear ..................... pulsar
On line ................................................. en línea
e-mail ................................................... correo electrónico deletear ................................................ borrar
minimizar ............................................ reducir
banner ................................................. anuncio publicitario
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link ...................................................... enlace to chat o chatear .................................. diálogo, charla
comando .............................................. orden
save ...................................................... guardar
sile ........................................................ cuaderno file ........................................................ archivo, fichero
password .............................................. clave, contraseña
plug-in .................................................. enchufar, conectar
Estos son algunos de los muchos términos empleados en la terminología
informática y que se han trasladado al habla corriente, incluso, con la
pronunciación fonética inglesa, lo que aún viene a complicar más su significación para quién recibe el mensaje. Contrarrestar este efecto
devastador para el idioma exige la necesaria inquietud intelectual de querer
comprender primero aquello que hay que contar a los demás, para acometer a continuación el pequeño esfuerzo de buscar los equivalentes de las
palabras inventadas o importadas en el diccionario; y, por último y en
especial, una actitud de beligerancia permanente – de mayor
responsabilidad profesional - por parte de aquellos que se sirven y utilizan el idioma como herramienta diaria de trabajo.
LAS MULETILLAS Y LAS JERGAS (16.4)
La utilización abusiva de las frases hechas, de las expresiones retóricas
vacías de contenido, es otro de los errores más presentes en el discurso que emite la Radio. La muletillas son toda esa serie de dichos que han perdido
valor significativo y hasta significado, bien sea porque nunca lo han tenido
o por el abuso que se ha hecho de ellos. Si bien pueden ser un recurso
expresivo para salir del paso en un momento determinado, por ejemplo, durante una improvisación para cubrir el tiempo muerto que se produce
mientras se recupera una conexión en directo; las muletillas son un <<tic>>
verbal, expresivo, que resulta redundante y denota una clara pobreza
discursiva por parte de quién abusa con reiteración de ellas.
La dejación, el desinterés o la pereza mental son un buen caldo de cultivo
para su propagación; aunque también se da el caso de aquellos profesionales que ven en el uso de las frases hechas y las muletillas una
manera de aportar <<originalidad>> e, incluso, un barniz literario al
discurso y las locuciones. Dentro de este capítulo de creencias infundadas
que perviven en numerosos profesionales del medio, figura también la de que contribuyen a marcar el ritmo radiofónico del programa, por ser un
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recurso discursivo con el que apoyar la coherencia argumental del relato. Expresiones como <<a uña de caballo>>, <<pasamos página>>, <<en el
plano internacional>>, <<salimos al exterior>>, <<fuera de nuestras
fronteras>>, << en el ámbito laboral>> (y así hasta un largo etcétera); no
sólo no aportan nada de interés para quién escucha, sino que suponen una pérdida de tiempo radiofónico que impone la obligación de ir, desde el
primer segundo, al meollo de la noticia. Además de la pobreza expresiva
que denotan, el abuso de las muletillas supone hacer dejación del valor informativo de la propia noticia, en cuyo contenido seguro que se pueden
encontrar datos que permitan arrancar o hilar la locución con información
de interés para el oyente.
Dentro de la amplia gama de expresiones vacías de contenido, reviste una
especial gravedad el abuso de frases hechas que definen realidades
antitéticas. El más claro exponente es la expresión <<calma tensa>>, reiterada hasta la saciedad, para describir la tensión de un colectivo o grupo
social que se mantiene a la expectativa y en disposición de pasar a la
acción, en función del desarrollo de los acontecimientos que directamente
les afectan. Por ejemplo, en la situación vivida por los mariscadores gallegos durante los días posteriores al hundimiento del petrolero
“Prestige”, ante el temor a la llegada de una nueva mancha de petróleo a la
costa. Jornadas en las que, de nuevo la famosa <<calma tensa>> se volvió a escuchar con reiteración en numerosas crónicas radiofónicas y televisivas;
y con la que se quería definir la emotividad, el temor, la rabia y la
impotencia del colectivo de trabajadores que ven peligrar su futuro, por la
actitud negligente de las autoridades. Con este tipo de expresiones no sólo se induce a confusión a quién escucha, sino que revelan una manifiesta
incapacidad para realizar una descripción de los hechos que se observan.
Esa falta de capacidad descriptiva hace que realidades más amplias y complejas, sean trasladadas a la audiencia como simples y contrapuestas.
En este sentido, se hurta al oyente la capacidad de explotar su imaginación
ante la falta de datos y referentes descriptivos, sobre el lugar o hecho que se
le cuenta.
Las distintas jergas profesionales, la terminología que destilan, gozan
también de un amplio predicamento en la radio; a pesar de que –por regla
general- sólo sirven para despistar o desorientar al oyente medio. Toda jerga es el resultado de un código de comunicación establecido por un
grupo de personas que interactúan dentro de un mismo ámbito profesional,
y que utilizan para definir y comunicar una serie de datos, hechos o conocimientos de manera restringida, al objeto de impedir o dificultar al
resto el acceso a los contenidos que se expresan.
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En abuso y la penetración en el uso de este tipo de términos tiene su origen en la necesidad humana que siente cada profesional de radio – acrecentada
por la fuerte competencia -, de marcar diferencias con respecto al trabajo
de los demás. Esto hace que las jergas se conviertan para muchos
periodistas radiofónicos en un vivero de recursos verbales con el que elaborar un discurso al que - de manera infundada - creen aportar un tono
culto que, de paso, denota al oyente el amplio dominio que tiene sobre la
materia de la que informa. Todo ello, sin caer en la cuenta – o, a veces cayendo de manera deliberada- de que esa actitud les sitúa en un plano de
superioridad respecto del oyente, y que este, puede terminar por hartarse
ante lo que probablemente percibirá como una absurda pedantería. Y lo es,
porque el sentido de la comunicación radiofónica es aclarar y concretar los hechos, no enmarañar y confundir. En este sentido, la reiteración en el uso
de estas terminologías, no sólo es un elemento de distorsión en el idioma y
en el mensaje que se transmite al oyente; sino que establece una barrera entre quién las utiliza y quién le escucha: se genera distancia. Se subvierte
así una de las principales virtudes del medio: la relación caliente y cercana
que establece la Radio son su audiencia.
La macroeconomía, la economía financiera, la ciencia, la tecnología y la
política son los ámbitos profesionales cuyas jergas más han penetrado en
el lenguaje y, en especial, en el utilizado en la Radio. Ámbitos que determinan todos ellos esferas y relaciones de poder cuya influencia se
extiende a los medios de comunicación, que tienden a reproducir de
manera mimética un lenguaje incomprensible para una amplísima mayoría
de oyentes. Fruto de esa reproducción literal de la nueva terminología, han entrado en el uso del idioma común de los medios términos que ni siquiera
son palabras, sino simples apócopes. Por ejemplo, <<PIB>>, <<IPC>>,
<<BSCH>>, <<Cash Flow>>, y así un largo etcétera, son algunos de los términos de la jerga que se maneja en el mundo de la economía, y que son
reproducidos hasta la saciedad por los medios de comunicación, por la
Radio; con la particularidad de que raramente son definidos para que el
receptor pueda enterarse de lo que le cuentan.
Junto a la economía, la política es el otro campo profesional que más
<<contribuye>> en el aporte de neologismos al discurso que propalan los
medios de comunicación. El discurso político se caracteriza – a grandes rasgos - por la ampulosidad de las expresiones y los circunloquios que se
hacen para exponer un concepto o idea, normalmente simple: cuando no
banal. Circunloquios que buscan evitar una definición clara y precisa de conceptos. Ideas o las propias posiciones. Todo ello supone enrevesar,
alargar y vaciar de contenido el mensaje que se transmite, dando lugar a
que el oyente se pierda o, en el peor de los casos, se aburra.
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La traslación del lenguaje político a la radio se concreta en la aplicación de una terminología y expresiones que oscurecen la comprensión del mensaje;
por ejemplo, <<sede parlamentaria>> en lugar de <<en el Congreso o en el
Senado>>, bajo el supuesto de que expresiones de este tenor incorporan un
mayor énfasis y rigor a la información que se cuenta. Pero el mundo de la política no sólo genera retórica vacía, sino que periódicamente lanza al
mercado algún término que, por el efecto mimético y multiplicador de los
medios de comunicación, se expande de manera incorrecta. Por ejemplo, la palabra <<target>> utilizada y puesta de moda por Felipe González en su
época de Presidente del Gobierno, para referirse a lo que es una noticia de
agencia y que, desde entonces, viene siendo utilizado con reiteración en
numerosos medios de comunicación.
LA HOMOGENEIZACIÓN DEL MENSAJE (16.5)
Todos estos usos incorrectos del idioma hasta aquí apuntados - hay más -, reflejan, en conjunto, uno de los problemas a los que se enfrenta la que hoy
definimos como sociedad de la información; como consecuencia del
imparable proceso de globalización: la homogeneización de los mensajes que se transmiten.
Los mensajes, a pesar de sus diversos contenidos, se hacen en homogéneos
en su significado por el empobrecimiento de la expresión en la que son transmitidos, al esconder con anglicismos, palabras inventadas, términos de
argot profesional o retórica pueril, el valor significativo de las
informaciones. Estos errores, todos ellos, suponen hurtar al oyente de toda una serie de datos y definiciones concretas y precisas de los hechos que se
cuentan, que le impiden llegar al meollo del mensaje que se le trasmite o,
en el mejor de los casos, sólo le permiten captar una idea genérica y simple
de aquello que se les cuenta. Esta negación de la capacidad expresiva del idioma, que empobrece y unifica el valor significativo del mensaje es, en
resumen, la célula madre que da origen a una perversión globalizada que
hoy se denomina <<pensamiento o discurso único>>. En un mundo en el
que la transmisión de información es inmediata y globalizada, renegar de la riqueza expresiva de un idioma, el español en este caso, supone rendirse a
una visión parcial y sesgada de una realidad extraordinariamente compleja;
puesto que globalización no significa que todos y todo sea igual en todas partes.
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El pensamiento o discurso único se concreta - en cuanto a la utilización incorrecta que se hace del idioma en la Radio - en un lenguaje excluyente y
genérico, en el que la capacidad matización y enriquecimiento del
contenido que permite el vocabulario, brilla por su ausencia. Así, el
mensaje final que llega al oyente es un producto previamente elaborado, en el que no cave más que la interpretación previamente establecida sobre ese
hecho que se relata. La comodidad, la falta de capacidad analítica y el
desconocimiento, son las tres razones que facilitan la penetración del virus en el idioma, lo que repercute en la expansión -sin ninguna actitud crítica -
del pensamiento único.
RECORDATORIO ORTOGRAFÍA BÁSICA (16.6)
ACENTUACIÓN
- Llevan acento ortográfico las siguientes palabras:
* Agudas, de más de una sílaba, que terminan en vocal, en n o en
s. No lo llevan cuando acaban en doble consonante.
* Llanas que no terminan en vocal, en n o en s. Cuando acaba en doble consonante también se acentúa.
* Esdrújulas, se acentúan todas.
* La conjunción O, sólo se acentúa cuando va colocada cerca de una cifra
* En el diptongo, el acento recae sobre la vocal más abierta
(a,e,o)
* Los nombres en plural, mantienen el acento en la misma vocal que en singular
* Los nombres extranjeros que se hayan adaptado a la fonética
española, llevan el acento donde corresponde: Milán, Berlín, etcétera.
* Qué, cuál, cuáles, cuándo, cuánto, cómo, dónde y adónde,
llevan acento cuando van en oraciones interrogativas o
exclamativas.
SIGNOS DE PUNTUACIÓN
* La coma, se utiliza para señalar una pausa breve y para
delimitar los componentes del enunciado. Se emplean siempre
que van seguidas de palabras u oraciones con idéntica función gramatical, excepto cuando vayan unidas por las conjunciones
y, ni, o. Nunca debe ponerse coma entre el sujeto y el verbo de
una frase
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* El punto y coma, en el texto radiofónico apenas se utiliza. Sirve para marcar una pausa más intensa que la coma. Para
separar frases completas que están relacionadas.
* Los dos puntos, no se utiliza en el texto radiofónico. Sirve para reclamar la atención sobre lo que sigue
* Los signos de interrogación y admiración: tras el signo de cierre no se escribe punto, y siempre se inicia la siguiente
palabra con mayúscula, salvo que se introduzca una coma o
punto y coma.
* El paréntesis, se utiliza para interrumpir el discurso con
datos aclaratorios, siglas o abreviaturas, y cuando un inciso
encierra otro a su vez. En este caso el primer inciso se indicará con una raya horizontal y el segundo con paréntesis. Ejemplo:
- cuando se lo dije, se quedó muy triste (eso es lo que me
pareció)-, explicó Juan. Antes del paréntesis de apertura
nunca se pone coma.
* Las comillas pueden ser españolas o latinas <<>> o inglesas
"". Se utilizan para enmarcar una cita textual, un neologismo, un barbarismo, los apodos o sobrenombres, y en palabras
utilizadas con un sentido distinto al que les corresponde.
* La barra, se utiliza para separar símbolos técnicos con el significado de por.
* Los corchetes, sólo para encerrar los puntos suspensivos.
LA UTILIZACIÓN DE LA <B>
Se emplea en las palabras que empiezan por al, ar, bibl, bur, bus, bea,
abo, abu. Las que empiezan por los prefijos bi, bien, bene, bon, bor,
bog, bot, baj, bar y bat. También en las palabras que empiezan por ca, ce, co, cu, go, gu, ha, he, hi, ja, ju, la, lo y un. También se escriben con
B, los infinitivos terminados en bir, buir, aber, eber y todas las formas
de los verbos escribir, atribuir, saber y deber. También en los vocablos acabados en bilidad, bundo y bunda. Por último, se escribe con B
después de las sílabas siguientes: ra, ri, ro, ru, sa, si, so, su, te, ti, to, tu,
tre, tri, tur y ur.
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LA UTILIZACIÓN DE LA <V>
Se utiliza la <<V>> en las palabras que comienzan por ad, di, eva, eve,
evi, evo, cal, cer, cla, con, cur, jo, le, mal, mo, lla, llo, llu, na, ne, ni, no, pa, par, pre, pri, pro, pol, sal, se, sel, ser, sil y sol. También en las
terminadas en viro, vira, ívora, ívoro, ava, ave, avo, eva, eve, evo, eva e
ive. En los verbos terminados en ervar y olver. Por último, siempre se pone <<V >> después de las consonantes b, d y n.
EL USO DE LA <G>
Se escribe delante de las vocales e, i en los siguientes casos. En las
palabras que empiezan por geo, leg, gest, in, an, ar, co, con, fla y lon.
En los vocablos que llevan las sílabas, gen y ges. En las que terminan en gio, gia, so, inge, gélico, génico, géneo, genio, genario, quiénico,
ginal, gíneo, gional, gionario, gioso, gírico, gismo, ogia, ógica, ígena.
Ígera e ígero. Se escriben con G los verbos cuyo infinitivo termina en ger, gir e igerar, y los tiempos de los verbos que llevan G en el
infinitivo.
EL USO DE LA <J>
Se utiliza delante de las vocales e, i en los siguientes casos. En las
palabras que empiezan por aje, eje, jeria, jero, jera. En los tiempos de los verbos cuyo infinitivo no tiene ni G ni J. Por el contrario, llevan J las
formas de los verbos cuyo infinitivo lleva la J.
EL USO DE LA <H>
Es la única letra del alfabeto que no tiene sonido en castellano. Se escribe H, en las palabras que empiezan por ue, ie, ia, ui, idr, iper, ipo,
osp, um, olg, ebr, ist, orr, or+n, or+n, er+m, y er+n.. En las sílabas za y
mo, si van seguidas de vocal. En todas las formas de los verbos hacer,
haber, hallar, hablar y habitar. Por último, en la palabras que empiezan con los prefijos hecto, hemi, helio, hepta, hexa, hetero y homo.
EL EMPLEO DE LA <X>
Se escribe X en las palabras que comienzan por ex+vocal o h, y delante
de pla, ple pli, plo, pre, pri y pro. Levan X las palabras terminadas en ión y las compuestas por el prefijo extra.
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LOS NÚMEROS ORDINALES
Los principales errores se cometen con los ordinales 11 y 12 que deben
ser undécimo y duodécimo. Es incorrecto el uso de onceavo o doceavo, que sólo se emplean en aritmética para definir las partes de una unidad.
LA PUNTUACIÓN DE LAS CIFRAS
La utilización del punto para separar las cifras es un anglicismo. En
español debe utilizarse la coma como signo matemático que separa las unidades de los decimales. Sería 30, 4. Leído: treinta coma cuatro.
PLURAL EN LAS PALABRAS QUE TERMINAN EN VOCAL
ACENTUADA
Si la última letra es a, e, o se añade, como regla general, una S; aunque
está cada vez más extendido este uso, cuando la palabra termina en i, o u. Si la palabra termina en s, se añade es. Con los gentilicios de los
países orientales o árabes se emplean las terminaciones íes y úes. Los
sustantivos que terminan en ay, ey y oy forman el plural añadiéndole es.
DUDAS MÁS FRECUENTES (16.7)
A continuación se enumeran las dudas que se presentan con mayor frecuencia a la hora de redactar , aunque hay muchas otras:
PLURALES DE NOMBRES EXTRANJEROS
Las palabras extranjeras que han sido españolizadas, castellanizadas,
forman el plural añadiendo la letra S. Es el caso de palabras como bufé, chalé, casete, champú, menú, parqué, etcétera.
LAISMO, LEISMO Y LOISMO
Las formas del pronombre personal que corresponde al complemento
directo son : lo, los, la y las. Las formas correspondientes al
complemento indirecto son: le, les y se.
El laísmo se produce cuando se utiliza la o las como complemento
directo, en lugar de le . Ejemplo: <La ofreció un trozo de tarta>, la forma correcta es; <Le ofreció un trozo de tarta>
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El leísmo tiene lugar cuando se emplea le o les como complemento directo, en lugar lo o los. Ejemplo: <¿Encontraste el libro? - Aún no le
he encontrado>, la forma correcta es; < Aún no lo he encontrado>
El loísmo tiene lugar cuando se utiliza lo o los como complemento indirecto en lugar de le. Ejemplo: <Los tomaron por tontos>, el modo
correcto es; <Les tomaron por tontos>
QUIEN Y QUIENES
Estos dos pronombres de relativo sólo pueden emplearse cuando se refieren a personas, lo que hace que resulten incorrectos expresiones
como las siguientes: <<Traía un pájaro, a quien había encontrado en la
calle>> (al que había); <<La decisión ha pasado a la ejecutiva federal
del partido, quien tendrá que ofrecer una alternativa>> (que tendrá)
ADENTRO, DENTRO, AFUERA Y FUERA
Los adverbios Afuera y Adentro sólo se emplean con los verbos de
movimiento: <<¡ve adentro!>>. Son incorrectas frases como: <<Estoy
adentro>> o <<estoy afuera>>
Los adverbios Dentro y Fuera, se usan en todos los casos, incluso con
verbos de movimiento. Ejemplo: <<Sal fuera>>, <<Estoy dentro>>
ADELANTE Y DELANTE
El adverbio Adelante se emplea con verbos de movimiento y nunca se le
debe anteponer la preposición A. Ejemplo: <<Gonzalo ha ido adelante,
a la cabeza de la manifestación>>, << Marcha adelante>>. Es
incorrecto: <<estoy delante de la manifestación>>
El adverbio Delante se utiliza con los verbos de situación. <<El coche
está delante de la hormigonera>>, <<la fuente está situada delante de los jardines>>. Se está siempre delante de alguien o de algo, nunca
adelante.
ADONDE, A DONDE Y DONDE
Los adverbios <<Adonde>> y <<A donde>> expresan la dirección que
indica el verbo principal.
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Adonde debe utilizarse cuando en la frase figura su antecedente. Ej.: << Esa es la casa adonde nos dirigimos>>, <<Voy a Barcelona, adonde
llegaré a mediodía>>.
A donde se emplea cuando en la frase no figura el antecedente. Ej.: <<Iré a donde me mande>>, <<Iremos a donde tu quieras>>, <<
Dirigiré la expedición a donde nos esperan>>.
El adverbio <<Donde>> o <<En donde>>, deben emplearse con las
palabras que no indican movimiento, Ej.: <<Estoy donde me dijiste>>,
<<Está donde tu lo colocaste>>
Los adverbios <<Adonde>> y <<Donde>> llevan acento (adónde,
dónde), cuando se emplean en frase interrogativas.
PORQUÉ, PORQUE, POR QUÉ y POR QUE
Porqué es sustantivo y puede sustituirse por motivo o causa. Siempre va
precedido de un artículo. Ej.: <<Me explicó el porqué del suspenso>, <
No quiso decirme el porqué de su problema>
Porque es una conjunción causal, que puede ser sustituida por ya que,
puesto que, como quiera que. Ej.: <<No lo hice bien porque no estoy
preparado>>, <<No puedo comprar el reloj porque no tengo el dinero>>.
Por Qué sirve para preguntar. Equivale a por qué razón y nunca va
precedido de un artículo. Ej.: <<¿Por qué no viniste>>, <<Por qué te retrasaste tanto>>.
Por Que se compone de la preposición por y el pronombre de relativo que, equivalente a el cual, la cual, los cuales, las cuales. Entre ambas se
puede intercalar un artículo. Ej.: << Hizo todo lo que pudo por que todo
funcionara bien>>, <<Esa es la razón por la que muero>>.
SI NO Y SINO
Sino es una conjunción adversativa con la que se contrapone a un concepto negativo otro afirmativo. Ej.: <<No se hace así, sino de esta
otra manera>>, < No le dijo la verdad, sino lo primero que se le
ocurrió>>.
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No confundir con la conjunción si seguida de no. En este caso indican que un concepto depende de otro. Ej.: < Lo haré si no me pones pegas>,
<Si no te enfadas te lo contaré >
No confundir con el sustantivo sino que significa destino
MAS Y MÁS
Mas es una conjunción adversativa que puede ser sustituida por pero.
Ej.: <<Puede que sea así mas no estoy de acuerdo>>, <<Hablaré contigo
mas se prudente>>
Más es un adverbio comparativo o de cantidad. Ej.: <<Había más gente
que la semana pasada>>, <<El perro es más fuerte que el gato>>
SOLO Y SÓLO
Solo no se acentúa cuando cumple la función de adjetivo masculino.
Ejemplo: <<Me fui solo al cine>>, << Yo solo resolví el problema>>.
Cuando ejerce la función de adverbio el acento es obligatorio, si existe la posibilidad de ambigüedad. En el resto de los casos, la tilde es
opcional. Ej.: <<Sólo encontré algunos apuntes>>, <<Solo hay dos
bicicletas>>.
AÚN Y AUN
Aún acentuado se utiliza cuando puede ser reemplazado por todavía.
Ej.: <<Iba a venir pronto, pero aún no ha llegado>>, <<Estoy preparado,
pero aún no ha llegado la oportunidad>>.
Aun sin acento si emplea cuando puede ser sustituido por hasta,
también, inclusive o ni siquiera. Ej.: << Jugaré aun sin saber las reglas
>>, <<Lo preparé aun conociendo los efectos secundarios>>.
A
No se debe utilizar la preposición A seguida del infinitivo de un verbo,
cuando funcionan como complemento de un nombre. Se trata de un
galicismo muy generalizado en los medios de comunicación.
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Así, son incorrectas expresiones tan frecuentes como estas: temas a tratar, asuntos a debatir, acuerdos a tomar, ejemplos a seguir, etcétera.
En todos estos casos la A debe ser sustituida por: que he, que has, que
han, que se han, que deben, etc... ( temas que han de tratar, asuntos que
deben debatir, acuerdos que se han de tomar, ejemplos que se han de seguir, etc...)
Es incorrecta también la utilización de la A más artículo, para indicar la materia de la que está hecho un producto. Son un error frases como esta:
<<paté a la pimienta>>, <<licor a las finas hierbas>>, <<dentífrico a la
clorofila>>, etc... La expresión correcta en estos casos es: <<paté con
pimienta>>, <<licor de finas hierbas>>, <<dentífrico con clorofila>>.
También resulta incorrecto en uso de la A para enlazar un sustantivo
con otro que le sirve de complemento directo: error muy frecuente en los medios de comunicación. Ej.: <<vehículo a motor>>, <<barco a
vela>>, <<motor a reacción>>, <<pantalón a cuadros>>. En este caso la
A debe ser sustituida por de: <<pantalón de cuadros>>, <<vehículo de
motor>>, <<barco de vela>>, etc...
CONTRA
Esta preposición no debe utilizarse con el significado de cuanto. Ej.:
<<Contra más escucho el disco más me gusta>>, la forma correcta es:
<<Cuanto más escucho el disco más me gusta>>.
Es incorrecto utilizar la expresión <<por contra>>. Es un galicismo que
debe ser sustituido por en cambio o por el contrario. Ej.: <<No estudió
lo que se le dijo y por contra se fue al cine>>. La forma correcta es: <<No estudió lo que se le dijo y en cambio (por contrario) se fue al
cine>>.
BAJO
Esta preposición no debe ser utilizada cuando puede ser sustituida por <<conforme a>>, <<según>>, <<de acuerdo con>>, <<desde>> y
<<con el pretexto de>>. Así, son incorrectas las siguientes expresiones,
muy frecuentes también en los medios de comunicación: <<Bajo la Ley
vigente>>, <<Bajo el punto de vista del médico ...>>, <<Bajo el pretexto de hacer el bien ...>>. Las formas correctas son: <<Conforme a
la Ley vigente>, <<Desde el punto de vista del médico...>>, <<Con el
pretexto de hacer el bien>>
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DE
Esta preposición no debe utilizarse nunca delante del infinitivo de un
verbo. Ej.: <<No me hagas de reír>>. Correcto: <<No me hagas reír>>
Cuando las proposiciones sustantivas van unidas a la principal por la
conjunción que, nunca llevan la preposición <<de>> si actúan como complemento directo. Son incorrectas por tanto expresiones como estas:
<<Pienso de que esa no es la solución>>, <<Creyendo de que así lo
lograría, estudié un montón>>. El modo correcto es: <<Pienso que ...>>,
<<Creyendo que ...>>.
El empleo de la <<de>> es obligatorio cuando ejerce de complemento
directo de un sustantivo, adjetivo, etcétera. Son incorrectas por tanto
expresiones como estas: <<Estoy convencido que es inocente>>, <<No se dan cuenta que arman mucho ruido>>, etc... Las formas correctas
son: <<Estoy convencido de que es inocente>>, <<No se dan cuenta de
que arman mucho ruido>>.
Es incorrecto el uso de la preposición <<de>> en lugar de por. Son así
incorrectas frases, muy frecuentes en el periodismo deportivo, como
esta: <<El Real Madrid ganó de (por) catorce puntos de ventaja>>.
La <<de>> se emplea siempre en la construcción <<hasta el punto de>>
más el infinito del verbo. Ej.: <<Su trabajo era perfecto, hasta el punto de ganar la beca>>. También debe emplearse la <<de>> en las
siguientes construcciones gramaticales: <<además de que>>, <<encima
de que>>, <<aparte de que>>, <<a causa de que>>, <<a condición de
que>>, <<con la condición de que>>, <<antes de que>>, <<a pesar de que>>.
Son incorrectas las expresiones: <<Yo de vosotros>>, <<Yo de ti>> o <<Yo de usted>>; en las que <<de>> tiene que ser sustituida por la
conjunción que.
Las expresiones <<de cara a>> y <<cara a>> son también incorrectas cuando se utilizan con sentido de finalidad: Ej.:<<He hecho planes de
cara al verano>>. La forma correcta es: <<He hecho planes para el
verano>>. Sin embargo, <<De cara a>> y <<cara a>> pueden utilizarse con el sentido de dirección (real o figurada). Así, son correctas
frases como estas: <<Anda de cara al viento>>, <<No conduzcas de
cara al sol>>.
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Es incorrecta la supresión de la <<de>> en frases como las siguientes: <<El Gobierno Aznar>>, <<Las empresas Campofrio>>. El modo
correcto es: <<El Gobierno de Aznar>>, <<La empresas de
Campofrio>>.
<<De>> debe utilizarse con la preposición <<a>>, y no con las
preposiciones <<desde>> y <<hasta>>, en locuciones como las
siguientes: <<Viaje de Madrid a Barcelona>> o <<Viaje desde Madrid hasta Barcelona>>. Son incorrectas las locuciones en las que se
combinan erróneamente las citadas preposiciones: <<Viaje de Madrid
hasta Barcelona>>, o <<Viaje desde Madrid a Barcelona>>.
EN
Esta preposición no debe utilizarse para introducir complementos de temporalidad. Ej.: <<Llegaré en dos horas>>, <<Comeremos en una
hora>>, <<Iré en la tarde>>. La forma correcta es: <<Llegaré dentro de
dos horas>>, <<Comeremos dentro de una hora>> o <<Iré por la tarde>>.
HACIA
Es incorrecto su empleo cuando sustituye a <<ante>>, <<frente a>>, o
<<para con>>. Ej.: <<La posición de Chile hacia España es de dureza>>, <<Su actitud hacia el director fue muy agresiva>>. El empleo
correcto es: <<La posición de Chile frente a (para con) España ...>>,
<<Su actitud ante el director fue muy agresiva>>.
PARA
Es incorrecto su uso, por suponer un anglicismo en frases del tipo: << Faltan veinte minutos para la tres>>. La expresión correcta es: <<Son
las tres menos veinte>>.
También es incorrecta la expresión <<para nada>>. Se trata de un
galicismo que debe ser sustituido por <<no>>, o <<en modo alguno>>.
SOBRE
Su empleo es incorrecto cuando sustituye a <<de>> antes de una cifra
total de la que se menciona una parte. Es incorrecto, por ejemplo: <<Aprobaron cincuenta opositores sobre trescientos presentado>>. El
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modo correcto es: <<Aprobaron cincuenta opositores de trescientos presentados>>.
< LOS AÑOS VEINTE >, <LOS AÑOS CUARENTA>
La Real Academia no acepta expresiones como <<los años cuarenta>>
o <<los años cincuenta>>, o <<los años treintas>>, para referirse a los años comprendidos por una década de un siglo. Estas expresiones
pueden ser sustituidas por primer, segundo, tercer, o cuarto decenio.
También pueden ser sustituidas por primera, segunda (y así
sucesivamente) década.
SUDESTE, SURESTE, SUDOESTE Y SUROESTE
Sur se transforma en Sud cuando se utiliza como prefijo (sudeste,
sudoeste), aunque la Real Academia acepta también las formas sureste y
suroeste. Así, está aceptado tanto sudamericano como suramericano, aunque no sudafricano. Los derivados de Norte son nordeste y noroeste.
No es correcto Noreste