Estoy dispuesto a ver la luz y
no las apariencias
de los demás.
Hoy estoy dispuesto a no ver la sombra en el pasado de nadie,
incluyéndome a mí mismo.
Recuerdo que el perdón es el sanador más
grande de todos.
Hoy elijo darme cuenta que no existe
ningún valor al herirme
o herir a los demás.
Hoy elijo recordar que quizá no sea capaz de controlar el mundo exterior, pero puedo controlar mis pensamientos.
No hay enemigo, no hay nadie a quien culpar, solo hay interpretación de las
circunstancias.