Novena a la Inmaculada
2
La Inmaculada Concepción de la Virgen María
El Papa Pío IX instituyó esta celebración cuando proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción el 8 de Diciembre de 1854: “…la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano”.
En esa definición, Pío XII expresa con precisión el significado de esta verdad de fe: que María fue concebida libre de la mancha del pecado original. Esta fiesta ha sido celebrada desde el siglo VIII en Oriente y en muchas partes de Occidente. El Catecismo de la Iglesia Católica explica:
“Para ser la Madre del Salvador, María fue “dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante”. En el momento de la anunciación, el ángel Gabriel la saluda como “llena de gracia” (Lucas 1, 28). En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que ella estuviese totalmente poseída por la gracia de Dios. A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María, “llena de gracia” por Dios, (Lucas 1, 28) había sido redimida desde su concepción.
“Esta “resplandeciente santidad del todo singular” de la que ella fue “enriquecida desde el primer instante de su concepción”, le viene toda entera de Cristo: ella es “redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su Hijo”. El Padre la ha “bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo” más que a ninguna otra persona creada. Él la ha “elegido en él, antes de la creación del mundo para ser santa e inmaculada en su presencia, en el amor”. “Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios “la Toda Santa” (“Panagia”), la celebran “como inmune de toda mancha de pecado y como plasmada por el Espíritu Santo y hecha una nueva criatura”. Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida”.
Novena a la Inmaculada
3
Día primero
María, nueva Eva
Oración inicial
El mismo Espíritu Santo, que formó a la Virgen María como nueva criatura, para
que de ella, inundada del rocío celestial, naciera Jesucristo, tu Hijo, el fruto de la salvación,
santifique ahora, Señor, nuestros dones. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Lectura Bíblica
Pero la serpiente, la más astuta de cuantas bestias del campo hiciera el Señor Dios, dijo a la
mujer: “Conque os ha mandado Dios que no comáis de los árboles todos del paraíso? Y respondió la
mujer a la serpiente: “Del fruto de los árboles del paraíso comemos, pero del fruto del que está en medio
del paraíso no ha dicho Dios: “No comáis de él, ni lo toquéis siquiera, no vayáis a morir”. Y dijo la
serpiente a la mujer: “No, no moriréis; es que sabe Dios que el día que de él comáis se os abrirán los ojos
y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”. Vio, pues, la mujer que el árbol era bueno para
comerse, hermoso a la vista y deseable para alcanzar por él sabiduría, y tomó de su fruto y comió, y dio
también de él a su marido, que también con ella comió.
Dijo, pues, el Señor Dios a la mujer: “¿Por qué has hecho eso?” Y contestó la mujer: “La
serpiente me engañó y comí”. Dijo luego el Señor Dios a la serpiente:
“Por haber hecho esto, Maldita serás entre todos los ganados y entre todas las bestias del
campo. Te arrastrarás sobre tu pecho y comerás el polvo todo el tiempo de tu vida. Pongo perpetua
enemistad entre ti y la mujer y entre tu linaje y el suyo; Éste te aplastará a cabeza y tú le acecharás el
calcañal”. (Gn 3:1-6, 13-15)
Meditación
María, Madre del Verbo encarnado, está situada en el centro mismo de aquella
“enemistad”, de aquella lucha que acompaña la historia de la humanidad en la tierra y la historia
misma de la salvación.
En este lugar ella, que pertenece a los “humildes y pobres del Señor”, lleva en sí, como
ningún otro entre los seres humanos, aquella “gloria de la gracia” que el Padre “nos agració en el
Amado”, y esta gracia determina la extraordinaria grandeza y belleza de todo su ser. María
permanece así ante Dios, y también ante la humanidad entera, como el signo inviolable de la
elección por parte de Dios, de la que habla la Carta de san Pablo: “Nos ha elegido en él (Cristo)
antes de la fundación del mundo, … eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos” (Ef
1, 4.5).
Esta elección es más fuerte que toda experiencia del mal y del pecado, de toda aquella
“enemistad” con la que ha sido marcada la historia del hombre. En esta historia María sigue
siendo una señal de esperanza segura.
Novena a la Inmaculada
4
Letanías de la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros. Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración final
Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo
la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios de todas nuestras culpas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Novena a la Inmaculada
5
Novena a la Inmaculada
6
Día segundo
María, llena de gracia
Oración inicial
Dios todopoderoso, que, según lo anunciaste por el ángel, has querido que tu hijo se
encarnara en el seno de María, la Virgen, escucha nuestras súplicas y haz que sintamos la
protección de María los que la proclamamos verdadera Madre de Dios. Por nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
Lectura Bíblica
En el mes sexto fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de nombre José, de la casa de David; el
nombre de la virgen era María. Y presentándose a ella, le dijo: Salve, llena de gracia, el Señor
es contigo. Ella se turbó al oír estas palabras y discurría qué podría significar aquella
salutación. El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, y
concebirás en tu seno y darás a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y
llamado Hijo del Altísimo y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre, y reinará en la
casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendrá fin. (Lc 1:26-33)
Meditación
Cuando leemos que el mensajero dice a María “llena de gracia”, el contexto
evangélico, en el que confluyen revelaciones y promesas antiguas, nos da a
entender que se trata de una bendición singular entre todas las “bendiciones
espirituales en Cristo”.
En el misterio de Cristo, María está presente ya “antes de la creación del
mundo” como aquélla que el Padre “ha elegido” como Madre de su Hijo en la
Encarnación, y junto con el Padre la ha elegido el Hijo, confiándola eternamente al
Espíritu de santidad. María está unida a Cristo de un modo totalmente especial y
excepcional, e igualmente es amada en este “Amado” eternamente, en este Hijo
consustancial al Padre, en el que se concentra toda “la gloria de la gracia”. A la
vez, ella está y sigue abierta perfectamente a este “don de lo alto” (cf. Santiago 1,
17). Como enseña el Concilio, María “sobresale entre los humildes y pobres del
Señor, que de Él esperan con confianza la salvación”.
Novena a la Inmaculada
7
Letanías de la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros. Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración final
Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo
la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios de todas nuestras culpas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Novena a la Inmaculada
8
Novena a la Inmaculada
9
Día tercero
María, sierva del Señor
Oración inicial
Oh Dios, que enviaste a tu Hijo, palabra de salvación y pan de vida, desde el cielo al
seno de la Santa Virgen, concédenos recibir a Cristo como ella, conservando sus palabras en
el corazón, y celebrando con fe sus misterios. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Lectura Bíblica
Dijo María al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón? El ángel le
contestó y dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su
sombra, y por esto el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios. E Isabel, tu
parienta, también ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el mes sexto de la que era estéril,
porque nada hay imposible para Dios. Dijo María: He aquí a la sierva del Señor; hágase en mí
según tu palabra. Y se fue de ella el ángel. (Lc 1:34-38)
Meditación
En efecto, en la Anunciación María se ha abandonado en Dios completamente,
manifestando “la obediencia de la fe” a aquel que le hablaba a través de su mensajero y
prestando “el homenaje del entendimiento y de la voluntad”. Ha respondido, por tanto, con todo
su “yo” humano y en esta respuesta de fe estaban contenidas una cooperación perfecta con “la
gracia de Dios que previene y socorre” y una disponibilidad perfecta a la acción del Espíritu
Santo, que, “perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones”.
La palabra del Dios viviente, anunciada a María por el ángel, se refería a ella misma “vas
a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo” (Lucas 1, 31).
Acogiendo este anuncio, María se convertiría en la “Madre del Señor” y en ella se
realizaría el misterio divino de la Encarnación: “El Padre de las misericordias quiso que
precediera a la encarnación la aceptación de parte de la Madre predestinada”. Y María da este
consentimiento, después de haber escuchado todas las palabras del mensajero. Dice: “He aquí la
esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lucas 1, 38).
Este fiat de María —“hágase en mí”— ha decidido, desde el punto de vista humano, la
realización del misterio divino. Se da una plena consonancia con las palabras del Hijo que, según
la Carta a los Hebreos, al venir al mundo dice al Padre: “Sacrificio y oblación no quisiste; pero
me has formado un cuerpo… He aquí que vengo… a hacer, oh Dios, tu voluntad” (Hebreos 10,
5-7).
Novena a la Inmaculada
10
Letanías de la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros. Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración final
Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo
la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios de todas nuestras culpas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Novena a la Inmaculada
11
Novena a la Inmaculada
12
Día cuarto
María, bendita entre las mujeres
Oración inicial
Oh Dios, Salvador de los hombres, que, por medio de la bienaventurada Virgen
María, arca de la nueva alianza, llevaste la salvación y el gozo a la casa de Isabel,
concédenos ser dóciles a la inspiración del Espíritu para poder llevar a Cristo a los
hermanos y proclamar tu grandeza con nuestras alabanzas y la santidad de nuestras
costumbres. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Lectura Bíblica
En aquellos días se puso María en camino y con presteza fue a la montaña, a una
ciudad de Judá, y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Así que oyó Isabel el saludo de
María, exultó el niño en su seno e Isabel se llenó del Espíritu Santo, y clamó con fuerte voz:
¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿De dónde a mí que la madre de
mi Señor venga a mí? Porque así que sonó la voz de tu salutación en mis oídos, exultó de gozo
el niño en mi vientre. (Lc 1:39-44)
Meditación
Poco después de la narración de la anunciación, el evangelista Lucas nos guía tras los
pasos de la Virgen de Nazaret hacia “una ciudad de Judá” (Lucas 1, 39). Según los estudiosos
esta ciudad debería ser la actual Ain-Karim, situada entre las montañas, no distante de Jerusalén.
María llegó allí “con prontitud” para visitar a Isabel su pariente.
El motivo de la visita se halla también en el hecho de que, durante la anunciación,
Gabriel había nombrado de modo significativo a Isabel, que en edad avanzada había concebido
de su marido Zacarías un hijo, por el poder de Dios: “Mira, también Isabel, tu pariente, ha
concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque
ninguna cosa es imposible a Dios” (Lucas 1, 36-37).
El mensajero divino se había referido a cuanto había acontecido en Isabel, para responder
a la pregunta de María: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?” (Lucas 1, 34). Esto
sucederá precisamente por el “poder del Altísimo”, como y más aún que en el caso de Isabel.
Así pues María, movida por la caridad, se dirige a la casa de su pariente. Cuando entra,
Isabel, al responder a su saludo y sintiendo saltar de gozo al niño en su seno, “llena del Espíritu
Santo”, a su vez saluda a María en alta voz: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre” (cf. Lucas 1, 40-42).
Esta exclamación o aclamación de Isabel entraría posteriormente en el Ave María, como
una continuación del saludo del ángel, convirtiéndose así en una de las plegarias más frecuentes
de la Iglesia.
Novena a la Inmaculada
13
Letanías de la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros. Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración final
Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo
la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios de todas nuestras culpas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Novena a la Inmaculada
14
Novena a la Inmaculada
15
Día quinto
La fe de María
Oración inicial
Padre santo, Dios eterno, que quisiste poner el trono real de tu Sabiduría en Santa
María Virgen, ilumina a tu Iglesia con la luz de la Palabra de vida, para que resplandezca
con la fuerza de la verdad y alcance gozosa el pleno conocimiento de tu amor. Por nuestro
Señor Jesucristo. Amén.
Lectura Bíblica
E Isabel exclamó: Dichosa la que ha creído que se cumplirá lo que se le ha dicho de parte
del Señor. Dijo María: "Mi alma engrandece al Señor y exulta de júbilo mi espíritu en Dios,
mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva; por eso todas las generaciones me
llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi maravillas el Poderoso, cuyo nombre es
santo. Su misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen. Desplegó
el poder de su brazo y dispersó a los que se engríen con los pensamientos de su corazón. Derribó
a los potentados de sus tronos y ensalzó a los humildes. A los hambrientos los llenó de bienes, y
a los ricos los despidió vacíos. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia. Según
lo que había prometido a nuestros padres a Abraham y a su descendencia para siempre." María
permaneció con ella como unos tres meses y se volvió a su casa. (Lc 1:45-56)
Meditación
Sin embargo las palabras de Isabel “Feliz la que ha creído” no se aplican únicamente a
aquel momento concreto de la anunciación. Ciertamente la anunciación representa el momento
culminante de la fe de María a la espera de Cristo, pero es además el punto de partida, de donde
inicia todo su “camino hacia Dios”, todo su camino de fe.
Y sobre esta vía, de modo eminente y realmente heroico —es más, con un heroísmo de fe
cada vez mayor— se efectuará la “obediencia” profesada por ella a la palabra de la divina
revelación. Y esta “obediencia de la fe” por parte de María a lo largo de todo su camino tendrá
analogías sorprendentes con la fe de Abraham. Como el patriarca del Pueblo de Dios, así
también María, a través del camino de su fiat filial y maternal, “esperando contra esperanza,
creyó”.
Con razón, pues, en la expresión “feliz la que ha creído” podemos encontrar como una
clave que nos abre a la realidad íntima de María, a la que el ángel ha saludado como “llena de
gracia”. Si como “llena de gracia” ha estado presente eternamente en el misterio de Cristo, por la
fe se convertía en partícipe en toda la extensión de su itinerario terreno: “avanzó en la
peregrinación de la fe” y al mismo tiempo, de modo discreto pero directo y eficaz, hacía presente
a los hombres el misterio de Cristo. Y sigue haciéndolo todavía. Y por el misterio de Cristo está
presente entre los hombres. Así, mediante el misterio del Hijo, se aclara también el misterio de la
Madre.
Novena a la Inmaculada
16
Letanías de la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros. Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración final
Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo
la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios de todas nuestras culpas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Novena a la Inmaculada
17
Novena a la Inmaculada
18
Día sexto
María, corredentora con Cristo
Oración inicial
Señor, Dios nuestro, por un designio misterioso de tu providencia completas lo que
falta a la pasión de Cristo con las infinitas penas de la vida de sus miembros; concédenos
que, a imitación de la Virgen Madre dolorosa que estuvo junto a la cruz de su Hijo
moribundo, así nosotros permanezcamos junto a los hermanos que sufren para darles
consuelo y amor. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Lectura Bíblica
Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que esperaba la
consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba en él. Le había sido revelado por el Espíritu
Santo de que no vería la muerte antes de ver al Cristo del Señor. Movido del Espíritu, vino al
templo, y al entrar los padres con el niño Jesús para cumplir lo que prescribe la Ley sobre Él,
Simeón le tomó en sus brazos y, bendiciendo a Dios, dijo: “Ahora, Señor, puedes ya dejar ir a
tu siervo en paz, según tu palabra; porque han visto mis ojos tu salud, la que has preparado
ante la faz de todos los pueblos; Luz para iluminación de las gentes y gloria de tu pueblo,
Israel”. Su padre y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de Él. Simeón los
bendijo y dijo a María, su madre: “Puesto está para caída y levantamiento de muchos en Israel
y para signo de contradicción; y una espada atravesará tu alma para que se descubran los
pensamientos de muchos corazones”. (Lucas 2:25-35)
Meditación
Un hombre justo y piadoso, llamado Simeón, aparece al comienzo del “itinerario” de la fe
de María. Sus palabras, sugeridas por el Espíritu Santo (cf. Lucas 2, 25-27), confirman la verdad
de la anunciación.
Leemos que “tomó en brazos” al niño, al que —según la orden del ángel— “se le dio el
nombre de Jesús” (cf. Lucas 2, 21). El discurso de Simeón es conforme al significado de este
nombre, que quiere decir Salvador: “Dios es la salvación”. Al mismo tiempo, sin embargo,
Simeón se dirige a María con estas palabras: “Este está puesto para caída y elevación de muchos
en Israel, y para ser señal de contradicción… a fin de que queden al descubierto las intenciones
de muchos corazones”; y añade con referencia directa a María: “y a ti misma una espada te
atravesará el alma” (Lucas 2, 34-35).
El anuncio de Simeón parece como un segundo anuncio a María, dado que le indica la
concreta dimensión histórica en la cual el Hijo cumplirá su misión, es decir en la incomprensión
y en el dolor. Si por un lado, este anuncio confirma su fe en el cumplimiento de las promesas
divinas de la salvación, por otro, le revela también que deberá vivir en el sufrimiento su
obediencia de fe al lado del Salvador que sufre, y que su maternidad será oscura y dolorosa.
Novena a la Inmaculada
19
Letanías de la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros. Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración final
Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo
la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios de todas nuestras culpas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Novena a la Inmaculada
20
Novena a la Inmaculada
21
Día séptimo
María, primera en escuchar la palabra de Dios y guardarla
Oración inicial
Oh Dios, que enviaste a tu Hijo, palabra de salvación y pan de vida, desde el cielo al
seno de la Santa Virgen, concédenos recibir a Cristo como ella, conservando sus palabras en
el corazón y celebrando con fe sus misterios. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Lectura Bíblica
Mientras decía estas cosas, levantó la voz una mujer de entre la muchedumbre y
dijo: “Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron”. Pero Él dijo:
“Más bien dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la guardan”. (Lucas 11:27-28)
Meditación
El evangelio de Lucas recoge el momento en el que “alzó la voz una mujer de entre la
gente, y dijo, dirigiéndose a Jesús: “¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!”
(Lucas 11, 27). Estas palabras constituían una alabanza para María como madre de Jesús, según
la carne.
Pero a la bendición proclamada por aquella mujer respecto a su madre según la carne,
Jesús responde de manera significativa: “Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la
guardan” (cf. Lucas 11, 28). Quiere quitar la atención de la maternidad entendida sólo como un
vínculo de la carne, para orientarla hacia aquel misterioso vínculo del espíritu, que se forma en la
escucha y en la observancia de la palabra de Dios.
Sin lugar a dudas, María es digna de bendición por el hecho de haber sido para Jesús
Madre según la carne (“¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!”), pero
también y sobre todo porque ya en el instante de la anunciación ha acogido la palabra de Dios,
porque ha creído, porque fue obediente a Dios, porque “guardaba” la palabra y “la conservaba
cuidadosamente en su corazón” (cf. Lucas 1, 38. 45; 2, 19. 51) y la cumplía totalmente en su
vida. Podemos afirmar, por lo tanto, que el elogio pronunciado por Jesús no se contrapone, a
pesar de las apariencias, al formulado por la mujer desconocida, sino que viene a coincidir con
ella en la persona de esta Madre-Virgen, que se ha llamado solamente “esclava del Señor”
(Lucas 1, 38).
Si por medio de la fe María se ha convertido en la Madre del Hijo que le ha sido dado por
el Padre con el poder del Espíritu Santo, conservando íntegra su virginidad, en la misma fe ha
descubierto y acogido la otra dimensión de la maternidad, revelada por Jesús durante su misión
mesiánica. María es, pues, la primera “discípula” de su Hijo.
Novena a la Inmaculada
22
Letanías de la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros. Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración final
Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo
la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios de todas nuestras culpas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Novena a la Inmaculada
23
Novena a la Inmaculada
24
Día octavo
María, medianera de todas las gracias
Oración inicial
Oh Dios, cuyo Hijo, al expirar en la cruz, quiso que la Virgen María, elegida por él
como Madre suya, fuese en adelante nuestra Madre, concédenos a quienes recurrimos a su
protección ser confortados por la invocación de su santo nombre. Por nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
Lectura Bíblica
Al tercer día hubo una boda en Caná de Galilea, y estaba ahí la madre de Jesús. Fue
invitado también Jesús con sus discípulos a la boda. No tenían vino, porque el vino de la boda
se había acabado. En esto dijo la madre de Jesús a éste: “No tienen vino“. Jesús le dijo:
“Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Todavía no ha llegado mi hora”. Dijo la madre a los
servidores: Haced lo que Él os diga. (Juan 2, 1-11)
Meditación
María está presente en Caná de Galilea como Madre de Jesús, y de modo significativo contribuye
a aquel “comienzo de las señales”, que revelan el poder mesiánico de su Hijo. He aquí que: “como faltaba
vino, le dice a Jesús su Madre: no tienen vino. Jesús le responde: “¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía
no ha llegado mi hora” (Juan 2, 3-4). En el Evangelio de Juan aquella “hora” significa el momento
determinado por el Padre, en el que el Hijo realiza su obra y debe ser glorificado.
Aunque la respuesta de Jesús a su madre parezca como un rechazo (sobre todo si se mira, más que
a la pregunta, a aquella decidida afirmación: “Todavía no ha llegado mi hora”), a pesar de esto María se
dirige a los criados y les dice: “Haced lo que él os diga” (Juan 2, 5). Entonces Jesús ordena a los criados
llenar de agua las tinajas, y el agua se convierte en vino, mejor del que se había servido antes a los
invitados al banquete nupcial.
En esta página del Evangelio de Juan encontramos como un primer indicio de la verdad sobre la
solicitud materna de María. Esta verdad ha encontrado su expresión en el magisterio del último Concilio.
Es importante señalar como la función materna de María es ilustrada en su relación con la mediación de
Cristo. En efecto, leemos lo siguiente: “La misión maternal de María hacia los hombres de ninguna
manera oscurece ni disminuye esta única mediación de Cristo, sino más bien muestra su eficacia”, porque
“hay un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también” (1 Tm 2, 5). El hecho de
Caná de Galilea, nos ofrece como una predicción de la mediación de María, orientada plenamente hacia
Cristo y encaminada a la revelación de su poder salvífico.
Como proclama el Concilio: María “es nuestra Madre en el orden de la gracia”. Esta maternidad
en el orden de la gracia ha surgido de su misma maternidad divina, porque siendo, por disposición de la
divina providencia, madre del divino Redentor se ha convertido de “forma singular en la generosa
colaboradora entre todas las criaturas y la humilde esclava del Señor” y que “cooperó… por la
obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad, en la restauración de la vida sobrenatural de las
almas”.
Novena a la Inmaculada
25
Letanías de la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros. Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración final
Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo
la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios de todas nuestras culpas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Novena a la Inmaculada
26
San Maximiliano María Kolbe, “Caballero de la Inmaculada”
Novena a la Inmaculada
27
Día noveno
María, madre de Dios y madre nuestra
Oración inicial
Oh Dios, Padre de misericordia, cuyo Hijo, clavado en la cruz, proclamó como
Madre nuestra a santa María Virgen, Madre suya, concédenos, por su mediación amorosa,
que tu Iglesia, cada día más fecunda, se llene de gozo por la santidad de sus hijos, y atraiga
a su seno a todas las familias de los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Lectura Bíblica
Los soldados, una vez que hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, haciendo
cuatro partes, una para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida toda desde
arriba. Se dijeron unos a otros: “No la rasguemos, sino echemos suertes sobre ella para ver a
quién le toca”, a fin de que se cumpliese la Escritura: “Se repartieron mis vestidos y sobre mi
túnica echaron suertes”. Es lo que hicieron los soldados. Estaban junto a la cruz de Jesús su
Madre y la hermana de su Madre, María la de Cleofás y María Magdalena. Jesús, viendo a su
Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a la Madre: “Mujer, he ahí a tu
hijo”. Luego dijo al discípulo: “He ahí a tu Madre”. Y desde aquella hora el discípulo la recibió
en su casa. (Jn 19, 23-27)
Meditación
Si el pasaje del Evangelio de Juan sobre el hecho de Caná presenta la maternidad
solícita de María al comienzo de la actividad mesiánica de Cristo, otro pasaje del mismo
Evangelio confirma esta maternidad de María en la economía salvífica de la gracia en su
momento culminante, es decir cuando se realiza el sacrificio de la Cruz de Cristo, su
misterio pascual. La descripción de Juan es concisa: “Junto a la cruz de Jesús estaban su
Madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús,
viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí
tienes a tu hijo”. Luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora
el discípulo la acogió en su casa” (Juan 19, 25-27).
Sin embargo, sobre el significado de esta atención el “testamento de la Cruz” de
Cristo dice aún más. Jesús ponía en evidencia un nuevo vínculo entre Madre e Hijo, del
que confirma solemnemente toda la verdad y realidad. Se puede decir que, si la
maternidad de María respecto de los hombres ya había sido delineada precedentemente,
ahora es precisada y establecida claramente; ella emerge de la definitiva maduración del
misterio pascual del Redentor.
La Madre de Cristo, encontrándose en el campo directo de este misterio que
abarca al hombre —a cada uno y a todos- , es entregada al hombre —a cada uno y a
todos— como madre.
Novena a la Inmaculada
28
Letanías de la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros. Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración final
Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo
la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios de todas nuestras culpas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Novena a la Inmaculada
29