ernosHistoria 16 250 PTAS
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CuadernosHistoria 16
Plan de la Obra
1.La Segunda República Española • 2. La Palestina de Jesús • 3. El Califato de Córdoba • 4. El Siglo deOro, 1 • 5. El Siglo de Oro, 2 • 6. Faraones y pirámides • 7. La Castilla del Cid • 8. La Revolución Industrial • 9. Felipe 11• 10.La medicina en la Antigiiedad • 11.Los Reyes Católicos • 12.La mujer medieval •13. La Revolución Francesa, 1 • 14. La Revolución Francesa, 2 • 15. La Revolución Francesa, 3 • 16. ElEgipto de Ramsés 11• 17.La invasión árabe de España • 18. Los Mayas • 19. Carlos V • 20. La guerra dela Independencia, 1 • La guerra de la Independencia, 2 • 22.La Hispania romana • 23.Vida cotidiana enla Edad Media • 24. El Renacimiento. 25. La Revolución Rusa • 26. Los fenicios. 27. La Mezquita deCórdoba • 28. La Reforma en Europa • 29. Napoleón Bonaparte, 1 • 30. Napoleón Bonaparte, 2 • 31. Losiberos • 32. Recaredo y su época • 33. Los campesinos del siglo XVI • 34. La Inglaterra victoriana• 35. El Neolítico • 36. Los Aztecas • 37. La Inglaterra isabelina • 38. La 11Guerra Mundial, 1 • 39. La 11Guerra Mundial, 2 • 40. La 11Guerra Mundial, 3 • 41. Tartessos • 42. Los campesinos medievales• 43. Enrique VIII • 44. La España de José Bonaparte • 45.Altamira • 46.La Unión Europea • 47. Los reinos de taifas • 48. La Inquisición en España • 49 Vida cotidiana en Roma, 1 • 50. Vida cotidiana enRoma, 2 • 51. La España de Franco • 52. Los Incas • 53. Los comuneros • 54. La España de Isabel 11• 55. Ampurias • 56. Los aImorávides • 57. Los viajes de Colón • 58. El cristianismo en Roma. 59. Lospronunciamientos • 60. Carlomagno, 1 • 61.Carlomagno, 2 • 62. La Florencia de los Médicis • 63. La Primera República Española' 64. Los sacerdotes egipcios • 65. Los almohades • 66. La Mesta • 67. LaEspaña de Primo de Rivera • 68. PericIes y su época • 69. El cisma de Aviñón • 70. El Reino nazarita •71. La E~paña de Carlos III • 72. El Egipto ptolemaico • 73. Alfonso XIII y su época • 74. La flota deIndias • 75.La Alhambra • 76.La Rusia de Pedro el Grande • 77.Mérida • 78. Los Templarios • 79.Velázquez • 80. La ruta de la seda • 81. La España de Alfonso X el Sabio • 82. La Rusia de Catalina 11• 83. Losvirreinatos americanos • 84. La agricultura romana • 85. La Generación del 98 • 86. El fm del mundocomunista • 87. El Camino de Santiago • 88. Descubrimientos y descubridores • 89. Los asirios • 90. LaGuerra Civil española • 91. La Hansa • 92. Ciencia musulmana en España • 93. Luis XIV y su época• 94. Mitos y ritos en Grecia. 95. La Europa de 1848 • 96. La guerra de los Treinta Años • 97. Los moriscos • 98. La Inglaterra de Cromwell • 99.La expulsión de los judíos • 100.La revolución informática.
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Historia 162/ LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA
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LA CONQUISTAY SUSITINERARIOS
Unua nueva teoría
La expedición de Musa
Los primeros emires
al·Andalus: samiyyun
Qaysíes y kalbíes frente afrente
Las tribus beréberes: zonas de
poblamiento
ULTIMASTEORIAS
Tolerancia coránica
Explotación de la conquista
Convivencia reglamentada
LA ISLAMIZACION
Primera versión moderna
Invasión polémica
De Castro a Sánchez Albornoz
Revisión de las fuentes árabes
En la portada, tropasmusulmanas sedirigen a la guerra(miniatura de al-Maqa·mat de al-Hariri, sigloXI).A la izquierda, labatalla del Guadalete,según un grabado delsiglo XIX
LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA / 3
La conquista y susitinerarios
Joaquín VallvéCatedrático de la Universidad Complutense de Madrid.
Laconquista árabe de la PenínsulaIbérica sig.ue-apasio-Dando a losiJl~stigadores por los múltiples
problemas que plantea el análisis delas fuentes árabes de la Edad Media.Esos problemas son de índole cronológica, topográfica y onomástica y el primero de ellos es averiguar por qué losárabes diemn el nombre de al-Andalusa la España musulmaña, nombre quese perpetuó en el actual de Andalucíatras la prolongada resistencia de losreyes musulmanes de Granada.
E~ombre d~al-AIld'al-us-a'pa-reee-yaen traaiciones atribuidas-a-MahtHR·a,en poesía árabe Ill'_eislámiG-a-e-de-laprimera éRoca de.UslaIIL.o en relacióncón-Ns primeros califas que sucedieronal Profeta. Toaas-estasfuentes son anteriores~al año 711 y, por tanto, apuntan a un origen oriental que no tienenada que ver con la teoría que sostieneque el nombre de al-Andalus derivaríade los vándalos, porque estos bárbarosatravesaron las tierras del sur de laPenínsula camino de Africa hacia' elaño 429.
ELnomhr:e_deatAndalus a~rece e_n_est~uentes º-rientales...y_€nl-las---p-r-i~m~~.lliLnarran la..mn.qJJistade HisP.JinJa como el nombre de una isla,Chazirat al·Andalus, o de un mar,Bahr al-Andalus. Tras un análisis dediversas fuentes, grecolatinas, árabesy romances, yo creo que la denomina-:ción de Chazirat al·Andalus (isla de,'al-Andalus) es una traducción Rura_ysimple_de Isla del AtUinticD o Atlántidji,Jesultado de una transmisiónliteraria del mito de Platón que se puederastrear ininterrumpidamente en muchos autores clásicos, tanto griegoscomo latinos.
Junto a esta transmisión del mito dela Atlántida debió existir en los pueblos marineros del Mediterráneo oriental la creencia muy extendida de una
4/ LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA
isla o restos de ella más allá de las Columnas de Hércules o del estrecho deGibraltar, aparte de la traducción alcopto, siriaco y árabe de esas mismasnoticias. Las fuentes árabes del nortede Africa y muchas hispanoárabesidentifican claramente el Bahr al·Andalus o Mar de al-Andalus con el océano Atlántico. Me falta el eslabón quepueda explicar el paso de Atlántida ouna voz equivalente a al-Andalus. Eseeslabón podría encontrarse en los textos siriacos o coptos.
Después de la definitiva conquista
árabe de Alejar:los musulmaneEla e'xpansión pVeinte años mátras recorrer elTúnez, donde fl:rawan y la primdente musulm~contramos el E
cristiana sobre ~Cartago y que r258. Uqba llegcAtlántico, dondEde don J ulián s
Visión decimonónica de la batalla del Guadalete(¿Barbate, Genil, La Albufera, Mar Menor...?)
en la que Táriq venció en una larga batalla,librada durante el mes de julio del año 711,
al ejército del rey Don Rodrigo.La litografía representa la huída del monarca
visigodo tras su derrota(ilustración de la Historia de España de Morayta)
árabe de Ale.jB.If.dríahacia el año 6.4-6,-lo~.musulmanes inician decididamentela expansión por el norte de~a.Veinte años más tarde Uqba ben Nafi,tras recorrer el Africa negra, llegó aTúnez, donde fundó la ciudad de Qayrawan y la primera mezquita del Occidente musulmán. En este relato encontramos el eco de una tradicióncristiana sobre san Cipriano, obispo deCartago y que murió mártir en el año258. Uqba llegó hasta las costas delAtlántico, donde conocióal famoso conde don Julián sin dejar de combatir a
los beréberes, pero a su regreso fueperseguido y muerto en Tahuda, un lugar de Argelia, donde curiosamente seha encontrado una inscripción fechadaen el 359, que hace mención a las reliquias de san Cipriano.
El hechO-h-Í-stóricoindiscutible es laconquista definitiva de C_artagQ,porMusa ben Nusayr hacia el año 698.Desde Cartago la flota musulmana recQ@envIecIiterraneo occIdental, puesla¡;;fuentes árabes citan incursionesmarítimas a-Sicilia,Cer-deña,-Balear.esy, PDI_supuesto.,_al-Andalus.Mientras
LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA /5
tanto la decad€m-t~visigo.dad~To1edo se debate e.tLla~at!asla.mll.ert8-~WIÚza (7101 y lausurpación dela cor.ona por el r~yR~.drig().. La cronología de la conquista árabeide Hispania es muy contradictoria yconfusa. Por el lado musulmán haycuatro protagonistas según relatos dediscutible autenticidad: Musa ben Nusayr, emir de Africa del Norte nombrado por el califa de Damasco; Tarif; Táriq, gobernador de Mauritania, yMugit al-Rumi. Por el lado cristianohay otros cuatro protagonistas: Rodriga, el rey; Julián, gobernador de lazona del Estrecho; Teodomiro, gobernador de la Cartaginense, y los hijosde Witiza.
Sggún las fuentes áraj;)es, el condedon Julián entabló negoCiaciones conMusa para demostrar la debilidad dela monarquía visigoda e invitarle adesmbarcar en la Península. De pasovengaría su honor manchado por laviolación de su hija por el rey. El conde don Julián era de estirpe goda,como lo demuestra la existencia dedescendientes suyos afincado s en laCórdoba califal.
Entonces Musa envió a un beréberllamado Tarif, que desembarcó en unaisla con cuatro barcos, 400 hombres y100 caballos. A partir de entonces recibió su nombre y se llamó Tarifa. Lostextos árabes norte africanos y, por supuesto, los orientales no mencionan aeste personaje e incluso algún autorhispanoárabe asegura que Tarifa debesu nombre al fundador de una herejíamusulmana posterior y que el herejese llamaba también Tarif. Yo creo quehistQria.clQ:resy tradicionalistasmusUimanes se haninventauO'1afiguta.-deTarif para ex}ilícar laetimoltfgur'deTarifa.
DesI>ués de ese supuesto desembarco de Taru;NIUs~'cb-enNusayrenvió'asu lugarteniente Táriq, quien desem:~barcó con 1. 700 hombres, 7.000 ó12.000, según las fllentes árabes, beré~beres en su mayor parte, en un monteque tomó su nombre, es decir, ChabalT.áriq, o Gibr.altar, en la.p1imaveradelaño 711. Los genealogistas árabes hanhecho de él un persa, un beréber o unárabe y le han dado genealogías muyvariadas. LatLfu~rabes no estúJ.de acuerdo ni en el número.d_e romh::Jtie~e' participamn_enelde_Elembarco, ni en la cronología, ni en el lu-
6/ LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA
~xacto d()l desembarco n(en el itiQ~@.!'io seguido. La mayoría de ellasafirmaque-ius-musulmanes arribarona tierra en_y-ªrias olea~con.ti~Il'1Qºs1tfiBiente pªm q1;l~el último rey--d..fdosvisigodos acudiera 'con'sus tropas desde ~lno.de.. de.la ..l'.f2 nJn..§:ula,.<:lon.gecomhatíaa 10&.YasQ.Q13.
Los ,combates duraron una semana,desdeel19 de julio del 7J 1hasta el día26 del mismo me-ª.y.año Y terminó conla dl2fIQtª.y.mul2I.te.ª-E;.Bºdrig,o. EUlb;:.gar del encuentro aparece en las fuentesárabes. con varias denominaCloñefi:'~adiL[1kk oRío del Lago, identificadotradicionalmente con el Guadalete;.Wadi-l-Buhayra o Río,de LaA1bgfera,que puede corresponder al río BaXQªleo a.Jalaguna deLª Janda; W[1dL$idiEna, Eíode Sidonia.::que puede ser el'Inismo Barbate; Wa!!::i.llmm HnlÚm,Río de Umm Hakim, nombre de unaesélav:a~que~acómpañaba a Táriq y queéste dejó en una isla que tambiénrecibió su nombre: Wady Bakka, Río deBeca o Meca, que puede tratarse delBarbate o de una mala lectura deWady Lakk(1 .o Guadalete; Wadi+Tin,Río del Barro, donde pe.reci6ahogadoelreLB&c!:rigo, y Wadi-l-Sawaqi, Ríode las Acequias. -.- .. --- ...'
Antes de su victoria, Táriq habíaocupado la alquería de Qartachanna,donde según la tradición musulmana,un compañero de Mahoma fundó laprimera mezquita de la Península Ibérica; mientras el conde don Juliánguardaba la retaguardia en su feudode al-Chazira al-Jadra. Qartachannaha sido identificada por los árabes conla antigua Carteya, actual Torre deCartagena, entre Algeciras y Gibraltary al-Chazira al-Jadra con Algeciras.Yo creo que Juliá!LeraseñQL.<;lg Cádjzy quear':C1}az.Ú:aal"Jadra ,ªsuna siropIe arabización de Isla de Gadeira, esdecir, IslacleCádiz, y famosa en elmundo antiguo por ser el confín occidental del mundo conocido.
Una nueva teoría
Según algunas fuentes árabes, Táriqse dirigió hacia Córdoba y consiguióuna gran victoria en Ecija al cruzar elrío Genil junto a una fuente o monteque a partir de entonces recibió sunombre. Tal vez haya que relacionareste lugar con la villa de Monturque \.en la provincia de Córdoba y como un •
La pesadumbre de Don Rodrigo (ilustración dela Galería de los Reyes de España, de Alonso deCartagena, Biblioteca Nacional, Madrid)
intento más para explicar la etimología de este lugar. Desde allí envió escuadrones hacia el sur y el este, queocuparon las coras de Málaga o Rayya,Ilbira o Granada y Tudmir, región delsudeste gobernada por el conde Teodomiro, pero otras versiones señalan unitinerario inverso, es decir, las tropasárabes conquistaron primero Tudmir ydespués Ilbira y Rayya.
Esta noticia contradictoria es de capital importancia y replanteael problema de la invasión. Determinadosnombres de lugares citados en lasfuentes árabes pueden corresponder atopónimos murcianos. La al-Buhayra oal-Lakk podría identificarse con La Al-
bufera o Mar Menor o mejor aún, conla laguna o albufera que rodeaba lamisma ciudad de Cartagena por el noroeste, origen del Almarjal medieval ymoderno. El Wadi-l-Tin puede ser elrío Guadalentín o Sangonera. Resultacurioso constatar en la Primera Crónica General de España que mandó componer Alfonso X el Sabio, basándose enla Crónica del Moro Rasís, geógrafo ehistoriador hispano árabe del siglo X,la siguiente noticia sobre la derrota deDon Rodrigo: pero algunos dicen quefue esta batalla en el campo de Sangonera, que es entre Murcia y Larca.También el lugar de al-Sawaqi, LasAcequias, citado por el poeta del sigloXIII al-Qartachanni, podría corresponder a las acequias que regaban y riegan la famosa huerta de Murcia. Y laQartachCLnlla congl.listada por los ¡irabes podría ref~rirsealaciudad_d.ELºartagEmay no a laantiguaCarteya-Lle-labahía d_eAlg~ci.!J:ls.Pienso, pues, queel deseITlbarcot,uvo_lllgm:J.mlas costasmlircianas y que la primera ciudadocupada por los árabes fue Cartagenª.Por conocer ambigua y contradictoriamente los geógrafos e historiadoresárabes la situación de las Columnas deHércules, asignaron a la zona del estrecho de Gibraltar el lugar idóneo deldesembarco.
Según la versión tradicional, Táriqencargó a Mugit al-Rumi la conquistade Córdoba y él prosiguió su avancehacia Toledo, capital del reino visigodo. La ciudad no ofreció resistencia yTáriq cruzó Somosierra por un puertoque a partir de entonces recibió elnombre de Bab Táriq, es decir, Buitrago. Creo que la etimología también esfalsa y que ésta, como otras, se forjaron en el siglo X, cuando se intentó enla Córdoba califal redactar la crónicade la España musulmana. Según latradición árabe. Tariq encontró en esterecorrido por el centro de la Penínsulafabulosos tesoros, entre los cuales sobresalía la Mesa de Salomón del Templo de Jerusalén.
La expedición de Musa
Simultáneamente ª estos hechos interviene el emir del Norte de Africa,Musa ben Nusayr. Según unos, fueavisado desde el primer momento porel propio Táriq para que le enviara tropas de refuerzo para consolidar la ca-
LA CONQUISTA ARABE DE ESPAt\'A! 7
CAMPAÑAS MUSULMANAS EN HISPANIi\
Reino visigodo
---.Camll8iulltlll" Altil ••1
•Campañas de Tariq *****.Camr1flllil 11" Al "jIUtl
-- -- -- ..Campañas de Musa.........•Call1l'fulu 11.\ 1\1 e ¡lu.1
IIZona autónoma
111
Poslhl,,~ I••IM 1.11"111..-.-- ..Ide Tudmir
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MEDITERRANEO
ISLAS BAlEARES
(de Blzando)
MAR
t:::)oo
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'-Tarragona
-lIbira
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MAR CANTABRICO
LUSIT~NIA i~Mérida11 .
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Río Tajo
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MAR CANTABRICO
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/" .-. ---.~~~e-f-_r~- Talavera
LUSITANIA
Río Tojo---~_..--~'-..,--"-
Coimbra-
Evora-
~/Santarem
la, Mula, Lorca, Alicante, Hellín y Va~leJ}cia. La séptima varía; para unostransmisores se tmt..a.<:Jg Elche y paraotros, de Villena o Bigastro.
El pacto de Teodomiro recuerda elde Damasco de septiembre de 635 o diciembre del año siguiente. En este pacto de Teodomiro no aparece mencionada la ciudad de Cartagena y la razónparece obvia: porque fue conquistadapor las armas y, por tanto, quedab9incluida en el régimen de capitulaciónincondicional O forzosa. El pacto. deTeodollliro, de indiscutible aUteñti-~cidad, es el primer documento his-
ASTURES
beza de puente establecida en la Península. Según otros, Musa manifestóuna gran irritación cuando se enteródel desembarco y ordenó a su subalterno que no se adentrar a en el interiordel país hasta su llegada. ALfr~nte deunos 18.000 hombres concentrÓ--susfuerzás en un ptiertocercano aCeuta,llamado Marsa Musa, Puerto de Musa,en las faldas del Chabal Musa, Montede Musa. Tanto el puerto como la montaña recibieron, según ciertas tradiciones, su nombre por haber embarcadoallí. Sin embargo, otras tradiciones religiosas los relacionan con el viaje deMoisés y Josué a la Confluencia de losDos Mares o Estrecho de Gibraltar deacuerdo con la azora XVIII del Corán.
Mus-a--ysus tropas arribaron a aleChazira al-Jadra (CMi:¡;más bien queAlgeciras) en junio del 712 y quisoseguir un itinerario distinto del deT~riq contando con el asesoramientodel conde don Julián. Despú,~s de ocupar las plazas fuertes de Medina-Sidonia y Carmona, Musa ben Nusayr sitióSevilla, que se rindió tras débil resistencia. Atravesó las tierXª_EldeHuelvay:,cruzó un desfiladero o valle que recibiósu nombre, Fachch M usa, actual Valdelamusa, cuyos habitantes se convirtieron en clientes de Musa. Como es desuponer la noticia es inaceptable. Elemir árabe prosiguió hacia el norte. ysitió la ciudad de Mérida, que resistióvarios meses hasta que capituló el 30de junio del 713. Las capitulaciones deMérida, en las que se indica que los bienes de los muertos el día de la batalla,de los que habían huido a Galicia y losbienes de las iglesias pasarían a poderde los musulmanes, se pueden considerar apócrifas.
Aunque la mayoría de las fuentesárabes dice que Musa ben Nusayr envió a su hijo Abd al-Aziz a Sevilla parasofocar una rebelión, sin embargo,otros textos árabes sitúan al hijo delemir firmando con el conde Teodomirolas capitulaciones de la antigua Cartaginense y que .en árabe recibió el nom.bre de Tudmir. Este tratado permitíaa los cristianos consérvar cierta aut~nomía en siete ciudades a cambio délpago de ciertos tributos a favor de loscombatientes árabes, tanto hombres libres como esclavos. Se conservan cuac .tro versiones de este interesantísimodocumento, fechado en abril del año713. En las versiones citadas coinciden16S:-hombresde seis ciudades: Orihue-
8/ LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA
REINO DE LOS FRANCOS
Tolosa
Nimese
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Carcasollá~~ ~/Narbonaq5
Arlés
MEDITERRANEO
CAMPAÑAS MUSULMANAS EN HISPANIA
/~e Barcelona
ISLAS BALEARES
(de Bizancio)
MAR
~-/,e-Iarragona
--~ Valencia
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;~dfJ1quivir- ~._~-,-/
itlago e
lá¡lga Reino visigodo Campañas de Abd·al·Aziz
Campañas de Tariq
Campaña de Al·Samh
Campañas de Musa
Campaña de Al.Ghafiqi
]
Zona autónoma•
Posibles rutas alternativasde Tudmir
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panoárabe del que se tiene noticia y suanálisis y estudio son esenciales paratener una idea clara del régimen civily militar en la Península Ibérica durante el siglo VIII. Teodomiro casó una 1
hija suya con un noble sirio y sus descendientes de la más rancia y rica nobleza hispanoárabe se perpetuaron enel reino de Murcia hasta el siglo XIII,cuando fue ocupado por Fernando IIIel Santo.
Tampoco se ponen de acuerdo losautores árabes de la Edad Media en fijar el punto de encuentro entre Musaben Nusayr y Táriq. Citan Toledo, ~
lavera y Córdoba, que puede corresponder a Qartachanna CCarteya o Cartagena). Según esos mismos autores laentrevista no fue nada cordial e incluso Musa se atrevió a golpear con un látigo a Táriq exigiéndole la entrega delos tesoros encontrados. Ambos atravesaron el Sistema Central y Musa benNusayr lo cruzó por otro valle o desfiladero que también se llamó FachMusa. Se trata del valle del río Valmuza que nace en las estribaciones de lasierre de Peña de Francia, en la provincia de Salamanca. Otra etimologíafalsa. Conq~istó Astorga y llegó hasta
LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA (9
L.ug"o,desde~to_Il_ª~_!2mprgndi6~elregreso repasañQo el Sistellla º~_Iltr_<!Lpº.relmismo valle de Valmllza..'T~riQen camJ:¡iosidirigió.aZara;;
goza tras la ocupación de Medinac.eli.la antigua Ocilis, aunque los geógrafos árabes digan que fue fundada porSalim, un compañero de Táriq. En elvalle. deLEbro ~QIlsiguió, al parecer;la sumisión del conde-Fo.rtun,Eiiº.Jjj:~~Casio. Se cOIlvirtióal Islam yfueG.ª-beza de una familia o dinastía que¡;eens.eñnreó ~:.:u:ca durantetres siglos y desde aquí, ell fecha __~lterior, se procedió la congyista deCataluña ... ' o' .-- .. ~
Los primeros emires
Llamado para rendir cuentas al califa de Damasco, Musa ben Nusayrabandonó con Táriq la Península Ibérica en el verano del.1.L1.Le sucedió enel gobierno de al-Andalus su hiliLAbdal-Aziz, que se estableció en Sevilla ytuvo como visiLa. [IabiºJleD'~aQi~KDaa,nieto del fundador de Qayrawan, Uqbaben Nafi. Seg.ún.par~ce, se casó con laviuda del rey Rodriga o con una hijasuya, llamada Egilona, para l~irrw.ren cierto modo la posesión árabe de laPenínsula y considerar el nuevoemirato como heredero dlrec1Cl'de1a:-rñoiiar~quia..Y1sig¡Úla.Coñsol1dÓrascoñquÍstasde su padre y la tradición le atribuyela conquista de Evora, Santarem,Coimbra y otras ciudades portuguesas.Fue acusado de abandonar las tradiciones árabes por instigación de su esposa, que le animó a ceñir una coronay obligar a los nobles árabes a inclinarse ante su presencia, aunque otrosautores afirman que no quiso reconocer al nuevo califa de Damasco, Sulaymán, por haber ordenado la prisión ytortura de su padre y la ejecución deun hermano suyo. Lo cierto es que fueasesinadoerrmar:M}-ofl:e-l..'Z.-1.6 en la iglesia de Santa Rufina, consagrada comomezquita.
Fue nombrado sucesor su pr.~yub.,., hijo de una hermana de Musaben Nusayr. Su gobierno duró seis meses, hasta lallegada del nuevo delegado del emir de Qayrawan. All-Hurrllegó con cuatrocientos notables y decidió trasladar la capital de Sevilla aCórdoba. Estos~obernadores de alAndalus oficiaJ:¡nentedependían delemir del norte de Africa con sede en
lO/LA CONQUISTA ARABE DE ESP A¡\¡A
Qa-YI:awano directamentede1.califaomayE~]_~Qi!i.ÚiE3:S0;·como al-Samh',que recibió, según parece, órdenesprecisas del califa Umar ben Abd alAziz para informarle con detalle sobrela situación de al-Andalus y si merecía la pena evacuar la Península porrazones de seguridad de los musulmanes asentados en ella. El nuevo gobernador aplicó estrictamente las leyesdel Islam, reconstruyó el puente romano utilizando las piedras de lasmurallas de la ciudad y construyó unrecinto de tapial. Con el quinto conseguido en las aceifas reservó al otrolado del río un terreno como cementerio de los musulmanes. Según algunosautores, murió ellO de juio del 7genun combate contra los cristiaños deTarazona, pero otras fuentes afirmanque'muri~ experJición .allLGalia cuanao ¡;itiaba TOulOu¡;e.
Cuatro añofiJJ:lástRrrJE', Añ.hasaconsolictoias~cóñquista§!l!U3J,gLPLeclee~sores y se ápoderó··aeC.ar:.Qª¡;Jmª"~~Oi;Ill©P.Desde estaciud'aaorganizó una rápidacampaña por los vallesclelBódano ydelSa.ona hasta--Ile.n8:tmr.en Borg-oñaenagosto deJJ2Q.'-.Talve.>,:haya que sitUaren e'sJJ1:lp.oca--el--€-ffiR.ienzodeJaresistel1cia.asturiaua después de la batallade ..CovadonEalal1Ilqu~la t~adicióll ymuchos historiadores mOdernos la fijanen el año 718. Otro emir deCórdopa, alGafiqi, átraves.ólos· Pirineros.P9xBgucesvalles, saqueº-Burcleos y se dirigió aSan· Martin-:oo Tours. A v.eiiitekilóffietro~.~Le_P.Jlitier.ll,J}adQKMarteLderrotócOIllPJ~tªp1enct~ªLejército IllUs.ulmªn.En esta importante batalla que tuvolugar en octubre deLU2.murULalGafiqi yrnuchos d~10ss~;Y9S.Los supervivientes s~xeplegaron a Narbona, quesiguió en poder de los míTsuIñianeshasta el 751.
Hacia elañQ._7AiLe_stallóe.lle1Nortede AfriGa.'una revuelta general de losberéberes contra los árabes, revueltaque se extendió aa,l-Andalus. El califadePilmasco envi<LlIll.ej~rci!ocletropassiria.s~.,peroTueae she..ch.D_.c.e.r.c,a.de.Eez.Los s~x~.ivi.ente.¡'-f3~ refugia.r9.Il~nGeuta3 poco después pasaron a laPenínsula para ,aYlldaral emir de Córdgba,Abd al-Malik benQatan.Fllerónuno_sngieZ1llilal mando del Balch, quefinalmente se'nizocóri-eTponer':' Gracias al as.esorarnientodeL.condeArtobás~hi}onde Witiza,y para terminarcon las guerras civiles entre los árabe!"baladíes, que llegaron a la Península
Batalla de Covadonga, en la que los astures,dirigidos por Don Pelayo, rechazarona los musulmanes en el año 718
-según la tradición- aunque parecemás probable que fuese en el 725(grabado de la Historia de España,de José del Castillo, finales del siglo XIX)
despu-és-del 711, Ylos sirias, el emirAbu-l-Jattar hacia el 743 asentó a lossirios en las provincias del sur ya cam-
bio de la prestación del servicio militarreéíbierondos ter~ceras partes de laspropiedades donde se establecieron, deacuerdo con la hospitalitas visigoda. Elhecho de aplicarse la denominación deprOUi:nciásnÚtifarizadas a determinadas comarcas o regiones -Andalucía,el Algarve portugués y Murciª-, enlas que se establecieron los sirios,parece indicar que en el año 743 laadministración árabe se había consolidado solamente en el sur de al-Andalus.
LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA /11
El problema tribalen al-Andalus
Manuel Grau MontserratUniversidad de Barcelona.
El conocimiento de la situación,desde los tiempos más remotos,de las numerosas tribus estable
cidas en la Península Arábiga, de susasentamientos y mutuas relaciones, hasido posible merced al gran desarrollode las ciencias genealógicas. Estas permiten estudiar los continuos enfrentamiento s entre los grandes grupos tribales, que no cesarán con la aparicióndel Islam, sino que, más aún, con lacreación del Imperio se trasladarán alos distintos territorios donde unos yotros llegarán a establecerse. Así pues,con-eU-sla-m-las-l-B.-OOa-s-Fe-hasar:áILeLmarco del Oriente Medio_p_ar.a_aLcall.=zar los límites territoriales del nuevooraensocio--político y-reIlg:ioso.- --
Para su conocimiento hay que partirdel hecho de que las dos ramas queconstituJ'-en lQs grandes grupos tri5al~ divididos eñ- multitudaeClanes,
_~ceden de un antepasado común,~enu Una de ellas será la constituidapor los descendientes de Ism~el, hilode Abraham:se-gún-l-a--lírreaae un antepasado conocido por Adnan, es decir,los adnaníes, llamados también árabesdel norte, ,qáySWI' o mudaríes. Otra esla de los d'e-s-clffidientesde Yoqtan, hijode Eber, a través de Qahtan, o qahtaníes, conocidos asimismo, por (R-all.:nesoyemeníes, por haber sido el Yemen suhábitat originario, razón por la cual seles llama también árabes del sur, a pesar de que, en época ya histórica, sedesplazaron hacia el norte y aparecieron nomadeando por el centro y nortede la Península Arábiga. Estas dosgrandes ramas pueden responder, porlo que se refiere a su mutua conflictividad y hostilidad, al enfrentamiento,desde los tiempos más antiguos, entreel nómada de las estepas y el sedentario de las tierras fértiles.
Tenemos amplia noticia de las cadenas de generaciones de ambos grupos
12/ LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA
tribales gracias a las abundantes noticias dadas por Ibn Hazm de Córdoba(m. 1064) en su tratado de genealogía,Chamhara ansab al-arab, libro de laselecta colección de las genealogías delos árabes, en el cual encontramosmultitud de datos sobre los hechos ypersonalidad de quienes sobresalieron
Musa ben Nusayrjlropina un latigazoa su lugarteniente Táriq, por sospechar
que se estaba guardando los tesoros tomadosen las ciudades asaltadas. El encuentro se prodl!io,según la tradición, en Toledo, Talavera o Córdoba,
aunque bien hubiera J:!odidoseren Carteya o Cartagena(litografía de la Historia de Espana de Morayta)
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en los días de la época preislámica enel naciente Islam, y por si fuera poco,el autor añadió, para tiempos posteriores, las genealogías de algunos pueblosno árabes, como los beréberes.
Por lo que hace a la época posteriora la aparición del Islam, interesanaquí las continuas ref~enciªs ~e.1!m_
Ham a al-Andalus enJas...que...apa~enéiIaClQs los pers-º-najelLárabes~más-noté\;.blesque pasaron desde los primerostie.mQosa nues.tl::a-Fe-nínsula,g-a-8usdescendientes, uue son_conocidosCQ!l
er nOInore d~~nmgenas" tomando el calificativo en el sentido deser los primeros llegados.
LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA /13
Ibn Hazm no se conforma con citarlos, sino que nos da noticia, a la vez, delos principales asentamiento s y núcleos de población de cada uno de ellosen Hispania, destacando a aquellosque más se distinguieron en el ejercicio de las armas, las ciencias o las letras, y en ocasiones, como puede verseen el estudio de Elías Terés, aportandodatos completos sobre diferentes linajes de poderosas familias, como las deAlmanzor, Banu Hachchach y BanuJaldún, de Sevilla; los Banu Tuchib, deZaragoza, o los Omeyas, en general, nofaltando algunas familias de origenhispánico, muladíes, como la aragonesa de los Banu Qasi, en el valle delEbro.
Las noticias que presenta Ibn Hazmpermiten reconstruir y aclarar numerosos puntos oscuros sobre los asentamientas y repartos de tierras entre laminoría árabe, llegada con la invasión,de acuerdo con su filiación tribal, árabes del norte o árabes del sur, sumando a ello buena copia de datos linguísticos, arabismos y topónimos.
La posición hegemónica que los clanes rivales tuvieron alternativamente,según los califas, en el gobierno delnuevo Imperio árabe omeya no dejó deproyectarse en.el NOI'te..de.Afric~y_enal:.l\Jldalus,territorios donde llegaron aalcanzar los enfrentamientos gravesproporciones. S!!..espíritu de partirJo, Q
as a b iyy a, bas ad..Q.SID--1ilLQrigeJL§'tIl.~º~segiJ,ncada .u.ua.deJasrm11ascitilllas;-laantipatía, cuando no el odIo, que loshabitantes de las comarcas desérticas,nómadas, mantuvieron siempre, comose ha señado, por los ocupantes de lastierras fértiles, sedentarios, y el lugartan importante que los qaysíes ocuparon en época omeya, frenfe-a. lOs kalbíes, relegados a un segundo plano,sobre-todQhaE¡tªlQ§_tj~mPQ§,d!'LAbclalMalik.(6R5.::70.5),marcaron profundamente las diferencias envenenadas poruno de los mayores .errores de la política omeya. Esta; siempre atenta a apoyarseaTEérnativamente en uno liotrogrupo, en-unapol-ítica de b'aláiiceo, seprestó así a las querellas tribales,ansiosos ambos grupos de usufructuarla protección del soberano en beneficiopropio.ue.8ll.asabiyya. - -------
Cuando Musa b. Nusayr, el año 712,llegó a la Península, iba acompañadode un buen grupo de combatientes árabes tanto qaysíes como kalbíes; es decir, de las dos ramas .siempre enemis-
14/ LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA
tadas. Fue sufi~_i.eJlJe..§:mpezara distribuir l.9-s~sy el reparfo·deTpoaerpara que estallase el conflicto,·con tb~das sus consecuenias socio-políticas;no se necesitó más para que la tradicional hostilidad entre los compañerosde Musa y los árabes que luego pasaron a al-Andalus estallara, haciendotambalearse la estructuración de lanueva provincia omeya. Pero, además,a todos estosproblemashabráq11e 811mªr los que trajeron consigo los bereberes magrebíes, pOCQdados a someterse a una autoridad supratribal.Todo ello desembocó en una sucesiónde luchas y enfrBntamientos entre losdistintos clanes, entre árabes y bereberes, que llenan el período. primpro...deLdominiomusulm¡in enJaPeníUS111aIbérica -el de los gopernadores- hasta el 756 y cuya actividad es tan difící:rde discernir e interpretar como apasionante su estudio.
Las..grandes z.onaR_d.a·'PQblamiento.átllbe fueron; la aduaLAlldalucía, queno hay que confundir con el conceptode al-Andalus; el vall~ d~lEIl]:o oMarca Superior y, en menor proporción, elSarq al-Andalus o Leyan.k Podemosafirmar que que, en general, toda lazQna SurQccidentaLandaluza, desdeMálaga a Beja, es decir, etAlgaryepQr~tugués, fue ocupada mayoritariamentepor tribus árabesj"éiñeníés, aunquecomo señalan los investigadores, conuna deneigaQ d.ecrecient§ según nos dirijamos a poniente. Sevilla es un casotan notorio que incluso·sEnáctaban dela suprE¿macíaY~_ll}E!)1í,aunque no faltaron linajes kalbíes, árabes del surcomo los anteriores, en clara inferioridad: cinco grupos kalbíes frente a 19yemeníes. EneLvallB deLGuadalqllivir,en sus tierras bajas, encontramos representantes de los grupos de ~jnLHªdJ'.a_mawt,Yahsub y Tuchib,entreotros. Algo semejante sucedió en partede la corona de Rayya, es decir, la zonade Málªgª~A-n;hidQna.
Si en Andalucía suroccidental huboun claro predomini§ yemení, 110 sucedió lo mismo en lace~traJ y oriental,aunque quedó bien patente la agrupación de los clanes árabes y sus afinidades tribales: en torno a Pechina-Almería encontramos grupos yeniéníes,asícomo en la vega granadina, mientrasque los árabes del norte se instalaronespecialmente en las zonas alpujarreñas, así como cerca de Granada, en eltérmino de la actualSantafé. En las
Las murallas de Córdoba, asaltadaspor los guerreros musulmanes(grabado decimonónico sobrela conquista árabe de la Península Ibérica)
comarcas jifalne-Rses hubo un ciertopredominio de los ár;:th"esudeLnorte.
Manuel Sánchez señala, como hahecho para otras zonas citadas antes,en la de La Guardia, a los asad y uqaylíes; los kinana, en Canena; bahila yaws, en Ubeda, etcétera; pero tambiénencontramos árabes del sur en Arjona.
Siguiendo a este autor podemos afirmar que en el vall.emedio del. Guaclalquivir, entre Sevilla y Córdoba; la población de origen árabe se hallabaprofusamente mezclada, sin claro predominio, como ocurrió en la zonaoriental de Málaga, Tudmir-Murcia,de un grupo étni·co sobre el otro. Alnorte de Córdoba la población árabe,considerablemente densa, estuvo muydiseminada: qaysíes por la parte de Firris, actual Constantina, y en el vallede los Pedroches, Fahs al-Ballut, como
atestigua el topónimo Gafiq, qaysí, enBelalcázar.
Para María J. Viguera, los árabesdel sur o yemeníes supe-rarói1-conmucho a los del norte en el valle del Ebro.Esta situación se observa también Émla extensión que ambos grupos ocupaban, como señala Ibn Hazm al relatardetalladamente los hechos de los principales personajes de los Banu Tuchib,uno de cuyos clanes hemos visto instalado en Sevilla y a los que encontramos también en Calatayud, Daroca yZaragoza -de ahí las dificultades quecomo vermos luego encontró al-Sumayl, árabe del norte, en su gobiernode Zaragoza-, donde además no faltaron los udríes, chudamíes y jazrachíes,especialmente en Corbalán. Para elgrupo de los del norte recoge Ibn Haznla presencia de tamimíes en Estercuel.
Al-Andalus: samiyyun
Desde Mérida a las zonas montañosas del sarq"aX-Andalus, eT:Levañte-pe:"
LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA /15
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ninsular, el poblamiento árabe es lneríOs -imji--ºitanTe: ~ª,¡P:q@-=cJjn-clªrº-~re-:,dominio <@ysi,La región valenciana,frente a 'la teoría tradicional, pareceque no fue abundante en poblaciónárabe, a pesar de lo cual no podemosolvidar, como señala Ribera, que entrelos qaysíes encontramos a fihríes (Rugat en el valle de Albaida y Alpuente),Banu Kinana (Benicanena), maizumíes, una de las más numerosas: qamaíes (Elche), bakríes (Masalavés),uqyalíes (Benioquer) y además otrosgrupos qaysíes en Alcaycía y Benicais.En menor número figuran los kalbíes:jazrachíes (Jérica), qudaíes (Onda) ylajmíes también, según Ribera, bastante numerosos.
Cuando la gran revueltaberéberenla Península del año 740, iniciada propiamente en el Magreb,11egaron parasofocarla los contingentes de tropas sirias, samiyyun, dirigidas pOr Balch b.Bisr, que no sólo pudo acabar con ella,sino que a~l'ló _llgllJ1BVQ_elementº-d_,ªpolítica proqaysí por parte de los árabes-recién llegados, motivo por el cualse formó contra ellos una coalición.Pero triunfante Balch en Aqua Portara, 742, inicióse una serie--9:¡:).incautaciones de tierras en favor de los siri08y en-detrimentode los árabes baladíes.Cuando elwalí Abu-l-Jattar (743-745)consiguió imponerse a los sirios, en lugar de expulsarles prefirió establecerles en territorios del sur y surestepeninsular, según la siguiente distribución: el chund de Qinnasrin, enJaén; el ~J<:;gipto, en l;leja y Todmir;el de Palestina, en Si<:lo1;la;el d~ Hims,en Sevilla; el del JordáIl, en Rayya, yel de Damasco, en Ilbira-Granada.
Qaysíes y kalbíes frente a frente
Los sucesos de orden socio-político yaun militar que tuvieron lugar en alAndalus entre las reformas de Abu-lJ attar y la llegada del marwaní Abdal-Rahman hay que contemplarlos,para su comprensión, dentro del marcode las estructuras tribales y clánicasde los árabes, tanto baladíes comosamyyun. En el centro del conflicto, elintento fracasado de Yusuf al-Fihrí deconstituir un Estado propiamente andalusí apoyándose en el funcionamiento de la asabiyya o espíritu de tribu,puso de manifiesto que este medio social pudo actuar como caldo de cultivo.
16/ LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA
La primera chispa de esta gran revuelta social iba a estallar en el sur deal-Andalus cuando Abu-l-Jattar, motivado por la asabiyya yemení, atizada asu vez por la hostilidad de un jefe qaysí, al-Sumayl, acabó con unos comienzos tranquilos que tuvieron la virtudde apaciguar y disimular las querellasentre baladíes y sirios.
Al Sumayl, llegado con el chund deQinnnasrin y con un rico patrimonioen-la zona de Jaén, pasÓ a ser el jefereconocido de los árabes del norte, nodudando en sellar una alianza con al-
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MEDITERRANEO
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gU,n(}8-,·,gruposdesc-o-Btent()S-da.;}'E.me~n.íes,..conayuda de los cuales combatióe hizo prisionero a,Abu-l-Ja.ttar. Senombró nu~vo gob~rnadgr en la persona de Tuwaoa b. Salam (745-746), bajola tutela de al-Sumayl, que lo era dehecho.
El gobierno pro-qaysí se vio prolongado a la muerte de Tuwaba al proponer al-Sumayl como nuevo gobernadora Yusuf al-Fihrí (746-756), descendiente del conquistador del Norte de Africa,Uqba ibn Nafi, y aureolado de ciertafama, que fue el último walí depen-
diente de Damasco. Pero liberado Abul-Jattar, consiguió formar una grancoalición yemení contra la autoridad deYusuf al-Fihrí y su cerebro gris; al-Sumayl, con la consiguiente reagrupaciónde los clanes en torno a los dos grandesgrupos tribales.
El enf:r:entamiento directo se produjoa las puertas de Córdoba., cabe a la alquería de Saqunda (747), obteniendo eltriunfo el grupo pro-qaysí de YúsufalFihrí y al-.Sumayl ylos yemeníes puestos en fuga.
Quiso entonces el wali desembara-
LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA /17
zarse de la influencia de al-Sumayl yle envió (750) a la,Marea,Superior, a
,,í'Lm:agQza,zona de población preferentemente yemení, co-!':rW_gQp.~n~clgr~.enun momento en que un grave problema de subsistencias, la gran crisis delos años 746 al 753, causaba verdaderos estragos entre la población del territorio. AI-Sumayl mostróse como unexcelente gobernante, acudiendo, consu propio peculio, en ayuda de todoslos musulmanes sin tener en cuenta suadscripción a uno u otro grupo.
Sin embargo, pasada la crisis, losyemeníes reaccionaron contra al-Sumayl y el gobierno central de Córdobay, coaligados con los bereberes, les atacaron y sitiaron en Zaragoza. AI-Sumayl viose obligado a invocar de nuevola asabiyya, a pedir ayuda a los qaysíes de Jaén e Ilbira, quienes marcharon a levantar el bloqueo de la ciudad.Es de notar que..a..e.st.e..gx:upo_se..sumaron. a..lglJJ10Sclientes omeyas conJa. intenG-iónde n~ociarCQnal-Sumayllosderechos del prínciplOlAbd_aloRahman,disPllesto a desembarcar. en.alcAndausy reqmstruir aquí, para su familia, elEstado perdido en Oriente.
Las tribus beréberes:zonas de poblamiento
Indudablemente, Abd al-Rahman sehabía dado cuenta de que quien ostentaba de hecho el poder en al-Andalusera al-Sumayl y deseaba contar con él;por eso sus clientes acompañaron algrupo qaysí en su viaje a Zaragoza,pero tras una buena acogida inicial, nosólo por parte de al-Sumayl, sino también por la de Yusuf al-Fihrí, su actitud no demasiado clara tornóse definitivamente contra el príncipe omeya,emp'ujándole hacia los yemeníes, con loque de nuevo vol~ieron aenfrentarselos árabes del norte a los de! sur: qay=síes en favor de Yusuf al-FihrLy al-Sumayl y yemeníes en el de Abd al-Rah,mano
El príncipe omeya supo manejar elfactor tribal y cuando, e1755, desembarcó en Almuñécar, sus clientes y losyemeníes le acogieron con alborozo.Después de diferentes episodios, losdos ejércitos se enfrentaron en al-Musara, cerca, de Córdoba; la victoriá fuede los y~meníes;.era la venganza por laderrota de Saqunda.
18/ LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA
Del asentamiento de los grupos beréberes en la Península podemos deducir que al-Andalus~ossomodo. estu-_vo.,clivididoen.,cuatroamplias zonas:Andalucía, Marca Media, ma..rcaSuperior 'y SarCLªEAnclalus.'Hay que-partirué'la base de que las tropas que llegaron con Táriq eran, en su mayoría, beréb.e.res, como lo fueron otros grupos'n;gados a lo largo de los años siguientes a la conquista; que estos berébereseran fundarnentªlm.entp magr..ehíes yque, según los estudiosos del tema, losprimeros siete mil llegados pertenecían, en su mayoría, a tribus matgara,no sólo de los Banu Ifran, sino tambiénde los grupos Gumara, Hawwara,Madchuna y Nafza, fundamentalmente. Se .establecieron en:
AndaZ-Úc'{¡¡:-SlerrJ!.''MOrena, valle del.Guaaalquivlr,. sm.deLGuadalquiviX.yAndalucía oriental. ...
o En las estribacl'ones de Sierra Morena, al norte de Córdoba y hacia el oeste, en dirección a Fahs al-Ballut fueron muy importantes los elementostribales beréberes, donde claramentesuperaron a los árabes. La sierra deAlmadén -Chabal al-Baranis- recuerda a uno de los grandes grupos étnicos magrebíes: Butr y Baranis. Parece que desde el Campo de Calatravahasta la sierra de Aracena la alta clase beréber dominaba incluso en los núcleos urbanos. En el valle del Guadalquivir estuvieron mezclados con lapoblación árabe. Se han señalado, sobre todo, en la zonas de Marón y Marchena (Hawwara), de Osuna (Sinhachay Masmuda) y, en general, por todo elterritorio de Carmona y Ecija. En elsur del Guadalquivir, en el extremo occidental de las cordilleras béticas, lapoblación africana debía ser importante si tenemos presente la abundanciade topónimos que delatan su origen,sobre todo en la cara de takurunna. Eldistrito Magila estaría situado en laserranía de Ronda y el mar, siendo sucapital la actual Benahavis (Málaga);otro distrito de poblamiento bereber, elde Saddina, se identifica actualmentecon Grazalema (Cádiz); otros topóni,mos indican igualmente zonas pobladas por beréberes: Alcalá de los Gazules (Cádiz), Algatocín (Málaga) yBornos (Cádiz). Como se puede observar, en general fueron muy abundantesen las zonas montañosas de Sidonia,Ronda, Málaga y Algeciras, dondeexistía un chuz al-barbar o distrito de
Abd al Rahman desembarcó en Almuñécar
en el año 755 y fue acogido con alegríano sólo por sus clientes, sino tambiénpor los yemeníes, con cuya ayuda derrotóa los qaysíes de al·Sumayl y se alzócon el poder en al-Andalus(ilustración decimonónica)
los beréberes (Manuel Sánchez). Pareceser que la población beréber fue másbien escasa en la parte muy arabizadade la Andalucía oriental, sobre todoJaén e Ilbira; no obstante, en Jaén seseñala la presencia de algunos grupospertenecientes a los Banu Ifran, BanuBirzal y Banu Rachid.
Marca Media o región central. Dejandeyde lado lo que se ha dado en llamar el paréntesis indígena de Toledo,podemos considerar la Marca Mediacomo profundamente berberizada. EnGuadalajara, Medinaceli, Ateca y Soria, no faltaron, como no faltaron másal norte de la sierra de Guadarrama,quizá, como dice J. Oliver Asín, llamada Castilla por los beréberes delNarte de Africa allí establecidos y enrecuerdo de su Qastilya natal, de parecida geografía. Al sur de Toledovuelve a ser importante la masa beréber, en este caso concreto del grupoNafza.
Marca Superior o valle del Ebro.Como señala María J. Viguera, los datos principales que nos hablan de grupos beréberes en la Marca Superiorson los topónimos que han llegado hasta nosotros, como Oseja, situado alnorte de Ateca, indicaría que fue habitada por los Awsacha; Fabara, por losHawwara; Mequinenza, por los Miknasa. Ella misma señala cómo rodeandola cuenca del Ebro, formando un conjunto aparte, aparecen poblamientosberéberes, que dominaron unos enclaves, incluso de la Marca Media, comoen Ateca (Tihalt), la Sahla (Albarracín), Teruel y Villel de los Gazlun, losSalim, de Medinaceli; los Awsacha deSantaver y los Zannun, luego arabizados Du-I-Nun, en castillos conquensesen cuya serranía se instalaron también los Hawwara.
Sarq al-Andalus o Levante. Desdeun principio es muy importante la población beréber y si atendemos a sudistribución, son, como prueba IbnHazm, los grupos nafzíes los que abundaron más en un territorio situado entre Toledo y el mar Mediterráneo, aunque los datos que se poseen para elsiglo VIII y hasta la primera mitad delIX son más bien escasos, siendo el grupo madchuma sin duda uno de los mejor conocidos.
LA CONQUISTA ARABE DE ESPAKA /19
Manuela MarínConsejo Superior de Investigaciones Científicas.
a rápidaysegma implantacióndel Islam en las tierras conquistas se debió, en el primer siglo de
su existencia, en gran parte a la_flexi:bUidad de su ley religiosa, que, expuesta en El Corán, RlÍ,nno había sidoencorsetada por laslrit:erpretacionesdé.]os JurisÚis, que con exégesis y reglamentos, lo único que hicieron a partir del siglo IX, fue dade una normativa que cerraba, en gran parte, lasgrandes posibilidades de incluir en suseno la mayoría de los usos y costumbres de los pueblos conquistados queen nada se oponían a la revelación.
Piénsese que la conguist~Ly:__a_s~nt¡;tmiento de los árabes y beréberes musulmanes en España tuvo lugar entreel Uly~eL755, y que las_prjmera_s~s:cuelas (o ritos) jurídIcos importantesque reglamentaron El Corán se debena Malik b. Anas(710-795), AbuHanifa(696-767), al-Safií (767-820) e IbnHanbal (780-855),·los cuatro fundadores de las aún actualmente en vigor.
Por tanto, en la época de la conquista de España no,habían realizado aúnsu labor exegética ni ésta, por consiguiente, podía ser conocida: la rápidaconquista de España y la subsiguienteislamización se debieron a la habilidadde los caudillos musulmanes, que supieron -explotar las inconsecuencias sociales del reino visigótico y aplicar lalegislación textual de El Corán -infinitamente adaptable en aquel entonceso;- a las necesidades de los neófitos'Y'..Q.e aquellas poblaciones cri§tianasyjudías que quisieron conservar sus pe"culiaridades sin sentirse, por ello, discriminadas.
Bueno será recordar aquí que enesas fechas el texto coránico escrito carecía de signos diacríticos y de vocalesbreves, por lo cual sus lectores o memoriones, en algún caso y de buena fe,podrían recitarlo con variantes, quehoy no serían de recibo, del mismomodo como a mí me parecen poco convenientes algunas de las exégesis contemporáneas que, basándose en tradi-
20/ LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA
ciones o consensos, intentan introducirse a determinados versículo s del Libro como, por ejemplo, las referentes almatrimonio de musulmanes con judíasy cristianas.
El éxito_dE:lllslamse explica, en pri
merlugar, porque-!~n~nos,estamentQs de1~sQciE:lJ:Lad_yisigótica erasumamente. __cl~aagra.Jiable: elpesº--d~losimpu~s!Qs, la existep:~i~humillante de los sieLvns, liuiscriminación de losjQ.díoS, las continuas 81.1'
blevaciones de los. vªsGOIles-T1a existencia de islotes paganos, sobre todoen las zonas montañosas del Norte,hacían que gran parte de la poblaciónno. se sintiera representada en el granproyecto de unidad peninsular quebien o mal habían llevado a cabo godose hispanorromanos.
En ~s'pecial, losjudíos, que aún aprincipios' del' siglo V se' confundíancon frecuencia con los cristianos, habían sido discriminados cada vez máspor los sucesivos Concilios de Toledo:en el III se obligó a bautizar a los hijosde matrimonios mixtos, con lo cual, algunos iniciaron el camino del exilio hacia el reino franco (587); en el IV (633)se previó la persecución de los conversos que no practicasen el cristianismo;en el XII (681) se les obligó a bautizarse en el plazo de un año, aunque, encompensación, se les devolvía la facultad de testar; en el XVI (693) se lesprohibía cometciar con los cristianos,con lo cual se les arruina, y en el XVII(694), suponiendo que sus actas no hayan sufrido manipulaciones posteriores, se acusó a los judíos que habíanbuscado refugio en el Norte de Africade conspirar para conseguir la ruinade España y, en consecuencia, se condenaba a sus correligionario s residentes en la Península a perder todos susbienes, a la esclavitud con prohibición
Puerta de San Esteban,la más antigua dllla riie~quita
de Córdoba, erigida por Abd al Rahman 1
LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA /21
de que sean manumitidos y a entregara sus hijos menores de siete años paraque fuesen bautizados y educados en elcristianismo.
Tolerancia coránica
Frente a esto, los--ju.di~te delfrka- sabíaIlQJJ.eELC-º!..Xfn -y esterrbro era conocido en todos los territorios ocupados por los musulmanesadlllitía la libertad,d.e_J::uIt4fute_to.doB10~.Pll~º1ºs_quete!:lJªIl_unteAto~x.eYcla:..dp y les adjúdicaba unxango.J.gnal aldejos cristianos, sus perseguidores enEspaña (2,107/II3): Los judíos dicen:Los cristianos no tienen ningún fundamento. Los cristianos dicen: Los judíosno tienen ningún fundamento. Pero todos ellos recitan la Escritura; de estamanera se expresan los que no saben yla discrepancia entre ambas religionessólo será resuelta, según el mismo versículo, por Dios, quien juzgará entreellos, el Día de la Resurrección, en loque discrepan.
En c~e.ucia,JQ.S ..i-udíº§_r>~Il~Il'§ll~.lares no vacilaron en convertirse enauxiliare s del osUconquistaaor~'~ªia:bes"e inscribirse como soldadQ§ paraguardar el orden en alguilª§ dlc)Jª§~!:y.dades recién ocupadas (v~. Sevilla) ypermitir que las fuerzas de choquecontinuaran su avance en todas direcciones. Por su .ILª-I.t~,~º§,j;a:is.:ti.auosveían estos sucesos con relativa tranquilidad, puesto que en otfo VerSículo,El Corán (5,85/82) reconoCía su superioridad sobre los judíos: Erf los jlldlosy en quienes asocian encontrarás lamás violenta enemistad para quienescreen. En quienes dicen: Nosotros somos cristianos, encontrarás a los máspróximos en amor para quienes creen,yeso porque entre ellos hay sacerdotesy monjes y no se enorgullecen.
Por consiguiente, la conquist.ªggQióverse con relativa tranquilidad por lapoblaci6n,qÚep6día entehderquesólodebía pagar el tributo fijado por El Corán, la capitación o chizya (9,29/29):¡Combatid a quienes no creen en Diosni en el último Día, ni prohíben lo queDios y su Enviado prohíben, a quienesno practican la religión de la verdadentre aquellos a quienes fue dado el Libro! Combatidles hasta que paguen lacapitación por su propia mano y ellosestén humillados.
En principio, pues, los conquistado-
22/ LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA
res -y sobre todo las autoridades fi-\,nancieras- no estaban muy interesados en conseguir nuevos prosélitos,puesto que éstos en teoría dejarían depagar la capacitación, con el consiguiente empobrecimiento de la hacienda del califato, y éste, durante el dominio de los primeros omeyas desconocíala existencia de conversos y les obligaba a continuar pagando la capacitación. Pero al.§.ubir 81 trono uno deellos, Umar Ir el Santo (717-720),cuando aún estaba en marcha la conquista de España, éste cambió de opinión y decidió que la ley coránica seaplicara en su integridad aunque susarcas se empobrecieran.
Cabe ensar ue las conversiones semultiplicaron, y as s columnas volantes que habían avanzadosin cesar a lo lar o de las calzadas romanas e la enínsu a, a 1an eJadonumerosos terrItOrIOSsin oc~c
tanMcon los condes visi~odos s~nlas Illilr1>llid¡¡dp~qlJP 18 tr r1i~iónoral
-la ,escrita aún no existía- decía ~ehab~mpleado el Profeta a lo largo esu predicación y que cada tradicioneroexplicaría de modo más o menos próximo a la realidad. Y ell-Cuanto al pagode 1:'1~,:jritsción por propia mano y h'lmillados es tema que admite tal número de m'terpretaciones que bastaba conque el conde que ®bí:'l qlll,;'dadoa laca~za del distrito cobrara sus impuestos -notoriamentp infpriorps a los vi
sigóticos-~ fuera a entregados a laautpw>lrl 11~1J1manacorrespondiellte.
En estos primeros años de la conquista conocemos dos casos extremos:la capitulación de ..Teoclomiro,gobernador godo de Levante, y la conversióndel conde Casio de Aragón. El texto referente al primero es auténtico, se conserva en cuatro copias posteriores ytiene la ventaja de estar escrito antesde la subida al poder de Umar II.""rJic'e
que Teodomiro acepta cdjiitular Tnazila «alá al-sulh wa-ahada») ... con lacondición de que no se impondrá dominio sobre él ni sobre ninguno de los suyos; que no podrá ser cogido ni despojado de su señorío; que sus hombres nopodrán ser muertos, ni cautivados, niapartados unos de otros ni de sus hijosni de sus mujeres, ni violentados en sureligión, ni quemadas sus iglesias; queno será despojado de su señorío mientras sea fiel y sincero y cumpla lo quehemos estipulado con él; que su capitu-
Pacto entre Abd el·Aziz,hijo de Musa Ben Nusayr,y Teodomiro, magnate visigodo,en el año 713 (ilustración decimonónica)
lación se extiende a siete ciudades queson: Orihuela, Valentila (¿ Valencia ?),Alicante, Mula, Bigastro, Eyyo y Larca;que no dará asilo a desertores ni enemigos, que no intimidará a los que vivan bajo nuestra protección, ni ocultará noticias de enemigos que sepa. Queél y los suyos pagarán cada uno un dinar y cuatro modios de trigo y cuatrode cebada y cuatro cántaros de arropey cuátro de vinagre y dos de miel y dosde aceite. Pero el siervo sólo pagará lamitad ... Este tratado está fechado el 5de abril del año 713. X
Por tanto, la autoridad superior sigue_~do 1<:1 "loig6LH.;EP,aunque esta,contractualmente, depende de los musulmanes y se ve obligada a pechar conunas obligaciones que podían ser consideradas como humillantes por losconquistadores.
Distinta parece ser la posición delconde Casio y su hijo Fortún, que pactan y se convierten, porque las tropasmusulmanas llegaron más tarde al va-
lle medio del Ebro en que se encontraban sus latifundios y posiblemente conellas llegaba la nueva doctrina fiscalde Urnar II netamente prosehtIBra.Sánchez Albornoz notaba que se cambia más rápidamente de sistema político o de religión que de carácter y puede imaginarse lo que hoy ocurriría silos actuales impuestos se redujerandrásticamente con un cambio de religión.
Sin embargo, esta nueva política noduró mucho y las normas coránicasvolvieron a ser interpretadas restrictivamente, recordando, eso sí, que elquinto del botín, de las tierras conquistadas por las armas, pertenecía al Profeta (o a sus sucesores), a sus allegados, a los pobres, etcétera, es decir, alEstado. Los cristianos, que habíanquedado aislados en grandes islotesdelimitados por las líneas de avance delos conquistadores, tuvieron que avenirse con éstos para mantener un mínimo de relaciones entre sí. En definitiva: pas.ó con los condes locales lomismo que había ocurrido cincuenta osesenta años antes con los dihqan per-
sas: se transformaron en "i:~lJ"I~- ·1ministradores de los interese" de los
recién llega~os a cambio de conservar yLA CONQUISTA ARABE DE ESP.\..'\.-\. 23
el cargo dentro de su propia familia yusufructar el poder de patronato sobrela Iglesia, al menos en los años iniciales de la conquista, en lo que aquéllosno lo ejercieron.
Explotación de la conquista
Sólo pocoa poco,conforme se frenabasu marcha hacia el Norte y llegabannuevos soldados orientales -el casomás típico es el del ejército de Balch(740)- se fue planteando de modo másintenso la necesidad de subsistir sobrelos territorios ya ocupados a falta denuevas conquistas, y así empezó eldominio y la explotación directa de latierra que pertenecía al Estado comoconsecuencia del reparto del botín.
La realidad se mostró mucho máscompleja de lo previsto por la Ley coránica y hubo que recordar que el Profeta no había aplicado siempre -talvez por no habérsele revelado aún- elmismo sistema de reparto del botín;que el califa Umar I (634-644) habíatenido que improvisar -teniendo encuenta, evidentemente, lo que ocurríaen Bizancio y en Persia- una doctrinaeconómica que hiciera viable la expansión militar con la subsistencia de laadministración, reorganizando la hacienda pública de acuerdo con las nuevas necesidades.
Por tanto, aparecieron nuevas concepciones tributarias: se admitió laexistencia de dos tributos coránicos: elazaque para los fieles y la chizya paralos dimmíes (infieles) y, para todos, unimpuesto sobre la tierra, el jarach. Laconversión llevaba en principio el findel pago de la chizya y entrar en laslistas de los fieles que pagaban el azaque con las ventajas que representabala diferencia de cuotas entre uno y otroimpuesto. El Jarach se mantenía encaso de ser terrateniente o bien aparcero, cuyas liquidaciones se saldaban através de la correspondiente vía administrativa.
Pero las tierras conquistadas por lafuerza pasaban a ser propiedad de lacolectividad de los musulmanes, quelos cedía, a precario, a sus primitivosdueños, y sólo cuando se detuvo elavance se planteó el problema del traspaso de las mismas a personas determinadas mediante un procedimientode asignaciones que permitieron al novel propietario pactar sus propias con-
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diciones con los colonos y beneficiarsede la diferencia entre lo que de éstosrecibía y lo que tributaba al Estado,procurando o, mejor dicho, evitandoque los dimmíes se convirtieran fácilmente para evitar la disminución desus rentas y, en caso de no impedidopor estar convencido de la sinceridadde la conversión, hacer, a veces, a todos sus coterráneos responsables delpago de una suma alzada constanteprescindiendo del número de individuos que inicialmente habían convenido en la misma.
Convivencia reglamentada
Pero, a pesar de todos los pesares, lapresión tributaria en los inicios de laconquista fue pequeña y al coincidircon la aplicación de las leyes de UmarII, la islamización se produjo de modomuy rápido. Más adelante, cuando sereglamentó la normativa inicial deUmar I, las cosas cambiaron, ya que,poco a poco, la actitud frente a los dimmíes se fue endureciendo y aparecieron una serie de limitaciones que sibien no eran idénticas -y en determinadas circunstancias se hizo caso omiso de ellas- en las cuatro escuelas rituales arriba mencionadas, si teníanmuchos rasgos comunes: en las tres religiones quedó un elemento básico diferenciador: el modo de enfocar las relaciones con Dios y, en consecuencia, seprohibió a los dimmíes, como resultadode la interpretación de El Corán(9,29), el ejercer cualquier tipo de autoridad sobre los musulmanes. Encambio no hubo recortes en su autonomía interna: los pleitos entre ellos, larecaudación de impuestos, los problemas civiles -y los criminales en determinadas circunstancias- fueron resueltos por sus correligionarios y sólocuando éstas actividades afectaban aun musulmán o pusieron en peligro elorden público, intervino el Estado.
Fue lícito, por ejemplo, el que unmusulmán se casara con una mujerdimmí, aunque ésta, cristiana o judía,hubiera cambiado de religión, sin queeste hecho fuera motivo de intervención pública, excepto para el caso deaquellos musulmanes que renegabande la suya propia. Por la legislación seve que existieron casos de divorcio yrepudiación entre los dimmíes. Estosproblemas se resolvían en sus propios
Los cristianos defienden una fortalezacontra el asalto de los musulmanes.
Nótese que llUertas y ventanas de la fortaleza
son de arco ae herradura, arquitectura traídaa la Península por los árabes, lo mismo que los
arcos de dos cuerlJOsque maneian los guerreros(Miniatura del Beato de Gerona)
LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA / 25
tribunales a menos que una de las partes -y en casos muy especiales- recurriera al juez musulmán. Y éste sólointervenía si por analogía creía que setrataba de cuestiones que afectaban alIslam o bien al derecho natural y, portanto, podían conculcar los preceptosestablecidos por Dios para todo el género humano.
Quedó prohibido vender a un dimmíun esclavo musulmán, a un menor deedad o un ejemplar de El Corán, prohibición, la última, caída hoy en desuso-excepto en círculos muy integristas- y fue sustituida por el principiodel regalo del mismo, ya que con la Palabra de Dios no se puede comerciar.
Los dimmíes tampoco podían comprartierras en los alrededores inmediatosde una ciudad y dada la libertad decultos se discutió si un juez musulmánpodía llamar a declarar ante sí, en sábado o domingo, a un judío o un cristiano, ya que son los respectivos díasde fiesta de su religión.
y en la España omeya, y siendo jefede la administración un cristiano, sedio el caso curioso de que el domingofuera festivo para los funcionarios apesar de la afirmación coránica -contra la del Antiguo Testamento- deque Dios, por ser Omnipotente, no necesitó ningún día de descanso al terminar la Creación.
La islamizaciónJuan Vernet
Real Academia de la Historia.
La expansión islámica por lacuenca del Mediterráneo y suposterior implantación hasta en
regiones tan alejadas del núcleo primitivo del Islam como la India o laPenínsula Ibérica han sido un permanente objeto de interrogación para loshistoriadores. El avance fulminantede los ejércitos árabes bajo la banderade una nueva religión, arrollando ysuplantando a los Imperios bizantinoy sasánida en el Cercano Oriente yEgipto plantea efectivamente una serie de problemas que aún no han sidoresueltos en su totalidad. En el sigloVII el mapa político del mundo mediterráneo cambia de una forma irreversible, y esta alteración, que permanece hasta nuestros días, se ha vistoconsiderada con frecuencia como unaherida brutal que destruyó -de unaforma mucho más definitiva que laempleada por las invasiones bárbaras-:- el viejo mundo heredado del Impeno romano.
La orilla norte del Mediterráneo nopermaneció inmune ante el avancemusulmán. Pero la penetración de losejércitos islámicos tomó caracteresmuy diversos según se tratase de unasregiones o de otras y su permanenciase extendió en períodos cronológicos
26/ LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA
muy diversos. La Península Ibérica hasido, desde luego, la zona de Europa enla cual la presencia de la civilizaciónárabe-islámica se ha dejado sentir durante un mayor tiempo y con más fuerza, si exceptuamos la mucho más moderna y diferente ocupación otomanaen los Balcanes. De forma opuesta a losucedido en el Narte de Africa, dondepor primera vez los ejércitos musulmanes encontraron una fuerte oposición,que detuvo su expansión hacia el oeste, la conquista del reino visigodo hispánico se llevó a cabo con la misma facilidad y rapidez con la que los árabesse hicieron dueños de Siria, Iraq oEgipto. Y de nuevo nos encontramoscon las mismas interrogante s, planteadas por estudiosos e investigadores enbusca de una explicación al brusco colapso de una civilización y una culturasustituidas, en lo que parece un abriry cerrar de ojos, por otra que se sienteajena y lejana.
Las cuestiones relacionadas con laconquista musulmana que han sido objeto de estudio en los últimos tiempospueden dividirse en dos grandes grupos: en primer lugar, reflexiones y estudios sobre las causas y el significadoreal de la conquista en la Historia deEspaña, lo que ha producido una
abundante bibliografía, no exenta depolémica. A este apartado han contribuido tanto arabistas como medievalistas españoles y extranjeros. Los primeros han consagrado sus esfuerzos, enmayor medida, a un segundo grupo deestudios, en los que se analizan cuestiones más específicas vinculadas sobre todo a los itinerarios de los ejércitos invasores, el examen de los relatosárabes sobre la conquista o los problemas de identificación toponomásticaque ellos plantean.
Tras los primeros estudios científicos sobre el tema, escritos en el siglo pasado por autores como R. Dozy,E. Saavedra o F. Codera, la primeraversión moderna de los hechos correspondientes al arabista francés E. LéviProvenral. La traducción española desu obra (que se debe a Emilio García
Gómez) apareció en 1950, dentro de laHistoria de España dirigida por donRamón Menéndez Pidal, bajo el títuloEspaña musulmana hasta la caída delcalifato de Córdoba.
Primera versión moderna
Lévi-Provenral acepta básicamenteel relato de las fuentes árabes, aunqueseñala en ocasiones su posible carácterlegendario. Recoge, por tanto, la intervención del conde don Julián y las razones de su petición de ayuda a Musab. Nusayr, así como la llegada del primer conquistador, Tarif, y las sucesivas expediciones de Tariq b. Ziyad y elpropio Musa, los problemas surgidosentre ellos y la derrota del rey don Rodriga. En cuanto a las causas de la ful-
Batalla entre musulmanesy cristianos (ilustración
del capítulo de La guerra de los moros,de la Historia de ESI?aña
del Padre Manana)
LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA / 27
minante desaparición del Estado visigodo y la nula oposición encontradapor el ejército musulmán tras esta derrota. Lévi-Proven~allas atribuye a lasituación de decrepitud y agotamientoa que había llegado el reino de Toledo,junto a una indudable buena suerteque ayudó a los invasores en su empeño. La falta de documentación sobre elperíodo final de los visigodos en la Península Ibérica fue subrayada porLévi-Proven~al, que no se extiende demasiado sobre este punto.
Más cercano a nuestros días, otrohistoriador francés, Pierre Guichard,ha dedicado su atención al tema de laconquista (dentro de su obra sobre laestructura tribal de al-Andalus, traducida al español con el título Al-Andalus. Estructura antropológica de unasociedad islámica en Occidente, Barcelona, 1986). Aunque el propósito deGuichard no es replantearse el hechomismo de la conquista, sino estudiarlos componentes y las estructuras dela población andalusí, las páginas quededica a las causas que facilitaron lainvasión suponen un considerableavance sobre todo lo anterior, debido,en gran parte, a la aparición de nuevosestudios sobre la época visigoda. Matiza, por tanto, mucho más que LéviProven¡;al la situación de crisis queatraviesan la sociedad y el Estado visigodos con anterioridad a la conquistay, sobre todo, insiste en la sucesión decatástrofes naturales (sequías, pestes,carestías) que debilitaron, durante elsiglo VII, tanto la demografía del paíscomo sus recursos de todo tipo y que,unidas a la decadencia interna del sistema, jugaron un papel semejante alque puede observarse en la historia dela expansión árabe en el CrecienteFértil.
Invasión polémica
En 1969 apareció en francés la obrade Ignacio Olagiie Les arabes n'ont jamais envahi l'Espagne (versión española, ampliada, con el título La revolución islámica de Occidente,Barcelona, 1974; una interesante reseña de Pierre Guichard en sus Estudiossobre historia medieval, Valencia,1987). La tesis de este libro aparececlaramente explicada en su título; basándose en una supuesta ausencia defuentes antiguas árabes sobre la con-
28/ LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA
quista, interpreta la adopción de la religión musulmana como un hecho muyposterior y los primeros siglos de lapresencia islámica en la Penínsulacomo un período de luchas caóticas entre movimientos cristianos opuestos,que se convirtió, en la historiografíaárabe tardía, en una invasión quenunca existió en la realidad. La tesisde Olagiie no resiste un examen histórico serig, pero es necesario mencionada, en cualquier caso, dado que hatenido cierta repercusión y, por otraparte, representa la posición más extremada de una postura que subyaceen cierto número de interpretacionessobre el significado de la conquista islámica de la Península.
En efecto, el hecho mismo de la conquista -más que sus condiciones materiales o sus circunstancias precisas- ha sido objeto de una de laspolémicas más intensas (y, en ciertomodo, infructuosas) de la historiografía española moderna. No ha sido, deningún modo, un hecho fortuito: durante siglos se ha sentido que la invasión árabe suponía un corte decisivoen el normal devenir histórico de España; un ataque fulgurante que sólo latraición (en la figura de don Julián)explicaba de forma razonable y quedejó en el subconsciente colectivo unahuella indeleble. A este respecto soninteresantes las referencias que haceT. Glick, en su Islamic and ChristianSpain in the Early Middle Ages (Princeton, 1979), a estudios psiquiátricosen los que se analiza este ancestralmiedo al invasor.
Que la conquista árabe se haya interpretado como un acontecimiento exterior a la verdadera Historia de España supone dar por sentado que esaHistoria se ha ido desarrollando entorno a unos conceptos esenciales y,por tanto, permanentes a través de lossiglos. Esta interpretación, arraigadaprofundamente en el pensamiento historiográfico español, no es, sin embargo, única. En 1948, en efecto, AméricoCastro publicaba su España en su historia. Cristianos, moros y judíos (connumerosas ediciones posteriores),
Puerta de Bisagra, siglo X,la más antigua de la muralla árabe
de Toledo y una de lasmás importantes
para acceder a la ciudad
LA CONQUISTA ARABE DE ESPAÑA 129
abriendo así la polémica a la que se haaludido más arriba.
De Castro a Sánchez Albornoz
A. Castro partía de una posición deprincipio fundamental; España noexistía como tal -el concepto, la esencia de España- antes de la conquistaárabe; ésta representa el primer pasoen la construcción de la España queconocemos en la actualidad.
Si la obra de Castro no es propiamente la de un historiador, ello no obsta para reconocer en ella una teoría dela cultura española y sus orígenes quecontiene numerosos puntos de vista degran interés. El más importante, desdela óptica del estudio de al-Andalus, esque, por primera vez, un no arabistareconocía el papel fundamental del período islámico en la historia de España. Según Castro, la convivencia y lainteracción entre las tres grandes religiones monoteístas en la Península esel factor que explica toda la Historiaposterior. En este sentido, lo que haceCastro es atacar la idea de un nacionalismo avant la lettre que habría florecido desde Covadonga y que tendría susorígenes en épocas aún más antiguas.
No es de extrañar que estas tesis nohayan sido acogidas con demasiado entusiasmo, por lo que J. T. Monroe (enIslam and the Arabs in Spanish Scholarship, Leiden, 1970) denomina la corriente tradicionalista de la historiografía española. Si entre los arabistasCastro no ha sido demasiado discutido,véase el reciente artículo de P. Martínez Montávez, Lectura de AméricaCastro por un arabista, Revista delInstituto Egipcio de Estudios Islámicos, XXII (1983-84), 21-42, en cambiotuvo que enfrentarse a un adversariode lá talla de C. Sánchez Albornoz, queen 1956 publicó España, un enigmahistórico. Obra de un historiador profundamente conocedor del Medievohispánico, su posición ante el significado de la conquista para la historia deEspaña es diametralmente opuesta ala de Américo Castro.
Sánchez Albornoz considera, enefecto, que si bien se trata de un acontecimiento decisivo, sus consecuenciasse hicieron sentir con fuerza en una dirección completamente divergente dela señalada por Castro: la irrupcióndel Islam supone una desviación del
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auténtico camino que debería haberseguido la historia de España. Por otraparte, la presencia islámica es interpretada por Sánchez Albornoz comouna superposición de formas culturales que no afectaron a la contextura vital hispana; los invasores estaban ensu mayoría recién convertidos al Islamy todavía sin arabizar, por lo que suinfluencia real fue tenue entre las poblaciones conquistadas, y nula en laEspaña cristiana.
Revisión de lasfuentes árabes
En parte, la interpretación que Sánchez Albornoz ofrece en esta obra (y enotros muchos de sus escritos) coincidecon los estudios de diversos arabistasespañoles, que ven en el Islam de alAndalus una personalidad propia, originada en el sus trato preislámico y enla pervivencia de formas culturales noislámicas. Sin embargo, se trata deuna coincidencia que conviene matizar, ya que las teorías más extremadasde Sánchez Albornoz llegan a deplorarla presencia del Islam en España, hecho al que atribuye el retraso españolrespecto a otros países europeos.
En 1967 el arabista Joaquín Vallvépublicó un artículo titulado «Sobre algunos problemas de la invasión musulmana» (Anuario de Estudios Medievales, IV, 361-367), al que siguieron otrosmuchos del mismo autor, que se ha venido replanteando desde entonces todauna serie de cuestiones en torno a lainvasión y conquista de la Penínsulapor los ejércitos islámicos. Se trata dela más notable aportación al tema porel arabismo español en los últimostiempos (aunque no la única: véase alrespecto M. Barceló, «Some Comentaries on the Earliest Muslim Invasion ofSpain», Islamic Studies, IX, 1970) ymerece ser examinada por ello concierto detalle.
En el artículo de 1967, Vallvé inicaba un nuevo examen de las fuentesárabes conservadas sobre la conquista, centrándose sobre todo en unanueva interpretación onomástica delos textos. De este modo llegará a laconclusión de que el famoso conde donJulián no era gobernador de Ceuta,sino de Cádiz. En cuanto a las figurasque aparecen como conductores de la
invasión. Vallvé afirma que la de Tarif(que habría dado su nombre a Tarifa)no es sino una construcción literariade las crónicas. Finalmente, un topónimo también sujeto a revisión es elde al-Andalus, en el que Vallvé observa una transposición de Atlas/Atlantis.
Estas nuevas interpretaciones sobrelos personajes y los lugares de la conquista se apoyan en gran medida en lacrítica textual de las fuentes árabes:Vallvé sostiene que el conocimientoque los árabes tenían de la geografía yla Historia de la Península se basabafundamentalmente en fuentes grecolatinas (en lugar destacado Orosio y sanIsidoro de Sevilla), lo que explica la serie de confusiones que se producen enel relato de los acontecimientos de 711.Este tema fue estudiado en su artículo«Fuentes latinas de los geógrafos árabes» (AI-Andalus, XXXII, 1967, 241260) y ha sido desarrollado por el mismo autor en otros trabajos posteriores;por ejemplo, en «El nombre de al-Andalus» (AI-Qantara, IV, 1983, 301355). Junto a esta revisión toponomástica, Vallvé ha sometido a una críticasemejante ciertas leyendas y relatosrelacionados con la conquista y susprincipales protagonistas, siempre enel sentido de identificar sus verdaderos orígenes.
La aportación de Vallvé al examende los textos árabes ha encontrado unaacogida desigual. Sánchez Albornoz rechazó de plano las novedades que contenía su primer artículo sobre el tema(en Cuadernos de Historia de España,
h Vila, La Sevilla islámica (712vicio de Publicaciones de la Uni-
Sevilla, Utrera (Sevilla), 1984. R.sur la conquete de l'Espagne", en Recherches sur l'histoire
'e de l'Espagne, 3.ª ed., Amster-1965, 1, 1-83. P. Guichard, Al-uctura antropomórfica de una
sociedadislárnica en Occidente, Barral Editores, Barcelona,1976. E. Lévi-Proven~l, España musulmana. Hasta la caída del Califato de Córdoba (711-1031), vol. IV de laHistoria de España. dirigida por Ramón Me-
XLIX-L, 1969, 294-309); Guichard reconoce el valor de esta mise en question, aunque no acepta todas sus conclusiones; Glick, en su obra citada, yR. Collins en Early Medieval Spain.Unity in Diversity (Londres, 1983), admiten sin reservas la desmitificación aque Vallvé ha sometido a personajescomo Tarif. Como todas las teorías quereplantean de nuevo un saber adquirido, las de Vallvé no siempre han sidoaceptadas, pero tienen el mérito indudable de haber sabido interrogar deuna forma nueva a textos conocidos dea.ntiguo y pocas veces examinados conngor.
En líneas generales, y sin entrar enel detalle de la discusión filológico-histórica, esta nueva interpretación de laconquista insiste en la pervivencia deun sustrato preislámico y en la continuidad, bajo nombres diferentes, demitos y lugares históricos de procedencia grecorromana, aunque sin cuestionarse el hecho mismo de la conquistani interrogarse sobre su significado enla Historia de España.
Este último punto ha sido, como seha visto más arriba, objeto de estudiopara historiadores o ensayistas (habría que mencionar aquí a Unamuno oa Ortega y Gasset), en tanto que losarabistas se han visto ante el dilema,no siempre resuelto felizmente, deconsiderar a al-Andalus como unaparte de la Historia de España (losandalusíes eran musulmanes españoles) o aceptar la invasión como el inicio de un período más de la Historiadel Islam.
dra, Estudio sobre la invasiónen España, Marid, 1982. C.noz, "Itinerario de la conquispor los musulmanes», Cuad,de España, X, 1948,21-74tínez, Apogeo y crisis delHistoria de Andalucía, vBarcelona, 1982. M.TarGuarner, Historia d,Edicions 62, Barcelárabes en Al-Andrid-Granada,376. J. Vallvé,la invasióndios
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