UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
FACULTAD DE GEOGRAFA E HISTORIA Departamento de Prehistoria
TESIS DOCTORAL
Estructura social y paisaje simblico: las comunidades astures y el Imperio Romano (siglos II a.C.-II d.C.)
MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR
PRESENTADA POR
Fernando Alonso Burgos
Directores
M Luisa Ruiz-Glvez Priego
Madrid, 2015
Fernando Alonso Burgos, 2014
Estructura social y paisaje simbolico
Las comunidades astures y el Imperio romano (siglos II a.C.-II d.C.)
Departamento de Prehistoria
Facultad de Geografa e Historia
Universidad Complutense de Madrid
Doctorando: Fernando Alonso BurgosDirectora: M Luisa Ruiz-Glvez Priego
Madrid 2014
Qu hars t, oh Dios, cuando yo muera? Yo soy tu cntaro (y si me quiebro?) Yo soy tu bebida (y si me corrompo?)
Soy tu ornato y tu oficio. T pierdes conmigo tu sentido.
Despus de m no tendrs casa en donde palabras cercanas y clidas te saluden.
De tus pies cansados se caer la sandalia de seda que yo soy.
Tu gran manto se soltar de ti. Tu mirada, que yo acojo caliente
en mis mejillas, como en una almohada, andar buscndome largo tiempo -
y a la hora del ocaso se echar en el regazo de unas piedras desconocidas.
Y t, oh Dios, qu hars? Yo tengo miedo.
Rainer Mara Rilke, 26 de septiembre de 1899. 1905. Libro de las Horas. Libro de la Vida monstica, poema 36.
A vosotras:
M., V. y N.
Estructura social y paisaje simblico: las comunidades astures y el Imperio romano (siglos II a.C- II d. C)
7
Estructura social y paisaje simblico: las comunidades astures y el Imperio romano (II a. C.-II d. C.)
BLOQUE 0. Introduccin
1. Antecedentes del tema de estudio ................................................................................... 16
2. Planteamiento terico-metodolgico .............................................................................. 20
3. Escalas, marcos y fuentes de anlisis .............................................................................. 29
BLOQUE I. El mundo simblico castreo en la Asturia prerromana (siglos II-I a. C)
4. El debate en torno a la sociedad castrea prerromana: el modelo segmentario ............ 41
5. Smbolos domsticos y colectivos: el poblado castreo segmentario ............................ 55
5.1. La vida domstica en mbito castreo: hogar y autoabastecimiento .................... 58
5.2. Entre lo domstico y lo colectivo: solidaridad y segmentacin interna ................ 66
5.3. El espacio metalrgico castreo como lugar de encuentro .................................... 75
6. Smbolos comunitarios y religiosos: la comunidad castrea segmentari ........................ 93
6.1. La comunidad monumentalizada o el poder de la comunidad ............................... 95
6.2.Delsacrificiofundacionalyladiseminacinfuneraria..........................................110
6.3.Msalldelateismoyelsacrificioguerrero:losagradoocultado........................130
BLOQUE II. Dinmicas simblicas en el Noroeste ibrico en la coyuntura
histrica del siglo I a. C
7. Smbolos prerromanos entre la resistencia y el cambio .................................................. 143
8. Smbolos convivales: el fenmeno de las stulas y el banquete en el mundo castreo ... 157
8.1. Las stulas castreas: entre la tradicin atlntica y la innovacin mediterrnea .... 163
8.2. Banquetes divergentes en el mundo castreo del s. I a. C. ..................................... 171
NDICE
8
9. Smbolos preciosos: contextos sociales y simblicos de la orfebrera castrea .............. 178
9.1. Iconografa, rito y cosmogona en transicin: el caso de las diademas de Moes ... 193
9.1.1. El contexto perdido: el valle del Piloa ..................................................... 197
9.1.2. Propuesta de anlisis de Moes I: caracterizacin general y fases ............ 202
9.1.3.Lecturaiconogrfica:delviajeacuticoclticoalespaciodelmitodelcambio
social...................................................................................................................... 211
BLOQUE III. La religin romana y los cultos indgenas en mbito astur
(siglos I-II d. C.)
10. La potencialidad simblica de la conquista del Noroeste en el contexto de la ideologa de
Augusto:confines consagrados y la gnesis del culto imperial ................................................ 240
11. El mbito simblico religioso: religio romana y emulatio peregrina .................................. 253
12. Smbolos a los muertos: las stelae en la Asturia meridional ............................................... 267
12. 1. Epigrafa y arqueologa funeraria romana: el caso del Noroeste hispano en el contexto
imperial ............................................................................................................................... 267
12. 2. La epigrafa funeraria de la Asturia meridional (ss. I-II d. C.) ..................... 282
12.2.1.Criteriosparaladatacinepigrficafuneraria................................290
12.2.2. La emulacin funeraria peregrina y el desarrollo del modelo de estela
en la Asturia meridional (ss. I-II d. C.) ....................................................... 298
12.2.2.1.Elpatrnepigrficomilitarylaemulacinperegrina(1
mitad s. I d. C.) .............................................................................. 298
12.2.2.2. El modelo completo de estelas en granito (mediados del s.
I-II d. C.) .......................................................................................... 313
12.2.2.3.LagnesisdelasestelasenmrmoldeSantoAdrio(finales
del s. I d. C.-II d. C.) ........................................................................ 318
12.2.3. Conclusiones: las stelae como smbolos a los muertos en Asturia
meridional (ss. I-II d. C.) ............................................................................. 341
13. Smbolos a los dioses: las arae en la Asturia Augustana (ss. I-II d. C.) .............................. 345
13.1. Epigrafa y arqueologa votiva romana: el caso del Noroeste hispano en el contexto
Estructura social y paisaje simblico: las comunidades astures y el Imperio romano (siglos II a.C- II d. C)
9
imperial ......................................................................................................................................................... 345
13.2. La epigrafa votiva de la Asturia Augustana (ss. I-II d. C.) ..................................... 364
13.2.1.Criteriosparaladatacinepigrficavotiva...............................................365
13.2.2. La conformacin de los lugares de culto y la gnesis de los panteones y las
divinidades indgenas en mbito astur augustano (ss. I-II d. C.) ........................... 372
13.2.2.1. Las dedicaciones colectivas a Jpiter y a las divinidades patronas
indgenas (1 mitad del s. I d. C.) ............................................................... 372
13.2.2.2. La difusin del modelo de panten sagrado: el caso del Pouls de
San Miguel, San Esteban del Toral, Bembibre (mediados del s. I-II d. C.) .... 391
13.2.2.3. Propuesta de gnesis del dios indgena Cosus (ss. I-II d. C.) ....... 406
13.2.3. Conclusiones: las arae como smbolos a los dioses en la Asturia Augustana.. 423
Conclusiones
14. Smbolosenelpaisajedelmundoprerromanoalromano............................................427
Abstract ....................................................................................................................................... 439
Anexos
Anexo 1 .............................................................................................................................. 453
Anexo 2 .............................................................................................................................. 463
Bibliografa ................................................................................................................................ 479
Agradecimientos
11
Agradecimientos:
Son muchas las personas que a lo largo de todo este periodo de elaboracin han hecho posible esta
tesis doctoral: familiares ms cercanos, amigos y colegas, a todos vosotros mi gratitud en primer lugar
porsiolvidoalgnnombreenlaslneasquesiguen.Cualquiererrorquecontengaestetrabajoes,sin
embargo, de mi exclusiva responsabilidad.
En primer lugar, a mi directora de tesis, la Profesora Marisa Ruiz-Glvez, quiero agradecerla su
confianzahastaelfinalenmiproyecto,sumotivacin,apoyoydedicacin.
A mi tutora durante mi formacin predoctoral dentro del grupo de investigacin Estructura
SocialyTerritorio:ArqueologadelPaisaje(EST-AP)delCCHS-CSIC,AlmudenaOrejas,alaque
agradezcosuorientacin,pacienciayconsejos.
A los miembros de EST-AP, empezando por un recuerdo a la desparecida Pachula (IPCE-MEC).
Tras ella, mi gratitud a Javier Snchez-Palencia, del que he aprendido una parte muy pequea de todo
suconocimientoyexperiencia,tantoeneltrabajodecampocomoeneldelaboratorioyoficina.Ala
actual directora del grupo, Ins Sastre, le debo agradecer su cercana y su generosidad por compartir
eltrabajo.HetenidoademslaposibilidaddeaprovecharpartedelasabiduradelProfesorDomingo
Plcido, lo que me ha enriquecido como investigador y persona. De los dems miembros compaeros,
colegas y amigos: Esteban, Mara, Pecha, Guille, Alex, Brais, Damin, Ana Delia, Elena, Laura y
Antonio;slomecabealabarelbrain-stromingcotidianoyeltrabajomanoamanoenlaparticipacin
de proyectos nacionales e internacionales. Cada uno de ellos sabe el lugar que han ocupado en mi
formacin y la gratitud que les debo.
DelaLneadeInvestigacinArqueologayProcesosSocialesdelCCHS-CSIC,deborecordar
misencuentrosibricosprimeroconRicardoOlmosyposteriormenteconSusanaGonzlezReyero,
a la que agradezco su disposicin, cercana y cario. Un agradecimiento a los muchos miembros
que conforman los distintos grupos de investigacin, en especial a los componentes de los distintos
Laboratorios:Materiales,TeledeteccinyPaisaje,Arqueometalurgia,ArqueobiologayArqueofauna.
Por ltimo, que no menos importante, a los que un da fueron doctorandos de distintas especialidades
con los que me cruc en el camino y de los que guardo un buen recuerdo y amistad: Leticia Lpez,
Lourdes Lpez Merino, Fernando Arias, Martina Renzi y Susana Marcos.
Agradecimientos
12
De mi etapa formativa en la Universidad tengo que agradecer los muchos encuentros cotidianos
tanto dentro como fuera de la clase, a los Profesores Alfredo Jimeno, Gonzalo Ruiz Zapatero, Jess
lvarez Sanchs, Almudena Hernando, Julio Mangas, Estela Garca, Rosa Sanz y M Cruz Cardete,
entreotros,juntocontodosloscolegasycompaerosdelaLicenciatura,Excavaciones,Prospecciones,
Laboratorios, Cursos de doctorado, Encuentros de Jvenes Investigadores (JIA y EJIHA), como Jorge
de Torres, Paloma de la Pea o Fernando Colino, que ahora vienen a mi memoria y entre quienes
quiero destacar a los que un buen da conformamos la Unin Cultural Arqueolgica (UCA, 2002-
2005): Azu, Leti, Mora, Ramn, Yael y Cheto.
Demisestanciasenelextranjeroslotengopalabrasdeagradecimientoalosquelashicieron
posiblesyaquienescompartieronconmigosusrutinasuniversitariasycientficas,siempredispuestos
a mis preguntas e intereses. Un especial recuerdo para Francisco Sande Lemos, Manuela Martins
(Unidade de Arqueologia, Universidade do Minho, Portugal), Jane Webster, Chris Fowler, Sam
Turner (University of Newcastle, Reino Unido), Chris Gosden (School of Archaeology, University
of Oxford, Reino Unido) y Rita Compatangelo-Soussignan (Centre dtude des Socits Antiques et
Mdivales, Universit du Main, Francia). Un especial apartado merecen los compaeros y colegas
conlosquehecompartidolaexperienciadeinvestigarenelextranjeroendichasestancias:Lucio
Benedetti, Silvia Espelt, Helena Jimnez Vials, Javier Salido, Chlo Bouneau, Veronica Cicolani, y
otrosquemedejarseguroeneltintero.
Delperiodomscrticodefinalizacindeestetrabajotengoqueagradecerlaslecturas,revisiones,
mapas y discusiones de todos los colegas y amigos que he tenido cerca y me han apoyado siempre: en
especialaAlex,epigrafistamximo,Pecha,SIGeromticoyGuille,proyectorinternacional.Graciasa
Bea y Luis que me han hecho volver a poner los pies en la tierra ofrecindome una oportunidad laboral.
AEstheryJavitodamigratitudporsutrabajoprofesionalenlamaquetacinyltimosretoquespara
lapresentacindeestatesis.ALuca,porcolorearmetanbonitounodelosjinetesdeMoes.
Tras tantosavatares,esta tesis llegaasufingraciasalapoyoincondicionaldemifamiliams
cercana, tanto la que sigue aqu como la que falta pero sigue estando conmigo. El soporte tcnico y
emocionaldemimujer,Myriam,sincuyapacienciayconfianzaenmitrabajohabrasidoincapazde
superarestetrance.Porltimo,ymsimportante,recordaraquamisdoshijas,VerayNaya,acuyas
sonrisascotidianasyalosbrillosdesusojoslesdeboelltimoimpulsoparaacabarestatesis.
BLOQUE 0
INTRODUCCIN
Introduccin
15
Introduccin
Estainvestigacintienecomoobjetivodetectarlosaspectossimblicosmsrelevantesdelregistro
arqueolgicoconelfindeplantearsuimbricacinenelsenodelaestructurasocialcastreaastur
prerromana y a partir de ella analizar aquellos relacionados con el mbito religioso en su evolucin
en el contexto imperial romano. Para ello me apoyar en los estudios clave que han sistematizado el
registromaterialdelmundoastur,msalldelostpicosdelaromanizacindbiloresistencia
indgena1 y propondr una propuesta de anlisis simblico diversa a la caracterizacin de la
superestructura cltica predominante2.Lafinalidadltimaes lade sistematizarquestrategias en
elpaisajeconformanladecisioneslocacionalesdecadaaspectosimblicoseleccionadodelregistro
material,enelmarcodelconflictoentreelmundoprerromanoyelromanoimperial.paraellome
apoyarenelbagajetericoymetodolgicodeanlisisdelaspectosimblicoenelpaisajeatravs
de la metfora visual, recurriendo a la valoracin sincrnica del sentido de la presencia y la ausencia
de los diferentes elementos y mecanismos en el espacio: monumentalizacin, exhibicin, inhibicin
y ocultamiento (Criado, 1993a y b; 2012).
La cultura material con valor simblico a la que me referir procede de diversos sectores de
la circunscripcin administrativa romana del conventus Asturum, aunque se prestar atencin a las
dinmicas sociales de todo el Noroeste ibrico y el lugar que ocupa en relacin a otros mbitos
geogrficos,dependiendode losdiferentesfenmenoshistricos tratados.Elespectrocronolgico
centralseextiendedesdelaculturacastreaenelfinaldelaSegundaEdaddelHierro(BLOQUE
I: ss. III-I a. C.), pasando por la ltima centuria a. C. y la conquista romana del Noroeste ibrico
(BLOQUEII:s.Ia.C.)hastasuinclusincomopartedelImperioromano(BLOQUEIII:ss.I-IId.
C.). Desde el punto de vista Instrumental la aplicacin del planteamiento terico-metodolgico que
aquseproponerequiereunmanejoflexibledelasescalasespacialesytemporales,ascomodeluso
de distintos aspectos de las fuentes que convergen en el anlisis desde la perspectiva del estudio de la
complejidadenlaconstruccinsimblicadelospaisajes.
1 Snchez-PalenciayFernndez-Posse,1985;Fernndez-PosseySnchez-Palencia,1988;Orejas,1996;Snchez-Palencia, 2000; Sastre, 2001 y 2002; Villa, 2002; 2007a y b; 2009; Camino, 2003, entre otros.
2 GarcaQuintela,1999y2013;GarcaQuintelayotros,2003;2004;2006;SantosEstvezyGarcaQuintela,2003;GarcaQuintelayGonzlezGarca,2009;GarcaQuintelaySantosEstvez,2004;2008ayb,GonzlezGarca,2011; entre otros
Bloque 0
16
1. Antecedentes del tema de estudio
El primer problema a la hora de plantear un estado de la cuestin reside en seleccionar las distintas
corrientes y argumentaciones que de forma directa o tangencial han tratado el tema del mundo
simblico, tradicionalmente restringido a lo religioso, en el Noroeste ibrico desde la Protohistoria
almundo romano.Eneste sentido,desdemipuntodevista, la clavehistoriogrficademspeso
est en la creencia de poder acceder a la religin prerromana a travs de su supervivencia en poca
romana.Sobresaleparaelloelanlisisdelasfuentesliterariasgrecorromanasydelregistroepigrfico
teonmico, especialmentede aquellosdioses clasificados comoindgenas, desde la laborde los
estudiosos de principios del s. XX hasta nuestros das3. Lo que subyace a esta tradicin y que tiene
todavaunpesoimportanteenlaaproximacinaloreligiosoenelpasadoeselcriteriofilolgico
juntoaungustoporlasposibilidadesdelmtododeanlisiscomparado4, que en ltima Instancia
remiten a la obra decimonnica de Mller5.Elpesodelcarcterfilolgicoclaramentereflejadoen
3 El origen debe situarse en la aproximacin del portugus Leite de Vasconcelos en su obra magna de Religies da Lusitania (1989 [I: 1897; II: 1905 y III: 1913]). Los datos de la parte prerromana se funden con los de la romana conscientemente, asumiendo que Roma habra permitido expresar la esencia religiosa precedente, fortalecindola y hacindola sobrevivir en algunas de las tradiciones del folklore hasta el presente (Vasconcelos, 1989 [1905]: 99, 371-72 y 1989 [1913]: 194). En Espaa la primera sistematizacin teonmica, en esta misma lnea aunque menos interpretativa, la encontramos en Tovar y Navascus (1950), contando con una labor recopilatoria precedente en torno a la Real Academia de la Historia y la contribucin al CIL II (Fita, Fernndez-Guerra, Gmez Moreno, etc.), sobresaliendo alguna interpretacin delareliginprotohistricapatriacomoladeCosta(1917)olainterpretacindeCaroBaroja(1943).Siguiendoestamismatendenciadedesentraarelsignificadodelostenimosromanoscomoreflejodelareliginprerromana,estnlostrabajosesencialmentelingsticos,filolgicosyepigrficosdelallamadaCeltica hispana, en Blzquez (desde 1962), Untermann (1965 y 1985), Rivas (1973), Albertos (1974; 1975; 1977a; 1981; 1983; 1985), Encarnao (1975), Vzquez Hoys (1977), Marco (1993a, b y c; 1994a; 1999a y b) Alarco (1990), Olivares (2002a), entre otros.
4 Encontramos referencias a teoras antropolgicas y del folklore local para ilustrar el mundo religioso protohistrico tambin desde Vasconcelos (II-1905: 99-107), Costa (1917: 32-33, 79, 103-110) y aplicado al registro castreo del Noroeste ibrico en Lpez Cuevillas y Bouza Brey (1929) o Lpez Cuevillas y de Serpa Pinto (1933-1934: 348-364). La primera sistematizacin de mtodo de una religin comparada a partir de la literatura clsica y el registro romano-indgena,queretomaelelementoculturalindoeuropeoclticoesladeBermejo(1986y1994[1982]),posteriormentedesarrolladaenGarcaQuintela(1991;1999;2002y2009)yBraas(2000;2004y2007),entreotros.Respectoa larevitalizacin del anlisis comparado el mundo prerromano con el componente cltico en el folklore reciente (desde las tradicionespopularesy suculturamaterialhasta la literaturapica),vase laetno-historiayetno-arqueologadeautores como Almagro (2006; 2007; 2009 y 2010) y para lo que atae al Norte-Noroeste ibrico autores como Olivares (1997), Torres Martnez (2003; 2005; 2007 y 2010), Moya (2008 y 2010), Balbn, Torres y Moya (2007), Tenreiro (2002; 2004 y 2007a y b), lvarez Pea (2002 y 2007), entre otros.
5 Mller consideraba la lingstica como la principal herramienta de anlisis del fenmeno religioso y consideraba la derivacin de los tenimos de nombres comunes la evidencia de la idolatra y la poca evolucin de las religiones superiores.TodoellodiocomofrutolallamadafilologacomparadayelestudiocomparadodelasreligionesSobreunanlisis de dicha base en Vasconcelos: Garca Fernndez-Albalat, 1985 y Garca, 1988: 18. En relacin con su utilizacin anacrnicaentrabajoseminentementelingsticoscomoeldeProsper,2002:GonzlezGarcayGarcaQuintela,2005:40.
Introduccin
17
las lecturas de los textos clsicos y de los tenimos que transmitan los epgrafes romano-indgenas
hasidounaconstanteenlalabordeepigrafistas,lingistas,fillogos,arquelogosehistoriadoresde
laantigedad,reflejndoseprincipalmenteenlascostumbresliterariasconunapretendidafiabilidad
etnogrficayunaautnticare-actualizacindecatlogosdedioses6.
Estatradicindebasedecimonnicaqueotorgaunaimportanciaprcticamentesupremaallenguaje
yalosrecursosdelasreligionescomparadas,conelfindedesentraarelsignificadodelasfuentes
literarias y los epgrafes romanos como una ventana abierta a las cosmologas precedentes, supuso
unestancamientoqueimpidieldesarrollodeunmtodoespecficoygenerunaautnticatupida
telaraadetpicos(GarcayFernndez-Albalt,1985:276).Laasuncindeunaromanizacin
dbilydelfenmenoderesistenciaindgenahanservidodejustificacinparaelcarcterruraly
pobre de la epigrafa romano-indgena, especialmente en mbitos como el Norte y Noroeste ibrico,
permitiendoaalgunosautoresdefenderquecuentancondatosdegranpurezaenlaextraccinde
unaestructuradelpantenprerromano(Olivares,2002a:15-16).Enestatendenciatanarraigadaen
lo que concierne a la religin, concebida como el mbito social ms conservador, se echan de menos
replanteamientos importantes tanto tericos como metodolgicos. El nico caso ha sido la renovacin
dentrodeestamismalneadeanlisislingstico,filolgicoydereligincomparada,apartirdela
labordeBermejo,especialmenteenlosaos80(Bermejo,1986;1994[1982]).Laprincipalfuente
deanlisisfueparaBermejolostextosliterariosquemencionanelOccidentehispano,enconcreto
la GeografkadeEstrabn.Elanlisisdeestos textosdejabade serunfiel reflejode lospueblos
prerromanos para mostrar una ideologa romana imperialista que denigraba las costumbres brbaras
encontraposicinde losbeneficiosde lacivilizacin.Endichaargumentacinse revelabaqueel
autor antiguo tomaba sus referencias de una koin cultural conocida y compartida, aunque fuese en
tiempos remotos, para describir las tradiciones y costumbres que caracterizaban el modo de vida
brbaroyjustificabansunecesariacivilizacindemanosdelpoderreinante,enestecasoRoma.
Ahorabien,trastodoellosedejabavislumbrarunaestructuraounafuncinquepodaremitir
a la realidad de poca prerromana, a la cual se propona acceder, al asumir la existencia de una misma
base simblica e Institucional indoeuropea compartida. Metodolgicamente se acudi al anlisis
6 La labor en este sentido ms evidente es la de Blzquez (1962; 1975; 1983; 1991a; 1991b; 1999; 2001; 2003 y 2008) pero est en la base de las construcciones interpretativas de otros muchos autores que tradicionalmente recurran a los catlogos de Blzquez como si de corpora especializados sobre el tema religioso se trataran.
Bloque 0
18
trifuncionalista (I: sacerdotal; II: guerrera y III: productora) tal y como lo concibi Dumezil7. La
documentacinqueseutilizfuelimitadayreprodujoengranmedida,aunqueconunaimpecable
definicinyseguimientodemtodo, lasmismascaractersticasquevenanasocindosealmundo
prerromano del Norte-Noroeste a partir de un registro bien conocido de los textos literarios y los
epgrafesespecialmenteconteonmia;insistiendoenlabelicosidadmasculina,elpesodelamujer,de
lasrelacionesparentescoylasorganizacionessuprafamiliares,lajerarquapoltica,militaryreligiosa,
etc.8. Esta primera propuesta revitalizadora de los estudios de religiones comparadas aplicados al
mundo del Norte-Noroeste ibrico protohistrico no se llev hasta sus ltimas consecuencias, llegando
aconclusionesquenoresultaroninequvocas(GarcaQuintela,1999:71)yquesereprodujeron
enreedicionesampliadas(sintetizadasenBermejo,2008)quesehancriticadocomoobsoletasy
desconectadas de la investigacin actual (GarcaQuintela, 2009: 104-105). Sin embargo se debe
reconocer la deuda con dicha propuesta de las investigaciones que orientan los estudios celtistas a
partir del anlisis dumeziliano y la inclusin de teoras y modelos antropolgicos, como parte de un
programa de estudios comparados con una clara inspiracin lingstica de base9, aplicado al estudio
de la Edad del Hierro castrea y su continuidad en poca romana10.
Por otro lado, contamos con visiones centradas en el impacto romano sobre las comunidades
localesysusconsecuenciasvistascomoresultadodelmestizajeprovincial(Plcido,1988:240,302
nota 48) o del sincretismo de doble direccin (Marco, 1996: 219 y 232). A su vez, se denunciaron
7 Sobre su anlisis religioso del mundo romano: Dumezil, 2000 [1974]. Sobre un anlisis de su rica Historiografa desdeunpuntodevistacrtico:GarcaQuintela,1999:73-109.Parauncompendiodeestudiosdumezilianosaplicadosadiversoscasosdeestudio:DelpechyGarcaQuintela,2009.
8 PrincipalmenteenlostrabajosreunidosenlosdosprimerosvolmenesdeMitologa y Mitos de la Hispania prerromana(Bermejo,1986y1994[1982])seguidosdedistintosestudiosentornoaunplanteamientosocial,polticoyreligiosodebaseclticoquedesarrollaronespecialmenteGarcaFernndez-Albalat(1990),GarcaQuintela(1991y1997)yBraas(1995).LalaboriniciadaporBermejoesseguidaporelenfoquepropiodeGarcaQuintela(1999),elcual reelabora una metodologa que ser secundada por otros discpulos como Braas (2000). Otras propuestas desde unaperspectivamsfilolgicadelanlisisdelostextosylaepigrafaconunamismainterpretacinsocial:Ciprs,1999;GonzlezRodrguezySantosYanguas,1994oGonzlezRodrguez,1997.Paraunacrticasobreelpesodelamujerenla sociedad castrea: Fernndez-Posse, 2000b. Sobre una crtica a las sociedades basadas en el parentesco en relacin con el mundo castreo: Sastre, Sastre, Alonso, Curras, 2010.
9 A partir del concepto de isoglosa recurren a lo que denominan isoeto. La finalidad es la de plantear unaestrategia de anlisis comparado en el que la acumulacin de isoetos proporcione diversos mapas de distribucin que permitansuutilizacincomobasede lasdiscusionessociales,polticay religiosas (GarcaQuintela,2002;GonzlezGarcayGarcaQuintela,2005:61).
10 Sobreelmodelopolticoyreligiosoresultantedesdeestaperspectiva:VzquezVarelayGarcaQuintela,1998;GarcaQuintela,1999;2002y2007;Braas,2000;2004y2007.
Introduccin
19
abusos del anlisis trifuncionalista en su aplicacin a casos castreos, como en el rea astur, que
arqueolgicamentenomostrabaelsistemadejefaturasniladivisindeltrabajo,entreotrascosas,
que se desprenda de las descripciones de las fuentes literarias (Sanz Villa, 1996: 17-18). En algunos
mbitoscomoelceltibrico,conhomlogasrevisionesdelosdatosenrelacinconladefinicinde
aspectos polticos, ticos y religiosos (desde Sopea, 1987; Marco, 1993a y b), la tendencia ha sido
hacia el reconocimiento crtico de la reinvencin de la tradicin local por parte de las aristocracias
o grupos de poder en poca romana, sin rechazar las analogas de base cltica, pero mucho ms
mesuradasyligadasalalecturacontextualizadaycrticadelregistroepigrfico11 y arqueolgico (en
general sintetizadas en Alfay, 200912).
Desde la perspectiva propiamente arqueolgica en mbito noroccidental ibrico se ha tendido a
ignorar el mbito de la religin, puesto que se asuma que no poda tener otro acceso que el que se
debataentreepigrafistasyfillogos,rehuyendocualquierreflexinsobreelusodeunainformacin
anacrnica de poca romana. La relaciones entre Arqueologa y epigrafa-Filologa-Lingstica fue
siempre malavenida, pues slo busc la corroboracin de una en la otra sin realizarse nunca verdaderos
estudios integradores o multidisciplinares. Para el caso del Noroeste, algunos arquelogos desde un
punto de partida anti-celtista13entraronenelmbitodelareliginatravsdelainvestigacinde
lo que se ha venido denominando Arte castrexa (Calo, 1993 y 1994), entendido como resultado de
una produccin ya de poca romana. Sin embargo, otras tendencias propiamente posprocesualistas,
empezaronareflexionarsobreelaspectosimblicoenelpaisajeenelcasodelmegalitismogallego
(desdeCriado,1986).Lavisindiacrnicaqueotorgabalaperspectivadelpaisajepermitiabordar
anlisis de larga duracin desde la Prehistoria hasta el mundo romano y el rural tradicional (Santos,
Parcero y Criado, 1997; Parcero, Criado y Santos, 1998). Se demostr entonces que exista una va
11 Tanto funeraria (Absolo y Marco, 1995) como votiva (Marco, 2007; 2009a; Gonzlez Rodrguez y Marco, 2009).
12 paraelanlisisiconogrfico(Marco,1994;2009b;Alfay,2003;2004y2008;AlfayySopea,2010),ritualesfunerarios(Sopea,2005y2010),depsitossacrificialesysusritosasociados(Alfay,2003-2005;2007;2010;Santos,2006; 2007) y lugares sagrados, en especial santuarios rupestres tanto de mbito celtibrico (Alfay y otros, 2001-2002; Alfay y Marco, 2008; Alfay, 2005; 2009) como del Occidente ibrico (Santos 2010a, b y c).
13 Los estudios de Calo son un claro exponente del contexto arqueolgico funcionalista de los 80 que ignoraron el tema del celtismo o se postularon como anti-celtistas, prestando atencin a la conformacin de un mundo prerromano castreo exclusivamente arqueolgico, dndole importancia al fenmeno del impacto y la conquista de Roma sobre las poblacionesindgenas.Sobresuanlisishistoriogrfico:DazSantana,2002:102-103yGonzlezGarca,2007:69-70y81-82. Sobre el debate actual en torno a la celticidad: Ruiz Zapatero, 2005.
Bloque 0
20
para acercarse al imaginario simblico de la Edad del Hierro a travs de la asociacin de lugares
sagradosvinculadosaestacionesrupestresfrecuentadasdiacrnicamente.Esestalneadetrabajo
en la que se ha fusionado el anlisis poltico y religioso comparado de base dumeziliano predominante
en el estudio simblico del Noroerste, permitiendo importantes y novedosas aproximaciones como la
definicindesantuariosdelaEdaddelHierroenmbitocastreoyestudiosespecficosapartirde
la Arqueoastronoma14.
2. Planteamiento terico-metodolgico
En esta tesis se propone un planteamiento distinto al acercamiento dominante que estudia lo
simblico en la Protohistoria y la implantacin de Roma en mbito astur. Dicha propuesta se apoya
en la lnea de destacar el impacto romano sobre el orden simblico de las comunidades castreas
prerromanas y en la base conceptual de los principios de laArqueologa del paisaje. Frente a la
tradicin de utilizar el registro eminentemente religioso romano como una ventana del mundo
prerromano, se plantea la contextualizacin de la cultura material en relacin con su estructura social
especfica,aceptandosuestadofragmentario,suslmitesyantetodosusposibilidadescomosmbolos
sistematizados.Asuvez,encontraposicinconlalneadeinvestigacinmsprolficaenelmundo
religiosodelNoroeste ibricocomoregincltica, recientementeredefinida15, aqu se parte de un
planteamiento que no asume el apriorismo de una superestructura mental de base indoeuropea desde
elBroncefinalhastapocaromana-ymuchomenoshastapocaactualenlastradicionalespopulares
rurales-. Se han desarrollado planteamientos no celtistas del mundo castreo como el modelo social
segmentario, en plena consonancia con las revisiones de los contextos arqueolgicos europeos, pero
conimportantescarenciasenloquealmbitosimblicoserefiere(Sastre,AlonsoyCurrs,2010).Esta
14 Desde el anlisis de los podormorfos rupestres y su interpretacin como lugares de la Edad del Hierro en donde sehabranllevadoacaboinvestidurasrealesdetipocltico(GarcaQuintelaySantosEstvez,2000y2010;SantosEstvezyGarcaQuintela,2000)hastalasistematizacindeunArteAtlntico(SantosEstvez,2005)yladeteccindesantuarioscastreosysuimportanciadesdeunpuntodevistaarqueoastronmico(GarcaQuintelayotros,2003;2004;2006;SantosEstvezyGarcaQuintela,2003;GarcaQuintela,2013;GarcaQuintelayGonzlezGarca,2009;GarcaQuintelaySantosEstvez,2004;2008ayb;GarcaQuintelaySeoaneVeiga,2011;SantosEstvez,2005;2008ayb;2010; 2012; Gonzlez Garca y otros, 2008; Belmonte y otros, 2013). La idea esta presente en la interpretacin simblica del modelo de poblamiento para la Edad del Hierro gallega: Parcero, 2002: cap. 4; y en la asociacin entre etnicidad y territorialidad para el caso galaico: Gonzlez Garca, 2011. Sobre el estado de la cuestin de la Arquoastronoma en Espaa: Cerdeo y otros, 2006.
Introduccin
21
tesis se imbrica en un esfuerzo por ahondar en lo simblico desde una alternativa al cuerpo analtico
cltico, sin caer en el rechazo irracional anticeltista ni en el extremo opuesto de la imposicin de un
provincianismoromano.paraelloseplanteaexperimentarunavisinalternativaquedejeaunlado
la validez o no del componente cltico para prestar atencin a la modelizacin del cambio simblico
enelpaisajeapartirdelregistromaterialasturprerromanoysuintegracinenelmundoromano.
Conesteobjetivo,acontinuacinabordaralgunosconceptosclavescomosonlautilizacindelos
smbolos,surelacinenreliginyestructurasocial,sureflejoenlaculturamaterialysucomprensin
a travs de la interpretacin de las estrategias locacionales que permiten plantear sistemas simblicos
enfrentadosenelpaisajecomoresultadoespacialdelprocesohistricoenestudio.
Empezar por la definicin de los smbolos, recurriendo al estado del conocimiento en la
aproximacin antropolgica tanto funcionalista como estructuralista. As, de forma genrica se puede
afirmarquecualquiersignificacinmentaldeunobjeto,hecho,cualidadorelacinsealmacenaa
travs de los smbolos. Como tales condensan muchas cosas y acciones en una sola forma, uniendo
significadosdisparesconotros interconectados,biena travsde laanalogaoporasociacincon
un hechoo pensamiento (Turner, 1999 [1967]: 28-3116). El aspecto ideolgico, como la dimensin
social y pblica de los smbolos es el que prima en el concepto de cultura, entendiendo a la misma
comounsistemaorganizadodesmbolossignificativossobreunamismabasefisiolgicahumana.
Lacodificacinculturaldelossmbolosa travsdesuintegracinensistemassimblicossecrea
en el seno de una estructura social. El orden y sentido de cada sistema simblico que fundamenta la
cultura se integra a travs de la experiencia y orientacin de la accin social como contribucin que
hacefuncionarcadacultura/sociedad(Geertz,2005[1973]:52-56y133).Yesquelasignificacin
simblicacomoconstruccinmentaleslosuficientementecoherenteyslidacomoparaelaborarla
conducta social a travs del habitus17 que, en ltima Instancia, hace percibir y aprehender la realidad
en la que vivimos.
16 Lossmboloscontienenensmismosloquesedenominaunapolarizacindelsentido,esdecirqueexisteenelsmbolouncomponenteideolgicoyotrosensorial.Elprimeroloconformanlasrelacionesestructuralesqueordenan, guan y controlan a la sociedad a travs de costumbres, normas y valores -smbolo como hecho social-; y el otro hacealusinalosprocesospuramentenaturalesqueprovocandeseosysentimientos-smbolocomohechogroseroofisiolgico-(Turner,1999[1967]:28-31yss).
17 Esdecirsistemascomodisposicionesduraderasinmanentesalasprcticas,surgidosdelaprendizajeimitativoyde la interiorizacin de las conductas y las tcnicas corporales del entorno, producto de la adquisicin histrica (Bourdieu, 1997).
Bloque 0
22
La relevancia de lo simblico en la conducta ritual y religiosa ha sido especialmente tratada
puesto que el smbolo es su unidad ltima (Turner, 1999 [1967]: 21; Geertz, 2005 [1973]: 88-89;
107-108). Tanto ha sido as que para algunos la mxima expresin simblica se fundamenta en el
aspectoreligiosodelassociedades.Sinembargoloreligioso,comounmbitoespecficobasadoenla
aceptacinofedelasrealidadessobrenaturales,noesmsqueunodelosaspectosenlacodificacin
simblica de una comunidad dada. De hecho, la diferenciacin de lo profano, cotidiano y funcional
frente a lo sagrado, extraordinario y ritual, es el resultado de una concepcin moderna como producto
deunprocesodeindividualizacindelsujetoysusmbitosdeaccinrecientesenlaHistoriadela
Humanidad18.
En esta tesis se desarrolla un enfoque del anlisis arqueolgico desde la interpretacin simblica
de la cultura material de las comunidades astures en la transicin del mundo prerromano al romano.
Etimolgicamente hablando, la Arqueologa puede ser entendida no tanto como la ciencia o el estudio
racionaldeloantiguo,comopropiamentelaracionalidadolalgicadeloantiguo,comohaapuntado
recientemente Criado (2012: 18). En el caso de estudio que se propone en esta tesis, por tratar con
un mundo a caballo entre la Prehistoria y la Historia Antigua, contamos con la cultura material y
con elementos como la imagen, la escritura y las fuentes textuales, indirectas y directas. Si bien
toda la cultura material debe ser estudiada desde el anlisis formal, tras su elaboracin, disposicin
y difusin existe una intencionalidad que nos hace preguntarnos por el sentido, la construccin del
elemento simblico que contienen. Y es que toda la cultura material tiene una dimensin simblica
puestoqueestcodificadaporelpatrnderacionalidaddelacomunidadquelacre.Enestepunto
sehacennecesariasdosreflexiones;culessonlossmbolosalosquepodemosaccederatravsdela
forma que conservan en el registro material y cmo podemos recuperar el sentido que tuvieron para
las comunidades humanas desaparecidas.
Laprimeranopretenderesponderalastcnicasespecficasquerequierecadaunadelasfuentes
que se emplean en el anlisis formal de la cultura material, sino insistir en la reflexin de una
18 Sobrelacontraposicindelosagradoyloprofano,enEliade(1967[1957])ysuutilizacinentrabajossobreel pasado enGarwood y otros, 1991, entre otros. Sobre las relaciones entre religin y ritual y su reflejomaterial eincardinacin en el mundo cotidiano en diferentes estudios prehistricos e histricos: InsoLL, 2001; Boivin, 2009; Bradley, 2005 y BeLL, 2007. Una discusin sobre lo simblico que invade todos los aspectos de la vida, incluyendo el comportamientoreligioso(DeVries,2008).Sobrelaconstruccindelsujetoindividualizado:Hernando,2012.
Introduccin
23
Arqueologa en la que la materialidad en s misma sea una fuente simblica construida socialmente19.
Se trata de abordar desde la Arqueologa el anlisis que le es propio de la expresin formal, en este
caso de los elementos simblicos del registro material como resultado de la estructura social que
loscreenuncontextohistricoespecfico.Labasedeesteplanteamientometodolgicoyaqued
recogidaenlareflexintericadeBermejoenrelacinaloqueldenominArqueologadelas
formassimblicas, encontradeunaimprecisaArqueologadelareligin(Bermejo,1992).En
este estudio se apostaba por rastrear los elementos simblicos aislados que puedan llegar a nosotros
mediantelosobjetosconservadosenelregistroyanalizarlasrepresentacionesfiguradasqueestna
nuestra disposicin. El salto interpretativo para poder localizar y valorar entre los elementos materiales
aquellos con funciones simblico-religiosas slo podra hacerse a travs de la analoga o recurriendo
a losmodelos antropolgicos cercanos por similitud estructural del complejo socio-cultural.Con
elloaccederamosalaidentificacindelmaterialpropiamentesimblico-religiosoyunapropuesta
de comprensin social por analoga, renunciando a desvelar las representaciones mentales ltimas,
loqueparaBermejoyLlinaresseradescubrirmetafricamenteunsarcfagovaco(Bermejoy
Llinares,2004)omsrecientementetratarconlenguajesdelsilencio(Llinares,2012).Elproblema
en estos planteamientos est en la separacin entre unos objetos simblicos-religiosos y otros
tecnolgicos-funcionales. Y es que el punto de partida de un anlisis como ste no debe restringirse a
la deteccin de lo simblico-religioso puesto que slo conforma una parte dentro del sistema de una
estructura social dada, lo cual adems no puede asumirse de forma ingenua desde nuestra percepcin,
tal y como han venido mostrando las sistematizaciones ms recientes en Antropologa respecto a la
construccin racional de lo natural y lo cultural (p.e. en Descola, 2005). El problema adems reside
en si renunciar al sentido ltimo de lo simblico ms all de detectarse e ilustrarse a travs de la
analogaantropolgica,comodefiendenBermejoyLlinares,osisepuedeapostarporotrosanlisis
convergentesquepermitanlasistematizacindelosdatosenmodelosestructuralesdesignificado.
La clave del primer paso del anlisis formal de lo material con valor simblico, ms all de la
diferenciacininoperanteentreobjetosreligiososfrenteaotrosestrictamentefuncionales,deberesidir
en una diferenciacin Instrumental de los mbitos de lo social, que permitan la seleccin de aquellos
19 Gosden,2004;Olsen,2010;Olsenyotros,2012.UnadiscusinsobreArqueologasimtrica:GonzlezRuibal,2007.
Bloque 0
24
elementos del registro que contengan una carga simblica relevante en cada cultura/sociedad. De esta
forma observo de forma Instrumental cuatro mbitos relevantes:
mbito domstico: aquel en el que se desarrollan las actividades pertenecientes a la produccin y
reproduccin de la unidad social bsica o ncleo familiar20.
mbito colectivo: en el que interrelacionan y se organizan los distintos ncleos familiares, ms
all de lo domstico.
mbito comunitario: como aquel conformado por las relaciones de produccin de los mbitos
domstico y colectivo en el seno de una organizacin del poder o unidad poltica21.
mbito religioso:elquesevinculademaneratransversalenlosanterioresmbitosyserefiere
exclusivamente al aparato simblico vinculado a las relaciones con lo sobrehumano, tanto en lo que
serefierealmundofunerariocomoalvotivo.
En el CUADRO I, se recogen algunos de los elementos ms destacados del registro material
conocido en los diferentes periodos, asumiendo su carcter fragmentario y limitado en el actual estado
desuconocimiento.Dichaseleccinsehafundamentadoenlaidentificacindelpotencialsimblico
como resultado de su anlisis formal y contextual, el cual se vincula a cada uno de los respectivos
mbitossocialesquehedefinidoarriba:domstico,colectivo,comunitarioyreligioso.Deestaforma
sesuperaporunladolaoposicinartificialylimitadadelosimblicocomounacontraposicinentre
lo religioso y lo funcional. Por otro lado, este planteamiento metodolgico pone las bases de
20 En este sentido, ms all del parentesco, la familia como unidad del mbito domstico es el lugar donde se producen las disposiciones primarias de los agentes individuales y se conforma el habitus, principio de accin y estrategia de las prcticas sociales (Bourdieau, 1997)
21 Entiendo la poltica aqu en el sentido de Clastres (2010 [1974]), es decir como un problema del poder que est presente universalmente en todas las sociedades, pero semanifiesta de formas distintas (bsicamente coercitivoonocoercitivoopoderimpotente).Esporelloquecuandomerefieroalacomunidadcomounaunidadpolticameestoyrefiriendoaunconceptodeidentidadcomounaformadeasumirelpoderenunlugarreconocidocomopropio(un territorio), que emana del grupo social (sea este consensuado por convencimiento, impuesto a travs de la coercin, resultado de un hecho exgeno de conquista militar, etc.).
Introduccin
25
lainterpretacinarqueolgicadelasestrategiaslocacionalesenelpaisajeysuestructuracincomo
sistemassimblicosespecficos.Unrpidovistazoadichastablaspermitedetectarlaestructuraque
tieneestatesisyenlaquepartiendodeunaconfiguracinsegmentariadelmundocastreoenlaEdad
delHierroenelCuadro1.1(BLOQUEI),alolargodels.Ia.C.seanalizarnadiferentesritmos
algunos cambios que afectan especialmente a la redimensin comunitaria de ciertos elementos del
registroenlosmbitossocialesidentificadosyqueserepresentanenelCuadro1.2(BLOQUEII).El
resultado de dichos anlisis pondr las base sobre la que se evaluarn los cambios experimentados
en el mbito de lo religioso a partir de la nueva reorganizacin post-conquista de las comunidades
astures y su andadura durante los primeros siglos del Imperio romano, tal y como queda expresado en
larepresentacindelaCuadro1.3(BLOQUEIII).
Un anlisis interpretativo en este contexto de estudio simblico del registro material requiere
una contextualizacin del estado de las principales corrientes tericas en arqueologa, en un
momentodebloqueo entre los excesos acumulados apartir de la llamada falsaobjetividaddel
procesualismoylahiper-subjetividaddelpostprocesualismo22. Se tratara en resumen de asumir
con el postprocesualismo que la va es la interpretacin, pero controlada y producida mediante la
objetivacin, lacontextualizaciny lacontrastacindehiptesis,datosyfenmenos,extradodel
bagajeprocesual(Criado,2006y2012:204-205).Loimportanteparasalirdeestasituacin-esasumir
que,aunquelospostuladosinterpretativosslosonvlidosenrelacinconelcontextosubjetivoenel
queseenuncian,esonoquieredecirqueotrossujetosexternosaesecontextonopuedancomprender
yparticipardesusignificacin(vaserespectoalanlisisdesdelaHistoriaantiguaenPlcido,2005).
LaconcepcindelpaisajeenArqueologapermiteunencuadretericoymetodolgicoenesta
tesis.Elpaisajecomoelresultadodelapercepcindelassociedadesquehanmodificadoelmedio
en el que han vivido23, ha tenido distintos acercamientos entre procesualistas y postprocesualistas,
22 En el anlisis de los aspectos simblicos se trata de las llamadas Arqueologas cognitivas procesuales ypostprocesuales.Losprimerosequiparanlasideasalosobjetosynopuedensaberenqupensabalagenteporquesecaeraenunaespeciadepaleo-psicologa:p.e.Renfrew,1993;RenfrewyZubrow,1994.ParalaArqueologapostprocesual,encambio,losobjetossoncomolaspalabrasdeunlenguaje,smbolosdeunaculturaenaccin(Hodder,1982y1986),los cuales pueden ser ledos a travs de la experimentacin e intuicin subjetiva del investigador, resultando lascaractersticas embodied experiences reflejadasenetnografasonarrativasdelpasado:p.e.Tilley,1994y1996oEDMonDS, 1999.
23 TalycomolodefinelaConvencinEuropeadelPaisaje(Florencia,2000).ParasuaplicacinenejemplosdeestudiodelNoroesteibrico:Criado,1993ayb;1999;Orejas,1991;1995;1995-1996;1998y2001;Snchez-Palenciayotros, 1996; 2000; 2003; 2008; Snchez-Palencia y Fernndez-Posse, 2000 y 2001.
Bloque 0
26
desde la importancia del espacio como un marco medioambiental estudiado desde parmetros adaptativos
y funcionales de la Arqueologa Espacial como teln de fondo de las religiones24, hasta la visin simblica
centraldelanlisisfenomenolgicodelpaisaje25.Elpaisajedebeserobservadomsalldeunespacio
percibido,comounconceptoenelqueseinterrelacionandistintosregistrosdeanlisis,endondeel
apartadoespecficodeanlisissimblicodebeincorporarsealosestudiospropiamentedepoblamiento
y espacios productivos por un lado y en ltima Instancia a los territorios como la concepcin social y
poltica de una comunidad dada(Orejas,RuizdelrbolyLpez2002).Enestesentidoestatesispropone
un primer paso analtico hacia una sntesis que incorpore el componente simblico de forma plena en la
dimensinproductivayterritorialdelpaisaje.Peroestalimitacinnoexcluyeelobjetivodesistematizar
elanlisisdeloselementospotencialmentesimblicoscomoresultadodeestrategiaslocacionalesreflejo
del comportamiento de cada estructura social desde un punto de vista histrico. Aqu por tanto se reclama
el carcter histrico del espacio como resultado del proceso de cambios y continuidades desde una
perspectiva de larga duracin. Dicha comprensin del registro material es el resultado de procesos fsicos
yculturalesobservadoshistricamenteenelpaisajecomounarealidadenconstruccin.Estaideapermite
ponerenentredicho las tendenciasaobservarelpaisajecomouna fotofijaquepermiteexperimentar
el pasado como la gente de entonces y a su vez obliga a tener siempre presente el cambio continuo
frente a fenmenos culturales concebidos desde una inmutabilidad ahistrica, desde el recurso al anlisis
comparado celtista al que ya me he referido, como a las pretendidas dialcticas de pasado (inmemorial)-
presente(rural)ydelcampesino-cientficoresultadodelareflexinarqueolgicadelfolklore26.
24 Esloquesellamaunavisinnaturalsticadelpaisajeparalaqueloimportantesonlasexigenciasprcticasquepermitenvivir,reflejadoenlosproblemasdelapoblacinyelaccesoalosrecursos,etc.,mientrasqueelpensamientoreligioso, ritual y simblico se aborda desde el acercamiento cognitivo a las sociedades del pasado y al determinismo ecolgico:p.e.Watsuji,2006.
25 Como crtica a los abusos del procesualismo, la fenomenologa como know how postprocesualista entiende el mundocomolarealidadsimblicaquesepercibeyelsujetoqueactaenl,comounagentequepercibe,enunaconstanteinterrelacin uno con el otro a travs del cuerpo (Tilley, 1994: 13-14). A la hora de vincularlo con el espacio lo ms adecuado es hablar de habitar en el sentido de morar (concepcin de locales,paisajesoregionesdeexistenciahumanaa partir de la dwelling perspectiva: Ingold,, 1992; 1993 y 2000: part II, 153-288; Thomas, 1993 y Bender, 1999. Crticas recientes a los excesos de dicha visin: Brck, 2005; Fleming, 2006; Barret y Ko, 2009.
26 para una visin general de las relaciones entre Arqueologa y folklore: Gazin-Schwartz y Holtorf, 1999. Sobre el desarrollo de la llamada Public Archaeology/ArqueologaPblicacomoplataformadereflexinsobrelacolaboracinconlascomunidadeslocalesdesdediferentespuntosdevista:Almansa,2008y2011).Sobrelasrelacionesentrepaisajey memoria, en Criado, 1999. Para casos de estudio del Noroeste ibrico: Ayn, 2005; Arizaga y otros, 2006; Arizaga y Ayn,2007,entreotros.VaseunaposturacrticaenSnchez-PalenciayFernndez-Posse,2001;OrejasyRuizdelrbol,2006b y ms recientemente en Alonso, Currs y Romero, 2009.
Introduccin
27
Bloque 0
28
Por otro lado, algunos autores han venido reclamando una base terica para comprender los
objetosmateriales,noyacomoreflejosdelasociedadqueloscresinocomoresultadodeestrategias
locacionalesenelpaisaje,cuyosprocesosyresultadosespecficostambinpermitenlacaracterizacin
delaestructurasocialdelpasado,apartirdeejemplosdeGalicia(Criado,1993ayb;2012)ydeotras
tradicionescomolaanglosajona(Gosden,2004;GosdenyLock,2007).Paraelloseestablecenunos
parmetros de presencia y/o ausencia del registro material o parte de l, como el resultado de una
voluntad consciente o inconsciente, de las comunidades del pasado para que los procesos sociales y/o
sus resultados sean ms o menos visibles. As para Criado, la gradacin que va desde la visibilidad
proyectada temporalmente (monumentalizacin) hasta la invisibilidad (inhibicin), pasando por las
proyecciones conscientes en negativo (ocultacin) y en positivo (exhibicin), se conforman todas
ellas como estrategias de visibilizacin/invisibilizacin reflejo de la accin social en el espacio.
La aplicacin de dicho mtodo ha caracterizado distintos paisajes como resultado de distintas
racionalidades/voluntades de la accin social expresadas a travs de estrategias de visibilizacin,
principalmente en lo que se observa desde un punto de vista diacrnico respecto al Megalitismo
(visibilizacin funeraria-ritual/invisibilizacin cotidiana) frente al mundo castreo (visibilizacin
cotidiana/invisibilizacinfunerariaritual).Deestaformasesucedeelpaisajeausente(racionalidad
cazadora), salvaje o primitivo (racionalidad recolectora), monumental (racionalidad domstica-
domesticada) y campesinodividido (racionalidad jerarquizadaymaximizadora) (CUADRO II, a
partir de Criado, 2012: 321, Fig. 53).
Aqu no se va a discutir el patrn de racionalidad ltimo, del que contamos con otras sistematizaciones
deinspiracinantropolgicacomolospatronesdeidentidaddeHernando(2002)27 o provenientes
deantropologacomoloscolectivosontolgicosdeDescola(2005)28 (vase CUADRO II), puesto
27 LabasetantodeCriadocomodeHernandoestenlareflexindelasclasificacionesdeldebateantropolgico,entre las que sobresale la clsica divisin entre los dos rdenes de pensamiento de Lvi-Strauss: el salvaje y eldomesticado (Lvi-Strauss, 1990 [1973]). En el caso deHernando se plantean dos grandes patrones de identidadestructurales en torno al pensamiento relacional (expresado a travs de la metonimia) y el pensamiento individualizado (a travs de la utilizacin de metforas). Los tipos de sociedad se distribuiran en relacin a la predisposicin positiva o negativa respecto a la reciprocidad social (Hernando, 2002).
28 EltrabajoantropolgicodeDescoladebeentendersecomounsucesordirectodelalabordeLvi-Strauss,juntoal de otros contemporneos como Viveiros de Castro, los cuales han profundizado en la concepcin animista (Descola, 2004;Viveiros de Castro, 2004). Sin embargoDescola ha idomuchoms lejos proponiendo un autntico anlisiscombinatoriodelosmodosderelacinentre losexistentesa travsdeesquemasqueseclasificanenontologasomodosdeidentificacinqueprefiguranunmodelodecolectivodeexistentes(humanoynohumano);asaber,animismo, totemismo, analogismo y naturalismo (vase Descola, 2012 [2005]: 190, Fig. 1; 345, Fig. 2; 353, Fig. 5; 404-405, Fig. 8).
Introduccin
29
queconsideroqueconllevarauntrabajoreflexivodesntesisqueexcedeloslmitesdeestatesis.Sin
embargo,paraelcasoespecficodelNoroesteyenconcretoelreaastur,creoquesepuedereplantear
la lectura del mundo prerromano y el romano desde las estrategias de visibilizacin/invisibilizacin
deloselementosmaterialesconpotencialsimblicoquesirvendejustificacinalainterpretacin
de las estrategias racionales o mentales de la comunidad. As, para Criado existe una visibilizacin
espacial estructural desde el Calcoltico hasta la Primera Edad del Hierro en lo que l denomina el
paisajemonumental,comoresultadodeunaracionalidaddomsticayposteriormentedomesticada,
laSegundaEdaddelHierrosuponeuncambiohaciaelpaisajecampesinodividido,propiodeuna
racionalidadjerarquizadaquerespectoalmundoromanoslocambiaraexponencialmente(Criado,
1993b; Santos, Criado y Parcero, 1997; Parcero, Criado y Santos, 1998). Sin embargo, no parece
que la realidad extrada del anlisis de un registro regional gallego (principalmente la fachada
suroccidental atlntica), puedaacomodarse al conjuntodelNoroeste.Elmundocastreopresenta
dinmicasdistintaseimpidelageneralizacindeunanicagnesisdelpaisajecampesinodivididoy
jerarquizadoqueslovieneamaximizarsetraslaconquistadeRoma,utilizadocomopretextodeuna
continuidadestructural.Conelobjetivodedarcabidaalacomplejidadsocialehistricaquemuestra
el registro, en esta tesis planteo una reinterpretacin a partir de las mismas estrategias locacionales de
visibilizacin/invisibilizacinperoobservadasdemanerasincrnica,comopartedelaconfiguracin
arqueolgicadelpaisajeensistemassimblicosespecficos.Deestaformapodrargumentardistintas
estrategiaslocacionalessimultneasenelpaisajecomoresultadodeunsistemaenelqueimbricande
una forma particular la interpretacin de los elementos materiales con potencial simblico en relacin
a cada de sus mbitos sociales. A travs de dicha percepcin del registro en relacin con cada una
delasestructurassocialesdefinidasenelprocesohistrico,podrvalorarelgrado,loslmitesylas
escalas del cambio simblico en la transicin del mundo prerromano al romano en mbito astur.
3. Escalas, marcos y fuentes de anlisis
Conelobjetivodeestablecerunoslmitesespacialesmarcoapartirdeloscualespodersubdividir
las distintas regiones de estudio he decidido utilizar aquellos que se conocen para la unidad
administrativa romana del conventus Asturum (NH, 3, 6 y 4, 111; Ptol, 2, 6, 28). En el MAPA 1
quedan dichos lmites representados de forma aproximada a partir de las lecturas de las fuentes y la
Bloque 0
30
Introduccin
31
discusin de ubicacin de los diversos populi29. En el MAPA 1a se muestran las reas de estudio
quecitarenlosbloquesdeanlisisdelapocaprerromana(BLOQUEIyBLOQUEII):1)rea
Asturiana centro-occidental, 2) Asturiana oriental, 3) leonesa occidental, 4) zamorana-Transmontana,
5)lucenseinteriorylasotrasreascircundantes(RasAltas,Fachadaatlntica,RasBajas-Medio/
BajoMio,NortedePortugalyCuencaNoroccidentaldelDuero/Meseta).EnelMAPA 1b quedan
localizados los principales populi/civitates astures y se sealan las dos regiones de anlisis del registro
funerarioyvotiodelbloqueromano(BLOQUEIII).Setratadedossectoresdelosastures augustani:
el sector meridional portugus-zamorano para el estudio del registro funerario y la regin central del
actual Bierzo para el estudio del registro votivo.
29 para una discusin sobre los lmites de Asturia, vase adems de la TIR,Hoja-K29;VVAA,1995;DiegoSantos,2009: 129-140 y Lm. 22.1; Esparza, 2010.
MAPA 1
Bloque 0
32
MAPA 1a
Introduccin
33
MAPA 1b
Bloque 0
34
Elmarcocronolgicodeestatesiseselfinaldelmundoasturprerromanoylasdiversasfasesde
contacto hasta su integracin con Roma. Este periodo arrastra una tradicin esttica de inspiracin
historicistaculturalqueidentificabaunpaquetearqueolgicocaractersticodelgrupoculturalcastreo,
bsicamente en torno al castro como poblado recintado, a lo largo de toda la Prehistoria Reciente
hasta bien entrada la poca romana (Fernndez-Posse, 1998: 198-210 y 233-234; 2002: 81-82).
Desde las diferentes reas de estudio se han interpretado procesos muy distintos que arrastran
la concepcin de fondo historicista y la conformacin del proceso dependiendo del modelo social
extradooaplicado.LospuntosclaveestnenlagnesisdelmundocastreoenelBroncefinal,la
definicindelaEdaddelHierro(consubdivisinonodelaPrimeraaunaSegundaEdaddelHierro)
y la valoracin del alcance de la presencia romana. As se puede observar las principales propuestas
cronolgicas en la Tabla 1, desde aquellasmsmorfo-tipolgicas que enlazan con la definicin
histrico-cultural castrea, hasta aquellas regionalistas y las ms recientes que pretenden encuadrar
las dataciones radiocarbnicas en un modelo con periodos compartidos comunes a la Pennsula
Ibrica. En este sentido, los anlisis C14, especialmente sistematizados en los ltimos 20 aos, han
ocupado un lugar importante en los debates ms recientes sobre el proceso histrico del Noroeste
protohistrico30. En esta tesis se tendrn en cuenta de forma crtica algunas de estas dataciones a
travs de una re-calibracin con el programa Oxcal v4. 1. 7.31 (Anexo 1: Lminas C14)
El punto de partida de esta tesis doctoral es la Edad del Hierro reciente, aunque inevitablemente me
refieraaldebateentornoalagnesisdelmundocastreoenelBroncefinal,principalmenteenaquellos
elementosqueseutilizanparajustificarunmodelosocialuotroysucontinuidad,rupturaoreformulacin.
ApartirdelmodelosocialsegmentariodelmundodelHierroavanzado(BLOQUEI:siglosIIalIa.C.)
abordar los cambios que se detectan con la llegada de Roma. Para ello diferenciar por un lado el momento
inmediatamente anterior a la conquista, el s. I a.C. como una fase con entidad propia, que permite atender a
distintosfenmenosyrespuestassocialesalapresenciadeRoma(BLOQUEII:sigloIa.C.).Porotrolado
tratar las dos primeras centurias tras la conquista militar para observar el alcance y la consolidacin de
loscambiosestructuralesenelmbitoreligiosodelasreasseleccionadas(BLOQUEIII:siglosI-IId.C.).
30 Sobre las justificaciones de las principales sistematizaciones a partir de las fechas radiocarbnicas para elNoroeste: Cuesta y otros, 1996; Alonso, 2002; Picn Platas, 2008; Jord y otros, 1996; 2002 y 2009.
31 R.5 Armospheric data en http://c14.arch.ox.ac.uk/embed.php?File=oxcal.html.
Introduccin
35
Tabl
a 1
Bloque 0
36
Enuntrabajocomoelqueaqusepresenta,endondeconvergendatosdedistintanaturaleza,es
necesarioatenderadistintasformasdeanlisisdefuenteshistricas.Lostextos,literariosoepigrficos
y las imgenes en composiciones iconogrficas son el resultadodeuna construccinhistrica en
diferentesmbitosdeanlisisespecfico.Enprimerlugaryamereferidoarribaalanlisisobjetual
propiodelaArqueologa,especficamenteaquelloselementosdelregistroconpotencialsimblicotal
y como se desprende de su interpretacin contextual y que es la base documental de esta tesis. Muy
de cerca le sigue la valoracin de los textos literarios, importantes para comprender la informacin
indirecta sobre los pueblos prerromanos y el discurso sobre la conquista y la implantacin administrativa
del aparato estatal romano en sus distintos aspectos, en especial la obra Estrabn (Geographika, libro
III)32.Lostextosnoreflejanunarealidadens,sinoelresultadodeunaideologaespecfica.Setrata
porellodeunreflejoparcialdelasociedadqueenelmundopre-industrialeminentementeoral,se
vincula con el control por parte de las clases cultas33.Portodoello,lainformacinetnogrficaquese
extrae de las descripciones sobre los pueblos prerromanos, debe ser usada de forma crtica, con cautela
y como resultado de un discurso propagandstico imperial romano, en el caso de Estrabn la poltica
de Augusto. An as, siguen siendo comunes las trasposiciones de datos de dichas fuentes como
informacinfiablesobrelassociedadesprerromanas,hastainterpretacionesmuchomselaboradas
a partir de una misma superestructura simblica compartida de base indoeuropea34, tal y como he
recogido en el estado de la cuestin.
Elanlisisdelasfuentesepigrficas,principalmenteensoportesptreoscomosonlasestelasylas
aras, pero tambin en soporte metlico, como en los casos de los edictos y los pactos de hospitalidad,
se encuentra entre el acercamiento a la escritura antigua y su condicin material como parte del registro
arqueolgico. Los textos se caracterizan por ser mucho ms estereotipados, como las frmulas de los
textos religiosos (funerarios y votivos) o jurdicos, pero igualmente como reflejo de la ideologa
dominantequeexpresasulenguajedepoder.Enestatesisnosepretendehacerunestudioepigrfico
32 Traduccin y notas del libro III: Jones, 1949; Schulten, 1952; Lasserre, 1966; Trotta, 1996; Gmez Espelosn, 2008[1982]yrecientementeGarcaQuintela,CruzAndreottiyGmezEspelosn,2007.SobreestudiosespecficossobreelNoroeste:Bermejo,1986;1994[1982]y1996;Plcido,1987-1988;2004y2008a;GarcaQuintela,1999,entreotros.
33 Vanseestudiossobreoralidadenelpasado,especialmenteparaelmundoromano:Harris,1989yCascajero,1993; 1997 y 1999.
34 VanseespecialmenteGarcaQuintela,1999yenlapartededicadaalospueblosprerromanosseptentrionalesenlatraduccindeGarcaQuintela,CruzAndreottiyGmezEspelosn,2007.
Introduccin
37
tcnico, sino que se atender principalmente a los elementos externos de los epgrafes sin abordar en
profundidadlosanlisisfilolgicos,onomsticosopaleogrficos,paralosquecuentoconimportantes
trabajosprecedentes35 y en lo que me detendr en especial para tratar algunos aspectos relevantes en
esta tesis como la gnesis teonmica. La morfologa, decoracin e iconografa sin embargo han sido
nicamente tratadasdesde supapel comosoportede la inscripcin, enelmejorde los casos con
uncarcterdecorativo.Enestetrabajoseentiendequelamorfologaepigrficaesantetodoparte
de una estructura iconogrfica con unmensaje simblico.De hecho en un contexto de tradicin
profundamente oral36, como es el caso del Noroeste peninsular, donde no se desarroll escritura
alguna en poca prerromana, se debe entender el epgrafe ms que como un texto hecho para ser
ledo, como un icono o imagen de la propaganda del poder reestructurado tras la conquista: los grupos
de poder romano-indgenas en sus distintas facetas, su lugar y funcin en el aparato administrativo
que se deduce de los edictos y pactos o los nuevos cauces de expresin religiosa, tanto en mbito
funerario como votivo (Sastre, 2001 y 2002).
Tendr ocasin tambin de tratar el anlisis de la imagen en el caso de los fragmentos de las
diademasdeMoescomoejemploespecficodeuncasonicodeorfebreracastreaasturfigurada.
Apoyndome en la informacin sobre la procedencia y los avatares de las piezas as como en el
conocimiento tecnolgico bien estudiado37,seproponeunanlisisiconogrficoqueponetodoelpeso
en la imagen, como recurso detransmisindeunmensajesimblicoeideolgico.Losmtodosque
seusanenlosestudiosdelasimgenesenobjetosarqueolgicosseinspiranenlateoraelemental
delaSemitica,basadaenlacomparacinsistemticadelosconjuntoscoherentesdedatosatravs
de la deteccin de una articulacin narrativa en escenas38. De esta forma, se extrae a partir de la
formaicnicadeunobjeto(significante),unfenmenoy/ounaestructuraideolgica,mticaoritual
35 Absolo, 1974; Absolo, Albertos y Elorza, 1975; Albertos, 1975; 1977b; 1981; Iglesias, 1976; Gonzlez Rodrguez y Santos Yanguas, 1994; Gonzlez Rodrguez, 1997; Gallego, 1998; Sastre, 2002a; Navarro Caballero y otros, 2003; Redentor, 2006; Garca Fernndez, 2009, entre otros. Sntesis de referencia sobre la epigrafa hispana: Alfldy 1975;BeltrnLloris1980;Echevarra1989;Knapp1992;Stylow,1995y1998;LpezBarja,1993,entreotros.
36 Sobrelasdinmicasdelaescrituraencontextosdeanalfabetismodondeprevaleceunaalertaoral:Goody,1968; Ong, 1982; Olson, 1994, entre otros.
37 Garca Vuelta y Perea, 2001: 13-14; Perea y otros, 2004 y 2010; Garca Vuelta, 2007.38 ApartirprincipalmentedeEco(1968:356yss).Esteeseltipodeanlisisiconogrficodesdeunpuntodevista
semnticoygestualhasidoespecialmentedesarrolladoendocumentosarqueolgicoscomolosvascularesfiguradosdecontextos griegos, p.e. en Darmon y Schnapp-Gourbeillon, 1981; o para nuestro mbito en la iconografa ibrica respecto alasimbolizacindelespacioyelpaisajeatravsdelaimagen:Olmos,2007;GonzlezReyero,2010y2012.Paraelmbito celtibrico: Alfay, 2003 y 2005.
Bloque 0
38
(significado).Lostemasquesedetectanenlasescenassedebencompararconotrossimilaresdel
marco o marcos culturales de referencia y las relaciones entre dichos temas deben establecerse a
partir de unidades estructuradas de informacin (como la iconografa celtibrica o la imagen funeraria
romana) y no se deben tratar como elementos aislados. Es cierto tambin en este punto que a veces
no es posible averiguar la relevancia de ciertas imgenes hasta que no se observan dentro del proceso
interpretativo. Lo cual anima al anlisis de casos descontextualizados y sin parangn como el caso de Moes,
donde la informacin ms segura y cierta es la que se puede deducir a travs la tecnologa del oro y la imagen.
Finalmentehedepuntualizarqueenloqueserefierealanlisisepistemolgicoenestetrabajo,se
harn referencias al uso del anlisis comparativo en diferentes niveles: como recurso analgico en la
interpretacin del anlisis formal y como elemento indispensable a la hora de reconstruir los rdenes
racionalesreflejadosenestrategiasmaterialesenelpaisaje(GonzlezRubial,2003).Unodeloscampos
ms activos en el desarrollo de modelos de interpretacin social a partir de modelos antropolgicos
ha sido en las ltimas dcadas el mbito castreo (modelos sociales campesino segmentario, heroico,
socit maison, deep rural communities). Ya he sealado el lugar que ocupa el anlisis comparado
en la principal lnea de investigacin del mundo castreo en clave cltica. De forma general, todas las
analogas con el pasado pre-industrial de respuestas a conquistas coloniales de Imperios modernos y
contemporneos sobre comunidades indgenas, deben ser usadas con precaucin (Gosden, 2004). Por
todo ello, y aunque la analoga se haga necesaria a la hora de valorar las estrategias detectadas en la
lecturasimblicadelospaisajes,enestatesissehadecididootorgarmspesoaladeteccinyanlisis
de los componentes claves en una lectura simblica del registro material, sobre la que construir
posteriormente cualquier tipo de estudio comparado. Sin embargo, la analoga antropolgica est
presenteenlareflexineilustracindealgunosimportantesproblemashistricos,comolaexistencia
demecanismosigualitariosencomunidadessocio-econmicamentecomplejasenelcasodelregistro
castreo y las respuestas sociales ante fenmenos de conquistas imperiales, como la resistencia, el
hibridismo, el sincretismo y la emulacin religiosa, sobre las que volver en los diferentes apartados
de anlisis.
BLOQUE I
El mundo simblico castreo en la Asturia prerromana (siglos II-I a. C)
El mundo simblico castreo en la Asturia prerromana (siglos II-I a. C)
41
4. El debate en torno a la sociedad castrea prerromana: el modelo segmentario
En las ltimas dcadas hemos asistido a un intenso y fructfero debate sobre la interpretacin
social del registro arqueolgico castreo. La caracterstica principal ha sido la recurrencia a modelos
yejemplostomadosdeldebateenantropologa,queaunquehabaestadopresenteenlasdiscusiones
de las primeras sistematizaciones arqueolgicas sobre el Noroeste no haba alcanzado una verdadero
estatus de modelo interpretativo social. Frente a ello pesaba la tradicin historicista cultural del
Grupoculturalcastreo,alquesegeneralizabaunpaquetematerial,principalmentebasadoenel
castrocomopobladorecintadovinculadoconjefaturasyotroselementosllamativoscomolacasa
circular,laorfebreraenoro,etc.,asociadoaundesarrollohistricosimplificado,desdeunterritorio
nuclear gallego-portugus con sus periferias, desde el Bronce Atlntico hasta la bien entrada la poca
romana (criticado en Fernndez-Posse, 1998 y 2002a). El registro arqueolgico castreo no ha hecho
sino aumentar cuantitativa y cualitativamente, por lo que, a pesar de quedar algunos vacos espaciales
ytemporalesporprofundizarenelfuturo,contamosconunainformacinmuycompletaycompleja
quehapermitidoimportantesvisionesdeconjunto39.
Algunas sntesis han recogido este debate social del mundo castreo ilustrndolo a travs de un
mapadelNoroeste,enelquesehanintentadoajustarloslmitesdeaplicacindedichosmodelos
interpretativos asociadas con regiones geo-histricas con mayor o menor entidad: 1) fachada atlntica
portuguesayRasBajas-BajoMio;2)RasAltasycostaAsturianay3)interioresmontaososde
Galicia, Asturias, occidentes de Len y Zamora, Trs-os-Montes (Fig. 1) (Gonzlez Ruibal 2011:
255,Figs.17.2y17.3;Marn,2012:559).Porsuparte,lasreasmsdinmicasdelasRasBajas/
BajoMioy la fachada atlnticaportuguesa al norte delDuero sehanvenido etiquetando como
reas de grandes oppida caracterizadas a travs de la lectura deLvi-Strauss sobre la llamada
socit maison (Gonzlez Ruibal, 2006a; 2006-2007: II, 401-18; 2011). Si bien es cierto que los
grandes castros de esta rea presentan diferencias sustanciales con los asentamientos castreos del
39 Desde el anlisis principalmente del registro del noroeste portugus: Silva, 2006 [1986]; Martins, 1988b y 1990; Martins y Jorge, 1992. Para diversos casos desde el mbito gallego: Parcero, 2002 y 2003; Gonzlez Ruibal, 2006a; 2006-2007; 2011. Para Asturias: Marn, 2012. Para el Occidente leons: Snchez-Palencia, 2000. Para Zamora occidental y Trs-os-Montes portugus no se ha superado an la visin regionalista; para el primero: Esparza, 1986 y 2011; para el segundo: Lemos, 1993. Actualmente estn en curso tesis de anlisis globales en reas como la cuenca media-alta Mio/RasBajas (B.X.Currs; dirs:A.Orejas yP.LpezBarja) y reginTransmontana-zamorana (D. Romero; dir: F-J. Snchez-Palencia).
Bloque I
42
norte y del interior del Noroeste40, no se puede asumir su concepcin como oppida, puesto que dicho
concepto es una categora romana41, por lo que aqu me referir con la ms genrica denominacin
dereadegrandescastros.Asuvez, susparticularidadesnodebendeserobservadassin tener
encuentalasdinmicasdelcontactoconRoma,puestoque,comoesbiensabido,desdefinalesdel
s. II a. C. conocemos someramente, por las fuentes literarias grecorromanas, las expediciones que
tuvieron lugar desde el rea lusitana al norte del Duero y, en concreto, en relacin con los Bracari
y los gallaeci42.Sobreellojuntoconelconceptodesociedadesdecasayelpesodelparentesco
enlaconformacindeunospretendidoslinajesquesobreviviranenpocaromanatemprana,tendr
ocasindereferirmemsabajo.
40 Como es el carcter proto-urbano, las agrupaciones domsticas en torno a patios recintados (casas-patio) conformandobarrios,elementosarquitectnicosprofusamentedecorados,estructurasdepedra formosa y esculturas de guerrerosentreotras(BLOQUEII:cap.7.).
41 Aunque se refiera a asentamientos de tradicin prerromanos como los oppida galos, caracterizados por ser capitales de territorios centralizados polticamente y jerarquizados con granjas y pequeas aldeas dependientes(caracterizacinclsicaenWells,1988),algoquesenosescapaparaelcasodelosgrandescastrosdelnoroeste,almenos hasta bien entrado el s. I a. C. (Silva, 2006 [1986]; Martins, 1988b y 1990; Martins y Jorge, 1992)
42 Liv., Epit. 55, 56; App., Iber. 71-73; Flor., Epit., 17, 12; Oros., Hist., 5, 5.
Fig. 1: Distribucin de modelos sociales en mbito castreo. A partir de Gonzlez Ruibal 2011: 255, Figs. 17.2 y 17.3; Marn, 2011: 559.
El mundo simblico castreo en la Asturia prerromana (siglos II-I a. C)
43
En el otro extremo del Noroeste, el rea ms occidental de la Meseta presenta algunas similitudes
encuantoaunamorfologadegrandesasentamientosalfinaldelaSegundaEdaddelHierro,taly
comosehadetectadoentrabajoscomoparalaCuencaNoroccidentaldelDuero(CND)enelejedel
rbigo-Esla(Orejas,1996:94-95).Perodelamismamaneraqueparaelrealuso-galaica,nopodemos
agruparlo como parte de una misma realidad de grandes oppida,quesirvadefronteraconelrea
castreaporloinexactoyanacrnicodeltrmino,nitampococonunasgenricasjefaturascomplejas
o kinship-based chiefdoms,encontraposicincon las sociedadesdecasadelrea suroccidental
castreo como algunos han pretendido (Gonzlez Ruibal, 2011: 258; Marn, 2012: 566). El problema
esmuchomsprofundoyrequiereenfocartrabajosdeinvestigacinenlasreasanporestudiar
desdeunaperspectivadeanlisisterritorial(interfluviodelascuencasdelrbigo-Esla-Cea),delo
que han sido precedentes los estudios en La Cabrera, la Valderia o en la CND (Fernndez-Posse y
Snchez-Palencia,1988yOrejas,1996),paradespusprofundizarenlalecturasocialdesuregistro
material. De la misma forma que en el noroeste portugus y por la diferente entidad ms vinculada en
momentos avanzados de la Edad del Hierro con las dinmicas meseteas de la regin vaccea43, todo
ello contrapuesto con el registro castreo de las reas ms interiores, me referir a esta zona como otra
genricareadegrandescastros,anpordefinirensucomplejidadyvinculacinhistrica,social
y tnica entre lo castreo astur y lo vacceo.
Una de las tendencias demayor peso en el norte-noroeste galaico-astur se ha ajustado al
modelodenominadodesociedadheroica/clancnicobasadoenlareinterpretacindelmodo
deproduccingermnico.Suparticularidadresideenlaexacerbacindelconflictohaciaotros
grupos en forma de sociedades guerreras fuertemente territoriales, que marcan espacios naturales
sagrados y generan un capital simblico especfico, lo cual se reflejara en el registro de los
recintos monumentalizados y la orfebrera de grandes torques y diademas (Parcero, 2002: 182-
184 y 2003: 269-272). Dicho modelo hunde sus races en las lecturas del registro a travs de la
ptica estructuralista de inspiracin dumeziliana y base celtista44, cuya visin ms arqueolgica ha
venido desarrollndose recientemente con interesantes aportaciones desde el estudio arqueolgico
43 Sobre el mundo vacceo: Sanz y otros, 1993; Delibes y otros, 1995; Sanz y Velasco, 2003; Romero Carnicero y Sanz Mnguez, 2010.
44 Antropologa comparada de la Universidad de Santiago de Compostela y el Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento(IEGPS,Incipit,CSIC),enGarcaFernndez-Albalat,1990;Braas,1995y2000;GarcaQuintela,1999y2002.
Bloque I
44
delpoblamientoylasestructurassocialesapartirdediversasreflexionesdesdelaAntropologa45.
Frenteaellos, lasreasmsinterioresdelNoroestereflejaranunarealidadmuydistinta, taly
como se desprende de su registro material, en donde la orfebrera est tmidamente representada
oesnula,y en laque, aunque inevitablementeexistan losconflictos, nadapareceapuntar auna
sociedadaristocrticabasadaen laguerra (Sastre,2008).La reflexin terica sobreelmodelode
sociedadqueseajustaaestarealidadmaterialcastreaseiniciatravsdelasexcavacionesdelrea
occidental leonesa, hasta entonces marginada desde la perspectiva galaico-lusa cntrica (Snchez-
Palencia y Fernndez-Posse, 1985; Fernndez-Posse y Snchez-Palencia, 1988). La clave reside en
una propuesta inspirada en los estudios antropolgicos sobre el campesinado, el modo de produccin
domstico y el concepto de segmentariedad, la cual se denominara primero de forma genrica
sociedadcampesina(Fernndez-PosseySnchez-Palencia,1998),paraserfinalmenteredefinida
comosociedadsegmentariaagraria(Sastre,2009:161y2012;SastreySnchez-Palencia,2013).
Dicha construccin social a partir del registro material de los yacimientos de La Cabrera y El Bierzo
resultinnovadoraenrelacinconlosmodelosclnicosdejefaturasguerreras,siendorechazadao
considerada como resultado de procesos perifricos en el mbito castreo (Gonzlez Ruibal, 2006-
2007: II, 402-403; Gonzlez Garca, 2007: 84).
Recientemente, sin embargo, la realidad material de esas reas se ha ido imponiendo y ha contado
con algunas propuestas a travs de paralelos antropolgicos. Estos autores han tratado de construir una
opcin distinta al modelo (campesino) segmentario agrario recurriendo a las comunidades llamadas
rural profonde o deep rurals,inspiradasenlainvestigacindeorientacinpostcolonialdeejemplos
africanos (Gonzlez Ruibal, 2011; Marn, 2012). Se considera una propuesta adecuada en tanto
culturasderesistenciaenzonaslmitesyfronterizas.Paraelcasocastreosepiensaenelmodelo
coetneo y sincrnico de las mencionadas sociedades de grandes oppidaodecasaylassociedades
heroicas.A su vez se las caracteriza con una territorialidad particular y una gerontocracia no
jerrquicaperotampocoigualitaria.Paralelaaestadefinicinsemencionaelconceptodeeconoma
45 Anlisis arqueolgico del registro y el poblamiento en rea occidental-atlntica galaica: Parcero, 1999; 2000 y 2002;Parceroyotros,2007;ParceroyAyn,2009;Ayn,2002y2012a.Interpretacinsocialcomoclancnico:GarcaQuintela,2002.IncorporacinapartirdelareflexindesdelaAntropologadelconflicto:GonzlezGarca,2006;2009y2011.SntesisdelmodelosocialdesdelaAntropologapolticadeClastres:GonzlezGarca,ParceroyAyn,2012;Parcero y Criado, 2013.Reinterpretacin del Arte rupestre atlntico y asociacin con santuarios de la Edad del Hierro: GarcaQuintelaySantosEstvez,2000y2008ayb,entreotros.
El mundo simblico castreo en la Asturia prerromana (siglos II-I a. C)
45
moral que canalizara el potencial social a travs delmito y el ritual, y que sera la clave para
entender la identidad tnica en donde las posibilidades de intercambio se ven como amenazas que
favorecen elmodode produccindomstico.Estas economasmorales se reproducen entre las
comunidades deep rural conllevando distintas estrategias (militares, econmicas, rituales, etc.) en
diferentessistemasdecomplejidadsocialvariable-desdebandasytribushastabig men yjefaturas-
que slo comparten un mismo ethos igualitario en sociedades no capitalistas (Gonzlez Ruibal, 2011:
260-262; Marn, 2012: 564).
Dicho modelo de comunidades deep rural proviene comodeca de la reflexin antropolgica
postcolonial de ciertos lugares africanos (Sudn, Camern o Sierra Leona), en donde ante la
conformacin de los estados para-coloniales46, se parapetaron en las montaas distintas comunidades
que tendieron hacia distintas estrategias anti-estatales y un mismo estigma como comunidades paganas
y marginadas47.Aunqueseconsolidancomosociedadessinjerarquasentantoquegerontocracias,
endondeprimalaedadyelgneroantesqueelparentesco,sereflejaunaimportantedesigualdad
en la comprensin del territorio en donde se llevan a cabo importantes caceras comunes y rituales
colectivos en torno a santuarios diferenciados. La bsqueda de estos patrones en el registro castreo
prerromanoresultaaltamentecontrovertida,puestoqueaunquedichasexpresionesreligiosasdejaran
unmnimoreflejomaterial,sudisposicindiferenciadayjerarquizadaenelpaisajesquedebera
ser posible detectarla. Sobre la ocultacin funeraria y votiva castrea tendr ocasin de referirme
msabajo.Aqumeinteresadestacarqueloscasosantropolgicosafricanosdecomunidadesdeep
ruralsecaracterizanporserelresultadodecomplejasreconstruccionestnicas,productodirectode
la administracin colonial desde el s. XVIII, por lo que debemos ser cautos a la hora de trasladarlos
como modelos sociales en bloque a casos de comunidades antiguas slo conocidas por su registro
material. Sobre ello ya he sealado me remito a los peligros del uso de la analoga antropolgica
(Gosden, 2004: 104-113).
Labsqueda de paralelos antropolgicos que puedan ajustarse a la interpretacin del registro
material es siempre un camino muy peligroso, principalmente si se hace en esa direccin. La propuesta
46 Como el sultanato Funj y el reino turco/egipcio en Sudn (Jedrej, 1995), el estado islmico de Camern(Maceachern, 1993) o el de Sierra Leona (Fanthorpe, 1998).
47 El concepto de dEEp-rural se toma del caso concreto de la reaccin de las comunidades replegadas en la montaa sudanesadeIngessana(Jedrej,1995:3-4).
Bloque I
46
de comunidades deep rural supone una orientacin distinta a la propuesta heroica o la segmentaria
porestaranpocodefinidaydespegadadelarealidadmaterialdelregistro,talycomoloconocemos.
Cualquier aportacin del debate antropolgico deber ser aplicada desde y para la Arqueologa y no
sustituirastacomounaespeciedeAntropologaaplicadaalpasado.Deestaformasonlosejemplos
de los distintos estudios etnolgicos los que deben ser pensados desde el anlisis del registro material
conelquecontamos.Nipuedenservirparaexplicarlotodoniserlanicafuentedeinspiracin
parapreguntarnosoargumentarlasdudas,nosolosocialesysimblicas,queseinfierendelosdatos
arqueolgicos. As, tras estudiar atentamente las alternativas de interpretacin social y observar que
incurrira en un error simedejara llevar por la aplicacin en bloque de modelos antropolgicos
sugerentes,propongoexplorarelmodelosegmentarioporsuafinidadconlainterpretacinquehe
extrado de la lectura crtica del registro material de la mayor parte del territorio interior noroccidental
yenconcretoasturprerromano,juntoconlacontraposicininterpretativadelconceptodesociedades
heroicasmsacordeconlasdinmicasdelmbitomsseptentrionalyoccidental.
La base emprica de estos modelos contrapuestos para la Segunda Edad del Hierro en mbito
castreo, el de la sociedad heroica y el segmentario, est en la interpretacin de unos registros
arqueolgicos especficos que han servido para posteriormente aplicarse a un nivel macro o
regional a travs de la reproduccin de la estructura social abstrada. Es por ello, como veremos,
quelamodelizacindeunaestructurasocialdebeserlosuficientementeflexibleparaseraplicada
adiferentesregionesoeinclusopoderconvivirenmomentosespecficosdeespecialrelevanciay
aceleracinhistrica,comoeselcasodelperiodopre-conquistaentornofinalesdels.II-Ia.C.Esto
sehaceespecialmentecomplejocuandocontamosparaelcasodelmodelosegmentariodeunregistro
especficamentedelaltimafasedelaSegundaEdaddelHierro,conunafechaante quem en las
guerras de conquista, y por tanto desconocemos hasta la fecha de la adecuacin de dicho modelo
para las fases anteriores y especialmente en lo que concierne a la propia gnesis del mundo castreo
desde un punto de vista segmentario. El modelo de sociedad heroica, sin embargo, s cuenta con una
interpretacindelregistrodesdeelBroncefinalhastalallegadadeRoma,perotambinesciertoque
algunosdesusobjetosclaves (orfebrera,armas,etc.) impiden lageneralizacina lamayorparte
del Noroeste prerromano. Recientemente algunos registros de yacimientos de larga duracin como
el Asturiano del Chao Samartn han permitido interpretaciones sociales diacrnicas ms cercanas al
El mundo simblico castreo en la Asturia prerromana (siglos II-I a. C)
47
modelo heroico que al segmentario (Villa, 2007a y b; 2009, entre otros). En realidad el debate social
est en si considerar que el mundo castreo, caracterizado por la monumentalizacin de los poblados
recintados,tendihaciaunajerarquizacinalaaltaosiseresistiaellagenerandounfenmeno
anti-jerrquicodiluidoenelpodersimblicodelacomunidadensuconjunto.Nohayqueperderde
vista que en esta discusin acadmica, el componente cltico ha tenido un peso muy importante, tanto
en la asuncin de dicha tradicin que refuerza la base de la interpretacin de la sociedad heroica (lo
clticoesloheroicoporantonomasia),comoenlaausenciadelmismo,aunqueconscientedesu
pesohistoriogrfico48, en el modelo segmentario. No es raro por tanto que lo segmentario sea el modelo
socialcastreomsajenoconeldiscurso acadmicoceltistaofilo-celtista,principalmentegallego-
luso aunque tambin del gusto Asturiano (Daz Santana, 2002; Marn, 2005; Gonzlez Garca, 2007).
Elmodelo de sociedad heroica del final de la Edad del Hierro fundamentado en un registro
arqueolgico de larga duracin que hunde sus races en el Bronce Atlntico se interpreta como un
procesodeexacerbacindelaconfrontacinylabatallareflejadoenlaimagendelguerreroindividual
(Gonzlez Ruibal, 2006-2007 y 2011; Gonzlez Garca, 2006; 2008 y 2009). Este modelo social se ha
generalizadoatravsdeestudiosdediversosterritoriosdebuenapartedelafranjaatlnticagallega
ydelaAsturianaoccidental,aunquepordefinicintiendeaserunateorageneralistaparatodala
Edad del Hierro castrea. La diferencia entre la aplicacin del modelo en los casos gallegos atlnticos
delosAsturianosoccidentalesresideenlainterpretacindelagnesisenelBroncefinal:paralos
primeros significara el nacimientode laprimera sociedad conguerrerosmientrasquepara los
segundos sincrnicamente slo se detecta una sociedad mvil de fuerte base igualitaria, en la que slo
enunmomentoavanzado,enlatransicinconlaPrimeraEdaddelHierro,sereflejaradichaeclosin
delaparafernaliaentornoalconflicto.Setratadeestemomentodeunasociedadenlaquelaguerra
est ms relacionada con el mbito simblico y ritual, tal y como muestra registros como la acrpolis
ysugrancabaaritualenelChaoSamartn;endondeseconjuganelementosclavecomoeldepsito
funerario de una cabeza humana en la rampa de acceso, una gran cabaa con un hogar centralizado,
unajuaratpicoconformadoporpanopliaguerreradeltipoungranescudoyotrosobjetosclaves,todo
48 Aunque la interpretacin segmentara tiene su origen en un momento de tendencia anti-celtista, lo cual iba acompaadode lanegacindel carcterbelicosoy jerrquicocastreo (vase enCalo,1993;177;Fernndez-Posse,2000a:Pea,2003:118),elmodelosegmentarionodebeserobservadocomoanti-celtista`puestodeloquesetrataesde que simplemente no se considera el referente interpretativo adecuado, insistiendo en que los celtas estn muy bien, peroensucontextohistrico(Sastre,AlonsoyCurrs,2010:229)
Bloque I
48
ello en una plataforma recintada sealada por un importante hito de piedra sobre un acantilado (Villa
y Cabo, 2003; Villa, 2009).
En la Primera Edad del Hierro en mbito gallego se detecta una ruptura con la parafernalia de los
guerrerosritualizadosdelBroncefinal,lacualtienesubaseenlainterpretacindelaaparicindelos
primeros recintos castreos en clave defensiva pero como resultado del control del esfuerzo de toda
la comunidad (Parcero, 2002 y 2003; Parcero y otros, 2007: 176-182). La construccin ideolgica en