COLECCIÓN DE PROPUESTAS CRÍTICAS
N° 8 – AÑO 2 – AGOSTO 2016
ISSN 0719-6016
Literatura para infancia, adolescencia y juventud
umbral
COLECCIÓN DE PROPUESTAS CRÍTICAS
CIEL CHILE
Centro de Investigación y Estudios Literarios:
discursos para infancia, adolescencia y juventud
0719-6016ISSN
Derechos Reservados © 2015, CIEL CHILE
CORREO ELECTRÓNICO: [email protected]
http://cielchile.org/ OTROS CONTACTOS:
www.facebook.com/CIELChile
EDICIÓN GENERAL: Claudia Andrade Ecchio.
EDICIÓN DE ESTILO: Isabel Ibaceta Gallardo.
EDICIÓN DE PRUEBA: Anahí Troncoso Araya.
ÍNDICE
CARLA SILVA CONTRERAS
Infancia y mujer: sujetos subalternos en la narrativa para niños y niñas de Marta Brunet……………………………………………..
CARLA SILVA CONTRERAS
Reseña. Brunet, Marta. Obra narrativa – Novelas – Tomo I. Edición crítica de Natalia Cisterna.
Santiago, Chile: Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2014.……………………………………………………………………….
4
25
PERFILES COLABORADORES-AS UMBRAL……………………………………………………………………………………………….
29
4
N° 8 – Año 2 – Agosto 2016
INFANCIA Y MUJER: SUJETOS
SUBALTERNOS EN LA NARRATIVA PARA
NIÑOS Y NIÑAS DE MARTA BRUNET
CARLA SILVA CONTRERAS
LICENCIADA EN LETRAS MENCIÓN LITERATURA
PROFESORA DE LENGUAJE Y COMUNICACIÓN
DE ENSEÑANZA MEDIA
5
INFANCIA Y MUJER: SUJETOS SUBALTERNOS EN LA
NARRATIVA PARA NIÑOS Y NIÑAS DE MARTA
BRUNET
RESUMEN
El siguiente análisis crítico aborda la narrativa para infancia de
Marta Brunet desde tres perspectivas: la recepción crítica de su
literatura para adultos-as, los vínculos entre su escritura femenina
y la literatura para niños y niñas y, por último, el análisis de los
cuentos destinados al público infantil “Mamá Condorina y mamá
Suaves-Lanas” (en Cuentos para Marisol) y la “Historia de la
señora Rata del pueblo de los Ratones” (en Las Historias de
Mamá Tolita) desde una perspectiva de género, para observar
cómo su producción para infancia se vincula con el proyecto
estético-ideológico presente en su literatura para adultos-as y,
aunque estos textos han sido abordados por la crítica desde una
óptica pedagógica y moralizante, contienen temas y personajes a
través de los cuales se construyen discursividades sobre la
infancia que difieren de las articulaciones ideológicas
predominantes en los contextos de producción en los que estos
textos se enmarcan.
PALABRAS CLAVES: MARTA BRUNET, LITERATURA PARA
INFANCIA, PERSPECTIVA DE GÉNERO.
os inicios del siglo XX en Chile fueron el escenario
donde se consolidaron nuevas voces narrativas, voces
femeninas que salían desde la intimidad del hogar —tras
años de silenciamiento en el espacio privado— a los
grandes círculos académicos. Se abría así un nuevo
horizonte de escritura, en el que se concibió la literatura
como un campo de acción donde se podía resignificar el
signo mujer. Sin embargo, a pesar de que muchas autoras
transitaron por todas las instancias de consagración
canónica (publicaciones, reputación e incluso el Premio
Nacional de Literatura), el espacio de participación que se
abría para ellas estaba permeado por fuertes ideologías
patriarcales que regulaban sus intervenciones en el campo
cultural. De esta manera, las principales formas discursivas
que se producían estaban atravesadas por tensiones y
contradicciones, en un territorio habitado por hombres en el
que recién se planteaban nuevas posibilidades de
resignificación.
La mayoría de los intelectuales de la época1
consideraban una amenaza la presencia de estas mujeres,
confinadas, hasta ese momento, exclusivamente a la esfera
1Pedro Cruz (1926), Raúl Silva Castro (1957), Carlos Ossa (1962), entre
otros.
L
6
sentimental de la escritura, y que ahora no solo se
organizaban formalmente para regular sus derechos
sociales, políticos y reproductivos, sino que también
pensaban la literatura como herramienta de expresión y de
posicionamiento intelectual. Quizás esta sea la razón por la
que varias de las escritoras del siglo XX2 eran a su vez
feministas o, al menos, reticentes al campo cultural
heteronormado de la época.
En este contexto, sitúo la escritura de Marta Brunet
(1897- 1967), quien logró ser admitida en los círculos
literarios por constituir la excepción: tener una voz
femenina ineludiblemente masculina3. Durante mucho
tiempo, su proyecto intelectual fue abordado como una
pieza más del engranaje ideológico nacionalista del
criollismo y, aunque su búsqueda literaria operó a partir de
grietas que desarticularon ciertas normatividades, no fue
comprendida; más bien, Brunet quedó inserta en un canon
que la ha reducido y estereotipado en la figura de “la
escritora para niños, soltera y virtuosa” (Amaro 31).
Sin embargo, en las últimas décadas, han surgido
nuevas perspectivas que han abordado la literatura
2Inés Echeverría Larraín (1868-1949), Delia Rojas (1883-1950), Elvira
Santa Cruz Ossa (1886-1960), Amanda Labarca (1886-1975), entre
otras. 3Alone (1963).
brunetiana: desde la recepción crítica, como los estudios de
Berta López Morales (1997, 1999) y Eugenia Brito (2004);
el enfoque de género, como las investigaciones de Kemy
Oyarzún (2010), Rubí Carreño (2001, 2002, 2007) y
Bernardita Llanos (2000); y en torno a lo público y lo
privado, como las investigaciones de Natalia Cisterna
(2009, 2010), entre otras reflexiones que abordan, desde
diversas ópticas, la escritura trasgresora de Marta Brunet,
que se posiciona en una arena simbólica cruzada por las
contradicciones que la época imprimió en ella.
Estas nuevas aproximaciones a su proyecto
intelectual son un aporte relevante, porque entender su
escritura desde un lugar distinto es apartarla de la mirada
patriarcal y del encorsetado criollismo en el que fue
catalogada. Las investigaciones mencionadas, que abordan
la producción que Marta Brunet destinó al público adulto,
reflexionan en torno al importante componente humano, las
relaciones de poder y los nuevos temas que la autora
visibilizó en su escritura. En este sentido, es pertinente
cuestionarse ¿por qué su producción destinada al público
infantil se ha encasillado en un modelo didáctico-
pedagógico-nacionalista y no ha sido estudiada a partir de
estos nuevos paradigmas en los que se sitúa su escritura? Es
decir, como una ruptura con las normatividades ideológicas
7
que se transmitían en esa época a los niños y niñas, o
precisamente, como una nueva representación de la
infancia:
[…] Los niños, como otros personajes
brunetianos, aparecen en una peculiar frontera
identitaria. Al interior de los hogares, o en
lugares limítrofes, membranas de paso entre la
calle y la casa […] allí esperan ser vistos por la
crítica, que alude a ellos, pero los soslaya como
objeto de estudio (Amaro 44).
Si pensamos en los comienzos del siglo XX,
probablemente la imagen de los niños-as con rizos de oro,
luminosos-as, delicados-as y angelicales, la percibamos de
forma inmediata. Estos bellos niños —porque sí, en su
mayoría eran varones— son la representación que la elite
nacional imprimió en la literatura infantil. Seres
privilegiados, de aire principesco, que se exhiben a la
manera de un “tesoro” familiar, como si en la diminuta
aristocracia de estos seres una clase completa pusiera sus
esperanzas, que bien podríamos identificar con
rememoraciones de la belle époque criolla. Ahora bien, ya
se ha adelantado que Marta Brunet tenía un proyecto
distinto, en consecuencia: ¿qué lugar ocupan los niños y
niñas en las ficciones brunetianas? ¿Cómo se construyen?
¿De qué manera esta escritura femenina rompe con una
larga tradición de representaciones de la infancia? ¿Cuáles
son las estrategias que utiliza para subvertir el modelo
tradicional? Y, finalmente, ¿cuáles serían las tensiones y
contradicciones presentes en esta nueva construcción?
De acuerdo con lo anterior, el siguiente trabajo
pretende analizar los cuentos “Mamá Condorina y mamá
Suaves-Lanas” (en Cuentos para Marisol) y la “Historia de
la señora Rata del pueblo de los Ratones” (en Las Historias
de Mamá Tolita). Estas narraciones, que Marta Brunet
destinó a los niños y niñas, permiten comprobar, por un
lado, que esta producción no es disonante respecto del
proyecto estético-ideológico presente en sus relatos para
adultos-as y, por otro, permiten demostrar que estos textos
marginados por el canon literario han sido confinados a un
espacio estrictamente pedagógico, que coarta el real alcance
de sus temas y que, a su vez, construyen una infancia
distinta a la normada.
El análisis abordará, en una primera instancia, la
recepción crítica del proyecto de Marta Brunet, cuestión que
es relevante para comprender la forma en que un
prolongado silenciamiento y una matriz estética
8
exclusivamente criollista operó sobre su literatura para
adultos-as y cómo, durante los últimos años, la crítica se ha
aproximado a su obra desde otras perspectivas. En segundo
lugar, se analizará la temática feminista y la infancia, la
manera en que se vincularían para crear la posibilidad de un
nuevo paradigma en relación con la construcción sexo-
género, que les dé a los niños y niñas una visión distinta a la
hegemónicamente aceptada. Esto último se evidenciará,
finalmente, en un tercer apartado, en los dos cuentos
mencionados, para comprobar que sus ideologías presentes
en los textos para adultos-as también las encontramos en su
producción para infancia, por tanto, estas narraciones no
tendrían el fin didáctico-moralizante que se les ha otorgado,
sino al contrario, Brunet construiría una infancia distinta a
la hegemónica.
En este sentido, el análisis propone una lectura que
no se desprende de la categoría género, para plantear que,
en la representación de la infancia a partir de ciertos
animales, se evidenciaría la tensión contenida en la
búsqueda de la autonomía de la mujer y que, a su vez, esta
emancipación se utilizaría como un dispositivo de
segregación, que se busca homogeneizar, bajo el
paternalismo y el patriarcado. Los animales de los cuentos
—que se erigen como representación de padres, madres,
niños y niñas— serán analizadas como elementos
desestabilizadores, al cuestionar el orden simbólico de la
hegemonía patriarcal y las estrategias de dominación en el
imaginario latinoamericano, basados en la institución
familiar como dispositivo de poder e institución unificadora,
lo que permitiría comprobar la existencia de una
contradiscursividad radicada en la infancia y en los saberes
ocultos que habitan los imaginaros locales.
RECEPCIÓN CRÍTICA DEL PROYECTO BRUNETIANO
Leer a Marta Brunet es escuchar el eco de una voz briosa,
transgresora, que desborda los márgenes y suscita el
escándalo. Su escritura directa y a veces violenta
desestabiliza los territorios en los que se permite transitar a
una mujer y, aunque la crítica no supo reconocerla en su
época, ella es, sin duda, una de las escritoras chilenas más
importantes del siglo XX. Su escritura se inserta en un
espacio masculino caracterizado por la exhibición y
legitimación de cuerpos también masculinos y, desde ese
territorio hostil, logró —no sin escándalo— posicionar a sus
personajes femeninos:
9
[…] mis primeros años de mujer que escribe la
vida rural chilena, me valieron el asombro de la
crítica y el escandalizado comentario de mi
medio provinciano. Que nadie entendía el
conocimiento de la muchacha que yo era, en
decires montañeses, en pasiones primarias y en
una cruda realidad puesta en manifiesto sin
ambages (Brunet 381).
Esta declaración, que hace en torno a su experiencia
vital y escritural, pone de manifiesto lo complejo que fue
conquistar un lugar en medio de la incomprensión, la
desestimación estética y el silenciamiento4 que mantuvo la
crítica en relación con su extensa producción literaria.
Sin embargo, no solo para abordar la narrativa de
Marta Brunet hay que descorrer el velo de este
silenciamiento y la matriz estética criollista donde fue
4Es interesante cómo este silenciamiento dice relación con los temas
insurrectos o textos en los que abordan cuestiones como el feminismo,
la infancia o la homosexualidad; porque su escritura, lejos de ser
marginada, logró algunos de los reconocimientos más importantes,
como el Premio Nacional de Literatura en 1961. Al respecto, Lorena
Amaro, en el prólogo a la Obra Narrativa de Marta Brunet, explica:
«Brunet fue admitida en “el equipo”, pero su inscripción entre los
muchachos del canon se debe en gran medida a que ellos no supieron
leerla o, peor aún, no quisieron hacerlo realmente, por lo que hubo que
aguardar décadas para que el poder desestabilizador de sus textos fuera
puesto a luz» (24).
exclusivamente posicionada, sino que también su propia
vida se vio coartada por los signos que el patriarcado
imprimió sobre su imagen. De hecho, respecto de su
biografía, la fecha de nacimiento —que parece un dato
menor— es contradictoria: mientras los registros chillanejos
estipulan que el año correcto es 1897, otros textos plantean
el año 1901. En torno a esta polémica, Lorena Amaro
(2014) aclara, siguiendo la versión de otros críticos, que
«[…] el error se debe al mismo Alone, quien, ufano de
haber descubierto a la joven escritora de provincia, habría
decidido hacer de ella una autora jovencísima y restar cuatro
a los 26 años que tenía cuando se publicó Montaña
adentro» (34).
Hernán Díaz Arrieta (Alone) fue un crítico
importante para la difusión de la obra de Marta Brunet; de
hecho, él mismo presume de orientarla en sus primeras
lecturas y de respaldar su escritura, cuestión que resulta
controversial si se analiza la evidente lógica falocéntrica
que se esconde detrás de su patrocinio y la forma en que
coarta el real alcance y profundidad de los temas
brunetianos al considerarla, por ejemplo, como “el
criollismo personificado” (Alone 29).
Antes de continuar, revisaremos otras cuestiones que
tienen relación con su formación. Marta Brunet nace en
10
Chillán, el 9 de agosto de 1897, es hija única y pasa su
infancia en Victoria en el fundo de propiedad paterna donde
recogerá imágenes y experiencias campesinas que
fecundarán sus textos más adelante. Desde pequeña se
acerca a la literatura y, aunque no asiste a un colegio, la
educación se la entregarán profesores particulares
normalistas: «[…] hija única, mimada, soñadora, propensa a
las lecturas literarias […], las lecturas hechas al azar, las
lecturas íntimas y secretas, incluso prohibidas, las que
realmente valen, solo ellas sacan a la superficie el ángel, o
el demonio, que algunos privilegiados ocultan» (Alone 12);
las lecturas que “realmente valen”, asevera Alone, en una
construcción dulcificada de su niñez. Durante su juventud,
viajará por Europa y algunos lugares de Sudamérica junto a
sus padres y será en estos viajes donde se acercará a autores
franceses, españoles, italianos y argentinos que le aportarán
una nueva perspectiva literaria a sus relatos.
Regresa a Chile después de cuatro años y reside en
varias ciudades del país antes de radicarse nuevamente en
Chillán. Por ese entonces, Brunet es una joven alta y
esbelta, cuya mirada celeste se debilita en una potente
miopía que, afortunadamente, no la priva de escribir:
[…] yo quería ser médico […] pero mi familia
se escandalizaba ante la sola mención de la idea
[…]. Los padres eran empapados a la antigua y
no divisaban otro porvenir para sus hijas que el
preparar dulce de membrillo […]. Cambié mis
ambiciones médicas por el propósito de
hacerme bailarina […]. Mientras tanto escribía
sin que nadie en mi casa lo barruntara (Brunet
en Oyarzún 3).
Sin embargo, sus escritos salen a la esfera pública a
partir de una serie de cartas que escribe al crítico Alone,
quien, deslumbrado por su prosa, expresará: «[…] eso se
llamaba escribir, esas eran las historias que debían contarse,
en esa prosa, con ese brío, sin desperdicio» (12). En otras
palabras, escribir al modo masculino, no con ese
surrealismo tan propio de las mujeres porque “esas son las
historias que debían contarse”. De esta manera, en 1923
publica su primera novela Montaña adentro, en la que
representa la vida campesina, machista y precaria por medio
de personajes que viven intensamente y de temáticas tan
viscerales que escandalizaron a la sociedad chillaneja de la
época, al punto de ser calificada como “inmoral y hereje”
por la prensa de los años cincuenta y medida
11
constantemente con la vara masculina de los escritores
europeos.
Pedro Nolasco (1926)5, en una colérica crítica a su
obra Bestia dañina, expresa: «En nuestra literatura, la mujer
está compitiendo ventajosamente con el hombre» (203), y
sentencia: “nuestra literatura”, como terreno del padre en el
que la mujer ha osado entrar a competir, porque esta frase
define un posicionamiento jerárquico en el que la mujer es
considerada como inferior. Más adelante, el crítico afirma
tajante:
[…] la mujer es de inteligencia menos vigorosa
que el hombre. Las hay de inteligencia superior;
pero no es lo normal. Si en una literatura la
producción de la mujer se acerca a la del hombre
en cantidad y en calidad, podemos decir que esa
literatura da manifiestos indicios de debilidad
masculina (203).
De esta forma, se evidencian las relaciones de poder
entre lo masculino y lo femenino, donde el hombre es el
productor de cultura y la mujer se sitúa en la pasividad y la
naturaleza. En este sentido, Nolasco advierte que esta
5Crítico literario, escritor y político chileno.
debilidad masculina puede generar una desvaloración de la
cultura, ya que, al ser los seres inferiores quienes destaquen
en el ámbito intelectual, la producción cultural,
inevitablemente, disminuirá su calidad.
Asombra la violencia con que la crítica abordó su
proyecto intelectual al que durante un largo periodo se le
clasificó como “criollista”, a partir de una supuesta
valoración del paisaje local, la visión determinista de las
luchas de sus personajes con las fuerzas naturales y la
identificación de la narrativa con un discurso de carácter
nacionalista (Amaro 19). Sin embargo, su escritura ruda,
directa e incluso brutal, sumado a un profundo
conocimiento de las pasiones humanas, no fue comprendida
y en los años treinta, cuarenta y muchos de los que
siguieron, su literatura fue leída como masculina y criollista.
Brunet fue comparada con escritores europeos como
Maupassant, de quien Pedro Nolasco afirma que es «[…]
muy vivo, espontáneo e ingenioso, [y que] no se presta para
ser imitado; pero es de esos autores que despiertan la
vocación en temperamentos artísticos que en algo se
conforman con el suyo, e inflamándoles la fantasía, les
indican el camino que deben seguir» (205). Sus palabras
aluden a que la escritura latinoamericana de mujeres se
encuentra —y debe estar— subordinada a un segundo orden
12
que responde a las convenciones tanto del canon europeo
masculino como de la crítica literaria realizada por hombres
chilenos de la época.
No obstante, durante los últimos quince años, la
crítica se ha aproximado a la obra de Marta Brunet desde
varias perspectivas y, a la fecha, existen múltiples estudios
que dan cuenta de todos los alcances que tiene su escritura y
que habían sido limitados en el afán nacionalista que, en un
comienzo, se impuso. Estas investigaciones han advertido el
entramado discursivo de los personajes brunetianos, donde
las relaciones normativas que coartan el sistema sexo-
género develan las economías y políticas de poder presentes
en la modernidad.
ESCRITURA FEMINISTA, NARRATIVA PARA INFANCIA
La literatura históricamente ha sido habitada por hombres
que tienen el poder de la palabra, del cuerpo, de la magia;
ellos son los que han nombrado, creado y dominado la
cultura, mientras las mujeres se han constituido como el
mutus, lo inefable, el silencio. Lo masculino representa la
norma y quizás sea esa la razón por la que la literatura para
niñas y niños es un modelo literario que se resiste a
“feminizarse” y silencia todo aquello que tenga relación con
el sistema sexo-género. En este sentido, la literatura para
estos-as destinatarios-as ha sido atravesada por lógicas
simbólicas impuestas por una cultura falocéntrica y
mediatizada por estas estrategias de dominación que
establecen modelos de conducta y mandatos de género, en
un circuito ficcional que refleja el campo de poder y saber
epocal. De esta manera, la experiencia literaria nunca será
un acto inocuo, no es neutra; por el contrario, la lectura
implica una doble dimensión: ideológica y hermenéutica.
En los relatos brunetianos llama siempre la atención
el fuerte protagonismo femenino, lo que exige reflexionar
más allá de los discursos de identidad nacional que propone
el criollismo, sobre los motivos y temas destinados a dar
cuenta del lugar marginal que ocupan las mujeres y los-as
niños-as en la sociedad. Tanto la infancia como lo femenino
13
se configuran como subjetividades subalternas que dan
cuenta, a nivel ficcional, de la violencia simbólica que
viven, condenados al encierro y al espacio privado que
margina sus problemáticas de las grandes discusiones. En
este sentido, la narrativa para adultos del proyecto literario
de Marta Brunet construye personajes como devenires en
constante tránsito, subyugados a las relaciones patriarcales,
porque finalmente la promesa de emancipación para las
mujeres queda truncada en estas representaciones, sin
embargo, en la narrativa para niños y niñas este conflicto se
resuelve de forma natural. De esta manera, si la infancia es
un artefacto cultural, un signo en que cada sociedad cifra
sus esperanzas y temores, poniéndolo en el centro de la
institución familiar, la ficción es un espacio donde se
construye, en toda su materialidad discursiva, una
representación de los niños y niñas, figuras insertas en los
mapas imaginarios de la novelística chilena que son
necesarias develar.
La infancia ha sido soslayada por la crítica, dirá
Lorena Amaro, abordada como una suerte de “otro
domesticado” al que no es necesario desentrañar. En este
sentido, el cuerpo infantil se ha transformado en un espacio
de disputa y se ha utilizado como un dispositivo de
segregación en el que operan los discursos dominantes. Sin
embargo, en muchos textos hay una infancia que es testigo
y víctima de la violencia generalizada y los personajes que
habitan estas ficciones vehiculizan agudos cuestionamientos
a las imposiciones sociales de época; niñas y niños que
operan como fantasmagóricos sujetos que hablan
secretamente en estas historias sobre violencia, poder y
saber. Pero, lamentablemente, estos discursos considerados
subversivos son menores en relación con la mayoría de la
literatura para infancia que ha sido construida en base a una
fuerte ideología política, paternalista, patriarcal y mercantil
o como una panacea que adormece los cuestionamientos al
sistema hegemónico y las relaciones de poder. Porque desde
una sociedad adultocéntrica, que opera como mecanismo de
dominación, lo que se busca es homogeneizar la infancia, se
le invisibiliza, y la literatura creada, editada o ganada para
los niños y niñas se transforma en un instrumento didáctico
que domestica ideológicamente o, como explica Dorfman
(1988), consigue la sumisión y la aceptación de los valores
burgueses.
María Adelia Díaz, en su libro Cara o cruz de la
literatura infantil (2001), evidencia las problemáticas en
torno a este fenómeno literario que, según desarrolla en su
línea argumental, tiene relación con entender la literatura
como una búsqueda de sentido, considerando sus
14
significaciones, ya que al obviar el lenguaje se le ha
desviado de su especificidad, abordándola desde otras
disciplinas que no tienen conexión alguna con lo estético.
De esta manera, reconocer la naturaleza polisémica del
signo literario enriquece el texto, ya que las palabras se
develan en toda su original plenitud de sentido y plasticidad.
La literatura se trataría entonces, según Díaz, «[…] del
lenguaje y sus resplandores en pugna» y si este nunca es
inocente —como sostiene Barthes (1967), porque «[…]
proviene siempre desde algún lugar: es un topos guerrero»
(39)—, no habría un grado cero de la escritura, porque no
podemos huir de la intencionalidad, de la memoria
lingüística, del sistema axiológico que traemos a la ficción.
Entonces, dado que el lenguaje es una manera de situarse,
de estar en el mundo y dado que construye una
cosmovisión, los discursos para infancia estarían habitados
por las intencionalidades que cruzan este campo de poder.
La finalidad moralizante y la intrusión de diversos
mediadores como el mercado, la pedagogía, la psicología
evolutiva y el adulto, que interviene constantemente, analiza
María Adelia Díaz en su estudio, comprometen la polisemia
o la pluralidad de significaciones que el mismo texto
literario provee y a su vez fomentan —tanto desde lo que se
dice, como desde lo que se omite— una determinada
ideología, un discurso político, moral, patriarcal concreto.
Esto, en el caso de la infancia, se refuerza doblemente,
debido a que
[…] la literatura tiene un extraordinario poder de
sugestión y todo gran lector sabe en qué medida
los personajes de ficción han conformado su
propia vida, su manera de sentir y de pensar […]
[E]sta fascinación de la literatura se acentúa
cuando es un lector joven quien se enfrenta a lo
imaginario (Orquín 15).
En este sentido, los territorios de la literatura infantil
parecieran ser dóciles para que el caballo de Troya se
inserte con sus estrategias ideológicas dominantes que, en
su mayoría, son bastante violentas. Me refiero,
principalmente, a lo que tiene relación con la memoria
histórica y el género. Varios son los críticos de literatura
para infancia que han dado cuenta de cómo estas estrategias
de dominación están presentes en libros de larga tradición,
como los cuentos maravillosos, que sirvieron para cimentar
ideologías patriarcales y de orden social, junto a otros textos
actuales que gozan de amplia aceptación popular. Por
ejemplo, el crítico chileno Ariel Dorfman ha analizado las
15
técnicas y procedimientos que se aplican en la literatura
infantil para conseguir la sumisión del niño o niña a la
superestructura ideológica de una sociedad capitalista y la
aceptación de los valores burgueses que esta exige6.
De acuerdo a la argumentación de Dorfman, la
función de la literatura infantil será, entonces, contribuir
para que sus receptores-as reconozcan las contradicciones
de la realidad como “naturales” y no cuestionen las
estructuras de poder, es decir, que sean capaces de adaptarse
sin problemas a lo que la sociedad adultocéntrica les ofrece
y cumplir un rol totalmente coherente con las exigencias del
medio. De esta manera, «[…] la forma básica de la
dominación ideológica será el uso de la inocencia para des-
realizar y conciliar las contradicciones del sistema» (168),
una falsa inocencia que se erige como un gran relato en
estrecha conexión con la narración de la infancia que se
espera en una sociedad capitalista, y que ve en los niños y
niñas un supuesto natural para la producción pedagógica y
familiar que se puede construir según los valores de la
burguesía:
6Revisar: Dorfman, Ariel. «Inocencia y neocolonialismo: un caso de
dominio ideológico en la literatura infantil». De elefantes, literatura y
miedo: ensayos sobre la comunicación americana. La Habana, Cuba:
Casa de las Américas, 1988. Impreso.
Detrás de las multiplicaciones de literatura
infantil en los países capitalistas, hay una única
función burguesa, un único propósito claro:
convencer a los dominantes y a los dominados
de la bondad del sistema y legitimar las formas
en que este pudiera ser alterado sin amenazar el
orden existente. En nuestros países
dependientes esta literatura adquiere una
función particularmente nociva, ya que sus
preconceptos básicos coinciden con el modo en
que fuimos colonizados, el modo en que se
organiza nuestra economía, nuestra cultura,
nuestras instituciones (Dorfman 167).
Estas ideologías operarían, entonces, de forma
inconsciente en los-as lectores-as para convencerlos-as de
que el statu quo es como debe ser, que es el orden natural, y
que trae múltiples ventajas, por tanto, que no debe ni puede
ser alterado. Estos discursos pueden resultar potencialmente
atractivos para las niñas y niños porque sienten una especial
empatía hacia las expresiones de los-as sujetos colonizados-
as, pues ellos-as también se construyen como subalternos-
as. La infancia constituye así un grupo colonizado sobre el
16
cual escriben los adultos, de la misma manera que
reflexiona Said (2012) sobre los orientalistas.
Resulta evidente cómo este campo de poder ha
colonizado uno de los discursos más polisémicos y
marginados de los estudios críticos: la literatura para
infancia. A través del lenguaje, cuyo poder simbólico
construye la realidad, se pueden develar las
intencionalidades que operan en la enunciación. Por lo
tanto, se trata de una cosmovisión en tránsito, que puede ser
deconstruida en el cruce entre los que ejercen el poder y los
que lo sufren, es decir, en la estructura misma donde se
produce y reproducen las estrategias de dominación. Para
Van Dijk (1999), la interrelación entre los elementos que
conforman el triángulo fundamental: cognición, sociedad y
discurso, conformaría la relación dialéctica entre ideología y
enunciación, donde el discurso es la práctica principal por la
que la ideología se reproduce, y es a la vez controlado y
moldeado por esta. Van Dijk formula que, dentro de la
cognición social, la principal función de la ideología es la
de organizar las representaciones mentales, que a su vez
controlan las creencias y prácticas sociales. En este sentido,
el modelo de enseñanza que propone Rousseau en el Emilio
(1762), basado en la inocencia, la libertad y la pureza, sería
un discurso que se carga de afectividad semántica en el
lenguaje poético y creador destinado a la comunicación
estética que producen las sociedades capitalistas; los medios
masivos de comunicación, a su vez, frenarían «[…] el
potencial emancipatorio del arte creativo y pueden servir
para instrumentalizar la fantasía» (Zipes 133).
Sin embargo, en el proyecto brunetiano, se producen
importantes cambios en las estructuras de poder que
revolucionan el campo de la literatura infantil, pues crean la
posibilidad de un nuevo paradigma. En este sentido, y en
consecuencia con lo analizado en las páginas anteriores, el
gran tema de escritura de Marta Brunet es la mujer, incluso
más allá del lenguaje —que también rompe con los
cánones— y la ambientación rural. Las mujeres de sus
cuentos y novelas, a partir de una representación distinta de
la tradicionalmente aceptada, son sujetos que construyen o
demandan su lugar en un mundo que las margina
constantemente. En este sentido, los personajes femeninos
que aparecen en su producción destinada a niños y niñas7
contienen ciertas peculiaridades en relación con el relato
canónico infantil.
Además de los temas en torno a la posición de la
mujer en la sociedad, en «El mundo mágico del niño»
7Reunida en Cuentos para Marisol (1934), Las historias de mamá
Tolita (1960) y Aleluyas para los más chiquititos (1960).
17
(1958), Brunet señala la importancia de lo popular en los
textos destinados a estos-as destinatarios-as. La oralidad y
lo folclórico como elementos que enriquecen la experiencia
literaria, donde autores como Andersen y Perrault «[…]
tomaron desde el motivo primario de su obra hasta las
modalidades propias del diálogo y la acción» (381) y,
aunque nombra referentes europeos, Brunet procuró en su
imaginario esbozar un texto propio, mestizo, una escritura
otra protagonizada por figuras bastardas y marginadas.
Según plantea Berta López (1999), a este carácter popular
se debe la frecuencia en el empleo de onomatopeyas de los
cuentos para niños-as y la apelación constante al receptor:
“[…] No sé si ustedes saben…”, “[…] ya les dije…”, etc.,
acercando el texto literario a una comunicación que tiene su
esencia en la oralidad y que sirve como estrategia para que
niños y niñas vivencien la experiencia estética de forma
concreta.
Otra característica importante de esta narrativa es la
ausencia de un propósito didáctico-moral, a pesar de que
los-as protagonistas de los cuentos que se analizarán en este
artículo son todos animales. Estos-as personajes, que
pertenecen a la fauna chilena, y que aparecen a modo de
fábulas pero sin moraleja, no cargan con ideologías
nacionalistas o buscan enseñar a la infancia “el cuadro de la
naturaleza chilena”. Representados desde otra perspectiva,
los animales de los cuentos son mostrados en su aspecto
más sensible: nobleza, astucia, fuerza y vitalidad
caracterizan a estos personajes que simbolizan la profunda
humanidad que alguna vez mostró Solita, la niña de Humo
hacia el Sur (1946), al señalar —tal como lo hizo en algún
momento Marta Brunet, recordando su infancia en el fundo
de Victoria— que los animales le parecían más reales que
las muñecas o los demás artefactos cuando jugaba a
representar la vida en un improvisado teatro infantil.
De esta manera, y considerando todos los elementos
señalados hasta acá —contexto, recepción crítica, la
temática feminista y la infancia—, nos aventuraremos a
analizar los cuentos “Mamá Condorina y mamá Suaves-
Lanas” (en Cuentos para Marisol) y la “Historia de la
señora Rata del pueblo de los Ratones” (en Las Historias de
Mamá Tolita) como relatos que no son ajenos al proyecto
literario presente en sus textos para adultos-as y como
narraciones que van más allá de ser un mero fin didáctico-
pedagógico porque construyen una infancia distinta a la
hegemónica.
18
“MAMÁ CONDORINA Y MAMÁ SUAVES-LANAS”
El cuento “Mamá Condorina y mamá Suaves-Lanas” devela
los modos en que la violencia del patriarcado opera sobre
los sujetos subalternos: niños-as y mujeres son expuestos
como alimento para quienes ostentan el poder. Sin embargo,
a pesar de que el relato exhibe la violencia de la forma más
descarnada, a su vez, logra evidenciar cómo la sororidad se
constituye como elemento desestabilizador de los discursos
hegemónicos que hay en torno a la institución familiar. De
esta forma, ellos-as cuestionan el orden simbólico y
plantean, a través de sus acciones, nuevas posibilidades de
habitar en el imaginario latinoamericano.
La historia parte con el vuelo de un cóndor, que
extiende sus alas en el alto cielo mientras vigila a un rebaño
de corderos que juegan entre ellos. Esta imagen potente y
majestuosa devela la forma en que los sujetos subalternos
exhiben su cuerpo: observados por el ojo táctil del
patriarcado y representados siempre como objeto de placer
o de consumo, considerados en tanto sean útiles al sistema
hegemónico. Nunca como sujetos, el cuerpo de los
marginados es vivido como si fuera visto por un otro que
reside en la conciencia y equivale a un panóptico: el juicio y
la mirada del patriarcado. Por esta razón no es casual que el
«[…] señor Cóndor —que estaba arriba esperando el
momento de atacar— se dej[e] caer como una piedra a
plomo sobre mamá Suaves-Lanas. Y con ella entre las
garras se elev[e] vertiginosamente hasta gran altura»
(Brunet 42). La suavidad de la madre violentada por la
agresividad y fuerza del padre “cóndor”, que sostiene con
orgullo, desde el lado derecho, el escudo nacional y que
custodia la soberanía de nuestros territorios, se muestra
desgarradora. El ave se eleva al lugar público y privilegiado
que se les ha concedido a las clases dominantes, llevándose
consigo la caza del día y dejando tras de sí un niño
abandonado.
19
La muerte no asusta a esta tierna madre, cuya carne
ha sido herida por las garras duras de la masculinidad; su
mayor preocupación, más aun que su propio cuerpo, es el
destino de su “pobre hijito huachito” (43). Infancia, mujer y
violencia como una triada en la que domina el padre, por
eso mamá Suaves-Lanas no se dirige al cóndor para pedir
clemencia, sino que es a la otra figura femenina a quien le
habla con voz temblorosa, porque no nos olvidemos que esa
otra mujer también está en una posición de privilegio. A
mamá Condorina le dirá:
—Sus hijos tendrán hoy almuerzo; en cambio el
mío, que está en la tierra, no hallará quién le
busque su ración de pastito tierno, ni quién le dé
sus sopitas de leche…. ¡Pobrecito mío, muerto de
abandono y de hambre!
[…]
—Un solo favor le pido antes de que me maten:
que cuando el señor Cóndor vuele al lado del
valle, le diga a mi comadre Chincola que, por
favor, de vez en cuando vaya a darle un vistazo a
mi hijito y que le cante esa canción que a mi
Copito–de–Nieve tanto le gusta. ¿Lo hará usted,
mamá Condorina? (43-44).
Ante esta imagen desgarradora en que Brunet
representa el más humano de los sentimientos: la
compasión, serán los hijos de mamá Condorina quienes se
apiaden y empaticen con el sentir de la madre. De esta
manera, Brunet rompe con una larga tradición de
representaciones de la infancia: niños-as caprichoso-as y
consentidos-as, pequeños-as príncipes y princesas de la
aristocracia nacional, a quienes no les interesaba el devenir
de las clases oprimidas y violentadas por los de su propia
clase. Al contrario, los niños de este cuento no querrán
comer la carne suave de la mujer y, finalmente, mamá
Condorina, «[…] sin esperar consultar a su marido» (44),
decidirá que mamá Suaves-Lanas debe volver junto a su
hijo:
—Ya le he dicho que no me traiga mamitas
para la comida. ¡Hay muchas otras cosas de qué
alimentarse! Fíjese bien en lo que hace…Y
vaya inmediatamente a dejar a su casa a mamá
Suaves-Lanas, que su hijito debe estar llorando
sin consuelo…. ¡Váyase ligero, le digo!... (44).
La figura femenina en el relato interpela al pater
familia, lo ridiculiza y lo obliga a remediar su violenta
acción. En este sentido, se construye como una categoría
20
que se impone y, aunque Brunet la califica de “bastante
mandona”, lo que se vincularía con las evidentes
contradicciones que la época imprimió en ella, finalmente
es la sororidad entre mujeres, la complicidad de una
infancia que se ve igualmente violentada y la
condescendencia de la figura masculina —porque debemos
reconocer que el cóndor, aunque regaña, no cuestiona ni se
niega a la decisión de la mujer—, lo que permite el final
feliz.
“HISTORIA DE LA SEÑORA RATA DEL PUEBLO DE LOS
RATONES”
En este cuento, perteneciente a Las Historia de Mamá
Tolita, Brunet deconstruye los roles de género tradicionales.
La señora Rata, a quien desde las primeras líneas define
como «[…] muy buena dueña de casa, limpia y económica»
(87), habita el espacio privado y, aunque en una primera
lectura la representación clásica de la mujer que espera al
marido que llegue del trabajo puede perturbarnos,
finalmente la narración deja entrever pequeñas grietas que
personifican de manera distinta estos mandatos sociales.
La señora Rata es astuta y guarda todos los días una
pequeña parte de las raciones familiares para tener en
momentos de pobreza, y si bien don Pericote no acepta esta
forma de administrar la economía del hogar, su esposa es
inflexible y ni siquiera cede cuando «[…] las cosas se
ponían tan feas, que los chillidos del matrimonio se oían
desde la bodega, con gran inquietud del señor don Gato»
(87). En este sentido, es importante mencionar que Brunet
habla siempre en sus historias de la violencia en el
matrimonio y de la pobreza de una forma descarnada: «[…]
a veces llegaban a tal punto las peloteras, que hasta heridos
quedaban en el campo, y una vez hubo un muerto. Y todo
esto era por ver quien se comía una miga de pan» (89). La
autora no oculta ni encubre estos temas a los niños y niñas.
Pues bien, la pobreza llegó al pueblo y la señora
Rata, debido a que supo administrar el hogar, tenía bien
alimentada a su familia. Ante esto, los ratones deciden
juntarse en un consejo donde, obviamente, serían los
hombres quienes decidirían el futuro del pueblo, sin
embargo, «[…] como cada cual quería que su idea fuera
puesta en práctica, y como ya la discusión estaba tomando
caracteres de batahola, se adelantó al medio de la reunión la
señora Rata, y agitando una mano, impuso silencio» (90) .
Esta imagen me parece sumamente relevante, porque
muestra a una mujer inteligente que no solamente ha sabido
proveer y administrar astutamente sus recursos, sino que
21
también es capaz de irrumpir el discurso patriarcal —en
dinámicas de poder masculinistas que buscan imponer las
ideas mediante la violencia y no a partir de ejes
dialogantes— y resignificar las formas en que se construye
la institución familiar y el concepto de gobierno. La señora
Rata es quien resuelve el problema de la comunidad y
administra, ya no solo la economía privada del hogar, sino
también la economía social-pública de su pueblo.
De esta manera, a don Pericote no le queda otra
escapatoria más que fantasear que la conquista es suya. En
una escritura irónica y humorística, Brunet ridiculiza la voz
del patriarcado: «–Yo he sido el que le ha inculcado a mi
señora el hábito de la economía […] Y ya ven ustedes los
resultados: si no hubiera sido por mí, a estas horas sabe
Dios lo que sería de todos nosotros…» (90). Los niños y las
niñas que han leído el cuento saben muy bien que ha sido la
señora Rata quien ha salvado a la comunidad y que es ella
más lista que todo un pueblo, y aunque los demás ratones
puedan validar las palabras pretensiosas de su marido, el
patriarcado ha perdido una vez más en la pluma de Brunet,
quien ha subvertido el modelo tradicional al develar las
tensiones contenidas en la búsqueda de la autonomía de la
mujer. La señora Rata, heroína del cuento, no demandó la
ayuda del héroe masculino; ella, a partir de sus propias
posibilidades, ha devuelto el orden vulnerado. En este
sentido, ha sido el sujeto subalterno del relato quien ha
permitido el final feliz.
CONCLUSIONES
Conejos, perros, loicas, gatos, cóndores, corderos y ratones
pueblan los más de veinte cuentos que componen los
Cuentos para Marisol y Las Historias de Mamá Tolita.
Cada uno de estos animales —presentados en su aspecto
más popular, cómico o trágico— representa los sentimientos
crueles y bondadosos del ser humano. Asimismo, mediante
estos personajes —que se erigen como representación de
padres, madres, niños y niñas—, Marta Brunet le ha hablado
a la infancia desde la más profunda honestidad, no desde un
afán moralista, pedagógico o didáctico, para mostrarles de
forma lúdica una construcción sexo-género distinta de la
hegemónica.
Variados son los aspectos que irrumpen con las
normatividades en su escritura, precisamente en cuanto a
estilo, sintaxis, estructura y personajes. Sin embargo, el
presente estudio ha pretendido dar cuenta de cómo la
literatura que Brunet dedicó a la infancia no se desprende de
su proyecto intelectual evidenciado en la literatura para
22
adultos; en efecto, en estos textos se muestra la complicidad
que tienen los sujetos subalternos: mujeres y niños-as
subordinados-as en un régimen patriarcal que, si bien no
logran subvertir, al menos lo cuestionan, lo contradicen y lo
tensionan.
En consecuencia, los textos analizados en el artículo
dan cuenta de los diversos estadios de la búsqueda de la
autonomía de la mujer, los cuestionamientos al orden
simbólico de la hegemonía patriarcal y las estrategias de
dominación presentes en el imaginario latinoamericano,
basados en la institución familiar como dispositivo de poder
e institución unificadora, lo que podría ser subvertido desde
la sororidad entre mujeres de distinta condición
socioeconómica, como propone el cuento “Mamá
Condorina y mamá Suaves-Lanas”, o desde la astucia como
en el cuento “Historia de la señora Rata del pueblo de los
Ratones”. Ambas ficciones les dan a los niños y niñas la
posibilidad de construir nuevos imaginarios locales.
Estos cambios se tornan sumamente necesarios si se
piensa que nuestras vidas dependen, en alguna medida, de
nuestras lecturas, pues nuestras realidades se construyen en
consecuencia con los mundos que hemos imaginado, visión
que puede adquirir una súbita opacidad frente a otras
maneras de conocer que nos ofrece el patriarcado.
BIBLIOGRAFÍA
Alone. «La querella del criollismo. Montaña adentro».
Revista Zig-Zag 2572 (1954): 29. Impreso.
---. «Prólogo». Brunet, Marta. Obras completas. Santiago,
Chile: Zig-Zag, 1963. Impreso.
Amaro, Lorena. «“En un país de silencio”: narrativa de
Marta Brunet». Brunet, Marta. Obra narrativa –
Novelas – Tomo I. Santiago, Chile: Ediciones
Universidad Alberto Hurtado, 2014. 14-87. Impreso.
Amaro, Lorena y Pérez, Ángel. Caminos y desvíos: lecturas
críticas sobre género y escritura en América Latina.
Santiago, Chile: Cuarto Propio, 2010. Impreso.
Barthes, Roland. El grado cero de la escritura. Trad.
Nicolás Rosa. Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI,
1973. Impreso.
Brito, Eugenia. «La pertenencia histórica de Marta Brunet».
Revista de Teoría del Arte 6.II (2002): 67-84. Digital.
http://revistas.uchile.cl/index.php/RTA/article/viewFil
e/41622/43134
Brunet, Marta. «Experiencias de mi Vida Literaria». Revista
Atenea. Separata núms. 380-381 (1958). Digital.
http://www.brunet.uchile.cl/estudios/marta_brunet_es
periencias.htm
23
---. «El mundo mágico del niño». Revista Atenea. Separata
núms. 380-381 (1958): 265-276. Digital.
http://www.brunet.uchile.cl/estudios/marta_brunet_m
undo_magico_nino.htm
---. Cuentos para Marisol. Santiago, Chile: Zig-Zag, 1981.
Impreso
---. Obra narrativa – Novelas – Tomo I. Edición Crítica de
Natalia Cisterna. Santiago, Chile: Ediciones
Universidad Alberto Hurtado, 2014. Impreso.
Carreño, Rubí. «Una escena crítica: estereotipos e
ideologías de género en la recepción crítica de Marta
Brunet y María Luisa Bombal». Anales de Literatura
Chilena 3 (2002): 43-51. Digital.
http://www.brunet.uchile.cl/estudios/rubi_carreno_ide
ologia.htm
---. «Violencia y erotismo en Aguas abajo de Marta
Brunet». Anales de Literatura Chilena 2 (2001): 43-
51. Digital.
http://www.brunet.uchile.cl/estudios/rubi_carreno_vio
lencia.htm
---. Leche amarga. Violencia y erotismo en la narrativa
chilena del siglo XX. Santiago, Chile: Cuarto Propio,
2007. Impreso.
Cisterna, Natalia. «Marta Brunet: los caminos de la crítica
para leer a una autora profesional». Revista Chilena
de Literatura 72. Sección Miscelánea. Sumario
General Bicentenario. (nov 2009). Digital.
http://www.revistaliteratura.uchile.cl/index.php/RCL/
article/viewFile/9073/9046
Díaz, María Adelia. Cara y cruz de la literatura infantil.
Buenos Aires, Argentina: Lugar Editorial, 2001.
Impreso.
Dorfman, Ariel. De elefantes, literatura y miedo: ensayos
sobre la comunicación americana. La Habana, Cuba:
Casa de las Américas, 1988. Impreso.
Nolasco, Pedro. «Marta Brunet». Estudios sobre literatura
chilena. Santiago, Chile: Nascimiento, 1926. 203-207.
Impreso.
Orquín, Felicidad. «La nueva imagen de la mujer». CLIJ:
Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil 2.11
(1989): 82-93. Impreso.
Oyarzún, Kemy. «El escándalo como modo de recepción».
Brunet, Marta. Aguas abajo. Santiago, Chile: Cuarto
Propio. 1997. Impreso.
Oyarzún, Luis. «Despedida a Marta Brunet». 01/11/1967.
Digital.http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-
71370.html
24
Said, Edward. Orientalismo. Trad. María Luisa Fuentes. 2da
ed. Barcelona, España: Random House Mondadori,
2008. Impreso.
Silva Castro, Raúl. «María Nadie novela de Marta Brunet».
Los libros de Atenea 378 (1957): 258-262. Digital.
http://www.brunet.uchile.cl/estudios/silva_castro_mar
ia_nadie.htm
Van Dijk, Teun A. Ideología. Una aproximación
multidisciplinaria. Trad. Lucrecia Berrone de Blanco.
Barcelona, España: Gedisa, 1999. Impreso.
25
N° 8 – Año 2 – Agosto 2016
RESEÑA CRÍTICA
BRUNET, MARTA. OBRA NARRATIVA – NOVELAS – TOMO
I. EDICIÓN CRÍTICA DE NATALIA CISTERNA.
SANTIAGO, CHILE: EDICIONES UNIVERSIDAD
ALBERTO HURTADO, 2014. 954 PÁGINAS.
CARLA SILVA CONTRERAS
LICENCIADA EN LETRAS MENCIÓN LITERATURA
PROFESORA DE LENGUAJE Y COMUNICACIÓN
DE ENSEÑANZA MEDIA
26
RESEÑA CRÍTICA
n septiembre de 2014 sale a la luz la primera edición
crítica de la narrativa de Marta Brunet, a cargo de la
reconocida académica e investigadora Natalia Cisterna. Este
primer tomo recoge toda su producción novelística y
constituye un aporte significativo de rescate de su proyecto
literario, pues hasta el momento solo contábamos con las
Obras completas de Marta Brunet (1963) de la editorial
Zig-Zag que reunió toda su narrativa de ficción e incluso el
poemario para niños-as Aleluyas para los más chiquititos
(1960). El volumen de 1963, prologado por el reconocido
crítico Alone, no volvió a reeditarse, convirtiéndose hasta el
momento en la única edición que reúne toda la producción
literaria de la autora nacional. Este aspecto llama la atención
porque, mientras Marta Brunet estuvo con vida, fue
ampliamente reconocida1 y se convirtió en una de las
escritoras más prolíficas del siglo XX, sin embargo, luego
de su muerte, se produce un letargo crítico y editorial en
torno a su escritura. No obstante, los últimos años han
1En el artículo «Infancia y mujer: sujetos subalternos en la narrativa
para niños y niñas de Marta Brunet», que precede a esta reseña, se
reflexiona en torno a las ideologías patriarcales que predominan en este
reconocimiento de la época.
suscitado un mayor interés por redescubrir su proyecto
literario e intelectual y, junto a la creación de dos portales
web impulsados por la Universidad de Chile y la
Universidad del Bío-Bío,2 se publica una serie de estudios
críticos que abordan su escritura.
En este contexto se sitúa Obra narrativa – Novelas –
Tomo I, que, junto con reeditar todas las novelas de Marta
Brunet, ofrece nuevas perspectivas de análisis:
Se hace imprescindible volver a contar con
ediciones que permitan abordar en toda su
riqueza la narrativa de la escritora chilena.
Ediciones que no sean solo reimpresiones
aisladas de sus textos y que posibiliten revisar su
obra como un recorrido literario de constante
exploración creativa que cubrió prácticamente
toda la primera mitad del siglo XX […]. A la luz
de lo anterior, la edición que ahora entregamos
[…] se presenta como la primera edición crítica y
anotada que reúne la totalidad de las narraciones
literarias de Marta Brunet (Cisterna 93-95).
2http://www.brunet.uchile.cl/ y
http://www.ubiobio.cl/ebb/mb/autora.htm, respectivamente.
E
27
De esta manera, el libro se divide en tres apartados:
una introducción, que contempla los artículos «“En un país
de silencio”: Narrativa de Marta Brunet» de Lorena Amaro
Castro e «Historia del texto y criterios editoriales» de
Natalia Cisterna Jara3; las novelas Montaña adentro (1923),
Bestia dañina (1926), María Rosa, flor del Quillén (1927),
Bienvenido (1929), Humo hacia el sur (1946), La mampara
(1946), María Nadie (1957) y Amasijo (1962); y, por
último, un dossier crítico con los estudios «Apunte sobre
María Nadie de Marta Brunet» de Grínor Rojo,
«Teatralidad del género. Inquietud del sexo. En torno a
Amasijo, de Marta Brunet» de Kemy Oyarzun, una
cronología realizada por Ángela Pérez, una bibliografía de y
sobre Marta Brunet, y el perfil de los-as colaboradores-as.
Destaco el artículo introductorio realizado por la
investigadora Lorena Amaro, titulado «“En un país de
silencio”: Narrativa de Marta Brunet», en el que se revisa el
contexto de producción y las limitaciones que presentó la
crítica literaria de la época para abordar su proyecto
intelectual, que la encasilló en una estética exclusivamente
criollista; así también, el análisis da cuenta de las nuevas
3Es importante mencionar que el propósito del texto de Cisterna, a
diferencia del análisis crítico que tienen los otros, es explicar los
criterios editoriales del texto y, a su vez, reseñar los artículos de Lorena
Amaro, Kemy Oyarzún y Grínor Rojo.
investigaciones que han surgido en los últimos veinte años y
que se vinculan en gran medida con los estudios de género.
Además de reflexionar en torno al contexto, que tiene
relación con los procesos de la modernidad en que se sitúa
la escritura de Brunet, el artículo aborda los metatextos
presentes en la narrativa de la autora junto a un tema que,
hasta ahora, no ha sido abordado por la crítica: la
representación de la infancia femenina.
El extenso y riguroso prólogo es un aporte
significativo que no podemos obviar al acercarnos a la
literatura de Marta Brunet, ya que propone perspectivas y
reflexiones novedosas que construyen un nuevo mapa
estético de los imaginarios en torno al cuerpo, la identidad,
la familia y la modernidad. Además, permite evidenciar
cómo a través del discurso se devela el entramado
ideológico atravesado por tensiones y contradicciones y la
manera en que la escritora utiliza la literatura como
herramienta de expresión y de posicionamiento intelectual.
De los estudios críticos presentes en el dossier,
aquellos en los que se reflexiona en torno a las dos últimas
novelas de Marta Brunet María Nadie (1957) y Amasijo
(1962), me parecen decidores para comprender su proyecto
literario. Por un lado, Grínor Rojo, en «Apunte sobre María
Nadie de Marta Brunet», propone a la protagonista de la
28
novela como el símbolo de la crisis de los movimientos de
mujeres que se estaban dando en el contexto nacional; por
otro, Kemy Oyarzún, en «Teatralidad del género. Inquietud
del sexo. En torno a Amasijo, de Marta Brunet», plantea que
la novela constituye una acción contestataria que
desarticularía las relaciones de poder hegemónico basadas
en la institución de la familia, el Estado y las construcciones
sexo-genéricas.
Ambas reflexiones en torno al último periodo
escritural de la autora se tornan un aporte significativo para
dialogar, debatir y comprender este proceso que se
desarrolla en una época de silenciamientos, retrocesos en
relación con los movimientos feministas y repliegues
sociales en todos los campos del conocimiento. Por esta
razón, la edición que se presenta viene a reparar el vacío
crítico y editorial para entender la escritura de Brunet desde
un lugar distinto, otorgándole nuevas posibilidades de
resignificación.
En este sentido, considero que este volumen, tanto
en lo que respecta a la recopilación de su obra narrativa
como por los artículos introductorios y aquellos que
componen el dossier, es un aporte significativo a la hora de
desarrollar estudios críticos en torno a la obra de Marta
Brunet. Asimismo, el libro permite acercarse, desde otra
perspectiva —ya no la tradicional criollista de décadas
pretéritas—, a la narrativa de la escritora chilena,
especialmente en lo que concierne a su proyecto escritural
destinado a la infancia, el que ha sido más bien olvidado y/o
minimizado respecto de su extensa producción,
confinándolo a un territorio pedagógico que coarta sus
verdaderos alcances temáticos. Finalmente, es de esperar
que este trabajo crítico sea ampliado a futuro, abarcando
toda la producción literaria de Brunet, para poder, en
definitiva, hablar de la totalidad del proyecto escritural de la
autora, de su importancia en las letras chilenas, de sus
silencios —y silenciamientos—, de sus alcances y sus
ambivalencias.
29
CARLA SILVA CONTRERAS
Licenciada en Letras mención Literatura y profesora de
Lenguaje y Comunicación en Enseñanza Media de la
Universidad Andrés Bello. En la actualidad, es alumna del
Magíster en Género y Cultura mención Humanidades de la
Universidad de Chile y se desempeña como docente en la
Universidad Pedro de Valdivia. La línea de investigación en
la que se especializa es la literatura para infancia desde una
perspectiva de género. En torno a la narrativa para infancia
de Marta Brunet, presentó en JALLA una ponencia titulada
«La construcción de la infancia femenina latinoamericana
en “La nariz” y “La niña que quiso ser estampa” de Marta
Brunet» (Bolivia, 2016). Además, es integrante de CiEL
Chile, Centro de Investigación y Estudios Literarios:
discursos para infancia, adolescencia y juventud.
AGRADECIMIENTOS A MEMORIA CHILENA
Las fotografías incluidas en esta publicación pertenecen a
Memoria Chilena (www.memoriachilena.cl).
PERFILES COLABORADORES-AS
UMBRAL
N° 8 – AÑO 2 – AGOSTO 2016
30
De publicación mensual, Umbral es una colección de propuestas críticas en torno a textos narrativos, poéticos u otros,
chilenos, latinoamericanos y españoles, que han sido destinados para niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Asimismo,
incorpora revisiones teórico-críticas actuales respecto de la literatura escrita y/o pensada para estos-as destinatarios-as
desde una perspectiva abierta y dialógica. Nuestra finalidad con esta publicación es crear una instancia de reflexión y
diálogo multidisciplinario que contribuya a la construcción de conocimiento, tanto para la comunidad académica como al
público en general.