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Ludwig van Beethoven
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Ludwig van Beethoven1
(Bonn, Arzobispado de Colonia, 16 de diciembre de 17702-Viena, 26 de marzo de 1827) fue
un compositor, director de orquesta y pianista alemán. Su legado musical abarca,
cronológicamente, desde el Clasicismo hasta los inicios del Romanticismo. Es considerado uno
de los compositores más importantes de la historia de la música y su legado ha influido de
forma decisiva en la evolución posterior de este arte.
Siendo el último gran representante del clasicismo vienés (después de Christoph Willibald
Gluck, Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart), Beethoven consiguió hacer trascender la
música del Romanticismo, influyendo en diversidad de obras musicales del siglo XIX. Su arte
se expresó en numerosos géneros y aunque las sinfonías fueron la fuente principal de su
popularidad internacional, su impacto resultó ser principalmente significativo en sus obras
para piano y música de cámara.
Su producción incluye los géneros pianístico (treinta y dos sonatas para piano),
de cámara (incluyendo numerosas obras para conjuntos instrumentales de entre ocho y dos
miembros), concertante (conciertos para piano, para violín y triple), sacra (dos misas,
un oratorio), lieder, música incidental (la ópera Fidelio, un ballet, músicas para obras teatrales),
y orquestal, en la que ocupan lugar preponderante Nueve sinfonías.
La familia de Beethoven vivía bajo condiciones modestas. Su abuelo paterno, llamado también
Ludwig,3 (Malinas, 1712-1773), era descendiente de una familia
de campesinos y granjeros originarios de Brabante, en la región de Flandes (Bélgica), que se
trasladaron a Bonn en el siglo XVIII. La partícula van de su nombre,4 contrario a lo que pudiera
creerse, no posee orígenes nobles, mientras que Beethoven probablemente pudo haberse
derivado de Bettenhoven (Fr.: Bettincourt), una localidad de Lieja, aunque otra hipótesis apunta
a que el apellido proviene de Beeth (que en flamenco quiere decir «remolacha») y Hoven, que
es el plural de Hof («granja»). De esta forma, «Beethoven» vendría a significar «granjas de
remolachas».5
Palacio Prince-Elector(Kurfürstliches Schloss) en Bonn, donde la familia Beethoven había
estado activa desde la década de 1730
En marzo de 1733 su abuelo emigró a Bonn, en donde trabajó como director y maestro de
capilla de la orquesta del príncipe elector de Colonia. El 17 de septiembre de ese mismo año
contrajo matrimonio con María Josepha Poll, cuyos testigos fueron el organista Gilles van den
Aeden y Johann Riechler. Tuvieron tres hijos: María Bernarda Ludovica (bautizada el 28 de
agosto de 1734, muerta el 17 de octubre de 1735), Marcus Josephus (bautizado el 25 de abril
de 1736, muerto poco después en una fecha indeterminada) y Johann, de cuyo nacimiento o
bautismo no se conserva registro; se supone que nació a finales de 1739 o comienzos de 1740.
El tercero fue el único que sobrevivió a la infancia y fue el padre de Beethoven. Johann fue
músico y tenor de la corte electoral.
El 12 de noviembre de 1767 se casó en la iglesia de San Remigio en Bonn con Maria
Magdalena Keverich (19 de diciembre de 1746-17 de julio de 1787), una joven viuda e hija de
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un cocinero de Tréveris. Por ese motivo, el matrimonio de sus padres contó con la oposición de
su abuelo, que por aquel entonces ya era el prestigioso maestro de capilla de la corte y
consideraba a la joven de una clase social inferior a la de su hijo, lo cual no era cierto ya que en
su familia había concejales e incluso senadores.5
El matrimonio se trasladó al n.º 515 de la Bonngasse y dos años después, en 1769, nació su
primer hijo, bautizado como Ludwig Maria van Beethoven. Sin embargo, apenas seis días
después de su bautizo, el niño falleció. El 17 de diciembre de 1770fue bautizado su segundo
hijo, en la iglesia de San Remigio de Bonn, con el nombre de «Ludovicus van Beethoven»
(Ludwig van Beethoven) según se describe en el acta de bautismo. Su fecha de nacimiento,
generalmente aceptada como el 16 de diciembre de 1770, no cuenta con documentación
histórica que pueda respaldarla. María Magdalena tuvo aún cinco hijos más, de los que solo
sobrevivieron dos: Kaspar Anton Karl van Beethoven, bautizado el 8 de abril de 1774, y
Nikolaus Johann van Beethoven, bautizado el 2 de octubre de 1776. Los biógrafos no tienen
claras las fechas de nacimiento exactas de ninguno de los hijos de María Magdalena Keverich.6
Primeros años de vida
El padre de Beethoven estaba muy gratamente impresionado por el hecho de que Wolfgang
Amadeus Mozart diese conciertos a los siete años y quería que su hijo siguiera sus pasos. Con
la intención de hacer de Ludwig un nuevo niño prodigio, comenzó a
enseñarle piano, órgano y clarinete a temprana edad.7 Sin embargo, el estudio musical coartó
el desarrollo afectivo del joven, que apenas se relacionaba con otros niños.8 En mitad de la
noche, Ludwig era sacado de la cama y era obligado a tocar el piano para los conocidos de
Johann, a quienes quería impresionar; esto causaba que estuviera cansado en la escuela. Era
habitual que dejara de asistir a clases y se quedara en casa para practicar música.
El padre era alcohólico, lo que supuso que perdiera el puesto de director de la orquesta de
Bonn —puesto heredado del abuelo Ludwig—, y la madre estaba frecuentemente enferma.
Aunque la relación con Johann era distante, Ludwig amaba mucho a su madre, a la que
denominaba su «mejor amiga».7
El 26 de marzo de 1778, cuando tenía siete años, Beethoven realizó su primera actuación en
público en Colonia. Su padre afirmó que la edad de Ludwig era de seis años, para destacar, de
esta manera, la precocidad de su hijo; por ello, siempre se creyó que Beethoven era más joven
de lo que era en realidad. Debido a que el talento musical y pedagógico de su padre era
limitado, Ludwig comenzó a recibir clases de otros profesores. Sus avances fueron
significativos, sobre todo en la interpretación del órgano y la composición, guiado por músicos
experimentados como Christian Gottlob Neefe. Neefe fue un profesor muy importante e
influyente en su instrucción y supo valorar inmediatamente el nivel excepcional de Ludwig.
Además de transmitirle conocimientos musicales, Neefe dio a conocer a Beethoven las obras
de los pensadores más importantes, tanto antiguos como contemporáneos.7
En 1782, cuando contaba con once años de edad, Beethoven publicó su primera composición,
titulada Nueve variaciones sobre una marcha de Ernst Christoph Dressler (WoO 63). Un año
después, Neefe escribió en la Revista de Música acerca de su alumno: «Si continúa así, como
ha comenzado, se convertirá seguramente en un segundo Wolfgang Amadeus Mozart».9 En
junio del siguiente año, Ludwig es contratado como intérprete de viola en la orquesta de la
corte del príncipe elector de Colonia Maximiliano Francisco, por recomendación de Neefe. Este
puesto le permitió frecuentar la música de los viejos maestros de capilla, además de facilitarle
la entrada en nuevos círculos sociales, en los que se encontraban algunos de los que serían
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amigos suyos durante toda su vida, como la familia Ries, los von Breuning (en cuya casa
conoció a los clásicos y aprendió a amar la poesía y la literatura) o el doctor Franz Gerhard
Wegeler (con quien años más tarde se volvería a encontrar en Viena).7
El primer viaje a Viena
Véase también: Mozart y Beethoven
Beethoven encuentra una vía de escape de la presión familiar en 1787 cuando, con 17 años,
marcha a la capital austriaca apoyado por su mecenas, el conde Ferdinand von Waldstein,
quien sufraga los gastos del viaje y, lo más importante, le convence de sus posibilidades de
éxito. Parece que durante este viaje a Viena tuvo lugar un fugaz encuentro con Mozart. En
relación a este encuentro, solo existen textos de discutible autenticidad. De cualquier modo, la
leyenda dice que Mozart habría dicho: «Recuerden su nombre, este joven hará hablar al
mundo».7
Al poco tiempo, su madre enfermó gravemente de tuberculosis y su padre le pidió por carta que
regresara a Bonn inmediatamente. La madre murió el 17 de julio de 1787. Tras este hecho, su
padre entró en una depresión y su alcoholismo se agravó, llegando a ser detenido y
encarcelado por este hecho. Después de esto, el joven Ludwig tuvo que responsabilizarse de
sus jóvenes hermanos y se vio obligado a mantenerlos, tocando el violín en una orquesta y
dando clases de piano durante cinco años, mientras que su padre seguía preso. Su padre
falleció finalmente el 18 de diciembre de 1792.7
De aprendiz a maestro
En 1792 el príncipe elector de Bonn volvió a financiarle un viaje a Viena, ciudad en la que
permaneció el resto de su vida componiendo, tratando de alcanzar un reconocimiento social a
su persona por medio del arte y sufriendo un mal particularmente terrible para él: la sordera.
Allí, Beethoven recibió clases de composición con Joseph Haydn, de contrapunto con Johann
Georg Albrechtsberger y Johann Baptist Schenk y de lírica con Antonio Salieri.7
Durante este período tuvo varios duelos musicales con otros pianistas. El primero fue en 1792
―con 21 años de edad―, durante un viaje con la orquesta de la corte, en el cual tocó
con Franz Sterkel, ejecutando obras de dicho compositor. En 1800 tuvo lugar el famoso duelo
en el palacio de Lobkowitz, en el que el pianista y compositor Daniel Steibelt lo retó a que
tocasen juntos. En dicha ocasión, Beethoven tomó partituras de una obra de este,
modificándolas al mismo tiempo que las iba tocando, con tanta gracia que Steibelt declaró que
no volvería a Viena mientras Beethoven viviera allí y abandonó la ciudad, radicándose
en París.7
Con veinticuatro años publicó su primera obra importante: tres tríos
para piano, violín y violonchelo(Opus 1) y el año siguiente, en 1795, realizó su primer concierto
público en Viena como compositor profesional, en el que interpretó sus propias obras. Ese
mismo año le propuso matrimonio a Magdalena Willman pero esta se negó. Posteriormente,
realizó una gira por Praga, Dresde, Leipzig, Berlín y Budapest. En 1796 publicó
tres sonatas para piano (Opus 2). La corte, la nobleza y la Iglesia vienesas acogieron la música
de Beethoven y se convirtieron en mecenas y protectoras del joven músico. Eran frecuentes las
disputas entre estos estamentos y el compositor, debido al carácter fuerte e impulsivo del
músico, pero este hecho le hizo granjearse un gran respeto en la ciudad. Entre sus mecenas se
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encontraban personalidades como el príncipe Karl von Lichnowsky y el barón Gottfried van
Swieten.7 Por esa época se desligó de Haydn, con el que no coincidía musicalmente pero a
quien, a pesar de esto, dedicó los tres tríos.
En 1800, Beethoven organizó un nuevo concierto en Viena en el que realizó la presentación de
su Primera sinfonía. Su actividad musical iba en aumento y también impartió clases de piano
entre las jóvenes aristócratas, con las que mantuvo romances esporádicos. Al año siguiente,
Beethoven se confesó preocupado por su creciente sordera a su amigo Wegeler.
En Heiligenstadt, el año siguiente escribió el conocido Testamento de Heiligenstadt, en el que
expresa su desesperación y disgusto ante la injusticia de que un músico pudiera volverse
sordo, algo que no podía concebir ni soportar. Incluso llegó a plantearse el suicidio, pero la
música y su fuerte convicción de que podía hacer una gran aportación al género hicieron que
siguiera adelante. En dicho testamento escribió que sabía que todavía tenía mucha música por
descubrir, explorar y concretar.7
Su música inicial, fresca y ligera, cambió para convertirse en épica y turbulenta, acorde con los
tiempos revolucionarios que vivía Europa. Eran años en que las
potencias monárquicas europeas se habían aliado para derrotar a la Francia revolucionaria. En
una deslumbrante campaña en el norte de Italia, en la que el ejército austríaco fue derrotado,
adquirió notoriedad Napoleón Bonaparte, que se convirtió en un ídolo entre los
sectores progresistas. De esta época son la Sonata para piano n.º 8, llamada Patética, y
la Sonata para piano n.º 14, llamada Claro de luna. Su Tercera sinfonía,
llamada La Heroica (traducción de la denominación en italiano Eroica) , estaba escrita en un
principio en «memoria de un gran hombre», Napoleón, que era visto en ese momento como un
liberador de su pueblo. Cuando se declaró a sí mismo emperador, Beethoven se enfureció y
borró violentamente el nombre de Napoleón de la primera página de la partitura. La Heroica se
estrenó finalmente el 7 de abril de 1805.7
Éxito y sufrimiento
Retrato de Beethoven (hacia 1804), en la época de la Sonata Appassionatay de Fidelio.
Decidido a «agarrar el destino por el cuello», compuso en el periodo de 1802 a 1812 una serie
de obras brillantes y enérgicas características de su estilo «heroico».
Muy pronto, Beethoven dejó de necesitar los conciertos y recitales en los salones de la corte
para sobrevivir. Los editores se disputaban sus obras; además, la aristocracia austriaca, quizás
avergonzada por la muerte de Wolfgang Amadeus Mozart en la pobreza, le asignó
una pensión anual. Debido a la pérdida de sus capacidades auditivas, se entregó a una febril
actividad creadora, y, a la par, sufrió penalidades personales producidas por dos desengaños
amorosos. No llegó a casarse nunca, pero se le atribuyen varios romances, sobre todo entre
damas de la nobleza. Antonie von Birkenstock, casada con el banquero alemán Franz
Brentano, fue uno de los grandes amores de su vida.10
Entre 1804 y 1807, estuvo enamorado de la joven y bella condesa Josephine Brunswick, viuda
de Joseph Graf Deym. Su amor era correspondido por parte de la condesa pero este no pudo
concretarse debido a las rígidas restricciones sociales de la época y la estricta separación entre
la nobleza y el vulgo, por lo que la relación cesó. Durante este período, Beethoven había
terminado Leonore, su única ópera. Compuso hasta cuatro oberturas diferentes y finalmente
cambió el nombre de dicha ópera a Fidelio, en contra de sus deseos. El 20 de
noviembre de 1805 fue la fecha de la primera representación, que tuvo poca afluencia de
público, ya que esa misma semana las tropas de Napoleón habían entrado por primera vez en
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Viena. En los años siguientes, Beethoven incrementó su actividad creadora y compuso muchas
obras, entre ellas la Quinta sinfonía, la Sexta sinfonía o Sinfonía Pastoral, la Obertura
Coriolano y la bagatela para piano Para Elisa.7
Sus apariciones en público eran cada vez más infrecuentes. El 22 de
diciembre de 1808 Beethoven dio uno de sus últimos conciertos en vivo, en una larga jornada
que incluyó el estreno de la Fantasía para piano, orquesta y coro Op. 80,
las sinfonías Quinta y Sexta, el Concierto para piano n.º 4Op. 58, el aria Ah perfido! y tres
movimientos de la Misa en do mayor Op. 86. Tuvo como alumno al archiduque Johann Joseph
Rainer Rudolph, hermano del emperador, y eventualmente se convirtió también en su más
grande benefactor. En 1809, Beethoven no estaba conforme con su situación en Viena,
especialmente bajo el aspecto económico. Entonces se planteó la invitación de Jerónimo
El monumento a Beethoven en Bonn, Münsterplatz.
Bonaparte, para dejar Viena y trasladarse a Holanda. Su vieja amiga la condesa Anna Marie
Erdödy, logró convencer a Beethoven para que se mantuviera en Viena con la ayuda de sus
más ricos admiradores, entre los que se encontraban el archiduque Rudolf, el príncipe
Lobkowitz y el príncipe Kinsky, que ofrecieron a Beethoven una pensión anual de 4000 florines,
lo que le permitió vivir sin preocupaciones económicas. La única condición que le pusieron fue
no abandonar la ciudad de Viena, condición aceptada por el compositor. Dicha pensión lo
convirtió en el primer artista y compositor independiente de la historia, ya que anteriormente los
músicos y compositores (Bach, Haydn y Mozart incluidos) eran sirvientes en las casas de la
aristocracia, formando parte de su personal doméstico y componiendo e interpretando según
sus amos les pedían. En cambio, las condiciones del arreglo al que llegó Beethoven con sus
benefactores daban libertad al compositor de componer lo que él quisiera, bajo demanda o no,
y cuando él quisiera.7
El incidente de Teplice
El encuentro en Teplice. Al parecer, cuando Beethoven y
Goethe paseaban por la alameda de este balneario, se
encontraron a la emperatriz con su familia. El compositor
siguió su paseo sin pararse a saludar. Esta imagen es una
recreación posterior de Carl Rohling.
En 1812, Beethoven se trasladó al balneario de
Teplitz (Teplice) y durante su estancia escribió la carta a su
«Amada inmortal», que provocó multitud de especulaciones
sobre su destinataria aunque nunca se ha podido averiguar
con exactitud. En 1977, el musicólogo estadounidense Maynard Solomon afirmó que la carta
iba dirigida a Antonie Brentano, la esposa de un mercader de Fráncfort del Meno y madre de
cuatro hijos. Debido a su sentido ético y su miedo al matrimonio, Beethoven abandonó esta
relación, a pesar de los conflictos emocionales que le causó.11 En julio de ese año, Bettina von
Arnim organizó un encuentro entre el compositor y Johann Wolfgang von Goethe. Más tarde la
condesa publicó su correspondencia con Goethe y en una de sus cartas al conde Hermann von
Pückler-Muskau relató cierto suceso que al parecer habría ocurrido en dicho balneario ese
mismo verano, cuando Beethoven y Goethe se encontraron por primera vez. Ambos paseaban
por la alameda del balneario y de pronto apareció frente a ellos la emperatriz María Luisa de
Austria-Este con su familia y la corte. Goethe, al verlos, se hizo a un lado y se quitó el
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sombrero. En cambio, el compositor se lo caló todavía más y siguió su camino sin reducir el
paso, haciendo que los nobles se hicieran a un lado para saludar. Cuando estuvieron a cierta
distancia se detuvo para esperar a Goethe y decirle lo que pensaba de su comportamiento «de
lacayo».
Según Elisabeth von Arnim, el mismo Beethoven le habría contado esta anécdota. Sin
embargo, su veracidad es muy discutida y hoy existe un cierto acuerdo en considerarla, si no
por completo al menos en buena parte, invento de Elisabeth. En su carta a von Pückler-
Muskau, le pregunta si le gusta la historia, Kannst du sie brauchen? («¿Puedes utilizarla?»).
Von Arnim, sin embargo, decide utilizarla ella misma y en 1839 publicó en la
revista Athenäum una carta, supuestamente de Beethoven, en la que este contaba la anécdota.
El original de esta carta no apareció nunca, solo la copia y algunos detalles (como la fecha)
indican que Beethoven no la escribió nunca, o al menos no tal como fue transcrita.
Independientemente de su autenticidad, el incidente encantó a la sociedad vienesa, que lo
creyó verdadero durante mucho tiempo.12
Problemas económicos
La obra orquestal La victoria de Wellington fue compuesta como homenaje a la victoria sobre
los ejércitos napoleónicos en la batalla de Vitoria por parte del duque de Wellington y alcanzó
gran popularidad.
Beethoven había entablado contacto con el inventor Johann Mäzel, que le construyó varios
instrumentos para ayudarlo con sus dificultades auditivas, como cornetas acústicas o un
sistema para escuchar el piano. Su obra orquestal La victoria de Wellington fue compuesta
en 1813 para ser interpretada con un panarmónico, otro de los inventos de Mäzel. Esta obra
era un homenaje a la victoria sobre los ejércitos napoleónicos en la batalla de Vitoria por parte
del duque de Wellington y alcanzó gran popularidad, además de volver verdaderamente
famoso al compositor, lo que le procuró grandes ingresos. Sin embargo, él mismo la calificó
como «basura» (algo que no dijo de ninguna otra obra suya) y hoy está completamente
olvidada. El invento de Mäzel que más impresionó al compositor fue el metrónomo, y escribió
cartas de recomendación a editores y comenzó a realizar anotaciones en las partituras con los
tiempos del metrónomo para que sus obras se interpretaran al tempo que él había concebido.
En esa época comenzaron los problemas económicos del compositor, ya que uno de sus
mecenas, el príncipe Lobkowitz, sufrió una quiebraeconómica y el príncipe Kinsky falleció al
caerse de su caballo, tras de lo cual sus herederos decidieron no pagar las obligaciones
financieras que el príncipe había contraído con el músico.7
Reproducción en yeso de una máscara Ludwig van Beethoven en vida en
1812 (contrario a la creencia convencional, esto no es una máscara
mortuoria)
En 1814, acabó las Séptima y Octava sinfonías y reformó la ópera Fidelio,
que fue un gran éxito, tanto de afluencia de público como económico, al
igual que el resto de conciertos que realizó en esa época. Ese mismo año
tuvo lugar el Congreso de Viena, que reunió en la ciudad a numerosos
mandatarios que decidían el futuro de Europa después de la derrota de Napoleón. Este fue uno
de los momentos de gloria de Beethoven, ya que fue invitado en muchas ocasiones a participar
7
en los múltiples conciertos que se dieron en las celebraciones y fue recibido con admiración y
reconocimiento.7
Algunas fuentes apuntan a que el último concierto público de Beethoven tuvo lugar el 11 de
abril de ese mismo año (1814)13 y consistió en el estreno del Trío op. 97, junto
al violinista Ignaz Schuppanzigh y el violonchelista Joseph Lincke.14
Tras la muerte de su hermano Kaspar Karl el 15 de noviembre de 1815, tomó la decisión de
acoger a su sobrino Karl, de nueve años de edad, en contra de la voluntad de su cuñada. En
los años comprendidos entre 1815 y 1820, dedicó gran parte de sus energías y su tiempo a la
batalla legal para ganar la custodia de su sobrino Karl. Este esfuerzo le supuso dejar
prácticamente de componer (lo que no le impidió escribir seis ciclos de Lieder y
la sonata Hammerklavier). En el testamento del hermano se le establecía a él como tutor de
Karl, pero en el lecho de muerte, a petición de la cuñada, se estableció una tutoría conjunta.
Ludwig, quien aborrecía a su cuñada, tuvo que llevar su causa ante la justicia. Los tribunales
ordinarios no lo conocían y le costaba hacer valer sus influencias, aunque finalmente ganó el
caso, y desde entonces se dedicó a la formación musical de Karl con falsas esperanzas, ya que
el chico no tenía dotes musicales. Uno de los profesores con los que contó su sobrino fue Carl
Czerny, que posteriormente fue profesor de Franz Liszt y antes había sido alumno del propio
Beethoven. Además, la relación con su hijo adoptivo no era excelente; constantemente tenía
que encontrarle nuevos tutores, ya que tenía conflictos con ellos, y este escapaba con su
madre y peleaba constantemente con el tío. La preocupación por el dinero, que acompañó a
Beethoven desde los días de la infancia en que tuvo que proveer para la familia, lo ocupó en
este periodo como nunca. Los editores no confiaban en él, pues no cumplía sus promesas de
exclusividad y pedía constantemente más dinero por sus obras. Según su biógrafo, Emil
Ludwig, de este periodo no hay ni una sola carta en la que no se traten, al menos
tangencialmente, problemas de dinero.15
Después de 1815, Napoleón fue definitivamente derrotado y el canciller austriaco Klemens von
Metternich instauró un régimen policial para impedir rebrotes revolucionarios. Beethoven fue
una voz crítica del régimen. En esa época, su nombre era muy respetado en el Imperio y
en Europa Occidental, sobre todo en Inglaterra, en parte gracias al éxito de La victoria de
Wellington. Pero el ascenso de Gioachino Rossini y la ópera italiana, que Beethoven
consideraba poco seria, lo colocó en segundo plano.
En 1816, realizó el primer esbozo de la Novena sinfonía y dos años más tarde su antiguo
alumno y benefactor, el archiduque Rudolf, fue nombrado cardenal, motivo por el cual
Beethoven comenzó a componer la Misa en re, aunque no estuvo terminada antes de la
ceremonia de entronización. En 1822, Beethoven tuvo un encuentro con Rossini en Viena,
ciudad en la que este estaba cosechando grandes éxitos. Debido a las dificultades con el
idioma y la sordera de Beethoven, el encuentro fue breve.7
Últimos años en Viena
Beethoven en 1823, año en que terminó su Novena sinfonía. Retrato de Ferdinand Georg
Waldmüller.
Beethoven pasó los últimos años de su vida casi totalmente aislado por la sordera,
relacionándose solamente con algunos de sus amigos a través de los «cuadernos de
conversación», que le sirvieron como medio de comunicación. Su último gran éxito fue
la Novena sinfonía, terminada en 1823. En los tres años finales, se dedicó a componer
8
cuartetos de cuerda y la Missa Solemnis. El 13 de abril de ese año conoció a Franz Liszt, que
entonces tenía once años, durante un concierto del compositor húngaro y lo felicitó por su
interpretación. Años más tarde, Liszt transcribió todas las sinfonías de Beethoven para piano y
fue un destacado intérprete de su obra. El estreno de la Novena sinfonía tuvo lugar el 7 de
mayo de 1824 y fue un rotundo éxito a pesar de las dificultades técnicas que entrañaba la obra.
Este éxito no se tradujo en una ganancia financiera y los problemas económicos continuaron
acuciando al compositor, que aunque tenía el dinero que estaba ahorrando, no lo podía utilizar
ya que estaba destinado como herencia para su sobrino.7
La salud del maestro decayó inexorablemente durante su estancia en la casa de su hermano
en Gneixendorf, a pesar de los cuidados de su familia. Su hermano Nikolaus Johann
recordaba: «Al almuerzo comía únicamente huevos pasados por agua, pero después bebía
más vino, y así a menudo padecía diarrea, de modo que se le agrandó cada vez más el vientre,
y durante mucho tiempo lo llevó vendado». Tenía edemas en los pies y se quejaba
continuamente de sed, dolores de vientre y pérdida de apetito.16 En esa época, comenzó la
composición de la Décima sinfonía.
El 1 de diciembre de 1826, Beethoven y Karl volvieron a Viena. La premura de la decisión
determinó que carecieran de un transporte adecuado y solamente pudieron conseguir un
viejo carromato descubierto. El viaje resulta catastrófico para una persona en el estado en que
se encontraba Beethoven, quien llevaba ropa de verano y se vio obligado a pasar la noche en
una taberna de la aldea, donde la habitación no tenía calefacción ni persianas que lo
protegieran del frío. Hacia la medianoche sufrió un escalofrío febril y comenzó una tos seca
acompañada de sed intensa y fuertes dolores en los costados. Estando así, el maestro bebió
grandes cantidades de agua helada que solo agravaron su condición. Sin embargo, logró
recuperarse de su crisis gracias a la atención del doctor Wawruch y consiguió llegar a la capital.
El 20 de diciembre, se le extrajeron fluidos abdominales. Karl permaneció durante todo el mes
a su lado hasta su incorporación, en enero, a su regimiento. El joven se había reconciliado
totalmente con su tío tras el lamentable episodio del suicidio:17 «Mi querido padre: vivo
satisfecho y solo me pesa verme separado de ti».
Casi en la miseria, a pesar de tener una gran fortuna en acciones financieras, escribió a sus
amigos en Londres para pedir algún dinero. La respuesta llegó de inmediato, junto con
cien libras esterlinas prestadas incondicionalmente. Cuando se difundió en Viena el estado
terminal de Beethoven, todos sus antiguos amigos que aún vivían acudieron a su domicilio de
la Schwarzspanierhaus para expresarle sus deseos de una pronta recuperación, aunque en
realidad su propósito era despedirse del envejecido compositor.18
A pesar de los cuidados de su médico y el cariño de sus amigos, la maltrecha salud del músico,
que había padecido problemas hepáticosdurante toda su vida, empeoró. Esos últimos días le
acompañaron Franz Schubert, quien en realidad no se atrevió a visitar al maestro, pero un
amigo de ambos le mostró al moribundo las partituras de sus lieder, que Beethoven tuvo
oportunidad de admirar y se le atribuye la frase: «es verdad que en este Schubert se encuentra
una chispa divina», recordando el comentario que sobre él hiciera Mozart y haciendo el
cumplido que no hiciera a ningún otro músico.19 El 20 de marzo escribe: «estoy seguro de que
me iré muy pronto». Y el día 23, entre los estertores del moribundo, algunas fuentes indican
que exclamó: «Aplaudid amigos, comedia finita est» («La comedia ha terminado»), un final
típico de la comedia del arte, aunque en 1860 Anselm Hüttenbrenner negó que Beethoven
hubiera pronunciado tales palabras.20 Esa misma tarde, tomó la pluma para designar a su
sobrino Karl legatario de todos sus bienes.
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Fallecimiento
Tumba de Beethoven en el cementerio Zentralfriedhof de Viena
Al día siguiente, 24 de marzo de 1827, Beethoven recibe
la extremaunción y la comunión según el rito católico. Cabe señalar
que las creencias personales de Beethoven fueron muy poco
ortodoxas. Esa misma tarde entra en coma para no volver a despertar
hasta dos días más tarde. Su hermano Nikolaus Johann, su cuñada y
su admirador incondicional Anselm Hüttenbrenner le acompañaron al
final, ya que sus pocos amigos habían salido a buscar una tumba. Sus
últimas palabras fueron dirigidas al vino del Rin que llegó después de
mucho esperar el encargo, que se esperaba surtiera buenos efectos sobre la salud del músico:
«Demasiado tarde, demasiado tarde...».21 Hüttenbrenner relató los últimos momentos del
compositor el 27 de marzo de 1827 de la siguiente forma:
Permaneció tumbado, sin conocimiento, desde las 3 de la tarde hasta las 5 pasadas. De
repente hubo un relámpago, acompañado de un violento trueno, y la habitación del moribundo
quedó iluminada por una luz cegadora. Tras ese repentino fenómeno, Beethoven abrió los ojos,
levantó la mano derecha, con el puño cerrado, y una expresión amenazadora, como si tratara
de decir: «¡Potencias hostiles, os desafío!, ¡Marchaos! ¡Dios está conmigo!» o como si
estuviera dispuesto a gritar, cual un jefe valeroso a sus tropas «¡Valor, soldados! ¡Confianza!
¡La victoria es nuestra!». Cuando dejó caer de nuevo la mano sobre la cama, los ojos estaban
ya cerrados. Yo le sostenía la cabeza con mi mano derecha, mientras mi izquierda reposaba
sobre su pecho. Ya no pude sentir el hálito de su respiración; el corazón había dejado de latir.
Anselm Hüttenbrenner.22
Tres días después de su fallecimiento, el 29 de marzo, tuvo lugar el funeral. Se celebró en la
iglesia de la Santa Trinidad, distante un par de manzanas del domicilio de Beethoven, y en él
se interpretó el Réquiem en re menor de Wolfgang Amadeus Mozart. Al mismo asistieron más
de 20 000 personas, entre las que se encontraba Schubert, gran admirador suyo. El
actor Heinrich Anschütz leyó la oración fúnebre, que fue escrita por el poeta Franz Grillparzer, a
las puertas del cementerio de Währing, ahora Schubert Park.7
En su escritorio de trabajo, se encontró el Testamento de Heiligenstadt, redactado en 1802, en
donde explica a sus hermanos el porqué de su profunda amargura. También se encontró la
mencionada desgarradora carta de amor dirigida a su «Amada inmortal», a la que llama «mi
ángel, mi todo, mi mismo yo».7
Estudios sobre las causas de su muerte
Algunos análisis de un mechón del cabello de Beethoven y de un fragmento de
su cráneo dieron como resultado la existencia de altas concentraciones de plomo.
A lo largo de su vida, Beethoven visitó gran cantidad de médicos para curar sus diversas
dolencias físicas, como mala digestión, dolor abdominal crónico, cirrosis
hepática, nefropatía, pancreatitis crónica, irritabilidad, depresión, así como otros síndromes sin
etiología demostrada, tales como alteraciones gastrointestinales, bronquiales, articulares y
oculares.23 En una carta a un amigo, expresó su deseo de que, después de su muerte, sus
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restos fueran usados para determinar la causa de su enfermedad y evitar que otros padecieran
su mismo sufrimiento.24 Desde su fallecimiento, a los cincuenta y seis años de edad, en 1827,
han existido muchas especulaciones y estudios sobre las causas de sus múltiples dolencias y
su muerte, pero no han conseguido determinar una patología sistémica para explicar al menos
gran parte de sus síndromes.2423
Estudios realizados en el Centro de Tratamiento Pfeiffer en Warrenville (Illinois) en 2005 han
revelado algunos datos sobre las causas de su muerte. Los análisis de un mechón de su
cabello y de un fragmento de su cráneo dieron como resultado la existencia de altas
concentraciones de plomo, lo que indica que el compositor podría haber padecido saturnismo.
Aparentemente, Beethoven ingería agua contaminada con plomo, que se obtenía de un arroyo
campestre creyendo que tenía propiedades curativas. Las últimas investigaciones señalan que
fue por el plomo de los vasos que usaba para beber. A raíz de dichos estudios, se pudo saber
que el compositor padecía problemas estomacales desde los veinte años y que, en ocasiones,
sufría crisis depresivas.25 Los problemas estomacales y el cambio de personalidad que sufrió a
los veinte años concuerdan con el diagnóstico de envenenamiento por plomo.24 En estos
estudios, también se destaca la ausencia de niveles perceptibles de cadmio o mercurio en el
mechón y el hueso, elementos a los que previamente se había identificado como causantes de
la enfermedad de Beethoven. La presencia de plomo en el cráneo confirmó que la exposición
del músico a dicho elemento no fue un hecho puntual en su vida, sino que tuvo que estar
sometido a él durante muchos años. Aunque existen algunos extraños casos de sordera
provocados por envenenamiento por plomo, no hay ninguna evidencia sólida que sustente que
fuese esta la causa de la que padeció Beethoven.24
Otro estudio afirma que Beethoven falleció a causa de una insuficiencia hepática que
desencadenó un coma hepático. Además, puede que con probabilidad padeciera
una septicemia final, con el antecedente de una ascitis fistulizada e infectada. No se puede
afirmar con certeza si una insuficiencia renal y una diabetes descompensada fueron motivo de
su fallecimiento. En la medicina moderna, la causa de su muerte sería catalogada como un fallo
multisistémico, originado por su insuficiencia hepática.23
Personalidad
La vida personal de Beethoven fue problemática debido a su creciente sordera, que le llevó a
plantearse el suicidio, según afirmó en los documentos encontrados en el Testamento de
Heiligenstadt. A menudo, Beethoven era irascible y puede que sufriera trastorno bipolar.26 Sin
embargo, tuvo un círculo íntimo de amigos fieles durante toda su vida, quizás atraídos por la
fortaleza de su reputada personalidad. Hacia el final de su vida, los amigos de Beethoven
compitieron en sus esfuerzos para ayudar al compositor a paliar sus incapacidades físicas.27
Hay numerosas evidencias del desdén que sentía Beethoven hacia la autoridad y el sistema
de clases sociales. Detenía su interpretación al piano si su audiencia comenzaba a hablar entre
sí o si dejaban de prestarle total atención. En los eventos sociales, se negaba a interpretar si le
invitaban a hacerlo sin previo aviso. Finalmente, y después de muchas confrontaciones, el
archiduque Rudolf decretó unas normas básicas de etiqueta en la corte que no afectaban a
Beethoven.27
Producción musical
Véanse también: Mozart y Beethoven y Beethoven y do menor.
11
Beethoven es reconocido como uno de los más grandes compositores de la historia.
Ocasionalmente, es mencionado como parte de «Las tres bes» (junto con Bach y Brahms),
quienes personalizan esta tradición. También es la figura central de la transición entre
el clasicismo musical del siglo XVIII y el romanticismo del siglo XIX, por la profunda influencia
que ejerció sobre las siguientes generaciones de músicos.27
Visión general
Beethoven compuso obras en una amplia variedad de géneros y para una amplia gama de
combinaciones de instrumentos musicales. Sus obras para orquesta sinfónica incluyen nueve
sinfonías (la Novena sinfonía incluye un coro) y alrededor de una docena de piezas de música
«ocasional». Compuso nueve conciertos para uno o más instrumentos solistas y orquesta, así
como cuatro obras cortas que incluyen a solistas acompañados de orquesta. Fidelio es la única
ópera que escribió y entre sus obras vocales con acompañamiento orquestal se incluyen
dos misas y una serie de obras cortas.11
Compuso un amplio repertorio de obras para piano, entre ellas treinta y dos sonatas para
piano y numerosas obras cortas, incluidos los arreglos (para piano solo o dúo de piano), de
algunas de sus otras obras. Las obras en las que usa el piano como instrumento de
acompañamiento incluyen diez sonatas para violín, cinco sonatas para violonchelo y una
sonata para corno francés, así como numerosos lieder.11
La cantidad de música de cámara que produjo Beethoven fue notable. Además de los
dieciséis cuartetos de cuerda, escribió cinco obras para quinteto de cuerda, siete para trío con
piano, cinco para trío de cuerda y más de una docena de obras para gran variedad de
combinaciones de instrumentos de viento.11
Los tres periodos
Según el escritor ruso Wilhelm von Lenz, la carrera como compositor de Beethoven se divide
en tres periodos: temprano, medio y tardío.27 El periodo temprano abarca hasta alrededor
de 1802, el periodo medio se extiende desde 1803 hasta cerca de 1814 y el periodo tardío va
desde 1815 hasta el fallecimiento del compositor. Esta división de Lenz, realizada
en Beethoven et ses trois styles(1852), ha sido utilizada ampliamente por otros musicólogos,
con ligeros cambios, desde entonces.2829
En su período temprano, el trabajo de Beethoven estuvo fuertemente influido por sus
predecesores, Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart, pero también exploró nuevas
direcciones y gradualmente amplió el alcance y la ambición de su obra. Algunas obras
importantes de este periodo son la Primera y Segunda sinfonías, un conjunto de seis cuartetos
de cuerda (Opus 18), los primeros dos conciertos para piano (los n.º 1 y n.º 2) y la primera
docena de sonatas para piano, incluyendo la famosa Sonata Patética, Op. 13.30
El periodo medio, también llamado heroico, comienza después de la crisis personal provocada
por la creciente sordera del músico. Es destacada por las obras de gran escala que denotan el
heroísmo y la lucha. Las composiciones de este periodo incluyen seis sinfonías
(las n.º 3, 4, 5, 6, 7 y 8), los últimos tres conciertos para piano, el Triple concierto y el Concierto
para violín, cinco cuartetos de cuerda (n.º 7 al 11), varias sonatas para piano (incluyendo las
sonatas Claro de luna, Waldstein y Appassionata), la Sonata Kreutzer para violín, y su
única ópera, Fidelio.3132
12
El periodo tardío comienza alrededor de 1815. Las obras de dicho periodo se caracterizan por
su profunda carga intelectual, sus innovaciones formales y su intensidad, expresión sumamente
personal. El Cuarteto de cuerda n.º 14, Op. 131 tiene siete movimientos enlazados y la Novena
sinfonía incorpora la fuerza coral a una orquesta en el último movimiento.27 Otras
composiciones de este periodo son la Missa Solemnis, los cinco últimos cuartetos de cuerda
(incluyendo la Grosse fugue) y las cinco últimas sonatas para piano.31
Obras
Véase también: Anexo:Catálogo de obras de Beethoven
En su prolífica trayectoria musical, Beethoven dejó para la posteridad un importante legado:
nueve sinfonías, una ópera, dos misas, tres cantatas, treinta y dos sonatas para piano,
cinco conciertos para piano, un concierto para violín, un triple concierto para
violín, violonchelo, piano y orquesta, dieciséis cuartetos de cuerda, una gran fuga para cuarteto
de cuerda, diez sonatas para violín y piano, cinco sonatas para violonchelo y piano e
innumerables oberturas, obras de cámara, series de variaciones, arreglos de canciones
popularesy bagatelas para piano.
Sinfonías
Beethoven compuso nueve sinfonías a lo largo de su trayectoria musical. Entre ellas se
destacan la Tercera sinfonía, también llamada en castellano Heroica,a en mi♭ mayor, la Quinta
sinfonía, en do menor y la Novena sinfonía, en re menor (cuyo cuarto movimiento está basado
en la Oda a la Alegría, escrita por Friedrich von Schiller en 1785).
Compuso su Primer sinfonía entre 1799 y 1800, cuando tenía 30 años de edad, y continuó
componiendo sinfonías hasta su muerte.
Existe controversia sobre la existencia de una Décima sinfonía, en la que estaría trabajando
Beethoven cuando falleció. Las diez oberturas de Beethoven son piezas cortas que,
posteriormente, serían ampliadas y trabajadas para su incorporación en obras mayores. En el
fondo, es música compuesta para musicalizar ballets (Las criaturas de Prometeo) y obras de
teatro: Coriolano de William Shakespeare, Egmont de Johann Wolfgang von Goethe, etc. Se
trata de composiciones cerradas y uniformes que expresan emociones e ideas llenas de
heroísmo. El tema de la libertad está muy presente en este apartado de la producción del
músico de Bonn. Por ejemplo, la Obertura Coriolano (Op. 62) ilustra musicalmente el drama
homónimo de Shakespeare basado en el héroe que tiene que escoger entre la libertad de
conciencia y su lealtad a las leyes romanas, Leonora n.º 3 (Op. 72a), por su parte, es una
obertura destacada de las cuatro escritas para la ópera Fidelio. De idéntica valía son Las
criaturas de Prometeo (Op. 43) y Egmont (Op. 84), siendo esta última un buen ejemplo de la
típica composición beethoveniana.
Conciertos
Cada concierto para piano de Beethoven es distinto y desarrolla una escritura pianística de
gran virtuosismo (él mismo fue un gran virtuoso en su juventud). Quizá el más famoso sea
el Concierto para piano n.º 5 «Emperador», de 1809, en donde el virtuosismo y el sinfonismo se
combinan a la perfección. Es una composición épica que tiene un originalísimo arranque y
soberbias cadencias. El origen del sobrenombre de este concierto no se lo puso el propio
compositor sino que se lo asignaron los primeros asistentes como público, dada la grandeza y
majestuosidad de la obra.33
13
El primer y segundo conciertos para piano destacan por su concepción alegre, mientras que
el Concierto para piano n.º 3, de 1801, de tono serio, es de una amplitud y calidad
incomparables. Por su parte, el Concierto para piano n.º 4, Op. 58, de 1808, apuesta por la
profundidad lírica y ha sido considerado, por la Allgemeine musikalische Zeitung de mayo de
1809, como el «mejor concierto para instrumento solo jamás compuesto».34 En cuanto a los
conciertos en los que participan otros instrumentos, hay que señalar el Concierto para violín y
el Triple concierto para violín, violonchelo, piano y orquesta, en donde Beethoven sustituye el
sinfonismo por un entretenimiento muy del gusto de la época, dando ocasión a resonancias
algo exóticas: Rondó alla polacca es su rítmico tercer movimiento.
Beethoven también compuso una Fantasía para piano, orquesta y coro, Op. 80, que es una
triple fantasía: comienza el piano solo, se le une la orquesta y, cerca del final, hace su entrada
el coro —un esquema similar al de la Novena sinfonía—.
El único Concierto para violín, Op. 61 (que cuenta además con una transcripción para piano,
obra del mismo Beethoven, Op. 61b) fue en su tiempo una obra controvertida que atrajo poca
atención en su estreno, con el violinista Franz Clement en la parte solista. Fue solo en 1850, de
la mano del violinista Joseph Joachim, amigo de Johannes Brahms, cuando el concierto
alcanzó notoriedad. La explicación de esta demora en imponerse es lo complejo de su
interpretación, que hizo que pocos violinistas se atreviesen a tocarlo por años, argumentando
que la participación del violín a la par con la orquesta les restaba protagonismo, lo que se unía
a la fuerte exigencia de Beethoven. Dentro de esta categoría de obras para violín y orquesta
deben incluirse además dos breves Romanzas para violín y orquesta.
Sonatas para piano
Sus treinta y dos sonatas manifiestan la personalidad revolucionaria y de transición de
Beethoven, y el compositor se sitúa como el más destacado de la forma sonata del periodo
comprendido entre clasicismo y romanticismo. Fiel a la forma sonata, el compositor alemán se
permite más de una innovación: sonata de dos (Op. 111), cuatro (Op. 109) o
cinco movimientos, temas con variaciones, fugas, scherzi, etc.
Estas sonatas presentan nuevas sonoridades, audaces experimentos, y queda encerrado el
mundo interior del compositor y también el recién llegado lenguaje expresivo de la revolución
romántica. En la temprana Patética, en la tempestuosa Appassionata, en la brusca y
laberíntica Hammerklavier, en las últimas sonatas Op. 110 y 111, el compositor llega a las
fronteras de la exposición pianística, que serán alcanzadas en el Op. 120. Beethoven fue uno
de los compositores que más exigió a los constructores de piano a mejorar la sonoridad y
resistencia de los pianofortes decimonónicos.
El inadecuado entrenamiento que tuvo Beethoven en sus primeros años de estudios musicales
se refleja en las tres sonatas para piano escritas en 1783. El piano súbito, los repentinos
arranques, las figuras de arpegios (ejecutadas a altas velocidades en varias octavas de forma
ascendente o descendente) conocidas como los «cohetes de Mannheim», son característicos
de la personalidad musical y sentimental de Beethoven. Él es el primero en usar el acorde de
novena sin preparar y que se puede observar en el primer movimiento de su Sonata para piano
n.º 14 «Claro de luna», dedicada a otro de los grandes amores de su vida, la condesa Giulietta
Guicciardi.
Las sonatas para piano de Beethoven transportaron la música a un nuevo orden. Después
de 1800, Beethoven empezó a desarrollar el género con proyecciones románticas. La Sonata
n.º 11 Op. 22, en si ♭ mayor, es la última sonata del primer período de composición, la cual
14
Beethoven declaró como su sonata preferida. La Op. 26 en la ♭, la primera que compuso
desde el comienzo del nuevo siglo, se abre con un tema lento con variaciones, sigue con
un scherzo temerario y vertiginoso, una marcha fúnebre «a la muerte de un héroe» y concluye
en un agitado final. A esta le siguieron las dos sonatas Quasi una fantasía Op. 27 (a la segunda
se la suele llamar Claro de Luna) que formalmente son poco convencionales. Los siguientes
hitos de su composición pianística coincidieron con la gran crisis que le produjo el
agravamiento de su sordera. La brillante Waldstein (el apellido del conde a quien va dedicada,
más conocida por Aurora en los países hispanoparlantes) y la arrolladora Appasionata fueron
de concepción tan revolucionaria, que hasta el propio Beethoven se abstuvo de escribir para
piano solo durante algunos años. Pero la cima de su pianismo son las cuatro últimas de las
treinta y dos sonatas, desde la Op. 106, Hammerklavier —que es frecuentemente referida
como «sinfónica», por sus cuatro movimientos—, hasta la Op. 111 en do menor, la tonalidad de
la que se valía para su música Sturm und Drang, como por ejemplo, su Quinta sinfonía. Las
sonatas exigían un virtuosismo pianístico sin precedentes hasta entonces y eran prácticamente
intocables en la época. Franz Liszt fue quien demostró que eran «interpretables».
Sonatas para piano y violín
Destacan también las diez sonatas para violín y piano, en especial la Sonata para violín n.º 9
«Kreutzer», Op. 47, conocida por las exigencias que presenta para la parte del violín. Está
dedicada a Rodolphe Kreutzer, conocido violinista de la época. Así mismo, la Sonata para violín
n.º 5, conocida como Frühling (Primavera) y la Sonata para violín n.º 10 gozan de gran
popularidad.
Ópera y música vocal
Beethoven se centró sobre todo en la música orquestal, compaginándola con la música de
cámara y para piano. También desarrolló obras vocales, aunque con suerte muy diversa. Por
ejemplo, su única ópera escrita, Fidelio, revisada desde 1805 hasta 1814, fue un fracaso el día
de su estreno. El músico tuvo que esperar hasta el 23 de mayo de 1814 para ser aclamado de
forma entusiasta por un público enfervorizado. La nueva versión representaba para el público
más que la recreación de los principios de la Ilustración, como fue su primer objetivo en 1805,
la celebración de las victorias sobre Napoleón y como una alegoría de la liberación de Europa.
Fue entonces cuando, ruborizado ante tales muestras de apoyo y cariño del público, escribió en
su libro de conversaciones: «Es evidente que uno compone más bellamente cuando lo hace
para el gran público». Se trataba, sin duda, del mismo compositor que había gritado al editor,
tras el desastre de su primer Fidelio: «No compongo para la galería, que se vayan todos al
infierno», nueve años antes.35
Lo cierto es que Beethoven no mostraría particular interés en escribir óperas. Un proyecto
largamente conversado con Goethe para transformar en ópera el Fausto no llegaría jamás a
concretarse por razones desconocidas hasta hoy. Sin embargo, algunos autores, basados
principalmente en anotaciones del propio Beethoven, han descrito algunas de sus sinfonías
como «óperas encubiertas». Tal carácter ha sido asignado tanto a la Sexta sinfonía como a
la Tercera.
La Missa Solemnis, escrita entre 1819 y 1823, su segunda obra para la Iglesia católica, es un
canto de fe a Dios y a la naturaleza del hombre. Es una de sus obras más famosas, compuesta
por encargo de su alumno, el archiduque Rudolf, nombrado en esa época arzobispo
de Olomouc. La Missa solemnis provocó no pocos problemas a Beethoven. La obra fue
estrenada parcialmente junto con la Novena sinfonía.36
15
Otras obras corales de Beethoven son la Fantasía coral para piano, coro y orquesta (Op. 80), la
Misa en do mayor, Latina (Op. 86), así como numerosos lieder, arias, coros y cánones, un ciclo
de melodías, la cantata «En la Muerte del Emperador José II» (Op. 196) y el oratorio Cristo en
el monte de los Olivos, de 1803, así como el célebre presto de la Novena sinfonía.
Cuartetos de cuerda
Portada de la primera edición de Artaria del Cuarteto de cuerda
n.º 13(Op. 130)
Hay algunos críticos musicales que opinan que el género de los cuartetos
de cuerda desarrollado por Beethoven es más representativo que el de
las sonatas para piano y el de las sinfonías. De hecho, Beethoven murió
componiendo cuartetos.37
En los cuartetos se puede comprobar el desarrollo de Beethoven a través de sus «tres estilos»:
los primeros cuartetos, fieles a Haydn; el segundo período dominado por los
llamados Cuartetos rusos, compuestos por encargo del aristócrata Razumovski; pero los más
significativos son los seis finales, compuestos entre 1824 y 1827, es decir, correspondientes a
la última etapa, algunas veces llamada «esotérica». La importancia del género en Beethoven
rebasa los límites del Romanticismo, al grado de que sus últimas obras son una anticipación
estilística y técnica que influiría en Dmitri Shostakóvich, Béla Bartók y en la Segunda Escuela
de Viena de inicios del siglo XX. Los cuartetos muestran al Beethoven más profundo y original.
El Op. 18 constituye el primer esfuerzo importante de Beethoven en este complejo género
musical y engloba seis obras dedicadas a su maestro, Joseph Haydn: aunque se encuentran
todavía evidencias de las obras anteriores de Mozart y Haydn, ya hay un deseo de mostrar la
originalidad que se verá plasmada en sus trabajos posteriores, como el movimiento final
del Cuarteto de cuerda n.º 6 en si♭ mayor, «La malinconia», el cual es una introducción lenta
que casi rebasa los límites tonales para luego dar paso al rondó concluyente.
En el periodo medio ya se aprecia a un Beethoven maduro, plenamente consciente de su
poderío como creador y artista, pero sumido en la lucha contra la sordera. La primera parte de
este periodo medio se constituye con el poderoso opus 59 Razumovski, constituido por tres
cuartetos. Varios críticos musicales han tratado de ver un ciclo en este grupo de piezas
dedicadas al conde Razumovski, el cual le proporcionó a Beethoven acceso a diversas
melodías rusas como motivo de inspiración, aunque esto no condujo a una influencia definitiva.
Hay varios motivos para creer que el punto de vista cíclico es cercano a la realidad, tomando
en cuenta que el primer movimiento del primer cuarteto es una especie de síntesis de la forma
sonata y que justamente el último del tercero es una compleja fuga, la cual tiene bastantes
elementos de herencia con respecto al movimiento final de la Sinfonía «Júpiter» de Mozart,
aunque el desarrollo estilístico del cuarteto es, como es natural, mucho mayor que el de dicha
sinfonía.
Los últimos cuartetos y la Grosse fugue trascienden el Romanticismo y son considerados como
el verdadero legado musical de Beethoven por su complejidad melódica, armónica y de
ejecución. En la época de su estreno no fueron bien recibidos, pero cuando le comentaron al
compositor que la Grosse fugue había causado el rechazo general, este respondió «No
importa, no la compuse para ellos, sino para el futuro». Sin embargo, Beethoven consintió
quitarla del Cuarteto de cuerda n.º 13 (Op. 130), del que inicialmente formaba parte (ahora la
pieza lleva por número de opus el 133) y compuso un nuevo final para este cuarteto.
16
Beethoven en la cultura popular
La presencia de Beethoven como símbolo, y no solo como músico, es un fenómeno heredado
del romanticismo. Tradicionalmente se ha difundido la visión del cuadro de Joseph Karl Stieler,
cuyo enorme impacto se dejó traslucir tras el éxito de las serigrafías de Andy Warhol en 1987.
Se han dejado de lado otras versiones, sea por que tuvieran una calidad artística considerada
inferior, o que mostraran una imagen considerada en algún aspecto «poco verídica» respecto a
la imagen que ya se encuentra establecida en el imaginario popular acerca del músico.38
Filatelia y numismática
Existen numerosos sellos postales y otros documentos filatélicos y numismáticos de países de
todo el mundo en honor a Ludwig van Beethoven. Alemania es el país más prolífico de todos,
aunque existen sellos emitidos en Francia, Mónaco, Austria, países de África y Sudamérica,
entre otros. En total hay alrededor de doscientos sellos dedicados al compositor alemán.39
Beethoven también ha aparecido en diversas monedas y medallas, acuñadas en muchos casos
con motivo de los aniversarios de su nacimiento, de su fallecimiento o para conmemorar algún
hecho destacado en su ciudad natal, Bonn. Estas monedas o medallas han sido acuñadas en
países de toda Europa, Estados Unidos o Asia.40
Cine, teatro y televisión
El compositor ha sido mostrado biográficamente en numerosas ocasiones en el cine, en
el teatro y en la televisión. Estas son algunas de ellas:
Comienzan sus representaciones en 1909 con una película muda del escritor y
director francés Victorin-Hippolyte Jasset que se titulaba Beethoven y que estaba
protagonizada por Harry Baur.41
La siguiente película sobre el compositor, Das Leben des Beethoven (La vida de
Beethoven), fue alemana y se rodó en 1927, dirigida por Hans Outto Löwenstein.42
El escritor y director francés Abel Gance realizó en 1936 otra película del compositor, Un
grand amour de Beethoven (Un gran amor de Beethoven), en la que fue Harry Baur otra
vez quien representó el papel del compositor.43
Walt Disney ilustró la Sexta sinfonía en uno de los números de su película Fantasía.44
Beethoven en 1977-1978 una serie de anime japonesa llamada «Manga Ijin Monogatari»45 ,
realizó un cortometraje breve sobre la vida de Beethoven.46
En 1985 apareció Le Neveu de Beethoven (El sobrino de Beethoven).47
En 1992, una película para la televisión, Beethoven Lives Upstairs (Beethoven vive en el
piso de arriba) fue la ganadora del premio Emmy.48
En 1994, el director Bernard Rose creó Immortal Beloved (Amada inmortal) con Gary
Oldman en el papel del compositor.49
En 2006, la directora Agnieszka Holland produjo Copying Beethoven (Copiando a
Beethoven) con Ed Harris como protagonista.50
En el mismo año, la Universidad Panrusa Guerásimov de Cinematografía produjo
el cortometraje de dibujos animados Fantasía sobre un hombre muerto por la música de
Beethoven (Фантаэия о мертвом человеке на музыку Бетховена), dirigido por Mariya
Litvínova (Мария Литвинова).51
Además, su música ha sido usada en más de doscientas cincuenta películas y programas de
televisión.52
17
Véase también
Portal:Música clásica. Contenido relacionado con Música clásica.
Primera Escuela de Viena
Anexo:Catálogo de obras de Beethoven
Anexo:Retratos de Beethoven
Beethoven y do menor
Mozart y Beethoven
Guerra de los románticos
Anexo:Compositores de música clásica
Notas
1. ↑ Beethoven dio a su Tercera sinfonía el sobrenombre de Eroica en italiano, que
en español sería Heroica.
Referencias
1. ↑ Pronunciado [ˈluːtvɪç fan ˈbeːthoːfn]. En realidad, el nombre que consta en su acta de
bautismo es Ludovicus van Beethoven. En las regiones germánicas de
mayoría católica, era frecuente bautizar a los neonatos con nombres en latín, en parte
porque toda la liturgia católica se desenvolvía en dicha lengua, además de que el latín
era el idioma oficial del Sacro Imperio Romano Germánico; sin embargo, nunca utilizó
la versión latina de su nombre.
2. ↑ Beethoven fue bautizado el 17 de diciembre, normalmente se atribuye su fecha de
nacimiento un día antes, el 16, pero este dato no es seguro con certeza.
3. ↑ Nombre ocasionalmente referido como Louis o Lodewijk, en idioma holandés.
4. ↑ Equivalente en holandés de la preposición española de.
5. ↑ Saltar a:a b lvbeethoven.com (ed.). «Genealogía de Beethoven». Consultado el 24 de
marzo de 2009.
6. ↑ «Karl van Beethoven's family tree» (en inglés). Consultado el 23 de abril de 2011.
7. ↑ Saltar a:a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r lvbeethoven.com (ed.). «Biografía de Beethoven».
Consultado el 24 de marzo de 2009.
8. ↑ Basile, Marianna (1981). «La infancia y la educación musical». En Vinicio de
Lorentiis. Beethoven (René Palacios More, trad.) [Beethoven]. Protagonistas de la
civilización (Especial para Círculo de Lectores edición). Verona, Italia: Edizione Futuro.
p. 10. ISBN 84-226-1491-X. Consultado el 16 de febrero de 2019. «Gracias a
testimonios posteriores de sus compañeros de clase, podemos delinear el aspecto
físico del pequeño Beethoven durante sus últimos años escolares: un niño que revelaba
ya una estatura más bien baja, con cuello corto, cabeza grande y nariz redonda. El
cabello muy oscuro, así como el color de su tez, le valieron entre los compañeros el
apodo de «el Español».»
9. ↑ Buchet, 1991, p. 33.
10. ↑ Según se afirma en Solomon, Maynard (1972). New Light on Beethoven's Letter to an
Unknown Woman. Vol. 58, n.º 4 (Oct.). The Musical Quarterly. pp. 572-587. Antonie von
Birkenstock fue la destinataria de la carta a la Amada inmortal. Dicha teoría fue refutada
18
posteriormente por varios autores, entre los que se encuentran Goldschmidt,
Tellenbach, Beahrs, Steblin, Altman y Walden.
11. ↑ Saltar a:a b c d «Ludwig van Beethoven». epdlp.com. Consultado el 25 de marzo de
2009.
12. ↑ Beethoven, Ludwig van; Kalischer, Alfred Christlieb (1926). Arthur Eaglefield Hull,
ed. Beethoven's letters. Courier Dover Publications. p. 136. ISBN 978-0-486-22769-6.
13. ↑ Rattalino, Piero (1997). Historia del Piano. Cooper City (Florida): SpanPress
Universitaria. ISBN 1-58045-903-X.
14. ↑ mundoclasico.com (ed.). «Un par de tríos». Consultado el 25 de marzo de 2009.
15. ↑ Ludwig y Ayala, 1994
16. ↑ Thayer et al., 1991, p. 1013.
17. ↑ El sobrino de Beethoven, Karl, intentó suicidarse en el verano de 1826, según sus
propias palabras, «Porque mi tío no me dejaba vivir». Véase Buchet, 1991, pp. 319 y
sig.
18. ↑ Thayer et al., 1991, pp. 1035-1050.
19. ↑ Elisa Rapado. «Schubert y Beethoven». filomusica.com. Consultado el 26 de marzo
de 2009.
20. ↑ Thayer et al., 1991, p. 306
21. ↑ Thayer et al., 1991, pp. 1049-1050.
22. ↑ Buchet, 1991, p. 351.
23. ↑ Saltar a:a b c Llanos López, Osvaldo. «Las enfermedades de Ludwig van
Beethoven». Revista de Estudios Médicos Humanísticos. Consultado el 15 de abril de
2011.
24. ↑ Saltar a:a b c d «Enfermedad de Beethoven». solociencia.com. Consultado el 26 de
marzo de 2009.
25. ↑ «El veneno que mató a Ludwig van Beethoven». El Mundo. 13 de diciembre de 2005.
Consultado el 26 de marzo de 2009.
26. ↑ «Beethoven bipolar?» (en inglés). 26 de julio de 2007. Consultado el 26 de marzo de
2009.
27. ↑ Saltar a:a b c d e «Ludwig van Beethoven» (en inglés). Grove Online. Consultado el 26
de marzo de 2009. Requiere subscripción.
28. ↑ Meyers Konversations-Lexikon 4 ed. 10 vols. Leipzig: Bibliographisches Institut. 1885-
1892. p. 688.
29. ↑ Lenz, Wilhelm von (1852). : analyses des sonates de piano suivies de l'essai d'un
catalogue critique, chronologique et anecdotique de l'oeuvre de Beethoven 2. San
Petersburgo. p. 276.
30. ↑ Stanley, 2000, pp. 105-106.
31. ↑ Saltar a:a b Stanley, 2000, p. 106
32. ↑ Buchet, 1991, pp. 95 y sig..
33. ↑ Matthews, Denis. «BEETHOVEN - Piano Concerto 5, in NM/NM» (en inglés).
Consultado el 28 de mayo de 2011.
34. ↑ «Nelson Freire joins Mario Venzago and the Baltimore Symphony
OrchestraBeethoven's Piano Concerto No 4» (en inglés). Consultado el 28 de mayo de
2011.
35. ↑ Brener, Milton E. (2003). Franz Steiner Verlag, ed. Opera Offstage. p. 30. ISBN 978-1-
86105-536-1.
19
36. ↑ Clive, 2001, p. 145.
37. ↑ «Beethoven's String Quartets» (en inglés). Consultado el 28 de mayo de 2011.
38. ↑ Saglietti, Benedetta (2012). «Repensar la iconografía de Beethoven]». Síneris.
Revista de musicología. nº 6 (noviembre-diciembre).
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