Centro Francisclariano de Espiritualidad OFMCAP
«Quiero, pues, que los
hombres oren en todo lugar,
levantando sus manos
puras, sin ira ni
discusiones» (1 Tim 2,8).
Buscad al Señor con Alegría Pedr
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Señ
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legr
ía
Todo cuanto se
lee o se oye
respecto al
Señor sólo puede
comprenderse y
servir de
provecho en la
medida en que se
convierte en
diálogo con el
Señor.
ORAR
El problema de la oración no debe tratarse como algo abstracto. Es una cuestión de amor y el único modo de sintonizar con la palabra de Dios
es meditarla en lo íntimo del corazón. .
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La comprensión de las cosas del espíritu se hace posible en la medida en que se espiritualiza el sujeto.
La disponibilidad para ese amor puede muy bien aprenderse en la escuela de María.
Nadie más generoso, sencillo y disponible que ella para dar un auténtico sí al Señor.
ORAR
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Amar es la disponibilidad permanente para decir SÍ a las sucesivas invitaciones.
El sueño del Señor al llamarnos a la vida espiritual fue que nos transformásemos en una señal visible de su amor a los hombres.
ORAR
Pensar cosas edificantes de
Dios, de la Virgen...; no es
tener sólo sentimientos
piadosos y palabras
bonitas; no es sólo
reflexionar las verdades
sagradas.
Rezar no es
Vivir la realidad de la gracia; es estar consciente de la constante presencia del
Señor en nuestra vida y abrirnos por completo a ella. Orar es creer en este
misterio insondable.
Rezar es sobre todo
vivir la Presencia como don precioso recibido
gratuitamente.
Con humildad y con modestia. Sin
pretensiones. Sentir que pertenecemos a
alguien que nos ama.
Orar es sobre todo
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La oración no se hace sólo con la cabeza, se hace sobre todo con el "corazón".
Como el amor, la oración es más sentimiento que pensamiento.
Pensamos generalmente en cosas del pasado o del futuro.
La emoción y el sentimiento están más relacionados con el presente.
El pasado es para recordar. El tiempo futuro, para planear.
La Oración
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La oración es vivencia.
"Para tener éxito en la
vida de oración es
decisivo desarrollar la
capacidad de entrar en
contacto con el presente
y permanecer en él"
La Oración
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Pensar es una actividad fatigosa, trabajo mental.
El pensamiento, el raciocinio, el cálculo, etc., son actividades que sólo
indirectamente influyen en el modo de ser humano y
generalmente, no lo cambian.
Orar no consiste en esforzarse por ir al
encuentro del Señor.
Orar es vivencia de apertura, de acogida y de espera...
El Señor está siempre ahí, junto a nosotros. Pide y suplica que le prestemos atención, que le escuchemos, que no le demos la espalda,
que lo acojamos....
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La oración vocal bien hecha nos
puede revelar la realidad viva de
Jesucristo.
Realidad profunda, misteriosa y
sublime que jamás llegamos a
entender.
La palabra humana nos revela
algo del misterio de las cosas.
La palabra de Dios nos revela la
inconmensurable grandeza de
aquel que la pronunció.
Consecuencias del Pseudoego
Orar es esencialmente consentir en la gracia, responder a la invitación del Señor: "Aquí estoy, Señor, a tu disposición; haz de mí lo
que quieras”
Nadie llega a orar únicamente por el esfuerzo personal, todo lo que hacemos
por nosotros mismos para orar no pasa de ser una señal de buena voluntad, que
siempre es muy bien acogida por Dios
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El esfuerzo personal para orar consiste esencialmente en una
actitud voluntaria de silenciosa atención y escucha; creando un
clima de amorosa presencia junto al Señor, donde muchas
veces el Señor no nos pide más que permanezcamos
amorosamente en su presencia. Esto es ya contemplación.
Orar - Contemplar
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Tan sólo la experiencia de un verdadero amor a Dios puede enseñar al hombre a descubrir
el rostro del Señor en el corazón de los hermanos,
como Francisco de Asís, que descubrió su rostro en sus
hermanos leprosos. La verdadera caridad fraterna
nace del amor al Señor.
La oración me lleva al hermano
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Las dificultades de relación interpersonal encuentran su explicación más profunda en la relación defectuosa del hombre con Dios.
El hombre de oración establece una excelente relación de diálogo con el Señor y
En la vida práctica su buena relación con Él, se transfiere espontáneamente a su relación interpersonal con los hombres.
Oración y Relaciones Humanas
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Así es innegable que el remedio de
tantos conflictos humanos es la vuelta a
la oración, a la contemplación.
Es lo que tantos jóvenes desilusionados
de hoy andan buscando cuando corren
detrás de gurús carismáticos.
Y es el cristianismo, el que puede
ofrecer la posibilidad de satisfacer mucho
mejor ese deseo profundo del hombre a
través de la experiencia de auténtica
oración contemplativa.
Oración para lograr la Paz
Que el Señor os bendiga, te muestre su rostro y te de la paz