7/21/2019 Pedro Núñez Lopez
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El profesor Pedro Núñez, recibiendo un reconocimiento en el liceo José Gil Fortoul
El arraigo vallepascuense
Pedro Núñez Ló[email protected]
Pedro Núñez López, es un profesor valle-arraigado desde
el año 1967 cuando llegó al liceo “ José Gil Fortoul”, a hacerse
cargo de la cátedra de Geografía Económica, en relevo del
profe Jesús Rodríguez Blanco, este último de fugaz estancia,
pero de grata recordación. En particular, su advertencia: – Si
no estudian, serán unos profesionales mediocres .
Aunque es oriundo de Turmero, Estado Aragua, también
vivió en La Victoria, en Caracas y en Altagracia de Orituco,
Estado Guárico. En esta última localidad nos reunimos para
conversar acerca de su arraigo vallepascuense, mientras nos
lleva a conocer el famoso Morro de Macaira.
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Cuenta que: Mi papá, Pedro Núñez Ojeda, se fue para
Valle de la Pascua, en 1946, con un contrato para instalar la
primera planta eléctrica del pueblo. Tiempo después, trabajó
en la construcción de la carretera Calabozo-Camaguán-San
Fernando . Luego se volvió a casar y fue vecino tuyo en la calle
Camaleones, cerca de la gallera “El Maguey” .
Estudió bachillerato en el liceo “Ramón Buenahora” y
egresó del Pedagógico de Caracas. Recuerda que el profesor
Bartolomé Marín, jefe de la Zona Educativa Guárico-Apure-
Bolívar, quien hacía labores de scout, lo contactó y le dijo, en
tono de amenaza: – Mira, zarandajo, ya hablé con Guillermo
Cedeño (jefe del departamento de Sociales del IPC) y te voy a
enviar a trabajar con “ La Chata ” Ledezma, a tiempo completo .
En 1969, sustituye al profesor José Gregorio “El Negro”
González, Sub-Director ancestral del Gil Fortoul y a partir de
1983 es nombrado Director del liceo, cargo que ocupa a lo
largo de diez años. En ese lapso le tocó adelantar programas
experimentales: Bachillerato Asistencial, mención enfermería,
Contabilidad, el Régimen Semestre Crédito y el Pre-militar.
En el ínterin llegamos a su finca que queda frente al
morro y donde siembra mango Heidi. Desde ese sitio la vista
es espectacular. Explica que, en las noches despejadas, se
divisan, a lo lejos, las tenues luces vallepascuenses, lo que
agrega una nota enigmática-melancólica a la conversa.
Se sabe que el amigo Héctor Ortega, estuvo de visita en
esa casa, lo que no se sabe es por qué teníamos la peregrina
idea de que también había pasado una temporada recluido en
uno de los centros de rehabilitación psiquiátrica, en Macaira.
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Ya de regreso, le solicitamos su opinión acerca de la
profesora Isaura Ledezma, dado el alto grado de confianza
que compartió con ella durante varios años, definiéndola de
esta manera: Una gran mujer, con un incansable espíritu de
trabajo y un estricto e irreductible apego a lo moral. ¡Clara y
raspá!, ya que le decía las verdades en su cara a cualquiera.
A partir de ese momento se extiende en remembranzas
vallepascuenses. Recuerda la gran amistad de su hermana
Betsy con Alidita; a Golo y a la chispa humorística-sarcástica
de Argenis; al prematuro fallecimiento del mutuo compadre
Juan Urquía; a Eneida Domínguez, excelentísima secretaria
del liceo; a Belkis Moreno y al reencuentro gilfortouliano 2010
en el cual también participó; a la vez que capturó un alumno
con un bolso lleno de picapica, recibiendo agradecimientos de
su representante; al Camaro verde caña con techo blanco de
la profesora Isaura; al alumno Felipe Hernández González,
quien le autografió uno de sus libros en un encuentro de
historiadores y cronistas; a las vecinas Zoraida Ruíz, Clarita y
África Aguilar; al Consejo Técnico de primera categoría con el
que contó en su paso por la Dirección del liceo; y a Salomón
Bustillos, quien estaba siempre pendiente de su presencia en
la pista de tartán, ya que comenzó a correr la media maratón
“San Celestino”, a los 44 años, llegando a agenciar crono de
1:40 y cambiando deporte por tratamiento medicamentoso.
Comparte sus días entre Valle de la Pascua y Altagracia
por la vía de Lezama. En una es “El profesor Núñez” y en la
otra sólo “El Morocho”, por su hermano gemelo univitelino.
Damos fe de que en Altagracia lo conoce hasta el gato.