Alvarez Jesús, Historia_de_la_Iglesia, Tomo I, Edad Antigua

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La historia es una continuidad viva en la que cada hoy nace del ayer y florece en el mañana. En todo presente histórico de la Iglesia vive y vibra propiamente todo su pasado. Y por eso mismo, solamente a través de un conocimiento exhaustivo del pasado en cuanto raíz del presente, se podrá conseguir que los acontecimientos petrificados de la Iglesia, que en un momento dado fueron también realidad palpitante, vuelvan a despertar a nueva vida y se conviertan en nuevos gérmenes de futuro.

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  • 1. Serie de Manuales de TeologaHistoria de la IglesiaI. Edad AntiguaJess lvarez Gmezy* fVy

2. PLAN GENERAL DE LA SERIETeologa fundamental3 Dios, horizonte del hombre, J. de Sahagn Lucas (publicado)5 Patrologa, R. Trevijano (publicado)9 Historia de la Teologa, J. L. Illanes e I. Saranyana (publicado)14 Introduccin a la Teologa, J. M.a Rovira Belloso (publicado)19 Fenomenologa y filosofa de la religin, J. de Sahagn Lucas (publicado)Teologa de la revelacin y de la fe, A. Gonzlez MontesTeologa sistemtica1 Teologa del pecado original y de la gracia, L. F. Ladaria (publicado)10 Mariologa, J. C. R. Garca Paredes (publicado)16 La pascua de la creacin, J. L. Ruiz de la Pea (publicado)18 Eclesiologa, E. Bueno de la Fuente (publicado)El misterio del Dios trinitario, S. del Cura24 Cristologa, O. Gonzlez de Cardedal (publicado)Antropologa teolgica y fundamental, A. Martnez SierraTeologa sacramental2 Penitencia y Uncin de enfermos, G. Flrez (publicado)4 Tratado general de los sacramentos, R. Arnau Garca (publicado)6 La liturgia de la Iglesia, i. Lpez Martn (publicado)11 Orden y ministerios, R. Arnau Garca (publicado)12 Matrimonio y familia, G. Flrez (publicado)22 Bautismo y Confirmacin, I. Oatibia (publicado)23 Eucarista, D. Borobio (publicado)Teologa moral8 Moral fundamental, J. R. Flecha Andrs (publicado)15 Moral socioeconmica, A. Galindo (publicado)Moral de la persona, J. R. Flecha AndrsMoral sociopoltica, R. M.a Sanz de DiegoTeologa pastoral y espiritual7 Teologa espiritual, S. Gamarra (publicado)13 Teologa pastoral, J. Ramos Guerreira (publicado)Pastoral catequtica, A. CaizaresHistoria y arte17 Arqueologa cristiana, J. lvarez Gmez (publicado)25 Historia de la Iglesia. I: Antigua, J. lvarez Gmez (publicado)Historia de la Iglesia. II: Media, i. Snchez HerreroHistoria de la Iglesia. III: Moderna, J. Garca OroHistoria de la Iglesia. IV: Contempornea, J. M.a Laboa20 Historia del arte cristiano, J. Plazaola (publicado)21 Historia de las religiones, M. Guerra Gmez (publicado)HISTORIADLAIGLESIAiEdad AntiguaPORJESS LVAREZ GMEZBIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOSMADRID 2001 3. Con licencia eclesistica del Arzobispado de Madrid (23-X-2000). Jess lvarez Gmez. Biblioteca de Autores Cristianos.Don Ramn de la Cruz, 57. Madrid 2001Depsito legal: M. 2.589-2001ISBN: 84-7914-564-1Impreso en Espaa. Printed in SpainNDICE GENERALPgs.PRESENTACIN xixBIBLIOGRAFA GENERAL xxiSIGLAS Y ABREVIATURAS xxmPOCA PRIMERA (1-313)LA IGLESIA EN EL IMPERIO ROMANO PAGANOCAPTULO I. Nociones preliminares 51. Al principio fue la historia 52. Estructura sacramental de la historia 63. Lo que es la Iglesia lo dir su historia 74. La historia de la Iglesia es una teologa 85. La historia de la Iglesia es tambin ciencia emprica . . . 96. Objeto y definicin de la historia de la Iglesia 107. Funcin pastoral de la historia de la Iglesia 118. Historiografa eclesistica 129. Metodologa de la historia de la Iglesia 1410. Ciencias auxiliares de la historia de la Iglesia 1511. Divisin de la historia de la Iglesia 16CAPTULO II. Jess de Nazaret, fundador de la Iglesia 191. Existencia histrica de Jess de Nazaret 192. Fuentes histricas de Jess y de las primeras comunidadescristianas 203. Del Cristo de la fe al Jess de la historia 224. Qu se sabe de Jess con certeza histrica? 245. Preparacin del mundo para la venida de Cristo 266. Cristo, fundador de la Iglesia 28CAPTULO III. La Iglesia primitiva de Jerusaln 311. Los Hechos de los Apstoles 312. El acontecimiento de Pentecosts 323. Del verdadero Israel al nuevo Israel 34 4. X ndice generalPgs.a) Adhesin de la comunidad primitiva al judaismo. . . . 34b) La comunidad primitiva se separa del judaismo 354. La comunidad primitiva de Jerusaln 36a) El ideal: la comunidad de Jess con los Doce 36b) Gobierno propio de la comunidad primitiva 37c) Un altsimo ideal de vida fraterna 375. El culto cristiano 38a) Identidad del culto cristiano 38b) Lugar y da del culto en la comunidad primitiva . . . . 39c) Oracin en comn 39d) La Cena del Seor 406. Cristianos hebreos y cristianos helenistas 41a) Eleccin de los siete diconos 41b) Martirio de Esteban. Dispersin de los cristianos helenistas42c) Persecucin contra los cristianos hebreos 43CAPTULO IV. San Pablo y los caminos de la gentilidad 451. Conversin de San Pablo 452. El primer viaje apostlico de San Pablo 463. El concilio de Jerusaln 48a) Recorris el mundo entero para hacer un proslito. 48b) El centurin Cornelio, primera conversin de ungentil 48c) Ha parecido bien al Espritu Santo y a nosotros... 494. Segundo viaje apostlico de San Pablo 515. Tercer viaje apostlico de San Pablo 526. Pablo Apstol, escogido para anunciar el evangelio . . . . 537. La inculturacin del evangelio, tarea permanente de laIglesia 54a) Qu es la cultura? 54b) stos no son galileos? Cmo les omos cada unoen nuestra lengua nativa? 55CAPTULO V. San Pedro y la Iglesia de Roma. San Juan y losdems Apstoles 591. San Pedro y la Iglesia de Roma 59a) Presencia de San Pedro en Roma 59b) Testimonios escritos 60c) Testimonios arqueolgicos 612. Las comunidades de San Juan evangelista 633. La expansin del cristianismo que no relata San Lucas. . 65a) Primeros contactos con la gentilidad en Palestina . . . 65b) Las tradiciones de la literatura apcrifa 66ndice general XIPgs.c) La dispersin de los Apstoles 664. Escenario de la evangelizacin de los dems Apstoles. . 67CAPTULO VI. Los orgenes de la Iglesia en Espaa 711. La venida de Santiago el Mayor a Espaa 71a) Estado de la cuestin ante la tradicin jacobea 71b) Argumentos a favor de la venida de Santiago aEspaa 72c) Argumentos en contra de la venida de Santiago aEspaa 74d) Hay que estar con la tradicin 75e) El sepulcro del Apstol Santiago en Compostela. . . . 762. La predicacin de San Pablo en Espaa 77a) San Pablo quiso venir a Espaa 77b) Cumpli San Pablo su propsito de venir a Espaa? 783. Los siete varones apostlicos 794. Otras hiptesis sobre los orgenes de la Iglesia espaola . 81CAPTULO VIL Las persecuciones del Imperio Romano 851. La paz romana y el cristianismo 852. De la indiferencia a la sospecha 873. Dos siglos y medio de persecucin 894. Perseguidores ms crueles y mrtires ms clebres 90a) Persecucin de los cristianos como individuos particulares90b) Persecucin no sistemtica contra la Iglesia en cuantotal 91c) Persecuciones sistemticas contra la Iglesia 92d) Ultima persecucin general 94e) Edicto de tolerancia (311) 955. Causas de las persecuciones 976. Fundamento jurdico de las persecuciones 99a) Leyes especiales contra los cristianos 99b) Poder coercitivo de los magistrados 100c) Leyes penales de Derecho comn 1017. Veredicto favorable para los cristianos 101CAPTULO VIII. Significado de las persecuciones para laIglesia 1031. El nmero de los mrtires 1032. Las Actas de los mrtires 1053. Impugnacin literaria del cristianismo 107 5. XII ndice generalPgs.a) El silencio de los intelectuales paganos 107b) La impugnacin sistemtica de Celso 1084. Repercusin de las persecuciones en la vida interna de laIglesia 1095. El martirio no es un episodio cerrado de la Iglesia primitiva1116. Espiritualidad del martirio 112CAPTULO IX. Constitucin orgnica de la Iglesia 1151. Autonoma de las Iglesias locales 1152. Organizacin pluriforme 116a) La Iglesia es obra de Dios y de los hombres 116b) La creatividad de los orgenes 1173. La multiforme expresin de los ministerios 118a) Un ministerio para cada necesidad 118b) Los ministerios durante la primera expansin de laIglesia 119c) Los ministerios de animacin de las comunidades... 120d) La triple jerarqua ministerial: obispos, presbteros ydiconos 121e) Distincin entre el clero y los fieles 122f) Otros ministerios eclesisticos 1234. De las Iglesias locales a la Iglesia universal 124a) El concepto de comunin en la Iglesia primitiva . . 124b) Diferentes expresiones de la comunin eclesial 124c) Comunin y excomunin 1265. Dicesis, Metropolitanos, Patriarcados 1276. El primado del obispo de Roma 128a) Identidad teolgica del primado romano 128b) Pedro, obispo de la Iglesia de Roma 129c) Ejercicio del primado romano antes de la paz cons-tantiniana130d) Ejercicio del primado de Roma despus de Constantino133CAPTULO X. El culto cristiano 1371. La iniciacin cristiana 137a) El catecumenado 137b) El bautismo 139c) La confirmacin 140d) La Eucarista 1412. La penitencia 144a) El perdn de los pecados cometidos despus del bautismo144b) Penitencia pblica, y una sola vez en la vida 145ndice general XIIIPgs.c) De la penitencia pblica, a la penitencia privada y rei-terable1463. Matrimonio cristiano y vida familiar 1474. Fiestas cristianas 149a) Fiestas del Seor 149b) El culto de los mrtires y otros santos 151c) Calendarios y Martirologios 151CAPTULO XI. La vida cotidiana de los cristianos 1531. Los cristianos, hombres de oracin 1532. El ayuno y la limosna 1553. Los cristianos y la sociedad civil 1564. Los cristianos y la cultura profana 1585. Los cristianos y el servicio militar 1606. Los cristianos y la esclavitud 1617. Las propiedades de la Iglesia 1648. La conducta moral de los cristianos 166a) La moralidad cristiana 166b) La conducta de los cristianos: ideal y realidad 167CAPTULO XII. La caridad fraterna: ved cmo se aman. . . 1691. Las obras de nuestra justicia y de nuestra misericordia. . 1692. La hospitalidad cristiana 1703. La asistencia a los pobres en general 1724. La atencin a los hurfanos y viudas 1755. La asistencia especfica a los enfermos 1776. Instituciones asistenciales despus de la paz constantiniana . 179a) Organizacin de la asistencia caritativa 179b) Diversificacin de las instituciones asistenciales . . . . 180CAPTULO XIII. La conversin al cristianismo durante lostres primeros siglos 1851. El tiempo de la misin de la Iglesia 1852. La conversin cristiana y otras conversiones 1873. Fuerzas que compitieron con el cristianismo por la conversindel mundo antiguo 188a) La conversin al judaismo 188b) La conversin a la filosofa 190c) La conversin a las religiones mistricas 190d) La conversin al mitrasmo 1924. Expansin del cristianismo antes de la conversin deConstantino 193a) En Palestina, Grecia y Asia Menor 193b) En Italia, Francia, Islas Britnicas, Alemania y Espaa. 194 6. XIV ndice generalPgs.c) En frica proconsular y Egipto 195d) El cristianismo ms all de la cuenca mediterrnea . . 196CAPTULO XIV. Conflictos, herejas y cismas 1991. Algunos conceptos previos 199a) La hereja pertenece a la forma histrica de laIglesia 199b) Distincin entre hereja y cisma 200c) La supervivencia de las herejas 2012. Herejas paleocristianas 2033. El gnosticismo 204a) Gnosticismo precristiano 204b) Gnosticismo cristiano 2054. El montaismo 2075. El milenarismo 2086. Herejas antitrinitarias de los tres primeros siglos 209a) Revelacin del misterio trinitario 209b) Monarquianismo dinamista o adopcionista 210c) Monarquianismo modalista o patripasiano 2107. Cismas y controversias 211POCA SEGUNDA (313-400)LA IGLESIA EN EL IMPERIO ROMANO CRISTIANOCAPTULO XV. La Iglesia del siglo IV 2171. Grandezas y miserias de la Iglesia del siglo IV 217a) Actitudes contrapuestas 217b) Elementos positivos 218c) Elementos negativos 219d) A grandes desafos, grandes respuestas de Dios 2202. El giro constantiniano de la Iglesia 221a) La religin de Constantino 221b) Con este signo vencers 222c) El Edicto de Miln (313) 224d) Fue sincera o poltica la conversin de Constantino?. 2263. El cristianismo, de religin perseguida, a religin oficialdel Imperio 2284. Causas de la victoria del cristianismo 232CAPTULO XVI. Cismas y herejas en la Iglesia del siglo IV. . 2351. El cisma donatista en el norte de frica 235a) Algo ms que simpatas o antipatas personales 235ndice general XVPgs.b) Primer perodo (312-321) 236c) Segundo perodo (321-362) 237d) Tercer perodo (362-411) 2372. El arrianismo 238a) De la experiencia a la formulacin dogmtica delmisterio trinitario 238b) Arrio 239c) El Concilio I de Ncea (325) 240d) El Hijo consustancial con el Padre 241e) El arrianismo despus de Ncea: Constantino y sussucesores 243J) Triunfo momentneo del arrianismo 244g) Derrota definitiva del arrianismo 245h) Algunos cismas, consecuencia del arrianismo 247i) Efectos negativos y efectos positivos del arrianismo . 2483. Proclamacin dogmtica de la divinidad del EsprituSanto 250a) De la experiencia a la reflexin teolgica 250b) El Concilio I de Constantinopla (381) 251c) Smbolo niceno-constantinopolitano 252d) Cuestiones disciplinares 2524. Otras herejas y controversias 254a) Pelagianismo 254b) Semipelagianismo 255c) Priscilianismo 256d) Otras herejas menores 258e) Controversias origenistas 258CAPTULO XVII. La Iglesia imperial 2611. Progresiva expansin del cristianismo en el ImperioRomano 2612. Dad al Csar lo que es del Csar y a Dios lo que es deDios 2633. Estructura y organizacin de la Iglesia imperial 267a) Obispos, arzobispos y patriarcas 267b) El Primado del obispo de Roma 269c) Nuevos cargos y oficios eclesisticos 2704. Eleccin, formacin, sustento y privilegios del clero . . . . 2715. El celibato ministerial 273a) En los tiempos apostlicos 273b) Primeros conflictos entre cristianismo y vida conyugal. . 274c) Legislacin cannica sobre el celibato en la Iglesiaoriental 275d) Legislacin cannica sobre el celibato en la Iglesiaoccidental 276 7. XVI ndice generalPgs.6. Liturgia y vida cristiana 277a) Desarrollo de la liturgia en el siglo IV 277b) Fiestas litrgicas de Cristo y de la Virgen M a r a . . . . 278c) Veneracin y culto de los santos 278d) Evolucin de la liturgia sacramental 279CAPTULO XVIII. Un mundo de imgenes y de colores 2811. El arte como testigo de la fe de la Iglesia 2812. El arte paleocristiano es una provincia del arte delImperio 2823. Proximidad del arte paleocristiano a la Sagrada Escritura2834. La inculturacin del evangelio en el arte paleocristiano . 2845. Algunas expresiones del arte paleocristiano 285a) Antes de Constantino 285b) Despus de Constantino 2856. Cristo y Mara en el arte paleocristiano 287a) En el arte preconstantiniano 287b) En el arte bizantino 2887. Cmo era fsicamente Jess de Nazaret? 289CAPTULO XIX. Santos Padres y escritores eclesisticos 2911. Nociones preliminares 291a) Importancia de los santos Padres para la Iglesia . . . . 291b) A nadie llamis Padre vuestro en la tierra 292c) Definicin y notas caractersticas de los Padres dela Iglesia 2922. Padres apostlicos 2933. Literatura apcrifa 2954. Los apologistas 297a) El gnero literario apologtico 297b) Apologistas griegos 298c) Apologistas africanos 3005. Otros escritores de los siglos II y III 302a) Escuela catequtica de Alejandra 302b) Los comienzos de la Escuela alejandrina 303c) Clemente Alejandrino 304d) Orgenes 305e) Otros Padres alejandrinos 3066. Padres y escritores latinos del siglo III 3077. La Escuela teolgica de Antioqua 3098. Los grandes Padres posnicenos 311a) San Atanasio 311b) Los Padres capadocios 312ndice general XVIIPgs.9. Otros Padres y escritores orientales del siglo IV 31310. Los grandes Padres latinos del siglo IV 31411. Ediciones principales de los santos Padres 317CAPTULO XX. El monacato, don del Espritu a su Iglesia. . . 3191. Cristo, ideal del monje 3192. El ascetismo premonstico 3203. Del ascetismo premonstico al monacato 3224. El monacato, fenmeno universal 3245. Los monjes, sucesores de los mrtires 3256. El monacato del desierto 327a) Egipto, cuna del monacato? 327b) Los solitarios del desierto 328c) El monacato, denuncia proftica frente a la Iglesiainstalada 3307. El mundo espiritual de los anacoretas 3328. San Pacomio, fundador del cenobitismo 334a) San Pacomio 334b) La novedad de la comunidad pacomiana 335c) Organizacin de la comunidad pacomiana 3379. El monacato de San Basilio 338a) Una formacin esmerada 338b) La comunidad evanglica de San Basilio 339c) Estructuracin de la comunidad basiliana 33910. El monacato occidental 340a) Orgenes del monacato en Espaa 340b) Orgenes del monacato en Italia 342c) Orgenes del monacato en Francia 34311. El monacato de San Agustn 344a) El monacato africano antes de San Agustn 344b) Una comunidad de monjes al servicio de la Iglesialocal 345c) El ideal comunitario de San Agustn 346CONCLUSIN: Fin de una poca 349NDICE ONOMSTICO 351'n 8. PRESENTACINLa historia de la Iglesia ha ocupado siempre un puesto muy importanteentre las disciplinas que se estudian en el ciclo institucionalde los centros de formacin sacerdotal.Todos los perodos de renovacin de la Iglesia a lo largo de suhistoria se han caracterizado por un profundo retorno a sus orgenes.La Iglesia de nuestro tiempo, deseosa como nunca de renovarse paraser el gran signo puesto por Dios ante las naciones, es conscientetambin, ms que en ningn otro momento de su historia, de esa necesidadde retorno a sus propios orgenes.Pero no hay que pensar que la Iglesia, en un determinado avatarde su caminar, pueda sin ms extraer de su pasado una frmula mgicaque solucione todos sus problemas. La razn de esto radica enel carcter irrepetible del acontecer histrico. Es posible que, por notener esto en cuenta, el retorno a los orgenes no pase de la categorade un simple arqueologismo sin vida, sin eficacia para la solucin delos problemas.La historia es una continuidad viva en la que cada hoy nace delayer y florece en el maana. En todo presente histrico de la Iglesiavive y vibra propiamente todo su pasado. Y por eso mismo, solamentea travs de un conocimiento exhaustivo del pasado en cuantoraz del presente, se podr conseguir que los acontecimientos petrificadosde la Iglesia, que en un momento dado fueron tambin realidadpalpitante, vuelvan a despertar a nueva vida y se conviertan ennuevos grmenes de futuro.La historia de la Iglesia no es simplemente algo que ha sucedido,sino algo que ha comenzado y que contina su camino hacia un finltimo. Cualquier acontecimiento de la Iglesia, por remoto que sehalle respecto al presente, todava tiene que llegar a cumplirse, tieneque ser integrado en un contexto ms amplio de la historia de lasalvacin.En este sentido, la mejor interpretacin del dicho ciceroniano, lahistoria es maestra de la vida, no va en la direccin de que la historiay su conocimiento nos hagan prudentes para un acontecimientoposterior, sino que nos conviertan en sabios para siempre.La historia de la Iglesia no tiene la finalidad de reconstruir minuciosamentelos acontecimientos de su pasado, sino de habilitar a loscristianos para percibir el valor inmutable que se esconde en cada 9. XX Presentacinacontecimiento del pasado, para apropiarlo y hacerlo vida para elpresente y para el futuro.Todo lo cual significa que la historia de la Iglesia tiene que serescrita, leda, y reinterpretada por cada nueva generacin, porque escada generacin, cada hombre concreto, quienes tienen que encontrarsecon Cristo salvador, que dej en prenda a la humanidad el gransacramento de salvacin que es la Iglesia (LG 1).La historia de la Iglesia, es la historia de todo el pueblo santo deDios, y no solamente una historia de clrigos, escrita por clrigos ypara clrigos; lo cual exige or no solamente la voz de los clrigos,sino tambin la voz de los fieles. La historia de la Iglesia tampoco seagota en la historia de sus instituciones, sino que tambin comprendela ebullicin permanente de la accin carismtica del Espritu, queinspira a los discpulos de Jess, cuando quiere, donde quiere y aquien quiere, para utilidad de toda la comunidad cristiana.Lo que es la Iglesia, nos lo dir su historia; la historia de la inter-relacindel factor humano y del factor divino que componen laIglesia '.1 PO .XII, Discurso al Congreso de Historia (Roma 1954).BIBLIOGRAFA GENERAL1. Obras en varios volmenesAA.VV., 2.000 aos de cristianismo. La aventura cristiana entre el pasadoy el futuro (Barcelona 1979). Esta obra fue proyectada en 10 vols., perosolamente se han publicado los vols. 1, 3, 5, 6 y 9. No es una historia dela Iglesia al uso, sino la exposicin de tres dossiers por volumen en losque se tratan tres temas o problemas de especial inters. Cada dossierconsta de dos partes: ayer y hoy. El ayer es tratado por historiadores; y elhoy por telogos y pastoralistas. Contiene abundantes ilustraciones. Historia de la Iglesia en Espaa, 7 vols. (BAC Maior; Madrid1979-1982).BROX, N.-FRANK, I. W.-SCHATZ, K., Historia de la Iglesia, 4 vols. (Bibliotecade Teologa; Herder, Barcelona 1986-1992). Es un resumen muy breve;falta an el ltimo volumen.COMBY, J., Para leer la historia de la Iglesia, 2 vols. (EVD, Estella1995-1996). Contiene abundantes documentos.ERHARD, A.-NEUSS, W., Historia de la Iglesia, 4 vols. (Madrid 1961-1962).Est muy mal repartido el contenido; se le dedican dos volmenes a laEdad Antigua, uno a la Edad Media, y otro a la Edad Moderna y Contempornea;es de lectura muy pesada y farragosa.FLICHE, A.-MARTIN, V. (eds.), Historia de la Iglesia, traduccin espaola. Laedicin francesa deba constar de 24 vols., pero se detuvo en el 20; laedicin espaola, dirigida por J. M.a JAVIERRE, ha sido muy enriquecidapor historiadores espaoles; consta de 32 tomos en 33 volmenes (Valencia1974ss). El contenido de cada volumen es de muy desigual valor,segn el historiador que lo ha redactado; la bibliografa ha sido actualizaday es abundante y selecta.JEDIN, H. (ed.), Manual de Historia de la Iglesia, 10 vols., 2.a ed. (Barcelona1980-1987). Como en la anterior, tambin los volmenes son de valordesigual, pero se advierte la mano unificadora de H. Jedin. Tiene ampliarelacin de fuentes y de bibliografa.LORTZ, J., Historia de la Iglesia en la perspectiva de la historia del pensamiento,2 vols. (Madrid 1982). La primera edicin constaba de un solovolumen, pero al publicar la edicin 21.a, el autor la ampli a dos volmenes,sin cambiar nada la estructura. Ha sido el manual empleado entodos los seminarios y universidades alemanas. Tiene el mrito de exponerla historia de la Iglesia como historia de las ideas; pero es muy incompletarespecto a los hechos.LLORCA, B.-GARCA-VILLOSLADA, R.-MONTALBN, F. J., Historia de la Iglesia,4 vols. (BAC Normal; Madrid 1949). Ha sido la clsica historia de laIglesia en los seminarios y universidades de lengua castellana. El vol. IV 10. XXII Bibliografa generalha sido refundido por R. Garca-Villoslada y J. M.a Laboa (Madrid1980).MARTN HERNNDEZ, R, La Iglesia en su historia, 2 vols. (Madrid 21990).Presta una atencin especial al contexto poltico e ideolgico en que sedesarrolla la historia de la Iglesia.ORLANDTS, J.-SAVIGNAC, J. P-REDONDO, G., Historia de la Iglesia, 4 vols.(Madrid 1982-1988). Contiene ilustraciones y tablas cronolgicas; losvolmenes son muy desiguales; les falta unificacin.ROGIER, L. J.-AUBERT, R.-KNOWLES, M. D., Nueva historia de la Iglesia,5 vols., 2.a ed. (Madrid 1982-1987). Aborda la historia de la Iglesia muyen consonancia con los avances eclesiolgicos del Concilio Vaticano II.Es un fallo no tratar la historia de las Iglesias separadas de Roma.RONDET, H., Historia del dogma (Barcelona 1972).TIXERON, J., Historia de los dogmas, 5 vols. (Pamplona 1912).2. ManualesLVAREZ GMEZ, J., Manual de Historia de la Iglesia (Madrid 61995).GARCA VILLADA, Z., Historia eclesistica de Espaa, I (Madrid 1929).HERTLEMG, L., Historia de la Iglesia (Barcelona ''1993).HUGUES, PH., Sntesis de historia de la Iglesia (Barcelona 1984).LABOA. J. M.a, La larga marcha de la Iglesia (Madrid 1985).LENZENWEGER, J., Historia de la Iglesia (Barcelona 1989).ORLANDIS, J., Historia breve del cristianismo (Madrid 31989).WOHOL, L., Fundada sobre la roca. Historia breve de la Iglesia (Madrid1992).SIGLAS Y ABREVIATURASAASAct. SSCSCOCSELDACLDHEEDHGEDTHCDVDZGAMSGSHEKIRCHLGMANSIOTPCPGPLQUASTENActa Apostolicae Sedis (Ciudad del Vaticano, 1909ss).Acta Sanctorum Bollandiana (Amberes 1643ss, 1837ss).Corpus Scriptorum Christianorum Orientalium (Pars1903ss).Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum (Viena1866ss).Dictionnaire dArchologie Chrtienne et de Liturgie,15 vols. (Pars 1903-1953).Diccionario de Historia Eclesistica de Espaa, 5 vols.(1972-1987).Dictionnaire d'histoire et de gographie ecclsiastique(Pars 1912ss).Dictionnaire de Thologie Catholique, 15 vols. (Pars1889-1951).CONCILIO VATICANO II, Constitucin Dei Verbum (1965).H. DENZINGER, Enchiridion Symbolorum (Friburgo deBrisgovia311960).P. GAMS, Series Episcoporum Ecclesiae Catholicae (Ra-tisbona1873); Suppl. (ibid., 1879/1886).CONCILIO VATICANO II, Constitucin Gaudium et spes(1965).EUSEBIO DE CESREA, Historia Eclesistica (Madrid1973).C. KIRCH, Enchiridion Fontium Historiae EcclesiaeAntiquae (Barcelona 1960).CONCILIO VATICANO II, Constitucin Lumen gentium(1965).Sacrorum Conciliorum nova et amplissima collectio,53 vols. (Graz r1960-1961).CONCILIO VATICANO II, Decreto Optatam totius (1965).CONCILIO VATICANO II, Decreto Perfectae caritatis(1965).J. P. MIGNE, Patrologiae Cursus completus. Series grae-ca,16 vols. (Pars 1856-1866).J. P. MIGNE, Patrologiae Cursus completus. Series latina,221 vols. (Pars 1878-1890).J. QUASTEN, Patrologa, I-II (Madrid 1961-1962). 11. XXIV Siglas y abreviaturasSCTMAURSources Chretiennes, 440 vols. (Pars 1941ss).JUAN PABLO II, Carta apostlica Tertio millennio adveniente(1994).CONCILIO VATICANO II, Decreto Unitatis redintegratio(1964).HISTORIA DE LA IGLESIAIEdad Antigua 12. POCA PRIMERA (1-313)LA IGLESIA EN ELIMPERIO ROMANO PAGANO 13. CAPTULO INOCIONES PRELIMINARESBIBLIOGRAFALVAREZ GMEZ, J., Importancia del estudio de la Historia de la Iglesia:Sinite 96 (1991) 75-89; AUBERT, R., Introduccin general, en J. Da-nilou-H. Marrou, Nueva historia de la Iglesia, I (Madrid 1964) 17-37;CONGAR, Y., La fe y la teologa (Barcelona 1970); CHAPPIN, M., Introduccina la historia de la Iglesia (Estella 1997); DANILOU, J., Essai sur lemystre de l'histoire (Pars 1953); GALLI, C. M., La historia de la Iglesia ala luz de Tertio millennio adveniente: Teologa 68 (Buenos Aires 1996)175-220; GARCA VILLADA, Z., Metodologa y crtica histrica (Barcelona1921); HALKIN, L., Introduccin al estudio de la historia (Barcelona 1944);JEDIN, H., Introduccin a la Historia de la Iglesia, en H. Jedin (ed.), Manualde Historia de la Iglesia, I (Barcelona 1966) 25-91; ID., Introduzionealia storia della Chiesa (Brescia 1973); ID., Chiesa dellafede Chiesa dellastoria (Brescia 1972); MAGAZ, J. M.a, Historicidad de la Iglesia. Consideracionesmetodolgicas: XX Siglos, n.2 (1999) 18-29; NCUYEN-HONG-GIAO,Le Verbe dans l'histoire (Pars 1974); SAMARAN, CH. (ed.), L 'histoire et sesmthodes (Pars 1961).1. AL PRINCIPIO FUE LA HISTORIALa historia de la humanidad, de la que la historia de la Iglesiaforma parte, es un proceso indefinido e irreversible que obliga alhombre a estar continuamente definiendo su relacin con la realidadinmanente y trascendente y, al mismo tiempo, abandonando esa definicinpara dar paso a la siguiente. Por tanto, la historia no es simplementealgo que ha sucedido, sino algo que ha comenzado y caminahacia su fin. Cualquier acontecimiento est siempre en proceso decumplimiento, porque siempre puede llegar a integrarse en un contextode mayor plenitud.Los hombres de cada poca, a pesar de su comn identidad permanente,son siempre distintos de los de otra poca anterior o posterior;por lo cual los hombres de una determinada poca no puedenextraer de una poca anterior una frmula mgica que les solucionelos problemas de su propia situacin, a pesar de la definicin ciceroniana:la historia es maestra de la vida. Pero, por otra parte, esta definicinciceroniana de la historia encierra una gran verdad, si seconsidera, no en el sentido de que haga a los hombres prudentes paraun caso posterior concreto, sino sabios de una vez por todas. 14. 6 I La Iglesia en el Imperio Romano paganoLa historia es acontecimiento, es proceso de hechos que acaecenen un mundo dominado por el hombre; pero la historia es tambinnarracin, explicacin de cmo ha llegado a ser posible este mundoen que viven los hombres que han entrado ya en el tercer mileniodespus de Cristo.Un tiempo determinado y los hombres que lo conforman sonsiempre distintos; el modo de ser, de pensar, de trabajar, de vivir delos hombres de hoy es el resultado de un largo proceso de maduracin.El carcter histrico es el que les da su variedad a las distintaspocas cristianas.2. ESTRUCTURA SACRAMENTAL DE LA HISTORIALos hechos histricos en cada poca de la trayectoria de la humanidadpor este mundo, adquieren la categora de signos de los tiemposporque, ms all de su singularidad, manifiestan unas tendenciasuniversales (GS 9) y unos interrogantes que cuestionan al mismohombre que los ha producido (GS 10); en realidad todo hecho histricomanifiesta de alguna manera las angustias y esperanzas(GS 1) de los hombres de una poca.La historia no es solamente un mero acontecer humano, sinotambin accin salvfica de Dios; en ella la accin humana y la accindivina se entrecruzan; no existe una dicotoma entre historiaprofana e historia salvfica porque, al ser la historia profana expresinde un ser religado a Dios, se torna historia salvfica, porque lagracia de Dios entrevera la singularidad de cada acontecimiento humano,como ya deca San Pablo a los atenienses, Dios no se encuentralejos de cada uno de nosotros, pues en l vivimos, nos movemosy existimos. Y, por consiguiente, todo lo que el hombre hace,lleva de alguna manera la impronta de Dios porque somos tambinde su linaje (Hch 17,28).Dios, como dice San Pablo, se manifest antiguamente de muchosmodos y maneras a travs del tiempo y del espacio hasta que,cuando lleg la plenitud de los tiempos, se manifest definitivamenteen su Hijo nacido de una mujer (Gal 4,4). La plenitud delos tiempos de que habla San Pablo consiste en que el tiempo se hacumplido por el hecho mismo de que Dios, en el misterio de la encarnacin,se ha introducido en la historia; el que es eterno se ha metidoen el tiempo (TMA 9).El Hijo de Dios encarnado se ha convertido en el centro ten-drico,en el punto luminoso bifronte que le da valor de historia salvficaa la historia que le ha precedido y que miraba hacia l en es-C.l. Nociones preliminares 7peranza; y tambin a la historia que arranca de l y continuar hastasu segunda venida al final de los tiempos. Cristo es el centro de lahistoria de la salvacin, porque Jesucristo es el mismo ayer, hoy ypara siempre (Heb 13,8). Solamente en Cristo la humanidad ha tenidosalvacin antes de l y la tendr despus de l. Solamente enl se halla la clave, el centro y el fin de toda la historia humana(GS 10).El papa Juan Pablo II ha trazado con mano maestra la sntesis dela historia; una historia que toda ella es historia salvfica: en el cristianismoel tiempo tiene una importancia fundamental. Dentro de sudimensin se crea el mundo, en su interior se desarrolla la historia dela salvacin, que tiene su culmen en la plenitud de los tiempos de laEncarnacin y su trmino en el retorno glorioso del Hijo de Dios alfinal de los tiempos. En Jesucristo, Verbo encarnado, el tiempo llegaa ser dimensin de Dios, que en s mismo es eterno. Con la venida deCristo se inician los "ltimos tiempos" (cf. Heb 1,2), la "ltimahora" (cf. 1 Jn 2,18), el tiempo de la Iglesia que durar hasta la Paru-sa (TMA 10). La Providencia de Dios ha conducido la historia hastasu plenitud en el Verbo encarnado; y la conduce tambin hacia sufin escatolgico.3. LO QUE ES LA IGLESIA LO DIR SU HISTORIALo que es la Iglesia lo dir su historia. La historia de la Iglesiapropiamente dicha tiene su punto de partida en la etapa actual de lahistoria de la salvacin que empez con la encarnacin del Hijo deDios. En Jess de Nazaret se realiza el gran sueo de la humanidadde todos los tiempos, y que, de una manera o de otra, se halla presenteen todas las religiones del mundo.La Encarnacin del Verbo es la estacin terminal en la que elhombre busca a Dios y Dios busca al hombre para hablarle de s mismoy para mostrarle el camino por el cual es posible alcanzarlo... Yas Jesucristo es la recapitulacin de todo y a la vez el cumplimientode cada cosa en Dios (TMA 6).La historia es un elemento esencial de la Iglesia; lo que es la Iglesialo dir su historia; la Iglesia se manifiesta como realidad histricaen s misma, como una entidad que se desarrolla y se realiza en lahistoria, participando de sus cualidades esenciales, como son el devenir,la unicidad, la irreversibilidad, y la direccin lineal, no en lnearecta, sino en lnea ondulada, hacia le meta definitiva, cuando elHijo de Dios hecho hombre retorne para recapitular la historia de lahumanidad y ponerla en manos del Padre; la Iglesia, en su peregrinar 15. 8 I. La Iglesia en el Imperio Romano paganoen el tiempo, representa al pueblo de Dios que camina hacia el dade Cristo (Flp 1,6); pero es Dios mismo quien conduce a su Iglesia,incluso cuando ella intenta desviarse de la ruta que le ha trazado enla Persona y en la Palabra del Verbo encarnado.4. LA HISTORIA DE LA IGLESIA ES UNA TEOLOGAEl comienzo y el final de la historia de la Iglesia se apoyan en lossillares teolgicos de la Revelacin y de la Encarnacin que son lospresupuestos de la historicidad del cristianismo. Dios se ha reveladoa los hombres en unas determinadas coordenadas de tiempo y de lugary, sobre todo, porque, al revelarse definitivamente en el Verbonacido de una mujer (Gal 4,4), ha entrado de lleno en la historia.El plan de la revelacin se realiza con hechos y palabras intrnsecamenteconexas entre s, de forma que las obras realizadas por Diosen la historia de la salvacin manifiestan y confirman la doctrina ylos hechos significados por las palabras; y las palabras, por su parte,proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas(DV2).La revelacin de Dios se inicia, remotamente, con la aparicindel hombre, e inmediatamente, con la eleccin del pueblo de Israel ysu historia consignada en el Antiguo Testamento; y esta primera partede la revelacin se orienta a su plenitud definitiva en la persona deCristo, en su evangelio y en su accin redentora.Los apstoles, y en ellos sus sucesores y todo el pueblo santo deDios, recibieron de Jess de Nazaret la misin de conservar y transmitirla revelacin, a travs de la Tradicin oral y de los escritos delNuevo Testamento: La sagrada tradicin y la Sagrada Escrituraconstituyen un solo depsito sagrado de la Palabra de Dios, confiadoa su Iglesia (DV 10). La Iglesia es, en consecuencia, la presencia dela Palabra de Dios en el mundo; y ella tiene la misin de conservarlay proclamarla en su integridad, y de administrar la gracia de Cristo.La historia de la Iglesia propiamente dicha empieza con el hechode Pentecosts, aunque estuvo prefigurada en toda la primera etapade la historia de la salvacin: Dios determin convocar a los creyentesen Cristo en la santa Iglesia, que fue ya prefigurada desde elorigen del mundo, preparada admirablemente en la historia del pueblode Israel en el Antiguo Testamento, constituida en los ltimostiempos, manifestada en la efusin del Espritu Santo, y se perfeccionargloriosamente al fin de los tiempos (LG 2). En estas palabrasde la constitucin Lumen gentium se enmarca todo el curso de la historiade la salvacin, desde los orgenes del mundo, pasando porPentecosts, hasta la Parusa. La etapa que va desde Pentecosts has-C.I. Nociones preliminares 9ta el final de los tiempos, constituye propiamente la historia de laIglesia.En esas mismas palabras de la Lumen gentium se ponen tambinde manifiesto los dos aspectos fundamentales de la ntima naturalezade la Iglesia: 1) la Iglesia de la fe, en cuanto efecto de una causa trascendentesituada ms all de la historia propiamente dicha; 2) laIglesia de la historia; pero la Iglesia de la historia, institucin humanay visible, y la Iglesia de la fe, no constituyen, sin embargo, dosrealidades distintas, sino una y nica realidad: la Iglesia como comunidadde fe, esperanza y caridad en este mundo, como una trabaznvisible... por la cual comunica a todos la verdad y la gracia; peroesta sociedad dotada de rganos jerrquicos, y el Cuerpo mstico deCristo, reunin visible y comunidad espiritual, la Iglesia terrestre yla Iglesia dotada de bienes celestiales no han de considerarse comodos cosas, porque forman una realidad compleja, constituida por unelemento humano y otro divino (LG 8).La historia de la Iglesia es una teologa histrica; es teologa positiva,es complemento de la teologa sistemtica, tanto dogmticacomo moral, porque le aporta los materiales para la construccin sistemticaque, de lo contrario, se podra convertir en una elucubracinintil. Ya deca Melchor Cano que todos los hombres doctosestn de acuerdo en afirmar que son absolutamente rudos aquellostelogos en cuyas elucubraciones est muda la historia '.5. LA HISTORIA DE LA IGLESIA ES TAMBINCIENCIA EMPRICALa historia de la Iglesia es una parte de la historia de la salvacinporque toma su punto de partida en la encarnacin del Verbo; y con lavenida de Cristo se inician los ltimos tiempos (cf. Heb 1,2), la ltimahora (cf. 1 Jn 2,18), se inicia el tiempo de la Iglesia que durar hasta laParusa (TMA 10). La historia de la Iglesia es teologa porque su origeny posterior desarrollo estn bajo la permanente accin del EsprituSanto, que solamente puede ser percibida a la luz de la fe.La historia de la Iglesia es tambin ciencia emprica en el msgenuino sentido de la expresin, porque su objeto es tambin unainstitucin temporal, compuesta y dirigida por hombres concretos,cuyo acontecer puede ser investigado a travs de las fuentes literariasy monumentales, y descrito mediante los auxilios que presta lametodologa histrica.1 MELCHOR CANO, De locis theohgicis, XI, 2. 16. 10 I. La Iglesia en el Imperio Romano paganoLa historia de la Iglesia se ha convertido en historia cientficaporque ha sido capaz de sobrepasar su exclusiva condicin de historiade la salvacin, de historia sagrada. Fue el cardenal Baronioquien puso los cimientos de la historia cientfica de la Iglesia catlica,al refutar a los Centuriadores de Magdeburgo, los cuales, apoyndoseen algunos hechos concretos, pretendan demostrar que laIglesia romana se haba desviado del evangelio y de las enseanzasde los Apstoles. Baronio y sus sucesores, sobre todo los bolandistasy los maurinos, crearon la ciencia histrica, al establecer y perfeccionarel mtodo histrico-crtico. Tan cientfica fue la metodologade la crtica histrica, que durante la poca de la Ilustracin, la historiaeclesistica corri seriamente el riesgo de perder su condicinteolgica; condicin teolgica que le fue devuelta con creces en elsiglo xix por Juan Adam Mhler y sus discpulos.6. OBJETO Y DEFINICIN DE LA HISTORIA DE LA IGLESIAEusebio de Cesrea dej muy claro, desde el principio de su Historiaeclesistica, cul era el cometido que se propuso al escribirla:es mi propsito consignar las sucesiones de los santos apstoles ylos tiempos transcurridos desde nuestro Salvador hasta nosotros; elnmero y la magnitud de los hechos registrados por la historia eclesistica,y el nmero de los que en ella sobresalieron en el gobierno yen la presidencia de las iglesias ms ilustres, as como el nmero delos que en cada generacin, de viva voz o por escrito, fueron embajadoresde la palabra de Dios; y tambin quines y cuntos, y cundo,sorbidos por el error y llevando hasta el extremo sus noveleras, seproclamaron pblicamente a s mismos introductores de una mal llamadaciencia y esquilmaron sin piedad, como lobos crueles, el rebaode Cristo; y, adems, incluso las desventuras que se abatieron sobretoda la nacin juda en seguida que dieron remate a su conspiracincontra nuestro Salvador, as como tambin el nmero, elcarcter, y el tiempo de los ataques de los paganos contra nuestradoctrina, y la grandeza de cuantos, por ella, segn las ocasiones,afrontaron el combate en sangrientas torturas; y, adems, los martiriosde nuestros propios tiempos, y la proteccin benvola y propiciade nuestro Salvador 2.Este propsito enunciado por Eusebio de Cesrea ser mantenidopor parte de todos los historiadores porque determina puntualmente,2 EUSEBIO DE CESREA, Historia Eclesistica, I, 1 (BAC, Madrid 1973) 4-6.C. 1. Nociones preliminares 11con leves matices, el contenido de la historia de la Iglesia en la EdadAntigua: 1) vida interna de las comunidades cristianas; 2) expansinde la Iglesia e inculturacin; 3) los ministerios en la Iglesia; 4) formacindel canon de la sagrada Escritura; 5) Padres de la Iglesia yescritores eclesisticos; 6) actitud de la Iglesia frente a los herejes;7) y el Imperio Romano frente a la Iglesia: persecuciones.La historia de la Iglesia no se identifica con la historia del cristianismo,porque no se ocupa solamente de una idea, sino de hechoshistricos muy concretos que son accesibles, por una parte, a la dimensinde la fe, pero por otra parte son tambin accesibles a una investigacinemprica. Desde el punto de vista de la fe, la historia dela Iglesia es la edificacin del cuerpo mstico de Cristo; pero, desdeel punto de vista de la historia, como ciencia emprica, estudia el desarrollode la comunidad cristiana desde sus orgenes hasta su plenitudal final de los tiempos.Teniendo en cuenta todos estos datos, y con las cautelas debidas,se puede definir la Historia de la Iglesia como la ciencia que investigay expone, en su nexo causal, el progreso interno y externo deaquella Comunidad fundada por Cristo y dirigida por el EsprituSanto, a fin de hacer partcipes de los frutos de la Redencin a todoslos hombres.7. FUNCIN PASTORAL DE LA HISTORIA DE LA IGLESIAEl Decreto del Concilio Vaticano II, Optatam totius, sobre la formacinsacerdotal confa a la historia de la Iglesia dos funciones especficas:1) concentracin de las distintas asignaturas dentro delCurso institucional; 2) orientacin hacia los diferentes ministeriosque han de desempear los sacerdotes y sus colaboradores.La concentracin de materias consiste en que todas las asignaturasestn perfectamente coordinadas entre s: expngase a los alumnosla contribucin que los Padres de la Iglesia de Oriente y de Occidentehan aportado en la fiel transmisin y comprensin de cada unade las verdades de la revelacin, y la historia posterior del Dogma,considerada incluso en relacin con la historia general de la Iglesia...;aprendan a aplicar las verdades eternas a la variable condicinde las cosas humanas, y a comunicarlas de un modo apropiado a loshombres de su tiempo (OT 16). No cabe duda de que la historiaeclesistica es una de las asignaturas que ms ayudan a los alumnosen el cultivo de aquellas cualidades que contribuyen sobremanera aldilogo con los hombres, segn las circunstancias de la convivenciahumana (OT 19). 17. 12 /. La Iglesia en el Imperio Romano paganoSin un conocimiento suficiente de la historia de la Iglesia ser difcilque los sacerdotes, catequistas, y profesores de religin, puedanexplicar de un modo adecuado las circunstancias e intenciones de lasdecisiones del Magisterio eclesistico, y el significado real de lasdoctrinas de los Padres y de los Concilios.Si la Eclesiologa no se nutre abundantemente de la historia serfcil tergiversar las instituciones de la Iglesia, como las Conferenciasepiscopales (LG 38), incluso la idea de Comunin (LG 21-22, 25),que en la Iglesia primitiva estaba cargada de una gran complejidad:comunin en la misma fe, comunin eucarstica, comunin en losdpticos, y comunin epistolar.La Liturgia tiene que conceder un amplio margen a la historia;solamente as ser inteligible, tanto ms cuanto que la Liturgia cultivaen gran medida la historia de la Iglesia en el Oficio de Lecturas.El Decreto del Vaticano II sobre el Ecumenismo, asigna a la historiade la Iglesia un cometido verdaderamente importante; nada menosque la misin de desintoxicar las relaciones entre las Iglesias separadas,porque solamente conociendo histricamente el origen delas divisiones, se lograr un mayor consenso entre todas las confesionescristianas (UR 10).Desde estas perspectivas se plantean a veces objeciones contra elestudio de la historia de la Iglesia, tales como que impulsa al relativismohistrico y a la crtica contra las instituciones, las formas dedevocin y, sobre todo, contra los papas y los obispos. Pero estas objecionescarecen por completo de sentido si se estudia la historia dela Iglesia desde la perspectiva teolgica sealada anteriormente; y sino se confunde el ideal de la Iglesia sin mancha ni arruga, con su formahistrica en la que es preciso reconocer las propias culpas. Es latremenda realidad paradjica de que hablaban los santos Padres alreferirse a la Iglesia como casta meretriz. Lo que existe de imperfectoen la historia de la Iglesia tambin constituye parte de lo que laIglesia es.8. HISTORIOGRAFA ECLESISTICACuando los Apstoles empezaron a predicar el mensaje de salvacinanunciado por Jess de Nazaret, lo hicieron en forma histrica,porque narraban a sus oyentes las maravillas que Dios haba realizadoen l y por l para la humanidad.La narracin histrica de los hechos saivficos obrados por Diosen Cristo les pareci a los primeros evangelizadores la mejor manerade hacer que las gentes comprendieran el mensaje cristiano. San Lucas,compaero de San Pablo en las tareas evangelizadoras, fue, enC. 1. Nociones preliminares 13cierto sentido, el primer historiador de la Iglesia, porque se preocupde investigar todo lo acaecido en torno a Jess de Nazaret y la expansin,interna y externa, de las primeras comunidades cristianas; ylo hizo a la luz de la fe y a la luz de la historia propiamente dicha, talcomo se evidencia en su Evangelio y especialmente en los Hechosde los Apstoles (cf. Le 1,1-4; Hch 1,1). Sin embargo, ni los Evangeliossinpticos ni los Hechos de los Apstoles son historias propiamentedichas.En el perodo posapostlico hay autores que se ocupan, de algunamanera, de la historia de la Iglesia, tales como Hegesipo (f 180), HiplitoRomano (f 235) y Julio Africano (t 240); pero el verdaderoPadre de la historia eclesistica es el obispo Eusebio de Cesrea(f 339), autor de una Historia Eclesistica en 10 libros que abarcandesde el nacimiento de Cristo hasta el ao 324; es autor adems deuna Crnica universal y de la Vida de Constantino. Eusebio, msque historiador, es un recopilador de fuentes, porque todava no fuecapaz de trazar un cuadro histrico gentico de los acontecimientosde la Iglesia durante los tres primeros siglos. Por eso su HistoriaEclesistica es en s misma una fuente preciosa porque transmiti ala posteridad un arsenal de actas, de listas de obispos, de extractos delibros y otros documentos, que solamente por su medio han llegadohasta nosotros. Eusebio sigue el modelo de la historiografa profanade su tiempo, aunque aporta la gran novedad de la fe cristiana, queest en el trasfondo de su Historia Eclesistica.En el siglo v aparecieron simultneamente en la Iglesia orientaltres continuadores de la obra de Eusebio: Scrates (f 439), que laprolonga desde el ao 307 hasta el 439; Sozomeno (f 450), desde elao 324 hasta el 424; y Teodoreto de Ciro (f 458), desde el ao 320hasta el ao 428. En la Iglesia occidental, Rufino de Aquileya(f 410) tradujo al latn bastante libremente en el ao 403 la HistoriaEclesistica de Eusebio; el monje Epifanio, por orden de Casiodoro(f 570), tradujo y refundi los tres continuadores de Eusebio, y losprolong hasta el ao 518 en la Historia tripartita; y San Jernimo(t 420) refundi la Crnica de Eusebio. Escribieron tambin obrasque tratan de historia de la Iglesia Prspero de Aquitania, San Isidorode Sevilla y Pablo Orosio.Durante la Edad Media no hubo continuadores propiamente dichosde la obra de Eusebio; pero se escribieron muchas crnicas y lahistoria de algunas Iglesias locales; ste fue el caso de Beda el Venerable(t 735) que escribi la Historia Ecclesiastica gentis Anglorum,y a quien seguirn casi todos los autores medievales que se ocuparonde la historia de la Iglesia. En la Edad Media la historia de la Iglesiaoccidental se trata conjuntamente con la historia civil. 18. 14 /. La Iglesia en el Imperio Romano paganoEn el Renacimiento aparece la historia crtica. Matas Flacio Ilri-co,con un grupo de colaboradores, public en Basilea (1559-1574)las Centuriae Magdeburgenses en 13 volmenes, en las que aplicabaa la historia de la Iglesia las nuevas ideas de la Reforma protestante.Como respuesta a los Centuriadores de Magdeburgo, el cardenal Ba-ronioescribi (1588-1607) los Anales Eclesisticos, cuyo contenidollega solamente hasta el siglo xm y fueron prolongados por Rinaldihasta el ao 1566.En el siglo xvn la historia eclesistica alcanz un gran florecimiento.Los benedictinos franceses de San Mauro perfeccionaron lasciencias auxiliares de la historia; con Mabillon la crtica histrica alcanzuna gran perfeccin. Y los jesuitas belgas, conocidos como losbolandistas, hicieron desaparecer definitivamente de su obra, Vidasde los Santos, numerosas leyendas y falsedades.9. METODOLOGA DE LA HISTORIA DE LA IGLESIAEl Concilio Vaticano II, al tratar de las distintas disciplinas quese han de estudiar en el ciclo teolgico institucional, ofrece unaorientacin general en la que la historia est muy presente, comoaglutinante de todas: En la revisin de los estudios eclesisticos hayque atender sobre todo a coordinar ms adecuadamente las disciplinasfilosficas y teolgicas, y que juntas tiendan a descubrir ms yms en las mentes de los alumnos el misterio de Cristo, que afecta atoda la historia del gnero humano, influye constantemente en laIglesia y acta sobre todo mediante el ministerio sacerdotal(OT 14).Tambin se menciona expresamente la historia de la Iglesia,como disciplina que han de estudiar los futuros sacerdotes; y adems,da una pauta para la metodologa que se ha de emplear en suexposicin: En la enseanza de la Historia eclesistica, atindase almisterio de la Iglesia, segn la Constitucin dogmtica De Ecclesia(OT 16).Despus del Concilio, la Santa Sede ha promulgado algunos documentosrelativos a los estudios acadmicos: Normis declarationis(1968), Ratio fundamentalis (1970), Tra i molteplici segni (1976),Cdigo de Derecho Cannico (1983). Algunos de estos documentos,adems de ratificar el estudio de la Historia de la Iglesia, contienendeterminadas normas metodolgicas con evidentes resonancias delnmero 16 de la OT; lo ms sobresaliente es el puesto de disciplinateolgica principal, no auxiliar, que se le asigna a la historia de laC.l. Nociones preliminares 15Iglesia 3; y que la investigacin histrica ha de predominar en el aspectopositivo de la reflexin teolgica 4.El mtodo didctico de la historia de la Iglesia ha de tender siemprems a formar que a informar. La tarea de los alumnos no puedeen modo alguno agotarse en la memorizacin escueta de unos nombresy unas fechas, sino que deber ser orientada al anlisis de la gnesisy desarrollo de los acontecimientos, en todas sus dependenciasy conexiones causales, para determinar las fuerzas y las ideas que estnen el origen de los procesos evolutivos de la marcha de la Iglesia.No se trata, por supuesto, de establecer una alternativa entre los hechosy las ideas, sino de la comprensin de unos y otras en su mutuainteraccin.El mtodo a seguir en la historia de la Iglesia, se ha de regir necesariamentepor los principios que regulan la investigacin histricams estricta, pero con las peculiaridades que dimanan de la vertienteteolgica propia de la Historia de la Iglesia. En este mtodo habrnde estar presentes estas caractersticas fundamentales: crtica, queimplica un examen riguroso de las fuentes, segn las tcnicas propiasde la crtica interna y externa; imparcialidad, que exige no dejarsellevar por ningn prejuicio, sino por el deseo de encontrar laverdad; pragmtico-gentica, que penetra en la gnesis interna y enlos nexos causales que guiaron la accin de los protagonistas; desdela fe: puesto que la Iglesia no es solamente obra de los hombres, sinotambin obra de Dios, su historia deber ser tratada desde una perspectivade fe, sin que esto perjudique su carcter de ciencia emprica.10. CIENCIAS AUXILIARES DE LA HISTORIA DE LA IGLESIATodas las ciencias pueden ser consideradas como auxiliares de lahistoria en general y de la historia de la Iglesia en particular, porquede una manera o de otra, existir siempre alguna relacin entre todaslas diversas partes de todo el humano saber. Sin embargo, hay algunasciencias que son auxiliares de la historia de la Iglesia en el plenosentido de la palabra, porque tienen un objeto que, desde algn puntode vista, se relaciona directamente con ella; tales son especialmente:la Filologa, que estudia la naturaleza y estructura de los idiomas; laPaleografa, que interpreta las escrituras antiguas; la Diplomtica,que descifra los diplomas y documentos; la Numismtica, que estudialas monedas y medallas; la Arqueologa cristiana, que se ocupaRatio fundamentalis, 79.Tra i molteplici segni, 29. 19. 16 I. La Iglesia en el Imperio Romano paganode los monumentos de la antigedad cristiana; la Cronologa y laGeografa, que estudian las coordenadas del tiempo y del espaciodentro de las cuales se desarrollan todos los acontecimientos.11. DIVISIN DE LA HISTORIA DE LA IGLESIALa historia, como la vida misma, no admite pausas; es una continuidadviva en la que el hoy brota del ayer y florece en el maana.La historia de la Iglesia tiene una unidad y continuidad que no puedenromperse. Sin embargo, existen pocas y perodos distintos, porquecambian los actores y los escenarios en un devenir constante. Deah la dificultad para determinar con exactitud cundo termina unapoca y cundo empieza otra.En la historia de las personas y de las instituciones vivas no ocurreque primero acaba por completo una poca y a continuacin empiezaotra diferente y separada de la anterior; ocurre, en cambio, quees preciso ir a buscar muy atrs las races, los primeros brotes de loque posteriormente sern las caractersticas definitorias de la nuevapoca; y viceversa, muchas de las caractersticas que definan a lapoca anterior continan con vida pujante mucho despus de los lmitesestablecidos para ella. De ah se deduce la gran cautela conque se han de considerar los lmites cronolgicos de cada poca y decada perodo.Sin embargo, y a pesar de su gran relatividad, la divisin cronolgicade la historia es, sin duda, un factor importante para su mejorcomprensin. Cada historiador justificar, sin duda con buenos argumentos,su propia particin de la historia de la Iglesia. Aunque a lahora de sealar las fechas an existe una gran variedad de opiniones,todos los historiadores estn de acuerdo en afirmar que la divisin entres edades: Antigua, Media y Moderna, inventada por los humanistasdel siglo xv, resulta ya totalmente obsoleta, porque el tiempo noha pasado en vano desde el siglo xv hasta el siglo xxi.En la actualidad la historia, tanto civil como eclesistica, se divideen cuatro edades: Antigua, Media, Moderna y Contempornea,aunque, despus, a la hora de establecer los lmites cronolgicos decada una de estas edades, los criterios podrn ser muy dispares. Losautores de esta historia han convenido en establecer la siguiente cronologa:Edad Antigua (1-400): desde el nacimiento de Cristo hastalas invasiones de los pueblos germnicos. Edad Media (400-1454):hasta la cada de Constantinopa. Edad Moderna (1454-1789): hastala Revolucin francesa. Edad Contempornea (1789...): hasta la actualidad,y mirando hacia el futuro.C.l. Nociones preliminares 17La Edad Antigua suele dividirse en dos perodos: 1) La Iglesia enel Imperio romano pagano (1-313); 2) la Iglesia en el Imperio romanocristiano (313-400). El primer perodo tiene un carcter muy peculiarporque la Iglesia no posee an una tradicin preexistente de fey de organizacin. Durante este primer perodo, la actividad creativade la Iglesia era inseparable de la creacin misma de la Iglesia. El segundoperodo se caracteriza por el cambio radical de la actitud delImperio hacia la Iglesia y viceversa; en contraposicin al enfrenta-mientodel primer perodo, se pasa a una larga etapa de colaboraciny casi de confusin entre el Imperio y la Iglesia oficial. 20. CAPTULO IIJESS DE NAZARET, FUNDADOR DE LA IGLESIABIBLIOGRAFABLANK, J., Jess de Nazaret. Historia y mensaje (Madrid 1973);BOUTTIER, M., Del Cristo de la historia al Jess de los Evangelios (Madrid1971); CULLMANN, O., Jess y los revolucionarios de su tiempo (Madrid1973); FLUSSER, D., Jess en sus palabras y en su tiempo (Madrid 1975);GERHARDSSON, B., Prehistoria de los evangelios. Los orgenes de las tradicionesevanglicas (Santander 1980); GREELEY, A. M., El mito de Jess(Madrid 1973); GRELOT, P., LOS Evangelios y la historia (Barcelona 1987);GUEVARA, H., Ambiente poltico del pueblo judio en tiempos de Jess (Madrid1985); HERRANZ MARCO, M., LOS evangelios y la crtica histrica (Madrid1978); KNG, H., La Iglesia (Barcelona 1967); SCHOLL, N., Jess sloun hombre? (Salamanca 1974); THEISSEN, G.-MERZ, A., El Jess histrico(Salamanca 1999); VARGAS-MACHUCA, A. (ed.), Jesucristo en la historia yen la je (Salamanca 1977); WILES, M., Del Evangelio al Dogma. Evolucindoctrinal de la Iglesia antigua (Madrid 1974); WOLFGANG, T., Jess y losproblemas de su historicidad (Barcelona 1975).1. EXISTENCIA HISTRICA DE JESS DE NAZARETEl problema de la existencia histrica de Jess de Nazaret ha agitadomucho a exegetas e historiadores en los ltimos tiempos; perohay que tener en cuenta que no se trata en modo alguno de contraponeral Jess de la historia, la figura de un mito o de una leyenda apcrifa,porque al empezar el tercer milenio de la era cristiana, la existenciahistrica de Jess de Nazaret ha quedado ya definitivamentedemostrada, tanto para los exegetas como para los historiadores, decualquier tendencia que sean. La negacin de la historicidad de Jessde Nazaret, que se ha cimentado en el racionalismo del siglo xvm,en la crtica bblica radical de Bruno Bauer ', en el estudio de los mitosde Drews 2, en el movimiento social de liberacin de los pobres yesclavos de Kalthoff3 o en el sincretismo de Alfaric 4, hoy da carecepor completo de avales.1 BAUER, B., Christus und die Casaren (Leipzig 1877).2 DREWS, A., Die Christusmythe (Berln 1909).s i KALTHOFF, A., El problema de Cristo. Lneas fundamentales para una teolo-,ga social (Leipzig 1904).4 ALFARIC, P., Origines sociales du Christianisme (Pars 1959). 21. 20 /. La Iglesia en el Imperio Romano paganoLa existencia histrica de Jess de Nazaret est probada con losmejores argumentos que ofrece la ciencia pura para tales investigaciones5. Para Rudolf Bultmann, uno de los crticos ms radicales delas fuentes evanglicas, la duda acerca de si Jess ha existido realmente,carece de fundamento y no merece ni una sola palabra de rplicaporque est plenamente demostrado que Jess est, como autor,detrs del movimiento histrico, cuyo primer estadio palpable loconstituye la ms antigua comunidad cristiana palestinense 6. Y, adems,las noticias fidedignas de origen gentil y judo anulan por completocualquier esfuerzo por negar su existencia histrica. No obstante,G. A. Wells niega la existencia histrica de Cristo, apoyndosede nuevo en el estudio de los mitos de la necesidad de un Salvador yde la Sabidura encarnada, ampliamente difundidos en el OrientePrximo, en los que se habran apoyado los autores del NuevoTestamento 7.Despus de la resurreccin de Cristo, quienes haban sido susdiscpulos durante los aos de su vida pblica, empezaron la difcilmisin de ser testigos de la resurreccin. Y entonces ocurri algoverdaderamente prodigioso: aquellos que, durante los acontecimientosdolorosos de la pasin y muerte del Maestro, haban estadomuertos de miedo, empezaron a decir que aquel a quien Poncio Pila-tohaba mandado ejecutar, estaba vivo; es verdad que el propio Jesshaba anunciado en varias ocasiones que sera crucificado y queal tercer da resucitara; pero no es menos cierto que no lo habancomprendido.Y ms prodigioso an es el hecho de que los testigos de la resurreccinempezaron a encontrar gentes dispuestas a creerles por elsimple testimonio de su palabra: primero Jerusaln, despus Palestina,y finalmente toda la cuenca del Mediterrneo se adhiri al mensajede Jess.2. FUENTES HISTRICAS DE JESS Y DE LAS PRIMERASCOMUNIDADES CRISTIANASLas fuentes relativas a Jess de Nazaret tienen un triple origen:1) Fuentes cristianas. Es preciso admitir que las fuentes principalesrelativas a la existencia de Jess y a los orgenes de la Iglesia5 LE1P0LDT, J., Hat Jess gelebt? (Leipzig 1920).6 BULTMANN, R., Jess (Berln 1926).7 WELLS, G. A., The historicity of Jess, en R. J. HOFFMANN-G. A. LARUE,Jess in History (Nueva York 1986) 27-45; cf. G. THEISSEN-A. MERZ, El Jess histrico,p.147-148.C. 2. Jess de Nazaret, fundador de la Iglesia 21tienen unas caractersticas muy peculiares; las fuentes cristianas es-critasse reducen al Nuevo Testamento, especialmente los Evange'lios de Mateo, Marcos y Lucas, los Hechos de los Apstoles del propioLucas, y algunas Cartas de Pedro, de Juan, de Santiago, de Judas,y especialmente de Pablo.Los evangelios relatan hechos histricos, pero son relatos que estncondicionados por su finalidad especfica: el anuncio de que Jessde Nazaret muerto y resucitado es el Seor, el Kyrios. Esto suponeque los redactores de esas fuentes neotestamentarias han hechouna seleccin de los acontecimientos (Jn 20,30), de acuerdo conunos criterios que no coinciden con los exigidos por la ciencia histricapropiamente dicha, y algunas adaptaciones en cuanto al tiempoy al escenario de la vida de Jess.Sin embargo, aunque los escritos neotestamentarios, especialmentelos evangelios, no sean una obra histrica propiamente dicha,contienen, sin duda, una informacin muy valiosa desde un punto devista histrico sobre los acontecimientos relacionados con Jess.Tampoco son de despreciar algunas noticias procedentes de la literaturaapcrifa, pues aunque no tenga el carcter de los libros inspirados,y admitiendo que en su mayor parte son fabulaciones, sin embargo,contiene, a veces, informaciones que, contrastadas con otrasfuentes, pueden tener alguna fuerza probatoria.2) Fuentes judas. El judaismo en general no ha dejado muchosvestigios acerca de la figura de Jess; parece que existi un silenciopremeditado, por parte de las autoridades, en torno a la figuradel profeta de Nazaret que se arrogaba el ttulo de Mesas, el salvadoresperado por Israel. Sin embargo existen algunas fuentes judasde importancia. En primer lugar est el historiador Flavio Josefo,uno de los intelectuales judos mejor situados en la segunda mitaddel siglo i; hacia el ao 96 escribi las Antigedades judas, una obra,de extraordinario valor para conocer la historia del pueblo judo entiempos de Jess. En un pasaje de esta obra, Flavio Josefo llama ^Santiago el Menor hermano de Jess, el llamado Cristo 8; y enotro pasaje de la misma obra que, aunque tal como se conserva pare^ce que ha sido manipulado por un autor cristiano, est fuera de dud^que en l Flavio Josefo se refera explcitamente a la vida de Cristo .Tambin existen en la Tradicin talmdica algunas referenciasacerca de la existencia histrica de Jess de Nazaret, y acerca de su.influencia sobre el pueblo judo, especialmente por sus milagros queson considerados simplemente como obras de magia.8 FLAVIO JOSEFO, Antigedades judas, XX, 9, 4.9 Ibid., XVIII, 3, 3. 22. 22 /. La Iglesia en el Imperio Romano pagano3) Fuentes paganas. Hay varios historiadores paganos que,por diversas circunstancias, se refieren a Jess o a los cristianos primitivos.Tcito, al referirse a la persecucin de Nern contra los cristianos,alude a la ejecucin capital de Cristo por sentencia de Pila-to10. Suetonio dice que el emperador Claudio expuls a los judos deRoma por las peleas que armaban entre s a causa de un tal Cresto ''.La crtica moderna ve en este pasaje un paralelo de los Hechos de losApstoles (17,2), donde se habla de la misma expulsin de los judos;Suetonio, mal informado, confundi a Cristo (Cresto) con losprimeros predicadores del evangelio, a quienes los judos de Romacontradecan no slo con palabras, sino tambin con hechos violentos.Plinio el Joven escribe a Trajano hacia el ao 112 que los cristianosentonaban a Cristo cnticos como si fuera un dios 12. Estos autoresmerecen la mxima credibilidad; es, en cambio, absolutamenteespuria la correspondencia mantenida por el rey Abgar de Edesa conCristo; y lo mismo se ha de decir de la Relacin de Pilato dirigida alemperador Tiberio sobre la muerte y resurreccin de Cristo. Es tambinmuy posterior la carta de Lntulo dirigida al Senado, en la quedescribe los rasgos fsicos de Jess '3; tampoco se sostiene ante lacrtica histrica la carta del sirio Mar a su hijo, en la que habla deCristo como del Rey Sabio '4.3. DEL CRISTO DE LA FE AL JESS DE LA HISTORIALos evangelios no fueron escritos como libros de crnica o dehistoria propiamente dichas, sino como relatos que reflejan la situacinde las distintas comunidades cristianas en que fueron escritos;se puede afirmar que los cuatro evangelios son una reflexin sobrelas palabras y los hechos de Jess a la luz de la situacin concreta delas comunidades primitivas; y, viceversa, una reflexin sobre la situacinde las comunidades primitivas, a la luz de las palabras y delos hechos de Jess.Los evangelios fueron escritos para que creis que Jess es elMesas, el hijo de Dios, y para que, creyendo, tengis vida eterna10 TCITO, Anales, XV, 44." SUETONIO, Vida de Claudio, XXV, 3-4.12 PLINIO EL JOVEN, Epistula 9,96, 6; la respuesta de Trajano: Epistula 10,96 y 97.13 Lntulo, Publio, es un personaje ficticio, supuesto gobernador de Judea antesde Poncio Pilato; su carta al Senado romano fue publicada por primera vez en la VitaChristi de Ludolfo Cartujano, Colonia 1474.14 Cf. un amplio anlisis y valoracin de las fuentes cristianas, judas y paganasde la vida de Jess, en G. THEISSEN-A. MERZ, El Jess histrico, p.623-633.C.2. Jess de Nazaret, fundador de la Iglesia 23(Jn 20,31); y para que llegues a comprender la autenticidad de lasenseanzas que has recibido (Le 1,4). El inters primordial de losautores del Nuevo Testamento fue suscitar o consolidar la fe de loscreyentes. Al principio est la confesin: Jess es el Kyrios, el Mesas,formulacin que, por otra parte, no se plasm sino con la experienciade la resurreccin de Jess y de la comunicacin del EsprituSanto. Solamente despus de esta experiencia pascual se present laprueba de la credibilidad de la fe predicada por los Apstoles, acudiendoa lo que Jess hizo y ense (Hch 1,1) antes de Pascua.Esto lo atestigua el propio San Lucas en el comienzo de su Evangelio:he decidido yo tambin, despus de haber investigado diligentementedesde los orgenes, escribrtelo por su orden, ilustre Tefilo,para que conozcas la solidez de las enseanzas que has recibido(Le 1,3-4).La figura central, el protagonista total, de los cuatro evangelioses el Cristo de la fe, el Seor resucitado, no el Jess que sus discpuloscontemplaron y palparon durante su peregrinacin por los caminospolvorientos de Palestina, cuando no acababan de entender loque estaba ocurriendo en su entorno, porque despus de tres aos decatequesis, an no comprendan nada, como lo demuestra el episodioprotagonizado por Felipe en la ltima Cena: Seor, mustranos alPadre y esto nos basta; a lo que Jess responde: Felipe, tres aosllevo con vosotros y an no habis entendido nada; no te das cuentade que quien me ve a m ve tambin al Padre? (Jn 14,8-9).Hay abundantes referencias al hecho de que los evangelistas escribieronsus relatos con una evidente visin retrospectiva, desde sumodo de comprender a Jess despus de los acontecimientos de sumuerte y resurreccin; es decir, escriben los evangelios desde sucondicin de testigos de Jess resucitado. Los evangelistas partieronde su experiencia de fe, y desde ella vean a Jess de Nazaret comoel Cristo, el Kyrios; y desde ah transmitieron sus enseanzas y susmilagros, para reforzar esa misma fe en los destinatarios de susevangelios.Pero, por otra parte, los evangelios no son relatos ficticios; nomuestran intencin alguna de falsear la realidad; los evangelistas reconstruyeronla realidad del Jess de la historia, del Jess prepas-cual,anterior a su manifestacin como Seor resucitado, comoKyrios.ste es el paso obligado del Cristo de la fe al Jess de la historia.El concepto del Jess de la historia se refiere a Jess de Nazaret entanto que es objeto de una investigacin histrica de tipo metdico ycrtico, y la imagen que de l se puede trazar por medio de tal investigacin.Sin embargo, la afirmacin de exegetas e historiadores enel sentido de que, tal como estn las fuentes hoy da, ya sera imposi- 23. 24 /. La Iglesia en el Imperio Romano paganoble escribir una biografa propiamente dicha de Jess, porque no sepuede saber con exactitud cundo naci Jess, cunto dur su vidapblica, ni cmo ocurrieron realmente los acontecimientos de suvida, tiene que ser muy matizada histricamente.Es cierto que los evangelistas utilizaron los hechos reales de lavida de Jess desde su finalidad de suscitar o confirmar la fe; peroesto no significa que haya que admitir, sin muchas reservas, la afirmacinde que ya nadie est en condiciones de escribir una vida deJess 15 porque, al trmino de estas investigaciones, aparece el convencimientodel propio fracaso 16; porque, por otra parte, no es menoscierto que se conocen, con la mejor garanta histrica, ms hechosy ms palabras autnticas de Jess que de la mayor parte de lospersonajes ms famosos de la antigedad. Jess de Nazaret, evidentemente,no es un invento de la segunda y tercera generacincristiana 17.El verdadero problema est en encontrar las claves adecuadaspara la identificacin de los hechos y de las palabras de Jess porque,sin duda, se puede afirmar que muchos relatos evanglicos sonrigurosamente histricos, aunque se carezca del mtodo adecuadopara poder comprobarlos. No hay problema de la vida de Jess encuya resolucin no se haya trabajado con minuciosidad y agudeza;exegetas e historiadores de todas las tendencias han trabajado en estatarea, pero la oscuridad se ha ido haciendo cada vez mayor 18.4. QU SE SABE DE JESS CON CERTEZA HISTRICA?Los autores del Nuevo Testamento no escribieron ni un solo libro,ni una sola frase que no est sujeta a la finalidad primordial dedar testimonio de la fe de que Jess de Nazaret es el Cristo; solamenteen una segunda instancia se podr preguntar hasta qu punto y enqu sentido hay una realidad histrica, unas palabras realmente pronunciadaspor Jess o un milagro hecho por l. Este modo de procederno comporta escepticismo por principio respecto a la historicidadde esas palabras o de esos hechos, sino simplemente una ordenacinde los intereses; y el inters primordial de sus autores fue sin dudaalguna despertar o consolidar la fe de los creyentes; es decir, en pri-15 G. BORNKAMM, Jess von Nazaret (Stuttgart 1956; trad. castellana, Salamanca1978).16 BORNKAMM, G., o.c, 11.17 Cf. G. THEISSEN-A. MERZ, O.C, 630-631.18 J. GONZLEZ ECHEGARAY, Arqueologa y evangelios (EVD, Estella 1994)9-17.C.2. Jess de Nazaret, fundador de la Iglesia 25mer lugar hay que dar testimonio de la fe; y despus fundamentar esetestimonio en la historia de Jess.El historiador de la Iglesia, como los primitivos cristianos, tieneque captar ante todo el testimonio de la fe en cada acontecimientoque narran los escritos neotestamentarios, y despus, como hicieronsus autores, se presentan las pruebas de la credibilidad del anuncio(cf Le 1,4) por medio de los hechos y de las palabras de Jess.Ciertamente, como se deja dicho anteriormente, no se conoce lafecha exacta del nacimiento de Jess; el monje Dionisio el Exiguo,hacia el ao 526, hizo algunos clculos para establecer el primer aode la era cristiana; y seal el ao 753 de la fundacin de Roma;pero, segn la cronologa actual, se puede asegurar que se equivocen el clculo, de modo que habra que adelantar el nacimiento deCristo entre un mnimum de cuatro aos y un mximum de siete.Tampoco se puede dar por seguro el tiempo que dur la vida pblicade Jess; hay autores que la reducen a un ao, otros a dos e inclusoa tres y medio. Por consiguiente, tampoco se puede calcular lafecha exacta de su muerte; si, como dice Lucas (Le 3,23), Jess tenatreinta aos al iniciar su vida pblica, habra muerto a la edad de 31o de 33 aos, segn se acepte una u otra teora sobre el tiempo de suvida pblica.Por otra parte, aunque sea imposible ofrecer una prueba histricasegura para la mayor parte de los acontecimientos de la vida de Jess,sin embargo existen algunos hechos para los que es posibleaportar una prueba de su historicidad. Existen algunos hechos en losrelatos de los evangelios que, de no haber sido plenamente histricos,no los habran inventado los evangelistas, porque, ms que favorecer,seran un obstculo para la fe en Jess de Nazaret como elSeor, como el Mesas prometido y esperado por Israel.Entre estos hechos sobresalen los siguientes: 1) Jess era oriundode Nazaret, en donde no poda haber cosa buena (Jn 1,46); 2) Jessfue bautizado por Juan en el Jordn, como alguien inferior aquien le bautiza, y que tiene necesidad de convertirse; 3) Jess fracasexternamente en el ejercicio de su misin evangelizadora, porque,de hecho, fueron muy pocos los judos que lo aceptaron: vino a sucasa y los suyos no lo recibieron (Jn 1,14); 4) Jess fue juzgado ymuri, como un malhechor, en una cruz, condenado por el poder deRoma, a instancias de las autoridades y del pueblo de Israel (cf. Jn19). Todo esto, de no haber sido rigurosamente cierto, a ningnevangelista se le habra ocurrido narrarlo, porque constitua un escndalopara los judos y una locura para los gentiles (1 Cor 1,23).Tambin se puede considerar como histricamente cierto: sucondicin de profeta que anunci la buena nueva del reino de Dios;su poder taumatrgico; sin duda que l realiz hechos portentosos o 24. 26 I La Iglesia en el Imperio Romano paganomilagros, los cuales, sin embargo, fueron interpretados por algunoscomo obras de magia, y por otros incluso como obras del demonio(cf. Le 11,15).5. PREPARACIN DEL MUNDO PARA LA VENIDA DE CRISTOLa humanidad, en su conjunto, tuvo una larga etapa de preparacinpara la venida de Cristo. Desde un punto de vista histrico-so-ciolgico,la expresin paulina cuando lleg la plenitud de los tiempos (Gal 4,4) se asienta sobre las bases que ha labrado el conjuntode todas las culturas y civilizaciones, desde la aparicin del hombresobre la tierra, pasando por las grandes culturas y religiones delExtremo Oriente: hinduismo, budismo, no desconocidas en la cuencadel Mediterrneo; del Prximo Oriente: Asira, Babilonia, Persia,Egipto; y de Occidente: Grecia, Roma; hasta el mundo judio que estabaespecialmente ordenado a preparar y anunciar la venida de Cristo,Redentor del Universo, y de su Reino mesinico.El pueblo judo fue elegido por Dios para ser portador de supromesa universal de salvacin. La importancia histrica de Israelest en su religin; el cristianismo tendra que haber sido la culminacinnatural de su historia religiosa; pero la realidad es que solamenteun pequeo ncleo, un pequeo resto acept a Jess como elMesas esperado. El monotesmo y la espera de un Mesas son lasdos notas que diferencian al pueblo judo de todos los dems pueblos;y esas dos notas caractersticas son los elementos positivos queel Judaismo ofrece al cristianismo naciente. Pero de ah procederntambin los dos obstculos principales que dificultarn la expansinde la Iglesia naciente: el nacionalismo judo contrario al universalismocristiano, y la piedad farisaica que se expresaba nicamente en elcumplimiento exacto de la Ley, y no valoraba de un modo suficientela intencin interior que es algo esencial al cristianismo. En tiempode Jess el pueblo judo se hallaba dividido en dos grandes bloques:el judaismo palestino, y el judaismo de la dispora. Los judos de ladispora sern una buena plataforma para la predicacin del cristianismoen medio del mundo de la gentilidad. Los judos de la disporaestaban muy influenciados por el helenismo que los circundaba; ypor consiguiente eran ms abiertos que los judos palestinenses, queestaban muy cerrados sobre s mismos.Algunos autores cristianos, como Orgenes, han interpretado elImperio romano, en una presuntuosa valoracin del mismo, como sifuese la plenitud de los tiempos de que habla San Pablo: queriendoDios que todas las naciones estuvieran dispuestas para recibir la doctrinade Cristo, su Providencia las someti a todas al emperador deC.2. Jess de Nazaret, fundador de la Iglesia 27Roma 19. Y ms expresamente an dice el gran poeta latino Prudencio:Cul es el secreto del destino de Roma? Que Dios quiere launificacin del gnero humano, porque la religin de Cristo pide unfundamento social de paz y de amistad internacionales. Hasta ahorala tierra ha estado desgarrada, desde Oriente hasta Occidente, porcontinuas guerras. Para domar esta locura, Dios ha enseado a todaslas naciones a obedecer a unas mismas leyes y a convertirse todos enromanos. Ahora vemos a los hombres vivir como el ciudadano deuna sola ciudad y como los miembros de una misma familia. Ellosllegan a travs de los mares, desde pases lejanos, hasta un Foro queles es comn; las naciones estn unidas por el comercio, la civilizacin,los matrimonios; de la mezcla de los pueblos ha nacido unasola raza. He ah el sentido de las victorias, de los triunfos del Imperio:la paz romana ha preparado el camino a la venida de Cristo20.Pero no fue realmente el Imperio Romano el que dio la plenitud al tiempo. Es cierto que el Imperio Romano contribuy de unmodo notable a la buena acogida que las gentes prestaron al evangeliode Jess; pero no es menos cierto que el Imperio Romano tambinpuso barreras que se oponan frontalmente a la expansin delcristianismo; barreras que se hubieran podido predecir fcilmente, sise hubiera tenido en cuenta el elogio dedicado a Augusto en una inscripcinhallada en Halicarnaso, y redactado en el sentido de queDios haba puesto punto nal a sus obras benficas en favor de la humanidadal concederles a Csar Augusto como bien supremo, padrede su propia Patria, diosa Roma, Zeus paternal, y salvador del gnerohumano 21. Y otra inscripcin proveniente del Asia Menor tambinse refiere a Csar Augusto en trminos muy parecidos a los queen los evangelios presentan el nacimiento del Verbo de Dios hechohombre: la Providencia nos ha enviado a Augusto como un Salvador,para acabar con la guerra y ordenar todas las cosas 22. El da de sunacimiento fue para el mundo el principio de la Buena Nueva.Estas frases hacen presentir, sin duda, de dnde le vendrn lasmximas dificultades al cristianismo naciente, a saber: la divinizacinde los emperadores, y la identificacin del paganismo con elImperio Romano. Solamente Cristo puede dar la plenitud al tiempo.Evidentemente es mucho ms conforme con la concepcin cristianade la historia lo que dice Juan Pablo II cuando identifica laplenitud de los tiempos con el misterio de la Encarnacin y con laCitado por D. ROPS, La Iglesia de los Apstoles y de los Mrtires (Barcelona1955) 118.20 Ibid.21 Ibid.22 Ibid. 25. 28 /. La Iglesia en el Imperio Romano paganoredencin del mundo 23. Y de una manera mucho ms directa an lodijo Lutero en su comentario a Gal 4,4: No fue tanto el tiempo loque provoc la misin del Hijo, sino que la misin del Hijo fue laque constituy la plenitud del tiempo 24.Con la venida de Cristo la religin ya no consiste en que el hombrese esfuerce por buscar, a tientas, a Dios, sino que es la aceptacinde Dios que sale al encuentro del hombre en Jesucristo: se es elnuevo comienzo y tambin el fin de todas las cosas (TMA 6). La encarnacindel Hijo de Dios significa el cumplimiento del anhelo detodas las religiones del mundo, y por eso, es su nica y definitivaculminacin o plenitud25.En Cristo, Dios se entrega a la humanidad; y en Cristo la humanidadentera y toda la creacin se entregan a Dios. De este modo,todo retorna a su principio. Cristo es la recapitulacin de todo (Ef1,10); y, a la vez, el cumplimiento de cada cosa en Dios; cumplimientoque es gloria de Dios 26. Cristo es alfa y omega, principio yfin de todas las cosas. Jesucristo ayer como hoy es el mismo, y loser siempre (Heb 13,8).6. CRISTO, FUNDADOR DE LA IGLESIALos orgenes de la Iglesia presentan un problema difcil de resolverporque, para verificarlos con exactitud histrica, como en el casode cualquier otra institucin humana, hacen falta los documentos ylos monumentos que den fe de su existencia; pero una institucin nodeja rastros documentales de s hasta que pertenece plenamente a lavida pblica. Y sta es la dificultad fundamental a la hora de relatarlos orgenes o la fundacin de la Iglesia. Es cierto que ah est elNuevo Testamento como testimonio colectivo de la existencia de Jessy de la Comunidad que est detrs de l; no cabe duda de queningn autor del Nuevo Testamento escribe en nombre propio sinoen tanto que es miembro de esa Comunidad de discpulos de Jess.Se puede afirmar que cada libro, cada prrafo, cada frase del NuevoTestamento es una interpretacin de la vida, de los hechos y de laspalabras de Jess a la luz de la situacin de la comunidad en que fueescrito; y, viceversa, una interpretacin de la situacin de esa comunidada la luz de la vida, de los hechos y de las palabras de Jess.Tertio millennio adveniente, 1.WA 57,30,15.C.2. Jess de Nazaret, fundador de la Iglesia 29La crtica no se cansa de repetir, desde hace mucho tiempo, quela Iglesia primitiva naci de la fe pascual; pero esta idea, que, enprincipio, ha sido aceptada por los exegetas e historiadores catlicos,tiene que ser muy matizada en el sentido de que, sin duda, la doctrinade Jess no es solamente inspiradora de la Iglesia que nacera despusde su muerte y resurreccin, sino que Jess es el verdadero fundadorde la Iglesia porque el Jess prepascual tuvo una decididaintencionalidad y la expresa voluntad de formar una Comunidad dediscpulos a la que conocemos y llamamos Iglesia de Cristo, talcomo hoy existe en sus elementos constitutivos.La Iglesia no aparece en la historia como una comunidad quesurge de la iniciativa de unos hombres que toman como punto de referenciael recuerdo, la admiracin y las enseanzas de un Maestroreligioso que se llam Jess de Nazaret, porque l no habra tenidoproyecto fundacional alguno. Al contrario, la persona de Jess, y sumensaje, sus hechos y sus palabras, conllevan la fundacin de laIglesia; es decir, la Iglesia no tiene solamente su origen en la intenciny en el mandato del Jess prepascual, sino en todo el acontecerde Cristo. La Iglesia es el proyecto y la obra de Jess; la obra, portanto, de Dios, y no la obra de una iniciativa humana cualquiera.No se puede afirmar, sin embargo, que hubo un momento concretoen que Jess declar fundada la iglesia, como cuando se firma elacta de constitucin de una sociedad. Fue con la totalidad de su accinsalvadora como Jess constituy su Iglesia en el mundo. En elacontecimiento prepascual que es todo el hacer y el acontecer de Jess,se pueden distinguir algunos momentos decisivos:1) La predicacin del Reino de Dios: Jess dio comienzo a laIglesia predicando la llegada del reino de Dios prometido desde siglosen la Escritura (LG 5). No es exacto afirmar que, cuando Jesspredicaba el reino de Dios, no pensaba en la Iglesia. Gran parte delas parbolas tienen una evidente referencia a la Iglesia como comunidadde salvacin para todos los hombres 27.2) La constitucin de los Doce: la formacin del grupo de losDoce y el envo de los discpulos a predicar apuntan hacia el futuro;lo cual significa, por lo menos implcitamente, la fundacin de laIglesia. Los Doce son quienes garantizan el anuncio de salvacin(1 Cor 11,23). Un indicio muy fuerte de que la Iglesia primitiva seaferra a la intencin y a los actos institucionales de Jess, es precisamentela conservacin del grupo de los Doce con la eleccin deMatas en lugar de Judas Iscariote (Hch 1,21-26).3) El Primado de Pedro: en el grupo de los Doce sobresale la figurade Pedro que fue puesto por el mismo Jess al frente de los de-27 Cf. Me 4,14; Le 12,32; Jn 10,11; Jn 15,1-5; Mt 13,47-50. 26. 30 I. La Iglesia en el Imperio Romano paganoms apstoles e instituy en la persona del mismo el principio y fundamento,perpetuo y visible, de la unidad de fe y comunin (LG18). La institucin del primado de Pedro no cabe duda de que es unmomento decisivo en la fundacin de la Iglesia en cuanto tal queaparece en Mt 16,18; este pasaje de Mateo no es simplemente unacategora pospascual, sino algo prepascual que en labios de Jess serefera a la estabilidad de la comunidad salvfica que se asienta sobrela Roca que es Pedro.4) La institucin de la Eucarista, centro de la celebracin litrgicade la comunidad de los discpulos, es presentada como un elementoestable, intangible, que garantiza la permanencia y la unin delos discpulos entre s. Segn San Pablo, la vida litrgica de la comunidadcristiana centrada en la Eucarista es inseparable del ncleoms primitivo de la Iglesia (1 Cor 11,22). Y la Eucarista no es enmodo alguno invencin humana sino pura iniciativa de Jess.5) El envo de los Apstoles por todo el mundo a predicar laBuena Nueva y la promesa de enviar el Espritu Santo son la garantade la perpetuidad del proyecto salvfico de Jess de Nazaret.6) Ciertamente, no hay ruptura entre la comunidad prepascualy la comunidad pospascual de los creyentes en Jess de Nazaretcomo el Mesas prometido por Dios. La venida del Espritu Santo enPentecosts es, segn los Hechos, un acontecimiento de capital importanciapara la eficacia posterior de la Iglesia, pero no significa lafundacin propiamente dicha de la Iglesia, porque sta ya estaba all,reunida en torno a Mara la Madre de Jess (Hch 1,15); pero s fue lahora en que aquella pequea comunidad de discpulos fue revestidade la fuerza de lo alto (Le 24,49) que la habilit para su expansinpor el mundo entero.7) La Iglesia primitiva tiene una conciencia muy explcita deque es la comunidad salvfica del Mesas, de Jess de Nazaret, aquien Dios ha elevado a su diestra 28.La Iglesia fundada por Jess es una semilla que tiene que germinar,crecer, para dar cobijo a todos los hombres, de todos los tiemposy lugares; pero su crecimiento y expansin, y su adaptacin a todaslas culturas, no pueden oscurecer los vnculos directos que la unen alJess prepascual. La Iglesia, como el propio Hijo de Dios que la fund,tendr que encarnarse en los hombres y culturas de todos lostiempos y lugares, para ser la continuadora de la misma obra salvficade Jess, y testimoniar as la presencia del reino de Dios en mediodel mundo.28 Hch 2,32-36; 3,13-15; 5,30ss; 7,55ss; 9,4ss; 10,37-43; 13,27-31.CAPTULO IIILA IGLESIA PRIMITIVA DE JERUSALNBIBLIOGRAFAAGUIRRE, R., Del movimiento de Jess a la Iglesia cristiana (Bilbao1987); ID., La Iglesia de Jerusaln. Orgenes de la Iglesia y sus primerosdesarrollos (Barcelona 1989); ID., La mesa compartida. Estudios del NuevoTestamento desde las ciencias sociales (Santander 1994); BAGGATI, B., Alieorigini della Chiesa (Ciudad del Vaticano 1981); DUPONT, J., Les sourcesdu Livre des Actes. tat de la question (Pars 1960); EQUIPO CAHIERSBIBLIQUES, Los hechos de los Apstoles (Esteila 1979); FITZMEYER, J. A., Elevangelio segn San Lucas (Madrid 1986); GOGUEL, M., L 'Eglise primitive(Pars 1947); HENGEL, M., La storiografia protocristiana (Brescia 1985);JEREMAS, J., Jerusaln y el pueblo judo en tiempos de Jess (Madrid1977); LEIPOLDT, J., El mundo del Nuevo Testamento, 3 vols. (Madrid1973); MAROTO, P., Comunidades cristianas primitivas (Madrid 1974);PENNA, R., L 'ambiente storico-culturale delle Origini cristiane (Bolonia1986); PERROT, CH., Los Hechos de los Apstoles, en A. George-P. Gre-lot,Introduccin crtica al Nuevo Testamento, I (Barcelona 1983); RICOEUR,P., Tiempo y narracin, 3 vols. (Madrid 1987); SCHUMACHER, E., El vigorde la Iglesia primitiva (Barcelona 1957); TESTA, E., Nazaret Giudeo-Cris-tiana.Riti, iscrizioni, simboli (Jerusaln 1969).1. LOS HECHOS DE LOS APSTOLESLa fuente principal para conocer el origen y desarrollo de la comunidadprimitiva de Jerusaln son los Hechos de los Apstoles;esta obra no es, evidentemente, una narracin completa, sino una seleccinde lo que all acaeci durante los primeros aos de existenciade la comunidad primitiva. San Lucas compuso este libro con la intencinmuy precisa de continuar su Evangelio, en el que narrabatodo lo que Jess hizo y ense desde un principio hasta el da enque, despus de haber dado instrucciones por medio del EsprituSanto a los apstoles, fue llevado al cielo (Hch 1,1-2).Lucas se presenta a s mismo como un historiador que ha investigadodiligentemente y ha narrado ordenadamente las cosas quese han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido losque desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra (Le 1,1-4); pero Lucas, como los dems autores del NuevoTestamento, escribe para quienes han sido ya iniciados en la fe, a fin 27. 32 I. La Iglesia en el Imperio Romano paganode que conozcas la solidez de las enseanzas que has recibido(Le 1,4).Desde una consideracin meramente literaria, hay que admitirque los Hechos de los Apstoles tienen parecidos formales con lasobras histricas que por entonces escriban los autores profanos;pero, en realidad, Lucas se presenta en los Hechos ms como un telogoque como un historiador, por lo menos en el sentido que estapalabra tiene hoy para nosotros. Antes que historiador, Lucas es uncreyente en Jess como el Cristo, es decir, la fe est en el primer planode su relato; Lucas transmite verdades teolgicas revestidas conun ropaje histrico.Por su condicin de creyente y de telogo, Lucas se remonta alos eternos designios de Dios de salvar al hombre, y muestra cmoexiste una perfecta continuidad entre el Pueblo elegido de Dios y Jess,en quien se cumplen las profecas del Antiguo Testamento, y entreJess y la Iglesia; sta es la prolongacin de la obra salvfica deaqul, por medio del Espritu. Por eso Lucas empieza su Evangelio,la primera parte de una obra unitaria, cuya segunda parte son los Hechosde los Apstoles, con el mensaje de Dios, quien, por medio delarcngel Gabriel, anuncia a Mara el proyecto salvfico de Dios prometidoen el Antiguo Testamento; y en la segunda parte de esa obraunitaria, Lucas expone cmo la Iglesia ha sido fundada por Jesspara que contine a travs del tiempo y del espacio su obra salvfica.La Iglesia, asistida por el Espritu Santo, es la continuadora de unahistoria de salvacin iniciada en el Antiguo Testamento y culminadaen la actuacin de Jess de Nazaret.Al escribir los Hechos de los Apstoles, Lucas quiere mostrarcmo el anuncio del reino de Dios se dirigi primero a los judos y,desde ellos, pas despus a todos los hombres de buena voluntad. Deah la divisin de los Hechos en dos grandes partes: los primerosquince captulos se ocupan de la comunidad primitiva de Jerusaln;y los trece captulos restantes se centran fundamentalmente en laobra apostlica de San Pablo, elegido por Dios, a travs de la propiacomunidad, para anunciar el evangelio a la gentilidad (cf. Hch13,1-3).2. EL ACONTECIMIENTO DE PENTECOSTSEl grupo de los