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y globáíizaciónAnna María Guasch
VZ**.? UNIVERSIDADI ->t-!;• NACIONALir^ , .„•'V DE COLOMBIA
r.'- ''"í"-*- S E D E [; O O O T AFACULTAD DE ARTES
el cqllageposmoderno
Kr::lur (';r:'.;-ral Marco Palacios Rozo Yicwríícíor srd<i i;ir;nl;¡ Fernando Viviescas
Monsalve Drcano Fernando Montenegro Lizarralde Y;f:nk:;:;:n¡> acnüí'-mico Luis Fernando
Fiqno Pinto Vlcodecano tú1 bienestar Miguel Forero Barbosa Hri'rr!ar;p, di: I ; i : ¡ :n í í< i í í
Juanita Montoya Gaivis [du:< v Ü O H I Í J Í V de \a cnlcciáihs Gustavo Zalamea Kílünra Margarita
Valencia í ) i v < - : : l * u - í::d;;r Alfonso Espinosa Parada Disidió ^r. i íuK) Camilo Páez Vanegas
!nr;:, - in: ; Uniíjiblos / dirunibiblo [email protected]
Jorge Hernán Toro Acosta
Guasch, Anna MaríaArte y globalización / Anna María Guasch. -- Bogotá : Universidad
Nacional de Colombia, 2004.
32 p. - (Colección Sin condición ; 1)
ISBN : 958-701-447-2
1. Arte 2. Globalización - Aspectos culturales 3. Identidad cultural I.Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Artes
¡ CDD-21 700.4355 /2004
Palabras claves: Arte Globalización Cultura Identidad Territorio
Key words: Art Globalization Culture Identity Territory
colecciónsincondición 1Primera edición: agosto de 2004ISBN 958-701-447-2© Anna María Guasch 2004© Universidad Nacional de Colombia© Facultad de Artes
IlustracionesPlanta de ¡a Escuela de /Irtes Plásticas
hedía con llaves de ajuste.Mundo de Raúl Cristancho
Lo importante no es crear nuevos sistemas,
aportar nuevas ideas u ofrecer una teoría al
mundo, sino llevar el lenguaje a sus límites. De
ahí la reivindicación del término clandestino,
un concepto que invita a los artistas a pensar
más allá de lo conocido, asumido o permitido,
forzando una imaginación activa en el especta-
dor para que éste cree, cambie y produzca co-
nexiones entre distintas posiciones estratégicas.
Auna María Guasch
Jorge Hernán Toro Acosta
El perfume del jarrón roto
Vivimos del perfume de un jarrón roto
Ernesto Renán
Como decía Renán (siglo xix, edad utópica y entrópica),
vivimos del perfume de un jarrón roto: la ya qui-
zás vaga y remota fragancia de la modernidad
apenas afecta nuestra pituitaria. La era posmo-
derna es una edad del desencanto. Desencanto
de los dogmas más conspicuos de la Ilustración:
el dogma de la igualdad natural, la ley natural
absoluta, la economía de mercado, la simplici-
dad de las leyes de la naturaleza, las leyes de la
perfección... Desencanto, lapidario, en grueso y
de bulto, de los principios generales, uniformes,
esenciales acuñados por el revolucionario Siglo
de las Luces.
Suerte de Ilustración a contravía, la posmo-
dernidad se ha empeñado en revisar su legado, dándo-
le un mentís, mostrando sus costuras, sus dobleces y
simulaciones; empeñándose también en redactar su im-
probable o implausible acta forense.
Es común a nuestra idea de la historia le-
vantar cada tanto el acta de defunción de una era, una
1I collage posmoderno
edad, una época, una fase de una civilización; ello hace
parlo do la lógica de la cultura. El sentido de la historia
i i inbürga un sentido de la crisis; la crisis es un protoco-
ln do la historia moderna porque, modernos o posmo-
di irnos, nos alimentamos de catástrofes y las crisis son
minslros espejos deformantes: nos ayudan a mantener
M i n i s t r a idea del antes y del después,
i l u í ayer y del mañana y mantienen
i ' i i v i lo nuestra cada vez más atro-
I i . ' i i l a , procaria, vacilante y lábil con- /•;
i : i i i n c i a de la continuidad. *>
Las corrientes intelec- '''x^—-' //^-_ .'jf -
ínu las del siglo xvm prestaron cré-
d i l o a la idea de continuidad; la
visión posmoderna afinca en la tesis contraria. Piensa
(|ui! la imagen del mundo es un vasto y críptico collage;
para ella, la percepción del tiempo está regida por las
mismas pautas. Afirma que^no^hay definiciones níti-
das, que nos circundan recurrentes lapsus conceptúa-
los, que los límites entre el hombre y las cosas se
disuelvan en brumas wittgensteinianas.
Las categorías de la posmodernidadLos análisis de la sensibilidad posmoderna
de la profesora Guasch hincan pie en los principales loci
del nuevo paradigma. Son, a modo de ejemplo, estos:
Jorge Hernán Toro Acosta
a) Pluralidad vs. logocentrismob) Nomadismo vs. mainstream
c) Alteridad vs. identidad
d) Diferencia vs. globalidad y hegemoníae) Minimalismo vs. maximalismof) Marginalidadg) Multiculturalismo y diáspora
h) Globomanticismo vs. vanguardismo o modernismoLa lista no para aquí, pero registra la semánti-
ca del arte contemporáneo tal y como lo razona la profeso-
ra Guasch en sus textos. Abogando por un modeloetnográfico del artista ("jBhrrtí^a^ojmojitnógrafo'^, afirma:
(El artista) se interesa por los lugares, las identidades loca-
les y sobre todo por la narratividad en detrimento de lo es-
tético-formal, lo cual lo lleva a practicar un trabajo
interdisciplinar, no sólo en las técnicas aportadas (fotogra-
fía, video, audiovisual, inedia, escultura, objeto}, sino tam-
bién en la forma de pensar, de plantear en cada momento
nuevos puntos toóricos que aporten resultados dinámicos,
que hagan salir al espectador de su sueño impasible, casi
como una nueva forma de activismo cultural.
Estética relacional
Como Nicolás Bourriaud, la profesora
Guasch también está a favor de una "estética relacional",una estética que "toma por horizonte teórico la esfera
.«-i
El collage posmoderno ,
de las relaciones humanas y su contexto social y partede la obra de arte como 'intersticio social', entendiendo
por intersticio un espacio de relaciones humanas que,dentro del sistema global, sugiere otras posibilidadesde intercambio diferentes a las hegemónicas"1.
Así mismo, pasa revista a las alternativas
do los artistas en una sociedad global, en una erahogemónica pero no menos elíptica y descoyuntada.Examina su nueva identidad -una identidad factu-
rada en la errancia y en los márgenes- y también lasposibilidades del nuevo neominimalismo, huelga la(«presión, una estética empeñada en explorar a fon-do los pliegues y repliegues de la cotidianidad.
En suma, uno recuerda a ese tal Ismael,en Moby Dick, aferrado a un ataúd que le sirve desalvavidas. Así el artista posmoderno...
'
Jorge Hernán Toro
Escuela de Artes Plásticas
Universidad Nacional de Colombia
Cf. "En la era de la pospolítica", ponencia, 2004.
a/íey globalizacion
Anna María Guasch
L
Anna María Guasch
La historia cultural identitaria (ni lingüística, ni de gé-
nero, ni de política) del arte de las dos últimas
décadas que proponemos va a centrarse en dife-
rentes momentos "culturales": el momentojpos-
colonial posmoderno que tiene su parangón en
la ideología multiculturalista; el ulterior momen-
to global, en su constante tensión e interacción
con lo local; y, para acabar, el que denominare-
mos momento pospolítico, que, a partir de una
reactualización de las formas de compromiso y
de pensamiento crítico, tiene su equivalente en
el interculturalismo.
Posmodernidad y poscolonialismoCon la irrupción de la condición posmoder-
na, que corresponde al periodo poscolonial, asistimos
a un nuevo episodio en Jajiefinición de la identidad: el
de una máxima expansión, desplazamiento o democra-
tización del hecho cultural fruto de la consolidación
del discurso de la diferencia en el marco del posestruc-
turalismo francés, pero también del impacto de los es-
tudios poscoloniales, que tuvieron un importante punto
de partida en las teorías de Edward Said. En un mundo
no dividido en estructuras binarias (lo civilizado / lo pri-
mitivo, lo crudo / lo cocido, la cultura / la subcultura) ni
dominado por una mirada etnocéntrica o por una socie-
. 12 ¡
Arte y globalización
dad basada en el monoculturalismo radical que conside-
raba la diversidad cultural y social como peligrosa, el "dis-
curso de la diferencia" garantizó un reconocimiento de la
diversidad y de lo que llamaríamos un efecto collage sub-
yacente al discurso de la hibridación, del nomadismo, del
mestizaje y de la impureza.
Posmodernidad y multiculturalismo
En este proceso de desterritorialización pro-
pio de los últimos años de la década de los ochenta y prin-
cipios de los noventa, marcados por la caída del muro de
Berlín, la emergencia en Europa de nuevos Estados naci-
dos en el marco geopolítico generado tras la desaparición
de la Unión Soviética y por el declive de las políticas con-
servadoras norteamericanas del gobierno Reagan, se im-
puso la necesidad prioritaria de reubicar el arto de las
culturas colonizadas, el de las minorías emergentes, el de
las áreas periféricas. Y esta reubicación supuso ante todo
reconocer, dentro de lo "políticamente correcto", la exis-
loncia del otro múltiple, así como su capacidad transgre-
sora y su alteridad.
Es lo que denominaríamos "nuevo interna-
cionalismo", que reflejaría la pluralización de relacio-
nes políticas, económicas y culturales internacionales,N así como las contradicciones y conflictos que emergen
de este proceso de pluralización. Este nuevo internacio-
..13"' I
Anna María Guasch
nalismo se nos aparece como la fórmula que puede ga-
rantizar un mundo lleno de armonía e integración cul-tural. Gracias al nuevo internacionalismo, que suponeel uso de los lenguajes del internacionalismo (sobre todolos derivados del arteminimal, conceptual y pop, enten-
didos como lenguas francas) implementados con narra-"tivas locales, la marginalidad cultural, como sostiene JoanFischer, ya no sería un problema do invisibilidad, sinode exceso de visibilidad, en términos de leer la diferen-cia cultural como algo fácilmente mercantilizable1.
Quizás lo más interesante es constatarcómo el nuevo internacionalismo, de acuerdo con laideología multicultural, no constituiría un nuevo-ismotal y como ocurre con los internacionalismos de cortemoderno (como la Bauhaus o la arquitectura interna-cional) sino todo lo contrario, un proceso de desismí-
zación. Y este proceso, según sostiene Hou Hanru,incluso podría compararse con el concepto científicode la entropía, en la medida en que al mismo tiempo
en que entra en un periodo de desintegración haciaun caos total, alcanza el límite de su propio desarro-llo; y simultáneamente, numerosos y variados órde-
1 Jean Físcher, "The Syncretic Turn: Cross-Cultural Practicas ¡n the Ageof Multiculturalism", en Melina Kalinovska (ed), New Histories,Instituto of ContemporaryArts, Boston, 1996, p. 35.
-14"
Arteyglobalización
nes nuevos emergen de este caos creando una suerte de
equilibrio entre el desorden y el nuevo orden2.
Multiculturalismo y diáspora
Esta necesidad de equilibrar la identidadpropia con las nuevas demandas globales no impide
que artistas de América Latina, Japón, India, China oCorea, quienes practican este nuevo internacionalismoy a la vez crean estilos que respetan las identidades
particulares locales, llamen a las puertas del sistemaartístico occidental buscando las ventajas que ofrece:
el acceso a un discurso vivo y activo más allá de la histo-
ria del arte y del museo.De allí que la imagen visual de la diáspora sea
necesariamente intertextual, en el sentido de que creamúltiples asociaciones visuales e intelectuales a la vez,dentro y más allá de la producción de la propia imagen3.
Y tal como lo reconoce Stuart Hall en el artículo "CulturalIdentity and Diaspora", lo más destacado del fenómenode la diáspora (el propio Hall parte de su propia experien-
cia de la diáspora africana, pues se formó en Jamaica perodesarrolló su carrera profesional en Gran Bretaña) es que
Hou Hanru, "Entropy; Chínese Artists, Western Art Institutions, A NewInternationalism". en Jean Fischer, Global Visions. Towards A New(nternarjona/ism in the Visual Arts. Kala Press, Londres, 1994, p. 79.Nicholas Mirzoeff (ed), Diáspora and Visual Culture, Routledge,Londres y Nueva York, 2000, p. 7.
-15':
Anna María Guasch
aunque el individuo ya no pueda volver a casa, su trabajo
cultural le permite ver y reconocer sus propias historias,
con las que puede construir aquellos punto de identifica-
ción, aquellos posicionamientos que definen las identida-
des propias1. Según esta teoría, el individuo fruto de la
diáspora desarrollaría mejor su identidad fuera de su ám-
bito nacional, buscando sus constantes puntos de fricción
y diferencias con él mismo (de ahí el doble juego de pala-
bras diferente y diferímiento), y además sería esta identi-
dad la que ayudaría a Occidente a conocerse mejor a sí
mismo, a reconocerse en la figura del "otro".
La diáspora latinoamericanaEsto sin duda lleva, sobre todo en el ámbito
latinoamericano, dominado por una problemática rela-
ción de identidad-diferencia con Occidente y sus centros,
a que una pléyade de pensadores den la bienvenida a la
posmodernidad como un instrumento de descolonización:
"Ahora la conciencia posmoderna nos ha hecho pasar de
copiones a sutiles transgresores y transvasadores de sen-
tido, desarrollándose una teoría de la apropiación en
cuanto afirmación global antihegernónica"5. Como afir-
StuartHall, "Cultural Iderrtity and Diaspora", en N. Mirzoeff, op. cit, p. 23.Gerardo Mosquera, "Robando el pastel global. Globalización, diferencia yapropiación cultural", en José Jiménez y Fernando Castro (eds.), Horizon-tes del arte latinoamericano, Tecnos, Madrid, 1999, p. 64.
-16'
Arteyglobalización
ma a su vez Gerardo Mosquera, el artista latinoamerica-
no ha acudido a los patrones culturales cosmopolitas, se
ha apropiado de las maneras occidentales, de la
metacultura planetaria articuladora del mundo con-
temporáneo y, como Calibán -arquetipo de la barba-
rie que escoge siempre entre Próspero, el pragmático
Estados Unidos, y el espiritual Ariel, la alta cultura
europea-, ha aportado, gracias a estos desplazamien-
tos y transvases de información, múltiples lenguajes
•'ffi
Anna María Guasch
comprometidos social y políticamente, discursos de
género, feministas que persiguen en último término
un espacio de arraigo, un espacio para la identidad0.
No todos los teóricos latinoamericanos se han
mostrado favorables a la presencia del "centro" o partida-
rios de la "fórmula metropolitana" y han seguido viendo
en esta fórmula posmoderna un nuevo fundamentalismo
que hace al centro más centro y a la periferia más perife-
ria y que no supone más que una desjcrarquización entre
la "hegemonía" (para las metrópolis) y la "subalternidad"
(para la periferia). Gerardo Mosquera ve también algu-
nos flancos en este "artista de la diáspora" que rompe las
' Gerardo Mosquera (ed.), Beyond the Fantastic. Contemporary ArtCriticism from Latin America, Londres, The Institute of InternationalVisual Arts, 1995.
Arteyglobalización
fronteras nacionales dando paso a una diáspora men-
tal y a un entrecrazamiento de diversos modelos de
representación que desdoblan préstamos y reciclajes.
Mosquera habla del peligro de autoexotismo en respuesta
a las expectativas de "primitivismo o diferencia", pero el
cosmopolitismo abstracto, el "mimético internacionalis-
mo" que fuerza la apropiación de un único lenguaje
posmoderno en detrimento de la auténtica diversifica-
ción7, también aplastaría las diferencias.
Quizá en este sentido la mejor respuesta a la
pregunta sobre cómo reconciliar la autenticidad origina-
ria sin renunciar al decurso del mainstream nos la dan
artistas como Eugenio Dittborn, Guillermo Kuitca, Alfredo
Jaar, Juan Dávila, Doris Salcedo, Kcho, José Bedía, Cildo
Meireles, Ernesto Neto, Marta María Pérez Bravo, María
Fernanda Cardoso o Tunga, entre muchos otros que utili-
Gerardo Mosquera (ed.), "Good-bye Identity, Welcome Difference.From Latin American Art to Art From Latin America", Third Text, 56,otoño 2001, p. 31.
Anna María Guasch
zan el minimalismo y el arte conceptual como una lengua
franca sin renunciar a la narratividad, a la metáfora, alsimbolismo, y dotando su producción de memoria indivi-dual y colectiva. Y es en ese momento cuando sus imáge-nes pueden ser calificadas de diaspóricas, es decir, de
intertextuales o intervisuales, con posibilidades de múl-tiples asociaciones visuales e intelectuales.
Territorios globales y posnacionales
En esta historia de identidades culturales res-ta, sin duda, un último estadio que ya no es el del más
allá ni tampoco el espacio dialógico del uno y del otro.Ahora, como reconoce Coco Fusco, la identidad racialya no concierne sólo a lo negro, lo latino, lo asiático, loafroamericano, sino también a lo blanco ("ignorar la
etnicidad blanca es redoblar su hegemonía y evitar todojuicio crítico en la construcción del 'otro'", sostiene Coco
Fusco). Se trataría más bien, al decir de Hardt y Negri,de un renovado concepto de imperio que nada tiene quever con el concepto colonial de imperio en el que éste
colonizaba imaginaciones o funcionaba a un nivel psi-cológico para el oprimido.
liste nuevo espacio metafóricamente carentede fronteras, que puede parecer la consolidación de laagenda utópica de la aldea global que nos proponía enlos años sesenta Marshall McLuhan, estaría dominado,
Arteyglobalización
como muy bien reconoce Fredericjameson, por un con-
cepto de comunicación que enmascara y transmite sig-nificados culturales y económicos: "Estamos convencidos
de que en la actualidad existe un más denso y más ex-tenso circuito de redes de comunicaciones alrededor delmundo, redes que son resultado de importantes innova-
ciones en las nuevas tecnologías de comunicaciones detoda clase y que nos hacen cobrar conciencia de que enel contexto de la globalización lo que cuenta es la im-portación y exportación de culturas, lo cual supone deentrada una cierta redistribución igualitaria superadorade la antigua dicotomía y oposición, todavía muy pre-sente en el estadio puramente multiculturalista, entre
culturas colonizadoras y colonizadas."8
oooooFredericjameson, "Notes on Globalization as a Philosophical Issue"en Frederic Jameson y Masao Miyosji (eds.), The Cultures ofGlobalization. Duke University Press. 1998, pp. 55-58.
Anna María Guasch
Al margen de estos cantos al fenómeno de la
globalización que son probablemente tan utópicos como
los que en 1964 formulara McLuhan y que exigirían una
mayor concreción económica en lo que se conoce como
cultura corporativa a escala global, se impone un replan-
teamieuto de los conceptos de identidad y diferencia, con-
ceptos que suponen una relación cada vez más tensa entre
el Estado nación y los nuevos Estados posnacionales. En
este mundo posnacional se impondría, al decir de
Appadurai, la aparición de una nueva etnicidad, capaz
de atraer a personas y grupos que, por su dispersión espa-
cial, son mucho más vastos que los grupos étnicos de los
que se ocupaba la antropología tradicional; una etnicidad
que, lejos de estar vinculada con las prácticas "primor-
dialistas" del Estado nación, es transnacional y reclama-
ría una nueva comprensión de la relación entre la historia
y la agencia social, el campo de los afectos y el de la polí-
tica, los factores a gran escala y los factores locales: "En la
medida -sostiene Appadurai- en que los Estados pierdan
su monopolio respecto a la idea de nación, es perfecta-
mente entendible que grupos de toda clase intenten usar
la lógica de nación para conquistar el Estado. Esta lógica
encuentra su poder de movilización en la intersección
entre el cuerpo (lo subjetivo, lo individual) y las políticas
del Estado (lo público), es decir, en aquellos proyectos que
Arte y globalización
reivindicamos como étnicos y que equivocadamente sole-
mos tomar por atávicos." °
Giro etnográfico
Esta necesidad de reivindicar lo local que
se puso de manifiesto en la filosofía de la Documenta xi
de Kassel de 2002 que se propuso el reto de exponer arte
procedente de todos los rincones del mundo sin pres-
cindir de sus identidades locales y de las específicas
circunstancias políticas y geográficas bajo las que se
había producido nos conduce directamente hacia un
nuevo giro en el arte contemporáneo, el giro etnográfico,
que convive con otros giros: el del archivo o el micropo-
lítico, bajo el paraguas del giro cultural.
Este "giro etnográfico" supone muchos partí
prís, entre ellos el desplazamiento de la historia del arte al
territorio más expandido de cultura, así como un renova-
do interés por la antropología posmoderna que, con su pro-
Arjun Appadurai, La modernidad desbordada. Dimensiones culturalesde la globalización, Montevideo, Ediciones Trilce y Fondo de CulturaEconómica, p. 166.
Arma María Guasch
yecto contextual no tautológico, con su interés por la
alteridad, con su particular metodología de trabajo (el "tra-
bajo de campo"), con sus promesas de autorreflexividad,
nos sitúa en una visión del lugar como un "texto de la
humanidad", visión basada en las intersecciones entre
naturaleza, cultura, historia e ideología10. Este giro nos
sitúa además ante un nuevo modelo de artista, "el artista
como etnógrafo", un artista que ya no está interesado en
asuntos económicos o sociales, sino en asuntos identita-
rios y que cuestiona el mantenimiento de la autoridad
etnográfica (una cierta posición arrogante frente al otro),
así como el fetichismo derivado de las fantasías primiti-
vistas y los exotismos, fetichismo que sería la causa de
que la inicial xenofilia (sobreidentificación con el otro)
acabe convirtiéndose en xenofobia.
0 Lucy Lippard, The Lure of the Local Senses of Place in a MulticulturalSoc/ety, Nueva York, The New Press, 1997, p. 7.
: -24'
Arteyglobalización
El modelo de "artista como etnógrafo" que
proponemos se interesa por los lugares y las identidades
locales y sobre todo por la narratividad en detrimento
de lo estético-formal, lo cual lo lleva a practicar un tra-
bajo interdisciplinar, no sólo en las técnicas aportadas
(fotografía, video, audiovisual, media, escultura, objeto)
sino también en la forma de pensar, de plantear en cada
momento nuevos puntos teóricos que aporten resulta-
dos dinámicos, que hagan salir al espectador de su sue-
ño impasible, casi como una nueva forma de activismo
cultural. Este es un artista que, tanto si procede del
mainstream como de la periferia o de la diáspora, tanto
si es hegemóm'co como si es emigrante, se sitúa más allá
del internacionalismo de corte moderno basado en la fór-
mula homogeneizadora de "todos somos iguales" y pien-
sa que la solución tampoco está en el nacionalismo, en
el genius loci, en la reivindicación de las etiquetas na-
cionales o de las raíces del territorio cultural propio, don-
de todos quieren ser distintos y reivindican sus etiquetas
de origen y su condición de artistas nacionales. Es este
un artista que cuestiona los modelos transnacionales
homogeneizadores (en versión bienales periféricas) y que
se pregunta si el nuevo internacionalismo puede caer en
el peligro de convertirse en una visión distópica en el
sentido de anular las diferencias locales, la diversidad
Anna María Guasch
de culturas autóctonas, lo cual conduciría a una nuevahomogeneidad y a un mayor control por parte de las es-tructuras hegemónicas de poder.
Por ello podríamos hablar, de acuerdo conMiwon Kwon, del artista no como "hacedor de objetos"
(la fase de producción-reproducción habría concluido),sino como "progenitor de significados"", ya que junto alas condiciones iniciales do viajero y observador se lo
exigen dotes interpretativas, de búsqueda de significa-dos. Y es precisamente esta condición alegórica, esta ale-
goría etnográfica de la que habla Clifford, la que salvaríael arte de convertirse en documento o inventario.
Son muchos los artistas que en la actualidad
trabajan bajo estos registros etnográficos horizontales, ovueltos hacia la producción de lo local sin detrimento desu condición de artistas globales: Chantal Ackerman, AntoniMuntadas, Gabriel Orozco, José Alejandro Restrepo, San-tiago Sierra, Rogelio López Cuenca, The Atlas Group, elcolectivo Multiplicity, Renné Green.
O O O O O Q11 Miwon Kwon, One Place After Another. Site-Spedfic Art and Locational
Identity, Cambridge, Mass. y Londres, MIT Press, 2002.
Arteyglobalización
Lo global y lo interculturai
Para finalizar esta reflexión, me interesa en
especial aportar un nuevo concepto cultural que clarifi-
que las actuales tendencias a la globalización y a la re-sistencia a la globalización. Pensamos en este sentidoque habría que reemplazar el multiculturalismo por otra
filosofía política, la del interculturalismo, es decir, la delintercambio de culturas a través de las naciones, con todolo que ello supone: una nueva apropiación de lo nacio-nal y renovados contactos críticos con lo internacional.
Lo intercultural estaría en este sentido más cerca de lotranscultural12 que de lo multicultural (entendiendo pormulticultural aquello que hace referencia a la cohabita-
13 Tal y como sostiene G. Mosquera, el vocablo "transculturalización" esfamiliar en el discurso teórico latinoamericano. Al respecto señala elaporte del cubano Fernando Ortiz que en el texto de 1940,Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, habría inventado el voca-blo "transculturación" para enfatizar el "toma y daca" presente entoda relación intercultural, y señala también el trabajo del crítico lite-rario uruguayo Ángel Rama, Transcu/turac/dn narrativa y novela lati-noamericana, 1982. Citado por G. Mosquera, "Robando del pastelglobal", art. cit, p. 64.
Arma María Guasch
ción de diferentes grupos culturales y étnicos dentro de
un marco común de ciudadanía), y en él ni lo nacional
ni el nacionalismo de resistencia (calificado por algu-
nos teóricos poscoloniales de coercitivo, elitista, autori-
tario, esencialista y reaccionario) tendría futuro.
El futuro estaría en lo intercultural que supe-
ra la antigua dicotomía identidad / diferencia y los diálo-
gos entre distintos contextos nacionales a través de una
potenciación de las subjetividades, de las realidades par-
ticulares de cada ser humano más allá del concepto de lo
"étnico", y de un mayor diálogo entre lo universal y lo
local, entendiendo lo local (sinónimo de sitio o lugar) más
desde la perspectiva de relación y contexto que de la es-
cala o el espacio. Porque hay que reconocer que en la ac-
tualidad, más que nunca, los numerosos grupos humanos
ypoblaciones desplazadas, desterritorializadas y transeún-
tes que conforman los "paisajes étnicos del mundo con-
temporáneo" se hallan envueltos en la construcción de
lo local en tanto estructura de sentimientos y como res-
puesta a la erosión, la dispersión y la implosión de la
homogeneización global".
Sólo así se pueden materializar operaciones
tan necesarias de un globalismo en el nuevo mapa de lo
13A. Appadurai, op .cit, p. 207.
Arteygloballzadón
"pospolítico"", operaciones como las que anuncian gran-
des proyectos culturales relativos al flujo cultural global,
algunos precedentes del ámbito del museo (como lo que
ha ocurrido en el Guggenheim de Bilbao) y otros del im-
pacto de la globalización en las grandes citas internacio-
nales de arte y en las bienales periféricas. En estos casos,
entre otros muchos, la agenda utópica de ruptura de fron-
teras y de ir más allá de la tan manoseada identidad sui
generis puede también acabar en distopía, el pasaporte
global que parecen disfrutar algunos frente a una mayor
conciencia del aislamiento que caracteriza a otros. Y cuan-
do hablamos de distopía hacemos alusión a lo que cance-
la las diferencias locales, las identidades locales esenciales,
los modelos de conocimiento tradicionales y la rica diver-
sidad de culturas, a favor de un mayor control por parte
de las estructuras de poder.
4 El concepto de "pospolftico" es interesante en función del punto devista de la interferencia y la inherente complementanedad entre elespacio de los "lugares" y el espacio de los "flujos'. Véase BulentDiken, "Immigration, Multiculturallsm and Post-Politlcs after Nine Ele-ven", Third Text, 57, invierno 2001-2002, p.ll.
íf-29"':)
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Anna María Guasch es profesora de laUniversidad de Barcelona y autora de El arte enel siglo XX en sus exposiciones: 1945-1995(1997) y Los manifiestos del arte posmoderno.Textos de exposiciones 1980-1995 (2000).
Jorge Hernán Toro Acosta es f i lósofo de laUniversidad de los Andes con posgrado en Filosofíadel Arte de la Universidad Nacional de Colombia.Profesor de Teoría del Arte de la Universidad Nacionalde Colombia. Traductor y teórico. Ha publicadoensayos sobre crítica del arte.