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1 Escuela de cuadros Agosto 2013 La Estrategia para la revolución en España. 1º).- INTERVENCIÓN DE APERTURA DE LA ESCUELA: Iniciamos hoy la Escuela Central de Cuadros del Partido. Escuela, cuya misión, encargada por la Conferencia de Enero en Madrid, es la de adecuar y actualizar la línea estratégica del Partido. En Semana Santa tuvimos ya la primera sesión de trabajo; entonces nos ocupamos de actualizar la Estrategia Internacional. Estudiamos y analizamos si vivimos bajo el “gobierno mundial de los monopolios”, bajo la “dictadura de los mercados”, o “los capitales sin patria y sin estado”, como afirma el pensamiento dominante entre los movimientos de izquierda; o si por el contrario, es la superpotencia norteamericana la que hace y deshace gobiernos, la que interviene y espía a sus aliados europeos, la que impone las reglas del juego que obligan a todos los países del mundo a financiar su ingente y costosísimo aparato militar, o la que impone qué países y pueblos hemos de correr con la crisis provocada por su voracidad. Y lo hicimos analizando los cambios habidos en los últimos años y valorando si las respuestas que da el marxismo y nuestra línea estratégica son válidas o no. Al hacerlo descubrimos que, pese a la aparente fortaleza del capitalismo y de la superpotencia yanqui, la realidad es que los últimos 35 años han agudizado su declive y el avance de los pueblos del mundo: Lo que nos dicen los hechos de estos últimos 35 años es que: Miremos donde miremos, lo que avanza en Asia, África e Iberoamérica son los pueblos que cada vez conquistan mayores cotas de soberanía e independencia frente al hegemonismo norteamericano. En 1978 Chile estaba gobernada por Pinochet, Argentina por los militares, Guatemala por un genocida, … Toda Iberoamérica con gobiernos sanguinarios y títeres de Washington. 35 años después, La mayoría de países de su antiguo patio trasero iberoamericano, forman un frente común en defensa de su soberanía e independencia. Y es justamente esta clave, la defensa de su soberanía, la que les ha permitido haber pasado de ser una zona deprimida económicamente, un enfermo crónico de atraso y subdesarrollo, a pasar a ser una de las zonas del mundo de mayor crecimiento económico y mejor acelerada de las condiciones de vida y trabajo de las masas. Pero no es sólo Iberoamérica, esta es la tendencia principal que recorre el planeta. En esta escuela de Agosto vamos a adentrarnos en la Estrategia para la revolución en España. A nadie se nos puede escapar la envergadura del encargo central que depende de esta Escuela y de cada uno de los que en ella participamos: establecer la estrategia para la revolución en nuestro país y hacerlo, al menos, con la misma rigurosidad que lo hizo el primer Congreso del P , que estableció una línea que nos ha guiado en sus puntos esenciales desde el 78 hasta hoy. Y para que nos guíe en este camino, vamos a partir de 3 citas claves del MLPTT: La más importante experiencia del movimiento comunista internacional consiste en que el desarrollo y el triunfo de una revolución dependen de la existencia de un partido revolucionario del proletariado (...) Si no es un partido que sea capaz de pensar y juzgar por sí mismo y adquirir un conocimiento exacto de la tendencia de las diferentes clases en su propio país mediante una seria investigación y estudio, y que sepa aplicar la verdad universal del marxismo-leninismo e integrarla con la práctica concreta de su propio país , sino un partido que repite ciegamente las palabras de otros, copia la experiencia ajena sin análisis, y da virajes siguiendo el bastón de mando de ciertas personas del extranjero, o sea, un partido que es una ensalada surtida en que hay de todo: revisionismo, dogmatismo y otras cosas, menos principios marxistas-leninistas. Entonces, semejante partido no puede en absoluto dirigir la lucha revolucionaria del proletariado y las amplias masas populares, conquistar la victoria de la revolución, ni cumplir la gran misión histórica del proletariado.” Punto 24 de los 25 puntos de Pekín (PCCH) “¿Cómo unir la teoría marxista-leninista con la práctica de la revolución china? Dicho en lenguaje corriente, esto se logra disparando la flecha en el blanco. Cuando uno dispara una flecha, tiene que apuntarla a un blanco. La flecha es al blanco como el marxismo-leninismo a la revolución china. Algunos camaradas, sin embargo, disparan sus flechas sin ningún blanco, o tiran al azar; esas personas pueden perjudicar fácilmente a la revolución.” Mao Tse Tung. Rectifiquemos el estilo de trabajo en el Partido. Febrero de 1942

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Linea Estratégica para la revolucion en Epaña.

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Escuela de cuadros Agosto 2013

La Estrategia para la revolución en España.

1º).- INTERVENCIÓN DE APERTURA DE LA ESCUELA:

Iniciamos hoy la Escuela Central de Cuadros del Partido. Escuela, cuya misión, encargada por la Conferencia de Enero en Madrid, es la de adecuar y actualizar la

línea estratégica del Partido. En Semana Santa tuvimos ya la primera sesión de trabajo; entonces nos ocupamos de actualizar la

Estrategia Internacional. Estudiamos y analizamos si vivimos bajo el “gobierno mundial de los monopolios”, bajo la “dictadura de los mercados”, o “los capitales sin patria y sin estado”, como afirma el pensamiento dominante entre los movimientos de izquierda; o si por el contrario, es la superpotencia norteamericana la que hace y deshace gobiernos, la que interviene y espía a sus aliados europeos, la que impone las reglas del juego que obligan a todos los países del mundo a financiar su ingente y costosísimo aparato militar, o la que impone qué países y pueblos hemos de correr con la crisis provocada por su voracidad.

Y lo hicimos analizando los cambios habidos en los últimos años y valorando si las respuestas que da el marxismo y nuestra línea estratégica son válidas o no. Al hacerlo descubrimos que, pese a la aparente fortaleza del capitalismo y de la superpotencia yanqui, la realidad es que los últimos 35 años han agudizado su declive y el avance de los pueblos del mundo:

Lo que nos dicen los hechos de estos últimos 35 años es que: Miremos donde miremos, lo que avanza en Asia, África e Iberoamérica son los pueblos que cada vez conquistan mayores cotas de soberanía e independencia frente al hegemonismo norteamericano.

En 1978 Chile estaba gobernada por Pinochet, Argentina por los militares, Guatemala por un genocida, … Toda Iberoamérica con gobiernos sanguinarios y títeres de Washington.

35 años después, La mayoría de países de su antiguo patio trasero iberoamericano, forman un frente común en defensa de su soberanía e independencia. Y es justamente esta clave, la defensa de su soberanía, la que les ha permitido haber pasado de ser una zona deprimida económicamente, un enfermo crónico de atraso y subdesarrollo, a pasar a ser una de las zonas del mundo de mayor crecimiento económico y mejor acelerada de las condiciones de vida y trabajo de las masas.

Pero no es sólo Iberoamérica, esta es la tendencia principal que recorre el planeta. En esta escuela de Agosto vamos a adentrarnos en la Estrategia para la revolución en España. A nadie se nos puede escapar la envergadura del encargo central que depende de esta Escuela y de cada uno

de los que en ella participamos: establecer la estrategia para la revolución en nuestro país y hacerlo, al menos, con la misma rigurosidad que lo hizo el primer Congreso del P, que estableció una línea que nos ha guiado en sus puntos esenciales desde el 78 hasta hoy.

Y para que nos guíe en este camino, vamos a partir de 3 citas claves del MLPTT:

“La más importante experiencia del movimiento comunista internacional consiste en que el desarrollo y el triunfo de una revolución dependen de la existencia de un partido revolucionario del proletariado (...)

Si no es un partido que sea capaz de pensar y juzgar por sí mismo y adquirir un conocimiento exacto de la tendencia de las diferentes clases en su propio país mediante una seria investigación y estudio, y que sepa aplicar la verdad universal del marxismo-leninismo e integrarla con la práctica concreta de su propio país, sino un partido que repite ciegamente las palabras de otros, copia la experiencia ajena sin análisis, y da virajes siguiendo el bastón de mando de ciertas personas del extranjero, o sea, un partido que es una ensalada surtida en que hay de todo: revisionismo, dogmatismo y otras cosas, menos principios marxistas-leninistas. Entonces, semejante partido no puede en absoluto dirigir la lucha revolucionaria del proletariado y las amplias masas populares, conquistar la victoria de la revolución, ni cumplir la gran misión histórica del proletariado.”

Punto 24 de los 25 puntos de Pekín (PCCH)

“¿Cómo unir la teoría marxista-leninista con la práctica de la revolución china? Dicho en lenguaje corriente, esto se logra disparando la flecha en el blanco. Cuando uno dispara una flecha, tiene que apuntarla a un blanco. La flecha es al blanco como el marxismo-leninismo a la revolución china. Algunos camaradas, sin embargo, disparan sus flechas sin ningún blanco, o tiran al azar; esas personas pueden perjudicar fácilmente a la revolución.”

Mao Tse Tung. Rectifiquemos el estilo de trabajo en el Partido. Febrero de 1942

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“¿Quiénes son nuestros enemigos y quiénes nuestros amigos? Ésta es una cuestión de importancia primordial para la revolución. Todas las anteriores luchas revolucionarias de China sólo obtuvieron magros resultados, esencialmente porque los revolucionarios no supieron unirse con los verdaderos amigos para atacar a los verdaderos enemigos. Un partido revolucionario es el guía de las masas, y cuando las desencamina, ninguna revolución puede triunfar. A fin de conquistar con seguridad la victoria en la revolución y no desencaminar a las masas, tenemos que cuidar de unirnos con nuestros verdaderos amigos para atacar a nuestros verdaderos enemigos. Y para distinguir a los amigos verdaderos de los verdaderos enemigos, tenemos que hacer un análisis general del status económico de las clases de la sociedad china y de sus respectivas actitudes hacia la revolución”.

Mao Tse Tung. Análisis de las clases de la sociedad china. Marzo de 1920

Para establecer la estrategia revolucionaria, hemos de tener presentes estas tres citas seleccionadas que nos establecen fustes imprescindibles de los que partir.

En primer lugar, hemos de “juzgar y pensar por nosotros mismos” y no repetir ciegamente las palabras de otros. Hemos de “realizar una seria investigación y estudio para adquirir un conocimiento exacto de la tendencia de las diferentes clases en nuestro país” y no copiar la experiencia ajena sin análisis. Y hemos de “aplicar la verdad universal del marxismo a la práctica concreta de la revolución en nuestro propio país” tomando como blanco principal el empirismo, esto es, el desprecio a la teoría revolucionaria.

En segundo lugar, no podremos integrar la verdad universal del marxismo con la revolución en nuestro país si no “disparamos la flecha en el blanco”. Disparar la flecha del marxismo para combatir al blanco de la revolución y en particular para combatir al revisionismo, las ideas pro-oligárquicas y pro- imperialistas ampliamente extendidas (como comprobamos en la Escuela de Semana Santa) entre el movimiento obrero, revolucionario y popular.

Y en tercer lugar, para establecer una estrategia que guíe la revolución y no la desencamine tenemos que cuidar de unirnos con nuestros verdaderos amigos para atacar a nuestros verdaderos enemigos. Este es el punto sustancial y clave para establecer una estrategia justa, correcta y adecuada. El primer y decisivo paso que define a una estrategia revolucionaria es la separación correcta entre amigos y enemigos.

Para abordar esta tarea no partimos de cero, por el contrario, contamos con un bagaje inabarcable: 1. Una Línea Estratégica establecida en el primer Congreso del Partido en 1978, y que en sus puntos

sustanciales nos ha guiado hasta hoy.2. De multitud de análisis realizados en estos 35 años y de una acumulación de escuelas destinadas a estudiar

la situación de la lucha de clases en nuestro país y los rasgos característicos de la formación social española. 3. Pero no sólo esto, tenemos un riquísima experiencia práctica, en estos 35 años no ha habido acontecimiento

importante ante el que nuestro Partido no haya tomado una posición concreta orientando la política revolucionaria en cada momento.

4. Y en cada una de estas ocasiones, hemos utilizado el marxismo para disparar al blanco de los enemigos, la oligarquía y el Imperialismo, pero también y sobre todo, para disparar contra el enemigo más venenoso, la difusión del revisionismo en la filas del movimiento revolucionario.

Contamos pues con los fustes teóricos y prácticos de la estrategia revolucionaria en combate al revisionismo y nuestra tarea consiste en actualizarla, analizando los cambios habidos en estos 35 años, partiendo de los puntos fuertes ya establecidos y sometiendo a crítica sus puntos débiles.

¿Cuáles son los puntos fuertes de la línea estratégica que nos guía desde 1978, y cuáles son las posiciones revisionistas a las que se enfrentan?

Hemos sintetizado 7 Tesis Revisionistas y 7 Contra-tesis MLPMTT. En cada una de ellas existe una confrontación total entre la tesis revisionista y la tesis MLPMTT. Una

separación clara y diáfana entre los dos campos, el del proletariado revolucionario y el de la burguesía.La fuente elegida para sintetizar los blancos del pensamiento y política revisionistas ha sido un reciente

documento del PCE de su última Conferencia Política.

Los 7 puntos de confrontación son:1. El papel del Imperialismo en la revolución en España.2. El capitalismo monopolista de Estado. Papel y función del Estado en la época del Imperialismo.3. Distinguir a los auténticos enemigos de los verdaderos amigos.4. Destrucción o reforma del Estado. 5. El carácter de la revolución en España: socialista o democrático nacional.

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6. Frente de Unidad Popular o frente de izquierdas.7. La clase obrera, fuerza principal de la revolución o los asalariados.

El método que seguiremos en la Escuela es el siguiente:1º.- Estudiaremos una por una cada contra-tesis MLPMTT frente a cada tesis revisionista. Fijando con claridad los puntos de confrontación.2º.- Pasaremos después al estudio del sustento teórico de las contra-tesis MLPMTT. 3.- Haremos una síntesis de la crítica a la tesis revisionista en dos aspectos:

Qué concepciones humanistas y economicistas burguesas sustentan la tesis revisionistas. Su naturaleza de clase y sus consecuencias concretas.

4º.- Y por último, relacionaremos la teoría aprendida con el análisis concreto de la revolución en nuestro país. Después del estudio de cada bloque de tesis y contra-tesis, pasaremos al estudio del capítulo o capítulos que corresponda a la aplicación práctica de la teoría estudiada. El núcleo dirigente de esta Escuela ha elaborado una primera aproximación a la actualización de la línea estratégica, que será sometida a estudio y crítica por parte de esta Escuela.

Este es el método de trabajo para los próximos 7 días.

Pero no acabaremos ahí el programa de trabajo de este inicio de Agosto revolucionario, el lunes 12 y martes 13, tenemos prevista la realización de una Conferencia Política que, como conclusión de la Escuela, se centre en el “Qué Hacer”.

El próximo Otoño se van a multiplicar los recortes, en especial contra las pensiones; y en mayo del año próximo están las Elecciones Europeas. La Conferencia ha de marcar las guías para impulsar el Frente Amplio, ¿Qué programa para salir de la crisis?, ¿Qué fuerzas deben formar parte de él?, ¿Qué hemos de hacer? ¿Cómo hacerlo? … Y ha de establecer los objetivos y orientación generales y particulares para el trabajo que todos tendremos que desarrollar una vez finalizada la escuela.

Y además, durante la Escuela vamos a realizar también tertulias con algunos invitados relevantes, que servirán a los objetivos de la Escuela y la Conferencia. Hay concertados 3 actos:El martes 6 de agosto, tertulia con el secretario general del sindicato de inspectores y técnicos de Hacienda (GHESTA), sobre cómo atajar el fraude fiscal en España de bancos, monopolios multinacionales y grandes fortunas. Miércoles 7 de agosto, tertulia sobre “Crisis y sindicalismo independiente hoy”, con representantes de la dirección de USO, AST y el Sindicato de Periodistas. Sábado 10 de agosto, Mesa Redonda, “¿Hacia la crisis final del modelo bipartidista?”, con la participación de miembros de la dirección de Los Verdes-Grupo Verde, Por un Mundo Más Justo, Partido Pirata, ATTAC, CDC y Ciudadanos.

Hasta aquí, los ambiciosos objetivos que tenemos por delante en los próximos días.Pero hay otros objetivos, los que corresponden a la organización del P. Y para abordarlos correctamente,

debemos detenernos en primer lugar en los aspectos cuantitativos:“Tener las cifras en la cabeza. Es decir, debemos prestar atención al aspecto cuantitativo de una situación

o problema y hacer un análisis cuantitativo básico. Toda calidad se manifiesta en una cantidad determinada, sin cantidad no puede haber calidad. Hasta la fecha, muchos de nuestros camaradas todavía no comprenden que deben prestar atención al aspecto cuantitativo de las cosas: las estadísticas básicas, los principales porcentajes y los límites cuantitativos que determinan las calidades de las cosas. No tienen las cifras en la cabeza y, en consecuencia, no pueden evitar errores.”

Mao Tse Tung. Métodos de trabajo de los comités del Partido (Marzo de 1949)

¿Cuáles son los primeros aspectos cuantitativos que debemos atender?1º.- La cantidad de horas de trabajo de las que disponemos.

Todas las personas que nos hemos matriculado a la Pre escuela hemos trabajado un total de 24 horas.Por su parte los asistentes a la Escuela pondrán a disposición de la misma 8 horas diarias por 7 días, es decir,

un total de 56 horas, además las 16 horas de la Conferencia, un total de 72 horas, prácticamente las horas de 2 semanas completas de trabajo. ¿Qué deben de recibir a cambio? ¿Cómo vamos a gestionar esas horas para que se aprovechen y sean rentables?

Si un matriculado entrega 72 horas, la responsabilidad de la dirección de la Escuela, de la presidencia y de los jefes de grupo es gestionar ese valioso tiempo de trabajo de cada uno. Pero también es responsabilidad de todos los participantes en la escuela. Todos debemos trabajar para que las horas sean rentables, que se traduzcan en

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conocimientos y conciencia que dan libertad y capacidad de decisión; que dan herramientas de trabajo y de conocimiento imprescindibles para conocer y poder transformar la realidad.

Partir del materialismo y por tanto situar, de entrada, con qué capital de horas contamos entregadas voluntariamente por cada uno de los asistentes, dimensiona la responsabilidad de todos nosotros, desde el primer responsable de la Escuela, hasta el último participante. Un capital valiosísimo, cientos de horas de trabajo, de las que tendremos que responder dando el rendimiento que de ellas espera cada una de las personas matriculadas o invitadas a la escuela.

¿Cómo ejercer esta responsabilidad? Sin duda cogiendo como clave el combate a los dos blancos principales que estableció la Conferencia:

1.- La falta de Orden, Disciplina, Trabajo y Consecuencia.2.- El combate al liberalismo pequeño burgués desde el primer momento. Practicando activamente la crítica y la autocrítica y exigiendo a la dirección de la Escuela y de los grupos y a todos los participantes que trabajen consecuentemente para que las horas sean rentables y no cunda el liberalismo. El pensamiento Mao Tse Tung nos enseña que debemos empuñar el arma de la lucha ideológica activa para lograr la unidad interna del P contra el liberalismo: “El liberalismo rechaza la lucha ideológica y propugna una paz sin principios, dando origen a un estilo decadente y vulgar que conduce a la degeneración política a algunas organizaciones y miembros del P.”

Practicar la crítica y la autocrítica es por tanto nuestro principal recurso para hacer que ese valioso capital de horas se rentabilice. Y por eso, debe discutirse en los grupos, para tenerlo presente a lo largo de toda la escuela, el texto “Contra el Liberalismo” para que sea la guía durante todos estos días.

Practicar el marxismo y no el Liberalismo, esta es la clave para devolver en elevación del nivel de conciencia el esfuerzo invertido por todos los matriculados e invitados a esta escuela.

2º.- En cuanto a los objetivos cualitativos, éstos son los que corresponden a la elevación del nivel de conciencia, radicalización ideológica y nivel teórico.

Pero también estos objetivos tendrán su traducción práctica cuantitativa.“Una vez establecida la línea, los cuadros que han de llevarla a la práctica lo deciden todo”. La escuela ha de

ser un vivero de formación de nuevos cuadros y proyectos de cuadro.A un mayor nivel de conciencia, corresponde un mayor nivel de vinculación con la práctica revolucionaria,

un mayor nivel de organización. Un mayor nivel de exigencia en la consecuencia práctica de los conocimientos que adquirimos. Porque la única finalidad del marxismo en su conocimiento del mundo es transformarlo en beneficio de los pueblos.

Unificación Comunista de España, nuestro Partido, ha de organizarse y crecer, que haya muchos más cuadros en dedicación exclusiva, muchos jefes de célula o unidad, muchos militantes y afiliados, es la clave para que todo lo que vamos a estudiar en la escuela llegue y prenda entre mucha más gente.

Estos objetivos los fijaremos en concreto antes de que se inicie la Escuela y son en última instancia el criterio de verdad de la calidad del trabajo teórico y de elevación del nivel de conciencia.

3º.- Los otros aspectos cuantitativos que son la base de que puedan conseguirse los cualitativos son:1.- La ampliación de la Matriculación y asistencia a la Escuela completa, parcial y a la Conferencia. 2.- El ingreso de todas las matrículas.

El primer objetivo de cada cte es ampliar la asistencia a la Escuela y Conferencia. Los adelantados, para hacer contribuciones comparativamente valiosas, los atrasados o muy atrasados, para contribuir con sus mínimos cumplidos al éxito de la escuela y no debilitarlo”.

Todos los participantes en la Escuela podemos contribuir a ampliar su radio de influencia, haciendo que participe más gente. Todos conocemos a cientos de personas que están ansiosas de saber qué sucede y qué podemos hacer. Todos podemos invitar a 5, 10 o 20 personas que puedan acudir como matriculados o como invitados a todos o a una parte de los días de trabajo que tenemos por delante.

La Escuela va a estar organizada siguiendo la vía orgánica del P, es decir, los objetivos de ampliación y también los de elevación del nivel de conciencia o trasformación organizativa de la escuela, van a seguir la vía de la estructura de áreas y comités del P aquí representados.

Los grupos de Escuela van a agruparse también siguiendo esta vía orgánica y territorial.

El horario y funcionamiento de la Escuela va a ser: Las clases comenzarán a las 10 de la mañana, por norma general, el trabajo de las mañanas se desarrollará

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en grupos. El trabajo de las mañanas finalizará a las 2:30 El núcleo de responsables y vices de los grupos preparará las clases de 8 a 10. Por las tardes se comenzará a las 5. El trabajo se desarrollará en lo fundamental en plenos. Y finalizará a las

9:30 de la noche.Habrá puntuaciones individuales del trabajo en los grupos, y del grupo en su participación en los plenos.

Durante la Escuela se harán 2 o 3 exámenes que sirvan para medir la cantidad y calidad de los conocimientos adquiridos y del trabajo que está realizando el núcleo de profesores.

Hemos expuesto ya el conjunto de los objetivos para el trabajo de estos días. Objetivos ambiciosos, que costarán esfuerzo y que , sin duda están plagados de dificultades. Sin embargo también son muchos los recursos con los que contamos y que hemos expuesto aquí; la teoría revolucionara, la línea del 78, la cantidad de experiencia en ligar la teoría con la práctica que tenemos como bagaje de estos 35 años. Pero hay uno del que aún no hemos hablado, la cantidad de energía revolucionaria que hay encerrada en las masas de nuestro pueblo.

En la actualidad, estamos sometidos al proyecto de intervención y saqueo contra el 90% de la población dictado por Washington y Berlín –y ejecutado sin miramientos por la clase política del bipartidismo–, y frente a él, la lucha de nuestra clase y de nuestro pueblo no ha dejado de crecer.

Una lucha que ha adoptando viejas y nuevas formas; desde las 3 Huelgas Generales contra los recortes, hasta la organización de las distintas mareas o las Plataformas de Afectados por la Hipoteca.

En el curso de estas luchas, hemos visto cómo frente al oportunismo de las cúpulas sindicales y de la izquierda reformista y revisionista queriendo encerrar sus luchas sin otro horizonte que acabar con el gobierno del PP o frenar los recortes, las clases populares de nuestro país aprenden en la práctica a distinguir entre amigos y enemigos, señalando cada vez con más claridad a Merkel, a la Troika o al FMI como los verdaderos responsables de su situación, a tomar conciencia sobre la fuerza que les da su unidad y a desarrollar nuevas formas de organización y lucha para librar con éxito la batalla.

La indoblegable lucha de nuestra clase y nuestro pueblo nos marca el camino de cómo, sea cual sea la coyuntura por la que atraviese la lucha de clases, los marxistas-leninistas en España tenemos la responsabilidad de determinar con justeza los blancos, las tareas, las fuerzas motrices, los objetivos y perspectivas de la revolución que la clase obrera debe dirigir en nuestro país y proseguir incansablemente y con resolución la lucha contra los enemigos del pueblo.

Las palabras de José Díaz, el secretario general del entonces revolucionario Partido Comunista de España en Noviembre de 1.935 nos lo marcan con claridad:

“En las masas populares existe un enorme espíritu de lucha. Pero no están aún unidos en un Frente único. Y esto representa por ahora, la fuerza de nuestros enemigos y nuestra propia debilidad. Esta situación durará poco tiempo, así lo esperamos todos.

Pero no basta con esperarlo. Hay que unirse, organizarse ¡y a vencer!”

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SÍNTESIS CONTRATESIS MLPMTT

Contra – tesis 1 MLPMTT: España es un país de capitalismo monopolista de estado, que ocupa un lugar de eslabón débil dentro de

la cadena de estados capitalistas, íntimamente vinculados y dependientes de los países imperialistas. El rasgo esencial del desarrollo capitalista en España es el sometimiento a la intervención y el control

de los países imperialistas más potentes en cada momento. Es la intervención exterior la que determina los rasgos característicos del capitalismo en España: el

raquitismo, la especulación y el parasitismo.

Contra – tesis 2 MLPMTT: En la actualidad en España, el modo de producción dominante es el capitalismo en su última fase de

desarrollo: el capitalismo monopolista de Estado. El grado de concentración del capital y de la producción es tan elevado que los monopolios desempeñan un papel decisivo en la vida económica. Así mismo, el capital bancario y el capital industrial se han fusionado dando origen al capital financiero.

El capital financiero español, íntimamente unido al capital monopolista extranjero y en particular al norteamericano, ha desarrollado la concentración y monopolización de los sectores productivos básicos prácticamente "desde arriba", basándose en su dominio exclusivo del poder estatal.

El Estado español es, en la actualidad la expresión concentrada del poder de la minoría oligárquica y de los grandes intereses imperialistas, en particular los norteamericanos.

La fusión entre la oligarquía financiera y los grandes intereses imperialistas con el Estado, ha llegado a tal extremo que el papel fundamental de este último es arbitrar, regular y fortalecer los intereses de los distintos grupos financieros y monopolistas.

Contra – tesis 3 MLPMTT: Los enemigos principales de la revolución en España son, la oligarquía financiera y las burguesías

monopolistas de los países imperialistas, que constituyen los principales explotadores y opresores de nuestro país. La burguesía imperialista estadounidense es el principal enemigo exterior de la revolución española, y

tras la entrada en el euro, en una posición subordinada y secundaria, el eje franco alemán. La tendencia, corroborada por los hechos de las últimas décadas, es a que el hegemonismo

norteamericano y el eje franco alemán secuestren cada vez más la independencia y la soberanía nacional de España.

Su poder se impone no sólo contra el proletariado y el campesinado, sino también contra la pequeña burguesía y los sectores no monopolistas de la burguesía.

El proletariado no debe renunciar en ningún momento a ganarse el apoyo de ningún sector o clase social susceptible de contribuir a la lucha antioligárquica y antiimperialista; y incluso, si una parte de la burguesía no monopolista traiciona a la revolución, pasando a ser enemiga suya, el filo de la revolución sigue sin dirigirse contra toda la burguesía.

Contra – tesis 4 MLPMTT:Señalados ya los principales enemigos de la revolución en España, las tareas principales no pueden ser

otras más que golpear a estos enemigos: acabar con la opresión de la oligarquía financiera y acabar con la opresión del imperialismo. Ambas tareas están estrechamente relacionadas entre sí y no pueden separarse de ningún modo.

En la actualidad, la transformación del franquismo en un régimen parlamentario ha dado al dominio oligárquico-imperialista una estabilidad, capacidad de intervención política y control, como jamás antes habían disfrutado.

Por lo tanto, en la actualidad, la revolución española dirige su filo contra el poder de la oligarquía financiera y el imperialismo yanqui y secundariamente el eje franco-alemán, mantenido mediante un aparato estatal construido a la medida de sus necesidades. Sin destruir hasta sus últimos cimientos el Estado oligárquico-imperialista y acabar con las bases económicas y materiales de su poder, es completamente imposible terminar con la situación de explotación y opresión en que se encuentra el pueblo de las diversas nacionalidades de nuestro país.

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Contra – tesis 5 MLPMTT: El proletariado no puede proponerse en esta etapa la realización de todo su programa máximo socialista, la

expropiación de toda la burguesía y la implantación de su dictadura exclusiva. El filo de la revolución no va orientado contra el capitalismo y la propiedad privada de los medios de producción en general, sino contra el poder político y económico del imperialismo y la oligarquía en nuestro país.

La revolución en nuestro país en la actual etapa, forma parte de la revolución socialista proletaria mundial, y esto por dos razones fundamentales: 1.- Porque va dirigida contra el imperialismo, o capitalismo internacional, y contra la explotación y opresión que ejerce sobre los pueblos del mundo.2.- Porque es una revolución encabezada y dirigida por el proletariado en la perspectiva de alcanzar sus objetivos finales: el socialismo y el comunismo, y porque para ello va a implantar una dictadura de las clases revolucionarias bajo su absoluta hegemonía.

En consecuencia con todas estas características políticas, sociales y económicas de nuestro país, el objetivo estratégico de la revolución española, en la presente etapa, consiste en la implantación de una dictadura conjunta de las diversas clases que apoyen la revolución bajo la dirección del proletariado , es decir, una República Democrática Popular, que lleve a cabo profundas transformaciones de contenido antiimperialista, antimonopolista y antilatifundista.

Contra – tesis 6 MLPMTT: El proletariado, con su partido a la cabeza, debe impulsar un amplio frente popular de todas las fuerzas

susceptibles de luchar contra la oligarquía y el imperialismo y su poder estatal.Para conseguir este objetivo, el orden del combate de las fuerzas del pueblo es:

1.- El Frente Único de la clase obrera. Conseguir la unidad de acción y organización del proletariado bajo una línea revolucionaria. En la base, es decir: en cada fábrica, tajo, centro de trabajo. En la acción, es decir: en la lucha por los intereses inmediatos de la clase obrera y en la lucha política contra la oligarquía, el imperialismo y su poder estatal.2.- La Alianza del Pueblo Trabajador. El proletariado no es la única clase revolucionaria, sus más firmes aliados son el semiproletariado urbano y campesino y la pequeña burguesía no explotadora de la ciudad y el campo. Todas ellas, junto con el proletariado, forman el pueblo trabajador. El que estas clases tengan una u otra actitud en la presente etapa de la revolución y sigan marchado después junto al proletariado, depende de que éste sepa unirlas en torno a sí y crear una fuerte alianza no sólo para la destrucción del Estado de la oligarquía y del imperialismo, sino también para la construcción del socialismo.3.- El Frente de Unidad Popular. El proletariado y su partido no deben supeditar la formación del frente popular a que amplios sectores de la burguesía no monopolista lo acepten, puesto que entonces no se formaría jamás. Por el contrario, lo decisivo, incluso para atraer o neutralizar sectores importantes de la burguesía no monopolista, es que el proletariado y su partido concentren su fuerza principal en el desarrollo del frente único, de la unidad de acción y organización de las masas obreras y de la alianza del pueblo trabajador y su unidad combativa con el proletariado.

Contra-tesis 7 MLPMTT:El proletariado español es la clase más consecuentemente revolucionaria de nuestro país y la única que

puede dirigir a todo el pueblo a la victoria sobre sus enemigos. Es además, por su peso especifico en la sociedad y su grado de concentración y capacidad de organización, la fuerza principal de la revolución española en su actual etapa.

El proletariado industrial es la clase más revolucionaria de la sociedad española. Por su situación en las relaciones de producción (carencia completa de medios de producción y productora, al mismo tiempo, de la mayor parte de la riqueza social) está interesada en la liquidación de la propiedad privada de los medios de producción, en la liquidación de cualquier forma de explotación; el proletariado lucha por emancipar a toda la sociedad del yugo del capital y liberar todas sus posibilidades creadoras abriendo así una nueva era en la historia de la humanidad: el comunismo.

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TESIS PCE:CENTROS DE CONTRAPOSICIÓN TESIS Y CONTRATESIS

Tesis 1 PCE: España ocupa un papel periférico en la dinámica internacional del capital. Definido por un espacio

económico que configura una división internacional del trabajo que relaciona a países exportadores que venden sus productos y obtienen un superávit comercial con países compradores e importadores netos como España. Demanda que se financia en buena parte a crédito, por capitales de los mismos países que exportan.

Las debilidades del modelo económico español, una estructura productiva que convierte a España en suministrador de servicios, en particular de la rama turística e inmobiliaria, determinan esa posición periférica de la economía española en la división internacional del trabajo de la UE.

CENTROS TESIS / CONTRATESIS:1. Papel periférico, división internacional del trabajo / eslabón débil, cadena imperialista.2. Relación exportador – comprador / relación acreedor – deudor.3. Las debilidades del modelo determinan la “posición periférica” / La intervención imperialista determina el

papel de “eslabón débil”.

Tesis 2 PCE:Como expresión de un modelo de desarrollo neoliberal, en España se ha configurado un capitalismo

inmobiliario y financiero. Este desarrollo específico del capitalismo en España se ha sostenido por la dependencia de la financiación exterior, el expolio del sector público, la precarización laboral y una dinámica favorable a los sectores empresariales ligados a actividades de carácter especulativo.

El desarrollo de este modelo neoliberal exigía la carencia de todo control político por parte de los estados. Nos encontramos con un proyecto donde el capital se convierte en el director capaz de dirigir las políticas económicas de los estados. En ese sentido se realiza, en el siglo XXI, el sueño de Adam Smith, la “mano invisible” ya no sólo regula los flujos económicos, la oferta y la demanda, sino también las políticas de los estados y los gobiernos sirven ciegamente a los intereses de las burguesías.

La fracción hegemónica del bloque de poder construye su hegemonía desde el control ideológico de una base social amplia a través de los medios de comunicación, la Iglesia y los partidos del sistema. Con la complicidad de las políticas anti obreras de quienes han gobernado este país desde hace treinta años.

CENTROS TESIS / CONTRATESIS:1. Modelo neoliberal de un capitalismo inmobiliario y financiero y especulativo / Capitalismo monopolista de

Estado. Los monopolios desempeñan un papel decisivo.2. Carencia de control por parte de los estados. “Mano invisible” / Estado español, expresión concentrada del

poder de la minoría oligárquica imperialista. Monopolización “desde arriba” basada en el poder exclusivo del aparato estatal.

3. Control ideológico “neoconservador” a través de los medios de comunicación, la Iglesia y los partidos del sistema. / Tienen el poder económico, político y militar. La fusión entre la oligarquía financiera y los grandes intereses imperialistas con el Estado, ha llegado a tal extremo que el papel fundamental de este último es arbitrar, regular y fortalecer sus intereses.

Tesis 3 PCE:El sector hegemónico del bloque de poder en España está conformado por una alianza de clase entre el

sector bancario, un sector relacionado con el turismo y la construcción, junto a los sectores empresariales relacionados con la prestación de servicios, al que hay que sumar el nuevo sector de distribución comercial y el cada vez más importante sector alimentario.

Esa fracción hegemónica está incondicionalmente adscrita al neoconservadurismo político y económico, y en muchos casos al imperialismo globalizado que domina la escena internacional.

El resto del empresariado, difiere bastante de las condiciones en que se mueve esa fracción hegemónica y desde luego forman un conjunto bastante heterogéneo, (desde medianos – grandes empresarios con 2.000 empleados a pequeños tenderos, artesanos y profesionales con 1 o 2 asalariados) sus planteamientos son mayoritariamente conservadores en política y anti obreros en economía.

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CENTROS TESIS / CONTRATESIS:1. Sector hegemónico del bloque de poder: Alianza entre sector bancario, turismo, construcción, servicios,

distribución comercial y sector alimentario / Clase dominante: Oligarquía financiera, aliada y dependiente del Imperialismo.

2. Fracción hegemónica adscrita en muchos casos al imperialismo globalizado / La tendencia, corroborada por los hechos de las últimas décadas, es a que el hegemonismo norteamericano y el eje franco alemán secuestren cada vez más la independencia y la soberanía nacional de España.

3. Todo el empresariado está adscrito al bloque de poder por sus planteamientos conservadores y anti obreros. / El poder de la oligarquía y el Imperialismo se impone no sólo contra el proletariado y el campesinado, sino también contra la pequeña burguesía y los sectores no monopolistas de la burguesía. Incluso, si una parte de la burguesía no monopolista traiciona a la revolución, pasando a ser enemiga suya, el filo de la revolución sigue sin dirigirse contra toda la burguesía.

Tesis 4 PCE:El conflicto está entre capitalismo inmobiliario y financiero o alternativa social y anticapitalista. Es

decir, la confrontación entre un modelo rentista en lo económico y oligárquico en lo político, con un modelo que lucha por una sociedad basada en el trabajo y la democracia participativa.

La superestructura jurídica y política heredada de la transición se caracteriza por un bipartidismo imperfecto y por la permanencia de fuertes vestigios del franquismo.

Todo ello implica la transformación del estado para hacerlo instrumento idóneo para profundizar en la participación democrática de la ciudadanía en la política a través de un nuevo proceso constituyente.

CENTROS TESIS / CONTRATESIS:1.- Acabar con un capitalismo inmobiliario y financiero que se basa en un modelo rentista y oligárquico. / Las tareas principales son acabar con la opresión de la oligarquía financiera y acabar con la opresión del imperialismo. Ambas tareas están estrechamente relacionadas entre sí y no pueden separarse de ningún modo.2.- La superestructura jurídica y política heredada de la transición se caracteriza por un bipartidismo imperfecto y por la permanencia de fuertes vestigios del franquismo / La transformación del franquismo en un régimen parlamentario ha dado al dominio oligárquico-imperialista una estabilidad, capacidad de intervención política y control, como jamás antes habían disfrutado.3.- Transformación del Estado a través de un nuevo proceso constituyente para hacerlo instrumento idóneo para profundizar en la participación democrática de la ciudadanía en la política. / Sin destruir el Estado oligárquico-imperialista y acabar con las bases económicas y materiales de su poder, es completamente imposible terminar con la situación de explotación y opresión en que se encuentra el pueblo.

Tesis 5 PCE:Las características específicas con las que se ha desarrollado el capitalismo en España, hacen que en

nuestro país los problemas más graves sólo pueden ser abordados y resueltos definitivamente por un poder político de carácter socialista. Sólo desde el socialismo se resolverá la contradicción fundamental de nuestra sociedad: la contradicción entre trabajo y capital.

El objetivo principal de esta fase es crear un proceso de acumulación de fuerzas en favor de una alternativa social, democrática y anticapitalista a la crisis.

Es una alternativa anticapitalista, porque la salida neoliberal a la crisis necesita de más ajustes, menos salarios, menos democracia y menos derechos sociales. El paro, la precariedad laboral, la falta de políticas sociales, los problemas medio ambientales y el patriarcado son consustanciales al modelo capitalista español. ‐

A través de un nuevo proceso constituyente superador del marco económico y político heredado de la Transición y del actual marco europeo, responsables de la crisis y de los recortes sociales. Que culmine en la Tercera República, como modelo de democracia avanzada y de salida social a la crisis.

CENTROS TESIS / CONTRATESIS:1.- Alternativa socialista y anticapitalista / El filo de la revolución no va orientado contra el capitalismo y la propiedad privada de los medios de producción en general, sino contra el poder político y económico del imperialismo y la oligarquía en nuestro país.2.- Superación del marco económico y político heredado de la transición que culmine en la Tercera República como modelo de democracia avanzada / Implantación de una dictadura conjunta de las diversas clases que apoyen la revolución bajo la dirección del proletariado, una República Democrática Popular. (No puede haber democracia para todas las clases)

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Tesis 6 PCE:El objetivo táctico del Partido se dirige a frenar los programas de ajustes por medio de un gran ciclo de

movilizaciones unitarias y de masas de carácter antineoliberal.Construyendo un bloque social alternativo, a través de la movilización social contra los recortes sociales y

los programas de ajuste, orientada a la construcción de espacios unitarios de todos los sectores afectados por la crisis que vaya consolidando un proceso de unidad de la clase trabajadora y demás sectores populares.

El bloque social alternativo es la base fundamental en la que materializar una gran alianza antineoliberal que tiene como expresiones principales, junto al PCE, el movimiento obrero y sindical, los movimientos sociales y la izquierda transformadora.

CENTROS TESIS / CONTRATESIS:1. Materializar en un bloque social alternativo una gran alianza antineoliberal / El proletariado, con su partido

a la cabeza, debe impulsar un amplio frente popular contra la opresión de la oligarquía y el imperialismo. 2. La expresión principal del bloque social alternativo son, junto al PCE, el movimiento obrero y sindical, los

movimientos sociales y la izquierda transformadora / Para impulsar un amplio frente popular el orden del combate de las fuerzas del pueblo es: El Frente único de la clase obrera, la Alianza del pueblo trabajador (junto al proletariado, el semiproletariado urbano y campesino y la pequeña burguesía no explotadora de la ciudad y el campo) y el Frente de Unidad Popular (que incluye a todos los sectores de la burguesía no monopolista).

Tesis 7 PCE:El capitalismo de siglo XXI ha creado “una nueva forma de explotación basada en el capital humano”.

Con ello “se ha difuminado el viejo ideal de la clase obrera productora de beneficios físicos y se ha creado una clase obrera generalizada, donde ya no sólo se explota al obrero de forma física, sino también intelectualmente”.

La clase explotada en el capitalismo, clase trabajadora (que directa o indirectamente crea un bien mercantil), está formada por las personas asalariadas, descontando a quienes ocupan puestos de dirección y gerencia y añadiéndoles los/las falsos/as autónomos/as, dependientes de un contrato con una empresa. La clase trabajadora abarca al 85-90% de la población activa.

Sus características principales son que está empleada mayoritariamente en el sector terciario, vive y trabaja en la precariedad y posee una extraordinaria diversidad, compuesta por diferentes grupos, de los cuales ninguno aparece como el cuantitativamente mayoritario y mucho menos como el nucleador del conjunto.

Los restos, cuantitativa y cualitativamente importantes, de lo que se podría denominar la clase obrera tradicional, apenas representan un 25% del total, y han perdido por completo su estatus de grupo hegemónico dentro de la clase.

CENTROS TESIS / CONTRATESIS:1. Clase trabajadora - asalariados / Clase obrera2. La clase obrera tradicional ha perdido por completo su estatus de grupo hegemónico y nucleador dentro de

la clase trabajadora / El proletariado industrial es la clase más revolucionaria de la sociedad española. Por su situación en las relaciones de producción está interesada en la liquidación de la propiedad privada de los medios de producción, en la liquidación de cualquier forma de explotación; el proletariado lucha por emancipar a toda la sociedad del yugo del capital y liberar todas sus posibilidades creadoras abriendo así una nueva era en la historia de la humanidad: el comunismo.

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BASE TEÓRICA DE LAS CONTRA-TESIS MLPMTT

1ª CONTRA-TESIS: El papel del Imperialismo en la Revolución en España1.- Papel periférico, división internacional del trabajo / eslabón débil, cadena imperialista.2.- Relación exportador – comprador / relación acreedor – deudor.3.- Las debilidades del modelo determinan la “posición periférica” / La intervención imperialista determina el papel de “eslabón débil”.

Los cinco rasgos fundamentales del imperialismo fijados por Lenin:1º).- La concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los monopolios, que desempeñan un papel decisivo en la vida económica;2º).- La fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este "capital financiero", de la oligarquía financiera; 3º).- La exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particular;4º).- La formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo5º).- y La terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes.

“El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una importancia de primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de todo el territorio del mismo entre los países capitalistas más importantes”.

1ª).- Es la concentración del capital y de la producción la que conduce, al llegar a un muy elevado grado de desarrollo, al monopolio que pasa a desarrollar un papel decisivo en la vida económica.

El monopolio es fruto de la competencia, pero a la vez representa la sustitución de la libre competencia por los monopolios capitalistas.

Este salto del capitalismo de libre cambio al capitalismo monopolista es consecuencia inevitable de las leyes objetivas, universales e inherentes al capitalismo.

Los monopolios que se derivan de la libre competencia no la eliminan, sino que existen por encima y al lado de ella engendrando una serie de contradicciones, rozamientos y conflictos particularmente agudos.

“El imperialismo ha surgido como desarrollo y continuación directa de las propiedades fundamentales del capitalismo en general. Pero el capitalismo se ha trocado en imperialismo capitalista únicamente al llegar a un cierto grado muy alto de su desarrollo, cuando algunas de las propiedades fundamentales del capitalismo han comenzado a convertirse en su antítesis, cuando han tomado cuerpo y se han manifestado en toda la línea los rasgos de la época de transición del capitalismo a una estructura económica y social más elevada. Lo que hay de fundamental en este proceso, desde el punto de vista económico, es la sustitución de la libre concurrencia capitalista por los monopolios capitalistas. La libre concurrencia es la propiedad fundamental del capitalismo y de la producción de mercancías en general; el monopolio se halla en oposición directa con la libre concurrencia, pero esta última se ha convertido a nuestros ojos en monopolio, creando la gran producción, eliminando la pequeña, reemplazando la gran producción por otra todavía mayor, llevando la concentración de la producción y del capital hasta tal punto, que de su seno ha surgido y surge el monopolio: cartels, sindicatos, trusts, y, fusionándose con ellos, el capital de una docena escasa de bancos que manejan miles de millones. Y al mismo tiempo, los monopolios, que se derivan de la libre concurrencia, no la eliminan, sino que existen por encima y al lado de ella, engendrando así una serie de contradicciones, rozamientos y conflictos particularmente agudos. El monopolio es el tránsito del capitalismo a un régimen superior.” (Lenin)

2ª).- Lo característico del capitalismo monopolista es la formación del capital financiero y de las oligarquías financieras y su dominio sobre el capital en general y el resto de clases burguesas.

Los bancos se convierten de modestos intermediarios en monopolistas omnipotentes. El capital financiero es fruto de la fusión del capital bancario con el capital industrial.

Fusión que conlleva la “unión personal” entre banqueros y grandes industriales. Y que a su vez se completa con la unión personal de ambos con el Estado y el gobierno, que deja de ser

“el consejo de administración de los intereses de la burguesía” para estar controlado en exclusiva por las oligarquías financieras.

“En el capitalismo monopolista, la fusión entre el capital bancario y el industrial da lugar a la aparición

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del capital financiero y de las oligarquías financieras. Los bancos –que pasan a ocupar un papel decisivo, de simples prestamistas a determinar totalmente el

desarrollo industrial y económico– hacen todavía más aplastante este predominio de un puñado de grandes empresas: millones de pequeños, medianos e incluso una parte de los grandes "patronos" se hallan de hecho completamente sometidos a unos pocos centenares de financieros millonarios.

A medida que van desarrollándose los bancos y que va acentuándose su concentración en un número reducido de establecimientos, de modestos intermediarios que eran antes, se convierten en monopolistas omnipotentes que disponen de casi todo el capital monetario de todos los capitalistas y pequeños patronos, así como de la mayor parte de los medios de producción y de las fuentes de materias primas de uno o de varios países. Esta transformación de los numerosos y modestos intermediarios en un puñado de monopolistas constituye uno de los procesos fundamentales de la transformación del capitalismo en imperialismo capitalista”. (Lenin)

“Al llevar una cuenta corriente para varios capitalistas, el banco, al parecer, realiza una operación puramente técnica, únicamente auxiliar. Pero cuando esta operación crece en proporciones gigantescas, resulta que un puñado de monopolistas subordina las operaciones comerciales e industriales de toda la sociedad capitalista. Los grandes bancos tienen la posibilidad –por medio de sus relaciones bancarias, de las cuentas corrientes y otras operaciones financieras–, primero, de enterarse con exactitud del estado de los negocios de los distintos capitalistas, y, después, de controlarlos, de ejercer influencia sobre ellos mediante la ampliación o la restricción del crédito, facilitándolo o dificultándolo y, finalmente, de determinar enteramente su destino, de determinar su rentabilidad, de privarles de capital o de permitirles acrecentarlo rápidamente y en proporciones inmensas, etc.” (Lenin)

El Estado pasa a estar en manos exclusiva de las oligarquías financieras, fortaleciéndolas poniéndose al completo servicio de sus intereses. Por un lado seguirá siendo el árbitro de sus intereses impidiendo que un pequeño sector se haga con todo el poder, fruto de la concentración económica, estableciendo leyes que lo impidan y garantizando la competencia entre ellos, mecanismo necesario para conquistar nuevos mercados. Por otro seguirá siendo el instrumento para imponer al conjunto de clases las condiciones y medidas que le interesen , pero sobre todo pasará a ser el instrumento para defender los intereses de sus monopolios en el exterior, poniendo a su servicio los medios necesarios para ejercer el control político, el chantaje económico y al amenaza militar.

Dado que las contradicciones entre los distintos grupos monopolistas de distintos países son antagónicos los monopolios necesitan del Estado para defender sus intereses.

3º).- Es peculiar de la fase monopolista la importancia que adquiere la exportación de capital, frente a la exportación de mercancías.

Sobre esta nueva base económica se levanta el poder del pequeño puñado de oligarquías más poderosas del mundo.

Gracias a la exportación de capital construyen unos lazos de dependencia mucho más fuertes entre “acreedor-deudor” de los que existían anteriormente entre “comprador-vendedor”.

Fruto de la concentración de capitales que provoca el capitalismo monopolista, en los países capitalistas más avanzados se da un acumulación de capital que alcanza proporciones gigantescas, surge una enorme "superabundancia de capital".

Las mismas leyes del capitalismo, guiadas por la búsqueda del máximo beneficio, obligan a que el capital sobrante sea utilizado, no para aumentar el nivel de vida de las masas –ya que esto en lugar de la revalorización del capital daría lugar a una declinación de las ganancias de los capitalistas–, sino para aumentar las ganancias a través de la exportación de capital hacia los países atrasados donde las ganancias son relativamente altas.

Las relaciones comprador-vendedor, características de la época colonial (capitalismo de libre cambio), obligaban al refuerzo de la dominación política y militar en las colonias. Éstas estaban obligadas por la fuerza a comprar o vender sus productos a la metrópoli. Las potencias coloniales necesitaban disponer de virreyes y destacamentos de hombres armados que aseguraran ese mercado colonial “cautivo” y la colonia no podía optar a comprar o vender al mejor postor o la mejor oferta.

Las relaciones acreedor-deudor obligan a cumplir los compromisos de deuda adquiridos. En la época del Imperialismo, todos los países pasan a ser deudores, de una u otra forma, de un pequeño puñado de potencias imperialistas.

Con la exportación de capital el capital financiero extiende sus redes por todo el mundo mediante prácticas monopolistas de imposición, extorsión y control.

La exportación de capital trae consigo diversos mecanismos de intervención y expolio –empréstitos, intereses…- que convierten al país dominado en deudor de la potencia imperialista. Estas relaciones de acreedor-deudor establecen lazos de dominio y dependencia mucho más fuertes que las características de la exportación de mercancías. Las cifras de la deuda externa –los gigantescos beneficios que supone y el poderoso instrumento de

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intervención que significa– es el ejemplo más sangrante.Es a través de la exportación de ingentes cantidades de capital por la banca alemana – acumulados gracias a

las relaciones de intercambio desigual establecidas en el seno de la UE– como Berlín ha conseguido dotarse de mecanismos de intervención y saqueo sobre los países del sur de Europa. Entre 2000 y 2008, la banca alemana prestó a los bancos y grandes empresas españolas más de 700.000 millones de euros. La transformación de esa deuda privada en deuda pública –a través de los rescates bancarios o el déficit de tarifa con las eléctricas– se ha convertido en un eficaz mecanismo de estrangulamiento financiero de Alemania para así imponer su política de saqueo sobre nosotros.

La exportación de capital viene acompañada del establecimiento de mecanismos de control político y dominio militar sobre el país dominado, como forma de garantizar y acrecentar el capital.

4º).- Las asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas se reparten no sólo el mercado doméstico, sino el mercado mundial entero.

Los países imperialistas se reparten el mundo según su capital, según su fuerza. Y todos los países del mundo entran a formar parte del conjunto de redes de dependencia políticas,

militares y financieras pasando a ser eslabones de la cadena imperialista. Una cadena que está jerarquizada según el capital y la fuerza política y militar de cada país. Con la formación de la cadena imperialista, es imposible entender nada de lo que pasa en cualquier país sin

partir de cómo la situación internacional determina la situación nacional. Y el imperialismo deja de ser un “factor externo”, que actúa desde fuera, para convertirse en un

enemigo interno.

Como dice Lenin: “puesto que hablamos de la política colonial de la época del imperialismo capitalista, es necesario hacer notar que el capital financiero y la política internacional correspondiente, la cual se reduce a la lucha de las grandes potencias por el reparto económico y político del mundo, crean toda una serie de formas de transición de dependencia estatal. Para esta época son típicos no sólo los dos grupos fundamentales de países: los que poseen colonias y los países coloniales, sino también las formas variadas de países dependientes políticamente independientes, desde un punto de vista formal, pero, en realidad, envueltos por las redes de la dependencia financiera y diplomática. Modelo de otra forma es, por ejemplo, la Argentina.

“La América del Sur, y sobre todo Argentina, se halla en una situación tal de dependencia financiera con respecto a Londres, que se la debe calificar de colonia comercial inglesa”.

“El ejemplo de Portugal nos muestra una forma un poco distinta de dependencia financiera y diplomática bajo la independencia política. Portugal es un Estado independiente, soberano, pero en realidad, durante más de doscientos años, desde la época de la guerra de sucesión de España (1701-1714), se halla bajo el protectorado de Inglaterra. Este género de relaciones entre algunos grandes y pequeños Estados ha existido siempre, pero en la época del imperialismo capitalista se convierte en sistema general, entran a formar parte del conjunto de relaciones que rigen el "reparto del mundo", pasan a ser eslabones en la cadena de las operaciones del capital financiero mundial.”

5º.- La llamada globalización ha dado alas a la vieja teoría del “ultraimperialismo”, que ya Lenin calificó de “ultradisparate”.

- Ideas como la del “gobierno mundial de los monopolios” o de “capitales sin patria ni Estado”, hacen creer que lo que prevalece es la unidad de intereses entre los países imperialistas y las asociaciones monopolistas.

Todas estas nuevas formulaciones esconden el antagonismo tanto de las contradicciones inter-imperialistas como de las inter-monopolistas. Antagonismo que ya ha provocado dos guerras mundiales y es responsable de que, desde entonces, no haya habido ni un solo día sin guerra en algún punto del planeta. Guerras que han costado más muertos y padecimientos a los pueblos que la IIª GM. Guerras que han servido para incrementar la cuenta de resultados de los grupos monopolistas. Guerras provocadas, alimentadas y mantenidas por los países imperialistas para incrementar su influencia, aumentar sus mercados o asegurarse las fuentes de materias primas.

Según estas ideas, ampliamente difundidas entre grandes sectores de gente luchadora, no está en las raíces del imperialismo, en las mismas leyes de desarrollo del capitalismo, las relaciones de dominación, de explotación que conllevan inevitablemente a la opresión, el control y las guerras. Sino que esta es una característica particular de algunos de los sectores más reaccionarios y belicosos de las burguesías monopolistas. La rapiña, la agresión y la guerra sería pues, para estas ideas, “sólo” una de las políticas posibles del imperialismo. Por eso, por ejemplo, tratan benévolamente a Obama frente a Bush. O proponen otra “Unión europea” distinta, donde los gobiernos “regulen y atenúen” la ferocidad de las burguesías monopolistas.

El imperialismo ha acabado con la libre concurrencia, ya no hay un mercado libre donde todos los

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capitalistas compiten, hoy el mercado está controlado por los monopolios, y entre ellos hay una competencia feroz, a mucha mayor escala que entre los simples capitalistas, y cada vez es más dificultoso incrementar el capital, hacerlo más rentable, pero están obligados a ello por las mismas leyes internas del capitalismo, por razones de supervivencia. No está en el carácter más o menos belicoso de las burguesías monopolistas el origen de las guerras, sino que son inevitables. Se reparten el mundo según su capital, según su fuerza.

Por todo ello es un “disparate” el entendimiento global de los monopolios, un gobierno mundial de los monopolios.

2ª CONTRATESIS: El capitalismo monopolista de Estado. Papel y función del Estado en la época del Imperialismo.1.- Modelo neoliberal de un capitalismo inmobiliario y financiero y especulativo / Capitalismo monopolista de Estado. Los monopolios desempeñan un papel decisivo.2.- Carencia de control por parte de los estados. “Mano invisible” / Estado, expresión concentrada del poder de la minoría oligárquica imperialista. Monopolización “desde arriba” basada en el poder exclusivo del aparato estatal.3.- Control ideológico “neoconservador” a través de los medios de comunicación, la Iglesia y los partidos del sistema. / Tienen el poder económico, político y militar. La fusión entre la oligarquía financiera y los grandes intereses imperialistas con el Estado, ha llegado a tal extremo que el papel fundamental de este último es arbitrar, regular y fortalecer sus intereses.

1).- Capitalismo monopolista de Estado: En la época del Imperialismo, el Estado deja de ser el “Consejo de administración” de toda la clase burguesa (como lo define Marx en el Manifiesto) para pasar a convertirse en el aparato de dominación de la clase monopolista, en la dictadura de la burguesía monopolista sobre el proletariado y también sobre los sectores de la burguesía no monopolista.

2).- Basándose en el poder exclusivo del aparato estatal, se lleva a cabo “desde arriba la monopolización de la economía.

Una gran parte de los actuales monopolios españoles son fruto del salvaje proceso de acumulación realizado por el Estado en el periodo de la dictadura fascista. Nuestra LIP del 78 afirma:

“Es la dictadura terrorista de tipo fascista instaurada en 1939, lo que permite a la oligarquía financiera realizar un rápido proceso de acumulación de capital, mediante una explotación sin límite de la clase obrera y de las masas trabajadoras y la privación de todo derecho, de toda posibilidad de organizarse y defender sus intereses a las otras clases populares. La consolidación del capitalismo monopolista de estado ha ido aparejada con la más sanguinaria y corrompida dictadura que ha padecido España a lo largo de su historia.”

Actuales monopolios como Repsol, Telefónica o Endesa, son fruto de la acumulación realizada en este periodo y trasvasada después a manos de la oligarquía financiera a precio de saldo. La SEAT, entregada a Wolksvagen por 1 peseta (o lo que es lo mismo 0,006€) es un ejemplo paradigmático de este proceso de monopolización y subordinación al imperialismo realizado “desde arriba”.

Las expropiaciones de los advenedizos Mario Conde y Ruiz Mateos, sirvieron en bandeja de plata a la oligarquía española los bancos Banesto o Atlántico y otras empresas rentables de Rumasa, demostrando hasta qué grado, el papel fundamental del Estado es arbitrar, regular y fortalecer los intereses de la oligarquía y el Imperialismo contra el resto de las clases sociales.

3).- La función del Estado.“ El Estado y la revolución” Lenin : “El Estado es producto y manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase. El Estado surge en el sitio, en el momento y en el grado en que las contradicciones de clase no pueden, objetivamente, conciliarse. Y viceversa: la existencia del Estado demuestra que las contradicciones de clase son irreconciliables.”

“Hoy es ya lugar común la opinión de que el Estado actual es un Estado de clase. (...). El Estado actual es, ante todo, una organización de la clase dominante, y si ejerce diversas funciones de interés general en beneficio del desarrollo social es únicamente en la medida en que dicho desarrollo coincide en general con los intereses de la clase dominante.”

La “dependencia orgánica”, un nuevo rasgo del hegemonismo: La concentración del poder político y militar en manos de las superpotencias hegemonistas, ha desarrollado y fortalecido los lazos de intervención imperialista sobre los Estados de los países dominados.

Definimos como “dependencia o vinculación orgánica” al hecho de la intervención imperialista desde dentro de los propios estados dominados, para asegurar que las decisiones económicas, políticas, militares, … sigan un curso acorde a los intereses hegemonistas o, en caso necesario, a su capacidad de reconducir dichas

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decisiones en una dirección favorable a sus intereses. La base de esta capacidad de intervención, radica en el control directo que el hegemonismo mantiene sobre

los aparatos fundamentales de Estado (ejército, servicios secretos, policía,…) inundados de hombres troquelados y/o cooptados por el hegemonismo para mantenerse fieles a los designios de la superpotencia y colocados en los centros nucleares del poder. Dominio que a su vez se completa con el control que ejercen sobre las cúpulas de las principales fuerzas políticas y medios de comunicación.

No es un control “desde fuera” por presiones económicas o diplomáticas, sino una dependencia orgánica que afecta a los centros nodulares del Estado.

Se gestan élites dependientes que constituyen un auténtico “Estado Mayor”, vinculado directamente a los centros de poder hegemonista e incrustado en el corazón de los Estados intervenidos. Y que son las encargadas de asegurar que el discurrir de la vida política de los países bajo su órbita no se sale del rumbo marcado por Washington y de sus designios.Ejemplos de “dependencia orgánica”:

La “red Gladio” durante la Guerra Fría en Italia, construyendo un auténtico “para-Estado”, por encima del Estado italiano y directamente vinculado a Washington,

asegurando –aunque eso supusiera asesinar al primer ministro, Aldo Moro- que el rumbo de la política italiana se ajustaba a las necesidades norteamericanas.

El “reflotamiento” en España del PSOE durante la transición, a través de la inyección masiva de dinero de la CIA, utilizando como instrumento a la Fundación Ebert alemana.

El historiador Charles Powell nos presentó en una tertulia en el Ateneo Madrid XXI lo que él consideraba que era “el acta de refundación del PSOE”. Una factura, a nombre de la Fundación Ebert, del alquiler de un local en Madrid y una fotocopiadora, que permitió al nuevo grupo de dirección nucleado en torno a Felipe González actuar políticamente en pleno franquismo. El objetivo de EEUU era “promocionar” una fuerza política “de izquierdas” –puesto que España era y es un país mayoritariamente progresista- pero absolutamente controlada por EEUU. Como “alternativa” a un PCE excesivamente vinculado a Moscú, y en el que Washington disponía de escasa intervención.

Tenemos un ejemplo claro con el papel jugado por Luis de Guindos en el gobierno de Rajoy. Meses antes de que Rajoy decidiera su inclusión en el nuevo gobierno del PP, una sección de la CIA –en un cable secreto desvelado por Wikileaks- anunciaba que sería uno de los “tecnócratas” encargado de “ejecutar los ajustes necesarios”. Su posterior actuación, siempre como ariete de las exigencias norteamericanas y alemanas contra la resistencia de los sectores del gobierno más vinculados a los intereses de la oligarquía nacional, nucleados en torno a Montoro, así lo evidencia.

3ª CONTRATESIS: Distinguir a los auténticos enemigos de los verdaderos amigos.1.- Sector hegemónico del bloque de poder: Alianza entre sector bancario, turismo, construcción, servicios, distribución comercial y sector alimentario / Clase dominante: Oligarquía financiera, aliada y dependiente del Imperialismo.2.- Fracción hegemónica adscrita en muchos casos al imperialismo globalizado / La tendencia, corroborada por los hechos de las últimas décadas, es a que el hegemonismo norteamericano y el eje franco alemán secuestren cada vez más la independencia y la soberanía nacional de España.3.- Todo el empresariado está adscrito al bloque de poder por sus planteamientos conservadores y anti obreros. / El poder de la oligarquía y el Imperialismo se impone no sólo contra el proletariado y el campesinado, sino también contra la pequeña burguesía y los sectores no monopolistas de la burguesía. Incluso, si una parte de la burguesía no monopolista traiciona a la revolución, pasando a ser enemiga suya, el filo de la revolución sigue sin dirigirse contra toda la burguesía.

1).- Lenin establece como segundo rasgo del Imperialismo: “La fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este "capital financiero", de la oligarquía financiera”

El capital financiero es la fusión de un puñado de grandes bancos con el capital industrial. Pero esta fusión conlleva también la “unión personal” de grandes banqueros y grandes industriales, desde el intercambio de directivos, a la participación simultánea en los distintos consejos de administración o las “uniones familiares”. Esta unión de banqueros y grandes industriales se completa con la unión personal de ambos con el Estado y el gobierno.

Así es también como se ha formado la oligarquía española, nuestra LIP del 78 analiza en concreto cómo:“Con el aplastamiento de la I República y la restauración de la Monarquía borbónica de Alfonso XII en

1874, se plasmó definitivamente la renuncia de la alta burguesía española a hacer su propia revolución, el pacto de su sector dominante con la aristocracia terrateniente y su subordinación a las potencias imperialistas más importantes. Esta alianza en el poder dará origen, mediante paulatinos cambios y reajustes, a la oligarquía financiera y terrateniente”.

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Y al analizar esta clase y definirla en concreto, la Linea del 78 establece:“La oligarquía financiera y terrateniente constituye algo menos del 1 por ciento de la población activa

total. Son los grandes magnates de las finanzas, de la industria y del comercio y los grandes terratenientes, unidos entre si por una maraña de vínculos históricos, de intereses familiares, bajo la completa hegemonía del capital financiero, de los siete grandes bancos españoles.

Dentro de la oligarquía se deben incluir también determinados grupos sociales, que disponen de un elevado grado de poder político o económico o ambos a la vez, al servicio de los intereses oligárquicos. Estos son: las capas más elevadas de la administración las jerarquías superiores del ejército, la policía y los tribunales y los altos directivos de las empresas monopolistas”. Nuestra LIP hace un análisis concreto de cómo se ha formado en España la oligarquía financiera y terrateniente, aunque el desarrollo capitalista (como veremos en la actualización de la línea) ha conducido a que en los últimos años se haya desgajado de la clase dominante al sector puramente “terrateniente”.

Un análisis concreto partiendo de la teoría, frente a la suma de datos empíricos que establece la “alianza entre diferentes sectores” como si no fueran una clase social constituida a lo largo de decenas de años con su maraña de vínculos económicos, empresariales, sociales, históricos y familiares.

2).- Un secuestro cada vez mayor de la independencia y la soberanía nacional de España por parte del Hegemonismo y el Imperialismo.

En la época del Imperialismo todos los países del mundo entran a formar parte del conjunto de redes de dependencia políticas, militares y financieras pasando a ser eslabones de la cadena imperialista. Cadena que está jerarquizada según el capital y la fuerza política y militar de cada país.

Es la colocación de España como “eslabón débil” de la cadena imperialista la que determina que en las relaciones de alianza y dependencia respecto al imperialismo, el aspecto principal lo constituya la dependencia.

Es la debilidad política y militar de la oligarquía española, desde sus orígenes, la única que puede explicar, por ejemplo, cómo siendo España la 9ª potencia mundial, no sólo no forma parte del Grupo de los 8, sino que ni tan siquiera tiene acceso a una silla propia en el Grupo de los 20.

Su débil base de capital y su prácticamente nula fuerza política y militar la colocan como un eslabón débil que va a sufrir las consecuencias de la dominación imperialista, frente a la idea ampliamente extendida de considerarla una potencia imperialista por su pasado histórico de posesiones coloniales.

Así, por ejemplo, un breve recorrido por la historia nos ofrece claros ejemplos de esta posición de “eslabón débil”:

La guerra de Cuba, que supuso la pérdida de las últimas posesiones de ultramar, enfrentó a una España atrasada y decadente que enviaba barcos de madera contra los flamantes acorazados construidos por la naciente industria naval norteamericana.

España tuvo acceso a disponer de colonias en el norte de África porque Inglaterra no estaba dispuesta a que Francia dominara en solitario Marruecos.

O más adelante, en la guerra de Sidi Ifni, el ejército español no pudo utilizar los nuevos aviones comprados a EEUU ante la prohibición norteamericana teniendo que utilizar los aviones de la guerra civil. El imperialismo yanqui estaba optando por quedarse con el dominio de Marruecos desplazando a España y Francia.

Y muy recientemente, hace ahora justo dos años, después que PP y PSOE llevaran tres décadas diciendo que era imposible “abrir el melón constitucional” por todas las complejidades y la necesidad de negociaciones y consensos que requería, en sólo una semana, en pleno mes de agosto, a espaldas del pueblo y el parlamento, Zapatero Y Rajoy hacían una “reforma exprés” de la Constitución por mandato explícito de Merkel que quería asegurar el cobro por sus banqueros de la deuda española.

Nuestra Línea del 78 afirmaba: “La tendencia en la actualidad es a que el imperialismo norteamericano secuestre cada vez más la

independencia y la soberanía nacional de España”.35 años después podemos ver lo certero de esta afirmación. El cambio de régimen, la integración en la

OTAN, la participación de España en las aventuras bélicas en Bosnia o Afganistán, … el balance de estos 35 años no deja lugar a dudas.

En la actualidad, y desde la incorporación en el euro, debemos afirmar pues que la tendencia es a que el hegemonismo norteamericano y el eje franco alemán secuestren cada vez más la independencia y la soberanía nacional de España.

3).- Lenin: “Sólo se puede vencer al enemigo más poderoso poniendo en tensión todas las fuerzas y aprovechando obligatoriamente con el mayor celo, minuciosidad, prudencia y habilidad la menor fisura entre los enemigos , toda contradicción de intereses entre la burguesía de los distintos países, entre los diferentes grupos o categorías de la burguesía en el interior de cada país; hay que aprovechar asimismo las menores posibilidades de lograr un

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aliado de masas, aunque sea temporal, vacilante, inestable, poco seguro, condicional. El que no comprende esto, no comprende ni una palabra de marxismo ni de socialismo científico, contemporáneo, en general”.

4ª CONTRATESIS: Destrucción o reforma del Estado. 1.- Acabar con un capitalismo inmobiliario y financiero que se basa en un modelo rentista y oligárquico. / Las tareas principales son acabar con la opresión de la oligarquía financiera y acabar con la opresión del imperialismo. Ambas tareas están estrechamente relacionadas entre sí y no pueden separarse de ningún modo.2.- La superestructura jurídica y política heredada de la transición se caracteriza por un bipartidismo imperfecto y por la permanencia de fuertes vestigios del franquismo / La transformación del franquismo en un régimen parlamentario ha dado al dominio oligárquico-imperialista una estabilidad, capacidad de intervención política y control, como jamás antes habían disfrutado.3.- Transformación del Estado a través de un nuevo proceso constituyente para hacerlo instrumento idóneo para profundizar en la participación democrática de la ciudadanía en la política. / Sin destruir el Estado oligárquico-imperialista y acabar con las bases económicas y materiales de su poder, es completamente imposible terminar con la situación de explotación y opresión en que se encuentra el pueblo.

1).- Teoría de los Tres Mundos: “El proletariado de los países del segundo mundo, al tiempo que se une con las más amplias masas populares para desplegar una seria lucha contra la opresión y explotación de la burguesía monopolista nacional, en defensa de los derechos democráticos y por el mejoramiento de las condiciones de vida, no puede sino enarbolar la bandera de la independencia nacional, colocarse en la primera fila de la lucha contra la amenaza de agresión de las superpotencias, uniéndose en determinadas condiciones con todos los que rehúsen ser manejados y esclavizados por esas superpotencias. Esta manera de proceder contribuirá además, al desarrollo de la situación revolucionaria en dichos países”.

El Imperialismo constituye el apoyo principal del dominio oligárquico y a su vez, la oligarquía constituye la principal base de apoyo para la dominación imperialista. Ambos se sirven mutuamente y están estrechamente vinculados. Acabar con la opresión y el dominio de ambos, este es nuestro objetivo, y no se puede desligar la lucha contra el dominio de la oligarquía financiera, de la lucha contra el Imperialismo.

Combatimos a un poder con dos cabezas, la oligarquía y el imperialismo, no un modelo. En ningún momento de nuestra historia se ha podido ver esto tan claro como en la Guerra Nacional

Revolucionaria de 1936-1939. Cuando el pueblo, unido en un Frente Popular y crecientemente dirigido por el proletariado revolucionario a través del PCE, se propone acabar con la reacción oligárquica y su histórico dominio, el imperialismo, primero con el eje nazifascista italo-alemán, y después como un bloque imperialista al completo con Inglaterra, Francia y EEUU, acuden en masa a salvar el poder de la oligarquía financiera y terrateniente, la clase sobre la que ellos asientan su poder en España. Como dijo entonces Pasionaria: “Ni la burguesía francesa ni el capitalismo inglés deseaban el triunfo de la España popular por múltiples razones, entre otras, por su constante enemiga hacia España, a la que necesitaban pobre, atrasada, para imponerle tratados ominosos y pactos leoninos. Por ello actuaron como lo hicieron. Veían en Franco un defensor de las castas aristocráticas y reaccionarias españolas, y se situaron a su lado (…). Al lado de Franco, estaba la aristocracia, estaba la gran burguesía, estaba la Iglesia, estaban Hitler y Mussolini, estaban los magnates del petróleo, ingleses y americanos; (...)”.

Querer acabar con el dominio oligárquico hace que aparezca el Imperialismo en bloque.

2).- Cambiar el “Régimen para salvar al Estado”, esta formulación de Santiago Carrillo nos viene como anillo al dedo para ajustar cuentas a que formen parte del blanco los “vestigios del franquismo”

La Línea del 78 afirma:“Acosado por las luchas populares, desprestigiado y aislado interna y externamente: el Régimen

Franquista, desde finales de los años 60, era un instrumento de dominio cada vez más frágil. A la vez, el imperialismo yanqui, tras la derrota que le infringieron los pueblos de Indochina y frente a los intentos de expansión de la Unión Soviética, se plantea con urgencia reforzar el "vientre blando de Europa" sustituyendo los fascismos meridionales por regímenes democrático-burgueses más o menos endurecidos que puedan Integrarse plenamente y reforzar el sistema de alianzas políticas, militares y económicas bajo su hegemonía. El sector hegemónico de la oligarquía financiera, ligado por estrechos vínculos económicos al imperialismo norteamericano y bajo la orientación política y apoyo de su Estado Mayor (el Pentágono) emprende, no sin enfrentarse a dificultades específicas (producto por una parte de la extraordinaria combatividad del proletariado y las masas populares de nuestro país, del problema de las nacionalidades oprimidas y de la existencia del movimiento revolucionario marxista-leninista más potente de Europa, y por otra de las contradicciones existentes con la burocracia fascista y un sector importante del capital especulativo), el proceso de transformación del Régimen Fascista en un Régimen Democrático Burgués y la consolidación del mismo, proceso que abre el período que

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estamos viviendo actualmente. Así pues, la transformación del fascismo y la consolidación de la nueva forma de dominio de la

oligarquía va íntimamente unida al reforzamiento de los lazos de dependencia y subordinación de nuestro país al imperialismo norteamericano, introduciéndolo y vinculándolo estrechamente al sistema de alianzas militares bajo su hegemonía: la OTAN, convirtiéndolo así aún más en un peón dentro de su estrategia para mantener su hegemonía en el mundo (...)”

3).- Destrucción o reforma del Estado:Lenin: Según Marx, el Estado es un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del "orden" que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando los choques entre las clases.

(…) todos los socialrevolucionarios y todos los mencheviques cayeron, de pronto y por entero, en lateoría pequeñoburguesa de la "conciliación" de las clases "por el Estado". (...) Que el Estado es el órgano de dominación de una determinada clase, la cual no puede conciliarse con su antípoda (con la clase contrapuesta a ella), es algo que esta democracia pequeñoburguesa no podrá jamás comprender. La actitud ante el Estado es uno de los síntomas más patentes de que nuestros socialrevolucionarios y mencheviques no son en manera alguna socialistas (lo que nosotros, los bolcheviques, siempre hemos demostrado), sino demócratas pequeñoburgueses con una fraseología casi socialista.

De otra parte, la tergiversación "kautskiana" del marxismo es bastante más sutil. "Teóricamente", no se niega ni que el Estado sea el órgano de dominación de clase, ni que las contradicciones de clase sean irreconciliables. Pero se pasa por alto u oculta lo siguiente: si el Estado es un producto del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase, si es una fuerza que está por encima de la sociedad y que "se divorcia cada vez más de la sociedad", es evidente que la liberación de la clase oprimida es imposible, no sólo sin una revolución violenta, sino también sin la destrucción del aparato del Poder estatal que ha sido creado por la clase dominante y en el que toma cuerpo aquel "divorcio". Marx llegó a esta conclusión, teóricamente clara por si misma, con la precisión más completa, a base del análisis histórico concreto de las tareas de la revolución. Y esta conclusión es precisamente la que Kautsky . . . ha"olvidado" y falseado.

5ª CONTRATESIS: El carácter de la revolución en España: socialista o democrático nacional.1.- Alternativa socialista y anticapitalista / El filo de la revolución no va orientado contra el capitalismo y la propiedad privada de los medios de producción en general, sino contra el poder político y económico del imperialismo y la oligarquía en nuestro país.2.- Superación del marco económico y político heredado de la transición que culmine en la Tercera República como modelo de democracia avanzada / Implantación de una dictadura conjunta de las diversas clases que apoyen la revolución bajo la dirección del proletariado, una República Democrática Popular. (No puede haber democracia para todas las clases)

1).- La Línea del 78 define con precisión el Socialismo:“Frente a las tergiversaciones oportunistas y revisionistas, el marxismo-leninismo señala que el

socialismo no es un modo de producción como tal, sino un período histórico de transición, profundamente inestable, al que corresponde un Estado de Dictadura del Proletariado, y en el que se dan simultáneamente elementos de capitalismo con elementos de un nuevo modo de producción correspondiente a la sociedad sin clases, con elementos de comunismo en definitiva. Es un período de transformación del capitalismo al comunismo, en los órdenes ideológico, político y económico, determinado por la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, entre lo nuevo y lo viejo de la sociedad, entre la revolución y la "fuerza de la costumbre". Lenin lo define como: "Este período de lucha entre el capitalismo agonizante y el comunismo naciente, en otras palabras, entre el capitalismo que ha sido derrotado pero no destruido, y el comunismo, que ha nacido, pero que todavía es débil". (Economía y política en la época de transición).”

Esto es el socialismo, y no la “nacionalización de los principales medios de producción” o la “intervención del Estado en la economía”, sino el poder político en manos del proletariado revolucionario.

Cuando nuestra Línea explica el carácter de la revolución en España afirma:“Luchamos en la actualidad, por el derrocamiento del poder oligárquico-imperialista y la implantación de

la democracia popular, como forma de dictadura conjunta de clases, bajo la hegemonía del proletariado, porque es la única vía justa y que se corresponde con las condiciones de nuestro país para acceder al socialismo en España y en el futuro a la sociedad comunista.

La Revolución proletaria en España, pues, nos presenta una doble tarea: dar cima a la presente etapa de la revolución contra el imperialismo y la oligarquía e implantar el nuevo Estado Democrático Popular, y cuando estén dadas todas las condiciones necesarias, objetivas y subjetivas, transformarlo en una revolución socialista . La revolución de democracia popular es la preparación necesaria para la revolución socialista, y la revolución

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socialista es la dirección inevitable para el desarrollo de la revolución democrático-popular. Por ello, únicamente puede encabezar esta revolución el proletariado con su Partido al frente.”

La actuación del PCCH en la colectivización agraria es un ejemplo claro de cómo actuar. De inicio, y por la alianza con los campesinos, el PCCH reparte entre ellos los títulos de propiedad. Y posteriormente, en base a un persistente trabajo de elevación del nivel de conciencia y organización de las masas campesinas, va sentando las condiciones objetivas y subjetivas para que éstas se pongan a favor de las transformaciones socialistas y colectivicen las tierras formando parte de las comunas.

Y por último la Línea afirma: “La revolución democrático-popular en nuestro país, aunque en un principio va a mantener algunos elementos de capitalismo «ya que su contenido es antiimperialista, antimonopolista y antilatifundista», va dirigida a asestarle un formidable golpe, poniendo en juego potentes elementos de socialismo y creando sólidas bases para iniciar su construcción. Tales elementos son: en lo político, la hegemonía y el peso especifico del proletariado y su Partido, y en lo económico el peso absolutamente dominante del sector estatal y el sector cooperativo frente al sector privado. El sector estatal de la economía que será dirigente y dominante en la República Democrática Popular, tiene un carácter socialista, porque va a estar bajo la dirección del proletariado y va a desarrollarse partiendo de sus intereses como clase, y supeditándose en todo momento a los objetivos políticos que éste y su Partido establezcan para toda la sociedad.”

2).- Tercera República como superación del marco económico y político heredado de la transición o República Democrática Popular como forma particular de Dictadura del Proletariado.

Veamos qué opina Lenin de las repúblicas burguesas: “Somos partidarios de la república democrática como la mejor forma de Estado para el proletariado en el capitalismo; pero no tenemos derecho a olvidar que la esclavitud asalariada es el destino del pueblo, incluso en la república burguesa más democrática.”

Nuestra Línea del 78 caracteriza la República Democrática Popular como:“El objetivo estratégico de la revolución española, en la presente etapa, consiste en la implantación de

una dictadura conjunta de las diversas clases que apoyen la revolución bajo la dirección del proletariado , es decir, una República Democrática Popular, que lleve a cabo profundas transformaciones de contenido antiimperialista, antimonopolista y antilatifundista.

La dictadura democrático-popular es a la vez una democracia y una dictadura . Mientras existan las clases, existirá lucha de clases y no puede haber democracia para toda la sociedad. La República Democrática Popular garantizará el ejercicio de la más amplia democracia para todas las clases populares a la vez que ejercerá la más severa dictadura contra los elementos oligárquicos y proimperialistas y contra sus lacayos, impidiéndoles todo intento de sabotear las conquistas populares y retornar al poder. La dictadura y la democracia son dos aspectos contrarios que a la vez forman una unidad es la dictadura sobre los enemigos de la revolución lo que permite al pueblo disfrutar de la más amplia libertad.

En cuanto a su naturaleza, no es un Estado burgués de dictadura de la burguesía, es una forma concreta de dictadura del proletariado «aunque no de dictadura exclusiva» basada en las alianzas con el resto de las clases revolucionarias y cuyo Ejército, milicias, tribunales, administración, aparatos ideológicos, etc. se constituyen en función de ser instrumentos al servicio del pueblo y fortalecer la hegemonía y la dirección del proletariado en el Estado y en la sociedad.”

6ª CONTRATESIS: Frente de Unidad Popular o frente de izquierdas.1.- Materializar en un bloque social alternativo una gran alianza antineoliberal / El proletariado, con su partido a la cabeza, debe impulsar un amplio frente popular contra la opresión de la oligarquía y el imperialismo. 2.- La expresión principal del bloque social alternativo son, junto al PCE, el movimiento obrero y sindical, los movimientos sociales y la izquierda transformadora / Para impulsar un amplio frente popular el orden del combate de las fuerzas del pueblo es: El Frente único de la clase obrera, la Alianza del pueblo trabajador (junto al proletariado, el semiproletariado urbano y campesino y la pequeña burguesía no explotadora de la ciudad y el campo) y el Frente de Unidad Popular (que incluye a todos los sectores de la burguesía no monopolista).

Las contradicciones entre nosotros y el enemigo son antagónicas. En el seno del pueblo, las contradicciones entre las masas trabajadoras no son antagónicas, mientras que las contradicciones entre la clase explotada y la explotadora, además de su aspecto antagónico, tienen su aspecto no antagónico. Mao Tsé Tung. Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo

1.- El proletariado, con su partido a la cabeza, debe impulsar un amplio frente popular de todas las fuerzas susceptibles de luchar contra la oligarquía y el imperialismo yanqui y su poder estatal. Junto al pueblo trabajador; existen clases explotadoras, como son la capa superior de la pequeña burguesía y determinados sectores de la burguesía media susceptibles de apoyar la revolución, al menos hasta cierto punto, por sus contradicciones

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con el imperialismo y la oligarquía. Su carácter vacilante hace que se trate de aliados secundarios del proletariado; pero que pueden tener

importancia en momentos decisivosEn tal frente existirán diversas demandas propias de cada clase, algunas de ellas contrapuestas entre sí. La

actividad del proletariado y su Partido en el frente debe estar basada en el principio de "ni unidad sin lucha ni lucha sin unidad".Defender consecuentemente los intereses de las clases aliadas frente al imperialismo y a la oligarquía, pero al

mismo tiempo apoyar a los trabajadores que éstas explotan y luchar contra los abusos.2) Conservar la independencia política, ideológica y organizativa del proletariado y su capacidad de

decisión, no haciendo pasar toda su política a través del frente, haciéndola depender de la conformidad o disconformidad de la burguesía

3) Crear el frente de unidad popular sobre bases firmes: la alianza del pueblo trabajador y el frente único de la clase obrera

2.- El proletariado y su partido no deben supeditar la formación del frente popular a que amplios sectores de la burguesía no monopolista lo acepten, puesto que entonces no se formaría jamás. Por el contrario, lo decisivo, incluso para atraer o neutralizar sectores importantes de la burguesía no monopolista, es que el proletariado y su partido concentren su fuerza principal en el desarrollo del frente único de la case obrera y de la alianza del pueblo trabajador

1) El proletariado es la fuerza dirigente y principal de la revolución. Pero debe estar unido y organizado en torno a una justa línea revolucionaria. Conseguir la unidad de acción y organización bajo una línea revolucionaria es construir el frente único de la clase obrera. El frente único supone la organización de las masas obreras en torno al programa revolucionario, bajo la dirección del Partido Comunista y basado en la unión de los partidos, organizaciones de masas y sindicatos obreros en torno a ese programa.

Pero esta tarea no es fácil. Para ello, la clase obrera debe salvar dos importantes obstáculos: la debilidad y la división organizativa y la influencia del revisionismo en sus filas, puesto que éste es el más solapado y peligroso agente de la burguesía y del imperialismo y el máximo agente de división en el seno de la clase obrera. Su realización requerirá enconadas y prolongadas luchas, con inevitables avances y retrocesos, entre el marxismo-leninismo y el reformismo y el revisionismo y serán necesarios la existencia de un conjunto de factores objetivos y subjetivos, de los cuales, el decisivo es la fortaleza ideológica y política de la vanguardia proletaria, su capacidad para ganarse el apoyo de las amplias masas, para ganar la dirección del movimiento y desplazar al reformismo y revisionismo.

2) Pero el proletariado no es la única clase revolucionaria del país. Este tiene sus más firmes aliados en el semiproletariado urbano y campesino y en la pequeña burguesía no explotadora de la ciudad y el campo. Todas ellas, junto con el proletariado, forman el pueblo trabajador. Estas clases no sólo están interesadas en la consecución de la democracia popular, sino que además pueden ser aliadas del proletariado en la etapa socialista de la revolución. El que estas clases tengan una u otra actitud en la presente etapa de la revolución y sigan marchado después junto al proletariado, depende de que éste sepa unirlas en torno a sí y crear una fuerte alianza no sólo para la destrucción del Estado de la oligarquía y del imperialismo, sino también para la construcción del socialismo. La alianza del pueblo trabajador debe tomar cuerpo en organismos de base en los que se plasme la unidad de acción y objetivos de las clases trabajadoras y se vayan forjando cada vez más estrechos vínculos entre ellas.

7ª CONTRATESIS: La clase obrera, fuerza principal de la revolución o los asalariados.1.- Clase trabajadora - asalariados / Clase obrera2.- La clase obrera tradicional ha perdido por completo su estatus de grupo hegemónico y nucleador dentro de la clase trabajadora / El proletariado industrial es la clase más revolucionaria de la sociedad española. Por su situación en las relaciones de producción está interesada en la liquidación de la propiedad privada de los medios de producción, en la liquidación de cualquier forma de explotación; el proletariado lucha por emancipar a toda la sociedad del yugo del capital y liberar todas sus posibilidades creadoras abriendo así una nueva era en la historia de la humanidad: el comunismo.

1.- Todas las ideas difundidas por el revisionismo –antes bajo la formulación de “los cambios introducidos por el avance de la revolución científico-técnica, ahora con formas todavía más groseras- buscan ocultar la explotación capitalista. Negando que la plusvalía es la fuente de toda la riqueza capitalista. Y reduciendo la explotación capitalista a los bajos salarios o las precarias condiciones de trabajo.

“Allí donde los economistas burgueses veían relaciones entre objetos (cambio de una mercancía por otra), Marx descubrió relaciones entre personas. El cambio de mercancías expresa el vínculo establecido a través del

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mercado entre los productores aislados. El dinero, al unir indisolublemente en un todo único la vida económica íntegra de los productores aislados, significa que este vínculo se hace cada vez más estrecho. El capital significa un desarrollo ulterior de este vínculo: la fuerza de trabajo del hombre se trasforma en mercancía. El obrero asalariado vende su fuerza de trabajo al propietario de la tierra, de las fábricas, de los instrumentos de trabajo. El obrero emplea una parte de la jornada de trabajo en cubrir el costo de su sustento y el de su familia (salario); durante la otra parte de la jornada trabaja gratis, creando para el capitalista la plusvalía, fuente de las ganancias, fuente de la riqueza de la clase capitalista.

“La teoría de la plusvalía es la piedra angular de la teoría económica de Marx”. (Lenin: “Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo”).

“Suponiendo que el promedio de los artículos de primera necesidad imprescindibles para el obrero requiera para su producción 5 horas de trabajo medio equivalente a 25 euros. Los 25 euros serían el precio. Si trabajase 5 horas tendría lo suficiente para reproducirse como obrero.

Pero el capitalista ha obtenido como comprador el derecho a usar la mercancía de la fuerza de trabajo, si la usase sólo 5 horas y la pagara a 25 euros diarios, no obtendría ganancia ni plusvalía o plusproducto.

El valor de la fuerza de trabajo se determina por la cantidad de trabajo necesario para su conservación y reproducción. Pero la cantidad de trabajo que sirve de límite la valor de la fuerza de trabajo del obrero no limita, ni mucho menos la cantidad de trabajo puede ejecutar. (Diferencia entre el pienso que come un caballo y cuánta tiempo puede llevar en sus lomos a un jinete.)

Nuestro capitalista explotará la fuerza de trabajo por 10 horas con lo que el obrero trabajará 5 de plustrabajo.Adelantando 25 euros, el capitalista obtendrá el valor de 50 puesto que adelantando el valor que hay cristalizado en 5 horas de trabajo, recibirá a cambio un valor en el que hay cristalizadas 10. Al repetir esto cada día, adelantará 25 euros, obtendrá 50, dedicará otra vez 25 a comprar la fuerza de trabajo y los 25 restantes serán la plusvalía.

Este intercambio entre el capital y la fuerza de trabajo es el que sirve de base a la producción capitalista y tiende a reproducir al obrero como obrero y al capitalista como capitalista.”. (Marx: “Salario, precio y ganancia”).

2.- El proletariado es la clase más consecuentemente revolucionaria porque sólo puede liberarse de la explotación capitalista liberando al conjunto de la sociedad del yugo del capital.

Es la única clase explotada, por su colocación en las relaciones capitalistas de producción, es la única clase interesada en acabar con la explotación capitalista. Es la única clase que puede dirigir a todo el pueblo a la victoria sobre sus enemigos.

Marx en el Manifiesto dice: “Pero la burguesía no ha forjado solamente las armas que deben darle muerte; ha producido también los hombres que empuñarán esas armas: los obreros modernos, los proletarios.

En la misma proporción en que se desarrolla la burguesía, es decir, el capital, desarróllase también el proletariado, la clase de los obreros modernos, que no viven sino a condición de encontrar trabajo, y lo encuentran únicamente mientras su trabajo acrecienta el capital. Estos obreros, obligados a venderse al detall, son una mercancía como cualquier otro artículo de comercio, sujeta, por tanto, a todas las vicisitudes de la competencia, a todas las fluctuaciones del mercado. (…)

De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás clases van degenerando y desaparecen con el desarrollo de la gran industria; el proletariado, en cambio, es su producto más peculiar. (…)

Los estamentos medios —el pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano, el campesino—, todos ellos luchan contra la burguesía para salvar de la ruina su existencia como tales estamentos medios. No son, pues, revolucionarios, sino conservadores. (…)

Todas las clases que en el pasado lograron hacerse dominantes trataron de consolidar la situación adquirida sometiendo a toda la sociedad a las condiciones de su modo de apropiación. Los proletarios no pueden conquistar las fuerzas productivas sociales, sino aboliendo su propio modo de apropiación en vigor, y, por tanto, todo modo de apropiación existente hasta nuestros días. Los proletarios no tienen nada que salvaguardar; tienen que destruir todo lo que hasta ahora ha venido garantizado y asegurando la propiedad privada existente. (Marx. El Manifiesto Comunista)

Lenin: Tres partes y tres fuentes integrantes del marxismo:“Ni una sola victoria de la libertad política sobre la clase feudal se logró sin una desesperada resistencia.

Ni un solo país capitalista se formó sobre una base más o menos libre o democrática, sin una lucha a muerte entre las diversas clases de la sociedad capitalista.

El genio de Marx consiste en haber sido el primero en deducir de ello la conclusión que enseña la historia del mundo y en aplicar consecuentemente esas lecciones. La conclusión a que llegó es la doctrina de la lucha de clases.

Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo

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mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase. Los que abogan por reformas y mejoras se verán siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan que toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de determinadas clases dominantes. Y para vencer la resistencia de esas clases, sólo hay un medio: encontrar en la misma sociedad que nos rodea, las fuerzas que pueden –y, por su situación social, deben- constituir la fuerza capaz de barrer lo viejo y crear lo nuevo, y educar y organizar a esas fuerzas para la lucha.

Sólo el materialismo filosófico de Marx señaló al proletariado la salida de la esclavitud espiritual en que se han consumido hasta hoy todas las clases oprimidas. Sólo la teoría económica de Marx explicó la situación real del proletariado en el régimen general del capitalismo.”

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ACTUALIZACIÓN LÍNEA ESTRATÉGICA 1978:

Capítulo 1:

LA DEBILIDAD HISTÓRICA DE LA BURGUESÍA ESPAÑOLA

La debilidad histórica de la burguesía española, los rasgos de raquitismo, especulación y parasitismo que acompañan al capitalismo español desde sus orígenes hasta nuestros días son inseparables del grado de dependencia exterior, de la subordinación y el sometimiento a las grandes potencias extranjeras en el que ha vivido nuestro país en los últimos tres siglos.

Tras la guerra de Secesión de 1640 –que acaba con la independencia de Portugal y la anexión de la Cataluña norte por parte de Francia–, España quedó convertida, como dice el historiador catalán Vicenç Vives, en un “mera colonia de las grandes potencias europeas”.

A lo largo de todo el siglo XVIII España será “un juguete en la política internacional de los ejércitos y en la vida económica de los mercaderes de Luis XIV”, quedando reducida tras la entronización de la dinastía borbónica en 1707 a poco menos que un virreinato francés.

Durante el siglo XIX, inaugurado convulsamente con la invasión napoleónica de 1808 y la posterior Guerra de la Independencia, una España “políticamente débil será tratada por el extranjero como zona de influencia”, en palabras del hispanista Pierre Villar. La rivalidad entre Inglaterra y Francia por el dominio de España explica los principales acontecimientos del siglo XIX –invasiones, golpes, pronunciamientos, asonadas militares, sucesión de gobiernos liberales y conservadores, matrimonios dinásticos...– Es la lucha entre ambas potencias la que va decidir el destino del país y convertirse en el factor determinante en el desarrollo del capitalismo en España, en la formación de la nueva clase dominante y en la construcción del nuevo Estado que va a sustituir al absolutista.

Así, mientras en Francia, Inglaterra y otros países europeos la burguesía había asestado desde finales del siglo XVIII sucesivos golpes al antiguo régimen aristocrático feudal e impuesto paulatinamente el capitalismo, la burguesía española fue incapaz de hacer otro tanto. Extremadamente débil desde sus orígenes, minada en sus fuerzas políticas (liberales y conservadores) por la influencia y el control de las grandes potencias europeas e incapaz de acumular suficiente fuerza y organizarse con eficacia para destruir el decrépito régimen autocrático de los Borbones, la burguesía española se muestra a lo largo de todo el siglo XIX, más inclinada a postrarse ante la aristocracia terrateniente, la corona y la Iglesia que a combatirlas radicalmente e implantar su propio proyecto revolucionario.

Más inclinada a componendas con la reacción monarco-feudal y a buscar el apoyo de Londres o París que a apoyarse en la lucha de las masas trabajadoras y el naciente proletariado industrial, deja prácticamente intactas las bases económico-sociales del antiguo régimen que trababan precisamente el desarrollo del capitalismo y la expansión de la misma burguesía.

Así, víctima de su propia debilidad, de sus vacilaciones, de su temor al pueblo revolucionario, la burguesía española dejó escapar una tras otra todas sus oportunidades históricas, desde la Guerra de la Independencia de 1808-14 hasta el período revolucionario de 1868-73, que culminó con la instauración de la I República. Es la aparición del proletariado en este último período como fuerza revolucionaria activa de primera fila, el factor que aceleró la fusión comenzada durante el reinado de Isabel II (1833-1868) de los sectores más reaccionarios de la burguesía (la burguesía terrateniente y la burguesía bancaria) con la aristocracia, contando con la bendición incondicional de la Iglesia y el beneplácito de las potencias imperialistas de la época, en particular de Inglaterra y Francia, que se apoyaban en estos sectores precisamente para impedir el desarrollo de un capitalismo autónomo, y por tanto rival, y para intervenir en los asuntos internos de España adueñándose de la minería, de los transportes y otros sectores productivos.

Con el aplastamiento de la I República y la restauración de la Monarquía borbónica de Alfonso XII en 1874, se plasmó definitivamente la renuncia de la alta burguesía española a hacer su propia revolución, el pacto de su sector dominante con la aristocracia terrateniente y su subordinación a las potencias imperialistas más importantes. Esta alianza en el poder dará origen, mediante paulatinos cambios y reajustes, a la actual oligarquía financiera.

El salto cualitativo en la acumulación de capital que se produce a raíz de la neutralidad española en la Iª Guerra Mundial, permite la aparición de un proyecto –el régimen de Primo de Rivera– que por primera vez está dispuesto a romper los históricos lazos de dependencia económicos y políticos y crear sobre unas nuevas bases independientes un capitalismo monopolista autóctono. La nacionalización del petróleo con CAMPSA, la creación de Telefónica, la liquidación del dominio del capital francés sobre la gran banca, los grandes proyectos de infraestructuras, la modernización del país, el impuso a la alfabetización y la instrucción pública, los enfrentamientos con los Rockefeller y la City de Londres, las alianzas comerciales con la Rusia Soviética,.. Por primera y única vez en su historia, a lo largo de 6 años un sector de la oligarquía española se atreve a cuestionar los históricos lazos de subordinación y sometimiento e iniciar un camino de desarrollo nacional propio y autónomo.

Sin embargo, fruto de su propia debilidad, inconsistencia y falta de organicidad, las presiones, chantajes y

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maniobras de Inglaterra –eficazmente apoyada por EEUU– acaban derrocando a Primo de Rivera y haciendo volver al grueso de la clase dominante española al redil de un orden imperialista donde está llamada a ocupar una posición de subordinación y dependencia, dando origen así a la crisis política de la Restauración que desembocará en la instauración de la IIª República.

Así se configura en sus líneas esenciales y se impone un tipo de desarrollo capitalista incapaz de transformar a fondo las estructuras de la vieja sociedad y cuyos rasgos característicos son, desde su origen, el raquitismo, la especulación y el parasitismo.

Un desarrollo capitalista cuyo rasgo esencial hasta nuestros días es el sometimiento a la intervención y el control de los países imperialistas más potentes en cada momento: Inglaterra y Francia a lo largo de todo el siglo XIX y el primer tercio del XX, la Alemania nazi durante el breve período de 1936 a 1945; EEUU a partir de la instalación de las bases militares yanquis en 1953, a los que se suma el eje franco-alemán (cada vez más alemán y menos francés) tras la entrada en el Mercado Común y la integración en el euro.

Frente a la visión errónea y distorsionada de España como potencia imperialista –alentada entre ciertos sectores populares nacionales e iberoamericanos por el espejismo de la expansión internacional de algunos bancos y monopolios españoles en los últimos 20 años–, la realidad que muestran los tres últimos siglos de nuestra historia es la de una España dominada, sometida y entregada por la clase dominante a una intervención y control cada vez mayor de las grandes potencias mundiales.

La dictadura de está "Santa Alianza", reaccionaria y antinacional, ha costado al pueblo de las nacionalidades de España incalculables padecimientos y opresión, sumiendo a nuestro país en un desarrollo tan por debajo de nuestras potencialidades que cíclicamente nos condena a la pobreza y siempre al atraso y la dependencia exterior.

TESIS CAPÍTULO DEBILIDAD HISTÓRICA

1ª.- La debilidad histórica de la burguesía española, los rasgos de raquitismo, especulación y parasitismo que acompañan al capitalismo español desde sus orígenes hasta nuestros días son inseparables del grado de dependencia exterior, de la subordinación y el sometimiento a las grandes potencias extranjeras en el que ha vivido nuestro país en los últimos tres siglos.

2ª.- Desde el siglo XVII, España se convierte en un juguete en manos de las grandes potencias europeas de la época, en particular de Francia (que convierte las través de los Borbones al país en un virreinato suyo) e Inglaterra que interviene para impedirlo y hacerse con el imperio colonial americano. El siglo XVIII es la historia de las invasiones, golpes, pronunciamientos, asonadas militares, sucesión de gobiernos liberales y conservadores, matrimonios dinásticos que promueven una y otra potencia para dominar España. Estas condiciones de intervención política y militar son el factor principal que determinan que la burguesía española nazca débil desde sus orígenes. Es débil porque es dependiente, y es dependiente porque está intervenida.

3ª La aparición del proletariado revolucionario como fuerza activa revolucionaria mínimamente organizada en la Iª República (1873) acelera la fusión de los sectores más reaccionarios de la burguesía (la burguesía bancaria y la burguesía terrateniente) con la aristocracia, dando lugar a la aparición de la oligarquía financiera y terrateniente, la nueva clase dominante que cuenta desde sus orígenes con la bendición incondicional de la Iglesia y el poyo de las potencias imperialistas de la época, en particular de Inglaterra y Francia

4ª.- A lo largo de toda su historia sólo ha habido un período, el de la Dictadura de Primo de Rivera entre 1923 y 1929, en el que la oligarquía español ha levantado un proyecto de romper los lazos de dependencia con las potencias imperialistas e intentar crear un capitalismo monopolista autóctono y autónomo. Su debilidad, inconsistencia y falta de organicidad le llevarán a abandonarlo ante la intervención y las maniobras imperialistas.

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Capítulo 2:

EL CAPITALISMO MONOPOLISTA DE ESTADO

En la actualidad en España, el modo de producción dominante es el capitalismo en su última fase de desarrollo: el capitalismo monopolista de Estado.

El grado de concentración del capital y de la producción es tan elevado que los monopolios desempeñan un papel decisivo en la vida económica. Asimismo, el capital bancario y el capital industrial se han fusionado dando origen al capital financiero.

Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre en otros países de economías desarrolladas, el capitalismo monopolista española se asienta en un modelo de desarrollo económico y un sistema productivo crecientemente dominado por el capital extranjero y cautivo de sus mercados. Esta dependencia no sólo es inseparable del histórico dominio político-militar de nuestro país por parte de las potencias imperialistas, sino que en realidad es uno de sus frutos más acabados. Es la dependencia político-militar el motor que explica la existencia de este modelo productivo, y no al contrario

Ambas dependencias no son sino dos aspectos de una misma relación. De ambos, el dominio político-militar constituye el factor dirigente. Es a través de él como las grandes potencias imperialistas han ido modelando en cada período histórico una economía dependiente, en ocasiones sometida a rasgos propios de una economía semicolonial, dedicada a satisfacer mediante la exportación de materias primas y productos semifacturados las necesidades de la metrópolis, mientras se ve obligada a importar los capitales y las mercancías de alto valor añadido que ellas producen. A su vez, el desarrollo de este tipo de modelo económico asienta y fortalece las relaciones de dominio político, sustrayendo y secuestrando de forma creciente y acumulativa las posibilidades y la capacidad de un desarrollo propio y autónomo. No es posible entender la virulencia de la crisis actual y sus consecuencias devastadoras sobre la economía española sin partir de ello.

A lo largo de todo el franquismo y hasta finales del siglo XX, un grupo de siete grandes bancos poseían o bien grupos de empresas en todas las ramas de la producción o bien tenían un peso decisivo en ellas a través de su participación accionarial o de los préstamos necesarios para su desarrollo.

Hoy, dos de esos 7 grandes bancos han devorado a los demás en un proceso de híper-concentración bancaria en el que sólo Santander y BBVA controlan más del 90% por cien del capital de la banca privada, poseyendo en la actualidad unos activos totales conjuntos de 1,7 billones de euros, un 170% del PIB español. En las últimas dos décadas, España se ha convertido en el país más bancarizado de Europa. Prácticamente no es posible hoy en nuestro país hacer un sólo movimiento económico o monetario, por pequeño que sea, que no está obligado a pasar a través de la banca. Cada uno de estos dos grandes bancos españoles controla a través del crédito a las pequeñas y medianas empresas. Pero este predominio de la oligarquía bancaria sobre la economía nacional vuelve a presentar una singularidad: además del pequeño puñado de familias oligárquicas españolas que gestionan su control (los Botín y compañía), se calcula que los fondos de inversión extranjeros, mayoritariamente norteamericanos, poseen el 40% del total de sus acciones.(Ver anexo 1)

Las principales ramas de la producción y los servicios cuentan con un pequeño número de grandes empresas –ya sean monopolios nacionales o multinacionales extranjeras– que establecen entre sí acuerdos de precios y mercados, siendo, por tanto, monopolios de hecho (siderurgia, electricidad, telecomunicaciones, energía, cementos, automóviles, petroquímicas...).

El capital financiero español, íntimamente unido al capital monopolista extranjero y en particular al norteamericano y el franco-alemán, ha desarrollado la concentración y monopolización de los sectores productivos básicos prácticamente "desde arriba", basándose en su dominio exclusivo del poder estatal. Este proceso de concentración monopolista provoca la ruina creciente de amplios sectores de pequeños y medianos empresarios industriales, comerciantes y artesanos, acelerándose este proceso particularmente en cada de momentos de crisis aguda como las de 1956-1959, la de 1976-1981, la de 1992-1996 y la actual. En cada una de ellas, el grado de concentración monopolista de la riqueza, y la penetración del capital extranjero en la economía española ha subido vario grados.

En la gran mayoría de bancos y empresas monopolistas, el capital está repartido en proporciones variables entre los distintos grupos financieros españoles y el capital monopolista extranjero, que ha adquirido una presencia cada vez mayor en ellos. (Ver Anexo 2)

Los últimos datos disponibles reflejan que en 2012, de las 121 mayores empresas españolas (tanto las 35 que cotizan en el selecto grupo del IBEX como las 86 que lo hacen en el segundo escalón del Mercado Continuo), un 39,2% de su propiedad está ya en manos del gran capital extranjero. Una tendencia que está agudizándose todavía más en la actualidad cuando vemos que, si en el período 1992-1997 el gran capital nacional controlaba el 53,2% del volumen de dinero que se mueve cada año en la bolsa española, en el periodo 2007-2012, por contra, el gran capital extranjero ha pasado a protagonizar el 70,4% de las transacciones. Es decir de cada 10 euros que se mueven en la

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bolsa española hoy, más de 7 euros son propiedad del capital extranjero. Si hasta el ingreso en el Mercado Común (1986) predominaban de forma abrumadora el capital de las

grandes corporaciones y los fondos de inversión norteamericanos, a partir de esa fecha la presencia del capital monopolista europeo, en especial del alemán y el francés, no ha dejado de crecer, aunque sin adquirir todavía el peso de aquel en la economía española.

Desarrollismo franquista y capital norteamericanoLa actual configuración de este modelo semi-cautivo de capitalismo monopolista en España se ha construido

en dos grandes etapas que coinciden en el tiempo con los dos grandes acontecimientos políticos del último medio siglo: la firma de los tratados hispano-norteamericanos, que colocan a España definitivamente bajo la órbita de dominio del hegemonismo yanqui y el ingreso en el Mercado Común –corolario de la entrada en la OTAN– en que hace su aparición una nueva órbita de dominio sobre nosotros, la del eje franco-alemán

La firma de los tratados hispano-norteamericanos de 1953, que suponen la incorporación parcial de España al sistema de alianzas políticas y militares de la superpotencia yanqui, se va a traducir en el curso de unos pocos años –a partir del Plan de Estabilización de 1959– en una afluencia masiva de capital extranjero, predominantemente norteamericano, que va a condicionar de una forma decisiva el acelerado desarrollo de la economía española en los años 60, sentando las primeras y más sólidas bases que van a configurar el actual modelo dependiente y semi-cautivo.

La auténtica “revolución industrial tardía” (conocida como la etapa del desarrollismo franquista) sufrida por la economía española en los años 60 es inseparable del papel de primer orden que en ella jugó el capital extranjero, en particular el norteamericano. Tras el Plan de Estabilización que abría la puerta a la entrada del capital extranjero, el régimen franquista desarrolló una legislación sobre inversiones extranjeras absolutamente favorable a los intereses de los grandes grupos financieros y monopolistas internacionales.

A través de distintos mecanismos de control –bien por inversiones directas de capital mayoritario, bien detentando con una inversión minoritaria una posición de dominio, bien a través de la dependencia tecnológica–, en 1970, 156 monopolios yanquis (todos ellos pertenecientes al selecto club de las 300 corporaciones más importantes de EEUU) contaban en España con 387 empresas filiales o subsidiarias. En ese mismo año, el capital de origen norteamericano invertido en España superaba la suma del invertido por las restantes potencias imperialistas, incluidas las del Mercado Común Europeo.

Este grado de intervención y control sobre numerosos sectores de la economía española será la base desde la que, a lo largo de los años 60 y 70, Washington irá colocando en puestos claves de la economía y el Estado a sujetos (vinculados a organismos internacionales dependientes de EEUU u organizaciones controladas por ellos) particularmente adictos a sus intereses.

A los préstamos concedidos por el gobierno norteamericano como compensación por la instalación de las bases (préstamos con lo que sólo se podían comprar mercancías excedentarias yanquis), se le añade a partir de 1960 un planificado proceso de inversión de capital norteamericano. Una inversión que no se dirige mayoritariamente a los sectores más rentables a corto plazo, a los más especulativos (estos quedan en manos del capital nacional), sino a los más estables, decisivos y económicamente importantes en el largo plazo. Siderurgia, química y petroquímica, automóviles, electrónica, maquinaria, productos farmacéuticos y alimenticios o cosmética y perfumería serán algunos de los principales sectores donde el capital norteamericano (y secundariamente en esta etapa el europeo) clavará sus garras.

La industria del automóvil –en una primera etapa para abastecer el creciente mercado español, posteriormente como plataforma para la exportación a Europa dados los comparativamente bajos costes de producción– caerá a través de Chrysler, Renault, Citroën o Ford dominantemente en manos del capital extranjero, que adquiere así el control sobre la industria del automóvil, que se convierte en la más importante, con diferencia, del país. La industria química, de la que dependen sectores como la industria agroalimentaria, la textil o la farmacéutica también pasará a ser controlada por el capital extranjero. La fabricación de maquinaria, la industria electrónica,... sectores cualitativos de la economía nacional se desarrollarán a partir de entonces, y de una forma cada vez más acusada, bajo el control exclusivo o mayoritario del capital extranjero.

Entrada en la UE y capital franco-alemánEl proceso de negociación e integración de España en el Mercado Común se lleva adelante de acuerdo con el

proyecto diseñado en los despachos de París y Berlín. En ellos se decide que España no puede, ni debe, competir con el resto de potencias europeas en el terreno industrial, sino concentrarse en el sector servicios, en ser la “Florida” de Europa; y para eso, como decían los ministros Boyer y Solchaga, “la titularidad de las empresas no importa”, mientras Mitterrand recomendaba a los empresarios franceses, “España está en venta, cómprenla”.

La oligarquía española, incapaz (por capital, fuerza, decisión y proyecto) de competir con los monopolios europeos, renuncia al control de gran parte del tejido industrial monopolista construido bajo la protección del Estado

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franquista, a cambio de que las burguesías monopolistas europeas le permitan quedarse con el control de algunos sectores de primer orden (banca, energía, telecomunicaciones y construcción). Lo que se traduce en la reconversión o el cierre de una parte importante de la estructura de la gran industria del país (siderurgia, construcción naval,...) dictada por las exigencias de los monopolios europeos que no desean de ninguna manera un competidor en ese terreno y en la venta de otra parte significativa, entre ellas toda la industria nacional de automoción, cuyo ejemplo paradigmático es la venta de la mayor industria automovilística española, SEAT, a la Volkswagen alemana, por un peseta, es decir, por 0,006 euros.

Las principales burguesías monopolistas europeas, y en particular franceses y alemanes, inician un intenso proceso de intervención económica y política, que para realizarse necesita desplegar una amplia red de vínculos e influencias en el Estado, en los centros de decisión política que son los que la permiten y la favorecen. Su máxima expresión se produce con la integración en el euro y la pérdida de soberanía monetaria que supuso, lo que ha permitido a la gran banca alemana y francesa dar salida a sus excedentes de capital encadenando a la economía española al diabólico mecanismo de la deuda externa.

De la misma forma que la masiva llegada de capitales norteamericanos a España en los años 60 es inseparable de la opción tomada por el franquismo de subordinarse a Washington a través de la firma del Tratado de Amistad Hispano-norteamericano, tampoco es entendible la abrumadora presencia del gran capital europeo en la vida económica del país a partir de los años 80 sin la opción pro franco-alemana tomada por los gobiernos de Felipe González. Lo que, al mismo tiempo –en un doble proceso en el que la economía y la política se complementan y se refuerzan mutuamente– revierte a su vez en que París y Berlín adquieran nuevas capacidades para colocar en puestos claves de la economía y el Estado a sujetos que les son adictos, completando y reforzando así los vínculos de control y dependencia de nuestro país hacia sus planes e intereses.

Las condiciones del ingreso en el Mercado Común y su posterior desarrollo acaban así por completar el diseño del modelo de capitalismo monopolista semi-cautivo que hoy poseemos.

Un modelo en el que la fusión entre la oligarquía financiera y los grandes intereses imperialistas con el Estado, ha llegado a tal extremo que el papel fundamental de este último es arbitrar, regular y fortalecer los intereses de los distintos grupos financieros y monopolistas. Y en el que, tras la entrada en la Unión Monetaria, una buena parte de esa capacidad del Estado ha sido cedida a los organismos supranacionales de la UE, donde Alemania y Francia hacen uso de esa cesión de soberanía estatal para imponer los intereses de sus oligarquías financieras y sus grandes grupos monopolistas sobre el conjunto de países.

A través de un sin fin de organizaciones estatales y paraestatales que ya no son sólo de soberanía de la oligarquía financiera española (Banco Central Europeo, Comisión Nacional del Mercado de Valores, Consejo de la Competencia, SEPI, Consejo de Comisarios, Ecofin, Consejo Europeo...), se imponen coercitivamente los intereses oligárquico-imperialistas a toda la sociedad, se redistribuyen los recursos productivos en beneficio de una ínfima minoría, acelerando la monopolización de nuevos sectores, la acumulación de gigantescas masas del capital en unas pocas manos y el continuo y acelerado trasvase de la riqueza nacional hacia las oligarquías financieras más potentes del planeta.

El Estado español es, en la actualidad la expresión concentrada del poder de la minoría oligárquica y de los grandes intereses imperialistas, en particular los norteamericanos y, en menor medida, alemanes y franceses, poder que se impone no sólo contra el proletariado y el campesinado, sino también contra la pequeña burguesía y los sectores no monopolistas de las burguesía.

EVOLUCIÓN PROPIEDAD DE LAS ACCIONESDE LAS 121 MAYORES EMPRESAS DE ESPAÑA

Sector Dic 1993 Dic 2012 SaldoBancos y Cajas 17,4% 13,2% -24,1%Adm Públicas 16,4% 0,5% -96,9%Empresas* 6,9% 21.7% +214,4%Familias** 24,8% 25,1% +1,2%Cap extranjero 34,4% 39,2% +13.9%

*El aumento de la participación accionarial de las empresas no financieras es consecuencia directa de la privatización de las grandes empresas públicas desde 1990 (Telefónica, Argentaria, Repsol, Iberia, Endesa,...) Su ascenso es prácticamente proporcional al descenso de la propiedad de las Administraciones Públicas (AAPP)**Bajo el nombre de familias se esconde en realidad el 10% de las personas más ricas de España que poseen, a título individual, el 70% de la riqueza financiera del país en manos de particulares.

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VOLUMEN PARTICIPACIÓN CAPITAL NACIONAL Y EXTRANJEROEN LAS OPERACIONES DE LA BOLSA ESPAÑOLA

0,00%

20,00%

40,00%

60,00%

80,00%

Cap Nac 53,27% 44,77% 29,59%

Cap Ext 46,73% 55,53% 70,41%

1992-97 2001-6* 2007-12**

*Tras la entrada en el euro**Después del estallido de la crisis

PROPIEDAD DEUDA PÚBLICA ESPAÑOLABONOS Y OBLIGACIONES (entre 2 y 30 años. En miles de millones)

Año Saldo Banca esp Seg Soc Cap extranj2001 238.363 10.907 14.869 98.5832005 265.261 13.099 30.502 120.1642009 276.588 75.416 55.753 173.6122012 556.848 179.322 79.009 197.659

Abril-2013 551.876 219.833 77.039 215.673

Banc esp

S. Soc

Cap ext

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Anexo 1 (Capítulo 2)El caso del Banco Americano de Santander

Uno de los secretos mejor guardados de la economía española es el montante de beneficios que el capital extranjero, sus grupos financieros y sus multinacionales instaladas aquí, sacan cada año de España.

Las multinacionales porque no presentan públicamente los datos desagregados de los beneficios que obtienen en cada país. Y cuando lo hacen, tampoco reflejan la realidad al quedar ocultos buena parte de ellos en conceptos de transferencias tecnológicas, pagos de royalties a la casa matriz, consolidaciones y transferencias entre las distintas filiales a fin de presentar mayores beneficios en aquellos países donde la fiscalidad les es más favorable y pérdidas en aquellos que, como el nuestro, permiten mayores deducciones fiscales,...

En el caso de los grupos financieros, el ocultismo es todavía mayor. Para comprobarlo, bastará analizar sólo un caso, pero suficientemente revelador por tratarse del banco más poderoso del país, el Banco de Santander.

De una forma invisible, en los últimos 10 años la entrada del capital norteamericano en el Banco Santander ha sido tan masiva como discreta, ayudado por la legislación española que sólo obliga a declarar públicamente las acciones que se poseen, cuando éstas superan el umbral del 5% concentradas en un mismo tenedor.

Algo fácilmente evitable cuando distribuyes tus acciones entre una serie de grupos custodios y subcostudios, aparentemente sin conexión pero realmente conectados, a través de una indescifrable maraña, a un único grupo de control y gestión.

Actualmente, se calcula que siete grandes grupos financieros de origen norteamericano poseen alrededor del 40% de las acciones del Santander.

En primer lugar está Chase Nominees, propiedad del gigante JP Morgan-Chase, verdadero corazón de la oligarquía yanqui que suma la potencia financiera de los Rockefeller y los Morgan, con el 12,51% de las acciones del banco. Al que hay que sumar el 6,91% que posee EC Nominees, otro fondo de inversión suyo. Es decir, los Rockefeller poseen 18 veces más acciones del Banco Santander que la propia familia Botín.

Ya a más distancia le siguen el State Street Bank, con el 9,60%; The Bank of New York Mellon, otro de los históricos grupos financieros de Wall Street, con el 5,57%; Capital Research and Management Company con el 4,87%; Blackrock Investment con el 4,78% y Fidelity Internacional con el 1,06%. Aunque también presente en el reparto accionarial, la participación del gran capital europeo es, en comparación, irrelevante, reducida al 3,18% que posee el francés BNP Paribas y el 2,97% de Credit Suisse.

Pese a que su familia sólo posee el 1,07% de las acciones del banco, Emilio Botín continúa al frente del Consejo de Administración del banco gracias a la relación de alianza –pero también de dependencia– que mantiene con estos grandes grupos financieros yanquis.

A él le tienen confiada la gestión día a día del banco, e incluso como en el caso de JP Morgan-Chase la custodia de sus acciones. No forman parte del Consejo de Administración del Banco, ni siquiera suelen asistir a las Juntas de Accionistas (aunque sí delegan su voto, hasta ahora en Botín). Pero el Consejo de Administración, y el propio Botín, son perfectamente conscientes no sólo de que tienen que responder con beneficios para que su gestión no sea puesta en entredicho, sino de que no pueden tomar ninguna decisión importante sin antes consensuarla con ellos. Mucho menos hacer algo que vaya en contra de sus intereses globales.

Lógicamente, que el 40% de las acciones del Santander sean propiedad norteamericana, quiere decir que a ellos también van a parar el 40% de sus beneficios. Y el Santander no es, en absoluto, un caso aislado. Sino moneda corriente en el resto de la banca y los monopolios españoles.

Lo que nos permite tener una comprensión más cabal del grado de expolio exterior al que estamos sometidos.

Anexo 2 (Capítulo 2)

Las empresas norteamericanas que operan en España representan alrededor del 9% del total de las exportaciones de bienes, Opel (General Motors) y Ford se encuentran entre los 10 mayores exportadores del país. Las exportaciones de productos químicos por empresas norteamericanas se han prácticamente duplicado desde 1999. Ninguna otra exportación de empresas estadounidenses en España ha crecido tanto. Dupont cuenta con varias fábricas en Asturias, lo que convierte a la región en uno de los centros de producción más importantes del mundo, la planta de Dow Chemical de Tarragona es el centro de producción de esta empresa en Europa, y por ello un eslabón cualitativo en su cadena de suministro mundial. Las empresas norteamericanas son también fuertes en el sector farmacéutico. Ocho empresas, entre ellas Pfizer, tienen una cuota de mercado cercana al 30%.

Entre las empresas británicas más importantes figuran Altadis (el resultado de la fusión entre la española Tabacalera y la francesa Seita), Vodafone, Asturiana de Zinc, Dinosol (supermercados), Abbott Laboratories y Schweppes. Entre las mayores empresas francesas figuran France Telecom, Peugeot y Renault, Cepsa (productos petrolíferos), Saint-Gobain (cristalería), Sabeco (supermercados), Alcampo, Carrefour (hipermercados) y L’Oreal

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(cósmeticos y perfumes). Las empresas alemanas incluyen Seat, Mercedes (coches), Bayern, Basf (química) Siemens, Robert Bosch (piezas eléctricas) y Makro (tiendas al por mayor).

Muchos de los principales exportadores de España son multinacionales, especialmente en la industria de automoción, donde todos los fabricantes de vehículos son extranjeros. En 2006, las exportaciones de coches y motores representaron el 12% del total de las exportaciones y ascendieron a 169.800 millones de euros, en tanto que las piezas sumaron el 6,8%. Otros sectores con fuerte presencia de las multinacionales son la alimentación (13,6% del total de las exportaciones) y los productos químicos (12,7%). Las empresas extranjeras también están presentes en los electrodomésticos y la electrónica de consumo. En general, se estima que las empresas extranjeras en España son responsables del 40% del total de las exportaciones.

La industria de automoción (España es el octavo productor mundial de automóviles, industria que representa su principal exportación) ha estado totalmente en manos de multinacionales desde 1986 cuando Seat, fundada en 1950 con la ayuda de Fiat, fue vendida a Volkswagen. Las multinacionales son también fuertes en la industria del cemento (Portland y Lafarge Asland), electrodomésticos (Sony, Philips y Electrolux), piezas electrónicas (Siemens y Robert Bosch), electrónica (Philips y Honeywell), tecnología de la información (IBM y HP) y productos de consumo (Unilever y Procter & Gamble). Se estima que las empresas extranjeras controlan la mitad de las empresas productoras de alimentos, un tercio de las empresas químicas y dos tercios del sector del cemento. Las compañías extranjeras Allianz, Axa, Aviva y Generali controlan una cuota importante del mercado de los seguros.

Ni siquiera la industria del vino ha permanecido inmune a las adquisiciones extranjeras: en 1994 Allied-Lyons compró Pedro Domecq, la empresa de licores líder en España, y en 2001 la rebautizada Allied Domecq se hizo con Bodegas y Bebidas, el mayor productor de vino de España.

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Capítulo 3:

DICTADURA FRANQUISTA, TRANSICIÓN E INTERVENCIÓN DEL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO Y FRANCO-ALEMÁN

A diferencia de otros países capitalistas, el desarrollo monopolista de España ha seguido un curso peculiar. En él ha jugado un papel decisivo el establecimiento de la dictadura fascista en 1939 y la intervención del imperialismo. Una intervención imperialista cada vez más aguda y que, desde los momentos finales del régimen franquista se ha traducido en cuatro reconducciones forzadas, que han marcado de forma decisiva el rumbo de la vida política española, para que siguiera exactamente los mandatos, intereses y proyectos de las grandes potencias extranjeras.

Es la dictadura terrorista de tipo fascista instaurada en 1939, lo que permite a la oligarquía financiera realizar un rápido proceso de acumulación de capital, mediante una explotación sin límite de la clase obrera y de las masas trabajadoras y la privación de todo derecho, de toda posibilidad de organizarse y defender sus intereses a las otras clases populares. La consolidación del capitalismo monopolista de estado ha ido aparejada con la más sanguinaria y corrompida dictadura que ha padecido España a lo largo de su historia.

Por otra parte, el Régimen Fascista que sólo consiguió el poder mediante la intervención militar del imperialismo alemán e italiano con la ayuda solapada de los imperialistas ingleses, franceses y americanos, al ser vencidos Hitler y Mussolini, buscó cobijo en el imperialismo yanqui, y así, en 1953, firmó los vergonzosos acuerdos yanqui-franquistas, acuerdos que permiten la instalación de una red de bases militares, convirtiendo a España en un peón estratégico de su política imperialista y prevén la intervención de las fuerzas militares yanquis de ocupación, en caso necesario, contra el "enemigo interior", es decir, contra nuestro pueblo.

A la vez el Régimen Franquista toleraba una amplia infiltración de la CIA en su aparato estatal (Ejército, Brigada Político Social...) y establecía una legislación sobre inversiones extranjeras absolutamente favorable a los intereses imperialistas.

Los intereses de la oligarquía financiera y terrateniente y los del imperialismo norteamericano están estrechamente unidos por multitud de lazos políticos, militares y económicos. La subordinación de España al imperialismo, y en particular al norteamericano, se manifiesta también en lo científico y tecnológico, en la enseñanza, la cultura, los grandes medios de difusión,...

La prolongada dictadura fascista y la subordinación a los intereses imperialistas, han determinado que el capitalismo monopolista de estado en España no supere sus bases iniciales extraordinariamente débiles. A la vez, tales factores han acentuado tanto los rasgos decadentes del capitalismo monopolista en general (tendencia a la especulación, a los gastos improductivos, a la inflación y al subconsumo...) como los propios de capitalismo español desde sus orígenes. España forma parte de la cadena de estados capitalistas pero es uno de sus eslabones más débiles y en ella repercuten, con particular intensidad, los efectos de la descomposición y la crisis del sistema capitalista mundial.

Pero la dictadura franquista fue tan sólo el comienzo. En realidad, los lazos políticos, militares y económicos de la oligarquía con el imperialismo se han ido estrechando a lo largo de los últimos cuarenta años, ya en pleno régimen democrático, haciendo depender y subordinarse cada vez más a nuestro país a sus intereses estratégicos por el mantenimiento de la hegemonía mundial. De hecho, la transformación del franquismo en un régimen parlamentario ha dado al dominio imperialista una estabilidad, una capacidad de intervención política y un control como jamás antes habían disfrutado.

Cuando se aprobó la Constitución en 1978, en el terreno militar EEUU disponía de una presencia importante en nuestro territorio a través de sus bases. 35 años después, además de las bases nos han integrado en su más importante maquinaria militar, la OTAN; han comenzado a instalar en Rota (Cádiz) el componente naval de su más sofisticado sistema militar, el escudo antimisiles; disponen en Morón de la Frontera de una Fuerza de Despliegue Rápida de marines capaz de intervenir en cualquier lugar del Norte de África en cuestión de horas y utilizan a nuestros soldados haciéndoles participar en sus aventuras militares de agresión en medio mundo (Afganistán, Irak, Líbano, los Balcanes, Haití,...)

El imperialismo norteamericano juega un importante papel no sólo en las palancas de la vida económica de nuestro país, sino también en los resortes de la vida política y en la actuación de las principales fuerzas políticas. En 1973 se vieron forzados a eliminar físicamente a Carrero Blanco porque se negaba al grado de apertura y democratización del régimen franquista que ellos necesitaban para dar estabilidad a su dominio en el vientre blando de Europa. 37 años después, en mayo de 2010, bastó una simple llamada telefónica a altas horas de la madrugada de Obama a Zapatero para que este diera un giro de 180 grados a su política y pasara a aplicar sumisamente las medidas dictadas desde Washington.

En 1980, su urgencia por integrarnos rápidamente en la OTAN les llevó a dinamitar el modelo político del

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consenso que ellos mismos habían puesto en marcha para iniciar la transición y derribar el obstáculo que representaba Suárez poniendo en riesgo hasta el sistema democrático durante el golpe del 23-F. A lo largo de los 30 años posteriores han organizado un modelo político bipartidista cuya primera condición de existencia es que la cúpula de las fuerzas políticas y las instituciones que lo dirigen estén formadas por hombres de probada e insobornable fidelidad a Washington.

E incluso cuando alguno de estos hombres intentan alterar siquiera levemente el grado de influencia de EEUU en la política española, como le ocurrió a Felipe González a comienzos de los años 90 al desplazar ligeramente el centro de gravedad de la política exterior española hacia el nuevo polo hegemonista emergente alemán, fue apartado mediante una campaña de acoso y derribo a través de los medios de comunicación. Síntoma del nuevo poder alcanzado por el hegemonismo en la vida de país. En el 73 tuvieron que recurrir a las balas, en el 80 a la amenaza de usarlas, en el 96 les bastó con el papel.

Cada una de estas reconducciones(Ver anexo 3) se ha traducido en un aumento de la capacidad de intervención y control del imperialismo sobre los aparatos claves del Estado y sobre la vida política del país. Cada una de ellas ha supuesto un paso más en el secuestro de la independencia y la soberanía nacional, un fortalecimiento de los vínculos de dependencia de la oligarquía hacia el imperialismo norteamericano y una mayor penetración imperialista en todas las esferas de la vida económica, política, militar, social o cultural.

Pero además, tras la entrada de España en la Unión Europea y la integración en el euro, a la histórica capacidad de intervención y control de la superpotencia yanqui se le ha sumado la subordinación creciente y la pérdida de soberanía y capacidad de decisión autónoma con respecto al imperialismo francés y alemán. Especialmente a este último que tras la reunificación alemana ha consolidado su posición como gran potencia regional europea que actúa, al mismo tiempo, como auténtico virrey de Washington en el continente, con el que, a pesar de sus diferencias y conflictos, comparte numerosos intereses comunes.

Si ya con la firma de los Tratados de Maastrich se hizo evidente que la construcción de la Unión Europea sería bajo la orientación de una “Europa alemana” o no seria, el estallido de la crisis ha puesto de manifiesto el nuevo peso alcanzado por Berlín en el diseño de la política europea y su capacidad –a través del control que posee sobre las instituciones centrales de Bruselas– de imponer a muchos de los Estados miembros, entre ellos el nuestro, los intereses de su poderosa oligarquía financiera. La intervención del imperialismo alemán en España no se manifiesta sólo en los poderosos intereses económicos de sus multinacionales instaladas en el país, o en el peso específico que sus bancos poseen sobre la deuda externa española, sino también en la imposición a través de instituciones como la Comisión Europea o el Banco Central Europeo de una política económica y social contraria a los intereses nacionales y populares. Que en apenas una semana, en pleno verano y a espaldas del parlamento y del pueblo Zapatero y Rajoy reformaran la Constitución para asegurar el cobro de sus deudas a los banqueros alemanes por imposición directa de Merkel demuestra el peso y la capacidad de intervención política adquirida por la burguesía monopolista alemana en España en los últimos años.

La tendencia en la actualidad es a que el hegemonismo norteamericano y el imperialismo del eje franco-alemán –estrechamente vinculados entre sí– secuestren cada vez más la independencia y la soberanía nacional de España. Estas son las características de la sociedad española, sociedad de capitalismo monopolista de Estado, estrechamente vinculada y dependiente de los intereses imperialistas.

Dado todo esto, la contradicción principal de la sociedad española es la que existe entre la oligarquía financiera y el imperialismo por una parte, y el proletariado y todas las clases populares por otra. Esta contradicción ha generado y genera intensas luchas de clases.

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Anexo capítulo 3º

1973-2011: Cuatro reconducciones abruptas

Primera reconducción: voladura de Carrero e inicio de la TransiciónAcosado por las luchas populares, desprestigiado y aislado interna y externamente: el Régimen Franquista,

desde finales de los años 60, era un instrumento de dominio cada vez más frágil. EEUU necesita con urgencia reforzar el llamado "vientre blando de Europa" sustituyendo las dictaduras de los países del sur de Europa por regímenes democrático-burgueses más o menos endurecidos que puedan integrarse plenamente y reforzar el sistema de alianzas políticas, militares y económicas bajo su hegemonía para hacer frente en Europa a la ofensiva de la superpotencia rival: la URSS.

El sector principal de la oligarquía financiera, ligado por estrechos vínculos económicos al imperialismo norteamericano y bajo la orientación política y apoyo de su Estado Mayor (el Pentágono) emprende a comienzos de los años 70 el proceso de transformación del Régimen Franquista en un Régimen Democrático Burgués y la consolidación del mismo, proceso conocido como la Transición.

Pero hacerlo no va a ser un camino fácil y el hegemonismo se verá obligado a provocar dos reconducciones políticas de primera magnitud para enfrentar las contradicciones existentes, primero con sectores de la misma burocracia fascista que se oponen al cambio del régimen franquista y, posteriormente, con las resistencias del pueblo y, en especial, de un sector de la misma clase dominante a ejecutar su mandato imperativo de integrar a nuestro país en la OTAN.

El magnicidio del presidente del gobierno español Carrero Blanco en 1973 es la primera de estas reconducciones. Con su “oportuna” voladura por parte de ETA hicieron desaparecer a la cabeza política de los sectores franquistas con la voluntad y la capacidad de oponerse a la transformación “desde dentro” del régimen franquista.

Hoy, más de 30 años después sabemos que la facilidad de atentar contra Carrero –el único hombre que podía garantizar la continuidad del franquismo sin Franco- se la proporcionaron a ETA personas de “fuera de la organización” y alguna de ellas “extranjera”. Que, como cuenta Pilar Urbano en Yo entré en el CESID o La Reina, los servicios de inteligencia españoles sabían que se estaba “preparando algo” contra el jefe de gobierno y no movieron un dedo, que entre los altos jerarcas del franquismo no existía la más mínima duda de que la CIA estaba detrás del atentado, o que, como más recientemente ha publicado Alfredo Grimaldos en su libro “La CIA en España”, el fiscal que fue apartado del caso tenía el convencimiento tras su investigación de que “la CIA sabía, cuanto menos, que iban a atentar contra Carrero”.

Apenas 12 horas después de sostener una “tormentosa” entrevista en Madrid con Kissinger, que no logra convencerle de la necesidad de proceder a una apertura de régimen, el presidente del gobierno español Carrero Blanco salta por los aires en una atentado cometido por ETA, pero que ha sido inspirado y cuidadosamente preparado por la CIA para que sea un éxito. Una vez eliminado el obstáculo de Carrero, la transición diseñada por Washington se pone en marcha a toda velocidad.

Tras la muerte de Carrero, y a medida que se acerca el inevitable fin de Franco, se produce un auténtico desembarco de la CIA en España. Centenares –otras fuentes hablan de miles– de agentes de la inteligencia norteamericana actúan en todos los frentes. Refuerzan los vínculos orgánicos, políticos y personales con los aparatos fundamentales del Estado (servicios secretos, cúpula militar, cuerpos represivos, ,...), juegan un papel decisivo en la emergencia y formación de los nuevos aparatos que están llamados a jugar un papel clave en el régimen que se avecina (partidos políticos, sindicatos, medios de comunicación,...) o en establecer redes de intervención en los que tendrán que ser reconvertidos con el fin del franquismo (justicia, enseñanza, el mundo de la cultura...) A finales de 1974, hasta en programas de la televisión norteamericana se hace público que Portugal, Grecia, Italia y España constituyen en esos momentos una prioridad máxima para la CIA.

Segunda reconducción: entrada en la OTAN y 23-FSin embargo, a partir de 1979 el rumbo de la política española, tanto en lo interior como en lo internacional,

empieza a marchar a contrapelo de las exigencias norteamericanas que se derivan de una nueva situación mundial en la que Washington exige –para contener su propio declive y la feroz ofensiva soviética tras la invasión de Afganistán– una España “segura”, estable y sometida a sus dictados; una España dentro de la OTAN, dócilmente alineada en la lucha contra la otra superpotencia y por supuesto sin veleidades neutralistas o tercermundistas en su política exterior. En la medida que Suárez ofrece crecientes resistencias a ese cambio de rumbo, a dinamitar el modelo político de consenso que exige la entrada en la OTAN, EEUU se va a lanzar a convulsionar y desestabilizar a través de múltiples canales la situación en España. Todos los mecanismos de intervención interna que los servicios de inteligencia norteamericanos han ido construyendo en paralelo e incrustando en el seno del nuevo régimen democrático se activan con el objetivo de derribar los obstáculos que se oponen a la nueva urgencia de sus planes para integrarnos plenamente en su maquinaria militar. Suárez, su política de consenso, neutralista y contraria a la

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entrada de España en la OTAN el primero de ellos. A lo largo de 1980, tanto el terrorismo de “extrema izquierda” (ETA, GRAPO, con más de 100 asesinatos)

como el de extrema derecha (Fuerza Nueva, Batallón Vasco-Español, 16 asesinatos) se recrudecen con una virulencia nunca vista ni antes ni después. Mientras los medios de comunicación a derecha e izquierda, la jerarquía de la Iglesia, la CEOE, el PSOE y la cúpula militar se lanzan a una feroz ofensiva contra Suárez, denunciando su incapacidad y exigiendo su dimisión. En septiembre de 1980 triunfa un golpe de Estado en Turquía. El agregado militar de la embajada española en Turquía, el coronel Quintero –el mismo personaje que en noviembre de 1973 era el responsable de la seguridad personal de Carrero Blanco– redacta un elogioso informe del golpe que circula profusamente por todos los cuarteles. Los rumores sobre el ruidos de sables en los cuarteles se extienden.Acosado desde todos los frentes Suárez anuncia su decisión y el mismo día que se está votando a su sucesor, Calvo Sotelo, el 23-F Tejero y sus guardias civiles entran en el Congreso de los diputados.

Es el acto final de la larga cadena de tramas y conspiraciones puestas en marcha por EEUU a fin de remover el obstáculo que supone Suárez para el ingreso inmediato en la OTAN. Y aunque el objetivo final de la reconducción es la entrada en la OTAN y no la liquidación del régimen democrático, tampoco esto es descartable como última opción si las condiciones lo exigen.

Desde el jueves 19 de febrero (cuatro días antes del golpe), las bases americanas de Torrejón, Rota, Morón y Zaragoza están puestas en estado de alerta y sus pilotos acuartelados.Desde fechas anteriores todavía, una dotación de buques de la VI Flota, de maniobras en el Mediterráneo, son emproados hacia Valencia y se sitúan en las cercanías del litoral español. La tarde-noche del 23-F en la que Milans sacó los tanques a las calles de Valencia, aviones estadounidenses de inteligencia electrónica del 86 Escuadrón de Comunicaciones desplegados en la base de Ramstein (Alemania) sobrevolaron el centro y sur de la Península interceptando las transmisiones vía radio entre las diferentes unidades del Ejército, las Capitanías y los Cuarteles Generales; esa misma mañana el sistema de control aéreo USA (SAC: Strategic Air Command), con su estación central en Torrejón de Ardoz, anula al Control de Emisiones Radioeléctricas español (CONEMRAD)... esperando acontecimientos.

En las primeras horas de la noche, Terence Todman, el hombre que probablemente más sabía del golpe, abandonó la embajada norteamericana. Dónde estuvo aquella noche, más de treinta años después, sigue siendo un misterio. Hasta el mediodía del 24 de febrero, una vez que ya se había negociado la rendición de Tejero, la línea vip Madrid-Washington estuvo inactiva. Todos los intentos españoles porque el presidente norteamericano Reagan hiciera una declaración expresa de condena del golpe fueron infructuosos: la explicación oficial fue que había que “entender la diferencia horaria”. Las únicas palabras que transmitió Washington al mundo fueron las del secretario de Estado, antiguo comandante en jefe de la OTAN, general Alexander Haig: “es un asunto interno de España”.

El 23-F de 1981 marca el fin de la transición española, iniciada 8 años antes con la voladura de Carrero Blanco. Dos reconducciones traumáticas van a servir para adecuar el rumbo político nacional a las exigencias de Washington. La primera para iniciar el necesario recambio del régimen franquista que les permitiera reforzar el inestable vientre blando de Europa. La segunda para fortalecer su principal sistema militar defensivo en el mundo, la OTAN.

Si en ambas reconducciones el objetivo era el mismo, los métodos sin embargo cambian de una a otra. Mientras que en el atentado contra Carrero, EEUU se ve obligado a actuar desde “fuera” del régimen, recurriendo a ETA, y a hacerlo con balas; en la segunda reconducción los mecanismos de intervención interna que posee en el nuevo régimen (partidos políticos, medios de comunicación,...) ya son lo suficientemente fuertes como para actuar desde dentro, y sin necesidad (salvo que sea necesario en última instancia) a las balas. Su capacidad de intervención, a la vez que mayor, es más oculta, aparece más enmascarada tras los aparatos del nuevo régimen.

La encrucijada abierta tras la liquidación del régimen franquista queda resuelta con el derribo de Suárez: la clase dominante española y su Estado renuncian a cualquier protagonismo exterior, abdican de la posibilidad de tener una voz propia en el mundo y se cierran las puertas al proyecto de encabezar la formación de una plataforma hispánica como medio para el desarrollo de una política autónoma en la escena internacional. La transformación del fascismo y la consolidación de la nueva forma de dominio de la oligarquía ha ido íntimamente unida al reforzamiento de los lazos de dependencia y subordinación de nuestro país al imperialismo norteamericano, introduciéndolo y vinculándolo estrechamente al sistema de alianzas militares bajo su hegemonía: la OTAN, convirtiéndolo así aún más en un peón dentro de su estrategia para mantener su hegemonía en el mundo.

De cada una de estas dos primeras reconducciones, el poder, la influencia y la capacidad de intervención de EEUU sobre nuestro destino ha salido reforzada. Los distintos proyectos políticos que gobiernen partir de entonces España no deberán salir ya de los estrechos límites que marca ser un peón del hegemonismo. Una vez derribado Suárez, Felipe González, Aznar, Zapatero y Rajoy serán los hombres encargados de ejecutarlo.

Tercera reconducción: acoso y derribo de Felipe González

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La caída del Muro de Berlín, la desaparición de la URSS y la reunificación alemana entre 1989 y 1991 convulsionan de forma particularmente aguda el escenario geopolítico europeo. La Alemania reunificada reaparece como un nuevo centro de poder absorbente y con capacidad de desarrollar un proyecto hegemonista a nivel regional. La sangrienta guerra de fragmentación de Yugoslavia –provocada por la impaciencia de Berlín por extender su influencia hacia el este– y la firma del Tratado de Maastrich– que acabará encadenando a los países de la Unión Europea a su hegemonía económica y su preponderancia política– son las actas fundacionales de esta nueva Alemania como potencia emergente regional.

Pese a ser el hombre encargado por Washington de sellar la entrada de España en la OTAN, las sucesivas victorias electorales –en 1982, 86, 89 y1993– de un Felipe González imbatible en las urnas, unido al relevante papel que Kohl y Miterrand le otorgan en el proceso de construcción europea, hace que la política exterior española de los años 90 empiece a desplazar paulatina e insensiblemente uno de sus centros de gravedad desde Washington a Berlín. Los cambios de gobierno ya no se consultan primero con la embajada norteamericana en Madrid sino que son despachados directamente por González con Kolh en Alemania. El peso del eje franco-alemán en la vida política española empieza a ser excesivo desde la óptica de Washington. Hay que reajustar nuevamente el sistema de alianzas en Europa, devolver la política exterior española al redil norteamericano y poner de manifiesto ante Berlín quién sigue mandando en Europa. Esto –que en Europa supondría la guerra contra Serbia de 1999 o la caída de Kohl por un caso de corrupción en el 2000– se traduce en nuestro país en el inicio de la campaña de acoso y derribo de Felipe González. Una sucesión de escándalos y dosieres secretos inundan el país y afectan a las más altas instituciones del Estado: desde el gobierno hasta el Banco de España pasando por la dirección de la policía y la guardia civil, el CESID, la propia monarquía,... Un cúmulo de informaciones secretas al más alto nivel que por su relevancia sólo pueden ser proporcionados a los medios de comunicación españoles por los servicios de inteligencia norteamericanos, incrustados en la alta dirección de los aparatos más sensibles del Estado. Como reconocería años después uno de los propios participantes –Luis María Anson– una auténtica conspiración dirigida por la CIA se pone en marcha con el único objetivo de apartar a Felipe González del gobierno y frenar la excesiva deriva franco-alemana de su política. Objetivo que consiguen en las elecciones de 1996 con la victoria, por la mínima, de Aznar.

Cuarta reconducción: el 11-MCuando tras los atentados del 11-S la línea agresiva, aventurera y expansionista de George Bush se lanza a

implantar sobre todo el planeta una auténtica dictadura terrorista mundial, el mundo se divide en dos. La inmensa mayoría del planeta –incluyendo a las principales potencias imperialistas europeas como Francia y Alemania y un amplio sector de la burguesía monopolista yanqui– se opone y enfrenta al proyecto de Bush que tiene su máxima expresión en la guerra de agresión contra Irak de 2003.

En España, Aznar –en contra de la mayoría de su propio gobierno y su partido, y la oposición de la inmensa mayoría de sus votantes y de la sociedad española– decide unirse a Bush y su fiel aliado inglés (el famoso trío de la Azores) en una guerra de agresión y ocupación hegemonista de Irak que la propia ONU ha declarado como ilegal, con la esperanza de establecer, a través de ese apoyo, una relación especial y privilegiada de la oligarquía española con el hegemonismo norteamericano.

La respuesta que la fracción de la clase dominante yanqui –en unión con el eje franco-alemán, y en especial con los servicios secretos franceses con una amplia capacidad de infiltración e influencia en los sectores fundamentalistas del terrorismo islámico marroquí– va a dar para tratar de quebrar a la línea Bush va a ser brutal y tendrá su epicentro en España, considerado el “eslabón más débil” de la cadena de alianzas internacionales que Bush ha tejido para dar cobertura ala guerra de Irak.

El 11 de marzo de 2004, a 72 horas de unas elecciones generales que todo el mundo da por supuesto –y las encuestas corroboran– que va a ganar de calle el candidato del PP, Rajoy, se producen los brutales atentados de Madrid que costarán la vida a 193 personas.

La obcecación del gobierno de Aznar por atribuir en los primeros momentos la autoría de los atentados a ETA, cuando todos los indicios apuntan un comando islamista marroquí, dan un vuelco inesperado a los resultados de las elecciones. Zapatero triunfa y da un giro de 180 grados la política exterior seguida por Aznar: retirada inmediata de las tropas españolas de Irak y e apoyo a la guerra y recomposición de las deterioradas relaciones con el eje franco-alemán en Europa. El titular en primera plana del New York Times al día siguiente de los resultados de las elecciones españoles no puede ser más explícito: “Golpe a la línea Bush”.

Nueve años después de los atentados –y aunque la participación de ETA que algunos aún siguen levantando ha quedado totalmente descartada– sigue siendo un enigma cómo un pequeño grupo de islamistas radicales medio-lump3enes y con métodos artesanales pudo asestar un golpe políticamente tan certero, en el lugar adecuado y en el momento preciso para dar un golpe a la línea Bush en su eslabón más débil, sin recurrir a la intervención en su seno de un centro director y planificador instalado en el corazón de los servicios secretos franceses y de los sectores de la CIA más radicalmente enfrentados y opuestos a la línea Bush.

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Capítulo 4:

LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA Y EL PUEBLO CONTRA LA DICTADURA OLIGÁRQUICO-IMPERIALISTA

La lucha revolucionaria de la clase obrera en España cuenta con ciento treinta años de historia, si se cuenta desde el período 1868-1873 en que aparece por primera vez como fuerza revolucionaria activa mínimamente organizada. Desde entonces el proletariado ha estado a la cabeza de la lucha revolucionaria del pueblo de las nacionalidades de España por la libertad, la democracia, la independencia y el socialismo.

Durante el primer tercio del siglo XX, el pueblo no pudo transformar en victorias políticas su lucha contra la oligarquía debido a la dirección que ejercía sobre el movimiento obrero la política reformista del PSOE por una parte, y su complemento natural, el aventurerismo pequeño-burgués anarquista que ganó influencia entre amplios sectores del proletariado industrial agrícola.

La fundación del PCE en 1920 abrió el camino a la revolución española, abrió la posibilidad al proletariado español, por primera vez en su historia, de dotarse de su Organización de vanguardia basada en el marxismo-leninismo. Este hecho supuso un cambio de trascendental importancia en la lucha de clases a pesar de los graves errores de "izquierdismo" en los que el partido incurrió durante un largo período y que retrasaron la organización revolucionaria del proletariado.

La historia de la II República desde 1932 a 1935 es la historia de la incapacidad de la pequeña y mediana burguesía para tomar medidas radicales contra la reacción oligárquica, la Iglesia y sus sucesivas intentonas reaccionarias por hacerse de nuevo con todo el poder, de la abnegada y heroica lucha de la clase obrera y de las masas trabajadoras por defender ampliar y profundizar las conquistas republicanas, lucha que culmina en el movimiento revolucionario de Octubre de 1934 y tiene su máximo exponente en la gloriosa insurrección de Asturias, ahogada en un baño de sangre por las tropas legionarias al mando de Franco.

Tras la represión que desata el Gobierno de Gil Robles, el Partido Comunista de España, dirigido por el camarada José Díaz lanza el justo llamamiento de Frente Popular, que gana las elecciones en Febrero de 1936. Cinco meses después, la oligarquía financiero-terrateniente, apoyándose en la Iglesia y en las fuerzas más tenebrosas de la sociedad española, con la ayuda exterior del nazi-fascismo alemán e italiano organiza una sublevación militar fascista y se lanza por el camino de la guerra abierta contra el pueblo.

La Guerra Nacional Revolucionaria de 1936-1939 contra el fascismo, la oligarquía y el imperialismo germano-italiano es una página heroica de la lucha de nuestro pueblo y de nuestra clase, fuente de valiosas experiencias revolucionarias. Durante tres años el proletariado y el pueblo resistieron la agresión fascista e imperialista con las armas en la mano e hicieron frente a los mayores sacrificios con especial bravura. La resistencia del pueblo español contra el fascismo fue un importante ejemplo para todos los pueblos del mundo y fortaleció la lucha mundial contra el imperialismo y el fascismo. Una resistencia que fue posible, en primer lugar, por la justa línea del Partido Comunista de España de señalar con claridad cómo la intervención imperialista al lado de los sublevados había convertido la guerra en defensa de la libertad y la democracia en una lucha por la conquista de la independencia nacional. Por primera vez, frente a la histórica ceguera de la izquierda española ante el imperialismo, el PCE de José Díaz y Pasionaria levantó la bandera de un patriotismo popular y revolucionario en defensa de la libertad y la independencia de España. Sin embargo, el PCE cometió también importantes errores, fundamentalmente el de anteponer la unidad y los compromisos con la burguesía republicana a la independencia política y a la lucha resuelta contra sus vacilaciones y su tendencia a la capitulación. Las consecuencias de estos errores constituyen una amarga lección que el proletariado español no debe olvidar jamás.

La imposición, por la fuerza de las armas, de la dictadura terrorista de la oligarquía, no pudo impedir que a través de mil formas el proletariado y el pueblo mantuvieran viva la llama de la resistencia y la lucha, conservando e incrementando de este modo sus valiosas tradiciones revolucionarias. Este es un caudal de enorme riqueza en la actualidad para nuestro pueblo.

Tanto la Guerra Nacional Revolucionaria como la prolongada lucha posterior contra el fascismo, han puesto de manifiesto con toda claridad que el proletariado es la única fuerza social en nuestro país capaz de ocupar el lugar dirigente y principal en la lucha revolucionaria contra la oligarquía y el imperialismo, que sin la más firme dirección del proletariado revolucionario en el terreno político y militar no es posible unir estrechamente a todo el pueblo contra sus enemigos comunes y alcanzar la victoria.

Fue la lucha y la combatividad de las masas populares las que llevaron a poner en quiebra definitivamente al Régimen Franquista. Sin embargo, debido a la traición de la camarilla dirigente del PCE a los intereses del proletariado y del pueblo y a la inexistencia de un único partido marxista-leninista dotado de una línea ideológica y política justas, el movimiento popular y la lucha contra el fascismo carecieron de una dirección proletaria. La política de Carrillo de “cambiar el Régimen para salvar al Estado”, supuso en los hechos someter las demandas de profundas transformaciones que exigían las masas al proyecto oligárquico-imperialista de cambiar su forma de

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dominio, para dar precisamente mayor estabilidad a su poder. Al mismo tiempo que trabajaba activa y decisivamente por desactivar y liquidar al movimiento de lucha obrera y popular más extenso y combativo que existía en aquellos momentos en toda Europa gestado al calor de lucha antifranquista.

Es la ausencia de una dirección proletaria con la suficiente fuerza como para dirigir el movimiento popular, así como el repetido oportunismo sin principios y la continua política reformista de la dirección del PCE (trasformado posteriormente en IU) la que ha hecho posible que en los casi 40 años trascurridos desde el fin del franquismo la oligarquía y el imperialismo hayan consolidado su dominio de clase y las luchas populares, pese a su amplitud y combatividad, no hayan conquistado en lo principal sus objetivos ni conseguido, hasta el momento, cambiar una correlación de fuerzas adversa.

Así ocurrió con la prolongada, persistente y masiva lucha que nuestro pueblo, en la que nuestro partido se puso a la vanguardia de forma abnegada, dio a lo largo de 6 años contra el proyecto principal de EEUU de integrar a España en la OTAN. Es la primera y única vez en la historia que un país ha obligado al hegemonismo a tener que someter a referéndum la ejecución de su principal proyecto político-militar. Y si finalmente no se logro la victoria en el referéndum –aunque la celebración de referéndum ya significó una victoria popular en si misma– fue por la actuación del PCE en el seno del movimiento popular, oponiéndose con todas sus fuerzas a darle un contenido antihegemonista de “ni yanquis ni rusos”, y una correcta orientación de unir “de lo social a lo político y de la derecha a la izquierda”, lo que dividió y debilitó a las fuerzas del pueblo. Bajo el influjo de la intervención y la subversión de la URSS, la actuación del PCE, junto con otras fuerzas supuestamente “revolucionarias” que sólo poco antes se decían marxistas-leninistas, fue la que permitió a los enemigos dotarse –aunque fuera con trampas, chantajes y fraude electoral– de una base de apoyo que de otro modo jamás habrían obtenido.

Esta correlación de fuerzas adversa no ha impedido, sin embargo, detener a lo largo de todos estos años la lucha de la clase obrera y el pueblo en defensa de sus condiciones de vida, de las libertades y de una política de paz y neutralidad para España. Ni siquiera las actuales cúpulas de los sindicatos mayoritarios actuando como auténticos “apagafuegos” de la lucha obrera han impedido que millones de trabajadores hayan protagonizado más de siete huelgas generales contra las nuevas y mayores condiciones de explotación que la oligarquía y el imperialismo tratan de imponer por todos los medios.

A lo largo de estos 35 años, ningún sector o clase popular ha permanecido al margen de la lucha por defender sus intereses frente a las continuas agresiones oligárquico-imperialistas: desde los trabajadores hasta los estudiantes, desde los campesinos hasta los autónomos, desde los profesionales de la sanidad y la enseñanza hasta el mundo del arte y la cultura. Como reconoció toda la prensa internacional en su día, en ningún otro país del mundo las movilizaciones de 2003 contra la guerra de Irak fueron tan numerosas y multitudinarias como en España.Luchas, además, en las que nuestro pueblo ha conseguido importantes victorias. Entre ellas, es de destacar la lucha por la unidad del pueblo de las nacionalidades y regiones de España y contra la línea nazifascista de los Arzallus e Ibarretxe que, íntimamente unida y alentada por el proyecto del imperialismo franco-alemán de fragmentar España, se adueñó de Euskadi entre los años 2000 y 2006. Plantando cara de forma valiente y decidida al terror criminal de ETA y a sus instigadores en el gobierno vasco –en el que además del nacionalismo étnico de los Arzallus e Ibarretxe colaboró de forma infamante la IU de Madrazo y Llamazares–, lo mejor y mas valioso del pueblo vasco, con el apoyo pleno y el respaldo decidido del resto del pueblo español, libró una heroica e indoblegable lucha hasta aislar, derrotar y liquidar la línea nazifascista y el peligro de fragmentación de la unidad de España alentada por el imperialismo. Conviene tenerlo presente y aprender de las valiosas experiencias de esta batalla en unos momentos en que, desde otro rincón de España, en esta ocasión Cataluña, vuelven a levantarse banderas identitarias y profundamente insolidarias que amenazan nuevamente con la fragmentación de nuestro país y la división de nuestro pueblo.

En la actualidad, sometidos al proyecto de intervención y saqueo contra el 90% de la población dictado por Washington y Berlín –y ejecutado sin miramientos por la clase política del bipartidismo– la lucha de nuestra clase y de nuestro pueblo no ha dejado de crecer, adoptando viejas y nuevas formas, desde las 3 Huelgas Generales contra los recortes hasta la organización de las distintas mareas o las Plataformas de Afectados por la Hipoteca. En cada una de ellas, las clases populares de nuestro país aprenden en la práctica a distinguir entre amigos y enemigos, a tomar conciencia sobre la fuerza que les da su unidad y a desarrollar nuevas formas de organización y lucha para librar con éxito la batalla.

La indoblegable lucha de nuestra clase y nuestro pueblo nos marca el camino de cómo, sea cual sea la coyuntura por la que atraviese la lucha de clases, los marxistas-leninistas en España tenemos la responsabilidad de determinar con justeza los blancos, las tareas, las fuerzas motrices, los objetivos y perspectivas de la revolución que la clase obrera debe dirigir en nuestro país y proseguir incansablemente y con resolución la lucha contra los enemigos del pueblo.

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Capítulo 5:

Los blancos y las tareas de la revolución en España

El establecimiento de una correcta estrategia y táctica revolucionarias exige delimitar, con toda precisión, cuáles son los blancos, los enemigos principales de la revolución en España. Del análisis de la naturaleza de la sociedad española realizado en el capítulo anterior, se deduce que España es un país de capitalismo monopolista de Estado, que ocupa un lugar de eslabón débil dentro de la cadena de estados capitalistas, íntimamente vinculados y dependientes de los países imperialistas.

Los enemigos principales de la revolución en España son pues, la oligarquía financiera y las burguesías monopolistas de los países imperialistas, que constituyen los principales explotadores y opresores de nuestro país. Desde la firma de los tratados de 1953, que ha permitido a los imperialistas norteamericanos explotar desenfrenadamente a las masas trabajadoras de nuestro país, intervenir crecientemente en los asuntos internos de España, establecer tropas y bases militares e hipotecar la independencia nacional, la burguesía imperialista estadounidense ha pasado a ser el principal enemigo exterior de la revolución española. Exterior no en el sentido que actúe “desde fuera”, ya que, como hemos visto, dispone de mecanismos de intervención interna incrustados en los principales aparatos de Estado con capacidad para alterar significativamente, controlar y adecuar el rumbo político del país a sus necesidades, objetivos y proyectos. El imperialismo, y en particular el imperialismo norteamericano, constituye no sólo un blanco interno de la revolución en España, sino su aspecto principal. En las relaciones de alianza y dependencia entre la oligarquía y el imperialismo, el imperialismo constituye el aspecto principal de esa relación y los factores de dependencia están muy por encima, y cada vez más, de los de alianza.

Sin embargo, desde la entrada en la UE y la integración en el euro, la creciente capacidad política y económica de las burguesías monopolistas de Francia y Alemania para intervenir en los asuntos internos de España determina que hayan pasado a formar parte también del enemigo principal –aunque sea desde una posición secundaria y subordinada con respecto al hegemonismo norteamericano– en esta fase de la revolución.

Los enemigos de la Revolución en España son, pues, extremadamente fuertes. No sólo es la poderosa oligarquía financiera y su Estado, sino también el poderoso imperialismo yanqui y su aliado franco-alemán; y todos ellos coaligados van a oponerse por todos los medios al avance de la revolución en nuestro país.

Del poderío de los enemigos de la revolución, de su naturaleza extremadamente reaccionaria y agresiva, de la fortaleza de su monstruoso aparato estatal militar y policíaco y de la importancia de la situación estratégica de nuestro país, que lo hacen ser pieza codiciada por el imperialismo, se deduce que la revolución española ha de ser forzosamente prolongada y que necesitará de un largo período para acumular y templar las fuerzas capaces de alcanzar la victoria.

El partido debe rechazar por falsas y combatir las ilusiones reformistas y pequeño-burguesas de que el proletariado y el pueblo puedan alcanzar finalmente la victoria sobre sus enemigos y tomar el poder sin librar una dura, ardua y prolongada lucha para derrotar al aparato militar-represivo oligárquico-imperialista fuertemente centralizado y organizado. La experiencia de 1936-1939 muestra con claridad cómo la oligarquía y el imperialismo, cuando vez amenazado su poder, no dudan en recurrir a él para frenar la lucha revolucionaria del pueblo. Los marxistas-leninistas debemos educar al proletariado y las clases populares en esta perspectiva.

Al tiempo que nos precavemos contra el aventurerismo, la tentación de intentar quemar etapas utilizando formas de lucha para las que no existen condiciones y contra toda especulación inútil sobre las formas que ha de revestir en sus etapas finales la lucha decisiva entre la reacción oligárquico-imperialista y las filas del pueblo.

En estos momentos el partido debe impulsar a través de todos los métodos posibles la lucha política de masas, principal forma de lucha en la actualidad, de tal forma que el pueblo aprenda a distinguir prácticamente a sus enemigos y a enfrentarse con ellos elevando su nivel de conciencia y organización, preparándose políticamente para las formas de lucha más elevadas

Señalados ya los principales enemigos de la revolución en España, las tareas principales no pueden ser otras más que golpear a estos enemigos: acabar con la opresión de la oligarquía financiera y acabar con la opresión exterior del imperialismo.

Ambas tareas están estrechamente relacionadas entre sí y no pueden separarse de ningún modo. No puede ponerse fin a la dictadura oligárquica sin acabar con la dominación imperialista sobre nuestro país, puesto que ésta constituye su principal apoyo exterior. De la misma manera, la revolución no puede acabar con la dominación imperialista sin derrocar a la oligarquía financiera, principal base social y de clase en que se apoya el imperialismo para intervenir y dominar en nuestro país.

Por lo tanto, en la actualidad, la revolución española dirige su filo contra el poder de la oligarquía y el imperialismo, mantenido mediante un aparato estatal construido a la medida de sus necesidades. Sin destruir hasta sus últimos cimientos el Estado oligárquico-imperialista y acabar con las bases económicas y materiales de su poder, es completamente imposible terminar con la situación de explotación y opresión en que se encuentra el pueblo de las

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diversas nacionalidades de nuestro país. Las tareas de la revolución en nuestro país en la presente etapa están en estrecha relación con las tareas

estratégicas del Movimiento Comunista Internacional: asestar duros golpes a los enemigos principales de la revolución en España, especialmente al imperialismo, es al mismo tiempo, prestar un enérgico apoyo a los pueblos del mundo en su lucha contra el imperialismo y el hegemonismo.

Por ello, el proletariado en España, a la vez que lucha por acabar con la opresión y la explotación de la oligarquía financiera, debe enarbolar consecuentemente la bandera de la independencia nacional frente al imperialismo, frente al hegemonismo norteamericano en particular pero también frente a las ambiciones de dominio del imperialismo franco-alemán; colocándose en primera línea de la lucha contra su amenaza y agresión. Ponerse a la vanguardia de la lucha por la independencia nacional y dar pasos reales para unir en ella a las más amplias masas, a todos los que rehúsen ser manejados o esclavizados por EEUU y el eje franco-alemán es, hoy en día, una cuestión decisiva que separa las posiciones de los auténticos comunistas de los oportunismos de diversa índole y del revisionismo

Las tareas del Movimiento Comunista Internacional y las de la revolución en nuestro país se concreta en la formación de un frente unido de todo el pueblo, de un frente de unidad popular que dirigido por el proletariado luche activamente por la independencia nacional frente al imperialismo y por acabar la opresión y explotación de la oligarquía financiera. Esta es la línea de actuación que va a permitir derrocar a los enemigos principales del proletariado de todo el pueblo español, al mismo tiempo que une e integra nuestra lucha con la de los pueblos de los países europeos y del Tercer Mundo.

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Capítulo 6:

Las clases sociales en España

Fuerzas principales y secundarias de la revolución"Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un sistema

de producción históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran respecto a los medios de producción, relaciones que las leyes refrendan y formulan en gran parte, por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo y, consiguientemente, por el modo y proporción en que perciben la parte de la riqueza social de la que disponen". (Lenin: "Ideología y cultura socialista").

"Y para distinguir a los auténticos amigos de los verdaderos enemigos, tenemos que hacer un análisis general de la condición económica de las diversas clases de la sociedad China y de sus respectivas actitudes hacia la revolución. (Mao Tse-tung: "Análisis de las clases en la sociedad China").

“La más importante experiencia del movimiento comunista internacional consiste en que el desarrollo y triunfo de una revolución dependen de la existencia de un partido revolucionario del proletariado (…)

Si no es un partido que sea capaz de pensar y juzgar por sí mismo y adquirir un conocimiento exacto de la tendencia de las diferentes clases en su propio país mediante una seria investigación y estudio, y que sepa aplicar la verdad universal del marxismo-leninismo e integrarla con la práctica concreta de su propio país, sino un partido que repite ciegamente las palabras de otros, copia la experiencia ajena sin análisis, y da virajes siguiendo el bastón de mando de ciertas personas del extranjero, o sea, un partido que es una ensalada surtida en que hay de todo: revisionismo, dogmatismo y otras cosas, menos principios marxistas-leninistas. Entonces, semejante partido no puede en absoluta dirigir la lucha revolucionaria del proletariado y las amplias masas populares, conquistar la victoria de la revolución, ni cumplir la gran misión histórica del proletariado”. (Punto 24 de los 25 puntos de Pekín –PCCH-).

Para establecer correctamente su estrategia, el partido del proletariado revolucionario debe “adquirir un conocimiento exacto”, a través de “una seria investigación y estudio”, de la condición y las tendencias de las diferentes clases en la formación social española.

Y ello no es posible sin combatir, en primer lugar, las posiciones difundidas por el revisionismo contemporáneo.

Cuando afirman que “se ha difuminado el viejo ideal de la clase obrera”, haciéndola desaparecer entre el conjunto de “asalariados” persiguen el objetivo de impedir a toda costa la organización revolucionaria del proletariado para conquistar sus objetivos históricos como clase, acabar con la explotación capitalista.

Cuando sostienen que “la crisis está destruyendo y empobreciendo a las clases medias”, lo hacen para ocultar que lo que realmente sucede es que las principales burguesías monopolistas están incrementando la explotación y la plusvalía que le extraen a la fuerza de trabajo, así como la opresión sobre el resto de clases, imponiéndoles un saqueo cada vez mayor.

El proletariado y su partido deben conocer y comprender las contradicciones que las diferentes clases y sectores sociales mantienen con la clase dominante y entre sí, así como sus aspiraciones. Sólo de esta forma, sabrá qué clases son susceptibles de aliarse con él, es decir, quiénes son sus amigos y contra quién debe combatir, y sólo de esta forma, podrá luchar por ligarse estrechamente con las clases más resueltas, atraerse a las vacilantes y aislar a las reaccionarias. Para conseguirlo debe saber ligar los intereses y aspiraciones de las clases susceptibles de unírseles con los intereses generales de la revolución.

La condición económica social de cada una de las clases determina, en última instancia, su actitud ante la revolución. Pero este no es el único factor. Intervienen también los rasgos peculiares de su ideología y de su formación histórica como clase, las contradicciones que mantienen con la clase que ha de dirigir la revolución, etc. Sin embargo, el factor decisivo que, junto con las condiciones objetivas, determina su actitud hacia la revolución es la labor que el Partido Comunista, vanguardia política del proletariado, realiza: la justeza de la alternativa que sepa ofrecerle, hacerle comprender y apoyar a través de una correcta labor de organización, agitación y propaganda.

Dentro del conjunto de fuerzas sociales susceptibles de ser unidas, las hay de diferente naturaleza, por las contradicciones que las mueven, por su potencial y por su resolución revolucionaria. Unas clases desempeñarán un papel de gran importancia para el triunfo de la revolución: son las fuerzas motrices de la revolución. Otras no desempeñarán un papel tan importante, pero pueden hacer mucho más difícil la victoria e incluso inclinar la balanza hacia la contrarrevolución si luchan al lado del enemigo principal. Por ello es de todo punto imprescindible que el proletariado consiga atraérselas o al menos neutralizarlas.

Veamos pues, qué clases sociales hay en España, cuál es su situación y quiénes son las fuerzas principales y secundarias de la revolución.

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1.- La oligarquía financiera y terrateniente.La oligarquía financiera es el sector completamente hegemónico de la burguesía española; en estrecha

vinculación con el imperialismo -especialmente con el imperialismo norteamericano, y tras la incorporación a la Unión Europea y al euro, también, aunque en una situación subordinada y secundaria, con el imperialismo franco alemán- ejerce el monopolio del poder estatal y explota y oprime brutalmente al proletariado y a las demás clases trabajadoras. A través de diversos mecanismos políticos y económicos también lesiona los intereses de la burguesía no monopolista.

Es, al mismo tiempo, un instrumento y un firme aliado del imperialismo yanqui en su política de rapiña hacia nuestro país e incluso hacia algunos otros. Ha hipotecado la independencia y soberanía de España. La oligarquía financiera ha demostrado largamente que está dispuesta a realizar los mayores crímenes contra el pueblo, y las mayores traiciones a los intereses de nuestro país con tal de conservar su poder y sus privilegios. Es la fuerza más retrógrada y tenebrosa de la sociedad española. Por todo esto es uno de los blancos de la revolución y en ningún caso un posible aliado.

La oligarquía financiera y terrateniente representa menos del 1 por ciento de la población activa total. Son los grandes magnates de las finanzas, de la industria y del comercio, unidos entre sí por una maraña de vínculos históricos, económicos y familiares, bajo la completa hegemonía del capital financiero, de los grandes bancos españoles.

Apenas el 1% de la población controla más de los dos tercios de toda la riqueza financiera acumulada, valorada en más de tres billones de euros. Y una selecta élite de tan solo 1.400 personas –el 0,035% de la población-, representantes de los más importantes clanes oligárquicos, controlan a través de intereses cruzados, los mayores bancos y monopolios, cuya capitalización equivale al 80,5% del PIB español.Dentro de la oligarquía se deben incluir también determinados grupos sociales, que disponen de un elevado grado de poder político o económico o ambos a la vez, al servicio de los intereses oligárquicos. Estos son: las capas más elevadas de la administración y altos cargos del Estado, las jerarquías superiores del ejército, la policía y los tribunales y los altos directivos de las empresas monopolistas.

La oligarquía financiera ha vivido un agudo proceso de concentración y reestructuración interna. Que ha desgajado a sectores históricos, como el terrateniente, o degradado a importantes clanes financieros.Acrecentando la completa hegemonía de los grandes bancos. Actualmente, apenas sobreviven 15 bancos, que acumulan activos por valor de 2,934 billones de euros, casi el 300% del PIB español. Pero el 82% de esos activos están concentrados en dos mega-bancos, el Santander y el BBVA, en torno a los cuales se articula el conjunto de la oligarquía.

En estrecha vinculación con los grandes bancos, el capital monopolista oligárquico se ha concentrado en un pequeño puñado de sectores estratégicos –telecomunicaciones, energía, eléctricas, construcción…-, donde ha impuesto un férreo dominio del mercado interno.Este creciente grado de concentración le ha permitido a la oligarquía incrementar notablemente su dictadura de clase y acrecentar el grado de extorsión y saqueo a que somete al resto de clases.

Pero esto no ha supuesto un fortalecimiento del papel y el rango que la oligarquía y su Estado ocupan en la cadena imperialista. Por el contrario, se ha acentuado su grado de intervención y su dependencia económica, política y militar respecto al imperialismo. Agudizando sus rasgos históricos de debilidad, especulación y parasitismo, así como su carácter antinacional y antipopular.

Convirtiéndose en la principal plataforma para que el imperialismo incremente su grado de intervención, dominio y saqueo sobre nuestro país.

2.- La burguesía no monopolista o burguesía media. Incluye a los propietarios de grandes grupos de la industria, el comercio y los servicios, pero que carecen de

la concentración y la fuerza necesaria para alcanzar posiciones de monopolio. Así como a los dueños de industrias de tamaño medio, comercios importantes o empresas de servicios que emplean un número importante de obreros.

También incluye a los elementos de profesiones liberales, altos funcionarios, etc, cuyos ingresos les produce un importante excedente que invertir o cuya situación social les permite un relativo control político-ideológico sobre determinados sectores de la sociedad.

En conjunto no abarca más del 3% de la población activa total.La burguesía media no disfruta, ni ha disfrutado nunca de forma continuada en nuestra historia, de los

resortes fundamentales del poder estatal. Los momentos en que ha accedido al poder, como durante algunos períodos de la II República, han sido seguidos inmediatamente del levantamiento violento de la oligarquía y el imperialismo para restablecer de nuevo su dominio exclusivo.

En general, la burguesía no monopolista se ve perjudicada por la política económica que imponen la oligarquía y el imperialismo, y sufre también su opresión política.

Sus intereses están vinculados a la economía nacional, y padecen especialmente la liquidación de sectores

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productivos, o las trabas a su desarrollo, que impone el imperialismo.A través de la extorsión financiera de los grandes bancos, la oligarquía financiera le impone una completa

subordinación, y se apropia en los hechos de buena parte de sus ganancias.Está obligada a aceptar las condiciones exorbitantes que imponen los monopolios y el capital extranjero y el

sometimiento a un papel subordinado y dependiente de la cadena monopolista.El incremento del dominio oligárquico imperialista frecuentemente amenaza su propia supervivencia,

expulsándolos del mercado y agigantándose a costa de los intereses de buena parte de la burguesía media.La burguesía no monopolista, en particular su capa superior, explota y también oprime, hasta cierto punto, al

pueblo trabajador, pero es víctima a su vez, en uno u otro grado, de la agresión oligárquico-imperialista. Esto origina en ella una doble tendencia: por una parte a coludirse con la oligarquía, traicionar los intereses nacionales y apoyar a la reacción, y por otra, apoyar al pueblo revolucionario o permanecer neutral, es decir, a vacilar entre la revolución y la contrarrevolución. Esto es inevitable y se manifiesta con toda claridad en momentos de crisis social profunda y enfrentamiento revolucionario abierto, como en el período de 1931 a 1939 o durante la transición.

No obstante, la tendencia principal en la actualidad es a que el aumento de la intervención imperialista y el fortalecimiento del dominio oligárquico lesione crecientemente intereses fundamentales de importantes sectores de la burguesía media.

Por tanto, el proletariado debe adoptar una doble política revolucionaria ante la burguesía media. Por una parte, alentar y apoyar toda tendencia antioligárquica y antiimperialista que se dé en su seno y aliarse con todos los sectores que estén dispuestos a ir contra los enemigos principales de la revolución o permanezcan neutrales. Por otra, combatir resueltamente sus vacilaciones y a todos los elementos reaccionarios que se opongan recalcitrantemente a la revolución.

La burguesía media objetivamente puede ser un aliado del proletariado. Por ello, es necesario aplicar una política correcta con respecto a esta clase que permita reducir y aislar al máximo al sector contrarrevolucionario recalcitrante y ganarse o neutralizar el sector más amplio posible.

3.- La pequeña burguesía. La pequeña burguesía es una clase sumamente compleja ya que incluye sectores que desempeñan distintas

funciones en el proceso de producción. No pueden, por tanto, tener idénticas actitudes hacia la revolución, dependiendo éstas de la situación específica de cada sector. Analizaremos pues, los distintos sectores por separado.

a). La capa superior de la pequeña burguesía, o pequeña burguesía explotadora. Incluye a los dueños de pequeños talleres e industrias, comercios, etc. que trabajan ellos mismos en general

en sus propios negocios, pero que emplean al mismo tiempo otros asalariados aunque en pequeña escala. También forman parte de esta capa los profesionales, funcionarios y administrativos de ingresos medios. Forman en conjunto un 8,5% por ciento de la población activa total, siendo por lo tanto, una capa importante por su número

La capa superior de la pequeña burguesía es una capa trabajadora y no obtiene ningún beneficio de la explotación que ejercen la oligarquía y el imperialismo. Por el contrario, se agudiza crecientemente el antagonismo entre las condiciones que impone el dominio oligárquico imperialista y sus intereses fundamentales.

La extorsión financiera y las onerosas condiciones impuestas por los monopolios y el capital extranjero, les condenan a una posición cada vez más marginal, cuando no a su liquidación. Sufren la opresión del Estado, que impone un marco legal y fiscal al servicio del gran capital financiero.

Constituye objetivamente un aliado del proletariado en la presente etapa de la revolución. Sin embargo, al ser una clase explotadora y tener, por tanto, contradicciones relativamente intensas con el

proletariado, es un aliado forzosamente vacilante y secundario. Por otra parte, fruto de su inestable situación social y del peso de las ideas reaccionarias entre amplios sectores de la pequeña burguesía, existe el peligro, más agudo en su capa superior, de que una parte de ésta dirija contra el proletariado y la revolución su descontento, convirtiéndose de este modo en una base potencial de masas para la reacción oligárquico-imperialista. El proletariado debe prevenir este peligro mediante una correcta labor de educación política señalándole persistentemente las verdaderas causas de su situación y mediante la decidida defensa de sus demandas y reivindicaciones justas frente a la agresión oligárquico-imperialista.

b). La capa inferior de la pequeña burguesía.Incluye diversos sectores (propietarios de pequeñas empresas que no explotan mano de obra, pequeños

comerciantes, capas inferiores de técnicos y profesionales, buena parte de los funcionarios –maestros, profesionales sanitarios…-, la mayoría de los autónomos, estudiantes...) pero todos tienen en común el que no explotan al proletariado y sufren con intensidad en uno u otro grado la opresión política e ideológica de la oligarquía y el imperialismo, viviendo en condiciones inestables y en muchos casos al borde del desempleo o de la ruina.

En conjunto suman un 17,5% de la población activa total.

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Muchos de sus sectores han llevado a cabo importantes movilizaciones contra las agresiones oligárquico-imperialistas, como los trabajadores de la sanidad y la enseñanza. Y han desarrollado una especial sensibilidad contra las diferentes manifestaciones de la opresión política. Radicalizándose crecientemente contra las manifestaciones y condiciones del dominio oligárquico imperialista, y uniéndose en muchos casos al proletariado en luchas económicas y políticas.

No poseen ninguna contradicción fundamental con el proletariado y sus intereses coinciden plenamente con los de la clase obrera en la presente etapa de la revolución. También respecto al socialismo son una fuerza motriz de la revolución y en la presente etapa un aliado principal del proletariado. Pueden aceptar en gran número la dirección del proletariado, siempre que éste aplique una justa política de unirse con ellos, ligando sus intereses concretos con los intereses generales de la revolución y combatiendo sus vacilaciones e inconsecuencias, fruto de su mejor nivel de ingresos, la mayor consideración social de su trabajo, su relativa dispersión y el peso de las ideas reformistas y revisionistas en su seno, factores todos ellos que les separan del proletariado.

Los estudiantes están encuadrados, en su gran mayoría, dentro de la pequeña y media burguesía, tanto por las condiciones en que realizan su trabajo, como por su origen de clase y por el lugar que en la mayoría de los casos, van a ocupar al terminar sus estudios.

Poseen una viva rebeldía contra la opresión oligárquico-imperialista y la enseñanza clasista, reaccionaria, acientífica y represiva que este sistema genera y que contradice sus aspiraciones progresistas. El estudiantado español posee una aguda sensibilidad política y ha desempeñado en ocasiones posiciones de vanguardia en la lucha popular.

En general, el estudiantado de nuestro país tiene condiciones para unirse estrechamente al proletariado. La participación de la intelectualidad revolucionaria es un factor de gran importancia para la organización de las fuerzas revolucionarias; sin embargo, es necesario llevar un combate sistemático contra sus tendencias al subjetivismo, al individualismo, a ser poco prácticos en su pensamiento y vacilantes en su acción.

4.- El semiproletariado.No es una clase homogénea, sino más bien una serie de sectores asalariados a caballo entre el

proletariado y la capa inferior de la pequeña. burguesía. Participan de alguna forma de las características del proletariado (carecen de medios de producción, condiciones de vida e ingresos similares o incluso en muchos casos inferiores a los de determinados sectores de la clase obrera...) pero no de su característica fundamental: producir plusvalía.

El semiproletariado urbano engloba a diversos sectores como los empleados de comercio y hostelería, la capa inferior de los funcionarios y otros empleados de servicios. Algunos de estos sectores tienen una importancia numérica considerable en nuestro país, como los empleados del sector turístico, y en general, el semiproletariado tiende a engrosar sus filas por el doble efecto de proletarización o semiproletarización de la pequeña burguesía y la tendencia del capitalismo monopolista a multiplicar los sectores económicos y los servicios improductivos, tendencia que se ha agudizado por las condiciones y el modelo productivo que el imperialismo ha impuesto en España, especialmente tras la entrada en la Unión Europea y el euro.

En conjunto abarca una población de un 30% de la población activa total. El semiproletariado está intensamente oprimido por la oligarquía y el imperialismo y en segundo lugar por la

burguesía no monopolista. El creciente saqueo por parte de la oligarquía y el imperialismo ha impuesto un gigantesco trasvase de riqueza desde los salarios hacia el capital financiero extranjero y nacional, extendiendo entre amplias capas del semiproletariado los bajos salarios, la temporalidad o las cada vez más precarias condiciones de trabajo. Esto determina que algunos sectores del semiproletariado mantengan incluso condiciones de vida más precarias que el proletariado.

Sin embargo, su fuerza de trabajo no se utiliza directamente en la producción de bienes materiales, ejercen su trabajo en condiciones muy diversas, predominando la dispersión y no están ligados a las formas avanzadas de la economía. Asimismo, y por esas mismas condiciones materiales, no poseen una tradición de lucha, movilización y conciencia equiparable al de otras clases.

El semiproletariado no tiene ninguna contradicción importante con el proletariado y está plenamente interesado en el triunfo de la revolución en la presente etapa y también en la edificación del socialismo. Es una importante fuerza motriz de la revolución. El proletariado y su partido deben unirse con las amplias masas semiproletarias e impulsar su educación revolucionaria, su organización y su combatividad, superando la dispersión y la influencia de la ideología pequeño-burguesa entre los mismos, puesto que pueden ser firmes aliados y una importante fuerza revolucionaria.

5.- Las clases en el campo.El creciente grado de intervención imperialista, en primer lugar, y también el fortalecimiento del dominio

oligárquico, ha impuesto un drástico empobrecimiento y marginalidad de todas las clases en el mundo rural.

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Excepto una ínfima minoría de grandes terratenientes oligárquicos. Todavía hoy apenas el 5% de los propietarios agrícolas poseen el 56,8% de la superficie agraria, y se reparten el 80% de las subvenciones.Imponiendo un desarrollo monopolista en el campo que favorece la penetración del capital extranjero y provoca una drástica reducción de la población activa en el campo, que hoy apenas supera el 4% del total.

Las condiciones impuestas, a través del dominio político, tras la entrada en la CEE, impusieron la liquidación de amplios sectores, cuya cuota de mercado pasó a ser ocupada por grandes monopolios extranjeros. Hasta el punto de que, en el país que es el primer productor de aceite de oliva, su industria está en manos del capital extranjero.

Paralelamente, la extrema monopolización de las redes de la distribución comercial –hegemonizada por la burguesía francesa- impone precios de miseria a los productores, apropiándose de la mayor parte de la ganancia.

Esta extorsión monopolista y financiera –imponiendo además draconianos precios de producción, que ya suponen el 93% de la renta agraria, o abusivos intereses- ha provocado una drástica reducción de la renta agraria –de 2003 a 2009 la renta en manos de los productores agrarios se ha reducido un 27,4%- es decir un trasvase de la ganancia desde los pequeños y medianos propietarios hacia el gran capital financiero nacional y extranjero.

Imponiendo en definitiva, un mayor grado de concentración monopolista. El número de explotaciones agrarias se ha reducido en los últimos 35 años desde tres millones a tan solo un millón. Concentrando una parte cada vez mayor en menos manos, y marginalizando a los pequeños y medianos propietarios.

La burguesía media ruralSon el sector minoritario del campesinado. Explotan mano de obra ajena en escala importante pero a la vez

están directamente vinculados a la actividad agrícola, incluso físicamente. Se ven seriamente perjudicados por la política agraria del imperialismo y la oligarquía y por los monopolios, pero a la vez poseen influencia en la vida política rural.

La influencia de las ideas reaccionarias sobre este sector es relativamente intensa. Al igual que con el conjunto de la burguesía media urbana, el proletariado debe adoptar una política justa con este sector, puesto que sus intereses están cada vez más enfrentados con las condiciones del domino oligárquico imperialista, y al menos una parte del mismo puede apoyar al pueblo revolucionario en la presente etapa o permanecer neutral, aislando a los terratenientes y sus lacayos.

La pequeña burguesía rural.Son aquellos que poseen unas parcelas de tierras o un pequeño rebaño que explotan ellos mismos y sus

familias sin emplear mano de obra ajena significativa.Actualmente, las tres cuartas partes de las explotaciones agrícolas corresponden a trabajo familias, realizado por el titular de la explotación y su familia. Son pequeñas explotaciones, que representan el 68,2% del total pero sólo ocupan el 10,5% de la tierra.

Generalmente sólo les da para malvivir y en ocasiones –anos de malas cosechas…- tienen que trabajar eventualmente para otros. Están asfixiados por los mandatos de la política agrícola impuesta por el imperialismo y la oligarquía, por los bancos, con sus créditos a elevado interés, por los usureros precios dictados por los monopolios de venta de productos industriales necesarios para la producción, por la dictadura de los monopolios de la distribución… Es un sector intensamente expoliado y oprimido por la dictadura oligárquico-imperialista. Y está también sometido a la opresión de los terratenientes y caciques locales, y sujeto a un rápido proceso de proletarización o semiproletarización.

El semiproletariado rural.Está formado por aquellos trabajadores del campo que poseen algún pedazo de tierra o algún ganado, pero se

ven forzados a vender su fuerza de trabajo, en mayor o menos medida, para poder sobrevivir. El 50% del trabajo agrícola en España es eventual, es decir, se ven obligados a completar sus rentas con otras ocupaciones.

En los años recientes, cada vez más amplios sectores de campesinos y ganaderos han emprendido intensas luchas reivindicativas, colocando como blanco las imposiciones imperialistas –a través de los dictados de Bruselas- y la dictadura de los grandes monopolios, principalmente extranjeros, de la distribución o de los grandes bancos.

El proletariado debe apoyarlo resueltamente y unirse estrechamente con la gran masa de campesinos medios (pequeña burguesía rural) y en especial con el semiproletariado rural que constituye indudablemente una fuerza motriz de la revolución antioligárquica, antilatifundista y antiimperialista del que no le separa ninguna contradicción fundamental ni en la presente etapa ni en la edificación del socialismo.

6.- El proletariado.El proletariado industrial está formado por los trabajadores manuales de la industria moderna y de los

pequeños y medianos talleres, la construcción, las minas, el transporte de mercancías…

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La clase obrera, sumando al proletariado industrial el proletariado rural, representa el 20% de toda la población activa española.

Lejos de haber quedado, como afirma el revisionismo, subordinada a un papel cada vez más secundario, la clase obrera española está ligada a las formas más avanzadas de la economía. Y, fruto del aumento del grado de explotación por parte del capital extranjero y oligárquico, sigue produciendo directamente, a pesar de la relativa disminución numérica, la mayor parte de la riqueza social. La expansión del sector servicios hace referencia a la distribución de la plusvalía, que solo la clase obrera genera.

El proletariado industrial es la clase más revolucionaria de la sociedad española. Por su situación en las relaciones de producción (carencia completa de medios y producción y productora, al mismo tiempo, de la mayor parte de la riqueza social) está interesada en la liquidación de la propiedad privada de los medios de producción, en la liquidación de cualquier forma de explotación; el proletariado lucha por emancipar a toda la sociedad del yugo del capital y liberar todas sus posibilidades creadoras abriendo así una nueva era en la historia de la humanidad: el comunismo.

La clase obrera española sufre en mayor medida que otras clases la explotación y opresión de la oligarquía y el imperialismo, y también de la burguesía no monopolista, estando sometida a duras condiciones de vida y trabajo, que multiplican sus padecimientos.

A lo largo de los últimos treinta años, el hegemonismo y la oligarquía han impuesto una política de laminación y fragmentación, imponiendo, especialmente entre la juventud trabajadora una mayor explotación (bajos salarios, temporalidad, precariedad, amenaza constante de paro…) y de control.

La clase obrera española ha desarrollado un fuerte sentido colectivo de organización, solidaridad, abnegación y firmeza. Es una clase relativamente antigua y experimentada, y ha conocido un incremento en los últimos años por la incorporación de una gran cantidad de obreros de origen inmigrante. Fortalecer la unidad, frente a cualquier división o enfrentamiento, siempre al servicio del hegemonismo y la oligarquía, del conjunto de la clase obrera –española o extranjera, catalana o madrileña…- es hoy un aspecto fundamental.

El proletariado rural lo forman la masa de trabajadores agrícolas, fijos o eventuales, que carecen de tierra. Una parte de los rasgos anteriores le son también aplicables, sufriendo una explotación y opresión –crecientes ambas en los últimos años- superior a la de la mayor parte del proletariado industrial.

La clase obrera industrial y el proletariado agrícola forman la gran masa del proletariado español, clase curtida a lo largo de muchos años de lucha en las más diversas condiciones: períodos revolucionarios, bajo la reacción y la dictadura militar, en condiciones de legalidad y en condiciones de clandestinidad... Y en el último periodo encabezando la lucha popular contra el aumento de la explotación y el saqueo del hegemonismo y la oligarquía –siete huelgas generales, movilizaciones contra la reconversión industrial…-

El proletariado español es una clase con una larga experiencia histórica y que ha desarrollado gloriosas tradiciones revolucionarias en una larga lucha contra el fascismo. La liquidación de buena parte del movimiento marxista-leninista y de las líneas más revolucionarias en el seno del sindicalismo, determinada principalmente por la intervención hegemonista, han extendido en su seno la influencia del reformismo y el revisionismo. Pero la clase obrera española conserva un notable grado de combatividad, en mucha mayor medida que el proletariado europeo.

Por todo ello, el proletariado español es la clase más consecuentemente revolucionaria de nuestro país y la única que puede dirigir a todo el pueblo a la victoria sobre sus enemigos Es además, por su peso especifico en la sociedad y su grado de concentración y capacidad de organización, la fuerza principal de la revolución española en su actual etapa.

El proletariado debe crear un amplio frente de unidad popular con todas las clases y capas que puedan participar en la revolución Del análisis realizado se desprende que los principales aliados del proletariado es este frente son: el semiproletariado, urbano y rural, y la capa inferior de la pequeña burguesía de la ciudad y del campo todos ellos, junto con el proletariado, son las fuerzas motrices de la revolución en nuestro país. Son susceptibles de unirse a la lucha contra la oligarquía financiera y terrateniente y el imperialismo yanqui y participar en el frente, un sector importante de la capa superior de la pequeña burguesía y ciertos sectores de la burguesía media urbana y rural; pero dada su naturaleza, forzosamente vacilante, son aliados inestables y secundarios. Sin embargo el proletariado debe aspirar a unirlos en su lucha revolucionaria, aislando al máximo a la reacción oligárquico-imperialista con el fin de hacer más fácil la victoria y acortar los padecimientos de nuestro pueblo. Para ello debe aplicar una política correcta defendiendo consecuentemente sus intereses y tendencias antioligárquicas y antiimperialistas con el objetivo de ganar para la revolución el máximo apoyo o neutralidad posible de estos sectores.

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Capítulo 7;

La presente etapa de la revolución en España. Sus características específicas. La República Democrática Popular

En los capítulos anteriores hemos analizado los rasgos específicos de la sociedad española. Hemos señalado que los principales enemigos de clase del proletariado, son, en la actual etapa, la oligarquía financiera y la burguesía monopolista de los países imperialistas; que las tareas principales de la revolución consisten en terminar con la dominación de estos enemigos en nuestro país; que el proletariado debe encabezar consecuentemente la bandera de la independencia nacional al tiempo que lucha contra la opresión y explotación de la oligarquía; que el proletariado y el pueblo sólo podrán alcanzar la victoria mediante una guerra nacional revolucionaria; que una parte de la burguesía no monopolista puede, objetivamente, colaborar con el proletariado o permanecer neutral en la realización de estas tareas; que el proletariado no debe renunciar en ningún momento a ganarse el apoyo de ningún sector o clase social susceptible de contribuir a la lucha antioligárquica y antiimperialista; y que, incluso, si una parte de la burguesía no monopolista traiciona a la revolución, pasando a ser enemiga suya, el filo de la revolución sigue sin dirigirse contra toda la burguesía. El proletariado no puede, sin caer en el subjetivismo o el aventurerismo, proponerse en esta etapa la realización de todo su programa máximo socialista, la expropiación de toda la burguesía y la implantación de su dictadura exclusiva. El filo de la revolución no va orientado contra el capitalismo y la propiedad privada de los medios de producción en general, sino contra el poder político y económico del imperialismo y la oligarquía en nuestro país.

La revolución en nuestro país en la actual etapa, forma parte de la revolución socialista proletaria mundial, y esto por dos razones fundamentales: - Porque va dirigida contra el imperialismo, o capitalismo internacional, y contra la explotación y opresión que ejerce sobre los pueblos del mundo. - Porque es una revolución encabezada y dirigida por el proletariado en la perspectiva de alcanzar sus objetivos finales: el socialismo y el comunismo, y porque para ello va a implantar una dictadura de las clases revolucionarias bajo su absoluta hegemonía.

La revolución en nuestro país, en la presente etapa, tiene unos rasgos peculiares que la diferencian de las revoluciones democrático-nacionales de los países del Tercer Mundo. En la mayoría de estos países el modo de producción dominante es el feudal o semifeudal, los blancos de la revolución son el imperialismo, la clase feudal y la burguesía colaboracionista. La fuerza principal suele ser el campesinado, ya que el proletariado suele ser muy débil numéricamente. El contenido de estas revoluciones es, en general, antiimperialista y antifeudal.

Por el contrario, en nuestro país el modo de producción dominante es el capitalismo en su fase de desarrollo más avanzada: el capitalismo monopolista de estado. El enemigo principal interior, la oligarquía financiera, forma pues, parte de la burguesía. La fuerza no sólo dirigente sino principal de la revolución es el proletariado y el contenido de la revolución en la presente etapa es antiimperialista, antimonopolista y antilatifundista. Por todas estas razones va dirigida a asestar, ya desde sus comienzos, un formidable golpe al capitalismo y a crear unas sólidas bases políticas y económicas para iniciar la construcción del socialismo.

En consecuencia con todas estas características políticas, sociales y económicas de nuestro país, el objetivo estratégico de la revolución española, en la presente etapa, consiste en la implantación de una dictadura conjunta de las diversas clases que apoyen la revolución bajo la dirección del proletariado, es decir, una República Democrática Popular, que lleve a cabo profundas transformaciones de contenido antiimperialista, antimonopolista y antilatifundista.

El programa mínimo general del partido en la actual etapa tiene como rasgos esenciales: En lo político, instaurar la República Democrática Popular, una dictadura conjunta de las diversas clases que apoyen la revolución bajo la dirección del proletariado, y lograr la independencia y soberanía nacionales frente al imperialismo y el hegemonismo.

La dictadura democrático-popular es a la vez una democracia y una dictadura. Mientras existan las clases, existirá lucha de clases y no puede haber democracia para toda la sociedad. La República Democrática Popular garantizará el ejercicio de la más amplia democracia para todas las clases populares a la vez que ejercerá la más severa dictadura contra los elementos oligárquicos y proimperialistas y contra sus lacayos, impidiéndoles todo intento de sabotear las conquistas populares y retornar al poder. La dictadura y la democracia son dos aspectos contrarios que a la vez forman una unidad: es la dictadura sobre los enemigos de la revolución (la privación a los mismos de derechos políticos y de sus actuales bases de poder económico, la vigilancia y represión sobre cualquier intento contrarrevolucionario, etc.) lo que permite al pueblo disfrutar de la más amplia libertad.

En cuanto a su naturaleza, no es un Estado burgués de dictadura de la burguesía, es una forma concreta de dictadura del proletariado, aunque no de dictadura exclusiva», basada en las alianzas con el resto de las clases revolucionarias y cuyo Ejército, milicias, tribunales, administración, aparatos ideológicos, etc. se constituyen en

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función de ser instrumentos al servicio del pueblo y fortalecer la hegemonía y la dirección del proletariado en el Estado y en la sociedad.

El sistema de organización de las instituciones del nuevo poder democrático-popular, debe combinar el principio de centralización con el de máxima democracia y autonomía en los distintos niveles de organización de las masas obreras y populares. Sólo un sistema de este tipo permite atender de forma democrática y eficaz los diversos asuntos de la vida pública, salvaguardar los derechos de las distintas nacionalidades y comunidades y garantizar la más amplia participación del pueblo en la gestión del Estado, evitando que éste se convierta en una maquinaria opresiva contra la mayoría. Indudablemente, la revolución relegará al museo de la historia la gran mayoría de las leyes, decretos, etc. elaborados para oprimir al pueblo por los distintos regímenes antipopulares que ha padecido nuestro país y promulgará las leyes imprescindibles y sencillas que garanticen los derechos individuales y colectivos, y que establezcan los deberes básicos de todos los ciudadanos.

La República Democrática Popular garantizará el ejercicio del derecho de autodeterminación de las nacionalidades históricas de nuestro país, incluido el derecho a formar una Estado independiente, aunque los comunistas propugnemos siempre decididamente el mantenimiento de la unidad en un solo Estado, basada en acuerdo voluntario de nacionalidades libres e iguales, como política que responde plenamente a los intereses inmediatos e históricos de todo el pueblo, de la construcción del socialismo en nuestro país y de la revolución proletaria mundial.

En la política exterior, la República Democrática Popular liquidará los restos coloniales de África, completará la integridad territorial de España recuperando Gibraltar y garantizará la plena soberanía e independencia de nuestro país frente al imperialismo y el hegemonismo. Desde ahí revisará todos los tratados internacionales suscritos por nuestro país. Liquidando inmediatamente la existencia de bases militares extranjeras en nuestro suelo, la salida de la OTAN y la pertenencia de nuestro país a la UE y el euro si no es sobre la base de los principios de igualdad, no injerencia, respeto mutuo y beneficio recíproco. Practicará una política de apoyo a los pueblos que luchan por su liberación; la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados y la coexistencia pacífica con Estados de distinto régimen; el reforzamiento de los vínculos amistosos con los países socialistas y la unidad con todos los países sometidos a la política de chantaje, opresión y agresión del imperialismo, en particular de la superpotencia norteamericana. La República Democrática Popular fortalecerá estrechamente la unidad con todos los países y pueblos iberoamericanos, particularmente con aquellos que libran una lucha decidida por librarse de las garras de la intervención y el dominio del hegemonismo yanqui, con la perspectiva de crear una gran plataforma hispánica de naciones y pueblos iberoamericanos que se constituya como un referente global para la paz y la estabilidad mundial, la soberanía de las naciones, la libertad de los pueblos y el progreso económico y el bienestar material de toda la humanidad.

En lo económico, la República Democrática Popular llevará a cabo la nacionalización de la banca, los monopolios y todas las grandes empresas de la industria y los servicios, tanto si están en manos del capital español como en las de los imperialistas, y en el campo expropiará los latifundios y grandes explotaciones agrarias y los pondrá a disposición de los jornaleros y campesinos pobres, para que éstos decidan la forma de explotación de las tierras así disponibles, y suprimirá drásticamente toda forma de actividad monopolista en el campo o de especulación con los productos del campo y los bienes necesarios para la actividad agrícola.

En la República Democrática Popular, habrá por tanto, tres sectores económicos: el estatal, el cooperativo y el privado Es indudable que con la realización de las transformaciones enunciadas el estatal será el dominante desde el primer momento.

Con respecto a la pequeña y mediana producción, comercio, etc. en general, que en nuestro país tiene un volumen y una amplitud muy considerable, y con respecto al sector privado de la economía del nuevo Estado, la política del nuevo poder democrático-popular debe consistir en respetar sus intereses, no tomar medidas políticas o económicas que las estrangule y propugnar mediante la persuasión y los métodos pacíficos, el paso paulatino a la integración en el sector cooperativo o el estatal. En la agricultura, sólo una política de impulso democrático decidido a las formas superiores de producción y tenencia de las tierras (formas cooperativas y colectivas) puede detener el proceso de despoblación y de ruina a que está sometido el campo en las tres cuartas partes de nuestro país Los principios que regirán la política económica del nuevo poder democrático-popular serán los de autosostenimiento, independencia económica frente al imperialismo y desarrollo de los intercambios en pie de igualdad con todos los países, desarrollo de la producción para satisfacer crecientemente las necesidades de todo el pueblo, dando prioridad a las necesidades colectivas sobre las individuales, apoyo resuelto a la investigación y experimentación científico-técnica, desarrollo de la planificación económica democrática e impulso a la participación de las masas en la gestión y control de la producción, particularmente en el sector estatal de la economía.

En lo social la revolución, derrocando el poder dictatorial oligárquico-imperialista y poniendo al servicio del pueblo toda la riqueza que hoy acumula un puñado de gente, permitirá resolver en un plazo breve, las demandas sociales fundamentales del pueblo de nuestro país. Posibilitará la igualdad real del hombre y la mujer, el

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reconocimiento de los derechos de los jóvenes y de todos aquellos que la sociedad margina, el derecho a la enseñanza gratuita y a la igualdad real de oportunidades en la enseñanza superior, una asistencia sanitaria digna y gratuita para todos y asistencia para los jubilados ancianos e impedidos. Permitirá resolver el problema de la vivienda y acabar con el paro y la inflación galopante de los precios. La República Democrática Popular posibilitará el desarrollo de una cultura y enseñanza revolucionaria, democrática, científica y popular, enriquecida con la aportación de las expresiones propias de cada nacionalidad.

El régimen estatal de la dictadura democrático-popular representa, objetivamente, los intereses y demandas no sólo de los millones de obreros de nuestro país, sino también de las amplias masas campesinas y semiproletarias, de la gran mayoría de la pequeña burguesía, de los intelectuales y profesionales e incluso de un sector considerable de la burguesía no monopolista y patriota. Tal programa puede, por tanto, ganarse el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo de nuestro país contra sus enemigos principales y constituye, en consecuencia, el programa mínimo general de Unificación Comunista de España, en la presente etapa de la revolución en nuestro país.