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El abuelo Manolo

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A los abuelos y abuelas que, como Pepe, Lucía, Aurora, o cualquiera de nuestras madres y padres, enseñan a los niños el valor de la ternura.

Mi abuelo se llama Manolo, como yo. Es gordito como los bollos de crema que compra mamá en el supermercado.

Cuando lo abrazo, su barriga se hunde como si fuera una nube de algodón que hace

bluf bluf al apretarla. También tiene un bigote gris

y gafas para ver la tele.

Manolo se duerme en el sillón del salón después de

comer. Apoya la cabeza en su cojín verde y empieza a

roncar como una locomotora vieja.

Los botones de su camisa suben y suben cuando respira y bajan y bajan

cuando resopla.

Mi abuelo Manolo no es un abuelo cualquiera: es un

indio que vivía en una tienda de corteza de abedul.

Tenía un arco con flechas de juguete, una colección de

pipas de la paz y una flauta que tocaba los días de lluvia porque no podía salir a jugar.

Cuando Manolo era pequeño se llamaba Pies

de Lobo, pero cuando llegó a la ciudad la

maestra le puso Manolo porque dijo que se parecía

a su tío que también se llamaba Manolo.

Mi abuelo cruzó el océano en un barco con una

chimenea roja, un ancla de hierro marrón y un timón de

madera blanca.Se trajo la flauta y las pipas

de la paz que me enseña cuando me cuenta leyendas

de sus antepasados.

Al abuelo Manolo le gusta oír la radio, tomar café en el bar

de la esquina y jugar al parchís cuando estoy enfermo

y viene a cuidarme.Se enfada si le como una

ficha; sus cejas se juntan para formar una sola fila de pies grises, y se pone a gruñir

como el perro de mi vecina cuando me acerco a su puerta.

Mi abuelo cuenta historias de búfalos, de ríos de castores y de bailes

alrededor del fuego en las noches de luna llena.

Mi historia favorita es una de un búfalo que encontró su

padre con la pata rota.Manolo lo curó con hojas de

acebo y una venda de lana blanca. Le llamó Pezuña de

Nieve, y seguía a Manolo por toda la pradera hasta que

conoció a una búfala y se fue con ella a las montañas.

Ahora mi abuelo vive en el piso de arriba, justo

encima de mi habitación. Por las noches, cuando me

acuesto, lo llamo bajito:-Abuelo, abuelo …

Y él contesta dando tres golpes en el suelo con lo bastón de caña marrón.

Entonces sé que mañana, cuando vuelva del colegio,

Manolo me contará un cuento de lobos, de búfalos, o de ríos de

castores. Respiro hondo y me

duermo contento.

Mi abuelo es un indio, tiene barriga de algodón,

ronca como una locomotora vieja y gruñe

cuando le gano al parchís.Mi abuelo cuenta los

mejores cuentos del mundo. Los mejores, los

mejores de todo el mundo.

Seguro que todos ustedes son los

mejores abuelos y abuelas del mundo.

¡¡¡Muchas gracias!!!