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Por. Carolina Arenas
MORIN Y LOS SIETE SABERES NECESARIOS PARA LA EDUCACIÒN DEL
FUTURO
Este sociólogo, filósofo, escritor e investigador francés nacido en 1921, ha
desarrollado una larga y vertiginosa carrera tanto en el mundo científico como el
antropológico, literario y cultural que le ha permitido trascender fronteras
geográficas y epistemológicas. Tal diversidad de conocimientos y haceres le
permitió a su vez generar grandes aportes en el área educativa, a tal punto que
sus ideas son reconocidas, aceptadas y difundidas en muchos países, no solo
a nivel de educación básica sino también en el ámbito universitario e inclusive
de postgrado, con lo cual logró establecer una nueva filosofía educativa a través
de su obra “Los siete saberes necesarios para la Educación del Futuro”, la cual
fue publicada por la Unesco (1999) y progresivamente ha sido asumida por
infinidad de instituciones académicas como fundamento de su enfoque
curricular.
En este libro, Morin nos plantea los retos que debe asumir la educación para dar
respuesta a las demandas de una sociedad postmoderna, caracterizada por la
presencia de algunos vacíos epistemológicos, espirituales y ambientales
además de la fragilidad del pensamiento integrador; es por ello que nos presenta
propiciar los siguientes principios educativos:
1. Una educación que cure la ceguera del conocimiento; esta debe ser la
primera tarea, pues debemos fomentar la búsqueda de múltiples perspectivas
para superar el conformismo y el temor a equivocarse, ya que estamos
acostumbrados a desenvolvernos en un mundo lleno de certidumbres.
2. Una educación que propicie el conocimiento pertinente; esto implica
estimular en los estudiantes a participar como integrantes activos de la sociedad
en la resolución de problemas y en la aplicabilidad de lo aprendido en clases,
esto es lo que permite entender la realidad tanto desde lo local como lo global;
por lo tanto se deben desarrollar conocimientos basados en el contexto real para
conocer las implicaciones del todo con las partes y de las partes con el todo. En
tal sentido, solo será posible lograr esto si se supera la fragmentación del saber
y la separación del conocimiento en disciplinas o asignaturas aisladas unas de
otras, es necesario propiciar la transdisciplinariedad para alcanzar el
conocimiento hologramático.
3. Enseñar la condición humana; esto implica la necesidad de reconocer que
somos seres humanos y debemos mostrarnos como tal, por lo tanto también
conocernos, saber quiénes somos, de dónde venimos, reconocernos entre todos
como iguales y necesarios a través de nuestra humanidad también debe ser
importante desarrollar en el ámbito educativo, ya que no debemos separar
nuestra realidad interna de nuestro contexto cultural, social y académico, pues
pierde sentido y relevancia lo que está alejado de nuestras necesidades afectivas
y emocionales, porque no sólo lo académico es importante, ya que es el ser, sus
intereses, inquietudes y necesidades lo que otorga el verdadero sentido e
importancia a las cosas.
4. Enseñar la identidad terrenal; a través de este saber, Morin nos invita a
enseñar que somos seres planetarios, pues todo lo que hacemos ejerce impacto
Por. Carolina Arenas
directo o indirecto sobre el planeta y en consecuencia en el ambiente. En tal
sentido, es prioritario desarrollar el sentido de pertenencia con nuestra madre
Tierra y estimular la conciencia ecológica y antropológica, ya que solo de esta
manera podrá subsistir nuestra especie en las venideras épocas. Es decir, es
urgente desarrollar una educación que ayude a hacer ciencia con conciencia, en
donde la obtención y desarrollo del conocimiento se haga respetando todos los
componentes del entorno, incluido el propio ser humano.
5. Enfrentar las incertidumbres; nos han educado y seguimos educando bajo
los supuestos de las certezas, lo conocido. Esto se debe principalmente a la
influencia que ejerció y todavía ejerce el Positivismo, través del método científico
y el pensamiento lógico-matemático en todos los ámbitos del saber, logrando
configurar un estilo de pensamiento único, lineal, estático y racional. Sin
embargo, con el desarrollo de la Física Cuántica se ha podido comprobar que
también lo invisible a la vista, lo intangible, lo subjetivo, lo inesperado, lo
desconocido debe formar parte de lo que se enseña en clases, ya que todo no
puede ser demostrado científicamente. Es así como lograremos ramificar
nuestro pensamiento, abrirlo, expandirlo y permitir matizar lo mensurable y
preestablecido con lo nuevo, lo cambiante, ya que la realidad de cambiante y
solo permitiéndonos salir de lo inmutable y atrevernos a ir por caminos inciertos
podremos comprender las demandas de la sociedad actual.
6. Enseñar la comprensión; a través de este saber se debe lograr trascender
del simple acto de comunicación y llevarla un poco más allá hasta alcanzar la
comprensión, tanto interpersonal como intergrupal e incluso a escala planetaria.
Esto significa no reducir lo humano solo a características externas o físicas, sino
partir del reconocimiento de las ideas de los demás y el respeto de las mismas.
Para ello es fundamental propiciar en los espacios educativos la empatía, la
tolerancia, la diversidad y así se logrará combatir el racismo, la xenofobia y otros
males sociales generados por la falta de humanismo en el acto de enseñar.
7. Enseñar la ética del género humano; nuestro tiempo exige que se enseñe
una ética válida para todos los seres humanos a través del bucle individuo-
sociedad-especie, pues poseemos una triple realidad, la cual debe formarse en
las mentes de los ciudadanos que es el sentido de toda democracia verdadera
que permita comprender que no somos solos en el mundo, por lo tanto no
debemos actuar ni pensar de manera aislada, ya que la participación comunitaria
es propia de nuestra condición humana, ya que somos seres sociales por
naturaleza y aunque tengamos autonomía y una individualidad propia, estamos
inmersos en una sociedad. En tal sentido, la educación también debe fomentar
la creación de una ética basada en compromisos a escala planetaria.
Con estos postulados, Morin pretende estimular los cambios concretos y
necesarios que requiere la educación en todos sus niveles y modalidades
mediante el establecimiento de un nuevo paradigma epistemológico de relación
circular (de lo uno a lo múltiple y viceversa), que incluya lo simple y lo complejo,
para permitir a los estudiantes desarrolla conocimientos pertinentes,
contextualizados e ir más allá del simple aprendizaje disciplinario, el cual
impactará favorablemente en la sociedad y el planeta.