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Derechos de autor registrados
2017 Antonio García Megía y María Dolores Mira y Gómez de Mercado.
Congregación de Esclavas de la Inmaculada Niña
Poemas y meditaciones. Federico Salvador Ramón – Edición actualizada
Angarmegia: Ciencia, Cultura y Educación. Portal de Investigación y Docencia
Edición preparada con ocasión del proceso de beatificación del Padre Fundador de las Esclavas de La
Inmaculada Niña.
http://angarmegia.com - [email protected]
Poemas y meditaciones
De
Federico Salvador Ramón
Serie de artículos publicados en la revista mariana Esclava y Reina
Marzo de 1917 a Noviembre de 1918 Instinción – Almería - España
Edición actualizada por
María Dolores Mira Gómez de Mercado
Antonio García Megía
Contenido
DESAGRAVIO A LA DIVINA INFANTITA .......................................................................... 7
ANTE MARÍA RECIÉN NACIDA ........................................................................................... 9
MI FLAQUEZA ........................................................................................................................ 11
AMOR ........................................................................................................................................ 15
BUSCANDO A ÉL .................................................................................................................... 17
EL PRECIO DEL ALMA MORA ........................................................................................... 21
EL ALMA Y EL ESPÍRITU DE LIVIANDAD ...................................................................... 23
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
7
Desagravio a la Divina Infantita Agosto 1917
Siento el amor arder aquí en mi pecho,
siento herido tu honor por mano impía,
satisfacción exijo a quien te ultraja
y con desdén responde, Excelsa Niña.
Y vengarte es preciso, pues manchado
no ha de quedar tu honor, por vida mía.
¿Pero cómo he de hacer para vengarte?
¿Cuál es el modo que mejor estimas
para quedar de agravios satisfecha
y en tu culto y honor del todo limpia?
¿Quieres acaso que al malvado impío
la lengua arranque con mis manos mismas,
y que al cieno la arroje por inmunda,
y que allí de gusanos sea comida?
¿Quieres que lave con su sangre aleve
la injuria que te hizo en su osadía.
Pero, ¿qué es lo que digo, Reina Excelsa?
El amor que te tengo es quien delira.
Yo te quiero vengar, pero a tu modo,
con blando amor y mano que acaricia.
Yo te quiero vengar porque te amo,
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
8
y el verdadero amor se sacrifica,
por eso yo te ofrezco en represalias
mi lengua y sangre ruin, toda mi vida...
Mas como nada basta al desagravio
de lo que darte puedo, Reina mía,
haz tú que te amen los que no te aman,
y que amándote mucho siempre vivan.
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
9
Ante María Recién Nacida Septiembre 1917
¡Acaba de nacer! ¡Bendita sea
la Reina Inmaculada de los cielos!
La secular promesa del Altísimo
hase tornado de esperanza en hecho...
¿Y no se para el sol a contemplarla?
¿Y la luz no le teje manto regio?
¿Ni su frente circundan las estrellas?
¿Ni la luna le rinde acatamiento?
¿Cómo es eso, Señor, que ante María
absorto no se postra el firmamento...?
¿Y ni brisas, ni flores ni ambrosías
vuelvan a saturarse de su aliento?
¿Ni los mares saludan a su estrella?
¿Ni murmura su nombre el arroyuelo?
¿Ni le envía la aurora sus fulgores?
¿Ni las aves le entonan sus gorjeos?
¿Ni de hinojos se postra ante su cuna
aclamándola Reina el orbe entero?
¿Porqué será, Señor? ¿Por qué así escondes
a la Reina sin par del universo?
¿Y a los hombres no abrasan los volcanes
que de la Niña arden en el pecho?
¿Y viven en las sombras de la muerte
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
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ante la aurora del Divino Verbo?
¿Y Abraham y Elías duermen en el limbo?
¿Y los ángeles callan en el cielo?
¿Y el mismo Dios absorto ante su obra
callado está con célico embeleso?...
Lección divina: el Cielo nos enseña
que lo sublime en sí tiene su asiento;
y lo que nadie a comprender alcanza
no lo puede alabar sino el silencio.
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
11
Mi flaqueza Enero 1918
Déjame, ¡oh Dios!, que llore mi flaqueza
con llanto eterno y lágrimas amargas,
labios míos, cerraros a la risa;
pecho débil, no cantes, calla, calla.
¿En qué puedes gozarte si has caído
mil veces, mil, como la frágil caña,
al empuje del viento? Si doquiera
has dado testimonio de ser flaca,
justo es que llores tu flaqueza ahora
y te vistas de duelo, pobre alma.
Tú que subir quisiste hasta la gloria
en la fuerza fiada de tus alas;
tú que a tus pies quisiste verlo todo
y alzarte sobre todos como el águila;
tú que llevar creíste sobre el hombro
un mundo ingente, como son tus ansias;
tú que en tu mente fulgurar miraste
ideas salvadoras, por lo santas;
tú que al mundo tuviste por juguete
y por cosa muy vil lo despreciaras,
si alientos no sintieras en tu pecho
para llevarlo a Dios. ¡Ay! Tu arrogancia
te ha perdido mil veces, alma mía.
Llórala sin cesar, llórala alma.
¡Cuántas veces pasé junto al caido
y con desprecio lo miró mi alma!
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
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¡Cuántas veces al pobre que caía
violento puse sobre él mi planta!
¡Cuántas veces fingí que habían caído
los que serenos sobre mí se alzaban;
y el nombre despreciaba de los héroes;
y a los santos y sabios tuve en nada, ·
menoscabando de ellos los triunfos,
cual si así sobre ellos me encumbrara;
y ahora veo con triste desengaño
que la mayor flaqueza está en mi alma!
Por eso es justo que, si no vosotros,
grandes, a quienes tuve yo por nada,
porque jamás fue dada a la grandeza
en el vil y pequeño hacer venganza,
surjan del cieno sabandijas viles
que escupan sus ponzoñas a mi cara,
y que todos me burlen y desprecien,
y mi soberbia humillen insensata;
y que de afrenta vil y de ignominia
lleve mi altiva frente ruda marca,
y que me aclamen rey de la flaqueza,
dándome por cetro débil caña,
la corona de espinas y por manto
púrpura vil muy rota y muy manchada;
que ésta la imagen es de mi flaqueza,
y, si en ella yo siempre me mirara,
aprendiera a pensar que soy un rey
nacido en el rigor de la desgracia,
pobre de bienes y de carne enferma,
de mente obscura y de potencia flaca,
pues apenas nací ya mi enemigo
esclavo me miró bajo sus plantas.
Este soy yo, Señor, mas tú me hiciste
fuerte como gigante con tu gracia,
y a luchar y vencer tú me enseñaste
por mí librando colosal batalla.
Y sé que siempre venceré a tu lado,
y que lejos de tí nada se alcanza,
y que todo es flaqueza en esta vida,
jactancia de poder y gloria vana.
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
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Por eso, mi Jesús, ni un sol o instante
quiero sin ti luchar. Tú eres el arma
que me da fortaleza. Tú me defiendes
de todos los enemigos de mi alma;
ante ti todos huyen y yo esclavo
dejo ser de ellos. Tú me agiganta,
los honores, riquezas y placeres
quiero arrancar de mí como nonadas,
no teniendo por pérdida sus goces,
y en tu cruz nada más buscar ganancia.
Lejos de mí, flaquezas enervantes,
sueños de gloria que mentidos pasan...
Ven tú, Jesús, sobre mi alma reina,
que servirte es reinar en firme calma.
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
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Amor Marzo/Abril 1920
A la Divina Infantita
Quiero amarte, Señora, con locura;
y es mi afán tan prolijo
que cuanto más te amo más quisiera
y todo sin amarte me es esquivo.
Para cantarte, ¡ay Madre!, mis amores
al aura le robara los suspiros,
a la aurora sus risas
y al arroyo sus lánguidos gemidos;
arrullos a la alondra enamorada
y al ruiseñor sus trinos;
y del poeta imitara las estrofas
que, en éxtasis divino,
cantaron a las damas de sus sueños
los bardos peregrinos;
y la música mágica aprendiera
que, en céltico deliquios,
entona el serafín en liras de oro
ante Dios Uno v Trino.
Yo te amara, Señora, cual te amaron
tus más caros amigos,
y te diera mi amor con la ternura
de aquel santo melifluo,
que gustara en tus pechos virginales
el néctar suave que bebiera Cristo.
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
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¡Quién pudiera sentir el amor puro
del alma de Domingo
y el seráfico ardor que en llama viva
abrasó a San Francisco!
Del Penitente de Manresa quiero
la firmeza y el brío,
y el celo de Teresa San Elías,
y, con santo delirio,
marte cual te amaron
los que volaron a poblar los nidos
de claustros y desiertos
para saciar amores infinitos.
Cuanto juntos te amaron los más santos
quiero amarte, Señora, y aún mezquino
me parece este amor que emular debe
el amor infinito de tu Cristo.
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
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Buscando a Él Julio/Agosto 1923
A mis hijas
Te busqué, mi Jesús, entre las flores,
y a través de perfumes y colores,
hallarte me creí..., pero marchitas
al verlas luego, aumenté mis cuitas,
porque, en verdad, desdice mucho amarte
y entre flores ajadas contemplarte…
Quise hallarte, Jesús, sobre las olas
y en mis brazos asirte, y, a mis solas
del ancho mar en la región ingente,
darte a gustar mi amor inmenso, ardiente,
como volcán que incendios mil amaga
y que el unísono piélago no apaga...
Más, ¡ay!, que el huracán furioso azota
y amenaza dejar mi barca rota
contra cualquier peñasco de la playa.
Y en este duro trance, ¿quién se halla
capaz de regalarse en tus amores,
tan ajenos a penas y rigores?...
En la umbría del bosque pensé hallarte,
y, a su sombra, mi alma regalarte.
Y sentí de tu amor el embeleso,
y de la blanda brisa el suave beso.
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
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Y arrobos que mi frente acariciaban
entre rumor de hojas que temblaban,
y murmurios de arroyos que corrían,
y tu Nombre mil veces repetían...
Pero luego las hojas se secaron,
y también los arroyos se callaron.
Y las brisas rozando con los troncos
ayes cantaban con acentos roncos,
y entre arroyos sin agua, y hojas duras,
y brisas que sollozan desventuras,
¿quién contempla tus ojos de paloma
y aspira de tu boca el suave aroma?
Quise hallarte en el fondo de mi pecho
y en él de amores preparar el lecho,
do mi alma, cual loca enamorada,
viviera cabe a ti, siempre extasiada,
sin más solicitud ni más cuidados
que llevar uno a uno muy contados
de tu amor los suspiros deleitosos...
Mas, detened los ímpetus furiosos
de ese buitre voraz de las pasiones,
que se agitan sin freno y sin razones,
y turban y confunden y oscurecen,
y la paz arrebatan y enflaquecen,
y manchan y corrompen y seducen,
y nos llevan al vicio y nos conducen
de un lodazal a otro más inmundo,
de un abismo a otro abismo más profundo.
Y en este duro y apurado trance,
¿quién se lanza de amor al suave lance?
¡Ay, Jesús de mi alma, dueño mío!
Es la vida sin ti cruel desvarío,
y soportar no puedo ni un instante
vivir en este mundo, y anhelante
quiero morar contigo eternamente
sin las humanas sombras de la mente,
sin sentir de mi alma la flaqueza
y del burdo sentido la bajeza.
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
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Líbrame de las ansias y temores
de no corresponder a tus amores
y de perderte acaso... ¡Dura suerte!
Mándame, mi Jesús, antes la muerte.
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
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El precio del alma mora Febrero 1924
Meditación
Vienes, Jesús, a mi tan escondido
y tan celado ,¡ay!, a mi sentido,
que si de ti mi alma no supiera,
jamás mi corazón a ti sintiera.
Y es que vienes a mí Sacramentado
y en místicos cendales tan velado,
que, si la fe de ti no me enseñara,
cual la vista, la mente te ignorara.
Y, sin duda, que así es lo conveniente
para el amor mostrar quien bien lo siente,
y, por eso, Jesús Eucaristía,
yo quisiera ocultar la vida mía
del mundo a todo engaño, y en tus llagas
escondido vivir, pues, más me halagas
con mirra de tu amor, tú Pastor mío,
que el mundo con su loco desvarío.
Y, si mi amor mostrar a otros quisiera,
yo también para ellos me escondiera,
y anonadado, humilde, agradecido,
les diera el sustento y el vestido,
y el descanso, y la paz, y la alegría,
y mi sangre, ¡ay mi Dios!, yo les daba,
si para ellos era algún consuelo,
como yo con la tuya compro el cielo.
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
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El alma y el espíritu de liviandad Agosto 1927
Meditación
A LA SANTA MADRE DE LA ESCLAVITUD DEDICO ESTA MEDITACIÓN PARA QUE ELLA LA
OFREZCA, AVALORÁNDOLA, A NUESTROS HIJOS.
Preludios
Permite ¡gran Dios! que este mortal te adore
y de hinojos te pida, ¡oh Rey Excelso!,
perdón de sus pecados y clemencia
para no ser tratado cual merezco;
pues si así, ¡ay mi Dios!, conmigo hicieras
¿qué me pudieras dar más que el Infierno?
Según es tu bondad así me trata
que por ella, Señor, seguro espero
para mi mente luz, ya que sin ella
no te conocerá mi pensamiento,
y si no te conozco no te amo,
y sin tu amor, mi Dios, vivir no quiero.
Y si por mí, Señor, no me escuchares,
por María y Jesús oye este ruego,
que balbuciente torna la vergüenza
y amante brota del contrito pecho.
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
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Punto primero
¿Qué pretendes de mí, si no te amo?
Huye de mí que tanto te aborrezco.
Si contigo jamás he de aliarme,
¿por qué, goces me brindas, lisonjero?
Y si sabes que a muerte te he jurado
odio sin fin, ¿por qué con tanto empeño
me buscas, y me halagas, y me incitas
a quedar de tus gustos prisionero?
Y si es poco mi odio a convencerte
de que jamás conmigo harás concierto,
¿no te mueven, ¡oh cruel!, a huir al punto
mi indiferencia y mi total desprecio?
Huye de mí, amigo fementido,
tus fingidos deleites yo detesto,
pues eres vil y engañador insano
que muy suave atraes, pero luego
de lepra inmunda lo inficionas todo
y todo bien abrasas en tu incendio.
Secas del corazón el amor puro
y arrancas de la mente el pensamiento
que en solo Dios encuentra su descanso,
alas, y luz, y fuerzas y sosiego.
Turbas el corazón, y al más robusto
lo arrastras a tu antojo como a un ebrio,
y, cruel y engañador, lo precipitas
de un mal a otro peor: del barro al cieno.
Que otras veces fui tuyo, me replicas;
bien lo sé y no lo olvido en mi tormento,
que hartas lágrimas tengo derramadas
que el perdón de Jesús me merecieron
y lavaron con mirra de amarguras
la inmunda llaga de mi débil pecho.
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
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Ya sé cuánto me cuestan tus deleites,
por eso sé que los vendes a buen precio,
que por uno te di miles congojas
y pocas, a mi ver, te parecieron.
De mí te aparta, engañador aleve,
que, pensar que te acercas, me da miedo,
porque sé que mintiendo mil encantos
y ofreciendo deleites, das veneno.
Mas, ¡ay!, ya sé, por triste desventura,
que no me dejarás por un momento
y que siempre, vencido o victorioso,
firme estarás en tu menguado intento
de vencerme por fuerza o por astucia
hasta hacerme en tus redes prisionero.
Mas es tu empeño vano, inmundo espíritu,
que si venirme a mí siempre siguiendo
no te cansa jamás, a mí tampoco
me cansará de ti vivir huyendo.
Y si es verdad que al fin has conseguido
por doquiera tener trono y asiento
y que, fuerte y procaz, aliados tienes
en la calle, en la plaza, en el paseo,
en la escuela, en las artes y en la ciencia;
en libros y revistas y libelos,
en vestidos, adornos y caprichos,
en músicas, saraos y conciertos,
en los ojos que enciendes con tu lumbre
y en la boca que besa con tus besos,
en el talle que oprimes cual tirano
y en los contornos de abultados senos,
en el afeite que en los rostros pones
y en el andar suave o desenvuelto,
y en todo cuanto miro y cuanto toco
hay algo siempre del letal beleño
con que a todos seduces y cautivas
en esclavos trocándolos muy luego.
También lo es, espíritu nefando,
que hay en la tierra aún grandes desiertos
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
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y agrestes sierras con nevadas cumbres
dó en la roca el Señor cavó aposentos,
y la nieve tus fuegos refrigera
y liviandad en rocas no hace asiento.
Y huyendo la ocasión huiré el pecado
y dejaré burlado tu deseo.
Mas, ¡ay!, mi Dios que adonde quier me sigue
este cruel enemigo en raudo vuelo
y se alimenta de mi propia carne,
y fuerzas cobra con mi propio sueño,
y si yo me regalo, se regala,
y mis goces le dan vigor y aliento.
Mas yo, Señor, castigaré mí carne,
siempre regateándole el sosiego,
y a dura servidumbre reducida,
solo ayunos tendrá por alimento
y dura disciplina por regalo,
y puntas de cilicio para freno,
y daré de mi sangre, sí es preciso,
y en duro lecho dormirán mis miembros.
Y así con privaciones por defensa
y por armas rigores y tormentos
conseguiré vencer a mi enemigo
y tener mis deleites en el cielo.
Punto Segundo
Mas, ¡ay, Señor!, ¿es que deliro acaso?
¿Es ensueño quizás, o estoy despierto?
¿Quién me hace ver tantos fantasmas
y me hace sentir lo que no quiero?
¿Quién presenta a mi loca fantasía
las escenas del báquico concierto
donde la liviandad triunfante ostenta
las gracias y hermosura de su imperio,
envolviendo, entre gasas vaporosas,
las centellas que inflaman mil incendios?
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
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Y haciéndose mirar entre fulgores
que deslumbran con mágico embeleso,
y haciéndose seguir de mil bacantes
que danzan al compás de sus conciertos,
y de otras mil que pulsan suaves cítaras,
y de otras mil y mil que el triunfo eterno
del amor terrenal cantan sin tregua
y vuelan por doquier siempre esparciendo
perfume embriagador al aire tenue
y hojas de rosa al inclemente suelo,
mientras ella con tules vaporosos
finge cubrir el nacarado seno
y en blandos almohadones recostada
con lánguido mirar y ademán cierto,
deja escapar doquier con lazos varios
del amor terrenal alados genios
que seducen, que halagan, que cautivan,
que no tornan jamás sin prisioneros.
¡Ay de aquél que, atraído blandamente
de esta visión, siquiera unos momentos
se detiene a mirar! ¡Ay del que incauto
a luchar se lanzara cuerpo a cuerpo!
Vencido en la demanda pronto viera
cuanto es débil o cuanto es inexperto;
porque, quien huye aquí, solo es valiente,
y la lucha es cobarde fingimiento.
Hay que huir, sí, Señor, huir al punto,
apartando veloz el pensamiento
de bastardas visiones, meditando
el triste estado de mi cuerpo muerto
que aquesto es realidad y aquello otro
es fantasma no más y fingimiento.
Miro a la muerte descarnada y fría
horrible estatua de, negruzcos huesos,
de lo terrible lo más terribilísimo,
tan fea como es feo mi esqueleto.
Por cuna y aguijón tuvo el pecado,
por alas el dolor y el sufrimiento,
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Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
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y aparejó por fin para la carne
sin luz y sin calor sepulcro estrecho,
y en él se corrompió la carne impura
y en la podre bañáronse los huesos;
y gusanos nacieron de mí carne
y en ella, ¡ay!, hallaron su sustento;
y por fin en mi fosa los gusanos
al rigor de la muerte sucumbieron
restando allí de mí no más que el polvo
de los gusanos y un montón de huesos.
Es también nido donde huir se pueden
los fantasmas inmundos y quiméricos
el calabozo aquel donde Pilato,
injusto y cruel, mandó que el Rey del cielo
fuera azotado. ¡Oh mansión dichosa!,
do la sangre del justo empapó el suelo.
Las espaldas desnudas, y encorvado,
y atado a una columna está el Cordero,
y el sangriento crujir agudo suena
de los azotes. ¡Oh verdugos fieros!
¿Por qué en varas trocáis vuestro cordeles?
¿Por qué atáis al cordel garfios de hierro
y así azotáis al inocente cuerpo,
haciendo en él tan inhumano estrago
que descarnado habéis todos sus huesos?
¿No os mueve a compasión su sangre pura?
¿Queréis darle la muerte en tal tormento?...
Yo sufro Jesús mío al verte herido,
y, al verte coronado, me estremezco,
y tus clavos se clavan en mis carnes
y creo que tu cruz sobre mí siento,
y, al mirarte caer, yo bien quisiera
ayudarte a llevar el duro leño,
y, al mirarte espirar, la vida mía
infundirte quisiera con mi aliento;
y muriendo por Ti, Rey de mi vida,
hallar la vida en el seguro puerto,
porque es cierto, Señor, que solo entonces
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Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
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decir podré que me salvé del riesgo
de ser esclavo, por quedar vencido,
de mi enemigo en el terrible cerco.
Punto Tercero
Bien lo sé, ¡ay mi Dios!, que aún no nos basta
para no ser en redes prisioneros,
por liviandad tejidas, huir del mundo,
ni al castigo entregar el propio cuerpo,
ni a la imaginación desenfrenada
de muerte o de Pasión forjarle frenos.
Que esto no basta, no, ¡oh cruda guerra!,
para alcanzar del todo el vencimiento
de este enemigo cruel que muchas veces
me arrastra al mal y ni sentirlo puedo
y tanto se me esconde que me incita
y ni sé dónde estriba, ni lo veo.
Nada hay exterior que me seduzca
y hay en mi carne paz y gran sosiego,
y está mi fantasía tan sin nubes
como en noche estrellada miro el cielo
y, esto no obstante, ¡ay Dios!, la mente mía
arrastrada se ve con tal esfuerzo
a buscar del deleite los encantos
y a correr de los goces al encuentro,
que allá en lo íntimo, ¡ay!, del alma mía,
digo a voces que no, que no lo quiero
y siento que me llevan de la mano
a topar lo mismo que detesto.
Y huir quisiera y lo procuro en vano
que, sin saber por qué, huir no puedo;
que me siento las fuerzas embargadas
como rapaz a quien asalta el miedo.
Y si intento correr, ni un paso avanzo
que la pendiente que subir pretendo,
sobre ser empinada, me parece
ser tan resbaladiza, que no puedo
ni un solo paso dar. ¡Oh Dios!, me ayuda
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
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que, en trance donde el alma se ve en riesgo
tan inminente y grave, le es debido
del poder de tu brazo aquel esfuerzo
con que al alma libertas del pecado
y humillas, cuando quieres, al soberbio.
Y Tú también me ayudas, Jesús mío,
y al pronunciar tu nombre, cierto espero
salir triunfante en la terrible lucha
do, sin tus fuerzas, todos perecemos,
y todos caen, sí Tú no los confortas,
cual hojas secas que arrebata el viento.
Tú me ayudas también ¡Excelsa Reina!
conforta mi flaqueza con tu aliento
y haz que la llama, ¡ay!, que me circunda
no me abrase voraz entre su fuego.
Y que la fuerza que arrastrarme quiere
de su impotencia sienta los efectos
mirando que la fuerza de tu brazo
tú, Señora, la prestas a mí pecho
haciéndole tan fuerte que imposible
será vencerme con tan gran esfuerzo.
Y entonces sí, Señora de mi alma,
entonces cantaré loor eterno
a Tí que eres la Reina sin mancilla
y a tu corte de vírgenes del cielo.
Entonces cantaré, no al son de liras
ni arrebatado en alas de mi estro,
ni subiendo al Olimpo misterioso
a escuchar de las musas el concento,
ni a los murmurios del arroyo blando
ni pediré ya más sus armonías
al rítmico rodar del Universo,
que yo, para cantar la gloría excelsa
de la Pureza santa, solo quiero
vivir postrado ante la amada cuna
de la Reina Divina de los cielos
y fingir que la estrecho entre mis brazos
y que blando la atraigo hacia mi pecho
Poemas y meditaciones
Federico Salvador Ramón.
Revista mariana Esclava y Reina
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y que aspiro el aliento de su boca
y que en sus ojos con los míos bebo
el candor virginal de su alma pura
que en su mirada tiene fiel reflejo;
y sentir los latidos armoniosos
de su fiel corazón, cual suave eco
de los golpes de Dios acompasados,
que forja Él mismo su divino templo,
y entre tanto, de vírgenes aladas,
blandos oír los célicos acentos
de aquel cantar que siempre se repite,
y nunca cansa porque siempre es nuevo.
Afectos
Oh Reina de mi alma, en Ti confío,
de tu amor virginal todo lo espero,
la defensa de aqueste mi enemigo
y el poder de luchar con todo esfuerzo.
Y, por Ti defendido y alentado,
poderlo todo es poco y nada temo.
Tú, como a Inés, del fuego me liberta,
y Tú, como a Lucía, dame alientos
a fin de que la castidad amada,
halle siempre su nido acá en mi pecho.
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2017 Antonio García Megía y María Dolores Mira y Gómez de Mercado.
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