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Sanar elResentimientoRaíz amarga
El re-sentimiento, como dice el vocablo, es volver a sentir una experiencia
Desafortunadamente no se trata de un sentimiento grato.
Es una carga amarga de odio y
rencor Se introduce en nuestro interior cuando
hemos sido, o creemos que fuimos maltratados.
Eso produce que estamos “amargados”.
Cualquiera puede percibir nuestra amargura aunque sea un extraño.
Todos hemos tenido experiencias desagradables
Si alguna situación o persona nos hizo daño o nos dejó un mal sabor. La reacción hacia esa situación o persona puede marcar la diferencia entre la felicidad y la desdicha.
Tú decides: Pasar por alto, o no tener en cuenta lo
ocurrido. Arreglar el asunto. Perdonar. Resentirte y guardar rencor por ello. Recordar y repasar en tu mente, una y otra
vez, lo sucedido, casi con miedo a que se te vaya a olvidar.
Algún aburrido oyente, o más de uno, escuchará tus penas una y otra vez
El resentimiento nutre tu raíz de amargura, que al brotar: Hace que no te pacen cosas buenas o las buenas que te pasan no las
podes ver Hay infelicidad. Te hace que tengas dificultad de amar. Las amarguras quitan tu paz y ponen un muro entre vos y la felicidad.
Cuida tus pensamientos
Cuida los pensamientos de tu mente que nutren el jardín de tu corazón.
Si los abandonas al azar, las malas hierbas crecen por todas partes, si no arreglas tu jardín de forma metódica y constante, luego es mucho más trabajo arreglarlo.
Las raíces no se ven porque están bajo tierra, pero no significa que no existan
Cuidar un jardín es cuestión de hacer con regularidad y a tiempo los trabajos de mantenimiento.
Crecen malas raíces entre piedras y huecos donde no imaginas que pueden crecer. Se meten en lugares que luego no sabes cómo sacarlas, algunas las arrancas, parece ser que ya no las ves, pero queda un poco y vuelven a salir.
Es un error descuidarlo un tiempo, arreglarlo toma esfuerzo arduo, y has de esperar a que él mismo, con el tiempo, vuelva a florecer y dar fruto.
Así es en los jardines de tu vida:
El jardín de tu familia El jardín de tu trabajo El jardín de tus amistades El jardín de tu iglesia El jardín de tu clase
Cuando no los cuidas, crecen las raíces malévolas que destruyen matrimonios, crecen odios entre padres e hijos, dividen amistades de toda
la vida, arruinan empresas. Por haber dejado crecer esas raices.
El resentimiento es una ira desplazada
Estás enojado sin saber que es fruto del resentimiento. Tus energías y pensamientos están en una actitud de enojo. No hay alegría, creatividad, ni fuerza positiva en tu vida, debido
al resentimiento.
Inicialmente el resentimientopasa inadvertido
Es una enfermedad que si no la diagnosticas regularmente, sólo la detectas cuando ya está muy avanzada.
Lleva a la ruina emocional, depresión, ansiedad, estrés.
OJO: Pude ser mortal y llegar a la violencia, suicidio, asesinato…
PERO: Siempre tiene cura si se cuida.
Analízate para ver si tienes resentimientos
Quizás no te des cuenta; y como no sabes que los tienes, es más fácil que sigan creciendo.
Escucha a alguien cuando te mencione o insinúe que tienes alguna amargura.
Es obvio, todo el mundo se da cuenta menos tú. Sólo un buen amigo te lo dirá, seguramente con cautela,
pues un amigo verdadero seguirá a tu lado aun después de conocer tus defectos.
Si sospechas que sufres de amarguras presta atención a alguna indirecta de un amigo, o de un adversario que te lo dice a la cara y de mala manera; no te enojes, analiza si quizás en algo está en lo cierto.
El resentimiento es unenemigo invisible
El resentimiento es el fruto sin cosechar del enojo, y se manifiesta con el pasar del tiempo.
Crece como un tumor en nuestra mente y corazón.
Vigila que no lo tengas. El que no lo veas no quiere decir que
no exista.
Alguna vez habrás albergado cierto rencor contra:
Uno o varios de estos:
Otras personas Tú mismo Dios (seas creyente o no) La sociedad
Se manifiesta por: Algo que te han hecho. Y con frecuencia tienes razón. Por malentendidos. Es mejor asumir eso en primera instancia. No llegues a
conclusiones basándote en sospechas.“Ante todo guardaros de las sospechas, porque éste es el veneno de la amistad”
Agustín de Hipona, sigo V
Las raíces de amarguras pueden
ser contra:
Un amigo cercano. Un familiar. Un socio que sientes que te ha estafado. Un jefe que no valora tu trabajo. Cuando hay abuso sexual. Una persona con la que has trabajado por un ideal religiosos o político. El marido que cree que si su esposa le sigue tratando así no va a aguantar más. El hijo/a rebelde que se va de casa quejándose de que sus padres son injustos. Cuando hay violencia familiar. Cuando un conyugue es infiel.
Hay otro resentimiento,el dirigido a uno mismo
Es la incapacidad para perdonarse a si mismo, aún cuando los demás ya le han perdonado.
Todo está perdonado pero en vez de seguir adelante a nuevos horizontes, lleva ese peso, repitiendo la frase: “Me lo tengo merecido”.
Culpable de no aceptar ser perdonado, vive deprimido. Es un error ir por la vida creyendo que debemos pagar por cada
uno de nuestros errores, creer merecerse una vida desgraciada. El arrepentirse no hará retroceder el tiempo y deshacer el mal
hecho. Pero despojarse de la carga de la condenación es la antesala a la paz interior.
El resentimientote perjudica
Al guardar rencor, RE-SIENTES una y otra vez, como si te pasará de nuevo el agravio.
RE-VIVES la mala experiencia cientos de veces.
Además de ser víctima de lo que se te hizo (en caso de ser así), eres victima de lo que te haces a ti mismo al no perdonar.
Será el principio de muchos otros males.
Amarga tu vida yla de otros
No saber controlar o deshacerte de tu enojo o rabia, pasa factura a tu salud mental y física.
Es un globo que se va hinchando hasta que puede explotar por cualquier pequeñez.
Si no haces nada por corregir el resentimiento que te amarga, llega un punto en que quieres compartir tu infelicidad con otros.
Busca prosélitos, la miseria debe ser compartida.
El resentimiento es como beberse un veneno esperando que así se muera el otro
El resentimiento puede evolucionar y buscar nuevos culpables
Cuando la situación se hace inaguantable a nuestros ojos, nos enojamos o culpamos a otros por no compartir nuestra amargura.
O culpamos a Dios, que “supuestamente” nos ama, pero “dejó que nos sucediera este mal que ha arruinado nuestra vida”. Se pasa al: “Estoy enojado con Dios”, incluso si eres ateo, o por eso lo eres.
¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? Debe haber más culpables que podían haber evitado tal acontecimiento.
Prevención: Hace las paces, arregla el malentendido, o si no consideras que eres
culpable, perdona y pasa página. No acumules tu enojo de un día para otro. Mira de reconciliarte antes
del anochecer. Si oscurece y tu enojo continúa, fermentará toda la noche, se
agrandará y probablemente al día siguiente estarás aún más enojado y amargado. Has re-sentido y re-vivido la experiencia una y otra vez, tumbado en la cama sin otra distracción para no pensar en el re-sentimiento y tu ira.
¿Qué te perdone yo?
Consideras en tus adentros, en un continuo monólogo, que no es justo perdonar al ofensor por lo que hizo. No se lo merece.
Guardas resentimiento, y la lista de agravios aumenta con el tiempo a medida que recuerdas cosas anteriores o levantas sospechas y actos nuevos, ciertos o no.
El amor deja morir el pasado. Motiva a empezar de nuevo sin preocuparse por el ayer. No tiene que
aclarar ningún malentendido. Los detalles se vuelven intrascendentes, y lo único que importa es empezar de nuevo. Da igual que queden cuentas sin saldar y
diferencias por resolver, no cuadren las cuentas o no se lleguen a aclarar los desacuerdos en la memoria de unos y otros. El pasado se pone borroso y sólo
importa el futuro. El poder del amor no convierte en historiadores quisquillosos. Prefiere tejer con los
cabos sueltos del pasado —sean aciertos o errores— lazos de perdón e impulsa a comenzar otra vez.
(Lewis B. Smedes)
Perdona
Cuando perdonas sinceramente dejas de considerar que la persona que te ha ofendido tiene una deuda contigo.
Perdonar no es olvidar, es no exigir penalidad por ello.
A veces, después de perdonar, se guarda en el cofre de los recuerdos todo lo ocurrido pero ya no duele.
No tienen que pedirte perdón, ni estar arrepentidos, para perdonar.
No significa que estás de acurdo con lo que se hizo.
El Perdón
Perdón viene del latín per (pasar) y donāre (donar, regalar). Es una condonación o remisión de una falta, ofensa, demanda o castigo
Exime al culpable de una obligación. El perdonante, que considera haber sufrido una ofensa, decide a
petición del ofensor o no, no tener resentimiento hacia el ofensor, y hacer cesar su ira o indignación contra él. Renuncia a reclamar un castigo.
Acostúmbrate a perdonar
La persona que no perdona es siempre la que sale perdiendo. Sale más mal parada que la culpable.
El rencor es un acido que corroe a su recipiente. Destruir archivos rencorosos de “historia” evita la “histeria”. El tiempo no lo cura todo. Al perdonar nos beneficiamos a nosotros mismos. Si no quieres de viejo llegar a ser una persona amargada y protestona,
ve moldeando ya una personalidad tranquila y agradable. Pon fin a tu mal genio antes de acostarte, o acumularás una carga negativa de día en día.
Pideperdón
Si eres culpable, pide perdón.
Cuando dejas de arrepentirte, dejas de crecer como persona.
Quien se lamenta de verdad, llora sin testigos.
Renuévate
Da un paso mental, emocional y a veces físico. Libérate de tus sentimientos de malevolencia contra esa persona.
Puedes hacerlo de tres formas:1- Resolver perdonar a solas.2- Decirlo directamente a la
persona.3- Contarle todo a alguien,
descarga tu corazón, para liberarte, no para atacar a tu ofensor.
¿Reconciliarnos?
Es el último paso. Cuando perdonas totalmente es mucho más fácil
reconciliarse. Varía de un caso a otro. Lo mejor es esforzarnos por renovar la amistad
con la persona que nos hizo daño. Cuando el ofensor no está arrepentido, la
reconciliación es difícil o no aconsejable. Si alguien está enojado u ofendido por algo que
has hecho o dicho, o te guarda rencor, aunque creas que no es tu responsabilidad arreglar las cosas con alguien a quien consideras no haber ofendido. O sabes que lo está pero consideras que es asunto de él y su conflictiva personalidad, no te laves las manos del asunto. Toma la iniciativa para la reconciliación.
¿Hay raíces de resentimiento que ofuscan tu vida y te roban felicidad?
¿Estás enojado con otros o contigo?
Soluciónalo, cambia de pensamiento, despréndete de ese peso