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COMENTARIO DE TEXTO - PLATÓN: República, Libro VII TEXTO: “¿Y llamas dialéctico al que adquiere noción de la esencia de cada cosa’ (… ) No, en efecto – dijo”.(534b,3 – 534d, 7) 1-. Definir: ESENCIA: esencia es lo que realmente son las cosas, a pesar de sus apariencias engañosas y diversas; por lo tanto, la esencia de las cosas son las ideas, son los modelos de los que las cosas participan o imitan, que constituyen la auténtica realidad, mundo inteligible, a la que se puede acceder solamente a través de la razón, ya que los sentidos sólo nos dan la apariencia de las cosas. La esencia es lo universal, lo que no cambia, es eterna e inmutable. OPINIÓN: la Doxa, según Platón, es el conocimiento del mundo de las cosas, al que se llega a través de los sentidos, por lo tanto se trata de un conocimiento falso y engañoso, ya que sólo nos da la apariencia de las cosas .Es como la visión de las sombras dentro de la caverna, pura ilusión. Hay una correspondencia entre el conocimiento y la realidad; a la realidad inferior (mundo de las cosas), le corresponde el conocimiento inferior (opinión), que a su vez se divide en imaginación y creencia. 2-. Esquema del texto TESIS: Caracterización de la Dialéctica como conocimiento supremo y final de todo el proceso educativo. I. La dialéctica nos lleva a la esencia de las cosas (IDEAS), a la que sólo se puede acceder con la razón. a-. La cima de este conocimiento es la Idea del Bien (Bien en sí), y no su imagen. b-. Sólo quienes hayan recorrido este camino racional pueden ser los mejores gobernantes. II-. Contraposición entre conocimiento y opinión, que se corresponden con la esencia y la apariencia, respectivamente. 3-. RELACIONAR EL TEXTO CON LA FILOSOFÍA DEL AUTOR…

Texto de platón

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COMENTARIO DE TEXTO - PLATÓN: República, Libro VII

TEXTO: “¿Y llamas dialéctico al que adquiere noción de la esencia de cada cosa’ (… ) No, en efecto – dijo”.(534b,3 – 534d, 7)

1-. Definir:

ESENCIA: esencia es lo que realmente son las cosas, a pesar de sus apariencias engañosas y diversas; por lo tanto, la esencia de las cosas son las ideas, son los modelos de los que las cosas participan o imitan, que constituyen la auténtica realidad, mundo inteligible, a la que se puede acceder solamente a través de la razón, ya que los sentidos sólo nos dan la apariencia de las cosas. La esencia es lo universal, lo que no cambia, es eterna e inmutable.

OPINIÓN: la Doxa, según Platón, es el conocimiento del mundo de las cosas, al que se llega a través de los sentidos, por lo tanto se trata de un conocimiento falso y engañoso, ya que sólo nos da la apariencia de las cosas .Es como la visión de las sombras dentro de la caverna, pura ilusión. Hay una correspondencia entre el conocimiento y la realidad; a la realidad inferior (mundo de las cosas), le corresponde el conocimiento inferior (opinión), que a su vez se divide en imaginación y creencia.

2-. Esquema del texto

TESIS: Caracterización de la Dialéctica como conocimiento supremo y final de todo el proceso educativo.

I. La dialéctica nos lleva a la esencia de las cosas (IDEAS), a la que sólo se puede acceder con la razón.a-. La cima de este conocimiento es la Idea del Bien (Bien en sí), y no su imagen.b-. Sólo quienes hayan recorrido este camino racional pueden ser los mejores gobernantes.

II-. Contraposición entre conocimiento y opinión, que se corresponden con la esencia y la apariencia, respectivamente.

3-. RELACIONAR EL TEXTO CON LA FILOSOFÍA DEL AUTOR…

*El presente texto pertenece a la República, obra de madurez de Platón, donde expone sus teorías más importantes: teoría de las ideas, la educación y la relación entre ética y política .El objetivo esencial de la obra es construir o modelar una sociedad justa y para ello señala como el camino más adecuado la educación y el conocimiento.

El fragmento a comentar pertenece al Libro VII de la obra. Este libro comienza con la exposición del mito o alegoría de la caverna y, a partir de ahí, señala su concepción de la educación como un camino ascendente que nos lleva de la ignorancia (las sombras) hacia el conocimiento (la luz), pasando por diversos niveles intermedios: el estudio del cálculo, los números, la astronomía, la música, la práctica gimnástica, etc. Todo ello va acompañado de consejos e instrucciones, así como de una serie de virtudes que han de reunir aquellos que van a ser educados.* Este párrafo puede servir para cualquier texto

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Después de haber pasado por una etapa intermedia, en la que hay que estudiar una serie de ciencias que llama Platón propedéuticas, y que sirven como una especie de preparación o entrenamiento mental, llegamos, por fin, al estudio de la Dialéctica, que es el conocimiento supremo, y el objetivo final de la educación. Y aquí es donde podemos situar el texto (Capítulo XIV). Al llegar a la cima del conocimiento, después de una larga y costosa subida, es cuando podemos percibir “la esencia de cada cosa” (las ideas) y, por encima de todas, la idea del bien, que es lo que proporciona luz y nos permite conocer el resto; es el modelo a imitar en la vida de cada uno y en la vida política .Aquellos que no adquieran este conocimiento podríamos decir que continúan viviendo en las sombras de la caverna, en la oscuridad; “y que en su paso por esta vida no hacen más que soñar”(534 c 7). La dialéctica, a la vez que el conocimiento o la ciencia suprema, es el método propio de la filosofía; es el medio o el camino que nos conduce a esa meta. Consiste en un ascenso progresivo en grados de abstracción hasta llegar al conocimiento de las ideas (camino ascendente) y alcanzar el conocimiento que después puede aplicarse a la definición de las cosas, sin necesidad de recurrir a la experiencia (camino descendente). El método dialéctico exige una dura y larga disciplina (la educación) que dura prácticamente toda la vida del individuo, pero que tiene una finalidad práctica: la aplicación de los conocimientos adquiridos, tanto en el gobierno de la ciudad como en la enseñanza de los demás.

Al mismo tiempo podemos observar en el texto una contraposición que hace Platón entre los distintos grados del conocimiento y de la realidad que nos recuerda el símil de la línea: así la opinión (Doxa) se opone al verdadero conocimiento (Episteme), que, utilizando la razón nos permite llegar a la esencia de las cosas, es decir, al conocimiento de las ideas. Esos son a los que podemos "llamar dialécticos", es decir, son los auténticos filósofos, por lo tanto los que están preparados para ponerse al frente de la sociedad. La opinión, conocimiento falso y engañoso, solo nos da la apariencia de las cosas, no su esencia. A esta solo podemos llegar a través del razonamiento.

Finalmente, aquellos que han salido de la caverna y han recorrido todo el camino de ascenso (camino del verdadero conocimiento), tienen que volver a “descender” otra vez a la caverna con el propósito de enseñar a los demás y gobernar la ciudad, pues sólo los que han visto la verdad pueden servir de guías al resto. Los que han sido educados de esta manera son los más capacitados para gobernar porque han visto y contemplado las Ideas, la verdadera realidad, y esa "LUZ" (IDEA DEL BIEN) es lo que les va a servir de guía para conducir al resto por el camino verdadero. El filósofo, el "dialéctico", contrae un compromiso moral con el Estado que le ha educado de esa manera: tiene la obligación de "devolver", de saldar una deuda, ayudando a los demás a recorrer el mismo camino ("salida de la caverna"). De esta manera se completaría el “viaje” que inicia el prisionero liberado; después de subir, tiene que bajar, regresar otra vez a la caverna, al mundo de las sombras. Es decir, la Educación (Método dialéctico) nos ofrece dos caminos: uno de subida, camino teórico, de clarificación mental (vamos de lo concreto a lo general), de las sombras hacia la luz; y otro camino de bajada, o descenso, que va de la luz a las sombras. Este es un camino práctico, deductivo ( va de lo general a lo particular), que tiene el propósito de compartir con los demás lo que ya se ha conocido .El saber solo es útil si se aplica, si se comparte; y el filósofo, que es el educador, siempre tiene que asumir ese compromiso social y moral.

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4-. CONTEXTO histórico o filosófico.

Platón vivió en Atenas entre los años 427 y 350 a.C., (EPOCA CLÁSICA) en un momento especialmente delicado en la vida de la polis. Anteriormente habían tenido lugar las Guerras Médicas (492-479) con el triunfo de Atenas frente a los persas (Medos). Le sigue un período intermedio de imperialismo ateniense, que se conoce como “el siglo de Pericles” en el que Atenas alcanza su máximo esplendor político y cultural. Ya en vida de Platón, tienen lugar las Guerras del Peloponeso (431-404), que enfrentan a Atenas y Esparta por la hegemonía del Peloponeso, y de las cuales sale derrotada Atenas, lo que supone su decadencia y el final de la democracia. Con el triunfo de Esparta, vence la Aristocracia frente a la Democracia (dos maneras distintas de entender la política y la vida). Pero, Esparta impone en Atenas un gobierno, en apariencia democrático, conocido como de los Treinta Tiranos, entre los que se encontraban dos tíos de Platón, gobierno que va a condenar a muerte a Sócrates, lo cual va a marcar decisivamente la vida y la trayectoria de Platón .Esta es la época que le tocó vivir a Platón, la decadencia y la corrupción de la democracia, porque, según él, no estaban al frente del poder los más sabios, sino los ignorantes y los menos capacitados. Era, en su opinión, una sociedad enferma, lo que le lleva a idear una solución para ella: la que nos describe en la República. La primera utopía de la Historia.

La principal preocupación de Platón, desde su juventud, fue la política; su pretensión, una vez desencantado de la política real, es crear la ciudad justa, donde no ocurran cosas similares a la condena de Sócrates, y sólo se puede conseguir esa ciudad cuando gobiernen los más sabios, los verdaderos filósofos, aquellos que han llegado al conocimiento de la Idea del Bien (Texto).

En cuanto al contexto filosófico se puede mencionar la oposición entre los SOFISTAS y SÓCRATES, que son los que introducen en la filosofía los temas sociales, morales y políticos. Las distintas teorías que los enfrentan: Relativismo y convencionalismo frente al universalismo e intelectualismo moral de Sócrates, ejercieron una influencia decisiva en Platón. Y, sobre todo, hay que resaltar la influencia de Sócrates en la obra de Platón: el diálogo como método, la importancia de la educación, el gobierno de los más sabios, etc.

5-. IDEAS Y ACONTECIMIENTOS DE OTRAS ÉPOCAS (ideas para desarrollar)

En primer lugar, Platón hace una síntesis entre teorías aparentemente opuestas que se habían dado en el inicio de la filosofía griega: Heráclito y Parménides, Pitagóricos y Atomistas, Sofistas y Sócrates; así llega a la formulación de la Teoría de las Ideas, estableciendo la dualidad de mundos y de formas de conocimiento. Con él se inicia, por lo tanto, el Racionalismo, al dar prioridad a la razón frente a los sentidos, así como el Idealismo, al señalar que la verdadera realidad son las ideas, las cosas sólo son una apariencia. Esto lo podemos ver claramente reflejado en el texto cuando el autor contrapone la ESENCIA (Ideas), a la que solo podemos llegar a través de la Razón, con la APARIENCIA de las cosas que nos proporcionan los sentidos.

La influencia de Platón en toda la historia de la filosofía es decisiva y está presente en todos los momentos y épocas históricas. Con Platón aparece por vez primera la idea de un mundo trascendente, que es el auténtico y verdadero mundo, al que se puede acceder una vez liberada el alma del cuerpo. Esta idea está presente en la doctrina

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cristiana (la vida eterna frente a la vida terrenal) como podemos ver en todos los filósofos cristianos.

Por otro lado, podemos destacar también su influencia en la corriente racionalista de la época moderna. Y así vemos como Descartes mantiene el dualismo antropológico e insiste en la valoración de la Razón como fuente de conocimiento, por encima de los sentidos y en la consideración del ser humano como pensamiento. Los sentidos continuamente nos engañan, no nos dan más que apariencias e ilusiones. Kant continúa con esta tradición racionalista, que llega a su culminación con Hegel y el Idealismo Absoluto, donde se produce el triunfo definitivo de la Razón.

Su concepción de una sociedad justa e ideal está presente también en algunos autores modernos e ilustrados como Locke y Rousseau, que valora también la educación como camino a seguir. Igualmente las metáforas de la LUZ y la OSCURIDAD o las sombras, como símbolos del saber y de la ignorancia, se van a repetir especialmente en la Ilustración, por algo llamada también el “Siglo de las Luces”. Sólo la Razón nos puede conducir al saber y sacarnos de las tinieblas de la ignorancia y la superstición.

En otro sentido, también se puede hablar de corrientes y autores que han elaborado su filosofía en contra de Platón y del Idealismo: Marx, Nietzsche, Sartre, Ortega y Gasset, que, en general defienden la importancia del individuo concreto y de la vida, frente a las ideas abstractas y generales. Reaccionan en contra del excesivo Racionalismo y del Idealismo, que olvida lo concreto y material.

(Siempre es conveniente y necesario ir haciendo referencia al texto y/o citar alguna frase )

Y como no recordar a Platón y su famosa alegoría en nuestro mundo actual , tan sombrío y caótico, donde nos encontramos “prisioneros”, podríamos decir, engañados, manipulados por los medios de comunicación, por la publicidad, por un exceso de estímulos, de objetos, por nuestros deseos, de mundos ficticios y virtuales, de necesidades creadas… que nos impiden VER la auténtica realidad, y nos mantienen en ese mundo de sombras, de oscuridad, de ignorancia…, pero, quizás también, de comodidad. La enseñanza fundamental que podemos extraer de Platón es que el saber, el conocimiento, nos HACE LIBRES; por el contrario, la ignorancia nos esclaviza. Pero… ¿realmente queremos esta liberación? ¿No es más cómodo seguir en la caverna?

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Comentario de un texto de Platón

Ejemplo práctico de ejercicio de selectividad

TEXTO

“Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mi me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea de bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de esta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.

-También yo estoy de acuerdo –dijo-, en el grado en que puedo estarlo”

Platón. República, 517b

LECTURA.- Debemos hacer una lectura atenta e intensa con el fin de comprender la idea general del texto, su dificultad, su estructura, su lenguaje … etc.

1. EXPLICACIÓN DE TÉRMINOS- Debemos asegurarnos del conocimiento de los términos que aparecen en el texto pues su significado es, a menudo, bastante distinto al significado del lenguaje común. Esto significa no sólo que tengamos una idea aproximada, sino que seamos capaces de definir y explicar cada concepto expresando el significado que tiene para cada pensador.

Alma: Constituye la auténtica esencia o naturaleza del hombre. Es una entidad inmaterial, distinta y contrapuesta al cuerpo al que está unido de un modo accidental. Ésta es un alma prisionera dentro de un cuerpo (sóma) que es también su sepultura. Platón distingue tres partes o funciones del alma: alma racional, alma irascible y alma apetitiva  a las que corresponden otras tantas virtudes: sabiduría o prudencia, valentía y templanza. Mediante la educación, el alma racional debe orientarse desde lo sensible hacia lo inteligible

Idea de Bien: Es la idea que en el mundo inteligible ocupa el primer lugar en cuanto a su valor. La idea de Bien es causa de todas las cosas buenas que admiramos en el mundo visible y en el inteligible es la que domina  sobre el resto de las ideas. Es pues la máxima realidad, por tanto esta es la verdadera meta del filósofo. Para alcanzarla es preciso llevar a cabo una conversión que nos lleve desde nuestra ignorancia hasta la ciencia suprema o noesis  que utiliza la dialéctica como método. Sólo puede ser verdaderamente  sabio quien es capaz de descubrir la idea de Bien.

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Mundo visible: Platón distingue dos realidades con características contrapuestas. Por un lado el mundo inteligible, que constituye la verdadera realidad, la de las esencias o ideas; por otro el mundo visible o sensible, sujeto a la generación, mundo de la  multiplicidad y el cambio. Este mundo participa o imita el mundo ideal. Dado que está en continuo cambio y son los sentidos los que nos informan, no podemos poseer  una verdadera ciencia de él, sino sólo opinión.

2. TESIS E IDEAS PRINCIPALES

1. Partiendo de la distinción de dos mundos contrapuestos, Platón afirma la ascensión del alma, desde el mundo de las apariencias  hasta el mundo de las  ideas, que culmina con la contemplación del Bien, meta del filósofo.

 2. Ahora nos interesa la estructura lógica del texto. Dicho de otro modo, se trata de señalar las ideas importantes que aparecen en el texto observando cómo otras aparecen subordinadas a ellas. Sin embargo, sólo deben aparecer las ideas principales.

La fórmula más sencilla para este paso es comenzar por dividir el texto en sus partes naturales.

1.//Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol.//

2.//En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto.//

3// En fin, he aquí lo que a mi me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea de bien//

3.1//, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas//

3.2//; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de esta//

3.3//, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento,//

3.4// y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública//

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A continuación haremos una paráfrasis de las ideas contenidas para que no queden en el olvido cosas importantes. Se debe entender por paráfrasis una frase que exprese de un modo no literal lo que el autor transmite.

1. Se compara el mundo captado por los sentidos gracias a la luz del sol con  una prisión oscura en la que sólo ilumina un fuego.

2. El ascenso del alma al mundo de las ideas es comparable, a la liberación del prisionero de sus cadenas y a su salida de la caverna.

3. Nuestra conversión no terminará sino con la contemplación de la idea de Bien que resulta ser la última y más difícil de aprehender. Ella es causa de las cosas buenas y bellas que existen. De la luz en el mundo sensible y de la verdad en el mundo inteligible.

4. Una conducta sabia o prudente sólo es posible si llegamos a alcanzar la idea de Bien.

3. CONTEXTUALIZACIÓN EN LA FILOSOFÍA DEL AUTOR

Primero conviene situar el texto en relación con un contexto más o menos inmediato para lo cual podremos hablar brevemente del texto; es decir, citar la obra del autor a la que pertenece, los temas centrales que estudia y, especialmente en los que estudia la parte, libro o capítulo a la que corresponde el texto.

Después se trata de destacar con una cita literal las ideas fundamentales del texto, los conceptos y los argumentos que creamos oportunos. Desde ahí debemos acudir a las distintas teorías filosóficas del autor para dar razón de ellas; es decir, se trata de explicar las ideas centrales del texto, justificarlas y razonarlas en función de la filosofía del autor que, naturalmente debemos conocer.

 El presente texto pertenece al libro VII de los diez que comprende el diálogo República. Platón nos presenta a Sócrates en compañía de otros personajes de la época en una discusión sobre la forma ideal de organización de la pólis  pero, además de su teoría ética y política, aparecen las principales doctrinas platónicas: su teoría del conocimiento, su doctrina del alma y naturalmente, su doctrina de las Ideas que constituye el auténtico fundamento de su filosofía. Estos temas y otros están expuestos en otros diálogos platónicos como el Teeteto (conocimiento sensible e inteligible), Timeo (relación entre los dos mundos fundada en la figura del Demiurgo), Fedón (naturaleza del alma) o Fedro (donde expone la estructura del alma valíendose del mito del carro alado), pero en la República aparecen expuestos de una manera más acabada y sistemática. En las leyes, diario de vejez ,expone de nuevo sus ideas políticas con tintes más conservadores.

En el libro VII, Platón explica cual es el estado del alma con relación a cada clase de conocimiento. Para ello se vale de la célebre alegoría de la caverna por la que concibe esta realidad como un mundo subterráneo, lleno de sombras que los humanos  consideran como la única realidad verdadera.

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Platón expone su ideal de educación mostrando que el fin de la misma  es formar buenos gobernantes para el Estado, para lo cual el alma deberá dirigirse al conocimiento de la idea de Bien. El proceso de educación es costoso y doloroso y necesita de una auténtica conversión de toda el alma. Platón diseña un curriculum por el que debe pasar desde niño cualquier aspirante a gobernante: se comienza por la música y la gimnasia pero la base de la educación superior son las matemáticas preludio de la verdadera ciencia filosófica: la dialéctica.

El texto es un ejemplo claro de lo que podemos denominar dualismo metáfisico que se manifiesta tanto en un plano ontológico, como en un plano epistemológico. Además apunta al plano práctico de la política.

 -Desde el punto de vista ontológico podemos resaltar la existencia de dos realidades o mundos de naturaleza completamente diferente: por un lado, nos encontramos con el que captamos por medio de los sentidos (“Hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol”). La realidad de estos objetos es múltiple, cambiante e imperfecta, están entre el ser y el no ser, constituyendo un pálido reflejo del mundo de las ideas. A decir verdad, tienen realidad sólo en cuanto que imitan o participan de las ideas; por otro lado, está el mundo de las ideas (”En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste”) Éstas no son, como puede pensarse en un principio, conceptos puramente mentales inexistentes fuera de nuestra mente, sino que son realidades auténticas que habitan un mundo particular. Las ideas (formas o  esencias) son eternas y permanecen siempre inmutables y se relacionan entre sí conforme a su valor. Destaca entre ellas la idea de Bien, representada alegóricamente por el Sol. La idea de Bien es causa última de todo lo recto y bello que existe por lo que es la verdadera meta del filósofo.

-Desde el punto de vista epistemológico diremos que según Platón hay dos modos generales de conocer que se corresponden con esas realidades.

Así, por su condición de realidad cambiante y múltiple, ningún auténtico conocimiento se ocupará del mundo visible. Nuestro conocimiento será, a este nivel, pura opinión (dóxa). La opinión, en realidad, tiene dos grados de conocimiento: la ilusión o imaginación ( eikasía), grado de conocimiento en el que se encuentra el que toma por verdadera realidad las sombras o reflejos de las cosas visibles y la creencia (pistis), situación en la que se encuentra quien toma por verdadera realidad esas mismas cosas sensibles.

Por el contrario, del mundo inteligible, formado por esencias eternas, llegamos a  poseer  ciencia (episteme). Este se subdivide igualmente en dos grados: al conocimiento de los objetos matemáticos le corresponde el pensamiento discursivo (dianoia), mientras que de las ideas se ocupa exclusivamente la ciencia o inteligencia pura (noesis) que utiliza la dialéctica como método.

A ella se hace referencia en el texto con la “ascensión del alma a la región de lo inteligible”. El alma, entidad vital y de naturaleza divina que habita accidental y provisionalmente en la cárcel de nuestro cuerpo (como muestra en el diálogo Fedón), por su propia naturaleza tiende a elevarse, a abandonar el cuerpo y reencontrarse  con el mundo que anteriormente ya habitó: el mundo

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de las ideas. En otras palabras, es propio del pensamiento caminar por el difícil territorio de las ideas con ayuda de la dialéctica. 

La dialéctica es el método, el camino que sirve al  propósito de ascender de la multiplicidad de lo sensible a la cima del mundo de las ideas, al Bien en sí, que se muestra como fundamento de todas lo demás. Quien practica la dialéctica y ha alcanzado el conocimiento del Bien debe ser capaz de mostrar qué es el Bien y defender su exposición con su arte frente a todo intento de refutación. La dialéctica tiene por tanto una doble dirección.

a) Ascendente: que consiste en la indagación del principio del que dependen todas las hipótesis o supuestos, en la búsqueda de una realidad que no necesite de ninguna otra para existir, sino que sea ella misma la causa de la existencia de las demás realidades y que termina con la visión de tal principio.

b) Descendente: que consiste en extraer las consecuencias de ese principio para poder vivir de manera justa; sólo los que han contemplado la idea de Bien son capaces de organizar correctamente su vida y la de los demás.

El enunciado final (“tiene por fuerza que verla  quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública”) se refiere al aspecto práctico (ético-político) de su filosofía. En efecto, es esencial al futuro gobernante llegar a contemplar esta idea para dirigir los asuntos  públicos. Los gobernantes, por ser filósofos, no tendrán en cuenta la consecución de su felicidad particular, no tendrán bienes propios ni familia para que ello no los aleje de su meta, ni estarán movidos por disputas internas. Por haber sido formados por el estado deberán promover la armonía en el mismo. Esto se logrará haciendo que cada una de las clases que existen haga aquello que le es propio, sin pretender inmiscuirse en funciones que no son las suyas. Así, los productores deberán proveer al conjunto de la polis de aquello que asegure su supervivencia; los guardianes o auxiliares la defenderán de sus enemigos externos e internos; y, finalmente, los gobernantes, en quienes predomina la virtud de la sabiduría o prudencia, deberán dirigir a las demás clases mostrándoles persuasivamente o por la fuerza la necesidad del cumplimiento de la ley y prepararán además a los futuros gobernantes.

 4. CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL Y FILOSÓFICO

Aquí se trata de destacar las más importantes circunstancias históricas, sociales y culturales que rodean al autor, atendiendo especialmente a las influencias filosóficas.

CONTEXTO HISTÓRICO

El período, de unos cincuenta años, que va desde el final de las Guerras Médicas al comienzo de la Guerra del Peloponeso se corresponde con la época de mayor esplendor de Atenas y con el auge de la democracia.

En efecto, la Primera Guerra Médica tiene su origen en la rebelión de algunas colonias jonias, como Mileto, que eran tributarias del imperio persa y que fueron apoyadas en sus pretensiones por Atenas y Eretria. Derrotadas y

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dominadas de nuevo estas colonias, Dario I alumbró el plan de someter a toda Grecia bajo su imperio y dirigió su enorme ejercito hacia Atenas. Los atenienses, sin embargo, con unas fuerzas mucho menores y contra todo pronóstico, lo derrotaron en la llanura de Maratón.

Un segundo intento lo llevó a cabo su hijo Jerjes, quien con un plan ambicioso inició la Segunda Guerra Médica. No obstante superar la defensa de las Termópilas y llegar, incluso, a incendiar Atenas, tuvo que desistir de su plan de conquista tras las victorias griegas de Salamina y Platea.

Atenas aprovechó en su favor la superioridad marítima adquirida durante la guerra y tuteló el tesoro de Delos, aportación de muchas polis griegas con vistas a la defensa común contra los persas. Se gestará aquí la supremacía naval, comercial y cultural de Atenas, lo cual provocará recelos en su vecina Esparta y conducirá, finalmente, a su mutuo enfrentamiento en la Guerra del Peloponeso.

Se cree que Aristocles, llamado después Platón (quizá por sus anchas espaldas o su frente) nació en el año 427 a. C. en el seno de una familia aristocrática de Atenas, ciudad que era por entonces centro cultural del mundo griego. Su juventud transcurre en la época de la Guerra del Peloponeso (404 a. C.) que marca el fin del esplendor del siglo de Pericles. Platón recibió una esmerada educación (tal y como correspondía a los jóvenes atenienses de su categoría social). Una clave importante de su formación fue, probablemente, la familiaridad que desde muy pronto tuvo con la creación literaria de su pueblo (Homero, Píndaro, la tragedia y la comedia áticas). Parece que él mismo se dedicó en un tiempo a escribir poesías y tragedias, cosa que dejó de hacer tras conocer -con dieciocho años- a Sócrates, a quien Platón debe su despertar a la vida intelectual y  la dirección que siguió en su vida, siendo el más fiel y entusiasta discípulo suyo durante ocho años. Con su maestro compartirá -frente al escepticismo y relativismo de los sofistas- la creencia en la posibilidad de un conocimiento objetivo.

Como miembro de una ilustre familia, los destinos de Platón parecen unidos a la política, lo cual el tiempo no desdijo del todo ya que, si bien nunca llegó a ser un profesional de la política a causa, fundamentalmente, de las graves decepciones sufridas, sí fue un entusiasta teórico de la misma, como relata especialmente en sus cartas.

Así, el ya anciano Platón,  explica en su Carta VII como, siendo aún joven, le tocó vivir la citada derrota de Atenas frente a Esparta que tuvo como consecuencia la implantación en Atenas del llamado Gobierno de los Treinta Tiranos, que se encargó de reformar la constitución cambiándola de democrática en oligárquica con el beneplácito de los vencedores espartanos y de la nobleza ateniense. Algunos de los Treinta eran parientes suyos y estaban también relacionados con Sócrates (Critias, Cármides). Su juventud y el propio peso de la tradición familiar (recordemos su origen aristocrático), impidieron a Platón comprender en su justa medida la naturaleza del cambio político. Por eso, en un principio, pensó que tal cambio iba a ser beneficioso para la ciudad. Pero, poco a poco, las acciones del nuevo gobierno hicieron parecer buenas a sus ojos las injusticias del régimen democrático anterior por lo que, no obstante sus inclinaciones políticas conservadoras, se alegró cuando el Régimen de los Treinta cayó. Éste fue sustituido por un nuevo régimen

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democrático. Sin embargo, con ser éste mucho más benévolo, tampoco los nuevos gobernantes demostraron mayor aptitud para dirigir la polis y, por el contrario, tuvieron, a ojos de Platón, el enorme error de condenar a muerte a Sócrates (399 a.C.). Esto causó una gran amargura a Platón y una profunda decepción y aversión hacia la democracia que, en los siguientes años, le llevará a concebir que tan sólo los gobernantes que sean filósofos serán capaces de dirigir a buen término la nave del Estado.

Platón hizo varios viajes, casi siempre motivados por intereses políticos. Destacan los que hizo a distintas ciudades griegas del sur de Italia y de Sicilia a partir del 388 a.C.; en primer lugar, para conocer la filosofía pitagórica de primera mano (el pitagorismo fue, junto a la de Sócrates y la de Parménides, una influencia notable en su filosofía) y, posteriormente, para tratar de poner en práctica sus ideas políticas en la Corte de Siracusa, propósito en el que fracasó por completo: en efecto, animado por sus amigos se le permite tratar de organizar la ciudad de acuerdo con sus ideas, pero el resultado no fue otro que su venta como esclavo por Dionisio I , el tirano de Siracusa.

Rescatado por un amigo, vuelve a Atenas donde funda la Academia (387 a.C.) lugar en el que se reunían jóvenes de muchas ciudades griegas para dedicarse al estudio de la filosofía, de las matemáticas, de la astronomía y otras disciplinas (Aristóteles, fue discípulo suyo). Muerto el tirano, aún volverá a Siracusa en otras dos ocasiones para intentar llevar a la práctica su proyecto político, pero las luchas internas se lo impedirán. Volverá a Atenas, a la Academia, y allí se dedicará a impartir clases y a escribir hasta su muerte, que se produce en el año 347 a.C.

LA OBRA  DE PLATÓN

Atención, este apartado puede evitarse porque el ejercicio se podría alargar demasiado y hay poco tiempo para exponerlo todo. La alternativa es citar las principales obras en relación con la filosofía del autor. Así, se puede hacer referencia al Timeo, si es preciso hablar de la relación del mundo sensible e inteligible; del Fedro, para hablar de la división del alma; de Las leyes y, naturalmente, de la República, para hablar del Estado… etc.

La obra de Platón no es un cuadro sistemático y ordenado de su pensamiento. Las lecciones de Platón en la Academia nunca se publicaron. Por lo tanto, lo que conocemos de él son escritos dirigidos al gran público: sus Cartas y, sobre todo, sus Diálogos en los que se suelen mezclar diversos temas, en ocasiones de forma problemática y sin solución aparente. Sus escritos están redactados generalmente en un lenguaje sencillo y didáctico, intercalándose con frecuencia ejemplos o alegorías para explicar sus teorías principales (como el celebre mito de la caverna, o el del carro alado); sin embargo, también hay pasajes oscuros y de difícil interpretación.

El personaje central de la mayoría de estos diálogos es Sócrates, pero muchas de las ideas que defiende son exclusivamente platónicas salvo, quizá, en los diálogos de juventud en los que la influencia del maestro sobre Platón es más clara. En torno a él aparecen distintos personajes de su tiempo: sofistas (Protágoras, Gorgias, Calicles), filósofos, gramáticos y matemáticos (Parménides, Cratilo, Teeteto) y otros amigos y discípulos de Sócrates (Critón, Cármides).

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Aunque cada uno de estos diálogos pretende ocuparse de la investigación de un tema (una virtud o una noción difícil), en casi todos ellos aparecen los problemas centrales  de su pensamiento: su concepción del hombre y de la sociedad; su teoría del conocimiento; el problema de la relación del mundo inteligible y del mundo sensible.

Aparte de las cartas, se han conservado, entre otros, los siguientes diálogos que podemos ordenar en cuatro períodos:

 1º. Socrático o de juventud (399-389 a. C)

 Son pequeñas descripciones en las que se reproduce el pensamiento de su maestro. El tema fundamental es la virtud y presenta a Sócrates en busca de definiciones de virtudes particulares sin llegar a soluciones precisas. Aún no aparece el tema de las ideas. Destacan: Apología de Sócrates, Critón (giran ambos en torno a la condena de Sócrates, tratando de la importancia de la obediencia a las leyes); Laques (sobre la valentía); Lisis (sobre la amistad); Protágoras (sobre la enseñanza de la virtud).

2º. De transición (388-385 a. C)

Obras que platón elabora después de diversos viajes al sur de Italia en donde conoce a los pitagóricos. En este período funda la academia. Los diálogos de esta época revelan que Platón comienza a elaborar sus propias doctrinas, apareciendo un esbozo de la Teoría de las Ideas. Destacan: Gorgias (sobre la retórica y la política); Menón (sobre la enseñanza de la virtud); Cratilo (sobre el carácter natural o convencional del lenguaje).

3º. De madurez (385-370 a. C)

En esta época redacta sus diálogos fundamentales. La Teoría de las Ideas sirve de trasfondo para los demás temas. En especial para la elaboración de su teoría política. Destacan: El Banquete (sobre el amor y la belleza); Fedón (sobre la inmortalidad del alma); La República ( sobre la organización del estado y la educación de los gobernantes); Fedro (otra vez sobre el amor, la belleza y la naturaleza del alma).

4º. De vejez o diálogos críticos (369-362 a.C.)

Los diálogos de esta época presentan a un Platón menos entusiasta. El estilo es más seco y difícil. Sócrates deja de ser el personaje principal. En estos diálogos vuelve platón a tratar temas anteriores pero su tono es más grave y autocrítico. Destacan: Teeteto (sobre la ciencia o el verdadero conocimiento); Parménides (Exposición crítica de la Teoría de las Ideas); Político (sobre el político y el filósofo); Timeo (sobre la ciencia natural y el origen del mundo); Las Leyes (último diálogo en el que precisa su teoría política anterior en el sentido de un mayor conservadurismo).

  CONTEXTO FILOSÓFICO

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En la filosofía griega se pueden diferenciar, a grandes rasgos, tres etapas o períodos:

 1º) Período presocrático. Reúne a un conjunto amplio de filósofos de cuyas obras, en general, se conservan sólo fragmentos y algunos testimonios. Son los denominados filósofos presocráticos, preocupados sobre todo por problemas cosmológicos. Se suele incluir aquí también a los sofistas que, en realidad, tanto cronológicamente como por sus temas de preocupación pertenecen más bien a la segunda etapa.

 2º) Período clásico.  Se inicia con Sócrates, que es el maestro de Platón e iniciador, junto a los sofistas, del giro antropológico. Se inicia la construcción de los grandes sistemas filosóficos, de Platón y Aristóteles, que marcará una influencia decisiva en la filosofía posterior, que tendrá a estos dos autores como referencia.

 3º) Período helenístico. Está constituido, fundamentalmente, por las tres grandes escuelas filosóficas de la antigüedad: estoica, epicúrea y escéptica, así como por el desarrollo de la ciencia alejandrina. La Academia y el Liceo prosiguen también sus enseñanzas.

 A la filosofía platónica se le pueden encontrar los siguientes antecedentes  o influencias (ya señalados por su discípulo Aristóteles):

 En primer lugar, y por lo que se refiere a la distinción de dos realidades distintas (la realidad inteligible y la realidad sensible) y dos opuestos modos de conocer (la ciencia y la opinión), pueden señalarse como antecedentes de Platón a Heráclito quien afirmaba que los sentidos nos muestran una realidad inestable, que cambia constantemente, siendo, por tanto, malos testigos para quien no hace uso de la razón (logos). Platón conocía su filosofía a través de Cratilo que fue maestro suyo; mayor fue la influencia de Parménides, quien postula que sólo existe una única realidad inteligible: el Ser (tò ón), y que “sólamente éste puede pensarse”, dejando en el terreno de lo opinable, es decir, de lo inseguro, el conjunto de los fenómenos que devienen y, en consecuencia, no tienen más que una falsa realidad. 

En segundo lugar, podemos señalar la filosofía pitagórica que Platón conoció directamente debido a los viajes realizados a la Magna Grecia. Estos filósofos enseñaban que el verdadero principio de las cosas no es ningún elemento físico, de naturaleza material, sino formal: el número. La estabilidad de los objetos matemáticos funda la posibilidad de un conocimiento seguro a diferencia de los objetos cambiantes de la naturaleza.

Es también innegable la influencia de esta escuela en la doctrina platónica del alma: Platón utiliza la creencia en la metempsicosis para mostrar que el alma conoció las ideas eternas con anterioridad a su coexistencia con el cuerpo.

Finalmente, y sobre todo, hay que señalar la temprana influencia de Sócrates que fue maestro suyo durante ocho años y que es presentado en diferentes diálogos en búsqueda de definiciones universales. En la medida en que buscar la definición de algo supone el intento de encontrar lo inmutable, lo esencial de

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cada noción, se puede pensar que aquí está prefigurada la Doctrina de las Ideas. Las ideas son realidades objetivas que podrán servir de fundamento a leyes justas, válidas de un modo absoluto (frente a los sofistas que considerarán las leyes como puramente convencionales y con un valor relativo, pues cada pueblo tiene leyes y usos diversos).

 Platón, por su parte, influirá directamente sobre su discípulo Aristóteles, quien lleva a cabo una crítica de la filosofía de su maestro: elimina el jorismos existente entre mundo sensible e inteligible y da un papel distinto a las ideas (o formas). Éstas se convierten en el sistema de Aristóteles en una parte inseparable de la materia formando la verdadera realidad que no es otra que la sustancia primera, un compuesto hilemórfico. No obstante, estará de acuerdo con Platón en que el conocimiento sólo puede ser de lo universal. La forma será la que, conocida por un proceso de abstracción, dará estabilidad y universalidad al conocimiento.

Importante influencia tiene igualmente sobre los sucesivos directores de la Academia, por él fundada tras su primer viaje a la Magna Grecia.  Esta institución de enseñanza permaneció abierta durante varios siglos en los que sus sucesores no siempre pretendieron ser fieles a las enseñanzas platónicas, sino que éstas se fueron modificando según los propios intereses filosóficos de sus integrantes. Por ello, podemos encontrar bastante afinidad entre Platón y algunos integrantes de la llamada Academia antigua, como Espeusipo y Jenócrates pese a que estos acentuaron los elementos más pitagóricos de Platón. En cambio, muy lejos ya del conocimiento directo de las lecciones de Platón, las Academias media (s. III a. C) y nueva (s. II a.C.) sostienen una posición claramente escéptica, lo cual resulta paradójico, si se tiene en cuenta la afirmación platónica de una verdad objetiva. Después de una vuelta al dogmatismo inicial, la Academia terminó presentando una posición ecléctica que reunía aspectos platónicos, aristotélicos e incluso estoicos. Esta posición la encontraremos, por ejemplo,  en Cicerón  (s.I).

  5. RELACIÓN DEL TEXTO CON LA FILOSOFÍA O ACONTECIMIENTOS DE OTRAS ÉPOCAS

Aquí se trata de destacar las más importantes influencias que Platón ha podido ejercer sobre otros posteriores, es decir, debemos referirnos a la trascendencia o proyección histórica de sus ideas.

Ya hemos mencionado las influencias que en la antigüedad tiene la filosofía platónica. Ya en la época medieval podemos destacar a Agustín de Hipona. Este pensador desarrolla una filosofía original integrando el mensaje cristiano con elementos platónicos, o más bien neoplatónicos que proceden de Plotino. El proceso de interiorización y autotrascendimiento junto con su doctrina de la Iluminación nos recuerda el ascenso que lleva a cabo el filósofo en busca de las ideas y, especialmente, la idea de Bien que ilumina el resto de las ideas. Una gran diferencia con Platón estriba en que Agustín de Hipona sitúa las ideas en la mente divina. Por otro lado, el concepto platónico de participación es utilizado por este filósofo para explicar la relación entre el ser creador y sus criaturas. A través del pensamiento agustinista esta noción de participación llegará a Tomás de Aquino (aunque este pensador sea fundamentalmente aristotélico).

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En la época moderna, Descartes encuentra en Platón un claro antecedente, especialmente en la confianza que ponen en la razón como fuente de conocimiento seguro, frente a la desconfianza que a este pensador le inspiran los sentidos. Descartes afirma que poseemos ciertas ideas innatas que nos permitirán construir una ciencia segura. También acepta el dualismo de cuerpo y alma que, a diferencia de Platón, entiende como sustancias independientes entre si.

La teoría de la polis ideal de Platón ya presente en obras de pensadores renacentistas como Moro (Utopía) y Campanella (“La ciudad del Sol”), la podemos encontrar en diferentes formas del pensamiento utópico de la época moderna y contemporánea. De los socialistas utópicos a Marx encontramos un pensamiento político que plantea la necesidad de una mejora radical de la sociedad, si bien este último filósofo lo presenta en términos materialistas, muy alejado de todo planteamiento idealista. Muchos han visto en la propiedad común de los guardianes y gobernantes de la polis un claro precedente del comunismo de Marx y Engels.

En un sentido muy distinto, podemos mencionar la radical crítica de Nietzsche a la filosofía platónica. La afirmación de la razón como facultad distintiva y privilegiada del ser humano, junto con la afirmación de un mundo ideal separado de este mundo del cambio (compartida por la religión cristiana) es el mayor error de la civilización occidental, la causa de su decadencia.

Finalmente, Popper ( al igual que Arendt) critica su doctrina política al considerarlo el precedente de los sistemas totalitarios, enemigos de las sociedades abiertas democráticas.