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1
Dora Calvo
Y durmieron
Juntos
Con prólogo del Sr Juan Ignacio Alvarez Gortari
Cónsul General de España en Rosario
Rosario, Santa Fe
Año 2006
2
Dedicado a aquellos esperanzados inmigrantes españoles que el paso del tiempo transformó en recuerdos
“ vivir también es ...
una reconstrucción
de recuerdos ...”
Agradezco a quienes hicieron posible la edición de este libro, especialmente al Consulado General de España en Rosario y a mis cuatro hermanos
3
Prólogo
Se conocieron en Alcorisa, pueblito de la provincia de Teruel, en el Bajo Aragón. Él había llegado de Argentina a visitar a su familia y a convencer a sus próximos de que le acompañaran en su regreso, para instalarse también en la tierra de promisión.
Ella era profesora, con un agudo sentido artístico y buena pintora.
Fue un amor a primera vista. Se instalaron en Reconquista, al norte de la
provincia de Santa Fe. El hombre trabajó muchos años en el campo y dejó fama de honrado, serio, fiable y trabajador.
La mujer se ocupó abnegadamente de la numerosa prole, que procrearon juntos, a la que cuidó, atendió, mimó y sacó adelante. Era una de aquellas mujeres de gran temple, acostumbrada a trabajar en silencio y a vivir más ocupada de los demás que de sí misma.
Una de sus hijas Dora Calvo, recuerda en estas páginas los pormenores de aquella historia de una familia de inmigrantes aragoneses.
La suya. Es la historia de un amor. De un gran e
inolvidable amor. Y durmieron juntos...
Juan Ignacio Alvarez Gortari Cónsul General de España en Rosario
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Primera parte
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Día del padre 16 de Junio de 2002.
Pronto se cumplen diez años de quien fuera el mío.
El presente testimonio va a cuenta
de lo mucho que lo extraño e influye sobre mí
su recordada vida.
Con mucho amor a Pascual Calvo.
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CAPÍTULO I
Pascual
Hace tiempo ya que escribo algunas cosas, sin
embargo, la necesidad impera y esta vez deseo
escribir una amada historia... una historia que se me
presenta como un proyecto ambicioso y gratificante. Es
que intento luchar contra el olvido porque estoy
convencida que nadie muere en este mundo mientras
haya otro que lo recuerde y lo retrate en la escritura.
Mi viejo fue un tipo simple y extremadamente
simpático, poco pensante, terco, muy conservador y sin
ningún sentimiento de frustración, por eso creo que su
historia es especial, quizás la más linda de las pocas
historias personales que conozco, de manera vívida.
En función de ello escribo ya que su historia es
también la mía y por lo tanto forma parte de mi
identidad. Él fue un ser feliz y una historia feliz siempre
viene bien... no?
Trabajó afanosamente el campo, arregló
tractores, arados, motos, bicicletas y cualquier cosa
que de hierros se tratase. Un simple tornillo, clavo,
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pinza y cualquier herramienta eran de mucho valor
para él, a tal punto que detenía su caminar para
levantar del suelo una arandelita insignificante, un trozo
de alambre o un clavo torcido que luego enderezaba.
Coleccionó más hierros, herramientas y motores que
cualquier desarmadero de gitanos. Tenía una llave con
diez bocas de diferentes tamaños, útil para arreglar “lo
que se te ocurra”, decía él. Era como su mascota
preferida, la llamaba “la llave de 100 bocas” y para
identificarla rápidamente en semejante colección la
había pintado de un rojo muy vivo.
Pascual nació un 17 de Mayo de 1905 en
España, cuando se iniciaba el siglo XX, en Alcorisa,
provincia de Teruel y región de Aragón, y fue el quinto
hijo vivo de Doña Concepción Gamón de 36 años y de
Don Joaquín Calvo de 42. Don Joaquín nació en 1863
en Gargallo y Doña Concepción en 1870 en Montalbán.
Desconozco cómo se conocieron mis abuelos y
cómo fue 10 esa historia de amor. Pascual comentaba
muy poco, tal vez porque era muy poco lo que sabía,
creo que no averiguó demasiado... no tuvo tiempo...
Sin embargo, imagino que debieron casarse muy
jóvenes según las buenas costumbres de aquella
8
época, es decir por iglesia católica y para toda la vida...
Sé que tuvieron muchos hijos y hasta mellizos, algunos
se les murieron al nacer o de muy chiquitos y de
cualquier enfermedad, para la que aún no existían
vacunas en aquel tiempo. Esto, lo contaba papá, decía
que su madre había sufrido mucho con todo esto, sin
embargo no se le retiraban las ganas de tener hijos. Al
último lo llamaron Joaquincito y lo tuvo casi a los 50
años, de lo que deduzco su maravillosa fertilidad y el
deseo interminable de su amante esposo.
De chica no sentía demasiado afecto por estos
abuelos desconocidos, lejanos y fallecidos, sin
embargo me gustaba mirar una vieja foto en la que
Don Joaquín aparecía muy viejo y serio, junto a su
esposa y los dos hijos más pequeños. Siempre
pensaba que ese hombre poco tenía que ver con la
imagen que yo tenía de mi padre, sin embargo me
hubiera gustado conocerlo, preguntarle cosas,
quererlo. Ahora, al revisar papeles y cartas muy
antiguas, siento un enorme respeto por ellos y esto se
debe a que no dejo de pensar en la diferencia que
aquel mundo mantiene con el mío, un mundo en el que
9
no existían las vacunas, en el que a algunos
privilegiados la vida les regalaba 80 años como poca
cosa y a otros mezquinamente unos pocos respiros...
Recientemente encontré en casa de una prima
hermana, llamada Olga, una foto muy borrosa de mi
padre en su infancia. Aparece junto a sus padres y
hermanos pequeños. Esa foto carga sobre sí cerca de
cien años, una larga historia y además un conflicto de
pertenencia, ya que en ella aparecen ambos
progenitores, el de mi prima y el mío. Me emocioné al
descubrirla, la observé con detenimiento tratando de
traspasar esos cien años, (como si fuera posible). Mi
imaginación y espíritu anhelaron conocer más de
aquella familia borrosamente plasmada sobre un cartón
color sepia, pero, fuertemente enraizada dentro de mí...
A Pascualito se lo ve de unos cinco o seis años, con
una frente muy amplia que insinúa desde temprana
edad lo cabeza dura que sería a lo largo de toda su
vida. Se presenta de pie junto a su madre. Sus
hermanos mayores no están presentes en esa foto,
quizás porque ya no estaban en España. Pensé mucho
en aquella numerosa familia de mi padre y encuentro
10
que poco es lo que sé de ella, aunque lo poco, me
basta...
La segunda foto de Pascual aparece en su
“Cartera de Identidad” que es una especie de cédula
con la que vino a Argentina, a los 16 años y en la que
parece ser aún más chico, portando un gesto de
seriedad y un cierto enojo que imitan muy bien a un
adulto. En esa cédula aparecen sus huellas digitales y
deja leer 1.490 de estatura, corpulencia natural, pelo
castaño, barba y bigotes imberbes, frente espaciosa,
ojos garzos, nariz chata, boca regular, labios gruesos,
orejas grandes y cutis color blanco. Además declara
que sabe leer y escribir, que en ese registro no
aparecen antecedentes penales, también que le fue
otorgado el permiso para emigrar a la Argentina, por su
padre, el 18 de Junio de 1921 y que, el inspector de
emigración en vista de los datos precedentes, autoriza
el embarque a Don Pascual Calvo para Argentina.
Juntas aparecen registradas la firma de él y de su
padre, Don Joaquín Calvo, ambas se parecen, y en la
última página se ve un borroso sello del Consulado
General de la República Argentina en España y
alcanza a leerse: Barcelona 2 de Julio de 1921.
11
CAPÍTULO 2
Breve infancia
Basta con ver alguna foto de mi hermano Paco, para
imaginar lo que habría sido mi padre cuando chico.
Vale decir, un flaco esmirriado de pantalones hasta las
rodillas, piernas finas y largas, zapatos oscuros tipo
botines de guerra y con una forma de mirar típica de
los que nacimos con escasa vista, o sea, algún ojo
revirado y el ceño un tanto fruncido.
Aunque a mi viejo “nunca se le desvió ningún
ojo”, los lentes le llegaron igual en sus años de joven
mozo, logrando trasmitir la “suerte opuesta” y por arte
de la genética a su único hijo varón: Paquín de niño y
de adulto, Paco. En sus fotos de apenas cuatro años
Paquín ya aparece con unos lentecitos redonditos,
negros, de marcos de alpaca, que intentaban corregirle
un ojo que miraba contra el gobierno -como decía
tristemente papá- y que lo enmarcaban desde muy
chico en una especie de fiel copia de su progenitor. El
particular sobrenombre de mi hermano fue idea original
de Pili, mi hermana mayor, que desde su incansable
12
media lengua intentaba llamarlo como lo hacían sus
padres, abuelos y tíos: Pascualín. Ella, apenas lograba
pronunciar Paquín y fue tal su insistencia que ganó por
sobre la voluntad de los demás.
Violeta, hermana que siguió a Paquín y hermosa
como la flor que lleva su nombre, no tuvo conflicto
alguno en cómo llamar a su hermano, pues cuando le
tocó hacerlo toda la familia lo llamaba como lo había
decidido Pili.
Pili es la responsable de guardar en su casa
todo lo que perteneció a mi familia y así como Paco es
una copia fiel de mi viejo, ella lo es de mi mamá.
Violeta sin embargo eligió ser más original y sin copiar
fielmente a ninguno de sus progenitores, lleva cierta
hermosura de su madre y es concreta y práctica como
lo fue su padre. Por otro lado (y para terminar con las
presentaciones) Carmen y yo pretendimos mayor
originalidad aún, e intentamos alcanzarla gestándonos
al mismo tiempo y copiándonos una de la otra, solo
que por un error en la comunicación intrauterina,
compartimos “la misma desviada suerte genética” que
antes tocó a Paquín... ¡Y bueno!...
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Volviendo a la infancia de Pascual, sé que mi
padre creció junto a cuatro hermanos varones, Julián,
José, Manuel y Joaquín y junto a una sola hermana.
Por el nombre que le pusieron a esta pobre tía, llegué a
imaginar que debió ser más jodida y más seria que
Don Joaquín su propio padre, considerando que Don
Joaquín era “guardia civil”, es decir, un policía del
gobierno y conservador del orden. La bautizaron
Concha y la llamaban cariñosamente con el diminutivo
“Conchitica”. ¡Qué tal!...
Recuerdo una foto de ella de cuando buena
moza. Su gesto facial no reflejaba precisamente el
orgullo de llevar semejante nombre...
Carmen, mi hermana gemela, le estará
eternamente agradecida al escribiente de la oficina del
registro civil, que oficiaba el día en que Don Pascual
fue orgulloso para anotar a sus hijitas gemelas. Aquel
señor realizó un esmerado esfuerzo y logró cambiar la
voluntad de Don Calvo en llamar a una de sus hijas
con el nombre de su recordada hermana. De haber
sido así, Carmen hubiera quedado condenada a peor
desgracia que su lejana tía, ya que una cosa sería
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portar ese nombre en España y otra muy diferente
soportarlo en Argentina...
A mí me llamaron Adoración. Mi madre un día
me explicaba, pretendiendo convencerme de mi bonito
nombre, que usaban el diminutivo Dorita. De chiquita
siempre fui Dorita y en la actualidad los únicos que me
llaman así son la tía María, el tío Rafael y el tío José.
Estos tíos muy queridos, son algunos del gran
contingente familiar que muchos años después que mi
viejo vinieron a la Argentina.
Mi viejo no contaba muchas cosas acerca de su
infancia, oscilaba muchas veces entre la memoria y el
olvido, sin embargo, de chicos nos relataba dos
anécdotas que le gustaba mucho recordar y le
producían sentimientos muy diferentes. Las contaba a
manera de malos ejemplos, una se relacionaba con el
miedo y la otra con la risa. Decía:
-“Una vez cuando yo era muy chico,
arriesgándome junto a otros amigos, trepábamos a una
montaña muy alta y nos agarrábamos como podíamos
y de lo que podíamos para llegar lo más alto posible.
Teníamos mucha ilusión, pero se nos acabó cuando
uno de nosotros se cayó y rodando, rodando, se dio un
15
golpe fenomenal en su cabeza. A partir de aquel
accidente, en el pueblo a mi amigo le decían “el cabeza
rota”. El pobre no quedó muy normal que digamos, a
veces se parecía a un tonto... Yo entonces, descendí
con mucho cuidado y corrí impresionadísimo a
contárselo a mi madre: - “¡Madre, madre!...” - le dije –
“sabe que un niño se cayó de la montaña. Estaba
trepando y resbaló. Rodó de cabezas y se ha dado un
montón de golpes!...” Y mientras que yo trataba de
sacarme la impresión contándoselo a mi madre, las
palabras de ella fueron : - “¿Y tú hijo mío, dónde
estabas?”... Mi papá decía que en aquel momento no
se animó a contestarle: -con ellos madre-... ¡yo también
trepaba y quería llegar bien alto!...”
Siempre que nos contaba esto, se quedaba un
instante en silencio, pensando y moviendo su cabeza
reflexivamente. Sus ojos asomaban grandes detrás de
sus lentes. Reconocía que su madre debió haberle
dado una paliza aleccionadora, de esas que no se
olvidan jamás, pero se ve que no lo hizo, porque no lo
recordaba y de haberlo hecho, lo habría olvidado para
continuar con eso del “cero sentido de frustración” que
pretendía. Así me gusta denominar a aquella
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personalidad tan vivaz, alegre y payasesca que
mostraba siempre mi viejo.
La segunda anécdota fue menos traumática que
la primera, pero esta vez el golpe y las peladuras le
tocaron a él. Su hermano mayor, Julián, le llevaba
trece o catorce años y tenía una moto con un side card.
Un día debía ir a no sé dónde y en forma rápida. A
Pascualito que ya le gustaban las motos, le encantaba
subir como acompañante aunque más no sea en ese
carrito suplementario. Así que muy contento se metió
adentro y juntos partieron rápidamente. Al llegar a una
especie de badén, Pascualito notó que Julián frenaba
mucho la moto. Instintivamente, y para resistir con éxito
la brusca variación de la energía cinética, se agarró de
donde pudo en tanto que la emoción de la aventura
le aceleraba el ritmo cardíaco.
-“¿Por qué has frenado así?...” preguntó
Pascualito a su hermano...
-“Pues porque ha llovido bastante y está
peligroso el paso, podríamos resbalar y tener un
accidente los dos...”, respondió Julián.
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Pascualito sumaba a su emoción y a su
acelerado ritmo cardíaco, la confianza y seguridad que
le trasmitía la prudencia de su hermano mayor.
De regreso llevaban más apuro que de ida, así
es que al llegar al mencionado badén y tratando de
advertirle a su pequeño hermano que no reduciría la
velocidad, Julián alcanzó a gritarle :
-“¡Agárrate!”...- lo que fue escuchado como un
“¡Tírate!”... orden que fue obedecida inmediatamente
por Pascualito. Para el obediente pequeño, aquello se
trató de esas cosas que la mente procesa en fracción
de segundos, no habiendo tiempo de cuestionarse
nada, obedecer y sólo obedecer es la respuesta.
Durante la marcha, al pequeño Pascual le había
resultado muy emocionante pasar sobre aquel badén,
en cambio de regreso, la emoción se había
transformado ya en un acto peligroso, “de vida o
muerte”...
La cosa terminó en que Julián notó luego de
unos segundos la ausencia de su hermano dentro del
side card y al girar hacia atrás alcanzó a ver algunas
de las incontables vueltas que todavía estaba dando
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Pascualito sobre el “peligroso badén”. Entonces
regresó por él, totalmente desconcertado.
-“¿Qué pasó... Pascual?...”
-“¿Cómo qué pasó?...”, preguntó Pascualito
extrañado, aunque seguro de haber sido todo lo audaz
que su hermano pretendía de él. “¡Tú me dijiste
tírate!...”
-“Que no, hombre, yo te dije agárrate...”
-“¿Pero cómo?... ¡yo sentí perfectamente
tírate!...”.
A veces pienso que esto debió indicar el primer
antecedente de la sordera que le llegó mucho tiempo
después, en sus años seniles.
Cuando nos relataba esta anécdota se reía de sí
mismo y de lo mal que había escuchado la consigna,
pero por supuesto, no se acordaba si se había pelado
las rodillas, cuántos golpes se había dado o si se le
habían roto los pantalones...
Según puedo ahora entender, vivió entre cosas
simples, con poco estudio, algo de trabajo y buenos
amigos. Así transcurrieron sus dieciséis primeros años
en Alcorisa.
19
CAPÍTULO 3
Puertas abiertas a la América de los sueños ...
Pocos somos los que sabemos que el Estado
Nacional instituyó el 4 de Septiembre como “Día del
Inmigrante”. Quizás sea ignorancia u olvido.
Tanto en el espíritu que impregnó su letra como en su
Preámbulo, la Constitución de 1853, propició el
momento en que Argentina abrió sus puertas y se
comprometió a garantizar los derechos consagrados en
su Carta Magna a todos los hombres de buena
voluntad que quisieran habitar el suelo argentino.
Así, el gobierno de Nicolás Avellaneda había
promulgado en el año 1876 la “Ley de Inmigración y
Colonización”, con el objetivo de auspiciar y proteger la
llegada de colonos a nuestro país, desde su
alojamiento en el Hotel de Inmigrantes, hasta su
traslado, concesión y asentamiento en tierras del
Estado. La Constitución también preveía la propaganda
en los países emisores de inmigrantes y designaba
representantes acreditados ante los gobiernos
europeos, para distribuir folletos explicativos sobre las
20
bondades y virtudes de nuestro país en materia de
explotación agrícola, como así también, las ventajas
que el gobierno argentino ofrecía a quienes quisieran
radicarse en estas tierras. Resolvía además hacerse
cargo de los inmigrantes desde el momento en que
éstos decidían viajar a Argentina, y en diversos
artículos de ella se garantizaba al mismo una situación
digna durante el viaje.
El Hotel de Inmigrantes fue pensado para tal fin,
su proyecto fue elaborado por el Ministerio de Obras
Públicas, fue adjudicado a sus constructores en el año
1905 y el sitio elegido para levantarlo fue un terreno
ubicado en la zona comprendida entre Puerto Madero y
Retiro, al costado norte de la Dársena Norte, una parte
de la ciudad que se hallaba en completo aislamiento.
De esta manera, la disposición del lugar facilitaba la
construcción de un desembarcadero propio, su
completo aislamiento de la ciudad dejaba a la
población al abrigo de las posibles epidemias que
pudieran desembarcar con los inmigrantes; se hallaba
a muy pocos pasos de la estación de ferrocarril, en
Retiro.
21
El soñado hotel brindaría alojamiento y
asistencia social, como así también toda la información
que el gobierno argentino debería saber con respecto a
oficios del recién llegado, su estado de salud y el lugar
de su próxima radicación.
El artículo 32 de la Ley de Inmigración y
Colonización de 1876 expresaba: “los capitanes de
buques conductores de inmigrantes no podrán
transportar a la República, en calidad de tales, a
enfermos de mal contagioso o de cualquier vicio
orgánico que los haga inútiles para el trabajo, ni
dementes, ni mendigos, presidiarios o criminales que
hubiesen estado bajo la acción de la justicia, ni
mayores de sesenta años, a no ser jefes de familia, so
pena de reconducirlos a sus expensas y pagar las
multas que les fuesen fijadas con arreglo al artículo
35”.
En esta forma y a partir de 1860 gran cantidad
de inmigrantes de origen europeo llegaron al país
masivamente atraídos por mejores expectativas de
vida. Entre ese año y 1930, fueron millones los que se
radicaron definitivamente en Argentina. Provenían de
las regiones más empobrecidas de Europa debido al
22
gran crecimiento demográfico, a la crisis agrícola que
generaba desocupación y hambre y también, a causas
de guerra y conflictos religiosos. El continente
americano, en particular los países de la costa atlántica
y entre ellos la Argentina, aparecían como un destino
favorable para que una gran cantidad de europeos,
mayoritariamente agricultores pobres, realizaran sus
deseos de mejores condiciones de vida.
Estos inmigrantes arribaban con el afán de
trabajar las tierras, sin embargo, el acceso a la
propiedad de las mismas no resultaba fácil, ya que las
mejores áreas rurales estaban ocupadas por grandes
terratenientes y muy pocos de los recién llegados
contaban con capital para adquirir una parcela. Ante
esta situación, muchos de ellos se instalaron en las
ciudades de Buenos Aires y Rosario.
Así, se generaron entonces problemas
habitacionales, las ciudades no estaban preparadas
para recibir a tantas personas y en tan poco tiempo. El
Hotel de Inmigrantes, inaugurado recién el 26 de Enero
de 1911, se convirtió en un lugar en el que se podía
alojar ocasionalmente, de esta forma, las ofertas más
accesibles resultaron los conventillos. Se trataba de
23
grandes casas con numerosas habitaciones que se
comunicaban por un patio central, en ellas se alojaban
numerosas familias condenadas a vivir en condiciones
de hacinamiento y precariedad y la llegada continua de
inmigrantes alentó a algunos especuladores a edificar
viviendas precarias con muchas habitaciones
pequeñas para alquilar a las familias recién
desembarcadas.
El término “inmigrantes” se reservaba a los
pobladores de origen europeo, en cambio a los
provenientes de Bolivia, Chile, Paraguay, se los
denominaba “extranjeros de países vecinos”. A unos y
otros, las esperanzas que despertaba un país de
amplios horizontes y los temores y obstáculos que
habrían de superar para alcanzarlos, les fueron
comunes... Dejar sus ciudades o sus pequeñas aldeas
y llegar en tercera clase al puerto de una ciudad
desconocida, no fue un lecho de rosas para esos seres
humanos que apretujaban sus ilusiones, junto a su
pobre y escaso equipaje, sin embargo, les aguardaban
otras durezas que eran menores a las soportables en
sus lugares de origen...
24
Aquellos inmigrantes no sólo aportaron los
brazos necesarios que produjeron la transformación
económica del país, sino que también su presencia
modificó la estructura social, enriqueció la cultura,
diversificó ideas y creencias, y transformó hábitos,
costumbres y sensibilidades...
No puede imaginarse a la Argentina sin el aporte
de aquellos inmigrantes y es que los inmigrantes del
ayer somos los argentinos de hoy...
(Consulta: Revista “Todo es Historia”- Septiembre
2000).
25
CAPÍTULO 4
Con la proa hacia América ...
Transcurría el año 1921 y con 16 años apenas
cumplidos Pascual cruzó el Atlántico en un barco a
carbón llamado “Reina Victoria Eugenia”. Viaje que
realizó en soledad y durante unos treinta días, para
luego desembarcar en el puerto de Buenos Aires. Allí
lo esperaban sus tres hermanos mayores: Julián, José
y Manuel, que habían venido unos años antes “para
hacerse la América”, expresión muy usada en aquella
época.
Pensar en ese barco y en las cosas que mi
padre contaba me producen una fuerte emoción. Me
gustaría ver una foto del “Reina Victoria” pero me temo
que es imposible conseguirla. De todas formas algo de
la historia de ese barco felizmente pude averiguar.
El año 1913 había señalado el comienzo de una
nueva etapa en la historia de las comunicaciones
marítimas con los puertos del Plata, vía Santa Cruz de
Tenerife (Islas Canarias). Por primera vez entonces se
hizo a la mar el “Reina Victoria Eugenia” cuya fama
26
aún perdura a pesar del tiempo transcurrido desde su
desaparición. El 17 de Mayo de 1913 doblaba Punta
Anaga y se ofrecía a la vista de esa ciudad marítima,
su estampa gallarda, empenachada de humo su negra
y única chimenea, remataba una de las más finas y
sobrias siluetas que en toda la mar han sido... Tenía el
“Reina Victoria Eugenia” 10.130 toneladas de registro y
15.400 toneladas de desplazamiento. Con sus 11.000
H.P. sobre cuatro hélices alcanzaba 19 nudos
correlativos y al mando del capitán “Castellá” iniciaba
su vida marina, tomando el nombre de la reina fallecida
hacía unos años. Entonces comenzaron años de ir y
venir, años y años de sumar singladuras y al mismo
tiempo hacer historia en los anales de la Marina
Mercante Española. En noviembre de 1918 actúa en el
salvamento del mercante alemán “Tenesa Horn” y dos
años después en ruta de Montevideo a Buenos Aires
fue abordado por el noruego “Terreir” de la Wilhelmsen
de Oslo. En el puerto de la capital argentina fue
reparado provisoriamente y entonces, zarpa en línea
regular una vez más hacia Barcelona.
La crisis económica posterior a la primera guerra
mundial impidió que el “Reina Victoria Eugenia” fuera
27
reemplazado oportunamente, con sus viejas
alternativas y quemando carbón siguió luchando contra
los nuevos de la “Mala Real” inglesa, los italianos de la
“General de de Navigazione” y restablecido el prestigio
de la flota alemana, con los de la “Hamburg
Sudamerikanische”. En 1931 ya casi vencido, fue
amarrado en el puerto de Barcelona y durante la guerra
civil española resultó hundido en ese puerto. En 1942
se logró ponerlo a flote.
Este trasatlántico acercó a Santa Cruz de
Tenerife y a Argentina a un montón de personalidades
de todos los campos del saber y hacer humanos,
políticos, diplomáticos y artistas.
Así es como en una de sus tantas travesías,
para el año 1921 acercó en su primer viaje a Argentina
y lleno de ilusiones a Don Pascual Calvo, mi viejo.
Pascual decía que desde la cubierta del Reina Victoria
Eugenia se podía ver en su bodega a los hombres que
cargaban carbón permanentemente dentro de ella y
agregaba que por lo pequeños y movedizos que
parecían desde allá arriba, impresionaban a ratones
28
renegridos que también navegaban dentro de aquel
barco.
Contaba también papá que su hermano Julián
fue el primero de ellos en venirse a la Argentina. Era el
hermano mayor y tenía fuertes deseos de progresar.
No lo detenía nada. Era un hombre tesonero, valiente,
emprendedor y muy inteligente. Ya había vivido su
juventud en España y quería independizarse, aspiraba
a enriquecerse y tener una mejor vida que la de su
padre. No había nacido para cultivar viñas, ni sería
guardia civil, tampoco trabajaría los campos de otros. Y
entonces se animó a navegar el Atlántico...
Las cartas comenzaron a cruzar una y otra vez
el inmenso océano, relatando de un lado las pocas
novedades de aquel pueblito de la región de Aragón,
Alcorisa, y resaltando del otro las buenas de Argentina,
despertando esperanzas en las vidas estancas de
algunos jóvenes con anhelos de aventuras y deseos de
superación. Así, unos años más tarde y a la espera de
una joven enamorada, desembarcó también José, vino
a intentar mejores suertes. Al poco tiempo, en el año
1916 le siguió su hermano Manuel con tan sólo 14
años.
29
Para entonces el mundo europeo hablaba de la
reciente primera guerra mundial y si bien algunos
países como España no participaron en ella, se viviría
cierta incomodidad que más bien inspiraba deseos de
probar nuevos horizontes y en tierras de paz...
Creo que la historia de los jóvenes hermanos
Calvo emigrando hacia América, debe parecerse a la
de otros centenares más, de lejanos tiempos...
Así, veo vaciarse paulatinamente aquel hogar
que había sido tan fecundo. Los tres hijos mayores de
Don Joaquín y Doña Concepción habían procurado un
mejor futuro y sólo quedaban Conchitica y Pascualito,
ahora un poco más grandes y el pequeñito Joaquín,
pequeño aún. En este cuadro transcurrieron cinco o
seis años más.
No sé bien por qué, pero imagino a Doña
Concepción en el siguiente diálogo con su hijo
Pascualito, ya casi Pascual...
- “Querido hijo mío, tu padre está pensando en
hablar contigo. Se preocupa por ti porque ya no eres
un crío...”
- “Sí madre, que ya me doy cuenta... pero a mí
estudiar no me gusta, ya he aprendido lo suficiente y
30
prefiero ayudaros haciendo algo por aquí o trabajando
en las viñas...”
- “Mira hijo mío que en sus cartas tus hermanos
nos cuentan que América es otra cosa, allí se trabaja
bien. Nosotros ya estamos grandes, tu padre ya casi
tiene 60 años y esto de ser de la guardia civil no nos da
muy buen pasar. Además, mi Pascualín querido, yo
también me estoy sintiendo un poco cansada, he
pasado ya los 50 años y debo seguir luchando por el
más pequeño que Dios me ha dado, tú sabes que
Joaquincito es un zagalico todavía y necesita muchos
cuidados ...”
Alguna de las tardecitas siguientes y regresando
de las viñas, cansado y con el pequeñico Joaquín
sobre sus rodillas o quizás correteando por el patio,
imagino a Don Joaquín diciendo:
- “Óyeme Pascual, siéntate conmigo y escucha
con atención lo que tu padre tiene para decirte...
Sabrás que las cosas en España no están buenas que
digamos. Yo pienso que pueden empeorar y no
quisiera que te toque el servicio militar, pues te
imaginarás que tendrás obligadamente que prestar
servicio al gobierno para lo que se te ordene. Además,
31
tus hermanos allá en América dicen estar trabajando
muy bien y tú puedes ir allí con ellos, por lo menos a
probar un tiempo. Si no te sientes a gusto, pues,
puedes ahorrarte unas pesetas y te vuelves, quizás
puedas casarte con una mujer española... en fin, de tu
misma sangre. Piénsalo bien, que tú ya eres un
hombre...”
- “Pues padre -dijo Pascual- que no hay mucho
que pensarlo, yo por aquí no hago demasiadas cosas y
allá en el negocio de Julián puedo ayudar bastante.
Quizás sea una buena idea que me vaya con ellos...”
- “Bueno hijo querido, que tu padre y tu madre te
queremos mucho pero nos estamos poniendo viejos y
queremos ayudarte, así que veremos de hacer las
averiguaciones y guardaremos para pagar tu pasaje.
Tú también debes ayudar en todo esto mirando qué
cosas puedes hacer. Por tu hermana la Conchitica no
tenemos mayormente preocupación, pues ella sabe
hacer todas las cosas de una casa y ha aprendido a
coser muy bien a máquina. Además, está pronta a
casarse con Manolo, que es un buen hombre y muy
trabajador...”
32
En realidad no sé muy bien cómo fueron estas
conversaciones, ni el tiempo necesario en concretar la
reiterada decisión de embarcar a otro hijo. Tampoco sé
si había otras alternativas, quizás sí, porque mi viejo
aprendió algo de inglés antes de venirse y creo haberle
escuchado que una posibilidad era ir hacia
Norteamérica. Algunas veces y ya de viejo, se
mandaba la parte con esto del inglés preguntando
algunas cosas (también sabía algunas palabrotas). Me
producía mucha risa la cara de hombre serio e
importante que ponía cuando hacía estas pantomimas
y me gustaba ver a mis hermanos y compañeros de la
secundaria seguirle la pavada.
Encontrar fotos y cartas guardadas en casa de
Pili me produce emociones muy profundas, sobre todo
ahora que papá y mamá ya no viven. Intentar
reconstruir esta historia en ausencia de ellos tiene otro
valor para mí, es como tenerlos muy cerca, en mis
pensamientos y en muchas cosas de las que hago. Me
ilusiono conversando con ellos y preguntándoles cómo
fueron las cosas, qué sentían, por qué fueron así?...
Entiendo que la muerte es siempre dolorosa, pero al
menos para mí, le otorga un valor a los recuerdos y
33
vivencias, a los papeles viejos y a las fotos, que la vida
paradójicamente no puede lograrlo a pesar de ser tan
virtuosa.
Me emocioné entrañablemente al encontrar el
primer pasaje de mi padre para Argentina. Es un papel
muy viejo y amarillento que él conservó entre sus
cosas. Al mirarlo y leerlo, inexplicablemente sentí una
especie de contemplación reverente acompañada de
unas cuantas preguntas que en mi mente se
formulaban una a una, en prolongado silencio...
¡Cuántos años tenía ese viejo papel!...
¡Qué enorme valor tomaba ante mis ojos!...
¿A qué gran historia se le ofrecía como una de
sus primeras páginas?...
En aquel momento sentí que esa gran historia la
escribiría yo, que aquel viejo papel amarillento sería el
disparador de todo lo que podría contar... Ese pasaje
fue comprado un mes antes de la fecha de viaje.
Puedo imaginar ese mes de larga espera, de hacerse a
la idea de dejar España, de prepararse, de realizar un
montón de trámites y también de muchas
conversaciones y expectativas que Pascual compartiría
con sus amigos en aquellos duros tiempos.
34
¿Cuánto esfuerzo para ahorrar las 565 pesetas
que costó su viaje? ¿Cómo habrá sido?
No lo sé. Quizás Don Joaquín que poco ganaba,
apartaba algo de su sueldo de guardia civil, o quizás
recibieron ayuda de los hermanos de América. Pascual
no me contó estos detalles. ¡Vaya a saberse cómo fue
todo aquello! Lo cierto es que fue pagado en efectivo.
- “¡Se nos va Pascual a Argentina!...” sería lo
que comentarían sus amigos y vecinos.
- “Pascual, ¿es cierto que te vas tú también allá
con tus hermanos?...”
- “Sí Francisco. Quiero ir a trabajar con ellos y
conocer la Argentina. Dicen que es muy linda, que se
está bien allí. Si luego de un tiempo no estoy a gusto,
pues será fácil volver... no?...”
Para muchos amigos esto sería envidiable, para
algunos inalcanzable, para otros, uno más que partía a
probar mejor suerte.
- “Doña Concepción, ¿así que se va también
Pascualín a América?”, le preguntarían a mi abuela.
- “Sí Doña María. Tengo allí ya a mis tres hijos
mayores y están trabajando muy bien, así nos lo dicen
en sus cartas. Han puesto un negocio en una ciudad
35
muy importante. Así que con mi marido pensamos que
Pascual se vaya allí con ellos, que nos parece que será
lo mejor para él también. Qué le vamos hacer... aquí
las cosas no están buenas, Joaquín dice que pueden
empeorar, además, si quieren siempre podrán volver...”
Al fin llegó el 3 de Julio, día del embarque en el
puerto de Barcelona. Estoy casi segura que Pascual
llegó a último momento, (costumbre que nunca perdió)
a las 5 de la tarde de ese último día en su tierra. Entre
despedidas, llantos y abrazos, debe haber sido el
último en subir al Reina Victoria Eugenia. El día
anterior en Alcorisa se despedía de sus amigos, los
abrazaba con mucha emoción, también abrazó a su
madre que lloraría al despedir a su cuarto hijo. Abrazó
a sus hermanos Conchitica y Joaquincito. Don Joaquín
lo acompañó hasta Barcelona. De su padre de 57 años
ya, recibió el último abrazo...
Pascual abordó el Reina Victoria Eugenia
emocionado y expectante ante la grandeza de aquella
nave. Algunos minutos después ya en cubierta,
enviaba muchos saludos con su mano en alto y sus
ojos cubiertos de lágrimas. Abajo, muchos pañuelos se
36
agitaban y deseaban la bendición de Dios para esa
travesía. Mi abuelo Joaquín debió llorar...
El barco zarparía a primera hora del día
siguiente. Las horas transcurrieron y lentamente fue
cerrándose la noche de aquel 3 de Julio de 1921.
Aquella fue la primera noche que Pascual ya no
dormía en su casa... ¿Qué sentiría?, ¿emoción,
ansiedad?, ¡Todo era nuevo!
Dentro de sus valijas lo acompañaban muchos
certificados que lo recomendaban como buen
trabajador en cualquier oficio, aseguraban que venía
vacunado, que era buen vecino y que nunca había sido
un mendigo. Lo que yo no creo, de todo lo que dicen,
es que haya sido un comerciante. No sé qué cosas
habría hecho antes de viajar, creo que ayudaría en su
casa y que pavearía bastante con sus amigotes,
porque como decía Pascual, estudiar no era para él, y
estoy segura que los negocios tampoco. La escuela la
abandonó en dos o tres años, quizás por esto su letra
era prácticamente ilegible, y de asuntos de negocios
jamás aprendió nada.
37
Transcribo a continuación esos certificados que
me impresionan a cosa seria aunque también, muy de
aquellos tiempos de fácil emigración. Están en
manuscrito y se lee borrosamente lo siguiente:
“Don Pedro F. Clemente Alloza, juez municipal de la
Villa de Alcorisa. Certifico: que según resulta del Registro
Civil de penados y demás antecedentes existentes en este
Registro a mi cargo, Pascual Calvo Gamón, soltero de
dieciséis años de edad, comerciante natural y vecino de esta
villa, hijo de Joaquín y Concepción, no ha estado bajo la
acción de la justicia por delitos contra el orden social
durante los cinco años anteriores o por delitos que hayan
dado lugar a penas infamantes. Y para que conste a los
efectos de la Inmigración expido
la presente en Alcorisa a diez y ocho de Junio de mil
novecientos veintiuno”.
“Don Juan Evdarpal Esteban, Licenciado en
Medicina y Cirugía, Titular inspector de Sanidad de la
presente Villa. Certifico: Don Pascual Calvo Gamón, natural
de Alcorisa (Teruel) se halla vacunado y revacunado, no
38
padece ninguna enfermedad infectocontagiosa ni presenta
síntomas de enajenación
mental. Y para que conste a petición del interesado y a los
efectos de inmigración, expido la presente en Alcorisa a
veinte de Junio a mil novecientos veinte”.
“Don Toribio Villarroya, Gral. Alcalde Ejerciente de
Alcorisa, “Teruel”. Certifico: que Pascual Calvo Gamón de
dieciséis años de edad, soltero, comerciante natural de esta
Villa no ha ejercido la mendicidad en esta localidad. Para
que conste a petición del interesado y a los efectos de
inmigración se expide la presente en Alcorisa a diez y ocho
de junio de mil novecientos veintiuno”.
“Don Toribio Villarroya, Gral. Alcalde Ejerciente de
Alcorisa “Teruel”. Certifico: que Pascual Calvo Gamón de
dieciséis años de edad, soltero, comerciante, natural de esta
Villa, es apto para cualquier industria u oficio útil. Para que
conste a petición del interesado y a los efectos de
inmigración se expide la presente en Alcorisa a diez y ocho
de junio de mil novecientos veintiuno”.
“Don Toribio Villarroya, Gral. Alcalde Ejerciente de
Alcorisa “Teruel”. Certifico: que Pascual Calvo Gamón de
39
quince años de edad, soltero, comerciante, natural de esta
Villa, hijo de Joaquín y Concepción ha observado siempre
buena conducta. Para que conste a petición del interesado y
a los efectos de inmigración se expide la presente en
Alcorisa a diez y ocho de junio de mil novecientos
veintiuno”.
“Don Ramón Gimeno Gómez Secretario del Juzgado
Municipal de Alcorisa. Certifico: que en el legajo de
consentimiento para emigrar al extranjero obrante en la
secretaría de mi cargo se encuentra lo siguiente: En Alcorisa
a diez y ocho de Junio de mil novecientos veintiuno, ante el
juez municipal Don Pedro Clemente Alloza y de mí el
secretario, comparece el que dice llamarse Joaquín Calvo
Ferrero,
natural de Gargallo y vecino de esta Villa de 57 años de
edad pensionista con cédula personal de 1ª clase número 703
y espontáneamente manifiesta, que otorga consentimiento
favorable para que su hijo Pascual Calvo Gamón, soltero de
diez y seis años, comerciante, pueda emigrar a la República
Argentina. Leída que le fue, en ella se ratifica y firma con el
señor juez de que doy fe. Pedro F. Clemente. Joaquín Calvo
Ferrero. Ramón Gimeno. Consta el sello del juzgado.
40
Concuerda con un original al que me remito. Y para que
conste a los efectos de la inmigración, libro la presente con
el visto bueno del señor juez municipal en Alcorisa a diez y
ocho de Junio de mil novecientos veintiuno”.
“Don Pedro Clemente Alloza, Juez Municipal
encargado del Registro Civil de Alcorisa. Certifico: que en el
registro Civil de mi cargo sección de nacimientos, tomo 30,
folio 8, se encuentra la siguiente acta de nacimiento, número
8, de Pascual Calvo Gamón. En la Villa de Alcorisa a las
nueve del día diez y nueve de Mayo de mil novecientos cinco
ante Don José Sancho Busmal juez Municipal y Don Falué
Lima secretario, compareció Joaquín Calvo Ferrero (no
exhibe cédula por un reciente retiro) natural de Gargallo,
provincia de Teruel de edad 42 años, de estado casado su
ejercicio pensionista y domiciliado en esta villa, calle del
Pilar número veinte, presentado con el objeto de que se
inscriba en el Registro Civil un niño y al efecto como padre
del mismo declaró: Que dicho niño nació en este pueblo el
día diecisiete de Mayo a las doce de la mañana, en el
domicilio de sus padres. Que es hijo legítimo del declarante
y de Concepción Gamón López, natural de Montalbán,
provincia de Teruel, de edad de 36 años, dedicada a las
41
ocupaciones propias de su sexo y domiciliada en el de su
marido. Que es nieto por línea paterna de Miguel Calvo
Nuez natural de Gargallo, ya difunto y de Joaquina Ferrero
Pérez, natural de Villaluenga, domiciliada en Zaragoza y
por la línea materna, de Manuel Ramón Lacueva, natural de
Montalbán, ya difunto y de Elena López Pier, natural de
Ampuero, ya difunta. Y que al expresado niño se le había
puesto el nombre de Pascual. Todo lo cual presenciaron
como testigos Joaquín Laragosa y José Escabedo, ambos
mayores de edad y vecinos de la presente villa.
Leída íntegramente esta acta e invitadas las personas que
deben suscribirla a que la leyeran por sí mismas, si así lo
creían conveniente, se estampó en ella el sello del Juzgado
Municipal y la firmaron el señor juez con el declarante y
testigos y de todo ello como secretario certifico. José
Sancho. Joaquín Calvo Ferrero. José Escabedo. Joaquín
Laragos. Felué Lima.
Concuerda fielmente con el original a que me remito.
Y para que conste, expido el presente certificado a los
efectos de la Inmigración en Alcorisa a dieciocho de Junio
de mil novecientos veintiuno”.
42
Todos estos certificados tienen las
correspondientes firmas y un sello al pie que dice: Visto
en este Consulado General de la República Argentina
en España. Barcelona 2 Julio 1921. Por lo que se ve, le
fueron extendidos dos días antes de la fecha de
embarque. Con estos documentos viajaría mi padre,
trayendo además la Cartera de Identidad extendida por
el Consejo Superior de Inmigración. En ella aparece la
autorización para inmigrar firmada por su padre.
Pascual decía que su padre se veía venir una
guerra y a la vez, sabía que América prometía grandes
cosas. Por eso, enviar a su hijo junto a sus hermanos
mayores era más tranquilizante que retenerlo en
España y sufrir mientras hacía el servicio militar. La
guerra efectivamente sucedió pero unos cuantos años
después que mi abuelo lo sospechara. Su último hijo,
Joaquín, que no salió de España, y José, que regresó
a ella para casarse, fueron muertos en aquella guerra
atroz que se llevó la vida de un millón de hombres
dejando al país hundido en el peor de los dolores y de
las miserias humanas...
43
Don Joaquín Calvo no vivió muchos años más,
apenas sobrevivió la guerra viendo a “los rojos” por
todas partes y poco después falleció sumergido en
profunda tristeza. En cierta forma podría decirse, que
intentó salvar la vida de los hijos que despidió para
Argentina. Con alguno de ellos lo logró...
Así es como Pascual dejó su tierra, su madre, su
padre al que nunca más volvería a ver, a su hermana y
a sus amigos de la infancia, entre ellos a Francisco
Lamata, un gran amigo para él, tal vez el más
entrañable. De este amigo conservó sus cartas. Las
guardó entre todos los papeles que consideraba
importantes.
Frente a esta documentación y ante el
desarraigo que observé en tantos años y que me
hicieron cavilar acerca de su fortaleza, es que me
detengo a pensar y me pregunto: ¿Qué sentiría mi
padre en aquellos días implacables de navegación?
¿Estaría consciente de lo que significaba ese viaje?
¿Entendería lo mucho que cambiaría su vida? ¿Qué
ilusiones tendría? ¿Qué pensaría acerca de su futuro
en éste país? ¿Extrañaría la Villa de Alcorisa, sus
calles, sus montañas, su gente? ¿Y a su madre?...
44
Jamás lo percibí melancólico, ni triste, y mucho
menos arrepentido de semejante decisión. Insisto, mi
padre era una persona especial, no conocía lo que era
la nostalgia, la melancolía, la frustración. Miraba a la
vida frontalmente, pensando en trabajar y vivir cien
años, en arreglar cosas, buscando en qué
entretenerse, dispuesto siempre a la alegría, al chiste,
a la ocurrencia, a reírse de las cosas que le sucedían y
a contárselas a la gente.
Estimo que es esto lo más profundo y valorable
que Pascual me ha enseñado sin siquiera
proponérselo. No me enseñó demasiadas “lecciones
debidas” pero sí “de vida”, es decir, me enseñaba con
su vida...
45
CAPÍTULO 5
Buenos Aires... esa gran ciudad
Y Pascual llegó al puerto de Buenos Aires, luego
de un mes de navegación. Allí lo esperaban sus
hermanos Julián, José y Manuel que lo recibieron con
mucha alegría.
- “¿Qué tal Pascual? ¿Cómo ha sido ese viaje?
¿Te has mareado mucho?”...
- “¡Cómo te has estirado hombre... ya casi te
pareces a uno de nosotros!”...
- “¡Cuéntanos de allí! ¿Cómo está nuestra
madre y el padre y los demás?”...
- “Sabes que llevamos planes de que trabajes
con nosotros en el almacén de ramos generales. Lo
tenemos en la esquina de Brasil y Tacuarí. Estamos
necesitando un cadete que se ocupe de llevar los
pedidos que nos encargan. Se trabaja mucho aquí en
Buenos Aires, Pascual y vas a hacer buen dinero. Eso
sí, tendrás que andar mucho en bicicleta y aprenderte
bien las calles. Verás que Buenos Aires es muy
46
grande... no es como Alcorisa... y además, no vas a
encontrar una sola montaña por estos lados!...”
Continuaron días de euforia, sorpresas y
acomodos. El acento de la gente llamaba la atención
de Pascual. ¡Qué distinto sonaba su mismo idioma en
esa gran ciudad!... Observaba admirablemente a los
tranvías, se quedaba mirando con asombro cuántos
autos y motos se veían circular. Caminaba fascinado
por las calles enripiadas prolijamente barridas y
limpias, sin dejar naturalmente de plantarse y girar cual
embobado frente a cuánta linda moza paseara por allí.
Aunque, allí en Buenos Aires, debió aprender muy
pronto que la expresión acertada era, es y será: ¡Qué
linda mina!...
El dueño del almacén era Julián. Al igual que él
antes, sus hermanos fueron llegando uno a uno,
muñidos seguramente de todos aquellos certificados
que exigía la Ley de Inmigración, los que acreditaban a
viajeros de excelente conducta, buena salud y aptos
para trabajar en cualquier industria. Así llegó también
Pascual que por ser el más chico, le fue asignado el
oficio de cadete y algunas veces también el de
47
cocinero. Repartía entonces los encargos con una
bicicleta en la que trasladaba una canasta llena de
mercadería. Su orgullo era dejar el pedido en casa del
primer presidente constitucional electo de la historia
argentina moderna: el señor Hipólito Irigoyen.
Muchos años después y ya en su vejez, cuando
corría el año 1985, año en que Pascual enviudó y
perdió también a su hermano Julián, (ya de 93 años),
quiso que yo lo acompañara a la ciudad de Mar del
Plata a visitar a su cuñada Victoria. Recuerdo el
encuentro de esos dos cuñados recientemente viudos.
¡Cómo se abrazaron y lloraron juntos!... Pero les hizo
bien verse y los dos días que estuvimos allí no fueron
todo lágrimas, sino también largas horas de
conversaciones y ejercicios de memoria, de recuerdos,
de añoranzas de España y comentarios de toda la
familia.
No faltó por supuesto la cotidiana macana que
tuve que resolver... La cuento.
Era pleno invierno y hacía un frío acobardante.
Para dormir nos dejaron a mi viejo y a mí la mejor
habitación que tenían en la casa. Era la de María
48
Victoria, sobrina nieta de papá, una joven linda y muy
simpática que desde hacía un tiempo compartía su
pieza con el hombre al que declaraba amar, un flaco
macanudo. Tenían su cuarto muy prolijo,
completamente cubierto con una alfombra de gruesos
pelos de lana gris, (lo recuerdo perfectamente) y en el
centro aparecía la cama matrimonial que me tocó
compartir con mi viejo. Los enamorados nos ofrecieron
su habitación con gentileza (no les quedaba otra) y
ellos durmieron apretadísimos en un sofá que tenían
en el comedor, frente al televisor, seguros de
contemplar ese aparato mayor tiempo que otras
noches.
Mi viejo a esa edad, 80 años, tenía dos
problemas que por supuesto para él no lo eran, pero a
mí que me tocó acompañarlo, me pesaron como
nunca. Uno de ellos era que orinaba a cada rato ya con
dificultades prostáticas, es decir lentamente le salían
algunas gotas. El otro, era que tenía una tosecita de
miércoles, acompañada por “catarrina” a la que trataba
de escupir donde le fuera posible, algunas veces en la
tierra, (según sus costumbres de campo) y
49
desparramándola con un pie como para que no se
notara.
A la hora de acostarnos hubo que conseguir un
sustituto de un “orinal” en donde depositar ambos
fluidos en las horas de la noche. Esto fue una botella
de plástico a la que le cortamos la parte de arriba
dejando una buena entrada.
No sólo sucedió que mi viejo orinó y escupió
doce mil veces aproximadamente, sino que en sus
ceremoniosos movimientos me despertaba y me hacia
titiritar porque por supuesto hacía un frío de perros...
Para completar la anécdota, al levantarse Pascual y en
un descuido, pateó el improvisado orinal de pequeña
base desestabilizándolo y vaciándolo completamente
sobre la acogedora alfombra de gruesos pelos de lana
gris...
Salté como un resorte de aquella cama al
escuchar algunas expresiones oportunas para singular
ocasión, de la boca de mi viejo, entre ellas por ejemplo
- “¡Hostias... Coño... Re-Dios!...” No había sido
suficiente con dormir tan interrumpidamente aquella
noche, sino que al levantarme debía resolver dos
problemas enormes, que para mí fueron sin
50
precedentes. El primero de ellos: “Dorita -hija mía-
hazte cargo de limpiarlo con lo que puedas y se te
ocurra...”. El segundo: -“comunícalo a los dueños de la
pieza y pídeles por favor una disculpa”-...
Prefiero no detallar cómo resolví aquello y mejor
sigo con la parada que hicimos antes, en Buenos Aires
y a poca distancia de Brasil y Tacuarí, aquella esquina
que lo recibió a sus 16 años.
Nos encaminamos hacia el “histórico almacén
de ramos generales”. Mi viejo conocía las calles y las
esquinas como si estuviese de repartos en ese preciso
momento. Miraba para todos lados y no paraba de
hablar, a la vez que iba imaginando qué le diría al
dueño del almacén con el que pensaba encontrarse. Al
llegar, notamos que el histórico almacén se había
transformado en un bar. Conservaba el mostrador
grande y la columna central, tal cual aparece en una
foto de aquella época en la que se ve a los tíos y a
Pascual. Pero en esta ocasión había un mozo que ni
se dio cuenta que habíamos entrado. Eran horas de
siesta. Mi viejo encaró hacia el mostrador pensando en
sorprender a quien imaginaba por dueño. El mozo
51
levantó la vista y mi viejo... que ya llevaba una mano
en la solapa de su saco en señal de buen agrandado...
lo saludó diciendo:
- “¡Buenas tardes!”, y continuó: -“¿Oiga... usted
sabe con quién está hablando?...” Agregó:
- “Yo, Pascual Calvo, en el año 1921 fui el dueño
de todo esto!...” y con su otra mano señalaba todo el
local, en un gesto que más parecía indicar las 100
hectáreas de campo que muchos años después llegó a
tener en Villa Ocampo (Santa Fe).
El mozo giró su mirada deteniéndola sobre mí.
En su cara leí: - ¿Vos viniste con él?. ¿Me decís cómo
sigue esto? ¿Qué le tengo que contestar a este
viejo?...
A pesar de mi incomodidad intenté dar una
explicación que contextualizara tan particular forma de
dialogar, y le conté al mozo que se trataba de mi padre
y sus recuerdos de sesenta y tantos años atrás, años
en los que había sido un joven inmigrante, y que había
trabajado muchos años exactamente en ese lugar
donde él lo hacía ahora. El mozo nos atendió con
simpatía y nos regaló el cafecito que tomamos
pausadamente mientras hacíamos tiempo para tomar
52
el colectivo que nos llevaría a Mar del Plata. Mi viejo
disfrutó mucho aquel momento, sin dejar de recordar
aquellos años de pibe de mandados.
Supongo que en aquellos años de cadete de
repartos, surgió su apego por las bicicletas, gusto que
perduró en su larga vida. Ya de viejo y en Reconquista,
tenía algunas ocurrencias para llamar la atención de
los chicos, como por ejemplo armaba una bicicleta con
una rueda chica adelante y una grande atrás y daba
unas vueltas por la vereda. Por supuesto que todos
corríamos a probarla. Otras veces circulaba sentado de
espaldas hacia la rueda delantera, con sus manos
sobre el manubrio y pedaleando en sentido inverso.
Esto resultaba poderosamente llamativo a todos,
incluyendo algunos vecinos del barrio que salían a la
puerta para ver las locuras que se le ocurrían a Don
Pascual.
Pero vuelvo a Brasil y Tacuarí que hay más por
contar todavía...
Algunos años transcurrían en tanto los
hermanos trabajaban y desarrollaban el sentido del
53
ahorro. Seguramente que un futuro viaje de visita a
España tendrían todos como ilusión.
Mientras tanto llegaba el tiempo de estar para mozo,
de adquirir un buen traje y también un sombrero...
como para echar pinta.
Pascual pensaba en invertir unos pesos y
satisfacer su pretensión. Además, ya se parecía a sus
hermanos mayores y quería acompañarlos en sus
salidas a los bailes, clubes y por qué no, a algún que
otro prostíbulo? Imagino que sus pasiones juveniles
debió satisfacerlas libremente, cosa que resultaría
relativamente fácil estando lejos de una madre y una
hermana observadoras. Eso sí... había que tener a
mano “la solución de permanganato” y cuidarse mucho
de pescar alguna de esas enfermedades venéreas muy
propias de aquella época.
Así fue como un buen día decidió comprarse el
atuendo que lo igualara a cualquier porteño y lo dejase
con “toda la facha” frente a sus experimentados
hermanos. Claro que, en esto no pensaría el vendedor
que lo atendió aquel día. Más bien, debió haber visto
en ese galleguito toda la inocencia e inexperiencia que
venían al punto, como para enchufarle algo muy
54
pasado de ocasión, algo que habría quedado de clavo
en la trastienda y que seguramente le ofreció a muy
buen precio.
Creo ver a Pascual probándose su primer traje y
sombrero, mirándose frente a un viejo espejo con
renegridas manchas, quizás poca luz, tratando de
verse con toda la facha que nunca había alcanzado
hasta ese día, prestando oído a la parla de un
vendedor inescrupuloso, que le debió calentar la
cabeza con que “pintaba fenómeno”. ¡Otra que
Gardel... Pascual!...
- “¡Lo compro!”, dijo Pascual.
Vendido, pensó el dueño, (cling ,caja!...).
- “Envuélvamelo bien y me llevo la caja del
sombrero para conservarlo mejor”
Se retiró de allí a la espera de la ocasión en que
estrenar su adquisición. Ahora sentía que era un
adulto, ya no más un imberbe. Se había comprado
aquello con su trabajo, sentía que estaba dando los
pasos correctos para ingresar al mundo de los más
maduros...
55
Llegado el momento, quería sorprender a sus
hermanos. Se les presentó bañado, perfumado,
“empilchado de una” y por supuesto con sombrero.
- “¿Y tú?... - preguntó Manuel - ¿Qué haces así
vestido?...” La mirada supervisora de su hermano no
era precisamente aprobatoria.
- “¿Cómo que así vestido?... Voy a salir con
ustedes. A ver si os apuráis un poco que yo ya estoy
listo y se nos hace tarde”.
- “Mira Pascual... con ese sombrero no salgas a
la calle”, trató de explicarle uno de sus experimentados
hermanos...
- “¿Cómo?... ¿Qué tiene el sombrero?... Es
nuevo y lo he comprado barato...”
- “¡Mira Pascual... con ese sombrero no vienes
con nosotros!...” le dijo enfáticamente Manuel.
De esta rápida manera, es decir sin ninguna
vuelta, sus hermanos lo hicieron caer en la cuenta de
que le habían vendido un clavo por sombrero. Cuando
nos relataba esta anécdota se reía de sí mismo, de lo
ridículo que debía verse y de “lo corta” que se la
hicieron sus hermanos. Y cerraba diciendo: “¡Pero qué
56
hijo de perras aquel vendedor. El muy vivo vio a un
galleguito principiante y aprovechó la ocasión para
sacarse un clavo de encima!”.- “¡Cómo habría sido el
sombrero que me encajó, que nadie quiso salir
conmigo!...”
Pareciera que ésta y otras graciosas anécdotas
alejadas de la nostalgia, le acontecían al joven Pascual
en los primeros años de adaptarse a esa gran ciudad...
Buenos Aires. Tenía mucho por aprender todavía...
sobre todo a no ser tan simple ni tan confiado.
57
CAPÍTULO 6
Cartas de un querido amigo
De España llegaban algunas cartas de los
familiares y también de amigos. La inmensa distancia y
el paso del tiempo paradójicamente señalaban más
aún los lazos y afectos entrañables. Siempre llevamos
muy dentro del corazón a los que amamos. Los
recuerdos y las añoranzas no son fáciles de
reemplazar ni siquiera por las nuevas vivencias que
tengamos en otro lado del mundo. Se me ocurre, que
es quien emigra al que le toca la difícil tarea de escribir,
no sólo en un intento de acortar la distancia y el
tiempo, sino también por la necesidad de contar algo
de lo poco bueno que trae el desarraigo.
Imagino a Pascual escribiendo y contando de su
nueva vida. Me inclino a pensar que sus cartas estaban
llenas de optimismo, que su juventud y sus ilusiones
filtrarían en cierta forma su tristeza. Me habría
encantado encontrar entre tantos papeles aquellas
primeras cartas, pero es un absurdo ya que partían con
destino hacia el viejo continente.
58
Transcribo a continuación las cartas que papá
conservó de su amigo Francisco Lamata. Algunos
párrafos me impresionan mucho y además me
permiten comprender de manera muy clara, el valor
que tenía en aquellos tiempos, un amigo.
“Alcorisa 27 de Enero de 1923
Querido amigo Pascual, el 13 del presente recibí la
tuya y veo que estáis buenos tanto tú como tus hermanos y
me alegro mucho. También dices que vistes a Olivares y a
Perico y que te dieron mucha alegría al verlos y que les
acompañaste dos días que supongo que os divertirías mucho.
También me alegro mucho que marchéis bien con la
tienda que tengáis y ganéis dinero.
Pascual yo me aburro de estar por aquí y me dicen
mis padres que todo el pasaje no me lo pueden dar pero que
la mitad sí y que si tú me pudieras mandar la otra mitad,
pronto nos veríamos juntos. Porque yo tengo en ésa, dos
primos hermanos de mi padre, que se escriben y mis padres
les escribirían como que salgo para ésa y siempre mirarían
por mí algo.
59
En fin acuérdate del camino de la vuelta, así es que
todo depende de si me quieres mandar la mitad del pasaje,
pronto nos veríamos juntos que sería para mí una alegría.
Sin más por ahora, muchos recuerdos para tus
hermanos y tú recibe el cariño de este tu amigo que te
quiere. Francisco Lamata”.
¿Quiénes serían Olivares y Perico?.
Seguramente otros dos muchachitos, inmigrantes
ilusionados con América, que al igual que Pascual
vinieron a probar mejor suerte, tal vez se radicaron en
Buenos Aires o estuvieron de paso por allí.
Pascual llevaba alrededor de un año y medio en
Argentina y estaría teniendo nuevos amigos, pero
Francisco era un amigo del alma, de su tierra, de un
pasado reciente. Lo extrañaría mucho. ¿Cómo no
trabajar horas de más y juntarle el dinero para que
viniera?... ¡Si la Argentina daba para todos!...
En tanto que sus hermanos mayores ahorraban
e invertían sus ganancias en el negocio, este buen
muchacho sólo pensaba en juntarle el dinero a
Francisco y mandárselo lo antes posible. Además,
Pascual sabía que organizar el viaje llevaba muchos
60
meses de trámites y que juntar el dinero no era cosa
demasiado fácil.
Diez meses después de la primera carta de
Francisco, Pascual recibe la segunda.
“Alcorisa 8 de Noviembre de 1923
Querido amigo Pascual, el 30 de octubre recibí la
tuya lo que me alegró mucho al ver que estáis bien tanto tú
como tus hermanos.
Pascual también recibí el certificado en el cual me
mandaste el cheque de 200 pesetas para el viaje. Pascual
ahora sí que iré pronto para ésa y nos podremos abrazar no
como se abrazan los amigos sino como se abrazan los
hermanos.
Pascual mi padre va a escribirle a mi tío Manolo a
ver cómo está eso, pues mira Pascual, tú puedes ir a verlo y
le dices que se interese por mí y tú le escribes a mis padres y
tan pronto la tuya reciba, ya estamos sacando el pasaje.
Porque mis padres sí que me dejarán ir allá.
Pascual, queda nada más que 2 ó 3 meses, mira tú
haces conmigo lo que no haría un hermano, pero no tengas
cuidado que yo te lo agradeceré.
61
De lo que me dices que si puedo traer la historia de
España, te llevaré lo que quieras, así que me puedes
mandarme pedir lo que quieras que todo te lo llevaré.
Sin más de particular recibe un fuerte abrazo de tu
amigo. Francisco Lamata.
P.D. La dirección de mi tío es calle Juncal número
2867 Manuel Aisa. Buenos Aires. Contesta a vuelta de
correo y procura que mi tío conteste también a la vuelta de
correo”.
Pero las cosas no siempre salen como se
desean muy a pesar de las tantas ilusiones y los
esfuerzos que hagamos. Muchas veces aparecen los
imponderables que no se resuelven en forma breve.
Pascual permanecía a la espera...
- “Manuel y Julián, por favor estaros bien atentos
al correo y mirad si llega carta de España para mí. No
tengo noticias de mi amigo Francisco y hace casi un
año que no sé nada de él. Le he mandado unas
pesetas para que se venga y no sé lo que le habrá
sucedido”...
Los hermanos se debieron mirar uno y otro.
Posiblemente, Julián comentó a Manuel que Pascual
62
no estaba aprendiendo el sentido del ahorro, que ese
hermano no se les parecía demasiado, que era muy
confiado y que su cabeza no estaría muy bien. ¡Qué es
eso de mandar plata para un amigote que decía
aburrirse... Pues que se busque un oficio, qué joder!...”
Al fin y casi un año después... carta para
Pascual Calvo, Brasil 899.
“Barcelona Septiembre 7 de 1924
Querido amigo. Salud te deseo, la mía buena gracias
a Dios. Pascual la presente sirve para decirte lo primero que
me perdones, lo segundo para contarte el motivo de no
escribirte antes.
Pues bien, apenas me mandaste el dinero nos pusimos
a gestionar el pasaje y por mi edad no me lo quisieron hacer.
Nos enteramos con un señor que iba todos los viajes a ver a
mi tío, que este señor iba en un barco que hacía la travesía
de Barcelona a Buenos Aires .
Pues bien en vista que no podía embarcar decidimos
marcharme a Francia y de Francia ir a ésa y así salir, pero
como no llevábamos ningún papel, no nos los quisieron
hacer, nos detuvieron en dentro de Francia y nos hicieron
63
volver a España y menos mal que no nos hicieron nada y de
regreso nos hemos quedado a trabajar en Barcelona junto
con el Paco, aquél que trabajaba en el garaje no sé si te
recordarás de él que también se vino a Francia conmigo.
En fin, que te quería dar una sorpresa de
presentarme sin escribirte, pero no ha podido ser, qué le
hemos de hacer, seremos carne de cañón si la suerte no lo
remedia, porque Sevilla cada vez está peor, pues que
mataron más gente que es capaz de producir toda la
humanidad.
Porque sitian los campamentos que es una vergüenza
para España.
Pascual nunca dudé de tu lealtad de buen amigo y
más al ver tu generosidad de mandarme lo que te pedí y me
lo mandaste al momento y en cambio tú sí que tienes motivo
para dudar de mí, pero Pascual no dudes que yo siempre soy
el mismo y si no te he escrito antes ha sido por eso y ahora
estoy preparándome para ver si por algún medio pasarme
otra vez a Francia antes de ser carne de fusil. Haré lo que
pueda, en cambio tú ya estás fuera de peligro y no seas
tonto, que no vengas si no se arregla bien todo.
64
Escríbeme pronto, no seas rencoroso conmigo y así
como yo he tardado tanto en escribirte, tú si quieres
escríbeme enseguida.
Pascual ya me dirás de qué forma recibirás el dinero
que me mandaste para yo volvértelo a mandar y te vuelvo a
decir que me perdones por no escribirte antes.
Sin más, hasta la tuya, recuerdos hasta la tuya.
Francisco Lamata. Mi dirección es ésta: Calle Billamarí 104
nº 3 bajo derecha. Barcelona”.
Así es como se frustra lo que para mí habría
sido un emocionante encuentro, de esos que de alguna
forma nos marcan la memoria y afectan el entretejido
de los recuerdos.
Para el año 1924 tanto Francisco como Pascual
tendrían 19 años ya cumplidos. El servicio militar los
estaba aguardando. Uno, sin otra posibilidad que la de
presentarse y no saber cómo seguía, el otro y a la
distancia, pensando en volver o constituirse en un
desertor y hacer todos los trámites correspondientes en
el Consulado Español.
De este modo transcurre un año más.
65
¿Qué pensaría Pascual?... Sentiría
desconfianza, dudaría de la honestidad de su lejano
amigo?... Francisco se habría gastado las pesetas en
otra cosa?...
Quizás, mi padre pensaba en que mejor hubiese
sido guardarse el dinero para un futuro viaje. En fin,
alguna carta más debió enviar a Francisco. ¿Le
reclamaría el dinero, le pediría entregarlo a sus padres
en Alcorisa?
No sé cómo fue esto. A mi viejo el paso de
tantos años se lo había borrado.
¿Qué debías aprender Pascual... Pascual?
¿Qué ser buenazo no siempre es lo que se te
reconoce?...
¿Que el dinero no importa, que más importa
ayudar a un amigo?...
Mejor es olvidar un poco - ¿no Pascual? - total
uno obrará siempre de buena fe, porque así es uno...
¡Qué se le va a hacer!...
Un año más tarde llega otra vez carta para
Pascual Calvo. Brasil 899.
66
- “Pascual fíjate que en el primer cajón del
mostrador tienes carta de ese tal Lamata. Deberías
insistirle en que te devuelva el dinero, hombre, que
esas cosas no se hacen. -¡Que ha salido bueno ese
gandul!...
“Barcelona 25 de Agosto de 1925
Querido amigo Pascual yo bien lo que deseo en ti.
Pascual el motivo de escribirte es el siguiente, ya no
recuerdo en qué fecha por lo mucho que hace que te escribí
contándote el viaje que hicimos con el Paco, el que estaba en
el garaje y yo a Francia, para no ir al servicio y que no dio
el resultado que esperábamos, que creo ya estarás enterado
por la otra que te escribí y te decía que me dijeras cómo
había de mandarte el dinero que tú me mandaste a la cual yo
no he recibido ninguna contestación, aunque tú hayas
contestado porque me cambié de patrona y si me has
contestado a la que le llegará la carta, ya no estaba yo en
aquella calle porque aquí se puede decir que estamos un mes
en cada casa, porque si en una casa nos cobran 30 pesetas
cada semana por comer y dormir y hallamos ésta, que nos lo
hace por 23 pesetas pues nos cambiamos y así es lo que hice.
Yo te diría contéstame a mi casa o sea Alcorisa, que las
67
cartas que me mandaron allí, me las mandan aquí sin
abrirlas.
Mira Pascual si es que lo necesitas pues dilo que yo
ahora no puedo dártelo y me harías un favor que te
esperases para cuando vengas tú para el servicio entonces te
lo daría yo sin enterarse nadie, pero que si te hacen falta y
no puedes prescindir de ellos, pues yo se los pediré a mis
padres y aunque se enteren me lo darán tan pronto como me
los pidieseis, que mira como te parece mejor, pero que no
dudes de lo que te digo, porque al dudar, prefiero que me lo
pidas a vuelta de correo.
Pascual sabes que el Paco está tan bien en
Barcelona, le buscó el trabajo Toribio Villarroya. También
te digo que embarcan bastantes soldados ahora para
Marruecos. Quizás para cuando tú vengas ya esté todo
arreglado.
Sin más de particular recuerdos para tus hermanos y
tú recibe el cariño de este tu hermano. Francisco Lamata”.
Entre los papeles que se guardaba Pascual no
encontré más de estas valiosas cartas. Mas no es
difícil imaginar el final de esta parte de su historia. Mi
viejo no recuperó su dinero, y segura estoy que le
68
importó muy poco. Tampoco volvió a España para
hacer el servicio. Regresó recién para el año 1952
(treinta años después), y a su querido amigo no logró
encontrarlo.
¡Treinta años después... viejo!. ¿De qué
acordarse?... ¿No Pascual?... ¿Si Francisco quizás
murió en Marruecos... o en la guerra?. ¡Vaya a saberlo
uno!... ¡Por eso viejo... mejor es olvidarse un poco de
aquello... no? Es menos triste que tenerlo presente.
Además... Francisco siempre te será un amigo de los
años de vivir en España... amigos de esos que no
mueren cuando los guardamos en el corazón!...
Pascual guardó aquellas cartas. Para mí -hoy-
conservarlas es un orgullo y una preciada emoción,
porque me permiten reflexionar en amigos que se
quisieron como hermanos sobreviviendo a sus
caprichosos destinos y al paso del tiempo. Hallo
además otra comprobación más de lo buenudo y
simple que fue mi viejo, y de aquel “cero sentido de
frustración” con que me gusta caracterizarlo.
69
CAPÍTULO 7
Mirando a Buenos Aires
Pero volvamos a sus 20 años, años de porteño,
entre cartas de recordados amigos, alguna linda mina,
la voz internacional del morocho del Abasto, las
orquestas de tango, el trabajo y la compañía de sus
hermanos mayores, que como decía Francisco...
siempre mirarían algo por él ...no?
En estos años se le pegó el gusto por cantar
tangos y milongas, gusto que le duró de por vida.
Recuerdo las expresiones y gestos que le ponía a cada
letra que cantaba y los pasos de tango con los que se
deslizaba mientras se hacía el interesante. Cuando
terminaba con sus interesantes demostraciones, decía
alegremente: -“¡Ay... qué tangazo!...” y sonreía... feliz
de la vida. Yo me quedaba mirando a ese español que
era mi padre, al que tanto se le había pegado lo
porteño, y pensaba: ¡Qué lindo viejo... qué bien te pegó
la Argentina!...
70
- “Flaca, fané y descangallada, la vi esta madrugada
salir del cabaret ... / fea, tres cuartos de cogote y una percha
en el escote, debajo de la nuez .../ parecía un gallo
desplumao, luciendo al compadrear su cuello picoteao ... / yo
que sé cuando no aguanto más, al verla así.. rajé, pa no
llorar.../ y pensar que hace diez años fue mi locura, que
llegué hasta la traición por su hermosura ...”
- “Aún recuerdo aquella noche bien juntito a la
vidriera.../ y en susurros me decías ... ay querido... si vos
pudieras .../ aquel tapado de armiño todo forrado en lamé.../
que tu cuerpito abrigaba, al salir del cabaret... / tu tapado de
armiño me salió más caro que tu amor... / pues el tapado lo
estoy pagando todavía.../ y tu amor... tu amor ya se acabó...”
- “Ay morena... morenita meuo amor ... / túme dices
que me quieres morena... / pero es mentira morena... mentira
morena.../ amores no... amores no...”
“Y estás perdiendo el tiempo, pensando, pensando.../ por lo
que tú más quieras, hasta cuando, hasta cuando .../ y así
pasan los días... y yo desesperando... y tú, tú contestando.../
quizás... quizás... quizás.../ quizás... quizás... quizás...
71
Pascual siempre me pareció el más divertido y
despreocupado de los cuatro hermanos. Manuel en
cambio, era el maduro, el pensante, el intelectual, el
que se había venido sólo con 14 años. Al poco tiempo
que mi joven tío desembarcó, lleno de las ilusiones
propias de los que venían por una vida nueva, su salud
enfrentaría un fuerte contratiempo obligándolo a
cambiar de planes. Enfermó de una fuerte neumonía
que lo dejó marcado el resto de su vida. Hablaría
siempre muy bajito. Los médicos entonces le
recomendaron para su mejoría que se fuera a vivir a
lugares de clima frío y seco. Así es como el jovencito
Manuel volvió a España enfermo y al cuidado de su
querida madre. Luego de permanecer casi dos años en
los que efectivamente su salud mejoró, y ante el temor
de cumplir con el servicio militar allí, retorna
nuevamente a Argentina, al almacén de Brasil y
Tacuarí.
A pesar de su frágil salud, ahora el tío estaba
más decidido a superarse que cuando era un niño de
catorce años. Le gustaba mucho leer, entendía de
política, simpatizaba con los ideales socialistas y
aprovechaba muy bien su tiempo ya que en las noches
72
estudiaba Teneduría de libros, por correspondencia.
Tenía alma de contador y era un hombre prolijo, fino y
de buen gusto. Para mí, era el tío más lindo!... y el que
se preocupaba mucho por su hermano Pascual, que al
parecer... vivía bastante en una nube!...
- “Óyeme bien Pascual”, dijo Manuel, -“una de
estas mañanas iremos al Consulado español.
Tendremos que hacernos un tiempo para hacer
averiguaciones y trámites. Como ya lo sabrás, tú y yo
somos desertores para el gobierno de España. Allí
dejaremos claro que hace años que estamos en la
Argentina y que tenemos intenciones de seguir
trabajando en Buenos Aires. Llevaremos todos los
certificados y permisos que nos dieron en España,
cuando nos embarcamos”.
Así es que luego de algunas mañanas de largas
horas en el Consulado General de España, Manuel y
Pascual consiguieron los siguientes certificados:
“El cónsul general de España en la República
Argentina: Certifico que en el archivo de este Consulado
General y entre los expedientes correspondientes al año
1926 existe uno bajo el número 132 que copiado dice: “ El
73
Cónsul General de España en la República Argentina
certifica que en esta fecha, ha sido tallado y reconocido en
esta cancillería el mozo Pascual Calvo Gamón, hijo de
Joaquín y Concepción, natural de la parroquia de Alcorisa,
provincia de Teruel, de 20 años de edad, profesión
empleado, de estado soltero, inscripto en el registro de este
consulado con el número 5421 del actual ejercicio,
domiciliado en Brasil 899 el cual mide la estatura de 1.630
m y resulta útil para servicio auxiliar, según los certificados
facultativos y de medición toráxica que se acompañan
firmados por los Doctores A.A. Martínez y J. Torrontegui,
médicos de este consulado. Dicho mozo manifiesta que su
residencia en esta República no es eventual sino permanente
en razón de la ocupación a que se dedica y nombra para que
lo represente en el acto de la clasificación y declaración de
soldados a Don Joaquín Calvo. Buenos Aires 28 de Enero de
1926. Cónsul General José Buigas”.
“El que suscribe, médico del Consulado General de
España nombrado por R.O. de 19 de Agosto de 1923
certifica que el quinto Pascual Calvo Gamón de 20 años de
talla 1.630 metros con un perímetro toráxico de 0.93, natural
de Alcorisa provincia de Teruel, hijo de Joaquín y
74
Concepción, resulta que del examen practicado se halla
comprendido en la clase y orden E. Arto. 45, resultando útil
servicio auxiliar. Várices voluminosa pierna izquierda.
Varicocele. A solicitud del señor cónsul General expido este
certificado en Buenos Aires a 28 de Enero de 1926. A:A:
Martínez.”.
“El que suscribe médico del Consulado General de
España nombrado por R.O. de 23 de Noviembre de 1911
certifica que el tercero Manuel Calvo Gamón de 24 años de
talla 1.730 con un perímetro toráxico de 0.93, natural de
Alcorisa provincia de Teruel, hijo de Joaquín y Concepción,
resulta que del examen practicado se halla comprendido en
el grupo 111 orden E resultando útil servicio auxiliar.
Várices voluminosas en la pierna izquierda. A solicitud del
Sr Cónsul General expido este certificado en Buenos Aires a
28 de Enero de 1926. J Torrontegui. Concuerda con su
original a que me remito y para el interesado expido este
certificado que firmo y sello en Buenos Aires a 28 de Enero
de 1926”.
Estos certificados están escritos a máquina.
Pegado al sello de la primera carilla observé una nota
75
en lápiz con letra desconocida, que dice: Debe
presentarse en el consulado de Buenos Aires antes del
30 de Abril de 1930.
Quiero destacar que en el año 1926, en tanto
que el joven Pascual Calvo de 20 años de edad, de
1.630 mts de altura, soltero, de profesión empleado...
(y que parecía vivir bastante en una nube!...) y,
mientras que su pensante hermano lo aconsejaba e
instaba a gestionar certificados que lo declararan útil
para el servicio auxiliar, (¡qué sé yo qué era esto!)... en
la Villa de Alcorisa... se gestaba dentro de la panza de
una señora llamada Carmen una preciosísima niña que
saldría al mundo el 12 de Octubre del mencionado año.
El nombre de la preciosa sería Pilar. Pero de ella voy a
escribir mucho más adelante...
Entiendo que mientras Pascual trabajaba de
cadete, realizaba gestiones en el Consulado, bailaba,
cantaba y quizás adquiría un mejor sombrero, sus
hermanos mayores obraban como más adultos...
Julián era muy diferente a Manuel. Era un
convencido de que las horas debían invertirse en el
trabajo, fundamentalmente, en ahorrar. Era de los que
76
pensaban que la vida da muchas vueltas y siempre es
bueno tener unos pesos por cualquier cosa que ocurra.
Y de llegar a suceder... pues habrá que encontrar la
manera de no gastarlos... .pues sino... coño... ya no
serían ahorros!... ¡ Era un tío muy agarrado!, (y desde
este mundo te pido disculpas querido tío, pero es que
tengo miedo que no se entienda la idea... sabes?).
Además este tío había cumplido en España con el
servicio militar y entonces quería volver luego de
algunos años de mucho ahorrar...
Así es cómo entre idas y venidas, al menos
durante un tiempo, cuatro de los seis hermanos Calvo
que habían nacido en Alcorisa y en la provincia de
Teruel, estuvieron juntos en el almacén de Brasil y
Tacuarí, en Buenos Aires, Argentina. Recuerdo una
foto de los cuatro en la que se ve un mostrador grande
y unas estanterías muy antiguas junto a la pared llenas
de frascos y botellas de licores, muy propio de los
almacenes españoles de aquella época.
¡Cuatro gallegos solteros, simpáticos y alguno
con plata !
¡Qué oportunidades para las porteñas del
barrio!...
77
¡Fantástico, chicas de tacones altos, medias de
seda y un buen escote. A bailar muy bien el tango, que
a alguno de ellos van a conquistar!...
¡Dale vos Gumersinda, con esas piernas
hermosas que tenés y que te las mira mucho Pascual.
Seguro que lo podés enganchar... no dejes de
coquetearle que se le nota a ese gallego las ganas de
vos que tiene!...
Gumersinda debió ser una mina como pocas (de
esas que no sólo bailaban a la perfección sino que
además contaba con envidiables piernas para hacerlo),
perseguida por algunos cuantos porteños y también
por un gallego desesperado... Pero de esta historia yo
no quise saber ni los detalles... aunque Pascual me los
habría contado sin problemas.
Sin embargo aquellas chicas pronto debieron
caer en la cuenta, de que a esos gallegos podían
enseñarles a bailar tangos y milongas... también
podían aceptarles algunos tragos que ellos les
pagarían de puro jugarla de caballeros... Además y si
lo preferían, podían disfrutar de otros placeres más que
la buena vida ofrece... mas los gallegos eran durísimos
78
de casar... con aquello de que España... y España... y
la sangre de la tierra que tira...
-“¿Querrán minas gallegas, éstos?..., debieron
preguntarse...
-¡Maaa sí... vuélvanse al barco... o mejor...
váyanse al carajo!...
79
CAPÍTULO 8
Caminos diferentes
Con el pasar de algunos años de trabajo,
ahorros y bastante juerga en aquel histórico almacén,
aparecieron los deseos de trazar planes distintos.
Aquellos hermanos que habían unido sus fuerzas para
enfrentar un país tan grandioso como la Argentina de
esa época, ahora pensaban en separarse.
José fue el primero en regresar a España, se lo
había prometido a su novia Ramona que lo esperaba
fielmente. Pascual contaba que este hermano quería
volver, que no estaba muy a gusto, además tenía
fuertes ideas políticas de las que no quería
desprenderse. Lo cierto es que regresó pronto, se casó
y formó su familia. Es muy poco lo que sé de este tío y
claro es que no lo conocí, pero me gusta mirar una foto
que le envió a Pascual con fecha 11 de mayo de 1927.
En ella se lee: “A mi querido hermano Pascual, tu
hermano que te quiere: José Calvo”. Su letra es
prácticamente idéntica a la de mi padre. Al mirar su
gesto me impresiona a hombre bueno. Tenía los ojos
80
claros. Julián también quiso volver y estar con los
suyos. Tenía fuerza y juventud para hacerlo.
Problemas con ingresar a España no tenía y lo que sí
tenía “mi tío agarrado”, era dinero para empezar algo
allí. Llevaba idea de instalar un puesto de venta de
combustible para autos. Sabido es que el mundo se
estaba llenando de coches y esto, sí o sí, sería un
buen negocio.
Don Joaquín y Doña Concepción lo recibieron
con felicidad. La Argentina les devolvía al hijo mayor,
que volvía como a quien le ha asentado bien el emigrar
hacia otras latitudes, transformado en un hijo adulto y
muy prosperado. En sus ya envejecidos años, Julián
les brindaría cierta protección que seguramente la
necesitaban mucho.
Así fue. Julián vuelve a España, fuerte, joven,
soltero, con plata y con ganas de instalar una
gasolinera en Alcorisa, (ideal situación para cualquier
moza casamentera... Mejor... Imposible!). Su pronto
casamiento con Victoria fue además una excelente
sociedad, no sólo porque ella crió a los tres hijos que
tuvieron: Magdalena, Asterio y Julianín, sino porque
Victoria se parecía a su marido. Era valiente y de
81
carácter fuerte, apoyó a su marido en todo, luchó a su
lado hasta lo último y cuidó muy bien de su dinero, aún
de sus propios hijos, los que con el tiempo se las
ingeniaron para ratear algunas pesetas, sobre todo,
Asterio, y sin un gramo de culpas!...
Manuel y Pascual en cambio no regresaron. El
sólo hecho de hacer el servicio militar los detenía.
¿Qué significaba prestar este servicio al gobierno de
España en aquel tiempo?... ¿Cuánto se le temía?...
Pascual releería las cartas de Francisco donde le decía
que embarcaban muchos soldados hacia Marruecos,
que no volviera, que esperara a que todo se arreglara.
Tengo la impresión que el tío Manuel se
desarraigaba sin demasiados conflictos. Tal pareciera
que lograba verse cómodo y sin tantas nostalgias en
este país. Quizás pensaba más fríamente. Había
completado sus estudios en contabilidad y quería
ejercer como tenedor de libros en algún negocio
importante. Para su suerte, se enteró que se
necesitaba gente con esos estudios en una ciudad
pequeña y lejana a Buenos Aires llamada
“Reconquista”, ubicada hacia el norte de la provincia de
Santa Fe. Allá fue, ya que había aprendido, quizás del
82
propio Julián, el valor que tiene el arriesgarse y
emprender de frente los nuevos desafíos que la vida
trae. Es así que al poco tiempo, lo encontramos
ejerciendo sus conocimientos en esa alejada ciudad
norteña, en la firma Lanteri Hnos., ubicada en las calles
Belgrano y Habbeger Posteriormente trabajó en una
famosa tienda de la misma ciudad, la tienda de Don
Moisés Gazze. También necesitaban allí un tenedor de
libros de mucha confianza. La persona que venía
realizando ese trabajo se trasladaba a otra ciudad y
entonces recomendó a su dueño, nada menos que al
joven y apuestísimo Manuel Calvo.
Finalmente los hermanos Calvo se separaron,
vendieron el almacén de ramos generales, repartieron
las cosas como les pareció mejor y a empezar de
nuevo. Abandonaron Buenos Aires, sus clubes, jodas,
bulines, trajes y sombreros. Nada o muy poco se
llevaría Pascual del histórico almacén de Brasil y
Tacuarí, ya que, poco o nada sería lo que habría
ahorrado, (muy a pesar de los esfuerzos de Julián en
enseñarle este valor). Creo que además de faltarle la
compañía de sus hermanos, otra de las cosas que
lamentaría mi viejo, quizás fue la pérdida del trabajo
83
conductista que ellos habían pensado para él. ¡No más
el chico de los repartos!... ¡No más... de cocinero!...
Tomó sus pocas cosas y partió en tren hacia un
pueblucho, país adentro, donde necesitaran
empleados. Más o menos para el año 1930
encontramos a Pascual en “Banderaló”, provincia de
Buenos Aires, pueblo cercano a General Villegas,
provincia de Buenos Aires.
Nunca manifestó mi viejo disconformidades o
quejas en cuanto a la disociación del almacén. Por lo
menos yo, jamás le escuché una crítica con respecto a
la forma en que se repartieron los pesos de aquellos
años de trabajo. Quiero decir, que no sé cómo fue la
cosa, sin embargo y como entreviendo repartos justos,
digo que Pascual siempre quiso mucho a sus
hermanos, nunca los dejó de admirar y recordar, sobre
todo, a Manuel. Esto notaba yo cuando era chica. La
opinión del tío era muy tenida en cuenta por mi papá y
además, cuando venía a visitarnos, mi viejo sentía una
alegría inmensa que me trasmitía fácilmente. Todos
esperábamos su llegada, (yo además esperaba que
me regalara una muñeca que hablara). Según me
pareció siempre, creo que el tío Manuel funcionó por
84
mucho tiempo como una especie de tutor - guía para
su hermano, al menos en aquellos años de ridículos
sombreros y de juventud en una nube... Entendí el
dolor que mi papá sintió al fallecer su hermano. Lo vi
realmente llorar... Comprendí la pérdida... Su ropa la
usó en ocasiones especiales...
Transcribo ahora una carta que encontré entre
los papeles de Pascual. Es de su hermana Concha, la
única hermana que tenía en España y que nunca viajó
a la Argentina. No tiene fecha. Supongo que la envió
en aquellos años en que los hermanos Calvo se habían
separado intentando caminos diferentes. Tal pareciera
que poco se sabía de Pascual.
“Queridos hermanos, nosotros bien lo que deseamos
en vosotros.
Hace bastante recibimos carta de Manuel con sus fotografías
en las cuales estás muy bien y muy guapo, nos dieron una
alegría muy grande, te he puesto en un marco encima de la
cómoda y pareces que se nos ríes cuando te miramos y si
85
todo lo que le decimos a tu foto lo oyeras tú, con seguridad
que te reirías.
Manuel creo recibirías la felicitación que te
mandamos para el día de tu santo y cómo puedes ver nos
acordamos mucho de ti, decirte mucho es poco, nos
acordamos constantemente.
De Pascual lo mismo, nada más que como es tan
perezoso para escribir se pasa el tiempo sin tener carta suya,
sin darnos cuenta a lo mejor casi el año. Pascual esperamos
carta tuya, no nos la hagas esperar mucho tiempo que
estamos siempre ansiosos de tener noticias vuestras.
Como ésta la recibirás por los días de tu santo, te
felicito en ella y te deseo pasar un feliz día y te pido tengas
para nosotros un pensamiento ya que otra cosa no te será
posible, nosotros nos acordamos siempre, pero en los días de
vuestros cumpleaños o tal como el de vuestro santo, más.
Pascual espero una carta tuya muy larga en la que
creo me contarás algo de tu vida que permaneces callado y
también te pido tu foto, con que a ver si eres bueno y me
cumples en darme lo que te pido.
Sin nada más, cuidaros mucho y recibir el cariño de
vuestra hermana que nunca os olvida. Concha Calvo.
86
Queridos hermanos: yo bueno, lo que deseo en
vosotros. Sólo dos líneas para demostraros que no me olvido
de vosotros. Recibimos la vuestra con las fotos de Manuel,
sólo nos falta la de Pascuale.
Yo llevo siempre la monótona vida de siempre.
Manolo.”
Esta carta no tiene fecha ni demasiado
contenido, pero sí mucho afecto. Denota a una lejana
hermana, muy católica, cariñosa y bastante aburrida,
extrañando a sus hermanos y hablándoles a sus fotos.
Supongo que al no hacer ninguna referencia a Julián,
ni a José, es porque estarían de regreso en España.
Mientras fui chica no sentía cariño por esta
lejana tía. Cuando miraba su foto de buena moza su
rostro me resultaba tenso, frío, siempre pensé que
sería amarga y estricta. Frente a mis ojos tengo más
cartas de ella. Al comparar su letra a través del tiempo,
noto en las últimas una letrita chiquita y muy
temblorosa. Transcribiendo aquélla que me parece ser
una de las primeras, intento una especie de disculpas
por los escasos sentimientos que tuve para con esta
tía. Actualmente se me han modificado... Ahora que ha
87
pasado el tiempo alcanzo a entender el cariño que
sentía por sus hermanos, a los que había visto nacer y
crecer junto a ella, con los que habría jugado como la
única niña de la casa rodeada de cinco hermanos
varones que la perseguirían siempre. La vida casi la
deja sin ellos. A casi todos los despidió para la
Argentina, sólo dos volvieron a su lado y otros dos
murieron en la guerra...
Vuelvo a mirar su rostro en la foto y me parece
dulce....
88
CAPÍTULO 9
Banderaló
Viajaría si pudiese hacia atrás y en el tiempo
rumbo a Banderaló, provincia de Buenos Aires. Me
gustaría conocer ese lugar y recorrer sus calles
maginando lo que habría sido en aquellos años en que
Pascual vivió allí. Quiero escribir todo lo que pueda
recordar de las muchas cosas que él contaba de aquel
pueblo tan distinto a Buenos Aires, con calles de tierra,
pobladores más pobres y trabajadores, donde las
cosas sucedían lentamente o más bien había que
provocarlas, donde un comisario tiene la última palabra
y donde tener una buena moto era “lo más ”!
Allí estuvo Pascual unos cuantos años
trabajando con patrones extraños. Ahora sí necesitaba
ahorrar un poco de lo que ganaba. Debió pagar por
una pieza de la casa que compartía con otros
muchachotes. Necesitó hacerse lentes. Posiblemente
también renovó el traje y el sombrero. Y no quiero
olvidarme de mencionar que debía mantener a su
89
mascota preferida de aquel tiempo, es decir una
espectacular Harley Davison de 1200 c.c. y con side
card que, según las fotos de la época, parecían
destacarlo entre los más facheros del pueblo...
Esta etapa de su vida era también muy
felizmente recordada por él. Ahora se manejaba solo y
con su propio criterio. Aprendió a ser independiente. Se
hizo de dos amigos muy queridos: Rosendo y Freddy, y
también de otros amigotes más que lo llamaban
“gallego”. Siempre venían a su pieza a escuchar los
chistes del gallego o salían por el pueblo a darse unas
vueltitas. En las noches de verano el calor era
sofocante. A partir de cierta hora se interrumpía el
servicio de luz en las calles quedando el pueblo a
oscuras hasta el amanecer. Los vecinos encendían
lámparas, soles de noche o lo que se tuviera.
Pascual relataba muchas anécdotas de aquellos
años, siempre con gran sentido del humor y disfrutando
al revivirlas. Nos contaba que vivía en una casa muy
grande con un negocio adelante y varias habitaciones
en la parte de atrás, una era de él. No sé cómo se la
arreglaba para limpiar y cocinar toda la muchachada,
90
Pascual jamás se extendía su cama. La pieza del
gallego resultaba el lugar de reunión en el que se
planificaba toda joda y también se lamentaba algún
amor no correspondido o contrariado. Su cama sería
silla de un montón de muchachotes, así que ¿para qué
extenderla?, si cualquiera la distendía en cualquier
momento. Además, a Pascual le daba lo mismo, al
llegar cansado de trabajar no pensaba demasiado en
esos detalles.
Nunca descubrió al autor, pero parece que
alguno quería corregirle un poco aunque no más fuera,
tanta desprolijidad. Una noche al llegar, mientras
pensaba en acostarse en pocos minutos más, se le
ocurrió acomodar un poco la despelotada pieza.
Coincidentemente esa noche no tenía la visita de
nadie. Al retirar la sábana para ventilarla un poco... ¡Oh
sorpresa !..., lo esperaban debajo de ellas unos
cuantos huevos de gallinas, bien distribuidos y listos
para recibir a Pascual y hacer de él una especie de
tortilla u omelette.
¡...Ojo Pascual!... Casi te mandaste?...
¡Huuuy, ¿es hostias?!... Lo que podría haber
sido... un empaste baboso que te hubiera costado un
91
baño de esos únicos en la vida, de esos que no te
darían ganas de cantarte un tango, quizás sintiendo
alguna carcajada en el patio o en otra pieza.
¡Hijos de perras!... ¿Quién se la pensó a ésta?
¿Habrá sido Rosendo o el Freddy? ¿Quién otro?
¡Nunca lo sabrás Pascual!... Cuando quieras
averiguarlo, van a poner todos esas caras de
“pelotudones babiecas desentendidos” (expresiones de
Pascual), mejor pensáte algo y alegráte de que no te
agarraron!
¡Tranquilo Pascual, no digas nada, como si esos
huevos nunca existieron. ¿Quizá tengas alguna pista
mañana? Aguantátela gallego. Además, te gustan los
huevos fritos, mandáte tres o cuatro con el aceite bien
caliente y a dormir!... ¡Mañana veremos!...
Algunos días pasaron y nada de nada. Entonces
había que pensar en el contraataque. ¿Qué se te
puede ocurrir Pascual?...
¡Pensala bien, no te puede fallar, tiene que caer
el de los huevos, deja pasar unos días como para que
se olviden del asunto y mandáte con eso que tu
cabezota está pensando y no te rías por adelantado...
esperá!...
92
Unos días más adelante...
- “¡Che Freddy!, el gallego dijo que tiene unas
cervezas en la pieza para esta noche. ¿Vos qué haces
, venís?”, preguntó uno de ellos.
- “¿Por qué no?, si el gallego invita!...”
El calor los acompañaba, andar descalzos y con
poca ropa era lo esperado en aquel conventillo, el patio
de la casa era el lugar más fresco, no se cerraban las
puertas de las habitaciones.
Como vendrían los muchachos, Pascual, simuló
limpiar un poco la pieza, fundamentalmente se ocupó
de baldear bien el piso de la entrada y además,
conectó al picaporte por el lado de adentro, un cable de
corriente continua de 110 voltios... y entornó la puerta.
¡El patadón , carajo - pensaba Pascual - no te
mata pero te va a sacudir un rato y a lo mejor cantes
quien fue “el de los huevos”!
¡Quedáte esperando Pascual y escuchá los
silbidos y tarareos de los que van llegando!...
- “Larai... larai... larai... ayyy, ... la p... carajo
gallego!...”
- “¡Eh!..., ¿qué pasa?, ¿por qué gritas?”
93
- “¡Cómo qué pasa, güevón, le pusiste corriente
el picaporte?!...”
- “Ja ja ja... - pasá, pasá y decime una cosa
hablando de güevones : ¿Vos fuiste el de los
huevos?...”
- “¿Qué?... No Pascual. ¿Qué huevos? ¿De qué
hablás?... No, yo no fui !”.
- “Pero -insistía Pascual con su dedo apuntado y
su mirada fija: -a mí me dijeron que vos fuiste el de los
huevos”.
- “No gallego, te digo que yo no fui”.
- “Bueno pasa y cállate la boca que viene otro y
escucha el alarido que va a dar éste ahora...”
Otro se acercaba ...
- “Guauuuuuh!... carajo, que te parió!...”
Así cayeron unos cuantos y aunque nunca supo
quién fue el autor de “los huevos”, tal cual sus planes,
les surtió un sacudón y se les rió en la cara...
Allí en Banderaló, la vida transcurría demasiado
tranquila. Poco había en ese pueblo de lo que había
sido Buenos Aires. Es decir, la muchachada tenía que
pensar mucho más en qué entretenerse, idear algún
94
partido de fútbol, tomarse algún trago en alguna
cantina o rajarse a General Villegas en la Harley
Davison aunque esto sería más de los fines de
semana, supongo. En las noches muy calurosas era
agradable sentarse en la vereda a tomar aire fresco.
Sacaban entonces varias sillas y charlaban de
cualquier cosa. Como el servicio de iluminación se
suspendía un rato antes de la media noche, se podía
estar casi desnudo, es decir en calzoncillos y sin
problemas. Además, aquella casa en la que vivían
Pascual y sus amigos, estaba ubicada al final de la
calle y del otro lado continuaban terrenos del ferrocarril.
La gente paseaba habitualmente por allí y más o
menos en esa cuadra se pegaba la vueltita, pues se
terminaba el caserío y la poca luz con que contaban.
Pascual, el Freddy, Rosendo y otros, estaban muy
frescos y conversadores una noche como tantas otras.
Entre charlas y comentarios el sueño iba llegando con
algún bostezo y un poco de aburrimiento. Esa noche
los últimos en entregarse al descanso fueron Pascual y
Rosendo. Era muy agradable estarse prácticamente
desnudo y tomando aire fresco. Adentro de las piezas
el calor era insoportable. Los acompañaba una luna
95
muy clara, el canto de alguna rana en las cunetas y
algunos vecinos que paseaban por allí cerca. El
comisario con su flamante esposa y su cuñada también
lo harían esa noche...
- “Rosendo, yo me voy a dormir, tengo un poco
de sueño”, dijo Pascual.
- “Bueno gallego, yo me quedo un rato más y
después cierro todo”, contestó Rosendo. Era cierto que
Pascual tenía un poco de sueño, aunque no el
suficiente. Se le ocurrió cerrar con llaves la puerta e
imaginar a Rosendo en ciertos apuros... Esperó un rato
allí detrás de la puerta y se aburrió como un chico que,
jugando a las escondidas, pasa el tiempo y nadie lo
encuentra. ¡El muy crápula se mandó a dormir y
olvidóse del asunto!...
Lo que Pascual no imaginó es que el comisario y
su esposa caminarían por allí hasta llegarse
propiamente a los terrenos del ferrocarril. Rosendo
veía que los caminantes avanzaban por la vereda y se
dio un changüí, total, pensaba, “a unos metros de
distancia hago dos pasos y me meto adentro”. Evitaría
así que se lo viera en paños menores, sobre todo la
primera dama del pueblo.
96
La noche estaba espléndida, su clara luna
invitaba a caminar e iluminaba el sendero de los que se
amaban, y también de los que retozaban aburridos y
solitarios en las veredas ...
“¡Caramba!, pensó Rosendo viendo a los
caminantes bastante cerca , ¡estos dos vienen
agarraditos y no se pegan la vueltita!”.
“¿Y quién será esa mujer que viene con ellos?”.
“ Bueno, llegó el momento, ahora sí me meto
adentro”.
“¡Uyyyy la puerta está cerrada, carajo!... Toc,
toc, toc...¡Gallego abríme, te dije que yo cerraba...
abrime... abrime carajo... no te hagas el güevón!...
Pascual no escuchó jamás este pedido
desesperado de Rosendo, ya no estaba detrás de la
puerta sino largo en su cama, relajado y tranquilo. Su
despertador había sido puesto para que sonara
temprano al otro día y el tic tac de sus agujas
centinelas... invitaban al descanso.
¡Qué desesperación... Rosendo. ¿Qué haces
ahora?...¡Ya están acá y vos en calzoncillos!... ¡Te ven,
te ven... corre, corre!... ¡Date cuatros zancadas, cruzá
la calle y tiráte a la cuneta de enfrente... qué se yo!...
97
El comisario, vivo y de rápida sospecha, con un
agudo sentido del orden y la vigilancia mucho más
fuerte que el romance y el encantamiento,
acostumbrado a dejar el amor en espera, porque la
responsabilidad es lo primero, dijo:
- “¿Qué sucede ? ¿Quién es este loco que
aterriza en la zanja? Mejor saco la pistola y tomo
precauciones. Dame la linterna, dijo a su señora, y
ustedes quédense acá!”
Las mujeres se detuvieron y el comisario dio
unos pasos muy rápidos hacia la cuneta.
- “¿Quién es usted? ¿Qué hace acá? ¡Y en
calzoncillos!... ¿De quién dispara?”
El haz de luz de la linterna iluminaba a un pobre
hombre avergonzado...
- “Le explico, le explico señor comisario... Yo
trabajo acá en la firma Orcoyen y Cía. y estaba
tomando fresco. Ya me iba a dormir pero me cerraron
la puerta”.
- “¡Discúlpenme señoras!...”, decía el pobre
mientras se levantaba de la cuneta.
98
- “No sé, no sé...” decía mientras intentaba
taparse y limpiarse el barro que se le había pegado por
todas partes.
Las ranas de la zanja habían silenciado su croar
para apreciar mejor semejante espectáculo...
- “Si usted quiere comisario mañana hablamos
con mi patrón, yo soy Rosendo García...”
La primera dama tomó con una mano a su
esposo en señal de retirada y con la otra intentaba
ocultar sus ojos de semejante bochorno. La cuñada,
que era más desprejuiciada, se reía con ganas...
- “¡Bueno hombre, dijo el comisario, no son
formas de estar en la vía pública, vaya y golpee bien
fuerte la puerta a ver si le abren y métase adentro!...”
Rosendo emprendió la puerta a patadas con la
fuerza de un “toro burlado” en la Plaza de toros San
Isidro de Madrid. Por su rabioso silencio pasaban las
siguientes escenas: ¡Yo al gallego, lo reviento! ¡Le dije
que dejara abierto. Pasé el papelón de mi vida. Debí
parecer un tarado! ¡Qué gallego carajo!...
No sé quién abrió la puerta pero Rosendo
avanzaba con los “cuernos enhiestos” y derecho hacia
99
la pieza del gallego. Desde las habitaciones se debió
escuchar... ¡Ole torero... que ahí va el toro!...
El torero descansaba plácidamente y no tenía ni
su capa para defenderse... La puerta de la habitación
del gallego fue abierta de un “topete”. Las agujas
centinelas del despertador detuvieron su tic tac. Al
torero le había llegado su hora final...
Allí estaban frente a frente el toro y el torero...
El toro bufaba: -¡“Yo te reviento gallego de
mierda, me agarraron el comisario y su señora en
pelotas, se me cagaron de risa en la cara!...”
El torero medio dormido quería reírse, pero el
toro Rosendo no se lo permitió. Agarró con sus patas
delanteras el despertador que se había quedado mudo,
lo levantó en alto y apuntaba a la cabeza del torero...
- “¿Y todavía te ríes, maricón... te lo tiro a la
cabeza... mira que te lo tiro, eh!...”
La sangre del toro le hervía por dentro. El
despertador estaba allí en lo alto, en un silencio
sepulcral... Pero así como Dios obra en las personas,
obró ese día en la cabeza de un animal bravío,
enfriándole la sangre, poquito a poco. En algunos
instantes más, el despertador retomó muy lentamente
100
su tic tac, allí desde lo alto, deseaba el momento de
volver a la mesita de luz... Pascual salvó su cabeza
milagrosamente, la amistad con Rosendo perduró toda
la vida y esta anécdota los sobrevivió a los dos...
Cuando mi viejo contaba “su jodita”, yo lo
imaginaba con un viejo despertador a cuerda
incrustado en su cráneo y algún resorte rodando por el
piso...
El 30 de Abril de 1930 se iba acercando.
Pascual debía volver al Consulado español de Buenos
Aires para completar los trámites pendientes. Tenía 25
años cumplidos y llevaba intenciones de continuar en
Argentina.
No conservó las cartas de este período de su
vida, tampoco las debió haber escrito, andaría bastante
borrado del resto de su familia. Los amigos, el trabajo y
alguna novia lo mantendrían ocupado, la Harley
Davison también.
En el consulado de Buenos Aires consiguió el
siguiente certificado:
101
“El cónsul General de España en la República
Argentina, certifica que en el archivo de este Consulado
General y en el legajo correspondiente a los expedientes de
quintas del año 1930, existe uno bajo el número 2II que
copiado a la letra dice así. El Cónsul General de España en
la república Argentina , certifica: que en esta fecha ha sido
tallado y reconocido en esta cancillería el mozo Pascual
Calvo Gamón, hijo de Joaquín y de Concepción natural de la
parroquia de Alcorisa, ayuntamiento de ídem, provincia de
Teruel, de 25 años de edad de estado soltero y profesión
jornalero, inscripto en el Registro de Nacionalidad de este
Consulado General con el número 24, domiciliado en
Banderaló F. C.O. el cual mide la estatura de un metro y 630
milímetros y resulta inútil según los certificados
facultativos y de medición torácica que se acompañan
firmados por los doctores E. López de Gomara y R. Martínez
Baladrón médicos de este consulado General. Dicho mozo
manifiesta que su residencia en esta República no es
eventual sino permanente en razón de la ocupación a que se
halla dedicado. Buenos Aires 25 de Abril de 1930.
El Cónsul General P. A. el Vicecónsul Víctor
Aranegui. Rubricado. Hay un sello del Cónsul general de
España, nombrado por real orden de 31 de Agosto de 1915,
102
certifica Que el quinto señor Pascual Calvo de 25 años de
talla un metro y 630 milímetros con un perímetro toráxico de
O metros 91 centímetros natural de Alcorisa, provincia de
Teruel, hijo de don Joaquín y de doña Concepción resulta de
examen practicado se halla comprendido en el grupo 1º y 2º
letras G y E arts. 83 y 45, resultando inútil para el servicio
de las armas. Observaciones: Miopía superior a 5 dioptrías
y várices
voluminosas. A solicitud del señor Cónsul General de
España, expido este certificado en Buenos Aires a 25 de
Abril de 1930. E. López de Gomara. Rubricado.
El que suscribe médico del Consulado General de
España, nombrado por real orden de 5 de Junio de 1920,
certifica: que el quinto señor Pascual Calvo Gamón de 25
años de edad, de talla un metro y 63 centímetros con un
perímetro toráxico de O metros y 92 centímetros natural de
Alcorisa, hijo de don Joaquín y de doña Concepción, resulta
del examen practicado se halla comprendido en los grupos
1º y 2º letras G y E. Arts. 83 y 45, resultando inútil para el
servicio de las armas. Observaciones; Miopía de 8 dioptrías
, várices
103
voluminosas . A pedido del señor Cónsul General de España,
expido este certificado en Buenos Aires a 25 de Abril de
1930. R. Martínez Baladrón. Rubricado. Concuerda con su
original al que me remito y para el interesado expido este
certificado que firmo y sello en este consulado General a 25
Abril de 1930”.
Al terminar de transcribir este certificado, me
queda más claro que su “inutilidad” era solamente en
cuanto al servicio de armas, y sus causas: miopía y
várices. También supongo que al volver a Buenos
Aires, debió darse una vueltita por “el almacén de
ramos generales”, pero, quiero creer que no encaró tan
agrandadamente a su dueño como lo hizo en 1985
cuando viajamos juntos a Mar del Plata. Posiblemente
visitaría a sus amigotes porteños y quizás a una
recordada novia.
Además en el Consulado español de General
Villegas renovaba cada año una inscripción a la
Matrícula de Subsidios Españoles. No entiendo en qué
consistía este trámite o matrícula, pero dice lo
siguiente:
104
“Consulado Honorario de España en General
Villegas República Argentina Cédula de Nacionalidad. El
vice cónsul honorario de España certifica que don Pascual
Calvo Gamón, natural de Alcorisa provincia de Teruel de 25
años de edad, soltero y profesión empleado se halla inscripto
en la Matrícula de Subsidios españoles de este Consulado.
General Villegas 18 de Abril de 1930”.
En este documento aparece una foto de sus 25
años, sin lentes... fachero. Para mí, es la foto de uno
de los hombres más lindos que vi en mi vida. Me
habría casado con él, pero este hombre maduraba
para quien sería mi mamá. Y si al escribir ésto, se me
nota algún rollo psicoanalítico... nada me importa. A mi
viejo lo amaré mientras viva y ¿a otros hombres?...
pues, no podría saberlo ahora!... (Necesito vivir
muchos años para contestarme esto). Además,
siempre tendremos un solo padre, en cambio y en
estos tiempos que corren podría resultar que se tenga
marido, novio o amante... (aunque, no es mi caso).
Continuamos en Banderaló relatando un partido
de fútbol
105
para el que se prepararon los muchachos. No existían
allí clubes de mucho prestigio, más bien, eran
muchachos de distintos barrios que algún que otro
domingo sembraban grandes expectativas en el
pueblo. La cancha sería algún terreno descampado del
ferrocarril al que se podía acceder en forma libre y
gratuita.
Como el fútbol mueve pasiones muy fuertes, la
presencia del comisario era imprescindible, además
ese domingo se enfrentaban en un amistoso dos
equipos muy bien preparados, los muchachos de la
cerealera Orcoyen, Beloquí y Cía. Contra los de la
casa de ramos generales Sol de Mayo. Por uno de
ellos simpatizaba la máxima autoridad.
El día se presentaba espectacular, el asadito y
el vino del mediodía iban sembrando ilusiones para el
partido de las tres de la tarde... Las bicicletas estaban
preparadas para ir a la cancha, el torito Rosendo
también, quien jugaba en uno de los equipos y todos
sus compañeros estaban listos para hacerle “el
aguante” por supuesto. Los espectadores rodearon el
alambrado, los equipos salieron a la cancha, se oyó el
silbato del referí, comenzaba el primer tiempo. El
106
placer y la ansiedad del público eran impresionantes, el
calor y la polvareda también.
Se oía en un altoparlante al relator del partido
muy enfervorizado, la pelota corría de un lugar a otro,
al torito Rosendo no lo paraba nadie. A los pocos
minutos ocurrió el primer ¡gooolll!... que se escuchó
hasta en General Villegas...
El comisario no lo gritó, su equipo simpatizante
iba perdiendo, además era un hombre que había
aprendido a dominar sus pasiones y sentimientos en
favor del orden, había que esperar y controlar tanta
euforia con la cabeza bien fría.
El primer tiempo pasaba y no pasaba nada, el
calor apretaba, los muchachos sudaron sus camisetas.
Se oyó el silbato del referí, había terminado el primer
tiempo y el descanso había llegado.
No sé si preveían venta de gaseosas y
refrescos, pero supongamos que sí. La deshidratación
de los jugadores se notaba en sus camisetas y en el
“olor a chivo” que emanaban. Al torito Rosendo le
alcanzaron una jarra con refresco que se la abrevó de
un solo saque. Su respiración era profunda y ruidosa,
parecida a la que tuvo la noche en que quiso reventarle
107
la cabeza a Pascual con el despertador, aunque en
esta oportunidad la diferencia estaba en que el toro
estaba cansado y sus oportunidades en la cancha eran
más para lucirse que para pasar vergüenzas.
- “¡Dale Rosendo, estuviste hecho un toro, no
bajés la guardia que acá tenés a tu hinchada!...” le
decía Freddy.
En los minutos del entretiempo el altoparlante
publicitaba ofertas y buenos artículos de los negocios y
bodegones banderolenses, lo que alternaba con algún
que otro evento cercano y popular. La gente
comentaba sobre el partido y soportaba el
impresionante sol dorado que iluminaba aquella
cancha. Luego de unos momentos de descanso y de
comentarios alentadores, otra vez se escuchó el silbato
del referí que indicaba el comienzo del segundo
tiempo. Los jugadores entraron a la cancha
nuevamente y el público otra vez rodeaba el
alambrado. Las expectativas marchaban en creciente
aumento, unos cuantos deseaban por lo menos el
empate y otros querían el “dos a cero”.
Al comisario se lo veía sereno, actitud que
trataba de transmitir en toda dirección y sentido. Los
108
minutos corrían más rápido que algunos jugadores a
los que se les notaba el cansancio que llevaban
encima y además la necesidad de algún recambio. El
calor era sofocante y empezaba a escucharse al relator
nervioso en su parlante.
En un determinado instante sonó nuevamente el
silbato, el referí marcaba penal a favor del equipo que
había convertido el único gol de la tarde, el altoparlante
gritaba... penal... penal!... Sorprendentemente el
comisario ingresa a la cancha de juego. Todos le
vieron dirigirse al referí, los jugadores miraban
atentamente a ambos y se hizo silencio, el altoparlante
también calló... Se escuchó decir al comisario
enérgicamente: “No fue penal...!”
- “Pero le digo que sí”, dijo el referí un tanto
desconcertado, -“ yo lo vi y por eso lo cobré”. Algunos
espectadores creyeron ver (o lo imaginaron) al
comisario levantando un poco su fuste en señal de
pocas palabras y enfatizando -“le digo que no fue
penal”...! y dando media vuelta sobre sus firmes pasos
emprendió la retirada de la cancha. Todos vieron al
referí girar hacia el altoparlante y con un gesto de
brazos, indicarle a su relator que “no había sido
109
penal”. El altoparlante balbuceando llegó a decir: “no
fue penal y que continúe el partido”.
El partido continuó y no sé cómo terminó, pero
una cosa quedó muy clara: la máxima autoridad de
Banderaló en aquel domingo caluroso, quedó muy bien
representada en el fuste de su flamante comisario.
Todos habían vivido un domingo de buen fútbol y el
retiro de los hinchas ocurrió sin ningún tipo de
problemas... La violencia no alcanzó a asomar su
rostro en aquella tarde.
Pero también ocurrían en este pueblo tan
recordado por mi viejo, algunos dramas pasionales,
más o menos como sucede en todas partes. El amor
iba dejando sus marcas en la gente como en el resto
de mundo. Para algunos sería más fácil que para otros
amar y ser correspondidos... En este mundo un tanto
desajustado y pasado de vueltas, lleno de pobres seres
humanos que intentamos transitarlo, el amor muchas
veces se escapa, se torna una ilusión que te
obsesiona, te atonta, te somete, no te deja pensar. No
sé si esto es lo que nos hace el amor, o hacemos del
amor estas cosas, necesito pensarlo más
110
detenidamente, pero veamos una historia de amor de
aquellos tiempos y en Banderaló.
Pongámosle un nombre lindo a ella: “Rosaclara”.
Como su nombre lo indica, era una mujer preciosa, de
suaves modales, encantadora, dulce y admirada por
todos los hombres. Su cabello era de color oscuro y
caía sobre sus hombros coronando su cara angelical,
su mirada y su sonrisa eran para todos como un regalo
que se espera con ansias. Su figura perfecta y de
curvas suaves dejaba al pasar un perfume encantador
que seducía a cualquiera, su presencia era
perturbante... En un lenguaje falto de romanticismo,
diríamos que era una yegua a la que todos querían
cabalgar!...
A ella le sucedía lo que a todas las diosas les
ocurre. Se preguntaba seguidamente:
¿Dónde estará el amor verdadero entre tanta
demanda?... ¿Quién es el que me amará realmente
más allá de mi belleza, los aromas y las hormonas?...
¿Cómo tomar una decisión sabia y honesta para mi
existencia? ¿Quién será el hombre que deba elegir
para mi vida?...
111
Así es como encontramos a Rosaclara confusa, pero
nada tonta. Creyó que su hombre sería él... el más
fuerte... el más serio... el que era capaz de permanecer
en la mesa del bar solamente acompañado por unos
tragos y con una mirada dura. Él, era un hombre de
trabajo rudo. Tenía un carro y hombreaba bolsas.
Pocas eran sus palabras, pero eran fuertes como su
amor por ella, capaz de amarla con la mirada y en
silencio. De firme contextura, morochazo, alto, serio y
firme. Con pocas palabras ganó el corazón de
Rosaclara. Ella creyó encontrar al hombre que la haría
feliz. Al principio no le importaba mucho su humilde
trabajo, algunos días él viajaba con su carro lleno y ella
se quedaba esperándolo con ansias de amarlo. El
amor se manifestaba a borbotones y entre las bolsas
cuando se encontraban. Al humilde bolsero y a la
preciosa Rosaclara les había llegado el amor, a pesar
de la incredulidad y el asombro de unos cuantos.
Sin embargo, el paso del tiempo se ocupó de
poner a prueba la calidad de aquel amor que ambos se
prodigaban. Los comentarios eran muy variados, que
ella era mucho para él, que con él sería pan y cebollas,
que seguramente él la engañaría con alguna de otro
112
pueblo a donde trasladaba bolsas, que él era muy
celoso y desconfiado, que no la dejaba pasear con sus
amigas y un montón de comentarios más, que
cualquiera se atrevía a hacer. A Rosaclara le asaltaban
las dudas, los encuentros con su bolsero ya no le
parecían tan apasionados y hasta llegó a parecerle un
poco bruto. Deseaba ciertos rasgos de delicadeza
masculina que su bolsero no tenía, además, las
comparaciones son siempre odiosas y llegó a descubrir
en otros hombres que conocía cuando su bolsero
viajaba, justo aquellas virtudes que su amado jamás
tendría...
Un señor policía rondaba en su cabeza. Lo veía
muy seguido cuidando el orden, era prolijo y siempre
andaba muy bien vestido. No era un hombre corpulento
sino más bien delgado y de estatura media, su pelo
siempre engominado y bien recortado, su rostro sereno
y su mirada preocupada, sus bigotes afilados
enmarcaban sus labios delgados y tensos. A Rosaclara
le parecía un príncipe... En los paseos con sus amigas
lo encontraba siempre. Le pareció notar que el policía
la miraba diferente, le resultaba todo un caballero y
además su trabajo era prestigioso. Sus amigas le
113
hacían comentarios que ella no podía desoír. En las
noches no conciliaba fácilmente el sueño y su amor se
debatía entre un bolsero y un policía...
Pero tenemos que llegar al final de esta historia
para saber cómo resultó el mencionado debate.
¿Cómo enfrentar al bolsero? ¿Cómo podría dejarlo?
¿Qué razones le daría? ¡Si le había dicho tantas veces
que lo quería!... En su confusión, llegó a sentir miedo,
porque sabía que el bolsero era un hombre celoso y
brutal, lo creía capaz de cualquier cosa. Sus amigas no
sabían aconsejarla y su confusión era cada vez mayor.
Se sentía entre dos amores, uno ya vivido, otro por
vivir... Llegó a pensar que podría con los dos, que ella
amaba de una manera especial y que el tiempo se
encargaría de probar lo verdadero. Ambos amores
consumían agua de la misma fuente y ella les daba
generosamente de su fresco manantial... En realidad el
tiempo y algunas colaboradoras voluntarias se
encargaron de que se supieran los amores de
Rosaclara. El bolsero fue el último en saberlo... le
tenían miedo... siempre lo veían tomar sus tragos en
silencio. También respetaban mucho al policía, ya que
éste hacía bien su trabajo.
114
El amor es frágil, se escapa, no está en él
resolver estos dramas y aparece entonces en su lugar
fácilmente el odio, los celos, el rencor. Y uno se queda
esclavo de todo esto, se confunde, creemos que esto
es amor, le obedecemos, nos domina, y terminamos
descubriendo que también perdimos la libertad con la
que habíamos amado.
Para relatar el final de esta historia, tenemos
que volver a ubicarnos en el “bodegón de los tragos
silenciosos” viendo en escena al bolsero con ojos de
muerte... con sed de venganza... viendo a unos
cuantos hombres sentados en distintas mesas quizás
jugando a las cartas, hablando con gestos y señas más
que con palabras. Vemos también entrar al policía
tranquilo y en dirección al mostrador, venía por unos
tragos que seguramente le eran sin costo. El cantinero
lo saluda y se apura a servirle, conocía bien su gusto...
Dos protagonistas en escena, los demás,
espectadores: Cuentan que vieron levantarse al
bolsero y caminar hacia el mostrador... Dicen que el
policía estaba de espaldas... Cuentan que vieron al
bolsero agarrar al policía brutalmente de un brazo y
arrastrarlo hacia el centro... Dicen que vieron al bolsero
115
levantar su puñal y lo escucharon decir: -“¡Vení para
acá que tenemos que arreglar cuentas!...”. Todos
presintieron la presencia de la muerte allí. El policía
pegó un salto y dio varios pasos hacia atrás, nadie
pudo explicar cómo logró soltarse de ese brazo tan
fuerte y tieso. ¡...Mientras un puñal brillaba en lo alto
con deseos de dar muerte a un corazón asustado... se
oyeron tres disparos que dieron en otro, enamorado!...
Algunos afirman haber escuchado -“Rosaclara”- otros
solamente oyeron tres disparos y el suspiro de la
muerte... Muchos fueron los testigos oculares del fin de
esa historia de amor, sin embargo, su protagonista
principal, Rosaclara, no estuvo allí aquella noche, no
vivió el desenlace, no escuchó pronunciar su nombre
de los labios del hombre que más la amaba...
El policía conocía de algunos actos que
ennoblecen al hombre, (muy a pesar de otros). Salió
del bodegón de los tragos silenciosos, con su arma
baja, pensaba entregarse a la justicia por sí solo y a
pesar de que no dijo nada, todos sabían que lo haría.
Comenzó a transitar esas calles oscuras con rumbo
fijo, la comisaría que tanto conocía, pero esta vez no
como un orgulloso que hace respetar la ley, sino como
116
un delincuente que acababa de transgredirla. La fuerte
experiencia recientemente sucedida lo inundaba de
olor a muerte, muerte con sed de venganza... muerte
que vengaría a un bolsero... personificada quizás en
algún buen amigo del pobre muerto que andaría en su
acecho. Los pasos del policía eran más que sigilosos,
tenía miedo de su propia sombra, su mano derecha
portaba su arma, era la primera vez que la sentía
helada, más liviana, más enemiga que amiga, pero
estaba dispuesto a usarla...
Al doblar la esquina se encontró muy de frente
con el andar de una silueta tranquila, silenciosa, triste y
serena. El policía apuntó su arma nuevamente al
corazón de ésta y la cuarta bala estaba lista para ser
disparada... Esta silueta era la de Pascual Calvo (que
ahora entra en escena) venía de un velorio. (Por eso lo
de triste y serena...).
El que esté leyendo estos renglones sentirá que
la respiración se le detiene... ¡Igualito que a Pascual!...
Quizás llegue a sentir que no puede hablar... ¡Igualito
que a Pascual!... Pensará que confundieron a Pascual
con un bolsero... ¡Lo mismo pensó Pascual!... Pascual
117
enmudeció... no podía hablar... Algunos dirán que se le
subieron las gónadas a la garganta... ¡Lo mismo diría
yo!..., pero como soy su hija y quiero dejarlo bien, voy a
escribir textualmente lo que pensó mi papá en ese
momento: “A mí me confunden... yo no tengo
enemigos... Es así... me confunden...”.Y al poner su
mente en blanco logró transmitir telepáticamente estas
palabras al policía. El hombre bajó su arma y siguió su
rumbo.... Pascual también... aunque ahora con un
cagazo enorme!
A la mañana siguiente Pascual fue a la
comisaría, no se bien con qué intenciones, cuando nos
relataba el hecho se me olvidó preguntárselo. Al
encontrarse con el policía frente a frente... cuentan que
se oyó al policía decirle: -“Pascual... Pascual... por un
pelito anoche... no te hice cagar!...”
Esta vez la violencia sí asomó su rostro en
aquella noche, en Banderaló...
Si es verdad que los gatos tienen siete vidas, mi
viejo debió parecerse a ese género. Recuerdo dos o
tres circunstancias más donde estuvo en peligro,
quizás las cuente más adelante. Se me ocurrió pensar
118
que el día que nació Pascual, la vida le fue entregada
muy generosamente, no solo porque vivió casi 90 años
y no había enfermedad que pudiera alcanzarlo, sino
porque en muchas oportunidades en que parecía que
la perdía, que le llegaba su fin, salía airoso y con
promesas más fuertes de poder continuarla. Cuando
era chiquita y nos contaba sus anécdotas, sobre todo
aquéllas en que veía peligrar su existencia, agradecía
a Dios en mis oraciones por el ángel de la guarda que
le había asignado a mi papá. Es más, llegué a pensar
que mi viejo sería eterno, que jamás nos faltaría.
Sigo relatando sobre sus veintiocho o treinta
años más o menos, joven y buen mozo, buenazo y
durísimo para escribir una carta. Y digo esto último,
porque recuerdo que en varias ocasiones luego de
formar su numerosa familia, me tomaba de secretaria y
me dictaba alguna para enviar a España. El
encabezamiento yo lo escribía de memoria: “Nosotros
bien lo que deseamos en vosotros”. También es cierto
que tenía una letra espantosa y cuando alguna vez las
cartas las escribía él, al terminarlas y hacer una lectura
de corrido, se detenía en alguna palabra totalmente
119
inentendible aún para él y recientemente escrita. Me
preguntaba: -“ Hija mía, a ver si tú te das cuenta qué
habré querido escribir acá?... Juro que no estoy
exagerando para nada!...
Me llama mucho la atención, porque en estos
años sucedieron hechos familiares muy importantes,
como por ejemplo el casamiento de sus hermanos, la
llegada de sus primeros sobrinos, la guerra civil, la
muerte de su padre. De todo estaría al tanto, sin
embargo, no hay más que una sola carta de su padre,
la que escribió en plena guerra y que transcribo más
adelante. Copio a continuación un certificado,
convencida de su veracidad (y confieso que me pone
orgullosa). Alguien podría decirme: “bueno... no la
exagerés... son simples palabras que iban muy bien de
relleno...”. Yo le contestaría: “ ¿sabés qué?, puede que
tengas razón... Sin embargo éste no es el caso!...”.
“ORCOYEN, BELOQUI Y CIA. Ramos generales.
Acopio de cereales. Consignatarios- BANDERALÓ
Certificamos por la presente que el señor Pascual
Calvo, ha sido empleado desde el 7 de Diciembre de 1934
hasta la fecha, durante cuyo tiempo su desempeño ha sido a
120
nuestra completa satisfacción, por lo que nos merece el
mejor concepto, ya sea por su voluntad en el trabajo como
por su honradez. A pedido del interesado, extendemos el
presente para los fines que crea conveniente, en Banderaló a
los treinta y un día del mes de Marzo de 1939”.
¿Para qué pidió este certificado y dónde lo
presentaría?...No sé realmente cuántos trabajos
diferentes tuvo en Banderaló, ni cuánto tiempo vivió
allí, pero le llegó el momento de ver que sus días en
ese pueblo estaban terminando. Sus amistades, el
trabajo, la moto, eran muy importantes, quizás también
alguna novia. Sin embargo y suponiendo que el amor
le afectara... continuaba soltero.
De su familia de España se enteraría por Manuel
que era el que siempre escribía. Éste seguía en
Reconquista.
121
CAPÍTULO 10
Reconquista... tierra de indios...
Para los que no oyeron nada de esta ciudad
santafesina, les llegó el momento de saber algunas
cosas. Les escribe una reconquistense. Reconquista
será para mí la mejor ciudad del mundo, allí nací y me
crié. La llaman “la perla del norte santafesino” y es una
pequeña y hermosa ciudad que se ubica al norte de la
provincia de Santa Fe, dentro del departamento
General Obligado, siendo la ciudad cabecera del
mismo. Posee un clima cálido, una extensión
aproximada de 600 km cuadrados y una población
alrededor de 120.000 habitantes. Sus coordenadas de
posicionamiento global son : 29 º 9’ latitud Sur (es decir
debajo del paralelo máximo del Ecuador) y 59 º 38’
longitud Oeste (medida referida al meridiano origen
que pasa por el observatorio de la ciudad de
Greenwich). Esta información va para los fanáticos del
sistema G.P.S. y para todo habitante de otras latitudes
y longitudes, que se interese en ubicar a mi ciudad
122
natal en nuestro globo terrestre, que es lo poco en
común que tenemos todos.
Reconquista fue fundada hace unos 130 años
por el General Obligado, cosa que costó además de la
vida de unos cuantos soldados, la de los indios
“guaraníes”, que eran sus habitantes y dueños.
“Hichoalay” era el nombre de su cacique. En el primer
intento de conquistarla, Obligado llamó a su fuerte
“los lanceros del sauce”, posiblemente este nombre
tenía algo que ver con los indios, pero al poco tiempo
de creer su maniobra militar exitosa, el general notó
que más indios surgían por todas partes, razón por la
que debió redoblar esfuerzos y pedir ayuda. Fue
necesario una segunda conquista de aquella ciudad.
De allí su definitivo nombre “Reconquista”.
Cierto es que debería saber mucho más de la
historia de mi ciudad natal, pero esto es todo lo que sé,
sin embargo, amo esa ciudad y siempre se me repite la
misma sensación al entrar por la ruta y ver a su
virgencita mirando a todos desde el frente del hospital,
como diciendo: “La ciudad es chiquita, pero su corazón
es grande...”
Pero dejando de lado el encantamiento que por
123
Reconquista siento y el gusto de evocarla, imagino que
en la época en que Manuel fue a trabajar allí, no era
más que una pequeña ciudad con ánimos de
desarrollare. Contaba con un pequeño centro comercial
para los más bacanes, algunas cuantas calles
mejoradas, agua corriente, corriente continua y por
supuesto un cine. ¡Y qué cine, “el Español” con su
patio “Jardín de verano” al aire libre!
¿Qué tal ?... ¿Cómo se sentiría Manuel allí y en
qué andaría este buen mozo?. Seguro que con el oficio
de tenedor de libros tendría más disposición a escribir
cartas y por supuesto mejor letra que su
hermano Pascual.
Como dije antes, Manuel era un pensador
español de firmes convicciones republicanas, inspiraba
mucha confianza y realizaba un buen trabajo en la
firma “Hnos. Lanteri”. Tenía unos treinta años y
continuaba soltero. No pensaba ya en regresar a su
patria, aquello de una esposa de su misma sangre se
le había borrado y además en España soplaban
vientos difíciles ...
Ir al cine Español le encantaba, era su gusto
favorito, además, se veían lindas muchachas por allí,
124
elegantes, con tacones finitos y vestidos entallados.
Una vez al salir, la vio a “ella” junto a sus amigas. Se
sorprendió de no haberla visto antes, (él, que siempre
andaba observando!). ¿Por qué? ¿Dónde había
estado? ¿Quién era, cómo se llamaría?... ¡Bueno
Manuel, tranquilo, que te va llegando el amor, eh ?!
¡Espérate un poco hombre, ya se te va a dar,
esperaste 32 años en tu vida y ahora te agarró el
apuro! ¿Por qué no te das un paseo por la plaza?, ella
y sus amigas caminan siempre por ahí. Además la
Nena Nickisch es su amiga y te la puede presentar.
Unas tardes después, en la plaza, la Nena
Nickisch le dijo:
- “Manuel, ella es Fernanda, es hija de don
Moisés Gazze y atiende el negocio de su padre, es
soltera y no la conociste antes porque estaba
cumpliendo el estricto duelo por la muerte de su madre.
Lleva un año sin salir y tiene una hermana melliza,
María”.
- “Mira Manuel que el verdadero nombre de
Fernanda es Faridi, es un nombre turco, o sirio ¡qué sé
yo!, pero te digo que tiene un carácter espectacular, te
va a gustar tratarla y creo que además de llevar la
125
contabilidad del viejo Gazze, podrías llevártela a ella, al
altar. Fernanda es divina...”.
Estas fueron las palabras con que la Nickisch le
calentó la cabeza al pobre Manuel. Seis meses
después de esta intervención, mi tío estaba rendido!...
Y así fue. El 13 de Septiembre de 1934, fecha en que
Fernanda cumplía 22 años, fue el día elegido para el
casamiento, una gran fiesta, pantagruélica comilona,
bien al estilo de los turcos!...
Imagino a Manuel escribiendo:
- “Querido hermano Pascual:
Yo muy bien lo que espero de ti. Al fin voy a casarme y tienes
que venir a la boda. Faridi es encantadora y tiene el corazón
de oro... Yo me quedo definitivamente aquí, en Reconquista.
Tú deberías venir a conocer esta ciudad... ¡hombre, que
estás perdido por ahí tan lejos y hace tanto que no nos
vemos! ...
Esta carta debió existir pero no la encontré entre
los papeles de mi viejo, sin embargo, imagino a Manuel
escribiéndola y animando a Pascual a que viniera a
Reconquista. Unos cuantos años atrás lo había
126
animado a cruzar el Atlántico para trabajar junto a él.
Ahora, ese hermano andaba un poco perdido aunque
más cerca, a 800 km., distancia que sería más fácil de
recorrer en tren o colectivo y sobre todo por semejante
motivo. ¡Se casaba Manuel!... La restante familia
lógicamente no estaría presente ya. Así es como se
presenta la primera ocasión en que Pascual viajaría a
Reconquista, decidido a representar a todos los
españoles ausentes. ¡El casamiento de Manuel y
Fernanda -gran joda- prepárate Pascual!... Había que
estar presente por supuesto y además con toda la
facha posible... La vida le daba la segunda oportunidad
de presentarse ante uno de sus hermanos de mirada
supervisora. Ahora había que ganar. Contaba con unos
treinta años y más experiencia, basada en lo
independiente que había llegado a ser en aquellos
años de haber vivido solo y a la buena de Dios.
Por supuesto que “el traje y el sombrero” fueron
actualizados, y se le agregaron lentes. Sorprendería
muy bien a todos.
Aquella fiesta debió ser espectacular. Toda la
“crema” festejaba ese casamiento. No faltó nada, la
abundancia de comidas y bebidas sobre las largas
127
mesas quedó registrada en todas las fotos de aquel
histórico enlace. Si bien es cierto que Don Moisés
Gazze había enviudado hacía poco tiempo, la tristeza
no alcanzó a invadir totalmente su generoso corazón
como para impedirle bancar y disfrutar unos de los
eventos más importantes de aquel año. Se le casaba
una de las mellizas, la que se había quedado
acompañándolo en el negocio al faltar su esposa.
Pascual contaba sobre aquella fiesta, decía:
“fue un gran banquete”, que se realizó en casa de Don
Moisés, la que ocupaba un cuarto de manzana en la
esquina de las calles Iturraspe y Obligado. Esto indica
que el prestigioso “Club Sirio Libanés”, cotidiano lugar
de reunión de cuanta turcada habitara o transitara
ocasionalmente la ciudad de Reconquista, todavía no
estaba en pie brindando su tradicional y opulenta
acogida.
Manuel y Fernanda fueron muy felices a pesar
de llevar sangres distintas. El tiempo así lo demostró.
Recuerdo que la tía era muy tendiente a la risa y los
buenos afectos, había cultivado desde chica la
hospitalidad y la generosidad, virtudes que se le
128
notaban hasta en los más pequeños detalles. No era
una excelente cocinera como se esperaría de ella, pero
era excepcional vendiendo, que depende de cómo se
mire, sería un mejor talento. Al casarse, Fernanda
abandonó el negocio de su padre para dedicarse al
hogar que tenía en planes, mientras su flamante
marido continuaba su trabajo en la firma “Lanteri
Hnos.” y comenzaba a llevar los libros de contabilidad
de su suegro Moisés, por supuesto con una caligrafía
perfecta (es decir, Manuel hacía buena letra ...).
Esa acertada mezcla de sangres siria y
española, resultó una buena fórmula para la llegada de
dos hijos encantadores, Carlos y Olga, y también una
excelente química para conservarse uno junto al otro,
aún, cuando lo novedoso se volviera cotidiano y
algunas veces aburrido. Como era de esperar, la
novedad del amor los llevó a alquilar una casa donde
realizar sus primeras experiencias como pareja y
concretar sus nuevos roles, pero como Fernanda no
había nacido para la cocina y la crianza, pronto
convenció a su marido en buscar quien la sustituyera,
así ella daría rienda suelta a su talento de vendedora
en lo que resultaría su propia tienda.
129
Si Manuel pensaba resistir a su esposa con
algún argumento convincente a favor del hogar y los
asuntos domésticos, Fernanda resistiría con otro.
Conociendo la simpatía que su marido tenía por Carlos
Marx, diría con picardía mientras se tocaba la panza: -
“¿La podríamos llamar Carlitos?”. Así resultó la
llamada “Casa Carlitos”, y lo que no se encontraba en
ella era porque sencillamente, no existía. El primer
domicilio de esta novedosa tienda fue en la esquina de
las calles Iturraspe y Ley 1420, lugar al que se
trasladaron a vivir estos tíos. La publicidad terminó
siendo un cantito que mi viejo entonaba siempre: - “¿Si
quiere comprar barato, barato, baratito?..., vaya
corriendo, corriendo a la Casa Carlitos” - Esta
espectacular creación y composición se oía desde una
propaladora que recorría las calles de Reconquista por
las mañanas y por las tardes.
Carlitos Calvo llegó al mundo el 27 de Junio de
1935, siendo un bebé bellísimo y lleno de rulitos, que
heredaría por un lado, la delicadeza, la facha y las
tendencias intelectuales de su padre, y por otro, el
gusto por las comidas sirias, propias de su madre. A
Fernanda la enloquecía el “quepí”, debilidad que
130
contagió a todos los que la quisimos. Su placer al
saborearlo indicaba la razón de los kilos de más que
siempre le andaban sobrando.
No sé si al nacer Carlitos, su tío Pascual viajó a
Reconquista nuevamente, creo que no, en cambio sí lo
hizo en ocasión del bautismo de Olguita, hermana que
pronto le seguiría.
Olga Ana nació el 5 de Noviembre de 1937 para
alegría de sus padres y celos de su pequeño hermano,
que sólo le llevaba dos años y ya tenía que soportarla.
“Querido hermano Pascual.
Nosotros bien lo que deseamos en ti. Ha nacido
nuestra segunda hija Olguita y queremos que tú seas su
padrino, nos gustaría que nos visites pronto y así la
bautizamos. También pensamos con Fernanda que te vengas
a vivir aquí, con nosotros y tus sobrinos. Te extraño mucho
querido hermano. Sabrás que España está en plena guerra y
yo estoy muy apenado por los nuestros, no dejo de pensar en
ellos. Te esperamos pronto...
Un abrazo de tu hermano Manuel”.
No registro mucho a este tío en la tristeza, más
bien siempre lo percibí pensador y tranquilo, pero estoy
131
segura que al estallar la guerra, sus fibras más tensas
se le ablandaron... Imagino estas palabras en su carta
a Pascual, también pienso que intentaba comunicarse
con los afligidos del otro lado del mundo...
Olguita, que desde muy chiquita se parecería a
su madre, no detenía su crecimiento. En tanto, el tío
Pascual se hacía esperar, pero llegaría con una
sorpresa para todos. Para esta singular ocasión del
bautismo de Olga Ana, Reconquista recibiría a la
primer moto “Harley Davison” que recorrería sus calles,
conducida por Pascual. ¡Qué motazo para los más
fanáticos!... ¡Qué mozo para las amigas solteras de
Fernanda!... ¡Qué padrino para Olguita Ana!... -“¡Qué
loco sos Pascual, mirá que hacerte 800 Km en moto,
vos estás de remate!..., fueron las palabras de
recibimiento de su cuñada Fernanda.
El 23 de Agosto de 1938 esa niña con mezcla de
sangres y con diez meses de vida fue presentada ante
Dios en los brazos de su flamante padrino. En esta
ceremonia ambos seres, sobrina y tío, sellaban una
fuerte relación de amor que los acompañaría siempre.
Yo no he conocido en mi vida a un tío y una sobrina
132
que se quisieran tanto, se adoraban el uno y otro,
además, a ella debo mi segundo nombre.
He pensado en las emociones tan fuertemente
enfrentadas que aquella familia viviría. Mientras en
Argentina abundaban el bienestar y la prosperidad,
nacían niños que aumentaban la capacidad de amor
que llevamos dentro, en España, la guerra y sus
muertos ponían a prueba hasta lo sumo, el dolor que
puede soportarse...
Tres semanas después de esta fiesta de
bautismo, el abuelo Joaquín desde España envía la
única carta que de él se conserva...
“Alcorisa 15 de Setiembre de 1938
Queridísimos hijos Manuel, Pascual, Faridi y
queridísimos nietos Carlitos y Olguita, nosotros bien en lo
que cabe, pues tanto la madre como yo nos cuesta trabajo
tenernos derechos, pues tenemos mucha debilidad en la
columna, yo alguna vez suelo caerme a tierra teniendo que
llevar de continuo en las manos un bastón de apoyo.
Recibimos la vuestra con la letra de 100 pesetas las
que aún no hemos cobrado por no llegar el aviso, la que nos
133
sirvió de muchísima alegría pues llevábamos pasados de 2
años sin tener noticias vuestras.
A José lo mataron a los pocos días de estallar la
revolución, volándole toda la tienda, dejando a Ramona y los
niños en la miseria, ya han puesto algo de tienda y les han
dado el estanco que tenía el Magallón y con ello se van
dando vida, el chico es muy listico y tiene
muchos deseos de trabajar, la niña es muy dócil y muy
amorosa, a casa vienen mucho a jugar con los de Julián y
Concha.
Estamos en casa de Julián desde que estalló la
revolución, llevándonos muy bien y Julián sigue sirviendo la
gasolina.
A Joaquín lo mataron en Aliaga, juntamente con el
joven hijo de José Feler que salían para Teruel el día 8 de
Setiembre del 36 que cumplía los 18 años. Pero ahora ya los
han traído a este cementerio colocados en un panteón que ha
hecho el municipio para todos los fusilados por los rojos.
Ayer todo el pueblo subió al calvario, pues desde el
día de la revolución no se había subido pues los rojos
destrozaron todo cuanto había.
Yo sigo representando a D. Pilar que también ha
pasado su calvario pues a D. Guillermo lo asesinaron en su
134
despacho de la Diputación, un alcalde que era muy rojo, un
general de asalto cómplice y un escribiente, pero ya han
pagado con lo que tenían.
A Juanito que era teniente, lo mataron los rojos en el
frente y Alejandro que es teniente de Ingenieros, está de
continuo en el frente.
Yo como estoy tan flojo, voy muy poco a Gargallo y
como no hay personal que trabaje las tierras están
abandonadas, las viñas no se han labrado ni cavado, y las
viñas Las Vueltas están todas yermas, se desmoronó, se cayó
un pedazo de acequia en los terrenos y se cayó otro terreno
de los de arriba que enrunó sobre 20 metros de acequia,
para arreglarlo se necesitan 400 pesetas y no están, así es
que está todo perdido.
Mi pequeña paga desde que estalló la revolución no
la he cobrado, ahora estoy gestionando para ver si puedo
conseguir el cobrarla y nos dicen que sólo cobraremos desde
ahora, también estoy gestionando para entrar en la
obligación de pagar las defunciones y
el derecho de cobrar lo reclama la madre y vosotros, pero
necesito pagar 320 pesetas por el tiempo que no he pagado y
en donde están esas señas?
135
El año 36 los rojos se nos llevaron de Gargallo todo
lo que había en casa así como las cosechas quedando sólo
las paredes.
Julián también ha pasado su calvario, se le llevaron
los rojos todo lo que tenía y luego lo detuvieron y
sentenciaron por tres años a trabajos forzados en un pantano
que hacen en la provincia de Huesca con su corriente multa,
a los 11 meses le rebajaron la causa e hizo efectiva la multa
y lo mandaron a casa, pero vino deshecho y extenuado que le
ha costado mucho tiempo reponerse.
La Magdalena ya va al colegio de las monjas que lo
han vuelto a reponer así como los frailes en el convento que
ya van a traer estudiantes.
Las Iglesias nos las quemaron los rojos sin dejar en
ellas ninguna imagen, ya tenemos cura párroco para
enterrarnos católicamente, pues los rojos enterraban los
muertos como el que llevaba macho muerto al muladar, pues
aquí estaba tan impuesto el
comunismo que los hombres tenían que ir a trabajar a donde
los mandaban, a las órdenes de un delegado orgulloso que
les amenazaban con calentarles la piel y nos hacían comer
carne de caballo y chorizos de burro, pues a nosotros nos
136
mataron un burrico que teníamos para hacer chorizos, pues
en el convento establecieron
la fábrica, pero los dirigentes que eran Jallero, los Jaimes,
Panderel, Juan el pollo y varios más no comían de esa carne
ni chorizos.
El marido de la Concha va en el frente hace 22
meses, escribió con mucha frecuencia y hace unos días
estuvo en casa con 15 días de permiso y la Concha y sus
niños Joaquín y Josefina los tenemos con nosotros desde la
revolución pues tanto el uno como el otro son muy dóciles y
amorosos y nos sirven de mucho consuelo pues al otro
abuelo que los quería mucho también lo mataron.
Nos decís en las vuestras que vayamos a ésa pero es
imposible pues tanto la madre como yo no podemos salir de
casa pues de buena gana iríamos a conocer a Farídi y a los
míos y a daros a todos el beso de despedida pero es
imposible y sólo nos queda un
consuelo de que llegará un día que nos veremos y
abrazaremos en el Valle de Jirafa el día de la resurrección
que perezca quien, pero ha de llegar.
Ya sólo me queda deciros que deseo críen mis nietos
católicamente, enseñándoles la doctrina de Jesucristo y que
137
a mi muerte me dirijan algún padre nuestro pidiéndole a
Dios la salvación de mi alma.
Esta carta, enséñasela a Pascual y decile si sabe si
tiene padres, y tú dirás algo de él así como si se ha casado y
qué vida hace, pues yo creí que estaba con vosotros, dile que
nos mande su fotografía y vosotros mandarnos la de los
niños para que nos quede un consuelo de conocerlos por
fotografía. ¿Y vosotros qué tal marcháis con el negocio?
Yo trabajo el huerto y un bancal que tiene la Concha
cerca del pantano.
La madre sigue trabajando lo más que puede, pues
ella recuece en la cocina el cerdo y las gallinas que vamos
reponiendo, porque los rojos nos llevaron las que teníamos
que eran 12 y un gallo.
Decile a Pascual que venga unos días para ayudarme
a arreglar lo de las viñas Las Vueltas y si no quiere venir
que nos mande lo que se necesita para ello.
La Concha va trabajando de su oficio con la máquina
de la madre, pues la que le comprasteis vosotros, se la
llevaron los rojos.
En el convento van a instalar los frailes un seminario
porque el de Teruel y Belchite los des
138
Este pueblo se ha quedado con muy poca gente pues
hay muchos en los frentes.
La Concha no escribe pues hace cinco días que está
en cama con un enfriamiento en la cabeza y la madre no lo
hace porque como yo les digo todo lo que ella puede deciros
se conforma con estampar su firma.
Cuidaros mucho, vivir como buenos esposos, darles muchos
besos a nuestros nietos y vosotros recibir cuanto queráis de
todos de casa y de vuestros padres.
Joaquín Calvo Ferrero y Concepción Gamón”.
Esta carta me resulta impresionante... la leí
varias veces.. Son dos hojas muy viejas y coloreadas
por el tiempo con una letra muy chiquita y prolija de mi
desconocido abuelo paterno. Al descubrirla entre
tantos papeles, sentí una enorme emoción. Creo que
algo de la vida de ese abuelo se acerca a la mía, ahora
me siento orgullosa de ser su nieta y aunque no llegué
a conocerlo, siento por él enorme respeto y admiración.
Por todo esto, decidí incluir su carta como el testimonio
más cruel que me llega de la guerra que pasaron mis
139
abuelos y tíos desconocidos. También creo que esta
carta pesó sobre mi viejo, lo debió haber sacudido e
impulsado a la idea de acercarse a sus sobrinos y a su
hermano, es decir a la familia que en la Argentina
estaba teniendo.
Creo, que así fue como Banderaló perdió
encanto para Pascual. El cariño por esos sobrinos le
tironeaba los sentimientos y Reconquista parecería ser
el próximo destino de mi padre... ¿Y qué podría hacer
Pascual en esa ciudad? ¿En qué trabajaría...? A pesar
de las insistencias de su hermano y de su cuñada para
que se viniera a vivir con ellos, quienes realmente
debieron convencerlo y en media lengua fueron
Carlitos y Olguita, con pocos años de edad.
Adiós a Rosendo y Freddy, tan queridos y
siempre recordados amigos... adiós Banderaló... y a
empezar nuevamente...
Manuel y Fernanda lograron comprar la esquina
de Mitre y Obligado. Era una esquina céntrica, frente a
la plaza principal “25 de Mayo”, rodeada por la
catedral, la policía, los bancos y una importante
140
escuela. Allí mudaron definitivamente la “Casa Carlitos”
y su definitivo hogar. Aquella casa enorme tenía varias
habitaciones para alojar a cualquier pariente,
especialmente a un tío solterón que aterrizó con sus
cosas, con la Harley Davison y dispuesto a empezar
otra vez... Hubo que ajustarse a las reglas de
convivencia de aquel hogar, comer y cenar a horario,
afeitarse y bañarse todos los días, ayudar en el
negocio, acostumbrarse al bullicio de sobrinos que se
le pegoteaban, no dejando dormir la siesta y un montón
de cosas más. Entre ellas, realizar visitas al dentista
Juan Tomei para que le extrajera en dos o tres
oportunidades todos los dientes, buenos o malos, y le
colocara una linda dentadura postiza.
A Carlitos le tocó compartir su dormitorio con el
tío Pascual, cosa que hacía con tal gusto que despertó
los celos más profundos que Olguita haya sentido
alguna vez. Así es como encontramos a la hora de la
siesta, a esa “pequeña maestra de entretenimientos”,
contando cuentos para dormir a su hermano y tío en
aquella pieza, claro que algunas veces se les orinaba
encima, distraída en sus narraciones, y seguidamente
141
había que cambiarle la bombacha, tarea que le tocaba
por supuesto al tío Pascual.
El afecto entre el tío y sus sobrinos llegó a ser
de tal magnitud que podría calificarse de inmensurable.
El tío era formidable ya que los paseaba en la moto, les
llevaba el apunte en todo y les enseñaba a andar en
las bicicletas que les había regalado. Para esto los
llevaba a la plaza, les daba coraje para que lograsen
andar solitos mientras él corría unos cuantos pasos
junto a ellos. Olguita aprendió a andar tan sólo a los
cuatro años y sin la ayuda de rueditas auxiliares... El
tío los hacía amigar cuando Olguita y Carlitos
peleaban, o los haría pelearse cuando eran amigos.
Llegaron a formar una tríada pocas veces vista, al
punto que mi tía llegó a sentir que tenía tres hijos en
lugar de dos.
En algunas ocasiones Fernanda mandaba a
Pascual a afeitarse y a ponerse más presentable para
estar en el negocio. Quería enseñarle el oficio de
vendedor, le explicaba algunas estrategias para ayudar
a un cliente a que se definiera por comprar, le explicó
de sedas, tafetanes, algodones, de anchos y doble
anchos, de saldos, de retazos, de únicas
142
oportunidades... Pero su cuñado no aprendía... no
había nacido para las ventas... y su tiempo en el
negocio terminó el día que Fernanda escuchó en el
mostrador las siguientes palabras:
- “Mire señorita, la tela es cierto que es muy
linda... pero la verdad es que yo no sé si despinta...”
- ¡“Pascual, dedicáte a otra cosa, la tienda te
queda grande!..., debieron ser las amables palabras
con que Fernanda lo sacó de raje.
No sé qué otras cosas intentó por allí Pascual
pero Reconquista le gustaba. Estaba decidido a
quedarse. Esa pequeña ciudad norteña y agropecuaria
lo llenaba de nuevas expectativas, era de creciente
desarrollo, además la gente era amigable, caía
simpático y ser hermano de Manuel Calvo lo situaba en
un muy buen lugar, especialmente para las amigas
solteras de Fernanda.
143
CAPÍTULO 11
Reconquista... preciosa perla del norte...
¡Reconquista... cuidad amada y entrañable...
tierra de indios que nos legaron su espíritu... pequeña
perla rodeada de campos ... donde crece el algodón, la
caña de azúcar y el girasol de cara a tu sol, donde el
Paraná se aquieta y se abre en arroyos para
refrescarte, para hacerte fértil... tierra que cobijas al
inmigrante como tuyo y les das hijos que te transiten.
¿Cómo no anidar en tu seno? ¿Cómo no entregarte mi
esfuerzo... pequeño Edén?!...
Allí decididamente se quedó Pascual, allí echó
definitivamente sus raíces. ¡El campo fue su destino...
un espíritu libre para trabajar la tierra, su vocación ...
tractores, herramientas y muchos hierros, su
compañía!... A sus 35 años, Pascual se define como
“colono del norte santafesino”. Ahora sí aprendía
rápido y con gusto los quehaceres de campo, ahora
parecía asentar cabeza. Su primer campo lo arrendó a
50 Km más al norte, distancia que recorría en un tren
que salía de la estación de Reconquista, pasaba por
144
Avellaneda, Mussi, Flor de Oro, Lanteri y finalmente
bajaba en Ingeniero Chanourdié. ¡A arar y sembrar,
que después se viene la zafra!...
Realizó una innumerable cantidad de veces este
recorrido y se hacía conocer por todo el mundo,
conversaba y contaba su historia a todos, al guarda, al
maquinista y a cualquier colono acompañante de
asiento. Llegó a ser tan agradable la presencia de
Pascual (y su bicicleta) en el tren, que el maquinista
conocía los días y horarios de sus viajes, a tal punto
esto era así, que el tren no salía a horario por
esperarlo, a pesar de la queja de algún pasajero
apurado. En cierta oportunidad mi viejo no llegó a
tiempo. No sé por qué razón se le había hecho
demasiado tarde. El silbato que anunciaba la pronta
salida hacía unos cuantos minutos que se había oído.
El maquinista después de esperarlo unos minutos
consideró que Pascual no viajaría ese día a
Chanourdié y puso a andar la vieja locomotora. Así, el
tren llevaba unos cuantos metros recorridos cuando se
veía allá a lo lejos venir a un hombre a toda velocidad
sobre una bicicleta. Era Pascual que por supuesto
llegaba más tarde que de costumbre. Mi viejo ese día
145
se convenció de perder el tren ya que vio cómo se
alejaba de la estación...
¡Qué macana Pascual!... ¿Por qué te demoraste
tanto?... ¡No te sientas tan importante hombre, que no
siempre te han de esperar!... ¿Quién crees tú que
eres? ¡Ahora jódete y espera el próximo que recién
sale pasado mañana!... Esto se decía a sí mismo
cuando para su sorpresa y alegría vio que el tren se
detenía y retrocedía hacia la estación. Pensó entonces
que habían olvidado de enganchar algún vagón
cargado y que sí o sí debía ser trasladado ese día.
Sucedió lo que nadie hubiera esperado. El
maquinista lo había visto llegar velozmente y detuvo el
tren, dio marcha atrás a la vieja máquina regresando a
la estación. De esta sencilla e inusual manera, el tren
recogió a mi viejo y su bicicleta y partió nuevamente.
Pascual subió al tren con la misma naturalidad de
siempre pero ante el asombro de los demás pasajeros.
Uno de ellos que lo conocía se atrevió a preguntar:
- “¿Dígame Don Calvo, usted alguna vez fue
presidente de la República, o algo así?...
- “¡No mi amigo - contestó Pascual - no podría
serlo, yo soy un ciudadano español!...”
146
El pasajero agregó muy sorprendido y con gran
énfasis: - ¡Pero qué cosa!... ¡Mire que yo hace rato que
hago este viaje y creo que ni por el presidente de la
República retrocede el tren una vez que ya salió de la
estación!...”
Esta anécdota me encanta recordarla porque
muestra lo simpático que era mi viejo, lo mucho que se
hacía querer, y en ocasiones, la suerte que lo
acompañaba.
Como dije antes el campo era su vida, lo
trabajaba y disfrutaba como ninguna otra cosa,
cosechó por toneladas todo lo que sembraba. En
algunas ocasiones tenía que sobrellevar muchos
contratiempos como por ejemplo las invasiones de
cotorras a los sembrados de sorgo, la falta de lluvias
que cayeran a tiempo o el bajo precio que tenía la caña
de azúcar, entre otras cosas más.
Al comienzo de su trabajo en el campo los
arados de rejas eran tirados por bueyes que trabajaban
todo el día como lo que eran -unas bestias- hasta que
las garrapatas hicieron de ellos unos despojos. Pascual
tuvo que consultar a la veterinaria de la zona y le
recomendaron bañarlos con un polvo blanco que debía
147
diluir en agua, también le advirtieron que se cuidara
mucho de no tocarlo. Lo que no le quedó muy claro fue
las proporciones en la dilución. Pascual creyó entender
“una bolsita en 50 litros de agua”. Se apropió entonces
de unos buenos guantes, suficientes trapos y un
tambor de 50 litros que llenó con agua, vertió
cuidadosamente aquel polvo y manos a la obra. Bañó a
dos bueyes cuidadosamente y mientras lo hacía,
notaba que no le alcanzaría aquel preparado para
hacerlo con los dos o tres más que tenía en espera. Al
poquito rato, los bueyes comenzaron a sacudirse de
manera un tanto extraña. A Pascual le habría gustado
interpretar que a los animales les gustaba el baño y
ésa era la manera en que lo manifestaban. Sin
embargo algo pareció indicarle que no era tal cosa. Los
animales se acostaron sobre el suelo como buscando
más el fresco. Pascual comprendiendo que de veneno
se trataba, los refrescaba con mucha agua fría que
tenía en otro tambor y los pobres seguían
sacudiéndose... Fue la última gracia que hicieron esa
yunta de bueyes ya que murieron junto a todas las
garrapatas que chupaban de ellos. ¡Qué sorpresa
Pascual!... ¡Al carajo con los bueyes!... ¿Qué pasó?...
148
La bolsita de semejante producto dejaba leer en su
parte de atrás: “diluir completamente en 500 litros de
agua”.
¡...Hostias!... ¡450 litros nada más, marcaban la
diferencia entre una operación exitosa, de una
animalada!... Como decía él: - “A joderse Pascual, eran
500 litros y no 50. La próxima vez lee bien y no te
confíes de lo que te diga un vendedor cualquiera... y
anda pensando cómo seguir que la tierra te espera”.
No sé cómo resolvió su problema. Esta
anécdota me la contó de chiquita, una vez que me
encontró llorando desconsoladamente porque se me
había muerto una gatita, al parecer, por comer una rata
envenenada. A mí, su experiencia con los bueyes nada
me consolaba, sin embargo, comprendí que de algún
modo también él quiso llorar aquel día... Con el
transcurso de algunos años compró un arado de doble
acción, con doce discos y de los bueyes ni se
acordaba.
Éstas y otras cuantas anécdotas más le
sucedían en aquellos años mientras éstos se pasaban
volando. Su paradero seguía siendo en la Casa
Carlitos, sin embargo, gran parte de su tiempo estaba
149
en el campo y poco ya se podía encontrarlo en
Reconquista, razón por la cual lo apodaron “figurita
difícil” (autor desconocido).
Pascual había construido en Chanourdié una
simple casa, de paredes de ladrillos asentado en barro
y con techo de chapa (un buen rancho podría decirse),
además un galpón donde guardaba las herramientas y
el tractor. Tenía unos peones que trabajaban con él.
Uno de ellos, Mundo Bello Artal, al que papá lo llamaba
“Artala”, era el encargado. Vivía con su mujer, Ana, y
algunos cuantos chiquitos en aquel rancho. La señora
se pasaba las horas cuidando sus críos, cocinando
guisos, hirviendo gallinas y haciendo pan casero.
Mientras tanto en Reconquista, Olguita y Carlitos
extrañaban mucho al tío. Lo esperaban con gran
ilusión, especialmente Carlitos, a quien le encantaba
pasear con su tío, en la moto, y a pesar de que una vez
se los llevó por delante el “sordo Kolhi” en la calle Mitre
entre 9 de Julio y Belgrano. Este sordo además de no
escuchar el impresionante motor de la Harley Davison
parecía que también tenía dificultades para ver.
Carlitos voló por el aire y resultó ileso pero a Pascual
se le fisuraron algunas costillas, sin embargo a ninguno
150
de los dos les duró el miedo y los paseos continuaron,
aunque ahora a escondidas de Fernanda.
Carlitos era un flaco esmirriado, como solía decir
el tío Pascual, delicado para todo, especialmente para
comer. Nada de lo que le hacían en su casa parecía
gustarle demasiado. Al tío Pascual estas cosas le
parecían mariconadas, siempre pensaba que unos días
de campo y lejos de las complacencias de su madre,
su niñera y su cocinera, le vendrían bien. Convenció a
Fernanda para llevárselo unos días con él.
A Carlitos le parecieron las más lindas vacaciones. El
tío lo levantaba muy temprano y se lo llevaba a trabajar
con él y la peonada. Lo subía al tractor y le enseñaba a
manejarlo, lo hacía caminar por la tierra arada, le
enseñó a pelar y chupar un pedazo de caña de azúcar,
le mostraba los animales y gallinas que por allí tenían.
A Carlitos le llamaba la atención ver los pollitos
tan chiquitos. Nunca los había tocado. El tío Pascual le
acercó uno para que lo tomara entre sus manos.
- “Agárralo y mira que chiquito y lindo es!...” dijo
animándolo. Carlitos ocultaba sus manos tras él.
- “No tío, me da miedo”.
151
- “¡Pero agárralo hombre! ¿Cómo puedes tenerle
miedo a un pollito tan chiquitito?...” Aquello de una
“buena psicología” para enfrentar esos miedos
infantiles, el tío no tenía ni lo elemental. Por sorpresa
tomó las manos de su sobrino y colocó al pollito en
ellas. Carlitos se quedó casi sin respirar y mirando al
pollito que estaba muy quietito.
- “¿Ves que no hace nada?”, decía el tío y
Carlitos no contestaba. -“¿Ves qué chiquitito y lindo
es?, pero Carlitos seguía mudo y sus ojos fijos en el
pollito. En un momento el pollito movió sus patitas,
rascando las palmas de Carlitos. ¡...Ehhh...! suspiró
Carlitos y dejó caer el pollito al suelo. Al tío lo desbordó
tanta “mariconada” y tomó entonces al pobre pollito y
se lo metió a Carlitos en el pecho, dentro de la camisa.
Carlitos pataleó más que el pobre pollito, no sé quién
era el más asustado de los dos, pero la anécdota
terminó en que Carlitos se encantó con los pollitos del
campo y perdonó a su tío semejante atropello.
Cuando volvió a Reconquista le contaba a su
madre todas estas cosas y además, de los ricos guisos
que hacía la cocinera del campo del tío. -“Mamá -
decía , vos no sabés hacer esas comidas que hace la
152
señora del campo, ella sí que cocina rico”. Fernanda,
que tenía asumido aquello de no ser una buena
cocinera y en atención a los reclamos de su querido
Carlitos, le pidió a Pascual que trajera las recetas del
campo para reintentar algo de las artes culinarias.
Pascual le explicó que no se trataba de recetas
especiales sino de simples guisotes y que el secreto
estaba en levantar temprano a Carlitos y hacerlo
caminar algunas horas por la tierra arada. -“¡Eso
despierta inevitablemente un buen apetito!” , decía a su
cuñada, por propia experiencia.
Las visitas a la familia de Reconquista habían
menguado pero no así el cariño y apego que se tenían.
Cuando el tío llegaba del campo era un buen motivo
para comidas especiales, era como festejar no sé bien
qué cosa - según palabras de Olga -. El pan y un buen
vino eran símbolos del encuentro.
Para muchos españoles el pan será siempre
como un regalo de Dios, símbolo de la prosperidad que
pocas veces acompañó a sus vidas, quizás por eso,
comerlo no es más que agradecer al cielo por el fruto
del trabajo de nuestras manos. Recuerdo que de
chiquita papá me cantaba una canción que decía algo
153
así: -“¡Ay... ay... ay... ay... qué trabajo nos manda el
Señor... levantarse y volverse a agachar ... todo el día
a los rayos del sol!...” Mientras la cantaba representaba
dramáticamente el significado de aquella cancioncita,
como pretendiendo enseñarme el esfuerzo que
significa sembrar la tierra y a la vez, la felicidad que
trae cosechar sus frutos.
El tío Pascual quería trasmitir aquellos valores a
sus sobrinos, ya que hijos no tendría todavía. ¿Creo?
Así que, a la hora de colaborar en la tarea de preparar
la mesa, se ocupaba de cortar el pan y dejar unas
tajadas junto al plato en que comería Olguita, porque
sabía que a su sobrina, el pan no le iba ni le venía y
que todo aquel rollo con respecto a cómo llega el pan a
nuestras mesas... no le hacía mella.
La zorra niña (no tan niña pero sí bastante
zorra), que ya había decidido que el pan no le gustaría
nunca, y, para evitar conflictos y griteríos en la mesa
de aquellos lindos encuentros, cortaba el pan en
trocitos como para llevárselos a la boca, pero en
realidad y muy astutamente, los arrojaba debajo de la
mesa, aprovechando la complicidad del largo mantel y
154
de la buena cocinera (que luego barrería aquellas
señas en total silencio).
Infelizmente ese día Olguita se sentó entre su
tío y su padre y su artera treta terminó cuando el tío,
que sospechaba algunas irregularidades de su
indómita sobrina, miró debajo de la mesa. Así
descubrió la forma en que su sobrina zorra tenía de
pasarse por el traste aquello de comer el pan
agradecidamente al cielo... La pobre Olguita aquel día
cobró de ambos lados. Uno fue el sostobón que le dio
el tío mientras le decía: -“El pan no se tira”- indignado
por su frustrado empeño en grabar ciertos valores en
su sobrina, y el otro, vino del lado de su padre como
represalia a las palabras que la inteligente niña
argumentó en su defensa, cuando le dijo a su tío: “¡Vos
no sos mi papá para pegarme!...”, a lo que su padre
puso fin diciéndole: -“¡No es tu padre... pero sí es tu tío
y tu padrino!...”
Y el asunto terminó así. ¡Qué carajo ni qué ocho
cuartos... mocosos de miércoles que parecen indios sin
educación!... según el parecer de Pascual con respecto
a todo niño que prescindiera del pan a la hora de
155
comer, incluyendo a los cinco que la vida le dio por
hijos. Algunas veces recuerdo su reiterada pregunta:
- “¿Dónde está tu pan?..., pero a diferencia de
Olga, a mí el pan me gusta y coincido con mi viejo con
respecto a ser agradecida al cielo, sin embargo, jamás
me he sentido una “india mal educada” cuando me
olvido de comerlo...
Con el pasar de los años mi prima perdonó a
ambos, excusándolos porque probablemente las
teorías de Piaget con respecto a los niños, aún no se
conocerían demasiado en el tiempo de las visitas a la
Casa Carlitos... Y es más aún, cuando ya estaba
casada y recibía la visita del tío a su mesa,
personalmente se ocupaba de comprarle abundante
cantidad de pan para que el tío se lo comiera... fiel a su
sentir...
El tío Pascual era el tío del alma, pero había que
soltarlo un poco y dejarlo para ver si se casaba. No sé
con cuantas amigas de Fernanda llegó a engancharse,
sin embargo con ninguna se concretaba nada a pesar
de la permanente cabeza que su cuñada le haría al
respecto. Olguita crecía segura de que su tío sería
156
siempre de ella. Algunas tardecitas paseaba feliz con
sus amigas por la plaza 25 de Mayo. Tenía unos 12
años y posiblemente algún enamorado escondido. Su
seguridad tambaleó el día que vio en la misma plaza, a
su tío paseando con una de las señoritas Del Fabro.
Los celos la dominaron por completo... Dejó a sus
amigas y se encaminó hacia su tío como una leona. La
genética le salió al cruce y dijo enérgicamente: -¡“Papá
dame plata”!
Dos imposibles, ya que el tío era “un seco” y
además “no era su padre”, como bien ella misma lo
había dejado claro. Mas Pascual se la sacó de encima
con $ 5 que le dio para que se las tomara de allí. El
resultado final de aquel día de paseos, celos y
contratiempos, no lo sé... pero Pascual no se casó con
aquella joven. Así transcurría el tiempo del tío de
Olguita y el tiempo del que sería mi padre...
Hacia fines de la primera presidencia del
General Juan Domingo Perón, a Pascual se le dio la
oportunidad de viajar a Buenos Aires con unos cuantos
colonos cañeros. Había sido un año de buena zafra y
los colonos habían entregado a los ingenios de la zona
157
muchas toneladas de caña que demoraban en
pagarles y a sólo $9 la tonelada. Mi viejo tuvo el gusto
de hablar frente a frente con el General en la casa de
gobierno. Sentía que su voz le temblaba, estaba muy
emocionado al pensar en que él, un simple colono
cañero, se dirigía al presidente de la República, y éste
los escuchaba atentamente. Contaba que el General
los recibió con su característico saludo... los brazos en
alto... y escuchó respetuosamente los planteos que
Pascual y otros hacían respecto al bajo precio que
tenía la caña de azúcar en el norte de la provincia de
Santa Fe. Llegaron al acuerdo de $14 la tonelada para
ese año. Además el General los alentó con unas
cuantas palabras y reforzaba el valor que tenía para el
país el trabajo de aquellos hombres de campo. Logró
que aquellos colonos regresaran al campo con mucho
más entusiasmo y que los ingenios pagaran a $14 aún
lo que se les adeudaba.
Pascual nunca tuvo dinero para grandes
emprendimientos, pero ahora, las ganas de volver a
España y visitar a su madre empezaron a cosquillearle
la cabeza. ¿Sería posible viajar y visitar a su madre?
¿Y por qué no?
158
Al poco tiempo de finalizar la guerra Doña
Concepción había enviudado y añoraba la visita de los
hijos, que tan jóvenes había despedido. Habían
transcurrido treinta largos años y se sentía muy vieja.
Pascual ya tenía 47 y ahora, dinero para pasajes, tenía
planes de viajar y de estar unos meses con los otros,
también suyos. Además fantaseaba con lo siguiente:
¿Por qué no ganar el corazón de una mujer española y
hacerla su esposa?, si total por aquí no pasaba nada, o
al menos nada demasiado importante.
Un día le dijo a su hermano:
- “¡Manuel, tengo muchas ganas de viajar a
España! He estado juntando unos cuantos pesos con
estas cosechas y quiero hacer los trámites para
embarcarme. A ti que te parece?...”
- “Pues me parece muy bueno Pascual, el visitar
a la madre y volver a Alcorisa es una gran cosa,
además sabrás cómo están los nuestros allí, cómo han
salido de la guerra, cómo los trata Franco a los
españoles. Podrás también decirles que la Argentina
está abierta para todos los que quieran venirse, que
por aquí se trabaja muy bien y que no hay
resentimientos entre la gente”.
159
- “¿Cómo harás con el campo mientras estés por
allí?..., preguntó Manuel.
- “Pues no te preocupes por ello - contestó
Pascual – dejaré a Artala y otros peones a cargo, son
de mucha confianza y ya hemos hablado”.
Olga y Carlos no querían saber nada con que el
tío se fuera. Los dos estaban más que crecidos y
haciendo sus vidas, pero la idea de que el tío volviera a
España les sonaba un poco a abandono. Y por cierto,
la sola sospecha de que por locura se les casara, les
producía una feroz rabieta. Intentando apaciguar a sus
contrariados sobrinos les preguntó qué cosas querían
que les trajera de España... Olguita contestó
claramente: - “A mí cualquier cosa me da lo mismo,
menos una tía...”. A pesar del llanterío y las caras de
culos de sus sobrinos, Pascual volvería a España con
el corazón lleno de ilusiones...
Ya no llevaría su Cartera de Identidad, aquel
envejecido documento de sus 16 años con el que vino
a Argentina y en el que aparece su primera firma, sino
que llevaría el pasaporte tramitado en el Consulado
Español de la ciudad de Rosario, con fecha 10 de
Enero de 1952. En él deja verse una muy linda foto de
160
sus 47 años, con un gesto, según mi apreciación, de
hombre maduro, seguro y confiable.
Tampoco regresaría al viejo continente en el
barco a vapor Reina Victoria Eugenia, sino en el
trasatlántico italiano Giulio Cesare. ¡Qué grandiosa
nave aquella! ¡Todos sus sueños pesaban en ella!...
Otra vez a cruzar el inmenso océano para
abrazar a su madre... ¿Qué sentiría?... ¿Cuántas
cosas pensaría en contar?... Seguramente diría que
arrendaba un campo grande y que había cosechado
mucha caña de azúcar, que tenía varios peones, un
tractor y un arado, que había entrevistado al presidente
de Argentina, el general Perón. Pascual estaba
deslumbrado con la primera dama, llegó a valorarla
mucho, aunque nunca se sintió peronista...
¿Cuántas cosas más desearía recordar?...
¿Querría saber sobre la guerra?... ¿ Y sobre los
hermanos que habían muerto en ella?... ¿De su padre
que ya no vería?... ¿Y encontrarse con la hermana que
tan cariñosa era en sus cartas? ¿Y conocer a sus otros
sobrinos? ¿Cómo sería todo eso?... Abrazar a Julián y
conocer a Victoria, ver lo que hacían por allí juntos y
saber cómo habían sobrevivido. Sabía que Julián la
161
había pasado muy mal, había estado detenido mucho
tiempo y lo obligaron a hacer trabajos muy pesados.
Sabía que Victoria era sumamente valiente y había
luchado muy sola por sus hijos en aquellos
momentos...
¿Cómo estaría Alcorisa?... ¡Caminar por sus
calles entre montañas y contemplar la iglesia donde lo
bautizaron!... ¡Y ver aquella montaña que treparon con
el cabeza rota!... ¿Sería tan alta como le parecía de
chico?... ¿Se encontraría a Francisco?... ¿Hablarían de
una vieja deuda de amigos?... ¡Cuántas, cuántas
emociones contenía en su corazón!...
Apenas puedo ubicarme en su lugar y ni aún así,
puedo imaginar realmente lo fuerte de aquellas
vivencias... Me lo imagino feliz, ansioso, caminando
incansablemente por todo el barco, hablando con todo
el mundo sin parar, apenas conciliando el sueño,
contando los días que faltaban para desembarcar...
En este viaje no faltó por supuesto la esperada
anécdota... Pascual volvía a España hecho un “mozo
americano”, es decir con algunas canas que ya
peinaba en sus sienes y que le daban un aspecto lindo,
162
de hombre maduro. Completaban esta apreciación
mía, un par de lentes y una sonrisa perfecta (de su
dentadura postiza) que lo asemejaban más a un
intelectual que a un colono de campo argentino.
Además llevaba 10.000 pesetas que había logrado
gracias a la cosecha de caña de azúcar.
La tripulación a bordo del Giulio Cesare era
advertida con respecto a los paseos sobre la cubierta,
especialmente en los primeros días de navegación. Se
les indicaba no detenerse mucho tiempo a contemplar
el mar desde la proa hacia la popa, ya que en algunos,
los movimientos ondulantes que se producían sobre la
nave ocasionaban mareos, molestias estomacales,
náuseas y hasta vómitos.
Aquellos primeros paseos por la cubierta dejaron
en este mozo americano un lamentable recuerdo, que
afectó su imagen. Pascual descreyó a la señalada
advertencia e inevitablemente le vinieron las ganas de
vomitar. Pretendió ser cuidadoso ante semejante e
incontrolable hecho corrió hasta la barandilla de la
nave con intenciones de expulsar al mar sus líquidos
estomacales... Con ellos también salieron sus lindos
dientes postizos... ¡Al carajo los dientes Pascual!...
163
¡Qué macana viejo!... ¿Y ahora?... Pascual nos
contaba que el estómago se le tranquilizó, pero sus
ojos, en colaboración con sus lentes, quedaron fijos en
aquella sonrisa que su propia dentadura le devolvía
desde las olas del inmenso mar!... Ahora sumaba a
todas las emociones que en su corazón llevaba, una de
las primeras preocupaciones para luego del
desembarque: ubicar un buen dentista en Barcelona
que le hiciera una nueva dentadura!... Agregaba al
relato de esta anécdota los inconvenientes que se le
presentaban al hablar con cualquiera. Trataba de
permanecer callado todo el tiempo posible, cosa que
le debió haber resultado sumamente difícil. Además
pasó el resto de los días de embarcado comiendo puré,
arroz y demás cosas blandas que el cocinero le servía
y se perdía de comer otros manjares que se
presentaban a la mesa... ¡por culpa de faltarle unos
buenos dientes!...
Aquel viaje de regreso fue más corto que el
primero, sin embargo, estoy segura que a mi viejo le
debió parecer interminable. A mi entender, siempre que
164
regresamos a los lugares donde fuimos felices de
chiquitos, nos viene esa sensación...
Transcurrieron finalmente todos aquellos días y
el Giulio Cesare atracó en el puerto de Barcelona el día
2 de Marzo de 1952. El momento del desembarque
había llegado...
¡Qué distinto y renovado se veía aquel puerto!...
¡Qué linda se veía Barcelona desde allí!...
¡Sus ojos buscaban desesperadamente a su
madre entre tanta gente. Su corazón estallaría al verla.
La recordaba tal cual la había dejado, una mujer de
estatura media, erguida, de pechos prominentes, de
mirada serena...
Esos primeros minutos de búsqueda fueron
interminables y el nudo en su garganta le retiraría la
voz al verla.
Reconoció a su hermano: -“¡Julián... Julián!...”-
gritó Pascual, y su mirada giró un poco buscando a su
madre. Allí, allí junto a su hermano... estaba una
ancianita de cabellos emblanquecidos por sus 82
años... de reducida estatura... y pechos caídos... Sólo
conservaba de aquel recuerdo, la mirada serena...
165
¡Ésa, ésa viejecita, de pie junto a Julián, era su
madre... Temblorosa... ansiosa y con sus pequeños
ojos llenos de lágrimas!...
Al tratar de relatar este encuentro, siento la
enorme limitación que tengo entre mi imaginación y mi
capacidad de escritura. Me quedo sin palabras así
como Pascual se quedó sin su voz.
Las lágrimas y abrazos lo dirían todo...
Cuando mi viejo me relataba este reencuentro...
siempre volvía a llorar... y yo captaba una vez más, las
maravillosas formas en que el amor se manifiesta...
166
Segunda parte
167
España madre patria,
tierra de mis padres y abuelos.
Tan lejana y sufrida
tan desconocida y querida
tan dentro de mí ...
168
España... la madre que llevo dentro...
En los años de mi infancia oía muchas veces a
mis padres, tíos y abuelos hablar de España. En toda
fiesta de fin de año la “Madre patria” se hacía presente.
Ella nos visitaba siempre con su música y alegría.
Nunca faltaba el “Uno de enero, dos de febrero, tres de
marzo y cuatro de abril, cinco de mayo, seis de junio,
siete de julio San Fermín, a Pamplona hemos de ir... a
Pamplona hemos de ir... con una media y un
calcetín”... Todos cantaban divertidamente mientras
la bota de vino pasaba de un tío a otro, o del abuelo a
un nieto entusiasmado, que quería aprender a tomar
de ella.
Mas también, aquella visita traía la melancolía
de algún paso doble que cantaba mi prima Carmen,
con su voz privilegiada “Paso doble te quiero... porque
llevas en tu garbo lo mejor del mundo entero... paso
doble te quiero... porque llevas en tus notas el valor de
los toreros... paso doble te quiero... porque estando en
tierra extraña... tú me traes el recuerdo... tú me traes el
recuerdo... de aquella madre que tengo en España”...
169
Al escribir esto, algunas lágrimas llenan mis ojos...
como inevitablemente sucedía a muchos de aquella
gran familia que fuimos.
De chica sentía que aquella “madre patria” era
de mis padres, de mis tíos y de mis abuelos... poco
mía... a pesar de las veces que jugando me ponía un
hermoso vestido rojo y negro, entallado hasta la
cintura, y con muchos volados que llegaban hasta
verse los zapatos españoles de tacones rojos. Para
completar a la “salerosa mujer española” había que
recogerse el cabello y agregar sobre la espalda un
mantón de seda negro con largos flecos y unas
coloridas flores pintadas al óleo. Por último no había
que olvidar las castañuelas. Nunca aprendí a tocarlas a
pesar de la infinidad de intentos realizados, llegué a
convencerme que igual bailaría penosamente “el paso
doble” aunque no resultase tan “salerosa”. Recuerdo la
ilusión de mi madre cuando nos hacía aquel vestido y
cuando pintó sobre el mantón aquellas hermosas
flores...
Escribir ahora acerca de España me resulta un
trabajo difícil a pesar de que la siento muy dentro mío.
He leído bastante de las costumbres de aquella época
170
de los abuelos y mi madre, de sus viñedos, de los
toreros, de la guerra Muy lejos estoy de hacer historia,
aún lejos de llegar a comprenderla. Sólo pretendo
entender algunas razones si me fuera posible, quizás
aquéllas que fueron muy significativas, ya que dieron
lugar a muchas decisiones tomadas según mi
parecer... contra el corazón...
Intento escribir algo de tanta historia, pensando
en los años que vivieron mis abuelos y en lo mucho
que influyeron sobre mí, a pesar de la distancia y el
tiempo.
Es un sincero deseo de entenderlos un poco
más... Sus sangres llevo...
171
Me queda la palabra
Si he perdido la vida, el tiempo
todo lo que tiré como un anillo al agua.
Si he perdido la voz en la maleza
me queda la palabra.
Si he perdido la sed, el hambre,
todo lo que era mío y resultó ser nada.
Si he segado las sombras en silencio
me queda la palabra.
Si abrí los ojos para ver el rostro
puro y terrible de mi patria.
Si abrí los labios hasta desgarrármelos
me queda la palabra.
Blas de Otero
172
CAPÍTULO 12
Madre, ¿qué has gestado?...
A finales del siglo XIX España transitaba una
marcada crisis económica que desintegraba poco a
poco su gloriosa historia monárquica. Contaba con
grandes amenazas de desintegración política, de
separatismos entre sus fuertes regionalismos, de
división de clases, así como un elevado porcentaje de
analfabetismo. La sociedad se dividía en ricos, pobres
y una amplia clase media. A esta última pertenecían
los profesionales, los funcionarios militares y civiles, el
ejército de la enseñanza y el clero. En la última década
del siglo y a principios del siguiente, el proletariado
español genera movimientos importantes que irrumpen
en la política, alcanzando un signo anarquista y
degenerando algunos en el terrorismo. Para esto, la
única reacción de los gobiernos conservadores era la
represión absoluta y la ceguera ante las justas
reivindicaciones laborales y humanas. Por aquellos
años de depresión y crisis, la emigración alcanzaba su
173
cota máxima, muchos españoles marchaban cada año
a las Américas con el objetivo de todos los
conquistadores: “hacerlas”.
Con respecto a la situación militar en la España
de aquella época, circulan por la historia diversas
explicaciones. Una de ellas indica que el ejército, que
había sido liberal durante casi todo el siglo XIX, se
transformó en un grupo conservador y reaccionario.
Muchos carlistas se habían integrado a sus filas y
aunque estaban suprimidas las milicias nacionales que
resultaban el principal apoyo del progresismo liberal, se
mantenía viva la antítesis Ejército-Milicias.
Precisamente, a impulsos del primero se había
conseguido una interesante síntesis de unos y otros en
“La Guardia Civil”, que a fines de siglo aparece ya
como una institución plenamente consolidada a la que
respetarían todos los regímenes españoles del siglo
siguiente. Por otra parte a lo largo del siglo XIX las
fuerzas armadas habían experimentado una intensa
transformación sociológica en sus cuadros de jefes y
oficiales. El ejército aristocrático del antiguo régimen se
transformó en un ejército de clase burguesa,
transformación que fue más administrativa que
174
sociológica, sin embargo, resultó en una canalización
de movilidad social que logró el acercamiento entre las
fuerzas armadas y el pueblo español de clase media.
Ésta misma identificación popular realizada sobre un
pueblo profundamente dividido, influyó en la propia
división del ejército. De estos fragmentos militares
derivaron graves complicaciones históricas sobre los
siglos XIX y XX.
España había fracasado en las guerras de
independencia americana, sus fuerzas armadas
terminaron invariablemente en una frustración naval,
política y militar. A pesar de los muchos
pronunciamientos del ejército, puede decirse que
ninguno de ellos representó una intervención
significativa en la política española. En realidad, los
políticos y militares de la Restauración monárquica,
establecieron una especie de pacto mutuo de no
intervención. Así, los militares se comprometían a no
mediar corporativamente en la política y los políticos
dejaban a los militares la organización del Ejército. Las
consecuencias resultaron en la no existencia de una
política militar, en el aumento excesivo de oficiales, en
el surgimiento de reformadores dentro del mismo
175
ejército y en el servicio militar obligatorio, sin
excepciones carlistas. Con motivo de estas reformas
surgen grandes tensiones y el ejército reclama el poder
judicial contra los delitos que se referían a “la patria y
las fuerzas armadas”. En medio de este proceso, las
fuerzas armadas van a aislarse política e
institucionalmente configurándose como un centro de
poder dentro del poder, y sus enemigos las acusarían
de convertirse en un “Estado dentro del Estado”. Se
produjo un desbarajuste administrativo con graves
efectos en lo político y militar, y en 50 años de
Restauración se contaría nada menos que con 62
ministros de guerra.
Así, la guerra de 1898 sorprenderá a España y a
sus fuerzas armadas carcomidas por sus problemas
internos y sin la preparación necesaria para con el
destino que la acechaba a fines del siglo XIX. Hasta
entonces, se había conseguido a fuerza de buena
voluntad establecer un diálogo mutuo con Cuba, el que
fue fraguándose poco a poco. En 1895 estalla la
segunda insurrección cubana, más parece por la
declarada intervención de los Estados Unidos en apoyo
a intereses materialistas e imperialistas, que por un
176
sincero espíritu de auxilio a una causa de libertad. El
20 de Abril de 1898 los Estados Unidos dirigen un
ultimátum a España para que abandone Cuba y
posteriormente declara la guerra. Los barcos
españoles sin más protección que unas baterías que
no disparaban desde años, con toda la herencia de
incuria y valor salen a la mar y a la muerte. Pero el
honor de España estaba a salvo... La conciencia del
desastre y la ruptura definitiva de tantas ilusiones, es la
realidad con la que España va a entrar al siglo XX.
Un 3 de Diciembre de 1892 y en el seno de una
familia de clase media, dentro de la ciudad marítima
militar El Ferrol (provincia de Galicia), nacía un niño al
que sus progenitores llamarían Francisco Franco
Bahamonde. Su padre (hombre de fuerte carácter y
administrador de marina) y su madre (mujer
profundamente religiosa y dedicada a sus hijos),
dejarían por herencia a Paquito “una educación
cristiana y el santo amor a la patria”. La influencia que
este niño ejercería sobre los destinos de su patria sería
tal que para algunos comentaristas españoles y
extranjeros, esa patria acabaría llamándose durante
177
largos cuarenta años “La España de Franco”. Durante
dos siglos la población de aquella villa se había
mantenido estacionaria. A partir de que Felipe V le
diese estatuto de ciudad e instalase en ella los
arsenales y los astilleros para la reconquista de
Gibraltar, la ciudad marítima militar El Ferrol nacería
como base de partida para la reconquista del honor de
España. Por entonces, lejos estaría del pensamiento
español de aquella época conocer la influencia que
tienen las circunstancias existenciales en la vida de un
hombre. No puede entenderse a Francisco Franco
fuera de esas circunstancias infantiles ferrolanas. Pasó
sus primeros años en la ciudad isla de El Ferrol
cursando su formación primaria en el Colegio del
Sagrado Corazón, en el que vio junto a sus hermanos y
amigos pasar los años trágicos de lo que se llamaría el
“Desastre de 1898”. Su educación secundaria
profesional no podría ser otra que orientada a la
marina, por eso, ingresó a la Academia de Marina de
preparación para estudiantes navales administrativos y
de guerra. Ésta, era una pequeña academia local muy
acreditada. Sus futuros cadetes recibían una educación
equivalente al bachillerato elemental, complementadas
178
con enseñanzas técnicas y prácticas. Millan Astray
(general en la guerra del Rif, Marruecos) que trató a
Franco como jefe, escribió muchos años después:
“Francisco Franco, por el lugar en que nació, por la
sangre que corre por sus venas y por su íntima
vocación, es marino”.
Poco a poco fueron llegando a España y a la
ciudad isla, detalles sobre el desastre en Cuba. Las
conclusiones deducidas fueron muy variadas y
afectaron profundamente las convicciones y trayectoria
personal de Franco. La pérdida de las escuadras
produjo una superabundancia de oficiales que obligó al
cierre de la Escuadra Naval Militar y de la Academia
General Militar. La formación militar se recibiría
entonces en las academias particulares de las diversas
armas. Ante la perspectiva de una familia católica
influenciada por el ambiente antiliberal, y frente a la
captación de los ambientes universitarios de
intelectuales reformistas relacionados con la Institución
Libre de Enseñanza, parecía ahogarse la posible
formación universitaria de Francisco Franco. Contra la
voluntad de su padre decide ingresar a la Academia de
Infantería de Toledo para convertirse en cadete tras
179
superar los exámenes de ingreso a los 14 años y en el
año 1900. De ella egresaría con el grado de segundo
teniente. Después de una breve estancia en un
regimiento de infantería de El Ferrol, el joven oficial
pidió su traslado a Marruecos donde se desarrollaba
una guerra poco lúcida, hecha de correrías y
emboscadas para conservar las comunicaciones entre
las ciudades y los puestos que mantenía el ejército
español. En Febrero de 1912 Franco desembarca en
Marruecos. Allí haría una carrera notable recibiendo las
estrellas de capitán en el año 1915, siendo así el más
joven oficial del ejército español dentro de su grado y lo
seguiría siendo luego en todos los escalones de la
jerarquía militar. Sus biógrafos se preguntan: ¿Cómo
explicar tan excepcional carrera en aquel hombrecito
de poca estatura, de voz endeble y de aspecto poco
vistoso?... Sus iguales le decían irónicamente:
“Franquito, el comandantín”. Sin embargo, pocos
sabían que tenía el don del mando...
180
El niño yuntero
Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.
Nace como la herramienta
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.
Entre estiércol puro y vivo
de vacas trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.
Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.
Empieza a sentir y siente
la vida como una guerra
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.
Contar sus años no sabe
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.
181
Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.
A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.
Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.
Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.
Me duele ese niño hambriento
como una grandiosa espina
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.
Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.
182
Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.
¿Quién salvará a ese chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?
Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
Que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.
Miguel Hernández
183
CAPÍTULO 13
Una tierra descontenta...
Para algunos historiadores la España de
comienzos del siglo XX era una isla dentro de un
mundo occidental que se iba uniformando frente a
corrientes políticas y económicas modernas. Estaba
económicamente retrasada y perdiendo sus
posesiones mundiales. Las clases de su régimen
monárquico seguían disgregándose y sus masas
campesinas comenzaban a proletarizarse y a estallar
en verdaderas cóleras. Era un país esencialmente
agrícola. En el mercado mundial España ofrecía los
productos de su suelo y subsuelo, a cambio de
productos manufacturados de empresas extranjeras.
De esta manera y por algunas décadas fue terreno
predilecto para la inversión de capitales extranjeros
sobre todo en sectores importantes como los
ferrocarriles, las minas de cobre, la industria textil y las
centrales hidroeléctricas. La primera guerra mundial de
1914 a 1918 la hizo proveedora de productos
agrícolas, pero la crisis mundial la afectó duramente en
184
1929. El cierre de las barreras aduaneras levantadas
por las grandes potencias, le obstaculizó el camino a la
exportación provocando el hundimiento de su mercado
interior que era apenas capaz de absorber los
productos de su industria nacional. Otro gran problema
de España a comienzos del siglo XX era que su
industrialización crecía a ritmo lento. Solamente en
Vizcaya y Asturias existía una verdadera oligarquía
financiera. Los millonarios buscaban aliarse con los
oligarcas terratenientes. La nueva oligarquía financiera
se unió con la aristocracia, así pues, la burguesía era
incapaz de dar a la economía española el impulso
necesario para una transformación profunda, en la
medida que esta última suponía afectar los intereses
de la primera. Por otro lado, once millones de
españoles constituían la población activa. De éstos,
ocho millones eran pobres, entre ellos artesanos,
obreros agrícolas, obreros de la industria, mineros y
pequeños propietarios rurales. Sus trabajos apenas les
aseguraban la subsistencia. Sólo un millón eran los
privilegiados a los que pertenecían funcionarios,
sacerdotes, intelectuales, grandes propietarios rurales
y grandes burgueses. Dos millones pertenecían a la
185
clase media, en ella se incluían a los campesinos
acomodados y pequeños burgueses agrupados en
Barcelona, Bilbao, Valencia y Santander. Para que se
diese el desarrollo del mercado interior era necesaria la
creación de un campesinado sólido, pero esto
significaba solucionar el mayor problema de España de
aquellos tiempos, el de “sus tierras”. Es allí, en el
campo, donde se dan más fuertemente las oposiciones
sociales y se alimentan los odios seculares. Sabido es
que dos millones de agricultores no tenían tierras
mientras que 50.000 hidalgos campesinos poseían la
mitad de las tierras de España. Un millón y medio de
pequeños propietarios de una hectárea de superficie,
los “aparceros”, se veían obligados a trabajar las tierras
de los grandes para poder vivir. En las llanuras, el
campesino característico era el “yuntero”, campesino
sin tierra que poseía un par de mulas y que cultivaba
las tierras del gran propietario ausente. Pero la mayoría
de los campesinos eran los “braceros”, jornaleros que
casi no tenían trabajo más que un día de cada dos y
tenían que vivir todo el año con miserables sueldos. En
definitiva, en aquella monarquía, un puñado de
grandes propietarios “los oligarcas” como decían sus
186
adversarios, dominaban la tierra de España y habían
sabido preservar a través del tiempo sus privilegios y
fortunas en detrimento de las masas campesinas.
Para el año 1931 la proclamación de la
República se llevará a cabo sin violencia, como lo
dijera su presidente Alcalá Zamora: “revolución
pacífica”. La monarquía cedió su paso a la República
sin que en lo esencial se modificase el régimen
económico y social. Los campesinos españoles
esperaban muchas reformas del nuevo régimen,
mientras que los oligarcas trataban de conservar los
pilares Iglesia-Ejército, que siempre habían apoyado su
dominación. La Iglesia era uno de los más grandes
propietarios de los bienes raíces del país, controlaba
las empresas bancarias, las minas de cobre, los
ferrocarriles y la compañías trasmediterráneas.
Durante la monarquía y en gran medida en la
República, era dueña de la enseñanza en un país que
por entonces contaba con doce millones de
analfabetos. De todas formas el mes de mayo de 1931
revela en los incendios de iglesias y conventos, que las
masas populares se habían separado de la tutela de la
Iglesia, aunque en la España de los latifundios la
187
Iglesia era considerada defensora del orden social. Por
otro lado, el ejército español no tenía equivalente en
Europa. Derrotado en defender sus últimas posesiones
coloniales se afianzaba como un cuerpo político
autónomo. Era un ejército de pronunciamientos. La
guerra del Rif que se prolongó desde 1921 hasta 1926
había costado sólo en el año 1924 la vida de 15.000
soldados y terminó victoriosamente gracias a la
intervención de tropas francesas. Los jefes militares se
habrían convertido en los campeones de la reconquista
colonial. En este papel aparece el teniente coronel
Francisco Franco como uno de los jefes más
destacados de la Legión Extranjera. Sabido es que la
República fue proclamada con el consentimiento del
Ejército, pero la realidad mostraba que éste estaba
muy mal equipado, no podía hacer frente a cualquier
aviación extranjera, sus oficiales eran poco
experimentados, los más, eran los que habían servido
en Marruecos entrenados por el general Millan Astray.
Durante la monarquía no habían faltado oficiales dentro
del ejército, pero durante la República disminuyeron los
oficiales republicanos y los grandes jefes eran
esencialmente monárquicos, partidarios de la
188
oligarquía, adversarios de toda evolución y enemigos
de la revolución.
Por entonces la Iglesia de España, (aconsejada
por el Vaticano) trató de crear un gran partido católico
que rechazara la etiqueta de monárquico como de
republicano. La “Acción Popular” así formada fue la
transposición al plano electoral, en forma de partido
reaccionario y autoritario, de la Acción Católica. Su
jefe, José María Gil Robles, fue elegido para dirigir el
partido de la Iglesia y de los propietarios. Éste llegó a
Ministro de Guerra en los años 1934 y 1935.
Uno de los primeros actos del gobierno
emanado de las elecciones de 1934, fue el de
proclamar la amnistía de los militares envueltos en
1932 en el pronunciamiento del general Sanjurjo. Los
oficiales condenados y expulsados fueron reintegrados
en ese mismo año y por iniciativa del propio Sanjurjo
se creó la “Unión Militar Española” que prontamente se
convierte en el centro de una conspiración formada por
grandes jefes, entre ellos Francisco Franco jefe del
Estado Mayor, el general Fanjul subsecretario del
Estado y el general Rodríguez de Barrio inspector
general del Ejército. Todos ellos monárquicos,
189
conservadores e instalados en los puestos de mando
del Ejército republicano. En el verano de 1935 durante
las grandes maniobras ocasionadas en Asturias,
Franco y Fanjul sentaron las bases de los preparativos
del levantamiento nacional. Los jefes del Ejército
estaban preparados para entrar en acción si el partido
de Gil Robles, “Acción Popular”, resultaba incapaz de
alcanzar el poder por el camino de las elecciones.
En el año 1932 el hijo del dictador Primo de
Rivera, José Antonio, había fundado la “Falange
Española”, transformada después en 1934 en “Falange
Española Tradicionalista” en virtud de su unión con las
Juntas ofensivas nacional-sindicalistas. Este joven
estaba lleno de encanto, muchos simpatizaban con él,
sin embargo, nadie tomaba muy en serio su partido.
Era un grupo pequeño cuya influencia se hizo sentir en
los días siguientes de las elecciones de Febrero de
1936. El programa de la Falange era
característicamente fascista, reprochaba a los
republicanos por su timidez ante la oligarquía, proponía
la nacionalización de los bancos y ferrocarriles,
además de una importante y radical reforma agraria, al
mismo tiempo denunciaba la doctrina marxista como
190
corruptora y disolvente de las luchas de clases. La
actitud frente a la Iglesia era la de respetar su ideal
histórico en España.
Otro de los grandes dramas que debía resolver
la República era la persistencia de las tendencias
separatistas entre la burguesía vasca y la burguesía
catalana, lo que impedía la constitución de una
verdadera burguesía española. En el resto de España
salvo en algunas ciudades, no había una base
verdadera para partidos republicanos burgueses. El
“Partido radical” de Alejandro Lerroux representó las
aspiraciones de una pequeña burguesía hostil al
Ejército y la Iglesia, encarnó su deseo de ver a España
librada de la época feudal y abierta a la expansión
capitalista creadora, pero atemorizados por la agitación
obrera y campesina se aliaron con la C.E.D.A.
(Confederación Española de las Derechas Autónomas)
en 1933 y cayeron en el descrédito. Una parte se unió
a los “republicanos de izquierda” de Manuel Azaña,
presidente del Consejo en octubre de 1931 hasta la
victoria de la derecha en las elecciones de 1933.
En 1936, Azaña llega a presidente de la
República. Éste, era un ardiente anticlerical que
191
desempeñó un papel importante en la oposición
republicana al final de la monarquía, se impulsó
rápidamente en las Cortes a la cabeza del grupo de los
diputados de la “Acción republicana”. Soñaba con una
República de orden y equilibrio guiada por notables y
apoyada sólidamente por una clase media de
campesinos propietarios. La agitación obrera y
campesina lo persuadía de la necesidad que tenían los
republicanos de un programa de reformas que
conquistase la voluntad de suficientes trabajadores y
mantuvieran a raya al movimiento revolucionario. Su
primer gobierno decepcionó a quienes no esperaban
nada de la monarquía pero sí de la República, la ley
agraria atacaba solamente el problema de los
latifundios, pero nada hacía con respecto a los
pequeños agricultores. En dos años solamente 12.000
campesinos de los millones que tenían necesidad de
tierras recibieron un lote y por lo demás tenían que
pagar, pues los grandes propietarios fueron
indemnizados. En cuanto a las reformas que el
gobierno de Azaña ocasionó sobre el Ejército no tuvo
más resultados que la separación de los oficiales
republicanos, muchos contentísimos de retirarse con
192
sueldos eternos. Los jefes monárquicos se quedaron. Y
en cuanto a las reformas en lo laboral fue
completamente aniquilado por las consecuencias de la
crisis mundial en la economía española. Su legislación
anticatólica levantó contra él a buena parte de la clase
media y sobre todo frente a la agitación obrera y
campesina, el orden se mantuvo con más firmeza que
contra los monárquicos. La “Ley de defensa de la
República” posibilitó una represión severa similar a la
de la monarquía. La “Guardia Civil” heredada de la
monarquía permaneció intacta y se creó a manera de
doble, otro cuerpo de policía entre los republicanos, la
“Guardia de Asalto”, no menos enérgica en sus
acciones contra los obreros y campesinos. Cuando
Azaña dejó el poder, el balance de su lucha con la
agitación obrera y campesina fue muy pesado en su
contra. Las cárceles estaban llenas de militantes
revolucionarios, la mayoría anarquistas, según
documentos oficiales. De todas maneras, Azaña, como
jefe de la izquierda republicana, simbolizó a la unión de
los republicanos y socialistas, a la República
parlamentaria que quería que los trabajadores la
193
apoyaran para crear una España renovada,
modernizada y libre de la oligarquía.
La ruptura en las filas de los republicanos
burgueses se produjo por la oposición entre Alejandro
Lerroux y Manuel Azaña. El primero eligió la alianza
con la C.E.D.A por temor a la revolución obrera, en
tanto que Azaña y Martínez Barrio (otro republicano
moderado) eligieron aliarse a los partidos obreros para
ahorrarle a España una revolución. Estos últimos
consideraban que el marco constitucional ofrecía todas
la posibilidades para realizar profundas reformas de
estructura. Las Cortes, cámara única elegida por
sufragio universal gracias a la ley electoral, podía
ofrecer mayorías estables, los poderes ampliados
dados al presidente de la República permitían el
derecho de elegir y revocar al presidente del consejo,
de oponerse a una ley, así como, la existencia del
tribunal de las garantías constitucionales permitía ser al
mismo tiempo una garantía contra las aventuras. Se
pretendía finalizar dentro del marco de la obra
empezada en 1931, la constitución de un verdadero
estado liberal, democrático y de regeneración de la
sociedad, mediante una reforma agraria que convirtiera
194
en propietarios a millones de campesinos sin tierras,
pero no podía esperarse llegar a buen término sin el
apoyo del movimiento obrero, de los sindicatos y de los
partidos. En el transcurso del siglo XX este movimiento
se habría convertido en una fuerza decisiva que se
sentiría en toda España y el mundo campesino...
195
Vientos de pueblo me llevan
Vientos del pueblo me llevan
vientos del pueblo me arrastran
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
Los bueyes doblan la frente,
imponentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con una clamorosa zarpa.
No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugo ni trabas
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
Asturianos de braveza
vascos de piedra blindada
196
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labradores como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas,
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha
reyes de la minería
señores de la labranza
hombres que entre las raíces
como raíces gallardas
vais de la vida a la muerte
vais de la muerte a la nada,
yugos os quieren poner
gente de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaladas.
Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.
Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra:
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
197
y detrás de ellos el cielo, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.
Si me muero que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de la batallas.
Miguel Hernández
198
CAPÍTULO 14
Ruiseñores que cantan...
El movimiento obrero español señaló durante
mucho tiempo a un movimiento revolucionario y de
tradición anarcosindicalista. Las influencias de teóricos
anarquistas y de sindicatos revolucionarios de la
C.G.T. francesa produjeron la C.N.T. (Confederación
Nacional del Trabajo), organización sindical
revolucionaria a la que la represión no le impidió dirigir
a partir de 1917 la gran ola de huelgas de Cataluña. La
C.N.T. adhería al principio de las luchas de clases, a la
acción de los “Comités de Defensa”, esto, le confería
una base obrera militante combativa que realizaba
huelgas muy duras. Bajo la dictadura de Primo de
Rivera se había organizado en 1927 la F.A.I.
(Federación Anarquista Ibérica), misteriosa y poderosa,
que muy pronto dominó a la C.N.T. y se convirtió en el
arma central de los anarcosindicalistas. No todos los
sindicatos aceptaban el dominio de la F.A.I. y a partir
de 1931 muchos dirigentes pedían el retorno a una
acción más propiamente sindical con perspectivas de
199
acción a largo plazo. La tradición anarco-sindicalista
hizo de estos sindicatos de España mucho más que un
arma de defensa de la lucha cotidiana, sino, una célula
viviente del organismo social, el medio revolucionario
por excelencia, la herramienta de la transformación
social, el agrupamiento de clases, infinitamente
más importante que el resto de los partidos políticos.
El adversario del movimiento anarquista era el
movimiento socialista de tipo mucho más clásico, el
“socialismo español”. Era una rama del socialismo
europeo y durante mucho tiempo fue minoritario dentro
del movimiento obrero español. En 1888 se fundó la
U.G.T. (Unión General de Trabajadores) y a partir de
comienzos de siglo, el Partido Socialista y la U.G.T. se
convirtieron en verdaderas organizaciones de masas.
La institución de las “Casas de Pueblo” convirtió a
millares de militantes obreros y la U.G.T. desempeñó
un importante papel en la dirección de las huelgas en
1917 y 1918.
En cuanto al movimiento comunista español,
podría decirse que se reunieron tres corrientes para
organizarlo: las juventudes socialistas, la minoría
socialista y un grupo de dirigentes
200
de la C.N.T. Pero durante la dictadura de Primo de
Rivera fue muy duramente afectado por la represión y
debilitado por las luchas internas. En vísperas de la
guerra civil el partido comunista no se habría
desarrollado mucho, y su personalidad destacada,
Dolores Ibárruri Gómez conocida como “la Pasionaria”
y oradora de masas fue condenada a 15 años de
prisión luego de la insurrección de Asturias.
Para los historiadores es muy difícil el análisis
en el reordenamiento de los partidos y sindicatos que
se operó en los últimos meses de la República, sin
embargo, están de acuerdo en afirmar que eran los
sindicatos los que daban el tono, la vida del obrero
gravitaba alrededor de las “Casas de Pueblo” y de las
“Bolsas de Trabajo”, centros de vida colectiva que eran
las verdaderas fuerzas de clases.
El presidente de la República Alcalá Zamora
católico y conservador decidió poner fin al llamado
según algunos historiadores el “bienio negro”,
disolviendo las Cortes. Gil Robles jefe de la Acción
Católica reclamó entonces la presidencia del Consejo
pero Alcalá Zamora prefirió apelar a un político del
centro: Portela Valladares y así formar un nuevo
201
gabinete con el objetivo de preparar nuevas elecciones
con fecha fijada para el 16 de Febrero de 1936. Los
acontecimientos sucedidos en los últimos años, la
insurrección y la represión de 1934, la radicalización
obrera, habían endurecido las posiciones y creado una
atmósfera propicia a la formación de bloques
electorales irreductiblemente opuestos. Para Enero de
1936 los partidos republicanos de izquierda, la Unión
Republicana de Martínez Barrio y la Izquierda
Republicana de Manuel Azaña, firmaron con el Partido
Socialista (y por lo tanto con la U.G.T.), con el Partido
Sindicalista de Ángel Pestaña, con el Partido
Comunista y el P.O.U.M. (Partido Obrero de
Unificación Marxista), el pacto de “Frente Popular”, que
fijó el programa de coalición electoral así constituida.
Este programa moderado encontró gran aceptación y
movilización popular. Exigía la amnistía total para los
insurrectos de 1934 y la reintegración e indemnización
de todos los trabajadores echados de sus trabajos.
El “Frente Popular” venció y obtuvo mayoría de
diputados en las Cortes. El resultado de estas
elecciones transformó la fisonomía de las Cortes y más
profundamente la atmósfera política del país, pero
202
contrariamente a la voluntad del presidente de la
República, las elecciones fueron una derrota para el
centro y centro-derecha. Los días siguientes a las
elecciones fueron de gran entusiasmo pero también de
temor, pánico y rebelión. Se rumoreaba en las
derechas sobre el levantamiento armado de los
marxistas o de los anarquistas y en las izquierdas se
denunciaban los preparativos de un golpe de Estado
Militar. Portela Valladares juzgaba como delicada a la
situación y presentó su renuncia al presidente Alcalá
Zamora aconsejándole reemplazarlo por uno de los
dirigentes del Frente Popular. Más tarde reveló que el
general Franco le había ofrecido el apoyo del ejército
para anular las elecciones. Azaña formó de inmediato
el nuevo gobierno compuesto de republicanos
burgueses y al que los partidos obreros apoyaban sin
formar parte de él. La renuncia socialista a participar se
explica por las crisis internas del partido, debidas a las
luchas entre sus dos fuerzas representativas, Largo
Caballero e Indalecio Prieto, ambos representantes del
socialismo español. La presencia de Azaña en el
Estado parecía una doble garantía tanto contra la
reacción como contra la revolución, su compromiso era
203
demasiado como para ser cómplice de un golpe de
Estado y por otro lado estaba demasiado apegado al
liberalismo económico y político como para convertirse
en un dirigente de la revolución. Al día siguiente en su
discurso, apeló a la unión para la defensa de la
República, a republicanos y no republicanos y a todos
los que ponían por encima el amor a la patria. En las
Cortes, el gobierno se esforzaba en lograr la
aprobación de reformas sociales para calmar las olas
de reivindicaciones populares que se extendían día a
día.
Desde el día siguiente a las elecciones,
poderosas manifestaciones sin esperar el “decreto de
amnistía” abrieron las cárceles y liberaron a los obreros
detenidos desde 1934. Unos días después
comenzaban las huelgas por la reincorporación de los
condenados o despedidos, por el pago de los salarios
a obreros detenidos, por el aumento de salarios y
mejoramiento de las condiciones de trabajo. A estas
huelgas corporativas se agregaron otras de tipo
político, de solidaridad, generales y locales o
regionales. En el campo la situación se tornó
verdaderamente revolucionaria, muchos campesinos
204
ingresaban a las tierras de los grandes y comenzaron a
cultivarlas. La guardia civil intervino reprimiendo y
deteniendo a muchos, las descargas de fusil se dejaron
oír por los campos. La ciudad y el campo se vieron
envueltos en una atmósfera de violencia, se
incendiaron numerosas iglesias y conventos y había
manifestaciones callejeras por todas partes, la fiebre
revolucionaria empujaba día a día a nuevas acciones.
Las cifras oficiales de aquellos días fueron 269
muertos, 1287 heridos en las calles, 381 edificios
atacados, 43 locales de periódicos saqueados y 146
atentados de bombas. Pero estas cifras no eran
totalmente imputables a los revolucionarios. Desde
Febrero y a impulsos de la Falange se desarrolló una
acción sistemáticamente contrarrevolucionaria. Fue en
las calles donde la Falange mostró su carácter fascista,
trataba de quebrantar con la violencia y el terror al
movimiento obrero revolucionario, atacó los locales de
los partidos y asesinó a cuanto ser pareciese
necesario. Los falangistas perseguían un doble
objetivo, al mismo tiempo de eliminar a un adversario
sea militante, periodista, marxista o anarquista, juez o
policía, trataba de crear una atmósfera tal que los
205
amigos del orden no viesen otra solución que volver a
poner la suerte del país en manos de una dictadura.
Los progresos de la Falange fueron en aumento, hacia
ella se dirigieron jóvenes del partido de Gil Robles, las
juventudes de acción popular y la ola de descontentos
de derecha.
De todas maneras no puede considerarse a la
Falange como única responsable de todos los
desórdenes que sucedieron a las elecciones. La
oligarquía, los tradicionalistas, los monárquicos, los
conservadores, esperaban del ejército la actuación. Por
otra parte era justamente esa actuación la que temían
cada día los republicanos y los revolucionarios. Todos
tenían conocimiento que el Ejército se preparaba para
intervenir y reglar al movimiento revolucionario. Para
los jefes del ejército la victoria del Frente Popular había
desencadenado una crisis revolucionaria a la que no
eran capaces de imponerse los políticos republicanos
de la izquierda. Desde el día siguiente a las elecciones,
Calvo Sotelo y luego Franco incitaron al presidente de
la República a que tomara la iniciativa de un golpe de
fuerza anulando las elecciones. Después de la
negativa, el 20 de Febrero en toda España se
206
realizaron conferencias entre los jefes militares y los
dirigentes políticos de los partidos de derecha. Se llegó
a la conclusión de que todavía no era el momento para
un levantamiento militar. El gobierno informado de todo
esto tomó medidas: Franco, jefe de Estado Mayor, fue
privado de su cargo y trasladado al comando militar de
las Canarias; Goded, inspector general del ejército del
Norte, fue trasladado a las Baleares y el general Mola,
antiguo jefe de la Dirección General de Seguridad de la
monarquía, fue trasladado a Navarra. La conspiración
prosiguió igualmente sin trabas, Franco desde las
Canarias, debía llegar a Marruecos y ponerse a la
cabeza del ejército de África, Mola sublevaría Navarra,
González de Lara, Burgos y Rodríguez Carrasco,
Cataluña, Varela y Orgaz se pondrían a la cabeza de la
insurrección en Madrid. La fecha fue fijada para el 20
de Abril. Pero el 18 el general Rodríguez informó a la
junta que el gobierno estaba advertido, entonces los
jefes militares hicieron cambios en sus planes. Entre
tanto la conspiración seguía y al parecer Calvo Sotelo
fue una de las cabezas de ella. El 16 de Julio, Mola
avisó a José Antonio Primo de Rivera (Fundador de la
Falange e hijo del dictador Primo de Rivera) que la
207
sublevación se había fijado para los días 18, 19 y 20 de
Julio. Estas fechas ya no se aplazaron.
La actitud del gobierno da lugar a numerosas
críticas ya que estando al tanto de lo que tramaban los
jefes militares tomó muy pocas medidas, algunas muy
torpes como fue acercar a Franco al ejército de
Marruecos en el que era muy popular. La timidez de las
medidas tomadas contra los conspiradores y la
declarada voluntad de cerrar los ojos, no tuvo más
resultados que sumar al golpe a oficiales vacilantes. La
lucha que se desenvolvía en España en 1936 era una
lucha feroz entre clases sociales antagónicas. La
revolución obrera y campesina amenazaba a la
República parlamentaria precisamente por lo mismo
que la reacción militar y fascista. La lucha armada
entre los dos bandos señalaría el final y fracaso de la
política de Azaña y Casares Quiroga. El gobierno corrió
por todo el país, detuvo a falangistas, anarquistas,
cerró locales de unos y otros y en todo caso, se negó a
golpear seriamente a los generales, quedando
apretado entre dos fuerzas hostiles. El gran reproche
fue su debilidad...
208
¡Disciplina!... nunca bien definida...
Un día 30 de Junio de 1931 de aquella primavera
republicana se decretaba el cierre de la Academia General
Militar de Zaragoza. El 14 de Julio su director general
Francisco Franco dirigía a sus alumnos sin enseña, sus
últimas palabras:
“Caballeros cadetes: Quisiera celebrar este acto de
despedida con la solemnidad de años anteriores en que a los
acordes del Himno Nacional, sacásemos por última vez
nuestra bandera y como ayer, besaréis sus ricos tafetanes,
recorriendo vuestros cuerpos el escalo frío de la emoción,
nublándose vuestros ojos al conjuro de las glorias que ella
encarna, pero la falta de bandera oficial limita nuestra fiesta
en estos sentidos momentos en que, al hacerse objeto de
nuestra despedida, recibáis en lección de moral mis últimos
consejos”.
El director general apuntó luego a una de las típicas
imágenes barrocas de la academia, dijo: “El esplendoroso
sol se acerca ya al ocaso” y ofreció a España las
satisfacciones por los éxitos conseguidos, además proclamó
frente a la amargura de la ocasión la necesidad de
disciplina: “¡Disciplina!... Nunca bien definida y
209
comprendida. ¡Disciplina !... que no encierra mérito cuando
la condición del mando no es grata y llevadera.
¡Disciplina!... que reviste su verdadero valor cuando el
pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda,
cuando el corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía,
o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción
del mando. Esta es la disciplina que os inculcamos. Esta es
la disciplina que practicamos. Este es el ejemplo que os
ofrecemos”.
Invocó después el servicio a la patria como suprema norma
de conducta militar y exhortó a los cadetes al culto del
compañerismo, sólo subordinado al concepto del honor “que
no es exclusivo de un regimiento, arma o cuerpo, que es
patrimonio del Ejército”.
Concluyó diciendo: “No puedo deciros como antes,
que aquí dejáis vuestro solar, pues hoy desaparece, pero sí
puedo aseguraros que repartidos por España, lleváis
vuestros corazones y que en vuestra acción futura ponemos
nuestras esperanzas e ilusiones, que cuando al correr de los
años blanqueen vuestras sienes y vuestra competencia
profesional os haga maestros, habréis de apreciar lo grande
y elevado de nuestra actuación, entonces vuestro recuerdo y
sereno juicio ha de ser nuestra más preciada recompensa.
210
Sintamos hoy al despedirnos la satisfacción del deber
cumplido y unamos nuestros sentimientos y anhelos por la
grandeza de la patria, gritando juntos: Viva España”.
El dieciocho de julio
del año que nos traspasa
la guerra erizó su lomo
de bestia desesperada.
Reluciente fecha amigos
de mi aldea y de mi alma.
Los ricos contra los pobres
traidoramente se lanzan
tras de cuatro generales
traidores de pura raza.
Los pobres contra los ricos
levantaron sus murallas
el dieciocho de julio
para que no las pasaran
y hoy, treinta de agosto, aún
ni las rompen ni las pasan.
Miguel Hernández
211
CAPÍTULO 15
Traidores de pura raza...
En el mes de Julio de 1936 en que estallaría la
insurrección militar, la violencia se imponía a la
debilidad del gobierno. Cada día quedaba marcado por
encuentros, disparos y asesinatos. En Madrid, los
trastornos cotidianos anunciaban la guerra civil que
estaba por llegar, numerosas huelgas afectaban a los
sectores más conservadores. El 1º de Julio una
multitud de 70.000 obreros de construcción
comenzaron una huelga ilimitada organizada en común
por las dos centrales sindicales, la C.N.T. y la U.G.T.
Los falangistas aplicaron sus métodos de violencia
contrarrevolucionarios atacando primero a obreros
aislados y luego a los que se hallaban ocupando sus
lugares de trabajo. El comité de defensa de la C.N.T.
organizó la defensa armada de los trabajadores. El
gobierno hizo todo lo que pudo para solucionar el
conflicto. El 4 de Julio, el ministro de trabajo pronunció
un arbitraje que daba satisfacción a los huelguistas, los
salarios fueron aumentados. La U.G.T. dio la orden de
212
volver al trabajo. Esta huelga señalaba más que una
simple lucha por el aumento de los salarios y la
disminución de la jornada de trabajo, era una prueba
de fuerza contra la burguesía y el Estado, una
verdadera huelga de insurrección. En estas
condiciones particulares y frente a la amenaza de un
levantamiento militar, Largo Caballero pidió al gobierno
que distribuyera armas al pueblo. Se comprende que el
gobierno se haya negado pues temía más a armar a la
vanguardia revolucionaria que a los generales
reaccionarios. El 12 de Julio el asesinato del teniente
de la Guardia de Asalto, José del Castillo, señalaba
una etapa en el cambio hacia la guerra civil. Los
guardias de asalto decidieron vengarse por sí mismos
argumentando que el Estado, que los empleaba para
mantener el orden, era incapaz de protegerlos de
quienes asesinaban en plena calle. Al amanecer del
día siguiente acribillaron a balazos a Calvo Sotelo. Gil
Robles, en un discurso pronunciado en las cortes
señaló: “La sangre de Sotelo ahogará al gobierno”.
Suárez de Tangis, en nombre de los carlistas y de la
Renovación española, leyó un discurso que constituía
la declaración de la guerra civil: “Desde el 16 de
213
Febrero vivimos en plena anarquía bajo el imperio de
una subversión monstruosa de todos los valores
morales, que ha culminado en poner a la autoridad y a
la justicia al servicio de la violencia. Los que quieran
salvar a España y a su patrimonio moral como pueblo
civilizado, nos encontrarán a la vanguardia por el
camino del deber y del sacrificio”.
Algunos historiadores afirman que la muerte de
Calvo Sotelo proporcionó el pretexto para el
levantamiento militar tramado durante largo tiempo.
Todo estaba listo para que el ejército, (que el gobierno
había tenido la imprudencia de enviar para resguardar
Marruecos), se lanzara contra la República. Las tropas
marroquíes, (los moros) eran guerreros terribles que no
aspiraban más que a la lucha. “La Legión” era un
cuerpo de mercenarios. En Marruecos el movimiento
obrero existía pero no tenía gran influencia y carecía
de contacto con los soldados profesionales, además
las autoridades civiles eran muy débiles ante los jefes
militares. El movimiento militar partió de Melilla el 17 de
Julio. El jefe designado teniente coronel Seguí obtuvo
la adhesión de los guardias de asalto. La Legión
Extranjera asaltó la Casa del Pueblo en la que se
214
habían reunido los albañiles, los obreros trataron de
resistir y se les dio muerte. Dueño de la ciudad, Seguí
telegrafió a las demás guarniciones la orden de
sublevarse. Se interrumpieron las comunicaciones con
la metrópoli. Los jefes de La Legión, los tenientes, los
jefes de las tropas moras, pasaron a la acción hacia la
media noche. Ocuparon los puntos estratégicos,
regularon la circulación y tomaron a los obreros. El
ejército había aplastado toda resistencia el día 18.
Franco salió de las Palmas hacia Tetuán para
informarse de las operaciones. En su nombre se lanzó
la proclama: “El Ejército ha decidido restablecer el
orden en España... El general Franco ha sido puesto a
la cabeza del movimiento y apela al sentimiento
republicano de todos los españoles”.
El gobierno tuvo que admitir: “Una parte del
Ejército se ha sublevado en Marruecos” y agregó que
“nadie en la península adhiere a una empresa tan
absurda”. Ese mismo día la empresa absurda se
extendía. Los militares se sublevaban en Málaga y
Sevilla. Un comunicado común de los partidos
socialista y comunista declaró: “El momento es difícil
pero no desesperado. El gobierno está seguro que
215
posee los medios suficientes para aplastar esta
tentativa criminal. En caso que sus medios fuesen
insuficientes, la República cuenta con la promesa
solemne del Frente Popular, que está dispuesto a
intervenir en la lucha a partir del momento en que se
reclame su ayuda”. Al anochecer, la C.N.T. y la U.G.T.
lanzaron la orden de huelga general. El 19 de Julio,
Casares Quiroga entregó al presidente Azaña la
dimisión de su gobierno. Azaña apeló a Martínez Barrio
como presidente de las Cortes y constituyó
inmediatamente un gobierno compuesto
exclusivamente de republicanos, pero ampliando a su
derecha con grupos de republicanos nacionales que
habían permanecido fuera del Frente Popular. En el
ministerio de guerra puso al general Miaja. El anuncio
en Madrid del nuevo gobierno fue como una bomba.
Miles de manifestantes se reunieron sin la consigna de
ninguna organización y pidieron armas para luchar
contra los militares. Se comentaba que Largo Caballero
amenazó al gobierno con una insurrección socialista
armada. Éste, en sus memorias, cuenta que la U.G.T.
puso como condición de apoyo al nuevo gobierno el
armamento de los trabajadores, pero Martínez Barrio
216
como Casares Quiroga se negaron a lo que para ellos
significaba el comienzo de la revolución obrera y el fin
de la república parlamentaria. De las personalidades
republicanas sondeadas sólo el doctor José Giral,
eminente republicano y amigo de Azaña, aceptó dar el
paso decisivo: su gobierno nacido el 19 de Julio,
decretó la disolución del ejército y la distribución de las
armas a las milicias obreras formadas por los partidos
y sindicatos. Firmó al mismo tiempo lo que pareció ser
el decreto de muerte de la “legalidad republicana”, pero
en aquella fecha no era más que un reconocimiento de
un hecho consumado; ahora era la fuerza de los
generales y sus tropas contra la de los obreros
armados la que habría de decidir el porvenir de
España. La legalidad se esfumaba ante el choque de
las fuerzas sociales...
217
A galopar...
Las tierras, las tierras, las tierras de España
Las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo
jinete del pueblo
al sol y a la luna.
A galopar,
a galopar,
¡hasta enterrarlos en el mar!
A corazón suenan, resuenan, resuenan,
las tierras de España en las herraduras.
Galopa jinete del pueblo,
caballo cuatralbo
caballo de espuma.
A galopar,
a galopar,
¡hasta enterrarlos en el mar!
Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie,
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.
A galopar,
a galopar,
¡hasta enterrarlos en el mar!
Rafael Alberti
218
CAPÍTULO 16
Jinetes que galopan...
Los jefes militares rebeldes no habían previsto
tan larga y ardua resistencia. El éxito o el fracaso
dependió de factores imprevisibles, por ejemplo, de las
actitudes de los guardias civiles y de asalto, de las
evasivas de los gobernadores civiles, de la vigilancia o
ingenuidad de los dirigentes obreros.
En Navarra, (feudo tradicional de los carlistas)
hubo un entusiasmo y acogimiento al movimiento
militar. Las calles de Burgos y de Pamplona se llenaron
de voluntariosos paramilitares carlistas, los requetés.
Aquí las masas populares estaban con los militares y
los voluntarios afluían para reforzar al ejército de Mola
que marchaba hacia la capital. En Andalucía los
insurgentes vencieron rápidamente. En Algeciras el
gobierno se negó a dar armas a los trabajadores
mientras los militares se declarasen leales. El día 20
Algeciras cayó. Al igual en Córdoba el gobierno se
negó a dar armas a los obreros en huelga, la guardia
civil y la guarnición se sublevaron al mismo tiempo y
219
aplastaron toda resistencia. En Granada ocurrió algo
idéntico, los guardia civiles y de asalto se sublevaron y
aplastaron rápidamente la resistencia armada en los
barrios. Pero la victoria de los militares sublevados fue
la toma de Sevilla, bastión de las organizaciones
obreras. El general Queipo de Llano, que el gobierno
no había querido retener, llegó a la capital andaluza.
En los cuarteles de la guardia civil se armó y organizó
militarmente a los falangistas para participar de la
sublevación. Cuando finalmente la C.N.T. y U.G.T.
reagruparon sus militantes para la lucha armada era
demasiado tarde, los refuerzos marroquíes habían
llegado. En Sevilla no fue una lucha sino una matanza
y limpiada Sevilla, los militares se lanzaron a la
conquista de las demás aldeas y ciudades. En pocos
días, Andalucía fue conquistada. Queipo de Llano se
apoderó del aeródromo y la radio, ventaja que los
obreros no pudieron compensar. Fue una victoria de
igual clase la que obtuvo el ejército en Zaragoza, otro
bastión obrero. Allí el jefe de la guarnición, general
Cabanellas era también jefe de la conspiración y a
última hora se sumó a la insurrección e incorporó
rápidamente a sus tropas, a los falangistas. El gobierno
220
suplicó a los dirigentes obreros que no perturbaran el
orden y se negó a dar armas a los trabajadores. Aquí
también los dirigentes obreros no se dieron cuenta de
lo que ocurría hasta que la policía comenzó a detener a
los suyos. El 19 la C.N.T. y U.G.T. dieron orden de
huelga general y trataron de organizar la resistencia
armada en barrios en los que las tropas no se habían
atrevido a entrar. En el transcurso de esos días casi
todo Aragón cayó en manos de los rebeldes. En los
planes de Mola no se había previsto el éxito en Oviedo,
corazón de Andalucía. Allí los militantes socialistas y
anarco-sindicalistas tenían una sólida tradición de
combate, experiencia y algunas armas.
Inmediatamente los mineros se reunieron en sus
locales sindicales, improvisaron unidades y
desenterraron armas ocultas desde octubre de 1934. El
coronel Aranda, jefe de la guarnición, se apresuró a
tranquilizar a los dirigentes obreros y republicanos, sin
embargo, había hecho transportar a los cuarteles todas
las armas disponibles y había dado en secreto a la
guardia civil la orden de marchar sobre Oviedo. La treta
del coronel había tenido éxito, Oviedo había perdido su
221
guardia obrera, los mineros obreros estaban lejos y
entonces el coronel ocupó la capital sin disparar un tiro.
Pero no todo fue éxito. Al lado de estos éxitos
previstos o inesperados los generales también habrían
de conocer reveses. Sanjurjo muere en un accidente
aéreo al despegar el avión. Además, el desembarco en
masa de las tropas marroquíes previsto en el plan para
las horas inmediatas a la insurrección, no tuvo lugar,
dado que la flota no se sumó al movimiento. Casi en su
totalidad los oficiales eran partidarios del movimiento
pero fueron los tripulantes los que hicieron fracasar el
plan, ellos estaban en contra de la conspiración y en
vez de asegurar la conexión y la llegada de los
refuerzos de Marruecos a la península, los buques de
guerra lo impidieron. La acción de los marinos trastornó
gravemente el plan de los generales.
Fue en Barcelona donde los militares sufrieron
su más grave derrota, infligida por los obreros
catalanes ayudados por la guardia civil y los de asalto
que además distribuyeron armas a grupos de obreros.
Los obreros barceloneses fueron ayudados por 4000
soldados profesionales que dio como refuerzo el
222
coronel Escobar de la guardia civil. Goded cayó
prisionero.
En Madrid, el 19, las dos grandes centrales
sindicales lanzaron la orden de huelga general. Los
socialistas distribuyeron las armas guardadas
clandestinamente desde 1934. El bastión de los
rebeldes fue el cuartel de la Montaña, allí se
encontraba el jefe de la conspiración, el general Fanjul,
alrededor del mismo se reunieron oficiales de otras
unidades, señoritos y falangistas. Fanjul proclamó el
estado de sitio y el 20, junto con otros oficiales, fueron
alejados del lugar en un coche blindado. Al día
siguiente el pueblo completó su victoria. La guerra
había comenzado, muchas columnas armadas
marcharon hacia la sierra al encuentro de Mola.
También se dio el fracaso en Málaga. Esta era
una plaza importante en las relaciones con Marruecos.
Las fuerzas de los militares parecían aplastantes, los
guardias de asalto eran hostiles a la sublevación, los
trabajadores no tenían armas, pero incendiaron las
casas que rodeaban los cuarteles de las tropas y los
militares se rindieron a los guardias de asalto.
223
En el País Vasco el fracaso se debió también a
las vacilaciones de los rebeldes. La guarnición de
Bilbao no se movió. La de Santander quedó cercada en
sus cuarteles y los nacionalistas vascos incitaron a sus
partidarios a luchar en defensa de la República. La
guardia civil que hasta entonces se había proclamado
leal, se sublevó junto a los oficiales que habían
detenido y atacaron al local de la C.N.T., pero los
obreros se habían movilizado. La guardia civil se
replegó entonces en un importante hotel del que se
apoderaron los obreros el día 23 y el 28 los jefes del
movimiento fueron abatidos en su mayoría.
En Valencia los militares de la guarnición no se
sublevaron pero tampoco se pasaron a la revolución.
Ante los primeros rumores de la sublevación el
gobierno se negó a dar armas a los sindicatos y
aseguró que los jefes de las guarniciones estarían por
encima de toda sospecha. La C.N.T. y U.G.T. lanzaron
la orden de huelga general y pusieron condiciones al
Frente Popular para dar su apoyo: la movilización
obrera alrededor de los cuarteles. Se multiplicaron los
encuentros entre obreros y falangistas así como los
ataques a iglesias y conventos. Los marinos de los
224
barcos de guerra anclados en el puerto se sublevaron
contra sus oficiales y simpatizaron con los obreros
portuarios.
Al anochecer del 20 de Julio, salvo en Valencia,
las posiciones se habían tomado ya. Las luchas
siguieron en las calles, en los barrios, alrededor de los
cuarteles y en todas partes, en un combate
desesperado. Franco telegrafió a Queipo: “España está
salvada, las provincias de Andalucía, Valencia,
Valladolid, Burgos, Aragón, Las Canarias y Las
Baleares se han incluido a nosotros”. A pesar del
optimismo del general, el pronunciamiento había
fracasado. No sólo porque habían sufrido muchas
bajas de los rebeldes, sino que además se
desencadenó la revolución obrera cuya acción había
querido prevenir. La leyenda de la invencibilidad del
ejército en las luchas civiles había terminado y en lo
sucesivo ya no se enfrentaría a un débil gobierno de
Frente Popular, sino a una revolución propiamente
dicha. El pronunciamiento había fracasado pero
comenzaba la guerra civil...
225
El toro sabe
El toro sabe al fin de la corrida,
donde prueba su chorro repentino,
que el sabor de la muerte es el de un vino
que el equilibrio impide de la vida.
Respira corazones por la herida
éste un gigante corazón vencido
y su vasto poder de piedra y pino
cesa debilitado en la caída.
Y como el toro, tú mi sangre astada
que el cotidiano cáliz de la muerte,
edificado con un turbio acero
vierte sobre mi lengua un gusto a espada
diluida en un vino espeso y fuerte
desde mi corazón donde me muero.
Miguel Hernández
226
CAPÍTULO 17
Un gigante corazón vencido...
El Estado republicano había quedado roto. Se
hallaba entre un ejército revelado y las masas
populares armadas. Su poder estaba debilitado. Donde
los militares habían sido derrotados, el poder había
pasado a los grupos armados del pueblo. Entre las
gentes que se habían lanzado a la calle y el gobierno,
empezaron a aparecer grupos de poder con real
autoridad que se apoyaban mutuamente tanto en el
gobierno como en la fuerza popular. Estos fueron los
innumerables “Comités”, en ellos residiría el nuevo
poder, se organizaron rápidamente para hacer frente a
la guerra que se venía y a la tarea de reacomodar la
producción, en plena revolución social. Para algunos
observadores España transitaba una total anarquía,
para otros, los trabajadores habían tomado en sus
manos su propio destino, dando nacimiento a un nuevo
poder.
En Barcelona se veía caminar durante el día por
sus ramblas a sus obreros armados, por las noches
227
reinaba el silencio y el miedo. Los carteles indicaban
que las tiendas y fábricas habían sido “colectivizadas
por el pueblo” o que pertenecían a algún sindicato.
También en Madrid los partidos y sindicatos se habían
instalado en los grandes edificios y organizado sus
milicias. En la zona republicana prácticamente no
había fuerzas de mantenimiento del orden, los
miembros de las mismas se habían pasado a las filas
de los sublevados o de los combatientes. Por todas
partes desde los días 18 y 19 la huelga era general.
Los trabajadores estaban en las calles con armas,
habían sido abiertas las cárceles, el terror era
indescriptible, cualquiera podía ser un enemigo si
estaba armado. Se conocieron los “paseos”, que
consistían en detener en su casa, por la noche, a algún
personaje que podía ser político, policía, soplones,
atormentadores, sacerdotes, patronos, burgueses o
reaccionarios. Se los trasladaba ocultamente en auto a
algún lugar descampado y se los ejecutaba. Se
generaba una atmósfera propicia para las venganzas.
Los incendios y saqueos a las iglesias y conventos, así
como la detención y ejecución de sacerdotes y
religiosos, quizás sea más que una simple reacción en
228
el transcurso de la lucha; obreros y campesinos
buscaban no sólo destruir a enemigos, sino erradicar
de España lo que a sus ojos encarnaba el
oscurantismo y la opresión.
El grupo de hombres que integraban los comités
eran elegidos en asambleas por los sindicatos y
partidos. Los comités se encargaban de las funciones
municipales, de formar a las milicias, autorizaba la
entrada y salida de los pueblos, cerraba los almacenes
fascistas, realizaba las requisas y demolía los interiores
de las iglesias para convertirlas en propiedades de las
instituciones populares. Tenían funciones legislativas,
ejecutivas, decidían sobre los precios, las tareas
revolucionarias, las expropiaciones del clero y
empresas industriales. Se encargaron también de las
expropiaciones de las tierras, de la distribución entre
los aparceros y entre otras cosas, de la organización
de la información, de la enseñanza y de la asistencia
social. Se los llamó los “Comités-Gobierno”, su
autoridad se basaba en la fuerza de los obreros
armados a los cuales obedecían los guardias civiles,
los de asalto y diversos funcionarios. El Comité Central
de las Milicias antifascistas de Cataluña resultó un
229
ministerio de Guerra, un ministro de Gobernación y un
ministro de Estado. Este organismo político con poder
legislativo y ejecutivo, creó comisiones de trabajo y
comités ejecutivos especializados que desempeñaron
el papel de verdaderos ministros. Así encontramos los
comités de guerra, de transporte, de abastecimiento.
Nada escapaba a la jurisdicción y a la autoridad del
Comité Central, establecimiento del orden
revolucionario en la retaguardia, organizador de las
fuerzas más o menos encuadradas para la guerra,
formador de oficiales, de escuelas de transmisión de
señales, organización económica, acción legislativa y
judicial. El Comité Central de las Milicias lo era todo,
velaba por todo, por la transformación de las industrias
de paz en industrias de guerra, de la propaganda, de
las relaciones con el gobierno de Madrid, de la ayuda a
todos los centros de luchas, de las relaciones con
Marruecos, de la sanidad, de la vigilancia de las costas
y fronteras, y de problemas muy diversos.
Un caso particular lo constituyó el País Vasco.
Desde mediados de Septiembre la dirección del partido
nacionalista vasco dio un paso decisivo y constituyó
230
bajo su dominio, un gobierno propio, defensor de la
propiedad y la iglesia.
Durante los primeros días de aquel “nuevo
poder” el funcionamiento de los comités se dio sin
especialización ni división de atribuciones, sin
embargo, rápidamente aparecieron en las grandes
ciudades cuerpos especializados encargados en primer
lugar de las funciones de policía que trataban de
mantener el orden revolucionario. La unidades de
guardia civil y de asalto inspiraban poca confianza, los
comités encargaban a comisiones especiales la
vigilancia de las antiguas fuerzas de policía y la
organización de las nuevas comisiones. Paralelamente
se formaron las “Milicias de la retaguardia” con
funciones de policía propiamente dicha.
En un marco de guerra la construcción de un
nuevo ejército fue la tarea más urgente, la milicias
nacieron por iniciativa de los partidos y sindicatos. En
Barcelona el Comité Central de las Milicias organizó la
primera columna de 3000 hombres, eran soldados
voluntarios. En Valencia se formó la “Columna de
hierro” dirigida por anarquistas, la “Desesperada”, la
“Columna de acero”, la columna “Fantasma”, dirigida
231
por socialistas. En Madrid cada organización tuvo sus
propias tropas. Entre las milicias se encontraban
obreros, guardias civiles, de asalto, soldados y algunos
oficiales. Los jefes eran militantes políticos y
sindicalistas, eran raros los que tenían formación
militar. La masa de milicianos ignoraba los rudimentos
del manejo de armas y tenían ideologías distintas
según sus orígenes. Así, se construyó una fuerza
armada cuyo entusiasmo y eficacia en los combates
callejeros eran innegables. Aquello fue la realización de
una vieja consigna: la del “pueblo en armas” y por el
momento parecía escapar a la autoridad
gubernamental.
El gobierno apenas subsistía. El presidente Giral
después de resignarse a armar a los obreros luchó
donde quiera conservaba autoridad, parecía pretender
una conciliación con los generales sublevados. La
situación era difícil en el dominio de lo militar. El
gobierno no tenía ejército, eran los partidos y
sindicatos los que organizaban las milicias al igual que
el abastecimiento, pero lo hacían en nombre del
Estado. En conclusión, seis semanas después de la
insurrección todas las articulaciones del Estado
232
estaban rotas, ninguno de sus órganos políticos
funcionaban ya. Para los historiadores, la revolución
española había nacido de una profunda crisis social,
que al ser emprendida espontáneamente contra el
Estado, sus trabajadores, apuntaron más allá de una
simple revolución política. Sus acciones constituyeron
una revolución social en todos los campos. A manera
un tanto brutal emprendieron contra los grandes
problemas de España: la estructura oligarca del
Estado, la Iglesia, las bases económicas de la
oligarquía, la propiedad industrial y los latifundios.
Algunos meses más tarde de estallar la revolución
todas las iglesias estaban cerradas al culto y la
mayoría habían sido incendiadas, sus riquezas habían
sido requisadas por las autoridades revolucionarias, los
edificios habían sido transformados en garajes,
mercados, refugios. Además habían sido cerradas las
escuelas confesionales, los comités y los sindicatos se
hicieron cargo de la enseñanza. Escuelas nuevas se
instalaron en numerosos lugares. Las bases
económicas de la burguesía también habían sido
destruidas, en las semanas precedentes a la
sublevación muchos jefes de empresas habían huido y
233
puesto a buen recado sus capitales. La victoria de la
revolución y el terror que se apoderó de los jefes,
funcionarios bancarios e industriales, paralizó el
funcionamiento de un aparato económico que se
hallaba deteriorado. Los obreros se apoderaron de las
fábricas y los campesinos de los campos, porque esto
parecía a su juicio el objetivo último de la revolución.
La “incautación y la intervención” fueron las dos formas
jurídicas que parecían concretar la consigna, “la fábrica
para los obreros”, pero en la etapa siguiente se
transformaron en empresas “colectivizadas o
sindicalizadas”.
En este período de “automatización” del poder,
el gobierno no tenía prácticamente fuerza para
contrarrestar la de los comités. La diversidad en las
soluciones adoptadas marcó grandes dificultades por
ejemplo respecto a los salarios, se luchó entre dos
posiciones extremas, la del salario uniforme de
inspiración anarquista contra la del mantenimiento
integral de la jerarquía existente. Entre otros problemas
a considerar junto al de los salarios también
aparecieron las preocupaciones por la implantación de
las medidas de seguridad, pensiones, retiros,
234
vacaciones, indemnizaciones por despidos. Durante y
después de la revolución hubo un vasto movimiento de
colectivización rural que en algunos casos comenzó
con la matanza de sus grandes propietarios. Para
algunos anarquistas la colectivización fue el resultado
de un poderoso movimiento de asociación voluntario
provocado por el ejemplo colectivista de muchos
grupos. Para otros, comunistas o republicanos, la
colectivización agraria en la mayoría de los casos fue
impuesta por la fuerza y bajo el terror de las milicias y
grupos anarquistas. Estas colectivizaciones nacidas
durante el verano de 1936 duraron a veces hasta
finales de la guerra civil, pero tuvieron menos
adversarios en las primeras semanas de la revolución
que después de varios meses de funcionamiento,
sobre todo en las condiciones poco favorables de la
guerra y bajo la constante amenaza de los
requisamientos. Al cuadro optimista de realización
anarquista se oponían las ideas comunistas, a saber,
no había un campesino que no haya sido forzado a
entrar en las colectivizaciones. Miles de campesinos
emigraron prefiriendo abandonar sus tierras. La verdad
235
sin embargo debe encontrarse a igual distancia de
ambas posturas.
Pronto aparecieron divergencias en el orden
político. Los partidarios del Frente Popular,
republicanos, socialistas, comunistas, pensaban que
en los primeros momentos las colectivizaciones habían
tenido su justificación en el hecho de que los grandes
industriales y propietarios de tierras habían
abandonado las fábricas y campos y era necesario
ponerlos a producir. Así, todos los que estimaban que
la España de 1936 no vivía una revolución social sino
que debía ser republicana, democrática y
parlamentaria, condenaban las colectivizaciones y
sindicalizaciones que constituían a sus ojos un peligro
para la unidad de frente entre la clase obrera y sus
aliados campesinos y pequeños burgueses. Al día
siguiente del hundimiento del Estado republicano los
militantes de los sindicatos, amos del poder y de sus
fuerzas de represión, pasaron inmediatamente a la
destrucción del régimen de la propiedad burguesa y a
pesar de la prudencia de los dirigentes - no hay
comunismo libertario - se lanzaron a la construcción de
la nueva sociedad libertaria. Esta era una tarea muy
236
compleja para los que no estaban bien preparados. No
bastaba con hacer de las fábricas propiedades
colectivas, el problema del crédito quedaba sin
resolver, se necesitaba dinero y divisas para la compra
en el extranjero, un fondo de rotación para las
empresas colectivizadas. La mayoría de las empresas
colectivizadas tuvieron que vivir de lo que pudieron
requisar en ocasión de la revolución. Los bancos, el
crédito y el comercio exterior escapaban gracias al
gobierno, al sector colectivizado y se contempló la
aparición de tendencias conducentes a las que se
llamó “capitalismo sindical”. Las colectivizaciones y
sindicalizaciones colocaron a los trabajadores en
situaciones materiales muy diferentes. Algunas
empresas vieron simplemente gastadas sus reservas
financieras y los salarios fueron muy variados.
Tampoco la colectivización de las tierras culminó en un
sistema coherente y satisfactorio de producción, cierto
es que permitió al campesino vivir mejor, trabajar más
racionalmente y aumentar su producción, pero era
necesario que a estos campos se aportase el apoyo de
las industrias, se necesitaba máquinas agrícolas,
abonos y agrónomos, para que las colectivizaciones no
237
pareciesen pronto, una simple colectivización de la
miseria.
La revolución que había sido tan vigorosa al
comienzo parecía perder pie por falta de una verdadera
dirección. La insurrección había terminado con las
estructuras económicas y sociales, los abastecimientos
de materia prima se habían cortado en las regiones y
quedaron suspendidos sus mercados, en las ciudades
ya no había abastecimientos y amenazaba el hambre.
Cuando la huelga terminó se reanudó muy lentamente
el trabajo y había que asegurar el abastecimiento,
redistribuir las fuerzas productoras, reorganizar los
mercados y además había que equipar y armar a las
milicias. Todo esto fue realizado con entusiasmo por
los comités. El mismo entusiasmo y voluntad
presidieron la improvisación o el aumento de la
producción en las industrias de guerra. Se pusieron a
funcionar fábricas de cartuchos, detonadoras de
bombas y blindajes. Las fortunas requisadas sirvieron
para financiar los primeros esfuerzos. Todos estos
problemas no podían ser resueltos más que conforme
a una política de conjunto de dirección de economía.
Los órganos revolucionarios crearon en las distintas
238
provincias los “Consejos de Economía” que habrían de
convertirse en el cerebro de la transformación
económica y social, sin embargo pronto chocaron con
el problema político de las divisas y el crédito.
Así se desarrollaba la revolución española. Sus
problemas económicos no podían resolverse
independientemente de los políticos. Los organismos
de control se reducían a cumplir sus funciones
parásitas, se vio progresar a toda una burocracia sobre
la base de los comités y consejos. Seis meses después
de iniciada la revolución, la economía española se
debatía en terribles dificultades, se oía a la gente
denunciar la “anarquía de las colectivizaciones y de las
sindicalizaciones” y la incompetencia de sus dirigentes.
Pero en todo esto es necesario incluir como factor de
peso la terrible guerra, pues la revolución apenas
nacida tuvo que defenderse. Fue la guerra la que
redujo a migrar las conquistas revolucionarias antes
que hubiesen tenido el tiempo de madurar y llevar a
cabo sus pruebas en una experiencia constituida por
avances y retrocesos, por aciertos y por errores....
239
Canta miliciano...
Canta miliciano canta
y canta todos los días,
que quiero con tus cantares
convivir las alegrías
lo mismo que los pesares.
El domingo ya pasó,
las flores se estropearon
las campañas no tocaron
y Madrid no se tomó.
Le he prometido a mi novia
ser algo más que valiente
pues ella sabe la rabia
que tengo yo al otro frente.
Mientras tengamos fusiles
y no falten municiones
venceremos los civiles
contra todas las naciones.
Poema anónimo
240
CAPÍTULO 18
Mientras tengamos fusiles...
El pronunciamiento militar había sido aplastado
en las regiones más importantes, en Madrid, en
Asturias, en el País Vasco y a lo largo de la costa
oriental. La flota anclada en la bahía de Tánger
dominaba el estrecho de Gibraltar e impedía la llegada
a la península de los refuerzos del ejército de
Marruecos. Las tropas aguerridas y disciplinadas que
eran los moros constituían un triunfo importante, pero
por sí solas, nada indicaba que pudieran decidir la
victoria. Los generales rebeldes cuya situación
estratégica era desfavorable no tenían más que una
pequeña superioridad ya que la marina se había
pronunciado contra ellos y la aviación se había pasado
al campo popular. Mola, para toda la zona Norte
contaba nada más que con una docena de viejos
aviones.
Por otro lado las milicias campesinas y obreras
dejaron ver sus debilidades y límites de eficiencia. Su
valor, entusiasmo y espíritu de sacrificio, habían hecho
241
de ellas tropas invencibles en las calles de sus
ciudades y pueblos, pero en la guerra comenzaron las
dificultades. A campo raso pronto mostraron ser poco
eficaces. Se despreciaba la “técnica” de los militares.
El entusiasmo de los milicianos parecía ser lo esencial,
como lo había sido en los combates callejeros, pero a
menudo no sabían conservar sus armas, a veces ni
manejarlas, no sabían cuidar sus municiones, no eran
soldados profesionales, no habían sido entrenados ni
encuadrados. Finalmente, las fuerzas que se oponían
parecían neutralizarse en un equilibrio precario, que se
rompió muy pronto como consecuencia de la
intervención extranjera.
Durante todo este período los diplomáticos
alemanes se hicieron eco de la zona nacionalista,
sabían que se carecía de dinero y había necesidad de
armas. Portugal era desde tiempo, una de la bases de
la insurrección, los rebeldes circulaban entre
España y Portugal, los primeros aviones alemanes
tuvieron su base en terreno portugués. Italia por su
parte envió lo primeros aviones prometidos a los
rebeldes, Alemania entregó material de guerra
desembarcado en Lisboa. Las flotas alemanas e
242
italianas protegieron el pasaje de las tropas moras
desde Marruecos hasta España, interponiéndose entre
la flota republicana y lo transportes nacionalistas.
El campo republicano no recibió ninguna ayuda
comparable. El gobierno francés del Frente Popular
prohibió la entrega de armas a España y después
lanzó la idea de la “no intervención” a la que adhirieron
Inglaterra y la U.R.S.S. En lo siguiente sólo los
rebeldes fueron abastecidos de manera continua y
apreciable en armas y municiones, pues Alemania e
Italia aunque se adhirieron al comité de la no
intervención no interrumpieron sus entregas. La
República española quedó aislada y los generales
rebeldes se beneficiaron de una verdadera conjunción
internacional.
Bajo la presión de las amenazas de Franco, de
las reclamaciones de Roma y de Berlín para el respeto
del “estatuto de Tánger”, los gobiernos de Londres y
París obtuvieron de Giral la evacuación de la bahía de
Tánger por parte de la flota republicana en los primeros
días de agosto. El día 4 numerosos contingentes de
marroquíes desembarcaban en Tarifa. En lo sucesivo
ya no hubo obstáculo para las comunicaciones entre
243
Marruecos y España, los nacionalistas ya no
carecieron ni de soldados ni de material. Pudieron
entonces lanzar su primera ofensiva y trataron de
realizar la unión entre las dos zonas. Las tropas de
Franco en complicidad con la protección de Portugal
pudieron avanzar hacia el oeste y hacia el norte para
unirse con las tropas de Mola, las columnas avanzaron
sin encontrar verdadera resistencia siguiendo los
grandes caminos y pasando por encima de las
precarias barreras levantadas por comités de
campesinos y obreros. El 11 la columna Tella se
apoderó de Mérida, la columna Yagüe franqueó Sierra
Morena y luego llegó a Badajoz. Los nacionalistas
entonces pusieron su esfuerzo en el frente Norte donde
Mola disponía de numerosas tropas “los requetés de
boinas rojas”. Un enviado personal de éste, se hallaba
en Berlín reclamando aviones el 1º de Agosto, y el 8 el
embajador de Alemania en París transmitió su
demanda de 10 millones de cartuchos. Material y
municiones llegaron por Portugal. La unión con el sur
aseguró la retaguardia.
Los moros de Franco comenzaron a afluir por
Badajoz para reforzar a las tropas de Mola. Fue el
244
comienzo de los sitios de las plazas fuertes: Oviedo,
Toledo, De la Cabeza, Irún, San Sebastián. Los
milicianos luchaban enfrentándose a un ejército
superior. La aparición repentina de los aviones
alemanes que apoyaron la ofensiva de Mola, fue
determinante. Los ametrallamientos a ras de suelo y
los bombardeos sembraron de pánico en las filas de
milicianos que se hallaban a campo raso. La relación
de fuerza desigual dada por la ayuda alemana e
italiana era de tal índole a comienzos de Setiembre,
que se esperaba en un breve plazo la caída de Madrid.
Pero Franco, prudentemente retardó la ofensiva por
causa de los refuerzos que había tenido que enviar al
norte. Al parecer quería concentrar fuerzas suficientes
para dar un golpe seguro e hizo a un lado la
oportunidad de marchar sobre Madrid, para intentar la
liberación del Alcázar de Toledo. Desde el 19 de Julio
guarniciones de sublevados se habían encerrado en la
vieja fortaleza con provisiones, municiones y rehenes.
Los milicianos que los habían sitiado disparaban al
azar contra sus espesos muros. El ejército de Franco
atacó por el sur a lo largo del valle del río Tajo. Los
milicianos hicieron resistencia, pero el pánico se
245
apoderó de ellos y el 27 de Septiembre el Alcázar fue
liberado.
A partir de entonces se veía la amenaza sobre la
capital. El mundo entero esperaba su caída y terribles
represalias. La insurrección militar comenzó por todas
partes, con la detención, el asesinato o la ejecución,
después el juicio sumario a los oficiales republicanos.
La “depuración” continuó con todo el que podía ser
considerado dirigente de sindicato, partido obrero o
simplemente republicano. También la matanza de los
presidiarios se convirtió en un fenómeno cotidiano.
La voluntad de destruir al adversario era también
evidente en el lado opuesto. Entre los republicanos se
dio un movimiento de masas público y espontáneo. La
entrada de los nacionalistas en Badajoz fue una
verdadera carnicería. En la gran plaza yacían los
cuerpos de los partidarios del gobierno ejecutados en
serie y alineados delante de la catedral. Los soldados
moros por su parte, castraban a los hombres y violaban
a las mujeres. Queipo de Llano se sentía orgulloso de
sus soldados. El terror fue el medio de terminar con la
resistencia de las masas, así lo entendían los jefes de
la rebelión. El 30 de Julio, Franco afirmó a un
246
periodista que estaba dispuesto a “fusilar la mitad de
España de ser necesario” y el 18 de Agosto Queipo de
Llano dijo que “el 80% de las familias andaluzas
estaban de duelo y no vacilaremos a recurrir a medidas
más rigurosas”.
Se dio la huída de muchos campesinos que
empujaban ante sí a sus animales, mujeres y niños. El
contraataque nacionalista mostró que los jefes militares
habían alcanzado su meta y que sus tropas inspiraban
un profundo terror. En esa multitud aterrada, estos
campesinos de rostro curtido y gran sombrero
reclamaban inmediatamente el fusil y ya no lo soltarían
ni para comer ni para dormir. Todas las precauciones
anteriores se borraban ante la voluntad de resistir. Era
necesario luchar y resistir, en primer lugar para no
perecer y en segundo lugar para poner fin al caos
nacido de la multiplicidad de conflictos entre poderes,
instaurar la disciplina, construir un mando y adaptar a
las milicias a la tarea vital: la guerra.
Badajoz, Irún, Talavera, Toledo, fueron las
etapas de una campaña desastrosa para los
revolucionarios y también la condenación de una
“dualidad de poderes” que tuvo gran parte de la culpa
247
de los reveses militares. Para llevar a cabo la guerra se
necesitaba un poder unido. La dualidad entre el poder
de los comités y el Estado era un obstáculo para la
dirección de la guerra. El problema en el otoño de 1936
era saber cuál de los dos poderes habría de vencer, si
el republicano o el revolucionario. Al crearse en todos
los niveles los consejos, comités o juntas, los obreros y
campesinos sin saberlo habían reanudado la tradición
de las revoluciones obreras y campesinas del siglo, la
de los “Consejos de obreros y campesinos y de
soldados” (los soviets de las revoluciones rusas).
La tradicional división de la clase obrera
española explica perfectamente que la forma inicial de
organización del poder revolucionario en los días que
siguieron al 19 de Julio haya sido el resultado del
acuerdo entre partidos y sindicatos. Para llegar a
convertirse en verdaderos soviets era necesario que
dejaran de estar dirigidos por dirigentes designados por
las distintas organizaciones y transformarse en
organismos elegidos y revocables en los cuales
operase democráticamente la ley de la mayoría y no la
regla de los acuerdos de las altas esferas del partido.
Esto no se produjo en ninguna parte de España.
248
Ningún partido o sindicato se convirtió en campeón del
poder de los comités gobierno, ninguno se transformó
en soviets. Los partidos y sindicatos no estaban
decididos a abandonar en beneficio de un nuevo
organismo, la autoridad y el poder que habían logrado
gracias al hundimiento del Estado. De esta manera los
comités dejaron de ser verdaderos organismos
revolucionarios, se convirtieron en “comités de alianza”
en los cuales la acción de los obreros y campesinos se
dejó sentir cada vez menos, y por el contrario la
influencia de los partidos y sindicatos se volvió
preponderante.
Algunas preguntas surgen inevitablemente,
como por ejemplo: ¿a quién le correspondía tener el
poder? ¿Al gobierno del Frente Popular con sus
funcionarios y magistrados, su policía, su ejército, su
aparato de estado reconstituido?, o ¿a un gobierno de
los consejos y de los comités, con sus comités
regionales y locales, sus consejos de fábricas, sus
milicias de combate, sus comisiones de investigación,
sus patrullas de control, sus tribunales revolucionarios?
¿A un gobierno que se apoyara en el respeto a la
propiedad privada emanado de la asamblea elegida en
249
Febrero de acuerdo con el programa liberal del Frente
Popular?, o ¿a un gobierno emanado de los consejos y
comités que se fijara la tarea revolucionaria de realizar
el socialismo con sus matices “autoritario” o
“libertario”? Además se planteaba el problema mismo
de la revolución: ¿Había que proseguirla o no?,
¿detenerla o no?
Divergencias de poca importancia al comienzo
se convirtieron rápidamente en posiciones irreductibles.
La insistencia a toda costa de mantener la revolución
traía consigo el riesgo de hacer que se pierda la
guerra, la voluntad de detenerla conducía directamente
a combatirla y cambiar por completo los resultados de
la guerra civil...
250
Voz de España
¡Oh Rusia, noble Rusia, santa Rusia,
cien veces noble y santa
desde que roto el báculo y el cetro,
empuñas el martillo y la guadaña!,
en este promontorio de Occidente,
por estas tierras altas
erizadas de sierras, vastas liras
de piedra y sol, por tus llanuras pardas
y por tus campos verdes,
sus ríos hondos, sus marinas claras,
bajo la negra encina y el áureo limonero,
junto al clavel y la retama,
de monte a monte y río a río
¿oyes la voz de España?
Mientras la guerra truena
De mar a mar, ella te grita: ¡Hermana!
Antonio Machado
251
CAPITULO 19
¿Quién velará por ti?...
Salvo en España, no se encontraba dentro de la
Europa oriental perspectivas revolucionarias que
subsistieran. La U.R.S.S. había dejado de ser la
animadora del movimiento revolucionario mundial,
Stalin había liquidado al movimiento comunista.
Alemania, que había sido amenazada por un decenio
por su revolución obrera, estaba dominada por el
nazismo. Francia terminaba con la gran ola de huelgas
que el gobierno del Frente Popular había fundado. Los
revolucionarios españoles se sentían solos, este
sentimiento de aislamiento determinó la actitud de los
mismos, muchos de los cuales renunciaron a seguir
con la revolución. Otro motivo fue la política de no
intervención de los capitalistas ingleses y franceses.
Las democracias de Londres y París podían decidirse a
sostener con precaución a una España democrática,
pero no a una revolucionaria. La U.R.S.S. se orientó en
el mismo sentido, ayudar a España proporcionaría la
ocasión de aislarla y separarla de las democracias
252
occidentales. Este contexto internacional explica cómo
el débil partido republicano, aplastado en Julio de 1936
entre los generales sublevados y los trabajadores en
armas, llegó a reconstruir su Estado. Este contexto
también proporcionó a los verdaderos protagonistas de
las reconstrucción del Estado Republicano: socialistas,
comunistas y algunos anarquistas, con sus ideas
respecto a la propiedad y sus formas parlamentarias,
contra la revolución de los comités y de la
colectivizaciones. Los hombres del Estado Republicano
no parecían capaces de librar el combate que debía
ser el suyo. El gobierno subsistía en la medida que los
dirigentes obreros lo permitían. Indalecio Prieto, estaba
convencido de la necesidad de construir un régimen
republicano sólido apoyado en un ejército fuerte. Sólo
él podía obtener contra los generales y sus aliados la
ayuda de los demócratas de Londres y París. Se daba
cuenta de la gravedad del caso, pensaba que los
socialistas debían asumir las responsabilidades
gubernamentales. Llegó a preconizar la formación de
un ministerio dirigido por su viejo adversario Largo
Caballero, cuyo prestigio traía confianza popular. Prieto
y sus amigos se mantuvieron fieles al régimen
253
republicano. Por otro lado, el partido comunista
español tomó posiciones más claras, sus directores
apoyaron a todas las tentativas republicanas para
preservar el Estado. Sin embargo ni el P.C. (Partido
Comunista), ni el P.S.U.C. (Partido Socialista Unificado
de Cataluña) eran capaces de decidir verdaderamente
el curso de los acontecimientos.
El 4 de Septiembre se anunció la dimisión del
gobierno de Giral y la constitución de un nuevo
gobierno del Frente Popular presidido por Largo
Caballero. Éste, dispuesto a tomar el poder a la cabeza
de un gobierno obrero, se convirtió en el jefe de un
gobierno fuerte que disfrutara de la confianza de las
masas y fuera capaz además, de recibir apoyo exterior,
por cuanto se mantenía dentro del marco del Estado
Republicano. Al hacerlo, renunció a seguir la
legalización de la revolución para ganar la guerra. El
nuevo gobierno era una ampliación del antiguo
formado por hombres que se unían en torno de una
única aspiración, la defensa de España contra el
fascismo. El gran acontecimiento del mes de
Septiembre que coincidió con la formación del gobierno
de Caballero fue la decisión por parte de la U.R.S.S. de
254
proporcionar ayuda material a la República Española.
Los primeros oficiales rusos habían llegado ya y los
aviones lo hicieron en Octubre. Esta ayuda salvó a
Madrid ya que permitió equipar con armas modernas a
las milicias y al joven ejército popular que había puesto
en pie de guerra al gobierno de Caballero. Empezaba
un nuevo período bajo la bandera del antifascismo. La
popularidad de Caballero hacía de él, al único dirigente
capaz de servir de enlace entre moderados y
revolucionarios, de lograr que los obreros apoyaran a
un gobierno regular imponiendo su autoridad a los
partidos, sindicatos y comités. Su gobierno logró entre
otras cosas la recuperación del control de todos los
grupos armados por parte del Estado Republicano, la
creación de un ejército, de una policía, en otras
palabras, la instauración de un poder único y fuerte
bajo la égida de la República. Para Caballero los
problemas militares eran los que a su juicio exigían la
unificación del poder y del mando militar. Puntualizó “la
guerra civil por definición tiene un carácter social y
naturalmente en el curso de ella pueden surgir
problemas de naturaleza económica y social. La
solución quedará subordinada a un objetivo: ganar la
255
guerra”. Los pasos siguientes fueron las disoluciones
de los comités y sindicatos, argumentando que habían
sido útiles en el período revolucionario y que en lo
sucesivo serían obstáculo para un trabajo que
correspondía al Frente Popular. Esta disolución fue
bastante resistida, sin embargo, Caballero supo evitar
los choques ya que nombró como gobernadores y
alcaldes a los mismos dirigentes de los comités-
gobierno y sustituyó a los organismos revolucionarios
por organismos regulares. El 20 de Septiembre un
decreto reunió bajo un cuerpo único “las Milicias de la
Retaguardia” a lo que eran las patrullas de control,
policía de seguridad, carabineros, guardias civiles y de
asalto, de esta manera, la policía revolucionaria
quedaba oficialmente bajo la autoridad directa del
ministro de gobernación. En cuanto a las milicias, el
gobierno avanzó paso a paso sin chocar con ellas y fue
transformándolas de a poco en ejército. Un decreto del
29 de Septiembre señaló el comienzo de la
militarización de las mismas. Se organizaron en
cuerpos, batallones, regimientos, brigadas y divisiones.
Así, el gobierno de Caballero disfrutaba de la
confianza de los partidos y sindicatos que exigían la
256
unidad del mando. Además disponía de las armas que
había dado la U.R.S.S. El reparto de las mismas sirvió
para la militarización de las milicias, pero el problema
de éstas, era que había pocos oficiales de carrera, por
lo tanto una de las primeras tareas fue formarlos. Se
organizaron escuelas populares de guerra. Los jefes
del “ejército popular” reflejaban la diversidad de origen
de estos mandos, algunos eran antiguos oficiales
generales superiores del ejército de antes de la
revolución. Sin embargo, junto con la adopción de la
estrella roja como emblema sobre las banderas del
ejército popular, fue sin duda la institución de los
“comisarios políticos”, la que más contribuyó fuera de
España a crear la leyenda de “una revolución
comunista”. En el ánimo de todos se movía el recuerdo
de la organización del ejército rojo por Trotsky. Un
decreto de Octubre de 1936 creó el “Comisariado”. Se
fijaba como tarea para un comisario, la de representar
la política de guerra del gobierno en el ejército y
cumplir su misión de interferir con el mando militar. El
comisario era el educador político de los soldados y de
los oficiales, el agente de enlace con la población civil,
el organizador del trabajo y del reposo. “Capellanes
257
rojos” como les decían sus adversarios, los comisarios
habrían de ser según el P.C. el nervio y alma del
ejército popular.
Otra de las características de la política de Largo
Caballero fue la estabilización y legalización de las
conquistas revolucionarias, pero también la detención
de su expansión. Fuera de la ley quedaron la Iglesia y
las prácticas religiosas. Desde Septiembre se había
pedido autorización para la reapertura de las iglesias y
la proclamación de la libertad de culto. Esto tropezó
con el veto de Caballero. En lo referente a lo escolar la
tarea era enorme. El Estado se esforzaba por asegurar
la sucesión de las escuelas profesionales. Se creó el
“bachillerato simplificado” abierto a los candidatos
presentados por los sindicatos y partidos del Frente
Popular. Se organizaron equipos especiales de
milicianos maestros que se lanzaron dentro de las
milicias y en los pueblos a combatir el analfabetismo.
En cuanto a las colectivizaciones iniciadas en
los primeros días de la revolución, la situación se tornó
crítica. En las oficinas del ministerio de la Industria se
amontonaban más de 11.000 peticiones de crédito,
ninguna de las cuales fue satisfecha. Se le propuso a
258
Caballero un decreto de colectivización, pero no fue
aceptado, pues significaba un atentado a la propiedad
industrial y por consiguiente, el riesgo de represalias
occidentales y el cierre o bloqueo de armas. Otro
decreto permitió la intervención del gobierno en las
industrias indispensables para la guerra. La cuestión
del crédito, verdadero nudo de las colectivizaciones,
tampoco se resolvió conforme a las ideas de los
revolucionarios. El ministro de Hacienda, Juan Negrín,
se opuso a la demanda de un crédito de 30 millones de
pesetas que el ministro de Industria, Indalecio Prieto,
consideraba indispensable para hacer frente a las
necesidades más urgentes de la industria
colectivizada. Así, se vio limitado y detenido el
movimiento de colectivización en tanto que el gobierno
se quedó dueño de las empresas por intermedio de los
bancos y poco a poco, afirmó su autoridad en las
empresas incautadas como en las intervenidas.
Semejante política prevaleció en el campo. Un decreto
de Octubre de 1936 quedaba muy rezagado con
respecto a la situación real en los campos. Trataba de
la expropiación sin indemnización y a favor del Estado
de las propiedades agrícolas que pertenecían a
259
individuos ligados a la rebelión y dejaba a los
campesinos la libertad de decidir si la explotación
habría de ser colectiva o individual. En lo sucesivo
miles de campesinos se preguntaron si no se verían
obligados a devolver las tierras de que se habían
apropiado en 1936.
La obra de restauración del Estado llevada a
cabo por el gobierno de Caballero también fue posible
por la participación de jefes populares de la C.N.T -
F.A.I. Muchos jefes anarquistas sintieron profundo
malestar y obraron en desacuerdo, desde las
manifestaciones armadas hasta los atentados, a los
que se oponían las fuerzas de policía de unidades
comunistas. Los anarquistas tropezaban con la fuerza
cada vez mayor de las organizaciones del P.C. y el
P.S.U.C. que poseían los mandos y la disciplina,
además, medios materiales y política. Así se dio el
ocaso anarquista. A partir de Septiembre de 1936, el
P.C. y el P.S.U.C., se convirtieron en un factor
preponderante en la vida política, pasaron a tener un
millón de militantes en Junio de 1937. Sus dirigentes
no estuvieron solos una vez que el gobierno de Moscú
aceptó comprometerse. Desde fines de Julio los
260
delegados de la Internacional comunista tomaron en
sus manos la dirección y organización del partido. El
partido comunista había tomado desde las primeras
horas una posición claramente afirmada a favor del
mantenimiento del orden republicano para la defensa
de la propiedad y de la legalidad. Sus discursos
tocaban el mismo tema: “no se llevaba en España una
revolución proletaria sino de lucha nacional y popular
contra la España semi-feudal y los fascistas
extranjeros”. Particularmente el P.C. puso mucho
énfasis en conservar buenas relaciones con los
dirigentes republicanos y repitió incansablemente sus
consignas de respeto al campesino, al pequeño
industrial y al pequeño comerciante. Proclamaban una
república democrática y parlamentaria que suponía la
destrucción de las raíces materiales de la España
semi-feudal, la expropiación de los grandes
propietarios, la destrucción del poder económico y
político de la Iglesia, la liquidación del militarismo, la
desarticulación de las grandes oligarquías financieras.
Insistían en que la tarea del día era vencer a Franco y
para lograrlo había que consolidar el “bloque nacional y
popular”, reforzar la autoridad del gobierno del Frente
261
Popular. Así también el P.C. libraba una guerra
encarnizada contra todos los que hablaban de
continuar la revolución: “no podemos hacer la
revolución si no ganamos la guerra”, declaró José
Díaz, dirigente comunista, “lo que hace falta primero es
ganar la guerra”. Esta política conservadora aseguró el
desarrollo del P.C. y del P.S.U.C. aumentando su
audiencia. De esta manera, defensores del “orden y la
propiedad” se volvieron hacia el P.C. y P.S.U.C.,
magistrados, altos funcionarios y policías. Sin embargo
sería erróneo explicar el crecimiento del P.C. sólo por
su política moderada y su fidelidad republicana. En el
caos de los primeros meses, se mostró con una
notable fuerza de organización, instrumento
terriblemente eficaz. Sus llamados a la unidad
antifascista encontraron inmenso eco entre
republicanos, socialistas, sindicalistas, que ante todo
querían luchar contra Franco. La historia de la defensa
de Madrid muestra también que en algunas
circunstancias el P.C. era capaz no solamente de
hacer un llamado a tradiciones revolucionarias como
las de Rusia, sino también de utilizar métodos
propiamente revolucionarios, en otras palabras, de
262
aparecer ante los ojos de las grandes masas como un
partido auténticamente revolucionario. Uno de sus
instrumentos más eficaces en Madrid fue el “Quinto
regimiento” que con la ayuda rusa se desarrolló con
rapidez relampagueante. Poseía más de 10.000
hombres y fue un modelo de disciplina...
¡Madrid, Madrid !
¡Qué bien tu nombre suena
rompeolas de todas la Españas!
la tierra se desgarra
el cielo truena
tu sonríes ...
con plomo en las entrañas ...
Antonio Machado
263
CAPÍTULO 20
¡No pasarán!...
Difícil es precisar el momento en que el pueblo
español tuvo la certeza de encontrarse sumido en el
espanto de una guerra civil. Cierto es que el clima
precedente al estallido tenía toda la carga fatídica de
un enfrentamiento nacional, pero las primeras semanas
mantuvieron la esperanza de unas hostilidades cortas.
El fracaso inicial de la sublevación era visto con óptica
acomodaticia por los dos bandos en que se había
dividido el país. Para los adictos al golpe militar, Madrid
estaba a pocas jornadas de marcha. La conquista de la
capital se presagiaba inmediata. El 28 de Septiembre
de 1936 las últimas resistencias de milicianos se
extinguían en Toledo. Un nuevo capítulo se abría, el de
la guerra por la capital, según el juicio de los
nacionalistas. Ninguno de sus jefes pensaba en una
resistencia seria por parte de los milicianos. La caída
de Madrid sería el hundimiento del Estado
Republicano. Los generales rebeldes pensaban que
podían hacer su entrada en Madrid el 12 de Octubre,
264
día de la fiesta de la raza. El general Varela mandaba
al ejército asaltante de 22.000 soldados profesionales,
moros y legionarios aguerridos, disciplinados,
confiados y persuadidos de que no encontrarían
ninguna resistencia. A finales de Septiembre Madrid no
podía soportar un sitio ya que carecía de depósitos de
víveres, de defensas antiaéreas, de líneas de defensa
y aún de trincheras. Los milicianos que la defendían
estaban mal armados y carecían de experiencia. Pero
la concreta ayuda rusa acababa de llegar, armas,
tanques y aviación. Los jefes militares de Madrid tenían
conciencia de la gravedad del caso y parecían
resignados a la inevitable caída de la capital. A
comienzo de Noviembre fue el general Mola el que
después de haber organizado a las tropas tomó en sus
manos la dirección de lo que parecía ser un asalto
final. Informados de la ayuda rusa los generales
resolvieron atacar antes que los defensores tuvieran
tiempo de recuperarse. Radio Burgos había inaugurado
a partir del 4 de Noviembre una emisión titulada “las
últimas horas de Madrid”.
Largo Caballero impuso literalmente la decisión
de la salida del gobierno para Valencia y confió al
265
general Miaja la defensa de la capital. Éste, se hallaba
en retiro pero habría de convertirse en héroe de
Madrid. El decreto que confiaba el mando a Miaja, le
encargaba también la responsabilidad de representar
al gobierno en la “Junta de Defensa”, encargada de
organizar y controlar la defensa de la capital. Hasta
entonces el general Miaja no había tenido contacto con
los comunistas. Militar de carrera, de mentalidad
apegada a la organización, se apoyó en el Quinto
regimiento, así se aseguró el enlace. La defensa de
Madrid se convirtió en el asunto del P.C., el asunto de
la Internacional comunista y el asunto de la Rusia
soviética. Su prestigio y autoridad quedaron
comprometidos en esta batalla y los rusos no volvieron
a hacer nunca el esfuerzo que consintieron en realizar
por Madrid en Noviembre de 1936. Los defensores de
Madrid tuvieron fusiles, granadas, ametralladoras,
tanques, aviones, cañones y municiones. Poco a poco,
fue un ejército moderno formado en el transcurso
mismo de los combates el que plantó cara delante de
la capital. Un grupo de militares rusos llegó alrededor
del 20 de Octubre para prestar ayuda y por último en el
momento del asalto definitivo fue cuando aparecieron
266
en el frente las primeras brigadas internacionales. La
“Pasionaria” vestida de negro, así se conocía a Dolores
Ibárruri, organizó manifestaciones de mujeres
madrileñas que impresionaron mucho y que
pronunciaban consignas heroicas tales como “más vale
ser la viuda de un valiente que la mujer de un cobarde”.
La “Junta de Defensa” fue un verdadero gobierno
revolucionario. Para defender a Madrid se valió de
armamentos del pueblo y llevó al frente a columnas de
obreros sin armas que se trasladaban a las líneas de
fuego y recogían las armas de los combatientes
muertos o heridos. Se constituyeron comités de barrios
y de manzanas que tomaban en sus manos las tareas
inmediatas de las defensa, de la vigilancia antiaérea y
de los sospechosos. También la Junta constituyó
comités de abastos, de comunicaciones, de
municiones, etc. Las tropas de guardias civiles y de
asalto fueron brutalmente depuradas, fueron detenidos
más de un centenar de guardias civiles y luego
ejecutados. La Junta persiguió hasta en el interior de
las embajadas a los refugiados y los agentes de
Franco.
267
Tras numerosos enfrentamientos, el 15 de
Noviembre, comenzó el gran ataque: la columna Yagüe
apoyada por cañones y morteros lanzó sucesivos
asaltos, mientras que los bombarderos de la Legión
Cóndor aplastaron la Ciudad Universitaria y el Parque
del Oeste. Por la tarde, la columna Asensio logró
perforar el frente y penetró en la Ciudad Universitaria.
Se luchó de casa en casa, se disparaban a quema
ropa, se degollaban en los descansillos. Para fines de
Noviembre las brigadas habían perdido a la mitad de
sus efectivos, pero Madrid no había caído. Frente a la
resistencia inesperada de la capital el mando
nacionalista quería alcanzar a toda costa la victoria.
Franco decidió entonces bombardear con la aviación a
la población civil, pensaba que la moral madrileña se
hundiría bajo las bombas. El 23, 24 y 30 se efectuaron
los primeros ataques, el 4 de Noviembre se produjo el
primer ataque verdadero. Los días 10, 11 y 12 ardieron
muchas casas, el 15 fue bombardeado el hospital de
Cuatro Caminos. A partir del 16 comenzó la matanza
metódica de la población civil. Los bombardeos fueron
incesantes durante todo el mes de Noviembre, Madrid
parecía encontrarse en un permanente incendio, los
268
aviones nacionalistas volando al ras de los techos
completaban su obra de muerte ametrallando a los
bomberos. Aún así la matanza cotidiana no logró abatir
la moral madrileña.
El terror de Noviembre hizo de Madrid una
ciudad fantasmagórica, completamente oscura desde
la puesta del sol, masa gris envuelta en sombras por
donde los vehículos circulaban con las luces apagadas,
por las calles destruidas y donde el ruido de las
bocinas se mezclaba con el de los fusiles o cañonazos.
Esto parecía ser las únicas señales de vida. A su vez la
muerte parecía ser la única compañía de una población
de miradas angustiosas, que corría a los abismos a la
primera señal, o enterraba a sus muertos sin llorarlos y
permanecía dispuesta en todo momento a montar
guardia o a marchar hacia el frente.
Bajo la dirección de los generales del ejército
rojo la guerra de Madrid se había transformado de
guerra de comités revolucionarios, en guerra dirigida
por los técnicos del estado mayor general. El instante
heroico había pasado a la historia con el enemigo
pegado a las fortificaciones, la voluntad de resistir
parecía haber desaparecido. La defensa de Madrid se
269
había convertido en símbolo de la resistencia
republicana para el mundo entero. Según expresiones
del propio Franco, hacer cesar la resistencia de Madrid
sería al mismo tiempo hacer capitular a toda España.
El nuevo objetivo por lo tanto fue llevar el combate a
campo raso. En lo sucesivo ya no se trató de tomar
Madrid por asalto sino de cercarla, atacándola por las
alas y obtener así su capitulación. La ayuda material
italiana y alemana era suficiente para realizar tal
operación proyectada.
La historia cuenta las numerosas luchas y
combates librados en aquellos días. La batalla del
Jarama ocupó el mes de Febrero, las tropas italianas
enviadas por Mussolini llegaron para fines de ese mes.
La situación era sumamente crítica ya que las tropas
estaban agotadas. En el Comisariado, los jefes
políticos de los internacionales italianos habían
preparado un plan de propaganda para sus
compatriotas. Folletos lanzados por avión y
altoparlantes decían: “Hermanos... ¿por qué habéis
venido a una tierra extraña para asesinar a los
obreros? Mussolini os ha prometido la tierra pero aquí
no encontraréis sino la muerte... ”
270
La moral de las tropas italianas comenzó a bajar
y muchos desertaron y pedían a sus camaradas que se
pasaran a las tropas republicanas. El 18 de Marzo los
republicanos obtuvieron la victoria de Guadalajara.
Miles de jóvenes educados por el régimen fascista
vieron hundirse sus sueños de grandeza, vieron nacer
ante sus ojos sentimientos nuevos frente a esos “rojos”
de los que temían lo peor, pero compartían con ellos
sus escasas raciones. La victoria de Guadalajara por el
ejército popular sobre un ejército superiormente
equipado, confirmaba las predicciones que afirmaban
que “Madrid sería la tumba del fascismo”. Desde la
victoria de Mussolini y Hitler en sus países, fue la
primera victoria del proletariado internacional. Victoria
estratégica y política, parecía ser el triunfo del
antifascismo, sin embargo también su última victoria.
Vivid, la vida sigue,
Los muertos mueren y las sombras pasan;
Lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡ Yunques, sonad ! ¡ Enmudeced, campanas !
Antonio Machado
271
CAPÍTULO 21
Mientras la guerra truena...
Es difícil de entender por qué el gobierno de
Caballero, bajo el que se habían alcanzado éxitos
militares como la resistencia de Madrid y la victoria de
Guadalajara, haya caído poco tiempo después.
Caballero creía que España seguiría siendo una
república de trabajadores”, pero ésta, se encontraba en
un marco que ya no era el revolucionario. La política de
Francia, de Inglaterra y de la U.R.S.S. que Caballero
había pretendido no desagradar por evitar el
aislamiento de España, se convirtió en uno de los
factores primordiales de su política internacional, lo que
llegó a determinar inclusive la concepción de la política
de guerra. La restauración del Estado posibilitó el
renacimiento de la fuerza de accionistas expropiados,
funcionarios y representantes de partidos; cuya
autoridad en el nuevo Estado tendía a ampliarse a
expensas de los sindicatos. Para Caballero la
reconstrucción del Estado se convirtió en un objetivo
en sí, su autoridad permitió realizarla con la apariencia
272
de una transición con la revolución, pero el Estado
restaurado manifestó cada vez más, una tendencia a
combatirla. Las fuerzas políticas que se expresaban a
través de él se sumaron a las que obraban bajo la
presión de las fuerzas de las políticas occidentales y de
la U.R.S.S. De la detención de la revolución se pasó a
la lucha contra ella y Caballero habría de ser en este
sentido un obstáculo a pesar de su política antifascista.
La proclamación de la independencia de
Marruecos por parte del gobierno republicano había
podido tener incalculables consecuencias en la moral
de las tropas que servían en el ejército rebelde. Sin
embargo en 1936 - 1937 la alianza entre republicanos
españoles con nacionalistas marroquíes rebasaba el
marco de España. Francia e Inglaterra, de las que el
Frente Popular español esperaba ayuda, eran
potencias coloniales y una agitación revolucionaria en
el Marruecos español constituía una amenaza directa
para ellas. El gobierno de Caballero eligió la política
contraria, no debía hacerse nada que pudiese constituir
una amenaza para los intereses franceses e ingleses,
dio concesiones territoriales en Marruecos a Londres y
a París, su deseo de no desagradar a las potencias
273
occidentales lo condujo a renunciar deliberadamente
no sólo al principio de la autodeterminación de los
pueblos coloniales, sino también a una oportunidad de
herir a Franco en la médula de su poderío.
Además y por otro lado, el apoyo de la U.R.S.S.
otorgó un carácter particular a la acción de los
diplomáticos rusos en España. Éstos tuvieron contacto
y discusiones con políticos y jefes militares españoles,
intervinieron en la prensa y tomaban la palabra en
mítines públicos para defender la política de su
gobierno y dar su apoyo a España. Se conoce de una
carta que Stalin envió a Caballero, en la que aparecen
algunos consejos al gobierno español, por ejemplo,
recomendaba tomar en cuenta a los campesinos y
atraerlos con “algunos decretos relativos a la cuestión
agraria y a los impuestos”, otro consejo sugería
ganarse el apoyo de la pequeña y mediana burguesía
protegiéndola contra las confiscaciones y asegurarle en
lo posible la libertad de comercio.
Además proponía atraer hacia el gobierno a los
amigos de Azaña para impedir a los enemigos de
España que la considerasen como una república
comunista, lo que constituía el peor peligro para
274
España. La respuesta de Caballero a Stalin deja
entrever gran descontento. En esto se encuentra la raíz
de una desavenencia que habría de ir en aumento. En
unos meses Caballero, (el Lenin español) fue
denunciado por los comunistas, que lo tildaron de
burócrata y saboteador de la unidad. Uno de los
primeros factores en el deterioro de las relaciones, fue
la resistencia de Caballero a las proposiciones hechas
por la U.R.S.S. para la fusión en España de socialistas
y comunistas. Para el viejo líder de la U.G.T. la
evolución de las J.S.U. (Juventud Socialista Unificada)
y la adhesión al P.C. de la antigua dirección de la J.S.
(Juventud Socialista), no constituía a su entender, un
estímulo para su política. Además, estaba muy
descontento con la actitud de la Junta de Madrid cuyos
animadores eran hombres del P.C. y de la J.S.U. A sus
ojos, los consejos rusos y los comunistas constituían
un obstáculo a su autoridad. Terminó despidiendo al
diplomático ruso en España, en términos muy poco
diplomáticos.
La oposición de los partidos de derecha se hizo
notar en poco tiempo. Caballero se había constituido
en un obstáculo para los que no querían una revolución
275
social y pretendían la reconstrucción del “Estado
popular”. La ruptura de la alianza con los rusos les dio
una ocasión. La reserva del gobierno francés y la
continuación de la no intervención les dio un
argumento. En el momento en que Caballero se
alejaba de los comunistas, Indalecio Prieto se declaró
en favor de la fusión inmediata con el P.C. Los
comunistas y socialistas de derecha acordaban sus
posiciones para la restauración del Estado, para la
organización de un ejército regular, contra las
colectivizaciones, por la defensa de las clases medias,
contra la intervención de los sindicatos y para la
detención de la revolución. Unos y otros entendían el
conflicto no como una guerra de clases, sino en escala
internacional, como un conflicto entre democracia y
fascismo. La primera batalla pública no se libró
directamente contra Caballero. Después de la batalla
de Madrid los adversarios del gobierno concentraron
sus ataques contra el hombre de confianza de
Caballero, el general José Asensio, subsecretario del
Estado encargado de la Guerra. Desde Septiembre de
1936 Asensio tenía a su cargo la organización del
ejército popular y la dirección de las operaciones
276
militares. En varias ocasiones había chocado ya con
los comunistas que realizaban contra él una campaña
sistemática y discreta de denigración a la que se
asoció la C.N.T.
La caída de Málaga el 8 de Febrero de 1937, fue
la ocasión del ataque público contra el subsecretario de
Estado. Asediada desde el verano de 1936, la ciudad
andaluza no había recibido los refuerzos ni el material
que pedía. En ocasión del desembarco de las tropas
italianas que iban a tomarla, la flota republicana
anclada en Cartagena no se movió. Cuando el peligro
se perfiló claramente, Valencia no tomó ninguna
medida. ¿No había en aquel momento alguna manera
de salvar Málaga sin desguarnecer a Madrid? La caída
de Málaga y la incorporación de los nacionalistas
produjo una impresión profunda. El día 14 en Valencia
ocurrió una gran movilización y Caballero aprobó las
consignas lanzadas. Mientras tanto la prensa
comunista hizo de Asensio el culpable de la derrota.
Los republicanos, los socialistas de derecha y la
C.N.T., se unieron a su campaña y todos exigieron la
salida del subsecretario de Estado. El 21 de Febrero
Asensio dimitió. Esto fue para el presidente una derrota
277
personal, debió sustituir entonces a su colaborador por
Carlos Baraibar. Por entonces republicanos, socialistas
de derecha y comunistas, buscaban un sucesor para
Caballero. Se hablaba de Indalecio Prieto, de Martínez
Barrio o de Juan Negrín.
La caída de Málaga también tuvo otra
consecuencia importante, y fue que cobrase nuevo
vigor la hostilidad entre el P.C. y la C.N.T. Anarquistas
y comunistas se acusaban de ser instrumentos de
traición. Para los comunistas, los anarquistas de
Málaga habían jugado a la revolución triplicando los
comités, factor de indisciplina. Para los anarquistas, el
proselitismo del P.C. había sembrado la división en el
frente antifascista y favorecido el predominio de los
oficiales traidores. Caballero aprovechó la ocasión para
disolver la Junta de Defensa de Madrid y en lo
sucesivo la capital tendría un consejo municipal. Esta
disolución fue una victoria del Estado restaurado y una
revancha de Caballero. Ese mismo día el “Socialista”
de Madrid denunciaba un escándalo en Murcia. En
prisiones privadas y en anos del P.C. se detenía y
torturaba a militantes socialistas. El gobierno destituyó
al gobernador civil cómplice de esta actitud clandestina
278
y mandó a detener y juzgar a cuatro policías
comunistas comprometidos. Luego se enfrentó al otro
bastión del P.C., el ejército. Caballero restringió los
poderes de los comisarios políticos y se reservó
personalmente el derecho de designarlos. Fue una
verdadera declaración de guerra que los comunistas
tomaron como tal. Montaron entonces contra Caballero
una campaña y lo hicieron responsable de todos los
reveses militares. En esta lucha Caballero no tenía
demasiadas ventajas. Después de Guadalajara
propuso un plan de ofensiva que había preparado
Asensio. Se trataba de atacar en dirección de
Extremadura y Andalucía con el objeto de cortar en dos
la zona franquista a lo largo de la línea Mérida -
Badajoz. La debilidad de los nacionalistas en esta
región y el apoyo de guerrilleros que habría de
encontrar la ofensiva republicana eran los argumentos
para este proyecto cuyo primer resultado sería aliviar el
frente del Norte. Pero tropezó con la oposición de Miaja
que se negaba a desguarnecer a Madrid y de los
consejeros rusos que no creían posible tal operación
con las tropas de milicianos que se disponía.
279
Quedaba claro que Caballero ya no tenía
autoridad suficiente. En aquel momento su gobierno
tenía que enfrentarse a nuevas dificultades
económicas y sociales que la propaganda no dejaba
olvidar. Las fábricas casi no trabajaban, se llevaba a
cabo un mal abastecimiento, entre Julio de 1936 y
Marzo de 1937 el costo de la vida se había duplicado y
los salarios no habían aumentado más que un 15%. El
mínimo que ofrecían las cartillas de racionamiento
distaba mucho de ser satisfecho. El mercado negro por
el contrario prosperaba. Así pues en los primeros
meses de 1937 se habían creado condiciones
favorables para el desarrollo de una oposición
revolucionaria dentro del seno mismo de las
organizaciones que en el otoño habían aceptado la
colaboración. Fue el P.O.U.M. el primer excluido de la
coalición antifascista. Objeto de los ataques del P.C. y
del P.S.U.C. fue rechazado definitivamente de la
coalición, a pesar de los esfuerzos para no aislarse ni
de la dirección, ni de los militantes de la C.N.T. Por otro
lado se desarrolló en la C.N.T. una corriente de
oposición revolucionaria. El P.O.U.M. la C.N.T. la F.A.I.
la J.C.I. estaban de acuerdo en no tolerar que la
280
revolución y sus conquistas sean aplastadas hasta el
final del conflicto militar, pero la gran debilidad de esta
oposición es que no tenían un dirigente español de
primer plano. El italiano Camillo Berneri hacía el papel
de teórico y de inspirador de la tendencia
revolucionaria. A sus amigos de la C.N.T.- F.A.I. les
dijo: “ El único dilema es o la victoria sobre Franco
gracias a la victoria revolucionaria, o la derrota”. Esta
posición sin jefes tenía tropas cada vez más
numerosas. Los jóvenes libertarios catalanes
denunciaron la coalición de los comunistas y de los
republicanos como reflejo en España de la alianza de
la U.R.S.S. con Francia e Inglaterra con vistas a
“estrangular la revolución”. El 14 de Febrero 50.000
jóvenes asistieron en Barcelona a un mitin para la
constitución en Cataluña del “Frente de la Juventud
Revolucionario”. El movimiento se extendió
rápidamente a otras provincias.
Así, en la primavera de 1937 se dieron
nuevamente las condiciones de una “marejada
revolucionaria”. El ala moderada de la coalición
gubernamental se inquietó. A la presión exterior para la
detención de la revolución se había añadido la
281
pequeña burguesía. En Levante y Cataluña los
campesinos reaccionaron contra los defensores de las
colectivizaciones y volvieron su cólera contra los
sindicatos y las milicias obreras que los habían
obligado. Republicanos, socialistas de Prieto y
comunistas, tomaron conciencia del peligro que
constituía el reagrupamiento revolucionario y
consideraban que había que liquidar al P.O.U.M., a la
C.N.T., a la F.A.I. y estabilizar definitivamente a la
República. Caballero comprendía su aislamiento. Se
hablaba cada vez más de un gobierno sindical, se
exaltaba la unidad de la C.N.T - U.G.T., se volvía a los
proyectos de Septiembre de 1936. Sin embargo, lo que
fue posible en los primeros días de la revolución ya no
lo era ahora. Caballero, permanecía en medio de los
que querían disputarle el control y los que rechazaban
su autoridad. El viejo líder de la U.G.T. no quería volver
a lanzar la revolución por temor a perder la guerra. El
Lenin español no quería ni la antigua burocracia ni la
nueva organización revolucionaria...
282
Tal vez...
los únicos que no están cansados de la guerra
son los mismos combatientes...
Manuel Azaña
13 de Agosto de 1937
283
CAPÍTULO 22
El toque de agonía...
Era en Cataluña donde existía lo esencial de las
conquistas revolucionarias. Allí se encontraba el
bastión de la oposición revolucionaria y el P.S.U.C., la
organización más decidida a poner fin a la revolución,
apoyada por el Estado republicano de Companys y la
pequeña burguesía, impacientes por librarse del yugo
de los anarquistas. El 25 de Abril fue asesinado Roldán
Cortada, dirigente de la U.G.T. y miembro del P.S.U.C.
Sus militantes reaccionaron con violencia y
denunciaron a los agentes fascistas escondidos. La
C.N.T. también condenó el asesinato, exigiendo una
investigación que pondría fuera de sospecha a sus
militantes. Los delegados del P.O.U.M. y de la C.N.T.
entendieron que contra ellos era dirigida la gran
manifestación de fuerzas que el P.S.U.C. había
organizado. Al día siguiente la policía de la
Generalidad detuvo a los dirigentes anarquistas
sospechosos y los condujo esposados a Barcelona. En
Puigcerdá carabineros y anarquistas cambiaron
284
disparos y entre los muertos se halló a Antonio Martín,
el alma de la colectivización de la región. En Barcelona
circuló el rumor de una circular del ministerio de
Gobernación que prescribía el desarme de todos los
grupos obreros no integrados a la policía del Estado.
Inmediatamente los obreros reaccionaron y Barcelona
parecía estar en vísperas de combates callejeros. El 3
de Mayo de 1937, hombres de la C.N.T. tomaron el
edificio de la central telefónica quitándoselos a los
sublevados. Rodríguez Solar, comisario del Orden
público y miembro del P.S.U.C. se dirigió a la central
con tres camiones de guardias y desarmó a los
milicianos del piso bajo, pero se detuvo frente a la
amenaza de ametralladoras colocadas en baterías en
los pisos de arriba. Al mismo tiempo los obreros
entraron en huelga. Barcelona se cubrió de barricadas
sin que ninguna organización hubiese lanzado la
menor consigna. Al anochecer se dio una reunión de
los comités regionales de la C.N.T., de la F.A.I., de las
juventudes libertarias y del P.O.U.M. Los
representantes del P.O.U.M. declararon que el
movimiento era la respuesta de los obreros de
Barcelona a la provocación y que había llegado la hora
285
de ponerse a la cabeza del movimiento para destruir al
enemigo, o el movimiento fracasaría y sería “nuestra
destrucción”. Pero los dirigentes de la C.N.T. y la F.A.I.
no estuvieron de acuerdo y decidieron trabajar en pro
del apaciguamiento. Al día siguiente 4 de Mayo, los
obreros cuya acción fue aprobada por el P.O.U.M. y las
juventudes libertarias eran los dueños de la capital
catalana que cercaron poco a poco. Companys dirigió
por radio las siguientes palabras: “Deponed las armas.
Es el fascismo al que debemos combatir”. El 5 los
obreros seguían dueños de las barricadas. La radio
difundía las palabras del gobierno de las Generalidad
“Cese el fuego” y pedía la retirada de los policías y
civiles armados. El 6 de Mayo el orden estaba casi
vencido. Companys proclamó que no había “ni
vencedores ni vencidos”. La masa de campesinos de
Barcelona había escuchado los llamados a la calma y
el P.O.U.M. se plegó. Sin embargo desde el día 5 de
Mayo llegaban al puerto navíos de guerra por orden de
Prieto. Algunas horas después a pedido de Companys
y bajo la presión de ministros, Largo Caballero tomó en
sus manos el Orden público y la defensa de Cataluña.
Pozas, antiguo jefe de la guardia civil afiliado al P.C.,
286
recibió el mandato de las tropas de Cataluña. Para
asegurar el orden, el gobierno mandó desde el frente
el Jarama una columna motorizada de 5000 guardias.
Con su llegada, los combates cesaron definitivamente
pero al anochecer del día 6 se encontró muertos a
Camillo Berneri y Alfredo Martínez. Ambos habían
denunciado los procesos de Moscú y habían tildado de
contrarrevolucionaria la actitud del P.C. y del P.S.U.C.
o cabe dudas que ambos perecieron víctimas de un
arreglo de cuentas político.
Las jornadas de Mayo fueron el “toque de
agonía de la revolución”. Sus consecuencias fueron el
fin de la autonomía catalana y el control por parte del
Estado y del gobierno de Madrid, de los engranajes
esenciales de la vida política y económica del país. El
14 de Mayo varios diarios madrileños anunciaban una
nueva combinación ministerial que satisfaría al P.C. en
las cuestiones del Orden público y la dirección de la
guerra. El 15, en el consejo de ministros, fue Uribe,
ministro comunista de agricultura el que pidió la
disolución y prohibición del P.O.U.M. y la detención de
sus dirigentes. Caballero replicó que siendo militante
de organizaciones obreras perseguidas por los
287
reaccionarios, se negaba a disolver cualquier
organización obrera. Los ministros de la C.N.T. lo
apoyaron. “El gobierno continúa” afirmó Caballero, pero
los republicanos y los amigos de Prieto no lo
aceptaron, debiendo renunciar. Fue la segunda crisis
ministerial que se producía desde Julio de 1936. El 17
se anunció la formación del nuevo gobierno. Tres
socialistas de la tendencia de Prieto ocuparon los
puestos clave, Negrín se quedó con Hacienda y la
Presidencia, Prieto con la Defensa Nacional y
Zugazagoitia con la Gobernación. Por otra parte,
Aguadé recibió la cartera de Trabajo, el doctor Giral
pasó a ministro de Estado e Irujo pasó a ser ministro
de Justicia. La C.N.T y la U.G.T., fieles a su posición
en favor de Caballero no participaron.
Juan Negrín nuevo presidente del consejo era
poco conocido. Casado con una mujer rusa tenía
relaciones en el mundo occidental. Se afilió al Partido
Socialista en 1929 y llegó a diputado en 1931, siendo
constantemente reelegido. Se consideraba a sí mismo
socialista a la occidental. Era mucho más afín a Prieto
que a Caballero, pero no había participado más que de
lejos en la lucha interna del P.S. Instalado en el
288
ministerio de Hacienda era un defensor incondicional
de la propiedad capitalista y adversario de las
colectivizaciones. Fue Negrín quien reorganizó
sólidamente a los carabineros, también presidió el
envío a la U.R.S.S. de la reserva del oro de la
República. Pasaba por ser el hombre de Prieto y los
comunistas le habían asegurado de antemano su
apoyo. Entre tanto la F.A.I. denunciaba
clandestinamente no sólo la victoria del bloque
burgués-comunista, sino también de Francia, Inglaterra
y Rusia.
El 19 de Mayo el New York Times anunciaba
que Negrín tenía la intención de “utilizar en el interior
un puño de hierro” y añadió, “al obrar así el gobierno
espera conquistarse las simpatías de las dos
democracias que significan más para España,
Inglaterra y Francia, y conservar el apoyo de la nación
que le ha ayudado más, Rusia. El principal problema
del gobierno hoy es el de pacificar o aplastar a la
oposición anarquista”. Mientras que Caballero se había
negado a la represión contra el P.O.U.M., Negrín tuvo
que consentir. El 16 de Junio todos los miembros del
comité ejecutivo del P.O.U.M. fueron detenidos. El acta
289
de la denuncia indicaba que el P.O.U.M. era acusado
por haber calumniado a un país amigo cuyo apoyo
moral y material había permitido al pueblo español
defender su independencia, además, de haber
“atacado a la justicia soviética” y de haber estado “en
contacto con las organizaciones internacionales
conocidas con la denominación general de trokistas,
cuya acción en el seno de una potencia amiga
demuestran que se encuentran al servicio del fascismo
europeo”. El P.O.U.M. y la J.S.U. fueron disueltos. Al
parecer, fue la resistencia de Andrés Nin detenido el 16
de Junio junto a sus camaradas, la que produjo el
fracaso final de la empresa destinada a demostrar que
en España, lo mismo que en Rusia, los trokistas
adversarios del régimen estalinista, estaban al servicio
de Hitler, Mussolini y Franco. El nombre de Andrés Nin
no figuró en la lista de los dirigentes del P.O.U.M.
enviada ante el tribunal el 29 de Junio. Circulaba el
rumor de su asesinato. El 4 de Agosto el gobierno
publicó una nota en la que decía que Nin había sido
detenido por la policía de seguridad general, trasladado
a una cárcel preventiva y desaparecido. El asunto Nin
tuvo gran repercusión. Antiguo secretario de la C.N.T. y
290
antiguo secretario de la Internacional sindical roja, el
dirigente del P.O.U.M. era mundialmente conocido en
el movimiento obrero y sindical. En España y en el
exterior se multiplicaron las comisiones de
investigación. En las paredes aparecían las palabras
¿dónde está Nin? El ministro de Justicia, Irujo, nombró
a un juez para investigar la desaparición de Nin. La
tesis de los amigos de Nin, “el secuestro, por los
servicios secretos de la policía soviética, la N.K.V.D.”,
ha sido confirmada después por las revelaciones de
Jesús Hernández.
Los hombres del P.O.U.M. y los comunistas anti-
estalinistas no eran los únicos que estaban en la mira
del “gobierno de la victoria”. Pronto sirvió que el
Consejo de Defensa de Aragón no podía conservar la
cuasi-autonomía que había tenido en el gobierno de
Caballero y que hacía de él el bastión de los
extremistas de la C.N.T. y la F.A.I. Su presidente José
Ascanio fue acusado de ser el inspirador de algunas
acciones de las jornadas de Mayo. El 10 de Agosto
apareció el decreto de disolución del Consejo de
Aragón. Argumentaba el haberse quedado al margen
de la corriente centralizadora a la que se debía la
291
victoria. Los comités locales fueron sustituidos y los
locales de la C.N.T. y de las organizaciones libertarias
fueron cerrados. Numerosos dirigentes fueron
detenidos, entre ellos Joaquín Ascaso. El último poder
revolucionario había sido liquidado. Al mismo tiempo el
ala irreductible de la F.A.I. y de la C.N.T. fue herida de
manera decisiva. En los meses siguientes se les quitó
totalmente de la confederación.
Contra las autoridades gubernamentales sólo
quedaba un obstáculo, la oposición de Caballero que
seguía siendo secretario de la U.G.T., su influencia era
todavía importante en el P.S. y en la J.S.U. El 17 de
Octubre dirigió sus últimas palabras ante una gran
multitud. Habló de sus refriegas con los comunistas, de
la manera en que habían tirado a su gobierno,
denunció la coalición de los socialistas de derecha y de
los comunistas y del empleo de la autoridad del Estado
para desplazarlo del mando de la U.G.T. Además
criticó ferozmente la política del gobierno de Negrín sin
lanzar ninguna consigna. Su discurso era el de un
oponente leal que no amenazaba con nada al régimen,
sin embargo produjo una enorme impresión por el eco
que encontró. El gobierno decidió impedirle seguir y el
292
21 en camino para Asturias fue detenido y conducido a
Valencia donde se le dio prisión domiciliaria. Caballero
estaba derrotado y no volvería a desempeñar ningún
papel en la vida política española.
En tanto el gobierno de Negrín veía necesario
montar un dispositivo de represión. Irujo, ministro de
Justicia comenzó a reorganizar los tribunales
populares. La F.A.I. era ilegal, por tanto quedaba
excluida de dichos tribunales. Un decreto del 23 de
Junio de 1937 instituyó a los tribunales especiales
destinados a reprimir los crímenes de espionaje y de
alta traición. Fueron considerados como delitos el
realizar actos hostiles a la República, defender o
propagar nuevas, emitir juicios desfavorables a la
marcha de las operaciones de la guerra o al crédito.
Las penas estipuladas oscilaban entre seis años de
cárcel y la pena de muerte. El 18 de Julio el gobierno
se reservó el monopolio de las emisoras radiofónicas.
El 14 de Agosto una circular prohibió toda crítica al
gobierno ruso y mediante un decreto del 15, por
iniciativa de Prieto se creó la S.I.M. (Servicio de
Investigación Rusa). Este servicio de contraespionaje
se convirtió rápidamente en una policía política
293
todopoderosa que podía decidir sobre detenciones o
liberaciones. El comandante Durán, comunista, jefe del
S.I.M. de Madrid, designaba a militares comunistas
para todos los cargos importantes. Algunos meses
después de su creación, el S.I.M. escapó totalmente a
la autoridad del ministro de Defensa Nacional, contaba
con más de 6000 agentes y dirigía prisiones y campos
de concentración.
De esta manera el Estado “democrático”
reconstituido por Caballero se convirtió bajo el mando
de Negrín en un Estado “fuerte” que seguía
proclamándose “democrático y parlamentario”. Se
seguía hablando de la “revolución popular”, sin
embargo, la realidad era un constante enjuiciamiento a
las conquistas revolucionarias. El gobierno de Negrín
se había proclamado partidario de la libertad de culto,
todos los terratenientes reclamaron sus tierras que les
habían sido quitadas en el 36, tenían el apoyo
gubernamental. En Cataluña se suspendió el decreto
de colectivización y el gobierno tomó en sus manos a
las empresas metalúrgicas y mineras. El ejército
popular se transformó en ejército tradicional y el
294
gobierno prohibió a los militares toda participación en
las manifestaciones políticas.
La revolución había terminado. El Estado estaba
restaurado. Los obreros en las fábricas trabajaban bajo
la estricta disciplina de la “militarización”. Las cárceles
estaban reservadas a los detenidos del P.O.U.M. y de
la C.N.T. Ahora bien: ¿los que habían vencido a la
revolución, podrían ganar la guerra?... Porque sabido
es que para luchar contra Franco, la España
democrática de 1937 estaba tan aislada como la
revolucionaria de 1936...
295
A las Brigadas Internacionales
Quedad que así lo quieren los árboles,
los llanos,
las mínimas partículas de luz
que reanima un solo sentimiento
que el mar sacude:
¡Hermanos!
Madrid con vuestro nombre
se agranda y se ilumina...
296
CAPÍTULO 23
Ha llegado otra vez la hora de la sangre...
La guerra de España había cobrado en 1937 el
aspecto de una guerra ideológica. Sin que otras
naciones se comprometieran demasiado, el conflicto se
había vuelto europeo, de confrontamiento político
general que obligaba a cada potencia a tomar
posiciones. En este sentido es que se crearon las
condiciones políticas para una segunda guerra
mundial. Para las dictaduras de Europa central el
conflicto español ponía a prueba la debilidad de las
democracias y además, generaba gran interés en el
plano militar. Después del fracaso relativo de Julio de
1936 los nacionalistas españoles no eran sino militares
rebeldes que dominaban algunas provincias. En
Octubre Franco había sido nombrado jefe del Estado
español. Las formas legales de gobierno habían
desaparecido a partir de las elecciones de Febrero y
los jefes militares se habían sublevado para
restablecerlas. Las potencias favorables a Franco
mostraban su voluntad de considerar al gobierno legal
297
de España como un adversario. Roma y Berlín habían
prometido ayudar a los jefes del movimiento mucho
antes de que estallara la insurrección ya que
consideraban como adversaria toda amenaza
comunista o aún marxista.
Pero la mayoría de las potencias europeas se
adhirieron al principio de “no intervención”.
Proclamaron oficialmente la prohibición de exportar
armas con destino a España, así parecían disminuir los
riesgos de guerra general. Todas las potencias
acordaron en la creación del “Comité Internacional”
para la aplicación de la no intervención en España.
Este comité se encargaría de llevar adelante un control
real, sin embargo desde los primeros días del mes de
Octubre de 1936 la situación internacional se volvió
tensa. Se conocieron informes que demostraban la
constante intervención de Italia y Portugal en el
conflicto español. El gobierno soviético denunció tales
intervenciones y amenazó con retirarse del convenio
de no intervención. Sabido es que desde el momento
en que los militares rebeldes habían obtenido un éxito
aunque parcial, la ayuda que había sido prometida por
los representantes del gobierno fascista italiano no se
298
hizo esperar. A lo largo de la guerra se hizo todo para
ayudar a Franco y asegurar su victoria. Mussolini no
sólo veía en esta guerra la ocasión de hacer triunfar las
armas italianas y crear bases estratégicas en el
Mediterráneo, sino de combatir contra el “bolchevismo”
que se estaba liberando en España. La ocupación de
Málaga tuvo su importancia en lo político ya que se
trataba de una ciudad roja, los italianos podían
equiparse más fácilmente y dirigirse hacia Madrid. Se
conocen los resultados, fue el fracaso que dio el más
duro golpe a la moral de los italianos. Guadalajara fue
una pesada derrota para el fascismo, allí los italianos
demostraron que no estaban dispuestos a morir por el
ideal mussoliniano. La ayuda italiana alcanzó a fines de
la guerra la considerable suma de 14.000 millones de
liras, además de muchas vidas humanas. Una sola
parte fue devuelta por el gobierno nacionalista.
Por otra parte cierto es que Alemania tenía
menos interés en el Mediterráneo que Italia. Para su
gobierno no era absolutamente necesaria la victoria de
Franco, sin embargo el gobierno nazi se interesó más
en el éxito final del general. Su ayuda en hombres fue
más bien escasa y la mayoría de los técnicos
299
alemanes se agrupaban en la Legión Cóndor,
organizada a partir de Noviembre de 1936 cuando la
resistencia republicana se hizo más intensa. La eficacia
del apoyo alemán se explica en su perfecta
organización y sobre todo en el valor del material
puesto al servicio del ejército nacionalista. Esta fuerza
muy útil en los primeros meses de la guerra resultó
insuficiente cuando comenzó a llegar el material ruso a
los republicanos. Material y municiones alemanas se
siguieron enviando a España a lo largo de toda la
guerra. Las deudas alcanzaron a 500 millones de
marcos. Pero el problema al que Berlín daba más
importancia era el de las sociedades mineras de capital
alemán en España, las que habían de permitir el envío
a Alemania de las materias primas esenciales para su
industria de guerra.
Cualesquiera que hayan sido las tiranteces y
dificultades que surgieron entre los aliados, una deuda
financiera y moral ligaba a Franco con sus socios. En
síntesis, para los rusos como para los alemanes e
italianos, España fue un campo de experimentación y
como contra parte se hace necesario señalar que sin la
aportación rusa, la resistencia republicana no habría
300
podido prolongarse más allá del año 1936. Esta ayuda
indispensable, sin embargo nunca fue suficiente, las
tropas republicanas carecieron siempre de armas de
artillería durante todo el conflicto. Algunos políticos
llegaron a comentar que la política de Stalin determinó
la caída de Largo Caballero, ya que el primero no tenía
ninguna razón para alentar a las organizaciones
revolucionarias C.N.T., F.A.I. o P.O.U.M., cuyo papel
era esencial. España no era a juicio de Stalin, sino un
elemento muy secundario dentro de una situación
internacional inquietante. Rusia no quería verse
envuelta en ningún conflicto ya que temía el
aislamiento. Todavía vivía los recuerdos de su pos
guerra que lanzaron contra el bolchevismo a todas las
potencias europeas, a los Estados Unidos y al Japón.
Sin embargo el advenimiento de Hitler era una
amenaza. Cuando se lanzó la campaña de la no
intervención, la U.R.S.S. se sumó a ella sin vacilación,
decreto que más tarde no respetó. A mediados de
Octubre el material ruso cargado en buques rusos y
extranjeros comenzó a llegar a España. Así pues hubo
un primer cambio, debido a factores diversos y a una
modificación en la política rusa. En primer lugar, la
301
emoción suscitada en el mundo (y más particularmente
en los medios de izquierda de los países occidentales)
dada por el pronunciamiento franquista y la reacción
popular. A pesar de la moderación del gobierno de
Moscú, el conflicto español había cobrado una
extensión demasiado grande como para seguir
manteniéndose al margen. La intervención de los nazis
y de los fascistas italianos era demasiado evidente, la
victoria de Franco había de parecer a ojos de todos
como “su victoria” y por lo tanto como un fracaso de la
política de la U.R.S.S. La decisión de intervenir en
España fue anunciada a principios de Septiembre y los
envíos se sucedieron a partir de Octubre de 1936 a
Marzo de 1937. Lo mismo que Alemania a Franco, la
U.R.S.S. no regaló sus armas a la República española.
Desde las primeras negociaciones, se previó que el oro
del Banco de España habría de financiar los
suministros. El envío a Rusia de la mayor parte del oro
español provocó más tarde violentas controversias
entre los dirigentes republicanos. Pero por moderada
que haya sido la ayuda rusa, es lo que permitió al
gobierno de Valencia continuar su resistencia.
302
A los pocos militares rusos hay que añadir los
comunistas extranjeros formados en la Unión Soviética,
los que desempeñaron un papel esencial en la
organización y el enfrentamiento de las brigadas
internacionales. Durante los primeros meses de la
guerra, en la época de las milicias revolucionarias, un
pequeño número de extranjeros acudió
espontáneamente para combatir en las filas
republicanas. Así se formaron los primeros grupos de
voluntarios extranjeros a los que se agregaron
militantes del antifascismo: italianos, alemanes,
franceses, belgas, que se organizaron para defender a
Madrid. Fue recién a partir de Noviembre cuando
entraron en combate en el frente español las brigadas
internacionales, momento en que empezaba a aflojarse
la resistencia republicana y siguieron participando
hasta fines de 1938. Combatieron en Madrid, Teruel,
Málaga, Guadalajara. Se los encontró más tarde en
Brunete, Belchite y por último en la batalla del Ebro. El
papel determinante de estas brigadas hace que hoy
todavía se hable de ellas en España. ¿Quiénes eran
aquellos combatientes? ¿De dónde vinieron? ¿Cómo
fueron preparados y lanzados a la batalla? Estos
303
combatientes eran sobre todo antifascistas alemanes e
italianos expulsados de sus países por los regímenes
de Hitler y Mussolini y que aprovecharon aquella
ocasión para reanudar la lucha contra la dictadura de
sus países. También se contaron entre los voluntarios
llegados a España a ingleses, norteamericanos,
canadienses, yugoslavos, húngaros, checos, búlgaros,
polacos, albaneses, asiáticos, africanos. Muchos de
ellos habían pasado la guerra 1914 - 1918. El primer
problema que se planteaba a las organizaciones de las
brigadas, era el de dar una determinada unidad a estas
fuerzas heterogéneas para integrarlas después al
ejército español. A este papel respondió la creación del
“centro de Albacete”, ciudad no elegida al azar ya que
allí el Quinto regimiento poseía una importante base.
En total fueron 53 países los que estuvieron
representados en las brigadas internacionales y hasta
hoy, se recuerda en España la fraternidad entusiasta
de aquellas brigadas...
304
“Hay un valle en España llamado Jarama,
es un lugar que todos conocemos muy bien,
porque en él destrozamos nuestra juventud...
y nuestra edad madura en gran parte también...”
Poema de un joven voluntario inglés
Las dos sangres de ti en mí se juntan...
mi piel, en tiras para hacerte vendas...
y mis huesos marchando en tus soldados...
Nicolás Guillén
305
CAPÍTULO 24
Mis huesos marchando en tus soldados...
Desde una primera mirada hacia el Norte de
España, se encontraban allí, dos zonas de resistencia
sólida y de regímenes políticos diametralmente
opuestos. Por un lado el País Vasco, conservador,
católico y al que sus aspiraciones habían pasado al
bando de la República. Por otro lado, la Asturias
obrera, bastión de la revolución de Octubre de 1934 y
de Julio de 1936. En el centro y por contraste había
una zona de debilidad, era la región de Santander. No
sólo no había mando militar unificado para las tres
zonas sino que existía oposición y desconfianza de una
región a otra. Desde Agosto de 1936 comenzaron las
dificultades. En Asturias se dio caza a sacerdotes y
religiosos, y se colectivizaron sus empresas. En el País
Vasco la Iglesia continuó con todas sus libertades y no
se afectó para nada a la propiedad. Asturianos y
vascos se enfrentaban en permanentes luchas. La
burguesía sabía que no le estaba cerrado todo el
porvenir en el caso de una victoria franquista.
306
Después de los fracasos sucesivos ante Madrid,
Franco consideraba que no sería fácil una victoria
contra el Norte ya que sus reservas eran débiles. Su
táctica de atacar y reducir región por región en la
España republicana le permitiría concentrar material
importante en un frente restringido. El aislamiento del
Norte hacía de la región el sector señalado para la
realización de semejante empresa. Además, la caída
del Norte tenía un valor económico que podría ser
decisivo para el desenlace de la guerra, ya que la
mayor parte de la industria metalúrgica española se
encontraba allí. La posesión era importante para
futuras negociaciones internacionales. Alemania que
tenía necesidad de hierro, no podía menos que apoyar
a semejante operación. Inglaterra que también tenía
esta necesidad, no podía ignorar a la autoridad
establecida en esta región, fuese republicana o
franquista. Al general Mola se le encargó la operación
más importante y más fácilmente realizable, la
conquista de Vizcaya. El episodio más célebre se dio
con el bombardeo y destrucción de Guernica por parte
de la aviación alemana el 24 de Abril de 1937. Este
bombardeo tuvo enorme repercusión que llega a
307
nuestros días. Guernica era la verdadera capital
religiosa del país vasco. Sin embargo las fuerzas
nacionalistas tuvieron que ser reorganizadas y
reforzadas antes de atacar las fortificaciones de Bilbao.
El mes de mayo se dedicó a la preparación de la
batalla decisiva y el 12 de Junio el “cinturón de hierro”
fue roto. Los vascos que habían luchado hasta
entonces, consideraron que ya no había manera de
resistir y al evacuar Bilbao hicieron más rápida la
victoria nacionalista pero así impidieron la destrucción
que les parecía entonces inútil.
En definitiva, la conquista del Norte fue más que
una etapa en la guerra, representó para los rebeldes su
primera gran victoria desde el momento en que la
batalla delante de Madrid había cambiado de aspecto.
Militarmente no sólo mostró la superioridad del ejército
nacionalista sobre los combatientes vascos y
asturianos divididos y mal armados, sino que probó
que en aquel momento por lo menos, el ejército de
Valencia y de Madrid era incapaz de interrumpir
eficazmente una ofensiva nacionalista. La conquista
del Norte no dio solamente a los nacionalistas ventajas
económicas y estratégicas, fue también una seguridad
308
dada a los estados extranjeros de que un
reavivamiento no podría ser vencido por las armas.
Afirmó la superioridad militar de Franco en el momento
en que a ojos de todos, en la España rebelde se
convertía en el “jefe indiscutible de la cruzada”. La
dominación del ejército impuso inmediatamente el
orden por el temor. La situación política permanecía
confusa en la zona nacionalista durante los primeros
meses. Se proclamó el estado de sitio, ya no había
sindicatos ni partidos de obreros o republicanos. La
resistencia obrera y campesina de Asturias y
Extremadura fue decapitada desde las primeras
victorias nacionalistas.
El poder quedó en manos de Queipo de Llano,
de Mola y de Franco. La autoridad política militar se le
confió al general Franco. El 1º de Octubre de 1936,
Franco se había convertido en el generalísimo y en el
jefe del Estado. Se formó entonces el gobierno
provisional nacionalista que respondía a los
imperativos del momento: “llevar a cabo la guerra”.
Este sistema político debería llegar a su fin cuando
entraran las tropas nacionalistas en Madrid. La capital
provisional era Burgos pero el estado mayor tenía su
309
sede en Salamanca. El segundo hombre del estado
provisional era el hermano mayor de Francisco Franco,
el general Nicolás Franco, al que se le atribuyó la
Economía de Guerra, el Orden Público y las
Relaciones Exteriores. El tercer hombre fue el
general Sangróniz, fiel partidario de Franco desde el
primer momento. Se encargó de los enlaces entre las
Canarias y España. Se nombraron además ministros y
secretarios para las distintas áreas. La prensa y
propaganda se le confió a Millan Astray. Por último se
creó la Junta Técnica encargada de Finanzas,
Agricultura, Justicia, Industria, Comercio y
Abastecimiento, Trabajo, Enseñanza, Obras Públicas y
Comunicaciones.
Por consiguiente Franco ejerció el poder
directamente o por intermedio de sus amigos, pero al
parecer, en Octubre no habría hecho todavía una
elección en lo concerniente al porvenir. De todas
maneras se convirtió en el “generalísimo”, en el
“caudillo”. Así se completó una primera evolución
política, el que habría sido uno de los principales jefes
del movimiento, pasó a ser “jefe militar supremo”. Pero
el general Franco tuvo que resolver las contradicciones
310
profundas que dividían a las fuerzas políticas sobre las
que se apoyaba. Para que su autoridad absoluta no
fuese puramente nominal, tuvo que conciliar las
tendencias conservadoras de los tradicionalistas y las
ideas de los falangistas que querían una renovación
total del Estado. Para hacer esto disponía de un medio
radical: la creación de un “Partido Único” del que sería
el jefe indisputado, a imitación de lo que habría
ocurrido en Italia y en Alemania. Las reformas que este
partido traería habían sido pensadas desde hacía
tiempo por Franco. Su aplicación fue lenta y con el
deseo de obtener el consentimiento de todos a través
de la negociación. Se disolvieron los antiguos partidos
de derecha, también desapareció la Acción Popular de
Gil Robles.
Franco habría dado a entender antes del 19 de
Abril de 1937 que la Falange sería el fundamento de su
Partido Único. El nuevo partido así constituido se
convirtió en el instrumento de gobierno del que se valió
Franco, jefe del Estado, jefe del Gobierno, jefe nacional
del Movimiento, generalísimo, su autoridad quedó
afirmada con mayor vigor en todos los dominios. La
organización del Partido Único dio un medio de control
311
y de acción sobre todas las actividades de España. Era
el paso decisivo hacia la realización del nuevo Estado
español, de estructura dictatorial. Pero hubo que
esperar hasta los primeros días del año 1938 para que
se constituyese un gobierno. Entre tanto, se habían
producido dos hechos importantes que contribuyeron a
reforzar todavía más la posición del caudillo; el primero
fue la victoria alcanzada en el Norte y el segundo la
adhesión oficial del clero y el apoyo sin reservas que
éste prestó al nuevo régimen. Dos años después del
pronunciamiento de 1936, Franco se convirtió en el
sucesor de los Reyes Católicos, la superioridad de las
armas parecía estar a punto de darle el dominio total
del país y así pudo declarar el 20 de Julio: “Hemos
ganado la guerra”.
312
A veces cuando veo lo que pasa
en el mundo, me pregunto:
¿ para qué escribo?
Pero hay que trabajar, trabajar ...
Trabajar, aunque piense uno
que realiza un esfuerzo inútil.
Trabajar como forma de protesta.
Porque el impulso de uno
sería gritar todos los días al despertar
en un mundo lleno de injusticias
y miserias de todo orden...
¡Protesto! ¡Protesto!
Federico García Lorca
313
CAPÍTULO 25
Un ejército, una religión, un pueblo...
Al parecer, Franco pretendía instaurar en el
Estado “una disciplina semejante a la de los ejércitos”.
Era sorprendente encontrar tranquilidad en regiones
como Andalucía y Extremadura que habían figurado
entre las más rojas antes de Julio de 1936. Sin duda la
represión contra la agitación revolucionaria habría sido
aquí particularmente sangrienta. Se tomaron medidas
contra todos los considerados rebeldes. Al igual que en
la zona republicana, en materia de represión, se pasó
del terror organizado a un remedo de justicia. Se dieron
desde los fusilamientos en masa, a la “instrucción
sumarial” y luego, a partir de Febrero de 1937, a la
acción sistemática de los consejos de guerra. Estos
estaban habilitados para juzgar los delitos de rebelión,
sedición, resistencia y desobediencia a la Autoridad.
Toda persona que insultase a un militar o funcionario
se exponía a una sanción. La represión era cosa
cotidiana tanto en la zona republicana como en la
nacionalista. Así todos los que sostuvieron a la
314
República después del 18 de Julio estaban
amenazados. Fueron perseguidos inclusive partidarios
del Movimiento cuya actitud se consideraba
subversiva. Condenaciones, medidas de depuración y
de vigilancia se multiplicaron y siguieron aplicándose
hasta fines de la guerra. Se consideró responsables a
los que organizaron las elecciones de 1936, a los que
fueron candidatos del gobierno a las Cortes de 1936 y
de manera general a los que en 1934 a 1936
contribuyeron a la subversión. Las medidas de
vigilancia se extendieron a todos los medios de
propaganda e información: la radio, el cine y la prensa.
A partir de 1938, el Estado falangista se convirtió
en el Estado nacional-sindicalista. El Estado nuevo
debía mostrar a todos, una vocación social. Se
pretendía una afirmación de principio. “El trabajo se
exigía a todos”, pero “todos tienen derecho al trabajo”.
Se instituyó el día del trabajo que por oposición al 1º de
Mayo de los “rojos”, se fijó el 18 de Julio, aniversario
del “glorioso levantamiento” y que se había de llamar
“La fiesta de la exaltación al trabajo”. La Falange
intervenía en todas las secciones sindicales que
estaban sometidas a la autoridad de sus jefes y que
315
encuadraba a todos los trabajadores, además
intervenía en la vida del país a través de las obras
sociales. Se organizó el “Servicio Social” que prestaba
socorro a los huérfanos, enfermos, y trabajadores
viejos, tarea en la que trabajaban mujeres entre 17 y
35 años. Quedaban exentas de este servicio las
mujeres casadas, las enfermas y las viudas.
Independientemente de la Falange, el gobierno
nacionalista se interesó en dos problemas nacidos de
la guerra: la ayuda a los familiares de los combatientes,
para lo que se creó un “fondo de beneficencia”,
alimentado por un impuesto del 10% sobre los
productos de lujo (venta de tabaco, entrada a
espectáculo, consumos de café, asistencia a
restaurantes, venta de perfumes) y la colocación de
niños huérfanos en familias que fuesen capaces de
darles “una buena educación”. Estas familias debían
ser de “buenas costumbres, de religión y de moral”,
para poder dar a los niños recogidos una “educación
cristiana y el santo amor a la patria”. Bajo el presente
régimen fue indudable la influencia de la Iglesia
Católica, la que fue aumentando grandemente en la
España nacionalista. Gran parte de los sacerdotes
316
españoles habían aprobado y sostenido a la rebelión
desde el principio. Algunos sacerdotes dijeron en sus
sermones “hay que barrer toda esta basura ... os
advierto: ¡todo el mundo a misa! ¡No admito excusas!”.
La obligación de asistir a misa en los primeros meses
de la guerra era apoyada con serias amenazas. De
todas maneras, algunos otros sacerdotes tuvieron el
valor de protestar contra las ejecuciones en masa y
corrieron el riesgo de ser víctimas de paseos. Se dio la
alianza del gobierno nacionalista con el vaticano, se
suprimió la legislación contra el divorcio.
Pero fue en el campo de la enseñanza donde se
dejó sentir más la acción del clero, sobre todo después
de 1938. Fueron cerrados los institutos nacionales de
Santander, Lérida y Talavera. La instrucción religiosa
se hizo obligatoria, así en la enseñanza primaria como
en la secundaria. La meta de la enseñanza era dar la
idea de que la vida es “combate, sacrificio, disciplina,
lucha y austeridad”.
El espíritu de sacrificio y el valor militar de las
tropas nacionalistas, eran indiscutibles. Se
multiplicaron las academias militares. Se tomaron
algunas disposiciones particulares de disciplina para
317
las tropas moras. El ejército se reforzaba cada día. En
el momento de la batalla de Teruel, el ejército
franquista contaba con 600.000 hombres. Desde fines
de 1937 se llevó a cabo la fusión en una fuerza única
de las tropas regulares y de las milicias. Así
desaparecieron no solamente los partidos políticos,
sino la posibilidad de que llegaran a resucitar un día
como fuerzas de combate.
El Partido Único, la Iglesia y el Ejército eran los
tres pilares de la nueva España, sin embargo las
condiciones de vida obrera y campesina seguían
siendo iguales de malas. Ni siquiera se había pensado
en la “indispensable reforma agraria”.
En realidad detrás de la dictadura de Franco,
estaba la dominación de una clase o más exactamente
de una casta social. La España de Franco era la de los
grandes propietarios, de la antigua aristocracia, la de
los grandes oligarcas. El ejército y el partido eran los
instrumentos de su autoridad. Pero a fines de 1937 y a
pesar de los éxitos no tenían todavía la certidumbre de
la victoria.
318
La muerte acechaba entre los olivares
escogiendo a los hombres,
su dedo de plomo señalaba
una y otra vez...
Joven voluntario inglés
319
CAPÍTULO 26
Un largo camino hacia el fin...
Indiscutiblemente la situación militar a fines de
1937 era muy inquietante para los republicanos. La
impresión dominante después de la caída del Norte era
de una impotencia total. Todas las tentativas para
limitar los éxitos nacionales habían fracasado. El fin de
los combates en Asturias liberó a tropas nacionalistas
numerosas y bien entrenadas que se emplearon en
otros frentes. De los tres sectores que los nacionalistas
podían elegir, dos estaban defendidos, el del sur que
seguía dirigido por Queipo de Llano y el del Norte
mandado por Dávila. La concentración más importante
de tropas se encontraba alrededor de Madrid. Por
primera vez desde Guadalajara, Franco consideró que
estaba en condiciones de dar el golpe a la capital, a
pesar de la defensa bien organizada que allí se
encontraba. El estado mayor republicano tenía
conciencia de que si dejaba tomar una vez más la
iniciativa, corría el riesgo de la derrota, así pues se
veía obligado a la ofensiva. El 8 de Diciembre de 1937
320
el consejo superior de guerra aprobó la elección de
Teruel como objetivo. Las posiciones parecían
favorables para un ataque que comenzó el 15 de
Diciembre. Las fuerzas republicanas no eran
suficientemente numerosas para realizar al mismo
tiempo la conquista de la ciudad y proseguir el ataque
en profundidad. Desde el 23 al 28 de Diciembre se
extendía un período de estabilización, durante este
tiempo los franquistas trajeron refuerzos que les
permitieron sostenerse y aún contraatacar. Tuvieron
que elegir entre defender Teruel o preparar un ataque
sobre Madrid.
Franco decidió aceptar la batalla en el terreno
del adversario. Comenzó por enviar tropas retiradas del
frente de Aragón, divisiones del cuerpo de Galicia y del
cuerpo de Castilla. La dirección se le encomendó a
Dávila con la misión de liberar a Teruel. Esta afluencia
de tropas obligó a los nacionalistas a desviar la
ofensiva sobre Madrid, en la que no se volvió a pensar
hasta fines de la guerra. A pesar de las condiciones
difíciles, el 7 de Enero de 1938 retornó la calma, los
defensores de la ciudad habían capitulado, Teruel
estaba en manos de los republicanos, la lucha había
321
sido dura y larga, la esperanza de hacer de Teruel un
nuevo Alcázar resultó vana. Un comunicado anunció
“Teruel pertenece totalmente a la República”.
Mas Franco no pudo quedarse con esta derrota.
A partir del 15 de Enero la superioridad aérea de los
nacionalistas pudo manifestarse de nuevo. Un doble
ataque se produjo el 5 de Febrero que permitió obtener
un primer éxito. El peligro sobre Teruel hizo que la
defensa republicana se mantuviera firme a pesar de
estar muy agotada por las batallas de desgaste. Teruel
fue desbordado y el 22 de Febrero evacuaron por
completo la ciudad. La batalla había terminado. Esto
fue considerado como un cambio grave en el curso de
la guerra civil. Hasta entonces se había manifestado un
cierto equilibrio de fuerzas en el plano militar, pero en
Teruel ese equilibrio había quedado definitivamente
roto.
El imperativo del gobierno de “vencer a Franco
primero” estaba en dificultades. Habría que admitir que
el gobierno de Negrín, casi no había tenido tiempo
antes de los primeros combates de envergadura, de
tomar en sus manos la organización de la guerra. La
batalla de desgaste de Teruel había fracasado y
322
sometido a dura prueba, a los hombres obligados a
combatir durante demasiados días sin ser relevados. Si
los planes de Franco de atacar Madrid habían sido
trastornados, la batalla de Teruel obligó a los
nacionalistas a concentrar sus tropas a uno y otro lado
de la ciudad, lo que puso a disposición del mando
nacionalista una maniobra indiscutiblemente superior:
tres cuerpos de ejército contra uno republicano. El
ataque a Aragón comenzó el 9 de Marzo de 1938,
Franco concentró efectivos considerables, apuntaban
en realidad hacia el Mediterráneo y quería cortar en
dos a la España republicana. El ataque nacionalista no
fue una sorpresa, pero encontró a las tropas
republicanas en plena organización. Las columnas
motorizadas italianas y los marroquíes avanzaron sin
encontrar prácticamente resistencia. Los nacionalistas
fueron los primeros sorprendidos por la amplitud de su
éxito. Algunos presintieron el final inminente del
conflicto.
El éxito nacionalista fue decidido por un ataque
por sorpresa del ejército marroquí que atravesó
bruscamente el Ebro. Entre Mayo y Julio conscientes
del peligro que corría la zona sur, el estado mayor
323
republicano había reagrupado sus tropas y lanzado el
contraataque del Ebro que obligó al estado mayor
nacionalista a aflojar su presión sobre Levante.
Valencia quedó provisionalmente salvada. Sin embargo
desde Julio de 1938 la situación militar de los
republicanos se había agravado considerablemente.
Aragón se había perdido. Se había probado
definitivamente la superioridad material de los
nacionalistas.
El desastre de Aragón tuvo una consecuencia
política directa: una crisis en el seno mismo del
gobierno. Después de la caída de Largo Caballero, la
salida de Prieto del ministerio de Defensa Nacional fue
el acontecimiento político más importante en la zona
republicana. Durante largo tiempo Indalecio Prieto
había sido el hombre fuerte de Negrín. Éste, no quería
confiar la cartera de defensa a otra personalidad, sino
que habría de encargarse él mismo. Cuando Prieto
abandonó el ministerio, lo que había cambiado era la
situación militar en la España republicana. La pérdida
del Norte y el desastre de Aragón conducían a
opiniones políticas que oscilaban entre la resistencia o
la negociación. Algunos comentaristas aludían a las
324
presiones de los dirigentes del P.C. para destituir a
Prieto de su ministerio. Para éste, el apoyo comunista
había sido indispensable para la restauración del
Estado, como lo había sido en el comienzo, el de Largo
Caballero. Pero una vez restaurado el Estado, el
dominio que ejercían los comunistas sobre el ejército y
la policía le parecía peligroso. Después del desgaste
de Aragón, Negrín quería ante todo endurecer la
resistencia, en cambio Prieto ya no creía más que en la
negociación. Es probable que Negrín no haya tenido
que ceder a las presiones de los comunistas, la lógica
de su política hacía imperativa la destitución de Prieto
que se había convertido en su adversario y en el del
P.C. Negrín y del Vayo, su brazo derecho, pensaban
que el simple hecho de aguantar, daba todavía a la
República una oportunidad de vencer.
El verano de 1937 había quedado señalado por
una serie de incidentes marítimos que consistieron en
ataques a barcos mercantes y de guerra españoles,
por aviones y submarinos. La crisis generada por esta
piratería, afirmaron en el Mediterráneo las relaciones
internacionales. ¿De dónde provenían esos ataques?.
¿La meta que se quería alcanzar, era el bloqueo por
325
mar de la España republicana?. De hecho era una
nueva forma de guerra. La guerra europea se estaba
preparando en la Europa central.
El gobierno de Negrín contempló una vez más la
posibilidad de internacionalizar el conflicto. La ofensiva
del Ebro fue una operación tanto política como militar.
Obligar a los franquistas a desviarse de Levante hacia
Cataluña, fue el primer objetivo que se propuso el
estado mayor republicano. En total 50.000 hombres
pasaron el Ebro a pesar de la reacción violenta e
inmediata de los nacionalistas, que pronto mostraron
su superioridad. A partir del 1º de Agosto comenzó la
verdadera batalla, fue la “lucha de la abundancia contra
la pobreza”. La pérdida de Cataluña se decidió en el
Ebro. El general Franco se vio obligado a retirar tropas
de Levante y dirigirlas al Ebro, al igual que en Teruel,
aceptó combatir en el terreno elegido por sus
adversarios, pero aceptó este desafío, seguro de su
superioridad militar, cada día más evidente. La batalla
del Ebro fue todavía más sangrienta que la de Teruel.
El 23 de Diciembre de 1938 comenzó la ofensiva
contra Cataluña. La fatiga de las tropas republicanas
se sumaba a la falta de material. El hundimiento se
326
produjo en los primeros días de Enero de 1939.
Barcelona fue diametralmente bombardeada. La
propaganda decía: “Cataluña está en peligro... todos a
las armas” o también “Ganemos la batalla y ganaremos
la guerra”. La población de la ciudad no estaba
preparada para una resistencia, sobrevivir allí se había
convertido en el primero de los problemas. Desde el 23
de Enero, el presidente Negrín y sus ministros
abandonaron la ciudad.
La pérdida de Barcelona no tuvo para los
republicanos una importancia estratégica enorme, pero
la rendición incondicional de la capital sí tuvo una
influencia decisiva en la moral de la población de toda
la zona republicana. A partir de ese día, comenzó la
agonía de la República. El hundimiento del
frente y los rumores que circulaban, lanzaron a multitud
de refugiados hacia la frontera francesa. Ya no había ni
orden ni policía, sólo una vasta anarquía. Era el caos
de la derrota y la desesperación. El 30 de Enero las
autoridades francesas sólo permitieron el paso de los
enfermos, las mujeres y los niños, los que fueron
considerados como refugiados. En los últimos días
también pasaron la frontera los dirigentes de la
327
República. A partir de entonces la suerte del territorio
republicano ya no se discutió en España, sino en
Francia, en el consulado español de Toulouse, donde
el gobierno de Negrín encontró asilo después de la
derrota de Cataluña. La ausencia del gobierno se
constituyó en un factor desmoralizante. Los
bombardeos incesantes aterrorizaban a las
poblaciones urbanas, eran muchas las personas a
evacuar. Sin embargo no era la evacuación lo que el
gobierno de Negrín consideraba más urgente. Franco
por su parte, no quería negociar con Negrín. No
quedaba más que resistir. Los ministros refugiados en
Toulouse aceptaron regresar, salvo Giral y Azaña. Este
último, se quedó en París y dimitió el 2 de Marzo. Su
sucesor legítimo Martínez Barrio, presidente de las
Cortes tampoco dio a Negrín el aval legal de su
presidencia y se negó a regresar a España.
Después de su llegada a España, Negrín reunió
a los jefes militares, los que declararon que era
necesario negociar para evitar el desastre. El coronel
Segismundo Casado era uno de los militares
profesionales que formaba el estado mayor de
Caballero, pasaba por ser hombre de izquierda. Era
328
muy hostil al P.C. y consideraba que era el exceso de
los mandos comunistas, lo que había llevado a las
democracias occidentales a abandonar la República.
Como militar consideraba que la resistencia era
imposible. Ahora bien, Franco no negociaría mientras
Negrín, del Vayo y los comunistas dominasen la
República. Por lo tanto pensaba que había que
eliminarlos para obtener una paz honorable. Casado
estaba convencido de que los partidarios de las
negociaciones contarían con el apoyo británico en
cuanto hubiese desaparecido la influencia comunista.
Propuso a Negrín obtener el regreso de Azaña y formar
un nuevo gobierno de republicanos y de socialistas,
excluyendo al P.C. De hecho había tomado contactos
políticos para derrocar al gobierno. El gobierno de
Negrín estaba al corriente de la situación y de los
peligros que traía aparejado. Detrás de Negrín estaba
la fuerza considerable del P.C., de sus unidades
militares, de su policía. El 2 de Marzo Negrín había
hecho su elección y el consejo de ministros ratificó una
serie de cambios en el alto mando. Propuso la
reorganización del estado mayor central, Casado sería
jefe del mismo.
329
A quienes acusaron a Negrín de haber
ejecutado de tal manera un verdadero golpe de Estado
y haber entregado el poder a los comunistas, éste
replicó que como el gobierno había decidido la
resistencia, tenía el deber de colocar en los puestos de
mando a los partidarios de la resistencia. Para los
adversarios del gobierno, las medidas tomadas no
tenían más que una significación: en lo sucesivo, el
P.C. sería el único que controlaría la evacuación y el
único que dispondría de poder. Estos cambios
realizados por el gobierno fueron mal recibidos. Los
técnicos militares, los partidos y sindicatos, y una gran
parte de la población, vieron en ello el predominio de
un partido cuyo comportamiento había despertado
muchos odios y rencores. Fue también una ocasión
inesperada para los conspiradores, que de tal manera
manifestaron su oposición a la vez, a un golpe de
Estado comunista y a la prolongación inútil de la
guerra, de sus matanzas y de sus miserias. Casado
estaba dispuesto a rebelarse contra el gobierno y
concertar la paz. “Sólo nosotros, los generales,
podremos librar a España de la guerra”, declaró a sus
antiguos compañeros de armas. “Les doy mi palabra
330
de que puedo conseguir de Franco mejores
condiciones de las que pueda conseguir Negrín,
incluso puedo asegurarles que respetarán nuestra
graduación”.
Casado estaba preparando un golpe de Estado
contra Negrín. En Madrid continuaba conspirando y
recibió el apoyo de la mayor parte de los coroneles no
comunistas y de los partidos políticos no comunistas.
Negrín estaba presidiendo una reunión ministerial
cuando recibió un llamado: ¿Qué ocurre en Madrid, mi
general?. “Me he sublevado” contestó Casado. ¿Contra
quién, contra mí?. “ Sí, contra usted”. Negrín dijo que
aquello era una locura. El 5 de Marzo culminaba la
conspiración de Madrid. Nuevamente los jefes militares
se habían convertido en dueños de la situación. Una
nueva guerra civil había causado 2.000 muertos, sin
embargo no hubo verdaderos combates más que
alrededor de Madrid. En el momento en que los
oficiales comunistas tomaban las armas en Madrid
contra la Junta de Casado, el gobierno abandonó
España. Negrín y del Vayo tomaron el avión para
Francia.
331
Esta guerra civil tuvo por lo menos un resultado,
el de comprometer definitivamente la realización del
objetivo común a dos partidos. Los amigos de Negrín
han señalado que la Junta Casado no había hecho
más que retornar la política del presidente, pero sin las
posibilidades de realizarla. Los partidarios de Casado
han replicado que fue la sublevación comunista la que
dio un golpe mortal a las minúsculas posibilidades de
resistencia. Como sea, ésta última ya no era posible.
La Junta tuvo las manos libres para negociar, pero fue
de desilusión en desilusión. Franco pretendía una
capitulación, que la aviación se rindiese el 25 y todo el
resto del ejército el 27. La aviación no se había rendido
como Franco quería, la Junta estaba en las últimas.
Casado creía que podía evacuar Madrid en tres días.
El 26 la Junta anunció a Franco que la aviación se
rendiría el 27 y le pidió fijar la fecha de la capitulación.
La respuesta de Franco no admitía réplica. Las tropas
nacionalistas iban a atacar, las tropas republicanas
debían rendirse agrupando a los soldados en brigadas
después de haber abandonado sus armas...
Para esta clase de capitulación no había
necesidad de gobierno, la Junta ya no lo era. El Estado
332
republicano se había disuelto. Ya no había ni ejército ni
autoridad, todo había terminado. Madrid fue tomada
pocos días después, allí se dio lugar al desfile de la
victoria. La dominación de Franco se extendió a toda
España y el desfile de la victoria ocurrió en los días 20
al 26 de Mayo. La guerra había llegado a su fin...
Esos hombres, que han caído embravecidos en la batalla,
luchando magnánimamente por un ideal grandioso
y que ahora, abrigados en la tierra materna,
ya no tienen odio, ya no tiene rencor,
y nos envían con los destellos de su luz,
tranquila y remota como la de una estrella,
el mensaje de la patria eterna
que dice a todos sus hijos:
Paz, Piedad y Perdón”
Manuel Azaña
Discurso en Barcelona: 18 de Julio de 1938.
333
Romance del desterrado
¡Ay, nuevos campos perdidos,
campos de mi mala suerte!
ahí se quedan tus olivos
y tus naranjos nacientes.
Brilla el agua en tus acequias,
surcan las tierras tus bueyes
y yo cruzo tus caminos
y jamás volveré a verte.
No tengo casa ni amigos
ni tengo un lecho caliente,
ni pan que calme mi hambre
ni palabra que me aliente.
Brilla el agua en tus acequias,
surcan las tierras tus bueyes
y yo cruzo tus caminos
y jamás volveré a verte.
Emilio Prados
334
CAPÍTULO 27
Y ahora... el éxodo y el exilio...
La contienda de 1936 - 1939 dio lugar a que un
importante contingente del bando perdedor se viera
obligado a exiliarse. Es imposible precisar el número
exacto de los refugiados que abandonaron España.
Para todos ellos comenzó la terrible prueba del exilio.
Las especiales circunstancias de la postguerra civil
hicieron que la expatriación de los españoles que
defendían a la República, fuera singularmente amarga
y larga. Desde el 28 de Enero al 10 de Febrero de
1939, casi un millón de españoles pasó a Francia por
todos los puertos, pasos y collados de los Pirineos. El
refugio y el asilo en tierra francesa era la única salida
que se ofrecía a los combatientes republicanos y a los
miles de civiles que con ellos se retiraban en los
angustiosos momentos del fin de la campaña de
Cataluña. Sin demasiado entusiasmo las autoridades
francesas concedían el asilo que le pedían los
republicanos vencidos. A mediados de Enero, el
gobierno de Negrín solicitó al de París que admitiera un
335
contingente de 150.000 refugiados civiles. El gobierno
francés aplazó su respuesta hasta el 26 de Enero en
que decidió responder. Únicamente se ofreció para
recibir unos 3.000 niños. Sin embargo el 1º de Febrero,
150.000 mujeres, niños y ancianos fueron recibidos y
repartidos por toda la geografía francesa. La tragedia
final de la República no pude tener imagen más
expresiva que la de los niños ateridos, caminando por
senderos nevados o llevados en brazos por sus
padres, alcanzando los pasos pirenaicos, huyendo de
los bombardeos y de la invasión. Toda una infancia
abandonada, temerosa y desnutrida, fue la auténtica y
gran perdedora de la guerra civil española.
Durante las siguientes semanas, cerca de
300.000 hombres en edad militar, pasaron a tierra
francesa a los que les esperaba la dura experiencia de
los campos de concentración. Este fue el gran éxodo
de Cataluña, éxodo que afectó a 470.000 hombres
españoles y unos pocos millares de las brigadas
internacionales. Este éxodo constituyó sin duda la
oleada de expatriados más importante y conocida que
produjo la guerra civil española, pero no fue el único. A
lo largo de toda la contienda, hay al menos cuatro
336
momentos en los que se producen masivas
expatriaciones forzosas de republicanos españoles,
motivados por las operaciones militares, todas ellas en
momentos difíciles y penosos para los fugitivos.
La primera oleada la produce la campaña de
Guipúzcoa en las últimas semanas del verano de 1936.
Fueron unos 15.000 españoles en casi su totalidad no
combatientes los que pasaron a Francia. La segunda
se produce desde Junio a Octubre de 1937, meses en
los que se desarrolla la guerra en el Norte. Se produce
una casi constante corriente de españoles a Francia,
alcanzando el número de 150.000, en su mayor parte,
población civil y una pequeña proporción de
combatientes. En la primavera de 1938 se produce la
tercer oleada de españoles que se dirige también a
Francia, a consecuencia del desarrollo de la guerra, se
trata de una buena parte de la población civil y de
soldados republicanos, un total de 25.000 personas,
pero ahora la mayoría combatientes. Desde luego, no
todos los españoles que tomaron el camino a Francia
se quedaron al otro lado de los Pirineos, en parte,
porque deseaban volver pronto a su patria y en parte
también, porque las autoridades francesas estimulaban
337
frecuentemente la repatriación. La última oleada tiene
lugar en las semanas finales de la guerra. Se inicia con
la salida de la flota republicana el 5 de Marzo de 1939
y termina con los precipitados y angustiosos
embarques de última hora hacia los puertos argelinos.
Un total de 10.000 fugitivos constituyeron esta oleada
final. Pocos regresaron.
Para los cientos de miles de españoles que se
encontraban en los campos de concentración y para
buena parte de la población civil, la dureza de las
condiciones de la vida en Francia fue un poderoso
estímulo para cambiar su situación y buscar otras
latitudes más acogedoras. Desde este punto de vista,
había dos opciones, el regreso a España o la
reemigración a otros países. Ninguna de las dos
situaciones eran fáciles. Para abandonar Francia, se
necesitaba tener resuelto el problema de la acogida en
otro país, y la realidad era que a los refugiados
españoles, prácticamente nadie les tendía una mano.
Inglaterra y los Estados Unidos, las dos grandes
democracias occidentales, tenían firmemente cerradas
sus puertas ante los desventurados españoles de los
campos de concentración. La propia Unión Soviética
338
que tan identificada se hallaba con el bando vencido,
sólo admitió en su territorio a un modesto contingente
de refugiados, incluyendo a los niños que durante la
guerra civil se enviaron a Rusia.
En este panorama sombrío e insolidario para
con los exiliados de la guerra civil española, hubo
algunas excepciones, México. El presidente Cárdenas,
tomó una de las decisiones más lúcidas y generosas
de los gobernantes iberoamericanos de la época,
abriendo con cierta amplitud la admisión de refugiados
españoles. Unos 20.000 refugiados, entre ellos
intelectuales y funcionarios, llegaron a tierra mexicana.
México será el país que más acogidamente ofreció
asilo a los emigrados de la guerra civil. Chile y la
República Dominicana, también se acordaron e los
exiliados españoles en tiempos difíciles.
El balance final del exilio será por lo tanto del
orden de 162.000 españoles permanentemente fuera
de su patria a consecuencia de la guerra civil...
339
Triste Historia
De todas las historias de la Historia
la más triste sin duda es la de España
porque termina mal. Como si el hombre
harto ya de luchar con sus demonios
quisiera terminar con esa historia
de ese país de todos los demonios.
A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos triste, en otra España
en donde ya no cuenten los demonios.
Pido que España expulse a esos demonios.
Que sea el hombre el dueño de su historia.
De todas las historias de la Historia
la más triste sin duda es la de España.
Jaime Gil de Biedma
340
Madre... que has sufrido!...
Cuando era niña escuchaba con atención algunos
relatos de las circunstancias de la guerra de España, no
porque me los contaban directamente, sino porque en las
visitas familiares siempre algo surgía entre los mayores. Hay
una edad en que a los chicos nos gusta escuchar las
conversaciones de los adultos, mirar sus gestos y expresiones
y grabarlas en nuestra memoria. A pesar de que se nos decía
¡marchaos a jugar por allí!... resultaba más atractivo estar
metidos en el medio, que inventarse un juego con el que
entretenerse o dar vueltas en bicicleta.
En la mayoría de aquellos relatos aparecía un
importante y temible protagonista, al menos así parecía, y
era el general Francisco Franco. Me daba cuenta que
cuando alguien lo nombraba se generaba una atmósfera
silenciosa, basada en el temor y el odio que se le tenía, más
que en sus triunfos. Llegué a sentir el miedo que infunde un
gigante terrible, belicoso y destructivo, dueño de la vida de
todos, y además, un gran contrasentido con respecto a
aquellas fantasías infantiles en la que el bueno y valiente es
siempre el que triunfa. Quería entender como quien entiende
341
por qué alguna vez llueve, (y suponiendo que esto fuera
sencillo) el porqué de tanto sufrimiento, tanto odio, y tanta
muerte. Interrumpía haciendo preguntas, pero las respuestas
me resultaban imposibles de comprender. Escuchaba
términos como la revolución, los falangistas, los rojos, los
moros... todos parecían protagonistas de una obra de teatro,
en la que los bombardeos y las muertes eran sumamente
reales.
Sin entender esa obra ni su final, pensé ignorarla y
me conformé con la respuesta a la última pregunta que le
hice una vez a mi madre: ¿podría ocurrir una guerra en la
Argentina?... -Ella me contestó que no-
Yo cerraba un capítulo... mi madre no sufriría en la
Argentina... y mi futuro en este país sería al menos libre de
sangre...
Hoy, al escribir estas cosas, rescato a la infancia
como una de las etapas más bellas de la vida, justamente
porque se sostiene en fantasías más que en realidades...
Sigo sin comprender demasiado la guerra a pesar de
las muchas horas en que la he leído, sin embargo y a
diferencia de cuando era una niña, entiendo un poco más a
sus protagonistas, sus fuertes ideales, los sueldos de hambre,
la resistencia... pero no consigo desde ningún punto de vista
342
aceptar tanta miseria, tanto horror y tanto duelo...
Posiblemente, no sea lo suficientemente madura como para
juzgar todo esto, sobre todo, con una mirada crítica y libre
de mis afectaciones emocionales...
Y con respecto al gigante y general Francisco
Franco... me he modificado... creo que fue uno más de tantos
otros que la historia podría relatarnos...
343
España en marcha
Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda
a sus muertos.
Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella
sus comienzos.
Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos,
y así somos quienes somos, golpe a golpe
y muerto a muerto.
Somos bárbaros, sencillos,
somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.
¡A la calle!, que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
344
No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.
Españoles con futuro
y españoles que por serlo
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.
Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.
Vuelvo a decirte quien eres.
Vuelvo a pensarte suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y
empezar por lo que empiezo.
No quiero justificarte
como haría un leguleyo.
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.
¡A la calle!, que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
anunciamos algo nuevo
anunciamos algo nuevo.
Gabriel Celaya
345
CAPÍTULO 28
La España de ayer y de hoy...
La realidad española de 1939 era terriblemente
desoladora. Barrios enteros en Madrid y en Barcelona
y otras grandes ciudades eran solamente montones de
escombros, muchos pueblos habían desaparecido,
ferrocarriles, puentes y puertos eran extraños
esqueletos de hierro retorcido, su flota mercante había
sido herida de muerte..., era un mundo en ruinas...
Millones de españoles carecían de hogar, trabajo y
pan...
España había sufrido en 32 meses de guerra
civil la pérdida de más de un millón de sus hijos,
quinientos mil exiliados por el drama vivido se
encontraban lejos de ella dispersados por el mundo, y
entre ellos, millares y millares de obreros altamente
calificados, de campesinos conocedores de la tierra
española y de su oficio, de muchos brillantes
intelectuales y destacados maestros en lo suyo.
España se hallaba empobrecida porque había
sido desposeída del oro que formaba sus reservas
346
nacionales, gran parte de sus ciudades y pueblos
estaban destruidos, sus ferrocarriles y carreteras
destrozadas... y se encontraba cercada por un mundo
occidental que no le quería ni comprar ni vender nada.
Sin entrar en los problemas políticos del ayer ...
sin entrar en el fondo de su drama... de lo que fue y
podría haber sido...España siempre será España... por
encima de toda circunstancia... y una vez más se vio
obligada a hacer un esfuerzo gigantesco... para
devolver a sus hijos los hogares perdidos, para darles
trabajo y pan y para abrir los caminos a nuevos y
mejores horizontes... El genio ibérico templado en la
historia por la adversidad y la gloria, se enfrentó de
nuevo al afán supremo de sacar a España de los
tiempos de ruina y dolor...
La España del milagro español empieza a
recobrar su grandeza por el esfuerzo de su mismo
pueblo... construyó en los quince años posteriores a su
guerra un millón y medio de viviendas para más de
siete millones de españoles, bajo el eslogan “cada
español debe tener su propio hogar comprado con el
esfuerzo de su trabajo”. Y en sólo cinco años, más de
25.000 escuelas, 90.000 automóviles y camiones
347
produjeron sus fábricas, su industria creció de tal modo
que logró ingresar en el Mercado Común Europeo,
creó un servicio de seguridad social que podría
enorgullecer a cualquier país del mundo, posee clínicas
y hospitales modernos en los que se imparte asistencia
gratuita, ha rehecho su flota mercante, fabrica barcos
para el extranjero, produce energía eléctrica para sus
propias necesidades y aún para exportarla, ha creado
sus reservas monetarias, ha construido ciudades y
pueblos, ha modernizado su agricultura y creado un
nuevo vivir en el campo. Cada año llegan a ella
millones de turistas para gozar de la belleza y
hospitalidad española.
Sobre las ruinas del ayer se han levantado
barrios enteros modernos, plenos de alegría y espacio,
se crearon centrales eléctricas y represas gigantescas
que riegan inmensas extensiones agrícolas. Se han
levantado también industrias tan importantes como las
del automóvil, siderometalúrgicas, textiles, mecánicas,
y muchas otras que han cambiado la fisonomía de
España, dándole una nueva luz, alegría y vida...
España muestra al mundo la capacidad
creadora de su pueblo a través del milagro español que
348
sólo con su afán y fe pudo realizar... y sobre todo con
su crecer material, España ha vuelto a unir a su
pueblo, cicatrizando heridas y superando los rencores
de un ayer desgraciado...
Así pues, España es un pueblo entero que
trabaja, vive y ríe... así pues España se encamina a ser
un gigante en Europa... así pues España servirá
siempre de estímulo a otros pueblos...
A los 25 años de su guerra España celebró su
paz. En el mundo, después de muchos y largos
silencios también se habla de la paz española, pero no
se habla de la paz sin referencias al camino recorrido,
se habla de la paz de hoy pero no de esos largos años
en que la paz se construía día a día , hora a hora y
minuto a minuto en una España destrozada por dentro
y por fuera. Cierto es que la hierba creció sobre las
trincheras y los muertos, pero eso no era todavía la
paz, esa paz que sólo es auténtica cuando la familia
nacional se perdona, se une y se quiere.
“La guerra había terminado”, pero eso no era el
estallido de la paz. Después de los últimos disparos
quedaban millones de españoles con su luto, su dolor y
sus heridas, quedaba una divisoria aún no enterrada,
349
quedaba el recuerdo del ayer inmediato en los pueblos
y en las ciudades, en los escombros y en los campos
yermos, en un frío silencio que hacía más fría a
España, a pesar del comienzo de una bella
primavera...
Toda paz es difícil, pero una paz que tiene que
surgir de una guerra fratricida es la paz más difícil de
hacer para cualquier pueblo de la tierra y mucho más si
se trata de un pueblo como el español, pueblo de
grandes pasiones por las cuales se ha desangrado
muchas veces a lo largo de su larga historia.
“La guerra había terminado”. La razón o la
sinrazón de la guerra era ya historia, pero la guerra
había dejado sobre el suelo de España su balance.
España vivía, pero vivía herida, en su cuerpo y en su
alma, porque todas las trincheras de España se habían
empapado de la misma sangre. Se habían enterrado
sus muertos, pero había que enterrar los rencores,
cerrar heridas y olvidar, para que el recuerdo no hiciera
doler viejas cicatrices.
España estaba además exhausta, en ruinas y
rodeada de un mundo al que poco le dolía el dolor de
ella. Y meses después, rodeada de guerras por todas
350
partes, durante seis largos años, teniendo que
defender su paz interior y exterior. Más tarde un cerco
de incomprensión y rencor que era para cada español
un poco o mucho del hambre de cada día. Luego los
intentos desde fuera de acabar con esa paz española
que se iba edificando en silencio, cuesta arriba, en la
mayor de las soledades que haya podido conocer un
pueblo...Nadie creía en el surgir de España, por eso
durante tantos años a España se la veía sin verla,
viéndosela como era. Y es que a España el mundo no
la ha conocido bien nunca, se olvidaron de su historia,
y de la fidelidad de un pueblo a esa historia. Europa
necesitó el Plan Marshall, Rusia miles y millones de
dólares para resurgir y para que el mundo pudiera
hablar de milagros económicos, mientras se silenciaba
el gran milagro de un pueblo que se levantaba sobre sí
mismo, sin quejarse y sin pedir, haciendo de su
hambre una costumbre, a base de sobriedad y de
paciencia, mientras buscaba en el esfuerzo colectivo
un mañana mejor... España entera era como un arco
tendido hacia el futuro.
Y años y años.
351
Se construyeron ciudades y se levantaron
nuevos pueblos, se crearon escuelas y fábricas, se
cultivaron campos y sus puertos adquirieron vida.
Todos sus caminos se poblaron de gentes que van y
vienen.
España enterró su hambre y se vistió de nuevo.
Las generaciones de la guerra cambiaron con los días,
su juventud creció sin mirar hacia atrás, empezaron a
mirarse cara a cara, a hablarse, a sonreír y reír, dando
comienzo a un nuevo vivir nacional y familiar. De los
que se fueron muchos regresaron y la gran mayoría de
los que viven fuera de ella, añoran a esa España que
también es de ellos.
Y el mundo redescubrió a España. Diez millones
de extranjeros llegaron de todos los rincones del
mundo para verla en el año 1963. El mundo se asomó
a España y España empezó a ser vista por el mundo.
España es España, ni cola de Europa ni comienzo de
África. España dejó de ser la Cenicienta de una época,
está presente en el mundo y se la tiene en cuenta, se
habla de su milagro económico, pero no debe callarse
el milagro de su paz... el más difícil y grandioso de sus
milagros ... pero España no ha terminado de recorrer
352
su camino, en ella hay menos ricos y menos pobres, ha
recuperado sus años dolorosos, hay esperanza y fe
afianzadas en su paz, defendiendo su paz... que no en
balde España es una nación cuya historia es una gran
parte de la historia de nuestro mundo de hoy...
Bibliografía consultada:
La guerra civil española: Hugh Thomas.
La revolución y la guerra de España: Broué - Témine.
La Faz de España: G. Brenan.
Revistas .Auge. de México, 1957, 1963.
353
Tercera Parte
354
Hoy es 12 de Octubre de 2002.
Es día de la raza.
Mi madre cumpliría 76 años.
También tengo en mi corazón escribir sobre ella
aunque me resulta más difícil,
su recuerdo aún me duele,
extraño su presencia...
Con mucho amor a Pilar Nuez
355
CAPÍTULO 29
La llamaremos Pilar
La hermosa niña Pilarín vino al mundo un día 12
de Octubre de 1926, siendo la tercera hija del
matrimonio de Don Pascual Nuez, que para entonces
tenía veintinueve años y de su esposa Doña Carmen
Espallargas, veinticuatro. El destino quiso que Pilarín
también naciera en Alcorisa, provincia de Teruel y
región de Aragón, en un día tan reconocido por el
mundo hispanoamericano. Tal vez sus padres no
sentirían algo especial por aquella fecha, pero a
cambio, la llegada de esa niña tan preciosa, de
cabellitos negros y ojitos verdes los llenaba de
felicidad. Así, tres niñas coronaban el hogar de
aquellos jóvenes esposos.
Pascual y Carmen también habían nacido en
Alcorisa. Él, un día 16 de Abril de 1897 y ella, un 18 de
Abril de 1902. Ambos pasaron su infancia y gran parte
de sus vidas en aquella empobrecida población
aragonesa.
356
La historia de amor de estos abuelos maternos
la conozco mejor porque a Pilar le gustaba recordarla.
Las veces que la relataba, yo la escuchaba
atentamente. Me resultaba especial. Por pequeña que
fuera, igualmente percibía el gran amor que mi mamá
sentía hacia sus padres y creo que precisamente esto,
hacía que aquella historia fuera especial para mí.
Además, me producía un sentimiento inexplicable
cuando la escuchaba decir -mi padre o mi madre -me
parecía que aquellos padres eran los más dignos de
esta tierra y, que el amor y el respeto serían
inseparables.
Estos abuelos se conocieron cuando eran muy
jovencitos, llegaron a amarse verdaderamente hasta la
muerte, transitaron juntos la guerra y tejieron lazos que
alcanzaron la eternidad... Carmen, era una niña de
apenas 15 años cuando su madre enfermó gravemente
y falleció. A esa gran tristeza que sobreviene a todo
hogar al que fatalmente le arrancan a su reina, se
agregaba la responsabilidad de cuidar a dos hermanos
pequeños, Espiridión y Ramoncito. Su padre, que de
por sí era un hombre severo y de genio malogrado,
trabajaba una quinta alejada de la casa con lo que
357
pobremente mantenía a su familia. Con frecuencia
entonces se alejaba del hogar dejando a su hija mayor
al cuidado de todo. Al regresar luego de varios días de
ausencia, volvía naturalmente cansado y en ocasiones
hasta muy enojado, humores que descargaba en aquel
hogar ya bastante triste, a veces, arrojando el plato de
comida que Carmen le había servido. Por fortuna para
sus tres hijos y consuelo para su viudez, este bisabuelo
pronto conoció a otra mujer que pudiera tolerarlo y al
cabo de un tiempo se marchó con ella. A partir de
entonces, poco visitaba ya a sus hijos.
Aquella resignada joven que con el pasar del
tiempo resultaría mi abuela, había aprendido a ser
trabajadora y callada, a cuidar de sus hermanos como
si fuera su madre y a llevar adelante las tareas del
hogar que le había tocado en su mala suerte. Mi mamá
decía que mi abuela hablaba poco, mas cuando lo
hacía... era la madre más dulce del mundo...
La vida premiaría a Carmen muy pronto ya que
le dio a conocer a un joven de casi 20 años llamado
Pascual Nuez, de oficio “tejero” y que debía hacer el
servicio militar. Fue aquel fabricante de tejas el amor
de su vida... Pascual era un joven sumamente honesto,
358
bueno, masculinamente tierno y atractivo a los ojos de
mi abuela. Desde muy pequeño había trabajado junto a
su padre del que heredaría el oficio de tejero. Al
conocer a aquella jovencita tímida y dulce al hablar, y
al entender la vida que la pobre Carmen llevaba junto a
su padre y sus hermanos, llegó a sentir que se
desharía por ella. Por protegerla la habría robado de
aquel entristecido hogar, contrariando así a las buenas
costumbres de entonces. Pero en cambio, su
mesurado temperamento y el definido amor hacia ella
le indicaban otro modo de proceder. El joven tejero
pensaba casarse con ella y llevársela de allí, apenas
cumplido el ineludible servicio militar.
Un amor paciente, fuerte y a la espera de
realizarse, unía a estos jóvenes cuando nuevamente la
vida les traería otra sorpresa... Por motivos que ya no
podré averiguar, mi abuelo quedaría librado del servicio
militar, cosa que en España siempre pareció algo así
como “volver a nacer”. Con veinte años recién
cumplidos y con la seguridad de amar a Carmen de por
vida, se casó con ella. Juntos formaron un hogar mejor.
Espiridión y Ramoncito se fueron con ellos... No sé
cuánto tiempo estuvieron de novios estos abuelos,
359
quizás mucho, tampoco sé la fecha en que se casaron
y creo que no importa. Sin embargo, sí sé que se
comprendieron, se respetaron y se amaron como
pocos.
Tuve la dicha de conocerlos aunque por poco
tiempo... La abuela Carmen falleció al poco tiempo de
cumplir mi primer año de vida y aunque no podría
recordarlo jamás, sé que me tuvo en sus brazos
llenándome de sus dulces caricias. Mis hermanos
mayores algo más la recuerdan. Violeta por ejemplo,
me contaba que mamá después de bañar a sus
mellicitas por las tardes, nos colocaba dentro de una
cuna grande que arrimaba a la ventana, para que
tomadas de la baranda pudiéramos ver llegar a la
abuela. Ella venía siempre a visitarnos y a traernos
leche. Mientras mamá planchaba y nos cantaba alguna
cosita que decía “piti, piti”, nosotras esperábamos
aquel momento, y ella se daba cuenta que la abuela
estaba llegando cuando repentinamente, aquellos
suaves balanceos que hacíamos al compás de su piti,
piti, se convertían en barullos y pataleos que
terminaban en los brazos de la abuela. Mi hermana
recuerda que ella agregaba a los festejos de sus
360
hermanitas las siguientes palabras: “¡Qué nenitas que
tenemos ¿eh?!...”
El abuelo Pascual en cambio, acompañó mi
infancia durante los diez primeros años. Recordarlo es
muy agradable. Era una persona extraordinaria, firme,
bastante callado, amoroso, muy trabajador y muy
idealista. Siempre vestía como todo humilde aragonés,
es decir, con ropa de trabajo, alpargatas, un pañuelo al
cuello y su infaltable boina negra que colocaba un tanto
de costado sobre su casi emblanquecida cabeza. En
ocasiones lo encontrábamos con mi hermana gemela
en la placita “San Martín” (Reconquista), esperándonos
a que saliéramos de la escuela. Al verlo allí sentado en
un banco, nos echábamos a correr con inmensa
alegría y con el mayor de los orgullos que cualquier
“par de gemelas” pudieran sentir por su abuelito
querido, frente a otros chicos.
También recuerdo que en sus últimos años
toleraba fuertes dolores de cabeza que con mi
hermana queríamos curarle. En el intento, le
acercábamos una aspirina y un vaso con agua bien
azucarada para que le resultara más rico tragársela.
Después, nos
361
untábamos las manos con alcohol y le hacíamos
suaves fricciones en la frente. El abuelo entonces
simulaba aliviarse de su molestia y nosotras nos
sentíamos más que excelentes enfermeras!...
Algunas veces y a mi corta edad lo percibía muy
triste, con sus pensamientos en los recuerdos y como
extrañando mucho a la abuela. Sereno. Resignado. Sin
embargo, lejos estaba yo de comprender su larga y
pesada historia... Hoy, al estudiar sobre aquella guerra
y escribir todo esto, lo entiendo. Lo extrañaré siempre...
“Cuando desde el sol broten los vientos... en el
instante mismo en que logre verte... con el fuerte latido del
primer impulso... allí... donde te encuentre... te besaré la
frente...”
362
CAPÍTULO 30
Aquel dulce hogar
Pascual y Carmen dieron vida a su hogar con la
llegada de cuatro hijos. A la primera niña la llamaron
Bienvenida, un año después nació María, tres más
tarde llegó Pilar y después de casi nueve, vino
finalmente un niño que desgraciadamente falleció a los
cinco días de haber salido al mundo. El luto y la tristeza
se hicieron conocer en aquel dulce hogar, mas los
pechos de Carmen estaban tan llenos de vida y su
corazón tan cargado de amor a pesar de su dolor, que
fue así como apareció José Bernal entre ellos, otro
niño que tenía unos pocos días y su madre lo había
dejado en una casa de niños desamparados, en
Zaragoza. Allí fueron Carmen y Pascual a preguntar
por él, y el día que lo retiraron, la monja les dijo: “se
llevan al mejor niño de la inclusa”... Esto es todo lo que
me atrevo a contar de este querido tío con respecto a
su origen, lo demás que podría escribir son sólo
conjeturas y no lo hago por respeto a él, ya que sé que
esta historia ha pesado mucho en su vida.
363
Ahora las tres niñas Nuez Espallargas se
transformaban en pequeñas madres para Josecico, lo
mimaron y lo sobreprotegieron totalmente. Aquel dulce
hogar sin abundancia de las cosas materiales, debió
rayar casi con la perfección ya que el amor, el respeto,
los mimos y los cuidados sobraban por donde se
quisiera mirarlo. Había un padre trabajador y bueno,
una madre dulce y protectora, tres niñas bien
enseñadas y un pequeñico por criar. Sin embargo,
tuvieron que transitar la guerra... que a pesar de su
crueldad y de sus marcas... les perdonó la vida a
todos.
La pequeña Pilar tenía apenas 10 años cuando
España fue sacudida por aquella guerra, haciendo de
ella una persona sumamente especial, cargada de
tristes recuerdos que desde muy chiquita instalaron en
ella un fuerte respeto por la vida, los sentimientos más
profundos, el amor a lo artístico, la libertad de
pensamiento y una serie de cuestiones más, que
dieron talla a lo que yo defino como las virtudes de una
verdadera princesa. Aquella princesa sería mi madre.
No contaba demasiadas cosas de la guerra, no le
gustaba hablar de aquello y es que, en mi opinión,
364
tenía un propósito muy claro: ¿De qué habría servido
más que para afligirnos?... Pilar pensaba que cuanto
más grandes son los dolores, mayor silencio
merecen... y así intentaba eliminarlos de la memoria de
su corazón...
De todas maneras yo recuerdo pocas cosas que
relataba, eligiendo sólo aquellas en las que podía
notarse que toda su familia había quedado a salvo.
Creo que intentaba enseñarnos el valor que tiene una
familia que trasciende unida y a pesar de todo. En
muchos relatos, sus claros ojos verdes se llenaban de
lágrimas que intentaba ocultar, mas Pilar seguía siendo
fuerte y hermosa aún cuando lloraba...
Voy a transcribir sólo dos relatos de aquellos
tristes recuerdos de mi madre, intentando dejar en ellos
la enseñanza que recibí. Al no contar más, es porque
intento seguir su filosofía con respecto a guardar
silencio en los grandes dolores.
Los aviadores alemanes que se apodaban a sí
mismos como los “bomberos de Franco”, ayudaban a
éste con su imponente aviación bombardeando todo lo
que al general se le ocurría. Las sirenas dejaban oírse
365
un rato antes de la lluvia de bombas que caería
indefectiblemente. La gente entonces, desesperada,
huía de sus hogares y salía a los campos intentando
buscar mejor refugio que en los sótanos de sus casas.
Don Pascual Nuez junto a su esposa, sus niños y
algunos vecinos más en la misma desgracia, corrían
hacia los campos con rumbo incierto, pero con la fuerte
ilusión de encontrar un lugar en el cual permanecer a
salvo. Los aviones cubrieron el cielo de esta huida. El
ruido de sus motores silenciaban los gritos
desesperados y tres bombas cayeron en el camino por
el que corrían. La orden dada fue ¡tírense todos al
suelo!... como facilitándole a la muerte su poderío... Así
permanecieron un rato interminable... y las bombas no
estallaron jamás... Resultaron las tres falsas. Con el
tiempo se supo que el mismo gobierno, realizaba
inexplosivas algún número de ellas en un intento de no
realizar tanta masacre... ¿Qué aprendí de este
relato?... ¿Qué dejaba dentro mío?... Creo que
exactamente lo que pretendía mi madre... y es que las
circunstancias vividas pueden ser del todo horrorosas,
pero nunca nos dañarán tanto si tenemos una familia
en quien refugiarnos...
366
El segundo hecho sucedió ya en el campo.
Llevaban largas horas sin comer... Ya conocían el
hambre. El pan lo tenían racionado en dos tajadas por
día para cada uno, que podían comer cuando lo
quisieran. Ese día parecería que la suerte estaba de
parte de todos ellos ya que encontraron un par de
gallinuchas de campo que dieron caza como si se
tratara de expertos y las cocinaron en un caldero que
llevaban entre unas pocas cosas. El trabajo de los
chicos fue juntar trozos de leña con qué encender el
fuego, sin alejarse demasiado del grupo, y el de Doña
Carmen con la ayuda de otra vecina, dar muerte a esas
gallinas, desplumarlas y cocinarlas. Unos cuantos
minutos después ese caldo olía muy sabroso y lo
acompañarían con las dos tajadas de pan. Pero el
ruido de la aviación dejó escucharse nuevamente...
Otra vez a huir... juntos y hacia cualquier parte!... El
caldero con su contenido debió llegar al punto, sin
embargo nadie estuvo allí para saborearlo y sólo
comieron aquel día lejos del fuego, “las dos tajadas de
pan”... Unos días después regresaron al lugar. Sólo
encontraron cenizas... ¿Cuál sería la lección aprendida
de este hecho?... Justamente, como diría J. M. Serrat:
367
“Que un manjar puede ser cualquier bocado”, aún dos
tajadas de pan. Aprendí el valor que tiene un plato de
sopa calentita acompañada de unos trozos de pan...
Vuelvo al hogar de Carmen y Pascual para
encontrar a Bienvenida, la mayor de las tres hermanas,
con quince años y transformada en una mujer
extremadamente atractiva, con un cuerpo escultural, la
más simpática de ellas, y muy segura de las gracias
que tan naturales le fueron siempre, las que conservó
sin modificarlas ni un poquito durante toda su vida. En
el transcurso de la guerra, Bienvenida se había
enamorado de un joven soldado llamado José Perea,
al que llegó a adorar hasta el último minuto de su
existencia. José era un muy buen aventurero que había
trabajado como minero y experimentado muchas cosas
en ese oficio. Me contaron que una vez se había
trabado irremediablemente el carro que ascendía a los
pobres y explotados mineros a la superficie de la
excavación. Perea fue el que se tiró valientemente a
desactivar las mechas de los explosivos, tarea que
realizó exitosamente, salvando su vida y la de todos los
que se veían volando en pedazos por allí adentro.
368
Aquella aventura peligrosa y poco frecuente significó el
ganarse la total admiración de sus compañeros, y
también la mía. Además este tío contaba con una serie
interminable de anécdotas. Para él eran simples
aventuras que matizaban su vida. Había deambulado
como soldado voluntario por Francia y también por
Marruecos, en oportunidades era capaz de cambiar su
par de botas o la gorra por unos cuantos cigarrillos,
estuvo muchas veces preso y a punto de ser fusilado,
sin embargo, se las ingeniaba para escapar. Siempre
andaba yendo y viniendo de un sitio a otro, hasta que
un día consiguió llevarse con él a Bienvenida y hacer
de sus vidas una sola aventura. Claro queda que
Pascual y Carmen penaban por esa hija tan
enamorada y arriesgada, que se atrevió a dejar la casa
sin pensarlo demasiado por ir tras el amor alucinante
de un soldado aventurero, y que tuvo que luchar
aguerrida y valientemente contra otros amores de
aventuras de José para conseguir finalmente la
exclusividad de ese hombre. De esta alocada pareja
nacieron cuatro hijos, Julio al finalizar la guerra, luego
le siguieron Javier, después Carmen y por último José.
369
Si yo tuviera que elegir de entre toda la familia
aragonesa a los más divertidos, sin duda serían estos
tíos y primos. No había fiesta de fin de año en que “el
tío Perea”, (así le decíamos los sobrinos) pasara sin
disfrazarse y hacer payasadas de las más ingeniosas.
En muchas hacía de soldado y representaba alguna
cosa de las cárceles por las que estuvo, o del frente de
guerra, o cualquier cosa que se le ocurriera, siempre
con gran sentido del humor. En sus actuaciones
aparecía por ejemplo un guardia civil un poco tonto al
que engañaba astutamente, un preso, o algún
malherido de guerra que se apasionaba con las
curaciones de una pobre enfermera. Otras veces,
peludísimo como era, protagonizaba a una mujerzuela.
Para ello se pintaba bien rojos los labios, se ponía un
corpiño inmenso y bien armado, unos tacos muy altos
que lo hacían caminar como pudiese y una falda
ajustada y corta. Este era todo el atuendo con que se
presentaba en escena a coquetear y a hacer sus
pavadas seductoras, pareciéndose más a un mono
cómicamente vestido para actuar en un circo que a la
pretendida mujer irresistible que quería representar.
Este tío era un verdadero comediante. Lograba
370
enganchar en sus improvisadas comedias hasta los
más tímidos de su público y mientras permanecía en
escena, las risas llegaban hasta el llanto,
especialmente, la tía Bienve, su mujer. En estas fiestas
por supuesto la bota de vino pasaba de uno a otro. Las
jotas y pasodobles se oían de la garganta de mi prima
Carmen, su hija. Esta prima es pura fibra de su padre,
es alegre y divertida como lo fue él. Conserva una voz
espectacular, envidiable. A veces pienso en estos
recuerdos tan felices y me cuesta creer que estos tíos
y primos hayan pasado la guerra... no les encuentro las
marcas... aunque estoy segura que las llevan...
Las niñas María y Pilar fueron muy compañeras
en su infancia, se llevaban casi tres años de diferencia
y la guerra les interrumpió la asistencia regular a la
escuela. La llegada del pequeño Josecico las puso a
practicar de madres al punto en que María llego a
sentir que Josecico era más de ella que de nadie,
tanto, que no permitía que su madre lo castigara por
nada. Se interponía entre él y Doña Carmen como una
gallina clueca que defiende a sus polluelos. María
371
adoraba a su hermano y creo que aún sigue sintiendo
que es de ella.
Pronto el destino de esta tía quedó marcado con
el amor de un hombre llamado Rafael Adán. Este otro
amor surge en la postguerra. Aún perdura. Al terminar
la guerra María tenía 16 años y era una señorita muy
sufrida, de estatura un poco escasa pero de
monumentales pechos, callada, algo tímida y de una
dulzura parecida a la de su madre, a la que no
pensaba abandonar jamás. La adoraba. Cualquier cosa
haría menos alejarse de ella. Cuando se enamoró de
Rafael sólo aceptó casarse, si es que podrían vivir en
aquel hogar de Carmen y Pascual. Así fue y la única
hija que la vida les dio es Josefina, a la que cuidaron,
mimaron y sobreprotegieron casi hasta asfixiarla.
Actualmente estos tíos son dos viejitos de unos
ochenta años y de cabellos muy blancos, que con sólo
visitarlos un ratito se les nota el amor que los une. Me
reciben con un emocionante abrazo y una amplia
sonrisa, a ellos debo muchas cosas de las que aquí
cuento.
372
La pequeña Pilarín disfrutaba de aquel dulce
hogar. Le gustaba seguir a su padre en todo lo que le
fuera posible. Salían juntos a recoger uvas o lo
acompañaba a la “tejería”. Así llamaban a la pequeña
fábrica de tejas y ladrillos en la que Don Pascual
trabajaba. Pasaban largas horas juntos. Mientras que
su padre preparaba el barro, lo cargaba a una máquina
y cortaba los ladrillos a mano, Pilar amasaba algún
monigote de arcilla que más tarde, al cargar el horno,
su padre cocinaría. A esa niña le gustaba correr, subir
a una montaña, escuchar el eco de las voces,
imaginar, dibujar, recitar, soñar... parecía no tener
demasiado apuro en crecer. Mas aquella feliz infancia
fue brutalmente interrumpida al estallar la guerra,
volviéndose bastante traumática, y aunque poco sé de
esa etapa, sé que estuvo llena del amor de sus padres
y de sus tíos, quizás esto fue el mejor remedio a tanta
locura...
La primer foto que de Pilar tengo, es de cuando
tendría unos ocho o diez años, en la escuela y sentada
a una mesa con unos cuantos libros. Atrás alcanza a
verse un mapa de España. Su cabello negro y bien
corto, su cara redonda, su gesto sereno y su mirada
373
indescriptible. - Pilar fue un ser especial - así lo
expresó mi tía María en la última visita que le hice. Me
gustó escucharlo, aunque yo, ya lo sabía...
Reflexionando en esa golpeada infancia de Pilarín
escribo lo siguiente: “ Primavera esperada... perfume
en el viento... sol de las mañanas que entibias el
tiempo...
¿Dónde fue a dar aquella niña de caminar ligero,
segura... traviesa y riendo?... ¿Dónde has guardado su
gesto?... Tiempo... tiempo...”
374
CAPÍTULO 31
Difícil y corta juventud
Las jóvenes españolas solteras y mayores de
diecisiete años cumplían obligatoriamente con el
“Servicio Social”. Era una especie de servicio
comunitario que el gobierno ideó en respuesta a la
enormidad de niños huérfanos que la guerra había
dejado. Consistía en un año de trabajo no remunerado
en el que las mujeres cocinaban, atendían y daban de
comer a los niños desamparados y alojados en iglesias
y conventos. Después de terminar con estas tareas
seguían con el acarreo de agua y de materiales
necesarios para la reconstrucción de aquellos edificios
que habían sido quemados. María prestó este servicio
ya que era soltera y tenía la edad requerida.
Actualmente aún conserva una pequeña oblea metálica
sobre la que se ve grabado “S.S.”. La presentación de
la misma se exigía como requisito indispensable para
salir de España. En cambio Pilarín tenía 13 años
cuando la guerra terminó. Afortunadamente pudo
retomar sus estudios primarios y seguir con los
375
secundarios. El Servicio Social no alcanzó a realizarlo
porque fue retirado en pocos años. Sin embargo y
como lo expresara mi tía María, su hermana era
especial. Al terminar la secundaria no se sentía
demasiado realizada como otras pueblerinas jóvenes
de la España de Franco. Parecía un tanto rara, quizás
un poco extraña y complicada. Tampoco la llegada de
los sobrinos le despertaban deseos de realizar su
maternidad. Además no se enamoraría fácilmente. Se
sentía diferente, quizás incomprendida. ¿Qué otras
cosas quería hacer?... Siguió entonces con estudios de
corte y confección y también en primeros auxilios.
Creía que siendo una buena modista o una auxiliar en
enfermería conseguiría buenos trabajos. Anhelaba así
satisfacer un fuerte deseo interno, tal vez no muy
esclarecido aún, que se le presentaba exigente.
De todas formas algo de “sanadora” quedó en
Pilar. Recuerdo un mueblecito ubicado en un rincón de
su dormitorio al que llamábamos “el botiquín”. Lo había
fabricado el tío Perea. Al abrir su cajón lo primero que
asomaba era “la caja de las jeringas”, rectangular y
metálica, que contenía unas jeringas de vidrio y unas
cuantas agujas, hervidas y listas para ser clavadas en
376
“una nalga” (cuarto superior izquierdo más
precisamente) de cualquier enfermucho de la familia y
también de algún vecino necesitado. Ese mueblecito
de colores originales bastante gastados, aún se
conserva en casa de mi hermana mayor. En su puertita
y por dentro, con letras infantiles y a lápiz, se lee
“botiquín de la familia Calvo”. En cuanto a si Pilar llegó
a ser una buena modista, debo decir que tuvo la
oportunidad de demostrarlo con toda su familia.
Siempre andaba arreglando camisas y ruedos, o
cortaba algún vestido o hacía alguna sábana. El
constante pedaleo de su máquina de coser se
escuchaba casi todas las noches, un buen rato.
Retomo su historia en Alcorisa... La imagino de
veinte años pensando y pensando... ¿Qué otra cosa
harías por allí, Pilar?, ¿Qué te sucede que no te
encuentras a gusto?...
“Mujer que recuerdas y poco olvidas... Mujer que no
callas y a mucho te animas...”
377
CAPÍTULO 32
Mi Alcorisa querida
Don Pascual y Doña Carmen estaban
transitando ya la mitad de sus vidas, tenían algunos
nietos y se sentían más unidos que siempre. La guerra
había quedado atrás mas no así sus consecuencias.
Alcorisa había sido bastante destruida por los
bombardeos del general Franco.
Hace poco tiempo, mi tío Rafael me contó de
aquel día de bombas...
Rafael era un joven de 17 años muy trabajador.
Todas las mañanas venía un señor temprano a
buscarlo. Lo llamaban Don Tomás. Juntos caminaban
dieciséis kilómetros para llegar hasta una quinta en la
que cultivaban olivas, pasaban allí casi todo el día y
volvían al pueblo por las tardecitas.
Un día Don Tomás vino mucho más temprano
que lo acordado. Rafael se sorprendió al verlo, lo notó
muy nervioso.
- “Rafael - dijo Don Tomás - hoy no vamos a la
quinta...
378
Nos apuramos y avisamos a todos los vecinos que en
unas horas van a bombardear Alcorisa... Debemos
marcharnos todos de aquí...”
- “¿Pero Don Tomás, cómo sabe usted esto?...,
¿quién se lo ha dicho?” - preguntó Rafael - Pero aquel
hombre no dio ninguna explicación...
Me contaba también el tío sobre el siguiente día,
cuando volvieron a Alcorisa:
- “Alcorisa estaba desolada - dijo - no había un
alma allí... todos se habían marchado... sólo se
escuchaba algún gallo cantar”...
Oía atentamente al tío relatar de aquellos días
mientras mi asombro iba en creciente aumento. Por un
momento me pareció dejar de oír al anciano que
revivía esta historia para ver a un joven desesperado,
corriendo de un vecino a otro, dando avisos y sin creer
demasiado lo que sucedería... Imaginaba a ese joven
huyendo, escuchando a lo lejos los estallidos de las
bombas... aterrorizado, expectante, asombrado,
deambulando y esperando el momento de volver...
¡Para ver qué... qué de su Alcorisa querida!.... Cuando
379
este tío de ochenta años ya, relata sus vivencias, tiene
la capacidad de trasladarte a ellas...
De a poco había que reconstruir Alcorisa, como
al resto de España. Se requería de varios años de
mucho esfuerzo, trabajo y paciencia. Si bien por
entonces la tranquilidad y el orden parecían
garantizados, los miedos y recuerdos estaban siempre
presentes.
Don Pascual Nuez trabajaba excesivamente
fabricando ladrillos y rehaciendo su casa, que había
sido destruida. Le ayudaba su hermano Joaquín. El tío
Joaquín era muy recordado por Pilar. Vivía con ellos.
Era sordo y mudo. Su sobrina recordaba que su tío era
muy bueno pero de mal genio. Ella lo quería mucho, lo
justificaba por su discapacidad y decía que sus
berrinches eran interminables y sólo se le pasaban
cuando, a su manera, se entendía con su hermano
Pascual. Otros tíos de Pilar fueron el tío Martín, la tía
Prudencia, la tía Pilar, la tía María. Poco es lo que sé
de estos tíos de mi madre. Ella contaba algunas cosas
pero a mí me pasaron de largo. Una de las tías se casó
y se fue a vivir a Barcelona, otros tíos compartieron el
380
pequeño terreno en el que harían la casa. Pascual
pensaba en hacerle varias plantas en tanto y en cuanto
la situación lo permitiera. Acordaron en echar suertes,
a cara o cruz, y la distribución de la casa resultó en que
la primera planta sería para Pascual, Carmen, Pilar y
José. La planta baja la compartirían todos.
Por su parte y casi al mismo tiempo Rafael y
María también construían la suya. No queriendo la hija
alejarse de su madre, la hicieron en la parcela frente al
angosto callejón. Así, madre e hija continuaban sus
diálogos desde los respectivos balcones... Mi tía María
me explicaba que en razón del hambre que trajo la
guerra y la postguerra, ella no estuvo fuerte en los
meses de su embarazo y que luego de traer al mundo
a su hija, enfermó mucho, adelgazaba sin quererlo y su
leche no alimentaba demasiado a la niña... Intentaba
explicarme que necesitaba mucho a su madre, que se
sentía bastante enferma y que mi abuela le ayudaba a
cuidar de la “Josefinica”...
Con el pasar de unos años la joven Pilar que
andaría por los veinte, sentía incómoda su forma de
vivir. Ya había crecido... La felicidad de los años
381
infantiles cortados por la guerra, había quedado atrás.
El alboroto de los pequeños sobrinos, la compañía de
sus padres, sus preparaciones extras... todo parecía
ser poco para retenerla. Sentía la necesidad de
cambiar de rumbo...
Pilar pensaba en Barcelona. Allí vivía una
hermana de su padre. Soñaba con estudiar artes en
esa ciudad. Ese era el fuerte deseo interno, exigente y
finalmente esclarecido del que ya no se separaría en
vida, el que inspiraría su imaginación desafiándola a
mirar más allá de lo que verían sus ojos. Pero a cambio
viviría una difícil situación: ¿Cómo se marcharía de
Alcorisa dejando a los que amaba tanto? ¿Qué les diría
a sus padres y con qué argumentos los convencería
para que la apoyaran? ¿Y los prejuicios? Por aquella
época no era bien visto que una joven de pueblo
sintiera el deseo de marcharse a una gran ciudad, se
ponía en tela de juicio su reputación y se desconfiaba
de sus intenciones.
Al aburrimiento que a veces sentía de vivir en un
pueblo empobrecido por la guerra, doloroso de por sí
reconocerlo, difícil de sobrellevarlo y prácticamente
imposible de cambiar, Pilar debía enfrentar otras
382
situaciones no menos complicadas. La primera era
convencer a sus protectores padres sin que sus
ilusiones sonaran a disconformidades, desacuerdos o
rupturas, y la segunda, quizás de menor peso pero
muy real, tolerar la crítica y desconfianza de vecinos y
quizás de alguna amiga.
Me cuesta mucho imaginar aquellos diálogos,
pero algo parece indicarme que se dieron
conversaciones pausadas aunque difíciles.
- “Madre deseo hablar contigo, quiero
comentarle algunas cosas...” dijo un día Pilar.
En Doña Carmen se cumplía aquello de que
venimos al mundo con dos oídos y una sola boca,
porque siempre es necesario que escuchemos más de
lo que hablamos. Las imagino en la cocina de la casa.
Mi abuela secaría sus manos en el delantal y retiraría
los cabellos de su frente. Luego, debió sentarse a la
mesa y miraría con tranquilidad a su hija. Seguramente
dijo:
- “Te escucho hija mía... ¡cuéntame esas
cosas!...”
Pilar era muy clara cuando se expresaba, el tono
de su voz era convincente.
383
- “Quiero ir a casa de la tía, a Barcelona. Hace
tiempo ya que sueño con estudiar artes... Llevo a
Cervantes como dentro de mí. Sé que es un paso difícil
el estudiar y trabajar en esa ciudad desconocida, pero
quiero al menos intentarlo, aunque no más sea un
tiempo. También sé que será difícil para vosotros el
ayudarme, pero si es que lo podéis hacer... pues lo
espero”.
- “Además – madre - agregó Pilar, estese
presente cuando se lo diga al padre. Veamos si los tres
acordamos todo esto”.
Doña Carmen no debió asombrarse para nada.
Veía en esa hija un ser distinto, quizás signada por la
fecha de su nacimiento, 12 de Octubre “día del
descubrimiento de América”. ¿Cómo impediría ella que
Pilar descubriera su nuevo mundo?...
Don Pascual Nuez tampoco se opuso porque
entendía que la libertad de elegir lleva precio. En los
tiempos de la guerra había estado unos meses preso,
ya que, por el parecido que tenía con su hermano
Martín, que andaba prófugo por los Pirineos, lo
confundieron y lo metieron a la cárcel. Pascual no abrió
su boca en ninguna aclaración, pues sabía que de
384
encontrarse a un prófugo, la posible sentencia era
darle muerte. Esto me suena fuertemente paradójico y
muy, muy de aquel hombre idealista que fue mi
abuelo... Eligió estarse preso para que su hermano
siguiese libre...
Finalmente, después de varias
recomendaciones, pareceres y acuerdos, Pilar preparó
sus valijas y llenándose de muchos besos y abrazos,
partió hacia Barcelona. En su corazón le pesaba todo,
especialmente esos padres que Dios le había dado y
una mezcla de sentimientos encontrados, sin embargo
convencida estaba del derecho que todos tenemos de
labrar nuestra propia vida...
“Despierta en cada día la ilusión de un buen
comienzo... la magia ha de animarte y mira siempre al
cielo... ¡no olvides de sembrarle estrellas en cada noche!...”
385
CAPÍTULO 33
Barcelona ... ¡qué bella eres!...
“¡Oh! Feliz la ciudad que tiene una montaña al
lado, pues podrá contemplarse a sí misma desde la
altura. Verá diminuto sus caseríos con la inmensidad
de los campos y del mar brillante, y sentirá cuán infinito
es el cielo”.
“ ¡Oh! Feliz la ciudad que tiene una montaña al
lado, porque en ella se siente como un tránsito a la luz
”. (Juan Maragall. Poeta barcelonés).
¡Barcelona... vieja ciudad mediterránea!... ¿Su
edad?... Se habla de su origen Ibero o Griego, se dice
también que comenzó a edificarse en el Monte Táber,
una pequeña colina que hoy es una maravillosa plaza.
Se cuenta que los romanos la llamaron Julia Augusta y
Pía Fabentina y que los visigodos la hicieron capital de
su reino, allá por el año 415 a.C. En la parte más
antigua de ella aún se conservan fragmentos de sus
murallas y fortificaciones.
Mas Barcelona no es sólo una ciudad con raíces
de siglos que vive y crece al margen de los tiempos...
386
es mucho, mucho más... es una sorpresa que apasiona
y encanta a cualquiera... que hay que verla desde el
mar, desde el monte y por dentro para ir
descubriéndola poco a poco, en mañanas de sol y
trinos y de olor a mar, o en atardeceres cuando se
pone su sol, con olor a flores, murmullos y sensaciones
de vida y ritmo. De ella hay que conocer todo, lo de
ayer, lo de hoy, su gente y sobre todo sus ramblas...
con las que ella reafirma su carácter de ciudad
marítima. Puede decirse que sus ramblas son como
sus arterias... en ellas su gente pasea, habla, medita o
reza... (Barcelona. Carlos Soldevila).
Barcelona... esa bella ciudad tan prendida a su
patria, con su historia y su mar, con sus monumentos y
sus ramblas, con su gente y su catalán, con sus ritmos
y costumbres... recibía en una de sus academias a una
pueblerina ilusionada con dibujar, pintar y trabajar...
También la esperaría el amor, aunque traería dolor.
Pilar vivió en ella cuatro años hasta completar sus
estudios y obtener el diploma que la acreditaba como
“Profesora de Dibujo, Pintura e Historia del Arte”.
387
El pasar de los primeros tiempos fue difícil, ya
que naturalmente extrañaba demasiado y sentía
mucho el ser forastera. Debía familiarizarse con el
catalán como uno de los primeros desafíos y además
tenía que buscar un buen trabajo. Barcelona era una
ciudad bellísima, toda por conocer, pero había que
aprender a caminarla sola, contemplarla y admirarla.
Sin embargo, el deseo de estudiar, de crecer y de
superarse, fueron más que la nostalgia de todo el que
se marcha lejos de casa. Y Pilar, fuerte y decidida
como lo fue siempre, no permitió que sus anhelos y
sueños se ahogaran en tormentas de añoranzas.
Despertaba cada día con ilusiones renovadas dejando
que tantas ilusiones hicieran su obra...
Al cabo de un tiempo de vivir en Barcelona,
adaptada ya a su nueva vida, consiguió uno de los
mejores trabajos, según mi parecer al menos muy
original. La tomaron en una fábrica de muñecas de
porcelana y luego de un examen que resultó bueno la
asignaron al taller de pinturas. Allí recibía las muñecas
que venían cocidas del horno con un tono gris mortal y
les coloreaba la piel, las mejillas, los cabellos, les
388
creaba ojos vivos y labios tibios. Cada muñeca y cada
bebote resultaban una verdadera obra de arte.
Posteriormente trabajó en un laboratorio de
cosméticos. En determinada oportunidad y para hacer
publicidad, le pidieron idear un afiche que destacase
las virtudes de una especie de crema protectora de las
exposiciones solares. En aquella época no se estilaba
lucir la piel tostada sino por el contrario, la blancura era
un signo de belleza femenino. Pilar trabajó unos
cuantos días sobre su caballete realizando varios
bocetos. No sé en qué belleza femenina se habría
inspirado, pero presentó a una mujer desnuda y en una
playa, que se mostraba de espaldas dejando ver sus
preciosas e insinuantes caderas. En su cabeza llevaba
una llamativa capellina que la protegía del sol. La
censura del jefe fue poner un grito en el cielo. ¿Cómo
saldría a la calle y en la España de Franco una cosa
así?... La respuesta de Pilar fue gritarle cuatro frescas
en la cara y defender su obra. Discutieron
acaloradamente y aunque este señor reconoció que se
trataba de un perfecto afiche, le exigió que lo cambiara.
Pilar regresó al taller malhumorada y con ganas
de cambiar de trabajo, pero en poquito tiempo resolvió
389
el conflicto presentando a la mujer con su capellina en
una mano tapándose una de las partes más lindas que
su creadora le había hecho. Ahora la publicidad resultó
aprobada y salió a la calle logrando que las ventas de
aquella pantalla solar resultaran buenas.
Transcurrían los años de mi madre en esa
ciudad mediterránea. Atrás iba quedando una jovencita
de pueblo introvertida y callada para transformarse en
una mujer bellísima, delicada y de carácter firme. Le
gustaban las artes y Barcelona era una fuente de
inspiración a la que llegó a amar. En aquella academia
barcelonesa Pilar aprendió a dibujar naturalezas
muertas, a darles luz y sombra, a hacer bocetos de
rostros, de animales, y de paisajes, en carbonilla.
También aprendió a amasar la arcilla partiendo de un
pastón amorfo, y poquito a poco con sus dedos y
cinceles, tallaba un Quijote flaco de nariz muy
particular, un Sancho panzón y petiso, una mujer casi
desnuda y cualquier cosa que se gestaba en su
enriquecida mente. En su vida realizó un gran número
de cuadros, xilografías y esculturas, muchas de las
cuales conserva en su casa mi hermana mayor.
390
Firmaba “Zune”, usando las letras de su apellido
paterno en distinto orden.
Tengo una foto de aquella academia. Pilar está
junto a otras alumnas en una gran mesa y permanece
con los ojos sobre su trabajo muy concentrada en él.
Se la ve linda. Imagino a Pilar contenta con su vida allí,
mimada por una tía e inspirada largos ratos en todo lo
que hacía, leyendo a Miguel de Cervantes o quizás
algo del desaparecido poeta Federico García Lorca,
admirando el genio de Picasso o contemplando una
escultura en algún histórico museo. La pienso
caminando por las ramblas de aquella ciudad,
observando todo desde sus preciosos ojos verdes,
asombrada frente a cada catedral y cada estilo, gótico,
romano o renacentista.
...Pero el amor le traería dolor... Pilar no contó
demasiado de aquel amor, en realidad casi nada, fue
otro gran dolor sobre el que guardó silencio para seguir
siendo fiel a su estilo. Se había enamorado de un
muchacho que era de Barcelona, (no supe su nombre),
posiblemente estudiaba artes como ella, no lo sé.
Compartiría con él sus ilusiones de mujer joven, se
391
sentiría apreciada, valorada, querida y amada... No sé
cuánto tiempo se amaron, tampoco sé de sus planes,
pero sé que él enfermó irremediablemente de
tuberculosis. Otra secuela de aquella odiosa guerra, de
su hambre y sus arraigadas pestes, y a pesar del amor
de ella y los esfuerzos de la medicina, igualmente
falleció.
Muchas veces he pensado en aquella bella
joven que fue mi madre... tan bellamente enamorada...
y tan bellamente golpeada... Frecuentemente miro una
foto suya de aquella época, tiene el cabello recogido...
no quiere mirar de frente... apenas ofrece una sonrisa...
y se abraza a un bolsito. La imagino en este dolor
escribiendo a su madre. ¿Qué le contaría ahora?, ¿con
qué cosas seguiría soñando? ¿Seguiría soñando?...
“¡Ay Pilar... Pilar... ten en cuenta que la vida sigue
¿eh?... y deberás sobrellevarlo, resístelo mujer... resístelo, y
ya deja de llorar... despoja de tus ojos la triste soledad... por
favor mujer, olvida la ansiedad... no mires para atrás...
Volverás a amar!...”
¡Barcelona!... aquella ciudad que tanto la había
deslumbrado... ya no era la misma. Pasear por sus
392
ramblas la entristecía... contemplarla desde el mar le
dejaba una impresión lejana... ver a los viejos
pescadores en el puerto y remendando sus redes la
llenaba de angustia... Por momentos se sentía
desolada y extrañaba desesperadamente Alcorisa...
¿Pensaría en volver? ¿Terminaría sus estudios?...
¿Qué futuro tendría una joven que pintaba y trabajaba
la arcilla en aquel pueblo? ¿Valorarían sus bocetos en
carbonilla y sus pinceladas en acuarela?...
¿Olvidaría?...
¿Qué piensas hacer Pilar? Difícil es separarnos
de los seres que amamos - ya lo sé - y pensando en el
derecho que tenemos todos de elegir qué cosas hacer
en la vida, nos encontramos muchas veces
extrañándolos y recordándolos demasiado. Pero Pilar...
piensa ésta... ¿Qué son los recuerdos sino el lenguaje
de nuestros sentimientos?... ¿No te parece?...
“¡Otoño que has golpeado su tiempo... invierno que
te has dado al silencio... ¿Dónde hallar el lugar de un
talento... del amor... de los recuerdos?... ¿Dónde germinará
el afecto?...”
393
CAPÍTULO 34
Pues vuélvete, mujer!...
Creo escuchar estas palabras de boca de Doña
Carmen... quizás no fue así o quizás sí. Lo cierto es
que Pilar volvió a Alcorisa al finalizar sus estudios.
Ahora tenía unos años más que cuando se había
marchado y posiblemente, menos sueños que
entonces. Entre sus cosas traía libros, apuntes, un
montón de bocetos y acuarelas, pinceles, espátulas,
cinceles, témperas y óleos, además de su paleta y su
caballete. El recibimiento y cariño de los suyos la
reanimaron, la cercanía y comprensión de su madre la
ayudarían enormemente, la firmeza y serenidad de su
padre le infundirían valor.
Valor... eso es precisamente lo que se necesita
para volver a crear, y crear es siempre un modo de
volver a empezar, empezar por encontrar un lugar para
cada cosa y ubicar cada cosa en el lugar hallado. “¡De
crear un lugar para ti - Pilar - de eso se trata. Un lugar
en el que seas tú misma, a cómo eres, a como
piensas, a como sientas. Debes crearlo Pilar, si tú eres
394
creativa!”. Creo escuchar estas palabras de boca de
Doña Carmen ... quizás no fue así o quizás sí...
Pilar contaba a los 24 años con un espíritu que
había sido tallado en su pasado lejano y reciente, sería
pulido en su presente y alcanzaría brillo en su futuro...
Mi tía María me contó que a Pilar, se la notaba un poco
triste al volver de Barcelona, sin embargo también me
dijo en aquella tarde de visitas...“ Tu madre era muy
fuerte... hija mía... era una personita especial... yo
también la extraño mucho... Dorita querida”. Lloramos
un poquito y seguimos hablando de muchas cosas...
Era el año 1950 cuando Pilar volvió de
Barcelona. A unos diez años de la guerra, España
estaba aún en plena reconstrucción. Bajo aquel
eslogan “cada español debe tener su propio hogar,
comprado con el esfuerzo de su trabajo” la pequeña
tejería de Don Pascual se había convertido en una
importante cerámica. La trabajaba en sociedad con
otro aragonés, Don José Roca. Según me contaba el
tío Rafael, alcanzaron a una buena producción diaria
de ladrillos huecos (ya no los cortaban a mano) y el
horno era de cocción continua. En ocasiones los
395
camiones que llegaban hasta allí para retirar los
ladrillos, lo hacían estando éstos aún calientes.
Don Pascual y Doña Carmen habían terminado
de reconstruir la casa, le habían hecho las plantas que
querían y una hermosa escalera en caracol que las
conectaba. María y Rafael con su pequeña Josefina,
que tenía ya tres años y disfrutaba mucho de sus
abuelos y tíos, vivían en frente. Bienvenida con sus
niños y el aventurero de su marido, el tío Perea, vivían
en Valencia.
Otra vez encuentro a Pilar y José en aquel
hogar, ahora ya pasada la infancia y la guerra.
Josecico ya había dejado de ser un niño, para
entonces tenía unos quince años y trabajaba con su
padre en la tejería, aunque poco... él mismo me lo ha
dicho... más bien le gustaba vagonetear mucho y
gastarse las pesetas que su buena madre le daba a
escondidas. Este tío José es otro de los tíos muy
queridos de la familia, tan buenazo como conversador,
sensible a los afectos familiares y de buen ánimo, a
veces terco y porfiado. Es bastante más chico que
Pilar. Una de las últimas veces que nos vimos, le
pregunté cosas de aquellos tiempos de España, pero
396
no recuerda nada ni de la guerra ni de los años que le
siguieron. Sus recuerdos tienen que ver con la tejería,
con el burro que cargaba la leña, con el río en el que le
enseñaron a nadar cuando era un chico, con su familia
y con su juventud en Alcorisa. Yo pensaba en aquel
relato que mamá me contaba cuando toda su familia
huía por los campos y cayeron tres bombas que jamás
explotaron, me acordaba del caldero hirviente y de las
gallinas que se quemaron en aquel picnic... y ubicaba
al pequeño Josecico en los brazos de su madre o de
su padre, e imaginaba a sus hermanas llorando. Me
alegré por este tío, por esa especie de amnesia que lo
protegía como si la guerra no pudiese alcanzarlo...
En aquella linda casa de varias plantas, Pilar
ideó su lugar. En la parte alta y en una de sus
habitaciones con un hermoso balcón a la calle, instaló
su “tallercito”. Pintó sus paredes y colgó unos cuadros,
puso flores en los maceteros del balcón y cortinas en la
ventana. Allí puso en marcha los mejores talentos de
una modista y de una artista. Algunos notaron en ella a
una mujer poco común, con capacidades un tanto
especiales, con el don de enseñar, de pintar, de recitar.
397
Al expresarse, generaba un encanto que cautivaba a
sus oyentes, el timbre de su voz, su elocuencia, su
conocimiento, su hermosura, su ojos, su gestos... la
hacían encantadora.
Mi prima Josefina, recuerda a su tía Pilar como
la mujer más hermosa, delicada y culta que haya visto
en su vida. Decía “la tía debió ser actriz de cine” y me
relató una anécdota muy simpática, que no quiero dejar
de incluir. Me contaba que ella tenía unos cuatro o
cinco años, (o sea cuando era la Josefinica aún) y
jugaba con una amiguita que vivía en la misma calle.
Las dos querían ser bonitas como la tía Pilar. Los
domingos era obligación ir a misa y la tía colocaba
sobre su hermosa cabellera negra una mantilla con la
que se rodeaba el rostro. “Yo – decía Josefina - me
quedaba embobada frente a su belleza”. La cosa fue
que un domingo Pilar salió rapidito hacia la iglesia y el
paso siguiente de estas dos zagalicas fue imitarla. Para
ello, y no contando con mejores mantillas que dos
viejos repasadores de cocina, los colocaron sobre sus
cabezas como lo hizo la tía y hacia la iglesia partieron.
Allí, se le presentaron muy santurronas y muy
contentas de parecerse a ella. Josefina decía: “...y yo
398
al llegar y verla entre la gente, le levantaba mi mano y
gritaba tía... tía... para que me viera... ¡Qué quemo
pobre tía!...” La verdad es que nos reímos mucho con
esta anécdota. Me gustó imaginarla...
En aquel taller de la planta alta Pilar recibió a
sus primeras alumnas. Les enseñaba a tomar las
medidas para crear por ejemplo “una blusa de
domingo”. Entonces dibujaban el molde en un papel,
después lo colocaban sobre la tela con la ayuda de las
agujitas de cabeza, la marcaban con tiza y luego había
que animarse a cortar. A continuación seguía hilvanarla
y medirla para entrarle las pincitas. Finalmente llegaba
la instancia de coserla a máquina, luego sobrehilar las
orillas, hacerle los ojales, pegarle los botones y a
adornarla con alguna puntilla.
Hay una foto muy linda de Pilar con sus
alumnas. Son cinco mozas muy de aquella época,
también hay una niña tomada de la mano de una de
ellas. Pilar está muy sonriente con un vestido floreado.
Cuando la tía María vio esta foto, recordó a esas
mujeres y dijo: “las serranas”. Me contó que eran muy
amigas de mi madre y que venían desde “las sierras”
para aprender a cortar y coser con ella.
399
Tal parecería que Pilar inventaba una nueva
vida mientras curaba su herida. Pero su gusto por el
arte no se había dormido. En aquel tallercito de la
planta alta, ese talento la despertaba y a veces la
llevaba a crear algún rostro desconocido o a pintar
algún paisaje de aquellas montañas, de aquellos
campos y de aquella gente...
María me contó que un día llegó desde
Estercuel un señor mayor. Era un profesor de pintura
que venía buscando lugares inspiradores que pudiera
plasmar en sus cuadros. Se conocieron con Pilar e
hicieron gran amistad. Unas veces salían juntos a
pintar y él le daba lecciones de dibujo y pintura. Este
señor miraba los bocetos que Pilar tenía en su tallercito
y hacía las observaciones y críticas que consideraba
conveniente. Fue un maestro y amigo para Pilar (no
pude averiguar su nombre), estuvo unos tres meses
en Alcorisa y luego volvió a Estercuel. El tío José
recuerda de un cuadro que su hermana había hecho y
que a él le gustaba mucho. Me contaba que Pilar se
había llegado hasta el convento de los curas que
vendían un vino patero exquisito. El convento quedaba
hacia las afueras de Alcorisa y ella pidió permiso para
400
pintar a la Virgen de los Olivares. Según las creencias,
antiguamente una virgen se había aparecido en ese
lugar y entre los olivos, debido a eso, construyeron el
convento con su imagen un poco escondida.
De esta manera y con el suceder de muchas
cosas más o menos cotidianas, renació en aquel
pueblito un poco olvidado de la provincia de Teruel,
una joven artista que decidió cada día renovar sus
talentos... buscando lo bello... creándolo y
expresándolo, un ser que se ganó el reconocimiento de
su gente... que fue admirado y valorado en su propia
tierra...
“Mujer... contempla cómo el cielo se confunde con el
mar...”
401
Cuarta Parte
402
Esta parte aunque breve
queda dedicada a la pareja de mis padres,
a sus desiguales edades
a sus distantes vivencias
a sus formas de ser en la vida.
En sus diferencias se acercaron,
se igualaron, se amaron
y durmieron juntos ...
403
CAPÍTULO 35
Reencuentros
En los primeros días del mes de Marzo de 1952
llegaba a su pueblo natal Alcorisa y desde la lejana
Argentina, un hombre de 47 años de edad, soltero,
agricultor y con todo el aspecto de un “americano”.
Decía llamarse Pascual Calvo. El tal, había navegado
durante quince días en el Giulio Cesare y
desembarcado en el puerto de la ciudad de Barcelona,
sitio donde lo estaban esperando su hermano Julián
Calvo y su envejecida madre Doña Concepción Gamón
de Calvo. Luego del emocionante reencuentro y ese
mismo día en Barcelona, debió realizar el primer y más
urgente trámite del que tenía necesidad: “una
dentadura nueva”.
Este aragonés bastante americanizado que
había tenido el incidente de despedir su dentadura
desde la cubierta del Giulio Césare, llevaba la intención
de visitar aproximadamente tres meses a su familia y
amigos de infancia y juventud, como así también
pensaba recorrer todo su pueblo, conocer a las
404
hermosas mujeres españolas y luego se pegaría la
vuelta.
En Ing. Chanoudié, provincia de Santa Fe,
República Argentina, había dejado a cargo de un
empleado de mucha confianza, un campo de su
arrendamiento al que se había dedicado los últimos
diez o doce años de su vida.
El retorno a la villa de Alcorisa, de la que se
había marchado a los dieciséis años sacudió
fuertemente sus emociones. Alcorisa en esencia era la
misma que treinta años atrás. Sus montañas, su cielo,
sus callejones, ofrecían a este hijo una especial
bienvenida, aunque también, brindaba a su vista un
mejor aspecto que tiempo atrás. Sus casas habían sido
mejoradas, los balcones estaban florecidos, circulaban
algunos autos, había más gente, algunos negocios,
vidrieras y carteles.
Sin embargo, el retorno también lo enfrentaría
con las ausencias, ya que sabido es que en España,
un muerto, está más vivo como muerto que en ningún
sitio del mundo. Sus hermanos José y Joaquín habían
405
muerto en la guerra y su padre había fallecido unos
años después.
Lo animaba el reencuentro con Julián. Su
hermano le resultaba un ejemplo de valor y trabajo, un
ejemplo de lo que significa decidirse por el retorno a
pesar de las difíciles condiciones. Lo encontraba junto
a Victoria, una esposa valiente y de fuerte carácter y
además, junto a tres hijos bastante criados ya, Asterio,
Magdalena y Julianín, que ahora conocerían al tío que
venía de la Argentina. También fue emocionante
encontrar a su hermana Concha y su cuñado Manolo.
Esta hermana lo había extrañado y mimado a través de
muchas cartas que Pascual casi nunca contestaba.
También tenía dos hijos grandes, Joaquín y Concha,
para presentar a ese tío perdido y poco dado a la
escritura. Seguramente, ésta también fue la ocasión de
un montón de reproches! Conoció además a Ramona,
viuda de su hermano José, una pobre mujer que
sobrellevó su difícil viudez junto a sus dos hijos, José y
Josefina.
¿Y su madre?... ¿Cómo habrá sido estar con
ella, abrazarla, verla tan envejecida y tan chiquita? ¿De
406
qué cosas hablarían luego de treinta largos años de
separación?
Los imagino a todos en casa de Julián, en una
mezcla de emociones y alegrías, quizás comiendo una
de esas comidas especiales que se preparan para
recibir a un tío solterón y trotamundos que contaba
maravillas de una Argentina próspera.
-“¡Cuéntanos Pascual de ti y de Manuel! ¿Cómo
estáis en la Argentina?”, preguntaría Julián.
-“A mí, dime primero de mis nietos Carlos y
Olga”, diría Doña Concepción.
-“Mira Pascual, que en España no se está muy
bien que digamos, llevamos diez años de la guerra y
no hay más que trabajar y pagar impuestos”,
comentaría su cuñada Victoria.
Allí estaba Pascual frente a una familia marcada
por el paso de la guerra, frente a preguntas y
comentarios que variaban de la tristeza a la euforia, del
llanto a la alegría, frente a él mismo y su propia historia
tan distinta de aquélla. Interiormente sentiría rabia y a
la vez agradecimiento hacia sus padres, ya que lo
407
habían desarraigado a tan corta edad de los suyos,
pero a la vez y quizás sin saberlo demasiado, le
posibilitaron una vida muy diferente.
No dejaba de tener presente a sus familiares de
Argentina. Los conocía felices y libres de todo esto. A
ellos volvería en poco tiempo y su pena sería grande
por los que en España dejaría. Pascual sentiría su
alma dividida...
Creo que mi padre no pasó bien aquellos
primeros días. El choque de realidades era muy fuerte
y difícil de tolerar...
Poco es lo que supo de sus amigos de la
infancia, de Francisco Lamata se había perdido el
rastro. A pesar de todo Pascual quiso disfrutar de
aquellos días, pasear, conversar con la gente,
preguntar, escuchar y llenarse de Alcorisa. Contó a
todos acerca de la Argentina, de su gente y de muchos
otros inmigrantes, de sus costumbres, del tango y la
voz de Gardel, del gobierno de Perón y los
trabajadores, de los colonos y de los grandes campos,
de la caña de azúcar y las entregas a los ingenios, de
tractores y arados, de cómo se fumigaban las siembras
y de los cosechadores del algodón...
408
Al hablar de estas cosas no hacía más que
reivindicar aquello con lo que estaba fuertemente
identificado. Creo que Pascual era más argentino que
español, le gustaba más el tango que el paso doble,
prefería un asado a una buena paella, un partido de
fútbol a una corrida de toros...
409
CAPÍTULO 36
Las tardecitas del mes de Marzo
Transcurrieron los primeros días de Pascual en
Alcorisa. Sobrepuesto a las primeras emociones y
reencuentros, su simpatía, su disposición a la alegría y
su modo de enfrentar las cosas, volvieron a salirle.
Se alojaba en casa de Julián. Este hermano
había progresado con el negocio de combustibles y
según tengo entendido, el pasar de mi “tíoagarrado”
era uno de los mejores entre la gente de Alcorisa,
hasta llegué a escuchar que era el hombre más rico de
allí. Tenía una casa grande y muy bien puesta. A sus
hijos les había dado formación religiosa, indicando esto
el empecinado triunfo de Victoria por sobre su apática
voluntad atea. Doña Concepción vivía con ellos,
procurando, a sus muchos años ya, que su testarudez
no chocara demasiadas veces contra la de su querida
nuera.
De todas estas cosas se enteraba Pascual al
conversar con su madre.
410
- “¡Madre... véngase conmigo a la Argentina...
vamos a visitar a Manuel y a conocer sus otros
nietos!”- la invitaba Pascual.
- “¡Pero qué cosas dices hijo mío... llevo 82 años
conmigo y ya no estoy para hacer visitas... ¿No ves
que estoy tan vieja? !” - le decía su madre.
- “¡Qué viejos son los trapos madre!”- la animaba
Pascual - “¡Una persona de sus años no es tan vieja!
¡Vámonos un tiempo y luego yo la vuelvo a traer!”...
- “ ¡Hala, hala hombre!... que tú debes estar mal de la
cabeza... mira qué cosas se te ocurren!...”- decía Doña
Concepción, desoyendo esta descabellada idea de su
hijo.
En realidad era una locura descabellada la invitación
de Pascual. Sinceramente su hijo fantaseaba con la
idea de traerse a su madre a Argentina, aunque
entendía que arrancarla de España, de sus vivos y de
sus muertos no sería nada fácil. No obstante unos
años más tarde lo logró...
En las tardecitas de aquel recientemente
iniciado mes de Marzo, Pascual y su anciana madre
conversaban entretenidamente, sentados en la vereda.
411
Algunos vecinos se acercaban a ellos con interés de
escuchar lo que el hijo de Doña Concepción, “el
americano”, contaba de Argentina. (¡Decía tantas
cosas!...)
Una de aquellas tardecitas, mientras
contemplaban la puesta del sol en la tranquilidad de
esas horas, el sutil taconeo de una mujer dejaba oírse.
Al acercarse a ellos detuvo su andar, la joven miró a
los dos unos instantes y saludó amablemente:
- “¡Buenas tardes Doña Concepción, ¿cómo está
usted?!...”
- “¡Buenas tardes Pilar, ¿cómo estás tú?!...”,
contestó la anciana. Pascual que tan elocuente había
estado, en aquel momento, enmudeció. La belleza de
aquella mujer le produjo una inexplicable obnubilación.
Sentía la mirada de unos segundos atrás. El timbre de
su voz y el saludo a su madre lo conquistaron
ciegamente. ¿Quién era esa joven tan bella como la
puesta del sol ? ¿Cómo es que la llamó mi madre?...
¡Epa,... oops... Pascual... qué te pasa?... te quedaste
alucinado, embaucado, mudo... ! ¡De golpe te volviste
tímido?... pareces un tonto... hombre! ¡A ver si
reaccionas y disimulas un poco tu estado!... El gesto
412
facial de Pascual delataba su encantamiento, su
sonrisa y su mirada hablaban por él...
Aquel inolvidable instante de embelesamiento
fue interrumpido por la voz de su madre que dijo:
- “Pilar, este es mi hijo Pascual que ha venido de
América a visitarnos unos meses ”. Pilar entonces
dirigió su segunda mirada a Pascual y su primera
sonrisa. Le extendió su mano y con aquel timbre
perfecto en su voz, dijo:
- “¡Mucho gusto de conocerlo, Pascual... y
bienvenido a Alcorisa!...”
Pascual estrechó aquella delicada mano y se
quedó mirando a los ojos de Pilar. Le pareció
hermosa!... En ese momento sintió que el corazón le
salía como al galope..., entonces, tuvo la certeza que
podría llegar a adorar a esa mujer. Apenas saliendo de
ese estado en que se nos revuelven las entrañas,
debido a ese inexplicable toque de felicidad que por un
instante nos asiste, dijo:
- “¡El gusto es mío Pilar... el gusto es mío!”.
Aquel fue un momento mágico. El sol
perezosamente se ocultaba entre las montañas como
queriendo ser testigo de singular deslumbre. El cielo,
413
que tan firmemente claro se había mostrado, insinuaba
ahora sus primeras estrellas. Alcorisa daba a dos de
sus hijos tan distantes, la posibilidad de conocerse...
La viejita Concepción a sus 82 años, percibió
aquel momento mágico y entonces indicó:
- “Pasemos adentro Pilar... conversemos un
ratitico”. Y así fue. Pilar explicó el motivo de su visita.
Se acercaba a preguntar por la dirección de un médico
de Alcorisa que se había trasladado a Barcelona. Doña
Concepción o Victoria seguramente debían saberla.
Hacia esa ciudad habían de viajar por esos días María
y Rafael, pues, la salud de María estaba empeorando.
Aquel ratico de Doña Concepción se extendió por
algunos minutos más cuando ella comentó:
- “Sabes Pascual que Pilar ha estudiado en
Barcelona y pinta muy lindos cuadros. Es hija de Don
Pascual Nuez, el tejero de Alcorisa. Su madre Doña
Carmen, es la vecina más buena que tenemos. Viven
calle arriba a cuatro casas de la nuestra”.
Pilar, ahora consideraba que había llegado el
momento de retirarse, ya era casi de noche y
poniéndose de pie, procuró despedirse. Pascual quería
retenerla, intentaba decir algo más, quizás, contar algo
414
de la Argentina que era de lo que siempre andaba
hablando... ¡Ay Pascual... Pascual!. ¡Tu madre te ha
dicho que ella pinta... Pues hombre...interésate en ello,
sácate un poco el campo de encima y acompáñala
hasta su casa, que por algo hay que empezar!...
Se animó a decir:
- “¿Puedo acompañarla a su casa, Pilar?...”
- “¿Cómo no?”, dijo Pilar mostrándose un poco
distante, pero amable.
Y salieron por primera vez a caminar juntos
aunque unos pocos metros..., la casa de Pilar quedaba
muy cerca de la de su madre.
Otra vez en aquella noche de estrellas, se
dejaba oír el taconeo de una mujer española, pero
ahora, junto al de un español maduro y un tanto
americano...
Pascual lamentó no tener treinta años. Sintió
que el trabajo de campo, sus curtidas manos, los 47
años ya que tenía, lo quebraban frente a esa femenina
joven. En su vida había sido un mujeriego de muchos
trotes en lo que había corrido como un caballo al
galope, sin embargo, ahora sentía galopar el corazón...
Finalmente dijo:
415
-“ Usted sabe Pilar que en tres meses regreso a
la Argentina. Sólo ese tiempo es el permiso de
permanencia que me dieron. Allí me esperan los
trabajos del campo que desde hace muchos años
tengo en arrendamiento y necesariamente tengo que
volver, pero me complacería mucho llevarme como
recuerdo de España... un cuadro hecho por usted...”.
Aquí, se debió producir un instante de silencio,
de esos en los que el riesgo es creciente, en los que
puede echarse todo a perder, en donde la experiencia
no indica si conviene seguir hablando, o callarse y
permanecer a la espera de que el otro se caiga de su
sorpresa y diga algo.
Pilar no abrió la boca y entonces Pascual con un
profundo destello de lírica inspiración, agregó:
-“¡ Quizás algún paisaje de ésta querida tierra de
Alcorisa, tierra que también es mía!... ¿Me daría ese
gusto, Pilar?...”
Esto, fue lo más acertado de Pascual en
aquellos primeros momentos en que trataba con Pilar,
e indudablemente le salió bien... La agradó... A ella, le
había gustado conocer a ese hombre que le llevaba
416
muchos años, desde el primer momento le había
parecido un buen mozo, hasta le resultaban atractivas
algunas cuantas canas que ya asomaban en él, y
además de estas cosas, ese hombre llevaba por
coincidencia el nombre de su querido padre, Don
Pascual Nuez.
Mas ahora, se agregaba su particular y exclusivo
pedido, un cuadro de su propia creación y de Alcorisa...
Pilar sintió que aquel hombre, venido del otro lado del
mundo, más argentino que español y con mucho más
de campesino que de intelectual, la sorprendía con lo
que ella no habría imaginado. Ciertamente, había
regalado algún cuadro ya, pero este pedido le
resultaba un tanto especial. Se sintió muy halagada y
desde su íntima y disimulada alegría dijo:
- “¡El gusto es mío Pascual... se llevará usted a
la Argentina un cuadro de Alcorisa... tierra que también
es suya!...”
Pilar entonces invitó a Pascual a visitar en otra
de aquellas inolvidables tardecitas del mes de Marzo
de 1952, su tallercito de la planta alta. Pascual lo haría
con el corazón galopante...
417
CAPÍTULO 37
El tallercito de la planta alta
¡Es el ángel que ha venido de fuera a dar luces,
es la musa que con él ha llegado para dar formas. Hay
que despertar al duende, hay que despertar al duende!
¡La verdadera lucha será con él... con el duende...
cuando lo hayas despertado, has de saberlo... porque
te quemará la sangre!...
García Lorca decía que todas las artes son
capaces de duende. España ha estado en todos los
tiempos siempre movida por duendes, trayendo la luz
de las horas viejas, vida viva de épocas muertas, al
contrario de las piedras... las campañas...
Los grandes artistas de España, gitanos o
flamencos, ya sea que canten, bailen, o toquen, saben
que no es posible ninguna emoción sin despertar a los
duendes y que un romance alcanzará su perfección
cuando su melodía despierte al duende, ya que, con
duende es más fácil amar y comprender, es seguro ser
amado y comprendido... el duende no se repite como
no se repiten las formas del mar en la borrasca...
418
A la hora acordada de aquella tardecita del mes
de Marzo de 1952, Pascual salía hacia la casa de Pilar.
Se había arreglado como nunca antes. Se afeitó,
engominó sus cabellos, vistió su traje, se acomodó los
lentes y salió muy animado, saludando a su madre.
- “¿A dónde vas Pascual... tan buen mozo?...”,
preguntó Doña Concepción. - “¡A visitar a Pilar y
conocer sus cuadros!...”, contestó Pascual. Por un
momento aquella anciana pensó que su hijo ya no
volvería a América...
Luego de unos instantes frente a la casa,
Pascual tocó a la puerta esperando ser atendido por
Pilar. No fue así. La puerta fue abierta por Doña
Carmen.
- “Buenas tardes señor... a quién busca?...”,
preguntó Doña Carmen aunque ya lo sabía. Pilar le
había contado que el hijo de Doña Concepción, el que
había venido de Argentina, quería que le pintara un
cuadro de Alcorisa. También le había dicho que le
parecía un buen mozo... ¡Aunque un poco mayor,
claro!
Disimulando su sorpresa y con el mejor gesto de
un caballero, Pascual dijo rápidamente:
419
- “Yo soy Pascual Calvo y desde hace unos
pocos días, vecino suyo. Soy uno de los hermanos de
Julián, he venido recientemente de Argentina y vengo
en busca de Pilar...”.
Doña Carmen sonrió ante semejante y simpática
presentación.
- “Pase a la casa Don Pascual, que ya mismo
aviso a mi hija que usted ha llegado”.
Pascual se relajaba por unos instantes, Doña
Carmen lo invitó a tomar asiento. Luego la escuchó
decir en voz alta:
- “Pilar... Pilar es para ti... ha llegado Pascual y
te espera”.
Pilar estaba en su tallercito de la planta alta
acomodando algunas cosas mientras pensaba qué le
enseñaría a Pascual?...
- “Adelante... adelante... Pascual, suba usted...”
se oyó la voz de ella desde el final de la escalera en
caracol...
Ahora Pascual perdía su relajación. Con un
gesto amable Doña Carmen lo invitaba a ascender .
¡Qué grande emoción la tuya Pascual... pero contrólate
un poco hombre... que se te va a notar!... Subía
420
aquellos escalones tomándose firmemente del
pasamanos y con su mirada puesta al final de la
escalera. Allí esperaba encontrar a Pilar y así fue. Ahí
estaba Pilar, esperándolo sonriente. Otra vez le pareció
hermosa!...
Mi padre rememoraría siempre aquella imagen.
Me decía: “ella estaba ahí, mirándome desde arriba,
esperándome sonriente...” palabras que acompañaba
llevándose las manos al pecho y haciendo el gesto de
un encantado. Yo diría que el corazón volvía a
galoparle...
Aquel encuentro de final de escalera debió ser
otro momento mágico. Luego de saludarse como seres
que se atraen sin poder explicarlo demasiado, Pilar
invitó a Pascual a pasar a su taller. Las habitaciones,
así como las personas, poseen su propio e íntimo olor.
Aquel tallercito olía a óleos y solventes, pero envolvía
con la fragancia de Pilar. Nunca antes había estado
Pascual en un sitio así. Por un instante se quedó
mirando la disposición de las cosas y todo parecía
impregnado por ella. Algunos cuadros colgaban en las
paredes, había un estante con libros y papeles, un
421
caballete plegado, también había una gran mesa y una
máquina de coser.
La tenue luz de la tarde que ya estaba terminado
se reflejaba sobre todo aquello, como pareciendo
revelar a la conciencia de un campesino un estilo muy
propio de vida de aquella joven, quizás un tanto
solitaria. Pascual se acercó a mirar un cuadro mientras
que Pilar encendía una luz y sin entender nada sobre
el arte de pintar, pensaba en que él no podría hacer
algo como lo que estaba viendo. Por gran contraste,
apenas captaba de otras capacidades para él
desconocidas. Con interés preguntó:
-“¿Desde cuándo pintas estas cosas Pilar y qué
representan?... Explícame un poco, que poco es lo que
yo entiendo... sabes?”.
Pilar lo entretuvo mostrándole bocetos y
acuarelas que Pascual miraba asombradamente, mas
en un momento le dijo:
- “Mire Pascual, le voy a explicar una cosa, -las
pinturas no se explican-, porque son ellas aquello que
nos trasmiten, aquello que nos inspiran cuando las
miramos, eso que sentimos al observarlas”. Y luego,
tratando de poner en palabras su inspiración y su gusto
422
por pintar agregó que, -encontrar lo bello es siempre
una continua búsqueda que significa una decisión de
vida y que requiere de mucho valor...-.
Pascual captó que se encontraba frente a una
distinguidísima mujer y comprendió además, que en
ella había sueños y creaciones que no se verían a
simple vista. Supo que nunca la igualaría y que
justamente por esto, llegaría a amarla. Por momentos
creyó estar viviendo una corta ilusión, una jugada
artera de las fantasías de un hombre pasado de hora,
sin embargo no podía salirse de ese encanto, encanto
que le facilitó la siguiente idea:
- “Pilar... ¿a ver qué le parece?... podríamos salir
a caminar uno de estos días por Alcorisa y así
elegiríamos un paisaje para el cuadro que me llevaré a
la Argentina. Me gustaría que pintes las montañas, el
cielo,... en fin...”
Y mientras Pascual exteriorizaba su deseo de
pasear junto a ella, sutilmente, comenzaba a tutearla...
arriesgando otra vez echarlo todo a perder... sin
embargo, algo más familiarizado se sentía al estar en
aquel tallercito, y entonces agregó a lo antes dicho:
423
- “Quizás podríamos subir por el camino que
lleva hacia “El Calvario”, sabes Pilar que en una vieja
carta que mi padre me escribió, contaba que cuando
estalló la revolución destruyeron la iglesia, pero que
luego la recompusieron. Me gustaría visitarla...
¿Quieres?...”
Pilar, inteligente como lo fue siempre, lo
escuchaba con atención mientras descubría su
acercamiento y además, un poco de la sensibilidad y
las añoranzas adormecidas de aquel hombre. Le
agradó, supo que tenían algunas cosas en común,
entonces dijo:
- “Está bien Pascual, podríamos encontrarnos el
domingo en la mañana, saldríamos temprano por el
camino que sube a El Calvario”.
De esta manera acordaron su próximo
encuentro. Saldrían juntos a caminar y a pintar y a
conocerse un poquito más... En aquel tallercito de la
planta alta develaron algunas cuantas diferencias que
tendrían siempre, aunque también unas pocas
coincidencias. Allí comenzaron a inventar una melodía
un tanto desafinada, destemplada e imperfecta que iría
pareciéndose a la armonía del amor... -diría yo-.
424
CAPÍTULO 38
El Calvario
“El Calvario” es un símbolo familiar. Es un óleo
de 50 x 60 cm aproximadamente que concretó una
historia de amor de las pocas hermosas que conozco.
Para mí, que lo llevo visto desde que llegué al mundo
es bellísimo, aunque esté bastante viejo y descolorido.
Lleva la firma P. Nuez y tiene fecha de Marzo 1952.
Siempre estuvo colgado en el comedor de casa
aunque demasiado alto para la escasa altura que mis
pocos años me daban. Algunas veces trepaba a una
silla y lograba contemplarlo más de cerca. Así sentía
integrarme a su singular origen. Me encantaba
escuchar a mi papá relatar la historia de ese cuadro.
Además, él lo hacía con enorme gusto, yo lo notaba en
todas sus expresiones. Juntos contemplábamos aquel
cuadro mientras nuestras conciencias sobrevolaban su
paisaje. Era tal el encanto que me producía aquel
relato, que me imaginaba subiendo por ese caminito
entre montañas, contemplaba entonces esos pinos tan
verdes que indicaban el ascenso y oía cantar a los
425
pájaros, miraba las montañas, el cielo y sus nubes,
sentía el silbido apacible del viento. Luego de aquellas
impresiones, me atrapaba una fuerte sensación de
búsqueda, y entonces corría sin detenerme hasta llegar
a la pequeña iglesia y me metía dentro... ¡Qué silencio
allí, ya no sentía el viento!... ¡Qué cálidos eran sus
bancos y ese pasillo en el medio que conducía hasta el
pequeño altar!... Me pregunto ¿qué sería aquello que
mi infantil imaginación, buscaba?... Posiblemente
quería entender el significado de enamorarse, o quizás
aquello de conocer a Dios. Creía que caminando por
esos lugares comprendería semejantes cosas!...
Un domingo muy temprano del mes de Marzo de
1952 Pascual y Pilar subían hacia “El Calvario”. Entre
las cosas que llevaban, cargaban un caballete, una
paleta y un lienzo blanco, también llevaban alguna
cosa rica para comer. Miraron y recorrieron aquel lugar
buscando cuál sería su mejor vista. Ascendieron hasta
la iglesia contemplando su pequeño edificio por dentro
y fuera. Se oirían los pasos de dos caminantes y algún
seseo bajito e íntimo, que no interrumpía ese particular
silencio que provocan los recuerdos cuando se
426
acompañan de eso otro que algunas personas
llamamos reverencia. Así transcurrieron unos
momentos. Finalmente descendieron y confirmaron
que la mejor vista era la que se ofrecía desde abajo,
allí se detuvieron y se acomodaron para pasar el resto
del día.
Comenzaba ahora un momento distinto, quizás
más alejado de esa melancolía que siempre se nos
pega cuando recordamos el pasado. Pilar se disponía
a realizar un primer boceto. Había desplegado ya su
caballete y colocado sobre él, una cartulina blanca.
Acondicionó entonces las puntas de sus lápices y
comenzó con las primeras líneas. En determinados
momentos, extendía el brazo y afinando su vista,
indicaba con el pulgar alguna medida sobre el lápiz que
luego llevaba a la hoja.
Pascual observaba cada movimiento y cada
trazo, trataba de entender aquello que tan sencillo le
resultaba a Pilar. Vio colocar el lienzo y copiar sobre él,
el boceto antes logrado. Observó los primeros colores
que ella lograba sobre la paleta. Conseguía el verde
con el azul y el amarillo. Después de mezclarlos un
ratito, trasladaba a otro lugar de la paleta un poco de
427
ese mismo verde y con la puntita del pincel le agregaba
un poquito más del amarillo y de blanco. Así conseguía
un verde más iluminado con el que contorneaba
algunos pinos. Pascual registró cada trazo y color que
aparecían con cada pincelada. Podría decirse que ésta
fue la primera clase de dibujo y pintura a la que asistió,
y no se aburrió. Al contrario, acompañó aquellos
momentos preguntando de todo y contando de su vida
en Argentina, del campo y del viaje a España...
Pilar lo escuchaba atentamente aunque casi sin
mirarlo. Sus ojos iban y venían desde el lienzo a la
realidad y desde la realidad a los colores de la paleta.
En momentos, se retiraba unos pasos para contemplar
lo hecho, se quedaba mirando y pensando unos
instantes y luego volvía para retocar algún detalle.
Mientras ella miraba críticamente a su obra su alumno
no hacía más que mirarla a ella... hasta se le grabó su
talle y no le encontró críticas... Seguía pareciéndole
hermosa!...
Era tanto el gusto de Pascual por estar en aquel
sitio y junto a ella, sintiéndola tan cerca y tan
inalcanzable, viendo las horas de aquel domingo pasar,
que terminó creyendo la ilusión de sentirse enamorado.
428
Y luego de la locura que pareciera todo aquello, decidió
rendirse y confesar su encantamiento, sabiendo que
este sería otro momento de gran riesgo, donde la idea
de echar todo por la borda y ver el naufragio, dolía, sin
embargo, callarlo era peor mal, era como entregarse
antes de haber luchado, era como no animarse a subir
al último tren...
Yo, su hija, “la Dorita” como me llamaba él, no
puedo expresar bajo la forma de diálogos esta parte de
aquella historia y creo que es porque Pascual no
recordaba nítidamente tantos detalles. Quizás, ésta es
la señal más clara que encuentro para creer que fue
uno de los momentos más difíciles, de esos que
quedan muy bien explicados cuando se dice: “saltar al
vacío”. Sólo puedo decir que cuando en su relato
llegaba a este instante, parecía correrse de la realidad
que intentaba contar, perdía el gesto de ganador que
hasta entonces lo había acompañado y dejaba notar
todo lo sincero que había sido. Los entendidos en
teatro dirían que es el momento en que, el protagonista
y su rol se funden en una misma cosa. A mí, me
gustaba observar su gesto auténtico, hasta parecía
pretender de uno cierta complicidad, es como que te
429
llevaba a su lugar para que se entendiera claramente
que enamorarse es como volverse loco, es alejarse de
la realidad, es convencerse a sí mismo que algunas
locas fantasías, de ésas que nos ilusionan, nos
obsesionan y nos trastornan la vida, tienen sí o sí, una
sola opción: realizarlas!...
¿Habrá sorprendido a Pilar con las siguientes
palabras?...: Yo creo que no...
-“Mira Pilar, yo pronto regresaré a la Argentina y
me llevaré este cuadro que está quedando precioso,
pero también... quisiera llevarme a la artista...,
¿sabes?... ¿A ver si me entiendes, mujer ?... - aunque
a ti te parezca una locura lo que voy a decirte-...
¡quiero volver casado contigo!...”
Y cuando terminaba de decir todo esto, su gesto
era el de un hombre rendido...
¡Qué bueno Pascual!... ¡Así se hace, hombre!...,
¡En ciertas ocasiones hay que tener capacidad de
síntesis!... ¡La gran elocuencia a veces confunde al
oyente, lo catalogan a uno de charlatán y embustero, y
te dejan hablando solo!... ¡Bien ahí Pascual... fantástico
lo tuyo!...
Y yo, la Dorita, me apuraba en preguntar:
430
- “ ¡Papi... papi... ¿qué te contestó mamá y qué
fue lo que hicieron?...”. Papá no me contó esos
detalles. Sin embargo yo podía imaginarme fácilmente
lo que seguía... Mi papá se le acercó suavemente, la
tomó de los hombros y cerrando los ojos quiso darle un
beso... Pero ella, delicadamente se apartó porque no
estaba muy segura todavía de quererlo y además tenía
que terminar de pintarle el cuadro!... Ahora, lejos de la
niña tonta que escuchaba atentamente e imaginaba
esta historia, escribiría otras cosas, aunque no sé si
deba hacerlo, o quizás sí... como por ejemplo, que
Pascual se acercó víctima de tanto deseo, enloquecido
por besarla, abrazarla, acariciarla y más... y que Pilar
sintió su piel encenderse, los ojos quemarle y estrellas
correr por su cuerpo y que así... posarían para un
mejor cuadro del que yo apenas intento describir un
boceto!... Lo cierto es que, ni como niña tonta ni como
versada adulta, sabré de aquellos detalles... y es una
verdadera lástima!...
Pascual contaba algo de lo que Pilar le contestó
después de aquel salto al vacío:
- “Voy a conversar con mis padres, Pascual... y
quizás me case contigo!...”.
431
Cuando mi papá repetía esto - “quizás me case
contigo” - revivía aquel momento con felicidad y decía
cosas propias de un enamorado, a sabiendas de que
mamá podía estar escuchándolo todo desde alguna
pieza de la casa. Lograba perturbarla y entonces ella le
gritaba:
-“ Pascual... te pareces a un hombre tonto. Mira
las cosas que les dices a tus hijos... ¡Cállate un
poco!...”
Mi viejo entonces, ponía la cara de quien es
sorprendido diciendo algo que no se debía, nos hacía
las señales y gestos propios de quien pide silencio a su
público y luego de unos instantes, se reía con picardía
y continuaba relatando sus recuerdos, aunque ahora
en voz bajita...
Me gusta pensar en la frescura y vigencia del
amor de Pascual por su mujer y en los pudorosos
silencios que se guardaba de aquel amor, su flamante
esposa.
Volviendo al relato de aquel “día de artes”, lo
cierto es que Pascual regresó de aquella clase de
dibujo y pintura, lo que se dice “pintado”..., hecho un
432
tonto ilusionado, acelerado... ansioso!... Al verlo llegar
en esas condiciones a la casa, su madre pensó
nuevamente que su hijo ya no volvería a América...
433
CAPÍTULO 39
Me casaré contigo
Aquel domingo Pilar regresó a casa con su
cabeza hecha “un mundo en colores”, tantos como los
que habían quedado en su paleta. Doña Carmen lo
notó al ver entrar a su hija. Ella era otra...
Pascual la había acompañado hasta su puerta.
Les costaba despedirse después de aquel largo día y
tan de ellos. Era como no querer despertar de un
sueño lindo. Mientras alargaban la despedida con
alguno de esos comentarios que sólo se hacen para
estirar el tiempo, acordaron en encontrarse en unos
días más.
Mi madre subió al tallercito para ordenar y
guardar sus cosas. En realidad quería ordenar sus
ideas. Necesitaba pensar mucho. Al conocer a Pascual
le pareció sentir otra vez el tintineo de esas campanitas
que auguran felicidad, pero sentía una tremenda
ansiedad. Reconocía gustar de ese hombre mucho
mayor a ella, le resultaba atractivo, simpático,
expresivo, simple y sincero. ¡Pero, apenas lo
434
conocía!... Se había sentido a gusto junto a él aquel
domingo, pero sería suficiente?... Le indicaba esto que
se estaría enamorando nuevamente?... Y suponiendo
que así fuere, ¿debía casarse en tan poco tiempo?,
¿abandonaría España?, ¿se alejaría de su familia por
irse con ese hombre que la había devuelto a las
ilusiones del amor?, ¿o lo dejaría marcharse sin ella y
con su cuadro, como recordatorio de otro amor que no
pudo ser?...
Por otro lado, sentía que al dolor de un amor
enterrado lo acompañaba otro que llaman
resignación...
Cuán difícil debió ser para Pilar pensar en estas
cosas y tomar decisiones que la llevarían a enfrentar
grandes cambios. Sin embargo contaba con una virtud
que siempre tuvo -valentía-. Entiendo que su infancia
en los tiempos de la guerra había quedado marcada
desfavorablemente, luego seguiría la difícil juventud de
la postguerra, más tarde los años de formación en
Barcelona y su duelo. Después, la compañía y el amor
de su gente que la retornaron a Alcorisa y a precio de
dejar a un lado su deseo de crecer. Pilar era ya en una
mujer independiente y si bien había encontrado la
435
manera de seguir con sus cosas en Alcorisa y en su
tallercito, con sus cuadros y su máquina de coser, no la
imagino demasiado feliz... Ahora el rumbo de su vida
parecía ofrecerle un giro rotundo. ¿Lo daría?...
Imagino en aquella cena de domingo a todos
sentados a la mesa, su padre, su madre, José, la
pequeña Josefina que había quedado al cuidado de su
abuela, algún tío y ella. Para todos era un momento de
tranquilidad y comentarios cotidianos, sin embargo
Pilar estaría distraída y un poco ausente. Había
pensado en hablar con sus padres aunque no lo haría
en aquella noche todavía. En cambio, comentó de la
visita al Calvario y contaba algunas cosas que Pascual
decía de la Argentina, de su campo, de la tranquilidad
con que se vivía, de su gente, del gobierno y de su
viaje en el Giulio Cesare. Doña Carmen que siempre
tuvo el don de escuchar, sintió como un fuerte presagio
anunciante de algo nuevo, y aunque ciertas cosas
suponía, no contaba con el don de adivinarlas.
Aquella noche la llegada del sueño se hizo
esperar, especialmente en Pilar que no lograba
menguar su ansiedad. Pensaba en Pascual y en las
436
ilusiones que este señor le había despertado,
recordaba cada cosa que se habían contado, volvía a
escuchar aquello de - “quiero volver casado contigo” –
imaginaba una situación y después otra, sin parar de
dar vueltas en su cama. Finalmente, alcanzó el sueño
pensando en que hablaría con sus padres al día
siguiente, al menos así lograría disminuir tanta
ansiedad.
También mis abuelos tardaron en pegar los ojos.
Una vez acostados y en el íntimo silencio de una cama
que se comparte a gusto, comentaban unas cuantas
cosas, sabiendo los dos que Pilar era una hija especial,
diferente, soñadora y arriesgada.
Y llegó el día siguiente...
Pilar se levantó temprano. Quería completar
algunos detalles en el cuadro que iría a parar a la
Argentina. Sabía que en las primeras horas del día era
más fácil despertar al duende y que de lograrse llegaría
la inspiración. La necesitaría para ese día. Por la tarde,
temprano, vendrían sus alumnas al taller y debía tener
preparados unos moldes. Luego de la clase distraería a
su sobrina con alguna cosa, quizás un dibujo.
437
Después, acompañaría a su madre a preparar la cena.
Entre tanto llegaría su padre y aquel sería el momento
de conversar con ellos. Necesitaba hacerlo.
Pilar conservó siempre en altísima estima a sus
padres. Creo que por eso no les encontraba errores. Le
fueron ejemplo de amor, respeto y comprensión,
siendo el espejo en el que se miraría siempre. En mi
manera de razonar las cosas, esto tiene que ver con la
guerra, como dije antes, el pasar juntos por ella
creó lazos eternos...
Otra vez ubico a mi madre y a mi abuela
atareadas en la cocina. Las encuentro parecidas,
siempre un tanto silenciosas, diría que cada una en sus
ocupaciones y pensamientos pero dispuestas a
escucharse. En algún momento Pilar emprendió
diciendo:
- “Madre, quiero hablarle de Pascual... necesito
escuchar su parecer...”.
Doña Carmen levantó su vista y expresó:
- “Te oigo Pilar. ¿Qué es lo que todavía no me
has dicho?...”
438
- “Pues, que ayer Pascual me ha pedido que me
case con él, madre”, dijo Pilar sin más vueltas y con un
gesto expectante y feliz, mientras miraba a su madre.
Imagino otro prolongado silencio en el que la
abuela pasó su vista lentamente de un sitio a otro,
comprendiendo ahora el presagio de la noche anterior,
razón de su desvelo. Luego volvió a mirar a Pilar y
preguntó:
- “Y tú hija mía, ¿qué has pensado?”.
Pilar, que aún conservaba el gesto anterior,
empezaba a sentirse nerviosa. Explicó:
- “ Me siento atraída por ese hombre, madre. Me
gusta, y creo que llegaré a amarlo. Pero no es sólo
esto, sabe?...”
- “¿Y entonces?” - se apresuró a preguntar Doña
Carmen mirando fijamente a su hija: - “¿qué más hay
que saber?”.
- “Es que, de casarnos, nos iremos a vivir a la
Argentina. Él tiene que regresar allí, a su campo...
¿comprende madre lo difícil que es esto para mí?...”,
decía ahora Pilar, ya muy nerviosa, caminando de un
lugar a otro y sin saber qué cosa hacer, y poniendo en
evidencia esa mezcla de ansiedad y de alegría que las
439
mujeres sentimos cuando vemos que el amor nos
llega, pero con complicaciones...
Mi abuela sintió que el corazón se le oprimía.
Permaneció unos instantes en silencio y con su mirada
lejana. Recordaba la fecha en que trajo a esa hija al
mundo, 12 de Octubre. Había entendido que Pilar
llevaría siempre un mundo nuevo dentro de ella, aquél
que intentó descubrir en Barcelona unos años antes y
que ahora parecía crecer hacia el otro lado del mar...
Giró para mirar otra vez a su hija, la observó
expectante, ilusionada, nerviosa. Entonces en un
profundo suspiro liberó su oprimido corazón y luego
comentó:
- “Querida hija, sentirás muchas cosas - lo sé -
pero una sola quiero decirte, ¿si quieres a ese
hombre?..., pues... no mires hacia atrás!”... Y mientras
decía estas cosas que mucho le estaban costando,
sabía que su hija se iría tras ese hombre que se
llamaba igual que su amado esposo.
Un rato después llegaría mi abuelo a casa. Don
Pascual Nuez era un hombre sensible. Al entrar a la
cocina percibió en la mirada de su esposa que algo
importante tenían esas dos mujeres para decir. Las
440
escuchó con atención. En su corazón sentía la misma
opresión que antes Carmen.
No sé cuántas cosas le habrá dicho mi abuelo a
mi madre en aquella conversación, supongo que no
demasiadas, pero sé que entre ellas dijo:
- “Dile a Pascual que venga, que pase a nuestra
casa, que hablaremos los dos”. Y mientras pensaba
qué cosas le diría a ese hombre que llevaba su mismo
nombre, mi abuelo añadió:
- “Pilar querida, ese hombre es hijo de Doña
Concepción y será tan bueno como lo es su madre. Si
tú crees que serás feliz con él?... pues tu madre y yo le
tendremos como a un hijo. Además te diré otra cosa,
que tienes que pensar, que donde quiera que os
vayáis, el amor será el mismo si procuráis siempre el
entenderos”...
Yo rescato las palabras de mi abuelo -le
tendremos como a un hijo- porque recuerdo que mi
papá, cuando se dirigía a su suegro, le decía con la
mayor de las naturalidades “padre”, y a mí me hacía
feliz esa especie de adopción, sobre todo cuando
pensaba en lo jovencito que era mi papá al venirse de
España, y que nunca más volvió a ver a su padre
441
Joaquín. Estos dos “Pascuales” están muy juntos en mi
corazón!...
Y entonces Pilar y Pascual se encontrarían
nuevamente tal cual lo habían acordado. Pilar tenía
listo el cuadro. Le había puesto un marco y también su
firma. Aquellos días de espera para ella fueron días de
tintineos, de lucha intensa, de pensar y volver a
pensar, de dar rienda suelta a sus temores y también a
lo que empezaba a sentir. Para Pascual fueron días de
interminable ansiedad, de ilusiones que podrían
estrellarse en aquel esperado encuentro. Sentía el
temor a perder todo y a estarse el resto de sus días en
España frente a un cuadro y sin su artista.
Allí estaban frente a frente, en otro momento
tenso, mirándose el uno al otro, con sus miedos y con
sus deseos, con sus pasados tan dispares, con un
presente tan corto y con un futuro que apenas eran
algunas líneas de otro boceto.
Pilar le dijo que había estado pensando en
muchas cosas, que algunos fuertes miedos tenía, que
había hablado con sus padres, que su padre quería
conversar de hombre a hombre con él, pero al fin,
formuló la pregunta que tanto la atormentaba y de la
442
que parecía depender todo, aunque no sé bien de qué
manera.
- “Pascual”, dijo mirándolo fijamente, -“debes
decirme la verdad, ¿tienes hijos en Argentina?”-...
- “¡No Pilar querida!”, contestó Pascual con su
ojos mirando los de ella, -“te lo habría dicho, puedes
creerme con total tranquilidad”-.... y rápidamente y con
una pícara sonrisa agregó -“¡los tendré contigo si te
casas conmigo!”-...
Luego de un interminable instante de silencios y
de miradas fijas, decisivo, único y mágico, y con ese
timbre de voz tan lleno de gracia que la naturaleza le
había regalado para ese especial momento, Pilar dijo:
- “Entonces, me casaré contigo”, y agregó -“y si
un día descubro que me has mentido, será el día que
te deje y regrese a España!”-....
Pascual sintió que el corazón le estallaba...
Frente a él, se encontraba quien sería su adorada
mujer y por la que había valido la pena esperar 47
años...
Y yo, hija de aquellos dos osados, quiero
imaginar aquellos besos y abrazos y caricias y todo el
443
fuego que encendieron, aunque quizás no deba
hacerlo, o quizás sí. No importa.
Quiero imaginar aquel cielo
cielo de sol y viento
de adormecidas esperanzas
y de urgentes sueños...
El sol ascendió en caricias
el viento acarició los sueños
y asomó el amor
bajo aquel ilusionado cielo...
Ahora tocaba a Pilar hacer su pedido...
- “Pascual, ¿me darías un gusto antes de
embarcarnos?”
- “ Dime”, contestó Pascual. anhelante de
complacerla
- “Visitemos Madrid unos días, quiero ver una
corrida de toros antes de dejar España”.
- “ Será con enorme gusto”, contestó aquel hombre
totalmente enamorado...
444
Pascual Calvo y Pilar Nuez contrajeron
matrimonio el 14 de Abril de 1952. Para sorpresa de
todos, exactamente cuarenta y tres días después de
desembarcar el susodicho en el puerto de la ciudad de
Barcelona. ¡Qué tal!...
Para algunos, esto fue cosa de dos locos, otros
quizás arguyeron que la guerra, los años, las ilusiones,
las circunstancias.
Para mí, que soy producto de aquella atrevida
historia de amor y por lo tanto escribo desde ese lugar,
digo - sí, claro que sí - aquello fue una locura y además
tuvo que ver la guerra y los años y las ilusiones y las
circunstancias, pero también agrego, que fue el
resultado de una relación que se amoldaba día a día,
(tengo conciencia de ello y además muy buena
memoria), desde las diferencias y las coincidencias,
desde la palabra y el silencio, desde una mirada y un
gesto, y desde un objetivo en común, -como decía mi
abuelo- “el amor será el mismo siempre que procuréis
el entenderos” ...
445
CAPÍTULO 40
Pasaporte para mi esposa
Y aquellos dos Pascuales que existen muy
juntos en mi corazón, se conocieron, conversaron
extendidamente, intercambiaron sus puntos de vista,
sus sentires, nostalgias y alegrías. A lo largo de sus
vidas en común llegaron a confiar ciegamente el uno
en el otro, yo diría que conservaron una de las mejores
amistades que pudiera darse entre un suegro y un
yerno.
Pascual Calvo le decía a su futuro suegro:
- “Mire Don Pascual, que estoy locamente
embelesado por Pilar y pronto si Dios lo permite me la
llevaré a la Argentina, pero le explico, y quiero que me
oiga bien a lo que le diré, que quisiera llevarme a
todos allí, a usted y a Doña Carmen, los primeros,
hombre!”...
Y como si esto fuera poco impresionante,
agregaba:
- “Créame Don Pascual que la Argentina es una
tierra preciosa, portentosa, extraordinaria... Allí usted
446
puede estarse tranquilo de sembrar lo que se le ocurra,
que lo cosechará con creces”.
Don Pascual Nuez escuchaba atentamente a su
futuro y entusiasta yerno que seguía diciendo:
-“ Esa pequeña tejería que usted tiene aquí en
Alcorisa, pues tranquilamente puede tenerla y
trabajarla en Reconquista, que es una ciudad próspera,
pequeña, pero creciente”.
Mi abuelo Pascual, que había llegado a sus
cincuenta y tantos años, había pasado por una guerra
brutal y poseía la salud debilitada ya por tantos
pesares, aún conservaba el deseo de una mejor vida.
Pero le faltarían las fuerzas para intentarlo y no sería
cosa simple abandonar España. Amaba su tierra como
todo español que la habitó, que la trabajo y que la vio
sufrir.
Y Pascual Calvo, que pensaba y comprendía las
penas de ese español continuaba:
- “Atrévase a pensarlo Don Pascual, que si usted
quiere, puede llevarse a toda su familia allí y trabajar y
vivir en paz y ver crecer a su nietos y estoy seguro que
olvidarán un poco todo lo que han pasado...”
447
Y para terminar de llenarle la cabeza a mi
abuelo, mi papá terminó diciendo:
-“ Pilar y yo tendremos una gran familia si Dios
lo permite, y será mayor felicidad aún si ustedes nos
acompañan, que será de gran gusto para los dos, y le
aseguro Don Pascual, que si decidiesen venir, estese
seguro hombre de contar con toda mi ayuda para lo
que se necesite!...”
Don Pascual Nuez, que era un hombre sereno,
callado y pensador, muy parecido en esto a su esposa
Carmen, sintió que el corazón se le oprimía, se le
estrujaba, se le amarraba, pero esta vez de una
manera diferente y esperanzadora. Aquel hombre,
aquel aragonés, su futuro yerno, era un optimista y
soñador, un creador de ilusiones y esperanzas que
resultaban un poco contagiosas ... Dijo serenamente:
-“ Mira Pascual, que la vida ha querido que yo te
lleve nada más que diez años y que tú te lleves a mi
hija. La mayor ilusión que puedes dejarme al marchaos
es que la querrás y la respetarás tanto como yo a su
madre. Y de las otras ilusiones?..., pues ya veremos lo
que el tiempo y la demás familia digan... ¡Qué todos
448
ellos... -son todo lo que tengo-, sabes?... y tengo
mucho!...”
Y después de conversaciones entre aragoneses
de palabra, seguiría el casamiento de Pascual con
Pilar. El casamiento de mis padres fue un casamiento
de apuros. No en el sentido en que lo entiende todo el
mundo ya que Pilar no estaba embarazada, y es que
casi no quedaba tiempo para esas cosas. Digo de
apuros, porque el tiempo puso a correr a todos. Había
que organizar y preparar un casamiento, realizar todos
los trámites del caso, incluyendo el pasaporte de Pilar y
a la vez, y no siendo poca cosa, elaborar y procesar la
idea de dejar España...
Y me detengo en esto inevitablemente para
pensar en mi madre...
Me viene a la mente la imagen de una balanza
de platos iguales con su fiel indicador entre ellos. Es
como relacionarla con esa aguja oscilante y entre dos
platos tan difícilmente cargados. En uno de ellos
aparece la amada España con su historia, sus
encantos, su gente, su arte, su música y también, y por
otro lado, aparece la guerra y esa historia de mil
449
demonios. Se suma a esto, una familia a la que se
pertenece y se ama, un pueblito en el que se ha
nacido, se han echaron raíces, y se ha vivido toda la
vida. Junto a este cargado platillo aparece otro, como
cargado con un mundo desconocido, la desconocida
Argentina, con su historia por saberse, su gente por
conocerse, y su arte por entenderse, pero, sin el peso
de una guerra, que resulta un gran detalle. Se agrega
un hombre trabajador, ilusionista, que enamora, y se
piensa en futuros hijos viviendo en paz... También
entre esos dos platillos cargados, aparece un inmenso
y tranquilo mar, que los aparta, que acrecienta la
distancia, que invita a sumergirse y elevarse al mismo
tiempo, que trasmite frescura y serenidad, que inspira a
poetas y artistas, mas a cambio, tambien aparta y aleja
de una amada tierra para transportarte hacia otras...
Pascual comprendía las lágrimas de Pilar. Si
bien, había pasado por algo parecido de jovencito sin
demasiados llantos, ¡Claro que sí, que había extrañado
mucho y le fue duro desarraigarse! Nada de eso se
olvida fácilmente!... Sin embargo, como era muy
optimista y estaba “metido hasta la coronilla” (y me
450
quedo con ganas de expresarlo más popularmente
para que se entienda mejor), alentaba a su amada con
grandes sueños...
- “¡Pilar de mi alma... -así le decía muchas
veces- nos iremos a la Argentina y trabajaré mucho el
campo y ahorraremos dinero y nos llevaremos a todos
de aquí. Ya lo verás... Aún a mi madre que está bien
vieja!...”. Abrazada a Pascual, Pilar retenía sus
lágrimas. Creía en ese hombre capaz de realizar
sueños de locos. Sintió la seguridad de amarlo...
El tallercito de la planta alta fue el lugar donde
ella confeccionaría su trajecito. No quiso un vestido de
novia, tampoco anillos ni iglesia. Ahora la artista estaba
más en modista. Dejando de lado sus pinturas se
abocó a su pollera y su blusa. También a unas pocas
sábanas y manteles. Allí se reunía con sus amigas que
venían a ayudarle. Las imagino hablando todas a la
vez, preguntando, midiendo, cortando. Pienso a Pilar
feliz metiéndose en su falda y mirándose a un espejo.
Alguna le entraría las pincitas y otra sugería un
peinado especial. ¿Lamentarían sus amigas que Pilar
451
se iría y que en poco tiempo más no se encontrarían
en el tallercito?... Se me ocurre que sí...
Por otro lado, había que anunciar el sorpresivo
casamiento a todos, incluyendo a los de Argentina.
Pascual escribió a Manuel y Fernanda:
-“Queridos Manuel y Faridi: Nosotros bien lo que
deseamos en vosotros. Pronto regreso a ésa... Vuelvo
casado...”.
Pascual era muy poco dado a la escritura, como
lo dije antes, pero para esta ocasión, envió una foto de
mi madre junto a tres amigas y decía que -la mujer que
llevaba reloj era Pilar- y que se casaría con ella en
pocos días.
¡Por supuesto que era una joda!..., pero lo del
reloj, ya que en la foto no alcanzaba a verse ese
detalle.
Fernanda que miraba la foto recibida dentro de
la breve carta le decía a su marido:
- “¡Mirá Manuel... ¿ves que tenés un hermano
medio chiflado?, es una joda más de él, no vas a
creerle! ¿Mirá que se va a casar tan pronto?, con
quién? Además, fijáte bien en la foto que a ninguna
452
chica se la ve con reloj!... Fernanda se había tomado el
tiempo de mirar muy bien la foto y recorrerla con una
lupa. No encontró reloj alguno.
Ante la incredulidad de su cuñada, Pascual
insistió en una segunda carta, remarcando que se
habían casado el 14 de Abril, que estaban muy felices,
que habían estado en Madrid unos días, que estaban
tramitando el pasaporte de Pilar y que pronto se
embarcarían. Aclaró además que Pilar era la tercera
mujer de la foto, sin indicarle a Fernanda desde donde
empezar a contar.
Manuel y Fernanda tuvieron que creer. Pascual era un
poco chiflado según su cuñada, sin embargo no estaba
macaneando. Y entonces participaron a Carlos y a
Olga con la sorprendente noticia:
-“¡El tío Pascual se ha casado en España!...”, les
dijo su madre.
Para Olga fue “la amargura”... ¡Se largó a llorar
la boluda!... Disculpáme querida prima cuando leas
esto, (se me fueron las letras). ¿Pero qué
pretendías?... ¿Un tío solterón para vos sola?
¡Escucháme, que vos ya eras una grandota vieja de
quince años ...! ¿Qué querías, seguir andando en
453
bicicleta por la plaza y con mi viejo corriendo a la par
tuyo?... ¡No vieja no! Date cuenta de que vos ya
estabas para novio y a mi viejo se le pasaba el tiempo.
Por otra parte, yo tenía que nacer, llevar tu nombre por
segundo nombre, y entre otras cosas, contar todo
esto!...
Amarga fue la noticia del casamiento para estos
sobrinos. Ese día no sólo que no quisieron comer sino
que se la pasaron abrazados y llorando por los
rincones de la casa. Ante tanto desconsuelo y
sintiéndose un poco culpable porque ella había sido la
que más le insistía al tío con aquello de casarse,
Fernanda intentó razonar con ellos, diciéndoles:
-“¿Pero, qué más quieren ustedes de que el tío
forme una familia?...” Transformada en una leona
furiosa y con cierta razón, Olga contestó:
-“¡ Pero si familia ya tiene. ¿No somos nosotros,
acaso?!...” y continuaba llorando desconsoladamente y
arrastrando en ello a su querido y cómplice hermano,
que por supuesto, a esta altura del partido pensaba y
sentía igual que ella.
Tuvo que intervenir Manuel que ya había
perdido su probada y larga paciencia soportando a sus
454
escandalosos hijos. Dióles un reto del que siempre se
recuerdan, de esos que vienen sazonados con
amenazas de palizas y a dormir sin cenar...
-“¡Qué hostias... Ni una lágrima más en esta
casa!...”
Así es como estos sobrinos perdieron la
exclusividad del tío. En adelante tendrían que
compartirlo con una tía desconocida, pero que al
menos y en principio parecía justa, ya que no se los
robó completamente reteniéndolo en España, sino que
por el contrario, se venía a vivir con él a la Argentina y
al campo. Y quizás hasta lo soltaría algún rato.
El pasaporte de Pilar Nuez Espallargas fue
expedido en Teruel el día 31 de Mayo de 1952 y en sus
últimas hojas aparece un sello del Puesto de Policía
del Puerto de Barcelona, sector noroeste, con fecha de
salida: 13 de Junio de 1952, fecha en que se alejaría
de su querida España. Este mismo sello se repite en el
pasaporte de su marido, Pascual Calvo Gamón, quien
la acompañaría el resto de su vida, en Argentina.
455
Entre las pocas cosas que traería a la Argentina
no olvidaría su título, sus cuadros, sus pinceles, su
paleta, el caballete, su carpeta de bocetos y unos
cuantos libros.
Un par de certificados también la acompañaban
y la recomendaban para el nuevo mundo. Los
transcribo a continuación:
“Ayuntamiento de Alcorisa
Don Antonio Calvo Romero, Alcalde - Presidente del
Ayuntamiento de la Villa de Alcorisa (Teruel).
Certifico: que según resulta de los datos obrantes en esta
Alcaldía y de los suministrados por dependencias de la
misma, Dª Pilar Nuez Espallargas, de veinticinco años de
edad, casada, hija de Pascual y de Carmen, no consta se
haya dedicado nunca, ni se dedica en la actualidad a la
mendicidad. Para que así conste a petición de parte
interesada, se expide la presente en Alcorisa a doce de Mayo
de mil novecientos cincuenta y dos”.
“Ministro de Justicia- Dirección general de Prisiones.
Madrid Don Juan Romero de Aguilar Jefe del Registro
Central de Penados y Rebeldes
456
Certifico: que consultadas las notas que obran en este
registro, no aparece ninguna que haga referencia a Pilar
Nuez Espallargas, natural de Alcorisa, provincia de Teruel,
de 25 años de edad, hija de Pascual y Carmen. Esta
certificación está solicitada para pasaporte y sólo es
utilizable con este objeto, caducado su validez a los tres
meses de su fecha. Y para que conste, expido la presente en
Madrid a mes de Junio de mil novecientos cincuenta y dos”.
Y así, concretados los trámites y listo el equipaje
que aquel embarque requiso, sólo quedaba despedirse
de todos y abordar el Giulio Cesare...
Y yo... guardaré silencio respecto a aquella
despedida (me parezco a mi madre muchas veces)
como clara señal de mi incapacidad en poder relatar lo
difícil de ella, contenta con dejar dicho que, sólo el
amor nos hace capaces de ese valor que no tenemos
cuando aquél nos falta, contenta con dejar dicho que a
ciertas despedidas la vida pocas veces las premia con
grandes reencuentros...
457
CAPÍTULO 41
El Giulio Cesare
En 1916 y en Inglaterra, daban comienzo las
obras de realización del más grande transatlántico
italiano que ha navegado los mares de este mundo, el
Giulio Cesare. Lo hacían los astilleros Swan
Hunter&Wigham Richardson de la compañía
constructora Navigazione Generale Italiana. Tenía un
tonelaje bruto de 21.700 toneladas, 4 turbinas a vapor
de una potencia global de 25.000 HP y sobre 4 hélices
independientes, un largo de 200 metros, ancho máximo
de 24 metros y una altura al puente de cubierta de 15
metros. Alcanzaba así una velocidad máxima de 20
nudos. Su construcción se hizo con elevadas medidas
de seguridad y según la convención de Londres de
1914, con un casco dividido en diecisiete
compartimientos estancos y dotado de un estabilizador
anti balanceo. Este barco fue una de las primeras turbo
naves que inauguraba la bandera de la Navegación
General Italiana. En su categoría de transatlántico de
línea alcanzaba gran fama por su velocidad y lujo para
458
aquellos tiempos. Poseía un lujoso vestíbulo de
ingreso, un bar en estilo renacentista, galería de
biblioteca, comedor de primera clase y una
modernísima instalación de aire acondicionado en
todas las clases y en todos los ambientes. Fue lanzado
a la mar el 4 de Mayo de 1922, sirviendo a las líneas
Nápoles, Génova, Sud América y también las rutas
hacia Norte América, pudiendo transportar más de
2000 pasajeros.
Para el año 1952, el Giulio Cesare contaba ya
treinta años de navegar y navegar los mares, sin
embargo, el ímpetu de su juventud y su fama no
habían menguado. Conectaba a Italia su país de origen
con su vecino España, para luego atravesar el mar
abierto y avistar las costas del nuevo mundo,
alcanzando así Brasil, Uruguay y Argentina. Su
itinerario sería zarpar de Nápoles y tocar el puerto de
Génova, luego navegaría hacia el de Barcelona,
delineando después las costas españolas se
enfrentaría al angosto Estrecho de Gibraltar. Unos días
más tarde visitaría la belleza de las Islas Canarias y
continuaría bordeando las costas del negro continente
459
hasta alcanzar el puerto de Dakar. A partir de allí,
abandonaría el viejo mundo ya sin detener su marcha y
orientaría la proa preparándose a navegar por
interminables días el extenso océano Atlántico. Así,
atravesaría una vez más la línea media del Ecuador y
celebraría a bordo dicho evento con la tradicional
“Fiesta de los Amigos”.
El 13 de Junio de ese año y en las primeras
horas de la mañana radiante, el Giulio Cesare había
atracado en el puerto de la ciudad de Barcelona.
Desembarcaría allí a unos pocos pasajeros y tomaría a
otros cuantos que desde muy temprano esperaban
para abordarlo. Amarrada la nave a la dársena, su
imponente mirada parecía controlar cada movimiento
del viejo puerto, las operaciones de carga y descarga,
la entrada y salida de coches, los arribos de viajeros,
los saludos de los que se encontraban y las últimas
conversaciones y abrazos de los que se despedían.
Y allí entre tanta gente se encontraba la señora
Pilar Nuez de Calvo, sola y esperando a su esposo que
se retrasaba en llegar. En las primeras horas de ese
último día en España, Pascual había de realizar el
460
último trámite relacionado con el regreso a Argentina.
He intentado recientemente averiguar entre mis tíos los
motivos de este largo retraso, y existen dos versiones
al respecto, una de ellas parece indicar que los
pasaportes necesitaban todavía de una firma o sello
por estampar. La otra no menos cierta era que Pascual
había sacado desde Argentina pasaje de ida y vuelta,
lo que significaba camarote de hombre soltero y ahora
gestionaba el cambio de situación, reclamando
camarote para hombre casado. Yo, que conocí a mi
padre como la palma de mi mano derecha y de su
actitud frente a gestiones, papeles y puntualidad en los
horarios, me inclino a creer en la veracidad de las dos
versiones, razón por la cual la mañana del 13 de Junio
de 1952, el Giulio Cesare retrasó en casi dos horas su
salida del puerto de la ciudad de Barcelona. Esta
magnífica espera, sentó a mi entender, un importante
precedente, ya que Pascual siempre llegaría tarde a
toda cita, sea horarios de salida de trenes, fecha límite
para la inscripción del nacimiento de sus hijos, horarios
de almuerzos, vencimientos bancarios y cualquier otro
acontecimiento que fuese, incluyendo el casamiento de
su propio hijo, que, a pesar de llamarse como él, no
461
logró demorar unos minutos al juez en espera de que
llegase su anciano padre.
En aquel puerto de la bellísima Barcelona, los
cargados ojos de una mujer, profesora de arte e hija de
la sufrida España lo contemplaban todo por última vez.
Entre tanto, ella rebuscaba en qué recóndito lugar del
corazón se había guardado la fuerza con la que resistir
a la aparición de esos viejos y sorpresivos duendes,
inspiradores y a veces un tanto crueles, que pululan
sobre las ciudades que tienen historia. Débilmente
protegida se sentía cuando repentinamente, uno de
ellos se detuvo frente a ella. Sonriendo con aires de
nostalgias y como extrañándola desde un pasado no
demasiado lejano, perturbó a su frágil coraza con la
fuerza arrolladora de los duendes. Cautivó su memoria
y se le metió por dentro, por sus recodos y sombras,
golpeó a las aldabas y descorrió los cerrojos, dejando
así escapar el polvo que protegía a muchos recuerdos
bien guardados. Entonces los sentimientos la
ahogaron. Aquella hija de España creyó sentir el nudo
de una de las amarras tomarse de su garganta y el
peso de una enorme piedra rodarle hasta la altura del
corazón. Oprimida, conturbada y sin fuerzas se rindió
462
vaciando la lluvia que cargaba en sus ojos. A cambio,
dejó a la fresca brisa del Mediterráneo secarle las
lágrimas. Por algunos instantes, giraba lentamente
hacia la ciudad querida, sólo para comprobar que se la
llevaría grabada en la memoria del corazón. En otros,
miraba nubladamente el mar, sólo para convencerse
de que había llegado el día de partir, de llorar y de
comenzar otra historia.
Transcurría la media mañana cuando una
retumbante voz como de aire huracanado y frío la
estremeció, le traspasó el alma y la arrancó de sus
pensamientos. Desde la garganta de la nave aún
amarrada en aquella dársena se escuchó: “Se avisa a
los señores pasajeros que tengan a bien abordar el
barco... que se prepara para partir...”.
Unos momentos antes de continuar con su
travesía, el Giulio Cesare dejaba escuchar su voz en
distintos idiomas, anunciando la pronta partida. Éste,
era el momento más crítico de todos los viajeros,
momento de retirar el freno de las emociones, de darle
el lugar al llanto, a los abrazos, a los consejos y a las
promesas de correos. Luego, y lentamente caminaban
en dirección a la escalera de acceso y desde sus
463
peldaños enviaban los últimos saludos. Éste, fue
también el momento más difícil de Pilar. A su garganta
anudada, a su oprimido corazón, a su alma helada y a
sus ojos en lluvia, agregaba ahora la desesperación
inconcebible de encontrarse sin su esposo. Pascual
aún no había regresado. Sucedieron unos momentos
más. Todos los que navegarían dentro de la lujosa
nave iban abordándola poco a poco. Algunos recién
embarcados se apresuraban hacia las escaleras que
subían a cubierta para disfrutar de una primera vista al
mar y saludar desde lo alto a los familiares en espera.
Y nuevamente volvió a oírse: “Se avisa a los señores
pasajeros que el barco va a partir...”.
Instantes después del segundo anuncio todos
los pasajeros habían subido, excepto Pilar que se
quedó al pie de la escalera, sola, desesperada,
nerviosa y a punto de rendirse por segunda vez. Ante
su negativa, fue interrogada por uno de los encargados
de los pasajeros a bordo que le insistía en que
abordara el barco. Ahora, vencida por ese otro llanto
que tiene su origen en un puñado de incontrolables
nervios y en la total ausencia de un duende inspirador,
la señora explicó al marinero la razón de su negativa.
464
De esta manera, las autoridades del Giulio Cesare se
dieron por enteradas que la señora esperaba la llegada
de su marido, que estaba demasiado retrasado en tal
sitio haciendo los últimos arreglos para embarcar
ambos, que ella no podía hacer otra cosa más que
esperarlo y angustiarse demasiado, que no subiría de
ninguna otra forma que no fuera en compañía de su
esposo y que si querían... podían marcharse!... ¡Madre
mía, qué cojones tiene esta mujer!, debió pensar aquel
marinero si es que se trataba de un caballero español,
pero como seguramente era italiano debe haber sido
¡Mamma mía, che coglioni ha questa donna!...
Tengo la seguridad de haber escuchado que en
aquel entonces, se realizaron varias llamadas
telefónicas por orden del capitán, desde el puesto de
policía y al lugar donde se decía demorado el pasajero
faltante, de nombre Pascual Calvo. También escuché
que intervino el cónsul apurando la situación de ese
español retrasado. Finalmente, los minutos de espera
alcanzaron casi las dos horas cuando se vio llegar y a
toda velocidad un coche enviado desde el consulado.
En su interior venía el señor Pascual Calvo. Al fin, este
pasajero español que por cierto también se hallaba
465
muy preocupado por su querida señora, se encontró
con su flamante y desesperada esposa, la que ahora
dejaba de llorar y esperaba unas cuantas
explicaciones. Pascual la estrechó en un abrazó
interminable hasta sentir que ambos menguaban sus
nervios. Ahora sí, aunque muy atrasadamente, juntos,
abordaban el Giulio Cesare...
Unos instantes después la nave dejó oír su
estridente y demorada señal de partida, alejando a mi
padres y para siempre de la tierra que los había visto
nacer, marcando así el comienzo de una nueva y larga
historia...
En aquellos días de navegación, mis padres
lloraron, se desahogaron, se dieron ánimos uno a otro,
trazaron nuevas esperanzas y se prometieron ser
fuertes. Mientras los pasajeros se acostumbraban a los
suaves balanceos del barco y a los horarios de la
cocina, Pascual y Pilar también recorrieron todos sus
ambientes, disfrutaron del salón de baile, de sus
comidas, de los paseos de cubierta, de la vista que
ofrece el mar y de la intimidad de un camarote
concedido finalmente para dos. Cumplían al segundo
día de embarcados exactamente dos meses de
466
casados, lo suficiente para dejar atrás a dos novios
recientes y pasar a ser dos buenos esposos que
aprenderían del arte de amarse confiadamente, que
saborearían del tiempo que es sólo para buenos
amantes, para estarse el uno junto al otro satisfaciendo
los deseos de poseerse, de mezclar caricias con
besos, pasión con ternura, realidad y fantasía, tiempo
para encontrarse en el amor después del otro amor,
tiempo para entenderse después de haberse
entendido, tiempo para esos abrazos que invitan al
sueño después de haberse amado, amándose...
467
Quinta Parte
468
Argentina ...
Granero del mundo
Tierra de brazos grandes
tierra de paz
tierra mía...
469
Argentina... mujer fértil...
Cuando tenía cinco o seis años, vino a mí la
fantasía de querer encontrar explicaciones y formas a
todo aquello que se me presentaba desconocido y
amorfo. Aclaro que me resultaba fascinante. Por
ejemplo, recuerdo que me despertaba muy temprano el
canto de los gallos... imaginaba entonces, que el más
importante de ellos era el que debía despertar primero,
para hacerlo con el segundo y éste con el tercero y así,
hasta al más dormilón de todos... Una vez despiertos,
se subían alegremente a la parte más alta de los
gallineros para cacarear y aletear uno por uno,
ordenadamente. De esta manera, cumplían con la
importante “misión de despertar” a las personas más
grandes, las que debían levantarse para trabajar, y
también, a los más chicos que pensaríamos en la
cantidad de cosas que haríamos ese día.
Entender el misterio del porqué a los gallos
siempre se les ocurre “cacarear tan temprano”, fue uno
de mis más espectaculares descubrimientos.
Seguidamente, allí en mi cama y con la
particular inspiración de las horas tempranas, me
470
quedaba mirando las sombras y las manchas que
aparecían sobre las paredes de la pieza en que
dormía. Trataba de encontrar a qué cosa se parecían,
de qué tenían forma, qué misteriosa combinación de
luz y agua las dibujaban. Descubrí que había ovejitas
que pastaban muy calmas y algún monstruo que las
acechaba, no faltaban árboles, nubes, rostros, brazos,
manos y pies. Descubrí también, que si me quedaba
demasiado rato descifrando tanta cosa, la luz creciente
en la ventana me borraba casi todo y me indicaba que
sólo se trataba de las eternas manchas de humedad,
de una casa asentada sobre una tierra muy, muy
fértil...
Así, y desde aquella fantasía obsesiva que se
me ha pegado inevitable, y que ya no logra hacerme
entender muchas cosas, descubrí a mi país. Fue sobre
algo que me enseñaron que se llamaba “mapa”.
Si acaso se mira con mis ojos de niña, van a ver
que tiene forma de mujer... más precisamente, es el
perfil bien alto de una india bastante vieja y sufrida ya,
que ha aprendido de sus muchos años aunque no lo
suficiente, que es muy buena y paciente, a veces hasta
471
parece desorientada con algunos intereses un poco
extraños, y además, es muy pero muy rica.
Miren conmigo y veamos ya en su frente el agua
de una inmensa red de ríos que surcan su rostro,
regándolo y dándole uno de sus mayores potenciales
que aún no ha desarrollado totalmente. Le sigue una
respingada nariz mesopotámica contorneada con ríos
navegables por los que lleva aires a sus países
vecinos. Si continuamos, le encontraremos una gran
boca, que es un enorme puerto que recibe y deja llevar
de todo, boca por la que ríe y también algunas veces
ha llorado.
Bajando lentamente aparece su extensa y rica
mejilla pampeana, la que cuenta por un lado con los
colores y sabores del vino y por el otro, con un
orgulloso mentón metropolitano.
Por último se le ve un rebelde y fantasmal cuello
patagónico, de horizontes interminables, por el que
todavía ascienden algunos gritos.
Y no quiero olvidarme, de enseñarles que está
peinada con una abultada y larga trenza hecha de
montañas coronadas por el viento blanco, que se van
472
juntando una a una y bajan por su costado para
terminar en un lazo lleno de islas, como de fuego!...
473
CAPÍTULO 42
Argentina, granero del mundo
Entre los años 1880 y 1916 la sociedad
argentina se transformaba profundamente bajo su
régimen oligárquico, se consolidaba el Estado Nacional
centralizado que aseguraba las bases del orden social
capitalista, insertando a la economía del país en el
mercado internacional a través de las grandes
exportaciones agropecuarias. Los gobernantes habían
logrado la obediencia al gobierno central, la unificación
de los grupos dirigentes, la organización de las nuevas
instituciones, entre ellos el Ejército, y la integración y
delimitación del territorio. Para la “generación del 80”,
paz, significaba respeto a las leyes y la Constitución de
1853, así como, administración significaba organizar el
Estado e incorporar al país a los mercados mundiales.
A mediados del siglo XIX los países altamente
industrializados demandaban materias primas y
alimentos de los países productores, de esta forma, la
economía argentina lentamente comenzaba a
organizarse como complemento de la economía
474
industrial europea, generando así una fuerte
dependencia. El Estado intervino garantizando la libre
circulación de bienes y capitales, favoreciendo la red
de transporte y obras de infraestructura, estimulando la
inmigración y organizando un sistema jurídico y
monetario. Un factor importante para el sustento del
modelo agrario exportador fue la participación de
capitales extranjeros destinados al transporte y
comercialización, así por ejemplo, la mayor inversión
de origen inglés permitió la expansión del ferrocarril y
la modernización del puerto de la ciudad de Buenos
Aires, otras inversiones extranjeras se destinaron a
fundar bancos, frigoríficos y empresas exportadoras. El
fortalecimiento de este modelo de economía, consolidó
el dominio de un grupo social por sobre el resto de la
sociedad argentina, los terratenientes exportadores se
constituyeron en el grupo de capitales que actuaron
asociados con capitales extranjeros. Dentro de las
transformaciones que el modelo agrario originó podrían
nombrarse, la expansión de la agricultura, la
introducción de técnicas y máquinas agrícolas, el
problema de las tierras en arrendamiento a elevados
precios y con el riesgo por parte de los arrendatarios,
475
de poner a producir tierras vírgenes. Por otro lado, la
expansión de las exportaciones agropecuarias tuvo
fuerte impacto sobre la producción industrial del país,
dando como consecuencia la decadencia de las
industrias artesanales de las regiones extra
pampeanas.
Entre 1870 y 1929 llegaron a la Argentina
alrededor de seis millones de inmigrantes europeos de
los cuales tres millones se radicaron definitivamente en
nuestro país, en su gran mayoría con la esperanza de
convertirse en propietarios de una parcela de tierras
para cultivo. La mayor parte de ellos no lo logró, debido
a que las mejores tierras ya estaban en manos de
grandes terratenientes. En esos años, las ciudades
más importantes del país ofrecían a los inmigrantes
posibilidades de hallar empleos, en Buenos Aires por
ejemplo se hacían mejoras en el puerto, se construían
edificios, desagües, vías férreas, alumbrado público,
también se encontraba trabajo en los pequeños talleres
industriales. El impacto inmigratorio se dio más en el
litoral y la provincia de Buenos Aires, debido a que
eran los centros de mayor desarrollo del comercio de
exportación. La estructura de la sociedad argentina se
476
modificaría a partir de la llegada de los inmigrantes, en
particular en la capital del país, allí residían las familias
de mayor poder económico y político, la elite, dueñas
de la mejores tierras y enriquecidas por el auge
exportador. También habitaban la ciudad un número
importante de profesionales, empleados
administrativos trabajadores del sector de servicios,
además se incluían trabajadores de los talleres
manufactureros de las ramas de la vestimenta y la
alimentación, sombrereros, zapateros, sastres,
panaderos, trabajadores de la construcción,
carpinteros, albañiles, también los trabajadores en
relación con las exportaciones, changadores,
estibadores portuarios, ferroviarios, frigoríficos. Todos
éstos, constituían la incipiente clase obrera argentina y
sus posibilidades de mejora económica estaban
ligadas a la marcha del modelo agrario exportador.
Los inmigrantes recién llegados que no tuvieron
posibilidades de trabajar en el campo, debieron
emplearse como trabajadores asalariados y pasaron a
formar parte de la clase obrera urbana. Algunos que
llegaban con recursos económicos, establecían
pequeños comercios propios como talleres, sastrerías,
477
relojerías, panaderías. Con el tiempo, muchos hijos de
inmigrantes obreros llegaron a ascender socialmente
por la vía de una carrera profesional o por medio de un
cargo en la administración pública.
Asimismo, puede notarse que el proceso de
urbanización en Argentina no se dio por las mismas
razones que la expansión urbana europea, es decir
como consecuencia del desarrollo industrial. En
nuestro país, el factor decisivo lo constituyó el
desarrollo del comercio de exportación y la llegada
masiva de inmigrantes atraídos por mejores
expectativas de vida. La consecuencia social de esta
urbanización resultó en la formación de nuevos
sectores sociales, ya que, junto a los obreros que
trabajaban en los talleres y en el puerto, se extendió un
sector de empleados ocupados en la administración
pública, comercio, empresas de servicios y las
relacionadas con la comercialización y transporte de
exportaciones e importaciones.
A principios del siglo XX, el régimen oligárquico
debió enfrentar a la creciente movilización y protesta
de los sectores populares y urbanos, como así también
a la oposición de un nuevo partido político que se
478
había consolidado denunciando el fraude electoral, la
UCR. En las elecciones presidenciales de 1916 triunfa
el candidato radical Hipólito Yrigoyen, triunfo que
profundiza la crisis política del régimen oligárquico e
incorpora a la acción política a los sectores populares
urbanos. Entre 1916 y 1930, los gobiernos radicales
presentaban a la sociedad argentina un programa
basado en los ideales democráticos de la Constitución
Nacional de 1853. La base social del radicalismo fue
una heterogénea distribución entre los sectores medios
urbanos y terratenientes, sin vinculación con el régimen
oligárquico. Desde el punto de vista económico, se
continuó con el proceso de expansión de la economía
primaria exportadora y, aunque Yrigoyen intentó
algunas modificaciones en los criterios de
redistribución de las riquezas, con el propósito de
favorecer a los sectores medios urbanos, debió
enfrentar a la oposición de grupos conservadores, al
impacto de la primera guerra mundial y a la crisis
económica de 1929. Desde el punto de vista político,
las transformaciones más importantes que generaron
los gobiernos radicales fueron la consideración de los
intereses de dichos sectores y sus participaciones
479
políticas. De esta manera, el fin de la oligarquía y la
instauración de la democracia política, significó la
ampliación de la participación de la ciudadanía, al
mismo tiempo, se generó un régimen político
caracterizado por la debilidad de los partidos y del
Parlamento, y el fortalecimiento del poder estatal. El
Parlamento no pudo consolidarse entre las
necesidades de la sociedad y el Estado. Por primera
vez desde 1880, el Poder Ejecutivo y el Poder
Legislativo representaban intereses opuestos y el 6 de
Septiembre de 1930, el primer golpe militar en la
historia de la Argentina moderna, organizado por un
sector del Ejército y que contó con un importante apoyo
civil, puso fin a la segunda presidencia de Yrigoyen y la
democracia política iniciada bajo la ley Sáenz Peña de
1912.
Entre los años 1930 y 1955, se produjeron
profundas reformas económicas y sociales en la
sociedad argentina. El crack financiero de la bolsa de
valores de Nueva York, originó una crisis económica
mundial que desorganizó el intercambio comercial
internacional. Como consecuencia disminuyeron las
exportaciones argentinas en los principales mercados
480
europeos y a partir de 1930 la economía argentina
también entró en crisis. Las estrategias elegidas para
superarlas repercutieron sobre el régimen político. Se
pasó del modelo económico primario exportador a
fomentar la industria nacional. Durante la década de
1930, el desarrollo de nuevas industrias que
comenzaran a producir muchas de las manufacturas
importadas, cambió la vida cotidiana de los habitantes
de la ciudad de Buenos Aires, que creció
aceleradamente, y la de otros centros urbanos como
Rosario y Córdoba, también el norte del país. Por
consecuencia se dio un creciente desempleo en las
áreas rurales y requerimientos de mano de obra en las
industrias instaladas en algunas ciudades, lo que
significó movimientos importantes de migraciones
internas.
Por esos años, mientras la organización
económica y social se transformaba aceleradamente,
el régimen político impedía la participación política de
la población. Los dirigentes políticos conservadores
que asumieron el gobierno luego del golpe militar al
gobierno de Yrigoyen, intentaron dar por terminada la
experiencia democrática y se propusieron reconstruir el
481
régimen oligárquico vigente entre 1880 y 1916. Pero la
Argentina ya no era la misma de finales del siglo XIX.
Por esto, se mantuvieron las instituciones del régimen
democrático, como por ejemplo las elecciones de
gobernantes por sufragio universal, pero a la vez,
pusieron en práctica el fraude, la proscripción de las
fuerzas políticas opositoras y un importante grado de
represión hacia los dirigentes del movimiento obrero.
Esta combinación mostró la ilegitimidad de los
gobiernos de la época.
El 4 de Junio de 1943, en un clima social de
gran descontento y con una opinión pública agitada por
la contienda bélica en Europa, se produjo un nuevo
golpe militar. Un sector del Ejército encabezó el mismo
y se hizo cargo del gobierno, teniendo como uno de
sus principales objetivos modernizar la sociedad
argentina a partir del desarrollo de la industria nacional,
considerándola una necesidad estratégica. Eran los
años de profundas convulsiones en todo el mundo, por
entonces los regímenes totalitarios instalados en
Alemania e Italia aparecían como los seguros
vencedores de la segunda guerra mundial y la
democracia política estaba seriamente debilitada en los
482
países europeos. Sin embargo, la guerra terminó con el
triunfo de los aliados liderados por Estados Unidos, la
Unión Soviética, Francia y Gran Bretaña, sobre la Italia
fascista de Mussolini, la Alemania nazi de Hitler y el
Japón imperial.
A partir de 1945 los Estados Unidos impulsaron
la reconstrucción del capitalismo y la democracia
política en los países de Europa occidental y en toda
su zona de influencia. En Argentina, entre los años
1943 y 1945, un sector de los militares se organizó
alrededor del liderazgo del coronel Juan Domingo
Perón, uno de los principales ideólogos del movimiento
de Junio. Designado Perón director del Departamento
Nacional del Trabajo, el gobierno surgido del golpe del
4 de Junio, abandonó su política anti obrera y
comenzaron a mostrarse sensibles ante los reclamos
del movimiento obrero, proponiendo un nuevo tipo de
relaciones entre el Estado y las organizaciones
representantes de los trabajadores y empresarios. En
este nuevo marco, las luchas entre los distintos
sectores sociales y las fuerzas políticas originó al
peronismo, uno de los movimientos de masas más
importantes de América latina del siglo XX. El Estado
483
peronista respondió a las demandas de los
trabajadores y sectores sociales de menores recursos
con reformas y contenidos nuevos. Desde entonces las
relaciones laborales y salariales, dejaron de ser
decididas entre trabajadores y empresarios. A través
de leyes, el Estado comenzó a regular el mundo del
trabajo. La protección de la industria nacional generó
una redistribución del ingreso entre los sectores
capitalistas y los sectores sociales. A través del
aumento del empleo y del gasto público y social en
áreas como la educación, la salud, el bienestar y la
previsión social, sectores mayoritarios de la sociedad
argentina ampliaron su participación en la distribución
de la riqueza generada en el país. La relación del
Estado peronista con los sectores capitalistas comenzó
a deteriorarse. Los terratenientes y comerciantes
exportadores se mostraban contrarios a los intereses
del proyecto peronista y participaban en conspiraciones
para desestabilizar al gobierno. Por otro lado, los
trabajadores se habían organizado sindicalmente
pudiendo desarrollar una acción gremial muy dinámica
que compensó la tendencia a la burocratización de los
dirigentes más encumbrados.
484
A partir de 1949, el modelo económico
industrialista y redistributivo comenzó a sufrir algunas
dificultades que se agravaron en 1952. Los ingresos
provenientes de las exportaciones disminuyeron debido
a que los Estados Unidos protegieron su producción
agrícola y desplazaron a la Argentina de algunos de
sus tradicionales mercados europeos, también,
disminuyeron los volúmenes de los productos
exportables y como consecuencia decayó la
producción industrial y se generó inflación. En este
contexto económico recesivo e inflacionario se
agudizaron las tensiones sociales y la lucha política por
la distribución de la riqueza. Los trabajadores, a través
de las presiones ejercidas por los sindicatos,
procuraron defender el nivel de sus ingresos, y durante
el período 1949-1952 se produjeron numerosas
huelgas por reclamos salariales.
Durante la segunda presidencia, Perón se
propuso realizar cambios en la orientación de la
economía con el objetivo de atenuar los efectos de la
crisis. En 1953 se puso en marcha un plan de ajuste
que intentó detener la inflación y aumentar la
producción por medio de la reducción del consumo
485
popular, el congelamiento de precios y salarios, el
recorte de los gastos del Estado, los incentivos a la
producción y la exportación agropecuaria, la apertura a
la entrada de capitales extranjeros y la disminución de
la presencia del Estado como empresario. Los efectos
de esta política fueron: la disminución de la inflación, la
mejora de la actividad agropecuaria y la recuperación
de los niveles de producción. Contribuyeron a revertir
la tendencia, el apoyo de los sindicatos y la buena
cosecha 1952-1953. Sin embargo la tensión social se
reavivó en 1954, ya superada la fase recesiva y
concluida la tregua salarial, los sindicatos reiniciaron la
lucha por la distribución de los ingresos desplegando
una intensa ola de huelgas. Frente al fuerte activismo y
las organizaciones de los sindicatos de trabajadores,
los empresarios se oponían en luchas entre fracciones,
con intereses y posiciones políticas enfrentadas. Las
dificultades económicas y las tensiones sociales se
combinaron con un panorama político cada vez más
conflictivo. El intento de los sindicatos por imponer
como candidata a vicepresidente a Eva Perón generó
la reacción de los sectores más conservadores, que
presionaron al gobierno por medio de las Fuerzas
486
Armadas para que no se concretara la iniciativa. Desde
entonces, los militares se constituyeron en un actor
político cada vez más activo e independiente, que
actuó con autonomía, presionando y conspirando para
quebrar la estabilidad institucional. Por otro lado, la
Iglesia Católica que durante muchos años había
mantenido una buena relación con Perón, se fue
distanciando y adoptó una posición de abierta
oposición hacia el gobierno. El resultado de estos
conflictos políticos y sociales fue la reconstitución y el
fortalecimiento de la alianza social antiperonista
conformada por la gran mayoría de los sectores
medios, la negativa a prestar apoyo de la burguesía
ligada al capital local y extranjero, la oposición de la
Iglesia Católica y de muchos sectores de las Fuerzas
Armadas. Se produjeron levantamientos contra el
gobierno en diversas bases militares que culminaron
con un bombardeo a la plaza de Mayo, cuyo resultado
fue cientos de civiles heridos y muertos, a dicha acción,
continuó el ataque de simpatizantes peronistas a
locales de partidos opositores y el incendio de iglesias.
Finalmente el 16 de Septiembre de 1955, otro
levantamiento militar que se autodenominó “revolución
487
libertadora”, destituyó a Perón y estableció un gobierno
provisional. A partir de allí, las Fuerzas Armadas que
encabezaron la alianza política y social que derrocó al
gobierno peronista, emprendieron acciones tendientes
a eliminar el peronismo de la sociedad argentina y
retomó el control del aparato del Estado para reorientar
su intervención a favor de los intereses de otros
sectores sociales. Los militares y también los políticos
y dirigentes empresarios representantes de la
burguesía agraria e industrial, consideraban que las
causas de la crisis económica del país eran las
profundas distorsiones que había provocado la
intervención del Estado peronista en los procesos de
acumulación y distribución de las riquezas. Ante este
diagnóstico, la proscripción del partido peronista y la
prohibición de los sindicatos aparecieron como las
primeras medidas que debían tomarse.
La polarización de la sociedad argentina entre
peronistas y antiperonistas, tan profundizada entre
1946 y 1955 se mantuvo en el escenario político luego
del derrocamiento de Perón y es uno de los datos clave
para comprender la crisis de legitimidad que debilitó al
sistema político desde 1955 hasta 1976. Muchas
488
polémicas se relacionan con las políticas económica y
social que el peronismo impuso una vez en el gobierno.
Para algunos investigadores, la política social se
limitaba al reparto de dádivas que no modificaban
sustancialmente las condiciones de vida de los
trabajadores y de los más humildes de la sociedad.
Para otros, el gobierno peronista al poner el centro de
atención en la justicia social, rompió con una larga
tradición de gobiernos que actuaban contra los
intereses populares o desentendiéndose de ellos. Las
respuestas y posiciones frente a estos debates son
diversas y en nuestros días aún permanecen abiertas.
Bibliografía: Argentina del siglo XX . Alonso, Elisalde,
Vázquez.
489
Lengua Castellana
¿A qué te compararé que seas bien comparada?.
¿Quién entenderá el amor que siento desde la infancia
cuando al mecer de la cuna el arrorró me cantaban?.
Cuando en susurros bajitos
ya te empecé a desnudar.
En una hoja la letra, en otra hoja, sílabas
en tonos y semitonos en claves altas y bajas.
A través de aquellos tonos descubrí toda tu gracia
y me enamoré de ti.
En nuestro idilio secreto me dijiste soy espada
en la amistad dulce néctar.
En la intimidad silencios navegando por el alma
cuyas aguas yo agito y surgen pueblos y razas.
Engendrada tiempo lejos allá por tierra de España
de don Fernando naciste con nobleza castellana
Alfonso te bautizó y te confirmó Cervantes
te medraron tantos otros genios de allende los mares
que la enamorada mía se ha convertido en gigante.
Veintinueve cuerdas de oro en arpa bien afinada,
en multitud de sonidos rasguean por las distancias,
y cien millones de ecos reviven toda tu savia.
490
¡Lengua de la patria mía,
lengua de la otra mi patria,
si en España tú naciste
en América te cantan!
Pilar Nuez
1978
491
CAPÍTULO 43
Argentina, tierra de brazos grandes
Pascual Calvo y su señora Pilar Nuez
desembarcaron en el puerto de la ciudad de Buenos
Aires el día 28 de Junio de 1952, luego de navegar
quince largos días. La experiencia sobre el Giulio
Cesare se conservó inalterable en sus memorias, les
fue muy valiosa además de irrepetible.
Yo escuché algunas cosas de ella, como por
ejemplo, que la orquesta del majestuoso transatlántico
tocaba por las noches en un gran salón, que Pascual
enseñó a bailar tangos a su señora y que ella aprendió
rápidamente porque contaba con una cinturita preciosa
de la que él se tomaba para enseñarle.
Otra cosa que escuché contar a mi papá es
sobre un amable mozo italiano que los atendía a la
mesa. Éste, quién sabe por qué razones, creía que
Pilar era hija de aquel español embarcado. La trataba
de señorita y muy amablemente al terminar los
almuerzos le decía: ¡“Signorina le servo un altro caffé”!
y ponía su mejor cara de hombre encantado con ella y
492
dispuesto a atenderla de manera especial. Mi madre
aceptaba aquellos cafecitos extras hasta el momento
en que el encantador mozo se atrevió a decirle que esa
noche la invitaría a bailar en el gran salón del Giulio
Cesare. Pascual, su vigilante esposo, que comprendía
de las ilusiones y encantos que su mujer inspiraba y
muy atento a lo que había oído, llamó la atención del
amable y encantador mozo diciéndole más o menos en
su idioma: ¡“Signore, mi ascolti un momento, que lei
non é signorina... ¿lo sá, capí, me comprende?... Lei é
la mía signora”!, repetía ¡“mía signora”! y trataba de
explicarse amablemente, mientras que con una mano
se tomaba de la cinturita de su señora y con la otra
hacía un gesto de quien se lamenta sinceramente por
una situación ajena. Y del mozo italiano no supieron
más...
También sé que mi madre lloró
emocionadamente al bajar en el puerto de este país de
brazos grandes, cuando escuchó su amada lengua
castellana de unos niños que andaban por allí. Sintió
enorme felicidad. A la vez, mi padre festejaba el poner
sus pies en la Argentina, tierra que había adoptado
definitivamente como suya, a la que regresaba con su
493
amada esposa y a la que se brindaría como agricultor
por el resto de su larga vida.
Unos pocos días permanecieron en Buenos
Aires. Pilar quería conocer la capital del país al cual
llegaba y el porqué la llamaban “la reina del Plata”. El
mayor conglomerado de habla hispana del mundo
poseía alma propia. Renovada y orgullosa de sí misma,
Buenos Aires dejaba ver su estilo propio a todo
inmigrante. Lucía los quince años de la obra de casi 70
metros de altura de Alberto Prebisch, el Obelisco.
También mostraba la Facultad de Ciencias Médicas
considerada por entonces el edificio de mayor volumen
en Sudamérica. Crecían además sus rascacielos con
estructuras de hierro y cemento armado. Se veía
también el Mercado de Abasto, el cine Gran Rex y el
estadio de River Plate. A la fascinación que producía
conocerla, la ciudad capitalina agregaba el furor de sus
orquestas de tango, y si bien su ídolo internacional
Carlos Gardel había desaparecido trágica y
dolorosamente para todos, contaba con otros maestros
de la canción popular como por ejemplo Aníbal Troilo,
Juan D´ Arienzo y Francisco Canaro.
494
Mucho significó a la reciente pareja recorrer
Buenos Aires. En particular, visitar la esquina de Brasil
y Tacuarí en compañía de su querida señora, a
Pascual le fue demasiado. Allí aparecía el viejo
almacén de treinta años atrás que había sido atendido
por los cuatro hermanos Calvo. Mientras lo miraba con
ineludible nostalgia trataba de contarle a ella de sus
comienzos en este país, de los años de repartos, de
los pedidos que dejaba en la casa del presidente
Yrigoyen, de los tiempos de españolito recién llegado,
de amigos a los que extrañó mucho y de la infaltable
compañía de Julián y de Manuel.
España iría quedando poco a poco en el pasado
de esos dos seres que fueron mis padres, guardada
imborrablemente en sus corazones, emergiendo
muchas veces en sueños y recuerdos llenos de
nostalgia. Ahora, la Argentina de enormes horizontes
los recibía, contando para ello con una provincia en
forma de bota alta que por muchos años había sido el
granero del país. Al subir por su caña, costeando uno
de los ríos más importantes del territorio argentino y sin
dejar de apuntar en dirección noreste, aparecería una
ciudad a la que se la conocía como la «perla del norte
495
santafesino”. Reconquista, sería el lugar mejor elegido
para aquellos dos desembarcados que fueron mis
padres, allí continuarían sus vidas, allí sembrarían sus
esperanzas, allí trazarían su futuro, allí les nacerían
hijos.
Luego de recorrer un poco “la reina del Plata” se
disponían a viajar hacia “la perla del norte”,
intercalando entre una y otra, una corta visita a la
ciudad capital de la provincia. En Santa Fe, los
esperaba con sorpresa y gran aprecio María, la
hermana melliza de Fernanda, que al igual que ella,
poseía ese don sirio libanés heredado de sus
antepasados y que consistía en brindar alojamiento a
parientes más o menos cercanos y recién llegados.
Después de conversar sobre algunas cuantas cosas,
entre ellas de sobrinos un poco contrariados respecto
al enlace matrimonial, María llamó por teléfono a
Reconquista, a la conocida tienda “Casa Carlitos”,
avisando a su hermana que la reciente pareja los
visitaba en su casa. El tubo pasaba de uno a otro
transmitiendo las expresiones de ansiedad y alegría
oportunas del caso, sin embargo, surgiría el primer
inconveniente familiar, al que el tan querido Pascual
496
debería enfrentarse: su amada esposa y su
embravecida sobrina se negaron a cruzar palabras en
el auricular. (¡Ay Pascual, Pascual... vamos a ver cómo
te arreglas entre esas dos mujeres que tanto dicen
quererte, eh?, y tú,... Pilar,... pues mujer, no seas tan
orgullosa por lo que has oído, que la otra apenas es
una niña celosa, que ha berreado bastante porque te
has casado con su tío, pero con el transcurrir del
tiempo, se le ha de pasar... ¿no lo crees?)
Después de descansar un rato en casa de
María, de hacerse a la idea de que no todo sería color
de rosa y de que el tiempo también se encargaría de
hacer su obra, los esposos prepararon su equipaje, se
despidieron de la señora de la casa y de su familia, y
tomaron el tren General Belgrano que los trasladaría
hasta la ciudad de Reconquista.
Ya dentro de uno de sus vagones, reclinada
sobre el hombro de su amado esposo, Pilar miraba a
través de las ventanillas del viejo tren. Había
desaparecido aquella sensación de los movimientos de
navegación que por muchos días se le habían pegado
al alma, en cambio, ahora sentía con intensidad el
golpeteo interminable del tren sobre los rieles de trocha
497
angosta. A través de los empolvados vidrios veía
desplegarse la gran llanura litoraleña, adornada por la
presencia de esteros y lagunas, coloreada por los
sembrados de trigo, maíz, caña de azúcar o algodón,
embellecida por el calor del sol y refrescada por esos
vientos de campos a los que Dios acaricia con su
mano.
Largas horas rodaría el tren enfrentando esa
gran llanura, descubriendo sus parajes y pueblos de
campo, su gente, sus humildes ranchos con techo de
paja, sus animales pastando al costado de las vías,
atravesando algunas veces robustos puentes
ferrocarrileros construidos con quebracho o con hierro,
que indicaban la fuerte presencia inglesa de un siglo
atrás, y que permitían pasar sobre arroyos de bajas
barrancas y aguas serenas. En ciertos momentos la
incansable máquina se detenía en las viejas estaciones
de amplias galerías, techadas en chapa. Cargaba allí el
agua que su caldera estaba necesitando.
Entre tanto, unos cuantos pasajeros que
esperaban su llegada con el boleto preparado para
mostrarlo al guarda del tren, ascenderían con sus
bolsos y paquetes abultados, intentando acomodarse
498
dentro de sus vagones. Algunos lugareños
permanecían en los andenes a la espera del momento
de levantar la mano y despedir a familiares y colonos
vecinos. Los chicos, más junto a las vías, aguardaban
el instante de ver a la impresionante locomotora silbar
estridentemente y largar gruesos chorros de vapor,
mientras se alejaba orgullosamente de la vieja
estación, para continuar con su acostumbrado viaje.
Por aquellos años del mil novecientos y tanto, y
en aquellas localidades santafesinas, la llegada y la
salida del tren sería un gran acontecimiento para sus
habitantes, como así también, prácticamente la única
posibilidad de comunicarse. Los paseos por los
andenes, las miradas desde las ventanillas, los
comentarios con el maquinista y las conversaciones
con los recién llegados sería la manera más práctica y
conocida de enterarse por ejemplo de las condiciones
del tiempo, de los milímetros caídos en la lluvia
reciente, del estado de salud de algún enfermo
internado en el hospital más cercano, de los
movimientos de las cooperativas, del día en que
pagarían los ingenios azucareros y de una interminable
499
serie de cuestiones más que hacían al devenir de la
vida, en aquellos tiempos y en aquellos parajes.
Así, contemplativamente y en una mezcla de
cansancio, sueño, curiosidad y calma, mi madre
aproximaba sus sentidos a una primera conciencia del
país al que llegaba, rescatando a cada instante los cien
millones de ecos de su lengua castellana... Traspasada
de emociones, reconocía aquella primera invasión de
felicidad que sintió al bajar en el puerto de Buenos
Aires. En adelante, y en esta tierra tan favorecida por la
mano del Creador... al mecer de una cunita cantaría el
arrorró.
Y pensando en estas cosas se adormecía,
reclinada sobre el hombro de su amado esposo...
500
CAPÍTULO 44
Argentina, tierra de paz
El tren detuvo su marcha en la estación de la
ciudad de Reconquista. ¡Al fin silenciaba su golpeteo
sobre las vías! El largo viaje concluía para Pascual y
Pilar. Felizmente llegaban a destino. Descendieron con
ellos unos cuantos pasajeros. Otros subían
rápidamente para ubicar sus cosas dentro del tren que
en pocos minutos más seguiría marchando hacia las
próximas localidades norteñas, subiendo y bajando
gente en las estaciones Ewald, Moussy, Lanteri,
Ingeniero Chanourdié, Paul Groussac. Así, hasta
traspasar los límites de la provincia con forma de bota
alta e internarse en la vecina del Chaco.
El frío día del mes de Julio obligaba a vestir los
abrigos. Caía la tarde y el tibio sol de invierno se
apagaba en el poniente. Muy pronto las luces de la
antigua estación se irían encendiendo poco a poco.
Frente al playón y a los galpones, Pascual veía
muchos vagones cargados y a la espera de otra vieja
locomotora que los trasladaría en los días siguientes.
501
Reconociendo el aroma de los grandes eucaliptos, que
en cualquier época del año dejan sentir su conocido
olor, mi padre se sentía como regresando al lugar más
familiar del mundo, tan familiar como lo es entrar a
nuestra casa y saludar a los que encontramos dentro.
Gestos como, el de levantar la mano al guarda antes
de marcharse o caminar hasta la ventanilla para
saludar al boletero Don Mulassano y cruzar algún
comentario, serían los gestos más naturales y
repetidos del colono que siempre sería Pascual.
Aunque, en esta única ocasión y a diferencia de las
otras no regresaba del campo, sino de su emocionante
viaje a España, y además, lo hacía acompañado de
aquella mujer española que una vez cuando fue chico
le oyera a su padre decir: “ te juntas unas pesetas y te
vuelves ... quizás puedas casarte con una mujer
española... quiero decir de tu misma sangre... piénsalo
bien que tú ya eres un hombre...”. Luego de cargar las
valijas, Pascual y su mujer española subieron a uno de
los autos de alquiler que en la estación aguardaban a
los pasajeros sin coches. La indicación al conductor
seguramente fue de Pascual: -“llévenos hasta la Casa
Carlitos”.
502
Entre tanto imagino a mi madre muy cansada,
aunque mirando hacia sus alrededores y observando la
ciudad de la que tanto le oyó decir a Pascual en las
caminatas del mes de Marzo, allá, en Alcorisa. Aquel,
su pueblito entre montañas que hacía sentir duramente
los inviernos, lo llevaría grabado como el dueño y
señor de su alma. Sin embargo, la perla del norte
santafesino tal cual su nombre lo sugiere, la iría
conquistando y reconquistando lentamente, desde el
primer pie en el andén hasta el final de sus días.
Prendiéndosele al pecho como un niño hambriento,
Reconquista y su gente amigable, el cariño de la
familia que en ella tendría, además de la historia
especial que la pequeña ciudad posee, irían
enamorando a su corazón ansioso y necesitado de
echar raíces en tierras de paz...
Aún dentro del auto, en tanto que su marido no
dejaba de hablar con el conductor, Pilar miraba las
callecitas de tierra con las que Reconquista se le iba
abriendo. Las veía anchas, llanas y con grandes
árboles. Alcanzaba además a sentirles ese particular
olor a tierra mojada que les dejaba la visita ocasional
de un viejo camión regador. El auto avanzaba en
503
dirección hacia la esquina de Mitre y Obligado. En
ambos viajeros crecía la ansiedad incontrolable de
esos momentos anteriores a un gran encuentro.
Pascual regresaba a sus más queridos con el gesto del
hombre más feliz del mundo, en tanto que Pilar se
preparaba para conocer a la nueva familia,
especialmente a sus nuevos sobrinos.
El tío Pascual visitaba nuevamente la “Casa
Carlitos” después de cuatro meses de no hacerlo. Esta
vez, llegaba de España. Tenía muchas cosas que
contar, algunos regalos para sus sobrinos y una tía
para presentarles.
Las recomendaciones maternas y paternas a
Olga y Carlos, debieron oírse desde el desayuno en la
mañana, como por ejemplo:
-“ Vos Olguita, saludas a la tía de la misma
forma que al tío Pascual, no quiero verte esa cara
estirada que pones cuando te haces la orgullosa,
tampoco quiero saber que le estés haciendo señas a tu
hermano. ¡Ah, me olvidaba... y si el tío Pascual
recuerda cortarte pan, no lo tires abajo de la mesa,
comelo aunque te cueste. ¿Me oís?, que no voy a
soportar papelones!...”
504
También me parece oír al tío Manuel diciendo:
-“Ustedes dos se comportan como las dos
personas grandes y educadas que ya son, no
interrumpan las conversaciones de los adultos y
contesten con amabilidad cuando se les dirija la
palabra. Coman todo lo que se les sirva en los platos,
especialmente, esto último va para vos, Carlitos.
demás quiero que sientan la alegría que tengo yo de
volver a abrazar a mi querido hermano y de conocer a
su señora recién llegada de España”.
Ante estas advertencias, el recibimiento, las
presentaciones y los saludos debieron ocurrir sin
mayores inconvenientes. Manuel y Pascual se
abrazaron con lágrimas, de esas que evocan
emociones fuertes, duelos y reencuentros, y que sólo
suceden entre hermanos que se quieren mucho.
Fernanda besó a Pilar en ambas mejillas con la
naturalidad de quien recibe a un pariente muy
apreciado. Inmediatamente comenzó a tutearla y a
decirle “querida”, a mostrarle toda la casa y darles
indicaciones a su empleada para que hiciera sentir muy
bien a su concuñada. Después la llevó hasta la cocina
505
para mostrarle los preparativos de la cena con que los
estaban esperando y le dijo:
-“Sentíte como en tu casa querida Pilar, no tenés
que pedir permiso para nada. Ahora, vamos que te
muestro la pieza que les preparé para ustedes”.
Y ya dentro de la habitación le dijo en secreto
que sus hijos estaban un poquitito celosos porque el tío
se les había casado, y agregó -“pero vos no les hagas
caso y vas a ver qué pronto se les va a pasar...”.
Y así fue. Los celos de Carlitos desaparecían si
su hermana dejaba de decirle cosas, y además, cada
vez que oía hablar a su tía española, con ese timbre
tan lindo y esos ojos tan verdes, no hacía más que
comprender el metejón del tío Pascual. En cambio,
Olguita resistió más a la conquista de la tía española.
Sin embargo, como Pilar ya lo había pensado en lo de
María, el tiempo se encargaría de hacer su obra y la
llegada de algún primito, seguramente también.
Aquella noche Pascual no hacía más que contar
cosas de España y festejar los platos de la cena. En un
instante con aire de fuertes nostalgias, dijo:
-“Manuel, le he pedido a nuestra madre que se
venga a vivir con nosotros... La pobre, me contestó que
506
yo estoy loco, y que ella, ya está muy vieja para hacer
semejante viaje. Quizás tenga algo de razón...
También lo hice con mis suegros y casi los convenzo.
Sabes que Don Pascual Nuez tiene allí en Alcorisa una
fábrica de tejas. Yo le decía que tranquilamente podría
tenerla aquí, en Reconquista. Mi suegro es un hombre
muy bueno y aferrado a toda su familia... Sin embargo
me prometió que hablaría con todos ellos”.
A Manuel se lo notaría sensible, emocionado, tal
vez muy sintonizado con ese hermano que no cesaba
de hablar, de mostrarse entusiasmado, bastante
melancólico y a la vez algo delirante. Por unos
instantes creyó que Fernanda tenía algo de razón
cuando le repetía que tenía un hermano medio
chiflado. Su anciana madre parecía tener una opinión
similar desde el otro continente. No conseguía
entender el porqué de tantas ilusiones metidas en “esa
cabeza”. Pensaba si se debían a la tristeza de despedir
a los familiares de allí, que sabía muy bien no estaban,
quizás sería porque el tan añorado viaje a España ya
había finalizado. También debió considerar las
emociones que produce el enamoramiento. Se le
ocurrió creer que los delirios de su hermano fluían
507
naturalmente porque se había casado recientemente,
porque estaba de regreso junto a ellos, porque pronto
volvería a ese campo que era su vida, y también,
porque las nostalgias demasiado elocuentes muchas
veces las producen el beber un buen vino!...
¿Comprendería mi tío Manuel que se vive mejor
cuando soñamos un poco?... ¿Que no hay nadie que
llegue más allá de sus propios sueños?... ¿Aceptaría
que su hermano era medio chiflado pero soñador como
pocos?...
A su cuñada Pilar se la veía animada, serena,
no demasiado conversadora, más bien con su silencio
parecía acordar con las ilusiones de su marido.
En otro momento de aquella especial cena, con
un gesto entristecido Pascual dijo:
-“En España las cosas no están bien como me
pudieron parecer a mí. He estado poco tiempo. Pilar
podría hablarles mucho rato de todo aquello, pero sé
que no le gusta hacerlo” - y agregó:
-“¡Es que esa guerra que los nuestros han
pasado no ha dejado nada bueno, ¿sabéis?!...”
508
Manteniendo su acostumbrada serenidad,
aunque con signos de preocupación y angustia,
Manuel dijo:
-“Yo entiendo perfectamente aunque no me
digáis demasiado, pues sé muy bien lo que se logró
con la guerra...”.
Y luego de un largo silencio, de esos que
reflejan las amarguras de ideales rotos, de esos en los
que nadie irrumpe suspirando y cambiando de tema,
Manuel agregó:
-“Le escribiré a Julián pidiéndole que se vengan.
Le insistiré en que aquí se vive mejor... aunque
¿problemas?..., ¡pues los habrá en todas partes,
claro!”.
Dejando de lado aquellos pensamientos tristes,
Pascual dijo con su acostumbrado optimismo:
-“Pilar y yo nos marcharemos a vivir un tiempo al
campo. Necesito enterarme de cómo marcharon las
cosas en estos meses y averiguar qué facilidades está
dando el gobierno a los colonos. En fin... tengo
esperanzas de que habrá buenas cosechas para este
año...”.
509
Y seguidamente, mirando a su querida Pilar y
con gesto de agrandado, dijo:
-“Con Pilar llevamos ilusiones de comprar un
terreno en Reconquista y hacernos nuestra casa. Así
podremos alojar al que quiera venir de España y
también lógicamente a los que la vida nos ha de ir
trayendo!...”
Pilar parpadeó con asombro... ¿Cómo pudo
decir esto último su agrandado marido, si no le había
comentado nada aún? Ella pensaba que se debía a los
movimientos de la navegación, o tal vez, a los
comentados y desconocidos efectos que producía el
cruce del Ecuador, o quizás alguna otra razón aún no
confirmada, pero sí sospechada... Lo cierto era que
ese último mes su matriz no había llorado...
Aquella cena señaló el comienzo de un plan que
llevarían adelante los dos hermanos Calvo y desde
estas tierras de paz. Mi tío Manuel, fiel a su costumbre
de escribir y con la excelente letra de un
experimentado tenedor de libros, convencería a su
hermano Julián y a su desconocida cuñada Victoria, de
vender la gasolinera y cruzar definitivamente el
Atlántico, aunque esta vez trayendo a Doña
510
Concepción con ellos. Por otra parte, a Pascual le
tocaría hacer lo mismo con sus suegros. Aunque a
decir verdades, la que seguramente se sentaría a
escribir muy extensamente sería Pilar, ya que su
esposo trabajaba mucho el campo, y además, tenía
muy mala letra...
También aquella cena señaló el comienzo de
relaciones que se estrecharían cada día, sin dejar, por
supuesto, de creer que aparecerían muchas
diferencias, que bien vendrían para probar la calidad
de las primeras. Por ejemplo y entre otras muchas
cosas, quiero decir que no sé si mi prima Olga dejó de
resistir a la conquista de su tía el día que Pilar le
entregó el vestido plisado que le había hecho.
Tampoco sé por cuánto tiempo miró odiosamente al tío
Pascual o si le seguiría pidiendo plata como aquella
vez que lo vio en la plaza paseando con una mujer. Sin
embargo, lo que sí sé, es que al terminar la cena y en
unos segundos en que Pilar se retiraba de la mesa,
Fernanda se acercó a su cuñado y al oído le preguntó:
-“¿Esta delicadeza de mujer te vas a llevar al
campo?...”
Y Pascual serenamente le contestó:
511
-“Sí mi querida cuñada, no tengas miedo. Ella
vendrá conmigo a donde yo vaya. ¿Es mi señora,
no?...”
Con el típico gesto del que trata con un cabeza
dura, Fernanda dijo:
-“Vos estás totalmente chiflado Pascual. Esa
mujer no es para vivir en el campo. ¡Date cuenta!...
¿Qué va a hacer en Chanourdié? Dejála viviendo con
nosotros hasta que se hagan la casa y mientras, vos...
seguí yendo y viniendo en ese bendito tren!...”
512
CAPÍTULO 45
Argentina tierra mía
Y Pilar junto a su marido se marchó a vivir al
campo. Con ese corazón tan generoso latiendo por
dentro y tan fiel al don de la hospitalidad que la
herencia genética le indicaba, la tía Fernanda, como
viendo algunas cosas que todavía no sucederían, le
dijo al despedirla:
-“Vos querida Pilar llamáme desde la estación al
teléfono de la tienda por cualquier cosa que te pase, o
mandás a alguien. Ese mismo día te hago buscar. Mirá
que Pascual va a andar todo el santo día en el tractor y
con los peones. A mí - que no me digan - que aunque
estés con la mujer del encargado y con la tracalada de
chicos que la pobre tiene, ¿No te vas a sentir medio
sola?...” Pilar abrazó a su cuñada conmovida por la
preocupación que ésta le mostraba. Le agradeció su
generosidad y le dijo:
-“Pues anda mujer - no eches miedo de nada -
que solos se sienten los que quieren estarlo”.
513
A Pascual le urgía volver al campo. Su
encargado de confianza Mundo Bello Artal lo esperaba
con preocupación, ya que según lo acordado Don
Calvo estaba un poco retrasado. Claro es que sabía el
motivo del atraso y también que vendría con su
“señorcita” a Chanourdié.
La estación de trenes de Ingeniero Chanourdié
siempre fue muy chiquita. Frente a ella se encontraba
el campo de Pascual. A unos cuantos metros de
distancia podía verse la pequeña casa, entre algunos
grandes árboles. Pascual se bajaba del tren y hacía
medio kilómetro por camino de tierra hasta llegar a la
tranquera de entrada al campo. Algunas veces, Artala
(así lo llamaba Pascual y nunca se sacó la costumbre
en los muchos años que trabajaron juntos), lo esperaba
con el tractor a la orilla de la ruta para hacer algún
trámite en el pueblo.
Esta vez desde la casa Mundo Bello aguardaría
la llegada del tren. Cuando oyera el silbato subiría
rápidamente al tractor e iría a buscar a Don Calvo y a
su señora. A Pascual se lo notaría muy ansioso por
llegar, mirando de un lugar a otro, conociendo de
memoria cada kilómetro que el tren dejaba atrás, cada
514
población, los kilómetros distantes entre una y otra,
cada chacra, si hacía falta o no una buena lluvia y si
era conveniente pasar el arado otra vez más. Desde
arriba del tren habría visto su casa. Al bajar y girar
hacia la ruta debió ver allí a lo lejos, a Artala,
saludándolo con el sombrero y junto al querido y
extrañado tractor. Creo que en ese momento, mi padre
debió sentir esa impresión traicionera y un tanto
neurótica con que nos juega a veces el tiempo, esa
sensación de que todo había sido soñado, ese
sacudón con el que la realidad nos recibe cuando
volvemos a ella después de una larga ausencia. Lo
imagino saludar a Artala con su natural familiaridad y
presentando a Pilar como si se tratara de una reina.
También me parece verlo mirando hacia el campo,
haciendo algunos comentarios animados, cargando
unos paquetes y saltando al tractor tan fácilmente
como lo haría un gato a una silla. Se me ocurre que mi
madre lo miraría, recordando al americano que la había
seducido y enamorado. Ahora podía ver con toda
nitidez. Ante sus ojos aparecía un hombre de campo, ni
tan americano, ni tan seductor, pero extremadamente
simpático y muy querible, (si se me permite el término),
515
que le extendería el brazo ayudándola a subir a su
querido tractor. Aunque si de decir verdades se trata,
muchas de estas cosas son producto de mi
imaginación y afirmaría que no deben estar demasiado
alejadas de lo que realmente fueron. Pero en particular
diría, que en los momentos en que mis padres llegaban
al campo yo los estaba viendo con mis propios ojos
desde no sé bien qué lugar, que, acordando (y no es
mi caso) con alguna teoría esotérica, se diría que tal
sitio existe. También me parece muy real creer que la
presencia de Pilar arriba del tractor devolvía a mi padre
a su realidad de trabajador de campo, de colono
norteño, de chacarero, aunque ahora en la feliz
compañía de su querida mujer. Los veo reír y marchar
hacia la casa...
Siempre me pregunté cómo es que a mi papá
nunca le conocí un auto. Sí, tractores viejos, carros y
arados. Una vez le dibujé mi tractor preferido. Lo hice
grande como lo veía, lo pinté de color verde y en un
costado le escribí en letras enormes CASE. A mi papá
le encantó. Por supuesto que a él, lo dibujé manejando,
le hice los lentes y además le puse un sombrero para
protegerlo del sol. Recuerdo que para subirse al CASE
516
había que ser un poco audaz, es decir, más que subir
había que trepar, y siempre era más fácil si alguno
desde arriba te pegaba un tironcito. Al ponerse en
marcha el motor, yo sentía una emoción parecida a la
de Pascualito dentro del side car de la moto de su
hermano Julián, allá lejos y hace tiempo, en España.
Debía obedecer fielmente las recomendaciones que mi
papá me hacía al llevarme en el tractor. Me decía:
-“Agárrate siempre muy bien del guardabarros,
¿me oyes bien hija mía?...”
En los viejos tiempos de Banderaló, Pascual
había tenido una moto Harley Davison con la que vino
a Reconquista para bautizar a su ahijada. Después
tuvo un Ford A. Hay unas cuantas fotos de él, con traje
y sombrero junto a un auto de esos. Se lo ve con una
pinta bárbara. ¡Cómo no se iba a enamorar mi
madre!... Sin embargo, cuando le apostó su vida a
aquello de arrendar una chacra y ver qué resultaba de
ello, debió vender todo y seguramente compró un
tractor. ¡Ah... y una bicicleta que llevaba y traía en el
tren!...
Pascual retomó sus trabajos en el campo. Como
diría Artala, “Don Calvo se venía con su señorcita que
517
me lo tenía animado para todo...”. Confiaba en que si
las cosechas anteriores le habían permitido viajar a
España, las próximas le facilitarían ayudar a sus
suegros a venir a la Argentina y quizás también ir
viendo algún terreno en Reconquista.
Pero la tía Fernanda estaba en lo cierto con
aquello de que “te vas a sentir medio sola, mira que
Pascual anda siempre arriba del tractor”. Sin embargo
a Pilar no le sería demasiado problema ya que contaba
con un mundo interior que le permitiría en primera
instancia tratar de adaptase a la vida de campo. La
compañía de ese fuerte don, (que admiré siempre y no
tuve la dicha de heredar) le posibilitaba pensar,
observar, crear, pintar, escribir y llevar adelante una
serie de actividades como por ejemplo cuidar de un
gallinero que le proveía los huevos con los que
preparar una gran tortilla para esperar a su marido, o
amasar en una artesa el pan de la semana y cocinarlo
en un horno de barro, o coser el cotín de un colchón al
que llenaría con lana bien escarmenada y cubriría con
gruesas mantas, o también preparar algunas sabanitas
de cuna y bordearlas en vainilla. Así, realizaría tantas
518
cosas más que la irían aferrando a esta tierra, como
sintiéndola propia...
Sin embargo un mal día de aquella
recientemente iniciada vida de campo, la matriz de
Pilar lloró y lloró demasiado... Debió abandonar a sus
gallinas, dejó de amasar el pan y aún con sus gruesas
mantas sentía mucho frío...
El que siempre habría sido un gran médico en
Reconquista, el doctor Armas, apuesto y muy amable,
acudió de inmediato a la “Casa Carlitos”, respondiendo
al llamado urgente que le hiciera la tía Fernanda.
Asistió a Pilar con la tranquilidad que le faltaba a
Pascual, que caminaba de un sitio a otro nervioso y
asustado. Al finalizar, en tanto que la tía pasaba a la
habitación para acompañar a mi madre, el doctor alejó
unos pasos a mi padre, que había permanecido
pegado a la puerta y entonces, con la autoridad que
significa llevar la investidura de médico y con la
serenidad de un viejo sabio, puso su mano en el
hombro de mi padre y le dijo:
-“Don Calvo, es necesario dejar a Pilar en
Reconquista. Quiero verla en el sanatorio mañana. No
se asuste Pascual con lo que voy a decirle, pero,
519
lamentablemente su señora ha perdido el embarazo y
tiene que hacer reposo absoluto. Les recomiendo que
esperen unos meses a que su matriz se recupere antes
de intentarlo otra vez, sabe?... Déjela aquí con su
cuñada Fernanda que va a estar muy bien cuidada y
esperemos que pronto ande bien!”.
Mi padre, que admiró a cuanto médico la vida le
diera a conocer, le preguntó entonces por qué había
sucedido. El querido doctor contestó que no había
causa específica, que simplemente era un embarazo
que se había presentado mal, que Pilar era una mujer
sana y que volvería a embarazarse. Lo saludó con un
fuerte apretón de manos, de esos que tranquilizan a
cualquiera y se retiró de la casa. Entonces Pascual se
encaminó para ver a su mujer. Llevaría la cara
alargada que muy pocas veces le vi. Fernanda los
debió dejar solos, supongo... Quizás lloraron... no lo sé.
Sin embargo estoy segura que Pilar dijo: “¡Si
estuviera aquí mi madre!...” Pascual seguramente la
abrazó indicando que estaba él y le recordó: “Pues en
poco tiempo la tendrás contigo, Pilar de mi alma!...”
Así se cumplía lo que la tía Fernanda había
entrevisto. Pilar permaneció en la “Casa Carlitos” y
520
Pascual no hacía más que ir y venir en tren. Algunas
veces lo hacía en su bicicleta.
Un día su cuñada le dijo:
-“Escucháme un poco Pascual, el doctor dijo que
Pilar ya está bien. Pero yo creo que va a ser mucho
mejor que se quede en casa. Acá, ¿vos viste?, hay
más comodidades, tenemos luz, agua, el pan lo
compramos todos los días. Además tiene la compañía
e nosotros, puede conversar con cualquier cliente de la
tienda, si quiere puede pintar sus cuadros y podemos
salir a pasear y mirar vidrieras, también sería bueno
que le enseñe a coser a Olguita. Vos sabés que tu
sobrina va a aprender a lo de Ana de Barbatto que es
tan excelente modista, pero esta hija mía se la pasa
charlando con sus hijas y no hacen nada. En fin, un
montón de cosas, ¡Qué te voy a explicar que ya no
sepas, querido Pascual!...”
Pascual escuchaba atentamente a su cuñada
(aunque pocas veces le llevaba el apunte),
emocionado esta vez de ver cuánto que Fernanda
apreciaba a Pilar. Su cuñada tenía toda la razón del
mundo. Lo sabía aunque nadie se lo remarcase. Sin
521
embargo la idea de despegarse de su señora lo volvía
loco. Fernanda volvió a decirle:
-“¿Por qué no hablas con Pilar y ves qué dice
ella? Decíle que se quede, que va a ser mejor que
volver a la chacra. Después de todo ustedes acá tienen
su pieza, no?... ¡Convencéte Pascual!...
Y Pascual le contestó:
-“No es que no esté convencido querida cuñada –
tampoco soy un tonto - lo que me joroba es no tener a
Pilar conmigo!...”
-“¡Ay Pascual!...” -le dijo su cuñada- “¿Explicáme
entonces, cómo vas a hacer cuando llegue la familia de
España y tengas que compartirla con todos ellos?.
Mejor anda acostumbrándote desde ahora”...
Muy difícil le resultó a Pascual despertar sin
Pilar a su lado. No sentirla, no escuchar su hermosa
voz, no contarle algunas cosas, quizás algún sueño. El
mullido colchón de lana ahora resultaba grande y las
gruesas mantas parecían no abrigarlo demasiado.
Aquello de dormir juntos, sería un exquisito privilegio
de sólo unos días en la semana. Y debía
acostumbrarse, porque de sobras sabía que Pilar no
522
era mujer para el campo, lo había comprendido desde
el primer momento en que la conoció.
Así es como el pobre de mi padre siguió
apostándole al campo, extrañando a su mujer cada día,
yendo y viniendo en ese bendito tren como decía la tía
Fernanda, o pegado a una bicicleta como lo recuerdo
yo...
Mas volviendo a los tiempos de Chanourdie y a
las buenas cosechas, corría el año 1953. El día 5 de
Junio de ese año zarpaba nuevamente del puerto de la
ciudad de Barcelona el reconocido transatlántico Giulio
Césare. Entre sus pasajeros a bordo traía a Don
Pascual Nuez de 56 años, casado y de profesión:
cerámica y sus labores, a Doña Carmen Espallargas
de Nuez de 51 años, casada, a dos hijos del
matrimonio, José Bernal de 18 años, soltero, y a María
Nuez de Adán de 30 años, casada. Junto a ellos
también navegaban Don Rafael Adán de 31 años,
casado y de profesión: cerámica y sus labores y la
pequeña hija de este segundo matrimonio, Josefina
Adán de apenas cinco años. En sus pasaportes
aparecen varios sellos, en uno de ellos se lee:
“República Argentina. Dirección Nacional de
523
Migraciones. Entrada 20 de Junio 1953. Destino:
Ingeniero Chanourdie, Reconquista”.
He meditado largamente en aquella decisión de
mis abuelos y de mis tíos, decisión que fue tomada
bajo la dictadura de Franco y a catorce años de
finalizada la guerra. Es una de las razones por las que
escribo esta larga historia. Pensé en seres que habían
vivido demasiadas cosas y que no contaban con años
jóvenes como para andar probando aventuras. Intenté
averiguar cuáles fueron los motivos de más peso a la
hora de dejar España. Escuché respuestas y razones
variadas. Recalé en la memoria olvidada de algunos
ancianos españoles que conocí recientemente y por los
que siento mucho aprecio. Oí expresiones tales como
“Argentina era un paraíso” o también “en esta tierra tú
enrunabas una patata y luego tenías miles y no venía
el gobierno a requisártelas”, y otra como, “acá, el
trabajo de uno valía”, y también “por aquí no veías
gente que le faltara un brazo o una pierna” y así, una
serie de expresiones y de gestos que no me serán fácil
olvidarlos.
Tengo ante mis ojos la copia de una poesía que
escribió mi abuelo al faltarle su amada esposa. Es una
524
poesía dolorosísima que pocas veces leo porque
termino lagrimeando. Sin embargo, las palabras con
las que comienza concretan a mi entender, la única
razón de aquella decisión, tomada ya a sus cincuenta y
seis sufridos años. Dice así: “Abandonamos España / por
venir a la Argentina / por reunirnos todos / con la hija más
pequeña / Y estamos en la Argentina / la familia con los
padres / y ha sido la desgracia / que nos ha faltado la madre
/...”. No es mi intención transcribirla completamente.
Algo me indica guardar silencio, quizás, saber que mi
madre la encontró dentro del bolsillo que va pegado al
corazón en una de las camisas de su padre, cuando él
también faltó...
La llegada de mis abuelos fue un día grandioso
sumado a los festejos del día de la bandera argentina.
Mi padre fue a esperarlos al puerto de Buenos Aires.
Faltando sólo ocho días para cumplirse el año del
desembarque junto a su esposa, arribaban ahora sus
esperados suegros y demás familia. Esos dos
Pascuales que fueron mi padre y mi abuelo y que como
dije antes, están muy vivos en mi corazón, se
abrazaban aquel 20 de Junio de 1953 con enorme
alegría y muchas esperanzas en esta tierra mía...
525
Entre tanto en la “Casa Carlitos”, Pilar esperaba
a su familia con gran ansiedad, traspasada de
emociones, con lágrimas de felicidad y también con
una panza bastante grande...
El reencuentro debió ser emocionante.
Pensando en él y tratando de imaginarlo, (es que otra
vez reconozco mi incapacidad de relatar emociones tan
fuertes). Aún así, voy a intentarlo. Me parece ver a
Pilar lagrimeando y mostrando su panza a todos, me
parece ver a la pequeña Josefinica colgada del cuello
de su tía, me parece ver a Don Pascual Nuez y a Don
Manuel Calvo dándose un fuerte apretón de manos,
me parece ver a mi abuela Carmen y a mi tía Fernanda
saludarse con cariño, me parece ver a Pascual
invitando a su cuñado Rafael a conocer el campo, me
parece ver a María abrazarse a su querida hermana y
preguntando: “¿Será otra Pilarica?...”, me parece ver a
Olga y a Carlos tratando de no poner caras tan largas y
saludando al tímido de José, que por tener dieciocho
años ya, no se prendería a las polleras de su madre.
Me parece ver tantas cosas que me emocionan... ¡Ah!,
me olvidaba, me parece ver a Victorina, tan alegre y
dispuesta como lo fue siempre, enloqueciendo con
526
tantos aragoneses en casa. Andaría la pobre corriendo
de un lado a otro, tratando de atender a tanta familia, y
en los contados minutos que veía a su novio, le
comentaría: “Pero quién iría a creer que Pascual
traería tanta familia a la Argentina... ¿Viste mi amor?...”
Victorina era una excelente niñera, diría yo, de
esas que se toman tan a pecho la responsabilidad de
criar y ayudar en la educación de los niños, que no se
despegan de ella, jamás. Daría la impresión que
Olguita y Carlitos se hicieron grandes sin que ella se
diera cuenta, y aunque ya no necesitaban de sus
cuidados vigilantes, seguiría haciéndolo de por vida.
Por decirlo de otro modo, sólo el amor de un buen
hombre, (demasiado flaco según mi parecer) como lo
fue Humberto Estecchina, se la llevaría de la “Casa
Carlitos” a unas pocas cuadras de allí, y cualquiera
podrá imaginar el nombre de la niñita que tuvieron:
Olguita!...
Casi al principio de esta historia conté que al
entrar por la ruta a Reconquista, a mano derecha y
bien frente al hospital, hay una pequeña virgencita de
dulce mirada y sobre un pedestal muy alto. Desde allí
arriba, mira a todos los que entran por la ruta y parece
527
decirles: ¡Pasen, pasen, que la ciudad es chiquita pero
hay gente que tiene el corazón muy grande!...
Don Torres, así le decían en mi familia a un
señor mayor, desgraciadamente sordo, muy bueno y
aún soltero, tenía su casa al final de la calle Iriondo,
dos cuadras antes de llegar a las vías. La ofreció a
Pascual para alojar a los llegados de España. Mis
abuelos y tíos estuvieron casi un año con él. María y mi
abuela Carmen le convidaban esos guisos españoles
que tanto extrañó cuando se fueron de su casa.
Después, era Don Torres el que los visitaba. Mi tía
María me decía que los extrañaba como si fueran su
familia y que al fin se casó.
Entre tanto, el 21 de Octubre de 1953 en el
sanatorio Reconquista y mediante la atención del
doctor Armas, saldría a este mundo mi hermana
mayor. La muy cruzada, contradiciendo la ley natural
que le indica a todo niño cómo poner la cabeza y
asomar sin demasiado trauma para nadie, al momento
de salir levantó su cabeza ocasionando así el primero
de los problemas que le daría a su progenitora. El
doctor debió practicar un fórceps, que como el término
lo deja claro, forzó a la mocosa de su capricho y la
528
arrancó de su crispada madre. Las grandes manos del
doctor le dieron el primer chirlo en las nalgas, en señal
de que con la vida no se joroba, la levantaron en alto y
la presentaron a su emocionada madre. La recibió con
lágrimas y le dijo al oído: “Vas a llamarte como yo y
tendrás algo de tu tía”. Así nació María del Pilar,
Pilarica para los venidos de España y Pili para los
demás.
Esta hermana es sencillamente extraordinaria,
especial, divina; virtudes que no sé bien en qué
momentos le fueron dadas, porque cuando era
chiquita, me contaron que era una enanita caprichosa y
llorona, acaparadora de la atención de cuanto adulto le
caminara cerca. La conquista realizada sobre sus
primos Olga y Carlos fue tan inmediata que cargó
sobre ellos la responsabilidad de una primera ahijada.
Sus enamorados padres caminaban por la plaza en los
momentos de asomar la luna. Su papá, que la llevaba
en brazos, miraba hacia el cielo y curiosamente
preguntaba a su esposa: “¿Pilar, has visto dónde está
la luna?... La pequeña Pilarica, tan vital como lo sería
siempre y adelantándose a su madre, rotaba los ojitos
hacia todos lados hasta encontrarla y entonces
529
apuntaba con su manito y gritaba muy fuerte: “ata”.
Con esta gracia lograba embobar más aún a los
enamorados (especialmente a su papá, que no dejó
jamás de recordarla). Sus padres la adoraban... Pili ha
sido en cierto modo la luna de ellos... y no sólo eso,
sino que al nacer, su tío José, tan contento con ella se
sentía, que invitó a sus amigos argentinos a tomar
cerveza. “¡Qué hostias, que nació mi primera sobrina
en la Argentina!...”
La “Hispano Argentina” - Cerámica en General -
de Pilar N. de Calvo y Cía, Escritorio: Bmé. Mitre 715 -
Reconquista. Ésta, se lee en el membrete de una vieja
factura que guardo como recuerdo de la ladrillería que
Don Pascual Nuez, junto a su gran familia instalaría en
Reconquista, cumpliendo así con aquella idea que le
diera su yerno Pascual Calvo en España, cuando le
decía: “esa hermosa tejería que usted tiene aquí en
Alcorisa, pues tranquilamente puede tenerla en
Reconquista, que es una ciudad preciosa”.
Mi tío José me contó muchas cosas en relación
con la “Hispano Argentina”. Me dijo: “tu padre fue el
que nos dio el dinero para comprar las tres hectáreas y
530
media que se consiguieron, pero él siguió con su
campo. La tejería la hicieron mi padre y Rafael. Los
ayudaba Don Valentín Prieto, que después quedó
como encargado. Yo era medio chico todavía y no me
gustaba mucho trabajar. Hacía lo que mi padre me
mandaba y algunas veces me iba con tu padre al
campo porque me gustaba andar arriba del tractor.
Cuando nació “la Pili”, vine de Chanourdie y me fui a
tomar unas cuantas cervezas con unos amigos...”
Sin embargo todo comienzo es difícil y más aún
cuando se trata de tierras nuevas. El tío José me decía
que las primeras horneadas fracasaron, que los
ladrillos se rajaban y que el abuelo explicaba que se
debía a que la arcilla que traían del puerto tendría
mucha arena. Probaron con tierra que trajeron de las
islas, las mezclaban, le agregaban pasto, también
probaron con cáscaras de arroz y con virutas de
carpinterías.
Cualesquiera que hayan sido los aciertos y
desaciertos, lo cierto es que el abuelo no se
desanimaba. Contaba con muchos años de experiencia
como “el tejero de Alcorisa”, como para darle en la
tecla a las arcillas de estas tierras. Y así fue. Los
531
ladrillos y tejas que edificaron las casas de los venidos
de España, salieron de la “Hispano Argentina”.
Y no quiero olvidarme, teniendo presente
aquello de que hay gente que tiene el corazón grande,
de Don Pedro Vicentín. Yo lo conocí siendo casi un
anciano. Pedro Vicentín fue el fundador de las grandes
industrias aceiteras de la zona de Reconquista y
Avellaneda. Me contó mi tío Rafael, que a la llegada de
España, Don Pedro les vendió una máquina para hacer
ladrillos huecos y tejas, (“la galletera”, así la llamaban),
con la condición de que la pagarían cuando la
ladrillería empezara a dar ganancias y sin que fuera
necesario ni papeles ni firmas. ¡Qué bueno... pensé yo,
eran aquellos tiempos en que las palabras eran del
valor que hoy tienen los documentos firmados!
Los recuerdos de la tejería son muy queridos y
están inseparablemente ligados a los abuelos. En esas
tres hectáreas y media, que a mis ojos (y sin saber lo
que carajo era una hectárea) parecían interminables,
había de todo. Por empezar, había dos lagunas en las
que algunos intentamos aprender a nadar (sin éxito),
también había árboles, pastizales, arbustos, pájaros,
alguna víbora, sapos, ranas y un monito. Por otros
532
lugares te encontrabas con plantas de mandarinas,
limoneros, mamones, con un gallinero enorme y con la
famosa “Aurora”, vaca que a cambio de darnos su
preciosa leche, se instalaba en el medio de la senda
que te conducía a la tejería propiamente dicha, y no
sólo que la muy tonta no se correría de ella, sino que
se quedaba estúpidamente mirándote, moviendo su
desagradable cola hacia un lado y otro y desafiándote
con su inmensa masa, como diciendo: “ acercáte!...,
vení!..., intentá sacarme del medio y vamos a ver quién
es el que primero sale corriendo?...” Mi hermano Paco
(audaz desde pequeñito) cuenta con la masculina
experiencia (jamás olvidada) de plantarse frente a la
Aurora (con sus brazos afirmados en la cintura) y
desde su amenazante estatura (demasiado corta
según la vaca) ordenarle que se retirase. También
cuenta con la exclusiva experiencia de ser levantado
en los cuernos de la lechera y bajo la insalvable acción
del campo gravitatorio terrestre, ser lanzado por el
aire...
Sin embargo aunque la loca de la Aurora no te
dejase pasar, igual desde lejos se podía sentir el
ceniciento olor del horno. Para mí, el horno era a la
533
tejería como el abuelo a toda la familia. Era como el
centro de muchas cosas. Era un largo túnel que se
encendía por uno de sus extremos y tenía un gran
aspirador en el otro. Sus puertitas bajas con forma de
arcos te permitían descubrir su interior. Era
emocionante!... Las paredes eran de ladrillos y adobe,
y arriba tenía unas cuantas boquillas por las que le
echaban en pequeños trozos la leña que se traía del
monte. Al techo se podía subir por una escalera de
cemento que el abuelo le había hecho y lo cubrió con
una larga galería techada. Se podía caminar por
encima y mirar por sus boquillas el rojo fuego de allí
abajo. A un costado del horno y por la parte de
adelante se entraba a una extensa superficie también
techada que llamaban “el secadero”. Lo primero que
encontrabas era al abuelo y a Don Valentín, cortando
ladrillos. El barro salía de una especie de máquina que
le llamaban “amasadora”, pasaba por otra que lo
prensaba y después por la que le decían “la galletera”.
También había un motor que dejaba sentir el ruido de
su trabajo desde bastante lejos de la entrada a la
tejería. Si seguías caminando, empezabas a ver las
estibas de ladrillos, una detrás de la otra y
534
especialmente dispuestas como para jugar a las
escondidas. Por el otro costado y por la parte de atrás,
encontrabas una gran extensión descubierta donde se
ponían a secar los ladrillos recién cortados. Además
sabía un inmenso tanque que proveía el agua para el
barro y para el pobre caballo “el Pampa”, que daba
vueltas obedientemente en lo que llamaban “el
pisadero”. La “Hispano Argentina” era hermosa!...
Un día 2 de Febrero de 1955, en tanto que el
abuelo estaba en la tejería cortando fielmente sus
ladrillos, la abuela llegó con el aviso de que Pascualín
había nacido. Fue así: el pequeño Pascualín (audaz
desde el mismísimo momento de nacer) salió a las
corridas de dentro de su madre, al punto que la pobre
no hizo más que pujar un poco sobre su propia cama
con el auxilio de la recién llegada partera Teresa
Nogueira y bajo la mirada curiosa de la pequeña Pilarín
de apenas un año; que, a modo de limitarle sus
inquietos pasitos fue recluida dentro de su cuna. Desde
ese palco especial contempló por primera vez cómo
nace un niño (apurado) en este mundo. Diría, que esta
particular experiencia de ver a tan temprana edad a
535
nuestra madre trayéndonos un hermanito, es lo que fijó
en Pili la vocación de médica obstetra, vocación que
actualmente ejerce tan fielmente como en otros
tiempos el abuelo su oficio de tejero. Aquella situación
de emergencia que podría decirse fue el nacimiento de
mi hermano Paco, me la relató recientemente mi prima
Olga. Me contó que ella había salido corriendo a la
farmacia y cuando volvió, encontró a Pili muy
firmemente parada en su cunita y mirando todo
atentamente. También me dijo: “Tu abuelo Pascual esa
vez carneó un chancho, hizo chorizos, morcillas y
jamón...”. ¡Qué bueno pensé yo, “tres Pascuales” en la
familia es para festejarlo!...
Este tercer Pascual de mi familia es una de las
personas más buenas que caminan por este mundo.
De otra manera (y rebajando “un cambio”), mis hijas
afirman que el tío Paco es el mejor tío del mundo...
Paco, (Paquín de chiquito) fue una especie de
mano derecha para su padre, en el sentido siguiente: si
es que con la mano derecha aprendimos a valernos en
la vida... después, mejor será que nunca nos falte!...
Pues el Paquín chiquito aprendería de todo en relación
con todo, ¿me explico? Con el campo, con los
536
tractores, con motores, magnetos y cigüeñales, con
arados de rastras y de discos a doble acción, con
arreglar bicicletas, con bajar al pozo de una bomba a
cambiar su filtro... En fin, quiero decir, se transformó en
la mano derecha de su padre... y mejor será que nunca
le falte!...
No podría dejar de escribir alguna anécdota de
entre una docena, relacionada con aquello de andar
pegado al padre como siendo su mano derecha y
aprendiendo tantas cosas. Al Paquín chiquito le
encantaba acompañar a su padre en los viajes en tren.
Algunas veces lo hacían en el lento tren de carga,
acompañando y dando charla a toda persona que
tuviera responsabilidades que cumplir dentro de la
locomotora. Eran tantas las horas de viaje, que se
preveía por ejemplo tomar mate o comer algo dentro
de la propia máquina. Al Paquín chiquito le daba
curiosidad ver el aro de hierro que el foguero colocaba
sobre no sé bien qué parte de la caldera. Y al rato,
(¡vaya a saberse por qué razón, el calor pasaba al aro
hasta ponerlo de un color rojizo!) el foguero colocaba
una gran sartén con aceite y hacía huevos fritos para
todos.
537
En las estaciones la máquina se detenía a
“tomar agua”. Esa expresión se usaba para decir que
necesitaban cargar el otro gran elemento que la
movería. El Paquín chiquito miraba a la locomotora que
parecía calmar su sed. Al finalizar se maravillaba de
ver cómo las manos de un solo hombre, el maquinista,
accionaban sus enormes palancas y ella tenía energía
nuevamente para salir lanzando chorros, como
enojada...
En el año 1956, el señor Lino Deguiusti vende a
Pascual Calvo un terreno para casa, ubicado en el
Solar 790 de la manzana 198 ángulo noreste, de 480
metros cuadrados. Así, más o menos se lee en la
escritura que mi hermano conserva de lo que fuera
“nuestra casa”. De ella, tendría infinidad de anécdotas
por contar y es que en ella transité los mejores años de
mi vida, la infancia. Papá me contó que en el terreno
había una pequeña pieza y que con la ayuda y
dirección del tío Perea, hicieron todo lo demás. A todo
esto, y sin conocer la fecha exacta del arribo, se
desprende que el tío Perea, la tía Bienve y sus cuatro
538
hijos también habían llegado a estas tierras en las que
se hacía lugar a todo el mundo...
La casa tenía techo de tejas a dos aguas que se
apoyaba en una impresionante viga central. De chica y
desde mi cama, miraba ese techo de tirantes de
madera apoyado sobre aquella viga enorme y entonces
le pregunté a mi papá quién la había hecho y cómo
hicieron para subirla hasta esa altura. Algunas
curiosidades con respecto a las estructuras y sus
montajes daban vueltas en mi cabeza. Papá me contó
que la había hecho el tío Perea, que había andado
construyendo puentes por España después de la
guerra y sabía de esas cosas. Entonces yo, satisfacía
mis curiosidades, entendiendo que aquella enorme
viga no sólo soportaba el techo de mi casa sino que
también podría sostener a un puente...
Al costado de la casa quedaba un terreno para
huerta, cercado con tres hilos de alambre de púas y en
el que podías encontrar limones, mamones, higos y
uvas, todo prolijamente dispuesto y cuidado por mi
abuelo Pascual. Al fondo de la casa estaba la bomba y
el galponcito que mi papá usaba para guardar cuanto
hierro traía del campo. Como algunos vecinos no
539
tenían agua, entonces entraban por lo que se llamaba
“el molinete” y una senda angosta los conducía
propiamente hasta la generosa bomba.
En esta casa nacería Violeta, el 2 de Agosto de
1956. Las circunstancias de su nacimiento parecieran
relacionarse con la flor que lleva su nombre. De otra
manera, quiero decir con la felicidad de haber nacido
en nuestra casa, con una abuela paciente y cuidadosa
que esperaría días y días hasta ver asomar su carita,
con una mamá feliz, dueña y señora de un jardín que
se agranda, y con un papá sorprendido, que jamás se
cansó de ponerle encanto al relato del nacimiento de
su tercera hija.
Lo particular fue que esta tercera hermana nació
exactamente cuando ella así lo dispuso, sin
atravesarse como su primera hermana ni saliendo a las
corridas como su hermano siguiente. Hizo esperar a
todos menos a su padre, que necesitando viajar al
campo y pasada la supuesta fecha en que debía darse
a conocer, partió en el conocido tren de siempre, con la
tranquilidad de que Doña Carmen cuidaría de los más
mínimos detalles. El mismo tren lo traería de regreso
540
dos o tres días después. Al llegar a casa encontró a su
suegra haciendo algunas cosas propias de las abuelas
que son muy cuidadosas, incluyendo, aquello de
disimular las grandes alegrías...
Pascual saludó expectante y preguntó: -“¿No
hay novedades?...”
-“Ninguna”- contestó su suegra, siendo tan
cómplice de su hija como aquella primera vez en
España, en que Pascual golpeó a la puerta buscando a
Pilar y lo recibió ella...
-“¿Dónde está Pilar?...” preguntó entonces
Pascual. Rayando con lo inmanejable de tan actuada
tranquilidad, la abuela dijo: “Se ha acostado un rato,
pues la pobre está ya en las últimas”.
Pascual aceleró su paso hacia la pieza
pensando ver a su mujer lista para comenzar a pujar.
Al entrar encontró a Pilar en cama y tan tranquila como
si nada!...
-“Cómo están las cosas en esta casa?...,
preguntó.
-“Pues muy bien, Pascual...” contestó mi mamá
y en un gesto de no aguantar más la espera, levantó
repentinamente las sábanas. Allí junto a ella, estaba
541
escondida Violeta. Su papá sorprendido de alegría, se
acercó a su niñita y no hacía más que decir “¡no
jodas... no jodas!...”, sin entenderse bien a quién se
dirigía tan elocuentemente...
Papá relató decena de veces esta “joda -
sorpresa”, dándole encanto a cada actuación, a la de la
abuela, a la de mamá y aún a la de su hija recién
nacida. Decía: -“Y cuando entré a la pieza, la muy
zorrita estaba calladita debajo de las sábanas, sin
hacer ni un solo ruidito, en total complicidad con su
madre. Y cuando Pilar destapó la cama... allí asomó la
Violetica con su carita preciosa para sorprender a su
padre recién llegado del campo”...
Así llegó Violeta al mundo. Preciosa como la vio
su padre al nacer, lo sería siempre. Violeta es única, es
bastante callada, muy pensante, segura de sí misma,
orgullosa, y con un montón de gracias más que heredó
(sin mezclas) de su madre.
Su papá le había fabricado una sillita especial
que montaba al caño de la bicicleta. Violetica tenía el
inmenso privilegio de pasear junto a él. La muy
orgullosa se instalaba dentro de ella cual una reina y
542
no había quién le cambiara el gusto. Una vez su papá
la llevó a visitar a la abuela Carmen. Al llegar, la abuela
salió corriendo a recibirla extendiéndole sus cariñosos
brazos, y la orgullosa reina tuvo el valor de despreciar
a su abuela en un claro gesto de que prefería continuar
en su sillita... Mi papá me contó que la abuela lagrimeó
ante tal desplante, sin embargo, disculpó a su nietita
inmediatamente. Yo pensé “borrega de miércoles,
espera a que yo nazca y vas a ver cómo te saco de la
sillita!...”
Violeta crecía bajo la vigilante y resignada
mirada de su hermanita mayor, Pili, que apenas
contaba sus años con tres deditos y debió dejar su
cuna para brindarle el lugar a su audaz hermano
Paquín, y seguidamente a la calladita Violeta. Hay una
foto de los tres que me encanta mirar. De ella puede
inferirse exactamente lo que cuento: a Pili se la ve con
un gesto que parece decir: “aquí estoy junto a estos
dos pegotes que se apuraron en seguirme y jamás me
los sacaré de encima”..., el Paquín chiquito tiene una
mirada que parece preguntarse: “qué hago yo en
medio de estas dos que van a hincharme la vida entera
con que les arregle sus bicicletas”, y la femenina
543
Violeta, con sus manitos sobre la cintura expresa:
“estos dos, que pataleen todo lo que tengan ganas,
que al fin de cuentas yo soy la más chiquita y por eso
uso la sillita y la cunita”...
La “casa jardín huerta” de Pilar y Pascual era el
lugar más encantador de la esquina de Amenábar y
Rivadavia. Se situaba a sólo una cuadra de la ruta por
la que se entra a la ciudad de Reconquista. Para
orientarse mejor si es que alguno quería ubicarla,
había que entrar por la ruta hasta ver el impresionante
tanque de agua que abastecía a casi toda la ciudad y
doblar por esa misma calle hacia la derecha, sólo una
cuadra. Allí estaba “nuestra casa”. Se podía caminar
hasta la puerta del frente, dar con los nudillos unos
fuertes golpes y esperar a que te atendieran, o mejor
aún, se podía ingresar directamente por el molinete,
golpeando las manos para dar aviso de llegada si es
que no tenías demasiada confianza. En caso contrario,
te podías mandar al patio gritando el nombre del que
viniste a buscar, por ejemplo Piliiii, Paquíííínnn,
Violetaaa. En fin... alguno te escuchaba y venía a
atenderte. Claro que, una sola precaución debías tener
544
presente: “no vayas a entrar gritando a la hora de la
siesta porque Doña Pilar te sacaba rajando”...
A la pintoresca entrada de la ciudad de
Reconquista, jalonada por la presencia de un
imponente tanque de agua corriente y revivida por el
trazado de la ruta nacional Nº 11, sólo le faltaba una
sola cosa: “una estación de venta de combustible”. El
tío Julián vendría de España a cubrir esa falta. Allí,
precisamente frente al gran tanque, Manuel Calvo y su
hermano Pascual, señalarían la compra de un terreno
para la construcción de dicha estación, cumpliendo así
con un viejo plan que había sido acordado en los
primeros días del mes de Julio de 1952. El tío Julián,
su señora Victoria, y sus hijos Asterio, Magdalena y
Julianín, vinieron también a esta Argentina de brazos
grandes, tierra que recibía a todos y les permitía vivir
en paz, trayendo junto a ellos al marido de Magdalena,
a sus pequeños hijos y a la abuela Doña Concepción
de tan sólo 85 años de edad...
Y, si a Reconquista le hacía falta una estación
de venta de combustible para hacer de ella una ciudad
encantadora, a la casa de los Calvo le faltaban dos
545
niñitas gemelas para transformarla en “la casita
encantada”. Las niñas vinieron al mundo el 5 de Mayo
de 1959, para alegría de su madre, abuelos y tíos, para
trastornar a tres hermanos que ya habían logrado
cierto equilibrio en préstamos de cuna, juguetes y
bicicletas, y para chasquear a su padre, que esperaba
un segundo varón al que quería llamar Robertito. Pilar,
inmensa como se iba poniendo, sospechaba llevar más
de un niño en su panza, pero aún, no existían los
ecógrafos para confirmar estas sospechas. La pequeña
Violetica disfrutaba a su mamá, sentada sobre su falda.
Una vez preguntó: “¿Dónde está el hermanito?”. Su
mamá le contestó “acá”, tocándose la panza. Entonces,
la ingenua y calladita niña, abrió el escote del vestido
de su mamá para ver si lograba descubrir al hermanito
que le sacaría, en principio la cuna, después la sillita...
Ese 5 de Mayo papá estaba en casa y a la
espera de la partera, porque “Robertito” había dado
aviso de querer salir. Trataba de permanecer calmo,
viendo cómo la abuela Carmen realizaba los
preparativos por partida doble, por ejemplo, enrollaba
dos largos ombligueros. Pascual pensó que se debía a
546
que la abuela siempre cuidaba de los más mínimos
detalles... Entre tanto, Pili y los dos hermanitos que se
apuraron en seguirla, dirigidos por la capitana mayor
del barrio, “la Pocha”, se tomaron el trabajo de acarrear
escobas y varios baldes con agua que sacaron de la
generosa bomba, y limpiaron la garita que se situaba
exactamente frente a la estación de servicio del tío
Julián. Por única vez ese 5 de Mayo de 1959, la garita
se presentaba reluciente y lista para alojar en sus
asientos a cualquier viajero necesitado de permanecer
un rato en ella. El servicio de limpieza fue posible
gracias a la original ocurrencia de la capitana del
equipo, “la Pocha”, que en colaboración con la
situación que se anunciaba en casa de la familia Calvo
decidió entretener a sus niños...
Y la abuela Carmen entró a la pieza llevando los
dos ombligueros. Pascual se quedó en el comedor
caminando de un extremo a otro. Al poquito rato sintió
el llanto de un niño. Enseguida la abuela salió a decirle:
-“Pascual... ¿No la vas a querer?... ¡Es una niña!...”
(Esa niña era yo, Dorita) y la abuela agregó: -“Pero hay
que esperar un poco... pues parece que hay otro...”.
Pascual, medianamente chasqueado y totalmente
547
sorprendido (porque descreía a su mujer cuando le
decía que había más de uno), dijo: -“Pues entre Doña
Carmen, vaya a ver que ahora sí viene “Robertito”. Es
que él, es un caballero y sabe que en este mundo hay
que darle el primer lugar a las damas!...”
Al cabo de un rato volvió a salir la abuela... No
quería dirigir la palabra a su ansioso yerno que la
miraba atónito. Finalmente dijo: -“¡Es otra niña
Pascual!...” (Esa segunda niña, debió llamarse
Roberta, pero prefirieron Carmen). Mi padre,
totalmente chasqueado porque Robertito lo había
engañado nueve meses, dijo: -“Pues no importa Doña
Carmen... las voy a querer igual... quédese tranquila!...”
De sobras puedo asegurar que mi papá nos
quiso igual, como lo prometió a la abuela el día en que
nacimos. En principio, nos tuvo la paciencia necesaria
para levantarse en las noches y a cada ratito a darnos
el chupete, paciencia que se le agotó a los pocos días
y tiró los chupetes al carajo convencido de que
podríamos prescindir de ellos. Efectivamente tenía
razón. De inmediato comenzamos a chuparnos el
dedo... Sin embargo, el amor hacia sus “niñitas tan
igualitas una de la otra” (así decía) crecía cada día. ¿Y
548
cómo no sería así?, si lo seguíamos por todas partes,
mirando todo lo que intentaba arreglar, tocando lo que
no debíamos, metiendo las manos en una lata de
pintura en los segundos en que se iba, previo
advertirnos que aquello era “caca”. Lo cargoseábamos
con cuanta cosa se nos ocurriera, que cuándo vas a
pasearnos en el tractor, que quiero un pedazo de caña
y no puedo pelarle la cáscara, que mejor hacénos un
licuado de zanahoria, que acompañáme a andar en bici
pero no me sueltes el pelo que me caigo, que contános
el cuento de “la Mirtita”, que traéme un vaso de agua
por si me agarra sed esta noche, que tapáme con algo
más que tengo frío, que mañana nos lleves y que
pasado nos traigas... y así lo hinchábamos con una
infinidad de pedidos, reclamos y ñañas... a las que
atendía con “todas las pilas” que siempre tenía...
El cuento de “la Mirtita” era de su propia autoría.
Me encantaba cuando lo contaba porque lo hacía
sumamente real. En ese cuento estaba lejos la
posibilidad de que una niñita confundiera a su abuela
con un lobo, o que una jovencita muy blanca y cuidada
por siete enanitos fuera igualmente engañada por una
549
bruja, o que una bella y joven princesa durmiera como
cien años y al despertar se veía igual de bárbara, joven
y bella...
Mirtita era una pequeñita niña de campo que
jugando y curioseando, se alejó mucho de su casa...
y se perdió. Como se estaba haciendo de noche,
empezó a sentir un poco de miedo, el que
aumentaba más y más cuando pensaba que
empezarían a aparecer los sapos y los bichos que
andan de noche por los campos... Y Mirtita se puso
a llorar desesperadamente debajo de un árbol,
mientras se hacía la cabeza con el miedo que le
producía pasar una noche en el campo y al aire
libre... Sin embargo, en un momento de aquella
recién iniciada noche de terror, escuchó:
“¡Mirtita... Mirtita!... ¿Dónde estará la Mirtita?”.
Era la voz de su papá que había salido a buscarla
y no iba a parar hasta encontrarla. Mi papá, (que
siempre fue un gran actor para mí) terminaba su
cuento diciendo:
550
“¡Y allí debajo de un árbol encontró el papá
a su Mirtita querida! La pobrecita estaba llorando y
muerta de miedo, pero cuando vio a su papá salió
corriendo y se le colgó al cuello. Entonces le
prometió que nunca más se alejaría de la casa...”.
Diría que este cuento ha impresionado mucho
mi vida y que algo de “la Mirtita” se quedó conmigo...
Recuerdo el tiempo, en que con el pasar de los
años Pascual dejaba de ser mi papá para
transformarse lentamente en mi viejo (y yo, en lo que
alguno podría decir, en una adolescente en plena edad
del pavo... pero no me importa). Era el tiempo en que
mi viejo estaba todos los días en casa haciendo cosas,
por ejemplo estiraba los elásticos de las camas o
emparchaba alguna cámara de bicicleta, o arreglaba
una silla enclenque o hacía mandados al centro y
pagaba los impuestos o me contaba sus anécdotas...
Algunas noches después de cenar, en esos
ratos en los que más se hacía sentir el invierno, mi
papá se quedaba leyendo el diario. En un momento
frotaba fuertemente sus manos en señal de mucho frío
551
y decía: -“¡Qué casita que tenemos Pilar, eh?!...”,
sintiéndose verdaderamente dichoso. Mi mamá, que
alguna cosa estaba haciendo todavía, le decía en un
tono muy convincente: -“anda Pascual, ve calentando
nuestra cama que yo voy en un ratito...”. Y así lo hacía
Pascual. Se acurrucaba dentro de ella y esperaba la
llegada de su mujer. Algunas veces se dormía. Mamá
siempre expresaba que papá era una “estufita” (diría
yo, que lo decía en un solo sentido, ¿creo?). Cuando al
poquito rato Pilar se acostaba a su lado y lo sorprendía
con el abrazo de sus frías piernas, él entonces daba
unos alaridos como quien es sorprendido con un
baldazo de agua helada y le decía cosas como:“¡Mujer
traicionera, cómo me haces esto que me va a dar un
infarto!...” Y mamá se reía del escándalo que papá
hacía. Yo me daba cuenta que se divertían (tan pavota
no era) y aunque no entendía demasiado de amores,
imaginaba que mi viejo la abrazaba y le daba todo el
calorcito que podían sus años.
Me hacía feliz oír que se reían, sentir que se
acompañaban, saber que dormían juntos...
552
En relación con aquello de que mientras papá
trabajaba el campo poco se lo encontraba en nuestra
casa, con aquello de que el pobre Pascual tuvo que
llegar a viejo para dormir pegado a su mujer, con
aquello de que fuimos cinco hermanos, con aquello de
que con él se podía hablar de muchas cosas sin temor
de incomodarlo, una vez le pregunté:
-“Papi... ¿Cómo es que llegamos a ser cinco
hermanos, si vos dormías tan poco con mamá?...”
Él me escuchó atentamente y sonreía con
picardía sin darme respuesta. Yo entonces,
reflexionando sobre mi pregunta, agregué:
-“¡ Bueno... menos mal... si no, seríamos como
veinte los Calvitos!...
Mi viejo siguió sonriendo unos instantes más y
entonces, atrevido como era contando algunas cosas
que según su mujer no debía, me dijo:
-“ Ah... hija mía, si tú supieras las de veces que
tu madre me decía: ¡no Pascual... que hoy no es
posible!...”
La amada y fructífera Pilar cuidaba su fértil
matriz con aquello de que cinco días antes, sí..., que
diez días después, también..., que a los catorce días,
553
imposible, que mientras estés dando de mamar no
habría problemas, y no sé cuántas cosas más me
enseñó un día.
Sin embargo, - a mí, a esta hija que tanto la
recuerda y la ama - que me disculpe, pero me parece
que más de una vez se olvidaría de tantos cuidados y
disfrutaría a su marido como corresponde!...
¡Que tanto bla bla, mami... que el dedo me lo
chupé sólo hasta los cinco años y fue por culpa de tu
marido que me tiró el chupete!...
¡Además... hace rato que me caí del catre!...
¡A mí - que no me vengan a decir estos dos -
que con tantas precauciones resultamos ser cinco
hermanos?!...
¡Vamos... que ya soy grande y por suerte pasé
la edad del pavo!...
554
Un adiós de cerca...
Hoy, 25 de Julio de 2004 he llegado al final de esta
amada historia. Apenas tiene unos 50 años. Dos años estuve
reconstruyéndola. Fueron de gran felicidad. Leí papeles y
cartas muy viejas, contemplé muchas fotos, descubrí cosas,
recuperé algunos diálogos e imaginé encuentros
emocionantes. He enriquecido a mi memoria recordando
momentos, risas, gestos... Sin embargo, lejos estoy de
haberla abarcado y hoy quisiera agregarle algo que le diera
un adiós cercano...
En ella empecé contando sobre la corta infancia de
Pascualito, el que prontamente fue empujado tras los pasos
de sus hermanos mayores para convertirse en Pascual. El
adulto en el que se transformó, trabajaría unas 50 hectáreas
del noreste santafesino y después de muchos años de
siembras y cosechas, pasado ya de amoríos, convertido en el
hijo que regresa a casa, sería finalmente atrapado por el
amor y redimiría los últimos años de su anciana madre.
Cuando niña, de mi papá tan querido, oía relatos y
anécdotas, muchas de las cuales me ha encantado incluir en
esta historia. Eran los tiempos en que mi papá era Don
Pascual para todos, menos para mí. Con el pasar de los
555
años, a Don Pascual se le cubrió la cabeza de canas, se le
encorvó la espalda, se llenaron sus piernas de várices y
perdió parcialmente el oído. Eran los años en que se
transformaba rápidamente en mi viejo. Mi viejo llegaría a
morirse de viejo, tal cual se lo prometió a su madre una vez
cuando era un zagalico preguntón. Había oído que “todos
alguna vez nos tenemos que morir”. Ante semejante y dudosa
sorpresa acudió a preguntárselo a su madre con la
seguridad de que ella no mentiría: “Madre: ¿Es cierto que
todos alguna vez nos tenemos que morir?...”, preguntó. A lo
que su amada madre le contestó que sí. La certera respuesta
sacudió a Pascualito que volvió a preguntar: “¿Y por qué,
madre?”. Su madre entonces le explicó: “Algunas personas
enferman gravemente y por eso se mueren. Otras que logran
vivir muchos años, se van poniendo viejos, y entonces un
buen día, se mueren de eso, de muy, muy viejos”. Pascualito
dijo: “pues yo me haré muy, muy viejo!...”
Mi querido viejo tendría hoy 99 años. Creo que se
conservaría igual a como lo recuerdo. En él no parecía
detenerse el tiempo. Algunas veces, con sus manos cruzadas
detrás de su cuello y recordando la promesa hecha a su
madre, se preguntaba: “¿De qué me moriré yo?”, pregunta
556
que se hacía pensando en que aún no estaba demasiado
viejo. A pesar de su muerte, sigue más vivo que nunca no
sólo porque tiene semejante historia, sino porque está
viviendo siempre entre los recuerdos de cada hijo, de cada
nieto, de sus sobrinos y de una innumerable cantidad de
gente que lo conoció y lo apreció mucho. Siempre nos hará
reír con sus anécdotas, su recuerdo nos hace pasar
momentos familiares muy felices...
Y qué diré de la pequeña Pilarín, de su preciosa y
corta infancia golpeada por una guerra atroz, de la joven
Pilar que estudió en Barcelona, de la mujer amada por un
alma en agonía, de su tallercito y sus primeros cuadros, del
amor que despertó uno llegado
de América, del cariño por su otra patria, de sus poesías, de
sus esculturas y xilografías, de sus clases de arte en la
escuela de la Municipalidad de Reconquista, de los murales
que pintó en la ciudad cuando ésta cumplía cien años y en
los que mostraba a los pobres y exterminados indios dueños
de ella. Qué diré de mi querida y extrañada madre que no
alcanzó a la vejez. Hoy tendría 78 años. No puedo imaginar
cómo sería. Siempre fue tan bella y joven que no la puedo
pensar como una anciana de cabellos blancos y hablando
557
con voz temblorosa. Su recuerdo duele, su ausencia fue dura
para todos y su vida continúa en cada hijo, aunque de otra
forma. Es como que ella está más adentro, parece más
oculta, más silenciosa, más pensante y como mirando
siempre a través de sus claros ojos verdes. Pensándolo un
poco, encuentro a mi madre en la madre que hoy es Pili,
viéndola en su casa grande, llena de chicos creciendo y
corriendo por todos lados y junto a un marido feliz y lleno de
admiración por ella. Los veo en una enorme mesa preparada
para toda una familia y algún otro que siempre puede
agregarse. Y cómo no encontrarla también en la delicadeza
de Violeta, en su cara siempre arreglada, con un verde en
sus ojos parecidos a los de su madre, dejando a todos
encantados con su gracia, su belleza y su risa de labios
encantadores. Cómo no encontrarla además en Carmen, en
ese carácter fuerte que es capaz de soportar como un roble
cualquier cosa, de enojarse y andar con los nervios de punta
enfrentando a la vida con uñas y dientes, desviviéndose por
su hija y pensándolo todo en función de ella. Cómo no
reconocerla en Paco, en la tranquilidad de quién hace bien
las cosas, en la seguridad de quién es querido y muy
necesitado por todos, en la confianza que se siente al estar
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cerca suyo, en su sensibilidad con las pequeñas cosas, en la
emoción de mirar a un hijo crecer.
Y cómo no encontrar a mi madre en mí, en cada cosa
que hago, limpiando y cocinando sin demasiadas ganas,
enseñando cosas más o menos importantes (depende de
cómo se piense), reflexionando sobre todo, cargada de
melancolía, deseando que mis hijas e superen por lejos y
delegándoles la difícil tarea de vivir siendo felices. Cómo no
encontrarme con mi madre en esta cosa de pensar, crear y
escribir, y desde ese lugar contar esta amada historia, que
puede no ser demasiado bella, puede importar poco, tener
errores literarios de todo tipo, sin embargo, abrió en mí una
puerta por la que escapó todo esto... y me sentí feliz...
A los que me han acompañado y animado en lo difícil
de escribir desde los recuerdos y sentimientos les doy todo
mi aprecio y un profundo agradecimiento. Y para los que
finalmente arribaron a estas últimas páginas, les dejo una
cálida despedida... si se me permite con cierto eco español...
¿Te ha gustado esta historia querido amigo? ¿Sí? Pues,
bueno... podrías contarla o quizás prestarla y asegurarte que
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te la devuelvan. ¿Y si no fue de tu gusto? Pues entonces...
regálala hombre y deshazte de ella!...
Cariñosamente...
Dora
Rosario 2004
Dora Calvo nació en 1959, en Reconquista pcia de Santa Fe, Argentina. Finalizada su formación secundaria en la Escuela Normal Juan Bautista Alberdi Nº 203, se traslado a la ciudad de Rosario para continuar sus estudios en Ingeniería Civil en la U.N.R. Actualmente, reside en dicha ciudad ejerciendo tareas docente.
“Y durmieron juntos” es para ella una
amada historia, la que presenta con profunda emoción.
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Índice Prólogo 3
PRIMERA PARTE Dedicatoria
4 5
Capítulo 1 Pascual 6 Capítulo 2 Breve infancia 11 Capítulo 3 Puertas abiertas a la América de los sueños 19 Capítulo 4 Con la proa hacia América 25 Capítulo 5 Buenos Aires... esa gran ciudad... 45 Capítulo 6 Cartas de un querido amigo 57 Capítulo 7 Mirando a Buenos Aires 69 Capítulo 8 Caminos diferentes 79 Capítulo 9 Banderaló 88 Capítulo 10 Reconquista... tierra de indios... 121 Capítulo 11 Reconquista... preciosa perla del norte... 143
SEGUNDA PARTE
166 Dedicatoria 167 España... la madre que llevo dentro... 168 Me queda la palabra - Blas de Otero 171 Capítulo 12 Madre... qué has gestado?... 172 El niño yuntero - Miguel Hernández 180 Capítulo 13 Una tierra descontenta... 183 Vientos de pueblo me llevan - M. Hernández 195 Capítulo 14 Ruiseñores que cantan... 198 ¡Disciplina!... nunca bien definida... 208 18 de Julio. M - Hernández 210 Capítulo 15 Traidores de pura raza... 211 A galopar... - Rafael Alberti 217 Capítulo 16 Jinetes que galopan 218 El toro sabe - M. Hernández 225 Capítulo 17 Un gigante corazón vencido 226 Canta miliciano... Poema anónimo 239 Capítulo 18 Mientras tengamos fusiles 240 Voz de España - Antonio Machado 250 Capítulo 19 ¿Quién velará por ti?... 251 ¡Madrid, Madrid!. - A. Machado 262
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Capítulo 20 ¡No pasaran!... 263 Vivid, la vida sigue... A. Machado 270 Capítulo 21 Mientras la guerra truena 271 Tal vez los únicos... Manuel Azaña 282 Capítulo 22 El toque de agonía 283 A las Brigadas Internacionales 295 Capítulo 23 Ha llegado otra vez la hora de la sangre?... 296 Las dos sangres... Nicolás Guillén 296 Hay un valle en España - Voluntario inglés 304 Las dos sangres de ti... - Nicolás Guillen 304 Capítulo 24 Mis huesos marchando en tus soldados A veces cuando veo lo que pasa...- F.G.Lorca 305 Capítulo 25 Un ejército, una religión, un pueblo... 312 La muerte acechaba... - Voluntario Inglés 318 Capítulo 26 Un largo camino hacia el fin 319 Esos hombres que han caído... - M. Azaña 332 Romance del desterrado - Emilio Prados 333 Capítulo 27 Y ahora... el éxodo y el exilio... 334 Triste historia - Jaime Gil de Biedma 339 Madre... que has sufrido!... 340 España en marcha – Gabriel Celaya 343 Capítulo 28 La España de ayer y de hoy 345
TERCERA PARTE
353 Dedicatoria 354 Capítulo 29 La llamaremos Pilar 355 Capítulo 30 Aquel dulce hogar 362 Capítulo 31 Difícil y corta juventud 347 Capítulo 32 Mi Alcorisa querida 377 Capítulo 33 Barcelona ... ¡qué bella eres!... 385 Capítulo 34 Pues vuélvete, mujer!... 393
CUARTA PARTE
401 Dedicatoria 402 Capítulo 35 Reencuentros 403 Capítulo 36 Las tardecitas del mes de Marzo 409 Capítulo 37 El tallercito de la planta alta 417 Capítulo 38 El Calvario 424 Capítulo 39 Me casaré contigo 433 Capítulo 40 Pasaporte para mi esposa 445 Capítulo 41 El Giulio Cesare 457
562
QUINTA PARTE
467
Dedicatoria 468 Argentina ... mujer fértil... 468 Capítulo 42 Argentina, granero del mundo 473 Lengua Castellana - Pilar Nuez. 1978 489 Capítulo 43 Argentina, tierra de brazos grandes 491 Capítulo 44 Argentina, tierra de paz 500 Capítulo 45 Argentina tierra mía 512 Un adiós de cerca 554
Ilustración de tapa:
“El Calvario”, oleo c. 1952 de Pilar Nuez
Este libro se terminó de imprimir en el mes de mayo de
2006 en los Talleres Gráficos Acuarela- Rivadavia 168,
Granadero Baigorria. Santa Fe. Tel.: (0341) – 4714833
Hecho el depósito de ley
Dora Calvo
Buenos Aires 3003
Rosario, pcia de Santa Fe
Tel: 0341- 4810916
email:[email protected]
Libro de edición argentina
Primera edición: Junio 2006
I.S.B.N.: 987-05-0465-5