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Adriana Pérez
ÁNGELES CAÍDOS
ÁNGELES CAÍDOS Un Dulce Recuerdo
Mi historia comienza en una hermosa tarde de verano el sol yacía cayendo bajo el
atardecer dándole paso así a la luna ocupada en alumbrar la oscura noche.
Mientras tanto iba caminando bajo la noche oscura donde las estrellas alumbraban
mi camino fue allí cuando me detuve a pensar: la oscuridad es tan nefasta como la
soledad que me embarga ¿será que la merezco? Me preguntaba; cuando de repente
sentí la presencia de algo que me miraba, la verdad no sé qué era en realidad, pero
me atemorizaba. Sentí tanto miedo que no supe qué era, en ese momento sentía
miedo y curiosidad al mismo tiempo de saber que era lo que se encubría en ese
espeso arbusto, me fui aproximando cuando de repente sentí una mano sobre mi
hombro, al voltear me di cuenta que se trataba de la persona a la que había amado
toda mi vida pero de la que no era capaz de expresar mis sentimientos hacia ella,
ÁNGELES CAÍDOS
mi querida Caroline tan hermosa, tan dulce, tan ingenua, pobre amor mío
no sabiendo que el mundo estaba cambiando y que ya no había lugar para
un ser tan delicado y tan dulce como lo era ella.
Ella pertenecía a una familia aristócrata y muy fina, aunque sólo era de
clase media conservaba lo que yo diría las buenas costumbres, lo que ella
no sabía de mí a pesar que me conocía, era que yo aparentaba ser un
hombre y había estado tanto tiempo entre ellos que aprendí a ser uno más,
sabía en que se estaba convirtiendo el mundo realmente en un lugar
vacío y oscuro, esclavo de sus propias necesidades, pero ella era el
motivo que cambiaba esa realidad de la que yo ya no quería ser parte,
por ella era capaz de tolerarla.
ÁNGELES CAÍDOS
En parte sentía que ella era el castigo de mis pecados, ya que un ser
aparentemente humano era difícil de creer que dentro de tanta oscuridad
en su interior residía un amor como salvación, a pesar de tantos errores.
Pero sólo lo sabría yo y no mi amada Caroline.
Quisiera que nunca supiera lo que soy realmente ya que un rechazo de
parte de ella, sería más doloroso que una puñalada en el corazón.
Con su dulce voz se acercó y me saludó.
- Hola Christopher, mi tía me envió a buscarte porque ya van a
empezar el discurso que va a dar por la llegada de la princesa Elizabeth.
¿Vamos?
- Esta bien ya me dirijo para allá.
ÁNGELES CAÍDOSMientras me sumergía en mis pensamientos nuevamente. Pensaba
porque era tan tonto al no enfrentar mi miedo y decirle a Caroline la
verdad que ocultaba tras la seriedad, y la indiferencia cada vez que yo le
hablaba o la miraba, trataba de hacerle ver que no me importaba, porque
la raíz de mi verdadero miedo era en lastimarla y eso era lo que yo no
quería porque la amaba como jamás pensé en amar a alguien.
Después de reflexionar tanto me puse en marcha hacia la fiesta,
cuando iba en camino sentí la presencia de algo maligno, esa presencia
ya la conocía ya sabía que era lo que me venía persiguiendo aunque
decidí no prestar atención porque ya me estaban esperando, sabría que
tarde o temprano descubriría de donde provenía esa presencia y ese
sentimiento de odio tan fuerte.
ÁNGELES CAÍDOSDesde lejos ya veía la luz y el sonido provenientes desde el palacio, sabía lo
que iba a sentir y ver cuando entrara a ese salón; un montón de gente que lo
único que le importaba era lo que tenían, como yo diría: “cuanto tienes cuanto
vales”, ya estaba cansado de siempre lo mismo pero tenía que aparentar para
que creyeran que yo pertenecía y era igual que ellos.
Cuando ya me veía cada vez más cerca, veía delante de mí un gran palacio
con enormes ventanas de vidrio, y con una espectacular vista que permitía ver
lo espectacular que se veía desde afuera con toda ese derroche de glamur que
caracterizaba a las dinastías, rodeándose de un enorme jardín de rosas y
arbustos, en el centro del jardín una fuente espectacular donde se podía
apreciar un ángel con grandes alas y hermoso rostro.
ÁNGELES CAÍDOSPensé que era tan propicio para un encuentro romántico con mi querida
Caroline, trate de no pensar mas y decidí entrar.
Me encontraba a punto de entrar cuando de repente la puerta se abrió, como si
alguien ya suponía que yo me encontraba atrás y a punto de abrirla.
Se trataba de Stefany no era más que una tonta de sociedad que se preocupaba
de estar siempre bella y arreglada. Y ser como yo diría, una tentación para los
hombres, pero que detrás se escondía una malicia, una lujuria que se podría
notar a simple vista, ella era la clase de mujer con la cual se tenía que ser muy
precavido.
Con un tono coqueto me saludo -- Hola Christopher vi que venías por el
jardín así que decidí abrirte la puerta personalmente para que formaras parte de
la fiesta, espero que debido a la ocasión puedas ser un poco más sociable y
amigable.
ÁNGELES CAÍDOSLe respondí molesto porque eso era lo que me producía al verla -No pidas lo
imposible querida Stefany, sé quién eres y lo que quieres, así que no me
provoques.
Stefany era bella y hermosa, con un cabello tan hermoso y una cara
aparentemente como la de un ángel, la clase de mujer por la que cualquier
hombre estaría complacido de tenerla como su esposa, pero con un corazón tan
frío y oscuro como la misma soledad, es verdad, sabía quién era yo, tampoco
me convenía que ella se enterara cuanto amaba yo a Caroline, porque aunque
ella no lo admitía, yo sabía de sus sentimientos hacia mí, pero yo no
correspondería jamás a alguien que no tenia amor en su corazón. Yo era un
romántico, apasionado amante de la buena música y a pesar de todo de la vida
también.
ÁNGELES CAÍDOSElla se acerco intentando besarme a lo que no correspondí, Se marcho
diciendo: Sabes lo que quiero Christopher, y no descansare hasta que tú seas
mío.
Lo único que escuche fue el ruido perturbador que dejo al cerrar la puerta tras
de sí, me sentí más aliviado al sentir que se fue.
Mis pensamientos volvían nuevamente tan revueltos como un tornado,
arrastrados a hacer algo que no quería pero en el fondo debía ser. No entendía
como podía seguir de pie allí mirando por la ventana hacia una oscura noche
presagiada por la muerte.
ÁNGELES CAÍDOSEl baile comenzaba y todos danzaban al compás de tan linda melodía mientras yo me
incluía en un grupo de aristócratas, y allí estaba ella, sonriendo y mirándola una vez más
tratando de mantenerla en mi mente como una fotografía, ella me hacia olvidar lo que era
realmente, aparentemente un hombre ante los demás pero un demonio que sólo se
ocupaba de provocar el caos, obligado a hacerlo porque no tenía otra opción. O porque
quizás tal vez era a lo que estaba destinado.
Mi condena era poseer sentimientos humanos, como el dolor, el odio y extrañamente el
amor como esperanza de mi salvación.
Esto era lo que merecía por desobedecer a quien me creó; ésta era mi condena que me
arrojó al destierro de andar como un ermitaño y servir a un ser que ha torturado al hombre
complaciendo todos sus caprichos y satisfaciendo todos sus deseos y pidiendo a cambio
sólo una cosa.
ÁNGELES CAÍDOS
El ruido estruendoso de afuera me hizo despertar de mis antiguos recuerdos.
Como de costumbre despertaba de un sueño que en alguna oportunidad fue una
realidad, pero que ahora sólo pertenecía a uno de mis tantos recuerdos conservados
a través del tiempo en mi memoria. El tiempo para mí ya no significaba nada, sabía
que estaba condenado a vagar en un mundo al cual no pertenecía, del cual era ajeno,
pero supongo que ese fue mi castigo. Castigo que pesa sobre mis hombros el cual
debo cargar. La noche reflejaba la absurda oscuridad por la que me veía rodeado,
había vuelto a recordar esa vez en tanto tiempo en que había visto a la única
persona que hubiera sido capaz de salvarme, y que sólo la podía volver a ver cada
cien años, podía esperarla y verla nuevamente; donde yo la recordaba pero ella no
me reconocía
ÁNGELES CAÍDOSYa que cada persona al morir y no cumplía con su propósito podía reencarnar para
terminar de aprender lo que le faltaba. Deseaba lograrla ver una vez más, se que con
sólo verla sentiría el alivio de poder calmar las palpitaciones que mi corazón no podía
controlar.
Cada noche aparecía en mis sueños, torturándome con su recuerdo, y que sabía que
en cualquier momento la volvería a ver.
Viendo desde el marco de mi ventana podía observar el cielo nublado y gris, y
sentir una brisa tan fuerte que sería capaz de convertirse en huracán, quedé como
hipnotizado por el reloj que no paraba de avanzar, para que creer que se está vivo
cuando en realidad se está muerto.
Ahora más que nunca nada me importaba, no podía entender por qué motivo estos
sentimientos estaban tan arraigados en mí.
ÁNGELES CAÍDOSMe quedé un momento pensando que sería de mí si no fuera lo que soy. Me
preguntaba tal vez como sería el poder tener una vida como la de un hombre,
donde Dios tiene más compasión por ellos pudiendo incluso lograr perdonarlos con
el sólo hecho de arrepentirse. Sería más fácil porque podría librarme de esta cruel
inmortalidad que era mi condena y mi maldición de la necesidad de morir y no
poder hacerlo por el simple hecho de ser un ángel condenado desde el momento en
que fui desterrado del cielo.
Me asomé por la ventana mientras el viento soplaba fuerte trayendo consigo una
predecible tormenta, mientras miraba por la ventana sentí un escalofrío.
Pregunte ¿Eres tú otra vez? ¿Qué haces aquí? Sé lo que tengo que hacer como de
costumbre.
ÁNGELES CAÍDOSPero Christopher por qué rehúsas ser quien eres. A donde vayas siempre te veras
perseguido porque no puedes fingir ser quien no eres, tampoco puedes cambiar lo que ya
está hecho.
Cállate y dime que vamos a hacer – dije - tratando de retener mi odio hacia ese ser que
estaba frente a mí.
A juzgar por su apariencia podría decirse que su compasión no formaba parte de él. Se
notaba a plena vista lo frívolo y calculador que era, y en sus ojos no se veía más que una
malicia desmedida. Ese ser a quien tanto odiaba se llamaba Julián pertenecía a un clan
llamado Los Grimorios, muy antiguos solían servir a quienes los invocaban a través de sus
ritos, y ponerse a la orden de los que necesitaban hacer algún maleficio o sacrificio, que a
su vez lo ponían al contacto de quien servían y de lo que todos éramos servidores desde el
comienzo de los tiempos.
ÁNGELES CAÍDOSEste clan se inició por las prácticas paganas difundidas en la antigüedad durante la
inquisición en el que se incluían formulas mágicas, la mayoría de los conjuros para este
tipo de rituales databan de los siglos XVI al XIX.
Antes de irse Julián me recordó del pacto que teníamos y que si no cumplía con el
objetivo de nuestro viaje, sólo yo sabía lo que me ocurriría.
Mientras tanto mi corazón enlazados con mis pensamientos anhelaban ver sólo al
único ser que me podría devolver en tanto tiempo el suspiro de aliento de fe que
necesitaba para volver a sentir que todo tenía sentido nuevamente. Y no era más que mi
amor convertido en esperanza de mi salvación.
ÁNGELES CAÍDOS
Antes de irse Julián me recordó del pacto que teníamos y que si no cumplía
con el objetivo de nuestro viaje, sólo yo sabía lo que me ocurriría. La única
razón por la que servía a este despreciable ser, era porque poseía el dominio
sobre mi ser, sobre mi conciencia, sobre mi espíritu y no habría otra opción más
que obedecer. Lo que Julián buscaba desde hace mucho tiempo era como una
especie de daga, el cual le permitiría poder lograr desatar el caos de nuestro
mundo con el de los hombres. Me pidió que fuéramos a las ruinas del templo de
petra, en el cual localizaríamos algunas pistas sobre su paradero, y de allí
haríamos un recorrido por distintos lugares de Europa y el Medio Oriente.
ÁNGELES CAÍDOS
Mientras tanto mi corazón enlazados con mis pensamientos anhelaban ver sólo
al único ser que me podría devolver en tanto tiempo el suspiro de aliento de fe
que necesitaba para volver a sentir que todo tenía sentido nuevamente. Y no era
más que mi amor convertido en esperanza de mi salvación.
Era otoño y mientras la brisa arrastraba consigo las hojas amarillentas que
caían como flores al viento, yo caminaba olvidándome por un segundo de todo.
Después de tanto caminar me senté en un banco a descansar y a meditar, en ese
preciso momento respiré un olor ya conocido, me levanté y caminé. Dejándome
guiar por ese olor que ya conocía pero que no recordaba de quién era, seguí el
rastro de aquel olor. Cuando sentí que me encontraba más cerca de aquel olor me
detuve un momento para presenciar y ver a quien vería.
ÁNGELES CAÍDOSFijé mi mirada y pude contemplar cerca de la fuente de la plaza, a ese ser tan
encantador que mis ojos no se cansaban de ver, y que al mismo tiempo mi corazón
palpitaba con una emoción enorme al verla, no podía creerlo era ella.
Después de tanto tiempo la volvía a ver una vez más, era Caroline sentada cerca de
los bancos de aquella fuente donde el imponente Poseidón se alzaba en el centro
rodeado de sirenas que a su vez sostenían jarros por el cual salía agua. No era un
sueño era ella. Me acerque un poco más para poder contemplarla, lo que mis ojos
veían era difícil describirlo. Ella sentada tan serena como si no importara más que
lo que estaba leyendo, había cambiado desde que la vi, ahora su cabello era castaño,
unos ojos marrones preciosos y una sonrisa que me obligaba a quererla sin que ella
me lo pidiera, era hipnotizan te verla. No tenía idea de que hacer para poder
desahogar este sentimiento y decirle que la amé no una sino un montón de veces y
que aunque hacia tanto tiempo ella siempre estaba en mis sueños.