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Cultura 13 Torremolinos información DEL 17 AL 23 DE SEPTIEMBRE DE 2011 E n aquel momento, cuan- do las exasperantes mira- das que podía llegar a di- rigir se cernían sobre él, co- menzaba a dar un sentido a sus pensamientos, y se daba cuen- ta, de que estaba sólo. Elliot, quien ya había tomado un ca- mino sin retorno, no podía más que imaginar la efectividad con la que estaba realizando sus ac- tos, y sin embargo, tenían una cara oculta que separaban las consecuencias positivas y nega- tivas. Con dificultad habría podido olvidar las miradas que se ten- saban a su paso, el temor que in- fundían la experiencia, las vi- vencias... todo aquello que el gran Jimmy Malone le había mostrado sobre la realidad del comportamiento humano, de su crudeza a la hora de actuar... y por lo cual, ya formaba parte del reciente pasado que había perdido forma con su muerte. Elliot se sentía frustrado, la ira invadía su cuerpo, y todo aque- llo que miraba quedaba im- pregnado con desdén y frialdad. Y su compañero George era tes- tigo de aquello, de como la rea- lidad estaba aplastando a Elliot de una manera tan radical. Aquella visión era complica- da de olvidar, mientras Sean Connery desaparecía del film Los Intocables de Elliot Ness, ro- deado de un emotivo ambiente , que sólo podía observar como la sangre de sus heridas inun- daba su vivienda, y su mirada co- menzaba a marchitarse sobre la intensa y cálida escena. Mientras la mente de Elliot se posaba sobre los recuerdos que comenzaban a resaltar más que nunca, su mirada lo hacía sobre una mujer intentando levantar el carrito sobre el cual se en- contraba su hijo. Aquello era todo un reflejo de una llama de alegría en un mundo donde sólo reinaba la oscuridad, una oscu- ridad en la que Jimmy ya estaba sumergido. Elliot no soportaba ver como aquello podría llevar- se otra alma inocente, comenzó a levantar el carrito, con la mi- rada posada sobre las esquinas de la estación de tren de Chica- go. El sonido, impactando con- tra los oídos de Elliot comenza- ba resultarle exasperante, pero su mente lo obviaba y continua- ba observando como el silencio se quebrantaba con la aparición de dos hombres, al servicio de Al Capone. En en ese preciso ins- tante, cuando ejecuta la rabia y la ira de su interior contra uno de ellos, y su mano suelta el ca- rrito, dejándolo a merced de la lluvia de plomo que comenza- ba a azotar el lugar. A su vez, la tempestad se cier- ne sobre unos marines de per- miso en Chicago, y Elliot co- mienza a recordar que la oscu- ridad también quería sumirse sobre él, y no lo conseguiría, pues comenzaba a disparar so- bre los asesinos de Capone, y a su vez, intentaba extender su brazo para alcanzar el carrito que caía sin freno. Sólo entonces, Elliot apenas pensaba en las pérdidas que ha- bían precedido a aquel mo- mento, y consiguió darse cuen- ta de que no estaba sólo, cuan- do George acudía en su ayuda, a frenar el carrito, y a cederle un arma para acabar con el último hombre de Capone, quien ha- bía acorralado al interés de Elliot, su contable. Y cuando las pericias de George consiguie- ron atravesar el cráneo del ase- sino, Elliot tomaba una nueva imagen de Mallone, la cual no caería en el olvido de ninguna manera, y siempre encontraría alguna manera de rendirle un sentido homenaje. Aquel personaje consiguió convertirse en una memorable figura que representaba la ex- periencia más clara y concisa, aquella que tenía el valor sufi- ciente para pensar por si misma sin tener que obedecer a la evo- lución que comenzaba a oscu- recer su mundo. Sean Connery, quien se alzó sobre las playas de Torremoli- nos, consiguió crear un ideal que hasta entonces nadie pudo llegar a plantear. Miraba la luna desde la calle Racine, y obser- vaba como su brillo comenzaba a tomar un significado más pro- fundo que el simple hecho del avance de los tiempos. Y fue entonces, cuando, tras ver aquella emotiva escena, re- cordamos los sentimientos que nos invadían al verla, y como Sean Connery se alzaba sobre el mundo como un mito inspira- do en la realidad El mito procedente de la realidad —TORREMOLINOS ONÍRICO— Tribunas INFORMACIÓN “Aquel personaje consiguió convertirse en una memorable figura que representaba la experiencia más clara y concisa”. “Sean Connery, quien se alzó sobre las playas de Torremolinos, consiguió crear un ideal que hasta entonces nadie pudo llegar a plantear. Miraba la luna desde la calle Racine, y observaba como su brillo comenzaba a tomar un significado más profundo que el simple hecho del avance de los tiempos. ” LA MENTE no siempre es objeto de si misma; en algunas ocasiones, nuestros recuerdos ejercen un gran peso sobre ella. Simón Cano Le Tiec intenta plasmar sobre Torremolinos lo que el subconsciente es capaz de generar, pues en esta ciudad, abundan los recuerdos y las muestras del pasado que permiten formar esas ideas. SIMÓN CANO LE TIEC TORREMOLINOS

Artículo nº 7 de Simón Cano Le Tiec

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Cultura 13Torremolinos información

DEL 17 AL 23 DE SEPTIEMBRE DE 2011

En aquel momento, cuan-do las exasperantes mira-das que podía llegar a di-

rigir se cernían sobre él, co-menzaba a dar un sentido a suspensamientos, y se daba cuen-ta, de que estaba sólo. Elliot,quien ya había tomado un ca-mino sin retorno, no podía másque imaginar la efectividad conla que estaba realizando sus ac-tos, y sin embargo, tenían unacara oculta que separaban lasconsecuencias positivas y nega-tivas.

Con dificultad habría podidoolvidar las miradas que se ten-saban a su paso, el temor que in-fundían la experiencia, las vi-vencias... todo aquello que elgran Jimmy Malone le habíamostrado sobre la realidad delcomportamiento humano, desu crudeza a la hora de actuar...y por lo cual, ya formaba partedel reciente pasado que habíaperdido forma con su muerte.

Elliot se sentía frustrado, la irainvadía su cuerpo, y todo aque-llo que miraba quedaba im-pregnado con desdén y frialdad.Y su compañero George era tes-tigo de aquello, de como la rea-lidad estaba aplastando a Elliotde una manera tan radical.

Aquella visión era complica-da de olvidar, mientras SeanConnery desaparecía del filmLos Intocables de Elliot Ness, ro-deado de un emotivo ambiente, que sólo podía observar comola sangre de sus heridas inun-daba su vivienda, y su mirada co-menzaba a marchitarse sobre laintensa y cálida escena.

Mientras la mente de Elliot seposaba sobre los recuerdos quecomenzaban a resaltar más quenunca, su mirada lo hacía sobreuna mujer intentando levantarel carrito sobre el cual se en-contraba su hijo. Aquello eratodo un reflejo de una llama dealegría en un mundo donde sóloreinaba la oscuridad, una oscu-ridad en la que Jimmy ya estabasumergido. Elliot no soportaba

ver como aquello podría llevar-se otra alma inocente, comenzóa levantar el carrito, con la mi-rada posada sobre las esquinasde la estación de tren de Chica-go. El sonido, impactando con-tra los oídos de Elliot comenza-ba resultarle exasperante, perosu mente lo obviaba y continua-ba observando como el silenciose quebrantaba con la apariciónde dos hombres, al servicio deAl Capone. En en ese preciso ins-tante, cuando ejecuta la rabia yla ira de su interior contra unode ellos, y su mano suelta el ca-rrito, dejándolo a merced de lalluvia de plomo que comenza-ba a azotar el lugar.

A su vez, la tempestad se cier-ne sobre unos marines de per-miso en Chicago, y Elliot co-mienza a recordar que la oscu-ridad también quería sumirsesobre él, y no lo conseguiría,

pues comenzaba a disparar so-bre los asesinos de Capone, y asu vez, intentaba extender subrazo para alcanzar el carritoque caía sin freno.

Sólo entonces, Elliot apenaspensaba en las pérdidas que ha-bían precedido a aquel mo-mento, y consiguió darse cuen-ta de que no estaba sólo, cuan-do George acudía en su ayuda,a frenar el carrito, y a cederle unarma para acabar con el últimohombre de Capone, quien ha-bía acorralado al interés deElliot, su contable. Y cuando laspericias de George consiguie-ron atravesar el cráneo del ase-sino, Elliot tomaba una nuevaimagen de Mallone, la cual nocaería en el olvido de ningunamanera, y siempre encontraríaalguna manera de rendirle unsentido homenaje.

Aquel personaje consiguió

convertirse en una memorablefigura que representaba la ex-periencia más clara y concisa,aquella que tenía el valor sufi-ciente para pensar por si mismasin tener que obedecer a la evo-lución que comenzaba a oscu-recer su mundo.

Sean Connery, quien se alzósobre las playas de Torremoli-nos, consiguió crear un idealque hasta entonces nadie pudollegar a plantear. Miraba la lunadesde la calle Racine, y obser-vaba como su brillo comenzabaa tomar un significado más pro-fundo que el simple hecho delavance de los tiempos.

Y fue entonces, cuando, trasver aquella emotiva escena, re-cordamos los sentimientos quenos invadían al verla, y comoSean Connery se alzaba sobre elmundo como un mito inspira-do en la realidad

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—TORREMOLINOS ONÍRICO—

Tribunas

INFORMACIÓN

“Aquel personaje consiguió convertirse en una memorable figura que representaba la experiencia más clara y concisa”.

“Sean Connery, quien sealzó sobre las playas de

Torremolinos, consiguiócrear un ideal que hasta

entonces nadie pudollegar a plantear. Miraba

la luna desde la calleRacine, y observaba

como su brillocomenzaba a tomar un

significado másprofundo que el simplehecho del avance de los

tiempos. ”

LLAA MMEENNTTEE no siempre es objeto de si misma; en algunas ocasiones, nuestros recuerdos ejercen un gran pesosobre ella. Simón Cano Le Tiec intenta plasmar sobre Torremolinos lo que el subconsciente es capaz de generar,pues en esta ciudad, abundan los recuerdos y las muestras del pasado que permiten formar esas ideas.

SIMÓN CANOLE TIECTORREMOLINOS