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Conceptos de Economía Ambiental

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Es un ensayo bibliográfico, que busca aportar con un marco conceptual que nos permita desarrollar una economía verde en América Latina.

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Ensayo de Economía Ambiental: Aproximaciones teóricas y realidades latinoamericanas.

Guamán C, Luis1

Maestrante en Gestion Ambiental, Universidad Internacional Sek del Ecuador

Resumen.

El presente documento, ha sido elaborado con el único objetivo de establecer un debate

ampliado sobre las teorías del desarrollo que se han creado en la historia económica a nivel

mundial y definir un modelo de desarrollo más amigable con el ambiente; el autor hace una

recopilación bibliográfica de diversos autores especialistas en el tema de economía ecológica y

se establecen los principales postulados teóricos que han sido desarrollados en diferentes épocas

y escenarios como cumbres internacionales. El lector encontrara una síntesis de la evolución de

la economía ecológica o economía ambiental y así establecer un criterio personal sobre si es o

no importante abordar los actuales problemas de contaminación ambiental que se generan por el

actual modelo económico vigente a nivel global; por otro lado se aborda el tema de desarrollo

sostenible, el cual pretende garantizar la provisión de los recursos que actualmente se demandan

y puedan ser usados para las generaciones futuras. Finalmente se establece algunos estudios de

caso donde se describirá de manera general la situación de algunos sectores productivos y

comerciales en la región latinoamericana y así establecer los puntos de partida para la

profundización de lo que trata la economía ambiental.

Palabras claves: economía, economía ecológica, sostenibilidad, desarrollo, ambiente,

problemas globales, contaminación ambiental, agroecología.

Introducción.

El deterioro y agotamiento de los recursos naturales ha sido ignorado por muchos economistas a

nivel mundial (Miguez y Toriz, 2006), por otro lado Martínez Alier (1991), manifiesta que la

relación entre actividad económica y flujo energético ha sido menospreciada por el análisis

económico por largo tiempo. Es así que según Brow, L (2001) afirma que el mercado no está

reconociendo los conceptos ecológicos básicos de rendimiento sostenible, y peor aún respeta los

balances naturales; por otro lado Pierce (1985) hace énfasis en que la economía neoclásica se ha

dedicado al refinamiento, expansión y las implicaciones de pensar al medio ambiente como una

mercancía.

Resulta inevitable a través de una actividad económica generar costos a terceras personas que no

intervienen en el proceso productivo, pueden incluir impactos en la salud, productividad y

recursos naturales, Panayotou et al (2003).

El tema ambiental y su relación con el desarrollo, ya se venía discutiendo desde la CEPAL en la

década de los 70, como ejemplo palpable fue el pensamiento de Osvaldo Sunkel y Pedro Paz,

que manifiestan en su libro El subdesarrollo latinoamericano y la teoría del desarrollo (1970);

es significativo destacar que en la CEPAL, el interés por lo ambiental se acorto de manera

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drástica con la contrarrevolución neoclásica, que en la región de Suramérica representaba el

avance irrefrenable del neoliberalismo. (Falconi, 2014).

Para diferenciar entre economía convencional o neoclásica y economía ecológica, podemos

mencionar que la primera analiza los precios, los bienes y servicios desde una perspectiva

empresarial y así remunerar los factores de producción (tierra, trabajo y capital); en el otro

escenario tenemos que la economía ecológica, ve al planeta tierra como un sistema abierto a la

entrada de energía solar, con ello genera entradas de energía y materiales (Martínez J y Roca J

2001).

Metabolismo de la sociedad.

Las necesidades humanas provocan las innumerables demandas de consumo de materiales y

energía, de ahí que se puede discernir el flujo de materiales y energía requeridos para sostener

un modelo económico. Expresado de otra manera, Georgescu – Roegen (1997), introduce el

término de “metabolismo social”, el cual hace referencia a la estrecha relación y dependencia

que existe entre la economía y medioambiente, asociándola a un sistema orgánico donde la

extracción de recursos naturales nutre los sistemas y permite su funcionamiento.

Según Falconí, F (2014) la base fundamental del metabolismo social es la no existencia de una

economía circular cerrada; es decir la economía se abre a la extracción de recursos y producción

de residuos y energía disipada. Los efectos que genera este metabolismo social son devastadores

para especies no humanas, las próximas generaciones y la gente literalmente pobre.

El metabolismo en una sociedad literalmente rica, no puede sostenerse sin obtener recursos

naturales a precios bajos por parte de proveedores de materias primas, por otro lado a nivel

global se maneja la capacidad de exigir pagos de la deuda externa, la misma que permite a los

países de primer mundo, forzar a los países pobres o en desarrollo, la exportación de recursos

naturales o materias primas a precios más módicos para la transformación en economías

altamente industrializadas, Martínez, J (2009).

La economía por lo general recibe recursos y genera residuos. Según Joan Martínez (2009) los

principales métodos de estudio para el metabolismo social son en primer lugar la contabilidad

de los flujos de energía y materiales (Figura 1); la contabilidad de la apropiación humana de la

producción primaria neta (HANPP), ya que al crecer la HANNP disminuye seguramente la

biodiversidad, y finalmente el cálculo del agua virtual (cantidad de agua necesaria para crear

determinado producto).

Figura 1. Modelo básico de contabilidad de flujo de materiales

Fuente: Eurostat

ENTRADAS

Extracción domestica

Importación

ECONOMÍA

ACUMULACIÓN

DE MATERIALES

SALIDAS

Exportaciones

Emisiones y residuos

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Flujos de materiales de la economía

Lo que entra en la economía como insumo, sale después transformado como residuos (Martínez

2009). El análisis sobre el uso de recursos de las economías más ricas a nivel global, es liderado

por varios países, entre los cuales se encuentran inmersos el Wuppertal Institute de Alemania, el

World Resoureces Institute de Washington, y otras instituciones de Holanda y Japón. El

objetivo que persiguen es cuantificar el conjunto de materiales procedentes de la naturaleza, uno

de los indicadores que manejan es el peso total de los materiales (incluyendo los combustibles

fósiles) requerido para una actividad económica. Uno de los aspectos más importantes que

aborda el análisis, es el flujo de materiales directos que se intercambian como mercancías

(carbón, hierro, alimentos, etc), sino también los flujos indirectos de materiales (materia

removida en la extracción de carbón u otros materiales, erosión por actividad agrícola, entre

otros).

El problema que se presenta en la economía de los materiales, según Brow, L (2001), es la

utilización de grandes cantidades de energía. En Estados Unidos por ejemplo, a nivel de la

industria del acero se utiliza grandes cantidades de electricidad, suficiente como para iluminar

90 millones de hogares del mismo país.

Los materiales empleados en la economía moderna se conforman en tres categorías. La primera

comprende metales como el acero, aluminio, cobre, cinc y plomo. La segunda categoría incluye

minerales no metálicos, tales como piedra, arena, grava, caliza y arcilla, los cuales se utiliza en

la construcción de autopistas, carreteras, edificios y construcción de concreto; a este grupo

también se anexa minerales como el fosfato, potasa y cal, generalmente utilizados en

fertilización agrícola. El último grupo, lo comprenden las materias primas de origen orgánico,

madera, lana, algodón, cuero, entre otros. Brow, L (2001). Finalmente el mismo autor propone

la desmaterialización de la economía a través de nuevas tecnologías que no dependan de

materiales, por ejemplo el uso de telefonía celular en países en desarrollo evitaría una inversión

millonaria en millas de cables de cobre, ya que la red seria satelital.

Crecimiento y desarrollo económico en la Región.

El crecimiento y desarrollo económico, guardan una diferencia sustancial en economía; el

primero hace referencia a los incrementos en el nivel agregado de producción, en tanto el

segundo hace énfasis en los aumentos generados de la producción per cápita, Field (1995). Una

de las problemáticas que se presenta entre los dos polos económicos es, precisamente que el

crecimiento económico sugiere el incremento de la actividad económica sin que se presente

ningún cambio implícito en las Instituciones económicas de un País, en cambio el desarrollo

económico incluye un paquete más amplio de transformaciones institucionales, tecnológicas y

sociales.

La globalización para los países de América Latina y El Caribe representa una oportunidad de

crecimiento económico y reducir significativamente la pobreza, a través de la explotación de sus

recursos naturales que demandan las grandes potencias a nivel global (BID 2008). Por otro lado

Martínez y Roca (2001) señalan que un desarrollo sin crecimiento pondría límites al mercado y

a la globalización. Los acuerdos intrarregionales y de libre comercio con países como los

Estados Unidos, ha logrado generar mayores flujos internos y externos de bienes y servicios en

la región, tal como se demuestra en la (figura 2).

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Figura 2. América Latina y el Caribe: cambios en el valor y el volumen de exportaciones e

importaciones (tasa de crecimiento anual).

Fuente: BID 2008

El aumento de la demanda global de productos básicos, refleja un crecimiento de los precios en

los mercados globales, así lo afirma la Organización de las Naciones Unidas (2008), por

ejemplo durante el tercer trimestre del año 2007 los precios de aceites vegetales y oleaginosas

registro un incremento del 163% con respecto al año 2000, así mismo ocurrió con las materias

primas agrícolas 64%, minerales y metales 222%, y petróleo crudo 159%. El presente fenómeno

económico, representa una oportunidad para los países en desarrollo que siguen dependiendo de

la exportación de materias primas y productos básicos.

La situación antes descrita, constituye un incremento en los ingresos económicos para los países

de América Latina y el Caribe, como se puede apreciar en la (figura 3).

Figura 3. América Latina y el Caribe. Crecimiento del producto interno bruto en el periodo

2000 – 2007.

Fuente: CEPAL 2008

Martínez y Roca (2001), destacan que los crecimientos de PIB (instrumento de medición del

crecimiento económico) implican aumentos considerables en el uso de energías y materiales, es

justamente en este punto donde la economía ecológica plantea la necesidad de establecer ¿cuál

sería la relación entre crecimiento económico y gastos de materiales y energías? Las presiones

que se ejercen por la explotación de los recursos naturales en la región Sur, se ven agravadas por

el crecimiento acelerado del urbanismo (PNUMA 2007).

Page 5: Conceptos de Economía Ambiental

La economía ecológica como alternativa de desarrollo sostenible

El marco de la economía ecológica humana ayuda a identificar cuatro explicaciones de las

incertidumbres que rodean a la globalización, Roy, A (2008). En primer lugar la globalización

representa un proceso extremadamente complejo y difícil de establecer una medición del

modelo. En segundo lugar la variedad de criterios de las personas en relación a la globalización

hace que surjan distintas interpretaciones. En tercer lugar, las personas pueden tener agendas

ocultas que disfrazan el verdadero significado de la globalización. Finalmente se establece una

diferencia entre percepción y entendimiento de la globalización, lo cual permite profundizar los

conflictos generados por la globalización.

Roy E. Allen en su libro titulado “Human Ecology Economics” (2008), afirma que se ha

generado una intensa controversia sobre el debate de que si la globalización permite el

desarrollo de los países. ¿La globalización estimula o inhibe el crecimiento económico? Como

ejemplo se cita el caso de China, el cual ha experimentado un rápido crecimiento en los últimos

años, para luego enrumbarse en una política de liberalización de mercado. Sin embargo se hace

énfasis en efectos secundarios que pueden generar una depreciación en el desarrollo de un país,

por las múltiples inequidades que se genera en este modelo económico.

Es así que surge la economía ecológica, la cal se define como la ciencia de la gestión de la

sustentabilidad (Hauwermeiren 1999). Entre las características más importantes que presenta la

economía ecológica, tenemos:

1. Plantea el uso de recursos renovables, a un ritmo que no exceda su tasa de renovación.

2. Se enfoca en la conservación de la diversidad biológica y hace énfasis en que los

residuos, solo se generan en una magnitud que el ecosistema pueda asimilar.

3. Da importancia a la sostenibilidad ambiental en economía.

4. Aborda los conflictos ecológicos.

5. Reconoce la importancia de desarrollar indicadores biofísicos.

Por otro lado, el concepto de economía verde no es un concepto nuevo, ya en el año de 1989 se

introdujo el termino por parte de Pearce et al en su libro “Blueprint for a Green Economy”

PNUMA 2009 propone desarrollar un nuevo paradigma económico, el cual promueva la

demanda y la oferta de productos y servicios amigables que mejoren le medioambiente. La

economía ecológica critica la economía tradicional por la valoración que le da al medioambiente

y las formas de cómo afronta los problemas ambientales. Así tenemos, según Costanza (1996)

argumenta que no hay que considerar la economía ecológica como un cambio de paradigma; la

economía ecológica incorpora ideas, herramientas y enfoque de varias disciplinas. La

trandisciplinaridad de la economía ecológica va más allá de abordar netamente a la economía y

a la ecología, aborda leyes físicas como la primera y segunda ley de la termodinámica, en la

cual existe una estrecha relación entre materia y energía y ayuda a comprender básicamente

cómo funciona el comercio internacional, puesto que requiere de un flujo incesante de materias

primas.

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Casos de estudio

Impacto social y económico en el uso de Biocombustibles en Latinoamérica.

Los biocombustibles, representan una fuente potencial de energía renovable, la cual podría

generar nuevos e inmensos mercados para productores agrícolas, Serna, F et al (2011). No todos

los biocombustibles, resulta viable producirlos, ya que por lo general existe un impacto

ambiental y un elevado costo social. A inicios del siglo XX la producción de biocombustibles se

ha incrementado a un ritmo de 10% anual, llegando a una producción de 90187 millones de

litros de biocombustibles, Brow (2009) de esta producción el 82% corresponde a bioetanol y

18% a biodiesel. La participación de los biocombustibles en el sector transportista, es del 1,5%

del combustible total empleado por el sector.

En algunos países, para obtener bioetanol se ha recurrido a maíz, caña de azúcar, razón por lo

cual se los considera cultivos energéticos o feedstocks, así mismo las oleaginosas como soja y

aceite de palma, es así que los biocombustibles representan una oportunidad económica para

países de Latinoamérica y el Caribe. El desarrollo de los combustibles es visto como una

oportunidad de generar seguridad energética, por una clara disminución de la importación de

combustibles fósiles y el consecuente ahorro de divisas Duffey, (2011). Existen claras

oportunidades de desarrollo rural a nivel latinoamericano, por antecedentes como Brasil.

Existe una clara evolución del consumo de los Biocombustibles, según la Agencia Internacional

de la Energía en su publicación del 2006, tal como se detalla en el siguiente gráfico:

Fuente: IEA 2006

Por otro lado, tenemos que las perspectivas de elaboración de biocombustibles para la región

latinoamericana son diferentes en relación al mercado mundial y su dotación de recursos

naturales para el desarrollo de este combustible alternativo.

Page 7: Conceptos de Economía Ambiental

Así tenemos que en la siguiente figura se detalla la evolución del consumo de biocombustibles

en américa latina y el Caribe.

Evolución reciente de los consumos de gasolina y diésel en AL y C.

Fuente: Coviello 2008

Se prevé que Brasil continuará siendo el principal exportador de bioetanol. Sin embargo,

productores de bajo costo en otras partes del mundo podrían surgir como exportadores

importantes. En cuanto a países de America Latina y el Caribe la iniciativa BioTop es más bien

cauta, y considerando la satisfacción de las metas internas existentes en cada país (ver Capítulo

4), establece que sólo Brasil tiene la capacidad de abastecer su demanda interna y externa en

forma simultánea y, por tanto, permanecer como un exportador sustancial a escala global.

El 85% de la producción global de biocombustibles se sigue concentrando en EEUU y Brasil.

En el caso del biodiesel, el líder global indiscutido es la UE. Así en los países de la región, más

allá de Brasil que posee una amplia experiencia en la producción de bioetanol y biodiesel, sólo

Colombia (bioetanol y biodiesel) y Argentina (biodiesel) poseen en la actualidad, desarrollos

significativos en su industria de biocombustibles.

La participación de la producción de biocombustibles en el resto de los países de América

Latina y el Caribe aún es muy modesta.

Los costos de producción, la capacidad de generar co-productos y el desarrollo del concepto de

biorefinería son importantes temas a discutir. Los costos de producción surgen como un tema

crítico. Si bien las tecnologías de primera generación se encuentran bien establecidas, la

competitividad de los biocombustibles es hoy fuertemente cuestionada y sólo la producción de

bioetanol en base a caña de azúcar en Brasil es competitivo frente a la gasolina.

A nivel Ecuador, la política respecto a los biocombustibles se encuentra en una etapa temprana

de desarrollo (BioTop, 2009a). La normativa está conformada por los Decretos Ejecutivos N°

146 y N°1.495, y las Leyes 2006-57 y 2007-85, la misma que establece el Consejo Nacional de

Biocombustibles, cuya función es definir las políticas, planes, programas y proyectos

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relacionados a la producción, manejo, industrialización y comercialización de los

biocombustibles.

Además, se establece la calidad, precio y volumen de los derivados del petróleo y de los

biocombustibles. Junto con esto, existe un fondo (FEISEH) que busca impulsar proyectos de

inversión en el sector de los hidrocarburos.

Más allá de los respectivos costos económicos domésticos de estas políticas, también se ha

alertado de los impactos y distorsiones que éstas pueden crear en otras partes del mundo Dufey,

(2006). Por un lado, los mandatos de penetración de países consumidores importantes como los

EE.UU y la UE, debido a que ellos se satisfacen parcialmente a través de importaciones de

terceros países, implican cambios en el uso de tierras y producción en otras partes del mundo,

Tyner, (2008). Estos cambios en uso de tierra y en las decisiones de producción conllevan a su

vez a impactos ambientales y sociales diversos, los cuales también deben ser atendidos. Por otro

lado, la existencia de subsidios, tarifas y normas técnicas también afectan los flujos de

producción y comercio en terceros países y además constituyen costosas barreras al comercio,

especialmente para aquellos países en desarrollo que pudiendo ser más eficientes en la

producción poseen una menor capacidad financiera para apoyar su industria.

Una de las principales motivaciones tras la promoción de los biocombustibles a nivel global es

su supuesto mejor desempeño ambiental en relación a los combustibles fósiles a lo largo de su

ciclo de vida. Sin embargo, como este capítulo expone, los vínculos entre los biocombustibles y

el medio ambiente son complejos y puede resultar una variada combinación de impactos

positivos y negativos que se deben considerar.

El debate sobre el balance energético uno de los primeros temas que surgió en el contexto del

debate ambiental sobre los biocombustibles. Comenzó a mediados de la década de los 70

cuando los biocombustibles comenzaron ser considerados como posibles sustitutos de la

gasolina fósil en EE.UU. En particular, se enfocaban en la crítica de los primeros estudios

realizados, principalmente enfocados en el bioetanol en base a maíz en los EE.UU, que

entregaban resultados negativos del valor neto de la energía producida. A fines de los años 80,

debido al interés de EE.UU. en reducir la polución y promover el uso de los biocombustibles, el

tema de los balances energéticos volvió a tomar fuerza (Shapouri et al., 2002). Actualmente,

aunque el enfoque está más bien asociado a las resultantes emisiones de gases de efecto

invernadero (GEI) los balances de energía también son considerados.

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La producción de biocombustibles a gran escala podría exacerbar la ya intensa competencia por

el uso de suelo que existe entre la agricultura, bosques y uso urbano. Por ejemplo, se estima que

Brasil al año 2013 necesitaría incrementar sus cultivos de caña de azúcar en 3 millones de

hectáreas (actualmente cuenta con unos 5,7 millones) para poder cumplir con la demanda

interna y externa de bioetanol (Costa, 2006).

La mayor preocupación proviene del efecto sustitución o de los cambios de uso indirecto de la

tierra. Se refieren a la sustitución de pastizales o cultivos que se van haciendo menos rentables

en relación a la caña de azúcar, y se van desplazando hacia tierras marginales o protegidas, con

importantes impactos sobre la biodiversidad local.

Actualmente, cerca del 2% de la irrigación de agua es utilizada para la producción de

biocombustibles (Dufey et al., 2007). El uso de agua es de vital importancia, tanto durante el

período de cultivo de los feedstocks como para el procesamiento de los biocombustibles. Así, la

disponibilidad de agua, si bien ha sido un tema poco relevado en la problemática ambiental de

los biocombustibles, actualmente surge como un factor limitante de la producción de los

biocombustibles.

Impactos ambientales de la producción de biocombustibles pueden ser significativos y variados.

Los impactos ambientales asociados a los biocombustibles varían significativamente

dependiendo del tipo de feedstock, método de cultivo y zona geográfica en cuestión. A nivel

general, probablemente el impacto ambiental más significativo proviene de la fase de

producción del cultivo energético, donde se relevan como los impactos de mayor cuidado los

resultantes de cambios en el uso de la tierra, tanto en términos de emisiones de GEI como la

expansión de la frontera agrícola y sus potenciales efectos sobre ecosistemas sensibles, así como

la disponibilidad de agua en algunos contextos. Los avances en la frontera agrícola como

resultado de la producción de biocombustibles surgen como un tema sensible considerando que

la región de América Latina y el Caribe dispone de abundantes recursos forestales,

representando el 22% de la superficie boscosa mundial, y nueve países de América Latina están

incluidos dentro de la lista total de diecisiete países mega-diversos de Naciones Unidas: no

menos de 10 países tienen, por lo menos, 1.000 especies de árboles cada uno.

La fuerte dependencia de combustibles fósiles ha llevado a que muchos países gasten parte

importante de sus reservas en moneda extranjera en importaciones de combustibles fósiles. Este

es un tema de especial relevancia en los países en vías de desarrollo, ya que limita su

disponibilidad de recursos para enfrentar otras necesidades de desarrollo. Numerosos países de

America Latina y el Caribe son importadores netos de energía. Por ejemplo Chile, importa cerca

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del 72% de sus necesidades energéticas Dufey, (2010). Incluso Ecuador, pese a ser un país

exportador de crudo, es un importador neto de diesel, abasteciendo entre un 40% a un 45% de la

demanda local con importaciones – aproximadamente 10 millones de barriles en el año 2006

(Sepeda, 2006). En Costa Rica las importaciones de petróleo también son relevantes,

alcanzando un 5,6% del PIB durante el año 2007 (Murillo, 2007).

Finalmente, uno de los temas que se encuentra actualmente en debate se refiere a las bondades

de emplear la biomasa para quema directa y así producir bioelectricidad en lugar de procesarla

para producir biocombustibles. A pesar de que el rendimiento energético de cada cultivo sea

considerable y que los balances presentados sean positivos, recientes estudios apuntan a que

producir bioelectricidad directamente es más eficiente energéticamente que producir

biocombustibles líquidos, y que, además, se generan menos emisiones de gases efecto

invernadero (Campbell et al., 2009). Lo anteriormente expuesto ha generado una nueva

discusión en torno al uso final que se le debe dar a los cultivos energéticos actualmente

utilizados para la producción de biocombustibles líquidos.

Al finalizar el presente trabajo, puedo concluir personalmente que la producción de

biocombustibles puede ser factible, siempre y cuando el espacio físico no atente contra la

seguridad alimentaria y no altere el uso de suelo para productos agrícolas que tienen que estar

en la canasta básica de los hogares; por otro lado tenemos la economía ambiental nos ayuda a

comprender el impacto social, económico y ambiental que se puede desarrollar con un proyecto

de biocombustibles en el cual por indicadores meramente macroeconómicos, los países pueden

ver una oportunidad de crecimiento económico, los elevados costos ambientales sin lugar a duda

pueden llegar a ser muy elevados y solo se generarían externalidades negativas.

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