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DIPUTADOS & CIUDADANOS FRENTE A FRENTE ¿Representan nuestros diputados las ideas y valores de la población? ¿Es nuestra elite política más conservadora que la sociedad en general? ¿Cuánto confían los ciudadanos en los partidos políticos y las Fuerzas Armadas? Éstas son sólo algunas de las preguntas que responde la encuesta elaborada por el Instituto de Investigación en Ciencias Sociales (ICSO) de la UDP. Aquí se contrastan las percepciones de la ciudadanía y de los 120 diputados, quienes por primera vez fueron encuestados en su totalidad. [Por: Mauricio Morales, director del Observatorio Político-Electoral, ICSO / Manuel Vicuña, decano de la Facultad de Ciencias Sociales e Historia UDP.] De un tiempo a esta parte, existe en Chile la sensación ambiente de una significativa desafección entre la ciuda- danía y los dirigentes políticos. Se ha culpado al sistema electoral, a los conflictos al interior de los partidos, e incluso se ha apuntado que el problema recae en la inca- pacidad de los parlamentarios de escuchar a sus electores. Si bien Chile y Uruguay son, dentro de América Latina, los países que presentan los mayores niveles de con- gruencia entre la elite congresista y la población en varia- dos temas, el estudio realizado por el Instituto de Investi- gación en Ciencias Sociales (ICSO) de la Universidad Diego Portales (UDP) revela la existencia de importantes brechas entre lo que piensan y sienten los chilenos en contraste con sus 120 diputados. Para la comparación, se tomó como referencia la Encuesta Nacional que la misma UDP hizo en septiembre pasado. El tema que genera más distanciamiento entre los parla- mentarios y la gente es la migración. Mientras la elite política se muestra más abierta y tolerante hacia los extranjeros que llegan a Chile, los ciudadanos son más renuentes a recibirlos y a pensar que ellos representan un aporte cultural para el país. Esto puede interpretarse a través de la experiencia de los ciudadanos, particular- mente de los más pobres, quienes sienten en mayor medida que los migrantes representan un “riesgo para las fuentes laborales de los chilenos”. La distancia se hace visible también en temas valóricos. Y es la elite de derecha la que más se aleja de su base de apoyo. Por ejemplo, ante el tema de la muerte asistida, mientras simpatizantes de derecha respaldan en un 76% esta medida, los parlamentarios oficialistas apenas la apoyan en un 14%. Ficha técnica Encuesta Elite Parlamentaria Se aplicó a los 120 diputados / Estuvo a cargo de ICSO-UDP con financiamiento de la Fundación Boell / Las entrevistas se realizaron entre septiembre de 2010 y enero de 2011/ Del total, 106 entrevistas fueron cara a cara; 7 a través de correo electrónico; y 7 por vía telefónica. Ficha técnica Encuesta Nacional UDP Es cara a cara / Se realizó a 1.302 personas con muestra de carácter probabilística / Se aplicó desde la Región de Arica y Parinacota hasta la Región de Los Lagos, incluyendo la Región Metropolitana / Representa al 85,5% de la población urbana y al 74% de la población del país / Se efectuó entre el 11 y el 30 de septiembre de 2010. [ Política || 22 · 23 ] [ Qué pasa ] Política Pl

Ciudadanos y Diputados frente a frente

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DIPUTADOS &CIUDADANOS

FRENTE A FRENTE¿Representan nuestros diputados las ideas y valores de la población? ¿Es

nuestra elite política más conservadora que la sociedad en general? ¿Cuántoconfían los ciudadanos en los partidos políticos y las Fuerzas Armadas? Éstasson sólo algunas de las preguntas que responde la encuesta elaborada por el

Instituto de Investigación en Ciencias Sociales (ICSO) de la UDP. Aquí secontrastan las percepciones de la ciudadanía y de los 120 diputados, quienes

por primera vez fueron encuestados en su totalidad.

[Por: Mauricio Morales, director del Observatorio Político-Electoral, ICSO / Manuel Vicuña, decano de laFacultad de Ciencias Sociales e Historia UDP.]

De un tiempo a esta parte, existe en Chile la sensaciónambiente de una significativa desafección entre la ciuda-danía y los dirigentes políticos. Se ha culpado al sistemaelectoral, a los conflictos al interior de los partidos, eincluso se ha apuntado que el problema recae en la inca-pacidad de los parlamentarios de escuchar a sus electores.Si bien Chile y Uruguay son, dentro de América Latina,los países que presentan los mayores niveles de con-gruencia entre la elite congresista y la población en varia-dos temas, el estudio realizado por el Instituto de Investi-gación en Ciencias Sociales (ICSO) de la UniversidadDiego Portales (UDP) revela la existencia de importantesbrechas entre lo que piensan y sienten los chilenos encontraste con sus 120 diputados. Para la comparación, setomó como referencia la Encuesta Nacional que la mismaUDP hizo en septiembre pasado.El tema que genera más distanciamiento entre los parla-mentarios y la gente es la migración. Mientras la elitepolítica se muestra más abierta y tolerante hacia losextranjeros que llegan a Chile, los ciudadanos son másrenuentes a recibirlos y a pensar que ellos representan unaporte cultural para el país. Esto puede interpretarse através de la experiencia de los ciudadanos, particular-mente de los más pobres, quienes sienten en mayormedida que los migrantes representan un “riesgo para lasfuentes laborales de los chilenos”.La distancia se hace visible también en temas valóricos. Y esla elite de derecha la que más se aleja de su base de apoyo.Por ejemplo, ante el tema de la muerte asistida, mientrassimpatizantes de derecha respaldan en un 76% esta medida,los parlamentarios oficialistas apenas la apoyan en un 14%.

Ficha técnica Encuesta Elite ParlamentariaSe aplicó a los 120 diputados / Estuvo a cargo de ICSO-UDP con financiamiento dela Fundación Boell / Las entrevistas se realizaron entre septiembre de 2010 y enerode 2011/ Del total, 106 entrevistas fueron cara a cara; 7 a través de correoelectrónico; y 7 por vía telefónica.

Ficha técnica Encuesta Nacional UDPEs cara a cara / Se realizó a 1.302 personas con muestra de carácter probabilística /Se aplicó desde la Región de Arica y Parinacota hasta la Región de Los Lagos,incluyendo la Región Metropolitana / Representa al 85,5% de la población urbana yal 74% de la población del país / Se efectuó entre el 11 y el 30 de septiembre de 2010.

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[ Qué pasa ]PolíticaPl

La misma tendencia se observa en el caso de despenalizar elconsumo de marihuana: un 37,8% del electorado de centro-derecha apoya la idea, mientras que los diputados de la Coa-lición por el Cambio sólo la respaldan en un 7%. La brechase mantiene al considerar el matrimonio homosexual o elderecho de estas parejas a adoptar hijos.Desde la vereda opuesta, en general, los parlamentariosde oposición están más alineados con sus electores entemas valóricos. Salvo en la idea de legislar a favor delaborto terapéutico, cuando la madre corre peligro demuerte. En ese caso, sólo el 65% de los simpatizantes dela Concertación apoya la idea, mientras que sus diputadosla aplauden casi en un 90%.Las respuestas al tema del aborto terapéutico tambiénsirven para ejemplificar uno de los aspectos más llamati-vos de este estudio: la constatación de que en Chile existeuna elite política bastante más polarizada que la ciudada-nía a la cual representa. En otras palabras, existe unamayor distancia entre los puntos de vista de los diputadosoficialistas y de oposición, que entre los simpatizantes deambas coaliciones. En este caso específico, mientras lossimpatizantes de derecha apoyan la iniciativa en un 58%,sus representantes lo hacen en un 29,8%.¿Por qué ocurre este fenómeno? Aventuremos una hipó-tesis. Supuestamente y dentro de otros objetivos, el siste-ma binominal fue pensado para producir una competen-cia hacia el centro, con dos grandes coaliciones y con unnúmero limitado de partidos. Esto, aparentemente, brin-daría mayor estabilidad a la contienda política, a diferen-cia de la situación previa a 1973. Pero a nuestro parecer,este modelo ha generado precisamente un efecto contra-

En temas valóricosson los parlamentariosde la Alianza los quemás se alejan de su base deapoyo. Por ejemplo, ante eltema de la muerte asistida,mientras simpatizantes dederecha respaldan en un 76%esta medida, losparlamentarios oficialistasapenas la apoyan en un 14%.

¿Está "algo" o "muy" satisfecho con la democracia? DEMOCRACIA EN CHILE

62,9%

85%

94,8%

79,8%

81,5%

71,5%

Ciudadanía

Todos los

diputados

Diputados

Alianza

Simpatizantes

Alianza

Diputados

Concertación

Simpatizantes

Concertación

de acuerdo

CONFIANZA EN INSTITUCIONES ¿Cuánta confianza tiene usted en las instituciones que le voy a nombrar?

Gobierno

Partidos

Tribunales

de Justicia

Grandes empresas

Iglesia Católica

Fuerzas Armadas

Carabineros

Municipalidad

de su comuna

32,9%

11,5%

20,1%

27,9%

42,9%

48,6%

58,9%

39,3%

55%

43,3%

70%

41,7%

76,7%

80%

83,4%

49,2%

CIUDADANÍA

TODOS LOS DIPUTADOS

se suman las opciones "bastante" y "mucho"

*

* *

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[ DIPUTADOS VERSUS CIUDADANOS ]

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[ Qué pasa ]PolíticaPl

rio: estimula la polarización.¿La razón? Como teóricamente se requiere sólo de untercio de los votos para que una coalición logre un escaño,los conglomerados buscan ese tercio en electores cauti-vos de izquierda o de derecha. Entonces, no tienen mayo-res incentivos para avanzar hacia el centro.

¿DEMOCRACIA SIN PARTIDOS?

No estamos descubriendo la rueda: se sabe que la identifi-cación con los partidos ha bajado sistemáticamente desde1990. Sin embargo, el estudio revela que los electores,incluso los que no se matriculan con ningún sector políti-co, presentan afinidades programáticas con los partidos.Esto es una buena noticia para evaluar la calidad de larepresentación. Su valor cobra más peso si levantamos lamirada a la región. A diferencia de otros países de AméricaLatina, en Chile la elite y la ciudadanía parecen manifestaropiniones similares en un amplio abanico de temas.

EXTRANJEROS EN CHILE

de acuerdo

52,2%

8,3%

15,8%

54,4%

1,9%

50,3%

Ciudadanía

Todos losdiputados

Diputados Alianza

Simpatizantes Alianza

Diputados Concertación

Simpatizantes Concertación

¿La población extranjera residente es un riesgo para las fuentes laborales de los chilenos?

*

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[ DIPUTADOS VERSUS CIUDADANOS ]

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[ Qué pasa ]PolíticaPl

por personas que por partidos.Respecto al Partido Demócrata Cristiano (PDC), el estu-dio constata que más allá de las distintas almas que convi-ven al interior de ese grupo político, es el que mejor captalas opiniones ciudadanas. Al menos, considerando los ejesizquierda-derecha, Estado-mercado y liberal-conservadoren términos valóricos. Incluso, es el partido que mejor sin-toniza a los desafectos: personas que no se identifican conningún partido. Según nuestra mirada, esto obedecería alcarácter centrista de la DC y a las opiniones intermediasde sus diputados en los ejes mencionados.La mejor interpretación de los electores, sin embargo, nosignifica, necesariamente, mayor adhesión electoral. Nitampoco mayor consistencia al interior de su elite parla-mentaria a la hora de legislar. Tensionada internamentepor opciones a veces antagónicas, la sombra de la indisci-plina partidista revolotea sobre la DC, mermando sucapacidad para capitalizar su mayor sintonía, en térmi-

A diferencia de otros países deAmérica Latina, en Chile la elitepolítica y la ciudadanía parecenmanifestar opiniones similares envarios temas. Pero hay notablesexcepciones. Sobre todo en el rol quejuegan los partidos políticos en elsistema democrático. Si laciudadanía confía apenas en un11,5% en los partidos, losparlamentarios lo hacen casi cuatroveces más: 43,3%.

Hay, en todo caso, excepciones. Sobre todo en el rol quejuegan los partidos políticos en el sistema democrático. Sila ciudadanía confía apenas en un 11,5% en los partidos,los parlamentarios lo hacen casi cuatro veces más: 43,3%.Igual cosa sucede al evaluar los niveles de satisfacción conla democracia y el apoyo a la frase “puede haber democra-cia sin partidos”. La ciudadanía está menos satisfecha quelos parlamentarios. De hecho, un 32,7% de la poblaciónconsidera que es viable una democracia sin partidos. Sóloun 4,2% de los 120 diputados piensa lo mismo. La magni-tud de la brecha debiese operar como alerta de emergen-cia para las colectividades y sus dirigencias.

EN LA MIRA

Si la foto global revela una significativa desconexiónentre las opciones de la gente y las posturas parlamenta-rias, el análisis en detalle de cada coalición entrega lucessobre las razones de este distanciamiento.

En el caso de la Alianza, la dislocación entre su elite y lasbases electorales puede responder al mayor número dediputados de la UDI respecto a RN en la Cámara. De hecho,los parlamentarios de la UDI son claramente más conser-vadores que los de RN. Por ejemplo, el 47,1% de los diputa-dos de RN apoya una ley que despenalice el aborto tera-péutico, mientras que los de la UDI alcanzan sólo el 22,5%.¿Por qué entonces la ciudadanía vota por partidos que noreflejan necesariamente sus ideas más liberales? ¿Porqué la UDI, un partido más desalineado respecto a laspreferencias de las bases electorales de la propia derecha,pesa más que RN? A nuestro juicio, esto podría ser elresultado de un vínculo más “clientelar” y no tan progra-mático entre la UDI -e incluso RN, en menor medida- ysus votantes. Como no hay una sólida congruencia pro-gramática entre sus representantes y sus representados,podría pensarse que el nexo entre partido y elector se for-ja sobre una relación más personalista: la gente vota más

ABORTO POR FETO DEFECTUOSO ¿Está a favor de una ley que despenalice el aborto cuando el feto tiene un serio defecto?

44,3%

36,7%

12,3%

49,7%

57,4%

55,6%

Ciudadanía

Todos los

diputados

Diputados

Alianza

Simpatizantes

Alianza

Diputados

Concertación

Simpatizantes

Concertación

de acuerdo

ABORTO TERAPÉUTICO ¿Está a favor de una ley que despenalice el aborto cuando la salud de la madre corre serio peligro por el embarazo?

53,1%

60,8%

29,8%

58%

88,9%

64,7%

Ciudadanía

Todos los

diputados

Diputados

Alianza

Simpatizantes

Alianza

Diputados

Concertación

Simpatizantes

Concertación

de acuerdo

* *

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[ DIPUTADOS VERSUS CIUDADANOS ]

[ Política || 28

[ Qué pasa ]PolíticaPl

HOMOSEXUALES Y ADOPCIÓN ¿Las parejas homosexuales deberían tener derecho a adoptar hijos?

Ciudadanía

Todos los

diputados

Diputados

Alianza

Simpatizantes

Alianza

Diputados

Concertación

Simpatizantes

Concertación

72,6%

77,5%

98,2%

73,2%

61,1%

73,4%

en desacuerdo

nos generales, con las preferencias de los ciudadanos.Parece plausible esperar que mientras mayor sea la dis-tancia entre los representantes y la sociedad, mayoresserán los problemas para nuestra democracia. Probable-mente aumentará la desafección, disminuirá la confianzaen las instituciones y se promoverán vínculos personalesde tipo clientelar. Nuestro trabajo brinda la oportunidadde dar cuenta de las brechas. Le corresponderá al sistemapolítico hacer algo por resolverlas.

* Fuente: Encuesta Nacionaly Encuesta Elite Parlamentaria ICSO-UDP.

MATRIMONIO HOMOSEXUAL ¿Las parejas homosexuales deberían tener derecho a contraer matrimonio?

61,3%

80,9%

100%

62,6%

66,7%

57,4%

Ciudadanía

Todos los

diputados

Diputados

Alianza

Simpatizantes

Alianza

Diputados

Concertación

Simpatizantes

Concertación

en desacuerdo

*

*

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[ DIPUTADOS VERSUS CIUDADANOS ]

[ Política || 30

[ Qué pasa ]PolíticaPl

¿Quién eres tú?Tiendo a pensar que la distancia entre la clase política y los ciudadanos hadevenido en la incomprensión mutua, como dos personas que, sin podercomunicarse, finalmente son presa del desinterés y la desidia.

[Por Jorge Navarrete P. Abogado Del Río Izquierdo]

Resulta interesante el ejercicio. Una cosa es afirmarque existe cada vez una mayor distancia entre la clasepolítica y los ciudadanos; y otra, más sugerente, esaportar cifras concretas en relación a temas y juiciosespecíficos. Los datos que aporta esta encuesta vienena refrendar la abrumadora evidencia de sondeos ante-riores, en el sentido de que nuestros dirigentes estáninmersos en un mundo -léase lenguaje, códigos, mane-ras, intereses y preocupaciones- que resulta ajeno a lamayoría de los electores.Ni siquiera existe un enfrentamiento, lo que al menosdaría cuenta de que ambos discurren por el mismo

camino. Por el contrario, tiendo a pensar que la distan-cia ha devenido en la incomprensión mutua, semejantea la de dos personas que, imposibilitadas de comunicar-se, finalmente son presa del desinterés y la desidia. Heahí quizás una clave de lo que está sucediendo: la clasepolítica y los ciudadanos perciben que no se necesitan.Dicho de otra manera, lo que a ambos les suceda parecepoco depender del otro.En el caso de los ciudadanos, ya es un lugar común cons-tatar los profundos cambios socioculturales que se hanproducido en Chile en las últimas décadas, donde no sólola política tiene una mucho menor centralidad en la vida

de las personas sino, incluso en aquellos ámbitos donde síla mantiene, se muestra incapaz de dar respuestas a lasemergentes demandas de individuos más autónomos,exigentes y aspiracionales.Por otra parte, la clase política, al menos aquella repre-sentada en el Congreso, no percibe una real amenaza asus posiciones, intereses y privilegios conquistados. Sihay algo que ha contribuido a deteriorar el debate públi-co, la calidad de la política y la solvencia de sus protago-nistas, es la falta de competencia. La consolidación denuestro sistema electoral, pasando por la forma de desig-nación de los candidatos y tomando en cuenta la infor-mación sobre un padrón electoral estático y cautivo, haterminado por afianzar los intereses corporativos, políti-camente transversales, de un nuevo estamento de lasociedad: el político profesional.Puestas así las cosas, no es extraño que sólo el 43,3% delos diputados confíen en los partidos políticos, lo que essignificativamente superior al 11% de los ciudadanosque contesta en el mismo sentido. Tampoco debe sor-prendernos, por tanto, que sólo el 4,2% de los diputadoscrea que la democracia puede subsistir sin los partidos,a diferencia de un nada despreciable 32,7% de los ciuda-danos consultados.Pero las brechas no apuntan sólo a la percepción de lapolítica y las instituciones públicas. Son notorias lasdiferencias en torno a lo que podríamos llamar los pro-blemas morales de la vida moderna. Por ejemplo, con-sultados sobre la eutanasia, más del 70% de los ciuda-danos está de acuerdo, en contraste con algo más del40% de los diputados. Ahora bien, interrogados porcuán riesgosa es la inmigración de cara a proteger lasfuentes laborales, más de la mitad de las personasmuestra preocupación, a diferencia del exiguo 8,3% delos diputados. Sin querer abusar del sarcasmo, me ima-gino que la dificultad para que los extranjeros accedana los cargos de representación popular quizás explica

en parte la respuesta de los honorables.A partir de este escenario, se vislumbran tres evidentesconsecuencias. Primero, y se trata de algo que hemosobservado ya desde hace un buen tiempo, la pérdida deterreno que ha experimentado la política tradicionalfrente a lo que provisoriamente podríamos denominarla emergencia de los “liderazgos ciudadanos” (Lavín1999; Bachelet 2005 y Enríquez- Ominami 2009).Segundo, y por lo mismo, la irrelevancia de la clase diri-gente, cuya acción parece haber desnaturalizado susentido más profundo: a saber, representar a otros.Tercero, el peligro de lo que significa contar con unaclase dirigente deslegitimada y bajo sospecha, como sifuera posible pensar –en una idea tan absurda comoperegrina- que podemos organizar nuestra convivenciasocial prescindiendo de la política.

Las brechas no apuntan sólo a lapercepción de la política y las

instituciones públicas. Sonnotorias las diferencias en torno a

lo que podríamos llamar losproblemas morales de la vida

moderna. Por ejemplo, consultadossobre la eutanasia, más del 70% delos ciudadanos está de acuerdo, en

contraste con algo más del 40%de los diputados.

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[ DIPUTADOS VERSUS CIUDADANOS ]

[ Política || 32

[ Qué pasa ]PolíticaPl

Esos estereotiposde siempreVarias cosas saltan a la vista. Algunas esperables. Como que la postura antiigualitariarelativa al acceso de parejas del mismo sexo al matrimonio tenga más fuerza en losdiputados que en la población, tanto en la Alianza como en la Concertación.

[Por Antonio Bascuñán, abogado. Profesor de Derecho de las universidades De Chile y Adolfo Ibáñez.]

Las propuestas de reconocimiento legal de las parejas delmismo sexo no progresaron mayormente en Chile hasta quePiñera recogió la idea en su campaña presidencial, y Alla-mand la hizo efectiva en un proyecto de ley. La fórmula acu-ñada por Piñera no puede ser más contradictoria: afirma-ción de igualdad expresada retóricamente en el rechazo a laexistencia de chilenos de primera y segunda categoría, perocon reserva del matrimonio a las parejas heterosexuales.Esa fórmula domina el debate actual en torno a la pro-puesta de acuerdo de Vida en Común. Se es, en general,partidario de otorgar un cierto margen de acceso a recur-

sos simbólicos, pero se rechaza el acceso al matrimonio.Eso deja pendiente como pregunta de la política legislati-va cuál será el margen de acceso consistente con eserechazo. No está de más decirlo: la contradicción en laspremisas hace incierta la respuesta.La encuesta no permite apreciar el margen de apoyo orechazo a la fórmula de Piñera en su integridad, porque noalcanzó a incluir preguntas relativas a la unión civil. Sólo serefiere al acceso al matrimonio y a la filiación, expresandoun amplio margen de rechazo a conceder ambos derechos.Tres cosas saltan a la vista. Dos de ellas eran esperables.

Que la postura antiigualitaria relativa al acceso al matri-monio tenga más fuerza en los diputados que en la pobla-ción, tanto en la Alianza como en la Concertación, es undato que corresponde a experiencias de países dondecomenzó esta discusión hace ya más de veinte años.También era esperable que el rechazo en la población areconocer derechos de adopción sea más fuerte que elrechazo a permitir el acceso al matrimonio, porque es undato que corresponde a la experiencia comparada. Esohace interesante, por contraste, el dato de la encuesta alos diputados, que muestra un resultado exactamenteopuesto, con una diferencia muy leve en la Alianza y algomás significativa en la Concertación.Este dato se relaciona con la inesperada inversión de larelación entre diputados de la Concertación y su pobla-ción simpatizante en lo que se refiere a la percepción delposible desempeño parental de parejas del mismo sexo.Aquí el rechazo de los diputados es considerablementemenor, en especial en lo que se refiere a la pareja de muje-res: es el único porcentaje de rechazo inferior al 50%.Las explicaciones para este dato pueden ir desde la pre-sencia entre esos diputados de un discurso feminista queno se encuentra socialmente extendido, hasta su mejorconocimiento de la información disponible sobre el pun-to, que muestra no haber diferencias significativas para elbienestar de los hijos de parejas del mismo sexo.Pero la causa más probable del menor rechazo de lacrianza por una pareja de mujeres, presente en todos losencuestados, se encuentra en un estereotipo de la culturaheterosexual, que atribuye a la mujer por definición unaaptitud para la puericultura. Así es como, en mi opinión,deben leerse, en general, los resultados de esta encuesta:como una confirmación de estereotipos.Por ejemplo, la afirmación “una pareja homosexual pue-de criar hijos tan bien como una heterosexual” implicaque hay algo así como una bondad inherente a la parenta-lidad heterosexual. Dado que la asunción de esa premisa

prejuzga la respuesta, una encuesta que la asume inevita-blemente la confirma.¿Cómo sería el resultado de una encuesta menos marca-das por estereotipos? Por ejemplo, una que preguntaraprimero si todas las parejas heterosexuales crían bien asus hijos, y luego si algunas parejas homosexuales puedencriar a sus hijos mejor que algunas parejas heterosexua-les. Esa secuencia podría hacer surgir en el encuestado lareflexión acerca de los atributos personales que hacen dealguien un buen padre o madre, y si ellos dependen o node su orientación sexual.O una encuesta que después de la pregunta sobre elderecho a la adopción, contuviera la siguiente afirma-ción: “Es preferible que un niño crezca huérfano a quesea adoptado por una pareja del mismo sexo”. ¿Cómoserían sus resultados?

La encuesta no permite apreciar elmargen de apoyo o rechazo a la

fórmula de Piñera en su integridad,porque no alcanzó a incluir preguntasrelativas a la unión civil de parejas delmismo sexo. Sólo se refiere al acceso al

matrimonio y a la filiación,expresando un amplio margen de

rechazo a conceder ambos derechos.

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[ DIPUTADOS VERSUS CIUDADANOS ]

[ Política || 34

[ Qué pasa ]PolíticaPl

La vieja agendavalóricaLas diferencias de los diputados y la ciudadanía respecto al aborto no sóloexponen la relación actual entre ambos grupos, sino que también muestran quela agenda valórica tiene profundas raíces históricas.

[Por Ana María Stuven. Directora Programa Historia de las Ideas Políticas en Chile, UDP. Académica PUC.]

Las preguntas sobre aborto terapéutico de la UDP a laciudadanía y a los diputados exponen la relaciónactual entre sociedad civil y clase política; tambiénmuestran que la agenda valórica tiene profundas raí-ces históricas.La configuración del sistema de partidos en Chile amediados del siglo XIX estuvo marcada por las diferen-cias que la historiografía ha simplificado, como la opo-sición entre liberales y conservadores. Esta imagensuele olvidar que la cultura política de las elites teníaun fuerte componente valórico, nutrido desde los púl-pitos, y que sólo entró en conflicto cuando el liberalis-

mo asumió su defensa de la libertad individual, de laseparación entre la esfera pública y la privada y, enconsecuencia, de laicización de las instituciones delEstado y de secularización social. El liberalismo, fuentede la cual bebieron quienes construyeron un Estadorepublicano, renegaba de las fuentes de legitimidadtrascendente. Los conservadores, carentes de una ideo-logía coherente, asumieron la postura de la defensa delcambio gradual como antídoto a la transformaciónpolítica radical.Aunque el liberalismo venció con las “leyes laicas” delos años 1880, el catolicismo perduró como fe común de

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[ DIPUTADOS VERSUS CIUDADANOS ]

[ Política || 36

[ Qué pasa ]PolíticaPl

la elite. Por esto, la secularización social se postergóhasta que los sectores medios y populares, de carácterlaico, presionaron para lograr reformas socialesinclusivas. La despenalización del aborto terapéutico,consagrada en el Código Sanitario de 1931, fue una delas medidas atribuibles a este contexto. Pero los sec-tores “conservadores”, especialmente los de filiacióncatólica tradicionalista, mantuvieron su resistencia ala secularización social, al mismo tiempo que el mun-do católico se diversificaba internamente.El estudio de la UDP muestra que los clivajes históricos,construidos en gran parte en torno a los ejes catolicismo-laicismo o modernidad-tradición, continúan vigentes.La modernidad laica, la del electorado “concertacionis-ta”, se inclina por demandas de tipo igualitario y liber-tario, expresando la compleja problemática social y deconciencia que implica afectar la vida intrauterina des-de una postura que separa la esfera privada de la públi-ca. De allí que sean más proclives a despenalizar elaborto terapéutico cuando se trata de proteger la vidade la madre (una intervención de signo positivo), quecuando el feto viene con graves defectos. Las cifrasexpresan la ausencia de certezas derivadas de una esfe-ra trascendente o un credo religioso.En el caso de los diputados DC, sus referencias cristiano-católicas explican su postura equidistante de los dos blo-ques políticos respecto del aborto terapéutico para prote-ger la vida de la madre, debido al peso que les otorgan a lasposturas eclesiásticas que lo permiten, aun en circunstan-cias de riesgo fetal. De allí que la heterogeneidad respectode este punto pueda entenderse como fruto de un diálogointerno sin conflictos de tipo dogmático. Algo distinto ocu-rre respecto del aborto de un feto inviable; dos tercios desus parlamentarios se oponen, influidos por la falta dedirectrices claras desde el ámbito religioso.La novedad más impactante se da en el terreno de los

parlamentarios aliancistas. Comprueba la vigenciadel clivaje laico-religioso. Y el problema de la derechaactual: las dificultades de conciliar un partido decla-rado liberal y, en consecuencia, tolerante en temasvalóricos, RN, y un partido, la UDI, que incluso dentrodel catolicismo se ubica en los márgenes más tradi-cionalistas. Recordemos que algunos próceres UDIfomentaron la promulgación de la llamada “Ley Meri-no” que modificó la disposición de 1931, impidiendohasta hoy “cualquier acción cuyo fin sea abortar”.La discusión valórica sólo puede tensionar al bloquealiancista. Ambos partidos de la derecha se necesitan.Pero en un sistema político donde emerge la comple-jidad de la vida y las decisiones personales no puedenimponerse por decreto, debieran aumentar los con-flictos entre partidos de orientaciones incompatibles.

La novedad más impactante se da en elterreno de los parlamentarios

aliancistas. Comprueba la vigencia delclivaje laico-religioso. Y el problema de

la derecha actual: las dificultades deconciliar un partido declarado liberaly, en consecuencia, tolerante en temas

valóricos, RN, y un partido, la UDI, queincluso dentro del catolicismo se ubicaen los márgenes más tradicionalistas.

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[ DIPUTADOS VERSUS CIUDADANOS ]

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