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PORTADA—————————————————————————Por Francisco Javier Mendez
SUMARIO——————-Pag 2
NOTICIAS——————-Pag 3,4,5
EL OSCURO SILENCIO
DE LA BARBARIE———Pag 6.7.8.9.10,11,y 12————————-Por José Carlos Álvarez
NOTICIAS——————Pag 13,14,15,16,17, 18 y 19
GüELOS——————--Pag—20 y 21————————————--Por Gonzalo González
NOTICIAS——————-Pag—22 y 23
PASEANDO—————--Pag—24 y 25————————————Por José Carlos Álvarez
NOTICIAS——————-Pag 26
HISTORIAS DE CANDÁS
Y LA MAR——————--Pag 27——————————————-Por Laureano Álvarez
DEPORTES ——————Pag 28,29.30 y 31
TEATRO MARINA———-Pag 32
LLos Pescadores del Norte y Noroeste de España
lo continuaremos para el siguiente mes
REVISTA NUMERO 37 DE LA ASOCIACIÓN CANDÁS MARINERO —————MAYO 2017
ARCHIVOS Y DOCUMENTACIÓN —-Francisco Javier
COORDINADOR ————————--José Antonio
FOTOGRAFIA –Juanjo Argüelles
2
Casi treinta perso-
nas, tres de las cua-
les serán exhuma-
das el sábado, fue-
ron fusiladas y arro-
jadas desde Peñas
y San Antonio entre
1937 y 1939
Asturias cayó en manos de los nacionales el 21 de octubre de 1937. Desde esa fecha hasta el fin de la guerra, en abril de 1939, se contabilizaron 69 desapa-recidos entre vecinos Carreño y Gozón, y casi una treintena de personas que fueron primero fusilados y después arrojados al mar, bien por el cabo Peñas o por San Antonio, en Candás. "Por Peñas tiraron a go-zoniegos y avilesinos; en Candás, casi todo candasi-nos", explica el historiador Pablo Martínez Corral.
Como historia curiosa, entre los muertos del cabo San Antonio figuran tres hermanos Álvarez Rodrí-guez, uno de los cuales, Manuel, consiguió sobrevivir a tres balazos y a la caída por el acantilado. Tras vol-ver a su casa natal en Prendes, un mes más tarde, fue detenido y vuelto a fusilar por los falangistas, que esta vez no fallaron. "Hubo meses en los que incluso se prohibió la pesca en esa zona", añade Martínez Corral.
En esa lista figuran también tres cadáveres de muje-res de Candás que serán exhumados el próximo fin de semana en el cementerio de Bañugues por un equipo dirigido por el forense Francisco Etxebarria. Esas tres mujeres formaban parte de un grupo mayor que fue detenido el 2 de junio de 1938. Algunos de los cadá-veres nunca regresaron a la costa, y los que arribaron fueron trasladados a Bañugues, a Viodo y a Luanco. Las dos últimas fosas están "destrozadas", de ahí que la investigación se haya centrado solo en la de Bañu-gues. Tras la exhumación, será examinado el ADN de los cuerpos.
El modus operandi era similar a la hora de arrojar los cuerpos al mar. Lo contaba la militante comunista, ya desaparecida, Peregrina González, conocida como "la Pasionaria de Gozón": "Pasaba el camión de la muer-te cargado con hombres y mujeres que eran arroja-dos al mar, algunos vivos, por un acantilado de unos cien metros, y muchos de esos mártires se quedaban colgados en matorrales o piedras salientes hasta que les llegaba la muerte".
En el estudio realizado por la Asociación por la Recu-peración de la Memoria Histórica (ARMH) sobre la exhumación, los especialistas dejan claro que los cuerpos, tras ser lanzados desde lo alto de los acan-tilados, "quedaban destrozados". Martínez Corral lo corrobora y aporta un caso más, el de un hombre que, tras los embistes del mar y el golpe contra las rocas, quedó decapitado. Fue hallado en la playa de Viodo, junto a Peñas.
Fuente La Nueva España Illán Garcia
3
UN GRUPO DE FORENSES EXHUMARÁ LA FOSA
COMÚN DE LA GUERRA CIVIL
Los trabajos en el cementerio tratarán de recu-
perar los cadáveres de unas mujeres arroja-
das desde el Cabo Peñas y cuyos cuerpos de-
volvió el mar
Uno de los forenses españoles más reputados, Fran-cisco Extxebarría, que trabajó en las exhumaciones de los miembros de ETA Lasa y Zabala y también en el "caso Bretón" será el encargado de hacer lo propio en el cementerio de Bañugues con una fosa común de la Guerra Civil, en la que se hallan, al menos, tres muje-res de Candás enterradas en 1938. Según la investiga-ción llevada a cabo por la asociación por la recupera-ción de la memoria histórica (ARMH), los cuerpos fue-ron arrojados previamente al mar desde los acantila-dos del cabo Peñas y, posteriormente, las olas devol-vieron los cadáveres a la orilla.
"Arrojaron ocho mujeres y la mar devolvió a seis: dos se cree que fueron enterradas en el cementerio de Viodo, una en el de Luanco y tres en el de Bañugues, de los otros dos cuerpos no se sabe nada", explica Luis Miguel Cuervo, miembro de la ARMH y uno de los res-ponsables de la exhumación en Asturias. La acción se llevará a cabo los días 20 y 21 de mayo. El mismo equi-po hará lo mismo en otra fosa común en Pravia, donde están enterrados dos hermanos represaliados en la Nochebuena de 1937. Ambas fosas son las primeras que se exhuman en Asturias desde hace casi una déca-
da. Anteriormente hubo otras actuaciones similares en Posada de Llanes, Cabañaquinta y Valdediós, en-tre otras.
La historia del asesinato de las mujeres enterradas en Bañugues se remonta al 10 de mayo de 1938. En esa fecha, el jefe de la Columna de Ocupación de Levante, el Negociado de Orden Público del Ayunta-miento de Carreño, confecciona una relación de los individuos que "han huido y que ha cometido críme-nes y delitos, que han formado parte de las diferen-tes directivas de los partidos afectos al Frente Popu-lar". Ese listado incluye los nombres de 52 vecinos, la mayoría de Candás. Cabe señalar que las tropas nacionales ya habían tomado Asturias en octubre de 1937 y, por lo tanto, la Guerra Civil en la región ha-bía terminado.
La investigación que ha realizado la ARMH arroja nue-vos datos. El 2 de junio de 1938 se tiene constancia de un camión cargado de prisioneros que pone rum-bo al Cabo Peñas, desde donde serían arrojados los cuerpos de, al menos, esas ocho mujeres. "A partir de esa misma jornada en las playas, puertos y pedreros cercanos a las localidades de Bañugues y Luanco, en el concejo de Gozón, aparecieron numerosos cadáve-res que habían sido devueltos por el mar. Como es normal, estos hechos causaron una gran conmoción entre la población local, lo que provocó que el párro-co de Luanco se desplazara a Candás para protestar enérgicamente ante los responsables locales de la Falange", explica Luis Miguel Cuervo.
Los vecinos del entorno de Peñas encuentran los cuerpos de cuatro mujeres: una el día 2 en la playa de Bañugues; otra el día 3, en ese mismo lugar; una ter-cera el día 4, en la de "Las Botadas", al este de la de "Llumeres"; y una cuarta el día 7, en la de Moniello. Aun serán hallados los cadáveres de otras dos el día 4 de julio: una en "El Pedrero" y otra en "El Reduso", localizaciones cercanas al Cabo Peñas y de difícil acce-so. Fuente La Nueva España Illán Garcia 4
La búsqueda de "Les Candases" continúa
Los trabajos de la exhumación de Bañugues son una incógnita. Por el momento, el equipo de Aranzadi capi-taneado por el forense Francisco Etxebarria tan solo ha dado con un féretro enterrado en una fosa del cemen-terio, en la que presumiblemente hay otros dos cuer-pos más. Los tres son de mujeres de Candás, pero poco más se sabe. "Estoy emocionado, me parece increíble que ocurriera algo así". Habla Juan Rodríguez, nieto de Rosaura Muñiz, una de las candasinas desaparecidas en 1938. La investigación continúa.
El 2 de junio de ese año, un camión falangista con destino al cabo Peñas trasladaba a ocho mujeres des-de Candás para ser fusiladas y posteriormente arroja-das por el acantilado hacia el mar. Todas murieron. Sin embargo, dos cadáveres nunca fueron devueltos por la mar. El resto, fueron hallados en los días sucesi-vos en la costa gozoniega. Dos se trasladaron al ce-menterio de Luanco, una al de Viodo y tres a Bañu-gues. Se da la circunstancia que las fosas de las dos primeras localidades fueron "destrozadas" y solo que-da la de Bañugues. Los familiares de esas mujeres confían en que la investigación de Etxebarria despeje la incógnita. "Somos biznietas de María Fernández, 'La Papona', solo esperamos que esté aquí y no sea algu-na de las que se llevó la mar", indica Miriam Santove-ña, que como su hermana Sonia, no perdía detalle de los trabajos de la ARMH y Aranzadi. A pocos metros, Miguel García confía en tener la misma suerte. Su ta-tarabuela, Aúrea Artime García y sus hijas Plácida y
Balbina López "fueron detenidas primero para poder atrapar" a su bisabuelo, Ángel López, anar-quista de la CNT y trabajador de las conserveras de Candás y promotor de huelgas en las fábricas. "Estaba fugao en Piedeloro, a ellas las mataron el 2 de junio de 1938 y a él, al día siguiente junto con Pío Solís, secretario del PC de Carreño", aña-de Miguel García.
Los familiares admiraban cada movimiento de pala del equipo de Etxebarria. Los trabajos co-menzaron hacia las nueve y media de la mañana con la excavación de un terreno ubicado en el centro del cementerio bañuguero. "Siempre se dijo que ahí estaban enterradas Les Candases", se oía comentar entre los vecinos y curiosos que no perdían detalle de la operación. "Luego harán las pruebas de ADN y a saber, de cualquier manera nos alegraremos", expresa Sonia Santoveña, que recuerda como su madre, Conchita Fernández, le contó la historia de su bisabuela, María "La Papo-na", desde que era pequeña.
Los familiares admiraban cada movimiento de pala del equipo de Etxebarria. Los trabajos comenzaron hacia las nueve y media de la mañana con la excava-ción de un terreno ubicado en el centro del cemen-terio bañuguero. "Siempre se dijo que ahí estaban enterradas Les Candases", se oía comentar entre los vecinos y curiosos que no perdían detalle de la ope-ración. "Luego harán las pruebas de ADN y a saber, de cualquier manera nos alegraremos", expresa So-nia Santoveña, que recuerda como su madre, Con-chita Fernández, le contó la historia de su bisabuela, María "La Papona", desde que era pequeña.
Fuente La Nueva España Illán Garcia 5
Hay hechos que acaecen en periodos oscuros, siniestros, sobre los cuales se acumula una pátina de
silencio acarreado por la resignación y el temor. No está demás en el tiempo recordarlos, aunque sólo sea por
respeto a los que los padecieron, para evitar que la historia apócrifa los perpetúe en la falsedad convirtiendo a
las víctimas en verdugos de lo acontecido.
Candás, Junio de 1938
Se asomó a la galería. Desde allí vislumbraba
la plaza de La Baragaña. El vocerío de la calle le
había sobresaltado. El presagio mañanero afloró de
nuevo con fuerza inusitada llenándole de zozobra el
alma. Antes de atisbarlos sabía que el apresado era
él.
-“¡Es inocente! ¡Dejad de torturarlo!
¡Criminales! ¡Asesinos!”
No pudo contener el impulso atávico. Nunca
soportó la injusticia, el escarnio y el martirio y
barruntó, aún sin terminar de pronunciar las
palabras, que lo que estaba gritando podía costarle
la vida.
Se llamaba Rosaura. Vino al mundo en la calle de
La Cruz nº 11 un ocho de Setiembre de 1875 a las seis de
la tarde, apenas unos meses después de instaurada la
Restauración borbónica en España que ponía fin a la
Primera República. Su madre, Florentina González, ama
casa. Su padre, Plácido Muñiz, pescador. Corría por
entonces en Candás un periodo de auge pesquero. A las
ancestrales costeras del besugo y la sardina se unían
nuevas capturas de bonito y bocarte. El escabechado
tradicional daba paso a las nuevas técnicas de salazón,
cocción y envasado. Las fábricas de conserva se
multiplican en el pueblo aprovechando el incremento de
la pesca y el oficio y buen hacer, en les bodegues, de les
muyeres candasines. Se casa con Lino a finales del siglo -
en 1899- recién regresado de la guerra de Cuba. No era
sabedora por entonces que las consecuencias de esa
palabra, guerra, iban a marcar su vida con saña y con
sangre. Transcurre el matrimonio como tantos otros del
pueblo, tiempos de bonanza solapados con otros de
carencias, siempre en función de la beneficencia o la
cicatería de la mar con las dádivas de las costeras. Seis
son los hijos concebidos en el matrimonio que
prontamente se hacen mayores. Le gustaba ir a la iglesia
y rezar algún que otro rosario de agradecimiento, era
como una necesidad; quizá debido a las circunstancias
de la época, a las congojas y el pavor que consumían su
cuerpo cuando la mar mostraba su lado lóbrego y las
galernas sorprendían a las lanchas en plena faena y ella,
junto a las demás mujeres, se reunían en el muelle,
impacientes y angustiadas, suplicando al Cristo marinero
que hiciera el milagro y trajera a puerto, sin tragedia que
lamentar, a todas las embarcaciones.
No tarda la vida en asestarle el primer revés. La
enfermedad se lleva consigo a su marido. Asume
resignada la desgracia y acrecienta su devoción con misa
diaria en busca de consuelo y desahogo, intentando
aplacar la pena y el dolor que le corroen. No ha de ser el
único infortunio que la vida le tiene reservado. A su
yerno, el esposo de Clementa, un golpe de mar lo
arrebata de cubierta y se lo traga, al ser sorprendido el
barco donde faenaba por una borrasca repentina. Poco
después al hijo de este, su nieto, lo lleva una afección
traicionera dejándoles, a madre y a hija, el corazón
desgarrado de por vida por tan desdichadas pérdidas.
Llegan los convulsos años treinta a España
marcados por la gran depresión del crack del 29 de la
bolsa de Nueva York. La carencia en las necesidades
básicas y el descontento popular con la monarquía y
los partidos surgidos de la Restauración generan un
nuevo auge entre los defensores republicanos y las
organizaciones obreras. Las conjeturas sobre la
Segunda República se hacen realidad y termina
instaurándose en 1931. Se pueden considerar en ella
tres etapas.
6
Candás, Junio de 1938
Un primer bienio presidido por Azaña con diversas
reformas de modernización y culturización del país. Un
segundo bienio presidido por Lerroux, apoyado en el
parlamento por la CEDA, la derecha católica, que
pretendió dar al traste con las reformas anteriores -
durante este mandato se produce la Revolución del 34 en
Asturias-. Y una tercera etapa donde el Frente Popular
gana las elecciones en febrero de 1936 pero apenas cinco
meses después se produce el levantamiento militar que
desemboca en la Guerra Civil Española. Durante la
contienda fratricida, catorce meses en Asturias, una junta
popular gestiona el ayuntamiento de Candás, leal al
gobierno salido de las urnas; es secundada por varios
comités controlados por los sindicatos mayoritarios.
Selmo Rondón, un delegado de la CNT en la cofradía de
pescadores, dirigió el comité de pesca y alimentación.
Hacía pocos meses que la guerra en Asturias había
terminado. A pesar de las noticias que llegaban de Gijón
sobre delaciones infames amparadas en la envidia y la
codicia, detenciones en masa y fusilamientos arbitrarios
descartó, en su momento, embarcarse rumbo a Francia
junto a otros camaradas. Había estado en el muelle y fue
partícipe del miedo reinante y la ansiedad por escapar lo
antes posible del desquite de los vencedores. No supo
porqué, quizá por la incertidumbre del viaje o la zozobra
que asomaba en las caras de cubierta, pero decidió
quedarse y asumir el riesgo. No había estado en el frente
y su labor en el pueblo siempre fue humanitaria. Es cierto
que a sus ideas republicanas y pretensiones de conseguir
un mundo más justo y equitativo jamás renunciaría,
aunque tuviera que mantenerlas silenciadas por el
momento, pero no se consideraba mal mirado entre sus
vecinos. Se escondería el tiempo necesario hasta que los
ánimos se aplacasen y las tornas volvieran a su lugar. A
una mala y en caso de detención pensaba que la condena
sería un periodo de cárcel. Lo que no se imaginaba en
aquel momento era que el terror que habrían de
instaurar los somatenes y piquetes de falangistas con los
registros nocturnos y las amenazas de tortura y muerte
para todo aquel que encubriera a un ‘rojo’, haría que las
puertas de las casas permaneciesen cerradas a cal y
canto ante la solicitud de resguardo de alguno de los
perseguidos, a la vez que la delación se tornara algo
usual y se justificara por temor a las represalias. Lo que si
supo fue que, con intimidación o sin ella y la
supervivencia en juego, aún quedaban personas íntegras
dispuestas a arriesgarse y dejarle un cubículo donde
guarecerse.
El ruido en el portal le sacó del duermevela
provocándole un desasosiego repentino. Las sienes
comenzaron a latirle y el presentimiento de que algo no
iba bien le produjo una descarga de adrenalina. El sonido
apresurado de los pasos subiendo a la buhardilla activó
su cuerpo. Con rapidez inusitada Selmo abrió el velux y
se encaramó a la azotea. Podía escuchar la jauría humana
exacerbada. Un disparo retumbó abajo en el callejón del
cura y supo de inmediato que el objetivo era él. Le
habían descubierto. Se imaginaba al delator parapetado
para no ser visto en una de las esquinas del callejón,
esperando con afán el éxito de la caza que le reportaría
un mísero puñado de billetes de nuevo cuño y la creencia
de que su nombre sería tenido en cuenta en el futuro
entre los mastines atirantados del nuevo régimen, sin
importarle una mierda las secuelas asesinas que su
chivatazo iba a tener. Tenía que huir o lo ejecutarían.
Comenzó a brincar por el tejado. Oyó ruido a sus
espaldas, los tenía casi encima. Un segundo disparo
atronó en la calleja seguido de un grito lastimero que
vaticinaba muerte. El bramido desgañitado le estremeció
–“¡Qué hostia hacéis ahí abajo. Le habéis dado a uno de
los nuestros. Lo habéis matado joder!”
Prosiguió dando saltos de manera deslavazada de
un tejado a otro. Era la pieza, vivo o muerto les daba lo
mismo, lo único que les importaba era capturarlo. Lo
intuía. El miedo lo agarrotaba por momentos
7
Candás, Junio de 1938
Un sudor frío se iba apoderando de su cuerpo. Oyó
más disparos y sintió un impacto desgarrador que le
penetraba en la espalda. Percibió un reguero de sangre
arrollándole por el costado. La cabeza se le fue y terminó
cayendo desplomado sobre las resbaladizas tejas. Notó
el escupitajo en la cara y una voz rabiosa que se diluía en
la neblina de la semiinconsciencia -“¡Rojo asqueroso. Te
tenemos!”-. Un remolino lóbrego lo sumergió en la
absoluta oscuridad.
Como solía hacer últimamente buscó distracción
en la cocina. Se puso a preparar la comida demasiado
temprano con la intención de aplacar su incesante
desasosiego. Igual que en días anteriores Rosaura había
madrugado para asistir a la misa de la mañana. Rezó el
rosario y pidió con vehemencia al Cristo por los suyos,
los que tenía a su lado y los que la desgracia se llevó.
Suplicó con énfasis que acogiese a su hijo Joaquín a su
lado. La guerra lo había sacrificado en una trinchera del
frente de Candamo. Era joven e idealista. Dejó viuda y un
hijo a punto de nacer
Y una madre
enquistada en el luto que
renegaba del trato de la
vida en los momentos de
desolación, para de
seguido sobreponerse y
resurgir del despojo del
desaliento con el suficiente
coraje para seguir tirando y
resistir con denuedo las
adversidades padecidas
. Rogó también por
Pinón
otro de sus hijos preso en Ribadeo, implorando que
lo mantuviera bien de salud. Al finalizar la misa regresó a
casa. No corrían buenos tiempos. Con el final de la guerra
había arraigado en el pueblo el odio, la codicia, el anhelo
de venganza y en la mayoría de las casas un temor atroz a
las represalias. Se percató cómo de un día para otro hubo
feligresas que se mudaron de banco en la iglesia para no
tenerla cerca. Y en la calle algunos convecinos eludían el
saludo, la miraban de soslayo y murmuraban con
desdén. Intentó sonsacar en las miradas el porqué sin
conseguirlo. Estaban vacías. Sólo transmitían bajeza
moral. Ella callaba pero podía imaginarse el motivo: un
hijo muerto en el frente perdedor, otro preso por Galicia
y un yerno escondido por el pueblo declarado en busca y
captura por el hecho de ser republicano y haber
formado parte de un comité popular de alimentación.
Los siniestros guardianes de camisa azul, correaje,
pistola al cinto y ‘viva España’ estaban ávidos de
revanchas, torturas y ejecuciones. Eran los caínes de la
posguerra. Había que andar con tiento.
Su buena mano en la cocina conseguía solapar la
escasez de alimentos y las carencias de dinero. Olía bien
el pote que poco a poco iba impregnando su aroma por
toda la casa. Se asomó a la ventana. Era incapaz de
desprenderse de aquella aprensión que durante gran
parte de la noche la tuvo en vela. Lucía un sol veraniego
en un cielo casi despejado. Olía a mar el mediodía.
Parecía que al fin descartaba los malos augurios cuando
escuchó el griterío. Provenían de la calle de la sierra y se
acercaban a La Baragaña. Lo supo al instante, se lo dijo el
corazón. Todos sus aciagos presentimientos, sus trágicas
conjeturas y sus angustias nocturnas se hicieron realidad
de repente. Lo habían apresado. Era él. Su yerno
Se asomó a la galería y gritó. Gritó sin contenerse.
Gritó contra la sinrazón. Gritó con vehemencia contra la
tortura y el asesinato. Contra la crueldad recién
instaurada por el nuevo régimen. Gritó clamando piedad
y justicia. Selmo no era merecedor de aquella atrocidad.
Ni él, ni nadie.
Un grupo de secuaces lo rodean. Van armados.
Con pistolas y fusiles. En el centro del corro, medio
aspado, avanza a duras penas el cautivo. Tiene la cara
amoratada, desfigurada por los culatazos recibidos
. El dorso de la camisa, mugriento de costra
reseca y sangre fresca, evidencia la herida de bala.
Apenas puede mantenerse en pie
Se siente morir por momentos. Uno de los del
mosquetón, jactancioso, le suelta un brazo de la
improvisada cruz y lo levanta
8
Candás, Junio de 1938
Le conmina vociferando, para hacerse oír entre el
runrún de la gente, que grite ‘Viva España’ y cante el cara
al sol. Ni tiene fuerzas, ni por supuesto voluntad de
hacerlo. Aún en el umbral de la muerte su dignidad
prevalece y se niega. A punto está de irse al suelo por la
patada recibida. Ansía que el sacrificio acabe. Que lo
maten de una vez para poder descansar.
Inesperadamente el cielo se torna negro sobre el monte
Fuxa. Adquiere un cariz sobrecogedor. La tormenta se
manifiesta y los relámpagos y el aguacero se ciernen de
inmediato sobre el pueblo. En las décadas siguientes se
transmitirán con cautela, de padres a hijos, diferentes
relatos de lo acontecido, todos ellos coincidentes en el
imprevisto oscurecimiento del cielo, la tormenta
repentina y lo sobrenatural del suceso, llegando a
aventurar que un enfado divino lo produjo para frenar
aquel ritual inhumano que se estaba llevando a cabo.
Semejándolo incluso, en alguna narración, con el
prendimiento de Jesús.
El chubasco, tempestuoso por momentos, retrae a
una parte de los presentes que buscan abrigo en los
portales cercanos. Otros por el contrario no se amilanan
con la lluvia y resuelven presenciar el grotesco cortejo, la
evidencia ruin de la depravación que se puede alcanzar
cuando la envidia y la avaricia imperan en los
sentimientos. La mayoría permanece silenciosa,
expectante. Algunos aprietan los puños hasta hacer
sangre en las manos. El riesgo que conlleva la intromisión
o el repudio es la vida y el miedo a perderla les retrae, les
acobarda. No ocurre lo mismo con una camarilla, en su
mayoría mujeres, que desde una esquina de La Baragaña
chillan amenazantes contra el detenido exigiendo a sus
captores que lo quemen vivo. Ahí están. Manifestando a
viva voz la bajeza moral y la inmundicia humana generada
por el odio. Sobresale entre ellas la reciente viuda que
clama venganza. No desea conocer cómo y quién disparó
a su marido, ni asumir que aquel desdichado iba
desarmado y la bala salió de pistola amiga. Su cabeza ya
ha dictaminado veredicto y exige resarcimiento y
represalias. Y a fe que las conseguirá. Las versiones
oficiales las dictaminan los vencedores y estos han
convertido a la víctima en verdugo, al perseguido en
asesino, en culpable de todas las aberraciones provocadas
por una guerra cruel y fratricida. Esa misma noche será
ajusticiado. Unos dicen que despeñado en San Antonio,
otros que arrojado por un acantilado en Peñes. Junto a
él irán sus padres y un hermano. Limpieza de sangre del
bando vencedor.
Se escuchan con nitidez los gritos de Rosaura
mientras Selmo flaquea y pierde el conocimiento. Los
secuaces levantan la cabeza hacia la galería. La viuda se
gira y la mira de soslayo a su vez. Han tomado nota. La
comitiva torna arrastrando al desfallecido hacia el
caserón de Santolaya. Al punto de detención. En el
sótano lo dejaran inanimado, casi muerto, en espera de
la noche.
Oscurece
primero esa tarde de
verano. Los
nubarrones no se han
disipado en el
semblante desde la
sinrazón y la vileza
llevada a cabo al
mediodía. En casa de
Rosaura arraiga el
abatimiento y la
amargura. Intuyen
con desesperación el
final despiadado que
le espera a Selmo.
Temen las hijas por la
vida de su madre.
El paso de las horas se ralentiza y el anhelo de que
los gritos por ella pronunciados contra los acólitos de la
barbarie queden impunes y sumidos en el ostracismo,
les lleva a la plegaria y a la súplica al Cristo marinero,
incapaces de discernir en su zozobra que son muchas las
veces que la perversión humana prevalece sobre los
designios divinos.
El golpeo estruendoso en la puerta les hace
envararse. Han oído muchos comentarios, todos ellos
siniestros, sobre los somatenes y sus visitas nocturnas
El pánico les apodera mientras Clementa se
dispone a abrir. Son desconocidos uniformados de
falangistas 9
Candás, Junio de 1938
Atruena la voz en la entrada requiriendo la
presencia de Rosaura. La vaharada fétida que surge de la
boca tras el gruñido propaga su nauseabundo olor por el
vestíbulo. Trata Clementa de no amilanarse y mantener la
compostura. Balbucea de miedo al decirles que su madre
no se encuentra bien, que no puede caminar, que pasarán
mañana por donde ellos digan. De nada le vale lo
argumentado, ni que su madre sea una persona mayor.
Son carroñeros como las hienas y se recrean en la
crueldad. La orden está dictada. La decisión tomada.
Finalmente se las llevan a las dos, a la madre y a la hija.
Rosaura jamás volverá a pisar el suelo de su casa.
La habitación está
en penumbra, iluminada
apenas por una luz de
bombilla. Son varias las
mujeres allí retenidas. El
temor las mantiene en
un silencio sepulcral sólo
alterado por los alaridos
provenientes del sótano.
Alaridos de hombres y
mujeres
Gritos
espeluznantes que
claman y se rebelan
contra la tortura a la que
están siendo sometidos
Cada cierto tiempo un par de camisas azules con
pistola al cinto entra y se lleva a una de las mujeres.
Ninguna de ellas regresa a la habitación. Rosaura y
Clementa se acurrucan en una de las esquinas. La espera
es un auténtico suplicio. Los pensamientos se agolpan
alocados en sus cabezas y el pavor por el desenlace las va
paralizando hasta dejarlas petrificadas, encogidas,
incapaces de reaccionar. Entran de nuevo los carceleros.
Esta vez se dirigen hacia ellas, se acercan a Rosaura y
entre los dos la levantan. Clementa eleva su mano para
suplicarles que no la lleven, que la dejen a su lado. Es
inútil. De un manotazo se la vuelven a bajar a la vez que
se llevan a su madre. El instinto de supervivencia le hace
reaccionar y se escabulle tras ellos. Desaparecen por el
pasillo y ella fuera de sí entra en una estancia habilitada
como despacho. Un hombre trajeado, de buen porte, no
mucho mayor que ella se le queda mirando sorprendido
por su presencia. Debe de estar bien visto y tener un cargo
importante entre los nuevos dirigentes locales. Antes de
que él pueda hablar le solicita caridad y ayuda. Le implora
sumisa que libere a su madre y las ponga a las dos a salvo.
Que son inocentes y no han hecho mal a nadie. El hombre,
sin saber muy bien porqué, quizá la mirada le conmueve,
le señala a su izquierda la puerta del guardarropa donde
puede esconderse durante la noche. Vuelve a posar sus
ojos en los de ella y se encoge de hombros a la vez que
pronuncia un “lo siento” y le dice que no está en su mano
el poder transgredir las órdenes determinadas por
instancias superiores para el devenir de su madre
Cuando al día siguiente Tomasa, avisada de la
detención por un hermano de Rosaura, se acerque
sobresaltada al puesto de interrogación a interesarse
por su suegra, acompañada de su hija mayor muerta de
miedo -apenas doce años y de nombre como su güela-,
tropezará con Clementa deambulando por los pasillos
desorientada y abstraída, envejecida de repente por la
angustia padecida. Con el paso de los meses las visitas
nocturnas a las casas, las detenciones y los asesinatos,
darán paso en el pueblo a una convivencia de fingida
normalidad asentada en el horror establecido. En las
sobremesas familiares de cartilla de racionamiento, les
contará Clementa a sus hermanos la pesadilla acaecida
aquella tarde-noche en la casa Genarín,
mencionándoles la providencial presencia de aquel
hombre que le salvó la vida. En los cuchicheos de portal
se dará por hecho que era secretario del ayuntamiento
y que durante años cortejó a una mujer respetable de
Candás. Con el tiempo encontrará Clementa trabajo de
sirvienta en la casa de verano de una familia pudiente
de Oviedo y el resto de su vida se negará con firmeza a
dar detalles o entrevistas del suplicio soportado.
La llevan a empellones por el pasillo. Un
estremecimiento le recorre la espalda. Le sudan las
manos pero poco a poco va recuperando la
compostura. El sufrimiento acarreado por las
desgracias padecidas le ha ido forjando un carácter
atribulado haciendo de la resignación un parapeto
contra el dolor.
10
Candás, Junio de 1938
Asumió hace años que este nunca la abandonaría y
terminó aceptándolo como compañero ineludible de viaje.
Es pertinaz en defender su autoestima y posee la
suficiente dignidad para impedir que el pánico la vuelva a
postrar. Endereza el cuerpo y levanta la cabeza mientras
desciende las escaleras en dirección al sótano. El comité
de tortura la recibe, tres de ellos borrachos hasta las
trancas. El hedor se concentra en el cubículo, la
mezcolanza de olores a sudor, tabaco, alcohol y humedad
se hace insoportable. Sentado tras una mesa el jefe del
grupo la mira despectivo, con asco. En el listado de
búsqueda que tiene en el cajón aparece el nombre de su
yerno, el que ella defendió esa mañana con insultos y
menosprecios hacia los captores. Tiene reseña también de
un hijo muerto en el frente republicano. Sabe de sobra
que ella carece de información que sonsacarle bajo
tortura pero su osadía merece el castigo y debe de pagar
por ello. Tienen que sentar bases de escarmiento que
sirvan de lección para que otros desistan de hacer lo
mismo. Aleja el cigarro de la boca y expulsa una bocanada
de humo a la vez que le hace un gesto a uno de los
subordinados para que proceda. Envalentonado este en la
embriaguez le desgarra la ropa a tirones, violentando su
luto y su intimidad hasta dejarla en enaguas, ayudándose
para ello de una navaja intimidatoria. Le arranca el
pañuelo de la cabeza llevándose en el tirón mechones del
pelo canoso recogido en el moño. La insultan, la golpean y
escupen, la martirizan a navajazos en varias partes de su
cuerpo. El jefe la observa con mirada sádica en espera del
grito desgarrador y la imploración de clemencia. Por un
momento no puede evitar un impulso de admiración hacia
aquella vieja que en todo momento y a pesar del suplicio y
la vejación ha mantenido con entereza inusitada su
orgullo de mujer y su dignidad. Relee su nombre en el
papel: Rosaura. Pero el impulso sólo durará un instante
pues los degenerados carecen de sentimientos y él es uno
más de los muchos escudados en el poder del nuevo
régimen.
Una mirada a sus secuaces da por finalizada la
tortura. Entre los tres la arrastran junto con los jirones
de ropa y la depositan en la celda anexa con el resto de
prisioneros.
El ruido estridente del motor de una camioneta
la vuelve en sí. No sabe el tiempo que ha permanecido
inconsciente.
La celda está completamente a oscuras y aún tarda su
cabeza unos minutos en ubicarse, en saber dónde está y que
pasó. Gemidos mortecinos delatan la presencia de otros
torturados desparramados por el suelo, tan maltrechos que
las escasas fuerzas que les quedan las emplean en agarrarse
a ese hálito de vida que por momentos se les escapa de las
entrañas. Palpa a su alrededor buscando orientación y se
topa con su vestimenta esparcida. Rememora escupitajos,
golpes, gritos, navajazos. Una arcada le viene pronta a la
boca. Ahoga el vómito y se levanta a duras penas. Poco a
poco se vuelve a vestir con los restos de la ropa, se sienta
contra la pared y reza. Reza y recrimina al Cristo y a Dios por
permitir semejante barbarie. Reza y solicita protección para
los suyos. Reza en busca de sosiego interior, de una
serenidad de espíritu que le permita sobreponerse y
enfrentarse con entereza a lo que le viene encima.
Son diez, tal vez once, los apilados en la camioneta.
Algunos agonizando de las palizas recibidas. La mitad, al
menos, son mujeres. Los continuos baches y el bamboleo
provocado por los frenazos y acelerones acrecientan la
agitación y el pánico existente al intuir cada vez más cerca
su trágico final. Mantiene absorta la mirada Rosaura.
Refleja la cara una calma guarecida en los surcos
apacibles de sus arrugas. Parece estar ajena al dolor que
su cuerpo soporta, como si al final su Cristo acogiera los
rezos desesperados y le ayudara a encontrar ese
equilibrio emocional que la aupara por encima del
sufrimiento físico.
A la derecha se va difuminando el resplandor de
las luces de Luanco, la villa vecina donde la posguerra
fue más condescendiente con los perdedores. Es cierto
que siempre se dijo que el cura del pueblo tuvo mucho
que ver en ello.
El ronroneo del motor altera el silencio de la
noche al paso por Bañugues y Viodo. El conductor
pronto avista los destellos de luz del faro Peñes. El fin
del viaje. Se sabrá a posteriori que la camioneta era
incautada para los ´traslados´ y él forzado a conducirla
bajo amenaza de muerte y represalias familiares
Decían que no soportaba el hacerlo y que
ahogaba sus escrúpulos en alcohol como si la
embriaguez pudiera solucionarle los remordimientos
nocturnos que lo carcomían, incapaz por sí mismo de
liberarse de ellos 11
Candás, Junio de 1938
Frenó bruscamente. Tan solo unos metros
separaban la camioneta del precipicio. Con premura los
cinco ejecutores, fusil colgado al hombro, se repartieron
la faena. Una pareja se dirigió al acantilado, los otros tres
comenzaron a bajar del furgón, sin miramientos, a los
condenados. De uno en uno. Empezaron por los
moribundos arrastrándolos entre dos hasta sus
compañeros mientras el otro esperaba vigilante en la
parte trasera del vehículo. Antes de arrojarlos al
acantilado los remataban a cuchillo. Carecían las víctimas
de vigor suficiente para rebelarse y apenas el sonido
agónico del último estertor rasgaba el sigilo de la noche.
Una de las mujeres, sin embargo, tras encomendarse al
más allá, reunió las agallas suficientes para anticiparse a
la cuchillada y agarrar por el correaje a uno de los
asesinos y arrastrarlo con ella al vacío. Su instinto
consiguió saciar en el último instante la codiciada
venganza que tanto planificó en las horas previas a su
muerte.
Oyó las blasfemias de los asesinos, gritaban fuera
de sí por la pérdida del camarada. Actuaban como
perros de presa enloquecidos. La bajaron a empujones
de la camioneta y medio arrastras la encaminaron al
borde del acantilado. Rosaura apenas opuso resistencia
pero maldijo en voz queda. Maldijo la crueldad y la
indecencia. Maldijo la envidia y la maldad. Y maldijo a
toda la gentuza corrompida por ellas. Maldijo a la
guerra y a los rastreros que medran sirviéndose de ella.
Maldijo las amenazas, las torturas, las represalias.
Maldijo el ansia de poder y la vileza. Y maldijo a los
somatenes, a los falangistas y a todos esos asesinos
descerebrados carentes del mínimo atisbo de
humanidad que escudándose tras el uniforme
cercenaban las vidas a su antojo persiguiendo,
encarcelando y exterminando a las personas por el
hecho de pensar diferente a ellos y aspirar a un mundo
mejor. O porque eran familia del que pensaba
diferente. O porque sí, porque querían sus propiedades
o les tenían envidia o les caían mal. Los maldijo a todos
con las exiguas fuerzas que aún le quedaban.
Notó la hoja acerada desgarrarle la carne
aunque ya no sentía dolor. Su esencia ya no estaba allí
al borde del acantilado
Podía percibir la escena desde fuera. Presenciar
cómo el arma blanca penetraba en su cuerpo varias
veces. Cómo dos de los sicarios la zarandeaban y en un
último impulso la lanzaban. Se vio a si misma descender
en el oscuro vacío y vio su cuerpo estrellarse abajo entre
las rocas húmedas por la espuma de un mar proceloso.
Fue partícipe, durante la caída, del refulgir en el cielo de
un ramillete de estrellas fugaces acudiendo a su
encuentro y guiándola a su nuevo hogar.
Rosaura: Rosa de oro
Historia contada por Jose Carlos Álvarez del que ROSAURA
ERA SU BISABUELA
Fotografias de Nona Santfer
12
M.ª Est-
her Ve-
ga en-
seña
cancio-
nero
popular
con 79
años:
no es-
tudió
música
ni en-
tiende
partitu-
ras, pe-
ro se
sabe
todas
las
·piezas
apren-
didas
en la in-
dustria
conser-
vera
13
La capital de Carreño acoge el sábado un pasacalles, una misa y un concierto de
canción marinera
La tradición conservera de Candás se mantie-ne a través de la música, de las canciones ma-rineras y habaneras que aún siguen recordan-do el trabajo que cientos de carreñenses desa-rrollaron en las fábricas. Esa historia es común a la de otras villas asturianas como Luanco, Puerto de Vega, Lastres y Luarca, entre otras. Precisamente, el hermanamiento de la Man-comunidad de la Bodega de este año es con Luarca y se centra en una serie de actividades que se desarrollarán el sábado en la capital de Carreño.
La primera será un pasacalles desde el par-que de Les Conserveres hasta Ortiz, donde se descubrirá una placa conmemorativa que recordará a los "Homes y muyeres de las bo-degas de Candás y Luarca" a partir de las 17 horas.
Una hora más tarde, habrá una misa en la parroquia de San Félix y cantada por el coro "Villablanca" de Luarca, dirigido por David Colado, director de la Escuela de Música. A las 20 horas, el Teatro Prendes acogerá la actuación de "Villablanca", el coro de la Bo-dega de Candás y Pipo Prendes.
Por la izquierda, David Colado, Tito Aramendi, José Antonio González, Javier Méndez y Herminio Aparicio, ayer, en la fábrica
de Ortiz
Fuente La Nueva España Illán García
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Es mucho más lo que une a dos concejos como Valdés y Carreño, a dos villas como Luarca y Candás, que lo que los separa. Dos concejos con puertos pesqueros importante, que siempre han tenido la mirada pues-ta en ese mar, en nuestro mar Cantábrico, hacia la industria conservera. Sin olvidar tampoco a la agri-cultura y la ganadería, sectores también muy compli-cados e infravalorados. Dos pueblos que mientras los hombres, mayoritariamente, trabajaban en la mar, las mujeres ayudaban a la economía familiar hacien-do lo propio en las fábricas de conserva y salazón. Con este acto se pretende rendir homenaje a aque-llas personas que lucharon por el porvenir de sus fa-milias, sus pueblos. Un homenaje para que las gene-raciones venideras sepan que gracias a ellos y ellas hoy somos lo que somos y disfrutamos de una serie de derechos, libertades, privilegios impensables en aquella época.
Ilusionada por muchas razones, una de ellas porque mañana en Candás celebramos el IV encuentro- ho-menaje a HOMES Y MUYERES DE LA BODEGA. En esta edición va dedicado a LUARCA y CANDÁS.
Agradecer a todas las personas que integran la Asociación "Candás Marinero" vuestro ingente trabajo previo, reconoer vuestra entrega a la recu-peración de las tradiciones y memoria de esta vi-lla marinera y cómo no vuestra fortaleza para de-fenderse ante quienes se pertrechan tras un te-clado y el anonimato para difamar gratuita e im-punemente. Tito Aramendi y su equipo directivo ante quienes pretenden romper lo que se viene construyendo unidad, así que ánimo y a ello. Ma-ñana, resultado de vuestra dedicación, disfrutare-mos de un bonito encuentro. Gracias a todas las personas que, un año más lo haréis posible: a la Banda de Gaites de Candás, al Coro Villa Blanca de Luarca, a Pipo Prendes, al Coro de la Bodega, a María Esther Vega, a José Marcelino García, a
David Colado, a Salvador y a Manuel Muñiz.
Velas, barcos, arena, espuma, lucha y sollozos. Esa fue la verdad de nuestros dos pueblos durante siglos”.
Evocando el pasado, las heridas del alma, los días leja-nos de mar y trabajo, Luarca y Candás se unen como dos pueblos que ya fueron, y ahora para siempre lo se-rán, hermanos en el combate por la vida.
poema de J.M.G
Meli Fernández López
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Candás y Luarca están separadas por ochenta kilóme-tros de distancia, pero tienen mucho en común. La idiosincrasia de ambas villas es similar y buena parte de ello se debe a su tradición conservera y a los can-tares que entonaban aquellas mujeres que trabaja-ban enlatando pescado. El tiempo ha pasado y esa unión sigue latente y el director de la Escuela de Mú-sica de Candás, David Colado, tiene parte de respon-sabilidad, ya que dirige también la Coral "Villa Blan-ca" de la capital de Valdés.
El encuentro de hermanamiento entre ambas villas comenzó ayer poco después de las 17 horas con un desfile de la banda de gaitas de Candás por el casco urbano de la villa hasta El Paseín. Allí, la alcaldesa de Carreño, Amelia Fernández; su homólogo de Valdés, Simón Guardado, y la extrabajadora de las conserve-ras María Esther Vega descubrieron una placa que fija el hermanamiento entre ambas capitales de con-cejo. La regidora de Carreño defendió la tradición vi-va de Candás, reflejada en la cultura coral y en el tra-bajo desinteresado de la asociación "Candás Marine-ro", que organizó el encuentro, que fue el IV de la Mancomunidad de la Bodega, ya que en años ante-riores Candás se hermanó con Luanco, Puerto de Ve-ga y Lastres en el mismo sentido.
Simón Guardado cogió el testigo, recordó el trabajo de las conserveras y el de los marineros fallecidos en plena faena y defendió la necesidad de recupe-rar los valores de unidad y de las tradiciones de los pueblos de la mar. "También compartimos a David Colado", señaló el alcalde valdesano momentos antes de que las gaitas volvieran a inundar la calle con su sonido.
Tras el acto inicial del hermanamiento, la celebra-ción continuó en la iglesia parroquial de San Félix, donde los feligreses pudieron disfrutar de una misa cantada por el coro luarqués. Ese espectáculo coral fue la antesala de lo que dos horas más tarde pasa-ría en el Teatro Prendes de Candás. Allí, el coro val-desano también subió al escenario, pero no lo hizo solo. Los cantores locales del coro de la Bodega de Candás, dirigidos por Salvador Cuervo, también in-terpretaron canciones marineras y habaneras para mostrar que los ochenta kilómetros de distancia no son nada y más aún teniendo en cuenta que ambas villas nunca le han dado la espalda al mar. El cantau-tor candasín Pipo Prendes puso la guinda al herma-namiento.
"Compartimos mucho, también al mú-
sico", afirman los participantes en el
hermanamiento entre las capitales de
Carreño y Valdés
Fuente La Nueva España Illán García
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Al fondo la Ban-da Gaites de Candás que amenizó el reco-rrido, a la iz-quierda de la imagen Simón Guardado Pérez, Alcalde de Val-dés, y a la dere-cha, en repre-sentación de los homes y muye-res de las bode-gas de Candás, María Esther Vega
PIPO PRENDES
CORO DE La Bodega de Candás dirigidos por Salvador Cuervo Coral "Villa Blanca" de la capital de Valdés dirigidos por David Colado
Descubriendo Placa Recordatorio de este Encuentro
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Labayen: "La naturaleza esculpe, mi papel es respetar y exponer"
La muestra escultórica titulada "Tierra y Mar" está formada por 17 piezas de pie-
dras recogidas entre Palencia y la costa cántabra
Gema Labayen ama la Naturaleza y defiende que su obra escultórica busca la unión entre el ser humano y el entorno natural. Presenta "Tierra y mar" en el Mu-seo Antón, un conjunto de diecisiete piezas construi-das a base de cantos hallados tanto en espacios del litoral como de interior. Siete están vinculados con la mar y el resto, con la tierra. "El ser humano suele apreciar la piedra que podíamos denominar fina co-mo el mármol, sin embargo, yo esculpo piezas a par-tir de piedras toscas, feas y brutas, les doy un equili-brio y busco en ellas la belleza", explica la escultora navarra afincada desde hace diez años en Santander. Labayen conoce Candás y defiende que su exposición encaja en esta villa marinera que tiene presente tan-to la importancia de la mar como la de la tierra, refle-jada, sobre todo, en las zonas más rurales. A pocos kilómetros de la capital cántabra donde reside halló las piedras que conforman el apartado de la exposi-ción vinculado al mar. Recopiló cantos de diversos tamaños y tipos, principalmente, en el arenal de Li-neares y alrededores y aprovechándose de la erosión marina ha levantado piezas que juegan "con un equi-
librio natural". "La Naturale-za ya esculpe de por sí, mi papel es respetar su labor y exponerlo", destaca la artis-ta, que quedó finalista de la beca anual del Museo Antón el pasado año. Labayen de-fiende que su trabajo es cien por ciento escultórico, es de-cir, huye de pinturas en sus composiciones.
Para tratar sus piezas utiliza un martillo neumático, cinceles neumáticos, una radial para cortar y lija con la que realiza el pulido manual. "Me encantan y me interesan los acabados en lija", destaca la artista, que suele respetar la textura natural de los cantos y apro-vechar al máximo las formas esculpidas por la natu-raleza, la acción del viento y en el caso de las halla-das en el litoral, por el mar.
La otra parte de la muestra cuenta con esculturas a base de piedras encontradas en entornos de interior. En ese caso, Gema Labayen recogió materiales de Peña Amaya, entre Burgos y Palencia. "Preferí no uti-lizar piedras de cantera, utilicé cantos de una zona de asentamiento en la que hubo castros medievales", destacó la artista, que ve que esas unidades "tienen una importante fuerza telúrica". La exposición ubica-da en la planta baja estará abierta hasta el 4 de junio.
Fuente La Nueva España Illán García
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Un candasín pide que los hórreos modernos puedan ser vivienda
La Junta General del Principado recibirá en la mañana de hoy 1.347 nuevas firmas en favor de proteger los hórreos y paneras de la región que tienen más de me-dio siglo de antigüedad y de autorizar que a los cons-truidos en los últimos 50 años se les dé un uso "como vivienda o alojamiento rural, siempre y cuando se conserve su tradicional estructura exterior, eso sí, permitiendo, por ejemplo, ventanas o canalones, ade-más de que su construcción no esté vinculada a una vivienda".
Ésta es la reivindicación recogida en una iniciativa que el motero candasín Víctor Manuel Suárez García está promoviendo a través de la plataforma de internet "change.org", y para la que está recopilando firmas. En dos tandas anteriores ya había presentado en el Parlamento regional y en Presidencia 2.124 y 1.678 apoyos, que sumados a los de hoy arrojan un balance provisional de 5.149.
Víctor Manuel Suárez, en su moto, ante una panera en Busto de
Gozón.
"Estamos recibiendo apoyos de todo el mundo: de Argentina, de Australia, del Líbano, de asturianos que viven fuera, de extranjeros que han venido a Asturias y les han llamado la atención los hórreos y paneras...", explicó ayer a este periódico un satisfecho Víctor Ma-nuel Suárez.
Víctor Manuel Suárez suma ya 5.149 firmas ante la Junta para pedir la protección
para las construcciones de más de 50 años
Según el texto de la iniciativa, "el cambio en la legisla-ción de horreos y paneres, permitiendo un cambio de uso, sería fundamental para que estas construcciones volviesen a prestar servicio". Aunque existen hórreos y paneras tipo alojamiento y vivienda, legalmente su uso sólo esta permitido como almacén y vinculado a una casa, añade el texto. La legislación actual data de 1975.
Fuente La Nueva España Pablo Álvarez 19
Bien se podría decir que Mayo es el mes de las flores. Es
el periodo en el que el calor ya va dejando paso al verano,
los días son más largos y el aire que se respira es distinto.
En lo que a mí respecta, Mayo siempre ha significado
recuerdo a flores. Flores de aquellas que traen recuerdos
agradables, pero también de los tristes, de esos que dejan
el regusto amargo que deja la despedida.
Cuando eres pequeño no te enseñan que la vida es un
tiempo de descuento. Piensas que todo estará en su
estado de reposo por tiempo ilimitado. Sientes que todo
se va a mantener como está hasta que oyes el silbido de
la guadaña pasar cerca de ti. El filo no te alcanza pero
pasa lo suficientemente cerca como para rasgarte el alma
y llevarse un trozo.
Hace muchos años que no poseo generaciones por
encima de la de mis padres. A tres de ellos los perdí en el
mes de las flores, los tres en la primera quincena y a dos
de ellas en la misma semana.
Y no, la vida no te prepara para afrontarlo. Te limitas a
pensar que la vida funciona como nos han dicho que
tiene que funcionar, que así es el ciclo de la vida, que así
está montado esto.
El primero en retirarse fue Pepe, el de Tana. Demasiado
pronto, demasiado silencioso, como si no estuviera
ocurriendo. De él me quedan sus historias y su peculiar
forma de hacerme reír. La siguiente en irse fue Tere, la
Canana. La que me llevaba a ver trenes, a la que recuerdo
llamar por teléfono todas las tardes de mi infancia para
decirle un simple “hola”. Días más tarde, Donina hacía lo
propio que los anteriores, haciendo honor a su manía por
pasar desapercibida, por no llamar la atención. La que me
protegía cuando me portaba mal, la que más me enseñó
sin apenas abrir la boca.
Con el paso del tiempo y de los acontecimientos te vas
dando cuenta de la tremenda importancia que tienen los
abuelos en esta sociedad. ¿Alguien se plantea qué sería
de nuestros hijos si no fuera por sus abuelos?
Seguramente la respuesta a esa pregunta está en aquella
frase que dice que no se valoran las cosas que se tienen
hasta que se pierden. Y con los abuelos pasa lo mismo.
Convertidos en válvulas de escape o de ALIVIO (me he
dejado las mayúsculas a propósito), ahora mismo son
piezas indispensables en los tiempos que corren hoy en
día. En una sociedad que hemos vuelto enfermiza en la
que es necesario que los dos miembros de la pareja
trabajen para llegar a fin de mes, los abuelos están siendo
claves para cuidar de los hijos.
Ahora bien, ¿Se les ocurre alguien mejor que los abuelos
para trazar las directrices de la vida en las edades más
tempranas? A mí personalmente no. No se me ocurre
mejor ejemplo porque ellos no están intoxicados del
modo de vida de hoy en día. Han crecido en un tiempo en
los que los valores y el respeto prevalecían por encima de
cualquier otra cosa. No están viciados por ese
sentimiento tan últimamente creciente de individualismo
y egoísmo. No están tan absorbidos por la tecnología
como lo estamos las generaciones jóvenes de ahora. No
se traumatizaban por no poder irse de vacaciones
durante años, ni tenían síndrome post-vacacional. Todo
lo que conseguían era a base de esfuerzo y no de esperar
sentados en el sofá de casa a que se lo pusieran en
bandeja.
Solamente se les puede poner un pero, sin señalar y de
forma global como sociedad. Nos han
malacostumbrado dándonos todo debajo del focico. A
no valorar el esfuerzo que supone ganar los cuatro
duros que tan alegres nos gastamos ahora en la mayor
tontería. No hemos aprendido a entender que las
cosas no vienen solas y que hay que salir a por ellas.
No hemos aprendido (o más bien debería decir que no
hemos querido aprender) que el valor de lo conseguido
reside en el camino que te lleva a alcanzar algo, lo que
sea. Ahora entendemos que el valor nos lo da lo
conseguido, más aún si lo conseguimos en base a la
cultura del mínimo esfuerzo.
Ahora no se tiene respeto por nada ni por nadie. Me
atrevería a decir que ni siquiera tenemos respeto ni por
nosotros mismos. Les hemos dado a los niños la
capacidad de mandar en el mundo cuando ni siquiera
saben cómo funciona. Todo es para ellos, incluso cuando
las cosas están mal hechas
20
Los profesores han perdido la autoridad gracias a padres
que no han entendido todavía que la escuela enseña y
solo enseña. La educación debe venir puesta de casa
como la ropa y la mochila.
No hemos sabido transmitir a los niños valores que nos
igualan a todos por igual. Les hemos enseñado a pensar
que el fin justifica los medios y que para ganar no importa
si tienes que pisar la cabeza de los demás. Y si los niños
no son capaces, ya estamos los padres para pegarnos
entre nosotros en la grada de algún campo de fútbol ante
la mirada de nuestros hijos. Hemos olvidado que el
RESPETO por los y lo demás debe estar siempre presente
(las mayúsculas no se han olvidado esta vez tampoco).
A la vista de cómo está el mundo en los tiempos que
corren sigo sin encontrar a nadie mejor que los abuelos
para que lleguen a donde los padres de hoy en día no
saben o les da pereza llegar.
Echando una mirada al mundo actual, estoy seguro que
muchos habrán pensado lo mismo que yo cuando me
doy cuenta del rumbo que está tomando esta vida.
Si mi güelo levanta la cabeza…
Gonzalo González
Un nieto mil veces
agradecido.
21
Llegar a mayor en Albandi tiene premio
Víctor Manuel Junque-
ra, de 86 años, y Ma-
nuel Amandi y Emilia
González, ambos de
84, ejemplo de trabajo
y lucha en la vida
Llegar a mayor en Albandi tiene premio. Como viene siendo tradición en los últimos años, la asociación de vecinos de la parroquia carreñense realizó este fin de semana un homenaje a sus mayores. En este caso fueron Víctor Manuel Junquera, Manuel Amandi y Emilia González los agasajados por sus vecinos, que disfrutaron de la soleada tarde en un convite de fra-ternidad en Perlora.
A sus 86 años, Víctor Manuel Junquera fue el más ve-terano de los homenajeados. De Casa Miguel, aunque hoy residente en Candás, comenzó su vida laboral en "El Carreño", donde trabajó durante seis años antes de entrar a trabajar en la pujante Ensidesa; más con-cretamente en las instalaciones de baterías de coque, donde llegó a ejercer en el cargo de oficial. Durante su etapa en la siderurgia, donde a la postre se jubiló, Jun-quera tuvo como ayudantes al monologuista José Ma-nuel Pandiella o al cantante Vicente Díaz. No es de extrañar que un ambiente laboral tan artístico él tam-bién desarrollase sus habilidades. Lo hizo -y sigue ha-ciendo- con la poesía, a la que es un gran aficionado. Es habitual de las jornadas literarias Mar Adentro de la capital del concejo.
Dos años más jóvenes son los otros dos homenajea-dos. Esposo de la popular "Muyer de la Paxa", Manuel Amandi (84 años) vivió una infancia dura, en la que, como muchos de su generación, no tuvo la oportuni-dad de ir a la escuela. Con sólo 9 años comenzó a tra-bajar de criado. Unos años después obtuvo un empleo como peón en el antiguo orfelinato minero, del que llegaría a trabajar en el pozo Molinucu. Estuvo vincu-lado a la junta del Puerto durante 35 años. Emilia González, también de 84 años, pasó su vida vinculada
al campo, del que hoy es jubilada.
Actualmente reside en Gijón junto a su hija, desde donde ve a su familia crecer -ya es bisabuela- junto a
su compañero Manuel Jaime
Fuente La Nueva España Perlora, A. De La Fuente 22
El sábado tuvimos un encuentro fantástico con el Club de lectura de Castropol, empezando por una visita a su maravillosa Casa de Cultura y Biblioteca en un edificio singular y una ubicación espectacular, para ver in situ la exposición "Retratos de libro" de Jose Manuel Lozano, su colección de autógrafos y su magnífico salón de ac-tos; continuando con una visita guiada sobre el poeta Luis Cernuda y su estancia en Castropol a cargo de Ma-nuela Busto bibliotecaria y rematando la estancia con una comida de convivencia, no se puede pedir más.. Fotos de José Manuel Lozano
Biblioteca Pública Municipal de Candás "Carlos González Po-sada"
23
PASEANDO POR EL MONTE CALERA
En el Alto Albandi, aledaño a la Casa Viña, un
camín encorsetado entre fincas y viviendas rurales
nos introduce en el barrio Monte Calera. Dos
descomunales chimeneas emergen en el cielo a la
izquierda, en la vaguada de Aboño, jalonando la
ubicación de la térmica, el parque de carbones y la
fábrica de cementos, punto negro medioambiental -
que también tenemos- en los lindes de nuestro
concejo y el de Gijón. Las mediciones lo definen
como una de las zonas más contaminantes de
Europa en lo relacionado con la emisión de
partículas nocivas a la atmósfera. Por detrás, en la
lejanía, difuminada su silueta en la bruma matinal,
la sierra del Sueve pone el contrapunto ecológico a
la panorámica, mermando un poquito el impacto
visual que produce la cantera, los humos, las cintas
y demás estructuras industriales.
Termica de Aboño
Se incrusta el camín en una carretera local que
viene del barrio de Peruyera y une Monte Calera con
Calera para terminar en el alto Les Gates cediéndole,
cual afluente tributario, prioridad a partir de allí a la CE3.
Hacia el interior la bruma apenas se deja notar, toda la
crestería achaflanada del monte Areo aflora nítida sobre
el Valle de Carreño, acaparando el paisaje con el influjo
que le otorga su ancestral historia de dólmenes y
túmulos prehistóricos. Se dice que en la planicie de su
loma estuvieron emplazadas la Aras Sextianas,
monumento en honor a Cesar Augusto por las
campañas victoriosas en las guerras astur-galaicas. Son
míticas y numerosas, a su vez, las leyendas que sobre él
narran de tesoros escondidos. Poquito a poco la altitud
del monte decrece hacia el este hasta terminar
postrándose al mar en el cabo de Torres, allí donde las
tribus astures prerrománicas asentaron en época
anterior a Cristo el castro Noega.
Casa en Monte Calera- albandi
Dejo atrás Monte Calera imbuido en los trinos y el
colorido del paisaje rural, caminando con parsimonia
pero con ojo avizor. Son varias las ocasiones que he
realizado este paseo, siempre medio intuyendo que tenía
que haber algún mirador por la zona que ofreciera
perspectivas inusuales de la costa, así que hoy decido
explorar un poco y salirme de la ruta habitual. A la altura
de Calera se bifurca un sendero en ligera subida que
parece finalizar en el cobertizo de una casería lindante
con la carretera. Decido fisgonear un poco por el entorno.
Tres caniches revoltosos y estridentes me salen al paso
desde la finca acompañándome un buen trecho,
brincando a mí alrededor sin dejar de ladrar. Es a la
altura del cobertizo cuando percibo que el sendero no
termina allí. Superada la exigua cuesta con los perros en
repliegue, cansados ya de alborotar, me topo de sopetón
con lo que buscaba. Ante mí se presenta una vista
realmente seductora. En un primer plano la imagen
pictórica de los barrios de La Nozaleda y La Rodada
parece brotar del intenso verdor de los praos; por detrás
La Cumbre y el alto de La Formiga. Al fondo resalta, entre
los últimos vestigios de la calima mañanera, el faro de
San Antonio enhiesto sobre la punta del Cuerno,
guardándole las espaldas al muelle que muestra su
espigón de la ‘pica’ dejando constancia con su presencia
del nexo consustancial de Candás y la mar. Satisfecho por
el descubrimiento y tras varios minutos de contemplación
y toma de fotos retorno a la carretera para continuar el
paseo previsto. Pasados unos días volveré y recorreré el
resto de la senda recién descubierta que ya en su
descenso cambia el asfalto por tierra y atraviesa un
pequeño bosque sugerente, entre trasluces y neblina, de
xanas, busgosos y trasgos, para finalizar en La Friera al
comienzo de la subida a Les Gates.
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PASEANDO POR EL MONTE CALERA
casería en la arquiella
En la Arquiella, cercano ya el entronque de
carreteras, un eucaliptal ha quedado despoblado por la
tala. Estamos en temporada. Ello me permite una nueva
perspectiva hasta ahora inédita para mí del barrio de
Rodiles. La casa de mi amigo José Luis y la quinta de sus
suegros ofrecen una bella instantánea de obligada
captura.
En Les Gates concluye el paseo. Les caseríes de La
Arquiella y El Ponteo le ponen la guinda. Los manzanos,
aunque un poco tardíos, avanzan en la floración y dotan
al paisaje de una viveza y colorido excepcional. Nada que
envidiar a esas afamadas floraciones tan promocionadas
de otros rincones foráneos.
la nozaleda, la rodada, la formiga, candás
Toca regresar a casa por el antiguo Camín de les
Muyeres de la Paxa. Media hora de caminata me separa
de La Pregona, playa y umbral de la villa de Candás.
rodiles
Autor José Carlos Álvarez
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Hoy, viernes 19 de mayo, en el Salón de Plenos de la Casa Consistorial de Carreño, se presentó una nueva edición del concurso de textos teatra-les en llingua “Aurora Sánchez” 2017.
Esta nueva convocatoria es fruto del acuerdo de tres entidades, el Centro Cultural Teatro Pren-des de Candás, Feteas ( Federación de Asocia-ciones de Teatro del Principado de Asturias) y por primera vez se une a este acuerdo la Acade-mia de la Llingua Asturiana.
Alain Fernández, gerente del Teatro Prendes, presentó el acto que fue presidido por Cecilia Tascón Presidenta del Patronato Teatro Pren-des, contando además con la presencia de Pau-la Cuervo, concejala de Turismo; Miguel Ángel Peinado, secretario de Feteas; y Monchu Igle-sias, miembro numerario de la Academia de la Llingua.
“Desde hace 27 años el Teatro Prendes de Can-dás viene apostando por la expresión teatral más nuestra como es el Teatro Costumbrista Asturiano, intentando de esta manera reivindicar nuestras tradiciones y por eso, para impulsar aún más el fortalecimiento de nuestra propia re-gión que se ha firmado este acuerdo. Queremos y deseamos que la nuestra llingua Asturiana a través del Teatro se normalice de una vez por todas y por eso la convocatoria conjunta preten-de fortalecer los vínculos de la sociedad asturia-na con su llingua y sus tradiciones” señaló Ceci-lia Tascón – Presidenta del Patronato y Conce-jala de Cultura-.
Podrán participar en el Concurso de Textos Teatrales cualquier persona que lo desee, con cuantos textos teatrales del género costumbrista asturiano quiera. Entre los requisitos necesarios se encuentran:
• Los textos han de ser originales e inéditos. • Los textos no pueden haber sido premiados en ningún otro certamen literario. • Los textos no pueden haber sido estrenados por com-pañía alguna, antes del cierre de la recepción de textos. • Los textos han de ser escritos en asturiano. • Los textos tendrán una extensión acorde a los límites de duración habituales para una representación teatral.
“Desde 1988 la Academia de la Llingua tiene firmado un acuerdo de colaboración con el Ayuntamiento de Carre-ño para el asesoramiento en todo lo relacionado por ejemplo con la toponimia, participando como jurado en los concursos literarios,… tenemos que conseguir una renovación de los textos, sin olvidarnos de autores y au-toras clásicos como el carreñense Antón de Mariarre-guera ( primer autor del que se tienen constancia que escribía en llingua), Pachín de Melas o Eladio Verde, adaptando sus obras a la situación actual” comentó Monchu Iglesias –Miembro de la Academia de la LLin-gua-.
El período de presentación de los textos concluye el 30 de junio ambos inclusive.
Los textos se tienen que enviar, a través del correo elec-trónico, a la dirección [email protected] pudiéndose enviar los archivos tanto en formato Word como PDF. Esta cuenta de correo electrónico será ges-tionada por una persona delegada por la Junta Directiva de Feteas, que no podrá participar en el concurso.
“ Me siento muy orgulloso y agradecido, de que un año ´más, se ponga en marcha este concurso, conso-lidando un certamen que pese a las dificultades que pueden surgir sigue hacia adelante. Las compañías de teatro costumbrista tenemos que ser valientes y atre-vidas, y representar obras que reflejen situaciones que la sociedad de hoy en día vive como puede ser el acoso escolar, la violencia de género,… también tene-mos que aprender a reírnos de nosotros/as mismos y de esta forma, podremos avanzar como sociedad” comentó Miguel Ángel Peinado – secretario de Fe-teas-
El fallo del jurado se dará a conocer durante los días en que se desarrolle el Salón de Teatro Costumbrista de Candás. El acto de entrega del premio tendrá lugar durante la Gala de entrega de los Premios “Aurora Sánchez” del certamen candasín el 2 de septiembre. Consistirá en una estatuilla de bronce símbolos de los premios que entrega el Teatro. Además de la publica-ción de la obra ganadora.
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Recopilación por orden alfabetico de lo que manejaban los marineros de Candás
A MUNCHA MAR, POCA VELA.- Vien a decir, que si
hay mal tiempo, hay que navegar despacio.
AMURA.- Son las pospartes curves que forman la Proa de
una embarcación. Hay una a Estribor y otra a Babor. Ye
un cabo grueso, que se pon en los puños de la vela Mayor
y Trinquete, sobre las cuales se afirmen les veles.
AMURADA.- Ye el costado por la parte dentro de una em-
barcación
AMUSQUIS.- Adelanto en metálico, anticipo.
ANA RAMONA.- Buque de pesca de Candás de la familia
de Rosina Miterio. que el 6 de Setiembre de 1944 se hun-
dió pescando bonitos. Murieron 12 marineros.
ANCLA.-Ye el fierro que sirve pa fondear una nave.
ANCLOTE.- Ye un fierro menor que sirve pa fondear pe-
queñes embarcaciones.
ANDANADA.- Hilera, linea, fila.
ANDARIVEL.- Ye un cabo que va desde el palo Mayor al
Trinquete encima del Puente. Ye un cabo con una argo-
lla, que sirve pa subir y baxar una cacea en la vara de un
pesquero cuando esta pescando bonitos. Cualquier cabo
que sirve pa subir y baxar pesos.
ANGELA.- Barco de Antonio Zubicaray construido en el
año 1918 de 15,61 TRB, Eslora 14,32 metros, Manga 3,18
metros, Puntal 1,54 y 15 CV de Potencia. Faenó en Can-
das desde el año 1918 al 1923.
ANGELES Y HERMANOS.- Barco de Antonio Zubicaray
construido en el año 1921, de 16,30 metros de Eslora,
3,60 de Manga, 1,75 de Puntal, 21,83 TRB y 25 CV de
potencia. Faenó en Candas desde el año 1921 al 1930.
ANGEL HERRERO.- Barco de Herrero Hermanos, cons-
truido en el año 1921, de 21,72 metros de Eslora, 5,12
metros de Manga, 2,72 de Puntal, 59,03 TRB y 16,93 CV
de Potencia. Faenó en Candas desde el año 1921 al
1940.
ANGELINA.- Barco de Ángeles Gutiérrez, construido en el
año 1946, de 17,32 metros de Eslora, 4,75 de Manga,
2,40 de Puntal, 49,85 TRB y 32 CV de Potencia. Faenó en
Candas desde el año 1947 al 1958.
ANGELINA Nº4.- Barco de Antonio Zubicaray construido en
el año 1928, de 15,16 metros de Eslora, 4,25 de Manga,
2,31 de Puntal, 33,23 TRB y 30 CV de Potencia. Faenó en
Candas desde el año 1928 al 1946.
ANGOLES.- Son unes malles de rede que van seguides,
flojes a modo de colgantes, que se unen por ambes
cuerdes, la que cada rede por medio de plomo y la que
sostiene vertical por medio de corchos.
ANGUERU GUARDAKUA.- Barco de Marcelino Vega cons-
truido en el año 1924, de 15,30 metros de Eslora, 3,10 de
Manga, 1,65 de Puntal, 17,70 TRB y 18 CV. Faenó en Can-
das desde el año 1930 a 1932.
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Lara. Subcampeo-
na de Asturias sal-
to de longitud in-
fantil
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Náutico Carreño infantil. Relevos 4x80. Campeonas de Asturias. (Lara, Candela, Camino y Ana)
Las fotos son de la pagina de Facebook Club
Nautico Carreño de Atletismo
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La triarmada del Cabo Peñas lo ha vuelto a hacer... Nerea y Tabata terceras en el Campeonato de España de triatlon contrarreloj. Ademas al dia siguiente Nerea repite puesto en los relevos y Tabata logra un 9º puesto. Desde CN La Frontera deciros que estamos muy orgullosos de poder compartir entrenos con vosotras.
III Prueba de los Juegos Es-colares en Navia. Los resul-tados los ha publicado Jor-ge anteriormente... la can-tera sigue creciendo!! Can-dela, Pelayo y la C-2 infantil subieron al podio. El próxi-mo día 3 de Junio se cele-brará la última prueba en Candás.
Fotos de la pagina de Facebook
del Club Los Gorilas de Candás
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El Huracán de Carreño ha re-sultado cam-peón de la Liga de Empresas as-turianas (1ª)
Villa de Candas 2 - Marino de as figueiras 1
El villa se presentaba a una cita muy importante tras dos tropiezos inesperados pero con mucha confianza en sí mismos. Rodaba el balón con un Vicente Lopez Carril a reventar y con un villa al que no le temblaban las piernas ante tal partido. Se hizo con el peso del partido desde el principio jugando un fútbol sala alegre y de ataque pero unas veces los postes y otras el portero no nos permi-tían adelantarnos. Entonces una gran combinación entre Isma y Salao tras dos tacones y una gran definición del primero ponía el 1-0. Esto coincidía con la aparición por el Poli de nuestros amigos de huracán que con su aliento nos llevaron en volandas para lograrlo. La segunda parte tenía el mismo guión y los nuestros no especulaban con el resultado. Hacían posesiones largas y generaban buenas ocasiones que no eran capaces de materializar. Esto permitió llegar con opciones al rival que jugó de 5 los minutos finales consiguiendo el 1-1 pero este equipo no se rinde y se sobrepone ante cualquier adversidad. Queipo en el descuento lograba el 2-1 final para delirio de todo el polideportivo. Dar las GRACIAS a todos los allí presentes porque sin vosotros nada de esto sería posible ni tendría sentido. A todo el equipo porque una vez más demostrasteis que con mucho trabajo, humildad y compañerismo no hay reto que se os resista. Es de tercera, el villa es tercera !!!!
SOMOS DE TERCERA
ENHORABUENA
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https://youtu.be/vxXUvUxV49o
https://vimeo.com/219295195