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EN ALGÚN GÉNESIS Mi princesa, Dios creó al amor, he allí éste, todo salvaje, se educó en tu presencia. Y el amor de Dios es también amor de nosotros, es mi corazón latiendo a mil por tu esencia, es tu sonrisa mañanera en forma de bostezo, es tu mirada dando los buenos días, son tus manos calentando las tardes frías, ¡son mis salvajes ganas de darte un beso! Si nuestro amor no fuese posible, ¡huyamos de este Edén intransigente! Con nuestro amor haremos un paraíso tan increíble que la divinidad nos envidiará eternamente. Son tempranas horas de la noche. El viento baila algunas hojas secas al compás del silencio terrenal. La Luna sonríe tristemente haciendo vanos intentos por engañar a sus sentimientos, trata de concentrarse en los maravillosos frutos de la acción divina, mas no puede contener tanta pena que a su ser embarga. Unas gotas delatan su sentir ante el mundo. -Luna, ¿por qué cae agua del cielo? ¿por qué tus ojos están mojados? El hombre hace eco de sus preguntas con la mirada, ¿qué tan perfecto pudo haberle hecho Dios?, ¿qué tanto es eso de a su imagen y semejanza?, hay que responder, el hombre nunca deja un asunto sin concluir. -no es agua, son lágrimas, algo de mayor importancia aún – responde mientras su llanto da primeros indicios. -¿lágrimas?, ¿cómo es que suceden? -sólo sé que ocurren cuando los sentimientos desbordan el alma y buscan una salida. -¡interesante! –dice el hombre excitado -¿y cuándo aprendiste eso? -fue cuando a la noche recién yo alumbraba y encontré a la mujer llorando. 1

En algún génesis

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EN ALGÚN GÉNESIS

Mi princesa, Dios creó al amor,he allí éste, todo salvaje, se educó en tu presencia.Y el amor de Dios es también amor de nosotros,es mi corazón latiendo a mil por tu esencia,es tu sonrisa mañanera en forma de bostezo,es tu mirada dando los buenos días,son tus manos calentando las tardes frías,¡son mis salvajes ganas de darte un beso!

Si nuestro amor no fuese posible,¡huyamos de este Edén intransigente!Con nuestro amor haremos un paraíso tan increíbleque la divinidad nos envidiará eternamente.

Son tempranas horas de la noche. El viento baila algunas hojas secas al compás del silencio terrenal. La Luna sonríe tristemente haciendo vanos intentos por engañar a sus sentimientos, trata de concentrarse en los maravillosos frutos de la acción divina, mas no puede contener tanta pena que a su ser embarga. Unas gotas delatan su sentir ante el mundo.-Luna, ¿por qué cae agua del cielo? ¿por qué tus ojos están mojados?El hombre hace eco de sus preguntas con la mirada, ¿qué tan perfecto pudo haberle hecho Dios?, ¿qué tanto es eso de a su imagen y semejanza?, hay que responder, el hombre nunca deja un asunto sin concluir. -no es agua, son lágrimas, algo de mayor importancia aún –responde mientras su llanto da primeros indicios.-¿lágrimas?, ¿cómo es que suceden?-sólo sé que ocurren cuando los sentimientos desbordan el alma y buscan una salida.-¡interesante! –dice el hombre excitado -¿y cuándo aprendiste eso?-fue cuando a la noche recién yo alumbraba y encontré a la mujer llorando.-¿Eva? –exclama angustiado el hombre -¿la has visto?, ¿dónde?, ¿por qué Eva derramaba lágrimas?, ¡dime Luna!, ¿qué sucede con ella?La Luna suspira, ante sí tiene la esencia de una tragedia, quizás esto Dios no lo perdone.-calma Adán, Eva está abandonando el Edén antes que el creador la descubra.-¿y qué hizo Eva? –pregunta él tratando de conservar la compostura.-¡comió del fruto prohibido!

La voluntad del creador es absoluta, pero a Lucifer poco parece importarle. Condenado a los infiernos por toda la eternidad descansa en paz, pero ¡caray!, ¿acaso ni aquí es capaz de dejarlo tranquilo el Señor?-¡Lucifer!, ¡Lucifer!-aquí estoy Padre –responde aniñadamente el dueño de los infiernos.

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-ven, tengo algo que te va a gustar.Las puertas del cielo se abren para que ingrese el demonio. Dios le habla de la creación y le extiende una propuesta.-permitiré que tomes todo lo que en la tierra puedas lograr con tu esfuerzo.-¡estupendo mi creador! –Lucifer reboza de alegría.-entonces ve, ya sabes lo primero que harás.

-¡Adán!, ¿por dónde andas? –silencio. No aparece el hombre. La mujer sigue la búsqueda -¡Adán!-¡pst!, ¡hey! –alguien llama.-¿quién está allí?, ¿dónde? –pregunta la mujer buscando con la mirada.-¡aquí!, ¡yo! –se escucha desde el árbol principal del jardín.Lo único que la mujer ve en el árbol, aparte de los frutos, es una serpiente.-¿acaso eres tú quien llama? –pregunta Eva.-sí mujer, soy yo, hay algo que quiero compartir contigo –saca a relucir un imponente fruto –es de éste árbol, ven dale una mordida.Eva se aparta un poco, está desconcertada ante tal propuesta.-no, gracias –responde –el creador dijo que no.-¡bah! –exclama la serpiente dándole una mordida al fruto -¡boberías del Señor!, ¡prueba!, ¡está delicioso!-¡no!, ¡si te gusta come tú!, ¡allá lo que el creador haga contigo!Como persuadiendo, la serpiente se engulle al fruto prohibido. Eva contempla pasivamente la escena. El animal vuelve a insistir.-este árbol está lleno de delicias, ¡ven mujer!-es suficiente, mejor me voy –Eva da la espalda y comienza a alejarse.-¡espera!, ¿quieres saber por qué hablo?, ¡comí del fruto!, ¿no te das cuenta?, ¡si lo pruebas, algo grandioso te puede suceder, puedes ser como el creador!La mujer se vuelve y exclama:-¡no! –y retoma su camino.Y sucedió por primera vez en el mundo, aquella tarde la tierra conoció las lágrimas. A Eva le llamó la atención el llanto lastimero de la serpiente, volvió a acercarse.-¿qué haces? –preguntó excitada de curiosidad.-demuestro mi sentimiento de frustración –respondió la serpiente entre lágrimas.-¿qué es un sentimiento?-es algo complejo, mujer –dijo la serpiente dejando de a pocos el llanto –sólo quien está entre Dios y la naturaleza lo puede tener y entender. Mejor dicho, quien conoce el bien y el mal.-¿el bien y el mal?-así es, ustedes los humanos están destinados a tener este conocimiento, pero el Creador piensa en que aún deben esperar ¿no sería bonito darle semejante sorpresa? ¡comer del fruto y demostrarle al señor que estás dispuesta a ser de gran ayuda, desde ahora, en esta creación!Eva, aún insegura, tomó un fruto del árbol.

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-¿de verdad tendré sentimientos?

-¡Eva! ¿A dónde vas?-debo cruzar el río, Adán, no soy digna de ti. Le he fallado al Padre.-si te vas, yo me voy. Si el señor me encuentra solo hará muchas preguntas, pero más que eso ¡no puedo estar sin ti!Adán tomó las manos de Eva, por primera vez ambos se sintieron. Un rumor indescifrable invadió sus almas, se miraron a los ojos, miraron sus cuerpos desnudos, decididos avanzaron hacia el río. Al sentir el agua Eva no pudo contener la pregunta.-¿por qué vienes conmigo?Adán no tuvo mejor respuesta.-por que te amo.Entonces la mujer cayó en cuenta de que él también había comido del fruto prohibido.

Dios los buscaría al amanecer, no los encontraría en el Edén. Él y ella a esas horas estarían bajo el amparo de alguna cueva, hartos de amor y decididos a construir su propio paraíso.-misión cumplida, Padre –dijo Lucifer en el cuerpo de la serpiente. El silencio a esa afirmación sería eterno, así como el bien y el mal, así como el perdón y tantas maravillas que los humanos están destinados a crear para hacer de este mundo el jardín de amor que Adán y Eva quisieron.

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