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(PRESENTACIÓN RESUMEN DEL LIBRO DE MONS. GUILLAUME DERVILLE) La concelebración eucarística DEL SÍMBOLO A LA REALIDAD

La concelebración eucarística

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Page 1: La concelebración eucarística

(PRESENTACIÓN RESUMEN DEL LIBRO DE MONS. GUILLAUME DERVILLE)

La concelebración eucarísticaDEL SÍMBOLO A LA REALIDAD

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La Eucaristía

Exige un buen número de condiciones para celebrarla de verdad conforme a su naturaleza esencialmente sagrada de oración y de adoración, que está en el corazón mismo de la celebración.

Es importante que su celebración haga crecer en los fieles, como invita Benedicto XVI a propósito del respeto hacia la Eucaristía, «el sentido del misterio de Dios presente entre nosotros» y los ponga «ante la majestad infinita de Dios, que llega a nosotros de manera humilde en los signos sacramentales».

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Definición de “concelebración” (L. Bouyer)

Es una celebración eucarística donde varios sacerdotes participan…

Esta participación se da como una acción sacerdotal común…

Es decir, pronunciando todos los celebrantes, con las palabras de Cristo, las fórmulas de la anámnesis y de la epíclesis.

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1. ANTES DEL CONCILIO VATICANO II

2. EL CONCILIO VATICANO II Y SU APLICACIÓN INMEDIATA

I. Visión histórica de la concelebración eucarística

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S. I-IV: Presbíteros reunidos junto al obispo

Nada nos dice el NT. Se sabe de la existencia de celebraciones en común, pero se

desconoce el desarrollo exacto de las mismas. Al principio, celebraciones junto al obispo fueron más

comunes. Distinción especial de los presbíteros: revestidos con

ornamentos, fraccionan el pan, distribuyen la comunión… Pero, sólo el obispo recita la anáfora eucarística.

Se trata más de una participación de todo el presbiterio en una celebración eucarística realizada por el obispo, asistido por los sacerdotes y los demás ministros, cada uno actuando según su oficio.

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S. III-VII: Aparición de la recitación en común

Siglo VIII: En la Misa papal de Pascua, Pentecostés, San Pedro y Navidad, los cardenales –teniendo en sus manos la oblata– recitan junto con el pontífice el canon, cuidando que la voz del Papa se escuche más (Ordo romanus III).

Siglo XIII: Otros casos de recitación colectiva del canon se dan en la concelebración de un nuevo obispo con el Papa, o con ocasión de la ordenación sacerdotal (Pontifical de la Curia romana).

En catedrales de Francia: concelebración del Jueves Santo (y festividades) con 2 ó 6 sacerdotes, dicen todas las oraciones desde el ofertorio junto con el obispo.

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Casos sin concelebración

Religiosos: Sólo uno celebra y el resto escucha (franciscanos, s. XIII). Celebración de varias misas privadas (cistercienses).

En el resto de la Iglesia latina la Misa del Jueves Santo no era concelebrada (se comulgaba en la única Misa del obispo en su catedral).

Retiros sacerdotales en siglo XIX: sacerdotes no celebran la Misa pero participan en la del obispo. Siglo XX: misas “privadas” (surge malestar por mala organización).

Cónclave hasta 1922: cardenales sólo escuchaban la Misa, sin concelebrar ni poder celebrar en privado.

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Iglesias orientales

Existencia del rito: Prácticamente en todas… Sólo en iglesia alejandrina no existía la concelebración.

Ocasiones: Limitan a ocasiones solemnes. Sólo iglesia greco-melquita católica tiene concelebración frecuente

(diaria) como regla (y no por razones prácticas).

Forma variada: En algunas, sólo celebrante principal recita la anáfora, el resto no. En tradición griega ortodoxa, por influencia occidental, hacia s. XVII,

se exige que concelebrantes pronuncien escrupulosamente las palabras de la institución acompañando al obispo.

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En resumen

1) Desde el s. IV ha existido un rito de concelebración de carácter más bien extraordinario, solemne y público.

2) Presidido por el obispo o por su legado, rodeado de su presbiterio y de la comunidad de los fieles.

3) No hay tradición conocida de concelebración sólo entre sacerdotes.

4) CIC 1917: sólo la admitía en el caso de las ordenaciones presbiterales y episcopales.

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El Concilio Vaticano II

Constitución Sacrosanctum Concilium (1963), 57-58: Manifiesta apropiadamente la unidad del sacerdocio Amplía la facultad de concelebrar: en algunos casos para todos, en

otros sólo con permiso del ordinario (corresponde a él reglamentar esta disciplina en su diócesis)

Siempre es posible celebrar individualmente (pero no al mismo tiempo ni en la misma Iglesia, ni el Jueves de la Cena del Señor)

Pide elaborar un nuevo rito e incluir en Misal y Pontifical.

Decreto Presbyterorum ordinis (1965), 7-8: La unión jerárquica con el obispo se manifiesta perfectamente en la

concelebración La liturgia expresa (por ejemplo, a través de la concelebración) la unión

de caridad apostólica, ministerio y fraternidad que existe entre los miembros del mismo presbiterio.

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Los motivos de Sacrosanctum Concilium

Teológico-pastoral: manifestar la unidad del sacerdocio. Espiritual-pastoral: celebrar individualmente en el

mismo lugar y simultáneamente varias misas puede estorbar la piedad de los sacerdotes y del pueblo.

Práctico: problemas ligados a la celebración de la misa individual cuando coinciden muchos sacerdotes, en particular, en las residencias sacerdotales o con ocasión de grandes reuniones. También permitir a los sacerdotes ancianos o impedidos celebrar los santos misterios, cuando no pueden ya hacerlo solos.

Ecuménico: es el menos convincente, dada la gran pluralidad de ritos y costumbres.

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Reservas y problemas planteados

Espirituales: «Los sacerdotes estarán más atentos a la unión entre ellos y con el obispo o con el superior religioso, que a la unión de cada uno de ellos con Cristo-Sacerdote». Se teme que el sacerdote tenga menos conciencia de ser otro Cristo y pierda insensiblemente la piedad eucarística.

Prácticos: dificultad para pronunciar juntos de manera distinta y minuciosa palabras tan importantes; la cuestión higiénica de la Comunión con la Sangre de Cristo; el número de concelebrantes.

Canónicos: el tema de los estipendios. Teológicos: los frutos de la Misa.

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Testimonios de la Comisión preparatoria

B. Botte fue un gran partidario de la concelebración con el fin de manifestar más explícitamente la unidad del presbiterio alrededor del obispo, tal como la Tradición apostólica testimoniaba para la ordenación, pero lamentó que razones de orden práctico tomaran la delantera sobre otras más elevadas:

«Éramos víctimas del modo en que se había planteado el problema (…) La concelebración apareció como un medio cómodo para que todos pudieran celebrar juntos su misa. Es decir, que era la sincronización de varias misas, y no un acto colegial del presbiterio».

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El número de concelebrantes

Padre conciliar mínimo 6; pero se le responde que es cada obispo dentro de su diócesis quien debe decidir.

Pablo VI máximo 20 a 25; concelebró con 24 cardenales alrededor de un inmenso altar construido para la ocasión, todos con casulla y tocando el altar.

Consilium encargado de poner en práctica la reforma amplía hasta 50 (Bugnini: «no es necesario que todos toquen materialmente el altar», se opone a “altares mastodónticos”).

Misal Romano (1970) en cada caso de acuerdo a iglesia y altar (alrededor de él, hasta en 2 ó 3 filas, dejando buena visibilidad al pueblo).

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El uso de los ornamentos litúrgicos

Ritual (1965) “los mismos que deben usar cuando celebran solos”. Color blanco puede suplir (excepto para el celebrante principal y en misas de difuntos). Comentario de Martimort [p. 46].

Está en continuidad con las tradiciones occidentales y orientales. Consilium 1967: sería “oneroso y complicado”. Obligación sólo

para celebrante principal, los demás pueden suprimir la casulla si el número de concelebrantes es importante y faltan ornamentos sagrados así pasa al Misal Romano.

Caeremoniale episcoporum (1984) prevé disponer en sacristía ornamentos completos para cada concelebrante.

Instrucción Redemptionis sacramentum (2004) si es posible prever una situación así, se debe intentar remediar la falta de ornamentos.

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Ocasiones: Sacrosanctum concilium (1963)

Ampliadas para todos: El Jueves Santo, tanto en la Misa Crismal como en la Misa

vespertina En las Misas en los Concilios, en las Reuniones de Obispos y en

los Sínodos En la misa de la bendición de un abad.

Con permiso del ordinario: En las Misa conventual y en la Misa principal de las iglesias,

cuando la utilidad de los fieles no exija que todos los sacerdotes presentes celebren por separado

En las Misas celebradas con ocasión de cualquier clase de reuniones de sacerdotes, lo mismo seculares que religiosos.

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Ocasiones: Eucharisticum mysterium (1967)

Extiende facultad a las Misas principales en iglesias, oratorios, colegios, institutos eclesiásticos, institutos religiosos, sociedades clericales de vida común sin votos.

Sirve para evitar la dispersión de los fieles que la celebración de varias misas en el mismo lugar podría suscitar.

El número elevado de sacerdotes podía justificar la organización de varias concelebraciones el mismo día, en momentos o en lugares diferentes.

La concelebración significa y reafirma los lazos fraternales entre los sacerdotes.

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Ocasiones: Misal Romano (1975-2002)

Porque lo pide el mismo rito:L Ordenación del Obispo y de los presbíterosb Bendición del Abada Misa Crismal

Se recomienda vivamente, a no ser que la utilidad de los fieles aconseje otra cosa:1) Misa vespertina de la Cena del Señor

2) Misas en los Concilios, en las Reuniones de Obispos y en los Sínodos

3) Misa conventual y en la Misa principal de iglesias y oratorios

4) Misas con ocasión de cualquier clase de reuniones de sacerdotes, lo mismo seculares que religiosos

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Ocasiones: Misal Romano (1975-2002) [y 2]

Para manifestar la unión del obispo y su presbiterio:l Misa de ordenación de un nuevo Obispo para la diócesis, o de

un Auxiliar o Coadjutora Misa Crismala Misa vespertina de la Cena del Señord Misa en la celebración del Santo Fundador de la Iglesia local

o del Patrón de la diócesisl Misa en los aniversarios del obispoe Misa con ocasión de un Sínodo o visita pastoral En cualquier caso que los sacerdotes se encuentre reunidos

con su obispo (p.e. por ejercicios espirituales).

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Ocasiones: Misal Romano (1975-2002) [y 3]

Para dar un mayor sentido a un rito o a una fiesta se puede concelebrar varias veces en el mismo día:r En la Misa Crismal y en la Misa vespertina del Jueves Santoa En la Vigilia Pascual y durante el día de Pascuas En Navidad (3 misas, a su debido tiempo)s En la Conmemoración de todos los fieles difuntos (3 misas,

en tiempos diversos)s En un Sínodo, con el Obispo o su delegado, y luego otra Misa

para utilidad de los fieles.

Donde hay un gran número de sacerdotes, la concelebración puede tenerse incluso varias veces en el mismo día, en tiempos o lugares diversos.

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Un apunte

Si es preciso que haya siempre concelebración en la Misa Crismal y en las ordenaciones, esto no significa que todos los sacerdotes tengan obligatoriamente que concelebrar…

En cuanto a las ordenaciones presbiteral y episcopal, el rito exige la concelebración de los nuevos sacerdotes u obispos, no la de todos los demás…

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Otro apunte

IGMR anima a los sacerdotes presentes a ejercer su función, pero tanto IGMR como CE hablan también de la posibilidad de participar sin concelebrar, describiendo la veste litúrgica a usar y el lugar dentro del presbiterio que ocuparían.

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Ocasiones: Código Derecho Canónico (1983)

Pueden los sacerdotes concelebrar la Eucaristía, a no ser que la utilidad de los fieles requiera o aconseje otra cosa, permaneciendo, sin embargo, la libertad de cada uno para celebrar individualmente la Eucaristía, pero no mientras se está concelebrando en la misma iglesia u oratorio.

Orientales (1990) igual, incluso con marcada preferencia por la concelebración.

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En resumen

1) Concilio Vaticano II amplia la facultad para manifestar mejor la unidad del presbiterio con su Obispo, pero la consideraba todavía como una praxis excepcional, no común, cuya moderación dejaba a cada Obispo.

2) Progresivas ampliaciones hasta que pasa a considerarse una práctica normal, que incluso se debería favorecer.

3) Según la disciplina vigente, todo sacerdote está directamente autorizado a concelebrar (siempre que pueda celebrar legítimamente una Misa), con dos consideraciones:

e La utilidad de los fieleso La libertad de un sacerdote para no concelebrar (se debe facilitar la

celebración individual a quien así lo desee).

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1. LA UNIDAD DEL SACERDOCIO MINISTERIAL

2. PRESBITERIO Y FRATERNIDAD

3. EL SACERDOCIO MINISTERIAL AL SERVICIO DEL SACERDOCIO COMÚN

II. La unidad del sacerdocio:realidad y representación

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La unidad del sacerdocio ministerial

Sto. Tomás: la unidad de los sacerdotes válidamente ordenados, unidad en el único sacerdocio ministerial, existe ya en Cristo; no necesita ser creada, es más bien un punto de partida, una realidad previa a la celebración; poco importa entonces que este sacramento sea consagrado por uno solo o por varios, ya que siempre es in persona Christi y muchos son uno en Cristo (STh III, q. 82).

CEC 1545: así como el sacrificio de Cristo es único y se hace presente en el sacrificio eucarístico, así también el sacerdocio de Cristo es único y se hace presente en el sacerdocio ministerial; los sacerdotes son “ministros” que participan del único sacerdocio de Cristo unidad ontológica del sacerdocio ministerial existe previamente a celebración.

La grandeza de la concelebración es, pues, manifestar y expresar la unidad del sacerdocio ministerial (la cual incluye también necesariamente la unión de cada presbítero con su obispo).

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Presbiterio y fraternidad

Hay una unión de todos los sacerdotes entre sí nacida automáticamente del sacramento del Orden. Hay otro vínculo que los une en un mismo presbiterio en la diócesis a cuyo servicio se consagran bajo el propio Obispo.

Concelebración significa y fortalece estos vínculos el efecto del sacramento es una unión más estrecha con Cristo y con todos los que son en Él «uno» en el sacerdocio.

No se da un fortalecimiento “específico” debido a que sea una concelebración, pero tiene una dimensión social y psicológica especial la concelebración debería conducir a los sacerdotes a vivir luego plenamente entre ellos la caridad fraterna.

Pero la concelebración trasciende la “amistad personal”, no puede encerrarse en un “pequeño círculo de amigos”; sería erróneo reducir la Eucaristía a un simple encuentro entre amigos.

El hecho de no concelebrar (por no haber sido invitado o por haber decidido no hacerlo) no atenta ni teológica ni humanamente contra la unión de los sacerdotes entre sí.

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Al servicio del sacerdocio común

La concelebración podría perjudicar el bien de los fieles si complicara el acceso al sacramento de la Reconciliación. Por eso, la Iglesia exhorta vivamente a los sacerdotes a que algunos se abstengan de concelebrar a fin de estar disponibles, durante la Misa, para el sacramento de la Reconciliación.

Puede haber motivos que desaconsejen la concelebración, en particular cuando el número de concelebrantes es desproporcionado respecto al de fieles laicos presentes, pudiendo producirse una “clericalización” de la asamblea litúrgica y estorbar el ejercicio del sacerdocio común en la participación del culto divino. La Iglesia es comunidad jerárquicamente estructurada, con ministros sagrados y la grey a ellos encomendada. La celebración litúrgica ha de ser ícono de la Iglesia.

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En resumen

1) Todo el misterio de la Eucaristía manifiesta la unidad de la Iglesia, haya o no concelebración.

2) En toda Misa se manifiesta ampliamente la unidad del sacerdocio ministerial: la concelebración sólo añade una nueva expresión de esta unidad, y en dicha expresión está su grandeza.

3) Es importante que este significado no quede oscurecido por el modo concreto en que se lleva a cabo, y que no se le subordinen otras exigencias más altas, como son la utilidad espiritual de los fieles y la manifestación de la realidad que se hace presente, el misterio pascual.

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1. LA UNIÓN PERSONAL DEL SACERDOTE CON CRISTO DURANTE LA CELEBRACIÓN

2. LA CLARIDAD DEL SIGNO

3. ¿CONCELEBRAR O NO?

III. La configuración del sacerdote con Cristo en la celebración eucarística. Algunas

consideraciones teológico-pastorales.

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La unión personal del sacerdote con Cristo

PDV 16: «el sacerdote tiene como relación fundamental la que le une con Jesucristo Cabeza y Pastor. Así participa, de manera específica y auténtica, de la “unción” y de la “misión” de Cristo».

SCar 80: «si la Santa Misa se vive con atención y con fe, es formativa en el sentido más profundo de la palabra, pues promueve la configuración con Cristo y consolida al sacerdote en su vocación».

EDE 13: lo «importante que es para la vida espiritual del sacerdote, y para el bien de la Iglesia y del mundo, que ponga en práctica la recomendación conciliar de celebrar cotidianamente la Eucaristía».

¿El contacto cotidiano con Cristo y con su Sacrificio puede resultar menospersonal para el sacerdote, en tanto que sacerdote, si concelebra habitualmente?

¿Puede resultar menos perceptible esa intimidad personal porque la distanciaentre los concelebrantes y el altar hagan imposible una relación inmediata

con Jesús-Hostia?

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Que la grandeza del signo no pierda brillo…

No ceder a reduccionismos: Los fieles no deben valorar el grado de solemnidad de una celebración eucarística en función del número de concelebrantes (puro valor estético).

Distinción sacerdocio común y ministerial: El pueblo NO “concelebra” en el mismo sentido que los sacerdotes (no recita

plegaria eucarística). Congruentemente, TODO sacerdote concelebrante DEBE pronunciar las

palabras consagratorias. Confusión en aquellas partes que los concelebrantes deben responder como

si fueran pueblo (sobre todo si son muchos los concelebrantes) quizás se podría mejorar el rito…

Número de concelebrantes: dificultad al pronunciar sincronizadamente las palabras consagratorias resta solemnidad y oscurece su ser signo de una causa superior (que es Jesucristo).

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Que la grandeza del signo no pierda brillo… (y 2)

Distancia al altar: la verdad de las palabras consagratorias exigen una proximidad física con la materia del sacramento, de lo contrario, se daría un uso impropio del lenguaje que afecta la claridad del signo (“esto es mi Cuerpo”; “este es el Cáliz de mi Sangre”); además de la dificultad de identificarse espiritualmente con algo que no se llega a ver bien por la distancia o los obstáculos físicos.

Lugar: manifestar unidad del sacerdocio –ser un solo Cristo– exige ocupar un mismo lugar, el propio del ejercicio del sacerdocio ministerial (presbiterio).

Ornamentos: «en la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo, no todos los miembros desempeñan el mismo ministerio. Esta diversidad de ministerios se manifiesta externamente en la celebración de la Eucaristía por la diferencia de las vestiduras sagradas que, por consiguiente, deben ser distinguidas como un signo del servicio propio de cada ministro» (IGMR 335) ¡casulla!

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Que la grandeza del signo no pierda brillo… (y 3)

Piedad personal: concelebrantes menos identificados con su identidad sacerdotal por estar menos “activos” que el celebrante principal en momentos “típicamente sacerdotales”, mayores posibilidades de distracción, peligro de que se diluya sentido de adoración.

Es incorrecta la distinción (neologismo) “concelebrantes principales” (con casulla, dicen alguna parte de la plegaria eucarística) y “los demás concelebrantes” (se sienten como meros “figurantes”).

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¿Concelebrar… o no?

Padres conciliares plantearon la cuestión de la piedad personal del sacerdote: quien celebra individualmente con más devoción es libre de hacerlo ¿cómo garantizar esta libertad en residencias sacerdotales, etc.? ¿se comprende y se respeta la necesidad de la relación personal con Cristo en la Eucaristía?

La concelebración es oportuna cuando favorece la piedad de los sacerdotes y de los laicos.

Una relación espiritualmente más inmediata con el Señor, gracias a una mayor praxis de la celebración individual, haría al celebrante más sensible para participar mejor en las concelebraciones (menos frecuentes).

No hay un “derecho a la concelebración” preguntarse siempre: ¿qué sucederá con la realidad que se hace presente? ¿con la dignidad del culto y la claridad del signo? ¿se orienta mi acción de sacerdote al servicio y el bien del pueblo?

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CONCLUSIONES

En la vida de la Iglesia en Occidente ha entrado con rapidez una nueva práctica de la concelebración eucarística.

En una hermenéutica de la “renovación dentro de la continuidad”, la concelebración es un don que recibimos como una riqueza de la liturgia de la Iglesia.

Pero, como todo lo que tiene un gran valor, la verdad de la concelebración plantea sus exigencias. Cuando para muchos la liturgia es su única catequesis, el intellectus fidei de los fieles podría verse oscurecido por ritos equívocos (respecto a la distinción entre el sacerdocio común y el ministerial, al carácter sagrado de la Eucaristía, a la presencia y centralidad de Jesucristo, etc.).

La piedad sacerdotal, que nace del amor a Jesús, protege el carácter sagrado de la Eucaristía y fortalece la unidad de la Iglesia.

Es posible un reajuste de la concelebración eucarística a la luz de la teología, de la liturgia y de la espiritualidad, sin excluir ninguna de estas perspectivas mutuamente entrelazadas…

Page 37: La concelebración eucarística

«La concelebración mal vivida pierde, con la difuminación de los signos, su justificación teológica:

manifestar la unidad del sacerdocio ministerial»

Page 38: La concelebración eucarística

«Lo esencial en la concelebración eucarística, antes que el ‘cum-

celebrare’, es lo que se celebra: la Eucaristía»

Page 39: La concelebración eucarística

«¿Celebro la Eucaristía tal y como la Iglesia la recibe del Señor?»