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Sermones caleb niños

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Impreso por la UNIVERSIDAD PERUANA UNIÓN,en su Centro de Aplicación Editorial Imprenta Uniónkm. 19 Carr. Central, Ñaña, Lima - Perú.Telf. 618-6301, Telefax 618-6354E-mail: [email protected]

Hecho el Depósito Legal en la BibliotecaNacional del Perú Nº 2011-14036

JOB: 5199 - UNION®Impreso en el Perú - Printed in Peru

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PRIMERSÁBADO

Jesús es el cumplimiento de nuestra

esperanza, LINDA MEILINKOH

L E C T U R A P A R A L O S N I Ñ O S

¡Misión peligrosa!

Versículo para memorizar “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).*

Actividades previas Muéstreles a los niños fotos o recortes de diarios de misiones arriesgadas y peli-grosas como, por ejemplo, el ascenso del Monte Aconcagua o el rescate de personas atrapadas en tormentas, en inundaciones, en accidentes, etc. Luego pregunte: “¿Se hubieran unido a una misión como ésta? ¿Por qué?”.

Historia Gerson se despertó con el teléfono a las

2:00 de la madrugada “Sí, señor,

voy para allá”, respondió rápidamente. Se colocó su uniforme a gran velocidad, tomó su equipo de rescate y salió en dirección a la unidad de helicópteros del cuartel de la armada.“¡Vamos! ¡La gente se está ahogando!”, gritó su comandante.

El helicóptero voló con seis hombres a bordo para una misión de rescate. Los vientos eran fuertes y había poca visibi-lidad. Tuvieron que luchar contra la tor-menta que aumentaba su intensidad a cada minuto. Gerson y sus compañeros de equipo esforzaban sus ojos para bus-car gente que pudiera estar atrapada en los techos, departamentos o en las copas de los árboles.

“¡Miren! ¡Dos niños en el techo!”, gritó Gerson. “Acerquémonos”.

El piloto bajó el helicóptero e inme-diatamente Gerson y su compañero Víctor saltaron hacia el techo con cuerdas ata-das a su cintura. Justo cuando estaban estirando sus brazos para alcanzar a los

PRIMER SÁBADO

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niños, una fuerte ráfaga de viento los hizo balancearse alejándose de ellos. El he-licóptero trató de acercarse una vez más para un segundo intento.

“¡Mami, mami!”, gritó la pequeña niña, que estaba mojada y con frío bajo una manta.

Gerson y Víctor intentaron aterrizar en el techo por tercera vez, ¡y esta vez lo lograron! “Estarás bien”, le gritó Gerson a la pequeña niña mientras la tomaba de la cintura y ascendían hacia el helicóptero. “Encontraremos a tu mamá”, le dijo con-solándole.

Al mismo tiempo, Víctor tomó la mano del hermano mayor, cubrió su cuerpo tem-bloroso, y juntos también fueron elevados hasta que se hallaron seguros. El helicóp-tero sobrevoló en círculos dos veces sobre la casa antes de volar a un lugar seguro. ¡Fue un día duro! ¡Fue una misión peligro-sa! Ese día Gerson y su equipo rescataron a más de 150 personas. Aunque estaban exhaustos, Gerson se sentía feliz y satisfe-cho. Había sido una misión peligrosa, pero había salvado muchas vidas preciosas.

LecciónJesús, el Hijo de Dios, fue enviado a una

misión similar a este mundo: salvar a to-dos los que hayamos desobedecido a Dios y pecado contra él. Aun antes de que Jesús naciera, el ángel Gabriel le dijo a su madre: “y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mat. 1:21). Isaías profetizó que Jesús, el Mesías, ven-dría a esta tierra a traer esperanza y sani-dad a todos en este mundo. “Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y so-portó nuestros dolores... Él fue traspasa-do por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados”. (Isa. 53:4, 5, NVI).

Sí, Jesús mismo vino en una misión de esperanza para rescatarnos de este mundo pecaminoso para darnos vida eterna. ¡Estas son noticias maravillosas! Pero debemos compartir estas buenas noticias con otros para que ellos también puedan recibir esta esperanza. Así, Jesús les dio a sus discípu-los la gran comisión de que fueran y ense-

ñaran a otros para hacerlos sus discípulos (Mat. 18:19, 20).

Este mandato de compartir las buenas noticias con todas las personas también es para nosotros hoy. Las tormentas del pe-cado y la tentación tienen la fuerza de un huracán. Hay niños y familias en nuestro mundo que necesitan a Jesús para salvar-los del ataque. Dios necesita que vayamos en misiones de rescate por él, para traerles esperanza.

AplicaciónHagan una lista de proyectos de mi-

sión que chicos de tu edad puedan llevar a cabo para dar las buenas noticias a sus amigos y vecinos. Vean con sus padres o maestros de escuela sabática cómo pueden ayudarlos a implementar alguno de estos proyectos.

Discusión1. ¿Qué mensaje de esperanza podrías

compartir con una persona rescatada y su familia que hayan perdido todo en un te-rremoto o inundación?

2. ¿Cómo puede ayudarte Jesús en tu vida diaria cuando seas tentado a copiarte en una prueba o a decirles una mentira a tus padres?

3. Supongan que una persona fue res-catada de la tormenta de la tentación de Satanás y viene a nuestra iglesia. ¿Qué po-drían hacer ustedes, los niños, para ayu-darla en esta misión de recuperación?

ActividadCada uno escriba en una hoja de color

(tamaño carta u oficio) la frase “Misión de Esperanza” y decórala usando marcadores, lentejuelas u otros materiales. Pega un ad-hesivo del rostro de Jesús acompañando el título, y luego pega fotos de personas o escribe atractivamente los nombres de quienes quieres incluir en la Misión de Es-peranza de Jesús. Cuelga el trabajo termi-

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DOMINGO

Salven al mundo en bicicleta

Versículo para memorizar“Por tanto, vayan y hagan discípulos

de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espí-ritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes” (Mat. 28:19, 20).

Actividades previasDivida a los niños en grupos de tres o

cuatro. Dé a cada grupo un mensaje dife-rente escrito en un pedazo de papel, como por ejemplo: “¡Jesús viene!”, “Lee la Biblia”, “Jesús sana”, “Ama a Dios”. Luego los gru-pos se reunirán y deberán comunicar a los demás qué métodos aplicarían para espar-cir su mensaje a la gente que lo desconoce.

Historia“¡Despierten! ¡Despierten!”, gritó Pa-

mela, de 6 años de edad, tironeando a su mamá y a su papá.

“¡No podemos llegar tarde! El tío Oscar correrá esa maratón en bicicleta”, les re-cordó Pamela.

Habría una gran despedida en el puerto para cincuenta ciclistas que iban a cruzar el país en bicicleta con el mensaje de salvar la tierra. Planeaban que les tomaría un mes completar el viaje.

“Mami, ¿el tío Oscar va a andar en su bicicleta y nada más?”, preguntó Pamela.

“¡No, querida! El tío Oscar y todos los demás van a andar en bicicleta y van a en-trar en las ciudades para pedirle a la gente que salve el medio ambiente”, explicó la mamá.

“¿No pueden anunciar eso por televi-sión? ¿No es más fácil?”, volvió a interrogar Pamela con curiosidad.

“Sí, es más fácil, pero ellos quieren que la gente sepa cuán serio e importante es este mensaje. Todos los ciclistas quieren aparecer en persona para compartir las buenas noticias de que hay que cuidar los

bosques y los océanos” respondió la mamá. Pamela y sus padres llegaron al puerto a tiempo para ver a cientos de personas agi-tando banderas verdes y saludando a los cincuenta ciclistas rumbo a su misión de atravesar el país.

“¡Allí está el tío Oscar!”, le señaló Pa-mela a su papá con entusiasmo.”¡Adiós, tío Oscar! ¡No te olvides de escribir!”, gritó Pamela.

Pasó una semana y, una mañana du-rante el desayuno, la mamá mostró una tarjeta.

“¡Una postal del tío Oscar!”, exclamó.“¿Ya esparció las buenas noticias?”,

quiso saber Pamela.“¡Sí, Pamela! Llegaron a todas las ciu-

dades del sur del país y la gente les dio la bienvenida. Repartieron folletos y hablaron con muchas personas sobre cómo salvar el medio ambiente”, le contó la mamá.

“¡Maravilloso! Supongo que Oscar to-davía tiene muchas ciudades por visitar”, comentó el papá.

“El camino para atravesar el país es lar-go”, suspiró la mamá.

“Mamá, ¿Puedo ir a una maratón en bi-cicleta?”, preguntó Pamela con ansiedad. “Quiero contarles a otros niños las buenas noticias de Jesús”.

“¡Definitivamente! ¿Por qué no inicia-mos una maratón en bicicleta primero en nuestro vecindario?”, sugirió la mamá.

“¡Bueno!”, exclamó Pamela. “Mañana iré en bicicleta hasta la casa de Paola para contarle de Jesús”.

“¡Apoyo la idea!”, agregó el papá, con entusiasmo. “Siempre y cuando mamá vaya en bicicleta contigo”.

LecciónPodemos ser muy chicos como para

cruzar el país en bicicleta o dar la vuelta al mundo por nuestra propia cuenta, pero siempre podemos andar en bicicleta en nuestro vecindario para Jesús. Jesús fue muy claro en su mandato cuando les dijo a sus discípulos: “Serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Sama-ria, y hasta los confines de la tierra” (Hech. 1:8). Les estaba pidiendo que primero co-menzaran a testificar en sus hogares, lue-go salieran a sus vecindarios y finalmente a otras áreas de la tierra.

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La gran comisión de Jesús a sus discí-pulos también es para nosotros hoy. ¡Nos está pidiendo que vayamos a esparcir sus buenas nuevas en el lugar donde vivimos!

¿Parece una tarea demasiado grande para ti? No te preocupes, Jesús nos prome-tió: “Mi amor es todo lo que necesitas; pues mi poder se muestra mejor en los débiles” (2 Cor. 12:9, DHH).

El apóstol Pablo participó de una ma-ratón para compartir el evangelio con mu-chas naciones y pueblos. Él también viajó en barco a Corinto, Tesalónica y Chipre a esparcir las buenas nuevas de salvación. Tú también puedes unirte a una maratón en bicicleta o a pie para compartir a Jesús con tus vecinos que no lo conocen.

AplicaciónArmen tres tarjetas con el mensaje:

“Jesús te ama”. Decoren las tarjetas y re-pártanlas a tres amigos que no conozcan a Jesús.

Discusión1. ¿Cuál es la buena noticia de Jesús?

(Que murió en nuestro lugar por nues-tros pecados para que podamos vivir para siempre con él)

2. ¿Es realmente posible esparcir las buenas nuevas de Jesús alrededor del mundo? ¿Nos está pidiendo algo posible?

3. ¿Puedes sugerir algunas formas nue-vas de compartir las buenas noticias? ¿Qué tal una maratón de oración?

ActividadOrdenen las letras de las siguientes

palabras relacionadas con la gran comisión de Jesús que encontramos en Mateo 28:19 y 20.

UBTZARAI CNAOISENPILOSDCSUI NSAOTRUIPSEIT RAPED CREODEEB ÑESEAODNESNL

LUNES

Un juez justoVersículo para memorizar

“Quiero cantar al amor y a la justi-cia: quiero, Señor, cantarte salmos” (Sal. 101:1).

Actividades previasReúna a los niños en grupos de cuatro

integrantes y muéstreles cinco láminas.Pídale a cada grupo que observe y eli-

ja las dos mejores para colgar en el aula. Luego todos los grupos deben estar de acuerdo para que en la sala queden solo dos láminas. Luego pregunte: “¿Les resul-tó fácil elegir estas láminas? ¿Estuvieron de acuerdo todos los grupos en los dos mejo-res cuadros? ¿Fue fácil ser justo y no dejar-se influenciar?”

Historia“¡Apresúrate, Carina! Necesito llegar a

la apertura de la exposición de flores en media hora”, dijo la mamá con impacien-cia. “¡Vamos! Te pondrás las zapatillas en el auto”, continuó mamá mientras tomaba su bolso y se dirigía al auto.

La Exposición Anual de la Flor era el evento más importante de aquella ciu-dad. Cada primavera se presentaba más de trescientos tipos de flores para la compe-tencia. Había tulipanes, narcisos, azaleas, crisantemos y muchas más. ¡Este año era especial porque mamá iba a ser uno de los seis jueces del concurso!

“¡Oh, mira, papá, me encantan los nar-cisos amarillos!”, exclamó Carina. “¿Cómo hará mamá para juzgar cuáles son las me-jores flores? Yo creo que no podría hacer-lo”, reflexionó con seriedad.

“Tienes razón. No es fácil ser juez. Un juez tiene que ser justo y verdadero”, ex-plicó el papá.

Luego de un largo día, Carina y su papá se reunieron con muchas otras personas en el salón para esperar que se anunciaran los ganadores de la competencia.

“El Premio de la Cinta Azul para la me-jor variedad de este año es para Jazmín Juárez”, anunció la mamá con emoción. “Y la mención de honor es para...”

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Muchas mujeres se reunieron alrededor de la flor ganadora del Premio de la Cinta Azul para admirar su belleza. Era un tuli-pán de pétalo doble en tres tonos de rojo. A Carina le pareció que los jueces habían sido bastante precisos y justos. Pero al avanzar hacia las otras mesas para mirar otras flores, escuchó a un par de mujeres criticando la decisión de los jueces.

“Me parece que el tulipán de Rita Sali-nas debería haber ganado el Premio de la Cinta Azul, en vez de éste”, se quejó la pri-mera mujer.

“Sí, estoy de acuerdo. Los jueces siem-pre favorecen a los que vienen del este”, agregó la segunda.

“Escuché que Jazmín Juárez es pariente de uno de los jueces”, insinuó la primera mujer.

“Eso no es justo”, pensó Carina para sus adentros. “¡Cómo se atreven a culpar a mi mamá de ser un mal juez! Papá dijo que es difícil ser juez. Debo decirle esto a mamá.” Luego, Carina corrió a buscarla. La mamá había actuado bien como juez, no había sido la clase de jueces que hacen di-ferencias.

LecciónLa Biblia nos dice que Dios será juez de

todo lo que hacemos en nuestra vida antes de que Jesús venga otra vez. El rey Salomón nos recuerda que “Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto” (Ecl. 12:14). A todos nosotros se nos dio tiempo para arrepentirnos y pedir perdón por nuestros pecados, y Jesús quiere lle-varnos pronto con él al hogar en el cielo. Por lo tanto, el juicio debe venir, pero Jesús nos ama tanto que él juzgará con justicia y bondad. ¿Recuerdan la parábola de los ta-lentos que contó Jesús? Mateo 25:19 nos cuenta de un señor (Jesús) que regresa de un largo viaje para juzgar los resultados de las inversiones de sus siervos. El que recibió cinco talentos y el que recibió dos resultaron fieles al multiplicar sus talen-tos, y fueron muy premiados. Al que se le había dado un solo talento, pero no hizo nada para multiplicarlo e incrementarlo, se lo juzgó como infiel y se le quitó su único talento. Esta historia nos enseña que al fin del tiempo, todos debemos dar cuenta de lo que hayamos hecho.

¡Pero el juicio en realidad es una buena noticia! No hay nada de qué temer porque ése es el momento en que Jesús vendrá a llevarnos con él. De hecho, cuando Jesús, el Rey, vuelva, “cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ánge-les, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros, como sepa-ra el pastor las ovejas de las cabras” (Mat. 25:31,32).

Lo más importante que tenemos que hacer es confesar nuestros malos actos a Jesús, diciéndole que nos arrepentimos por nuestros pecados. La Biblia promete: “Pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios hará lo que es justo: nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9, DHH). Así que estemos preparados para ver a Jesús cada día, para mantener viva nuestra esperanza. Y en el día del juicio nos declarará libres de pecado para siempre. ¡Tan solo piensen en esto!: vivirán con Jesús para siempre y nunca más cometerán un error.

Aplicación

Hagan una lista de ideas sobre cómo estar preparados para el día cuando Jesús venga a juzgar la tierra. Compártanlas con sus amigos en sus clases.

Discusión1. ¿En qué aspecto el juicio es un even-

to gozoso? ¿Cómo podrías darle tranqui-lidad a tu amigo que ve el juicio como un “día temible y terrible”?

2. Nombren dos parábolas dadas por Jesús que hablen sobre el juicio que se lle-vará a cabo cuando él regrese.

ActividadTrabajen en grupo y escriban una es-

trofa poética o la letra de una canción co-nocida sobre nuestro Dios como un Juez amante y justo. Luego reciten la estrofa poética o canten la canción frente a los compañeros de la clase.

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“¿Día de reposo?”, preguntó Adrián, sorprendido. “Pensé que el sábado era el día de reposo”.

“Tienes razón”, continuó el papá, “pero el día de reposo es como nuestro tiempo especial con Dios. Lo adoramos, cantamos canciones de alabanza a él y hacemos co-sas que sabemos que le agradan. Hacemos esto cada semana en el mismo día... ¡el sá-bado!”

Así es, a Adrián le encanta cantar coritos con su guitarra, orar por sus amigos, dia-logar en la escuela sabática y escuchar el mensaje de Dios durante el sermón. ¡Ado-rar a Dios es emocionante!

¿Puedes imaginártelo? Ahora Adrián tie-ne dos “momentos especiales” cada sema-na: uno el jueves con su papá, y el otro el sábado con Jesús. ¡Él espera ambos días con ansiedad!

LecciónCuando Jesús estuvo en la tierra, dis-

frutaba de su “tiempo especial” con Dios. Iba a la sinagoga a orar. Le encantaba leer de los grandes rollos de la Escritura. Lucas 4:16 nos dice que “fue a Nazaret, donde se había criado, y un sábado entró en la sina-goga, como era su costumbre. Se levantó para hacer la lectura”.

También sus discípulos: Pedro, Santia-go, Juan y los otros iban al templo a ado-rar a Dios. El apóstol Pablo se reunía con muchos creyentes cada sábado en la igle-sia. Ese era un momento maravilloso para cantar y alabar a Dios juntos, y escuchar a Pablo predicar sobre Jesús.

Aparte del sábado, a Jesús también le encantaba hablar con Dios a solas durante su “tiempo especial” con él. La Biblia re-gistra que “por aquel tiempo se fue Jesús a la montaña a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios” (Luc. 6:12). Piensen en esto: Jesús disfrutaba de hablar con su Pa-dre durante toda la noche. ¡Era un momen-to especial entre Padre e Hijo!

¿No quieren elevar sus voces y alabar a Dios también? El salmista nos insta a decir: “¡Alabado sea el Señor! Den gracias al Se-ñor, porque él es bueno; porque su amor es eterno” (Sal. 106:1, DHH). El profeta Isaías nos dice: “¿Acaso no lo sabes? ¿No lo has oído? El Señor, el Dios eterno, el crea-dor del mundo entero; no se fatiga ni se

MARTES

¡Jueves especial!

Versículo para memorizar“Vengan, postrémonos reverentes, do-

blemos la rodilla ante el Señor nuestro Ha-cedor” (Sal. 95:6).

Actividades previasEn un rotafolios o pizarrón escriba:

“Nuestro tiempo especial”. Pregunte: Si tu-vieran un día especial con su mamá o su papá, ¿Qué les gustaría hacer juntos? ¿Por qué es divertido tener momentos especia-les solos con mamá o papá?

Historia“¡Estoy en casa, papá!”, dijo Adrián con

entusiasmo, al cerrar la puerta de entrada y correr hacia arriba para cambiarse la ropa. Enseguida escuchó que alguien cerraba la puerta de la cocina.

“¿Hijo, estás listo?”, llamó el papá desde abajo. “Dame un minuto para cambiarme”.

Sí, el jueves era el día especial para Adrián y su papá, porque juntos irían a la cancha de voleibol. El papá llegaba a la casa aproximadamente a las 16:00, y luego padre e hijo pasaban un tiempo haciendo cosas divertidas juntos. Su actividad fa-vorita era jugar voleibol en la cancha del polideportivo del barrio con otros equi-pos de otras familias. Luego de un juego emocionante, generalmente pasaban por la heladería. Algunos jueves se la pasaban comprando repuestos para la bicicleta o visitando negocios de artículos musica-les. ¡Lo mejor para Adrián era que tenía a su papá solo para él cada jueves de tarde! ¡Solo ellos dos!

El jueves anterior, después de su juego de voleibol, habían ido a visitar a un amigo del papá que estaba internado con neumo-nía. El papá le prometió arreglar su venta-na rota la semana siguiente. Cada jueves Adrián y su papá pensaban en algo intere-sante para hacer juntos.

“Esto es como el día de reposo”, co-mentó el papá una vez.

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Actividades previasMuéstreles a los niños imágenes de

niños y adultos con expresiones tristes. Luego pregunte: ¿Qué tienen en común las expresiones de los rostros en todas estas imágenes? ¿Temor? ¿Desánimo? ¿Triste-za? ¿Qué significa sentirse sin esperanza o perdido?

Historia“Mamá, mamá, ¿dónde estás?” gritó Lu-

cas, de seis años, al aferrarse con fuerza a su manta finita.

Todos parecían correr de un lado para otro, algunos llevaban bolsos, ropa y cual-quier cosa que encontraban. Lucas recor-daba que estaba siguiendo a su mamá y a sus dos hermanos, y que habían salido por la puerta para tomar el colectivo, cuando de repente se escuchó un estruendo del otro lado de la calle. Se dio vuelta para ver qué había pasado y olvidó de tomarse de las manos de su mamá.

“¡Gastón, Gastón!”, gritó Lucas con an-siedad, llamando a su hermano.

Pero ni la mamá ni Gastón estaban allí. Había demasiada confusión como para sa-ber qué hacer. Todos parecían correr apu-rados. Entonces, ¿dónde podría estar su mamá? El temor se apoderó de Lucas mien-tras lloraba y corría buscando a su mamá. Caminó y caminó hasta que no pudo seguir más. Todas sus esperanzas de encontrar a su mamá se vieron frustradas. De repente, cayó al suelo y se desvaneció.

“¡Despierta, despierta!”, Lucas sintió que alguien le tocaba el rostro.

“¡Mamá! ¡Gastón!” gritó Lucas muy fuerte, al recobrar la conciencia. Mirando a su alrededor, se dio cuenta de que estaba en la falda de una mujer extraña.

“¡Está bien! ¡Te ayudaremos a encontrar a tu mamá!”, le aseguró la extraña.

“¿De verdad?”, preguntó Lucas, casi sin aire. “Gracias, señora”.

“Soy del grupo de rescate y ya hemos enviado a alguien a buscar a tu mamá”, le dijo la señora extraña a Lucas nuevamente.

“¿Puedo pedirle a Jesús que me ayude a encontrar a mi mamá?”, preguntó Lucas con timidez.

“¡Por supuesto! ¡Jesús sabe dónde está tu mamá!”, respondió la mujer, sonriendo.

Luego de hacer una corta oración, Lu-

cansa, y al débil le aumenta su vigor” (Isa. 40:28, DHH).

Sí, nuestra esperanza descansa en el día cuando podamos disfrutar nuestro “tiempo especial” con Jesús y con Dios para siempre. No va a ser únicamente en sába-dos o en jueves. ¡Será todos los días y para siempre!

AplicaciónEn un pizarrón, marquen dos columnas. En una de ellas escriban las actividades que les gustaría hacer en el “tiempo especial” que tendrán con Jesús en el cielo; y en la siguiente columna, qué preguntas les gus-taría hacerle a Jesús.

Discusión1. ¿Cómo puedes aplicar esta lección

para hacer que tu “tiempo especial” con Je-sús sea importante?

2. ¿Es necesario tener un “momento es-pecial” cada día, para estar con Jesús, ade-más del sábado? ¿Qué podríamos hacer?

3. ¿Por qué el papá de Adrián separaba un tiempo cada semana para hacer cosas con su hijo? ¿Por qué es bueno apartar un tiempo diariamente para comenzar el día con Jesús?

ActividadBusquen los siguientes versículos para

descubrir un requisito esencial para pasar nuestro “tiempo especial” con Dios en la eternidad.1 Samuel 15:22Isaías 1:19 Hechos 5:29 Éxodo 19:5

MIÉRCOLES

¡Reunidos al fin!

Versículo para memorizar“Cobren ánimo y ármense de valor,

todos los que en el Señor esperan” (Sal. 31:24).

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cas se puso de pie y comió algo. Aun des-pués de haber comido bien se sentía solo, con temor y preocupado. ¿Había esperan-zas de poder ver a su mamá nuevamente? Aferrándose a su mantita finita, Lucas lloró hasta que se quedó dormido esa noche.

Todo a su alrededor se veía tan desco-nocido. A la mañana siguiente escuchó que había gente afuera que gritaba y corría. Los autos y los camiones tocaban bocina sin parar. ¡Pero Lucas se sentía perdido y tris-te! Repentinamente, escuchó unas voces familiares que venían hacia su habitación. Su corazón comenzó a latir más y más rá-pido. ¿Sería posible? ¿Estaba imaginando cosas? ¿Su esperanza se haría realidad? Las voces se volvían cada vez más fuertes y cercanas.

“¡Mamá, mamá!”, exclamó Lucas con alegría, mientras salía corriendo para verla con sus propios ojos.

“Lucas, Lucas, mi niño”, dijo la mamá al correr hacia delante para abrazar a su pequeño niño perdido. “Pensé que nunca te volvería a ver”, exclamó la mamá con ter-nura mientras levantaba a Lucas y lo abra-zaba fuerte. “¡Gracias, Dios!”

“¡Mamá, estoy tan feliz! ¡No perdí las esperanzas de encontrarte!”, le contó Lu-cas con una sonrisa al aferrarse de la mano de su mamá.

LecciónPiensen, la gente como ustedes y como

yo está perdida en este mundo. Vientos de distracciones tecnológicas, tormentas de pecado, enfermedades y tentación borran todas las esperanzas de un futuro. La gen-te se odia entre sí; hay guerras y matanzas. De hecho, Jesús nos dijo que, antes de su regreso, “se levantará nación contra na-ción, y reino contra reino. Habrá hambres y terremotos por todas partes” (Mat. 24:7).

Además, observen los desastres natu-rales que han matado a miles de personas en estos últimos años: el Tsunami, el hu-racán Katrina, el ciclón Nargis y los terre-motos en China. Miren las guerras de Irán e Irak, y el miedo al terrorismo y a otras cosas malas que la gente hace contra otras personas. Nadie parece tener soluciones. La gente en todas partes está buscando algo mejor, pero no saben dónde encon-trarlo.

Pero nosotros sí sabemos. La Biblia nos recuerda que la verdadera esperanza se encuentra únicamente en Jesús.

El apóstol Pablo estuvo completamente de acuerdo con esto cuando dijo: “A és-tos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria” (Col. 1:27). Esta es la esperanza que podemos compartir con nuestros amigos y vecinos cuando están deprimidos y desanimados por la vida y sus muchos problemas. Invítenlos a la Iglesia para encontrar esta esperanza en Jesús que les dará paz.Recuerden: “Feliz quien recibe ayuda del Dios de Jacob, quien pone su esperanza en el Señor su Dios” (Sal. 146:5, DHH). Eso es lo que hizo Lucas cuando colocó su espe-ranza en Jesús para que lo ayudara a en-contrar a su mamá.

AplicaciónHaga que los niños armen tarjetas es-

peciales en forma de corazón y que las de-coren con una imagen de Jesús. Escriba el versículo: “¡Mi esperanza está en ti!” (Sal. 39:7, DHH). Anímelos a compartir sus tar-jetas con algunos niños en el hospital, en el vecindario, o con ancianos de algún hogar para la tercera edad.

Discusión1. ¿Qué significa estar desesperanza-

do? Identifiquen algunas palabras relacio-nadas con ese sentimiento.

2. ¿Pueden pensar en algún momento en su vida cuando se sintieron perdidos o sin esperanza? Compártanlo con la clase.

3. Colocamos nuestra esperanza en Jesús cuando le entregamos nuestros pro-blemas y dejamos de preocuparnos por nuestra cuenta. ¿Pueden contar alguna vez en que hicieron eso?

ActividadParticipen de este divertido juego adi-

vinando los nombres de las personas que colocaron su esperanza en Jesús a pesar de las circunstancias difíciles.

a. Perdió todo repentinamente, in-cluyendo su fortuna, su propiedad y los miembros de su familia.

b. Había perdido toda esperanza de cu-

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JUEVES

Leal hasta el final

Versículo para memorizar“Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la

corona de la vida”(Apoc. 2:10).

Actividades previasPreparen cinco o seis tarjetas que enu-

meren conductas leales o desleales, tales como quejarse, animar; mentir, decir la verdad; criticar, defender; robar, devol-ver; culpar, perdonar. Dibujen una línea en el medio de la sala y marquen de un lado la palabra LEAL, y del otro lado, la pala-bra DESLEAL. Los alumnos deben estar ubicados en la línea del medio. A medida que lean cada conducta en voz alta, y si los niños creen que ese comportamiento representa la lealtad, deben moverse ha-cia el lado LEAL. Si creen que esa conducta ilustra un acto desleal, deberán pasarse al lado DESLEAL. Luego de que se hayan leído todas las tarjetas, discutan brevemente lo que significa la lealtad.

Historia“¡Guardar su día santo! ¿Qué tontería

es ésta?”, refunfuñó en voz alta el coman-dante.

“Señor, el soldado Acevedo se toma su religión en serio”, explicó el sargento, “y tampoco porta armas”.

“¡No porta armas! ¡No está los sábados!

¿Qué está haciendo en el ejército?”, gritó el comandante.

Ramón Acevedo luchaba toda la noche en un rincón de su celda, orando para que Jesús le diera fuerzas para poder soportar esta prueba. A los 18 años, Ramón había tenido que unirse al ejército durante dos años. No había excepciones.

Sus padres oraron con él antes de que se fuera y le leyeron muchos textos bíbli-cos que podrían ayudarlo en tiempos difí-ciles. Sí, él recordaba Mateo 19:26: “Para los hombres es imposible -aclaró Jesús, mirándolos fijamente-, mas para Dios todo es posible.” ¡Definidamente, contaba con que Dios haría lo imposible allí en el cam-pamento!

“No te preocupes por ser fiel en el ejér-cito. ¡Dios comprenderá!”.

Ramón se dio vuelta para ver quien le hablaba, pero no pudo ver a nadie. Pero estaba seguro de que había escuchado esa voz fuerte y clara en su habitación. ¿Podría ser...?

“Jesús, ayúdame a pasar este día. Quie-ro ser fiel y leal a ti”, susurraba Ramón, al colocarse en la fila en la mañana cuando tomaban lista.

“¡Soldado Acevedo, repórtese al co-mandante del campamento!” La orden del sargento se oyó claramente y con fuerza. ¡No había forma de escapar ahora!

El corazón de Ramón latía rápidamente al golpear a la puerta del comandante.

“¡Tiene malos antecedentes, hijo! Fue echado de dos campamentos en un mes”, gruñó el comandante. “¿Quién te crees que eres? Te niegas a entrenar los sábados y te niegas a portar armas. ¡Has violado la ley de nuestro país! ¡Eso quiere decir que irás a la corte marcial!”

“Señor, la Biblia enseña que debemos guardar el sábado como día santo”, res-pondió Ramón, audazmente.

“Prepárese para la corte marcial, ma-ñana a las 9 de la mañana”, ordenó el co-mandante.

Una corte marcial es una corte militar. Puede determinar castigos severos para los soldados. ¡Oh! ¡Ramón nunca había tenido que ir a una corte, mucho menos para ser juzgado!

Era la peor noche que Ramón había pa-sado. Llamó a su papá y a su mamá, quie-

rarse después de haber consultado a mu-chos médicos durante 12 años.

c. Aunque era esclavo en tierra extran-jera, nunca perdió la esperanza en Dios y fue premiado con puestos importantes en la corte del rey.

d. Ella colocó su esperanza en Diospara salvarla y salvar a su pueblo de serdestruidos por un malvado oficial de lacorte.

e. Predicó fervientemente sobre la es-peranza en Jesús a lo largo de sus viajes misioneros.

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nes oraron con él por teléfono. Continua-ron animándolo a confiar en que Dios haría lo imposible.

“Recuerda Isaías 40:31, hijo”, dijo su madre suavemente al teléfono.

Isaías 40:31 siguió surgiendo en la mente de Ramón durante toda la noche: “Pero los que confían en el Señor renova-rán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán”.

“¡Señor, necesito en forma urgente esas alas de águila! Dependo de tu promesa”, oró Ramón.

Varios oficiales militares ya estaban sentados en la sala cuando Ramón llegó para su juicio.

“Soldado, ¿está dispuesto a ir preso por su fe?”, preguntó burlonamente el teniente coronel.

“¡Sí, señor! Quiero ser fiel a mi Dios”, respondió Ramón valientemente.

“Fe, ¡no vale la pena morir por eso!”, contestó el comandante. “¡Hoy la fe no existe!”

Luego de una media hora de interro-gatorio, el comandante dio su sentencia. “¡Tres semanas en la cárcel y una multa de $250!”

En breve todos salieron de la sala, y el coronel, moviendo su cabeza, se acercó a Ramón.

“No puedo creer que aún haya jóvenes modernos como usted que quieran ser lea-les a su Dios, aun a riesgo de ir a prisión”, exclamó el coronel. “A partir de mañana yo soy el nuevo oficial al mando de tu cam-pamento. Admiro tu lealtad. Nuestro país necesita gente como tú, que se mantenga firme en sus convicciones”. El coronel son-rió al darle un fuerte apretón de manos a Ramón.

“Voy a dejarte salir los sábados, pero deberás trabajar todos los domingos para compensarlo. Y, en cuanto a las armas, te asignaré a recoger todos esos blancos de fogueo después de que los demás hagan su práctica de tiro cada día”.

Las lágrimas corrían por las mejillas de Ramón aun antes de que el coronel hubiera terminado de hablar. ¿Cómo era posible? Escuchó la sentencia que lo enviaría a la cárcel, pero aun así ¡Dios transformó eso en algo bueno!

“¡Mamá, papá! ¡Recibí alas de águila! ¡Con Dios todo es posible!”, exclamó Ra-món con alegría al teléfono.

LecciónDios quiere que seamos leales y fieles

a él en cada cosa que hagamos. Una y otra vez él llama a su pueblo a volver a él. En el tiempo de Elías, Dios llamó a su pueblo a salir de la idolatría y deshacerse de Baal, y a adorarlo a él como el único Dios verdadero. En Apocalipsis Dios nos llama nuevamente: “Teman a Dios y denle alabanza, pues ya llegó la hora en que él ha de juzgar. Adoren al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales” (Apoc. 14:7, DHH). Él quiere que lo adoremos y seamos leales a él.

El mundo ofrece muchas cosas atrac-tivas: dinero, fama, ropa, juegos electró-nicos ¡y muchas cosas más! Pero Jesús nos recuerda: “Más bien, busquen primera-mente el reino de Dios y su justicia, y to-das estas cosas les serán añadidas” (Mat. 6:33). Sí, no pongan su fe en el dinero y en las riquezas de este mundo, porque todas ellas pueden desaparecer de la noche a la mañana.

¡Piensen en esto!: es más duradero po-ner nuestra lealtad en Dios, quien nos dice: “Yo soy el primero y el último; fuera de mí no hay otro dios”. (Isa. 44:6). Dios nos está llamando a dejar todas estas formas falsas de adoración en el mundo y a aceptar su sello eterno. Este sello significa que per-tenecemos a su grupo especial. Cuando aceptamos su invitación a ser leales a él, aceptamos su regalo de vida para siempre. ¡Somos su pueblo escogido cuando hace-mos esa elección!

AplicaciónPiensen diferentes formas en las que

pueden ser leales y fieles a Jesús hasta el fin. Compartan sus ideas con dos amigos y oren juntos para que Dios los ayude a ser leales a él a fin de poder recibir su sello eterno.

Discusión1. ¿Qué significa recibir el sello de Dios?2. ¿Tienen un amigo especial que no

haya aceptado a Jesús? ¿Cómo puede esa persona aceptar la invitación que Dios le hace para ser su escogido?

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VIERNES

Una maestra misericordiosa

Versículo para memorizar“Pero tú, Señor, eres Dios tierno y

compasivo, paciente, todo amor y verdad” (Sal.86:15, DHH).

Actividades previas En un rotafolios escriba la palabra “mi-

sericordiosos”. Pídales a los niños que le ayuden a hacer una lista de las caracterís-ticas de una persona misericordiosa. Dis-cutan cada una brevemente.

Historia“Brenda, ven a verme a la oficina del

director antes del recreo” demandó su pro-fesora, que acababa de recoger las últimas hojas de exámenes de los alumnos de su clase de quinto grado.

“Brenda, actuaste en forma muy ex-traña esta mañana durante el examen de ciencias”, destacó la profesora.

“No, ¡no hice nada raro!”, se defendió Brenda.

“¿Estás segura de que no tienes nada para decirme?”, siguió insistiendo la profe-sora.

“¡No, nada, nada!”, respondió Brenda, categóricamente.

“Me pondré muy triste si no me estás diciendo la verdad”, dijo la docente.

Mientras Brenda y su profesora per-manecían sentadas en silencio por unos minutos, Brenda retorcía nerviosa e ince-santemente la punta de su campera. Des-

pués de un momento, la profesora rompió el silencio.

“Brenda, por favor, quítate la gorra ahora”, pidió con suavidad la docente.

“¡No, no, no! ¡No puede pedirme que me saque la gorra!” negó Brenda, enojada.

“Creo que allí tienes algo que yo debe-ría ver”, explicó la profesora.

Luego de dos pedidos más por parte de su maestra, Brenda se quebró y comenzó a llorar muy fuerte. Finalmente habló.

“¡Lo siento mucho, me copié!”, confesó Brenda al quitarse la gorra para mostrar un pedazo de papel con muchas respuestas escritas en él. “¡Mereces sacarte un apla-zo en tu examen!”, exclamó la profesora, “pero sé que es la primera vez que haces una cosa así”.

“Me da tanta vergüenza. ¿Podrá Jesús perdonarme por un pecado así?”, preguntó Brenda con tristeza.

“Sí, él puede. Jesús siempre perdona nuestros pecados si los confesamos y le pedimos perdón”, le aseguró la profesora a Brenda. “Yo también te perdonaré, Brenda, pero tendrás que enfrentar las consecuen-cias”.

Te daré un segundo examen de cien-cias la próxima semana, pero serán pre-guntas diferentes”, concluyó la docente.

“Gracias, profesora. ¡Me aseguraré de no arruinarlo esta vez!”, respondió Brenda con gratitud. “También les contaré esto a mi mamá y a mi papá esta noche. ¡Gracias por ser amable y misericordiosa!”

LecciónSí, no merecemos la gracia y la bon-

dad de Dios cuando hacemos cosas malas que hieren a nuestros amigos o a nuestros padres, pero David nos dice en el Salmo 78:38: “él les tuvo compasión; les per-donó su maldad y no los destruyó”. Juan el apóstol nos dice: “Pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios hará lo que es justo: nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9, DHH). ¿No es ésta una maravillosa promesa de amor?

¿Recuerdas cuántas veces Israel se olvi-dó de la guía de Dios en sus vidas, dejándo-la para adorar ídolos y dioses extranjeros? Una y otra vez los israelitas murmuraban, se quejaban y se alejaban de Dios y, aun

ActividadHaga que los alumnos formen peque-

ños grupos y desarrollen una dramatiza-ción o una representación que ilustre la lealtad a Dios. Luego, haga que la actúen para el resto de la clase.

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como por ejemplo: Aventureros, Conquis-tadores, deportivo, científico, lectores, etc. Pregunte:”¿Cuáles son los requisitos para pertenecer a estos clubes? ¿Qué tiene de especial el pertenecer a un club?” Haga una lista con las respuestas de los niños en un rotafolios.

Historia“Ezequiel, ¿ya tienes tu uniforme?”, pre-

guntó Emiliano entusiasmado, mientras un grupo de infantería marchaba en un desfile patriótico por la avenida central.“¡No, todavía no! Espero tenerlo pronto”, respondió Ezequiel en un susurro.

“¿Sabes qué? ¡Nuestro club fue selec-cionado para participar en el desfile mayor de la ciudad!”, dijo Emiliano.

“¿En serio? ¡Qué bueno! ¡Eso es un ho-nor!”, exclamó Ezequiel.

“Nuestra agrupación de Conquistado-res practicará todos los pasos y giros de marcha dos veces por semana durante un mes. Cada movimiento tendrá que ser perfecto, ya que cada uno de nosotros re-presentará la imagen del club y queremos dar lo mejor de nuestra parte. A todos los integrantes se nos instruyó para que tuvié-ramos nuestros uniformes lavados y plan-chados, acompañados por zapatos lustro-sos, pañuelos bien sujetos y bandas bien derechitas” explicó Emiliano.

Pasaron los días y el grupo ensayaba las rutinas de marcha en los días previstos y en los horarios convenidos.

Pero en uno de los ensayos, se escuchó que el guía decía:

“Todos en fila... izquierda, derecha, iz-quierda... ¡Sin charlar! ¡Cabezas al frente!”, gritó, señalando a unos pocos chicos que parecían estar desalineados con el resto.

“De frente, marrrrrchen... un, dos; iz-quierda..., un, dos, un, dos...” continuaba indicando el consejero al hacer sonar el sil-bato. “¡Aaaalto!”, gritó finalmente el conse-jero y dio un fuerte silbatazo. “¿Qué creen que están haciendo, Conquistadores?” se-ñaló a Ezequiel, Emiliano y a Kevin para que se adelantaran. “¿Ustedes quieren estar en el desfile? ¿Pertenecen a nuestro club?” de-mandó el líder.

Los tres chicos se disculparon por no cooperar y expresaron su deseo de ser in-cluidos en el evento especial del club.

SEGUNDO SÁBADO

Mi club especial

Versículo para memorizar“Por eso, los que pertenecen al pueblo

de Dios, los que obedecen sus manda-mientos y siguen fieles a Jesús, necesitan fortaleza” (Apoc, 14:12, DHH).

Actividades previasMuestre imágenes de los diferentes

clubes a los que uno puede pertenecer,

así, él eligió perdonarlos y mostrarles su bondad. Dios les dijo: “¡Vuelve, apóstata Israel! No te miraré con ira -afirma el Se-ñor-. No te guardaré rencor para siempre, porque soy misericordioso -afirma el Se-ñor” (Jer. 3:12).

Sí, Dios es un Dios justo y misericor-dioso, y nos llama a elegirlo. La misión de Jesús en esta tierra fue la de ayudarnos a ver el carácter amante, bueno y perdona-dor de Dios. Si elegimos a Dios, viviremos para siempre con él en el cielo.

En una hoja de papel escriban una car-ta a Dios diciéndole cómo se sienten, sa-biendo que él los perdona y les muestra su misericordia. Lean la oración a un amigo.

Discusión1. ¿Cómo se relaciona el ser misericor-

dioso con perdonar? ¿Siempre van juntas estas acciones?

2. ¿Pueden pensar en algún momento de sus vidas cuando alguien les mostró misericordia? ¿Cómo se sintieron en ese momento?

ActividadCanten la canción “Dios es tan bueno”.

Ilustren esta canción con fotos o con sus propios dibujos y prepárense para com-partirlos con los adultos.

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De inmediato, el líder solicitó a toda la agrupación la siguiente respuesta:

“Conquistadores, ¿qué dice la ley de nuestro club?”

Inmediatamente todos repitieron la ley en voz audible y con orgullo:

“Observar la devoción matutina. Cum-plir con la parte que me toca. Cuidar mi cuerpo. Tener una mirada franca. Ser cor-tés y obediente. Andar con reverencia en la casa de Dios. Conservar una canción en el corazón. Ir adonde Dios mande”.

“¡Excelente! ¡Sí, somos miembros del club de Conquistadores y ustedes son per-sonas especiales!”, enfatizó el guía. Y, mi-rando hacia donde estaban Ezequiel, Emi-liano y Kevin, frunció el ceño y les dijo:

“Entonces, ustedes, chicos, ¿están den-tro o fuera del club? Recuerden, si están dentro, un Conquistador promete ser dig-no de confianza, leal, servicial, amigable, cortés, amable, obediente, alegre, ahorra-tivo, valiente, limpio y reverente”, repitió el guía.

“¡Perdón, señor, no volverá a suceder!”, respondieron los tres muchachos, hacien-do la venia elegantemente.

“Continuemos con nuestra práctica. No nos queda mucho tiempo hasta el desfi-le del día nacional”, les recordó el guía a todos. “Muy bien, de frente, march..., un, dos, un, dos; izquier..., un, dos, un, dos”.

Lección ¿Sabían que todos pertenecemos a un

club aún más especial? ¡Ese es el “Club del Remanente”!

Cuando Jesús venga otra vez, busca-rá a las personas que hayan decidido no enojarse ni quejarse cuando otros les ha-cían cosas malas. Buscará a aquellos que intenten ser pacientes cuando son acusa-dos injustamente, que hayan guardado los mandamientos de Dios, y que crean en Je-sucristo como su Salvador.

Él buscará a aquellos que oren por otros y compartan las buenas nuevas con ellos. La Biblia dice que será un grupo pe-queño, pero cada miembro será bienvenido en el cielo.

El apóstol Juan nos dice: “¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo traspasa-ron” (Apoc. 1:7). La misión de esperanza de

Jesús a esta tierra estará completa. ¡Parecía una misión imposible! ¿Quién se imagina al Hijo de Dios haciéndose un pequeño bebé en esta tierra para salvarnos a ti y a mí de nuestros pecados? ¡Ahora es una misión posible! Jesús ha conquistado el pecado, y nuestra esperanza en él se hará realidad en una reunión permanente con nuestros amados. ¡Así que, haz tu elección y decide pertenecer a este club especial!

AplicaciónPiensen por un momento. ¡Misión po-

sible! ¡Misión cumplida! Sí, la misión de Jesús de morir por nosotros en el Calvario nos da esperanza para esperar el momento cuando venga en gloria. Entonces, com-parte esto con un amigo en la escuela que no conozca a Jesús. ¡Dile que él también puede pertenecer al club especial de Jesús!

Discusión1. ¿Podemos comprar una entrada para

este “Club del Remanente” especial? ¿Cómo ingresamos? ¿Está abierto para todos?

2. ¿Qué tres características deben en-contrarse en aquellos que pertenecen a este club especial del remanente? (Lean Apoc. 14:12).

ActividadHaga que los niños preparen una co-

rona de papel y la decoren con brillanti-na, lentejuelas, color dorado, etc. Que le pongan un cartel diciendo “Club especial de Jesús”. En cada punta de la corona, pe-guen una estrella por cada característica de aquellos que pertenecen a este club es-pecial como, por ejemplo, creer en Jesús, guardar los mandamientos de Dios, leer su palabra, cantar alabanzas a Dios, etc. Sugiera que coloquen sus coronas en sus habitaciones, y oren pidiendo poder para desarrollar esas características.

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