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UNA VISION DISTORSIONADA SOBRE LA
SUMISIÒN51
El entendimiento distorsionado que muchos hombres tienen acerca de la fuerza, se puede ver en
la manera en que ellos perciben el concepto de
sumisión.
Efesios 5:22-23 contiene algo que la mayoría de la gente no ha visto: “Las mujeres estén
sometidas a sus propios maridos como al Señor. Porque
el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la
iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo"
Primero veamos la palabra “sumisión”. La definición de la
palabra someter, significa “voluntariamente ceder tu
voluntad o tu decisión a otra persona”. La sumisión no tiene nada que ver con la fuerza o
con la presión. Es un acto de la voluntad.
El hecho de someterse es la decisión de la persona que se
está sometiendo y no el mandamiento de aquel que quiere que se sometan a él. Para ponerlo de otra manera, usted no puede someterse a menos que quiera hacerlo, y
nadie puede someterlo si usted no quiere hacerlo.
Cualquier hombre que tiene que forzar a una mujer a que se
someta, no merece que nadie se someta a él. El no es digno de
ninguna sumisión, él se ha convertido en un tratante de esclavos. ¿Sabe usted qué se
necesita para que un esclavo sea esclavo? Fuerza y miedo.
1a. Juan 4:18 dice: “El perfecto amor echa fuera el temor”. Esto significa que si un hombre tiene que llenar de miedo a una mujer, a fin de forzarla a que haga algo que él quiere, entonces, él no sabe lo que es el amor.
Efesios 5:22 dice: “Mujeres, sométanse a sus maridos COMO AL SEÑOR”
(mayúsculas mías). Hasta en tanto un hombre está actuando como el Señor, la
mujer debe estar en sumisión a él. Nunca hemos visto a Jesucristo cacheteando a
ninguno de sus hijos. Nunca hemos visto a Jesucristo maldiciendo o gritándole a su pueblo. No importa lo que le hacemos a
Jesus, Èl siempre está listo para perdonarnos. Esta es la manera como los maridos necesitan tratar a sus esposas.
Sin embargo, es muy probable que la mitad de todos nosotros como
hombres no merecemos la sumisión de nuestras esposas. Jesus le dijo a su iglesia, que es su novia: “Nunca te dejare, ni te desampararé”. Pero, algunos hombres se pasan toda la noche fuera de su casa y cuando
regresan, quieren que sus esposas cocinen para ellos. Ellos han
abandonado a su esposa y a sus hijos espiritual, emocional y aun
económicamente, pero ellos todavía quieren la sumisión.
Esto es un pecado, hombres. Ustedes no
merecen esta sumisión. La sumisión no depende de lo que ustedes dicen.
Depende de la forma como ustedes viven.
¿Acaso usted ha creído en el Señor Jesucristo como su salvador
personal? Muy bien. Antes que usted fuera salvo, ¿acaso alguna vez Jesucristo se le acercó y le
empujó contra la pared, apretándole el cuello y diciendo: “Si usted no cree en Mi, le voy a
mandar directo al infierno?”
Èl no hizo esto. De hecho, lo mas probable es que Èl le esperò durante mucho tiempo. Cuando usted estaba involucrado en su absurda manera de vivir, Èl nunca le forzó apara que lo aceptara. Èl nunca tuvo que romper
su puerta para entrar. Èl es muy amable. Èl convence a la gente en una forma muy calmada. Èl no nos presiona. Èl solo nos muestra su
amor.
Así que, usted un día se da cuenta y dice “este amor es sobrecogedor” y usted acepta Su amor. Usted desea seguir a Jesus. Una de las cosas que yo amo
acerca de Jesus es que Èl nos llama para que lo sigamos. Èl no pone una cuerda
alrededor de nuestro cuello y nos jala con ella. Èl guía y nosotros lo seguimos. Si
estamos siguiendo a alguien voluntariamente, entonces no estamos siendo forzados en contra de nuestra
voluntad.
Jesus nunca nos fuerza a someternos a Èl. Todo lo que Èl
siempre les dijo a sus discípulos es “Siganme”. Esto
es exactamente lo que los esposos están supuestos a
decirle a sus esposas. “Cariño, sígueme”. Esto es lo que es
realmente la sumisión…
Ahora bien, una mujer podrá decir: “yo no quiero ir hacia donde tú te diriges”.
Usted tal vez va en la dirección de hacer dinero y de adquirir prestigio mientras
que, al mismo tiempo, usted esta ignorando a Dios y a su familia. Usted tal vez se está dirigiendo hacia el punto de destruir su salud con las drogas o con el alcohol. Usted tal vez se está matando a si mismo por medio de vivir solo para las
fiestas y para desperdiciar su tiempo tontamente.
Su esposa no quiere seguirle bajo esas condiciones y usted no puede esperar que ella lo haga. Aunque usted use versículos bíblicos para
tratar de someterla, usted no tendrá el respaldo que necesita para que ella lo obedezca. Usted puede obligarla pero eso no es el
amor de Dios en usted.
Dios le dice a esta clase de hombres: “No se te ocurra
demandar respeto. No se te ocurra demandar sumisión. Tienes que ganártela”. Recuerde que Jesus nunca le ordenó a nadie que lo
siguiera. Nunca. Èl siempre pedía, porque Èl sabia quien era Èl y a
donde iba.
Èl nunca necesito demandar sumisión solo para darse a Sì
mismo un poco de importancia. Jesus dijo: “Si ustedes me aman, guarden mis mandamientos”. El
hecho de mantener sus mandamientos está basado en
nuestro verdadero amor hacia Èl.
Este es el modelo que debemos seguir en las relaciones dentro del matrimonio y en
todas nuestras relaciones que existen entre los hombres y las mujeres. Si un
hombre quiere ser un verdadero líder, él debe aprender quien es él en Dios y debe
convertirse en alguien que se gane el respeto, en alguien que verdaderamente ama, guía y que inspira, en lugar de ser
alguien que solo fuerza a los demás siempre a hacer lo que él quiere.
BENDICIONES A TODOS
Presentado: lunes, 11-04-16