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El túnel sin fin Yo tenía que ir, tenía que ir al Luna Park a ver a Madonna, esa gran diva que yo sigo con verdadero fervor, pero había algo, mejor dicho, alguien, que se interponía en mis deseos. Mi madre. Es insoportable, a veces pienso que no es mi madre, que es un engendro diabólico que me hace la vida imposible, es que con ese carácter tan desapacible, es difícil tolerarla. Pero bueno, siempre todos dicen que tenes que soportarla, después de todo es la que te dio vida. Pero pasaron las semanas y llegó el día del gran concierto, al que con rabia, enojo y decepción no pude ir. Me sentía tan deprimida por haberme perdido de ver en vivo y en directo a Madonna cantando sus mejores hits, que quise irme de casa, irme a la casa rayana a la mía, en la cual tengo una gran amiga llamada Sofía. Ella me dijo que tenía un escondite en su casa, un agujero en el que solo cabe una persona, pero me dijo que era preferible no entrar, me infundió miedo, dude en si entrar o no, pero finalmente opté por pasar. Cuando entré le pedí a mi amiga que se fuera, que me deje sola por lo menos una hora. Yo estaba de duelo, haberme perdido ese concierto era como haberme perdido el amor de mi vida. A la media hora, estaba terriblemente aburrida, pero tenía que quedarme. De repente, el cuarto se empezó a mover, me empecé a marear pero a los 5 minutos todo volvió a su estado de origen. Mi intención del principio era quedarme ahí por lo menos una hora pero la curiosidad me empezó a desesperar y quise salir para ver qué había pasado, pensé que podría haber sido un terremoto pero en Buenos Aires era casi imposible. Finalmente decidí salir. Pero cuando abrí la puerta, un túnel gigante me dejó boquiabierta y una fuerza extraña me obligó a bajar, y salí disparada hacía ese extraño mundo desconocido que me esperaba después del túnel. El túnel no era nada igual a como yo me lo había imaginado, estaba repleto de lámparas, muñecos, objetos extraño e inentendibles. Pero cuando pasaron quince minutos, la ansiedad por llegar a lo desconocido me exasperó. El túnel parecía interminable y me volvía cada vez más loca. Miles de animales mutados pasaron cerca de mí, y hasta algunos

El tunel sin fin (candela cheula)

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Page 1: El tunel sin fin (candela cheula)

El túnel sin fin

Yo tenía que ir, tenía que ir al Luna Park a ver a Madonna, esa gran diva que yo sigo con verdadero fervor, pero había algo, mejor dicho, alguien, que se interponía en mis deseos. Mi madre. Es insoportable, a veces pienso que no es mi madre, que es un engendro diabólico que me hace la vida imposible, es que con ese carácter tan desapacible, es difícil tolerarla. Pero bueno, siempre todos dicen que tenes que soportarla, después de todo es la que te dio vida.Pero pasaron las semanas y llegó el día del gran concierto, al que con rabia, enojo y decepción no pude ir. Me sentía tan deprimida por haberme perdido de ver en vivo y en directo a Madonna cantando sus mejores hits, que quise irme de casa, irme a la casa rayana a la mía, en la cual tengo una gran amiga llamada Sofía. Ella me dijo que tenía un escondite en su casa, un agujero en el que solo cabe una persona, pero me dijo que era preferible no entrar, me infundió miedo, dude en si entrar o no, pero finalmente opté por pasar.Cuando entré le pedí a mi amiga que se fuera, que me deje sola por lo menos una hora. Yo estaba de duelo, haberme perdido ese concierto era como haberme perdido el amor de mi vida. A la media hora, estaba terriblemente aburrida, pero tenía que quedarme. De repente, el cuarto se empezó a mover, me empecé a marear pero a los 5 minutos todo volvió a su estado de origen. Mi intención del principio era quedarme ahí por lo menos una hora pero la curiosidad me empezó a desesperar y quise salir para ver qué había pasado, pensé que podría haber sido un terremoto pero en Buenos Aires era casi imposible. Finalmente decidí salir.Pero cuando abrí la puerta, un túnel gigante me dejó boquiabierta y una fuerza extraña me obligó a bajar, y salí disparada hacía ese extraño mundo desconocido que me esperaba después del túnel.El túnel no era nada igual a como yo me lo había imaginado, estaba repleto de lámparas, muñecos, objetos extraño e inentendibles. Pero cuando pasaron quince minutos, la ansiedad por llegar a lo desconocido me exasperó. El túnel parecía interminable y me volvía cada vez más loca. Miles de animales mutados pasaron cerca de mí, y hasta algunos llegaron a lastimarme. Después de un rato, aparecieron frases volando apuradísimas por llegar, quien sabe dónde. Ya estaba harta de estar en ese túnel, el dolor de mi espalda me aniquilaba, pero fue en ese momento cuando me di cuenta de que no había salida, no había escapatoria, viviría el resto de mi vida ahí, encerrada, con una espalda dolorida y miles de objetos de todo tipo volando a mí alrededor, pues ese túnel no tenía fin.

Fin