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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA
ETNICIDAD, CULTURA MATERIAL Y OCUPACIÓN HUMANA EN EL CARIBE
COLOMBIANO:
ANÁLISIS DE LA CERÁMICA DE LOS SITIOS SAN ISIDRO Y CACARAMOA-
DEPARTAMENTO DEL ATLÁNTICO
Trabajo de Grado presentado para optar al título de Magíster en Antropología
Por: Natalia Lozada Mendieta
Código: 200812554
Director del Trabajo de Grado
Elizabeth Ramos Roca
Bogotá, Noviembre 2012
2
"Es como si el tiempo diese vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio”
Úrsula Iguarán
Cien años de Soledad.
A Dios y a mi familia
3
AGRADECIMIENTOS
El proceso de realización de esta tesis ha sido, sin duda, uno de los
esfuerzos más grandes que he hecho en mi carrera profesional y me complace
estar escribiendo estas líneas por que con ellas culmino una etapa muy
importante de mi vida. A pesar de los múltiples obstáculos, los aprendizajes de
estos últimos años han significado una renovación en mi vida en la que por
suerte me he cruzado con personas muy valiosas que estuvieron dispuestas a
ayudarme y brindarme su apoyo a lo largo de este proceso y en todas las
situaciones diarias que la vida presenta; viejos amigos, nuevos amigos,
profesores, estudiantes, investigadores; que incluso sin conocerme me abrieron
las puertas y me asesoraron para lograr este trabajo. A ellos está dedicada
esta tesis.
En primer lugar quisiera agradecer a mi familia por su infinito amor,
paciencia, comprensión y paciencia de nuevo. Sin su apoyo esto no hubiera
sido posible. A Tello, Cristina, Esteban, Omar, Néstor, Mary y Joaquín, las
personas más queridas y cercanas a mi corazón.
En segundo lugar agradezco a mi directora Elizabeth Ramos, quien con
su guía y acompañamiento permitió que esta monografía fuera una realidad.
Agradezco a ella haber abierto las puertas del laboratorio hace ya cuatro años,
y haber confiado en mí para realizar este trabajo. Los aprendizajes a nivel
personal y profesional han sido numerosos, y por eso siempre le estaré
agradecida.
Agradezco también a los profesores Carl Langebaek, Sonia Archila y
Luis Gonzalo Jaramillo, quienes en algún punto de este camino escucharon
mis dudas y preguntas y me ayudaron a resolverlas. Su apoyo y respaldo fue
fundamental en este proceso. También merece nota aparte el profesor Jaime
Borja, a quien reconozco su comprensión y apoyo.
Extiendo mi deuda de gratitud al profesor Camilo Montes del
Departamento de Geociencias de la Universidad de los Andes, los estudiantes
de Geociencias Jorge Nicolás Hayek, Valentina Quiroga y Luis Alberto Pizano;
el geólogo Felipe Lamus Ochoa MSc y el profesor de Geología de la
4
Universidad Nacional Agustín Cardona, quienes fueron infinitamente pacientes
y me enseñaron todo lo relacionado con los análisis petrográficos. Agradezco
su tiempo, compromiso, dedicación, responsabilidad y confianza. Quisiera
también darles las gracias al profesor de estadística de la Universidad de los
Andes Adolfo Quiroz y al estudiante de Maestría en Matemáticas Jairo Peña,
por su asesoría y buena voluntad en la difícil tarea de explicar funciones
estadísticas. A Vanessa Hernández por sus bellas palabras de apoyo y
hermosos dibujos, y a Mauricio Salinas por las fotografías de la cerámica.
No puedo olvidar agradecer al Centro de Estudios Socioculturales e
Internacionales –CESO- por haber creído en esta investigación y haberla
impulsado con el premio de la convocatoria de Proyectos de Maestría. Al
Departamento de Antropología, especialmente a su director Carlos Uribe, al
director de posgrados Roberto Suarez, Hilda White y Luz Herrera por haber
respaldado esta investigación en los momentos cruciales. Igualmente al
Departamento de Física de la Universidad de los Andes, en cabeza de Germán
Prieto, quienes también estuvieron dispuestos, entusiasmados y diligentes en
todas las etapas de la investigación.
Finalmente agradezco a las personas que durante meses tuvieron la
mala suerte de escucharme hablar de mi tesis, y aún así todavía me aprecian.
Por su ayuda, paciencia, comprensión y cariño sincero sepan que las tendré
siempre presentes porque de una u otra forma también fueron una parte crucial
de este trabajo –en el laboratorio, en las clases, en los almuerzos, los cafés y
las tardes de chocolate-.A Catalina Zorro, Eiver Durango, Marcela Pinzón,
Samanta Calderón, Jennifer Gutiérrez, Juan Camilo Gonzales, Adriana
Calderón, María Antonieta Corcione, Juana López, Luis Felipe Raguá, María
Angélica Guerrero, Lorena Garay, Claudia Cruz, Ingrid Cordero y María
Fernanda Espinosa.
5
CONTENIDO
Pág.
I. PRESENTACIÓN _9
II. ANTECEDENTES 12
Las fuentes etnohistóricas y la visión española_______________ 12
Entre los arawaks y los malibúes: el aporte de la lingüística_____ 16
El aporte de la arqueología en el Bajo Magdalena: El Formativo
Tardío en el departamento del Atlántico______________________18
III. MARCO TEÓRICO Y ALCANCES DE LA INVESTIGACIÓN _24
IV. OBJETIVOS E HIPÓTESIS __30
V. METODOLOGÍA _32
Los sitios de San Isidro y Cacaramoa________________________35
Definición de una clasificación tipológica para ambos sitios____ 37
Análisis petrográficos y la identificación de posibles fuentes de
extracción de materia prima________________________________40
VI. ANÁLISIS DE RESULTADOS 43
1. Distribución del material cerámico y propuesta tipológica___ 43
1.1. El sitio de San Isidro______________________________43
1.2. El sitio de Cacaramoa_____________________________50
1.2.1. Cacaramoa corte 1_____________________________50
1.2.2. Cacaramoa corte 2_____________________________56
2. Análisis petrográficos__________________________________ 60
2.1. Contexto________________________________________60
2.2. Resultados análisis petrográficos de San Isidro y
Cacaramoa______________________________________66
2.2.1. San Isidro____________________________________ 68
6
2.2.2. Cacaramoa___________________________________ 75
2.2.3. Implicaciones de los resultados del análisis
petrográfico y su repercusión en la búsqueda de
marcadores de etnicidad________________________81
3. Análisis estadísticos de los conjuntos cerámicos de San Isidro y
Cacaramoa___________________________________________ 83
3.1. Comparación de los niveles superiores de San Isidro con
el sitio de Cacaramoa_____________________________ 88
VII. CONSIDERACIONES FINALES 91
VIII. BIBLIOGRAFÍA 96
IX. ANEXOS
LISTA DE FIGURAS
Figura 1. Pueblos de indios en el Partido de Tierradentro durante los tiempos
prehispánicos y en los siglos XVI y XVII. En rojo pueblos mencionados.
Tomado de BLANCO BARROS, José Agustín (2011). Pág. 65………… Pág. 22
Figura 2. Algunos de los sitios arqueológicos mencionados en el documento.
En el mapa aparecen los departamentos de Bolívar, Atlántico, Magdalena,
Cesar y Córdoba con sus respectivas capitales……………………………Pág. 23
Figura 3. Ubicación de los sitios de San Isidro y Cacaramoa, Municipio de
Sabanagrande- Departamento del Atlántico.………………………………..Pág.35
Figura 4. Distribución de los fragmentos de cerámica en los distintos niveles
del corte 1 de San Isidro teniendo en cuenta la cantidad total encontrada en
cada nivel………………………………………………………………………..Pág.45
Figura 5. Distribución de tipos cerámicos por nivel en el corte 1 del sitio de San
Isidro…………………………………………………………………………......Pág.47
Figura 6. Distribución de los fragmentos de cerámica en los distintos niveles
del corte 1 de Cacaramoa teniendo en cuenta la cantidad total encontrada en
cada nivel………………………………………………………………………..Pág.51
Figura 7. Distribución de tipos cerámicos por nivel en el corte 1 del Sitio de
Cacaramoa………………………………………………………………………Pág.52
Figura 8. Distribución del material cerámico por niveles en el corte 2 de
Cacaramoa………………………………………………………………………Pág.55
7
Figura 9. Distribución de los tipos cerámicos por nivel en el corte 2 del sitio de
Cacaramoa………………………………………………………………………Pág.56
Figura 10. Reconstrucción y proyección de la vasija funeraria encontrada en el
corte 2 A de Cacaramoa que contenía en su interior el esqueleto de un
subadulto, cuentas de collar y restos óseos animales asociados………..Pág.57
Figura 11. Diagrama de barras con 350 especies de minerales pesados
caracterizados en el Río Magdalena. (a) Conteo normalizado del total de
especies vistas. (b) conteo normalizado de las especies minerales estables,
inestables y ultraestables. Tomado de Velásquez Ruíz, Felipe (2011)….Pág.62
Figura 12. Términos del grado de redondez de los granos vistos en
microscopio. Tomado de Powers, M.C. (1953)…………...………………...Pág.65
Figura 13. Porcentajes de aparición de los minerales identificados en la
cerámica del sitio de San Isidro de acuerdo a análisis petrográficos……Pág.67
Figura 14. Gráfica que muestra los cinco minerales escogidos para determinar
posibles fuentes de extracción o proveniencia. Se representa el porcentaje de
aparición de cada mineral en cada tipo del Sitio de San Isidro……………Pág.70
Figura 15. Porcentajes de aparición de los minerales identificados en la
cerámica del sitio de Cacaramoa de acuerdo a análisis petrográficos….Pág.74
Figura 16. Gráfica que muestra los cinco minerales escogidos para determinar
posibles fuentes de extracción o proveniencia. Se representa el porcentaje de
aparición de cada mineral en cada tipo del sitio de Cacaramoa………..Pág.77
LISTA DE TABLAS
Tabla 1. Cantidad de fragmentos diagnósticos por tipo discriminados por
formas en los distintos niveles del corte 1 del sitio de San Isidro…………Pág.43
Tabla 2. Distribución de los tipos cerámicos en la muestra de San Isidro por
niveles……………………………………………………………………..…….Pág.48
Tabla 3. Cantidad de fragmentos de cerámica por técnicas de decoración,
discriminado por tipos en cada nivel del corte 1 de San Isidro………….Pág.49
Tabla 4. Distribución de los tipos cerámicos en el corte 1 de Cacaramoa por
niveles……………………………………………………………………………Pág.52
Tabla 5. Cantidad de fragmentos cerámicos diagnósticos de forma en cada
nivel y por cada tipo del corte 1 de Cacaramoa…………………………..Pág.53
8
Tabla 6. Cantidad de fragmentos por técnica de decoración y tipo en cada nivel
para el corte 1 del sitio de Cacaramoa……………………………………….Pág.54
Tabla 7. Distribución de los tipos cerámicos por nivel en el corte 2 del sitio de
Cacaramoa………………………………………………………………………Pág.56
Tabla 8. Distribución de tipos cerámicos por cuadrantes y niveles para el corte
2 de Cacaramoa. Convenciones……………………………………………...Pág.58
Tabla 9. San Isidro-Corte 1. Resultados con frecuencia absoluta (F) y
porcentajes (%) de los minerales identificados en el Corte 1 de San Isidro, por
tipo cerámico…………………………………………………………………....Pág.66
Tabla 10. Cacaramoa-Corte 1. Resultados con frecuencia absoluta (F) y
porcentajes (%) de los minerales identificados en el Corte 1 de Cacaramoa, por
tipo cerámico…………………………………………………………………....Pág.76
LISTA DE ANEXOS
Anexo 1. Sitios arqueológicos en litoral central del Caribe entre 650-1500 DC.
Anexo 2. Descripción minerales identificados en el análisis petrográfico.
Anexo 3. Descripción tipológica de la cerámica del sitio de San Isidro.
Anexo 4. Análisis petrográfico - Composición mineralógica de los tipos
cerámicos definidos para el sitio de San Isidro.
Anexo 5. Descripción tipológica de la cerámica del sitio de Cacaramoa.
Anexo 6. Análisis petrográfico - Composición mineralógica de los tipos
cerámicos definidos para el sitio de Cacaramoa.
Anexo 7. Análisis de formas fragmentos diagnósticos- sitio de San Isidro
Anexo 8. Análisis de formas fragmentos diagnósticos- sitio de Cacaramoa
Anexo 9. Catálogo fotográfico – Tipología de San Isidro
Anexo 10. Catálogo fotográfico – Tipología de Cacaramoa
Anexo 11. Decoraciones en material cerámico presentes en sitio de San Isidro
Anexo 12. Decoraciones material cerámico presentes en sitio de Cacaramoa
9
I. PRESENTACIÓN
En 1533, Pedro de Heredia, representante de la Corona española y
fundador de la ciudad de Cartagena, emprendió el viaje que llevaría a la
conquista de las llanuras de la costa Caribe colombiana. Su periplo, descrito
por Gonzalo Fernández de Oviedo en su Historia general y natural de Las
Indias (1535), resulta de especial valor histórico ya que describe los pueblos
indígenas que él y sus acompañantes encontraron a su paso. A pesar de los
escasos detalles sobre los modos de vida de los nativos, salta a la vista la gran
cantidad de grupos que poblaban la zona para el siglo XVI y la diversidad que
caracterizaba lo que hoy corresponde a los territorios de los departamentos del
Atlántico y norte de Bolívar.
En el mismo texto de Oviedo, se hace mención de un detalle particular:
dice el cronista que todos los indios que ocupaban las tierras comprendidas
entre el Canal del Dique, el Rio Grande de la Magdalena y la costa antillana
recibían el nombre de Los Mocaná (Blanco 2011; Escalante 2002). Acerca de
la distribución e identificación de este grupo se ha dependido exclusivamente
de los documentos etnohistóricos y de los estudios lingüísticos, que incluso
sugieren la existencia de varios (sub)grupos dentro de éste mismo a partir de
una visión crítica del proceso de colonización (Herrera 2002) y la existencia de
distintas familias lingüísticas en la región por los menos desde el siglo X d.c.
(Trillos 2001; Mendoza 1994; Rivet 1947).
Es necesario entonces acudir a otras líneas de evidencia que permitan
aclarar el panorama acerca de la ocupación de esta porción del territorio del
Caribe colombiano en los últimos siglos anteriores a la llegada de los
españoles. En este sentido, la cerámica se constituye en una evidencia directa
de la ocupación del territorio por parte de grupos humanos en el pasado. Su
caracterización estilística y variabilidad permite a los arqueólogos trazar
secuencias cronológicas y de distribución en el espacio que, a su vez, dan
pistas sobre la existencia de unidades culturales y de las relaciones entre estas
(Hodder 1978). De esta forma, apelar a la evidencia arqueológica,
específicamente al material cerámico, podría aportar un elemento adicional
para indagar acerca de la identidad de estos grupos y su distribución antes del
10
contacto con los españoles, particularmente, en el periodo comprendido entre
el 800 d.c.-1500 d.c.; así, se podría contribuir a la discusión sobre la diversidad
cultural en el periodo prehispánico y a la adquisición de un mayor
entendimiento de las relaciones sociales entre comunidades en los años
previos a la conquista.
Cabe aclarar que aunque numerosos trabajos arqueológicos han tenido
lugar en el área antes mencionada (Ángulo 1951, 1978, 1981, 1983, 1988,
1989, 1997; Langebaek y Dever 2000, Ramos y Archila 2009, Ramos 2010;
Reichel-Dolmatoff 1954a, 1954b, 1974, 1985), las preguntas que han orientado
el análisis cerámico se han concentrado en la definición de tipologías como
indicadores cronológicos o como evidencia de modos de subsistencia, y en
consecuencia poco conocemos sobre la etnicidad, interacciones o posibles
relaciones entre los grupos que ocupaban la zona. Respecto a estos últimos, la
correspondencia con el material cerámico sigue siendo confusa y limitada a
ciertas áreas, de ahí que una comparación transversal resulta imperativa para
determinar la identidad y las relaciones entre ellos.
En los sitios arqueológicos de San Isidro y Cacaramoa, ubicados en el
departamento del Atlántico –municipio de Sabanagrande-, se recuperó una
muestra de 4537 fragmentos de cerámica. Dichos sitios fueron excavados
dentro del programa de investigación Arqueología, Adaptación y Medio
Ambiente en el Caribe colombiano a cargo de la arqueóloga Elizabeth Ramos1
dentro del cual se encuentra contemplada la presente investigación. El análisis
de los fragmentos servirá como base inicial para un ejercicio clasificatorio y
comparativo en el que se definirán posibles marcadores étnicos o identitarios
presentes en la evidencia cerámica, de manera que se contribuya a la
discusión acerca de la presencia de distintos grupos en el territorio del
departamento del Atlántico durante el formativo tardío (800d.c-1500 d.c.)2 y a
debates futuros sobre la identidad de los mismos.
1 Profesora asociada del Departamento de Antropología de la Universidad de Los Andes.
2 Se entiende el formativo tardío como una unidad cronológica y no analítica, que se extiende desde el S
IX hasta el S XV. El uso del término no implica para este caso la presencia de cultivo intensivo de maíz
y/o formas de centralización o manejo administrativo de los recursos usualmente asociados al término
(Langebaek 2000:18).
11
Bajo esta perspectiva, es necesario preguntarse: ¿Cómo podrían
clasificarse los conjuntos cerámicos de los sitios de San Isidro y Cacaramoa?
¿Cuál es la relación entre las tecnologías cerámicas de ambos sitios? ¿Arrojan
los resultados del análisis cerámico algunos elementos que permitan contribuir
a la discusión sobre la existencia de una(s) unidad(es) étnica(s) dentro del
territorio atribuido a Los Mocaná, en el periodo del 800 d.c. -1500 d.c.?
12
II. ANTECEDENTES
El conocimiento acerca de los grupos que ocupaban el actual territorio
del departamento del Atlántico en tiempos prehispánicos, específicamente en
periodo del siglo IX d.c. al siglo XVI d.c., no es concluyente. Las tres fuentes
utilizadas para determinar la cantidad y diversidad de grupos que alguna vez
ocuparon las llanuras entre el Canal del Dique y el río Magdalena, es decir, las
crónicas y registros etnohistóricos, los estudios lingüísticos y los trabajos
arqueológicos, se contradicen más a menudo de lo que se asemejan. A
continuación se presentarán las pistas que han aportado cada una de estas
líneas, haciendo particular énfasis en los aportes desde la arqueología, que en
gran medida se ha basado en las otras dos fuentes como punto de inicio para
sus investigaciones acerca de los grupos que ocupaban esta porción del
Caribe colombiano en el último periodo anterior a la conquista.
Las fuentes etnohistóricas y la visión española
En las fuentes etnohistóricas que relatan la campaña liderada por Pedro
de Heredia, al menos 21 pueblos de indios fueron registrados en su paso
desde Cartagena hacia lo que luego se conocería como la Provincia de
Tierradentro (Tovar 1993, Tovar 1997, Friede 1960). Si bien algunos cronistas
los denominan a todos como parte de Los Mocaná –entre ellos Oviedo (1535) y
Fray Pedro Simón (1626)- otros documentos sólo mencionan los distintos
pueblos y sus caciques, haciendo énfasis en la existencia de numerosos
poblados y confederaciones de cacicazgos que sostenían alianzas y guerras
que fueron aprovechadas por los españoles en su campaña –como Fernández
de Enciso (1519), López de Gomara (1552), Cieza de León (1553) y Juan de
Castellanos (c.a.1586)-. Cabe resaltar que el interés de estos primeros textos
era describir la empresa conquistadora y la incursión a los nuevos territorios
para engrandecer la riqueza de la Corona y a los mismos conquistadores. Las
descripciones de los pobladores del Nuevo Mundo eran cortas, y se detenían
en observaciones sobre sus líderes, su economía, su fisionomía o sobre su
carácter -que en caso de ser violento servía de argumento para justificar la
conquista- (Langebaek 2009; Tovar 1993; Sauer 1969).
13
En este punto encontramos una disyuntiva respecto al tamaño de la
población o poblaciones que los españoles encontraron a su paso. De acuerdo
con Fernández de Oviedo (1535), a quien Hermes Tovar cita en su libro
Relaciones y Visitas a los Andes SXVI, había una población abundante, una
unidad lingüística, poderosos señores rodeados de una población
impresionante y que no ofrecieron resistencia inmediata (Tovar 1993:36). Sin
embargo, se han presentado otras versiones como la de Pedro María Revollo
(pbro.) (1932) que cita las cartas que Pedro de Heredia envió al rey (1533-
1534), en calidad de gobernador de la provincia de Cartagena; en estas
afirmaba que a cada legua o cada dos leguas habían encontrado poblaciones
muy grandes y al menos unas seis lenguas distintas, además de que sí habían
experimentado una fuerte resistencia por parte de los nativos (Otero D’ Costa
1983: 49).
Revollo discute esta versión en su libro Nombres geográficos indígenas
en el departamento del Atlántico en donde afirma que la poca cantidad de
lugares hallados con nombres indígenas en el territorio que hoy día
corresponde al departamento del Atlántico demuestra que estaba poco poblado
en la época del descubrimiento y conquista (1932: 2). Las versiones de Oviedo
y de Heredia también pueden ser discutidas dado que era de su interés
particular presentar a las poblaciones como significativas para la corona en
términos de cantidad de tributarios y riquezas, para así justificar el reparto de
tierras y sometimiento indígena a su favor (Conde 2002: 49).
A esta controversia se suman otros documentos que apoyan la versión
de una población pequeña y dispersa por el territorio en cuestión, como la
Relación que da el adelantado de Andaboia de las tierras y provincias que
abaxo se ara mención de Pascual de Andagoya (1539), quien pasó por estas
tierras en 1519 de camino a Santa María la Antigua del Darién y registró:
“la provincia de Cartagena, cuando Pedraryas paso por aquella
costa…avía ya pocos indios y ansi ay tan pocos que dudo
poderse conservar aquella tierra, nunca tuvo muchos indios en
ella porque la tierra es montuosa, estéril y malsana tierra baja
anegadiza de pocos ríos y agua dulce” (Tovar 1993: 182-183)
14
De la misma manera, la carta al rey de Melchor Pérez de Arteaga del 26
de abril de 1561 acerca de sus “visitas de la tierra”, consignaba que los
naturales vivían “derramados y esparcidos en los montes, sin orden de
pueblos” (Friede 1975: t. IV, pp. 175)3. Finalmente, los registros de las primeras
encomiendas que se realizaron en la región dan cuenta de una población
menor de tributarios (Tovar 1993: 388, Herrera 2010:217) que fue declinando a
través de los años y que obligó a Pérez de Arteaga a reducir los pueblos de la
provincia de Cartagena de 52 a 22 en el año de 1560 (Conde 2002:52).
Además del tamaño indeterminado de la población que recibió a los
españoles en 15334, se suma a este debate la unidad o diversidad que
caracterizaba este grupo. Como lo anotó Oviedo cuando llegaron a la Isla de
Codego, en la bahía de Cartagena, cuatro caciques controlaban este territorio,
y aparentemente uno de ellos sobresalía en importancia (Oviedo 1959: 145).
De esto se generan preguntas acerca de si se trataba de una confederación de
cacicazgos, y si esta tenía alguna relación étnica con comunidades de tierra
firme (Tovar 1993:34). Sin embargo, el mismo autor ofrece después una
respuesta. Según Oviedo, los grupos que encontraron en la bahía y costas de
Cartagena se diferenciaban de aquellos que se encontraban en Turbaco y en
las llanuras del interior, por el carácter guerrero y espíritu belicoso de estos
últimos. Fue su resistencia y agresividad la que llevó al desastre de la
expedición hacia tierra firme desde el Urabá -comandada por Alonso de Ojeda
en 1504- y que culminó en la muerte de Juan de la Cosa (Tovar 1993: 32).
La presentación en las crónicas de algunos de los pueblos que
encontraron en esta campaña como caribes -por su carácter guerrero- y como
arahuacos -por su carácter pacífico- debe ser también puesta en duda. Para el
tiempo en que Oviedo describe la campaña de Heredia de 1533 existía hace
3 A pesar de la aparente dispersión de los pueblos a la llegada de los españoles, podría afirmarse a partir
de las mismas crónicas (ver Friede 1955: 24), que se referían a pueblos nucleados o seminucleados pero
que se erguían de manera desigual por la topografía y vegetación variables. Las viviendas generalmente
eran levantadas en las lomas o las partes altas, ya que las tierras bajas eran demasiado anegadizas (Arrieta
y Hernández 2006: 71). 4 Cabe aclarar que el descenso de la población fue anterior a esta fecha ya que se tiene registro de
expediciones anteriores que llegaron a estas costas en busca de mano de obra y esclavos, en los que la
población se diezmaba poco a poco (Gómez Pérez 1974: 2).
15
treinta años la licencia para sojuzgar, capturar y vender indios que se
resistieran a la pacificación (Tovar 1993: 23). Este argumento fue aprovechado
para obtener mano de obra y tributos tildando a muchas comunidades de
bárbaros y violentos sin que necesariamente correspondiera esta descripción
con la realidad. Aún así, es de resaltar que reconocen diferencias entre grupos
de la costa y el interior, más aún con los que se encontraban en el Valle de
Santiago y en el camino hacia el Rio grande de la Magdalena –actual territorio
del departamento del Atlántico-; aunque en ambos casos mencionan la
existencia de señoríos con pueblos grandes y pequeños bajo el mando de
caciques (Oviedo 1959: 153), separados entre sí por apenas una o dos leguas
(Friede 1960: 20).
La anotación de líderes por parte de los españoles revela a su vez que
los pueblos indígenas presentaban algún tipo de estratificación social y estaban
regidos por poderes locales que parecen indicar algún tipo de unificación
política, como los encontrados en las cercanías de Cartagena con el cacique
de la Isla de Carex (Tierrabomba), que tenía varios pueblos subordinados en el
área de Galerazamba (donde el cacique Cambayo de Mahates lideraba a los
indios del Valle de Santiago) y en cercanías a Tubará (donde el Cacique
Cipacua protegía a los nativos de Oca o Cocapia) (Arrieta y Hernández 2006:
73). Vale la pena mencionar que algunas comunidades que ocupaban la región
del Bajo Magdalena en el siglo XVI no tenían “señores naturales” (Tovar 1998:
110, Fernández Madero 1983:147), aunque las que parecían tener caciques de
importancia se localizaban en el área de Turuaco, Malambo, Cacaramoa,
Baranoa y Mahates (Tovar 1988: 111).
Por otra parte, las guerras que resaltan entre los distintos pueblos que
van encontrando a su paso –y que utilizan a su favor para conquistar ciertos
territorios de la mano de alianzas ocasionales- resultan también de especial
interés en la medida que proponen fraccionamientos -de ser una unidad que
agrupa a todos los pueblos mencionados de acuerdo a la visión española- o
por el contrario, revelan la existencia de distintas unidades culturales que
disputaban territorios a la llegada de los conquistadores (Tovar 1993, Arrieta y
Hernández 2006).
16
Finalmente, las fuentes etnohistóricas brindan unas últimas pistas de las
relaciones y contactos entre los diferentes grupos indígenas que encontraron a
su llegada. Pedro de Heredia, en una de sus cartas al rey, evidencia la relación
filial y comercial entre los indígenas de las dos bandas del Río Magdalena:
“En la rivera del Río Grande de la Magdalena, que pasa entre la gobernación de Cartagena y la de Santa Marta viven muchos indios así por la una parte como por la otra, y los unos traen sus labranzas y granjerías en una banda del río y los otros en la otra y se contratan y tienen deudos y parientes y amigos y vasallos los de esta gobernación y la otra en la otra, y lo mismo tienen en todas las islas que el río hace” (Friede 1955: 179)
La descripción del río como un sitio de encuentro se reafirma en la
relación de viaje de Fernández de Oviedo cuando describe la llegada de Pedro
de Heredia y su hueste al río Magdalena. Allí encontraron una especie de
puerto donde los indígenas de la gobernación de Santa Marta tenían dos
canoas llenas de camarones y venían a trocarlas por sal y otras mercancías
como tejidos (Oviedo 1959: 289). En esta área posiblemente convergieron
indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, zenúes y malibúes en el
intercambio de oro, sal, alimentos y tejidos (Arrieta y Hernández 2006: 97), lo
que hace de la margen ribereña del río Magdalena –lugar en donde se ubican
los sitios de San Isidro y Cacaramoa, en la banda occidental- un punto de
encrucijada de diferentes grupos y por lo tanto, un área especialmente sensible
para el estudio de la etnicidad e interacción desde su dimensión material, como
pretende la presente monografía.
Entre los arahuacos y los malibúes: el aporte de la lingüística
La incertidumbre que despiertan los documentos etnohistóricos acerca
de la ocupación humana del territorio en tiempos prehispánicos se suma a
aquella que presentan los estudios lingüísticos. Basados en las crónicas y los
catálogos de lenguas amerindias (Porras 1954: 13), los lingüistas afirman la
presencia de las familias lingüísticas chibcha, arahuaca, karibe y chocó en el
Caribe colombiano. Existen varias teorías acerca de la llegada de las diferentes
familias por distintas rutas pero se destacan en proporción la estirpe arahuaca
–que se extendía desde la península de la Guajira hasta las bocas del
Magdalena y la Serranía del Perijá-, la estirpe chibcha en la Sierra Nevada de
17
Santa Marta, la estirpe caribe en el río Magdalena y la Serranía del Perijá, y la
llamada estirpe malibú –ubicada en el delta del Magdalena y alrededores, así
como en la depresión momposina (Trillos 2001) 5.
Las áreas de influencia de las distintas estirpes se superponen y llevan a
pensar que existieron influencias e hibridaciones de lenguas en algunos grupos
que ocupaban la Provincia de Tierradentro – hoy departamento del Atlántico.
Su multiplicidad en el área del litoral central demuestra el multilingüismo que
caracterizaba la zona. Dicha área en particular estaba ocupada por dos grupos
prehispánicos –los mocanás y los calamaríes- de las familias lingüísticas
Malibúes y Caribes respectivamente, que a su vez engloban 8 subgrupos, cada
uno con una lengua distinta (Trillos 2001)6. Sin embargo, otros lingüistas sitúan
a los Mocanás como miembros de la familia lingüística arahuaca o de la familia
karibe (Mendoza 1994).
Sin necesidad de profundizar en el debate lingüístico, la clasificación de
los mocanás como una lengua perteneciente a la familia arahuaca, karibe o
malibú deja entrever la presencia de varios grupos en la zona de la llamada
Tierradentro a la llegada de los españoles y la dificultad de determinar la
unidad o fraccionamiento lingüístico –y probablemente cultural- de los mismos.
El aporte de la arqueología en el Bajo Magdalena: El Formativo
Tardío en el departamento del Atlántico
Las investigaciones arqueológicas que se han realizado en el
departamento del Atlántico van más allá de la evidencia histórica y lingüística
en la medida en que revelan los modos de vida, distribución en el espacio y
posibles relaciones de los grupos prehispánicos de esta región. Se presentará
a continuación una revisión de los estudios arqueológicos que se han realizado
en el departamento del Atlántico, correspondientes al periodo Formativo
5 Los malibúes guardan una estrecha relación con la estirpe arawaca pero por falta de información se ha
conservado como una familia lingüística independiente (Trillos 2001, Rivet 1947). 6 Para los Mocanás, Trillos ubica 5 subgrupos: Mocanás, Malambos, Cipakuas, Cornapakuas y Tubaráes;
mientras que para los Calamaríes hay 3 subgrupos: Bocingueros, Calamaríes y Turbacos. Los primeros se
ubican en el oriente de Cartagena-Bocas del Magdalena y los alrededores de los actuales municipios de
Malambo, Cirbaco, Baranoa y Tubará; mientras que los segundos se ubican en el área de la Sierra Nevada
hacia el Bajo Magdalena, los alrededores de Cartagena y el nororiente del departamento de Bolívar
(Trillos 2001:64).
18
Tardío, y la forma en que han aportado a la discusión acerca de la unidad o
diversidad cultural de los llamados Mocanás.
Cabe detenerse un momento en el concepto del Formativo Tardío y
aclarar la forma en la que será entendido en la presente monografía. El término
acuñado por Reichel-Dolmatoff (1986, 1974) a partir de sus excavaciones en
Momil, hace alusión a la etapa en donde se pasó de la reproducción vegetativa
a la siembra propiamente dicha, específicamente de maíz, que desplazó en
gran medida los cultivos de yuca y el consumo de recursos acuáticos. Este
proceso implicó un modo de vida aldeano sedentario, un crecimiento de
producción que desembocó a su vez en un aumento demográfico y una mayor
complejización social -que se tradujo en la estandarización de vasijas y su
mayor elaboración, además de la presencia de adornos asociados a algún tipo
de jerarquía (Reichel-Dolmatoff 1986:76).
Las evidencias arqueológicas que soportan la adopción del maíz como
base de la dieta de los pueblos del Formativo Tardío son problemáticas, más
aún su correlación con el crecimiento, la complejización social y la expansión
de los pueblos que lo adoptaron (Langebaek 2000, Rodríguez 1995, Cooke
1992, Carter 1971). La presencia de maíz en sitios arqueológicos más antiguos
y las analogías etnográficas que soportan la teoría de la colonización maicera –
a partir del uso de metates, budares, platos y parafernalia chamánica de
pueblos amazónicos (Reichel-Dolmatoff 1986)-; han puesto en duda los
elementos que caracterizan este periodo y su división en temprano, medio y
tardío.
No obstante las debilidades encontradas en el Formativo Tardío como
unidad analítica, en el presente trabajo mantenemos el nombre para hacer
referencia a un periodo cronológico, específicamente entre el 800d.c.-
1500d.c.7. Esto no se traduce en la presencia de todos los elementos utilizados
tradicionalmente para su definición, sino que más bien hace referencia a la
época inmediatamente anterior a la llegada de los españoles, en la que el
cultivo se posiciona como el modo de producción principal –sin que esto
7 Este periodo, entre el siglo IX d.c. y el S XVI d.c. fue escogido por abracar las fechas de ocupación de
los sitios que entraran en el presente estudio.
19
signifique el abandono de otras fuentes de alimento, por lo que hablaríamos de
una economía mixta- y donde existían formas de organización social más
complejas que revelaban algún tipo de centralización o jerarquía (Langebaek
2000: 20). La dependencia del maíz o su papel determinante en la
complejización de las sociedades del Bajo Magdalena durante el periodo
referido no será el atributo principal para definir esta etapa.
Ahora bien, gran parte de las investigaciones arqueológicas realizadas
en esta región del Caribe colombiano se ocuparon de la definición y
descripción de tipos cerámicos que permitieron crear una cronología para la
región del Bajo Magdalena y el litoral central del Caribe. Los primeros trabajos
arqueológicos en dicha zona son los de Gerardo y Alicia Reichel-Dolmatoff
(1954a, 1954b), quienes en la década de los 50 realizaron recolecciones de
superficie y cortes en Tamalameque, Ciénaga de Zapatosa, Plato, Tenerife y
Zambrano – en los departamentos de Bolívar, Magdalena y César-8.
Posteriormente, el arqueólogo Carlos Angulo Valdés, responsable de la mayor
parte de las investigaciones arqueológicas realizadas en el departamento del
Atlántico, utilizó la metodología de la seriación para definir tradiciones
culturales9 y estilísticas (series) a lo largo del departamento. Esta metodología
consiste en un conteo estadístico de tipos o conjuntos definidos a partir de
sitios estratificados, cuya distribución y frecuencia espacial y temporal permite
identificar la intensidad de la producción y plantear esquemas cronológicos
para una región. Dichos tipos son relacionados a grupos culturales por
considerarse discretos entre sí (Angulo 1981).
Siguiendo el método de seriación, Angulo identificó tradiciones
reconocidas en la literatura arqueológica como la de Malambo (1120 A.C.-
680d.c.) y los Mangos (su fase más temprana). Él realizó análisis descriptivos
en función del objetivo cronológico de su estudio, lo que derivó en la
8 Cabe decir que los sitios encontrados por los Reichel-Dolmatoff en años posteriores se concentran en la
parte del litoral costero hacia el departamento de Bolívar y Magdalena y tienen fechas más tempranas de
las que conciernen a este estudio por lo que no fueron incluidas en el marco teórico (entre estos Monsú,
Puerto Hormiga, Canapote y Barlovento) (Archila 1993, Groot 1989). 9 La tradición cultural para Angulo se define como una unidad clasificatoria en la cual se incorporan los
valores de una cultura dentro de un ámbito geográfico delimitado y se transmiten de una generación a otra
dentro de un tiempo determinado (Angulo 1981).
20
acentuación del argumento tipológico en la región y la tendencia a un
aislamiento entre las distintas tradiciones culturales que iba definiendo (Oliver
1989).
No obstante, para los sitios arqueológicos ubicados en las
inmediaciones de la Ciénaga Grande de Santa Marta10 (siglos IV Y XI d.c.)
Angulo discutió posibles contactos culturales entre esta, la Sierra Nevada de
Santa Marta y el curso Bajo del río Magdalena dadas las similitudes que
encontró en el material cerámico (1978, 1988b). Esta evidencia confirma la
alusión hecha en los registros etnohistóricos de la Ciénaga Grande de Santa
Marta como un punto de intercambio entre los indígenas de la Sierra Nevada
de Santa Marta y los pueblos de las llanuras, donde se intercambiaban
moluscos, sal, textiles y cerámicas (Angulo 1988). También excavó algunos
sitios ubicados en la Serranía del Caballo (siglos IX-XIII d.c.) (Angulo 1988)- y
en el Valle de Santiago (siglos X-XVII d.c.) (Angulo 1951, Angulo 1983)- en
donde se identificaron grupos agricultores que compartían rasgos a nivel
cerámico y en los patrones de enterramiento, por lo que propuso que habían
estado en contacto, pero sin ahondar en el tipo de interacciones.
Ya en la década de los 90´s, Angulo realizó una recolección de
superficie de largo alcance en gran parte del departamento del Atlántico con el
propósito de definir sitios arqueológicos potenciales y superar la concentración
de sitios en áreas lacustres. Prospectó 42 sitios y, a partir de los tipos
cerámicos decorados presentes en cada uno, definió cuatro complejos
cerámicos11 que coinciden con las cuatro regiones ambientales12 (Angulo
1997), esfuerzo que representa una primera aproximación acerca de la
ocupación de este territorio en tiempos prehispánicos.
10
Entre los sitios encontrados están los sitios de Jagüeyes, Mina de Oro, Palmira y la Isla de Salamanca
para los siglos IV-VI d.c. y los sitios de Tasajero, Loma de López y Cecilio para los siglos X-XI d.c.
(Angulo 1978). 11
Complejo cerámico para Angulo es un conjunto de motivados asociados en el tiempo y en el espacio
dado (Ramos y Archila 2009:80). 12
Las regiones identificadas por Angulo son: Río Magdalena –Canal del Dique, Costa, Colinas y tierras
llanas del interior. (Angulo 1997).
21
Además de Angulo, la mayoría de las excavaciones que se han llevado
a cabo en el departamento desde la década de los 90 corresponden a la
arqueología de rescate, y han sido realizadas en el marco de estudios de
impacto ambiental de obras de infraestructura (Botero 2006; Baquero 2003,
1996; Arcila 2001; Langebaek y Dever 2000; Otero 1998). Sin embargo, las
preguntas que han orientado estos estudios se han centrado en otros temas
tales como cronologías del área, tipologías basadas en aspectos tecnológicos y
de disponibilidad de materiales, adaptación del medio ambiente o
adopción/desarrollo de la agricultura, entre otros.
Más recientemente, Ramos y Archila (2009) realizaron un trabajo de
arqueología regional sistemática en el municipio de Tubará con el objetivo de
indagar acerca de los procesos de desarrollo sociocultural y su relación con las
economías de subsistencia. Aquí, la cerámica es analizada a partir de sus
atributos físicos, y la correlación de las decoraciones con las formas de las
vasijas13. En este caso, el análisis cerámico permitió proponer una ocupación
continua por parte de las mismas poblaciones (2009:85). Finalmente, sugieren
hacer estudios acerca de la ocupación del territorio a partir de la distribución y
características del material cerámico que permitan plantear identidades
culturales en el registro arqueológico (2009:86).
Apoyado en el marco cronológico y tipológico que se ha desarrollado a
través de los años en la región, el presente trabajo propone, en primer lugar,
una clasificación de tipología cerámica para los sitios de San Isidro y
Cacaramoa, y en segundo lugar, busca identificar en el material cerámico
algunas evidencias relacionadas con la presencia de distintos grupos étnicos
en la región. De este modo se espera promover la discusión acerca de la
etnicidad y la interacción social en el periodo prehispánico en esta área del
Caribe colombiano.
13
Asociación que no fue utilizada por Angulo, quien basó su propuesta tipológica en fragmentos con
algún tipo de decoración.
22
Figura 1. Pueblos de indios en el Partido de Tierradentro durante los tiempos prehispánicos y en los siglos XVI y XVII.
En rojo pueblos mencionados. Tomado de BLANCO BARROS, José Agustín (2011). Pág. 65.
23
Figura 2. Algunos de los sitios arqueológicos mencionados en el documento. En el mapa
aparecen los departamentos de Bolívar, Atlántico, Magdalena, Cesar y Córdoba con sus
respectivas capitales.
24
III. MARCO TEÓRICO Y ALCANCES DE LA INVESTIGACIÓN
Sin un panorama claro acerca de los grupos que habitaban el área, otras
líneas de evidencia se hacen necesarias. Es ahí donde la arqueología puede
jugar un papel fundamental en la reconstrucción de la diversidad cultural
prehispánica en la región y donde la investigación de los sitos de Cacaramoa y
San Isidro tiene especial relevancia. El concepto de etnicidad desde esta
disciplina es trascendental para entender la forma como se plantea esta
reconstrucción.
La definición de dicho concepto desde la arqueología se apoya en gran
medida en la premisa que sostiene que la similitud que guardan ciertos objetos
se traduce en una ‘identidad’ compartida (Hodder 1977, 1978, 1982, 1993). La
forma en que se ha interpretado la homogeneidad o similitud de conjuntos
cerámicos a través de la historia se ha transformado conforme se ha
modificado el concepto mismo de etnicidad. A pesar de los nuevos elementos
que se añaden a la discusión -conforme se complejiza la forma en que
entendemos las relaciones humanas y su manifestación material-, el centro del
debate siempre ha girado en torno a la diferenciación de grupos humanos en el
registro arqueológico, la interacción e intercambios entre los ellos (Götz 2011:
223), y finalmente –citando a Herbert- a la aproximación a cómo las gentes del
pasado se pensaron distintas unas de otras (Herbert 2003:105).
Dentro de la arqueología, el concepto de etnicidad ha tenido una larga
trayectoria en la que se pueden identificar tres puntos de inflexión, que
corresponden con las tres grandes perspectivas teóricas de la disciplina. En un
principio, fue precisamente la arqueología la que impulsó la fuerte relación con
nociones esencialistas en las que la raza, la lengua y la nación se convirtieron
en términos equivalentes al de etnicidad. La equiparación simple entre un
‘pueblo’, ‘una lengua’ y una ‘cultura arqueológica’ correspondía a la definición
de una etnia como un grupo estático y homogéneo en el tiempo y en el espacio
(Götz 2008). La definición de la cultura arqueológica de V. Gordon Childe como
“un conjunto constantemente recurrente de artefactos en el tiempo y en el
espacio” (Childe 1929: V-VI, citado por Götz 2011:221) derivó en una
interpretación del pasado como una sumatoria de pueblos y culturas, que
25
curiosamente correspondían con los regímenes totalitarios nacientes en la
Europa de principios del siglo XX.
Los esfuerzos por clasificar el material cerámico siguiendo criterios
cronológicos y estilísticos fueron fundamentales para entender la dispersión de
ciertos grupos en el espacio y los posibles contactos que pudieron haber
sostenido entre ellos en el pasado – asumiendo en ese entonces que las
tipologías cerámicas desarrolladas eran equivalentes a etnias o culturas. De
esta manera, la historia-cultural construye clasificaciones extensas que
reconocen áreas culturales a partir de patrones estéticos comunes que, se
presume, son compartidos a partir de un contacto o intercambio entre pueblos
(Langebaek 2003: 80). Las teorías difusionistas que acompañan estos análisis
determinaban no sólo áreas comunes sino puntos de origen que permitían
‘rastrear’ el surgimiento de una tradición y por lo mismo, las raíces ancestrales
que tanto servían a los intereses románticos en la formación de los estados
nacionales.
Los estudios antropológicos y sociológicos sobre etnicidad e identidad
que se hicieron en las décadas siguientes sugirieron una visión dinámica y
situacional de los grupos étnicos, caracterización que añadiría retos a la
disciplina arqueológica dado que debía considerar diferentes factores que
influían en la transformación y variabilidad del registro, más allá de las teorías
difusionistas. A la luz de un concepto diferente de etnicidad, la llamada Nueva
Arqueología tildó a la interpretación normativista de la cultura de especulativa e
irresponsable, al hacer una asociación directa entre culturas arqueológicas y
las etnias (Binford 1962); por esto, abandonó en gran medida la discusión
sobre etnicidad, al considerarla obsoleta.
Cabe detenerse un momento en la transformación que sufrió el concepto
de etnicidad durante la década de los 60’s y los 70’s, contexto significativo ya
que fue una época que se caracterizó por procesos de descolonización e
independencia que suscitaron un interés renovado en esta discusión. El mayor
exponente de este cambio sería el sociólogo Frederik Barth, quien propondría
dos perspectivas para definir la etnicidad: 1) la perspectiva primordialista o a
priori, que defiende que el sentimiento de pertenencia a un grupo es innato, y
26
2) la instrumentalista o a posteriori, en la que la identidad étnica puede ser
adoptada por decisiones de tipo económico y político (Barth 1969: 13). Así
pues, la afirmación de la etnicidad como una forma de identidad sujeta a
cambios motivados por el mismo grupo o por presiones externas, sugería una
revisión de los criterios para plantear e interpretar las tipologías en el registro
arqueológico como parte de procesos fluctuantes, en los que las distinciones
étnicas no resultarían necesariamente del aislamiento de los grupos sino
precisamente de su interacción.
La etnicidad dentro del procesualismo fue considerada a partir del
debate sobre el estilo. De acuerdo a autores como Sackett (1977) y Wobst
(1977), ubicados dentro de esta perspectiva teórica, el estilo se entiende como
un mensaje codificado compartido por un grupo particular. Esta elección
consciente de motivos decorativos y formas en la elaboración de una cerámica
por parte de un grupo puede entenderse como una manifestación simbólica y
material de una identidad étnica (Runcio 2007). Además, los códigos
compartidos y transmitidos entre los miembros de un grupo definen los usos de
los artefactos, y por lo tanto regulan comportamientos y relaciones entre los
miembros del mismo grupo e intergrupales. El concepto de estilo cerámico
entendido dentro de este enfoque ´comunicacional´ resulta útil para interpretar
patrones espaciales y entender procesos de intercambio de información que
implican estrategias sociales particulares.
La propuesta procesualista no implicó abandonar totalmente la premisa
de la similitud como evidencia de una identidad compartida, sino que más bien
significó la incorporación de nuevos elementos en la definición de tipologías y
la comprensión de la etnicidad como una expresión de identidad ligada a unos
atributos limitados y que pueden ser manipulados. Así pues, esta perspectiva
busca asociar la variabilidad o aparición de dichos atributos en el registro como
la manifestación de la etnicidad en la cultura material y por ende, como una
forma de diferenciación o asimilación de grupos étnicos (Cardete del Olmo
2009, Wiessner 1983, Hodder 1982, Barth 1969).
La perspectiva posprocesualista añadió a este debate fuentes de
variabilidad en el registro que no habían sido contempladas dentro de la
27
discusión sobre etnicidad. La influencia de los estudios etnoarqueológicos y
sociológicos que inspiraron los cambios introducidos por los estudios
procesualistas sugirieron a su vez una visión más compleja de la identidad que
incluía al individuo y las diferentes formas en las que este podía asumir su
afiliación a un grupo social. Así, la variación en el registro cerámico podría
provenir no solamente de cambios en los códigos unificados compartidos por el
grupo o de las relaciones con otros grupos, sino de individuos/artesanos que
podían imprimir su sello personal dentro de los parámetros establecidos por su
grupo social (Götz 2011, Bentley 1987, Bourdieu 1972). A esto se añadieron
otras fuentes de diversidad que no responden solamente a la etnicidad como la
temporalidad, la disponibilidad de recursos, el medio ambiente, las tradiciones
locales de producción y ornamentación, las respuestas específicas a
demandas de función, los patrones de intercambio, el género, la ideología,
entre otros (Lucy 2005; Escallón 2005; Trigger 1996; Hodder 1993; Tilley 1992;
Schortman 1989; Wobst 1977).
Bajo esta perspectiva se entiende la etnicidad como el conjunto de
fenómenos sociales y psicológicos, asociados a una forma de identidad
compartida, que fundamenta una percepción de diferenciación cultural respecto
a otros grupos y a una ascendencia común; esto funciona como una base que
a su vez condiciona el comportamiento del grupo y se manifiesta en la cultura
material que produce (Jones 1997: 103, Trigger 1996). La definición de
fronteras frente a otros grupos diferentes hace parte del concepto: no obstante,
estos límites son dinámicos y flexibles dado que la etnicidad es una categoría
cambiante que se construye día a día (Lucy 2005: 101).
Así pues, la cultura material, como manifestación de la etnicidad, se
suma a la recurrencia de rasgos tecnológicos, sociales, ideológicos y de la
concepción y manejo del espacio como elementos que suponen un
comportamiento codificado, aprendido y compartido por un grupo. La
asociación directa entre estos rasgos ha sido cuestionada por estudios
arqueológicos y etnoarqueológicos que demuestran la flexibilidad de las
fronteras étnicas a partir del criterio utilizado por el investigador (Götz 2011,
MacEachern 2001; Jones 1997; Hodder 1982, 1978). Por lo tanto, la posibilidad
28
de que existieran o no solapamientos entre cultura material, lengua, parentesco
u otros aspectos, refleja la complejidad de las relaciones sociales en sus
distintas dimensiones y sugiere un estudio contextual en el que la etnicidad se
puede manifestar en distintos rasgos y que dependen de la muestra objeto de
estudio. Por lo tanto no se puede afirmar la existencia de marcadores
universales.
Para la región del Bajo Magdalena existen fuentes etnohistóricas,
etnográficas y arqueológicas que dan cuenta de diferencias en la materialidad
asociada a distintos grupos humanos de la región. Cabe destacar aquí el
estudio etnográfico de Gerardo Reichel Dolmatoff sobre la alfarería del Bajo
Magdalena (1951) en el que subraya las diferencias a nivel de forma, tamaño,
función y decoración de las vasijas cerámicas producidas en los municipios de
San Martín de Loba, Juana Sánchez, Bocas de Chími, Tacalasuma y Yatí. Este
trabajo se suma a los realizados por Angulo en las inmediaciones de la
Ciénaga de Santa Marta (1978) y el Valle de Santiago (1988) que fueron
discutidos en los antecedentes. Aunque la etnicidad no constituía el eje central
de los trabajos mencionados anteriormente, estos plantean los rasgos de la
cerámica que se encuentran ligados de manera más directa a una
manifestación de una identidad cultural y que permiten diferenciar ciertos
conjuntos de otros en esta región.
A partir de la definición de etnicidad que da Jones (1997) bajo la
perspectiva posprocesualista, en este trabajo se buscará identificar posibles
marcadores de etnicidad que den cuenta de elementos identitarios o
diferencias entre los sitios de San Isidro y Cacaramoa. La información para
evaluar estos otros escenarios está siendo proporcionada por los análisis de
otros materiales arqueológicos encontrados en ambos sitios (restos óseos de
fauna, restos óseos humanos, análisis de modificaciones y procesos
tafonómicos, entre otros (Ramos 2012)). Esto se entiende desde la definición
de etnicidad como una de las formas de identidad que pueden encontrarse en
la cultura material, al lado de otros elementos identitarios que hacen parte del
proceso de construcción social como la organización social, el poder, el trabajo,
la edad o el género (Jones 1997).
29
IV. OBJETIVOS E HIPÓTESIS
El presente trabajo propone una investigación que busca examinar la
presencia de marcadores o patrones asociados a etnicidad/identidad, desde el
análisis de los conjuntos cerámicos de los sitios de San Isidro y Cacaramoa,
con el fin de contribuir al entendimiento de las ocupaciones humanas en el
departamento del Atlántico a partir del periodo Formativo Tardío (800 D.C.-
1500 D.C.).
Más específicamente, busca proponer una clasificación cerámica inicial
para los sitios de San Isidro y Cacaramoa desde la que se realizará un análisis
comparativo entre ambos conjuntos cerámicos. El resultado de este estudio
será cotejado a su vez con otros sitios de la zona, teniendo en cuenta
cronologías y similitudes estilísticas (Ver Anexo 1, sitios arqueológicos del
Formativo Tardío en el Departamento del Atlántico).
La identificación de patrones que sugieran similitudes o diferencias entre
ambos conjuntos tendrá en cuenta las posturas ya expuestas en los
antecedentes de acuerdo a los documentos etnohistóricos, los estudios
lingüísticos y la evidencia arqueológica, que proponen la existencia de distintas
lenguas, intercambios comerciales y filiales y conflictos territoriales para la
región en el periodo de tiempo que aquí se contempla. En vista de estos
aspectos que indican interacción e intercambio en la zona para el periodo de
estudio, se plantean tres posibles escenarios en el análisis arqueológico
asociados con la identificación de marcadores en el material cerámico.
Estos escenarios hacen referencia a los comportamientos que podrían
predecirse bajo las condiciones descritas anteriormente, teniendo en cuenta
trabajos etnográficos y arqueológicos realizados con comunidades dispersas
que comparten una misma identidad étnica (Schortman 1989, Herbich 1987,
Sabloff 1986, Shennan 1986, Braun 1986, Morley et al. 1983); o con
comunidades de frontera que pertenecen a distintas etnias pero interactúan
frecuentemente. En estos comportamientos se exhiben elementos simbólicos
identitarios que distinguen los miembros de los grupos y/o la actividad que
30
desarrollan conjuntamente (Croucher y Wynne-Jones 2006, Stark 1998,
Maceachern 1998, Hodder 1982).
Así pues, se proyectaría un primer escenario donde las similitudes entre
ambos conjuntos a nivel estilístico se explican a partir de la afiliación que
ambos comparten y los integran bajo un mismo grupo, es decir, una identidad
étnica común. De esta manera el sitio de Cacaramoa sería una ocupación más
tardía del mismo grupo que habitaba en el sitio de San Isidro y que se dispersó,
expandiendo así su territorio.
El segundo escenario que podría plantearse, siguiendo los postulados
de la sociología cerámica (Whallon, 1968; Hill 1970; Longacre, 1970), partiría
del principio de que la similitud estilística entre grupos es proporcional a la
intensidad de la interacción entre sus miembros. De esta manera, si se
encuentran rasgos de forma recurrente en ambos conjuntos cerámicos se
podría pensar en la existencia de una interacción continúa o intensa entre
ambos grupos que derivaría en la adopción de estilos similares. Cabe aclarar
que el estilo cerámico no obedece exclusivamente a la interacción social, sino
que también resulta de factores ecológicos o ideológicos; entonces, la
recurrencia de rasgos no debe interpretarse necesariamente como el resultado
directo del contacto entre ambos grupos sin tener en cuenta la disponibilidad
de materias primas en el área.
Finalmente, se podría presentar un tercer escenario, donde a pesar de la
interacción social entre dos grupos, la cultura material se conserva diferente.
Este comportamiento permite mantener y definir límites sociales que reafirman
pautas de identificación propias a cada agrupación. Así pues, en situaciones de
conflicto o en sociedades con una estructura jerárquica fuerte, existe un interés
particular en la definición de límites y territorios que pueden ser atribuidos a las
distintas partes del conflicto o a clases sociales determinadas. Bajo esta
postura se esperaría encontrar rasgos en la cultura material que reforzaran
esas fronteras –junto con otros aspectos tales como la lengua, los patrones de
asentamiento, las vestimentas, entre otros (Miriam Stark 1998, Schortman
1989, Hodder 1982, Cohen 1969).
31
Bien sea el escenario que predice la similitud estilística de la cerámica a
partir de una afiliación compartida o una interacción intensa entre ambos
grupos; o aquel que afirma una diferencia entre ambos conjuntos a raíz de la
definición de fronteras -motivada por intereses económicos o políticos-, dichos
comportamientos contemplan los aspectos descritos para la región en el
periodo Formativo Tardío y se presentan como opciones probables que podrían
plantearse a partir de la identificación de elementos comunes o distintos entre
ambos sitios arqueológicos y su ubicación cronológica con respecto a otros
grupos en las tierras bajas del litoral Caribe.
32
V. METODOLOGÍA
La identificación de culturas, etnicidad o identidad en el registro
arqueológico es compleja y requiere de distintos marcadores o criterios que
permitan al investigador reconocer patrones o similitudes que puedan
traducirse como propios de un grupo más o menos definido. Cabe aclarar que
la complejidad en la interpretación proviene de varias fuentes, entre ellas la
naturaleza del registro –es decir, la presencia de tipos o estilos identificables o
claramente definidos-, la no-correlación directa entre una muestra y una
cultura, o la instrumentalización de la identidad como parte de una estrategia
política o económica que enfatiza fronteras que cambian a través del tiempo y
pueden no ser fácilmente identificables en el registro, entre otros (Hodder 1977,
1982; Shennan 1989). Todos estos aspectos deben ser tenidos en cuenta en el
análisis para dar respuesta a los distintos escenarios posibles, bien sea que
haya similitudes estilísticas entre los conjuntos de San Isidro y Cacaramoa o
que no puedan identificarse patrones definitivos que impliquen una identidad
compartida o relaciones entre ambos.
La premisa de la que se debe partir es que en todas las sociedades
humanas se establecen categorías culturales a las que se unen expectativas
de comportamientos específicos, que son esperados o reconocidos por los
miembros de un grupo en donde dichos comportamientos tienen lugar. La no
predicción del comportamiento de un individuo deriva en su identificación como
un extraño para los miembros de un grupo determinado (Rapoport 1982). Estos
comportamientos socialmente definidos son guías para la interacción
interpersonal y simbolizan unos códigos de identidad étnica compartida a partir
de valores y creencias similares, reflejo de una historia común (Barth 1969).
Sin embargo, existen algunos aspectos que son más usados que otros y
con los que los miembros de una agrupación se sienten más identificados.
Estas “identidades notables” (“salient identities”) de acuerdo a Schortman
(1989), no son inmutables y su prominencia puede variar conforme sucedan
cambios en las relaciones, por la disponibilidad y acceso a los recursos y/o la
interacción con los grupos circundantes (O’Brien 1986). Su manifestación a
nivel material permite la visibilización de la etnicidad y la membresía dentro de
33
un grupo, mientras que su recurrencia en el registro los define como notables o
efímeros.
Para Shortman (1989) los materiales recuperados que pudieran
clasificarse dentro de las categorías social, ideológica y proxémica deben ser
aquellos que se tomen en cuenta para la discusión acerca de etnicidad e
identidad. Estas categorías están asociadas a la esfera del comportamiento
que más probablemente refleja creencias, valores y estándares propios de un
grupo –es decir, cómo se percibe a sí mismo, al mundo social y físico a su
alrededor, y las acciones de los individuos miembros. Los artefactos que se
encuentran clasificados dentro de estas categorías se caracterizan por su alto
contenido simbólico, conscientemente seleccionado para aludir a una
pertenencia a un grupo específico. Por el contrario, el aspecto tecnológico y de
materiales de los artefactos se encuentra más relacionado con la adaptación al
medio ambiente y la disponibilidad de materias prima; por lo que serán los
primeros aspectos aquellos que pueden pensarse como factores que de más
directamente aluden a una identidad étnica. A pesar de que el aporte de los
elementos tecnológicos y de materiales de los artefactos se consideran menos
significativos que los aspectos simbólicos, estos deben ser tenidos en cuenta
en la investigación ya que, en algunos casos, pueden aportar información
fundamental que permite identificar fuentes de extracción de materiales que
podrían indicar contacto o patrones territoriales entre distintos grupos.
Teniendo en cuenta lo anterior, el análisis aquí propuesto debe partir de
la definición de criterios específicos que permitan establecer marcadores
asociados a etnicidad. En este caso las formas, tamaños, función y los motivos
decorativos e iconográficos son los elementos más diagnósticos ya que se
asocian más directamente a una identidad étnica compartida -pues implican la
transmisión de un conocimiento específico y la manifestación de una
simbología propia (Jones 1997)-; además de que fueron identificados como
elementos identitarios en el estudio de alfarería realizado por Reichel-Dolmatoff
en el Bajo Magdalena (1951), único referente etnográfico que estudia la
elaboración de cerámica en distintos municipios del Bajo Magdalena-. Estos
elementos identitarios, aunque descritos solo para el sur del departamento de
34
Bolívar- pueden servir de referencia para los municipios en la rivera occidental
del Rio Magdalena ubicados en el departamento del Atlántico que interesan a
esta monografía.
Los sitios de San Isidro y Cacaramoa
Los sitios de San Isidro y Cacaramoa están localizados en las
inmediaciones de la Ciénaga del Convento, Municipio de Sabanagrande
(Atlántico) y fueron excavados por la arqueóloga Elizabeth Ramos durante los
meses de junio y julio de 2009 y 2010, respectivamente.
La excavación de estos sitios forma parte del programa de investigación
Arqueología, medioambiente y adaptación humana en el Caribe colombiano,
que dicha investigadora ha adelantado desde hace varios años en la región
Caribe. Entre los objetivos principales de este programa se encuentran por una
parte, la reconstrucción de las secuencias de ocupación humana en la región
(para definir cronologías e identificar grupos étnicos), y por otra, documentar
diversos aspectos ligados con las prácticas alimentarias de estas poblaciones.
Dentro de este programa de investigación se ha utilizado la metodología
del reconocimiento regional sistemático, la prospección intensiva de algunas
áreas y la excavación de cortes estratigráficos. Adicionalmente, se han
realizado estudios detallados de artefactos y ecofactos, principalmente en lo
que atañe a restos óseos humanos y de fauna con un marcado énfasis en el
análisis de los distintos procesos tafonómicos que pueden haber afectado los
conjuntos arqueológicos estudiados. Los primeros resultados de estas
investigaciones están en preparación (Ramos, comunicación personal), e
integrarán la información de los sitios excavados, entre los que se encuentran
el de San Isidro y Cacaramoa.
El sitio de San Isidro se encuentra ubicado en la margen occidental del
río Magdalena, 500 mt al occidente de la Ciénaga del Convento y a 2,5 km de
la orilla actual del Magdalena. El corte de 1x2mt alcanzó los 1,30 mt de
profundidad –con niveles artificiales de 10 cm y registrando los estratos
naturales-; en éste se reconoció una ocupación correspondiente a un contexto
35
doméstico, cuya fecha calibrada más antigua es de 640 - 690 d.c.,
correspondiente al nivel 9 (80cm-90cm) (Ramos 2012).
Por su parte, el sitio de Cacaramoa se encuentra localizado en la misma
margen del río, a una distancia de un kilómetro en línea recta hacia el sur-
occidente del sitio de San Isidro y a 3,5km de la orilla actual del río Magdalena.
En éste se excavaron dos cortes, el corte 1 (2x1mt), de 90 cm de profundidad y
asociado a un contexto doméstico y el corte 2 (2x2mt), de 60 cm de
profundidad, que corresponde a un contexto funerario donde se recuperaron al
menos cinco (5) individuos.
De acuerdo a las fechas obtenidas mediante datación de muestras de
carbón vegetal por medio de la técnica de acelerador por espectrometría de
masas (AMS) se determinó que el nivel 3 (20cm-30cm) del corte 1 –aquel que
presenta la mayor cantidad de fragmentos de cerámica- tiene una ubicación
Figura 3. Ubicación de los sitios de San Isidro y Cacaramoa, Municipio de Sabanagrande- Departamento del
Atlántico.
36
temporal en el 1430 d.c.-1480 d.c. (fechas calibradas) mientras que el nivel 4
(30cm-40cm) del corte 2 corresponde al 1420d.c.-1460 d.c. No se encontró
ninguna evidencia de material colonial en el sitio (Ramos 2012).
Definición de una clasificación tipológica para ambos sitios
Para estudiar comparativamente los aspectos asociados a etnicidad en
ambos conjuntos, debe partirse del establecimiento de una tipología. Las
clasificaciones propuestas por Angulo (1989, 1981), Langebaek y Dever (2000)
y Ramos y Archila (2009) para la zona de estudio fueron tenidas en cuenta
para la muestra. De esta manera se encontrarán tipos que ya habían sido
reportados en la zona en los trabajos ya mencionados y otros que no
corresponden a las descripciones ya establecidas.
Las tipologías de Angulo, en particular, deben ser revisadas a la luz de
los sesgos significativos que se derivan de la metodología utilizada para la
definición de los mismos, así como los problemas cronológicos y del modelo de
subsistencia agrícola que reporta el sitio de Malambo, y que son resumidos por
Langebaek y Dever (2000: 15-18). La seriación, como método que consiste en
un conteo estadístico de tipos o conjuntos definidos a partir de sitios
estratificados para plantear esquemas cronológicos (Angulo 1981) privilegia los
fragmentos que presentan algún tipo de decoración en la muestra y en muchos
casos ignora elementos importantes como el tamaño y función de las vasijas o
cuencos encontrados que pueden revelar diferencias significativas entre
distintos conjuntos. A pesar de los problemas ligados a las tipologías
planteadas en sus estudios, no se puede desconocer que estas constituyen el
mayor referente cronológico que se tiene para el departamento del Atlántico y
son un marco obligatorio que fue debidamente consultado en el presente
trabajo.
La clasificación se dividió en dos grandes etapas. La primera etapa
consistió en la definición de una tipología intuitiva, definida como aquella que
se desarrolla en cualquier ejercicio clasificatorio agrupando aquellos objetos o
artefactos que compartan más características entre ellos que con otros grupos
(Sinopoli 1991:76). Se consideraron aspectos como el desgrasante, la pasta, la
37
atmósfera de cocción, el tratamiento de la superficie, presencia o ausencia de
engobe y decoración. En una segunda etapa, el material de cada corte fue
sometido a tres revisiones, a lo largo del año 2011, que permitieron consolidar
los tipos construidos y reafirmar si se trataban de tipos ya reportados o tipos
nuevos. Se clasificaron en total 2884 fragmentos de la excavación del corte 1
de San Isidro, 1546 fragmentos del corte 1 de Cacaramoa y 107 fragmentos del
corte 2 de Cacaramoa, para un total de 4537 fragmentos de cerámica.
Producto de este proceso se desarrolló una tabla de referencia en donde
se encuentra la descripción por tipos teniendo en cuenta la técnica de
elaboración, pasta, desgrasante, textura, atmósfera de cocción, tratamiento de
superficie (engobe, color, alisado, arrastrado y bruñido), decoración y formas
asociadas (borde, espesor, base). En el caso de que correspondieran a tipos
planteados por Angulo, se añadió a la tabla las diferencias temporales dentro
del tipo y posición cronológica del tipo; de acuerdo a lo descrito por este autor
en sus trabajos realizados en Malambo (1981) y Sabanagrande (1989). Los
conteos respectivos se hicieron en bases de datos, organizados por niveles y
tipos, y en el caso del corte 2 de Cacaramoa, teniendo en cuenta niveles, tipos
y cuadrantes de la excavación.
Paso seguido, se tomaron los fragmentos diagnósticos (bordes, bases,
asas, cuerpos y fragmentos decorados) de cada uno de los tipos para
identificar la forma, tamaño y función asociados. Esta información quedó
consignada en pictogramas realizados para cada tipo en cada corte con los
fragmentos diagnósticos más representativos (recurrentes), diagramas de
proyección de formas para cada tipo y una tabla en donde se registró la
frecuencia de fragmentos de cada categoría asociada a forma (borde, base,
asa, cuerpo) y a decoración (incisión, aplicación, figura zoomorfa, punteado,
muescas y ungulado). Estas categorías fueron construidas a partir de lo que se
encontró en la muestra objeto de estudio y podrán ampliarse conforme la
investigación en el área se extienda. Estas tablas fueron la base para poder
realizar las comparaciones correspondientes entre los dos sitios arqueológicos,
38
teniendo en cuenta presencia y ausencia de rasgos y frecuencia de los mismos
en ambos conjuntos.
Cabe señalar que para la comparación entre ambos sitios arqueológicos
bajo la pregunta de la existencia de patrones de etnicidad es necesario un
ejercicio sincrónico, por lo que se hizo un énfasis especial en la comparación
entre el sitio de Cacaramoa y la parte más tardía del sitio de San Isidro. Para
constatar los periodos en los que ambos sitios estuvieron ocupados
posiblemente al mismo tiempo, se enviaron dos muestras de carbón vegetal
para datar dos niveles del sitio de San Isidro. Las muestras escogidas
corresponden a los niveles seis (6) y tres (3) –de 60 mg y 110 mg
respectivamente-, seleccionadas estratégicamente con el propósito de
conseguir una datación completa de toda la ocupación.
Entre los motivos que se tuvieron en cuenta para realizar la selección de
las muestras y los niveles a datar están: 1) cantidad mínima de carbón vegetal
disponible por nivel requerida (50mg- 60mg mín.), 2) la disponibilidad de
carbón vegetal no contaminado en el nivel (en el caso del nivel tres) y 3) la
abundancia de material que sugiere una concentración importante en un
espacio de tiempo determinado (en el caso del nivel seis). Por último, es
necesario aclarar que se siguieron los procedimientos indicados en el
tratamiento de las muestras para datación por espectrómetro de masas, desde
su recolección en campo, el manejo con guantes de látex, el no contacto con
otros carbonados, y el lavado con agua potable.
Los fechados por acelerador de espectrometría de masas (AMS- por sus
siglas en inglés) revelaron, en el caso de la muestra del nivel 3, que ésta se
encontraba contaminada, probablemente debido a la poca profundidad de
donde fue recuperado el fragmento; por esto, no fue posible establecer una
fecha exacta para este nivel. Con respecto a la muestra del nivel 6, se obtuvo
una fecha calibrada de 880d.c. - 990d.c. Se debe tener en cuenta que en el
Bajo Magdalena los sedimentos bastante gruesos pueden acumularse en
lapsos de tiempo muy breves; es decir, los niveles de sedimentación son
39
bastante altos y constantes14. Además, el sitio arqueológico no reporta ninguna
perturbación. Por estas razones, se podrían estimar fechas de ocupación a
partir de las dos fechas con las que se cuenta para sugerir una primera
cronología para el sitio de San Isidro. Así pues, se reportó una distancia
promedio de 270 años en un espacio de 30 cm –entre el nivel 9 (80cm -90 cm)
y el nivel 6 (50cm-60cm). Si extendemos ese comportamiento a los demás
niveles del corte, se tendría una ocupación cercana a los 1170 años en el sitio
de San Isidro, desde el 190d.c. -240d.c. (correspondiente al nivel 13: 120cm-
130cm) hasta el 1330d.c.- 1440 d.c. del nivel superior.
Análisis petrográficos y la identificación de posibles fuentes de
extracción de materia prima
Por otra parte, se realizaron análisis petrográficos para cada uno de los
tipos definidos en cada sitio con el objetivo de establecer los minerales y
materias primas que fueron utilizados en la elaboración de la cerámica y sus
posibles fuentes, de manera que pueda servir como un primer indicador de
etnicidad que revele diferencias o similitudes entre ambos conjuntos respecto a
las fuentes de extracción del material, cuya proximidad podría indicar contacto
entre los grupos humanos que ocupaban ambos sitios arqueológicos en un
periodo de tiempo dado.
Este proceso implicó en primer lugar una selección de las muestras para
cada tipo en cada sitio, dentro de las que se eligieron las del nivel seis de San
Isidro y del nivel tres de Cacaramoa corte 1, teniendo en cuenta que son los
niveles con la mayor concentración de material cerámico en ambos conjuntos y
por lo tanto los más representativos. Una vez seleccionadas, se enviaron 18
muestras para la elaboración de secciones delgadas. Estas secciones fueron
escaneadas en alta resolución para poder realizar grillas o redes de 150 a 300
puntos que permitieran efectuar una identificación de los componentes de cada
tipo. Esta metodología permite identificar minerales que se encuentran en la
muestra sin riesgo de contar una partícula dos veces. Así pues, la grilla dicta
14 Los cambios climáticos entre el 600 d.c. y el 1500 d.c. no han sido dramáticos en la costa Caribe colombiana,
donde se ha mantenido un clima seco con baja precipitación desde este periodo, con dos estaciones húmedas y dos
estaciones secas bastante marcadas (Gordon 1983: 19, Langebaek 2000: 26, Van der Hammen 1981).
40
los puntos en donde deben identificarse las partículas y ésta debe ser apenas
más grande que el grano de mayor tamaño en cada muestra, por lo que se
ajusta a cada sección.
Los conteos de granos minerales identificados se realizaron utilizando
microscopios petrográfico de luz polarizada, y objetivos de 5x y 10x de
aumento. Los granos identificados fueron contados y registrados en las
imágenes escaneadas con una grilla incorporada utilizando el software Image
J15. Las categorías para la clasificación de las partículas identificadas se
establecieron tras una revisión preliminar de las secciones de cada muestra
realizada por el profesor de Geociencias de la Universidad de Los Andes
Camilo Montes y el geólogo Felipe Lamus Ochoa MSc de la Universidad de
Sao Paulo. Durante el proceso se fueron agregando otras categorías conforme
aparecían en el análisis. También se tuvieron en cuenta estudios petrográficos
anteriores que sugerían algunos componentes como característicos de esta
región (Velásquez 2011, Restrepo Ángel 2005). Así pues los minerales
encontrados se clasificaron en 19 categorías, en las que también se tuvieron
en cuenta variedades de forma y tipos de minerales específicos (con extinción
normal, policristalino y onduloso). (Ver Anexo 2).
De las categorías definidas se eligieron cinco marcadores para realizar
la comparación entre ambas muestras teniendo en cuenta dos criterios: 1) que
fueran minerales no recurrentes para la zona de investigación, y 2) que fueran
minerales poco frecuentes en la muestra objeto de estudio, de tal manera que
su disponibilidad no era generalizada y su agregación al desgrasante pudiera
ser intencional o propia de una fuente determinada. Una vez terminados los
conteos correspondientes a cada tipo, se realizaron bases de datos
organizadas por tipo de minerales en cada tipo cerámico para cada corte.
Además, se realizó una descripción cualitativa de la forma de los minerales
presentes. Esta descripción contribuye de manera significativa al estudio en la
medida que revela una modificación o transformación causada por transporte o
15
RASBAND, Wayne. Image J. Versión 1.45s. USA: National Institutes of Health, Maryland USA. Programa
computacional.
41
energía que pudieron haber sufrido las partículas durante su recorrido. De esta
forma, aquellas partículas que hayan sufrido mayor transporte –por ejemplo
aquellas que son trasladadas por un río- se presentarán más redondeadas que
angulares.
Los resultados del análisis petrográfico aportan a la discusión en varios
sentidos. En primer lugar, permiten corroborar o no los tipos definidos al
encontrar una densidad mayor o menor de materiales asociados y
complementan la clasificación en el caso que el desgrasante de dos tipos
distintos sea similar, atribuyendo así su clasificación en dos grupos distintos a
otros aspectos tales como el tratamiento de superficie o la presencia y el tipo
de decoración. Por otro lado, la disponibilidad de los materiales encontrados en
el desgrasante puede sugerir rutas o fuentes de materiales para ambos sitios
cuya proximidad podría indicar contacto entre ambos grupos en un periodo de
tiempo dado. Este argumento fue complementado por el análisis estilístico y
funcional del material cerámico.
A partir de la definición de la forma, función, tamaño, decoración y
composición de cada tipo de cada sitio, se cruzaron las variables funcional y
estética para identificar patrones a nivel de lotes y cortes, y su
representatividad (cantidad). Esto último se tradujo en comparaciones
estadísticas utilizando el chi- cuadrado) para asociar formas decoradas y no
decoradas y determinar si estos rasgos se asocian a una funcionalidad del sitio
antes que a posibles marcadores étnicos. Se compararon además los dos
cortes de Cacaramoa, utilizando los mismos principios descritos anteriormente,
para identificar la materialidad asociada a distintos contextos (doméstico y
funerario).
42
VI. ANÁLISIS DE RESULTADOS
1. Distribución del material cerámico y propuesta tipológica
1.1. El sitio de San Isidro
Previo a la discusión sobre la búsqueda de marcadores escogidos que
puedan aportar al debate planteado acerca de la existencia de uno o varios
grupos desde el periodo Formativo Tardío (800 d.c.- 1500 d.c.) en el
departamento del Atlántico, se presenta la distribución del material cerámico en
los distintos cortes y niveles, por cantidad neta y discriminado por tipos, de
manera que permita identificar los periodos de mayor densidad de material y
los comportamientos del mismo a través del tiempo. La identificación tipológica
en San Isidro permitió establecer que se trató de una sola ocupación, ya que se
encontró una continuidad de ciertos tipos a través de los distintos niveles, con
momentos de mayor o menor densidad del material. Se sugiere que en
estudios futuros se ponga especial atención a cambios en la decoración a
través de niveles como posible indicador de variaciones temporales.
Como se mencionó en la metodología, la datación por radiocarbono
revela una cronología absoluta para dos niveles de este sitio –el nivel 6 (50-
60cm) y el nivel 9 (80-90cm)- y permite sugerir una cronología relativa para los
demás niveles – asumiendo la existencia de una sedimentación constante y
rápida en la zona y la no alteración del sitio ya mencionada-. Las fechas
aproximadas se formulan partiendo de las dos fechas calibradas de radio
carbono y permiten elaborar una propuesta cronológica tentativa, que
constituye a penas una aproximación inicial y está sujeta a revisión. En el
siguiente cuadro se observa la propuesta cronológica para el sitio de San Isidro
por niveles, y se señalan con gris las dos fechas absolutas que sirven de base:
CRONOLOGÍA SITIO SAN ISIDRO
NIVEL PROFUND. PERIODO
1 0-10CM 1330dc-1440dc
3 20-30CM 1150dc-1260dc
6 50-60CM 880dc-990dc
9 80-90CM 640dc-690dc
12 110-120CM 370dc-420dc
13 120-130CM 190dc-240dc
43
Del corte 1 se analizaron un total 2884 fragmentos de cerámica (ver
Figura 4), de los cuales 121 eran fragmentos diagnósticos (4,1%) –entre
bordes, bases, asas y cuerpos- y 49 fragmentos se encontraron con algún tipo
de decoración –incisiones, aplicaciones, muescas, perforaciones, figuras
zoomorfas e impresiones-, es decir, un (1,6%) de la muestra total.
NIVEL PROFUN. TIPO BORDE BASE CUERPO ASA TOTAL POR
TIPO
TOTAL
NIVEL
1
0-10 CM AF 1 1
3 MI 1 1
MR 1 1
2 10- 20 CM
AF 1 1
4 MB 2 2
MR 1 1
4 30-40 CM
AF 1 1
15
MB 3 1 4
HC 1 1 2
MR 3 3
MI 4 1 5
5 40-50 CM
AF 1 1
13 MR 3 1 4
GB 1 1
MI 6 1 7
6 50-60 CM
MB 17 4 1 22
61
HC 2 1 2 5
NF 4 2 6
MR 9 1 1 11
GB 1 1
MI 14 1 1 16
7 60-70 CM
MB 2 5 7
14 HC 2 2 4
MI 3 3
9 80-90 CM MB 4 1 5
9 MR 2 2 4
11 100-110 CM MR 2
2 2
TOTAL 87 7 21 6 121 121
Para el caso de San Isidro se identificaron siete tipos cerámicos, cuatro
de los cuales ya aparecían reportados en la zona. Este es el caso del tipo
Naranja Fino, reportado por Langebaek y Dever (2000), los tipos Malambo
Tabla 1. Cantidad de fragmentos diagnósticos por tipo discriminados por formas en los
distintos niveles del corte 1 del sitio de San Isidro. AF= Arenoso Fino, MB= Malambo
Burdo, HC= Habano Compacto, NF=Naranja Fino, MR= Malambo Rojo,
GB=Granuloso Burdo y MI=Malambo Inciso.
44
Burdo, Malambo rojo y Malambo Inciso Líneas Paralelas, estos últimos
definidos por Ángulo (1981). La descripción tipológica correspondiente se
encuentra en el Anexo 3.
Las implicaciones cronológicas de la identificación de estos tipos son
varias. En primer lugar la identificación de cerámica Malambo en esta
ocupación es un factor importante que continúa el debate acerca de la
cronología propuesta por Angulo (1981). Como ya ha sido reseñado en
oportunidades anteriores (Langebaek 2000: 16-17), la cronología asociada a
esta cerámica es aún incierta y el debate acerca de si puede extenderse hasta
el siglo XII a.c. parece acercarse al final con los hallazgos de esta cerámica en
sitios más tardíos de lo reportado por Angulo. Aunque de acuerdo a Angulo
esta cerámica se ubica aproximadamente entre el 1130 a.c.- 680 d.c., se ha
reportado en sitios más tardíos como El Salado –Salamina, Ciénaga Grande de
Santa Marta- (790 ± 40 d.c. y 1090 ± 80 d.c.) (Rodríguez 1998:95) o Paparé –
litoral de la Ciénaga Grande de Santa Marta-(950 ±205 d.c.) (Langebaek 1987:
92).
Para el sitio de San Isidro, el tipo Malambo Inciso Líneas Paralelas se
encuentra en toda la ocupación, pero se concentra especialmente entre los
niveles 4 (30-40cm) y 7 (60-70cm) que corresponden a las fechas relativas del
siglo IX d.c.-siglo XIII d.c. La mayor cantidad de fragmentos de este tipo se
encuentran en el nivel 6 (50-60cm) para el que se tiene la fecha calibrada de
880-990d.c. (s IX- XII d.c.); esta fecha parece congruente con las ya reportadas
por Langebaek y Rodríguez. El tipo Malambo Rojo, también fue identificado en
todos los niveles del corte pero tiene un comportamiento diferente al tipo
Malambo Inciso. Aunque también se concentra entre los niveles 4 y 6 –siendo
éste último en donde está más representado- tiene un pico en el nivel 9 (80-
90cm) que está fechado hacia el 640 d.c.-690 d.c. (fechas calibradas) (Ramos
2012) y que también es congruente con las fechas más tardías presentadas
por el mismo Angulo para Malambo (565 ± 75 d.c. y otra de 710±150 d.c.)
(Angulo 1981: 36). Por otro lado, Malambo Burdo, el tipo más abundante en la
muestra, está concentrado entre el nivel 4 (30-40cm) y el nivel 10 (90-100cm)
45
Figura 4. Distribución de los fragmentos de cerámica en los distintos niveles del corte 1 teniendo
en cuenta la cantidad total encontrada en cada nivel.
con dos picos en el nivel 6 y el nivel 9, y por lo mismo comparte la cronología
con los otros dos tipos mencionados.
Respecto al tipo Naranja Fino reportado por Langebaek y Dever (2000),
se registra como contemporáneo con los tipos de Malambo pero restringido a
dos niveles en el sitio de Curtiembre (niveles 5 y 6). En el sitio de San Isidro
este tipo sigue exactamente el mismo comportamiento y se concentra en los
mismos niveles, también contemporáneos con los tipos Malambo. Sólo
aparecen cinco fragmentos más en el nivel 2 (10-20cm).
Habiendo ubicado el sitio de San Isidro cronológicamente y con relación
a otros sitios del área, es necesario detenerse en el comportamiento del
material cerámico en el corte 1. Como se puede apreciar en la Figura 4 se
pueden identificar dos momentos en los que la ocupación del sitio aumenta
considerablemente. El primer pico ocurre en el nivel 9 (80-90cm), que aunque
estaba antecedido de un leve crecimiento desde el nivel 11 (100-110cm),
experimenta un ascenso abrupto pasando de 64 fragmentos en el nivel 10 (90-
110cm) a 348 en el nivel 9; un aumento de más del (500%). De la misma forma
en que ocurre este aumento abrupto, vuelve a experimentar un descenso
46
equivalente en el nivel 8 (70-80cm), en donde se encontraron 94 fragmentos en
total.
El segundo pico tiene lugar en el nivel 6 (50-60cm), en donde alcanza
una cantidad de 1116 fragmentos, consolidándose así como el nivel con la
mayor densidad de cerámica en el corte. De la misma manera que ocurrió con
el nivel 9, en el nivel 5 (40-50cm) se experimenta de nuevo una caída similar y
baja hasta los 433 fragmentos. A partir de allí hasta el nivel superior se observa
un declive paulatino y constante. A pesar de que se distinguen dos momentos
de mayor ocupación, el material cerámico reveló que se trató de una sola
ocupación por parte de un mismo grupo a partir de la continuidad de ciertos
tipos a través de todo el corte.
La distribución de cada tipo a través de los niveles varía pero en general
siguen el patrón de los dos picos que ya fue detallado. Así pues el tipo Arenoso
Fino, con el que se identifican algunas ollas globulares y cuencos, aparece
únicamente en los 6 primeros niveles, con una concentración baja en los
niveles 5 y 6, y representa el 1,17% sobre el total de la muestra (el fragmento
reportado en el nivel 9 es muy pequeño –lo que pone en duda su adscripción).
El tipo Malambo Burdo, asociado a ollas globulares y jarras con un borde
grueso, está presente en todos los niveles del corte. Los niveles en los que
presenta una mayor cantidad de fragmentos son el nivel 2, el nivel 6 y el nivel
9, siendo el tipo más abundante en la muestra con un 36,6% sobre el total de
fragmentos encontrados.
El Malambo Rojo es el segundo tipo más abundante en la muestra con
un 18,37% y está asociado a cuencos semiesféricos profundos, jarras y copas.
El tercer tipo más abundante es el tipo Malambo Inciso Líneas Paralelas con el
9,18%, asociado a copas y cuencos semiesféricos y profusamente decorado. El
tipo Habano Compacto también se encuentra presente en todos los niveles del
corte, concentrado entre los niveles 4 y 6. En este tipo se encontraron ollas
globulares y cuencos semiesféricos, y representa apenas el 2,25% de la
muestra total. Finalmente el tipo Granuloso Burdo, con características muy
similares al Malambo Burdo, aparece en bajas proporciones entre el nivel 4 y el
nivel 10, con una concentración especial en el nivel 6. Este tipo a penas
47
Cant.
Figura 5. Distribución de tipos cerámicos por nivel en el corte 1 del Sitio de San Isidro.
corresponde al 1,35% del total; mientras que el Naranja Fino representa tan
solo el 0,9% (Ver Figura 5).
Aunque el análisis de formas de las vasijas reveló que no existen formas
exclusivas ligadas a ciertos tipos, si se pudieron establecer algunas relaciones.
Las ollas globulares de gran tamaño fueron identificadas como Malambo Burdo
(Ver Anexo 7- Fig. g,h,i), mientras que las copas identificadas pertenecían a los
tipos Malambo Rojo, Habano Compacto y Malambo Inciso (Ver Anexo 7-
Fig.j,k,n) Sin embargo, estas conclusiones tienen limitaciones dado que los
fragmentos que permitieron realizar una proyección de formas certera fueron
sólo 16. Esto se debe a la forma en la que estaban fracturados –que no
permitió realizar las proyecciones pretendidas por su escaso tamaño y su
segmentación en rollos, que muchas veces no permitía ver la continuación de
la forma. Esto también se evidencia en la cantidad de fragmentos no
identificados que alcanza el 29% del total de fragmentos encontrados.
48
NIVEL PROFUNDIDAD TIPOS CERAMICOS
NO IDENTIFICADOS TOTAL AF MB HC NF MR GB MI
1 0-10 CM 3 23 2 0 3 2 4 25 62
2 10- 20 CM 2 42 0 5 18 0 6 34 107
3 20-30 CM 3 22 3 0 7 0 7 73 115
4 30-40 CM 1 72 11 0 35 2 42 149 312
5 40-50 CM 12 117 11 3 76 6 41 167 433
6 50-60CM 12 451 24 17 201 21 134 256 1116
7 60-70 CM 0 56 4 0 28 2 31 17 138
8 70-80 CM 0 48 1 0 21 2 7 15 94
9 80-90 CM 1 141 4 0 91 3 5 103 348
10 90-100 CM 0 43 0 0 18 1 2 0 64
11 100-110 CM 0 20 2 0 23 0 3 10 58
12 110-120 CM 0 5 1 0 1 0 0 0 7
13 120-130 CM 0 18 2 1 8 0 1 0 30
TOTAL 34 1058 65 26 530 39 283 849 2884
La decoración encontrada en el sitio de San Isidro es reducida, sin
embargo, si se examina en cada tipo es posible observar que existen algunos
con decoración profusa simultáneamente con tipos con decoración ausente.
Así entonces sólo los tipos Arenoso Fino y Granuloso Burdo no poseen algún
tipo de decoración. En el tipo Malambo Burdo sólo se encontraron dos
fragmentos con incisiones, uno en la cara externa del borde y otro –parte de un
plato o cuenco hondo- en la cara interna del fragmento imitando un patrón de
tejido. El tipo Habano compacto presenta una decoración asociada
estrechamente con los bordes, en donde se encuentran muescas en formas de
líneas, y cuerpos con incisiones de un posible diseño zoomorfo. El tipo Naranja
Fino solo cuenta con una perforación en una base en forma triangular mientras
que el tipo Malambo Rojo presenta incisiones más o menos profundas,
asociado normalmente con cuerpos y bordes, y una perforación en la base en
forma circular/ovoidal. También se reconoce por una fina capa de engobe
blanco o habano y sobre este una capa de engobe rojo, especialmente en la
cara externa. Finalmente el tipo Malambo Inciso, se encuentra altamente
decorado con aplicaciones en alto relieve, incisiones no muy profundas en
bordes y cuerpos con motivos geométricos –con triángulos y círculos
Tabla 2. Distribución de los tipos cerámicos en la muestra por niveles. AF= Arenoso Fino, MB= Malambo Burdo,
HC= Habano Compacto, NF=Naranja Fino, MR= Malambo Rojo, GB=Granuloso Burdo y MI=Malambo Inciso.
49
concéntricos y rodeados de líneas paralelas no muy profundas que en
ocasiones construyen diseños con figuras zoomorfas. También se encontraron
en éste tipo impresiones con motivos geométricos de cuadrados y triángulos
(Ver Anexo 11 Fig. c,f,h) y figuras zoomorfas que recuerdan babillas y
caimanes de la fauna del área (Ver Anexo 11-Fig. n,o).
NIVEL TIPO INCISION FIGURA
ZOOMORFA APLICADO MUESCA PERFORADO IMPRESION
TOTAL
POR TIPO
TOTAL
NIVEL
4
MB 1 1
3 MR 1 1
MI 1 1
5
HC 1 1
9 MR 2 2
MI 5 1 6
6
MB 3 3
28
HC 2 1 2
NF 1 1 1
MR 8 1 8
MI 10 2 2 4 14
7
MB 3 3
8 HC 1 1
MR 1 1
MI 3 1 3
8 MI 1 1 1
TOTAL 43 2 4 3 1 4 49 49
1.2 Sitio de Cacaramoa
1.2.1 Cacaramoa Corte 1
En el sitio de Cacaramoa (corte 1) se recuperaron 1546 fragmentos
(Ramos 2012), de los cuales 78 son diagnósticos para forma –entre bordes,
bases, asas y cuerpos- es decir, un 5% de la muestra total. Además, sólo 18
fragmentos (un 1,16%) tienen algún tipo de decoración –incisiones, ungulados,
muescas, punteados y aplicaciones-. El uso de engobes o la presencia de
fragmentos bruñidos no se consideraron como decoraciones sino como
aspectos de tratamiento de superficie. A pesar de que se trata de una muestra
pequeña, la tipología definida permitió identificar la presencia de tipos
Tabla 3. Cantidad de fragmentos de cerámica por técnicas de decoración, discriminado por tipos en cada nivel. AF= Arenoso
Fino, MB= Malambo Burdo, HC= Habano Compacto, NF=Naranja Fino, MR= Malambo Rojo, GB=Granuloso Burdo y
MI=Malambo Inciso.
50
anteriormente reportados en la zona y proponer una cronología relativa para el
sitio.
Así pues fue identificado el tipo Cerámica de pasta fina (Ramos y Archila
2009). Este tipo se encuentra concentrado entre los niveles 2 (10-20cm) y 4
(30-40cm) del corte 1 de Cacaramoa, especialmente en el nivel 3 que se
encuentra fechado por radiocarbono para el 1430d.c.-1480 d.c. (fechas
calibradas). Este grupo cerámico parece estar asociado con contextos no
domésticos y vasijas de tamaño pequeño (Ramos y Archila 2009:52). En la
mencionada investigación la Cerámica de pasta fina fue reportada como
asociada a los niveles más tempranos en donde se encontró un enterramiento
múltiple, cuya fecha fue establecida para el 850 ± 80 d.c.; sin embargo tiene
presencia en los distintos niveles del corte 3 de Tubará, en donde se fechó el
nivel 3 para el 1570±60 d.c., lo que hace que las fechas reportadas para el sitio
de Cacaramoa sean congruentes.
Por otro lado, vale la pena anotar que el tipo Cacaramoa Negro Burdo,
presente en los niveles 1 (0-10cm) al 4 (30-40cm) del corte 1 – con una
concentración importante en el nivel 3- guarda similitudes importantes con el
Malambo Burdo, con relación al aspecto de la pasta, textura, inclusiones y
cocción. Sin embargo, el grosor de las paredes es notablemente más delgado
(máx. 0,7cm, promedio 0,5 cm) y la forma de fracturación de los fragmentos
hicieron dudar de su adscripción al tipo identificado por Angulo (1981). De igual
manera el análisis petrográfico reveló ciertas diferencias entre ambos tipos que
serán especificadas en el capitulo siguiente, y que reafirma que se trata de dos
tipos distintos cuyas similitud puede deberse a la disponibilidad de los mismos
materiales en la zona.
La ocupación del corte 1 de Cacaramoa se caracteriza por ser
relativamente breve y perteneciente a la fase más tardía del periodo
prehispánico, esto corroborado por la ausencia de cerámica colonial en los
hallazgos. Las evidencias señalan que el material se concentra en los cuatro
primeros niveles, y aunque existen evidencias de material hasta los 80 cm de
profundidad, a partir del quinto nivel la cantidad de fragmentos es mínima y
podría sugerirse que es consecuencia de diversos agentes y procesos pos-
51
deposicionales, que pueden ocasionar el desplazamiento de algunos
fragmentos a través de los niveles.
Como se observa en la Figura 6 la mayor cantidad de fragmentos
corresponden al nivel 3, y descienden en los niveles superiores, primero a la
mitad de los fragmentos encontrados en el nivel 2 y luego abruptamente en el
nivel 1. El nivel 3 contiene el 62,35% del material recuperado en el corte,
seguido por el nivel 2 con 28,39% y el nivel 4 con 6,98%.
La distribución de los tipos identificados en este corte varía a través del
tiempo, sin embargo, la mayoría conserva el patrón descrito anteriormente, con
un pico en el nivel 3, y concentrados en los primeros 4 niveles del corte. Los
únicos tipos que se salen del patrón descrito son los tipos Cacaramoa
Granulosa y Cacaramoa Naranja Pulida, que aunque también se encuentran
restringidos en los primeros cuatro niveles, tienen un leve crecimiento en el
nivel 2 (10-20cm). Estos dos tipos están asociados a ollas globulares y jarras
de tamaño mediano, el primero con una textura granulosa y paredes gruesas,
Cant.
Figura 6. Distribución de los fragmentos de cerámica en los distintos niveles del
corte 1 teniendo en cuenta la cantidad total encontrada en cada nivel.
52
mientras que el segundo es compacto y con paredes delgadas (Ver Anexo5,
Figura 7 y Tabla 4).
CONTEO CERÁMICA CORTE 1 CACARAMOA POR TIPOS
NIV. PROFU.
TIPOS CERAMICOS
NO IDENTI. OTROS TOTAL
CCF PF CGP CG CNP CGF CCD CGG CNB
1 0-10cm 4 0 1 1 0 3 3 4 1 0 0 17
2 10-20cm
43 7 0 35 29 70 6 52 25 172 0 439
3 20-30cm
183 37 11 27 26 345 28 169 115 15 8 964
4 30-40cm
17 5 2 3 2 56 0 7 12 3 1 108
5 40-50cm
1 0 2 0 0 2 0 2 0 0 0 7
6 50-60cm 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1
7 60-70cm
0 0 0 0 0 1 0 0 2 0 0 3
8 70-80cm
0 0 0 0 0 7 0 0 0 0 0 7
TOTAL 248 49 16 66 57 484 37 234 155 191 9 1546
Figura 7. Distribución de tipos cerámicos por nivel en el corte 1 del Sitio de Cacaramoa.
Tabla 4. Distribución de los tipos cerámicos en la muestra por niveles. CF= Café Fino, PF=
Cerámica Pasta Fina, CGP= Cacaramoa Gris Pulido, CG= Cacaramoa Granuloso, CNP=
Cacaramoa Naranja Pulido, CGF=Cacaramoa Granuloso Fino, CCD=Cacaramoa Crema
Decorado, CGG=Cacaramoa Granuloso Grueso y CNB= Cacaramoa Negro Burdo.
53
El análisis de formas encontradas en el corte reveló que las copas
encontradas pertenecen al tipo Cacaramoa Crema Decorado (Ver Anexo 8-
Fig. a,b,c), mientras que las ollas globulares de gran tamaño corresponden al
tipo Cacaramoa Granuloso Fino –del que se pudieron reconstruir la mayor
cantidad de formas (Ver Anexo 8-Fig. m,o,p). Par el tipo Cacaramoa Café Fino
se encontraron cuencos semiesféricos hondos y ollas globulares pequeñas. Del
tipo Cacaramoa Naranjo Pulido se encontraron pequeñas ollas globulares (Ver
Anexo 8- Fig. j, l). Es importante resaltar que la cerámica encontrada estaba
asociada a un contexto con una cantidad importante de resto óseos de fauna,
muchos con huellas de cocción, que ratifican las formas encontradas asociadas
en su mayoría a preparación de alimentos. Aún así, los fragmentos que
permitieron hacer la reconstrucción de las formas fueron en total 22, es decir, el
1,36% del total de la muestra, esto debido al tamaño y forma de fracturación de
los fragmentos.
NIVEL PROFUNDIDAD TIPO BORDE ASA BASE CURVOS/CUERPOS TOTAL
POR TIPO
TOTAL
NIVEL
2 10-20cm CCF 1 0 0 0 1 2
2 10-20cm CGF 1 0 0 0 1
3 20-30cm
CCF 16 0 1 2 19
63
CNP 5 0 1 0 6
CGF 22 0 2 3 27
CCD 2 0 0 4 6
CGG 1 0 0 0 1
CNB 4 0 0 0 4
4 30-40cm
CCF 1 0 0 2 3
10 CCD 0 0 0 1 1
CGF 4 0 1 1 6
5 40-50cm CGP 0 0 0 2 2 2
6 50-60cm CCD 1 0 0 0 1 1
TOTAL 58 0 5 15 78 78
Tabla5. Cantidad de fragmentos cerámicos diagnósticos de forma en cada nivel y por cada tipo del corte 1 de Cacaramoa.
Convenciones: CF= Café Fino, PF= Cerámica Pasta Fina, CGP= Cacaramoa Gris Pulido, CG= Cacaramoa Granuloso, CNP=
Cacaramoa Naranja Pulido, CGF=Cacaramoa Granuloso Fino, CCD=Cacaramoa Crema Decorado, CGG=Cacaramoa Granuloso
Grueso y CNB= Cacaramoa Negro Burdo.
54
Con relación a las decoraciones encontradas en el sitio de Cacaramoa
se pudo determinar que son notablemente diferentes a lo encontrado en el sitio
de San Isidro. Mientras que en San Isidro la decoración más abundante
consiste en incisiones en líneas paralelas y motivos geométricos asociados a
los bordes de las vasijas, especialmente del tipo Malambo Inciso Líneas
Paralelas (Ver Anexo 11); en el sitio de Cacaramoa se encontró una
decoración menos profusa en forma de muescas, punteados y patrones
ungulados asociados a cuerpos de vasijas; y aplicaciones en alto relieve en
formas complejas como pirámides truncas y ojos de café (Ver Anexo 12).
Estas decoraciones están restringidas a tres tipos de los nueve tipos
definidos. Estos tipos son el Cacaramoa Café Fino, Cerámica Pasta Fina y
Cacaramoa Crema Decorado. De estos tres, quien presenta la mayor cantidad
de decoraciones es el tipo Cerámica Pasta Fina, en su mayoría con la técnica
de punteado –que consiste en realizar una impresión de puntos mediante un
punzón de manera ordenada o desordenada (Heras 1992: 29)- también
presenta incisiones y una aplicación. Por su parte el tipo Cacaramoa Café Fino
presenta decoración en forma de muescas y ungulado, siendo esta última
técnica exclusiva de este tipo cerámico. Finalmente, el tipo Cacaramoa Crema
Decorado no tiene una técnica exclusiva de decoración, pero es importante
resaltar que la aplicación referida en este tipo corresponde al motivo del ojo de
café que no se encuentra en ningún otro tipo del corte.
NIVEL TIPO INCISION APLICACION MUESCAS PUNTEADO UNGULADO TOTAL
POR TIPO
TOTAL
NIVEL
2
CCF 0 0 1 0 0 1
3 CCD 1 0 0 0 0 1
PF 1 0 0 0 0 1
3
CCF 0 0 0 0 1 1
12 CCD 0 1 0 1 0 2
PF 3 0 0 5 1 9
4 CCF 0 1 1 0 0 2 2
5 CCF 0 0 0 0 1 1 1
TOTAL 5 2 2 6 3 18 18
Tabla6. Cantidad de fragmentos por técnica de decoración y tipo en cada nivel para el corte 1 del sitio de Cacaramoa. Ver convenciones
Tabla 5.
55
Figura 8. Distribución del material cerámico por niveles en el corte 2 de
Cacaramoa.
1.2.2 Cacaramoa Corte 2
En el corte 2 del sitio de Cacaramoa se encontraron 107 fragmentos en
6 niveles (Ramos 2012), es decir, una profundidad de 60 cm. En este corte,
ubicado a 7,8 mt del corte 1 se identificaron los restos óseos de cinco
individuos humanos, dos de los cuales pudo determinarse correspondían a
individuos sub-adultos. La excavación se llevo a cabo en cuatro cuadrantes
identificados como 2, 2A, 2D y 2E. La cerámica encontrada en este contexto
fue analizada teniendo en cuenta la correspondencia o diferencia con las
tipologías encontradas en el corte 1 de Cacaramoa y su asociación con
algunos enterramientos.
Como se puede observar en la Figura 8 La mayor cantidad de
fragmentos está concentrada en el nivel 4 (30-40cm), que coincide con la
profundidad en la que fueron encontrados los enterramientos. Este nivel fue
fechado por radiocarbono para el periodo 1420 d.c.-1460 d.c. (fechas
calibradas), una fecha muy cercana a la reportada para el nivel 3 del corte 1
que evidencia que ambas ocupaciones fueron contemporáneas (Ramos 2012).
La identificación tipológica de la cerámica permitió establecer la presencia de
los mismos tipos reportados para el corte 1 y por lo tanto la pertenecía de
56
ambos a un mismo grupo pero presentes en dos contextos diferentes:
doméstico y funerario. Aquí es importante anotar que no se encontraron
diferencias entre los tipos presentes en ambos contextos a nivel de elaboración
o decoración. El único tipo que no fue encontrado en el contexto funerario fue
el tipo Cacaramoa Gris Pulido, por lo que hasta el momento es el único que
puede afirmarse como exclusivo del contexto doméstico.
NIVEL TIPOS CERAMICOS
NO IDENTI.
OTROS TOTAL CCF CPF CGP CG CNP CGF CCD CGG CNB
2 3 0 0 1 0 0 0 0 1 0 1 cuenta 5
3 1 1 0 0 1 5 0 2 0 2 0 12
4 18 2 0 0 4 20 1 5 6 22
2 cuentas, 1 vasija
funeraria completa del
tipo CNB
78
5 2 0 0 2 0 0 2 0 0 0 1 cuenta en
el CCF 6
6 3 2 0 0 0 0 0 0 1 0 0 6
TOTAL 27 5 0 3 5 25 3 7 8 24 - 107
Figura 9. Distribución de los tipos cerámicos por nivel en el corte 2 del sitio de
Cacaramoa.
Tabla7. Distribución de los tipos cerámicos por nivel en el corte 2 del sitio de Cacaramoa. Ver convenciones Tabla 5.
57
Figura 10. Reconstrucción y proyección de la vasija funeraria encontrada en el corte 2 A que contenía
en su interior el esqueleto de un subadulto, cuentas de collar y restos óseos animales asociados. Esta urna
se encontró sellada con una tapa/plato de cerámica del mismo tipo (imagen a la derecha).
El comportamiento de los tipos en el corte 2 sigue el patrón descrito
anteriormente –con una mayor representación en el nivel 4. Sólo un tipo está
presente en todos los niveles del corte – el Cacaramoa Café Fino- y es además
el más abundante con 27 fragmentos (un 25,23% sobre el total). Le sigue el
tipo Cacaramoa Granuloso Fino con un 23,3%, sin embargo este tipo está
concentrado en los niveles 3 y 4 –en los que supera en cantidad al tipo Café
Fino. En tercer lugar se encuentra el tipo Cacaramoa Negro Burdo –presente
en los niveles 2, 4 y 6- con un 7,47% de la muestra, seguido por el tipo
Cacaramoa Granuloso Grueso (6,54%), los tipos Cacaramoa Naranja Pulido y
Cerámica Pasta Fina (cada uno con un 4,67%) y los tipos Cacaramoa
Granuloso y Cacaramoa Crema Decorado (cada uno con un 2,8%).
De los 107 fragmentos encontrados en el corte 2, se identificaron 2
bases de copas –del tipo Cacaramoa Crema Decorado- y 3 bordes que no
pudieron asociarse a una forma específica. Se encontró además una vasija
funeraria casi completa del tipo Cacaramoa Negro Burdo la cual no presenta
ningún tipo de decoración o acabado especial, y que estaba cubierta con un
plato que hacía las veces de tapa (Ramos 2012) (Ver Figura 10). Por último se
encontraron tres fragmentos decorados ambos del tipo Cacaramoa Café Fino
en los niveles 4 y 6, uno con un patrón punteado y dos con pequeñas
incisiones. El fragmento punteado se halló en el cuadrante C2 en el que se
encontró una parte de tres enterramientos y de momento no se asocia
58
directamente con ninguno. Los fragmentos con incisiones se localizan en los
cuadrantes C2 y C2A - en este último se encontró la vasija funeraria-.
El análisis por cuadrantes revela que la mayor cantidad de fragmentos
se encuentran en el cuadrante C2A y C2E, asociados al enterramiento del
subadulto en la vasija funeraria y al de un individuo que fue dejado in situ,
respectivamente. En todos los cuadrantes se encuentran todos los tipos
mencionados, excepto el cuadrante C2 en el que sólo se reportan los tipos
Cacaramoa Café Fino, Cerámica Pasta Fina, Cacaramoa Granuloso Fino y
Cacaramoa Negro Burdo en bajas cantidades (Ver Tabla 8).
CUADRANTE NIV. TIPOS CERAMICOS NO
IDENTI. OTROS TOTAL
CCF CPF CGP CG CNP CGF CCD CGG CNB
C 2 4 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1
C 2 6 1 2 0 0 0 0 0 0 1 0 0 4
C 2A 2 3 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 cuenta 4
C 2A 4 6 2 0 0 1 2 1 1 2 4 2 cuentas 19
C 2A 5 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1
C 2A 6 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2
C 2D 2 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 1
C 2D 3 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
C 2D 4 4 0 0 0 0 11 0 0 2 15 0 32
C 2E 3 1 0 0 0 1 5 0 2 0 2 0 11
C 2E 4 8 0 0 0 3 6 0 4 2 3 0 26
C 2E 5 2 0 0 2 0 0 1 0 0 0 1 cuenta
en el CCF 5
T 27 5 0 3 5 25 3 7 8 24 - 107
Con relación a la existencia de diferencias significativas en la cerámica
asociada al contexto doméstico del corte 1 de Cacaramoa y la cerámica del
contexto funerario hallada en el corte 2 del mismo sitio, se puede afirmar que
no existen diferencias a nivel de elaboración o técnicas de decoración. A
excepción del tipo Cacaramoa Gris Pulido, todos los tipos fueron identificados
en ambos contextos.
Tabla 8. Distribución de tipos cerámicos por cuadrantes y niveles para el corte 2 de Cacaramoa. Convenciones: CF= Café Fino,
PF= Cerámica Pasta Fina, CGP= Cacaramoa Gris Pulido, CG= Cacaramoa Granuloso, CNP= Cacaramoa Naranja Pulido,
CGF=Cacaramoa Granuloso Fino, CCD=Cacaramoa Crema Decorado, CGG=Cacaramoa Granuloso Grueso y CNB= Cacaramoa
Negro Burdo.
59
2. Análisis Petrográficos
2.1 Contexto
El objetivo principal de este estudio consiste en determinar las fuentes
de extracción de los minerales que componen el desgrasante de los tipos
cerámicos en los sitios arqueológicos de San Isidro y Cacaramoa. De acuerdo
al estudio etnográfico realizado por Reichel-Dolmatoff (1951) en algunos
municipios del Bajo Magdalena:
“Cerca de la población, en los playones del río y una profundidad
de 40 a 50 cm, las mujeres excavan la greda en ciertos lugares
donde ella sea particularmente adecuada para la alfarería […]
Añadiendo a veces un poco de agua y limpiando al mismo tiempo
la masa de piedrecitas o de restos de materia vegetal, ésta se pila
y se muele hasta que adquiere una consistencia pastosa y suave
que tiene un color gris uniforme. En esta fase del trabajo se
añade a la greda el desgrasante […] éste consiste en arena
recogida de las calles de la población, […] tiestos molidos de
cerámica descartada […] (ó ninguna adición) porque el barro es
en sí mismo arenoso (1951: 170)”.
A pesar de que esta cita no hace referencia a los mismos sitios, a partir
de éste documento se podría sugerir que las fuentes de extracción están
probablemente ubicadas en la orilla del río Magdalena –a dos kilómetros del
sitio de San Isidro y tres y medio del sitio de Cacaramoa- o bien de algún río
tributario. Sin embargo, la proximidad aún mayor con otros cuerpos
hidrográficos como la Ciénaga del Convento pone en duda esta hipótesis y
sugieren que la proveniencia de las partículas utilizadas en el desgrasante
puede estar asociada a estos últimos, o incluso a otra fuente como canteras de
arena. Más importante aún, determinar si existen diferencias o similitudes en
las fuentes de extracción a nivel de los tipos cerámicos encontrados en cada
sitio podría resultar fundamental en esta discusión ya que indicaría
preferencias a la hora de seleccionar material en la construcción de ciertos
60
tipos de cerámica o semejanzas en la tipología a partir de la disponibilidad de
materiales y no debido a un contacto o pertenencia a un grupo definido.
El siguiente análisis constituye una aproximación petrográfica inicial que
contribuirá a la discusión acerca de la elaboración de la cerámica de estos dos
sitios arqueológicos en el departamento del Atlántico y su rol como indiciador
potencial de etnicidad. A pesar de que estos estudios son apenas el comienzo
de distintos esfuerzos que deben hacerse para responder la pregunta acerca
de los Mocanás, los resultados obtenidos son un primer paso en el camino
para aportar a este debate.
Para el estudio de la composición mineralógica de la cerámica
encontrada en los sitios de San Isidro y Cacaramoa se realizaron 18 secciones
delgadas y sus respectivos análisis petrográficos que comprendieron la
identificación de los minerales presentes y la descripción morfológica de los
mismos. Estos dos aspectos permitieron refirmar la clasificación tipológica
propuesta para cada uno de los sitios a nivel de composición de desgrasante.
Antes de discutir los resultados obtenidos en el análisis es pertinente
contextualizar la muestra con respecto a la composición mineralógica de la
zona, los sedimentos presentes en la cuenca aluvial del Magdalena en el área
litoral del Caribe (cerca a la zona de drenaje) y el comportamiento de las
corrientes que transportan dichos sedimentos.
La cuenca del Río Magdalena se ubica al norte de los andes
septentrionales y se extiende hasta la Sierra Nevada de Santa y la Serranía de
Perijá al noreste de Colombia, consolidándose como la cuenca más importante
del país. Tiene un área de drenaje de 257.400 Km2 la cual es el 24% del
territorio de Colombia, además recorre 1.612 Km y tiene un caudal promedio
anual de 7.139 m3s-1 (Velásquez 2011:4). Para los objetivos de este estudio
resultan de interés principal las arenas aluviales de la cuenca del Rio
Magdalena, especialmente aquellas más cercanas a su desembocadura. De
acuerdo con investigaciones recientes los minerales que más abundan hacia el
delta del río –ubicado a escasos 20 kilómetros del sitio arqueológico de San
61
Isidro- son en su mayoría minerales inestables, es decir, con una baja
resistencia a modificaciones en su composición química y su estructura
cristalina; generados por características propias del mineral en cuestión
(composición, estructura, tamaño, exfoliación y fragilidad) o por el ambiente en
el que se encuentra (temperatura del suelo, humedad, drenaje, acidez,
potencial redox y biota del lugar).
De acuerdo con Velásquez (2011), los minerales inestables constituyen
el 50% de la media muestral tomada en el área aluvial del río Magdalena,
seguidos por los minerales ultraestables que ocupan el 25% de especies vistas
y el grupo menos abundante son los minerales estables (2011: 9). Para la
muestra tomada en las inmediaciones de Bocas de Ceniza16 –desembocadura
del río- los materiales inestables comprenden el 55% de la muestra, los
ultraestables 38% y los estables 7%. Cabe aclarar que estas proporciones
corresponden a una muestra tomada directamente en el lecho del río, que
estaba sometida a características físicas y climáticas propias de la corriente del
mismo.
De acuerdo con la Escala de Goldich, en donde se registran los
minerales a partir de su resistencia a la meteorización17, se puede determinar
una escala relativa de estabilidad para los minerales. De esta manera, dentro
de los minerales inestables se encuentran los olivinos, augita (piroxeno),
horblenda (anfíboles) y biotita. Por su parte, las plagioclasas (cálcicas y
sódicas), el apatito y la moscovita se reconocen dentro de los estables; y los
cuarzos, el sílex, el circón, el rutilo y la turmalina se consideran ultraestables18.
Siguiendo el estudio de Velásquez (Ver Figura 11), los minerales que se
reportan en esta zona y sus porcentajes correspondientes son: circón (30%),
biotitas (30%), epidota (15%), granate (10%), turmalina (4%), apatito (3%),
16 En el estudio realizado por Velásquez se identifica esta muestra como Rio Magdalena -07 (2011: 9). 17 La meteorización es la desintegración, descomposición y disgregación de una roca en la superficie terrestre
o próxima a ella como consecuencia de su exposición a los agentes atmosféricos, físico-químicos y agentes
biológicos. (Ver definición en: http://www.geovirtual2.cl/geologiageneral/ggcap05-2.htm). 18 Ver Escala de Goldich. Disponible en
http://gmg.unizar.es/gmgweb/Asignaturas/ExogenaII/Teoria/Tema_3_ParteI.pdf. pp.24
62
Figura 11. Diagrama de barras con 350 especies de minerales pesados caracterizados en el Río Magdalena. (a) Conteo
normalizado del total de especies vistas. (b) conteo normalizado de las especies minerales estables, inestables y ultraestables.
Tomado de Velásquez Ruíz, Felipe (2011). Caracterización y análisis de proveniencia de minerales pesados en arenas
recientes de la cuenca del río Magdalena. Medellín, Universidad Nacional-Ingeniería Geológica. Tesis sin publicar. pp.10.
zoisita (2%), rutilo (2%), anfíboles (1%), moscovita (1%), piroxenos (1%) y
esfena (1%). Cabe aclarar que un sesgo importante del estudio consiste en que
se concentran en los minerales pesados presentes en arenas recientes de la
cuenca, razón por la que los minerales ligeros se verán sub-representados en
su muestra (como por ejemplo los cuarzos y feldespatos). No obstante,
Velázquez reporta la presencia de éstos últimos y nos brinda un porcentaje
(55%) de frecuencia de aparición para el área.
Esta información será un referente fundamental a la hora de comparar
los minerales reportados en la cerámica de ambos sitios arqueológicos y las
proporciones en las que se encuentran. Sin embargo debe ser leída teniendo
en cuenta que constituye una muestra de los minerales presentes en la cuenca
del río sometidos solamente a las condiciones climáticas y los fenómenos
propios del caudal del Magdalena; condiciones muy diferentes de los minerales
contenidos en el desgrasante de los tipos cerámicos, que han sido sometidos a
63
temperaturas de cocción que alteran su forma y pueden llevarlos incluso a su
desintegración (Rice 1996: 5, 1987). Servirán sin embargo, como referente de
los minerales que están presentes en esta zona, en términos de ausencia y
presencia y no de porcentaje de aparición.
Dentro de los aspectos a considerar en el contexto mineralógico del
estudio se debe tener en cuenta otra variable. No basta con identificar los
minerales presentes en las muestras y compararlos con aquellos reportados en
la zona para de alguna manera suponer que son productos locales. Después
de todo, los minerales que se pueden encontrar en esa área bien pueden ser
reportados para otra porción del río, incluso corriente arriba, ya que son
transportados por corrientes de suspensión a lo largo de su recorrido. Es
necesario entonces corroborar con otros elementos las posibles fuentes de
extracción de los desgrasantes. Es ahí donde la apreciación de la morfología
de los minerales presentes en los sedimentos del río, identificados en los tipos
cerámicos, juega un papel principal.
Estudios previos revelan que el río Magdalena tiene la más alta tasa de
transporte neto de sedimentos por kilómetro cuadrado de cuenca de drenaje
en la costa Caribe y Atlántica, con 560 toneladas por kilometro cuadrado al año
(Restrepo Ángel 2005:129). Esta cifra es considerablemente mayor que en el
pasado debido a fenómenos como la deforestación y la ampliación de los
terrenos para construcción de viviendas o para ganadería y agricultura;
procesos que han aumentado la erosión en el área y con esto la cantidad de
sedimentos transportados por el rio. Por otro lado, el caudal ha ido variando y
hay quienes afirman que el transporte actual de sedimentos es el doble de lo
que fue hace 2000 años – a partir de efectos antrópicos en el sistema hídrico y
cambios climáticos (Restrepo Ángel 2005: 162). Sin embargo, al tratarse de un
río con un caudal de gran magnitud y con importantes áreas hidrográficas, su
producción de sedimentos es necesariamente elevada. Los sedimentos
producidos y transportados tienden a almacenarse o concentrarse en áreas
como lagos, ciénagas y planos bajos de inundación en las riberas; cuya
formación geomorfológica está unida a antiguos cauces del río mismo, que ha
64
ido cambiando su curso a través de los siglos. A medida que aumenta el
caudal, el sistema es más eficiente y puede aumentar su capacidad para
transportar sedimentos.
El transporte de sedimentos puede darse de dos maneras:1) sedimentos
en suspensión o 2) como arrastre de fondo. Existe una tercera forma de
transporte denominada “saltación”, en la que los sedimentos siguen
trayectorias balísticas entre el fondo del río y la superficie. Los sedimentos en
suspensión están constituidos por las partículas más finas mantenidas en
suspensión por los remolinos de la corriente y sólo se asientan cuando la
energía de la corriente disminuye, cuando el lecho se hace más liso o cuando
la corriente descarga en un pozo o lago. Entre estas partículas podemos
encontrar arenas finas y lodos (limo y arcilla). Las partículas sólidas de mayor
tamaño –gravas y arnas gruesas- son arrastradas a lo largo del lecho de la
corriente y se denominan como de arrastre de fondo (FAO: 1997). La diferencia
principal en el comportamiento entre el material del fondo y el material de
suspensión consiste en que el transporte de fondo depende de las
características hidráulicas de la corriente y de las características físicas del
material, mientras que respecto al material en suspensión, un río puede
transportar tanto material como llegue a él, casi independientemente de las
características hidráulicas de la corriente (Weber 2003:12).
Como consecuencia de estas dos formas de transporte se pueden
observar cambios significativos en la morfología de los minerales. Aquellas
partículas que son transportadas por el lecho del río ven mucho más
modificada su morfología debido a la fuerza de las corrientes, el impacto
constante contra otros granos y la fricción entre ellos mismos. Esta mayor
energía que impacta a las partículas repercute en su forma. De esta manera,
las partículas en suspensión que están flotando no sufren una modificación tan
dramática como la de las partículas en el lecho del río.
Esta transformación se puede estimar a partir del grado de redondez o
esfericidad (ver Figura 12) que presentan los minerales en cada uno de los
65
Figura 12. Términos del grado de redondez de los granos
vistos en microscopio. Tomado de Powers, M.C. (1953).
“A new roundness scale for sedimentary particles”.
Journal of Sedimentary Petrology, 23: 118.
tipos cerámicos analizados. De esta manera se generan dos hipótesis que se
pueden probar a partir del análisis morfológico de los componentes del
desgrasante: 1) en tanto más redondeados se encuentren los granos, la
probabilidad de que hayan sido transportados en el lecho del río es mayor; 2)
en tanto más angulares sean los granos, la probabilidad de que provengan de
lagos, ciénagas o áreas inundables es mayor. La redondez será pues el
indiciador principal de la proveniencia de los minerales contenidos en los
desgrasantes de los tipos cerámicos y brindará mayor certeza en el camino de
responder la pregunta propuesta. Basta aclarar que por sí solos estos dos
elementos permiten apoyar una
hipótesis en mayor medida que la
otra pero no refutarla en su
totalidad, por lo que estudios
futuros de sedimentología y de
secciones delgadas de muestras
tomadas en la Ciénaga del
Convento podrían con seguridad
confirmar o descartar los resultados
aquí propuestos.
2.2 Resultados análisis petrográficos de San Isidro y Cacaramoa
Para discutir los resultados obtenidos en el análisis petrográfico se
presentan las 17 categorías definidas (Ver Tabla 9) con sus respectivas
cantidades y posteriormente se comparan los resultados de ambos sitios
arqueológicos utilizando los cinco marcadores escogidos para identificar
proveniencia y posibles fuentes de extracción. La descripción de las
propiedades físicas de cada uno de los minerales identificados en el análisis
con las respectivas imágenes de cada uno se registra en el Anexo 2. Esta
descripción tiene en cuenta el color, relieve, pleocroísmo, birrefringencia,
extinción, rasgos distintivos y ocurrencia/aparición. Las imágenes fueron
tomadas de la muestra arqueológica objeto de estudio.
66
AF MB VMB HC NF VMI MR GB MI TOTAL
F 56 75 3 1 3 24 18 7 0 187
% 29,63 39,27 10,34 0,6 3,03 13,48 8,18 5,19 0,0 12.89
F 38 27 9 114 43 75 93 57 144 600
% 20,11 14,14 31,03 65,1 43,43 42,13 42,27 42,22 60,0 41.35
F 12 22 5 0 8 21 15 27 6 116
% 6,35 11,52 17,24 0,0 8,08 11,80 6,82 20,00 2,5 7.99
F 12 11 3 1 9 17 9 3 2 67
% 6,35 5,76 10,34 0,6 9,09 9,55 4,09 2,22 0,8 4.62
F 3 5 1 0 1 10 8 0 1 29
% 1,59 2,62 3,45 0,0 1,01 5,62 3,64 0,00 0,4 2.00
F 25 5 1 12 7 10 39 10 31 140
% 13,23 2,62 3,45 6,9 7,07 5,62 17,73 7,41 12,9 9.65
F 12 5 1 1 5 12 20 14 9 79
% 6,35 2,62 3,45 0,6 5,05 6,74 9,09 10,37 3,8 5.44
F 12 0 0 31 1 0 12 3 32 91
% 6,35 0,00 0,00 20,0 1,01 0,00 5,45 2,22 13,8 6.27
F 0 0 0 0 0 1 0 1 1 3
% 0,00 0,00 0,00 0,0 0,00 0,56 0,00 0,74 0,4 0.21
F 0 2 0 0 0 0 0 2 0 4
% 0,00 1,05 0,00 0,0 0,00 0,00 0,00 1,48 0,0 0.28
F 2 1 2 0 21 2 2 0 0 30
% 1,06 0,52 6,90 0,0 21,21 1,12 0,91 0,00 0,0 2.07
F 0 0 0 4 0 0 0 0 10 14
% 0,00 0,00 0,00 2,3 0,00 0,00 0,00 0,00 4,2 1.0
F 17 0 3 2 1 4 0 1 0 28
% 8,99 0,00 10,34 1,1 1,01 2,25 0,00 0,74 0,0 1.9
F 0 22 0 0 0 0 0 9 0 31
% 0,00 11,52 0,00 0,0 0,00 0,00 0,00 6,67 0,0 2.1
F 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1
% 0,00 0,00 0,00 0,0 0,00 0,00 0,00 0,74 0,0 0.1
F 0 11 0 0 0 0 0 0 0 11
% 0,00 5,76 0,00 0,0 0,00 0,00 0,00 0,00 0,0 0.8
F 0 5 0 0 0 0 0 0 0 5
% 0,00 2,62 0,00 0,0 0,00 0,00 0,00 0,00 0,0 0.3
F 0 0 1 0 0 1 0 0 0 2
% 0,00 0,00 3,45 0,0 0,00 0,56 0,00 0,00 0,0 0.1
F 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1
% 0,00 0,00 0,00 0,6 0,00 0,00 0,00 0,00 0,0 0.1
F 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2
% 0,00 0,00 0,00 0,0 0,00 0,00 0,00 0,00 0,8 0.1
189 191 29 171 99 178 220 135 239 1451
TIPO/
COMPOSICION
TOTAL
Plagme
Ore
Bi
Clo
Px
Ld
Cli
Plagpo
Quex
Qo
Qpo
Qp
Mr
Plag
PlagSe
Des
Ort
DesT
Mus
Bo
Ep
Tabla 9. San Isidro-Corte 1
Resultados con frecuencia absoluta (F) y porcentajes (%) de los
minerales identificados en el Corte 1 de San Isidro, por tipo cerámico. 19
19 Convenciones: Qex: Cuarzo con extinción normal, Qo: Cuarzo onduloso, Qpo: Cuarzo policristalino y onduloso, Qp:Cuarzo policristalino, Mr: Microclina, Plag: Plagioclasa, PlagSe: Plagioclasa sericitizada, Bi:Biotita, Clo: Clorita, Px: Piroxeno, DesT:
Desgrasante Tiesto, Mus: Moscovita, Bo: Borde, Ld: Litico sin diferenciar, Ep: Epidota, Plagpo: Plagioclasa policristalina, Plagme:
Plagioclasa metamorfizado, Ore: Ore minerals, Des: Desconocido, Ort: Orthoclasa. Tipos cerámicos: Ver Tabla 2. VMB=Variedad Malambo Burdo y VMI=Variedad Malambo Inciso.
67
2.2.1 San Isidro
El análisis petrográfico de la muestra cerámica del sitio de San Isidro
arrojó los siguientes resultados en orden de abundancia20: Cuarzo (66,95%),
Plagioclasas (18,26%), Micas (7,27%) [(6,27%) correspondiente a la Biotita y
(1%) correspondiente a Moscovita], Desgrasante Tiesto (2,07%), Lítico sin
diferenciar (2,1%), Borde (posible sílice) (1,9%), Piroxeno (0,28%), Clorita
(0,21%), Minerales opacos (ore minerals) (0,1%), y Epidota (0,1%). (Ver Figura
13 y Tabla 9). Estos minerales coinciden con aquellos que se identificaron en
la cerámica del sitio de Cacaramoa, que se describen posteriormente.
Tomando como referente el estudio de Velásquez (2011), se puede
apreciar que los minerales encontrados corresponden con aquellos que se
habían reportado previamente en la zona. Así pues, se encontraron micas
20
La composición del desgrasante de cada tipo cerámico reportado en San Isidro puede ser encontrada
en el Anexo 3.
Figura 13. Porcentajes de aparición de los minerales identificados en la cerámica del
sitio de San Isidro de acuerdo a análisis petrográficos. Valores detallados pueden
observarse en la Tabla 1.
Epidota
68
como biotita y moscovita, y piroxeno en la muestra de San Isidro. No obstante
estos no se encuentran en las proporciones usualmente reportadas en la zona,
comportamiento predecible dado su inestabilidad, que los hace más
vulnerables en la cocción a la que son sometidos como parte del desgrasante
de la cerámica y que a veces deriva en su desintegración. Por esta razón
aparecen en porcentajes muy bajos en todos los tipos cerámicos, siempre por
debajo del (25%); siendo la biotita la que más es reportada con porcentajes
entre (5 - 20%), mientras la moscovita y los piroxenos se encuentran por
debajo del (4%) - congruente con lo reportado por Velásquez (2011).
Por otro lado, la presencia de cuarzos y feldespatos en la muestra
alcanza en conjunto el 85.11%, porcentaje que se explica a partir de su
naturaleza estable y resistencia a las altas temperaturas. Adicional a esto, las
propiedades químicas de estos minerales los hacen altamente deseables como
componentes del desgrasante de la cerámica, por lo que incluso algunos
autores sugieren que su adición no es azarosa sino más bien intencionada
(Rice 1987: 94-102).
Específicamente, el cuarzo es un mineral refractario, es decir, soporta
hasta 1710 °C. Durante el proceso de calentamiento sufre tres inversiones o
cambios en su estructura atómica, las cuales alteran su densidad y gravedad
específica. La primera inversión significa el cambio de cuarzos alfa a beta y
ocurre a los 573°C. Esta transformación está acompañada de un cambio
estructural que resulta de la expansión de los granos de cuarzo en volumen,
asociada a la pérdida de agua en el proceso de calentamiento o quemado, es
decir, en el momento en el que el cuerpo de arcilla se disminuye/encoje. En
temperaturas por encima a los 1470 °C, estas inversiones son aceleradas por
la presencia de flujos que también causan que las partículas de cuarzo se
disuelvan para formar un vidrio silíceo, con un incremento de volumen (Rice
1987: 95).
A partir de estas propiedades, la adición de cuarzo en el desgrasante
contribuye a reducir el encogimiento de las vasijas/artefactos, pero no si se
69
encuentra en muy pequeñas proporciones o en forma de granos muy
pequeños. También puede debilitar la fuerza del fuego, en parte por la
inversión alfa-beta que ocurre, pero también por la fragmentación que ocurre
en partículas grandes a altas temperaturas (Rice 1987: 96). En el caso de San
Isidro, el tamaño de las partículas de cuarzo identificadas varía de acuerdo al
tipo cerámico, encontrándose fácilmente tipos con partículas muy pequeñas
(como el Arenoso Fino, Habano Compacto, Malambo Rojo y Malambo Inciso) o
con partículas de gran tamaño (Malambo Burdo, Naranja Fino y Granuloso
Burdo). No obstante, aquellos tipos que tienen partículas de menor tamaño las
tienen en grandes proporciones, razón por la cual se puede asumir el papel
positivo que cumplían en la elaboración de la cerámica.
Respecto a los feldespatos (plagioclasas), son una familia de silicatos
que constituye la segunda categoría mineral más abundante del planeta Tierra.
Se dividen en: aluminosilicatos con potasio (ortoclasas y microclinas), sodio
(albita) y calcio (anortita). Sometidos a altas temperaturas no sufren inversiones
en su estructura atómica, sino que se derriten y son usados en la industria
cerámica como flujos. Promueven el derretimiento por virtud de tres
propiedades: 1) tienen un punto de derretimiento bajo (feldespatos de potasio
se derriten a 1.150 °C y los de sodio se derriten a 1.118 grados °C, 2) son
viscosos cuando se derriten y forman una especie de líquido grueso, 3) son
partículas finas que se fusionan fácilmente. Su inclusión en los desgrasantes
reduce la porosidad de los artefactos cerámicos (Rice 1987: 96).
A pesar de las ventajas que representa su adición en el desgrasante es
difícil probar que fueran adicionados intencionalmente en la cerámica del sitio
arqueológico de San Isidro, más aún si las proporciones en las que se
encuentran en todos los tipos cerámicos es la misma (en el rango de (60-70%
en el caso de los cuarzos). Esta composición es entonces atribuida a la
estabilidad de los minerales que soportan el proceso de cocción y a la
abundancia de los mismos en la zona de estudio.
70
2.2.1.1 Análisis de los marcadores y forma de los granos: discusión
de las fuentes de desgrasante en la cerámica de San Isidro
En la Figura 14 se puede observar la distribución de los cinco
marcadores escogidos en cada uno de los tipos cerámicos definidos para el
sitio de San Isidro. Resulta interesante anotar que en esta muestra, el piroxeno
y la clorita aparecen en solo dos de los tipos (el denominado Malambo Burdo y
Variedad Malambo Burdo, pertenecientes a un mismo tipo)21 y aparecen
asociados. Ambos minerales son inestables y se reportan en porcentajes muy
bajos (por debajo del (2%)); por esto, su contribución a la interpretación no es
significativa. De igual manera, la presencia de desgrasante tiesto en 5 de los 7
tipos no resulta un indicador de procedencia significativo que nos permita
diferenciar unos tipos de otros, aunque si es elocuente en el sentido que la
21
Los tipos Malambo Burdo y Variedad Malambo Burdo habían sido clasificados inicialmente como
tipos diferentes en la clasificación macroscópica, pero con fuertes similitudes que sugerían la existencia
de un mismo tipo con dos variables. Esta asociación fue confirmada mediante el análisis petrográfico que
mostró la misma distribución de los minerales que componían a ambos tipos. Ver Anexo 5.
Figura 14. Gráfica que muestra los cinco minerales escogidos para determinar posibles fuentes de extracción o proveniencia. Se representa
el porcentaje de aparición de cada mineral en cada tipo del Sitio de San Isidro. Convenciones: AF= Arenoso Fino, MB= Malambo Burdo,
HC= Habano Compacto, NF=Naranja Fino, MR= Malambo Rojo, GB=Granuloso Burdo y MI=Malambo Inciso.
71
cerámica era usualmente reciclada en la forma de desgrasante molido – en
algunos casos en grandes proporciones (hasta el (20%) en el Naranja Fino-,
como había sido reportado por Reichel-Dolmatoff (1951) .
Los tipos en los que no aparece reportado el desgrasante tiesto son el
Habano Compacto y el Granuloso Burdo. El Habano Compacto es un tipo que
se define por su textura compacta, cocción completa, y presencia de una fina
capa de engobe de color rojizo o naranja en las caras interiores y exteriores de
las piezas. También, el análisis de forma reveló que está asociado a ollas
globulares de gran tamaño y cuencos semiesféricos hondos. En cuanto a la
decoración, se observan pequeñas incisiones en forma de línea, poco
profundas, en los bordes pertenecientes a este tipo (Ver Anexo 7 y Anexo 11).
En cuanto al Granuloso Burdo, tiene una textura granulosa, cocción casi
completa con rastros de hollín, presencia de engobe, y una superficie con
evidencia de arrastre y levemente pulida. No se encontraron fragmentos
diagnósticos que permitieran realizar una proyección de formas en este tipo
(Ver Anexo 7 y Anexo 11).
Estudios arqueológicos previos señalan que la adición de tiesto molido –
al menos en la cerámica muisca prehispánica de la sabana cundiboyance-
puede encontrarse tanto en formas domésticas como ceremoniales, con leves
diferencias en las técnicas de producción. Así pues, la diferencia fundamental
radica en el grado en que esté molido el tiesto, que es más fino en los tipos
ceremoniales y más grueso en los tipos domésticos (Ome 2006:66). Esta
diferencia no se encontró en la muestra ya que se observó que en todos los
tipos el grano de desgrasante tiesto era de gran tamaño22, sin obedecer a la
funcionalidad asociada al mismo. De esta manera el tiesto molido tampoco se
constituye como un marcador significativo para el sitio de San Isidro.
No ocurre así con la biotita y la moscovita. En esta muestra son las
micas quienes definirán –en conjunto con la descripción morfológica de los
minerales- la procedencia de los desgrasantes utilizados en la cerámica del
22
El tamaño de los granos se hace bajo un objetivo con X10 veces de aumento como referencia. Los
tamaños promedio con su respectiva escala se encuentran en el Anexo 2.
72
sitio del sitio de San Isidro. Estos minerales pueden encontrarse tanto en rocas
metamórficas como en rocas ígneas. Ambas pueden localizarse en la región
como parte de la cuenca sedimentaria que se extiende en gran parte de las
tierras bajas del Caribe colombiano, a partir de una acumulación constante de
sedimentos a través de miles de años, compuestos por una cantidad
importante de rocas metamórficas e ígneas procedentes de otros cuerpos
geológicos, como la Sierra Nevada de Santa Marta o la cordillera central y
oriental; arrastrados hasta las planicies por medio de las cuencas de los ríos y
el viento, entre otros aspectos (Martínez et al. 2001: 54).
Sin poder probar su origen específico a partir de un análisis petrográfico,
será su estructura y su morfología las que den la clave. Las micas son
minerales caracterizados por tener una estructura laminar, es decir formadas
por finas capas que se unen y que las hacen más vulnerables de partirse o
doblarse mediante presión (Mange 1992: 95-99). Dada esta característica, el
presencia en la muestra sugiere que no eran obtenidas de una fuente cuya
energía podía destruirlos fácilmente, como lo es la cuenca de un río. Esto
indica que las micas se asentaron en un área de baja presión o corriente, como
lo es un área inundable o una ciénaga, en donde las corrientes y la erosión son
más bajas.
Esto se suma a la morfología descrita en el análisis. De acuerdo a lo
observado, los granos de biotita y moscovita encontrados en la muestra
presentan un grado de redondez angular o sub angular (Ver Figura 12) en
todos los tipos cerámicos en los que están presentes. En su mayoría, son
granos de 0,15mm-0,41mm aunque pueden encontrarse también en un mayor
tamaño. Estas características se suman a la sub-angularidad observada en las
partículas de cuarzo, plagioclasas, clorita y piroxeno en todos los tipos
cerámicos. También se reportan partículas sub-redondeadas de cuarzo y
plagioclasas, sin embargo predominan las angulares.
Así entonces, los resultados observados permiten apoyar en mayor
medida la hipótesis de las fuentes de extracción del desgrasante ubicadas en
las planicies de inundación o ciénagas, probablemente minerales de
73
suspensión que no fueron sometidos a fricciones lo suficientemente fuertes que
afectaran su morfología o que comprometieran su existencia; en contraposición
con la hipótesis de un origen rivereño. Aun así, se sugiere realizar análisis
futuros que confirmen esta hipótesis cotejando los resultados aquí obtenidos
con muestras análogas in situ de arenas y arcillas ubicadas en los cuerpos de
agua cercanos al sitio, en este caso la Ciénaga del Convento y el rio
Magdalena.
Es importante señalar la ausencia de las micas en el tipo Malambo
Burdo23. Este tipo está compuesto de manera predominante por cuarzos en un
71- 75% y plagioclasas 15-19%, además de piroxeno (1-2%), desgrasante
tiesto (3-5%), clorita (1%) y minerales opacos (1%). Aquí cabe anotar que a
pesar de la existencia de minerales inestables como la clorita24 y el piroxeno,
sus proporciones son tan bajas que no pueden sugerir por si solas una
procedencia de un cuerpo de aguas tranquilas. Sumado a esto, la descripción
morfológica respecto al grado de redondez de las partículas presentes en este
tipo revela que predominan los granos grandes y redondeados o sub-
redondeados. Este tipo, está asociado a ollas globulares de borde directo o
evertido (Ver Anexo 7), tiene una textura granulosa y un acabado rudimentario
que en algunas ocasiones aparece con rastros de hollín. Sólo presenta una
decoración asociada (patrón de tejido en la cara interna de un fragmento) (Ver
Anexo 11). Es el tipo más abundante en la muestra y se reporta en todos los
niveles del sitio arqueológico.
Por la abundancia de cuarzos y plagioclasas, la ausencia de micas, y las
características redondeadas de sus partículas, el desgrasante de este tipo
pudo haber sido obtenido con mayor probabilidad en la orilla de un río. Este
resultado revelaría la escogencia de ciertos materiales que corresponden con
tipos específicos, además de la existencia de al menos dos fuentes de
23
Tampoco se registran micas en el tipo 7, sin embargo, este tipo es una variación del tipo 19 y por lo tanto, se
toman los resultados del tipo 19 como asociados. Ver Figura 4 y Anexo 5. 24
Aunque la clorita se origina a partir de una transformación y alteración de la biotita, la augita o la horblenda, el
porcentaje que se reporta en el tipo es del 1% y no es lo suficientemente significativo para considerar la existencia
de micas anteriores al proceso de cloritización. Además, estos minerales también pueden ser encontrados en la
cuenca del río en estas proporciones.
74
extracción de materiales para la elaboración de la cerámica: una de
ciénaga/planicie de inundación para la mayoría de los tipos, y una rivereña
para el tipo más abundante asociado a cocción.
2.2.2 Cacaramoa
Los minerales identificados son los mismos reportados para el sitio de
San Isidro en proporciones similares. En esta muestra se encuentran los
siguientes minerales en orden de abundancia: Cuarzo (69,32%), Plagioclasas
(15,37%), Micas (6,11%) [(5,77%) correspondiente a la Biotita y (0,34%)
correspondiente a Moscovita], Borde (posible sílice) (2,91%), Lítico sin
diferenciar (2,0%), Desgrasante Tiesto (1,66%), Clorita (0,74%), Epidota
(0,6%), Piroxeno (0,29%) y Minerales opacos (ore minerals) (0,1%). (Ver
Figura 15 y Tabla 10). Nuevamente se encuentran minerales que son
congruentes con los reportados en el estudio de Velásquez (2011), pero no en
la misma proporción indicada por el autor debido al efecto –ya discutido en la
sección anterior- del proceso de cocción de la cerámica que lleva a la
desintegración de gran parte de los minerales inestables. En esta muestra este
Figura 15. Porcentajes de aparición de los minerales identificados en la cerámica del
sitio de Cacaramoa de acuerdo a análisis petrográficos. Valores detallados pueden
observarse en la Tabla 2.
Epidota
75
comportamiento se corrobora con los bajos porcentajes en los que aparecen
las micas, el piroxeno, la clorita y la clinoziocita en los distintos tipos cerámicos,
siempre por debajo del (15%) en el caso de la biotita, del (4%) en el caso de la
clorita, y del (2%) en el caso de la moscovita y el piroxeno (Ver Figura 7).
Siguiendo un patrón similar, los cuarzos y feldespatos de la muestra
alcanzan en conjunto un (84,69%) debido a su estructura estable que los hace
resistentes a altas temperaturas. Su distribución en los distintos tipos
cerámicos se encuentra entre el 60-75% en el caso de los cuarzos, y del 5-20%
en el caso de los feldespatos. Dada la cercanía de ambos sitios arqueológicos
–separados por una distancia de 1 kilómetro en línea recta- las similitudes en la
composición eran predecibles en la medida en que los materiales disponibles
son los mismos. De nuevo entonces, las pistas se encuentran en los
marcadores seleccionados y en la descripción morfológica de los minerales que
permitan apoyar una hipótesis sobre la procedencia, bien sea rivereña o
cenagosa/área inundable.
2.2.2.1 Análisis de los marcadores y forma de los granos: discusión
de las fuentes de desgrasante en la cerámica de Cacaramoa
En la Figura 16 se puede observar una gráfica con la distribución de los
cinco minerales escogidos como marcadores en cada tipo cerámico reportado,
para determinar una procedencia probable de los minerales utilizados en el
desgrasante de la cerámica del sitio de Cacaramoa. De acuerdo a lo
encontrado en el análisis petrográfico, la distribución de los minerales cambia
de manera significativa en este sitio. Los porcentajes en esta ocasión son más
bajos que los observados en San Isidro, siendo el mayor porcentaje un (14%)
de biotita en el Cacaramoa Gris Pulido, mientras que en el sitio de San Isidro
se podía hablar de hasta un (20%) en un solo tipo.
76
CCF CPF CGP CG CNP CGF CCD CGG CNB TOTAL
F 9 58 1 9 6 0 9 0 0 92
% 16,07 22,83 0,45 3,11 9,23 0 3,19 0 0 5.26
F 19 90 71 179 20 90 79 33 55 636
% 33,93 35,43 32,13 61,94 30,77 34,09 28,01 28,45 28,35 36.34
F 7 56 55 10 20 100 38 17 90 393
% 12,50 22,05 24,89 3,46 30,77 37,88 13,48 14,66 46,39 22.46
F 13 5 0 1 10 4 42 17 0 92
% 23,21 1,97 0 0,35 15,38 1,52 14,89 14,66 0 5.26
F 1 1 2 0 1 11 7 2 0 25
% 1,79 0,39 0,90 0,00 1,54 4,17 2,48 1,72 0,00 1.43
F 1 8 36 16 3 24 23 14 28 153
% 1,79 3,15 16,29 5,54 4,62 9,09 8,16 12,07 14,43 8.74
F 0 2 5 1 1 21 40 17 3 90
% 0,00 0,79 2,26 0,35 1,54 7,95 14,18 14,66 1,54 5.14
F 3 13 22 41 0 2 10 3 7 101
% 5,36 5,12 9,95 14,19 0,00 0,76 3,55 2,59 3,61 5.77
F 0 5 0 0 0 1 0 0 7 13
% 0,00 1,97 0,00 0,00 0,00 0,38 0,00 0,00 3,61 0.74
F 0 1 0 0 0 0 2 2 0 5
% 0,00 0,39 0 0,00 0,00 0 0,71 1,72 0 0.29
F 1 1 3 21 0 1 2 0 0 29
% 1,79 0,39 1,36 7,27 0,00 0,38 0,71 0,00 0,00 1.66
F 0 0 0 2 0 0 0 0 4 6
% 0,00 0,00 0,00 0,69 0,00 0,00 0,00 0,00 2,06 0.34
F 0 10 16 0 0 3 12 10 0 51
% 0,00 3,94 7,24 0,00 0,00 1,14 4,26 8,62 0,00 2.91
F 1 4 8 0 4 7 10 1 0 35
% 1,79 1,57 3,62 0,00 6,15 2,65 3,55 0,86 0 2
F 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1
% 0,00 0,00 0,45 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0.06
F 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1
% 1,79 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0.06
F 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
% 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0
F 0 0 1 0 0 0 8 0 0 9
% 0,00 0,00 0,45 0,00 0,00 0,00 2,84 0,00 0,00 0.51
F 0 0 0 7 0 0 0 0 0 7
% 0,00 0,00 0 2,42 0,00 0 0,00 0 0 0.4
F 0 0 0 2 0 0 0 0 0 2
% 0,00 0,00 0,00 0,69 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0.11
56 254 221 295 65 264 282 116 197 1750
Plagme
Ore
Des
Ort
TOTAL
DesT
Mus
Bo
Ld
Cli
Plagpo
Mr
Plag
PlagSe
Bi
Clo
Px
TIPO/
COMPOSICION
Quex
Qo
Qpo
Qp
Ep
Tabla 10. Cacaramoa-Corte 1
Resultados con frecuencia absoluta (F) y porcentajes (%) de los
minerales identificados en el Corte 1 de Cacaramoa, por tipo cerámico. 25
25 Convenciones: Qex: Cuarzo con extinción normal, Qo: Cuarzo onduloso, Qpo: Cuarzo policristalino y onduloso, Qp:Cuarzo
policristalino, Mr: Microclina, Plag: Plagioclasa, PlagSe: Plagioclasa sericitizada, Bi:Biotita, Clo: Clorita, Px: Piroxeno, DesT:
Desgrasante Tiesto, Mus: Moscovita, Bo: Borde, Ld: Litico sin diferenciar, Ep: Epidota, Plagpo: Plagioclasa policristalina, Plagme: Plagioclasa metamorfizado, Ore: Ore minerals, Des: Desconocido, Ort: Orthoclasa. Convenciones de los tipos: Ver Tabla 4.
77
Figura 16. Gráfica que muestra los cinco minerales escogidos para determinar posibles fuentes de extracción o proveniencia. Se representa
el porcentaje de aparición de cada mineral en cada tipo del sitio de Cacaramoa. Convenciones: CF= Café Fino, PF= Cerámica Pasta Fina,
CGP= Cacaramoa Gris Pulido, CG= Cacaramoa Granuloso, CNP= Cacaramoa Naranja Pulido, CGF=Cacaramoa Granuloso Fino,
CCD=Cacaramoa Crema Decorado, CGG=Cacaramoa Granuloso Grueso y CNB= Cacaramoa Negro Burdo.
De la misma forma, el piroxeno y la clorita aparecen en cantidades
mínimas, el primero por debajo del (2%) y la segunda debajo del (4%). Su
aporte es de nuevo reducido en la discusión de procedencia y su rareza –dada
su inestabilidad y posible procedencia exógena- y por lo tanto no resulta
relevante en el presente estudio.
Al ver la gráfica (Figura 16), salta a la vista la presencia de micas en
todos los tipos identificados, a excepción del Naranja Pulido. Las micas que
están presentes en la muestra se distribuyen de una forma similar a como lo
hacían en el sitio de San Isidro; estando la biotita presente en mayor medida
que la moscovita. Sin embargo, en este caso la primera nunca sobrepasa el
14% y en promedio se encuentran ambas entre el 3-6%. La moscovita por su
parte sólo se reporta en dos tipos cerámicos, y se registra en proporciones muy
bajas –nunca supera el 2%-. Como se encuentra en compañía de la biotita en
78
este análisis se hablará del grupo de las micas en general y no se discriminará
cada una por separado.
Su presencia sugiere de nuevo que se trata de sedimentos de
suspensión acumulados en planicies de inundación o ciénagas, donde estos
minerales podrían asentarse y conservarse. En cuanto a su morfología, la
descripción realizada señala que los granos de micas son angulares y muy
angulares, de acuerdo a las categorías de Powers (Ver Figura 12). Este
aspecto soporta en mayor medida la hipótesis de un origen cenagoso o de
aguas tranquilas versus un origen rivereño.
En el caso del Naranja Pulido, que no presenta micas ni minerales
inestables -como el piroxeno o la clorita- como parte de su desgrasante, se
podría sugerir que su origen sea diferente. Este tipo se caracteriza por su
textura compacta y uniforme, cocción completa, engobe y acabado pulido y
bruñido en ambas caras. El análisis de formas a partir de fragmentos
diagnósticos mostró una asociación de éste tipo con ollas globulares de borde
evertido de tamaño mediano (Ver Anexo 5 y Anexo 8). La descripción
morfológica de los granos observados en la sección delgada de este tipo
apunta a un origen de aguas con corrientes moderadas ya que las formas
predominantes de los granos de cuarzo y plagioclasas presentes en este tipo
son en su gran mayoría sub-redondeadas en los granos de mayor tamaño y
sub-angulares en los granos más pequeños. Vale la pena resaltar que en este
tipo las inclusiones se encuentran en proporciones muy bajas (menos del
(25%) de la superficie total de la muestra) en comparación con el contenido
arcilloso, proporción que puede incidir en los resultados obtenidos por la sub
representación de ciertos minerales.
Con respecto a la adición de desgrasante tiesto, hay tres tipos en los
que no se reporta su uso: el ya mencionado Naranja Pulido, el Cacaramoa
Granuloso Grueso y el Cacaramoa Negro Burdo. Con relación a estos dos
últimos, ambos tipos se caracterizan por tener una textura granulosa,
desgrasante con granos grandes, terminación rudimentaria, rastros de hollín y
79
ausencia de decoración. Ambos están asociados a ollas globulares de gran
tamaño (Ver Anexo 8 y Anexo 12). Los tres tipos asociados que no presentan
el desgrasante de tiesto molido son tipos con formas de uso doméstico,
específicamente ollas globulares. Sin embargo otros tipos asociados a estas
formas como el Cacaramoa Café Fino y el Cacaramoa Granuloso Fino sí
presentan adiciones de desgrasante tiesto aunque en bajísimas proporciones
(por debajo del 2%). De igual forma, tipos asociados con formas cerámicas
como las copas –con posibles usos ceremoniales, como por ejemplo el
Cacaramoa Crema Decorado- tienen una muy baja adición de tiesto molido
(0,8%); lo cual no permite trazar una relación clara que explique la ausencia o
presencia de este elemento en el desgrasante de ciertos tipos cerámicos a
partir de la funcionalidad de los mismos. Al igual que en San Isidro, no se
encontró una relación entre el tamaño del grano de tiesto molido y la
funcionalidad asociada a la forma cerámica correspondiente a cada tipo.
De todas formas este es un buen indicador sobre las técnicas de
elaboración de la cerámica en el sitio de Cacaramoa, en el que se adicionaba
tiesto molido como desgrasante en la mayoría de los tipos reportados. Sin
embargo, su adición es muy conservadora y nunca supera el (7%),
comportamiento similar al encontrado en el sitio de San Isidro, salvo en el
Naranja Pulido de este sitio, el cual es una excepción a la regla.
Finalmente, el análisis petrográfico de la cerámica del sitio de
Cacaramoa a nivel de componentes minerales y su aspecto morfológico apoya
en mayor medida la hipótesis de un origen cenagoso o de planicie de
inundación en contraposición con el origen de río, teniendo en cuenta la
presencia de las micas y minerales inestables, además de la angularidad de los
granos observados en la muestra. Únicamente el tipo Naranja Pulido de este
sitio podría tener un origen diferente, aunque la descripción morfológica no es
concluyente al encontrar granos sub redondeados y sub angulares a la vez -
dependiendo del tamaño podían ser lo uno o lo otro-, y por la baja cantidad de
inclusiones encontradas en el tipo.
80
2.2.3 Implicaciones de los resultados del análisis petrográfico y su
repercusión en la búsqueda de marcadores de etnicidad
Como se había propuesto desde el inicio, los análisis petrográficos
cumplieron dos objetivos. En primer lugar contribuyeron a confirmar la tipología
propuesta para ambos sitios arqueológicos, reiterando asociaciones hechas en
el análisis macroscópico que derivaron en la unión de tipos inicialmente
separados -como es el caso del Malambo Burdo y del Malambo Inciso líneas
paralelas y sus respectivas variedades en el sitio de San Isidro. Por otro lado,
sugirieron posibles fuentes de extracción de materias primas, en lo que se
relaciona con la composición del desgrasante, para a partir de eso, plantear
posibles rutas o áreas exclusivas de cada grupo o, por el contrario, áreas
comunes de extracción de materias primas que aluden a un contacto entre
ambos en un periodo de tiempo dado.
Lo que el estudio de las secciones delgadas reveló es que el
desgrasante utilizado en la cerámica de ambos sitios arqueológicos tiene un
origen predominantemente cenagoso o de agua tranquilas. Se llegó a esta
conclusión teniendo en cuenta la presencia de minerales inestables y la
morfología de los granos que por su grado de esfericidad o redondez podían
ser asociados con un origen rivereño o de planicies de inundación. Así pues,
los minerales identificados son sedimentos de suspensión que llegaron a las
planicies inundables o ciénagas cercanas a los sitios arqueológicos y que
resistieron el proceso de cocción de la cerámica una vez agregados a la arcilla
en la forma de desgrasante.
Sin embargo, en cada caso se presentó un tipo que resultó ser una
excepción a la regla. En San Isidro, el tipo Malambo Burdo, el más abundante
de toda la muestra, no reporta la presencia de micas y presenta además
granos redondeados; aspectos que apoyan un origen rivereño y que además
señalan criterios específicos en la construcción de los tipos que implicaría al
menos dos fuentes de extracción distintas. En el caso de Cacaramoa, el tipo
Naranja Pulido tampoco reporta la presencia de micas o minerales inestables
81
de ningún tipo, razón por la cual se propone una fuente de extracción rivereña
para obtener los desgrasantes que lo componen.
A pesar de esta importante contribución al análisis de la cerámica de
estos dos sitios, la comparación de estos resultados con muestras análogas
tomadas in situ es necesaria para determinar con un mayor grado de certeza la
fuente de extracción del desgrasante. Esto resulta crucial ya que en la zona
existen numerosos cuerpos lacustres al ser un área a escasos kilómetros de un
río principal y rodeada de ciénagas. Determinar en este escenario el punto de
extracción exacto –o al menos el más probable- podría significar distintos
escenarios que contribuirían a la discusión acerca de la etnicidad.
Si se tiene conocimiento de las fuentes de extracción se podría utilizar
eventualmente como un primer indicador de etnicidad entendido en el marco de
la territorialidad, uno de los componentes que hacen parte de una identidad
grupal y socialmente definida (Schortman 1989: 53). La identificación de las
fuentes de extracción, en conjunto con evidencias arqueológicas que permitan
dilucidar el manejo del espacio y las posibles fronteras existentes en la zona
para el periodo anterior a la llegada de los españoles, permitirían discutir éste
aspecto, teniendo en cuenta el acceso que tienen los distintos grupos a las
fuentes de materia prima con las que elaboran la cerámica.
Aunque en este punto resulta altamente especulativo, no está de más
discutir esta posibilidad dado las condiciones que caracterizaron a la zona a la
llegada de los españoles. Cabe recordar que de acuerdo a los registros
etnohistóricos, los distintos pueblos que los conquistadores encontraron a su
paso en lo que luego se conocería como la Provincia de Tierradentro libraban
guerras y tenían alianzas ocasionales (Tovar 1993, Arrieta y Hernández 2006);
situación que podría traducirse en la protección de territorios o restricción de
acceso a ciertos lugares controlados por cada grupo.
De igual manera, los registros relatan la interacción de distintos grupos
en las márgenes del río Magdalena a partir de intercambios comerciales y
filiales (Friede 1955: 179); lo que podría eventualmente significar la existencia
82
de espacios libres de conflicto o que no eran considerados como propios de
algún grupo en particular, como pudieron haber sido las ciénagas. Más aún, la
definición de territorios podría incluso haberse supeditado a la protección de
ciertos recursos o de lugares significativos para el grupo, por lo que las fuentes
de extracción de arcillas y desgrasante podrían no significar un indicador
válido, pero sí en cambio las fuentes de agua a los que están asociados.
No obstante, la identificación de puntos de extracción exactos en esta
ambiente es difícil dado que los suelos que componen la región cenagosa de la
margen occidental del río Magdalena son más bien uniformes y los mismos
minerales están presentes en cantidades similares en toda la región. Definir
entonces territorios a partir de estas evidencias no parece probable –al menos
no utilizando técnicas de geología como las propuestas en esta investigación
(análisis petrográficos y de morfología de minerales).
Por el momento, los resultados permiten descartar en gran medida un
origen exógeno de ciertos tipos cerámicos encontrados en ambos sitios
arqueológicos y, por el contrario, apuntan a un origen local. Revelan además
muchas similitudes entre ambos sitios a nivel de componentes mineralógicos
que se puede explicar por la disponibilidad de los mismos minerales en la zona,
en similares proporciones. La diferencia no se encuentra entonces a nivel de
componentes de la cerámica, sino que se debe buscar otros indicadores que
puedan aportar a la discusión acerca de la etnicidad como puede ser el análisis
estilístico de los conjuntos cerámicos.
3. Análisis estadísticos de los conjuntos cerámicos de San Isidro y
Cacaramoa
La búsqueda de patrones a nivel de forma, función y decoración entre
los dos conjuntos cerámicos de San Isidro y Cacaramoa pretende explorar la
existencia de posibles marcadores étnicos que pudieran indicar la pertenencia
a un mismo grupo, o la ausencia de elementos que permitan hacer alguna
afirmación en este sentido. De acuerdo a la metodología planteada, los rasgos
que se seleccionaron eran la forma, tamaño, función y decoración de la
83
cerámica en ambos conjuntos como aspectos asociados a una identidad étnica
compartida –reportados por Reichel-Dolmatoff (1951) para la cerámica del Bajo
Magdalena-. Entre estos elementos, el aspecto que más directamente podría
reflejar una adscripción a un grupo social sería el aspecto simbólico, expresado
en los motivos decorativos e iconográficos presentes en la muestra (Schortman
1989), cuya similitud o diferencia en ciertos periodos podría dar luces sobre
esta pregunta.
Para no depender de falsos patrones se plantearon distintos escenarios
que permitieran descartar explicaciones alternativas acerca de la variabilidad
de la decoración y/o su abundancia en los sitios. La comparación entre ambos
sitios se realiza en principio con el total de la muestra de ambos conjuntos, y en
un segundo momento, con los últimos tres niveles del sitio de San Isidro para
comparar el periodo en que se estima estuvieron ocupados ambos sitios al
mismo tiempo.
Se realizaron tres pruebas de hipótesis basadas en técnicas de
remuestreo, utilizadas en los casos en que los datos son escasos y se requiere
disminuir su impacto en el resultado final. En otras palabras, el remuestreo se
basa en generar submuestras que preserven el comportamiento observado en
la información disponible, y con ellas simular la distribución del estadístico que
se desee emplear. La técnica utilizada en este caso fue una simulación de
Monte Carlo26, la cual consiste en generar un millón de matrices con una
distribución de datos similar a la matriz original de datos en donde se encuentra
la información de las variables que se pretenden comparar. Posteriormente se
calcula el chi cuadrado de la matriz original y de cada una de las matrices
simuladas y se comparan los valores obtenidos. El resultado de esta
comparación, denominado p valor, indicará qué tan extremo es el resultado con
relación a los datos originales y si se puede rechazar o no la hipótesis
26
Test realizado utilizando el programa R Development Core Team y la asesoría de Adolfo Quiroz y
Jairo Peña. R Foundation for Statistical Computing ISBN 3-900051-07-0. Vienna, Austria: R: A
language and environment for statistical computing (2012). URL http://www.R-project.org/. Programa
computacional.
84
planteada –con una confiabilidad del 95%. De acuerdo a la confiabilidad
elegida, la hipótesis planteada será rechazada si el p valor se encuentra por
encima del 0,05%, y no podrá ser rechazada si se encuentra por debajo de
este valor.
Las pruebas de remuestreo plateadas son: i) Independencia entre las
variables decoración y función en los artefactos hallados en San Isidro, ii)
Independencia entre las variables decoración y función en los artefactos
hallados en Cacaramoa corte 1 y iii) Estudiar si las proporciones en cada celda
de las matrices San Isidro y Cacaramoa corte 1 son iguales.
Finalmente, se realizó una prueba de hipótesis basada en el test chi
cuadrado clásico para estudiar la independencia entre las variables de lugar y
decoración. Esta prueba pudo realizarse en este caso sin necesidad de
remuestreo porque los datos lo permitieron.
El primer test de remuestreo se hizo con el propósito de evaluar una
dependencia entre las variables forma/función y decoración. De esta manera,
se puede determinar si la cantidad de fragmentos decorados que se
encuentran en un sitio depende del tipo (forma) de las vasijas encontradas en
él. En otras palabras, si las variables fueran dependientes, se podría afirmar
que si existen en un lugar mayor cantidad de ollas que de copas, es probable
entonces que se encuentren menos fragmentos decorados. Las variables de
esta matriz se agruparon en formas utilizadas para preparación y
almacenamiento (ollas y jarras/cantaros) y formas asociadas a servicio
(cuencos y copas).
Test. 1
Hipótesis nula: independencia entre forma/función y decoración
SAN ISIDRO ollas+cantaros cuencos+copas Total general
DECORADOS 1 2 3
NO DECORADOS 9 4 13
Total general 10 6 16
85
Este test se realizó mediante una simulación de Monte Carlo con
remuestreo y el p valor observado fue de 0.560255. Conclusión:
No se rechaza la hipótesis nula (es decir, puede haber
independencia entre forma/función y decoración).
Test 2.
Hipótesis nula: independencia entre forma/función y decoración
CACARAMOA ollas+cantaros cuencos+copas Total general
DECORADOS 1 1 2
NO DECORADOS 12 9 21
Total general 13 10 23
Este test se realizó mediante un experimento de Monte Carlo con
remuestreo y el p valor observado fue de 1. Conclusión: No se
rechaza la hipótesis nula es decir, puede haber independencia
entre filas y columnas.
Test 3. Hipótesis nula: Las proporciones de cada celda de las
matrices San Isidro y Cacaramoa son iguales.
SAN ISIDRO ollas+cantaros cuencos+copas Total general
DECORADOS 1 2 3
NO DECORADOS 9 4 13
Total general 10 6 16
CACARAMOA ollas+cantaros cuencos+copas Total general
DECORADOS 1 1 2
NO DECORADOS 12 9 21
Total general 13 10 23
Este test se realizó mediante un experimento de Monte Carlo
con remuestreo y el p valor observado fue de 0.766277.
86
Conclusión: No se puede rechazar la hipótesis nula, es decir
las proporciones de ollas y cantaros decoradas en ambos
pueden ser las mismas, y así para cada celda de la matriz.
Tras realizar las pruebas que buscaban una relación de independencia entre
las variables de forma/función y decoración, los resultados no permitieron
negar la hipótesis planteada. Tampoco se pudo negar que las proporciones en
las que se encuentran distribuidas las variables en ambos sitios son iguales
(Ver Test 3). Esto se debe a que a pesar del remuestreo, el p valor es sensible
a la cantidad de datos originales, y el número de datos en ambos sitios es muy
pequeño. No obstante, en ambos casos resulta claro que existe una mayor
cantidad de formas identificadas que no presentan decoración y que la gran
mayoría de formas identificadas corresponden a ollas y cantaros en ambos
sitios. Por esta razón existe una mayor probabilidad de que efectivamente
exista una dependencia entre ambas variables, y la decoración escasa
encontrada en ambos sitios se deba a que se encuentran mayor cantidad de
ollas y cántaros que de copas y cuencos.
Test 4 Hipótesis nula: independencia entre filas y columnas de la
matriz
Decorados No decorados Total
SAN ISIDRO 57 2827 2884
CACARAMOA 18 1528 1546
Total general 75 4355 4430
Este test se realizó empleando el estadístico chi cuadrado
clásico para tablas de contingencia. El p valor observado fue
de 0.045812584. Conclusión: Si se puede rechazar la
hipótesis nula de una independencia entre las variables de
decoración y lugar, es decir si son diferentes. Sólo se
rechazaría utilizando un 80% de confiabilidad.
Ahora bien, se realizó una prueba de chi cuadrado clásica para
determinar si existía una independencia entre las variables de decoración y
87
lugar con el objetivo de determinar si la cantidad de fragmentos decorados
obedecía al sitio en donde habían sido hallados, San Isidro o Cacaramoa (Ver
Test 4). Este test permitió negar, con una confiabilidad del 95%, que existía
una independencia entre las variables ya que el p valor fue de 0,045812584,
razón por la que se puede afirmar que las variables si son dependientes y que
el número de fragmentos decorados depende del lugar- sitio arqueológico.
Al calcular la contribución de las variables –calculando las sumas de las
desviaciones estándar para las variables de cada sitio - se pudo determinar
que la variable que contribuía en mayor medida al resultado del Test 4 era la
variable de los decorados con un 98,3% de injerencia sobre el resultado. De
esta manera se puede decir que la diferencia entre ambos sitios proviene de
los fragmentos decorados de cerámica, cuya cantidad no está necesariamente
ligada a la funcionalidad de las vasijas presentes en cada sitio.
3.2 Comparación de los niveles superiores de San Isidro con el sitio
de Cacaramoa
De acuerdo a la cronología relativa propuesta para el sitio de San Isidro,
los tres niveles superiores se encuentran entre el 1150d.c.-1250d.c. y el
1330d.c.-1440d.c. (siglo XII d.c.-siglo XV d.c.). En el sitio de Cacaramoa corte
1, el nivel 3 de 8 niveles, se ubica en el periodo del 1430d.c.-1480d.c. (s XV
d.c.) (Ramos 2012). El ejercicio de comparación de ambos sitios teniendo en
cuenta solamente los tres niveles superiores del sitio de San Isidro podría
encaminar la discusión a la identificación de patrones, que aunque pueden
estar presentes en niveles más tempranos del sitio, pueden haberse
modificado, acentuado o desaparecido en este último periodo; asumiendo que
dada la distancia a la que se encuentran ambos sitios, es probable que
hubieran podido tener contacto.
Como las evidencias para este periodo de tiempo son muy reducidas en
términos de formas y fragmentos decorados para el sitio de San Isidro, no se
pudo plantear la realización de una prueba estadística de comparación entre
ambos conjuntos. De todas formas, se pueden realizar cotejos válidos teniendo
88
en cuenta la proporción en la que se encuentran representados los tipos
cerámicos identificados en estos niveles, las formas asociadas y la presencia o
ausencia de fragmentos con decoración en ambos sitios. Cabe anotar que la
cantidad de fragmentos recuperados en estos tres niveles superiores -284 en
total- es notablemente menor que la recuperada en el corte 1 de Cacaramoa
durante toda su ocupación, sesgo importante que debe considerarse en los
resultados.
Ahora bien, estos tres niveles coinciden precisamente con un declive
importante en la ocupación del sitio de San Isidro que se inició en el nivel 5 (40-
50cm) (Ver Tabla 2). La distribución de los tipos cerámicos en estos niveles
corresponde con el patrón observado a lo largo del todo el corte (conservan la
misma proporción de los tipos cerámicos a pesar de la menor cantidad de
fragmentos). Las formas que pudieron ser identificadas en estos tres niveles
son dos: una olla globular del tipo Malambo Burdo y un cuenco semiesférico
pando del tipo Malambo Rojo, ambas formas sin ningún tipo de decoración. Por
otro lado, no se registra ningún fragmento decorado en los tres niveles
superiores, periodo que coincide con el surgimiento y auge del sitio de
Cacaramoa –proceso que se condensa entre los niveles 2 y 4 del corte 1 de
Cacaramoa, es decir, probablemente contemporáneo al momento en que la
ocupación del sitio de San Isidro termina.
La ausencia de tipos cerámicos comunes en este periodo en ambos
sitios arqueológicos y las diferencias en las técnicas de decoración reportadas
para cada sitio -y que en este caso están ausentes en el sitio de San Isidro en
los tres niveles superiores- no permiten determinar si existió un contacto entre
ambos grupos y más bien sugieren que este encuentro no tuvo lugar- o que al
menos no dejo evidencias en el material cerámico encontrado en ambos sitios.
Tampoco se puede pensar que Cacaramoa es una ocupación más tardía de las
mismas personas que ocuparon San Isidro ante la ausencia de tipos cerámicos
y tipos de decoración comunes.
89
VII. CONSIDERACIONES FINALES
La búsqueda de patrones de etnicidad en los conjuntos cerámicos de
San Isidro y Cacaramoa implicó en primer lugar el planteamiento de una
propuesta tipológica de la cerámica encontrada en ambos sitios, teniendo en
cuenta las tipologías que antecedían este trabajo y las implicaciones
cronológicas correspondientes. La propuesta aquí presentada se convierte en
una guía para excavaciones futuras del área y está sujeta a los próximos
hallazgos que ratifiquen o controviertan los tipos propuestos.
La identificación tipológica arrojó por si sola importantes conclusiones
con respecto a la funcionalidad de los sitios a partir de la identificación de la
forma de las vasijas encontradas, así como de las técnicas de decoración
presentes en cada uno y su distribución a través de los niveles del corte. Se
pudo identificar en ambos casos –a partir de la recurrencia de ciertos tipos- que
se trató de una sola ocupación con momentos de mayor o menor densidad del
material cerámico. Tanto el corte 1 de San Isidro como el corte 1 de
Cacaramoa presentan una mayor cantidad de ollas globulares comparado con
las otras formas identificadas. En ambos casos la cerámica se encontró
asociada con restos óseos de fauna –en ocasiones quemada- evidencia del
carácter doméstico de ambos contextos. En el caso del corte 2 de Cacaramoa,
se identificaron los mismos tipos cerámicos presentes en el corte 1 (a
excepción del tipo Cacaramoa Gris Pulido) y se registró una mayor cantidad de
copas y algunas ollas asociadas a los enterramientos. Esta evidencia reafirma
su definición como contexto funerario.
Respecto a su ubicación cronológica en la región, el sitio de San Isidro
es más temprano y tiene una mayor profundidad temporal. Las fechas
estimadas para este sitio, de acuerdo a la propuesta cronológica relativa aquí
planteada (que fue estipulada a partir de la aproximación de dos fechas
absolutas a los demás niveles del corte -correspondientes al nivel 6 y nivel 9- ),
se extienden aproximadamente desde el siglo II d.c.- siglo XV d.c. Por su parte,
el sitio de Cacaramoa corresponde a una ocupación tardía fechada para el s
XV d.c. (1430d.c.-1470d.c.) (Ramos 2012). Aunque los niveles superiores del
90
sitio de San Isidro podrían ser contemporáneos con el sitio de Cacaramoa, no
se encontraron tipos cerámicos en común entre ambos conjuntos ni ninguna
evidencia –al menos en el material cerámico- que sugiriera contacto entre
ambos grupos. Esto podría significar por un lado la posibilidad de que incluso
no coincidan en el tiempo y la formación del sitio de Cacaramoa sea posterior
al término de la ocupación del sitio de San Isidro, o por otro lado la existencia
de diferencias culturales.
Adicionalmente, la ausencia de tipos comunes en ambos sitios
arqueológicos a lo largo de toda su ocupación es significativa para el propósito
de esta investigación pues contribuye a pensar que los grupos que ocuparon
ambos sitios eran distintos. Aunque se reportó que existen tipos similares en
ambos sitios, como es el caso del tipo Malambo Burdo y el tipo Cacaramoa
Negro Burdo, esta similitud puede atribuirse a las materias primas disponibles
en la zona que, como lo ratificó el estudio petrográfico, presentan los mismos
minerales en el desgrasante y parecen provenir predominantemente de suelos
y arenas cenagosas.
Por otra parte, las técnicas de decoración identificadas reafirmaron esto
último ya que se pudo establecer la existencia de decoraciones exclusivas en
cada uno de los sitios. De esta manera, mientras en el sitio de San Isidro
predominan las incisiones y los motivos geométricos y zoomorfos asociados a
los bordes de las vasijas –en su mayoría cuencos y copas-, en el sitio de
Cacaramoa se encuentran diseños punteados, ungulados y con muescas
asociados a cuerpos de vasijas –que por su grosor parecen corresponder a
platos o cuencos-.
Una vez fueron identificados los tipos cerámicos en ambos conjuntos y
se analizó su comportamiento a través del tiempo en los cortes estratificados,
se dio inició a la búsqueda de patrones de etnicidad desde dos frentes: 1) los
análisis petrográficos que buscaban identificar posibles fuentes de extracción,
que permitieran suponer contactos entre ambos grupos, y 2) los análisis
estadísticos entre ambos conjuntos que examinaban la dependencia de las
variables forma/función y decoración en ambos sitios arqueológicos.
91
Los análisis petrográficos revelaron que las fuentes de extracción de los
minerales que componen los desgrasantes de la cerámica presentes en ambos
sitios se ubican predominantemente en suelos cenagosos o planicies de
inundación. Esta afirmación pudo realizarse teniendo en cuenta la presencia de
minerales inestables y el grado de esfericidad de las partículas. Es importante
destacar que se encontró en cada sitio un tipo cerámico en el que se identificó
una posible fuente de extracción ribereña a partir de la ausencia de micas o
minerales inestables en su desgrasante y la morfología mas redondeada de
sus partículas. Este comportamiento podría indicar para ambos casos la
existencia de al menos dos fuentes de extracción de materia prima para la
elaboración de la cerámica.
Aunque el estudio de las secciones delgadas permitió ratificar las
tipologías propuestas por medios macroscópicos y sugerir posibles fuentes de
extracción, no es concluyente para la pregunta acerca de la etnicidad
planteada en la investigación. Para esto es necesario realizar comparaciones
con muestras análogas tomadas de arenas in situ que permitan confirmar las
fuentes sugeridas mediante análisis de secciones delgadas. Sin embargo, la
disponibilidad de los mismos materiales en toda el área cenagosa de la cuenca
del Magdalena hace que la identificación precisa de fuentes sea limitada y
sugiere entonces que su búsqueda no se considere un marcador potencial de
etnicidad.
Asimismo, los análisis estadísticos propuestos revelaron que no podía
determinarse si existía una dependencia entre la cantidad de fragmentos
decorados y la forma de las vasijas identificadas en cada uno de los sitios
arqueológicos. A pesar de que esta dependencia no pudo ser comprobada, los
datos apoyan la independencia de estas dos variables ya que la mayor parte
de formas encontradas en ambos sitios corresponde a ollas globulares y por lo
tanto podría decirse que la funcionalidad del sitio no afecta la cantidad de
decoraciones encontradas en el registro. Esto se ratificó realizando pruebas
estadísticas (simulación de Monte Carlo y Chi²) en las que se examinaba la
independencia de las variables de fragmentos decorados y sitio arqueológico y
la injerencia de los fragmentos decorados en la relación de dependencia de
92
estas dos variables. Con esto se confirmó que las variables si son
dependientes y que es la cantidad de fragmentos decorados y no los no-
decorados los que establecen una diferencia entre ambos sitios (Ver Test 4).
A partir de lo anterior, se concluye que los fragmentos decorados
contribuyen a la identificación de una identidad étnica para este caso y no los
aspectos de forma y función. En el sentido de Schortman (1989), son estos
aspectos los que contienen un mayor valor simbólico que expresa una afiliación
con un grupo social. De esta manera, la identificación de importantes
diferencias con relación a los diseños y técnicas de decoración propias de cada
sitio llevan a pensar que los sitios de San Isidro y Cacaramoa estuvieron
ocupados por grupos distintos, que posiblemente cohabitaron en un periodo
breve de tiempo en las tierras bajas del Caribe colombiano.
Aunque estas evidencias no resuelven el debate acerca de la ocupación
de las tierras bajas del Caribe colombiano, si apoyan en dos sentidos
importantes. En primer lugar identifican las técnicas de decoración y diseños
presentes en la cerámica como indiciadores asociados a etnicidad, contrario a
los aspectos tecnológicos como forma, tamaño y función de las vasijas, que
también aparecían incluidos en los rasgos señalados por Reichel-Dolmatoff
(1951) para el Bajo Magdalena. En segundo lugar, sugieren la existencia de
grupos distintos en el territorio que hoy corresponde al departamento del
Atlántico para el periodo anterior a la llegada de los españoles. Esto es
congruente con la fracción del debate que reconoce una mayor cantidad de
grupos en este territorio que no pueden ser unificados bajo el nombre de Los
Mocanás.
En este sentido, la identificación en ambos sitios arqueológicos de tipos
cerámicos ya reportados resulta especialmente significativa ya que permite
empezar a llenar los vacíos que fueron mencionados en el marco teórico
respecto a la asociación del material cerámico con grupos étnicos particulares.
El reconocimiento de la tradición cerámica Malambo en el sitio de San Isidro es
significativo ya que apunta a un periodo tardío en la aparición de esta
cerámica, que resulta congruente con otros reportes que se han hecho en el
área (Langebaek 1987, Rodríguez 1998). Vale la pena mencionar que tanto El
93
Salado como Paparé se ubican en el margen oriental del río Magdalena y en
las inmediaciones de la Ciénaga Grande de Santa Marta, a una distancia
considerable del sitio de Malambo (Angulo 1981) donde se definieron
originalmente estos tipos cerámicos y cuya cronología aún sigue siendo
debatida. Por otro lado el reconocimiento del tipo Cerámica pasta fina (definido
por Ramos y Archila (2009) para el sitio arqueológico de Tubará) en el sitio de
Cacaramoa permite ahondar en los cuestionamientos acerca de la distribución
de los grupos en lo que hoy se define como el departamento del Atlántico y su
unificación bajo la identidad étnica única de los Mocanás.
Si bien la presencia de tipos cerámicos no es ni debe ser tenida por
marcador de etnicidad –a riesgo de volver a las áreas culturales-, es necesario
detenerse en su distribución en el espacio, que con seguridad supera la
frontera arbitraria aquí tomada del territorio que hoy corresponde al
departamento del Atlántico (como es el caso de la tradición Malambo). Por lo
tanto la comparación aquí realizada debe ser extendida en el futuro a otros
sitios arqueológicos de la zona con el propósito de rastrear los marcadores de
etnicidad aquí sugeridos y determinar posibles asociaciones étnicas a una
mayor escala.
La evidencia presentada en esta investigación, aunque insuficiente para
definir la ocupación Mocaná, permite afirmar la existencia de al menos dos
grupos diferentes en una porción del departamento del Atlántico durante el
Formativo Tardío; estos dos grupos se perfilan teniendo en cuenta las
tipologías cerámicas definidas para cada sitio, las técnicas de decoración y los
diseños identificados que sugieren la ausencia de contacto entre ambos
grupos.
Con relación a los posibles escenarios planteados al comienzo de esta
monografía, el tercer escenario se considera el más plausible con algunas
salvedades. Asumiendo la contemporaneidad de ambos sitios arqueológicos en
la etapa más tardía de la ocupación de San Isidro, la ausencia de tipos
cerámicos comunes y la exclusividad en las técnicas de decoración y diseños
sugiere la existencia de una necesidad de mantener o definir fronteras sociales
que reafirmen las pautas de identificación propias a cada agrupación. Aunque
94
no se ha explorado todavía la presencia de otros indicios de carácter
arqueológico que denoten un conflicto o una estructura jerárquica fuertemente
marcada en alguno de los sitios (por ejemplo diferencias en los patrones
funerarios, la distribución espacial de los asentamientos, entre otros), existe la
posibilidad de que incluso en intercambios comerciales o filiales se conserven o
enfaticen aspectos identitarios que permitan reconocer la procedencia de los
objetos intercambiados (Hodder 1982). No obstante, ante la ausencia de
material cerámico común entre ambos sitios, se sugiere un cuarto escenario en
el que la ocupación del sitio de Cacaramoa sea posterior a lo planteado, y la
exclusividad de tipos cerámicos y diseños corresponda a una ocupación más
tardía por un grupo diferente, y no a un reforzamiento simbólico e ideológico de
fronteras.
Sea uno u otro escenario, el reconocimiento de posibles marcadores de
etnicidad en el material cerámico de ambos sitios arqueológicos llevado a cabo
en este trabajo, cuestiona la aplicación del etnónimo utilizado por algunos
cronistas al referirse a todos los pueblos que ocupaban esta porción de las
tierras bajas del Caribe colombiano como “Mocanás”. La existencia de al
menos dos grupos diferentes durante el Formativo Tardío en el territorio
atribuido a los Mocanás –que ya había sido insinuada en algunos textos y
estudios lingüísticos y que se complementa aquí con el análisis del material
cerámico de los sitios de San Isidro y Cacaramoa- representa un paso
importante que se da en el camino de responder la pregunta acerca de la
unidad cultural de los grupos que habitaban las tierras bajas entre la costa
antillana, el Canal del Dique y el Río Grande de La Magdalena.
95
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IX. ANEXOS
ANEXO 1. Sitios arqueológicos en el litoral central del Caribe entre el 650-1500 DC.
Sitio Ubicación Geográfica
Código Fecha AP Fecha DC Ubicación actual de la
muestra Referencia
Nueva Barranquilla
Depto. Atlántico
Beta 120430 1280±80 650 DC- 885 DC
ICANH ISA-Otero, 1998
Malambo (Tardío)
Depto. Atlántico
M1174 565±75 490 DC- 640 DC
Universidad del Atlántico
(Barranq.) Angulo, 1981
Sitio 6 (El Salado)
Depto. Atlántico
B117188, B117187
1160±40, 860±40
790 DC- 1090 DC
ICANH ISA-SXXI, 1999
(Langebaek, 2000)
Sitio5 (Calenturas)
Depto. de Santander
B95491, B95492, B117185, B117186
1150±70- 750±40
800 DC- 1200 DC
ICANH ISA-U. de A,
1996
Monte Sión Depto.
Atlántico SI6920, SI6919, SI6917, SI6916
1150±50-670±80
800-1280DC Universidad del Norte (Barranq.)
Angulo, 1988
Tubará Depto.
Atlántico B200942, B200944
1100 – 620 850±80DC-1570±60DC
Universidad de Los Andes
Ramos y Archila, 2009
María Jacinta Depto.
Atlántico SI5410 1050±65
985 DC – 1115DC
Universidad del Norte (Barranq.)
Angulo, 1983
Mina de Oro Depto.
Magdalena M1477 1020±100
920 DC- 1120 DC
Universidad del Norte (Barranq.)
Angulo, 1978
Tasajeras Depto.
Magdalena M1308-1310 1000±105
895 DC- 1105 DC
Universidad del Norte (Barranq.)
Angulo, 1978
Cangarú Depto.
Magdalena UCLA 819-895 985±120
865 DC- 1105 DC
UCLA Murdy, 1986
Cecilio Depto.
Magdalena IAN 89 960±375
585 DC- 1135 DC
Universidad del Norte (Barranq.)
Angulo, 1978
Loma de López Depto.
Magdalena M 1312, M1311,
M 1310. 945±100- 825±100
1005 DC – 1125 DC
Universidad del Norte (Barranq.)
Angulo, 1978
Palmar de Candelaria
Depto. Atlántico
SI5415 740±60 680 DC- 800 DC
Universidad del Norte (Barranq.)
Angulo, 1983
Patón Y86 Depto. Bolívar B 201487, B201487
680±50 - 510±60
1270 DC – 1440 DC
ICANH ISA-INER_SAG,
2005
ANEXO 2. DESCRIPCIÓN MINERALES IDENTIFICADOS EN EL ANÁLISIS PETROGRÁFICO
Minerales Color Relieve Pleocroísmo Birrefringencia Extinción Rasgos distintivos Ocurrencia/Aparición Imagen
Cuarzos Transparente, rojizo por oxidación.
Bajo No Baja Recta -ondulante.
Mineral natural más abundante y estable de la Tierra. Es un mineral refractario, es decir, soporta hasta 1710 grados C –punto en el que se derrite. Propiedades piezoeléctricas, de termoluminiscencia y resonancia.
El cuarzo es un constituyente esencial del granito y otras rocas ígneas félsicas. Es común en rocas sedimentarias como la arenisca y la pizarra y también está presente en cantidades variables como mineral accesorio en la mayoría de las rocas de carbonato. También es un componente común de esquisto, gneis, cuarcita y otras rocas metamórficas. Debido a su resistencia a la intemperie es muy común en los sedimentos de suelos residuales.
Feldespatos Transparente, a veces con textura 'sucia'.
Bajo No Primer orden Recta
Familia de los minerales aluminosilicatos con potasio (ortoclasas y microclinas), sodio (albita) y calcio (anortita). Constituyen una serie conocida como plagioclasas.
Estos materiales ocurren principalmente en granitos y pegmatitas, en asociación con la mica. También se encuentran en menor proporción en arenas naturales, especialmente primarias.
Micas
Biotita
Varias sombras de café rojizo, café y café verdoso son caracteristicas. La biotita verde es menos común y suele confundirse con la clorita.
Moderado
Muestra un color verde pálido, café pálido o amarillo pálido.
Placas basales tienen baja birrfrigencia o blanco de orden bajo o interferrencia de amarillo, pero estos no son usuales o estan enmascarados por un color más fuerte. Secciones de la escisión basal tienen birrefrigencia fuerte y naranja, rojo y verde de segundo orden.
Casi paralela.
Escamosa o moteada, ocasionalmente con una forma seudo hexagonal, colores, fuerte birrefringencia.
Se encuentra en todo tipo de rocas ígneas, especialmente carcaterística de granitos y pegmatitas de granito. También está presente en riolitas y andesitas, en rocas metamórficas, esquistos verdes y anfibolites.
Moscovita Sin color, transparente pero puede estar manchada de amarillo.
Moderado No
Baja birrefrigencia. Placas basales tienen birrefrigencia débil dando como resultado un gris pálido en placas gruesas. Si los granos se encuentran perpendiculares a la escisión pueden tener birrefrigencia alta y color de interferencia de segundo y tercer orden.
Paralela a las huellas de la escisión. Placas basales muestran usualmente una extinción ondulosa o moteada.
Falta de color.
Se presente en una gran variedad de rocas metamórficas y es especialmente común en esquistos . En rocas plutónicas forma el granito, pegmatitas, aplitas y en venas hidrotermales.
Clorita
Pueden exhibir varias tonalidades de verde, algunas veces de forma irregular.
Moderado
No siempre es visible, pero variedades con un color fuerte usualmente muestran un pleocroismo distinto de verde pálido a verde azulado profundo o café verdoso.
Placas basales tienen una birrenfrigencia bajisima y presentan un color gris oscuro o son casi isotrópicas bajo luz polarizada. Variedades ricas en hierro pueden aparecer con colores como azul índigo o morado. Aquellos que no provienen de placas basales o varias fibras orientadas pueden verse con colores amarillos y naranjas.
Casi pararlela a las huellas de escisión o a las fibras. Extinción ondulosa.
Color verde y baja birrefringencia. Es fácil de confundir con la biotita verde, pero esta tiene birrefrigencia muy alta. El relieve de las serpentinas es más bajo, no tienen pleocroismo y tienen una birrefrigencia más alta.
La clorita está ampliamente presente en rocas metamórficas de bajo grado y es muy común en esquistos verdes. En rocas ígneas es generada por alteraciones hidrotermales o minerales ferrosos de magnesio.
Piroxeno Pardos a verdosos Bajo
Puede variar de acuerdo al mineral que hace parte de este grupo. En algunos es inexistente o muy débil. Fuerte en granos de origen volcánico, café rosaceo pálido, purupura o rosado. Tambien puede alcanzar colores como café verdoso pálido, amarillo rojizo pálido, café claro, amarillo, verde pálido, verde grisáceo y verde.
Depende del contenido hierro ferroso. Los colores de interferencia de granos delgados son blancos o amarillos, pero en granos gruesos exhiben colores polarizados de segundo orden como verde, amarillo, malva o azul.
En los prismas y las escisiones longitudinales es paralela, ocasionalmente en secciones basales es simétrica o con ángulos menores de 40 grados.
De brillo vítreo, son inalterables por el ácido clorhídrico. Los piroxenos con hierro son oscuros, los que carecen de este elemento suelen ser blancuzcos, grises o de color verde claro. Químicamente tienen un parecido a los anfíboles pero se diferencian de estos por tener un plano de exfoliación de 90°. En la mayoría de los piroxenos, el aluminio substituye en muy poca cantidad al silicio, a diferencia de otros silicatos como los feldespatos y anfiboles.
Se pueden encontrar en rocas ultramáficas asi como metamórficas y rocas ígneas.
Desgrasante Tiesto Marrón, café oscuro y naranja
Bajo Granos compuestos. No.
Baja No aplica.
Granos compuestos, irregulares, subangulares. Generalmente presentan un borde bien delineado y en su interior tienen otros minerales, usualmente cuarzo.
No aplica.
Minerales Opacos No aplica No aplica No aplica No aplica No aplica. Granos irregulares generalmente con patinas de oxidos en los bordes.
No determinada.
Silice Borde Transparente. Bajo No Muy Baja Paralela.
Mineral fibroso, crece perpendicular a la superficie. Se encuentra asociado a los bordes o grietas de la ceramica. Podría tratarse de sílice.
No determinada.
ANEXO 3. DESCRIPCIÓN TIPOLÓGICA DE LA CERÁMICA DEL SITIO DE SAN ISIDRO
DESGRASANTE TEXTURA COCCIÓN COLOR
San Isidro arenoso fino
Elaboración por rollos.
Arenas finas, en ocasiones se pueden encontrar granos de hasta 0,5 cm pero son escasos. Compuesto en su gran mayoria por cuarzos y algunos feldespatos, también se pueden ver algunas micas.
Compacta.
No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa.
Presenta un color roseceo o naranja pálido, y en algunos casos puede llegar a ser color carmelita claro o crema. Color Light red (2,5 YR 7/8) y Pink (7,5 YR 8/4).
Se observa un arrastrado muy leve de la superficie en ambas caras (externa e interna). El color que se observa es igual que el de la pasta.
Asociado a olla globular y cuencos. Borde con reforzamiento externo . Bases planas . Espesor de las paredes entre 4cm y 1cm.
Ausente No aplica No aplica
Malambo Burdo (Angulo 1981)
Se dedujo la técnica de elaboración por rollos a partir de la fractura de los fragmentos.
Compuesta por arenas ordinarias, con granos de gran tamaño que en ocasiones alcanzan los 0,7cm. En su mayoría las partículas identificadas son cuarzos y feldespatos. No presenta micas.
Granulosa.
Cocción regular y homogénea. Mismo color de la superficie. Presencia de manchas negras, atribuidas posiblemente a una baja temperatura de cocción. Se reportan rastros de holl ín.
Predominio del color gris oscuro y crema cuando la cocción es baja, y naranja cuando la cocción es completa- usualmente en fragmentos que se aproximan a la base de los cuencos. Color Reddish brown (5 YR 4/3) Reddish yellow (7,5 YR 6/8) y Pink (7,5 YR 8/4).
Se caracteriza por tener un arrastrado leve, sin embargo, la superficie es burda y áspera al tacto. Las caras internas también están levemente alisadas y son un poco más suaves al tacto que las exteriores. Esfuerzo en el alisado de los labios. Color Very pale brown (10 YR 7/3 -10 YR 7/4) y Reddish yellow (7,5 YR 6/8).
Asociado a ollas globulares y jarras. También se han reportado tecomates. Borde redondeado directo, biselado interno, borde evertido e invertido. Bases planas y redondeadas. Espesor de las paredes entre 0,7cm a 1 cm.
Sólo se encontró una pieza con un patrón de tejido en la cara interna del fragmento y una con incisiones en el borde con un diseño de l íneas paralelas equidistantes.
No aplica No aplica
San Isidro habano
compacto
Elaboración por rollos.
Las inclusiones están finamente molidas y distribuidas por la superficie. Esta mayoritariamente compuesto por cuerzo y micas, con algunos feldesptaos en menor medida.
Compacta.
No hay un núcleo carbonizado. Oxidación completa y homogénea.
Presenta un color gris muy claro, casi blanco. O color crema. Color Very pale brown (10 YR 7/3).
La superficie presenta un arrastrado marcado y un baño muy delgado de engobe color naranja o rojiza en las caras exteriores e interiores. Color Reddish yellow (7,5 YR 6/8).
Asociado a ollas globulares y cuencos semiesfericos. Bordes con reforzamiento externo evertidos e invertidos. Bases?. Espesor de las paredes entre 0,5 cm y 0,8 cm.
Incisiones no profundas de lo que parece ser un diseño zoomorfo, y muescas en forma de triángulo en los bordes.
No aplica No aplica
Naranja Fino (Langebaek y
Dever 2000: 61)
Elaboración por rollos.
Grano fino y compacto. Mayor contenido arcil loso y desgrasante escaso. Esta compuesto en su mayoría por cuarzo onduloso y tiesto molido.
Compacta.
No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa.
El color de la pasta es un naranja vivo color ladril lo. Color Red (2,5YR 5/8) o Reddish Brown (7,5 YR 6/6).
Se caracteriza por tener un pulimento leve enla cara externa, mientras que la interna es áspera al tacto. También presenta una fragmentación por grietas muy abundante. El color se debe a la cocción del fragmento y corresponde a un naranja rojizo vivo. Color Reddish yellow (5 YR 6/8 - 5 YR 7/6).
Asociado a cuencos semiesfericos poco profundos y copas. Bordedirecto redondeado. Basescon perforación. Espesor entre 0,7mm a 1cm.
Base con perforación en forma de triángulo.
No aplica No aplica
TÉCNICA DE ELABORACIÓN
PASTA
DESCRIPCIÓN TIPOLOGÍAS CERÁMICA SAN ISIDRO
TIPOTRATAMIENTO DE SUPERFICIE
(color, tratamiento)FORMA
(borde, espesor, base)DECORACIÓN (Técnica, motivos)
DIFERENCIAS TEMPORALES
DENTRO DEL TIPO
POSICIÓN CRONOLÓGICA
DEL TIPO
ANEXO 3. DESCRIPCIÓN TIPOLÓGICA DE LA CERÁMICA DEL SITIO DE SAN ISIDRONaranja Fino (Langebaek y
Dever 2000: 61)
Elaboración por rollos.
Grano fino y compacto. Mayor contenido arcil loso y desgrasante escaso. Esta compuesto en su mayoría por cuarzo onduloso y tiesto molido.
Compacta.
No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa.
El color de la pasta es un naranja vivo color ladril lo. Color Red (2,5YR 5/8) o Reddish Brown (7,5 YR 6/6).
Se caracteriza por tener un pulimento leve enla cara externa, mientras que la interna es áspera al tacto. También presenta una fragmentación por grietas muy abundante. El color se debe a la cocción del fragmento y corresponde a un naranja rojizo vivo. Color Reddish yellow (5 YR 6/8 - 5 YR 7/6).
Asociado a cuencos semiesfericos poco profundos y copas. Bordedirecto redondeado. Basescon perforación. Espesor entre 0,7mm a 1cm.
Base con perforación en forma de triángulo.
No aplica No aplica
Malambo rojo (Angulo 1981)
Elaboración por rollos.
Predominio de arena muy fina con granos uniformemente molidos y distribuidos. En su mayoría esta compuesta por cuarzos ondulosos, algunos feldespatos y muy pocas micas. También se encuentra tiesto molido en bajas cantidades.
Compacta.
No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación completa. Este es el unico aspecto que diferencia a este tipo de esta muestra con la descripcion original, ya que Angulo lo caracteriza a partir de sus núcleos gruesos y oscuros.
Predomina un color gris oscuro continuo. Color Grayish brown (10 YR 5/2).
Presencia de una capa muy fina de engobe pulido con piedra en ambas capas (externa e interna). Sobre la capa de engobe color crema se observa en algunos fragmentos una capa de engobe rojo oscura, que recubre también ambas caras. Color del engobe inical Very pale brown (10 YR 7/3) y color del engobe que recubre Red (2,5 YR 4/6) y Dark red (2,5 YR 3/6).
Asociada a cuencos semiesfericos poco profundos, jarras y copas. Un fragmento sugiere la presencia de una vasija con cuerpo curvo convergente globular. Borde con reforzamiento externo, o redondeado directo. Bases de copas con perforación circular. Espesor de las paredes oscila entre 0,3cm a 0,5cm.
Incisiones profundas asociadas a bordes y cuerpos en forma de l íneas paralelas, engobe rojo sobre engobe blanco, muescas en forma ovalada en cuerpos, perforación circular en bases.
A los niveles 1 (0-15 cm) y 2 (15-3 cm) se nota la tendencia de l imitar el baño de la pared interior de los recipientes de la zona comprendida entre la parte media del cuerpo y borde.
Presente en toda la historia del sitio.
San Isidro granuloso burdo
Elaboración por rollos.
Presencia de grandes proporciones de arena ordinaria con granos de gran tamaño (alcanzan los 0,5 cm). En un 70% está compuesto por cuarzos -granos blancos de gran tamaño que sobresalen- y un 30% feldespastos.
Granulosa.
No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa. Rastros de hollín.
Predomina un color café oscuro a gris oscuro, dependiendo de la cocción. Color Brownish yellow (10YR 6/6), Grayish brown (10YR 5/4).
Se caracteriza por tener un arrastrado leve y superficie medianamente pulida en ambas caras. En uno de los fragmentos se observaron restos de un engobe negro o grisáceo oscuro en la cara externa. Color igual al de la pasta y, el fragmento con el engobe corresponde a Weak red (2,5 YR 4/2).
No se encontraron fragmentos diagnosticos asociados a este tipo.
Ausente No aplica No aplica
Malambo Inciso Líneas paralelas
(Angulo 1981)
Elaboración por rollos.
Compuesta por arenas finas, en su mayoria compuestas de cuarzo cristalino, micas, y feldespato en bajas proporciones. También se encuentran algunas inclusiones de desgrasante de tiesto.
Compacta.Tiestos expuestos a baja temperatura o durante poco tiempo.
Presenta un color gris oscuro continuo. Color Grayish brown (10 YR 5/2).
También se observa una capa de engobe fina de color crema en ambas caras (externa e interna) con un arrastrado pronunciado. Color del engobe Very pale brown (10 YR 7/3).
Asociado a copas y cuencos semiesfericos. Predomina el borde con reforzamiento exterior evertido, también se observan redondeados directo y directo plano invertido en menor proporción. Espesor de las paredes oscila entre 0,5cm a 0,7cm.
Altamente decorado. Puede presentar apll icaciones en alto relieve, incisiones en bordes y cuerpos no muy profundas en forma de l íneas paralelas y figuras geométricas (círculos y triangulos concéntricos). Estos últimos están asociados a bordes, asas y aplicaciones de las vasijas. Asas planas semicirculares con incisiones poco profundas. También impresiones con motivos geométricos de cuadrados y triangulos. Figuras zoomorfas que recuerdan babillas y caimanes de la fauna del área.
Ver Malambo Modelado Insico y Malambo Inciso Punteado.
Su presencia es más acentuada en los niveles 8, 7,6 y 5.
ANEXO 5. DESCRIPCIÓN TIPOLÓGICA DE LA CERÁMICA DEL SITIO DE CACARAMOA
DESGRASANTE TEXTURA COCCIÓN COLOR
1
Cacaramoa café fina
Elaboración por rollos
Predominio de arena muy fina, compuesta especialmente de cuarzos, y algunos feldespatos en menor proporción. Presenta también tiesto molido y micas.
Compacta.
No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación completa. En algunos fragmentos se encontraron rastros de hollín.
Gris (10YR 5/1), Yellowish brown (10YR 5/4), Very pale brown (10 YR 7/4), Yellow ( 10 YR 7/6).
Superficie con engobe color café claro (5YR 5/4, 5YR 5/6). En algunos fragmentos se observa un pulido o bruñido.
Asociado a ollas globulares, platos y cuencos semiesfericos hondos. Borde directo redondeado en su mayoria. Algunos son bordes reforzados externos. Espesor de las paredes fluctua entre 4mm y 6mm.
Se observan en algunos fragmentos muescas sobre el borde redondeado en forma triangular o elíptica, y algunas incisiones poco profundas asociadas a bordes redondeados. Tambien se encontró una cuenta de collar en cerámica asociada a este tipo.
12
Cerámica de Pasta Fina
(Ramos y Archila 2009)
Elaboración por rollos
Predominio de arena muy fina, compuesta especialmente de cuarzos, y algunos feldespatos en una mínima proporción.
Compacta.
No hay un núcleo carbonizado. Oxidación completa y homógenea. No se encontraron rastros de hollín.
Gris (10YR 5/1), Yellowish brown (10YR 5/4), Very dark grey (10 YR 3/1), Very dark grayish brown (10 YR 3/2).
Superficie pulida en ocasiones con engobe color naranja u ocre y habano (2.5Y 6/3, 5YR 6/8, 10YR 6/2, 6/4),que se presenta predominantemente en la cara externa.
Cuenco semiesférico profundo. Borde directo redondeado. Espesor oscila entre 3mm a 5mm.
Cuerpo ungulados. Decoración con relieves en forma de pirámide trunca en l ínea en fragmentos de cuerpos, muescas en forma ovalada e incisiones poco profundas. Se concentran hacia el centro de la vasija, sólo una se encuentra asociada a un borde.
3
Cacaramoa gris pulida
Elaboración por rollos
Predominio de cuarzos y micas. Uso de arenas muy finas que rara vez contienen granos por encima de los 0,2 cm.
Compacta.No hay un núcleo carbonizado. Oxidación completa.
Gris claro a carmelita claro. Gris (10YR 5/1), Yellowish brown (10YR 5/4), Very pale brown (10 YR 7/4), Yellow (10 YR 7/6).
Superficie pulida con engobe color ocre en la cara externa de los fragmentos.
Posiblemente asociado a ollas globulares, ya que no se encontraron bordes asociados a este tipo. El espesor de las paredes es de 4mm a 5mm.
Cuerpo ungulado.
4
Cacaramoa granulosa
Elaboración por rollos
Esta compuesto en un 60% por cuarzo onduloso de tamaño mediano que pueden alcanzar los 0,6cm. Tambien se reportan micas en una baja proporción.
Granulosa y laminar.
No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa pero a una baja temperatura.
Carmelita. Yellowish bron (10 YR 5/6), Dark yellowish brown (10 YR4/6).
Presencia de una capa muy fina de engobe sin pulir en ambas capas (externa e interna). Color Yellowish brown (10 YR 5/8).
Cuenco semiesferico. Borde evertido con punta redondeada. Espesor de las paredes de 1cm. No se encontraron bases ni cuerpos asociados.
Ausente
6
Cacaramoa naranja pulida
Elaboración por rollos
Los cuarzos constituyen la mayor parte de sus componentes, seguidos por los feldespatos. Granos finos de arena.
Compacta.
Oxidación completa y homogenea. En ocasiones se puede encontrar un núcleo delgado grisáceo.
Presenta un color naranja en algunas porciones y en otras manchas de un gris claro. Color Brown (7,5 YR 5/3) y Strong brown (7,5 YR 5/6).
Superficie pulida y en ocasiones bruñida con piedra en ambas caras (externa e interna) y especialmente localizado en los bordes. Color Reddish Yellow (7.5 YR 6/8).
Asociado a ollas globulares y jarras. Borde reforzado en el exterior y evertido redondeado. Base anular. Espesor de las paredes de 4mm-7mm.
Ausente
DESCRIPCIÓN TIPOLOGÍAS CERÁMICA CACARAMOA
TIPOTRATAMIENTO DE SUPERFICIE
(color, tratamiento)FORMA
(borde, espesor, base)DECORACIÓN
(Técnica, motivos)
PASTATÉCNICA DE
ELABORACIÓN
ANEXO 5. DESCRIPCIÓN TIPOLÓGICA DE LA CERÁMICA DEL SITIO DE CACARAMOA
6
naranja pulida rollosseguidos por los feldespatos. Granos finos de arena.
encontrar un núcleo delgado grisáceo.
claro. Color Brown (7,5 YR 5/3) y Strong brown (7,5 YR 5/6).
especialmente localizado en los bordes. Color Reddish Yellow (7.5 YR 6/8).
anular. Espesor de las paredes de 4mm-7mm.
7
Cacaramoa granulosa fina
Elaboración por rollos
Presencia grandes porciones de arena ordinaria con granos hasta de 3 mm y, en menor proporción, de cristales de mica y arena fina uniformemente distribuidos.
Granulosa.
No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa. Rastros de holl ín.
Presenta un color naranja claro, crema a gris en algunas secciones. Color Reddish yellow (7,5 YR 7/8 -7,5 YR 8/6), Light brown (7,5 YR 6/3).
Superficie burda, a veces presenta un arrastrado leve en la cara interna y externa. En la superficie exterior e interior se puede observar un baño fino de engobe color blanco. Color Black (7,5 YR 8/1).
Predominan las ollas globulares y los cuencos semiesfericos hondos. También se encuentra tecomates y platos pandos. Borde reforzado en el exterior y evertido, y borde directo redondeado. Algunos bordes invertidos redondeados. Base plana y anular. Espesor de las paredes varia significativamente si se trata de una base , borde o paredes de la vasija. Para las primeras se puede l legar a hablar de 3 cm, para los bordes de 0,6mm a 1cm, mientras que para las paredes de 1cm a 1,5cm.
8
Cacaramoa crema decorada
Elaboración por rollos
Tipo con granos finos en los que se encuentran cuarzos, micas y tiesto molido, en orden de abundancia.
Compacta.
No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa.
Presenta un color crema claro. Color Very pale brown (10 YR 7/4).
Superficie pulida con piedra, suave al tacto, predomina en la cara externa aunque en ocasiones puede encontrarse en ambas caras. Color va de Yellow (10 YR 7/8) a Brownish yellow (10 YR 6/8).
Asociado a copas y cuencos semiesfericos hondes. Borde evertido redondeado, y reforzado en el exterior. Bases redondeadas y posiblemente un soporte esférico. Espesor de las paredes de 0,6 a 0,9 mm.
Se observan incisiones poco profundas hacia la base y en un borde. Cuerpos punteados. Muescas en forma triangular fueron observadas en un cuerpo. También se encontró un ojo de café de 3x 2 cm.
10
Cacaramoa granulosa gruesa
Elaboración por rollos
Presencia grandes porciones de arena ordinaria con granos hasta de 5 mm y, en menor proporción, de cristales de mica y arena fina. Muy similar al tipo Cacaramoa granuloso fino pero sus granos son mas gruesos y menos molidos.
Granulosa.
En ocasiones se encuentran núcleos carbonizados, pero predomina una oxidación completa. Rastros de holl ín.
Presenta un color naranja claro, crema a gris en algunas secciones. Color Reddish yellow (7,5 YR 7/8, 7,5 YR 8/6,), Light brown (7,5 YR 6/3).
Superficie pulida y con un alisado leve en ambas caras (externa e interna). Color Reddish Yellow (7.5 YR 6/8).
Ollas globulares con borde evertido. Borde evertido redondeado. No se encontraron bases asociadas. Espesor de 0,7cm a 1,5 cm.
Ausente
11
Cacaramoa negroburdo
Se dedujo la técnica de elaboración por rollos a partir de la fractura de los fragmentos.
Compuesta por arenas ordinarias, con granos de gran tamaño que en ocasiones alcanzan los 0,5cm. Contiene cuarzos, feldespatos y micas.
Granulosa.
Cocción regular y homogénea. Mismo color de la superficie. Presencia de manchas negras, atribuidas posiblemente a una baja temperatura de cocción. Se reportan rastros de hollín.
Predominio del color gris oscuro y crema cuando la cocción es baja, y naranja cuando la cocción es completa- usualmente en fragmentos que se aproximan a la base de los cuencos. Color Reddish brown (5 YR 4/3) Reddish yellow (7,5 YR 6/8) y Pink (7,5 YR 8/4).
Se caracteriza por tener un arrastrado leve, sin embargo, la superficie es burda y áspera al tacto. Las caras internas también están levemente alisadas y son un poco más suaves al tacto que las exteriores. Esfuerzo en el alisado de los labios. Color Very pale brown (10 YR 7/3 -10 YR 7/4) y Reddish yellow (7,5 YR 6/8).
Ollas, cuencos semiesfericos, urnas y tecomates. Borde redondeado evertido y uno invertido. Base plana. Espesor de las paredes de 0,6cm a 0,8cm.
Ausente
San IsidroNivel 6Bolsa 1Malambo burdo
40
San IsidroNivel:4
26
30
18
San IsidroNivel 9Malambo burdo
Malambo burdo
ESCALA PROYECCIONES 1:10
ESCALA BORDES 1:5
OLLAS GLOBULARES
San IsidroNivel 7
43
San IsidroNivel 7Malambo burdo
Malambo burdo
30
BORDE INVERTIDO
BORDE EVERTIDO
30
San IsidroNivel 6
Bolsa 2Malambo burdo
32
San IsidroNivel 6
Bolsa 2Habano compacto
BORDE DIRECTO
San IsidroNivel:4Malambo rojo
Malambo burdo
14
17
San IsidroNivel 6 Bolsa 2
2mm
1mm
ANEXO 7. ANÁLISIS DE FORMAS FRAGMENTOS DIAGNÓSTICOS- SITIO DE SAN ISIDRO.
a.
b.
c.
d.
e.
f.
g.
h. i.
CUENCOS SEMIESFERICOS
20
San IsidroNivel 7Habano compacto San Isidro
Nivel:6Malambo rojo
35
ESCALA BORDES 1:52mm
BASES
San IsidroNivel 6Naranja finoBolsa 1
13
San IsidroNivel 6Malambo rojoBolsa 2
18
22
San IsidroNivel 6Malambo inciso lineas paralelasBolsa 2
San IsidroNivel:4Malambo burdo
20 18
San IsidroNivel 4Malambo rojo
ANEXO 7. ANÁLISIS DE FORMAS FRAGMENTOS DIAGNÓSTICOS- SITIO DE SAN ISIDRO.
j. k.
l. m. n.
o. p.
CacaramoaCorte 2 Nivel 4Crema decoradaBolsa 3
23
CacaramoaCorte 2 E Nivel 5Crema decoradaBolsa 3
12
CacaramoaCorte 1Nivel 6Crema decoradaBolsa 3Borde
8
CacaramoaCorte 1ANivel 3Granulosa finaBolsa 3
30
30
CacaramoaCorte 1Nivel 3Granulosa finaBolsa 2
27
CacaramoaCorte 1Nivel 2Naranja pulida
20
38
CacaramoaCorte 1Nivel 3Bolsa 2Tipo 1
28
CacaramoaCorte 1ANivel 3Tipo 8Bolsa 3
50
CacaramoaCorte 1Nivel 3Bolsa 1Tipo 1
37
BASES
BASES
CUENCOS SEMIESFERICOS
ESCALA PROYECCIONES 1:5
ESCALA BORDES 1:2
2mm
5mm
ANEXO 8. ANÁLISIS DE FORMAS FRAGMENTOS DIAGNÓSTICOS- SITIO DE CACARAMOA
a.
b.
c.
d.
e.
f
g. h.
i.
CacaramoaCorte 1Nivel 3Granulosa finaBolsa 2
26
CacaramoaCorte 1ANivel 4Granulosa finaBolsa 3
30
CacaramoaCorte 1Nivel 3Café finaBolsa 2
7
CacaramoaCorte 1Nivel 3Naranja pulidaBolsa 1
16
CacaramoaCorte 1Nivel 3Granulosa finaBolsa 3
29
CacaramoaCorte 1Nivel 3Crema decoradaBolsa 2
20
CacaramoaCorte 1Nivel 3Granulosa finaBolsa 2
34
21 25 30
32
ESCALA PROYECCIONES 1:10
ESCALA BORDES 1:2
OLLAS GLOBULARES
BORDE INVERTIDO
BORDE EVERTIDO
BORDE DIRECTO
1mm
5mm
ANEXO 8. ANÁLISIS DE FORMAS FRAGMENTOS DIAGNÓSTICOS- SITIO DE CACARAMOA
j.
k.
l.
m.
n.
o.
p.
San IsidroNivel:5Habano compacto
Base
San IsidroNivel:5
San IsidroNivel:6Malambo incisolineas paralelas Malambo inciso
lineas paralelas
Malambo incisolineas paralelas
Borde30 cm de diámetro
Asa
Vista de perfil Vista aéreaSan IsidroNivel: 6Malamboinciso lineasparalelas
26 cm de diámetro
San IsidroNivel 7Negro burdo
Parte InternaCuerpo
18 cm de diámetro
San IsidroNivel 7
Cuerpo
INCISOS
San IsidroNivel 6Bolsa 1Naranja finoBorde/ 2 fragmentos30 cm de diámetro
26 cm de diámetro
San IsidroNivel 7Malambo inciso lineas paralelasBorde
MUESCAS
San IsidroNivel:5Malambo incisolineas paralelas
26 cm de diámetro
San IsidroNivel 6Bolsa 2Malambo inciso lineasparalelasBorde
San IsidroNivel 7Habano compacto
San IsidroNivel 8Malambo inciso lineas\paralelas
IMPRESIONES
Cm
ANEXO 11. DECORACIONES PRESENTES EN EL SITIO DE SAN ISIDRO.
a.
b.
c.d.
e. f.
g.
h. i. j.
k. l.
m.
FIGURAS ZOOMORFAS
Vista Lateral Vista Aérea
San IsidroNivel :6Malambo inciso lineasparalelasBolsa 1Cabeza
San IsidroNivel:6Malambo inciso lineas paralelasBolsa 3(5 fragmentos unidos)
Vista Lateral Vista Lateral
Vista de frenteVista aérea
Cm
ANEXO 11. DECORACIONES PRESENTES EN EL SITIO DE SAN ISIDRO.
n.
o.
CacaramoaCorte 1Nivel 2Café finaBorde
CacaramoaCorte 1Nivel 3Bolsa 2Crema decoradaCuerpo/inciso10 cm de diámetro
CacaramoaCorte 1Nivel 3Cerámica de pasta finaBolsa 1Borde
CacaramoaCorte 1Nivel 4Café finaBolsa 3Incisiones en el borde
CacaramoaCorte 1ANivel 3Cerámica de pasta finaBolsa 3Inciso/ 2 fragmentos
CacaramoaCorte 1ANivel 5Gris pulidaBolsa 3
CacaramoaCorte 2 Nivel 4Café finaBolsa 3
MUESCAS
CacaramoaCorte 1Nivel 3Bolsa 2Crema decoradaCuerpo/inciso11 cm de diámetro
CacaramoaCorte 1Nivel 3Pasta finaBolsa 1Borde30 cm de diámetro
CacaramoaCorte 1ANivel 4Cerámicapasta finaBolsa 3Alto relieve
APLICACIÓNINCISIÓN
PUNTEADO
UNGULADOCm
ANEXO 12. DECORACIONES PRESENTES EN EL SITIO DE CACARAMOA
a. b.c. d.
e. f. g.
h.i.
j,
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