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Hermenéutica analógicay. crisis de la modernidad
•MAURICIO BEUCHOT
• 10.
Planteamiento
Crisis de la razón. Crisis de sentido y de valores. Así se ha
caracterizado a nuestro tiempo, ahora señalado como crisis
de tardomodemidad o posmodemidad. ¿Cómo sacar la lec
ción y moraleja de esta crisis posmodema, sin caer en el re
lativismo que muchos de sus cultivadores exhiben? ¿Cómo
evadir la cerrazón del positivismo sin caer en el desorden
irreductible de muchos "epistemólogos" nuevos? Esta pre
ocupación ha deparado el surgimiento de la hermenéutica
analógica, que trata de ponerse en el límite entre el univo
cismo positivista y el equivocismo relativista. Esa herme
néutica (aunque igual podría ser una pragmática) quiere ser
una respuesta a la crisis en la que nos debatimos hoy en día,
sobre todo en las ciencias humanas.'
¿Hennenéutica analógka?
La hermenéutica analógica es, primeramente, un inten
to de ampliar el margen de interpretaciones válidas de un
texto sin perder los límites; de abrir la verdad textual, esto
es, la de las lecturas posibles, sin que se pierda la posibilidad
de que haya una jerarquía de acercamientos a una verdad
delimitada o delimitable. Es un intento de respuesta a esa
tensión que se vive ahora entre la hermenéutica de ten-
I Cfr. mis trabajos Posmodemidad, hennenélttica yanaIogía, Miguel ÁngelPOITÚa, México, 1996; Tratado de hennenélttica analógica, Facultad de Filosofíay Letras/UNAM, México, 1997, y Perfiles esenciales de la hennenéutica, Institutode Investigaciones Filológicas/UNAM, México, 1998.
el 1t lant po ·\tIVI ta, y la h r
mo-
fí ana-
pti-
ose
y la
din iI ra el equilibrio, y
ilad entre la erie-
. i rtamen
m r acción
1 Hago, como es comprensible, una abstraccl n f¡ mJ~ \' ru,la al distinguir la modernidady la posmcx/emidad, ya que habrf~que mau::ar muchas t nalidades dentro de una y otra; pero permíraseme ta generallZ3 ión burda, enaras de la brevedad. Cada quien sabni matizar est3S in.
3 J. V. Arregui, "Inconmensurabilidad relativismo", en Concmsres,Universidad de Málaga, núm. 2,1997, pp. 27-51.
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UNIVERSIDAD DE MÉxICO
contra la mooemidad, ino por u propio desarrollo, premi
sas ycurso, pero la may ría ve que ha llegado a ella como
manifiesto de antimooemidad. Dada esa dolorosa tensión
entre la univocidad mooerna y la equivocidad po moderna,
creo que se pr nta como coyuntura la analogía, colocada
entre una y otra. La como una buena alternativa, no
sólo porque tengo la convicción de que la analogicidad ayu
dará a intetizar las d t nsi n opu ras en una síntesis
nueva y distinta, in porque cada vez me persuado más de
que la analogicid d tá n la ntraña misma del conoci
miento human .
poppe-
riana.
4Sobre este proceso puede leerse con provechoel artfculo de A. VelascoGómez, "La hermeneutización de la filosofía de la ciencia contemporánea",en Diánoia, núm. 41, 1995, pp. 53-64.
5 En la analogía uele predominar la diferencia sobre la semejanza. Enella es más importante eaprar las diferencias que las semejanzas.
tiene también el sentido de tensión de opuestos, de lucha
de contrarios, ya que ella introduce en el seno del concep
to (o del término) ese juego y rejuego de semejanza y dife
rencia que activan la distinción y la oposición. Es algo que
ya habían visto Meister Eckhart y Nicolás de Cusa.
La crisis de la modernidad
El sueño de la razón engendra monstruos, dice uno de los
dibujos a los que Gaya puso el nombre de Caprichos. Yes
verdad. La razón sola, dormida, sin las demás virtudes, lo
hace. Fue, por cierto, algo muy propio de la modernidad
el ver la razón en gran medida desligada de otros aspectos
(afectivos, morales, etcétera) del hombre. Se olvidó la no
ción medieval de "razón recta", o razón ética, la cual no era
la razón sola, entendida como pura discursividad o cumpli
mientode reglas de inferenciayde argumentación, sino como
la razón animada por algo más, que era el deseo o la inten
ción de hacer el bien. Pero esto desaparece al fin de la Edad
Media, con Ockham y Marsilio de Padua, y al principio de
la modernidad, en el Renacimiento, con Maquiavelo. En
efecto, Maquiavelo habla ya de un~ racionalidad fría, calcu
ladora, estratégica. Lo que Habermas llamarádespués la ra
zón instrumental.6
Por eso muchos de los posmodernos ven con recelo la
razón e insisten en que hay que vincularla (ya veces suplirla)
con otras dimensiones del hombre: la pasión, el deseo, la vo
luntad de poder, etcéteraTal vez esto sea, en parte, muy justo,
ya que se refieren a la razón modema, olvidadiza de todos los
otros aspectos de lo humano, desligada de ellos, y tratan de
volver a encontrar la vinculación incluso con la fe, el mito y
otros aspectos. Pero no parece que haga falta renunciar a la
razón y suplirla con otra de las facultades o dimensiones an
tropológicas. De lo que se trata es de vincularla con ellas, vol
ver a la conciencia de que pensamos can todo el hombre. Una
visión más holística del pensar, de la razón no aislada, sino
acompañada, para que no engendre sus monstruos.
y aún faltaría acompañarla con la preocupación por los
otros, en el diálogo, en la búsqueda, de manera que no úni
camente no engendre monstruos, sino que pueda engendrar
algo bueno. Yeso resulta sólo de la compañía con el otro, con
los otros. Se consigue en compañía con los demás, en la pro
ducción y creación solidaria de los pensamientos.
6Nrgen Habermas, Perfilesfilosófico-políricos, Tecnos, Madrid, 1984,pp. 68 y ss,
+11+
U NIVERSIDAD DE MÉxICO ------- ----
. I
Son comprensibles, pero habría que tener cuidado con
ellas, ciertas expresiones de algunos posmodemos sobre
cogidos por el miedo a la falsa y mala univocidad. Se pre
guntan con qué derecho se puede juzgar otra perspectiva
filosófica u otra cultura, desde la visión o la cultura particu
lar propias. Aunque no sea de manera absoluta, este enjui
ciamiento debe ser posible, so pena de dejar que toda cul
tura sea válida, se trate de la que sea, y podría ocurrir -sin
que pudiéramos evitarlo-que una cultura aniquilara aotra,
ytendríamosque permitirlo; seriaválido. Comodecía Popper,
si no hay verdades absolutas, sí hay falsedades absolutas. Esprecisoponer límites al relativismo yproducirunsano plura
lismo. Desde la perspectiva particular se puede tener acce
so a una verdad que la sobrepuje. Por supuesto que no como
imposición de esa perspectiva unilateral, sino como aten
cióne intentode comprender lasdemás, ysacandode lasque
entran en juego aquellos valores y principios que se com
partanyse tenganen común. El pluralismo es un ideal regu
lador, pero se plasmaen lo concreto. Yhay diversos pluralis
mos, según se acerquen a lo unívoco ya lo equívoco; por eso
hace falta un pluralismo analógico.
Algo que hemos de asumir teórica y prácticamente es
un aspecto de la solución del problema del pluralismo. Se
trata de la idea de una verdad encamada, de una universa-
lidad que se manifi ta n I particulare, que no existe
desligada de lo individu . Y< la llamaría una universali
zación a posteriori, que ni de las diferencias ytoma
inicio en ellas, en busca de I qu pued reunir d lo anhe
los de los hombr , in im n rl 'un paradigma o cultura
a priori, que es lo que iempre ha hech . Más bien es nece
sario identificar lo que pued el ar a una abstracción o
universalización viva ydinámi a. Yalgo muy importante:
creoqueesono el rará I c n Idiálogú razonable, ino
sobre todo con el r ro y la Iiuaridad. 'i mpre trata
deunreconocerdentr de i rt límire ;no pu deacep
tartodo(e o eríaaut rrefutante),y 'Ioqu llam ununi
versal análogo, a po t ri ri div ¡ficado.
De hecho, I raz namient anal
analogía encuentra u may r a "
r
7 Sobre la noción de "razón marl2aCa". cfr. Pereda. Ra<ón I! inar·
tidumbre, Siglo XXI. México. 1994. cap. 2.
r
.-
• 12.
UNIVERSIDAD DE MÉxICO
,r
concreta y intetiza, c m en un punta, en nue trO acto de
universalización. Ésta u iconicidad, u carácter icónico,
preñadoysuspendido, virtual. Y, m nu 0'0, inclusofren
teanuesrroscompañ r d cultura, diversificación, ana
logía. Much más uand aplicaa rrasculturas. Yes que
se requiere la anal giza ión inclusive para decir hasta dónde"llega una cultura y ami nza Otra, pu I límites no son pre
ciso , se entrem zclan, vi en I m rizaje. Lo periodos de
transición, I pací limírrof, n n tan claro. Ytiene
que aplica la analogía (y la i onicidad) para que ea posi
ble señalarl
La analogía como salto eat orialque evita el error at gorial
-y a v es crearl s-
r que
ian -
an y r mpeo e
u igue ien o familiar
yotroqu irrum n id ,inquietante,como
algo unheimlich gún d f Freud-, to ,nohogareño,
yquealgun tradu n m' ini 0'0'. Es loquee tádellado
izquierdo, de lo zurdo, de 1 a urdo (a I que también a ve
ces hay que asomarse, o visitarl ,como lo hizo Alicia, cuan
do pasó al Otro lad del e pej . Pero hay que sacarlo de lo
absurdo, reducirlo -3 vec n in violencia- a lo com
prensible).
El modo de conocimiento e hace, entonces, por así
decirlo, mestizo, d las d formas,las d que quedan adhe
ridas a cada una d las caras dellfmite que la demarca. Esa
intuición, esa ruptura di ursiva y salto categorial (in
cluso con peligro de error categ nal), que es lo que carnc-
teriza a la analogía, nos colocan entre los dos lados del cerco
que se cierra. Momento limítrofe, que eritronca con lo eter
no y hace entroncar lo nuevo con lo ya dicho, casi ya visto
(déjavu), pero siempre nuevo ysiempre distinto. Es la expe
riencia del límite analógico.
Esto nos ayuda a situamos frente a la comprensión de
otras cultu~ y otros modos de pensamiento. Puede conce
derse casi sin dudar que no hay un metasistema que englobe a
todas las culturas ydé razón de ellas. Pero también es posible
concederque desde la propiacultura--sin brincara un meta
sistema inalcanzable, por inexistente, y sin tener que erigir a
la propia cultura en algo totalmente universal, porque no es
cieno-se pueden juzgar las demás. De manera diafilosófica,
no metafilosófica. Por analogía. Para comprender algo no
hace fal ta tenerque vivirlo (comodecía OrtegayGasset: para
estudiar al pato no hace falta ser pato), ni siquiera recordarlo
(podemos condenar los campos de concentración sin haber
estado en ninguno de ellos) ni compartirlo idealmente; bastacon poder compartirlo de manera analógica, proporcional,
por acercamiento icónico al paradigma o modelo que se nos
muestra de ello. Así, podemos acercarnos (según cierta gra
dación) a la comprensión de otras culturas ya la capacidad de
evaluar sus aspectos buenos ymalos, corregir éstos ycompar
tir aquéllos. Eso se da enel quiebre categorial, enel horizonte
epistémico, enel límite analógico de las vivenciasque se pue
den acercar siempre más y más, aunque nunca coincidan.
Conclusión: hacia una esperanza
Crisis saludable, el impasse en que se encuentra la epistemo
logía actual puede ser muy aleccionador. Es capaz de adver
timos de que los proyectos univocistas no han sido capaces
de seguiradelante, peroque no porello hemosde caeren pro
gramas yaventuras equivocistas. La analogía puede albergar
en su seno tanto la metonimia como la metáfora. Es decir, la
metonimia, que es el paso de los efectos a las causas, de las
panes o fragmentos al todo, o de los individuos a los univer
sales. Ytambién la metáfora, que es la traslación de sentidos
y referencias, o la tensión entre el sentido literal yel sentido
figurado, traslaticio. Si sabemossujetarambos polos en su mis
ma tensión, asaber: el de lo metonímicosin perder la capacidad
de la metáfora, yel de lo metafórico sin abandonar la posibili
dad de reconducir metonímicamente los fragmentos al todo,
como es lo propio de la iconicidad yla analogía, podremos re
edificar lo que ha quedado frente a nosotros en esta llamada
"época del fragmento".•
• 13.
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