Antonio VARAS de la ROSA

ANTONIO VARAS DE LA ROSA

En ese tiempo que precedió a mi encuentro con Antonio parecía tener bastante clara la estrategia a seguir como en tantas otras ocasiones tomaría nota de su obra tratando de mantenerme al margen y escribir sobre él desde el punto de vista de un simple observador Propósito baldío, pues encontré que resulta imposible permanecer como tal ante su obra. Ésta te implica, te hace partícipe desde el principio con suavidad, realmente, con la intencionada ingenuidad de un infante que llevándote de la mano, promueve un nuevo descubrimiento de lo que creías conocer Supongo que es por eso por lo que él se considera de algún modo ilustrador ya que faenando con objetos cotidianos consigue que se transfiguren en auténticos montajes teatrales.

 A Antonio le gusta Jugar y con el atrevimiento de un picaro, pellizca el soporte maniobrando con texturas y transparencias: visillos y narcisos en el claroscuro de un día otoñal; la luz diáfana del mediodía en la calle Compañía precedida por el verde intenso de hojas arbóreas en la plaza de Unamuno; narcisos en la luz de la ventana, resplandecientes, silueta de sombras esbelta en el repecho; el arco de la Plaza hacia el Corrillo entre paraguas verdes, grises, amarillos, rojos. Paraguas, paraguas, paraguas sin mango ni varillas sostenidos con magia sublime por el perfume del otoño, por el vivido frescor de la lluvia.

 Y continúa fantaseando, ensoñándonos con esta tierra castellana, tan cercana y tan nueva de pronto, el Novelti con la última nevada; la entrada a los Dominicos; el mercado de Valladolid, reminiscencias del pasado en rostros y mantillas... y entre todo ello, una prueba más para el observador hábil: las caras. Efigies de nariz pronunciada y mirada de duende que de algún m o d o parecen contemplar desde el sutil refugio donde habitan, al espectador que a su vez la observa. Facciones en los visillos compartiendo espacio con narcisos y paraguas; caras en los reflejos lumínicos del agua en el suelo; rostros de máscaras griegas.

Ésa parece ser la magia de su pintura, Antonio, como el buho de Atenea ve entre las sombras el ánima sublime de lo oculto.

Ana María Sánchez Díaz.Escritora y Profesora de Lengua y Literatura

... Porque Toño" conoce a f o n d o el oficio, los oficios, del pintor . . . Sobre la mínima estructura de una composición admirable se entrega a manchar, restregar, raspar, frotar cubrir, gotear, empastar...

J O S É MUÑOZ.Profesor Historiador

 A n t o n i o en la búsqueda constante de lo esencial, hace trascender al m u n d o que le rodea: ambientes íntimos, calles lluviosas... Llegar a lo p r i m o r d i a l lo esencial, lo imprescindible, es el camino que sigue con ascética devoción. Sabe que no hay otro.

LUIS DE HORNA.Pintor

 El pintor pasa su mirada sobre las cosas vulgares - realismo social - y les inculca el misterio; enmarcadas por él, g r i t an su realismo, están ahí y pierden cotidianeidad... Un ejercicio de niebla y agua, de paraguas, de perspectivas magistrales. Retoma la ciudad y desde su o j o se abre un haz de neblinosa entrega, de realismo veraz y entrañable. 

JOSÉ M. REGALADO.Profesor y Poeta.

 El dibujo es en Toño" u n elemento de comunicación primordial... Y la comunicación que quiere establecer es e n c e n d r a d a m e n t e humanista. El h o m b r e c o m o ser social... de su deseo de humanizar t o d o . .. 

JAVIER LÓPEZ JIMÉNEZ.Redactor Revista Antiquaria.

Salamanca: 15/11/2014

http://www.antoniovaras.com/