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1 Pág. -INTRODUCCIÓN 3. -CAPÍTULO I 9. La singularidad e influencia de la indumentaria en la España de los Austrias. 10. I.1.Indumentaria masculina . 29. I.2.Indumentaria femenina. 44. -CAPÍTULO II 68. La moda en el siglo XVIII 69. II.1. La Francia de Luis XIV y el comienzo del fenómeno moda. 74. II.2. Influencia y difusión de la moda francesa. 76. II.3. Análisis de la indumentaria masculina. 88. II.4. Análisis de la indumentaria femenina. 98. -CAPÍTULO III 103. El siglo XVIII en España: moda y reformas. 104. III.1. Felipe V, el desembarco de la moda francesa 104. III.2. Fernando VI, la consolidación de la moda francesa y el patrocino de la industria sedera. 122. III.3. Carlos III, la moda entre la corte y el pueblo. 125. III.4. Carlos IV, primera década de su reinado. María Luisa de Parma como “esclava de la moda”. 133. -CAPÍTULO IV 139. Los protocolos notariales como fuente para el estudio de la indumentaria sevillana del siglo XVIII . 140. IV.1. Las cartas de dote y la institución matrimonial 140. IV.2. Inventario post-mortem y testamento. 155. -CAPÍTULO V 177. Materiales en la moda de la Sevilla del siglo XVIII. 178. V.1. Tejidos, telas y encajes. 179. V.1.a. Lino. 179. V.1.b. Lana. 181. V.1.c. Seda. 184. V.1.d. Algodón. 186. V.1.f. Encaje. 189. - CAPÍTULO VI 192. Un hombre a la moda. La indumentaria masculina en la Sevilla del siglo XVIII 193. VI.1. Análisis de la indumentaria masculina 193.

CAPÍTULO I 9. La singularidad e influencia de la indumentaria

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Pág.

-INTRODUCCIÓN 3.

-CAPÍTULO I 9.

La singularidad e influencia de la indumentaria en la España de los Austrias. 10.

I.1.Indumentaria masculina . 29.

I.2.Indumentaria femenina. 44.

-CAPÍTULO II 68.

La moda en el siglo XVIII 69.

II.1. La Francia de Luis XIV y el comienzo del fenómeno moda. 74.

II.2. Influencia y difusión de la moda francesa. 76.

II.3. Análisis de la indumentaria masculina. 88.

II.4. Análisis de la indumentaria femenina. 98.

-CAPÍTULO III 103.

El siglo XVIII en España: moda y reformas. 104.

III.1. Felipe V, el desembarco de la moda francesa 104.

III.2. Fernando VI, la consolidación de la moda francesa

y el patrocino de la industria sedera. 122.

III.3. Carlos III, la moda entre la corte y el pueblo. 125.

III.4. Carlos IV, primera década de su reinado.

María Luisa de Parma como “esclava de la moda”. 133.

-CAPÍTULO IV 139.

Los protocolos notariales como fuente para el estudio

de la indumentaria sevillana del siglo XVIII . 140.

IV.1. Las cartas de dote y la institución matrimonial 140.

IV.2. Inventario post-mortem y testamento. 155.

-CAPÍTULO V 177.

Materiales en la moda de la Sevilla del siglo XVIII. 178.

V.1. Tejidos, telas y encajes. 179.

V.1.a. Lino. 179.

V.1.b. Lana. 181.

V.1.c. Seda. 184.

V.1.d. Algodón. 186.

V.1.f. Encaje. 189.

- CAPÍTULO VI 192.

Un hombre a la moda. La indumentaria masculina

en la Sevilla del siglo XVIII 193.

VI.1. Análisis de la indumentaria masculina 193.

2

VI.2. Ropa blanca e interior 196.

VI.3. Traje 200.

VI.4.Prendas de encima 223.

VI.5. Sombreros y pelucas. 226.

VI.6. Zapatos y medias 230.

VI.7. El traje de majo, casticismo y precedente del vestido de torear 233.

-CAPÍTULO VII 240.

La indumentaria femenina, una interpretación

de la moda internacional en Sevilla 241.

VII.1. Ropa blanca interior 254.

VII.2. Vestidos compuestos por varias prendas 276.

VII.3. Vestidos enteros 291.

VII.5. Vestido de novia 302.

VII.6. Prendas de encima 304.

VII.7. Peinados 313.

VII.8. Accesorios y complementos 317.

VII.9. Zapatos y medias 321.

VII.10. Traje de maja, atuendo propio de la mujer española. 323.

-CONCLUSIÓNES 328.

-APÉNDICE DOCUMENTAL 332.

-INDÍCE DE RETRATOS 496.

-GLOSARIO DE TÉRMINOS 499.

-FUENTES DOCUMENTALES 512.

-BIBLIOGRAFÍA 524.

3

INTRODUCCIÓN

4

La moda surgió en Europa durante el siglo XIV. En la Baja Edad Media la vestimenta

de ambos sexos comenzó a diferenciarse, los hombres se decantaron por prendas cortas y las

mujeres largas. El objetivo principal de la ropa es cubrir el cuerpo, no solamente para

preservarlo de las inclemencias del tiempo, sino también de las miradas ajenas. Una vez

cumplida esta premisa el siguiente cometido es la clara diferenciación entre sexos, la

indumentaria de hombres y mujeres debe ser distinta. La ropa proporcionaba una imagen clara

de la persona, sus gustos y su posición en la escala social. Los usos en la vestimenta están

ligados a cada época aportando una información esencial sobre el devenir histórico ya que

encierran numerosas claves de tipo sociológico, económico, e incluso político. La voz

“moda” no figura en el Tesoro de la Lengua Castellana, pero ya aparece en el Diccionario de

Autoridades definida como: “Uso, modo o costumbre. Tómase regularmente por el que es

nuevamente introducido, y con especialidad en los trages y modos de vestir.” La primera

mención del término en España la encontramos en la obra de Vélez de Guevara El diablo

cojuelo publicada en 1641: “Vieron entrar, por la posta tras un postillón, dos caballeros

soldados vestidos a la moda”.

El objetivo de la presente investigación es el análisis y estudio de la indumentaria de

todo el espectro social sevillano durante el siglo XVIII, desde las capas trabajadoras a las más

altas. Tal y como pondremos de relevancia la ropa tuvo una importancia muy destacada

durante el Antiguo Régimen, no sólo en cuanto a su valor económico sino como signo externo

en la escala social. Al no existir una bibliografía específica sobre la moda en Sevilla durante

el siglo XVIII, hemos partido de una de carácter general sobre la indumentaria en los siglos

XVII y XVIII en Europa, fundamentalmente en España, Francia e Inglaterra. Así mismo

hemos recurrido a una serie de estudios de carácter histórico, artístico, sociológico,

económicos, político e incluso jurídico para una mejor compresión de la época.

La investigación se ha realizado partiendo de fuentes de archivo, fundamentalmente a

través de dos tipos de documentos notariales muy frecuentes en la época: las cartas y recibos

de dote y los inventarios post-mortem; en menor medida al no ser tan comunes, también

hemos analizado diversos inventarios capitales, partidas de bienes y capitulaciones

matrimoniales En las cartas de dote conoceremos las piezas que formaban parte del ajuar

femenino, mientras que a través de los inventarios post-mortem lo haremos con respecto a la

indumentaria masculina e infantil y al ajuar doméstico.

5

Para nuestro análisis hemos acudido a una serie fuentes indirectas, tales como la

pintura y la literatura de la época. Hemos localizado una serie de retratos en distintas

colecciones particulares sevillanas, cuyas imágenes se adjuntan al texto y que nos

proporcionarán diversas claves en cuanto a los distintos atuendos y modas. A todo ello se le

debe sumar la serie de los Carros de Domingo Martínez (hacia 1748) que se encuentran en el

Museo de Bellas Artes de Sevilla; sus ocho lienzos nos muestran la moda en la capital

hispalense a mediados de la centuria, tanto de las clases altas como de extractos medios y

bajos. Igualmente recurriremos a piezas de vestimenta de diversas colecciones de

indumentaria, tales como el Museo del Traje de Madrid y el del Disseny de Barcelona,

además de algunos extranjeros como el Galliera de París o el Metropolitan de Nueva York,

que custodian una importante colección de prendas y complementos europeos del siglo XVIII.

Nuestro estudio comienza en el año 1700, fecha en que Felipe de Anjou es nombrado

rey. España había tenido desde su época imperial unos usos muy característicos en cuanto a

moda se refiere, que se prolongaron por espacio de ciento cincuenta años llegando a los

primeros años del siglo XVIII, tal y como comprobaremos a través de la documentación. Para

comprender el drástico cambio que se produjo a raíz de la llegada al trono de la nueva dinastía,

es esencial conocer la vestimenta de los Austrias con sus tipologías, su concepto de elegancia

y una serie de valores muy enraizados que quedaron obsoletos. En el capitulo I presentaremos

de manera sucinta la moda española desde 1550 a 1700; una manera de vestir que se exportó a

toda Europa caracterizada por la sobriedad, la rigidez y el predominio del color negro en

cuanto a indumentaria masculina. La femenina tuvo igualmente sus propias señas de identidad

caracterizadas por un disfraz absoluto de la silueta a través de cartones de pecho y diversos

ahuecadores de faldas. La posición de cada persona debía estar en perfecta concordancia con

la manera de vestir, estas cuestiones eran ineludibles y tenían una importancia clave en los

hábitos sociales. Los reinados de Carlos I y Felipe II representan la etapa de mayor esplendor

del imperio español con el consiguiente deseo de emulación por parte de otros países. El

descubrimiento de América y la llegada a la Metrópoli de nuevas materias tintóreas hicieron

que nuestros tejidos gozaran de una gran demanda y consideración. Durante el reinado de

Felipe III se produjo una etapa de gran ostentación que terminó bruscamente al acceder Felipe

IV al trono en 1623, que mandó establecer unas normas presididas por cierta sencillez y

austeridad. El monarca se encontraba a la cabeza de esta manera de entender la indumentaria

6

como muestra de un sentimiento de orgullo por lo intrínsecamente nacional, a la par que una

repulsa manifiesta hacia lo francés. Este fenómeno no fue extrapolable a la moda femenina

que llegó a uno de los momentos de mayor riqueza y extravagancia de nuestra historia. A

finales del siglo XVII el traje “a la francesa” va penetrando paulatinamente, Carlos II ya lo

usó compaginándolo con el atuendo “a la española” para los actos de carácter oficial.

El capitulo II expondrá la creación de las tipologías de traje masculino y femenino

objeto de nuestro estudio y cuyo origen radica en la Francia de Luis XIV. La labor del

monarca en cuanto a la elaboración y los códigos de la indumentaria fue esencial en cuanto a

su posterior implantación en todo el continente. La moda durante el Antiguo Régimen surgía

en las cortes y después pasaba al resto de la población. Luis XIV se decidió a adoptar para la

vida civil una versión del uniforme de sus militares. El terno compuesto por casaca, chupa y

calzones fue el de toda la sociedad elegante durante el Siglo del Luces. Así mismo el traje

femenino del siglo XVIII tiene su origen en la Francia de Luis XIV, un atuendo compuesto

por un cuerpo escotado, antebrazos al aire y dos faldas que con sus consiguientes variaciones

permanecerá hasta la adopción del “vestido camisa” en los últimos años de la centuria.

A lo largo del capitulo III presentamos la situación de España durante el periodo que

nos ocupa. La nueva dinastía comenzó un proceso de modernización a través de una serie de

iniciativas que ayudaran a dinamizar su anquilosada economía. Se inaguraron diversas

academias al modo francés y se trató de agilizar la industria a través de la creación de una

serie de manufacturas. En la segunda mitad del siglo se produjo un movimiento que afectó a

todas las artes; la denominada Ilustración cuyos preceptos se basaban en la racionalidad

como fuente de felicidad y progreso y que debía ser ofrecidos a los súbditos para la mejor

marcha de la nación. Carlos III acometió una serie de cruciales reformas tales como la

dignificación del trabajo y el libre comercio.

En el capítulo IV se analizarán las fuentes de archivo estudiadas y la información que

proporcionan para el conocimiento de la indumentaria sevillana del siglo XVIII. La dote era

un requisito indispensable para acceder al matrimonio, una institución que poseía una fuerte

endogamia. Las cartas de dote se nos muestran como una vía esencial para el estudio de la

moda femenina, su evolución y costes. Los inventarios post-mortem nos informan acerca de

los espacios de habitabilidad en la casa sevillana, así como del atuendo masculino e infantil.

7

Los documentos que incorporan las tasaciones de las piezas no son de gran ayuda para

comprender el alto valor que tenía la ropa y sus múltiples vidas.

A lo largo del capítulo V constatarán los cuatros tejidos básicos destinados a la

confección: lienzo, lana, seda y algodón y sus derivados. A través de algunos documentos

pertenecientes a mercaderes o a cargadores a Indias veremos las distintas telas que se

comercializaban tanto de procedencia nacional como extranjera. En el capítulo VI se hará un

pormenorizado análisis de todas las prendas que aparecen en los protocolos destinadas al

atavío masculino comenzando por la ropa blanca e interior para pasar al traje, prendas de

abrigo y complementos como el sombrero y la peluca. Por último se hablará del traje de majo,

sus características y su gran importancia como antecedente del vestido de torear. Hemos

decidido hacer un desglose de piezas para otorgar una mayor claridad y un mejor sentido

temático tanto en la moda masculina como en la femenina.

El capítulo VI se dedica a un exhaustivo estudio de la indumentaria de la mujer

comenzando por una introducción donde se detallan los cambios en el gusto, fruto de una

sociedad hedonista y refinada. Las nuevas tipologías de vestimenta surgirán en Francia e

Inglaterra desde donde llegarán a España. El estudio del guardarropa de la mujer en Sevilla

comenzará por la ropa blanca con todas sus piezas siguiendo por los distintos atuendos. En

España el traje más común fue el compuesto por varias prendas, iremos viendo pieza por

pieza y explicando sus particularidades. Tras ello se pasará a los vestidos enteros y sus

tipologías: bata, traje “a la francesa”, “a la polonesa”, “vaquero a la inglesa” y “vestido

camisa”. A continuación se proseguirá con las prendas de encima como el manto y la

mantilla, atavío imprescindible de la mujer española de cualquier extracto a lo largo de toda la

centuria. Para concluir se analizarán los complementos sin olvidar las pelucas que jugaron una

gran importancia desde 1770. Por último se tratará el traje de maja, un atuendo castizo frente

a las modas extranjeras que alcanzó un importante eco social llegando a las capas más altas de

la sociedad. El presente estudio se cierra con un epígrafe dedicado a las conclusiones que

pondrá de manifiesto los objetivos alcanzados.

A continuación se incluye un apéndice documental formado por una serie de

documentos escogidos, y transcritos, desde 1700 a 1800, a través de los cuales se ha

pretendido ofrecer una muestra de toda la escala social, desde artesanos a funcionarios

8

pasando por tenderos y mercaderes hasta llegar a la nobleza. Tras el apéndice se incluye un

glosario de términos, que complementa a los ya existentes y ayuda a arrojar luz sobre el

vocabulario específico de los distintos términos, aparte de las diversas voces que hoy en día

han caído en desuso. Tras el apéndice se incluye una amplia bibliografía de carácter general y

específico en la materia que nos ocupa, junto a un amplio espectro de estudios de diversas

materias que apoyan y refrendan nuestra investigación.

Tras estos años de trabajo queremos hacer constar una serie de agradecimientos; en

primer lugar a la directora de la tesis doña María Jesús Mejías por su guía, apoyo e interés; al

diseñador gráfico y fotógrafo Juan Ferrandis por la realización de todo el archivo gráfico en

las distintas colecciones particulares; al Archivo de Protocolos de Sevilla; a Marina Martín

Ojeda, archivera del Archivo Municipal de Écija; a doña Isabel León, marquesa de Méritos,

por abrirme el palacio de Lebrija para estudiar sus retratos; a los condes de Santa Coloma y a

todas las personas que generosamente me han permitido estudiar y fotografiar sus pinturas.

Por último agradecer a mi marido Luis Olivar O´Neill su apoyo en estos últimos meses, por

entero dedicados a la conclusión de la presente investigación.

9

CAPÍTULO I

10

La singularidad en influencia de la indumentaria en la España de los Austrias.

Durante el siglo XVIII se produjo un fenómeno de internacionalización en cuestión de

gusto. España, al igual que el resto de Europa se vio sacudida por la moda francesa, pero hasta

finales del reinado de Carlos II nuestro país gozó de un sello distintivo y absolutamente

original que no se puede obviar en este estudio. Por lo tanto, en este primer capítulo se hará

un recorrido que abarcará los usos durante la dinastía de los Habsburgos. La España de finales

del siglo XVII protagoniza el declive de uno de los imperios más vastos conocidos por la

Humanidad. Esta decadencia, que comenzó unas décadas antes, afectó profundamente a todos

los órdenes, desde el político y económico al social. Al frente de la nación se encuentra Carlos

II (1661-1700), un rey enfermo e incapaz de asumir tan ingente tarea1

. La política

matrimonial de la dinastía había llevado a cabo continuos matrimonios consanguíneos por lo

que con su último monarca, hijo de tío y sobrina carnal, llega el ocaso. España se encuentra en

una situación precaria devengada por una profusión de campañas bélicas. Un desgaste

producido por las derrotas de Rocroi (1643) y las Dunas (1658), como en los tratados de paz

de Westfalia (1648) y Los Pirineos (1659)2. Con Carlos II el imperio se hallaba en total

decadencia, incluso algunos políticos anhelaban la llegada de una nueva dinastía que

supusiera un cambio de rumbo.

La moda está en estrecha conexión con cada momento histórico, por lo que es preciso

conocer la manera de vestir de los españoles desde los tiempos de Carlos I, para comprender

en toda su dimensión la crucial transformación que se produjo a partir de 1700 con la llegada

de los Borbones franceses al trono. Parece lejano remontarse a mediados del siglo XVI pero

es preciso ya que en ese momento se sentaron unas bases que se prolongarían durante un siglo

y medio. En el XVI España se convirtió en una primera potencia mundial, el inmenso poder

territorial de la monarquía de Carlos I y su hijo Felipe II hizo que las cortes europeas se

rindieran a los Habsburgos. El reinado de Carlos I (1517-1556) es trascendental ya que

supone el inicio del Estado moderno. Desde 1550 hasta 1700 hubo una moda nacional que se

mantuvo prácticamente incólume hasta la primera década del siglo XVIII, aunque se debe

poner de manifiesto que fue durante el mandato de los Reyes Católicos cuando España

empezó a marcar la pauta en cuestión de indumentaria.

1 CONTRERAS y LÓPEZ DE AYALA, J.:: Historia de España. Tomo V. Barcelona, 1977, p. 54.

2 Esta sucesión de conflictos supuso un terrible descenso demográfico al que se sumaron las terribles epidemias

de peste que asolaron España a mediados del siglo XVII.

11

Imitar los hábitos y gustos de los poderosos es un fenómeno consustancial a la especie

humana y el vestir “a la española” era considerado signo de gran elegancia y distinción. El

continente contemplaba con verdadero asombro las victorias de Carlos V al frente de sus

ejércitos, mientras que los conquistadores aumentaban las posesiones hispanas en América3.

Como consecuencia el traje español comenzó a gozar de un enorme prestigio ya a finales del

siglo XV4 con la expulsión de los moros del reino de Granada, a lo que se sumó la conquista

de México a manos de Hernán Cortés entre 1519 y 1521 y la aplastante victoria en la batalla

de Pavía contra Francisco I de Francia en 1525.

Hasta finales del siglo XVIII las distintas modas surgían en las cortes europeas desde

donde pasaban al resto de la población. El status del individuo debía quedar claramente

reflejado a través de su arreglo exterior. Las novedades viajaban por varias vías: por medio de

las llamadas muñecas de moda que se enviaba de unas cortes a otras para conocer las últimas

tendencias, por las misiones diplomáticas y por último, a través de los ejércitos, ya que como

se verá los usos militares tendrán una marcada influencia en la moda civil.5 En lo que

respecta a la moda, el siglo XVI se divide claramente en dos mitades. La primera

caracterizada por el influjo de las cortes italianas, Alemania y Flandes; mientras que la

segunda mitad lo estuvo por la corte española6. A partir de 1540 las clases altas europeas

empezaron a seguir nuestra moda y aproximadamente veinte años mas tarde lo adoptaron

otras capas sociales7. No debemos entender este fenómeno como una simple copia de nuestros

modelos sino una adaptación a los gustos de cada lugar, por poner un ejemplo, las italianas no

renunciaron al escote.

El siglo XVI se divide en dos periodos, la primera mitad tendrá por influencias,

italianas, flamencas y alemanas, mientras que la segunda tendrá como protagonista a la corte

de Madrid8. El Renacimiento trae consigo numerosos cambios sociales y de mentalidad que

se reflejaran claramente en la indumentaria. Frente a las formas verticales del gótico que

tendían a alargar la silueta, se produce el fenómeno inverso, es decir, un ensanchamiento de la

misma fundamentalmente en la parte superior del cuerpo, torso y brazos adquieren mucha

presencia. La diferenciación entre lo femenino y masculino es mas evidente que nunca

3 FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M.: Carlos V el césar y el hombre. Barcelona. 2007, p. 169.

4 BOUCHER, F.: Historia del traje en occidente desde la antigüedad hasta nuestros días. Tomo II, Barcelona,

1967, p. 226. 5 SOLÁNS SOTERAS, M C.: La moda en la sociedad aragonesa del siglo XVI. Zaragoza, 2009, p. 53.

6 Ibidem p. 52.

7 VON BOEHN, M.: La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes hasta nuestros días. Tomo II.

Barcelona, 1928, p 83 y ss. 8 SÓLANS SOTERAS, M C.: Ob. cit., p. 52.

12

produciéndose una sexualización explícita sobre todo en los escotes de las damas y en las

exageradas braguetas de los hombres.

Carlos I desembarcó en España en 1517

rodeado de su séquito de flamencos para

hacerse cargo de su colosal legado, era un

joven extranjero no solo por su origen y su

desconocimiento del castellano sino también

por su arreglo exterior. Su juventud había

transcurrido en la corte de Malinas y su idioma

era el francés. El atuendo del joven rey tenía

influencias flamencas y francesas que se

caracterizaban por el rico colorido. La primera

prenda claramente española que vistió fue la

capa durante un torneo en Valladolid a los

pocos días de llegar a Castilla9. Una serie de

tempranas muertes familiares y la

indisposición de su madre doña Juana I de

Castilla para asumir las tareas de gobierno,

hicieron que en una misma persona confluyese

una fabulosa herencia territorial. Su reinado es

trascendental ya que supone el inicio del Estado moderno10

, mientras que su dignidad al frente

del Sacro Imperio Romano Germánico convertirá a España en una nación de referencia. El

traje es un magnífico vehículo para demostrar el poder y la riqueza. La pasión por el lujo se

adueñó de las cortes europeas, estamos en pleno Humanismo y el atuendo no solamente

constituía un elemento clave de autoafirmación sino una fuente de placer. Nos encontramos

ante sociedades refinadas deseosas de llevar prendas sofisticadas y ornamentadas11

.

En el mundo de la globalización es complicado entender los usos tan estrictos que se

prodigaban entre jerarquías durante el Antiguo Régimen, de hecho cada país tenía sus gustos

y maneras. La sociedad española era católica, corporativa y jerarquizada al igual que el resto

de las occidentales, incluso conservaba elementos heredados del feudalismo. La población se

9 BERNIS, C.: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. Madrid, 1992, p. 22.

10 SOUSA CONGOSTO, F.: Introducción a la historia de la indumentaria en España. Madrid, 2007, p. 111.

11 SOLÁNS SOTERAS, M C.: Ob. cit., p. 76.

Barend van Orley. Retrato de Carlos V.

Emperador del sacro imperio romano germánico.

Después de 1515. Museo municipal de Bourg-en-

Bresse. Francia.

13

hallaba dividida en tres estamentos: nobleza, clero y estado llano. La nobleza era el sector

mas reducido con respecto a los otros dos:

“Aquella sociedad aceptaba la idea de que la nobleza era una cualidad natural que elevaba a

sus miembros sobre el resto de los mortales”12

.

La posición de cada persona debía estar en perfecta concordancia con la manera de

vestir, estas cuestiones eran ineludibles y tenían una importancia clave en los hábitos sociales.

El reinado de Carlos I (1517-1556) conlleva una rotunda preeminencia de nuestro país no solo

en asuntos internacionales, sino también una exportación de los gustos españoles en diversas

materias, es decir, Europa entera volvió la vista hacia la nación más poderosa del momento.

La cuestión del traje tenía la máxima relevancia, de hecho una de las primeras peticiones que

se hizo al nuevo monarca en las cortes de Castilla, convocadas en 1518 y en las que fue

jurado rey, trataba sobre como atajar el excesivo lujo que determinados sectores prodigaban

con respecto a la indumentaria. Los legisladores se preocupaban por los cuantiosos gastos que

ocasionaban estas prácticas y trataron sin éxito de frenar estos dispendios. Las élites se

estaban lanzando a unos gastos desmesurados que no debían permitirse ya que conllevaban la

merma de patrimonios, por otro lado se trataba de una medida proteccionista cuyo fin era

potenciar la industria textil nacional. Ya en 1515 doña Juana la Loca dictó una pragmática13

prohibiendo el uso del brocado y dejando la seda para determinadas piezas. Las pragmáticas

contra el lujo se repetirán en numerosas ocasiones durante el siglo XVI14

, mas concretamente

en los años, 1518, 1523, 1532, 1534. En el último de estos bandos15

se prohibía el uso de

brocado, hilos de oro y plata, bordados y recamados en seda, especificando lo siguiente:

12

BERNIS, C.: El traje y los tipos sociales del Quijote. Madrid, 2001, p. 117. 13

Según la Real Academia Española, se trata de una "Ley emanada de competente autoridad, que se

diferenciaba de los reales decretos y órdenes generales en las fórmulas de su publicación." 14

"En 1534, el lujo, en creciente, se confirma por la cantidad de disposiciones que a partir de esta época se

dictaron, pero sobre todo el lujo se manifestó por una gran variedad de formas de guarniciones. Hasta esta fecha

en las ordenanzas contra el lujo, aparecen citadas únicamente fajas, cintas y ribetes; pero a partir de ahora se

citan en las prohibiciones más variedad de guarniciones. En 1534 se prohibieron bordados, recamados y toda

cosa hecha con bastidor. En 1535 se prohibió llevar "recamo, trenza, ni cordón, ni franja, ni pasamano, ni

ninguna otra cosa de hilo de oro, ni de plata, ni de seda, ni pespunte, ni colchado alguno, sino el que fuese

menester para la costura de la faja (...) En 1548 precisamente se da una pragmática que prohíbe "echar

guarniciones de oro y plata en sayas, calzas, capas y jubones" (...) En 1552 otra pragmática dispuso que "nadie

llevará bordado de hilo de oro ni plata, ni cordón, ni pespunte de ello, ni cordoncillo de seda, ni entorchado, ni

torcido, ni grandujado, ni otro género de guarnición alguna, ni franja, ni pasamano" (...) A pesar de tanta

pragmática tratando de contener el lujo, éste sigue en aumento: los críticos acusan a los sastres o alfayates de

ello" ( GONZÁLEZ MENA, M Á: Colección pedagógico-textil de la Universidad Complutense de Madrid.

Madrid, 1994, pp. 84). 15

Un bando es un mandato publicado por el Alcalde de obligatoria y general observancia. Normalmente se

distingue de los edictos en que éstos se dictan para promover la audiencia de todos o sólo de una parte del

vecindario, en relación con ciertos actos o resoluciones municipales. El bando suele ser solemne en la forma de

redactarse y aún en la de publicarse. http://leyderecho.org/diccionario-juridico-espasa/

14

“Los oficiales menestrales de manos, sastres, zapateros, carpinteros, herreros, texedores,

pellejeros, tundidores, curtidores, zurradores, esparteros y especieros y otros cualquiera oficios

semejantes a éstos mas baxos, y obreros y labradores y jornaleros, no pudan traer seda alguna escepto

gorras, caperuzas o bonetes y un ribete en los mantos que traxeren de paño; y declaramos que los

labradores se entiende los que ordinariamente labran las heredades de sus manos; y en lo que toca a

los especieros solamente se entiendan las personas que tienen tiendas y venden en ellas por menudo”16

.

Por tanto las leyes suntuarias tenían varios objetivos, por un lado ejercer un control

económico e incluso político tratando que no se introdujeran mercancías extranjeras en

España, pero también un control sobre el tipo de tejidos y decoraciones que debían usar las

distintas capas de la sociedad ya que la indumentaria debía ser un fiel reflejo de la extracción

social del individuo. El hecho de que las pragmáticas se fueran sucediendo unas a otras, pone

de manifiesto su falta de cumplimiento. Durante el reinado de Felipe II se promulgaron en

1563 y 1590. La primera de ellas vetaba a cualquier persona el uso de brocados, bordados,

recamados y un significativo número de adornos. Los militares que acudían al frente se veían

libres de estas prohibiciones, de hecho Carlos V les permitió usar brocados y bordados en

1550. Sus tropas vestían de amarillo y rojo aunque todavía no había un uniforme militar

propiamente dicho. Los militares al servicio del emperador no vestían de negro al uso español.

En Milicia, Discurso y regla militar escrito por Martín de Aguiluz en 1521 se afirma:

“Diez mil soldados, armados y vestidos de colores abultan y meten mas terror que veinte mil y

mas vestidos de negro”17

.

Los nobles de alta cuna eran asistidos por un ejército de lacayos, pajes y escuderos que

debían vestir ricamente al igual que su señor. Del mismo modo las damas principales se

hacían acompañar de dueñas y sirvientas que vestían a su modo; como ya se ha apuntado

anteriormente, estos lujos ocasionaban un gasto excesivo que comenzó a preocupar a los

gobernantes desde el siglo XV. La seda poseía un claro signo de superioridad social, por lo

que solo debía ser usada por personas de estatus alto. Solamente quedaban exentos de su

cumplimiento los reyes y sus hijos18

, las penas no solo afectaban a los que usaran estos tejidos

sino a los sastres que fabricaran prendas con ellos. Las prohibiciones se revalidaron en los

años 1537, 1551 y 1552 lo que indica claramente que se hacía caso omiso de ellas. La de 1552,

última de Carlos I, dice textualmente:

16

PUERTA ESCRIBANO, R: “Reyes, moda y legislación jurídica en la España moderna”. Ars Longa:

cuadernos de arte, Nº 9-10, Valencia, 2000, p. 1 y ss. 17

DESCALZO LORENZO, A.: “Nuevos tiempos, nueva moda”. Sevilla y corte: las artes y el lustro real (1729-

1733). Madrid, 2010, p.157. 18

BERNIS, C.: Ob. cit., p. 13.

15

“(…)muchas personas allí en nuestra corte

como fuera de ella, al hecho muchas ropas de

brocado y telas de oro y de plata y traen bordados y

dorados y plateados y cordones y franjas de oro y

plata…lo qual diz que es causa que muchos gasten

sus haciendas y hay mucha desorden y nuestros

reynos se destruyen y empobrecen”19

.

La coronación de Carlos V como

emperador del Sacro Imperio Romano

Germánico en Bolonia en 1530 por el Papa

Clemente VII20

, nos deja interesantes crónicas

sobre la manera de vestir de los participantes en

tan magno evento. Los aristócratas españoles que

acompañaron al emperador dejaron literalmente

estupefactos a todos los asistentes por el

impresionante derroche de lujo de sus trajes, no

solo por la riqueza de las telas sino por la

cantidad y calidad de las joyas que las

recamaban21

. Carlos V promulgó una pragmática

en Bruselas en 1550 por la cual daba permiso a

ciertos miembros de la realeza, aristócratas y

caballeros a usar tejidos de plata y oro decorando sus arneses únicamente si acudían al

campo de batalla. Este hecho, que desde nuestra perspectiva actual resulta de lo mas

sorprendente, no era algo novedoso ya que sus abuelos los Reyes Católicos actuaron de la

misma manera en 1499 dando libertad a los caballeros que acudían a la guerra a llevar las

prendas y tejidos que estimaran oportunas incluyendo la seda.

19

SOLÁNS SOTERAS, M C.: Ob. cit., p.452 y ss. 20

Sobre dicha coronación, véase: CADENAS Y VICENT, V de: Doble coronación de Carlos V en Bolonia 22-

24/II/1530. Madrid, 1985. p. 97 y ss. 21

BERNIS, C.: Ob. cit., p. 8.

Tiziano Vecellio. Carlos V con un perro. 1533.

Museo del Prado. Madrid.

16

Los principios e ideales de la nobleza formaban parte de toda la sociedad española. Ser

noble exigía una vida de gasto y lujo, los Grandes debían tener varias casas abiertas; su poder

económico y social debía ser ostentado mediante signos externos inequívocos como la

indumentaria, las joyas, las obras de arte, los coches y una multitud de criados. Los grandes

de España gozaban del privilegio de poder llevar la cabeza cubierta en presencia del monarca,

es decir, un honor relacionado con la vestimenta y solo reservado a unos pocos22

. No siempre

la aristocracia contaba con medios suficientes para vivir conforme a su estatus, pero era

inconcebible que no estuvieran rodeados de las comodidades que debían disfrutar, de tal

manera que en ocasiones se endeudaban para mantener el nivel exigido. Estamos en pleno

Renacimiento, el individuo comienza a sentirse protagonista. Este acusado cambio en la

mentalidad entre las clases dirigentes llevará consigo un desarrollo de las modas nacionales y

una gran riqueza y esplendor en la indumentaria tanto de damas como de caballeros. Se desató

una pasión por el lujo en el vestir de las cortes europeas, siendo una de las épocas que ha

concedido mayor importancia a la moda y muy en particular este fenómeno afectó a nuestro

país. El desarrollo económico y la pujante burguesía convierte a las ciudades en espacios mas

22

"En España, dentro del colectivo de la nobleza se distinguió desde el siglo XVI la Grandeza de España. Sus

orígenes se encuentran en discusión pero se suele coincidir en su diferenciación como grupo durante el reinado

de Carlos V. En ese momento se concibió su distinción ceremonial, muy vinculada al Monarca. Su condición

venía definida por él, que decidía otorgar esa categoría como un grado jerárquico superior dentro de los títulos

nobiliarios. Ser duque suponía la Grandeza de España, mientras que marqueses, condes y otros denominaciones

podían serlo si el Rey decidía añadirles esa dignidad". ( HERNÁNDEZ BARRAL, J. M.: Grandes de España: distinción y cambio social, 1914-1931. Madrid, 2012. p.

13. http://eprints.ucm.es/17440/1/T34077.pdf)

Daniel Hopfer. Los cinco mercenarios. 1530.

17

abiertos con un destacado movimiento comercial. El nivel de vida sube y por ello se precisan

cada vez objetos mas lujosos y específicos por lo se crean nuevos gremios que puedan

responder a las demandas de la sociedad.

La gran opulencia que desplegó el emperador con respecto a su atuendo tuvo su punto

de inflexión en 1539 al quedar viudo de Isabel de Portugal23

. A partir de ese momento vistió

de negro y de una manera mucho mas sobria. En 1540 con motivo de su viaje a París, un

relato alude a la sorpresa que provocó en sus anfitriones franceses la sencillez con la que

vestía el “rey guerrero”24

. Como se ha apuntado anteriormente cada corte guardaba sus

propios usos en el vestir que en ocasiones eran perceptivos, es decir, con obligación de ser

seguidos por las personas que eran recibidas en ellas. Esta costumbre también afectaba a las

cabezas coronadas y sus familias que en determinados actos debían vestir a la moda del país

que les recibía.

23

Al morir la emperatriz, Carlos V se retiró al monasterio jerónimo de Santa María de Sisla, en la provincia de

Toledo.. CHUECA, F: Casas Reales en monasterios y conventos españoles. Madrid, 1966, pp. 158. El

monasterio fue construido en 1348 y fue la segunda fundación de la orden jerónima en España. Carlos V

permaneció en Sisla desde el 12 de mayo al 26 de junio de 1539. CAÑAS GÁLVEZ, F.: El itinerario de Juan II

de Castilla (1414-1454). Madrid, 2007, p. 137. 24

BERNIS, C.: Ob. cit., p. 14.

18

Carlos V fue sin lugar a dudas un

cosmopolita, durante sus casi cuarenta años al

frente de la monarquía hispana viajó y guerreó

en numerosas ocasiones. Sus ejércitos

atravesaron Europa llevando consigo distintas

usos que posteriormente fueron adoptados por la

indumentaria civil. Los lansquenetes eran

mercenarios alemanes, soldados de infantería

que lucharon junto al emperador. Inventaron las

calzas25

y su forma de vestir, que posteriormente

pasó a la indumentaria civil, se caracterizaba por

colores vivos, exageradas braguetas,

acuchillados y grandes gorras. Su abuelo,

Maximiliano I, fue requerido para prohibir la

exagerada moda de los acuchillados en los

lansquenetes pero se negó a ello26

,

posteriormente lo intentó pero fue demasiado

tarde. Los acuchillados ya venían confeccionados y su uso se prolongó durante tres

generaciones.

El emperador introdujo la etiqueta borgoñona en la corte española, entre cuyos

preceptos el color negro se consideraba signo de elegancia para caballeros y damas. Su

antepasado Felipe III de Borgoña, mas conocido como Felipe el Bueno (1396-1467), vistió de

negro como señal de luto por la muerte de su padre Juan I Sin Miedo en 1419 y

posteriormente lo siguió haciendo. En Italia también se usaba el negro durante el siglo XV, lo

hicieron Alfonso I de Nápoles y su hijo Ferrante, siendo también signo de elegancia y poder

en Venecia y en Lombardía:

“El negro se interpretó como una expresión de virtud moral”27

.

La singular personalidad del rey que abdicó para retirarse al monasterio de Yuste y su

gusto por la simplicidad en los últimos años de su vida, condicionaron la imagen oficial de

sus descendientes. El retrato que le realizó Tiziano en 1548 nos lo muestra sentado y vestido

25

VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 122. 26

Ibidem p. 120. 27

COLOMER, J L.: “El negro y la imagen real” en Vestir a la española en las cortes europeas (siglos XVI y

XVII) Vol. I, Madrid, p. 81.

Roger Van der Weyden. Felipe el Bueno,

portando el collar de la Orden del Toisón de

Oro. Hacia 1450. Museo de Bellas Artes de

Dijon.

19

completamente de negro, incluso las medias y las zapatos. Solo asoma el sencillísimo cuello

blanco de la camisa y como único adorno el toisón de oro que cuelga de su cuello. Esta es la

imagen que quiso dar el monarca mas poderoso de su tiempo en los años finales de su

mandato y cuyo testigo tomó su hijo Felipe II. Este último le siguió en lo que respecta al uso

del negro; desde la trascendental victoria en la batalla de Lepanto (1571) hasta su muerte

veintisiete años mas tarde, el todopoderoso rey vistió de oscuro. Este hecho que puede

parecer anecdótico, no lo es en absoluto ya que los usos adoptados por el mas poderoso

monarca de la cristiandad no solo afectaban a su persona, sino a toda la sociedad española y a

los países dependientes de su corona.

El luto en España era negro desde que

fuera instaurado por los Reyes Católicos en su

Pragmática de luto y cera en 1502, antes se

utilizaban además del negro, los colores blanco,

violeta y perla. En 1497 con motivo de las

exequias del príncipe Juan se usaron los colores

blanco y negro. El luto llevaba como signo de

respeto y solo se podía prescindir de el en

ocasiones muy especiales. En otros países se

usaban distintos colores, en Francia por ejemplo,

las reinas guardaban luto blanco desde que lo

instaurase doña Blanca de Castilla, madre de San

Luis. La propia Isabel la Católica es su testamento

pidió que nadie llevara luto por ella y que su

cuerpo se vistiera con el hábito franciscano. El

enterrarse con el hábito de alguna orden religiosa

era algo común en aquellos tiempos. El rey Fernando hizo caso omiso de la voluntad de su

esposa28

. Es preciso resaltar que vestir de luto era costoso ya que en el caso de una personaje

de la realeza debía llevarlo toda la corte. La casa del rey daba a todas las personas a su

servicio ropas de color negro, confeccionadas con paño o bayeta. Tanto uno como otro eran

tejidos compuestos a base de lana, siendo el paño basto y grueso, y la bayeta fina y muy

apreciada por su calidad29

.

28

SOLÁNS SOTERAS, M C.: Ob. cit., p. 263. 29

Ibidem p.263 y ss.

Tiziano Vecellio. Carlos V sentado. 1548.

Alte Pinakothek. Múnich.

20

Para estudiar la indumentaria de hace siglos la pintura se convierte en un aliado

imprescindible. Los tejidos son perecederos por lo que la investigación debe apoyarse en

todas las fuentes a su servicio. El género del retrato que sufre una auténtica eclosión en el

siglo XVI, convirtiéndose en uno de los géneros mas solicitados por los monarcas y sus

familias como vehículo para demostrar su poder y su gloria. Los pintores al servicio de Carlos

I y Felipe II elaboraron una iconografía del retrato cortesano que perduró durante toda la

centuria siguiente. Tiziano y Antonio Moro fueron

los responsables de la plasmación de la idea de

majestad regia que debía provocar en el espectador

veneración y reverencia para lograr este objetivo se

centraron en la figura, otorgándole

monumentalidad y empaque pero sin rodearla de

muchos atributos que implicasen distracción. Los

personajes aparecen recortados sobre un fondo

neutro en actitud digna y distante. La alusión al

poder se hace de una forma sutil a través de

elementos como la columna, el bufete, la silla o el

sombrero. Sobre la cuestión del parecido físico no

se pretendía someter al personaje a una

idealización total pero si a un concepto que ya se

practicaba en el mundo clásico; la llamada

disimulación tenía como objeto enaltecer las

cualidades y atenuar los defectos.

Felipe II adoptó el color negro como norma

de su vestimenta, esto siempre se ha entendido

como un hecho consustancial a la leyenda negra

que durante siglos tuvo como protagonista al

llamado “rey prudente”, pero en la actualidad los expertos consideran que este color fue

escogido porque representaba la elegancia y la sobriedad que deseaba personificar. En 1554,

siendo todavía príncipe de Asturias, viajó a Inglaterra para contraer matrimonio con María

Tudor, estando la mayoría de sus prendas confeccionadas a base de terciopelo negro. El

atuendo masculino de su época deja a las claras la imagen que los españoles pretendían dar de

sí mismos. Al ser un traje tan ceñido obligaba a una postura muy derecha, se trataba de

Antonio Moro. Doña Juana de Austria.

1560. Museo de Prado. Madrid.

21

moverse poco y de una manera sosegada lo que era posible debido a la gran habilidad de los

sastres españoles famosos en toda Europa por su confección de prendas complejas con

múltiples rellenos. Ser un sastre de categoría era una profesión muy reputada.

El objetivo de la vestimenta “a la española” radicaba en realzar la silueta por lo que

las prendas eran ceñidas al cuerpo. El concepto de elegancia masculina radicaba en la calidad

de los tejidos y en el buen corte de las prendas. A partir de la segunda mitad del siglo XVI se

creó en nuestro país una moda verdaderamente nacional cuyos preceptos y signos distintivos

llegarían al 1700. Sin embargo, en muchas ocasiones no hay un único motivo para el

desarrollo de una determinada moda, sino

que intervienen numerosos factores. En

este caso en concreto, el descubrimiento

de América fue decisivo para la obtención

del color llamado “ala de cuervo” extraído

del palo de Campeche, un árbol procedente

del Nuevo Mundo. Este tinte

proporcionaba a los tejidos un negro

intenso y extraordinario frente al mediocre

“ala de mosca”. Las tejidos preferidas por

los caballeros eran el paño y el terciopelo,

normalmente el traje era del mismo color.

La lana producida en la península era de

gran calidad y muy apreciada en el

extranjero. Había muchos tipos de telas

fabricadas a base de lana, entre los mas

usados por los hombres estaba el paño que

era basto y grueso y la bayeta, de cuya existencia se tiene constancia desde el siglo XIV, de

gran calidad y muy usada para capas y ropas de abrigo.

Felipe II (1527-1598) disfrutó de una larga vida para aquellos tiempos, pero tuvo

muchas ocasiones de llevar luto. Su madre Isabel de Portugal, a la que estaba profundamente

unido, falleció cuando Felipe contaba doce años. Después tendría que hacer frente a la muerte

de sus cuatro mujeres, de cinco de sus hijos, de su hermana Juana y de su padre el emperador,

retirado a Yuste en 1556 y que falleció dos años mas tarde víctima del paludismo.

Hans Eworth. Felipe II y María Tudor, Reyes de

Inglaterra. 1588. Woburn Abbey. Bedfordshire.

22

La ultracatólica España va a convertirse en abanderada de la Contrarreforma. Europa

vive momentos de terrible convulsión ya que los cimientos comunes sobre le fe cristiana se

han dividido. No hay que olvidar que el emperador fue uno de los principales valedores del

concilio de Trento celebrado en 1545. La Iglesia Católica debía ganarse el respeto por medio

de nuevas prácticas mas cercanas al primitivo cristianismo30

. Los ideales del buen católico

van a plasmarse en la sociedad31

y una manera de ejemplificar esos nuevos valores en la vida

cotidiana se traducen en la manera de vestir.

El retrato del monarca que realizó Sofonisba Anguisola hacia 1565-1573, nos

proporciona una idea certera sobre la imagen que el monarca deseaba proyectar y que de

hecho, fue asumida por la sociedad. El

rey aparece vestido completamente de

negro, menos el cuello y los puños de

encaje, con capa, bonete y espada. De su

pecho cuelga el toisón de oro de un

sencillo cordón y en su mano izquierda

lleva un rosario, que alude claramente a

la festividad del Rosario instaurada por el

papa Gregorio XIII el primer domingo de

cada mes de octubre como

conmemoración de la victoria contra el

turco en la batalla de Lepanto. Lleva

barba, tal y como puso de moda su padre,

y el pelo corto. El llamado rey burócrata

nos ofrece la imagen de un hombre serio

y concentrado, es el perfecto ejemplo de

la dignidad real y la autoridad en sí

30

FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M.: Ob. cit., p.667. 31

Sin embargo, esta no fue una tarea exenta de dificultades. "En España e Italia, no fue fácil la victoria de la

vieja Iglesia. En estos dos países aparecieron movimientos de dudosa ortodoxia, susceptibles de dejar penetrar

las nuevas ideas. En España se planteaba el caso de los recientes conversos del judaísmo y del islamismo que,

aunque no especialmente inclinados a abrazar el luteranismo, siempre inspiraban la sospecha de que podían

perder fácilmente la gracia en la primera oportunidad que se les presentase: estaban también los iluminados o

alumbrados, grupos de místicos cuyos antecedentes continúan siendo tan oscuros como sus doctrinas, pero que,

en todo caso, ponían la unión personal con Dios por encima de los formalismos de la Iglesia". (Cfr. BALDERAS

VEGA, GONZALO La reforma y la contrarreforma: dos expresiones del ser cristiano en la modernidad. Ed.

Universidad Iberoamericana. Madrid, 2007. P. 200).

Sofonisba Anguissola. Felipe II. Hacia 1565-1573.

Museo del Prado. Madrid.

23

misma sin recurrir a ningún elemento anecdótico. En El cortesano (1528) Baltasar de

Castiglione afirmaba que la indumentaria de los cortesanos debía ser sobria, siendo el color

negro el mas adecuado32

.

La iconografía del retrato oficial en la corte de los Austrias fue creada por Tiziano y

Antonio Moro, pintor flamenco que estuvo al servicio de Felipe II y su familia. El personaje

aparece sobre un fondo neutro que hace resaltar la monumentalidad de la figura. Las poses

son serenas y llenas de majestad mientras que los tejidos y adornos aparecen pintados de una

manera sumamente precisa. El Museo del Prado cuenta con una magnífica colección de su

obra, casi todos proveniente de la colección real. Como el mas poderoso monarca de su

tiempo, Felipe II estaba muy interesado en ofrecer a través de sus retratos la imagen de digna

e intocable majestad, al igual que lo debían mostrar sus hermanas, hijos y esposas. La tipo de

retrato fue seguido por sus dos sucesores en el oficio de pintor de cámara, Sánchez Coello y

Pantoja de la Cruz durante el reinado de Felipe III y mas tarde Bartolomé González y Rodrigo

de Villandrando.

Por tanto, se puede afirmar que la representación oficial de los reyes de España hasta

el siglo XVIII es, en comparación con otras monarquías europeas, bastante sencilla y sin

estridencias. La personalidad del monarca se vislumbra claramente en una de las cartas

dirigidas a sus hijas en 1581. Felipe II, que se hallaba en Portugal con motivo del juramento

de las Cortes, se queja a las infantas de tener que vestir de brocado para el acontecimiento33

.

Durante la boda de su hija, la infanta Catalina Micaela con el duque de Saboya celebrada

en Zaragoza en 1585, el rey vistió con su proverbial sencillez. Esta cuestión que no debe ser

pasada por alto ya que las bodas reales eran uno de los acontecimientos donde se prodigaba la

mayor pompa. Este dato nos lo ofrece Enrique Cock, jefe de sus archeros flamencos y dice así:

“Era su majestad vestido de negro y sin pompa alguna, con su Toisón de oro”34

.

32

BANDRÉS OTO, M.: La moda en la pintura: Velázquez. Usos y costumbres del siglo XVII, Pamplona, p. 147. 33

BOUZA, F.: Cartas de Felipe II a sus hijas. Madrid, 1998, p. 35. 34

COCK, H: Relación del viaje hecho por Felipe II, en 1585, a Zaragoza, Barcelona y Valencia escrita por

Henrique Cock, notario apostólico y archero de la guardia del cuerpo real. Madrid, 1876, p. 47 y 52.

24

Felipe II adoptó el color negro como norma, lo cual siempre se ha entendido como un

hecho consustancial a la leyenda negra que durante siglos tuvo como protagonista al llamado

“rey prudente”, pero en la actualidad los expertos consideran que este color fue escogido

porque representaba la elegancia y la sobriedad de la que el rey hacía gala. Algunos filósofos

de la Antigüedad como Aristóteles, tenían en gran consideración el color negro al que

consideraban signo de equilibrio. Para ser recibido por su católica Majestad era preceptivo el

uso del negro.35

En cualquier caso, no se

debe pasar por alto que Felipe II se vio

obligado a guardar luto en múltiples

ocasiones.

Su hijo Felipe III no parece haber

mostrado la misma inclinación que su padre

ya que casi todos los retratos conservados

del monarca nos lo muestran vestidos de

otros colores, fundamentalmente de blanco.

La “oscuridad” de nuestro traje solo se veía

alterada por los puños y cuellos de encaje

blanco, estos últimos adquirieron a finales

del siglo XVI y principios del siglo XVII un

tamaño absolutamente desproporcionado de

tal manera que al ver los retratos de la época

parece que la cabeza estuviera dispuesta sobre una enorme bandeja. En España este tipo de

cuellos se llamaron lechuguillas porque su forma se asemejaba a las hojas de las lechugas

encarrujadas y fueron usados por ambos sexos. Hacia 1550 empezaron a asomar tímidamente

por el cuello de la camisa y los puños de las mangas. El citado adorno comenzó rodeando el

cuello para unas décadas mas tarde convertirse en grandes estructuras que subían por las

orejas hasta llegar al cogote, alcanzando un diámetro desmesurado y que podían ir dispuestos

sobre una arandela de pergamino o plata36

. Una moda absolutamente extravagante que causó

una honda preocupación a las autoridades por los tremendos dispendios que ocasionaba.

Caballeros y damas lucieron estos complicados y costosos cuellos. Covarrubias en su Tesoro

de la lengua castellana recoge la voz lechuguilla que aparece escrita por primera vez en

35

PUERTA ESCRIBANO, R de la: La moda civil en la España del siglo XVII: inmovilismo e influencias

extranjeras. Ars Longa. 2008. p. 77. 36

BERNIS, C.: El traje y los tipos sociales en el Quijote. Madrid, 2001, p. 261.

Tiziano Vecellio. Isabel de Portugal. 1548. Museo del

Prado. Madrid.

25

documentos sobre la ropa de la emperatriz doña Isabel de Portugal. Los abanillos eran las

ondulaciones que se hacían con el molde después del almidonado, con el tiempo se hicieron

mas grandes y abiertos.

Durante el Renacimiento se popularizó entre las clases pudientes el uso de cuellos de

encaje, esta moda surgió en Italia, más concretamente en la corte de los Medicis, y de ahí pasó

al resto de Europa. A principios del siglo XVII el diámetro llegó a tal desproporción, se

exageraron de tal manera que en ocasiones llegaron a medir medio palmo. Damas

y caballeros de la alta nobleza lucían magníficas gorgueras cuyo precio era muy elevado, un

cuello podía alcanzar la cifra doscientos reales.

El encaje se importaba de Flandes, lo que resultaba muy perjudicial para las arcas

españolas ya que un cuantioso capital escapaba fuera de nuestras fronteras.

La gorguera constituye un elemento clave en la moda de principios del siglo XVII. Se

confeccionaba con lino y para conseguir su rigidez había varias posibilidades tales como la

superposición de telas, el uso de alambres o el almidonado. Esta última técnica avanzó

espectacularmente, el almidón de arroz proporcionaba al lino un ligero tono azul. Las

gorgueras mas lujosas estaban rematadas por magníficos encajes por lo que el coste era

astronómico. Su diámetro llegó a tal desproporción que los mangos de las cucharas debieron

alargarse para que las élites pudieran llevarse

la comida a la boca. Si tuviéramos que hacer

un repaso de la indumentaria europea, esta

sin duda estaría entre las más incómodas,

caras y extravagantes. Damas y caballeros

nobles durante el reinado del tercer Felipe

lucieron el citado artilugio aunque los

hombres se liberaron antes en favor de un

cuello caído llamado valona que igualmente

podía ser lujosa y amplia. En algunos

retratos las gorgueras llegan a un tamaño tal

que las cabezas parecen literalmente

dispuestas sobre una bandeja, como si fueran

independientes del cuerpo. Las lechuguillas

se confeccionaban con holanda y para darles

El Greco. Jerónimo de Cevallos. 1613. Museo del

Prado. Madrid.

26

esa forma se usaban hierros calientes. Von Boehn afirma categóricamente:

“La moda española era más a propósito que ninguna para la gente rica, porque, para lucir

debidamente, exigía no solo telas ricas, recios rasos, terciopelos y brocados de oro y plata, sino,

además, muchos adornos”37

.

Las grandes gorgueras impedían a las damas el uso de pendientes grandes, incluso el

peinado tendía hacia la verticalidad para que el cuello tuviera el espacio necesario. Como la

piel permanecía completamente oculta (salvo rostro y manos) las joyas y adornos se

desplegaban sobre la superficie del vestido y el

peinado. Si el traje masculino resultaba rígido, el

femenino debía ser una auténtica cárcel. Las

formas sinuosas de la silueta femenina quedaban

ocultas, bajo el sayo el pecho se aplastaba con

cartones engomados. En cuanto a la falda, los

retratos nos la muestran absolutamente rígida

dando sensación de pesadez. Para dotar a la

basquiña de esa apariencia tan característica se

usaba el verdugado, una estructura realizada con

varillas de mimbre que se colocaba sobre las

enaguas. El verdugado tuvo diversas formas a lo

largo de los tiempos lo cual repercutía lógicamente

en la silueta de falda. Este armazón se lucía en

acontecimientos significativos como las bodas

reales. Grandes damas, reinas e infantas españolas

lo llevan en los retratos cortesanos como era

preceptivo. En Francia se usaba el llamado

“verdugado de rollo” o “lardo de mujer” que

consistía en una especie de almohada que se

colocaba rodeando las caderas.

Tal y como estamos comprobando la moda española de principios del siglo XVII se

distinguía por enmascarar completamente la silueta. La masculina presentaba abombamientos

en pecho y muslos, jubón y calzas aparecían rehenchidos. Solamente la parte de las piernas

37

VON BOEHN, M: La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes hasta nuestros días. Tomo III,

Barcelona, 1928, p. 84.

Antonio Moro. Archiduquesa Maria de

Austria. Esposa de Maximiliano II. 1551.

Museo del Prado. Madrid.

27

que se cubrían con medias seguían su proporción real. Parece mentira que una indumentaria

tan incomoda y costosa perseverara tanto tiempo, hacia 1620 las clases altas europeas

empiezan a seguir otras pautas mientras que algunos países mas dependientes de la Corona

española continuaron con nuestros “usos”. En aquellos tiempos no se decía como ahora “ir a

la moda” o “estar de moda” sino “ir al uso”.

El hecho de que una manera de vestir sea sustituida por otra completamente diferente

no es un fenómeno actual; el caballero europeo abandonó progresivamente la rigidez del traje

español a favor de un atuendo de formas amplias, los ricos cuellos se siguieron llevando pero

caídos. Dejar el cuello libre trajo consigo varios

cambios, entre ellos que algunos hombres se

dejaran el pelo largo; las mujeres por su parte,

empezaron a lucir su escote y a adornar su rostro

con pendientes de mayor tamaño y su cuello con

collares. Desde 1615 se tienen noticias del uso de

pelucas en París pero el espaldarazo definitivo se

produjo en 1624 cuando el mismo Luis XIII optó

por llevarlas para tapar su calvicie, estas se

fabricaban con cabello humano pero también se

usaba el pelo de cabra y el de caballo. Poco a poco

las pelucas se pusieron de moda y esta vez los

hombres fueron los primeros en adoptar la nueva

tendencia. A principios del siglo XVII la gorguera

pasó de ser rígida a dejarse caer por los hombros,

el cuello caído posibilitará que el hombre se deje

el pelo largo.

Felipe III creó una Junta de Reformación que años mas tarde recuperó su hijo junto a

su valido el Conde-Duque de Olivares. Nada mas subir al trono Felipe IV cortó por lo sano

prohibiendo su uso y adoptando la golilla, un cuello muy sencillo y económico que los

españoles usaron hasta la llegada de los Borbones. El monarca decidió poner fin a tales

dispendios y con el fin de proteger la economía nacional dictó una pragmática en 1623 por la

cual el uso de cuellos de encaje quedaba abolido:

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.

Retrato del infante don Carlos. Hacia 1626-

1627. Museo del Prado. Madrid.

28

“Su Majestad, no sólo como buen legislador hizo la ley sino que ejemplarmente la cumple,

habiendo puesto Valona, con el serenísimo infante D. Carlos”38

.

Como había que buscar una alternativa se escogió la valona: sencilla, plana y que

dejaba el cuello al descubierto. En muchas en ocasiones las modas se crean y destruyen por

los motivos más inesperados, la valona tuvo poco tiempo de validez ya que el rey padeció una

afección de garganta y no le gustó llevar el cuello al aire, por lo que unos meses más tarde

comenzó a usar un nuevo tipo llamado golilla, que había sido creado por un sastre madrileño

ese mismo año. Desde el comienzo del largo reinado de Felipe IV (1623-1665) apreciamos

como la moda española sigue su propio camino completamente al margen de la europea que

comienza a mirar a Francia. Las marcadas diferencias entre los dos países se escenificaron en

1660 con motivo de la boda entre Luis XIV y la infanta María Teresa, hija de Felipe IV y su

primera mujer Isabel de Borbón. El encuentro de ambos séquitos, con motivo de la entrega de

la infanta y de la firma de la paz de los Pirineos39

, tuvo lugar en la isla de los Faisanes en el

río Bidasoa.

38

DESCALZO LORENZO, A.: “El traje masculino español en la época de los Austrias” en Vestir a la española

(siglos XVI y XVII). Vol. I. Madrid, 2014, p. 23. 39

La paz de los Pirineos fue firmada por las monarquías española y francesa el 7 de noviembre de 1659 tras diez

años de guerra. El tratado estipulaba la boda de Luis XIV con la infanta María Teresa cuya dote se cifró en

medio millón de escudos de oro, cantidad que no fue satisfecha.

Jean Mozin (Taller) Fabrica de los Gobelinos.Historia del Rey. 3ª serie, 2ª pieza. Entrevista de Luis

XIV y Felipe III en la isla de los Faisanes, el 6 de junio de 1660. Embajada de Francia en Madrid.

29

Este histórico episodio se puede conocer al detalle por un tapiz realizado según

modelo de Charles Le Brun para la fábrica de los Gobelinos entre 1665 y 1668. La escena que

representa el tapiz es el fiel reflejo de lo dispar entre los gustos francés y español en cuestión

de vestimenta. Felipe IV aparece sobriamente ataviado de negro con jubón, calzas, ropilla,

golilla y ferreruelo. El rey ofrece a su hija que luce sayo y basquiña provista de

guardainfante confeccionado todo en satín blanco40

, bordado y adornado con lacitos de plata

junto con el peinado característico de este atuendo cortesano41

.

I.1. Indumentaria masculina.

A continuación se hará un repaso de las indumentaria española tanto masculina como

femenina para conocer mas de cerca las distintas prendas que se usaban. Se comenzará de

dentro a fuera, es decir, de las prendas en contacto con la piel para finalizar con los accesorios.

En primer lugar se encuentra la camisa, que llegaba hasta la cintura y se muestra como una

prenda imprescindible para ambos sexos. Llevar la camisa blanca y en buen estado era señal

de aseo, se aconsejaba mudarla una vez a la semana. La ropa interior tenía además el

cometido de recoger la suciedad corporal. La noción que se tenía de la higiene era cuanto

menos deficiente, las partes del cuerpo a la vista sí se lavaban; pero el baño por inmersión no

se hacía ya que se tenía por cierto que el agua caliente al abrir los poros de la piel, dejaba a la

persona expuesta al contagio de enfermedades. La camisa sí se lavaba, de hecho existen

documentos en Sevilla que recomendaban mudarla al menos una vez a la semana42

. Esta

prenda debía estar limpia e inmaculada ya que era señal inequívoca del aseo de la persona.

De cintura para abajo el hombre usaba bragas. El vocablo “braga” alude actualmente a

una prenda femenina, el Diccionario de la Real Academia la define como: “Prenda interior

femenina e infantil que cubre desde la parte inferior del tronco y tiene dos aberturas por las

piernas”, pero hace siglos era diferente. Se llamaba braga a una pieza de ropa interior de uso

40

El blanco todavía no era el color distintivo para los trajes de novia. 41

La crónica que dejó madame de Motteville sobre el atuendo de la infanta es muy reveladora: “Su

guardainfante era un aparato semi redondo y monstruoso”. BOUCHER, F.: Ob. cit., p.278. Véase, Bertault

Langlois de Motteville, F.: Mémoires pour servir à l' histoire d'Anne d'Autriche, épouse de Louis XIII roi de

France. Vol I. 1723. 42

Véase, AGUADO DE LOS REYES, J.: Fortuna y miseria en la Sevilla del siglo XVII. Sevilla, 1996.

30

exclusivamente masculino, un calzón corto confeccionado con lienzo blanco. El origen es

remoto, se piensa que se encuentra en una pieza de paño que usaban los antiguos griegos a

modo de suspensorio. Bragueta es el diminutivo de braga, esta última aparece recogida en

nuestro primer diccionario, siendo definida como:

“Cierto género de zaragüelles justos que ciñen los lomos y cubren las partes

vergonzosas, por delante y por detrás, y un pedazo de los muslos, usan dellas los pescadores y

los demás que andan en agua, los que lavan lana, los tintoreros, los curtidores también las

usan los religiosos y llámanlas paños menores. Antiguamente usaron las bragas los que

servían en los baños, por la honestidad, los que se ejercitaban en los gimnasios, luchando y

haciendo demás ejercicios, desnudos. Los que

entraban a nadar que se enseñaba en Roma con

gran cuidado que importaba mucho para la guerra.

Los pregoneros, porque no se quebrasen, dando

tantas voces. Los comediantes, los cantores, los

trompeteros, y los demás que tañían instrumentos

de boca. Los quebrados traen un género de bragas

mas recogido, que llaman braguero. La cobertura

en la encajadura de las calzas se llama bragueta, y

braguetón, la que es grande, como la de los

Tudescos”. 43

Covarrubias nos aporta mucha

información sobre esta prenda, haciendo también

alusión a la gran bragueta que usaban los alemanes

(tudescos). En el siglo XVIII la voz “calzoncillo”

ya es de uso común en España y así aparece citada

en los documentos44

.

La camisa solía llevar adornos en el cuello pero se mostraba menos que la femenina.

Sobre esta, el hombre vestía jubón, sayo y calzas, estas últimas eran bastante cortas y anchas

por lo que gran parte de las piernas, que se cubrían con medias, quedaban al descubierto. El

jubón, que era apretado y llegaba hasta la cintura, y las calzas se unían mediante agujetas. La

moda del siglo XVI nos muestra jubones con las mangas abiertas con cortes llamados

43

COVARRUBIAS, Sebastián de: Tesoro de la Lengua Castellana., Madrid, 2006, pp. 350. 44

El calzón confeccionado con cualquier tipo de lienzo blanco y el calzoncillo hacen referencia a la misma

prenda. aparecen en los documentos como en el inventario post-mortem de don Hermenegildo López del Águila

donde figuran: “cuatro pares de calzoncillos de crea muy remendados”. AHPSE-P: 5192, 595 v.

Jacopo Pontormo. Autorretrato. 1522-1525.

British Museum. Londres.

31

cuchilladas por donde asomaba la camisa. Las mangas del jubón sufrieron diversos cambios,

de rectas pasaron a estar abombadas en la parte superior para mas adelante ser rectas y muy

ceñidas. En ocasiones se usaba la almilla, una prenda de abrigo entre la camisa y el jubón45

.El

jubón surge en el siglo XIV, era una prenda estrecha, con mangas abombadas a la altura de

los hombros y unido a las calzas por las agujetas46

. El jubón siempre iba debajo de otra

prenda, el Tesoro de la Lengua Castellana en su definición de jubón que la expresión “En

calzas y en jubón” significaba ir medio desnudo.47

Los abombamientos de las mangas se

llamaban bocados o bocadillos, eran pequeños bullones que salían de las cuchilladas. El jubón

podía estar relleno de algodón, lana o borla, si estaba relleno se denominaba jubón fornido48

y

era confeccionado por los jubeteros.

En cuanto a las calzas, el

primer documento en el que

aparecen es el Cantar del mío Cid

(hacia 1200), eran fabricadas por

los calceteros, un oficio exclusivo

para tal fin. En la segunda mitad del

siglo XVI las calzas adquirieron un

considerable tamaño asemejándose

a globos, para darles ese tamaño se

incorporaban rellenos49

.

Las calzas mas lujosas eran

de punto, un invento español50

,

sobre estas se llevaban calzones cortos y abombados. La técnica del punto se iría

perfeccionando paulatinamente51

. Las que iban unidas al jubón de denominaban calzas

atacadas. La palabra calzones aparece por primera vez en 1463, se hacían cortos o largos

hasta la rodilla, siendo una prenda mas sencilla que las calzas. Estas últimas fueron variando

de tamaño y forma a través de las décadas. La prominente bragueta pasó de moda hacia 1590,

45

BERNIS, C: Ob. cit., p. 76. 46

BERNIS, C: Op. cit., p. 15. 47

COVARRUBIAS, S de.: Ob., cit., p. 492. 48

DESCALZO LORENZO, A: Ob. cit., p. 19. 49

SOLÁNS SOTERAS, M C: Ob. cit., p. 99. 50

VON BOEHN, M: Ob. cit., p. 166. 51

Ibidem, p. 171.

Alejandro de Loarte. La gallinera. Detalle. 1626. Museo del

Prado. Madrid.

32

mas adelante las calzas se alargaron sujetándose a las rodillas llamándose gueguescos. A

principios del siglo XVII las calzas fueron perdiendo volumen y ganando largura, de tal

manera que llegaron a cubrir la rodilla y así quedaron todo el siglo. En los primeros años del

reinado de Felipe IV eran anchas, un ejemplo bastante elocuente sobre esta prenda nos lo

ofrece Las lanzas de Velázquez.

Sobre el jubón también se podía vestir diversas prendas como el coleto (generalmente

de piel y sin mangas) que no sobrepasaba la cintura, la ropilla (con mangas y faldillas) o la

cuera. El coleto era una prenda que se utilizaba también para practicar deportes al aire libre.

El coleto y la cuera provenían del traje militar y se llevaban sobre el jubón. Durante el siglo

XVI las voces coleto y cuera se hicieron sinónimas. Sobre esto se usaba el sobretodo, abierto,

con mangas y a veces forrado con pieles; esta prenda también era denominada simplemente

ropa. La moda del acuchillado presentaba mangas muy decoradas con aberturas en varios

sentidos, en ocasiones las mangas se confeccionaban por separado y después se unían al traje.

Hacia 1550 comienzan a asomar el cuello de la camisa y los puños de las mangas. Las mangas

dobles y caídas por detrás tienen origen turco.

Como prenda de abrigo se encontraba la simple capa o algunos tipos mas ricos como

el herreruelo con cuello ribeteado o el bohemio, pieza forrada de piel pasando por el tudesco

que tenía mangas pero no se

usaban. La capa dejaba las

piernas al descubierto y podían

tener capucha y se trata tal vez,

de la única pieza de la

indumentaria antigua masculina

que ha llegado al siglo XX.

Otras prendas de abrigo eran el

capuz, tabardo (especie de

abrigo sin mangas o con

mangas abiertas mas usado en

el extranjero) y capote, capa de

abrigo para protegerse de la

lluvia. La voz capote está

documentada a partir del

Francisco de Zurbarán. Defensa de Cádiz contra los ingleses. 1635-

1635. Museo del Prado. Madrid.

33

Cancionero de Baena (siglo XV). Por último,

el gabán lo usaban todas las clases sociales,

tenía mangas y capucha. La cabeza se tocaba

con gorra o sombrero.

El calzado era plano con algunas

decoraciones en el empeine y en los lados, da

la sensación de ser cómodo y flexible.

También usaban unas botas estrechas y muy

altas ya que llegaban hasta los muslos que

quedaban atadas a las calzas por una especie

de ligas. El pelo se llevaba en melena recta

por delante y corto por detrás; en 1526, año

de la boda de Carlos V con Isabel de

Portugal, el emperador se decantó por la barba que nunca abandonaría. En 1529 estando en

Barcelona, se cortó el pelo52

; por estos motivos el caballero español llevó varias décadas pelo

corto y barba. El primero perduró mas que la última que fue sustituida por un fino bigote con

las puntas hacia arriba a mediados del siglo XVII.

Lo que más sorprende desde nuestra óptica actual es la indumentaria masculina en

boga hacia la segunda mitad del siglo XVI ya que se trata de un traje fuertemente sexualizado

en el que se aumenta el torso y el órgano viril por medio de rellenos. Hablamos de un atuendo

ceñido que potencia los hombros y el pecho por medio de jubones rehenchidos mientras que

gran parte de las piernas solamente se hallan cubiertas por medias. Las grandes braguetas

fueron utilizadas en primer lugar por los soldados alemanes (lansquenetes) que batallaban con

el emperador por toda Europa, posteriormente comenzaron a ser tendencia en la corte de

Carlos V. Su forma protuberante era signo de poder y hombría. Los retratos de reyes y

caballeros del siglo XVI nos muestran unos descomunales bultos que tratan de representar

una erección permanente.

A principios del siglo XVII las calzas fueron perdiendo volumen y ganando largura,

de tal manera que llegaron a cubrir la rodilla y así quedaron todo el siglo. En los primeros

años del reinado de Felipe IV eran anchas, un ejemplo bastante elocuente sobre esta prenda

nos lo ofrece Las lanzas de Velázquez. Los greguescos, eran abombados y se ataban debajo

de la rodilla que se adornaba con rosetas, motivo decorativo que también se usaba en el

52

BERNIS, C.: Ob. cit., p. 34.

Alonso Sánchez Coello. El Príncipe don Carlos.

1557-1559. Museo del Prado. Madrid.

34

calzado. Para proporcionarles volumen se colocaban rellenos de algodón, papel o serrín entre

el forro y la tela, bajo este se utilizaba un sencillo calzón de lienzo53

. En los años cuarenta las

calzas se fueron estrechando, también podían estar acolchadas albergando en su interior

varias capas de algodón y siempre estaban forradas. Para unirlas al coleto se usaban agujetas

pero poco a poco fueron sustituidas por el cinturón que se denominaba braguero. Las agujetas

eran unas cintas de seda o hilo con los cabos rematados por metal o hueso. Es preciso señalar

que algunas ropas iban unidas por estos cordones denominándose prendas atacadas, por

ejemplo las mangas podían ir atacadas al coleto y

este último a las calzas.

El coleto era una prenda a modo de chaleco

que llegaba hasta debajo de la cintura mientras que la

cuera se denominó así en un principio porque se

confeccionaba con piel. Estás dos prendas eran

utilizadas por caballeros que seguían la moda

mientras que la ropilla era de uso común a todos los

estamentos54

. El coleto fue una pieza utilizada por los

militares ya que al no tener mangas facilitaba el

movimiento. Los arcabuceros y ballesteros debían

estar cómodos para el manejo de las armas55

.

Un precioso ejemplo de coleto lo encontramos

en la obra de Velázquez Felipe IV con jubón

amarillo hacia 1628, (Ringling Museum or Arts,

Sarasota, Florida, USA). El coleto que luce es de

cuero de “ámbar de infusión,” un método por el cual

se perfumaban las pieles y frecuente en el acabado de

los guantes. La prenda es abierta por delante siendo

del tipo llamado “vientre de oca” ya que por medio de rellenos el pecho parecía mas

voluminoso lo que daba mas empaque al individuo. El atuendo del monarca es rico en cuanto

a colorido y materiales, con mangas estofadas, banda de seda roja guarnecida de encajes,

53

BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 173. 54

DESCALZO LORENZO, A.: “La moda en tiempos de Cervantes” en La Moda Española en el Siglo de Oro.

Toledo, 2015. p. 53. 55

DUEÑAS, G.: “Las armas y la indumentaria en El Quijote”, El Quijote y sus trajes. Madrid, 2005, p. 104.

Antonio Moro. Retrato de Felipe II en la

jornada de San Quintín. 1560. Patrimonio

Nacional. Real Monasterio de San

Lorenzo de El Escorial.

35

calzones muy anchos, botas altas y guantes de “ámbar

de infusión”. Esta técnica en el tratamiento de las

pieles se seguirá utilizando en el siglo XVIII.

El coleto en principio no contaba con mangas,

se llevaba muy ceñido al cuerpo y encima del jubón.

El coleto y el justillo eran utilizados por los caballeros

rejoneadores en la lidia ya que se consideraba a la piel

como material56

con mas capacidad de protección que

otros. El cinturón se colocaba sobre el jubón y podía

estar elaborado con metales preciosos en caso de que

el atuendo fuera de gala. No podemos olvidar la

espada, un componente básico del traje masculino, un

atributo de los caballeros desde la Edad Media. Vemos

la espada en los retratos de reyes y aristócratas como

una parte esencial de la imagen de poder que

pretendían dar. Este elemento les proporcionaba:

“(…) una aureola de soberanía en su imagen y en

sus acciones, de ahí que fuese un elemento fundamental en su vestuario, sobre todos cuando

los nobles todavía se suponían garantes del orden y de la sociedad a la que pertenecían

durante la edad media y moderna”57

.

La golilla se colocaba en la garganta por lo que debía resultar muy incómoda

provocando además una figura muy envarada. Por su bajo costo, se extendió rápidamente a

todas las clases sociales. Los retratos del genial Velázquez ponen de evidencia como todos

usaban la golilla desde el rey, hasta el bufón pasando por el noble, el comerciante, el artesano

o el letrado. Felipe IV, que era muy sencillo en su atavío, la lució toda su vida. Su uso era

obligado en su real presencia, ya que no recibía en audiencia sino se llevaba puesta. La

adopción de tan singular cuello hay que entenderla junto a otras iniciativas como medida de

austeridad ante tanto derroche innecesario. Tanto el rey como su valido, el conde-duque de

Olivares, consideraron necesario volver a las idea de sencillez de Felipe II58

.

56

CAMPOS CAÑIZARES, J.: El toreo caballeresco en la época de Felipe IV: técnicas y significado socio-

cultural. Sevilla, 2007, p. 275. 57

Ibidem, p. 624. 58

Se llevó a cabo una restructuración del personal palatino reduciendo cargos y salarios. DOMÍNGUEZ ORTIZ,

A.: Ob. cit., p. 243.

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.

Felipe IV con jubón amarillo. Hacia

1628. Ringling Museum of Arts,

Sarasota, Florida.

36

La golilla era un cartón forrado de tela

almidonada de color blanco que se sostenía

por medio de un alambre y su forma se

asemejaba a un plato. Esta pieza se colocaba

alrededor del cuello y fue el tipo mas común

aunque esto no implica que no se usasen ricas

valonas caídas sobre los hombros tal y como

nos muestran pinturas de la época, incluso el

mismo rey tiene algunos retratos en los que

lleva preciosas valonas aunque son los menos

ya que este cuello representaba la imagen

institucional de la monarquía española.

Bartolomé Esteban Murillo cuenta con una

serie de retratos masculinos de cuerpo entero

en los que podemos apreciar como los

caballeros sevillanos usaban el citado cuello; aunque en su autorretrato de hacia 1670 que se

conserva en la National Gallery de Londres, el maestro se pintó con una valona guarnecida

de encajes.

En cuanto a las formas de la vestimenta “a la española”, su objetivo consistía en

realzar la silueta por lo que eran estrechas. El concepto de elegancia masculina radicaba en la

calidad de los tejidos y en el buen corte de las prendas. La golilla pervivió hasta principios del

siglo XVIII. Un anónimo viajero de 1700 detalla:

“En vez de alzacuello llevan una especia de rotonda hecha de cartón, sobre la cual hay

estirada una tela almidonada y arreglada en varias pinzas que llaman golilla; es una invención

muy incómoda (…) Os envara el movimiento del cuello y de la cabeza, y os da un aire grave,

a pesar del que tengáis. Algunos no se acostumbran a ello y llevan grandes alzacuellos que

valones”59

.

Estos datos nos resultan de gran interés ya que vemos que los dos tipos de cuello se

alternaban, por otro lado la golilla impedía moverse con libertad por lo que parecía ideada

para gentes ociosas provocando una postura que los españoles consideraban muy digna pero

59

GARCÍA MERCADAL, J.: Ob. cit. p. 229.

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Retrato

de Juan Martínez Montañés. Hacia 1635. Museo

del Prado. Madrid.

37

los extranjeros entendían como grave. El relato del padre Labat escrito 1706 nos informa que

en Sevilla estuvo con un comerciante francés que usaba golilla60

.

Según estamos comprobando la moda masculina del siglo XVII fue bastante parecida

a la de la centuria anterior en cuanto al tipo de prendas en los distintos sectores de la sociedad,

la diferencia radicaba lógicamente en los materiales. Se siguieron usando los mismos

elementos aunque algunas con variaciones en cuanto a forma y los hombres siguieron

vistiendo de oscuro. Un cambio si se produjo en cuanto a la ropa cómoda para estar en casa,

se trataba de prendas de origen oriental con forma

de bata o kimono que usaron tanto hombres como

mujeres y que se denominaron ropas de levantar.

Este tipo de batas se seguirán usando a lo largo de

todo el siglo XVIII tal y como informan los

documentos por lo que trataré sobre ellas en su

momento.

Las prendas para la vida diaria se

confeccionaban con tejidos sencillos como la lana

y el cuero pero si se trataba de un traje de gala la

cosa se complicaba ya que tanto jubón como

calzas podían llevar acuchillados, picados o

bordados. El calzado mas común para diario eran

las botas de cuero, los mas lujosos se fabricaban

con seda o bordados y se adornaban con hebilla. El

sombrero era un elemento imprescindible, los mas

usados eran los de ala ancha llamados monteras y

los de ala estrecha llamados monterillas. Los

sombreros se adornaban con plumas a un lado y a

veces con joyas mientras que una de las alas se solía llevar subida. La voz montera será

sustituida por chambergo a partir de 167061

. La voz chambergo procedía del llamado ejército

de la Chamberga creado por la reina regente doña Mariana de Austria en 1669. El sombrero

60

LABAT, J-B.: Viaje por Andalucía en los años 1705-1706. Sevilla, 2007, p. 23. El padre Labat (1663-1738)

fue un monje dominico francés. Con treinta años se embarcó para América donde estuvo doce años. Destacó no

sólo como religioso, sino como, explorador, botánico, matemático, ingeniero, llegando a construir molinos para

mejorar la producción de azúcar y otros artilugios. Después estuvo en España e Italia.

61

BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 63.

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.

Pedro Barberana y Aparregui. Hacia 1631-

1633. Kimbell Art Museum. Fort Worth.

Texas.

38

era una pieza absolutamente indispensable en la imagen del caballero español del siglo XVII.

Su tejido y adornos proporcionaban información fidedigna de su portador.

El escritor y dramaturgo Juan de Zabaleta publicó en 1654 Día de fiesta por la

mañana, un relato costumbrista donde nos muestra su particular visión de la sociedad

madrileña de pleno siglo XVII. El autor va narrando la manera de solazarse de distintos

arquetipos, quedando muchos de ellos bastante mal parados. Los capítulos dedicados al galán

y a la dama nos son de gran ayuda para conocer la indumentaria española del Barroco, ya que

se habla del tipo de prendas que usaban las clases pudientes, mientras se hace una enconada

crítica contra las personas preocupadas en exceso por su aspecto físico, y por lo tanto

demasiado presumidas y esclavizadas por la moda. El galán era un individuo vanidoso cuyo

traje debía estar a la última. El estoico joven tenía que sufrir todo tipo de apreturas para

presentarse en sociedad. El traje de caballero español era excesivamente ceñido y por lo tanto

muy incómodo. El relato comienza en casa del joven la mañana del día festivo, una vez se ha

levantado de la cama procede a arreglarse con esmero para salir a la calle a dejarse ver. Para

tan complicado procedimiento es asistido por varias personas a su servicio. Una tras otra se va

embutiendo en todas las prendas, entre ellas el autor destaca el precioso jubón (prenda de

manga larga que se ponía sobre la camisa) confeccionado con una tela riquísima. Sobre las

telas recamadas de oro o plata es importante resaltar que su uso estaba vetado aunque no se

Pedro de Camprobín. El caballero y la muerte. Mediados del siglo XVII. Hospital de la Caridad. Sevilla.

39

respetaba. Felipe IV promulgó una serie de disposiciones sobre el uso de determinados tejidos

y la prohibición de otros tantos.

El traje de los españoles, según cuentan los que tuvieron que padecerlo, excesivamente

apretado, lo cual provocaba una postura tan envarada

que sorprendía mucho a los extranjeros. El tormento

también llegaba a los pies ya que los zapatos debían

quedar muy justos. El caballero francés Antonio de

Brunel que visitó España en 1654 quedó impresionado

del martirio que debían sufrir los hombres, sobre todo

en lo que respecta a los zapatos estrechos. Zabaleta se

mofa de esta absurda práctica y explica el tremendo

esfuerzo que debe hacer el oficial de zapatero para

calzar al presumido galán, cuando lo mas fácil y

lógico sería usar un zapato cuya medida fuera acorde

con la del pie y dejarse de extravagancias. El galán

ya está vestido, calzado y afeitado por lo que se

procede a la colocación de la golilla. Zabaleta la

aborrece por su incomodidad y afirma:

“(…) es como meter la cabeza en un cepo,

tormento inexcusable en España. Ésta es la nación de

cuantas la razón cultiva, que menos cuida de sus comodidades. Está la golilla aforrada en blanco por

dejar de la valona no mas que algunos visos”62

.

Parece sorprendente que el uso de un cuello tan incómodo perdurara mas de ochenta

años. Madame d´Alnoy también se hace eco de este tipo de cuello diciendo que el joven que

la llevaba no podía mover la cabeza con naturalidad:

“Su golilla de cartón le mantenía el cuello tan erguido, que no podía ni bajar ni volver

la cabeza. No hay nada más ridículo que ese alzacuello; porque no es ni una gorguera, ni una

valona, ni un corbata. Esa golilla, en fin, sin que se parezca a nada, incomoda mucho y

desfigura otro tanto”63

.

62

ZABALETA, J.: El día de fiesta por la mañana y por la tarde. 1983.p. 106. 63

AULNOY, M C.: Relación del viaje a España. Madrid, 1986. p. 171.

Bartolomé Estebán Murillo. DonAndrés

de Andrade y la Cal. 1665.Metrpolitan

Museum of New York.

40

Volviendo al

galán en cuestión, nos

encontramos en la

última fase de su arreglo.

Se coloca la ropilla

(prenda exterior con

mangas), tan ajustada

que le cuesta un rato

atarse el cinturón. Para

poder vestirse y ser

afeitado cómodamente

el joven lleva el pelo

recogido con una cinta,

un vez terminado todo el proceso se la retira cayendo en guedejas. Este tipo de peinado fue

muy criticado, incluso el mismo rey lo prohibió en 1639, el veto rezaba así: “Prohibición de

guedejas y copetes en los hombres sin excepción de privilegio o fuero”. Zabaleta pone de

manifiesto una vez más que las leyes en materia de indumentaria no se acataban. Ya con la

melena al viento el caballero solo precisa espada, capa y sombrero. El mismo se pone el acero

al cinto y un criado le coloca la capa de bayeta ricamente labrada con puntas. Por último se

acomoda un sombrero de castor negro confeccionado en París; el autor echa pestes de su alto

precio, afirmando que con un solo sombrero se podrían comprar mantos para seis viudas

pobres.

El texto dedicado al caballero “a la última moda” nos es de gran utilidad, no solamente

el tipo de prendas que utilizaba y sus materiales, sino cual era el orden que seguía el atavío

masculino.

Los relatos de viajeros constituyen una valiosa herramienta en manos del investigador

para conocer los usos sociales. En 1672, el francés Jouvin64

afirma que los españoles van bien

vestidos y calzados, todavía no se había implantado el tacón para uso masculino; aunque no

obvia que los trajes son negros y demasiado ceñidos. La espada se llevaba a la izquierda, al

igual de la corta capa, mientras que el puñal iba a la derecha. 65

La capa se sujetaba en el

64

Albert Jouvin de Rochefort (c.1640 – c. 1710) fue un cartógrafo que realizo diversos viajes por el continente.

En 1672 publicó Le voyageur d'Europe. Veáse, GARCÍA MERCADAL, J.: Viajes por España. Madrid,

1972, p. 115. 65

GARCÍA MERCADAL J.: Ob. cit., p. 172.

Gregorio de Tapia y Salcedo. Ejercicios de la jineta. 1643. Biblioteca

Nacional de España. Madrid.

41

hombro izquierdo y la recogían con este mismo

brazo. Parece que esto era símbolo de elegancia.

Según relata madame d´Alnoy, el lujo que observó

en la corte madrileña era fastuoso. La francesa tuvo

ocasión de asistir a la corrida de toros que se celebró

en la plaza mayor de Madrid con ocasión de la boda

del rey Carlos II con la princesa María Luisa de

Orleans. Tan magno acontecimiento tuvo una puesta

en escena especialmente rica y cuidada, y aunque los

caballeros rejoneadores vestían de negro sus trajes

estaban bordados de oro y plata. Los sombreros

lucían a un lado plumas blancas, mientras que en

brazos, cintura o pecho llevaban bandas bordadas de

distintos colores (blancas, carmesí azules y

amarillas)66

. La banda es el primer signo distintivo del matador. Los séquitos de los caballeros

no les iban a la zaga ya que usaban tejidos ricos como el muaré de oro o el damasco.

El matrimonio de Carlos II con la primogénita del duque de Orleans y por tanto,

sobrina carnal de Luis XIV marca un punto de inflexión en la corte madrileña ya que en

deferencia a su mujer, el rey se vistió a la francesa para la celebración de su matrimonio. El 5

de noviembre de 1679, tan sólo unos días antes de conocerse, el rey recibió de María Luisa de

Borbón una corbata de encaje:

“…con la particularidad de habérsela puesto antes la Reyna, con una cinta de color de fuego”67

.

En los inventarios de su guardarropa aparecen casacas siempre a juego con los

calzones68

, por tanto el último de los Austrias vistió ya a la moda imperante en Europa. En

cualquier caso, Carlos II siguió vistiendo a la española para los actos. Como ya se ha hablado,

la cuestión del atuendo era asunto de suma relevancia en la corte. El embajador francés era

único diplomático que podía ir vestido a la moda de su país:

66

AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 289. 67

ORTIZ DE ZÚÑIGA, D.: Anales eclesiásticos y seculares de la ciudad de Sevilla. Lib .XVIII. p. 336. 68

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 152.

Bartolomé Esteban Murillo. Joshua van

Belle. 1670. National Gallery. Dublin.

42

“Ordinariamente, es el embajador de Francia el que llama mas la atención, porque su séquito

va todo vestido a la francesa, y es el único embajador que goza de este privilegio, porque los otros van

vestidos a la española” 69.

Carlos II siguió en sus retratos de corte la imagen oficial de la monarquía hispánica.

Carreño de Miranda nos muestra, a lo largo de múltiples versiones, al malogrado joven

completamente vestido de negro exceptuando la golilla, los puños, las medias blancas y la

larga melena. En las cuentas del

guardarropa del rey aparece por primera

vez la acepción “traje a la española” con

motivo de distinguirlo del francés

llamado “a la moda” 70 . El atuendo

masculino español a finales del siglo

XVII siguió las pautas anteriores pero

introdujo algunas modificaciones: las

ropillas y los calzones se estrecharon al

máximo. Al mismo tiempo las mangas

adquirieron un tamaño descomunal,

incluso con varios abombamientos.

El hecho de que el traje a la

francesa fuera asumido paulatinamente se

pone de manifiesto en La Adoración de

la Sagrada Forma de Claudio Coello

realizado en 1690. Se trata de una pintura

de altar realizada para la sacristía del

monasterio de San Lorenzo de El Escorial. En la parte derecha de la composición aparece el

rey arrodillado con una serie de caballeros a sus espaldas. Tanto Carlos II como su séquito

aparecen vestidos a la moda francesa con casacas cuyas mangas rematan en amplias vueltas,

corbatas de encaje y pelucas; se trata de retratos individualizados que responden a un

momento histórico concreto. La magnífica obra de Claudio Coello no es la primera en la que

el rey se presentaba vestido a la moda extranjera. Se conservan varias pinturas de Carlos II

niño vestido con colores alegres, una de ellas con bordados de oro y valona de encaje en un

retrato ecuestre realizado por Herrera Barnuevo que sucedió en el cargo de Pintor de Cámara

69

AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 285. 70

DESCALZO LORENZO, A.: Ob. cit., p. 31.

Luca Giordano. Carlos II. 1693. Museo del Prado.

Madrid.

43

a Juan Bautista Martínez del Mazo hasta su muerte en 1671. En otra pintura atribuida al

mismo artista y titulada Carlos II niño y sus antepasados (Museo Lázaro Galdiano, Madrid),

el rey viste hongarina con lazos, ropilla y calzones grises71.

El niño rey porta en una mano el bastón de mando y en la otra un sombrero negro

adornado por preciosas plumas. La melena es larga con raya al lado y onda sobre la frente.

Por último contamos con otro retrato de Herrera Barnuevo hacia 1670 (Ermitage, San

Petersburgo), en el que el monarca

lleva un traje rojo compuesto por

hongarina y calzones ricamente

labrados y adornados con lazos,

valona que cae por los hombros,

zapatos rematados con lazadas y

sombrero adornado con vistosas

plumas blancas.

El modo de vestir se halla

en estrecha conexión con las

circunstancias históricas. En el

siglo XVII Europa se vio inmersa

en una serie de terribles conflictos

bélicos, la indumentaria “a la

española” tan ceñida e incómoda

no era adecuada para los soldados

por lo que se tendió a un tipo de

traje de formas amplias que

facilitara el movimiento. Aún así

nuestro atuendo no solamente se

71

La hongarina es una prenda documentada en España a partir de 1653 a raíz de un traje de paño

confeccionado a Felipe IV que se componía de calzón, ropilla, ferreruelo y hungarina. Esta pieza

parecida a la casaca acabará siendo sustituida por ella, según podemos apreciar en las citadas pinturas,

la hongarina no era ceñida al talle y llegaba a medio muslo llevándose abierta aunque contaba con

botones. En 1669 se aconsejaba a uno de los ejércitos del rey sustituir las hongarinas por las casacas:

“se les han de quitar las hungarinas y darles casacas que hoy se conservan en la armada para cubrir las

armas”. Véase: MORALES, N., QUILES GARCÍA, F.: Sevilla y corte: las artes y el lustro real (1729-1733).

Madrid, 2010.

Sebastián Herrera Barnuevo. Carlos II. Hacia 1670. Museo del

Hermitage. San Petesburgo.

44

perpetuó durante todo el siglo en España, sino que también continuó en los lugares que

dependían políticamente de ella como Viena, Nápoles o Génova72

. El traje militar que se

configuró en el siglo XVII constaba de tres piezas características: la casaca, la chupa y los

calzones. La evolución del jubón y el coleto hacia la casaca y la chupa fue lenta, el jubón

llevaba mangas y el coleto no mientras que los faldones de ambas prendas se unían mediante

lazos. El cambio se produjo cuando las mangas del jubón pasaron al coleto que: “…tomó la

forma de casaca con sus largos faldones, no añadidos aparte. Este casacón ya había sido usado

por la gente del campo pero hacia 1630 fue adoptado en general. Los calzones eran muy

amplios y el zapato plano fue sustituido por las botas altas que incluso llegaban al muslo y se

remataban en forma de embudo”73

. El traje masculino al uso francés fue implantándose en

España paulatinamente hasta quedar afianzado en los primeros años del siglo XVIII.

I.2. Indumentaria femenina.

La moda femenina en la España

de los Austrias se caracteriza por

enmascarar la silueta. Como prenda

imprescindible se encontraba la camisa,

considerada una segunda piel, se

lavaba y aunque se consideraba una

pieza de ropa interior a veces podían

asomar cuellos, puños o mangas. Las

piernas se cubrían con calzas,

estrechas y de distintos colores. Las

camisas se confeccionaban con lienzo,

siendo a veces las mangas de un tipo y

el cuerpo de otro, cuellos y puños se

podían decorar con encajes. La camisa

femenina se denominaba “camisa de

72

VON BOEHN, M.: Vol III. Ob. cit., p. 92. 73

Ibidem, p. 98.

Pedro Machuca. Descendimiento. Detalle.1547.

Museo del Prado. Madrid

45

pechos”74

En cuanto al vestido, comenzamos por el sayo alto que comenzó a usarse hacia

1530. Era completamente cerrado y se basaba en el modelo masculino. Los vestidos podían

tener escote cuadrado o redondo, que se cubría con fino tejido transparente. Hacia 1550 los

trajes son completamente cerrados y con cuello alto75

, enfatizando el estrechamiento de la

cintura. Por contraposición a la sencillez del atavío masculino español en la segunda mitad del

siglo XVI, nos encontramos con unos retratos femeninos que nos presentan a reinas e infantas

vestidas con un lujo extraordinario. La moda femenina fue bastante inmovilista durante los

reinados de Felipe II y Felipe III, es decir, que durante unos setenta y cinco años hubo pocas

variaciones.

Mientras los hombres mostraban sin pudor sus atributos, la moda imponía a las

mujeres disimular los suyos. Los cartones de pecho consistían en una faja que se llevaba

desde la cintura al pecho, se podían confeccionar de distintas maneras, por ejemplo a base de

una serie de tablillas forradas con cuero que se colocaban delante del pecho para aplastarlo. o

por medio de un cartón engomado colocado entre la tela y el forro. Su objetivo era ocultar las

formas de la silueta además de conseguir una cintura lo más estrecha posible. La moda de

disimular y aplastar el pecho llegó hasta finales del siglo XVII:

“Entre ellas es un bello detalles no tener pechos, y toman precauciones desde muy pronto para

evitar su desarrollo. Cuando el seno comienza a formarse se colocan encima pequeñas placas de

plomo y se vendan como se faja a los niños”76

.

El escote no era bien visto en España, mientras que en otros países las damas lo

usaban ya en el siglo XVI, aquí tardará en llegar. Un ejemplo muy elocuente lo constituye la

boda de la infanta Ana de Austria77

con Luis XIII en 1615. Ambas naciones tenían sus

respectivos usos. En Francia el escote estaba a la orden del día, cosa que no estaba bien vista

en la pudibunda corte española. Felipe III le pide a su hija un retrato en 1617 pero aclara:

74

COVARRUBIAS, S.: Ob. cit., p. 419. 75

PUERTA, R.: Ob. cit., p. 67. 76

AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 234. 77

Ana María Mauricia de Habsburgo, nacida en 1601, fue la hija primogénita de Felipe III y Margarita de

Austria- Estitia. En su boda lució un vestido de terciopelo morado bordado con flores de lis, símbolo de la casa

real francesa desde la Edad Media. Las cuestiones en materia de indumentaria eran muy estrictas y más en las

distintas Cortes, por lo que la nueva reina de Francia comenzó a vestir según la moda de su nuevo país por lo

cual vistió vestidos escotados. Los trajes de las damas francesas también llevaban cuellos de encaje, el llamado

cuello Medicis”, alto, almidonado y en forma de abanico.

46

“Esto querría que fuese sin descubrir los pechos, y assi creo lo areis, que creo no puede ser

bueno para nada, aunque allá se use…”78

.

La única parte de la anatomía femenina que no se enmascaraba era la cintura. El talle

en la época de los Austrias aparece situado a su altura .La cintura de avispa se nos muestra

como un ideal de belleza permanente a través de los siglos. Las pobres niñas tampoco se

veían libres de este tormento y se les colocaba el cartón de pecho; este uso se prolongó en

España durante más de un siglo. Esta moda parece tener un carácter de negación de la propia

mujer ya que uno de los símbolos propios de

la feminidad son los pechos, no solamente

como elemento sensual sino como portador de

vida a través de la leche materna. En el siglo

XVIII se dará un giro total en este sentido y

aparecerán unos escotes de vértigo.

Independientemente de cómo fuera el

atuendo exterior, la indumentaria femenina

constaba de prendas que siempre permanecían

ocultas como el corpiño ajustado y la falda

interior. El vestido podía ser entero (saya

entera) o dos piezas (jubón y basquiña). El

jubón, a diferencia del masculino, se

presentaba a la vista en su totalidad. Su

confección corría a cargo de maestros

jubeteros y de sastres mientras que su

decoración estaba en manos de maestros

bordadores. La llamada ropa era una prenda

exterior larga y abierta En el caso del traje de

aparato, tanto uno como otros, iban acompañados de varios artefactos indispensables: el

cartón de pecho, el verdugado y el cuello de lechuguilla, es decir, una serie de tormentos que

convertirían el movimiento en algo bastante complicado. Este tipo no sería utilizado en todo

78

VÁLGOMA Y DÍAZ-VARELA, D.: El ajuar de Ana de Austria, Infanta de España. Reina de Francia.1949,

p. 17.

Atribuido a Sofonisba Anguissola. Isabel de

Valois sosteniendo un retrato de Felipe II. 1561-

1565. Museo del Prado. Madrid.

47

momento, sino que las damas prescindirían del jubón a favor de un cuerpo sin mangas y con

escote por el cual saliera la camisa. El verdugado tampoco se usaría para la vida diaria79

.

Los retratos femeninos de la familia de Felipe II nos ofrecen un testimonio de sumo

interés para conocer la moda femenina de la segunda mitad del siglo XVI. La indumentaria de

sus hermanas, mujeres e hijas nos muestra unos modelos de indiscutible elegancia donde

podemos apreciar los elementos básicos de la moda femenina. Un bello ejemplo lo constituye

el retrato de Antonio Moro de Isabel de Valois, que luce un espléndido vestido rojo de cuyo

pecho cuelga la cruz de diamantes que lució el día de su boda según cuentan las crónicas. En

su inventario post-mortem el citado vestido aparece así descrito:

“saya de terciopelo carmesí riço y leonada, y

hecha unas lavores y oxas para lo cortado, con

cuerpo alto e manga de punta, aforrado de

tafetán leonado; y las mangas e ruedo en raso

blanco raspado, e la guarniçión de la saya es con

las ojas de terciopelo cortado”, siendo tasado en

50.000 maravedíes80

.

Lógicamente la mujer del monarca mas

poderoso de la Tierra debía lucir las mas

espectaculares ropas y joyas que el dinero

pudiera comprar. El vestido en cuestión está

formado por varias piezas. A mi primera vista lo

que mas destaca son las espectaculares mangas

dobles, abiertas longitudinalmente por delante.

El sayo también tiene aberturas y se decora con

numerosos adornos iguales formados por cuatro perlas; la prenda remata en cuello alto por el

que asoma la blanca gorguera. La basquiña (falda) presenta acuchillados en distintos sentidos.

El acuchillado era de una cortadura practicada en las prendas muy de moda durante los siglos

XVI y XVII que comenzó en la indumentaria militar para luego pasar a la civil. Este vestido

es magnífico en cuanto a colorido y decoración pero parece ser que la reina mas adelante

comenzó a vestir de negro como su augusto esposo.

79

BERNIS, C.: El traje y los tipos sociales del Quijote. Madrid, 2001, p. 208 80

CHECA CREMADES, F.: Felipe II. Mecenas de las artes. Madrid, 1997, p. 157.

Antonio Moro. Retrato de Isabel de Valois.

Hacia1660. Coleccion Varez Fisa. Madrid.

48

El verdugado era una estructura de forma acampanada compuesta por aros de mimbre,

metal o madera forrados de tela y unidos por cintas que se colocaba encima de la falda

interior aunque en un principio los verdugos iban cosidos a la misma falda. Tan curioso

término tiene su origen en forma redonda y verde al igual que los verdugos de los árboles81

.

Los verdugos son también criticados por fray Hernando de Talavera (1428-1507), monje

jerónimo que ha pasado a la historia por haber sido el confesor de Isabel la Católica. Talavera

fue un hombre docto que escribió sobre cuestiones morales. Es célebre su Tratado sobre la

demasía en vestir y calzar, comer y beber redactado en 1477 e impreso en forma de

compendio. Se trata de un tratado sobre los usos sociales de su tiempo que juzga censurables,

con motivo de un decreto de excomunión

promulgado en Valladolid contra las

mujeres que usaran gorguera y caderas

anchas y contra los hombres que llevasen

camisones con cabezones labrados.

El verdugado se trata de la gran

aportación española a la indumentaria

europea. Surgió hacia 1560 82

y

lógicamente estaba al alcance de unas

pocas, se trataba de una pieza costosa e

incómoda que hacía lucir las ricas telas de

la falda en todo su esplendor ya que

quedaban muy estiradas. El verdugado

pasó a la corona de Aragón, Italia, América

y mas tarde a toda Europa. Su gran tamaño

creaba todo tipo de inconvenientes, en las

ceremonias donde era preceptivo su uso las damas para caber holgadamente debían estar

bastante separadas, de hecho se creó un tipo de asiento llamado “sillón de verdugado”, sin

brazos y bastante ancho83

. Esta estructura llegará al siglo XIX con distintas variantes, por

orden cronológico podemos hablar del verdugado, guardainfante, sacristán, tontillo,

miriñaque y crinolina. Estamos ante un atuendo complejo que pervive unos trescientos años.

81

DE LA PUERTA ESCRIBANO, R .: “La moda civil en la España del siglo XVII: inmovilismo e influencias

extranjeras”. Ars Longa, Valencia, Valencia, 2008. p. 68. 82

BERNIS, C.: Ob. cit., p. 22. 83

BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 192.

Juan Pantoja de la Cruz. Ana de Austria. 1604.

Kunsthistorisches Museum. Viena.

49

Su origen radica en la llamada saya verdugada, una falda con los verdugos incorporados. Mas

adelante se convirtió en la estructura que se colocaba bajo el vestido. Diversos escritos de la

época mencionan esta peculiar moda femenina, el mismo Lazarillo de Tormes cuenta que

nada mas llegar a Valladolid encontró a una señora en la calle, para mas señas esposa de un

sastre, que llevaba verdugado, chapines y apoyaba su mano en la cabeza de un escudero. El

Lazarillo entra a su servicio y relata que al llegar a su casa la mujer se desprendió del manto y

los chapines pero no del verdugado84

. Ambos elementos se usaban juntos, el verdugado no se

acompañaba de zapatos corrientes. Las dos últimas esposas de Felipe II usaron verdugados y

en la corte vallisoletana de Felipe III era el atuendo

corriente para las altas damas.85

En los cuerpos, las mangas se nos muestran ricas

y complejas. Muchas de ellas dobles, la interior estrecha

por la que asoman los puños de encaje y la exterior

abierta y rematando en punta. Otra posibilidad son las

mangas redondas, que cubren el brazo hasta el codo y

luego quedan abiertas. Sobre el vestido cortesano se

desplegaban un sinfín de abalorios, las llamadas “puntas”

eran unas cintas rematadas por cabos de metal. El talle

se situaba en la cintura que se adornaba con cinturón de

piedras preciosas al igual que el cuello, con collar e

inmensa gorguera que podía estar dispuesta sobre una

arandela. El peinado debía ser vertical debido al gran

cuello siempre adornado con joyas y a veces con un

gracioso sombrerito. La lechuguilla impedía que los

pendientes cayeran de manera natural. Estos cuellos se

turnaron con las valonas, cuellos blancos y amplios que

alcanzaban los hombros y caían sobre ellos. El origen de la valona femenina se encuentra en

Italia y podían ser tieso o flexible, en ocasiones se usaban dos cuellos superpuestos como es el

caso del retrato de Antonia de Ipañerrieta.

Es preciso tener en cuenta que estos elementos solo se usaban en ocasiones señaladas,

para la vida cotidiana las señoras llevaban un cuerpo escotado sin mangas por el que asomaba

84

ANÓNIMO: La vida del Lazarillo de Tormes sus fortunas y adversidades. Madrid. 1845. p. 346. 85

HERRERO GARCÍA, M.: Estudios sobre indumentaria española en la época de los Austrias. Madrid,

2014, p. 235.

Diego Rodríguez de Silva y

Velázquez. Doña Antonia de

Ipeñarrieta y Galdós y su hijo don

Luis. 1632. Museo Nacional del Prado.

Madrid.

50

la camisa. Los brazos femeninos no se muestran hasta el siglo XVIII y solo una parte, en

cambio fuera de la corte sí se usaba escote. La pintura española por desgracia nos muestra

pocos ejemplos de la indumentaria femenina de las clases populares.

Las mujeres sencillas vestían dos piezas, cuerpo sin mangas y falda, esta última solía

ser doble formada por saya (exterior) y faldellín (interior); las criadas se levantaban la saya

para poder trabajar por lo que el faldellín quedaba a la vista. En ausencia de testimonios

gráficos, para poder rastrear la vestimenta de épocas tan lejanas, los investigadores deben

recurrir, no solamente a los documentos notariales, sino también a la literatura. Las novelas y

obras de teatro son una magnífica fuente para conocer los usos y costumbres de cada

momento histórico lo cual es de gran ayuda para el

historiador. Cervantes, Lope de Vega, Quevedo,

Calderón o Tirso de Molina entre otros, nos

muestran a través de sus personajes nobles y

plebeyos, la sociedad del momento con sus hábitos,

tradiciones y rutinas.

El atuendo por excelencia de la moda

femenina española de pleno siglo XVII es el

guardainfante, heredero del verdugado, su uso

comenzó en el teatro cómico de Madrid para mas

tarde pasar a la corte española hacia 163686

. La voz

guardainfante se supone que se debe a que tal

artilugio podía ser útil para ocultar embarazos.

Consistía en un armazón en forma de campana

colocado alrededor de la cintura y realizado a base

de aros de metal o mimbre unidos con cintas o cuerdas cuya su función era ahuecar la

basquiña, debido a su gran tamaño la tela quedaba muy estirada por lo que lucía esplendida,

sin arruga alguna. El guardainfante era una estructura compleja que precisaba de distintos

materiales:

“(…) tendríamos que incluir cuerdas o cintas como elementos verticales, ballenas, aros de

mimbre, bandas de cañizo y pleitos de esparto como elementos horizontales, y almohadillas

llenas de paja como elementos laterales.”87

La falda tenía unas aberturas que permitían

86

PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 71. 87

HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 238.

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.

Dama del Abanico. Hacia 1635. Wallace

Collection. Londres.

51

recolocar los alambres si estos habían salido de su sitio. El aspecto exterior de la basquiña se

asemejaba a la forma de una enorme cesta invertida. El guardainfante fue ampliamente

reprobado en su tiempo por escritores y moralistas.

Este atavío se concebía en un sentido global, el vestido de corte constaba de un sayo

(cuerpo) muy entallado y apretado que aplastaba el pecho, mangas acuchilladas y un cuello

amplio llamado valona cariñana que cubría el escote, en cuyo centro se colocaba un gran

broche. El peinado tenía vital importancia ya que la cabeza debía tener un tamaño acorde con

la gran falda para no parecer ridículamente pequeña, por ello se ensanchó por medio de

pelucas y postizos que se colocaban mediante alambres y se adornaba con flores, plumas y

joyas. El guardainfante tuvo su máximo apogeo desde la llegada de Mariana de Austria pero

tiempo antes ya se vestían basquiñas sobre verdugados bastante anchos.

Un ejemplo nos lo ofrece Velázquez en La dama del abanico (Wallace Collection,

Londres) fechado en 1638. La elegante dama se nos presenta de medio cuerpo vistiendo sayo

y basquiña de paño marrón y mantilla negra. El sayo tiene mangas perdidas y se cierra por

delante mediante pequeños botones, debajo un corpiño muy ceñido sobre la camisa cuyo

cabezón se deja ver por el escote. Normalmente el escote no estaba bien visto en España y se

solía cubrir con valona o pañuelo. En cuanto a la mantilla, es de cerco de encaje de puntas88

.

Su uso se generalizó desde el siglo XVI siendo extensivo a todas las clases sociales; junto al

rosario y el abanico, la mantilla era un atuendo obligado para salir a la calle ya que solamente

las solteras podían llevar la cabeza descubierta aunque también la usaban las niñas. Se trata de

una pieza básica en el ajuar de cualquier mujer española, que al menos tenía una. La dama

completa su atuendo con unos elegantes guantes de cabritilla de infusión y un abanico brisé.

88

BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 286.

52

El enorme tamaño del vestido hacía que las mujeres no cupieran por las puertas y

tuvieran que franquearlas de una en una y de lado, además se tuvieron que modificar las

puertas de los carruajes y de las sillas de manos para que las damas pudieran entrar. El

guardainfante provocaba todo tipo de incomodidades, Calderón de la Barca en su comedia No

hay burlas con el amor relata como las mujeres debían sentarse sobre taburetes y lo

complicado para acceder a los carruajes. Estas

complicaciones en los viajes y traslados se repetirán

en el siglo XVIII en lo concerniente a los altísimos

peinados que se pusieron de moda.

En 1639 se dictó una pragmática contra los

guardainfantes por la cual las mujeres decentes

quedaban excluidas de su uso. Incluso se intentaba

legislar el número de varas con las que se debían

confeccionar las faldas y sus ruedos. También se

vetaban los escotados: “salvo las mujeres que

públicamente ganen con sus cuerpos y tienen licencia

para ello, a las cuales se les permiten traer los dichos

jubones con el pecho descubierto; y a todas las demás

se les prohíbe dicho traje.” El castigo podía conllevar

una multa de hasta 20.00 maravedís e incluso el

mismo destierro. Huelga decir que todo quedó el papel

mojado como podemos comprobar a través de los

retratos de los grandes maestros españoles89

.

Zabaleta al relatar el arreglo de la dama, cuenta que una vez peinada y maquillada,

comenzaba la colocación del guardainfante, sin duda la parte mas complicada del proceso. El

escritor hablando de este particular artilugio afirma:

(…) este es el desatino mas torpe que el ansia de parecer bien ha caído” y continua:

…con tanto ruedo que colgada podría servir de pabellón90

.

89

HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 247. 90

ZABALETA; J.: Ob. cit., p. 117

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.

Mariana de Austria, reina de España.

Hacia 1652. Museo del Prado. Madrid.

53

El magistral Velázquez nos deja testimonio de tan lujoso atavío en sus retratos de la

familia real tales como la reina Mariana de Austria y las infantas María Teresa y Margarita.

La reina Mariana (segunda esposa de Felipe IV) adoraba el guardainfante y lo usó muy

exagerado pero cuando falleció el rey adoptó las tocas de viuda hasta su muerte. En 1652

Velázquez la retrató con un espectacular vestido de terciopelo negro con galones de plata. El

cuerpo es muy ajustado, con ballenas, dobles mangas y se remata con haldetas. El escote se

cubre con un suntuoso cuello blanco de forma semicircular llamado valona cariñana que

cubría pecho, hombros y parte de la espalda 91

de cuyo dentro prende un gran joyel. El hecho

de que se denominara valona

está en estrecha relación con el

tipo de cuello de origen

flamenco que usaban los

militares92

.

El peinado no es menos

exagerado ya que se trata de una

peluca sobre un armazón de

alambre sobre la que se

disponían joyas, flores y plumas.

Al igual que la basquiña, el

peinado es muy ancho pero está

en concordancia con el enorme

tamaño del guardainfante. La

reina lleva además manillas de

oro con cintas rojas, anillos y

dos collares de filigrana. Los

collares que se colocaban

cayendo por los hombros se denominaban collares de hombros y podemos ver a través de

diversos retratos que los usaban damas y caballeros. El retrato es de aparato y presenta a la

reina con toda la magnificencia de la moda y los gustos españoles del momento. La imagen es

de una gran elegancia y de una incuestionable maestría ya que el pintor se mueve solo en

91

El cuello tomó este nombre por María de Borbón, princesa de Carignan que llegó a España en 1636 junto a su

marido el príncipe Tomás de Saboya, capitán de los ejércitos de Flandes y primo del rey. En 1637 se celebraron

en Madrid las mas fastuosas fiestas del reinado de Felipe IV en honor de tan altos personajes ya que había

muchos intereses políticos y diplomáticos en juego. TEJEDA FERNÁNDEZ, Margarita.: Ob. cit., p. 476. 92

Ibidem, p.147.

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Las Meninas. 1656. Museo

Nacional del Prado. Madrid.

54

cuatro tonalidades: rojo, negro, plata y blanco. Aunque el calzado siempre permanecía oculto

por las faldas no podemos obviar que con estos vestidos se usaban los chapines, un calzado

con altísimo tacón que provocaba un tipo de andar característico a pasos cortos.

Al hablar del guardainfante no podemos pasar por alto a La familia de Felipe IV

popularmente conocido como Las Meninas. La obra de Velázquez nos muestra de manera

elocuente la moda cortesana de pleno siglo XVII:

“Doña Carmen Bernis, pionera en el estudio de la moda en España, en sus estudios sobre la moda

en la época de Velázquez, acertadamente considera el guardainfante como un personaje velazqueño,

pues, gracias a la universalidad del pintor, este rasgo característico del vestido femenino español ha

quedado asociado a su obra, y por ello es conocido por un público extremadamente amplio”93

.

La infanta Margarita, una niña de cinco años, aparece con un vaquerillo de seda

brocada de color crudo con decoraciones en negro. El cuerpo del vestido es rígido, va abierto

por delante con pequeños botones y las mangas son acuchilladas por lo que dejan ver la

camisa mientras que la basquiña lleva guardainfante.94

Isabel de Velasco y María Agustina

de Sarmiento, las dos damitas que atienden a la infanta, llevan sayo y la enana Maribárbola

un traje de terciopelo negro aunque sin guardainfante, aunque sí una enagua que ahueque la

falda95

. Las dos meninas llevan el peinado típico del atuendo si bien usando solamente su

propio cabello arreglado con la raya en medio grandes rizos y preciosos adornos con forma de

mariposa96

. Tanto en una como en otra, se aprecia claramente como la valona cariñana se

colocaba sobre el escote sujetándola al vestido con un joyel en su centro. Este tipo de cuello

es el antecedente del escote que se usará durante el Romanticismo.

Los reyes se ven reflejados en el espejo, Felipe IV va vestido sobriamente de negro

como era su costumbre mientras que doña Mariana luce el rico atuendo cortesano en el que

podemos distinguir el voluminoso peinado, la valona adornada con el joyel, el collar de

pechos y las mangas acuchilladas. Por último no podemos obviar a doña Marcela de Ulloa

cuyo cargo era “guarda menor de damas”, la dueña viste a la manera de las viudas, un hábito

93

DESCALZO LORENZO, A.: La moda en las Meninas de Velázquez. 2008. p. 2. 94 Los expertos aseguran que para la vida diaria las niñas, aunque fueran hijas del rey, usarían prendas mas

cómodas que les facilitaran el movimiento. Niños y niñas iban vestidos igual hasta los ocho años

aproximadamente, edad en que comenzaban a hacerlo al modo de los adultos. Las faldas eran mas adecuadas

para efectuar los cambios de pañal. Los niños también llevaban delantal. Una vez que alcanzaban la edad

adecuada y si pertenecían a las élites debían sufrir jubones apretados, verdugados, gorgueras o las prendas que

estuvieran de moda en ese momento.

95 BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 360.

96 Este tipo de adorno aparece también en otros retratos como el de la infanta María Teresa, hacia 1651-1652.

Nueva York. Metropolitan Museum.

55

llamado monjil que se parecía al que usaban las monjas. La reina al quedarse viuda en 1665

adoptó el monjil hasta el fin de sus días. Cada país tiene sus símbolos por los que es

reconocido universalmente, en España uno de ellos lo encarna, sin duda, esta obra de arte

universal cuya protagonista es la infanta Margarita que se sitúa en el centro de la

composición. Cuatro años mas tarde Velázquez volvió a retratar a la infanta que porta un

magnífico guardainfante de codos que sorprende por la anchura de su tamaño. El traje está

confeccionado con brocado rosa con tejido de plata y lleva todos los elementos anteriormente

señalados. Este retrato es una clara prueba del nivel de lujo y sofisticación que alcanzó la

moda femenina a finales del reinado de Felipe IV.

Mas adelante el tamaño de la basquiña

se fue transformando ganando en anchura, se

denominó guardainfante “de codos” ya que

estos podían apoyarse en la falda. Al observar

los retratos da la sensación como si las damas

estuvieran literalmente embutidas en una mesa.

Esta modalidad se puede ver en el retrato de la

infanta Margarita fechado en 1660, obra de

Martínez del Mazo y en los retratos de la

marquesa de Santa Cruz y la condesa de

Monterrey de Carreño de Miranda.

Evidentemente, este traje solamente lo usaban

personas de la familia real y damas muy

principales para las ocasiones solemnes. Para

rematar las “comodidades” las señoras se

subían a los chapines, una especie de zuecos

con una altísima plataforma de corcho donde metían el pie ya calzado (según un escrito de la

época el tacón era tal alto que las hacía crecer prodigiosamente). Un conjunto absolutamente

majestuoso que dejó boquiabiertos a los visitantes extranjeros. El atuendo de guardainfante no

era privativo de la corte, las damas lo usaban en toda España. La colección Abelló cuenta con

una interesante vista de la Alameda de Hércules en la cual vemos a varias mujeres luciendo

sayo junto a enormes basquiñas y la cabeza tocada con mantillas o mantos.97

97 La Alameda fue el primer paseo de Sevilla, levantado por el conde de Barajas intendente de la ciudad en

1574.

Juan Carreño de Miranda. Doña Inés de Zúñiga,

Condesa de Monterrey. Hacia 1660-1670. Museo

Lázaro Galdiano. Madrid.

56

En cuanto a la pervivencia del guardainfante, está documentado que la Tarasca lo

llevó hasta 1667 lo que nos es de gran ayuda para conocer la pervivencia de esta moda. La

Tarasca era una figura femenina que representaba a la prostituta de Babilonia, se le llamaba la

“gigantona”98

e iba acompañada por un animal fantástico con cabeza de dragón que se sacaba

en procesión durante la festividad del Corpus Christi. En los años posteriores al Concilio de

Trento, como reacción al protestantismo, se incorporan a la celebración de la Fiesta de la

Eucaristía una serie de figuras como: gigantes, cabezudos, tarascas. Formaban un séquito

grotesco que representa a los pueblos paganos, diablillos y seres malignos que con su

presencia en la procesión patentizan la majestad de la Eucaristía y su “soberanía” sobre todos

los pueblos de la tierra, acatando y reconociendo el poder supremo de Cristo sobre todo el

Orbe real e imaginario. A partir del siglo XVII esta figura fue vestida y peinada a la última

moda siendo imitada por el público femenino. Durante el Barroco las procesiones del Corpus

adquirieron una riqueza inusitada, fundamentalmente en Madrid y Sevilla. La Tarasca fue

prohibida durante el reinado de Carlos III, mas concretamente en 1772.

98

BASS, L.R. y WUNDER, A.: “Moda y vistas de Madrid en el siglo XVII” en Vestir a la española en las

cortes europeas (siglos XVI y XVII). Vol. I. p. 363.

Anónimo. Vista de la Alameda de Hércules en Sevilla. 1650. Colección Abelló.

57

Los usos en la vestimenta

comenzaron a cambiar

paulatinamente, el escote fue

bajando hasta llegar a mostrar la

totalidad de los hombros a finales

del siglo XVII. También se

modificaron los cuerpos y la forma

de las faldas. En el retrato de la

infanta Margarita fechado en 1665,

Martínez del Mazo nos la presenta

vestida de negro debido al reciente

fallecimiento de su padre, el rey.

Podemos observar como se han ido

produciendo modificaciones, lleva

sacristán, cuyo jubón pierde las

faldillas. Bajo el jubón la cotilla,

mientras que la basquiña es larga y con mucho vuelo lo que provoca que la cintura luzca gran

cantidad de pliegues. El escote tiene forma de barco y el sayo remata en punta acentuando la

estrechez de la cintura. El peinado también ha variado, se presenta con un recogido con dos

trenzas y la raya a un lado. La melena partida se pondrá de moda durante el reinado de Carlos

II ya que el escote despejado posibilita este nuevo tipo de peinado.

El guardainfante dejó de utilizarse definitivamente hacia 1679, fecha del matrimonio

de Carlos II y María Luisa de Orleans. Al igual que las anteriores reinas de España, María

Luisa comenzó a vestir al uso nacional dejando de lado la moda francesa. La joven recibió a

su marido el rey vestida espléndidamente a la moda francesa y repleta de joyas aunque al día

siguiente mudó su atuendo a la moda nacional: “y el rey la encontró mucho mejor99”. En

cualquier caso, la reina consorte trajo la moda francesa de las faldas con gran cantidad de

pliegues en la cintura.100

El heredero de tan descomunal artefacto fue el sacristán:

99

VILLARS, marquesa de, en GARCÍA MERCADAL, José.: Ob. cit., p.178. La marquesa de Villars fue la

esposa del embajador de Francia en España. FARRÉ VIDAL, J.: Teatro y poder en la época de Carlos II: fiestas

en torno a reyes y virreyes. Madrid, 2007, p. 18. 100

HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 237.

Tarasca de la Porcesión del Corpus Christi. Madrid 1667.

58

(….) se ponen unos sacristanes que

son, propiamente hablando, como los hijos

de los verdugados. Están hechos con aros de

grueso alambre que rodean la cintura, unos

con otros se unen por medio de cintas, y

según están mas abajo van siendo mas

anchos; de ese modo llevan cinco o seis aros

que alcanzan hasta el suelo y que sostienen

las faldas101

.

El sacristán era una pieza interior

compuesta por aros de hierro en disminución

por cintas aunque el tamaño había

disminuido considerablemente con respecto

al modelo anterior, dotaba a la falda de una

forma circular y se usaba con varias enaguas

debajo.

El jubón femenino de finales del XVII deja hombros y parte de la espalda al descubierto,

aún así sigue siendo muy ceñido y aplasta el pecho:

“Sus jubones están abiertos del todo por detrás, de suerte que se les ve la mitad de la espalda,

porque no llevan pañuelo al cuello. La parte delantera de su vestido cubre gran parte de su pecho y les

aprieta tan fuerte sus brazos, que parecen completamente violentadas”102

.

En el Museo del Traje de Madrid se conserva un precioso ejemplo de jubón femenino

de la segunda mitad del siglo XVII. Confeccionado en tafetán de seda negro, comprobamos

que el escote es mas pronunciado por la espalda, tal y como cuentan los observadores

extranjeros mencionados anteriormente. El jubón pierde las faldillas, al ser sustituido el

guardainfante por el sacristán, y se remata en un pico muy pronunciado. Esta forma de aprecia

claramente en el retrato de María Luisa de Orleáns de José García Hidalgo y en de Mariana de

Neoburgo por Luca Giordano. Las mangas presentan una silueta muy original con

abombamientos que en los años 80 y 90 se transformaron en grandes y vistosos globos.

101

AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 232. 102

GARCÍA MERCADAL, J.: Ob. cit., p. 227.

Juan Martinez del Mazo. Emperatriz Margarita de

Austria. 1665. Museo del Prado. Madrid.

59

Otra posibilidad era el llamado jubón encotillado que

aunaba dos piezas en una, es decir, el jubón propiamente

dicho más la cotilla que era un corpiño emballenado que

veremos reiteradamente a lo largo de la centuria siguiente. El

atuendo femenino mas común a finales del XVII constaba de

dos piezas: la saya, basquiña o tapapiés de cintura para abajo

y la hongarina o gabacha de cintura para arriba. La hongarina,

por tanto, la usaron ambos sexos. La femenina se usaba sobre

el “monillo”, un jubón sin

faldillas ni mangas.

En los últimos años

del siglo las faldas

comenzaron a adornarse con

volantes, moda que ya se llevaba en Francia en 1676,

apareciendo por primera vez citado en España en 1691. A

principios del siglo XVIII veremos a la reina María Luisa de

Saboya luciendo este tipo de basquiñas plagadas de volantes.

Según madame de Alnoy las españolas llevaban una

increíble cantidad de faldas, una bajo otra, los expertos

opinan que tal vez sea una exageración pero el dato queda

ahí. En cuanto al peinado, no era muy habitual el uso de

tocados pero si adornarlo con todo tipo de joyas, agujas, mariposas y moscas de diamantes. El

pelo se podía recoger en varias trenzas y la raya se llevaba a un lado con onda pegada a la

frente. Como calzado las mujeres usaban zapatos con o sin tacón, además de botines y

chinelas, estas últimas sin talón y muy apropiadas para estar en casa.

Jubón escotado. Segunda mitad

siglo XVII. Museo del Traje.

Madrid.

Jubón encotillado. Hacia 1660.

Museo del Traje. Madrid.

60

Para salir a la calle las mujeres usaban un manto más o menos abrigado según la

estación del año, con este podían taparse la cabeza aunque es bien sabido que la costumbre de

llevar mantilla entre las mujeres casadas estaba muy extendida. El manto fue una prenda de

eso muy común entre las féminas que se ponían sobre los hombros y a veces sobre la cabeza.

Esta pieza se confeccionaba con hasta dieciocho varas de tela y llegaba hasta el ruedo de la

falda. En los hombros podía llevar capilla, una capucha de gran tamaño. El ruedo de manto

presentaba labores lujosas en el caso de damas con posibles. Durante el siglo XVI las mujeres

de la corte se decantaron por el uso de sombreros pero en Andalucía se usaron manto y

sombrero, ambas piezas superpuestas. Los mantos se podían usar directamente sobre los

hombros atados al cuello con cintas y como se ha explicado anteriormente, sobre la cabeza.103

Los mantos muy finos se denominaban de soplillo y también de humo. Veremos numerosos

ejemplos también en el siglo XVIII. Los mantos mas humildes se llamaban de “raja” aunque

también se podían confeccionar con los tejidos mas preciados e incluso estar guarnecidos de

encajes. Mujeres modestas como artesanas y campesinas no lo usaban104

.

En cuanto al adorno de la cabeza, la española usaba tocas incluso dentro de casa. Era

costumbre llevar el cuello y la cabeza tapados desde el siglo XII105

exceptuando a las solteras.

Las tocas eran una simple pieza de tela que se podía disponer de las más diversas maneras. El

primer documento donde aparece la voz “toca” es de 1256106

.Tenemos ejemplos de tocas en

103

HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 307-308. 104

DELEITO y PIÑUELA, J.: La mujer, la casa y la moda ( en la España del rey poeta) . Madrid, 1987, p. 168. 105

BERNIS, C.: Trajes y modas en la España de los Reyes Católicos. Vol. 1, Madrid, 1978, p. 17. 106

BERNIS, C.: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. Madrid, 1962, p.106.

Jorge Manuel Theotocópulos. La familia de El Greco. Hacia 1605. Museo de la Real Academia de

Bellas Artes de San Fernando. Madrid.

61

muy diversas pinturas, desde el famoso retrato de Juan de Flandes de Isabel la Católica en el

que la reina luce una cofia y una toca, hasta en escenas religiosas de todo tipo. Las tocas

dejaron de usarse en Europa en siglo XV.

A partir del siglo XVI se impuso llevar el cabello al aire, moda de origen italiano, pero

en España la costumbre de ocultar el cabello

con la toca tradicional estaba muy arraigada.

Veremos que incluso a inicios del siglo XVII

todavía se ven tocas como a la manera antigua,

sobre todo entre las capas populares y las

viudas. Velázquez nos presenta en La vieja

friendo huevos (1618) a una anciana con toca

blanca al igual que ocurre en Cristo en casa de

Marta y María (1618). La toca de cabos se

usó desde mediados del siglo XVI hasta la

segunda década del siglo XVII. Cubría la

cabeza y la parte posterior del cuello, con dos

prolongaciones delanteras (los cabos) que se

unían sobre el pecho mediante una joya o joyel.

En 1621 pasaron de moda.

La mantilla fue hasta mediados del

siglo XIX, una pieza básica en el ajuar de cualquier mujer española, que al menos tenía una.

Su uso se generalizó desde el siglo XVI siendo extensivo a todas las clases sociales; junto al

rosario y el abanico, la mantilla era un atuendo obligado para salir a la calle ya que solamente

las solteras podían llevar la cabeza descubierta aunque lo normal era que también la usaran al

igual que las niñas pequeñas. Su origen parece que se remonta al siglo XV, siendo el primer

documento en el que aparece de 1483.107

Para su confección se utilizaban todo tipo de tejidos

más o menos ricos dependiendo de la capacidad económica de su poseedora, desde vastos

linos a finos paños y bayetas, pasando por la franela, la sarga, el tafetán, la gasa, el raso o la

seda; a veces una misma prenda se confeccionaba con distintos tejidos uno para el anverso y

otro para el reverso, por ejemplo mantillas de raso forradas de tafetán incluso de colores

107

Ibidem, p. 97.

Sofonisba Anguissola. La dama del armiño.

Hacia 1550 (tradicionalmente atribuia al Greco y

fechada hacia 1577- 1580). Pollock House.

Glasgow. Reino Unido.

62

diferentes. Para sujetarla se usaban frecuentemente broches de plata. Las damas con posibles

tenían varias mantillas.

El uso de las mantillas y mantos para salir a la calle provocó la curiosa costumbre de

que las mujeres se velaran por completo. La cosa llegó a tal punto que las autoridades

debieron intervenir, el mismo Felipe II:

“Y mandó que ninguna mujer de cualquier estado, calidad y condición que fuese, en todos

estos reinos, pudiese andar, ni andase tapada el rostro, en manera lalguna sino llevándolo descubierto:

so pena de tres mil maravedís”108

.

No podemos pasar por alto una parte esencial del arreglo femenino, me refiero al

maquillaje. El colorete no solamente se usaba sobre toda la superficie de las mejillas y parte

del rostro, sino también en el cuello, los hombros e incluso las manos. Los productos

cosméticos se llamaban mudas109

, afeites o aliños. Covarrubias define afeite como:

“El aderezo que se pone a alguna cosa para que parezca bien, y particularmente el que las

mugeres se ponen en la cara, las manos y los pechos, para parecer blancas y roxas, aunque sean negras

y descoloridas, desmintiendo a la naturaleza, y queriendo salir con lo imposible, se pretenden mudar el

pellejo”110

.

108

LEÓN PINELO, A.: Velos en los rostros de las mujeres: sus consecuencia y daños.1966. p. 246. 109

DELEITO y PIÑUELA, J.: Ob. cit., p.194. Las llamadas “mudas” daban color mientras que las “blanduras”

se usaban para blanquear la piel. 110

COVARRUBIAS, S.: Ob. cit., p. 17.

63

El proceso del arreglo de una dama era largo y complejo, teniendo lugar en una

habitación destinada a tal uso llamada tocador. La palabra “tocador” en un principio servía

para designar al gorro que hombres y mujeres usaban para dormir, mas tarde y por influencia

francesa se empezó a utilizar para nombrar a la habitación misma. Los afeites metidos en

distintos recipientes, se desplegaban sobre la mesa, normalmente vestida. En el centro había

un pequeño espejo, cuyo marco podía ser mas o menos lujoso, en España era común el ébano

(procedente de Indias) o la madera teñida.

El ideal de belleza femenino era la piel blanca y el pelo rubio, por lo en España era

una práctica relativamente frecuente que las señoras se blanquearan el rostro, para tal fin se

usaba el solimán (cosmético hecho a base de preparados de mercurio). Para aclararse el pelo

se utilizaban lejías. La base fundamental del maquillaje de esas épocas era el colorete. En

nuestro país se usaba el llamado “color de Granada” que se vendía dispuesto en hojas de papel

y para conservarlo se guardaba en salserillas. El colorete también se denominaba carmín,

color o arrebol. Las cejas y la pestañas se tintaban de negro con alcohol o antimonio, para

Diego Velázquez. Infanta María Teresa. 1651. Metropolitan Museum. Nueva York.

64

los labios carmín o cera. El pintarse los labios ya venía de lejos, está documentado que

Catalina de Medicis (1519-1589) florentina de nacimiento y reina consorte de Francia por su

matrimonio con Enrique II, se pintaba los labios con carmín111

. Con el fin de tener las manos

blancas e hidratadas se elaboraba una pasta hecha con almendras, mostaza y miel llamada

sebillo. Los ingredientes mas utilizados para fabricar cosméticos eran: huevos, limas,

almendras, limones, raíces de lirio, pasas, miel, algalia (sustancia que se extrae de la bolsa que

tiene cerca del ano el gato de algalia), almizcle (sustancia untuosa que segregan algunos

mamíferos) y azufre112

. Viendo este tipo de ingredientes se comprueba que muchos de ellos

eran nocivos para la salud, ya que el blanco que se daba al rostro podía estar elaborado a base

de precipitados de bismuto o de plomo. Para la fabricación del colorete se usaban minerales

como el minio, el plomo, el azufre o el mercurio entre otros, calcinados al horno. Estos

preparados cosméticos producían dolores de cabeza, alteraban la piel y dañaban la vista ya

que sus componentes eran tóxicos.

En España, hay referencias literarias en el siglo XVII que relatan como las damas se lo

ponían en cara, cuello y hombros cosa que sin duda produciría un efecto muy exagerado. Pero

no solo había criticas por el abuso de estos productos, sino porque algunos pensaban que el

maquillaje era literalmente un engaño. La mujer se embellecía artificialmente y cuando

llegaba el momento de que se la viera sin todos esos aditamentos, el hombre quedaba

desolado. Zabaleta también criticó sin paliativos el uso de los cosméticos, considerándolos un

auténtico fraude:

“…pónese a su lado derecho la arquilla de los medicamentos de la hermosura y empieza a

mejorarse el rostro con ellos. Esta mujer no considera que, si Dios gustara que fuera como ella se pinta.

Él la hubiera pintado primero. Diole Dios la cara que le convenía y ella se toma la cara que no le

conviene”113

.

Por su parte madame de Aulnoy nos describe el arreglo de una dama a la que visita

quedando perpleja de su modo de usar el colorete:

“(…) tomó una taza de carmín con un grueso pincel, y se pintó con él no sólo las mejillas, la

barbilla, bajo la nariz, encima de las cejas y el extremo de las orejas, sino que se dio también en las

112

ARRELLANO AYUSO, I.: “Sobre el léxico de los afeites del Siglo de Oro y las dificultades de contexto (a

propósito de cosméticos de J. Tenón con breves observaciones quevedianas)”. Revista de Filología Hispánica,

Vol 6, nª2, 1990, p.179-199. 113

ZABALETA, J.: Ob. cit., p. 115

65

palmas de las manos, los dedos y los hombros. Me dijo que se pintaba todas las noches al acostarse y

por la mañana al levantarse”114

.

El relato tal vez sea exagerado, pero este abuso de los cosméticos es recogido por

otros viajeros y por literatos como Quevedo, Calderón o Tirso de Molina. En cualquier caso,

los retratos femeninos de la época dan fe de cómo el colorete se extendía por toda la

superficie de las mejillas115

. La

mujer del siglo XVIII también

encontrará en el maquillaje un

indiscutible aliado, asunto sobre el

que se tratará en su momento.

En cuanto al calzado, la materia

prima mas común su fabricación

calzado era la piel de cabra. El

fenómeno de los tacones altos, y a

veces desproporcionados con

respecto a la silueta, podría parecer

un hecho surgido en el siglo XX

pero no lo es en absoluto. Las

españolas ya usaban chapines en la

Edad Media. El diccionario de la Real Academia lo define como: “Chanclo de corcho,

forrado de cordobán, muy usado en algún tiempo por las mujeres.”, esta descripción no es del

todo precisa. Los chapines eran un tipo de calzado sin punta ni talón116

donde se metía el pie

ya calzado previamente con un zapato bajo y ligero como las servillas. El chapín tenía las

siguientes partes: plantilla, cerco, orejas y suela. Para poder caminar se sujetaban el empeine

por una guía. Se fabricaban con muy distintos materiales como terciopelo, cordobán, telas

bordadas, y cintas. Era un calzado muy rico que incluso podía estar decorado con plata y que

en la época se denominaban “tacones de siete pisos”117

. Los chapines fueron usados por

114

AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 216. 115

El mismo Diego Velázquez en sus retratos de la reina Mariana y la infanta María Teresa ofrece una clara

muestra de cómo el colorete se utilizaba sobre toda la superficie de las mejillas. 116

En España se conservan chapines en el Museo de la Alhambra, en el Museo Textil y de Indumentaria de

Barcelona y en Museo Diocesano de Solsona en Lérida. 117

DELEITO PIÑUELA, J.: Ob. cit., p. 179.

Chapines. España. 1500-1550. Museo del Disseny de Barcelona.

66

ambos sexos aunque en el siglo XVII se restringió a uso femenino118

. La suela aunque

normalmente era de corcho también podía fabricarse de madera:

(…) son una especie de sandalias donde se mete el zapato, y que hacen crecer

prodigiosamente, pero que no es posible andar con ellos sin apoyarse en dos personas.

La altura de estos “prodigios” variaba según la cantidad de láminas de corcho. En

cuanto a su origen, se cree que pudiera ser romano y que tal vez fuera usado en los baños para

aislar los pies del agua y la humedad. Los musulmanas también usaban este tipo de calzado

llamándolo alcorques. Aunque Covarrubias lo define como: “Calzado de mujeres

principales”119

se sabe que era un calzado común a todas las mujeres, la diferencia estribaba

en la riqueza de sus materiales120

.

A pesar de que puede parecer que solo se destinaban a presumir, también eran útiles

para no mancharse las largas faldas cuando se caminaba por las calles. Antiguamente las

ciudades estaban muy sucias y enfangadas por lo que transitar por ellas no debía ser nada

agradable. Las señoras normalmente se paseaban en coche de caballos o en silla de manos.

118

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 161. 119

COVARRUBIAS, S.: Ob. cit., p. 410. 120

MARINETTO SÁNCHEZ, P.: “El calzado en el Siglo de Oro” en La Moda Española en el Siglo de Oro.

Toledo, 2015, p. 92.

Chapines de corcho forrados con piel repujada. Siglo XVI. Museo Diocesano de Solsona. Lérida

67

Las Ordenanzas de chapineros de Sevilla atestigua que este calzado podía ser abierto o

cerrado. Los primeros se confeccionaban con piel de oveja mientras que los segundos del

mismo material o de cordobán. Para su examen el chapinero debía realizar dos pares distintos

pero con “cinco corchas” de tacón. Esta altura era la normal pero la cliente podía elegir mas

altura si quería.121

Valencia fue un gran centro de producción y exportación de chapines122

, el

último maestro chapinero de la ciudad murió en 1709. El gremio de chapineros valencianos

(tapiners) tuvo una destacada importancia, se dedicaban a la fabricación de este calzado,

también usado por los hombres en el siglo XV, pero no a la de zapatos (con algunas

excepciones) ni de borceguíes ni polainas. Todo estaba reglado por el gremio en cuanto a

materiales, calidades, decoraciones. Según la tradición castellana de que el mismo día de su

boda la señora podía comenzar a usarlos. Una frase popular para decir que una mujer iba a

casar era: “la ponía en chapines”. Este uso, que seguía vigente en tiempos posteriores, inspiró

aquellos versos de un precioso romance de Quevedo: “Y ponerse chapines/ alzacuello y

verdugado, / sin saber lo que hacía/ dio a su marido la mano”123

.

121

HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p.330. 122

CAMARENA GUAL, M.: “Concordia entre los gremios de zapateros y chapineros de Valencia (1486)”

Saitabi: revista de la Facultad de Geografia i Història, Nº.9, 39-42, 1953, p. 5. 123

Véase, BERGUA, J.: Romancero español: colección de romances selectos desde el siglo XIV hasta nuestros

días. Madrid.

68

CAPÍTULO II

69

La moda en el siglo XVIII.

El 9 de noviembre de 1700 fallecía Carlos II de España a los treinta y ocho años de

edad. Su muerte sin dejar sucesión supuso un punto de inflexión en la historia de España. El

último de los Habsburgos había contraído matrimonio en dos ocasiones, pero sus graves

problemas de salud impidieron que el futuro del trono quedara asegurado. La rama española

de la Casa de Austria llegaba a su fin después de gobernar durante casi dos siglos. Carlos II

legó en su testamento124

el trono español a su sobrino el duque de Anjou, segundo hijo del

Delfín, nacido en Versalles en 1683.

A pesar de sus constantes rivalidades, las

casas reales francesa y española estaban entroncadas

por lazos matrimoniales desde antiguo. El 9 de junio

de 1660 en la localidad francesa de San Juan de Luz,

se celebró el matrimonio entre Luis XIV y María

Teresa de Austria, hija de Felipe IV e Isabel de

Borbón. Los contrayentes eran primos hermanos por

partida doble. Una de las cláusulas matrimoniales

estipulaba la renuncia al trono español para sí y sus

descendientes. La dote de la infanta se cifró en medio

millón de escudos de oro, suma que nunca fue

satisfecha debido a los cuantiosos gastos que estaba

ocasionando la guerra con Portugal. Luis XIV se consideró eximido del acuerdo125

sobre la

renuncia a los derechos al trono español al no haber sido sufragada la dote.

124

“declaro ser mi sucesor, en caso de que Dios me lleve sin dejar hijos, al Duque de Anjou, hijo segundo del

Delfín, y como tal le llamo a la sucesión de todos mis Reinos y dominios, sin excepción de ninguna parte de

ellos. Y mando y ordeno a todos mis súbditos y vasallos de todos mis Reinos y señoríos que en el caso referido

de que Dios me lleve sin sucesión legítima le tengan y reconozcan por su rey y señor natural, y se le dé luego, y

sin la menor dilación, la posesión actual, precediendo el juramento que debe hacer de observar las leyes, fueros y

costumbres de dichos mis Reinos y señoríos”. MARIANA, J. y SABAU, J.: Historia General de España.

Vol.19. Madrid, 1821. p. 406. 125

Felipe IV deja en el trono a su hijo Carlos II, cuya mala salud anunciaba una muerte prematura. Su madre,

Mariana de Austria, quedaba como regenta, apoyada por su confesor, el Padre Nithar y su ministro Valenzuela.

En el testamento del monarca español, había dejado instituido que tras su desaparición se diese a Francia

500.000 escudos en caso de fallecer su hijo Carlos, de esta manera no sería María Teresa la heredera al trono,

sino su segunda hija, la infanta Margarita, habida con su segunda esposa, Mariana de Austria y que tenía

entonces catorce años, ya prometida al emperador Leopoldo, lo que era inadmisible para el monarca francés que

seguía defendiendo los derechos de su esposa, ya que su dote seguía impagada y esta alianza con Austria

significaba un grave peligro para Francia GARCÍA LOUAPRE, P.: María Teresa de Austria, hija de Felipe IV y

esposa de Luis XIV de Francia. Ed. Visión. Madrid, 2010, p. 173)

Juan Carreño de Miranda. Carlos II.

1675. Museo del Prado. Madrid.

70

El rey Sol aceptó la corona para su nieto en tan sólo veinticuatro horas, de tal manera

que el duque de Anjou le fue presentado como rey de España en Versalles el 16 de noviembre

de 1700, debiendo renunciar a sus derechos al trono francés. Luis XIV mandó llamar a su

nieto y le comunicó que era rey de España, acto seguido el joven recibió a la legación

diplomática de su nuevo reino encabezada por su embajador el marqués de Castelldosrius.

Para tan trascendental acto, Felipe V fue ataviado completamente de negro, es decir, a la

manera española. El negro era perceptivo en la corte española y como tal, el joven monarca

debía vestir según sus usos. La manera de vestir en la corte de los Austrias era un asunto

estricto que debía ser aceptado a rajatabla.

La indumentaria masculina que se había establecido en nuestro país desde el comienzo

del reinado de Felipe IV, a partir de la real pragmática de 1623, estaba presidida por cierta

sencillez y austeridad. El monarca se encontraba a la cabeza de esta manera de entender la

indumentaria como muestra de un sentimiento de orgullo por lo intrínsecamente nacional, a la

par que una repulsa manifiesta a lo francés126

. Muestra de ello se comprueba claramente a

través de los retratos de Diego Velázquez, en los que el monarca da una imagen de gran

sobriedad. En la práctica totalidad de ellos, su católica Majestad se nos muestra vestido de

negro de una manera muy sencilla, sin prácticamente adornos ni joyas en contraposición con

sus homólogos europeos. Esta manera no estaba únicamente dirigidas hacia sus

representaciones, sino a la vida diaria; en este sentido es muy elocuente el relato de la visita

del embajador francés a la Corte española. Antes de presentarse ante el rey atravesó diversas

estancias que albergaban parte de la magnífica colección de la monarquía hispánica,

quedando realmente impresionado de tanta obra maestra. Al acceder el Salón del Trono

comprobó que se trataba de un espacio prácticamente vacío, en el que el rey sentado en un

sillón sobre un estrado, aparecía completamente vestido de negro127

. El embajador debió

quedar sumamente sorprendido ya que Felipe IV no portaba ninguno de los símbolos de su

dignidad como el cetro o el manto de armiño.

126

VON BOEHN, M: La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes del cristianismo hasta nuestros

días. Barcelona, 1928 p. 10. 127

BROWN J, ELIOTT, J.: Un palacio para el rey. El Buen Retiro y la corte de Felipe IV. Madrid, 1988.

Durante el reinado de Felipe IV la colección pictórica del Alcázar madrileño pasó de 400 a mas de 1.500 obras.

A lo que habría que añadir las pinturas encargadas para el palacio del Buen Retiro, la Torre de la Parada y la

Zarzuela. p. 121.

71

Las diferencias entre el atuendo español y

francés ya eran un hecho a principios del siglo

XVII. Una curiosa obra de 1622 hace un

pormenorizado análisis de la moda masculina

en las naciones vecinas:

“La apariencia de un español vestido si bien se

considera, es del todo contraria a la de un Francés.

Porque el Español de medio cuerpo arriba es

gruesso y del medio cuerpo abajo es degaldo. El

Frances es al reves: del medio cuerpo abaxo es

ancho por los innumerables pliegues q lleva en los

calçones y del medio arriba es estrecho y degaldo.

Entre mil Españoles no se hallará uno que traiga el

vestido acuchillado y entre mil Franceses no avrá

uno que le lleve sin acuchillar. En verano no hay Frances que no lleve el jubon abierto por delante y

por detrás, teniendo por gala, mostrar la camisa y un español aunque caygan lanças de fuego no se

desabotonará jamas teniendo por notable afrenta mostrar la camisa.”128

Las divergencias también llegan al calzado, plano y simple el español, con tacón y

decoraciones el francés; y continúan en la forma y manera de llevar la capa, de colocar el

puñal e incluso de las ligas y medias. La interesante disertación pone en evidencia que el

vestido de los españoles era mucho más sencillo y contenido. Ambas naciones seguían

conceptos diferentes que se agudizarán finalizando el siglo. Las pragmáticas contra el lujo,

que no dejaron de ser revalidadas en nuestro país durante toda la centuria, establecían que

únicamente los militares estaban fuera de su cumplimiento. Su atuendo era alegre y vistoso

caracterizándose por el uso de plumas, adornos y pelo largo. Un ejemplo muy elocuente al

respecto ya que supone una excepción, es el magnífico atuendo que porta Felipe IV en el

retrato realizado por Diego Velázquez en 1644129

en la localidad de Fraga. Antonio Palomino

se hizo eco de la pintura:

128

GARCÍA, Carlos.: Oposición y conjunción de los dos grandes luminares de la Tierra. Cambray, 1622, p. 345

y ss 129

El rey acudió junto a su ejército a Lérida, que finalmente fue liberada de la ocupación francesa. Velázquez le

retrató en Fraga.

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Felipe IV.

1653. Museo Nacional del Prado. Madrid

72

“de la forma que entró en Lérida, empuñando el militar bastón, y vestido de felpa carmesí, con tan

lindo aire, tanta gracia, y majestad, que parecía otro vivo Philipo”130

.

El rey luce un magnífico

atuendo militar, un vestido de gala formado por

jubón, coleto y sobreveste; una pieza abierta y

holgada que se solía llevar encima de la armadura. El

sobreveste es rojo y aparece bordado de hilo de plata,

bajo él se aprecia el coleto, de color amarillo. La

amplia valona, guarnecida por encajes dista mucho

de la escueta golilla. Este traje fue utilizado en su

entrada triunfal en Lérida tras la victoria, lo que nos

indica que la indumentaria militar seguía otros

parámetros completamente distintos a la civil. El

vestido militar tendrá una importancia clave en la

creación del traje masculino que se impondrá

durante el reinado de Luis XIV y que será copiado

en toda Europa. El grave, envarado y oscuro atuendo que siguió a rajatabla Felipe IV y por

tanto, toda la corte española, iba a ser desterrado unas décadas mas tarde en la persona de su

bisnieto y heredero al trono Felipe V.

En su primer retrato como rey de España, Felipe V aparece completamente vestido de

terciopelo negro con las prendas típicas: jubón, ropilla, calzón, capa y golilla. Es en realidad

el mismo atuendo con el que aparecía Carlos II, su antecesor en el trono, en los retratos

oficiales. El joven porta el collar de la Orden del Toisón de Oro131

y la Cruz de la Orden del

Espíritu Santo132

, mientras apoya su mano derecha sobre la corona de España133

. La pintura,

ejecutada por Rigaud en 1701, sigue los preceptos del retrato cortesano francés en cuanto a

ampulosidad mostrándonos a un rey cuya imagen simbolizara el inicio de una nueva época

para España.

130

PALOMINO, A.: El museo pictórico y escala óptica III. El parnaso español pintoresco laureado. Madrid,

1988, p. 272. 131

Desde 1506 en la figura de Carlos I, los reyes de España son Grandes Maestres de la Orden del Toisón de Oro. 132

La Orden del Espíritu Santo fue creada en 1578 por Enrique III de Francia. 133

PUJOL, C.: Leer a Saint-Simon. Barcelona, 2009. p. 83.

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.

Felipe IV en Fraga. 1644. Frick Collection.

Nueva York.

73

“(…) le representó muy joven, con un rostro hermoso y delicado, en una pose elegante,

vestido de negro a la moda española… la juventud y belleza de la imagen del rey querían ser el

anuncio de una era de progreso e ilustración que dejaran atrás el atraso y la decadencia.”134

Después de la decadencia, la corona

recaía en un joven cuyo reinado ha sido el más

largo de nuestra historia. La postura de brazos

y piernas es casi idéntica a la del famosísimo

retrato Luis XIV de la mano del mismo artista.

La pintura iba destinada a su nieto y su destino

era España, aunque al final se quedó en

Francia. El retrato es sin duda el ms conocido

del rey Sol y constituye la imagen prototípica

del absolutismo francés donde Luis XIV, un

hombre de unos sesenta y tres años, se presenta

imponente rodeado de toda la magnificencia

posible en una postura de bailarín. Aparece

engalanado con los atributos de su poder: el

manto de la coronación forrado de piel de

armiño y bordado con flores de lis (emblema

de la monarquía francesa) sobre terciopelo azul,

la espada, el bastón de mando y la corona. Su rostro es el de un anciano en un cuerpo

joven135

. La boca hundida del monarca refleja la extracción de varios dientes de la mandíbula

superior. Las piernas aparecen perfectamente proporcionadas en una espectacular pose, y "la

quatrième position"136

, se asemeja a la de un bailarín dispuesto a ejecutar una danza cortesana.

El rey muestra orgulloso y sin pudor sus piernas, cubiertas con medias blancas sujetas por

unas ligas bajo las rodillas y calzado con sus preciosos zapatos abotinados de tacón rojo con

hebillas salpicadas de brillantes. En su cabeza luce una voluminosa peluca de pelo natural y

en el cuello una corbata de encajes, todo rezuma magnificencia y teatralidad. El lienzo

persigue, y alcanza, cierta estudiada informalidad dentro de un fastuoso acabado. El cetro,

134

PEREZ SAMPER, M.: Isabel de Farnesio. Madrid, 2003, p. 370. 135

BURKE, P.: La fabricación de Luis XIV. San Sebastián, 1992, p. 39. 136

Esta posición es un de las cinco básicas del ballet, según la cual los pies se cruzan de manera tal que el talón

de un pie se encuentra a la misma altura que los dedos del otro, y viceversa, dejando un espacio entre ambos

equivalente al largo de un pie

Jacinto Rigaud. Felipe V. 1701. Museo del Prado.

Madrid.

74

insignia de su dignidad, es portado en sentido inverso como si fuera un bastón. La

grandiosidad emulando la divinidad, es planteada por el artista con gracia terrenal a pesar de

la absoluta magnificencia que reviste todo el conjunto. La pintura es el mas célebre retrato del

rey Sol137

y la creación mas significativa de la carrera de Rigaud.

II.1. La Francia de Luis XIV y el comienzo del fenómeno moda

Para comprender la introducción de

la moda gala en España es obligado echar la

vista atrás. A partir de 1630 Francia se va

convirtiendo en líder y árbitro de la moda

europea. El reinado Luis XIV (1638-1715),

se nos muestra del todo imprescindible para

comprender los profundos cambios que

sacudieron a Europa, no solamente a nivel

político, sino social y artístico. Luis XIII

falleció en 1643 cuando su primogénito

contaba solamente cinco años. La regencia

fue ejercida por la reina viuda Ana de

Austria con el cardenal Mazarino al frente

del gobierno. El “Principal Ministro de

Estado” dejó un país en paz que, con sus

diecinueve millones de habitantes, se

convirtió en la primera potencia europea. A la muerte de este último en 1661, Luis XIV se

puso al frente de los asuntos del Estado ante la estupefacción general:

“Era tan remoto esperar ser gobernado por el soberano, que ninguno de los que hasta entonces

habían trabajado con el primer ministro le preguntó al rey cuándo sería escuchado. Todos le

preguntaron: “¿A quién nos dirigiremos?” y Luis les contestó: A mi. Mas sorprendente aún fue verlo

perseverar. Desde hacía algún tiempo medía sus fuerzas y probaba en secreto su genio para reinar.

Una vez tomada esta resolución la mantuvo hasta el último momento de su vida”138

.

137

La obra le agradó tanto al monarca que encargó diversas copias

138

VOLTAIRE.: El siglo de Luis XIV. México, 1978, p. 50.

Hyachinthe Rigaud. Luis XIV. 1701. Museo del

Louvre. París.

75

Nos encontramos, por tanto, ante una nueva manera de ejercer la función real. A

finales del siglo XVII Francia se hizo con el control político en Europa, era una nación muy

fuerte demográficamente hablando, bajo el cetro

de un rey joven, inteligente y con las ideas muy

claras sobre el papel que debía desempeñar. Luis

XIV fue un hombre que nació para ser rey y el

destino lo puso en el trono de Francia. El mismo

monarca escribió sus Memorias hacia 1668 con

el fin de orientar y ayudar a su hijo el Gran

Delfín en la difícil tarea de gobernar:

“Francia es una monarquía. El rey representa

a la nación entera, y cada particular no representa

otra cosa que un solo individuo respecto al rey. Por

consecuencia, todo poder, toda autoridad reside en

manos del rey, y sólo debe haber en el reino la

autoridad que él establece”139

.

El absolutismo fue el sistema político de

la nueva monarquía francesa. Teóricos como el obispo Bossuet, que tuvo a su cargo la

educación de Gran Delfín, defendió el origen divino de la monarquía. Según su teoría el

príncipe es el elegido para desempeñar su función por el mismo Dios y debe buscar el bien de

sus súbditos. Esta sacralización comenzó siglos antes con la dinastía de los Capetos; llegados

al Renacimiento Francisco I y Enrique II se hacen representar como dioses mitológicos

personificando toda una serie de virtudes. Tras las funestas guerras de religión la Casa de

Borbón encarnó a la perfección el origen divino de la monarquía aparejado a un gobierno

mucho mas secularizado.140

Luis XIV estaba convencido del origen divino de su poder, algo que todos reconocían

o no se atrevían a negar. Desde su infancia se le había repetido que el era casi un dios, una

“divinidad visible”, un hombre diferente a los demás, porque era Rey “por gracia de Dios” y

139

Luis XIV.: Memorias sobre el arte de gobernar. Buenos Aires, 1947, p. 59. 140

BENITO DE LA FUENTE, J.: Júpiter, Apolo, Sol…Luis XIV dios olímpico o metáforas del poder absoluto

en el cuadro de Jean Nocret La famille de Louis XIV répresentée en travestis mythologiques. Valladolid, 2007, p.

2 ss.

Charles Lebrun. El rey gobierna por sí mismo.

1661. Palacio de Versalles. Francia.

76

sólo ante éste debía rendir cuentas141

. Ningún hombre podía juzgar al rey y nada era ajeno a

éste. Luis XIV tenía las condiciones necesarias que le hacían capaz de tan colosal tarea en un

momento en que la sociedad estaba preparada para el absolutismo monárquico: era fuerte,

equilibrado, trabajador incansable, reflexivo, dueño de si mismo y consciente de su

responsabilidad de gobernante, lo que llamaba “el oficio de ser rey”. Para él, gobernar era un

trabajo que requería una plena dedicación. Según la monarquía absoluta de derecho divino, se

consideraba que la autoridad del monarca procedía de Dios y que sólo ante Él, y no ante los

hombres, era responsable. Todo el poder de decisión estaba en manos del rey, pero existían

consejos con fines de asesoramiento, ministros y secretarios:

II.2. Influencia y difusión de la moda francesa.

“El poder real tiene su

origen en la deidad misma…de ahí

que el trono real no sea el trono de

un hombre, sino el del mismo

Dios…el soberano tiene autoridad

para hacerlo todo. Los reyes son

reyes para poseerlo todo y dar

órdenes a todo el mundo…todo el

poder del Estado se encarna en la

persona de príncipe. En él yace el

poder. En él actúa la voluntad de

todo el pueblo”.142

Su mandato (1643-1715) supuso una transformación esencial en la sociedad lo que

consecuentemente alteró las formas y el sentido del vestir. Francia se convirtió en el

indiscutible centro creador y emisor de la moda. Luis XIV aumentó y destacó la importancia

141

“El Rey aparecía como el punto de origen de todo: a imagen de la estructura del palacio de Versalles, cuyo

centro exacto es la cámara real, Luis XIV, rodeado de su corte se erigía más que nunca como arquetipo y

encarnación del absolutismo triunfante. En torno al monarca en majestad, se distinguía un primer círculo de

poder: el de los ministros y los consejos, la administración central (...) Versalles se erigía, naturalmente, en

síntesis, y al mismo tiempo en "monarquía administrativa", auténtico templo del "Rey Sol", cuyo "gobierno

personal" constituía una forma de perfección monárquica. Una perfección que culminaba con la "reducción a la

obediencia" de una nobleza domesticada, sumisa al oneroso ritual de una "rey de gloria" autoritario e impetuoso,

dispensador de favores y pensiones”. CORNETTE, J.: "Monarquía absoluta y absolutismo en Francia. El reinado

de Luis XIV revisitado", El nacimiento y la construcción del Estado Moderno. Valencia, 2011, p. 94. 142

GUNTER, B.: La época del absolutismo y la Ilustración 1648-1779, Ed. Siglo XXI, México, 1983, p. 132.

Jean Nocret. Luis XIV y la familia real. 1670. Palacio de Versalles.

Francia.

77

de la moda aumentando su necesidad en vez de menospreciar a su costo. El asunto es

controvertido, ya que incluso se ha afirmado que el rey pretendía que los nobles se

endeudaran, aunque también se ha puesto de manifiesto que en ocasiones debía hacerse cargo

a las deudas de algunos aristócratas. En cualquier caso, es un hecho que Luis XIV se sirvió de

la moda para controlar a la nobleza.143

Los galos se convirtieron en árbitros de la educación y la etiqueta; escenificada por

poner un ejemplo, en los modales que se debían seguir en la mesa con el uso del cuchillo y el

tenedor144

. El francés se convirtió se convirtió en el idioma elegante. El palacio de Versalles

fue erigido entre 1660 y 1680 siendo la residencia de la familia real, la corte y una multitud de

servidores. En total se calcula que unas 10.000 personas lo habitaban. La corte de Luis XIV

era esplendorosa, un escaparate de buen gusto para irradiar a toda Europa. La vida diaria de la

familia real estaba absolutamente programada, se trataba de un gran teatro en el que el rey era

el actor principal. Estamos ante un hombre con un alto sentido de su misión y de la historia,

muy consciente de su papel y del lugar que debía ocupar Francia en la esfera internacional.

El joven Luis se proclamó el Rey Sol, símbolo de Apolo, dios de la belleza y de la

razón. El Sol es el astro de la vida y el monarca se identificó con él. Para mayor gloria de su

mandato y de su país mandó erigir el palacio mas espectacular de la época donde se trasladó

la corte en 1682, una inmensa residencia donde se siguió un complejo programa iconográfico

rodeada de impresionantes jardines, que aún hoy nos dejan atónitos. El Sol es emblema muy

presente en Versalles junto con otros atributos de Apolo como los laureles y la lira. Las

personas más principales de la nación vivían con los reyes en Versalles, estar presente era

crucial si se quería solicitar alguna merced. La aristocracia se vio paulatinamente desbancada

de su poder político ejerciendo una labor cortesana más puramente ornamental:

“El rey Sol estableció unas complejas reglas de protocolo transformando todos los actos,

incluso los mas cotidianos en un ceremonial casi sagrado, en el que el fasto tenía una función política,

con los que pretendía impresionar a los embajadores extranjeros como a su propio pueblo”145

.

143

MANSEL, P.: Dressed to Rule: Royal and Court Costume from Louis XIV to Elizabeth II. New Haven and

London: Yale University Press, 2005, p .3. 144

El tenedor fue introducido en la corte francesa por Catalina de Medicis, mujer de Enrique II. En su momento

se consideró signo de enorme sofisticación. Véase, FRIEDA, L.: Catherine de Medici: A Biography. Phoenix,

2005. 145

CASAL MACEIRAS, O.: “La construcción de la imagen pública del poder a través del protocolo y

ceremonial. Referencias históricas “en Historia y Comunicación Social. Vol. 18. Madrid, 2013, p. 769.

78

Se requirió un código diferente en la vestimenta según fuera la situación. Las fiestas

obligaban a unos gastos astronómicos pero la aristocracia pretendía permanecer dentro de los

círculos más altos ya que la proximidad física al monarca podía constituir una gran ventaja

Toda la jornada estaba regulada y planificada y el ceremonial se prolongó durante los

reinados de sus sucesores Luis XV146

y Luis XVI, aunque ellos prefirieron una vida íntima

algo más privada que la tiránica etiqueta. Algunas de las actividades del ceremonial cortesano

estaban directamente relacionadas con la indumentaria. Presenciar el acto de levantarse y el

de acostarse del rey de Francia constituía un gran privilegio ya daba pie a poder hablar con él.

Dicho ritual tenía un complicado proceso. Una vez se levantaba, el rey se calzaba las

zapatillas mientras el gran chambelán le ponía el traje de cámara, es decir, una bata. Este

primer acto se conocía como “Petite lever”. Después de desayunar y una vez que ya habían

entrado en la cámara diversas dignidades, se procedía a su vestido; el “Grand lever”, era una

ceremonia presenciada por los mas importantes caballeros de la nación. La camisa de Su

Majestad era calentada previamente y un criado la entregaba al primer gentilhombre de

cámara, que a su vez se la daba al caballero destinado a la merced de presentársela. Luis XIV

era cubierto con una bata mientras se procedía a su vestido. Asistido por un auténtico arsenal

de lacayos y maestres se procedía a vestirle, después elegía corbata y pañuelo cada día, por

último se le ofrecían los guantes, el sombrero y el bastón. Al terminar rezaba una oración

junto a su cama y comenzaba la jornada. El acto de acostarse “coucher” también estaba

reglamentado pero era mas sencillo y rápido. Un alto caballero le presentaba la camisa de

dormir. Con el paso de los años, los “levers” y los “couchers” se volvieron cada vez menos

frecuentes. Y los cortesanos se quejaban de ya no ver nunca al Rey, a diferencia de la época

de Luis XIV.

Las artes se pusieron al servicio de la Monarquía; a través de su ministro Colbert, se

crearon o reorganizaron las grandes instituciones artísticas y científicas del Reino. En 1661 la

Academia Real de danza, en 1663 la manufactura Real de los Gobelinos, la Academia Real de

Pintura y Escultura, la Pequeña Academia, que se convertirá en la Academia de la Lengua; en

146

La sensación de búsqueda de intimidad empieza a tenerla el mismo Luis XIV, habilitándose unos

apartamentos privados. Lo mismo hizo su bisnieto: “El pabellón de caza de Luis XV en Choisy contenía un

mecanismo que permitía subir una mesa completamente puesta al comedor desde las cocinas de abajo,

eliminando la necesidad de sirvientes y permitiendo que el rey y sus amigos gozaran de total intimidad. En

Versalles era costumbre que se hiciera salir a los criados y que el propio rey sirviera a sus invitados después de

las cenas, cuando la compañía se retiraba al salón a tomar café”. RYBCZYNSKI, W.: Ob. cit., p. 95

79

1666 la Academia de Francia en Roma y la Real Academia de Ciencias. En 1667 se fundó la

Manufactura Real de Muebles de la Corona que se instaló en la antigua fábrica de los

Gobelinos147

. La fundación de las Manufacturas Reales propició un enorme desarrollo, se

fabricaban todo tipo de objetos de lujo para la Corona pero también trajo consigo un fuerte

deseo de emulación, no solamente en Francia sino también en otras naciones.

El rey y Colbert nombraron a Le Brun director de la gran manufactura en 1663. Éste

era un artista multidisciplinar con una gran capacidad de trabajo y organización. A sus

órdenes figuraban doscientos cincuenta artífices entre pintores, tejedores, tintoreros,

bordadores, plateros, ebanistas, escultores, grabadores y marmolistas a los que en primer lugar,

para comenzar su aprendizaje se les daba una buena base de dibujo. El famoso tapiz de la

visita de Luis XIV a los Gobelinos nos muestra la extensa tipología de objetos que allí se

fabricaban como tapices, alfombras, objetos de plata y un largo etcétera. Le Brun fue además

un gran dibujante y diseñador; en 1666 fue nombrado director de la Academia de Francia en

Roma, de reciente fundación. Su magna obra fue la decoración del palacio de Versalles

fundamentalmente los salones de la Guerra y la Paz, la escalera de Embajadores y el

147

CONSTANS, C.: Versailles. Château de la France et orgueil des rois. París, 1989, p. 94.

Charles Lebrun. Luis XIV visitando la fábrica de los Gobelinos. 1673. Palacio de Versalles. Francia.

80

celebérrimo salón de los Espejos. Este último fue un prodigio de su tiempo en el que el artista

colaboró con Jules Hardouin-Mansart, nombrado primer arquitecto en 1681.

Este fuerte empeño de control por parte de la monarquía no solo afectó a las llamadas

Bellas Artes sino muy especialmente a la industria. La fuerte inversión en todo tipo de piezas

para la decoración de Versalles, y en todo lo concerniente a la moda convenientemente

publicitado; sitúo a Francia como principal proveedor del mercado del lujo. Los gremios

perdieron parte de su poder a favor del Estado y los oficios fueron mas reglamentados. La

clase media despuntó por la consolidación de la actividad industrial, según un embajador

marroquí que visitó España:

“Los comerciantes gozan cerca del rey de Francia, ¡al que Dios aniquile!, mucha

consideración y de un gran poder, porque estos años formaban parte de su Consejo y de su séquito.

Les concedía todas las ventajas útiles al comercio y favorables a sus empresas. Lo que redunda en su

propio provecho y le procura riquezas considerables, contrariamente a lo que pasa en otras naciones,

entre los españoles por ejemplo”148

.

Se abrieron fábricas de encajes y tejidos que abastecían la creciente demanda. Luis

XIV prohibió la importación de encajes el 17 de noviembre de 1660. El astuto ministro de

Finanzas no estaba dispuesto a que saliera mas caudal para la adquisición de encajes saliera

de las fronteras francesas, por este motivo hizo llamar a encajeros de Venecia y Brabante que

fundamentalmente se afincaron en las ciudades de Alençon, Reims y Sedan. En Alençon ya

existía una prestigiosa manufactura famosa por sus magníficos encajes de aguja, desde que en

el siglo XVI la patrocinara Catalina de Medicis149

. El cardenal Richelieu costeó la creación de

una industria encajera en la citada localidad para no tener que adquirir los encajes a Italia.150

Colbert hizo llamar a treinta encajeras venecianas para trabajar en la manufactura de

Alençon151

. Los encajes venecianos eran muy apreciados en Francia desde el siglo XVI. Los

motivos decorativos de la manufactura francesa se inspiraron claramente en la labor

veneciana. El resultado fue un encaje de magnífica calidad que pudo competir con el de otros

países europeos. Colbert ofreció al rey los primeros encajes confeccionados en Alençon; la

rica y compleja labor se denominaba punto de Francia y antes de ser puesta a la venta pasaba

148

GARCIA MERCADAL, J.: Viajes de extranjeros por España y Portugal: desde los tiempos más remotos

hasta comienzos del siglo XX. Salamanca, 1999 p. 323. 149

BEMBINBRE, C.: Del Barroco al Rococó: indumentaria, encajes, bordados. Buenos Aires, 2005. p.50. 150

COSGRAVE, B.: Historia de la moda desde Egipto hasta nuestros días. Barcelona. 2007. pp.149. 151

BOUCHER, F.: Ob. cit., pp. 285.

81

nada menos que por diecisiete manos

distintas.152

El encaje se puso de moda no

solamente para la indumentaria femenina sino

también para los caballeros que lo usaban en sus

corbatas, en los puños de las camisas e incluso

en los camisones.

En Francia se ya fabricaban unas

magníficas sedas desde el siglo XV. La ciudad

de Lyon ostentaba el monopolio del comercio de

la seda desde 1450153

. Francisco I, con el fin de

potenciar esta industria mandó llamar a tejedores

italianos para que se establecieran con sus

familias en distintas ciudades francesas. Les

ofreció ventajas fiscales y la carta de ciudadanía.

Mas adelante, Enrique IV protegió la sericultura;

se inventó el telar a la tira que posibilitaba la

fabricación de diseños de mayor tamaño con una extensa gama de colores. El primer rey

francés de la Casa de Borbón contrató los servicios de artífices valencianos para su

establecimiento en Lyon. Los terciopelos brocados españoles eran famosos por su alta calidad

ya desde el siglo XV.154

Los modelos, que todavía eran deudores de lo italiano, se

convirtieron en plenamente franceses desde la época de Luis XIII. Los 14.000 telares lioneses

se agrupaban bajo la Grand Fabrique; en 1667 Colbert dictó una ordenanza para regular la

152

PITON, C.: Le costume civile en France du XIII au XIX siecle. París, 1950, p. 210. 153

En el siglo XIV, salían de Francia 400 o 500 millones de escudos de oro al año para pagar los lujosos tejidos

procedentes de Italia a las ferias de Lyón y La Champagne. También se importaba seda de la España árabe y,

además, comerciantes orientales, venidos quizás de la lejana Mongolia, eran vistos en la feria de Lyón; pero los

mercaderes más numerosos eran los de Génova, Florencia y Lucca. Los Papas de Aviñón introdujeron el cultivo

de la morera y la cría del gusano de seda. En 1466 Luis XI mandó instalar en Lyón talleres para la fabricación de

la seda, como fábrica propiedad de la corona. Pero faltaba mano de obra especializada, cuestión ésta repetida a lo

largo y ancho del mundo, en la historia de la seda; recuérdense los obreros griegos apresados por Roger II de

Sicilia, para crear su propia industria sedera en Palermo. Así es que, por fin, es Francisco I quien contrata con

dos italianos piamonteses, Stéfano Turquet y Bartolomeo Nariz, que en 1545 fundan la sociedad comercial de la

Fábrica de Lyón, aun existente en la actualidad. El año 1600 esta fábrica contaba con siete mil telares, daba

empleo a toda la ciudad de Lyón, a inmigrantes de otras regiones francesas e italianas y consumía toda la seda

producida en la región, el Languedoc, Beaujolais, y continuó la importación de seda cruda del Piamonte hasta el

XIX. 154

BATISTA DOS SANTOS, A.: Los tejidos labrados en la España del siglo XVIII y las sedas imitadas del arte

rococó en Minas Gerais (Brasil). Análisis formal y analogías. Valencia, 2009, p. 50.

Encaje de aguja de Alençon. Hacia 1760-1775.

Colección MoMu. Amberes. Bélgica.

82

producción y la calidad de los tejidos. La belleza y esplendor de las sedas lionesas para la

decoración del palacio de Versalles no tuvieron rival en toda Europa.155

La industria francesa fue sumamente proteccionista, Colbert declaró ilegal la

importación de tejidos chinos pidiendo a los fabricantes franceses que trataran de imitarlos156

,

las ganancias debían quedar a buen recaudo dentro de sus fronteras. Las materias primas

tenían que ser francesas, se trataba por tanto de producir lo que se consumía y venderlo al

extranjero. El sistema mercantilista se desarrolló en Europa entre los siglos XVI y XVIII. En

Francia comenzó en el mismo siglo XVI. Se basaba en un reforzamiento de las exportaciones

como creación de riqueza junto a la posesión de metales preciosos. Ya en 1539 fue prohibida

la importación de lana española. Durante el ministerio de Colbert, que se prolongó durante

veintidós años, se impulsaron todo tipo de medidas proteccionistas por medio de regulaciones

para provocar un crecimiento económico a través del comercio exterior157

, considerando que

la economía debía tender al autoabastecimiento y tratando de anular mediante obstáculos a

sus enemigos comerciales.

El gobierno francés se comprometió de manera determinante en la economía para

acrecentar las exportaciones, eliminando trabas al reducir las tasas aduaneras interiores y

mejorando las infraestructuras para una mejora de las comunicaciones. El llamado

colbertismo desarrolló una serie de eficaces medidas que hicieron crecer la industria,

convirtiendo a Francia en una gran potencia. Toda Europa occidental comenzó a imitar el

gusto francés, incluso sus mas acérrimos enemigos como Inglaterra y Holanda. 158

El fin

residía en aumentar las exportaciones lo máximo posible, en este sentido el fenómeno de la

moda francesa es clave. No se trata únicamente de una cuestión de cambio de gustos en la

sociedad europea, sino de cómo Francia llevó a la práctica a través de su política económica

155

BENITO GARCÍA, P.: La seda en la Europa meridional desde el Renacimiento hasta la aparición del

mecanismo jacquard. Recurso electrónico. p. 4. 156

DEJEAN, J.: La esencia del estilo. Historia de la invención de la moda y el lujo contemporáneo.

San Sebastián, 2008, p.56. 157

SANZ SERRANO, J A.: Esquemas de historia del pensamiento económico. Sevilla, 2006, p. 33. 158

Recuérdese que el mercantilismo, como expresión de una política interior de nación-Estado, no se limita a la

intervención y regulación de ciertos sectores de la economía con directa implicación del sector público, sino que

requiere para llevarlas a cabo la participación activa de agentes privados a los que incorpora en un proyecto

común a través de monopolios legales en forma de privilegios, de manera que el mercantilismo puede

contemplarse como una alianza de poder entre la Monarquía y un selecto grupo de capitalistas-comerciantes.

Estas "patentes de monopolios" vendidas u otorgadas por el Estado a grupos de mercaderes dispuestos a

coadyuvar los fines económicos de la Monarquía, en la financiación de la guerra, la recaudación de impuestos o

en la acumulación del tesoro en cuanto incremento de las reservas metálicas constituían el meollo del sistema de

régimen monopolístico estatal (BERNAL, A. M: España, proyecto inacabado. Costes/beneficios del Imperio.

Madrid, 2005, p. 170).

83

una transformación en la indumentaria que afectó a toda Europa y las colonias americanas. El

predominio del gusto francés llegó a todas las naciones vecinas, pero sin duda alguna el hecho

mas revelador fue lo que sucedió con respecto a la moda. Las diferencias que en esta materia

existían entre los distintos países quedaron literalmente arrolladas, es mas, se puede afirmar

que el traje de sociedad durante el siglo XVIII fue el mismo en todas partes. Se produjo un

fenómeno de internacionalización de la moda cuyo epicentro fue Versalles.

Francia se convirtió en el referente del buen gusto y de la elegancia siendo la moda

uno de sus grandes embajadores. En París comenzaron a abrirse tiendas159

donde las damas

podían adquirir las últimas novedades, por tanto, estamos ante el embrión del consumismo.

La capital gala fue sacudida

por este impulso creador hacia

1670, por tanto se puede

afirmar que el sentido que

damos actualmente al

concepto “Moda” surgió en

París durante el último tercio

del siglo XVII. El primer

periódico dedicado al tema y

dirigido al sector femenino se

lanzó al mercado en 1672 bajo

el nombre de Le Mercure

Galant. Estaba dirigido por el

escritor Jean Donneau de Vizé y contenía noticias sobre la corte, poemas, historietas y

crónicas de la vida social entre otros temas. Al principio fue una publicación trimestral pero

pronto comenzó a ser mensual. En 1674 reapareció bajo el nombre de Nouveau Mercure

Galant que perduró hasta 1724 año en el que cambio a Mercure de France. La gaceta tuvo

una importancia clave en el desarrollo de la incipiente industria de la moda ya que ponía de

manifiesto las necesidades que surgían en las distintas estaciones del año con respecto a la

indumentaria. Nació el concepto de temporada y la imagen conjuntada, según fuera otoño o

primavera variaban los colores y los complementos160

. Los textos estaban acompañados de

grabados que mostraban el atuendo de damas y caballeros a la última tendencia. Las

159

DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 23. 160

Ibídem p. 51.

Mercure galant. Modelo de invierno.

84

ilustraciones fueron una de las vías mas efectivas para publicitar las nuevas creaciones que

constantemente salían de la capital gala.

En París, en una tienda de la calle Saint Honoré, se colocaba una muñeca de tamaño

natural a la que iban cambiando de atuendo. La muñeca se copió y multiplicó llegando a

varios países, su primer destino fue Londres, donde a mediados del siglo XVII, se enviaban al

mes dos maniquíes vestidos a la última moda (uno vestido con traje de gala y otro con traje

de diario). Los ingleses llamaron Pandora161

a la famosa muñeca en el siglo XVIII. La gran

Pandora iba ataviada con traje de corte mientras que la pequeña llevaba los vestidos de diario.

Pandora viajó a Inglaterra durante dos

siglos.162

Estos envíos se llevaron a cabo,

incluso, durante guerras abiertas entre Francia

e Inglaterra163

; en España igualmente durante

la guerra dejaron pasar por el frente los

encargos procedentes París y destinados a la

reina Isabel de Farnesio164

. Lo que nos puede

parecer una curiosa anécdota demuestra la

enorme importancia que se daba a la moda,

tanta que no la frenaban ni las guerras. Las

muñecas de moda se remontan al siglo XIV,

las cortes se las enviaban para conocer las

últimas tendencias que se prodigaban en la

manera de vestir.

Las muñecas eran usadas como eficaz

propaganda intercambiándose entre las casas

reales europeas. Las ansiadas novedades de París se vieron libres del embargo del enemigo

consiguiendo un pasaporte especial para poder acceder a otros territorios. Se conocen

numerosos ejemplos de estos intercambios entre la realeza; en 1496 Ana de Bretaña mandó

una fastuosa muñeca a Isabel la Católica. En Inglaterra, por ejemplo, gozaron de enorme

popularidad, siendo uno de los mercados principales franceses. Lo sarcástico del asunto es

161

Según la mitología griega, Pandora fue la primera mujer creada por Zeus. 162

PLAZA ORELLANA, R.: Historia de la moda en España: El vestido femenino entre 1750 y 1850. Córdoba,

2009, p.25. 163

Fue tal su trascendencia que lograron la inmunidad diplomática en varias ocasiones, por ejemplo en 1712 a

pesar del conflicto bélico entre Inglaterra y Francia 164

VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 156.

Muñeca de moda con accesorios. Fabricada en

Inglaterra. Hacia 1755-1760. Museo Victoria y

Alberto. Londres. Reino Unido.

85

que Inglaterra producía sus propias “Pandoras”, con el fin de enviarlas a otras naciones como

Rusia o Estados Unidos. Es tal la riqueza de estas muñecas, que muchos escritores de la época

protestaron sobre alto costo, considerándolas otro símbolo más de la presunción de las clases

altas. En los primeros años del siglo XVIII las muñecas de moda se mostraban en los

escaparates de las principales ciudades europeas. A finales de la centuria, este vehículo de

transmisión quedó obsoleto a favor de la difusión de las revistas de moda; una vía mucho mas

económica y fácil que podía llegar a un público mucho mas amplio. Los avances en la

difusión de sus productos colocaron a Francia en un lugar preeminente que aún conservan.

Diversos factores contribuyeron a crear una potente industria textil. Por un lado, una

clientela cada vez más exigente que demandaba productos lujosos y especializados, por otro

la mejora de las comunicaciones lo que posibilitaba la expansión comercial. La Corte de

Versalles por sí sola ejercía una gran demanda, pero los avezados franceses no se quedaron

ahí sino que pusieron en marcha la idea de vender sus artículos y prendas en otros lugares y

círculos. Los responsables de esta nueva iniciativa demostraron una gran agudeza e

inteligencia ya que muchos de los conceptos que desarrollaron han llegado hasta el siglo XXI.

Por lo visto, todo el continente hablaba de “la mode” un concepto inventado por los franceses

y que parecía residir en su misma esencia. Se considera que la figura de la modista fue en

parte responsable de esta revolución. En 1675 se fundó en París el gremio de costureras por lo

cual las mujeres podían diseñar y fabricar ropa. La modista conocía a sus clientas, sus gustos

y necesidades; las damas de la corte eran también creadoras, juntas la señora y su costurera

ideaban prendas y complementos. La visita del modisto o traje a la clienta para elegir el

diseño no era un método eficaz para la poner en marcha unas bases industriales. Todo se

realizaba a mano, por tanto eran piezas únicas; pero las damas no se contentaban con eso,

querían nuevas experiencias, como salir a comprar a la calle. En un primer momento

acudieron a la feria anual que se celebraba en el barrio parisino de Saint Germain:

“Había comenzado la era del demasiado de todo, concepto sin el que la industria de la moda

no hubiera florecido jamás”165

.

El sector textil acortó distancias sociales, la indumentaria de la alta aristocracia era en

extremo costosa por lo que la incipiente industria se decidió a comercializar complementos, a

los que podía acceder un sector mucho mas amplio de la población. Los accesorios

165

DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 41.

86

adquirieron mucha importancia en este sentido, se comercializaban en las mercerías,

establecimientos que ofrecían un sin fin de objetos lujosos. Las encargadas de estos negocios

fueron llamadas “marchandes de mode”, es decir, “vendedoras de moda”; entre sus puntos

fuertes se encontraban los accesorios para la cabeza y vestidos. El gremio de costureras de

París se fundó como consecuencia de la gran demanda de artesanos especializados en el oficio

de la costura; a principios del siglo XVIII se reconoció la labor de la “marchande de modes”,

“comerciante de modas” o “milliner”, dedicada a confecciones de poca complejidad o

adornos tanto para prendas civiles como para uniformes militares y posteriormente, se

estableció el de las sombrereras. De esta manera las últimas tendencias se acercaron a la

población que podía adquirir modelos modernos pero fabricados con materiales mas sencillos.

Durante este preciso momento histórico se produjo un cambio en el consumo, las féminas

empezaron a comprar mas que los hombres. En 1694 el Diccionario de la Academia Francesa

incluyó la acepción “Esclavas de la moda” y en 1719 “Reinas de la moda”.

Una de las fuentes mas solventes para conocer la moda francesa durante el reinado de

Luis XIV es la colección de grabados de los hermanos Bonnart, dejaron centenares de

estampas dedicadas a la moda166

en los que se pueden observar detalles con suma precisión.

Su padre Henri Bonnart se instaló como impresor en París en 1642. Sus hijos, que

comenzaron a realizar grabados de moda en los últimos años del siglo XVII, fueron los

primeros en llevar a cabo impresiones en serie;167

donde no sólo mostraban los atuendos a la

última moda sino la vida de las clases dirigentes a través de personas concretas. Por tanto los

grabados de moda tuvieron un papel destacado en el interés del gran público por las

celebridades.

A finales del siglo XVII Francia y su rey comprendieron el valor del lujo, entendiendo

la fascinación que siente el ser humano por usar piezas únicas y sofisticadas que adornen sus

cuerpos y sus vidas, y como la posesión de dichos objetos hace a las personas sentirse

especiales. El fenómeno del mercado del lujo actual tiene aquí su germen ya que la élite sintió

la necesidad por estar a la última moda ya fuera en trajes, peinados, accesorios o decoración.

Tuvieron la maestría de convertir lo superfluo en imprescindible y hacer a la sociedad esclava

de la moda; por tanto se puede afirmar que Luis XIV fue un auténtico visionario. Su papel en

cuanto a las nuevas formas en la indumentaria fue crucial.

166

PITON, C.: Ob. cit., p. 209. 167

DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 9.

87

En París más de la tercera parte de la población se dedicaba a la industria textil en sus

múltiples facetas, ya fuera vendiendo ropa, confeccionándola o realizando accesorios.

Alrededor del Palais Royal se abrieron todo tipo de negocios, desde mercerías a sastrerías

pasando por pañerías, vendedores de pelucas, zapaterías, peleterías, tiendas de guantes, de

abanicos y un largo etc… Una gran mayoría consumía ropa de segunda mano ya que solo

unos pocos se podían permitir el elevado gasto que suponía adquirir las prendas realizadas por

los mejores sastres y modistas. En prácticamente todos los niveles sociales la ropa estaba en

permanente circulación. Por su alto precio se heredaba, se vendía ya usada a personas que

comerciaban con ella y era una forma de pago a los criados. Es curioso que la alta aristocracia

alquilara conjuntos y joyas para acudir a veladas cortesanas, bodas o reuniones sociales. En

Versalles y otros palacios reales estaba permitida la entrada a los franceses bajo una serie de

códigos en cuanto a la indumentaria. A las puertas del palacio se disponían una serie de

comerciantes que proveían de las ropas y sombreros necesarios para poder acceder al lugar. El

fenómeno de la moda no solamente afectó a las clases altas ya que a cualquier persona que

fuera correctamente vestida le estaba permitido pasear por los jardines de Versalles.

Los sastres de París eran los mejor considerados. La manera de vestir también

proporcionaba un claro sello de identidad nacional, al mismo tiempo que un cierto sentido del

patriotismo. Tras el fallecimiento de Luis XIV en 1715, su bisnieto y heredero sólo contaba

con cinco años, por lo que Felipe II de Orléans ejerció la regencia hasta su muerte en 1723.168

El gusto de la alta sociedad parisina comenzó a cambiar, la vestimenta femenina se decantó

por un estilo mas ligero y menos grave. A pesar de los problemas de Francia, en los primeros

años del reinado de Louis XV surgió un nuevo estilo apoyado activamente por el duque de

Orleans, que trasladó el gobierno del país desde Versalles a París. En la capital una sociedad

aristocrática, que ya atisbaba su brillo, comenzó a abrir sus los salones y otras instituciones

sociales que iban a ejercer de marco a las ideas de la ilustración. En dichas residencias una

nueva moda surgió para la decoración de los interiores. Las pinturas que las decoraban nos

muestran escenas de disfrute cotidiano, es decir, de pasatiempos populares en parques, ferias,

o en el campo. Nuevos tejidos para la decoración se inspiraron en diseños chinos o árabes

dando un toque exótico a los cálidos interiores. La moda de la regencia, que floreció desde

1710 hasta 1720 aproximadamente, sentó las bases del estilo rococó que a mediados del siglo

168

Felipe II de Orléans (1674-1723) era hijo de Felipe I de Orléans, el único hermano de Luis XIV, e Isabel

Carlota del Palatinado.

88

XVIII definió el gusto de clase alta elegantes, pero ligeras y alegres. A pesar de esta

evolución en el gusto el vestido de corte permaneció prácticamente inalterable. Las

prescripciones de Louis XIV en el vestido en los círculos cortesanos fueron respetadas s

particularmente en las ocasiones mas formales. Louis XV regresó el gobierno a Versalles y

continuó con la etiqueta de los tiempos de su bisabuelo, pero aún así la vida del rey y su

familia gozaba de ciertas esferas de privacidad, antes impensables.

II.3. Análisis de la indumentaria masculina.

Todos estos acontecimientos coincidieron con la ascensión de Francia a primera

potencia europea, su manera de entender los recientes gustos sociales hizo que suplantara a

España como principal inspirador de una nueva manera de vestir. Durante la primera etapa del

reinado de Luis XIV la moda ejemplifica el gusto del rey por la magnificencia y la

pomposidad, sobre todo en lo que respecta al vestido del hombre excesivamente abigarrado y

enriquecido con cintas, lazos y encajes. El rhingrave fue el atuendo masculino que Luis XIV

y su corte lucieron en la década de los sesenta. Su origen radicaba en los Países Bajos donde

comenzó a usarse hacia 1640 siendo confeccionado con lino blanco y paño negro. En Francia

sufrió una notable transformación desembocando en un traje excesivamente recargado y

complicado, de anchos volúmenes y cuajado de decoraciones. El atuendo estaba formado por

una camisa muy amplia bajo una chaqueta corta que la dejaba bastante a la vista. La parte

inferior del cuerpo se vestía con dos calzones, uno interior que dejaba unos volantes al aire y

otro exterior que se asemejaba a una falda. En realidad era una especie de falda pantalón, de

una anchura colosal, que a veces era una falda. Este atuendo comenzó a usarse hacia 1652

teniendo su apogeo en las décadas de los sesenta y setenta, aunque perduró hasta 1678169

. Con

este flamante atuendo acudió Luis XIV a su encuentro con Felipe IV en la isla de los Faisanes

en 1660. El cartón para tapiz de Lebrun sobre el acontecimiento histórico trataba

evidentemente de ponderar el lujo francés frente a la ponderación española, de ostentar la

riqueza de la nueva primera potencia europea frente al desgastado imperio hispano.170

169

Podemos contemplarlo en la serie de los catorce tapices de la historia del rey, cuyos cartones fueron

realizados por Charles Le Brun. 170

COLOMER, J L.: Arte y diplomacia de la monarquía hispánica en el siglo XVII. Madrid, 2003, p. 77.

89

Lo que llamaba mas la atención de sus contemporáneos era la enorme cantidad de

metros de cintas de colores de debía llevar un caballero a la moda. Las cintas se llamaban

“galants” y a los adornos “menudillos de oca”171

. El rhingrave francés fue muy sofisticado, e

incluso mas lujoso que el atuendo femenino del momento; aunque su pervivencia duró

bastante, cayó en desuso a favor de una adaptación del atuendo militar. El rhingrave se

siguió utilizando en ceremonias muy formales relacionadas con la Orden del Espíritu Santo,

en el Museo del Prado se conserva un retrato de Luis I como príncipe de Asturias, realizado

por Houasse en 1717, en el que aparece ataviado

con el hábito de novicio de la citada orden. El

matrimonio morganático de Luis XIV con

madame de Maintenon en 1683 supuso un cierto

cambio en cuanto a las formas en el vestir. El traje

masculino se simplificó ciñéndose al cuerpo, los

encajes quedaron relegados corbata y camisa

mientras que las plumas se usaron solo como

adorno del sombrero. En cuanto a los metros de

cinta que engalanaban a los caballeros,

directamente se desterraron. Los bolsillos de la

casaca, en un primer momento verticales, pasaron

a horizontales hacia 1684.172

El empuje francés llegó a Inglaterra mucho

antes que a España. Carlos II (1660-1685)

deseaba una restauración monárquica en toda

regla. Por este motivo introdujo en fecha muy

temprana el riquísimo atuendo masculino galo.

Encargó en París una serie de magníficos atavíos para presentarse ante sus súbditos en su

entrada triunfal en Londres y posterior coronación en la abadía de Westminster. La capital de

Francia era considerada el culmen de la civilización occidental, su moda, comida y modales

influyeron decisivamente en la sociedad británica. No ocurría lo mismo con otras naciones

como Portugal, cuando en 1662 el mismo Carlos II contrajo matrimonio con la infanta

portuguesa Catalina de Braganza, ésta llegó a Inglaterra vestida con el traje de corte de su país

171

VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 125. 172

BOUCHER, F.: Ob. cit., p. 260.

Simon Pietersz Verelst. Carlos II de Inglaterra

luciendo un rhingrave.1670-1675. Colección

Real Británica.

90

que no era otro que el guardainfante173

. Una vez en su nuevo país, su atuendo considerado

anticuado y feo, fue desterrado y vistió a la francesa como su real y británico consorte.

Es en este preciso momento

histórico cuando surgen las nuevas

formas en las indumentarias masculina y

femenina que se irán desarrollando a lo

largo de todo el siglo XVIII. Por tanto,

es imprescindible conocer el origen de

ambos atuendos. La influencia del traje

militar trae consigo un cambio radical.

Nace un nuevo estilo que a pesar de

algunas modificaciones, se impone en

toda Europa hasta la Revolución

Francesa. El punto de inflexión lo marcó

el mismo rey Sol. Sus visitas y estancias

junto a sus tropas eran frecuentes pero

no podía vestir mas lujosamente que sus

militares. Por este motivo decidió usar la casaca y vestirla a su vuelta a la corte. Con motivo

del fallecimiento de su suegro Felipe IV en 1665, Luis XIV decidió que una vez pasado el

periodo de luto ya no volvería a usar las mangas abiertas174

. De esta manera la casaca hizo su

aparición en la corte de París.

El traje masculino consta de tres elementos principales que surgen en esta época y

persisten en toda la centuria siguiente. Estas tres prendas básicas son: casaca “Justacorps”,

chupa “Veste” y calzones “Coulotte”. En España la voz casaca se menciona por primera vez

en 1548175

.En el Tesoro de la Lengua Castellana se define como: “Un género de ropilla

abierto por los lados”. Covarrubias apunta varios orígenes a esta prenda, desde un vestido

usado en Grecia, una prenda proveniente de ciudad de Córcega o una palabra hebrea.

173

ASHELFORD, Jane.: The art of dress. Clothes and society 1500-1914. Londres, 1996, p. 88 y ss. 174

VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 134. 175

BERNIS, C.: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. p.83.

John Michael Wright. Carlos II con el traje de la

coronación. Hacia 1661-1662. Colección Real Británica.

91

También afirma que son las ropas de los ministros de justicia, popularmente conocidas como

sayones176

.

Otras fuentes refieren que la casaca es de origen turco y que fue utilizada por primera

vez por los soldados alemanes en el siglo XVII177

. Según Boehn el jubón y el coleto se fueron

transformando progresivamente hasta llegar a unirse en una sola pieza, las mangas del

primero pasaron a formar parte del segundo. Comenzó a formarse la casaca con sus faldones

en la misma prenda. Este casacón de mangas amplias y faldones fue usado por los campesinos

alemanes antes de 1630. Se trataba de una prenda holgada y abierta por delante con mangas

anchas o perdidas. Fue utilizada por las

tropas imperiales en Flandes y por los

tercios españoles. Ya se ha hecho

mención que el indumento militar

gozaba de cierta libertad en cuanto a

colorido y adornos siendo su prenda

mas característica la casaca. El retrato

del cardenal-infante don Fernando de

Austria, luciendo el atuendo militar

que usó para su entrada en Bruselas en

1634, es elocuente al respecto. El

hermano menor de Felipe IV lleva una

casaca de terciopelo rojo con

decoraciones en dorado y una valona a

la flamenca guarnecida con encajes. La

casaca es una pieza amplia y abierta por delante cuajada de botones en los delanteros, mangas

y amplias vueltas. Por tanto, ya tenemos noticias sobre el uso de la casaca por la familia real

española y los militares a su servicio en fecha temprana. Esta pieza irá sufriendo

modificaciones, incluso ya en el siglo XVIII se irá tendiendo a su simplificación.

La casaca o justacorps es una de las prendas mas importantes de la historia de la

indumentaria. Apareció en la vida civil francesa en los años sesenta, en un principio tenía

mangas cortas que dejaban asomar otras debajo pero a partir de 1675 las mangas son largas

176

http://fondosdigitales.us.es/fondos/libros/765/453/tesoro-de-la-lengua-castellana-o-espanola/ pp. 453. 177

VON BOEHN, M.: Ob. cit., Vol. II. p. 96.

Anton van Dyck. El Cardenal-Infante Fernando de Austria.

Hacia 1634. Museo Nacional del Prado. Madrid.

92

con vuelta; esta última se irá ensanchando hasta adquirir un gran protagonismo. La casaca,

que llegaba hasta las rodillas, tenía aberturas en la parte posterior y en los laterales y bolsillos

bajos en la delantera. En torno a 1690 la prenda adquiere mas vuelo por detrás a través de

unos pliegues en forma de abanico. Esta prenda adquirió un gran protagonismo por sí misma

ya que cubría completamente las dos restantes prendas del atuendo: chupa y calzones; por

tanto ofrecía lugar para desplegar decoraciones y bordados, además dejaba asomar los puños

de la camisa. El traje masculino se simplifica pero no por ello perdió su riqueza178

.

La moda surgía en la corte y el poder llevar determinados atuendos gozaba de gran

prestigio:

“Para distinguir a sus principales cortesanos inventó casacas azules bordadas de oro y plata. El

permiso para usarlas era un gran favor para hombres a quienes guiaba la vanidad. Se las pedía casi

como el collar de la orden. Puede hacerse notar, ya que tratamos aquí de pequeños detalles, que en

aquel tiempo se llevaban las casacas encima de un jubón adornado con cintas, y sobre la casaca pasaba

un tahalí del cual colgaba la espada. Usaban una especie de valona de encaje y un sombrero adornado

con dos hileras de plumas. Esta moda duró hasta 1684 y se siguió en toda Europa, excepto en España y

Polonia. En casi todas partes se preciaban de imitar la corte de Luis XIV”179

.

Esta prenda llamada “casaca de patente” estaba destinada a unos pocos elegidos. Unos

sesenta caballeros gozaban de este inmenso privilegio que les daba la posibilidad de poder

acompañar al rey sin ninguna otra autorización especial180

.

La chupa se llevaba bajo la casaca teniendo ambas piezas idéntica largura. Abierta por

delante, era ajustada, sin cuello y se cerraba por medio de botones pudiendo llevar bolsillos181

.

Los calzones en un principio eran más bien holgados con dos aberturas con botones a los

lados como bragueta y bolsillos182

. Los calzones cubrían las rodillas y con el paso del tiempo

presentaron una silueta mas entallada. Estas tres piezas: casaca, chupa y calzones forman el

llamado en España “vestido a la moda” o “a la francesa” que fue introducido en nuestra corte

como consecuencia del matrimonio de Carlos II con la princesa María Luisa de Orleans,

178

VON BOEHN, M.: Ob. cit., p.134. 179

VOLTAIRE.: Ob. cit., p. 197. 180

VON BOEHN, M.: Ob. cit., p.135. 181

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 166. 182

Ibídem p. 381.

93

sobrina carnal de Luis XIV. A estos elementos principales hay que añadir la corbata, los

zapatos con hebilla, el sombrero de tres picos y las grandes pelucas.

La corbata era en origen un cuello militar, se tiene por cierto que procede de los

soldados croatas que lucharon en el bando francés durante la guerra de los Treinta Años. Esta

pieza sustituyó a la valona, un cuello de lienzo grande que cubría los hombros y parte del

pecho y espalda. La valona surgió en Flandes y fue usada por ambos sexos durante el siglo

XVII, podían ser lisas o guarnecidas con encajes. En el capítulo I se ha hecho referencia a la

llamada valona cariñana, un tipo de cuello muy lujoso que usaron las damas principales y las

de la familia real. La valona fue sustituida para uso masculino por la corbata. Era un pañuelo

de de hilo anudado al cuello cuyos extremos caían sobre el pecho aunque en un primer

momento la forma de esta pieza era distinta. El encaje blanco quedaba prácticamente a la

altura del cuello y en su centro se adornaba con una lazada roja de otro material. Esta pieza

fundamental en la indumentaria masculina occidental que ha ido evolucionando hasta el

momento presente, se comenzó a usar en la corte francesa hacia 1656183

. Las corbatas

formaban parte del cuello de la camisa y se guarnecían con encajes sujetándose mediante

broches o hebillas. Luis XIV creó el cargo de “corbatero” a las ordenes del Jefe del

Guardarropa, cuya función era anudar la corbata al rey y ponerle los botones en la camisa.

En cuanto al calzado, ya hemos visto como entre los caballeros se extendió el uso,

durante la primera mitad del siglo XVII, de botas altas con boca ancha por influencia del

atuendo militar. Las botas se usaban fundamentalmente para montar a caballo y cazar durante

el siglo XVI y su silueta era pegada a la pierna y se remataba con vueltas. Hacia 1610 se

pusieron de moda las llamadas botas embudo, llegaban hasta la rodilla o incluso mas altas y

se usaban para salir a la calle o incluso estar por casa184

.

A mediados del siglo la bota cedió el testigo a los zapatos En este sentido debemos

hacernos eco de nuevo de los gustos del rey Sol. Durante su viaje hacia la Isla de Los

Faisanes en 1660 para firmar la paz con España y contraer matrimonio con su prima hermana

la infanta María Teresa de Austria, fue obsequiado en Burdeos con un par de maravillosos

zapatos realizados en seda color miel, con tacón rojo, decorados con lirios y forrados de

183

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 187. 184

ÁLVAREZ SELERS, A.: Del texto a la iconografía aproximación al documento teatral del siglo XVII.

Valencia, 2007, p. 74.

94

tafetán realizados por un zapatero de la ciudad llamado Nicolás Lestage. El monarca quedó

tan fascinado por la creación que los usó el día de su matrimonio.

El ingenio de este artífice no terminó ahí ya que cuatro años mas tarde acudió a Paris

con otro nuevo regalo. Esta vez se trataba de unas botas sin costuras, lo que fue considerado

como un hito sin precedentes ya que resultaba muy difícil averiguar como las había

confeccionado sin dar una sola puntada. Se apunta la posibilidad que lo hiciera utilizando las

patas desolladas de un ternero. Luis XIV prohibió expresamente al señor Lestage

confeccionar otro par de botas iguales. Tal proeza que se vio recompensada con el titulo de

maestro zapatero del rey de Francia, incluso le concedió rango nobiliario con un escudo de

armas que consistía en una bota

sobre un fondo azul con flores de

lis (color y emblema de los

Borbones franceses) y cubierta

con una corona. Además se

colocó un retrato del insigne

artesano en una de las galerías

Reales de pinturas bajo el cual

rezaba: “Maestro Nicolás Lestage,

el milagro de su época”185

. El

hecho que el retrato de un

zapatero ocupara un lugar tan

principal era algo inaudito,

teniendo en cuenta que las

profesiones artesanales eran un trabajo mecánico y por lo tanto poco considerado, estando

además los zapateros en la parte baja del escalafón. Pero como ya se ha apuntado

anteriormente las ideas del rey en este sentido preconizaban un cambio de mentalidad. Luis

XIV estipuló que los tacones masculinos debían ser de color rojo lo que rápidamente se

convirtió en signo de status social. Mas adelante, veremos a los miembros de la familia real

española luciendo zapatos con tacones rojos en sus retratos. Al final de su vida el rey encargó

a grandes artistas de la corte que pintaran en sus tacones escenas de sus aclamadas batallas.

185

DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 83.

Nicolas de Largillière. Luis XIV y su familia. 1710. Wallace

Collection. Londres.

95

En cuanto al sombrero, el llamado de tres picos o tricornio surgió en el siglo XVII y

permaneció de moda durante toda la centuria siguiente. Fabricado con fieltro o cuero se cree

una evolución del sombrero usado por los militares. En un principio se levantaron las alas y

posteriormente ya se fabricaron rígidas. Fue usado por los militares franceses y

posteriormente pasó a la corte186

. Las pelucas para uso masculino comenzaron a usarse hacia

1624, Luis XIII la incorporó para cubrir su calvicie. Eran unas pelucas oscuras, largas y de

pelo rizado. Este mismo tipo siguió su hijo Luis XIV como consecuencia del mismo problema.

En torno a 1660 las pelucas se colocaban sin tapar en la frente el nacimiento del pelo. Se

podían arreglar de dos maneras: dejando los bucles caídos y con mechones formando rulos

sobre las orejas187

. La peluca masculina mas común hasta mediados del siglo XVIII fue la

llamada in folio. Tenía un tamaño mas que considerable y en la parte superior de la cabeza

remataba en puntas. Hacia 1703 las

pelucas comenzaron a empolvarse con

polvos de arroz. Había distintas formas

para usar a lo largo del día según

fueran las actividades. El rey usaba una

pequeña para levantarse, otra mayor

para el resto de la jornada y una

especial para practicar la caza188

.

La moda de las pelucas

comenzó hacia 1670, los comerciantes

mandaban cortadores de pelo por toda

Europa. El largo de la melena apropiado para su fabricación debía tener un mínimo de setenta

centímetros de longitud. En 1659 se fundó en París el gremio de “Barberos fabricantes de

pelucas”. De esta época data el primer peluquero famoso llamado Champagne y la

inauguración de los primeros salones de peluquería regentados por hombres y mujeres. Tal

vez lo mas curioso es que antes de la creación de la moda en el vestir surgió la moda del

peinado. Para la elaboración de pelucas también se utilizaba pelo de cabra y caballo. El

ampuloso gusto de la corte de Versalles imponía unas enormes pelucas de pelo largo y rizado.

La cabeza masculina se asemejaba a la de un león solo que un poco más ordenada. Las

186

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 446. 187

Ibídem, p. 381. 188

PITON, C.: Ob. cit., p. 249.

Nicolas de Largillière. Autoretrato con su familia. 1710-

1715. Museo del Louvre. Paris

96

pelucas de pelo tan largo exigían una gran cantidad de “género” por lo que su precio solo

estaba al alcance de los mas pudientes. En cuanto al color el más valorado en Francia fue el

rubio ceniza y en Inglaterra el negro azabache, es decir, lo que mas escaseaba en cada país

correspondiente.

Tampoco se pueden pasar por alto las joyas como una parte inexcusable del atavío de

las clases altas. Durante el reinado de Luis XIV se produjeron una serie de avances en la

orfebrería que no podemos obviar en este estudio. Hasta el siglo XVII las gemas mas

valoradas eran las perlas, Colón las

descubrió en su tercer viaje a América en

1498 en la actual Venezuela. En el siglo

XVI los soldados de Vasco de Gama las

encontraron en el golfo de Panamá, el

hallazgo mas notable se produjo en 1579

cuando un esclavo encontró la famosa perla

Peregrina. Estas gemas eran en extremo

costosas debido a lo complicado de su

extracción y al hecho de ser naturales, por lo

que tener un collar de perlas parecidas en

forma, tamaño y color era algo

verdaderamente especial que muy pocas

damas podían permitirse. Hasta el siglo

XVIII en que los españoles descubrieron un

yacimiento en Brasil, los diamantes

llegaban a Europa desde la India. Desde el

siglo XV los joyeros europeos fueron

mejorando la técnica del tallado, pero fue a

mediados del siglo XVII cuando los artífices flamencos perfeccionaron la talla brillante cuyas

facetas debían ser múltiplo de ocho.

Luis XIV en su afán por el lujo y la sofisticación decidió que los diamantes iban a

convertirse en sus grandes aliados, adoraba su brillo y durante su largo reinado se hizo con

una magnífica colección. Hasta ese momento las piedras preciosas se engastaban en monturas

grandes y pesadas, pero el monarca decidió que la piedra debía ser la única protagonista y no

Nicolas de Largilli re. Retrato de Jean-Baptiste

Tavernier. Hacia 1700. Herzog Anton Ulrich

Museum. Alemania.

97

enmascarar su belleza, por lo que comenzó a ponerse de moda el solitario. Uno de los

hombres que proporcionó a la Corona francesa tan magnífico tesoro fue Jean-Baptiste

Tavernier, un gran aventurero que consiguió llegar a las minas indias de Golcona, lugar de

extracción de los brillantes. El mismo contó en sus memorias189

como vio trabajando a miles

de esclavos, hombres, mujeres y niños casi sin ropa con el fin de que no pudieran esconderse

ninguna piedra en el cuerpo. El francés llevaba consigo piezas de joyería europea de oro y

esmaltes muy apreciadas en ese país para intercambiar por piedras preciosas. Tavernier volvió

de su largo viaje en 1668, Luis XIV prácticamente se hizo con toda su mercancía que

consistía en cuarenta y cuatro piedras grandes y mil doscientas más pequeñas, aunque esto es

un decir, ya que las mas modestas pesaban como mínimo ocho quilates. El más famoso de

todos ellos fue un brillante azul de ciento once quilates que una vez tallado quedó en sesenta y

nueve, esta maravillosa piedra fue llamada el diamante Azul de la Corona francesa. El rey lo

llevaba engastado en una sencilla montura y colgado del cuello con una cinta.190

El monarca comprendió el hecho de que la posesión de brillantes significaba poder,

apreciaba mucho su magnífica colección ya que cuando precisó de mas medios para sufragar

las contiendas bélicas, no se desprendió de sus joyas sino que mandó fundir parte de las

piezas de plata y oro que había en Versalles. El rey no solo compraba las piedras sino que se

involucraba en su tallado y montura, el joyero realizaba un molde en cera que luego le

presentaba para su visto bueno. Uno de los más celebres al servicio del rey fue Montarsy,

tenía su tienda ubicada cerca del Louvre primer barrio donde se juntaron los negocios de

joyería en París. Montarsy concibió para su majestad un nuevo tipo de aderezos compuestos

por decenas e incluso de cientos de piezas.

Lo curioso es que el rey llegó a usar todas sus piedras, cualquier prenda era adecuada

para ser adornada con brillantes, ya fuera el sombrero, las hebillas de los zapatos, la

empuñadura de la espada, los ligueros, los botones o incluso toda la superficie del traje. El

ultimo acto oficial que presidió antes de morir fue la recepción al embajador persa, para

deslumbrarle Luis XIV llevaba encima todos sus brillantes cuyo valor era aproximadamente

12 millones de libras de la época. Se tiene constancia de que el traje resultaba tan pesado al

anciano rey que tuvo que quitárselo antes de tiempo. La plaza Vendôme fue inagurada en

189

Publicadas en París en 1676. 190 La piedra se convirtió en la mas legendaria gema de la monarquía francesa hasta que fue robada en 1792

junto con parte del Tesoro Nacional. Actualmente se conoce como el diamante Hope que después de un largo

periplo fue donado por el joyero americano Harry Winston a la Smithsonian Institution en 1958.

98

1699 con el nombre de plaza de Luis el Grande; desde un principio dedicó su actividad al

comercio de joyas, en su centro se erigía una estatua ecuestre de Luis XIV realizada en

bronce por Girardon. En este mismo lugar pero tres siglos mas tarde se encuentran las mas

prestigiosas joyerías del mundo. A su muerte en 1715 el rey Sol había conseguido que Francia

fuera el país europeo con el mas fabuloso Tesoro Real.

Durante el siglo XVII las piedras preciosas comenzaron a cobrar mas importancia que

las monturas, que a su vez se hicieron mas delicadas. Se avanzó mucho en el facetado, sobre

todo de los brillantes. La llamada “talla rosa”191

era la mas habitual. Los tratantes de gemas y

los artífices se asentaron en Amsterdam que se convirtió en un emporio del comercio de

piedras preciosas. Los diamantes se engastaban casi siempre sobre plata mientras que las

piedras preciosas de colores lo hacían sobre oro. El engaste invisible se inventó en París en la

segunda mitad del siglo XVII192

.

II.4. Análisis de la indumentaria femenina.

Al igual que sucede con la masculina, la indumentaria femenina del siglo XVIII tiene

su origen en la época de Luis XIV. Tal y como hemos visto, los europeos abandonaron el tipo

de traje “a la española” a favor de un atuendo más cómodo y holgado. En el caso del bello

sexo, no ocurrió lo mismo ya que pervivieron la gorguera, el corpiño emballenado y las

grandes faldas193

. Los cambios, que se van produciendo gradualmente, comienzan

recuperando una silueta mas natural. La pujante sociedad holandesa tuvo mucho que ver en la

adopción de un vestido más práctico. El siglo XVII fue una etapa hegemónica para los Países

Bajos, al igual que en Francia se practicó el mercantilismo y se desarrolló una extraordinaria

actividad comercial. La principal fuente de riqueza la constituía la Banca, a la que afluían los

enormes capitales sobrantes del comercio exterior. Pero si importancia tuvo en el contexto la

economía y sistema político, mucho más la tuvo la ideología y, su principal manifestación, la

religión cuya corriente generalizada en Holanda en el siglo XVII el calvinismo.

191

Este tipo de trabajo consiste en que solamente se talla la parte superior del brillante. CASABÓ, J.: Joyería.

Buenos Aires, 2010, p. 82. 192

DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 151. 193

VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 111.

99

El calvinismo poseía un enfoque de la vida cristiana muy distinto del católico que trajo

consigo un nuevo pensamiento que se adaptaba a la perfección a la realidad política y social

del siglo XVI en los Países Bajos. Esta doctrina afectará de modo incuestionable a su modo

de vida y, por tanto, a la apariencia: austeridad, la convicción de que el trabajo forma parte de

la virtud moral, y que el éxito en los negocios es una evidencia de la gracia divina. El rechazo

hacia el despilfarro, la crítica a la extrema fastuosidad de la liturgia cristiana católica, se

traladó a la vestimenta, marcando un atuendo con ausencia de lujo tanto en los materiales

como en su decoración.194

La burguesía comerciante condujo a este nuevo y recién creado

Estado independiente a convertirse en un tiempo record en unos de los países mas ricos de

Europa. Los adinerados comerciantes eran los principales clientes de los artistas y es a través

de las pinturas de Hals, Vermeer o Hooch entre otros, donde podemos apreciar la manera de

vestir de esta nueva clase social. El vestido de la mujer holandesa de la primera mitad del

siglo XVII es deudor de la moda española en cuanto al uso del negro y las gorgueras. Su

silueta en cambio se simplifica, este cambio llegará a Francia aunque mas adelante las

holandesas usaran colores alegres y copiaran a las francesas al igual que toda Europa.

La almohadilla se suprime bajo las faldas. En Francia se usó un tipo de verdugado

cuya estructura era distinta a la española. A principios del siglo XVII consistía en un aro

dispuesto a la altura de las caderas. Mediando la centuria se sustituyó por una almohadilla en

forma de cilindro que se colocaba en la cintura, llamado cul de París195

, esta manera de

ahuecar la falda la usaron todas las mujeres. En las dos últimas décadas se abandonó el

verdugado y se utilizaron numerosas enaguas para ahuecar las faldas.

El atuendo consistía básicamente en un cuerpo y dos faldas. El primero dejaba libre el

cuello y los antebrazos. El escote tuvo muchos detractores, desde los púlpitos muchos

sacerdotes criticaron esta práctica que consideraban pecaminosa, pero la dama europea

adoptó el escote y lo mostró durante todo el siglo XVIII. En cuanto a las dos faldas, la de

encima era abierta por delante con larga cola y decoraciones mientras que la de abajo se

almidonaba y llevaba aros de metal para no perder la forma. La falda superior, para que

tuviera mejor caída, se confeccionaba con materiales mas pesados como el terciopelo. Las dos

faldas perduraron durante buena parte del siglo XVIII, el cuerpo y la falda exterior solían ser

194

Concretamente es en los Países Bajos donde a partir del siglo XVII empieza a despuntar un nuevo modelo de

vida. Hacia 1560 las provincias del norte de los Países Bajos (lo que actualmente es Holanda) comenzaron a

rebelarse contra el dominio español alcanzando la independencia en 1585 que fue ratificada legalmente en el

tratado de Münster en 1648. En 1602 se funda la Compañía de las Indias Orientales con sede en Ámsterdam,

esta entidad situó a Holanda en un centro neurálgico del comercio mundial. 195

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 482.

100

a juego mientras que en la inferior se desplegaban mas decoraciones.196

Durante la década de

1680 las damas lucieron adornos suntuosos aunque sin entregarse a la exageración de los

caballeros. Hasta los años 90 el estilo femenino se mantiene sin cambios. Las características

principales son vestidos con cuerpos ajustados y rematados en punta siendo la innovación mas

destacada el escote que descubre los hombros. El escote comenzó mostrándose tímidamente,

al principio se tapaba con alguna tela transparente para mas adelante ser mostrado sin recato

alguno. Las mangas se acortan, por primera vez desde los comienzos de la Edad Media las

mujeres muestran sus brazos parcialmente. Las mangas son dobles, luciendo las interiores

abombamientos y volantes de encaje. Los peinados llevan los lados abultados y tirabuzones.

En los últimos años del siglo XVIII la silueta se ve modificada ya que se exagera la longitud

del talle. Los tejidos son mas pesados y sus decoraciones recargadas, se utilizan plisados y

telas bordadas. La falda exterior “manteau” se pliega detrás sosteniéndose con telas

engomadas. Las mangas terminan en volantes llamados “engageantes”197

. Los colores mas

usados por las féminas en las primeras décadas del reinado de Luis XIV fueron el negro, los

grises, el amarillo limón y los rojos y naranjas. En cuanto a los tejidos, los mas frecuentes

eran el terciopelo, el moaré y el brocatel.

La moda femenina durante la última etapa del reinado del rey Sol permaneció con pocas

variantes durante un espacio de unos cuarenta años. Los expertos achacan esta estabilidad a la

personalidad de madame de Maintenón198

, dama con la que Luis XIV contrajo matrimonio

morganático en 1683, unos meses después de enviudar de la reina María Teresa. Madame de

Maintenón fue nombrada gobernanta de los hijos naturales del monarca y madame de

Montespan en 1667; de ahí surgió una amistad con Luis XIV que desembocó en boda. Su

talante austero y su profunda religiosidad influyeron decisivamente en el rey y en toda la

corte de Versalles. En 1686 fundó la Casa Real de San Luis para la instrucción de jóvenes de

casas nobles sin recursos económicos. La marcado carácter de la dama tuvo una decisiva

influencia en el vestido femenino.

196

PLAZA ORELLANA, R.: Ob. cit., p. 32. 197

Este tipo de mangas se pusieron de moda nuevamente a mediados del siglo XIX para vestidos de día. Se

cerraban en la muñeca. 198

VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 158.

101

En cuanto al peinado ya comienzan los atisbos de la extrema complicación que

alcanzarán durante el reinado de Luis XVI. El peinado “a la fontagne” surgió hacia 1690, era

vertical y se realizaba mediante bucles superpuestos; también podía usar de una cofia plisada

en forma de tubos con una armadura de alambre para que quedara sostenida. El peinado

fontange lleva el nombre de María Angélica de Scorailles de Roussille, marquesa de Fontange

(1661-1681), joven dama que fue amante del rey. Según cuenta la tradición, esta singular

manera de arreglarse el pelo surgió de manera fortuita. Durante un paseo a caballo junto a

Luis XIV, la marquesa, perdió su sombrero por lo que recogió su melena en la parte superior

de su cabeza con una cinta quedando sus rizos sobre la frente. Al rey le hizo gracias la forma

en que lo había hecho. Rápidamente este peinado se extendió por toda la corte y fue seguido

por las mujeres de moda de todo el continente europeo. Después de un tiempo, las mujeres

comenzaron a usar fontanges cada vez mas

altos y complicados. La malla de alambre se

colocaba en la parte superior de la cabeza

sobre la cual se introducía el cabello real y

el falso199

.

El conjunto se podía decorar con seda,

muselina, cintas, joyas y flores. La creación

de este peinado era muy compleja, el cabello

se endurecía con claras de huevo y una vez

realizado se solía dejar durante semanas con

las consiguientes incomodidades como la

suciedad y los piojos. Luis XIV, rechazó los

excesos del fontanges, pero sus intentos por

liberar a las damas de tal tormento fueron

infructuosos. “Las esclavas de la moda”

continuaron luciéndolo e inventaron

peinados más elaborados. Este peinado que

se puede calificar como un edificio de hilos

de metal y cintas, tuvo vigencia entre 1680 y

1714 aproximadamente. El cambio de estilo se produjo de manera repentina, dos damas

inglesas asistieron a una cena en Versalles luciendo peinados bajos ante la sorpresa general.

Al rey le agradó afirmando:

199

Ya en el siglo XVI se tienen noticias del uso de pelo postizo por parte de la reina Catalina de Medicis en 1558

y muy probablemente no fue la única. PITON, C: Ob. cit., p. 249.

Grabado de Robert Bonnart. La Veüe. Finales del

siglo XVII. Museo Victoria & Albert. Londres.

102

“que si las francesas fueran sensatas, imitarían a aquellas señoras”200

.

Al día siguiente las damas francesas de la corte habían suprimido el fontange. El peinado

femenino apostó por un moño bajo y sencillo que pervivirá varias décadas. Esta

transformación en el tocado y el escote provocarán una serie de modificaciones en cuanto a

las piezas de joyería que se adecuarán a la nueva silueta del vestido.

200

GONCOURT, E y J.: La mujer en el siglo XVIII. Buenos Aires, 1946, p. 206.

103

CAPÍTULO III

104

El siglo XVIII en España: reformas y moda.

1700 es una fecha crucial en la historia de España, el nuevo siglo fue inaugurado con

un cambio de dinastía, la de los Borbones franceses, y por lo tanto con una nueva manera de

enfocar el gobierno y la Administración del país. A través de las siguientes páginas se tratarán

de forma sintética los avances y cambios que se produjeron durante los reinados de Felipe V,

Fernando VI, Carlos III y el principio del de Carlos IV, que coincide con la última década de

la centuria. La nueva política de los Borbones trató de mejorar y modernizar la anquilosada

situación económica y comercial del país basada todavía en el sistema gremial. En la segunda

mitad del siglo se produjo un movimiento que afectó a todas las artes; la denominada

Ilustración que basaba sus preceptos en la racionalidad como fuente de felicidad y progreso

que debía ser ofrecida a los súbditos por el rey. Frente al perfil de los mandatarios en la

España de los Austrias, fundamentalmente aristócratas de alta cuna, la nueva dinastía apostó

por hombres procedentes de la clase burguesa que trataron de llevar a cabo las ideas ilustradas:

“La ideología ilustrada es evidentemente moderada, en modo alguno revolucionaria.

Corresponde a unos hombres, pertenecientes generalmente a la pequeña nobleza, que se configuran

como una pequeña élite vinculada al servicio del Estado, actividad que consideran, en último término,

por encima de cualquier otra, predominando en su mentalidad la condición de funcionario, por cuanto

del Estado dependen tanto las posibilidades de unas reformas que habrían de dar la felicidad al pueblo

como, en definitiva, su propio prestigio y poder”201

.

III.1. Felipe V, el desembarco de la moda francesa.

Felipe V nació en Versalles el 19 de diciembre de 1683, era el segundo hijo del Gran

Delfín de Francia y de la duquesa María Ana Victoria de Baviera202

. Felipe de Borbón era un

201

MORALES MOYA, A.: "La ideología de la Ilustración española". Revista de Estudios Políticos. Nueva

época. nº 59. Enero-marzo 1988. p. 68 y ss. 202

El matrimonio tuvo tres hijos varones siendo Felipe el mediano, su madre fue una persona enfermiza que

padeció “melancolías” (depresiones) , acaso heredadas por su hijo, que llegaron a aislarla del mundo

recluyéndola en sus habitaciones; tal vez porque no se pudo integrar en la corte francesa, murió al contar su hijo

Felipe con siete años de edad. La vida de los soberanos y sus familias: “estaba privada de toda espontaneidad

afectuosa, y ellos no eran más que actores de una magna dramaturgia prevista al minuto… Hora por hora, la vida

estaba cuadriculada por el protocolo y la etiqueta, estudiados por todos los partícipes al pie de la letra”.La

infancia del duque de Anjou transcurrió en Versalles con sus hermanos, al aire libre, montando a caballo y

nadando. Pero el hecho de no contar con amigos y ser educado en una piedad exagerada tuvo consecuencias en

la vida adulta, provocándole excesivos escrúpulos. VOLTES, P.: Felipe V, fundador de la España

contemporánea. p. 13.

105

hombre sumamente tímido, devoto y gran entusiasta de las artes y la música. Por desgracia, el

protagonista del reinado más largo de nuestra historia, estuvo aquejado de terribles

depresiones; según relatan las crónicas alternaba periodos de gran actividad con otros de

profunda tristeza. En 1701 cruzó los Pirineos, siendo un joven de tan sólo diecisiete años, con

un total desconocimiento del castellano y de la realidad y circunstancias de la Corona que iba

a sostener. El rey llegó a Madrid el 18 de febrero de 1701; en un principio su círculo íntimo

estuvo muy limitado debido a su desconocimiento del

idioma, que fue aprendiendo paulatinamente pero en el que

nunca se desenvolvió con comodidad:

“El máximo aburrimiento envolvía la vida de Felipe V en

los comienzos de su reinado, no conociendo a nadie en la corte,

no hablando más que con los franceses que le habían acompañado

y con los grandes que antes de su llegada habían favorecido su

partido. De los franceses el que más le acompañaba era

Louville203

, testigo constante de su desánimo, y al que a menudo

decía que volvería a ser con gusto el duque de Anjou pues no

podía sufrir a España”204

.

La maldición de la Casa de Austria por la falta de

herederos varones llegó a su fin con la nueva dinastía. La

primera esposa del rey, María Luisa Gabriela de Saboya,

murió muy joven después de doce años de reinado y de

haber tenido cuatro hijos varones, entre ellos, los futuros

Luis I y Fernando VI. María Luisa fue muy querida por el pueblo, ya que a pesar de su

juventud demostró fuerza y resolución al asumir la regencia por encontrarse su marido en el

frente, además de la crucial cuestión de asentar la dinastía. Los retratos nos presentan a la

joven reina con vestidos adornados con pequeños volantes a lo largo de las mangas, escote

cuadrado y fontange decorado con encajes, cintas y perlas. A los pocos meses de enviudar el

monarca contrajo nuevamente matrimonio, esta vez con Isabel de Farnesio, princesa

parmesana, que se convirtió en reina de España con veintiún años. Felipe V permaneció en el

203

El marqués de Louville (1664-1731) fue el jefe de la casa francesa de Felipe V. Junto con el embajador de

Francia y el conde de Ayeu formó parte del reducido séquito francés que acompañó a Felipe V a España.

COLÁS LATORRE, G.: Historia general de España. Madrid, 1990, p. 340. 204

GARCÍA MERCADAL, J.: Viajes de Extranjeros por España y Portugal: desde los tiempos más remotos

hasta comienzos del siglo XX l. p. 413.

Miguel Jacinto Meléndez. María

Luisa de Saboya. Hacia

1712.Fundación Lázaro Galdiano.

Madrid.

106

trono hasta su muerte en 1746 por lo que su mandato abarca prácticamente la primera mitad

del siglo. Luis XIV en unas “instrucciones” describe la situación caótica que sufría nuestro

país:

“Un cuadro lamentable de la desorganización que había en España, de su miserable estado y

del daño causado en ella por la indolencia de sus últimos monarcas, apáticos y víctimas de la tiránica

etiqueta”205

.

El nombramiento de Felipe V como rey de España desató la Guerra de Sucesión, una

larga y cruenta contienda206

. Pronto se conformaron dos bandos tanto dentro como fuera de

España, uno a favor de los Borbones y otro que rechazaba frontalmente al nuevo rey

apoyando al Archiduque Carlos de Habsburgo. La guerra civil y europea estalló. El conflicto

tenía una doble perspectiva: el ascenso al trono de Felipe V aumentaba la hegemonía francesa

y la temida unión de España y Francia bajo un mismo monarca. Esta situación condujo a

Inglaterra y Holanda a apoyar al candidato austriaco, sostenido por los Habsburgo de Viena.

Las diversas potencias europeas se posicionaron ante el conflicto sucesorio español.

Felipe de Borbón representaba el modelo centralista francés, apoyado en la Corona de

Castilla, mientras que el archiduque personificaba el modelo foral, defendido por la Corona

de Aragón y, fundamentalmente, por Cataluña. La guerra terminó con el triunfo de Felipe V a

través de las victorias militares de Almansa (1707), Brihuega (1710) y Villaviciosa (1710).

Un acontecimiento internacional fue definitivo para comprender el desenlace: Carlos de

Habsburgo heredó en 1711 el Imperio alemán. Sus aliados pasaron en ese momento a ver con

preocupación la posible unión de España y Austria bajo un mismo monarca. La guerra

concluyó con la firma del Tratado de Utrecht en 1713207

. El contienda puso terminó con la

205

GARCÍA MERCADAL, J.: Ob. cit., p. 412. 206

La Guerra de Sucesión representa el inicio de una etapa diferente en el equilibrio de fuerzas europeas y vino

aparejada de cambios importantes en la monarquía hispánica aunque de su análisis se desprende que fue mayor

el peso de las continuidades. La guerra tuvo sus orígenes en la política exterior y podría haberse evitado con una

mayor prudencia de Luis XIV. Los términos del tratado de Utrecht eran la demostración que la guerra para

España tuvo más costes que beneficios. Los orígenes de la enemistad entre sus partidarios en la península es una

cuestión que responde a múltiples motivaciones y está muy condicionada según el territorio. La negativa

experiencia del último Habsburgo y el sentimiento antifrancés acumulado durante siglos son las dos

motivaciones básicas del distanciamiento entre los partidarios del príncipe Felipe y del archiduque Carlos, pero

no se deben pasar por alto los conflictos de intereses entre nobles que al final acabaron por arrastrar a las clases

populares en enfrentamientos con un fuerte componente de lucha de clases. DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Estado

y sociedad en el siglo XVIII español, Barcelona, 1976, p. 37.

207

El tratado estipuló lo siguiente: Felipe V era reconocido por las potencias europeas como Rey de España pero

renunciaba a cualquier posible derecho sobre la corona francesa. Los Países Bajos españoles y los territorios

italianos (Nápoles y Cerdeña) pasaron a Austria. El reino de Saboya se anexionó la isla de Sicilia. Inglaterra

obtuvo Gibraltar, Menorca y el navío de permiso (derecho limitado a comerciar con las Indias españolas) y el

asiento de negros (permiso para comerciar con esclavos en las Indias). Sobre el Tratado de Utrecht, véase: DEL

CANTILLO, A.: Tratados, convenios y declaraciones de la paz y del comercio que han hecho las potencias

107

hegemonía que España detentaba en Europa desde el siglo XVI208

. Nos encontramos, por

tanto, ante un escenario muy complicado, el país inmerso en una larga guerra y con un rey

extranjero, sin preparación para tan complicada tarea y excesivamente dependiente de Francia.

El cambio de dinastía conllevó una nueva manera de entender el gobierno y la

Administración del país. Cabe destacar a estos efectos la aprobación de los famosos “Decretos

de Nueva Planta” de inspiración francesa. Los Decretos de Nueva Planta (1707-1716),

llamados así por dotar de nueva organización o planta nueva a los organismos y tribunales de

esos territorios, contribuyó a la puesta en marcha de una profunda transformación política y

administrativa, a consecuencia de la cual surgió la España moderna, una estructura política

unitaria y centralizada, circunscrita a los

territorios peninsulares de los antiguos Reinos de

Castilla y Aragón, en la que comenzó a

configurarse un sentimiento compartido por los

súbditos de ser españoles, de sentirse unidos por

vínculos históricos, geográficos y culturales

comunes209

.

En lo referente al terreno artístico Felipe

V se sintió muy defraudado al llegar a Madrid.

Venía de la corte más suntuosa de Europa y se

encontró en el lóbrego Alcázar210

y sin buenos

artistas a su disposición. Lo que encontraba le

parecía anticuado, provinciano y mediocre. La

extranjeras los monarcas españoles de la casa de Borbón. Desde el año 1700 hasta el día. Imprenta de Alegría y

Charlain. Madrid, 1843. 208

ALBAREDA SALVADÓ, J.: La Guerra de Sucesión de España (1700-1714).Barcelona, 2010, p. 334. 209

A partir de la aplicación de la Nueva Planta se inició un proceso histórico, en el curso del cual se produjeron

unos acontecimientos de hondas repercusiones, como la ruptura del dualismo monárquico estamental, la reforma

del aparato administrativo, la homogenización legislativa y la mayor eficacia en los poderes públicos (...) Esta

operación reformista no fue impulsada en exclusiva por los políticos franceses que vinieron a España con Felipe

de Anjou. En principio, la iniciativa correspondió a dirigentes como Amelot, Orry y Bergeyck, que conocían

bastante bien los sistemas políticos y administrativos del poderoso país vecino. BONELL COLMENERO, R.:

“Los Decretos de Nueva Planta”. Saberes. Revista de estudios jurídicos, económicos y sociales. Separata. Vol. 8,

2010. pp. 16-17. 210

Destruido en el incendio de 1734.

Jean Ranc. Felipe V de España. 1723. Museo

Nacional del Prado. Madrid.

108

representación del monarca y su familia constituía un asunto de extrema importancia ya que a

través de los retratos se pretendía trasladar el concepto de la nueva monarquía. Una nueva

visión de la majestad real encarnada en un monarca joven y valiente211

.

“Frente a los sistemas impositivos de los retratos de la corte española, que se basaban en un

distanciamiento majestuoso y en una separación de carácter moral casi infinita, la concepción del

retrato francés representaba al rey que había nacido para brillar en medio de la corte, y así debía ser

representado usando todos los recursos de la retórica”212

.

El rey adopta el traje nacional español, acostumbrado como estaba al francés, pero

pronto se escribió en latín un decreto contra la golilla:

“(…) sobre el abandono de la golilla, busque en este Corte que no faltará el elegante y

gracioso Poema de P. Juan Commirio cuyo título es: Golilla decreto Jovis intervicta. Ludus Catolici

Regis (Philippi V) versus reditus, donde verá bien pintadas las incomodidades de este traje. La idea del

Poeta es celebrar el festivo enojo, con que nuestro Rei Felipe V (representado su persona en la de

Jupiter) arrojó de si la golilla, como trage enfadosissimo que le aogaba después de haberlo usado unos

quantos unos cuantos dias cuando estaba para venir a España.”213

Una de las primeras manifestaciones de la influencia francesa fue la progresiva

implantación de su moda, que es una realidad indiscutible en nuestro país hacia 1707214

. Lo

que más llamaba la atención de los caballeros españoles que visitaban tierras europeas era la

rigidez de movimientos que provocaba su traje. Como ya sabemos, nuestros embajadores

vestían de negro con el atuendo perceptivo de la corte de Madrid. Este uso había sido seguido

en casi todo el continente, pero a finales del siglo XVII se encontraba totalmente obsoleto.

España pasó de ser un país vestido severamente de negro o pardo a lanzase a la sensualidad

del color. Carlos II contaba con los servicios de un sastre francés y se sabe que en los últimos

años de vida vistió con frecuencia al modo extranjero. Su sucesor en el trono siguió las pautas

211

Debido a su coraje en el campo de batalla, Felipe V fue apodado “el Animoso”. 212

SIMAL LÓPEZ, M.: Retrato de Felipe V vestido de cazador, Miguel Jacinto Meléndez. Madrid, 2007, p. 11. 213

FEIJOO, B. J.: Teatro crítico universal o Discursos varios en todo género de materias para desengaño de

errores comunes. Madrid, 1773, p. 155. 214

La batalla de Almansa que se produjo el 25 de abril de 1707 en las proximidades del puerto del mismo

nombre en Albacete. Las tropas borbónicas estaban comandadas por el duque de Berwick y los segundos o

austracistas eran dirigidos por los generales Galway y Das Minas. Tras la derrota de los partidarios del

Archiduque en Almansa, se produjo toda una reorganización política y administrativa de los territorios

controlados. Las regiones que habían combatido al lado del bando austriaco pagaron muy pronto su apoyo al

oponente. El primer decreto de Nueva Planta se promulgó en junio de 1707, poco después de la derrota teniendo

una función eminentemente punitiva sobre los reinos de Aragón y Valencia.

109

de la corte en cuestión de indumentaria; su abuelo le aconsejó que fuera muy prudente y que

de ninguna manera desairara a sus nuevos súbditos. Por tanto,

fue un cambio gradual y sin imposiciones por parte del poder.

El joven Felipe no contaba con la debida formación a lo que

se debe añadir que tampoco hablaba el castellano. Aún así,

convino con sus ministros en acabar con la tremenda mala

fama que tenía España. La estética de la monarquía de los

Austrias quedó relegada y se desplegó un nuevo tipo de

imagen que afectó a todo el orden social.

En el transcurso del viaje de Felipe V hacia España

para tomar posesión del trono, salieron a recibirle algunos

Grandes de España que en deferencia al nuevo rey se vistieron

al modo francés; el mayor privilegio de ésta elite era no

descubrirse la cabeza ante el rey, es decir, un honor que se

expresa a través de la indumentaria. El duque de Osuna fue el primer noble en adoptar la

moda francesa215

. Luis XIV recomendó a su nieto que no alterara las modas españolas nada

más llegar a Madrid, debía ser un proceso paulatino de aceptación por parte de la sociedad, de

tal manera que su nieto comenzó a usar la golilla a los dos días de instalarse en el Buen Retiro.

El rey de Francia le escribió:

“Mi opinión es que el Rey de España no cambie este uso al llegar, que se conforme primero

con los modos del país. Cuando haya satisfecho a la nación con esta complacencia será dueño de

introducir otras modas. Pero debe hacerlo sin dar ninguna orden y su ejemplo bastará para

acostumbrar a sus súbditos a vestirse como él”216

.

Durante los primeros años de su mandato Felipe V usó el traje nacional y también el

francés, aunque para los actos oficiales se decantaba por el traje negro con la golilla. Juan de

Barreada, su sastre por aquel tiempo, se encargaba de la confección de los trajes a la española

215 Francisco de Paula Téllez-Girón y Benavides, VI duque de Osuna (1694-1716), fue embajador de España en

Francia. Estuvo presente en la ceremonia de renuncia al trono de Francia de Felipe V. COXE, W.: España bajo

reinado de la casa de Borbón, desde 1700, en que subió al trono Felipe V hasta la muerte de Carlos III acaecida

en 1788 .Vol. II. Madrid, 1846, p.90. 216

BOTTINEAU, Y.: El arte cortesano en la España de Felipe V (1700- 1746). Madrid, 1986, p. 326.

Claudio Coello. Adoración de

la Sagrada Forma. Detalle.

1691-1692. Sacristía de la

Iglesia del Monasterio de San

Lorenzo de El Escorial.

110

aunque desde 1707 ya no se le requirió mas217

. El 30 de mayo de 1707 Amelot 218

explicaba a

Luis XIV:

“(…) desde la batalla de Almansa toda la Gente de noble condición, Consejeros de los

tribunales que no son togados, Oficiales empleados en las secretarías y en la hacienda, Negociantes,

Burgueses, así como los sirvientes de los Grandes Señores, han renunciado absolutamente a la

vestimenta española, sin que se haya testimoniado a nadie la menor cosa por parte del rey vuestro

nieto, para procurar ese cambio”219

.

El cambio en la indumentaria de los españoles empezó en Madrid. El traje nacional

quedó relegado a una serie de profesiones y muy rápidamente se quedó anticuado. Diego

Torres Villarroel220

en sus Visiones y visitas de Torres con D. Francisco de Quevedo por

Madrid (1727) afirma que la profesión de golillero estaba pereciendo. El cambio de moda y

costumbres había traído nuevas profesiones como los peluqueros franceses221

.Por su parte, la

reina María Luisa, aceptó en un principio la moda española, pero no de buen grado. No le

agradó el tontillo (que había sucedido al guardainfante) ya que llevaba un dobladillo tan largo

que arrastraba, lo que provocaba muchas incomodidades222

. María Luisa tampoco gustó de la

cantidad de lazos y adornos que se debían lucir en la cabeza; por no hablar de la moda de los

anteojos que usaban tanto jóvenes como mayores, aunque:

“Su determinación de ser prudente duró poco tiempo, pues al dirigirse a Madrid, mientras que

el rey se hallaba en Italia, suprimió el tontillo y también la larga cola que las damas traían a sus pies

para cubrirlos cuando se sentaban atraían a sus pies para cubrirlos cuando se sentaban en el suelo

según el modo español”223

.

217

DESCALZO LORENZO, A.: “El arte de vestir en el ceremonial cortesano. Felipe V”. España festejante. El

siglo XVIII. 2002. p. 198. 218

Michel-Jean Amelot de Gournay (1655-1724), fue embajador de Francia en España. Nombrado por Luis XIV

en 1705. 219

Véase, Luis XIV (Rey de Francia), AMELOT DE GOURNAY, M-J.: Correspondencia de Luis XIV con M.

Amelot, su embajador en España: 1705-1709. Alicante, 2012. 220

Véase, TORRES VILLAROEL, D.: Visiones y visitas de Torres con D. Francisco de Quevedo por Madrid.

Madrid, 1727 221

MOLINA, Á. VEGA, J.: “Vistiendo el nuevo cortesano. El impacto de la feminización.” Sevilla y corte: las

artes y el lustro real (1729-1733). Madrid, 2010, p. 169. 222

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Glosario de términos de la indumentaria regia y cortesana en España. Siglos

XVII y XVIII. Málaga, 2006, p. 463. 223

BOTTINEAU, Y.: Ob. cit., p. 327.

111

De París comenzaron a llegar envíos de ropa para los reyes, incluso toda la canastilla

para el futuro príncipe de Asturias. Estas compras continuaron durante el segundo matrimonio

del rey pero fueron a menos con el tiempo. El gusto francés se adoptó de tal manera que las

relaciones comerciales entre los dos países fueron

muy estrechas, no sólo encargaba la corte sino

también los particulares por lo que la industria

española se resentía. La familia real adquiría los

encajes en Bruselas y los relojes y sombreros de

castor a Londres224

.

El nuevo soberano y su gobierno

emprendieron la tarea de modernizar España, por

desgracia nuestro país no gozaba de buena prensa

en el resto del continente. Nuestros antepasados

tenían fama de soberbios y arrogantes, este defecto

no sólo se nos achacaba fuera de nuestras fronteras

sino también dentro. El escritor Baltasar Gracián

(1601-1658) afirmó de hecho que la soberbia reinó en ella225

. Verdaderamente España era

bastante desconocida, sus súbditos se asimilaban a los arquetipos trazados en El Lazarillo, El

Buscón o La Celestina: una caterva de gentes de poco bien, pendencieros y supersticiosos. Un

país atrasado, lleno de vagos y fanáticos en comparación con la racional y próspera

Europa226

.Felipe V quiso dotar al país de las instituciones que ya funcionaban hacia tiempo en

Francia. Es por este motivo, por lo que empieza un lento pero eficaz proceso de

modernización en el que se protege e impulsa el comercio y la industrialización.

El mercantilismo en España se caracterizó por ser acumulativo y defensivo de los

metales preciosos provenientes de las minas de América. Se trataba de obtener la mayor

cantidad de oro y plata posible y prohibir su salida. Sin embargo, al finalizar el siglo XVIII

nuestro país se encontraba en una situación muy precaria en cuanto a desarrollo industrial ya

224

Ibídem, p. 646. 225

“La Soberbia, como primera en todo lo malo, cogió la delantera. Topó con España primera provincia de la

Europa. Parecióla tan de su género que se perpetuó en ella. Allí vive y allí reina con todos sus aliados, la

estimación propia el desprecio ajeno, el querer mandarlo todo y servir a nadie, hacer de Don Diego y vengo de

los godos, el lucir, el campear, el alabarse,…”. Edición de Julio Cejador, Madrid, 1913-1914, p. 178. 226

MOLINA, A. y VEGA, J.: Vestir la identidad, construir la apariencia. La cuestión del traje en la España del

siglo XVIII. Madrid, 2004, p. 9.

Miguel Jacinto Meléndez. Luis I, ríncipe de

Asturias. 1712. Museo Cerralbo. Madrid.

112

que se descuidó el trabajo como fuente de riqueza y la creación de fuentes de prosperidad

económica. Francia no poseía minas por tanto para obtener oro y plata dirigió sus esfuerzos a

la exportación de mercancías de manufactura nacional. El principal mercado pasó a ser

España, por su exceso en oro y plata y su déficit en capacidad productiva. Tal y como se ha

visto anteriormente, Francia implementó industrias de lujo con exportaciones muy ventajosas

para su economía.

A finales del siglo XVI la industria textil era la más importante en nuestro país, la

aparición del fenómeno “moda” supuso una verdadera revolución. Segovia fue el centro más

sobresaliente de toda Castilla227

. Se fabricaban paños veintidosenos (veintidós hilos por

urdimbre). En el siglo XVII la calidad bajó, la demanda comenzó a caer; los artífices no

recibían ningún tipo de ayuda estatal y tenían excesiva presión fiscal. Por desgracia, España

perdió su clientela mas selecta ya que en el siglo XVI exportábamos guantes, tejidos y

mercaderías de lujo. Durante el XVII las damas se decantaron por adquirir tejidos extranjeros

siguiendo la moda francesa que proporcionaba colores nuevos. Los gremios españoles se

quedaron desfasados en este sentido228

.

La clase burguesa era la artífice de la fabricación textil, que iba de los paños a las

sedas constituyendo un motor económico clave. Los cinco gremios mayores fundados en

Madrid en 1686 eran los siguientes: pañeros, sederos, drogueros, lanceros y joyeros. Las

artesanías estaban organizadas en gremios, siguiendo todavía el modo medieval229

. En el siglo

XVIII esta estructura frenaba la productividad a gran escala siendo Cataluña la región que

empezó a abrir fábricas textiles donde trabajaban centenares de obreros230

. Este modelo, que

se mantuvo vigente durante toda la centuria, había quedado caduco para responder a las

nuevas necesidades económicas y sociales de tal manera que:

227

Al comienzo del reinado de Felipe V la industria textil nacional se encontraba en franca decadencia, no

pudiendo -por su retraso técnico- competir con el resto de Europa. No obstante, a partir de 1709 se realizan

importantes encargos para la confección de uniformes militares con paños nacionales, lo cual supuso un

verdadero revulsivo. Nada menos que 10.000 uniformes fueron confeccionados por sastres de Madrid en esa

primera etapa, con tejedores de Villoslada y otras villas DE CASTRO, C.: A la sombra de Felipe V: José de

Grimaldo, ministro responsable (1703-1726). Madrid, 2004, p. 198. 228

DOMINGUEZ ORTIZ, A.: El antiguo régimen: Los Reyes Católicos y los Austrias. Madrid, 2006. p. 277. 229

La abolición del régimen gremial se aprobó en 1813 en las Cortes de Cádiz. 230

DOMINGUEZ ORTIZ, A.: Ob. cit., p. 198.

113

“se les acusaba de construir una rígida armadura que encarecía los artículos y las innovaciones

y al mismo tiempo impedía o dificultaba el desarrollo industrial y los inventos técnicos”231

.

La burguesía actuaba desde la familia, como la nobleza, y desde ella extendía su red.

Los valores del Antiguo Régimen eran extensivos a todas las clases sociales, ya que los

comerciantes enriquecidos deseaban formar parte de la nobleza, y el reconocimiento social de

la elite. El comercio dentro de nuestro país se veía afectado por diversas trabas entre ellas las

aduanas y “aduanillas”; Felipe V suprime las interiores (salvo las de Vascongadas y Navarra)

con motivo de agilizar la economía; aunque no se pudo igualar el régimen tributario por lo

hablar de las malas comunicaciones y las innumerables trabas administrativas:

“La realidad era la inexistencia de un mercado nacional, y sin un mercado nacional en sentido

estricto de comunicación generalizado de bienes y servicios entre las diferentes regiones del país es

evidente que tampoco hay economía nacional”232

.

El reinado del primer Borbón con el consiguiente cambio de gusto influye

decisivamente en las artes textiles. Los terciopelos pesados y oscuros dejan paso a los rasos y

tafetanes livianos y luminosos. Se ponen de moda los tejidos labrados que siguen los modelos

decorativos franceses. La fundación de las Reales Fábricas comenzó después de la Guerra de

Sucesión dentro de una serie de medidas económicas233

que trataron de mejorar la balanza

exterior y ser menos dependientes del extranjero, fundamentalmente de Inglaterra y Francia.

Los cuatro monarcas españoles del siglo XVIII trataron de dinamizar la anquilosada situación

económica del país a través de la creación de estas instituciones:

“La falta de iniciativa privada impulso una acción tutelar del Estado mediante una política

intervencionista, bien fuera estimulando la capacidad del capital privado, o sustituyendo esta falta de

inversión por la acción del propio Estado como empresario y promotor industrial. En este contexto hay

231

PLAZA PRIETO, J.: Ob. cit., p. 193. 232

Ibídem, pp. 347. 233

Sin embargo estas iniciativas han sido cuestionadas por diversos autores. "La experiencia de las fábricas reales

ha tenido mala prensa. Los economistas del siglo XVIII ya denunciaban la excesiva burocratización y la escasez

de beneficios. La crítica de las manufacturas reales se ha convertido en un tópico (...) El balance de las industrias

creadas con apoyo estatal durante el siglo XVIII no resulta muy fructífero (...) La fábrica de Guadalajara resultó

ser un sumidero de dinero público." (SUÁREZ FERNÁNDEZ, L., RAMOS PÉREZ, D., COMELLAS, J. L.,

ANDRÉS-GALLEGO, J.: Historia General de España y América. Vol. X-2º, Madrid, 1990. p. 24.

114

que entender la creación de las manufacturas dependientes de la Real Hacienda o en manos de

particulares, pero financiadas por el Estado y con regulación de privilegios y exenciones fiscales”234

.

En 1702 y 1703 se abrieron fábricas de paños en Chinchón y Talavera; y las primeras

de algodón en Cataluña y fábricas de tejidos por toda España:

“En 1704 la fábrica de tapices de Madrid, en 1705 de paños en Calahorra y San Fernando, en

1723 la de Segovia y una compañía de comercio textil en Madrid. En 1726 se dicta un decreto

protector de las industrias de paños y sedas, y dos años más tarde se veda la entrada de lienzos

estampados de algodón y seda…”235

.

La fábrica de paños de Valdemoro fue fundada en 1710 bajo la protección del

flamenco conde de Bergeyck236

que contrató a veintisiete obreros de Flandes; lo mismo

ocurrió en la fábrica de paños de Guadalajara donde fueron a trabajar obreros holandeses:

“En suma, la industrialización española no puede concebirse sin el riguroso proteccionismo

borbónico del siglo XVIII”237

238

.

Se dispusieron medidas proteccionistas con el fin de impulsar la industria textil, pero

paradójicamente, los reyes continuaron encargando a París su vestimenta, incluso la

“canastilla” del Príncipe de Asturias fue confeccionada en Francia. El gobierno comenzó la

urgente reforma económica mediante la creación de talleres textiles, lo cual trajo consigo un

primer momento de actividad que, cuando encontró demanda para sus productos, hizo

necesaria la mecanización, es decir la importación de máquinas. Esta etapa será larga y

compleja, prolongándose hasta segunda mitad de siglo; momento en el que se empezará a

pensar en medidas liberalizadoras, libre tránsito de mercancías y libertad de comercio con

América.

En 1712 se concedió un privilegio Real para la Fábrica de cristal de la Granja de San

Ildefonso bajo protección real; y también se creó la Real Biblioteca, que era pública y recibía

constantemente libros de Francia. En 1713, la Real Academia de la Lengua Española, en 1730

234

PEÑALVER RAMOS, L. F.: “El complejo manufacturero de la Real Fábrica de Seda de Talavera de la Reina

(1785)”. Espacio, tiempo y forma. Serie IV, Historia moderna, 1996, p. 359. 235

BOTTINEAU, Y.: Ob. cit., p. 480. 236

Superintendente general de finanzas en Flandes. 237

VOLTES, P.: Felipe V, fundador de la España contemporánea. Madrid, 1991, p. 378. 238

No obstante, otros autores sitúan –acaso con mayor propiedad- el incipiente desarrollo industrial español

durante la etapa final del reinado de Fernando VI. COMELLAS, J. L.: Ob. cit., p. 150.

115

la “Junta de Jurisprudencia Práctica”239

, en 1734 la Real Academia de Medicina, en 1738 la

Real Academia de la Historia; y se establecieron las bases para la creación de la Real

Academia de Bellas Artes de San Fernando240

. Otro de los cambios significativos fue el

progresivo ascenso de la burguesía a puestos de

responsabilidad, siendo un claro ejemplo don

José Patiño, jefe del gobierno241

.

Felipe V enviudó en 1714, unos meses

más tarde y a pesar de tener resuelta la cuestión

de la descendencia, optó por volver a contraer

matrimonio. La elegida fue la princesa italiana

Isabel de Farnesio La reina ejerció un papel

muy activo en decisivas cuestiones ya que su

pretensión residió en proporcionar a sus hijos un

futuro bien asentado242

. Su perfil encajaba con

lo que se pretendía de una reina en el Siglo de

las Luces, una persona cultivada, conocedora de

idiomas y versada en varias disciplinas. Su pasión por la belleza le llevó a formar una

espléndida colección pictórica que fue marcada con una blanca flor de lis, emblema de la

familia Farnesio243

aunque la corte española no tenía el esplendor ni la riqueza de la francesa:

239

Actual Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. 240

Creada durante el reinado de Fernando VI en 1752 aunque sus primeros estatutos fueron aprobados en 1744. 241

José Patiño nació el 11 de abril de 1666 en Milán, ciudad en la que se educó en los primeros años como

novicio de los jesuitas; pasó luego a Roma y abandonó de forma oscura la compañía de Jesús. En 1707 obtuvo

plaza en el Consejo de Órdenes, siendo también distinguido con la gracia de la orden de Alcántara. Desde el

Consejo de Órdenes fue trasladado a Extremadura como Superintendente General, llevando a cabo una brillante

gestión materializada en la instrucción particular que le fue aprobada el 1 de diciembre de 1711, a fin de ordenar

lo relativo a las rentas reales. A partir de marzo de 1713 desempeña el mismo cargo en Cataluña, y desde enero

de 1717 la intendencia de ejército y marina en Sevilla, juntamente con la presidencia del Tribunal de la

Contratación ESCUDERO LÓPEZ, J. A.: Los orígenes del Consejo de Ministros en España. Vol I, Madrid,

2001, p. 90. 242

Isabel de Farnesio (1692-1768) era una mujer de fuerte carácter y sumamente ambiciosa que no fue querida

por sus súbditos, aunque sí por su marido y sus hijos De su unión con Felipe V nacieron siete hijos de los cuales

seis llegaron a la edad adulta, algo verdaderamente notable para aquellos tiempos donde la mortalidad infantil

era pavorosa. Isabel había nacido en Parma, una corte culta y sofisticada. Los palacios en donde habitó estaban

adornados espléndidamente con obras de los mejores artistas italianos. La princesa mostró desde joven gran

inclinación por las artes recibiendo lecciones de pintura a partir de los once años. También fue muy aficionada a

la música, de hecho sabía tocar el clavicémbalo. Entre sus aficiones también se contaba la lectura y el

coleccionismo de libros. Véase, PÉREZ SAMPER, Mª. Á.: Isabel de Farnesio. Barcelona, 2003. 243

Hasta el siglo XVIII las pinturas de la Colección Real no fueron marcadas, las personas a su cargo la

supervisaban a través de los inventarios de bienes. El primer rey en marcar su colección particular fue Felipe V

para lo cual adoptó el emblema de la Casa Ducal de Borgoña, una cruz en forma de aspa. La necesidad de tener

mejor controladas las pinturas vino dada a raíz del pavoroso incendio del Alcázar de los Austrias que se produjo

Miguel Jacinto Meléndez. Felipe V. 1727.

Biblioteca Nacional de España. Madrid.

116

”La corte es triste; sin embargo, es más brillante que en otro tiempo, a causa de las tropas que

forman la casa del rey. Hay seiscientos guardias de coros vestidos como los del rey de Francia; hay

guardias españolas y guardias valonas244

, vestidos como los guardias franceses”245

.

Felipe V e Isabel de Farnesio fueron grandes amantes de las artes, sobre todo de la música y

la pintura246

. En 1721 se comenzó a levantar el palacio de La Granja de San Ildefonso., se ordenó

a Teodoro Ardenas la construcción de un pequeño palacio barroco con grandes jardines. Aunque

intervinieron varios arquitectos en su construcción aparte de Teodoro Ardemans, Procaccini,

Felipe Juvara y Sachetti. El conjunto, un magnífico ejemplo de arquitectura palatina

dieciochesca, es un pequeño Versalles al que Felipe V se retiró cuando cuando abdicó en 1724,

El 10 de enero de 1724 Felipe V comunicó al Consejo de Castilla su abdicación a la corona:

el día de nochebuena de 1734. El palacio, que era la residencia principal de la familia real española y la sede de

la corte, quedó reducido a cenizas. Su exterior era sobrio pero albergaba tal vez la mejor colección de pintura de

la época, formada por unos dos mil cuadros de los mejores artistas que había dado Europa hasta el momento. Se

estima que se perdieron unas quinientas pinturas además de un sinfín de obras de arte de todo tipo. 244

Las Guardias Españolas y Valonas vestían casaca larga y calzón azul turquí, con vuelta, collarín y chupa

encarnados. La casaca no presentaba solapas sino tres órdenes alternos de alamares en blanco, con tres alamares

por grupo, desde el collarín hasta el puente del calzón. El pico de los alamares miraba hacia el hombro. La vuelta

de los puños llevaba cuatro sardinetas también blancas (tres hasta 1789), con el pico hacia la mano. 245

GARCIA MERCADAL, J.: Ob. cit., p. 628. 246

Durante su estancia en Sevilla descubrió a Murillo, comprando todas las obras del pintor que pudo, más

adelante, en 1744 compró La sagrada familia del pajarito que se convirtió en su cuadro preferido y del que

nunca se separó. La reina mandó marcar sus pinturas con la flor de lis del escudo de los Farnesio, y así las

podemos admirar en el museo del Prado donde hoy día reside gran parte de su colección.

Jean Ranc. La familia de Felipe V. 1723. Museo Nacional del Prado. Madrid.

117

“Haviendo considerado de quatro años a esta parte, con alguna particular reflexión y madures,

las miserias de esta vida por las enfermedades, guerras y turbulencias que Dios ha sido servido

enviarme, en los 23 años de mi reinado y considerando también que mi hijo primogénito Don

Luis, Príncipe juarado de España, se halla en edad suficiente para regir y gobernar con acierto y

en justicia esta Monarquía he deliberado apartarme absolutamente del gobierno y manejo de ella,

renunciándola con todos sis Estados, Reynos y Señoríos, en el referido Príncipe Don Luis, y

retirarme con la Reyna, en quien he hallado un pronto ánimo y voluntad a acompañarme gustosa,

a este palacio y sitio de San Ildefonso, para servir a Dios desembarazado de otros cuidados,

pensar en la muerte y solicitar mi salvación”247

A pesar de su deseo de abandonar el trono, el rey debió reasumir sus funciones a los

siete meses ya que su hijo primogénito de diecisiete años de edad, proclamado Luis I de

España el 9 de febrero de 1724, falleció a causa de la viruela. En el retrato de la mano de

Houasse del futuro Luis I observamos que porta el hábito de novicio de la Orden del Espíritu

Santo, cuyos calzones siguen el modelo de “rhingrave”

usado en la moda cortesana francesa antes de la

implantación del traje militar, tal y como vimos en el

capítulo II. Por tanto un atuendo que había sido suprimido

desde hacía cincuenta años se mantenía vigente como

uniforme de los Caballeros de la Orden del Espíritu Santo.

La Granja de San Ildefonso fue concebida como un

retiro para el monarca cuya salud mental se encontraba

bastante debilitada. Para decorar el palacio los reyes

adquirieron una magnífica colección de pintura, escultura y

artes decorativas en general:

247

Véase, KAMEN, H.: Felipe V, el rey que reinó dos veces. Madrid, 2000.

Michel-Ange Houasse. Luis I,

príncipe de Asturias. 1717. Museo

Nacional del Prado. Madrid.

118

“… siguiendo el ejemplo de todos los grandes monarcas, sabían muy bien la importancia que

el arte tenía para dar esplendor a un reinado. No era solo arte, era también política. Isabel de Farnesio

llegó a tener en su colección más de novecientas pinturas, gustaba de escenas familiares, infantiles y

galantes”248

.

Es de nuestro interés la obra del pintor Michel-Ange Houasse (1680-1730), llamado en

1715 por Jean Orry, ministro de finanzas. El artista realizó retratos de la familia real y pintura

de género de pequeño formato. En su trayectoria se entrecruzan diversas herencias, desde

Poussin y los maestros barrocos italianos hasta los cuadros de género holandeses; en España,

también asimilará influencias, sobre todo la de Velázquez.

El pintor francés se convierte en un cronista de su tiempo a través de una serie de

escenas que nos permiten acercarnos a la vestimenta de la primera parte del reinado de Felipe

V. En El jardín de los monjes del monasterio de El Escorial aparece un caballero vestido a la

francesa pero enfundado en una capa, pieza que seguirá siendo un signo identitario del

hombre español. Sus escenas de género, que se encuentran en su mayor parte en los Reales

Sitios, son un ejemplo palpable de cómo la moda francesa se había asentado por completo en

la sociedad española. En Velada musical se recrea una escena de la sociedad elegante en la

248

PÉREZ SAMPER, Mª. Á.: Ob. cit., p. 363.

Michel-Ange Houasse. El jardín de los monjes del monasterio de El Escorial. Palacio de la Moncloa.

Madrid.

119

que se encuentran un grupo de elegantes damas y caballeros. Ellos con pelucas, grandes

casacas y zapatos abotinados, mientras que ellas lucen vestidos con tonos suaves y sencillos

moños al gusto del momento. La peluca no sólo la lucían los caballeros más principales sino

que se adoptó por otros tipos como podemos observar en esta escena donde el músico la lleva.

En La barbería (Palacio Real, Madrid), los mismos barberos a los que vemos en plena

faena llevan peluca empolvada. A su lado aparece la peluca y el sombrero de tres picos del

caballero que está siendo afeitado, mientras a la izquierda otro hombre (con la cabeza rapada)

aparece sentado esperando al arreglo de su correspondiente peluca. Tal y como venimos

comprobando la nueva moda era costosa ya que exigía de elementos ciertamente costosos

como las pelucas. El gasto en ropa del rey y su familia era desorbitado, pero el gobierno

siempre preocupado por los dispendios que

acarreaban los nuevos hábitos, dictó una

“Pragmatica sancion, que Su Magestad

manda observar, sobre trages, y otras cosas,

año de 1723”. Ésta fue promulgada en San

Ildefonso el 15 de noviembre de 1723,

versando sobre la moderación en el vestir y

en todo tipo de gastos superfluos, como las

guarniciones de carrozas y coches, o el

número de mulas o caballos para el tiro.

También se trataba de regular el vestir de los

artesanos y profesiones liberales, "o mas

baxos" como obreros, labradores y jornaleros; asimismo los lutos y las dotes, etc249

. El texto

insiste en consumir tejidos españoles y en limitar el uso de la seda en vestidos y guarniciones:

“como sean de fabricas destos reynos y sus ò de los de sus Dominios, y provincias amigas: y

para el consumo, y extincion de todo lo que toca à vestidos, encaxes y puntas que se traen al presente,

y ya viados, y lo demas que se prohibe en esta Pragmatica (…) Permito que las libreas que se dieren a

los Pages puedean ser casaca chupa y calçones de lana fino ù seda llanas fabricadas en estos mis

249

Esta pragmática fue impresa en diversas ciudades de España, entre las conocidas, Madrid, Sevilla, Barcelona.

Granada, Zaragoza, y Palma, conservándose varios ejemplares de las ediciones de Madrid y Sevilla.

Michel-Ange Houasse. Velada musical. Palacio de

la Granja de San Ildefonso.

120

Reynos, y en sus Dominios y no se han de poder dar ni traer capas de seda, ni fino de paño, bayeta,

raxa u otra cosa que no sea de seda ni aforradas en ella; y las medias han de poder ser de seda”250

.

Pero el citado documento no fue el primero, el cual se dictó en 1716 mientras que el

último del reinado vio la luz en 1745. Se prohibían los tejidos extranjeros así como los hilos

de oro, plata, encajes y bordados en seda. Los militares y otra serie de profesionales quedaban

exentos de su cumplimiento251

. Por otro lado, el luto causaba innumerables gastos en el vestir

no sólo de las personas sino de las casas y las iglesias. En la España de la Edad Moderna era

una costumbre observada por la sociedad; algunas disposiciones testamentarias se hacían eco

de la sencillez y humildad en el entierro pero por lo general se celebraban con gran fasto. En

Sevilla las exequias se celebraron con mayor pompa en el siglo XVIII que en el anterior252

.

250

Pragmatica sancion, que su Magestad manda observar, sobre Trages, y otras cosas, año de 1723. Fondos

digitales Universidad de Sevilla. 251

PUERTA ESCRIBANO, R.: “Reyes, moda y legislación jurídica en la España moderna”. Ars Longa.

Cuadernos de arte. Valencia, 2000, p. 69. 252

MARTÍNEZ GIL, F.: Muerte y sociedad en la España de los Austrias. Cuenca, 2000, p. 538.

Louis-Michel van Loo. La familia de Felipe V. 1743. Museo Nacional del Prado. Madrid.

121

Uno de los hechos más curiosos del largo reinado de Felipe V fue el traslado de la

corte a Sevilla entre febrero de 1729 y mayo de 1733. La estancia de la corte durante cuatro

años en la capital hispalense constituye un hecho excepcional. Una de las razones que se

apunta para explicar el viaje real fue el deseo de la reina253

de mejorar la salud del rey con la

intervención de algunos médicos expertos en terapia musical que había en la ciudad254

. Por

desgracia en Sevilla, Felipe V sufrió una de sus crisis más largas y alarmantes255

.

A pesar de sus continuos problemas de salud el rey vivió trece años más. En 1743 el

francés Van Loo realizó La familia de Felipe V , una gran pintura cortesana que se puede

considerar símbolo de un época; en ella los reyes aparecen rodeados de sus hijos y nietos en

un escenario palaciego. Isabel de Farnesio, que se encuentra en el centro de la composición,

apoya su brazo en el rico cojín que sostiene la corona. Tanto su atavío como el de las restantes

damas sigue los preceptos de la moda rococó del momento a través de vestidos “a la francesa”

con profundo escote, petos adornados con joyas de pecho, cinturas de avispa, pequeños

moños y cabezas empolvadas adornadas con tembladeras256

. El rey y sus hijos llevan pelucas

también empolvadas, grandes casacas guarnecidas con hilo de oro y plata, y medias recogidas

sobre las rodillas. Todos los tejidos y encajes se reproducen con gran verismo. La

composición rezuma riqueza y teatralidad siguiendo los preceptos en indumentaria que

marcaba la corte de Versalles; La familia de Felipe V supone la obra cumbre en el ámbito del

retratística de las transformaciones que trajo consigo la nueva dinastía.

253

Durante su estancia en Sevilla descubrió a Murillo, comprando todas las obras del pintor que pudo, más

adelante, en 1744 compró La sagrada familia del pajarito que se convirtió en su cuadro preferido y del que

nunca se separó. La reina mandó marcar sus pinturas con la flor de lis del escudo de los Farnesio, y así las

podemos admirar en el museo del Prado donde hoy día reside gran parte de su colección.

254

PEREZ SAMPER, Mª. A: Ob. cit., p. 388.

La mayor afición del rey y consuelo a sus desdichas era la música. Hicieron venir a España al gran cantante

Farinelli en 1737 nombrándolo “Músico de cámara de SS.MM”, con una paga anual de 135.000 reales de vellón. 255

Los desequilibrios mentales de Felipe V fueron agravándose con el tiempo de tal manera que pasaba días

enteros sin salir de la cama y sin querer lavarse, dormía de día y estaba despierto de noche, obsesionado con la

muerte y con comportamiento era absolutamente disparatado por desgracia la estancia en la capital hispalense lo

mejoró su estado de salud. “El rey, afligido durante años por una condición mental incurable, intentó la tarea

imposible de seguir un extraño horario, al tiempo que todo el mundo que le rodeaba seguía otro. Su incapacidad

periódica originó una de las monarquías más extrañas del siglo. Muy rara vez, en la Europa moderna, un reino

había sido gobernado desde el lecho de un enfermo” KAMEN, H.: Ob. cit., p. 269. “Felipe V era un anormal,

con periodos de lucidez y otros en que frisó la locura completa; sus obsesiones y ridículas” DOMÍNGUEZ

ORTIZ, A.: La sociedad española en el siglo XVIII. p. 25. 256

ARANDA HUETE, A.: “Aspectos tipológicos de la joyería femenina española en el reinado de Felipe V”.

Anales de Historia del Arte. Madrid, 2000, p. 219.

122

III.2. Fernando VI, la consolidación de la moda y el patrocino de la industria

sedera.

En 1746 subió al trono Fernando VI, el prudente, el primer rey de la dinastía Borbón

nacido en España. Hijo de Felipe V y su primera mujer María Luisa de Saboya, su mandato

duró trece años y no dejó herederos257

, el periodo fernandino se caracterizó por la estabilidad.

Se rodeó de ministros capaces y junto con ellos destacó por su interés en el progreso artístico,

la creación de varias academias y el impulso de las ya existentes como la de la Lengua y de la

Historia. Fundó la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid en 1752 y en

Sevilla, en 1751, la Academia de la Buenas Letras con título real. En principio, Fernando no

estaba destinado a reinar pero de sus tres hermanos dos murieron en la infancia y su hermano

mayor, Luis fue rey solamente siete meses en 1724, ya que murió prematuramente aquejado

por la viruela. El infante se convirtió en príncipe de Asturias con once años. Siendo

adolescente se concertaron sus esponsales, la elegida fue Bárbara de Braganza, hija de Juan V

de Portugal258

; la ceremonia matrimonial se celebró en Badajoz en 1729259

.

El reinado de Fernando VI trajo consigo una etapa de paz y estabilidad. A mediados

del siglo XVIII parte de la sociedad española había sucumbido al afrancesamiento, una nueva

forma de vida que afectó profundamente, no sólo a la indumentaria, sino también a los

modales y relaciones sociales que adoptaron, en primer lugar, las capas altas para más

adelante pasar a las restantes. Los nuevos usos hicieron que hombres y mujeres se reunieran,

en muchas ciudades se construyeron paseos y se abrieron cafés.

257

Al morir su mujer, el rey literalmente enloqueció, retirándose al castillo de Villaviciosa de Odón donde se

abandonó totalmente. Después de un terrible año en el que desatendió sus deberes como monarca y preso de

ataques de ira y angustia y víctima de una tremenda depresión, falleciendo con solo 45 años. Bárbara de

Braganza falleció a causa de un cáncer de útero. La reina había sido querida por su pueblo pero su testamento

fue considerado un ultraje (teniendo en cuenta que la dote que había entregado no fue muy cuantiosa) ya que

dejó la práctica totalidad de su fortuna, unos siete millones de reales, a su hermano el infante de Portugal Don

Pedro. Corrieron pasquines criticándola duramente, tachándola de estéril y avariciosa. Fernando VI intentó el

suicido en varias ocasiones, fue presa de ataques de ira maltratando a las personas que le servían, incluso llegó a

hacerse el muerto. Dejó de dormir en la cama para hacerlo en una silla. En definitiva, un comportamiento

absolutamente disparatado. Lo más probable es que tuviera un cuadro maniaco-depresivo con ataques de

epilepsia. Véase, VOLTES, P.: Fernando VI, Barcelona, 1996. 258

Bárbara de Braganza estaba muy preparada intelectualmente, hablaba varios idiomas y tocaba el clave. Su

maestro de música fue nada menos que Scarlatti. Cuando se convirtió en reina protegió a Farinelli, el célebre

“castrato” italiano de voz prodigiosa que había sido llamado a la corte española por su suegra. Durante los largos

años que pasaron siendo príncipes de Asturias, incluso fueron en ocasiones apartados de la corte no pudiendo

realizar actividades en público. 259

Se escogió ese enclave porque era la ciudad española más cercana a Portugal pero no se pensó en que sus

arcas no estaban preparadas para recibir con el agasajo que merecían a tan ilustres visitantes.

123

El monarca creó la Compañía de Fábricas y de Comercio que tenía como objetivo

relanzar la industria sedera toledana y que estaba relacionada con fábricas de Granada, Sevilla

y Extremadura. Una de las más importantes fábricas del siglo bajo titularidad de la Corona fue

la Fabrica de Tejidos de Seda, Plata y Oro de Talavera de la Reina. Inaugurada por el mismo

rey en 1748, y en cuya fundación tuvo un papel clave su ministro José de Carvajal. En la

manufactura se llevaba a cabo todo el proceso desde el cultivo y cría de los gusanos hasta el

hilado, teñido y tejido además de la creación de los modelos. En Talavera se confeccionaban

sedas labradas al modo de Lyon, pero también tejidos lisos y elementos decorativos para

indumentaria civil, religiosa y para la decoración260

. El primer director fue el francés Juan

Ruliere, que contrató solamente a tejedores extranjeros, fundamentalmente franceses, con el

fin de enseñar paulatinamente todo el proceso a los españoles261

.

Durante su reinado se abrieron las siguientes Fábricas Reales: la Real Fábrica de

Paños en San Fernando de Henares en 1746, la del mismo nombre en Brihuega en 1750 como

una sucursal de la de paños de Guadalajara. La Real Fábrica de Paños de Ezcaray en 1752

260

BATISTA DOS SANTOS, A. F.: Los tejidos labrados en la España del siglo XVIII y las sedas imitadas del

arte rococó en Minas Gerais (Brasil). Análisis formal y analogías. Valencia, 2009, p. 55. 261

PEÑALVER RAMOS, L. F.: “El complejo manufacturero de la Real Fábrica de Seda de Talavera de la Reina

(1785)”. Espacio, tiempo y forma. Serie IV, Madrid, 1996, p. 364.

Domingo Martínez. Carro del pregón de la máscara. Hacia 1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla.

124

llamada también Fábrica de Santa Bárbara. Por último, en 1759 se abrieron las Reales

Fábricas de Lencería en la Granja de San Ildefonso y en León. En 1753, para potenciar la

industria sedera valenciana se trasladó a dicha ciudad la Real Casa Fábrica de los Cinco

Gremios Mayores de Madrid por su gran cantidad de maestros y su mejor ubicación para el

comercio a través de su puerto262

. En Sevilla se construyó la Real Fábrica de Tabacos (la

primera de Europa) que comenzó a funcionar en 1758. El director de la Fábrica de Tabacos

don José Antonio de Losada encargó a Domingo Martínez una serie de ocho grandes lienzos

que describen las celebraciones que tuvieron lugar en las calles de Sevilla con motivo de la

ascensión al trono de España de Fernando VI en 1746. Tanto los festejos, como los lienzos

del mismo tamaño y marco fueron costeados íntegramente por la Real Fábrica de Tabacos,

asimismo se publicó un grueso volumen que describía el magno acontecimiento. La fiesta era

un perfecto elemento de persuasión en manos del poder, un instrumento de ostentación y

propaganda. La cultura barroca era fundamentalmente visual, su objetivo radicaba en

impresionar al espectador por lo que se gastaban cifras considerables en este tipo de actos. Se

levantaban arquitecturas efímeras y se engalanaban las ciudades a pesar de que la situación

económica no estaba para tales dispendios, pero era el precio de la paz social.

Las pinturas de Domingo Martínez son un valioso testimonio ya que nos permiten

comprobar cómo era la Sevilla de la época. El cortejo pasa por delante de la catedral, del

palacio arzobispal y del ayuntamiento (cuyo piso alto todavía no estaba labrado). La ciudad

aparece engalanada y repleta de público observando la procesión que consta de una serie de

carrozas fastuosamente decoradas con personajes disfrazados que hacen alusión a las futuras

alegrías que traería el nuevo reinado. La clase alta presencia el cortejo desde los balcones que

aparecen abarrotados de damas lujosamente ataviadas a la moda, es decir, con vestido “a la

francesa”, pelucas empolvadas y elegantes abanicos. Así mismo los caballeros lucen el traje a

la francesa compuesto por casaca, chupa y calzones, zapatos abotinados, pelucas empolvadas

y sombreros de tres picos. La serie también nos muestra la indumentaria de las clases

populares a través de hombres con gran capa y chambergo y mujeres con sencillo corpiño

sobre la camisa, saya y delantal.

262 GARZÓN PAREJA, M.: La industria sedera en España: El arte de la seda de Granada. Granada, 1972, p.

89.

125

Otro de los importantes logros del periodo fue la elaboración de un catastro que ha

pasado a la historia como el catastro de Ensenada263

, realizado en la Corona de Castilla sin

incluir al País Vasco. Fue puesto en marcha por Real Decreto de Fernando VI de 10 de

octubre de 1749, como paso previo a una reforma fiscal, que sustituyera las complicadas e

injustas rentas provinciales por un solo impuesto, la llamada Única Contribución que no se

llegó a implantar. Entre 1750 y 1754 todas las poblaciones de Castilla fueron sometidas a un

interrogatorio constituido por cuarenta preguntas264

por medio de las cuales se pretendía un

mejor conocimiento de la población y sus circunstancias.

III.3. Carlos III, la moda entre la corte y el pueblo.

263

Zenón de Somodevilla y Bengoechea (1707-1781). Marqués de la Ensenada. 264

Nombre de la población, jurisdicción, extensión y límites, tipos de tierras, árboles,; medidas de superficie y

capacidad que se usan ; especies, cantidad y valor de los frutos; diezmos y primicias; minas, salinas, molinos y

otros "artefactos"; ganados; censo de población, con vecinos, jornaleros, pobres de solemnidad, censo de

clérigos y conventos; casas y otros edificios; bienes propios del común , sisas y arbitrios, gastos del común,

como salarios, fiestas, empedrados, fuentes, impuestos ; actividades industriales y comerciales, con la utilidad de

los bienes o servicios producidos: tabernas, mesones, tiendas, panaderías, carnicerías, puentes, barcas sobre ríos,

mercados y ferias, hospitales, cambistas y mercaderes, tenderos, médicos, cirujanos, boticarios, escribanos,

arrieros etc.; albañiles, canteros, albéitares, canteros, herreros, zapateros etc.; embarcaciones; bienes enajenados

y rentas propias del Rey. (http://pares.mcu.es/Catastro/servlets/ServletController?accion=2&opcion=10).

Domingo Martinez. Carro del Parnaso. Detalle. Hacia 1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla.

126

A su muerte le sucedió su hermanastro Carlos III, uno de los reyes de España mejor

considerados por la historia. El monarca desarrolló su función con la experiencia que había

adquirido durante veinticinco años ocupando el trono de Nápoles y Sicilia bajo el nombre de

Carlos VII. Ejerció el despotismo ilustrado, y fue sin duda el rey español más preparado y

eficaz del siglo XVIII. Su carácter era metódico hasta el extremo y poco dado al

esparcimiento, por lo que la corte española no tenía la brillantez y el boato de otras europeas.

El rey quedó viudo nada más llegar a Madrid y no volvió a contraer matrimonio ya que su

descendencia estaba asegurada. De su matrimonio con María Amalia de Sajonia (1724-1760)

tuvo trece hijos de los que siete llegaron a la edad adulta.

El haber sido testigo de los

problemas mentales de sus antecesores, su

padre Felipe V y su hermano Fernando VI, le

llevó a asumir que la vida ociosa era insana

por lo que siempre estaba ocupado en algo.

Carlos fue un hombre muy devoto y piadoso,

su confesor franciscano durante más de

veinticinco años llamado Joaquín de Eleta,

tuvo un papel destacado en algunas de sus

decisiones. Cada día seguía el mismo ritual:

se levantaba temprano, oía misa, iba a ver a

sus hijos y trabajaba en los asuntos de

Estado. Mas tarde comía en público, recibía

audiencias y dormía un rato. Las tardes las

dedicaba a la caza. Según cuentan las

crónicas era un hombre amable, de trato sencillo y vida extremadamente ordenada. El conde

de Fernán Núñez265

, que fue durante años su ayuda de cámara, nos dejó esta semblanza:

265

Carlos José Gutiérrez de los Ríos y Rohan-Chabot (1742-1795), fue gentilhombre de cámara del Rey con

ejercicio y embajador en Francia y Portugal.

Pierre Joufroy. Retrato del marqués de la Ensenada.

Hacia 1770. Museo de Valladolid

127

“Su vestido era el más

sencillo y modesto.

Cuando tenía que

vestirse de gala, se ponía

de muy mala gana, sobre

la chupa de campo, un

vestido rico de tela

guarnecido por una rica

botonadura de diamantes.

De este modo se

presentaba a la Corte, a

la capilla y al besamanos,

y luego que pasaban las

dos o tres horas de la

ceremonia, apenas había

entrado en su cámara, se quitaba la casaca echando un gran suspiro y diciendo ¡Gracias a Dios!” y

continuaba: “Estrenar vestido, zapatos o sombrero nuevo era para S.M un martirio”266

.

Durante el reinado del rey Carlos III se fundaron una serie de manufacturas: La Real

Fábrica del Buen Retiro en 1760 por iniciativa del propio monarca y la Real Fábrica de

Platería Martínez en 1778. Siendo rey de Nápoles fundó la fábrica de Capodimonte267

. Por

otro lado, el rey y su gobierno emprendieron una reforma de la Hacienda:

“y diez años después se presentaba un proyecto de contribución única dividida en tres

secciones: real, industrial y comercial"268.

A comienzos su reinado, se produjo el motín de Esquilache a consecuencia de un

bando publicado en 1766 sobre la prohibición de una serie de prendas de vestir. Antes ya se

266

Véase, GUTIERREZ DE LOS RÍOS, J.: Vida de Carlos III. Madrid, 1988. 267

El enlace entre el monarca napolitano y María Amalia de Sajonia despertó enseguida en el joven Rey el

interés por el conocimiento del secreto de la auténtica porcelana, a imitación de su suegro. Sus deseos quedaron

plasmados con la construcción de la Fábrica de Capodimonte a semejanza de la manufactura de Meissen. Una

vez como rey de España mandó llamar a artesanos especializados de Nápoles. La futura fábrica comenzó en un

jardín del en el Real Palacio de Nápoles. Posteriormente se proyectó el edificio en la Alameda de Capodimonte,

las primeras piezas de porcelana se fabricaron en 1743. El rey se ocupó personalmente de la fábrica, contratando

obradores de Alemania y Viena. 268

Toynbee, Arnold y otros. Historia de España. Ed. Marín. Barcelona, 1981, p. 76 y ss.

Luis Paret. Carlos III comiendo ante su corte. Hacia 1775. Museo Nacional del

Prado. Madrid.

128

habían producido varias prohibiciones sobre llevar la

cara tapada, concretamente el bando del 9 de julio de

1716 repetido en 1723, 1729, 1740 y 1745 prohibía

expresamente llevar oculto en rostro:

“Ninguna persona de qualquier estado,

calidad o distinción u de fuero militar u otro alguno,

sea osado de andar embozado por esta Corte, tanto

con motera como con gorro calado y sombrero, u

otro qualquier género de embozo que oculte el rostro,

especialmente en los corrales de comedias”269

.

El bando del 10 de marzo de 1766 pretendía

el abandono de las capas largas y los sombreros de

ala ancha, indumentaria propia de los delincuentes:

“quiero y mando que toda la gente civil...y

sus domésticos y criados que no traigan librea de las que se usan, usen precisamente de capa

corta (que a lo menos les falta una cuarta para llegar al suelo) o de redingot o capingot y de

peluquín o de pelo propio y sombrero de tres picos, de forma que de ningún modo vayan

embozados ni oculten el rostro; y por lo que toca a los menestrales y todos los demás del

pueblo (que no puedan vestirse de militar), aunque usen de la capa, sea precisamente con

sombrero de tres picos o montera de las permitidas al pueblo ínfimo y más pobre y mendigo,

bajo de la pena por la primera vez de seis ducados o doce días de cárcel, por la segunda doce

ducados o veinticuatro días de cárcel... aplicadas las penas pecuniarias por mitad a los pobres

de la cárcel y ministros que hicieren la aprehensión.”

La hambruna se extendía por la escalada de precios de los productos básicos (el pan

duplicó su precio en cinco años)270

y los salarios se hundían. Las crisis de subsistencia

pasadas permanecían en la memoria colectiva y existía una profuna animadversión hacia los

ministros extranjeros ya que sus medidas económicas no aliviaron la carestía de la población.

269

Novísima recopilación (supra 1) 6.13.10. PÉREZ MARTÍN, A.: “El derecho y el vestido durante el Antiguo

Régimen”. Anales de Derecho nº16. Murcia, 1998, p. 266. 270

El salario medio de un peón era de 4 reales, por tanto con la escalada de los precios con este dinero sólo podía

comprar tres piezas de pan. DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Carlos III y la España de la Ilustración. Madrid, 1990, p.

101

Francisco de Goya. Paseo de Andalucía o

La maja y los embozados. 1777. Museo

Nacional del Prado. Madrid.

129

El gobierno pretendía terminar con el uso de la capa larga y el chambergo271

, ya que los

delincuentes los utilizaban para encubrirse; el objetivo era preservar el orden público y

modernizar a una sociedad anquilosada272

.

El 10 de marzo de 1766, las calles de Madrid se vieron salpicadas con carteles que

prohibían a la población el uso de la capa y el sombrero. Estalló el motín por las calles de la

capital, la plebe destruyó miles de farolas que se acababan de colocar, asaltaron y saquearon

la residencia273

de Esquilache y fueron hasta las misma puertas del Palacio Real a pedir

cuentas al rey. Dicho motín tuvo una significación más profunda de la que popularmente se le

atribuye274

ya que los pasquines contra el bando ministerial se vieron en ciento veintiséis

localidades, de entre las cuales treinta y nueve sufrieron revueltas. Las autoridades para

convencer a la población se habían hecho eco de que la capa “a la española” siempre había

sido corta y no larga, por lo tanto convenía continuar con esta tradición. En cualquier caso, tal

y como veremos más adelante los hombres siguieron usando capa aunque los protocolos no

nos informan de su tamaño.

En el terreno artístico Carlos III quiso mejorar las malas condiciones de la capital, a

través de intervenciones en diversas infraestructuras y su embellecimiento, así mismo fue el

272

“Es sabido que desde tiempo atrás el Gobierno español deseaba transformar muchas cosas de la vida nacional,

y una de ellas era la manera de vestirse de las clases populares, sobre todo de los madrileños. Las capas

enormemente largas, que permitían un concienzudo embozo bajo el cual todos podían esconderse; los grandes

sombrerazos de ala anchísima, el llamado sombrero gacho o, mejor, chambergo, que ejercía una demasiado

eficaz protección y vertía impenetrable sombra sobre el rostro. El rey Carlos III, a la vez que establecía, no sin

protestas, el alumbrado público, quería levantar las alas que ocultaban los rostros de sus vasallos: el espíritu de la

Ilustración, de las luces, por ser verdaderamente sincero -la gran fe de la época- descendía a los detalles más

materiales y humildes. Yo pienso que estas razones utilitarias -seguridad pública, conveniencia de que se pudiera

reconocer a los delincuentes- no eran más que apariencia: la justificación “objetiva” de otras razones más hondas,

“estéticas”, “estilísticas”: los hombres del Gobierno de Carlos III sin duda sentían malestar ante aquellos

hombres tan de otro tiempo, tan distintos de lo que se usaba en otras partes, tan arcaicos. Yo creo que la aversión

a la capa larga y al chambergo era una manifestación epidérmica de la sensibilidad europeísta y actualísima de

aquellos hombres que sentían la pasión de sus dos verdaderas patrias: Europa, y el siglo XVIII”. MARÍAS, J.:

Meditaciones sobre la sociedad española. Madrid, 1966, p. 105. 273

La llamada “Casa de las Siete Chimeneas” está ubicada en actual plaza del Rey . Hoy es una sede del

Ministerio de Cultura. 274

"El motín no había sido pues un hecho accidental, sino que hubo una dirección inteligente y un propósito

político que repercutió en varias provincias. Hubo plan, organización y objeto. En las distintas versiones

antiguas del suceso se insiste en que el alboroto no estalló de improviso quien ha movido esto es gente muy rica".

Se ha subrayado el sentido religioso del motín y que quisieron defender la religión, que en su opinión iba

decadente. Se dijo que semejantes bullicios no sólo eran lícitos, sino meritorios, y que algunos de los heridos

llevados a los hospitales, no quisieron confesarse porque morían mártires y tenían la salvación asegurada"

MARTÍ GILABERT, F.: Carlos III y la política religiosa. Madrid, 2004, p. 101.

130

primer rey que habitó en el

Palacio Real275

. Una de las

manufacturas que vivió su

momento de mayor esplendor

fue la Real Fábrica de Tapices

de Santa Bárbara, fundada en

1720, con Antón Rafael Mengs

como director desde 1762. El

checo llamó a una serie de

jóvenes pintores españoles para

realizar cartones para los

futuros tapices variando la

temática que se había

desarrollado anteriormente

hacia la representación de asuntos populares que gozaban de gran aceptación por parte de las

élites. Francisco de Goya recibió su primer encargo276

en 1776, cuyos tapices estaban

destinados al comedor de los príncipes de Asturias en el palacio de El Pardo. Los cartones del

maestro aragonés nos acercan a la indumentaria de las clases populares, lo cual es de gran

interés para conocer el fenómeno del majismo, cuya indumentaria veremos en los capítulos

dedicados a la moda masculina y femenina.

Dentro del terreno económico cabe destacar la liberalización parcial del comercio

exterior, y a partir de 1778 el de América a través de un decreto. Se suprimió la Casa de

Contratación, permitiendo la creación de compañías internacionales, según la tradición de

Holanda y Francia y se abrieron nuevos puertos en la península y América para destinados al

comercio:

“Como desde mi exaltación al Trono de España fue siempre el objeto de mis atenciones y

cuidados la felicidad de mis amados vasallos de estos Reynos y los de las Indias, he ido dispensando a

unos y a otros las muchas gracias y beneficios que deben perpetuarse en su memoria y reconocimiento.

275

La construcción comenzó en 1738, según trazas de Juvarra. Al fallecer éste, se encargó el proyecto a Juan

Bautista Sachetti. Ventura Rodríguez es el responsable de la Capilla Real. Sabatini, llamado a Madrid por

Carlos III en 1760, lo concluyó. CHUECA GOITIA, F.: El Palacio Real de Madrid, León, 2000, p. 16 y ss. 276

Formado por: La maja y los embozados, La merienda a orillas del Manzanares, El baile de San Antonio de la

Florida, La riña en la Venta Nueva, El bebedor, El quitasol, La cometa, Los jugadores de naipes, Niños inflando

una vejiga y Niños cogiendo fruta.

Francisco de Goya. La merienda. 1776. Museo Nacional del Prado.

Madrid.

131

Y considerando Yo, que solo un Comercio Libre y Protegido entre Españoles Europeos y Americanos

puede restablecer en mis Dominios la Agricultura, la Industria (...)".

La sociedad española seguía durante el reinado de Carlos III anclada en viejas

premisas que en parte frenaban el desarrollo de la nación. Los trabajos manuales se

consideraban despreciables, de hecho ser aristócrata impedía la realización de una serie de

actividades que se consideraban indignas, mentalidad que produjo en España un gran atraso

económico con respecto a otros países. El asunto generaba una gran polémica aunque es

sabido que algunos nobles poseían fábricas textiles o negocios mercantiles. Un ejemplo lo

constata: en 1706 la gran mayoría de las fábricas de paños en Segovia estaban en manos de

hidalgos. En Sevilla cabe destacar a los marqueses de Moscoso, herederos del acaudalado

mercader de origen flamenco Miguel de Neve, que incluso llegaron a participar en el

Consulado de Mercaderes277

. La dignificación del trabajo no es una realidad hasta el reinado

de Carlos III y concretamente hasta la Real Cédula de 18 de marzo de 1783, en la que se

declaró que todos los oficios son honestos y honrados, que no envilecen a quien los practica

y que no inhabilitan para realizar cualquier cargo público278

:

“Declaro que no sólo el oficio de curtidor, sino también los demás artes y oficios del herrero,

sastre, zapatero, carpintero y otros a este modo, son honestos y honrados; que el uso de ellos no

envilece la familia ni la persona del que lo ejerce; ni la inhabilita para obtener los empleos municipales

de la república en que están avecindados los artesanos y menestrales que los ejercitan; y que tampoco

han de perjudicar las artes y oficios para el goce y prerrogativas de la hidalguía, a los que la tuvieren

legítimamente... siendo exceptuados de esta regla los artistas o menestrales o sus hijos que

abandonasen su oficio y el de sus padres y no se dedicaren a otro o a cualesquiera arte o profesión con

aplicación y aprovechamiento aunque el abandono sea por causa de riqueza y abundancia; en

inteligencia de que mi Consejo, cuando hallare que en tres generaciones de padre, hijo y nieto ha

ejercitado y sigue ejercitando una familia el comercio o las fábricas con adelantamientos notables y de

utilidad al Estado, me propondrá, según le he prevenido, la distinción que podrá concederse al que se

supiese y justificase ser director o cabeza de tal familia que promueve y conserva su aplicación”.

En 1783279

se dictó la última pragmática suntuaria, hemos venido hablando de la larga

lista de pragmáticas contra el lujo que se produjeron en España. Estas leyes tenían diversos

277

Véase, VILA VILAR, E.: Los mercaderes sevillanos y el destino de la plata de Indias. Sevilla, 2001. 278

PLAZA PRIETO, J.: Ob. cit., p. 198. 279

SEMPERE Y GUARIÑOS, J.: Historia del luxo y de las artes suntuarias en España. Madrid en la Imprenta

Real, 1788. Valladolid, Ed. Maxtor, 2008, p. 172.

132

objetivos, trataban de salvaguardar y proteger el mercado nacional frente a las importaciones

extranjeras pero no se debe pasar por alto que una de sus principales cuando hallare que en tres

generaciones de padre, hijo y nieto ha ejercitado y sigue ejercitando una familia el comercio o las

fábricas con adelantamientos notables y de utilidad al Estado, me propondrá, según le he prevenido, la

distinción que podrá concederse al que se supiese y justificase ser director o cabeza de tal familia que

promueve y conserva su aplicación”.

En 1783280

se dictó la última pragmática suntuaria, hemos venido hablando de la larga

lista de pragmáticas contra el lujo que se produjeron en España. Estas leyes tenían diversos

objetivos, trataban de salvaguardar y proteger el mercado nacional frente a las importaciones

extranjeras pero no se debe pasar por alto que una de sus principales características residía en

que las diferentes clases sociales fueron diferenciadas por su manera de vestir. Durante el

reinado de Carlos III comenzó el fenómeno social denominado majismo, estamos en pleno

despotismo ilustrado y se cultiva el neoclasicismo; la sociedad elegante mira hacia Francia

pero hay un sector de la población que reivindica lo autóctono:

“(…) el pueblo se opone y sigue aferrado al barroco; gusta del teatro viejo, de los romances de

ciego, de las historias truculentas de santos y pecadores. (…) Valora la juventud en función del garbo

y arrojo de hombres y mujeres: estas cualidades deben percibirse en el modo de vestir, en el modo de

cantar, bailar y hacer el amor. (…) este cuidado que ponen el majo en su capa o cofia, la maja es sus

peines o jubones, esta preocupación por el gesto de la cabeza o de las manos y por el meneo es muy

privativa (…). En 1770 ó 1780 la máxima aspiración de un hijo o hija del pueblo de Madrid era ir lo

más adornado que se pudiera”281

.

El majismo pone en valor la estética andaluza en danzas y costumbres populares. Su manera

de vestir fascinará a cierta nobleza española:

“El majo andaluz viene a entronizar de forma definitiva el tópico nacionalista, aunque todavía

en sus formas mas primitivas. Su apasionamiento barroco y popular, tal vez habría que decir español,

es un reducto contra el predominio de la razón neoclásica y el elitismo”282

.

280

SEMPERE Y GUARIÑOS, J.: Historia del luxo y de las artes suntuarias en España. Madrid en la Imprenta

Real, 1788. Valladolid, Ed. Maxtor, 2008, p. 172. 281

CARO BAROJA, J.: Temas castizos. Madrid, 1980. pp. 99-100. 282

CASTILLA URBANO, F.: El análisis social de Julio Caro Baroja: empirismo y subjetividad. Madrid, 2002.

p. 264.

133

III.4. Carlos IV, primera década de su reinado. María Luisa de Parma como “esclava de

la moda”.

El hecho de que Carlos III quedara viudo nada más llegar a España y su sencillo

carácter no dado al esparcimiento, propició que la corte española no tuviera el brillo de otras

europeas. Su hijo y sucesor el futuro Carlos IV283

contrajo matrimonio en 1765 con su prima

hermana María Luisa de Parma (hija de Felipe de Parma e Isabel de Francia, por tanto nieta

de Luis XV y prima hermana de Luis XVI). La pareja, que permaneció veinte años en el trono,

tuvo catorce hijos de los que solamente cinco llegaron a la vida adulta. Carlos IV asumió los

destinos del país en un momento de gran complejidad política. Europa vivía conmocionada

por la Revolución Francesa, a raíz de la muerte de su primo Luis XVI en la guillotina el rey

rompió relaciones con el país vecino. Después de una serie de desavenencias que habían

surgido con su ministro el conde de Aranda, éste fue destituido y Manuel Godoy284

, que había

protagonizado una meteórica carrera de ascensos, fue nombrado primer secretario de Estado y

del Despacho. Entre 1793 y 1795 se produjo la llamada guerra de la Convención entre la

Francia republicana y España cuyo resultado fue nefasto para nuestro país.

283

Carlos IV era alto, corpulento y gran nariz como su padre. Fue muy aficionado a las artes y a la pintura no en

vano había sido criado en Nápoles. Era un gran aficionado a los relojes, a los que daba cuerda constantemente, y

a la música. Tocaba el violín y adquirió una colección de varios Stradivarius que se conservan en el Palacio Real

de Madrid. Los retratos del rey nos lo muestran normalmente con el traje “a la francesa” en colores alegres como

el rojo, también aparece con tonos pastel como el azul celeste en el retrato de la mano de Francisco Bayeu de

1790 que se encuentra en la Academia de San Fernando. 284

Véase, LA PARRA LÓPEZ, E.: Manuel Godoy: la aventura del poder. 2002

134

Durante la última década del siglo XVIII se

produjeron una serie de cruciales transformaciones

en indumentaria, fundamentalmente en la

femenina. La sociedad se tambaleaba y fruto del

momento político llegó de Francia una nueva

manera de concebir la belleza femenina mientras

que dentro de nuestras fronteras se asentó con gran

fuerza el majismo, y no solamente entre las clases

populares. Carlos IV y María Luisa de Parma,

como príncipes de Asturias, encargaron una serie

de tapices sobre temas populares. Eran entusiastas

de los festejos y diversiones y deseaban decorar

sus residencias con tapices que reflejaran la

sociedad española del momento. Francisco de

Goya realizó entre 1775 y 1792 varias serie de

cartones para tapices destinados a la Real Fábrica

de Santa Bárbara. La colección de cartones de

Goya, que se encuentra íntegramente en el museo del Prado, nos es de gran ayuda ya que

ilustra a la perfección la indumentaria de los tipos populares de la España del momento.

La figura del majo está presente en muchas comedias de la época, como en las de

Ramón de la Cruz. El género teatral adquirió una gran relevancia en la sociedad y el tipo

personajes populares que protagonizaban las comedias “seducían al público con aquella

presentación tan a lo vivo sobre las tablas de los desplantes de majos y majas”285

.

Lo plebeyo se puso de moda, se consideraba más auténtico y real; las actrices españolas

contribuyeron destacadamente al desarrollo y configuración de esta corriente indumentaria

que era, sin duda, un reflejo de una parte de la sociedad española. Este prototipo se fue

nutriendo de elementos que formaban parte de la indumentaria tradicional, pero

paulatinamente se constituyó en un estilo propio con sus propias señas de identidad que fue

aceptado, adoptado y difundido por todos los estamentos sociales, incluida la aristocracia. La

literatura del momento se hace eco de este choque cultural entre el afrancesado y el majo

285

MARTÍN GAITE, C.: Ob. cit., p. 99.

Francisco de Goya. Carlos IV. 1789.

Museo Nacional del Prado. Madrid.

Francisco de Goya. El pelele. 1791-1792.

Museo Nacional del Prado. Madrid.

135

expresado a través de la forma de vestir y las costumbres, pero con un trasfondo social de

mayor calado.

A principios del reinado de Carlos IV se produjeron una serie de iniciativas con el fin

de contener el derroche que los excesivos gastos en indumentaria venían ocasionando. Hemos

venido analizando cómo desde el siglo XVI se trataron de acometer una serie de reformas en

este sentido a las que la sociedad hizo caso prácticamente omiso. En 1788, se publicó en la

Imprenta Real de Madrid Discurso sobre el lujo de las Señoras y proyecto de un traje

nacional. La propuesta residía en la idea de uniformizar la vestimenta femenina a fin de paliar

los enormes gastos que conllevaba, esta iniciativa no solamente surgió en España, sino

también en otros como Inglaterra, Suecia y Dinamarca. El discurso argumentaba de los

peligros del lujo para la buena marcha del Estado y sobre lo conveniente de vestir conforme al

estatus social de cada uno y no por encima del mismo286

. Una vez más comprobamos que el

problema de las apariencias continuaba estando presente en la sociedad.

El proyecto presentaba tres tipos de atuendo femenino287

: española, carolina y

borbonesa o madrileña. El primero era la “gala principal”288

, por tanto “se deberán emplear

los géneros mas exquisitos”. El llamado “española” era en realidad un vestido “a la francesa”

sobre ancho tontillo, pañoleta de encajes tapando el escote y el peinado del momento, la

cabeza en forma de globo con unos rizos cayendo por el cuello, todo coronado con dos

grandes plumas y cintas. El atuendo “carolina” era un vestido tipo polonesa289

con el volumen

dispuesto en la parte trasera y peluca empolvada rematada con cintas de color. La borbonesa

era el más sencillo de los tres, compuestos por una casaca con faldillas y dos faldas, la inferior

quedaba totalmente a la vista por delante mientras que la superior sólo cubría la parte trasera.

El peinado era algo más sencillo que los dos anteriores y se cubría con unas pequeñas lazadas.

Cada uno de estos tres atuendos se dividía a su vez en tres clases: primera, segunda y tercera,

estableciéndose qué señoras podían llevarlos. La Junta de Damas290

señaló la inoperancia de

esta iniciativa ya que lo fundamental según su criterio para paliar los excesivos gastos

286

MOLINA, A., VEGA, J.: Ob. cit., p. 143 y ss. 287

Los tres modelos se explicarán en el capítulo 6, dedicado a la indumentaria femenina. 288

ANÓNIMO: Discurso sobre el lujo de las Señoras y proyecto de un traje nacional. Madrid, Imprenta Real,

1788. p. 41 y ss.

290

La Real e Ilustre Junta de Damas de Honor y Mérito fue fundada el 27 de agosto de 1787,en virtud de una

Real Orden de Carlos III, siendo la primera asociación de mujeres fundada en España.

136

radicaba en la mejora de la educación. Por otro

lado, consideraban que en España no había

fábricas preparadas para acometer tan ingente

tarea.

Los intentos de diseñar un traje

nacional habían fracasado, sin embargo, la

indumentaria maja se consolidó en Madrid y

en otras ciudades como Sevilla, posiblemente

como una prueba de orgullo patrio ya antes la

invasión napoleónica. Diversas damas

sucumbieron a este atuendo, hasta la misma

reina María Luisa fue retratada por Francisco

de Goya en 1799291

con un traje de maja negro

y mantilla de encaje adornando la cabeza con

un gran caramba292

rosa. María Luisa aparece

mostrando los brazos ya que se sentía muy orgullosa de ellos. El traje de maja que usaban las

damas más principales seguía el prototipo del vestido popular pero lógicamente era más

lujoso en tejidos, decoraciones y adornos.

No podemos obviar la figura de María Luisa de Parma, la reina fue una gran

aficionada a las últimas novedades francesas, tal como podemos ver en sus retratos. Desde su

etapa como princesa de Asturias donde Mengs la presenta con un traje de corte “a la francesa”

en verdes y plateados, hasta el drástico cambio de moda que aparece en todas las damas de la

familia real en La familia de Carlos IV (1800). En las diversas pinturas que se conservan

podemos ver a María Luisa de Parma engalanada con los diversos atuendos que se sucedieron

en tan corto periodo de tiempo, desde el traje “ a la polonesa”, pasando por el vestido sobre

“tontillo”, hasta llegar a la estética impuesta durante el Directorio francés (1795-1799), con

cuerpo corto con talle bajo el pecho, falda recta con sobrefalda y pelo en su color293

.

291

La reina encargó una copia del retrato a Agustín Esteve que regaló a Manuel Godoy. 292

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Glosario de términos de la indumentaria regia y cortesana en España.

Siglos XVII y XVIII. Málaga, 2006. p. 492. 293

VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 8.

Anton Rafael Mengs. aría Luisa de arma,

princesa de Asturias. Hacia 1765 Museo Nacional

del Prado. Madrid.

137

La reina encargaba sus atuendos a París gastando unas cifras astronómicas, y no

solamente en su juventud. Adquiría trajes y ropa blanca además de flores para los tocados de

moda. María Luisa de Parma compartía modisto con la emperatriz Josefina. Louis Hippolyte

LeRoy confeccionó una serie de vestidos para la Josefina, trajes que partían la línea del

sencillo vestido camisa pero más recargados y acompañados de manto, como el vestido de la

coronación (1804).

En lo que respecta al traje masculino aunque se continuó usando el traje “a la francesa”

aparecieron en los últimos años nuevas prendas como el frac y los pantalones largos, de clara

influencia inglesa que se consolidarán a principios del siglo XIX. Por último cabe resaltar la

publicación en 1801 de Colección General de los Trages que en la actualidad se usan en

España: principiado en el año de 1801, compuesto de ciento doce estampas con

representaciones de distintos vestidos de muy diversos lugares de España. Se trata de la

segunda colección de

trajes publicada en

nuestro país despues

de la Colección de

trajes tanto antiguos

como modernos de

Juan de la Cruz Cano

y Olmedilla en 1777.

Por tanto, nuestro país

ya seguía la estela de

Inglaterra o Francia en

este tipo de iniciativas

que se desarrollarán

plenamente en el siglo

XIX.

A modo de conclusión diremos que este capítulo nos ha permitido establecer un

sucinto recorrido de los avances y reformas que trajeron consigo la nueva dinastía, basadas en

el modelo francés, a través de distintas iniciativas cuyo fin estribaba en mejorar la mala

situación económica y de infraestructuras de todo tipo; así como un cambio radical en la

Francisco de Goya. La familia de Carlos IV. 1800. Museo Nacional del Prado.

Madrid.

138

indumentaria típica española que se transformó no sólo en su aspecto exterior sino también en

costumbres y modos de sociabilidad.

139

CAPÍTULO IV

140

Los protocolos notariales como fuente para el estudio de la indumentaria.

IV.1. Las cartas de dote y la institución matrimonial

La institución dotal es un elemento básico para el mejor conocimiento, no sólo del

matrimonio y la herencia, sino para el estudio de la vida privada. La dote provenía del

patrimonio familiar de la esposa, que era entregada al casarse. En España estuvo regulada

desde las Partidas de Alfonso X294

y constaba de una serie de bienes materiales que se podían

cuantificar económicamente. Era un reconocimiento de la herencia de la mujer aunque ella no

la podía administrar; en el caso de que la pareja fuera menor, ese caudal era controlado por el

padre de la contrayente. Debido a lo abultado de muchas y al ser requisito imprescindible para

acceder al matrimonio, ya Felipe IV y más tarde Felipe V intentaron limitar su cuantía con

respecto al total de la fortuna, de tal manera que no podía exceder de la octava parte. Este

último, incluso requirió a los ayuntamientos el registro de los contratos matrimoniales, y a la

justicia a estar pendiente de los gastos que conllevaban. Las damas de la corte se vieron

afectadas por estas medidas restrictivas, ya que la cantidad entregada no podía ser superior a

un quento de maravedí295

. En el siglo XVII el asunto fue denunciado ante conde-duque de

Olivares debido a que el excesivo gasto que ocasionaban estaba dañando la economía del

país. La cuantía requerida podía dificultar el matrimonio:

“Los hombre calculan desde luego sus rentas con el porte de las mujeres, y si resulta, como es

regular, que no corresponde los dotes a los gastos de adornar una casa, y prevenir todo el tren

necesario de vestidos y demás requisitos, huyen de casarse, o no pretenden sino a las ricas”296

.

294

Partida IV, Título 11, De las dotes y de las donaciones y de las arras, Ley 1: El algo que da la mujer al marido

por razón de casamiento es llamado dote; y es como manera de donación hecha con entendimiento de

mantenerse y ayudar el matrimonio con ella. Y según dicen los sabios antiguos es como propio patrimonio de la

mujer y lo que el varón da a la mujer por razón de casamiento es llamado en latín donatio propter nuptias, que

quiere tanto decir como donación que da el varón a la mujer por razón que casa con ella; y tal donación como

esta dicen en España propiamente arras. Más según las leyes de los sabios antiguos esta palabra arra tiene otro

entendimiento, porque quiere tanto decir como peño que es dado entre algunos para que se cumpla el matrimonio

que prometieron hacer; y si por ventura el matrimonio no se cumpliese, que quedase en salvo el peño a aquel que

guardase la promesa que había hecho, y que lo perdiese el otro que no guardase lo que había prometido; y

comoquiera que pena que fuese puesta sobre pleito de matrimonio no debe valer, pero peño o arra o postura que

fuese hecha en tal razón, debe valer 295

PUERTA ESCRIBANO, R.: “Reyes, moda y legislación jurídica en la España moderna”. Ars Longa

cuadernos de arte. Valencia, 2000, p. 69. 296 AMAR Y BORBON, J.: AMAR Y BORBÓN, J.: Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres.

Madrid, 1994, p. 203.

141

La dote y las arras formaban parte del patrimonio inicial de la familia, y siempre

pertenecerían a la mujer297

aunque la administración de esos bienes corría a cargo del esposo.

Las arras, cuyo origen es germánico, las entregaba el esposo, las Partidas y las Leyes de Toro

las reglamentaban. Desde la Edad Media se estipuló que no podían constituir más de una

décima parte del patrimonio del marido. Tal y como se ha podido apreciar a través de los

protocolos notariales, la dote gozó de un gran importancia en la sociedad del siglo XVIII.

Todas las mujeres la llevaban al casarse, desde una humilde sirvienta hasta una pudiente

aristócrata. Esta práctica comenzó a desaparecer en el siglo XIX debido al cambio

experimentado en la sociedad tras el comienzo del capitalismo industrial ya que su

seguimiento ocasionaba una serie de trabas298

. Se denominaba “estimada” cuando era

ejecutada por profesionales que realizaban las tasaciones de los bienes y la “desestimada”

cuando el valor no se hacía constar299

. Al morir la esposa sus bienes pasaban a los hijos y en

el caso de no haberlos los parientes más cercanos. Esta ley trataba de proteger los derechos de

la mujer aunque dependía del marido el hacer un buen uso de los bienes. Los documentos que

han sido analizados demuestran que los matrimonios se contraían entre miembros de la misma

clase social, por poner una serie de ejemplos: un panadero a favor de otro panadero, un

maestro del arte de la seda a favor de un maestro del arte de la platería, un caballero de

Calatrava a favor del hijo de un caballero de Santiago, un maestro carpintero a favor de un

maestro sombrerero etc…, aunque se debe precisar que en muchas ocasiones no aportan dato

alguno sobre la profesión del padre y del futuro esposo.

297

Esto se afirma como regla general, sin perjuicio de la excepción prevista en la Partida VII, Título 17, Ley 15:

Acusado siendo algún hombre que había hecho adulterio, si le fuere probado que lo hizo, debe morir por ello,

mas la mujer que hiciese el adulterio, aunque le fuese probado en juicio, debe ser castigada y herida

públicamente con azotes y puesta y encerrada después en algún monasterio de dueñas; y además de esto debe

perder la dote y las arras que le fueron dadas por razón del casamiento y deben ser del marido. Pero si el marido

la quisiese perdonar después de esto, puédelo hacer hasta dos años. Y si por ventura no la quisiese perdonar, o se

muriese él antes de los dos años, entonces debe ella recibir el hábito del monasterio y servir en él a Dios para

siempre como las otras monjas 298

No obstante, recuérdese que la Ley de 11 de mayo de 1888 por la que se autoriza al Gobierno a publicar un

Código Civil con arreglo a las condiciones y bases establecidas en la misma, contempla la dote en su base 25ª:

"La condición de la dote y de los bienes parafernales podrá estipularse a la constitución de la sociedad conyugal,

habiendo de considerarse aquélla inestimada a falta de pacto o capitulación que otra cosa establezca. La

administración de la dote corresponderá al marido, con las garantías hipotecarias para asegurar los derechos de la

mujer y las que se juzguen más eficaces en la práctica para los bienes muebles y valores, a cuyo fin se fijarán

reglas precisas para las enajenaciones y pignoraciones de los bienes dotales, su usufructo y cargas a que está

sujeto, admitiendo en el Código los principios de la Ley Hipotecaria en todo lo que tiene de materia propiamente

orgánica y legislativa, quedando a salvo los derechos de la mujer durante el matrimonio, para acudir en defensa

de sus bienes y los de sus hijos contra la prodigalidad del marido, así como también los que puedan establecerse

respecto al uso, disfrute y administración de cierta clase de bienes por la mujer, constante el matrimonio. 299

ORTEGO AGUSTÍN, Mª. A.: Familia y matrimonio en la España del siglo XVII: ordenamiento jurídico y

situación real de las mujeres a través de la documentación notarial. Madrid, 2004, p. 104.

142

Uno de los objetivos fundamentales era la preservación del propio grupo, sobre todo

en lo que respecta a la nobleza. El matrimonio de conveniencia era algo consustancial a todos

los grupos sociales; en algunos casos se pactaban cuando los futuros contrayentes eran niños,

y se esperaba a los catorce años de la mujer para celebrar el sacramento300

. Las bodas se

programaban entre las familias respondiendo a intereses económicos y sociales, normalmente

el padre de la novia elegía el marido y muchas veces la pareja no se conocía hasta la boda:

“Y puesto que los matrimonios de los monarcas se regulaban por estrictas normas, sin que

hubiera que tener en cuenta los deseos personales, también se trasplanta ese modelo regio con todas

sus consecuencias”301

.

Las cartas de dote presentan, por lo general, un ajuar formado por prendas de vestir

para la futura esposa, mobiliario, joyas y accesorios. Dependiendo de la capacidad económica

de la contrayente se podían entregar todo tipo de enseres, piezas artísticas e incluso esclavos,

tal es el caso doña Petronila de Pineda Páramo (1702), que aportaba dos esclavas turcas

valoradas en 5.100 reales302

.

En muchos casos la diferencia de edad entre los contrayentes era notoria, a veces las

niñas pasaban de jugar con muñecas a ser amas de su propia casa. Para la nobleza lo

importante era la procreación con el fin de perpetuar la estirpe y los apellidos, por lo que

otras consideraciones como los sentimientos no se contemplaron hasta épocas muy

posteriores. Por este motivo no era rara la existencia de hijos ilegítimos, que aumentaron en el

siglo XVIII. En 1796, los bastardos fueron por primera vez admitidos en los gremios lo que

300

En la actualidad, el Art. 46 del Código Civil señala que no pueden contraer matrimonio los menores de edad

no emancipados, reglamentación aprobada por la Ley 30/1981, 7 julio («B.O.E.» 20 julio), por la que se

modifica la regulación del matrimonio en el Código Civil y se determina el procedimiento a seguir en las causas

de nulidad, separación y divorcio. De forma complementaria, cabe resaltar que en la actualidad la libertad para

contraer matrimonio es un pilar básico de nuestro sistema, frente al matrimonio de conveniencia antes

referenciado. De hecho, la Directiva 2011/36/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 5 abril de 2011,

relativa a la prevención y lucha contra la trata de seres humanos y a la protección de las víctimas, incluye el

matrimonio forzado entre las conductas que pueden dar lugar a una explotación de personas. Igualmente, la

Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer de Naciones Unidas,

ratificada por España, establece en su artículo 16 que «los Estados Partes adoptarán todas las medidas adecuadas

para eliminar la discriminación contra la mujer en todos los asuntos relacionados con el matrimonio y las

relaciones familiares y, en particular, asegurarán en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres: a) El

mismo derecho para contraer matrimonio; b) El mismo derecho para elegir libremente cónyuge y contraer

matrimonio sólo por su libre albedrío y su pleno consentimiento». 301

FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M.: Casadas, monjas, rameras y brujas la olvidada historia de la mujer

española del Renacimiento. Madrid, 2002, p. 113. 302

AHPSE: P- 8173, 1623 r. La dote es a favor de su segundo marido el doctor don Cristóbal de Pedrosa y

Luque.

143

nos muestra un cambio en la mentalidad; evidentemente era más común tener hijos fuera del

matrimonio por parte del varón, ya que los hijos que tenía la mujer se consideraban del mismo.

“La familia era un reino en miniatura. Y un reino que se reproducía. Esto es, y aquí radica su

singularidad respecto a los tiempos actuales, los padres no solo mandaban plenamente sobre sus hijos,

sino también sobre quienes iban a ser los padres de sus nietos. De ese modo se establecía una cadena

familiar que atravesaba los siglos”303

.

Muchas veces los padres pactaban cifras para entregar en dotes que más tarde no

podían satisfacer, esto causó numerosos problemas ya que las hijas reclamaban lo prometido.

Si el progenitor no cumplía lo pactado, la dote podía ser reclamada a los herederos, por este

motivo se desataron graves conflictos familiares, sobre todo entre las clases altas. Era del

dominio público que en ocasiones la novia y su familia engañaban al futuro marido en la

cuestión de cifras:

“Los hombres tendían a desanimarse de tomar estado porque con la dote que aportaban las

mujeres (que en la mayoría de los casos era sobrevalorada para engañarlos) no solía haber bastante, ni

mucho menos, para atender a los gastos que ellas requerían e inventaban”304

.

Ante notario se firmaba una carta de pago y recibo donde se detallaban los bienes

muebles e inmuebles que contenía. La dote es extensiva a todas las clases sociales, siendo tan

básica su aportación que se crearon fundaciones para dotar a doncellas sin recursos con el fin

de que pudieran casarse o ingresar en un convento. Lo habitual era que el padre de la novia

otorgara la dote, pero lógicamente se daban todo tipo de circunstancias. En caso de no haber

padre, la entregaba la madre. Si la doncella era huérfana, alguno de sus familiares como tíos o

abuelos.

“…doncella de 18 años, nuestra sobrina y aijada a quien hemos criado desde edad de

año y medio natural de la villa de utrera…hemos querido y criado como hija decidimos

entregarlo de nuestro propio caudal los bienes…305

Don Diego de Valverde otorgó la dote a su nieta Teresa de Merciel en 1705:

303

Ibídem., p. 110. 304

MARTÍN GAITE, C: Usos amorosos del dieciocho en España. Barcelona, 1987, p. 154. 305

AHPSE: P-682. 206 r.

144

“con que poder mantener las obligaciones de dicho matrimonio de doy y entrego de mis

propios bienes por dote y caudal conocido de la dicha mi nieta 8.551 reales de vellón en los vienes y

alajas vestidos ropa blanca y demas cosas”306

.

En el caso de que la doncella fuera huérfana de padre y madre y sin parientes

próximos, ella misma podía hacer entrega de su dote, como es el caso de doña Leonor Ramos

Villasandino (1720), quien la otorga ella misma a su futuro marido Domingo Miguel de

Casafonda, “hijo de Juan Antonio Casafonda, Familiar del Santo Oficio de la Inquisición”307

;

de igual manera doña Juana Suárez Fernández, viuda, entregó ella misma la dote a su futuro

marido don Francisco García de Casteñeda en 1715308

.

En ocasiones se especifica en la propia carta que aparte del padre de la novia otros

familiares han contribuido en la compra del ajuar: “…por dadivas de parientes y otras

personas a causa de dicho matrimonio”309

. En un documento otorgado por la viuda de Juan

Crescencio Martínez a su hija en 1786 en la que le es entregada el importe de la legítima

paterna, se le ofrecen a su vez:

“diferentes prendas y ropas que han regalado a la dicha su hija diferentes personas parientes

(…)”, lo cual aparece constatado y descrito en una partida aparte llamada “Ropa y prendas donadas

por los parientes”, en la que figuran dos vestidos, una saya, una cadena de oro, dos manteletas, una

mantilla y dos abanicos310

.

Era costumbre de las personas con posibles dotar a las doncellas que habían trabajado

a su servicio. El servicio doméstico era una de las profesiones más comunes para las capas

bajas de la sociedad. La nobleza empleaba numerosísima servidumbre, dentro de la cual había

distinciones entre los de “escaleras arriba” y los de “escaleras abajo”. En los palacios de los

Grandes el servicio doméstico estaba formado por centenares de personas de ambos sexos. La

servidumbre era un trabajo esencialmente urbano, a finales del siglo XVII se censan más de

280.000 criados en Madrid, sobre un 35% de la población total de la ciudad. Otras fuentes

306

AHPSE: P- 10326 ,935 r. 307

AHPSE: P- 692, 706 r. 308

AHPSE: P- 5178, 851 r. 309

AHPSE: P- 5205, 92 r. 310

AHPSE: P- 9578, 619 r.

145

hablan de hasta el 43% de la población de Madrid dedicado al servicio de las grandes casas311

.

Fray Luis de León en La perfecta casada (1584) ya hablaba obligación de los señores dar

buen trato a los criados, criticando enconadamente a las personas que abusaban de su

posición312

. Lo mismo afirma Juan de Zabaleta quejándose del mal trato que algunas

soberbias damas daban a sus sirvientas313

. En la literatura española del siglo de oro la figura

de los criados es muy frecuente, son los que acompañan siempre a sus amos y su relación a

pesar de la distancia social es estrecha; de hecho la sirvienta de confianza dormía cerca de su

señora. Una parte de la realidad no era tan negativa ya que el amo tenía como tal,

obligaciones para con sus criados; en el sentido de costearles el aprender una profesión, la

dote, ropa, comida y casa. Cuando un gran señor fallecía sus hijos heredaban los criados,

siendo su obligación el no desatender sus necesidades, tan es así que una de las obras de

caridad frecuentes era dotar a doncellas sin recursos.

Son relativamente frecuentes las cartas de dote de señores a sus sirvientes; en 1740,

don José Bucareli314

, conde de Gerena, otorga la dote a la prometida de su criado don

Domingo de Cuesta. Don José Francisco Bucareli y Ursúa (1707-1781), fue un caballero

principal de la Sevilla de su tiempo, V conde de Gerena315

, III Marqués de Vallehermoso316

,

Coronel del regimiento de milicias provinciales de Sevilla, Teniente de Hermano Mayor de la

Real Maestranza de Caballería y Comendador de San Esteban de Florencia317

. El aristócrata

entregó una dote de 5.789 reales, una parte en dinero en efectivo: 300 reales, denominado

311

Los datos que nos dan algunos viajeros como madame de Aulnoy (300 dueñas de la duquesa de Osuna) o el

duque de Saint-Simon (700 servidores el duque de Medinaceli) tal vez sean una exageración pero no cabe duda

que correspondían a la realidad de la sociedad española del momento. 312

“…y hay tan vanas algunas, que casi desconocen su carne, y piensan que la suya es carne de ángeles y las de

sus sirvientas de perros, y quieren ser adoradas de ellas, y no acordarse de ellas si son nacidas; y si se quebrantan

en su servicio, y si pasan sin sueño las noches, y si están ante ellas de rodillas los días, todo les parece que es

poco y nada”. 313“El hacerse servir de ellos de rodillas, no siendo no Dios ni rey, es soberbia muy desamedrentada”, y afirma:

“ ejor plaza es la de perrito faldero en casa de una mujer poderosa que de criada valida”. ZABALETA, J.: El

día de fiesta por la mañana y por la tarde. Madrid, Castalia, 1983, p. 362. 314

La noble familia Bucarelli es de origen italiano, concretamente de Florencia. El primero de este apellido que

se estableció en Sevilla fue Antonio María Bucarelli, hijo de Vincenzo Bucarelli y de María de Andrés Rinieri.

Recibió el bautismo en el oratorio de San Juan Bautista de Florencia en 1578. Don Antonio se estableció al

menos desde 1615, año en que contrajo matrimonio con doña Gema Federigui, perteneciente también a una

ilustre familia florentina establecida asimismo en Sevilla, hija de Luis Federigui y de doña Lucrecia Fantoni. En

segundas nupcias casaría alrededor de 1635 con doña Beatriz de la Torre. 315

Concedido en 1650 a don Pedro de Ursúa y Arizmendi, Almirante General de la Guardia y Carrera de Indias

en 1650. CADENAS Y LÓPEZ, A.: Elenco de Grandezas y títulos nobiliarios españoles. Madrid, 2008, p. 434. 316

Concedido en 1679 por Carlos II a don Francisco Antonio Bucarelli y Villacís, Caballero de Calatrava. Desde

1790 ostenta Grandeza de España. Ibídem, p. 1061. 317

Contrajo matrimonio en Madrid en 1734 con doña Ana Antonia de Baeza y Vicentelo de Leca, hija de don

Luis de Baeza Manrique de Lara y Mendoza, Marqués de Castromonte, Grande de España, y de doña María

Teresa Vicentelo de Leca y Silva.

146

“dinero de contado”; y otra en ropa y muebles, incluso: “camisas nuevas bordadas con sus

encajes”318

. En exacta fecha, el mismo caballero entregó dote a: “Don José Mihurra, mi

criado mayor vecino de esta ciudad de Sevilla y natural de Zugarramurdi obispado de

Pamplona”. El ajuar es muy sustancioso, habiendo todo tipo de ropa, ajuar de la casa y

mobiliario sorprendiendo lo costoso de algunas piezas.

Otros ejemplos de entrega de dote a criados lo constituyen el de don Juan Bautista

Clarebout319

que la otorgó Ana Josefa Martín (1719), doncella natural de Dos Hermanas, para

contraer matrimonio con Juan Alfonso de Prado, maestro zapatero de opera prima320

que

recibió:

“ 8.007 reales y medio de vellon todo ello lo recibo de la dicha Ana Josefa Martín por mano

del dcho Sr. D. Juan Bap.ta Clarebout quien le a dado graciosamente dicho dinero de contado, y

alguna ropa y alajas, lo demas lo a costeado la suso dcha con el salario”321

.

El citado documento pone de relieve la situación de las mujeres humildes, las cuales

debían ahorrar con su trabajo para hacer entrega de la dote y así poder acceder al matrimonio.

Otro ejemplo de otorgamiento de dote a servidores es el de don Alonso de Soto (1730) quien

la entregó a don Pedro Guerrero, trabajador del campo y natural de Valdepeñas para casar

con su criada Isabel María Ana Canello: “a quien he criado en mi casa y servicio desde que la

trajeron”. Don Alonso refiere que le ha dado trabajo y la ha “alimentado con desencia como

es notorio” y le adjudica un montante que alcanza los 6.018 reales, 4.000 en el ajuar y los

restantes proporcionándoles casa, almuerzo y cena, lo que se valora en 4 reales diarios322

. La

carta contiene los enseres básicos: una cama con dos colchones poblados de lana, seis sábanas

y cuatro almohadas, un cobertor, una colcha y un rodapié, dos arcas de cedros, dos sillones,

dos sillas de paja, un espejo, unos cuadritos y una mesa para comer, a esto se le debe sumar la

ropa interior, de vestir, de casa y complementos, como cosa original lleva un caballo de seis

años valorado en 450 reales.

318

AHPSE: P- 2855, 486 r. Apéndice documental, documento 13. 319

En 1720 adquirió la hacienda de Seixa (Alcalá de Guadaira) por más de veinte mil ducados. La comunidad

flamenca compraba bienes raíces lo que les permitía ser naturalizados y poder comerciar con las Indias. Ser

naturalizado en Castilla era un requisito indispensable. para obtener la licencia de comercio. En el siglo XVII

numerosas naturalezas se repartieron a flamencos en Sevilla. Diversos caballeros flamencos invirtieron en tierras

comprando o construyendo haciendas de olivar. Juan Bautista Clarebout se dedicaba a la exportación de lana. 320

AHPSE: P- 10355, 255 r. Apéndice documental, documento 13. 321

AHPSE: P- 10342, 256 r. 322

AHPSE: P- 702, 148 r. Apéndice documental, documento 20.

147

Doña Elvira María de Castilla y Guzmán323

, condesa de La Laguna otorgó en 1726

dote a favor de Alonso Rodríguez, maestro pasamanero, para casar con su criada Flor de los

Ríos “a la cual por el mucho amor y voluntad que le tengo y aberla criado”324

, por un

montante de 4.900 reales. En 1700 aparece una carta de dote singular, se trata del documento

de doña Rosa Romero Ponce de León, hija de un caballero de la orden de Calatrava, otorgado

a don Sancho Muñoz de Lodena, hijo de un caballero de la orden de Santiago. La escritura no

aporta ninguna pieza de ropa, tan sólo mobiliario por un montante de 22.000 reales325

.

En la alta nobleza las cantidades podían alcanzar cifras astronómicas, desde los

tiempos de los Reyes Católicos las damas a su servicio percibían una dote regia de un millón

de maravedíes326

denominada “cuento de damas”327

. Durante el siglo XVIII las dotes de las

familias más principales podían llegar a los 80.000 y 100.000 escudos328

.

Las mujeres que no podían ser dotadas, a veces, se veían abocadas a la vida religiosa;

los moralistas criticaban enconadamente esta práctica. Por otro lado, era frecuente que las

damas tras enviudar se retiraran a conventos. Éstos contaban con una serie de disposiciones

para admitir a las nuevas novicias tales como conocer su vida, familia y linaje. Según la

cantidad aportada transcurría la vida de la religiosa dentro de sus muros; las de pocos recursos

eran monjas de “velo blanco” y las que entragaban la totalidad de la cantidad requerida se

denominaban de “velo negro”. Las segundas podían ocupar los cargos más importantes y

participar en la toma de decisiones329

. Tomando como ejemplo un convento de clarisas:

323

Hija de don Juan Laurencio de Castilla, caballero de Calatrava y Veinticuatro de Córdoba, y de doña María

Isabel de Guzmán, Sra de la villa del Cadoso y del mayorazgo de Sotomayor en Carmona. RAMOS, A.:

Descripción genealógica de la Casa de Aguayo. Málaga, 1781, p. 334. 324

AHPSE: P- 11144, 180 r. 325

AHPSE: P- 1306, 944 r. 326

"Las “mercedes dotales pecuniarias” suponían la concesión de una dote en dinero a una mujer, bien con una

sola cantidad fija para su casamiento, bien con carácter anual mientras viviese. Ya las Cortes de 1628 habían

puesto como condición para la concesión del impuesto de millones que se redujesen “las mercedes que por vía

de dote o de otra manera se hacían a las damas de Palacio” por importe de un millón de maravedíes, cuando se

casaran Grande o hija de Grande, y de medio millón cuando se tratase de gentilhombres de cámara. En los años

siguientes las mercedes pecuniarias no sólo se mantuvieron sino que se incrementaron. Basta con echar una

ojeada a la documentación de hacienda que conserva el Archivo General de Palacio de Madrid en la que se

encuentran mercedes dotales consignadas sobre los “efectos de la Real Cámara” en las postrimerías del siglo

XVII". ANDÚJAR CASTILLO, F.: “Mercedes dotales para mujeres, o los privilegios de servir en palacio (siglos

XVII-XVIII)”. Obradoiro de Historia Moderna, nº 19, Santiago de Compostela, 2010, p.220. 327

VIGIL, M.: Ob. cit., p. 87. 328

DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: La sociedad española del siglo XVIII. Madrid, 1951, pp. 89. 329

DINAN, S y MEYERES, D.: Mujeres y religión en el Viejo y el Nuevo Mundo, en la Edad Moderna. Madrid,

2002, pp.90.

148

“La novicia queda obligada, una vez obtenida la correspondiente licencia del P. Provincial de

la Orden de San Francisco, a una serie de requisitos indispensables, encaminados a asegurar y

garantizar la dote, (distinta según se renuncie o no a las herencias legítimas), que deberá entregar en

dinero de contado al tiempo de la profesión, sin que se pueda recibir cosa alguna antes de ese

momento por parte del Monasterio”330

.

Un caso singular es el de la escultora Luisa Roldán, hija de Pedro Roldán, que

contrajo matrimonio con Luis Antonio de los Arcos (aprendiz de escultor) contra los

designios de su padre331

, por lo que se le negó la dote. Esta situación hizo que incluso llegaran

a los tribunales que acabaron por darle la razón a ella, por este motivo La Roldana se vio

obligada a abandonar Sevilla, primero trabajó en Cádiz para más tarde trasladarse a Madrid

donde llegó a ser escultora de cámara de Carlos II

Una de las instituciones que dotaba a doncellas sin recursos en Sevilla era la Casa de

la Misericordia, fundada a finales del siglo XV. Su finalidad residía en casar a solteras pobres,

huérfanas o desamparadas. Estas personas debían cumplir una serie de requisitos para poder

acceder a la dote332

. Una vez habían contraído matrimonio se les entregaba el ajuar en una

ceremonia que se celebraba los viernes santos en la catedral, los bienes se entregaban una vez

que se verificara que todo estuviera conforme con las condiciones requeridas.333 334

. En 1710

la Casa Hospital de la Misericordia, en Sevilla, dotó a veinte doncellas sin recursos, a todas

330

PEÑAFIEL RAMON, A.: Mujer, mentalidad e identidad en la España moderna (siglo XVIII). Murcia, 2001,

p. 61. 331

Todo ello pese a existir formalmente plena libertad de los contrayentes, conforme a la Partida 4ª, Título 1, Ley

5: "Consentimiento solo con voluntad de casar hacer matrimonio entre el varón y la mujer; y esto es por esta

razón, porque aunque sean dichas palabras según deben para hacer el casamiento, si la voluntad de aquellos que

las dicen no consiente con las palabras no vale el matrimonio cuanto para ser verdadero, comoquiera que la

Iglesia juzgaría que valiese, si fuesen 87 probadas las palabras por juicio que fueran dichas en la manera que se

hace el casamiento por ella. Pero razón hay por la que se podría hacer el matrimonio sin palabras tan solamente

por el consentimiento; y esto sería como si alguno casase que fuese mudo, que aunque por palabras no pudiese

hacer el casamiento, lo podría hacer por señales y por el consentimiento. 332

"Resulta significativo el hecho de que una décima parte declare no haber llevado dote al matrimonio. Índice

que consideramos elevado si tenemos en cuenta el papel social y cultural que tenía la dote en la sociedad

tradicional. No aportar dote alguna se consideraba una deshonra pues se iba en contra de una práctica tradicional,

tan es así que la Iglesia entre las causas que permitía para solicitar la dispensa matrimonial por consaguinidad

incluía la carencia de dote". IRIGOYEN LÓPEZ, A., PÉREZ ORTIZ, A.: Familia, transmisión y perpetuación.

Murcia, 2002. p. 98. 333

PÉREZ GARCÍA, R. M.: El hospital de la Misericordia en la Sevilla del siglo XVI: caridad, dotes y

organización social. Sociabilidades na vida na morte (séculos XVI-XX) Braga, 2014, p. 27. 334

En cierto modo, la evolución de esta situación trae causa el vigente artículo 788 del Código Civil: “Será

válida la disposición que imponga al heredero la obligación de invertir ciertas cantidades periódicamente en

obras benéficas, como dotes para doncellas pobres, pensiones para estudiantes o a favor de los pobres o de

cualquier establecimiento de beneficencia o de instrucción pública bajo las condiciones siguientes (…)

149

ellas se les entrega la misma cantidad de dinero “de contado” y de enseres. Los gastos corrían

a cuenta de los difuntos que así lo habían establecido así en su testamento. Según Alonso

de Morgado:

“las calidades que han de tener de naturales de Sevilla, de diez y ocho años arriba, y que

hayan servido por lo menos dos años a gente honrada, doncellas, pobres, honestas y recogidas, y de

buena vida y fama, y que no sean indias, negras, ni mulatas ni moriscas, sin otra dote de axuar, y fe d e

bap t i smo”335

.

En cuanto a las valoraciones, en algunos casos se recurría a personas que realizaran la

tasación correspondiente, las cuales se comprometían a hacer su trabajo con rigor y seriedad,

para apreciar la ropa se llamaba a un sastre, para muebles a un ebanista etc…336

. Dentro de los

documentos manejados, la partida más extensa suele estar destinada a la indumentaria de la

novia. Normalmente se empieza por la cama y todo lo necesario para ella: sabanas, colchas y

almohadas. A continuación, se pasaba a la ropa; es difícil generalizar ya que depende de las

posibilidades económicas de la contrayente, pero se citan todas las prendas; la tela y el color,

los forros y todos los adornos, cada pieza con su precio correspondiente. De igual manera se

hace con la prendas interior y con la ropa de casa como manteles y servilletas. Es difícil

establecer un montante aproximado de los recibos de dote, en los documentos de las clases

más populares las cantidades suelen encontrase entre los 2.000 y 4.000 reales, un ejemplo es

el de Joaquín Martínez, “ofical de carpintero de lo blanco” que recibe 3. 842 reales en 1763337

.

La institución matrimonial poseía una fuerte endogamia, es decir, se realizaban entre

miembros de la misma clase social; incluso la nobleza cortesana pedía permiso al rey para

contraer matrimonio. El matrimonio en España sigue las normas del Concilio de Trento (así

se especifica en gran parte de los documentos), establecido por Felipe II en 1564. Es un

sacramento que se basa en la libre elección de los contrayentes lo que no debe ser entendido

desde una perspectiva actual, sino en el sentido de que no se debían celebrar enlaces a la

fuerza. Eran de por vida y el divorcio no se contemplaba338

. La edad media para contraer

335

MORGADO, A.: Historia de Sevilla. Sevilla, 2007, fl.126 r. 336

LÓPEZ BELTRÁN, Mª T. (Coord.): Historia y género. Imágenes y vivencias de mujeres en España y

América (Siglos XV- XVIII). Málaga, 2007, pp.107. 337

AHPSE: P- 10359, 222r. 338

Sin embargo, esta situación, lejos de ser excepcional, ha tenido su continuación hasta épocas muy cercanas.

Recuérdese el Art. 22 del Fuero de los Españoles, de 18 de julio de 1945: "El Estado reconoce y ampara a la

familia como institución natural y fundamento de la sociedad, con derechos y deberes anteriores y superiores a

toda Ley humana positiva. El matrimonio será uno e indisoluble (...)"

150

matrimonio era de veinticinco años para los hombres y veintidós para las mujeres. La

separación de derecho era prácticamente imposible, y la mujer tenía todas las de perder,

incluso podía ser recluida en un convento. Las separaciones de hecho no eran infrecuentes

entre las clases elevadas, donde algunas parejas vivían bajo un mismo techo pero no hacían

vida en común339

.

El hombre al casarse llegaba a la plena independencia, pero la mujer estaba sometida a

una “capitis diminutio”, lo que conllevaba estar en manos del marido. El matrimonio se

basaba en una serie de requisitos tales como, el consentimiento de los padres, que los esposos

pertenecieran a parecido nivel social y que la mujer fuera virgen, punto que no se exigía al

marido como tampoco la fidelidad conyugal, requerida a la esposa. El padre es el que ejerce

el poder absoluto sobre la familia, a la que tiene obligación de proteger y mantener, por lo que

no era común que la mujer trabajara fuera de casa. Aún así hay profesiones normalmente

desarrolladas por mujeres como la fabricación de tejidos y la elaboración de tabaco; aunque

siempre con sueldos inferiores a los hombres. La mayor parte de mujeres asalariadas se

dedican al servicio doméstico:

“Las familias no son muy numerosas: raramente se encuentra un español que haya

engendrado tres o cuatro hijos…Jamás un español exigirá el menor trabajo de su esposa, porque todas,

ricas o pobres les responderían: No hemos venido al mundo para trabajar, sino para agradar a los

hombres y hacerles placer”340

.

En definitiva, el matrimonio introducía a la mujer en la sociedad, a la que sino

difícilmente podía acceder, además de salir del yugo paterno o de la posibilidad de profesar en

un convento. Se tenía por cierto que al casarse obtendrían algún tipo de emancipación ya que

la soltería era un problema grave para ella misma y para su familia. Mientras en Francia las

señoras casadas tenían parte activa en la vida social, España se nos muestra todavía inmersa

en unas costumbres arcaicas como la pervivencia del estrado, lugar exclusivamente femenino,

que ponía de manifiesto la separación entre ambos sexos. La vida de la casada estaba por

entero circunscrita al hogar, sus obligaciones residían en cuidar a los hijos, familia y personas

339

En este sentido, la Partida cuarta, Título segundo, Ley tercera: "Además crece el amor entre el marido y la

mujer, pues que sabe que no se han de partir, y son más ciertos de sus hijos, y ámanlos más por ello, pero con

todo esto bien se podrían separar si alguno de ellos hiciese pecado de adulterio, o entrase en orden con

otorgamiento del otro después que se hubiesen juntado carnalmente. Y comoquiera que se separen para no vivir

en uno por alguna de estas maneras, no se rompe por eso el matrimonio". 340

GARCIA MERCADAL, J.: Ob. cit., p. 655. FALTA VIAJERO

151

a su cargo como criados y todo lo relacionado con la vida cotidiana como comida y ropa;

aunque la situación de la mujer española comenzó a ser más autónoma, los Borbones

aportaron nuevos marcos de sociabilidad y hacia 1755 la costumbre del ama de casa siempre

recluida en su estrado había pasado:

“A nadie puede extrañarle que las mujeres españolas tuvieran hambre atrasada de divertirse

sin ser reprobadas. Los modelos que mediante el vehículo de la literatura o de La oratoria sagrada que,

les habían venido siendo propuestos con uniformidad desesperante como espejo rector de su conducta,

no les ofrecía más alternativa que aburrirse o pecar”341

.

Por otro lado, cabe destacar que pese a su poca formación era la encargada de

administrar el dinero para el hogar además de ser la depositaria del honor de la familia, la

virtud más preciada y considerada:

“El honor del padre y por extensión el honor de la familia- incluidos los miembros femeninos

de la misma-, descansaba en la incuestionable fidelidad de la esposa y en la igualmente incuestionable

virginidad de las hijas. Esto afectaba a todos los estamentos”342

.

Es por ello que en las cartas de dote después del nombre de la mujer se suele

especificar que es virgen “de estado doncella”. Evidentemente, su vida dependía en gran

parte de la clase social a la que perteneciera, aunque la mayoría de lo expuesto con

anterioridad es común a la mayoría. Las señoras acomodadas no criaban personalmente a sus

hijos, ya que no se conocían las ventajas de la lactancia materna, aún así ésta era la única vía

para la supervivencia del bebé por lo que se contrataba a nodrizas.

La sociedad del Antiguo Régimen era estamental, pero la mujer perteneciera a uno u

otro, estaba en franca desigualdad legal con respecto al hombre343

. Su cometido era la

341

MARTIN GAITE, C.: Usos amorosos del dieciocho en España. Barcelona, 1987, p. 26. 342

VIGIL, M.: La vida de las mujeres en los siglos XVI y XVII. Madrid, 1998, p. 145. 343

De hecho, esta supeditación al varón se consolidó legalmente hasta la Ley 14/1975, de 2 de mayo, sobre

reforma de determinados artículos del Código Civil y del Código de Comercio sobre la situación jurídica de la

mujer casada y los derechos y deberes de los cónyuges. Dicha norma señalaba expresamente en su Exposición de

Motivos: "Una de las corrientes de opinión fuertemente sentidas en nuestros días en el ámbito del derecho

privado, reflejo de autenticas necesidades de carácter apremiante, es la que incide sobre la situación jurídica de

la mujer casada. Sufre ésta señaladas limitaciones en su capacidad de obrar que, si en otros tiempos pudieron

tener alguna explicación, en la actualidad la han perdido. Por lo demás, las normas en que tales limitaciones se

contienen no pasan de tener una efectividad predominantemente formal, creadora de trabas en la vida jurídica,

sin la contrapartida de una seria protección de los intereses de orden familiar (...)"

152

obediencia, primero a su padre y luego a su marido e hijos, estaba limitada en la

administración de sus bienes y no podía ejercer cargo alguno. Tenía la responsabilidad de la

atención a las relaciones sociales de la familia, es decir, de recibir a las amistades: a un

hombre viudo se la dispensaba de determinados convencionalismos sociales al no haber una

mujer encargada. La viudedad colocaba a la mujer como cabeza de familia y así era censada.

Según el censo de 1768 elaborado durante en reinado de Carlos III por su ministro el conde de

Floridablanca, en España había 9.308.804 habitantes, de los cuales 4.626.363 eran mujeres, lo

que significa que numéricamente estaban por encima de los hombres. Las tasas de natalidad

eran muy altas pero también las de mortalidad, muchos niños venían al mundo pero las

familias numerosas no eran tan comunes debido a la alta mortalidad infantil.

Las mujeres casaban jóvenes y muchas fallecían por problemas devengados del parto.

Por otro lado, al ser la lactancia materna la única vía de supervivencia para el recién nacido,

los nacimientos se espaciaban, ya que ésta se podía prolongar hasta dos años. En lo que

respecta a su educación, era muy deficitaria, la gran mayoría eran analfabetas y muchas ni

siquiera sabían firmar incluso en estatus superiores. Las clases acomodadas contrataban un

ayo o aya que instruía a las niñas en leer, escribir, religión y costura por lo general, además de

nociones de aritmética para poder llevar la economía doméstica. En ninguna de las cartas de

dote consultadas hemos visto que se lleve algún libro, ni siquiera la Biblia. Las mujeres eran a

su vez educadas por mujeres, que instruían a sus hijas en todas las tareas correspondientes al

ámbito doméstico. Las madres debían educar a sus hijas en el buen gobierno de sus casas ya

que:

“No hay cantinela más ordinaria, que el atribuir a las mujeres la ruina de las casas por sus

extremados gastos”344

.

En 1637 la escritora doña María de Zayas expresa su descontento por la falta de

preparación de las mujeres, de la que culpa a los hombres:

“¿Qué razón hay para que ellos (Los hombres) sean sabios y presuman que nosotras no

podemos serlo? Esto no tiene a mi parecer más respuesta que su impiedad o tiranía, y no darrnos

maestros”345

.

344

AMAR Y BORBON, J: Ob. cit., pp. 203. 345

LANGLE DE PAZ, T.: ¿Cuerpo o intelecto? Una respuesta femenina al debate sobre la mujer en el siglo

XVIII. Málaga, 2004, p. 33.

153

En el siglo XVIII la formación de la mujer no había mejorado mucho, numerosos

testimonios afirman que no estaban preparadas para la conversación y el intercambio de ideas;

sus charlas tenían como tema principal las modas, cotilleo y hablar de las criadas346

. La

ignorancia era en parte responsable de los innumerables vicios que se achacaban al sexo

femenino. En cuanto a la educación de las niñas, una de las básicas era la costura, existían las

llamadas Escuelas de Labores que se dividían en dos: las Labores primeras para prendas

básicas y mantenimiento del ajuar doméstico y las Labores de primores, para confeccionar

encajes, bordados y adornos en general; a través de esta formación se pretendía que la mujer

no requiriese la labor de un sastre.

En algunos casos se realizaban capitulaciones matrimoniales347

, un contrato

formalizado antes o después del matrimonio. Su objetivo residía en fijar las normas que

debían regir el aspecto económico del mismo respetando las leyes y los límites que marcan348.

En 1711 Jacobo Félix Malcampo, de ascendencia flamenca, contrae matrimonio con María

Catalina del Campo. En sus capitulaciones aparecen los gastos ocasiones por la celebración de

su boda: “por todo lo gastado en la boda de dulces comidas bebidas regalias y otras cosas

quince mil reales de plata nueba”349

.

En 1713 Eugenia de Villavicencio casa con Esteban Alonso Guerrero, marqués de

Zela350

. En sus capitulaciones sus padres le entregan 3.600 pesos de plata a cuenta de su

legítima, mientras que su tía doña Teresa de Lorenza de Vivero y Escobar351

le entrega 2.200

pesos: “que graciosamente le a dado para aumento de su dote”. A estas cantidades se añaden

2.200 pesos escudos de plata que: “le han regalado diferentes parientes y amigas de cariño”.

346

MARTIN GAITE, C.: Ob. cit., p. 69 y ss. 347

“Se trata de un contrato sobre bienes con ocasión del matrimonio, discutiéndose si han de referirse únicamente

al régimen económico matrimonial o si pueden englobar cualquier estipulación que se adopte por razón del

matrimonio, sea cual fuere su naturaleza”. PÉREZ MARTÍN, A. J.: Tratado de Derecho de familia. Pactos

prematrimoniales. Capitulaciones matrimoniales. Convenio regulador. Procedimiento consensual. Valladolid,

2009, p. 45 348

Para su validez, deben de hacerse en escritura pública, con el asesoramiento imparcial del notario que deberá

indicar la manera más idónea para reflejar la voluntad de los esposos y también cuáles son los límites que marca

la ley. http://www.notariado.org/liferay/web/notariado/regimen-economico-del-matrimonio 349

AHPSE: P- 10334, 233 v. 350

El título fue instituido por el rey Carlos II por decreto de 12 de diciembre de 1696, a favor de Joseph

Francisco Guerrero Chavarino, para premiar su contribución en hombres y dinero a la defensa de Ceuta. 351

Esposa de Juan Bautista Clarebout, caballero de la orden de Alcántara. En 1720 compró la hacienda de Seixa

en Alcalá de Guadaira por más de 20.000 ducados. http://www.iaph.es/patrimonio-inmueble-

andalucia/resumen.do?id=i185250

154

Otro tipo de documento que podía formalizarse antes de la boda era el llamado

inventario capital. Se llevaba a cabo tanto por hombres como por mujeres con el fin de que

constaran todas sus pertenencias antes del cambio de estado. Tal y como reflejan los

documentos era práctica común volverse a casar tras enviudar en ambos sexos. La partición

de bienes de María de Felices de Medina (1711), nos informa que en 1666 contrajo

matrimonio con Diego Mestre Aernoust natural de Brujas. Don Diego hizo inventario capital

de todos sus bienes antes de la boda declarando 688.284 reales de plata antigua y 16.812

reales de vellón mientras que María de Felices aportó una dote de 238.730 reales de vellón352

.

Este tipo de documento no era privativo de las personas principales sino que también

lo realizaban trabajadores como zapateros, sastres u otros profesionales aunque es más

corriente en las clases altas. Las capitulaciones matrimoniales de Francisco Rodríguez353

,

maestro sastre y vecino de la calle Sierpes, nos muestran cómo podía estar amueblada una

casa de clase media de la Sevilla de 1785. El documento recoge en primer término una

imagen de la virgen de los Dolores con vestido de terciopelo morado y corona de plata

valorada en 380 reales, la piezas más costosa del conjunto. Por lo demás, aparecen “sillas

altas francesas”, “corredorcillos” de lana, cortinas con sus borlas, un par de puertas de

cristales, láminas, cornucopias, una estera de estrado, una rinconera, una cómoda. De menaje

encontramos platos, vasos, posillos, chocolateros, tinajas, cucharas de peltre y cubiertos de

metal, de todo ello pocas piezas. Para terminar el sastre tenía tijeras, dos planchas de hierro,

tres perchas de madera y una mesa grande. De su lectura desprendemos que el ajuar

doméstico de las clases medias era todavía muy limitado, constando de ìezas básicas y con

pocos elementos.

El contrapunto lo tenemos en las capitulaciones matrimoniales de Isabel Maestre

(1791) que ascendieron a un montante de 122.253 reales e incluían un magnífico ajuar tal y

como veremos. El documento además otorgaba mobiliario a la última moda como cómodas

de caoba con marquetería tasadas en 1.688 reales, un tocador de plata con su espejo, cajas,

bandejas, una escribanía compuesta por dos candeleros, platillo, despabiladeras, salvilla, vaso,

peine y “cuchillito” todo de plata con un peso de 302 onzas y seis adarmes tasado en 9.609

reales354

.

352

AHPSE: P- 10335, sf. 353

AHPSE: P- 12128, 49 r- 52 v. 354

AHPSE: P- 12128, 359 v. Apéndice documental, documento 51.

155

IV.2. Inventario post-mortem y testamento

El inventario post-mortem era un documento notarial realizado ante “escribano” y

testigos que consistía en una pormenorizada enumeración de todos los bienes muebles e

inmuebles del fallecido. Se iniciaba citando localidad y fecha, para situarnos en la vivienda

donde iba a tener lugar el recuento de los bienes. En el documento consta el nombre

completo del difunto y la collación (barrio) donde residía. En general, el inventario de la

propiedad de un difunto se realizaba dentro de los treinta días de su muerte para determinar la

herencia que dejaba355

. Durante el siglo XVIII, no existía una profesión destinada a su

elaboración. La enumeración se realizaba estancia por estancia; por lo general, el recuento

comenzaba en la planta baja y continuaba en los pisos superiores. En las casas amplias, las

estancias principales se detallaban por separado antes que el resto, mientras que las

habitaciones secundarias y las áreas de servicio se dejaban para el final.

Los inventarios post-mortem incluían los enseres de la casa y las posesiones

personales, es decir la ropa y alhajas, el efectivo o bonos, las herramientas de trabajo,

inventarios de mercancías en el caso de comerciantes, deudas, cobros pendientes, el ganado,

las edificaciones anexas, las herramientas agrícolas y los esclavos. Su estudio nos permite

seguir la evolución de la indumentaria masculina e infantil ya que es en este tipo de

documentos donde aparece consignada. La manera de efectuar el recuento podía ser bastante

aleatoria; mientras que en algunos artículos se ofrecía descripción exhaustiva, otros elementos

simplemente se enumeran:

“La finalidad del inventario no era otra que la de proceder al reparto de los bienes legados por

el inventariado y puesto que se daba la circunstancia de que los bienes vinculados no estaban sujetos a

partición resultaba “normal” que no se les hiciese constar ni se les valorase”356

.

Tanto los inventarios post-mortem como las cartas de dote, en menor medida,

355

En la actualidad el plazo fijado en España para la aceptación de la herencia (únicamente a efectos fiscales) es

de seis meses desde el fallecimiento del difunto. En cuanto a los bienes muebles, aquellos de escasa cuantía no

se incluyen en las modernas escrituras de "declaración de herederos" o "aceptación y partición de herencia", sino

que lisa y llanamente, la normativa presume que el valor del "ajuar doméstico" (ropa, muebles, enseres y

utensilios adscritos a las necesidades personales) asciende al 3% del "caudal hereditario". Una vez aceptada la

herencia se entiende que el heredero ha sido propietario de los bienes desde el momento de la muerte del

"causante", teniendo pues efectos retroactivos. 356

ÁLVAREZ SANTALÓ, L. C. y GARCÍA-BAQUERO, A.: La nobleza titulada en Sevilla, 1700- 1834

(Aportación al estudio de sus niveles y vida y fortuna). Sevilla, 1981, p. 128.

156

constituyen una valiosa herramienta para acercarnos a la vida cotidiana de sociedad sevillana,

las profesiones, la cuantía de los salarios, el ajuar doméstico, y la tasación de distintas piezas

de mobiliario, pintura, ropa y demás enseres si se acompañaban de un “aprecio de bienes”.

Un documento fechado en 1757 nos informa que en Sevilla un maestro albañil ganaba 10

reales diarios aproximadamente, lo mismo que un maestro carpintero; mientras que un

aprendiz de este último oficio percibía 4 reales al día357

.

Para su elaboración se recurría, en ocasiones, al auxilio de una serie de profesionales

tales como: ebanistas para el mobiliario, plateros para plata y joyas, sastres para la ropa o

mercaderes de libros para la biblioteca entre otros. En la memoria e inventario de los bienes

de Juan Pérez de Vivar (1733), se encuentran el contraste Juan de Riverola para apreciar “las

alaxas de Platta de Diamantes y Perlas”; la biblioteca corrió a cargo del librero de Gradas,

mientras que de las prendas de vestir se ocupó Francisco Ordóñez358

. En el inventario post-

mortem de María Magdalena Ferrer (1799) se requirió a los siguientes profesionales: Miguel

Méndez, platero; Antonio Deschamps, maestro relojero, José Ximenez, maestro carpintero; y

por último Diego Gómez, apreciador de escultura y pintura359

.

Para la realización del inventario post-mortem de Úrsula Echevarría, su viudo don

Jacinto de Aguilar contó con el trabajo de una serie de profesionales. Para la ropa llamaron a

Francisco Javier Medina, maestro sastre; para el menaje de la casa a Antonio Gómez, maestro

carpintero y ebanista. La plata labrada estuvo a cargo de José García, maestro artista platero, y

para los relojes se llamó a Manuel Morales, maestro relojero360

. Cada uno de ellos se

presentaba ante el escribano público y los testigos que daban fe del acto. Para inventariar la

ropa blanca también se podía recurrir al auxilio de costureras, en un documento fechado en

28 de junio de 1735, aparecen doña Melchora Delgado y doña María Lorenzo del Valle

“costureras de esta ciudad” para valorar sábanas y mantelería, ambas no sabían firmar y así

consta361

.Dentro de los inventarios se van enumerando los objetos uno a uno, normalmente

siguiendo un orden establecido por partidas tales como: mobiliario, pintura, ropa de casa,

ropa de vestir, plata, joyas, enseres de cocina etc… Los realizados por estancias resultan muy

interesante para conocer los espacios de habitabilidad en la casa andaluza tales como: sala de

357

AHPSE: P- 11168, 215 r. 358

AHPSE: P- 18005, 349 r. Apéndice documental, documento 28. 359

AHPSE: P-10731, 359 r. 360

AHPSE: P- 9580, 451 r. 361

AHPSE: P- 14122, 693 r.

157

estrado, alcoba, escritorio, gabinete, cocina ó capilla. Por último, los hay sin un orden

preestablecido en los cuales los objetos se hacen constar arbitrariamente

La nobleza titulada, sin contar a los grandes de España, constituía un grupo esencial;

en 1770 había catorces condes y cuarenta y dos marqueses362

. Lo interesante de estas fuentes

reside en que nos proporcionan una visión imparcial en contrapunto con los testamentos

donde el finado puede dejar de sí mismo una apreciación mas subjetiva. Los inventarios de la

aristocracia nos acercan a la mentalidad del Antiguo Régimen, cómo era su forma de vida a

través de los objetos de los que se rodeaban y la imagen que debían prodigar de sí mismos. En

los protocolos se aprecia cómo Sevilla tuvo un notable intercambio comercial, encontramos

mobiliario, joyería y textiles procedentes de diversos países de Europa, Asia y de las colonias

de América; incluso se tiene constancia de maestrantes de Sevilla dedicados al comercio en

la época. La ciudad fue un gran emporio comercial hecho que se refleja en la cantidad de

mobiliario extranjero que aparece, en su mayoría procedente de Inglaterra, Flandes y

Alemania; así como de pintura flamenca, sobre todo paisajes y bodegones. Las casas se

hallaban literalmente repletas de imágenes religiosas de todo tipo, ya fueran pinturas, láminas

o tallas, la religión era omnipresente e impregnaba todas las facetas de la vida. En las casas

principales las pinturas se cuentan por decenas, en su descripción se habla de las medidas y

del marco, y a veces muy someramente del tema, además de la procedencia si es extranjero.

Por desgracia los cuadros de temática profana, tan útiles para rastrear modos de vida y

costumbres, son más bien escasos.

Otro hecho que nos resulta singular es la enorme importancia dada a la indumentaria,

la cual obligaba a importantes desembolsos. Los documentos atestiguan que un traje, de

hecho, podía ser mucho más costoso que una pintura o un mueble, por lo tanto la descripción

de las prendas es exhaustiva, se enumeran y se consigna su estado de conservación. En 1705 a

la muerte de doña Mariana de Quintanilla se elaboró un inventario de sus bienes para realizar

una almoneda con la que cubrir las deudas contraídas. Se pusieron en venta prendas de vestir

y de casa (algunas de ellas “muy usadas”) y joyas valoradas en 400 pesos. La señora dejó

expresamente a su criada María Josefa de la Cruz “para ayuda a tomar estado”, una hongarina

de calimanco y un tapapiés de montería celeste junto con 100 pesos de plata y 1.224 reales363

.

362

AGUILAR PIÑAL, F.: Historia de Sevilla, Vol. IV. Sevilla, 1976, p. 167. 363

AHPSE: P- 10326, 559 r.

158

Las casas sevillanas de personas pudientes constaban, por lo general, de dos plantas y

sobria fachada, lo que contrastaba con interiores ricos engalanados con alfombras, tapices y

colgaduras. En la vivienda española un elemento esencial fue el estrado; lugar destinado a la

señora de la casa, donde recibía a sus visitas, cosía e incluso comía:

“Hasta el siglo XIII la voz estrado no denomina al conjunto de muebles que conforman una

pieza de recibir. Sin embargo ésta está ya formada con anterioridad debido a la asimilación de las

costumbres de la admirada cultura cordobesa”364

.

Antes del siglo XIV la voz “estrado” hacía referencia a un asiento que podía hacer las

veces de lecho. Aparece en el Libro de los Juegos de Ajedrez, Dados y Tablas (1283-87) y en

las de las Cantigas de Santa María (1280-85), donde se muestran tarimas cubiertas con una

alfombra o tela con personas recostadas o sentadas. En el siglo XV ya se refiere a la estancia

destinada a las mujeres para sus momentos de esparcimiento. Ya en el siglo XVII y en

algunas casas principales había hasta tres: el "de respeto", que sería un recibidor, el "de

cumplimiento" una sala, y el llamado "de cariño", que según relata Zabaleta se encontraba en

la alcoba de la dama y se engalanaba igualmente con colgaduras. Para el escritor tal

disposición servía para fundamentalmente para exhibir la riqueza de los propietarios365

. En

ella se recibía a las personas mas íntimas y de confianza a las que se les daba un agasajo,

generalmente chocolate espeso con bollos y bizcochos, también dulces o confituras secas de

frutas:

"Coronaba la sala un rico estrado con almohadas de terciopelo verde, a quien las borlas y

guarniciones de plata hermoseaban sobremanera, haciendo competencia a una vistosa camilla que al

lado del vario estrado había de ser trono, asiento y resguardo de la bella Lisis (que como enferma pudo

gozar desta preeminencia, era asimismo de brocado verde, con fluecos y alamares de oro. (…) Estaba

ya la sala cercada toda alrededor de muchas sillas de terciopelo verde y de infinitos taburetes pequeños,

para que, sentados en ellos los caballeros, pudiesen gozar de un brasero de plata que, alimentado de

fuego y diversos olores, cogía el estrado de parte a parte. Desde las tres de la tarde empezaron las

señoras, y no sólo las convidadas, sino otras muchas que a las nuevas del entretenido festín, se

364

RODRÍGUEZ BERNIS, S.: “El mueble medieval”, El mueble español. Estrado y dormitorio. Madrid, 1990, p

43 365

ZABALETA, J.: Ob. cit., p. 351.

159

convidaron ellas mismas a ocupar los asientos, recebidas con grandísimo agrado por la discreta Laura

y la hermosa Lisis (…)”366

.

La sala de estrado es de origen musulmán y perdura hasta bien entrado el siglo XIX.

Era una estancia o parte de ella con una tarima de madera o corcho, cuyo objeto era preservar

de la humedad del suelo, sobre la que se disponían esteras, almohadones que servían de

asiento, taburetes y las llamadas “sillitas de estrado”367

. Esta tarima podía estar delimitada por

una barandilla, la parte de la habitación que restaba se destinaba a los hombres, si los había,

que solían sentarse en taburetes o sillitas. El estrado en sí, sólo lo ocupaban las mujeres. En

invierno se calentaba con braseros de plata, a los que se les ponía huesos de aceituna para dar

buen olor. En verano se refrescaba el ambiente con recipientes llenos de agua perfumada368

.

Esta estancia es común a todas las clases sociales, su tamaño y las piezas que lo decoraban

estaban lógicamente en consonancia con las posibilidades de la familia.

En los inventarios post-mortem, aunque no haya un cuerpo aparte donde se hable de

las distintas estancias de la casa y de lo que contiene cada una, se especifican los elementos

que se encuentran en el estrado, como las almohadas, bufetillos, esteras, etc... Para

engalanarlo se utilizaban colgaduras normalmente de damasco, a veces con almohadones a

juego. Las paredes se cubrían con telas para enriquecerlas y como defensa del frío. Según nos

ofrecen las descripciones, podemos conjeturar que el espacio se hallaba plagado de muebles

de pequeño tamaño tipo contadores y sillitas; aparte de tallas religiosas, algunas con corona o

potencias de plata labrada369

. En el “memoria de bienes y alajas” de don Sebastián García de

la Torre aparecen: “Cinco paños que visten la sala de estrado (…), una alfombra de la sala de

estrado de cinco varas (…), un esterado de la sala de estrado”370

. En el aprecio de bienes de la

marquesa de la Peñuela (1709) figuran dos alfombras de estrado valoradas en 1.800 reales y

“catorce almohadas de tela encarnada y plata inventariadas y tasadas en 900 reales”. Las

almohadas, destinadas al acomodo de las señoras, se contabilizan añadiendo su color, tejido,

decoraciones y estado de conservación. En el inventario del capitán Francisco Moreno (1702)

366

ZAYAS Y SOTOMAYOR, M.: Tres novelas amorosas y ejemplares: y Tres desengaños amorosos. 1989.

Madrid, p. 58. 367

Las casas señoriales en la España del XVII. Museo Nacional de Artes Decorativas.

http://www.mecd.gob.es/mecd/dms/mecd/cultura-mecd/areas-

cultura/principal/novedades/museos/2010/convocatoria-publica-del-puesto-de-directora-del-museo-nacional-de-

artes-decorativas/mnad-convoca/Guias_sala_de2_2-2_6_casas_senoriales.pdf , p. 9. 368

DELEITO Y PIÑUELA, J.: La mujer, la casa y la moda en la España del rey poeta. Madrid, 1987, p. 90. 369

Las imágenes de vestir solían tener varios trajes o túnicas, que podían mudarse según la época del año. 370

AHPSE: P- 1888, 463 r.

160

constan “Seis almoadas viejas de estrado de terciopelo”371

. En el de don Ambrosio Pérez de

Tejada (1715) se constata la existencia de un estrado en el que se encontraban: veinte

almohadas de terciopelo, una estera de junco encarnada y cinco corredorcillos, dos bufetillos

de carey con su herraje y otros dos de madera de Inglaterra, y un escaparatillo con sus

vidrieras. En cuanto a las imágenes sagradas, contenía una de la Concepción y otra del

Rosario con sus peanas doradas, un San Antonio, un niño Jesús de vestir (casi todas las casas

cuentan con un niño Jesús con varios vestidos cuando no mas), un San Jerónimo, dos

cajoncitos del niño Jesús y San Juan con sus vidrieras y otros dos con dos cabezas de Jesús y

su Madre372

. Las imágenes de devoción se prodigaban en una sorprendente cantidad, no

solamente en sitios sagrados como iglesias, capillas u oratorio, sino en cualquier lugar. Las

damas sentían predilección por las pequeñas tallas de madera de la Virgen o del Niño Jesús,

muchas eran imágenes de vestir y contaban con varios vestidos que se iban cambiando373

. En

el estrado de don Juan Angulo Pedroso “que fue secretario de Su Majestad” (1723), había una

colgadura de damasco carmesí, varios escritorios e “imágenes de talla con su corona

labrada”374

.

Los colores de las tapicerías eran vistosos siendo habituales el verde y el carmesí;

pero en el caso de que la familia estuviera en periodo de duelo, incluso los estrados se

tapizaban de negro. El luto era muy riguroso y lo llevaban las personas y las casas. En el

inventario post-mortem de don Juan Pérez de Vivar (1733) “del Consejo de su Magestad y su

Fiscal Electo de la Real Audiencia de Sevilla, nos encontramos con que las valoraciones y el

menaje del estrado superan con mucho al resto. Aparece una colgadura de brocatel de

diecisiete paños y nueve cenefas en 2.100 reales, una alfombra grande en 1.800, una imagen

de la concepción con su urna y bufete azul y oro en 10.500, dos escritorios de Inglaterra con

sus espejos en 6.000, seis cortinas de damasco carmesí en 900, aparte de un reloj y varios

cuadros y grabados de vírgenes375

. En ocasiones se aporta en la dote el estrado en sí, en 1750

371

AHPSE: P- 1307, 68 r.

372

AHPSE: P- 5178, 691 r. Apéndice documental, documento 12. 373

En los conventos de clausura sevillanos se conservan gran cantidad de imágenes de bulto del Niño Jesús que

las novicias aportaban en sus dotes. Las religiosas confeccionaban túnicas y ropas (algunas con gran primor)

para las imágenes a las cuales iban cambiando. Era costumbre que cada monja conservara y cuidara su imagen y

la vistiera con los distintos colores del año litúrgico, de pastores, reyes, monaguillos, sacerdotes, obispos, con

los instrumentos de la pasión, resucitados, con trajes regionales etc… 374

AHPSE: P- 8194, 105 r. 375

AHPSE: P- 18005, 349 r y ss. Apéndice documental, documento 28.

161

José Tabeada, artista platero de oro, entrega a su hija: “Un estrado con sus corredorcillos,

esteras y camonsillos y una docena de sillas en 60 reales”376

.

El inventario de la marquesa de la Peñuela (1709)377

, exclusivamente se alude a dos

estancias diferenciadas: estrado y escritorio. Aún así el cuerpo de hacienda se haya formado

por las siguientes partidas: “Alhajas de estrado y scriptorio, ropa de mesa blanca y colchones,

pintura, colgaduras y vienes de oratorio”. En el estrado aparecen catorce almohadas de tela y

plata “inventariadas y apreciadas en novecientos r”378

.No sólo se especifican los muebles sino

también cosas accesorias como las toallas: “cuatro toallas de estopilla con encajes para

estrado”. Las señoras hacían la vida en esta sala por lo que necesitarían toallas para secarse

las manos, las destinadas a esta sala aparecen consignadas aparte de las demás. “Tres toallas

de estrado de estopilla con sus puntas pequeñas todas en cuarenta y cinco”379

. Las almohadas

destinadas al estrado son una constante a lo largo de todo el siglo, se confeccionaban con

materiales costosos y muchas veces llevaban guarniciones. En el inventario del marqués de

Aguiar (1710), vecino de la collación de San Vicente aparecn doce almohadas de estrado de

damasco carmesí380

.

Uno de los espacios de habitabilidad que no aparecerá en Sevilla hasta finales del siglo

será el comedor. Esta estancia dedicada exclusivamente a comer surge en Francia381

. En

España durante esta época, las comidas se realizan sobre mesas que se mueven y en los

documentos se especifica: “bufete para comer”. En el inventario de don Juan Pérez de Vivar

(1733) aparece el comedor como estancia diferenciada, pero no encontramos ni mesa, ni sillas,

destinados a tal fin sino: “Un baúl, un escritorio, cuatro colchones pequeños usados, un

calentador de camas, una fresquera y un escaparate de cocina”382

. En otro documento se

376

AHPSE: P- 1892, 214 r. 377

El marquesado de la Peñuela fue otorgado a Gonzalo Chacón de Medina Salazar en 1692. Contrajo

matrimonio el 8 de septiembre de 1665 en Sevilla con Francisca de Medina Salazar Castañeda y Villaseñor,

nacida el 10 de noviembre de 1647. Gonzalo y Francisca testan conjuntamente el 17 de octubre de 1699 ante

Toribio Fernández de Cosgaya. Gonzalo fallece el 29 de noviembre de 1705 y se encuentra enterrado en la Iglesia

del Hospital de la Caridad de Sevilla bajo la lápida que figura a la derecha. Francisca fallece el 19 de octubre de 1708

en Sevilla, está enterrada en el convento de Nuestra Señora de la Merced de Sevilla. 378

AHPSE: P- 3777, 66r y ss. Apéndice documental, documento 8. 379

AHPSE: P- 1326, 439 r. 380

AHPSE: P- 2822, 456 r. 381

RYBCZYNSKI, W.: La casa. Historia de una idea. Madrid, 1986, p. 94. 382

AHPSE: P- 18005, 349r y ss.

162

hallan: “ cuatro mesas que sirven para dar de comer y dos bancos y una tabla que sirve de

banco”383

Las alcobas ricas se engalanaban con colgaduras en sus paredes, don Sebastián García

de la Torre (1730) tenía en su dormitorio cuatro paños de corte384

. La novia, por lo general,

aporta la cama con todo lo necesario. La más común es la llamada “de barandillas” cuyo

precio ronda los 200 reales, se suele especificar el material o materiales y si es antigua o

moderna, aunque a veces solo se cita. Las cunas también podían llevar torneados como las

camas. En el inventario de bienes de la condesa de Lebrija (1750) consta “una cuna torneada

de madera de palosanto”385

.

Los precios no eran siempre tan elevados, en un ajuar de 1740 consta “Una cama de

colgar de palo santo bronceada con sus varas y bastidores en 315 r” acompañada de “Una

colcha de damasco carmesí bordada de tafetan del mismo color”386

. En la carta de dote de

Beatriz Fernández (1730) “doncella natural de Alcala de Guadaira” por su matrimonio con

Francisco Mateos, de oficio panadero, aparece: “Primeramente una cama de colgar de

granadillo antigua en doscientos quarenta r”387

. En los ajuares de las capas más sencillas es

muy habitual la aparición de la cama en primer lugar, tal es el caso del recibo de dote de José

de Robles (1710), maestro albañil vecino de la collación de San Vicente, por un montante de

1.959 reales, en el que aparece la cama junto a colchones, sábanas , almohadas, concha y

toallas388

.

La cama más lujosa era la llamada “de colgar” cuyos cortinajes llevaban varios paños,

normalmente a juego con la colcha, en la carta de dote de Francisca López de Montoya (1731)

constan “una colgadura de cama de damasco carmesí con su cuchillexo de oro y colcha de lo

mismo rodapié y sitial en 1.800” y “una colgadura de raso de raso de la china carmesí con

treinta y seis bedeles de a tres varas y tres cuartas cada bedel en tres mil setecientos ochenta

r”389

. La tasación más elevada que hemos hallado para una colgadura se encuentra de la

partición de bienes de María de Felices (1711): “de damasco carmesí con alamares y fluecos

383

AHPSE: P-5666, 461 r. Apéndice documental, documento 28. 384

AHPSE: P- 2822, 463r. 385

AHPSE: P- 2865, 220 v. Apéndice documental, documento 42. 386

AHPSE: P- 1335, 27 r. 387

AHPSE: P- 702, 415 r. 388

AHPSE: P- 2822, 605 r. 389

AHPSE: P- 1326, 439 r.

163

de oro” en 8.250 reales; seguida por una colcha de brocado de oro verder con galón de oro

valorada en 40 pesos escudos, es decir, 600 reales390

. En el inventario de doña Francisca de

Medina y Salazar, marquesa de la Peñuela (1709) aparece una colgadura, siendo de terciopelo

verde con revés de felpa y rodapié, todo guarnecido con cuchillejo de oro de Milán en 4.500

reales con su colcha a juego en 540. La partida de “colgaduras” en el citado documento

alcanza la elevada cifra de 21.550 reales y está formada por cuarenta y tres colgaduras junto a

la de la de cama citada anteriormente391

. Las camas “a la portuguesa” tuvieron mucha

difusión, en ellas los torneados de madera se decoraban con aplicaciones de metal dorado. La

colcha podía estar forrada de telas como tafetán u holandilla y estar confeccionada a juego

con el rodapiés: “Una colcha y un rodapiés de damasco carmesí en seiscientos r”392

. Debajo

de la colcha lujosa que era para vestir la cama, se disponían otras de algodón o los llamados

cobertores, que eran de abrigo. Incluso podían cambiar las colgaduras dependiendo de la

estación del año, en verano se solían quitar y sustituir por mosquiteros de gasa. Doña Rosa

Romero Ponce de León llevaba en su dote (1700) “Una colgadura de cama labrada de colores

dee velillo de gasa y se compone de seis cortinas”393

.

Los colchones llevaban lana en su interior, se decía “poblados de lana” cuando su

calidad era óptima, y el precio de la unidad rondaba los 100 reales. El forro podía variar y se

especifica: “un colchón camero de lienzo adamascado”394

. En las casas principales cada

elemento se multiplica, en el testamento de la condesa de Lebrija (1750) aparecen dieciocho

colchones y diecisiete cobertores, mientras en la partición de bienes de la marquesa de la

Peñuela (1709) hay treinta y ocho colchones. Las sábanas eran de bramante o hilo gordo y no

siempre la novia llevaba sábanas nuevas. Lo que encarecía el precio tanto de sábanas como de

las fundas de almohadas, eran los remates con encajes: “cuatro sábanas guarnecidas de

encajes en doscientos cuarenta”395

o “Seis almohadas de estopilla ancha guarnecida con

encages de pittiflor finos en noventa”396

. El inventario de don Juan Antonio Correa (1750)

contiene dos sábanas de Bretaña con sus encajes y otras cuatro de bramante para uso de los

criados: “que sirven a los mosos”397

.

390

AHPSE: P- 10335, sf. 391

AHPSE: P- 3777, 66r y ss. Apéndice documental, documento 8. 392

AHPSE: P- 1888, 262 r. 393

AHPSE: P- 698, 944 r. 394

AHPSE: P- 2822, 583r. 395

AHPSE: P- 1311, 212 r. 396

AHPSE: P- 1323, 337 r. 397

AHPSE: P- 4574, 270 r y ss. Esto indica que la bretaña era un tejido más fino que el brabante, aunque

estuvieran confeccionadas con el mismo material.

164

La ropa de casa se guardaba en arcas muy habitualmente fabricadas en cedro, una

madera cuyas característica principales son el ahuyentar a insectos y gusanos y un olor

agradable olor. Doña Rosa Manuela de Sotomayor y Montiel llevaba en su dote un arca de

cedro mediana mediana tasada en 60 reales y otra grande en 120398

. En ocasiones las arcas y

baules se forraban en su interior con pieles como la cabritilla, la badana o incluso de cerdo o

caballo399

; en el inventario de bienes de don Iñigo Fernández de Velasco y Tovar, marqués de

Caltojar400

(1747), hay seis baules “forrados en pellejo”401

, mientras que en el

de doña Leonor del Alcázar y Zuñiga (1765) aparece “un baul forrado en badana de vaca y

quartta de largo, con dos serraduras” dentro del cual aparecieron numerosas piezas de ropa402

y se especifica si el arca tiene o no llave. La popularización del uso del armario ropero es

posterior, aunque en el inventario de don Juan Pérez de Vivar (1733) aparece “un

guardarropa con su pie maqueado” que se encuentra en el “salón grande”403

. El diccionario

de Autoridades define guardarropa como: “La oficina destinada en palacio y en las casas de

los señores para tener en custodia la ropa que sirve almenaje de casa como colgaduras, tapices

alfombras y cortinas”.

Un elemento imprescindible en las dotes son las servilletas404

y los manteles, llamados

“tabla de manteles”, en los bodegones de la época comprobamos cómo aparecen

perfectamente planchados pero que los dobleces de la tela se dejaban. Los manteles y

servilletas aparecen prácticamente en todos los ajuares, confeccionados con distintos tipos de

lienzo, a veces se guarnecían con encajes de bolillos o de aguja.

Los tapices se denominan, en ocasiones, “colgaduras”; en el inventario de doña Teresa

Romero (1715) aparece una formada por siete paños con la historia del rey Minos fabricada

en Bruselas y valorada en 4.600 reales405

. En aprecio de bienes de don Ignacio de Chacón de

Medina y Salazar, Caballero de Calatrava, hijo de los marqueses de la Peñuela (1725) que

398

AHPSE: P- 10318, 845 r. Apéndice documental, documento 1. 399

MARTÍNEZ ALCÁZAR, E.: “El mueble en la vivienda murciana a finales del siglo XVIII”. Imafronte, nº

19-20. Murcia, 2008, p. 224. 400

Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos de su Majestad, Capitán de Granaderos, Capitán de Guardias de

Infantería Española. Casado con Josefa de Herrera y Loizaga. 401

AHPSE: P- 12049,1005 r. 402

AHPSE: P- 14692, 131 r. Apéndice documental, documento 45. 403

AHPSE: P- 18005. Folio 349 y ss. Apéndice documental, documento 28. 404

“…tan fina y tan hermosamente labrada de las dobleces que me pasó por la imaginación limpiarme con las

faldas de mi ropilla por no violalla”. ZABALETA, J.: El día de fiesta por la mañana y por la tarde. Madrid,

1983, p. 454. 405

AHPSE: P- 5666. Folio 990.

165

alcanza la cifra de 772.993 reales encontramos “Una tapiceria de la historia de hercules en

siete mil quinientos r”406

. Mientras que el de don Miguel Lasso de la Vega (1750) contiene

“una tapiceria con la historia de sanson de ocho paños”, otra de siete paños con la historia de

Moisés y por último una compuesta por ocho paños “con las guerras civiles de granada”407

.

Las puertas se valoraban especialmente si tenían cristales; algunas podían engalanarse

mediante cortinajes, como elemento decorativo y sobre todo como defensa del frío. Los

tejidos destinados a la confección de cortinas iban desde el sencillo lienzo hasta el damasco o

el tafetán, dentro de una misma casa las hay de varios tipos dependiendo de la estancia.

El mobiliario sigue siendo el típico del siglo XVII español, escritorios, bufetes, sillas,

sillas de manos, sillones, contadores, papeleras, arcas o escaparates. Sevilla fue un ciudad con

un gran intercambio comercial ya que en las casas aparece mobiliario importado de varios

países europeos como Alemania, Flandes, Portugal, Francia e Inglaterra o incluso de China.

Los documentos enumeran el tipo de madera o maderas que lo forman, tamaño, estado de

conservación y en ocasiones del precio. Aparecen maderas oriundas y de las Indias, cuyo

precio suele ser más elevado. La maderas españolas más comunes eran pino, nogal, haya,

castaño, roble y encina; mientras las americanas son por lo general caoba, granadillo,

palosanto, ébano y cedro entre otras. Para marquetería y embutidos se usaban hueso, marfil y

carey, este último procedía del golfo de Méjico.

Los asientos más comunes en la Sevilla del XVIII siguen los modelos de la centuria

anterior, se trata de las llamadas sillas de baqueta de Moscovia fabricadas con distintos tipos

de madera y muchas veces con clavazón dorada. En el inventario de bienes de don Bernabé

de Orozco y Ayala (1719), Caballero de la Orden de Santiago, y residente en la collación de

Santa María la Blanca aparecen: “Seis sillas de baqueta de moscovia con clavazon dorada y

madera de caoba bien tratadas” y unos “sitiales de damasco carmesí”408

. Los estrados se

hallaban repletos de sillas bajas y taburetes. La baqueta se exportaba a las Indias, prueba de

ello es la partición de bienes de María de Felices (1711), en la cual figura que se han enviado

setenta “atados” de baqueta de Moscovia, a 16 pesos escudos de plata cada uno por un total de

9.240 reales de plata409

.

406

AHPSE: P- 5188, 72 r. 407

AHPSE: P- 2865, 63 r. 408

AHPSE: P- 6418, 58 r. 409

AHPSE: P- 10335, sf.

166

El escritorio410

es el mueble español por excelencia, a pesar de se cree que su origen

es oriental, aparece en la corona de Aragón en el siglo XV. En los costados tenía aldabas para

facilitar el transporte, se asentaba sobre pie cerrado o sobre pie abierto. Si tenían tapa la

cerradura estaba en ella, sino cada cajoncito tenía su bocallave. En el diccionario de

Autoridades lo llaman “alhaja de madera” ya que normalmente se fabricaba con materiales

ricos. La papelera servía para guardar papeles u objetos preciados, se trajeron de Alemania

Italia y Flandes (carey y ébano). Escritorio y papelera son términos que han cambiado su

significado , pero a pesar de su nombre, no son muebles para escribir sino para guardar (se

escribía sobre los bufetes). En el inventario de bienes de don Luis de Montenegro (1700)

aparecen “dos papeleritas con tres gavetas de carey y marfil con bufetillos de lo mismo” y un

escritorio de Salamanca de dos cuerpos411

, mientras que en el de don Miguel Lasso de la Vega

(1750) hay dos escritorios de Salamanca con sus pies a juego y dos de Inglaterra de “charol

negro y oro”412

. En la escritura de fideicomiso413

de don Diego de Córdoba Lasso de la Vega

(1733) constan “dos escritorios contadores de carey y con coronas de bronce hechos en

Flandes con sus pies cubiertos de evano en tres mil r”414

. En la “Memoria de los bienes” de

Juan Pérez de Vivar (1733) aparecen dos escritorios de Inglaterra con sus respectivos espejos

tasados en 6.000 reales y uno de Salamanca con su pie puertas y cajones en 900415

.

Los escaparates eran una especie de rica vitrina muchas veces fabricada con maderas

nobles e incrustaciones de carey o hueso. Su función era exhibir objetos preciados. Los

espejos son de pequeño tamaño y los que se utilizan para el arreglo personal suelen tener

marco de ébano o de madera teñida de negro, tal vez por influencia holandesa; también

aparece el llamado “espejo de vestir”, tal vez de mayor tamaño. En 1702, Antonio Romero,

“mercader de alhajas”, deja en su testamento: cuatro sillas de cañamazo, un escritorio de

ébano y marfil con su pie, un baulito de terciopelo antiguo, un escritorio de Alemania con sus

pie, un arca de cedro, un escritorio de tres cuartas hecho en Campeche, un espejito tocador, un

escaparate de cedro de dos cuerpos, un arcón de pino de Flandes y un escritorio de vara de

largo hecho en Portugal muy mal tratado y viejo y algunas gavetas sin cerradura ni llave416

.

410

En el siglo XIX este tipo de mueble comenzó a denominarse bargueño incorrectamente. 411

AHPSE: P- 1306, 698 r. 412

AHPSE: P- 2865, 63 r. 413

Disposición por la cual el testador deja su hacienda o parte de ella encomendada a la buena fe de alguien para

que, en caso y tiempo determinados, la transmita a otra persona o la invierta del modo que se le señala. 414

AHPSE: P- 18005, 181 r. 415

AHPSE: P- 18005, 349 r y ss. 416

AHPSE: P- 5192, 651 r.

167

Los escritorios de Salamanca, típicos del barroco español, aparecen con cierta

frecuencia, a veces con su pie de cajonería a juego, o si no sobre un bufete, es un mueble

costoso, se decoraba con arquillos y columnillas de hueso en el frente (inspirado en motivos

arquitectónicos). También encontramos escritorios de ébano, marfil o hueso con escenas de

procedencia flamenca. Los alemanes tenían puertas en su frente, mientras que los ingleses

aparecen por lo común de charol negro ( tipo de pintura que imitaba las lacas orientales). A

finales de siglo se observa un cambio de mobiliario, las viviendas acomodadas se nutren de

nuevas tipologías de procedencia extranjera como el canapé, las cómodas de caoba, las

rinconeras y las mesas de juego.

Con la llegada de los Borbones se produce una clara separación entre el mueble

cortesano, al gusto europeo, y el resto del país donde se sigue fabricando el mueble

tradicional. A partir del reinado de Luis XIV se produjo en Francia una auténtica eclosión en

cuanto a la creación de mobiliario surgiendo nuevas tipologías de muebles para sentarse y

echarse como la duquesa denominada en España otomana417

. La silla se acomoda a la moda

de tal manera que se retranquean los brazos para que quepan holgadamente las anchas faldas.

La mujer tuvo un papel fundamental en el desarrollo de nuevas formas de mobiliario que

debían responder a las nuevas exigencias de la moda, no sólo en cuanto al tamaño del vestido,

sino también de las grandes pelucas que adornaron las cabezas femeninas a partir de 1770, lo

que provocó que los respaldos fueran más bajos. Comprobamos, por tanto, que los muebles de

asiento se hallan intrínsecamente unidos a los cambios en indumentaria femenina. El avance

en la concepción y fabricación de las sillas y sus derivados fue muy significativo ya que se

hizo un correcto uso del almohadillado.

Las casas principales contaban con oratorio o capilla, por lo que los señores no tenían

necesidad de salir para ir a la iglesia; teniendo en cuenta que era práctica común oir misa a

diario. El estado de las calles a veces no invitaba al paseo por la suciedad y los deshechos que

se acumulaban, las señoras acudían a sus visitas en silla de manos o coche. En los inventarios

aparecen los objetos necesarios para la celebración de la liturgia, además de imágenes

religiosas, pinturas y a menudo relicarios.

417

Denominada en los inventarios palatinos: “Silla cómoda a manera de catre”. Mueble español. Estrado y

dormitorio. Madrid, 1990, p. 324.

168

Para sus desplazamientos las personas pudientes contaban con sillas de manos,

carrozas o berlinas418

. La silla de manos consistía en un asiento suspendido entre varas largas

cargado por dos mozos que soportaban todo el peso del viajero y de la silla sobre sus hombros

mediante unas correas. Marchaban uno delante y otro detrás a paso lento y uniforme y eran

relevados por otros dos criados cuando la distancia a recorrer era larga. La “de manos”

constaba de una silla cubierta con paredes y techo de madera, y cada costado con dos herrajes

por los que se pasaba una gran vara que posibilitaba que dos o cuatro hombres puedan

levantarla y desplazarla; en 1560 la reina hacía uso de ella419

. El 26 de noviembre de 1691

Carlos II dictó una Real Pragmática sobre el lujo de los carruajes que prohibía el uso de

determinados tejidos:

“Art. 11. Y para evitar el exceso que se ha experimentado en el abuso de los coches, carrozas,

estufas, literas, furlones y calesas, en conformidad por lo dispuesto por un capítulo de la ley segunda,

título doce, mandamos que de aquí adelante ningún coche, carroza, estufa, litera, calesa ni furlón se

pueda hacer ni haga bordado de oro, ni de seda, ni aforrado en brocado, tela de oro, ni de plata, ni de

seda alguna que lo tenga, ni con franjas, ni trencillos, ni otra guarnición alguna de puntas de oro ni de

plata”420

.

La citada pragmática se renovó en 1723, se prohibían los coches pintados con

cualquier tipo de escena o blasones permitiéndose las decoraciones de marmolizados o

jaspeados, asimismo cada ciudad debía confeccionar un registro de todos los vehículos

existentes. El registro que confeccionó el ayuntamiento de Sevilla alcanzó los 580 coches. En

el caso de tenerlo lo habitual era contar con uno pero varios caballeros poseían varios, Juan

Bautista Clarebout y el conde de Torrejón tenían cinco respectivamente mientras que el

marqués de Valdeosera421

y el de Medina contaban con seis422

, una cifra verdaderamente

notable:

418

Los primeros taxis empezaron a circular en Madrid en1704 con el nombre de simones, al parecer por el

nombre del empresario que los explotó, un tal don Simón. Las primeras paradas estuvieron en las plazas de

Santo Domingo, Cebada y Puerta del Sol. 419

LÓPEZ ÁLVAREZ, A.: Poder, lujo y conflicto en la corte de los Austrias. 1550-1700. Madrid, 2007, p. 69 420

Ibídem p. 58 421

Alonso Thous de Monsalve y Mendoza casado con Manuela Nicolasa Clarebout fue el IV marqués de

Valdeosera. El título fue concedido en 1680 a don Diego Jalón y Baeza (1627-1699), caballero de Calatrava,

Veinticuatro, Procurador Mayor de Sevilla y familiar del Santo Oficio de la Inquisición. Diego era hijo de Pedro

Jalón, nacido en Amberes. Su madre Elvira de Baeza le compró el cargo de Veinticuatro en 1645 por 2.337.500

mrs. ABADÍA FLORES, C.: “La comunidad flamenca en Sevilla en el siglo XVI”. Archivo Hispalense. Tomo

93. Nº 282-284, Sevilla, 2010, p. 87.

169

“Ninguna familia que se precie en el siglo XVIII puede prescindir del carruaje para sus

traslados, con las correspondientes caballerizas y servidores”.423

El precio de uno de cuatro plazas rondaba 11.000 reales y su mantenimiento anual más

de 500 ducados. El coche no era solo un elemento necesario para las personas acaudaladas

sino una manera de ostentar el poder personal en las calles y paseos. La carroza añadía

distinción a las damas y caballeros de la alta sociedad, pero querían dejar clara su posición

con respecto del resto:

“Puede decirse pues, que el uso de los carruajes representativos – coches, carrozas, literas,

sillas de mano y trineos -, se extendió es un momento de la historia de Europa el que las monarquías

dinásticas necesitaban de nuevos instrumentos para separar a quienes hacían la política y conformaban

la corte, de la masa de los gobernados”424

.

En la partición de bienes de María de Felices (1711) se hacen constar dos coches, uno

nuevo y otro “traido” con todos sus pertrechos, tasados en 22.000 reales; y una calesa en 800.

Cinco mulas son valoradas en 12.000 reales, mientras que tres caballos lo son en 3.000425

. En

el inventario post-mortem de doña Isabel de Malcampo aparecen “un coche grande”, cinco

mulas y un caballo, junto a dos pares de libreas y dos “sobretodos de los mosos”426

. La dote

de doña Inés María de Barradas (1769) aportaba: “Un coche de Gala a la francesa forrado en

terciopelo carmesí con flores blancas, flueque de catulina pintado de historias y todo él, a la

ultima moda en cinquenta y quatro mil y quinientos rr”, seguido por: “Otro coche verde a la

española abarcado para estricote en cinco mil rr”. Todo acompañado de cuatro mulas

“empeladas y domadas” valoradas en 11.000 reales, junto a un juego de seis guarniciones “a

la francesa pespunteadas y de ultima moda en ocho mil rr” y “otro tiro de guarniciones de

quatro tambien nuevas de ultima moda en mil y quinientos rr”. Junto a los coches y mulas

constan las vestiduras de cocheros y lacayos que se componían de nueve libreas “tres de gala,

tres de estricote y tres de campo completas con seis sombreros, tres gorras de postas y dos

Pedro Jalón fue un rico mercader, en su inventario se registró un inmueble de 32.254.597 mrs aunque tenía

deudas por un 2´3 % del total. Su entierro costó 126.532 mrs, mientras que se pagaron 550.993 mrs en misas por

su alma. AGUADO DE LOS REYES, J.: Riqueza y sociedad en la Sevilla del siglo XVII. Sevilla, 1992, p. 161. 422

RECIO MIR, A.: “De color de hoja de oliva: la pintura de los coches en la Sevilla del siglo XVIII”. Revista

Laboratorio de Arte, nº22, Sevilla, 2010, p. 237 423

AGUILAR PIÑAL, F.: Historia de Sevilla. Siglo XVIII. Sevilla, 1989, p. 117. 424

Ibídem, p. 26 425

AHPSE: P- 10334, sf. 426

AHPSE: P- 5188, 690 r.

170

bastones siendo las libreas, unas de grana galoneadas de oro y otras de paño verde con otros

galones de oro” todo tasado en 11.500 reales427

.

Durante el siglo XVIII surgen nuevas tipologías de muebles como la cómoda el buró,

el sofá y la consola. Estos nuevos modelos vienen determinados por los nuevos usos y las

diferentes maneras de relacionarse socialmente. Así el estrado pasa a transformarse

paulatinamente en salón desplazando a las damas de la almohada al canapé, variando así el

uso social de las casas428

.En el inventario post-mortem de Juan María Bravo (1800), dedicado

al negocio textil, se enumeran las siguientes estancia: sala de escritorio, sala de estrado,

corredor, alcoba, sala de la cancela, comedor , sala de pasión y sala de la calle de las Sierpes,

entre otras. Unos de los objetos más curiosos de este documento son “unas tinas para

bañarse”429

.

En los que respecta a la pintura en España, los protocolos ponen de manifiesto la

cantidad de imágenes religiosas que tenían los sevillanos de toda condición ya fueran simples

estampas o grandes lienzos. Son muy comunes cuadros de vírgenes con distintas

advocaciones, de la Soledad, de Guadalupe… santos, y episodios de la vida de Cristo. Sus

precios son muy variables aunque no llegan ni con mucho a las cifras de los tapices o de las

colgaduras. Los marcos eran costosos, en una dote de 1750 se especifica que todos los

marcos están dorados y son nuevos430

.

En 1710 José Robles, maestro albañil, recibe : “Seis cuadros de diferentes

devociones”, siendo el montante de la dote de tan sólo 1.959 reales431

. En las casas

importantes las pinturas se cuentan por decenas, en su descripción siempre se habla del

tamaño, del marco y normalmente del tema pero muy someramente, además de la

procedencia si es extranjero; es frecuente encontrar obras de factura flamenca432

.

Es poco frecuente la mención a pintores, en la carta de dote de doña Rosa Manuela de

Sotomayor y Montiel (1701) aparece un San Francisco de Zurbarán tasado en 200 reales, una

427

Archivo Marqués de Peñaflor, Leg. 9, doc. 4. 428

JUNQUERA MATO, J. J.: “Mobiliario en los siglos XVIII y XIX”. El mueble español. Estrado y dormitorio.

Madrid, 1990, p 134. 429

AHPSE: P. 9586, 1626 r. 430

AHPSE: P- 1340, 393r. 431

AHPSE: P- 2822, 605 r. 432

Véase, SANZ, Mª. J., DABRIO, Mª. T.: “Inventarios artísticos sevillanos del siglo XVIII : relación de obras

artísticas”. Archivo Hispalense, nº 176, Sevilla, 1974.

171

cantidad menor en comparación con prendas de vestir como una “gabacha” que se valora en

300 reales433

. En el inventario post-mortem de Ana Josefa Mahuis y Príncipe (1719) aparece

“Un lienzo copia de Murillo”434

, al igual que en la dote de Alfonsa de Quesada (1750): “un

cuadro de nuestra señora de la Concepción copia de Murillo en 200 reales”435

; mientras que

en el inventario de bienes de doña Josefa Nicolasa de Andrade (1742), aparecen unas pinturas

de Antolinez: “doce paises de Antolines historia de Jacob de a dos varas y cuarto de ancho y

uno y cuarto de alto con molduras negras”. Doña Josefa poseía más de cincuenta cuadros de

temática religioso436

.

Si el formato es apaisado se denominaba “echado” mientras que los cuadros de forma

apaisada para colocar encima de las puertas se denominan “lienzos sobrepuertas”. En el

inventario de bienes de don Juan Calvo de la Banda (1715) hay “dos lienzos sobrepuertas” y

“cuatro lienzos echados que estan en el oratorio con diferentes devociones”437

. Sorprende que

se valorara más la moldura que la propia pintura ya que la primera siempre aparece reflejada y

descrita pormenorizadamente. Algunas dotes llevan pinturas, fundamentalmente religiosas

como la de doña Faviana de la Peña (1740) en la que que en primer lugar aparece “Un

apostolado pintura de lienzo de una bara y media de cuarta de ancho en trescientos sesenta

r”438

. En el inventario de doña Rafaela Maria de Gasayo Ochoa de Lecea (1750), condesa de

Lebrija, residente en la calle de las Palmas en la collación de San Miguel, constan más de

cincuenta pinturas casi todas de temática religiosa a lo que se añaden “dos retratos de difuntas”

y “dos floreritos”439

. Los cuadros de tema profano, por desgracia, no son abundantes; hay

paisajes, bodegones, temas mitológicos y retratos. Las descripciones no son muy elocuentes:

“Dos lienzos de dos niños echados”440

“dos cuadros pinturas de dos chulos”441

. De toda la

documentación manejada, donde hemos hallado un mayor numero de obras de pintura

profana, es el inventario post-mortem de don Pedro Dutramble (1715), “hombre de negocios

de la nación francesa”:

“un retrato del rey nuestro señor Phelipo Quinto…con moldura tallada toda dorada, un retrato

de don Pedro Dutramble de vara y tercia del largo y poco mas de vara de ancho llano, otro retrato de

433

AHPSE: P- 10318, 845 r. Apéndice documental, documento 1. 434

AHPSE: P- 10342, 387 r. 435

AHPSE: P- 1340, 393r. 436

AHPSE: P- 5202, 187r y ss. 437

AHPSE: P- 5178, 289 r. 438

AHPSE: P- 18013, 341 r. 439

AHPSE: P- 2865, 217 r y ss. 440

AHPSE: P- 6418, 58r. 441

AHPSE: P- 5165, 411 r.

172

una madama, otro retrato de Maria Rodríguez, un país de cosina, un retrato de un muchacho, dos

países de floreros, un par de países pintura en tabla, otro par de países en lienzo, otra pintura en tabla

de tres cuartas de un bodegón con moldurilla negra antigua, dos fruteros y floreros, un par de lienzos

muy viejos de unos filósofos, ocho países de a dos varas llanos muy viejos”, es decir unas treinta

obras, pero como es frecuente, de temática religiosa posee una cantidad más elevada442

.

En idéntica fecha, don Ambrosio Pérez de Texada dejaba dos retratos de Carlos II, dos

láminas con retratos de Felipe V y “seis países de fruteros”443

. Las molduras constituyen un

capítulo fundamental, incluso se les da más importancia que a la propia pintura en sí debido a

que su coste era elevado; se especifica su medida, sus materiales y si están pintadas o doradas.

En el inventario de don Andrés Mariscal (1750) constan más cincuenta pinturas en las que

casi siempre se obvia el tema mientras que sí se citan las medidas y los marcos444

.

Hemos tratado a hacer un sucinto repaso al ajuar doméstico en el periodo que nos

ocupa percibiendo que todavía la vivienda sevillana no se había modernizado en cuanto a

mobiliario y distribución de estancias, siendo todavía deudora del pasado. Siguiendo con el

análisis de los inventarios debemos recalcar que en ellos aparecen los esclavos que formaban

parte de la servidumbre también aparecen “inventariados”. En el inventario de bienes de doña

Josefa de Montes y Chaves (1701), residente en la collación de San Nicolás en una casa

arrendada al marqués de Castilleja, aparecen tres esclavas turcas de 20, 16 y 25 años

respectivamente y “un esclavo negro atesado llamado Miguel de edad de veintidos años mas o

menos”445

. En Sevilla tráfico y venta de esclavos, un viajero anónimo en 1700 relata que son

muy numerosos, están marcados en la cara o nariz y tienen distintos precios; su valor

dependía de la edad, sexo y cualidades físicas:

“Los negros eran apreciados por su docilidad y porque no se resistían al bautismo. Las

mujeres esclavas eran más caras por su alto rendimiento doméstico, por su mayor longevidad, por su

mejor adaptación a las condiciones de vida”446

.

442

AHPSE: P- 5178, 600 r y ss. Apéndice documental, documento 11. 443

AHPSE: P- 5178, 691 r y ss. Apéndice documental, documento 12. Muchas personas contaban en sus casas

con retratos de los reyes, tanto pinturas como grabados; ya que eran el único vehículo para conocer la imagen de

los monarcas. 444

AHPSE: P- 7137, 418 r. 445

“9.505 reales de vellón que el dicho don Diego del Hanón tiene pagados anticipados al Marqués de Castilleja

por el arrendamiento de las casas de la morada en que vive y murió la dicha difunta”. AHPSE: P- 1307, 78 y ss. 446

NUÑEZ ROLDÁN, F.: La vida cotidiana en la Sevilla del Siglo de Oro. p. 76.

173

En la partición de bienes de doña María de Felices (1711) aparecen dos esclavas

negras: María de veinticinco años y Rosa de 21 a las que otorga la libertad: “dejo libres de

toda carga, sujecion de captiverio”447

. En el inventario post-mortem de don Juan Angulo

Pedroso (1723), “que fue secretario de Su Majestad” figura: “una negra color atesado

llamada Josefa que será de cuarenta y poca más o menos”448

, la palabra “esclava” se

encuentra en el margen de la página.

En ocasiones los inventarios post-mortem van seguidos de un “Aprecio de bienes”, el

cual es idéntico al primero pero con la diferencia que las piezas aparecen con tu tasación

correspondiente. Los inventarios constituyen una valiosa herramienta para el mejor

conocimiento de la indumentaria pero también para la reconstrucción de la vida privada ya

que detallan los enseres que formaban parte del ajuar doméstico. Al ser muy exhaustivos su

estudio nos aporta múltiples claves para retratar al difunto y así conocer su comportamiento

hacia el consumo, su religiosidad, su comportamiento, devociones y gustos artísticos.

Testamento

Actualmente, el Art. 667 del Código Civil señala que "El acto por el cual una persona

dispone para después de su muerte de todos sus bienes o de parte de ellos, se llama

testamento"449

. La práctica testamentaria es común desde mediados del siglo XVI. El llamado

testamento “abierto”450

era el que se realizaba ante escribano público y testigos. La estructura

comprendía las siguientes partes: invocación a Dios, datos de testador: nombre, lugar de

origen y domicilio; nombre de los padres y lugar de origen; estado de salud y de las facultades

447

AHPSE: P- 10335, sf. 448

AHPSE: P- 8194, 105 r. 449

Con anterioridad, la Partida sexta, Título 1º, señalaba lo siguiente: "Testamento es una de las cosas del mundo

en que más deben los hombres tener cordura cuando lo hacen, y esto es por dos razones: la una, porque en ellos

muestran cuál es su postrimera voluntad; y la otra, porque después que los han hecho, si se mueren, no pueden

otra vez tornar a enderezar ni hacerlos de cabo. Queremos decir en este título de la guarda que deben tener los

hombres cuando los quisieren hacer y mostrar qué quiere decir testamento; y a qué tiene provecho; y cuántas

maneras hay de él; y cómo debe ser hecho y cuáles no pueden ser testigos en él; y quién lo puede hacer y cuándo;

y por qué razones se puede revocar; y qué pena deben tener los que impidan a otros que no los hagan”. 450

Recuérdese que a día de hoy, el testamento abierto otorgado ante notario (escribano) sigue siendo el más

utilizado en la práctica. No obstante, la obligatoriedad (con carácter general) de la presencia de testigos se

mantuvo hasta épocas muy recientes, concretamente hasta la entrada en vigor de la Ley 30/1991, de 20

diciembre, de modificación del Código Civil en materia de testamentos.

174

mentales; la profesión de fe y la notificación de la voluntad de hacer el testamento. Todo esto

venía seguido de las cláusulas relativas a los asuntos del alma seguidas de las terrenales:

estado civil y, en el caso de matrimonio, nombre del cónyuge; el monto de la dote y referencia

a la carta relativa, en los casos en que se aplica; nombre de los hijos legítimos, ilegítimos o

naturales, en caso de existir y los recursos a ellos destinados; especificación de los bienes del

testador; orden de pago a acreedores, cuando existen; orden de cobro a deudores,

nombramiento de los albaceas; designación de los herederos; nombramiento de tutores y

curadores de bienes. Por último, el lugar y la fecha, la validación del testador y del acto

testamentario por parte del escribano y las firmas al final del documento451

.

Aunque en los testamentos, normalmente, no se incluían la ropa ni el ajuar doméstico

podemos encontrar datos interesantes que nos acerquen a determinadas costumbres y usos

sociales de la época. Este tipo de documento se solía redactar cuando el individuo se hallaba

cercano a la muerte, a través de sus líneas se puede:

“(…) observar las pautas colectivas de comportamiento social ante la muerte. Igualmente, los legados

piadosos tienen un lugar destacado en las escrituras de postrera voluntad, porque mediante estos el

otorgante destina parte de sus bienes a fundaciones pías, servicios a la Iglesia, a comunidades

religiosas, cofradías u hospitales, para obtener así, mediante las oraciones de sus religiosos, el reposo y

la salvación de su alma”452

.

Uno de los datos que proporcionan son los gastos detallados del funeral y entierro,

como el precio del ataúd, la cera, las misas y los responsos. En sus disposiciones era práctica

relativamente frecuente que el testador pidiera que su cadaver fuera vestido con el hábito de

alguna orden religiosa. Doña Sebastiana de Salazar en tu testamento otorgado en 1798 incluye

una disposición en este sentido:

“Mi cadaver será vestido con el Hábito de nuestro Serafico Padre San Francisco y sepultado

en la Iglesia Parroquial de mi domicilio. (…) al tiempo de mi entierro se celebrarán doce misas

rezadas (…) y la misa cantada de mi cuerpo presente según costumbre, pagandose por ella lo que sea

conveniente”453

.

451

Véase, PEÑAFIEL RAMÓN, A.: “Aproximación al estudio de los testamentos en el siglo XVIII: el murciano

ante la muerte”. Áreas. Revista Internacional de Ciencias Sociales. nº6, Murcia, 1986. 452

REDER GADOW, M.: “Vivencia de la muerte en el Antiguo Régimen”. Baética. Estudios de Arte, Geografía

e Historia, 9, Málaga, 1986, p. 348. 453

AHPSE: P- 9584, 58 r. Doña Sebastiana de Salazar dóno en su testamento una Virgen de Guadalupe pintada

en México por Antonio Torres a la San Juan de la Palma, su parroquia.

175

Las misas se solían celebrar en la parroquia del finado además de en conventos y

hospitales si era una persona adinerada454

. Los testamentos consultados incluyen legados a

diversas instituciones religiosas, las limosnas, las deudas, la manumisión de esclavos, e

incluso el salario de los criados. En el testamento de María de Felices Medina (1711) consta

el valor de su ataúd (160 reales) y todo el montante que dejaba para limosnas y misas por su

alma, en concreto se celebraron 6.380 en diversas parroquias455

. Doña María dejaba así

mismo una serie de casas en Dos Hermanas456

, dos cortijos en Alcalá de Guadaira y diversas

casas en Sevilla. En el testamento de José Maestre, fechado en 1733, se cita el salario de

cinco de sus criadas, cada una cobraba 20 reales mensuales, mientras que el despensero

percibía 33, el mozo de mulas también 33, y el cochero 4 y medio al día 457

. En la división de

caudal de don José Díaz “vecino del comercio”, dentro de la partida “Funeral, Entierro y

Missas” se recoge la cantidad destinada por el “valor de tres mill Missas” cuyo montante

asciende a 12.044 reales, es decir, cada misa a 4 reales458

.

Solamente hemos hallado algunos testamentos que incluyen ciertas disposiciones

sobre prendas de vestir. La ropa era costosa por lo que se reaprovechaba de alguna manera al

fallecer su propietario, el testamento de don Juan Coello (1738) es un claro exponente:

“Ytem Mando y es mi voluntad se le den mi compadre Juan de Soto una chupa y calzones de

paño que yo tengo y una camissa y que me encomiende a Dios Ytem Mando y es mi voluntad se le

den a Lucas de Carpas dos pares de calzones de gamuza que yo tengo y una camissa y me

encomiende a Dios”459

Al igual que la disposición testamentaria de don Jerónimo Gaytán (1791):

454

“En la actualidad, los profundos cambios sociales producidos, impiden el conocimiento en profundidad de

determinados usos y costumbres a través de los testamentos (u otros documentos como la escritura de partición y

adjudicación de herencia) como en lo referente al ajuar doméstico. Las normas fiscales vigentes se limitan a

presumir la existencia de este último y a otorgarle un valor equivalente al 3% de la herencia. Así lo señala el

Artículo 15 de la Ley 29/1987, de 18 de diciembre, del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones: "Ajuar

doméstico. El ajuar doméstico formará parte de la masa hereditaria y se valorará en el tres por ciento del Importe

del caudal relicto del causante, salvo que los interesados asignen a este ajuar un valor superior o prueben

fehacientemente su inexistencia o que su valor es inferior al que resulte de la aplicación del referido porcentaje". 455

AHPSE: P- 10335. 456

Una de ellas ha llegado al siglo XXI en manos de la misma familia. Se trata de la hacienda de olivar adquirida

por Diego Maestre Aernoust (Diego Meester en su identidad flamenca), natural de Brujas, casado con María de

Felices. 457

AHPSE: P- 120025, 1477v, 1478 r. 458

AHPSE: P- 729, 490v. Apéndice documental, documento 62. 459

AHPSE: P- 10350, 81 r.

176

“Como Albazeas testamentaríos que somos y quedamos de dn. Geronimo Gaytan y Salzedo difunto

declaramos que cumpliendo con lo que dexó dispuesto en su ultima disposicion hemos repartido entre

nos con union y amigablemente toda la ropa de su uso blanca y de color, nueba, mediada, y usada, y

de ella dímos la que tubimos por conveniente â los Sirvientes que actualmente estavan en su Casa y

algunos que ya estavan fuera de ella, y para que todo conste firmamos el presente en Sevilla â 13 de

Marzo de 1791”460

.

Don José Policarpo Díaz (1797) “vecino del comercio desta ciudad”, dejó en su

testamento 2.028 reales destinados a comprar vestidos a “doce pobres”461

.

En 1727 encontramos una “declaración de pobre” según la cual se solicita que su ropa

y enseres sean vendidos para poder recibir sepultura:

“Temiendome que la muerte llegue como es natural y queriendo estar prevendio para cuando

llegue (…) digo y declaro que no tengo cuadal, vienes ni efectos quepoder hacer testamento (…) haga

dar sepultura sagrada a mi cuerpo en mi parroquia y me mande decir las misas que pudiese por mi

alma vendiendo para ello toda mi ropa y trastecitos”462

.

En cuanto a las inhumaciones se preferían siempre los enterramientos dentro de

recinto sagrado, sólo los más pobres debían conformarse con reposar en el cementerio. Era

costumbre dentro de la aristocracia y familas pudientes contar con capilla propia o lugar

asigando dentro de sus parroquias, mientras que por una limosna anual se podía ser enterrado

en los sótanos o en el mismo suelo de la iglesia; fundamentalmente se valoraba la cercanía

con el altar mayor, para lo cual la cuantía de la limosna debía ser mayor463

.

El testamento constituye un documento más de tipo piadoso donde el otorgante se

prepara para entregar su alma a Dios; pero en algunas de sus claúsulas nos ofrecen claves de

gran interés para acercarnos a la sociedad del Antiguo Régimen, su mentalidad y cómo la

religiosidad impregnaba casi todas las facetas de la vida.

460

AHPSE: P-788, 666 r. Apéndice documental, documento 50. 461

AHPSE: P- 729, 490 r. Apéndice documental, documento 62. 462

AHPSE: P- 1888, 234 r. 463

REDER GADOW, M.: Ob. cit., p. 351.

177

CAPÍTULO V

178

Materiales en la moda de la Sevilla del siglo XVIII

En el periodo que ocupa nuestro estudio, la textil es la principal actividad industrial,

de hecho, es la primera que adopta el maquinismo y la producción a gran escala464

. La moda,

no solo se encuentra estrechamente interconectada con las transacciones comerciales europeas

desde el siglo XIV, sino que sus sucesivos cambios han constituido un motor económico

clave en el desarrollo de las sociedades465

. Hasta el siglo XVIII los tejidos destinados a la

confección de prendas eran fundamentalmente la lana y el lino. A finales de dicha centuria se

extiende el uso del algodón, que en el siglo XIX se convierte en la fibra principal. El punto

crítico en el avance técnico industrial se localiza en la década de 1760, particularmente en el

Reino Unido. El periodo entre 1770 y 1800 contempla un cambio decisivo en las técnicas

industriales que introducen revolucionarias innovaciones en todas las fases de su producción.

El hilar de Hargreaves en 1764 y el telar hidráulico de Arkwright en 1769466

abrieron el

camino a las ya obsoletas técnicas manuales, primero multiplicando la acción de la mano de

obra y luego utilizando fuentes de energía hasta entonces desconocidas como la máquina de

vapor. James Watt en 1755, después de asociarse con el manufacturero de Birmingham,

Matthew Boulton, con la colaboración de J. Wilkinson, experto en cañones, puso en

funcionamiento la primera máquina de vapor467

. Watt había conseguido liberar a la sociedad

de una de sus grandes limitaciones: la energía disponible. La máquina de vapor fue el invento

que posibilitó la revolución industrial.

Hasta el siglo XVIII Europa se había autoabastecido con sus propios materiales, pero

el uso del algodón hizo que dependiera de los países de ultramar. En España se fabricaban

todo tipo de tejidos, siendo los más afamados y apreciados los paños y bayetas. Desde 1630

las lanas de Segovia y de Molina de Aragón cotizaban en la Bolsa de Ámsterdam468

, las lanas

finas españolas eran muy apreciadas en el extranjero por su magnífica calidad.

464

PLAZA PRIETO, J.: Estructura económica de España en el siglo XVIII. Madrid, 1976, p. 314. 465

JUAREZ ALMENDROS, E.: El cuerpo vestido y la construcción de la identidad en las narrativas

autobiográficas del Siglo de Oro. Woodbridge, 2006, p.19. 466

PEVSNER, N.: Pioneros del diseño. Buenos Aires, 2000, p. 47. 467

RIERA, S.: Tecnología en la Ilustración, Volumen 34. Madrid, 1992, p. 22. 468

TUÑÓN DE LARA, M.: Historia de España: (1476-1714). La frustración de un Imperio. Barcelona, 1982, p.

474.

179

Bajo el reinado de Felipe V se avanzó en la aplicación de los tintes para la fabricación

textil, que hasta ese momento estaban faltos de variedad. Por este motivo fueron llamados a

Madrid trabajadores franceses que en 1719 crearon una:

“fábrica modelo para el perfeccionamiento de los colores, que debería servir para el desarrollo

de las fábricas de tintes”469

.

V.1. Tejidos, telas y encajes

Los tipos de tejidos que se consignan en los protocolos notariales sevillanos son muy

variados, al igual que los colores y adornos. Los nombres que en la época se daban a los

colores, en ocasiones, evocaban elementos de la naturaleza como flores, frutos, piedras o

animales: “color flor de romero”, “color de café”, “color de ámbar”, “color de aceituna”,

“color cochinilla”, “color de perla”, “color de fuego”, “color verdemar” “color ala de cuervo”,

o por semejanza como: “color de clavo”, “color de tabaco”, “color de punzón”, “color de

oblea” y un largo etc.

Para comenzar se hará una breve alusión a los tipos de tejidos hallados en los

protocolos consultados en los distintos archivos tanto de la ciudad de Sevilla como en la de

Écija, así como a los adornos o bordados y su procedencia, tanto si es extranjera, como

nacional. Los documentos recalcan la procedencia de determinados tejidos y adornos si la

procedencia era de otros países. A Sevilla llegaban tejidos procedentes de Portugal, Francia,

Inglaterra, Francia e Italia fundamentalmente. En cuanto a los de fabricación española aparece

un amplio abanico de localidades, desde Segovia y Grazalema con sus paños, pasando por las

sedas de Valencia, las medias de Toledo o los lienzos de Vizcaya, entre otros. A continuación

se detallarán los cuatro tejidos básicos desde los lienzos a las sedas, sin olvidar que un gran

número de ellos están compuestos por varias fibras a la vez.

V.1.a. Lino

469

PLAZA PRIETO, J.: Ob. cit., p. 323.

180

El lienzo se utilizaba fundamentalmente para confeccionar la ropa interior de ambos

sexos, como camisas, calzones, enaguas, corpiños, calcetas o escarpines, así como ropa de

cama (sábanas y almohadas) y ajuar doméstico compuesto por servilletas, manteles, toallas y

cortinas. Algunas novias llevaban en su ajuar piezas de distintos lienzos para confeccionar

ropa de cama, un ejemplo es el recibo de dote de José Antonio de Lesaca (1781):

“Primeramente por barias piezas de lienzo bretaña y estopilla para ropa de cama mil

quatrocientos setenta y dos r”470

. A lo largo de la centuria veremos una extensa cantidad de

tipologías, muchas de ellas con nombres que aluden a su lugar de origen como Ruan, Morles,

Holanda, Bramante, Bretaña o Cambray. Los documentos de personas principales ponen de

manifiesto que el encaje tanto de bolillos como de aguja era una labor muy utilizada para

guarniciones de ropa blanca.

Los tipos de lienzos más frecuentes son: la estopilla, basta y muy frecuente en la

confección de camisas y ropa de cama; la crea que podía ser de lino o de lino mezclado con

algodón, económica y muy común en confección de la ropa interior de las clases populares; la

holandilla u holanda, era muy fina, blanqueada y de buena calidad. Covarrubias la

menciona en la definición de lechugillas471

. Cervantes cita la holanda en el Quijote

refiriéndose a “camisas de delgada holanda”, sabanas y herreruelos472

. La bretaña y el

bramante se utilizaban generalmente para ropa interior, sabanas y ropa de mesa; el cambray

según Covarrubias era más delgado que la holanda473

, mientras que la beatilla también era

muy fina y similar a la muselina, aparece con frecuencia la procedente Vizcaya474

. El morles

no era delicado y se utilizaba en prendas interiores como camisas y corpiños. Aunque no es

habitual, a veces aparece el lienzo crudo (sin blanquear).

Muchos de los lienzos podían ser de dos tipos: anchos o angostos. En la partición de

bienes de María de Felices (1711) aparecen una serie de piezas de distintos lienzos. Las piezas

no tenían siempre las mismas cantidades en varas. En cuanto a las valoraciones la holandilla

470

AHPSE: P- 10363, 26 r. 471

COVARRUBIAS, S.: Tesoro de la Lengua Castellana. 1611, p. 557. 472

CERVANTES SAAVEDRA, M.: Don Quijote de la Mancha. Madrid, 1999, pp. 172, 106, 654. 473

Ibídem, p. 182. 474

AHPSE: P- 1311, 152 r.

181

se valoraba a ocho reales de plata la vara, mientras que el bramante “fino” se hacía a cuatro y

medio. La pieza de bretaña “angosta” se tasó en veinte reales de plata475

.

V.2.b. Lana

La lana es el tejido español por excelencia. El paño era el más común fabricado a base

de lana, generalmente muy tupido476

, grueso y de un solo color. Grazalema fue en uno de los

centros productores de paños más importantes de España y Andalucía. En 1792, fabricó más

de 80.000 piezas de paño de color negro, frente a las 16.000 piezas de todas las tintadas

segovianas. Los paños de Grazalema, junto a los producidos en Antequera y Sevilla

monopolizaron el mercado andaluz. Por lo general una fábrica de paños dividía sus oficios en

cuatro: tundidores, tejedores, pelaires y tintoreros 477

. En el 26 de noviembre de 1745 Felipe

V expidió en Madrid una Real Cédula de Privilegio, eximiendo a las fábrica grazalemeña de

una serie de obligaciones lo que atrajo a un número considerable de población beneficiando a

su la industria. Un ejemplo que demuestra la venta en Sevilla de este tipo de paños lo ofrece

el inventario de Rita Águeda Rodríguez (1758), en el aparecen una serie de mercaderías entre

las que figuran treinta capas de paño de Grazalema478

.

Otra variante, que aparece con relativa frecuencia en la confección de prendas

masculinas, es el paño de Guadalajara. El 24 de diciembre de 1714 Felipe V e Isabel de

Farnesio celebraron la misa de velaciones de su matrimonio en el palacio del Infantado, y

como agradecimiento a la ciudad, el rey otorgó la posibilidad de instalar una manufactura

real. La Real Fábrica de Paños se ubicó en el palacio de los marqueses de Montesclaros. El

barón de Riperdá siguiendo instrucciones del cardenal Alberoni y debido a la ausencia de

personal especializado, llamó a tejedores de la ciudad de Leyden. Una vez firmados los

contratos que estipulaban honorarios y condiciones llegaron de Holanda cincuenta tejedores y

un director que fueron los primeros trabajadores de la fábrica479

:

475

AHPSE: P- 10335, sf. 476

GONZÁLEZ MENA, Mª. Á.: Ob. cit., p. 16.

478

AHPSE: P- 11170. 1050 r. 479

Véase, VILLAVERDE SASTRE, Mª D.: “La Real Fábrica de Paños y la ciudad de Guadalajara”. Revista

Moneda y Crédito 133, 1975.

182

“Tiene una Fábrica Real de exquisitos paños suaves, vistosos y de calidad tan aventajada,

como los mejores de Holanda, pues de ella traxeron los primitivos operarios, a solicitud de Juan

Guillermo, barón de Riperddá”480

.

En Sevilla se comercializaban los paños de San Fernando, Brihuega, Béjar, Alcoy,

Castilla y Segovia así como los extranjeros de varias ciudades francesas como Sedán y Eupen,

así como de varios países europeos como Alemania, Holanda e Inglaterra. En cuanto a los

colores no sólo aparecen el pardo y el negro, sino que tenemos un gran abanico de tonos como

turquesa, amarillo, celeste, blanco, morado o carmesí entre otros. En el inventario de los

bienes de don Manuel Rodríguez (1788), se detallan “los efectos del Almacen y ropa de la

tienda” donde fundamentalmente aparecen piezas de paño, entre los cuales se encuentran de

Grazalema, “de la fabrica de Sevilla” y paño de Calderón, también hay capas y polainas “de

dieciséis botones” de paño de Bujalance (Córdoba)481

.

La bayeta, rala y poco tupida482

era muy apreciada por su calidad tanto en nuestro

país como en el extranjero, con este tejido (del que se tiene constancia desde el siglo XIV) se

solían confeccionar las capas y ropa de abrigo. En el inventario de bienes de Juan de Aguilar

y Cueto “familiar que fue del numero del santo oficio de la Inquisicion de esta ciudad”

fechado en 1702 aparecen 285 varas de bayeta “de la sierra”483

. Este tejido se exportaba a

Indias según podemos comprobar en una memoria de gastos de embarque a cuenta de don

José Maestre, cargador a Indias. Según el documento por teñir una pieza de bayeta se pagaron

20 reales de plata, por tundirla, doblarla y prensarla se pagaron 4 reales de plata. Las piezas se

agrupaban en fardos que se depositándose en cajones convenientemente forrados y atados con

hilo y cordeles. Por hacer cada fardo se pagaron 22 reales de plata, mientras que por llevarlos

al río se pagaron a “los mozos” 9 reales por cada viaje, como dato curioso figura les dieron 11

reales y medio de plata a los enfardeladores para vino484

.

La partición de María de Felices (1711) informa que las bayetas se envolvían en

estameña para su transporte. La bayeta no solamente se fabricaba en España, sino que nuestro

país importaba de Inglaterra. Este tejido podía aparecer en muy diversos colores tales como

480

ESTRADA, J.: La población de España en sus Reynos, Provincias y Ciudades. Madrid, 1748, p. 230. 481

AHPSE: P- 11247, 1742 r y ss. 482

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Glosario de términos de la indumentaria regia y cortesana en España. Siglos

XVII y XVIII. Málaga, 2006, p. 88. 483

AHPSE: P- 1307, 212 r. 484

AHPSE: P- 12025, 1416 v.

183

avellana, pistacho, blanco, verde botella, negro, amarillo, rojo o lirio entre otros. Las mantillas

de bayeta blanca aparecen con relativa frecuencia tal y como veremos en el epígrafe

correspondiente.

La sempiterna era basta y muy tupida, se denominaba así por lo mucho que duraba;

aparece en colchas y también en prendas de vestir; la lamparilla era delgada y poco fina, se

teñía de distintos colores y se destinaba a la fabricación de prendas para el verano; la grana

era un paño muy fino de color púrpura, teñido con una materia colorante extraída de la

cochinilla, insecto originario de México. Desde la antigüedad, los colores púrpura y escarlata

fueron objeto de deseo en el mundo mediterráneo. El descubrimiento de ambos tintes se

atribuye a los fenicios, que obtenían el primero a partir de caracoles marinos y el segundo de

dos insectos, uno de ellos llamado quermés; de él deriva la palabra carmín. Con escarlata se

teñían las túnicas de los legionarios romanos y posteriormente los trajes de la nobleza europea.

Durante la conquista de México se tuvo conocimiento que los aztecas fabricaban una

sustancia a la que denominó “grana” .La antigüedad de su cultivo no se conoce con exactitud,

aunque se considera fue durante el período Tolteca (siglo X).

En 1523 aparece registrado el primer envío desde México a España. Después del oro y

la plata, la grana constituía la segunda de todas las exportaciones485

. Fray Bernardino de

Sahagún en Historia de las cosas de Nueva España (1540-1585) la cita. La grana cochinilla

novohispana por su magnífica calidad fue uno de los tintes más importantes del mundo entre

los siglos XVI y XIX. La ciudad de Oaxaca ostentó el monopolio de su producción durante

tres siglos. A finales del XIX irrumpieron los tintes de origen químico486

lo que alteró

profundamente el mercado de los tintes naturales.

La costumbre de algunos escritores españoles del siglo XVI de llamar “semilla” al

referirse a la grana, determinó que la mayoría de los europeos pensaran se que se trataba de

producto de origen vegetal. Esta confusión fue fomentada por España, para dificultar lo más

posible la identificación del colorante, salvaguardando así el secreto de su monopolio. La

medida fue tan eficaz como la estricta prohibición sobre la exportación de los insectos vivos.

Debido a los intentos de emancipación de los pueblos americanos y ante el temor de perder

486

SÁNCHEZ SILVA, C., SÚAREZ ROSA, M.: “Evolución de la producción y el comercio mundial de la grana

cochinilla, siglos XVI-XIX”. Revista de Indias, Madrid, 2006, pp. 475-478.

184

tan preciado negocio, la grana cultivada se llevó a Cádiz y de ahí a las Islas Canarias entre los

años de 1824 y 1827. Este tejido aparece profusamente a lo largo de toda la centuria en la

confección de todo tipo de prendas, y también en las mantillas. En el capital de bienes del

mercader Francisco Santiesteban (1758) el paño de grana se valora en 24 reales de plata la

vara, mientras que el de Castilla se hace a 8 y el inglés a 14487

.

Otros telas fabricadas a base de lana eran el carro de oro (su nombre procede de la

insignia de la tienda del artífice de Bruselas que la fabricaba), muy fino y de procedencia

flamenca; según la definición del diccionario de Autoridades tenía la cualidad de despedir las

manchas. El burato, que era áspero al tacto y muy utilizado en la confección de mantos y

sayas, también podía ser de seda. La estameña se usaba fundamentalmente para los hábitos

de órdenes religiosas; el chamelote era de origen oriental, mezclaba lana con piel de camello

o cabra. Era basto, muy fuerte e impermeable. El chamelote era un tejido resistente que

aparece con frecuencia en la vestimenta a de las capas trabajadoras, aunque también lo hemos

visto en ropa interior, por ejemplo en enaguas488

; camellón o pelo de camello son sinónimo de

chamelote.489

El llamado “chamelote de aguas” era una tela de seda brillante y su superficie

parecía hacer aguas490

. La lila era parecida al chamelote, su nombre proviene de la ciudad

francesa de Lille; la palmilla, era un paño corriente fabricado en Cuenca generalmente de

color oscuro; por último, el barragán era una tela de lana fina muy frecuente en la confección

de mantos491

, y el anascote era burdo de color pardo u oscuro492

V.3.c. Seda

La seda es una fibra fina fabricada con distintos capullos de larvas de insectos,

especialmente la oruga “Bombyx mori”, durante el siglo XVIII (periodo que abraca nuestro

estudio) aparecen fundamentalmente tres tipos: la lisa, de un solo color; la “listada”, es decir,

a rayas, y la labrada que ofrecía una gran serie de dibujos de tema floral y volutas493

. En los

487

AHPSE: P- 11170, 813 r. 488

AHPSE: P- 10342, 255 v. 489

CONGOSTO MARTÍN, Y.: Aportación a la historia lingüística de las hablas andaluzas (siglo XVII)

Descripción de una sincronía. Sevilla, 2002, p. 151. 490

SANTOS VAQUERO, A.: La industria textil sedera de Toledo. Cuenca, 2010, p. 581. 491

GONZÁLEZ MENA, Mª. Á.: Ob. cit., p.8. 492

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 53. 493

BOSCH, D.: La indumentària menorquina en el segle XVIII. Menorca, 2008, p. 202.

185

documentos a veces simplemente se consigna el material, simplemente citando un vestido de

seda o un manto de seda, pero es frecuente que se ofrezcan más detalles debido a lo elevado

de su precio. Hay diversos tipos de tejidos realizados a base de seda, entre los que hemos

encontrado figuran: la persiana, decorada con flores grandes y diversidad de matices; la

griseta, con grandes flores tejidas; el gorgorán, con cordoncillo; el damasco, originario de

la ciudad del mismo nombre en cuyo tejido se formaban dibujos y que ha llegado hasta la

actualidad; la llamada nobleza era parecida al damasco pero más fina, se denominó así

porque comenzó a usarla la aristocracia; la lama era pesada y muy costosa, se fabricada con

seda y oro o con seda y plata; el moaré era resistente y brillante, mediante la aplicación de

unas planchas muy calientes se conseguían unos efectos irisados, que cambiaban con la luz; el

brocado era un paño de seda con hilos de metal formando dibujos, los que tenían hilos de oro

y plata eran llamados lama; el tabí era de seda pura y muy resistente normalmente con

dibujos de rayas y flores; la muselina era muy delicada y costosa y se utilizaba a menudo

para la confección de corbatas. Además aparecen muy asiduamente de telas confeccionadas

con este material como: el terciopelo, el raso o el tafetán494

.

En el Archivo hemos podido localizar una carta de dote de doña Francisca Zeilas,

fechada en 1738, en la que aparece la palabra “moda” en referencia a un tejido. Se trata de un

vestido compuesto por guardapiés y casaca de “raso de moda nombrado tapiseria” valorado

en 648 reales495

, así mismo figura otro conjunto formado por las mismas piezas y

confeccionado en persiana496

usado que por estar “muy bien tratado” se valoraba en 400

reales. Durante el siglo XVIII las sedas labradas francesas llegaron a una perfección y belleza

que tal vez no han sido superadas. Los motivos decorativos más frecuentes, muy del gusto

rococó, fueron distintos tipos de flores como rosas, margaritas o lirios con efectos de luces y

sombras.

En España, a partir del reinado de Felipe V la fabricación de la seda experimentó un

gran auge fundamentalmente en Valencia, ciudad con gran tradición en este tipo de

manufacturas desde el siglo XV. En 1474 se fundó el Gremio de Sederos con San Jerónimo

como patrón, ya que según la tradición fue el primer Santo que vistió seda por su condición

495

AHPSE: P- 10350., 283 r.

186

de cardenal. Valencia se convirtió en el principal centro español que suministró a la corte sin

olvidar que gran parte de su producción iba destinada a la exportación a Indias.

A finales del siglo XVIII y como consecuencia del estallido de la Revolución Francesa

se produjo un paulatino abandono del uso de las sedas a favor del algodón:

“La substitución de la seda y del raso por la indiana estampada y el algodón con dibujos, que la

miseria había impuesto en París, propagose también en el extranjero, en donde se seguía la moda

francesa, y fue causa en Francia de la completa ruina de la industria sedera”497

.

V.1.d. Algodón

Es una planta textil de fibra suave cuyo cultivo es remoto, exige cuidados muy

delicados ya que su extracción debe realizarse a mano. Procede de las plantas llamadas

“Gossypium”; hay tres tipos de fibras, la corta (procedente de la India), la mediana (de

América) y la extralarga (de Sea Island)498

. Uno de los primeros productos con los que

Cristóbal Colón tuvo contacto al desembarcar en la isla de Guanahaní fue el algodón, el cual

le ofrecieron los indígenas como presente, tal y como relata en su Diario de a bordo el 13 de

octubre de 1492: “Traían ovillos de algodón hilado y papagayos y azagayas y otras cositas

que sería tedio de escribir, y todo daban por cualquier cosa que se los diese”499

.Más adelante

Colón estableció un impuesto a varias tribus indias, que debía ser satisfecho en esta fibra.

La materia básica de la producción textil de los aztecas era el algodón, estando muy

experimentados en la aplicación de tintes ya que conocían el añil, la cochinilla y el palo de

brasil. Los tejidos fabricados con algodón fueron introducidos en Europa en el siglo XVII a

través de la compañía de Indias. El algodón comenzó a usarse en Francia a finales del siglo

XVII, aunque fue prohibido por el gobierno ya que se temía que perjudicara a la industria

sedera. Los tejidos a base de esta fibra llegaban al país de contrabando y la misma madame de

497

BOEHN, M.: Ob. cit., p 122. 498

DÁVILA, R. Mª., DURAN PUJOL, M., GARCÍA FERNÁNDEZ, M.: Diccionario histórico de telas y

tejidos. Salamanca ,2004, p.26.

499

COLON, C.: Diario de a bordo. Madrid, 2006, p. 97.

187

Pompadour mandó tapizar con indianas uno de los apartamentos de su castillo de Belleveu en

1755, a cargo de cuya decoración estuvo el pintor François Boucher.

A las profundas transformaciones sociales que se sucedieron en el siglo XVIII hay que

añadir los avances en la técnica con la invención de la maquina de coser y la implantación del

uso del algodón a gran escala. Esta fibra posibilita el estampado, antes reservado a las élites

debido a su alto costo, y aunque tampoco resultaban económicas se popularizó el uso de las

indianas. En España se vetó la importación de algodón en 1771 mediante una pragmática:

“Prohición de introducir y usar en estos Reynos los texidos de algodon, ó con mezcla de él,

que sean de fábricas extranjeras”, la muselina que no hubiera sido vendida en seis meses

debía ser quemada o entregada a la autoridad 500

, esta pragmática fue revocada por un Real

Decreto en 1789.

De todas las fábricas de algodón europeas la más renombrada fue la francesa de Jouy,

cerca de Versalles y fundada por Christophe-Philippe Oberkampf 501

en 1758. Luis XV había

adquirido este sector en 1760. Durante muchos años, la favorita y su círculo íntimo habían

ignorado las regulaciones contra el uso de telas impresas importadas del extranjero. Madame

de Pompadour animó al rey a fundar una industria nacional para la producción de tela

estampada. Oberkampf fue el primer diseñador reputado en cuanto a tejidos de algodón se

refiere, su fama llegó a todo el continente e incluso fue condecorado con la Legión de Honor

por Napoleón en 1809502

. La estampación se realizaba por medio de planchas grabadas que

permitían diseños más grandes y con efectos de luz y sombra. Los dibujos ya no se limitaban

a flores o diseños geométricos. Oberkampf encargó diseños a buenos artistas que realizaron

escenas con figuras humanas. Este nuevo estilo permitió la representación de acontecimientos

importantes del período como el primer vuelo en globo o la fascinación por Egipto. El toile de

500

Novísima recopilación de las leyes en España. Tomo IV, p. 304. 501

Christophe-Philippe Oberkampf, fundador de la manufactura de algodón estampado en Jouy-en-Josas, era de

origen alemán. Se trasladó a París con 20 años en 1758. Tanto su padre y su abuelo habían tenido negocios de

paño teñido. En París, ascendió rápidamente y un año después tras se asoció con su antiguo patrón quien había

anticipado que la prohibición del algodón estaba a punto de ser levantada y calibró los conocimientos de

Christophe-Philippe. En 1759 deciden trasladar el molino a Jouy-en-Josas, un pequeño pueblo bordeando el río

Bièvre, donde el agua era pura y la tierra abundante. En 1764 se construye el primer edificio de 47 metros de

largo en una gran pradera al borde del río, seguido por otros. Oberkampf y su hermano la ciudadanía francesa en

1770 después de más de 10 años de residencia en Francia. La fábrica se convierte en real en 1783. Tras seis años

Oberkampf se convirtió el único propietario de la fábrica. En 1797, recibe el título de Escudero del rey junto con

el derecho a portar armas y el lema: Recte et Vigilanter (honestidad y vigilancia). La fábrica logra enormes

ganancias hasta 1792, incluso convirtiéndose en la segunda más importante en Francia después de la compañía

de Saint-Gobain. Véase, CHASSAGN, S.: Oberkampf Un grand patron au siècle des Lumières: L'inventeur de

la toile de Jouy, Aubier, 2015. 502

YAFA, S.: Cotton: The Biography of a Revolutionary Fiber. New York, 2005, p. 33.

188

jouy se convirtió en sinónimo de elegancia y la misma madame de Pompadour lo usó para sus

vestidos. La fábrica de Jouy fue declarada manufactura real obteniendo exenciones fiscales y

de las leyes de comercio en vigor503

.

La indiana o indianilla, así llamada por ser originaria de la India, desde donde

llegaron a finales del siglo XVII y cuyo uso se extendió en España fundamentalmente a

finales del XVIII para la confección de un gran abanico de prendas y accesorios504

. La

indiana era un tejido de algodón con ligamento tafetán y su característica principal era el

estampado con rayados y dibujos sencillos, generalmente a un color, mediante planchas de

cobre o madera entintada. El algodón provenía de la Indias occidentales y su industria nació

en España en 1746, más concretamente en Barcelona, Cataluña comenzó una etapa de gran

prosperidad. Se fabricaban “indianas” sobre todo para pañuelos y lienzos pintados505

. Las

fábricas catalanas se dedicaban únicamente al tejido y estampación ya que se realizaban con

hilaturas procedentes de Inglaterra, Suiza o Francia. En 1718 y 1728, se promulgaron

decretos prohibiendo la importación de indianas procedentes del extranjero, pero estas

mediadas no afectaban a la importación de materias primas. Las manufacturas barcelonesas

conllevaron un drástico cambio en el sistema de trabajo y producción por medio de la

centralización de todo el proceso en una sola fábrica. En Sevilla aparecen piezas de algodón

pero diseminadamente, fundamentalmente en colchas y cobertores. Será a finales de siglo a

raíz de introducción masiva de la muselina, cuando asistamos a su popularización.

La holanda u holandilla506

podía también estar fabricada con algodón, al igual que el

damasco, el terciopelo y el raso. Otras telas fabricadas a base de algodón fueron la beatilla,

casi transparente y similar a la muselina, y el soplillo, muy frecuente en los mantos

femeninos. A finales del siglo en Francia se produjo una diferencia sustancial en el vestido de

ambos sexos, esta radicó en el cambio de tejidos, el raso y la seda fueron sustituidos por el

algodón y la indiana debido a la pobreza y desabastecimiento que causó la Revolución, la

moda resultante se siguió en el resto de Europa lo que trajo consigo la ruina de la industria

sedera francesa507

.

503 GARRIOCH, D.: The Making of Revolutionary Paris. Berkeley, 2002, p. 276.

504 BOSCH, D.: Ob. cit., p. 200.

505 PLAZA PRIETO, J.: Ob. cit., p. 322.

506 Este tejido se llama así al hacer referencia a su país de origen, aunque se fabricara en España.

507 BOEHN, M.: Ob. cit., p. 122.

189

La muselina es una tela de algodón muy fina y vaporosa cuyo origen radica en Irak.

Llegó a Europa procedente de la India en el siglo XIII pero es a finales del siglo XVIII

cuando su uso se populariza convirtiéndose en el tejido por excelencia. A partir de ese

momento se produjeron una serie de transformaciones que afectaron profundamente a la

industria textil europea. Los comerciantes ingleses comenzaron a fabricar muselina en sus

colonias americanas lo que conllevó el inicio de una poderosa industria que desembocó en la

Revolución Industrial. En España este tejido se prohibió en varias ocasiones sin ningún

resultado, finalmente en 1788 se permitió su importación debido a la reciente creación de la

Real Compañía de Filipinas establecida el 10 de marzo de 1785 mediante una Real Cédula de

Carlos III, planteada como una empresa de participación pública y privada, y con autorización

para comerciar con América y Asia508

.

La voz muselina se incorpora en 1803 al Diccionario de la Real Academia aunque ya

Terreros la había incluido. El termino “muselina” está documentado en la obra de Feijoo

Teatro crítico universal publicada en 1728509

. Este tejido no sólo aparece profusamente a

finales de siglo en la ropa de vestir sino también en la interior, en complementos como los

pañuelos que las mujeres se ponían en el cuello para tapar el escote y en las corbatas

masculinas.

V.1.f. Encaje

Es una labor tramada entre dos telas, fabricado en hilo, algodón o seda. El ajuar de

cualquier novia distinguida no podía estar falto de encajes, que también se denominaban

“puntas”. Hay dos tipos: de bolillos o de aguja. El documento que se considera más antiguo

sobre la labor de bolillos data de 1493 y más concretamente de la familia Visconti, en la

ciudad italiana de Ferrara. El encaje de Milán, que aparece con bastante frecuencia en Sevilla

en los guardarropas de personas muy principales, era de bolillos: “formando trencillas tejidas

que iban haciendo dibujos, dando vueltas y formando motivos floreados unidos por barretas

trenzadas y más tarde por fondos calados de formas variadas”510

.

508

YUSTE LÓPEZ, C.: El comercio de la Nueva España con Filipinas, 1590-1785. Volúmenes 108-109. México,

1984, p. 81. 509

MORENO MORENO, A. y TORRES MARTÍNEZ, M.: Estudios de léxico histórico español. Salamanca,

2014, p. 172. 510

BAROJA de CARO, C.: El encaje en España. Barcelona, 1933, p. 118.

190

En 1733 se dictó una pragmática que permitía el encaje fabricado en el país pero de

ningún modo el extranjero, los españoles tenían fama por su riqueza y policromía; las

encajeras españolas eran muy diestras en el manejo de los bolillos, otorgándoles un estilo

especial. Desde fines del siglo XVI hubo en nuestro país modelos de ornamentación

propios511

, aunque ya en el XVIII la influencia francesa en cuanto a motivos decorativos fue

la más seguida. A lo largo del periodo de nuestro estudio hubo un gran auge en la confección

de blondas sobre todo para mantillas, en los libros de los modistos de María Antonieta se

mencionan frecuentemente las blondas “a la manera de España”512

. En protocolos los encajes

de procedencia extranjera que aparecen con más frecuencia son los flamencos, franceses e

italianos.

El encaje se pesaba en libras, y los había que imitaban el oro y la plata. El uso de

encajes es una constante en toda la centuria. Se utilizaba como guarnición en todo tipo de

piezas tanto en ropa interior como en vestidos y adornos, llegando a verdaderos excesos. En

1739 con motivo de la boda de la princesa Luisa Isabel de Francia, hija primogénita de Luis

XV, con el infante Felipe de España, los encajes se valoraron 625.000 francos513

.

La labor de encaje era muy costosa por tanto en ocasiones aparecen piezas sueltas que

se trasladarían de unas prendas a otras, en los autos de aprecios de los bienes de doña Inés de

Aguilar de la Cueva514

, viuda del I marqués de Peñaflor, aparecen encajes franceses “que han

servido de guarnizión”, unos más anchos que otros; así como dieciséis varas de encaje negro

que se encontraban sobre un lienzo blanco que habían guarnecido un vestido, más otro de

seda negra “de seis dedos de ancho”. En el inventario post-mortem de doña Petronila de

Sangronis (1702) aparece un corte de encaje: “Ytt un corte de encaxe negro para manttto de

cinco puntas de media bara y una òchava de Ancho”515

. En el inventario de bienes de don José

de Palacios (1705) figuran: “Ytem una savan de olan y otra media savana de los mismo

guarnesida de encajes de quatro dedos de ancho”516

.

511

MARTIN ROA, M.: Encajes: origen y técnicas. Recurso electrónico. 512

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 221. 512

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 221. 513

BAROJA de CARO, C.: Ob. cit. p. 123. 514

Fondo Marqués de Peñaflor. Leg 4, doc, 35. 515

AHPSE: P- 10321, 624 r. Apéndice documental, documento 4. 516

AHPSE: P- 5165, 311 v. Apéndice documental, documento 6.

191

No hemos hallado menciones explícitas a encajes realizados en Sevilla aunque en el

inventario de la viuda de un mercader aparecen en 1709 “Ciento sesenta y cinco varas de

encajes de Los Palacios angostos”517

junto con ciento setenta y nueve varas de encajes

blancos de Bruselas de distintos anchos, trescientas trece varas de encajes de trencilla de

pittiflor de distintos anchos, de Madrid, negros, de seda cruda y lenceados518

.

Sevilla importaba encajes flamencos a Indias tal y como se puede apreciar en determinados

documentos de cargadores a Indias, en la partición de bienes de doña María de Felices

aparecen encajes blancos “comprados en Flandes” por un montante de 82. 236 reales de plata.

La partida informa que “tres surtimientos de encajes blancos de diferentes marcas, piezas y

varas” son entregados en “un arca de cedro de cinco palmos de largo” a Juan de la Peña,

piloto de Nuestra Señora del Rosario, Santo Tomás y Santa Margarita cuyo importe es de

30.704 reales519

. Por tanto se indica que al ser el encaje una labor tan costosa, su transporte se

realizaba con mayores medidas de seguridad.

El encaje de blonda aparece reiteradamente a lo largo de todo el siglo aunque sobre

todo en la segunda mitad. Las blondas francesas y españolas guarnecían mantillas, manteletas,

vestidos o pañuelos. Se trata de una labor de bolillos con dos tipos de hilos de seda, mate y

brillante aunque también se podían confeccionar con hilos de oro y plata520

. Su origen se

encuentra en la ciudad francesa de Caux, se denominó blond por su color rubio y se fabricaba

a base de hilos de seda natural importados de China. Desde 1768 el encaje de red se fabricó a

máquina521

. Tal y como veremos en los capítulos VI y VII el encaje se utilizó con profusión

en las clases altas, ya fuera en la ropa interior de ambos sexos, como en vestidos femeninos y

complementos; esta preciada labor fue un signo inequívoco de prestigio social.

517

AHPSE: P- 11991, 663 v. 518

AHPSE: P- 11991, 681 r. 519

AHPSE: P- 10335, sf. 520

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 221. 521

DÁVILA, R. Mª., DURAN PUJOL, M., GARCÍA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit.,p.77.

192

CAPÍTULO VI

193

Un hombre a la moda. La indumentaria masculina en la Sevilla del siglo XVIII

VI.1. Análisis de la indumentaria masculina

El traje masculino en la España del siglo XVIII sigue dos tendencias, el llamado “a la

francesa” compuesto básicamente por casaca, chupa y calzones, y el traje popular. El primero,

que también aparece en los documentos citado como “traje a lo militar” o “traje a la moda”,

fue el atuendo de las clases altas, aunque según veremos también lo usaron otros extractos

sociales en una versión simplificada. El atuendo que desembarcó durante los primeros años

del reinado de Felipe V estaba compuesto por las

mismas piezas que el adoptado por su abuelo Luis XIV;

con él los caballeros europeos lucieron una variedad de

colores y adornos sin precedentes, aunque siempre

usando las mismas tres piezas que fueron sufriendo

algunas modificaciones en bolsillos, botones o mangas,

pero sin alterar su configuración522

.

Mediando la centuria, se produjo un fenómeno

frente al afrancesamiento en la indumentaria por parte

de las capas bajas de la sociedad surgiendo el alegre y

colorido traje de majo. El pueblo llano despreciaba la

figura del petrimetre, un hombre vestido a la última

moda extranjera, en exceso acicalado y preocupado por su imagen523

. El vocablo petimetre

proviene del término del francés “petit maître”, un caballero que cortejaba a una dama y cuyo

perfil debía cumplir una serie de ineludibles requisitos como llamar la atención por su aspecto

y encanto personal. Se trataba de un hombre frívolo y superficial no interesado en el

522

DESCALZO LORENZO, A.: “El arte de vestir en el ceremonial cortesano”. TORRIONE, M. (ed.): España

festejante. El siglo XVIII. Málaga, 2002, p. 199. 523

Hacia 1750 floreció el llamado el cortejo. Las mujeres podían, a través de él, relacionarse con el sexo opuesto.

Esta moda aristocrática venía avalada por otra italiana: el ciscibeo, un modo de susurrar, decirse secretos al oído.

El cortejo, era una especie de acompañante de la dama, podía ser un amigo de la familia, un caballero

cosmopolita o un simple abate. Los majos acusan a los petimetres de ausencia de hombría y juzgan a los maridos

que permiten el cortejo de cornudos. Surge una corriente tradicionalista que empieza a revalorizar lo popular.

Véase, MARTÍN GAITE, C.: Usos amorosos del dieciocho en España. Barcelona, 1987.

Traje masculino. (Vestido a la

francesa). Hacia 1750-1760. Museo

del Traje. Madrid.

194

conocimiento y sí en dejarse ver en paseos y reuniones524

. Este caballero que seguía fielmente

las últimas modas de París, dedicaba demasiado tiempo y dinero a su arreglo personal, lo cual

se consideraba en exceso teatral y también ridículo525

. Los arquetipos petimetre y majo son

antagónicos y representan dos vertientes paralelas en la moda masculina en la España del

Siglo de las Luces.

Durante los primeros años del XVIII todavía pervive en Sevilla el traje “a la española”

compuesto por jubón, ropilla y calzones entre otras prendas. En el inventario post-mortem de

don Luis Rodríguez (1702), mercader de madera, muestra que se continuaba usando el traje

“a la española”. Sus vestidos se componían de capa, hongarina y calzones o de capa, ropilla,

calzones y mangas. Éstas últimas podían ser intercambiables denominándose mangas

“atacadas”; las mangas se ataban al cuerpo de la prenda y podían confeccionarse con

materiales distintos. Don Luis tenía un traje compuesto por capa y ropilla de burato con

calzones y mangas de tafetán, y otro confeccionado con mangas de rizo junto a ropilla y

calzones de paño526

, (todas las prendas de

la indumentaria del hombre español del

siglo XVII fueron analizadas

pormenorizadamente en el Capítulo I).

En el inventario de bienes de don

Hermenegildo López del Águila (1729)

aparece “una ropilla de vayeta negra

apolillada”527

, es decir, que ya bien

entrado el siglo todavía encontramos

prendas a la antigua usanza.

El citado inventario de don Luis Rodríguez, pone de manifiesto que los comerciantes

usaban tejidos en principio destinados a la aristocracia como el brocado y los encajes, o

directamente prohibidos. Tal y como vimos, el traje “a la española” llevaba como adorno de

524

El petrimetre debía tener una economía holgada ya que estaba obligado a sufragar los caprichos de su

acompañante. El caballero tenía que conocer París y saber en primera persona todos los rasgos distintivos de su

elegante sociedad en cuanto a moda, gastronomía y usos sociales en general. Véase GÓMEZ JARQUE, N.: “El

cortejo y las figuras del petimetre y el majo en algunos textos literarios y obras pictóricas del siglo XVIII”,

Espéculo. Revista de estudios literarios, Universidad Complutense de Madrid, 2007. 525

MOLINA, A., VEGA, J.: Construir la identidad, vestir la apariencia Vestir la identidad, construir la

apariencia: la cuestión del traje en la España del siglo XVIII. Madrid, 2004, p. 117. 526

AHPSE-P: 5165, 311r. Apéndice documental, documento 3. 527

AHPSE-P: 5192, 595v. Apéndice documental, documento 19.

Anónimo. Bodegón con negro. Último cuarto siglo

XVII. Colección particular. Sevilla.

195

cuello la valona, en particular, el citado mercader poseía cuatro gorgueras con valonas de

encaje y varios armadores, dos de ellos con encajes de oro528

, lo que revela que las

pragmáticas contra el lujo no se cumplían. En el inventario post-mortem de doña Juana

Montes y Chaves (1701), aparecen nueve camisas infantiles “con sus cuellos y valonas” y

“una balona de todo encaje blanco” más siete pares de “calzetillas” usadas 529

. Los protocolos

nos mostrarán a lo largo de todo el periodo que la vestimenta de los niños era igual a la de sus

padres; no será hasta finales de la centuria cuando se produzca un mayor acercamiento y

compresión de las necesidades de la infancia.

Don José de Palacios

contaba con: “Dos golillas nuevas

de damasco riveteadas con su

prensa”530

. La golilla quedó

restringida a determinadas

profesiones como la magistratura;

en 1726 el Diccionario de

Autoridades aclara: “hoy solo la

conservan los ministros togados,

abogados, alguaciles, y alguna

gente particular”. Lejos de los

principales focos urbanos su uso se pervivió durante más tiempo.

El paño seguirá siendo uno de los tejidos por excelencia para la confección del traje

masculino a lo largo del siglo XVIII. El procedente de Segovia continuaba estando muy

considerado apareciendo habitualmente en el guardarropa de los sevillanos. Una de las piezas

clásicas de la indumentaria de los Austrias fue el coleto, Alejandro Carlos de Licht (1702)

tenía uno de ante con solapas y faldillas y un “capotillo de dos haldas” de paño fino para ir al

campo531

; mientras que don Salvador Moreno (1705) tenía un conjunto de ante compuesto por

coleto, armador y calzones532

.

528

AHPSE-P: 1612, 1612 r. 529

AHPSE-P: 1301, 78 r. 530

AHPSE-P: 5165, 311 r. 531

AHPSE-P: 10321, 622 r. Apéndice documental, documento 4. 532

AHPSE-P: 5165, 361 v. Apéndice documental, documento 7.

Domíngo Martínez. Carro del pregón de la mascara. Detalle.

Hacia 1748. Museo del Bellas Artes. Sevilla.

196

El capotillo533

era una prenda de abrigo cuyo origen se remontaba a la Edad Media.

En un principio fue utilizada exclusivamente por la nobleza hasta que a partir del siglo XVI se

popularizó su uso. Una variante fue el paletoque, con mangas flotantes y confeccionado con

telas ricas, al extenderse a capas más bajas se acompañó de capucha. Durante unos años los

nuevos usos conviven con las prendas clásicas de la indumentaria de los Austrias aunque la

aceptación total de la moda francesa fue cuestión de pocos años según nos proporciona el

estudio de los protocolos. Diversos sectores sociales no aceptaron de buena gana este cambio

tan radical:

“Los propios contemporáneos que vivieron los hechos fueron conscientes de la importancia

del atuendo. El vestido “a la española” pasó a convertirse en símbolo de la nación, detrás del cual se

escondía una enconada contienda entre tradición y renovación”534

.

El traje masculino que desembarca en España tiene las formas opulentas y recargadas

del final del Barroco, pero progresivamente se va aligerando debido a la nueva estética que

propugna el Rococó. Un estilo menos grandilocuente resultado de una sociedad que busca el

confort, la diversión y el refinamiento535

. Tal y como se ha venido exponiendo, estamos ante

un moda internacional, el traje elegante será el mismo en toda Europa. La imagen del

caballero no dista mucho entre unos países y otros, según se puede observar en las pinturas de

Gainsborough, Reynolds, Quentin de La Tour, Chardin, Roslin o el mismo Francisco de Goya,

cuya larga serie de cartones para tapices y retratos se convierten en un indispensable aliado

para el mejor conocimiento de la moda en España durante parte de la época que nos ocupa.

VI.2. Ropa blanca e interior

Las prendas de uso masculino que se usaban bajo el traje eran la camisa y los

calzones o calzoncillos. La camisa, que llegaba a la altura de las caderas, tenía manga larga y

cuellos. Los calzoncillos o calzones iban desde la cintura a las rodillas. Ambas prendas se

533

El Diccionario de Autoridades define el capotillo de dos haldas o faldas como: “Casaquilla hueca abierta por

los costados hasta abaxo, de forma que viene a quedar como en dos mitades, por estar cerrada por delante, con su

abertúra para meterla por la cabeza. Tiene mangas bobas, que se dexan caer a la espalda quando se quiere, por

estar abiertas por debaxo del sobaco. Es trage mui común en la Mancha y Andalucía para los hombres del campo,

y en la Corte, Ciudades y Villas le suele usar”

http://web.frl.es/DA_DATOS/TOMO_II_HTML/CAPOTILLO_001860.html 534

DESCALZO LORENZO, A.: Ob. cit., p. 159 y ss.

197

confeccionaban con lienzo. Para confeccionar un par de calzoncillos se necesitaban

aproximadamente dos varas de tela siendo la crea un material habitual536

. Sobre la camisa los

hombres pudientes llevaban la camisola, sin cuello, y con un hueco en el pecho que se

decoraba con una chorrera o guirindola, un volante de hilo fino o encaje parecido al adorno

del final de las mangas537

. En el inventario capital de José Ruiz (1729), torcedor de sedas, hay

dos camisolas “con puños de olan”538

. El marqués de la Candía (1772) tenía dieciséis 539

,

mientras que el pintor Domingo Martínez (1751) contaba con una “camisola fina”540

.Según

pone de manifiesto la documentación, las camisas y calzones en muchas ocasiones se

confeccionaban a juego, el conjunto de ambos a veces se denominaba “aderezo”: “Ytten

quatro aderesos de camisas y calzones de bretaña y mangas de estopilla guarnecida de

encaxes de Yndias en setecientos cinquenta Rs (…) Ytten tres aderezos de camisas y calzones

llanos en doscientos y noventa y siete Rs de vellon”541

.

A veces aparecen englobadas simplemente bajo la denominación “ropa blanca” o

“vestiduras blancas”. Como puede parecer obvio, camisas y calzoncillos podían encontrarse

en mal estado pero aún así esto no era motivo para no registrarla en los inventarios post-

mortem; en el de don Hermenegildo López del Águila (1729) aparecen cuatro pares de

calzoncillos “de crea muy remendados”542

. Las camisas y calzones se confeccionaban con

lienzos como la holanda, la bretaña o la crea. Las camisas ricas se guarnecían con encajes y

en algunos casos, también los calzones. En el inventario capital de don Bartolomé Profumo

(1731) aparece una camisa con calzones de holanda guarnecidos con encaje fino valorados en

130 reales de plata; más doce pares de calzones, seis de bretaña y seis de crea cuyo valorados

en 80 reales543

. Los puños de las camisas podían llevar botones finos de oro o plata que se

intercambiaban: “Ytt. un par de botones de oro de puños de Camisa en cincuenta y ocho

reales (…) Ytt. Otro par de botones de plata en ocho reales”544

.

La caprichosa moda mandaba llevar las manos tapadas por los volantes de encaje que

remataban los puños de las camisas, denominados “orlas persuasivas” o “pagodas”, los cuales

536

La crea se valora en 1746 en 2 reales y medio la vara. Se utilizaba también para toallas y forros. 537

LEIRA SÁNCHEZ, A.: “La moda en España durante el siglo XVIII”. Indumenta. Madrid, 2007, p. 88. 538

AHPSE-P 5192, 86 r. Apéndice documental, documento 18. 539

AHPSE-P: año 1772, 672 v. Apéndice documental, documento 48. 540

AHPSE-P: 18023, 59 v. Apéndice documental, documento 43. 541

AHPSE-P: 1711, 923 r. 542

AHPSE-P: 5192, 595 v. Apéndice documental, documento 19. 543

AHPSE-P: 1326, 475 v. 544

AHPSE-P: 12128, 1286 r. Apéndice documental, documento 26.

198

podían ser diferentes según estuvieran destinados a llevarlos de día o de noche. Dependiendo

de la caída del encaje se denominaban “llorones” o “acartonados”545

.Los puños guarnecidos,

a veces se consignan aparte de las camisas como en las capitulaciones de Francisco Rodríguez

(1785), maestro sastre: “Ytt dos pares de bueltas de olan unas con encajes en sesenta rr”. El

sastre llevaba una buena partida de ropa interior, aunque citada sin precisar: “Yt. una docena

de camisas de varios generos, y una camisa de estopilla en quinientoa y quarenta rr” seguida

por tres pares de calzones, igual número de calcetas 546

.

Determinadas partidas de inventarios post-mortem nos muestran cómo se vestía por

dentro un rico caballero sevillano, en el de don José de Velasco y Patiño (1734) aparecen en

la partida de ropa blanca: “Doce aderezos de ropa blanca que se componen de camisones,

jugones, calzoncillos, y calzetas y escarpines de bretaña de Campeo”547

. Por lo general la ropa

blanca aparece simplemente consignada sin ninguna información adicional: “Ytt. diez pares

de calzones blancos y tres armadores de diferentes lienzos”548

.

Así mismo en ocasiones se aprecia que las piezas de ropa blanca en buen estado se

regalaban o donaban, el sacerdote Juan Alonso (1709) lega dos camisas a Ana Duarte y a la

hija de ésta llamada Josefa de Salinas, mientras que a sus “ahijados sobrinos” se les debe

hacer entrega de dos camisas y dos armadores, uno de raso morado y otro color de cobre549

.

Para dormir los hombres usaban camisón como las mujeres, igualmente

confeccionados con lienzo. Jacobo Félix Malcampo (1711) llevó a su matrimonio seis

camisones valorados en 120 reales de plata, seis calzones en 60 y otros seis armadores en la

misma cifra; todos ellos guarnecidos con encajes. En el inventario de bienes del capitán

Francisco Moreno (1702) constan catorce camisones de hombre delgados con valonas,

algunas de ellas guarnecidas de encajes550

; mientras que en el de don Pedro Dutramble (1715)

aparecen veinte de diversos lienzos551

junto a tres de estopilla guarnecidos, un número

elevado para una sola persona. En las partidas de José Antonio Maestre (1733) constan siete

545

GONZÁLEZ MENA, Mª. Á.: Ob. cit., p. 87. 546

AHPSE-P: 12118, 50 r. Apéndice documental, documento 51. 547

AHPSE-P: 9546, 419 r. 548

AHPSE-P: 5178, 604 v. 549

AHPSE-P: 11991, 280 r. 550

AHPSE: P- 1307, 68 r. 551

AHPSE: P- 5178, 604 v. Apéndice documental, documento 11.

199

camisones de estopilla “las mangas y el cuerpo de bretaña” tasados en 157 reales552

. En el

inventario de bienes de Pedro Fontache (1776) figura: “un camison de Bretaña por estrenar”

tasado en 26 reales mientras que uno usado del mismo material se valora en 15 y otro de “crea

ancha” solamente en 2 reales553

. En el aprecio y partición de bienes de don Pedro Manuel

Laguna de la Muela fechado en 1791 constan ocho camisones usados tasados en 20 reales la

unidad más cuatro capillos a 3 reales cada uno554

. La partida “ropa blanca” en el inventario

post-mortem de don Rodrigo Márquez de Plata (1788) constaba de una docena de camisas,

siendo media de camisolas, media de camisones de bretaña con los puños de holanda,

camisolas de media holanda, cuatro chalecos de media holanda y cuatro de cotonía, seis

calcetas de hilo, seis pares de calzones blancos,

doce gorros de hilo y otros tantos de holanda”555

.

Los camisones podían estar confeccionados con

distintos lienzos en una misma pieza, tal y como

ocurría con las camisas. Don Miguel de Olaondo

llevó a Indias en 1746 doce camisones

confeccionados los cuerpos en bretaña ancha y

las mangas en bretaña angosta, valorados en 29

reales de vellón incluida la hechura, el hilo y los

botones556

.

Para la realización de determinados

documentos se recurría al auxilio de una serie de

profesionales, en el inventario post-mortem de

Úrsula Echevarría (1791) figura Francisco Javier

de Medina, maestro sastre: “(…) apreciador

nombrado por don Jacinto de Aguilar para el aprecio de ropa que quedó perteneciente a las

disposiciones de Úrsula Echevarría su difunta mujer”. Dentro de la partida “Ropa blanca del

viudo” aparecen dieciséis camisas llanas buenas, tres camisas de bretaña con encajes de

Flandes viejos, nueve camisas de vuelos de muselina, una bata de sarasa, tres pañuelos con

552

AHPSE: P- 12025, 1636 v. 553

AHPSE: P- 1347, 92 v. Apéndice documental, documento 50. 554

AHPSE: P- 12128, 1284 r. 555

AHPSE: P- 11246, 51 r. Apéndice documental, documento 48. 556

AHPSE: P- 10351, 87 r. Apéndice documental, documento 40.

Anónimo. Retrato de caballero. Mediados siglo

XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla.

200

rayas rojas, cuatro gorros de holanda viejos y seis

pares de medias de seda blancas, entre otras cosas557

.

De la bata apenas contamos con información,

normalmente sólo se nombran. Ésta era una prenda

amplia que se llevaba para estar por casa, en el

inventario de Pedro Dutramble (1715) aparece: “un

Ropon o bata de Espumilla plateada forrada de tafetan

carmesi mui vieja”558

. En el palacio de Lebrija, se

custodia el retrato de un caballero que aparece

plácidamente sentado con una bata de terciopelo azul

rematada por galón dorado sobre una lujosa casaca de

seda bordada por entero con flores con botonadura de

oro sólo a un lado (por lo que tal vez también fuera

una pieza destinada a uso doméstico), bajo la que se asoma la camisa con puños de encaje.

Los hombres usaban ropones y gorro en la cabeza, sobre todo los que trabajaban en

interior como pintores559

y escritores. Goya retrató a su cuñado Francisco Bayeu vistiendo

una bata gris con amplias solapas caídas y al pintor Asencio Juliá con la misma prenda (1798,

Museo Thyssen). Don Rodrigo Márquez de la Plata (1788) tenía dos, una de invierno forrada

con bayeta y otra de verano forrada en sarasa560

.Otras prendas de ropa blanca eran los

armadores, los capillos (gorros para dormir) y los pañuelos; también se incluían entre las

piezas de de ropa blanca peinadores, toallas y pañitos para la barba, a veces guarnecidos con

encajes.

VI.3. Traje

557

AHPSE: P- 9580, 451 v. 558

AHPSE: P- 5178, 605 v. Apéndice documental, documento 11. 559

Jean Baptiste Simeon Chardin se autorretrató con gorro de lienzo en 1771 y 1775. Al igual que Luis Paret y

Alcázar en Autorretrato en el estudio, hacia 1786. 560

AHPSE: P- 11246, 476 r. Apéndice documental, documento 48.

Francisco de Goya. Ramón

Bayeu. 1795. Museo Nacional del

Prado. Madrid.

201

El vestido compuesto por casaca, chupa y calzones abarca toda la centuria hasta el

primer cuarto del siglo XIX, en el queda restringido al atuendo cortesano561

. El hombre se

equipara a la mujer en el uso de colores alegres y vistosos y abandona los tonos oscuros que

volverá a adoptar en el XIX. La nueva indumentaria masculina usa tejidos similares a la

femenina con la misma sofisticación y riqueza lo que suponía un desembolso considerable

con respecto a los usos antiguos, un rico caballero no escatimaba en sedas, damascos,

bordados, encajes, hebillas de oro con piedras preciosas, sombreros de piel de castor e

imponentes pelucas. Según vimos en el capítulo I, la indumentaria del hombre español

durante los siglos XVI y XVII constituía un signo inequívoco de su estatus, pero al adoptar en

el XVIII el traje militar, se produce una escisión entre el ser y el parecer562

. Al citado asunto

se refiere el obispo Belluga en 1722:

“Y esto que es hoy general en toda Europa, en nuestra España en mucho más, pues vemos que

en nada se diferencia el vestido de cualquier caballero o señora al que usan los reyes, porque

llanamente se toma la imitación de la moda de las personas Reales que es una monstruosidad”.

La cuestión de las apariencias tuvo vigencia durante todo el siglo, los jóvenes que

acudieron al campo de batalla debieron usar el uniforme militar por lo que al regreso de la

contienda abandonaron el traje a la española:

“El uso del traje militar en la vida civil propició no pocas confusiones a la hora de reconocer

la condición social de la persona asunto que se acabó convirtiéndose en un problema de Estado. (…)

El uso del traje a la moda no solo trajo, como se ve, no sólo un problema de distinción en cuanto a las

clases sociales sino también importantes consecuencias económicas”563

.

De las prendas citadas en los documentos se suele constatar generalmente su tipo,

material y decoraciones, incluso en ocasiones su color y estado de conservación tal y como

ocurre en la “División de caudal” de don José Díaz en 1791: “Ytt, un vestido de militar de

paño de Guadalajara, y la chupa guarnecida de plata pícado todo de polilla en doscientos, y

561

REDONDO SOLANCE, M.: Casaca y chupa, traje a la francesa. Madrid, 2008, p.11. 562

MOLINA, A.: Ob. cit., p. 99. 563

MOLINA, A.: “Vistiendo al nuevo cortesano”. Sevilla y corte: las artes y el lustro real (1729-1739). Madrid,

2010, p. 169.

202

dies”,564

o en el aprecio de bienes de don Pedro Fontache (1776): “Ytem una Chupa vieja de

Paño tambíen color de café en quatro reales”565

.

La casaca, también se denominó chamberga por el atuendo que lucía el Cuerpo Real

de Madrid creado por Mariana de Austria en 1669. Este cuerpo pasó a llamarse el ejército de

la chamberga o chambergos en clara alusión a su uniforme usado por el mariscal francés

Schomberg que introdujo la nueva prenda566

:

“Chamberga se llamó al Regimiento de la Guardia del Reya y también la casaca que llevaban

sus soldados; (…) Describen la prenda así llamada como “casaca ancah cuya longitud passaba de las

rodillas; su aforro volvía sobre la tela de que era la casaca, con una faxa de quatro a seis dedos de

ancho de arriba abaxo por ambos lados; las mangas algo más anchas de lo que se usan ahora, y más

cortas también con una vuelta del mismo aforro”, y autorizan al uso de la voz con cita de la

Pragmática de tassas de 1680 (fecha con que la DCECH se documenta la primera aparición del

término)”567

.

La casaca, que estudiaremos a lo largo de la centuria, se ceñía al cuerpo con pliegues

laterales; mientras los bolsillos se disponían horizontalmente llevando solapa. Las mangas

eran estrechas y al llegar al codo se ensanchaban desembocando en amplias vueltas; por esta

forma se les llamó mangas de “botas”. A finales de siglo las citadas vueltas y los pliegues

laterales menguarán mientras que los extremos delanteros de la casaca se redondearán

surgiendo el frac568

.

La chupa569

, que en un principio no se mostraba ya que la casaca se llevaba cerrada,

irá acortándose con el paso de los años. La casaca que se impuso durante el reinado de Felipe

V tenía rectos los delanteros, iba cuajada de botones de arriba abajo aunque sólo se cerraban

algunos por lo que los ojales presentaban decoración. En los conjuntos más lujosos los

botones se contaban por decenas, llegando incluso a sobrepasar tres destinadas a la casaca y

similar cantidad para la chupa. El cuello era a la caja debido al uso de grandes pelucas, las

vueltas de las mangas alcanzaban el codo y se decoraban con ojales y botones. Esta prenda

564

AHPSE: P- 729, 563 r. Apéndice documental, documento 62. 565

AHPSE: P- 1347, 92 v. Apéndice documental, documento 50. 566

RUIZ RODRÍGUEZ, I.: Don Juan José de Austria en la monarquía hispánica: entre la política, el poder y la

intriga. Madrid, 2007, p. 12 567

VARELA MERINO, E.: Los galicismos en el español de los siglos XVI y XVII. Vol 1. Madrid, 2009, p. 840. 568

DESCALZO LORENZO, A.: Ob. cit., p. 200 y ss. 569

El término veste aparece por primera vez en el diccionario de la Academia Francesa en 1694.

203

presentaba mucho vuelo debido a los grandes pliegues que partían de la cintura y que

arrancaban de un botón constando de tres aberturas, dos en los laterales y una en la parte

posterior, su cometido residía en dejar espacio a la espada que se colocaba atada a un cinturón

y era un elemento imprescindible en la indumentaria de un caballero.

En 1701 ya tenemos constancia del traje “a la francesa” en Sevilla, concretamente en

la partida de ropa infantil del inventario de doña Juana Josefa de Montes y Chaves, residente

en la collación de San Nicolás y viuda de Diego de Hanon y antes del capitán Juan de

Sangronis. En el documento constan: “una chupita y calzones de rasito de oro” y “dos

chupitas blancas de estopilla llanas”570

. Don Alejando Carlos de Litch (1702) tenía una casaca

“a la moda” confeccionada con castorcillo negro y forrada de tafetán, un sombrero de tres

picos, y una funda para peluca; estos datos revelan que parte de la sociedad sevillana se vestía

a la nuevo uso antes de finalizar el siglo XVII571

.

En 1705 don Salvador Moreno, mercader572

de la calle Francos573

dejaba entre otras prendas,

un calzón y chupa confeccionados con raso de oro color celeste aunque su guardarropa

también contaba con piezas como el coleto y el armador. El inventario de su tienda pone de

manifiesto que el traje “a la francesa” para uso masculino ya se usaba en Sevilla ya que

aparecen quince botones de hilo de oro y plata fino grandes para casacas y once gruesas574

de

botones de oro y plata finos para chupas575

. La nueva moda convivió con la antigua ya que

junto a estos botones aparecen también dieciocho gruesas de botones de oro y plata para

armadores.

570

AHPSE: P- 1307, 80 r. 571

AHPSE: P- 10321, 621 r. Apéndice documental, documento 4. 572

El mercader era el comerciante con tienda abierta, mas conocido como tendero. El grupo más numeroso se

dedicaba a los tejidos, dentro del éste figuraban los pañeros dedicados al negocio de la lana, y los merceros

dedicados al negocio de la seda, lienzos y otros productos. El segundo grupo lo formaban los drogueros,

confiteros y cereros, dedicados sobre todo a alimentación, especias y productos de ultramar como el cacao. Por

último cabe destacar los mercaderes de joyas, como los plateros. CAPEL MARTINEZ, R.: El siglo de las luces.

Política y sociedad. Madrid, 2006, p. 131 y ss. 573

El nombre de Francos procede de 'franquicias', es decir, los negocios que proveían a la armada de Fernando

III que se encontraban en esta calle. El rey les otorgó en 1250 un fuero por el cual todos los habitantes del barrio

serían caballeros además de beneficiarse de una serie de exenciones en los tributos. Era a algo similar a una zona

franca de impuestos, en contraposición al resto de los negocios que debían pagar a la hacienda Real. "El rey

Alfonso X, en su tarea renovadora de gobierno del reino, actúa plenamente como legislador, tanto en el plano

general, en el que, a veces, tuvo que rectificar; como en el plano local que ahora nos interesa. Se trataba de

legislar para las nuevas tierras, ciudades y villas, recién conquistadas a los musulmanes y que se consideraron de

realengo, el monarca actuó otorgando como Fuero el Liber Iudiciorum vulgata, a título de Fuero de Toledo, y así

lo hizo Fernando III concediéndolo a Córdoba (1241) y a Sevilla (1250) en ambos casos añadiendo una serie de

privilegios y franquicias para los pobladores de ambas ciudades". CERDÁ, J.: La política de Alfonso X, en torno

a los orígenes del Estado (notas sobre unos textos jurídicos murcianos). Homenaje al profesor Juan Torres

Fontes. Vol I, 1987, pp. 290-291. 574

Doce docenas. 575

AHPSE: P- 5165, 360 v. Apéndice documental, documento 7.

204

Como ya se apuntó, el traje francés tenía su origen en el uniforme militar y guardó esta

acepción en España aunque ya distaba mucho del atuendo usado por las tropas. Es común que

se cite como “traje a lo militar” o “traje a la moda”. En el inventario capital de don José Ruiz

(1729), torcedor de sedas, con motivo de su boda con Jerónima del Valle figura como traje

principal: “un bestido de paño de Segovia a lo milittar y chupa de perziana de seda en

seiszientos y quinse reales vellon”576

.En el inventario post-mortem del pintor Domingo

Martínez (1751) consta “Una casaca a lo militar de tafetan negro doble y calzones de lo

mismo”577

.

Un ejemplo representativo de este tipo de

casacas lo podemos observar en el retrato Felipe V

cazador realizado por Miguel Jacinto Meléndez578

en

1712. La obra, de carácter privado, muestra al rey

ejercitando una actividad de gran tradición en la

monarquía hispánica. El monarca se presenta de medio

cuerpo luciendo una magnífica casaca de terciopelo rojo

bordada con hilo de oro. Apreciamos cómo del botón

del costado arrancan cuatro pliegues, y la decoración de

las amplias vueltas de las mangas con enormes ojales

longitudinales en cuyo extremo se hallan los botones de

oro.

La confección de la casaca era compleja. La

pieza constaba normalmente de dos piezas delanteras, dos para la espalda (todos con forma en

la sisa), cuello y mangas; la costura se encontraba en el centro de la espalda. Para dotar a la

prenda de volumen se colocaban entretelas de lienzo fuerte, en ocasiones con borra y crin de

caballo; el objetivo residía en que los faldones quedaran tiesos. Los ojales al ser decorativos

podían presentarse cerrados579

. A comienzos de siglo las mangas de la chupa sobresalían por

las de la casaca, ambas piezas llevaban bolsillos de tapa bajo los cuales se disponían otros

ocultos. La chupa podía ser de otro tejido, su delantera acogía decoraciones que

576

AHPSE: P- 5192, 86 r. Apéndice documental, documento 18. 577

AHPSE: P- 18023, 59 v. Apéndice documental 43. 578

Véase SANTIAGO PÁEZ, E. Mª.: Miguel Jacinto Meléndez. Madrid, 2012. 579

LEIRA, A.: Casaca masculina rococó. Madrid, p. 3 y ss.

Miguel Jacinto Meléndez. Felipe V

cazador. 1712. Museo Cerralbo.

Madrid

205

posteriormente llegaron a la casaca. La primera era

casi tan larga como la segunda e iba adornada con

una hilera de botones, mientras que la trasera de la

chupa se confeccionaba con materiales mas

económicos ya que siempre permanecía oculta.

En cuanto a la corbata, a principios del

siglo XVIII se comenzó a usar un lienzo doblado y

rígido que encajonaba el cuello y se abotonaba por

detrás, la moda elegante marcaba grandes corbatas

confeccionadas con fina holanda o muselina

guarnecida de encajes, como los de pitiflor, cuyos

extremos caían sobre el pecho. El francés don Pedro Dutramble (1715), tenía seis corbatas de

estos mismos géneros guarnecidas con encajes todas menos una580

. Esta gran corbata fue

perdiendo volumen y años más tarde se sustituyó por el corbatín, una tira fina que se colocaba

sobre el cuello de la camisa y que se cerraba por detrás mediante una hebilla. En el capital de

José Ruiz (1729), aparecen cuatro corbatines valorados en 45 reales581

. El corbatín se sujetaba

mediante pasadores tal y como informan los documentos: “quatro evillas para Colbatín en

quince r”582

. Frente a las ricas corbatas guarnecidas con encajes, los corbatines eran simples

tiras por lo que resultaban económicos, en las capitulaciones de Francisco Rodríguez (1785),

cuatro se valoran en 25 reales583

. Los retratos muestran corbatines generalmente negros

rodeaban el cuello alto de la camisa.

En la partida “Ropa de color de hombre” del inventario de don Ambrosio Pérez de

Tejada (1715) aparece un vestido de paño francés negro compuesto por casaca y calzones con

botones de seda, otro del mismo tejido color ámbar que incluía las tres piezas con botonadura

de oro, otro de raso color café guarnecido con galón de oro y botones también de oro seguido

por una chupa de terciopelo carmesí con la misma decoración y botones584

. El rojo es un color

frecuente en el guardarropa masculino, de la misma manera que la decoración a base de

galones que rodeaban los bordes de la casaca y la chupa, así como los puños y la tapa de los

580

AHPSE: P- 5178, 604 v. Apéndice documental, documento 11. 581

AHPSE: P- 5192, 86 r. Apéndice documental, documento 18. 582

AHPSE: P- 12128, 1286 r. 583

AHPSE: P- 12118, 50r. Apéndice documental, documento 51. 584

AHPSE: P- 5178, 697 v. Apéndice documental, documento 12.

Miguel Jacinto Meléndez. Felipe, duque de

Parma. 1727. Biblioteca Nacional de España.

206

bolsillos. Con trajes enteros o chupas de color rojo

aparecen retratados, Felipe V, Carlos III, Carlos IV,

el XII duque de Alba, el marqués de la Ensenada o

el conde de Floridablanca, entre otros.

Las clases trabajadoras usaban tejidos y

colores económicos; en el capital de Juan de Prado

(1719), maestro zapatero, consta que antes de

casarse disponía de tres trajes enteros, uno nuevo de

pelo de camello tasado en 227 reales, otro del mismo

material pero ya usado valorado en 90 y por último

uno de paño negro también en 90 reales585

.

Uno de los testimonios más interesantes para

conocer la moda en Sevilla a mediados del siglo

XVIII es la serie de los Carros586

de Domingo Martínez, compuesta por ocho grandes lienzos

que se conservan en el Museo de Bellas Artes de la capital hispalense. En El Carro del Víctor

y del Parnaso se recrea el acto de la entrega al Ayuntamiento de los retratos de los nuevos

reyes de España, Fernando VI y Bárbara de Braganza. El director de la Fábrica de Tabacos

don José Antonio de Losada, porta una elegante casaca con chupa y calzones a juego,

confeccionada con terciopelo color pardo con galones en plata, y amplios bordados en la tapa

de los bolsillo. El caballero lleva las medias sobre los calzones, polainas abotonadas,

tricornio, peluca empolvada y zapatos con tacón rojo. Todos los que le rodean llevan así

mismo pelucas (todavía largas y sin recoger) y corbatas de encaje.

585

AHPSE: P- 10342, 258 r. Apéndice documental, documento 14. 586

Esta serie de carros alegóricos es una obra muy significativa y original del siglo XVIII español, las pinturas

escenifican la fiesta barroca que tuvo lugar en las calles de Sevilla para celebrar la ascensión al trono de España

de Fernando VI en 1746. La fiesta era un perfecto elemento de persuasión en manos del poder, un perfecto

instrumento de ostentación y propaganda. Esta serie nos permite reconstruir una fiesta barroca. Las máscaras y

mojigangas consistían en comparsas de personas disfrazadas, en este caso de personajes mitológicos y alegóricos

personificando vicios y virtudes. La fiesta era un perfecto elemento de persuasión en manos del poder, un

instrumento de ostentación y propaganda. La cultura barroca era fundamentalmente visual, su objetivo radicaba

en impresionar al espectador por lo que se gastaban verdaderas fortunas en este tipo de actos. Se levantaban

arquitecturas efímeras y se engalanaban las ciudades a pesar de que la situación económica no estaba para tales

dispendios, pero era el precio de la paz social. Tanto los festejos como las pinturas, del mismo tamaño y marco,

fueron encargados y costeados íntegramente por la Real Fábrica de Tabacos cuyo director era Don José

Antonio de Losada. Asimismo, Don Ramón Cansino Casafonda escribió un grueso volumen que relataba el

magno acontecimiento y que fue editado en 1748 al que acompañaban las pinturas de las carrozas para que

quedara un recordatorio visual la celebración. La inauguración de la Real Fábrica de Tabacos fue un hecho muy

señalado para la economía de la ciudad. Véase, MORENO MENDOZA, A.: Museo de Bellas Artes de Sevilla,

Volumen II, Sevilla, 1991, p. 312 y ss.

Francisco de Goya. El conde de

Floridablanca. 1783. Colección particular.

207

En el margen inferior derecho

de El carro de la común alegría,

vemos a un hombre vestido con

elegancia más sencillamente. Lleva

casaca y calzones de paño pardo

mientras que la chupa presenta un

tono grisáceo, de ella emergen los

encajes de la corbata, las medias

blancas aparecen dobladas sobre la

rodilla y porta tricornio bajo el brazo.

Es sin duda un caballero por el uso de peluca y camisa con encajes, pero su traje no lleva

galones ni adornos y está confeccionado con paño o bayeta; uno de los tejidos por excelencia

para la confección del traje masculino en la Sevilla del siglo XVIII.

Al abordar la historia de la moda durante el siglo XVIII reparamos que se trata de un

fenómeno internacional. La moda francesa no solamente se estableció en Europa sino también

en las colonias americanas, a

través de España. El retrato de

don Juan-Pío de Móntufar y

Fraso587

es un claro ejemplo.

Don Juan- Pío aparece en

actitud orante junto a sus hijos

Pío y Pedro. Fernando VI le

concedió el título de marqués de

Selva Alegre en 1747 por lo que

la pintura debe ser posterior a la

citada fecha. El noble porta

casaca carmesí bordada con hilo

de oro y cuajada de grandes botones con chupa de seda bordada con flores. Los puños de la

587 Caballero de Santiago. Nacido en Granada y residente en la ciudad de Quito, en el virreinato de Nueva

Granada. Contrajo matrimonio con María Rosa Rafaela de Larrea Zurbano y Santa Coloma. Tuvieron cuatro

hijos: Pió, Pedro, Ignacio y Joaquín.

Domingo Martínez. Carro del Víctor y del Parnaso. Detalle.

Hacia 1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla.

Domingo Martínez. Carro de la común alegría. Detalle. Hacia

1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla

208

camisa parecen terminar en delicado encaje de bolillos mientras que la casaca no deja asomar

el lazo de la corbata; en la cabeza porta peluca empolvada. Los niños vestían como los adultos

con el mismo terno que sus padres desde los siete u ocho años o incluso antes. Los hijos del

marqués, también de rodillas, portan casaca negra guarnecida con galón de plata y faldones

tiesos, mientras que la chupa es blanca y bordada con flores y galones dorados, a sus pies

están sus sombreros respectivos.

El acercamiento a la ropa infantil se realiza a través de los inventarios post-mortem o

sus aprecios. El de Ana Agustina Fernández (1788), esposa de un carpintero y residente en la

calle Placentines, es particularmente interesante ya que

se hace constar la ropa de los cuatro hijos de la fallecida,

los dos varones llevan la misma ropa que los adultos.

Manuel María, de cuatro años de edad tenía un “vestido

de jinete nuevo” (al igual que su hermano mayor José

María de doce años) un chaleco de seda usado, un

capote de durancillo y un sombrero de tres picos. El

aprecio fue ejecutado por Francisco Amador, maestro

sastre, “con tienda abierta en esta dicha ciudad”588

.

El inventario de bienes de doña Isabel Francisca

Malcampo y Omazur589

(1725) muestra dentro de la

partida “Ropa de los niños”, que la indumentaria infantil

era idéntica a la de los adultos. Sus hijos tenían casacas,

chupas, calzones, sombreros, espadín, casaquilla de

montar, corbatas “llanas” y “de encages”, puños sencillos, pañuelos, camisones, capillos,

calzones blancos, armadores, calcetas y escarpines590

. Doña Isabel estaba casada con

Francisco Craywinckel, nacido en Amberes, un acaudalado comerciante en la Sevilla de

principios del siglo XVIII.

588

AHPSE: P-11247, 1471r y ss. 589

Isabel de Malcampo y Omazur era hija de Juan Bautista Malcampo y de Isabel Petronila de Omazur

Malcampo. Los Malcampo y Omazur eran familias procedentes de Flandes. Hacia 1672 Nicolás de Omazur

encargó a Murillo su retrato junto con el de su mujer Isabel de Malcampo. El primero se conserva en el Museo

del Prado, mientras que el segundo está perdido aunque existe una copia en el Museo de Glasgow. Véase,

PORTÚS, J.; Guía de la pintura barroca española, Museo del Prado, 2001. 590

AHPSE: P- 5188, 689 r. Apéndice documental, documento 17.

Anónimo. Retrato del marqués de

Selva Alegre y sus hijos. Hacia 1750.

Colección particular.

209

Dentro de las pinturas aportadas al presente estudio, tal vez la casaca más lujosa la

presente el retrato de Antonio del Carmen de Castilla y Páez Cansino591

, IV marqués de La

Granja, Teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Sevilla592

y Hermano Mayor

de la Hermandad de La Soledad593

entre 1766 y 1770. Don Antonio porta un suntuoso traje en

el que casaca y chupa aparecen bordadas. La chupa abotonada deja los cuatro primeros

botones abiertos para que asome cómodamente el cuello de encajes de la corbata. Los

botones de casaca y chupa son iguales pero más grandes los de la primera. La delantera de la

segunda aparece por entero bordada de flores mientras que la casaca luce un motivo

geométrico a base de triángulos, dentro de los cuales se inscriben las decoraciones, también a

base de pequeñas flores. Las dos prendas llevan bolsillos horizontales bajo cuya lengüeta

aparecen varios botones. Las amplias vueltas de las mangas lucen los mismos botones que la

delantera, de ellas salen los puños de encaje de la

camisa compuestos por varios volantes. El marqués

de la Granja luce una venera de la orden de

Santiago atada con un lazo rojo. En la cabeza lleva

peluca blanca que termina en pico sobre la frente

con bucles a los lados.

591

Nacido en 1717. Hijo de Juan de Castilla y Guzmán, señor de Cadoso y Malabrigo y de Francisca Fernández

de Córdoba y Bazán, marquesa de La Granja. Casado en Sevilla en la Parroquia del Salvador en 1740 con

Constanza Valenzuela y Zayas de Aguilar, natural de Belalcazar. El Cadoso era una de las principales haciendas

de Carmona. Un señorío llamado “de horca y cuchillo” (aquel que tenía derecho de vida y muerte sobre sus

vasallos). Véase, RECIO MIR, A. y SÁNCHEZ ROMERO, J. C.: Inventario Cortijos, Haciendas y Lagares.

Provincia de Sevilla. Hacienda el Cadoso. Sevilla, 2009. 592

Desde el 31 de mayo de 1747 al 27 de abril de 1744. 593

La primera noticia de la hermandad data de 1549. Sus reglas ya estaban aprobadas en 1557. Gran parte de la

nobleza sevillana pertenecía a ella.

Anónimo. Retrato de Antonio del Carmen de

Castilla y Páez Cansino, marqués de La

Granja. Hacia 1750. Colección particular.

Sevilla.

210

Una casaca con bordado similar aunque más

suntuosa la porta el futuro Carlos IV en Carlos

Antonio, príncipe de Asturias realizado por Antón

Rafael Mengs en 1765 (Galería Nacional de Parma).

La pieza aparece completamente bordada con

decoración de rombos dentro de los cuales se

inscriben pequeñas flores. Diversas fuentes ponen de

relieve que ésta fue la misma casaca que lució

durante su ceremonia matrimonial con su prima

hermana María Luisa de Borbón, el 4 de septiembre

de 1765 en la Real Colegiata de San Ildefonso de La

Granja. La pintura se comenzó dos meses antes y fue

enviada a Parma destinada a los duques, Felipe I y

Luisa Isabel de Francia594

.

El traje masculino portaba un elevado número de botones tal y como se aprecia en los

retratos y según consta en algunos documentos, en un inventario de 1772 consta: “Ytem una

Casaquilla de Paño color color café, y un par de calzones de lo mismocon cincuenta y seis

Botones de plata (…) Ytem una chupa, una Casaquilla, y un par de calzones de paño de

olanda color pepíta de algarroba nuevo con ochenta y nueve Botones de Platta”595

.En el

inventario de don Gaspar de Atienza Ybañez596

fechado en 1719, se cita una casaca de carro

de oro plateado forrada en tafetán con botones de seda y una chupa con calzones de tela color

de búcaro “del uso antiguo”, es decir, pasados ya de moda597

.

Conforme avanzaba la centuria las prendas de vestir masculinas se hicieron más

reducidas y pegadas al cuerpo. La chupa se acortó, las mangas ajustadas y el faldón

desaparecieron, por tanto fue evolucionando hacia el chaleco. Los calzones tapados por la

casaca hasta mitad del siglo comenzaron a asomar. Los calzones se ajustaban a las caderas sin

precisar cinturón o tirantes y se cerraban a la altura de las rodillas mediante botones y

charreteras, tal y como podemos observar en el retrato que Francisco de Goya hizo a su amigo

el coleccionista Sebastián Martínez.

594

Véase, Carlos IV: mecenas y coleccionista. Madrid, Patrimonio Nacional, 2009. 595

AHPSE: P-. Apéndice documental, documento 47. 596

Contador Mayor de los Reales Alcázares. 597

AHPSE: P-10342, 417 r.

Antón Rafael Mengs. Carlos Antonio,

príncipe de Asturias. 1765. Galería

Nacional de Parma.

211

Lo más habitual era que el traje completo

se confeccionara con la misma tela: “un vestido

un que se compone de casaca, chupa y calzones

de bayeta negra nuevo forrado en olandilla”598

,

un ejemplo muy rico y que nos informa que la

tela procede de Francia lo poseía don Pedro

Dutramble (1715): “un vestido de paño de

Francia que se compone de casaca, chupa y

calzones con botonadura de oro”599

. El vestido

podía constar de una casaca y dos pares de

calzones iguales, ya que éstos se estropeaban con

más facilidad, en este mismo inventario aparece

un vestido formado por una casaca con dos pares

de calzones confeccionados con carro de oro de

color “blanquisco” con botonadura de plata, todo

forrado con tafetán azul. Don Bartolomé Profumo (1731) tenía dos conjuntos formados por

casaca y dos pares de calzones, el primero de paño oscuro con la casaca forrada en tafetán

rojo tasado en 400 reales y el segundo de tafetán negro en 160600

.

Aunque estamos en el momento en que la moda masculina se rindió a los tonos pastel

típicos del momento, debemos destacar la presencia del negro como un color muy habitual en

el traje de toda la escala social. El negro aparece prácticamente en todos los inventarios, desde

el sencillo paño a materiales más nobles: “Ytt. otro bestido de paño negro que se compone de

casaca calzones y chupa de nobleza”601

. De hecho, es frecuente que aparezcan varios trajes

negros; en el inventario post-mortem de Juan Cresencio Martínez aparecen cuatro de

diferentes materiales como son el terciopelo, el paño, el raso listado y el tafetán602

. La piel

de castor también se utilizaba para la confección de trajes: “Una chupa y calzones de castor

negro”603

.

598

AHPSE: P- 6418, 58 r y ss. 599

AHPSE: P- 5178, 605 r. Apéndice documental, documento 11. 600

AHPSE: P- 1326, 476 r. Apéndice documental, documento 26. 601

AHPSE: P- 697 v. Apéndice documental, documento 12. 602

AHPSE: P-9578, 236 r. 603

AHPSE: P-9575, 440 r.

Francisco de Goya. Retrato de Sebastián

Martínez y Pérez. 1792. Metropolitan Museum

of Art. Nueva York.

212

Un ejemplo nada habitual es el que

vemos en una carta de dote fechada 1750 en la que

la novia: “doña Manuela de Leon, doncella de

diecinueve años”, otorga a su futuro marido:

“un vestido para el mio Don Diego de

casaca, chupa y calzones de paño negro, medias

calzetas y espadín de metal sombrero y zapatos,

todo hecho y comprado de nuevo en 630 reales”604

.

Un caballero con posibles tenía varios

conjuntos y también piezas sueltas de distintos

tejidos y colores. Las capitulaciones

matrimoniales de Jacobo Felix Malcampo

(1711) son muy ricas en cuanto a la ropa del

novio, la partida “vestidos de hombre” consta de cinco trajes completos, el primero de

espumilla de seda y lana con botones y cordoncillo de oro valorado en 400 reales, siguiendo

por otro igual con ojales, botones y ribetes de oro de idéntica tasación. Tal y como se ha

apuntado, todo el delantero de la casaca junto a las vueltas de las mangas iban cuajados de

botones, los ojales también se decoraban al ejercer una labor puramente decorativa. El

siguiente vestido era color de hierro forrado en felpa así mismo con ojales y botones de oro,

siendo valorado en 600 reales. El conjunto más importante del documento es: “Otro vestido

entero de castor blanco que se compone de las mismas piezas forrado en tafetán guarnecidos

por ambos lados con ojales y puñetes de oro en novecientos reales”, por último aparece un

vestido de paño negro en quinientos reales605

. La botonadura constituía una parte fundamental

tanto de la casaca como de la chupa, los más apreciados eran los de oro, porcelana y

madreperla.

La casaca masculina comenzó a ajustarse al cuerpo progresivamente en brazos y

faldones, el retrato de Francisco Manjón606

es un buen exponente. Las mangas siguen la línea

del brazo mientras que las vueltas han abandonado toda artificiosidad pegándose a la muñeca.

604

AHPSE: P- 5205, 45 r. 605

AHPSE: P- 10334, 232 v y 233 r. 606

Nacido en Barros (Llanes). Caballero de la Orden de Calatrava en 1755. Consejero de Estado. Presidente de

la Real Audiencia de Contratación de Cádiz. Contrajo matrimonio con María Teresa Micone en Cádiz en 1758.

Anónimo. Francisco Manjón. 1777.

Palacio de Lebrija. Sevilla.

213

El traje es de un verde suave, tonalidad muy del gusto rococó, con bordados que recorren el

filo de casaca, chupa y vueltas de las mangas, los botones ya no son de oro o plata sino

aparecen forrados del mismo tejido que el vestido. En la casaca pende la venera de la orden de

Alcántara.

Una de las instituciones con más raigambre en Sevilla desde el siglo XVII es la Real

Maestranza de Caballería607

. El 2 de junio de 1730 se promulgó una Real Cédula por la cual

se establecían su carácter oficial y privilegios. Felipe V concedió una serie de mercedes a la

Corporación, entre las cuales el cargo de Hermano Mayor lo ostentaría uno de los hijos del

monarca español. El primero en ostentar la dignidad

fue el infante don Felipe, futuro duque de Parma. El

rey estableció el uniforme destinado a los maestrantes:

“que el uniforme de grana con galones, chupas y

vueltas de glasé de plata que habían lucido en las fiestas

organizadas en honor del Rey pudieran utilizarlo “no solo

en las funciones propias de su instituto que ejecutare a

caballo, sino en cualquier día, según como se sirven de el

suyo los Oficiales Militares de mis Tropas”608

.

El retrato de don Juan María del Carmen de

Castilla y Valenzuela609

, que fue Teniente de Hermano

Mayor de la Real Maestranza del 14 de mayo de 1786

al 30 de mayo de 1788, muestra el lujo con el vestía la

alta nobleza sevillana. El joven caballero lleva casaca

azul con vueltas rojas, unas vueltas que han perdido tamaño con respecto al tipo usado en la

primera mitad de la centuria ya que comprobamos cómo siguen la línea del brazo traspasando

el codo. En cada delantera de la casaca hay diez grandes botones de oro como remate a

amplios galones dorados. Bajo la casaca lleva una chupa roja con los dos primeros botones

desabrochados a fin de dejar espacio a la corbata de encajes. La chupa y las solapas de los

607

Fundada en 1670 bajo la advocación de la Virgen del Rosario. 608

GARCÍA-BAQUERO GONZÁLEZ, A.: “Felipe V, Sevilla y la Real Maestranza de Caballería”. III

Centenario del reinado de Felipe V. Sevilla, 2001, p. 92. 609

Nacido en Sevilla el 24 Sep.1747, V Marqués de la Granja, Señor del Cadoso Maestrante de Sevilla y

Hermano Mayor de la Cofradía de la Piedad. Casado en Sevilla el 4 Enero de 1773 con Manuela Luisa Tous de

Monsalve y Fernández de Velasco, V Marquesa e Caltojar y VII Condesa de Benagiar y de Valdosera.

Juan María del Carmen de Castilla y

Valenzuela, marqués de La Granja.

Hacia 1770. Colección particular.

Sevilla.

214

bolsillos lucen los mismos galones dorados que

la casaca. Bajo las mangas asoman delicados

puños de encaje. En la mano porta sombrero de

tres picos adornado con una lazada roja mientras

que en el pecho luce una venera de Caballero de

Santiago que pende de un lazo rojo. Don Juan

María de Castilla era caballero de la citada

orden al igual que su padre don Antonio de

Castilla, tal y como pudimos comprobar en su

retrato. Con respecto a la peluca, don Juan María

la lleva con tres rizos perpendiculares en las

sienes y recogida detrás con un lazo negro. A

mediados de siglo, Luis XV impuso un estilo de

pelucas más pequeñas para los hombres y el

riguroso empolvado blanco o preferentemente

grisáceo, éstas se recogían en una cola de caballo

en la nuca, atada con una cinta. Este nuevo peinado masculino desembarcó en todas las cortes

europeas y también a la alta sociedad.

Los Bucarelli fueron una de las más importantes estirpes sevillanas durante el siglo

XVIII. En el palacio de los condes de Santa Coloma se conservan los retratos de los hermanos

don Francisco y don Antonio Bucarelli, hijos del marqués de Vallehermoso y de la condesa

de Gerena. Ambos desempeñaron una importante carrera militar. Don Francisco de Paula

Bucarelli Ursúa Lasso de la Vega Villacis y Cordova (1708-1780) fue Teniente General de

los Reales Ejércitos, Gentilhombre de Cámara de Carlos III con entrada, Comandante General

del Reino de Mallorca, Comandante General del Ejército y Reino de Andalucía, Capitán

General del Río de la Plata entre 1766 y 1770, Virrey y Capitán General de Navarra en 1770,

Comendador de Almendralejo en la Orden de Santiago y Caballero Maestrante de Sevilla. El

retrato de don Francisco nos muestra al caballero portando lujosa chupa roja bordada con

galones dorados y banda a la cintura, y calzones del mismo color. Encima lleva una casaca

oscura sin faldones delanteros adornada con la misma decoración mientras que las vueltas de

las mangas son rojas. Sobre el pecho luce la banda de la Orden de Carlos III (establecida

mediante Real Cédula de 19 de septiembre de 1771) y la venera de la orden de Santiago. Su

Anónimo. Francisco de Paula Bucarelli Ursúa.

Hacia 1775. Palacio de los condes de Santa

Coloma. Sevilla.

215

atuendo concluye con medias blancas, zapatos negros con gran hebilla y un sombrero de tres

picos que descansa sobre la mesa.

Su hermano Antonio María Bucarelli (1717-1779), fue Caballero de la Orden de San

Juan, Bailío-Gran Cruz y Comendador de Bóveda de Toro y de Tocina, Gran Cruz de Carlos

III, Teniente General de los Reales Ejércitos, Capitán General de Cuba, Virrey, Gobernador y

Capitán General de la Nueva España y Presidente de la Real Audiencia de México (1771). En

su retrato, don Antonio María aparece de cuerpo entero dentro de un recinto palaciego que se

abre a un puerto. El caballero porta una lujosa chupa roja que termina a la altura de las

caderas, calzones oscuros y casaca azul

oscura entallada y adornada con amplio

galón de oro formando un dibujo de trencilla. La

casaca cuyas vueltas son rojas, solamente

lleva botones a la derecha, mientras que a la

izquierda no aparecen ojales. Don Antonio

lleva un bastón en su mano izquierda

mientras que con la derecha sostiene el

sombrero también adornado con galón

dorado y con un lacito rojo.

Siguiendo con el análisis del traje

masculino, la documentación pone de

relieve que éste podía constar solamente de

casaca y calzones a juego, mientras que la

chupa era intercambiable. El colorido de la

indumentaria masculina no es tan variado como el de la femenina ya que es muy habitual la

aparición de los pardos, como los llamados color de café, de canela o de ámbar, aunque

también comprobamos que el hombre sevillano vistió con tonos alegres y vivos. El marqués

de la Candía (1772) tenía una chupa y calzones de tela de oro sobre blanco con matices, una

casaca y calzones de terciopelo morado con botones de hilillo de oro forrado en raso liso

blanco, un vestido entero de paño púrpura con botones de seda forrado en felpa blanca de

seda610

. Jacobo Félix Malcampo (1711) llevó a su matrimonio una de tisú encarnada con

flores de oro vivo y una segunda de tisú de plata con la misma guarnición valorada en mil

610

AHPSE: P- 5178, 600 r y ss. Apéndice documental, documento 48.

Anónimo. Antonio María Bucarelli, virrey de

México. Hacia 1775. Palacio de los condes de

Santa Coloma. Sevilla.

216

reales, el precio mas elevado que hemos hallado para una

chupa a lo largo de todo el siglo. El tisú de seda estaba a

la última moda siendo muchas veces importado de

Francia.

Tal y como hemos apuntado con anterioridad, de

la chupa solamente se mostraba la delantera, por lo que

quedaba el resto se podía confeccionar con materiales

más sencillos: “Ytt. una chupa de tizu de oro con

espaldas y mangas de tafetan”. Esta prenda se convirtió

en un perfecto marco para bordados y adornos: “otra

chupa de laberinto celeste con lazos y galón de plata (…)

otra chupa de paño de grana encarnado con galón ancho

de plata y botones de hilillo forrado en lienzo (…) otra

del mismo paño bordada de oro con forro de imperiosa celeste y blanco”611

. José García,

maestro confitero de la collación de San Salvador, dejaba en 1775 una chupa de piel de

tigre612

forrada de anascote blanco y otra de paño “color de cardenalillo” con vuelos de

terciopelo613

.

La casaquilla era una prenda destinada a la práctica de la equitación, por tanto sería

más corta, en el inventario de don José de Velasco y Patiño (1734) aparecen “Dos casaquillas

de montar, una de invierno y otra de verano”614

. La indumentaria destinada a la monta

aparece con relativa frecuencia en los inventarios, en el de la marquesa de Herrera (1778)

encontramos: “Un vestido de chupa y calzones de guinete nuevo” y “una chupa de guinete

usada”615

. Los tejidos más utilizados para confeccionar trajes de verano eran, entre otros, el

tafetán, el barragán, el cristal y la seda: “cuatro vestidos de verano, uno de tafetán doble negro,

otro de cristal y otro de barragán de Bruselas”616

. Don Vicente Pablo Albelda tenía en 1780

“Un bestido de chupa casaca y calzones de seda de verano tornasolado de raso valenciano”617

.

611

AHPSE: P- 9563, 789r. 612

No sabemos a qué tipo de felino se referirá. Fernando VI aparece en un retrato de Van Loo luciendo una

casaca con las vueltas de las mangas forradas con piel de leopardo. 613

AHPSE: P- 11218, 1064 v. 614

AHPSE: P- 9546, 419 r. 615

AHPSE: P- 9574, 301 v. 616

AHPSE: P- 9546, 419 r. 617

AHPSE: P- 9575, 439 v.

Anónimo. Retrato de caballero.

Último cuarto del siglo XVIII.

Colección particular. Sevilla.

217

A finales de siglo aparecen las voces chupetín y chupín, un diminutivo de chupa que

podía designar las piezas destinadas a niños y también a adultos por su menor tamaño. En el

inventario post-mortem del esposo de Gertrudis de Zayas (1780) constan dentro de la partida

“Ropa del menor”, una chupa, calzones y chupetín de raso liso de seda618

. En el inventario

capital de doña Josefa García Aruncibay (1799) aparecen varios trajes masculinos formados

por casaca, chupín y calzones o por casaca y chupín: “Ytt. Casaca y chupín de tercianela

servido en quarenta r (…) Ytt. Casaca y Chupín de Panaverde rallado en ciento y sesenta r (…)

Ytt. Casaca, Chupín y Calzones de felpa, en quinientos rr”619

.

Debido a su alto costo la ropa no solamente se reutilizaba sino que también se

transformaba, en un inventario post-mortem de 1791 aparece: “Una chupa y chupito que se

hizo con un guardapie de su madre”620

. En este momento surgen los chalecos y los calzones

largos, en 1799 se constata el pantalón largo en Sevilla: “Ytt. Calzones largos de Paño matado

en treinta rr (…) Ytt. Chaqueta de Bayeton y chaleco

en cinquenta rr”621

. Los chalecos son una evolución

de la chupa, aparecen como prendas diferenciadas y

conviven con éstas, en el capital de Francisco

Rodríguez (1785) encontramos tres chupas blancas en

75 reales seguidas por seis chalecos blancos en 60

reales y dos chalecos de cotonia en 45622

.

La transformación sobre los preceptos que

debía seguir la indumentaria masculina de las clases

altas se produjo en Francia, concretamente en la

reunión de los Estados Generales en 1789. Cada

participante debía vestir conforme a su estado ya que

se reprodujo el ceremonial de 1614, esta desigualdad

manifiesta causó cierto disgusto:

618

AHPSE: P- 9575, 514 r. 619

AHPSE: P- 788, 175 r. Apéndice documental, documento 64. 620

AHPSE: P- 9580, año 1791 Folio 452 v 621

AHPSE: P- 788, año 1799 Folio 175 V 622

AHPSE: P- 12118, 51 r. Apéndice documental, documento 51.

Anónimo. Retrato de caballero.

Hacia 1790. Palacio de Lebrija.

Sevilla.

218

“Uno de los primeros actos de la Asamblea Nacional fue la abolición solemne de todas las

diferencias de clase, en cuanto al vestido; y los nobles que habían querido tan celosamente tener un

privilegio exclusivo para llevar plumas, encajes, tacones encarnados, etc., hubieron de ver cómo los

plebeyos declaraban que ya no daban valor alguno a tales tonterías y se las consentían a los lacayos.

(…); la primera prerrogativa de la clase privilegiada quedaba abolida (…), este hecho tuvo por

consecuencia la desaparición para siempre del lujo y la magnificencia que había revestido el traje

masculino antes del año 1789”623

.

A partir de la Revolución Francesa se suceden una serie de transformaciones políticas

y sociales que traen consigo un cambio de mentalidad que condujo a la sociedad francesa a

vestir de manera más simple, huyendo del colorido y las estridencias. La progresiva sencillez

del traje masculino hay que achacarla a la

influencia del traje campestre inglés en el

que primaba la funcionalidad por lo que se

pusieron de moda casacas con menos

pliegues o incluso sin faldones por delante

como el frac. Paulatinamente los calzones

desaparecieron en favor del pantalón largo,

esta prenda en un primer momento la usaban

las clases más desfavorecidas. A los

asaltantes de la Bastilla y las Tullerías se les

llamó despectivamente “sans culotte” es

decir, “sin calzones”. La palabra “pantalón”

procede de Pantaleón624

, personaje de la

comedia del arte625

que lo vestía. El pantalón

fue una evolución del calzón marinero inglés

aunque se piensa que fueron los franceses sus

623

BOEHN, M.: Ob. cit., p 117. 624

Pantalón era un mercader, se le presentaba como un anciano amable que encarnaba la prosperidad de

Venecia. Aunque normalmente es un viejo avaro muy preocupado por el dinero y pendiente de sus negocios. No

está pendiente de su casa y es muy conservador y lo que ocasiona de lo que resulta algún enredo ocasionado por

Arlequín o Brighella. Como padre es déspota y anticuado. Pantalón lleva capa negra con pantalones rojos y

calza pantuflas turcas. Su máscara es color café con una gran nariz, bigote gris y blanca barba que cubre de oreja

a oreja terminando en punta. Sobre la comedia del arte. Véase, URIBE, Mª. L.: La comedia del arte. Barcelona,

1983. 625

La comedia del arte, también denominada comedia de máscaras, surgió en Italia durante el Renacimiento. Fue

un tipo de género teatral que se prodigó por buena parte de Europa hasta el siglo XIX. Se trataba de obra de

teatro en la que los actores podían improvisar. Eran sencillas tramas con una historia de amor como asunto

fundamental, constaba de una serie de personajes fijos que se identificaban por su ropa y su máscara.

Louis Leopold Boilly. Sans culotte. 1792. Museo de

la Villa de París.

219

inventores. El francés Pedro Dutramble (1715) tenía “un par de calzones marineros de tafetan

Gamusado con encages negros viejos”626

.

Al cambiar el concepto de moda se detestó la estética del Antiguo Régimen. Se

rechaza la teatralidad y la extravagancia del traje francés a lo que se le debe añadir la enorme

influencia que marcó Inglaterra, convertida en el epicentro de la moda masculina. Esta

tendencia seguía otros preceptos, los británicos buscaban una elegancia menos envarada, mas

práctica que permitiera la práctica de deportes y la vida al aire libre. La nación prosperó

extraordinariamente durante el siglo XVIII, creando un imperio a raíz del comercio, el nivel

de vida subió y una pujante clase media comenzó a consumir. A finales de siglo había en

Londres más de doscientos comercios dedicados al negocio textil ya fueran sastrerías o

mercerías627

.

Durante el Terror (1793-1794) era muy arriesgado vestir al modo antiguo pero

después de la ejecución de Robespierre, los franceses adoptaron el frac inglés reinventándolo

a su forma; con colas muy largas, botas grandes y chalecos cortos, mientras que los cuellos de

la levita crecieron desmesuradamente por detrás así como los pañuelos del cuello que a veces

llegaban a la barbilla628

.

En Francia a partir del Consulado los hombres se van a desprender de todos los

ornamentos decantándose por largos pantalones entallados en colores claros que terminan

justo encima del tobillo; chalecos cruzados con dos hileras de botones; chaquetas entalladas

con cola y “redingote”. Las corbatas comenzarán a crecer, siendo todavía grandes pañuelos

de seda complicadamente anudados sobre la garganta. Los trajes de seda con bordados

florales y encajes se circunscriben a las ceremonias cortesanas por lo que abandonan la vida

cotidiana de las élites. Tras la caída del Antiguo Régimen el pujante burgués mostraba su

concepto de vida a través del vestido siendo éste una antítesis del pasado, se huyó de las

extravagancias pero también de los colores alegres. La enriquecida nueva clase social

entendía el concepto lujo de otro modo, no como mero deseo de ostentación sino como el

confort resultante del trabajo individual.

626

AHPSE: P- 5178, 605 r. Apéndice documental, documento 11. 627

ASHELFORD, J.: The art of dress. Clothes and society 1500-1914. Londres, 1996, p. 148. 628

LAVER, J.: Ob. cit., p. 153.

220

El color negro se adaptaba perfectamente e este nuevo clima social personificaba el

ideal del nuevo ciudadano vestido de rico pero discreto paño. Se puede afirmar que el hombre

europeo se uniforma en el siglo XIX629

. Los cambios en indumentaria masculina sobrevienen

hacia 1780 con la introducción del estilo inglés que básicamente usaba chaqueta “jacket”,

abrigo “riding coat”, “spencer” y botas altas en lugar de zapatos. El “spencer” era una

chaqueta corta, generalmente de lana. Su forma se asemejaba a la de un frac sin faldones y

era utilizada sobre la prenda exterior (frac o levita).

Apareció a finales del siglo XVIII como pieza de uso

masculino y su nombre se debe a George Spencer, II

conde Spencer (1758-1834). Pronto se incorpora como

parte del uniforme militar de los oficiales del ejército

británico y, a la vez, se introduce en la vestimenta de

hombres y mujeres en los últimos años del siglo XVIII.

El frac nace como atuendo masculino en

Inglaterra en el siglo XVIII. Se considera que su origen

está en una especie de abrigo que usaban los caballeros

británicos llamado “frock”. En la década de los años 30

ya se tiene constancia del uso de esta prenda informal y

elegante para la práctica de la equitación. La aristocracia

inglesa tenía un perfil distinto a la francesa, que residía en la corte. Los británicos lo hacían en

sus propiedades rurales y se distinguían por su afición al deporte al aire libre por lo que

adecuaron su traje a sus necesidades, el frac al no tener faldones por delante era una prenda

cómoda para la vida en el campo. El cambio sustancial radicó en la sustitución de los tejidos

lujosos y de vivos colores por el paño, el cuero y los colores neutros y oscuros; por otro lado

los zapatos se sustituyeron por botas y el pelo dejó de empolvarse progresivamente:

“El traje plebeyo había conquistado los salones. Hasta entonces sólo las personas más pobres

habían llevado el cabello sin empolvar, sólo los carreteros habían llevado botas, y únicamente los

marineros habían llevado pantalón largo y sombrero redondo”630

.

629

NICOLÁS GÓMEZ, S.: El dandi y otros tipos del siglo XIX. Imagen y apariencia en la construcción e la

modernidad. Murcia, 2012, p. 5. 630

VON BOEHN, M.: Ob. cit., 157.

Anónimo. Juan José Nieto Aguilar, II

marqués de Monsalud. Finales siglo

XVIII.Marquesa de Monsalud. Sevilla.

221

A principios del siglo XIX ya habían

desaparecido las casacas, los bordados, las

medias de seda y las pelucas. Desde Londres

salieron hacia el resto del continente el frac, el

chaqué y la levita. Los primeros fracs tenían

cuellos altos por detrás, grandes solapas y

mangas abultadas; el talle era alto y se cerraba

mediante botones. En un principio se

acompañaba de calzones que más adelante

fueron sustituidos por pantalones largos.

Ejemplos de frac con calzones son los retratos de

Francisco de Goya de Sebastián Martínez (1792,

Metropolitan Museum of Art) y Gaspar Melchor

de Jovellanos (1798, Museo del Prado); mientras

que con pantalones largos aparece el marqués de

Villafranca (1795, Museo del Prado) y el conde

de Fernán Núñez ( hacia 1804, Colección

particular).

El frac fue muy bien acogido por la burguesía urbana, su uso se hizo extensivo a todas

las clases sociales europeas siendo en España el traje más común desde el comienzo del

reinado de Fernando VII. A finales del siglo tenemos constancia del uso del frac631

en Sevilla.

En el inventario post-mortem de Úrsula Echevarría (1791) en la partida “Ropa del menor”

aparecen tres fraques632

. Don Joaquín Rosales (1799) tenía uno de algodón de seda633

mientras que en el inventario de don Juan María Bravo, mercader de tejidos que residía en la

calle Sierpes, figuran dos fraques de tafetán, cuatro de algodón y seda, más uno de seda

listado y cinco de paño. El frac se acompañaba del chaleco, en el citado documento aparecen

hasta diecisiete634

. En el inventario capital de Antonio Echevarría y Delgado fechado en 1795

aparece un frac rojo confeccionado con “medio carro” apreciado en 180 reales más otro de

631

A mediados del siglo XIX surgen otros atuendos y el frac se convierte en el “evening dress” de los ingleses,

es decir, en un traje para eventos sociales. En la actualidad el frac es el atuendo de máxima etiqueta masculina,

su uso se restringe a la noche o a ocasiones muy formales. 632

AHPSE: P- 9580, 452 v. 633

AHPSE: P- 9586, 907 v. 634

AHPSE: P- 9586, 1628 r.

Francisco de Goya. José Álvarez de Toledo,

marqués de Villafranca y duque de Alba. 1795.

Museo Nacional del Prado.

222

paño nuevo “aplomado” en 200. La nueva moda

convivió unos años con el traje compuesto por casaca,

chupa y calzones según nos muestra el último

documento citado.

En este retrato de joven podemos observar un

elegante atuendo a la moda de finales de siglo, se trata

de un frac color azul con dobles y voluminosas solapas.

El joven se presenta en elegante postura con una mano

bajo el chaleco color rosa pero ya sin bordados. Aunque

sigue llevando el cabello empolvado observamos cómo

ha cambiado la forma del traje. Los botones han crecido

en tamaño pero ya solamente aparecen en un lado de la

prenda, el cuello de la camisa es doble y tanto estos

como los puños carecen de encajes.

La moda masculina que había seguido el dictado de Francia volvió sus ojos hacia el

Reino Unido. Los sastres ingleses se hicieron depositarios de una merecida fama por el ajuste

impecable de las prendas, la perfección del corte y el esmero en los detalles. El país se

convirtió en una potencia económica debido a la Revolución Industrial. Los preceptos

sociales han cambiado, todos los hombres son iguales ante la ley pero siempre existe un afán

de diferenciación. Estas virtudes pueden ser innatas o aprendidas y no estriban en el origen de

la persona ni en su fortuna, es algo más sutil635

; en este preciso momento surgió un nuevo

arquetipo, el dandi. Según el diccionario de la Real Academia dandi es: “Hombre que se

distingue por su extremada elegancia y buen tono”. Este tipo masculino apareció en la

década de 1790, en Londres y París. George “Beau” Brummell representó su perfil por

excelencia; amigo del príncipe de Gales, su indumentaria buscaba la perfección mientras que

su estética huía de los preceptos de la nueva burguesía; el dandi no debía llevar a cabo

ninguna proeza para ser el centro de atención ya en su misma presencia residía su rotundo

éxito, su figura encarna al “héroe de la indolencia”636

. Su figura se caracterizaba por un

impecable aseo personal, inmaculadas camisas con cuellos altos, corbatas con nudos

635

BRUÑA BRAGADO, Mª J.: Delmira Agustini: dandismo, género y reescritura del imaginario modernista.

Berna, 2005, p.62. 636

DURÁN HERNÁNDEZ MORA, G.: Dandismo y contragénero. La artista dandy de entreguerras: Baronesa

Elsa von Freytag-Loringhoven, Djuna Barnes, Florine Stettheimer, Romaine Brooks. Valencia, 2009, p.33.

Anónimo. Retrato de joven. Finales

siglo XVIII. Palacio de Lebrija.

Sevilla.

223

perfectos637

y abrigos oscuros. Brummell abandonó la

peluca y se cortó el pelo a la manera de la antigua Roma

llamada “a lo Brutus”. Los pantalones debían quedar con

un guante, reservando los colores claros para el día y los

oscuros para la noche. Esta imagen masculina presidida

por la pulcritud y elegancia638 tendrá una importancia

clave en la sociedad a lo largo de todo el siglo XIX.

VI.4.Prendas de encima

Según vimos en el capítulo I la capa fue una pieza

básica para hombre español. El Diccionario de Autoridades la define como: “(…) ropa larga y

suelta sin mangas que traen los hombres sobre el vestido; es angosta por el cuello, ancha y

redonda por abaxo, abierta por delante. Hacese de paño y otras telas (…)”. Las voces capa y

manto se utilizaron indistintamente, hasta principios del siglo XVI, para denominar a

cualquier sobretodo amplio, abierto por delante y sin mangas. No obstante, si la prenda

llevaba capucha o cuello recibía el nombre de capa639

.

637

A principios del siglo XIX, George Bryan Brummel (1778-1840) fue el rey del dandismo. Brummel se

desvinculó de las tendencias exageradas y anunció la regla de oro que todavía se aplica hoy en día: el signo de

una persona elegante es aquel que no llama la atención. El joven aconsejó al mismo príncipe de Gales, futuro

Jorge IV la siguiente premisa: “Atar una corbata blanca en un arco debe ser el punto culminante de la vida

cotidiana”. 638

“Así el dandy surge como una ola de inconformismo contra la mediocridad y vulgaridad burguesas, el

racionalismo y el materialismo reinantes, les parecen totalmente opuestos a la sensibilidad artística personal, al

refinamiento auténtico estético gratuito y original y a la seda de ideal y de infinito que perviven en el espíritu

exigente e insaciable del hombre superior. Frente a lo práctico, una elegancia culpable, frente a lo útil, lo

superfluo, un disgusto ante la vulgaridad de la vida que se debe ver”. NICOLÁS GÓMEZ, S.: Ob. cit., p. 3. 639

A finales del siglo XVI este cuello se redujo y la prenda acabó recibiendo el nombre de herreruelo. En la

década de los años 30 del siglo XVI se llamará capa a una pieza de formato semicircular con capilla. Alrededor

de los años 40 esta última se convertirá en un simple elemento decorativo sin ofrecer la posibilidad de tapar la

cabeza. El borde inferior de las capas era generalmente de forma redonda aunque también las había terminadas

en punta, denominadas “puntiaguda” o “judía”. El largo de la prenda variaba, pero en general el ruedo no debía

tocar el suelo cuando la persona se arrodillaba o no tocar el caballo al montar en él. Se confeccionaba con paño u

otro género de lana o con seda. La confección de capas fue variada en cuanto a tipos y formas. Entre las mas

comunes se pueden destacar: la “de villano” con capucha y usada por hombres de campo, a partir del siglo XVII

llevarán el gabán, con mangas y capuchón. La capa de letrado: la que lucían los médicos. La “aguadera” o “de

agua”: para la lluvia, confeccionada con albornoz y fieltro. Con capilla para cubrir la cabeza. La castellana fue la

preferida de los españoles, abiertas por delante y con capilla cerrada. Se hacían con telas riquísimas. La capa de

camino fue usada por los cortesanos para el camino y era más práctica ya que su capillas sí tapaba la cabeza, se

cerraba con alamares para permitir con mayor libertad de movimiento. Para mayor abrigo se podía forrar con

piel. Por último, la “gascona” o “vascona” también era de camino. De origen francés. Formaba pliegues sobre

los hombros y tenía un gran cuello que vuelto hacia arriba tapaba el rostro. Sobre la capa, Véase: BERNIS

MADRZO, C.: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. Madrid, 1962. BERNIS MADRAZO, C: “La

Anónimo. Retrato de joven. Finales

del siglo XVIII. Palacio de Lebrija.

Sevilla.

224

La capa es una prenda de pleno uso a lo largo de toda la centuria, los documentos nos

proporcionan información sobre tejidos y decoraciones. En Sevilla las capas confeccionadas

con paño fueron las más habituales, las de Segovia seguían siendo muy apreciadas. Las

vueltas de la capa se podían decorar con otro tejido, el marqués de la Candía (1772) tenía

“una capa de paño nueva con sus vueltas de terciopelo negro”640

y don Rodrigo Márquez de la

Plata una “de grana fina nueva con bueltas de terciopelo negro”641

Según sus materiales había

capas para verano e invierno: “tres capas de invierno de paño de abrigo, otra de barragán de

Cuenca blanco y otra de lamparilla”642

. Don Ambrosio Pérez de Tejada (1715) tenía una capa

de paño de Segovia de color azul con galón de oro, otra de paño “blanquisco basto” y un

capote de carro de oro forrado de bayeta643

. En el capital de José Ruiz aparecen tres capas,

dos de paño y otra de esparragón valoradas en 215 reales. Don Hermenegildo López del

Águila (1729) dejaba en su inventario un capote de pelo de camello roto color café y forrado

en bayeta, una capa negra de paño de Segovia “rayda y picada” y otra de bayeta vieja644

,

mientras que en el capital de don Bartolomé Profumo aparecen dos capas, una de paño y otra

de pelo de camello tasadas en 112 reales de plata. El pintor Domingo Martínez (1751) tenía

un capote de pelo de camello y una capa de paño de Zaragoza645

, mientras que el capital de

Luis de Orellana (1759), maestro farolero, aparecen una capa de paño con vueltas de

terciopelo y un sobretodo también de paño646

. En el aprecio de bienes de Pedro Fontache

(1776) aparece un capote de pelo de camello color café valorado en 100 reales647

, una capa de

paño de Grazalema en 90 y un capote de camellón color de café en 30. El capote podía estar

confeccionado a juego con calzones y casaca: “Ytt. un capote calsones y casaquilla de pelo de

camello”648

. Otra prenda de la misma familia era el gambeto, una modalidad de capote que

llegaba hasta media pierna.

moda en la España de Felipe II a través del retrato de corte”. Catálogo de la exposición Alonso Sánchez Coello

y el retrato en la corte de Felipe II. Madrid, 1990. BERNIS MADRAZO, C.: El traje y los tipos sociales en el

Quijote. Madrid, 2001. 640

AHPSE: P- 9568, Apéndice documental, documento 48. 641

AHPSE: P- 11246, 555r. Apéndice documental, documento 53. 642

AHPSE: P- 9564, 419 r. 643

AHPSE: P- 5178, 697v. Apéndice documental, documento 12. 644

AHPSE: P- 5192, 595 v. 645

AHPSE: P- 18023, 57 v. Apéndice documental, documento 43. 646

AHPSE: P- 12070, 191 v. 647

AHPSE: P- 1347, 92 v. Apéndice documental, documento 50. 648

AHPSE: P- 5165, 361v.

225

El capote649

que se usaba en España desde la Edad Media, era un sobretodo largo650

para abrigarse, confeccionado con tela doble, forrado y con menos vuelo que la capa común,

el capotillo era más corto cubriendo hasta la cintura651

. La voz capote procede de capa. Fue

una prenda común en España durante los siglos XVII y XVIII, de hecho aparece en los

guardarropas reales. Carlos III tenía varios de pelo de camello y también botones para

capotes652

. En el inventario de don Gaspar Atienza (1719) encontramos uno de “barragán

doble con alamares de seda forrado en granilla sobre cuello negro”653

, y en el de Pedro Pérez

(1734), tratante en taberna, uno de pelo de camello con sus broches de plata apreciado en 90

reales654

.

Los capotillos eran capotes cortos cuya longitud no sobrepasaba la cintura655

y que se

solían utilizar para montar a caballo. En las capitulaciones matrimoniales de Francisco

Rodríguez (1785) aparecen un capote de seda valorado en 440 reales y un capotón de paño en

90 junto a dos capas, una de grana en 534 reales y otra azul con galón de oro en 250656

. Las

capas de grana, los capotes de seda y las capas de paño color “pepita de algarroba” aparecen

con relativa frecuencia en los guardarropas masculinos sevillanos. Según atestiguan los

inventarios post-mortem, los niños usaban como prendas de abrigo capas y capotes como sus

padres, en el inventario del mercader José Díaz (1979) figuran las prendas de sus hijos Juan

Sancho y Joaquín, el primero, tenía dos manteos, un capote de medio carro y una capa de

paño; y el segundo los mismos capote y capa que el anterior más un sobretodo de paño657

.

A pesar de la prohibición de las capas largas que provocó el motín de Esquilache,

éstas se siguieron usando hasta el siglo XIX tal y como relata el inglés Richard Ford: “El paño

pardo es muy grueso, no solamente porque así dura más tiempo, sino porque la capa es el

escudo de la gente pendenciera, que se envuelve en torno al brazo izquierdo”658

; el hispanista

opinaba que la capa era la pieza principal de la indumentaria masculina española: “La capa es

649

“Me dije, para mi capote" era una expresión popular usada hasta el siglo XVIII cuyo significado era: “Me dije

a mí mismo”. Aparece frecuentemente en El lazarillo de Tormes. 650

SOUSA CONGOSTO, F.: Introducción a la historia de la indumentaria en España. Madrid, 2007, p. 450. 651

VARGAS LUGO, E. y CURIEL, G.: Juan Correa, su vida y su obra, cuerpo de documentos, tomo III.

México, 1991, p. 280. 652

TEJEDA HERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 144. 653

AHPSE: P- 10342, 417 v. 654

AHPSE: P- 11151, 819 r. 655

VARGAS LUGO, E. y CURIEL, G.: Juan Correa, su vida y su obra. Cuerpo de documentos. Tomo IV.

México, 1991, p. 280. 656

AHPSE: P- 12118, 50 r. Apéndice documental, documento 51. 657

AHPSE: P- 729, 563v. 658

FORD, R.: Manual para viajeros por España y lectores en casa. Andalucía. Vol. II. Madrid, 2008 p. 99 y ss.

226

para el español lo que la saya para la española”659

. A finales del siglo XVIII el capote podía

tener un carácter marcadamente popular, en la comedia de Valladares y Sotomayor El preso

por amor o el real encuentro (1796) aparecen dos asesinos a sueldo cuya estampa es la

siguiente: monteras bien caladas, largas patillas, moños a lo gitano y capotes jerezanos660

. Los

capotes de durancillo eran muy corrientes, según cuenta Ford los llevaban los “chulos” que

auxiliaban a los matadores en la lidia661

.

El abrigo más común en los primeros años del siglo XIX fue el denominado

“redingote”. El término es una contracción del término “riding coat” (capa de montar) pieza

de originaria de Inglaterra utilizada en el siglo XVIII como protección para la práctica de la

equitación. En el inventario post-mortem de doña Francisca de Quijada fechado en 1739

aparecen “dos redingote de niño de color aplomado”662

. Originalmente, el “redingote” de

principios del siglo XVIII era abultado, cruzado con un amplio cuello, puños planos y se

utilizaba para viajar. Los caballeros del entorno de la reina María Antonieta fueron los

primeros en decantarse por el uso de esta prenda inglesa en Francia663

. El “redingote”

evolucionó hacia una especie de voluminoso abrigo con superposición de capas con los

botones de izquierda a derecha664

.En cuanto a la disposición de los botones, los hombres se

abotonaban de izquierda a derecha desde antiguo ya que era más fácil esta disposición durante

la batalla.

VI.5. Sombreros y pelucas

660

HUERTA CALVO, J. y PALACIOS HERNÁNDEZ, E.: Al margen de la Ilustración: Cultura, popular, arte y

literatura en la España del siglo XVIII, Amsterdam, 1998, p. 12.

662

AHPSE: P-10350, 57 v. 663

VV.AA.: The Age of Napoleon: Costume from Revolution to Empire, 1789-1815. Nueva York, 1989, p. 10. 664

En el siglo XIX, el término ‘redingote’ designaría al abrigo como lo conocemos hoy en día: prenda de

cobertura de uso femenino o masculino, abierto al frente. Durante el Imperio francés o la Regencia británica, el

redingote podía tener cierre sencillo o cruzado, solapa amplia en pico o en forma redondeada, la cual podía ser

forrada en piel. El redingote servía para abrigarse con los conjuntos de vestir, siendo más largos y de colores

sobrios, y también para medio vestir Durante la primera mitad del siglo XIX el abrigo a la moda fue el

“Carrick”. Se trataba de una especie de gabán o levitón muy holgado, con varias esclavinas sobrepuestas de

mayor a menor. Según algunos autores, su nombre deriva de la ciudad irlandesa de Carrick, según otros,

proviene del apellido del famoso actor y dramaturgo inglés, David Garrick, el cual, dicen, lo utilizaba (aunque el

actor murió mucho antes de que el abrigo apareciera en los grabados de moda).

227

El sombrero de tres picos fue el tocado de moda durante toda la centuria. Por lo

general eran de color negro y el material con el que se fabricaban era piel de castor o de

conejo, mucho más económica. Francia gozaba de prácticamente todo el monopolio en cuanto

a los sombreros de castor y sus réplicas de semi-castor y vicuña. El castor era un fieltro

confeccionado a base de la mezcla de pelos de castor graso y seco, el semi-castor tenía menor

proporción de castor graso siendo casi todo su material de lana de vicuña y pelo de conejo. El

llamado de vicuña tenía una mezcla de vicuña y pelo de conejo. A finales del siglo XVII París

era el principal centro de fabricación y exportación de sombreros. En la capital francesa se

confeccionaban entre 80.000 y 100.000 sombreros al año. La producción fue decayendo

debido a los altos costes e Inglaterra tomó el testigo. A comienzos del siglo XVIII exportaba

sombreros a España y las Indias por valor de 1.500.000 libras665

.

En sus capitulaciones matrimoniales Jacobo Felix Malcampo (1711) llevaba dos

sombreros de castor valorados en 60 reales de plata666

. Tal y como pone de manifiesto la

documentación los sombreros de castor eran caros, en el aprecio de bienes de don Pedro

Fontache (1766) uno “fino de castor” se valora en 75 reales, mientras que uno de medio castor

se hacía en 15 reales667

. No solamente existían sombreros de medio castor sino también de

tres partes de castor, Francisco Rodríguez (1785), maestro sastre tenía: “Ytt. un sombrero de

tres picos de tres partes de castor en cinquenta rr (…) Ytt. un sombrero negro de tres partes de

castor en sesenta y seis rr”668

. Los sombreros de castor también podían fabricarse en color

blanco. La piel de este animal era la más codiciada por su adaptabilidad a la superficie curva

de la copa, su durabilidad, su resistencia al agua y por su brillo. La gran demanda de las

citadas pieles encareció el material por lo que se buscaron alternativas más asequibles

utilizando pieles con mezcla de conejo, topo o incluso rata. Su uso se sustituyó totalmente

por la chistera o sombrero de copa de seda en la segunda mitad del siglo XIX, pero mientras

que la moda del sombrero de castor se mantuvo, llevarlos constituía un símbolo de posición

social elevada669

.

665

GIRARD, A.: El comercio francés en Sevilla y Cádiz en tiempos de los Habsburgo. Sevilla, 2006, p. 337. 666

AHPSE: P-10334, 233 r. 667

AHPSE: P-.1347, 93 r. Apéndice documental, documento 50. 668

AHPSE: P- 12118, 52 r. Apéndice documental, documento 51. 669

Según la forma de la copa, los sombreros utilizados a principios del siglo XIX fueron: el Wellington (1812),

con el ala curva hacia abajo en el frente; el Beau París (1815), con el ala también curva pero más ancha y la copa

puntiaguda; el D’Orsay (1820), con el ala menos curva y la copa más alta y ancha arriba y el Regente (1825) el

cual posee el ala más corta y recta de todos y la copa uniforme en su dimensión, desde la base hasta arriba.

228

Los sombreros chambergos estuvieron de moda hasta el reinado de Carlos III, José

Ruiz, torcedor de sedas, tenía dos valorados en 37 reales de vellón670

. El sombrero de ala

ancha, también denominado montera, podía llevar forradas las vueltas forradas con tejidos

como el terciopelo. En algunos documentos de finales de siglo se ve como todavía los hombre

tenían este tipo de sombrero: “Un sombrero a la española”671

. Tras el tricornio llegó el

bicornio o sombrero de dos picos, usado por los oficiales de alto rango en Francia a mediados

del siglo672

A finales del siglo comienza la moda del sombrero de copa, es complicado establecer

la procedencia de este singular tocado aunque se cree que su precedente se encuentra en el

sombrero cuáquero de Benjamin Franklin673

. En un grabado del pintor francés Charles Vernet

674, incluido en la serie “Incroyables et Merveilleuses”, aparecen dos personajes, uno de ellos

con sombrero de copa en la mano. Los caricaturistas se hicieron eco de la moda masculina de

la última década de 1790. Ambos jóvenes llevan ajustados abrigos de grandes solapas

decoradas con lazos de tela y aunque sus calzones son deudores del pasado, las corbatas son

de color y tamaño considerable. El caballero de la izquierda lleva su cabello trenzado

mientras que el de la derecha luce una

escarapela revolucionaria en su sombrero675

.

El primer sombrero fabricado en seda en

Reino Unido se atribuye a George Dunnage, un

sombrerero de Middlesex, en 1793. En este

contexto histórico surgió la chistera de seda en

1797. Aunque desde el siglo XVI ya se usaron

tocados masculinos similares fue en la citada fecha

cuando se recubrieron con felpa de seda. El

sombrero fue originalmente una invención francesa y rápidamente se convirtió en el símbolo

de estatus para el caballero del siglo XIX. En un principio se fabricaron con piel de castor

670

AHPSE: P- 5192, 86 v. 671

AHPSE: P- 9575, 581 v. 672

El bicornio fue usado durante todo el siglo XIX. Su nombre en francés era “chapeau de bras” (sombrero de

brazo), ya que era fácilmente plegable para ser llevado bajo un brazo. El bicornio es el tocado que lleva el

uniforme de la Carrera Diplomática española rematado por plumas negras y blancas en el caso de Embajador.

Véase: VILLARUE DE ACHA, F.J.: “El uniforme diplomático. Simbología y uso”. Emblemata, 17, Zaragoza,

2011. El bicornio forma parte de los uniforme de gala de los Caballeros de las Reales Maestranzas de Sevilla,

Granada, Zaragoza y Valencia. 673

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 444. 674

(1758-1836) Hijo y padre de pintores debe su fama a los cuadros de batallas y de caballos. 675

Véase, RIBEIRO, A.: Fashion in French Revolution. Nueva York, 1988.

Charles Vernet. Sombrero de copa .Les

Incroyables et Merveilleuses. 1796.

229

pero un nuevo material llamado felpa del sombrerero, que en realidad era fina seda aplicada al

fieltro se convirtió en el material por excelencia para la confección de sombreros de copa. El

primer comerciante que lo puso a la venta fue John Hetherington676

, al usarlo casi provocó un

motín callejero e incluso fue detenido por asustar a los viandantes según la Gaceta de Sant

James. Tras este mal comienzo, el sombrero de copa se convirtió en el tocado convencional

para caballero occidental, convirtiéndose en un símbolo de riqueza y posición social capaz de

mejorar al portador en altura y refinamiento677

.

La peluca se introdujo en la corte española hacia 1671, Carlos II la usó al perder el

caballo aunque no formó parte del atuendo oficial de la familia real hasta la llegada de Felipe

V. La voz “peluca” no está documentada en España hasta 1715678

, antes se denominaba

cabellera. La peluca se convirtió en un elemento imprescindible en la indumentaria de un

caballero elegante, la llamada infolio era una de las mas costosas por su tamaño y profusión679

.

Jacobo Felix Malcampo (1711) llevó en sus capitulaciones matrimoniales: “Dos cabelleras

muy ricas en seiscientos cuarenta”680

. A lo largo del siglo se llevaron varios tipos de pelucas:

en la llamada la “de bolsa”, que se puso de moda en los años veinte, el pelo se metía en una

bolsa negra que se cerraba a la altura de la nuca. En la de cola trenzada el pelo se recogía en

una trenza, los ingleses la llamaron de cola de cerdo681

. La denominada “peluca de campaña”

o “de nudos” fue usada por los militares en la guerra de Sucesión para más tarde pasar a la

indumentaria civil, estaba formada por tres coletas unidas por un nudo.

Hacia 1715 las pelucas comenzaron a empolvarse. Se espolvoreaban con almidón de

arroz. Para proceder a la operación, el caballero se tapaba la cara con un cono de papel grueso.

676

El portador del primer sobrero de copa en Inglaterra creó un revuelo enorme al usarlo por primera vez.

Hetherington caminaba por la calle y decenas de personas le miraban asombradas por tan extravagante sombrero.

Se armó tal revuelo que fue citado ante un Tribunal y acusado de perturbar el orden público. El oficial que se

ocupó del escándalo, describió el delito cmo sigue: “ La visión de esta construcción fue tan exagerada que varias

mujeres se desmayaron, los niños comenzaban a llorar y los perros comenzaron a ladrar. Un niño rompió su

brazo entre empujones.” Al día siguiente el Times publico.” El sombrero de Hetherington señala un avance

significativo en la transformación del vestido. Tarde o temprano, todos los aceptaran. Creemos que tanto el

tribunal como la policía han cometido un error”, El tiempo le dio la razón. CUMMING, V.: The Dictionary of

Fashion History, Oxford, 2010, p. 186. 677

En Francia Antoine Gibus inventó hacia 1812, el llamado “claque”. Un sombrero plegable patentado en 1823.

BOUCHER, F.: Ob. cit., p. 347. 678

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 381. 679

LAVER, J.: Breve historia del traje y la moda. Madrid, 1988, p. 131. 680

AHPSE: P- 10334, 233 r. 681

DESCALZO LORENZO, A.: Ob. cit., p.161.

230

En el inventario de don Bernabé de Orozco y Ayala (1718), caballero de la orden de Santiago

y residente en la collación de Santa María la Blanca aparecen “seis pelucas ordinarias”682

.

Una escena de género de Michel-Ange Houasse recrea una barbería. En el cuadro, que

se conserva en el Palacio Real de Madrid, comprobamos que los mismos barberos que

aparecen trabajando llevan peluca. A la izquierda se muestra la peluca y el sombrero de tres

picos del caballero que está siendo afeitado, mientras a la izquierda otro caballero (con la

cabeza rapada) aparece sentado esperando el arreglo

de la suya. A mediados de siglo Luis XV, impone un

nuevo estilo de pelucas más pequeñas y el riguroso

empolvado blanco o preferentemente grisáceo. Los

hombres también usaron desde mediados del siglo una

cola de caballo en la nuca, atada con una cinta, estilo

que se volvió muy popular en todas las cortes.

Todas las imágenes de los líderes de la

Revolución como Robespierre y Danton, los muestran

con pelucas empolvadas. En cambio, Jean Paul Marat,

el otro carismático líder revolucionario, ya lucía la

nueva estética. A medida que el neoclasicismo va

penetrando en al sociedad, los peinados se van

modificando. Cuando Napoleón llegó al poder ya

pocos usaban peluca; el estilo Imperio mostraba a todos los legisladores y políticos, con su

pelo natural, peinado de una manera informal, símbolo de una nueva era de independencia de

pensamiento. Los militares fueron los últimos en abandonar el uso de la peluca.

VI.6. Zapatos y medias

El zapato masculino en España durante el siglo XVII fue completamente plano. Con la

nueva centuria llega la moda francesa que se decanta por zapatos con empeine alto, tacón y

682

AHPSE: P- 6418, 60 r.

Anónimo. Joven noble vestido de

alabardero. Mediados del siglo XVIII.

Colección particular. Sevilla.

231

hebillas. A principios de siglo el tacón será relativamente alto, pero hacia 1720- 1725 irá

bajando mientras que las hebillas aumentarán de tamaño683

.El inventario capital de Juan

Alfonso Prado (1719), maestro zapatero de opera prima, nos ofrece una serie de interesantes

detalles sobre su profesión. Aunque ser zapatero era considerada una profesión humilde, el de

opera prima estaba en lo más alto del escalafón, ya que no era un vulgar remendón sino que

fabricaba zapatos. El documento lleva a cabo una pormenorizada descripción del género que

se hallaba en su taller, como distintos tipos de calzado, hormas, tacones, pieles y utensilios.

De su lectura se sacan varias conclusiones: las hormas de hombre y mujer eran diferentes,

siendo más caras las de los hombres (4 frente a 3 reales). El pie derecho no se diferenciaba del

izquierdo porque la horma era recta, por lo tanto tenía que ir adaptándose al zapato. El

calzado solía ser alto de empeine y con grandes hebillas. Cada par para uso masculino está

valorado en 15 reales, la misma cifra que media docena de cordobanes negros684

.

El cordobán685

se utilizaba en España desde la Edad Media para la elaboración del

calzado, a cargo de los zapateros de obra prima, es decir los que trabajaban con material

nuevo. Es una técnica de repujado y elaboración que procede de las técnicas de curtido árabes,

los artesanos de Al-Andalus las aprendieron bajo el dominio musulmán. Los cordobanes se

realizan con piel de cabra, gruesa, flexible y que no se puede tallar por lo que se trabaja por

detrás por medio de un molde sobre que se coloca la piel y, humedeciéndola, se estira hasta

que toma el relieve del molde. Para que éste no se malogre con el tiempo se rellena el hueco

mediante algodón, cola o la propia viruta de la piel. El cordobán no sólo se utilizaba para la

fabricación de calzado sino también para guantes, sillas de montar o fundas de libros. Los

zapatos de cordobán se solían forrar con tejidos como la seda y el terciopelo686

.

Para la fabricación de calzado se utilizaban desde las pieles más económicas hasta

ricos tejidos como sedas y damascos. Una de las distinciones sociales clave en materia de

calzado eran los tacones de color rojo, honor reservado a los caballeros principales. En la

serie de los Carros de Domingo Martínez y en uno de los retratos que se conserva en el

palacio de Lebrija comprobamos que los tacones rojos también llegaron a Sevilla. Las hebillas

podían ser de metal, plata u oro, e incluso llevar piedras naturales o artificiales. El tipo de

683

GARCÍA NAVARRO, J.: Zapatos y medias del siglo XVIII. Madrid, 2006, pp. 3. 684

AHPSE: P- 10342, 257 r. Apéndice documental, documento 14. 685

Voz de origen mozárabe que se refiere a Córdoba, primera ciudad donde se produjo este tipo de piel. Antes

del siglo XVI, los cueros repujados cordobeses adornaban las paredes en verano. Su fama llegó a toda Europa e

Hispanoamérica. 686

BONET CORREA, A.: Historia de las artes aplicadas e industriales en España. Madrid, 1982, p. 325 y ss.

232

hebilla más común a juzgar por los documentos eran las de plata: “Ytt. un juego de hebillas de

plata en ciento ochenta rr”687

.José Antonio Maestre recibió en herencia en 1733 un par de

hebillas con treinta y dos diamantes valoradas en 32 pesos de plata y 4 reales688

. Debido a lo

perecedero de sus materiales y a su función el calzado duraba poco y han llegado pocos

ejemplos a nuestros días. Las botas, no se usaban excepto para la práctica de la equitación

aunque a finales de siglo se impusieron junto a los

pantalones largos y el frac, sin embargo encontramos

botines también fabricados con cordobán

Las piernas del hombre tenían mucho

protagonismo ya que permanecían a la vista desde

debajo de la rodilla al tobillo. Las medias eran un

elemento indispensable para ir bien vestido. Se

confeccionaban con distintos materiales y se zurcían y

cosían para alargar su vida, las que se encuentran en la

colección del museo del Traje de Madrid tienen

remiendos en las partes que cubría el zapato. En su

parte superior el tejido podía variar para facilitar su

sujeción a la pierna. Las medias se solían colocar

sobre las calcetas, normalmente de hilo. Su colorido

no es tan rico como el femenino, las medias de seda son una constante a lo largo de todo el

siglo y la mayoría de los hombres las tienen. Los tonos más habituales son el blanco, el

llamado “color de perla”, el negro y el café. El blanco fue el color más a la moda para medias

masculinas durante el siglo XVIII. Los hombres también usaban ligas para sujetarlas bajo los

calzones. Las ligas se confeccionaban con otros materiales como hilo de lana o cordobán689

:

“un par de ligas de lana encarnadas”690

. Hacia mediados de siglo las medias masculinas

pasaron a disponerse baja el calzón ya que antes se llevaban dobladas por su cara externa.

Para su confección también se utilizaba estambre, hilo, algodón o lana. En 1785 un

par de lana se valoran en 10 reales frente a las de seda que cuestan 40 reales el par. Los

precios fluctúan bastante, en los inventarios post-mortem se entiende que la ropa ha sido

687

AHPSE: P- 12118, 51 v. Apéndice documental, documento 51. 688

AHPSE: P- 12025, 1620 r. Apéndice documental, documento 29. 689

GARCÍA NAVARRO, J.: Ob. cit., p. 3 y ss. 690

AHPSE: P- 9563, 790 r.

Anónimo. Retrato de Don Manuel Pérez

Martinez. Hacia 1750. Palacio de

Lebrija. Sevilla.

233

usada por lo que su precio sería inferior, un par de medias de seda se valora en unos 20 reales

mientras que un par de calcetas se hace en 5. En el inventario post-mortem del mercader don

Francisco Antonio de la Oyuela (1734), dentro de la partida “géneros de la tienda de sedas”

aparecen medias de Génova para hombre así como medias para niños bordadas691

.

VI.7. El traje de majo, casticismo y precedente del vestido de torear.

El majismo surgió hacia 1750 en algunos barrios

castizos de Madrid desde los que se reivindicaba la

indumentaria típica española tras el afrancesamiento de la

moda. La primera definición de majo nos la ofrece el

Diccionario de Autoridades de la siguiente manera: “El

hombre que afecta valentía en las acciones o palabras”.

Lo particular de este fenómeno fue que la nobleza

comenzó a imitar la vestimenta de los tipos populares.

Francisco de Goya fue testigo de excepción tal y como

podemos comprobar contemplando sus cartones para

tapices en los que plasmó las diversiones de la España

del momento. En ellos vemos escenas de bailes,

meriendas, romerías, juegos populares e incluso

novilladas protagonizadas por tipos populares que

lucen el traje que más adelante adoptarán los toreros.

En La gallina ciega (1789, Museo del Prado) nos

muestra un divertimento de la clase alta ataviada al

estilo de los majos mientras que en el Baile a orillas

del Manzanares (1776-1777, Museo del Prado) vemos

danzando a personajes castizos.

El traje de majo madrileño se parecía a otros trajes populares españoles pero se

caracterizaba por el rico colorido y decoración. Esta corriente de creación indumentaria se

produjo en varios barrios de Madrid como Lavapiés y Barquillo. Los majos se dedicaban a los

691

AHPSE: P-5197, 88 r. Apéndice documental, documento 30.

Ramón Bayeu. El majo de la guitarra.

1779-1780. Museo Nacional del Prado.

Madrid.

Traje de majo. Andalucía.

Hacia 1780. Museo del Traje.

Madrid.

234

más diversos oficios, eran menestrales descarados y

salerosos muy aficionados a las danzas populares como

el fandango, seguidillas y boleros que se bailaban en

tabernas o al aire libre. La indumentaria de los majos era

muy cuidada, alegre y vistosa. El traje era ceñido el

cuerpo y se caracterizaba por estar profusamente

adornado con todo tipo de decoraciones como cintas,

pasamanería o elementos metálicos. Estaba formado por:

jaqueta, chaleco, calzones de tapa, camisa, faja, pañuelo

al cuello, cofia, medias, zapatos de hebilla, sombrero de

tres picos y capa. Sobre la camisa blanca normalmente

adornada con chorreras se colocaba el chaleco estrecho,

abotonado y con cuello de tirilla, normalmente el

delantero se fabricaba de seda de vivos colores mientras

que la espalda se confeccionaba con materiales más

sencillos como el algodón.

La jaqueta era una chaqueta corta y entallada con

cuello de tirilla y solapas no muy grandes, siendo las mangas largas y apretadas con adornos

en la bocamanga y en la pegadura de éstas. La chaqueta la opuso el pueblo llano a la casaca.

Los majos no usaban corbata sino un pañuelo anudado que dejaba el cuello de la camisa al

descubierto. Los calzones entallados cubrían las rodillas. En la cintura se colocaba una faja

ancha de vivos colores. Las piernas se cubrían normalmente con medias blancas y el calzado

era oscuro, sin tacón y con gran hebilla, típico elemento decorativo del calzado del siglo

XVIII. El pelo lo recogían en una cofia y en la cara se dejaban grandes patillas. La cofia

podía ser cerrada o en red, esta pieza rematada por madroños también fue usada por bailarines

profesionales ya que al danzar creaba un efecto muy vistoso692. Francisco Rodríguez, maestro

sastre, llevaba tres redecillas, una blanca valorada en 50 reales y dos de telar, una blanca y

una negra valoradas ambas en 20 reales693

.

Los matadores de toros adoptaron el traje de majo para su profesión. Un magnífico

ejemplo de la indumentaria de los matadores y sus cuadrillas lo constituye la llamada

692

SÁNCHEZ LUENGO, A.: Traje de majo. Madrid, 2005, p. 2 y ss. 693

AHPSE: P- 12118, 52 r. Apéndice documental, documento 51.

Cofia. Hacia 1780. Museo del traje.

Madrid.

235

Colección de las principales suertes

de una corrida de toros, primera

serie dedicada al tema, dibujada y

grabada por el pintor Antonio

Carnicero. Esta colección de doce

grabados más la portada, editada

entre 1787 y 1789, gozó de un

enorme éxito694

.En ella se

representan los principales

momentos de la Fiesta. Los

primeros grabados que se pusieron

a la venta costaban 3 reales la

unidad y 4 si estaban iluminados. En el primer grabado vemos al alguacil entrando en la plaza,

viste a la antigua usanza española, completamente de negro con capa y sombrero tocado con

vistosas plumas de colores695

. Un atuendo que ha llegado al siglo XXI sin variar en lo esencial.

En cuanto al matador y su cuadrilla lucen los alegres trajes de majo mientras que

adornan sus cabezas con grandes redecillas negras rematadas con borlas, en algunos casos

acompañadas por el sombrero de tres picos. La estampa dedicada a la suerte de varas nos

muestra al picador con un sombrero diferenciado del resto denominado castoreño y que se ha

conservado hasta nuestros días. Carnicero pone de manifiesto como parte del atuendo del

picador quedó configurado previamente al del torero.

694

Véase, ROMERO DE SOLÍS, P., CARRASCO, D.: La Estampa Taurina en la Colección de la Real

Maestranza de Caballería de Sevilla, Sevilla, 2011. 695

Los alguacilillos son los que a caballo encabezan el paseíllo que da entrada a la plaza a todos los

protagonistas que participan en la corrida. Suelen ser dos y son agentes encargados de transmitir las órdenes del

presidente durante la corrida de toros. Según el Artículo 71.5. del Reglamento de Espectáculos Taurinos: a la

hora exacta fijada para dar comienzo el espectáculo, el presidente ordenará el inicio del mismo, mediante la

exhibición del pañuelo blanco para que los clarines y timbales anuncien dicho comienzo. Seguidamente, los

alguacilillos realizaran, previa venia al presidente, el despeje del ruedo para, a continuación, al frente de los

espadas, cuadrillas, areneros, mulilleros y mozos de caballo, realizar el paseíllo; entregaran la llave de toriles

al torilero, retirándose del ruedo cuando este del todo despejado

Antonio Carnicero. Colección de las principales suertes de una

corrida de toros. Lamina I. 1790. RMCS

236

Francisco de Goya inmortalizó a los

matadores José y Pedro Romero, nacidos en

Ronda; se piensa que el maestro los realizó

durante su viaje a Andalucía. En 1796 los dos

hermanos estaban en la cumbre de su éxito,

habían toreado en la plaza de toros que acababa

de inaugurar la Real Maestranza de Ronda y

fueron recibidos por la Familia Real. El retrato

de José, nos lo muestra de medio cuerpo

luciendo una serie de prendas que simbolizan

sus triunfos. Una inscripción al dorso del lienzo

reza:

“El célebre torero José Romero, con el rico

vestido que le regaló la duquesa de Alba, a lo que se

añade tener el capote jerezano, pañuelo rondeño al cuello faxa a lo sevillano, para denotar las proezas

que en la lidia de los toros hizo en estas tres ciudades este famoso diestro torero, fue el que de una

estocada, se dejó a sus pies al terrible toro que mató al torero Pepeillo”.

La camisa blanca con chorreras asoma por un chaleco verde agua, mientras que la

cintura luce una amplia faja. La chaquetilla parda aparece profusamente decorada mientras

que el hombro derecho sostiene una capa roja. Su

cabeza va cubierta con cofia rematada por un

gracioso lazo. El retrato de Pedro Romero fechado

en los mismos años, nos muestra a un hombre

atractivo luciendo la camisa con chorreras bajo un

brillante chaleco gris, chaquetilla negra, capa color

ciruela y cofia. El pintor nos transmite una imagen

de los famosos matadores como hombres valientes,

sinceros y seguros de sí mismos. A juzgar por

ambas pinturas, comprobamos que los diestros

gozaban de libertad a la hora de vestirse. Otro dato

clave a tener muy en cuenta estriba en que a

medida que avanzó el siglo XVIII los toreros

Francisco de Goya. Jos omero. 1795. Museo

de Arte de Filadelfia. EEUU.

Francisco de Goya. Pedro Romero. 1795-

1798. Kimbell Arte Museum. Fort Worth.

Texas. Estados Unidos.

237

fueron mejor remunerados lo que lógicamente

repercutió en su indumentaria

Es muy significativo que la duquesa de

Alba regalara un terno a José Romero, pues ello

implicaba el apoyo de un amplio sector a las

corridas de toros y a su estética frente a la

corriente afrancesada. La duquesa de Osuna no le iba

a la zaga y obsequió al famoso Pepe-Hillo696

con un

terno completo por el que desembolsó, en 1778,

6.949 reales. Solamente el precio del oro, la plata y

las piedras alcanzaron la cifra de 3.000 reales,

trabajando en su confección Bernardino

Pandeaveas, bordador al servicio de los Reyes697

.

El Museo Nacional de Escultura alberga un interesante grupo escultórico (procedente

por orden cronológico de la Colección Real, del Duque de Osuna y del Duque del Infantado),

en madera policromada de veintisiete figuras, entre animales y humanas, que representan

distintos momentos de una corrida de toros. Lo particular es que los personajes aparecen

completamente individualizados y perfectamente ataviados y peinados tal y como salían al

ruedo a finales del siglo XVIII. Se piensa que esta originalísima obra alude a una corrida que

tuvo lugar en Madrid en 1789 con motivo de la Exaltación al Trono de Fernando VII.

Asistimos no sólo a la concepción del traje de torear como un atuendo suntuoso, sino a

la circunstancia de que las dos principales aristócratas españolas del momento regalaran

lujosos trajes, lo que debe ser considerado como un apoyo manifiesto a la Fiesta por parte de

la más alta nobleza española.

696

El célebre Pepe-Hillo recibió una cogida mortal el 11 de mayo de 1801 en Madrid, hecho que sobrecogió a

sus contemporáneos. Goya se hizo eco del luctuoso suceso, entre otras, en la estampa 32 de su Tauromaquia.

Juan Chaes. El matador “ epe Hillo”

herido acompañado por dos toreros.

Finales siglo XVIII. Museo Nacional

de Escultura. Valladolid.

238

El sevillano Costillares (1743-1800), figura cumbre

del toreo, solicitó a la Real Maestranza de Sevilla el permiso

para poder usar galón de oro tal y como lucían los

rejoneadores698

. También se le debe la organización de las

cuadrillas a las órdenes del matador, reservando para los

subalternos los adornos de plata mientras el maestro era el

único que podía llevarlos de oro. Francisco de Goya informa

en una carta a Martín Zapater fechada en 1778, sobre la

rivalidad entre Costillares y Pedro Romero. Cada uno tenía

legión de seguidores, los Príncipes de Asturias y el propio

pintor eran entusiastas del primero.

Ese mismo año Juan de la Cruz Cano dedicó los

grabados 27 y 28 de su Colección de trajes de España tanto

antiguos como modernos699

a los dos maestros luciendo espectaculares atuendos y

personificando al héroe español con el toro muerto a sus pies. Esta serie fue la obra más

popular del grabador madrileño Juan de la Cruz Cano y Olmedilla700

(1734-1790) y la que

más fama alcanzó en vida de su autor. En España no existían precedentes de este tipo de

estampas aunque sí en Francia tal y como podremos ver en el capítulo VII.

Los toreros comenzaron a uniformarse ya que

hasta ese momento su indumentaria gozaba de cierta

libertad al no estar todavía codificada. Cualquiera que

fuera el corte del traje o su color los toreros se

distinguían por la banda que, en unas ocasiones, les

cruzaba el pecho y, en otras, llevaban atadas a la cintura.

La banda de tafetán de vivos colores fue usada hasta

bien entrado el siglo XVIII, se colocaba en el hombro

698

CAMPO, L.: El traje de torero de a pie. Evolución. Psicología. Pamplona, 1965, p. 43. 699

MOLINA, Á., VEGA, J.: Construir la identidad, vestir la apariencia : la cuestiónn del traje en la España

del siglo XVIII Madrid, p. 204. 700

La colección se proyectó como una obra por entregas, dividida en dos volúmenes, con ocho cuadernos de

doce estampas cada uno. En el primer volumen se recogerían los Trajes más usuales de la plebe del reino, y en el

segundo Los más raros de la nobleza de toda la Monarquía. El primer cuaderno salió a la venta en 1777, y el

séptimo y último en 1788, aunque de este sólo se conocen diez estampas. Juan de la Cruz fue enviado a París en

1752 por el marqués de la Ensenada, junto con Tomás López, para estudiar las técnicas del grabado formándose

durante nueve años junto al cartógrafo Jean Baptiste Bourguignon d’Anville.

Juan de la Cruz Cano y Olmedilla,

Pedro Romero. Colección de

trajes de España tanto antiguos

como modernos 1777. Colección

RMCS.

FOTO Sandoz-Rollin. Toreros

con banda. Hacia 1785. RMCS.

Anónimo. Joaquín Rodríguez

«Costillares», Hacia 1799. Colección

RMCS.

239

izquierdo atravesando el pecho y la espalda y se anudaba a la cadera derecha. La banda, que

debía ser llevada durante toda su intervención, les era proporcionada por los organizadores. A

finales del siglo XVIII los matadores propiamente dichos eran llamados toreros de “banda y

estoque” mientras que los subalternos lo eran solamente “de banda”701

.

A partir de 1812 los honorarios percibidos por los toreros fueron aumentando

sustancialmente, un par de años más tarde un primer espada ya se embolsaba 3.000 reales a

lo que habría que sumar un sobresueldo a mitad de temporada asignado al vestido702

. Los

cuantiosos emolumentos influyeron decisivamente en la suntuosidad del traje de luces.

Francisco Montes, Paquiro (1805-1851), torero nacido en Chiclana de la Frontera,

sentó definitivamente las bases de la lidia moderna y del traje de luces en su obra

Tauromaquia Completa publicada en 1836, donde recogía las tradiciones y hablaba de su

concepto del toreo. Con los elementos estéticos del traje de majo Montes codificó el traje de

torero romántico y moderno. El matador introdujo la montera hacia 1835, un tocado siempre

negro cuya forma ha ido evolucinando desde la citada fecha. La voz montera ya existía, en el

siglo XVII hacía alusión a un sombrero de ala ancha que podía ser adornado con vistosas

pluma e incluso joyas. La monterilla o morterillos eran de ala pequeña703

. El uso de la

redecilla se abandonó hacia 1805 aunque se siguió llevando coleta, que pasó a recogerse en

una gran moña. El traje de luces se separó por completo del traje de uso civil masculino para

desarrollar sus propias reglas y ha permanecido casi sin alteraciones durante casi doscientos

años, siendo un atuendo heredero de la riqueza y ostentación del siglo XVIII y del que

lógicamente los humildes toreros estaban exentos. El vestido de torear es un atavío concebido

para un héroe, lleno de simbolismo y plagado de connotaciones; en definitiva una obra de arte

en sí mismo y una indiscutible aportación española a la Historia de la Indumentaria.

701

DÍEZ DE RIBERA, S.: “El traje de torero”. La Estampa Taurina en la Colección de la Real Maestranza de

Caballería de Sevilla, Sevilla, 2011, p. 132. 702

COSSÍO, J.M.: Los toros: tratado técnico e histórico. Madrid, 1951. p. 596. 703

BANDRÉS OTO, M.: La moda en la pintura: Velázquez. Usos y costumbres del siglo XVII. Pamplona, 2002,

p. 63.

240

CAPÍTULO VII

241

La indumentaria femenina, una interpretación de la moda internacional en Sevilla

El afán femenino por alcanzar belleza no es en absoluto un hecho actual, la

escritora Josefa Amar, a finales del S. XVIII argumentaba: “La inclinación en las mujeres a

adornarse y componerse ha sido de todos tiempos, de todos países y de todas clases. Se

adornan las que viven en las cortes, en las ciudades, y hasta en las aldeas”704

, y continuaba:

“sepan finalmente lo extravagante y caprichoso de la moda, que como funda su estimación en

lo nuevo, continuamente está destruyendo sus mismas obras”705

.

Los preceptos de la moda femenina a través de los siglos están en consonancia con los

acontecimientos y el ambiente de cada momento histórico. La mujer, aunque no pueda estar

acreditada individualmente por haber seleccionado una u otra corriente, ha expresado a través

de su vestimenta el reflejo de la sociedad en la que ha vivido cualquiera que sea la inclinación

que haya prevalecido, ya sea paz, guerra, severidad u opulencia. Francia, nación marcada por

una profunda sensibilidad, condujo los designios en moda femenina a lo largo de todo el Siglo

de las Luces. El atuendo de la dama dieciochesca alcanzó unas cotas de riqueza y

sofisticación absolutas a través de la creación de nuevos tipos de vestidos con una extensa

gama de colorido y novedosos complementos. Veremos

cómo se produjeron una serie de modificaciones

constantes cuando no extremas en un corto periodo de

tiempo, los cambios se suceden a una velocidad hasta

entonces desconocida706

; aún así podemos distinguir tres

épocas diferenciadas en cuanto a moda femenina se refiere

que van aparejadas al devenir histórico. Las primeras

décadas donde persisten las formas barrocas y que

coinciden con la época final de Luis XIV y el comienzo

de la Regencia; el Rococó que abarca el reinado de Luis

XV y principios del de Luis XVI y el Neoclasicismo que

ocupa aproximadamente los últimos veinte años del siglo.

704

AMAR Y BORBON, J.: Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres. p. 196. 705

Ibídem, p. 202. 706

LIPOVETSKY, G.: El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas. Barcelona,

1990, p. 31.

Maurice Quentin de La Tour.

Madame de Pompadour. Hacia

1748-1755. Museo del Louvre.

242

El Rococó surgió en Francia confirmando su reputación como líder indiscutible en

cuanto a moda. Luis XV no tenía el mismo carácter y condiciones que su bisabuelo el rey Sol.

El joven monarca regresó el gobierno de la nación al palacio de Versalles y aunque dependía

de la etiqueta elaborada tiempo atrás, se construyó un mundo privado para sí mismo, sus

amantes y familia que reflejaba los gustos más ligeros y menos graves que se imponían en la

sociedad. El rey relajó la observancia de las normas suntuarias ayudando a patrocinar una

época de aparente abundancia. En 1730 mandó redecorar sus habitaciones privadas que

claramente revelaban los nuevos gustos. Durante su largo mandato (1715-1774), las damas de

la corte y las aristócratas parisinas ejercieron el papel de árbitros y creadoras de moda. El

gasto de las mujeres se duplicó al de los hombres siendo la marquesa de Pompadour (1721-

1764), favorita del rey durante veinte años707

, la promotora del nuevo estilo y su

establecimiento. Tal y como hemos

analizado, la influencia de la corte de

Versalles se irradió a París y desde ella

a toda la nación, donde una pujante y

educada clase burguesa comenzó a

cobrar un gran protagonismo social a

través de los salones y cafés. El salón

se convierte en el principal elemento de

la sociedad708

, casi una institución al

frente de la cual se encuentra la gran

anfitriona que recibe en su casa

desplegando refinamiento y cortesía.

Estas reuniones están regentadas por damas principales y a ellos acuden literatos, filósofos,

aristócratas, artistas y un largo elenco de personalidades. El “gran mundo” se mueve en estas

veladas donde prima la conversación y la galantería709

.

El modelo de salón francés llegó a Gran Bretaña, Alemania, Austria, y también a

España aunque en nuestro país las tertulias fueron más frecuentes ya que este tipo de reunión

707

Madame de Pompadour (1721-1764) fue la mujer mas poderosa en Francia durante el siglo XVIII. Intervino

activamente en asuntos de Estado y fue una gran promotora cultural y artística. Patrocinó en 1752 la publicación

de la Enciclopedia Francesa, obra fundamental del siglo XVIII. También promovió el embellecimiento de París,

que aspiraba a convertir en la ciudad más bella del mundo. Véase GALLET, Danielle: Madame de Pomadour ou

le pouvoir femenin. París, 1985. 708

GONCOURT, E., J.: La mujer en el siglo XVIII. Buenos Aires, 1946, p. 55. 709

MORNET, D.: El pensamiento francés en el siglo XVIII: El trasfondo intelectual de la Revolución Francesa.

Madrid, 1988, p. 25 y ss.

Jean-François de Troy, Lectura de Molière .Hacia 1728.

Colección marqués de Cholmondeley, Houghton. Reino

Unido.

243

intelectual solamente lo

presidieron algunas damas

ilustradas como la duquesa de

Osuna710

, la condesa de Montijo,

la duquesa de Alba y la marquesa

de Fuerte Hijar711

. El salón, que

surgió en Francia en el siglo XVII,

fue en sí mismo el paradigma más

destacado de una sociedad

ilustrada donde se encontraba no

solamente la aristocracia, sino

también la burguesía y la

intelectualidad; y es precisamente

en este espacio donde la mujer era la anfitriona. En Sevilla, tuvieron destacada importancia

las reuniones de Gracia Olavide, hermanastra de Pablo Olavide, Asistente de la ciudad.

La mujer francesa cobra un papel activo y se convierte en el eje de esta sociedad

galante y educada que busca el placer de los sentidos y promueve una manera de vestir acorde

con sus conveniencias, pero no solamente ejerce su predominio en los salones sino que

interviene en política asumiendo una significativa preponderancia:

“No hay nadie que disfrute de cualquier empleo en la corte, en París o en las provincias, que

no tenga detrás a una mujer por cuyas manos pasan todas las mercedes y en ocasiones todas las

injusticias que pueda hacer. Esas mujeres están todas relacionadas entre sí, formando una a manera de

república, cuyos miembros, jamás inactivos se ayudan y se sirven mutuamente: es como un nuevo

Estado dentro del Estado”712

.

La nueva moda produjo un gran impacto no sólo en las familias reales y la alta

aristocracia, sino también en las clases medias y bajas. De las ampulosas formas del tardo

barroco se pasó a un aligeramiento de la silueta femenina. El momento histórico posee

aspectos aparentemente contrastados: excentricidad y búsqueda de simplicidad, colores claros

710

MOLINA, A.: Ob. cit., p. 86. 711

BOLUFER PERUGA, M.: “Las mujeres en la cultura de la Ilustración” en Ilustración, ciencia y técnica en el

siglo XVIII español. Valencia, 2008, p. 218. 712

BARÓN DE MONTESQUIEU: Cartas persas. 1721.

Cabinet de modes. 1786.

244

y materiales pesados. Nos encontramos ante un estilo muy rico, diverso, refinado y alegre.

Los sastres que confeccionaban la última moda tuvieron una gran influencia ya que la buena

sociedad trataba de vestir los modelos más recientes. Las revistas de moda, que surgieron

durante estas décadas, originalmente iban dirigidas a lectores cultivados, pero poco a poco

captaron rápidamente la atención de las clases medias con sus ilustraciones y noticias

actualizadas de moda.

Lady´s Magazine salió al mercado en Londres en 1770713

, sus contenidos estaban

pensados para mujeres de acomodada clase media, mientras que su objetivo residía en

entretener a través de contenidos sobre vida social, moda, cultura, literatura, biografías,

relatos por entregas, recetas etc… Los textos iban

acompañados de elegantes grabados, partituras, patrones de

bordado y algo más adelante, incorporaron láminas de moda

en color. Los lectores podían participar con sus escritos, lo

que proporcionó a las damas una plataforma para el

reconocimiento y les permitió acceder a un mundo hasta ese

momento restringido al hombre.

En Francia se publicó entre 1778 y 1788 Galerie

des Modes et Costumes Français. Considerada como una de

las mejores colecciones de grabados de moda de la historia,

fue comercializada y publicada en series de seis. Los cuatro

artistas responsables de la obra fueron: Claude-Louis

Desrais, que diseñó las primeras sesenta y ocho planchas de la serie, seguido por Pierre-

Thomas Leclère y François- Louis-Joseph Watteau. En el último año de la serie, Augustin de

Saint-Aubin contribuyó con dieciocho. Por desgracia, muchas de las planchas originales

fueron destruidas durante el curso de la Revolución Francesa, como objetos asociados a la

decadencia del Antiguo Régimen714

. Más adelante fueron publicadas Cabinet des Modes o

713

Titulada Lady's Magazine; or Entertaining Companion for the Fair Sex, Appropriated Solely to Their Use

and Amusement fue publicada mensualmente por un precio de 6 peniques. 714

1910, Paul Cornu, historiador y bibliotecario en el Museo de Artes Decorativas de París emprendió la

tarea de localizar tantos grabados como le fuera posible como sea posible. Entre 1911 y 1914 Emile Lèvy

publico mas de trescientos grabados que fueron coloreados con extrema fidelidad, tal y como se hacía en

el siglo XVIII. BLUM, S.: Eighteenth-century French Fashion Plates in Full Color: 64 Engravings from the Galerie de Modes,

1778-1788. 1982, p. 5

Nicolás Dupin. Galería de modas

y vestidos franceses. 1778- 1788.

245

Les Modes Nouvelles (1785-1789) y Journal de la Mode et du Gout (1790-1793)715

, hasta la

aparición de este tipo publicaciones fue muy difícil conocer las últimas novedades por la

sociedad en general716

.

Estamos en el momento de los colores suaves. Los tonos pastel y los estampados con

motivos de la naturaleza, se pusieron de moda en la indumentaria de las clases altas ya que

deseaban diferenciarse de los tonos vivos, ya asequibles por el pueblo717

. Los colores rosa y

celeste entraron en los guardarropas de ambos sexos. La creación de estos tonos conllevaba

un proceso complejo y costoso, ya que era precisa la mezcla de diferentes pigmentos. Cuando

los nobles consideraban que sus ropajes estaban gastados, los donaban a la Iglesia. En aquella

época, el color rosa no tenía ningún significado especial pero en 1729 se declaró color

litúrgico718

.

Las nuevas formas enfatizan las líneas de la silueta de la mujer a través de amplios

escotes, cinturas de avispa y anchos paniers bajo las faldas. El panier719

(cuyo significado es

cesta) o tontillo, que se puede considerar heredero del guardainfante y el sacristán, llegó a

París procedente de Inglaterra en 1719 a través de un vestuario teatral. Parece ser que el

artefacto fue objeto de burla pero rápidamente se instaló en la moda femenina y no solamente

en las capas más altas, siendo protagonista durante cuarenta años720

. Al principio se fabricó en

un primer momento con hierro o madera pero estos pesados materiales se cambiaron por las

ballenas más ligeras y dúctiles. El panier al ponerse de moda era redondos y estaba formada

715

Desde finales del siglo XVIII y evidentemente a lo largo del siglo XIX surgieron revistas de moda no sólo

en Europa, sino también en América. 716

LAVER, J.: Ob. cit., p. 148. 717

El llamado rosa pompadour fue creado en la manufactura de Sèvres en 1757 por el químico Jean Hellot. Se

empleó con frecuencia durante una década y raramente después. "Esta protección muy particular que rodeó

siempre la Manufactura de Sèvres, que desde su creación disfrutó del apoyo real, contribuyó al nivel técnico y

artístico que logró alcanzar. Jean Hellot, su director técnico, químico y miembro de la "Académie des Sciencies",

descubrió nuevos colores para los fondos, tales como el rosa Pompadour, el azul lapis o el azul celeste cuya

luminosidad y transparencia realzaban las cualidades del biscuit y del esmalte de la porcelana tierna". El azul

celeste, llamado turquesa, fue inventado por Hellot en 1752. DIVIS, J.: El arte de la porcelana en Europa.

Madrid, 1989, pp.81-82. 718

Desde entonces, el tercer domingo de adviento y el tercer domingo de cuaresma los sacerdotes visten de ese

color. Son los llamados domingo de gaudete, significa la alegría que nunca debe perderse en medio de los rigores

penitenciales del adviento y la cuaresma 719

También llamado “chillón” por el ruido que se hacía al caminar. SOUSA CONGOSTO: Ob. cit., p. 173. 720

VON BOEHN, M.: La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes del cristianismo hasta nuestros

días. Barcelona, 1928, p. 172.

246

por cinco o seis aros unidos por una tela encerada, más adelante su forma se alteró dejando

emerger todo el volumen hacia las caderas721

.

El gran espacio ocupado por cada

dama como consecuencia de su uso ocasionó

todo tipo de molestias, tal y como sucedió en la

España del siglo XVII con el guardainfante. A

lo largo de la centuria las faldas presentan

diversas variaciones mientras que la forma del

cuerpo se mantiene prácticamente invariable.

El peinado también se aligeró después de la

complicación del fontange. El cabello pasó

recogerse con suma sencillez. El estilo rococó

presentaba cabezas pequeñas con un sencillo

moño dispuesto en la coronilla que podían

adornarse con una cofia. Los escotes amplios

junto al sencillo peinado hicieron cobrar

protagonismo a los pendientes que alcanzaron

un tamaño considerable.

Al fallecer Luis XV, subió al trono su nieto Luis XVI casado con María Antonieta de

Habsburgo- Lorena (1755- 1793). Hija de la emperatriz María Teresa de Austria, fue

desposada con catorce años con el delfín en un intento de mejorar las relaciones diplomáticas

entre ambas naciones. La archiduquesa se convirtió en reina de Francia con diecinueve años

jugando un papel decisivo en cuanto a la moda, no sólo en su nueva patria sino en el resto del

continente. Su encanto residía en el conjunto de su persona, de facciones delicadas y un gran

magnetismo, las crónicas afirman que poseía un atractivo innato. María Antonieta ocupaba en

Versalles el aposento de la Reina en el desempeñaba las obligaciones inherentes a su cargo

como el “lever”, las audiencias o comidas públicas pero acostumbrada al ceremonial sencillo

de su niñez aspiraba a una vida más íntima por lo que se refugiaba a menudo en sus gabinetes

721

Su dimensión llegó a tal anchura que se podían apoyar los codos sobre la falda, recordando al guardainfante

de codos del siglo XVIII. Francisco de Goya retrató a la reina María Luisa con tontillo en 1789.

Giuseppe Bonito. María Amalia de Sajonia.

Hacia 1745. Museo Nacional del Prado. Madrid.

247

interiores, en el Petit Trianon, regalo de su marido, o incluso en la Aldea722

, un auténtico

pueblo pintoresco que se hizo construir.

Ser reina de Francia equivalía a ser el máximo exponente de la elegancia y la

sofisticación por lo que su guardarropa era fastuoso, para cada estación se confeccionaban

doce trajes de gala, doce vestidos de fantasía y doce vestidos de ceremonia723

. La moda gala

era seguida por el resto de Europa y ella fue su mejor embajadora, convirtiéndose en la

auténtica diosa del rococó724

y en un modelo a seguir por las damas europeas. Rose Bertin

(1747-1813) fue la modista y sombrerera de la reina, y a pesar de ser una costurera de origen

humilde, se convirtió en un personaje crucial en la vida de María Antonieta desde 1770 a

1792. Ambas se reunían a solas dos veces por

semana en las habitaciones privadas de la

soberana725

para planear y decidir los nuevos

modelos, cada vez mas complejos y extravagantes:

“Mademoiselle Bertin salta por encima de las

prescripciones de la etiqueta que prohíbe a una persona

burguesa la entrada en los petites cabinets de la reina,

esta artista en su género alcanza lo que Voltaire y todos

los pintores y poetas del tiempo no lograron jamás: ser

recibida a solas por la reina”.

722

La Aldea se erigió entre 1783 y 1787 a modo de un pueblo normando. Eran once casas alrededor del Gran

Lago. Cinco estaban destinadas al disfrute de la Reina y sus invitados: la Casa de la Reina, el Billar, el Gabinete,

el Molino y la Lechería mientras que las restantes eran para campesinos. 723

ZWEIG, S.: María Antonieta. Barcelona, 1961, p. 75 y ss. 724

Ibídem, p. 64 y ss.

Elisabeth Vigée-Lebrun. María Antonieta en

traje de corte. 1778. Museo de Viena.

248

Juntas formaron el equipo creador de una de las indumentarias más sofisticadas y

lujosas que han usado las mujeres a lo largo de la historia726

. Los modelos de Rose Bertin,

apodada “ministra de la moda”, tuvieron una enorme influencia en la época y su legado se

considera que implantó las bases de la alta costura. A ella se debe la creación del Gran

Vestido de Corte “Grand Habit de Cour”, el traje “a la polonesa”, los tocados altos o los

vestidos campestres de muselina que María Antonieta usaba en el Petit Trianon727

. Las

grandes creaciones de madame Bertin iban aparejadas de espectaculares peinados que

también traspasaron las fronteras del país. A partir de 1770 las damas comenzaron a usar

pelucas que poco a poco se fueron haciendo más altas y complicadas. Normalmente eran

blancas pero también se usaban colores pastel tan

de moda, como rosa, violeta o azul. Las pelucas

indicaban claramente el rango de la dama. La

gente pudiente podía costear, lógicamente,

diseñadores más caros y más variedad de

materiales. El llamado “pouf”728

elevaba el pelo

desde la misma raíz; para proporcionar la debida

consistencia los cabellos se engrasaban o se

utilizaban cremas para que quedaran endurecidos.

Además del pelo natural había que recurrir a

postizos y pelucas. El más extravagante que

lució la reina estaba decorado con un barco,

réplica de un navío francés, cuyo objeto fue la

conmemoración de la victoria naval sobre

Inglaterra. Este impresionante peinado fue obra

de Leonard que diseñó para María Antonieta las más sorprendentes creaciones. El peluquero

fue de alguna manera responsable de los primeros ataques contra la reina, a través de

panfletos que circularon desde 1775. La altura de los peinados llegó a ser tan excesiva que las

damas debían ir arrodilladas en los coches de caballos.

726

Rose Bertin comenzó su fama al realizar el ajuar de la duquesa de Chartres. Abrió su propio negocio en 1770

en la Rue Saint Honoré, alcanzando un enorme éxito profesional. No sólo recibía encargos del resto de Francia

sino también del extranjero: Rusia, Inglaterra, Suecia o Austria. Continuó realizando adornos y accesorios para

la reina estando encarcelada en el Temple. Véase, KODA, H.: Dangerous Liaisons: Fashion and Furniture in

the Eighteenth Century. New York, 2006. 727

El petit Trianon se encuentra dentro del recinto de Versalles. Fue mandado construir por Luis XV para

madame de Pompadour, que no lo pudo ver terminado. En 1774 Luis XVI se lo regaló a su mujer. El edificio se

debe al arquitecto Ange-Jacques Gabriel.

Anónimo. La reina María Antonieta. 1775.

Museo Antoine Lécuyer.

249

El fuerte deseo de emulación que provoca la última moda no es un hecho actual, las

nobles de la corte de Versalles se sintieron obligadas a imitar los peinados de la reina pero

estos nuevos usos no quedaron restringidos a la corte sino que se exportaron a París y al resto

del continente. Las señoras quedaron cautivadas con los nuevos peinados lo que llevó a

cuantiosos gastos en peluquería e incluso incurrir en grandes deudas. Los peluqueros, además

de diseñar, elaborar y colocar las pelucas, tendrían la tarea de mantenerlas en buen estado

periódicamente. Poco a poco, toda señora que pudiera pagarla, comenzó a usarlas, por lo que

ser peluquero se transformó en un oficio de primerísima necesidad. Los peinados eran

sumamente complejos y requerían horas de

trabajo por lo que los arreglos debían

aguantar varios días hasta la próxima visita

del profesional. No debemos pasar por alto

que las clases altas se empolvaban el

cabello con harina de arroz, tanto los

adultos como los niños729

. El cambio de

produjo en la misma reina, al dar a luz al

heredero al trono perdió bastante cabello730

por lo que Leonard propuso el peinado “a

l'enfant", un arreglo más sencillo para lo

cual fue necesario cortarle la melena731

.

La historia es cíclica y a grandes

excesos suelen suceder periodos más

discretos. La misma María Antonieta fue

una adelantada a su tiempo en estas

cuestiones, adoptando un atuendo más

sencillo y natural que se tradujo un tipo

traje vaporoso denominado “vestido camisa”732

. Este nuevo tipo se confeccionaba con

muselina blanca, fina y transparente, por lo que se disponía sobre enaguas. La reina ya se

729

VON BOEHN, M: Ob. cit., p. 219 y ss. 730

VON BOEHN, M: Ob. cit., p. 120. 731

Léonard-Alexis Autié (1751-1820), conocido como monsieur Léonard fue el peluquero de María Antonieta

desde 1772. Al estallar la Revolución huyó del país, estableciéndose en Rusia, donde pudo dar continuidad a su

profesión debido al enorme prestigio que había logrado. BASHOR, W.: Marie Antoinette's Head: The Royal

Hairdresser, the Queen, and the Revolution. Connecticut, 2013, p. 39-44.

Ginés Andrés de Aguirre. María Luisa de Parma

como princesa de Asturias. Hacia 1782. Museo de

Bellas Artes de Bilbao.

250

había decantado por este atuendo en 1775733

, con él que se hizo retratar por su Elisabeth

Vigée- Le Brun. La obra fue expuesta en el Salón de 1783, el público quedó

desagradablemente impresionado ya que la reina se presentaba exenta de sus atributos. El

vestido era demasiado moderno para la época por lo que provocó un fuerte rechazo, pero en

este tipo de indumentaria femenina se encontraba ya el germen de lo que desarrollaría no

mucho tiempo después.

Tras la Revolución Francesa se sucedieron una serie de cambios radicales que

paradójicamente comenzaron en el vestuario de “madame déficit”734

.El Neoclasicismo vino

aparejado a una moda diametralmente opuesta que

abandonó toda artificiosidad, se desterraron

cotillas, pelucas, zapatos de tacón y se imitaron las

esculturas clásicas. El talle se colocó bajo el

pecho, convirtiéndose el blanco y los crudos en los

tonos por excelencia. El descubrimiento de las

ruinas de Pompeya y Herculano a mediados del

siglo XVIII, siendo rey de Nápoles Carlos VII735

,

condujo paulatinamente a una vuelta a la

Antigüedad clásica y su estética. Esta nueva

inclinación unida al estallido de la Revolución

Francesa, junto el enconado rechazo a todo lo

anterior, fueron los motores de un cambio radical

en la indumentaria femenina736

; aunque no se debe

pasar por alto la enorme influencia de Inglaterra en

el cambio de estética, los británicos desarrollaron

un estilo más cómodo y práctico que benefició a adultos y niños. Estos últimos vistieron a la

manera de sus padres y madres hasta 1780737

.

734

La reina fue apodada así por sus desmesurados gastos en vestuario. En ocasiones sobrepasó por mucho el

presupuesto que tenía asignado que ya era de por sí desorbitado, unas 120.000 libras por año. 735

Descubiertas por el ingeniero aragonés Roque Joaquín de Alcubierre (1702-1780). Véase, FERNÁNDEZ

MUGA, F.: Carlos III y el descubrimiento de Herculano, Pompeya y Stabia. Salamanca, 1989. 736

En 1791 comenzaron a abrirse bazares en París con ropa ya confeccionada que se publicitaban enviando

catálogos con los precios. BOEHN, M: Ob. cit., p. 124. 737

Ibídem, pp. 106.

Elisabeth Vigée-Lebrun. María Antonieta

con vestido camisa. 1783. Colección Ludwig

von Hessen und bei Rhein, Castillo de

Wolfsgarten. Alemania.

251

La mujer se liberó del envaramiento comenzando a vestir como las estatuas clásicas.

Los colores eran claros, fundamentalmente el blanco, y los tejidos vaporosos como la

muselina, tan trasparentes que era preciso usar forros. En ocasiones los trajes se humedecían

para recrear los plegados de la estatuaria clásica. Los vestidos de mañana, tarde o noche ya

no se diferenciaban por el tamaño sino por la riqueza de las telas. Los nuevos tejidos a la

moda al ser tan finos no podían llevar bolsillos, por lo que vinieron aparejados con la

popularización del bolso femenino, en un principio denominados “ridículos” por su pequeño

tamaño738

. Desde 1795 el estilo Directorio se decantó por siluetas sencillas con el talle bajo

el pecho, brazos al descubierto y escotes despejados. Los vestidos eran enteros y se colocaban

por la cabeza o por los pies, con pliegues en la falda y normalmente con cola739

. Como abrigo

se usaban chales o unas

chaquetillas cortas llamadas

“spencer”. El calzado también

se hizo a imitación de los

modelos romanos y se usaron

sandalias planas. Los peinados

se decantaron por la sencillez,

con simples recogidos que

imitaban modelos de la

antigüedad. El talle volvió a la

cintura hacia 1822, no hay que

olvidar que la cintura de avispa

ha sido un ideal de belleza salvo

en breves periodos.

En España se siguieron todos los preceptos

expuestos con anterioridad pero además se produjo una

corriente indumentaria de marcado carácter popular

conocida como el majismo. La maja, figura popular y

descarada, representa un arquetipo cargado de

romanticismo. Este fenómeno tuvo su origen en un

momento en la que la mayor parte de la aristocracia y la

738

LAVER, J.: Ob. cit., p. 124. 739

SOUSA CONGOSTO, F.: Ob. cit., p. 179.

Jacques-Louis David. Madame Récamier .1800. Museo del Louvre.

París

Antonio Carnicero Mancio. Maja de

rumbo. Siglo XVIII. Museo Nacional del

Prado. Madrid.

252

clase media vivían bajo el peso de las etiquetas y los convencionalismos más fuertes en

materia de indumentaria.

El modelo de belleza francesa de mujer blanca con maquillaje color pastel, cabellos

empolvados, cuerpos emballenados con amplios escotes y cintura estrecha desembarca en la

España del primer Borbón. La piel blanca era un signo de distinción ya que solo la podían

lucir las mujeres no trabajadoras. Esta palidez adornada con un suave rubor en las mejillas

acompañada de unos rasgos suaves y delicados constituye la imagen ideal de la dama

dieciochesca. Llegamos a los primeros años del siglo XVIII y la española comienza a vestir “a

la francesa”, es decir, a la manera internacional. Uno de los cambios más significativos en el

vestido femenino es la aparición de un amplio escote y la eliminación del cartón de pecho. El

busto ya no se aplana por lo que la silueta del atuendo está en consonancia con la natural de la

mujer. Los escotes de vértigo escandalizaron a moralistas, teólogos y religiosos. En este

sentido, recogemos la carta pastoral del obispo de Cartagena publicada en Murcia en 1711,

cuyo contenido versaba sobre los excesos que a su juicio se estaban cometiendo en materia de

indumentaria:

“(…) jubones escotados ninguna mujer los puede traer, salvo las que públicamente ganan con

sus cuerpos las cuales los pueden traer con los pechos descubiertos, y a todas las demás se les prohíbe

dicho traje”740

.

El prelado criticaba enconadamente la nueva moda por considerarla excesivamente

caprichosa. Era necesario moderar la ostentación, en particular abandonar las guarniciones de

oro y perlas, afeites y tocados741

. Las mujeres no podían mostrar su escote y las mangas de los

vestidos debían cubrir hasta la muñeca742

. Los nuevos usos obligaban a los maridos a gastos

excesivos que desembocaban en deudas, lo que termina menoscabando la armonía familiar.

La mujer, desde que Eva comió de la manzana, ha sido vista como la culpable de infinitos

pecados, el obispo afirma:

740

BELLUGA Y MONCADA, L.: Carta pastoral que el obispo de Cartagena escrive a los fieles ... para que ...

se destierre la profanidad de los trages principalmente el de los escotados, que aora nuevamente se han

introducido ... e intolerables abusos.. Murcia, 1711, folio B 4. 741

PUERTA ESCRIBANO, R.: “Moral, moda y regulación jurídica en la época de Goya”. Ars Longa 7-8.

Valencia, 1996-1997, p. 205. 742

PEÑAFIEL, RAMÓN, A.: “Costumbres, moral, fieles y clero en la Murcia del obispo Belluga” Anales de

Historia Contemporánea 21, Murcia, 2005, p. 206

253

“(…) conociendo el demonio que una mujer adornada mata muchas almas, intriga a las

mujeres a que se adornen, pero que su adorno afila la espada de su atractivo…por ser el adorno el

instrumento mas eficaz para provocar la concupiscencia, y lazo para coger las almas”743

.

La que se ornamentara con el fin de provocar deseo en el hombre cometía pecado

mortal. El prelado proponía una serie de reglas que debían observarse, entre las cuales

figuraba la prohibición de mostrar el escote, los brazos y los pies. Todas las iniciativas en

contra de los nuevos usos en indumentaria quedaron en papel mojado ya que la sociedad

aceptó los cambios744

. La moda “a la francesa” produjo todo tipo de críticas en Virtud al uso y

mística a la moda leemos:

“El gobierno de tu casa confiarás a una criada, que solemos llamar ama; pero esta es preciso

que no la busques beata, con su saco y cordón y fruncida toca (…) Porque esto de cotilla, aguja de

plata, basquiña con cola y delantal con faralaes, es cosa muy extraña en casa donde se profesa tanat

virtud como la tuya”745

.

El vestido femenino de los primeros años del siglo no sufre muchas modificaciones

con respecto al que se usaba en la Sevilla de finales del siglo XVII. La palabra ”traje” que se

empezó a usar en el siglo XVII, procede de portugués “trager”, servía para denominar un

vestido entero de mujer y también al masculino (siempre compuesto por varias prendas)746

.

Los protocolos estudiados nos proporcionan información sobre los tejidos de tal manera que

en ocasiones resulta sorprendente el alto valor de algunas piezas de indumentaria, muy por

encima de la tasación de pinturas de Murillo o el mismo Tiziano747

.

Durante la primera mitad del siglo se pone de manifiesto que lo más habitual era el

traje el compuesto por varias piezas aunque en Europa lo mas común fue el vestido entero. El

atuendo podía estar formado por dos o tres prendas: chaqueta y falda o ambas a juego con un

cuerpo. Las denominaciones no son siempre iguales ni responden al mismo patrón. La prenda

743

BELLUGA Y MONCADA, L.: Ob. cit., fol A 4. 744

El cardenal Luis Belluga y Moncada (1662-1743) dejó una interesante obra. Creó una serie de fundaciones

benéficas, muy preocupado por la miseria que se acrecentó aún mas tras la guerra de Sucesión. Colonizó nuevas

tierras fundando tres poblaciones. En sus escritos denunciaba la usura y los excesivos gastos en bienes suntuarios,

tanto del Estado como a nivel particular, considerando que eran muy perjudiciales para la buena marcha de la

nación. En sus escritos se aprecia un gran conocimiento de la economía española. SÁNCHEZ LISSÉN, R.:

Economía y economistas andaluces (siglos XVI-XX). Madrid, 2013, p. 178-179. 745

AFÁN DE RIBERA, F.: Virtud al uso y mística a la moda. 1729, p. 70. 746

DE LA PUERTA ESCRIBANO, R.: La segunda piel. Historia del traje en España. Valencia, 2006, p. 250. 747

SANZ SERRANO, Mª. J., DABRIO, Mª. T.: “Inventarios artísticos sevillanos del siglo XVIII. Relación de

obras artísticas”. Archivo Hispalense, nº 176, Sevilla, 1974, p. 94.

254

para la parte superior del cuerpo podía llamarse de varias maneras: hongarina748

, gabacha y

casaca. Bajo éstas se llevaba el monillo o la cotilla, mientras que las faldas tienen múltiples

denominaciones: saya, guardapiés, tapapiés y basquiña.

VII.1. Ropa blanca interior

La indumentaria de la mujer constaba, en primer lugar, y a modo de ropa interior, de

camisa y enaguas. Este tipo de prendas son una partida fija en las cartas de dote aunque no

aparecen en gran cantidad; uno de sus cometidos era el de recoger la suciedad corporal. La

noción que se tenía de la higiene era cuanto menos deficiente, las partes del cuerpo a la vista

sí se lavaban; pero el baño por inmersión no era costumbre ya que se tenía por cierto que el

agua caliente al abrir los poros de la piel, dejaba a la persona expuesta al contagio de

enfermedades749

. En algunas cartas de dote aparece consignada la partida de “ropa blanca”

aunando todas las piezas que la mujer llevaba al matrimonio lo que es de gran interés para

conocer la totalidad de sus piezas. La de doña Fabiana de la Peña (1741) llevaba cinco

camisas de bretaña con encajes, cuatro pares de enaguas de lienzo regalado, tres de ellas con

encajes, cuatro pares de calcetas, dos monillos y dos corpiños de bretaña750

. Aunque por lo

general las prendas de los ajuares estaban ya listas para su uso, a veces aparecen piezas de

lienzos en varas751

para la confección de ropa interior como el bramante, la holanda y la

bretaña752

.

Su origen proviene de las túnicas usadas en la Antigüedad. En España en el siglo XVII

la camisa se podía considerar una prenda propia de las clases altas ya que unos tres millones

de personas no la usaban bajo la ropa753

. Era primera prenda en contacto con el cuerpo, para

ambos sexos; el Diccionario de Autoridades la define como:

748

También aparece como ongarina, engarina, ungarina ó angarina. 749

Solamente hemos hallado “tinas para bañarse” en dos inventarios post-mortem. 750

AHPSE: P-18031, 343 r. Apéndice documental, documento 38. 751 Medida española equivalente a 83´5 cm ó tres pies. El metro como unidad de media se adoptó a partir de la

Revolución Francesa. En España se adoptó por ley el 19 de julio de 1849. MAIER, J.: Antigüedades siglos XVI-

XX. Madrid, 2005, p. 51. 752

AHPSE: P-1307, 492 r. En esta carta de dote la vara de bramante y holanda se valora en algo mas de 5 reales

mientras que la de bretaña en algo mas de cuatro. 753

TEJEDA FERNÁNDEZ; M.: Ob. cit., p. 135.

255

“La vestidura de lienzo, fabricada regularmente de lino, que se pone en el cuerpo inmediata a

la carne, y sobre la qual assientan los demás vestídos. Suele hacerse tambien de lienzo de cáñamo,

como lo usan los rústicos: y aludiendo a esto, dice Covarrubias que algunos son de sentir se dixo

Camísa de Cañamísa, por haver sido primero el uso del cáñamo, que el del líno”754

.

Según hemos podido comprobado el uso de la camisa en la Sevilla del XVIII era

común a todos los estamentos sociales. Esta prenda era larga y tenía mangas mientras que las

enaguas cubrían de cintura a tobillos, por tanto se puede afirmar que la ropa interior cubría

prácticamente todo el cuerpo femenino. Debajo de las enaguas no se usaba ninguna prenda.

La camisa se consideraba una “segunda piel” y sí se lavaba (existen documentos en Sevilla

que recomendaban mudarla al menos

una vez a la semana)755

. Su aspecto

debía ser limpio e inmaculado ya que

era señal inequívoca del aseo de la

persona; la gente adinerada usaba

polvos y perfumes para evitar el mal

olor corporal. El hecho de que no

fueran muy numerosas es un hecho

común a todos los extractos sociales.

Un ejemplo claro nos lo ofrece el ajuar

de Isabel Carlota Palatinado, la

princesa contrajo matrimonio con el

duque de Orleans, hermano de Luis XIV, en 1671 llevando solamente seis camisas de día y

seis de noche; la zarina Catalina II contaba en sus memorias que llegó a Rusia con tan sólo

una docena de camisas756

.

Los materiales para la confección de esta prenda nos hablan claramente del nivel

económico de la contrayente ya que se podían elaborar con los más diversos tejidos, desde la

fina holanda a la vulgar estopilla. Casi todos los lienzos se destinaban a la fabricación

754

http://web.frl.es/DA.html 755

Véase, AGUADO DE LOS REYES, J.: Fortuna y miseria en la Sevilla del siglo XVII. Sevilla, 1996. 756

GONCOURT, E.: Ob. cit., p. 257.

Anónimo. Bodegón con negra. Finales siglo XVII.

Colección particular. Sevilla.

256

casera757

. Es relativamente frecuente hallar en los documentos partidas de tejidos en varas

para confeccionar ropa blanca a nivel doméstico, aparecen bretaña, holanda, beatilla fina, crea,

bramante y lienzo de Vizcaya entre otros, aunque en el siglo XVIII las camisas ya se podían

adquirir en tiendas758

.

La forma de las camisas femeninas era distinta a las masculinas. En cualquier caso, las

de mujer estaban realizadas bajo un patrón bastante sencillo a base de cuadriláteros en el que

se empleaban unas cuatro varas, distinguiéndose en ellas dos partes básicas: las mangas y el

cuerpo o árbol. Las mangas, que podían ser largas o cortas, acababan en puños y en la axila

tenían el cuadradillo o escudete. Los cuerpos o árboles eran bastante bajos y llegaban como

mínimo hasta más abajo de las caderas. Si los lienzos eran estrechos se les incorporaba nesgas

a ambos lados de los hombros para dotarlos de más vuelo. El escote era simple, una abertura

en redondo o rectangular con una aletilla corta y sus botones o una simple abertura con un

botón y una presilla, soliendo presentar también numerosas tablitas y frunces. Las camisas se

cerraban mediante botones en pecho y puños. Las clases pudientes los llevaban de metales

finos mientras que las populares los forraban del mismo material que la prenda, en cualquier

caso en documentos de damas principales aparecen también camisas “llanas”.

Desde esposas de albañiles a altas damas, todas llevaban camisas en sus ajuares. Por

influencia de la moda francesa, las españolas con posibles las guarnecían con encajes y

bordados en cuello mientras que las mangas se remataban en vuelos de encaje con tres

volantes denominados “comprometedores” dispuestos de mayor a menor para su mejor

lucimiento759

: “Dos camisas de Ruan con mangas guarnecidos con encajes de pittiflor finos en

75 reales”760

; “cinco cuellos y dos pares de puños de encaje para las camisas en 41 reales”761

.

Por lo general las partidas de ropa interior femenina no son muy extensas en cuanto a número

de piezas. En cuanto a la manera de citarlas, en muchas ocasiones simplemente se constatan

sin ningún tipo de información adicional, pero en otras se nos informa que era relativamente

frecuente que la novia llevara camisas nuevas y también usadas, en las descripciones de las

piezas es normal añadir su estado de conservación. En el caso de la ropa interior muchas

veces se omiten los materiales pero sí se especifica si están nuevas, usadas, viejas o

demediadas: “Primeramente diez camisas de mujer de bretaña (bien tratadas) y morles con sus

757

HERRERO GARCÍA, M.: Estudios sobre indumentaria española en la época de los Austrias. Madrid, 2014,

p. 202. 758

PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 126. 759

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 137. 760

AHPSE: P- 1323, 346 r. 761

AHPSE: P-1315, 532 r.

257

bovillos bien tratados y algunas de ellas labradas en seda”; “cinco camisas mal tratadas”.762

En dotes modestas es normal encontrar ropa interior a estrenar aunque normalmente se

generaliza sin ofrecer prácticamente datos. “Seis vestiduras de ropa blanca en 706”763

; en

cambio los encajes o alguna labor especial sí son mencionados si: “seis camisas las quatro

nuevas con encaxes en doce pesos”764

. El encaje era una labor costosa por tanto nunca se

omitía, en la carta de entrego de dote a favor de José Serraso “del arte de la platería” (1730),

figura un juego de camisa y enaguas de lienzo muy fino guarnecida con encajes finos en 130

reales. En ocasiones la novia lleva la camisa y las enaguas a juego. Lógicamente los encajes

acrecentaban el precio de la pieza, en esta misma carta de dote aparecen tres camisas y tres

pares de enaguas nuevas pero sin decoración tasadas en 118765

reales, frente a los 130 que

costaba un solo juego con encajes. Las camisas más económicas se confeccionaban con crea.

Un material también bastante utilizado para las sábanas. La dote menos cuantiosa que he

hallado a lo largo de todo el siglo, fechada concretamente en 1762, en la que se entregan tan

sólo 809 reales, lleva cuatro camisas de crea y el mismo número y material de enaguas766

. Las

mujeres modestas llevaban camisas y enaguas pero normalmente sin ninguna labor que

hubiera que anotar, Ana Martín (1719), mujer de un maestro zapatero aportaba: “Ytt. ocho

camisas nuevas en trescienttos Reales” y “Ytt. tres dichas usadas en cuarenta y cinco”767

.

Era relativamente frecuente que las mangas se confeccionaran con un material y el

resto con otro. En la dote de Ramona García (1797) aparecen camisas de bretaña con mangas

de estopilla, de lienzo gallego entrefino con mangas de bretaña y de crea angosta con mangas

de bretaña768

. Para la confección de las mangas, que eran la parte más visible, se empleaban

los lienzos más finos, dejando para los cuerpos y sobre todo para los ruedos o faldas los

lienzos más bastos, ya que estos últimos elementos estaban siempre ocultos y lógicamente

sufrían mayor deterioro. A veces los puños de encaje se consignaban aparte como en la dote

de Francisca Masía (1725) donde figura un par de puños de “encage fino en quince rs”769

y

en la de Rosalía Martínez (1748) con tres pares de puños de encaje de Flandes, uno de olan

labrado, y dos sencillos del mismo tejido770

.

762

AHPSE: P-1307, 79 r. 763

AHPSE: P- 9546, 205 v. 764

AHPSE: P- 702, 183 r. 765

AHPSE: P- 702, 714 v. Apéndice documental, documento 22. 766

AHPSE: P-. Folio 258 r. OFICIO 15 767

AHPSE: P- 10345, 255 v. Apéndice documental, documento 13. 768

AHPSE: P- 12134, 614 r. Apéndice documental, documento 63. 769

AHPSE: P- 5128, 513 r. Apéndice documental, documento 16. 770

AHPSE: P- 18020, 250 r. Apéndice documental, documento 41.

258

Una dote otorgada por un mercader de especias en 1702 aportaba: “Tres camisas

nuevas y una con enconsadura”771

. La encosadura era la unión de dos lienzos, uno mas fino

que otro “que se suele hacer en las camísas que llaman Gallegas, proprias de mugeres

ordinarias, cuya mitad de medio cuerpo abaxo es de lienzo fuerte y bastó. Es término usado en

Andalucía, formado de la preposición En del verbo Coser, y del nombre Duro”772

.

En la dote de Ramona García (1797), hija de un maestro pastelero, que contrajo

matrimonio con Agustín Gutiérrez “tratante en taberna”, encontramos camisas de lienzo

gallego “entre fino” y de crea angosta con mangas de bretaña legítima773

. Los encajes que

guarnecían el escote de la camisa eran llamados bobillos. En las cartas de dote de personas

adineradas comprobamos cómo se multiplicaban las prendas de ropa interior; en el ajuar de

Alberta Tolezano (1753) encontramos dieciocho camisas de distintos lienzos guarnecidas con

encajes en 1120 reales774

. También las novias podían llevar camisas de distintos géneros y

calidades en su ajuar: “ocho camisas, de estopilla, bretaña y crea, todas guarnecidas de

encages finos en trescientos reales”775

.

En ocasiones la partida de ropa interior femenina aparece toda reunida figurando un

precio conjunto, en una carta aparecen: veinticuatro camisas, trece pares de enaguas blancas,

tres monillos y seis pañuelos de holanda, estopilla y bretaña, “ttodo guarnecido de encaxes

ricos superfinos en dos mil seiscientos y veintte reales”776

. A veces la partida se simplifica

denominándola “vestiduras blancas completas” o también “aderezo de ropa blanca”. En la

carta de dote de María Pascuala Barradas, hija de los marqueses de Peñaflor y otorgada en

1772 constan: Ytt, por doce mudas completas de ropa blanca holanda olan muselina y encajes

que lleva hechas dha sra. e trece mil y ochocientos rrs”777

.

Las prendas tenían varias vidas y en ocasiones se otorgaban en testamento: “Y mando

a Doña Ana Tirado mi sobrina tres camisas que yo tengo”778

. En los inventarios post-mortem

es habitual una parte dedicada a la ropa blanca. En el inventario de doña Teresa Thous de

771

AHPSE: P- 1307, 7 r. 772

http://web.frl.es/DA.html 773

AHPSE: P- 12134, 614 r. 774

AHPSE: P- 12050, 972 r. Apéndice documental, documento 44. 775

AHPSE: P- 2855, 488 r. 776

AHPSE: P- 3783, 283 v. 777

Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 9, doc.10. 778

AHPSE: P- 11991, 521 r.

259

Monsalve (1772), figura una partida de “Ropa blanca” en la que aparecen las piezas de la

finada junto a las de su difunto marido. En el de María Teresa Fernández de Córdoba fechado

en Écija en 1734-1735 hemos hallado: “dos doz. de mudas de ropa blanca completas

guarnecidas de encajes ricos finos” valoradas en 4.000 reales779

. Sin duda la cifra más elevada

de la que hemos tenido conocimiento a lo largo de todo el siglo no sólo en cuanto a cantidad

de piezas sino también a su valor.

Los otorgantes no querían dejar pasar elemento alguno al azar, la de doña Ignacia

Marcela de la Fuente (1788) llevaba diez camisas de bretaña legítima valoradas en 600

reales780

. En 1730 don Alonso Soto entregó una sustanciosa dote a su criada Ana María: “(…)

a quien he criado en mi casa y servicio desde que la trajeron”. La futura esposa llevaba cuatro

camisas nuevas guarnecidas de encajes junto a dos usadas y ocho enaguas781

.En las

capitulaciones matrimoniales de doña Isabel María Maestre (1791), figuran treinta y seis

camisas de bretaña legítima superior con cuellos de muselina bordada guarnecidos con

encajes tasados 3.527 reales782

. La muselina, una constante a finales de siglo, también se

utilizaba para la confección de camisas: “una camisa de muselina bordada 390 r, una camisa

de muselina pintada 150 r”783

.En una carta de 1796 se especifica que la bretaña para las

camisas ha costado 15 reales la vara mientras las camisas del mismo tejido ya usadas durante

un año se valoran en 8 reales la misma medida784

. A finales de siglo una camisa de bretaña

sencilla costaba unos 60 reales785

.

Como ya se ha apuntado, las partidas de ropa blanca podían aparecer bajo un único

precio final, en la carta de dote recibida por don Agustín de Rospide (1740) aparecen

veinticuatro camisas, trece pares de enaguas blancas, seis corpiños y seis pañuelos

confeccionadas con holanda, estopilla y bretaña pero sin especificar a qué corresponde cada

uno aunque todo está “guarnecido de encaxes ricos superfinos en dos mil seiscientos y veintte

reales”786

una cifra ciertamente elevada para la época. Las piezas absolutamente inservibles

también se inventariaban, siendo a veces su aprecio cero, mientras que otras todavía se

779

AME: Fondo Marquesado de Peñaflor Leg. 8, doc. 16. 780

AHPSE: P- 716, 106 r. Apéndice documental, documento 54. 781

AHPSE: P- 702, 148 r. Apéndice documental, documento 20. 782

AHPSE: P- 12128, 360 v. Apéndice documental, documento 56. 783

AHPSE: P- 9584, 632 r. 784

AHPSE: P- 10367, 606 r. 785

AHPSE: P- 11256, 306 r. 786

AHPSE: P- 3783. Folio 283 v. Apéndice documental, documento 37.

260

consideraba que valían algo: “treze camisas inusables de viejas, en veintte y seis reales”.787

A

veces se generaliza y en vez de especificar se anotan simplemente como “mudas de ropa

blanca”788

.

Por último, destacar la almilla o armilla una especie de jubón de lienzo con mangas

largas o cortas que se usaba en invierno como defensa del frío, la femenina carecía de faldillas.

Esta prenda de ropa interior era de uso general para hombres y mujeres y se colocaba sobre la

camisa789

o incluso sobre la cotilla. Se podía utilizar también para dormir y abarcaba a toda la

escala social790

. La almilla también podía ser una camisa corta o pequeña pero su hechura era

idéntica a la de la camisa. Su uso está registrado en la indumentaria española desde los siglos

XV al XVIII. Esta pieza estaría confeccionada con linos y también con tejidos costosos;

también podía utilizarse para dormir, en el ajuar de María Antonia de Borbón791

fechado en

1750 aparecen veintidós almillas de noche guarnecidas de distintos tipos de encaje792

.

Las mujeres también usaban corbata como los hombres, sencillas de lienzo o ricas con

encajes. Estas piezas se disponían alrededor del cuello a modo de pañuelo. En la dote de

Francisca de Mármol (1741) aparecen dos de muselina y una de estopilla en 8 reales793

.

Se atribuye a Catalina de Medicis la introducción de los calzones como prenda de ropa

interior femenina, únicamente utilizados por damas de alta alcurnia. Esta pieza, que usaban

para montar a caballo, se unía a las medias por medio de ligas794

. Los calzones ya se conocían

con anterioridad pero estaban reservados a las prostitutas. A lo largo de todo el siglo no he

encontrado calzas para uso femenino. De cintura para abajo y en contacto con la piel la mujer

usaba enaguas, medias y calcetas. Las enaguas también aparecen citadas como “naguillas” o

“naguas”, esta última voz proviene de las faldas usadas por las indias americanas, más

concretamente de Haití y aparece en autores como Lope de Vega795

, Calderón de la Barca796

787

AHPSE: P- 14692, 352 v. 788

AHPSE: P- 11218, 1437 r. 789

FERNÁNDEZ TEJEDA, M.: Ob. cit., p. 48. 790

PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 107. 791

Hija pequeña de Felipe V e Isabel de Farnesio. Nacida en los Reales Alcázares de Sevilla en 1729, fue reina

de Cerdeña por su matrimonio con Víctor Amadeo III. 792

HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 216. 793

AHPSE: P- 18013, 485 v. Apéndice documental, documento 39. 794

AVELLANEDA, D.: Debajo de vestido y por encima de la piel… Historia de la ropa interior. Buenos Aires,

2006, p. 57. 795

En la comedia La villana de Getafe.

261

o Quiñones de Benavente797

. El Diccionario de Autoridades define las enaguas como:

“Género de vestido hecho de lienzo blanco, a manera de guardapiés, que baxa en redondo

hasta los tovillos, y se ata por la cintúra, de que usan las mugeres, y le trahen ordinariamente

debaxo de los demás vestidos.”798

.

Las enaguas eran una falda interior colocada bajo la camisa, se introducían por la

cabeza, siendo su objetivo el ahuecar el traje por lo que se usaban varias superpuestas. Todas

ellas se juntaban en la cintura mediante cintas799

. En contraposición a las camisas, que son

más o menos lujosas pero siempre de hilo blanco (no hemos encontrado ninguna referencia a

una camisa de color), las enaguas se presentan confeccionadas no solamente con lienzo

blanco: “Enaguas de bretaña nuevas guarnecidas de encajes”800

, sino diversos tejidos y

colores: “Unas enaguas encarnadas bordadas de seda de colores 150”801

; “Unas enaguas de

grana”802

; “Ytten unas enaguas de media granilla nuevas en noventa Rs”803

.

A principios de siglo, la primera esposa de Felipe V, María Luisa de Saboya decidió

suprimir el tontillo en la corte, bajo el atuendo cortesano las damas llevaban enaguas y el

ahuecador de faldas francés804

. La damas principales podían llevar varias enaguas a la vez

siendo la superior la más lujosa ya que podía quedar a la vista en cualquier momento. Esta

pieza aparece confeccionada con un amplio abanico de tejidos: muselina, indiana, colonia,

bayeta, bretaña, esparragón, durancillo, lila, sarasa, granilla, colonia, pelo de camello,

estambre, algodón, franela o imperialete, entre otros. En cuanto a los colores aparece

igualmente un amplio espectro: verde, rosa, pajizo, café, rojo, tinto, clavel, grana, etc.

En el afán dejar constancia del estado de las piezas comprobamos que en una dote de

1701 se llevan un par de enaguas blancas de lienzo de Vizcaya “guarnesidas de encaxes

796

En la comedia Casa con dos puertas mala es de guardar: “He estado acabando unas enaguas, Que como mil

paños llevan, no fue posible acabarlas”. KEIL, J.: Las comedias de Pedro Calderón de la Barca. Leipzig, 1827,

p. 39. 797

En el entremés Las habladoras: “Cómpreme enaguas, écheme virillas”. 798

http://web.frl.es/DA.html 799

PUERTA ESCRIBANO, R.: “La moda civil en la España del siglo XVII: inmovilismo e influencias

extranjeras”. Ars Longa. Valencia, 2008, p.72. 800

AHPSE: P- 9545, 218 v. 801

AHPSE: P- 1306, 912 r. 802

AHPSE: P- 9545, 337 r. La grana era un tejido de lana muy fino de ese mismo color. 803

AHPSE: P- 10318, 844 v 804

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 217.

262

apolillados”805

. La mujer de un maestro albañil llevaba en su ajuar (1741) de calimanco,

sempiterna roja y esparragón azul806

. Rosalía Martínez (1748) aportaba unas de bayeta pajiza

de Inglaterra y tres pares de bretaña adornadas con flecos807

. Los flecos son habituales en su

adorno así como los volantes, que se denominaban faralas o faralaes y que podían ser del

mismo material que la enagua u otro diferente.

A mediados de siglo se observa que las enaguas con volantes comienzan a aparecer

con frecuencia, normalmente realizadas con muselina. En Sevilla las confeccionadas con

muselina con volantes de lo mismo son una constante en los últimos años del siglo. En este

momento el cambio radical que se produce en el vestido femenino trae consigo la

multiplicación de las enaguas ya que la muselina es transparente. Es interesante cuando se

ofrecen datos sobre la temporada para uso de la pieza: “Unas enaguas de canícula de estambre

y seda en sesenta”808

.

A finales de siglo un par de enaguas sencillas costaba unos 30 reales. En contadas

ocasiones se informa de las varas que han sido necesarias, en un inventario de 1796 aparecen

unas enaguas de indiana realizadas con cinco varas, costando cada una 15 reales; en cambio

para otras de bayeta rosa solamente se utilizaron dos varas y media809

. Otro ejemplo de

cantidad de material y decoración aparece en una dote de 1781: “Seis pares de enaguas

blancas con dieciocho varas de lienzo regalado y seis y medio con veintisiete varas de

flueco810

ancho de su guarnición en 142”811

. Comprobamos que podían ser de todo tipo de

colores y tejidos más o menos abrigados: “Unas enaguas nuevas de esparragón pajizas con su

guarnición 60”; “Unas enaguas de bayeta verde viejas, otras de bayeta de Córdoba”812

; “unas

enaguas de bayeta grana con puntas de seda”813

. Materiales como el pelo de camello o el paño

se utilizarían para abrigo de las piernas en invierno: “unas enaguas de pelo de camello

guarnecidas de encaje crudo”; “otras de bayeta verde guarnecidas de cinta de tisu

encarnada”814

; incluso podían tener estampados a rayas y volantes815

. También aparecen

805

AHPSE: P- 10318, 844v. 806

AHPSE: P- 18013, 485 v. Apéndice documental, documento 39. 807

AHPSE: P- 18020, 250 r. Apéndice documental, documento 41. 808

AHPSE: P- 11247, 1471 r. 809

AHPSE: P- 9583, 52 v.

811

AHPSE: P- 9575, 147 v. 812

AHPSE: P- 9545. Folio 470 v. 813

AHPSE: P- 1323, 339r. 814

AHPSE: P- 10342, 255 v. 815

AHPSE: P- 767, 301r.

263

chorreadas, de basta sempiterna816

o de fina bayeta. La bayeta rosa es frecuente en esta

prenda.

Los galones de plata eran verdaderos o de imitación, no todos los bordados eran de

materiales nobles. En la partida de ropa blanca de la dote de doña María de la Concepción

Ponce de León (1795), marquesa de Arco Hermoso817

, aparecen trece pares de enaguas de

bretaña ancha compradas en un comercio “Casa de Magariños” a un precio de 13 reales la

vara818

. Esta alusión es interesante y novedosa. Las enaguas de lienzo regalado costaban a

finales de siglo unos 40 reales el par, en este mismo documento figuran unas “interiores de

lienzo con emballenado” y “blancas de alforza819

en 25 reales”820

, incluso aparecen a juego

con monillos del mismo material821

. Las lentejuelas se pusieron de moda en la indumentaria

femenina de finales de siglo, no solamente en vestidos, sino también en ropa interior y

accesorios, en 1800 aparecen ejemplos realizados en gasa y decorados con lentejuelas822

.La

camisa y enaguas eran prendas “íntimas” que estaban en contacto directo con la piel. Las

únicas partes que se mostraban eran los puños en el caso de las primeras y el ruedo en el de

las segundas. Otra pieza interior que no aparece muy a menudo son las fajas de lienzo, a veces

denominadas “fajas der parir”, doña Petronila de Sangronis (1702) tenía “dos fajas de lienso,

con sus sintas de parida”823 y la marquesa de la Candía (1772) una de lienzo824

, esta dama no

tuvo hijos por lo que pensamos que esta pieza sería usada como un ceñidor.,

El faldellín durante el siglo XVII tenía el mismo significado que enaguas. El

Diccionario de Autoridades lo define como: “Ropa interior que trahen las mugeres de la

cintúra abaxo, y tiene la abertúra por delante, y viene a ser lo mismo que lo que comunmente

se llama Brial o guardapies”825

. Su diferencia con las enaguas estribaba en que esta prenda

siempre era de color mientras que las enaguas podían serlo o no. Parece ser que por este

816

La sempiterna era una tela de lana basta muy usada por las clases populares. 817

María de la Concepción Ponce de León contrajo matrimonio con Francisco Manuel Ruiz del Arco y Utrera, II

marqués de Arco Hermoso. Este último al enviudar se casó en 1822 con Cecilia Böhl de Faber y Larrea (1796-

1877) la célebre escritora conocida por el seudónimo de Fernán Caballero. 818

AHPSE: P- 10367, 605 v.

820

AHPSE: P- 788, 177 v. 821

AHPSE: P- 16493, 273 r. 822

AHPSE: P- 1910, 335 r. 823

AHPSE: P- 10321, 625 r. Apéndice documental, documento 4. Tras el parto la costumbre era fajar el vientre

para facilitar que el útero se replegara. 824

AHPSE: P- 9568, 672 v. Apéndice documental, documento 48. Doña Teresa Thous de Monsalve no tuvo

hijos por lo que esta pieza sería usada como un ceñidor. 825

http://web.frl.es/DA.html

264

motivo las enaguas se sobreentendieron como blancas hasta finales del siglo XIX mientras

que el faldellín se transformó en falda826

.Ejemplos de faldellín los encontramos en el aprecio

de bienes de doña María Nicolasa Pascual fechado en 1734, la dama tenía en su haber uno de

raso de oro verde con galoncito de oro y encajes de velillos, otro de bayeta blanca con encaje

pequeño y “un faldellin de Bayeta verde con un Galonsito de oro por avajo que por ser de

muy corto valor dhos señores lo dieron a la familia”827

; esta última prenda se valora en cero lo

cual indica que debía encontrarse prácticamente inservible.

El corpiño es definido en el Diccionario de Autoridades como:”Almilla o jubón sin

mangas”. Se usaba sobre la camisa y es pieza corriente en las cartas de dote aunque no

aparecen en cantidad. El corpiño generalmente se entiende por un cuerpo sin emballenar que

se usaba encima de la camisa y se confeccionaba con lienzo blanco:”Tres corpiños de

lienzo”828

;aunque también pueden ser de colores: “un corpiño de morles color de plomo829

;

“Un corpiño encarnado y encotillado y tres de lienzo en sesenta”830

. En la carta de dote de

doña Feliciana Méndez fechada en 1732 figuran un corpiño de princesa y otro de tafetán. El

corte de la prenda era ceñido al pecho y estaba formada por cuatro hojas dos delanteros y dos

traseros con costura en el centro831

. El corpiño se podría considerar sinónimo de

monillo:“Jubón de muger, sin faldillas ni mangas”, aunque como veremos más adelante el

monillo formaba parte del vestido femenino. En cualquier caso, es posible que esta

denominación se usara igualmente para la ropa interior ya que en ocasiones aparecen a juego

con las enaguas: “Unas enaguas de duranzillo listado con un monillo de lo mismo”832

, “(…)

unas enaguas y un monillo de cotonia rayada o listada nueva con nueves varas”833

.

El corpiño fue ya muy usado en el siglo XVII y continua en el XVIII. Se precisaba de

muy poca tela para ser confeccionado y consistía en un torso sin mangas normalmente atado

por detrás. En la dote de Rosa Manuela de Sotomayor (1701) aparecen en dos nuevos blancos

en 45 reales834

. El corpiño era una pieza económica a juzgar por los precios que aparecen, por

ejemplo la futura mujer de un zapatero llevaba en su ajuar en 1719 ocho tasados en 26

826

HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 255. 827

AHPSE: P- 10349, 209 r. Apéndice documental, documento 30. 828

AHPSE: P- 8173, 1613 r. 829

AHPSE: P- 10342, 389 r. 830

AHPSE: P- 12023. 455 v. 831

HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p 225. 832

AHPSE: P- 9568, 104 r. 833

AHPSE: P- 9583, 83 r. 834

AHPSE: P- 10318, 844 v.

265

reales835

. Aunque se considera una pieza de ropa interior y su confección en sencillo lienzo es

una prueba fehaciente, a veces aparecen algunas piezas así denominadas pero realizadas con

materiales lujosos por lo que probablemente formarían parte del vestido; doña Gregoria

Blázquez (1724) tenía uno de damasco encarnado bordado con plata836

. También aparecen

confeccionados con tafetán también a precios bajos, la mujer de un albañil llevaba en su ajuar

(1741) uno negro y otro verde, tasados ambos en 15 reales837

e Isabel Maestre (1791) tenía

seis de colonia rayada valorados en 139 reales838

.

La voz cotilla no aparece en el Tesoro de la Lengua Castellana. La palabra proviene

de cota, arma defensiva para proteger el cuerpo. Esta pieza aparece registrada en la

Pragmática de Tasas de 1627 donde se especifica que los

sastres confeccionaban dos tipos, sencillas y opulentas. En

la obra de Martín de Andújar

Geometria y trazas pertenecientes al oficio de sastres

impresa en la Imprenta Real y publicada en 1630839

,

aparecen patrones de la cotilla a la también se llama

justillo, en ambos casos son piezas sin mangas840

. Durante

el siglo XVIII y por influencia de la moda francesa

hombres, mujeres y niños usaron cotilla con el fin de

mantener la espalda derecha y los hombros un poco hacia

atrás, postura se consideraba sinónimo de clase alta841

. La

cotilla también la usaban las embarazadas y las lactantes,

para tal fin se ideó un orificio que lo posibilitaba. Desde

principios del siglo XVIII hombres y mujeres llevaban

cuerpos interiores emballenados. En nuestros caso, no hemos hallado ningún emballenado

interior para uso masculino.

835

AHPSE: P- 10345, 255 v. Apéndice documental, documento 13. 836

AHPSE: P- 1323, 339 r. Apéndice documental, documento 15. 837

AHPSE: P- 18013, 485 v. Apéndice documental, documento 39. 838

AHPSE: P- 12128, 316 v. Apéndice documental, documento 56. 839

Está dividida en cinco partes, en la última incluye un índice con trescientas veinte trazas. PUERTA

ESCRIBANO, R.: “Los tratados del arte del vestido”. Archivo Español de Arte, 2001, p. 57 y ss.

841

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 195.

Cotilla. Hacia 1750. Museo del

Traje. Madrid.

266

El Diccionario de Autoridades la define como: “Jubón sin mangas hecho de dos telas,

embutido con barba de ballena, y pespuntado, sobre el qual se visten las mugeres el jubón o

casaca, y trahen ajustado el cuerpo”. La cotilla era un corpiño con ballenas que se colocaba

sobre de la camisa, levantaba y ensalzaba el pecho, estrechaba la cintura y se ataba con cintas

por detrás o por delante. Si se ataba por la espalda, la señora precisaba de ayuda para poder

vestirse aunque solamente podía ser utilizada por mujeres que no realizaran trabajo físico

alguno ya que imposibilitaba el libre con movimiento. Esta pieza solía ser muy escotada,

siendo el escote cuadrado o redondo por el que asomaba el nacimiento del pecho y la

guarnición de la camisa. A partir de la cintura se remataba en recto o en faldillas sueltas. A

veces el escote se reforzaba con piel en el borde.

Su uso se extiende durante buena parte del siglo XVIII y convive con el corsé. Desde

la Alta Edad Media las damas habían usado cuerpos ceñidos para afinar su silueta, a finales

del siglo XVII los grandes viajes transoceánicos descubrieron las posibilidades de las ballenas

para la confección de la ropa interior. Las barbas de ballena no son propiamente hueso, sino

un material keratinoso que permite filtrar el plancton y el krill. Fueron utilizadas en lencería y

en la fabricación de sombrillas ya que era uno de los escasos materiales flexibles que se

conocían en la época. Las barbas de ballena se utilizaban también en los ahuecadores aunque

por extensión se denominaron ballenas a otros materiales como mimbre, metal, cuero o

madera.

La confección de la cotilla era compleja, en un primer momento fue realizada por

sastres para posteriormente correr a cargo del gremio de cotilleros842

. Según se desprende de

la lectura de los documentos esta pieza podía estar considerada como ropa interior pero

también podía formar parte del vestido femenino.

En el inventario de bienes de don Salvador Moreno (1705) aparece: “ytt un Bestido de

Raso de oro melado de Guardapiés ungarina y cotilla con encajes de Milan”843

. Otras de las

peculiaridades de esta prenda es que podía ser media o entera: “Una media cotilla encarnada

en seis”844

, parece referirse a que solamente la mitad estaba emballenada, o que era de menor

tamaño dejando el pecho al descubierto y sin tirantes: “Una cotilla entera y una media

842

HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p 219. 843

AHPSE: P- 5165, 370 r. Apéndice documental, documento 7. 844

AHPSE: P- 10356, 127 v.

267

cotilla”845

, hay varias menciones a la cotilla entera y a la

media cotilla a lo largo de toda la centuria: “Una cotilla

entera nueva de tafetán listado, una media cotilla de lienzo

pintado”846

.

La cotilla, tal y como hemos visto, podía ser una

prenda interior o exterior: “Una cotilla de grodetud

encarnada con galón de plata”847

; “Una cotilla de tafetán,

en el peto un galon de oro usado”848

. Por lo general se

nombra la pieza sin proporcionar ninguna información

adicional o simplemente el material, por ejemplo “una

cotilla de raso”849

o “Una cotilla de damasco carmesí en

veintidos y medio”850

. En ocasiones se especifica que la

cotilla lleva ballenas: “Dos cotillas de ballena de seda de

damasco verde la una y la otra celeste”851

. Esta se podía

confeccionar con los más diversos tejidos como raso, damasco y persiana.

El escote femenino se nos muestra como uno de los principales cambios en la

indumentaria femenina del siglo XVIII, lo veremos a lo largo de toda la centuria desde los

complicados vestidos “a la francesa” hasta los sencillos y vaporosos que se usaron después de

la Revolución Francesa. Según vimos la cotilla emballenada ya se usaba sobre la camisa a

finales del siglo XVII. La diferencia ahora radica en que el busto femenino no se aplasta.

Según el padre Feijóo, la cotilla viene de antiguo pero lo que la hace especial es su

procedencia francesa:

“En cuanto a que las modas Francesas tengan alguna particular nobleza, y hermosura, pienso

que no basta para creerlo el decirlo un Autor apasionado. Las cotillas vinieron de Francia; y en una

porción la más desabrida de las montañas de León, que llaman la tierra de los Argüellos, las usan de

tiempo inmemorial aquellas Serranas, que parecen más fieras, que mujeres. No creo que sus mayores,

que las introdujeron, tenían muy delicado el gusto. Si una mujer de aquella tierra pareciese en Madrid,

845

AHPSE: P- 10361, 70 v. 846

AHPSE: P-?? Folio 303 v. año 1778 oficio 15 847

AHPSE: P- 10346, 17 r. 848

AHPSE: P- 11170, 1050 v. 849

AHPSE: P- 702, 667 r. 850

AHPSE: P- 1326, 413, 851

AHPSE: P- 9546, 419 v.

Cotilla. Andalucía. Hacia 1750-

1760. Museo del Traje. Madrid

268

antes de venir de Francia esta moda, sería la risa de todo el

Pueblo: conque el venir de Francia es lo que le da todo el

precio.”852

A pesar de la transformación que se produjo en

el vestido femenino en los últimos años del siglo XVIII,

los documentos nos informan que las novias seguían

llevando cotillas en sus ajuares. Isabel Maestre (1791)

tenía un apretador emballenado de raso liso celeste,

mientras que en un inventario de 1797 aparecen tres

cotillas853

. La pieza desembocó en el corsé en el siglo

XIX que se convirtió en la prenda básica de la ropa

interior femenina y la primera en ser fabricada

masivamente. Ya no era factible su confección casera debido a su complejidad, se utilizaban

materiales muy resistentes y luego se forraban con tejidos ricos como la seda.

La moda imponía la cintura de avispa pero se llegó a tal extravagancia que algunos

médicos alertaron de lo perjudicial que era para la salud tener el torso tan comprimido por las

ballenas ya a mediados del siglo XVIII. También escritores como Rousseau se hicieron eco

sus desventajas854

. En la segunda mitad del siglo XVIII comienza una corriente hacia la

simplicidad, los vestidos se hacen más ligeros inspirándose en la moda inglesa de tejidos

fluidos y drapeados. Diversos pensadores y médicos comenzaron a batallar contra el corsé,

Rousseau y Buffon particularmente, le llamaron “exprimidor del cuerpo”. Juan Caldevilla

Bernaldo de Quirós, seudónimo de Ignacio de Meras Queipo de Llano, publicó en Madrid en

1737 Aviso de una dama a una amiga suya sobre el perjudicial uso de las cotillas, en el que

se hacía eco de las deformaciones e insuficiencias respiratorias ocasionadas por su uso:

“Con el pecho comprimido apenas, pues, respiran, se forman los escirros, apostemas malignas

y perdiendo el color se vuelven enfermizas, los males más se aumentan y se debilitan.”

En 1770 Bonnaud publicó una célebre obra de, “La Dégradation de l’esp ce humaine

par l’usage du corps à baleines” (“La degradación de la raza humana por el uso del cuerpo en-

852

FEIJÓO, B J: Teatro crítico universal. Tomo II. Discurso VI. 853

AHPSE: P- 12134, 642 r. 854

BOEHN, M: Ob. cit., p.180.

Cotilla. Hacia 1750. Museo del

Disseny. Barcelona.

269

varillado”). Tras la Revolución, el corsé fue abolido en pos de una moda inspirada en las

antiguas Grecia y Roma. El corsé simbolizaba el Antiguo Régimen y los privilegios de una

nobleza improductiva. Durante esta época las mujeres consideraban como moderno poder

transportar todo sus vestidos en una sola bolsa, era imposible poner un corsé ya que no se

podía doblar a causa de las ballenas. El retorno del orden moral bajo el Imperio hace retornar

esta pieza; pese a las denuncias sobre las malformaciones que ocasionaban, su uso perduró

hasta finales del siglo XIX.

Los profundos cambios políticos originaron un nuevo ideal de feminidad alejado del

gusto aristocrático. La exaltación de la moda rural impuso una indumentaria de corte bajo el

pecho que liberaba el cuerpo femenino mediante el uso de vestidos de talle alto y concediera

una mayor libertad. Sin embargo, la restauración de la monarquía a principios del siglo XIX

supuso un regreso al encorsetamiento. Las cotillas dieron paso a los corsés, que se convertirán

en uno de los elementos claves de la estética romántica. El corsé vuelve pero con una forma

totalmente diferente a la cónica en favor de una silueta con forma de reloj de arena. El corsé

fue un elemento esencial en la Europa decimonónica, una mujer iba correctamente vestida si

lo llevaba, incluso se hizo más cómodo ya que su forma seguía fielmente las líneas de la

silueta855

856

.

Para dormir, ambos sexos usaban camisón y se cubrían con una bata. El camisón

también se denominaba “camisa de dormir”, con este término aparece en los guardarropas de

la familia real española. El ritual cortesano siguió el modo francés en lo referente a presenciar

la colocación de esta prenda tanto al rey como a la reina. Su forma era parecida a la de camisa

pero más larga. Las piezas lujosas podían tener encajes en pechera y puños857

. Otra

denominación común es la de “camisa de noche”, doña Ana de Austria llevaba en su ajuar

una docena y media destinadas a tal fin858

. En las clases populares la camisa misma hacía las

855

Se anunciaban en las revistas de moda y se mostraban en los escaparates. El corsé se produjo a gran escala y

llegó a todas clases sociales, incluso a esclavos negros en América. Hacia 1860 eran cortos mostrando un pecho

pequeño que contrastaba con las inmensas faldas. A partir de 1870 se confeccionaron más largos tapando el

abdomen con el consiguiente estilizado de la silueta provocando el aansiado talle de avispa. Véase, STEELE,

V.: The Corset: a cultural History. Yale University Press, New Haven & London, 2001. 856

El corsé fue de uso inexcusable hasta que el modisto francés Paul Poiret (1879-1944) lo derogó.Apodado “el

magnífico”, sus trajes fluidos, basados en indumentaria oriental, fueron los responsables de una transformación

drástica en la indumentaria de la mujer occidental Poiret fue el primer diseñador que sentó las bases de la moda

tal y como las conocemos hoy. Trabajaba con la tela directamente sobre el cuerpo, abogando por un corte a base

de líneas rectas. Véase, Koda, H. y Bolton, A.: Poiret. New York, 2007. 857

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p 138. 858

HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 213.

270

veces de camisón. Esta pieza a veces se confeccionaba con materiales distintos para cuerpo y

mangas como la camisa: “Seis camisones de ruan y mangas de bretaña con encajes en ciento

treinta y cinco”859

.

La bata era larga y abierta por delante, con mangas rematadas por vueltas, su origen

parece radicar en la India llegando a Europa a través del comercio holandés. También aparece

denominada como “ropa de levantar”. En el inventario de doña Leonor Cavalleri (1765)

figuran “dos batas de cama” una de tafetán a rayas forrada también en tafetán y otra de

indiana morada y blanca con forro de lienzo860

.Se especifica “bata de cama” ya que uno de

los vestidos de moda por aquel momento también se denominaba bata. Doña Inés María de

Barradas (1768) llevó en su dote un bata rosa con encajes que había sido guarnecida en

Madrid tasada en 630 reales861

mientras que en las capitulaciones matrimoniales de María

Catalina del Campo (1711) aparecen dos lujosas piezas con “sus señidores de raso y flo flores

de oro y plata forradas en sayal de la reina en mil cien r”862

.

El pañuelo está presente en prácticamente todos los ajuares, siendo tan vez la única

pieza que las personas más humildes podían llevar con algún encaje. Generalmente se

confeccionaban con lienzos. En la dote recibida en 1710 por José Robles, oficial de albañil,

constan dos pañuelos blancos y cuatro corpiños “de lo mesmo todo en treinta y dos r”863

. La

mujer de un maestro zapatero (1719) tenía dos de estopilla valorados en 15 reales864

. Los

materiales que aparecen con más frecuencia en la fabricación de pañuelos son la seda, la

estopilla, el olan y la muselina. Ignacia de la Fuente (1788) llevaba en su dote dos de olan,

cuatro de seda, uno de merlín otro de algodón y por último, tres de estopilla865

. En las

capitulaciones de Isabel Maestre (1971) hay treinta pañuelos de estopilla “olanada” tasados en

437 reales y seis de batista, uno de ellos con encajes de Inglaterra, en 572866

.

La dote de María Manuela Cascallana (1791) que aportaba una cantidad de 35. 469

reales de vellón, sorprende por el hecho de solamente llevar en su ajuar cuatro de color, cuatro

blancos en 30 reales y uno “fino” en 20; mientras que recibió cinco más como regalos de

859

AHPSE: P- 1323, 337 r. 860

AHPSE: P- 14692, 131r. Apéndice documental, documento 45. 861

Archivo Marqués de Peñaflor. Leg, 9, doc. 4. 862

AHPSE: P- 10334, 233 v. 863

AHPSE: P- 2822, 605 r. 864

AHPSE: P- 10345, 255 v. Apéndice documental, documento 13. 865

AHPSE: P- 716, 106 v. Apéndice documental, documento 54. 866

AHPSE: P- 12126, 359 v. Apéndice documental, documento 56.

271

parientes bastante modestos a juzgar por el precio, como tres de guardilla en 21 reales867

. En

la carta de dote de Ramona García (1797) aparecen cuatro pañuelos de muselina y seis de

lienzo “con listas encarnadas” nuevos en 60 reales, a lo que hay que añadir otro de seda rojo

con rayas verde y negras, dos de muselina, más otros dos del mismo tejido el primero bordado

y guarnecido de encaje y el segundo solamente guarnecido868

. El montante total del citado

ajuar en lo concerniente a esta pieza alcanzaba los 425 reales.

Sus colores y decoraciones nos hacen comprobar que el pañuelo era una pieza para

mostrarla, a la que se daba importancia. Éstos pañuelos se llevaban en las faltriqueras tal y

como muestra la dote de Mariana Suárez en 1800: “Ytt. Seys pañuelos para faltriquera todos

en sesenta r”, y en el cuello: “Ytt. Un pañuelo bordado para el cuello en cinquenta r”, aparte

aparecen ocho más confeccionados con seda, linón y guardilla869

. Estas piezas suelen estar

anotadas junto a prendas de ropa interior como las enaguas y también junto a los delantales,

en la carta de entrego y adjudicación de dote a favor de José Serraso (1730) “del arte de la

platería” aparecen cuatro pañuelos, tres de lienzo y uno de gasa todos en 40 reales, junto dos

de seda, un delantal de estopilla con encajes y una toalla delgada, todo en 50870

.

El peinador era una pieza de ropa blanca que se ataba al cuello y se disponía sobre

los hombros para no manchar la ropa y facilitar el arreglo de la señora. Las damas principales

usaban peinadores confeccionados con lienzos de calidad y guarnecidos de encajes. Isabel

Maestre llevaba en sus capitulaciones (1791): “Ytt. Tres peinadores con mangas de bramante

florete guarnecidas con murcelina listada” en 339 reales con 17 maravedís; y un segundo de

batista con guarnecida bordada en 286 reales con 8 maravedís871

. Los peinadores de simple

lienzo eran económicos tal y como atestigua la carta de Manuela Cascallana (1791) donde un

par se tasa en 15 reales872

. El empolvado de la cabellera hacía que el peinador fuese una pieza

obligatoria en el tocador de la señora. En la pintura francesa encontramos representaciones de

este momento íntimo de la dama delante de su espejo con un peinador sobre los hombros,

incluso de la misma madame de Pompadour.

867

AHPSE: P- 12128, 484 v, 496 r. Apéndice documental, documento 57. 868

AHPSE: P- 12134, 615 v. Apéndice documental, documento 63. 869

AHPSE: P- 12137, 3 r. Apéndice documental, documento 65. 870

AHPSE: P- 702, 714 v. Apéndice documental, documento 22. 871

AHPSE: P- 12128, 361 r. Apéndice documental, documento 56. 872

AHPSE: P- 12128, 495 r. Apéndice documental, documento 57.

272

El origen de las medias se encuentra en las

medias calzas, piezas que usaban hombres y mujeres

hasta la rodilla. La confección adaptada a la forma de

la pierna surgió en Italia durante el siglo XVI, de allí

pasaron a Francia y España. En un primer momento su

fabricación corría a cargo de los boneteros que las

realizaban en telar manual. Las medias se fabricaban

en diversos tejidos y colores siendo las más apreciadas

las de seda, mientras que las negras se usaban en

periodos de luto873

.En cuanto a las ligas son definidas

en el Diccionario de Autoridades como: “La cinta de

seda, hilo, lana, cuero o otra matéria, con que se atan y

aseguran las medias, para que no se caigan”.Las ligas confeccionadas con materiales lujosos

las puso de moda en la corte francesa Catalina de Medicis.

Las medias eran un complemento imprescindible en la indumentaria femenina no

solamente como abrigo de las piernas sino para ir bien vestida según los esquemas de la época.

Su misión era cubrir las piernas atándose mediante ligas por encima de la rodilla, éstas

últimas se guarnecían con cintas y encajes en algunos casos a juego con otros elementos de su

indumentaria como los encajes de la camisa o de la cofia. Las fabricadas en seda eran las más

codiciadas, e imprescindibles en el atuendo de una dama elegante. Esta pieza siempre aparece

en los documentos por parejas. Las medias de seda podían ornamentarse con bordados de

flores, ramas o dibujos en la cara exterior por encima del tobillo874

. A partir de la década de

los 70 cambia la moda femenina, la falda sube por lo que esta pieza adquieren un mayor

protagonismo. Podemos decir las medias aparecen en prácticamente todas cartas de dotes e

inventarios femeninos pero no en cantidad. En las dotes, al igual que las demás prendas, se

podían llevar ya usadas: “Unas medias de seda usadas en diez”875

. En el inventario de la

marquesa de la Candía (1772) aparecen en la partida de “Ropa blanca” siete pares de medias

de seda aunque el la partida “Ropa de seda” constan: “Un par de medias de seda blancas”876

.

Las medias bordadas no eran algo infrecuente; un corredor de la lonja de Sevilla las lleva,

873

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 336 y ss. 874

BOSCH, D.: La indumentària menorquina en el segle XVIII. Palma de Mallorca, 2008, p.80. 875

AHPSE: P- 1307, 160 r. 876

AHPSE: P- 9568, 647 v.

François Boucher. Madame de

Pompadour. 1750. Fogg Museum,

Harvard University. USA.

273

entre otros géneros, para vender en Ronda en 1750877

. Las de seda aparecen con relativa

frecuencia bordadas: “Un par de medias de seda bordadas en oro en setenta y cinco”878

, pero

también las de lana se decoraban.

Las de color rojo son una constante durante buena parte del siglo, las más lujosas

aparecen bordadas en plata. Las cuchillas aludían a los dibujos simétricos y paralelos que se

bordaban en las medias. En un inventario de 1709 aparecen doce pares de medias bordadas

con cuchillas de tisú y seis pares de ligas bordadas y guarnecidas de encaje blanco879

.

A finales de siglo un par de medias de seda costaba unos 34 reales mientras que las de

hilo unos 15 reales y las de algodón sobre10. En el inventario

de bienes don Francisco de la Oyuela (1734) propietario de una

tienda de sedas encontramos: ligas bordadas, sencillas y dobles,

de segrí, anchas, ordinarias, medias de seda de peso, de mujer

bordadas, llanas o de capullo de Génova880

.En el inventario de

Pedro Fernández constan una serie de “Mercaderías” que nos

permiten comprobar que las medias se vendían de distintos

tamaños, calidades y procedencias como Hamburgo y

Génova881

. En la carta de dote de Isabel Limón (1740) aparecen

una notable cantidad de medias y ligas, por lo que tal vez fuera

hija de un mercero. La novia llevaba treinta y cinco pares de

seda de Tembleque, trece pares de capullo de Francia y cuarenta

y cinco pares de ligas bordadas882

.

Las medias de punto de aguja fabricadas en la villa toledana de Tembleque tenían

fama por su alta calidad. Los comerciantes de medias de hilo de aguja (en 1752 había trece),

compraban la materia prima normalmente en Murcia y la entregaban ya tintada a las mujeres

del pueblo para tejerlas. Casi todas las mujeres de Tembleque se dedicaban a este trabajo

desde los ocho años de edad. Lo hacían en sus casas fabricando unos 30.000 pares al año, por

cada hechura de una media femenina se pagaban cinco reales. Para la confección de un par de

877

AHPSE: P- 4574, 194 r. 878

AHPSE: P- 9568, 125 r. 879

AHPSE: P-11991, 681 r. 880

AHPSE: P-5197, 88 r. Apéndice documental, documento 30. 881881

AHPSE: P-12049, 636 r. 882

AHPSE: P-3783, 255 r.

Medias. Siglo XVIII. Museo

del Traje. Madrid.

274

medias se necesitaban de cuatro a cinco onzas de seda883

.

La seda se pesaba en onzas, una equivale a 28,34 gramos.

Según nos informan algunos documentos las

personas muy pudientes regalaban medias con motivo de

su matrimonio, tal es el caso de María Pascuala Barradas

(1772) que acudió en Écija a la tienda de Fernando

Bonilla para adquirir cintas, medias, cajas y abanicos con

los que obsequiar a sus invitados, cuyo gasto ascendió a

un montante de 1.425 reales884

. En la calle Francos ya

había comercios

dedicados al negocio

textil; el inventario

de don José Serrano informa que dentro de las

“mercaderías de la tienda” vendía medias de seda

sencillas y bordadas para hombre, mujer y niños885

.

Salvador Moreno con negocio en la misma calle tenía:

“Medias de capullo de mujer amarillas”886

. Las medias

de seda eran tal vez, una de las pocas cosas lujosas que

aportaban en su dote la gente sencilla, la mujer de un

oficial de albañil llevaba en 1741 un par de medias rojas

bordadas887

. Doña Isabel Maestre (1791) tenía “Quince

pares de medias de seda en seis cientos reales”888

.

A Sevilla llegaban medias de seda procedentes de Francia que se comercializaban a

unos 70 reales el par. A finales de siglo aparecen con frecuencia medias de seda de color

blanco mientras que en la primera mitad es más habitual el rojo. Lo normal es que

simplemente se nombren y tasen no dando apenas información por ejemplo: “cinco pares de

883

SANTOS VAQUERO, Á.: “El mundo sedero toledano y la fábrica de medias de punto de aguja de

Tembleque”. Anales Toledanos, nº 43. 2014. p. 21 y ss. 884

AME: Fondo Marquesado de Peñaflor. 885

AHPSE: P- 3785, 224 r. 886

AHPSE: P- 5165, 361 r. Apéndice documental, documento 6. 887

AHPSE: P- 2822, 605 r. Apéndice documental, documento 39. 888

AHPSE: P- 12128, 361 r. Apéndice documental, documento 56.

François Boucher. La toillete,

detalle. 1742. Museo Thyssen-

Bornemisza. Madrid.

Galería de modas y vestidos franceses.

1778-1787.

275

medias unas de Algodón y otras de hilo blancas en cinquenta rr”889

.A finales de siglo

aparecen las medias de algodón simples y con rayas valoradas en 20 reales el par. También

hay medias de otros colores como el verde: “Cuatro pares de medias de seda verde de

distintos colores y unas con cuchillos ciento cincuenta y cinco”890

. El estambre era un

material adecuado para la confección de medias, se trataba de una fibra muy larga extraída de

los vellones de lana; en un inventario de1772 la viuda tenía: “Dos pares de calzetas con dos

pares de medias de estambre blancas”891

.Un par de medias de estambre encarnadas se valoran

en 1733 en 15 reales892

.

Las ligas eran un accesorio imprescindible, se encuentran de todo tipo: “bordadas con

puntilla de plata”893

, “celestes y bordadas con flecos en plata valoradas en 30 reales” en

1759894

.Aparecen ricos ejemplos fabricados en seda y bordados con punto de aguja valorados

en 20 reales895

.

Hemos hallado un documento muy original fechado en 1731 cuyo título es

“Testimonio de daño” en el se pretende cuantificar el daño producido en un barril con medias

procedente de Londres. El texto es interesante ya que nos permite saber la mercancía que

llegaba del extranjero a Sevilla, las femeninas tenían “abería grande” y eran de color rojo con

cuchillas896

. En algunas dotes aparecen las medias junto con sus ligas correspondientes. En el

inventario que hace de sus bienes un comerciante en 1772 vemos los tipos de medias que

tenía a la venta: de Inglaterra, de capullo, de hilo azul, de algodón, de algodón fino, pintadas,

medias de vuelta, de seda bordadas, de algodón labradas, de cuchilla, pequeñas para niñas, de

seda negra, manchegas, de Castilla de sangre de toro y de Burgos897

. Esta enumeración del

género es muy interesante ya que nos acerca al género que podía comprarse en la ciudad. A

finales de siglo un par de medias costaba 35 reales, las de algodón sencillas unos 17 mientras

que las listadas unos 32 reales el par.

889

AHPSE: P- 12128, 1044 r. 890

AHPSE: P- 9563, 102 r. 891

AHPSE: P- 9568, 104 r. 892

AHPSE: P- 12023, 455 r. 893

AHPSE: P- 1323, 337 r. 894

AHPSE: P- 12070, 289 r. 895

AHPSE: P- 11246, 498 r. 896

AHPSE: P- 9568, 200 v. Apéndice documental, documento 24. 897

AHPSE: P- 9568, 803 r.

276

Las referencias a calcetas y escarpines para uso femenino son recurrentes a lo largo de

todo el siglo aunque que no aparecen en cantidad. El escarpín era una funda de lienzo blanco

para vestir el pie y se colocaba bajo las medias. Los escarpines también podían ser un calzado

muy liviano, el primer documento en que aparecen data del año 1358898

. Los precios de esta

pieza son bajos y normalmente sólo se citan por lo que apenas contamos con más información.

Aisladamente se encuentra algún ejemplo más rico: “Un par de escarpines guarnecidos de

encajes”899

.

El Diccionario de Autoridades define calceta como: “La média de hilo que se calza en

la pierna a raíz de la carne, y regularmente debaxo de las de seda, estambre o lana. Puede

venir del nombre Calza, por ser mas corta que la média.” Las calcetas ejercían la función de

abrigar el pie y la pierna hasta la rodilla, llevándose bajo las medias. Las referencias a éstas

últimas no dan ninguna información, se nombran y a veces se dice que son “finas”. Se trata de

una pieza que usaban todos los extractos sociales y por lo general muy económicas: “Seis

pares de calcetas en treinta y siete rreales”900

. Costaban entre 4 y 6 reales el par. La dote de

Ana Marín (1719) tiene diez pares de calcetas tasadas en 40

reales y doce de escarpines a 12 reales, por tanto a real el

par901

.

VII.2. Vestidos compuestos por varias prendas

La hongarina era una modalidad de chaqueta

abotonada no entallada que usaron ambos sexos desde

finales del siglo XVII. Se confeccionaba con los más

diversos tejidos y decoraciones pudiendo aparecer suelta o a

juego con la falda. En 1702 el un inventario de don Luis

Rodríguez registra un vestido nuevo de barragánde Bruselas compuesto por saya y hongarina

con veinte botones de plata sobredorados902

; en el mismo documento aparece un vestido

898

BERNIS, C.: Indumentaria en tiempos de Carlos V. Madrid, 1962, p. 88. 899

AHPSE: P- 12070, 289 r.

900

AHPSE: P- 2855,488 r. 901

AHPSE: P- 10345, 255 v. Apéndice documental, documento 13. 902

AHPSE: P- 8173, 1612 v. Apéndice documental, documento 3.

Medias. Siglo XVIII. Museo del

traje. Madrid.

277

formado por guardapiés, hongarina y cotilla con encajes de Milán. Esta pieza ya se usaba en

el siglo XVII y convive con la casaca a principios del XVIII. El inventario post-mortem de la

marquesa de Aguiar (1710) indica que la finada tenía una de raso negro con encajes y dos

casacas del mismo material, una roja y otra verde las dos guarnecidas con galón de oro903

.

Doña María Rosa de Trujillo en su carta de dote fechada en 1701 llevaba una “angarina” y

guardapiés verde de brocado de oro con encajes de oro y plata valorado en 929 reales904

. En la

carta de dote de doña Justa Rufina de Salinas encontramos un vestido formado por basquiña y

“anguarina”, ésta última guarnecida con encajes negros y botonadura de filigrana de plata

tasado en 360 reales905

.

En unas capitulaciones de 1711 figura una “engarina negra con botones y galones de

oro valorada en trescientos reales de plata nueba”906

. Otro documento nos informa que para

confeccionar una hongarina se necesitaron cuatro varas y media de peñasco y la misma

cantidad de tafetán doble blanco para el forro907

. La hongarina, que fue sustituida

progresivamente por la casaca, formaba parte del traje femenino junto con la basquiña según

nos muestran los ajuares de los primeros años del siglo. En la dote a favor de Francisco

Ortega, oficial de curtidor, constan “una basquiña y ongarina de tafetan con botones de plata

en trescientos noventa y dos r” y otro conjunto de pelo de camello formado por idénticas

piezas908

. Esta pieza también podía aparecer suelta y realizarse con lo más diversos tejidos

como la felpa o el gorgorán. En un ajuar de 1730 todavía aparece la hongarina, se trata de un

recibo de dote a Pedro Guerrero, trabajador del campo, en el que aparece una confeccionada

en damasco encarnado y valorada en 105 reales909

.

El monillo aparece a lo largo de toda la centuria, bien formando conjunto con casaca y

basquiña o como pieza sola. A pesar de ser una prenda muy utilizada y común durante el siglo

XVIII la información que se dispone sobre ella es prácticamente inexistente. Según el

Diccionario de la Real Academia el monillo es: “Jubón de mujer, sin faldillas ni mangas”.

Esta acepción puede ser posible cuando la pieza se acompaña de casaca y basquiña por

903

AHPSE: P- 2822, 457 y 457 v. . Apéndice documental, documento 9. 904

AHPSE: P-10318, 844 r. 905

AHPSE: P- 672, 1243 r. 906

AHPSE: P-10334, 233 v. 907

AHPSE: P- 1323, 339 r. 908

AHPSE: P- 9536, 63 v. 909

AHPSE: P- 702, 148 v. Apéndice documental, documento 20.

278

ejemplo, pero en otras ocasiones dudamos si el monillo pudiera llevar mangas, aunque en

cualquier caso se colocaba sobre la camisa.

El monillo suele formar parte de un conjunto, en la carta a favor de José Serraso

(1730) constan: “Un Vestido de raso de colores que se compone de Guardapies y Monillo en

Ziento ochenta reales de vellón (…) otro vestido de pelo de camello, Vasquiña y Casaca , Y

Monillo en ziento y ochenta y tres reales todo ello (…) un Guardapiés y monillo de Segrí en

ziento y cinco reales”910

. En la misma fecha el ajuar de doña Juana Suárez llevaba un monillo

confeccionado con persiana verde con “vueltas encarnadas”, más uno de tafetán celeste, otro

de pelo de camello y otro de esparragón911

.

En los autos de aprecios de los bienes de la viuda912

del marqués de Peñaflor

realizados por Pedro Villalua, “maestro de sastre” y fechado en 1700 consta: “Un Bestido de

raso de plata color de ambar a flores con encaxe de plata y se compone de basquiña y monillo

a que no se le pone precio por estar mandado para una ymagen de nuestra señora”, seguido

por otro conjunto de picote de Mallorca formado por las mismas pieza en 100 reales y por

otro de teletón negro con una basquiña y dos monillos en 320. La marquesa también contaba

con un monillo “de media telilla de plata biexo en quarenta r”913

.En el ajuar de Francisca

Mármol (1741) aparecen tres vestidos, el principal estaba valorado en 450 reales y era de

persiana encarnada compuesto por monillo y tapapiés, el segundo estaba formado por saya y

monillo, este último con guarnición de plata y por último uno de tafetán doble negro nuevo en

185 reales. Francisca tenía dos monillos más uno de tafetán negro usado con puntilla de plata

y otro de princesa914

. En la dote de doña Faviana de la Peña hay cuatro monillos sueltos

siendo el principal de color de punzón, un tono que aparece con frecuencia, con flores y

forrado en blanco915

. El ajuar de María Cascallana (1791) llevaba monillos de terciopelo, raso,

cotonía, tafetán y lienzo916

, mientras que el de María Antonia Salaner (1797) tenía cinco

siendo el más costoso uno de felpa encarnada con vueltas de tisú tasado en 145 reales917

.

910

AHPSE: P- 702, 714 v. Apéndice documental, documento 22. 911

AHPSE: P- 1326, 515 v. Apéndice documental, documento 23. 912

Inés Ana María de Aguilar y de la Cueva, VI señora de Gayape, esposa y prima hermana del primer

marqués de Peñaflor. 913

Archivo Marqués de Peñaflor, Leg. 4, doc. 35. 914

AHPSE: P- 18013, 485 v. Apéndice documental, documento 39. 915

AHPSE: P- 18013, 342 v. Apéndice documental, documento 38. 916

AHPSE: P- 12128, 493 v. 917

AHPSE: P- 12128, 1043 r. Apéndice documental, documento 57.

279

El monillo era usado por toda la

escala social presentando todo tipo de

decoraciones y tejidos, podía llevar o

no botones ya que si no se especifica lo

más probable es suponer que no tuviera.

En la carta de dote de Manuela

González, futura esposa de José López

“maestro torcedor de sedas” fechada en

1783 encontramos monillos de varios

colores y géneros, el más caro de

terciopelo negro en 75 reales, aunque de algunas descripciones se desprende que son piezas

de ropa interior ya que son de lienzo o forman conjunto con enaguas918

. A finales de siglo esta

pieza incorpora las decoraciones de moda como los

alamares, la cadeneta y los flecos. Estos adornos podían

ser de hilo de oro, plata fina o simple tejido. Los galones

que son una decoración típica de todo el siglo y se

continúan usando pero se unen a otros adornos como los

alamares. En la carta de dote de doña Ignacia Marcela de

la Fuente (1788) aparecen tres monillos blancos en 83

reales y uno de indiana en 20919

, por tanto ya

comprobamos que los algodones estampados han llegado

a Sevilla. La dote de Manuela Cascallana (1791) lleva un

buen número de estas piezas, hay de terciopelo, raso, cotonía, tafetán y lienzo blanco920

.

La casaca femenina era una clara imitación de la masculina, abierta por delante con

mangas con amplias vueltas, pliegues en los costados y misma abertura en la parte trasera. En

cuanto a los bolsillos no eran reales aunque si aparecían sus tapas. La casaca tenía el talle en

la cintura y llegaba a la altura de las caderas pero no iba cuajada de botones como la

masculina sino que se cerraba en forma de v por medio de cordones o mediante una pieza

triangular denominada petillo que se cosía o se fijaba mediante alfileres. En la obra de Juan de

Albayceta publicada en Zaragoza en 1720 bajo el titulo: Geometria y trazas pertenecientes al

918

AHPSE: P- 12114, 461 v 919

AHPSE: P- 716, 106 r. Apéndice documental, documento 54. 920

AHPSE: P- 12128, 494 r. Apéndice documental, documento 57.

Casaca. Siglo XVIII. Museo del Traje. Madrid.

Casaca. Siglo XVIII. Museo del

Traje. Madrid.

280

oficio de sastres donde se contiene el modo y orden de cortar todo genero de vestidos

españoles, y algunos Estrangeros, sacandolos de qualquier ancharia de tela, por la Vara de

Aragon y explicada esta con todas las de estos Reynos, y las medidas que usan en otras

Provincias estrangeras, aparecen patrones de casacas femeninas.

Las casacas aparecen en casi la totalidad de los documentos hasta el cambio de moda

que se produce a finales del siglo. Esta prenda podía aparecer a juego con la falda o suelta.

Las dote nos informan que la casaca para uso femenino ya se llevaba en Sevilla en los

primeros años del XVIII, en la carta de doña Rosa Manuela de Sotomayor (1701) figura en

primer lugar: “Primeramente una Gabacha Berde de brocatto de oro en trescientos rs (…)

Ytenn una gabacha de ormesi negra con abottonaduras de

plata en Doscientos treinta (…) yten otra gabacha de felpa

negra en cien R”921

.

De cintura para arriba esta pieza era una parte

insustituible en el vestido femenino mientras que de cintura

para abajo las mujeres llevaban, saya, basquiña o

guardapiés. La dote de María Manuela, criada del conde de

Gerena, fechada en 1740 llevaba como atuendo principal

“Ytt un bestido de tafetán color de canela la casaca

guarnecida de Punta de Plata y todo forrado en tafetan en

trescientos R”922

, se sobreentiende que el traje constaba de

falda pero se omite la referencia. En idéntica fecha, el

mismo caballero dota a otra criada suya llamada Micaela

Vázquez, en el documento aparece un vestido confeccionado con griseta en el que la casaca

está guarnecida con punta de oro, todo tasado en 375 reales923

. El recibo de dote a favor de

don Agustín de Rospide (1740) aparece al principio de la partida “Ropa de bestir” un vestido

de casaca y basquiña confeccionado con quince varas de terciopelo negro y forrado en tafetán

doble tasado en 900 reales924

.

921

AHPSE: P- 10318, 884 v. Apéndice documental, documento 1. 922

AHPSE: P- 2855, 486 v. Apéndice documental, documento 35. 923

AHPSE: P- 2855, 488 r. Apéndice documental, documento 36. 924

AHPSE: P- 3783, 282 v. Apéndice documental, documento 37.

Petillo 1730-40. Museo del

Traje. Kyoto

281

La forma de la casaca femenina tuvo la misma evolución en cuanto a la forma de las

mangas que la masculina, en algunos retratos de la época 925

se observa como éstas lucen

amplias vueltas con ricas decoraciones por las que sobresalen los volantes de encaje de la

camisa. Es frecuente la aparición de casacas negras, al igual que en las basquiñas. El luto era

una práctica estricta, por tal motivo es muy habitual encontrar piezas de color negro en

prácticamente todos los documentos.

A veces se consignan con su petillo incorporado, doña María Teresa Thous de

Monsalve 926

tenía cuatro casacas a juego con sus petos927

. El llamado peto o petillo era una

pieza rígida en forma de triángulo invertido que normalmente se confeccionaba con la misma

tela que la casaca. El peto cerraba la casaca e iba cosido o cerrado mediante alfileres, por lo

que una dama precisaba de ayuda para vestirse928

. Por el escote asomaba el encaje de la

camisa, al igual que por las mangas. Los ejemplos de petillo que se conservan en distintos

museos nos muestran una pieza rica que cerraba casacas, cotillas o vestidos “a la francesa”.

925

Véase, Alonso Miguel de Tovar. Sevilla , 2006. En el catálogo aparece el retrato de María Teresa Piscatori,

Marquesa de Torrenueva ( hacia 1746), en el que lleva una casaca de terciopelo azul claro de mangas con

amplias vueltas a la altura del codo mientras de que la cintura salen unas amplias faldillas con las tapas de los

bolsillos bordadas. En el centro del escote se dispone una joya de pecho, de gran tamaño, de oro y esmeraldas. 926

Doña María Teresa Thous de Monsalve, ostentaba el título de marquesa viuda de la Candía y del Sauzal. Su

difunto marido fue don Cristóbal Joaquín de Franchi Benítez de Lugo, nacido en La Orotava en 1700. Don

Cristóbal ejerció diversos cargos a lo largo de su vida, fue militar llegando a Teniente General y también

desempeñó labores diplomáticas siendo embajador en Portugal y ministro en Dinamarca. Felipe V le concedió

por tales méritos el marquesado de la Candía en 1739 y unos años mas tarde, en 1745 el del Sauzal. El noble,

que a su vez ostentaba el título de caballero de la insigne orden de Calatrava, falleció en 1766 sin dejar herederos.

Doña María Teresa era hermana del III marqués de Thous y de la Cueva del Rey. El marquesado de la Cueva del

Rey fue concedido por Carlos II en 1690 a don Juan Fernández de Henestrosa y Ribera, mientras que el primero

fue otorgado a don Lope Thous de Monsalve y Jalón en 1677. El origen Thous de Monsalve radicaba a Cataluña.

La historia cuenta que en 1380 Per de Thous halló en un arbusto de hiniesta, una escultura de la Virgen, con una

leyenda que rezaba “Soy de Sevilla, de una iglesia cercana a la Puerta de Córdoba”. La imagen fue traída a

Sevilla y gozó de una gran devoción a partir del siglo XIV. En 1412 se fundó una hermandad de gloria dedicada

a la Virgen de la Hiniesta 927

AHPSE: P- 9568, 669 r. Apéndice documental, documento 48. La dama también contaba con ocho casacas

sueltas de distintos tejidos como laberinto, tafetán o damasco y varias faldas negras de distintas hechuras y

materiales 928

LEIRA SÁNCHEZ, A.: La moda española durante el siglo XVIII. Madrid, p.3.

282

En un detalle del Carro del Parnaso se aprecia claramente la silueta triangular del

peto y su disposición bajo la casaca. La pieza podía estar realizada en otros colores y tejidos

con respecto a la casaca y la basquiña. El vestido de la dama es rosa pálido mientras que el

petillo es azul claro y sobre él emergen los encajes de la camisa. El centro del escote se

decora con una joya de pecho. El peto se podía intercambiar de unas prendas a otras, según

consta en el inventario de doña Teresa Thous de Monsalve (1772) donde aparece: “un peto

azul de

ballena”929

.

929

AHPSE: P- 9568, 672 v.

Domingo Martínez. Carro del Parnaso. Detalle. Hacia 1748. Museo de

Bellas Artes. Sevilla

283

Otra de las voces para designar la casaca es gabacha o gabacho .El Diccionario de

Autoridades define la palabra como: “Soez, asqueroso, sucio, puerco y ruin”. En realidad la

voz “gabacho” se asocia al origen francés de la prenda. Las descripciones no son por lo

general muy exhaustivas en cuanto a las formas de las prendas aunque como veremos nos

proporcionan algunos detalles en cuanto a su decoración. La casaca aparece constantemente

en los protocolos hasta la transformación que se produce en el vestido femenino a finales del

siglo. Al igual que las sayas y basquiñas, muy a menudo son negras. Esta piezas se podía

cerrar mediante botones, los más sencillos se forraban con la misma tela de la prenda pero a

veces eran de oro o plata. En la partición y

división de bienes de la marquesa de la Peñuela

(1709) aparecen dos pares de botones de

porcelana con ocho diamantes en cada uno930

.

En la partición de bienes de doña María de

Felices (1711) aparecen ocho pares de botones

de diamantes a un precio por pareja desde 106

a 240 reales y dos pares de botones de

esmeraldas931

. En el inventario de Ana Josefa

Mahuis y Príncipe (1719), residente en la

collación de San Isidro y viuda de Juan Antonio Maestre, figuran diecisiete botones de coral

engastados en oro y par de botones de perlas932

. Casi todas las novias pudientes llevaban

botones en sus dotes, en la de Alberta Tolezano (1753) hay cuatro de oro y diamantes tasados

en 180 reales933

. En las prendas femeninas los botones se disponen de derecha a izquierda ya

que las damas eran vestidas por sus sirvientas.

El guardapiés era una enagua sobre la que se disponía la falda y cuyo cometido

consistía en ahuecarla. Según su propio nombre indica su función estribaba en tapar los pies

femeninos. En su parte baja se decoraba lujosamente ya que la falda se recogía algo en las

manos para poder caminar934

. La pieza, que también aparece muchas veces denominada

tapapiés, era por tanto muy larga. En el siglo XVII se llamaba así a un vestido entero interior

930

AHPSE: P- 3777, 89 r. Apéndice documental, documento 8. 931

AHPSE: P- 10335, sf. 932

AHPSE: P- 10342, 383 r. 933

AHPSE: P- 1205, 973 r.. Apéndice documental, documento 44. 934

PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p.176.

Peto. Andalucía. Rococó. Hacia 1740-1760.

Museo del traje. Madrid.

284

y a la franja decorada ricamente en la parte baja de la enagua935

, que se forraba por dentro de

esparto para que ahuecara más la falda936

. En el aprecio de bienes de doña Inés de Aguilar y

de la Cueva, viuda del marqués de Peñaflor, datado en 1700 constan dos “guardabaxos”. El

primero: “de tabí con flores de seda y joyas de oro color de ambar forrado en tafetan morado

en seiscientos reales”, y el segundo: “de ormesi biejo verde forrado en Anteado con

guarnizion en quarenta”937

.

El guardapiés fue sin duda, una pieza lujosa por lo que es evidente que se mostraba. A

lo largo del siglo veremos numerosos ejemplos realizados con todo tipo de tejidos y

guarniciones ya aparece constantemente: “Ytem un tapapies de felpa verde guarnecido en

seiscientos”938

. En el inventario de Luis Rodríguez (1702), figuran varios uno de raso celeste

con flores de oro y plata y otro rojo con la misma decoración939

. En 1702 doña Petronila de

Sangronis, mujer de Alejandro Carlos de Licht940

, comerciante de tejidos con Panamá y

Amberes941

dejó un conjunto formado por hongarina, monillo y guardapiés. Este último era de

color rojo de tela de oro y plata briscada, para cuya confección se habían necesitado ocho

paños, forrado todo en tafetán celeste y guarnecido con encaje ancho de plata. La hongarina y

el monillo también estaban guarnecidos con encajes de plata de Milán finos942

. Este vestido

formado por tres piezas sería el atuendo elegante de una dama a principios del siglo XVIII.

Según el inventario de las mercaderías de un comerciante fechado en 1705, los tapapiés “de

raso de oro verdes azules y encarnados”943

se vendían ya confeccionados en la calle Francos.

Las partición de bienes de María de Felices (1711) informa que desde Sevilla se importaban

guardapiés a Indias: “Veintidos guardapies de brocado de oro con nueve varas y tercio cada

uno a treinta pesos unidad” estaban tasados en 5.280 reales de plata944

.

935

TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 277. 936

HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 250. 937

Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 4, doc. 35. 938

AHPSE: P- 17111, 923 v. 939

AHPSE: P- 8173, 1613 r. Apéndice documental, documento 3. 940

Los Licht era una familia católica procedente de Amberes, que se estableció en Sevilla a mediados del siglo

XVII. Alejandro Carlos era hijo de Carlos de Licht y María de Aguilar , oriunda de Écija. Contrajeron

matrimonio en la parroquia de San Marcos en 1653. Véase, ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA, G.: Un linaje

flamenco afincado en Sevilla: Los Licht. 941

ARIAS ANGLÉS, E.: Relaciones artísticas entre España y América. Madrid, 1990, p. 123. 942

AHPSE: P- 10321, 622 v. Apéndice documental, documento 4 943

AHPSE: P- 5165, 360 r. 944

AHPSE: P- 10335, sf.

285

Al mencionar la palabra vestido no debemos sobreentender que es una sola pieza sino

que puede estar formado por varias confeccionadas a juego, por ejemplo: hongarina, cotilla y

guardapiés o casaca, guardapiés y delantal. O por dos prendas: tapapiés y monillo; casaca y

guardapiés o casaca y basquiña. En la partida de “Ropa de color de muger” de doña Gregoria

Blázquez (1724) se encuentra un rico conjunto formado

por un tapapiés y casaca de tela de plata sobre damasco

encarnado con guarnición de galón y plata y forrados en

tafetán, mas cuatro guardapiés más unos de raso, otros de

damasco y todos decorados con galón de plata u oro945

.

Ana Josefa Mahuis (1719) tenía un vestido de saya,

monillo y casaca de burato de seda seguidas por dos sayas

de burato de lana946

. Este tejido se utilizaba como alivio

de luto. Los conjuntos podían estar formados entre otras

prendas por guardapiés, casaca y peto a juego. La

marquesa de la Candía (1772) tenía tres de estos conjuntos

y un guardapiés de terciopelo carmesí decorado con plata

y seda a juego con un capotillo “con forro y vueltas de

piel de tigre”947

. El guardapiés podía ser una pieza lujosa

por sus tejidos y bordados, de hecho a lo largo del periodo

presenta generalmente tasaciones elevadas. En un aprecio

de bienes de 1734 aparece uno celeste bordado de oro a juego con un monillo valorado en

1.500 reales948

al que sigue uno de ormesí949

morado guarnecido con encajes blancos de hilo

en 600 reales. En la partida de “vestidos de mujer” de las capitulaciones matrimoniales de

María Catalina del Campo (1711) aparece en primer lugar: “Un vestido entero de

emballenado y tapapies de tisu de plata guarnecido con encajes blancos de Bruselas y rivetes

de oro en cinco mil reales”950

, esta cifra por un único vestido es una de las más altas que

hemos hallado a lo largo de todo el periodo. La enumeración de las distintas prendas en las

cartas de dote suele comenzar por la pieza más importante, en un ajuar de 1731 leemos:

“Primeramente un vestido nuevo de raso de moda de color blanco y verde que se compone de

945

AHPSE: P- 1323, 338 v. Apéndice documental, documento 15. 946

AHPSE: P- 10342, 389 r. 947

AHPSE: P- 9568. Folio 699. Apéndice documental, documento 48. Se especifica que el guardapiés tiene

“dos paños sobrantes”. Entendemos que serían para posibles arreglos cuando se fuera desgastando. 948

AHPSE: P- 10349, 209 v.

949 Tela fuerte de seda, muy tupida y prensada, que hace visos y aguas.

950 AHPSE: P- 10334, 233 v.

María Rosa Rafaela Larrea y Santa

Coloma y sus hijos. Hacia 1750

Colección particular.

286

tapapies y casaca en seiscientos r” seguido por otros conjunto por formado por las mismas

prendas de raso celeste el guardapiés y la casaca confeccionada en princesa roja y

blanca951

.Un ejemplo curioso es el retrato de la doña María Rosa Rafaela de Larrea y Zurbano

Santa Coloma952

, aunque sigue los modelos de las ricas hispanas del vireinato de la Nueva

Granada, lleva un guardapiés bordado por entero de flores al gustó rococó; mientras que los

dos hijos que aparecen a sus pies van vestidos a la moda europea.

En una “memoria de prendas” de 1788 encontramos un guardapiés “de tela sobre

blanco oro y plata” tasado en 900 reales953

, aparece en primer lugar y es la pieza más

destacada del conjunto. A finales de siglo cuando el talle subió la falda también lo hizo, en

1797 aparece un conjunto de paño de seda celeste compuesto por monillo con alamares de

plata y guardapiés con franja de plata954

. El inventario de la difunta mujer de Vicente Pablo

Albelda, datado en 1780, muestra un rico conjunto formado por un guardapiés y casaca de

tela blanca adornada con ramos de oro a juego con paletina, peto y delantal bordados también

de oro, seguido por una guardapiés de “raso de la china blanco y ramos de colores” y “un

guardapies y casaca encarnado”955

.

La definición de saya que nos proporciona el diccionario de Autoridades no nos deja

muy clara su diferencia con la basquiña:” Ropa exterior con pliegues por la parte de arriba,

que visten las mugeres, y baxa desde la cintúra à los pies.” La única parece estribar en que la

basquiña tiene cola y la saya no. Este tipo de falda aparece a lo largo de toda la centuria,

suelta o formando conjunto con hongarina o casaca. En el inventario de don José de Palacios

(1705) encontramos dos sayas de pelo de camello color ámbar acompañadas por una

hongarina a juego956

; las faldas, al igual que los calzones, se desgastaban más rápidamente por

lo que en ocasiones se confeccionaban dos.

951

AHPSE: P- 10349, 18 r. 952

Bautizada en Quito el 24 de octubre de 1733. 953

AHPSE: P- 11246, 498 r. Apéndice documental, documento 52. 954

AHPSE: P- 12134, 614 v. 955

AHPSE: P- 9565, 439 r. 956

AHPSE: P- 5165, 311 r. Apéndice documental, documento 6.

287

El vuelo de la saya tenía entre 3 a 4,5 metros aproximadamente, en función de la

calidad del tejido. Se vestían sobre las enaguas y cubrían desde la cintura hasta la línea del

tobillo. El vuelo se recogía en la cintura por medio de tablas que terminaban en un pliegue en

la parte posterior y que estaban sujetas con cintas, en ocasiones, de vivos colores

confeccionadas en telares y que servían para atar la saya a la cintura. Existían dos maneras de

sujetarla a la cintura: la trincha o el mandilete. La primera era una abertura en la parte

delantera que coincidía con la costura de la saya y se ataba cruzando las cintas hacia atrás. El

mandilete constaba de dos aberturas en el frente de la saya, de modo que una parte se ataba

hacia delante y el mandilete hacia atrás. Las decoraciones se disponían siempre en la parte

inferior de la pieza, se utilizaban cintas o galones de diferentes tamaños y número, que

también servían, en muchas

ocasiones, para disimular posibles

defectos. En La cocina de Ramón

Bayeu se aprecia claramente cómo

se levantaban las sayas las

mujeres trabajadoras para poder

realizar sus faenas.

La dote de doña Francisca

de Zeilas (1738) llevaba cuatro

sayas de persiana tres de ellas

nuevas, la más costosa color de ámbar valorada en 305 reales957

. Francisca Galindo, doncella

huérfana, en su carta de dote a favor de Antonio Guillena “de oficio albañil”, aportaba en

primer lugar doce varas de tafetán negro para confeccionar saya y casaca958

. Las sayas de

tafetán negro son una prenda de uso muy común, no encontrándose solamente en clases

medias y bajas sino que también las tenían damas principales. Doña Teresa Tous de Monsalve

(1772) contaba con una saya de grano de oro negra con su casaca y peto a juego más otra

suelta de raso negro959

. A finales de siglo las faldas se ciñeron al cuerpo siguiendo la nueva

moda e incorporaron nuevas decoraciones como los flecos anchos a modo de volantes960

, en

la carta de dote de Ramona García (1797) aparecen: “Ytt. una saya de paño de Seda y flecos

de terciopelo cortado en Quattrocintos y cinquenta reales (…) Otra saya de franela ancha con

957

AHPSE: P-10350, 283 r. Apéndice documental, documento 34. 958

AHPSE: P- 11170, 1112 r. 959

AHPSE: P- 9568, 669 v. Apéndice documental, documento 48. 960

LEIRA, A.: El traje nacional. Madrid, 2004, p. 10.

Ramón Bayeu. La cocina. 1793.Propiedad de Juan Antonio Pérez

Simón. En depósito en el Museo de Bellas Artes de Oviedo.

288

fluecos y sinta, en doscientos y quarenta reales”961

. El paño de seda fue uno de los tejidos

más utilizados para la confección de sayas a finales de siglo y los flecos uno de los adornos

más de moda: “Ytt. una saya de paño de seda con fleque, en trescientos r”962

. En el inventario

de un comerciante (1797) encontramos en la partida de ropa de color de su esposa llamada

Luisa María Fernández, cuatro sayas; la más cara de gros de Nápoles valorada en 120 reales.

Su hija tenía otra igual por idéntico precio más dos de tafetán y una de lustrina963

. A finales de

siglo las sayas se adornan con flecos y volantes. El movimiento de los flechos al caminar

causaron más de un escándalo por considerarlo inmoral.

La basquiña era un falda larga que acompañaba a la casaca, esta prenda es una

constante en el guardarropa de la mujer española. Según el Diccionario de Autoridades era

una falda larga muy fruncida en la cintura y que podía llevar cola, y se usaba sobre el

guardapiés. El Diccionario de 1791 añade: “Pónese encima de toda la demás ropa y sirve

comúnmente para salir a la calle.” La basquiña puede aparecer formando conjunto: “Ytt una

basquiña negra de guardilla con casaca ygual”964

, “Ytt una basquiña casaca y manguitos y

peto de terciopelo negro”965

, o como piezas sueltas según se muestra en la carta de dote a

favor de Mariano Peña, “fabricante de sedas natural de la ciudad de Zaragoza” datado en 1772:

“tres basquiñas de seda negra, una de los mismo color de café”966

.

La basquiña negra es una constante en todo el siglo, ya sea de materiales ricos o

sencillos prácticamente todas las mujeres tienen. Aparecen confeccionadas en todo tipo de

tejidos como: tercianela, terciopelo, tafetán, y adornos como el terciopelo, los encajes, las

blondas y las puntas967

. Para su confección se utilizaban entre ocho y diez paños de tela. La

basquiña en Sevilla aparece frecuentemente confeccionada en tafetán doble negro, raso negro

o en camellón. Una basquiña nueva de tafetán doble nueva costaba entre ciento y pico y

doscientos reales.

961

AHPSE: P- 12134, 617 r. Apéndice documental, documento 63. 962

AHPSE: P- 12137, 3 r. Apéndice documental, documento 65. 963

AHPSE: P- 729, 564 r. Apéndice documental, documento 62. 964

AHPSE: P- 9568, 669 r. Apéndice documental, documento 48. 965

AHPSE: P- 9568, 669 v. Apéndice documental, documento 48. 965

Cuando eran anchos se denominaban rapacejos. PLAZA ORELLANA, R.: Historia de la moda en

España. El vestido femenino entre 1750 y 1850. Córdoba, 2009, p. 84. 966

AHPSE: P- 9568, 184 r. 967

PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 111.

289

Junto al vestido “a la francesa”, y al de tipo popular, hubo en España durante los

últimos treinta años del siglo XVIII y los primeros veinte del siglo XIX, un traje característico

que llamó la atención a más de un extranjero en esta época. Este atuendo, que solamente se

utilizaba para salir a la calle, fue denominado traje nacional español. Las mujeres de las

ciudades, independientemente de su clase social, se ponían una basquiña negra ya vestidas y

se cubrían la cabeza y los hombros con una mantilla, negra o blanca968

:

“La mayoría de las mujeres de las clases altas han adoptado los trajes franceses, que son los

que llevan en sus casas y sus carruajes para ir a visitas, bailes y espectáculos públicos. Únicamente se

ponen el traje español cuando van por la calle o a la iglesia; este traje hoy en día consiste en una

especie de cuerpo o corsé, una falda corta que apenas tapa el empeine, una mantilla en la cabeza que

ha sustituido al antiguo manto y oculta o descubre el rostro a voluntad, un rosario en una mano y un

abanico en la otra. Las mujeres españolas no llevan nunca la basquiña dentro de casa, se la quitan tan

pronto entran en ella y aún cuando llegan a alguna casa en la que van a estar varias horas; llevan otra

falda debajo, más corta y adornada de diferentes formas. Algunas veces van vestidas totalmente a la

francesa, así que no tienen más que quitársela para aparecer completamente vestidas.”969

Este tipo de basquiña negra podía llevar forro de otro color. Al estar su uso destinado

al paseo, la señora se la retiraba al volver a casa llevando el guardapiés debajo. Las damas

pudientes salían en coche, por lo que las usaban en contadas ocasiones. Este tipo de

indumentaria se puede observar en El paseo de las Delicias de Francisco Bayeu en la cual

aparecen varias mujeres en animada consersación con basquiña negra y mantilla blanca. El

francés Bourgoing se hizo eco de esta costumbre970

tan castiza:

968

LEIRA, A.: El traje nacional. Madrid, 2004, p. 7. 969

Laborde, A.: A View of Spain, comprising a descriptive itinerary of each province. Londres, 1809. 970

Jean-François Bourgoing (1748-1811) fue diplomático, primer secretario de la Embajada francesa en Madrid

desde 1777 y luego embajador de la Francia revolucionaria entre 1791 y 1793. Intervieno como negociador en

la Paz de Basilea que puso fin en 1795 a la guerra de la Convención hispano-francesa. El barón de Bourgoing

viajó por toda España a finales del siglo XVIII y la diseccionó en su libro de viajes, Nouveau Voyage per

l'Espagne (1789), que fue ampliando en posteriores ediciones hasta la definitiva, Tableau de l'Espagne Moderne,

en 1807. La edición del libro fue un éxito en la época y se tradujo a la mayoría de idiomas europeos. En España

fue prohibido por la Inquisición, incluso para quienes tenían autorización para leer los ejemplares proscritos.

Véase SOLER PASCUAL, E.: Imagen de la España moderna. Jean-François Bourgoing. Alicante, 2012.

290

“ no se ven en el Prado mas que mujeres uniformemente vestidas, cubiertas de grandes

mantillas negras o blancas, que privan de una parte de sus rasgos, y hombres envueltos en sus

vastas capasa de color oscuro en su mayoría, de suerte que este Prado, con todo lo hermoso

que es, parece por excelencia el teatro de la gravedad castellana”971

.

Las basquiñas y sayas de tafetán negro son una pieza muy común, la hija de Domingo

Martínez (1748) llevaba dos, una nueva en 149 reales y otra “mediada” en 90972

. Aunque nos

encontramos en pleno siglo XVIII y es el momento de los colores pastel, el negro no deja de

estar presente en los ajuares femeninos. Sobre todo en faldas y casacas. A veces las faldas

llevaban el ruedo de otro tejido como muestra la dote recibida por Mariano Peña en 1772:

“Una saya de tafetán doble negro con su ruedo de lo mismo de tafetán sencillo blanco”973

. Las

faldas para montar a caballo

se denominaban sayas de

jinete974

.

En algunas cartas de

dote se consigna interesante

información sobre las piezas

de tal manera que nos es de

gran ayuda para conocer

determinados datos sobre el

color, el tejido y su cantidad

además del precio. En el

entrego y recibo de dote de don Pedro de Bustanobí fechado en 1740, encontramos una

interesante partida de “Ropa de bestir” con tres conjuntos valorados en más de 1.000 reales

cada uno además de otros tres cercanos a esa cifra. El montante aproximado que llevaba esta

novia en vestidos sobrepasa los 10.000 reales. El conjunto más costoso estaba confeccionado

con catorce varas y media de tafetán de Francia, forrado también en tafetán y con delantal

guarnecido con punta de plata a juego975

. El delantal cuyo uso ha quedado circunscrito al

trabajo de cocina, era una pieza que usaban las mujeres trabajadoras pero también las damas

971

Véase, BOURGOING, J. F.: Nouveau voyage en Espagne ou Tableau a l´etat actuel de cette monarchie.

Paris, 1788. 972

AHPSE: P-18020, 249 v. Apéndice documental, documento 41. 973

AHPSE: P- 9568, 104 r. 974

AHPSE: P- 14692, 131 r. 975

AHPSE: P- 3783, 282 r. Apéndice documental, documento 37.

Francisco Bayeu. El paseo de las Delicias. 1784-1785. Museo

Nacional del Prado. Madrid.

291

elegantes como un complemento más de su atuendo.

La casaca y el guardapiés podían ir a juego con el

delantal, en el documento mencionado

anteriormente figura un vestido elaborado y forrado

con tafetán francés para el que han hecho falta

catorce varas y media, estando el delantal bordado

con puntilla de plata valorado en 1.760 reales. En

esta carta de dote tenemos varios conjuntos que

incluyen el delantal.

VI.3. Vestidos

enteros

El vestido entero fue el más utilizado por las

mujeres francesas aunque en España fue más habitual, tal

y como hemos analizado, el compuesto por varias prendas.

A finales del siglo XVII los hombros femeninos

comenzaron a emerger aunque el busto seguía siendo

plano. Ya a principios del siglo XVIII el escote se hace

cuadrado y va cobrando un mayor protagonismo. Las

referencias que se hallan en los protocolos sobre los

vestidos en muchos casos no son muy elocuentes a no ser

que nos informen que se trate de uno con denominación propia como polonesa, vaquero o

desabillé. En algunos casos no hay referencia expresa al tipo sino que simplemente se habla

de vestido entero: “vestido entero de media persiana forrado en encarnado valorado en 554

reales”976

.

El retrato de dama, que se encuentra en el comedor del palacio de Lebrija, nos muestra

un elegante vestido entero color negro y adornado con galones en mangas y delantera. Es

difícil precisar el material del vestido pero sí vemos como del escote (no muy pronunciado)

emergen los delicados encajes de la camisa al igual que ocurre en los extremos de las mangas.

976

AHPSE: P- 702, 183 r.

Anónimo. Retrato de dama. Principios

siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla.

Anónimo. Retrato de dama. Hacia

1750. Colección particular. Sevilla

292

En su centro se dispone un gran lazo del que pende un joyel con perlas que recuerda a los

modelos del siglo XVII. En las muñecas luce unas pulseras de perlas de rostrillo977

y en el

cuello un collar de perlas de una vuelta. El peinado consiste en un sencillo moño con el

cabello de color natural y unos adornos de gasas.

La escritura de entrego de dote de María Pascuala Barradas fechada en 1772, cuenta

con un vestido confeccionado con medio tisú de plata y guarnecido con puntas de oro y flores

de seda valorado en 1.525978

. La decoración con motivos florales, ya sean estampados o

bordados, es una característica de la moda rococó. Las artesanías sederas se inspiraron en

elementos de la naturaleza, a mediados del siglo las flores grandes se sustituyeron por

pequeñas. Los colores guarnecidos con hilo de plata y oro creaban sombras y luces como si de

recursos pictóricos se tratara979

.

Rosalía Martínez (1748) llevaba en su dote tres vestidos, uno de imperiosa color “ala

de cuervo” en 495 reales, otro de tafetán encarnado usado en 240 y por último uno de

damasco negro en 312980

. A finales de siglo se impone la moda del vestido camisa que

desemboca en los sencillos vestidos claros con el talle bajo el pecho. La dote de María

Manuela Cascallana (1791) tenía varios vestidos enteros, de seda tornasolado, blanco de seda

bordado en plata, dos de raso uno rojo y el otro celeste, y dos de simple lienzo blanco en 150

reales más uno de bayeta color flor de romero981

.

La muselina se convierte en el tejido por excelencia ya sea en los vestidos como en su

adorno: “Ytt. Un bestido enttero de Sarasa con faralaes de Murcelina en trescientos y settenta

reales”982

. En el recibo de dote de Juan José de Lesaca, oficial de la Contaduría Principal del

Ejército, fechado en 1781, figura un vestido de color lirio “completo con su guarnición y

hechura” valorado en 724 reales y tres de verano “sueltos” en 485 reales983

. Uno de los

ejemplos más lujosos que hemos hallado se encuentra en las capitulaciones matrimoniales de

Ana María Maestre (1791), concretamente en la partida “Dádivas de parientes de su familia

977

“Aljófar de seiscientas perlas en onza”. VARGAS LUGO, E.: Ob. cit., p. 298. 978

Archivo Marqués de Peñaflor, Leg, 9, doc. 10. 979

LLORENTE, L.: Tejido de estilo rococó. 1740-1760. Madrid, 2015, p. 10. 980

AHPSE: P-18020, 250 v. Apéndice documental, documento 41. 981

AHPSE: P- 12128, 493 r y ss. Apéndice documental, documento 57. 982

AHPSE: P- 12134, 615 r. Apéndice documental, documento 63. 983

AHPSE: P-10363, 27 r. En este documento los aprecios del ajuar están realizados por personas “inteligentes”

designadas por ambas partes.

293

regaladas a nuestra hija por causa de su matrimonio”. A juzgar por la descripción, el vestido

principal debía ser fastuoso:

“Un traxe largo todo de raso liso: la parte de el asta el talle listado de dístintos colores el de la

falda blanco, y listas labradas en el mismo color guarnecído de crespon blanco blondas de francia, y

raso liso blanco y seleste con sobrepuestos de esmaltes de colores, y lantejuelas forrado todo en tafetan

entredoble, sagalexo de crespon blanco con iguales guarniciones que el traxe, y cubierto de esmaltes

de colores, y lantejuelas, y todo el forrado en tafetan doble en tres mil quinientos r”.

Los cuatro siguientes vestidos, cuya valoración supera los 1.000 reales cada uno,

también se acompañan de zagalejo, confeccionado con crespón blanco bordado con

lentejuelas de plata, gasa inglesa bordado de seda, o sarga inglesa con flecos y bordados con

lentejuelas984

.Los flecos son una guarnición de moda en este momento.

El traje entero más característico de este momento es el llamado vestido “a la francesa”

que en España se denominó bata. Su origen radicaba en el “robe volante” de finales del siglo

XVII. Estaba confeccionado en una sola pieza y su particularidad radicaba en los pliegues

que salían de la espalda llegando al suelo y desembocando en una pequeña cola. Hacia 1730

los pliegues eran muy anchos con el tiempo fueron estrechándose y perdiendo su volumen. El

vestido “a la francesa” era un derivado de un tipo de negligee suelto en forma de saco y

también se denominó “adriana” por la comedia Andrienne que se represento en 1703985

.

A pesar de parecer un modelo más cómodo llevaba igualmente corsé como los vestidos

de gala. Las faldas se mostraban a menudo abiertas para dejar a la vista la pieza falda

interior El volumen se conseguía a través del tontillo llamado panier en Francia. Este

término significa “cesta”, en referencia a la forma de cesta invertida que tomaba la falda.

984

AHPSE: P- 12128, 362 r y ss. Apéndice documental, documento 56. 985

La señora Dancourt representaba el papel de Glyceria, una dama embarazada, en la obra Andrienne de Michel

Boyron, llamado Barón (1653-1729). El escritor y actor fue alumno de Molière.

294

Los trajes “a la francesa” alcanzaron una gran belleza, su silueta es la que mas se

asocia al estilo rococó. Este vestido estuvo vigente entre 1715 y 1775 y fue usado por las

mujeres más pudientes de clase alta de toda Europa reflejando el gusto por costosas sedas,

brocados y estampados florales. Muchos de los tejidos utilizados también mostraban la

predilección por los motivos de inspiración china y árabe. A partir de la década de 1760 el

aumento de la popularidad del algodón posibilitó que los vestidos femeninos se

confeccionaran con esta fibra. En la corte, los atuendos eran siempre más complejos en cuanto

a construcción, utilizando tejidos nobles como el brocado; pero el algodón ofrecía un precio

más económico, por lo que este tipo de vestido llegó a un mayor número de mujeres. Muchas

de las nuevas telas de algodón utilizadas en este momento fueron impresas lo que simplificó

enormemente su producción.

Madame de Pompadour también puso de moda

el uso de volantes y lazos en disminución desde el

escote a la cintura. La favorita gustaba de realzar su

cuello con un lazo de terciopelo con una flor, una joya, o

con una cinta de encajes, adornos muy de moda a

mediados del siglo XVIII. Las mangas “de pagoda”

llegaban hasta los codos y se adornaban con varias filas

de encajes. Los vestidos de corte cuyo tamaño era

extremadamente ancho, se lucían únicamente en

ocasiones formales. La cintura totalmente constreñida

por el corpiño contrastaba con las amplias faldas.

Tanto los vestidos de corte como los llamados “a la

francesa” precisaban de un tontillo, no hemos hallado

prácticamente referencias a estas estructuras, salvo en

la dote de doña Inés María de Barradas (1768) en la

que figura: “un tontillo y ahuecador de tafetan doble

color de rosa con farala en seiscientos rr”986

. Doña

Inés, hija de los marqueses de Peñaflor, aportaba a

juzgar por la descripción y el precio, tres importantes

vestidos de corte. El primero, que estaba

986

Archivo Marqués de Peñaflor. Leg.9, doc. 4.

Anónimo. Retrato de dama. Mediados

siglo XVIII. Palacio de Lebrija.

Sevilla.

Anónimo. Retrato de dama. Mediados

siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla.

295

confeccionado en tisú de oro y guarnecido con encajes de oro y flores sobrepuestas, estaba

compuesto por jabón, casaca, falda y guardapiés; el vestido valorado en 15.000 reales había

sido realizado en Madrid. El segundo contaba con las mismas piezas pero estaba

confeccionado con tisú de plata y oro con las mismas decoraciones e idéntico precio; mientras

que el tercero era de moaré negro con las mismas piezas y blondas del mismo color en 1.820

reales. La constatación de estos atuendos implica que los marqueses de Peñaflor seguían la

última moda de Madrid, imbuida del estilo rococó, a través de una constante correspondencia

con competentes informadores987

.

En el inventario de la marquesa de la Candía (1772) figuran: “dos guardainfantes y el

arco del otro”988

, es decir, que la voz guardainfante pervivía un siglo después. En 1753

aparece una bata confeccionada con damasco celeste guarnecida con galón de plata y valorada

en 560 reales.989

El vocablo bata para referirse al vestido a la francesa debía estar extendido

ya que en un inventario de 1765 se especifica que hay dos batas “de cama”990

. Este vestido

requería mucha tela y su confección era laboriosa, sus patrones aparecen en la misma

Enciclopedia Francesa.

En la partida de bienes regalados en la dote de Catalina Pérez Vejarano figura una bata

bordada valorada en 4.308 reales991

mientras que la condesa de las Atalayas obsequió a la

marquesa de Arco Hermoso por su boda en 1795 con una bata valorada en 600 reales992

.

Aparte la marquesa llevaba “una bata de tela completa” en 3.703 reales y una segunda

valorada en 1.180.

Doña Inés María de Barradas (1768) aportaba cuatro batas valoradas en 15.200 reales

siendo la más costosa “de tela guarnecida con puntas de plata y flores sobrepuestas en cinco

987

Inés María Pérez de Barradas y Fernández de Henestrosa contrajo matrimonio en primeras nupcias con

Antonio Lope Pérez de Barradas y Fernández de Henestrosa, V marqués de Cortes de Graena (creado por Carlos

II en 1683 a favor de Antonio Pérez de Barradas y Aguayo), fallecido en 1784. Inés María Pérez de Barradas fue

la VII marquesa de Peñaflor (título creado por Felipe IV en 1664 a favor de Juan Tomas Fernández de

Henestrosa y Aguilar-Ponce). El matrimonio de ambos consiguió unir los dos marquesados: “Durante sus años

de vida en común estos personajes se afanaron en mostrar un nivel de vida verdaderamente envidiable y destacar

como los miembros más selectos y escogidos de la poderosa élite que detentaba el poder local. (…) Entre 1750

y 1770 el marquesado de Peñaflor costeó importantes obras de ampliación y enriquecimiento del palacio familiar,

llegando a transformarlo en la sede de una auténtica corte provinciana”. GARCÍA LEÓN, G.: “En torno a la

producción de Damián de Castro en Écija (Sevilla)” en RIVAS CARMONA, J. (Coord): Estudios de platería.

San Eloy 2006. Universidad de Murcia, 2006, pp. 222 y 223. 988

AHPSE: P-9568, 674 v. 989

AHPSE: P-1205, 971 r. 990

AHPSE: P-14692, 131 r. Apéndice documental, documento 45. 991

AHPSE: P- 9583, 189 v. 992

AHPSE: P-10367, 604 r.

296

mil rr”993

; mientras que en la dote de María Pascuala de Barradas (1772) aparecen dos, la

primera de seda verde guarnecida con blondas y tasada en 1.490 reales, y la segunda de satén

de seda blanco con idéntica guarnición en 1.370; dichas batas iban acompañadas de su

correspondiente tontillo valorado en 120 reales994

.

Rose Bertin creó el vestido a la polonesa, formado por un corpiño que realzaba el

pecho y ondulantes faldas que descubrían los tobillos. El peinado destinado a este atuendo se

denominó "pouf". En 1770 cuando María Antonieta llegó a Francia para desposarse con el

Delfín, los moños femeninos ya habían empezado a tender a la verticalidad y a complicarse

introduciendo adornos como flores, cintas y plumas. El

término polonesa derivaba del uso de estilos procedentes de

Polonia. Es posible que inicialmente aludiera a decoraciones

sobre piel o a la costumbre de llevar subido un lado de la

falda, una moda polaca que provenía de Turquía. Conocidos

con diferentes nombres “a la polonesa”, “a la circasiana” o “a

la turca” según los escasas variaciones en su diseño, se trataba

de vestidos cuyas características comunes eran: cuerpo

ajustado, con escote redondeado, falda con sobrefalda sobre

un miriñaque en forma de tonel; todo ello con gran cantidad

de adornos en los extremos de mangas, cuerpo, falda y

sobrefalda, las cuales dejaban a la vista los pies.

A principios de la década de los setenta, la polonesa

fue un vestido cortado en cuatro partes, dos en el delantero y

dos en la espalda, en el que la sobrefalda se recogía por medio

de “alzafaldas”995

en la parte posterior formando tres paneles drapeados de diferentes larguras.

Algunos historiadores aluden a la teoría sobre que estos tres pliegues pudieran simbolizar la

partición de Polonia en 1772 en tres partes: Austria, Prusia y Rusia996

. La particularidad

estribaba en que la sobrefalda era recogida en dos o más partes de tela drapeada, con forma de

conchas. Poseía además, un mecanismo a base de cordones insertados en las costuras del

cuerpo que ofrecía la posibilidad de alzar o dejar caer la sobrefalda. El volumen, por tanto, se

993

Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 9, doc. 4. 994

Marqués de Peñaflor. Leg. 9, doc. 10. 995

SOUSA CONGOSTO, F.: Ob. cit., p. 179. 996

REDONDO, M.: Polonesa del siglo XVIII. Madrid, 2007 p. 3 y ss.

Vestido a la polonesa. 1775-

1785. Museo del Traje. Madrid.

297

centraba en la parte posterior de las faldas por lo que este modelo de vestido se considera el

antecedente de los polisones del siglo XIX. Si a todo lo anterior añadimos la moda de los

altos peinados, no queda duda de que la indumentaria femenina entre 1775 y 1789 llegó a una

gran complicación.

En las cartas de dote de este periodo contamos con polonesas confeccionadas con todo

tipo de materiales desde lienzos a sedas:“una polonesa de hilo y seda con guarniciones de

gasa y blondas a estrenar en cuatrocientos sesenta”997

; “una polonesa de bretaña con cinco

varas de bretaña con encajes en ciento once”998

; “Una polonesa de mue encarnadina con su

guardapies de los mismo en trescientos (…) Otra polonesa de sarasa con sus enaguas de

algodón color carmín nueva en doscientos cuarenta” 999

. En 1788 una novia llevaba un juego

de borlas lazo de pecho de Francia a juego con su

polonesa de raso a rayas color “encarnadino” bordado

de gasa de plata y blondas valorada en 600 reales1000

.

Las llamadas joyas “de Francia” eran bisutería y

aparecen con mucha frecuencia en los documentos.

El vaquero era un vestido entero con amplio

escote redondo a diferencia de la bata cuyo escote era

cuadrangular, las mangas ajustadas normalmente

largas y cerrado por delante lo que permitía que la

señora se vistiera sola. La innovación residía en que

incorporaba las ballenas al cuerpo del vestido. El

vaquero1001

se usó durante unos quince años; a finales

de la década de los 80 era un atuendo normal entre las mujeres pudientes que vestían a la

útima moda. El escote se cubría con un pañuelo que se colocaba abultado. La falda era abierta

por delante dejando asomar la falda interior que podía ser a juego o diferente. Los pliegues se

concentraban en la parte posterior de la cintura y el tontillo se suprimió. Los volúmenes se

hacían más prominentes en el busto y en la parte trasera de la falda. El vaquero se

998

AHPSE: P- 9565 Folio 147 v. 999

AHPSE: P- 9576 Folio 117 r. 1000

AHPSE: P- 11246, 498 r. Apéndice documental, documento 52. 1001

“Ya se observa de un tiempo á esta parte que las principales damas de Madrid llevan batas y baqueros de

muselina en las concurrencias mas distinguidas”. JOVELLANOS, G. M.: Sobre la introducción de muselinas.

Madrid, 1849, p 49.

Vestidos a la polonesa. 1780-1785.

Metropolitan Museum of Art. New

York.

298

acompañaba de zapatos cerrados con tacón de carrete con

hebilla o adorno a un lado. Seguía el patrón de los vestidos

“a la inglesa” y en diez años ya había pasado de moda1002

.

Ana María Maestre (1791) llevaba uno de sarasa con

volantes de muselina1003

. Sobre el vaquero, también llamado

“vaquero a la inglesa”, Jovellanos habla en Sobre la

introducción de muselinas:

“(…) las principales damas de Madrid llevan batas y

baqueros de muselina en las concurrencias mas distinguidas, lo

que prueba que ya la moda hace contar este género entre los

preciosos y exquisitos.”1004

1005

.

Uno de los más elegantes ejemplos de este atuendo lo

lleva la marquesa de Pontejos1006

en el retrato que le realizó

Goya probablemente por motivo de su compromiso

matrimonial. Su vaquero es de gasa de color gris pálido, muy

en la estética rococó. Consta de un cuerpo ceñido rematado y

pico, mangas largas y estrechas, la sobrefalda adornada de

delicadas flores y cintas se abullona dejando a la vista la falda

inferior con pliegues. El peinado es abultado, con rizos que

caen a los lados sobre que se asienta un sombrero de paja con

lazos y gasas1007

. La pintura tiene una clara influencia inglesa,

no sólo en cuanto al atuendo sino también por la figura inserta

en un paisaje que recuerda a Gainsborough y Reynolds1008

.

1002

LEIRA, A.: Vestido hecho a la inglesa. Madrid, p. 7. 1003

AHPSE: P- 12128, 359 r. Apéndice documental , documento 56. 1004

JOVELLANOS, G. M.: Sobre la introducción de las muselinas. p. 49.

1006

Mariana de Pontejos y Sandoval contrajo matrimonio en 1786 con Francisco Moñino de Redondo, hermano

del I conde de Floridablanca. 1007

SOUSA CONGOSTO, F.: Ob. cit., p. 177. 1008

“Cuyos retratos disfrutaron de una gran difusión gracias a las tallas dulces y los aguafuertes”. Véase: Goya,

la imagen de la mujer. Madrid, 2002, p. 242.

Francisco de Goya. La marquesa

de Pontejos. Hacia 1786,

National Gallery. Washington.

Anónimo. Retrato de dama.

Hacia 1790. Palacio de Lebrija.

Sevilla

299

El atuendo de la marquesa se encuentra en clara conexión con el retrato de dama del

palacio de Lebrija aunque en éste último sólo aparece el torso pero el tipo de peinado, el

cuerpo, pañuelo y la forma del escote apuntan que se trata de un vaquero “a la inglesa”.

En el inventario post-mortem de don Rodrigo Márquez de la Plata (1788), aparecen en

la partida “Ropa de color y blanca de las señoras”, tres vestidos a los que llaman “ingleses”,

uno con guarniciones de gasa y flores y otros dos confeccionados con tafetán de Francia en

color avellana y lodo respectivamente1009

. Probablemente esta denominación se refiere a este

tipo de atuendo.

El llamado “vestido camisa”, que en España normalmente se denominó simplemente

camisa, fue creado por Rose Bertin para María Antonieta. La reina, que lucía los atuendos

más fastuosos en la corte, se decantaba por la simplicidad para la vida privada. Este primer

vestido se inspiró en el que llevaban las mujeres de las Antillas francesas, era entero y cerrado,

se introducía por la cabeza y en la cintura se disponía una faja de distinto color. El modelo al

principio causó rechazo pero pronto fue aceptado. María Antonieta fue una de las primeras en

adoptar este sencillo atuendo procedente de Inglaterra y que ha sido interpretado como un

claro signo del origen de la moda neoclásica que estalló tras la Revolución1010

. Las ideas de

filósofos como Voltaire y Rousseau causaron un gran impacto. La propia reina jugaba a ser

una pastora en la Aldea1011

, que se hizo construir en el entorno de Versalles y evocaba el

paisajismo inglés. La alta sociedad se hizo eco de las ideas de Rousseau sobre el regreso a la

simplicidad y a la naturalidad, las damas comenzaron a usar sencillos vestidos y gorros

inspirados en el atuendo de las pastoras.

Los descubrimientos de Herculano (1738) y Pompeya (1748) dieron paso a un mejor

conocimiento de la antigüedad clásica, lo que afectó a todas las artes y consecuentemente a la

1009

AHPSE: P- 11246, 555r. Apéndice documental, documento 53. 1010

VV.AA.: The Age of Napoleon: Costume from Revolution to Empire, 1789-1815. Nueva York, 1989, p. 10. 1011

La reina encargó en 1783 una aldea propia, siendo Richard Mique el responsable del proyecto. Fue no sólo

un lugar de esparcimiento para disfrutar de los encantos de la vida del campestre rodeada de sus damas, sino que

se convirtió en una explotación agrícola dirigida por un granjero, cuyos productos abastecían a las cocinas de

Palacio. María Antonieta desarrolló un aspecto que Luis XV ya había esbozado en el zoológico de Trianón: el

gusto por lo rústico. Entre 1783 y 1787, se construyeron diversos edificios al estilo de un pueblo normando. Se

trata de un conjunto de once casas distribuidas en torno al Gran Lago. Cinco estaban reservadas para uso de la

Reina y de sus invitados. Las damas de compañía de la reina no acudían con sus vestidos a la moda cortesana

sino con atuendos adecuados para la vida campestre. Tras sufrir el paso de la Revolución, el informe de Trepsat

aconsejó Napoleón que destruyese la Aldea, dado el estado ruinoso en que se encontraba. Por suerte, se

restauraron algunos de las edificaciones cuyo conjunto fue redecorado y reamueblado por Jacob-Desmalter en

1810 para el uso de la Emperatriz María Luisa. MINGUEZ, V., RODRÍGUEZ, I.: Las ciudades del absolutismo:

arte, urbanismo y magnificencia en Europa y América durante los siglos XV-XVIII. Castellón de la Plana, 2006,

p. 195.

300

manera de vestir. Se quiso emular a la estatuaria griega y romana por lo que la indumentaria

recreó este concepto estético abandonando la artificiosidad y apostando por siluetas limpias.

La silueta cilíndrica parecía imitar a las famosas cariátides del Erecteion. Los vestidos de las

citadas esculturas griegas dejan apreciar claramente las formas femeninas.

Este cambio radical en el atavío femenino se encuentra en estrecha conexión con los

cambios políticos y su consecuente rechazo a los excesos de la realeza y aristocracia francesas,

y con la llamada anglomanía. La nueva moda abarca unos quince años, desde 1790 a 1805 y

tiene su origen en Francia e Inglaterra. El perfil de la alta sociedad inglesa difería de la

francesa ya que basaban el concepto de elegancia en un sentido más práctico y saludable. Su

moda se hizo eco de los alegatos médicos en contra de las ropas tan ceñidas y los tacones

altos1012

. En un principio este sencillo vestido convivió con

los recargados atuendos rematados por peinados

empolvados y adornados con plumas, lazos, cintas, joyas y

encajes.

El Reino Unido se convirtió en un gran emporio

comercial. La mentalidad británica era más práctica y

emprendedora con una burguesía activa y dispuesta a

invertir. El país poseía de una red comercial internacional

que le proveía de materias primas y le proporcionaba

mercados1013

. Los profundos avances en el campo

tecnológico vinieron acompañados de un cambio de

mentalidad que tuvo uno de sus ejes fundamentales en el

pensamiento de Rousseau:

“El llamamiento de Rousseau para que el Estado y la sociedad volviesen al estado natural

significaba, en cuanto la traje, el triunfo de lo sano, lo razonable y lo apropiado sobre lo violento y lo

afectado (…). De aquí que las nuevas ideas de la naturaleza y libertad se manifestasen lógicamente, en

primer término, por la oposición al traje de corte imperante.”1014

1012

VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 109. 1013

“En los sectores mas dinámicos de la industria británica, la fuerza motriz de la expansión fueron las

exportaciones, y especialmente las extraeuropeas. La capacidad del algodón británico para monopolizar una

parte considerable del mercado mundial, les abrió el camino del éxito.” HOBSBAWN, E.: Orígenes de la

Revolución Industrial. Buenos Aires, 2004, p. 109-110. 1014

VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 106.

Anónimo. Retrato de dama. Hacia

1790. Palacio de Lebrija.

301

Para el día los

vestidos tenían mangas

largas y el escote se cubría

con un pañuelo; para la

noche el amplio escote se

mostraba y el vestido

terminaba en cola. Los

zapatos no llevaban tacón y

el peinado se trabajaba en

un moño alto con rizos

cayendo sobre la frente.

Uno de los primeros

vestidos camisa que

aparecen en la pintura

española es el retrato de doña Tadea Arias de Enríquez. La

joven, que se está colocando el guante, luce un delicado traje de muselina con amplia faja

negra al talle rematada por detrás en un gran lazo.

Tal vez el más famoso retrato con el citado atuendo sea el retrato que realizó Goya a la

duquesa de Alba en 1795. La dama luce un vestido camisa con lunares color blanco de

muselina o gasa con mangas largas y estrechas sobre un vestido interior de seda dorada, en la

cintura una vistosa faja roja a juego con la cinta que luce en la cabeza, aunque comprobamos

que el talle ha comenzado a subir. El color rojo alude a la moda de las parisinas en el invierno

de 1794, vestidos blancos con lazos de este color que reflejaban el terror de la guillotina1015

.

La muselina al ser transparente precisaba de una prenda interior a modo de falda que

se colocaba bajo las enaguas llamada zagalefo1016

, para Terreros es lo mismo que faldellín.

Aparece normalmente en los documentos bajo la denominación “sagalefo”. Esta pieza se

confeccionaba con todo tipo de tejidos como tafetán, franela, lienzo, lana, indiana o seda.

Cuando aparecen nombrados aisladamente, su precio no era elevado, los ejemplos que hemos

hallado oscilan entre los 20 y los 60 reales. Esta zagalefo se llevaba bajo el vestido tal y como

queda consignado en algunos ejemplos.

1015

MOLINA, A.: Ob. cit., p. 109. 1016

PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 251.

Francisco de Goya. Tadea Arias

de Enríquez. Hacia 1789. Museo

Nacional del Prado. Madrid.

Francisco de Goya. Do a aría del

ilar eresa ayetana de Silva

lvare de oledo y Silva, Duquesa

de Alba. 1795. Colección Casa de

Alba. Palacio de Liria. Madrid

302

El vestido camisa resultó, en algunos casos,

bastante escandaloso ya que dejaba poco a la

imaginación. Tras haber finalizado el cruento periodo

del Terror en 1795, las damas de París se decantaron

por el vestido camisa en ocasiones sin forro alguno

debajo. Todo el atuendo que llevara una dama a la

última moda no podía sobrepasar las ocho onzas de

peso. El modelo inglés fue reconvertido en Francia en

un vestido de manga corta y excesivo escote1017

. En un

recibo de dote de 1799 aparece un vestido largo

bordado de lino blanco apreciado en 500 reales junto a

dos vestidos de manga corta1018

. La moda femenina de

los últimos años del siglo XVIII y primeros del XIX

mostraba prácticamente la totalidad de los brazos. La

muselina podía aparecer lisa, bordada, listada (a rayas),

y su uso no era exclusivo para prendas de vestir sino

que también aparece en la ropa de casa tal y como podemos apreciar en la carta de dote de

Ramona García donde aparecen piezas del ajuar doméstico como fundas de almohadas o

cortinas confeccionadas con muselina1019

.. En los últimos años de siglo el modelo permanece

pero sube el talle que se coloca bajo el pecho. Los retratos de la duquesa de Osuna y de su

hija Joaquina Téllez- Girón fechados en 1797, ambos de Agustín Esteve, nos muestran este

sencillo atuendo que consta de un vestido blanco con talle bajo el pecho y manga corta, lo

cual nos indica que la alta sociedad española ya se ha decantado por la nueva estética.

VII.5. Vestido de novia

Una de las incógnitas difíciles de desvelar en el presente estudio reside en el tipo de

atuendo que llevaban las mujeres para contraer matrimonio. Evidentemente el vestido seguía

los usos del momento histórico, pero en principio no hemos hallado ningún documento que

haga mención a un traje lucido para el citado acontecimiento. Nos inclinamos a pensar que

1017

BOEHN, M: Ob. cit., p. 128. 1018

AHPSE: P- 10371, 402 v, 403 r. 1019

AHPSE: P- 12134, 613 r y ss. Apéndice documental, documento 63.

Agustín Esteve. La Duquesa de Osuna y

una joven, como Damas de la Orden de

Damas Nobles de la Reina María Luisa,

acompañadas de una niña. Hacia 1796-

1797. Museo Nacional del Prado.

Madrid.

303

cada mujer usaría el mejor del que pudiera disponer. El concepto de vestido de novia que ha

llegado a la actualidad comenzó a finales del siglo XVIII. Las novias durante el neoclasicismo

adornaban su cabeza con una guirnalda de flores y con un velo de tul o gasa. La sencillez del

vestido dio lugar a colas largas en actos muy señalados, el máximo apogeo se produjo hacia

1804 coincidiendo con la coronación de Napoleón.

Se conocen algunos ejemplos de novias que han usado el blanco para su vestido de

novia pero fue Victoria de Inglaterra quien inició esta moda en su boda en 18401020

. El primer

ejemplo documentado de una novia de la realeza vestida de blanco se remonta a 1406. En la

citada fecha, Phillipa de Lancaster, hija de Enrique IV de Inglaterra, contrajo matrimonio con

Eric de Pomerania, a la sazón rey de Dinamarca. La princesa llevó un atuendo formado por

una túnica y un manto de seda bordado con piel de ardilla y armiño. Ana de Bretaña también

se decantó por el mismo color en su boda con Luis XII de Francia en 1499, mientras que ya

en siglo XVI tenemos algunos ejemplos más. Se trata de las princesas Margarita de Valois

(hija de Enrique II de Francia) en su boda con Enrique de Navarra y la reina María Estuardo

en su boda con el Delfín Francisco en

1558. En España, la infanta Catalina

Micaela se casó vestida de blanco1021

con el duque de Saboya en 1585. Ya

en el siglo XVII sabemos que la

infanta Ana de Austria contrajo

matrimonio con Luis XIII con un

espléndido vestido morado1022

. En

1660, María Teresa su sobrina carnal

y futura nuera se presentó vestida de

blanco en su ceremonia de entrega en

1020

Para su atuendo nupcial, la reina Victoria se decantó por el blanco, una decisión original para ese momento

histórico. El vestido seguía la moda, amplio escote, cintura de avispa y voluminosa falda, y no era

excesivamente lujoso por decisión propia. El diseño guardaba connotaciones políticas ya que estaba

confeccionado únicamente con materiales procedentes del Reino Unido: satén blanco y encaje de Honiton. La

joven reina contrajo matrimonio con su primo Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, en la Capilla Real del palacio

de Saint James. Fue una boda por amor que tuvo un enorme eco en la prensa y la fotografía de la flamante novia

fue ampliamente difundida por todo el mundo. La realeza y la nobleza son el espejo donde siempre se ha mirado

el resto de la sociedad, fenómeno al que han contribuido decisivamente los medios de comunicación en la Edad

Contemporánea. El reinado de Victoria I, el mas largo de la historia del Reino Unido, marcó toda una época y

vino aparejado con un claro puritanismo siendo el color blanco considerado símbolo de virginidad e inocencia. 1021

SOLANS SOTERAS, Mª C.: Ob. cit., p. 257. 1022

VÁLGOMA Y DÍAZ-VARELA, D.: El ajuar de Ana de Austria. Infanta de España, reina de Francia.

Madrid, 1949, p.16.

Francisco de Goya. El quitasol. 1777. Museo Nacional del

Prado. Madrid.

304

la isla de los Faisanes1023

. María Leszczynska

contrajo matrimonio con Luis XV en 1725

vestida con un traje de corte de color azul

mientras que María Antonieta lo hizo vestida

de blanco, aunque la costumbre francesa en

las clases altas era usar brocado de oro sobre

fondo negro. En las revistas de modas del

momento aparecen vestidos de novias color

azul1024

, mismo tono que lleva la joven novia en La boda cartón para tapiz de Goya1025

.

VI.6. Prendas de encima

Una de las prendas “a la última” en el último cuarto de siglo fue el cabriolé. Se trataba

de una especie de capa con aberturas para los brazos. Francisco de Goya nos lo muestra en la

protagonista de El quitasol que luce un elegante cabriolé con vueltas y forro de piel. La

marquesa de la Candía (1772) tenía cuatro cuyas descripciones nos informan que el anverso

solía ser de un tejido y color, y el forro de otro, por ejemplo uno de ellos está confeccionado

en seda blanca y forrado en negro. “Ytt otro cabriole de raso liso negro con puntas y granizos

de blondas”1026

. Normalmente esta prenda se confeccionaba en colores y tejidos distintos en

anverso y reverso aunque a veces nada se especifica sobre ello: “Un cabriole de seda negro en

doscientos cuarenta”1027

.

El cabriolé podía confeccionarse con tejidos lujosos como el raso: “un cabriole de

raso encarnado en doscientos diez”, o más sencillos como la bayeta: “un cabriole de bayeta

encarnado en sesenta”1028

. En una dote de 1772 aparece “un cabriole de bayeta color

verdemar usado en veinte”1029

. La marquesa de la Candía tenía:“un cabriole negro de

1023

María Teresa portaba el suntuoso atuendo femenino en la corte española compuesto por sayo y basquiña de

satín sobre guardainfante, engalanado con lazos de plata. Para sus nupcias con Luis XIV, la infanta fue ataviada

a la francesa con un magnífico manto azul bordado con flores de lis. 1024

VON BOEHN, M: Ob. cit., pp. 199. 1025

Su destino fue el despacho de Carlos IV en El Escorial. 1026

AHPSE: P- 9568, 669 v. Apéndice documental, documento 48. 1027

AHPSE: P- 9568, 123 v.

1029

AHPSE: P- 9568, 306 r.

Francisco de Goya. La boda. 1792. Museo Nacional

del Prado. Madrid.

305

duransillo labrado y forrado de bayeta”1030

. La bayeta no solamente era un tejido de lana sino

que también podía ser de seda: “un cabriole de bayeta de seda blanco con guarnición

negra”1031

. En el recibo de dote de Mariano Peña (1772) aparece un cabriole de raso

encarnado tasado en 210 reales1032

, mientras que en el ajuar de doña Inés María de Barradas

(1768) figura uno de seda guarnecido con blondas tasado en 385 reales1033

. Isabel Maestre

(1791) llevaba uno largo confeccionado con raso celeste, forrado con pieles blancas y negras

y guarnecido con martas valorado en 900 reales1034

.

Tal y como se ha apuntado, el vestido de moda

en los últimos años del siglo XVIII se confeccionaba

con tejidos muy finos y vaporosos, por este motivo y

como defensa del frío se usaron unas chaquetas muy

cortas que se denominaron spencer. Las también

llamadas “inglesas” eran ajustadas al cuerpo llegaban

bajo el pecho y tenían cuello de tirilla. La citada

prenda apareció en los años 90 como pieza de uso

masculino, su nombre se debe a George Spencer, II

conde de Spencer (1758-1834)1035

. En España y la

América hispana se denominaba así mismo

“juboncito”, por recordar su estructura a los jubones

antiguos. Su uso se prolongó, aproximadamente, hasta

1820. Su silueta mantuvo como rasgo común poseer

mangas largas y ser corta. El spencer podía ser

confeccionado no solamente en lana, sino en algodón o seda y sus derivados con decoraciones

diversas. Se llevaba abotonado o suelto y normalmente se hacía de un color contrastado con el

vestido.

El delantal fue una pieza de uso obligado y no exclusivamente para las labores

domésticas. Su forma era rectangular y cubría la parte delantera de la saya o basquiña

1030

AHPSE: P- 9568, 669 v.Apéndice documental, documento 48.

1032

AHPSE: P- 9568, 184 r. 1033

Archivo Marqués de Peñaflor. Leg, 9, doc. 4. 1034

AHPSE: P- 12128, 363 r. Apéndice documental, documento 56. 1035

Lord Spencer fue diputado, ministro, lord del Sello Real, Primer Lord del Almirantazgo, ministro del

Interior y de Todos los Talentos.

Domingo Martínez. Carro del Aire.

Detalle. Hacia 1748. Museo de Bellas

Artes. Sevilla.

306

sujetándose en la cintura por medio de cintas. El delantal aparece en el códice Madrazo-

Daza1036

(siglo XVI) donde lo llevan unas mujeres de Astorga y Navarra luciéndolo sobre las

sayas. Para las labores cotidianas se usaban mandiles grandes y largos con el fin de proteger

la ropa de la suciedad mientras que para los días festivos eran de menor tamaño y más

vestidos.

Los delantales podían aparecer en la partida de ropa blanca si estaban confeccionados

con lienzo. En la dote de Rosalía Martínez (1748), figuran cinco blancos confeccionados con

estopilla, muselina labrada, estopilla labrada y estopilla listada1037

. Un delantal de holanda

labrado nuevo costaba alrededor 75 reales mientras que uno de estopilla con la misma

decoración unos 25. En una carta de dote de 1768 figuran: “quatro delantales calados buenos

en doscientos cuarenta r” seguidos de “quatro ordinarios en ochenta”1038

mientras que en un

inventario post-mortem de 1772 encontramos “dos delantales cortos, el uno bordado de oro en

blanco con su punta de lo mismo fino y el otro de sobrepuestos de oro y plata fina con su

punta de lo mismo”1039

. A veces aparece la palabra mandil, pero no es habitual “tres mandiles

de gasa en quarenta y cinco”1040

.

En cuanto a sus dimensiones, los documentos no proporcionan información al respecto

salvo en algunas excepciones. En el inventario de doña Petronila de Sangronis (1702) aparece

un delantal de raso encarnado de pitiflor compuesto de cinco paños y guarnecido asimismo de

encajes de pitiflor, otro de tafetán negro de tres paños y por último uno “de red negro en

forma de encaje de una piessa”, por tanto más pequeño1041

. En general en las cartas de dote

aparecen varias piezas, algunos lujoso y otros más sencillos, en la dote de doña Juana Suárez

se encuentran uno de tafetán encarnado bordado de seda en 30 reales, mas dos de tafetán y

uno de estopilla en 451042

. En el inventario de bienes de don Francisco de la Oyuela (1734),

propietario de una tienda de sedas, comprobamos cómo en Sevilla se vendían delantales

confeccionados y bordados de varias calidades tanto para mujeres como para niñas1043

.

Estas piezas también se confeccionaban en los colores a la última moda como el rosa y

el celeste, ejemplo de ello es la dote de una criada del conde de Gerena (1740) que lleva uno

1036

Biblioteca Nacional. Madrid. 1037

AHPSE: P- 18020, 250 r.Apéndice documental, documento 41. 1038

AHPSE: P- 9563, 102 r. 1039

AHPSE: P- 9568, 104 r. 1040

AHPSE: P- 9568, 123 v 1041

AHPSE: P- 10321, 623 r. Apéndice documental, documento 4. 1042

AHPSE: P- 1326, 515 v. 1043

AHPSE: P- 5197, 88 r. Apéndice documental, documento 30.

307

de tafetán brillante rosa con punta en plata apreciado en 60 reales y otro del mismo material

pero celeste también con su punta en 30 reales1044

. También se confeccionaba a juego con el

vestido, en el recibo de dote de Agustín de Rospide (1740) figura: “Ytt Un bestido algo usado

de raso de francia encarnado con delanttar con puntta de plata (…) Ytt Un bestido de tafetan

verde doble verde con delantar de lo mismo todo guarnesido con punta de oro en Seissientos

y treinta rr” más un vestido confeccionado con raso de Valencia, forrado en tafetán y

guarnecido con punta de oro a juego con el delantal y apreciado en 662 reales1045

. Hay casos

en los que el delantal aparece a juego con el petillo: “Ytt. Un Delantar de Lama de plata

Bordado de oro y un Petillo ygual en siento y veinte y ocho rr”1046

o “Yt. Un delantal y

paletina de plata todo de plata apuntas en trescienntos Rs”1047

.

En el aprecio de bienes de don Pedro Fontache (1776) aparecen varios delantales

viejos de bretaña valorados cada uno en tan solo 2 reales mientras que otro en mejor estado se

hace en 101048

. En los inventarios post-mortem donde generalmente se daba fe de todas las

prendas de ropa de la familia, las distintas prendas se multiplican. Concretamente en uno

fechado en 1797 constan siete delantales de holanda valorados en 295 reales y trece de

muselina y bretaña en 3451049

.A finales de siglo los delantales se confeccionaban

fundamentalmente en muselina y se les incorporaban volantes del mismo tejido u otro, como

la gasa.

El manto es una pieza que usa toda la escala social, las mujeres se cubrían con él para

salir a la calle. Su forma era normalmente semicircular aunque también podría ser

cuadrangular. Era una pieza de abrigo pero también de adorno.

En el inventario de la marquesa viuda de Peñaflor (1700) aparece un manto de seda

nuevo tasado en 100 reales y otro usado en 66 reales. También figura un corte de puntas

(encajes) para un manto valorado en 90 reales1050

; mientras que en el de doña Gregoria

Blázquez (1724) figura uno realizado con siete varas por lo que podemos tener una idea del

tamaño de la pieza1051

. Los mantos se confeccionaban con todo tipo de tejidos, ya sencillos ya

lujosos. Eran una prenda de abrigo pero también podía ser de vestir. En general simplemente

1044

AHPSE: P-2855, 488 r. Apéndice documental, documento 35. 1045

AHPSE: P- 3783, 283 r. Apéndice documental, documento 37. 1046

AHPSE: P- 18020, 250 v. 1047

AHPSE: P- 1205?? 972 r. 1048

AHPSE: P- 1347, 93 r. Apéndice documental, documento 1049

AHPSE: P- 12134, 642 r. 1050

Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 4, doc. 35. 1051

AHPSE: P- 1323, 339 r. Apéndice documental, documento 15.

308

se nombra y se añade el estado de conservación y el precio: “Ytt. un manto nuevo con su

punta en sesenta rr (…) Ytt. otro usado en treinta rr”1052

.

En el aprecio de bienes de María Nicolasa Pascual aparece “Un sobretodo de paño

azul bordado de oro” valorado en 275 reales1053

. Dentro de los mantos de seda estaba el

denominado “de lustre” ó “de medio lustre” llamado así por su brillo que podía ser liso o

guarnecido: “Ytt. dos mantos de seda, el uno de lustre con su punta en noventa reales”1054

;

“Un manto de lustre con su punta de seda”1055

. El llamado manto “de humo” estaba

confeccionado con seda negra y era transparente, se usaba durante periodos de luto, mientras

que el “de soplillo” era fino y el “de lustre” brillante. Estos tres tipos aparecen a lo largo de

toda la centuria, en 1800 ya encontramos confeccionados con algodón. Las mujeres también

podían cubrirse con un capotillo para salir a la calle, se confeccionaban con grana, bayeta o

paño como los masculinos. A finales de siglo aparece el mantón, en una carta de dote fechada

en 1799 consta un mantón de seda valorado en 60 reales1056

.

La manteleta aparece con mucha frecuencia a finales del siglo, era una especie de

esclavina grande a manera de chal con las puntas por delante. Doña Isabel Maestre (1791)

llevaba cuatro, de gasa, tafetán y muselina guarnecidas con flecos o cintas, y otra de rasete

negro de seda forrada en tafetán también negro con guarnición de flecos y blondas de Francia

tasada en 1.070 reales1057

. En la carta de dote de María Antonia Salaner (1791) aparece una

de bayeta roja valorada en 20 reales mientras que en la Ramona García (1797) hay una

manteleta de muselina clarín en 60 reales, cuatro pañoletas bordadas en 40 reales y una

toquilla bordada con volante de muselina clarín en 301058

.

1052

AHPSE: P- 2855, 486 v. 1053

AHPSE: P- 10349, 209 v. 1054

AHPSE: P- 2855, 488 r. 1055

AHPSE: P- 3783, 283 r. 1056

AHPSE: P- 10371, 402 v. 1057

AHPSE: P- 12128, 360 v. Apéndice documental, documento 56. 1058

AHPSE: P- 12134, 617 r. Apéndice documental, documento 63.

309

La costumbre femenina de cubrirse la cabeza viene de tiempos remotos. Las damas de

Elche y Baza, lucen velo y peineta. La palabra mantilla procede de la voz “manto”, el

diccionario de la Real Academia la define como: “Prenda de seda, blonda, lana u otro tejido,

adornado a veces con tul o encaje que usan las mujeres para cubrirse la cabeza y los hombros

en fiestas y actos solemnes”. La mantilla era sin duda, una pieza básica en el ajuar de

cualquier española desde el siglo XVI hasta el XIX. Según nos informan los protocolos, las

damas pudientes tenían varias mantillas. En la primera mitad del siglo XVIII los colores con

que se confeccionaban eran intensos, entre los mas comunes estaban el carmesí, color de

fuego, encarnado, color de ámbar y verde, entre otros. Se realizaban en los mas diversos

materiales y era frecuente que estuvieran guarnecidas de encaje, en ocasiones extrajero:

“Ytten una mantilla con encaxes de bruselas en quarenta y cinco Rs”1059

, “Ytt Una mantilla de

raso lizo verde con encages crudos”1060

.

En el inventario de don José de Palacios (1705)

aparece una mantilla de encaje encarnado guarnecida con

encaje blanco usado, este ejemplo pone de relieve que esta

pieza se podía confeccionar con distintos tipos y colores de

encaje en la misma pieza1061

. La mantilla suele aparecer al

final de la partida dedicada a la ropa, la marquesa de Aguiar

(1710) tenía una mantilla de raso liso rojo guarnecida con

encaje blanco de Bruselas1062

y tres de bayeta. En el

inventario post-mortem de Ambrosio Pérez de Tejada

(1715), cargador a Indias, aparecen varias mantillas de su

mujer Catalina Pérez de Silva, dos se encuentran

guarnecidas con encajes de Milán mientras que las otras son

de raso y sencillas, tres de ellas son rojas1063

. Margarita

Lorenza Bravo llevaba en su ajuar una mantilla de tela encarnada nueva guarnecida con

encajes de Milán de oro y plata valorada en 505 reales1064

.

1059

AHPSE: P- 10318, 923 v. 1060

AHPSE: P- 8173, 1613 r. 1061

AHPSE: P- 5165, 311 r. Apéndice documental, documento 6. 1062

AHPSE: P- 2822, 475v. Apéndice documental, documento 9. Doña Juana de Ribera y Tamariz fue la III

marquesa de Aguiar. Contrajo matrimonio con Manuel de Torres. El marquesado de Aguiar fue concedido a José

de Ribera Tamariz, Caballero Veinticuatro de Sevilla, en 1689. 1063

AHPSE: P- 5178, 698v. Apéndice documental, documento 12. 1064

AHPSE: P- 10337, 939 r.

Mantilla de casco. Hacia 1750.

Museo del Traje. Madrid.

310

La bayeta blanca era un tejido muy usado para

la confección de mantillas, aparece en gran cantidad

de documentos pudiendo estar guarnecidas con

encajes o ser simples. Generalmente son las mas

económicas y el precio de una sencilla podía rondar

los diez reales, en el “Aprecio de ropa” de doña

Francisca de Vargas (1769) figuran: “Ytt. dos

mantillas de bayeta blanca en veinte reales (…) otra

dicha de grana guarnecida con galón de oro fino en

ciento y veintte reales (…) Por otra de forro encarnado

forrado en tafetan celesteen sesenta reales”1065

.

Las mantillas también se confeccionaban con

seda, sarga, franela o tafetán siendo el encaje de

blonda una de las decoraciones mas habituales: “Ytt. una Mantilla de seda de sarga negra con

Blondas en ciento treinta y cinco”1066

. Las guarniciones no sólo se realizaban con encaje sino

también con otras labores como los galones: “Ytt una mantilla de raso color de fuego

guarnecida con galon de plata en ciento cinco (…) Ytt otra dha de Bayeta tinta en grana

guarnecida con encaxe crudo en treyntta Reales”1067

. El colorido de estas piezas es muy

amplio aunque a mediados de siglo se observa un cambio hacia los tonos pastel como el rosa

y el celeste. Las mantillas rojas son una constante, por lo habitual aparecen confeccionadas en

grana o en raso. En algunos documentos, esta pieza aparece consignada con sus

correspondientes broches: “una mantilla de raso color de fuego con broches de plata en 70

reales1068

ó “una mantilla encarnada con sus brochez treintta R”1069

. Doña Faviana de la Peña

(1741) llevaba en su dote dos mantillas, una de grana con punta de seda azulada y borlas y

otra de bayeta tinta en grana bordada de seda blanca y por último una sencilla de bayeta

blanca fina1070

. Las mantillas se guardaban en bolsas a propósito: “una funda de mantilla de

damasco verde”1071

.

1065

AHPSE: P- 14694, 351v. Apéndice documental, documento 46. 1066

AHPSE: P- 12128, 1043 v 1067

AHPSE: P- 10345, 255 v. 1068

AHPSE: P- 702, 714 v. 1069

AHPSE: P- 702, 148 r. 1070

AHPSE: P- 18013, 343 r. Apéndice documental, documento 38. 1071

AHPSE: P- 14692, 131r.

Francisco de Goya. La marquesa de la

Solana.1793. Museo del Louvre. Paris

311

La bayeta aparece con mucha frecuencia, ya sencilla por precios bajos como una

blanca en 13 reales 1072

, o guarnecida. En el inventario post-mortem de doña María Nicolasa

Pascual (1734), aparecen: “una Mantilla de Bayeta asul con su Encaxe plata que vale treinta rr,

Ytt. una Mantilla de Rasso color de ambar mui anttigua con encaxes negros que vale veintte y

sinci rr”1073

; mientras que en la carta de dote de Antonia Tolezano (1753) figuran dos

mantillas y un capotillo de bayeta blanco tasados en 85 reales1074

Doña Isabel Maestre (1791) llevaba una rica mantilla de tafetán negro listado

guarnecida con blondas de Francia, gasa y cintas valorada en 488 reales y otra de toalla de

gasa negra listada guarnecida con blondas anchas de Francia en 895 reales1075

.

La mantilla posibilitaba que las mujeres cubrieran su rostro, en este sentido se dictó

una prohibición en 1767 por la cual había que retirársela para poder acceder a los jardines del

Buen Retiro. Según cuenta Blanco White, en algunas localidades se seguía usando como en

tiempos de los Austrias:

“Algunas mujeres llevaban la mantilla cruzada sobre la barbilla para ocultar sus rostros. Una

mujer así ataviada se llama tapada, y esta costumbre, muy común bajo la dinastía de los Austrias,

todavía la conservan las mujeres de nuestros pueblos del interior. Las he visto en Osuna y el Arahal,

cubiertas desde la cabeza a los pies con un velo negro de lana que, cayendo por los dos lados de la

cara y cruzándose estrechamente por delante, no permitía ver más que el brillo del ojo derecho,

situado exactamente detrás de la abertura”1076

.

En los ajuares suelen aparecer varias mantillas, en la dote a favor de Mariano Peña

(1772), fabricante de sedas constan cuatro mantillas, una de sarga, otra de muselina y dos de

bayeta1077

.

Hacia 1790 se comenzó a tender hacia el blanco o el negro, siendo la muselina la gran

protagonista, podía aparecer simple o bordada: “Ytt. Una mantilla de murcelina bordada con

1072

AHPSE: P- 1326 f 515 v. 1073

AHPSE: P- 10349, 209 r. Apéndice documental, documento 31. 1074

AHPSE: P- 12059, 972 r. Apéndice documental, documento 44. 1075

AHPSE: P- 12128, 360 v y ss. Apéndice documental, documento 56. 1076

BLANCO WHITE, J.: Cartas de España, carta quinta, Sevilla, 1798. 1077

AHPSE: P- 9568, 184 r.

312

ramos nueva, en doscientos y veiente y cinco”1078

, y también guarnecida: “Ytt. una mantilla

de murcelina con puntas en quarenta y cinco reales de vellon”1079

. Para enriquecer la

mantilla normalmente se guarnecía con encajes blancos o negros por lo que su precio se

disparaba ya que la labor de los bolillos se realizaba exclusivamente a mano. No debemos

olvidar que en el siglo XVIII se produjo la gran eclosión del encaje, fue una moda que causó

furor siendo los más apreciados las blondas francesas y los de Bruselas aunque también en

España se elaboraban de gran calidad, sobre todo en Valencia y Cataluña. La labor de encaje

se disponía en el borde de la pieza o como un volante, a finales del siglo la mantilla entera se

confeccionó con encaje que se montaba sobre tul1080

. El encaje de blonda aparece con

relativa frecuencia en el adorno de estas piezas a finales de siglo, independientemente de su

tejido. En la dote de Ramona García (1797) aparecen tres mantillas de sarga de seda negra

con blondas valoradas en 1.050 reales y cuatro de muselina en 3001081

.En el inventario de

doña Leonor Cavalleri figuran una mantilla de raso liso rojo con encajes de hilo blanco

forrada en tafetán rojo y una funda de mantilla de damasco verde1082

Tras la guerra de la Independencia la mantilla cobró un indiscutible protagonismo con

dos tipos principales, la de “toalla” llamada así por su forma y la de “cazuela” con cuatro

picos1083

. La primera ya era de uso común en la Sevilla de finales del siglo, en una dote de

1790 aparecen “Dos mantillas de seda de toalla con sus blondas en 150 r”1084

. Durante el

Romanticismo se impuso la mantilla blanca o negra y exclusivamente de encaje, también se

extendió el uso de la peineta ya que las señoras se veían más favorecidas con ella. La reina

Isabel II las lucía con frecuencia, al igual que la aristócrata española Eugenia de Montijo, que

llevó esta costumbre a Francia al casarse con el emperador Napoleón III en 1853.

Paulatinamente el uso de este atavío fue decayendo ya que las damas de clase alta la

sustituyeron por el sombrero, moda que acabó generalizándose. Aún así las españolas han ido

a misa con velo o mantilla siempre negro hasta mediados del siglo XX. Un hecho curioso es

1078

AHPSE: P- 12134, 618 r. Apéndice documental, documento 63. 1079

AHPSE: P-12137, 3 r. 1080

El tul tiene su origen en la ciudad francesa de Tulle en el Lemosin, donde se fabricó por primera vez de

forma totalmente artesanal mediante la técnica de bolillos. Se desconoce la fecha exacta aunque se conserva un

anuario de 1775, con la inscripción de "las señoritas Gantes" como fabricantes de encajes, por lo que se deduce

que en la citada fecha ya existía una próspera industria destinada a su confección. Hacia finales del siglo XVIII,

su fabricación se había extendido a otros países europeos. En el año 1806, el inglés John Heathcoat patentó una

nueva máquina que producía un tul de gran calidad lo que facilitó su uso para confeccionar vestidos enteros.

Tuvo tanto éxito, que pronto las damas de la alta sociedad llevaron vestidos de tul mecánico. 1081

AHPSE: P- 12134, 616 r. 1082

AHPSE: P- 14692, 131 r. Apéndice documental, documento 45. 1083

PLAZA ORELLANA, R: Ob. cit., p. 61. 1084

AHPSE: P-10365, 142 r.

313

el llamado “privilegio blanco”, una dispensa por la cual que solamente las reinas católicas

pueden visitar al Santo Padre enteramente vestidas de blanco incluyendo la mantilla. En

definitiva, este adorno ha pervivido a través de los siglos como un signo de identidad de lo

español.

VI.7. Peinados

Las cabezas femeninas se adornaban con joyas auténticas o de imitación, a lo largo del

siglo aparecen varias piochas también denominadas tembladeras porque vibraban al moverse.

Esta pieza tiene su origen en el airón, un botón de pedrería del que salían vistosas plumas

blancas importadas de las Indias. María

de Felices (1711) tenía un “ayron con

cinco flores” tasado en 976 reales1085

.

Cuando las plumas comenzaron a

escasear la joya evolucionó realizándose

por completo en oro o plata. Isabel de

Farnesio la luce en el retrato de la mano

de Meléndez de 1727 conservado en la

Biblioteca Nacional.

Doña Inés María de Barradas

(1768) tenía cuatro piochas de oro y plata

valoradas en 80 reales1086

, mientras que

en la dote de Antonia Tolezano datada en

1753 consta una “espiocha” de oro y

diamantes tasada en 300 reales1087

. Así mismo la marquesa de la Candía (1772) tenía “una

piocha de brillantes con una almendra”1088

.En las capitulaciones de Isabel Paulín de la

Barrera (1776)1089

figura otra de diamantes sobre plata valorada en 600 reales1090

y una más

1085

AHPSE: P- 10335, sf. 1086

Archivo Marqués de Peñaflor. Leg, 9, doc. 4. 1087

AHPSE: P- 1205, 973 r. 1088

AHPSE: P- 9568, 666 v. Apéndice documental, documento 48. 1089

Hija de Manuel Paulín de Cabezón, caballero de Santiago, y Lucía Tomasa de la Barrera. CÁRDENAS

PIERA, E.: Caballeros de la Orden de Santiago, siglo XVIII. Madrid, 1994, p. 116. 1090

AHPSE: P- 12100, 667 r. Apéndice documental, documento 49.

Miguel Jacinto Meléndez. Isabel de Farnesio. 1727.

Biblioteca Nacional de España.

314

formando parte de un aderezo de brillantes sobre plata junto con collar, zarcillos, manillas,

cintillos y botones tasado en 36.000 reales.

Las cabezas femeninas también se adornaban con agujas, en el fideicomiso de don

Juan de Córdoba y Lasso de la Vega fechado en 1733 consta “una abuja de Diamantes y

esmeraldas en veintte y quattro pesos”1091

. En la

partición de bienes de don Juan Pérez de Vivar

(1733) aparece una flor para el pelo con ocho

diamantes y en medio una perla con un peso de un

castellano y dieciséis tomines apreciado en 210

pesos1092

. En el inventario post-mortem de doña

María Nicolasa Pascual (1734) aparecen seis

tembleques con el botón de oro y esmaltados en

porcelana con ciento veintiséis diamantes y

veintitrés perlas1093

. En el inventario post-mortem

de doña Rafaela María Pérez de Garayo Ochoa de

Lecea, II condesa de Lebrija1094

, fechado en 1750

constan cuatro tembleques de oro esmaltado

rematados por cuatro “rositas”, dos iguales sin

remate y por último uno de oro con ocho diamantes1095

. Los peinados se adornaban con cintas,

flores, joyas, o plumas, la dote de la marquesa de Arco Hermoso (1795) llevaba “un juguete

de piedras de Francia para la cabeza en sesenta r”1096

A partir de 1770 los peinados femeninos comenzaron a crecer en altura y anchura. Los

complicados arreglos fueron objeto de todo tipo de burlas y enconadas críticas, solamente las

damas pudientes empolvaban sus cabellos, el tono grisáceo se consideraba de gran elegancia.

Para facilitar tan complicados arreglos surgieron las horquillas dobles.

1091

AHPSE: P- 18005, 182 v. Apéndice documental, documento 27. 1092

AHPSE: P- 18005, 351 v. Apéndice documental, documento 28. 1093

AHPSE: P- 10349, 231 v. Apéndice documental, documento 32. 1094

Bautizada en la iglesia de la Magdalena el 12 de abril de 1691. Contrajo matrimonio con José Gregorio Ortiz

de Zúñiga y Fernández de Santillán el 4 de febrero de 1714 en la parroquia de San Miguel. Véase, Anales de la

Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. Vol. II. Madrid, 1996, p. 31. 1095

AHPSE: P- 2865, 223 r. Apéndice documental, documento 42. 1096

AHPSE: P- 10365, 606 r.

Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1790.

Palacio de Lebrija. Sevilla.

315

El ilustrado José Clavijo y Fajardo se hizo eco de los peinados a la moda:

“…de allí pasé a peinar a los amas para quienes inventaba todos los días nuevo peinado, con

lo que éstas estaban locas de contento. Sus cortejos que las veían siempre peinado diferente, un día a

la babilónica, otro a la kalmunca, y a la hotentota… La primera ocasión de empeño que se presentó

fue un baile a que había de concurrir una de las Sras, y a que me dijo asistirían muchas petimetras que

tenían excelentes peluqueros que en substancia era pedirme echase el resto. Así lo hice, fragüé en mi

cabeza un nuevo peinado, que llamé a la kouli-kan, compuesto de multitud de bucles que imitaban a

las tiendas de campaña, y con los cuales se figuraba un campamento con sus fosos, calles, plazas…; y

en vez de penacho formé en la fachada una venus hecha del mismo pelo sentada en una concha marina,

tirada por dos cisnes y acompañada de las gracia“1097

.

Las cofias o escofietas eran tocados que se

confeccionaban con tejidos finos, ligeros y

transparentes como la gasa y la muselina adornándose

con blondas y cintas. Se consideraban un adorno y se

anudaban al mentón; estaban dentro de lo que podría

llamarse moda internacional, en un primer momento

fueron lucidas exclusivamente por petimetras, aunque

con el paso del tiempo se generalizaron1098

.

El pensador matritense se hizo eco de esta nueva moda:

“Y acaso ignoran/las competencias tiranas/con que

las escofieteras/y peluqueros estaban/opuestos. Ellas

querían,/para lograr sus ganancias,/persuadir a las señoras,/que una cofia que costaba/dos duros por

una vez,/el dinero les ahorraba/y el martirio para muchas;/…/Los peluqueros decían,/y con razón

muy sobrada,/estas mujeres nos pierden:/y si a tiempo no se trata/de remediar este daño,/muestra ruina

está cercana./…/y finalmente indecisos/los dos gremios, en campaña/hubieran llegado a ser/escándalo

de la patria/si una señorita, hija/de Madrid, asesorada/de un abate valenciano,/no hubiera con la más

alta/ingeniosa novedad/metido su cucharada/en el caso, con asombro/de aire, tierra, fuego y agua./El

1097

CLAVIJO Y FAJARDO, J.:Pensamiento LV. Sobre los gastos de Bodas, y Carta de un peluquero. p.346-

347. 1098

HERRANZ RODRÍGUEZ, C.: “Moda y tradición en tiempos de Goya” en Vida cotidiana en tiempos de

Goya. Madrid, 1996, p.210.

Francisco de Goya. María Teresa de

Borbón y Vallabriga. 1783. National

Gallery. Washington.

316

medio fue producir/un nuevo estilo en que ambas/clases,

pusiesen la mano :/de manera que se usaran/escofietas y

peinados/a un mismo tiempo con gracia.”1099

En Francia la cofia se reservaba como adorno para

veladas nocturnas mientras que el sombrero se utilizaba

de día. En España la más utilizada fue la llamada

“dormilona”1100

cuya forma se asemejaba a un gorro de

dormir. Este es el tipo que luce María Teresa de Borbón y

Vallabriga niña en el retrato de Goya. Según José Cadalso:

“la dormilona es la gran cofia que se ponen las señoras

(en que se les divisa la cara entre dos conchas, á manera de

almejas a medio abrir), quando el peluquero falta a peinarlas; y

esa señora falta muchso días a Misa, por las faltas que le hace el peluquero extrangero”1101

.

En una escena de la comedia La petimetra (1762), Nicolás Fernández de Moratín sitúa

a Jerónima componiéndose. Martina le propone repetir la cofia que usó el día anterior, ante lo

cual Jerónima contesta:

“Dime, ¿dónde has visto tú / a una mujer de mis prendas / use dos veces seguidas / una cosa

mesma?, que eso / se estilará en tu lugar, / donde todo el año entero/ la propia saya y el jubón / trae la

mujer del Alcalde/ y, si no la haya de balde, / no se muda ni un cordón”1102

Los peinados se adornaban con cintas formando enormes flores llamadas carambas,

denominación que proviene de la tonadillera María Antonia Vallejo Fernández apodada “La

Caramba”1103

. Francisco de Goya en el Capricho 55 se burla de las mujeres ancianas que se

adornan como las jóvenes, según el manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional:

1099

CRUZ Y CANO, R.: Op. cit., pp.200-202 1100

PLAZA ORELLANA, R.: Ob. cit., p 56. 1101

CADALSO, J.: Noche lúgubres. Barcelona, 1804, p. 89. 1102

FERNÁNDEZ DE MORATÍN, N.: La petrimetra. Badajoz, 1989, p.90. 1103

La cómica Maria Antonia Vallejo (1750-1787) despertaba una gran admiración. El tocado que empezó a

usar era una gran moña de cintas dispuesta sobre la cofia. El adorno, que sacó a escena, alcanzó tal grado de

popularidad que llegó a ser de uso general.

Francisco de Goya. “Hasta la

muerte”.1797-1799. Caprichos

(estampa), 55. Museo Nacional del

Prado. Madrid.

317

"...Esta es cierta Duquesa que se llenaba la cabeza de

moños y carambas, y por mal que le caigan no le faltaban

guitones de los que vienen a atrapar a las criadas, que aseguran

a S. Excelentísima que está diviiiina".

VI.8. Accesorios y complementos

Las faltriqueras, a finales de siglo se convierten

en una pieza indispensable en el atuendo femenino, en una

dote de 1773 aparecen dos faltriqueras de lienzo

listado1104

. Su forma variaba, redonda o cuadrada, y con

una abertura en el medio o en un lateral para introducir la mano. En un documento de 1788

tres pares se valoran en 25 reales. Para su confección se utilizaban, por lo general, recortes

que sobraban de otras piezas de damasco o paño y también con tejidos baratos como el

algodón . En algunos casos se adornaban con cinta de terciopelo o se bordaban con las

iniciales de la dueña o motivos florales. Las faltriqueras se hacían en parejas siendo un

accesorio económico donde las mujeres guardaban el pañuelos, monedas etc…Aparecen con

mucha frecuencia a finales de siglo.

La manteleta era un chal que se colocaba cruzado sobre el busto comienza a aparecer

con profusión en el último cuarto de siglo. La marquesa de la Candía (1772) tenía una

manteleta de raso liso negra con guarnición de blondas y cintas y otra del mismo tejido pero

con flores1105

además de doce pañoletas de muselina y holanda sencillas y labradas más otra

toda de encaje guarnecida con encaje de puntas de Ynglaterra”1106

.

En el inventario de la marquesa de Herrera fechado en 1778 figuran dos negras ya

viejas y otra de grana con galón de oro. Las manteletas aparecen citadas por lo general cerca

de las mantillas y los mantos. En la carta de dote de Ignacia de la Fuente (1788) Figuran dos

de bayeta y una seda más seis pañoletas de olan1107

. El uso de esta pieza debió ser muy

1104

AHPSE: P- 767, 503 v. 1105

AHPSE: P- 9568, 669 v. 1106

AHPSE: P- 9568, 672 v. Apéndice documental, documento 48. 1107

AHPSE: P- 716, 106 r. Apéndice documental, documento 54.

Anónimo. Retrato de dama. Hacia

1780-1790. Palacio de Lebrija.

Sevilla.

318

popular a finales de siglo, en las capitulaciones de Isabel Maestre (1791) dentro de la partida

de regalos aparecen cuatro manteletas, tres blancas y una celeste, dos de gasa y dos de tafetán

todas guarnecidas, unas con flecos y otras con cintas1108

mientras que en su propia dote lleva:

“Una Manteleta de rasette negro de seda forrada en tafetán del mismo color guarnecida con

flecos de seda, y blondas anchas de francia” tasada en 1.070 reales junto a otra de muselina

bordada con viso de tafetán rojo en 267 reales. En la partida de regalos de la dote de Manuela

Cascallana (1791) aparecen dos manteletas de gasa, la primera con guarniciones y blondas y

la segunda blanca, forrada en tafetán, cada una en 300 reales1109

.

Para abrigo de las manos

se usaban guantes, manguitos,

mitones. En un dote de 1772

figuran unos manguitos de seda

nuevos con blonda y unos

guantes de hilo nuevos en 15

reales1110

. Los guantes eran un

accesorio elegante para las

damas, los retratos de la época

así lo constatan ya que muchas

los llevan en la mano, se

fabricaban generalmente de piel o seda. La marquesa de la Candía (1772) tenía once pares de

manguitos blancos de cotonía mientras que en la partida “”Ropa de seda” encontramos dos

pares de manguitos negros de seda, un par blancos del mismo tejido más tres pares de guantes

de castor, de seda y de hilo respectivamente1111

. En la partida de regalos Isabel Maestre

figuran veinte pares de guantes de cabritilla, once bordados y diez lisos tasados en 366

reales1112

.

1108

AHPSE: P- 12128, 360 v, 363 v. Apéndice documental, documento 56. 1109

AHPSE: P- 12128, 495 r. Apéndice documental, documento 57. 1110

AHPSE: P- 9568, 306 v. 1111

AHPSE: P- 9568, 674 v 1112

AHPSE: P- 12128, 361 v. Apéndice documental, documento 56.

Manguito. Segunda mitad siglo XVIII. Museo del Traje. Madrid.

319

El abanico tiene un origen antiquísimo1113

aunque llegó a Europa procedente de

Bizancio en el siglo XIV. Catalina de Medicis lo introdujo en Francia a raíz de su boda con el

futuro Enrique II, siendo ya piezas ligeras y plegables. La reina importó abanicos italianos de

forma circular y orlados de plumas. Durante el siglo XVI se produjo el paso del aventador al

abanico de pliegues; a su muerte ocurrida en 1589. su hijo Enrique III de Francia, último

monarca de la dinastía Valois, lo puso de moda en la corte como algo refrescante, a la vez que

un accesorio elegante e innovador.

Durante los siglos XVI y buena parte del XVII1114

el principal productor fue Venecia

que fabricaba abanicos rígidos. Ya en el siglo XVIII, Francia fue la principal productora de

esta pieza, símbolo de elegancia y clase alta

convirtiéndose en un accesorio esencial en la vida

femenina ya que no eran únicamente un mero

instrumento o adorno sino también un medio de

comunicación. Fabricados con tejidos o pieles

perfumadas, los abanicos hicieron las delicias de la alta

sociedad francesa que pagaba por ellos hasta 12 o 15

libras, mientras que en Italia los abanicos pintados

tenían unos precios más moderados. El atuendo de una

señora no estaba completo sin él, por lo general los

retratos femeninos del momento nos muestran a la

damas llevando un abanico en su mano. Isabel de

Farnesio fue una gran coleccionista de abanicos muchos

de ellos pintados por notables artistas de la época, no

sólo los usaba, sino que también disfrutaba

admirándolos, llegando a poseer una colección de 1.636 ejemplares1115

.

1113

Eurípides habla de que su origen se remonta a los pueblos bárbaros. Los abanicos aparecen representados en

las tumbas tebanas. El tipo usado en Egipto y Grecia consistía en una serie de plumas dispuestas en forma de

semicírculo unidas a un mango. En la antigua Roma, según Virgilio y Apuleyo el abanico se utilizada en la

festividad dedicada al dios Baco. TALLIS, J: History and Description of the Crystal Palace. Volume 1. New

York, 2011, pp. 215-216. 1114

“A mediados del siglo XVII, Francia se convierte en el principal centro para la producción de los

abanicos de moda, aún cuando en Italia se fabricaban abanicos de gran calidad. Hacia mediados del siglo

XVII hubo tal demanda por la fabricación de abanicos, que en 1678 los fabricantes franceses formaron una

corporación o gremio. Los éventaillistes, como eran llamados, no fabricaban las monturas de los abanicos;

ellos eran responsables de la pintura y decoración de las hojas o países, del plegado y ensamblaje, y luego

de su venta y distribución.” VV.AA: Abanicos. Despliegue de arte. Santiago de Chile, 2009, pp. 7.

Anónimo. Dama de la Orden de

María Luisa. Hacia 1795. Colección

particular.

320

Esta pieza todavía no se abría por entero y sus varillas podían estar fabricadas en

distintos materiales como marfil, carey o madera. El llamado de baraja o “brisé”, que estuvo

de moda a principios de la centuria, normalmente se decoraba con las escenas a gusto del

momento con escenas religiosas inspiradas en pasajes del Antiguo Testamento. Hacia 1735 se

impone la temática rococó de escenas galantes y campestres inspiradas en Watteau o Boucher

y también mitológicas protagonizadas por Venus, Juno y Ofalia. Los países se fabricaban

normalmente con papel o vitela material que permite el plegado y las decoraciones. En la

década de los 60 se produjeron una serie de avances que posibilitaron el plegado total de la

pieza, lo que trajo consigo el mayor uso de la seda en los países incluyendo bordados y

lentejuelas1116

. A finales del siglo su tamaño se ajustará a la nueva moda, haciéndose más

pequeño para poder llevarlo en el bolso. El llamado “de esqueleto” tendrá las varillas más

estrechas y separadas. Este accesorio femenino tuvo una profunda significación, mostraba la

calidad de su propietaria, su gusto y elegancia y le permitía expresarse por medio de su

lenguaje.1117

.

El abanico era una pieza imprescindible en la mujer del siglo XVIII, aparece

prácticamente en todos los documentos. En Francia existía la costumbre según la cual, las

damas recién casadas regalaban un abanico y un neceser a sus amigas. La presencia del

abanico en los retratos femeninos de la época es una constante. Las damas pudientes tenían

gran cantidad, en las capitulaciones matrimoniales de doña Isabel Maestre (1791) figuran

nada menos que doce abanicos valorados en cerca de 2.000 reales. La mayor parte son de

procedencia extranjera, fundamentalmente ingleses con las varillas de marfil caladas, estando

el más costoso tasado en 435; aunque también aparecen dos franceses, uno de ellos con las

varillas caladas y doradas, por último aparecen sencillos ejemplos realizados en madera con el

país en tafetán1118

.

En la dote de Inés María de Barradas (1768) se encuentra como pieza principal un

abanico de carey con rubíes y un “país romano” valorado en 1.080 reales siguiendo por otro

de marfil “con figuras de medio relieve” en 960 a los que hay que añadir treinta y tres piezas

más todas nuevas tasadas en 3.967 reales1119

. En el inventario de doña Teresa Tous de

Monsalve (1772) constan veinticinco abanicos, veinte de ellos “antiguos” y los restantes

1115

Véase, PÉREZ SAMPER, Mª. A.: Isabel de Farnesio. Barcelona, 2003. 1116

PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 95. 1117

ESPINOSA, C.: Arte, lujo y sociabilidad. La colección de abanicos de Paula Florido. Madrid, 2009. 1118

AHPSE: P- 12128, 361 r. Apéndice documental, documento 56. 1119

Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 9. doc. 4.

321

elaborados con materiales como el carey, el marfil, el nácar y el ébano algunos guarnecidos

con oro1120

. Según apunta una memoria de 1788, los abanicos más especiales se reservaban

para ocasiones señaladas; en el documento consta uno de marfil bordado con lentejuelas, otro

grande con las barillas caladas y por último aparecen tres sencillos “para diario”1121

que se

tasan en 10 reales la unidad1122

. En la dote de María Cascallana constan dos ricas piezas

valoradas cada una en 300 reales, uno de marfil y otro de concha, mas cuatro “de distintos

generos” en 1201123

. Por lo que hemos podido observar a lo largo del periodo, 720 reales en

seis abanicos representaba un cifra considerable.

En la carta de dote de doña María de la Concepción Ponce de León, marquesa de Arco

Hermoso (1795) constan una serie de regalos que hacen a la novia diversas damas. Todos los

obsequios son vestidos acompañados por un abanico con su valoración correspondiente. La

marquesa gastó 925 reales; doña Catalina Díaz y doña Mariana Maestre 975 reales cada una;

la marquesa de San Andrés 720 reales, mientras que el regalo de la marquesa de la Hoz

alcanzó los 1.200, y el de don Diego Mantilla 600. Aparte la novia llevaba “dos abanicos del

Puerto de Santa María” valorados en 450 reales1124

. Este interesante documento pone de

manifiesto cómo el abanico era una pieza imprescindible para una dama elegante y que era

una costumbre obsequiarlo a las recién casadas.

VI.9. Zapatos y medias.

Pocos zapatos han llegado a nuestros días debido a lo efímero de sus materiales ya que

generalmente se fabricaban con tejidos, a veces delicados e incluso bordados. Al ser citados

en los documentos se ofrece muy poca información cuando: “Ytt. Seís pares de zapatos de

distintos generos, y colores en sesenta r”1125

, aunque a veces se nombra el material y el estado

de conservación. El calzado femenino se fabricaba con la horma recta siendo una pieza de

lujo ya que se estropeaban muy fácilmente no durando más de un mes. A principios de siglo

los zapatos tienen tacón alto por influencia francesa. El tacón era curvado y estaba bajo la

corvadura del pie siendo la punta estrecha y el empeine se cerraba mediante lengüeta, en

ocasiones contaban con botones. El adorno por excelencia es la hebilla que va creciendo de

1120

AHPSE: P- 9568, 675 r. Apéndice documental, documento 46. 1121

AHPSE: P- 11246, 498 v. 1122

AHPSE: P- 11246. 498 r. Apéndice documental, documento 52. 1123

AHPSE: P- 12128, 496 v. Apéndice documental, documento 57. 1124

AHPSE: P- 10365, 604 r, 604 v. 1125

AHPSE: P- 12128, 495 r.

322

tamaño y que se fabricaba con diversos materiales,

las más sencillas de simple metal, pero son muy

frecuentes las de plata y plata sobredorada1126

. Las

personas muy pudientes las usaba de oro con piedras

preciosas. Las hebillas lógicamente se traspasaban

de un calzado a otro; María Ventura, azafata de

Bárbara de Braganza reclamó mediante un

documento los zapatos de la reina, ya que por su

cargo le correspondían, junto con sus hebillas, unas

de plata con diamantes talla brillante, otras de oro

apropiadas para el luto, otras de lo mismo con

diamantes talla rosa1127

.

En el inventario de don Ambrosio Pérez de Tejada (1715) aparecen un par de hebillas

de oro y esmeraldas1128

.En el inventario capital de Juan de Prado (1719), maestro zapatero,

los zapatos de mujer sencillos están valorados en 9 reales el par, cada par de hormas

femeninas en 3 reales mientras que una docena de pares de tacones se hace en 5 reales. Las

chinelas no tenían talón y terminaban en punta, se usaban para estar en casa, su tacón se

fabricaba con madera y se forraba. Las chinelas estuvieron a la última durante todo el siglo,

en Francia se denominaban “mules” .Al cambiar la moda y abandonarse los tacones se

fabricaron planas. En una carta de dote de 1800 aparecen un par de chinelas de seda valoradas

en 24 reales y otras de cordobán “algo usadas” en 201129

.

El calzado se fabricaba con las más diversas pieles e incluso telas lujosas y

pasamanería. En una carta de dote de 1788 aparecen tres pares de zapatos de paño negro fino

a un precio de 80 reales, otros de raso liso negro en 20 y por último unos de “espinilla de seda

Bordados de esmartes de plata en 45”1130

. A partir de la década de los 70, las faldas subieron

por lo que los zapatos femeninos comenzaron a asomar. “Dos pares de zapatos de becerrillo

morado en treinta y ocho r (…) otros de cordobán en treinta r”1131

.

1126

AHPSE: P- 12023, 471v. En una dote de 1733 un par de hebillas de plata sobredorada se valoran en 28 reales. 1127

ARANDA HUETE, A: “Las joyas de Fernando VI y Bárbara de Braganza”.RIVAS CARMONA, J (Coord):

Estudios de platería. San Eloy 2006., Murcia, 2006, pp. 32. 1128

AHPSE: P- 5178, 700 r. 1129

AHPSE: P- 11265, 793 v. 1130

AHPSE: P- 11246, 498 r. 1131

AHPSE: P-743, 503 r.

Chinelas. 1740-1750. Museo del Traje.

Madrid

323

VI.10. Traje de maja, atuendo propio de la mujer española

Los majos y las majas representaban la antítesis a petimetres y currutacos, integrantes

de la pequeña nobleza que reproducían las costumbres e indumentarias de la aristocracia con

el uso de pelucas empolvadas, sombreros de tres picos, lazos y encajes. El carácter popular

del majismo se proyecta fundamentalmente en las actividades lúdicas como el baile y el toreo,

y en las personas vinculadas a los oficios, los círculos gremiales y el comercio. En el caso de

las mujeres, sus trabajos abarcaban desde la costura hasta la regencia de tabernas; como

señala Julio Caro Baroja: “pueden ser buñoleras por la mañana, naranjeras por la tarde,

costureras de noche, vendedoras de callos, taberneras, cinteras, castañeras”. Don Ramón de la

Cruz escribió varias obras sobre estos personajes populares: Las majas majadas, Las majas de

Lavapiés, Las majas forasteras ó Las majas vengativas.

La figura popular de la maja como una mujer

popular y descarada es una imagen llena de

romanticismo y con cierto componente de

reafirmación de la identidad nacional frente a las

influencias europeas y especialmente francesas. Su

éxito llegó a ser tal que la aristocracia adoptó este tipo

de indumentaria debido, no sólo a su simbolismo, sino

también a la revalorización de las costumbres y modas

plebeyas que impulsó la Revolución Francesa y que

originó lo que Ortega y Gasset denominó

“plebeyismo”. Se trató de un fenómeno absolutamente

singular ya que las capas altas se fijaron en las bajas.

Algunas damas gustaron de lucir este atuendo tan

vistoso y alegre, lo consideraban muy favorecedor y

símbolo de una cierta libertad. Lo particular de este

fenómeno fue que la nobleza comenzó a imitar la

vestimenta de los tipos populares. En 1775 Mengs retrató a la marquesa del Llano, doña

Isabel de Parreño y Arce1132

, luciendo un vistoso disfraz de manchega en blanco y negro,

1132

Isabel María Parreño Arce y Valdés era hija de Martín Parreño y Mª Jesús de Arce Valdés. Dama noble de la

reina María Luisa. Contrae matrimonio en 1772 con don José Agustín de Llano y de la Cuadra, marqués de

Francisco de Goya. La duquesa de Alba

vestida de maja. 1797. Hispanic Society.

Nueva York.

324

sobre el cabello empolvado cofia de red, gracioso sombrerito adornado con flores y máscara

en la mano. La pintura se considera una obra maestra del autor en la que se evoca la gracia de

una dama española que paseó su belleza como esposa de un diplomático por varias cortes

europeas1133

.

Francisco de Goya pintó a la duquesa de Alba vestida de maja en 1797. La dama, que

acababa de enviudar, se había retirado a su palacio de Sanlúcar de Barrameda donde fue

retratada por el artista. La duquesa luce basquiña negra, fajín rojo con flecos a la cintura,

chaquetilla entallada de brocado de oro y mantilla negra de encaje rodeando el cuerpo. La

imagen se ha desprovisto de la referencia a cualquier tipo de disfraz mostrándose como una

mujer de su tiempo1134

.

El traje de maja se componía de: chaquetilla; basquiña (normalmente negra) hasta el

tobillo que podía ir adornada con encajes, galones o volantes; medias blancas, que se podían

entrever; y zapatos de tacón o bailarinas con algún adorno. En cuanto al arreglo de la cabeza,

se usaba redecilla, cofia con cintas y a menudo velo o mantilla. El traje de maja se ajustó

también al talle alto cuando la moda cambió. Un elemento muy característico es el uso, en

basquiñas y cofias, de madroños o redecillas de algodón con ornamentos esféricos que imitan

la fruta del madroño, árbol símbolo de Madrid. Un suceso ocurrido en la capital el viernes

santo de 1798 pone de relieve la importancia que estaba cobrando la estética eminentemente

nacional. Ese día algunas damas nobles tuvieron la osadía de vestirse con colores alegres y

algunos jóvenes intentaron agredirlas por su falta de respeto a las costumbres. Frente a la

figura de la petimetra aparece con enorme fuerza el casticismo que crea un prototipo que no

solo afecta a la moda sino también a otras esferas de la cultura,

es el momento en que la tonadilla desbanca a la ópera italiana y

el teatro del sainete compite con la estructura reglada del

neoclásico.

Llerena y marqués de Llano. Nacido en Poveña-Muskiz el 15-X-1722. Oficial de la Secretaría del Despacho de

Estado. Caballero de Santiago desde 1741. Creado marqués de Llano en 1773. Tras enviudar contrae nuevo

matrimonio con Fernando Queipo de Llano y Bernaldo de Quirós, oidor de las Reales Audiencias de Manila y de

Sevilla, mayordomo de Semana de Carlos IV. 1133

LAFUENTE FERRARI, E.: Breve historia de la pintura española. Vol. II. Madrid, 1987, p. 392. 1134

MOLINA, A.: Ob. cit., p. 111

Anónimo. Retrato de dama

vestida de maja. Finales siglo

XVIII. Palacio de los Condes de

Santa Coloma. Sevilla.

325

El retrato de dama vestida de maja de la colección Santa Coloma nos presenta a una

joven con un lujoso atuendo en amarillos y negros. El personaje se sitúa en un interior bajo un

gran cortinaje mientras se apoya en una consola de estilo rococó. Tras ella aparece un

instrumento de cuerda adornado con lazos. Su vestido sigue todas las características de este

tipo de atavío. La chaquetilla entallada con escote cuadrado se remata en faldillas que

sobresalen de la línea de la cintura. Las mangas presentan los típicos adornos de este atuendo

a base de roscas. La amplia falda luce un volante negro en su parte baja, de un tejido sutil

mientras que la cubre un delantal negro y transparente con una decoración de cuadraditos. Los

volantes llamados faralas hacen su aparición en las faldas y vestidos de las sevillanas en los

últimos años del siglo XVIII. El escote se cubre con una pañoleta de gasa o muselina blanca

que se fija con dos broches. El peinado luce los enormes lazos a la moda y el cabello se

encuentra recogido dentro de una gran redecilla.

326

No podemos obviar a las Majas de Francisco de Goya, las representaciones más

famosas de este prototipo y todo un símbolo de su tiempo. La vestida no sigue el prototipo de

“maja” popular ya que su vestido está a mitad de camino entre la indumentaria de las damas y

el atuendo de las mujeres de los barrios castizos. La joven luce un nuevo tipo vestido

camisa1135

, más evolucionado que en la década en los 90, confeccionado con muselina blanca

adornado con una gran banda rosa a la cintura1136

. Al no llevar zagalejo debajo se adivinan a

primera vista los sensuales volúmenes de su cuerpo, encima porta una chaquetilla con las

típicas decoraciones de los vestidos populares.

La reina María Luisa consideraba muy favorecedor este atuendo por lo que se hizo

retratar por Goya (1799, Palacio Real, Madrid) vestida de maja. Tal fue su inclinación por él,

que hacía que sus damas lo llevaran para acompañarla en el paseo matinal por los jardines de

palacio1137

. En el museo del traje de Madrid se conserva un vestido de maja datado hacia 1801

que pone de manifiesto cómo este atuendo se adoptó a la nueva moda que marcaba el talle

bajo el pecho. Este tipo de traje también se acompañaría de un “spencer” o juboncito. Para

salir a la calle las majas adornaban su cabeza con mantilla que podía ir sobre una cofia. El

traje de maja se nos muestra, en general, con gran profusión de adornos y colores frente a la

1135

“De aquí arrancaría el vestido blanco suelto y cómodo de fin de siglo XIX y de las primeras décadas del

siglo XX, que se ven en las revistas de la época”. PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 252. 1136

RIBEIRO, A.: “La moda femenina en los retratos de Goya”. Goya. La imagen de la mujer. Madrid, 2002, p.

111. 1137

RIBEIRO, A.: “La moda femenina en los retratos de Goya”. Goya y la imagen de la mujer. Madrid, Museo

Nacional del Prado 2002, p. 114.

Francisco de Goya. La maja vestida. 1800-1807. Museo Nacional del Prado. Madrid.

327

corriente imperante marcada por la simplicidad en ornamentación y el color blanco1138

. El

atuendo de maja tendrá una gran difusión a lo largo del siglo XIX a través de la pintura

costumbrista sevillana y de las famosas bailarinas españolas que lo adoptaron para la

escena1139

.

1138

Véase, GÓMEZ DEL VAL, R.: Traje de maja. Madrid, Museo del Traje. 2008. 1139

Véase, PLAZA ORELLANA, R.: Historia de la moda en España. El vestido femenino

entre 1750 y 1850. Córdoba, 2009.

Traje de maja. Hacia 1801. Museo

del Traje. Madrid.

328

CONCLUSIONES

329

Marcados los objetivos de nuestro trabajo hemos analizado la moda en la sociedad sevillana

durante el siglo XVIII. Según nos ha aportado el estudio de los protocolos notariales, en la

ciudad se vistió a la moda internacional impuesta por Francia desde los primeros años de la

centuria. Se ha abordado con carácter globalizador y científico el estudio de la indumentaria

tanto masculina como femenina. La presente tesis doctoral demuestra que la moda “a la

francesa” llegó a la ciudad y penetró en toda la sociedad. Se han abordado una serie de

apartados intentando mostrar una evolución estilística, realizando un desglose de piezas para

un mejor acercamiento a las distintas prendas.

Hemos partido de una serie de apartados individualizados para proceder a un análisis

más exhaustivo y claro de todas las prendas usadas por la sociedad sevillana durante el siglo

XVIII. Comenzando por la ropa interior, hemos ido avanzando llegando al vestido, las

prendas de abrigo, los complementos y las pelucas para terminar con el calzado. La moda “a

la francesa” llegó al hombre sevillano a finales del siglo XVII ya que hemos encontrado una

serie de partidas en distintos inventarios de mercaderes con elementos destinados a las nuevas

prendas tales como la casaca y la chupa. La indumentaria masculina introduce el traje francés

con una extensa gama de colorido y profusión de adornos, aunque también siguen

apareciendo los tonos pardos y oscuros típicos de la indumentaria “a la española”. Durante la

segunda mitad del siglo surge el traje de majo que usan las clases populares caracterizado por

su profusa decoración y por la alteración de los volúmenes. El traje de majo parte del traje a la

moda para desarrollar sus propias reglas, a lo que se debe añadir la importancia de este

atuendo a nivel sociológico.

En cuanto a la indumentaria femenina, las sevillanas usaron el traje “a la francesa”

compuesto por casaca, monillo y basquiña en sus varias vertientes. A partir de la segunda

mitad de siglo se observa un cambio en los colores que comienzan a tender hacia los tonos

pastel típicos del rococó como el rosa y el celeste, así mismo aunque el traje compuesto por

varias piezas se sigue usando asistimos a la introducción de diversas tipologías de vestido

entero que llegan de Francia, tales como el vestido “a la polonesa”, “el vaquero” y el “vestido

camisa”. La mujer sevillana usaba manto y mantilla para salir a la calle, estas dos prendas

muy arraigadas en España permanecerán durante toda la centuria mostrando profusión de

colores y encajes. A finales de siglo surgirá el traje de maja que imitaron las damas pudientes,

tal y como se atestigua en el retrato que aportamos de una dama con el citado atuendo que se

conserva en el palacio de los condes de Santa Coloma, marqueses de Vallehermoso y por

330

tanto descendientes de la familia Bucarelli, una de las más importantes estirpes sevillanas del

siglo XVIII.

Otra de las conclusiones a la que hemos llegado estriba en la enorme importancia de la

ropa durante el siglo XVIII, no solamente por su alto precio en comparación con otros costes

que hemos tenido ocasión de conocer, sino también de su crucial importancia en el entrego de

la dote, condición indispensable para poder acceder al matrimonio por parte de la mujer. Los

recibos de dote, de toda la escala social, ponen de manifiesto la enorme importancia dada al

ajuar de la mujer y el alto valor de la ropa.

A pesar de que a partir del traslado de la Casa de Contratación a Cádiz en 1717 unido al

declive económico que sufría la ciudad desde las epidemias del siglo XVII, la documentación

atestigua que Sevilla importaba todo tipo de telas de diversos países europeos tales como

Francia, Inglaterra y Alemania y exportaba a Indias tejidos españoles y de procedencia

extranjera.

Así mismo el trabajo de campo nos ha permitido localizar en distintas colecciones

particulares sevillanas una serie de retratos de personajes sevillanos del siglo XVIII que como

fuente indirecta de nuestra investigación se pueden apreciar en el índice de retratos y que

ponen de relieve que estamos ante una moda de carácter internacional.

Finalmente, las razones que nos llevaron a este estudio expuestas en la introducción

general y que se centraban en el análisis e investigación científica de la moda en la ciudad de

Sevilla durante el siglo XVIII, creemos que han sido suficientemente superadas a la vista de la

documentación aportada. Los documentos utilizados para el estudio de la indumentaria han

sido fundamentalmente cartas de dote, inventarios post-mortem e inventarios capitales, así

como diversas divisiones de caudal o partidas que han sido de nuestro interés. La

documentación ha sido consultada e investigada en el Archivo de Protocolos de Sevilla y en

el Archivo Municipal de Écija, a través de casi cuatrocientos legajos desde 1700 a 1800.

Por otro lado, se ha tratado de hacer un acercamiento al ajuar doméstico a través del

mobiliario, la ropa de cama y los distintos espacios de habitabilidad haciendo particular

hincapié en la sala de estrado y alcoba, estancias donde hemos hallado las piezas más

significativas tales como tapices, colgaduras y escritorios. Así como la documentación

notarial pone de manifiesto que la sociedad sevillana está inmersa en la moda internacional,

331

las casas y su ajuar siguen siendo deudoras de la España del siglo XVII ya que presentan un

mobiliario que no ha evolucionado al mismo tiempo que la sociedad. A finales de siglo

veremos como penetran otras tipologías de mueble francés e inglés que se acercan a los

nuevos espacios domésticos, en los que el estrado se sustituye por el salón y surge el comedor

como estancia diferenciada.

Los documentos ponen de relieve que estamos ante una sociedad jerarquizada y

endogámica, con una importante presencia de los gremios y mercaderes, en la que la

aristocracia juega un destacado papel en cuanto al consumo de bienes de lujo, tal y como se

ha comprobado a través de inventarios post-mortem, cartas de dotes y capitulaciones

matrimoniales de algunos de sus miembros.

332

APÉNDICE DOCUMENTAL

333

DOCUMENTO Nº 1.

1701, mayo, 31. Sevilla.

Carta de dote de doña Rosa Manuela de Sotomayor y Montiel.

AHPSE: P-10318, 844- 846.

Escribano público: José López Albarrán.

Folio 844 v

“(…)

Primeramente una Gabacha Berde de brocatto de oro en ttrescientos rs 0300

Ytten una Basquiña de tafettan doble negro en doscienttos y cinquenta rs 0250

Ytten otra basquiña de sarga de color en doscienttos y settenta R 0270

ytten ôtra basquiña de sarga de color a medio traer en zien R 0100

Ytten una gabacha de ormesí negra con abottonaduras de platta

en Doscienttos y treintta R 0230

ytten otra gabacha de felpa negra en cien R 0100

Ytten un monillo de raso de oro encarnado en cien R 0100

ytten un tapapies de Brocatto de toledo en doscienttos cinquenta R 0250

Ytten un delantar de tafettan encarnado en sesentta R 0060

Ytten una Colcha de Damasco carmesí con su rodapies afo

rrada en tafettan carmesí en quinienttos Rs 0500

Ytten unas enaguas de media granilla nuevas en noventa Rs 0090

Ytten un manto âtafettanado en cientto y diez Rs 0110

(…)”

DOCUMENTO Nº2.

1701, julio, 8.Sevilla.

Dote de doña Petronila Moreno Páramo.

AHPSE: P-17111, 922- 924.

Escribano público: Pedro Nieto.

Folio 923 r

“Ytten Un Peinador y toalla de olan con encaxes en noven

ta Reales de Vellon 0090

Ytten quatro tablas de mantelas y veinte y quatro zerbilletas usadas

en ciento y treinta Rs de vellon 0130

Ytten quatro aderesos de camisas y calzones de bretaña y mangas de

estopilla guarnecida de encaxes de Yndias en setecientos cinquenta Rs 0750

Ytten treinta pares de calzetillas para Yndias en cien rs 0100

Ytten cinco pares de calsetas para ombre en setenta y siete Rs 0077

334

Ytten quatro pares de calzetas usadas en veinte y quatro R 0024

Ytten tres aderezos de camisas y calzones llanos en doscientos y noventa

y siete Rs de vellon 0297

Ytten quatro camisas de ombre por estrenar en ciento y sesenta

y quatro Rs de vellon 0164

Ytten diez y siete camisas de muger de diferentes lienzos y hechuras

en ochocientos sesenta y nueve Rs de vellon 0869

Ytten siete pares de enaguas blancas en ciento y noventa Rs 0190

(…)

Ytten De la ropa de bestir de color y mantos de las turcas quinientos

y onze Rs de vellon 0511

Ytten de la ropa blanca de bestir de dhas turcas y un cobertor y

almohadas con su lana quatrocientos Rs de vellon 0400

(…)

Ytten Un Bestido de tela seleste de oro y plata guarnecido de encaxe

de oro en novecientos y sesenta Rs. de vellon 0960

Folio 923 v

Ytten un tapapies de felpa verde guarnecido en seiscientos rs de vn 0600

Ytten un Vestido de tela gamuzada con su monillo guarnecido en

dos mil ciento setenta y cinco Rs 20175

Ytten un tapapies de raso seleste con un encaxe en quatrocientos

y cinco Rs de vellon 0405

Ytten una mantellina de raso encarnado guarnezida en

trescientos quinze rs de vellon 0315

Ytten una Angarina de felpa negra en ciento y cincoRs 0105

Ytten otra Angarina de gorgoran en cinquenta y dos Rs 0052

Ytten unos Mangotes de raso encarnado y flores de oro en noventa Rs 0090

Ytten un corpiño de raso con encaxes blancos en treinta Rs de vellon 0030

ytten un aderezo de encaxes blancos de bruselas en setenta y cinco Rs 0075

Ytten una Mantilla con encaxes de bruselas en quarenta y cinco Rs 0045

(…)”

DOCUMENTO Nº3.

1702, julio, 13. Sevilla.

Inventario de bienes de don Luis Rodriguez, mercader de madera.

335

AHPSE:P- 8173.1606- 1622.

Escribano público: José de Medina.

Folio 1611 v

“En la ciudad de Sevilla a quinze de dho mes

de Julio y año de Mill setezientos y dos con asisten

cia del dho sr. Alcalde y noticia del dho Padre gen

de Menores y por ante mi el dho escrivano p. del numero

los dhos albaseas continuaron el Ymbentario de los

Vienes del dho Luis Rodriguez en la forma siguiente

Ropa de color y Blanca = y otras cosas

Folio 1612 r

-Ytt quatro Gorgeras con Balonas de encaxes

de diferentes generos

-Ytt quatro pares de calsones blancos llanos

-Ytt seis pares de Calzetas y seis de escarpines

- Ytt un peinador y toalla de olan de Parir Viejo con

encaxes pequeños

-Ytt Un Vestido que se compone de capa y Ropilla de

paño de Segovia negro y calsones y mangas de Riso usado

-Ytt otro Vestido que se compone de capa y Ropilla de burato

con Calsones y mangas de tafetan sencillo

-Ytt otro Vestido de las mismas telas y piezas de la Partida

antecedente

-Ytt otro Vestido de paño fino de color que se compone de capa

Ungarina y Calsones y la capa tiene guarnicion angosta de oro

-Ytt una Jaquetilla de pelo de camello forrada en rasillo con

Mangas y Calsones del mismo pelo de camello

-Ytt un Armador de raso lizo negro con encages de oro

-Ytt otro Armador de felpa color de ambarcon encaxes

de oro mal tratado

-Ytt otro Armador de tela berde mal tratado

-Ytt otro Armador de Brocato con flores de oro maltratado

-Ytt un sombrero blanco fino Usado

-Ytt dos pares de medias negras de peso unas usadas

y otras viejas

Folio 1612 v

(…)

-Ytt Un Vestido de muger de Barracan de bruselas nuebo

que se Compone de Saya y Ungarina con Veinte botones de

filigrana de plata sobredorados

-Ytt una Ungarina de Razo negro con encages del mismo

336

color

-Ytt Una Saya de teleton color de castaña nueba

-Ytt otra Saya de tafetan doble vieja

-Ytt otra Saya de lanilla usada

-Ytt un Monillo de Razo liso Blanco con encages de

oro

-Ytt un Guardapies de tela Berde usado

-Ytt otro Guardapies de tel encarnada con floresitas

de oro

Folio 1613 r

-Ytt Una mantilla de raso lizo berde con encages crudos

-Ytt Un Guardapies de raso celeste con flores de oro y pta

que la dha Dª Magdalena Escudero dixo ser suyo y averselo dado

su Compadre dn. Joseph Toxo

-Ytt otro Guarda piez de tela encarnada con flores de oro

y plata que asimismo dijo averselo dado Dn Antonio de

Zulayca? su Compadre

-Ytt seis Camisas llanas de Morles con mangas de

estopilla

-Ytt tres pares de enaguas Blancas

-Ytt seis pares de calzetas y seis de escarpines

-Ytt tres corpiños de lienzo

-Ytt tres Pañuelos Blancos el uno de soles y todos guar

nesidos de encages

-Ytt catorze baras de encage en diferentes pedasos usados

-Ytt un corte de balona de encage de trencilla

(…)”

DOCUMENTO Nº4

1702, julio, 19. Sevilla.

Inventario de bienes de Doña Petronila de Sangronis, realizado por su viudo don Alejandro

Carlos de Licht, albacea in solidum.

AHPSE: P-10321, 620- 635.

Escribano público: José López Albarrán

Folio 622 r

“(…)

Ytten un Coletto de Antte con solapa y faldillas doble

Ytten un Par de Calzones de Gamusa forrados en bramante fino

Ytten un Capotillo de dos faldas para el campo de paño fino

Ytten una chupeta de medio paño de Grana con sus mangas y forro

337

Ytten un Dozelito de Damasco Carmesí con flueco del mismo color

Ytten dos fundas de Almohadas y dos azericos de tafettan

encarnados nuebas

Ytten ôttras dos fundas de tafettan encarnado usadas todas con lana

Ytten una saia de Pitiflor de nueve Paños de â bara y media, con su

forro de ttafettan senzillo color de âmbar

Ytten ôtra saia de teletton negro de nuebe paños de â bara

y media con ruedo de tafettan senzillo negro

Ytten ôtra saia de sarga encarnadina de diez Paños con

forro de tafettan senzillo color de ambar claro

Ytten ôtra saia de rasso lisso negro con nuebe paños de

â bara y media con forro de tafettan senzillo negro

Ytten ôtra saia de carro de oro color de ambar con siette pañoss

Ytten òtra saia de sarga ussada color de ambar con nueve paños

Ytten un tapapies encarnado de tela de oro y Platta

Folio 622 v

Briscada con ôcho paños forrado en tafetan senzillo celestte

con guarnicion de encaxe ancho de Platta

Ytten una hongarina y monîllo de lo mismo guarnecido uno y otro

de en Caxes de Platta de mîlan finos

Ytten un tapapies berde de tela de ôro y platta

de ôcho Paños con forro de tafettan senzillo encarnado con

guarnicion de encaje de ôro y Platta

Ytten un hongarina y monîllo de lo mismo guarnecido uno

y ottro con encajes de ôro y platta de mîlan

Ytten ôttro tapapies de raso berde de Valenzia de

Pitiflor con siette paños con guarnicion de encaxe âpolillado

ancho y forrado en tafettan senzillo encarnadino

Ytten una mantilla nueba de tela de ôro y Platta color

de fuego con guarnicion de cuchillejo angostto de Platta, Y fo

rrada de Gorgoranzillo listtado celestte

Ytten una hongarina de rasso blanco con lavores de ôro

flores de reliebe de colores forrada en encarnado

Ytten ôtra hongarina de rasso lisso blanco de florencia

y bordada de Sedas Ymagenería con Perfiles de ôro

y Guarnecida de fluequesillo de ôro y forro encarnado

Ytten ôttra hongarina de rasso encarnado de pitiflor

guarnesida con fluequesîllo blanco y forro encarnadino

Ytten ôtra hongarina de fondo negro con su forro y Guarnessiada

de encaxes negros de flandes y alamares de oro y platta.

Ytten otra hongarina de rasso negro de pîtiflor con su

forro y Guarnesida de encaxes negros de flandes

Ytten ôttra hongarina de rasso negro listtado con su forro

Ytten un monillo de rasso blanco bordado con flores de

sedas de China y perfiles de oro con forro encarnado

Folio 623 r

338

Ytten ôttro monillo de felpa verde con trensilla de ôro con su forro

Ytten òttro monillo con bisso de rasso lisso encarnado Y bor

dado de soles de hilo y oro de milan con su forro zelestte

y Guarnecido con encaxes blancos de flandes

Ytten ôttro monillo de tafettan negro muy usado

Ytten un tapapies de Paño de Grana fino y guarnîzîon

de Platta

Ytten dos mantos ussados uno rassado y ottro no

Ytten un delanttar de rasso encarnado de pitiflor

con cinco paños Juntto y Guarnecido de encaxes finos

de pitiflor

Ytten ôttro delanttar de tafettan Doblette negro

de tres paños

Ytten ôttro delanttar de red negro en forma de

encaje de una piessa

Ytten unos mangottes de rasso de ôro Celestte color

de Perla

Ytten ôttros mangottes de resttario de platta encarnados

Ytten un corpiño de rasso lisso color de fuego bordado

de Platta

Ytten ôtro Corpiño de tela encarnada ussado con

ttrensîlla de ôro y forro

Ytten ôtro Corpiño de tela blanca con encaxes

Folio 623 v

De òro con su forro

(…)

Ytten un cortte de saya de Peldefebre de seis Pañoss

un monillo de lo mismo con forro y ruedo de òlandilla

(…)

Ytten Un tterno de ropa de Bapttissar que se

compone de una hongarinitta de rasso lisso encarnado

bordada de plata con guarnicion de encaxitto de

platta, y una faxa de lo mismo forrado ttodo de

tafettan Celestte senzillo

Ytten un mantton de raso lisso blanco con guarnicion

de encaxe de ôro y plata forrado en ttafettan en

carnado senzillo

Ytten unas naguillas de lo mismo con sinttas de rasso

Ytten una cobija de olan Guarnessida de encaxes

blancos de Bruzelas de siette dedos de Ancho

y un rebosso de lo mismo y la Guarnizion de cinco

dedos de Ancho

Folio 624

Ytten un Pañal de Estopilla guarnecido con encajes de

Bruzelas de dos dedos y medio de ancho

Ytten una Camisitta de olan con balona y puños de encajes

339

de bruzelas de seis dedos de ancho

Ytten unos rasgos? de Anascottes blanco muy fino de quatro baras

Ytten una monttera de rasso berde bordada de ôro y plata

con su Penacho de Plumas negras y su forro

ytten un Penacho de Plumas de Yndias blanco Y a

marillo

Ytten un Cortte de encaxe negro para mantto de cinco puntas

de media bara y una òchava de Ancho”

DOCUMENTO Nº5.

1702, septiembre, 20. Sevilla.

Inventario de bienes de don Francisco Tello y Potugal, marqués de Sauceda.

AHPSE: P-8173, 1623-1634.

Escribano público: José de Medina.

Folio 1627 r

(…)

“Alhajas empeñadas

Ponen por Inbentario Un maso de perlas netas que

pesan diez y nueve onsas escasas las quales estan en

peñadas en doce mill Rs de Vn en los herederos del Capitan

Manuel Delgado.

Ytt Una Joya de Diamantes y esmeraldas con una

Ymagen de Nuestra Señora de Atocha que esta enpeñada

tres mill Rs de Vn en Don Lorenzo Iribarburu

Ytt. Un Relox de Diamantes con laso y copete = una

benera de diamantes y esmeraldas = Unos aguacates de

diamantes = y unos botones de rubies esmaltados = cuyas

alajas estan empeñadas por mano de Dª Josepha de

Loyola en cien doblones de a dos excudos de oro

Ytt una cadena de oro que pesa diez onsas = con

corazon de oro con Una Ymagen de la encarnacion

Folio 1627 v

orlado de diamantes = y una Joya mediana de rubies

y diamantes con quatro piedras menos = cuyas alajas

estan empeñadas en Bartolome Gimenez en doscientos?

y Veinte Pesos Excudos de a diez Rs de plata

Ytt una Joya de esmeraldas que esta empeñada en

los herederos de Don Xpristoval ¿ de Soto en cient

Pesos Excudos de a diez Rs de plata

(…)

340

Ytt un rosario engarzado en oro que esta enpeñado

en Don Diego de Blanez y Aguirre vecino desta ciuedad en

un mill y quinientos Rs de vellon

Ytt Un Baulito de filigrana de plata que esta empeñado

en la caxa de Don Gabriel de Morales Y Compañía com

prador de oro y plata desta ciudad en quatrozientos rs de Vn

Ytt Unos Espartillos de oro empeñados en la misma caxa de

dho dn Gabriel de Morales en tres mill Rs de vellon

Ytt Una Cruz y unas Gatezas , Galezas?? de diamantes y Perlas

netas enpeñadas en la misma Caxa de dho dn Gabriel

de Morales en quatro mill Rs de Vn”

DOCUMENTO Nº6.

1705, marzo, 2. Sevilla.

Inventario de bienes de don José de Palacios.

AHPSE: P-5165, 308-310.

Escribano público: Antonio Ruiz Jurado

Folio 310 v

“En la ciudad de Sevilla en res dias deste dho mes y año dhos ante mí

el dho escrivano publico y testigos de Yuso Scriptos paresieron los dhos Doctor

dn Juan Antonio Zambrano y dn Juan de Figueroa y dijeron que como

Folio 311 r

tales albaceas Ynsolidum que son y quedaron del dho dn Joseph de Palacios

difunto que Dios aya??? proseguir el Inventario que de sus Vienes y

hacienda tenian empesado ante mi por lo qual con Yntervencion del dho dn

Diego de la Torre y Esquivel ¿ y Curador Gen de Menores desta ciudad

desta ciudad `prosiguieron el dho Ymbentario en la manera siguiente

Primeramente un Vestido de fondo Usado guarnecidas las mangas de flueco ¿

sido para hombre

Ytt otro bestido para hombre que se compone de ropilla de burato y clazones

y mangas de nobleza

Ytt dos pares de calzones de nobleza usados

Ytt una capa de burato Nueva

Ytt una Ropilla de Vaieta bieja

Ytt Unas mangas de tafetan biejas

Ytt unas mangas de Rizo biejo con Ropilla y Calzones de paño

Ytt una capa de paño fino de Segovia nueba

341

Ytt quatro armadores uno de Raso liso blanco biejo dos negros de tafetan

el uno usado: y el otro armador de Damasco berde de oro Usado

Ytt quatro toallas vizcainas

Ytt unas medias negras de peso usadas

Ytt un Señidor de medio Rasillo de tres baras de largo y media de ancho

Ytt un tallesillo de tafetan tornasolado guarnesido de encajes blancos y se

jilla ¿ de plata

Ytt Vinúu bordado de seda

Ytt un bestido para muger de tela color Gamusado tallesito guar

necido de encajes de plata y tapapies con un encaje de plata de a tercia

Ytt otro bestido de tela berde guardapies y unguarina guarnesida de flue

quesillo

Ytt un Unguarina de felpa negra bieja

Ytt Un monillo de tafetan pajiso con Guarnicion negra

Ytt dos saias de pelo de camello ambar y una Unguarina de lo mismo

Folio 311 v

Yttem una savana de olan y otra media savana de lo mismo guarnesida de

encajes de quatro dedos de ancho

Yttem quatro Revosos de encajes biejos

Yttem dos armadores llanos blancos

Yttem una cobija de estopilla con encajes usada

(…)

Yttem Una casaquilla de paño fino de Segovia color de ambar sin botones ni oja

les con su forro por estrenar

Yttem un emballenado de tafetan doble de Lustre negro

Yttem una mantilla de encaje encarnado guarnecido con encaje blanco usado

(…)

Folio 312 r

Ytt. una colgadura de dha cama de Damasco carmesí con cuchillexo

de oro fino bien tratada que se compone de seis cortinas cielo y rodapies

y colcha que haviendo quedado por vienes de la dha da Josepha de Avila Re

sivio el dho dn Joseph de Palacios entre las alajas del pago de la lexma Y dotes

de la dha su muger”

DOCUMENTO Nº7.

1705, marzo, 20. Sevilla.

Inventario de bienes de don Salvador Moreno.

AHPSE: P-5165, 360-372.

Escribano público: Antonio Ruiz Jurado.

342

En la Mui Noble y mui leal ciudad de Sevilla en Veinte

días del mes de marzo de mill setecientos y cinco a ante mi el scrib p

y testigos de yuso escriptos parecio doña Cecilia eugenia Guerrero viuda

de Salvador Moreno vezina desta ciudad en la collacion de Sa Marcos?

y dijo que como alvasea insolidum q es y quedò del dho su marido nombrada

por el poder para testar que la otorgo q passo ante mi en prim deste

presente mes y año de la ¿ a que se remite queria hacer inventario de los

vienes y hazienada que quedaron por fin y muerte del susodho para q cons

te a sus herederos y demas personas que los hubieren de haver quales y

quantos son por tanto con intervencion del Lizenciado dn Diego dela torre

y esquivel padre y curador gen de menores desta ciudad havía e hizo

el dho ymbenatrio en la manera siguiente

Mercaderias

Primeramente se ponen p Ymbentario las mercaderias que estan en la

tienda que tenia en esta ciudad en la calle francos que son las siguientes

Primeramente seis tapapieses de raso de oro verdes azules y encarnados

Ytt veinte y dos varas de raso de oro verde

Ytt Cinquenta varas de Brocato de oro azul y verde

Ytt quatro varas de raso negro labrado

Ytt setenta y ocho baras de tafetan negro Doble de Sevilla

(…)

Folio 360 v

(…)

Ytt nueve pares de medias de capullo de muger amarillas

Yttem trescientas y veinte y dos libras de galones y randas de oro y

plata falza

Yttem quarenta libras de rivete de oro y plata falso

Yttem veinte y siete libras de encaje de oro y plata falso

Yttem sesenta y quatro libras de cuchillexo de oro y plata falsa

de Milan

Ytt diez y siete libras de cuchillexo de oro falzo ordinario

Ytt diez y siete libras de Ylo de oro y plata falso de milan

Yttem doce libras de oro y plata falzo ordinario

Ytt quarenta y una libras de ojuela de oro falso surtido

Yttem veinte libras de ojuela de plata falsa surtida

Ytem cinco libras de trensilla de oro y plata falso

Folio 361 v

(…)

Ytt quarenta de onzas de hilo de plata fino de Milan de dos cavos de batioja

Ytt quince botones de hilo de oro y plata fino grandes de casaca

ytt veinte y quatro botones de oro y plata finos de casaquilla

Ytt once gruesas de botones de oro y plata fino de chupa

Ytt diez y ocho gruesas de botones de oro y plata de armador

(…)

343

Folio 370 r

Ropa del difunto

Ytt una capa de paño azul con cuchillexo de oro

Ytt una casaca de droguete

Ytt un calzon y chupa de raso de oro seleste

Ytt un coleto un armador y unos calzones de ante

Ytt un capote calsones y casaquilla de pelo de camello

Ytt un armador de raso verde con cuchillejo de oro

Ytt una casaca y una casaquilla de tafetan doble negro

Ytt una capa de paño color de ambar

Ropa de la viuda

ytt un Bestido de Raso de oro melado de Guardapiés unguarina y cotilla

con encajes de Milan

ytt un guardapies de raso de oro verde

Ytt una saia de teleton

Ytt una Unguarina de ormesí negro

Ytt una saya de tafetan doble negro

Ytt una unguarina de fondo

Ytt una mantilla de raso de oro

(…)

Folio 370v

(…)

Ytt un tapalotodo de albornos

(…)”.

DOCUMENTO Nº8.

1709. Sevilla.

Partición y división de bienes de Doña Francisca de Medina y Salazar,

Marquesa de la Peñuela.

AHPSE: P-3777, 66-209.

Escribano público: Toribio Fernández de Cozgaya

Folio 80 r

(…)

“-Ytt una Colgadura de Cama de damas

co Carmezí con galoncillo de oro falzo

con su colcha de lo mismo manchada y mda

y aprezda en 174 en ochocientos Rs 0800

-Ytt un Dozelito de dicho Damasco

344

carmezí Uzado ¿ y aprezdo en 175

en quarenta Reales 0040

-Ytt Una Colgadura de Cama de

Damasco Berde para camino bieja

ymbentariada y apreciada al? en 176 en

doscientos y quarenta Rs 0240

(…)

-Ytt Una Colgadura de Cama de gaza

encarnada y plata con fluequeado de

seda viexa ymbentariada y apreciada

al en 178 en trescientos y cinquenta R 0350

Folio 81 r

(…)

-Ytt Una Colgadura de Cama de

tercio pelo verde con reves de felpa

larga en carnada y su colcha de lo

mismo, y su rodapies, guarnecido todo

con cuchillejo de oro de Milan, ymben

tariada y apreziada aen 186 en

quatro mil y quinientos Rs 40500

-Ytt una colcha tellis de tela de oro

encarnada y blanca que tiene doze varas

guarnezida de cuchillejo de oro falzo

forrada en tafetan gamuzado uzada

que por olvido no se ymbentario se aprecio

en quinientos y quarenta Rs 0540

Folio 87v

(…)

Primeramente una Joia grande de oro

con una esmeralda grande en medio

y cinco menores y noventa y dos esme

raldas pequeñas y ciento y sesenta

Diamantes con su pendiente y en el

dies y siete esmeraldas, y beinte y un

Diamantes y mda y apreziada aen 219 en seis

cientos pesos excudos y dos octavos 06002/8

Folio 88 r

(…)

-Ytt unos Sarzillos de oro y esmeraldas

cada uno con cinco aguacates pendientes

desiguales, y cada sarzillo tiene ciento

y sesenta y nuebe esmeraldas pequeñas

ymbentariadados y apreciados aen 221 en

ciento y quarenta ex 0140

Folio 89 r

345

(…)

_Ytt otros satzillos y en cada uno quatro

perlas Verruecos y un corazoncito de oro

ymbentariados y apreziados a en 229

en vceinte escudos 0020

-Ytt dos pares de Votones y en cada uno

ocho diamantes en borzelana ymbentt

y apreciados a en 230 en quarenta y ocho ex” 0048

DOCUMENTO Nº9.

1710, mayo, 8. Sevilla.

Inventario de bienes de Doña Juana de Rivera, marquesa de Aguiar.

AHPSE: P- 2822, 456-458.

Escribano público Toribio Fernández de Cozgaya.

Folio 457 r

“(…)

Ytten una basquiña de ormesi de ocho paños vieja

Ytten otra basquiña de raso liso negra de diez paños

Ytten un monillo de raso verde y guardapies de lo mismo

Ytten una Basquiña de espumilla encarnada desecha

Ytt. Un envallenado, ongarina de tela azul guarnezida la casaca con encages de oro

y blancos

Ytten una casaca de raso liso encarnado guarnecida con galon de oro y puntilla

blanca

Ytten otra casaca de raso liso verde toda guarnecida de galon de oro

Ytten una Basquiña de tafetan doble negro mal trattada

Yten otra Basquiña de felpa negra

Folio 457 V

Ytt. una ongarina de raso liso negro guarnezida con encage de puños y ¿

Ytt. una saya de barragan de Bruselas blanca

Ytt. un par de almoadas de tafetan listado con encages blancos

Ytt. una Basquiña de raso negro Bieja

Ytt. Dos cortinas de tafetan carmesí con sus cenefas

Ytt. un guardapies de tela azul

Ytt. una saya de espumilla azul

Ytt. un guardapies de tela encarnada usado

Ytt. una saya de ormesi negro con tres encages blancos tejidos en ella

Ytt. un Bestido de sarga color de ambar bordado de Afelpado

Ytt. nueve varas y media de raso verde y blanco en cortes

Ytt. una ropa de baptizar con mantilla naguillas y casaquita y camisita de olan

de raso encarnado

Ytten un manto

346

Ytt. una mantilla de raso liso encarnado con encages blancos de Bruselas

Ytt. un encage de manto de dos ttercias de ancho

Ytt. otros dos pedazos de encage negro de Humo

(…)

Ytt. tres mantillas de vaieta las dos guarnecidas con encages usadas

Ytt. un guardapies de raso carmesi y blanco usado

Ytt. un coche de viga usado con entrapada y cortinas de paño encarnado para el

Inbierno y Alvornozes y cortinas de damasco para el verano

(…)”.

DOCUMENTO Nº 10.

1710, junio, 8. Sevilla.

Carta de dote de José Robles, oficial de albañil a favor de Francisca Lucrecia Lezcano.

AHPSE: P- 2822, 605.

Escribano público: Juan Muñoz Naranjo

“Yten quatro camisas de muger y tres pares de naguas blancas todo en ciento y onze r 0111

Yten dos pañuelos blancos y quatro corpiños de lo mesmo todo en treinta y dos r 0032

Yten un monillo de tafetan sin mangas una almilla blanca y un paño de peines todo en

catorze r 0014

Yten un bestido de tafetan doble en noventa r 0090

Yten unas naguas de sempiterna encarnada con guarnicion en setenta y cinco rr .0075

Yten un tapapies y monillo de tafetan chorreado en veinte y siete rr 0027

Yten dos pares de naguas las unas chorreadas y las otras de estampado en veinte rr

0020

Yten dos delantares uno de tafetan con encages y otro blanco â? en Vte y seis rr 0026

Yten quatro pares de calzetas y escarpines en Vte y quatro rr 0024

Yten unas medias de seda encarnadas bordadas en veinte rr 0020

Yten un monillo de raso encarnado y una saia en ciento y veinte rr 0120

Yten dos mantos uno nuevo y otro traido en ochenta y dos rr 0082

Yten una toalla de Indias de algodón dos pares de guantes y tres abanillos en

sesenta y quatro 0064

Yten un tocado de Indias y otras niñerías en quarenta y quatro rr 0044

347

(…)”

DOCUMENTO Nº11.

1715, agosto, 16. Sevilla.

Inventario de bienes de don Pedro Dutramble.

AHPSE: P-5178, 600-611.

Escribano público: Antonio Ruiz Jurado.

Folio 604 v

“(…)

“Ytt veinte camisones de diferentes lienzos

Ytt diez pares de calzones blancos= y tres armadores de

diferentes lienzos

Ytt veintte y quatro almohadas de diferentes lienzos y

otra labrada de seda

Ytt seis corbatas de olan y muselina usadas las cinco

con encages y la otra llana

Ytt cinco pares de calzones de diferentes lienzos guarne

sidos de encages

Ytt tres camisones de estopilla guarnecidos de encages

Ytt quatro pares de calzetas = quatro de escarpines viejos

(…)

Folio 605 r

Ytt un par de calzones marineros de tafetan Gamusa

do con encages negros viejos

Ytt un armador de tisu de oro y plata

Ytt ôtro de damasco de ôro color de ambar Galoneado

de oro

Ytt ôtro de tafetan doble negro usado

Ytt una Cassaca don dos pares de calzones de Carro de

oro blanquisco botonadura de plata y foor de ta

fetan azul

Folio 605v

Ytt una Cassaca y un par de calzones de lanilla o bu

rato vieja negra

Ytt una Cassaca de espumilla plateada y Rossada vieja

con botonadura de plata

Ytt una Cassaca de montar de paño color de melocoton

vieja

Ytt una chupa y calzones de morles de color viejo

Ytt una chupa de Damasco negro vieja

348

Ytt ôtra chupa de razo de manopla verde y anteada

Ytt cinco pares de calzones de paño viejo de diferentes co

lores

Ytt ôtro par de calzones de damasco azul

Ytt un Ropon o vata de Espumilla plateada forrada

de tafetan carmesi mui vieja

Ytt dos virretas una de terciopelo carmesí y la otra

de paño a colores vieja

(…)”

DOCUMENTO Nº 12.

1715, agosto, 31. Sevilla.

Inventario bienes de don Ambrosio Pérez de Texada

AHPSE: P- 5178, 691-705.

Escribano público: Antonio Ruiz Jurado.

Folio 697 v

“Ropa de color de hombre

Ytt un vestido de paño de francia de hombre que se compone

de casaca chupa y calzones con botonadura de oro

Ytt otro bestido de carro de oro color de ambar que se

compone de casaca y calzones con botonadura de oro

Ytt otro bestido de paño negro que se compone de de casaca cal

zones y chupa de nobleza con botonadura de seda

Ytt ôtra casaca de droguete? plateada forrada de tafetan

y botonadura de oro

Ytt otra cassaca de paño de Segovia color de café vieja

con botonadura de seda

Folio 698

Ytt un Justacor de pelo de camello forrado en vayeta vieja

Ytt un armador de teleton color de ambar forrado en olanda

Ytt un capote de carro de oro âforrado en vaieta viejo

Ytt un bestido de paño de francia negro que se compone de cassaca

y calzones con botonadura de seda

Ytt otro bestido de paño de francia color de ambar que se

compone de cassaca chupa y calzones y votonadura de oro

Ytt otro bestido de carro de oro que se compone de cassaca

calzones y chupa de razo color de café guarnecido de galon

de oro y botonadura de lo mismo

Ytt una chupa de terciopelo carmesí guarnecida de galon

de oro y botones de lo mismo

Ytt una capa de paño azul con su Bueltillo ¿ de oro

Ytt dos armadores con mangas uno de teleton y otro de granilla

349

Ytt una Casaquilla de paño vasto blanquisca con botones

de lo mismo

Ytt un armador de ante con sus mangas guarnecido de

Ruetillo? negro

Ytt una Cassaquilla y calzones de paño vasto con botones

de lo mismo

Ytt otros calzones de lo mismo

Ytt un ârmador de granilla con botones de metal

Ytt dos Cassaquillas de paño basto ôbscuro con botones de lo

mismo

Ytt una Capa de paño de Segovia azul con galon de oro

Ytt otra de paño blanquisco basto

Ropa de muger

Ytt un bestido de tela azul que se compone de tapapiés

y monillo el tapapiés guarnecido con un encage de Milan

ancho y el monillo con galon y puntilla de plata y oro

Ytt un guardapies de Rasso de oro guarnecido con sus encxes

de Milan angostos

Ytt ôtro Guardapiés de Rasso de oro verde

Folio 698 v

Ytt una cassaca de fondo guarnecida toda de Galon de oro

y puntilla de plata

Ytt otra de Razo negro guarnecida con galon de oro y punti

lla de plata

Ytt ôtra de Razo negro guarnecida con galon de oro y punti

lla de plata

Ytt ôtra mantilla de felpa verde guarnecida con encage de

milan

Ytt otra de Razo liso encarnada guarnecida con encages

de milan

Ytt ôtra de raso color de café llana

Ytt ôtra de raso encarnado vieja y llana

Ytt una saía negra de nobleza

Ytt ôtra negra de tafetan

Ytt ôtra de Razo liso color de perla

Ytt unas naguas de Vaíeta vieja color de aroma?

Ytt una saia de pelo de camello color de ambar obscuro

Ytt dos monteras de pluma vordadas en oro

Ytt un manto nuevo

Ytt una museta de Razo lizo verde y felpa negra con sus

cordones y alamares de seda y un bonete

Ytt dos Rodapís el uno de damasco carmesí guarnecido

con su cuchillejo de oro y el otro de Brocatel sin guarnición.

(…)

Folio 699 r

350

En Sevilla en cinco días del mes de Septiembre deste dho

año ante mi el dicho escribano publico y testigos parecieron

los dichos Doña Catalina Perez de Silva y Don Diego Pe

rez de Texada y dixeron que como tales albaseas testam.

Insolidum del dicho Don Ambrosio Perez de Texada su mari

do y Padre querían proseguir el Inventario que de

sus bienes y hazienda ânte mí tienen empesado por lo

qual y con la dicha intervencion lo prosiguieron en la

manera siguiente

Folio 699 v

Oros y plata labrada

Primeramente una cadena de oro de eslabones y al Remate

una escopetita y diferentes juguetes dentro

Ytt un Rosario de Guaiamo engarzado en oro con tres meda

llas en la cruz

Ytt un Rosario con cuentas de ambar engarazado en oro con

su cruz de lo mismo y una medalla

cruz con seis esmeraldas

(…)

Folio 700

(…)

Ytt una media luna de oro esmaltado de negro con una

perla en medio

Ytt dos pares de sarsillos de oro y esmeraldas y âmbos

con sus aguacates por remate

Ytt dos hebillas de oro y esmeraldas

Ytt quatro limpiadientes de oro y esmeraldas

Ytt quatro botones de oro con sus piedras âmarillas

Ytt una Joya de oro con diamantes y esmeraldas y en ¿’

una Imagen de la Soledad con su caxa de terziopelo

carmesi

Ytt otro joya echura de lazo con su Remate avajo de oro

y diamantes pequeñita con su caxa de terciopelo carmesí”

DOCUMENTO Nº 13.

1719, abril, 13. Sevilla.

Dote a favor de Juan Alfonso de Prado, maestro zapatero de obra prima.

Se la entrega don Juan Baptista Clarebout para quien trabaja como sirvienta su

futura mujer Ana Josefa Marín.

AHPSE: P-10345, 255-256.

351

Escribano público: Juan Márquez de Guevara.

Folio 255r

“(…)

Ytt una gabacha de felpa negra guarnecido con alamares

de oro en Doscienttos quarenta Reales 0240

ytt otra dha de nobleza negra guarnecida con puntilla

de plata en noventa Reales 0090

yttUn monillo de Manopla Color de melocoton guarne

cido con galon de plata en noventa reales 0090

ytt otro dho de raso color de fuego guarnecido con

galon de platta en settenta y cinco Reales 0075

ytt otro dho de paño azul con la misma guarnicion

en quarentta y cinco reales 0045

ytt un tapapies de raso color de fuego guarnesido

con encaxe crudo en ciento cinquenta R 0150

ytt otro dho de tafettan Doble seleste muy usado

con trensilla de plata en sesentta Reales 0060

Ytt una mantilla de raso color de fuego

Folio 255 v

guarnecida con galon de plata en ciento y cinco R 0105

Ytt otr dha de Bayeta tinta en grana guarnecida con

encaxe crudo en treyntta Reales 0030

Ytt unas enaguas de pelo de camello nuebas guarne

sidas con encaxe crudo en cientto y veintte R 0120

Ytt ottras dhas de bayeta berde guarnesidas con sintta de

tisu encarnada en treyntta y siette Reales y medio 0037 ½

Ytt un manto nuevo en sesentta Reales 0060

Ytt un Besttido de Rasso seleste guarnecido con ga

lones de plata en quinientos Reales 0500

Ytt Un delanttar encarnado con puntilla de plata en

treyntta y dos Reales 0032

Ytt ottro dho negro bordado de felpilla negra en vte y dos R 0022

Ytt Dos pares de medias de peso encarnadas en qua

352

renta y cinco reales 0045

Ytt ocho camissas nuebas en trescienttos Reales 0300

Ytt tres dhas usadas en quarenta y cinco Reales 0045

Ytt seis pares de enaguas blancas en cienttto y cinq.ta R 0150

Ytt ocho corpiños en veinte y seis Rs 0026

Ytt Nuebe delanttares en cientto cinquentta y seis Rs 0156

Ytt Dos Candongas en quarentta y cinco Reales 0045

Ytt Diez pares de calzetas en quarenta Reales 0040

Ytt Doze de escarpines en doze Reales 0012

Ytt Un par de buelos en treyntta y quattro Reales 0034

Ytt Dos Pañuelos de estopilla en quince Rs 0015

DOCUMENTO Nº 14.

1719, abril, 13. Sevilla.

Inventario capital de Juan Alfonso de Prado maestro zapatero

de obra prima.

A.P.S. Legajo 10342, folio 257-258.

Escribano público: Juan Márquez de Guevara.

“En el Nombre de Dios Amen en la ciudad de Sevilla en

treze días del mes de abril de mill settecienttos y diez y nuebe años an

tte mí Juan Marquez de Guevara escrivano piblico del Numero della y

testigos yuso escriptos parecio Juan Alfonso de Prado mro za

patero de obra prima vezino desta ciudad en la Collazion de sr San

Ysidro al sitio de la Alfalfa y dijo que por quanto el suso dho

estta para conttraer matrimonio con Ana Josepha Martin

Donzella Natural de la Villa de Dos Hermanas hija lexma de

Gaspar Martín difuntto, y de María Ortiz su muger y para q.

en todo tiempo constte los vienes que estte otorgante lleba al dho ma

trimonio quiere hazer Capital dello y Poniendolo en efectto lo haze

de las partidas siguientes

Primeramente Cíento y doze pares de hormas de hombre a quatro

Rs. cada par montta quatrocienttos y quarentta y ocho Rs 0448

353

Ytt quarentta y tres pares de hormas de muger a tres Rs cada par

son cientto y veintte y nuebe Reales 0129

Ytt Cínquentta y dos pares de hormas Chicas a dos Reales

cada par son cientto y quattro Reales 0104

Ytt treintta y un pares de zapatos de hombre a quinze Reales

cada par montan quatrocienttos y sesenta y cinco Rs 0465

Ytt Nuebe pares de zapatos de muger a doze Rs cada uno son

cientto y ocho 0108

Ytt Veintte y tres pares de zapatos chanbergos a doze Rs

cada par son Doscienttos y settentta y seis Reales 0276

Ytt Ytt tres pares de zapatos de muger llanosa nuebe Rs cada par

son veintte y siette Reales 0027

Ytt cattorze pares de zapatos a siette Rs cada par ympor

tan Npbenta y ocho Reales 0098

Ytt diez pares de Zapatos Chicos a quattro Reales ca

da par son quarentta Reales 0040

Ytt Ytt quinze docenas de pares de tacones a quattro Reales

cada una ymportan sesentta Reales 0060

Ytt siette dosenas de pares de tacones de muger a cinco

Reales cada una ymportan treyntta y cinco Rs 0035

Ytt quattro pares de tiseras a diez Rs cada una ymportta

quarentta Reales 0040

Folio 257 V

(…)

Ytt Dozena y media de Cordovanes negros a quinze Rs.

cada uno ymportta Doscienttos y settentta” 0270

DOCUMENTO Nº15.

1724, agosto, 17. Sevilla.

Inventario de bienes de Doña Gregoria Blazquez Calderon realizado por su albacea.

AHPSE: P-1323, 337-345.

Escribano público: Dionisio Bravo de Velasco.

354

Folio 337 r

“En el nombre de Dios Amen en la ciudad de Sevilla en ve

intte y quattro diaz del mes de Julio de mill settezientos y ve

intte y quattro años estando en las cassas de la morada Dn

Juan Joseph de Ariza mercader de Lenzería vezino deestta dicha

ciudad que son en ella en la Collazion de nuestro sr. sn. Salvador en

la plazuela que llaman de la Abería anttemi Dionisio Bravo escriva

no Publico de su numero y los testigos infra escriptos parezio el dho

Dn Juan Joseph de Ariza a quien doy fe conosco y como unico herede

ro y Albacea que quedo de Doña Gregoria Blazquez Calderon su

lexitima muger difuntta q. Dios aya nombrado en el testamento q

otorgo devajo de cuya disposicion pareze fallezió que passo anttemi

en treze deste dicho mes y año a que se remitio dixo que por fin y muerte

de la dicha Dª Gregoria Blazquez Calderon su muger quedaron ciertos

bienes caudal y efecttos y que para que siempre conste a las personas que

aellos pretendieren tener dercho quales y quantos son queria hazer

Ymbentario solemne dettodos y poniendolo en efecto lo hizo en la for

ma siguiente (…)

Folio 338 v

Ropita de canastilla

Ytt. unas naguillas de raso color Celestte nuevas forradas en tafetan

senzillo encarnado y guarnesidas con puntas de plata y las dos de colonia de se

da de tizú

Ytt. otras dichas de Anascote blanco guarnezidas de Colonia labrada de seda

Ytt. dos cobijas de estopilla ancha guarnecidas con encajes de pitiflor

Ytt. seis rebozos de lo mismo guarnecidos de dhos encajes

Ytt. dos camisittas de ôlan guarnecidas de dhos encajes

Ytt. ocho dichas de bretaña y mangas de estopilla guarnesidas con dhos encajes

Ytt. tres rebozos de estopilla llanos

Ytt. doze pañales de bramante

Ytt. un Acerito de olan con funda de tafetan guarnecido de encajes de pitiflor

Ytt. quattro sabanillas de cuna de bramante

Ytt. dos Almohaditas de cuna de Lienzo del Imperio

Ytt. una faxa de cinta encarnada de tela usada

Ytt. dies y seis faxas de distintos generos

Ytt. un capillo de tafetan guarnecido de encajes

Ytt. dos faxas de parir de bramante

Ytt. una colcha para la cuna de sempiterna estampada forrrada

en sereni con fluecos de hilo azul

Ropa de color de muger

Ytt. un tapapies y cazaca de tela de plata sobre Damasco encarnado

forrados en tafetan y guarnecidos con galon de plata

Ytt. otro guardapies de raso verde forrado en olandilla con galon

de oro

Ytt. otro dho de raso carmesí usado con galon de plata

355

Ytt. otro dhos de Damasco Aromado viejo con galon de seda

Ytt. una Anguarína de Damasco Aromado guarnezido de galon de plata

Folio 339

Ytt. otra anguarina de pelo de camello llana

Ytt. un monillo de grana llano

Ytt. otro dicho de raso carmesí con botones y guarnizion de plata

Ytt. otro monillo de pelo de camello viejo guarnecido de punta de plata

Ytt. otro dicho de Morles Aromado

Ytt. un corpiño de Damasco encarnado bordado de plata

Ytt. una mantilla usada de tela seleste guarnecida de punta de plata

Ytt. un delantar de tafetan blanco bordado de oro y seda

Ytt. quatro varas y media de peñasco tornasolado corte para anguarina

Ytt. quatro varas y media de tafetan doble blanco para forro

Ytt. una basquiña de Peñasco tornasolado

Ytt. otra dicha de pelo de camello

Ytt. otra dicha de tafetan doble negro

Ytt. unas enaguas de bayeta grana con puntas de seda

Ytt. un manteo de vayeta pajizo usado

Ytt. un manto de Sevilla con siete varas

Ytt. otro dicho viejo

Ytt. un par de medias encarnadas usadas

Ytt. dos pares de ligas bordadas con puntilla de plata

Ytt. dos pañuelos dobles de seda

Ytt. una paletina azul usada

Ytt. quattro abanicos usados de diferentes xeneros

Ytt. dos pares de guantes blancos de hilo y algodón”

DOCUMENTO Nº 16.

1725, julio, 16. Sevilla.

Recibo de dote de Bartolomé de Ortega a Francisca Masia.

AHPSE: P- 5188, 512-514.

Escribano público: Antonio Ruiz Jurado.

Folio 512 v

“(…) Ytt una mantilla de bayeta tinta en grana

guarnesida en treinta y seis reales 0036

Ytt una mantilla de raso carmesí en

ciento y òchenta reales 0180

Ytt una basquiña de pelo de camello en ciento

nobenta reales 0090

356

Ytt otra dicha de tafetan doble negro en doscientos

y sesenta reales 0260

(…)

Ytt una gitanilla de tafetan doblete de Sevilla

guarnesida en setenta y cinco rr 0075

ytt un monillo de grana guarnesido en cien

to y cinquenta y cinco reales 0155

Ytt un monillo de raso verde en nobenta rs 0090

Ytt un monillo de paño grana en treinta r 0030

Ytt un corpiño de tafetan encarnado en vein

te y dos reales y medio 0022 ½

Ytt otro dicho de morles en seis reales 0006

Ytt tres abanillos uno de roma y dos ordina

rios en setenta y cinco reales 0075

Ytt un rosario engarzado en plata en sesenta 0060

Ytt un par de guantes de seda en treinta 0030

Ytt otro par de guantes de hilo blanco en ôcho rs 0008

Ytt otro par de guantes de lana tinto en grana

en diez y ôcho reales 0018

Folio 513 r

Ytt un par de puños de encage fino en quince rs 0015

Ytt unos buelos de encages finos en sesenta rs 0060

(…)

Ytt un clavillo de plata en ôcho reales 0008

Ytt dos moñas una de tela y ôtra de seda en ôcho rs 0008

(…)

Ytt un regalillo de pelo blanquisco en treinta y dos rs 0032

Ytt dos paletinas una de color de punzòn y la otra negra

en treinta reales y medio 0030 ½

Ytt dos delantares uno encarnado bordado y ôtro ne

357

gro guarnecido en cinquenta reales 0050

Ytt un guardapies dorado en doscientos rs 0200

Ytt una cama de colgar nueva de paño teñido en

doscientos y quarenta reales 0240

(…)

Ytt un scriptorio de carey embutido en marfil

con su pie en doscientos y diez rs 0210

Ytt un bufete de comer con su cajon en veinte rs 0020

DOCUMENTO Nº 17.

1725, septiembre, 22. Sevilla.

Inventario de bienes de Doña Isabel Inés Francisca Malcampo y Omazur.

AHPSE: P-5188, 684- 690.

Escribano público: Antonio Ruiz Jurado.

Folio 686 v

(…)

“Ytt una bolsa de ir a casar ( cazar)

Ytt tres pelucas

Ytt quatro birretinas bordadas de plata

Folio 687 r

(…)

Ytt un roperito de dos varas de âlto

(…)

Ytt un escaparate de tres varas de alto con puertas de âlam

bre donde estan los libros

(…)

Ytt una mesa con sus âtriles para escribir de dos varas y me

dia de largo

Folio 688 v

(…)

Ytt quatro pañitos de barba

Ytt una cama de tres varas y media de alto con su colgadura ver

de bordada en Yndias y sitial de lo mismo

Ytt tres cortinas de tafetan carmeside â quatro varas de largo

358

Ytt tres casacas de paño

Ytt dos ddhas de lila encarnada

Ytt seis pares de calzones

Ytt una chupa y calzones de gamusa

Ytt seis pares de medias

Ytt dos chupas de raso

Ytt dos biricues

Ytt un espadin de plata

Ytt quatro sombreros

Ytt una escopeta

Ytt quatro sayas una de terciopelo una de damasco negro

otra de pelo de camello otra de melendra?

Ytt ocho casacas de muger las dos de tela

ytt quatro guardapieses los dos de tela

Ytt una bata de tela y otra chica de rasso

Ytt una bata de hombre de damasco

Ytt tres delantares los dos bordados de plata

Ytt una colgadura de cuna y mosquitero de dha

ropa de los niños

Ytt onze camisitas de la niña

Ytt siete pares de naguas blancas

Ytt seis pañuelos y calsetas

Ytt tres corpiños

Ytt tres delantares

Ytt seis camisones de el niño

Ytt siete pares de calzones

Ytt tres capillos

Ytt seis armadores blancos

Ytt quatro pañuelos y calzetas

Folio 689 r

(…)

Ytt quatro guardapieses de la niña

Ytt dos sayitas

Ytt un manto

Ytt dos casacas

Ytt una paletina

Ytt quatro pares de medias

Ytt una casaca del niño

Ytt dos chupas

Ytt dos pares de calzones

Ytt tres sombreros

Ytt un espadin de plata

Ytt una casaquilla de montar

Ytt cinco pares de medias

Ytt una mantilla de la niña

Ytt tres delantares de tafetan

359

Ytt diez corbatas de encages

Ytt ôcho corbatas llanas

Ytt ocho puños llanos

Ytt treze pañuelos llanos

Ytt diez y ocho camiones

Ytt ôcho pares de calzones blancos

Ytt doze armadores

Ytt ocho pares de calzetas

Ytt veinte y quatro pares de escarpines

Ytt seis capillos blancos

Ytt seis pañuelos de color

ytt una cotilla y dos petos

Ytt dos mosquiteros

(…)

Folio 689 v

(…)

Canastilla

Ytt una colcha de damasco carmesi

Ytt una ropa de xstianar de tela

Ytt seis sabanas

Ytt quatro ferraderos? ó serraderos

Ytt seis almohadas

Ytt diez camisitas

Ytt quinze pañales

Ytt nueve metidillos

Ytt doze faxas

Ytt quatro cobijas

Ytt onze rebosos”

DOCUMENTO Nº 18.

1729, febrero, 6. Sevilla.

Inventario Capital de Don José Ruiz, torcedor de sedas, realizado con motivo de su boda con

Gerónima del Balle, viuda de José Pérez.

AHPSE: P- 5192, 86-87.

Escribano público Antonio Ruiz Jurado

Folio 86 r

“Ytt dos pares de medias de seda de peso en

nobenta y seis reales de vellon 0096

Ytt un bestido de paño de Segovia a lo

milittar y chupa de perziana de seda

en seiszientos y quince reales vellon 0615

360

Ytt tres capas. las dos de paño y la otra

de esparragon, en doszientos y quinse reales

vellon 0215

Ytt tres bestiduras viejas de ropa blanca en

sientto y treintta y sinco reales vn 0135

Ytt dos camisolas con puños de olan y qua

ttro corbattines en quarentta y sinco rea

les vellon 0045

Ytt un besttido para el ttrabajo em cinquen

ta reales vellon 0050

Ytt dos libras de seda encañada en cientto y vte

reales vellon 0120

Folio 86 v

(…)

Ytt dos sombreros chambergos en treinta y siete y

medio rreales de vellon 0037

Ytt Dos pares de guantes de seda en veinte y dos rs vn 0022

Ytt un agnus guarnecido de plata y una talega de

tafetan en quince reales vn” 0015

DOCUMENTO Nº 19.

1729, agosto,1. Sevilla.

Inventario de bienes de Don Hermenegildo López de Águila.

AHPSE: P-5192, 595-597.

Escribano público: Antonio Ruiz Jurado.

Folio 595 v

(…)

“Ytt quatro pares de calzoncillos de crea muy remendados

Ytt tres pares de calzetas con piez usadas

Ytt un capote de pelo de camello, forrado en bayeta, color café, roto

Ytt una capa de paño de Segovia negro, rayda y picada

Ytt otra dha de bayeta negra vieja

Ytt un par de calzones de paño de Segovia negro, viejos

Ytt una chupa de paño de francia negro de ynferior suerte , bien

361

tratada forrada en òlandilla

Ytt ôtra dicha de Damasco negro forrada en tafetan, cenzillo, rota

Ytt Un Armador de Damasco negro viejo

Ytt Una ropilla de vayeta negra apolillada

Ytt un par de medias, de seda, viejas, negras

Ytt una bata ordinaria, usada”

DOCUMENTO Nº 20.

1730, marzo, 21. Sevilla.

Carta de dote de don Alonso de Soto a favor de Pedro Guerrero, trabajador del campo.

AHPSE: P-702, 148-150.

Escribano público: Manuel Martínez Briceño.

“En el Nombre de Dios amen = Se Passe por sta

carta de entrego y recibo de Dote como Yo. dn. Alonso de Soto

Presbitero de esta ciudad de Sevilla Y Cura de la Yg. Parroquial de San Gil de ella

otorgo a favor de Pedro Guerrero trabajador del campo vezino della

Y natural de la villa de Valde peñas en el obispado de Jaen. hijo de

Francisco Guerrero y de Catalina Muñoz lexitima muger. Y oigo que pata mexor

servir a Dios nuestro Sr. esta tratado que el suso dho contraiga matrimonio. y por estar

listas las moniciones y presedido lo que manda el santo concilio de trento, se a de

zelebrar en ste dia con Ysabel María Ana Cavello, Donzella natural desta ciudad

hija lexitima de Ramiro Martin Canello; y de María Antonia Cavallero

su muger a quien e criado en mi cassa y servicio desde que la traxeron

de ¿ a ella ¿ Y porque dicho casamiento se efectua con mi gusto

y voluntad. Y sin ingreso por salario ni otra cosa deva nada a la suso dicha porque

la e usado y alimentado con desensia como es notorio. le e ofrecido dar por vienes

y dote y caudal conocido de la suso dicha de los mios propios asta seis mil reales

de vellon ¿ mas que menos ¿ en vienes . y alaxas y ropa. y menaxe de cassa

y en un caballo para que busque la vida. Como con vivienda de Cassa. Y alimentos

de comida y lo demas que sera contenido en este contrato . y poniendo en efecto

dho ofrecimiento. leago entrego dello antedose apreciado por menor los siguientes

vienes. y son en las partidas y forma siguientes

Primeramente una cama de varandillas negra y con algun bronce aprecia

da en ziento y ochenta reales de vellon 180

Ytt. Dos colchones poblados de Lana. y el uno de lienzo blanco y

el otro listado en Doscientos reales de vellon ambos 200

Ytt. seis sabanas las quatro nuevas y guarnecida de encages. y las otras

dos llanas y ussadas en ciento y setenta reales las seis 170

Ytt. Cuatro almoadas guarnecidas de encages nuevas en cien reales 100

362

un cobertor encarnado = y colcha y rodapie de stampado noventa Rs 90

Dos arcas de zedro la una de siette quartas ciento treinta y cinco 135

un escrittoritto y Papelera y un niño Jhs settenta y cinco 75

Dos sillones; y quatro sillas de paxa sezentta y ocho 68

Quatro cuadros con molduras en Blanco Ciento y veinte 120

Dos pequeños con molduras en lienzo quarenta y cinco 45

un San Pedro; y un espexo con moldura negra quarenta y cinco 45

seis quadritos y un bufete de comer veintte y seis Rs 26

Quatro camisas nuevas guarnezidas siento y sesenta y dos Rs 162

------------------

Folio 148 v

1416

- Dos camisas demediadas; y una Beronica Quarenta y seis rs 046

-seis parez de Naguas Blancas settenta y seis rs 076

- seis parez de Calzetas y dos Medias cinquenta y quatro R 054

- Dos pares de sapattos y dos cucharas de plata sesentta reales 060

- Una Caldera Alm irez y Belon siento y onze reales todo 111

- Una tinaja, un Perol Candíl y Candelero un soga

y vidrios u Bucaros y trasttes de cosina sezenta R todo 060

- Un monillo y saya de pelo de camello Doscientos Quinze R 215

- Una saia de tafetan negro nueva Dos y Diez Rs de Vn 210

- una ongurina de damasco encarnado siento y sinco Rs Vn 105

- Dos pares de naguas y un monillo de razo siento y sesenta y sinco R 165

- de los despachos. Para el cassamiento y del un escaparate

Grande siento y sinquenta y ocho Rs 158

- un tapapies de razo verde siento y sinco Reales Vn 105

- Doa saías la una esparragon negro sesentta y siette R 067

- una caxa de plata y unas naguas viexas sesentta y siette R 067

363

- Una mantilla encarnada con sus brochez treintta R 030

- tres pares de guantes y delanttar de tafetan Quarenta y siette 047

- Un pañuelo de seda labrado Doze reales de vn 012

- Una sortixa de oro Con Piedras Blancas sesenta R 060

- Dos tumbagas vuenas en treinta reales de vellon 030

-Un aguilita de plata y Dos agnus de lo mismo Sinquenta y dos R 052

-un dedal y un alfilerero moñas y una Cruz quarenta y sinco 045

-Un rosario de plata y abanillo de talco sesentta y siete R 067

- un delantar y dos talegas y dos pañuelos Quarenta y sinco R 045

- un alfiler de plata y uns sarsillos y marttica veinte y dos R 022

- Dos mantos el uno nuevo en noventa Reales de Vn 090

-Dos Corpiños de Segri treintta Reales de Vn 030

- de un canasto de costura y manguitos siette 007

- Un bolso bordado de oro y otros guantes treintta y quatro 034

- Una tabla de manteles y seis servilletas

y un toalla veintte y sinco reales todo ello 025

-Ytt un Cavallo Color Castaño y de

---------------------

Folio 149 r

30512

edad de Seis años en Quatrocien

ttos y sinquenta Reales de vellon 450

Ytt en dinero de contado ochenta Reales --------------------

de vellon 30962 t

80

---------------------

40042 t

Que todas las dichas partidas suman y montan

quatro mil y quarenta y dos Reales y medio de vn

Ytt por mas Argumento y Partte de Dote y Cumplimien

to de mi oferta me obligo a tener en mi cassa

y compañía los dhos Pedro Guerrero e Ysabel María

tiempo de un año contado desde oy dia de su cassa

364

miento y Cumplira otro tal dia veintte y uno de

marsso que viene de mil settecientos y treinta y uno alimen

tandolos de comida y zena sin faltar ninguno re

galado el gasto de cada dia por amvos a quatro R

de vellon que montan en los trescientos y sesenta

y zinco dias que compone el dho a un mil y

quatrocientos y sesenta Reales 10460

Ytt me obligo a que desde el día que cumpla el dho

año de Alimenttos en adelante se pagase por tiempo

de ocho años primeros siguientes un quarto de

cossa fuera de la mía en que ni ban los suso dichos

a razon de a seis reales de vellon en cada un mes

Y no mas y Casso que mas valga por tomar mas

vivienda de Cassa u otros quarttos el Exseso

sera obligacion de los suso dichos el pagarlo porque

yo solo e de concurrir â razon de los dichos seis

reales y sino ganare tanto no por esso Se e de dis

conttar el menos valor porque les e dado prezi

samentte a los dhos seis reales a que se me a de po

der apremiar y executar los quales dichos ocho años

componen noventa y seis meses que a dhos seis

Reales que lo âplico a la susodicha en parte

del dicho ofreciemiento de dotte para que lo tenga

Por tal Con lo de mas que contiene estta scriptura -0576

Que todas las dichas partidas monttan seis mil y

settentta y ocho reales y medio de vellon â 60078 t

cuío saneamiento paga y cumplimiento me obligo con

todos mis vienes y renttas avídos y por aver = eio el dho Pedro

guerrero que soy presente y savedor de esta scriptura ottor

go que la a sepa como en ella se contiene y ratifico

los aprezios de dichas parttidas que sean echo de mi or

den y rezivo del dho Dn Alonso de Sotto por vienes

y dote y caudal conosido de la dha Ysabel María

mi esposa que a de ser los expresados seis mil

y settenta y ocho Reales y medio en las dhas Parttidas de

bienes y obligaciones de Alimentos, y Cassa y ahora de presen

tte se me entregan de todos los vienes alaxas ropa y cavallo re

feridas por sus parezíos que hazen los dhos quatro mill y qua

renta y dos reales Y m. aora de prezentte escrivano publico y testigos de sta

cartta de cuio entrego y rezivo Yo Manuel Martinez Brizeño

Folio 150 r

escrivano publico del numero de sta ciudad doy fee porque se hizo

y paso en mi presencia y de dhos testtigos estando en las ca

sas de la morada del dho Dn Alonso de Soto en la macarena

en la rezolana del hospital de la sangre y quedo todo ello en

poder de dicho pedro guerrero = de todo lo qual yo el dho Pedro guerre

365

ro me doy por entregado a mi volunttad y esttos dhos seis mill

y settenta y ocho reales y ms que compone dicha dotte ¿mas se

sentta ducados de vellon que prometo y mando en arras Pro

tternupcias dha ysabel María que de ser mi esposa que de

claro caven en la decima partte de bienes que yo tengo y casso

que no que par? se les mando en las que adelante hubiere ya maior

avundamiento de ello le ago grazia y ¿ a la suso dicha

la qual quiero que las aya y tenga sobre mi persona y vienes que

tengo y tubiere y sobre lo mas seguro y ni en parado deellos que la

obligo e ipoteco y doy en empeño y por no ntre del empeño e ipote

ca en tal manera que disuelto y apartado nuestro matrimonio por

muerte o en vida o por qualquiera de los cassos que el derecho

dispone ningun mi hixo ni otra persona acreedor a mis vienes

no pueda entrar `partir ni dividir. cosa alguna hasta que la suso dha

estte pagada de esta su dotte y arras y de lo demas que le perttene

siere de mis vienes y si la suso dha falleziere primero que yo conzien

que lo pueda dexar a sus hixos herederos o a las otras perssonas que fue

se su voluntad a las quales o a quien lexitimamente pertteneziese a lo suso

dho volver e pagare y restittuire luego que llegue el dho casso

sin aguardar a otro alguno de todo lo qual obligo mi persona y vie

nes avidos y por aver = y a nues otorgantes damos poder a las justisias

de Su Mag que de las causas devan conoser para que al nto nos apre

mien y renunziamos las leies de nuestro favor y q. del derecho eio

dho Dn Alonso de Soto renunzio el capitulo o ¿ desolizionibus

suan de penis como en el se contiene = fecha la carta en sevilla en veintte

y uno de marso de mill settecientos y treinta años y de los otorgantes lo firmo en mi

rexistro dho Dn Alonso y por ello el dho pedro guerrero dixo no saver a su ruego

lo firmo un testigo en mi rexistro eio el escrivano publico doy fee que les conosco

testigos Nicolas Geronimo de Salinas y Luis Martinez y Juan de Morales

vezinos desta ciudad =

D. Alonso de Soto

Nicolas Geronimo de Salinas

Manuel Martinez

Luis Martinez”

DOCUMENTO Nº 21.

1730, abril, 8. Sevilla.

Carta de dote de Petronila de Erazo a favor de Juan Esteban de Montalbán,

maestro ensamblador.

AHPSE: P-702, 183.

Escribano público: Manuel Martínez Briceño

(…) un vestido entero nuevo de mujer. Y es de media persiana forrado en encar

nado y a toda costa es su valor quinientos cincuenta y quatro Rs Vn 554

366

Ytt. una Vaquiña nueva de tafetan doble negro en ciento treinta y cinco Reales 135

Ytt. otra Vasquiña de camellon de color tambien nueva en ciento y siete reales 107

Ytt. un tapapies de raso zeleste y colores bien tratado en ciento y veinte reales 120

s pares de naguas unas de esparragon y otras de baieta en ochenta y dos Rs ambas 82

Dos casacas de muger una de tafetan y otra de Pelo de Camello en Sesenta Reales 60

-Dos mantos, el uno nuevo y dos delantares de tafetan y beatilla en cien Reales todo

100

-seís camizas las quatro nuevas con encaxes en doce pesos 180

-tres pares de naguas llanas con encaxes y Dos Pañuelos de estopilla sinco P? 75

-un corpiño de tafetan y unas medias de seda encarnadas treinta y nueve reales 39

-tres pares de calzetas dos pares de sapattos quarenta y cinco reales 45

(…)

-dos pares de guantes los unos de seda y ocho tumbagas en noventa y nueve reales

99

(…)

-quatro Abanillos y unos Buelos de encaxes en cinquenta y cinco reales 55

-una mantilla de baieta y un pañuelo de seda en veinte y tres Rs Vn 23

(…)

DOCUMENTO Nº 22.

1730, mayo, 27. Sevilla.

Carta de entrego y adjudicación de dote de Bernabé Pérez de Escobar, maestro

del arte de la seda a favor de José Serraso del arte de la platería.

AHPSE: P- 702, 714- 715.

Escribano público: Manuel Martínez Briceño

714 v

(…)

“-Ytt. Una Vestidura de Camisa Y naguas blabcas de lienzo

mui fino y Guarnecidas con encaxes finos ciento treinta relaes 0130

-Ytt tres camisas nuevas = y tres pares de naguas blan

cas tambien nuevas por ¿ todo en ciento y diez y ocho reales 0118

367

-quatro pañuelos los tres de lienzo. y el dho de gaza quarenta reales 0040

-otros dos pañuelos de seda y un delantar de estopilla con encaxes= y una

toalla delgada en zinquenta reales todo ello 0050

-Unas medias de seda=Y cinco pares de calzetas=Y cuatro paños de

crea= Y cuatro corpiños todo ello nuevo ochenta reales 0080

-tres abanicos= Y Dos pares de guantes de seda= Y unas Zintas

de tocador todo nuevo en ciento y dos reales 0102

-Dos tablas de manteles= Y seis servilletas en zinquenta reales 0050

-Un Vestido de raso de colores que se compone de Guardapies y

Monillo en Ziento y ochenta reales de vellon 0180

-otro vestido de pelo de camello. Vasquiña Y Casaca, Y Monillo en

ziento y ochenta y tres reales todo ello 0183

-un Guardapies. y monillo de Segrí en ziento y cinco reales 0105

-Una Mantilla de raso color de fuego con broches de pta. Setenta reales 0070

-Una Vasquiña de tafetan doble negro nueva en Dosicentos y seis reales 0206

-Una Casaca de Damasco negro en ciento y tr.ª y cinco reales 0135

-otra Casaca de Raso de Persiana con Carton en Doscientos Reales 0200

-Unas enaguas de esparragon azul y mantilla de vaieta quarenta R 0040

-Una saia de esparragon= Y dos delantares de seda. en Sesenta Rs 0060

-tres varas. y media de Segri Vesdegai. en treinta y siete reales 0037

-Dos mantos de seda el uno nuevo y el otro usado noventa Rs ambos 0090

(…)

DOCUMENTO Nº 23.

1730, noviembre, 30. Sevilla.

Carta de dote de Jose de Medina Perez de Oliveros a favor de Doña Juana Suarez

AHPSE: P-1326, 515- 516.

Escribano público:

Folio 515 v

368

“(…)

Ytt. un guardapies de raso celeste en ciento sesenta y cinco r 0165

Ytt. un monillo de persiana verde con vueltas encarnadas, en ciento y cinco

r0105

Ytt. tres dichos unos de tafetan doble celeste, otro de pelo de camello

y otro de esparragon en quarenta y cinco 0045

Ytt. un bestido de tafetan doble negro que se compone de Basqui

ña y cazaca en trescientos trece r 0313

Ytt. otro bestido de pelo de camello en cientto y cinquenta R 0150

Ytt. un manto en quarenta y cinco 0045

Ytt. unas enaguas de esparragon verde nuevas en cinquenta y tres r 0053

Ytt. otras dichas de Bayeta verde nuevas en quarenta y cinco r 0045

Ytt. dos pares de enaguas usadas unas de Bayeta y otras de Lampari

lla en treinta R 0030

Ytt. un delantar de tafetan encarnado bordado de seda en treinta r 0030

Ytt. tres dichos dos de tafetan y uno de estopilla en quarenta

y cinco R 0045

Ytt. unas medias de seda encarnada bordadas en treinta Rs y unas

calsetas finas en siete y m q todo monta treinta y siete r y m 0037 ½

Ytt. unas medias de seda carmesí y ligas selestes en veinte y dos r 0022

Ytt. otras dichas de capullo en quince R 0015

Ytt. dos Corpiños uno de persiana y otro de tafetan en veinte y dos 0022

Ytt. una mantilla de bayeta blanca en trece R 0013

Ytt. unos guantes de seda carmesí en veinte y dos R y m 0022 ½

Ytt. dos pares dichos de lo mismo unos encarnados y otros negros

en treinta y siete reales y medio 0037 ½

Ytt. seis abanillos de distintos gen. los quatro nuevos en seten

ta y cinco Rs 0075

(…)”

369

DOCUMENTO Nº 24.

1733, febrero, 26. Sevilla.

Memoria de las partidas que se han pagado por orden y quenta del Sr. Dn Joseph Maestre.

AHPSE:P-12025, 1406-1421.

Folio 1416 v

Escribano público: Bernardo José Ortiz.

“Gastos causados en el embarque de ropa.

Ytem por los gastos causados en el embarque

de la Ropa que fue de quenta de dho Sr

se expendió lo siguiente

-Por onze rs y medio de plata

que se dieron a los enfardeladores

para veber 0011 ¿ ¼

-Por traer y llevar las baietas del

tinte16 ¿ de plata 0016

Folio 1418 r

-Ytem 138 ¿ que se pagaron â

Dominguez, por hilo, cordeles;

y aforrar el cajón 0138

-Ytem 198? por la hechura de los

nueve fardos â 22 ¿ pta cada uno 0198

-Ytem por teñir 174 piezas de baietas

â 20 rs plata cada pieza se pagaron

10480

-Ytem 43? ¼ de nueve carretadas

a los mosos de llevar ael rio a nueve

rs. vn. cada una 0043? ¼

-Ytem 43 ¿ ¼ de los nueve carros

a los mismos nueve rs 0034 ¼

-Ytem 332 ‘ del tundidor por

doblar, y aprensar 83 piezas de

baietas a quatro rs. de Plata

cada una” 0332”

370

DOCUMENTO Nº 25.

1731, marzo, 5. Sevilla.

Testimonio de daño.

AHPSE: P- 10349, 200.

Escribano público:

200 r

“En la ciudad de Sevilla en cinco dias del mes

de Marzo de mill Settecienttos y treintta y un años

antte mi Andres Guttierrez delas piedras ssno pp

del numero desta dha ciudad y testigos Yuso Escritos

parecieron los señores Ladham y carpenter, hombres de

negocios y vezinos desta dha ciudad en la collazion de

Señor San Ysidro y dijeron que Don Rogers y Beaz

dsley vezino de la ciudad de londres les remittio desde allá

â esta dha ciudad en un navío nombrado Annna, cuyo

capitan es Thomas Cutohinson Un Barril cuya Marca?

es la de la ¿, denttro de ella qual venían trescienttas

y tres dosenas y mediade medias de Zeda y lana de varios

colores de hombres mugeres y muchachos el cual dicho varril

aviendose avertto oy día de la Fecha en la real aduana desta

dicha ciudad en presencia de el presente ssno ppco y testigos

se sacaron todas las Zittadas medias enttre las quales

venían con averia de agua salada actualmente mojadas

las dozenas siguientes

Primeramente del numero primero cinquenta y ocho dozenas

con âvería grande

Yttem del numero cinco cinquenta y dos dozenas con Abería

grande de mugeres y de estas mismas treintta dozenas con menos

abería

Yttem del numero seis, treze docenas de hombre de Amburgo

de puntto de aguja con abería grande, y de las dichas quatro

dozenas con menos abería

Yttem del numero siette treintta y una dozena de hombres de

Amburgo de punto de Aguja con abería grande surtidas

Yttem quatro dozenas de hombres cortas de Aguja con abería

grande

(…)

Folio 200 v

Yttem quince dozenas de mugeres encarnados con cuchillas

Blancas con abería grande

(…)”

DOCUMENTO Nº 26.

371

1731, octubre, 24. Sevilla.

Inventario Capital de don Bartolomé Profumo.

AHPSE: P-1326, 474-479.

Escribano público. Juan Bautista de Palacios.

Folio 475 v

“(…)

Ropa de vesttir de hombre

Ytt una camisa y calsones de olan guarnecidos de en

caxes finos en cientto y veintte Rs de platta 0120

Ytt doze camisones nuevos de Bretaña guarnezidos con

olanes en quattrocienttos cinquenta Rs de platta 0450

Ytt doce pares de Calsones Blancos seis de brettaña

y seis de crea en ochenta Rs de platta 0080

Ytt seis Armadores blancos en quarentta rrs de pta 0040

Ytt seis corbattas de murcelina en sessenta y quattro rr pta 0064

Ytt una dicha de encaxes de pittiflor en treinta y dos rs pta 0032

Ytt seis capillos blancos en treintta y dos rr pta 0032

Ytt ocho Pañuelos de esttopilla en treinta y dos rr pta 0032

Ytt ocho pares de Calzettas y diez y seis de escarpines en

quarenta Rs de pta 0040

Folio 476 r

Ytt cinco pares de medias de seda para hombre en ciento

y doze Rs de pta 0112

Ytt una Batta de sereni? para hombre en treinta y dos rs de pta 0032

Ytt un vestido de casaca y dos pares de calzones de paño de

color obscuro forrada la casaca de tafettan car

mesí en quattrocienttos Rs de platta 0400

Ytt ottro vestido que se compone de lo mismo, de tafetan

negro en ciento y sessenttz Rs de pta 0160

372

Yt una chupa de Damasco negro en noventta y

seis reales platta 0096

Ytt una chupa de tisú de francia en dozientos R pta 0200

Ytt dos pelucas en sessentta y quattro Rs de pta 0064

Ytt tres sombreros en quarenta Rs pta 0040

Ytt dos capas la una de paño y la otra de pelo de came

llo en cientto y doce Rs de platta 0112

DOCUMENTO Nº 27.

1733, mayo, 1. Sevilla.

Fideicomiso

Don Juan de Cordoba y Lasso de la Vega otorga fideicomiso y albaceazgo.

AHPSE: P-18005. Folio 181-185.

Escribano público: Tomás Agredano.

Folio 182 r

“Diamantes perlas y oros

0070- Ytt un peto de diamantes en setenta pesos

0140- Ytt unos satzillos y cruz de diamantes en ciento quarentta

0064- Ytt quatro sortijas con nueve diamantes cada una a díez y seis

pesos valen todas sesenta y quatro pesos

0036- Ytt una cruz de diamantes con su corona y laso en treintta

y seis pesos

0004- Ytt una sortija de diamantes y esmeraladas en quatro pesos

0012- Ytt una rrosa de clavettes y oro en dos pesos

0080- Ytt una masetta de diamantes y esmeraldas que vale ochenta pesos

0040- Ytt unos sarsillos y cruz de esmerladas que valen quarenta pesos

0012- Ytt otra tumbaga de braso en dose pesos

0004- Ytt un agnus guarnecido en oro en quatro pesos

0004- Ytt un escarbadientes de oro en quattro pesos

0010- Ytt una cajeta de crital guarnecida de oro en dies pesos

0008- Ytt una cajita dorada en ocho pesos

Folio 182 v

0032- Ytt un relox con su cadena de platta en treintta

y dos pesos

0024- Ytt una abuja de de Diamantes y esmeraldas en veintte

373

y quattro pesos

Ytt una consepsion de oro esmaltado con siete perlas

0012- en dose pesos

0008- un laso de esmeraldas en ocho pesos

0050- Ytt unos sarsillos de perlas diamantes y esmeraldas

en cinquenta pesos

Folio 183 v

(…)

Ytt un espejo de vestir de tres quartas y media de alto la luna

con su moldura dorada en quatrocientos reales 0400

(…)”

DOCUMENTO Nº 28.

1733. Sevilla.

Inventario, cuenta y particion de los bienes que quedaron por

fin y muerte de don Juan Pérez de Vivar entre sus cuatro hijas

y su viuda.

AHPSE: P-18005, 349- 364.

Escribano público: Tomás de Agredano.

Folio 349 r

“Memoria, Ymbentario, Ô Descripcion de los Vienes muebles

Platta Labrada Alaxas preciosas y demas cosas que

quedaron por fin y muerte de Dn Juan Perez de Yibar? que

seapreciaron en los aprecios que aquí se expressan; Las Alaxas

de Platta de Diamantes y Perlas por el contraste Dn Juan

de Riverola; La Librería por el Librero de Gradas; y lo

demas de vienes muebles de Ropa por el Balán? Francisco

Ôrdoñez: sin que aiga ôcultado cosa alguna por consen

timiento de las partes, y Nombramiento de ellas en dichos

Apreciadores que es todo como se sigue:

(…)

Folio 350 v

Nomina de piedras preciosas

Una Joya grande de perlas y dia

mantes en: 30345

Unos pendientes iguales en : 0900

Dos sortijas, Ô cintillos de Diamantes

solos redondos en: 0750

374

Una cruz de Diamantes y un relox

de platta en : 0780

Unos bottoncitos con una Avispas?

se aprecio en : 0150

Una cruz y pendientes de Diamantes

se aprecio en : 30150

Dos sortijas redondas de lo mismo

se aprecio en: 10500

Unos Enrrejados de Aljofar con unos

Brochezittos de Diamantes se â

precio en: 0630

Un relox de oro con su cadena en: 10050

Una caxa de Inglaterra dorada: 0090

Ôttra de ôro Quadrada; y ottra de Ingla

terra dorada redonda en: 10342

Folio 351 r

Un Cintillo de tres Diamanttes gran

des se aprecio en: 30000

Unas Manillas de perlas netas con bro

ches de Diamanttes que pessan qua

trocienttos y veinte quilates q

â rasson de pesso y medio el Quilate

hassen ôchocientos y cinquentta

pessos. Que son reales de vellon: 120750

Una Cruz y zarcillos grandes de Dia

mantes y ôro pulido que pesan siete

Castellanos, y siete tomines y me

dio se apreció en: 30165

Dos brasaletes de tumbaga con una

esmerlada cada uno: 0600

Una Caxa de Inglaterra dorada 0090

Un relox de oro se aprecio en : 10200

375

Un Par de Bottones de Puños de Dia

manttes se aprecio en: 0495

Un Collar de perlas nettas con Cinquen

ta granos que pessa como siette â

darmes se aprecio en: 20100

Folio 351v

Unos Zarcillos de botones y remates

con veinte y ôcho diamanttes

pessa un Castellano y cínco tomi

nes . apreciados en 0375

Unas Pulseras de Perlas Numero de

quattrocientas: que pessa dos ônsas

y cattorce âdarmes se aprecio

en: 10800

Un Cintillo con diez y seis Diaman

tes y el de en medio con diez y

seis granos. Pessa un Casttellano,

y un tomin escasso. en 10980

Una Joya de oro pulido que se compone

de ciento y sessenta y quattro

Diamantes y algunos fondos. Pesa

veinte y dos Castellanos y to

min y medio apreciada en. 40200

Una flor de pelo con ocho Diamantes

y una Perla en medio. Pessa un

Castellano y Diez y seis tomines

se âprecio en: 0210

(…)”

DOCUMENTO Nº 29.

1733. Sevilla.

“Partidas con que se satisface el haver de mi el dicho D. Joseph Antonio Maestre”

AHPSE: P-12025, 1615- 1621.

Escribano público: Bernardo José Ortiz.

376

“Alaxas de oro y perlas

Primeramente Ziento y noventa y tre mil ochocientos

y treinta y cuatro reales y veinte y quatro mr

por doce mil novecientos y veinte y dos pesos ex

cudos, dos reales y medio de plata que son los

mismos que resevi en el valor de diferentes alajas

de oro y perlas que quedaron por fallezímíento

del dho mi Padre y son las que he elegido

y de que había firmado resivo en díez y seís

de febrero de mil setecientos y treinta, que

fue cuando se me entregaron y para que dellas

conste, y del aprecio que hizo a nuestro pedi

mento Diego Roque Artista Platero son las

siguientes

-Una mazeta hoía con sus Sarzillos de una

Zirenita enellos con ziento zincuenta diamantes, veinte y seis esmeraldas

y ziento y quatro rubíes, y algunas

perlas que peso veinte y ocho castella

nos, y seis tomines, se aprezió en dos

cientos y ochenta y zinco pesos y un

real 285 p 1r

-Ytem una hoíta hechura de corazon

con ziento y zinco diamantes y

quarenta y seis esmaeraldas y doze cas

tellanos, y zinco tomínes de oro que se

aprezió en doscíentos y treinta y

quatro pesos y síete reales 234 p. 7r.

- Ytem una joía redonda con una

Lamína de la encarnación en medio

de ochenta y quatro Díamantes, y

catorce castellanos de oro, y se

aprezió en doscíentos y díez ps. 210 p

- Yt. Una joía corbatita con dos Angelitos

y un corazon en medío esmaltado

y veinte y seis Díamantes, que pesa

siete y medio castellanos que se aprecio en treinta y ocho pesos y seis

reales de Plata 0038p6

-Yt. Una hóita en forma de corazon

con treinta y dos diamantes y veinte

y ocho esmeraldas y cuatro rubíes

y toda pesa nueve Castellanos y dos

tomines se apreció es sesenta y siete

ps y dos 0067p.2

-Ytem una mariposa con quarenta y

377

cinco Diamantes esmaltada que pesa

onze castellanos, y quatro tomines

se aprecio en noventa p.s y seis reales

de Plata 0090p. 6

-Yt. Un Gato hecho de una perla con su

Cadena, y en ella treinta y zinco

díamantes, y aprezió en ciento y

cincuenta 0150p.

Ytem un reloxito de oro con reliquias

dentro, sin redox con esmalte, se

aprezio en siete pesos 0007p.

-Ytem una hoíta de esmeraldas con

ochenta y tres esmeraldas que pesa

onze castellanos, y uno, y medío

tomines, se aprezío en noventa y

cínco pesos, y seis reales y medio

de plata 0095p.6

-Yt. Un par de sarzillos de esmeraldas

esmaltados con zinquenta y seis

diamantes y treinta y dos esmeraldas

con ¿y medío castellanos se aprezió

en ziento, y diez, y

ocho pesos y cuatro reales 0118 p4

-Ytem un Par de Sarzillos con treinta

y ocho diamantes y un boton arrí

ba que pesan quatro y medio caste

llanos, se aprezio en setenta pesos

y cuatro reales 0070p. 4

-Yt. Un par de sarsillos con veínte y ocho

diamantes, y dos almendras abajo

y dos Diamantes pesa cuatro y medío

castellanos se aprezio en noventa

y un peso, y quatro reales 0091p. 4

-Ytem unos broches de oro, y esmalte

con treze Diamantes que pesan

seis Castellanos, y seis tomines se

aprecíaron en treinta y tres pesos y

tres reales de plata 0033p. 3

-Ytem. Un Escarbadientes con síete

diamante que pesa dos Castellanos

y zinco tomines se aprecio en catorze

pesos, y siete reales 0014p. 7

378

-Ytem un Pescadito escarbadientes

con dos diamantes que pesa zínco

castellanos, y un tomín se aprezió en

diez y ocho p.s y tres reales 0018p 3

-Ytem una Cruz con onze

Díamantes, que pesa un Castellano

y seis tomínes, se aprezio en diez y

siete ps. y seis reales de plata 0017p. 6

-Ytem seis botones con síete díaman

tes cada uno, y auno dellos le falta

uno, y todos con quarenta y un

Diamantes que pesan Zinco Caste

llanos y tres tomínes se apreziaron en Zincuenta y siete pesos

y un real de plata 0057p. 1

-Ytem un par de Sarsillos con unos

Lazitos de esmalte y veinte y seis

diamantes que pesan dos castella

nos y siete y medio tomines se

apreciaron en veinte y zínco ps

yseisrealesymedia dPlata 0025p6

-Ytem un par de sarsillos de oro, y es

malte con dos esmeraldas, y díez

y seis Diamantes que pesan dos

Castellanos y dos tomines se aprecía

ron en treze pesos y dos reales 0013p. 2

-Ytem un par de candaditos con sus

aguacates que pesan seis tomines

se apreciaron en seis ps.y dos reales 0006p.2

-Ytem una Cruzezita con siete dia

mantes que pesa siete tomines de oro

se apreciaron en siete pesos y un real 0013p.1

- Ytem un sintillo hechura de corazon

con una esmeralda en medío y

veinte y un diamantes que pesan un

Castellano y dos tomines se apreciaron

en treinta pesos y dos reales de pta 0030p. 2

- Ytem una sortija con ocho dia

mantes y un rubi en medío que

pesa un casdtellano y zínco tomínes se

apreczío en treinta y siete pesos 0037p.

379

-Ytem un tablero con onze día

mantes y uno grande en medío fondo que

pesa un Castellano y seis tomines se apreciò

en sesenta y cinco ps, y dos reales

de plata 0065p. 2

-Ytem un tablero con onze diamantes

y uno grande en medio que pesa uno

y medio, Castellanos se aprezio en

veinte y cinco pesos y cuatro reales 0025p. 4

-Ytem un sintillo con síete Díamantes

que pesa un castellano y seis, y medío

y seis y medio tomines se aprezio en treinta, y tres

pesos y tres reales y md 0033p.3

-Yt. Otro dho con treze diamantes

que pesa un castellano se aprezio en

treinta y siete ps. 0037p.

-Ytem otro sintillo con seis diamantes que

pesa dos castellanos se aprecio en veinte

y quatro p 0024p.

-Ytem otro dicho con nueve Diamantes y

el de en medio grande que pesa un cas

tellano, se aprecio en veinte y siete ps

0027p.

-Ytem dos sintillos con diez y siete

diamantes cada uno, a modo de Laso

que pesan un Castellano y tres tomí

nes se apreciarpon en veinte y nueve

ps. y cinco reales 0029p. 5

-Ytem otros dos sintillos de a seis dia

mantes, y una esmeralda cada uno

que pesan dos castellanos y zínco

tomínes se apreciaron en veinte, y

siete p. y siete reales de plata 0027p. 7

-Yt. Una sortija en forma de tablero

con diez y seis diamante,s y una

esmeralda en medio pesa dos castellanos

y medio se aprecio en treinta y nueve

ps y quatro reales 0039p 4

-Ytem un sintillo con dos corazones

agarrados con dos manos, con

veinte y nueve diamantes que pesa

un castellano y dos tomines se

380

aprezió en catorce pesos y cinco reales 014p. 5

-Ytem una sortija con tres esmeral

das que pesa siete tomínes se aprezió

en siete ps y un real de plata 0007. 1

-Ytem dos sortijas con tres esmeraldas

cada una que pesan tres castellanos

y uno, y medio tomines se apreciaron

en doze ps y quatro reales y medío 0012p. 4

Ytem una sortija con una esmeral

da pesa un castellano se aprezco en

zinco ps 0005p.

-Ytem otro sintillo pequeño con una

esmeralda en medio que pesa medío

Castellano se parezió en siete ps y

quatro reales 0007p. 4

-Ytem un anillo con una negrita de

oro, y esmeraldas con diez y nueve

esmeraldas, pesa un castellano, y dos

tomínes, se aprezió en seis ps y un

real 0006p. 1

-Ytem otro sintillo de atres esmeral

das pesa un castellano de or, se

aprezió en tres ps y quatro reales 0003p. 4

-Ytem otro sintillo con un Rubí

en medio pequeñose aprezió en dos ps 0002p

-Ytem una sortija de metal de tum

baga con nueve Díamantes se aprezío

en dos ps 0002p.

-Ytem dos anillos de oro que pesan

un Castellano, y un tomín se aprecía

ron en tres ps. y tres reales 0003p. 3

-Ytem dos pomas hechura de Calabaza

de or, y esmeraldas con noventa y

seís esmeraldas que pesan zínco

Castellano., y dos tomines se aprecía-

ron en treinta, y nueve ps. y seís

reales 0039p. 6

-Ytem dos tableros con veinte y dos

diamantes cada uno que pesan tres

381

Castellanos; y uno, y medío y siete ps y

medío real de plata 0037p.

-Ytemuna chamberga con nueve

díamantes que pesa un castellano

y dos tomínes se aprezió en treinta

ps. y seis reales 0030p. 6

-Yt. quatro botones con sesenta y quatro

esmeraldas que pesan tres Castellanos

y dos tomines se pareziaron en

veinte y zinco pesos, y seis reales 0025p. 6

-Ytem por diferentes piezas de oro

y esmeraldas digo esmaltes, piezesi

tas de artes, clabazitas con

diez y ocho castellanos, y distintos

diamantes que todo se aprezió en

ziento y treinta y tres ps. y quatro

reales 0133p. 4

-Ytem un par de Evillas que pesan

zinco Castellanos y medio y treinta

y dos diamantes que se aprecíaron

en treinta, y dos pesos y quatro

reales 0032p. 4

-Ytem un par de sarsillos grandes

antiguos con tres pendientes, y zínco

y noventa y dos diamantes que pesan

veínte, y tres Castellanos, se aprecía

ron en doscientos y treze ps 213p.

-Ytem. un par de sarzillos hechos de grana

das con seís castellanos y siete tomí

nes , y ocho diamantes ambos que se

apreciaron en veínte y síete ps y dos

reales, y medio de plata 0027. 2

-Ytem una Santa Rosa con la peana

de oro, y diez y seís díamantes que

se asprezió en doze ps 0012p.

Ytem u San Joseph con su peana

de oro, y quinze díamantes que se aprezió

en veínte y quatri pesos 0024p

Ytem un San Pedro de Alcantara

con la peaníta de oro se aprezió en

un peso 0001p.

382

Ytem una Ymagen de nuestra Sra

del Pilar de oro, y esmalte que pesa

seía castellanos, y seís tomines se aprezió

en veínte pesos y seís reales 0020p. 6

-Ytem un par de zarcillos con siete

dobletes cada una, piedras falzas con

sus entrepiezas de oro, y perlas, que

todo junto pesa síete castellanos, se

aprezió en veinte y un ps 0021p.

-Ytem un relicario en forma de corazon

esmaltado con la sacra familia con

quarenta y síete esmeraldas se aprezió

en quarenta y un pesos y seis reales 0041p. 6

-Ytem una cadena de oro filigrana

con zíento y sesenta y nueve castellanos

a tres pesos cada uno son quinientos

y siete ps 0507p.

-Yt. un manojo de cadenas de oro

âcordonado que pesan zíento, y

veiente y tres castellanos, y tres

y medío tomínes se parezió en

trescientos y setentaps. y dos reales

y medío de plata

0370p. 2

-Ytem un Bejuquito de oro con

treze castellanos, y dos tomines se

aprezió en treínta y nueve ps. y seis

reales

0039p. 6

-Ytem un azafate de filigrana de oro

que pesa ziento quarenta y ocho

castellanos a tres ps. son quatrocientos y

quarenta y quatro pesos

0444p.

-Ytem una caja de anteojos que pesa

diez y ocho castellanos a tres ps. son

zinquenta y quatro pesos 0054p.

-Ytem un relicario con estampa

de nuestra Sra Santa Ana, y ocho diamantes

y seis castellanos de oro a tres pesos

cadauno, y todo se aprezió en veinte

y seis pesos 0026p.

-Yt. un nacimiento esmaltado con

383

treinta diamantes, y seis castellanos

de oro a tres pesos se prezió en treinta

y siete ps 0037p.

-Ytem otro relicario con estampa

de San Antonio, pesa ocho castellanos

de oro a tres ps se aprezió en veinte

y quatro ps. 0024p.

-Ytem un Aguíla y Gargantilla de

Benturina que pesa doze castellanos

atres pesos son tréinta y seis ps 0036p.

-Ytem otro relicario de filigrana con nuestra

sra de la Soledad, y los reíes que pesa

seis castellanos a res ps son diez, y

ocho ps. 0018p.

-Ytem otro relicario agnus Dei con

síete castellanos a tres ps. son veinte y

un pesos 0021p.

-Ytem otro relícarío con un santo

Christo que pesa ocho castellanos

a tres pesos son veinte y quatro ps 0024p.

-Ytem otro Corazon de Benturina

con nuestra señora de los Dolores pesa

seis castellanos a tres ps. son diez, y

ocho pesos 0018p.

-Ytem otro de la soledad en benturina

que pesa dos y medio castellanos a tres

pesos, son siete pesos y quatro reales 0007p. 4

-Ytem una firma de santa Theresa

con quatro castellanos de oro a tres

pesos son doze 0012p.

-Ytem un crucifixo con perlas, y

quinze castellanos de oro a tres pesos

son quarenta y zinco ps. 0045p.

-Ytem una cruz con tres, y medio

castellanos a tres pesos son diez ps

y quatro reales 0010p. 4

-Ytem una cruz de palo con cas

tellano, y medio de oro a tres pesos

son quatro pesos y quatro reales 0004p. 4

384

-Ytem ocho botones con dos caste

llanos y seis tomines de oro a tres ps.

se aprezió en ocho ps. y dos reales 0008p. 2

-Ytem una media luna de oro, y plata

con dos castellanos de oro, rubies, y

esmeraldas, se parezió en onze pesos

y quatro reales 0011p. 4

-Yt. una coronita de una Ymagen

que pesa un castellano, y siete tomines

se parezió en cinco reales de plata 0000-5

-Ytem una cruz de caravaca de oro

y piedras de christal pesa quínce

castellanos se aprezió en quarenta, y

zinco ps. 0045p.

-Ytem tres relicarios, y una cruzezita

de oro que pesan quatro castellanos

se apreziaron en doze ps. 0012p.

-Ytem una cruz de coral con sus

rematitos de oro que pesa dos castellanos

se pareciaron en seis ps 00o6p.

-Ytem un rosario de Guaiamo engar

zado en oro, y las quentesitas con

quatro botoncitos cadauna, y tres

medallas de lo mismo pesan veinte

y nueve castellanos se aprezió en

ochenta y siete ps. 0087p.

-Ytem otro Rosario de Benturina

engarzado en oro que pesa treínta

castellanos se aprezió en noventa

pesos 0090p.

-Ytem un Bejuquillo de oro con un

San Antonio que pesa diez y ocho

castellanos se aprezió en zinquen

ta, y quatro pesos 0054p.

-Ytem otro Bejuquillo con un boton

que pesa zinco y medio castellanos

se aprezió en quarenta y seis pesos

y quatro reales 0046p. 4

Folio 1632 r

(…)

385

-Ytem un relox con su dispertador

de bronze redondo en doscientos, y

quarenta reales 0240

(…)

-Ytem un aderezo de espada, y daga

calado en noventa reales 0090

(…)”.

DOCUMENTO Nº 30.

1734, enero, 27. Sevilla.

Inventario de bienes de de Don Francisco Antonio de la Oyuela y Barreda?

Su viuda María Tolesano, es la albacea in solidum

AHPSE: P- 5197. Folios 88-95.

Escribano publico: Juan Montero de Espinosa

Folio 88

(…)

Generos de la tienda de sedas

Primeramente seis delantares bordados de Niña

Ytt Diez y ocho delantares bordados de muger

Ytt otros diez y ocho delantares bordados mejores

ytt otros quatro dhos bordados mejores

ytt sesenta y tres pares de ligas bordadas

Ytt, veinte y dos pares dhas, cencillas y dobles

Ytt catorce pares de ligas, de zegrí, anchas

Ytt, veinte y cinco pares dhas ordinarias

Ytt, veinte y quatro gorros de seda texidos

Ytt, treze gorros bordados

Ytt, quinze gorros llanos

Ytt veinte pares de medias de seda de pesso

Ytt quarenta y dos pares de medias de Genova, de hombre

Ytt, diez y ocho pares de medias de liga, de muger

ytt, treinta y nueve pares dhos de muger bordados

Ytt, treinta y ocho pares de medias, de muger llanas

Ytt, setenta y un pares de medias de niños bordadas

Ytt, ocho pares dhas, mas pequeñas

Ytt, diez y media dozena de medias de capullo de Genova

Ytt, setenta y tres pares de guantes de seda

Ytt, ciento y diez pañuelos de seda ordinarios

Folio 88 v

Ytt, cinquenta y siete Pañuelos de Seda

386

Ytt, setenta y dos onzas de galones de oro y plata

Ytt, veinte y dos onzas de dhos en reetazos

Ytt, ocho y media libras de filetes de hilo y seda

Ytt ochenta y quatro libras de hilo de madejon

Ytt, diez y nueve libras de Pelo y trama, teñida

(…)

Ytt, quatro aderezos de regalillo y paletina de seda

Ytt, doze pares de borlas de cartulina

Ytt, treinta y dos varas de liston de tela

Ytt, quinientas y qurenta varas de colonia lisas y la

bradas dobles

Ytt ochocientas y ochenta y cinco varas de sinta de moda anti

gua ordianrias

Ytt, trescientas y treinta y media varas de listones de Aguas y

estampados

Ytt, quinientas y cinquenta y quatro y media varas de

colonias dobles, y sintas de ligas

DOCUMENTO Nº 31.

1734, mayo, 31. Sevilla.

Aprecio de bienes de Doña María Nicolasa Pasqual Alonzo de Puente,

viuda de Don Francisco Lorenzo de San Millán.

AHPSE: P-10349, 197- 217.

Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda.

Folio 209 r

(…)

Ytt; un faldellín de Raso de oro con su Galoncito de oro

su color verde y sus encaxes de belillos por âvaxo que

vale ciento y veinte rr, de vellon 0120

Ytt; otro faldellín de Bayeta blanca con encaxito

que vale treinta rr, de vellon 0030

Ytt; Un Monillo de color de ambar de Raso de oro con

galoncito de plata que vale quarenta rr, de vellon 0040

Ytt; un envallenado de tafetan negro que vale quinze

rr, de vellon 0015

Ytt; Un Monillo de tafetan Negro Emvallenado que

vale quinze rr, de vellon por estar muy usado 0015

Ytt; una basquiña de tafetan doble negro forrada en

387

sencillo que Vale por estar muy vieja treinta rr, de von 0030

Ytt; un quesqueme de la china como afelpado que vale

cientto y veinte rr de vn 0120

Ytt; Una Cassaca de terciopelo Negro de muger usa

da y antigua que vale sesenta rr, de vn 0060

Ytt; una Mantilla de Bayeta asul con su Encaxe

plata que vale treinta rr, de v,on 0030

Ytt; una Mantilla de Rasso color de ambar mui

anttigua con encaxes negros que vale veintte

y sinco rr, de v,on 0025

Ytt; un faldellin de Bayeta verde con un Galonsito

de oro por avajo que por ser de mui corto valor dhos

sres lo dieron a la familia 0

Ytt; un Guarda Piez de Raso de la china borda

do de pta por avajo que dhos señoras dieron a una

de la familia por estar usado 0

Folio 209 v

Ytt; otro Guardapies seleste bordado de oro y un Monillo de lo

mismo tambien bordado de oro que vale el guardapies mil y

quinientos rr, y el Monillo ciento y doze rr que todo compone

mil seiscientos y doze rr, de vellon 10612

(…)

Ytt; un sobretodo de paño azul bordado de oro que vale dos

cienttos y setenta y sinco rr, de vellon 0275

Ytt; ôtro Guardapies de Hormesí Morado todo Guarneci

do de encaxes blancos de hilo que bale seiscientos rr de v,on 0600

(…)”

DOCUMENTO Nº 32.

1734, mayo, 9. Sevilla.

Inventario de bienes de doña María Nicolasa Pascual Alonso de Puente,

viuda de don Francisco Lorenzo de San Millan “que fue del consejo se Su Magestad del real

de hacienda”.

AHPSE: P-10349, 231-248.

388

Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda

Folio 231 r.

(…)

“Primeramente una joya de ôro pulido que se compone de

ciento y cinquenta y siete diamantes de buen agua y son

tablas y setenta y seis esmeraldas, de buen color y los diaman

tes como de diez y seis piedras el quilate y lo que toca â esmeral

das â quatro pesos el quilate y sigue con la joya una gargan

tilla de ôro pulido con su cruz y laso que se compone de noven

ta y seis diamantes y en quanto â quilates como de doce pie

dras y tiene ochenta y seis esmeraldas = y siguese unos mue

lles de pulseras de oro pulido que se componen de treynta y seis

diamantes y diez y ocho esmeraldas y siguese un par de sar

sillos que se componen de sinquenta y quatro diamantes y

doze esmeraldas

Yttem un tablero de oro pulido que se compone de doze diamantes

y una esmeralda en medio

Yttem un jollelito de oro esmaltado de borselana y se compone

de cinquenta y seis diamantes y una esmerlada en medio

Folio 231 v

Yttem una Gargantilla de oro pulido que se compone de ciento y

cinquenta y nueve diamantes

Yttem un par de sarsillos de boquilla de sierpe de oro y dos remates de

quatro medias perlas con ocho diamantes

Yttem otro par de sarsillos de oro que se compone de treynta y seis

diamantes quatro perlas en los pendientes y dos medias perlas

en los asientos

Yttem seis tableros de oro pulido que se componen de onze diamantes

cada uno que todos componen sesenta y seis diamantes

Yttem una sortixa de oro pulido con onze piedras de christal

Yttem una cruz de oro pulido que se compone de onze diamantes

fondos y la corona de arriba con ocho diamantes

Yttem seis tembleques de ôro las cavezas ; y esmaltados de borzela

na que se componen de ciento y veinte y seis diamantes y veinte

y tres perlas

Yttem un señor San Antonio pequeño de cachimbo guarnesi

do con oro con veinte y nueve diamantes que bladrá diez y

ocho pesos de à ocho reales de plata cada uno

Yttem un lazo de oro pulido esmaltado de borzelana que se com

pone de doscientos y veinte y siete diamantes con mas la al

mendra y laso que es correspondiente al de arriva y tiene se

senta y dos diamantes y todas tres piezas con ciento y treynta

y dos perlas redondas y en el remate una perla redonda de qua

tro quilates

Yttem dos Broches de ôro pulido esmaltado de borzelana que

se componen de noventa y ocho diamantes y noventa y seis per

389

las

(…)

Folio 232 r

Ytem una pluma de oro pulido con ciento y treynta

y seis diamantes tablas christalinos

Yttem seis botones de oro pulido las cavezas con quarenta

y dos diamantes y los quatro con treynta y seis esmeral

das

Yttem sesenta botones de aljofar

Yttem seis sortixas de ôro con sesenta y seis esmeraldas

y otras tres sortixas de oro esmaltadas con cinquenta y

un diamantes y otra tambien esmaltada con ocho diaman

tes uno partido y otra sortixa de oro con piedras falsas y otra

sortixita de oro con una piedra jaqueca

(…)

Yttem una gargantilla de perlas con piedras falsas en

oro

Yttem una cruz de oro con veinte esmeraldas con

su boton

Yttem un aderezo de sarsillos y gargantilla

de perlas falsas y finas y piedras encarnadas de francia

Yttem un par de broches pulseras de oro con ciento y

noventa y dos esmeraldas

Yttem dos lazos sarsillos de oro con cinquenta y ocho

esmerladas

(…)

Yttem dos manillas de oro con doscientos y dos diamantes”

DOCUMENTO Nº 33.

1738, mayo. Sevilla.

Testamento de don Juan Coello.

AHPSE: P-10350, 81.

Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda

“Ytem Mando y es mi voluntad se le den mi compadre Juan de Soto una chupa y calzones de

paño que yo tengo y una camissa y que me encomiende a Dios

Ytem Mando y es mi voluntad se le den a Lucas de Carpas dos pares de

calzones de

Folio 81V

gamuza que yo tengo y una camissa y me encomiende a Dios

390

Ytem declaro que no debo cantidad alguna que yo me acuerde

pero si alguno justificare deverte yo algo mando se le pague”.

DOCUMENTO Nº 34.

1738, diciembre, 5. Sevilla.

Dote de doña Francisca de Zeilas

AHPSE: P-10350, 283- 286.

Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda.

“Primera mente Un bestido guardapies y casaca de raso de moda

nombrado tapiseria en seiscientos quarenta y ocho resl de vellon 0648

ytt. una saya de persiana color de ambar nueva en trescientos y

sinco real de vellon 0305

ytt. Una casaca de terciopelo nueva en ciento y cinq. real.vn 0150

ytt. Un bestido de persiana de color blanco de guardapies y

casaca muy bien tratado en quattocienttos real vellon 0400

ytt. una saya de persiana nueva en doscientos y qta, real.vellon 0240

ytt. otra saya con su casaca de persiana color de cortte en

doscientos real de vellon 0200

ytt. Una saya de persiana nueva, en siento y ochenta y un r y m 0181 ½

(…)”

DOCUMENTO Nº 35.

1740, julio, 25. Sevilla.

Recibo de dote de don Domingo de Cuesta a doña María Manuela Vizenta.

AHPSE: P- 2855. Folio 486.

Escribano público: Nicolás Muñoz Naranjo

“En el Nombre de Dios nro señor todo Poderoso

Amen= Sepan quanttos esta cartta de entrego y Recibo de dote vieren co

391

mo yo Don Joseph Bucarelí Villaris y Ursua Conde de Jerena, vezino de

destta ciudad de Sevilla otorgo y concedo en favor de Don Domingo de Cuesta

mi criado natural y vezino de estta dha Ciudad hijo lexitimo de Juan

de Cuesta y Doña María de espada su muger sus padres y digo que

mediante la voluntad de Dios nuestro Sr y para su santo servicio

esta tratado y ajustado de que el suso dho aya de casar lexitimamente según

orden de nra Santa Madre Iglesia Catholica Romana con Dª Ma

ría Manuela Vizenta donsella que asimismo esta en mi asisten

cia y servicio natural de la villa y corte de Madrid hija lexitima de

Juan Garcia y Doña Manuela de Oliveros su muger sus Padres di

funtos y porque el dicho casamiento se hace con mi gusto y veneplacito

para que el suso dho puedamas vien sustentar las cargas del Matri

monio le prometo y mando y luego de presente entrego por vienes

y dote y caudal conocido de la dha Doña María Manuela Vizenta

queadecer su muger sinco mil setecientos ochenta y nueve reales y medio

de vellon los quatro mil doscientos y treinta y ocho reales de vellon de ellos

asi en dinero de contado Ropa muebles y otras cosas que lo componen apreciado todo

por sis justos aprecios y los mil quinientos y cincuenta y un Reales y medio

de vellon restantes en dos Dotes de ciertas dotaciones como se dira, que

lo que así le entrego en esta dha dote en la manera siguiente

Primeramente trescientos reales de vellon en dinero de contado 0300

(…)

Folio 486 v

Ytt un bestido de tafetán color de canela la casaca

guarnecida de Punta de Plata y todo forrado

en tafetan en trescientos R 0300

Ytt otro bestido de tafetan negro usado en ciento y

cinquenta reales 0150

Ytt otro bestido de cristal. la casaca guarnecida de lo mis

mo en ciento y veinte Rs 0120

Ytt un guardapies de Raso bordado den tela en ciento

y ochenta Reales 0180

Ytt otro de damasco carmesí en ciento y veinte 0120

Ytt unas enaguas de esparragon nuebas guarnesidas

en sesenta reales 0060

Ytt una cotilla de gratitud Asue en setenta rrs 0070

Ytt una casaca de terciopelo negro usada en 0050

Ytt un manto nuevo con su punta en sesenta rr 0060

Ytt otro manto usado en treinta reales 0030

392

Ytt dos delantares de tafetan guarnecidos con pun

ta de plata en setenta rs 0070

Ytt otro delantar de estopilla labrada en veinte rr 0020

Ytt un monillo de bretaña guarnecido de cinta encarna

da en diez y seis rr 0016

Ytt unos buelos de encajes finos en setenta reales 0070

Yt seis camisas nuevas con sus encajes en ciento y cín

quenta reales 0150

Yt quatro pares de enaguas blancas las unas guarnecidas

con encajes en sesenta rr 0060

Yt quatro pares de calzetas en veinte y quatro reales 0024

Yt tres pañuelos nuebos de estopilla ancha en veinte rr 0020

Yt unas medias nuebas con sus ligas en treinta rr 0030

Yt Quatro abanicos en cinquenta reales 0050

(…)”

DOCUMENTO Nº 36.

1740, julio, 25. Sevilla.

Recibo de dote de don José de Mihurra a a doña Micaela Vázquez.

AHPSE: P-2855, 488-489.

Escribano público: Nocolás Muñoz Naranjo.

“En el nombre de Dios nuestro Señor todo Poderoso amen=

Sepasse como yo D. Joseph Bucarelí Villazís Y Ursua conde de Jerena

vecino desta ciudad de Sevilla otorgo a favor de don Joseph Mihurra mi

criado mayor vecino destta ciudad y natural de Zugarramurdi, obispado

de Pamplona hijo lexitimo de Don Miguel de Mihurra y de Doña María de fagaga

su muger sus padres y digo que mediante la voluntad de Dios nro Sr. y para su

servicio esta tratado y ajustado de que el suso dho aya de casar lexítimamente

según orden de nuestra santa madre iglesia Catholica Romana, con Dña

Michaela Ana Vazquez doncella, que asi mismo esta en mi asistencia y

servicio, natural que la suso dha es de la villa de Jerena, hija lexitima de Juan

Vazquez y de María de Zamora su muger sus padres porque el dho cassa

393

miento se hace con mi gusto y veneplacito para que el dho Don Joseph de

Mihurra pueda mas vien sustentar las cargas del Matrimonio del lé prome

to y mando y luego de presente entrego por vienes y dote y Caudal Conocido

del a dha doña Michaela Ana Vazquez queadecer su muger ensemill

quinientos y sesenta y siete reales de vellon, los siete mil ochocientos

y sesenta y siete reales dellos endiferentte Ropa muebles y otras cosas, que

los componen apreciado todo por sus justos aprecios y los tres mil y setecien

tos reales de vellon Restantes en tres Doctes de Zierttas Docttaciones, como

Sedina, que lo que asi le entrago en estta dha Doctte en la manera siguiente

Primeramente un vestido de condesa en fondo guarnecido en plata en

novecientos reales de vellon 0900

Yt. otro vestido de griseta guarnecida la cassaca en punta de oro en

trescientos y setenta y cinco reales de vellon 0375

Yt. otro vestido de cristal, color franciscana, en zíento y cínquenta rr 0150

Yt. una saya de tafetan en noventa reales 0090

Yt. una cassaca de gratitud en sesenta reales 0060

Yt. una saya de tafetan en setenta y cinco reales 0075

Yt. una saya de felpa negra en trescientos reales 0300

Yt. un guardapies de Raso pagizo con bata de lo mismo en quatr. y cinq 0450

Yt. un guardapies de terciopelo encarnado en doscientos y diez rreales 0210

Yt. un guardapies de tafetan color de rosa con guarnicion de plata en 0240

Ytt. dos mantos de seda, en uno de lustre con su punta en noventa rreales 0090

Ytt. un delantar de tafetan de lustre color de rosa con unapunta arrobade

patta en sesenta reales 0060

Yt. otro de tafetan seleste con su punta en treínta reales 0030

Yt. un aderezo de cruz sarsillos y una joyita de esmeraldas en oro

seis cucharas de plata en novecientos y treinta reales 0930

394

Yt. dos tablas de Manteles y seis cervilletas contres toallas, en ochenta y dos r 0082

Yt. ocho camisas, de estopilla bretaña y crea, todas guarnecidas de

encages finos en trescientos reales 0300

Yt. seis pares de enaguas blancas en noventa reales 0090

Yt. seis pañuelos en quarentta y cinco reales 0045

Yt. seis pares de calzetas en treinta y siete rreales 0037

(…)

Folio 488 v

Ytt. una dotte de la Cassa de la Misericordia de la Dotacion de Doña

Cathalina Pizarro de treínta y síete mill, y quinientos mrs

de vellon en la que la suso dha fue nombrada por el señor Mar

que de Vallehermoso 10500

Folio 489 r

Yt. ôtra Doctte de la Santa Iglesia el Patronato que en la santta Iglesia

de esta cuidad Don Francisco Masnelas de cinquenta mill mrss

en el que fue nombrado la suso dha por Don Domingo Damian de Olaísola

Prevendado de dha Santa Iglesia, en ocho de Julio este año de la fha=

Todos los quales dhos víenes y demas cosas aquí declaradas fueron apresiadas

por dos personas una puesta por mi parte y otra por la del dho Don hoseph

de Mihurra y conforme a los dhos aprecios que yo por mî parte ratifico y a

pruebo todo ello con las dhas tres dottes suman y montan los dhos

onse mill quinientos sesenta y siete Reales de vellon los quales

entrego al dho Don joseph de Mihurra por vienes y dote de la dha

Doña Michaela Ana Vázquez (…)”.

DOCUMENTO Nº37.

1740, septiembre, 16. Sevilla.

Entrego y recibo de dote de don Pedro de Busttanobí a favor de don Agustín de Rospide.

AHPSE:P-3783, 282- 287.

Escribano público: José Antonio Rodríguez de Quesada.

Folio 282 v

395

“Ropa de bestir

Primeramente Un bestido de terciopelo negro con quín

ze varas que se compone de basquiña y casaca forrada en

tafettan doblette nuevo en novecicientos settenta rr

y veinte y ocho mrs de vellon 0970- 25

Ytt Òttro besttido de tturquesca color de clavo forrado entta

fettan que se compone de Guardapies y casaca con dies y

seis varas en settecienttos y noventa rr y veinte mara

vedís de vellon 0790-20

Ytt ôttro vestido de tturquesca color Ala de cuerbo que se com

pone de lo mismo con las mismas diez y seis Baras forra

do en tafettan en settecienttos noventa rr y veinte

maravedís 0790-20

Ytt ôttro vestido de terciopelo carmesí que se compone de

ttrese varas forrado entafettan y guarnesido con puntta

de platta, y un delanttar Ygual ttodo en un mill cientto

y quarentta rreales y ttreintta y dos mrs 10140-32

Ytt ôttro bestido de turquesa color de punson que se com

pone de Guardapies casaca y delanttar forrado enttaffettan

y guarnesido con punta de platta en un mil quattrocienttos

cinquentta y ocho rr y veinte y ocho mrs 10458-28

Ytt Un bestido algo usado de raso de francia encarnado

Folio 283 r

con delanttar con puntta de platta en quatrocienttos cinqta

y un reales y veinte y seis maravedís 0451-26

Ytt ôttro bestido de tafettan de francia con cattorze varas y media

forrado en tafettan y delanttar Ygual guarnecido con puntta

de platta en un mil settecienttos sesentta y seis rr y quartillo 10766- 8

Ytt ôttro besttido de rasso Valencia forrado en tafettan con de

lanttar Ygual guarnecido con puntta de ôro en seiscienttos

sesenta y dos rr y veinte y ocho maravedís 0662- 28

Ytt Un monillo de terciopelo verde guarnesido con franxa de ôro

en doscientos y ochenta rr 0280

Ytt Una basquiña de ttercianela de aguas con forro de tafettan

en ttressientto quarentta y un rreales 0341

Ytt Un bestido de tafettan doble verde con delanttar de lo mis

396

mo todo guarnesido con puntta de ôro ên Seissienttos y ttre

íntta rr 0630

Ytt Una bata de damasco listtado en doscientos noventta

y nueve rr 0299

Ytt Un guardapies listado en noventa rr 0090

Ytt Un sagalexo de tafettan encarnado enttre doble con puntta

de platta en ciento settentta y cinco rr 0175

Ytt Un mantto de lusttre con su puntta de seda en cinto y sesen

tta y cínco rr 0165

Ytt ttres abanillos de diferentes calidades en cíentto y ô

chentta y tres rreales 0183

Folio 283 v

Ytt Veintte y quattro camisas treze Pares de naguas blan

cas tres monillos seis corpiños y seis pañuelos de ôlan

y esttopilla olanda y bretaña ttodo guarnesido de

encaxes ricos superfinos en dos mil seiscientos y

veintte reales 20620

Ytt Doze pares de calzetas finas en noventa rr 090

Ytt Un flueco de hilo para guarnicion de naguas blancas en

sesentta rreales 060

Ytt Por el costto de las hechuras de dha ropa blanca ttresienttos

rreales 300

DOCUMENTO Nº 38.

1741, septiembre, 5. Sevilla.

Dote de Doña Faviana de la Peña a favor de don Diego Portillo.

AHPSE: P-18013, 341-343.

Folio 342 v

(…)

“Ropa de color

Yttem un besttido de turquesca sobre âzul Guardapies y ca

saca en quinientos reales de vn 0500

397

Yttem otro Besttido de Guardapies y casaca de damasco Berde gu

arnecido en enttochado asulado en ciento y ochenta reales 0180

Yttem un monillo de princesa color de punson con flores de color fo

rrado en blanco en sesentta reales 0060

Yttem otro monillo de raso asul anttiguo y ôtro de tafetan negro

forrado en los mismo ttodo en treinta y cinco reales 0035

Yttem otros dos monillos, el uno de tafetan Doble color de cobre gu

arnecido con puntta de ôro de francia ttodo en trescientos y vte. rr 0320

Yttem un Besttido de saya y casaca de gorgoran negro forrado

y âcavado de ttodo en ttrescientos y beinte reales 0320

Yttem una saya de tafetan negro en cientto y veintte reales de vn 0120

Folio 343 r

Ytten un Vestido de cristtal Saya y monillo Guarnecido de

Puntta de seda y Mnaguillos de lo mismo con Bottones de platta

en ciento y ochenta reales de vellon 0180

Ytten dos mantillas la una de grana con punta de seda Asulada

y Borlas de lo mismo y la ôtra de Balleta tintta en grana Bor

dada de seda blanca ttodo en ciento y veinte reales 0120

Ytten otra Mantilla de Balleta blanca fina en ttrece reales 0013

Ytten dos mantos de seda el uno con encajes y ¿

Ytten dos corpiños de damasco listado el uno, y el ôtro de persi

ana de tres lansaderas ttodo ên ttreintta y siette reales y mº. 0033 ½

Ytten dos pares de enaguas unas de lila Lisstada, y las otras de ba

lleta fina Paxisas ttodo en ochenta y dos reales y medio vn 0082 ½

Ytten dos delantares el unos de tafettan encarnado Bordado, y

el otro de Murselina Bordada todo en nobenta reales vn 0090

Ytten otros quattro delantares de tafettan, uno encarnado, ôtro

negro y los dos pajisos en sesentta reales 0060

Ytten quattro pares de medias los tres de seda y las otras de lana

en settenta y cinco reales de vn 0075

Ytten un rosario con su cruz embuttido en nacar engasta

do con un cordon de oro y Borla de lo mismo en ciento y vte rr 0120

Ytten quattro abanicos los dos de Yndias, y los otros dos el uno

398

color de caña, y el otro negro y dorado en Buttidos los padro

nes, ttodos en nobentta reales de vn 0090

ytten dos pares de guantes los unos de casttor Bordados de

oro, y los otros de seda negra en ttreintta y cinco reales 0035

Ropa blanca

Ytten cinco camisas de Brettaña Ancha con encages Corres

pondenttes= quattro pares de Naguas Blancas de lienzo re

galado las tres con encages y las otras llanas= quattro pares de

Calsettas= dos Monillos de Bretaña y Dos Corpiños de lo

mismo ttodo en doscientos y cinquentta y siette re, vn, 0257

Ytten dos delantares de Lienzo regalado: Dos corvattas la

una de Murcelina, y la ôtra de Brettaña, ttodo en veintte

y tres reales de vellon 0023

(…)”

DOCUMENTO Nº 39.

Dote, Hipólito Hutado maestro albañil, a favor de Francisca de Mármol.

Sevilla, 17 de Diciembre de 1741.

AHPSE: P-18013, 485- 486.

Folio 485 r

(…)

“Ytten un Bestido de Persiana encarnada y blanca de ta

papies, y Monillo en quattrocientos y cinquenta reales 0450

Ytten Un Monillo de tafettan encarnado con guarnicion de

platta en sesentta reales de vellon 0060

Ytten ottro Monillo de damasco negro Ussado con punttilla de

platta en sesentta reales de vn 0060

Ytten ottro Monillo de Prinsesa en quarenta y cinco reales 0045

Folio 485 v

Ytten un Vestido de saya y Monillo de Cristal, el monillo con

guarnicion de platta en ciento y sesenta y cinco reales 0165

399

Ytten unas enaguas de calimanco bien trattadas en settenta

y cinco reales de vellon 0075

Ytten otras enaguas de Zempiterna tinto en grana con

guarnicion de seda en settentta y cinco reales 0075

Ytten otras enaguas de Esparragon asul en sesentta rs 0060

Ytten Dos Corpiños de tafettan el uno negro y el ottro Berde amvos

en quince reales de vellon 0015

ytten Un delanttar de tafettan seleste con puntta de plata

en ttreintta reales de vellon 0030

Ytten otros tres delantares de tafetan de Diferenttes

Colores ttodos en veintte y quattro reales de vellon 0024

Ytten Un Vestido de Saya y Monillo de tafettan doble

negro nuevo en ciento ochenta y cinco reales 0185

Ytten dos Manttos nuevos unos con punttas y el ôtro llano

amvos en ciento y cinco reales de vellon 0105

Ytten Una Mantilla de castor encarnado con guarnicion

de seda en cinquentta y dos reales y medio 0052 ½

Ytten Otra Mantilla de Bayetta blanca en nuebe rs 0009

Ytten dos Pares de medias las unas de seda y las ôtras de

lana y unas ligas ttodo en ttreintta y siette reales y mº 0037 ½

Ytten Un par de sapattos de color nuebos en quince reales 0015

Ytten una saya de pelo de camello en sesentta reales 0060

Ytten Dos pares de enaguas blancas de crea en ttreintta y

cinco reales 0035

Ytten seis camisas las quattro nuebas y las dos media

das ttodas en cientto y cattorze reales 0114

Ytten cinco pares de carsettas a quattro reales cada par 0020

Ytten dos Corbattas una de Murselina y la ottra de esttopi

lla en ocho reales 0008

Ytten tres quellos de encages finos. dos pares de Mangotes? o Mangas? O manguitos?

de estopilla los unos con puños de lo mismo ttodo en ttre

400

intta y nuebe reales 0039

(…)

DOCUMENTO Nº 40.

1746, febrero, 5. Sevilla.

Memoria de los gastos por menor que se hicieron en el

embarque â los Reynos de las Yndias de dn Miguel de Olaondo

que son â saber

AHPSE: P- 10351, 87.

Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda

Folio 87 r

Por doce camisones los seis de bretaña ancha los

cuerpos, y mangas de la angosta â veinte y nueve rs.vn.

cada uno con hechura, hilo y botones, y los otros de

crea ancha, y mangas de bretaña angosta à veynte

y m rs y m. de vn cada uno inclusa la hechura im

portan todos trescientos y tres rs vn 0303

Por treze y media varas de crea angosta para seis pares de

calzones blancos â dos y medio rs vn 0033 ¾

Folio 87 v

Por tres y media varas de dha crea angosta para dos toallas

a dos y medio 0008 ¾

Por diez y media varas de bramante entrefino para dos sabanas

y doze pares de escarpines â seis rs. vn. vara 0063

Por una y tres quartas de crea ancha para dos almohadas

â quatro y medio rs. 0007 ¾

Por seis varas de bretaña angosta para pañuelos â quatro qllo 0024 ½

Por seis pares de calzetas â cinco rs. 0030

Por quatro pares de medias las dos de seda â veynte y dos

rs. de pta. y las onzas de lana a diez y seis rs. vn. 0114 ½

Por seis varas de paño de 1as’? de Inglaterra para vestido

de casaca chupa, y dos pares de calzones â treinta

401

y quatro rs. vn. 0204

Por nueve varas de ymperialetes para forro â nueve rs 0081

Por cinco varas de crea angosta para forro de los calzones 0012 ½

Por dos varas de Esterlín 0008 ¾

por nueve dozenas de botones â real 0009

por la hechura sesenta y siete rs. y medio 0067 ½

DOCUMENTO Nº41

1748

Dote de Rosalía Martínez hija del pintor Domingo Martínez, a favor de don Miguel de

Escasena.

AHPSE: P-18020, 249-252.

Escribano público: Juan José de Ojeda Martel

Folio 249 v

“Ytt. Un par de Hevillas de Plata que pesan una onza y doze

adarmes en treinta y seis rr 0036

Ytt. Un par de Bottones de Plata en Cinco rr 0005

Ytt. Un par de Broqueletes de Oro con dos Asientos de Per

las en Veinteydos rr ymedio 0022 ½

Ytt. un rosario de Piedra con su medalla de plata en treinta 0030

Ytt. Un Bestido de ymperiosa Color de Ala de Cuerbo enqua

trosientos y noventa y cincorr 0495

Yrr. Un Bestido de tafettan encarnado Doble con Guarnici

on de Plata vien tratado en doscientos y quarenta rr 0240

Ytt. Un Guardapies de terciopelo Carmeci con guarncicion de Punta

de oro vientratado en quinientosrr 0500

Ytt. Una Casacaseleste nueba de tela de Plata en trescientos

y sesenta 0360

Ytt. Un capotillo de grana con guarnicion de Plata nuevo en

402

siento y noventay tres rr 0193

Ytt. Una Casaca de Lama de Plata con Guarnicion deoro en

doscientos y dies rr 0210

Ytt. Un Andriel de Yndianilla mediado en sesenta y nueberr 0069

Ytt. Una saia de tafetan Doble negronueba en siento y quata y nueve 0149

Ytt. Otra saia de tafetan Doble negro mediada en nobenta rr 0090

Ytt. Unas Haguas de Baieta pagisa de Ynglaterra nuevas en

cinquenta rr 0050

(…)

Folio 250 r

Ytt. tres pares de Naguas Blancas de Bretaña guarne

cidas con flecos en setenta y seis rr 0076

Ytt. Cinco camisas de Estopilla y una de Bretaña nuebas

y otra mediada en noventa rr 0090

Ytt. tres pares de Puños de encages de Flandes y otro de olan

labrado en treinta y cinco rr 0035

Ytt. dos pares de puños de olan en diez 0010

Ytt. Quatro Fundas de Almobadas de Estopilla guarneci

das de encages de Flandes en siento y cinquenta rr 0150

Ytt. Cinco Delantares dos de estopilla y otro de Murcelina

labrada otro de Estopilla labrada y otro de Estopilla

listada dos corbatas de olan y otra de murcelina nuebas

en nobenta y ocho rr. y medio 0098 ½

(…)

Folio 250 v

(…)

Ytt. Un par de Zapatos encarnados con Galon de Plataen

dies y siette rr 0017

Ytt. Dos Abanicos de Barillas e marfil y otros dos mas

inferiores todo en ochenta y cinco rr y medio 0085 ½

(…)

Ytt. Un tumbagon ô brasalete en siento y ochenta rr 0180

403

Ytt. dos Mantos de Lustre de fino con encages y el otro

llano ambos en siento setenta y un rr 0171

Ytt. Un Delantar de Lama de Plata Bordado de oro y un Petillo

ygual en siento y veinte y ocho rr 0128

Ytt. Un Delantar de Tafetan Doble Seleste con Pun

ta de oro en cinquenta y ocho rr 0058

Ytt. Un par de Guantes Blancos de Algodón en doze rr 0012

Ytt. Una Sitara en setenta y cinco 0075

Ytt. Una Cotilla de Raso vien tratada en veinte y quatro 0024

Ytt. Una colcha de repetido carmeci q se compone de trese

varas a veinte y cinco rrs cada una trescientos y se

senta y quatro rr y medio 0364 ½

Ytt. tres arcas de sedro nuebas de distintos tamaños en

siento y quarenta rr 0140

Ytt. Un Bestido de Damascos Negro nuevo en trescientos y

doze rr” 0312

DOCUMENTO Nº 42.

1750, abril, 4. Sevilla.

Inventario de bienes de doña Rafaela María Garayo Ochoa de Lecea, condesa

de Lebrija.

A.P.S. Legajo 2865. Folio 217- 224.

Escribano público: Nicolás Muñoz Naranjo

Folio 219 v

“Ytt. dos retratos de las Magestades difuntas el S

Rey Dn Phelipe Quinto, y la saboyana

con sus marcos dorados

Folio 220 v

Ytt. un tocador pintura de caña? con listas de madera

negra el que esta sobre un bufete embutido en mar

fil

404

(…)

Ytt. una cuna torneada de madera de palosanto

Folio 221 v

(…) Ytt un tocador de carey con diferentes sobrepuestos

y figuritas de borselana y guarnicion chapa

y llave de plata

Folio 222 v

(…)

Ôros y perlas

Primeramente un collar de dos bueltas con ciento y cin

quenta perlas nectas

Ytt. un par de sarsillos con seis perlas gruesas am

bos . y sus aretes de oro

Ytt. unas pulseras de perlas nectas redondas en que

ay mil settezientos y cinquenta y tres

Ytt. unas pulseras de perlas gruesas con qua

trocientas cinquenta y tres

Ytt. un Rosario de sesenta y cinco perlas gruesas

engarzado en oro con medallas de lo mismo

Ytt. un collar de perlas gordas de dos vueltas con ochen

ta y seis perlas y en ellas nueve esmeraldas gu

arnecidas de oro y asimismo un aguacate

Ytt. onze perlas vueltas y entre ellas una mayor, gu

arnecidas todas en oro con Diamantes y Ruvies

Ytt. una cruz de onze esmeraldas guarnecida en oro

y un boton con una esmerlada de lo mismo

Ytt. un collar con veinte y siete piesesitas con diamantes

y ruvies, los ruvies guarnecidos en oro y los dia

mantes en plata y en medio tres perlas al ayre

guarnecidas de diamantes y ruvies

Ytt. un veavio? pequeño con el casco de cristal y to de

mas de oro

Ytt. una Joita relicario con nra Sra y Sr San Joseph

de esmalte y oro con diez y seis esmeraldas por gu

arnicion

Ytt. una Abuja para la cabeza con diez y ôcho esme

raladas de oro

Ytt. un diamante en tabla Gruezo

Ytt. un par de zarsillos de aguacates pequeños

guarnecidos de oro

Ytt. diez y nueve piesesitas sueltas de oro, unas. de

oro y otras de esmeraldas

Ytt. una Cruz de Benturina sin guarnicion

Ytt. quatro Aderezos de cruz y sarsillos de diamantes

guarnecidos en plata iguales con un mill cien

to y siete diamantes

405

Ytt. mas otro aderezo como los antecedentes que

vio a la Dª Elvira Juana de Sousa Fernandez

de cordova condesa de Lebrija vezina de la cuid.

de Cordoba muger lexitima del Sr Dn. Juan Ma

nuel Ortiz de Zuñiga y Gazayo. conde de lebri

ja. su hijo; y asimismo un par de zarzi

Folio 223 r

llos con unos Lasitos guarnecidos de ruvies. y

diamantes con dos perlas calavasas de valor

Ytt. un relox de oro esmaltado con veinte y seis dia

mantes

Ytt. otro relox de oro de filigrana

Ytt. una cadenita de oro

Ytt. un Rosario con su cruz cuentas y engarze de oro

y una medallita de plata

Ytt. un dixe de pecho esmaltado con ruvies y diaman

tes y en el un cupido

Ytt. quatro tembleques de oro esmaltado y su remate

quatro rositas y una esmeralda en medio

Ytt. otros dos tembleques de lo mismo sin remate

Ytt. una mariposa con trece ruvies sobre oro y tres

diamantes sobre plata

Ytt. otra mariposa con trece ruvies sobre oro y tres

diamantes sobre plata

Ytt. otra mariposa con trece ruvies sobre oro y tres

diamantes sobre plata

Ytt. un tembleque de oro con ôcho diamantes

Ytt. doscientas y ôcho esmeraldas sueltas y un aguacate

con su guarnicion de oro

Ytt. una mariposa con trece ruvies sobre oro y tres dia

mantes sobre plata

Ytt. doscientos veinte y ocho diamantes sueltos

Ytt. ciento treinta y cuatro ruvies sueltos

(…)”

DOCUMENTO Nº43

1751, Sevilla.

Inventario de bienes del pintor Domingo Martínez

AHPSE: P-18023, 57-80.

Escribano público: Juan José de Ojeda Montiel.

Folio 59 v

(…)

“ Ytt. Una casaca a lo militar de tefetan negro doble y calzones de lo

406

mismo

Ytt. Una chupa de tafetan doble negro

Ytt. Una chupa y calzones de terzio pelo negro

Ytt. Un Bestido de Casaca Chupa y Calzones de paño fino color de Café

y forro de Ymperialete

Ytt. otra casaca de paño a lo militar de Ynglaterra vieja

Ytt. un capote de camello

Ytt. una capa de paño de Saaragoza

Ytt. una casaca de paño fino negro a lo militar vieja

Ytt. una camisola fina

Ytt. dos camisones de lienzo fino

Ytt. dos pares de calzones blancos

Folio 60 r

(…)

Ytt. Una casaca de terzio èlo negro

Ytt. otra de terzio pelo encarnado

Ytt. otra de lama de plata con galon de lo mismo

Ytt. Un delantar de lama y sobrepuestos dorados

Ytt. Un monillo de tafetan doble encarnado

Ytt. Una Casaca de Damasco negro

Ytt. Un guardapies de laberinto color de principe con punta de plata

Ytt. otro de razo encarnado con flores blancas

Ytt. Un guardapies de floron usado estrangero

Ytt. Una basquiña de tefetan negro

Ytt. otra de damasco negro

Ytt. otra de tafetan doble trahida

Ytt. un monillo de xptar

(…)

Ytt. quatro camisas dew Bretaña y Estopilla

Ytt. quatro pares de enaguas blancas de platilla

Ytt. quatro delantares blancos de bretaña y borselina

Ytt. quatro corbatas de olan

Ytt. dos almobadas de bretaña

Ytt. quatro pares de calzetas

(…)”

DOCUMENTO Nº 44.

1753, noviembre, 11. Sevilla.

Carta de dote de Antonia Alberta Cayetana Tolezano.

A.P.S. Legajo 12059, 971-975.

407

Escribano público: Juan Bernardo Morán.

“En el nombre de Dios amen: Sepase comoyo Doña

Theresa Francisca de Bonilla Viuda Don Pedro Ber

nardo Joseph Tolezano vecina deesta ciudad de Sevilla

Parrochia de nuestro señor San Salvador, Madre tutora

y curadora de mis menores hijos y del dho mi marido dicén

De dho cargo por oficio de juez competente, ante Bernardo

Joseph Ortiz escrivano publico quefue desta ciud, en veinte y siete

de Abril del año pasado de mil setecientos cincuenta y dos; Ô

torgo enfavor de Dn, Juan de Torrecillas Blanco natural

y vecino de la villa de Zafrab , residente enesta ciud, hijo lexitimo

de Dn Juan de Torrecillas y de Da, Juana Blanco su muger

difuntos; Y digo queporquanto a honrra y gloria de Dios nuestro

señor y para su santo servicio y de la Santisima Virgen Maria

Sra, nuestra concevida en gracia enelprimer ynstante de suser; esta

tratado y ajustado con dond, Juan de Torrecillas Blanco aya de

contraer matrimonio sexmo, según orn, y forma de nuestra Sta Madre

Iglesia con Da, Antonia Alverta Cayetana Tolezano doncella, mi hí

ja legitima, ydeldho Dn, Pedro Bernando Jph Tolezano mi marido

natural y vecina desta ciudad, en dha Parrochia de nuestro Sr, San

Salvador, a al tiempo que el trato ya justo dho casamiento ofrecí, y

mande al dho Dn, Juan de Torrecillas por dote de la dicha mi hija y

caudal suyo propio, ciento y dos mil doscientos y veinte y cinco, Rs, y ca

torce maravedis de vellon que la susodha tocaron y pertenecieron, y le

fueron adjudicados en la partición y división del caudal que por

muerte del dicho mi marido se hizo en los autos de prevención y

cumplimiento de su testamento pendiente en el juzgado segundo de la

justicia ordinaria desta ciud, y Joseph Lorenzo de Castro escrivano

deel, y aunque en el hade haver de dha mi hija le fueron adjudica

dos en su hijuela a la suso dha cierta cantidad de rs en buena y mala

calidad en distintos deudores, y esta no haver llegado el caso de hazer

excequible su cobranza sin embargo de ello he ofrecido al dho Dn

Juan de Torrecilla entregarle el importe de todas las dhas deudas

en Rs de contado como si las hubiera cobrado, haser meyo el cargo para

cobrarlas en el mejor modo que me fuere posible afín de queen ello no

padesca perdida niperjuicio alguno; y ademas de dhos ciento y

dos mil doscientos veinte y cinco Rs, y catorce maravedís, ymporte

de la lexma Paterna de dha Antonia Alverta mi Hija le

he ofrecido tambíen al suso, dho pormas caudal de dha mi hija

veinte y tres mil y cuatrocientos Rs, de vellon para que los

aya de haver y tenga en quenta de lo que tocare de mi lexma, quando

llegue el caso, y también tres mil y doscuientos Rs, importe de una

dote que le pertenece y adelante se expresara las cuales dhas dos partidas

de legistima y adjudicación que le ahgo importan ciento y veinte y

cinco mil seiscientos veinte y cinco Rs, y catorce maravedis de vn, los ciento y

408

un mil novecientos ochenta y nueve Rs y catorce mrs en Reales

de contado; y los veinte y tres mil seiscientos y treinta y seis Reales

restantes en alajas de oro, Diamantes, perlas, plata labrada

bestidos, y otras cosas, y porque hoy en este dia se ha de celebrar el dho

matrimonio ratificandolo a causa de estar casados por poderes, antes que

llegue el dicho caso de la Ratificacion del enumpciado matrimonio

cumpliendo con la dha promesa otorgo que hago entrego y adjudicación

al dho Dn Juan de Torrecilla Blanco por dote de la dha Da, Antonia

Alverta Tolezano mi hija, el dho dinero en contado, Alajas y vestidos

apreciado todo ello por yntelígentes, en la forma siguiente

Lo primero los expresados Ciento un mil novecientos

ochenta y nueve Reales y Catorze maravedís de

vellon en monedas de Doblones de oro a veinte, de

a diez, u de acinco, pesods y algunos Rs. de plata que

compusieron la dha cantidad 010989

Yt.Un bestido de tela verde, y oro que se compone de

Guarpies, y casaca en mil setecientos Rs de vn 1700

Yt Otro bestido blanco, bordado de seda que se compone de

guardapies y Casaca novecientos Rs de vn 900

Yt. Una Basquiña y casaca de terzianela negra en

cuatrocientos y tres Rs 0400

Yt; Una Basquiña negra bordada en telar en qui

nientos ochenta y quatro Rs 0584

Yt, Una Casaca de terciopelo negro en ciento noventa y dos Reales 0192

Yt. Una Bata de damasco seleste guarnecida de

galon de plata en quinientos y sesenta Rs 0560

Yt. Una Casaca de laberinto aplomado guarnecida de

galon de plata en doscientos y treinta rs. 0230

Yt. Otra Casaca de lo mismo guarnecida de punta

de plata en ciento y veinte reales 0120

Yt. Una Casaca de Segrí aplomado en setenta 0070

Yt. Otra Basquiña y Casaca de tercianela negra

usada en doscientos y veinte Reales 0220

Yt. Un guardapies de raso celeste usado en doscientos Reales 0200

Yt. Un Guardapíes de tafetan con flores en doscientos Rs 0200

409

1070548-14

Yt. Otro Guardapíes de tafetan encarnado Usado

en cien Reales 0100

Yt. Un Capotillo de paño guarnecido con galon

de plata en ciento sesenta Rs 0160

Yt. Dos mantillas y un Capotillo de Bayeta

blanca en ochenta y cinco Rs 0085

Yt. tres mantos de lustre en doscientos y quarenta

Reales 0240

Yt. Tres sagalefos uno de verano y otro de ynvierno

en doscientos vte. Rs 0220

Yt. Una Bata de Indianilla en cien Rs 0100

Yt. Un delantal y paletina todo de plata apuntas en trescientos Rs 0300

Yt. Otro delantal y paletina todo de punta

de oro en doscientos setenta Rs 0270

Yt. Otra paletina de plata Usada en treinta Rs 0030

Yt. Una Cotilla de damasco encarnado en ciento

y cinco Rs 0105

Yt. Dos pares de medias y ligas de Ceda; bordadas

en oro en ciento y treintaRs 0130

Yt. Otros dos pares de medias de Ceda llanas en

cuarenta y cinco Rs 0045

Yt. Una Colcha y Rodapies de Damasco Carmesí

guarnecido de galón de oro y flueque de Ceda

en ochocientos y treinta Rs 0830

Yt. Una Colcha de Indianilla colchada, en

ciento y setenta y seis Rs 0176

Yt. Un Regalillo y paletina de pluma encarnada

en ciento y cincuenta Rs 0150

Yt. Cinco abanicos de distintos xeneros y payeles

en trescientos Rs 0300

410

Yt. Tres pares y guantes de manguitosn de Ceda

de distintos colores en sesenta Rs 0060

Yt. De distintas sintas, moñas, encajes y otras

menudencias prescias en cuatrocientos y cinquenta 0450

1110299

Yt, Otro delantal de tafetan de lustre en veinte

yquatro Rs 0024

Yt. Dos pañuelos de zeda en treinta 0030

Yt. Dies y ocho camisas de distintos generos de

lienzos, Guarnecidas de encajes de mil ciento y veinte 10120

Yt. Ocho pares de enaguas blancas de distintos xene

ros de lienzos en cuatrocientos y dies Rs 0410

Yt. Cuatro corpiños en veinte y cuatro 0024

Yt. Seis Pañuelos de Estopilla y uno de Olan

guarnecido de encajes en cinto y treinta y tres 0133

Yt. Ocho Corbatas de murcelina estopilla

clarín, en setenta RS 0070

Yt. Un Pañuelo de murcelina bordado en treinta RS 0030

Yt. Dos delantales de olan Labrado en ciento

y cincuenta Rs 0150

Yt. Seis delantales de estopilla labrada en ciento

y cincuenta 0150

Yt. Tres pares de buelos de encaje, en ciento y

setenta Rs 0170

Yt. Otros tres pares de buelos de olan guarnecios

en cuarenta y cinco 0045

Yt. Cuatro toallas en cuarenta y ocho Rs 0048

Yt. Seis servilletas en treinta y tres Rs 0033

Yt. Un escote de encajes muy superfino en setenta 0070

Yt. Siete pares de Calzetas en 0050

411

Yt. Quatro almoadas blancas las dos guar

necidas de encajes en setenta y dos Rs 0072

Yt. Dos fundas de almohadas en treinta Rs 0030

Yt. Quatro sabanas llanas en doscientos y dies y seis 0216

Yt. Un Colchon Camero poblado de Lana en

doscientos y treinta y dos 0232

Yt. Dos baules de camino en doscientos y se

tenta Rs 0270

Yt. Un Arca de Zedro de vara y quarta, y dos peque

ñas en ciento y cinco Rs 0105

1140781-14

Yt. Un tocador de Charol en trescientos y

noventa y quatro Rs 0394

Yt. Un Rosario engarzado en oro de mano, en

setecientos reales 0700

Yt. Un rosario de oro para el Cuello en ciento

y treinta y cinco 0135

Yt. Un aderezo de cruz y sarsillos de oro, y

esmeraldas en quinientos y noventa 0590

Yt. Una espiocha de oro y diamantes en tres

cientos R 0300

Yt. Un par de sarsillos de oro y diamantes

en setecientos 0700

Yt. Otro par de sarsillos con seis perlas y un bo

ton de oro y esmerladas en doscientosy veinte y 0225

Yt. Tres hilitos de perlas que pesan siete adarmes

en trescientos Rs 0300

Yt. Quatro botones de oro y diamantes, en ciento

y ochenta 0180

Yt. Dos sintillos de oro y diamantes en seis

cientos 0600

Yt. Dos Chamberguillas de oro y diamantes en

trescientos Rs 0300

412

Yt. Dos sintillos de oro y esmeraldas, en ciento

y ochenta Rs 0180

Yt. Un par de manillas de oro y diamantes en

dos mil novecientos ochenta y cinco Rs 20985

Yt. Un par de sarsillos de oro con piedras negras

en setenta y cinco Rs 0075

Yt. Yt. Una caja de plata de Ynglaterra, en

ciento y ochenta Rs 0180

Yt. Dos Anuces de plata sobre dorados en

noventa Rs 0090

Yt. Unas hevillas de plata, en veinte y ocho rs 0028

1220743

Yt. Una salvilla; un Azafate, dos Cande

leros, Un Salero, seis Cucharas y seis tenedores

de plata que pesa ciento y veinte y dos onzas y quarta

que a veinte rs, la onza ymp dos mil quatrocientos y quaren

ta y cinco Rs 20445

Yt. Una Cajita, unas hevillas y distintas me

nudencias de plata que todo pesa seis onzas y quar

ta a diez y ocho reales la onza montan ciento

y doce Rs 0112

Yt. Otro sintillo de oro y diamantes en trescien

tos RS 0300

Yt. Una Batea de Maque encarnado en veín

te y cínco 0025

1250625-14

Que dichas partidas importan los referidos ciento

veinte y cinco mil seiscientos y veinte y cinco RS

y catorce maravedís, los cientos dos mil doscientos

s veinte y cinco RS y catorce maravedis que a la suso

dha tocaron y pertenecieron por su lexitima paterna

y los veinte y tres mil y cuatrocientos reales restantes

del que le llevo hecha adjudicación como ba referido

al dho Dn Juan de Torrecillas Blanco por Dote

de la dha mihija = Y assimismo tres mil y doscien

tos reales de dha moneda que perttenesen a la

dha Da Antonia mi hija por una Dote de la mis

ma cantidad de la disposición de D Dionisio Mar

tin Tolezano vecino y rexidor perpetuo que fue de la

Ciudad de la vera Cruz, cuya cantidad para en

deposito en poder de la Viuda y herederos de Dn Diego

413

Perez de Vaños, Caballero del orn de Santiago

y veinte y cuatro que fue desta ciudad, y por parte de

los suso dhos les seran entregados en monedas de plata

luego que se haya celebrado dho matrimonio de que

otorgara recibo separado a favor de la persona

o personas que hisieren el entrego dellos; y me-

30200

1280825- 10

obligo a hacer por firme la adjudicación que de

dhos veinte y tres mil quatrocientos RS, llevo

hecha a favor del dho Dn Juan de Torrecillas pormas

aumento de dote de dha mi hija, y ano?? Contra ello en mane

ra alguna con mis vienes y rentas havidos y por haver=

Yo el dho Dn, Juan de Torrecillas que presente

soy haviendo oydo y, entendido esta escriptura; otorgo

que la acepto como en ella se contiene, y recibo de la dha

Doña Theresa Francisca de Bonilla, por Dote de la dicha

Da Antonia Alverta Tolezano su hija los expresados Ciento

y veinte y cinco mil seiscientos veinte y conco Rs, catorze

maravedís; asaver, los ciento y diez mil y doscientos y veinte y

cinco reales y catorce maravedía deellos, importe de toda

la legitima paterna que a la suso dha toco y pertenecio por

muerte del dho Don Pedro Bernardo Joseph Tolezano su

Padre, y incluzos el valor del importe de todas las

deudas de buena y mala calidad que le fueron adjudicadas

las quales la dha D teresa Francisca de Bonilla por

hacer gracia y merced a dha su hija, me entrega el ympor

te de todas ellas en Rs de contado, quedando de su cuenta el

cobrarlas de los deudores en el mejor modo que le fuere posible

y los veinte y tres mil y cuatrocientos Rs restantes, cumplimiento

del todo de dhos ciento veinte y cinco mil seiscientos y vein

te y cinco Reales y catorce maravedís de que le lleva hecha

adjudicación para que los aya y tenga en cuenta de lo que le

tocare y hubiere de haver por su lesxitima materna, todo ello

lo recibo en los reales de dinero de contado y demas de

que va hecha mención; por cuyos aprecios apruebo y ratífíco por

ver justamente fechos, y de mi voluntad y consentimiento â

ora de presente realmente y con efecto en presencia del pre

sente escrivano publico y testigos desta carta, de cuyo entrego

y recibo yo Juan Bernardo Moran escrivano publico, de Se

villa, doy fe porque se hizo y paso en mi presencia y de los dhos

testigos, según y en las alajas Rs y partidas que van refe

ridas; y todo ello es y quedo en poder de dho d Juan de

Torrecillas Blanco de que yo el suso dho me doy por entre

gado a mi voluntad, y de los dhos ciento y veinte y cinco mil

seiscientos y veinte y cinco Rs y catorcde maravedís ôtorgo

a la dha Da, Teresa Francisca de Bonilla carta de pago

en forma, sin que por lo que ha tocado a la dha Doña Antonia Al

verta Tolezano por su lexitima paterna se le reste ni quede de

414

viendo otra cosa alguna; Y por lo que a mi toca, chanzelo

la obligación que la dha Da theresa de Bonilla, hizo

al tiempo que le fue dicernido el cargo de tutora para que

no valga, y que en su rexistro se anote la desta

chancelación y assimismo la otorgo de dote a favor de la dha

Doña Antonia Alverta Tolezano a la qual prometo yo y mando

en harras proternupcia: y en pura y justa Donacion por

honrra de su persona virginidad, y otras prendas que le asis

ten y porque se a de otorgar por mi Esposa diez mil Rs de, vn,

que declaro caben en la decima parte de los bienes que d

e presente tengo, y caso que no quepan se los prometo y man

do de los demas que en adelante tubiere y adquiriere y

consiento que ambas porciones de Dote y harras, la dha

Doña Antonia Alverta Tolezano las aya y tenga

sobre mis bienes y hacíenda que tengo y tuviere que para

este efecto, le obligo le hipoteco y doy en empeño, y por nom

bre de empeño en tal manera que cada en cuando y en qual

queria tiempo que el matrimonio fuera disuelto o separado

por muerte ô en vida por cualquiera de los Casos que el

derecho permite ningun mi hijo ni hija pariente ni here

dero pariente ni heredero, acreedor ni otra persona no puedan entrar ni tomar

partir cosa alguna de mis bienes ni desapoderar

de ellos a la dha D Antonia Alverta Tolezano has

ta tanto que primero y ante todas Cosas sea pagada y

satisfecha desta dha su Dote y harras, y si la suso

dha falleciera antes que yo, consiento y tengo avien que los

pueda dejar y mandar, a sus hijos parientes y herederos y a

las demas personas que le pareciere a las quales y a qien con

forme a derecho perteneciere su herencia; me obligo a su paga y

restitucion, la qual hare luego que conste de la separacion

del dicho matrimonio y en los Casos y según y con los

privilegios que las dotes de derecho deben ser restituhidas

sin aguardar al termino del derecho ni al otro plazo al

guno, cuyo beneficio renuncio; y luego que se me de y en

tregue el importe de la referida dote de tres mil, y dos

cientos reales de vellon otorgare carta de pago a favor de la

persona, que me los entregare, y de Dote a la dicha Doña

Antonia Alverta a la cual a mayor abunda

miento desde ahora para entonces se la otorgo;

a la firmesa, paga y cumplimiento de lo que dicho es

me obligo mis vienes rentas y hazienda havidos y por

haver, Y ambos otorgantes y damos poder a las jus

ticias de Su Magestad para que nos apremien a lo

que aquí contenido por todo rigor de derecho y via

executiva, y como por sentencia pasada en cosa juz

gada y renunciamos las leyes y derechos de

nuestro favor , y la que defiende la general renun

ciacion; yo la dicha Doña theresa Francisca

de Bonilla renuncio el auxilio y Leyes de el

Emperador Justiniano Senatus Consultus Veleyano

415

toro partida y nuevas constituciones y las demas

que son y hablar a favor de las mugeres de que me

apercivio el presente escrivano publico en espe

cial, fecha la Carta en Sevilla estando en las

Casas de la morada de la dicha D Fran

cisca de Bonilla que son en esta ciudad en la

calle de Francos en onze dias del mes de No

viembre de mil setecientos cincuenta y tres años

y los otorgantes lo firmaron de sus nombres

en este rexistro , yo el dicho escribano publico

doy fee conosco a la dha Da, Teresa Francisca de

Bonilla; y el dicho Dn, Juan de Torrecillas Blanco

presento por testigos de su conocimiento que juraron en

forma de derecho ser el conthenido y se llama

como sea nombrado a Dn Francisco Antonio

Barredo y a D Ramon ¿? vecinos desta

ciudad ttestigos del otorgamiento; don Mathías Lopez

Martinez vecino de la villa de zafra, y don Christ

val de torresillas presvitero prevendado de la Santa Iglesia

de Coria rezidente en esta ciudad, y don Jph Arespacocha

ga vezino, deella y Dn Juan Antonio de Garfías, asimismo vezino desta ciudad

doña Teresa Francisca de Bonilla

Juan de Torezillas

Christoval Thomas de Thorrezilla

Mathías Lopez Martinez

Joseph Joachin de Arespacochaga

Juan Antonio de Garfías

Juan Bernardo Moran

Escrivano publico”.

DOCUMENTO Nº 45.

Sevilla, enero, 26. 1765

Inventario de bienes de Doña Leonor Cavalleri del Alcázar y Zuñiga.

AHPSE: P- 14692, 127-139.

Escribano público: Ignacio Márquez de Guevara.

416

Folio 131r

“(…)

184- Ytt Un baul forrado en badana de vaca y quartta de

largo, con dos serraduras, en donde se encontró lo

que se sigue

185- Una saya de lila vieja

186- Quattro sayas de guinette

187- Ottra de tafettan negro con vuelo de lienzo blanco

188-dos sagalefos de bayeta pajisa viejos

189- una funda de mantilla de damasco verde

190- otra mantilla de raso lizo encarnado con guarnizion

de encages de Ylo blanco, forrada en tafettan

del mismo color

191- una batta de raso, blanco y encarnado forrada en

tafettan carmesí

192- dos delanttares de tafettan negro

193- dos monillos de guinete negro

194- ottro de lo mismo

195- un mantto, y un delantal de tafettan negro

196- una batta de tafettan listado, de cama forrada en

tafettan pajizo

197- ottra batta de cama de Yndianilla morada y blanca

forrada en lienzo

198- dos mantillas y una manteletta de bayetta, âbuca

rada viexas

Folio 131 V

199- un sagelefo de damasco berde viejo

200- unas medias de seda verde con sus ligas

(…) hasta aquí todo lo que tenía el baul”

DOCUMENTO Nº46.

Sevilla. 1769, octubre, 30.

Aprecio de ropa de doña Francisca de Vargas Machuca realizado por don Diego López,

maestro sastre.

Primeramente una basquiña de tafetan negro rue

do de olandilla azul, en ciento y cinco rrs vn 0105

Ytt: otra dha negra de camellon en sesenta rr 0060

Ytt: por otra dha de tafetan negro vieja ruedo de co

lor de ambar, en sesenta reales 0060

Ytt: Por un mantto bientratado, en quarenta y

cinco reales 0045

417

Ytt: Por otro dho demediado en treinta reales 0030

Ytt: Por un guardapies de lustrina celeste deme

diado, en sesenta reales 0060

Ytt: Por otro dho carmesí de zenefa, con ruedo de

tafetan, en ciento y veintte reales 0120

Ytt: Por otro de tafetan encarnado entredoble

en sesenta reales 0060

Ytt: Por una casaca de tafetan negro doble, forro

de tafetan blanco, en treinta y siete reales,

y diez y siete maravadís 0037- 17

Ytt: Por otra dha demediada de terciopelo negro

en quarenta y cinco reales 0045

Ytt: Por otra dha de Laberinto negro, forro de ta

fettan blanco, en cinquenta reales 0050

Ytt: Por otra dha vieja de Damasco café, en quin

ce reales 0015

Ytt: Por un mantto viejo, en doze reales 0012

Ytt: Por un monillo de Laberintho nuevo, color --------

0699-17

Folio 351 v

de café forro de lienzo, en cinquenta rr 0050

(…)

Ytt: Por dos mantillas de bayeta blanca, en ve

inte reales 0020

Ytt: Por otra dha de grana guarnecida con galon

de oro fino, en ciento y veintte reales 0120

Ytt: Por otra dha de razo encarnado forro de ta

fetan celeste en sesenta reales 0060

Ytt: Por un par de medias de seda encarnadas

con cuchillas bordadas en treinta reales 0030

Ytt: Por un monillo de tafetan entredoble café

con forro de tafetan, en veinte y dos y medio 0022 ½

418

Ytt: Por dos corpiños de seda de tafetan entredo

ble forro de lienzo en veintte y dos reales y medio 00221/2

(…)

Ytt: Por tres varas de tafetan carmesí, para

un ceñidor, en diez y ocho reales 0018

Folio 352

(…)

Ytt: treze camisas inusables de viejas, en ve

intte y seis reales 0026

Ytt: un cernadero en dos reales 0002

DOCUMENTO Nº 47.

Sevilla, 1772.

Inventario de bienes.

AHPSE: P-

(…)

Ropa del difunto

Ytem un Capote de Pelo Camello bien tratado

Ytem una Chupa de Paño negro forrada

Ytem una Casaquilla de Paño color café, y un par de calzones

de lo mismocon cincuenta y seis Botones de plata

Ytem un Justillo de terciopelo verde con galon ¿

y ojales de oro con botonadura de Piedras blanca engarza

das en Platta

Ytem una Casaquilla de medio carro de oro color de ca

fe

Ytem otra dicha de medio carro de oro color plateada usada

Ytem una Chupa de Laberinto color de café usada

Ytem otra dicha celeste de Laberinto de Lana con cor

donsillo de oro, y botones de similor

Ytem un par de Calzones de lo mismo

Ytem una chupa, una Casaquilla, y un par de calzones

de Paño de olanda color pepíta de algarroba nuevo con

ochenta y nueve Botones de Platta

Ytem una chupa, y un par de Calzones negros

Ytem una Chupa y un par de Calzones de terciopelo negro

Yt otra Chupa celeste de Mosquilla

Ytem un par de Calzones de laberinto aplomado

419

Ytem otro dicho de lo mismo

Ytem un Chaleco de tela color de café con Ramos

de oro

Ytem ottro Justillo de Laberinto usado color de aurora

Ytem un par de Calzones de Gamusa florida con doce Bo

tones de Plata

Ytem una casaca de paño negro de guadalajara negra

Ytem una Capa de Paño nueva con sus bueltas de

terciopelo negro

Ytem un Capotillo de Grana guarnecido con galon de Plata

Ytem un sombrero negro de medio castor

Ytem otro dicho chico con galon de oro

Ytem una cinta de seda encarnada

Ytem una montera de paño con vueltas de tercio

pelo

Ytem nueve camisones viejos

Ytem siete dichos de olanda nuevos

Ytem otros dichos de estopilla

Ytem seis Armadores blancos buenos

Ytem quatro dichos viejos

Ytem seis pares de calzones blancos nuevos

Ytem quatro pares dichos viejos

Ytem diez pares de escarpines viejos

Ytem tres pañuelos blancos de estopilla buenos

Ytem otros dos dichos viejos

Ytem otro dicho nuevo

Ytem un par de medias de seda color de perla usadas

Ytem otro par dicho muy usado

Ytem otro par dicho color de café bien tratado

Ytem otro par dicho negro bien tratado

Ytem otro par dicho negro bueno

Ytem otro par dicho negro de Capullo de <seda color de café

Ytem un par de ligas de seda negra

Ytem tres pares de Sapattos de Cordoban los dos nuevos

y el otro viejo

Ytem un par de Calzones de antte con siete botones chicos

y dos grandes de Platta

Ytem un par de botines de cordoban nuevos

Ytem un capoton de paño grazalema color café trata

do

Ytem una capa de paño de rettal usada obscura

Ytem un sombrero de castor blanco viejo, y ottro de

medio castor negro usado

Ytem un chaleco de terciopelo celeste viejo

Ytem una chupilla de bayeta encarnada vieja

Ytem ottra dicho con botones de platta

Ytem un par de Calzones de Cordoncillo

(…) “

1772, agosto, 3. Sevilla.

420

Inventario de bienes de la Exma. Sra. Doña Teresa Josefa Thous de Monsalve

y Henestrosa, marquesa de la Candia, viuda del Excmo. Sr. Don Cristóbal Joaquín de Franchi

y Lugo, marqués de la Candia y del Sauzal, Caballero de la orden de Calatrava y Teniente

General de los Ejércitos de su Majestad.

AHPSE: P- 9568, 663-684.

Escribano público: Francisco Macías.

Folio 666 r

“(…)

un collar con una almendra de brillantes y dicho collar se compone de

treinta y nueve piedras

una piocha de brillantes con una almendra

dos broches de brillantes hechura de lazo

un sintillo con un zafiro guarnecido de brillantes

dos hebillas para las muñecas con sus pasadores y puntillas

todo de brillantes

unos zarcillos de boton de almendras tambien de brillantes

dos sintillos, el uno de un brillante y el otro de un brillante pajizo guarnecido de brillantes

Folio 667 r

unas hebillas de pie de diamantes

una venera de Calatrava de diamantes y esmeraldas

unas tumbagas de todos metales con cuatro esmeraldas y

dos pulseras de perlas

unos aretes de perlas finas

un collar de tres hilos con ciento cuarenta y una perlas

dos pares de botones de oro

una tumbaga de oro calada

un relicario chiquito esmaltado de oro

un reloj de oro

otro reloj de repeticion de plata sobredorada con gancho

Folio 668 r

Ropa del Exmo. Sr. Marques

Ytt una casaca de militar y calzones de terciopelo mo

rado con botones de hilillo de oro fino forrado en raso

lizo blanco

Ytt un uniforme entero de thente gral y una casaca

de paño musgo con bordadura de oro y calzones correspondientes

Ytt unos calzones azules y uniforme viejos con

bordadura de oro.

Folio 669 r

421

Ytt un bestido entero de paño color de purpura

con boton de seda forrado en ferpa blanca de seda

Ytt otro uniforme antiguo de gral sin calzones

con bordadurasy alamares de oro forrado entafettan

blanco la chupa y casaca en encarnado

Ytt una chupa de tizude oroconespaldas y mangas de

tafettan

Ytt una chupa y calzones de teladeoro sobre blanco con matizes y la espalda y mangas

en tafetan

Ytt una chupa de mue verde sin faldas en la espalda ni mangas con punta deespaña de

plata

Ytt una casaca y calzones de raso antiguo vieja y desbaratada con parte

del forro de tafetan verde

Ytt dos chupas enteras de cottonia de seda

Ropa de la Exma. Sra

Ytt una basquiña casaca y manguitos y peto de terciopelo ne

gro

Ytt un guardapies de terciopelo carmesi con dos paños so

brantes de los mismo y con sobrepuestos de plata y seda

Ytt un capotillo de mismo terciopelo con forro y bueltas

de piel de tigre

Ytt un guardapies casaca y peto de tela de verde oro y plata

Ytt otro guardapies casaca y peto de tercianela blanco con

matices de colores

(…)

Ytt otro guardapies, casaca y peto de tafetan de china

Ytt un guardapies de tafetan listado

Ytt una casaca de laberinto encarnadino y blanco

Ytt otra casaca de laberinto oscuro

Ytt otra casaca y peto de pequin

Ytt otra casaca y peto de tafetan azul con galon y espi

guetilla de plata

Ytt otra casaca y peto de damasco verde con guarni

cion y espiguetilla de oro

Ytt otra casaca de damasco de color porcelana y un

pedazo como de a dos varas del mismo damasco

Ytt otra casaca y peto de tela celeste y plata

Folio 669 r

Ytt otra casaca de tercianela verde uzada

Ytt otra casaca y peto de tafetan negro

Ytt una manteleta de grana encarnada con galon de oro brillante

Ytt un cabriole de bayeta de seda blanco con guarnicion negra

Ytt otro cabriole de grana azul y encarnada forrado en sarga

(…)

Mas ropa de dicha Exma Sra

422

Primeramente una manteleta de raso liso negra

con guarnicion de blondas y cintas

Ytt otra de raso liso negra de flores

Ytt otro cabriole de raso liso negro con puntas y granizos de blondas

Ytt una bata negra de damasco

Ytt otrabatanegrade raso de flores

Ytt una basquiña negra de guardilla con casaca

ygual

Ytt otra basquiña de tercianela negra

Ytt otra basquiña de terciopelo negro

Ytt un guardapies de raso morado

Ytt un sagalefo de raso liso verdes conchado??

Ytt un delantal de tafetan de lustre con farala de lo mismo

Ytt una bolsa de terciopelo carmesi con su borla y cordon de seda

otra carmesí con galon de oro de damasco

una saya de raso liso negro

tres cotillas una blanca y ¿??

una casaca con su peto y manguitos de terciopelo de algodón negros

dos monterillas de terciopelo negro de camino

una saya de grano de oro negra y su casaca y peto

un sagalefo de bayeta color de melocoton

unos manguitos de raso liso negro

dos escofietas negras

otra escofieta blanca y negra

otra blanca toda

un par de chinelas

un par de ligas verdes

dos mantos uno de lustre y otro de medio lustre

una bata de tafetan negro con su sagalefo de lo mismo y manguitos

un guardapies de tafetan azul turqui

un cabriole negro de duransillo labrado y forrado de bayeta

Folio 672 r

Ropa blanca

Primeramente dieciseis camisolas de hombre

onze pares de calzones blancos

dieciseis armillas blancas de hombre

unos calzones de punto demediado de estambre negro

unos calzones de bayeta blanca

un gorro blanco bordado de estambre

una faxa de lienzo

veinte camisas de muger unas mas usadas que otras

onze pares de manguitos blancos de cotonia

un peinador y toalla con su encaje

siete pares de medias de distintas clases de seda

treze escotes de olan seis armillas blancas de muger

un petto azul de ballena

423

doce pañoletas de murcelina y olan llanas y labradas

una pañoleta de encajes guarnecida con encaje de puntas de Ynglaterra

Folio 673 r

ocho petibones guarnecidos de encajes

cinco bendas para sangrias

(…)

Folio 674 r

Ropas

Primeramente quince varas y media de encajes de punto

de Ynglaterra sin estrenar

unos beletes negros

un sombrero negro de tafetan frances de roseta con encaje

quatro pares de zapatos de tela

unas chinelas de los mismo

un zintuton de galon de oro sobre terciopelo negro

nueve varas de punta de plata

cinco varas y media de punta de oro

(…)

Folio 674 v

Ropa de seda

cinco pañuelos de seda color de café

un par de medias de seda blancas

dos pares de manguitos negros de seda

tres pares de guantes de castor de seda y de hilo

otro par de manguitos blancos de seds

dos guardainfantes y el arco del otro

Abanicos

veinte abanicos de distintas clases antiguos

otro abanico de carey dorado

otro de carey y oro antiguo y otro de marfil guarnecido de oro

otro con el pie de marfil y nacar con oro

otro de ebano y nacar

otro de marfil con el pie mas ordinario

un peine de carei

un bolsito verde de seda

(…)

DOCUMENTO Nº 49.

1776, marzo, 13. Sevilla.

424

Capitulaciones matrimoniales de don Antonio Pérez de Baños y de

doña Isabel Pauñín de la Barrera.

AHPSE: P-12100,364 al 368.

Escribano público: Juan Bernardo Morán.

“En la Ciudad de Sevilla en trece

dias del mes de Marzo de mil settecientos settenta y

seis años, ante mi el escribano de S. M en todos sus

dominios, publico del numero destta ciudad, y testigos y

¿frascriptos paresio D. Antonio Perez de Baños, natu

ral y vecino desta ciudad, hijo lexitimo de D. Diego

Perez de Baños, Caballero del orden de Santiago , vein

te y quatro que fue desta ciudad, y de doña María de la

Barrera, su mujer difuntos; Y dijo que por quanto al

tiempo que el otorgante contrajo Matrimonio lexitimo

con Doña Isabel Paulin de la Barrera, su muger, na

tural y vecina destta ciudad, hija lexitima de D. Manuel

Paulin, y de Lucia Thomasa de la Barrera su

muger difuntos, se havia hecho entre el otorgante

y la referida su mujer, y otros sus hermanos Escriptura

de Capitulaciones Matrimoniales, con varios capí

tulos, promesas y declaraciones y que por uno de dhos

capitulos habia declarado llevava por su Capital

al dicho matrimonío cierta cantidad de reales en

contado, Alhaxas, vienes muebles, Rayses, menaje de

casa, y otras cosas, que todo ello, y su valor, y el mon

to de dhos reales en contado constaría del Inven

tario Capital que de ello formaría, proptertando

como protexto que el no hacerlo entonces era por

la aceleración con que se yva a hacer, y celebrar

el dho matrimonio y reservando, como lo havia

reservado para después, y que ejecutado se le hiciese

saber a la dha D.a Isabel Paulin, p.a le pa

rase el perjuicio que ubiese lugar, como de dicha

Escriptura, de Capitulaciones consta que pasò

ante mi dicho Sc.no pu.co en ocho de noviembre del

año procimo pasado de mil settecientos setenta

y cinco; Y que en conformidad de la dha protexta, y decla

racion, el dicho otorgante confesava y declarava que haví

endo ajustado y liquidado todos sus vienes, y caudal, resaultava

Ymportar todo ello setecientos veinte y dos mil qua

trocientos ochenta y ocho reales y siete mrs de vn. en dife

rentes bienes muebles adornos y menaje de Casa,

Ropa blanca y de color, Alhajas de oro, plata, diaman

tes y Perlas. Rayces, dinero en contado, Coches mu

las Guarniciones, y en debitos a su favor, aprecia

425

do lo que es apreciable por personas Yntelixentes

para cada clase de cosa la suia, que para este efectto

habia nombrado que todo ello lo llevava p.o? Su capital

al dicho Matrimonio y p? q en todo tiempo constase

por la presente otorga que hace el dho Su Capital

en la forma y manera siguiente

Primeramente, dos soperas grandes de Rs de Vn

plata con sus cucharones de lo mismo, de toda

moda, que pesan doscientas yocho onzas y

media â razon de veinte y cinco rr. cada

onza, q razon de la echura, montan cínco

mil doscientos y doce rr. y quatro octa

vos devn 50212.4/8

Ytt. Treze Platos largos de plata de diferen

tes tamaños, que pesan quatrocientas

once onzas y una cuartilla, â los mismos

veinte y cinco reales cada onza, p. razon de la

echura valen diez mil doscientos ochenta

y un reales, y dos octavos de vn 10?281/8

Ytt. Un Lebrillo y dos ensaladeras de Plata,

con peso de ciento veinte onzas y media, de los

propios veinte y cinco Rs cada onza, po

r razon de le echura, valen tres mil doce

realesy cuatro octavos de vn 3?012.4/8

Ytt. Trece platos redondos de Plata, que pesan

quatrocientos veinte y cuatro onzas

â los mismos veinte y cinco reales cada onza,

valen diez mil seiscientos rrs 10?600

Ytt. Cuatro docenas de platillos de plata con

ochocientas cincuenta y tres onzas y

tres cuartillas , â los mismos veinte

y cinco Rs. Cada onza p. dha razon valen veinte

y un mil trescientos treinta y siette rrs.

y quatro octavos de vn 210337-4/8

Ytt. Dos Fuentes y dos azafates de plata, que

pesan doscientas setenta y ocho onzas y

media, â los mismos veinte y cinco rrs cada

onza por dicha razon, valen seis mil

novecientos sesenta y dos rrs de vn 60962

Ytt. Quatro Salvillas grandes de plata, que

pesan qcuatrocientas y quarenta onzas,

â razon de los dhos veinte y cinco rrs,

426

cada onza, componen once mil rrs. De vn 110000

Ytt. Quatro Salvillitas pequeñas de plata, que

pesan ciento setenta y cinco onzas y tres qu

artillas, â razon de los dichos veinte y cinco rrs

cada onza, valen quatro mil trescienttos

noventa y tres rrs, y tres octavos de vn 4393,6/8

Ytt. Seis Macelinas de plata, que pesan

noventa y nueve onzas, â los dhos veinte

y cinco rrs, cada onza, p razon de dha Echura,

montan dos mil quatrocientos settenta

y cinco rrs.d 20475

Ytt. Un juego de varba, que se compone de Jarra,

Palangana, Jabonera, todo ello de Plata, que

pesa ochenta y ocho onzas y media, â

los dhos veinte y cinco rr, cada onza, por

dha razon de echura, valen dos mil

doscientos doce rrs, y cuatro octavos de vn 20212-/8

Ytt. Tres portavinagreras de plata, que

pesan cincuenta y nueve onzas y tres

quartilla,s à veinte y cinco rr. cada onza,

por dha razon de echura, valen un

mil cuatrocientos noventa y tresrs y

seis octavos de vn 10493 6/8

Ytt. Dos candeleros de plata, que pesan Setenta

y ocho onzas, y tres cuartillas de plata â

los dhos veinete y cinco Rs, cada onza por

dha razon de su echura, valen un mil nove

cientos Sesenta y ocho Rs, y Seis octavos

de vn 10968 6/8

Ytt. Dos platillos con sus espabiladeras, un

Jarro, y cuatro saleros, todo de plata, que

pesa sesenta y dos onzas y tres quartillas

â los dhos veinte y cinco Rs, cada onza por

razon de las echuras, valen un mil qui

nientos sesenta y ocho rr. Y sesi octavos de vn 10568 6/8

Ytt. Quatro cucharones, treinta y ocho tenedores

y veinte y seis cucharas que pesan doscien

tos onzas, y una quartilla de plata, â los

mismos veinte y cinco Rs cada onza, por

dha razon de echura, valen cinco mil Seis

Rs. Y dos octavosde vellon 50006 2/6

Ytt. dos docenas de cucharitas y una de tenedo

427

res chicos, con tres tenasitas de plata que

pesan quarenta y tres onzas â los mismos

veinte y cinco reales cada onza p. razon

de la echura, valen un mil settenta y

cinco reales de vn 1¡075

Ytt. Dos docenas de cuchillos concavos de plata

que dicha plata pesa ochenta onzas y

media â los dhos veinte y cinco rrs. Por

razon de las echuras valen dos mil

doceRs. Y cuatro octavos 2¡012 4/8

Ytt. Dos salseras, con sus Platillos, todo de

plata que pesan ciento dos onzas â los

dhos veinte y cinco reales por dha razon

de echura valen dos mil quinientos

ycincuenta reales de 2¡550

Ytt. Catorce Cubiertos viejos de plata que

pesan cincuenta onzas y tres cuartillas

â los mismos veinte y cinco rrs cada

onza, valen un mil doscientos sesenta

y ocho reales y seis octavos de vn 1¡268 6/8

Ytt. Diferentes diademas y corona del

oratorio, que pesan veinte y seis onzas

â los mismos veinte y cinco reales cada

onza valen sescientos y cincuenta 0650

Ytt. Cuatro Blandones de plata, con ciento y

veinte onzas, a diez y seis reales cada

onza Y unas vinageras platillo y

campanilla de plata, con peso de treinta

onzas â los mismos diez y seis reales

cada onza, que todas componen cientto

y cincuenta onzas, y valen dos mil

y cuatrocientos reales devn 20400

Ytt. Un aderezo sobre plata, de diamantes,

Compuesto de Collar, Contrav?? , Piocha

,Zarcillos, Manillas Zintillos y Boto

nes en, treinta y seis mil reales de vn 360000

Ytt. Otro aderezo de diamantes sobre oro en

un mil quinientos setenta y cinco reales de vn 1.575

Ytt. Otro aderezo de esmeraldas Sobre oro,

en ochocientos veinte y cinco rrs de vn 0825

Ytt. Un collar de Perlas finas, con ocho hilos

428

en un mil quinientos setenta y cinco rrs de vellon 1.575

Ytt. Un Rosario de oro en q uatrocientos

setenta y dos relaes y diez y site m^rs de vellon 0472

Ytt. Un rosario de oro, mas pequeño

que el antecedente, en ciento y cincuenta rrs de vn 0150

Ytt. Otro rosario de perlas y oro,

en noventa rrs. De vn. 090

Ytt. Una piocha de diamantes sobre plata,

en seiscientos rs de vn 0600

Ytt. Dos Juegos de evillas de oro en ocho

cientos cuarenta rrs de vn 0840

Ytt. Unos Sarsillos de diamantes en quatroci

entos treinta y cinco Rs de vn 0435

Ytt. Unos sarsillos chiquitos de Niña en

sesenta reales de vn 060

Ytt. Un juego de evillas de hombre de oro en

un mil treinta y cinco rsdevn 1.035

Ytt. Un sintillo de brillantes en un mil y

doscientos rrs 1.200

Ytt. Trescientos y treinta mil Rs de vn en con

tado en monedas de oro y plata 330.000

Ytt. Quarenta y cinco mil reales de vellon

en el valor de lo vienes muebles, menaje

de casa, Colgaduras, tapices adornos de

ella, Coches y Mulas y otroas menesteres 45.000

Ytt. Asimismo pone p. Su Capital unas casas

principales de morada en esta ciudad

Parroquia del sagrario desta Santta

Iglesia Patriarcal de ella, en la

calle que llaman del Horno de las

Brujas, como se entra por la calle Pla

centines, la primera sobre mano izqui

erda que hacen Isleta que le pertten

ece en funcion de Justos ………………..’’’’’’’’

Sobre las cuales se pagan varios tributos perpetuos que rebajados

los principales que a ellos corresponden en

se quedan de valor de dichas casas según

aprecio hecho por Maestro Ynteligente

ciento veinte mil reales de vn 120.000

429

Ytt, asismismo pone q su Ymbentario Capital

ochenta y cuatro reales de vn los

mismos a que por convenio â quedado re

ducida mayor cantidad que por Escriptura

le esta deviendo Dn Francisco Javier Ro

driguez de Carasa ¿ vecino destta ciudad 84¡000

7220488..7

Las cuales dichas Alhaxas de oro, y plata

diamantes y Perlas, omenaje de casa,

Ropa Blanca y de Color, Colgaduras y adornos de ella,

Coches, mulas y Guarniciones, Casas principales

y Credito contra el dicho Francisco Javier Ro

driguez de Carasa, y reales en contado, Importa

todo los dhos Settecientos veinte y dos mil quatrocientos

ochenta y ocho reales y siete mrs de vellon,

Y todo ello es caudal suio pròpio, y lo apreciable

apreciado en su justo valor y que de ello no deve

nada a persona alguna y asi lo juro a Dios y â

la Cruz según derecho, y pido â mi el dho

escrivano publico notifiqu,e y haga saver este Inven

tario Capital â la dha doña Isabel Paulin de

la Barrera, su mujer para que le constte

y pare el perjuicio que ubiere lugar, y que

se lo de por testiomnio para en guarda de su derecho

y que llegado el caso de la Ceparacion de dhoMatrí

monio se le satisfacción al otorgante de su Ymportte

siendo pagada primero la dha doña Ysabel Paulin

del importte de su dotte y arras; Y asi lo otorgò y firmò

en este rexistro al qual dho otorgante yo el dho escrivano publico

doy fée conozco: Siendo testigos don Juan Moran y don Luis

de la Granda Villabona,vezinos y escrivanos de Sevilla= testtado=

Rs = de plata = valen= en=on=v=¡

Juan Bernardo Moran Antonio Perez de Baños

Luis de la Granda Villabona”

DOCUMENTO Nº50.

1776, mayo, 13.Sevilla.

Aprecio de bienes de Don Pedro Fontache.

AHPSE: P-1347, 92-94.

Escribano público Dionisio Bravo de Velasco.

430

“En la ciudad de Sevilla en trece dias del mes de Mayo de

mil setecíentos sesenta y seis años estando en las Cassas que

fueron de la morada de Pedro Fontanche, que son â la Linde de la

Carnezería Mayor junto a la Puerta de ella, que mira â la

Alcayzería de la Lossa Collacíon de nuestro Señor San Salvador

ante mí Díonysio Bravo Escribano Publico del Numero, y los

Testigos infrascriptos parecio Francisco Ossuna tratante en Alha

jas, y Ropa vecino desta dicha ciudad en la referida Collacíon

de nuestro Señor San Salvador â quien doy fè conozco, y dixo que

Phelipa de Flores víuda del enunciado Pedro Fontanche por sí, y co

mo Alvacea in solidum del dho su marido, y una de sus dos Herede

ros, y Pedro de la Muela, otro de los referidos dos Herederos vecinos

desta Ciudad en la expresada collacíon le an nombrado por Apre

ciador de los bienes muebles y Ropa que quedaron por fallecimiento

del enunciado Pedro Fontanche, y constan de su Ynventario cuyo Nom

bramiento el Otorgante acepata, y en su conformidad hace su A

precio en la forma siguiente

Primeramente un Arca de Yndias de cerca de seís

quartas de largo con su Cerradura, y Llave en no-

venta Reales de Vellon 0090

Ytem otra dos Arcas de Yndias de cinco quartas

de largo cada una con sus cerraduras, y Llaves en cín

quenta Reales 0050

Ytem otra dicha de Cedro de â vara de largo con su

Cerradura, y Llave en treinta reales 0030

Ytem otra Arca de Cedro de cinco quartas de largo

con su Cerradura, y Llave en treinta Reales 0030

(…)

Ytem una chupa y un par de calzones de christal co

lor de café en quarenta y cinco Reales 0045

Ytem una casaquilla de Chrístal yambíen color de café

en quarenta y cinco reales 0045

Ytem una chupa de Damazco negro forrada en tafe

tan en treinta y siete Reales, y medio 0037

Ytem una Chupa, y un par de Calzones de Paño fino co

lor de café en noventa Reales 0090

Ytem un chaleque de Laberínto de seda color de café en

treinta Reales 0030

Ytem un Capote de Pelo de camello también color de

431

café en cien Reales 0100

Ytem una Chupa de Camellon vieja color de ambar en

quatro Reales 0004

Ytem una chupa??? color de café

en dos Reales 0002

Ytem una Chupa vieja de Paño tambíen color de café

en quatro reales 0004

Ytem una capa de paño de Grazalema en noventa

Reales 0090

Ytem un sombrero fino de castor negro en setenta y

cinco Reales 0075

Ytem dos pares de medias de seda el uno color de cfe, y

el otro negro en treinta Reales 0030

Ytem un Señidor de seda azul en díes Reales 0010

Ytem un Capote de Camellon color de café viejo en tre

inta Reales 0030

Ytem una Chupa de Laberinto de Lana color de café

en seís Reales 0006

Ytem un par de Calzones de Cordonete negro viejos en

tres Reales 0003

Ytem un Chaleque de Laberínto de Lana color de

café en seis Reales 0006

Ytem un Sombrero negro de medio castor en quince

Reales 0015

Ytem un camison de crea angosta usado en dies Reales 0010

Ytem dos armadores blancos de crea ancha en doce

Reales 0012

Ytem otro Armador blanco de Crea ancha en seís

Reales 0006

Ytem otro dicho de Crea ancha en seís reales 0006

Ytem un par de Calzones de Crea ancha en

tres Reales 0003

Ytem quatro camisones de distintos Lienzos en se

432

senta Reales 0060

Ytem dos pares de Calzetas de Hilo en quatro Reales 0004

Ytem un Camisson de Bretaña por estrenar en veín

te y seís Reales 0026

Ytem un Camisson de Crea ancha en dos Reales 0002

Ytem otro dicho de Bretaña en quince Reales 0015

Ytem un par de Calzones de Crea ancha blancos en

cinco Reales 0005

Ytem una Basquiña de sayal bien ussada en veín

te y quatro Reales 0024

Ytem un Manto de medio Lustre usado en treinta y

siete Reales, y medio 0037 ½

Ytem una Basquiña de Camellon vieja color de ca

fe en seía Reales 0006

Ytem dos Monillos blancos usados de Bretaña en

seís Reales 0006

Ytem dos delantares blancos de Bretaña viejos en

quatro Reales 0004

Ytem otro Delantar de Bretaña viejo en tres Reales 0003

Ytem otro Delantar de Bretaña bien tratado en dies

Reales 0010

Ytem un Monillo blanco de Bretaña usado en qua

tro Reales 0004

Ytem dos Camisas de Crea usada en veinte Rea

les 0020

Ytem una Mantilla de Bayeta blanca en seis Rea

les 0006

Ytem dos pares de Enaguas blancas en doce Reales 0012

Ytem un Delantar blanco de Bretaña viejo en

dos Reales 0002

Ytem un Pañuelo blanco de Estopilla guarnesido con

Encaxes en seís Reales 0006

433

Ytem un Delantar de Estopilla bordado en quince

Reales 0015

Ytem un Monillo blanco de Bretaña usado en

quatro Reales 0004

Ytem dos Almohadas blancas de Crea angosta en

quatro Reales 0004

Ytem otra dicha de Bretaña guarnesida con Encaxes

en tres Reales 0003

(…)

Cuyos Aprecios el referido Francisco de Ossuna dixo aver hecho bien, y

fielmenteâ su Leal saber, y entender, y assí lo juró a Dios, y una Cruz en

forma de derecho, y no firmo, porque dixo no saber, escribir por el â su

ruego lo firmó en este rexistro uno de los testigos que lo fueron Julian Dote

Pascassío Fortuno y Juan Fontache vecínos desta ciudad=”

Por el Otorgante

Dionysio Bravo

Escribano Publico Pascassío Fortuno

DOCUMENTO Nº 51.

1785, enero, 7. Sevilla.

Capitulaciones matrimoniales de don Francisco Rodriguez, maestro sastre.

Escribano público: Bernardo José Ortiz.

“En la Ciudad de Sevilla en Siette días

del mes de Enero de mil settecientos ochenta y

cinco años, ante mí el escribano de S. M. en todos sus domí

nios, publico del numero destta ciudad y franscriptos pare

ciò Francisco Rodriguez maestro Sastre natural

y vecino de la Parroquia de Nuestro Señor San Salvador en la calle

de la Sierpes hijo lexitimo Santiago Rodriguez de la Piedra

y de doña Rosalia Dominguez su muger y dijo que por quan

to a honrra y Gloria de Dios

y de la ‘ Virgen María concevida en gracias

desde el primer instante de su ser contrajo matrimonio

lexitimo con doña María del Amparo Valiente de estado doncella

y natural y vecina destta propia ciudad en la misma parroquia

y calle, hija lexitima de Josef Valiente y de doña Maria Florencia

Grande su muger (…)

Primeramente una Ymagen ¿’’ de los Rs de Vn

434

Dolores con vestido de terciopelo Morado y

corona de plata en trescientos ochenta rr 0380

Ytt. una urna con sus chistales, tarimilla y

mesa maqueada en que esta la dicha Ymagen

de nuestra sra de los Dolores en ciento ochenta y qua-

tro reales 0184

Ytt. ocho sillas altas francesas en ochenta rr 0080

Ytt. otras seis sillas vajas tambien francesas

en cinquenta rr 0050

Ytt. unos corredorcillos carmesi de lana, con cene

fillas maqueadas en noventa y ocho rr 0098

Ytt. Quatro cortinas de Lienzo Blancas con fara

la , en ciento treinta y dos rr 0032

Yt. dos Borlas de cortinas y dos senefas dora

das en sesenta y ocho rr 0068

Ytt. un par de puertas de cristales, en cientto

veinte y siette rr 0127

Ytt. dos puerttas chicas de vidrios

en treinta y cinco 0035

Yt. tres canseles en quaren

ta y siette rr 0017

Yt. una lamina de nuestra sra de la Concepcion, con

moldura dorada, en cinquenta rr 0050

Ytt. otra lamina de San Luis, con marco dorado y

cristal por delante en ciento y veinte r 0120

Yt. quatro cornucopias doradas y con vidrios

en treinta r 0030

Yt. dos laminas chicas doradas, en veinte rr 0020

Yt. otras dos laminitas en quarenta r 0040

Yt. tres esteras, dos redondeles dos la?

en ochenta r 0080

Yt. una estera de estrado de junco en setenta

y cinco rr 0075

Yt. una rinconera de sedro en ochenta rr 0080

435

Yt. una Comoda de pino nueva en ciento y quarenta

reales 0140

Yt. un Bufete de herraje de siette quartas en

quarenta y cinco rr 0045

Yt. un arca de sedro de vara y media en quarenta rr 0040

Yt. quatro taburetes maqueados, en veinte rr 0020

Yt. doce¿ iguales con molduras negras

dè a tercia, en diez y ocho rr 0018

Yt. nueve laminitas pequeñas de distintos

tamaños, en veinte y dos rr 0022

Yt.

Yt. otros tres tomos

y otros varios libros en treinta y seis rr 0036

Yt. dos cortinas de crudo con senefas de madera

en quarenta y cinco rr 0045

Yt. dos esteras de esparto usadas en quince r 0015

Yt. seis patos grandes, y seis pequeños de Peder

nal, en veinte y un rr 0021

Yt. tres tazas y seis posillos de ¿

en veinte y quatro rr 0024

Yt. seis vasos chicos y seis tasillas en doce r 0012

Yt. tres vasos grandes y una ¿ de christal

en quince r 0015

Yt. tres limetas y dos redomas y dos ¿

vidrio en catorze r 0014

Yt. una docena de platos de valencia en catorze r 0014

Yt. tres chocolateritos de hoja de lata rr 0012

Yt, un almirez con su mando de ¿ en trein

ta rr 0030

Ytt. un velon de metal en treinta rr 0030

Yt. un perol de azofar en diez rr 0010

436

Yt. una copa de cobre en veinte rr 0020

Yt. un cubo en cinco r 0005

Yt. tres tinajas de ¿ de varios tamaños

en diez y ocho rr 0018

Yt. un cancel de puerttas en veinte rr 0020

Yt. un farol de vidrio en quatro r 0004

Yt. una mesa grande de caoba con su cajon en

quarenta r 0040

Yt. tres pelchas de madera y unos ‘

Pintados en cinquenta rr 0050

Yt. una mesa chica y tres laminitas pequeñas

en veínte rr 0020

Yt. seis sillas ordinarias en veinte rr 0020

Yt. tres tablones de puertas en

quarenta r 0040

Ytt. dos planchas de hierro en ocho rr 0008

Yt. un entarimado de madera en veinte rr 0020

Yt. un par de tixeras grandes en diez y ocho rr 0018

Yt. tres tarros de barro en doce r 0012

Yt. un relox de ¿ en quarenta rr 0040

Yt. dos cortinas de felipechin en sesenta y seis rr 0066

Yt. una colcha de felipechin con fleco de seda, en

ciento y diez rr 0110

Yt. dos sabanas cameras una de lienzo florete, y

otra del Ymperio en noventa rr 0090

Yt. otras dos sabanas de lienzo ordinario en cinquenta r 0050

Yt. quatro Armoadas, una de ellas de estopilla con

encajes, en veinte rr 0020

Yt. un colchon con su lana en sesenta rr 0060

437

yt. una colcha de indianilla en quarenta rr 0040

yt. dos manteles y seis servilletas en treinta

y seis rr 0036

Yt. tres toallas en veinte rr 0020

Yt. una Docena de camisas de varios generos, y una

camisa de estopilla en quinientos y quaren

ta rr 0540

Yt. dos pares de calsones blancos en treinta rr 0030

Yt. dos pares de bueltas de olan unas con encajes

en sesenta rr 0060

Yt. tres pares de calzetas en veinte rr 0020

Ytt. quatro corbatines en veinte y cinco rr 0025

Yt. tres chupas blancas de

y cinco rr 0075

Yt. seis chalecos blancos en sesenta rr 0060

Yt. cinco varas y media de lienzo portugues en

sesenta rr 0060

Yt. dos chalecos de cotonia de ‘ en quarenta

rr 0040

Ytt. una capa de grana en quinientos treinta y

quatro rr 0534

Yt. una capa azul con galon de oro en doscientos

y cinquenta rr 0250

Yt. un capoton de paño en noventa rr 0090

Yt. un capote de ceda en quatrocientos y quarenta

rr 0440

Yt. un capote de durancillo en noventa rr 0090

Yt. una casaca, saya y chupa de terciopelo

negro con forro de raso liso carmesi

en seiscientos rr 0600

Yt. una casaca chupa y calzones de puño negro

en doscientos cinquenta rr 0250

438

Yt. un volante de paño color de café

bordado y calzones de lo mismo en ciento y se

tenta rr 0170

Yt. una chupa, chaleco y calzones de tercio

pelo negro en doscientos y cinquenta rr 0250

Yt. media chupa y calzones de cotonia aconcha

da, en noventa rr 0090

Yt. otra media chupa y calson de cotonia listada

en setenta rr 0070

Yt. una chupa de grana guarnecida en ciento y

ochenta rr 0080

Ytt. un chaleco de raso liso blanco, en treinta y

siete rr 0037

Yt. una casaca, chupa y calzones de tafetan

negro en doscientos cinquenta y seis rr 0256

Yt. un volante de tafetan color de violeta en

noventa rr 0090

Yt. una chupa y calzones de cotonia de ceda guar

necia de galon en docientos sesenta rr 0260

Yt. una chupa de tafetan seleste en cinquenta

y quatro rr 0054

Yt. una chupa y calzones de cordoncillo con guarnicion

de plata, en ciento quarenta y cinco rr 0145

Yt. dos pares de calzones negros y tres chupe

tines de color en sesenta rr 0060

Yt. tres pares de medias de seda, en ciento y

veinte rr 0120

Yt. tres pares de medias de lana en treinta rr 0030

Yt. un espadin con puño de plata en doscientos y

veinte rr 0220

Yt. un juego de hebillas de plata en ciento ochenta

rr 0180

Yt. un relicario de plata en veinte rr 0020

439

Yt. un sombrero de tres picos de tres partes de castor

en cinquenta rr 0050

Yt. un sombrero negro de tres partes de castor

en sesenta y seis rr 0066

Yt. otro sombrero usado en treinta rr 0030

Yt. un relox de plata en doscientos rr 0200

Yt. una mesita ¿ con un niño jesus en veinte rr 0020

Yt. tres pares de zapatos en sesenta rr 0060

Yt. una redecilla de ¿ blanca en cincuenta rr 0050

Yt. otras dos redecillas una blanca y una negra

de telar en veinte rr 0020

Yt. un pañuelo de color y quatro blancos en qua

renta y cinco rr 0045

Yt. seis cubiertos de metal blanco y un cuchillo

en veinte rr 0020

Yt. seis cucharas de peltre, en seis rr 0006

Ytt. seis mil novecientos y ochenta reales de vellon en

contado, los cinco mil seiscientos y ochenta ¿

de ellos en monedas de oro, y los mil y un tres

cienttos resttantes en monedas de plata 60980

Ytt. dos mil setecientos y ochenta rr de vellon que

el otorgante dice le estan deviendo distintas personas

vecinos destta ciudad, de buena calidad prosedidos

de ropa, y hechura de ella 20780

-----------------

190274

Las quales dichas partidas,

y demas que queda referido de todo ello suma y monta diez y

nueve mil doscienttos setenta y quatro reales de vellon de que

de ellos dijo no deber nada a persona alguna, y que son

los mismos, quería llevado y lleva por caudal siuo propio

à dicho matrimonio, lo apreciable apreciado por Personas inte

liexentes, en su justo valor, como deja dicho sin fraude ni

agravio alguno, por ser todo la verdad, y ansí lo juro a Dios

y a la Cruz, según derecho: y pidío a mi el dicho escrivano publico

notifique y haga saber este Inventario Capital a la dicha doña María

del Amparo Valiente su muger para que le conste y para

440

el perjuicio que hubiere lugar y que se lo da por testimonio

y asi lo otorgo en este rexistro al cual dicho otorgante yo

el escrivano publico doy fe conozco: siendo testigos don Juan Moran, y

don Luis de la Granda Villabona ¿ y ¿ de Sevilla = en = ocho = ochen

ta = quince = testtado = setenta =

Juan Bernardo Moran

Francisco Rodriguez de la Piedra

Luis de la Granda Villabona”

DOCUMENTO Nº 52

1788. Sevilla.

“Memoria de las prendas dotes y dineros que lleve al matrimonio

que contraje con Don. Francisco de Paula Oliveros”.

AHPSE: P-11246, 498.

Escribano público:

“A saber Rs. Vn.

Y. guardapies de tela sobre blanco oro y pta 900

Y. polonesa raso listo listado encarnadina con

Guarnicionmes de gasa de pta y blondas 600

Y. Juego de boslas y Laso de pecho de f rancia y esmaltes

Para la dicha polonesa 75

Y. Bestido ede estambre y seda en 00165

Y. dcho de Duransillo seleste y faralaes blancos 00105

Y.d cho de mur celina y farala de sarasa 0200

Y casaca negra de raso listado 0100

Y Sortu de Balleta Canario superfina 0045

Y inglesa de franela negra en 0060

Y. Naguas de Sarasa seleste y Blancas 0060

porbarios Sagalegos 0120

Y. Palamenta de Raso liso Labrado negro con

Forro de tafetan y corchada de algodón y Blondas 0150

441

Y. dcha de Ylo de re toda 0060

Y. de Sabilleses de estopilla a 50 rr cadauno ¿?

Y. dho de Duransillo negro en 0030

2. monillos de Bretaña a 20 rr 0040

Y. delantar de olan de Guardilla y encaje fino 0060

Y. dho de tafetan de f ransia Negro 0040

2 dcho unó de Gasa de pta y otro de Recorte 0050

3. dhos de estopilla a 20 rr cada uno 0060

6. Bestiduras Blancas completas a 5. Pesos 0450

2. pañuelos para el cuello de olan Bordadas 0040

2 dhos de Meslin calados a 16. R 0032

4. de Gasas distintos. uno conotro a 10 rr 0040

Y. Marquesita Risada 0030

2. Pañuelos de Uerba listados a 24 0048

6. dhos unos de Murselina y otros de estopilla 0060

1 cofia de Gasas y Blondas y Sintas de fran

30780

Suma enlabuerta de reales de vellon 3?780

Y. Bonetillo de Blondas flores de f rancia y esmar

por uncajonsito lleno de mis

sintas y flores y

menudencias de señoras 00150

3. Rosarios de mano distintos a unoconotro 15 000045

Y caja de plata con 5 on a 20 rr 100

Y. Sintillo de Diamantes con 15. dhos. Echo una

Granada un par de sarcillos de punta de diamante 0030

Y nabanico de marfil Bordado delanteruela 00150

442

Y. dcho grande de barilla calada 00060

3. dho diferentes para diario uno conotro a 10 r 00030

Y. Salla de Camellon usada en 00045

Y. dha de franela fina neba en 000150

Y. dha de tersianela forro detafetan seleste 000300

Y. Mantilla de estopilla y guarnesida de en

Caje fino toda 00090

Y. dha de tafetan de fran sia y Blondas plegada 000200

Y. dha lo mismo servida en 90

Y. dha desarga de seda y Guardilla enrredondo 60

Y Cabriole de Balleta y ferpa servido 30

4 pares de medias de Algodón finas a 15 rr 60

4 dhas de Ylo fino. A 10 rr

3 Pares de Sapatos de Paño fino Negros a 20 rr 80

Y dho de Rasoliso Negro en 20

Y. dhos de espinilla de seda Bordados de esmar tes de plata en 45

2 pares de Ligas de seda Bordadas. Apunto de

abuja labradas unas en 20 r y otras en 12 32

3. tablas de Manteles una conotra a 15 rr 45

18. Servilletas unas con otras a 4 rr 72

DOCUMENTO Nº 53

1788, febrero. Sevilla.

Inventario de bienes de Don Rodrigo Márquez de la Platta.

AHPSE: P-1246, 555.

Escribano público: Domingo de Vega.

443

(…) Ropa de color y bca

Primeramente un vestido de paño fino color de canela con bottonadura

delomismo

Ytt. una capa de gran fina nueva con bueltas de terciopelo ne

gro

Ytt. un capote de ceda usado

Ytt. Una casaca ¿ tafetan negro forrada de tafetan

vien tratada

Ytt. Dos vatas una de verano y otra de ynvierno estta forrado envalleta

blanca y la otra en sarasa llana usadas

Ytt. Unos calzones de tafetan entredoble forrados en bretaña cruda

usados

Ytt. Unos calzones de anascote Ymperiar negros forrados en crea

vien tratados

Ytt. Tres pares de medias de ceda negras las unas mejores que las otras,

demediadas

Ytt. Un espadín con puño de metal dorado de fino

Ytt. Una capa de paño color de pepita de Ar garroba vieja.

(…) Ropa blanca

Ytt. una docena de canizas en que se yncluye media de camisolas

Y media de camizones con los puños de olan, y camisolas de media

olanda, y los camizones de brettaña, unas nuevas, y otras de

mediadas

Ytt. seis savanas las q uattro de vretaña ancha: las otras dos de

vramante florette, y todas con sus faralaes de estopilla

vien trattadas

Ytt. ocho chalecos los quatro de media oland, y los otros de colonia vien usados

Ytt. media docena de pares de calzetas de Ylo bien tratadas

Ytt. seis pares de calzones blancos de vramante florette, unos por

estrenar y otros usados

Ytt. Doze gorros o capitos de Ylo= Y otros doce de olan vien tratados.

(…)

DOCUMENTO N º 54.

1788, Sevilla.

Dote de doña Ignacia Marcela de la Fuente

AHPSE: P- 716. Folios 106- 107.

Escribano público José Rodríguez de Quesada.

“En el nombre de Dios todo Poderoso y con su Sma Gracia Amen: Sepa

se por esta crta de recibo de dote como Yo Juan Rodriguez viudo de

de Francisca Franco natural y vecino de esta ciudad de Sevilla, Extramuros de élla collacion

de San Bernando, otorgo en favor de Ignacia Marcela de la Fuente

444

mi legitima mujer que era de estado honesto y natural de la villa de Tocina

hija legitima de Juan de la Fuente y de maria de la Candelaria Rodriguez su

muger difuntos; y digo que para mejor servir a Dios nuestro señor y a su Bendi

ta Madre la Siempre Virgen Maria, el dia cinco de octubre del

año proximo pasado de mil setecientos ochenta y siete en la Iglesia Parrouial de

San Bernardo Extramuros de esta ciudad. Contrahimos verdadero y Lexitimo

matrimonio, con dispensa de las tres canonicas moniciones, el q. au

todavía no sea publicado por justos motibos que para ello an ócurri

do, por lo que no me pudo hacer entrego de ciertos bienes, caudal y efec

tos propios de la susodicha, los que ahora me entrega y yo recibo por

Biienes Dote y Caudal conocido de la referida Ignacia de la Fuente

mi Lexitima mujer, en las Partidas siguientes

Primeramente diez camisas de bretaña Lexigitima

en seiscientos reales de 0600

Yt. Diez Naguas blancas de lienzo regalado, en doscientos

y cuarenta rss. 0240

Yt diez pares de calzetas enochenta r 0080

Yt, tres pares de medias de seda en noventa y cinco 0095

Yt. tres dicho de hilo en cuarenta y cinco rr. 0045

Yt. dos dichos de Algodón en veinte y siete r 0027

Yt, tres pares de zapatos en cuarenta r 040

Yt; tres monillos blancos en ochenta y tres r 083

Yt; uno dicho de Indianilla en veinte r-020

Yt, otro dicho de rompecoche eb sesenta r 060

Yt, otro dicho de terciopelo negro en ciento sesenta y cinco rr. 065

Yt; dos naguas de lana en setenta y nueve 075

Yt, cuatro dichas de Algodón en trescientos treinta y siete rs

y medio de vn. 0337

Yt, tres vestidos de seda en mil doscientos diez 10210

Yt, cinco delantales en doscientos cincuenta y siete r 0257

Yt, seis pañoletas de olan en noventa rs 090

Yt, dos pañuelos de lo mismo en cuarenta y ocho r 048

445

Yt, cuatro dichos de seda en noventa y cinco rs 095

Yt, uno dicho de merlin en diez rs 010

Yt, uno dicho de Algodón en veinte rrs 020

Yt, dos pares de hevillas de plata en ciento ochenta y uno rrs 181

Yt dos pares de botones de plata en diez, y seis rrs.

Yt diez, y ocho botones de plata en veinte, y un rrs. Y seis rrs. 0021-6

Yt tres pañuelos de estopilla en treinta, y siete 0037

Yt tres corpiños de bretaña contrahecha en veinte, y cuatro rrs 0024

Yt tres pares de faldriqueras en veinte, y cinco 0025

Ytt quatro redecillas en noventa, y siete rrs. 0097

Yt dos manteletas de bayeta en cincuenta, y un rrs. 0051

Yt Una dicha de seda en veinte, y cinco rrs. 0025

Yt dos pares de guantes de seda en veinte, y ocho rrs. 0028

Yt tres sayas de seda en cuatrocientos cinq.ta y cinco rrs. 0455

Yt una dicha de lana en setenta y dos rrs. 0072

YIt dos mantos de seda en ciento cuarenta y cinco rrs. 0145

Yt dos mantillas de lo mismo en doscientos treinta y dos 0232

Yt seis rosarios en ciento sesenta, y nueve rrs. 0169

Yt tres abanicos en ciento treinta, y un rrs. 0131

Yt un aderezo de cruz y zarcillos y cintillos de diamantes en oro en no

vecientosquincerrs. 0915

Yt una caja de plata en ochenta rrs.- 0080

Yt otra dcha de china, y plata en cuarenta, y cinco rrs. 0045

Yt un catre en cincuenta, y tres rrs. 0053

Yt una cama de bancos, y tablas en veinte, y ocho 0028

Yt cos colchones, y seis almohadas pobladas de lana en 0675

YIt dos sabanas y quatro fundas de almoadas de Estopillla en quatro

446

cientos y cuarenta rrs 0445

Yt dos sabanas de Bretaña y ocho fundas de lo mismo en quatro

cientos y quince rrs. 0415

Yt dos savanas de regalado en ciento ochenta, y ocho rrs 0188

Yt unas dhas. de Bramante redondo en noventa rrs. 0090

Yt seis fundas de almoadas de olandilla en treinta, y nueve r. y doce mrs 0039,12

Yt un cobertor en ochenta rs 0080

Yt una funda de crudo en veinte, y cinco rrs. 0025

YIt una colcha de Indianilla en cincuenta, y seis r 0056

Yt otra dcha de zaraza en ciento cuarenta 0140

Yt tabla de manteles, y seis servilletas en sesenta, y seis rs. 0066

Yt dos docenas de tenedores, y cucharas en veinte y quatro 0024

Yt dos cuchillos en quatro 0004

Yt seis basos en diez rrs. 0010

Yt una docena de platos chicos en doce rrs. 0012

Yt tres platos grandes en ocho rrs. 0008

Yt una almoadilla de caoba en veinte, y cinco 0025

Yt dos candeleros de metal en doce rrs 0012

Yt una papelera de caoba en seiscientos rrs. 0600

Ytt un bufete redondo de cedro en ciento veinte rs. 0120

Yt un bufete y escribanía de lo mismo enochenta rs. 0080

Yt una docena de sillas en sesenta, y seis rrs 0066

Yt un Esterado de esparto en ciento treinta, y siete rs. 0137

Yt dos postiguillos de vidrios en veinte, y seis rrs. 0026

Ytt dos molduras en quince rrs. 0015

Yt dos cortinas de lienzo en cuarenta y ocho rrs. 0048

447

Yt dos velas de patio en veinte y ocho rrs 0028

YIt moldes de belas en sesenta rrs. 0060

Yt dos libras y media de tabaco en polvo en ciento cuatro rrs. 0104

Yt una romana con su pilon en ciento onze rrs. 0111

Yt un cerdo en ciento, y veinte rrs. 0120

Yt dos bacas en novecientos treinta rrs. 0930

Yt un gallinero en trescientos rrs. 0300

Yt ciento u una fanegas de trigo en cinco mil rs. 5000

Yt cinco fanegas de mais en ciento sesenta rs. 0160

Yt Pagada la renta de dos as. de una suerte de tierra, ochocientos sesenta y ocho

rrs. y medio de vn. 0868 ½

Yt un Bale de tres mil rrs. De vn. Q. debe a la dcha Ignacia de la Fuente mi muger

y me entrego lasuso dcha. Franco. Hernandez mtro carpintero, con fha del

mes de oct.re del año proximo pasado demil setecientos ochenta y siete 30000

Importan las dhas Partidas veinte mil quinientos treinta rrs. Y medio de vn 200530-1/2

Yt son mas dote de la dha Ignacia de la Fuente mi lexma. Muger una haza de tierra calma pa.

Pan Sembrar, q. la susodha tiene por sus bienes de tres aranzadas, y setenta y siete gradales, a

el sitio del Humilladero de la Cruz del Campo, termino de la villa de la Rinconada, y vajo de

extramuros linderos. Y es la misma que le vendio Benito

Carnero, vecino extramuros desta ciud. Coll on. De Sn. Berndo. Pot escrip ra. Q. en esta razon

pasó ante el presente Es.no pu.co en seis de octubre del año de mil setos. ochenta y quatro

Y los bienes ropa, y alhaxas, declaro an sido apreciados por Pers.as Inteligen

tes, una puesta por cada diez partes q. yo porloq.e a la mis toca, apruebo,y ra

tifico, y tod ello lo recibo por Bienes, Dote y Caudal conocido

de la nominada Ignacia Marcela de la Fuente mi lexitima muger

de mano de la susodha, loq antes de contraher nro matrimonio no

pudo hacer por su brevedad. Loq.e haora hace dho entrego, y yo recibo

ahora de presente realm.te con efecto ante elEssno. Pu.co y testigos

de Yuso Escriptos, de cuio entrego y recibo Yo Josef Rodriguez de

Quesada y Truxillo Escrivanos publico del numero desta ciudad de Sevilla doy feé

porque se hizo y paso enmi presencia, y de los dichos testigos, y los men

cionados bienes, ropa Alhaxas, Granos Vale y demás

que doy todo ello en poder del referido Juan Rodriguez Yo el susodicho me doy

por contento y entregado a mi voluntad, Y de los veinte mil Quinientos

treinta rr. y medio de vn. Sin inclusión de de dha de tierra , Ymporte de

las Partidas anteriorescon mas quince mill rrs. De la propia moneda q. a la

448

dha Ignacia de la fuente mi lexma muger mande en harras proter Nunpcias

antes de contraher nro matrimonio, por ¿ persona, los q. declaro caber

en la decima parte de mis bienes, y en caso q. no se los consigno, y señalo de

los q. en adelante anase, adquiriese, hago y otorgo carta de Dote

a favor de la susodha para que así la una, como la otra cantídad la habia

y tenga sobre mi Persona y Bienes presentes y futuros q. para este

efecto se los obligo é Hipoteco, y doy en empeño tenencia, y Posesion

en la mejor forma q. .por dro se debe, con tal cargo y condicion q. si el

Matrimonio fuese d suelto o apartado, por muerte, ó en vida porquales

quiera de los casos. Q. el dro dispone, ninguno de mis hijos á Creedores

Ni otras Pers. Puedan, entrar ni tomar cosa alguna, hasta tanto q la

ref, mi muger, este Enteram. Pagada desta dot, y Harra, y sí mu

riese antes que Yo, Consiento y tengo a bien, q. todo ello lo pueda dejar

aquien sea de su voluntad q. yo me obligo a su paga, y restitucion en

fabor de la susodha conforme a su Disposicion, baxo de pena de exe

cucion, y costas dela cobranza, Y a la firmeza paga y cumplimiento

de lo q. expresado queda Obligo mi Persona y Bienes avidos y por aver

y doy poder a las Justicias de Su Mag. Ante quien esta carta pare

ciese, para la Execucion y apremio de lo en ella contenido recibo

lo por setencia pasada, y consesntida en autoridad de cosa juzga

da sobre q. renuncio las las Ley. Y dros a mi fabor y la q prohive la gral

renán. Fha la carta en Sevilla en veinte y ocho dias del mes de

enero de mil setecientos ochenta y ocho años. Y el otorgante no firmó porque dijo

no saber Escribir por el a su ruego lo hace en mi rexistro uno de los tes

tigos, y lo fueron de su conociemiento q juraron según derecho ser el conte

nido, q se llama como sea nombrado, Dn. Diego de Arrieta, y Aguila

Contador delas ¿ casa Hosital. de la Misericordia, dn Pedro Bernal. am

bos coll. es Juan de la Palma q. presentes estaban y así se nom

braron testigos del otorg. los dhos y Dn Manuel Rodriguez y dn. Juan de flores vezino desta

ciudad”

Josef Rodriguez Juan de Flores

De Quesada

Escrivano publico”

DOCUMENTO Nº 50.

1791, marzo, 13. Sevilla.

Disposición Testamentaria de don Gerónimo Gaytan y Salzedo.

AHPSE: P-788, 666.

Escribano público José Rodríguez de Quesada y Trujillo.

“Como Albazeas testamentaríos que somos y quedamos

de dn. Geronimo Gaytan y Salzedo difunto declaramos que

cumpliendo con lo que dexó dispuesto en su ultima

449

disposicion hemos repartido entre nos con union

y amigablemente toda la ropa de su uso blanca y de

color, nueba, mediada, y usada, y de ella dímos la que

tubimos por conveniente â los Sirvientes que actualmente

estavan en su Casa y algunos que ya estavan fuera de

ella, y para que todo conste firmamos el presente

en Sevilla â 13 de Marzo de 1791

Dn Antonio Colarte Dn Juan Fernando de Ojeda

Diego de Arrieta y Aguila”.

DOCUMENTO Nº 56

1791, abril, 11. Sevilla.

Capitulaciones matrimoniales de doña Isabel María Maestre y don Juan Manuel de Vriortua.

AHPSE: P- 12128, 358- 367.

Escribano público. Juan Bernardo Morán.

Folio 358 r

“En el nombre de Dios Todo Poderoso Amen: Sepase como

nosotros don Josef Antonio Maestre y Puente Caballero de la Orden de Santiago

y doña María Ana Gomez de Barreda Diaz de ¿ su muger vecinos

de la ciudad de Sevilla parroquia de San Miguel y la susodicha estando

en presencia del dicho don Josef Antonio y Fuentes mi marido

con su lizencia que le pido parà lo que declara sera eyo el dicho d. Antonio

Jose Maestre consedo dicha lezencia a la dicha mi muger para el fín

que me la pide y tan bastante como derecho se requiere que a esto

yo la susodicha que de ser y pagar así el presente escrivano publi

co da fee de ella usando ya la dicha de maría Ana Gomez de Barre

da, y ambos marido y muger juntamente y de mancomun y à

de uno y cada uno ‘ por si y por el todo in solidum renunciando

como es renunciamos las leyes de

y la ausencia presente

y las demas leyes fueros y derechos de la

mancomunidad como en ellas se contiene: otorgamos a favor del señor

don Juan Manuel de Vriortua Villanueva Jaynaso y Ronquillo Ca

ballero de la Real Distinguida Orden de Carlos Tercero veinte y qua

tro perpetuo desta dicha ciudad natural y vecino della Parroquia de

Señor San Andres nuestro hijo polítíco, y decimos que por quanto al

al tiempo que se tarto y ajusto que el susodicho hubiese de contaer matri

monio legítímo con doña Ysabel María Maestre Gomez de Barreda,

Fuentes Díaz de Lavandero nuestra hija lexitima se hizo Escritura

de Capitulaciones matrimoniales entre los susodichos, y nosotros, y por

sus Capítulos ofrecimos al dicho sr.d. Juan Manuel de Vríortua

450

Villanueva, por dote y caudal conosido de la enunciada doña Ysabel

Folio 358 v

María Maestre nuestra hija y por cuenta de ambas lexitimas aque

llas cantidades que resultasen imbertidas en ropas, vestidos, alajas, y demas

adornos ‘ à la correspondiente ¿ de dicha nuestra hija

cuyo importo como tambien el de las donaciones, dadívas, y demas que por

razon y respecto à su matrimonio se hubiesen regalado a la mísma nues

tra hija ya por parientes de la susodicha i por otras Personas lo que

constaria por instrumento publico que haríamos luego que se hubiese

efectuado el matrimonio en el que se expresaría todo con la mayor ín

dividualidad y berificado que fuese el referido sr. d. Juan Manuel de

Vriortua habia de otorgar a favor de la dicha doña Ysabel María Ma

estre Gomez de Barreda escríptura dotal, y al cumplimiento de lo

por nos ofrecido nos obligamos en toda forma; Y por otro de los dichos

Capítulos el nominado sr. d. Juan Manuel de Vriartua se obligo a que

luego, y cada, y quando que por nosotros, ò por cualquíera de nos, u otro

qualquíera persona se le hicísese entrego de las dichas ropas, vesti

dos, alajas adornos u otra cualquiera cosa correspondiese à la

enunciada doña Ysabel María, nuestra hija otorgaría carta de pago

a nuestro favor, ò al de las demas personas que le hícíesen enttrego

dello, y de dote à la enunciada nuestra hija en la forma que combi

niese, y le fuese pedida, y con otros Capítulos y promesas que en dicha

Escritura de Capitulaciones se contienen, la qual paso ente el presen

te Escríbano publíco en tres dias del mes de Diziembre del año

pasado de mil settecientos y nobenta, la qual aquí se inserta, y es

como se sigue

Aquí la e,ra de Capitulaciones que

desta de dho año de 1790

Y en cumplimiento de dicha nuestra obligación, y promesas, y habien

do tenido efecto, y celebrandose dicho matrimonio entre los mencio

nados Señores dn Juan Manuel de Vriortua , y da Ysabel María Ma

estre nuestra hija el día cínco de de dicho mes de Diciembre de dho año

pasado de mil setecientos y nobenta, deseando nos

la estimacion, y gusto que en ello hemos tenido particular

Folio 359 r

mente cada uno de nòs, queremos como así lo tenemos ofrecido que la

cantidad en que consiste dicha dote que asi damos a la dicha da Ysa

bel María Maestre nuestra hija q uarenta y cinco mil

ochocientos Cin quenta y nueve r. y veinte y seis mrs de vellon sea

en q uenta de ambas lexitimas Paterna y Materna de cuyo

total hacemos entrego al nomínado sr dn Juan Manuel én la

ropa, vestidos, adornos, y alajas de oro, diamantes todo ello

apreciado por personas inteligentes para cada clase de cosa la

suya que por menor, y con claridad, y expresión en la for

451

ma y manera siguiente

Lo primero un Ramo de Jasmines para el pecho de Díaman-

tes medío bríllantes, el qual tiene q uatrocientos y ochenta,

inclusos en este numero los q uatro diamantes rosas que lle

van en sus medíos los Jasmines, vale con la platta en que,

estan engastados díchos Diamantes, y su hechura treze

mil nobentta y tres reales, y ocho mrs de vn 130093.8

Ytt. Una toaletta, ò tocador de platta que se compoen de un

Espejo demas de àvara de alto, y ancho correspondiente

Con su Cristal y mar De plata, cinco Cajas una grande,

Las dos algo menores y las otras dos mas pequeñas, tres

Batteitas launa mayor, una palangana: un Jarro, ò

Aguamanil: una escríbanía quese compone de varias

Piezas: dos Candeleros: un platillo y despabiladeras=

Una salbilla, y vaso de pltta: q uatro pomitos de lo

mísmo: una Almohadilla, para los Alfileres con

Folio 359 v

serco tambien de platta: un sepillo con cubierta de lo

mismo: una escobilla con el Cabo tambíen lo mismo:

un peine, o batidor con el de platta, y un cuchillí

to de la misma especie. Con sus referidas piezas componen

el numero, y peso a trescientas dos onzas u seís adar

mes, las que baluadas con arreglo à su calidad, costo

de la Caxa en que ban colocadas , cristal del espejo, è

inclusión de sus hechuras valen nueve mil seíscíen

tos nueve r. y veinte y seis maravedís 90609. 26

Ytt. Un Relox de oro labrado con cadena de azero de re

tratos y Juguetes de China en q uinientos sesenta y

tres reales 0563

Ytt. dis Commodas de Caoba, hechura de recorttes deultí

ma moda con chapas de metal de realze, em mil seis

cíentos y ochenta y cinco r 10685

Ytt. Un traxe largo de mur celina bordada, con sagalexo

de la misma guarnecido con flecos, y faralaes de mur

celina de flores, con buelos de encaxe de Ynglaterra,

y viso de tafetán seleste, en mil seiscientos ochenta,

y ocho reales, y treinta mrs 10688. 30

Ytt. Otro traxe largo tambíen de mur celina bordada

aramitos con sagalexo dela misma, guarnecido con

flecos, y faralaes de dicha mur celina, con buelos de en

caxe de Flandes?, y óyo de tafetan encarnadino, en

452

ochocientos setenta y seis r y q uattro mrs 0876. 4

Ytt. Dos traxes completos de Cotonia de algodón listada

y labrada, con guarniciones de mur celina, en

ochocientos setentta y cínco reales, y veinte y seis

maravedís

Folio 360 r

0870. 26

Ytt. Otros dos dichos de Media zarasa de distintos dibujos, con

faralaes de mur celina, en seiscientos cincuenta y seis

r y diez y ocho mrs 0656. 18

Ytt. Q uatro Sagalefos de Cotonia de Algodón rayada con fara

laes de mur celina, en novecientos sesenta y ocho r

y diez y ocho mrs 0968. 18

Ytt. Un Baquero de media sarasa guarnecido con fara

laes de mur celina, en ciento setenta y nueve reales

Y catorce maravedís 0179. 14

Ytt. Un Sagalexo de un genero de seda labrada de color de

rosa guarnecido con flecos de seda, y gasas, en tes

cíentos setenta y tres reales, y veinte y dos mrs 0373. 22

Ytt. Una Bata cortta de mur celina bordada, guarne

cida de flecos, con puños de encax, y úyo de tafetán

color de rosa, en Doscientos Cinquentta y ocho reales

y treinta y dos mrs 0258. 32

Ytt. Un Monillo negro de paño de seda, guarnecido con

flecos, y puños deblondasdefrancia, en Doscientos se

senta y un r 0261

Folio 360 v

Ytt. Una basquiña de Paño de seda bordada ¿

y guarnecida con flecos en mil ciento ochenta y un r y treinta mrs

ciento ochenta y un r. y treinta mrs 10181. 30

Ytt. Un manto de lustre en corte de tafetan de f rancia

en nobenta y seis reales 0096

Ytt. Una Mantilla de tafe ttan negro de fran cia listado

guarnecida con blondas de f rancia, gaza y sintas,

en q uatrocientos ochenta y ocho reales y cinco mrs 0488. 5

453

Ytt. Una Manteleta de rasete negro de seda forrada en

tafetan del mismo color guarnecidas con flecos de

seda, y blondas anhas de f rancia, en un mil y se

tenta r y un mrs 10070. 1

Ytt. otra dicha de mur celina bordada con guarniciones

de la misma, y úyo de tafetan encarnadino, en dos

cientos, sesenta y siete r y treinta mrs 0267. 30

Ytt. Doze pañuelos para el cuello, unos de mur celina,

bordada, y otroslisa, los tres de ellos guarnecidos con

encajes ricos de Ynglaterra, en dos mil doscientos

diez y nueve r y diez y ocho mrs 20219. 18

Ytt. Doze dichos de gaza de dístíntas clases, y labores, en tres

cíentos sesenta y siette r y veinte y seis mrs 0367. 26

Ytt. Treínta y seis Camisas de bretaña lexítíma supe-

rior con cuellos de mur celina bordada, guarnecidos

con encaxes, y una de o landa que son treinta y sie

te con el cuello de encaxe riso de Ynglaterra, en

tres mil q uinientos veinte y síete rr. Y treínta y un

maravedís 30527. 31

Folio 361 r

Ytt. Veínte y q uattro Enaguas blancas de brettaña le

gítíma, las diez y ocho guarnecidas con flecos de hilo,

y las seis con faralaes de Mur celina listada, y unas

de o landa que son veinte y cinco con faralaes de mur

celina bordada, en un mil setecientos cuarenta y

q uatro reales y cinco mrs 10744. 5

Ytt.Doze pares de calzetas de hilo fino, en ciento q uaren

ta y q uatro reales 0144

Ytt. Quince pares de medias de seda blancas en seis cien

tos reales 0600

Ytt. ocho pares de faltriqueras de colonia de Algodón ra

yada, las q uatro guarnecidas con flecos de hilo, y los res

tanttes con faralaes de mur celina listada en tres

cientos treinta y un r y dos mrs 0331. 2

Ytt. Doze toallas las seis mayores que las restantes en no

bentta y siete r. y diez y seis mrs 0097. 16

Ytt. treinta pañuelos de estopilla olanada en q uatroci

454

entos treinta y siette reales y Catorce mrs 00437. 14

Ytt. Seís pañuelos de olan batista, el uno guarnecido

con encajes de Ynglaterra en quinientos setenta

y dos reales y doze mrs 00572. 12

Ytt. Tres peinadores con mangas de bramante florete

guarnecidas con mur celina listada, en trescientos

treinta y nueve r t diez y siete mrs 0339. 17

Ytt. otro peinador de olan batista guarnecido con

mur celina bordada en doscientos ochenta

Folio 361 v

y seis reales y ocho maravedís 0286. 8

Ytt. seis corpiños de colonia de algodón rayada en,

ciento treinta y nueve y veinte y un mrs 0139. 21

Cuyas partidas de ropa, alajas y demas adornos refe

ridos suman y monttan los dichos q uarenta y cín

co mil ochocientos y cincuenta y nueve reales, y ve

intte y seis maravedís de vellon que así damos al no

minado s d Juan Manuel de ¿ Villanueva , Jainaga

y Ronquillo por dote de la referida d Ysabel Ma

ría Maestre Gomez de Barreda nuestra hija, cuya

cantidad, es à quenta de lo que hubiere de haver de

ambas nuestras lexítímas, en fin de nuestros dias,

yoelos cadauno denos, à razon de veinte y dos mil

nuevecientos y setenta y nueve reales, y treintta

maravedís, que es lo que corresponde por mitad a

cadauno denos 450850. 30

Dadívas de Parientes desu fam re

galadas àla dicha nuestra hija pr.

causa de su matrimonio

Primeramente un Aderezo de diamantes rosas, y ta

blas compuesto de una gargantilla cónsul colgante

de dos caidas, y en medio pendiente de el laso pral

delagargantilla, otro laso pequeño, y de el una al

mendra, y del colgante otra, y un par de sarsillos de

455

tres pendientes tiene dho aderezo mil q uatrocient.

catorce piedras q componen à corta dif. ciento y seis

Folio 362 r

quilattes valen con la plata en que estan engastadas dhas

piedras, y oro delos Arettes veinte y cinco mil doscientos

ochenta y ocho r 250288

Ytt. otro Aderezo de diamantes rosas y tablas que se compo

ne de gargantilla con tres colgantes, q uatro almendras

chicas, y dos grandes, zarcillos de tres pendientes y dos Ani

llos tiene este aderezo mil y dos piedras que componen

acorta diferencia sesenta quilates vale con la plata en que

estan engastadas dichas piedras, oro de los Aretes, y Aní

llos en díez y siete mil q uatrocientos setenta y q uatro r 170474

Ytt. Un Relox de oro esmaltado de Azul con una flor de

diamantes en el ¿ guarnecidos con dos cercos de per

las finas, y con Cadena de oro, perlas finas diamantes

y esmaltes azules en ocho mil quinientos y cinquenta r 80550

Ytt. Un Sintillo largo y ochavado con un cerco de Díaman

tes brillantes, y en el Centro Una ¿ sibre fondo car

mín con cínco letras de Díamantes de esfera Cuvier

ta con Cristal de roca en tres mil reales 30000

Ytt. Un Sintillo redondo de Diamantes y rubies sobre pla

ta con un topacio en medío, en trecisntos y sesenta r 0360

Ytt. Un Relox de oro guarnecido de marquesítas con cade

na de azero, y juguetes de Chína, en un mil y treinta,

y cinco reales 10035

Ytt. Un Rosario grueso de oro con su Cruz de lo mísmo, en

quattrocientos y ochenta 0480

Ytt. Una Bandeja grande de plata gravada de medio relie

Folio 362 v

ve en setecientos 0700

Ytt. Unos pendientes de oro y cristal de roca en trescientos

Reales 0300

Ytt. Un Medallon de oro con Camafeos y Cristal de roca

456

en nobenta r 0090

Ytt. Una Escribania de plata con su caxa en setecientos

reales 0700

Ytt. Un traxe largo todo de raso liso: la parte de el asta el

talle listado de dístintos colores el de la falda blanco, y

listas labradas en el mismo color guarnecído de

crespon blanco blondas de f rancia, y raso liso blanco

y seleste con sobrepuestos de esmaltes de colores, y lan

tejuelas forrado todo en tafetan entredoble, saga

lexo de crespon blanco con iguales guarniciones que

el traxe, y cubierto de esmaltes de colores, y lante

juelas, y todo el forrado en tafetan doble en tres

mil quinientos r 30500

Ytt. Otro dícho largo de un Genero de seda de entretiempo

con visos verdes, guarnicion blanca bordada de pla

ta sagalexo de Crespon blanco bordado de lantejue

las de plata y forrado de tafetan blanco, en un mill

ochocientos setenta y cinco r 10875

Ytt. otro tarxe largo de un genero de seda lístado de

varios colores, guarnecido con un fleco de seda de los

mísmos colores, y de evillas de piedras de f rancia pa

ra el talle, sagalexo de gaza ínglesa bordado de seda,

y flecos de lo mismo forrado en tafetan azulado, en

un mil doscientos r 10200

Ytt. Otro traxe tambien largo de un Genero de seda se

leste, y negro, con guarnicípones de gaza, y fleco

Folio 363 r

de platta sagalexo de gaza Ynglesa con el mismo fleco

y una sintta risada forrado en tafetan blanco en

un mil trescientos y veinte r 10320

Ytt. Otro traxe largo de gaza, con listas azules, guarne

cido con un fleco de seda blanco, sagalexo de gasa in

glesa bordado de seda, y flecos de lo mismo forrado

en tafetan blanc, en un mil trescientos 10300

Ytt. otro traxe tambien largo de tafetan jaspeado guar

necido con fleco de bocadillo blanco y una sinta rizada,

alpie sagalexo de sarga ínglesa, guarnecido con los

mísmos flecos, y forrado en tafetan blanco, en coho

cientos reales 0800

457

Ytt. Otro traxe en cortte de mur celina bordada con su

biso de tafetan color de rosa en novecientos sesen

ta y tres reales 0963

Ytt. Otro Sagalexo tambien en cortte de mur celina

bordada en ochocientos y veinte y cinco r 0825

Ytt. Un Cabriole largo de raso liso seleste forrado

en pieles blancas, y negras guarnecido de martas

senírosas en novecientos r 0900

Ytt. Una mantilla de toalla de gaza negra listada gu

arrecida con blondas anchas de f rancia, en ocho

cientos nobenta y cínco reales y veínte mrs 0895. 20

Ytt. Una manteleta de Gaza blanca forrada de gaza se

leste con dos guarniciones de gaza y flecos, en tres

¿?

Ytt. Otra manteleta de tafetan seleste risado guarne

cida de gaza bordada, y una sinta risada al? en

doscientos y setenta reales 0270

Ytt. Otra manteleta de gaza blanca forrada de gaza color

de rosa, y guarnecida de gaza con flecos de seda en

doscientos veinte y cinco r 0225

Ytt. Otra manteleta de tafetan blanco labrado guarne

cida con flecos de seda, en ciento y ochenta r 0180

Ytt. Un prendido para la cabeza que se compone de

gaza Ynglesa, una zinta bordada de plata y un

plumero seleste y blanca, en Doscientos y veínte

y cínco reales 0225

Ytt. Un morrion de gaza con un plumero seleste y

blanco, y ciento y ochenta r 0180

Ytt. Otro morrion a la turca de raso liso y

plumas en ciento y cincuenta r 0150

Ytt. Un plumero seleste y blanco, en veinte 0020

Ytt. Un pañuelo de gaza guarnecido de la misma ga

za, en sesenta r 0060

Ytt. Otro pañuelo de gaza de punto de blonda bordado

en treínta y seis r 0036

Ytt. Otro pañuelo tambíen de gaza Ynglesa, en

treínta reales 0030

458

Ytt. Otro pañuelo de gaza Ynglesa guarnecido con

fleco de seda, en treinta y q uatro r 0034

Ytt. tres toallas una de gaza color de rosa otra de gaza

seleste y la otra de tafetan blanco todas guarnecidas

con fleco de plata en setenta r 0070

Ytt. Un abanico Yngles con barillas de marfil caladas

y las guias guarnecidas de azero en q uatro

Folio 363 v

cientos setenta y cinco r 0375

Ytt. Otro abanico Yngles con las barillas como el anteceden

te de marfil pero algo inferior en doscientos y setenta

reales 0270

Ytt. Otro abanico tambien Yngles con sus barillas de mar

fil caladas, en trescientos r 0300

Ytt. Otro abanico tambien Yngles con las barillas del

mismo Marfil, en cineto nobenta y cinco r 0195

Ytt. Otro abanico frances tambien de marfil con las barillas cala

das, y doradas, en ciento y ochenta reales 0180

Ytt. otro abanico Yngles con las barillas de marfil ca

ladas en ciento y cincuenta r 0150

Ytt. Otro abanico de madera con las barillas caladas en

quarenta y cinco r 0045

Ytt. Otro abanico de marfil con las barillas doradas

y papel de tafetan, en q uarenta r 0040

Ytt. Otro abanico

tafetan en q uarenta r 0040

Ytt. Otro abanico ¿?? calado en treinta r 0030

Ytt. Otro abanico pequeño ¿? con las barillas

caladas, en veinte r 0020

Ytt. Diez ramos de flores de Ytalia de distintos tamaños

y calidades todo en doscientos y nobenta r 0290

459

Ytt. Veinte y un pares de guantes de Cabritilla los

onze bordados, y los diez lisos en doscientos treinta y

dos reales 0232

Ytt. Nueve bateas de cobre Charoladas de distintos ta

maños, y hechuras, y una de madera todas en tres

cientos sesenta y seis r 0366

Cuyas alajas de oro, diamantes y plata, vestidos, ropa, y otros

adornos prosedidan de dichos regalos suman y montan los

expresados setenta y seis mil trescientos nobenta y tres

reales y veinte mrs de vellon, y todo ello junto con las ex

presadas alajas, y vestidos monto de la dote dada por noso

tros, y de que va echa expresión apreciada todo ello por

las dichas personas Ynteligentes en su justo valor

monta todo ello ciento veinte y dos mil doscientos cinchen

ta y trs r y doze mrs de vellon 1220253. 12

De cuyas alajas vestidos adornos y demas referido importan

la expresada cantidad de ciento veinte y dos mol Doscientos cincuenta

y tres reales, y doze mrs hacemos entrego y adjudicación al referi

do sr dn Juan Manuel por dote de la enunciada

Dn Ysabel María Maestre su muger nuestra hija, los expresados

q uarenta y cinco mil ochocientos cincuenta y nueve r y veinte

y seis mrs de vellon de nuestro propio caudalentre los de por mitad,

y los sesenta y seis mil seiscientos nobenta y tres reales y veinte

Folio 364 v y ss

maravedis restantes importe de los regalos hechos a la susodicha por

los dichos sus parientes, y nos obligamos y seguridad

de todo lo referido habidos y por haber: Y asi

mismo declaramos la nominada nuestra hija da Ysabel María

Maestre otros sesenta y seis mil de vellon que hacen seis mil du

cados de dicha moneda los mismo que los señores dn. Francisco Antonío

Maestre Tous de Monsalve y da María del Amparo Maestre Gomez de

Barreda su muger nuestra hija mayor primogenita y subcesora

en nuestra cas y mayorazgo esta pory el explicado sr. dn

Juan Antonio Maestre por si de comun consentimiento y confor

midad, ofrecieron dary pagar a la dicha d Ysabel María Maes

tre a razon de quinientos ducados en cada un añ, comenzando

a correr, y contarse desde el dia en que se berificase entrar en la

posecion del Mayorazgo que yo el dicho d Antonio Maestre

gozo, la enunciada d Maria del amparo Maestre en adelantte

hasta complettar dichos seis mil ducados cuyo pago dellos le ha

rían a la referida d ysabel María ó à que

en su poder hubiese en esta ciudad, en moneda de plata, el prin

cipio de cada uno, y costas de la cobranza

460

según y como se contiene en el Capitulo a a la Scriptura de

Capitulaciones que entre los dichos Señores y nosotros se otorgò

ante el presente escrivano po en veinte de noviembre del año de

mil setecientos ochenta y cinco cuya declaracíon hacemos para

que conste cuando llegue el caso y mas caudal y dote

Dela explicada d Ysabel María Maestre nuestra hija de q. ue

gamos al dicho Sr. d. Juan Manuel de Vriortua para que le conste

Eyo el mismo Sr. d. Juan Manuel de Vriortua Villanueva Jayna

gay y Ronquillo Que yo ¿ soy habiendo visto, oydo y enttendido

esta escriptura otorgo que acepto como en ella se contiene

y recibo de los dichos Señores don Antonio Jph Maestre y ¿uentes, y doña

María Ana Gomez de Barreda Díez de lavandero su muger, mis

padres polítícos, por dote de la dicha doña ysabel María Maestre Go

mez de Barreda su hija mi muger los referidos ciento veínte y

dos mil doscientos cinquentta y tres reales y doze mrs de vellon montte

desta cantidad su dote con los quarenta y cinco mil

ochocientos cinquenta y nueve reales y y veinte u seis mrs de vellon en

de sus lexitimas paterna y materna por mitad tanto el uno

como el otro y los sesenta y seis mil trescientos nobenta y tres r

y veinte mrs del monto de los regalos que los Parientes de la dha

señora mi muger le han hecho con motivo de su boda apreciado

todo ello en su justo valor como queda explicado los quales por ha

verse echo por personas inteligentes con mi consentimiento lo recí

bo todo ello con el dho testimonio de las Capitulaciones de dhos

señores d. Francisco Maestre, y su muger, de los expresados señores don

Antonio Josef Maestre y doña María Ana Gomez de Barreda su

muger ahora de presente realmente y con efectto en presencia

de dicho presente escrivano publico y testigos desta Carta estan

do en las casas de mi abitacion y morada en dicha mi Parroquia

en la Calle del Amor de Dios de cuio entrego y recibo yo Juan Bernardo

Moran escrivano del Rey Nro Sr en todos sus reynos y señorios publico del numero

desta ciudad doy fee porque se hizo y paso en mi presencia y de los

dichos testigos, y todo ello quedò en poder del referido señor don

Juan Manuel de Vriortua, de que yo el susodicho me doy por

contentto y entregado a mi voluntad de todos los dichos ciento

veinte y dos mil doscientos cinquenta y tres reales y doze maravedís

otorgo carta de pago a favor de los dichos señores dn Antonio Josef

Maestre, doña María Ana Gomez de Barreda su muger mis Padres políti

cos en la mas bastante y cumplida forma que puedo, y á su seguridad

resguardo conbenga, y de dote á favor de la dicha señora doña ysabel

María Maestre mi muger y sí ncesario es apruebo, y ratifico la,

promesa de dos mil ducados de a onze reales de vellon cada uno, que

le ofrecí, y mande en arras proternumpcias, y en puar y justta

donacion por honor de su persona, y demas prendas que le asísten

por uno de los Capitulos de la Escriptura de Capitulaciones aquí pro

incerta; y quiero y consiento que ambas porciones de dote, y arras

la dícha señora mi muger los haya, y tenga sobre mis vienes, y

hacienda que tengo y tubiere, que para este efecto se los obligo, i hi

poteco, y doy en empeño, y por nombre de empeño, tal cargo, y

gravamen que siempre, y cada y cuando que nuestro matrimo

461

nio fuere disuelto o separado por muertte, o en vida, por cualquie

ra de los casos que el derecho permite, ningun mi hijo, ni hija, pa

riente ni heredero, acreedor, ni otra persona puedan entrar

ni tomar, parttir, ni aparttar cosa alguna de mis vienes, ni desapo

derar dellos â la dicha mi muger hasta tanto que primero, y an

te todas cosas sea pagada, y satisfecha de esta dicha su dote, y

arras, y si la susodicha falleciera antes que yo consiento, y tengo

a bien que los puede dejar, y mandar a sus hijos, parientes y here

deros, y a las demas personas que quisiere, à los quales y a quien

conforme a derecho pertteneciere su herencia me obligo à su

subceda sin aguardar al termino del derecho ni a otro plazo al

guno en dinero de contado, y por ello y que en su cobranza se

causaren consiento se me puede executar con todo rigor de derecho en

virtud de esta escriptura el pedimento de la dicha Señora mi muger

o de quien en su nombre fuere parte sin otro recado ni prueva

aunque de derecho se requiera se que la relevo. Y chancelo y doy

por nínguna le promesa de doteque los dichos señores dn. Antonio

Jph Maestre, y doña María Ana Gomez de Barreda hicieron à favor

de la mencionada señora mi muger por uno de los Capítulos

de la citada escriptura de Capitulaciones matrimoniales para

que no valga, y consiento que al margen de èl, en la referida

escríptura sea ante la razon de esta chancelacion, dejandola

como la dejo en su fuerza y vigor, en quantto a lo demas que en

ella se contiene. Y asímismo me obligo a que cuando llegue el

caso de que los dichos Señores dn. Francisco Antonio Maestre

Tous de Monsalve, y doña María del Amparo Maestre Gomez de Barreda

mis hermanos politicos bayan pagando y haciendo entrego à la re

ferida sra doña Ysabel María Maestremí muger de los expresa

dos seis mil ducados de vellon que le ofrecieron p. la citada scrip

tura de Capittulaciones que al tiempo de contraer su matrimonio se

celebròp.las razones y motivos que en el capitulo que dello trata ¿

otorgarè , è ire otorgando a favor de dichos sres dela ¿ que me fuere ha

ciendo entrego dellos las cartas de pago correspondientes y de dote a favor

de dicha sra mi muger, à la cual desde ahora ¿entonces se la otorgo. Y

à la firmeza según paga y cumplimiento de lo dho e obligo todos

mis vienes, rentas y hacienda, que tengo y adquiriere en ¿??

te, y los frutos y usufructos del Mayorazgo que fundo don Juan Valentin

de Villanueva mi abuelo del que soy Portador unos y otros avidos, y por ha

ver: Y todos los otorgantes damos poder a los Señores Jueces

y Justicias de Su Mag estad de cualquiera parttes que sean, antte

quíen esta escriptura se presente, y pidiese su cumplimiento

para que nos aprezien a lo aquí contenido por todo rigor de dere

cho y renunciamos las leyes y derechos de nuestra defensa, y favor, y la

que defiende la general renunciacion: Eyo la mencionada doña

Maria Ana Gomez de Barreda renuncio el auxilio, y leyes del

Emperador Justiniano Senatus Consultus Veleyano de toro Madrid

y partida, nuevas constituciones y las demas del favor de las mu

geres de cuyo efecto me apercibio el presente escrivano publico en

especial: Y por ser casada, juro y prometo por dios Nuestro Señor

y por la señal de la cruz que hago en mi ¿ en presencia de dho

462

presente escrivano publico y testigos de cumplir; y haber por firme esta

Escriptura en toda ¿? y de no pedir por razon de su dote lo que le en

trego a la dicha mi hija en cuenta de lo que hubiere de haber en fin

de mis dias diciendo ¿?? haber sido , ni apremiada,

por mi marido ni otra persona para su otorgamiento p. que declaro ha

zerla de mi libre, y expontanea yo ¿ y que en contrario no ha

re protextacion, ni reclamacion y sí pareciere haberla hecho, ò la

hiziere la reboco, y doy por ninguno para que no valga, y de este

juramento no pedirè abolision ni relaxacion a ningun sr Juez

ni Prelado que me lo pueda. ò deva, y si consedido me fuere aunque

sea de propio motu no usare de ellos ¿?? alguna pen de per

jura: Eyo el dho escrivano publico advertian a los otorgantes limasen razon desta

en el oficio de Cabildo desta ciudad como esta mandado por S. M. en

su Real pragmatica dentro del ¿ y vajo de la pena que en ellas se

incluye, y los previne que si despues de tornada la quicieren exhibir

ante mi ¿ en este rexistro lo podrian hacer, è nos. los suso

dhos nos damos por ente?? de ellos ha la carta en Sevilla de otorga

miento del dho d. Juan Manuel estando en las casas de su morada en

onze dias del mes de abril de mil settecientos nobenta y una y dho

otorgante a? y del escrivano publico doy fee como es lo firmo en este rexistro siendo

testigos dn Andres de Campos, dn Juan Cordero y Isidoro de la

Maza vezinos desta ciudad = Entre Villanueva mil p. mano

Juan Bernardo Moran

Y de otorgamiento de los dhos rexistros dn Antonio Jph Maestre, y su muger en

Sevilla estando en las casas de su morada en el dho dia onze de dho mes y

año arriba dho, ¿?? firmar en este rexistro à los quales dhos ¿ ototgantes

yo el escrivano publico doy fee conoxco: siendo testigos d Lucas Dominguez y dn

Diego Baldelomar y dn Juan Cordero vecinos desta ciudad=”

María Ana Gomez de Barreda Antonio Jph Maestre

Juan Bernardo Moran”.

DOCUMENTO Nº57

1791, mayo, 13. Sevilla.

Carta de dote de María Manuela de Cascallana y Miguez a favor de don Celedonio

Alonso Redondo, mercader de lencería.

AHPSE: P- 12128, 493-499.

Escribano público Juan Bernardo Morán.

“En el nombre de Dios Todopoderoso Amen: Sepase como

463

Yo dña Isabel Antonia Miguez viuda de don Cristóbal Cascallana, ve

cina desta ciudad de Sevilla, Parroquia de Nuestro señor San Salvador

en la calle de la Cuna, por mi misma por mi particular y como Madre

Tutora y Curadora que soy de la persona y bienes de D Maria Manuela

de Cascallana y Miguez de estado Honesto mi hija lexitima y del

dicho Cristobal Cascallan mi marido naturañl y vecina desta

refereida ciudad en la dicha parroquia y ¿ otorgo a favor de d Cele

donio Alonso Redondo Mercader de Lenceria y Lana vecino desta

misma ciudad, en dicha parroquia de Nuestro Señor San Salvador

al citio que llaman de la Cruz de los Polayneros natural de la villa

de San Román de Cameros, Obispado de Calahorra hijo lexitimo

de d Manuel Christobal Alonso y de D Isabel Redondo su mu

ger difuntos, y digo que por quanto a onrra y Gloria de Dios nuestro

Señor, y para su santo servicio, y para su santo servicio, y de la Santísima Virgen María

Señora Nuestra Concebida en gracia en el primer instante de

su ser, esta tratado, y ajustado que el dicho d. Celedonio Alonso

Redondo aya de contraer matrimonio lexitimo con la dicha

Mariam anuela Cascallana mi hija, y al tiempo ya es trató

dicho matrimonio le ofrecí, y mandé por dote, y caudal de la re

ferida mi hija treinta y cinco mil Q uatrocientos setenta y

nueve r de vellon en distintos vestidos, ropas, adornos de su uso ala

jas de oro y diamantes, y reales en contado, inclusos en ellos

tocaron y pertenecieron por muerte del dicho D Cristobal Casca

llana su Padre mi marido, y le fueron adjudicados en su hijuela como

a una de sus hijos y herederos; y diez y ocho mil ocho

cientos ochenta reales y dos mrs cumplimiento à los treinta

y cinco mil q uatrocientos setenta y nueve r. monto de dicha prome

sa de dote , de caudal mio propio para que lo tenga en q uenta y par

te de pago de lo que le pueda tocar a la expresada d. Maria Ma

nuela Cascallana mi hija de su lexítíma por muerte mía, y por

que esta de proxímo para celebrarse el dicho matrimonio, en cum

plimiento de la dicha promesa hago entrego al mencionado d.

Celedonio Alonso Redondo por dote de la explicada d. Maria Ma

nuela mi hija de los referidos treinta y cinco mil quattrocienttos

sesenta y nueve r. de vellon en los dichos vestidos, ropa, adornos, alajas

de oro y plata, reales en contado y otros efectos, los apre

ciables apreciados en su justo valor por personas inteligentes que para cada

clase se usa la suya se àn nombrado que todo ello es en la forma

y manera siguiente

Rs. de

vellon

Primeramente un vestido de seda tornasolao en q ua

trocientos cincuenta r. 0450

Ytt. Un bestido blanco de seda bordado de plata en seiscien

tos r 0600

Ytt. Un guardapies de tafetán encarnadino en ciento y

464

cincuenta r 0150

Ytt. Otro vestido encarnadino de ¿ zayo liso en cien r 0100

Ytt. Otro vestido de raso celeste en doscientos r 0200

Ytt. Una saya de seda de ozlo? Negra con senefa en trescientos r 0300

Ytt. Otro saya de tefetan negro en cien 0100

Ytt. Dos mantos de seda en ciento y cincuenta r 0150

Ytt. Un bestido de media sarasa en ciento y cin quenta r 0150

Ytt. Una manteleta de raso liso color pelusa 0090

Ytt. Otra manteleta de raso lisa celeste en treinta r 0030

Ytt. Una mantilla de seda en q uarenta y cinco 0045

Ytt.una mantilla de franela en q uarenta r 0040

Ytt. Un monillo de terciopelo negro en veinte 0020

Ytt. Un monillo de raso liso en quince 0015

Ytt. Un monillo de cotonia en q uarenta 0040

Ytt. Otro vestido de bayeta flor de romero en cincuenta r 0050

Ytt. Tres cotillas en q uarenta y cinco r 0045

Ytt. Unas Naguas de sarasa en sesenta r 0060

Ytt. Un sagalefo de lienzo fino en treinta r 0030

Ytt. Un monillo de tafetan negro en quince r 0015

Ytt. Dos vestidos de lienzo blanco en ciento cincuenta 0150

Ytt. Otros tres monillos de lienzo blanco en cuarenta

y cinco 0045

Ytt. Una colcha de damasco carmesí con flecos y un

rodapiés tornasolado en quinientos y diez r 0510

Ytt. Dos sabanas de bretaña de Guarniciones en

Ytt. Dos fundas de ….

Ytt, otras seis almohadas de crea ancha en quarenata r 0040

465

Ytt. otras tres sabanas de lienzo florete en ciento veinte y ocho r 0128

Ytt. Dos sabanas de bretaña y q uatro fundas de almohadas de estopilla superfina en

cuatrocientos cincuenta y cinco r 0455

Ytt. Diez y seis varas de Encaje fino para guarnicio

nes de las sabanas, y almohadas antes dichas en dos

cientos q uarenta 0240

Ytt. Cuatro camisas de bretaña angosta en doscientos 0200

Ytt. Otras q uatro camisas tambien de brettaña en cien r 0100

Ytt. Tres pares de naguas blancas de lienzo fino en cien reales 0100

Ytt. Otros cinco pares de naguas blancas de otros lienzos

en setenta y cinco r 0075

Ytt. Cinco corpiños de lienzo en treinta r 0030

Ytt. Tres toallas de lienzo en treinta r 0030

Ytt. Seis delantales de distintos lienzos fino en ciento cincuenta r 0150

Ytt. Q uatro pañuelos de color en sesenta r 0060

Ytt. Otro pañuelo fino en veinte y dos r 0022

Ytt. Seis pares de calzetas en quarenta r 0040

Ytt. Dos peinadores de lienzo en quince r 0015

Ytt. Seis pañoletas de distintos lienzos, y echuras treinta r 0030

Ytt. Dos abanicos y entrenzados de cintas de seda

de varios colores y goza? todo en trescientos 0300

Ytt. Una mantilla de mur celina en q uarenta y cinco 0045

Ytt. Dos Colchas y un rodapiés de Yndianilla en treinta reales 0030

Ytt. Un rodapiés ropero de madera, en nobenta r 0090

Ytt. Una cama de madera dada de maque y oro, en doscientos ochenta y cinco 0285

Ytt. Dos Colchones Cameros y cuatro Almohadas todo poblado de lana, con sus

lienzos, todo nuevo en seiscientos setenta y cinco r 0675

Ytt. Seís pares de zapatos de distintos generos, y colores en sesenta r 0060

466

Ytt. Unas e billas de plata en nobenta r 0090

Ytt. Un Rosario de oro en quinientos r 0500

Ytt. Otro Rosario engarzado en oro en doscientos y veinte reales 0220

Ytt. Un Aderezo y Sarsillos de oro y diamantes en seiscientos reales 0600

Ytt. Un Sintillo de Diamantes en oro, en setenta y

Cincoreales 0075

Ytt. Dos Reloxes el uno de oro, y el otro de similar, con

sus cadenas, en seiscientos r 0600

Ytt. Veinte y seis mil seiscientos cincuenta y nueve

r y dos mrs en contado en mon. De oro, y plata

20659.

r. de vellon que son los mismos por mi ofrecidos

al dicho D Celedonio Alonso Redondo por dote

de la dicha da. María Manuela de Cascallana mi hija 50479

Y Asímismo hago entrego al referido d Celedonio Alo

nso de otros veinte y un mil q uatrocientos y un r de v.on

por mas aumento de dote de la dicha d.a Maria Manue

la de Cascallana mi hija: los onze mil reales dellos son

los mismos que en dinero de contado le hà regalado

Dn. Dn Luis Josef de Cascallana su hermano y mi

hijo Canonigo de la Santa Iglesia de la

Ciudad de Jaen, residente oy en esta de Sevilla, y

los diez mil Q uattocientos y un reales restantes,

que lo importan distintas alajas de oro, y platta

vestidos y otras cosas con que a la dicha mi hija

han regalado varios Parientes, y extraños unos

con el motivo de su casamiento, y otros antes de el

por razones porrazones que para ello à avido, lo que tambien

es Caudal propio de la dha mi hija, y lo apreciable

de dichas Alajas, vestidos, y demas cosas que componen

dichos regalos se ha apreciado por personas inteligen

tes, y por menor son còmo siguen

Lo primero una bata encarnadina con encajes de

plata en un mil reales 1000

Ytt. Un bestido de pequín en q uatrocientos y Cinquen

ta reales 0450

Ytt. Una saya de terciopelo negro liso en quinientos r 0500

467

Ytt. Otra saya de raso liso con Senefa en trescientos

y sesenta reales 0360

Ytt. Otro bestido de Cotonia blanco en quinientos r 0500

Ytt. Otro vestido de mur celina, en ciento y cincuenta r 0150

Ytt. Otro vestido de Zarasa en Q uatrocientos y Cincuenta r 0450

Ytt. Una Mantilla de seda, con blondas, en ciento y cinq. Ta 0150

Ytt. Un corte de blonda p guarniciones en sesenta r 0060

Ytt. Un Sagalefo de tafetan encarnado en cincuenta 0050

Ytt. Un Sagalefo de franela, en q uarenta r 0040

Ytt. Otro Sagalefo de lienzo bordado en veinte r 0020

Ytt. Una Almohadilla de Damasco en cinq uenta 0050

Ytt. Tres toallas blancas en q uarenta 0040

Ytt. Un pañuelo de olan Clarín, en sesenta r 0060

Ytt. Otro pañuelo de algodón en quince r 0015

Ytt. Tres pañuelos de guardilla, en veinte y un r 0021

Ytt. Seis pañoletas de distintos gen. en sesenta r 0060

Ytt. Dos pares de medias de seda blancas en cinq. R 0050

Ytt. Q uatro pañoleta de gaza con guarniciones en Q uarenta t cinco r 0045

Ytt. Una Mantilla de toca de reina, con guarniciones en nobenta reales 0090

Ytt. Una Saya de paño de seda en trescientos r 0300

Ytt. Dos mariposas p. la caveza, en Ciento y veinte r 0120

Ytt. Otro par de medias ¿? En Q uarenta y cinco r 0045

Ytt. Un monillo de terciopelo negro bordado de oro con masutones

De lo mismo de lo mismo en quinientos r 0500

Ytt. Una manteleta de gaza, con guarniciones, y blondas en trescientos 0300

Ytt. Otra manteleta de gaza blanca forrada en tafetan

con guarniciones en trescientos 0300

468

Ytt. Otros tres pares de medias de seda de Francia blancas

en doscientos r 0200

Ytt. Un Abanico de Marfil y dorado en trescientos r 0300

Ytt. Otro Abanico de Concha y miniatura, dorado en trescientos r 0300

Ytt. Otros q uatro Abanicos de distintos generos en

ciento y veinte reales 0120

Ytt. Una papelera de cedro, en Doscientos r 0200

Ytt. Otra Cama dada de maque, y oro, en ciento y cinq. 0150

Ytt. Un tocador de madera, en ciento y Cinquenta r 0150

Ytt. Un catre, en q uarenta reales 0040

Ytt. Un biombo de lienzo pintado con sus bastidores en

Trescientos reales 0300

Ytt. Dos Dozenas de platos de pedernal, en treinta r 0030

Ytt. Dos bateas de charol en q uarenta 0040

Ytt. Otras dos bateas dadas de maque, en veinte r 0020

Ytt. Diez y ocho libros del año Cristiano en Doscien

tos setenta reales 0270

Ytt. Una Ymagen de Señor San Anttonio en su urna

de cristal, en setentta r 0070

Ytt. Unas manillas de Diamantes, en oro en ochocientos

y sesenta reales 0860

Ytt. Una cadena de oro en quinientos y cincuenta r 0550

Ytt. Un Rosario de oro pa. el cuello, en doscientos y diez r 0210

Ytt. Otro rosario de benturina engarzado en oro, y ciento

y setenta reales 0170

Ytt. Un Sintillo de Diamantes en oro, en ochenta y cinco r 0085

Ytt. Un Aderezo de piedras de Francia sobre plata en

quatrocientos reales 04000

Ytt. Un estuche de plata en cien reales 0100

469

Ytt. Dos taburetes, en treinta r 0030

Ytt. Onze mil reales de vellon, en monedas de oro, y

plata los mismos que el dicho dn. dn. Luis Jph Cascallana

su hermano le dà, y regala por su voluntad

con el motivo de su boda 110000

de cuía Cantidad monto todo ello hago entrego, y adjudicación

al nominado dn. Celedonio Alonso Redondo por dote de la dicha

da. María Manuela Cascallana mi hija, à cuya seguridad, y

saneamiento me obligo en bastante forma de derecho con mis

vienes y rentas avidos y por haver= Eyo el referido dn.

dido esta escritura otorgo que ¿??? En ella se contiene

cibo de la expresada da. Ysabel Antonia Migues por si y como su

Madre Tutora y Curadora de la nominada da. Maria Manuela Cas-

callana su hija, y del mencionado dn. Christobal su marido

por dote de la susodicha los dichos Cinquenta y seis mil ochocientos

y ochenta r. de ven. Los diez y seis mil quinientos nobenta y ocho r y

treinta y dos mrs de ellos monto lo que à la dicha referida da. Maria

Manuela tocò y pertenecío por la lexma y herencia del no-

minado su Padre: diez y ocho mil ochocientos ochenta reales

y dos maravedís que la mencionada da. Ysabel Antonia Migues

su madre le dà de su propio caudal à la prenotada su hija para

que los tenga en q uenta y parte de pago de lo que le pueda

tocar, y perttenecer de su lexítíma cuando llegue el caso de

su fallecimiento, y los veinte y un mil q uatrocientos y un r.

en los vestidos, alajas, adornos, y reales en contado, y otras cosas

con que le han regalado à la referida da. María Manuela

varias personas, parientas, y extrañas con el motivo de su

voda, y antes de ella, apreciado todo ello lo q. es apreciable en

los aprecios aquí referidos p. personas inteligentes antes nombrados

para cada clase de cosa la suya, y de mí consentimiento cuyos apre-

cios apruebo, y ratifico p. ser justam.te hechos, y todo ello según

y en la forma que va expresado lo recibo de la dha d. Ysabel

Antonia Miguez p. si y como tal tutora de la dha su hija

ra de presente realte. y con efecto en pres. del presente es

publico, y testígos desta Carta, de cuyo entrego y recibo yo Juan

Bernardo Moran son. Del rey Nuestro Señor en todos sus rei

nos y Señorios pco. Del numero desta Ciudad, doy fe p. que

hizo y pasò en mi pres.a y de los dichos testigos, y todo ello

y quedò con dichos reales en contado, en poder del dicho d.

Celedonio Alonso Redondo de que yo el susodicho me doy por entre-

gado a mi volunttad que otorgo a favor de la nominada da. Ysabel

Antonia Miguez ¿? Bastante pago que puedo y necesario

sea le chancelo à la susodicha cualquiera obligación que en ra-

zon de la tuttotia de la enunciada Maria Manuela Cascallana suh

hija tenga hecha, y consiento que en su ¿?, y demas partes don-

de conbenga se conose la razon desta Chancelasíon para que en todo

tiempo conste; y de todos los dichos Cinquenta? Y seis mil ochocientos y

470

ochenta reales que así llevo recibidos en los referidos vestidos , alajas , rea

les en contado, y demas que quedare expresado, otorgo carta de dote

à la dicha da. María manuela Cascallana, à la qual prometo y

mando en arras Procter numpcias, y en pura, y justa donacion por

onor y estimacion de su persona, virginidad, y demas prendas que

le asisten un mil ducados de vellon que valen onze mil r de dicha

moneda, los quales aunque por a ora no tengan entero cabimento en la

decima parte de los vienes, y caudal con que al presente me hallo, se

los prometo, y mando de los demas que en adelante tubiere, y daquí

riere, y quiero, y consiento que ambas porciones de dote, y arras

la dicha D. Maria Manuela Cascallana, los haya y tenga sobre

mis vienes, y hacienda que tengo, y tubiere, que para estte

efecto se los obligo è hipoteco, y doy en empeño y con nombre de

empeño, en tal manera que cada y q uando, y en cualquiera ti

empo que nuestro matrimonio sea disuelto, o separado por mu-

errtte, ò en vida, por cualquiera de los casos que el derecho permi-

te, ningun mi hijo, ní hija, pariente, ni heredero, acrehedor

¿ cosa alguna

Maria Manuela Cascallana hasta tanto que primero, y antes todas

cosas sea pagada, y satisfecha desta dicha su dote y arras y si falle

ciese antes que yo consiento y tengo a bien que los pueda dejar y

mandar à sus hijos, parientes y herederos, y à las demas personas

que quisiere a las q uales y a quien conforme a derecho pertte

neciere su herencia me obligo à su paga y restitucion, la qual

hare luego que conste de la separecion de dicho matrimonio, y

en los casos, y según, y con los privilegios que las dotes de derecho

deben ser restituidas sin aguardar al tèrmino del derecho , ni

a otro plazo alguno cuio beneficio renuncio. Y à la firmera pa

ga, y cumplimiento de lo que dicho es obligo mis vienes, renta

y Hacienda avídos y por haver: Y todos los otorgantes damos

poder à las Justicias de Su Magestad para que nos apremien à

lo aquí contenido por todo rigor de derecho, y vía ejecuttiva, yo

como por senttencia pasada en cosa juzgada, y renunciamos

las Leyes, y derechos de nuestro favor y la que defiende la¿

renunciacion: Eyo la dicha d. Ysabel Antonis Miguez Renán

cio el auxilio, y Leyes del Emperador Justiniano senatus Con

sultus veleyano, toro Madrid, partida y nuevas constituciones

y las demas del favor de las mugeres de cuyo efecto me apre

cíbíò el presente Escrivano publico en especial: Eyo el dicho

escrívano publico adberti à los otorgantes tomasen razon

desta escritura en el oficio del Ylustrísímo Cavildo y rex

desta Ciudad, como està mandado por su Magestad en su R

pragmatica dentro del termino, y vajo de la pena q

¿ se incluye y les previne que si después de tomada en la copia

que de ella se dieren la quisieren ex? Ante mí para anotarlo

en este registro lo podrían hacer è nos los susodichos nos damos por

enttendido dello: Y consentimos q desta escritt. Se den las copias q. se

pidiesen libremente: fha cartta en sev. Estando en las casas de la mora

da de la d. Ysabel en treze dias del mes de Mayo de mil setecientos

nobenta y un a. y los otorgantes lo firmaron en este rex. Yo el dho sn.

471

po. Doy fe conozco a la dha Ysabel, y el dho d. Celedonio presento

p. testigos de su conosim q. juraron en forma de dro ser el contenido

y se llama como sea nombrado à d. Benito Chavarría, y a d.

Francisco Baloes vecinos desta ciudad en la dha Parroq. De nro. S. sn.

Salvador q. asi se nombraron: testigos del otorgam. Los susodhos

y d. Juan Tecpo. Cordero vecinos desta Ciudad =

Ysabel Antonia Migues

Celedonio Alonso redondo

Juan Bernardo Moran

Benito de Chavarria

Francisco De Baloes

DOCUMENTO Nº 58

1791, junio, 28. Sevilla

Aprecio de bienes de

AHPSE: P- Legajo . Folio 155-157.

Ropa de la difunta

Ytt- 5 camisas de crea ancha 0151

Ytt- 3. pares de naguas blancas ydm 0066

Ytt. 10. pares de Calsetas 0050

Ytt- 1. par medias de seda 0010

Ytt- 2. dhas ydm Algodón listadas 0040

Ytt- 1. dho guantes de seda blanco 0002

Ytt- 2. corpiños blancos 0010

Ytt- 4. monillos blancos 0060

Ytt- 4. delantares de Murselina 0040

Ytt- 10. pañuelos de olan y estopilla 0120

Ytt- 1. dicho de algodón de colores 0020

Ytt- 2. cotillas 0030

Ytt- 1. vestido cotonia listada 0120

Ytt- 1. dho sarasa 0060

472

Ytt- 1. dho Murselina listada 0100

Ytt- 2. dhos Murselina lisos 0060

Ytt- 1. sagalefo lienzo de quadros 0020

Ytt- 1. vestido celeste grano de trigo 0200

Ytt- 1. Guarda pie raspilla color de pimienta 0090

Ytt- 1. Monillo terciopelo negro 0075

Ytt- 1. Manteleta raso liso rosa 0075

Ytt- 1. dha sarga negra con blonda 0045

Ytt- 2. mantillas sarga negra 0120

Ytt- 2 sayas tafetan negro 0090

Ytt- 1. dha de Guardilla 0205

------------

13051

Ytt. ¿?? morado de piel de Diablo 001

Ytt- 2. Manteleta bayeta pelusa y rosa 001

Ytt- 1. naguas bayeta rosa

Ytt. 1. mantilla ydm 001

Ytt. 1- delantar y pañuelo de gasa 003

Ropa del Viudo

DOCUMENTO Nº 59.

1791, agosto, 28. Sevilla.

Carta de dote de María Antonia Salaner.

AHPSE: P- 12128, 1043-1045.

Escribano público Juan Bernardo Morán.

Folio 1043 r

“(…)

473

Ytt. Un Bestido de guardapies e inglesilla

celeste en seiscientos rr 0600

Ytt. Un Guardapies de seda listado en doscientos

y setenta rr 0270

Ytt. un monillo de ferpa encarnado y bueltas

de tizu en ciento y quarenta y cinco r 0145

Ytt. otro monillo de tela verde en quarenta y

cinco rr. 0045

Ytt. òtro monillo de franela negro en treinta y

cinco rr. y medio 0035 ½

Ytt. òtros tres monillos de varios jeneros de

mediados en sesenta y

cinco rr

folio 1043 v 0065

òtro monillo de zarasa guarnecido

de murcelina en òchenta rr. 0080

(…)

Ytt. un traje de indiana de colores en noventa

y quatro rr. 0094

Ytt. Unas Naguas de Murcelina en sesenta

y seia rr. 0066

Ytt. un sagalejo de lana estampado de colores

en quarenta y cinco rr 0045

Ytt. òtro sagalejo de indiana en sesenta y

òcho rr. 0068

Ytt. unas enaguas de indiana en treinta y

siete rr. y medio 0037 ½

(…)

Ytt. una saya de Amuè, negro en òchenta rr 0080

Ytt. òtra saya de sarga negra en setenta y dos rr 0072

Ytt. una manteleta de bayeta encarnada

en veìnte rr. 0020

Ytt. una Mantilla de seda de sarga negra con

Blondas en ciento y treinta y cinco rr. 0135

Ytt. òtra Mantilla de Murselina en sesenta

474

rreales 0060

Ytt. òtras cinco camisas de crea nuevas en

ciento y treinta y cinco rr 0135

Ytt. seis pares de enaguas Blancas, nuevas

las unas con farala; y todas para deevajo

en ciento y cinquenta y dos rr. 0152

Ytt. dos delantares de lienzo en veinte y òcho

rr. 0028

ss.

(…)

Folio 1044 r

Ytt. cinco pares de medias unas de Algodón y otras

de hilo blancas en cinquenta rr 0050

DOCUMENTO Nº 60

Sevilla 1791

Capitulaciones

Lo primero un Ramo de ¿ para el pecho de Diaman

tes medio brillantes, el qual tiene q uatrocientos ochenta

inclusos en este numero los q uatro diamantes rosas que lle

van en sus medios los Jasmines, vale con la platta en que,

estan engastados dichos Diamantes, y su hechura treze

mil nobenta y tres reales y ocho mrs de vn 130093. 8

Ytt. Toaletta o Tocador de platta que se compone de un

Espejo de mas de a vara de alto, y ancho correspondiente

Con su Cristal y ¿ de plata cinco cajas una grande

A dos algo menores y las otras, mas pequeñas, tres

Batteitas la una mayor, una palangana: un jarro, o

Aguamanil. Una escribania que se compone de varias

Piezas: dos Candeleros: un platillo y despabiladeras =

Una salvilla, y vaso de platta.: q uatro plomitos de lo

Mismo: una Almohadilla para los alfileres con

Serco tambien de platta un sepillo con cubierta de lo

mismo : una escobilla con el cabo tambien lo mismo.

Un peine …

(…)

DOCUMENTO Nº 61

475

1791, noviembre, 2. Sevilla.

Inventario, aprecio y partición de los bienes de don Pedro Manuel

Laguna de Muela.

AHPSE: P-12128, 1280- 1298.

Escribano público Juan Bernardo Morán.

Folio 1283 v

“Ytt. Otro vestido de casaca, chupa, y calzones de paño

negro, en nobenta r 0090

Ytt. Un bolante, y chupetín de paño obscuro usado

en sesenta reales 0060

Ytt. Otro bolante, y chupetín de Zarasa en veínte r 0020

Ytt. Una Capa de grana víeja, en Cíento y veínte r. 0120

Ytt. Ottra Capa de paño asul usada, en ciento

Folio 1284

y veinte reales 0120

Ytt. Dos peluquines víejos, en ocho reales 0008

Ytt. Un Sombrero negro redondo, en treínta r 0030

Ytt. Un Sombrero de tres picos viejo, en quince r 0015

Ytt. Ocho camisones usados a veinte reales cada uno ha

cen ciento y sesenta 0160

Ytt. Seís pares de Calzones blancos usados a díez reales ca

da uno, hacen sesenta 0060

Ytt. Quattro Capillos à tres reales cada uno hacen doze 0012

Ytt. Quattro Colbatines à real cada uno, hacen quatro 0004

Ytt. Dos pares de medias de seda blanca, en quarenta

y cínco reales 0045

Ytt. Otros dos pares de medias de seda negras en qua

renta y cinco reales 0045

476

Ytt. Quattro pares de Calzetas à cínco reales cada par

hacen veínte 0020

Ytt. Un Chupettín de tela de oro, en Cíento sesenta y

cínco reales 0165

Folio 1285 r

(…)

Ytt. Dos planchas, A ocho reales cada una hacen

díez y seís 0016

(…9

Ytt. Una Comoda de caoba, con quatro cajones emchapada de

metal en trescientos reales 0300

(…)

Ytt. Un ropero de pino grande, en ciento y veinte r 0120

Ytt. Otro ropero tambien de piño mediano, en nobenta 0090

Folio 1286 r

(…)

Ytt. Un espadín con puño de plata, en ciento y ochenta r 0180

Ytt. Dos Cajas de plata, en cíento y quarenta y cínco r 0145

Ytt. Un par de botones de oro de puños de Camisa

en cinquenta y ocho reales 0058

Ytt. Otr par de botones de plata en ocho reales 0008

Folio 1286 V

Ytt. Una tumbaga de oro, en sesenta r 0060

Ytt. Un par de evillas de plata para Sapatos, en sesen

ta y dos reales 0062

Ytt. Otro par de evíllas de plata de charateras, en

veínte y un reales 0021

Ytt. Otro par de evillas de plata de Colbatín, en quince r 0015

Ytt. Un Rosario engarzado en plata, en veinte r 0020

Ytt. Un baston con puño de plata, en treinta r 0030

DOCUMENTO Nº 62

477

1797, 12, mayo, Sevilla.

AHPSE: P- 729, 489-494.

“Division del Caudal

Vienes y Hazienda y demas

Cosas y Efecttos. que quedaron

por. fin. y muerte de Don Joseph

Francisco Díaz. Vecino y del

Comercío que fue deestta Ciudad

y Adjudicaciones del dho Caudal

Echa

por Su Viuda e Hijos y â

provada de Conformidad. por los

Susodichos. por Escriptura que

Ôttorgaron Ântte.

Luis Martinez Brizierío. ss.

publico. de Sevilla. en 12 de Mayo

del âño de 1797”

Escribano público: Luis Martínez Briceño

Folio 493 v

“Ytt. Por tres mil setecientos cinquenta y

seis rr y diez y siete mr valor de la

ropa del Defunto como consta del aprecio

hecho por Francisco Games, Maestro

de Sastre y Veedor actual de su

Gremio èn esta ciud 30756-17

Funeral, Entierro y Missas.

55 â 141 Por Doce mill, y quatrocientos Quarenta

y quatro reales vellon valor de tres mill Missas

se estipendio quatro reales cada una, inclusos

quatro responsos de Comunidades, y

el Abito para el cuerpo 120444

Folio 494 r

(…)

54 Ytt. Dos mill veinte y ocho reales vn. importe

de los vestidos de doce Pobres 20028

(…)

478

Dha de Dn Joseph Polícarpo Díaz

Ytt. Un vestido de militar de paño de Guadalajara, y la

chupa guarnecida de plata pícado todo de polilla

doscientos, y dies 0210

Ytt. ôtro dho de tercianela negra de chupa y dos pares de

calzones y casaca quatrocientos, y cinquenta 0450

Ytt. Una chupa y calzon de Diablamanfort encarnado

quarenta y cinco reales 0045

Ytt. Una casaca de paño buelta noventa reales 0090

(…)

Folio 563 r

Ropa de color de Dª Luisa María Fernandez

Primeramente Una casaca de laberinto color de perla guarne

cida de ôro doscientos, y quarenta 0240

Ytt Un capotillo de paño de Guadalajara guarnecido

de oro ciento, y cinco rrs 0105

Ytt Un delantar bordado con punta de ôro noventa rrs 0090

Ytt Un guardapies de tafetan doble celeste guarnecido en

plata ciento, y cinquenta 0150

Ytt. Otro dho de terciopelo verde con rivete de ôro

doscientos y dies rrs 0210

Ytt ôtro dho de tela verde bien tratado en novecientos rs 0900

Ytt Un saya negra de Gró de Nap. ciento, y veinte rs 0120

Ytt Ôtra de dho sesenta y cínco 0075

Ytt Ôtra de damasco negra quarenta y cinco 0045

Ytt ôtra de tafetan mediada, ciento, y veynte 0120

Ytt un manto de lustre ôchenta 0080

Dha de Dn Joseph Polícarpo Díaz

Ytt Un vestido de militar de paño de Guadalaxara, y la

chupa guarnecida de plata picado todo de polilla

dozientos, y dies 0210

479

(…)

Ytt. Un vestido de Casaca, chupa, y calzones de terciope

lo negro, en Ciento y Cinquenta r 0150

Ytt. Otro vestido de casaca, chupa, y calzones de tercíopelo

morado, en ciento y veinte r 0120

Ytt. Otro vestido de casaca, chupa, y calzones de paño

color de Naranja, en ciento y treinta y cinco r 0135

Ytt. Otro vestido de casaca, chupa, y calzones de tafetan

devisos viejo, en setenta y cinco r 0075

Ytt. Otro vestido de Casaca, chupa, y calzones de tafetan

color de purpura, en noventa reales 0090

Ytt. Otro vestido tambien de casaca, chupa, y clazones

de tafetan negro, en cien r” 0100

DOCUMENTO Nº 58.

1797, junio, 17. Sevilla.

Carta de dote de Ramona García a Agustín Gutierrez.

AHPSE: P- 12134, 612-619.

Escribano publico Juan Bernardo Morán.

“En el Nombre de Dios Todo Poderoso Amen: Sepase como Yo

Josefa de Soto Muger lexittima de Nicolas Garcia maestro pastelero

vecina desta ciudad de Sevilla, Parroquia de Señor San Ysidoro, detrás

de la Carneceria mayor, como abilittada que estoy para por mi Sola à

causa de la demencia del dicho mi marido padece p. el Sr dn Antonio

Fernandez Soler del Consejo de S. M. su alcalde honorario de la Real Chan

cíllería de la Ciudad de Granada, teniente primero de asistente desta

dicha ciudad por la presencia de don Antonio Manuel de León escribano publico

del numero desta misma ciudad en diez y seis de mayo del año de mil sete

cientos nobenta y cinco, para por mi sola, mediante a la demencia del

dicho mi marido administrar y cuidar de sus bienes, y caudal, y mio, otor

gar escrituras poderes y otros instrumentos ¿ de la dicha abilitacion

consta por un testimonio dado por el dicho son. Publico que hè exibido al

presnete son pco. Y he buelto ¿ y en uso de ello; otorgo a favor de

Agustin Gutierrez mi hijo politico, trattante en taberna vecino desta mis

480

ma ciudad, Parroquia de Nuestro Señor el Salvador, al sittio del Peladero

, natural del valle de Rionanza, el las Montañas de Santander, hijo

lexittimo de Francisco Gutierrez de Zelir, y de Maria de la Barrena

su muger, como marido y conjunta persona que el dicho Agustin Guti

errez es de Ramona Garcia mi hija lexitima, y del dicho Nicolas Garcia

mi marido; y digo que por cuanto la dicha mi hija abra una año poco mas

o menos contraxo Sumatrimonio lexitimo con el referido Agustin

…. El qual dicho matrimonio se hizo de secreto sin que persona

extraña lo entendiese y así se ha mantenido hasta ahora que se ha

dado al publico, por ¿? Motivo no ha abido ocasión de darle al susodicho

por dot y caudal de la referida mi hija la cantidad de caudales que yo tenia

inttencion de darle, y en atención a estar como estáya publico dicho ca

samiento le he ofrecido dar al nominado Agustín Guttierrez por dote

de la relacionada Ramona Garcia su muger, mí hija, y del citado mi ma

rido, veinte y dos mil ochocientos noventa y ocho reales de vn para q los aya

por via de dote de la dicha mi hija, y en quentta, y parte de pago de lo que le

pueda tocar de las lexittimas mia, y del expresado mi marido, una cantidad

se la habia de dar en vienes muebles menage de Casa, vestidos, ropa blan

ca y de color, y en distinatas a lajas de oro, y plata, adornos mugeriles y otras

cosas, y en cumplimiento de la dicha promesa hago entrego de todo ello

al precittado Agustín Guttierrez apreciado todo ello en su justo balor por

personas inteligentes para cada clase de cosa la suya, las quales por menor y por

expresión de sus valores son en las forma, y manera Siguiente-

Primeramente una cama de madera dada de maque co R.s de vn

lor de chocolate dorada de fino en trescientos cinquen

ta y dos reales y diez y siette maravedís 0352. 17

Ytt. Dos colchones Cameros con lienzo de ¿? con quattro

arrobas y media de lana, todo nuevo, en ochocientos

y diez reales 0810

Ytt. Quattro Almohadas con Su Lana, y si lienzo nuevas

todas en Settenta y Seis reales 0076

Ytt. Seys fundas de Almohadas de bretaña contrahecha

en Quarentta y cinco reales 0045

Ytt. Otras dos fundas de Almohadas de murselina bordada nuevas am

bas en treinta reale 0030

Ytt. Otras dos fundas de Almohadas de estopilla en treintar 0030

Ytt. Otras dos fundas de crea ancha ambas en quince 0015

Ytt. otras dos fundas de tafettan encarnadino en cuarenta y cinco reales 0045

Ytt. Una colcha de Sarasa de tronco nueba en trescientos y

settenta reales 0360

Ytt. Un colcha de sarasa alistada con faralaes de tafetan

celeste, en doscientos y settenta reales 0270

481

Ytt. Otra colcha de Indianilla ordinaria en treinta 0030

Ytt. Un Cobertor blanco en setenta y siete rs y medio 0067.12

Ytt. Dos sabanas cameras de lienzo de olanda, con faralaes

de murcelina bordada en cuatrocientos y cinco r 0405

Ytt. Quattro sabanas de bramante florette las dos con en

cajes, y las otras dos con faralaes de murcelina listada

todas en cuatrocientos noventa y cinco reales 0495

Ytt. Otras dos sabanas de lienzo regalado con encages en

ciento sesentta y cinco reales 0165

Ytt. Otras quatro sabanas de lienzo redondo con encages

en Doscientos Sesentt y quatro reales 0264

Ytt. Una papelera de cedro, en trescientos setenta y cinco 0375

Ytt. Una Lamina de Nuestra Señora de la Asumpcion

maqueada con su penacho ¿’ en doscientos

settenta reales 0270

Ytt. Otra lamina de Nuestra Señora con su ¿? rescatado con

su cristal y su penacho dorado en ciento y sesenta y cinco r 0165

Ytt. Otra lamina mas pequeña de la Pastora con su cris

tal, y penachodorado, en sesenta reales 0060

Ytt. Dos Espejos con sus lunas de cristal de â quartta do

rados sin penacho, en ciento cincuenta reales 0150

Ytt. Seys cornucopias con sus lunas de cristal, doradas y

penachos, en ciento cuarenta y cuatro 144

Ytt.Una belonera maqueada ydorada, en treinta r 0030

Ytt. Una dozena de sillas color obscuro, media alta y me

dia baja, en ciento treinta y dos reales. 0132

Ytt. Una Estera fina de junco de medio estrado de diferen

tes colores, en veinte reales 0020

Ytt. Dos Corttinas de murcelina, con farales de lo mismo

en doscientos y settenta reales 270

Ytt. Una copa de cobre de pie de cobre, y Su badila de metal,

en ciento y cinquenta reales 0150

Yt.un belon de mettal con su pantalla, y espabiladeras

482

en ochenta y cuatro reales 0084

Ytt. Tres bateas obscuras con ramos de diferentes co

lores, en sesentta reales 0060

Ytt. Una basquiña de terciopelo negro de Seda nueva

en seiscientos sesenta reales 0660

Ytt. Otra basquiña a ¿?seda?? flecos de à quarta

nueva, en quinientos diez 0510

Ytt. Un par denaguas de murcelina bordada, con faralaes

de lo mismo nuevas y encaxes en trescientos settenta y

cinco reales 0375

Ytt. Otro par desaguas de murcelina listada, con faralaes de

lo mismo nuevas en noventa reales . 0090

Ytt. Tres camisas de bretaña con mangas de Estopilla nue

vas, todas en ciento ochenta reales 0180

Ytt. Siette camisas de lienzo gallego entre fino, con man

gas de brettaña lexitima todas nuevas en trescientos

y quince reales 0315

Ytt. Otras dos camisas de crea angosta con mangas de brettañ

lexittima nuevas en noventa reales 090

Ytt. Diez pares denaguas blancas intteríores de lienzo re

galado con fluecos y una con faralaes, nuevas, todas en

quattrocientos reales 0400

Ytt. Otro par denaguas blancas interiores de lienzo, con em

baleínado nuevas en quarenta reales 0040

Ytt. Otro par desaguas de crea angosta con fleco nuevas

en quarenta reales 0040

Ytt. Un monillo de paño de seda celeste, con guarniciones

y alamares de plata fina y nueva en doscienttos u se

ttenta reales 0270

Ytt. Un Guardapies de paño de seda celeste con franga de

plata en ochocientos reales 0800

Ytt. Un par de enaguas de colonia blanca con faralaes

de murcelina nuevas en ciento y cincuenta 0150

Ytt. Una mantilla de murcelina bordada con ramos

nueva, en doscientos y veinte y cinco 0225

483

Ytt. Un par denaguas de media sarasa á ramitos, con

faralaes de murcelina nuevas en ciento veinte r 0120

Ytt. Otro para denaguas de Indianilla con faralaes de

murcelina nuevas en noventa reales 0090

Ytt. Otro par de naguas de media saraza sobrenegro, con

sinttas celeste por abajo nuevas en ciento sesenta y cinco 0165

Ytt. Un Sagalefo de lienzo listado, en sesenta r 0060

Ytt. Otro par de naguas de media Sarasa listada con

faralaes de murcelina, en nobenta reales 0090

Ytt. Dos pares de medias de seda en settenta 0070

Ytt. otro par de medias de Algodón listtada nuevas en

treintta y dos reales 0032

Ytt. Otros cuatro pares de medias de Algodón lisas nuevas

todas en settenta reales 0070

Ytt. Quattro pares de calzetas en cuarenta reales 0040

Ytt. Siette pares de Sapatos de distintos generos nuebos, to

dos en ciento cuarenta reales 0140

Ytt. Otro par de naguas de murcelina con faralaes de lo

mismo en doscientos cincuenta reales 0250

Ytt. Tres pañuelos de murcelina con listas en sesenta r 0060

Ytt. Otro tambien de mur celina en veintte reales 0020

Ytt. Otros seis pañuelos de lienzo con listtas encarnada

nuevos, todos en sesenta reales 0060

Ytt. Vara y q uarta de sarasa, en settenta y cinco 0075

Ytt. Dos varas de genero de estambre, y Seda de colores, en

cínquenta y dos reales 0052

Ytt. Vara y media de Sarasa listada, en q uarenta y cinco 0045

Ytt. Dos varas menos q uartta de mu rcelina con lístas

de colores, en settenta y tres reales 0063

Ytt. Dos varas y media de colonia labrada, y listada en

treinta reales 0030

484

Ytt. Vara y media de sarasa con ramos en quarta y cinco .. 0045

Ytt. Un pañuelo de seda encarnado con listas verde y ne

gra, en treintta y Seis reales 0036

Ytt. Otros dos pañuelos de murcelina uno con guardilla

celeste, y otro con ramos en ochenta y quattro r 0084

Ytt. Otro pañuelo de murcelina ordinaria con ladrillittos

encarnados, y guardilla en trece reales 0013

Ytt. Otro pañuelo de lienzo con listas encarnada en doze 0012

Ytt. Otro pañuelo de murcelina bordado y encage à el

reedor, en ciento q uarenta y cinco reales 0145

Ytt. Otro pañuelo de murcelina, con encage al rededor en

setenta y cinco reales 0075

Ytt. Cinco abanícos de distintas clase, todos en ciento y

quince reales 0115

Ytt. Otro abanico, en veintte y q uatro reales 0024

Ytt. Otro abanico ordinario, en trece reales 0013

Ytt. Un monillo de piel de Diablo verde con Cadenetta y ala

mares de oro, en ciento cin quenta reales 0150

Ytt. Otro monillo de paño de seda negro con alamares, y cade

neta negro, en ciento treinta y cinco reales 0135

Ytt. Otro monillo de tela de plata con cadenetta, y alama

res de platta fina, en doscientos y cinco r 0225

Ytt. Otro monillo de Algodón de seda con cadenetta, y alama

res del mismo color, en noventa reales 0090

Ytt. Una Saya de paño de Seda y flecos de terciopelo cortado

en Quattrocintos y cin quenta reales 0450

Ytt. Un Guardapies de colonia de seda con faralaes de ojo de rey ¿’ con

puntilla de platta, en doscientos y q uarenta 0240

Ytt. Un bestido enttero de Sarasa con faralaes de Murcelina

en trescientos y sesentta reales 0360

Ytt. Un par de naguas de estambre, y algodón con lístas, y

farala de mur celina en noventa reales 0090

485

Ytt. Otro par de naguas de colonia listada con farala de

murcelina, en ciento y veintte reales 0120

Ytt. Otro par de naguas de sarasa con farala listtado en

nobentta reales 0090

Ytt. Otro par de naguas de media sarasa listada con flue

cos de hilo, en sesentta reales 0060

Ytt. Otro par de naguas de sarasa con farala de murceli

na en ciento veintte reales 0120

Ytt. Otra saya de franela ancha con fluecos y sinta, en

doscientos y q uarentta reales 0240

Ytt. Tres mantillas de sarga de seda negra con blondas

todas en un mil y cinquenta reales 10050

Ytt. Otro monillo de colonia listada en sesenta 0060

Ytt. Otro monillo de media sarasa en sesenta r 0060..

Ytt. Un par de naguas de bayeta super fina color de ¿? en

ochentta reales 0080

Ytt. Otro par denaguas de Indiana usada, en cinquenta rs 0050

Ytt. Otro par denaguas de murcelina con farala de lo mis

mo en cien reales 0100

Ytt. Otro par denaguas de mur celina a quadrittos, con fa

rala de lo mismo, en noventareales 0090

Ytt. Otro par de neguas de murcelina con farala usadas

en sesentta reales 0060

Ytt. Quattro mantillas de murcelina todas en trescien

tos reales 0300

Ytt. Un monillo de terciopelo liso, en sesentta reales 0060

Ytt. Otro monillo de seda encarnadino con alamares y

flecos de platta en cien reales 0100

Ytt. Otro monillo de liso de seda, con galon, y alamares

de platta en ciento veinte reales 0120

Ytt. Otro monillo de raso liso celeste en sesentta r. 0060

Ytt. Otro monillo de colonia de seda encarnadino, con

486

guarnicion de lo mismo, y platta encinquenta 0050

Ytt. Otro monillo de murcelina con guarnícíon negra

en cinquentta reales 0050

Ytt. Dos monillos de Yndiana en cinquenta r 0050

Ytt. Un bestido de camino de seda verde con guarnicion

en platta, en Quarenta y cinco reales 0045

Ytt. Otro de media Sarasa en veintte reales 0020

Ytt. Dos rodap íes de lama de media Sarasa en sesentta 0060

Ytt. Nueve pañuelos de diferentes lienzos, todos en dos

cientos y veinte y cinco reales 0225

Ytt. Una manteleta de mur celina clarín en setenta r 0070

Ytt. Q uattro pañoletas bordadas, en cuarenta reales 0040

Ytt. Dos tablas de manteles, Seis Servilletas y dos ta

allas, todo en ochenta reales 0080

Ytt. Dos Delanttares de mur celina uno listado, y otro

liso con faralaes, en settenta y cinco reales 0075

Ytt. Un pañuelo de gasa, en treinta reales 0030

Ytt. Un delantar de tafettan con farala de gaz,a en

veintte y ocho reales 0028

Ytt. Otro Delanttar de mur celina con farala de lo

mismo usado en diez reales 0010

Ytt. Un Sagalefo de lienzo del Imperio color celeste, en

cinquentta y cinco reales 0055

Ytt. Una toquilla bordada, con farala de murcelina

clarin en treintta reales 0030

Ytt. Una cadena de oro con ¿?

en Settecientos y cin quenta reales 0750

Ytt. Un Collar de oro y Diamantes en Settecientos y cinquen

tta reales 0750

Ytt. Unas Gargantillas de oro, en Doscientos reales 0200

Ytt. Un par de Sarcillos de tres pendientes de oro,y diaman

487

tes, en Settecientos ycincuenta reales 0750

Ytt. Otro par de Sarcillos de tres cuerpos de oro, y Diaman

tes en trescientos y Sesenta reales 0360

Ytt. Otro par de sarcillos chicos de dos cuerpos de oro, y Diaman

tes, en ciento y veinte reales 0120

Ytt. Otro par de Sarcillos de piedras de Francia de tres pen

dientes en ciento y ochenta reales 0180

Ytt. Otro par de Sarcillos de plata Sobre dorada de tres

pendientes adiamantados, en ochenta y q uatro r 0084

Ytt. Otro par de Sarcillos de plata Sobre dorada calados

en quarenta y cinco treales 0045

Ytt. Tres Sintillos de oro, y Diamantes unos mayores

que otros, todos en q uatrocientos y veinte r 0420

Ytt. Un Rosario de oro de mano con Su Cruz grande de

lo mismo, en setecientos y cincuenta r 0750

Ytt. Otro Rosario de platta sobre dorada en ochenta

y dos reales 0082

Ytt. Otro rosario de Azabache engarzado en platta, con meda

llas de lo mismo, en doscientos reales 0200

Ytt. Otro Rosario de Jerusalem con casquillos y medallas de

platta, en ciento y veinte reales 0120

Ytt. Otro Rosario menudo para el cuello de oro, en doscientos

y Sesenta reales 0260

Ytt. Seys cucharas, y Seys tenedores de platta, en Seyscientos

y sesenta reales 0660

Ytt. Un par de ebillas de platta en ochenta r 0080

220898

De cuyos vestidos ropa blanca y de color, muebles adornos, alajas de

oro, y platta y demas referido ¿? Los mencionados vein

te y dos mil ochocientos noventa y ocho reales de vellon hago entre

go y adjudicación al nominado Agustin gutierrez por dote de

ñla expreadad Ramona Garcia mi hija y del enunciado Nicolas

García mi marido, por mi y como tal abilitado a causa de la

demencia que el Susodicho padece todo de mi propio caudal, y del

nominado mi marido, de por mittad, paraque los haya, y tenga

en cuenta partte de pago de lo que a la dicha mi hija pueda

488

tocarle por fallecimientto de cada uno de los dos, apreciado todo

ello en los aprecios referidos ¿’ de

todo lo que dicho y obligo mis vienes y rentas abidos y por haber- Eyo

el dicho Agustin Gutierrez que ¿? Habieno oydo y enten

dido esta escrittura otorgo que la acepto como en ella se contiene, y

recibo de la referida Josefa de Soto por Si, y como habilitada por la

Real Justicia desta Ciudad a causa de la demencia del nominado

Nicolás García Su marido mis padres políticos, por dote de la men

cionada Ramona García mi muger, hija de los susodichos, los re

feridos veintte y dos mil ochocientos noventa y ocho reales de vellon

en el valor de los dichos vestidos, ropa blanca, y de color, muebles, ala

jas de oro y plata y demas que queda referido para que lo haya

en quenta de lo que le pueda tocar à la mencionada mi muger

por muertte de los dichos sus padres de por mittad, apreciado todo

ello es su justo balor como queda explicado por persona Ynteli

genttes de mi consentimiento, y todo ello lo recibo de la prenotada

Josefa de Soto mi madre politica por dote de la expresada mi muger

su hija ahora de presente realmente, y con efectto en presencia del

presente escribano publico, y testigos desta Cartta de cuyo entrego, yo

recibo Yo Juan Bernardo Moran Ess co del Rey Nuestro Señor en to

dos Sus Reinos y Señorios publico del numero desta ciudad, doy

fee porque se hizo, y pasó en mi presencia, y de los dichos testigos, y

todo ello quedo en poder del cittado Agustín Gutierrez, de que yo el

Susodichome doy p. entregado a mi boluntad, y de todos los dichos

veintte y dos mil ochocientos noventa y ocho reales de vellon otorgo

carta de dote á favor de la referida Ramona García mi muger á

la qual prometo y mando en arras proter numpcias, y en pura, y

falza donacion, y por ser entonces doncella, quattrocientos ducados de ve

llon los q uales aunque por ahora no tiene cabimento en la decima parte

de los vienes q. al presente tengo se los prometo y mando de los demas que en

adelante tubiere y adquiriese, y quiero, y consiento que ambas porciones

de dote, y arras la dicha Ramona García mi muger los haya y tenga

sobre mis bienes, y hacienda que tengo y tubiere que para este efecto se

los obligo, è hipoteco, y doy en empeño, y por nombre de empeño con tal

cargo, y grabamen que Siempre, y cada, y quando que nuestro matrimonio

fuese disuelto, o separado por muertte ò en vida p. qual quiera de los ca

sos q. el derecho permitte ningun mi hijo, ni hija, pariente, ni heredero

acreedor, ni otra persona puedan entrar, ni tomar partir ni aparttar

cosa alguna de mis vienes, ní desapoderar dellos á la dicha mi muger as

ta tanto que primero y ante todas cosas sea pagada desta dicha Su dote

y arras, y si la susodicha falleciere antes que yo consiento, y tengo à bi

en en que los pueda dejar y mandar a sus hijos, parientes, y herederos,

y ña las demas personas que quisiere á los quales , y á quien confor

me á derecho pertteneciere Su herencia me obligo á Su paga, y restitucion

que lo tal subceda sin aguardar al termino del derecho, ni

de otro plazo alguno cuio beneficio ¿’ Y á la ¿’ paga y cumplimiento de

lo que dicho y obligo mi persona y vienes abidos, y p. haver. Y ambos otorgantes damos

poder a Justt. De S.M para que nos apremien a lo aquí contenido p. todo ¿???pasada en cosa

juzgada y ren las Leyes y derechos de

nuestro favor, y la q. defiende la gral renuncia ¿’ Yo la dha Jpha de Soto ren el

489

aux, y leyes del Emperador Justiniano, y Veleyano, y demás del favor delas

mugeres de cuio efecto me apercibio el presente son. Pco en ‘ y por ser casada juro y prometo

p Dios, y a una cruz que hago con mi mano en presencia del dho

yo el ss.no p.co adbertí a los otorg.tes tomasen razon desta ¿’ en el of del cabildo desta ciud.

Como esta mandado p S. M en Su Rl. Pragm ca. Del termino y bajo vela penas que en ella se

incluio, y les previne q ¿’ tmada en la q. dellas se diere la

quisieren ¿ ante mi para anotarlo en este texto lo podrían hacer e nos los susodichos nos

damos por entendido de ello. Fha la carta en Sevilla estando en la casa de la dha Josefa de

Soto en diez y siette dias del mes de Junio de mil setecientos noventa y siete a. y de los otorg.

Lo firmo el dicho Ag. Gutierrez y para la dha Josefa que dijo no saber a su ruego lo hizo un

testigo en este ¿ y me ¿ `por testigos de su conocimiento que juraron en forma de ser los ¿ y se

llaman como se han nombrado a dn juan de Ojeda fendz de su mag desta ciudad y a Francisco

Arjona tratant en el Matadero vez o dellas en las casillas de pedrosoque así se nombrò testigos

de los otorgam Juan Nep, Cordero vez o Della-“

Juan Bernardo Moran

Escribano publico

Agustin Gutierrez

Juan de Ojeda Fernandez

Juan Nepomuceno Cordero

DOCUMENTO Nº 64

Inventario capital de doña Josefa García Aruncibay viuda de Don Andrés Alcalá, con

motivo de su matrimonio con Don José Carmona y Mata.

1799, febrero, 26. Sevilla

AHPSE: P- 788, 174-181.

Escribano público: José Rodríguez de Quesada y Trujillo

Folio 175 r

(…)

“Ropa de bestir

(…)

Ytt. Casaca de lila verde, en cien rr 0100

Ytt. Casaca y chupín de tercianela ser

vido en quarenta r 0040

Ytt. Casaca y chupín de tafetan de China

en doscientos y quarenta 0240

Ytt. Casaca, Chupín y Calzones de Paño

490

de seda endoscientos cinquenta y cinco rr 0255

Ytt. Casaca y Chupín de Panaverde ra

llado en ciento y sesenta r 0160

Ytt. Casaca, Chupín y Calzones de Paño

negro en trescientos rr 0300

Ytt. Casaca Chupín y Calzones de Doble

negro en sesenta r 0060

Ytt. Casaca, Chupín y Calzones de fel

pa, en quinientos rr 0500

(…)

Folio 175 v

Ytt. Calzones largos de Paño matado en

treinta rr 0030

Ytt. Chaqueta de Bayeton y chaleco en

cinquenta rr 0050

(…)

Ytt. Calzones de Piel de diablo negros

en setenta y cinco rr 0075

Ytt. Otros ydm. de Paño de seda enqua

renta y cinco rrs 0045

Ytt. Chupín bordado blanco, en cien rr 0100

Ytt. Capa de Paño berdoso con buel

ta morada en doscientos y setenta r 0270

(…)

Ytt. quatro Camisas de tiradizo, en cien

to y sesenta r 0160

(…)

Folio 176 v

Ytt. Turca de doble negro en cien r 0100

(…)

Ytt. Manteleta de raso encarnado

conpieles, en ciento vte y seis rs 0126

Ytt. otra ydm de murcelineta, en

sesentars 0060

491

Ytt. mantilla negra de grano de trigo

sin blondas en quarenta rr 0040

(…)

Folio 177 r

Ytt. otra ydm con blondas francesas en

doscientos ynobentars 0290

Ytt. dos de franela una con blonda en cien

to y sesentars 0160

Ytt. Jugon de Murselina, en veinte y cinco 0025

Ytt. Mantilla de Morselina, en sesenta

reales 0060

Ytt. Un Zagalejo pajizo en diez y ocho r 0018

Ytt. Monillo de roe en ochors 0008

Ytt. La frontalera, en treinta rs 0030

Ytt. Una cotilla berde, en treintars 0030

Ytt. Un peinador, en quarentar 0040

Ytt. dos pares de naguas blancas en qua

rentars 0040

(…)

Ytt. dos ydm con arandelas, en ochenta r 0080

Ytt. Seis camisas de muger, en seis ctos r 0600

Ytt. quatro pares de faltriqueras, en

sesenta Reales 0060

Ytt. tres Bañadores de tiradizo, en no

bentars 0090

(…)

Ytt. Tirasoles encarnados en vte y cinco r 0025

(…)

Ytt. Tirasoles de Morsolina, en quincers 0015

(…)

Folio 177 v

Ytt. Guardapie y monillo de morsolina

negra entreinta rrs 0030

492

Ytt. Espaldar de Yndiana, en quince r 0015

Ytt. tres talegas de lienzo, en vte y quatro r 0024

Ytt. Naguas blancas de Alforza en vein

te y cinco r 0025

Ytt. La polaca negra, en diez rrs 0010

(…)

Ytt. quatro pañuelos de faltriqueras, en

ochenta rs 0080

(…)”

DOCUMENTO Nº 65

1800, enero, 2. Sevilla.

Carta de dote de Mariana Suarez a favor de Manuel García.

Escribano publico: Juan Bernardo Morán.

AHPSE: P-12137, 2-5.

Folio 3 r

“Ytt. Seys pañuelos blancos para faltriquera todos en sesenta r

Ytt. Tres pares de faltriqueras, en quince r.

Ytt. Un pañuelo bordado para el cuello en cinquenta r. 0050

Ytt. Otro pañuelo pintado en veinte y cinco reales 0025

Ytt. Otros dos pañuelos uno de seda encarnado, y el otro verde

ambos en cinquenta reales 0050

Ytt. Tres pañuelos de linon en sesenta y ocho r. 0068

Ytt. Otro pañuelo de guardilla blanco en vte. y quatro r. 0024

Ytt. Otros quatro pañuelos de linon usados en quarenta y ocho r 0048

Ytt. Una toquilla bordada, en quince reales 0015

Ytt. Una mantilla de murcelina con puntas en quarenta

y cinco reales de vellon 0045

Ytt. Una mantilla de seda con blondas en ciento y cinquenta r 0150

493

Ytt. Otra de tafetan de francia en trescientos y veinte 0320

Ytt. Una Saya de paño de seda con fleque, en trescientos r 0300

Ytt. Un abanico de marfil, en treinta reales 0030

Ytt. Otros quatro de distintas clases, en quarenta r. 0040

ytt. Un rosario de azabache, en veinte reales 0020

Ytt. Otro rosario pintado en veinte reales 0020

Ytt. Otros tres engarzados en plata, en ciento y veinte r. 0120

Ytt. Una Capa de algodón para muger en cinquenta r 0050

Ytt. Una Cadena de plata sobredorada, en nobenta r. 0090

V

(…)

Ytt. Dos corttinas de murcelina, con sus senefas, en

ciento y cinquenta reales 0150

Ytt. Dos tablas de manteles, en ciento y cinquenta r 0150

Ytt. Quatro servilletas en sesenta reales 0060

Ytt. Tres toallas, en sesenta reales 0060

Ytt. Quatro pares de zapatos en quarenta r. 0040

Ytt. Quatro pares de calzetas en veinte reales 0020

Ytt. Dos pares de medias de Algodón, en veinte r 0120

Ytt. Otros dos de seda en cinquenta reales 0050

(…)

Ytt. Una sarteneja, badil y rueda en cinquenta r 0050

(…)

Ytt. Una Sangradera en treinta reales 0030

(…)

Ytt. Media dozena de vasos de cristal, en diez y seys r 0016

Ytt. Una jarra de cristal grande en doze reales 0012

Ytt. Una parmattoria en ocho reales 0008

494

Folio 4 r

(…)

Ytt. Una cama de bancos y tablas con su cartton dado de

maque en ciento y cinquenta reales 0150

(…)

DOCUMENTO Nº 66

Recibo de dote de José de Reina a Teresa Becerra.

1800, mayo, 17. Sevilla.

AHPSE: P-1910, 334-336.

Escribano público: Manuel Rodríguez de Quesada.

“(…)

Ropa y Alhaxas que se entregan

por cuenta de ambas lexìtimas

Prim.te Una Saya de Paño de seda con un Enrrejado, en Rs Vn.

seiscientos rrs. de vn 0600

Ytt. otra de Sarga de Seda con Gasa en Cien rr. vn 0100

Ytt. otra de Paño de seda con sintas y flecos angostos

en trescientos reales vellon

Ytt. otra de Moe en ciento treinta y cinco rs 0135

Ytt. otra de Sarga negra con flecos en noventa r 0090

Ytt. Un Guardapies de Moè con faralá Encarnadino

en setènta y cinco reales 0075

Folio 334V

Ytt. otro listado Encarnàdo y blanco en ciento y vte rs vn 0120

Ytt. Una Mantilla de Bayèta moteada con sinta

en sessenta reales vellon 0060

(…)

Ytt. otro Monillo de tercio pelo de Verano Guarnesido de

Espiguetilla, con dies y seis Botones de plata en dos.tos y cinq.ta 0250

Ytt. unas Enaguas de Gaza con Lantejuela y Mantilla

en cinquenta reales vellon 0050

Ytt. un Monillo Celeste de seda Guarnecido con Espigue

tilla, Lantejuela, y Botones de hilillo en sessenta rs 0060

495

(…)

Ytt. otro de Canuton berde limon de Es

piguetilla en quarenta y cinco rs 0045

Ytt. otro de Puerto Maon en veinte rrs 0020

Ytt. Unas Enaguas de Morselina listada con farala

en noventa reales vellon 0090

Ytt. otro par de Morselina bordada con farala

en Noventa rrs vellon 0090

(…)

Ytt. Una Mantilla de Sarga de Seda con Sinta, y blon

das en cinquenta reales vellon 0050

Ytt. otra de franela negra con Sinta de Paño de

Seda en sessenta reales de vellon 0060

Ytt. otra de Seda negra con Medias lunas, y puntas

en noventa reales vellon 0090

Ytt. otra de Morselina blanca nueba en quarenta r

0040

496

ÍNDICE DE RETRATOS

497

-Anónimo. Bodegón con negro. Último cuarto siglo XVII. Colección particular. Sevilla.

-Anónimo. Bodegón con negra. Último cuarto siglo XVII. Colección particular. Sevilla.

-Anónimo. Retrato de dama. Principios siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla

-Anónimo. Retrato del marqués de Selva Alegre y sus hijos. Hacia 1750. Colección particular.

-Anónimo. María Rosa Rafaela Larrea y Santa Coloma, y sus hijos. Hacia 1750 Colección

particular.

-Anónimo. Don Antonio del Carmen de Castilla y Páez Cansino, marqués de la Granja.

Hacia 1750.Colección particular. Sevilla.

-Anónimo. Don Juan María de Castilla y Valenzuela, marqués de la Granja. Hacia 1770.

Colección particular. Sevilla.

- Anónimo. Joven noble vestido de alabardero. Mediados del siglo XVIII. Colección

particular. Sevilla.

-Anónimo. Francisco de Paula Bucarelli Ursúa. Hacia 1775. Condes de Santa Coloma.

Sevilla.

-Anónimo. Antonio María Bucarelli, virrey de México. Hacia 1775. Condes de Santa Coloma.

Sevilla.

-Anónimo. Retrato de dama. Mediados siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla

-Anónimo. Retrato de dama. Mediados siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla

-Anónimo. Retrato de caballero. Mediados siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla

-Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1750. Colección particular. Sevilla.

-Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1790. Palacio de Lebrija. Sevilla

498

-Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1780-1790. Palacio de Lebrija. Sevilla

-Anónimo. Retrato de dama .Hacia 1790 .Palacio de Lebrija. Sevilla

-Anónimo. Retrato de Manuel Pérez Martínez. Hacia 1750. Palacio de Lebrija. Sevilla.

-Anónimo. Retrato de Francisco Manjón. 1777. Palacio de Lebrija. Sevilla.

-Anónimo. Retrato de caballero. Hacia 1790. Palacio de Lebrija. Sevilla.

-Anónimo. Retrato de caballero. Último cuarto del siglo XVIII. Colección particular. Sevilla.

-Anónimo. Retrato de joven caballero. Finales siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla

-Anónimo. Retrato de joven caballero. Finales siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla.

-Anónimo. Retrato de dama con lazo de la Orden de María Luisa. Hacia 1795. Colección

particular.

-Anónimo. Retrato de dama vestida de maja. Finales del siglo XVIII. Condes de Santa

Coloma. Sevilla.

-Anónimo. Don Juan Nieto, marqués de Monsalud. Finales siglo XVIII. Marquesa de

Monsalud. Sevilla.

499

GLOSARIO DE TÉRMINOS

500

ABANILLO: Abanico pequeño. Guarnición de encaje que se ponía a los cuellos, puntas de

encaje.

ADARME: Medida equivalente a tres tomines.

ADEREZO: Conjunto de joyas con diseño unitario, suele estar formado por pendientes, collar,

broche, pulsera, lazo, cadena con cruz y rosario. También se refiere a conjuntos de ropa

blanca o encajes.

AFELPADO: Parecido a la felpa por tener pelo o pelusilla.

AGUACATE: Esmeralda en forma de perilla.

AGUADUCHO: Armario.

AGNUS: Tipo de joya de forma ovalada o redonda y dos caras de cera, para embutir en

relicario. El nombre le viene por la imagen en su cara principal del cordero místico “sentado o

pasante, sobre el libro de los siete sellos, y portando en sus patas delanteras una banderola

rematada en cruz, detalle que en algunos documentos del siglo XV y XVI se conoce esta

iconografía como “la veleta”. Debajo van las iniciales más el número en romanos del

pontífice emisor y del año del pontificado. Como guarnición, labores de filigrana de picos o

apanalados, o simplemente lisa con guarnición de perlas y corales.

ALAMARES: Presillas.

ALBAYALDE: Carbonato básico del plomo, sólido y de color blanco se utilizaba como

maquillaje.

ALEPÍN: Tela muy fina de lana.

ALMENDRAS: Tipo de colgante con forma de almendra.

ALMILLA: Especie de jubón, con mangas o sin ellas, ajustado al cuerpo y utilizado como

defensa del frío.

AMUE: Moaré.

ANA: Antigua medida de longitud que equivalía aproximadamente a un metro. Para

Covarrubias es la medida que va del codo a la mano.

ANAFALLA: Tela de algodón o seda.

ANASCOTE: Voz castellanizada de la antigua ciudad flamenca de Honschoote. Tela delgada

de lana, asargada por ambos lados, usada para sus hábitos varias órdenes religiosas. Tela de

seda, parecida a la sarga.

ANGARINA: Hongarina.

ARMADOR: Prenda de ropa interior masculina, se llama así porque “armaba” el talle.

501

ARMILLAS ó ALMILLAS: Pieza de ropa interior tanto para hombre como para mujeres.

AYRON: Penacho de plumas negras con que la mujer adornaba sus tocados, también se hacía

en piedras preciosas.

AVANTAL: Delantal.

AZAFATE: Canastillo, bandeja o fuente con borde de poca altura, tejidos de mimbres o

hechos de paja, oro, plata, latón, loza u otras materias

BADANA: Piel curtida y fina de carnero u oveja.

BARRAGÁN: Género de tela hilada sutilmente y hecho de lana de diferentes colores: su

ancho poco menos de vara. Impermeable.

BASQUIÑA: Falda.

BATA: Tipo de vestido femenino de moda a mediados del siglo XVIII. Su semejanza con la

prenda usada para estar por casa hizo que en España se le llamara así.

BAYETA: Paño de lana muy fino.

BAYETÓN: Tela de lana con mucho pelo, que se usaba para abrigos.

BEATILLA: Tela de hilo, delgada y clara. Covarrubias dice que se llama así porque lo usaban

las beatas en sus tocas.

BECERRILLO: Piel de becerro curtida.

BEJUQUILLO: Cadena de oro fabricada en China, con que se adornaban el cuello las

mujeres.

BERNEGAL: Joya-utensilio, lo llevaban atado hombres y mujeres, es un vaso o una taza

normalmente de plata.

BIRICÚ: Cinto del que penden dos correas unidas por la parte inferior, en que se engancha el

espadín, el sable.

BLONDA: Tipo de encaje.

BORCEGUÍES: Botas apretadas que usaban los españoles en el siglo XVII.

BOTONADURA: Conjunto de botones con diseño unitario.

BRETAÑA: Tela de hilo que se fabricaba en la provincia francesa de Bretaña, de donde tomó

el nombre. Había dos tipos: angosta y ancha.

BRIAL: Falda interior.

BRISCADO: Labor realizada con hilos de oro o plata rizados o retorcidos.

502

BROCADO: Tela de seda entretejida con oro o plata, de modo que el metal forme en la cara

superior flores o dibujos briscados

BROCAMANTÓN: Joya grande de oro y piedras preciosas, a manera de broche, que llevaban

las mujeres en el pecho.

BROCATEL: Tejido de cáñamo y seda a modo de damasco.

BOCADILLO: Lienzo delgado y poco fino.

BORLÓN: Tela de lino y algodón sembrada de borlitas, semejante a la cotonía.

BUFETE: Mesa.

BURATO: Tejido de lana o seda que servía para alivio de lutos en verano y para manteos.

CABRIOLÉ: Prenda femenina, capa hasta las rodillas con aberturas para sacar los brazos. En

Francia se denominaba “pelisse”.

CABRITILLA: Piel curtida de cualquier animal pequeño.

CALICÓ: Tela delgada de algodón.

CALIMANCO: Lana delgada y angosta que tiene un torcidillo como jerga.

CALZÓN: Pantalón masculino de moda en el siglo XVIII. Era ajustado e iba de cintura a

debajo de las rodillas.

CAMELLÓN: Tipo de tejido realizado a base de lana de camello.

CAMISA: En España se denominó así al vestido femenino neoclásico, se trataba de un traje

entero, con manga corta y talle bajo el pecho.

CAMPECHE: Palo de Brasil.

CANDONGAS: Pendientes.

CAÑAMAZO: Tela tosca de cáñamo.

CAPULLO: Tela basta hecha de seda de capullos.

CARRO DE ORO: Tejido de lana de procedencia flamenca.

CASACA: Chaqueta masculina, típica del siglo XVIII. Abierta por delante, cuajada de

botones, con mangas con vueltas, llegaba hasta las rodillas.

CASTELLANO: El equivalente a ocho tomines.

CASTOR: Paño o fieltro hecho con pelo de castor.

503

CINTILLO: Adorno del sombrero. Sortija pequeña de oro o plata, guarnecida de piedras

preciosas.

CLARÍN: Tela de hilo muy delgado y clara.

COBERTOR: Colcha.

COBIJA: Toquilla.

COLETA: Tejido empleado para forros.

COLETO: Prenda masculina española de moda en el siglo XVII. Se usaba encima del jubón

con mangas. El coleto normalmente no tenía mangas ni solapas.

COLINA: Pequeña cola del vestido.

COLONIA: Cinta de seda de tres dedos o más de ancho. Tal vez se llamó así por proceder las

primeras de dicha calidad de la ciudad de Colonia.

CORBATA: Lazo al cuello que llevaban los hombres y mujeres. Tipo de joya.

CORDOBÁN: Piel curtida de macho cabrío o de cabra.

CORTE: Cantidad de tela necesaria para confeccionar una prenda.

CORDONCILLO: Cada una de las rayas estrechas y abultadas que forma el tejido de algunas

telas como el rizo o la tercianela.

COTILLA: Corpiño con ballenas.

COTONÍA: Tela blanca de algodón labrada comúnmente de cordoncillo.

CREA: Lienzo entrefino muy usado en camisas, sábanas y forros.

CRISTAL: Tela de lana muy delgada con algo de brillo.

CUCHILLEJO: Guarnición normalmente de metales muy usada en almohadas de estrado,

colchas y cortinas de cama.

CUTÍ: Tela de lienzo rayado o con otros dibujos.

CHAMBERGA: Casaca ancha cuya longitud pasaba las rodillas.

CHAMBERGO: Sombrero de ala ancha. Casaca militar usada en el siglo XVII.

CHAMELOTE: Camellón.

CHAPÍN: Calzado de suela redonda, normalmente de altísimo tacón fabricado con corcho

donde se introducía el pie ya calzado.

504

CHINA: Tejido de seda o lienzo procedente de China o que lo imita.

CHINELAS: Tipo de calzado. Con el talón al aire y tacón alto.

CHUPA: Chaleco cerrado con botones que usaban los hombres bajo la casaca.

CHUPÍN: Chupa mas pequeña y entallada que se puso de moda a finales del siglo XVIII.

DESHABILLÉ: Vestido femenino de moda a finales del siglo XVIII con pliegues en la

espalda al igual que la bata.

DELANTAR: Delantal.

DROGUETE: Lana parecida al raso con rayas de colores. Normalmente fabricada con pelo de

cabra pero también mezclando hilo y seda.

ENTORCHADOS: Bordado en oro y plata.

ENTREDOBLE: Según el Diccionario de Autoridades: “Lo que no es sencillo ni doble, y se

dice propiamente de cierto género de tafetán, que óy dia llaman Dobléte”.

ENTREFINO: Según el Diccionario de Autoridades: “Medio entre delgado ù fino, y basto o

gruesso: lo que propriamente se dice de algunos generos vendibles: como paños y texidos de

lana, papel etc”.

ESCARBADIENTES: Mondadientes. Utensilio para limpiarse los dientes. Realizado en plata,

oro e incluso engastado con piedras preciosas. También aparece como limpiadientes.

ESCOFIA: También llamada “escofieta”, cofia grande que llevaban las mujeres sobre el pelo.

ESPARRAGÓN: Tela de lana o de seda que forma un cordoncillo.

ESPALDAR: Parte de la coraza que sirve para cubrir y defender la espalda.

ESPOLÍN: Tela de seda con flores esparcidas.

ESPUMILLA: Tejido de tela fino y semitransparente.

ESTAMBRE: La hebra de lana fina torcida. Comúnmente por estambre se entiende la lana

que después de cardada, limpia y torcida sirve para los tejidos de paños, estameñas y otras

telas, y para la fabrica de medias.

ESTAMEÑA: Tejido de lana sencillo y ordinario.

ESTOPA: Tela gruesa tejida con la hilaza de la estopa, que es la borra que queda en el

rastrillo cuando el lino se peina.

ESTOPILLA: Tela que se fabrica con hilado de estopilla, la parte más fina de la estopa.

505

ESTUFILLA: Manguito pequeño hecho de pieles finas, para llevar abrigadas las manos en el

invierno. También llamada marta.

FALTRIQUERA: Bolso. Según el Diccionario de Autoridades: “La bolsa que se trae para

guardar algunas cosas , embebida y cosida en las basquiñas y briales de las mujeres a un lado

y en el otro, y en los dos lados de los calzones de los hombres, a distinción de lo que se ponen

en ellos un poco mas adelante y en las casacas y chupas para el mismo efecto, que se llaman

bolsillos.”

FARALA: Volante.

FELPA: Tela que tiene el pelo por el haz.

FILIPICHÍN: Tejido de lana con flores.

FLORETE: Lienzo o seda entrefina de algodón.

FLUECO: Fleco. Cierto género de pasamanos texido con los hilos cortados por un lado. que

se hace de hilo, lana, seda u otra cosa y sirve de guarnición en los vestidos u otras ropas,

pegándole a las orillas. Hácense con mas o menos labores, conforme al gusto de cada uno, y

suelen llamarse de campanilla de redecilla.

FRAC: Evolución de la casaca masculina. Comienza a usarse a finales del siglo XVIII.

FRANGOTE: Fardo.

FIRMEZA: Tipo de joya femenina.

FUSTÁN: Tela gruesa de algodón con pelo por una de sus caras.

GABACHA: Casaca.

GOLILLA: Tipo de cuello de uso masculino, cuyo uso fue prácticamente obligatorio en

España desde 1623 hasta principios del siglo XVIII.

GRANA: Tejido de lana teñido con grana cochinilla.

GRISETA: Tela de seda con flores u otro dibujo.

GAMUZA: Paño de lana de tacto y aspecto áspero. Aparece en calzones.

GROS: Tela de seda sin brillo y de más cuerpo que el tafetán.

GRUESA: Doce docenas.

GUARDAPIÉS: también llamado tapapiés. Falda realizada con telas ricas que rodeaban la

falda interior, para no enseñar los pies. Como al caminar se recogía la falda se dejaba a la

vista el guardapiés. Lo usan las mujeres de toda condición social.

HIGA: Dije en forma de puño que se colgaba a los niños para protegerlos del mal de ojo.

506

HONGARINA: Especie de casaca.

HOLANDA: Tejido de lienzo, también llamado “Olandilla” u “Olan”.

HUMO: Seda negra muy delgada y rala con que se confeccionaban mantos.

IMPERIALETE: Lana inglesa.

IMPERIO: Especie de lienzo que venía del imperio de Alemania.

INDIANA: Algodón estampado también denominado “indianilla”.

JAQUETILLA: Chaqueta corta.

JOYEL: Joya femenina que se prendía del centro del escote.

JUSTACOR: Casaca. Voz castellanizada del francés “justacorps”.

LAMA: Tela de oro o plata en que los hilos de estos metales forman el tejido y brillan.

LAMPARILLA: Tejido de lana delgado y ligero, propia para vestidos de verano.

LAZO: Joya en forma de lazo. Broche.

LILA: Tejido de lana de varios colores, originario de la ciudad francesa de Lille, llamada Lila

en español.

LINÓN: Tela de algodón ligera o variante de la muselina lisa. Su nombre proviene de la

ciudad francesa de Laon.

LISTADO: A rayas.

LUSTRE: Tela de seda brillante, muy utilizada en la confección de mantos. También aparece

“medio lustre”.

LUSTRINA: Tela lustrosa de mucho brillo y de textura semejante a la alpaca.

LLUVIA: Tela ligera de lana con puntos brillantes ya que se elaboraba con trama de hilo de

plata.

MAHÓN: Tela fuerte y fresca de algodón escogido, de diversos colores, que primeramente se

fabricó en la ciudad de Nanquín, en China.

MANGOTES: Manga ancha.

MANILLAS: Pulseras.

MANOPLA: Guante sin separaciones para los dedos, o con una para el pulgar.

507

MANTELLINA: Mantilla.

MANTELETA: prenda de abrigo de uso femenino, a modo de chal o capa grande que se

ponía sobre los hombros en invierno y verano

MANTEO: Falda interior de mujer o manto para hombre.

MANTÓN: Pieza cuadrada o rectangular de abrigo, que se echa sobre los hombros. Capa.

MARINERA: Tipo de calzón masculino.

MERLÍN: Seda similar a la gasa.

MITONES: Guantes sin dedos.

MONILLO: Jubón de mujer sin faldillas ni mangas.

MONTERA: Sombrero de ala ancha. Normalmente se adornaba con las vistosas plumas que

llegaban de las Indias. De uso masculino y femenino.

MOÑA: Grandes lazos para adorno de la cabeza.

MORLÉS: Tela de lino, no muy fino, que proviene de la ciudad francesa de Morlés.

MORSELINA: Muselina.

MUE: Moaré. Tela fuerte que hace aguas.

MUSELINA: Tela de algodón importada, muy de moda a finales del siglo XVIII.

NAGUILLAS: Enaguas pequeñas, destinadas a bebés o niños de corta edad.

NOBLEZA: Tela de seda, especie de damasco sin labores. Llamada así porque empezaron a

usarla los nobles.

OJUELA: Hoja muy delgada, estrecha y larga, de oro, plata u otro metal, que sirve para

galones y bordados.

ONZA: Medida para pesar joyas, equivalente a 28,76 gramos.

ORMESÍ: Tela fuerte de seda, muy tupida y prensada, que hace visos y aguas.

PACA: Fardo.

PAJECILLO: Mesa pequeña.

PALETOQUE: Capotillo.

PALMILLA: Cierto género de paño que se labraba en Cuenca.

508

PAÑETE: Paño de inferior calidad.

PARLAMENTA: Chal.

PALETINA: Esclavina.

PEINADOR: Toalla que se colocaban las señoras sobre los hombros antes de peinarse y

maquillarse, supongo para no mancharse la ropa.

PEÑASCO: Tela de mucha duración.

PELDEFEBRE: Tela de lana y pelo de cabra.

PERDURABLE: Sempiterna.

PETO: Prenda femenina en forma de triangulo que se colocaba con alfileres del escote a la

cintura. Tipo de joya con esa forma.

PICOTE: Tela áspera y basta de pelo de cabra. Tela de seda muy lustrosa

PIEL DEL DIABLO: Tejido de algodón, grueso, liso o floreado, de cualquier color con el que

se hacían chalecos, faldas, corsés y zapatos.

PIOCHA: Joya que usaban las mujeres para adornarse el pelo. Proviene del italiano “pioggia”

y fue puesta de moda en España por la reina Isabel de Farnesio.

PLATILLA: Tejido ligero, delgado y basto.

POLONESA: Vestido femenino de moda en la segunda mitad del siglo XVIII. La falda estaba

remangada por detrás.

POMA: Especie de bola elaborada con varios ingredientes, por lo común odoríferos. En los

documentos se refiere a piezas de joyería.

PRESILLA: Cordón pequeño con forma de anilla que se cose al borde de una prenda para

pasar por él un botón. Lienzo de estopa de lino fabricado en Brabante, durante el siglo XVIII

España lo importaba, se vendía en Madrid y se exportaba a las colonias americanas. Se

denominaba “prexillas crudas”.

PRINCESA: Tejido.

RAJA: Paño basto y de baja estofa.

RANDA: Encaje.

RASILLA: Tela de lana, parecida a la lamparilla.

REBOCIÑO: Rebozo.

509

REBOZO: Toca de lienzo blanco, comúnmente muy sutil, ceñida a la cabeza y al rostro de las

mujeres, que unas veces caía sobre el cuello y los hombros y otras sobre el cuello y el pecho.

RENDIGOTE: Proviene de la voz inglesa “riding coat” (traje de montar) , era un manto que

los caballeros ingleses usaban para montar a caballo o viajar. Vestido femenino largo y

estrecho que iba encima de una falda. Abrigo.

RIDÍCULO: El primer tipo de bolso que usaron las señoras, al cambiar la forma de la falda ya

no había sitio para los bolsillos por lo que se ideó este complemento. Está traducido del

francés “ridicule”.

RUAN: Tela de algodón estampada en colores fabricada en la ciudad francesa de Ruan.

ROMPECOCHES: Sempiterna.

ROPÓN: Ropa larga que regularmente se ponía suelta sobre los demás vestidos. Bata.

SACRISTÁN: Lo mismo que verdugado, guardainfante o tontillo.

SAGALEFO o ZAGALEFO: Falda interior que se usaba sobre las enaguas, se transparentaba

bajo el vestido tipo camisa francés. Este tipo de vestido fue puesto de moda por María

Antonieta.

SARASA: Tela de algodón estampada de las Indias Orientales.

SARGA: Tela de lana para forros. Tela de seda china, se bordaba sobre ella. Muy empleada

en la confección de mantillas.

SAYA: Desde el siglo XVI era un vestido cortado en una sola pieza. En el siglo XVIII fue

sinónimo de guardapiés, sobre la falda interior o sobre la exterior.

SAYAL: Tela muy basta labrada de lana burda.

SEDA CONCHAL: Seda de clase superior obtenida de capullos escogidos.

SEDA JOYANTE: Muy fina y de mucho brillo.

SEGRÍ: Tela de seda fuerte.

SEMPITERNA: tejido de lana, apretado, basto y de bastante cuerpo. Lo usaban las mujeres

pobres para vestirse.

SERVILLAS: Zapatillas de cordobán de suela delgada.

SIMILOR: Aleación que se hace fundiendo cinc con tres, cuatro o mas partes de cobre, y que

tiene el color y el brillo del oro.

SOBRETODO: Voz genérica que alude a piezas de abrigo.

SOPLILLO: Tela de seda muy fina y transparente.

510

SPENCER: Bolero.

TABLA DE MANTELES: Mantel.

TABLERO: Sortija con frontal cuadrangular con piedras en engastes cuadrados, dispuestos en

hileras.

TAFETÁN: Tela delgada de seda, muy tupida. Muy utilizada para forros.

TAFILETE: Cuero bruñido y lustroso más delgado que el cordobán.

TALEGA: Bolsa ancha y corta de lienzo basto que sirve para guardar o llevar cosas.

TAPALOTODO: Especie de manto.

TAPAPIÉS: Guardapiés.

TELETÓN: Tela de seda parecida al tafetán, con cordoncillo menudo.

TEMBLADERA: Joya que usaban las señoras en la cabeza.

TEMBLEQUE: Tembladera.

TERCIANELA: Seda, parecida al tafetán pero más doble y lustrosa.

TERNO: Conjunto de prendas confeccionadas con el mismo tejido.

TOMÍN: Tercera parte del adarme y octava del castellano, la cual se divide en 12 granos y

equivale a 596 mg aproximadamente

TONTILLO: Ahuecador para las faldas femeninas de moda en el siglo XVIII.

TUMBAGA: Material realizado con oro más cobre

TUNDIR: Cortar o igualar con tijera el pelo de los paños.

TISÚ o TIZU: Tela de seda entretejida con hilos de oro y plata.

TURCA: Tipo de vestido femenino parecido a la bata, prenda costosa. En los documentos

aparece denominado como vestido “a la turquesca”.

UNGARINA: Hongarina.

VALONA: Cuello grande y vuelto sobre la espalda, hombros y pecho, que se usó

especialmente en los siglos XVI y XVII.

VAQUERO: Tipo de vestido femenino en el que las ballenas estaban incorporadas al mismo,

se abrochaba por delante.

511

VAQUETA: Cuero de ternera curtido y adobado.

VARA: Unidad de medida equivalente a 0,835 m. Equivalente a tres pies castellanos (0,278

m).

VENTURINA: Cuarzo pardo amarillento con láminas de mica dorada en su masa. Vidrio de

color rojizo fundido con limaduras de cobre, que se emplea en joyería.

VERDUGADO: Ahuecador para la falda surgido en la Corona de Castilla en el siglo XV.

ZARCILLOS: Pendientes.

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FUENTES DOCUMENTALES

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