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Cartas y escritos de Ita Ford

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Jean Evans(Compiladora)

Orbis Books-Metadata

"Aquí estoy señor"

"Aquí estoy señor"CArtAs y esCritos de itA Ford

Selección y comentario de Jeanne evanS

traducción al eSpañol

Edith Schneider, SPJc

coordinación editorial

Margarita Fernández Velázquez

corrección de eStilo

Miguel Angel Espinosa Mondragón

Formación

Erick Axel Espinosa Hernández

Primera edición en inglés. 2005. ORBIS BOOKS. Maryknoll, New York.

Primera edición en español, enero 2013. Cortesía de Metadata, Consultoría y Servicios de Comunicación S. C.

Copyright© 2005 de Jeanne Evans y Maryknoll Sisters of St. Dominic, Inc.

Publicación original en inglés de Orbis Books, Maryknoll, NY 10545-0308.

Fotografías cortesía de Maryknoll Sisters Archives y William Ford.

Todos los derechos de esta edición quedan reservados a favor de los autores y el editor original, ORBIS BOOKS. Maryknoll, New York.

La presente edición en español se publica bajo una licencia Creative Com-mons, Atribución-No Comerical-No Derivadas 2.5, que permite la distribución libre y gratuita de esta versión como un todo, sin fines de lucro y sin recortarla o modificarla en sus partes.

Para cualquier uso diferente al permitido por la licencia Creative Commons de-berá escribirse a la siguiente dirección: Orbis Books, P. O. Box 308, Maryknoll, NY 10545-0308.

5Cartas y EsCritos dE ita Ford

reconocimientoS

introducción de la edición original

nota de la traductora al eSpañol

1.- loS primeroS añoS en Brooklyn, nueva york: 1940–1957

2.- marymount manhattan a maryknoll: 1958–1961Introducción

Cartas y escritos

3.- laS hermanaS de maryknoll y regreSo: 1961-1964Introducción

Cartas y escritos

4.- nueva york: 1964-1971Introducción

Cartas y escritos

5.- maryknoll a chile: 1971-1978Introducción

Cartas y escritos

6.- año de renovación y reFlexión: 1978-1979Introducción

Cartas, escritos y entrevistas

Índice

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6 "aquí Estoy sEñor"

7.- el Salvador: 1980. Testimonio Final y Acompañamiento de los PobresIntroducción

Cartas y escritos

poSt datum, por Melinda Roper, MM

Fotografías de Ita Ford

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MiguelAngel
Rectángulo

7Cartas y EsCritos dE ita Ford

Hay muchas personas a quiénes agradecer por su ayuda y apoyo en el desarrollo de este proyecto de juntar las cartas y los escritos de la hermana Ita Ford, MM.

La idea de esta colección fue inspirada por la visita de su hermano, Bill Ford, al Cole-gio (nivel universidad) de Marymount Manhattan y una ponencia que él dio a nuestros alumnos acerca de su hermana y su muerte, en El Salvador en 1980, junto con otras tres mujeres norteamericanas de la Iglesia. Él recomendó el libro The Same Fate as the Poor (El mismo destino que el de los pobres), la versión de la hermana Judith Noone de Maryknoll sobre la muerte de Ita Ford, Maura Clarke y una tercera hermana de Maryknoll, Carla Piette. Después de leer el libro de Judith Noone, yo quería saber si era posible leer más de las cartas de Ita Ford. Su hermano Bill confirmó que había muchas, pero su contenido era muy fuerte para leerse. Estoy agradecida a Bill y su familia por su apoyo.

Me propuse dar a conocer estas cartas porque tengo la certeza de que muchas personas pueden ser beneficiadas con la oportunidad de escuchar la voz de Ita. Supe que mis alumnos querían saber más y leer más de sus propias palabras; su interés creció al saber que ella misma se había graduado del Marymount Manhattan College en 1961.

Entre el 2003 y el 2004 recibí una beca junior de la Universidad como apoyo para este proyecto. En especial quisiera agradecer al presidente de mi división de Huma-nidades, el doctor David Linton, por animar y patrocinar este proyecto, junto con el decano Dawn Weber, la doctora Eileen Tynan, la doctora Maureen Grant, y el profesor John Costello. Ha sido extraordinaria la ayuda de la archivista bibliotecaria, la doctora Mary Brown.

Pero sobre todo estoy muy agradecida a las hermanas de Maryknoll, que me die-ron permiso para usar sus archivos y estudiar las cartas de la hermana Ita Ford. El libro de la hermana Judith Noone, su organización de las cartas y escritos de Ita en

Reconocimientosde la compiladora

8 "aquí Estoy sEñor"

los archivos, al igual que el testimonio de muchas personas que conocieron a Ita Ford han sido de una ayuda enorme. Las archivistas de Maryknoll, particularmente la her-mana Martha Bourne, MM, y Eileen Pierce, fueron generosas y pacientes al extremo. Además, quisiera agradecer a las hermanas de Maryknoll que leyeron el manuscrito y sirvieron como mis asesoras: la hermana Patricia Desaulniers, la hermana Joanna Chan, y la hermana Julie Miller. Los Padres de Maryknoll me ofrecieron una hospi-talidad maravillosa que no puedo dejar de mencionar. El doctor Curt Cadorette, en particular, aportó ideas importantes sobre la Teología de la Liberación y la importancia de hacer pública la articulación de Ita Ford sobre el sentido de vivir acompañando a los pobres.

Amigos y familia han apoyado mucho, entre ellos Joan Loncich en Cape Cod, y muy especialmente mi esposo, Lou McNeil. Estoy muy agradecida con mi editor, Ro-bert Ellsberg, por sus consejos y apoyo de este proyecto en Orbis Books.

Este libro* aparece en el 25 aniversario del asesinato de las hermanas de Maryk-noll Ita Ford y Maura Clarke, la hermana Ursulina Dorothy Kazel y la misionera laica Jean Donovan. Con la esperanza y cariño que brota de mi corazón, dedico este libro a ellas y a las más de 75,000 civiles que murieron durante la guerra en El Salvador.

*La compiladora se refiere a la edición en inglés. La primera edición en español se produjo y se distribuye en formato digital a partir del mes de mayo de 2013, por cortesía de Metadata, Con-sultoría y Servicios de Comunicación S. C., organización mexicana especializada en comuni-cación educativa y nuevas tecnologías de la información.

9Cartas y EsCritos dE ita Ford

el 2 de diciembre de 1980 cuatro mujeres de los Estados Unidos de América, tres religiosas y una misionera laica, fueron asesinadas en El Salvador a

manos de las fuerzas de seguridad del Estado. Sus nombres eran Maura Clarke e Ita Ford, hermanas misioneras de la congregación Maryknoll; la hermana Dorothy Kazel, ursulina; y la misionera laica Jean Donovan. El multihomicidio fue un evento que sacudió el mundo y puso en evidencia la crueldad excesiva del régimen salvadoreño.

Con sus muertes estas mujeres se unieron a miles de víctimas previas —mayori-tariamente pobres y sin reconocimiento del mundo exterior— que incluyen a muchos sacerdotes, catequistas laicos e incluso al arzobispo de San Salvador, Oscar Rome-ro, asesinado un poco antes en el mismo año. Para los norteamericanos, la muerte de estas cuatro mujeres significó un nuevo nivel de conciencia acerca de la realidad brutal en El Salvador, a la vez que hizo surgir nuevas preguntas: ¿Quiénes eran estas mujeres? ¿Por qué habían muerto? ¿Qué tipo de compromiso o fe les llevó a ese destino?

Las cuatro mujeres tuvieron mucho en común: un compromiso profundo con los pobres, basado en una fe inquebrantable en Cristo, y aunque cada una había seguido un camino diferente, convergieron en una tumba poco profunda en una zona de pas-toreo en El Salvador. Esta recopilación de correspondencia y escritos de la hermana Maryknoll Ita Ford sigue e ilumina el camino de una de ellas, contando su historia con sus propias palabras, principalmente por medio de cartas a familiares y amigas. Sus epístolas en el curso de los años nos regresan a la vitalidad de su juventud y la intensidad de la búsqueda que la llevó a abrazar los valores e ideales que la llevarían primero a Chile y después a El Salvador.

A Ita Ford le fascinaron las palabras y frecuentemente escribía para buscar clari-dad y comunicar sus esfuerzos en el discernimiento de la dirección de su vida. Sus

intRoducción

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amistades eran amplias y activas, y sus cartas la sostuvieron y la conectaron incluso con camaradas de los tiempos de su juventud. Aunque algunas de sus amigas la vie-ron como una persona extraordinaria, ella no tenía la misma percepción de sí misma. Sus escritos articulan sus esfuerzos para buscar su propio consejo interior como tam-bién su deseo de crear para su comunidad un récord de su experiencia misionera. Sus reflexiones intentan conectar a un público más amplio con esa experiencia y despertar su imaginación sobre las ideas, el destino de los pobres y la responsabilidad que toda la gente tiene en la búsqueda de la justicia para todos. Su vida estaba sostendida sobre el fundamento de una familia amorosa. Tuvo un deseo fuerte de retribuir, de dar con generosidad a otros, porque sintió que ella misma había recibido mucho.

¿Quién era Ita Ford? Creció en Brooklyn, Nueva York, en una feliz familia irlande-sa–americana. Recibió su educación en colegios católicos y en 1961 se graduó en la universidad de Marymount Manhattan College, en la ciudad de Nueva York. La juven-tud de Ita se circunscribió a Brooklyn y Manhattan, un mundo pequeño, homogéneo y ordenado. Pero desde una temprana edad se sintió atraída hacia las hermanas de Maryknoll.

Su primo, el obispo Francis Xavier Ford (quien murió como mártir en la China comunista cuando Ita tenía 12 años de edad), era uno de los miembros fundadores de los Padres y Hermanos de Maryknoll; el temperamento de Ita, como el de él, era aventurero y compasivo. Después de un viaje universitario a Rusia en su último año de la universidad, se hizo más consciente de su deseo de dedicar su vida a horizontes más amplios en el servicio.

Sus cartas durante esos años muestran su espíritu joven y su voz mientras trataba de articular su sueño con el cambio interior que experimentaba. Quería romper con el mundo seguro y ordenado de su niñez y juventud para vincularse con personas de otras tradiciones y países, aprender de ellas y, a la vez, darles algo de sí misma. Era la época de John F. Kennedy y el Cuerpo de Paz, cuando muchas y muchos jóvenes se sentían atraídos hacia el espíritu del idealismo y las nuevas fronteras. Para Ita, la atracción más fuerte era a la vida religiosa, pero no la vida segura del convento. Le cautivaba más bien la vida llena de aventura de las misioneras de Maryknoll.

Los hermanos y hermanas de Maryknoll han sido reconocidos por su dedicación a los pobres en lugares como China, Japón, América Latina y África. En un artículo en la revista Time, en la década de los 50, a ellas las caracterizaban como las “mujeres en caballos”, que resolvieron problemas con creatividad y sirvieron en circunstancias extraordinarias.

Ita entró con las hermanas de Maryknoll hasta 1961, obedeciendo la súplica de sus padres de que esperara por lo menos hasta graduarse de la universidad. Inicialmente fue

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inquieta con el aura institucional y la disciplina jerárquica de este período preVaticano, pero valoró el entrenamiento espiritual del noviciado, que le exigió un gran ensimis-mamiento para seguir un camino interior. Ita llegó a abrazar profundamente esta espi-ritualidad, y las lecciones para ella evolucionaron durante muchos años.

Sus primeras cartas muestran irritación juvenil contra las reglas y las cláusulas de la congregación, simultáneamente con la determinación de construir una fundación espiritual para su futura vida. Pero en 1964, justo cuando se preparaba para profesar sus votos, se topó con problemas de salud: un estómago nervioso que le causó difi-cultad al comer. A raíz de estos problemas el liderazgo de las hermanas de Maryknoll decidió que no era una buena candidata para la dureza de vivir en países lejanos en condiciones tan precarias, por lo que le aconsejaron que, por razones de salud, mejor buscara otra congregación religiosa u otra vocación.

Esta decisión resultó sorpresiva para Ita, quien la encontraba inquietante y dolo-rosa. Regresó con su familia a Brooklyn en 1964 para repensar su futuro. Sus cartas muestran su esfuerzo para luchar con esta contrariedad en su vida y considerar nue-vas posibilidades que pudieran incorporar sus ideales de servicio y activismo.

Desde 1964 hasta 1971 Ita Ford trabajó con gran éxito y habilidad como editora de la Editorial “Sadlier”, una editorial católica de libros de texto de religión. Se mudó a un apartamento cerca de Greenwich Village y se reencontró con amigas de la uni-versidad. Fueron años importantes de crecimiento. Llevaba una vida activa y ocupada en Nueva York, ejerciendo una carrera, llena de vitalidad e innumerables actividades voluntarias. Formaba parte de un grupo de jóvenes laicos católicos progresistas que simpatizaban con las corrientes del Concilio Vaticano II, los derechos civiles, la revo-lución sexual, el despertar feminista y la lucha contra la Guerra en Vietnam.

Su optimismo extraordinario de los primeros años 60 se templaría en el transcurso del tiempo con su creciente conciencia de la complejidad y dificultad de lograr por esa vía una transformación auténtica y la justicia social. Después de mucha oración e introspección ingresó de nuevo con las hermanas de Maryknoll en 1971. Sus amigas y su familia no se sorprendieron. Fácilmente superó cualquier resistencia que las her-manas de Maryknoll ofrecieron. Ita y las hermanas habían evolucionado durante estos años, y esta vez compaginaron.

En la era posterior al Vaticano II muchas congregaciones religiosas de mujeres acogieron un modelo nuevo de vida religiosa, enfocado no en la separación del mun-do sino el acompañamiento de los pobres, compartiendo sus experiencias de vida y dando testimonio del Evangelio en medio de estas luchas. Para las hermanas de Maryknoll esto no era un paso tan grande. En algunos aspectos las llevó más cerca de los ideales de su fundadora, Mollie Rogers.

12 "aquí Estoy sEñor"

A su nueva formación en Maryknoll Ita trajo mucha más experiencia de vida, con-fianza en sus propios dones y habilidades, y madurez. Después de un año de estudio en San Luis, Missouri, en la Escuela Jesuita de Teología, y después de profesar sus votos, salió para incorporarse en el estudio de la lengua española en el Instituto de Idiomas de Cochabamba, Bolivia. Desde allí viajó a Chile para comenzar su aposto-lado en su primera misión.

Ita Ford llegó a Bolivia y Chile en un tiempo extraordinario de turbulencia política y social, también un tiempo de transición en la Iglesia de América Latina, que asumía más y más un rol profético en solidaridad con los pobres y marginados. Muy poco después de llegar a Chile Ita se instaló en un barrio de extrema pobreza de Santiago conocido como “La Bandera”, pero casi inmediatamente llegó la noticia de la muerte de su padre. Cuando preparaba su regreso a casa para el entierro el caos irrumpió en el país: el 11 de septiembre de 1973 el gobierno socialista de Salvador Allende cayó por el golpe militar encabezado por el general Augusto Pinochet.

Por un tiempo muy corto Ita fue testigo de la esperanza que el gobierno de Allende había despertado entre los pobres, y sería testigo cercana de la brutalidad arrolladora y opresiva que siguió. Amigos y vecinos estarían entre los que los militares arrasarían; algunos para ser torturados y encarcelados, otros desaparecidos y nunca vistos de nuevo.

Este fue el camino que ella recorrió en fe. En 1977 escribió:

El desafió que vivimos diariamente es entrar en el Misterio Pascual con fe. ¿Estoy dispuesta a sufrir con el pueblo aquí el sufrimiento de los sin poder? ¿Puedo decir a mi vecino o vecina: ‘No tengo solución a esta situación, no sé las respuestas, pero caminaré contigo, buscaré contigo, estaré contigo’?.

En 1978 Ita regresó por un año de renovación a Maryknoll Nueva York, en prepa-ración para sus votos perpetuos. No quería salir de Chile. El barrio de La Bandera había llegado a ser “su hogar”, un lugar para vivir más intensamente y conocer más plenamente el sentido de la vida. Cuando regresó a los Estados Unidos le sorprendió e indignó la falta de conciencia en su país sobre la pobreza y la injusticia que ella había atestiguado, también le indignaba la ignorancia de tantas personas acerca del papel que los Estados Unidos jugaban apoyando y fortaleciendo la opresión contra el pueblo chileno a manos de la junta militar.

El año de renovación en Maryknoll está descrito a través de sus cartas a amigas, entrevistas y diarios espirituales. La muestran creciendo en un nivel interior y luchan-do con su enojo a la vez que dialoga cariñosamente con familia y amistades. Las cartas describen su camino de vida, un camino que ella llegó a ver poco a poco como un proceso, no una serie de desviaciones ni un sendero recto. Le cautivó el poema

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“Miércoles de Ceniza”, de T.S. Eliot, y su imagen de las escaleras en espiral en que nos encontramos con nosotros mismos una y otra vez. Sus diarios de sus ejercicios espirituales ofrecen el sentido de que, después de mucha lucha había llegado a un nivel más profundo de autoaceptación y conciencia del amor de Dios con una libertad y gozo que raramente había experimentado antes.

El último año de su vida la llevó a El Salvador, respondiendo a la petición de ayuda que el arzobispo Romero había dirigido a las hermanas de Maryknoll por ser misione-ras con mucha experiencia. En camino a esta nueva misión escuchó la noticia horro-rosa del asesinato de Romero. En El Salvador se unió con una compañera de Maryk-noll, la hermana Carla Piette, amiga muy allegada con quien había trabajado y vivido en la comunidad de La Bandera. Pronto aprendieron que El Salvador era mucho más violento y brutal que Chile. En su ministerio con los refugiados de Chalatenango en el norte de El Salvador ellas acompañaron a los pobres repetidamente a recoger los cuerpos asesinados y desfigurados de sus seres queridos.

En agosto la hermana Carla Piette se ahogó cuando el jeep en el que viajaba se quedó atrapado en una inundación relámpago; Ita apenas sobrevivió, junto con dos seminaristas que las habían acompañado. En los meses que siguieron Ita luchó para superar los efectos físicos y emocionales de este trauma. Algunas personas la ex-hortaron a salir de El Salvador, especialmente cuando el peligro aumentó. Pero ella eligió quedarse. Con su nueva compañera, la hermana Maura Clarke, siguió con su trabajo, con la determinación de vivir plenamente las virtudes de la fe, la esperanza y el amor, recorriendo este camino de acompañamiento de los pobres en el sendero del Reino de Dios.

Ita Ford se levanta en estas cartas a hablar de una vida vivida con pasión y valen-tía. Desde su juventud hasta su muerte estamos atrapados por su energía y entusias-mo por la vida, mientras que ella se esforzó por hacer una diferencia en el mundo a la vez que persiguió un viaje interior para realizar su más pleno potencial espiritual. Toda su vida fue motivada por un deseo profundo de entregarla a los demás. Su camino se ensanchó al escuchar a los pobres y discernir los signos de su misión de caminar a su lado.

Sus cartas cuentan su historia en su propia voz, una historia que es mucho más amplia y abarca mucho más sentido que las meras circunstancias de su vida. De ma-nera dinámica nos conectan con los desvíos y significativas complejidades del camino que la llevó a El Salvador con otras tres mujeres de fe que compartieron su compromi-so y su valentía. A la distancia de 25 años sus cartas llevan un mensaje de esperanza y un desafío para vivir diariamente y entrar más profundamente en el Misterio Pascual que lleva a la resurrección.

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L a vida de Ita Ford me cautivó la imaginación hasta llegar a convertirse en una pasión y un sueño por ver este libro traducido para el trigésimo año de su muer-

te (2 de diciembre de 2010). Por mi trabajo de muchos años en la pastoral juvenil y vocacional, veo en Ita un modelo con quien la juventud pudiera identificarse e inspi-rarse. Ella no se vio como persona extraordinaria, y al leer sus cartas un(a) joven de hoy pudiera imaginar una compañera contemporánea de la universidad, compasiva, aventurera y con sentido del humor. Y es que era una joven llena de vida, de espíritu libre, que supo mantener amistades profundas por toda la vida. A la vez era una mujer de fe y de búsqueda interior, y esto la llevó a un compromiso inquebrantable en favor de los pobres y oprimidos. En este compromiso fundamental envía un mensaje claro tanto para las muchas personas que están en la búsqueda de una espiritualidad más profunda, como a las personas que siguen luchando por hacer el Reino de Dios, el Reino de Justicia y Paz, más visible en nuestra querida América Latina.

No hay palabras para expresar mi agradecimiento a mis ahijados Mauricio Zárate y Olga Camporro, que revisaron con tanto cuidado mi traducción. Ya se quedaron enamorados, fascinados con la mujer que llegaron a conocer por medio de este libro. Confío que esto pasará con cada lector del libro.

En 1977, desde Chile, en el tiempo de la dictadura brutal del general Augusto Pinochet, Ita escribió lo que puede quedar como un desafío para los y las que hoy buscamos la justicia y la paz, delante de problemas tan complejos que a veces casi nos quedamos paralizados:

El desafió que vivimos diariamente es entrar en el Misterio Pascual con fe. ¿Estoy dispuesta a sufrir con el pueblo aquí, el sufrimiento de los sin poder? ¿Puedo decir a mi vecino o vecina: ‘No tengo solución a esta situación, no sé las respuestas, pero caminaré contigo, buscaré contigo, estaré contigo’?

Edith Schneider, Siervas Pobres de Jesucristo

nota de La tRaductoRa

17Cartas y EsCritos dE ita Ford

ita Ford nació en Brooklyn el 23 de abril de 1940. La Segunda Guerra Mundial

asolaba ya a Europa y los Estados Unidos no habían entrado en el conflicto todavía. En ese tiempo la población de Brooklyn era mayoritariamente inmigrante, con multitudes de católicos, cada grupo étni-co con su propio territorio y parroquia, to-dos buscando apoyar la esperanza de la próxima generación de más estabilidad y prosperidad. Muchas familias todavía luchaban para superar el legado de la Gran Depresión.

La familia Ford fue vitalmente vincula-da con los sueños y las aspiraciones de otros inmigrantes irlandeses-americanos. Sin embargo, en un aspecto —sus ante-cedentes de mucha educación formal— fueron distintos. El padre de Ita, William Patrick Ford, fue pariente de Austin Ford, un periodista católico prominente cuya rama de la familia había inmigrado a América antes de la Guerra Civil.

Austin Ford era editor de varios perió-dicos católicos, el Irish World (Mundo ir-landés), el Freeman’s Journal (Periódico del Hombre Libre), y el Catholic Register (Registro Católico). Los dos últimos eran periódicos editados especialmente para la comunidad de inmigrantes irlandeses católicos en Nueva York. Anteriormente él había editado el Irish World (Mundo irlandés), cuyos editoriales acalorados defendieron la libertad de Irlanda, por lo que fueron prohibidos por las autoridades británicas que ocupaban Irlanda.

Ya en territorio americano, Ford con-tinuaba publicando un mensaje fuerte de justicia social basado en la tradición de la

Capítulo 1Los primEros años En BrookLyn: 1940-1957

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Doctrina Social Católica. Sus periódicos apoyaron el movimiento obrero, mostrando que las encíclicas papales respaldaban los derechos de los obreros a recibir un sala-rio justo, una jornada de trabajo de ocho horas, seguridad en el lugar de trabajo y el derecho a formar sindicatos.

La defensa de la justicia social de Austin Ford, su amor por el lenguaje y la lite-ratura, y el intercambio intelectual que él promovió en las comidas familiares fueron características que forjaron el destino de su hijo Francis Xavier Ford, el menor de seis hijos en la familia. A la vez Francis llegó a ser uno de los miembros originales de los Padres y Hermanos de Maryknoll, la primera sociedad católica para las misiones al extranjero en Estados Unidos.

Maryknoll se fundó en 1922 con la visión de servir a los pobres y llevar el mensaje del Evangelio a países lejanos. Hasta aquel momento el trabajo misionero en el ex-tranjero era esencialmente un proyecto protestante, con la Iglesia Católica luchando solamente para responder a las necesidades de sus fieles inmigrantes. La fundación Maryknoll —primero la Sociedad de Sacerdotes y Hermanos, y un año más tarde la Congregación de las hermanas de Maryknoll— representaba una nueva visión expan-siva para la Iglesia Católica de los Estados Unidos.

Después de entrar en Maryknoll, Francis Ford fue a China, donde lo consagraron obispo, y murió como mártir en un campamento carcelario comunista en 1952. Su historia recibió mucha atención en los periódicos de su tiempo. Su libro Come, Holy Spirit (Ven, Espíritu Santo) fue publicado de manera póstuma en 1953. Seguramente todo esto ocupaba las mentes de la familia Ford —Ita tenía doce años cuando murió su primo— y sin duda influyó sobre sus propios ideales y el sentido de su vocación.

El padre de Ita, William Patrick Ford, heredó a sus hijas e hijo la tradición Ford del catolicismo, con su preocupación por la justicia y la igualdad. A Ita, con quien tuvo una relación especialmente estrecha, le heredó también su amor por el lenguaje, por la literatura y por la música. Sin embargo, por mucho tiempo en su vida de niñez y juventud la salud de su padre fue afectada con ataques de tuberculosis. Su madre recuerda:

Mi esposo fue un paciente recuperado de tuberculosis antes de nuestro matrimonio. Cuando las hijas estuvieron en la preparatoria él tuvo una recaída y pasó aproximadamente un año y medio en un sanatorio en las montañas. Después recibió una incapacidad para poder jubilarse. Su ocupación eran los seguros. Era un hombre que leyó mucho. Estaba al corriente con los libros nuevos más populares, pero sus favoritos eran de los autores rusos. Tomó cursos para adultos en La Nueva Escuela, algunos en escritura creativa. Las palabras le fascinaron. Trabajó el crucigrama del periódico Times cada día y escribió unas historias cortas divertidas que siempre tuve la intención de enviar

11CapítuloCapítulo

19Cartas y EsCritos dE ita Ford

para imprimir de manera privada para familiares y amistades. Escribió poesías para ocasiones especiales. Planeaba con cuidado sus cartas a Ita.

Su cercanía a Ita no era resultado de estar disponible para ella. Era una química entre ambos. Era su amor al cantar —su amor por la literatura— sus convicciones radicales en la justicia social y la igualdad de oportunidades.

Ita era la segunda de tres hijos. Tuvo un hermano mayor, Bill, y una hermana menor, Irene. Su madre, Mildred Teresa O’Beirne, enseñó en la escuela de gobierno por diez años antes de su matrimonio en la década de los 30. Siguió su carrera como maestra ya estando casada por más de 40 años. Como resultado, Ita vio en su madre una mujer fuerte, profesional, que crió a su familia y logró una carrera en el magisterio. Al mismo tiempo, Ita se beneficiaba de la presencia de su padre y su rol como mentor en la familia.

La niñez de Ita era segura y feliz, apoyada por una familia cariñosa y una red extendida de parientes irlandeses. La familia vivía en una casa separada hecha de madera, en la Calle 57, número 1023, Brooklyn. Ella asistía a la escuela católica para niñas en Bay Ridge, comenzando a los cinco años de edad en 1945 en la Academia de la Visitación, una escuela fundada por las hermanas de la Visitación. Las herma-nas eran semienclaustradas y reconocidas por su nivel alto de educación. Las clases eran pequeñas e Ita desarrolló amistades que le sirvieron durante toda su vida. Tuvo el don de sostener amistades por toda la vida. Sus compañeras eran, como ella mis-ma, mayormente católicas irlandesas de la clase media.

Ella era excelente alumna. Ganó el “Premio por Excelencia General” en la Acade-mia de la Visitación, y más tarde en la preparatoria de Fontbonne. Fontbonne era una preparatoria para las jóvenes fundada por las hermanas de San José. Estaba ubicada en una mansión del siglo diecinueve que en un tiempo pertenecía a la actriz Lillian Russell, amante de Diamond Jim Brady, en Bay Ridge. En Fontbonne ella editaba el periódico de las alumnas y trabajaba con el anuario. Con un espíritu muy libre apo-yaba vigorosamente la libertad de prensa y se encontró en una ocasión defendiendo sus principios cuando alguien le desafió sobre un artículo en el periódico escolar. Este incidente causó algo de cuestionamiento en su primera solicitud para entrar con las hermanas de Maryknoll, como resultado de contradicciones en las cartas de referen-cia de una maestra y de la directora de la escuela, quienes mencionaron el incidente cada una con su enfoque. La hermana de Maryknoll que revisaba su solicitud la instó a controlar su “lengua suelta” y “su actitud crítica basada en la soberbia”. También le aconsejó comenzar inmediatamente a practicar más humildad —en aquel tiempo la virtud principal para la vida religiosa.

Su amiga Grace Monahan la recuerda como una joven parlanchina, segura en su mundo, cómoda consigo misma y con su búsqueda para descubrir más. Ella y Gra-

20 "aquí Estoy sEñor"

ce pasaron muchas horas juntas en su adolescencia hablando de su futuro. Grace recuerda que desde la edad de 15 años Ita expresó el deseo de entrar en Maryknoll algún día y ser misionera en pueblos de otras culturas. Con frecuencia pasearon en sus bicicletas en el malecón y treparon las vallas para sentarse en las rocas y mirar el agua.

“Ita y yo nos sentamos y hablamos por tiempos largos durante nuestros años del bachillerato. Ita sintió que ella no solamente quería ser monja, sino que quería ser parte de Maryknoll en aquel tiempo. No insistía en que tuviera que ser “ahorita mismo”, en contraste con algunas de nosotras que queríamos lo que queríamos “ahorita”. Sin embargo, ella lo pensaba mucho y hablaba seriamente sobre ello. No hablaba con todo el mundo sobre esta idea. No era un tema de cada diálogo, pero la idea estuvo allí, y de vez en cuando lo discutíamos a fondo.

“Sacábamos nuestras bicicletas, paseábamos por el malecón, que es un área especialmente hermosa y pacífica al lado del agua (las Estrechas), estacionábamos nuestras bicicletas, trepábamos las vallas y nos sentábamos en las rocas. Nos quedábamos un par de horas, a veces hablando, a veces sin decir una palabra.”.

Con 158 centímetros de estatura, Ita era delgada pero esbelta, buena para bailar, con el don de la agudeza y humor juvenil, tenía una personalidad amable y vivaz. Le encantaban las caricaturas de la revista New Yorker, gozando especialmente del humor extraño de James Thurber, Charles Addams, y S. J. Perelmen. Ita se metió en la vida con intensidad y consideraba cuidadosamente los diferentes ángulos de las tendencias. Al madurar, sus palabras y declaraciones llegaban a ser más pensadas y expresadas con más cuidado. Tenía curiosidad, era analítica, y, como su padre, leía con voracidad, especialmente ficción y poesía, y más tarde en su vida, obras de política y Teología.

Un familiar relativamente rico promocionó su amor para la música y las artes, llevándola a conciertos, la ópera, teatros y museos. Según su madre, con frecuencia visitaba a una prima de su edad que vivía en una parte más poblada de la ciudad. Allí tuvo contacto con las aspiraciones de los de clubes campestres, pero este tipo de vida no la atraía. Al reflexionar sobre estas experiencias ella siguió en su deseo de servir y buscar un horizonte de experiencias más amplio. En la preparatoria y la universidad no veía el matrimonio como su vocación. A la vez que su madre la animaba a explorar, apoyando su sentido de aventura, aconsejó a su hija contra la entrada en la vida reli-giosa inmediatamente después de la preparatoria. Al contrario, la aconsejó a terminar la licenciatura en la universidad antes de tomar una decisión.

Sin embargo, siempre era Maryknoll la que captaba la imaginación de Ita, no las congregaciones más tradicionales comprometidas con la educación, representadas

11CapítuloCapítulo

21Cartas y EsCritos dE ita Ford

por las hermanas de la Visitación de su escuela primaria, las hermanas de San José de Fontbonne o, más tarde, las hermanas del Sagrado Corazón de María, fundadoras de Marymount Manhattan College, la universidad para mujeres en que Ita estudiaría más tarde. Las mujeres de estas congregaciones religiosas, que se originaron en Europa, fueron reconocidas por su servicio como maestras y administradoras de es-cuelas.

En contraste, Ita se sintió atraída por la vocación más aventurera de ser misionera en el extranjero. Las hermanas de Maryknoll, sirviendo en África, Asia y América La-tina, representaron una vida pionera y más activa fuera de los muros del convento, o de los roles más tradicionales disponibles para las mujeres en la vida secular de aquel tiempo. Las hermanas de Maryknoll se arriesgaron para ir a nuevas fronteras de nece-sidades, respondiendo con creatividad a desafíos extraordinarios y lugares y culturas lejanas, como Hong Kong, Kenia y Bolivia. Quizá se sintió inspirada por el ejemplo de su primo, el obispo Francis X. Ford, cuyo servicio en China y muerte heroica ayudaron a encender un interés apasionado por los pobres, y dio testimonio del ideal de dar su vida por el amor al prójimo.

Pero el camino de Ita a Maryknoll y su búsqueda por el sentido de la vida y com-promiso tomaron muchas desviaciones. Estas desviaciones nutrieron y agrandaron su visión y profundizaron su experiencia de la vida. Sin embargo, sin excepción, la regresaron a su primer amor, las hermanas de Maryknoll, en cuya compañía ella vio su manera de expresar su fe en Dios y su amor por el prójimo.

Foto de la graduación de preparatoria de ita en FontBonne college.

ita con Su padre, William patrick Ford.

23Cartas y EsCritos dE ita Ford

Capítulo 2CollEgE (nivEl univErsidad) dE MaryMount Manhattan aMaryknoll: 1958-1961

introducción

entre 1957 y 1961 Ita estudió en el College (pequeña Universidad) para

mujeres de Marymount, en el lado este de la Ciudad de Nueva York. Dicha uni-versidad se había abierto antes de la Segunda Guerra Mundial como campus satélite de Marymount College, ubicada en el Condado de Westchester. En 1961, durante el último año de Ita, el Marymount Manhattan College llegó a incorporarse por separado como un College indepen-diente del de Tarrytown. En este tiempo las hermanas del Sagrado Corazón de María, las fundadoras del College, comi-sionaron un nuevo emblema con el lema: “Diríjanos con su Luz”.

En el tiempo de Ita la facultad consis-tía en una mezcla de mujeres laicas y re-ligiosas. Las hermanas del Sagrado Co-razón de María, congregación de origen francés, fueron famosas a nivel interna-cional por la fundación de seis colegios (nivel universidad). Como mujeres con un alto nivel de educación y comprome-tidas a mantener niveles altos de escola-ridad y de consciencia internacional, las hermanas se presentaron como modelos a sus estudiantes.

La misión de la universidad era ofre-cer a las mujeres jóvenes una experien-cia educacional comparable con el ni-vel de los colegios de Ivy League como Barnard y Radcliffe, pero formada por una visión católica y valores religiosos. El colegio fue fundado para servir a una población económicamente diversa e “in-culcar una conciencia de la participación política, cultural y ética en la sociedad y

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el mejoramiento de ella”. Los grupos eran pequeños. La mayoría de las estudiantes viajaban diariamente desde los barrios de Nueva York y representaban a las descen-dientes de inmigrantes católicos. La generación de Ita la constituían principalmente nietas de inmigrantes irlandeses.

En su mayoría la educación de las mujeres en aquel tiempo fue dirigida todavía a formar esposas competentes que pudieran apoyar las carreras de sus esposos en subir la escala de las clases sociales. Pero los tiempos cambiaron y comenzó a surgir una crítica feminista de estas suposiciones junto con el cuestionamiento del estatus quo; crítica representada en 1963 con la publicación de The Feminine Mystique, es-crito por Betty Friedan.

La época fue marcada por un surgimiento del orgullo de los católicos en los Esta-dos Unidos, y la búsqueda de nuevas oportunidades posguerra. En 1956 el senador John F. Kennedy, nieto de católicos irlandeses inmigrantes cuya familia simbolizaba la realización exitosa del poder, enriquecimiento y estatus, fue propuesto como candida-to para vicepresidente con Adlai Stevenson como candidato para presidente. Aunque no ganó la nominación, sus seguidores ya estaban motivados y, cuatro años más tarde, en el otoño del último año de Ita en la universidad, fue elegido como el primer presidente católico de los Estados Unidos.

Pese a todas estas nuevas esperanzas era también un tiempo de miedo. La Gue-rra Fría entre Occidente y el bloque soviético alcanzó su punto culminante. El Muro de Berlín fue construido en 1961, seguido al siguiente año por la “Crisis de los Misiles” en Cuba. Al mismo tiempo los soviéticos hacían avances sorprendentes en la ciencia y la exploración del espacio. En 1957, durante el primer año de universidad de Ita, los soviéticos se adelantaron a los Estados Unidos al lanzar con éxito el Sputnik, primer satélite espacial no tripulado. En 1961, el año que ella se graduó, lanzaron su primera nave espacial con un hombre a bordo.

La Iglesia misma estuvo pasando un tiempo de cambio y transición, empezando en 1958 con la elección de un nuevo papa, Juan XXIII. A través de su liderazgo de renovación y cambio emergió un nuevo horizonte para la Iglesia Católica Romana. Bajo su conducción, en 1962 comenzó el Concilio Vaticano II, un año después de que Ita se graduó de la universidad y entró con las Madres de Maryknoll.

Un idealismo nuevo alimentó los sueños de esta generación. Muchos se enrolaron en el Cuerpo de Paz, tomando en serio lo dicho por el presidente Kennedy: “No pre-guntes que puede hacer tu patria por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu patria”.

En la visión de esta época eran importantes los principios de servicio y de retribu-ción por lo que uno ha recibido, para crear un mundo más justo, aliviar el hambre y desarrollar una paz global. Para los católicos este idealismo encontró sus raíces en

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25Cartas y EsCritos dE ita Ford

un nuevo aprecio por el mensaje social del Evangelio, tal como es enunciado en la doctrina social católica, junto con la creencia americana de la igualdad y oportunidad para todos.

Como muchos otros de su generación, Ita era inquieta, llena de anhelo por apren-der y comprometerse con una vida de servicio. En las cartas que escribe a su amiga de preparatoria, Jean Reardon (Baumann), vemos chispazos de su sentido de diver-sión y del sentido emergente de su vocación. Su relación bromista con su hermana menor, Irene (cariñosamente René con sus amigas), aparece cuando escribe un poe-ma que su padre publica como “Mi hermana Sofía”. Juega con la idea de transferirse al Colegio Barnard, posiblemente buscando un ambiente académico de mayor reto. Al mismo tiempo indaga sobre Maryknoll, quizá irritada por el requisito de sus padres de que termine la universidad primero.

Ita Ford trabajó en varios empleos de tiempo parcial durante la universidad. En el verano trabajó de mesera en Spring Lake, New Jersey. Lograba hacer trabajo volun-tario incluso cuando participaba en teatros de la escuela. Natación y deportes eran requisitos en Marymount Manhattan College, e Ita gozaba de la alberca en el octavo piso. Mantuvo contacto con amigas de Fontbonne Hall, en especial Jean Reardon Baumann, y sus cartas sirvieron como espacio para desahogarse y para la autoexplo-ración y el diálogo.

Su materia fuerte en Marymount Manhattan College fue Inglés, con materias se-cundarias en Literatura Comparada y Filosofía. Cada estudiante en el colegio tenía que cumplir requisitos anuales en Filosofía y Teología. Estas no eran sus materias favoritas, y parece que estaba aburrida con ellas. Ita esperaba retos y se preocupaba de que no estuviera realizando su potencial pleno. Sin embargo, amaba la poesía y las clases de inglés del doctor Clancy, un poeta y escritor de teatro con obras publi-cadas. En el doctor Drennan, su profesor de filosofía, vio un modelo de autenticidad y búsqueda, como ella lo expresó al “entregarse por completo” y trascender los límites de la introspección.

Fue activa en el colegio sirviendo como editora del periódico de la escuela, Cori-vae, para el cual escribió ocasionalmente, y en su último año como editora del anuario Avelan. El punto culminante de su último año fue un viaje a Rusia, que le abrió un mundo nuevo totalmente distinto de experiencia y profundizamiento de su compromi-so para entrar en Maryknoll. El padre de Ita amaba a escritores rusos como Tolstoy y Dostoievsky. Ella compartió su pasión y abrazó en este viaje la oportunidad de aventurarse con un espíritu de amistad e intercambio cultural en el país del enemigo de América en la Guerra Fría. En sus recorridos admiraba en especial a la gente rusa que vio en las iglesias, su piedad ferviente y su sed por la libertad religiosa.

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Antes de este viaje, su hermano Bill se casó y al año siguiente su hermana Irene hizo lo mismo. El ingreso de Ita con las hermanas de Maryknoll en el otoño de 1961 fue la realización de una meta perseguida por mucho tiempo, una meta que ella dis-cutía y compartía con amigas y familia. Sus cartas a Jean en la Pascua muestran el sismo interior que ella experimentaba. Deseaba extenderse a otras personas más allá del mundo homogéneo de su Marymount Manhattan College y experimentar la cultura y los anhelos religiosos de gente diferente a ella. Se empeñaba en conocerse a sí misma por medio de esta relación con otras personas. Era un viraje decisivo.

Por medio de estas cartas durante sus años en Marymount Manhattan, vemos vistazos de la lucha de Ita para poder entrar en Maryknoll, superando todos los obs-táculos en un proceso de entrada complicado y prohibitivo. Durante todo el proceso, ella fue entusiasta, llena de energía y segura de que éste era el lugar dónde ella debía de estar.

Cartas y EsCritos

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1. a JEan rEardon. 24 dE noviEMbrE dE 1958

Querida Jean:

Estoy escribiendo una vez más. Esta vez en Bloomingdale’s. Qué carrera loca, 5 noches por semana, 5-9 p. m. No los sábados, que no es tan malo, excepto que yo estoy un poco cansada cuando me arrastro a casa (como ahora).

Estoy esperando el catálogo de Barnard, pero no ha llegado todavía. Entonces, para dar la apariencia de ser responsable, estoy escribiendo antes de recibirlo. Espe-ro que Eloise llegue antes de que tú salgas a tu viaje de Navidad a donde quiera que vayas. Pat Murdorf estuvo preguntando por ti.

He conseguido un cuestionario preliminar para Maryknoll, y pienso subir allí duran-te la semana de la Navidad para ver todo. (Tengo un contrato con la mafia para exa-minar cada rincón.) Estoy haciendo todo lo posible para asegurarme que esta cosa funcione para el próximo septiembre. Quizá funcionará y quizá no. Incluso tengo a mi madre parcialmente convencida. ¿No estás orgullosa de mí? Cómo ves, no he estado sentada en mi sillón sin hacer nada.

Hay un nuevo libro publicado por Charles Addams, Adam and Evil (Adán y la mal-dad), y también S. J. Perelman tiene un nuevo libro. El periódico New Yorker ha tenido mucha acción. Tuve que escribir un poema para la clase del doctor Clancy, y entonces escribí sobre René. Pues se lo mandé a mi padre que está en un sanatorio para tu-berculosos en el norte de Nueva York, y él lo puso en un periódico local. Él puso como título “Mi hermana Sofía”, para que René, después de asesinar a su quinto esposo, no diga que todo comenzó con una neurosis que su hermana nutrió escribiendo un poema despectivo sobre ella.

Fui a Brentwood ayer y vi a Pat. Desde el coche de Mary ella mostró la famosa sonrisa P. C., y eso era todo, no se puede convivir con las visitas.

Bueno, mi amor, ¿cómo estás tú? ¿El aire alpino te gusta? ¿O extrañas la me-trópoli corrupta, sucia, y ruidosa de la ciudad de Nueva York? Ella te extraña a ti, y también Bonwit’s, Lord & Taylor, Saks 5th Avenue, quienes han publicado cartas de bancarrota desde que las hermanas Reardon han salido en su Gran Tour. Tuvieron que despedir a 20 cajeras que antes calculaban solamente tu cuenta, tú traidora, por lo menos debías de mandarles 5,000 dólares como donativo de buena voluntad.

La escuela este año es brutal. Las calificaciones van a ser horribles, por lo menos todos “C” (regular). Voy a extrañar las B y las más buscadas A. C’est dommage-como ustedes los suizos dicen. Escribiría en francés, pero la única afiliación que he tenido

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con este idioma son las tareas de Mary. Tendré que repasar para que pueda saludarte cuando llegues a casa.

Prometo escribir muy pronto, pero por favor hazlo tú también. Sé que yo estoy viva, pero empiezo a pensar que tú estás debajo de una avalancha.

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2. PoEMa dE ita Ford

El que se menciona arriba, como se publicó en un periódico local, después de que su padre, orgulloso, lo sometió para publicación.

“Mi hErMana soFía” 24 de noviembre de 1958

William P. Ford of Ray Brook trajo el siguiente poema al Enterprise. Fue escrito por su hija, Ita, de 16 años de edad.

Y el mundo le pertenece para hacer con éllo que ella quiere,

Pero su ambición es cero,Ella es joven.

Y el horizonte se extiendeDelante de ella a lo largo y lo ancho

Pero ella simplemente da la vuelta.Le falta responsabilidad,

No quiere preocupaciones y cuidados.Ellos sólo traen canas.

Ella quiere divertirse,Ser loquita y sin cuidados.

¿Quién quiere la madurez?Ella es descuidada y desordenada.

Su ropa está tirada alrededorDel cuarto.

Sin embargo ella piensa seducirA un novio.

Está enamorada de los muchachos,Corre detrás de cualquier cosa en pantalón

Llamado un señor¡Y ella es mi hermana!

Ita Ford, Segundo Año.Marymount College

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3. 15 dE noviEMbrE dE 1960

Querida Jean:

Este fue un día extraordinario. Comenzó bastante normal. Fui a la clase de Literatura Comparada, el seminario del doctor Clancy, y generalmente llevamos café y en general es un ambiente relajado. Hoy tuvimos café y caviar, negro y rojo. Sobró de una fiesta de coctel, entonces una de las “loquitas” la trajo con galletas. ¡No mezcla bien con café, especialmente después de harina!

Después pasé una media hora convenciendo a la hermana M. Dymphina que mi disertación (sobre “Graham Green y la Muerte”) no necesitaba los cambios que ella consideraba necesarios. Le bajé las expectativas hasta que estuve satisfecha.

Pero esta noche en el metro perdí mi disertación entre las Calles 68 y 59. Creo que no he asimilado el hecho todavía. De hecho no me va a molestar hasta que empiece a escribirla de nuevo. Tengo una copia borrador en algún lugar, y mis apuntes; entonces no es una pérdida total, pero el reescribirla va a ser un fastidio. De hecho todavía no puedo creer que la perdí. No me enfoco en tragedias menores ni mayores, y en la escuela esto se considerará abrumador. Sin embargo tendré que decir algo, porque debía tener una revisión la próxima semana.

Pues, ¿cómo estás tú, ahora que he llorado en tu hombro? Si Ann estuvo confun-dida por la jerigonza en su tarjeta de cumpleaños, también lo estuve yo. Actualmente estoy con días confusos. Tengo tantos asuntos en mi mente débil que pienso en ellos continuamente, en vez de hacer algo constructivo. Por ejemplo, estuve pensando en escribirte desde hace dos semanas, y era una tarea perdida que me hizo sentarme y escribirte. Entonces, quizá vale la pena la tarea perdida.

Este es el tiempo nauseabundo de las despedidas de soltera. El viernes en la noche habrá una para una chica que antes era de mi generación, y el sábado Mary, Grace y yo vamos a dar una para Regina. Esto fue más sorpresa para mí de lo que será para Regina. Pero así es el juego. Odio las despedidas de soltera y aquí estoy gastando 50 dólares este fin de semana en algo que va en contra de mi personalidad. Después, en dos semanas, tenemos una cuenta doble. El sábado, una de mis primas va a dar una fiesta para Mary Anne (este es el nombre que da el Rey a la tradición) so-lamente que esta va a ser un poco diferente, solamente nuestra familia, para conocer a la futura adición. Al día siguiente sus damas y chambelanes serán anfitriones para otra ronda. Yo estoy de acuerdo con fugarse con el novio.

Pues te veré la próxima semana; regresa con apariencia de salud, Ann también. Te enseñaré las palabras de la canción de Brendan Behan “Yo soy amante de la Dama Chatterley”, que va con la melodía de “Pomp and Circumstances” (“Pompa y Circunstancias”). Él apareció en el programa “Domingo Abierto” junto con Tennessee

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Williams, Anthony Quinn, Jack Lemmon y un director inglés, y mientras que él cantaba otra canción se interrumpió con un comercial. El público de Nueva York no tiene gusto natural, excepto cuando pagan 10 dólares por un asiento para escuchar la orquesta

Estoy comenzando a divagar, entonces buenas noches.

Con cariño, Ita.

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4. 7 dE FEbrEro dE 1961

Querida Jean:

¡Bill [hermano mayor de Ita] se casó en 17 pulgadas de nieve! Qué día. No limu-sina para Mary Anne, no invitados extra en la Iglesia excepto las familias inmediatas (fue una boda íntima). La recepción era un poco escasa, considerando que iba a ser pequeña de todos modos, nada de música excepto por una mujer pianista, quien vino, estoy segura, de los “Espectáculos sobre el Hielo” de Bowery. Pero en general, fue un día inolvidable. La novia se veía hermosa, pero llegó envuelta en sábanas y plástico, y una dama de la novia viajó en el metro con bolsas de papel alrededor de sus piernas.

La escuela comenzó con un “bang”. Las listas de lecturas son inmensas, pero hoy recibí consolación. Mis calificaciones llegaron, y por la primera vez en cuatro años, estoy en la lista de honor. Pero estoy convencida que no era solamente mi habilidad, sino en gran parte buena suerte, especialmente en Teología.

Todavía no he escrito aquella carta. ¡No sé qué decir! Es un poco ridículo cuando yo no sé qué decir.

Esta es corta, yo sé, solamente para decir hola, porque voy a comenzar con gran-des pasos con las 15 novelas para ficción en prosa. Mis ojos van a caerse, porque esa es solamente la primera lista

Con cariño, Ita.

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5. 25 dE FEbrEro dE 1961

Querida Jean:

Yo iba a escribir en la manera “correcta”. Pongo el papel en la mano de esta ma-nera y así se vería. [Ella ilustra esto.]

Ciertamente tenías razón cuando dijiste que tu carta había llegado un poco dema-siado tarde para ser inspiración. Aquella mujer es loca y malhumorada como recuer-do.* Debo poner alto, desde hace 10 días, a fumar y tomar alcohol socialmente. Ahora todo es medicinal. Quiere un calendario de mis costumbres al salir con muchachos (son limpios); yo solamente puedo salir una o dos veces al mes, y no con el mismo joven.

Pero para remediar esto tendré que organizar un servicio especial de chaperón de Maryknoll para las jóvenes que no pueden tener atracción por los hombres. Ella debe saber que uno no puede superar la tentación si la tentación no está en su camino.

Ah, antes de olvidarme, voy a participar en un viaje para la Pascua —siéntate— a Polonia y Rusia, solamente una pequeña excursión de 18 días. El Instituto Ruso de Fordham alquiló un avión, pero no lo llenaron. Entonces llamaron a Marymount y nos ofrecieron los asientos que sobraban en medio precio, 500 dólares.

No pude ignorar tal oferta. Hasta ahora ocho de nosotras de la escuela vamos, y mi hermana viene para ser mi chaperón. Es peculiar —mi padre no puede imaginar a René en Moscú.

Salimos el 28 de marzo para Varsovia (tres días allí), después vamos a Czesto-chowa, que es un santuario nacional, después a Cracovia. Hay un viaje de ocho horas “para gozar del panorama” hasta la frontera con la Unión Soviética, después a Iván, después dos días en Kiev, después tres en Leningrado, y tres o cuatro en Moscú.

Termina el 14 o 15 de abril. Faltamos una semana a clases, y exámenes orales. La directora académica está tan emocionada que creo que nos disculparía para lo que resta del semestre.

El lunes tenemos que sacar pasaportes. Después Fordham hace los arreglos para las visas para Polonia y Rusia. Mi madre todavía está en shock. Ayer dijo que yo po-día ir. Entonces René decidió ir y todo es de prisa porque Fordham está recogiendo todas las visas (excepto las de Marymount) el 1º de marzo. Necesitamos 7 fotos para el pasaporte. Me imagino que los rusos quieren saber exactamente quiénes los están visitando.

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Te contaría más sobre el viaje, pero no sé más. Lo único que tengo es un itinerario. El próximo sábado tenemos que ir al Campus y recibir orientación.

Con cariño, Ita (Catbravanya).

*Ita está haciendo referencia a la hermana de Maryknoll que conducía la entrevista con ella y la aconseja respecto a su interés en entrar con las hermanas de Maryknoll.

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6. 17 dE Marzo dE 1961

Querida Jean:

Este es el primer año que no participé en el desfile, y hubiera sido con una escuela nueva. Ahora estamos separadas e incorporadas bajo el nombre de Marymount Man-hattan College. Marymount, Ciudad de Nueva York es ahora una institución difunta.

Ayer entregué a la imprenta el anuario, menos 13 páginas. Necesitaba toda una noche en la escuela para terminar todo, y huesos tiesos como resultado de dormir en el piso de la oficina del consejo estudiantil, pero tuve que terminarlo antes del viaje.

Hoy fue el primer día que pude hacer otras cosas y fui a vacunarme contra la vi-ruela. Todavía no puedo organizarme bastante para creer que realmente iré a Polonia y Rusia. Parece como un asunto de una alfombra mágica.

Jean, tú tienes una gemela en Marymount, no físicamente, pero de espíritu. Es una monja joven, en el Departamento de Arte, y es moderadora del Anuario. No pude iden-tificar hasta anoche lo que tanto me llamaba la atención en ella. De alguna manera, no sé la razón, ella no cabe en la escuela con las demás monjas. Tiene una tendencia hacia la independencia, que suprime en maneras raras y se turba con cosas triviales. No es exactamente en esto que se parece a ti, sino en muchas cosas pequeñas y en un tipo de soledad que trata de esconder. Sin embargo, no estoy cómoda con ella, como recuerdo que no estuve cómoda contigo cuando apenas nos conocimos. No puedo comprenderla; no estoy segura que quiero comprenderla, pero por lo menos me siento mejor ahora que lo he identificado.

He estado tan involucrada en el teatro y el anuario este semestre que mis tareas de escuela han volado por la ventana. He cumplido el trabajo hasta el último mes, y ahora el viaje a Rusia hace que lo demás vuele por la ventana. Nuestros exámenes orales son un día después de nuestro regreso, y esto debe estar bien. No quiero llevar mis libros conmigo, dado que es el trabajo de cuatro años, pero tampoco puedo ver cómo un fin de semana va a resolver los problemas.

Escribí a Maryknoll para solicitar de nuevo el ingreso después de una carta pre-parando el ambiente, y hoy recibí mi respuesta: “Espera hasta que regreses de tu viaje”. Al paso que voy, quizá puedo ir para mi examen médico la mañana de la gra-duación.

Pues es una vida corta y alegre. ¿Cuándo regresas a casa para las vacaciones de la Pascua? Saludos a Ann.

Con cariño, Ita.

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7. doMingo dE la PasCua dE 1961

Querida Jean:

Sé que el conejo [de la Pascua] fue muy bueno contigo. Este viaje se mejora al avanzar. Creo que te dije que en Varsovia pasamos un día con estudiantes. Pues nuestra primera noche en Cracovia (viernes) nos encontramos con estudiantes fran-ceses de ingeniería pasando sus vacaciones. Pasamos unas seis horas intensas con ellas (quiero decir cuatro de la escuela, René y yo), comunicándonos en francés, e inglés, y en un punto un joven estuvo gritando en español. Todos eran jóvenes de más o menos 22 años de edad. Los polacos (con quienes viajaban) en Varsovia eran de edades mixtas y cerca de 25. Ayer, Joe, un estudiante de la Universidad de Cracovia que trata de conseguir una beca para Colombia, sirvió como nuestro guía en la tarde. Yo quería llegar al Centro Estudiantil, pero en Cracovia todo, menos las iglesias, se cierra por completo a las 4:00 p. m., desde el Sábado de Gloria hasta el lunes no hay un restaurante abierto.

La situación de dinero es confusa. El miércoles en la noche cambiamos 10 dólares (bueno en realidad era jueves a las 3:30 de la mañana), y no hemos gastado mucho. Yo compré una botella de vino y algo de timbres para el correo. Creo que René debe tener todo lo suyo, y no podemos intercambiarlo de nuevo ni podemos salir del país con ello. Saldremos a medianoche de hoy para Rusia, y nada está abierto hoy. Qué voy a hacer con mis 70 zlotys y 90 grozys, no sé todavía, porque yo solamente tengo 3 dólares, y algunas de las jóvenes tiene sus 240 zlotys originales. No hubo nada para comprar, ni nada que sierviera como recuerdo. Todo eran chucherías. En Cracovia no pudimos encontrar ni postales.

Esta es una ciudad bella comparada con Varsovia, que es casi completamente reconstruida (93 por ciento fue destruida por los alemanes). La reconstrucción es verdaderamente fatal, Parece que no les importa si los ladrillos están en línea recta o no. El cemento está encima de los ladrillos en todas partes, y los edificios de solo dos años de reconstrucción ya están cuarteados y tienen grietas grandes en la superficie exterior de las paredes. Pero la guerra no tocó Cracovia y todavía tiene la universidad del siglo 14 en el corazón de la ciudad. Nada es mucho más nuevo que la plaza del mercado, que fue la parada de una ruta medieval de comercio desde Europa Occiden-tal hasta Asia. Tiene su encanto. Pero los choferes son locos. A propósito dirigen sus coches hacia ti en las calles angostas.

La misa esta mañana (a las 6:00 a.m.) duró dos horas y media. Hubo una proce-sión de una hora. Dentro de la iglesia las mujeres llevaron en barras cada imagen voluminosa. Y cantaron con gusto y fuerte. Casi morimos con los pisoteos, dado que todos tienen el derecho de vía, y la Iglesia es “libre para cada persona”. Solamente

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39Cartas y EsCritos dE ita Ford

aquí es verdaderamente descortés la gente. En la calle son corderos, en la iglesia son monstruos. Pero estoy ganando en agilidad para pasar encima de las muchedumbres que se arrodillan en el pasillo central y que no se moverán, no importa qué tanto trá-fico haya.

Nos han advertido que aunque hasta ahora hemos encontrado amigable a la gen-te, los rusos no serán tan abiertos, particularmente en Moscú, donde no seremos tan-ta novedad como lo hemos sido hasta ahora. Esta noche será la prueba. Me imagino que nuestra suerte no podrá durar mucho tiempo más. Ha sido casi demasiado fácil en Polonia. Todo el mundo quiere hablar con uno, incluso mediante señas. Logramos comunicarnos.

Voy a intentar dormir por una hora. He dormido como 16 horas desde el lunes en la noche. Nos han advertido que será imposible dormir en el tren esta noche. Estoy demasiado cansada y no puedo dormir, pero lo intentaré.

Con cariño, Ita.

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8. a una hErMana quE aConsEJa a las MuJErEs JóvEnEs intErEsadas En ingrEsar a la CongrEgaCión dE las hErManas dE Maryknoll, 19 dE abril dE 1961

Apreciada hermana:

Ahora que estoy de regreso en casa, y con tristeza porque no considero que 18 días sean suficientes para conocer verdaderamente a un país, particularmente uno tan complejo como Rusia, quisiera pedir los papeles de solicitud para entrar.

Después de que el remolino del último mes de la escuela ha terminado, mucho deseo ir y hablarle de lo que vi y escuché en el viaje. Supongo que valía como 10 años de universidad.

Puedo cumplir con las directrices respecto a salir en citas, tomar y fumar.

Atentamente, Ita Ford.

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9. 19 dE abril dE 1961

Querida Jean:

Te extrañé mucho cuando estuve fuera. Hice mucha reflexión. La sabelotodo está alejándose. Creo que sólo recientemente he comenzado a conocerme en verdad a mí misma y he evaluado muchas cosas que antes me parecían importantes. Comprendo que antes, cuando me decías que yo era tu mejor amiga, eso es exactamente lo que querías decir. Yo siempre era evasiva. Pero ahora creo que yo sé por primera vez lo que querías decir. Y sería mucho más fácil si tú estuvieras aquí para que yo te lo pudiera decir personalmente, pero siento que no puedo esperar otro mes y medio para decírtelo. Gracias. Espero que yo pueda ser tan buena contigo cómo tú has sido conmigo.

Si piensas que he perdido el juicio no es cierto. Pero he adquirido un nuevo juego de valores. No es completamente resultado del viaje. Comenzó hace una o dos sema-nas, pero el estar en Rusia ayudó. No puedo explicar, pero a veces quisiera abrazar a todo el mundo —no importa el costo— o cualquier cosa. Parece que ni puedo expre-sar lo que siento. Quizá se me quemó el cable, pero es maravilloso.

Quizá estoy comenzando a salir de mi concha. Por primera vez en mi vida me sien-to verdaderamente cómoda. No estoy tratando de esconder todo con un comentario chusco. Y por primera vez estoy positivamente segura de lo que quiero. No puedes imaginar cómo se sentía una en Rusia, tan impotente cuando alguien necesitaba su ayuda. Un hombre a mi lado en una ceremonia de la Iglesia Rusa Ortodoxa lloró durante todo el Credo que la congregación salmodia. Las barreras de la religión no importaban en aquel entonces.

Ya no importa a quién uno da su lealtad, al papa o al patriarca. Lo importante era la idea de que esta gente —las únicas personas que yo vi— verdaderamente creyeron en Dios, no manifestaban una ofrenda solamente moviendo los labios, como la mía, sino una creencia que entra en lo más profundo del alma. La gente que verdadera-mente merecía libertad de religión era la gente a quienes negaron este derecho. Era patético, y a la vez me dio nausea. Tanto quería yo hacer algo, y no pude.

Fue esto, más que cualquier otra cosa en mi vida, lo que me hizo evidente que yo tengo que ir a Maryknoll. Después de estar en Rusia no puedo por nada quedarme fuera. Aunque nunca pase durante nuestras vidas que se pueda ofrecer ayuda a los rusos, me doy cuenta que esta situación puede existir alrededor del mundo. Antes tuve la sensación de realmente querer hacer algo, pero no supe qué. Ahora espero comprender esto mejor.

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Al releer lo que he escrito hasta ahora, me doy cuenta que probablemente nunca me has visto tan intensa. Pero no puedo evitarlo. De hecho, es chistoso, porque el celo me da tanta energía y después me quedo dormida porque estoy demasiado cansada. Hoy tuvimos exámenes orales y todavía estoy en shock de trauma. Estoy comenzando a dormir, pero después de esta semana tendré que contarte con calma acerca del viaje. Era súper. Históricamente creo que no hubiéramos podido estar en Moscovia en un mejor tiempo que desde el miércoles pasado al viernes. Nunca po-dría describir verdaderamente lo que vi pasar. Es demasiado increíble. Todo el viaje es increíble. Pero supongo que la mayoría de los detalles tendrán que esperar hasta junio.

Con cariño, Ita.

43Cartas y EsCritos dE ita Ford

introduCCión

ita Ford ingresó con las hermanas de Maryknoll en el otoño de 1961. El día

de su entrada, recuerda la madre de Ita, la familia viajaba en el coche con ella y se detuvieron para tomar un almuer-zo festivo en Westchester, donde había lanchas-cisnes en un lago pequeño para conmemorar la ocasión y asimilar su sa-lida y nueva aventura.

Una vez que llegaron con las her-manas Maryknoll en Ossinging, NY, Ita cambió su ropa vistiéndose con el uni-forme de las postulantes de Maryknoll, un vestido negro, velo negro y cuello y puños blancos. Dijo adiós a su familia y comenzó su camino hacia su nueva vida. Se unió con una generación de 64 jóve-nes que entraron aquel año, de edades entre 18 y 32 años. Algunas llegaron in-mediatamente después de la preparato-ria, otras, como Ita, con una licenciatura y algunas con experiencia más allá de la universidad. Era un tiempo de crecimien-to y expansión extraordinaria para las congregaciones religiosas, un tiempo en que pocas mujeres católicas pensaban en seguir una carrera profesional. Las posibilidades para la mayoría se limita-ban al matrimonio y la maternidad o la vida religiosa.

Las hermanas Maryknoll habían cre-cido y se habían expandido tremenda-mente desde su fundación en 1912. El espíritu americano de las primeras pio-neras bajo el liderazgo de su fundadora, Mollie Rogers (conocida más tarde como la Madre Mary Joseph), estuvo presente todavía con toda su vivacidad y sentido

Capítulo 3las hErManas dE Maryknoll y rEgrEso: 1961-1964

44 "aquí Estoy sEñor"

de aventura. Durante la década de los 50 las hermanas de Maryknoll recibieron pu-blicidad extraordinaria en las revistas Time, Look, y Cosmopolitan, debido en gran parte a las habilidades como periodista y el talento para las relaciones públicas de la hermana María del Rey, de la misma congregación Maryknoll. La Madre Mary Co-lumba, líder [superiora] de la congregación en aquel tiempo, estuvo en la portada de la revista Time en 1955. Según Time “las hermanas saben cómo manejar Jeeps (y repararlos), cómo administrar jeringas, cómo enseñar la doctrina cristiana… Cuando regresan de las misiones a la Casa Matriz en el Rio Hudson, se las recibe con risas y charlas alegres”.

Cuando Ita solicitó entrar en Maryknoll la primera vez, durante su segundo año de universidad, sintió que estuvo atacando una fortaleza. Por aquellos días había muchas postulantes y se les seleccionó con mucho cuidado, especialmente con una visión de los rigores de la vida de misión. El noviciado requirió un proceso de tres años de formación espiritual en preparación para el envío a las misiones. El tiempo todavía era preVaticano II e Ita pronto topó con las reglas y el estrechamiento institucional que Maryknoll compartía con otras congregaciones religiosas de la época.

El convento era como una universidad para mujeres en su ambiente, pero con una multitud de reglas y lineamientos que dirigían la vida de las postulantes y novicias desde las 5:30 a. m. hasta las 9:30 p. m. Las reglas incluían cada aspecto de la rutina cotidiana. “No masticar chicle, no reír en voz fuerte, no dejar comida en los platos”. No se permitía tener periódicos o revistas. El correo que quisieran enviar debían entre-garlo abierto, y el correo que recibían estaba abierto antes de que ellas lo recibieran. Amistades especiales, e incluso hablar de dos en dos estaba prohibido, como tam-bién lo estaba que una postulante se moviera entre las novicias y las profesas para hablar.

Un “Capítulo de Fallas” semanal exigía la confesión pública de las infracciones y penitencia. Durante las comidas escucharon lecturas de los diarios de misioneras y misioneros. En principio Ita parecía apartada e impaciente con el sistema. Esto era muy diferente de la libertad que ella había conocido durante todos sus años escola-res. Como su madre lo expresaba: “Ahora creo que la razón por la cual Ita tuvo tantos problemas al entrar en Maryknoll era porque, hasta aquel punto, ella nunca tuvo que marchar con paso de ganso”.

Ahora no la animaban al diálogo, la conversación y el análisis de la misma manera que había experimentado en la preparatoria y la universidad. Resintió estas restric-ciones, la soledad y la falta de acceso al periódico New York Times y su amada New Yorker. Sin embargo, para esta época Maryknoll ofrecía más libertad que muchas otras congregaciones religiosas. Hubo días de campo y deportes, y el espíritu de diversión que había sido esencial a sus fundadoras. No estuvieron completamente

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aisladas de sus familias y amistades, a quienes se les permitía visitar mensualmente la casa matriz.

Las que sobrevivieron los primeros nueve meses, como Ita, se graduaron de pos-tulantes a novicias. Recibieron el hábito religioso de la congregación y nuevos nom-bres. Los aprendizajes se enfocaron en la espiritualidad y la formación de una vida interior de oración. Al principio, Ita, como muchas otras, experimentó el proceso como un entumecimiento. Apreciaba la responsabilidad de trabajar en la cocina y estar sola entre la batería de cocina.

Sin embargo, gradualmente “dio la vuelta en la esquina” y abrazó la oportunidad de luchar con su vida espiritual. Se sintió muy atraída al poema “El Sabueso del Cie-lo”, escrito por Francis Thompson, que redescubrió y comprendió más profundamente que antes. Se dio cuenta que este poema articuló la lucha que ella experimentaba para entregarse totalmente, en contraste con la tentación constante de escapar del encuentro espiritual con Dios. En un momento, durante la Cuaresma, subrayó una percepción de la Décima Estación de Vía Crucis —dónde desnudan a Jesús— y pon-deró su significado. Vio en este suceso una representación de su lucha por someter su voluntad, la necesidad de desenmascararse y dejar su actitud sabelotodo de la juventud para enfrentarse con alguien dentro de sí.

Redescubre el poder simbólico de la Anunciación y ve en el compromiso de la Vir-gen María un modelo para entregarse. En sus cartas empieza a usar la frase Ecce An-cilla Domini (Aquí estoy la Sierva del Señor) Intenta identificar su compromiso de vida y hacerlo paralelo con el testimonio de la Virgen María. Al mismo tiempo comienza a desarrollar un nuevo enfoque teológico, gracias a sus lecturas y estudio del Himno del Universo, de Teilhard de Chardin, y las conferencias grabadas de Barry Ulanov, un profesor de Barnard College, quien desarrolló una teología similar a la de Teilhard para “la esfera de las Artes”. Era la capacidad de ver lo trascendente en lo inmanente y descubrir a Dios en lo sacramental del mundo, atrayéndolo hacia lo trascendente. Ella menciona en sus cartas a Jean que sólo por esta nueva perspectiva valía la pena los tres años de formación.

El noviciado en Topsfield, Massachusetts, la conectó aún más a la belleza de la naturaleza y representó una etapa significativa en su camino. Sin embargo sus car-tas revelan una lucha interior. Desarrolló problemas de salud y no pudo mantener su alimentación. Esto ocurría apenas unas semanas antes de la fecha fijada para la pro-fesión de votos, el 24 de junio de 1964. Muchas de las otras novicias sintieron similar presión durante este tiempo. En las últimas semanas del noviciado ya se había de-vuelto a casa a la mitad de las que había ingresado. No se daba ninguna explicación. Sencillamente en la cena había un lugar vacío en la mesa.

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Mandaron a Ita a ver al doctor, quien aconsejó que se levantara la presión. Para calmar sus nervios le dieron la tarea de sacar la maleza en Topfield e hizo un retiro de ocho días. Aunque tuvo el apoyo de su maestra de novicias, otras pensaban que era mejor mandarla a casa. La vida en las misiones era muy rigurosa, y era importante evitar problemas de salud de las misioneras cuando era posible.

Para Ita, que tuvo mucho miedo de no alcanzar su ideal, era un proceso muy difícil. Años más tarde se preguntaría en voz alta sobre todo esto, y parecía confundida con todo: “¿Quién más había sido enviado a casa por un estómago nervioso?”. Pero des-pués también pudo hacer referencia a esta desviación como una experiencia de vida positiva y enriquecedora, y confiar que todo había sido una parte del plan misterioso de Dios.

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10. a JEan rEardon, 8 dE noviEMbrE dE 1961, dE Maryknoll

Querida Lavadora de Paredes convertida en dependienta de la tienda:

Suena como una historia “de trapos a riqueza”. Si yo hubiera estado en casa te habría aconsejado de otra manera. Perderás tu juicio o todos tus sentimientos más nobles en el departamento de juguetes (no importa en qué tienda) durante el tiempo navideño.

Quieres un informe honesto. Trataré, pero quizá no será coherente. Respecto a la cocina, estoy convencida que es uno de los mejores trabajos que una puede tener, una vez que has fortalecido tus fórceps. Nadie me molesta, y si no estoy de humor me desquito con las ollas, que es una manera saludable de ventilar mis emociones.

Respecto a la escuela, la única cosa nueva es el Canto Gregoriano. Me abu-rro mucho porque la mayoría de las clases parecen reiterativas y ridículas. Trato de poner atención, pero duermo durante muchas de ellas. Me siento muy estancada. Desafortunadamente me han dado varios libros de lectura espiritual verdaderamente aburridos, por lo tanto no he tenido nada en mi mente. Esta ha sido una transición muy difícil para hacer, y tengo que admitir que la estoy haciendo a regañadientes. No quiero convertirme en lo que yo a la ligera veo como una sosa.

Hemos tenido una serie de ponencias con Barry Ulanov de Barnard (un amigo del doctor Clancy). El lunes habló sobre el Teatro Moderno. Esto es solamente una gota de agua para mi sed tan inmensa.

Respecto al grupo en mi alrededor, 59 personas muy diversas, las conozco a todas y no las conozco para nada. Por los próximos tres años está prohibido recrearse en dúos. Y respecto a rodillas, las mías ya ni me hablan, o sea están más tiesas que el Infierno. También, por lo menos en el principio, una tiene que reconciliarse con ser “un número” por un tiempo. Esta es pura institución, a causa del grupo tan grande, y odio esta fase hasta el punto que, cuando yo pensaba que treparía el muro, esperaba ver a todas las demás allí también. Yo siempre pude aguantar la muchedumbre más que tú, pero cuando comes, duermes, e incluso vas al baño al mismo tiempo, es una prueba para los nervios.

Ahora vas a pensar que hay un lado bueno, la “recompensa de cien por ciento”, pero es imposible comunicarse con una muchedumbre. Las edades van desde 18 a 32, nadie es muy ofensivo y hay muchas amables.

Nadie te conoce bastante bien como para decirte lo adecuado cuando lo necesi-tas. Y hasta este punto, a nadie le importa mucho.

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Naturalmente ahora que estoy separada de las cosas que antes sobrellenaron mi vida, ahora puedo mirarlas no de manera desinteresada pero sí como un poquito más distante. Extraño a mucha gente, a algunas más que a otras, a ti muchísimo. Hay tantas cosas que quisiera contarte. No voy a sermonear. Si alguna vez tú vas a hacer esto, Jean, olvídate de “allí”.

Estoy esperando con paciencia; no, esta es una mentira. De hecho, todo mi pro-blema, uno que me ha afectado toda mi vida, es la impaciencia. Espero conquistar todo con un solo intento y con una sola vista. No se hace esto con una nueva vida. Las cositas más pequeñitas continuamente me atrapan hasta el punto de la exaspe-ración.

Hablando del próximo domingo, es un viaje largo para ser parte de una muche-dumbre. Si vienes ven un poco más tarde, como a las 3:00 p. m. De esta manera puedo ver a mi familia y hablar con ella, y después contigo. El mes pasado estaba bastante mal. Yo hablaba a todo el mundo y no hablaba con nadie.

La carta que escribiste después de la última visita, diciendo que no me quejara de nada porque tengo mucho en mi mente, Jean, una cuarta parte de cada día no hay nada en mi mente. Estaría yo más que contenta al escucharte, como lo hice ahorita.

Al ir comprendiendo más te informaré más.

Con cariño, Ita.

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11. a JEan, 28 dE diCiEMbrE dE 1961

Apenas abrí el sobre y leí lo que escribí ayer. Suena un poco psicótico 24 horas más tarde. Pero es una imagen verdadera de mí en uno de mis humores locos.

Era necesario tener una borrasca para cambiar nuestro plan de cenar fuera el jueves en la noche. La semana pasada era una locura, especialmente ahora que es oscuro aquí a las 5:00 p. m. Tuvimos que bajar toda la comida con ayuda de linternas, bajando escalones de piedra (del tipo con una piedra encima de otra), y entonces hubo velas en las mesas y una fogata rugiente. Y todas nos congelamos con sola-mente suéteres. Según el rumor nos están preparando para una nueva misión en Labrador.

Hoy Julie Miller, de Savannah, Georgia, vio nieve por primera vez. Hay unas pocas más, una de Hawaii y otra de California, que solamente la han visto pocas veces. Era raro verlas a ellas mirando la nieve. Como unas niñas.

El jueves en la noche fue la noche para las confesiones y cada semana resisto el impulso de entrar y decir “bendíceme, Padre, soy una santa”. Pero esta noche mien-tras que yo hablaba y hablaba, el sacerdote me dijo que yo podía tener el periódico New Yorker después de que hubiera digerido todas las cartas de San Pablo hasta el punto de aplicarlas.

Hablando del New Yorker, era una sorpresa el aprender sobre la muerte de Thur-ber, especialmente porque ni supe que estaba enfermo. Otro buen hombre que ha salido a la “hectárea pequeña de Dios”.

Mis manos están llenas de rasguños. Ayer en la tarde desenterramos rosales. El jardín del noviciado ha sido designado para un estacionamiento. La monja encargada de horticultura casi se desmayó cuando vio a una de las postulantes jóvenes atacar una raíz persistente con un hacha de manga larga. ¡Nunca acuchilles la raíz de un rosal! No sé cuántos rosarios recibió la chica como penitencia. La ignorancia aquí no es ni felicidad ni una excusa.

Así es la formación espiritual. Mi cariño para tu madre y padre… Y algo para ti también.

Ita.

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12. 7 dE EnEro dE 1962

Querida Jean:

Tu carta me puso en el comienzo de una tanda de reflexión. Pero cuando pienso que tengo una respuesta es inadecuada en papel. Necesito mucho tiempo, como sentada en un corredor con una almohada, porque las palabras no tienen el mismo sentido cuando son usadas por dos personas diferentes. Y escribir cartas puede con-fundir el asunto. Pero aquí va mi respuesta.

Estar contenta no es una palabra descriptiva aquí, especialmente porque siempre me parece implicar una satisfacción con el estatus que no puedo decir, que estoy así porque tengo prisa para estar involucrada. Esto me deja muy intranquila. Me irrito conmigo misma por tener tantas cosas que me impiden avanzar. Es como un círculo vicioso. No es que seamos tan diferentes. Es más que tú y yo parecemos estar cons-cientes de la situación, pero a la vez nos falta la capacidad para remediarla. Siempre he dicho que la única cosa que no quería ser es ser “mediocre”. Después volteo y miro la palabra “Todo” en el ojo. Ser mediocre implicaría un salto completo —una entrega completa—, piensa en esto. Es como una patada en el estómago.

Después vienen los tópicos sobre el desprendimiento. Cuando tú llegas allí —y yo hablo solamente desde mis cuatro meses de un probar y errar conocido como expe-riencia respecto a posesiones— no duele nada. No. Aquel es demasiado general. Las primeras semanas pensaba que mi cerebro se deterioraría si no tuviera acceso a los 800 del Sistema Decimal de Dewey (clasificación de libros en la biblioteca). Pensaba que unos pocos libros no me harían daño, que sería bueno tener el New Yorker, y que estaba hambrienta de noticias. Pues era bárbaro que no nos permitieron el Times. Ahora pudieras contestar que lograron hacerme feliz viviendo en la vacuidad. No, de ninguna manera. Hay un sustituto, no “esto por aquello”, no The Tablet para Times, más bien es en tu interior donde tienes que tratar el asunto. Pasas más tiempo tratan-do de comprender.

De todos modos, estuve diciendo que ahora no me molesta tener pocas posesio-nes, las cosas son más sencillas —de hecho yo nunca hubiera pensado que un tercer par de zapatos pudiera ser superfluo—, ahora sí. El desprendimiento se convierte en problema para ti y para mí cuando se trata de personas. No quieres soltar a la otra, y en un sentido tienes que hacerlo. Tan mal poema que es el Sabueso del Cielo puede hacer claro el punto.

Todas quieren escapar, yo más que todo. Párate y piensa en la ironía de que yo esté aquí. Todavía tengo una aversión para un grupo grande de monjas. Cuando nos permiten hablar con ellas no tengo nada que decir y generalmente salgo caminando, y

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después estoy furiosa conmigo misma por no poder conquistar la aversión. Quizá una parte es timidez. Ojalá que sí, o va a ser un problema grande acostumbrarme.

Por eso me gustaba tanto el trabajo de lavar las ollas; estoy sola. Salí del punto otra vez (por eso es difícil en una carta) pero básicamente es lo que tú haces con tu voluntad. Todavía estoy rebelándome de varias maneras. Es difícil tragar todo lo que has exhibido como sabelotodo y aceptar el hecho de que, para ir al fondo, ya no quie-res ser tan ocurrente. Esto es lo que es difícil para mí, no cuánto cupo tengo, etc. Ser participativa significa una purificación de mi inclinación sádica que quiero eliminar y mantener al mismo tiempo, porque a veces siento que la entrega total te puede llegar a un acuerdo de actitud de “John Raymond”, pero después de un momento de lucidez me doy cuenta que involucrarte no implica… estar en una neblina. Cuando llegas a este punto, ser honesta contigo misma duele profundamente. Cuanto más quiero soltar todo, tanto más me doy cuenta que yo traté de esconder todo esto por tanto tiempo. Que me encontré en el hábito de vivir de una manera. Que ahora es difícil cambiar a lo que yo deseo hacer.

Este es un intento nebuloso e incompleto, muy inadecuado, pero tú lo comenzaste con tu carta. Por esto, tú recibes el resultado. Tú lo resolverás. Mi único deseo para ti es un lugar para echar raíces en paz.

Con cariño, Ita.

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13. a JEan, 25 dE EnEro dE 1961

Tengo una carta de Pat esta semana que iba a contestar hoy, pero en vez de esto hablaré contigo. Tú puedes escribirla si quieres.

Puedo y no puedo verte delante de una clase. La idea en parte es ridícula, porque tú puedes repetirme que hasta tu cara es azul (por falta de aire) y parte de mí rechaza reconocer que Jean tiene un trabajo. No me importa qué tipo de trabajo. De alguna manera ha estado en mi sangre que tú no debes ser parte de la carrera frenética perpetua.

Sé que si estás de un humor “constructivo” tienes que hacer y producir algo con tus 22 años de experiencia y conocimiento. Sentirás que yo soy una aguafiestas contra tus buenas intenciones, yo sé. Cierta parte de mí se queda en una nube de nostalgia, cuando no tuviste que trabajar. Si necesitas viajar en el metro y tener pies planos para probarte a ti misma que eres un miembro útil de la sociedad está bien. Tienes más fuerza de voluntad de lo que yo tendría en la misma situación. Yo sé que yo estaría en la escuela, que siempre ha significado para mí el símbolo de algún tipo de seguridad, ¿verdad? O considéralo como parte de mi sangre floja.

Otro punto, mi querida, tu pensamiento final, tu última carta, sonaba como un tribu-to postmortem a la “gran difunta”, pero yo no soy ninguna de las dos cosas. Pregunta a cualquiera que me conoce. Mi vocabulario debe carecer de algunas de mis palabras descriptivas de antes, pero todas esas palabras todavía se pueden aplicar a mí. El único confort que doy a la mayoría de la gente es cerrar mi eternamente activa boca.

Ahora, regresando a ti, nunca puedo organizar lo que quisiera decir. Hay tantos sentimientos que tengo que nunca permití antes. Estan fuera de mi propia “imagen” y de los que la encontraban cada día; gradualmente las cosas comienzan a salir, partes de mí que nunca llegaron a la superficie antes, probablemente porque no lo permitía. (Pensaba que yo regresaría a hablar de ti.) Pues, por primera vez, y es raro que debe ser aquí, estoy permitiéndome a mí misma amar y ser amada. Tú sabes, yo era siempre un pauvre [mendigo] tan independiente. Nunca acepté nada ni admitía que yo necesitaba afecto. Por supuesto, estaba equivocada. Las dos maneras. Es un constante dar y recibir. Solamente que ahora no hay posesión, excepto en una ma-nera abstracta, y entonces tú tienes que amar a más personas. Llega a ser un asunto de estar involucrada con cada persona hasta cierto punto, porque no puedes darte a ti misma a una sola persona. Nunca pensé que yo pudiera mirar a un cuarto lleno de gente y decir sinceramente que yo amo a cada una. No puedo explicarlo. Lo hago. No de la misma manera, por supuesto que no, pero es más que el casual “llevarse bien con la gente”, que yo pude hacer bastante bien anteriormente. Lograba aquello porque podía mantenerme en un nivel superficial y no involucrarme.

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Ni sé ahora lo que quería decir. Pero si algo de mi digresión te es útil como pers-picacia me alegra. Esta es más o menos como un proceso de fundición. Un continuo quitar todo lo que pudiera desordenar tu peluca. Y yo admito que las primeras capas salen muy fácilmente. Es solamente cuando penetras dentro que todo explota. Te dije la última vez que el desprendimiento de las cosas materiales no era tan difícil. Pero la única cosa que parece bloquear entre la divinidad y yo es yo. Creo que estoy desarrollando un caso de “No todavía, Señor, dame unos minutos más para gozar de mis nociones mal concebidas de libertad”. Pruébalo alguna vez. No es tanto que el espíritu está dispuesto y la carne débil, sino que la voluntad es fuerte y no quiere doblarse todavía. E irónicamente, aunque tú quieres que lo haga, esto no pasa inme-diatamente.

Ahora tengo que regresar a ti. Tú piensas que Dick te está abandonando. No pue-des manejar tu vida según un calendario. Estoy segura que hubiera podido encontrar sacerdotes que hubieran predicho que yo jamás perseveraría por cuatro años en la universidad y seguiría adelante. Cada persona es diferente. Y todos los consejos en el mundo no valen nada a no ser que tú tengas tus propias convicciones para estar de acuerdo o en desacuerdo con ellas. Tú sabes que no me importa si tú llevas un cilicio o una blusa de pijama, me importa que eres feliz y sincera contigo misma. No dejes que te empujen si no es el momento, pero tampoco corras a Europa para escapar de una decisión.

Doy consejos como si yo pudiera repartirlos. No es mi intención sonar autoritaria, sino más bien como un masaje verbal de espalda.

Ita.

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14. 15 dE Julio dE 1962

Querida Jean:

Contestar lo que tú me dijiste hace dos semanas es de poca ayuda. Creo que aquella es la cosa más frustrante acerca de los comienzos de esta vida intensa, guar-dar la lengua y la pluma hasta el momento correcto. Y entonces lo que una dice no tie-ne importancia. Tú aprendes a tener tus pies en dos lados, ahora en un mes, después en otro mes, brincando de un mes al otro hasta que las personas que te escuchan están mareadas. Seguramente mi familia piensa que tengo demencia a veces, o por lo menos que me estoy volviendo corta de inteligencia.

Sé que en cada carta que escribo digo lo mismo. Me gustaría sencillamente sen-tarme contigo y platicar. En los días con la muchedumbre no hay satisfacción alguna, excepto en ver tu cara. Todas las noches desperdiciadas en hablar de nada. No, no desperdiciadas exactamente, pusieron un fundamento que permanece allí para que podamos continuar donde dejamos de hablar.

Sé lo que quieres decir respecto al viaje a Topsfield. Hace una diferencia grande. Más de lo que pensaba con seriedad. Si el descubrir algo sobre mí misma al desenre-dar el año pasado me enseñó algo, era más que todo que yo me estimaba más de lo debido. Esto no es la humildad impuesta, sino es ver con más claridad.

No soy una sabia. Sin embargo, parece que siempre te estoy escribiendo consejos pretenciosos a ti. No he llegado al punto de donde no hay regreso, pero es más fácil vivir como si una ha llegado a este punto. Si no, es un pie adentro y un pie afuera, y aquello es un juego peligroso. Lo hice por un tiempo, y el resultado es que una está descontenta, que es una enfermedad muy contagiosa. Siempre es una broma pesada para jugar contra las otras que sufren de la misma manera.

Pero esto no nos corta la comunicación por siempre. Espero estar aquí permanen-temente, si no lo arruino, una habilidad que parece que estoy desarrollando. Es muy difícil explicar, pero sigo sintiéndome muy cerca de ti, y quisiera que todo fuera bien. Tú sabes que cualquier cosa que hagas está bien conmigo, pero por favor no esperes demasiado tiempo. Tu naturaleza a veces te subestima, y como resultado sacudes tus pequeños hombros reumáticos y te bajas en un momento de depresión. Recuerda, era tan suave y pantanoso como una pocilga, mejor que arena movediza.

Estás actuando como yo lo hice. La tentación de cosas mejores o ilusiones de grandeza no me molesta ahora, todavía hay una buena cantidad de whiskey. Tú dices lo que “debes decir” o “más o menos quieres”. Haz algo. Hasta los huesos puedo es-cuchar lo mismo del próximo julio. Lo haces sonar como una espada sobre tu cabeza, y lo único que te da es una consciencia llena de culpa. Aquella no es una manera

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de vivir. (Estoy poniéndome un poco violenta, ¿verdad?) No es mi intención hablar tan francamente y gritarte tópicos piadosos, pero necesitas un fusible para moverte. Creo que la mayoría del ambiente en tu casa tiende al estatus quo o escapar. No lo hagas.

No estoy poniéndote detrás de una reja, pero quiero que lo mires cara a cara pron-to, en vez de ponerlo en la repisa.

Por favor, escríbeme una respuesta enojadísima, y dime que debo dejar de piso-tear no solamente los dedos de tus pies, sino tu vida también.

Con cariño, Ita.

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15. 27 dE agosto dE 1962

Querida Jean:

Estuve pensando que tú debes enumerar mis respuestas y después, repasarlas y ver que después de tantos meses comencé a pontificar, y ahora que es casi un año puedo sermonear como los mejores.

Estuve pensando en ti en la cama anoche. Estamos de vacaciones y un grupo de nosotras tenemos nuestra cena debajo de unos pinos cada noche, y somos glotonas con el té, que como resultado a mí me mantuvo despierta. Pensé en las cosas relacio-nadas con tu carta que quería decirte y que me han impresionado durante el año.

La primera es sobre la décima estación. No soy buena para rezar con frecuencia el Vía Crucis, pero un día de Cuaresma estuve meditándolo. Me impresionó especial-mente la décima estación. ¿Qué pudiera ser más difícil que ser desnudado no sola-mente de tu ropa, sino de todo lo que forma tu identidad? Sin embargo, ¿qué era más necesario que esta misma cosa? De alguna manera, tienes que quitar todas las capas que has adquirido. Todas estas cosas que te impiden cuando realmente quieres soltar todo. Me fascinaba. Pude ver tantas cosas que yo tenía que quitar y todavía tengo que hacerlo, si voy a progresar.

La segunda cosa en que pensaba es quizá más relacionada contigo. Con tanta frecuencia camino sin dirección sintiéndome muy vacía, casi entumida. La rutina toma control, y tú puedes quedarte en un estado vacante. Creo que dije algo a una de las otras y ella se volteó hacia mí y dijo: “No te preocupes sobre el sentirte vacía, porque solamente cuando estás vacía se te puede llenar”.

Es algo que se escucha repetidamente, desde el “Sabueso del Cielo” en la pre-paratoria, pero nunca tiene sentido hasta que duele. Tienes que soltar lo poco que tienes, para recibirlo de vuelta en un diluvio con otras cosas también.

Es algo tan racional, tan lleno de sentido, pero a la vez sé que con frecuencia no puedo creerlo. Lo que tienes ahora puedes verlo y gozarlo, no importa cuán miserable sea, sólo que no tenemos bastante confianza para creer que si lo soltamos recibire-mos mucho más.

Es ultrajante aquí, porque todas han llegado hasta aquí soltando las cosas gran-des (supuestamente) solamente para ser atrapadas por las cosas triviales. Lo mismo contigo, nunca será obvio lo que te bloqueará. No importa cuánto hablamos en chiste, nunca va a ser dinero ni peso. Si algo puede arruinar tu vida son las estupideces tri-viales diarias que te distraen de lo más importante.

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Puede ser que yo parezca estar muy adelantada solamente porque no he estado en la acción por un tiempo, pero tú pudieras estar muy delante de mí desde donde estés, solamente cortando algunos hilos. Mi miedo por ti es que quedes estancada sobre alguna pequeñez tonta, cuando tu espíritu hermoso quiere y es capaz de volar alto. Si recibes una prueba y la encuentras dulce no permitas que nada te pare. Yo sé que puedes llegar hasta el final, y esto es lo único que espero de ti.

Oh, y no permitas que la personalidad del Padre Dick, la mía y la de cualquiera te forme o deforme, porque sabes que al final ¿qué diferencia hacemos?

Con cariño, Ita.

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16. 18 dE agosto dE 1963

Ecce Ancilla Domini

Querida Jean:

Estoy segura que esta carta se va a cruzar con una tuya en camino, pero pensé en escribir una hoy y después otra durante las vacaciones que empiezan la próxima semana.

Por supuesto, no tengo nada que decir, pero tú sabes.

La visita fue buena, pero una semana demasiado corta. Al principio yo pensaba que fue una pena que malgastáramos tanto tiempo antes, pero después de repensar-lo no lo creo. Es posible vivir una vida adelantada, y nuestra amistad ha avanzado con nosotras.

Respecto a tu invitación, traté de rememorar el corredor frontal y las sesiones so-bre las almohadas. Parece que hay cierta insistencia en ella, porque todo el tiempo una sabe que habrá una capitulación. Pero no hay ansiedad o incomodidad inaguan-table en ella si puedes relajarte en ella (un pensamiento ridículo cuando el tiempo es tan corto, yo sé). Hay un cierto gozo y regocijo que deja la cabeza mareada.

No soy una aficionada del simbolismo conectado con la vida religiosa. Pero hay una relación definitiva que una tiene que hacer con Dios. Y quizá con menos senti-miento pudiera ser más clara. Pero en o fuera del claustro es la misma cosa. ¿Por qué hasta ahora yo vacilo en decir estas cosas a otras personas?, porque les parecería “de monjas”, cuando no tenemos prerrogativas es ridículo. Todos tienen que hacer esto, y a veces cuando el doctor Drennan daba sus “comentarios” en filosofía se podía ver realmente el efecto de una persona que había entregado todo.

Es gozo, es paz, no puedo verla en muchas personas alrededor. Esta mañana estuve haciendo mi lectura espiritual y sentí lo fácil que debe de ser (por lo menos en teoría). Lo único que obstruye el camino en la mayoría del tiempo somos nosotras mismas. Decimos “sí” con una decena de hilos y condiciones conectadas.

Pero estoy saliendo del punto. Una tiene que ir, pero no bajo una espada de doble filo. Es maravilloso sentir la llamada. Da mareo el saber que una es tan amada. Lo sé, no lo hago bien, y soy tan ingrata que cualquier hombre que se respete a sí mismo me hubiera dejado hace mucho tiempo. Pero estoy aquí todavía. No lo comprendo pero estoy agradecida.

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También tengo que confesarte que soy una tramposa. Quería dar algo, pero por supuesto no tenía nada, hasta que pensé en la medalla. [La medalla aquí es una pe-queña medalla de la Virgen María que Ita dio a Jean.] Esto me gustó mucho, porque es una manera pequeña de decir que Ella es toda una dama. Nunca nos presentaron formalmente, y cómo otras Josefinas [una referencia a las hermanas Josefinas que la enseñaron en la preparatoria católica] nunca le puse mucha atención. Es un asunto gradual, hay tan pocas cosas para decir sobre ella. Todo está en la Anunciación, cuan-do una siente más la necesidad de ser así. Ella se destaca más y más, es realmente una dama.

Goza de los cocteles y canapés, y revisa el primer plato. Estoy contigo en todo.

Con cariños, Ita.

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17. 17 dE noviEMbrE dE 1963

Ecce Ancilla Domini

Querida Jean:

Creo que esta es la primera vez que contesto una de tus cartas dentro de las pri-meras dos horas. Generalmente son dos meses.

¿Te gustaba el doctor Ulanov? Dio ponencias en Marymount [Manhattan College] una vez y dio una serie en la Casa Matriz [de Maryknoll] cuando éramos postulantes. Cuando tú lo mencionaste en tu última carta fue inmediatamente después de que escuchamos una de aquellas grabaciones. Desde entonces hemos tenido dos, una sobre el arte y la de ayer sobre el drama. Son suplementos de las clases y subrayan lo que debe ser lo más obvio para nosotras, pero algunas como yo somos lentas, la luz llega más despacio. Su tema era siempre la trascendencia y la inmanencia de Dios, y lo ilustró en todas las formas de arte y escritura, pero a la vez mostró cómo encontramos lo trascendente en lo inmanente. Teilhard de Chardin dice lo mismo, como también muchas otras personas. Es un proceso lento de comprender, pero al comprender poco a poco, hace todo capaz de ser sacramental. Creo que también está desarrollando en mí un sentido de maravilla o asombro. Puedo regocijarme en la belleza de la puesta del sol, en la flora local, en un pez y un pájaro que vimos. Vienen a la mente los versos del salmo que proclaman que todas las cosas glorifican a Dios, cómo estamos tan maravillosamente hechos, etc., en toda la Naturaleza, solamente somos “terrón”, y esto es nuestra gloria y nuestra caída.

A veces pienso que todo esto (tres años) valdría la pena solamente para este horizonte nuevo. ¿Por qué estuvimos tan encasilladas antes? Tú dijiste que nunca estuvimos tan encasilladas como tus expertos en St. Brendan, pero a mi manera, yo lo estuve. Quizá fuimos al Met en vez de ir a la Manzana Roja, pero nunca lo relacio-namos.

Pienso en ti allí en San Francisco. Quizá es aburrido y como en sueños, pero aun con esto hay infinito potencial. No estoy exagerando con mis adjetivos. Tengo que decirte una cosa. Apenas me acordé de un verdadero non sequitur.

¿Recuerdas una noche que Ann y yo estuvimos hablando de ser mujeres, y si esto se aplicaba? He estado pensando en esto. Yo no quiero ser Peter Pan por el resto de mi vida.

Aunque no me vean así, quisiera ser mujer con todas las cualidades que esto implica, el dar, la fortaleza, la falta de egoísmo. Hablando de ti, ahora que has sido

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abierta y herida, como la concha de una almeja, todo este proceso pudiera suavizar y fortalecer. Creo que la madurez viene no con las canas, sino con el sufrimiento usado de manera positiva. Siempre me ganas en llegar al punto, y esto me gusta Espero que las dos demos el todo.

Con cariño, Ita.

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18. 30 dE diCiEMbrE dE 1963

Querida Jean:

Por supuesto que no me gustó lo que dijiste en tu carta, más que cuando una se burla de mí. Por favor no me pongas en un pedestal o distorsionas lo que tengo. No es maestra —alumna o cualquier otro nombre de relación—. Es una amiga mostrando a otra amiga. Por favor, acéptalo así.

Ahora que has hecho el intento otra vez (tú y yo debemos publicar una memoria de nuestras solicitudes) me doy cuenta que te han dicho muy poco de lo que pasa. Y aunque suene sádico no te voy a clarificar más. No es tan importante. Pero hay cosas que quiero compartir mucho contigo, que voy a arruinar con palabras, pero intenta ver la verdad a pesar de los garabatos.

Al comienzo de este mes, no estoy segura cómo o por qué, probablemente más evolución que nada, me admití a mí misma que he malgastado 15 meses. No había hecho nada por dar mi consentimiento para vivir así, solamente había rodado así en el aire cómodo de complacencia que me ha rodeado desde que reemplazó el postna-cimiento. Tú no tienes exactamente lo mismo, pero tienes cualidades semejantes que te pueden asfixiar.

Jugaba con esto un tiempo, me imagino que tuvo que echar algún tipo de raíces, hasta la semana pasada. Ahora tengo que comenzar todo de nuevo. Estuve “hiper” como decimos aquí, y el tranquilizarme me ha dejado en un vacío. No me molesta (esta no es exactamente la verdad, ni lo que quería decir). Lo esperaba. Tengo que regresar a lo cotidiano y prosaico, no como antes, porque ya no puedo vivir como antes. Estas pequeñas luces sobre la responsabilidad, la mía para ti, para mí, para cada persona que eventualmente encontraré en el tema demasiado machacado de consciencia, todo. Si hubiera escrito esta carta el miércoles o el jueves, hubiera sido un deleite oratorio. Ahora ni puedo decirlo. Me imagino que por fin me comprometí. Más o menos me doy cuenta que solamente puedo ser yo misma siéndolo. Aun cuan-do esto implica ser un terrón mediocre, tengo que ser uno aquí, ahora. Es un poco como el Sabueso del Cielo, puedes correr y encontrarlo directamente delante de ti. Y al comienzo era puro regocijo. Después te das cuenta lo que significa. Está bien que yo no sé todo lo que implica ahora, sino solamente un poco, porque sería aplastante, en especial ya que no puedo evadirlo.

No sé si esto es claro, espero que sí, para ti. Una parte de la concha de la almeja ha sido forzada y abierta. Duele, pero tiene que ser así. Así lo quiero, masoquista que soy. Pues tú sabes lo que quiero decir. Estoy feliz por la manera en que se resuelve esto. Espero que tú no resistas tanto tiempo. Todos te dicen lo tonto que es, pero

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nadie te puede obligar a moverte hasta que quieras. Hasta cierto punto ha sido un yo contra Dios, y yo era tan audaz como para pensar que era como un empate.

Si tu próximo colchón es paja o no, por favor, acepta algo de esto. Te lo doy con todo mi amor.

Ita.

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19. 12 dE Junio dE 1964

Ecce Ancilla Domini

Querida Jean:

No sé cuánto has estado hablando con mi familia, entonces no tengo manera de saber si esto te sorprende o no. Mi estómago se ha “irritado” y el lunes pasado, el doc-tor dijo que no debía estar bajo la presión de hacer votos el día 24. La Madre General dijo que está bien, y entonces parece que voy a pasar el verano en Massachusetts.

René y Mary Ann van a volar hasta aquí mañana, más que todo para satisfacer la idea de todos de que estoy bien y sólo necesito un poco de tiempo para quitarme la presión.

Creo que encontré a mis papás sin defensas, y claro que estuvieron preocupados e intranquilos, pero ahora creo que están aceptándolo normal. Si tú hablas con ellos la próxima semana, quizá podrían informarte de cualquier cosa que les parezca im-portante. Debo hacer los ejercicios espirituales de ocho días, comenzando el lunes en la noche.

Después de que las cosas se calmen, cerca del fin de mes, te escribiré de nuevo.

Con cariño, Ita.

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20. 18 dE agosto dE 1964

Querida Jean:

Estoy en casa. El miércoles en la tarde fue oficial que yo no pude profesar mis vo-tos. No quería causarte shock llamándote o tocando el timbre de tu casa. René debe dar a luz en la semana. Te llamaré el martes o el miércoles, después de saber que hayas recibido esto. Es un shock y una desilusión, y no creo estar operando con todos mis motores, pero “rebotaré” pronto.

Con cariño, Ita.

ita en 1961, como poStulante de maryknoll, con Su hermano Bill.

ita Sentada con otraS noviciaS de maryknoll en 1962.

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Capítulo 4nuEva york: 1964-1971

introduCCión

ita Ford regresó en agosto de 1964 a la casa de su familia en Brooklyn. René,

la hermana de Ita, había llamado a Gra-ce Monahan Neimeyer, una amiga de su niñez y preparatoria, para recogerla en el Aeropuerto de La Guardia. Grace es-tuvo perpleja pero contenta para ayudar. Como ella recordó:

Después de decir “Claro que sí”, pregunté por qué y René me dijo que Ita estaba regresando a casa. Cuando llegué al Aeropuerto de La Guardia, sección Este, miré mientras bajaron todos los pasajeros del avión y concluí que Ita no había logrado abordar su vuelo. ¡No la reconocí! Bajó del avión con una apariencia que jamás había visto en ella.

¡Cómo sufrió en los próximos meses! Estuvo miserable y enferma, en cuerpo y alma. Pasaba horas escuchando las grabaciones de piano de Julie [Julie Miller] y llorando. Hablaba sobre lo doloroso que era, y las dos hablábamos sobre lo mismo por horas sin fin. Nunca la he visto tan devastada.

Estuvo frágil cuando regresó, pero resistente. Era como si acontecimientos que ella no podía controlar ni compren-der hubieran tomado control. Su familia y amigas dieron su apoyo y sugerencias mientras ella consideraba otras alternati-vas a la vida religiosa. Con un doctor de Nueva York siguió con responsabilidad sus terapias que había comenzado en

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Boston, antes de concluir que no ayudaban tanto. Mantuvo relaciones de amistad con varias hermanas de Maryknoll, algunas de su generación que ya eran profesas, algunas de las cuales estuvieron sirviendo en los Estados Unidos antes de salir en misión. Como su madre observó, durante estos años Ita nunca cortó conexiones com-pletamente con las hermanas de Maryknoll.

Lo que al principio parecía una decisión definitiva comenzó a parecer, en el curso del tiempo, como un desvío. Muchas personas atestiguan que era un tiempo impor-tante de crecimiento y exploración para Ita. Las cartas coleccionadas en esta sección muestran ideas y planes cambiantes durante su primer año en casa mientras seguía comunicándose con su maestra de novicias, la hermana Mary Galligan. Durante el primer año Ita vivió en la casa familiar, pero después de conseguir un trabajo como editora se mudó a un apartamento. Quería más independencia y su propio espacio para compartir con amigas, especialmente las varias hermanas de Maryknoll que pa-saron por la ciudad rumbo a diferentes destinos.

Para la señora Ford este período marcó una transición importante y la realización para Ita de sus propios dones e independencia.

¿Por qué pienso que éste fue el período más grande de crecimiento? Ella fue por primera vez una persona independiente —con todas sus responsabilidades—. Llegó a ser editora de una serie de libros de religión para la preparatoria. Esto fue en los años de los 1960. Se involucró en derechos civiles y otras causas. Mantuvo conexión estrecha con Maryknoll.

Estos eran años de cambio social y político extraordinario. El movimiento por los derechos civiles y la guerra con Vietnam, así como el feminismo y la revolución sexual estaban en la prensa popular. Para los católicos el Concilio Vaticano II estaba inician-do una nueva era de reformas y renovación. Ita se encontraba en medio de estas corrientes, dialogando con amistades y familia al intentar marcar su propio camino.

Ita consideraba enseñar y tomó cursos de educación en Hunter College. Pero al final escogió otro camino. Uno de sus profesores de la universidad de Marymount Manhattan la recomendó para que aceptara un trabajo en Sadlier, la casa católica de publicación cuya especialización era educación religiosa. Era una oportunidad muy apropiada para Ita, usando sus experiencias de preparatoria y universidad como edi-tora de periódicos y anuarios. Le dio la oportunidad de sumergirse en las corrientes apasionantes de la Iglesia postVaticano II, proporcionando libros que reflejaron los horizontes expandidos en Teología y estudios bíblicos.

Rápidamente ella buscaba oportunidades como voluntaria, trabajando con mujeres jóvenes de Puerto Rico en la Parroquia de St. Teresa en Chinatown. Observó lo poco que entendieron acerca de la doctrina católica, pero qué auténtica era la práctica de su fe, y qué bien comprendieron mutuamente sus luchas en la ciudad y los problemas

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de drogas y prostitución. Fue muy consciente de la superficialidad de la educación religiosa que ella había recibido en la escuela primaria católica, en la preparatoria, y hasta en la universidad, y tuvo mucho anhelo por compartir el fruto de su experiencia. Se dio cuenta que, a pesar de sus anteriores quejas, Maryknoll la había premiado en sus tres años con una comprensión más rica de su fe católica.

Consideró entrar en un programa como voluntaria para católicos laicos (Extension Volunteers) con oficina central en Chicago, que le hubiera dado la oportunidad de dar servicio en los barrios más pobres de la ciudad. Escribió a la hermana Mary Galligan sobre estos planes y pidió una carta de recomendación que clarificaría su salida de Maryknoll. El problema no era tanto la falta de vocación por la vida religiosa como la resistencia física que la vida de misión exigía.

Estos eran años marcados por las protestas contra la guerra en Vietnam y por mo-vimientos culturales radicales. Ita, como muchas personas de fe religiosa, invirtieron mucha esperanza en este período, la esperanza de que por medio de sus esfuerzos lograrían la paz y la justicia y este mundo estaría un poco más alineado con el Reino de Dios.

La Editorial Sadlier le abrió una nueva vía que encajaba de manera natural con estas ambiciones. Sadlier fue fundado por dos hermanos irlandeses que llegaron a América en 1832 para responder a las necesidades educativas y espirituales de la población inmigrante irlandesa católica. Por varias generaciones de la familia la Edi-torial Sadlier había sobrevivido y evolucionado de catequesis a la era postVaticano del tiempo de Ita, y una variedad de libros de texto tanto religiosos como no religiosos entraron en su lista

En Sadlier Ita tuvo la fortuna de encontrar un grupo muy unido de profesionales católicos jóvenes y liberales buscando cómo desarrollar la visión del laico católico en el mundo y en la Iglesia. Era un grupo con horizonte amplio en su lectura e inmersos en la cultura y el dinamismo de la ciudad y su vida. Una lectura básica para ellos eran los periódicos New Yorker y New York Times, las revistas católicas América y Com-monweal, el periódico National Catholic Reporter, y los documentos del Vaticano II. William Reedy era uno de los editores con quien Ita trabajó. Ella vio en él un mentor y un ejemplo de cómo vivir la vida cristiana en el mundo, lidiando con los problemas de los tiempos. Como Joe Petulla, un autor que trabajaba con Ita, recuerda sobre esta etapa:

Ella hizo el trabajo de editar todos mis libros. Y ella era mucho más que editora; era más como coautora. Yo le mandaba una copia dictada en borrador; y movía material por aquí y por allá, añadía puntos y la regresaba. Yo hacía lo mismo y lo regresaba. Algunos de los días más felices de mi vida eran los viajes a Nueva York para discutir el contenido, revisar esquemas para nuevos libros y escribir mucho.

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La mayoría de las reuniones en Nueva York fueron compuestas de gente de la oficina y todos los asesores y autores, atestados en un cuarto en el café City Squire o en la oficina misma. Logramos mucho trabajo en aquellas reuniones. Generalmente Ita y yo pasamos tiempo con nuestros libros en la oficina, y también logramos salir a ver algunos teatros juntos o ir al Museo de Arte Moderno o cualquier cosa de moda que estaba pasando. Seguimos nuestros intercambios de opiniones sobre los libros en nuestros paseos por Nueva York; creo que Ita y yo representamos el pensamiento de la izquierda en las discusiones, pero nunca sentí tensión con los demás. Ita tuvo un pensamiento crítico, no ideológico; hasta en los años 60 nos encontramos con un hombre buscando firmas para detener la construcción de una planta nuclear para producir electricidad, e Ita desafió al hombre a que nos explicara de dónde Nueva York conseguiría su electricidad si no construían la planta. Ella dijo que lo pensaría antes de firmar.

Reedy era muy chistosa en nuestras reuniones; le gustaba tomarnos el pelo a todos, en especial a Ita, por quien sintió especial cariño. Yo tenía la tendencia de criticar nuestras instituciones americanas. Bill me reprendió, diciendo que yo era demasiado negativo; Ita nos mantuvo unidos en el centro.

Aquellos días parecen tan lejos. Por un lado me parece una maravilla que Ita y yo pudimos estar tan unidos y nunca considerar ningún tipo de relación a ocultas, por el otro, no es nada extraño. Yo no estuve considerando salirme del sacerdocio en aquel tiempo, y la mente de Ita estuvo muy ocupada con muchas cosas. Entre otras cosas, estuvo comprometida con un tipo japonés-americano; creo que se llama Ray. Estuvo contemplando la mejor manera de vivir el resto de su vida también. Quería una experiencia profunda de comunidad (como también quería yo), y me dijo más tarde que la encontraba en Maryknoll. Yo vivía en varios tipos de grupos (el grupo explícitamente político tenía un ambiente más en contra de la comunidad, ni mencionar que era asqueroso) aquí en Berkeley y San Francisco, y ahora me inclino a pensar que las congregaciones religiosas tienen la mejor probabilidad de lograr relaciones comunitarias en el sentido en que Ita y yo hablamos.

Yo fui muy ingenuo en aquellos días, pero no pienso que Ita fuera así. Era una persona muy sensible y compasiva, pero a la vez una pensadora maravillosamente crítica. Y se emocionó respecto a tendencias y problemas, como yo lo hago. Pero, en contraste conmigo, ella no perdía la cabeza.

Cathy Lavin, una colega de Sadlier durante los años en que Ita estuvo allí, recuer-da que, cuando la conoció en el año 1969, le impresionó la apertura de Ita, su mente extraordinariamente lúcida, y su capacidad para hacer amistades y conversaciones intelectuales:

En aquel tiempo, el departamento de religión de Sadlier fue un colectivo muy unido que con frecuencia salía en grupo para almorzar, y después de las horas de trabajo, gozaban bebiendo juntos. Ita fue parte de este grupo. En el curso de unos meses llegamos a ser muy buenas amigas. Como amiga yo me sentí atraída hacia ella por su amabilidad, su honestidad, su apertura a la amistad y su sentido de humor.

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Ella amaba la vida y amaba Nueva York… Teatro, música, la Villa, la Capilla Newman en la Universidad de Nueva York, leer a los ciegos… Dado que yo era soltera y mi departamento estaba en Nueva Jersey, con frecuencia me quedaba en su departamento o el de Kate para la noche. Hubo mucho tiempo para conversar.

Ita leyó ampliamente, y tenía una de las mentes más lúcidas que he conocido. En aquel tiempo estaba muy perturbada sobre la guerra en Vietnam. Estoy segura que marchaba en Washington, D. C., también, aunque no recuerdo que ella estuviera conmigo. Ella, Kate y yo (y otras personas) fuimos al teatro sobre los hermanos Berrigan —“The Trail of the Catonsville Nine”—. Una mañana recibí una llamada de Ita preguntándome si yo quería ir con ella a una conferencia. Uno de los hermanos Berrigan (Daniel) había estado en un escondite pero fue arrestado en Rhode Island en la casa del abogado William Stringfellow. Stringfellow iba a tener una conferencia de prensa para explicar sus acciones. Ita me advirtió que era muy posible que el FBI estuviera presente tomando fotografías… Yo lo pensé y me uní a Ita.

Creo que este incidente ejemplifica un aspecto importante de la personalidad de Ita: aunque ella misma tuviera convicciones fuertes sobre un asunto, nunca trataba de imponer sus opiniones en otras personas. En el caso de la conferencia de prensa ella ya había llegado a su decisión, pero solamente me presentó los hechos —junto con una invitación.

Otro editor, Roger Marchand, de Sadlier, reitera esta visión de Ita.En su departamento en Sheridan Square, durante sus años antes de Maryknoll, Ita tuvo una cartulina en su pared. La cartulina decía: “¿Qué pasaría si ofrecieran una guerra y nadie llegara?”.¿Cómo fue Ita en sus años como editora en Nueva York?

En aquellos años —fines de los 60 y comienzos de los 70— ella parecía igual a todos nosotros. La mayoría de los editores en aquel tiempo éramos solteros /solteras. Éramos un grupo de “Católicos liberales” que trabajábamos juntos, fuimos a fiestas juntos y protestábamos la guerra de Vietnam. Ita fue claramente el centro de todo esto.

Como editora ella era superior —una profesional verdadera—. Como amiga era generosa, amante de la diversión y (ahora que lo pienso) aceptando totalmente a cada persona. Uno tras otro la mayoría de nosotros nos casamos y comenzamos a formar una familia. Pero no Ita.

Desde 1968–1970, los años antes de que entrara de nuevo a Maryknoll, Ita compar-tió un departamento en Sheridan Square, Greenwich Village, con Katherine Monahan Gregg. Era el segundo departamento y la segunda compañera de habitación para Ita. Ambas, Ita y Katherine, fueron graduadas del Marymount Manhattan College; habían viajado juntas a Rusia en su último año y habían mantenido una amistad en medio de un círculo grande de amigos y amigas. Katherine en aquel tiempo estuvo trabajando para IBM y ganando muy buen salario; Ita, como editora, no ganaba tanto.

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Katherine recuerda aquellos años como años pacíficos y como tiempo de explo-raciones juveniles en que su amistad renovada con Ita después de la universidad se profundizó. Ita, aunque más tímida que Katherine, fue la que tomaba la iniciativa en explorar las posibilidades ricas en asistir a exhibiciones de arte en la Villa, explorar las librerías y los museos, y asistir a muchos teatros. Ita introdujo a Katherine a la ópera. Compraban los boletos más baratos donde solo había cupo para estar parada, muy atrás en el teatro. Con frecuencia, después del segundo acto, se movían para ocupar las mejores butacas abandonadas por los de los suburbios que ya habían salido.

A Ita le encantaba ir a los museos y pasar horas abstrayendo lo que veía. Enseña-ba a Katherine el valor de participar en comunidad y diálogo, de ser activa en relación con otras personas en vez de pasar horas pasivamente dejando que la televisión la entretuviera. Aunque Katherine insistió en que tendrían una televisión en el departa-mento, Ita la miró rara vez, y Katherine aprendió a apreciar el estilo de Ita y su valor de conversar y vagar en silencio en la ciudad. Ita la introdujo a nuevas maneras de ser, la atraía a ella y a otras personas a unirse con las protestas y escribir cartas en contra de la guerra de Vietnam. Katherine recuerda que Ita tomaba la iniciativa y dirigía en estas áreas mientras que se quedaba atrás en grupos grandes.

En el curso de estos años Ita salió con distintos hombres. Su madre y otros re-cuerdan que tuvo su relación más seria con Ray, un abogado japonés-americano. Su familia había sido internada en campamentos de presos en California durante la Segunda Guerra Mundial. En la opinión de muchas amigas y amigos, formaban una pareja espléndida. Ita hablaba de tener muchos hijos y moverse a un área rural, quizá inspirada por los ideales del movimiento de Catholic Worker en este período. Pero la relación poco a poco se terminó. Mantuvieron una buena amistad y el estuvo presente para su fiesta de despedida antes de que Ita entrara de nuevo con las hermanas de Maryknoll.

Según su amiga Kate Monahan Gregg, al llegar a los 30 años de edad Ita quiso hacer algo importante con su vida. Había madurado en Sadlier, al adquirir más expe-riencia y competencia profesional. Ella, sus amigas y amigos viajaron a Cape Cod, Florida; Washington, D. C., California y México, explorando, quedándose en hoteles baratos y compartiendo aventuras. Ella mantuvo sus valores y estilo de vida sencilla. Sus amigos la describen en esta época como hermosa y clásica. No intentó vestirse como una mujer de moda de Nueva York. Al contrario, mantuvo el mismo vestuario que tuvo desde la universidad. Las posesiones no eran importantes para ella. El tiem-po que pasaba con sus amistades y experimentando de manera intensa las riquezas de la vida y sus inquietudes estuvieron en primer plano. Deseaba vivir en comunidad con otras personas y se esforzó en descubrir cómo lograr esto en medio de una cultura que priorizaba el poder de las cosas en vez de las relaciones personales. La

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pobreza humana, el racismo, la desesperación, los disturbios violentos y la muerte obscurecían la esperanza al terminar esta década de los 60.

Durante este período las hermanas de Maryknoll experimentaron grandes cam-bios al lidiar con los directivos del Concilio Vaticano II. El Capítulo General de 1964 presagió el cambio que llegó más dramáticamente en su Capítulo General de 1968. En 1964 la Madre Mary Coleman envió a las hermanas copias del libro A Nun in the World (Una Monja en el Mundo) escrito por el Cardenal Joseph Suenens junto con escritos de su fundadora la Madre Mary Joseph (Mollie Rogers). Estuvieron tratando de captar su visión original y abrir la congregación a nuevos desafíos. En 1968 se preguntaron a sí mismas: ¿qué cosa en realidad tiene prioridad?, ¿la misión?, ¿o la vida consagrada como religiosas?

Más y más, las hermanas creyeron que la misión debía moldear la vida comunita-ria. Se cambiaron desde la estructura jerárquica de gobierno por medio de la Madre General y un Consejo General a un estilo más representativo de gobierno con una presidenta y una Mesa Directiva Central del Gobierno. La hermana Barbara Hendricks llegó a ser la primera presidenta. Ella había servido en el Perú y conoció al teólogo peruano de la Teología de la Liberación Gustavo Gutiérrez. Su nueva constitución re-flejaba un enfoque nuevo de “identificarse con los pobres en el sentido evangélico”. Se sintieron llamadas a una nueva mutualidad al acercarse a la misión en culturas extranjeras “para formar comunidad por medio de un compartir mutuo y la comprensión profunda del sentido último de vida: construir la comunidad de Dios”. Vaticano II les llevó a un compromiso renovado, a respetar las culturas y religiones de otros pueblos.

Por medio del contacto continuo de Ita con las hermanas de Maryknoll durante estos años cuando la visitaban en Sheridan Square, ella se mantuvo al día con esta conversación de renovación y cambio. En 1970 Ita decidió hacer un viaje turístico a Japón con un grupo de maestras del cual su madre había escuchado. Visitó Tokio y a su amiga la hermana Julie Miller, y ellas visitaron numerosos santuarios budistas en su exploración de Kyoto. Como la hermana Julie recuerda:

En el verano de 1970 Ita descubrió una excursión de maestros, o alguna cosa rara, que iba a Tokio por dos semanas. Ella se unió a la excursión y llegó. Creo que su madre sabía de la excursión e informó a Ita… Tuvimos una visita maravillosa. Incluso volamos a Kokkaido por unos días. Tengo fotos de Ita en varios de los templos en Kyoto.

El día antes de su salida Ita me preguntó mi opinión acerca de la idea de su regreso a Maryknoll. Todo era muy casual. No puedo recordar nada de lo que ni ella ni yo dijimos. Se salió con su grupo de excursión con quienes nunca estuvo y me llamó en Tokyo desde Nueva York en 1971 diciendo que estuvo saliendo por San Luis, Missouri. Nunca me dijo sobre las dificultades que tuvo para regresar, pero las tuvo.

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Ita mandó una tarjeta postal a Jean Reardon (ahora Baumann), en la cual ella tam-bién celebraba la hermosura de Japón y su amor por los sitios budistas. Este, igual que su primer viaje a Rusia, era un prefacio para su regreso a Maryknoll meses des-pués. En cada caso se estiró para explorar otra cultura muy diferente de la cultura del Occidente. Ray ya no era su futuro, pero él había picado su curiosidad y deseo de ir a Japón, como lo había hecho su amiga Julie Miller. Ir a Japón le ofreció la oportunidad de reflexionar sobre el bombardeo a Hiroshima y Nagasaki, y el poder destructivo de la guerra. Ita quería ser puente entre las culturas y aprender una manera de prestar su vida para construir la paz y para el diálogo interreligioso. El Vaticano II abrió este hori-zonte de posibilidades y una nueva manera de hacer “misión”. Ita regresó a Maryknoll diez años más grande, con más experiencia de vida y conciencia de su capacidad de vivir en el mundo y desarrollar sus propios talentos.

Otras personas recuerdan su intensidad y su deseo de experimentar la vida en esta encrucijada. Cathy Lavin de Sadlier recuerda:

Yo llegué a saber de la decisión de Ita de regresar a Maryknoll después de que ella ya lo había decidido, pero no estaba aceptada todavía. Parece que la comunidad cuestionó si Ita tenía la fortaleza psicológica para Maryknoll, y sus dudas surgieron de las razones —cualesquiera que fueran— por las cuales le habían pedido salir la primera vez. Yo pensaba que Ita estaba nerviosa por sus entrevistas con el doctor, dado que su futuro dependía mucho en lo que él diría. Pero Ita era la misma persona calmada y amable. Estaba muy cómoda con quién era y dónde estaba ella en la vida. Estaba segura que Maryknoll mismo aprendería esto, y si no… Yo recuerdo muy bien cómo ella sonrió con su sonrisa traviesa, diciendo que ella lo dejaría en las manos de Dios… Su llamada a la vida religiosa no la hizo mejor que las demás en el mundo. Este era su trabajo en el mundo. Pero el mundo necesita buena gente en cada aspecto de la vida. Su mensaje parecía ser: “Haz lo que te toca hacer, pero hazlo bien y con buena conciencia”.

Con frecuencia participaba en conversaciones largas acerca de las tendencias que ella buscaba entender mejor. Significativamente, ella no se dirigió a sus amista-des para pedir su opinión sobre esta decisión suya de regresar. Al contrario, parece que mantuvo su propio consejo y vivió con su convicción de que el tiempo era el mo-mento propicio para reconectar con las hermanas.

Según la señora Ford:Cuando le pregunté sobre su regreso a Maryknoll, Ita dijo que todo el ambiente era muy diferente ahora de cuando ella había entrado la primera vez, y que ellas eran las personas con quienes ella quería pasar el resto de su vida.

Maryknoll era el lugar correcto para ella. Era como si las dos, la Congregación y ella, estuvieran viajando juntas hacia este cruce de caminos. En 1962, 132 postulan-tes habían entrado en Maryknoll; muchas habían salido en los años siguientes, en

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parte debido a las corrientes cambiantes del tiempo. Para 1970 solamente tres entra-ron. Pero Ita regresó en 1971 muy consciente de su búsqueda y dispuesta a explorar su compromiso. Esta vez se encontró con el cambio que no entró en Ossining, Nueva York, sino en San Luis, Missouri.

Cartas y EsCritos

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21. a la hErMana Mary galligan, MM, MaEstra dE noviCias, 10 dE sEPtiEMbrE dE 1964

Apreciada hermana:

Son cuatro semanas desde que llegué a casa, y aunque todavía no parece real, estoy acostumbrándome. Por medio de Marymount, conseguí una posición en Sadlier libros escolares, haciendo trabajo editorial en una nueva serie de libros de inglés para la preparatoria. Esto no es completamente nuevo, porque he estado en el equipo para periódicos y anuarios. Por el momento parece la mejor opción.

Yo pensaba que quizá me gustaría enseñar. Dado que consideraba los cursos de educación en la universidad como un malgasto de tiempo, tengo que comenzar ahora para conseguir lo mínimo, que debe ser terminado en la primavera. (Estoy tragándo-me todas mis jactancias de la universidad, pero una rebanada de pay de humildad no será un precio demasiado grande si puedo ser una buena influencia en las aulas de clases.)

También hice contacto con un sacerdote en la oficina en Nueva York de CCD [Con-fraternidad de Doctrina Cristiana] y posiblemente enseñaré catequesis en las noches cuando no tenga clases.

Esto debe mantenerme ocupada, porque los sábados iré a Arlington, comenzando a mediados del próximo mes. Vi a la doctora en Newark, antes de que ella volara a Londres.

No he hecho contacto con mucha gente todavía, porque no me siento exactamen-te cómoda, pero he visto a la hermana Maureen Faith, y en el día del Trabajador visité a Rosemarie (yo gozaba de la comida a la cuál tú faltaste). El sábado veré a Adle Noble. Fuera de esto, no tengo ganas todavía de ver a las demás, o a participar en sus organizaciones.

Antes pensaba que yo era muy flexible y que podía ajustarme rápidamente, pero toma tiempo regresar a rutinas anteriores, que son diferentes, si no diametralmente opuestas, a la manera en que he pensado por los últimos tres años. Pero las gracias siguen llegando, y por esto tengo confianza en que todo saldrá bien al final.

Esto ha sido un reporte muy egocéntrico. Por lo menos termina con un deseo para un año muy feliz para usted y para la hermana de Chantal en St. Mary’s. Me gustaría escuchar acerca de ello, si tiene tiempo, y yo le escribiré cuando empiece a ver a la doctora.

Con cariño, Ita.

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22. 2 dE diCiEMbrE dE 1964

Apreciada hermana [Mary Galligan, MM]:

Me gusta su nuevo papel para escribir, mejor que su papel con membrete. Si no le molesta lo que digo, me encantó porque tenía su toque de lo no esperado.

No hay manera de negarlo. Yo he sido muy pobre como corresponsal, y no quiero ser así. Pero estoy en un horario muy apretado (demasiado apretado según mi madre y la doctora), aunque nunca me gusta pasar el tiempo sin hacer nada.

Usted preguntó sobre Arlington. Vi a la doctora por cinco sábados consecutivos, pero hace dos semanas pedí probar un mes sin visitas. Parece que la mayoría de los problemas están en acomodarme a la realidad actual. En realidad pienso que estoy cerca del punto de julio y agosto pasados, no “todo está mejor” pero más o menos aceptando el status quo. Una buena parte de mí desearía que yo fuera todavía la novicia demasiado madura en Topsfield, pero puedo aceptar la sabiduría que decidió de otra manera.

La alegría de mi existencia es un grupo de jóvenes en su segundo año de “high school” (preparatoria) en la Parroquia de Santa Teresa en Manhattan… La mayoría son portorriqueñas viviendo en los “Proyectos” (departamentos de interés social) y el eufemismo más benévolo sería decir que son desfavorecidas. En verdad no tienen nada en sus casas, posición social, etc.

Teóricamente yo les enseño catequesis, pero nunca enseño un tema estructurado. Deben de estar estudiando los Mandamientos pero casi ni conocen las oraciones básicas. Aunque no ponen mucha prioridad en la misa dominical, tienen una actitud cristiana maravillosa entre sí. Creo que por eso las quiero tanto. De alguna manera se dan cuenta que no importa lo difícil que sea su situación, saben que muchas están en peores circunstancias. Tratan de ayudar a las que están con las drogas, o a las niñas que se usan para la prostitución. (Me asombré cuando me dijeron que esto comienza en la primaria.)

Por el momento yo solamente puedo ir allí una vez por semana, pero espero que pronto pueda hacerlo con más frecuencia. Hay un centro de tiempo completo (algo hecho en conjunto con el CYO [Organización Juvenil Católica] y la Mesa Directiva Juvenil de la Ciudad) y ellas tratan de organizar algo para cada día para que haya un lugar donde las muchachas y los muchachos puedan acudir en vez de quedarse en las esquinas de las calles. Hay una consejera que acepta toda la ayuda que se puede, y por esto voy a tratar de dar más.

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83Cartas y EsCritos dE ita Ford

Creo que le gustaría Hunter’s, no tanto por las clases sino por los estudiantes. Yo voy dos noches por semana, y no dejan de intrigarme. Como fui a la escuela católica toda mi vida, me fascina como habla la gente judía. Los cursos de educación parecen ser más hablar y hablar que contenido, y tienen un ejemplo o incidente para cada punto. Por lo tanto, si las clases no tienen color las personas en ellas sí lo tienen.

¿Le dije dónde trabajo? Estoy haciendo trabajo editorial en W.H. Sadlier, una edi-torial para libros escolares católicos. Si una tendría que elegir un lugar más relajado, creo que sería muy difícil. Por el momento, estoy trabajando un libro de inglés para el cuarto año de preparatoria. Es la última de una nueva serie, que va a salir como libro de bolsillo. Es una antología impresionante, pero mi trabajo es más que todo técnico. También tuve que poner los cambios litúrgicos nuevos en el Baltimore Catechism [Ca-tecismo de Baltimore, catecismo estándar por muchos años en los Estados Unidos] (sí, todavía está aquí, lo usan como punto de partida para todo el planteamiento ke-rigmático). Pero supongo que yo soy neutral respecto a mis sentimientos relacionados con esto. No me importaba lo que hacía, pero me imagino que soy una afortunada al estar en un lugar tan agradable como este.

Ahora que he dicho tanto sobre mí misma, ¿cómo está usted?, ¿qué área de Teo-logía está estudiando? Después de cursos pobres en la preparatoria y la universidad estuve intrigada con lo que nos enseñaron en el noviciado. Era maravilloso darse cuenta que hay mucha carne en la Teología, en vez de ser algo que una tiene que aguantar nada más (no dudo de que mucho de esto es una actitud negativa, pero nunca nos ofrecieron algo comparable). Me gustaría que dieran un buen curso de las Sagradas Escrituras en algún punto. Pero probablemente mucho de aquello cambiará ahora, de todos modos.

Hermana, ya es pasada la medianoche y debo dormir. Yo quise escribirle antes de que pasara demasiado tiempo, y espero no tardar para la próxima. ¿Piensa que para el próximo semestre habrá oportunidad para un curso de arte? Espero que sí.

Con cariño, Ita.

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23. 14 dE FEbrEro dE 1965

Apreciada hermana [Mary Galligan, MM]:

Ha pasado mucho tiempo entre las cartas, y tengo que admitir que esta carta tiene motivos ulteriores. Mis buenas intenciones para escribir siempre se pasan a un lado, pero cuando quiero pedir un favor, usted ve que logro el tiempo.

¿Cómo va la escuela este semestre? Espero que lograra una clase en arte. Yo estoy tomando ocho horas en Hunter y esto debe darme los créditos mínimos nece-sarios para la educación. Las personas en el curso son mucho más interesantes que el contenido. Me da una buena idea de nuestra sociedad pluralista

Estoy aplicando a Extensión* para trabajo voluntario comenzando en el verano. La solicitud tiene preguntas acerca de formación anterior en el noviciado y las razones por haber salido, junto con preguntas acerca del tratamiento psiquiátrico y el porqué.

Si es posible, me gustaría mucho incluir una carta de usted con la solicitud. Usted me dijo en agosto pasado que no pensaba que mi salida de Maryknoll sería un obstá-culo para entrar en otra congregación. En este momento no me siento en una posición para hacer tal decisión, pero me gustaría mucho estar involucrada en algún tipo de servicio apostólico. Con su ayuda pensaba que yo podría dar una razón más clara por no haber hecho los votos. No quiero evadir la cuestión, pero tampoco quiero contes-tarla, y dar la impresión que soy una inadaptada completa. ¿Puedo pedirle esto?

El director es el reverendo John J. Sullivan, Extension Lay Volunteers, 1307 South Wabash Avenue, Chicago. Yo pensaba que una carta de usted sería una mejor ex-plicación de la que yo podría dar. Y si llegara con la solicitud arreglaría el asunto inmediatamente.

Usted debe estar muy ocupada, pero estoy pidiendo esto porque siento que es importante para mí, y algo que debo probar. Estoy muy agradecida, hermana.

Con cariño, Ita.

* Extensión es un programa de la Iglesia para proporcionar apoyo para trabajo de Misión dentro de los Estados Unidos.

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24. 17 dE Mayo dE 1965

Apreciada hermana [Mary Galligan, MM]:

Antes de que usted cambie de dirección, pienso que debo escribirle para decirle lo que está pasando.

Cuando estuvieron procesando mi solicitud para Extensión, el párroco de Santa Teresa, donde enseño CCD [N. E.: Catequesis] me preguntó si yo lo ayudaría como catequista de tiempo completo. Él pensaba que quizá sería posible conseguir fondos de la Diócesis para que yo pudiera estudiar en Puerto Rico este verano. Al final no hubo provisión para ayudantes laicos, solamente para religiosas y sacerdotes.

Después me transfirieron al departamento de Catequesis de Sadlier. Estoy traba-jando bajo las órdenes del señor William Reedy, quien está escribiendo una nueva serie de libros para preparatoria. Al pensarlo y orar sobre el asunto, me parece que debo continuar donde estoy ahora, para que yo pueda aprender todo lo que el señor Reedy está tan dispuesto a compartir, no solamente en la catequesis sino como un ejemplo maravilloso de un buen hombre cristiano.

La semana pasada, Extensión me escribió para decir que me habían aceptado, y entonces escribí para preguntarles si podrían guardar mi solicitud en el archivo. Ahora las cosas están saliendo de tal manera que yo puedo preguntar y aprender de la inte-ligencia del señor Reedy durante la semana, y después tratar de compartirlo en Santa Teresa los fines de semana. No soy buena persona como intermediaria, pero funciona mejor que si yo tratara de hacerlo sin ninguna fuente de información.

Hace varias semanas hubo una “reunión” de muchas de las exnovicias. Yo no pude ir, pero pude ver a Terri Sullivan y Madge Holt antes de que ellas regresaran a casa. Era tan bueno el poder verlas de nuevo, pero yo no tuve ningún deseo, y proba-blemente no era capaz, de jugar auld lang syne con un grupo grande.

Estoy apenas comenzando a sentir que estoy poniéndome de pie. Espero que ponga yo tanto empeño en ser una buena cristiana aquí como en lo que quería en Maryknoll. Sé que tengo una ventaja al haber estado allí.

Esta ha sido una carta llena del “yo”. Espero que usted me responda de la misma manera.

Con cariño, Ita.

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25. a JEan rEardon y John bauMann, Postal sin FECha

Daibutsu en Kamakura, Japón.

Queridos Jean y John:

Hay mucho que se puede aprender de los budistas. En medio de toda la actividad frenética hay espacios tranquilos, pacíficos, que parecen estar a mil millas de distan-cia. Constantemente tengo el sentimiento de que me gustaría sentarme y quedarme un par de días. Quizá lo haré.

Nos veremos pronto.

Con cariño, Ita.

ita en el verano de 1971, inmediatamente anteS de Su regreSo a maryknoll.

ita con loS niñoS de Su hermano Bill. ita con Su hermano Bill y Su hermana irene.

87Cartas y EsCritos dE ita Ford

introduCCión

Las cartas que siguen cubren el perío-do de la vida de Ita Ford desde 1971

hasta 1978. Durante estos años, la tra-yectoria de su vida se movió desde su regreso a las hermanas de Maryknoll en 1971, por su noviciado y profesión de vo-tos, hasta su trabajo como misionera en Chile durante un tiempo impresionante de disturbios y luchas.

La poesía y la Sagrada Escritura le hablaron a Ita, y con frecuencia durante su tiempo de estancia en Chile ella oraba con la cita de Jeremías 18,3 ss, que des-cribe a Dios como un alfarero remoldean-do la vasija rota de barro.

En estos años se comparaba con una vasija de barro mal formada, regresando a la rueda del alfarero para ser moldeada de nuevo una y otra vez en las manos de Dios.

Como Jeremías, ella luchaba para ex-presar el sentido y el mensaje profético de Dios en la manera en que tocaba su vida. ¿Cuál era el plan de Dios para ella y para su comunidad? Sintió confianza y fe, pero a la vez era un proceso con mucha incertidumbre respecto a las res-puestas que ella buscaba.

Estos eran años de cambios extraor-dinarios en la Iglesia y en la sociedad. Esta vez, en lugar de entrar en una gene-ración grande de 64 novicias de Maryk-noll, entró en una generación de tres que se aumentó a cuatro. Eran mujeres como ella, que habían tenido la experiencia de desarrollar sus carreras y viajar a sitios

Capítulo 5Maryknoll a ChilE: 1971-1978

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fuera de los lugares más conocidos y visitados. Estuvieron buscando comprometer-se en trabajar con los pobres y profundizar su relación con Dios como hermanas de Maryknoll.

En el otoño de 1971 ella se encontró estudiando en San Luis, Missouri, en la es-cuela de Teología de los Jesuitas. Vivió con las otras novicias de Maryknoll en una casa grande. Esta vez su experiencia de comunidad era más pequeña y participativa. Esta no era una muchedumbre sino un grupo con un tamaño que permitió diálogo y amistades estrechas. Las reglas habían evolucionado para promover más partici-pación, y ahora los miembros tomaban decisiones juntos acerca de la oración, los estudios, el trabajo y el recreo. Las clases interpelaban y, a la luz de los cambios pos-tVaticano II, hubo un énfasis nuevo en Estudios Bíblicos y Teología. Sus compañeros de clases vinieron de diferentes comunidades religiosas que incluyeron a hombres y mujeres, como también algunos laicos y no-católicos.

Era totalmente diferente de su primera experiencia de la vida religiosa. Ita se sin-tió como en un nuevo camino. Sin embargo, al visitar la “casa en el campo” de las hermanas en Valley Park, la hizo recordar su experiencia anterior en Topsfield, Mas-sachusetts, en 1961. Mucho había pasado mientras tanto. Sus años de trabajo y experiencia en Nueva York le habían formado y le había dado confianza, pero el área grande e institucional le hizo recordar su formación anterior. Se dio cuenta al caminar y pasear que ella pudo reconectarse con la profundidad de la búsqueda interior que había comenzado siete años antes y pudo sentir un regreso a aquel camino interior espiritual.

De alguna manera estoy en casa otra vez. Por supuesto que es diferente y yo también, yo esperaba esto, pero a veces cuando estoy orando o libremente relacionando experiencias, tengo el sentimiento de que mi corazón está moviéndose o es movido en la misma manera que fue movido hace ocho años. O soy muy constante o estoy en el mismo lugar donde estuve en aquel tiempo. Esto no significa nada para mí, ni me preocupa, porque es bueno estar en un ambiente que me impulsa y anima a mirar dentro de mí.

Ita gozaba de seleccionar de entre el menú rico de cursos disponibles en San Luis, en estudios bíblicos, Filosofía, Teología, y Espiritualidad. Intelectualmente y espiri-tualmente ella siempre era curiosa y reflexiva. Un curso sobre “Discernimiento” fue especialmente útil. El 29 de abril de 1972 Ita profesó sus votos en una ceremonia en San Luis. La hermana Mary Galligan, su maestra de novicias anterior, asistió, como también muchas amistades y miembros de la familia.

Ita consideraba diferentes opciones para su trabajo en la misión. Pensaba en su preparación para la educación religiosa en sus años de trabajo en Sadlier, Chile o las Islas Filipinas, con sus institutos grandes de pastoral, que parecían ofrecer las

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mejores posibilidades para utilizar estas habilidades. Al final escogió Chile, aunque su trabajo sería muy diferente a lo que ella estaba preparada.

Los obispos de América Latina, en su asamblea histórica en Medellín, Colombia, en 1968, habían respondido a la llamada del Vaticano II para un nuevo modelo de Iglesia enfocado en los problemas de injusticia y pobreza. Tradicionalmente la Iglesia en América Latina se había identificado más estrechamente con los ricos y podero-sos. Medellín marcó un nuevo horizonte para comprender el Reino de Dios enfocado en la salvación. Los documentos hablaron de la injusticia social como un caso de “violencia institucionalizada” y de “pecado estructural”, que piden la conversión y la solidaridad.

Ita viajó por varios países en su viaje al Instituto de Idiomas de Maryknoll en Cocha-bamba, Bolivia, una ciudad pintoresca y singular de 250,000 habitantes. En camino, pasó varios días en el Perú, donde experimentó de primera mano las incongruencias de riqueza extrema y pobreza extrema.

En el Instituto de Idiomas de Maryknoll en Cochabamba se unieron muchas religio-sas y religiosos de una variedad de países, experiencias y niveles de habilidad en el idioma. Las clases eran intensivas y exigían mucho esfuerzo, pero hubo el placer de buena compañía y la emoción de conocer a otros misioneros y misioneras igualmente comprometidos con las mismas metas de Ita. El humor y compañerismo los alentaron en los tiempos de lucha intensa por comprender otra manera de hablar y ver el mundo por medio de otra cultura e idioma.

En una carta a su amiga Jean Reardon Bauman Ita pidió a Jean verla más clara-mente como un ser humano ordinario, tratando de reconocer y aceptar sus propias fallas al aceptarse a sí misma y aceptar el amor de otras personas. La vida religiosa no era algo que debía apartarla, aconsejó, sino simplemente su manera de vivir su compromiso hecho a Dios.

Bolivia estaba viviendo su propia lucha económica y política. Durante el tiempo en que Ita estudiaba se había declarado estado de sitio y la aplicación de la ley marcial. En La Paz, la capital, habían sacado los tanques de combate para suprimir las pro-testas y huelgas en reacción ante la inflación, que estaba subiendo vertiginosamente. Pero, como Ita observó, la respuesta en Cochabamba era casi casual, y la gente seguía sus asuntos diarios. Una dictadura militar no era nada nuevo. La represión era parte de la fábrica de la vida boliviana, igual que los contrastes extremos entre la pobreza y la riqueza.

Ella estuvo muy animada con la oportunidad de viajar, y tuvo mucho anhelo para ver e investigar sitios arqueológicos antiguos como Machu Picchu, la ciudad incaica antigua del Perú. Durante el tiempo de Navidad se atrevió a visitar el pueblo de Juli y

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el Lago Titicaca. Ver a indígenas “aimara” en un pueblo remoto le afectó el día de la Navidad.

En marzo de 1973 Ita llegó al final de sus semanas de estudio en Cochabamba y dio su gran salto hacia lo desconocido. Semanas después de su llegada a Chile, via-jaba por el país, tratando de adaptarse y encontrar su lugar en la región a la que era enviada. Era feliz y se sentía en armonía consigo misma y con Dios. Esta vida no era algo de experiencias estáticas, sino un sentido tranquilo de encuentro con su centro.

Originalmente las hermanas de Maryknoll habían sido invitadas a Chile para fun-dar colegios que tenían la tendencia de servir a las clases media y alta. Los cambios en los años recientes habían inspirado un énfasis nuevo para salir de los salones de clases y entrar en el mundo de los pobres.

Los viajes de Ita por el país le dieron la capacidad de mirarlo y comprenderlo, y discernir su lugar en el trabajo de la misión. Sintiéndose más en casa en un ambiente urbano al final decidió por el área de Santiago.

La capital, ciudad de Santiago, está en el centro de Chile, un país largo y angosto que incluye los Andes en el oriente y alcanza casi la Antártida en el sur extremo. El clima de Santiago es más moderado que los demás extremos geográficos del país. Santiago es una bella ciudad, diseñada en el estilo típico español con una plaza de armas en el centro, de donde un “pulpo” de calles se extiende en cada dirección. Edi-ficios coloniales majestuosos se mezclan con las mansiones de los ricos y las chozas de los pobres. La población de más de cinco millones incluye un número que va en aumento de pobres rurales, quienes llenan los barrios de miseria o poblaciones que rodean a la ciudad. En el tiempo de la llegada de Ita Chile se sentía orgulloso por su tradición larga de democracia y estabilidad política. Sin embargo, la extrema pobreza definió las vidas de una tercera parte de la población, mientras que 10% de la pobla-ción controlaba 50% de la riqueza.

Políticamente el país estuvo en medio de una crisis creciente. El presidente Eduar-do Frei, del Partido Demócrata Cristiano, había sido elegido en 1964 y había logra-do muchas reformas sociales. Pero en 1970, en unas elecciones fragmentadas, los Demócratas Cristianos perdieron ante el Partido izquierdista de Unión Popular y su candidato socialista, Salvador Allende. Pronto Allende intentó introducir reformas para socializar la economía y debilitar la influencia de corporaciones internacionales. Des-de el principio la derecha y la mayoría de los empresarios se oponían. El gobierno de los Estados Unidos de América, bajo la dirección del presidente Richard Nixon y de Henry Kissinger, se alió con estos grupos intentando, por medio de canales subversi-vos, socavar y, eventualmente, derrocar el gobierno de Allende.

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A pesar de estos esfuerzos el partido de Allende ganó lugares en el congreso en las elecciones a la mitad de su período en marzo de 1973. Los Demócratas Cristianos. Desilusionados y perturbados con las medidas radicales de las reformas de Allende, se alinearon más y más con la Derecha. Los esfuerzos del presidente Nixon de “hacer chillar la economía chilena” estuvieron produciendo fruto. Huelgas y escasez de ali-mentos resultaron en filas largas para el keroseno, pan y otros elementos básicos. La inflación alcanzó 360 por ciento. El país se movía rápidamente hacia una explosión.

Mucha gente dijo a Ita que ella había venido en los mejores y en los peores tiem-pos. Ella observó que, a pesar de las filas largas y la escasez de tantas cosas, parecía que la gente se adaptaba con humor a las dificultades y las luchas. Por medio de su participación en los sindicatos la clase obrera había desarrollado un nivel más alto de solidaridad, conciencia de clases y orgullo. Habían ayudado a elegir a Allende y man-tuvieron la esperanza de que su gobierno defendiera sus intereses.

Mucho del trabajo de Maryknoll en Santiago ocurría en las poblaciones que rodea-ban la ciudad. Al final Ita se quedó en una de ellas, la Bandera, junto con otras tres hermanas, Mary Tracy, Carol (Carla) Piete, y Connie Pospisil. La Bandera era la más dura y pobre de las poblaciones, con 70,000 a 80,000 habitantes. La Iglesia de Chile había abogado por la importancia de formar comunidad entre los pobres, fuera de las estructuras institucionales usuales, para generar comunidades eclesiales de base. Era allí donde Ita pondría raíces a su ministerio.

Después de regresar de un taller en Talca con la hermana Carla Piette, Ita reci-bió la noticia de que su padre había muerto el 10 de septiembre de 1973. Por fin su hermano Bill logró hacer llegar el mensaje a la Casa de Maryknoll en Santiago. Su familia quiso que ella regresara para el entierro de su padre. Ita se sintió desgarrada. Siempre había tenido una relación especialmente estrecha con su padre, y apreció las cartas tan hermosamente escritas que él le había enviado. Pero apenas se había acomodado en La Bandera. Ella habló con las otras hermanas, quienes escucharon muy atentas su diálogo consigo misma. Al final, Carla la convenció de ir. Sin embargo, salir de Chile en este momento era muy difícil.

El 11 de septiembre de 1973, justo cuando Carla y el padre Tom Maney iban rum-bo a Santiago para arreglar el boleto de avión para Ita, estaba dando un golpe militar en el palacio presidencial, cerca de la oficina donde se compraban boletos de avión. Tuvieron que correr entre disparos para alcanzar su camioneta y regresar de prisa a La Bandera. Antes de terminar el día Allende había sido asesinado y se había decla-rado la ley marcial. El general Augusto Pinochet, el arquitecto del golpe militar, fue nombrado jefe de una junta militar. Las semanas siguientes fueron marcadas con re-presión brutal, mientras que se hizo una redada de miles de disidentes y de aliados de Allende. En especial los pobres de las poblaciones y sus dirigentes fueron el blanco.

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Pronto canchas de futbol, estadios y escuelas estuvieron llenas de presos políticos, mantenidos ahí sin cargos. Muchos fueron torturados, asesinados o “desaparecidos” durante este reino de terror brutal.

Unos días después del golpe, cuando ya se había levantado el toque de queda, las tiendas que antes estuvieron vacías de mercancía estuvieron llenas de cosas básicas —pero disponibles ahora a precios exorbitantes—. Ita estuvo en uno de los primeros aviones para salir de Chile, el 21 de septiembre de 1973. No había podido estar para el entierro de su padre. Pero además de visitar a su familia, una de sus razones de ir a los Estados Unidos era contar a otras personas fuera del país lo que estaba pasan-do en Chile. El país estuvo absorbido en el escándalo de “Watergate”. Sin embargo, cuando ella hablaba de las condiciones en Chile, muchas de sus amistades encon-traron muy difícil comprender lo que ella describió y la posibilidad de que los Estados Unidos estuvieran metidos en la caída y asesinato de Allende. Sus amigas y familia observaron que ella estuvo muy tensa y nerviosa.

Después de dos semanas en Nueva York, Ita regresó a La Bandera, que ahora consideraba como su hogar. Escribió un número de papeles cortos que describen su trabajo y las condiciones bajo la nueva represión. En “Trata de Imaginar”, describe el miedo que sobrecogía a la población cuando llegaban los soldados al amanecer para llevarse a hombres y muchachos. Tres veces catearon la propia casa de las herma-nas.

Los obispos de Chile respondieron a la represión con varios documentos impor-tantes. En abril de 1974 publicaron “Reconciliación en Chile”, que pidió el restable-cimiento de los derechos humanos, de la Constitución y sus garantías legales. Pero el documento no tuvo efecto. Ita relata el ejemplo de un sacerdote que fue arrestado después de que se encontraron armas en el sagrario de su templo. Las autoridades eclesiales mantuvieron que las armas fueron plantadas allí. Más y más, la Iglesia llegó a ser un lugar de refugio y la voz para los perseguidos y desaparecidos. En octubre de 1975 los obispos publicaron el documento “El Evangelio y la Paz”, que describió el contraste entre la ideología de la junta militar y el espíritu del Evangelio.

La madre de Ita y su hermana René fueron a visitarla en La Bandera en 1974. René se quedó una semana y su madre dos. La señora Ford lo describió como un lugar extraordinario, por la sencillez de la vida del pueblo, y por la fuerza del compro-miso de las hermanas. La impresionó mucho la hospitalidad y acogida de la gente, que tenía tan poco pero que compartía siempre con generosidad.

Ita describió su trabajo como la formación de comunidades eclesiales de base donde un número de personas podía reunirse, leer la Biblia y reflexionar sobre el sen-tido de la lectura en relación con su vida diaria. La Bandera era una sociedad abierta. Cada uno sabía los asuntos del otro. Las hermanas no vivían aparte, llegando de

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

fuera como “una bodega” de materiales y soluciones. Al contrario, estaban allí dentro para nutrir la esperanza y actuar en solidaridad con los pobres, acompañarlos, y junto a ellos, encontrar el sentido del Reino de Dios en medio de ellos.

En la Pascua de 1975, Ita y la hermana Carla conocieron a una joven doctora inglesa, Sheila Cassidy, en el Centro de Maryknoll en Santiago. Ella había venido para hacer oración y se impresionó con el compromiso de las hermanas de Maryknoll. Aunque ella había sido criada como católica, para ella ésta era una experiencia muy diferente de iglesia y de vida religiosa. Sheila Cassidy recordaba que Ita con frecuen-cia hacía referencia a la cita del profeta Jeremías 18,3 ss, sobre Dios como alfarero, moldeando de nuevo los cántaros imperfectos que salen de la rueda del alfarero. Una y otra vez Dios tomaba el barro bueno y lo trabajaba de nuevo. Ita se vio a sí misma como la vasija imperfecta, y ella deseaba entregarse para ser moldeada de nuevo. Juntas Sheila e Ita buscaron la valentía para trabajar con los pobres en este tiempo de mayor miedo y desesperación. Esto suponía riesgos reales. Vivir el Reino de Dios en estas circunstancias implicaba correr el riesgo de ser considerada como subversiva.

En octubre de 1975 Sheila Cassidy fue arrestada por tratar las heridas de un “ene-migo del Estado”. Fue desnudada y torturada. Nadie supo dónde estaba por días. Por fin, la encontraron en el Campo de Detención Tres Álamos en las afueras de Santiago, entre 600 presos políticos detenidos sin cargos, bajo las provisiones del estado de sitio. Ita y Carla la visitaron y le pasaron clandestinamente, entre servilletas dobla-das, hostias consagradas. (Después, Cassidy fue puesta en libertad luego de que el gobierno de Gran Bretaña, en contraste fuerte con la política de los Estados Unidos, amenazó con cortar relaciones diplomáticas.)

Ita trabajaba con refugiados y escribió cartas al senador Edward Kennedy y otros miembros del Congreso (de los Estados Unidos), buscando ayuda para que los refu-giados pudieran salir y comenzar una nueva vida. Se hizo el trabajo en varios niveles. Sin embargo, ocasionalmente iba a Santiago para diversión y descanso, para ir al cine o para comer en McDonald’s con amigas, para escapar de las condiciones opresivas. Ella siempre estuvo consciente que, en contraste con los pobres de La Bandera, vivía con una red de seguridad. Esto la empujaba a más humildad y a un análisis de sus propios valores y espíritu de pobreza. El choque de culturas también pudo causar desgaste. Ella y las otras hermanas estaban formadas en los valores de eficiencia y orden. A veces era difícil ignorar el impulso de tomar las riendas en sus propias manos, y en vez de esto escuchar, aprender y dejarse evangelizar por los pobres y la cultura de La Bandera. Ella decía que no era un lugar cómodo, pero era el lugar correcto para ella.

Ita y Carla formaron una relación especialmente estrecha en aquellos años, al ser testigos y luchar por comprender el sentido de misión en este contexto. Carla Piette

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ya había servido en Maryknoll por diez años. Ella era radical en su deseo de vivir lado a lado con los pobres, permitiéndose a sí misma pocos lujos. Ella e Ita compartieron un amor grande por la literatura y la poesía. Carla fue una mujer creativa y exuberan-te, quien ocasionalmente caía en depresiones por las condiciones que sentía que no podía transformar. Ita ofreció a Carla un sentido de equilibrio y un oído paciente. A su vez, Carla compartía con Ita su humor y su perspectiva cuando Ita se metía demasia-do profundo en la problemática, buscando respuestas con su mente brillante. Juntas se ayudaron mutuamente a quedarse enfocadas.

Ita debía hacer su Año de Reflexión y votos perpetuos en 1977. Lo postergó por un año porque sintió que era un lujo demasiado grande, y además era demasiado difícil dejar al pueblo en un tiempo de necesidades. Aunque vio que no tenía todas las respuestas o soluciones, sentía que estaban viviendo el Misterio Pascual en Chile. El cáliz de sufrimiento era grande, y a veces era difícil contemplar la esperanza. Sin embargo intentó quedarse fiel al camino de acompañamiento.

Por fin, en 1978, Carla la convenció de ir, asegurándole que mantendría su paz y equilibrio aun en la ausencia de Ita. Entonces el viaje la llevó otra vez a Maryknoll.

Cartas y EsCritos

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

26. a JEan rEardon bauMan, 6 dE oCtubrE dE 1971

Hermanas de Maryknoll

4484 Westminster Place

St. Louis, Missouri 63108

Querida Jean:

Siento que he tardado tanto en responder a tus notas. Mi “año sabático” está un poco más ocupado de lo que anticipaba. Entre cursos bíblicos en la Escuela de Di-vinidad (uno de los cinco teologados jesuitas en el país) y Teología aquí en casa, el trabajo ha ido aumentando.

No puedo recordar si tú has estado en San Luis alguna vez o no. No he visto mucho de ella: el centro donde están las empresas, el área de la universidad, y los alrededores del Forest Park, no muy lejos de donde vivimos, pero la ciudad tiene su ambiente afable y placentero. La gente que te encuentra en la calle con frecuencia te saluda con una inclinación de la cabeza, un pequeño toque humano que es un cambio agradable.

El área donde vivimos está (según) mi todavía confuso sentido de dirección, más o menos en medio de la ciudad; yo tengo el presentimiento de que en su tiempo era opulento. Las casas son grandes, hechas de piedra y de tres pisos, adecuadas para residentes de Villas en los comienzos del siglo. Algunas tienen torreones y otros aspectos arquitectónicos interesantes. Ahora estoy segura que están subdivididos en departamentos, pero desde la calle todavía recibes un sentido de estabilidad, de raíces, familias numerosas, etc. Solamente hay unos pocos edificios de departamen-tos muy altos, pero me fijé que otros vienen pronto.

Parece que nuestros vecinos son estudiantes en su mayoría, grupos de religiosas y religiosos, y familias afroamericanas. No he visto muchas familias blancas pasando por aquí, pero el área está inundada de diferentes órdenes de sacerdotes y hermanas por la Escuela de Divinidad. Por supuesto no puedes saber la identidad de alguien solamente viéndole. Los seminaristas parecen como mis vecinos en el pueblo. Los sacerdotes son más o menos iguales, mientras que las hermanas siguen mantenien-do algún elemento de esmero.

Un par de días de cada semana estoy presente en una clase de religión en una preparatoria cerca de aquí. En el principio pensaba que quizá pudiera tomar una clase, solamente para ver cómo es, pero el programa de la escuela es en módulos y

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hay rotación de las clases en tiempo y días, por lo tanto no pude compaginarlo con mi horario. Por eso pienso quizá investigar un programa de Catequesis a nivel de prepa-ratoria o alguna situación de educación de adultos.

El viernes pasado por la tarde las tres que somos el grupo salimos por un descanso de 24 horas en nuestra “casa campestre”, el noviciado de antes de 110 acres en Val-ley Park, Missouri, que ahora está en venta y con el actual personal de doce herma-nas jubiladas que literalmente traquetean en estos edificios que antes tuvieron más de 200 novicias y postulantes a la vez. Era un buen estiramiento para mis piernas. Yo debía de haber caminado ocho horas en total. Es más grande de lo que era Topsfield, pero hay mucho que me recuerda del pasado. Pero no me molestó, probablemente porque tantas cosas se han transformado.

Después de un mes puedo decir que estoy contenta de estar aquí. Es raro el darme cuenta que estoy aquí de regreso, moviéndome adelante hacia lo que quiero, quizá tenga un caso de desarrollo interrumpido, pero a veces tengo la sensación de que he pasado por todo esto antes, aunque puede ser que esto sea el caso de entrar de nuevo en la situación. En un sentido siento que “estoy en casa de nuevo”. Por su-puesto que es diferente, y yo también. Yo esperaba eso, pero a veces cuando estoy orando o divagando libremente con mi mente tengo la sensación de que mi corazón se está moviendo o está siendo movido como lo estuviera hace ocho años. O soy muy coherente o estoy en el mismo lugar en que estuve en aquel tiempo. Esto no significa nada para mí, ni me perturba, porque es bueno solamente estar en un ambiente que me impulsa o anima a mirar dentro.

Las liturgias y actividades relacionadas, aquí son increíblemente ricas. Varias veces a la semana vamos a la residencia jesuita a Misa, donde diez sacerdotes con-celebran como promedio. Cuando estoy allí tengo una sensación increíble de comu-nidad. Después hay un sentido diferente, más íntimo cuando la tenemos aquí en la casa, donde solamente seis personas viven. Me han impresionado mucho algunos de los jesuitas que he conocido aquí. Por alguna razón en mi pasado yo he tenido una imagen estereotipo de los jesuitas como personas sofisticadas de mucha labia. No estoy segura cómo se ha construido esta imagen, pero con seguridad está desmoron-ándose aquí. Los hombres que he conocido tienen mucha profundidad y parecen ser personas orantes. ¡Por allí desaparece un prejuicio!

Respecto al “título”, respondo a cualquier cosa que es amable, pero no tengo nin-guna etiqueta oficial.

Bueno, al regresar a los libros tengo una desventaja pequeña al no conocer griego, alemán y hebreo, pero lo admiro en las páginas. El griego en especial es elegante.

Con cariño para ti y para John, Ita.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

27. algún día En 1972

Querida Jean:

La expresión que usan aquí para una persona que tiene tantas actividades que todo se le sale de control es “sobreextendida”. Y eso me describe en las dos semanas que estuve en Nueva York. Siento mucho que no te visité en la segunda semana, pero por aquel tiempo creo que ya estaba yo en un remolino.

Los cursos de este semestre son muy buenos, aunque puede ser que uno es más de lo que yo pueda manejar. Tres cuartos de la bibliografía está en francés, y segu-ramente mi francés no es suficiente para comprender Filosofía de Religión y Teología Ascética. Debe ser interesante.

El director del programa de orientación estará aquí por un mes, durante el cual yo espero descubrir el proceso para conseguir un lugar donde reclinar mi cabeza para los próximos tres años. Hasta el momento todo ha parecido tan fluido. Era difícil saber por dónde comenzar.

Tuvimos una explosión de una chica que había estado en el Cuerpo de Paz en-señando en San Vicente en el Caribe. No estaba preparada para una temperatura de -20 C el día de su llegada. Al calentarse algo creo que las perspectivas se ven mejores.

Para ti te deseo la paz y el gozo que nos pertenece como hijas de un Padre cuya prodigalidad apenas comienza con las creaturas en la portada de esta tarjeta.

Feliz cumpleaños, querida amiga.

Con cariño, Ita.

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28. la sEMana dEsPués dE la PasCual dE 1972

Querida Jean:

Yo pensé que tendría la oportunidad de hablar contigo la semana pasada. Hice un viaje rápido la mañana de Pascua para ver a mi padre, quien ha estado en el hospital por unas semanas. Pero la mayor parte del tiempo pasé viéndole a él o hablando con mi mamá, y por esto nunca tuve tiempo para contactar a algunas personas para saludar.

Pero cuando llegue la primera semana de mayo seré tu vecina. Las clases termi-nan aquí para la primera semana de mayo y ya salimos. El verano estará lleno con talleres y clases en Ossining, pero creo que los fines de semana estarán más o menos libres.

A partir de esta semana el próximo año quizá me encontraré en Chile o en las Filipinas. La semana pasada Corea también estuvo en la lista, pero los primeros dos tienen institutos grandes de pastoral que desarrollan material catequético para las áreas alrededor, y con mi experiencia probablemente pudiera participar en algo de esto. De todos modos no haré nada hasta poder entender algo del idioma. Por lo tanto probablemente seré estudiante por algún tiempo todavía.

Durante la Semana Santa tuve mis primeros ejercicios espirituales privados; eran una versión contraída (nueve días) de los Ejercicios Espirituales de 30 días. Era algo intenso, pero era una buena experiencia.

Hace unas semanas me han dicho que, considerando que yo ha había cumplido los requisitos “canónicos” [N. E.: Requisitos explicitados en el Código de Derecho Canónico, el código legal oficial de la Iglesia Católica], podría hacer lo que ahora llaman una promesa de fidelidad. Después de considerarlo por un tiempo, porque yo no había esperado hacer esto por lo menos por un año más, decidí hacerlo antes de salir de San Luis.

Cuando mencioné a Jennifer (Sullivan 7 ½) que yo pensaba que quizá quería ser una religiosa, ella estaba muy indignada. Su única referencia era Tía Bess, y ella no la aprueba para mí.

Cuídate. Debo verte en un par de semanas.

Con cariño, Ita.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

29. 24 dE sEPtiEMbrE dE 1972

Casilla 1003

Cochabamba, Bolivia

Querida Jean:

Se me ocurrió el otro día que no estaba segura dónde estabas, quizá divirtiéndote en Europa. Pero donde sea que estés estoy pensando en ti.

El viaje aquí era algo de carrusel, incluso para mí, hasta que llegué a Lima y me quedé por cuatro días. En las paradas de un día parece que uno gasta casi tanto tiempo entrando y saliendo del país que visitando a la gente que llegas para ver. Me gustaba mucho Lima, posiblemente porque los cuatro días incluían un fin de semana y varias personas tuvieron tiempo para ayudarme a conocer la ciudad, desde los pa-lacios coloniales hasta los últimos sitios de invasión que circundan la ciudad, donde la gente rural ha llegado como “paracaidista”* y todavía no tiene nada que solucione sus necesidades de luz, agua y caminos, por nombrar algunas. Al ver cosas sobre las cuales solamente había escuchado me doy cuenta que no estuve reaccionando. Solamente estuve viendo sin comprender. Hay tanta incongruencia que es muy difícil empezar a comprenderlo. Una persona tendría que estar aquí mucho tiempo antes de comprenderlo.

No supe qué esperar de Cochabamba, pero al final es un lugar agradable, no exactamente un centro urbano pulsando de actividad pero bastante grande para tener algo de diversión cuando mi cerebro y mi lengua están entumidos. Creo que hay alre-dedor de un cuarto de millón de habitantes, lo que la convierte en la segunda ciudad más grande del país. También tiene el mejor clima que ofrece el país, ni cumbres de montañas pobres en oxígeno, ni selva en tierra baja. Requiere algo de adaptación vivir en la altitud de 8,000 pies [N. E.: como 2,430 metros] sobre el mar, pero no es tan malo, solamente en ocasiones tengo caos con los intestinos, por alguna razón que no entiendo todavía.

Hay aproximadamente 50 estudiantes en la escuela de idiomas en varios niveles, español, aimara y quechua —dos de las lenguas indígenas más comunes en Boli-via— y aparentemente por lo menos el aimara es muy difícil. Parece que casi todos en la escuela están relacionados con la Iglesia de una manera u otra —sacerdotes, religiosas, seminaristas, misioneros cristianos y voluntarios—. No todos son princi-piantes. De hecho, la mayoría regresa a clases para refrescar lo aprendido periódi-camente, con el resultado de que he podido conocer a muchas personas que han

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estado en América del Sur por un tiempo. De hecho di a tu madre que hay un religioso Columbino** aquí, Kevin O´Boyle, quien regresará a Chile la próxima semana. Es un tipo muy agradable.

El curso de idiomas sigue un método llamado audiolingüe. Lo que esto significa es que hay una sesión de cuatro horas cada día con un estudiante y un maestro (dife-rentes maestros cada hora), repitiendo y repitiendo hasta que tu quijada y tu lengua están bastante tiesas. Estoy segura que nunca he hablado tan constantemente en mi vida, y puede llegar a ser bastante agotador. Se supone que funciona. Después gene-ralmente hay una hora o más de grabaciones, y después a abrir el libro para dialogar lo que hemos repetido como loros todo el día. Es un trabajo de tiempo completo, pero hay muchas personas que ayudan a quitar el peso de todo el asunto de tu mente. Hay mucho compañerismo y animación mutua. Los que han estado aquí por más tiempo nos aseguran que después de cierto tiempo se deja de titubear. Estoy esperando el momento cuando deje atrás la fase de una-palabra-tras-otra-con-una-pausa-grande-entre-cada-palabra, donde estoy ahora. Si la persona que me escucha no ha olvidado lo que comencé a decir, yo probablemente sí he olvidado.

Entonces, yo salgo del paso, de verdad con bastante buen ánimo, porque proba-blemente no entiendo de verdad lo que está pasando. Déjame escuchar de ti, Jean.

Cuídate.

Con cariño para ti y John, Ita.

*Gente que se asienta ilegalmente en terrenos deshabitados.**La Sociedad de San Columba, originalmente una orden de un misionero irlandés que ahora tiene

miembros dispersos en el mundo.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

30. 26 dE oCtubrE dE 1972

Querida Jean:

Sea lo que sea lo que te trajo a St. Michael’s, espero que el tiempo allí te dará mu-cha vida. En este momento me siento sin apoyo para saber cómo responder porque no conozco la situación y me imagino que no lo he sabido desde hace mucho tiempo. Cuando estuvimos juntas yo tenía constantemente la sensación de que tú estabas atascada. ¿En qué?, ¿sobre qué?, nunca fue claro.

No sé por qué quiero decir algo sobre expectativas, pero seguiré balbuceando. Varias veces en los últimos 15 años tú me has dicho cosas que me hicieron saber que me creías capaz de alguna hazaña singular. En realidad probablemente no lo soy, pero hay algunas tareas ordinarias que, si yo intento resolverlas, probablemente me harán sentir satisfecha y me ayudarán a ser un mejor ser humano.

No tengo que ser especial o diferente. Cuando trataba de decir esto tuve la impre-sión de que te estaba lastimando. Pero estuve tratando de hacer de tamaño real tu imagen de mí. Si yo fuera más grande que la vida para ti, entonces no podría ser real o ser yo. Y si podemos ser auténticamente quienes somos y aceptarnos obviamente con limitaciones, débiles, imperfectas y (después podemos) aceptar el hecho miste-rioso de que otras personas pueden amarnos, no a pesar de nosotras, sino tal como somos.

Esta era una de las cosas más grandes con las que luché en mi tiempo de desáni-mo en 1964. ¿Por qué alguien me amaría a mí? Es una pregunta inútil, tonta. No hay respuestas con hechos, sencillamente la gente ama a una y sigue amando incluso cuando una no lo ve o comprende. El amor sana, fortalece, integra, acepta. Una pue-de ser quien es y llegar a ser más. Sé que esta es la verdad, porque me ha pasado a mí. Yo soy quien soy ahora debido a la gente que me amaba y me ama ahora.

No somos imágenes del espejo una de la otra, y lo que te dije acerca de mí no lo estoy aplicando a ti. Lo único que realmente deseo decirte es que te quiero, y me importa lo que te está pasando. Espero que pronto experimentes la paz. Por lo que sea que te está fragmentando ahora, espero que encuentres pistas o una respuesta, una aceptación.

Si he salido del carril, lo siento. Cuídate mucho.

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31. 28 dE noviEMbrE dE 1972

Querida Jean:*

Gracias por la carta. A veces en cartas las cosas no suenan como era la intención. Yo había comenzado a preguntarme si quizá yo hubiera pisoteado los dedos de tus pies sin darme cuenta.

Una vez más, ésta no es la mejor manera de tener una conversación, pero hay algo que me impresionó que quizá vaya al punto. Si no, ignóralo. Yo siempre te he co-nocido como una idealista, como una persona empeñándose en llegar a ser alguien. Sin embargo, parece que puede haber sido… tu vida que hizo teoría de lo ideal, posi-blemente más allá que el punto alcanzable humanamente. Aquel conflicto increíble, lo que “es” no es bastante bueno y… ser es justo fuera del alcance. Yo creo que esto es muy diferente… llegar a ser lo que hay dentro de tu potencial para ser.

Creo que entiendo lo que quieres decir sobre el “nosotras”… la situación, pero yo recuerdo una ocasión cuando tú lo dijiste… un efecto que realmente me sorprendió. Creo que tú estuviste hablando acerca de John —pero sonó tan restringido para ti—. Espero de verdad que tú puedas llegar más allá de la libertad que debe ser tuya, y hasta la paz y la felicidad que la acompaña.

El jueves pasado se ha declarado a Bolivia en un “Estado de sitio”, lo que se tra-duce mejor como “estar bajo la ley marcial”, un evento no fuera de lo común en estas partes. Es aproximadamente un mes desde que devaluaron el dinero 60 por ciento, causando considerable sufrimiento para la mayoría de la gente. La semana pasada, dos sindicatos en La Paz tuvieron la audacia de considerar una huelga como protesta a la situación económica, y los tanques militares salieron a la calle. La situación aquí en Cochabamba ha estado tranquila, pero el decreto es para todo el país: nada de reuniones, no se puede viajar dentro del país sin permiso, no más de tres personas juntas en la calle en la noche, etc. Pero parece que la vida sigue su curso, y muchos de nuestros maestros dicen que en realidad no hace mucha diferencia y poco a poco una llega a ser inconsciente de tales medidas.

El español sigue su curso. Creo que tengo los fundamentos y lo que realmente necesito es mucha práctica. Pero uno no puede obligarlo a ir de prisa. La mayoría de la gente dice que después de más o menos dieciocho meses tú empiezas a sentirte cómoda con ello, pero cada uno va a diferente paso. Espero probar mis conocimien-tos básicos durante el descanso de dos semanas en Navidad.

Un grupo pequeño de nosotras vamos a visitar el altiplano boliviano-peruano, yen-do tan lejos como Cuzco, Perú, fuera de lo cual están las ruinas de Machu-Picchu, una ciudad incaica redescubierta al principio de este siglo por arqueólogos america-

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

nos. Dicen que es un lugar increíble. De allí espero regresar en el camino a Juli para Navidad con las de Maryknoll que trabajan en aquella parte del Perú. Por supuesto la mayoría del viaje depende del clima. Será el tiempo de lluvia, durante el cual caminos, puentes, etc., desaparecen con frecuencia en derrumbes o llegan a ser imposibles. Pues veremos. También, entre el ir y regresar entre países me gustaría tomar el barco que cruza el Lago Titicaca una vez por semana. Una cosa, viajar no es caro. Desde La Paz hasta Cusco un viaje de mínimo 30 horas es de solamente 17 dólares. Por su-puesto, el hospedaje es algo desorganizado, pero no hay muchas opciones. Tú llegas a estar encantada con cualquier cosa que se mueve.

Pues, viejo frijol, con el tiempo que empieza, espero que el Señor te haga saber su cuidado, amor, presencia y paz. Yo deseo esto mucho para ti.

Cuídate y mucho cariño, Ita.

*Una gran parte de esta carta ha llegado a ser ilegible en el curso de los años. Comenzando con el renglón ocho hasta el renglón diecisiete, el cuarto derecho de cada renglón es ilegible. Se incluye el párrafo aquí, tal como aparece, porque ayuda a apreciar la intimidad y dimensión personal de Ita Ford, que algunos quizá no perciben y la encajonarían como más ideológica o política en su manera de ser.

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32. a graCE Monahan niEMEyEr, 15 dE EnEro dE 1973

¿Ya recibiste la ruana?* No se fue vía Filadelfia, sino por algún lugar en Massachu-setts. Por fin, salió con uno de los sacerdotes, y no por el pony express** porque ya estaba lleno. Aquí en el sur uno pensaría que Maryknoll es otro sistema del correo en competencia. Nadie sale a ningún lugar sin cartas y paquetes. Incluso lo llamamos un “¿no te molesta?” Después de que alguien entre en la puerta, la gente inmediata-mente empieza a mirar su equipaje. Mucho de ello es en realidad correo reenviado. Supongo que personas en los Estados Unidos que no escriben con frecuencia están generalmente una o dos direcciones detrás de los gitanos.

El viaje de Navidad fue excelente. Comenzó todo desarreglado pero terminó muy bien. Pasé la Navidad en el pueblo de Juli, Perú, a la orilla del Lago Titicaca. Aquella región de Bolivia es casi completamente de indígenas aimara, quienes se ganan la vida a duras penas en el lugar, que parece ser el más estéril en la Tierra. El altiplano en su mayoría es más alto que la altura donde crecen árboles. La tierra necesitaría taladro neumático para hacer un bollo (dentro) o un hoyo pequeño, y por millas sin fin no hay nada, nada. Sin embargo, después de unos días una se da cuenta que tiene su propia belleza desnuda. Sí, la vida es muy dura, pero no deprime completamente. No sé si yo hubiera podido trabajar allí, pero era un lugar muy tranquilo para pasar unos días.

En la mañana de la Navidad fui con uno de los sacerdotes para la misa en una de las comunidades muy aisladas. Fue la primera vez que recibí el impacto de un pueblo donde todas llevan la misma ropa. Todas las mujeres tenían rebosos negros, adornados con cintas rojas con diseños, chalecos hasta el cinturón, de diferentes co-lores pero con el mismo diseño, e igual con la falda. El hecho de que se quitaran sus sombreros Derby cuando entraban en la iglesia me hizo reír. Algunas usaban zapatos y otras no, y la temperatura era congelante. Pero en general no creo que cubran sus piernas nunca, no importa la temperatura. En las áreas rurales las mujeres nunca usan pantalón. Solamente ves eso en ciudades más o menos grandes. Es simple-mente una de esas cosas, en un lugar que te parecería perfectamente adecuado usar pantalón no es aceptado, y tienes que tomar esto en consideración.

Mañana empiezo mi último mes de español. Durante el viaje, creo que entendí la mayoría de lo que me pasó a mi alrededor, pero di gracias a Dios de que nadie dejó de respirar mientras esperaba mi respuesta. Esto llevará su tiempo. Entonces, después de cinco y medio meses de estudio ya habrá tiempo para probarlo. Las últimas dos semanas de febrero habrá una orientación general acerca de América Latina. Des-pués de esto juntaré mi suministro de papel higiénico*** y saldré para Chile. ¡Algunas escaseces son más inconvenientes que otras! Estoy segura que algunas personas han descubierto sustitutos ingeniosos.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

Cuídate, sabe que te quiero mucho y me importa qué te está pasando.

Con cariño, Ita.

*Ruana es un poncho hecho de lana en los países andinos.*Manera antigua de llevar el correo en los Estados Unidos.**En el curso de los años, con cariño y con frecuencia le tomaron el pelo a Ita sobre la cantidad de

papel higiénico debía mantener listo por la escasez local en los lugares en que ella con frecuencia se encontraba.

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33. 25 dE EnEro dE 1973, ChilE

Querida Jean:

He estado pensando en la frase “almas gemelas” en tu carta. ¿Puede ser que solamente están en lugares como Nuevo México, Arizona o Virginia? Me parece que habría muchas personas que aunque tengan otras responsabilidades para ocupar su tiempo todavía anhelan nutrir sus espíritus y reconocen esta parte de su ser. Segura-mente hay individuos o grupos más cerca de ti. No es egoísta ni extraño buscar lo que te da paz y gozo, y tampoco experiencias de esto por tiempos cortos, no deben tener que sostenerte por años.

No puede haber ninguna razón bastante fuerte para que tú te permitas estar “en-carcelada” en tu departamento o en una relación. Si no estás creciendo y reconocien-do abiertamente quién eres y qué necesitas, esto no es ser buena esposa. Quizá es el camino de menor resistencia y muerte.

Jean, al marcar un aniversario más del don de la vida, trata de verla con más pro-fundidad. Si la valoras y la deseas, tienes que seguir luchando con lo que la sofoca. No abandones tu llamada de ser plenamente humana, o creciendo continuamente y llegando a ser.

Sé que lo que digo es más fácil decir que hacer, y que es difícil. Pero el poder com-prender que, por lo menos estás luchando por alcanzar lo por lo cual el Señor te cogió a ti, estando en algún tipo de armonía, eso es dentro de nuestro poder para discernir y actuar. No es mi intención sonar tan fuerte, pero te quiero y tanto deseo verte feliz y en paz contigo misma y después con otras personas.

Que esto verdaderamente empiece a pasar es mi deseo más profundo para ti este año.

Con cariño, Ita.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

34. a graCE Monahan niEMEyEr, 8 dE Marzo dE 1973

Cochabamba, Bolivia.

Querida Grace:

Bueno, ya terminé con todo: español, cursos de orientación, en un sentido; y co-menzando de nuevo en otra manera muy real. Un país nuevo con cultura y tradicio-nes muy diferentes, y Dios les ame. Oh, tienen su propia manera única de hablar el idioma, muy rápido y solo pronunciando la primera parte de la palabra. ¿Cómo te parece esto para entrar directamente en una situación desmoralizante tan pronto que desembarco del avión? Yo debo ser una glotona para el castigo.

Quizá pueda expresar cómo me siento sobre esto. Primero que todo, lo único que puedo decir con certeza es que me esperan. Es todo lo que he entendido de mis cartas de Chile.

Cuáles son las posibilidades para trabajo y dónde no se han mencionado. Como es la situación de comunidad solo puedo conocer un poco por algunas personas que han pasado por aquí. Como en casi cualquier otro lugar, es bueno y malo, quizá más en el lado de esperanza. Entonces, con toda esta falta de información, voy a salir el Miércoles (el 14) sin saber qué me espera, sin embargo lo siento como lo correcto para mí. Solamente es el próximo paso en el camino, y parece como que yo debo seguir caminado, y así lo haré.

Por supuesto, esta es una vida loca. Justo cuando una llega a ser más o menos acomodada y cómoda en una situación —saber dónde están las cosas, crear amista-des, y más o menos sentirse en casa— se levantan sus raíces y comienza de nuevo. Hay algunas personas muy buenas aquí que extrañaré, pero me imagino que una tiene que seguir suponiendo o esperando que haya otras en el camino.

Pues este es el estado en que yo estoy ahora; enviando libros, revisando cosas, y si el sol sale lavando ropa antes de empacar y prepararme para las despedidas latinas, las fiestas de despedida en que participan miles. Pero me imagino que las sobreviviré, aunque preferiría evitarlas. Es un verdadero insulto si una trata de esca-parse sin que se note.

Pues, creo que todo esto quiere decir que estoy feliz y en paz, como dije en la gra-bación. No estática, porque este no es mi estilo, sino como tú eres cuando las cosas están en armonía. Es lo que espero que pase contigo.

Todas las veces que hablamos de “aprender” a amar y qué hacer. Parece que ha resultado con mucha claridad que tus energías e inteligencia deben estar metidas en

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la situación ahorita. Toma tiempo, y tienes que tener paciencia contigo misma. Crée-me, tú vales para todas las personas que te quieren. Lo digo desde mi convicción personal, desde “dentro” de mí. Déjame saber lo que está pasando y cómo estás, porque te quiero mucho.

Ita.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

35. 10 dE Marzo dE 1973, CoChabaMba, bolivia

Querida Jean:

Sí, estoy por mudarme. Voy a volar a Santiago el miércoles 14 del mes. Hasta qué y dónde no sé todavía. Supongo que, poco a poco, todo saldrá claro. Estando aquí en América del Sur estoy aprendiendo a vivir con lo desconocido.

Espero que tu papá esté mejor ahora. Tienes razón. Tenemos que permitir a las personas hacer sus propias decisiones, incluso cuando los resultados no van a ser lo que tú piensas es inteligente o cualquier cosa. Creo que he visto a gente mayor tomar riesgos que parecen insensatos, pero me imagino que de alguna manera ellos pien-san que el tiempo para “tener cuidado” ya ha terminado, y con sólo un tiempo limitado vale la pena probar. ¡Quizá tienen algo de valor en esto!

El pasado fin de semana fui con un grupo a Oruro, el centro de la celebración del Carnaval en Bolivia, donde vi cientos de hombres como el que está dibujado arriba. El Carnaval dura por lo menos nueve días, pero los primeros días están marcados con los desfiles que duran todo el día de grupos danzando por las calles de la ciudad. La danza más popular parece ser “El Diableado”, con coreografía muy complicada, haciendo destacar el ángel Miguel, los pecados capitales, tentaciones y 50 diablos. Durante la danza, Miguel poco a poco somete a todos. Debía haber sido como 50 grupos representando esto, además de otros grupos presentando danzas regionales y otros sobre eventos históricos y animales. Era todo un espectáculo.

Una cosa sobre la cual me han advertido es que cuando aterrice en Chile pro-bablemente no entenderé a nadie. Parece que tienen su propia versión abreviada y rápida de español, en la cual es perfectamente aceptable pronunciar solamente la primera parte de la palabra. Esto pudiera ser desmoralizante después de cinco meses y medio, pero me imagino que lo que tengo es una buena base en el idioma. No diría que yo hablo español. Eso solamente pasará poco a poco.

En un sentido el viaje del miércoles es un brinco a lo desconocido. Pero es algo que debo hacer ahora. No sé qué significa, o qué aguarda, pero aún con toda la in-certidumbre todavía parece lo correcto. Esta vida ciertamente está loca en algunos aspectos. Justo cuando empiezas a sentirte cómoda te arrancas desde las raíces. Me he encontrado con algunas personas muy buenas aquí. Por eso, supongo que habrá otras en el camino. Aunque aquello no quita lo difícil de la despedida. Pero ciertamente ayuda el conocer a algunas de las personas en diferentes lugares que están metidas en los mismos esfuerzos que uno, que muestras algunas de las mismas esperanzas. En este sentido, valen la pena las transferencias de un lugar a otro.

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Espero que estés creciendo en la paz y la aceptación de ti misma. Creo que tene-mos un lazo fuerte en nuestro proceso común de llegar a ser quien estamos llamadas a ser. No siempre es fácil saber la dirección o poder entender las señales. Quizá nece-sitamos más paciencia con nuestras limitaciones y después seguir desde ellas. Deseo para ti la oración de Pablo al final del capítulo tres de Efesios, sobre todo la confianza de que con el Espíritu dentro de nosotras, más de lo que pudiéramos imaginar o es-perar puede pasar. Cuídate, Jean.

Con cariño, Ita.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

36. ChilE, 1973

Queridos Jean y John:

De alguna manera me siento como que estoy en un paseo extendido, cambiando de lugares cada cuántos días. Ahora que he probado las camas disponibles en San-tiago viajaré al sur por cinco a seis semanas.

Probablemente ésta es la única manera de hacerlo, pero a veces. Es maravilloso estar otra vez en la ciudad grande. No ha habido mucho tiempo para asimilarlo, pero me da seguridad saber que cuando tenga tiempo para respirar habrá algo para disfru-tar. ¡Mis raíces están mostrándose, y me encanta!

Jean, dile a tu mamá que Santiago está lleno de religiosos “Columbinos”, la ma-yoría de Irlanda, no de Brooklyn. Espero que tu papá esté mejor y que la primavera traiga promesa para todos. Cuídate.

Con cariño, Ita.

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37. a graCE Monahan niEMEyEr, 4 dE abril dE 1973, ChilE

Querida Grace:

Tu grabación me llegó ayer antes de salir de Santiago. Al sacar las grabaciones para escuchar encontré los dos paquetes de cigarrillos, lo que fue igual a encontrar oro. No se les puede conseguir aquí, excepto en ciertos días de la semana, cuando tienes que hacer cola para comprar un solo paquete. Ahora tengo cinco paquetes antes de que los síntomas de desintoxicación me afecten.

Ahora estoy en algo como un carrusel, visitando a todas las casas de Maryknoll en Chile, moviéndome cada tres o cuatro días. Después de dos semanas en Santiago llegué anoche en la primera parte del viaje al sur. Esto durará un mes, no solamente visitando sino con algunas reuniones por aquí y por acá también. Claro que existe la posibilidad de que alguna mañana me despierte y me niegue a empacar la maleta una vez más, pero en realidad no hay ninguna otra manera de saber lo que está pasando, qué están haciendo otras personas y qué posibilidades hay para mí. De alguna mane-ra confío en que al final reconoceré la situación o el lugar donde debo decir “sí”. Si el Señor me trajo hasta Chile, estoy segura que dará las pistas para lo que sigue. Hasta ahora es como que me está tomando el pelo. Unos pocos lugares definitivamente son un “no”. Uno era magnífico, pero no hay cupo, y según el plan, van a salir en dos años. Entonces poco a poco se van eliminando opciones, pero nadie me está empujando para meterme en cualquier lugar inmediatamente.

Espero que la primavera ponga todo tipo de nueva vida y esperanza creciendo en ti. Confía en el amor que tienes, paz y confianza. Yo me quedo contigo porque te amo mucho.

Con cariño, Ita.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

38. 23 dE Mayo dE 1973, ChilE

Querida Jean:

Apenas estoy de regreso en Santiago después de vagar en la porción central del país por siete semanas, durante este tiempo supuestamente estuve recibiendo una idea en breve de lo que está pasando y cómo Maryknoll se relaciona con ello. Creo que lo que pasó es que regreso muy confundida y cansada.

Lo que ahora pasará no está decidido todavía, pero para el principio de la próxima semana todo debe ser arreglado. Voy a hacer un poco de estudio del idioma de Chile mientras me quede con una familia o alguien que no cambia el idioma cada diez mi-nutos. En este momento vacilo un poco en aprovechar la hospitalidad de una familia por la gran inconveniencia para obtener alimentos. Otra posibilidad que surgió en este momento es pasar un mes con una hermana chilena que trabaja en la pastoral en una de las áreas con dos religiosas irlandesas Columbinas que apenas llegué a conocer.

Durante este tiempo debo estar pensando en dónde voy después para un tiempo de entrenamiento mientras trabajo. Podrías comenzar a tener la idea de que nunca voy a echar raíces, y esto ha tenido algunos efectos, pero incluso cuando las cosas parecen ser de corto plazo al principio espero que esté sacando algo de provecho, y quizá en una manera más general echando raíces en el país, con el pueblo.

Algunas personas dicen que yo no hubiera podido llegar en un tiempo más emo-cionante, mientras que otras dicen que esta es una introducción horrible. Creo que esto es indicativo de lo que está pasando. Ayer comenzó una huelga por tiempo in-definido de todos los medios privados de transporte, la mayoría de los autobuses en el país. Y se habla de una repetición de la huelga general de octubre del año pasado que paralizó al país. Si esto pasa, será un tiempo muy difícil porque ya hay escasez grande de alimentos, y si los camiones no corren para traer lo que está disponible, va a ser un lío. Sin embargo, a pesar de todo esto, de verdad no puedo decir que la gente está pesimista La adaptación a las circunstancias es increíble, y hay un gran sentido del humor. Tengo que admitir que yo estoy aprendiendo muchas lecciones sobre ver-daderas prioridades —y lo que son algunos gustos básicos de la vida.

¿Cómo está tu papá? Espero que siga mejorando. También favor de agradecer a tu mamá por su saludo de Pascua. Dado que he estado moviéndome por todos lados y por tanto tiempo, el correo me está alcanzando de todos lados, aunque pienso que ya he recibido todas las tarjetas de cumpleaños que van a llegar. Hay un poco de problema en estos aspectos, pero creo que recibo la mayoría de lo que me mandan, considerando que no he sido yo buena para la correspondencia. Quizá me mejoraré si puedo quedarme más de una semana en un solo lugar.

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¿Has tenido algo de suerte en tu búsqueda por personas que piensan semejante a ti u oportunidades para insertarte? Sé que dijiste que dejaste de ir al doctor, pero no recuerdo si dijiste que comenzaste de nuevo. Estas dos oraciones no se conectan lógicamente, pero varias cosas estuvieron pasando por mi mente simultáneamente. Te quiero mucho y espero verdaderamente que experimentes la paz y la felicidad, no solo en la eternidad, sino también ahora. Espero que no dejes de creer en ti misma.

Con cariño, Ita.

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39. a kathy Monahan grEgg y su EsPoso MikE, 9 dE Junio dE 1973, ChilE

Querida Kathy, querido Mike:

Saludos desde la población de Manuel Rodríguez. Este mes estoy viviendo en una de las innumerables poblaciones de Santiago que, me imagino, pudieras descri-bir como áreas de reubicación —o áreas que lleguen a ser habitadas por personas “paracaidistas”, que toman tierra que no está en uso—. Desde el comienzo de tiendas de campaña o casas de madera de un solo cuarto, poco a poco hay construcción de casas pequeñas individuales. Yo adivinaría, hay como cinco mil familias aquí, y quizá una tercera parte tiene su hogar permanente, generalmente madera, o a veces block, cuatro cuartos, que es pequeño considerando el tamaño de las familias, pero fuente de orgullo.

Mi residencia temporal es con una hermana chilena que ya ha vivido aquí durante estos años. La razón principal de mi estancia aquí era sumergirme en el idioma. Es-tuve cambiando más o menos cada diez minutos y por esto iba lento. También esto me da tiempo para concebir algún idea de trabajo en las poblaciones, de lo cual hay mucho ahora, porque el movimiento es salir de las instituciones y vivir entre el pueblo en su realidad, trabajando hacia la formación de grupos pequeños locales.

Es un contraste grande con Sheridan Square, pero bastante cómodo ahora que estoy aprendiendo y sabiendo exactamente cuántas capas de ropa necesito.

Dónde estaré en julio o por allí no sé todavía. Me atrae Santiago como lugar pro-bablemente porque mi sangre es urbana, pero quizá tendré más oportunidades para experimentar con diferentes tipos de trabajo en el sur. Dónde sea que esté, espero desempacar por un tiempo aunque no sea una situación permanente. Hay momentos en que la imagen de la Iglesia Peregrina es demasiado real.

¿Qué tal el viaje y la búsqueda por un nuevo nido? Ciertamente espero que hagas mejor que yo, aunque yo no tengo que tomar en cuenta un nacimiento que llegará. ¿Cómo se siente la mamá? Espero que esto sea un tiempo de felicidad y espera com-partida para los dos y que todo avance bien. Cuídate.

Con cariño, Ita.

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40. 25 dE Junio dE 1973, ChilE

Querida Jean:

Llamé a Brooklyn el sábado y mi madre me dijo que tu padre había muerto. Des-pués de colgar, tuve muchos recuerdos comenzando con su acogida calurosa detrás de cada “Howdy, Pal” (Hola, compañera). Creo que lo que comenzó con todo el trato de chofer “de ida y vuelta” se desarrolló en las conversaciones en la Calle 79 y Scars-dale, y un afecto profundo de mi parte hacia él.

Recordé también tu observación recientemente sobre la relación tan estrecha en-tre tus padres. Me impresionó que no solamente ellos, sino tú también, tuvieron este tiempo para compartir. Después me encontré felicitando a tu padre en su llegada a la vida plena y pidiéndole que ahora él hiciera su parte para tu madre, para ti, la familia y sus amistades, para que experimenten la consolación y fortaleza en el vacío que causa su ausencia.

Sé que este es un tiempo muy difícil para ti, Jean, porque tú y tu padre tuvieron una relación única. Como yo también tengo una relación especial con mi padre, siento mucho contigo. (De hecho, fue por esto que llamé. El viernes recibí una carta avisán-dome que mi padre estuvo en la unidad de cuidado intensivo. Sencillamente el calor y la humedad eran un cargo demasiado fuerte pero parece que está mejor ahora.)

Las palabras parecen inadecuadas en este momento, y la distancia parece más grande, pero tú y tu madre están en mis pensamientos. Yo me encuentro esperando que lo que tu padre está viviendo ahora se derrame en tu vida.

Por favor, di a tu madre que la estoy recordando ahora. Cuídate, querida amiga.

Con cariño, Ita.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

41. 12 dE agosto dE 1973, ChilE

Querida Jean:

Desde hace tres semanas me mudé a una situación más o menos estable (es di-fícil hablar de cosas definidas en Chile hoy). Vivo en una de las muchas poblaciones que forman anillos alrededor de Santiago (y todas las ciudades grandes de América Latina). Vivo con tres hermanas como yo. Dos apenas han llegado; por lo tanto es como un nuevo comenzar.

Nuestro hogar es una casa pequeña hecha de madera con tres recámaras y una sala-comedor-cocina. También sanitario interior. Es cómoda y sencilla. La casa está en la población La Bandera, aproximadamente de 70 mil a 80 mil habitantes que han estado aquí como tres años. En este tiempo, se han asignado lotes y la construcción de las casas avanza a un paso lento. Mientras tanto, la gente vive en viviendas tem-porales a largo plazo.

Lo que esperamos hacer aquí es formar comunidad entre nosotras mismas y es-tablecer relaciones con la gente. Exactamente qué forma tomará esto para mí, no sé todavía… Como resultado de la historia y la tradición del pueblo no hay mucho énfasis en los sacramentos y otras obras institucionales. Al contrario, la esperanza de los obispos en esa área es que, por medio de las relaciones que formamos entre la gente, poco a poco aparecerán pequeñas comunidades eclesiales de base que re-flexionarán y orarán juntas. Los ritos formales vendrán más tarde. Entonces, veremos qué pasará.

¿Cómo estás tú? Sonabas cansada en tu carta. Espero que hayas descansado y recuperado tu energía. Todavía espero encuentres algo que te desafiará, algo en que tú puedes compartir y recibir y de lo cual recibirás satisfacción. ¿Sigues buscando? Cuídate.

Mi cariño para John y para ti, Ita.

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42. 12 dE agosto dE 1973, ChilE

Querida Kathy y querido Mike:

Estuve reviviendo su viaje cuando la tarjeta del Museo Británico llegó ayer. De verdad puedo imaginar cuánto deberían de disfrutar de Londres.

Pues el pajarito ha estado en su nido por más o menos tres semanas ahora, y todavía es algo de novedad. El nido es una casa pequeña hecha de madera con tres recámaras y una sala-comedor-cocina. También sanitario interior. Que es más o menos según la medida, pues hay una tina que es bastante grande solamente para quedarse de pie, pero tiene donde sentarse, algo como seis pulgadas de anchura. Jamás he visto algo semejante…

Somos cuatro en la casa, dos más aparte de mí, recién llegadas, en muchos sen-tidos es semejante a un nuevo comenzar. Lo que esperamos hacer aquí es formar comunidad entre nosotras mismas y establecer relaciones con los vecinos. Exacta-mente qué forma tomará esto para mí, no sé todavía. Hay muchas organizaciones y clubes en el barrio para comenzar a hacer contactos, y todas las horas esperando en colas para (obtener) las cosas básicas (como) pan o kerosén. Esta es una experiencia y, desafortunadamente, casi un estilo de vida. Con la huelga de los camioneros ha sido verdaderamente difícil para el pueblo. Hubo otro cambio de gabinete el viernes, con todos los jefes militares dentro del nuevo, y se ha declarado un ultimátum: regre-sar a trabajar o enfrentarse con los militares. Entonces tendremos que ver quién se retracta en esta confrontación. Está llegando a una situación en que los nervios de todos están a punto de explotar.

Sobre el clima, sí, es invierno, pero Santiago goza de un invierno moderado. El in-vierno aquí implica lluvia y clima frio y húmedo. No hemos tenido mucho de cualquier cosa. La razón parece peor de lo que realmente es, porque no hay calefacción en la mayoría de los edificios, y por esto una nunca siente calor. Tenemos un calentador de kerosén en un cuarto, que hace trabajo magnífico en un cuarto, y eso es todo. Entonces una simplemente usa muchas capas. De hecho se usa constantemente como pijama la ropa interior para esquiar, o también debajo de la ropa exterior, para producir calor afuera, en especial si una tiene que ir a una reunión de cualquier tipo. Sin embargo, en días de sol es como primavera…

Veo que las audiencias sobre Watergate siguen tratando de desenredar la verdad. Es difícil involucrarse mucho desde tanta distancia, pero sencillamente parece ser un reflejo de la arrogancia que se ha mostrado a muchos países en esta área durante un período largo.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

¿Cómo está la que pronto va a ser mamá? ¿Todavía todo va bien? Debe estar cerca de la ausencia por maternidad ahora. Este es un estado gozoso. Siento tristeza porque estoy faltando para tu embarazo y el nacimiento que se acerca, pero comparto tu gozo, expectativas y regocijo en la felicidad y paz que lo rodean. Espero que todo siga bien. Cuídate.

Con cariño, Ita.

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43. a graCE Monahan niEMEyEr, 30 dE agosto dE 1973

Querida Grace:

Hubo tres cartas tuyas en una semana, ¡una dirigida a Cochabamba en febrero que apenas llegó aquí!

¿Qué estoy haciendo? Paseo por la población a un paso calmado, y si alguien parece receptivo, digo “Hola” e intento conversar. También hago visitas domiciliarias para una clínica en el área para verificar sobre los infantes que no se han llevado para su control mensual. O voy a reuniones, o me siento como observadora en algu-nas clases de educación para adultos. Mujeres que nunca han terminado los ochos años de escuela ahora están en un programa del gobierno para terminarlos. También espero en colas para comprar alimentos, kerosén o lo que sea. Es totalmente una situación cambiante. Una no puede decir exactamente lo que hace, pero los días pa-san. Me imagino que puedes describirlo como haciéndome visible y tratando de llegar a conocer a algunas personas. Es un proceso lento cuando no tienes ninguna razón específica para contactar a la gente. Es más la idea de ser vecina.

¿Te he dicho dónde vivo? En una sección de vivienda nueva que antes era una granja grande y que ahora es hogar para más o menos 80,000 personas. Nosotras estamos en una casa pequeña de madera con un solar que ahora está prometiendo muestras de lechuga, cebollas, remolachas, zanahorias, calabazas, pepinos y flores. No mucho de cada una, pero algo si crecen. La mayoría de los vecinos hacen lo mis-mo alrededor de su propiedad, que es aproximadamente 60 pies por 30 pies (19 m X 9 m) incluyendo la casa, pero es suficiente para darles la sensación de tener algo muy tangible para sí mismos y sus familias, especialmente cuando las casas están construidas, pero ese es otro proceso lento. Pues esto es donde estoy y lo que estoy haciendo. Cuídate bebé.

Con mucho cariño, Ita.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

44. a la FaMilia Ford En El MoMEnto dE la MuErtE dE su PadrE, 10 dE sEPtiEMbrE dE 1973

Reflexión inspirada por Leonardo Boff, los Sacramentos de Vida y la Vida de los Sa-cramentos.

Esta carta les trae un mensaje hermoso, noticias que cuando una las ve desde el punto de vista de la fe son verdaderamente maravillosas. En estos días Dios nos ha pedido un tributo de amor, fe y gratitud profunda. Vino a nuestra familia, nos miró uno por uno, y eligió para sí mismo el más perfecto, el más santo, el más maduro, el mejor de todos, el más cercano a Él, nuestro amado padre.

Mi querido Dios no lo sacó de nosotros; lo dejó aún más verdaderamente en medio de nosotros. Dios no llevó a [papá] por sí mismo, más bien nos lo dio aún más. No lo ha sacado de raíz del gozo de nuestras celebraciones, más bien lo ha plantado pro-fundamente en la memoria de todos nosotros. No ha arrebatado a [papá] de nuestra presencia, más bien lo ha hecho más presente. [Papá] no ha salido, ha llegado… No ha desaparecido, más bien ha llegado a ser, si es posible, más papá, ahora para estar presente entre nosotros para siempre —aquí con nosotros y allí contigo— (donde sea que esté cualquier miembro de la familia).

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45. al sEnador Edward kEnnEdy, 25 dE noviEMbrE dE 1973

Estimado senador Kennedy:

Como norteamericanas haciendo servicio como voluntarias en uno de los centros para refugiados en Santiago, nos gustaría llamar su atención, y también al Comité de Senadores para Refugiados, sobre la contra-indicación del ofrecimiento de hospita-lidad de parte de nuestro país efectuado por la Forma FD-150, la petición para una visa para inmigrantes.

Esta forma que miembros del consulado americano hacen disponibles pide infor-mación personal detallada que para muchos de los refugiados no sólo es comprome-tedora sino posiblemente peligrosa. El riesgo no es solamente su seguridad personal, sino la de sus padres, familia y parientes en su país de origen.

Después de examinar la forma, varios refugiados explicaron su miedo para lle-narlo. Su experiencia les ha llevado a dudar del tratamiento confidencial que se debe presumir para tales documentos. Detallar sus actividades y asociaciones en la misma forma en que aparecen los domicilios de sus parientes es, para ellos, igual a pedir represalias y venganza contra sus seres queridos. En conciencia no pueden dar su consentimiento para archivar o hacer disponible esta información en “bancos de da-tos”. Para ellos esto es un asunto mucho más serio que las quejas de ciudadanos de los Estados Unidos sobre la invasión de su privacidad.

Además de lo mencionado arriba, hay otra razón fuerte por no usar la forma FS-510 cuando ofrecemos refugio. Dado el conjunto de condiciones actuales que han obligado a muchos extranjeros en Chile a buscar refugio bajo los auspicios del Alto Comisionado para Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), parecería que el criterio normal para inmigración no se aplica. De hecho, muchos de los refugiados au-tomáticamente serían inelegibles según el criterio que se expone en la página 3, sec-ción C. Dependiendo de la interpretación de sus compromisos en el pasado respecto a los derechos, la dignidad y el desarrollo de sus paisanos, que en América Latina con frecuencia toman parte en actividades políticas de la izquierda, ellos consideran que serían considerados “subversivos” o “agitadores” que buscarían minar al gobierno de los Estados Unidos.

Lo que realmente los refugiados están pidiendo es la oportunidad de residir en un país con un gobierno estable, poder seguir sus vidas libres del miedo y el hostiga-miento, ser aceptados por lo que son y lo que pueden contribuir a cualquier sociedad, su humanidad, experiencias, compromisos y preocupación por su prójimo.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

La pregunta parece ser: ¿los Estados Unidos considera bastante seria la crisis de los refugiados como para ofrecer refugio por razones humanitarias? Si esta es la verdad, entonces deben ofrecerlo de tal manera que se le comprenda así. Tememos que con el refinamiento del proceso de selección, como está ahora, los [que se hallan] en circunstancias menos serias y los [que tienen] varias opciones serían los únicos elegibles para nuestra hospitalidad.

¿Eso es lo que realmente queremos comunicar al pueblo de América Latina?

Atentamente, Ita Ford, MM.

Mary Tracy, MM.

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46. 27 dE EnEro dE 1974

Querida Jean, querido John:

No sé si ya han recibido de mi madre la historia de los eventos, pero creo que ella gozó de un tiempo agradable y seguramente yo también. (Quizá les gustaría conside-rarlo para las próximas vacaciones.)

El reporte, por otro lado, es mi reacción a uno de los cateos aquí en la población. Es verdaderamente una experiencia para vivir. El fin de semana pasada se plantaron armas en el sagrario de una pequeña capilla en la misma sección de Santiago en que estamos nosotras. Se llevaron al sacerdote con la acusación de que está ayudando a los extremistas. Así sigue, pero la Iglesia está tomando una postura. En día y medio salió una carta pastoral denunciando todo el incidente como una maquinación.

La tensión entre la Iglesia y el Estado ayuda a mantenernos a todos honestos. Uno tiene que tomar decisiones, aunque no sean populares y puedan ser tergiversadas fácilmente. Así seguimos adelante en medio de la confusión…

Gracias por recordarme sobre Florence, y por tu generosidad durante el año. Que la promesa de la vida en plenitud llegue a cumplirse en los dos. Mis mejores deseos para la felicidad del Señor en el año entrante.

Con mucho cariño, Ita.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

47. “trata dE iMaginar”, la bandEra, ChilE, En una Carta Enviada a varias PErsonas

Trata de imaginar una compañía de aproximadamente cien soldados y dos docenas de agentes del FBI (Buró de Investigación Federal de los Estados Unidos) rodeando un barrio de aproximadamente dos mil familias al amanecer. Nadie puede entrar ni salir. Todos los hombres y los muchachos mayores de catorce años están llamados a una cancha de futbol en la cercanía, puestos en fila en orden alfabético para descubrir quienes tengan un récord con la policía. Llevan a cualquier hombre que haya tenido algún cargo en su contra en los últimos diez años (tales notaciones incluyen desde accidentes de tráfico o no pagar multas, hasta crímenes serios). También llevan a al-gunos que tienen nombres semejantes a los que tengan algún récord, y otros por ser “sospechosos”. Todos caen en una categoría general de “delincuentes”.

Es viernes en la mañana, día en que pagan sus salarios. La mayoría de estos hombres pierden el sueldo de toda la semana si faltan un día al trabajo. Sin embargo, no pueden notificar a sus jefes (los que les emplean). No hay teléfono en el barrio, y nadie tiene permitido salir.

Trata de imaginar a las esposas y madres apiñándose en las afueras de la cancha desde las ocho de la mañana hasta la una de la tarde (toma tiempo investigar a todos estos hombres), y recibiendo la orden de cuándo regresar a sus casas. ¿Sus esposos aparecerán como sospechosos —sin poder rasurarse, medio vestidos, quizá solo con una hora de sueño después del turno de la noche? Tienen sed allí en el sol, hambre por no haber desayunado (no hay pan esta mañana, las camionetas no pudieron en-trar en el barrio).

Cuando sus esposos e hijos suben a autobuses para ser llevados a la cárcel de la ciudad, ponte a ti misma en el lugar de las mujeres, pidiendo a los soldados man-darles con ellos algo para comer o por lo menos dinero para regresar a casa. Los soldados les niegan permiso porque “todos los hombres son delincuentes”. “No es delincuente”, responde una mujer. “Es mi hijo”.

Trata de imaginar a los niños llenos de miedo por los soldados con ametralladoras parados en las esquinas y acompañando a los hombres del FBI a cada casa. Algunos comienzan a llorar, “Papito, no dejes que los soldados te lleven de aquí”.

Trata de imaginar a los agentes del FBI entrando en tu casa para un cateo comple-to sin dar ninguna razón. Uno tiene un tubo de fierro en su mano. Imagina cómo eva-lúan el contenido de los libros en tu librero, libro por libro, para su aprobación. ¿Por qué tienes libros de esta editorial? Imagina la tensión mientras hablas contigo misma. “Tengo el derecho de ser informada, de leer lo que quiero, de leer desde varios puntos

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de vista sobre cualquier tendencia para así formar mi opinión. Estos hombres me ha-cen sentirme culpable sin una base”. Sin embargo, su actitud expresa la idea de que su intención es encontrar algo que no les gusta Y por supuesto que así lo hacen.

Imagínate en la sala de tu propia casa con cinco agentes del FBI y un soldado en la puerta con una ametralladora. Ahora, explica quién eres, por qué vives aquí, qué haces. Asegúrate de ofrecer los documentos necesarios para respaldar lo que dices.

¿Estás nerviosa? ¿Por qué? No has hecho nada malo. Todo está en orden menos el orden de una sociedad que acepta este tipo de visita en la madrugada como algo normal. Por supuesto, no vas a quejarte si llevan algunas muestras del material que lees. Ahora, ¿Cuál es tu dirección para que la puedan anotar dentro del libro?

Trata de imaginar cada una de estas cosas, y hazla lo más personal posible, por-que es real. Nos ha pasado a nosotras. ¿Qué harías tú? ¿Cómo reaccionarías? ¿Des-de dónde, de quién sacarías la fortaleza para enfrentarte con esta maldad, con este terror? Esta es la tercera vez que los soldados han venido.

¿Habría compañerismo entre los hombres en tu barrio al caminar juntos en la can-cha, compartiendo cigarrillos y chistes para ayudar a mantener el ánimo? ¿Estarían muy conscientes de lo que está pasando con los hombres más allá en la calle o a la vuelta de la esquina? ¿Estarían enfurecidos a solas? ¿O tratarían de crear un am-biente de apoyo mutuo, especialmente para los que tendrían problemas?

¿Las mujeres mostrarían más cuidado solícito que antes? ¿En medio de su miedo pensarían tanto de otras personas que dirían: “No estoy preocupada por mi familia, sino por la vida de mi vecina”? ¿Animarían a las más nerviosas a mantenerse ocu-padas para distraerse a sí mismas? ¿Su fe sería la de los pobres y oprimidos que no tienen conexiones y palancas, sino que tienen que confiar completamente en la misericordia y el amor de Dios? Si tu vieras que se llevan a tu esposo, ¿podrías decir con plena confianza, “Tengo fe en que Dios lo traerá de nuevo a casa”? ¿Tus vecinas vendrían a “acompañarte” mientras esperas para saber exactamente cuál puede ser la acusación contra tú esposo? ¿Grupos pequeños se reunirían unos días más tarde para dar gracias a Dios por los que han regresado a casa y pedir consuelo y fortaleza para los detenidos todavía y sus familias?

Esperamos que sí. La única manera en que tú y tu familia podrían enfrentarse con estas “expediciones de pesca” y el terror organizado, y superarlos, es el cuidado mu-tuo de una por la otra y en la fe, no en el proceso judicial ni en la justicia humana, sino en un Dios que cuida a su pueblo. Claro que experiencias como ésta entre los pobres y los sin poder corren como hilo en el Antiguo Testamento, y hasta los subtítulos en los periódicos de hoy. Sin embargo, nunca es real hasta que uno lo ha experimentado o de alguna manera ha hecho la experiencia de otra persona su propia experiencia.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

Para nosotras es un privilegio haberlo compartido, y así conocer y sentir un poco del sufrimiento de los sin poder y sin voz. Y queremos compartirlo con ustedes porque nuestros prójimos son tus prójimos. (Lucas 10, 29-37)

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48. PonEnCia dada En una asaMblEa dE Maryknoll En talCa, ChilE, EnEro dE 1974

Reflexionando sobre nuestra Llamada Común

Hace cinco meses cuando comenzamos los talleres del discernimiento, hablamos sobre la ambigüedad de lo humano y, como consecuencia, de la situación de Chile. Una pregunta que se levantó fue: ¿Cómo interpretamos los signos de los tiempos? O ¿cómo nos hacemos sensibles al Espíritu para poder reconocer al Señor actuando en los acontecimientos y en nuestras propias vidas?

Desde entonces hemos vivido y reaccionado a un período condensado de la his-toria chilena. Pero posiblemente no hemos tenido tiempo, de hecho, para reflexionar sobre el sentido del 11 de septiembre* ni sobre muchas otras cosas. Quizá ahora con un poco de tiempo y distancia detrás de nosotras, podemos hacer esto juntas. Estos cuatro días son para compartir nuestras experiencias y reflexionar juntas sobre quié-nes somos como grupo, qué estamos haciendo y hacia dónde vamos.

Aunque ahora me parece que hemos hecho esto antes, me doy cuenta que lo que cubrimos en los talleres no ha sido la cosa más presente en sus mentes en los últimos meses. Por eso voy a resumir brevemente los puntos principales que hemos tocado, y después, ojalá, clarificar un poco más el aspecto de la llamada común.

La ponencia sobre la fe se enfocó en sacar nuestra experiencia personal de Cristo. Oramos sobre la pregunta: “¿Quién dicen qué soy yo?”. Y nuestras respuestas varia-ron. Algunas que yo recuerdo eran: Cristo es el que desafía, el que es fiel, el salvador o liberador, el que nos llama a relaciones, hermano, etc. Siguiendo esto estaba la reflexión sobre limitaciones y nuestra condición pecaminosa. ¿Qué pasa cuando apa-reces delante de Cristo, el mismo Señor que nombraste antes?

Nuestras reacciones eran una consciencia del perdón, de la misericordia amorosa, de ser aceptadas como somos, sabiendo que somos amadas, no por méritos o por lo que hacemos, sino por el amor y la bondad del Señor. Después tratamos de traer a la superficie y clarificar nuestra propia historia personal. ¿Cómo ha actuado y cómo sigue actuando el Señor en mi vida? ¿Qué significa esto? (con frecuencia se recordó a Israel en su pasado, por el sentido que daría para el pueblo en una fecha posterior). Aunque podemos mirar atrás sobre ciertos momentos clave, ¿pensamos en la base de nuestra experiencia de fe como algo continuo que mueve adelante? Quizá una pre-gunta que debíamos haber incluido fue: ¿Cómo estoy yo en mi relación con el Señor ahora mismo? O ¿qué me está diciendo él ahorita?

Al final hemos mirado la experiencia comunal de fe o la interrelación entre el sen-tido personal o individual de identidad en Cristo y la experiencia continua comunitaria

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

de Dios, así como su experiencia de unión o las razones por seguir juntas. Nos hemos preguntado qué es nuestra comunión, nuestra llamada común. Cada área escribió una declaración, aunque se hizo esto contra la presión de tiempo en Talca y Santiago. Ahora, a raíz del tiempo que ha pasado y la interrelación de eventos, nos han pedido meternos en esto otra vez por su sentido en relación con lo que haremos en estos cuatro días como también por su aplicación al futuro.

Cuando hablamos de una llamada común anteriormente, el énfasis se ponía en el hecho de que era el principio básico o el punto de referencia básico que la comunidad usaba en el discernimiento sobre la manera de responder a la palabra de Dios en una situación particular. Quizá hoy podemos verla de manera más general.

Preguntar qué es nuestra llamada común es a la vez preguntar quiénes somos. ¿Qué es nuestra visión común compartida? ¿Por qué nos hemos reunido? O quizá más importante, ¿por qué nos quedamos unidas como un grupo? ¿Para qué nos esforzamos a ser fieles? ¿Qué es el principio básico o filosofía de nuestras vidas? La cuestión de una llamada común es una cuestión de identidad y unidad. Y dado que no hay ninguna cosa abstracta que se llama la Congregación de Maryknoll, solamente un grupo compuesto de individuos, parece que necesitamos mirar la interrelación entre la identidad personal en Cristo y la identidad del grupo y su comunión.

Al responder a la llamada del Señor, cada una de nosotras fue dirigida a la opción específica de incorporarse como parte de la comunidad de Maryknoll. Esta elección ha formado nuestras vidas desde entonces. Descubrir la llamada de Dios y responder a ella es, en el nivel psicológico, descubrir la identidad personal —en el sentido que hemos hecho un compromiso de vida que da sentido a nuestra existencia—. En tér-minos de la fe, esto es responder al Espíritu dentro de nosotras, llamándonos a una expresión específica de vida o compromiso de amor a Jesús y su pueblo. Por esto, en una manera muy real, nuestra identidad personal está descubierta en la vista más grande de la comunidad.

¿Y cómo entiende la comunidad su identidad? Creo que esto se hace realidad por medio del compromiso y fidelidad personal de cada miembro a su propia llamada y por medio de una conciencia o, mejor, una conciencia profunda de que hay algo co-mún en todas nuestras llamadas. Decimos que no somos un grupo que se ha reunido alrededor del apoyo mutuo en la fe. Hay un párrafo en Searching and Sharing (Bus-cando y Compartiendo) que expresa esto claramente: Cada una de nosotras hemos sido atraídas a una vida que es un proceso de darnos cuenta de nuestra relación entre Dios y nosotras mismas. Esta experiencia nos impulsa a tomar una postura de vivir una vida evangélica radical con otras que comparten esta misma visión. Esta visión, aunque es parcial, exige expresión en la misión por medio del misterio de la creación por medio de una búsqueda de toda la vida en y con el otro, para descubrir a Cristo y el sentido del Evangelio.

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Históricamente el fin general de la comunidad cristiana en conjunto ha sido y es establecer el Reino de Dios. Y cualquier medio para hacer esto tiene que estar de acuerdo con las enseñanzas de Cristo. Sin embargo, comunidades particulares den-tro del cuerpo más grande tienen llamadas diferentes para expresar y promover el Reino, cada comunidad con su propia naturaleza y fin. La manera en que cualquier comunidad promueve la construcción del Reino está de alguna manera directamente relacionada con el carisma del fundador, que también comparten los miembros. Segu-ramente parte de nuestra llamada común como hermanas de Maryknoll es compartir en la misión de la Iglesia a todos los pueblos, o, como lo define en Searching and Sha-ring: “participar en el impulso hacia fuera del Espíritu en la Iglesia, enviado a cambiar completamente el rol de división en el mundo”.

Estamos muy conscientes de que hay muchas diferentes expresiones de esta de-claración que a veces causan tensiones, desacuerdos y verdaderos conflictos. Nues-tras diferencias en estilo de vida y expresión posiblemente surgen menos de una división entre generaciones que de los cambios culturales radicales que la humanidad en su totalidad está experimentando.

También, al pensarlo más, creo que esta variedad puede ser no solamente un sig-no saludable, sino un signo del Espíritu. En el capítulo 12 de 1 Corintios, Pablo habla muy claramente contra la homogeneidad. Hay una variedad de dones pero siempre el mismo Espíritu; hay todo tipo de servicios necesarios pero siempre el mismo Señor; trabajando en todo tipo de maneras en diferentes personas…Todos estos dones son el trabajo de un solo Espíritu que distribuye diferentes dones a diferentes personas como Él quiere. Como conclusión de esto podemos decir que nuestra unidad no vie-ne cuando nos reducimos a cada una como una copia de carbón de algún modelo idealizado ni cuando ponemos nuestros dones distintos en oposición; sino que la celebramos por medio de nuestra variedad y unicidad. También podemos decir que sabemos que el Espíritu está con nosotras cuando hay respeto para lo distinto de sus dones y su complementariedad.

Somos un pueblo que no solamente vive en tiempo sino en una época de cambio acelerado, y tenemos que estar conscientes siempre de los peligros o la tentación de quedarnos fijas en una expresión condicionada histórica o culturalmente de nuestra llamada común. Todos aquellos son relativos y sujetos al cambio. El comprender el sentido verdadero de nuestra llamada y el leer los signos de los tiempos nos habili-tarán a adaptar la Palabra de Dios en una época nueva y cambiante, y a hacerlo en paz y en unión mutua.

Sin embargo, al vernos con realismo, somos un grupo que todavía tiene que llegar, que está todavía en proceso, llevando con nosotras nuestras debilidades y limitacio-nes, y ahora sin el apoyo de muchas cosas externas que antes ayudaron a formar

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en nosotras un sentido de identidad. Como el hábito, costumbres y estilo de vida fijo eran signos de nuestra comunión antes, ahora es preciso buscar otras maneras para lograr esta conciencia mutua. Y yo creo que las tenemos accesibles fácilmente. Me vienen a la mente inmediatamente dos oportunidades como esta para compartir lo que Shirley llamó en una carta “la carne de nuestras vidas” y también las ocasiones en que oramos juntas.

Cuando estuve pensando en nuestro compartir, no solamente sobre lo que hace-mos, sino también cómo los eventos nos han afectado, y cómo nos sentimos, parece que salimos del área de reportes anuales y entramos en el área de hacer real nuestra variedad y unicidad. Sin un vínculo ya existente de unión sería imposible reflexionar juntas en este nivel, abriéndonos y revelándonos mutuamente en una manera muy real. A la vez, este compartir restablece y profundiza la confianza entre nosotras.

Esta solidaridad y hermandad en el amor y confianza es una base importante para nuestro diálogo sobre los eventos del año pasado y cómo nos han afectado. La co-munión requiere la comunicación y un ambiente en que cada una se sienta aceptada. Una de nuestras suposiciones debe de ser que cada persona aquí está tratando de comprender y responder a lo que el Señor le está diciendo en su propia experiencia y en los signos de los tiempos. ¿Podemos decirnos una a la otra: “Confío en ti. Creo en tus buenas intenciones. Sé que el Espíritu trabaja en ti como trabaja en mí”?

Hablamos acerca de la realidad chilena, pero ni una de nosotras aquí podemos decir que ella vive en la realidad chilena. Cada una vive en un aspecto muy pequeño de ella. Pero porque vivimos en diferentes aspectos tenemos la oportunidad de com-partir lo que hemos experimentado y así ampliar nuestras visiones y comprensiones. Esto es otro lado de la solidaridad.

El otro signo que a la vez fortalece nuestra comunión es la oración. Al escuchar la oración de la otra, aunque ella use palabras o frases que quizá yo no usaría, es una manera muy eficaz para llegar a reconocer el hecho de que ella comparte la misma experiencia básica de fe, la experiencia de ser llamada por el Señor, una identidad personal semejante en Cristo, y la misma respuesta en un compromiso de vida como yo.

Al clarificar nuestra llamada común, puede ser que estamos clarificando de nuevo nuestra propia experiencia individual de fe en Cristo y nuestra propia respuesta a la llamada del Espíritu dentro de nosotras. El compartir mutuo de esto como también el reconocimiento de que tenemos una visión común es nuestra comunión.

*11 de septiembre de 1973, la fecha del golpe militar en Chile.

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49. 27 dE EnEro dE 1974

Querida Jean:

El tiempo parece haber volado desde que regresé. Durante una semana estuve trabajando en uno de los centros de refugiados en Santiago, los cuales estaban de-masiado atestados en aquel momento. Ha sido un proceso largo, tedioso y frustrante para los refugiados y para cualquiera persona involucrada. En un sentido se puede decir que era un taller relámpago sobre el papeleo en los trámites chilenos e interna-cionales. Ahora parece que las cosas avanzan mejor, porque la mayoría de la gente tiene una idea de su destino final, y hay una espera solamente de una o dos semanas. Sin embargo, otro grupo está entrando. Estas son las personas que trataron de bus-car refugio antes pero no hubo cupo para ellas.

Por las últimas tres semanas estoy tomando un curso en las mañanas sobre la formación de comunidades eclesiales de base. Esto es de interés mayor para los obispos en América Latina en general, y es muy apto para un área como la nuestra, donde no hay presencia de la Iglesia institucional. Queda por ver todavía cómo vamos a lograr comenzar. Pero unas pocas personas nos han hablado sobre su deseo de tener algo. Es a la vez un buen tiempo y un mal tiempo para esto. Algunas personas están buscando algo para llenar el vacío, ahora que sus comunidades no tienen nin-gún canal para expresarse. Sin embargo otras personas en el área están varadas tratando de conseguir de comer para sus familias. El desempleo y el alza increíble en los precios les han pegado duro.

Hace dos semanas tuvimos una reunión de cuatro días de la comunidad en Chile y ésta reveló mucho. No pudimos llegar a ningún punto de vista común sobre los acon-tecimientos anteriores y después del 11 de septiembre. Lo que esto mostró es cómo llegamos a identificarnos con el pueblo con quién vivimos y trabajamos, y dado que estamos en varias situaciones diferentes asumimos “los colorantes” sin darnos cuen-ta. Quizá no estamos tan divididas como lo estaría un grupo de chilenos, pero lo refle-jamos hasta cierto punto. Una de las observadoras dijo que estamos más o menos en la misma situación que las hermanas en las Filipinas respecto a la ley marcial.

Cuando yo salí tú estabas a punto de comenzar a trabajar. ¿Cómo ha ocurrido para ti? Espero que hayas recibido algo de retos y de satisfacción como resultado. ¿Por qué no tomas un lapicero para contarme sobre esto y otras cosas? Mientras tanto, celebro contigo tu don de vida y la promesa continua y el desafío sobre lo que llegarás a ser. Que esté también alguien muy querido para compartir contigo. Feliz cumpleaños, Jean.

Con cariño para ti y para John, Ita.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

50. 27 dE EnEro dE 1976

Querida Jean:

Varias veces he salido de Santiago con un montón de cartas para contestar, y cada vez regreso con el mismo montón sin contestar. Algunas veces yo solamente estuve optimista, porque la vida no ha sido ni aburrida ni calmada en los últimos seis meses.

Las noticias estaban llegando a ser tan interesantes que Bill y Mary Anne vinieron para una visita de una semana. Salieron el sábado pasado menos preocupados, por-que ahora me pueden situar en mi ambiente y los varios refugios para salud mental.

Era maravilloso tenerlos aquí, y “ordeñamos” cada hora hablando sobre lo que habíamos visto hasta las 3:00 a. m. Al llegar el fin de semana, estuvimos exhaustos pero muy satisfechos por el compartir.

Salieron muy impresionados con la dirección de la Iglesia chilena, que dicen que está mucho más adelantada que la de los Estados Unidos. Probablemente no hay nada como los problemas urgentes y muy reales para llevarnos a ver los asuntos básicos.

La próxima vez que vengan les gustaría traer a algunos de los hijos, pero estoy segura que yo habré ido y regresado antes de que esto pase. Estoy programada para un año de estudio en 1977, comenzando en septiembre.

Bueno, ¿cómo va la adaptación a París? Después de todos estos años con la po-sibilidad, ¿cómo te sientes al estar allí? Para ahora, tu facilidad con la lengua debía haber regresado, lo que es un gran obstáculo superado. En mis primeros meses en Chile tuve que recordarme constantemente a mí misma que yo había estudiado cinco meses en Bolivia y que los chilenos hablaban el mismo idioma. Pero poco a poco se escuchó claro.

¿Cómo le gusta a John el desafío? ¿Este es solamente un turno de servicio de tres años? ¿O se puede renovar? (¿Cuántas veces has contestado estas preguntas?) ¿Les ha sido posible viajar?

Pues, cuando escribas, puedes comenzar dónde quieras, porque yo no sé nada de nada. Que haya mucha felicidad para ti y para John en este tiempo, y que la experien-cia sea rica y llena. Los mejores deseos también para un cumpleaños muy feliz.

Mucho cariño para los dos, Ita.

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51. a ConniE PosPisil, MM, noviEMbrE dE 1976

Querida Connie:

Es el remolino loco del fin de año, sobreviviremos como siempre pero cansadísi-mas. Este año pensábamos que íbamos a ser muy listas y planear las cosas poco a poco durante noviembre y diciembre, pero de alguna manera una no puede ir adelan-te, porque otras cosas siempre intervienen.

Me alegra escuchar que este año es un poco más ligero para ti, y más alegre por lo que implicaste están pasando en tu interior. Junto contigo yo pido que siga pasando. Aquel crecimiento, aceptación y amor de una misma es, para mí, un gran don de la liberación del Señor.

Estuvimos en El Quisco por unos días, y traté de reflexionar contigo. No puedo decir, Connie, que algo original resultó de esto. Pero quizá reforzará algunas de tus propias reflexiones sobre el tema, dado que tú la llamaste como “aceptando una mi-sión general”. Lo dejó tan abierto que es difícil hacer comparaciones o decir cosas específicas. Lo que salió como “contra” una misión general o a favor de regresar a Chile era:

•La región necesita la “seguridad moral” de una hermana que regresa después de estar en los Estados Unidos.

•Aunque el liderazgo de la Iglesia Católica es firme, queda mucho trabajo toda-vía en el nivel de la base.

•Es un testimonio cristiano muy importante el estar con y compartir vida con el pueblo durante un tiempo difícil.

•Hay nuevas oportunidades para trabajar en Chile, pero nos falta personal para responder.

•La reducción en los servicios médicos y personal deja a mucha gente sin cui-dado adecuado de salud, especialmente en la educación y prevención.

Para ti, tú conoces bien Chile y las hermanas de aquí. Regresando refrescada y con nuevo ánimo, puedes comenzar más rápido que si tienes que adaptarse a una región nueva o un país nuevo, etc. Además, hay todas las razones personales —vín-culos con la gente, amistades, comunidad, etc.

Los “pros” para una nueva misión son:

•Disponibilidad para ser enviada donde la congregación piensa que la necesi-dad es mayor: la disponibilidad y apertura a una nueva experiencia y servicio.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

•Compartir con otros lo que recibiste en Chile.

•Confianza en el Padre y en que Él dirigirá en lo desconocido.

Pregunta: ¿el año y medio en los Estados Unidos te ha preparado para algo dife-rente, ha cambiado tu perspectiva? Puede ser que tú y tus habilidades hagan falta en otra región. Como dije, estos pensamientos no son originales, pero son lo que vino a mi mente. El envío a una nueva misión parece más una llamada de fe y confianza; el regreso a Chile a servicio (y dado la situación, fe y confianza también).

Carla está saliendo de la puerta para ir al correo. Por esto terminaré aquí. Cuídate, Connie.

Con cariño, Ita.

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52. un artíCulo En OrientatiOn*, [rEvista dE] hErManas dE Maryknoll, vol. 3, Mayo dE 1977

Recién recibí una carta que contenía una de estas exageraciones floridas de la gente que ve nuestras vidas y trabajo de manera romántica y tienden a escribir —“ustedes que viven diariamente a la vanguardia de la vida cristiana”—. Yo miré por la ventana a la vanguardia —llena de polvo después de seis meses sin lluvia, rocosa—, un borra-cho tratando de quedarse de pie contra la valla que une a la cantina de al lado, de la casa escuela, una mujer tendiendo la ropa, dos vecinas hablando sobre la valla. Con una mirada rápida, la vanguardia parecía muy pacífica.

Sin embargo, esta imagen confusa dice algo, porque de muchas maneras Chile es una vanguardia que es un desafío permanente para un cristiano. Por lo menos, esto ha sido mi experiencia.

No hay necesidad de repetir la lista larga de noticias, agravios, horrores, represa-lias, etc., que han leído en los periódicos, que dicen más de nuestras noticias nacio-nales que los periódicos impresos aquí. Pero las ramificaciones de los encabezados se viven en el escondido drama cotidiano de los pobres —los pobres a quienes yo he sido enviada para traer la Buena Noticia; los pobres a quienes Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan la vida en plenitud”. ¡Y allí está el reto!

Por tres años hemos visto una situación ir de mal en peor, y hemos tratado de responder. En colaboración con la jerarquía y con apoyo económico de fuera se han creado varios tipos de programas para responder a necesidades —comedores infan-tiles, programas de salud, cooperativas, industrias pequeñas, apoyo legal, programas para familias de presos políticos y desaparecidos—. Sin embargo, al analizar estos programas, siempre se admite que son medidas temporales que no tocan la raíz del problema. En el sentido más positivo sirven como manera de denunciar una situación de pecado e injusticia, a la vez que logran que la gente afectada se agrupe en soli-daridad y tome más conciencia de la situación. La Iglesia no puede, ni debe, asumir responsabilidades que pertenecen al gobierno organizado.

¿Y dónde está la Buena Nueva en todo esto? Cuando lo reflexiono a solas o con otras personas, veo a Chile experimentando el misterio pascual, con la Luz de la Pascua todavía por llegar. No podemos hacer desaparecer el sufrimiento solo con deseos. Como Cristo, ¿cuántas veces hemos pedido con el pueblo, “Padre, si es po-sible, deja pasar este sufrimiento”? Sin embargo parece que la copa no puede pasar sin que tomemos de ella.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

El desafío que vivimos diariamente es entrar en este misterio con fe. ¿Estoy dis-puesta a sufrir con el pueblo aquí, el sufrimiento de los sin poder, el sentimiento de impotencia? ¿Puedo decir a mi vecina: No tengo soluciones a esta situación; no sé las respuestas, pero caminaré contigo, buscaré contigo, estaré contigo? ¿Puedo dejar que esta oportunidad evangelice? ¿Puedo mirar y aceptar mi propia pobreza mientras la aprendo de los pobres?

La vanguardia es real y difícil, aunque en momentos tiene un rostro pacífico. Pero yo lo veo como una oportunidad para llegar a ser más humana, más cristiana, más dependiente en el Señor, mi comunidad y la gente que Dios ha puesto en mi vida ahora.

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53. a la hErMana JaniCE MClaughlin dE Maryknoll, 6 dE oCtubrE dE 1977

Querida Jean:

Probablemente lo he dicho mil veces, pero añado mi voz. Gracias por estar con la gente humilde. Gracias por perseverar. Con tantas otras personas doy gracias a Dios que te conservó para seguir luchando para y con los que están luchando por la justicia y hermandad.

En estos días Carolyn y yo estamos en un curso que, entre otras cosas, mira la “seguridad nacional” del Estado, y el curso de choques entre ella y la Iglesia, una vez que la Iglesia sale de la sacristía. La realidad está respaldada por el análisis, porque tenemos varios expelles con nosotros.* Estuve pensando en ti. La referencia es diferente, pero la experiencia es semejante. ¡Otro denominador común del Tercer Mundo!

Reza por los que se esfuerzan tanto por confiar en el Señor y vivir el riesgo. Siga-mos adelante, apoyando mutuamente y nuestros esfuerzos y compromiso más y más profundo.

Con mucho cariño, Ita.

*Personas expulsadas: la hermana Janice McLaughlin fue arrestada y expulsada de Rhodesia (aho-ra Zimbabwe) por el gobierno blanco por su trabajo con la Iglesia en apoyo de un gobierno por la mayoría negra.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

54. 28 dE noviEMbrE dE 1977

Querida Jean:

Quizá tus archivos están desordenados, pero por lo menos me dicen que escri-biste una carta que nunca llegó. marzo y abril eran meses de poco o nada de correo personal. Después mi madre me escribió un resumen de cinco cartas que nunca me llegaron, así es la inviolabilidad del correo.

Suena como que tú estás operando tu propia pensión, con tantas parientes y amis-tades llegando a visitar. En todo tu acompañamiento a ellos, ¿estás encontrando luga-res favoritos o cosas con mucho sentido para ti? ¿Tú y John han tenido tiempo para hacer excursiones locales? ¿Cómo estás, Jean? ¿Qué ha significado para ti mudarte a París? Eso me interesa.

Ha sido un año lleno aquí. Por cuatro meses éramos solamente dos, y la otra hermana solamente había llegado para vivir con nosotras, cuando la otra salió de vacaciones. Además del trabajo, que nunca vamos a cumplir, pero es una realidad con la que tenemos que vivir cuando formamos una nueva comunidad, yo me metí en un grupo de terapia para trabajar con algunas de mis peculiaridades. Me ayudó mucho, aunque tengo que admitir que no me ofrecí voluntariamente para “ponerme en el sartén con aceite”.

Preguntaste sobre mis fechas para el próximo año. Todavía no están confirmadas. Estoy esperando la visita de la vicepresidenta el mes entrante. Quisiera intercambiar con ella ideas sobre la posibilidad de alternativas en el programa del próximo año. Un año me parece un tiempo muy largo para reflexionar sobre algo de lo cual ya estoy convencida. Sin embargo, si mi tiempo allí es cuatro meses o un año, debo de llegar en junio o julio. Desde aquí espero hacer paradas en el Perú, Nicaragua, Guatemala y México para obtener una vista de lo que nuestras hermanas están haciendo en diferentes áreas. Cuando lo tengo planeado después del Año Nuevo, te daré fechas más seguras.

Mencionaste que tu madre tiene angina. Mi mamá ha vivido con esta condición por 22 años. Hasta cierto punto se puede tratar medicamente, y después, poniendo aten-ción al doctor, por supuesto, la edad influye, pero nuestras mamás probablemente vivirán vidas muy plenas hasta que el Señor las llame.

Me alegra saber que a Jim le va bien. Basado en los informes de mi mamá, las familias de Rene y Bill van muy bien. Siento que voy a tener que conocer de nuevo la mayoría de los niños. Para los más pequeños yo solamente existo en fotos, y para algunos de los otros, cinco años es largo tiempo para mantener los recuerdos. Lo mismo puedo decir para otras personas conocidas. Muchas vidas han tenido cambios

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radicales, perspectivas han cambiado, etc. Sé con seguridad que el vivir aquí entre los pobres me ha afectado de muchas maneras. Probablemente algunas personas me considerarán una radical loca, pero las experiencias cambian nuestros puntos de vista Debe ser interesante.

Es dudoso que vaya a escribir dentro de las próximas semanas, por lo tanto te de-seo a ti y a John una Navidad llena de gozo (y también un buen viaje). Que el Señor de la paz y la justicia les llene con su amor y su plenitud de vida.

Con mucho cariño, Ita.

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Cartas y EsCritos dE ita Ford

55. 3 dE Marzo dE 1978

La mayor parte de esta carta personal a June Buellesbach fue duplicada por Ita y enviada a varias otras personas. La porción duplicada excluyó solamente los primeros cuatro y los últimos tres párrafos de la carta como aparece abajo.

Querida Jean:

Saludos desde Chile cálido y árido. Aunque probablemente hayas tenido suficiente de la cosa blanca, yo anhelo la primera nieve del próximo año; creo que todavía la prefiero a la lluvia y el lodo.

Siento que esta carta está llegando a última hora, pero después de la asamblea, fui de viaje al sur y apenas regresé el primero del mes. Ayer, Carla, Connie, Gerry, Helen, Mini y yo intercambiamos ideas sobre tu pregunta, pero al final hablamos más sobre los pobres que sobre lo que significa para nosotras estar con y trabajar con ellos. Carla ha escrito sobre aquel aspecto y yo, sin usar mucho tiempo para reflexio-nes más profundas, intentaré el otro. ¿Dónde comenzar?

Al nivel personal e íntimo para mí, equivale a ser evangelizada. El vivir con los pobres me ha obligado a enfrentarme con mi propia situación de ser creatura, mi impotencia en muchas situaciones, mi propia pobreza y mis limitaciones, y como con-secuencia, confrontar (y tratar de desarrollarla más) mi dependencia verdadera en Dios, la comunidad y otras personas en mi vida. Quizá ha sido un lujo personal esta necesidad de conocer y aceptarme más entre los pobres donde la vida es más autén-tica y donde, posiblemente, hay menos fingimiento de ser otra, sino sencillamente ser auténticamente yo.

Mencionaste una comprensión de misión que va evolucionando. Aunque intelec-tualmente comprendemos la necesidad de cambiar de “hacer para” a “trabajar con”, en la práctica es con frecuencia frustrante. Lo que frustra no es el principio sino el desafío a nuestros propios valores culturales aprendidos, la interpretación de la rea-lidad y las maneras de cumplir cosas. Nuestros conceptos de tiempo, de eficacia, y proveer para el mañana, un aspecto “calculador” de nosotras no cuaja con la cultura de los pobres. Cuando “trabajamos con”, constantemente tenemos que abrirnos a las posibilidades de otras personas y ajustar nuestras expectativas.

Trabajar con los pobres pide mucho dominio de nosotras mismas y modestia en todos los niveles para no imponer nuestro poder, o tomar el control de la situación. Ciertamente ha sido una ventaja trabajar en La Bandera, que desde el comienzo (an-tes de mi llegada) ha sido una presencia modesta No hay ninguna planta de la Iglesia,

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no hay ninguna estructura de poder. No hay nada para proteger o defender. El dinero que llega para proyectos como los comedores está canalizado por el decanato o el área, para estar compartido con otras poblaciones del área. La escala modesta es importante, creo yo, por varias razones.

•Hace una declaración acerca de la Iglesia. La Iglesia de los pobres es pobre económicamente. Si organizamos otra cosa, no es su Iglesia.

•Es situarnos al nivel donde el pueblo se siente cómodo y con confianza para acercarse.

•Añade credibilidad a la promoción de la solidaridad.

Trabajar con los pobres quiere decir promover y después permitir a la persona ser sujeto de su propio destino, en vez de formarla en nuestra imagen y semejanza. Exige una comprensión profunda de otra clase o estado de sociedad —obrero, campesino— a la vez comprendiendo que ser miembro de una clase social es parte de la identidad humana. (Nunca tuve yo consciencia de clase, pero he llegado a ver lo fuerte que es entre obreros oprimidos.)

Estar con los pobres implica superar nuestro disgusto por ensuciarnos literalmente y metafóricamente: el polvo, lodo, excremento literal; cuidando y apoyando al pecador, al excluido, y causas que no son populares; entrando en vidas desintegradas; corriendo el riesgo de ser mal comprendida, mal interpretada, acusada de ser subversiva, etc.

Aunque siempre seremos algo diferentes, hasta un punto “otra”, nuestra expe-riencia en esforzarnos a vivir con sencillez, sin cosas y más cosas, disponibles para quien sea, nos ha dado la posibilidad de ser “solamente una vecina” con quién una intercambia recetas, retoños de plantas, a quienes una pide prestado platos o sillas extra cuando llegan visitas, a quien una invita a eventos familiares. El “estar con” en este nivel, lo más humano y acogedor, corona el privilegio de estar y trabajar con los que, a causa de sus valores y solidaridad, eventualmente evangelizarán los demás en el mundo.

Estos son algunos pensamientos dispersos, pero espero que ayuden en algo. Po-siblemente también Enfoques Chilenos del junio pasado, que contiene un artículo de Segundo Galilea: “Cómo los pobres nos evangelizan”.

Al escribir a máquina me doy cuenta que hay tantas áreas que ni he tocado —la situación política, las aspiraciones de la gente, todo el aspecto de la injusticia en el orden económico, etc.—. Ojalá que Carolyn y las otras sigan otras líneas. Cuando una está corriendo contra el reloj no todo sale como a una le gustaría. Suspiro… Gracias por seguir en contacto. Nos veremos en unos meses.

Con cariño, Ita.

la Bandera, poBlación Fuera de Santiago, chile, donde ita vivía.

ita con la la hermana de maryknoll carol (carla) piette.

ita con una niña en la Bandera, chile.

ita en la Bandera, 1978.

ita con algunaS de SuS vecinaS.

ita y carla con vecinaS en la Bandera, chile.

ita y carla viaJando por tren en chile.

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introduCCión

F ue difícil para Ita salir de La Bandera y Chile para el año de Renovación y

Reflexión en Maryknoll, N. Y. Impugnó la necesidad de un voto de compromiso de-finitivo, considerándolo superficial. Pero con los impulsos de Carla hizo su sali-da para Maryknoll, viajando por Bolivia, el Perú, Guatemala, Nicaragua y México en su regreso a su Casa Matriz. Visitan-do a muchas misioneras de Maryknoll en el camino recogió perspectivas sobre el trabajo de la comunidad en América La-tina. Llegó a la Casa Matriz con mucho entusiasmo para compartir sus perspec-tivas sobre la justicia y la pobreza en la Asamblea General de las hermanas de Maryknoll de 1978.

De regreso en los Estados Unidos ex-perimentó un shock cultural grande, del que su reingreso a la vida institucional de Maryknoll no era el menor. Amigas y fami-lia reconocieron su estrés y enojo al ex-perimentar el desperdicio, la indiferencia y la apatía que caracterizaba la cultura de Estados Unidos. La pesadilla continua de Chile fue irreal y escondida a la mayo-ría de los americanos. El sufrimiento del pueblo de América Latina, particularmen-te de los pobres, fue un llamado distante e ignorado.

Aunque la presidencia de Jimmy Carter ofreció un nuevo énfasis en los derechos humanos, su voz fue mutada respecto a los sufrimientos de América Latina. En los Estados Unidos la infla-ción era alta y económicamente el país estaba pasando por su propia lucha. La prensa no tenía interés en el contexto de

Capítulo 6año dE rEnovaCión y rEFlExión: 1978-1979

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América Latina como tal, e Ita encontraba noticias muy limitadas de los sucesos en Chile. Tres semanas después de su llegada a la casa matriz de Maryknoll escribió a su amiga de La Bandera, la hermana Connie Pospisil, sobre su preocupación por las hermanas de Maryknoll allá y su deseo fuerte de estar con ellas cuando comenzaron una huelga de hambre para protestar por las condiciones bajo Pinochet. En su carta reflexiona sobre el sentido del Cuerpo Místico y su perspectiva de que están unidas por Cristo cuando ponen sus cuerpos “en la línea” en solidaridad con los pobres y sus sufrimientos.

Ita logró diseñar su propio programa de estudios en Maryknoll y usó los recursos disponibles para ayudarla en sus luchas con las grandes preguntas frente a ella. El rector de la Escuela de Teología de Maryknoll, el padre John Meehan, aceptó ser su director espiritual. Consciente también de que llevaba heridas desde el trauma de sus años en Chile, decidió ver a un psiquiatra. Por lo tanto, el año de reflexión de Ita incluyó renovación espiritual, psicológica e intelectual en Maryknoll.

En su Asamblea General en 1978, las hermanas intentaron clarificar su misión como un compromiso de justicia social y una opción preferencial por los pobres. Ita participó en las reuniones de la Asamblea General y editó documentos de los comités. Su voz está representada en las secciones enfocadas a la justicia social y en la decla-ración final de la Asamblea, que cristalizó este horizonte expandido del compromiso religioso:

La misión salvadora de los pobres se está haciendo visible en la Iglesia y está ofreciendo esperanza al mundo. La solidaridad con los pobres no es una opción sino un signo del Reino, que hay que hacer explícito en nuestros tiempos. Nos comprometemos con la causa de los pobres por medio del testimonio de nuestras vidas, nuestras palabras y nuestros ministerios.

En una entrevista con Maureen Flanagan, miembro de la Oficina de Comunicacio-nes de Maryknoll, Ita mostró creciente perspicacia sobre la misión de las hermanas en Chile y sobre lo que ella había aprendido en sus años en La Bandera. Con su informe sobre su ministerio se entrelazaba su conciencia de cómo todo esto impactaba su sentido de vocación e identidad propia. Desde los pobres en Chile ella había apren-dido sobre su propia pobreza. Por ejemplo, de las limitaciones de una vida que está dirigida por el individualismo.

A los pobres de Chile les faltaba mucho control sobre sus circunstancias externas, pero la hospitalidad y la interdependencia marcaron sus vidas. Los pobres de Chile mostraron disponibilidad para darse apoyo uno al otro y se encargaron mutuamente de los cargos pesados. El Reino de Dios trabajaba con poder en estos esfuerzos. Esto fue modelo de Iglesia en una escala más pequeña: pastoral, sin estructura, y co-nectada a lo esencial de las crisis cotidianas de vida. Ella creyó que esta escala más pequeña representaba un modelo para la dirección nueva de misión y del futuro para

66CapítuloCapítulo

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Maryknoll. Esto desafió a Maryknoll a dejar de medir sus éxitos o identidad por el nú-mero de miembros o tamaño de sus instituciones. Entre los pobres de La Bandera Ita sintió que estuvo mucho más integrada en la vida, y que era un lugar lleno de energía gracias al Espíritu y la construcción del Reino de Dios.

Los “Apuntes de Ejercicios Espirituales” de su dirección espiritual con el padre John P. Meehan revelan la interioridad de su búsqueda y el desarrollo espiritual que ocurrió durante este año. Anhelaba conocer el amor de Dios desde adentro y profun-damente. Estos “Apuntes” muestran su lucha con su propia incapacidad de amarse y perdonarse a sí misma por momentos. Años atrás se había impresionado con El Sabueso del Cielo, de Francis Thompson, especialmente por las descripciones de la persecución poderosa de Dios y su ofrenda de gracia a un “yo dividido”. En esta etapa de su vida Ita reflexionó sobre el poema de T. S. Eliot “Ash Wednesday” (“Miércoles de Ceniza”) y frases como éstas:

Enséñanos a preocuparnos y no preocuparnosEnsénanos a sentarnos sin movernosY rezo que yo pueda olvidarLos asuntos que conmigo misma yo discuto demasiadoExplico demasiado.

Ella progresaba. Fue capaz de más intimidad con Dios y una liberación interior de sus demonios particulares e ídolos de su pasado. Su camino espiritual estuvo lleno de desviaciones. Luchando con la necesidad de reconocer el amor de Dios, el progreso no fue una línea derecha. Reconoció más plenamente el amor de Dios que había estado allí para ella, y una vez más estuvo lista para permitirse conocer este amor. Cita a Simone Weil: “El amor que Dios nos tiene no es la razón para amarlo, sino para amarnos a nosotros mismos”. Por medio de sus reflexiones la vemos luchando escrupulosamente al intentar liberarse para aceptar el amor de Dios y reconocer que ella misma no era digna.

Durante este peirodo Ita experimentó un llamado profundo al diálogo interior con Jesús. Se abrió paso a un nivel más profundo de su aceptación del amor de Cristo con una libertad que no había conocido antes. El 24 de mayo de 1979, en su carta de autoevaluación del fin de año a la hermana Patricia Gallogly, la directora para Orien-tación de las hermanas en el Programa del Año de Renovación, Ita exhibió el logro de un nuevo sentido de gozo y serenidad. Estuvo lista para regresar a Chile, poseyó más conciencia y claridad sobre el sentido de su vocación.

Pero habría todavía un desvío más. El día siguiente, el 25 de mayo, mientras manejaba con amigas en Rhode Island, resultó herida seriamente en un accidente automovilístico. Fue hospitalizada durante un mes con la pelvis fracturada y una ro-dilla rota.

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Con la determinación de recuperar su fuerza se sometió a un régimen intenso de terapia física e hizo rápidos progresos. Su agudeza y humor no disminuyeron. Al mismo tiempo le impresionó el hecho de que, una vez más, su vida no estuvo bajo su control. Como siempre, rumió sobre qué era el plan de Dios para ella y como podía comprender mejor este último incidente y desvío.

Cartas y EsCritos

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56. a la hErMana ConniE PosPisil, 21 dE Junio dE 1978

Maryknoll, Nueva York.

Querida Connie:

Estoy faltando a la sesión de la mañana para escribir. Hemos estado tan involucra-das, indirectamente, en la huelga que apenas advertí que no he escrito a nadie desde que llegué a la Casa Matriz hace casi tres semanas.

Mencionaste “el cuerpo místico” en tu carta, con un significado nuevo para ti. Qui-zá yo tuve una experiencia semejante desde la distancia. Un día en la misa aquí las palabras resonaban en mí: “Este es mi cuerpo entregado por ustedes”. La conexión era instantánea, toda la gente ahí dando sus cuerpos, las posibilidades que existen para que nosotras entreguemos nuestros cuerpos. Todo se hizo tan posible y podero-so en la entrega de Jesús porque nos amó, se abren nuevos sentidos al experimentar diferentes situaciones aunque sea de la distancia.

¡Qué difícil era estar aquí! Mi único impulso era abordar un avión y estar con todos ustedes. Aquí no había casi nada en el periódico, pero Jan McLaughlin me enviaba cualquier noticia que salía en Washington, D. C. Parece que con la libertad de pren-sa de aquí la atención del público se mueve periódicamente a diferentes secciones del mundo. Durante el último mes ha sido África, y por lo tanto no hay mucho sobre ningún otro lugar. El hermano de Pat Edmonston publica [la revista] Newsweek y él le dijo que no se “venden” noticias de América Latina. La gente no tiene mucho interés, y por eso no lo reportan mucho.

Jeanne llegará mañana en la noche para estar una semana. El lunes, ella, Carol Hassey, Gerry y yo vamos durante algunos días a Watch Hill [una casa de retiro de Maryknoll]. Será una oportunidad para ponernos al día sin estar bombardeadas aquí. Todavía no puedo manejar el Centro, entre extrañarlas a ustedes, demasiado estímu-lo y varios choques culturales (creo que hay un choque de Maryknoll), apenas estoy aguantando. En este momento estoy en Mayfield solita —y es hermoso.

Trataré de escribir más fielmente cuando me haya recuperado de nuevo.

Con mucho cariño, amiga querida, Ita.

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57. EntrEvista Con la hErMana MaurEEn Flanagan, 1978

MF: Mencionaste que en 1973 su ministerio fue hacerte amiga con tus vecinos y estar allí para compartir con ellos en sus problemas. Las personas aquí (Maryknoll) pueden comprender esto, pero no creo que las personas en los Estados Unidos puedan com-prenderlo con estas palabras.

Ita: Yo creo que es así probablemente porque el trabajo pastoral es difícil de definir, pero lo básico es estar con el pueblo. Todo el concepto de Iglesia como va evolucio-nando en América Latina, distanciándose del modelo estructurado jerárquico y hacia otros modelos —servicio, comunidades pequeñas de 20 personas a 20 o 30 fami-lias—… Lo que muchos obispos nos han pedido hacer, primero que todo, es estar sencillamente con el pueblo, ser una presencia, dejarles ver que la Iglesia, como un hombre dijo una vez, “ahora se ha bajado a nosotros; nosotros ya no subimos a la Iglesia”.

MF: ¿Trabajas dentro de una estructura parroquial?

Ita: No, estamos en un sector pastoral que ha sido aislado. En Santiago, donde estoy —o sea en el anillo alrededor de la ciudad— alrededor de 70,000 personas invadieron y se acomodaron en la tierra que anteriormente fue una granja con vacas. Loa añadieron a una parroquia muy antigua que estuvo en las afueras de la ciudad. Hubo un solo sacerdote para toda la gente, y de repente hubo 150,000 personas. Fue un concepto que no pudo funcionar, y entonces el vicario cortó este grupo de la parro-quia, y ya no vamos a preocuparnos de parroquias ni nada semejante. Este sería un tiempo ideal, pensamos, para empezar a trabajar formando comunidades pequeñas entre el pueblo. Pero ocurre muy despacio y se trata con un número pequeño de gen-te. Muchas personas tienen raíces rurales. Su contacto con la Iglesia hubiera podido ser una vez al año en una misión o algo así. No es gente acostumbrada a ir a la Igle-sia. No clama por los servicios. Hay algunos sacramentos que son importantes para ellos, y en estos momentos van a otra parroquia para recibir aquellos sacramentos. Por lo tanto, no existe la presión para ofrecer la misa y tales cosas.

MF: ¿Con cuántas personas vives?

Ita: ¿Las hermanas? El trabajo comenzó en 1970, en el tiempo en que el gobierno socialista de Allende fue elegido. Llegué en 1973, y en aquel momento se formó una nueva comunidad con tres hermanas, una de Chile, una de Santiago y yo.

MF: ¿La población del área ha cambiado de la misma manera? ¿O esta gente está allí para quedarse?

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155Cartas y EsCritos dE ita Ford

Ita: La población es bastante estable. La gente son personas que venden en el mercado, construcción y obreros que hacen cualquier trabajo, las mujeres son sirvien-tas domésticas, amas de casa. El nivel de educación… creo que he conocido a tres personas que han terminado la preparatoria. La mayoría de las mujeres ha terminado como cuatro grados. Muchas personas dicen: “Aprendí a leer, pero lo he olvidado”. Nunca han practicado. Nunca han tenido la oportunidad. No tienen ni libros ni nada. Aprenden habilidades, pero por falta de práctica las pierden. Son muy sencillos, nada de sofisticación, pero muy abiertos. El nivel de hospitalidad en Chile es increíble.

MF: Es lo único que se escucha de gente que ha regresado.

Ita: Que yo creo es algo contagioso. Es una característica tan atractiva que te sientes atraída y por lo que se hace por la persona. Vas a la casa de alguien y tienen una silla en el piso de tierra, y toman un trapo para quitar el polvo del asiento, y dicen, “Siéntate”. Y es como que pudiera ser un trono. Y es solamente como una banca de madera.

MF: ¿Y no han perdido eso a pesar de tantos problemas?

Ita: No. Quizá dicen que lo único que te pueden servir es una taza de té cuando les gustaría darte algo más, pero nunca sales de la casa de nadie donde no quieran ser-virte nada, y les ofende cuando no pueden servir. Cualquier cosa. Tienen que servirte algo. No calculan. No te dan [con la expectativa de recibir algo].

MF: Has hablado mucho de lo que significa vivir la vida de los pobres.

Ita: Con personas que tienen mucho menos ingresos la vida es más sencilla; tie-nen menos posesiones para proteger… El efecto que esto tuvo sobre mí era en la reverencia personal que resulta al vivir esta situación. Yo entré más profundamente en mí misma. Porque viví entre los pobres, llegué a conocer algunas de mis propias pobrezas. [Cuando trabajé en los Estados Unidos] en general yo controlaba mi propia vida. Pero en Chile los pobres son tan dependientes; no controlan sus propias vidas; están tan afectadas con la posibilidad de conseguir o no conseguir un trabajo, de no poder recibir la atención o el servicio que necesitan.

MF: ¿Esto no se convierte en algún tipo de resentimiento o amargura?

Ita: No, es como una postura, la postura de una persona delante del universo, delante de la sociedad, una conciencia de quiénes son. Creo que los pobres dicen: “Nosotros, los pobres”. Aunque un hombre tiene un trabajo está muy consciente que en el espectro de la sociedad él está firmemente con su pueblo, que creo es muy diferente de [nosotros en Estados Unidos]. Nosotros nos vemos de manera muy in-dividualista. Somos individuos, y es “Yo hago esto”, “Yo voy allá”, “Yo no hago lo que hace el grupo”.

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MF: De alguna manera está visto como una debilidad aquí [en los Estados Unidos] moverse con un grupo de personas.

Ita: Y allí es diferente —la comprensión del individuo y de la solidaridad—. He aprendido lo que significa solidaridad. Tú [o yo quizá] pones el énfasis en comunidad, derechos individuales y privilegio, pero la persona pobre no lo hace. El hecho no es que el individuo no exista. El enfoque está en el grupo, porque el individuo nunca va a lograrlo.

MF: ¿Tú cabes dentro de este tipo de grupo? ¿O siempre serás alguien de fuera? ¿Te aceptan como americana?

Ita: Creo que nuestra nacionalidad no es el aspecto más dominante. Cabemos dentro del grupo de alguna manera, probablemente porque vivimos en comunidad, y por lo tanto hay algo con qué identificarnos. Chile siempre ha tenido mucha influencia desde afuera. Recientemente hubo mucho sentimiento contra Estados Unidos duran-te el golpe militar, pero siempre excluyen [a amigos y conocidos] porque están muy orientados hacia la persona también. Se pueden decir algo contra los americanos, pero “no estamos hablando de ustedes”. Entre los pobres, por lo menos, nos ven como “las religiosas”. Este concepto permite que la gente reaccione a las religiosas como “otras, diferentes”. Casi por cualquier mujer de Norteamérica que entra la gente dice: “Allí hay una monja”. Mi hermano y mi cuñada estuvieron allí y pasaron una se-mana con nosotras, y la gente seguía hablando de “la monja con su esposo”. Porque el concepto era que, como era un poco más alta, más güera, o sea, norteamericana, tenía que ser una monja.

MF: Sin embargo están tan cerca de la ciudad.

Ita: Pero la participación básica, por lo menos entre las religiosas chilenas, hasta este punto está en las instituciones. Para los niños que nos conocen cualquier cosa que sea una monja es lo que nosotras somos. Por lo menos dos veces han llegado religiosas con hábitos. Una vez un niño me dijo: “Ellas son gitanas”. Y en otra ocasión otro niño habló de “las abuelas que llegaron vestidas todas de negro”. Y nosotras diji-mos: “No, ellas son hermanas”, y el niño respondió: “No, las monjas son monjas que caminan en medio de nosotros en pantalones”. El obispo pensó que era muy chistoso esto. Era una cosa pequeña chistosa, pero los niños no asocian a las religiosas con vestidos largos y negros.

MF: ¿Cómo es tu rutina día tras día?

Hay unas pocas actividades básicas, y la mayoría de las otras cosas evolucionan sólo por el hecho de estar allí. Las actividades básicas estarían en la formación de comunidades eclesiales de base, que implica reuniones semanales con parejas, con frecuencia en la noche, entre 8 y 10 o de 9 a 11 o hasta medianoche, reflexionando

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sobre los eventos de la semana, las relaciones mutuas en el grupo. Y a raíz de los eventos de la semana generalmente hay algún tipo de crisis a la cual respondemos y una oración o reflexión de la Biblia.

Participamos en la preparación de catequistas o en prepararlos, o para responder a su vecino, ayudar a la gente a desarrollar sus talentos naturales y los servicios que se necesitan aquí. Es un asunto de hacer visible y descubrir con ellos las posibilida-des para servir, para que ellos lleguen a ser independientes de nosotras de alguna manera, para que lleguen a ser una comunidad que se sirva mutuamente en vez de buscar a personas de fuera para que vengan a hacer el servicio para ellos.

MF: Esta es una pregunta difícil de hacer, pero en los Estados Unidos, cuando tú explicas la presencia tal como la tienen allí, muchas personas dicen: “¿Qué están haciendo allí, no ganando su propio dinero para su sostén, sin embargo sin tener ac-tividades organizadas?”. ¿Qué es la fortaleza en no tener un trabajo en sí, un trabajo remunerado?

Ita: Recibimos un pequeño estipendio o ayuda alimenticia de la Arquidiócesis de Santiago. Quiere decir que los obispos consideran como trabajo lo que hacemos. Por esto ellos pagan. De verdad no puedes vivir solo con esto. Juntamos cuatro salarios para cubrir nuestros alimentos, alojamiento, calefacción y electricidad. Ganamos bas-tante todas juntas para seguir adelante. Pero lo que hacemos de verdad se considera trabajo. Es difícil comprender. A veces entiendo nuestro trabajo en los términos en que antes pensamos en el trabajo de los pastores protestantes: preocupándose, pas-toreando, cuidando, entrando en las vidas de la gente.

También muchas veces hemos considerado buscar trabajos remunerados. Gene-ralmente una persona en la casa tiene un trabajo así, quizá en la clínica pública de salud. Pero en los últimos dos años, con la situación económica en Chile, las pocas veces que hemos pensado en esto el tipo de trabajo que pudiéramos obtener sería un trabajo inferior, o con salario bajo, si no fuera enseñar en un colegio católico (porque extranjeros no pueden enseñar en el sistema de las escuelas de gobierno). Pudiéra-mos ser meseras o empleadas domésticas. Incluso hay religiosas que trabajan como empleadas domésticas, pero en estos tiempos hay tanta competencia para los traba-jos, quitar el trabajo de personas que no tienen empleo sería trágico. Es uno de esos dilemas con que se tiene que vivir.

MF: Quizá otra manera para ver la situación es cómo están aceptadas por la gente al “existir” en el barrio.

Ita: Ellas preguntan: “¿Cómo viven?”. Y yo respondo: “No vivimos”. Lo que tene-mos sería un poco menos que el salario mínimo que la mayoría de ellos ganan. Pero tratamos de decir la verdad y responder. Vivimos una existencia como en una pecera.

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Todos saben quién está en tu casa, qué pasa, si no contestas la puerta o vas a la ventana. He estado en cama con bronquitis y quería quedarme en cama, y la gente venía y decía: “¿Por qué no contestaste la puerta?”. Y tiran piedras en el techo por media hora hasta que te vuelvas loca. Vivimos al lado de la cantina local. La cabeza de mi cama está como a tres pies de distancia de la cabeza de la pareja que vive al lado. Entras en sus peleas, en sus gozos, en sus desacuerdos, en la lucha. Hay un rol que tenemos, para bien o para mal, y así cuando algo pasa la gente nos busca como líderes, árbitros, facilitadoras. Eso es una constante todo el día. Y mucha gente llega pensando que tú eres la respuesta grande, mágica: “Necesito una casa, necesito un trabajo, necesito ropa, necesito alimentos, necesito…”. Y lo único que tú puedes decir es: “Puedo ayudarte en lo que estás tratando de hacer, pero no tenemos una bodega grande”. Donde no hay dinero, no hay financiamiento para todo. Y creo que nuestro enfoque aquí es regresar a la gente a su grupo natural para decir: “Hay un problema aquí. ¿Cómo podemos mirarlo todos juntos?”.

Siempre me faltan palabras para explicar lo que hacemos. Definir lo que hacemos es muy difícil.

MF: Siempre me ha parecido bueno escuchar eso como una incertidumbre al ex-presarlo, porque nadie más en el mundo puede expresarlo.

Ita: No puedo dar una descripción del trabajo o lo que hacemos en realidad. Esta-mos allí para “estar con”, descubrir con el pueblo la llegada de hermandad y la justicia, y tratar en alguna manera de ser parte de todo esto con las personas para quienes es quizá más real… las que han sido verdaderamente puestas abajo, oprimidas en va-rias maneras, las que no han tenido posibilidades. No creo que estemos allí para decir a la gente: “Aquí está tu respuesta”. Es un privilegio y oportunidad increíble descubrir que esto está pasando con personas interesadas.

MF: ¿Esta fue tu expectativa sobre lo que pasaría cuando entraste?

Ita: En 1961 creo que entré con el sentimiento muy claro de que había recibido mu-cho y quería decir gracias. Qué quiere decir ahora, no estoy segura de su sentido. Lo que me es más importante ahora es construir el Reino, tratando de comprender cómo sería el futuro, si de verdad habría pan para toda la gente, si habría justicia.

Hay muchas cosas que son muy incómodas en esto de estar allí en Chile, pero es como el lugar correcto para estar. Es cómo tu intuición estudia un lugar. Este es tu lugar ahorita mismo. No puedo decir que es mi lugar por siempre jamás. Por el mo-mento reconozco que es donde yo debo de estar.

MF: Creo que la gente piensa en general que de alguna manera una se topa con esta vocación y está muy segura, y al hablar con el grupo más joven, las del primer año y ahora las del segundo año, dijeron que una de las cosas más refrescantes era

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descubrir que las personas todavía cuestionan, aunque pase que ya están adentro por 50 años.

Ita: Yo solamente sé que mi propia historia ha tenido muchos desvíos, no es una línea recta.

MF: Como consecuencia, ¿qué tipo de mujer se siente atraída a Maryknoll? ¿Eso ha cambiado?

Ita: Las personas son muy variadas. Hay personas tímidas, hay personas fuertes, pero hay una constante. Para mí Maryknoll es un vehículo, en el sentido de que cada individuo tiene un instinto o llamada particular o tienen el sentido de que lo que debe hacer es más grande que Maryknoll. Veo a Maryknoll como un vehículo que lo hace posible. Me encuentro con personas que de alguna manera tienen una fe compartida en común, y este sentido de salir y estar con otros pueblos y otras culturas, un tipo de búsqueda por lo que todavía llegará, pero al mismo tiempo un compromiso para estar involucrado en la persona integral ahora. Aquel pensamiento dualista —“Cuidaré al alma de esta persona”— no me dice nada. Y creo que si te involucras con este vehí-culo, con este grupo de mujeres, entonces hay una responsabilidad que va con esto también, apoyarse mutuamente. Si yo busco apoyo también tengo que dar apoyo. Si estoy buscando la fortaleza para seguir adelante, también tengo que fortalecer a otras, compartiendo la fe y la amistad. Apenas estuve yo tratando de entrar en el len-guaje de esto, o comprender quizá la liberación de la mujer, o, no sé, el sentido de la hermandad, o algo así. Quizá hay algún elemento de eso que ahora pudiera ser com-prendido. No sé. Quiero decir que es más grande, ciertamente más grande que eso.

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58. artíCulo dE ita Ford En la rEvista dE Maryknoll

"La Bandera ataca la crisis de la salud mental"“No supe lo que me sobrevino. Mis nervios salieron de control. Carlos pidió otra rebanada de pan y le di una bofetada”. La Señora Teresa está muy calmada al compartir sus pensamientos con ocho mujeres sentadas alrededor de la sala. Las que escuchan también han experimentado la ansiedad e impotencia de no poder estirar un poco de comida para responder a las necesidades de niños que están creciendo. En muchas ocasiones, como ellas recuerdan, sus nervios les han “traicionado”. Sin embargo, en esta tarde llena de sol en la población La Bandera, en el extremo sur de Santiago, la capital de Chile, las mujeres están tratando de apoyarse mutuamente en el drama diario que se pierde detrás de las estadísticas y proclamaciones de seis años y medio de gobierno militar opresivo y un modelo económico que excluye a la mayoría. (Un sondeo recién de 340 familias mostró que solamente 153 tuvieron algún miembro con un trabajo de tiempo completo.) Cada mujer escucha atentamente a la señora Teresa, quien recién terminó entrenamiento como líder de un grupo en un programa de salud mental basado en la comunidad.

Como en tantos países del Tercer Mundo, los problemas de salud en Chile están en todas partes, y sus recursos están distribuidos de manera muy dispareja. La situa-ción es más aguda cuando una se centra en la salud mental. Según las estadísticas del gobierno un 10% de su población de once millones sufre de neurosis. Este número con frecuencia es más alto en un área urbana con una concentración grande de gente rural. Habiendo migrado a la ciudad en busca de trabajo y una vida más digna, con demasiada frecuencia se topan con el desempleo que, al final, cobra un costo alto: la descomposición familiar, neurosis, alcoholismo, y jóvenes que no siguen en la escue-la. Los 80 psiquiatras de Chile y los centros tradicionales de salud mental llegaron a ser inadecuados para esta necesidad creciente. Fue necesario un nuevo enfoque de salud mental subrayando la prevención.

Entre 1976 y 1977 comenzó un programa de salud mental basado en la comuni-dad. Semejante en su diseño a lo que los promotores de salud encontraron en otros países de América Latina, el programa está basado en líderes locales que trabajan con grupos por tres meses. Proveen la teoría de neurosis y sus síntomas y manifes-taciones, enseñan ejercicios para relajarse, y ayudan a los participantes a compartir sus problemas y confrontar sus emociones en un ambiente acogedor.

Sirviendo como puente entre la población y los profesionales están los líderes co-munitarios. En La Bandera aquel puente es la hermana de Maryknoll Connie Pospisil, de Hempstead, Nueva York. Con casi 15 años en Chile ella ha tenido una variedad de experiencias en enfermería —en un hospital rural, en una clínica de salud urbana y

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con el Instituto Rural de Educación—. Después de actualizar sus estudios regresó a Chile en 1977. Se presentó el nuevo programa como una gran necesidad y entonces “yo me metí”, dice ella.

Colaborando con una trabajadora social de los Servicios Nacionales de Salud, la hermana Connie y algunas voluntarias cumplieron su programa de tres meses y entrenamiento adicional como líderes para grupos. Desde entonces ella sigue pro-moviendo el programa y capacitando a líderes. “Veo mi trabajo como ayudando a la gente a reconocer su dignidad en los ojos de Dios y otros seres humanos para que puedan vivir más humanamente, para ser más plenamente vivas”, dice.

El plan a largo plazo es un Centro de Salud Mental desarrollado por la gente misma según sientan la necesidad. Los servicios del futuro se extenderían a tratar alcoholismo, adicción a las drogas y problemas de relaciones humanas. Cuando la comunidad experimenta su propio potencial para cuidarse y servirse entre sí su so-lidaridad aumenta. Comienza a mirar más allá de los síntomas para encontrar las causas del problema. “Es un proceso lento, pero uno que avanza”, explica la hermana Connie. “Me resulta un privilegio ser parte de estos comienzos de una vida nueva para un pueblo oprimido”.

Los obispos de América Latina, reunidos en Puebla, escribieron: “Muchos de los pobres han alcanzado los valores evangélicos de la solidaridad, el servicio, la senci-llez y la disponibilidad para recibir el don de Dios”. Para la hermana Connie, la señora Teresa y los otros líderes de grupos que sirven la comunidad, el don de Dios es una liberación integral, una liberación del pecado, opresión y enfermedad. La promesa de Jesús, “Yo he venido para que tengan la vida y la tengan en plenitud” (Jn. 10, 10), toma un sentido más profundo en La Bandera.

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59. aPuntEs dE EJErCiCios EsPiritualEs dE agosto dE 1978 hasta agosto dE 1979

Estos “Apuntes de los Ejercicios Espirituales” dan una vista extraordinaria de la inte-rioridad que fue tan básica para la vida y la visión de Ita Ford. Hubiera empobrecido esta colección de escritos el no incluirlos. Sin embargo es difícil leerlos, como espe-raríamos de apuntes personales anotados durante el curso de la semana. Se los ha editado un mínimo para preservar la corriente de pensamiento de Ita y para evitar perder cualquier cosa como resultado de las interpretaciones del editor. JPM son las iniciales del director de los Ejercicios, el Padre John Meehan, MM, de quien Ita hace referencia en otras partes de sus cartas.

JPM: Es cómo una analogía de “imperativo imperial”. Estás aceptando quién eres. Eso es bueno.

Cuando sigues repasando lo que ha estado pasando te conmoverá a los salmos de Hellel, con órgano a plena voz.

Como lágrimas de plenitud y gozo… También otra cosa, aunque yo tuve la tenta-ción de decir que el proceso está equivocado porque no estoy haciendo mi parte, resistí por dos razones…

El Señor es más grande que mi idea de horarios y fobias; y también cómo yo puedo verdaderamente bajarme a mí misma cuando Dios está dando sus dones, cuando Él está diciendo que tú eres amada, preciosa, cuidada, no por lo que ha-ces, sino porque yo te amo.

Yo tengo que comenzar a apreciar, gustar, amar también, y ser cómoda con lo que ya está pasando. El otro reflejo sobrante que tiene que comenzar a relajarse.

7/V Dos meses o algo así.

Jer. 1-6: El alfarero trabaja el barro según su gusto.

Jer. 18, 5-6: ¿No puedo tratar con ustedes, Israel, como el alfarero trata con su barro? Ustedes son el barro en mis manos como el barro en sus manos.

Mt. 11, 28-30: Vengan a mí los con duros trabajos, cuyas cargas son pesadas, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo, y aprendan de mí, porque yo soy dócil y humilde de corazón; y su alma encontrará alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.

Gálatas 2, 15-21: Reconocemos que lo que justifica a una persona no es obedien-cia a la ley sino la fe en Jesucristo… Nadie puede ser justificado por la observancia de la ley… la vida… que ahora vivo en este cuerpo la vivo en la fe; fe en el Hijo de

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Dios que me amó y sacrificó a sí mismo por mí. No puedo aguantar renunciar los dones de Dios.

5:1. Cuando Cristo nos liberó, quería que nos quedáramos libres. Quedan firmes, por lo tanto, y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud.

Salmo 46: Estén quietos y sepan que yo soy Dios.

Hechos 11, 1-18: Lo que Dios ha hecho puro no tienes derecho de llamarlo profa-no.

(Lo que Dios ha hecho capaz de ser amado, a quienes Él ama, no tienes derecho de llamarlo incapaz de ser amado.)

Jn. 10, 10: El ladrón viene solamente para robar, matar, destruir. Yo he venido para que tengan la vida y la tengan en plenitud.

15, 1-9: Ya has sido podado por medio de las palabras que te he dicho. Haz tu casa en mí, y yo haré la mía en ti. Quién permanece en mí, conmigo en él, dará mucho fruto; cortado de mí no puedes hacer nada… Permanece en mi amor.

Es en este aspecto que he girado 360 grados otra vez a la invitación y el hecho básico de la vida, sobrevivir. Permanece en mí, mantén la línea de vida abierta, y vivi-rás, producirás fruto, darás gloria al Padre, serás una discípula y recibirás respuesta a lo que pidas.

JPM: Recordando todos los dones que has recibido este año: desde dónde co-menzaste, llegando a experimentar que estás muy amada, sencillamente por ser tú misma, que se debe comunicar esto, tú has subido al monte, y se ha levantado el velo. La memoria cristiana y la espiral: muerte/resurrección cristiana en que lo reconocemos y ascendemos en la espiral.

Esta es la segunda experiencia sabática: 71/72, 78/79.

El “Guarda silencio y sepa que yo soy Dios” es importante, especialmente su auto-ridad sobre la neurosis. Una llamada para reconocer su Magnalia Dei (la obra maravi-llosa de Dios) y descubrir la mentira del “pero”, gusano retorciendo. Por supuesto que tienes tus debilidades, defectos . Sin ellos no habría necesidad de un salvador. Ellos son tú, “culpa feliz, pecado necesario” (Agustín) que el amor, el poder y la misericor-dia de Dios tocan. Sin embargo, en todo lo que te rodea la primavera se explota con signos de vida nueva dentro de la tuya. Deja a un lado, de una vez por siempre, los demonios no amados, suéltalos y experimenta todo el amor que hay dentro de ti y en-volviéndote. Acepta cómo te llena y te sana, ya está hecho… No te sometas otra vez al yugo de la esclavitud. Sal afuera y ve lo que está pasando con todas estas flores. Este pasaje parece tener todos los elementos de lo que ha pasado recientemente.

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Una reconciliación, la creación antigua fuera —una nueva creación aquí— y así en Cristo nos unimos, llegamos a ser la bondad de Dios y transmitimos esa Buena Nueva —por lo tanto, no descuida la gracia— porque ahora es el tiempo favorable, el día de la salvación.

Okey, y aquí está el reto. Han habido otros tiempos favorables, otros días de salva-ción que han sido gloriosos, y yo pasé sobre ellos sin poner empeño, los exprimí, y no hice nada para cuidar, apreciar, proteger y nutrirlos. Entonces, aquí estoy de nuevo y quiero ser diferente. No quiero descuidar lo que he recibido. Si la nueva creación está en camino o yo aquí, no quiero un yo desnutrido, deformado, descuidado, sino uno que está vivo, que transmite la Buena Nueva, que la vive, que la tiene como parte in-tegral de sí misma. Como en el nivel psicológico y de emociones, aquí también tengo que renovar los alambres de mi circuito.

JPM: Encuentra tu estilo, tiempos, lugares que son buenos para ti, que resuenan. Nadie puede hacerlo para ti, ni decirte cómo. Prueba diferentes maneras hasta que la captas.

2/XIII Tes. 5, 19-24: No apagues el espíritu. No desprecies las profecías. Gracia. Prueba todo, retiene lo bueno.

JPM: Él que nos llama es digno de confianza, por eso Él lo hará.

También/Dios es fiel. 1 Cor. 10, 13; 2 Cor. 1, 20; Para pensar/ 2 Tes. 3,3; 2 Tim. 2, 13; Heb. 10, 23, 11,11.

1 Tes. 5, 24: El que nos llama es digno de confianza (no nos fallará).

Fil. 4, 5- 6: El Señor está cerca, no se inquieten por nada. Presenten sus peticiones a Dios y junten la acción de gracias a la súplica.

1 Cor. 1, 4-9: Doy gracias constantemente a Dios por ustedes, por el favor que les ha conferido en Cristo Jesús… Les fortalecerá hasta el final… Dios es fiel y Él es quien les ha llamado a la unión con su Hijo.

Is. 25, 9: En aquel día dirán: Vean esto en nuestro Dios en quien hemos esperado la Salvación.

2 Tes. 3, 3: El Señor es fiel. Te daré la fuerza. Ayúdame a abrir esta palabra que me permitiste ver. Aumentando la fe y confianza en ella. Es tu trabajo.

2 Cor. 5, 18: Qué pasa. Como la promesa en Is. 25 del banquete, quisiera sacar fortaleza de eso, de sus promesas. No para deslizarme sobre ellas, sino para es-perar en ellos, estar en contacto contigo. Te pido seguir mostrándome. Gracias.

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XII Vísperas: Felices los que creen que las promesas del Señor se cumplirán.

Día de Reflexión: Esperando… esperando para… a veces nos quedamos tan en-vueltas en la Obligación de esperar que ni la vemos en paciencia, vulnerabilidad, apertura, esperar con… acompañando “sobre”.

El Amor de Dios para nosotros no es razón para amarlo a Él, sino para amarnos a nosotros mismos (Simone Weil).

Apenas está poniéndose más tranquilo y profundo/rico: El mensaje del Adviento es “Yo soy fiel”… en aquellos patrones de vida yo llegaré… Pon atención.

8/ XII JPM 1 Tes. 5, 17-24. Sé feliz, ora constantemente, da gracias, no suprimir el Espíritu, él que nos llama no nos fallará.

JPM: Mirando atrás, a lo que ha pasado, desde el desierto en adelante, hay mucho por lo cual hay que dar gracias, de hecho sería bueno mantener algún tipo de dia-rio —para ayudar a otros— porque tú ya has estado allí. Es Dios en la plenitud de los tiempos para mirar hacia el futuro y construir en la vida tiempos y lugares que son sagrados, para no dejar que el pozo se seque. Tiempos que son importantes para ti, y un lugar que asocias con la oración. Si aspectos del apostolado también te brincan a la mente, es aun más importante hacerlo.

“Nos ha confiado la noticia de que están reconciliados” (2 Cor. 5, 19).

2/I: 2 Cor. 12, 7–10: “Mi gracia te basta; mi poder es mejor donde hay debilidad. Es cuando soy débil que soy fuerte.

2/II Salmo 40, punto 1: Esperaba al Señor y Él se inclinó hacia mí y escuchó, me sacó de la fosa del barro; puso mis pies sobre roca y aseguró mis pasos. Puso en mi boca un cántico nuevo, de alabanza a nuestro Dios. Las maravillas del Señor son para nuestro bien. Tú, Señor, no retiras tu cuidado tierno hacia mí; tu amor y verdad que nunca fallan me protegen.

Parece que lo que pasa lentamente es una aceptación de la verdad de quién soy: llegando a conocerlo, verlo en relación con el todo, y aceptando el conocimiento de quien yo soy y dónde estoy. La imagen de San Pablo de las partes del cuerpo. Es una experiencia gradual, no violenta, no amenazante, no desilusionando, llegando a ser cómoda con quién soy, cómo me ha dado dones para otros. Llegó a estar claro que yo no podía perdonarme a mí misma, aunque por supuesto Jesús lo había hecho. Entonces el querer entrar en aquel aspecto del amor gratuito de la alianza. Has sido perdonado, ¿puedes perdonarte a ti misma? Sí. “Mujer, estás libre de tu enfermedad”, e impuso sus manos sobre ella. Inmediatamente se enderezó y dio gloria a Dios.

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La cosa más asombrosa es reconocer que tú eres pecadora —a la luz de ser ama-da— no es horroroso pero insignificante. Casi como aquel era una cosa tan tonta para obstaculizar tu conocimiento de ser amada y aceptarla.

¡Qué experiencia litúrgica!

Sobre Fil. 2, 6-11: (Cristo anonadándose) ¿Qué tengo que vaciar de mí?, ¿de qué tengo que soltar?

15/XI: Liturgia para la nueva Mesa Central del Gobierno de Maryknoll: pidiendo la gracia de ser abierta, de que me muestren lo que es el obstáculo. Yo fui el ídolo, Maryknoll. Cómo yo había creado mi propia situación en que nadie gana, sacrifi-cando a él, ¿por cuál tipo de revindicación? ¿Aceptación? Impulsada por el miedo. Y por supuesto el ídolo estuvo muerto, no tuvo vida ni poder excepto lo que yo le di. Si yo dejé de hacer esto, era un dragón de papel.

17/XI; con la Gracia. Llega algo inminente, es palpable. Estás por nacer. El ídolo es una mentira —culpa—. No hay nada que tú pudieras excavar que daría su razón de ser (There’s nothing you could ever dig up that would account for it.) Eres bue-na. Esté presente a lo que está pasando. Salí “en las alturas” (I left with a natural high).

19/XI

JPM Deut. 30, 15-20: Pongo delante de ti la vida y la muerte… Escoge la vida, entonces, para que tus descendientes puedan vivir, en el amor de Yavé tu Dios, obedeciendo su voz, aferrándose a Él: porque tu vida consiste de esto.

Quiero escoger la vida, sí, quiero, rechazo la muerte, los ídolos. Ansío nacer de nuevo. Experimentar el “Wow”. Es bueno.

Diaconado. Señal de la Paz: una nueva imagen de Maryknoll vino cuando todos los celebrantes abrazaron a los diáconos, deseándoles bien, bendiciones, enviándo-les con apoyo. No importa que hay cosas en que no estamos de acuerdo, el enviar a uno para ser fiel a su llamado es lo principal, es nuestro fin, una imagen que dice más verdad que la espada de Damocles.

Muchas cosas están cayendo en su lugar, es bueno.

1/XII JPM 2 Cor. 5, 17-6,2: Para cualquier persona que está en Cristo hay una nue-va creación. Todo es el trabajo de Dios. Les rogamos una vez más no menospre-ciar la gracia de Dios que han recibido. En el tiempo favorable, les he escuchado, en el día de salvación, vine en su ayuda. Pues ahora es el tiempo favorable; esto es el día de tu salvación.

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6/10-Jn 15, 4-5: Invitación a compartir la vida; hecho de que si no está arraigada en Cristo, no puedes hacer nada.

JPM Experiencia de aridez, no es para correr, escaparse, nuestras fuerzas pueden llegar a ser nuestras debilidades, herencia irlandesa puede luchar contra el bajar para encontrar las aguas ya presentes. Sé paciente, toma tiempo contigo misma, con otros, con el Señor. Cómo respetarte a ti misma. Dios vio todo lo que había creado, y de verdad era muy bueno. (Gén. 1, 31.)

Ama a tu prójimo como a ti misma. El amar/querer a sí misma no quiere decir estar satisfecha consigo misma. Pero tienes que descubrir qué eres tú, y allí hay bondad, más de lo que probablemente reconoces. Acepta tu historia de salvación. Probable-mente es la única que tienes.

20/X Is. 45, 9–11: creatura al Creador, barro al alfarero, yo hacia el Señor. ¿Es para ti cuestionarme sobre mis hijos e hijas y dictarme sobre lo que mis manos deben hacer?

Mi primera reacción, no, por supuesto que no, cuando lo hago estoy rebelándome. Sométete.

Segunda reacción, enojo, ¿por qué tiene que ser de esta manera? No tiene que ser. Luchemos con esto.

Tercera reacción, OK, luchemos para llegar a comprender qué está pasando, a dónde voy o por dónde me dirigen.

JPM: Necesitamos saber por qué el desierto, porque todo se ha secado, o un esta-do fijo. También busca caminos en el desierto. A veces no podemos ver las dunas y tenemos que “imaginar” caminos. Lo que para nosotros da vida plena, satisface, es gozoso, pueden ser signos para moverse en tal dirección. Lo que re-crea, reju-venece, re-maravilla (re-wow)? Soñar en la presencia del Señor sin ningún límite o suposición o “tiene que ser así”. Línea básica es una misma como buena, valiosa, amada, moviendo hacia la plenitud. Otra vez, lo positivo, lo que es bueno para mí, ocúpate de aquello, muévete hacia ello, deja que sea posible, para el gozo, la paz, la serenidad.

3/II Lk. 13, 10-17: Sanando a una mujer en el sábado, dieciocho años debilitada, encorvada, sin poder enderezarse. ¿De qué necesito yo ser sanada?, ¿qué me oprime tal que yo estoy encorvada?

Homilía: En la presencia de Dios, miremos por lo cual no podemos perdonarnos a nosotras mismas. ¿Qué es eso? La diferencia entre contrato (cada parte cumplien-do su parte o contrato anulado) y alianza, el perdón, la gratuidad.

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30/VIII Jn. 15, 4-7: “Permanezcan en mí como yo permanezco en ustedes”. La in-vitación. Llamada a una relación y más que eso, o quiere decir, una vida, fructífera, vida íntima, cualquier persona que no permanece en mí se seca y así lo queman (Jer. 8, 13.) “Me gustaría cosechar allí”, dice Yavé, “pero no hay uvas en la viña, no hay higos en la higuera; ¡hasta que las hojas están secas!”.

Sobre el dar mucho fruto: productividad, hacer capaz, ¡quien permanece en mí, está conmigo, da plenitud de fruto!

A la intimidad, permanece en mí como yo permanezco en ti. Tantas veces que yo he reflexionado sobre esto y lo he anhelado y después me retiré de manera neurótica o egoísta Dices que es tan sencilla, invitas tan directamente. Deseo responder, y has-ta el punto y en las áreas donde necesito ayuda para hacerlo. Pido que me ayudes a entrar conscientemente en la relación, hacer la morada de mi inquieta Yo en Ti Con el doctor Moorehead*. Problema en el radar no es resultado de Dios, de la gente, sino que viene de sentimientos negados y bloqueados, especialmente la tristeza (y posi-blemente el enojo). Cómo traer a la superficie sentimientos que nunca se han expre-sado claramente o fueron gastados, y también qué hacer con ellos cuando suben a la superficie, dos preguntas y un desafío grande, trabajo duro. Meterte y ver lo que pasa, es probablemente lo mejor ahora. Ya no quiero pasar por la vida con estas cargas. Quiero ser liberada. Como mucha gente esclavizada. Necesito desenmascarar el mito del opresor, la oscuridad, el pasado. Me siento optimista de que esta vez lo lograré. Es un tipo de trabajo para “enrollar tus mangas”. Necesitarás mucha energía además de paciencia y comprensión.

29/VIII Hechos 1.4: “Espera lo que el Padre ha prometido”.

Hechos 8: “Entonces serán mis testigos”.

Aguarda, sé paciente, tranquila, por lo que ha sido prometido. Espera en la segu-ridad de que eres amada. Que lo que recibirás es lo que este año debe contener. No tienes que forzarlo, manejarlo. En vez de esto sintoniza con lo que te está prometido, para que puedas reconocer lo que está ocurriendo. Sin el Espíritu, una no da testimo-nio de Cristo. ¿Cuántas veces has dado testimonio de ti misma, de otra persona, o de una ideología? Quizá este año es para sintonizar con el Espíritu y hacia dónde Él te está llevando, tú con tu propia historia y futuro. Posiblemente es también para aceptar tu propia historia y futuro, a ti misma, no conforme o no conforme a las normas, sino como un individuo amado y dirigido por fines más grandes. Es inútil desear que la his-toria fuera diferente, porque entonces tú no serías tú. Todo junto suma a ser algo, por lo tanto, míralo, vive con ello, ve los errores, sus propios desvíos, y lo que a pesar de ti o gracias a ti fue un paso adelante. Que todo esté iluminado para ver lo que sigue. Entonces serás testigo.

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Espíritu es un tema favorito de Lucas; él habla principalmente sobre el Espíritu como un Poder enviado por Dios por medio de Cristo para anunciar la Buena Nueva.

1) El Espíritu da el carisma que garantiza el mensaje: los dones de lenguas, profecía, sabiduría.

2) El Espíritu da la fortaleza para proclamar a Jesús como Mesías a pesar de persecuciones, y para dar testimonio de Él.

3) Espíritu guía a la Iglesia en sus decisiones mayores, admisión de los paganos sin obligación de observar la ley, misión de Pablo al mundo pagano. Hechos también menciona al Espíritu como recibido en bautismo y el perdón de los pecados.

De Juan 14: En lugar de Cristo, quien ya les dejó, los fieles tendrán el Espíritu. El es el parakletos [Paráclito] quien intercede con el Padre, y cuya voz se escucha en las cortes humanas. Es el Espíritu de la Verdad, guiando a los hombres a la plenitud de la Verdad, enseñándoles a comprender el misterio de Cristo, su cumplimiento de la Escritura, el sentido de sus Palabras, de sus acciones, de sus signos, todo esto oscuro para los discípulos antes. De esta manera, el Espíritu está para dar testimonio de Cristo y hacer al mundo no creyente sentir vergüenza.

8/VIII: 30 Días de Ejercicios Espirituales con Lilla Hull.

Oseas II-2: El amor personal de Dios para Israel, pecador e infiel.

II:9: Yo soy Dios, no hombre; Yo soy el que es santo en medio de ti, y no tengo ningún deseo de destruirte.

2:14 ss: Voy a seducirla… y hablar a su corazón.

21 ss: Voy a desposarte a mí por siempre, desposarte con integridad y justicia.

Con ternura (hesed) y amor.

Te desposaré con fidelidad, y llegarás a conocer a Yavé (Hesed y conocimiento de Dios = dos conceptos unidos en Oseas.

Conocimiento de Dios: no puramente intelectual. Dios “se da a conocer” a los humanos con los beneficios que confiere; de igual manera el humano conoce a Dios cuando observa la alianza de Dios con lealtad, muestra gratitud por los dones de Dios y devuelve amor por amor. En la literatura sapiencial, “conocimiento” y “sabiduría” prácticamente son sinónimos, primeras palabras, amor tierno y fiel, más fuerte que todas mis limitaciones, tibieza, la realidad, “donación” del amor porque “Yo soy Dios, no hombre”. ¿Tuve que cortar mis relaciones con Chile para realmente llegar a saber esto? El amor, el sentido de la pertenencia, la comodidad /acogida, quizá eran, no obstáculos porque yo creía que eran dones, pero estuvieron para prepararme; y por

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si acaso yo tendría la tendencia de absolutizarlos, tengo que soltar su inmediatez para así conocer al Padre. Hay algo tan atractivo que invita en el proceso de “Llegarás a conocer a Yavé”.

De Miércoles de Ceniza por T.S.Eliot (versión de Ita).“Enséñanos a darle importancia y no darle importanciaEnséñanos a sentarnos quietos.Y oro para que yo pueda olvidarLos asunto que conmigo misma discuto demasiadoExplico demasiado.No nos dejes burlarnos con falsedad.

Y oro para que yo pueda olvidar los asuntos que conmigo misma discuto demasia-do, Explico demasiado

Enséñanos a darle importancia y no darle importanciaEnséñanos a sentarnos quietos.No nos dejes burlarnos con falsedad.Todo de vuelta y gastarlo con y para otros.

18/II/VI: Bernabé, hijo de ánimo.

Mt. 10, 8: “Ustedes recibieron sin pagar, den sin cobrar”.

La vida, habilidades, buenas noticias, amistades, este año y relación contigo.

16/V II Cor. 5, 14-21: El amor de Cristo nos apremia.

Toda persona que está en Cristo es una creación nueva. Dios, en Cristo reconcilió el mundo con Él; ya no tomaba en cuenta los pecados de la humanidad, sino que nos entregaba el mensaje de la reconciliación, y nos presentamos como embajadores de Cristo, como si Dios mismo les exhortara por nuestra boca.

18/VI II Cor. 6, 1-2: No hagan inútil la gracia de Dios que han recibido. Este es el momento favorable, éste es el día de la salvación.

7 /VIII: Saltamontes atascado en alquitrán.

Revisar las palabras de Eliot.

Is. 50.2: ¿Se me habrá cortado el brazo, que no alcanza a salvar?, ¿o será que ya no tengo fuerza para redimir?

¿Cuántas veces he medido a Dios por mi medida tan mezquina? Por esta razón-no solamente fue esto un bloqueo para conocer Su amor sino que, en alguna ma-nera loca, era un bloqueo para que yo Lo conozca. Probablemente esta es la razón

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por qué la experiencia de este año tuvo que ser en una escala mayor, una que yo no pudiera controlar, y suprimir. Tuve que pasar por todas las barreras neuróticas cuando Él es mucho más grande y amoroso y acogedor. Es asombroso darme cuenta que Dios se ha revelado a mí, porque quiso, porque me ama.

9/VI Marcos 12, 41-44: La Ofrenda de la Viuda.

"Algunos contribuyen lo que les sobra, ella, desde lo poco que tuvo, dio todo lo que poseía".

Tal como Jesús con su corazón dirigido e identificado solamente con el Padre, o sea, se sentía pleno al hacer la voluntad del Padre, yo también quisiera crecer para no retener nada para mí misma, y aprender el dar, el entregarme de sí mismo de Él y de la viuda, especialmente porque todo lo que tengo me ha sido dado, y he recibido mucho amor. Que aprenda yo a ofrecerlo.

3/VI Judith Capítulo 9.

4/VI Marcos 12, 27: Devuelves a Dios lo que es de Dios, tú.

5/VI Lucas 5, 1-11: El reconocimiento de Pedro de su propio estado de pecado cuando se enfrenta con el poder de Jesús y el barco lleno de pescados y la llama-da que sigue. Cuanto más podemos vernos verdaderamente como somos, como pecadores y creaturas delante del poder y amor y perdón y aceptación de Jesús, tanto más podemos recibir su poder de Él.

No creo que antes de hoy yo consideraba como milagro el hecho de que logramos salir del coche como hicimos, que no morimos o nos quedamos seriamente heridas, que no hubo más personas heridas. Siento que merezco la corrección, “¿no fueron diez los que quedaron limpios?, ¿dónde están los otros nueve?”.

Salmo 46: “Ven, piensa en las maravillas de Yavé, las maravillas que ha hecho en el mundo”.

JPM: No te olvides-recuerda lo que realmente te ha pasado.

6/VI Mc. 12, 24: “Ustedes están equivocados, a lo mejor no entienden las Escritu-ras y tampoco el poder de Dios”.

29/II 79: Blancura desde donde la luz vino caminando, bosque o junto a la playa en armonía con el océano.

Ita: Espero que esta es la primera parte de una conversación continua. Lo he de-seado por tanto tiempo, pero en alguna manera no estuve lista.

Jesús: Yo sé, por esto tuve que ayudarte a prepararte. Nunca apuro a una persona.

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Ita: Sé que siempre me has dejado todo el tiempo que necesito para llegar a cada punto. Y ahora algo nuevo está pasando, algo de crecimiento en poder, y deseo que esto sea centrado en Ti las relaciones personales, el discipulado, misión. ¿Me ayu-darás?

Jesús: Por supuesto que sí. ¿Dónde quieres comenzar?

Ita: No estoy segura. Dado que por tanto tiempo me he relacionado contigo en tan variadas maneras, algo formal y por medio de ritos, otras veces en mi manera neuró-tica, me siento un poco torpe, aunque sé que está bien, creo que en alguna manera estoy donde estuvieron Juan y Andrés, deseando conocer y entrar en la intimidad contigo, y no se la manera “correcta” para proceder. Sin embargo, parece ser el mo-mento acertado, entonces ¿podemos suponer algún tipo de brincar las barreras?

Jesús: Mira, Ita, ya quité las barreras, he hecho esto para ti también. He estado esperándote y me alegro que hayas venido. Tenemos mucho por hablar.

24/II/79:

Padre, diré sí a tu nuevo acontecimiento que está llegando a la luz. Dado todas mis limitaciones, me has dirigido aquí lentamente. Es pacífico, es bueno. Te doy gracias.

*El Dr. Moorehead fue el psiquiatra con quien Ita trabajó en su Año de Reflexión.

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60. Carta dE ita Ford a ConniE PosPisil (nuEva york a ChilE), 20 dE abril dE 1979

Querida Connie:

Espero que la jornada haya salido bien. La agenda parecía muy interesante. Gra-cias por preguntar acerca de la familia. Viendo la superficie las cosas parecen mejo-res, pero es difícil saber.

Preguntaste cómo van las cosas en el Centro. Yo diría bastante bien, consideran-do el conjunto de cosas. El grupo con Pat ha funcionado muy bien —en el sentido de que nos gusta estar juntas y nos apoyamos mutuamente—. Pero nunca estamos tan cerca como para tener roces o un conflicto que debamos resolver, y en este sentido es un poquito irreal. Me imagino que la vida institucional simplemente tiene este tipo de desventajas. Lo encuentro funcional pero “invernadero”. El curso de economía lo encuentro muy pesado y apenas estoy tocando la superficie, pero creo que es impor-tante seguirlo para el futuro. Los otros cursos, profetas y Lucas, son un gozo, pero no estoy metiendo mucho trabajo. De hecho, psicológicamente creo que ya terminé el año y ahora estoy esperando que el año termine.

Escribo esta carta desde la casa de una amiga y me doy cuenta que no traje las cartas que todas ustedes escribieron después de su día de reflexión en La Bandera y mi posible regreso. Pues espero que no te moleste si espero para hablar de esto hasta que las tenga “delante de mí”, por lo menos por medio de sus cartas, porque tengo el sentir de sus respuestas pero no confío en mi memoria para recordar sus palabras exactas. Ojalá pueda responder a esto un día de la próxima semana, aunque es como lo que tú parecías experimentar antes de regresar, es casi imposible decidir definitivamente antes de regresar, a la vez que hay algo de mi sentimiento de que yo quisiera estar abierta a lo que la región me pida, como también quisiera que la región estuviera abierta a lo que yo pida.

Bueno, amiga, cuídate. Escribiré pronto.

Con cariño, Ita.

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61. autoEvaluaCión dE ita, Mayo dE 1979, Para su año dE rEFlExión En Maryknoll

Mirando atrás, la mejor cosa sobre el programa del año de reflexión ha sido el año, tiempo para relajarse, dejar a las piezas caer en su lugar, mirar y asimilar experien-cias de los últimos seis años y algunas “sobras” de los años anteriores. Vinculado con esto ha sido el grupo mismo con quienes he compartido la amistad, la fe, luchas, esperanzas y risas.

Tiempo y apoyo cariñoso han sido la base para sanación, crecimiento e integra-ción. Además, los otros recursos disponibles me dieron la oportunidad para crear un programa hecho a mí medida —estudios, dirección espiritual, y la ayuda psicológica que respondieron a mi situación y necesidades.

Tomando en cuenta las limitaciones de la vida institucional, la experiencia comu-nitaria este año ha sido muy positiva. Dentro del grupo yo pude dar y recibir amor y apoyo. También sentí mucha confianza y respeto mutuo. El espíritu del grupo que surgió es resultado tanto de la apertura y colaboración del grupo como de la mía. No creo que hayan habido grandes distinciones entre los roles dentro de la orientación. Pat Gallagher ha sido miembro integral de la comunidad de este año de reflexión y mi relación con ella ha sido más o menos igual (aunque en escala menor debido a nuestros diferentes horarios, etc.) que con los otros miembros.

Mi salud en general ha sido buena y mi adaptación emocional muy buena, des-pués de pasar por la etapa de cortar mis raíces y separarme de Chile.

Complementando estos elementos básicos había varios cursos que me han ayu-dado a articular e integrar mis experiencias pasadas. Teología en Situaciones de Con-flicto ayudó de manera especial para reflexionar sobre Chile. El Programa de Capaci-tación para “Misionar” en el Extranjero (Overseas Training Program) con el proceso de compartir y los seminarios motivaron un buen intercambio de experiencias y aumentó mi sensibilidad a los problemas en otras partes del mundo. También hizo que yo dis-frutara el año más por medio de la amistad con los seminaristas. Considero los cursos de Misiología y Escritura como parte de un proceso continuo de reflexión; los cursos sobre la economía dan una herramienta básica para análisis social en el futuro.

Mi compromiso de fe ha sido fortalecido mucho este año por la experiencia cons-ciente del amor del Señor para mí y su rol activo en mi historia. Estoy llegando a ser más confiada con mi propia espiritualidad que está moldeada cuando estoy en misión y en relación con otras personas, buscando juntas la plenitud de vida expresada en Jesús.

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Como ya lo expresé a Pat, no encuentro sentido en un compromiso “permanente” excepto como un requisito canónico. Mi propia historia dentro de Maryknoll probable-mente formó esta actitud. Cuando por fin hice mi compromiso en 1972 ya había pasa-do un período de once años clarificando cuál era mi llamada y cómo debe ser expre-sada. Con una certeza razonable en mí y con más confianza en la fidelidad de Dios, mi compromiso era por toda la vida. Desde entonces, muchas diferentes experiencias me han ayudado a encarnar esta elección y hacerla más clara y más significativa.

Creo que estoy respondiendo a la llamada del Señor en mí de la mejor manera por medio de las áreas Maryknoll, en la misión de la Iglesia de evangelizar a los pobres y oprimidos y simplemente viviendo en una comunidad célibe. Aquí es donde mi vida tiene sentido, retos, y me siento plena, además soy feliz y me gusta Estaré contenta a cumplir el requisito final en mi regreso a Chile.

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62. EvaluaCión dE ita Ford Por la hErMana PatriCia gallogly, MM

Esta es una evaluación oficial del Año de Reflexión de Ita, preparada por la hermana Patricia Gallogly, Directora del Programa de Año de Renovación.

Ita llegó de Chile en junio de 1978. Durante el verano estudió la Teología de la Liberación en el Seminario de Maryknoll y comenzó su Año de Reflexión el fin de agosto. Cuando el grupo se juntó formulamos nuestro programa para el año basado en las metas para la fase de Reflexión. Después cada miembro del grupo elaboró su propio programa individual de estudios. Durante el primer semestre Ita estudió Escritura con el doctor Finkel y Capacitación para Misionar en el Extranjero (OTP, Overseas Training Program) con el Padre Terry Cambias. En enero durante la sesión de invierno, Ita participó en una semana del Instituto para las Misiones. Durante el segundo semestre estudió la Escritura con el doctor Finkel, Antropología Bíblica con el señor Keber, y continuó el seminario de OTP en el seminario. En este tiempo Ita también tomó un curso de Economía en Pace College, y Ética Económica en el Union Theological Seminary.

Temprano en el curso del año (durante su sesión de compartir y reflexionar sus experiencias) con la hermana María Rickelman Ita se hizo consciente de algunos efectos del trauma que había experimentado en sus primeros años en Chile. Buscó ayuda psicológica y la encontró muy valiosa porque la capacitó para enfrentar áreas de su vida que no había revisado antes.

Ita también buscó dirección espiritual individual este año, que le ayudó a tocar la realidad de Dios en sus experiencias. Ella ve su oración personal desarrollándose al punto de que verdaderamente puede expresar con Dios exactamente dónde está. Me he fijado también cuando comparte sus experiencias de Dios en su vida, Ita expresa una relación muy abierta, honesta y vulnerable con Dios, y esto me ha conmovido pro-fundamente. Su vida de oración definitivamente ha crecido y se ha desarrollado desde sus experiencias, particularmente desde su vida entre el pueblo chileno durante estos últimos años. Cuántas veces ha expresado que su propio sentido de necesitar a Cris-to como Salvador ha surgido al compartir la vida de fe con el pueblo.

Como ella misma admitió, Ita encontró difícil salir de Chile para venir para el Año de Reflexión. Sentí su resistencia temprano en el año pero la vi siempre muy abierta y honesta en reconocerlo y decir exactamente dónde estaba. Con el avance del año Ita se relajaba más y más. Dentro del grupo la veo como una persona muy acogedora y sensible —una “contigo”—. En su propia autocrítica Ita ha dicho que quizá le falta disciplina en permitir que las situaciones inmediatas consuman el tiempo de algunas de sus prioridades, como sus estudios. He visto estas situaciones inmediatas como las personas a quienes Ita respondía en tiempos de necesidad simplemente quedán-

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dose con ellas. Veo como su don particular estar en comunidad, sintiendo dónde está la otra persona y disponible con una mano extendida.

Su relación con su familia fue un punto de preocupación para Ita este año. ¿Hasta qué punto estuvo dispuesta a dejarse acercar a ellos, sabiendo que pronto los va a dejar? Después con la enfermedad de su cuñado en marzo y el cargo que esto pre-sentó a la hermana, Ita ha sentido el dolor de quedar fuera mirando y ver sufrir a los que ella ama. Estos han sido meses difíciles y frustrantes para ella al tratar de simple-mente estar con ellos en sus tristezas.

Ya he dicho a Ita que una manera en que ha enriquecido mi vida de fe este año es con el compartir de su propia vida de fe y lo que significó para ella vivir entre los muy pobres en Chile. Su compromiso con Cristo y su misión es tan evidente en todo acerca de Ita. Fluye desde el centro de su ser.

Ita tiene el plan de hacer su compromiso final después de regresar a Chile. No siente que este es un paso grande en su vida, porque ve su compromiso final como algo ya cumplido. Sabe, sin embargo, que la decisión le abre para moverse en fe, con-fiando en Dios, el Fiel. Quizá ella tropezará y arruinará cosas, como dice, pero está segura de su fidelidad. Con todo mi corazón recomiendo que Ita se mueva en esta dirección y me alegro verdaderamente por su presencia entre nosotras en Maryknoll.

Hermana Patricia Gallogly.

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63. a la hErMana raChEl lauzE, MM. 17 dE Julio dE 1979

Querida Rach:

Al leer tu carta no pude resistir una sonrisa: ¿Quién está en control, quién está en-cargada aquí? Ha sido parte del diálogo en que he participado durante estos días en Watch Hill. No sé por qué es una lucha tan grande o si hay muchos niveles de soltar las riendas, pero sigo encontrando esto con frecuencia.

Hoy en especial extrañé el grupo viejo. Después de un año de platicar, orar, estar envueltas en los asuntos de Nicaragua, parecía raro no estar juntas cuando por fin Somoza salió. Oro para que los que se quedan para reconstruir puedan lograr una paz verdadera.

¿Has salido en camino con Agnes todavía? ¿Estás dando algunas conferencias? Espero que todo vaya bien. Casi diría, no creo que aquella sería “mi taza de té”, pero por el otro lado, tampoco me ofrecería para un accidente de coche. Pues me imagi-no que lo pasamos con todo lo que viene, sabiduría de mi abuelita chica, esperar lo inesperado.

Cuídate. Apuesto que estás gozando del trabajo en el cuarto piso.

Con cariño, Ita.

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introduCCión

L as cartas y escritos de Ita Ford des-de este período siguen la última eta-

pa de su vida, a la vez que proporcionan una perspectiva extraordinaria de la tra-gedia desarrollándose en El Salvador. Sus escritos trazan un número de etapas en su camino, desde su regreso a Chi-le y su decisión casi inmediata de ir a El Salvador; su lucha junto con su amiga, la hermana Carla Piette, una vez en El Sal-vador, para encontrar una oportunidad para servir; el Proyecto para Refugiados en Chalatenango, que las dos abrazaron; Ita sobreviviendo al accidente del Jeep en que murió Carla Piette; su recupe-ración de este trauma, y la decisión de quedarse en Chalatenango, trabajando con la hermana Maura Clarke, a pesar del aumento de amenazas de muerte; la Asamblea regional en Nicaragua de las hermanas de Maryknoll de América Cen-tral (PANISA por su nombre en inglés) en el fin de semana de Acción de Gracias de los Estados Unidos, 1980, inmediata-mente antes de su regreso a El Salva-dor el 2 de diciembre, el día en que ella y tres otras misioneras de Estados Unidos, Maura Clarke, la hermana Dorothy Kazel y la laica Jean Donavan, fueron asesi-nadas por las Fuerzas Salvadoreñas de Seguridad.

En este tiempo de opresión terrible, brutalidad y la negación de los derechos humanos, Ita lidió con la cuestión de cómo servir y actualizar el compromiso de las hermanas de Maryknoll con los pobres. Luchó con las demandas de vi-vir una vida de acompañamiento de los

Capítulo 7El salvador 1980. tEstiMonio Final y aCoMPañaMiEnto dE los PobrEs

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pobres de El Salvador, plenamente consciente de las amenazas que esta situación impuso, una amenaza que se hizo visible más directamente con el asesinato de Óscar Romero, arzobispo de San Salvador, en marzo de 1980.

Las primeras cartas, desde enero hasta la primera parte de marzo de 1980 trans-miten las preguntas que Ita se propuso a sí misma sobre la cuestión de quedarse en Chile o responder a la llamada del arzobispo Romero a hermanas para ayudar en El Salvador. Ella estuvo muy impresionada con el liderazgo de Romero y su fe y valentía en dar voz a los sin voz en El Salvador. Su tema de acompañamiento y su reconoci-miento de que el Reino de Dios está sembrado en las vidas de los pobres hablaron a su experiencia en Chile y La Bandera. Sin embargo, la brutalidad y represión en Chile la prepararon a la vez que no la prepararon para la intensidad de la violencia y, más aun, la inmensa brutalidad en El Salvador.

Las primeras cartas escritas desde Chile iluminan su esfuerzo para conversar con las hermanas de Maryknoll en Chile y discernir su propio futuro. En su ruta de regreso a Chile se había parado en Nicaragua en noviembre de 1979 para visitar a la hermana Julie Miller, unos pocos meses después del éxito de los sandinistas para derrocar la dictadura de Somoza. Las cartas de Ita dan testimonio de las conversaciones con-tinuas dentro de Maryknoll al luchar para responder a las demandas extraordinarias de la región, tan destruida por la guerra, y, específicamente el reto de la llamada de Romero para más religiosas. Las que habían sobrevivido la guerra en Nicaragua ne-cesitaban reparar y reconstruir, y comprendieron su primer compromiso como trabajo para ayudar a Nicaragua a reconstituirse con la esperanza de mayor justicia social.

Amigas aconsejaron a Ita que, a pesar de un año de renovación, después de su experiencia en Chile, no necesitaba el desafío adicional de El Salvador. Pensaron que Ita debería de considerar otras alternativas de ministerio en Chile en vez de otra nación debilitada por la turbulencia social. Pero las hermanas de la Región de Cen-troamérica, en su reunión de mayo de 1979, habían rogado para que vinieran más hermanas para ayudar en El Salvador. Carla Piette, buscando cómo rejuvenecer su servicio después de años en Chile, ya había decidido responder a esta llamada. Esto, combinado con la petición de Romero, impresionó a Ita y ejerció una atracción pode-rosa para ella. Después de muchos meses de discernimiento, a principios de marzo Ita decidió que quería servir en El Salvador.

Estaba en el aeropuerto de Panamá hacia fines de marzo, después de que ya se había comprometido a servir en El Salvador, cuando se enteró del asesinato de Romero. Doce miembros de Maryknoll participaron en el funeral y eran testigos de la violencia extrema que estalló fuera de la catedral después de la misa de cuerpo pre-sente. Ellas se reunieron con el clero salvadoreño después de estos acontecimientos

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para redactar una declaración para refutar los reportes de noticias falsas del gobierno salvadoreño sobre lo que había ocurrido.

Desafortunadamente, la política de los Estados Unidos, en el nombre de la se-guridad nacional y el miedo al comunismo, estaba firmemente comprometida con el gobierno de El Salvador. El espectro de la Revolución Cubana de 1959 había esta-blecido un modelo que moldeaba la política exterior de Estados Unidos en oposición a cualquier forma de socialismo y en apoyo a gobiernos de la derecha, sin tomar en cuenta sus violaciones de los derechos humanos y los principios de la democracia. En contraste, la Iglesia Católica, saliendo de su rol tradicional en la historia, estuvo desarrollando una pastoral social activa en apoyo a los pobres, aun cuando esto trajo oposición de las élites en el gobierno. En El Salvador, como en otros países de Amé-rica Latina, la solidaridad de la Iglesia con los pobres—representada por el arzobispo Romero y sus aliados— atrajo la represión, mientras que algunos que se llamaron cristianos recurrieron incluso a la tortura y la brutalidad para proteger sus riquezas y su poder.

Entre los países de América Central, El Salvador era el menos desarrollado en algunos aspectos. Con su modelo político y su economía agraria y feudal, presentaba un contraste fuerte con Chile, que tenía una gran clase media. En 1979, 50 por cien-to de la población de El Salvador era analfabeta. Tres de cada cuatro niños sufrían desnutrición. Tres de cada cinco familia no tenía acceso a agua. Un porcentaje de la población era dueño de 40 por ciento de la tierra de cultivo, que usaba principalmente para producir cosechas de exportación, como el café.

Esta estructura social había perdurado con poco cambio desde 1932, cuando 30,000 campesinos habían sido masacrados después de protestar la pérdida de las tierras comunales tradicionales. A la par que el tamaño de las haciendas iba creciendo, se evidenció ampliamente que unas 14 familias controlaban la mayoría de la riqueza del país, mientras que la gran mayoría apenas ganaba la vida a duras penas. La clase militar se fortaleció y sirvió a esta élite, como lo había hecho la Iglesia católica hasta el tiempo del Concilio Vaticano II y las reuniones de obispos en Medellin (1968), y después en Puebla (1979), que marcaron la dirección para un rumbo nuevo.

El arzobispo Romero mismo había pasado por una conversión personal desde su selección como arzobispo en 1977. Había hecho visible una nueva visión de la Iglesia identificada con los pobres y había hablado públicamente reclamando la justicia. Es-cribió al presidente Jimmy Carter el 17 de febrero de 1980 pidiéndole que no enviara más armas a El Salvador, pero sin resultado. Muchos de sus obispos colegas no estuvieron de acuerdo o no apoyaron el rumbo que él tomó. Pero la Arquidiócesis de San Salvador estuvo viva con esta nueva visión.

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La hermana Carla, quien había viajado a El Salvador desde Nicaragua en las vís-peras del asesinato del arzobispo Romero, era una de las presentes en su funeral. El 15 de abril de 1980 Ita se unió con ella.

El cambio de Chile a El Salvador trajo consigo una experiencia nueva del choque cultural. Ita devoró sus lecturas para ayudarla a comprender esta nueva situación acli-matarse y mejorar sus dones. Para comenzar visitaron a la hermana Maddie Dorsey en Santa Ana, una comunidad muy semejante a La Bandera. A pesar de estos parale-los, encontraron a la Iglesia en Santa Ana menos abierta que la de San Salvador. Aun-que se sintieron “en casa” con la hermana Maddie y su ministerio urbano, creyeron que la necesidad más apremiante era con la crisis creciente de los refugiados. Desde la declaración de un estado de sitio en mayo de 1979, una guerra civil no declarada estuvo desarrollándose, particularmente en la región de Chalatenango, la frontera del norte entre El Salvador y Honduras. Romero y su sucesor pedían voluntarios para trabajar con el número creciente de personas desplazadas y desarraigadas con el aumento de la brutalidad.

En los primeros días de mayo Ita escribió a la hermana Regina McEnvoy, de la Mesa Central del Gobierno de las hermanas de Maryknoll:

Dado que El Salvador es una prioridad, Carla y yo pensamos que pudiera ser útil compartir la información que estamos juntando al visitar varios lugares. Estamos comenzando con planes mensuales hasta que por fin nos quedamos en un solo lugar; adjunto el primer plan aquí. Cuando hablamos con monseñor Urioste, el vicario general de la Arquidiócesis, él repitió las mismas prioridades que monseñor Romero te dijo en el otoño pasado. Lo que esperamos arreglar dentro de una o dos semanas es una experiencia de vivir con algunas hermanas que trabajan con la pastoral rural en Chalatenango. Ni Carla ni yo tenemos experiencia en el campo, y tomando en cuenta la situación del país, preferiríamos acostumbrarnos con personas de experiencia en vez de entrar brincando en algo nuevo solas. (No. 76)

Ita y Carla se comprometieron a desarrollar un plan para ayudar a los refugiados en la región de Chalatenango, aunque implicaba trabajar en un terreno rural y entre una población que no era conocida para ninguna de las dos.

Ita fue inspirada con una reunión de 60 catequistas salvadoreñas que contaron sus historias como líderes catequéticos en las Comunidades Eclesiales de Base. Se había desilusionado al no tener la oportunidad de trabajar con Romero, pero estaba profundamente conmovida por los testimonios de estos líderes laicos. Sin embargo, Ita y Carla tuvieron dificultades para establecerse con los campesinos, debido a la desconfianza de ellos y su miedo hacia personas extrañas. Sin embargo persevera-ron, buscando consejo de las religiosas y el clero que trabajaba con los pobres.

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Con la presencia de Ita y Carla el número de hermanas de Maryknoll en El Sal-vador llegó a cinco. Para ofrecer apoyo mutuo y construir un sentido de comunidad intentaron reunirse con la hermana Maddie una vez por semana, y reunirse con todas las hermanas en el grupo dos veces al mes. Gradualmente, por medio de las reli-giosas salvadoreñas y la Arquidiócesis, lograron encontrar vivienda en la ciudad de Chalatenango para comenzar su trabajo. Las hermanas de la Asunción estuvieron de acuerdo en compartir su casa con ellas mientras se desarrollaba un Centro de Refu-giados en Chalatenango.

Al principio Ita y Carla vieron este trabajo con refugiados como un proyecto a corto plazo. Cuando la violencia y el número de personas desplazadas seguía aumentando, se dieron cuenta que esto requería un compromiso más largo. Muchos campesinos fueron obligados a dejar sus tierras por la violencia. Otros eran conscriptos y fueron obligados a servir en el servicio militar. El miedo a los escuadrones paramilitares de muerte era muy común. No había nadie en el sistema de justicia a quien pudieran apelar para justicia o protección. Dado que la guerra civil se quedó como guerra no declarada, la Cruz Roja Internacional no pudo ofrecer protección bajo la ley interna-cional. El área de la frontera con Honduras fue particularmente peligrosa. Bajo el lide-razgo de Romero la Iglesia había intentado cumplir el rol de la Cruz Roja, establecien-do un Centro para Refugiados. Uno de los primeros fue en el terreno del seminario en San Salvador. Pero por falta de protección internacional, el personal en hospitales y centros de refugiados corría el riesgo constantemente de ser aprehendido a discre-ción del gobierno militar.

El informe que Ita mandó a Maryknoll de sus primeros tres meses detalla el desa-rrollo del Proyecto para Refugiados y su frustración al tratar de avanzar en medio de la oscuridad. En un punto parece que discutieron si estaba más allá de sus fuerzas, y si sería mejor servir con la hermana Maddie en Santa Ana. Se preguntaron si se debían mandar a más hermanas a El Salvador, delante de las dificultades que ellas experi-mentaron. Pero poco a poco la corriente comenzó a cambiar y sintieron un nuevo nivel de aceptación y confianza. Para aquel momento ya se habían mudado a su vivienda nueva en Chalatengo, y su petición para fondos había sido aceptada.

Pero entonces el 23 de agosto una tragedia las golpeó. La grabación de Ita del 6 de septiembre y la carta a su madre y la familia Ford del 7 de septiembre muestran la fuerza y la tragedia de los acontecimientos que envolvieron aquel día y la noche siguiente.

En Chalatenango vivían en un convento al lado de la iglesia, que no estaba lejos de la policía y el cuartel militar. Cuando desaparecían personas las hermanas hacían listas y pedían información con insistencia en la estación de la policía. El 23 de agosto se informó a Ita que hubo presos que necesitaron ayuda para regresar a sus casas.

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Uno de ellos estuvo en la lista que ella había entregado más temprano el mismo día. En la tarde recogió a un hombre de diecinueve años y lo llevó al Centro para Refugia-dos. Allí algunas de las mujeres refugiadas reaccionaron con susto, reconociéndolo como un miembro de ORDEN, una organización paramilitar derechista

Dada la intranquilidad de las mujeres con su presencia allí, Ita y Carla pensaron que era mejor regresarlo a su pueblo inmediatamente. Pero era el tiempo de lluvia, y los caminos se tornaban muy peligrosos. Sin embargo, decidieron arriesgar un viaje rápido en el jeep con dos seminaristas para acompañarlas. Trágicamente, después de entregar el hombre a su pueblo, estuvieron atrapados en una inundación relámpago que arrastró el Jeep antes de que todos pudieran liberarse. La hermana Carla murió en el accidente. Ita sobrevivió una prueba extraordinaria. Había flotado río abajo y logrado luchar hasta tocar tierra agarrando las raíces de los árboles. Fue encontrada el día siguiente por algunos campesinos, quienes la llevaron de regreso al centro en Chalatenango. Para entonces ya se había recuperado el cuerpo de Carla.

Ita describe el apoyo tremendo que recibió de las hermanas de Maryknoll, del Equipo de la Misión de Cleveland, que incluía a Dorothy Kazel y Jean Donavan, y de la gente de El Salvador, incluyendo religiosas, campesinos y los refugiados con quie-nes trabajaba. Se hizo la decisión de enterrar a la hermana Carla en Chalatenango, donde había vivido y trabajado. Así se hacía según la tradición de las hermanas de Maryknoll. Ita se obligó a estar presente para el funeral, pero estaba física y emocio-nalmente debilitada con estos acontecimientos y después estuvo en el hospital varios días. A pesar de las invitaciones de las hermanas de Chile para regresar a su casa, Ita mostró mucha determinación para quedarse y seguir el trabajo del Centro de Re-fugiados y continuar el camino de acompañamiento. Creyó que había sobrevivido por una razón.

Después de salir del hospital, Ita pasó un tiempo en San Salvador en la casa de las hermanas de la Asunción, donde pudo reflexionar y reintegrarse. La hermana Ana Graciela, en una carta a la señora Ford, describió la experiencia de Ita durante esta visita:

Ella pasó diez días con nosotras aquí en la casa, orando, reflexionando, paseando en los rincones del jardín donde antes acostumbraba platicar con Carla. Desde esta visita en adelante ella era la que llevaba la conversación; la que dio vida con sus chistes. Era otra Ita. Creo que cuando ella vio lo que nosotras sentimos por Carla puso su confianza en nuestra amistad. Maura fue como una presencia silenciosa que envolvió a Ita en su bondad tierna. Las hermanas de Maryknoll estuvieron preocupadas por Ita porque era tan frágil físicamente, y la muerte de Carla y su propio sufrimiento por el accidente pudieran tener consecuencias graves.

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Pero la gracia de Dios estuvo trabajando en ella, y recuperó su salud y trabajaba sin cesar, ayudando a muchas personas, salvándoles la vida. Ella fue a sus casas, aun a casas lejanas, y las llevó a los campos de refugiados. Muchas personas recuerdan a Ita y Maura como los ángeles que salvaron sus vidas. Cuando estaba aquí en la ciudad, trabajaba sin cesar en proyectos para conseguir dinero de fuera del país y conseguir ayuda de instituciones de beneficencia para traer alimentos y ropa a los refugiados. Una vez, cuando le dije que debía de tener más cuidado en sus viajes, se rió de mis temores; se sintió segura por ser ciudadana de los Estados Unidos.

Cuando le preguntábamos cuándo iba a hacer sus votos perpetuos, ella contestaba con mucha seriedad que ya había tomado sus votos perpetuos cuando profesó sus primeros votos, “si no, jamás estaría viviendo en Chalatenango”. Esa era su respuesta Pero nosotras comprendemos lo que quedó sin expresar en palabras viviendo en un lugar peligroso donde arriesgaba su vida diariamente. El Señor tomó en serio su palabra y ella hizo sus votos perpetuos en el cielo. Ustedes deben sentirse muy afortunados en la gracia grande que el Señor les ha dado en tan ejemplar hija, en una hermana tan excepcional, tan llena de amor y solicitud para cada persona, en especial para los pobres. Todas nosotras seguiremos considerándola como parte de nosotras, pues ella ofrendó su vida para servir a los más necesitados, los campesinos, en nuestro país.*

La hermana Maura Clarke se mudó a Chalatenango desde Santa Ana en agosto. Era una misionera con mucha experiencia, pues había pasado muchos años en Nica-ragua. Tuvo el don de una acogida calurosa y una gran capacidad para enfrentar con gracia y compasión la brutalidad que la rodeaba. Mientras Ita estaba agotada pero determinada la hermana Maura era nueva en la situación, pues tenía poco tiempo de haber regresado de los Estados Unidos, donde había dado talleres de Educación Global.

Maura escribió de su experiencia en Chalatenango en este período:El otro día, pasando un lago pequeño en el jeep, vi un buitre de pie encima de un cuerpo flotando. No hicimos nada más que orar y sentir. No sabemos cuánto tiempo puede seguir esta situación pero el dolor sigue y hay mucha gente con hambre escondiéndose y luchando… La valentía y el sufrimiento de este pueblo no cesan de llamarme.*

Ita y Maura tuvieron el beneficio de un retiro en Guatemala a mediados de sep-tiembre, ahí Ita se encontró con la hermana Carolyn Lehman de Chile. Necesitaba contacto con personas que habían conocido a Carla por muchos años, y apreciaba el apoyo de la hermana Carolyn y las hermanas en Chile. En octubre escribió a las hermanas en Chile que necesitaba quedarse en El Salvador para asimilar lo ocurrido, especialmente el hecho de que ella había sobrevivido aquella noche. Respecto a El Salvador, no veía una solución cerca sino mucho sufrimiento todavía para el pueblo.

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En octubre dos miembros de la Comisión Salvadoreña de Derechos Humanos fueron asesinados, y hubo un aumento de amenazas e intimidación contra las perso-nas que trabajaron con Ita y Maura en Chalatenango. A principios de octubre Ita dio una entrevista a Peter Helvarg, de Radio Pacífica, sobre la situación en el norte de El Salvador y el aumento en el desplazamiento de gente. Él la describió como “una mujer atractiva y pensadora; pequeña, de huesos pequeños y alerta, vestida informalmente en mezclilla y blusa de algodón”. Su entrevista describía con astucia la situación y la desesperación del pueblo sujeto a una violencia que iba en aumento y con cada vez más armamentos sofisticados, parte del apoyo de los Estados Unidos para los milita-res salvadoreños.

En la entrevista Ita rememoró la muerte de Carla y las circunstancias del acciden-te. Helvarg escribió:

Nos mostró lo que quedaba del Land Rover, todo destrozado, que se había sacado del río y llevado con grúa al centro de refugiados. “Cuando salí del agua después del accidente y tuve que caminar horas por los árboles para llegar a la ciudad, era tan frío. Lo único que pude pensar era: ¿Por qué ella, Dios? ¿Por qué la llamó a ella y no a mí?”. Trató de sonreír: “No sé. Quizá me ha escogido para otro destino”.

A fines de noviembre, cerca del Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos, Ita, Maura y las otras hermanas de Maryknoll en América Central participaron en una asamblea regional en Nicaragua. Ita llegó unos días de antemano para descansar y visitar amigas antes de la reunión. Mostró tensión y agotamiento, sin embargo tenía gran determinación. Respondió a la amabilidad y cuidado del grupo, particularmente de amigas viejas, como la hermana Julie Miller. Apreciaba especialmente el cuidado de las que habían conocido a la hermana Carla y que compartieron su pérdida.

Aunque era nueva en el grupo, Ita ofreció sus opiniones respecto a la necesidad de que vinieran más hermanas de Maryknoll a El Salvador en este tiempo de tanto sufrimiento. Pero estuvo de acuerdo que las que se ofrecerían como voluntarias ne-cesitaban saber que estarían arriesgando la vida.

Para una de las lecturas en la Liturgia de conclusión Ita tradujo un extracto de “La Pobreza de las Bienaventuranzas”, del arzobispo Romero:

Cristo nos invita a no temer la persecución. Créanme, hermanas y hermanos, quien se compromete con la causa de los pobres sufrirá el mismo destino de los pobres. Y en El Salvador sabemos lo que el destino de los pobres significa: desaparecer, ser torturado, ser cautivo y al final ser hallado muerto.

La última tarjeta postal que Ita envió fue para su madre el 1 de diciembre, cele-brando el nacimiento del hijo de su hermano: “Aquí un saludo a tres generaciones de la familia Ford agradecidas por el don de la vida”.

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187Cartas y EsCritos dE ita Ford

El siguiente día ella y Maura volaron de regreso a San Salvador, donde sus ami-gas del Equipo de la Misión de Cleveland las recogieron del aeropuerto. La siguiente ocasión que sus amigos y amigas las vieron fue varios días más tarde, cuando sus cuerpos triturados fueron exhumados de una fosa poca profunda en un pastizal para vacas.

Aunque Ita nunca fallaba en celebrar la vida —tanto como Maura, Dorothy y Jean— estuve muy consciente de la posibilidad de la muerte en el camino que ella siguió, el camino del acompañamiento. El 2 de diciembre de 1980, Ita y sus compañeras siguie-ron este camino hasta el final. Sin embargo no es solamente el recuerdo de su muerte lo que sigue vivo 25 años más tarde, sino el ejemplo de una vida entregada en dedica-ción al Dios de la Vida y la visión permanente de un mundo más justo y compasivo.

*Carta a la hermana Ann Graciela, agosto de 1981; Archivos de las hermanas de Maryknoll.**Ver Judith Noone, The Same Fate as the Poor, página 129.

Cartas y EsCritos

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191Cartas y EsCritos dE ita Ford

64. 3 dE EnEro dE 1980

Querida Mamá:

Después de pasar la Navidad en Coelmu, regresé a Santiago y he pasado los últimos cinco días en La Bandera visitando a la gente y poniéndome al día con las no-ticias del último año y medio, matrimonios, muertes, cambios, etc. Ha sido maravilloso paseando de una casa a otra en Vísperas de Año Nuevo y durante el día, y después escuchando todas las historias. Se extraña mucho a Carla, pero dejó atrás mucho trabajo sólido y los grupos siguen adelante.

Mientras estuvimos en Coelmu, fuimos a una capilla rural para una liturgia tempra-no en las Vísperas de la Navidad. El arreglo del pesebre era algo típico, además de las figuras tradicionales, la gente trae regalos para el bebé y la familia. Entonces hubo un costal de tomates, frijoles, fruta, arroz, té y detergente (me imagino esto era para lavar los pañales del bebé) como también juguetes para el bebé.

Esta tarde nos reuniremos para cinco días de retiro, seguido por una reunión de un día. Al terminar, me imagino, habrá una fiesta de despedida para Carla. Según su plan, ella viajará el 14 del mes, vía Lima y Panamá y llegando a Nicaragua alrededor del 22. La extrañaré mucho. Hemos compartido mucha historia llena de color en el pasado.

No creo que tenga un lugar fijo por un tiempo, por varias razones. Primero, debo pasar por varias casas [de las hermanas de Maryknoll] y las nuevas obras, y segundo, todavía van a llegar más hermanas. Quizá resultará abrir otra casa. Mientras tanto, probablemente usaré La Bandera como mi base mientras esté en Santiago.

Sé que todo esto suena lleno de prisa, y es así. Todo el tiempo aquí he apretado los días para sacar más tiempo, hasta las dos o tres, para ponerme al día con todo. Por eso no he escrito ninguna carta. Quizá después de la salida de Carla.

Mi cariño para todos, Ita.

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65. 11 dE EnEro dE 1980

Querida Mamá:

Al moverme de un lugar a otro es bueno saber una cosa con seguridad: que tú fielmente envías noticias a otras. Siento que haya estado tan errática, parece que estoy pasando mi tiempo para ponerme al día con diferentes personas aquí y ya ha terminado un día más.

Durante esta semana estuve en Los Leones, y aquí hay como doce de nosotras to-mando vacaciones o cualquier cosa antes de regresar al sur o al norte. Si Carla logra salir el lunes será por el poder de la fe que tiene. Primero yo iba a dejar su pasaporte en la agencia de viajes el martes, cuando descubrí que estaba caducado. Ella tomó como un hecho que podría conseguir otro en un día, y lo hizo. Ahora lo único que falta es un asiento en el avión. Está en la lista de espera. Por mi parte me gustaría tener las cosas un poco más seguras.

Había testimonios hermosos para Carla por sus 15 años en Chile, especialmente de uno de nuestros amigos, Eduardo Alevar, un sacerdote franciscano con quien tra-bajamos en La Bandera. Vino esta mañana y dio una homilía bella sobre la manera en que Carla ha tocado su vida y sacerdocio.

Por fin, hice contacto con la mesa directiva regional ayer. Más o menos como yo esperaba, sugirieron que yo use estos dos meses para visitar y ponerme al día con todo lo que ha pasado, como un programa de reingreso. Después de eso hablaremos más específicamente acerca de dónde colgaré mi sombrero.

Recibimos las noticias internacionales más relevantes, por lo tanto estamos cons-cientes y preocupadas sobre lo que está ocurriendo. Parece muy complicado.

Supongo que antes de que todos ustedes se reunieran para el 25, los Ford más jóvenes se reportaron con su tía lejana. Cuando las cartas llegan todas juntas me da la imagen de los padres persuadiendo desde atrás.

Cuando ustedes reciben la nieve, nosotros recibimos el calor en buena medida. No es tan difícil aquí con tantos árboles, pero una se siente rostizada en la población desde medio día hasta las cuatro.

Tengo que hacer algunos mandados para la viajera, por eso concluiré. Ojalá en las próximas dos semanas logre escribir algunas cartas a René y algunas amigas en Maryknoll. Estuve a punto de hacerlo desde que llegué, quizá me quedaré en un solo lugar por unos días y lo cumpliré. Cuídate.

Mi cariño a todos, Ita.

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193Cartas y EsCritos dE ita Ford

66. algún día-FinEs dE EnEro dE 1980

Querida Mamá:

Tan pronto que regresé de vacaciones, Carolyn me puso a trabajar preparando el reporte anual a Nueva York. Las comidas de los últimos días han sido las primeras que he ganado desde que regresara a Chile.

He escuchado de Carla en su camino, y no parecía nada preocupada con que la mayoría de las conexiones no funcionaran. Entonces estuvo un día o dos atrasada se-gún su plan, y estuvo esperando una visa para Nicaragua y Panamá. Supongo que ya está en Nicaragua por una semana o algo así, pero no he escuchado nada todavía.

En realidad no estoy segura de lo que haré en los próximos dos meses Al principio iba a ir al norte para visitar una de las obras nuevas, pero las hermanas allí dicen que no es un buen momento para ir. Quizá comenzaré a meter mi nariz en Santiago para ver diferentes áreas, porque a la vista es más y más probable que abramos otra casa en una población, porque después de siete años sin ninguna persona nueva este año Chile recibió cuatro con la posibilidad de que llegue otra. Creo que algunas en la región están en estado de shock.

Bueno, he mirado mientras Carolyn lavaba todo lo que sus manos alcanzaron para expresar su alivio por tener el papeleo cumplido. Esta tarde hace bastante calor para secar casi todo en menos de una hora. De hecho, por un tiempo tuve una sombra her-mosa de sábanas, pero ahora está con las toallas. Tiempo para pararme. Cuídate.

Mi cariño a todos, Ita.

194 "aquí Estoy sEñor"

67. 10 dE FEbrEro dE 1980

Querida Mamá:

Esta es una nota que no es para pasar a los demás. Quisiera compartir algo que pasó durante los ejercicios espirituales, basado en las Bienaventuranzas. Al explicar lo que se implica “Bienaventurados los que lloran”, el director expuso la idea de que la tristeza o el luto que Jesús expresó eran para otros por situaciones que no estuvieron saludables o correctas, como cuando lloró sobre Jerusalén.

Cuando salí a pasear me pregunté: ¿Sobre cuáles cosas lloro? La respuesta inme-diata era la situación de René y todas las personas involucradas en ella. No es una situación en que yo pueda hacer algo, menos elevarlos a todos hacia el Señor, pero a la vez es una situación en que yo sufro. Me parece a mí como una en que nadie gana, en el sentido de que alguien o más personas estarán heridas, si todavía no están. En algunos aspectos era difícil dejar a René en aquella situación, pero mi permanencia no la hubiera afectado mucho.

La otra cosa que quería compartir ha estado en el aire desde septiembre y todavía está allí, pero debe tomar forma en más o menos un mes. Cerca del tiempo de la operación empecé a tomar interés en El Salvador. Hablé con una hermana de la Mesa de Gobierno un par de veces, pero todavía no estaba claro cómo iba a organizarse la región. Desde entonces, después de reuniones en diferentes países, ahora está decidido que Nicaragua y El Salvador —por diferentes razones— son dos prioridades congregacionales para América Latina.

Como una persona entre dos trabajos, tuve que ver esta prioridad y decir que es-toy abierta a considerarlo. Ahora están en reuniones en El Salvador para establecer prioridades y programa de trabajo. En un par de semanas debo tener esas noticias, y después tendría que ver si yo tengo cabida en lo que ellas desean o necesitan. También quieren que yo siga buscando en Chile. En cierta forma no hay diferencias entre las necesidades de Chile y las de El Salvador. Hay bastante trabajo en los dos lugares. Lo que pone a El Salvador en la mesa es que la Congregación considera que es muy importante en este tiempo apoyar al arzobispo Romero y algunos otros líderes importantes en la Iglesia.

Pues ora por nosotras para que tomemos la decisión correcta en el momento dado. Te dejaré saber mientras el proceso sigue. Cuídate.

Con cariño, Ita.

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195Cartas y EsCritos dE ita Ford

68. a la hErMana raChEl lauzE, MM, 10 dE FEbrEro dE 1980

Querida Rachel:

Gracias por tu carta y las noticias de las salidas y llegadas de muchas personas. Después de que sales de un lugar tanta gente entra en tus pensamientos y te pregun-tas cómo están.

Me alegra mucho que el año en Maryknoll esté saliendo muy bien y no lo sientas como una carga. Espero que tengas el tiempo para perfeccionar tu habilidad para las caricaturas, aunque el profesor no las aprecia mucho. Lo veo como una gran expre-sión de tu sentido de humor.

¿Has hecho contacto con Beverly Malome en Sadlier? Estoy segura que ayudaría en lo que pudiera.

Regresar a Chile en el verano realmente permite un reingreso agradable. La ma-yoría de la gente anda sin prisa y relajada y entonces la renovación de contactos es divertida. He cruzado caminos con Patrice un par de veces. Este mes está en el norte, experimentando la vida en el desierto. Ella está encantada de que Pam vendrá, y yo también, por Patrice y por las demás. La llegada de Mary Ann Flannagan está pos-tergada ahora por la enfermedad de su padre. Eso era tan triste, debe ser muy difícil para la familia.

No tengo mi sombrero colgado en ningún lugar fijo. Estoy en la posición rara de es-tar buscando en Chile mientras espero información para discernir sobre El Salvador. Eso suena extraño pero es donde estoy, especialmente dado que El Salvador, junto con Nicaragua, son vistos como prioridades por todas las regiones en América Latina. Espero que orarás conmigo para que yo sepa cuál camino tomar.

Mientras tanto, solo para la novedad, estoy otra vez con pesadez. Empezó a ac-tuar de forma un poco curiosa, y el médico aquí piensa que es un ligamento estirado. De todos modos, una rodilla inestable no es tan mala como la inestabilidad desde la nuca hacia arriba.

Cuídate, y mantente en contacto.

Con cariño, Ita.

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69. a la hErMana rEgina MCEvoy, MM, 11 dE FEbrEro dE 1980

Querida Regina:

Saludos desde el distrito más al sur.

Espero que todo vaya bien contigo. Como hablamos dos veces en el otoño pasado sobre las posibilidades de El Salvador, me gustaría compartir contigo dónde estoy con esto. En mi regreso a Chile pasé dos semanas en Nicaragua y tuve la oportunidad de comprender lo que pasó en la asamblea de PANISA [asamblea regional de las herma-nas de Maryknoll en Panamá, Nicaragua y El Salvador] y hacer muchas preguntas. También me interpela.

La sección en América del Sur, asumiendo —por lo menos en espíritu— las nece-sidades de El Salvador y Nicaragua.

Según yo entiendo, debe salir en una o dos semanas algo de información sólida sobre las necesidades y prioridades en El Salvador.

Te pido que ores conmigo en mi discernimiento sobre responder a aquella necesi-dad o quedarme en Chile. Agradezco mucho tu apoyo.

También he compartido mi búsqueda con las hermanas en Chile, y ellas también me han dado mucho apoyo.

Cuando se haga más claro cuál camino debo tomar te dejaré saber. Si tienes algo de retroalimentación ahora me gustaría recibirla.

Muchas gracias por ahora.

Con cariño, Ita.

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197Cartas y EsCritos dE ita Ford

70. a JEan rEardon bauMan, 12 dE FEbrEro dE 1980

Querida Jean:

¡Felicidades un poco tarde ahora que celebras el don de vida y todo lo que ésta te ofrece! Reingresar a Chile en el verano es lento y flojo. Hay varias posibilidades en el aire, pues se han abierto varias casas desde que salí y posiblemente habrá necesidad de otra en Santiago. Después de siete años sin que nadie fuera enviada aquí, este año Chile recibió cuatro, entonces estaremos jugando malabarismo por un tiempo hasta que todas estén acomodadas.

Espero que tú y John estén felices.

Cuídense, mucho cariño, Ita.

198 "aquí Estoy sEñor"

71. 2 dE Marzo dE 1980

Querida Mamá:

De mi parte la última o dos semanas han pasado dejando circular dentro de mí la posibilidad de El Salvador. Después me fui a la nueva Casa de Oración, cambiada de El Quisco hasta la periferia de Santiago. Seguí el antiguo proceso ignaciano de los pros y los contras, además de mis presentimientos. Mi conclusión, con la cual me siento bien, es la decisión de ir. He hablado varias veces con la mesa directiva aquí y el viernes vamos a reunirnos de nuevo. Creo que dentro de una o dos semanas todo debe ser finalizado. Adivinando, yo diría que quizá saldré para mediados de abril.

Me doy cuenta que ésta no es la mejor noticia que te he dado, y de hecho uno de los puntos en contra fue que la familia no sentiría demasiada alegría, pero creo que es una buena decisión. Hay más razones por ir que en contra. Además, desde que surgió el tema el año pasado he jugado con ello, pero no pude hacer nada excepto discernir con algunas personas, porque la región no estuvo organizada sobre la manera en que enfrentaría el problema de personal, pues la mayoría apenas había pasado por la guerra en Nicaragua. En los últimos dos meses han trabajado esto y están recibiendo respuestas de otros países en América Latina.

¡También, estaré un continente más cerca! Estaré esperando tu respuesta

Con cariño para todos, Ita.

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199Cartas y EsCritos dE ita Ford

72. 2 dE abril dE 1980

Querida Mamá:

No sé cómo empezar esta carta, cómo reaccionar a la última semana y media. La muerte del arzobispo Romero ha ocasionado un examen de conciencia continental sobre la manera en que cada Iglesia local era o no era fiel al Evangelio. Las misas, en Chile por lo menos, eran testimonios conmovedores.

Después, lunes en la mañana, mientras yo caminaba por el aeropuerto de Pana-má, los radios en las tiendas de la zona libre estuvieron llenos de noticias breves de El Salvador. Jenny McDonald, quien me recogió en el aeropuerto, es administradora de la Diócesis aquí. Fuimos derecho a la casa del obispo. Allí hablamos con un obispo de Ecuador que también había participado en el funeral. Después, Julie Miller llamó para decir que todas las de Maryknoll que habían ido estuvieron a salvo, y que algunas estuvieron en una reunión con los obispos cuando prepararon su declaración contra-diciendo la versión oficial del evento.

De mi parte tengo todo tipo de reacciones, desde sentir que me han robado la oportunidad de conocer a monseñor Romero (debemos trabajar en su Diócesis) y el horror por la paranoia y miedo a la derecha (política) y su brutalidad, al asombro por el mensaje del Evangelio y el impacto por la aceptación o el rechazo que tiene en la gente; hasta sentir con los pobres de el Salvador y su pérdida de alguien que ellos sabían que se preocupaba por ellos.

Pero creemos que su muerte dará fruto. Es parte del Misterio Cristiano que cele-bramos esta semana; en la misma tradición cristiana iremos a El Salvador.

Mañana saldré para Nicaragua. Según el plan, todas nosotras de Nicaragua y Salvador estaremos juntas para reuniones durante la semana de la Pascua. Es todo lo que sé ahora, pero te informaré con el desarrollo del plan para allá.

La crucifixión de Cristo es una realidad continua como también el poder de la Re-surrección. Que Jesús resucitado nos dé el poder a todos para ser fieles y llenos de amor. ¡Felices Pascuas!

Mi amor para todos, Ita.

200 "aquí Estoy sEñor"

73. a las hErManas ConniE PosPisil y Carolyn hElMann, MM, 2 dE abril dE 1980

Queridas Connie y Carolyn:

La noticia incluida probablemente será solamente el comienzo de noticias y re-flexiones que llegarán poco a poco. Además de las hermanas de Nicaragua y El Sal-vador, parece que Regina y Jo Kollmer estuvieron en el funeral. Algunas (incluyendo a Regina) estuvieron presentes para la reunión de varias horas que siguió para formular esta declaración.*

Julie llamó el lunes por la tarde para decir que estaban bien, pero que por el mo-mento probablemente se limitarán a cosas sencillas. La experiencia debería de ser realmente algo, pero no quiso hablar sobre esto por teléfono.

¡Los pobres, pobres de El Salvador! Dios les ayude. Dios nos ayude a nosotras también.

La otra cosa para contar es que para pasar aduana tuve que pasar por una revisión de mi cuerpo. Me imagino que había recibido la alerta sobre las drogas entrando (y sí, mucha droga entra) y quizá pensaban que yo la portaba. Por esto, tuve que esperar hasta que todos hubieran pasado, y después entrar en un cuarto y quitarme la camisa y el pantalón. Pregunté cuál era el problema y la mujer dijo: “No hay ninguno”. Pues aunque mi avión llegó a tiempo, Jenny McDonald tuvo que esperar casi una hora por mí afuera. Mis llegadas todavía son imprevisibles.

Mañana salgo para Nicaragua. Sólo Dios sabe si las mujeres [hermanas de Maryk-noll] de El Salvador llegarán para la reunión.

Recuerda a nosotras pecadoras.

Mucho cariño, Ita.

*La referencia es a una declaración hecha por un número de líderes religiosos siguiendo el funeral del arzobispo Romero, que fue interrumpida por disparos de las fuerzas de seguridad.

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201Cartas y EsCritos dE ita Ford

74. a MikE y kathy Monahan grEgg, 13 dE abril dE 1980

Querida Kathy, querido Mike:

Saludos del territorio de Sandino, “patria libre”, como lo llaman ahora.* Llegué en Jueves Santo y por la última semana estuve en un taller, que realmente se llevó a cabo, aunque la mitad del grupo estaba trabajando sus sentimientos todavía sobre las últimas dos semanas en El Salvador. (Diez mujeres de Maryknoll que participaron habían ido al funeral del arzobispo.) Yo vine al taller porque desde el martes en la tarde mi domicilio está en El Salvador.

El tiempo de mi llegada no pudo ser peor, lo sé, pero ésta es la culminación de un proceso que comenzó en agosto pasado, cuando se vio la necesidad de reforzar el grupo aquí. En realidad todavía estoy tambaleándome como resultado de la muerte de Romero porque de alguna forma estuvimos preparadas para trabajar con él. Diría que siento como que me han robado una parte de mi futuro. Además, no fue sino hasta que bajé del avión en Panamá temprano en la mañana del lunes que escuché todo lo que pasó en el funeral. (Desde entonces he escuchado mucho más por medio de las participantes en la reunión. Algunas estuvieron fuera, algunas adentro, y su versión es muy diferente de la declaración del gobierno.) Por lo tanto, mi ansiedad general ha sido intensa.

Ahora seré una de un total de cinco hermanas Maryknoll en el país, aunque tene-mos la esperanza de una o dos más en junio. El plan original de comenzar algo nuevo en la Arquidiócesis está parado por un tiempo, mientras aprendemos nuestro camino y también para dar al personal de la iglesia tiempo para recuperarse y salvar lo que se pueda. Otra amiga de Chile, Carla y yo nos juntaremos con una que está sola en un área llamada Santa Ana; una hermana de Panamá está reuniéndose con otra que está sola en una ciudad puerto llamada La Libertad. (¡Con dos personas en el país —en di-ferentes ciudades— puedes comprender el llamado para que vengan más hermanas! Dado que el país es bastante pequeño, la distancia entre nosotras es solamente de unas dos horas en autobús. Entonces podremos reunirnos con algo de frecuencia.)

Agradezco que mucha gente se preocupara por nosotras. Nosotras también nos preocupamos una por la otra y haremos lo mejor para apoyarnos y cuidarnos mutua-mente.

Mantengan contacto. Mucho cariño, Ita.

*Augusto Cesar Sandino, el nacionalista nicaragüense que inspiró al Frente Sandinista Revolucionario. Patria libre, el lema Sandinista para Nicaragua postSomoza.

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75. a la hErMana PEg MErkEr, MM, 14 dE abril dE 1980

Querida Peg:

En noviembre del año pasado mencionaste que quizá te gustaría escuchar de mí en Nicaragua. Y ahora haces esto, pero no exactamente en la manera que tú querías decir. Estoy aquí de paso rumbo a El Salvador, y Julie Miller está presionando a todos los cuerpos vivos para ayudar a arreglar los cabos sueltos en las comunidades de la región.

Por el momento parece que hay tres tipos de material para revisar y seleccionar.

1. Una descripción-reflexión sobre las experiencias en El Salvador desde el tiempo del asesinato del arzobispo Romero incluyendo el funeral.

2. Una reflexión de las hermanas de Nicaragua sobre su participación en el pro-ceso nacional revolucionario.

3. Descripciones varias de hermanas en Nicaragua y Salvador sobre su trabajo o experiencias actuales.

Lo último es lo que te estoy enviando, porque sentimos que pude servir más como contexto; los primeros dos, creo, circularán al nivel congregacional, y por supuesto, recibirás una copia también.

Me pidieron recordarte de un dilema entre la comunicación y las hermanas en países como El Salvador. Intentaremos, cuando sea factible, mandarles información y reflexiones para hacer circular o usar como les parezca mejor, pero por razones de prudencia o seguridad en muchas ocasiones las hermanas no quieren que las nom-bren directamente o que les atribuyan información personalmente a ellas.

Ahora que cumplí mi “trabajo”, unas líneas personales. Mi situación de tener un pie en Chile y otro en El Salvador fue resuelto en la Asamblea de PANISA, y cuando otras hermanas se ofrecieron para ir a El Salvador. El asesinato del arzobispo fue un golpe fuerte para mí, en parte un robo de algo de mi futuro (como yo lo había pensado) por-que nosotras deberíamos trabajar con él. Entonces mañana salimos para unirnos con un pueblo sufriente que, encima de todo, perdió a un amigo, un abogado y pastor. El era un camino de fe y confianza en la Presencia, guía y fortaleza del Señor. Ora por nosotras.

Con cariño, Ita.

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203Cartas y EsCritos dE ita Ford

76. a la hErMana ConniE PosPisil, MM, 14 dE abril dE 1980

Querida Connie:

En mi vuelo de Chile a Panamá me di cuenta que nunca regresamos a la conver-sación que compartimos aquella noche en tu recámara. En la locura y multitud de ac-tividades de la última semana nunca regresamos al tema, pero te recordaré mientras tu resuelvas lo que es correcto y mejor para ti.

Ha sido una semana de ansiedad general aquí, pero creo que estoy más o menos centrada ahora y con miedo y fe, abordo el autobús mañana para El Salvador.

Por el momento Carla y yo haremos nuestra base con Madeline Dorsey mientras la Arquidiócesis se recupera de las últimas semanas y nosotras comenzamos a ver la situación.

En una reunión aquí el sábado Peg Healy llegó a su decisión de trabajar a favor de El Salvador desde Washington, D. C., lo que muchas personas recomendaron. Extrañaré su presencia con nosotras, pues por el momento somos cinco. Oremos una por la otra.

Con cariño, Ita.

204 "aquí Estoy sEñor"

77. 21 dE abril dE 1980

Querida Mamá:

Carla y yo estamos haciendo nuestra base en Santa Ana, la segunda ciudad más grande de El Salvador (una hora de viaje en autobús desde la capital). Vivimos con Madeline Dorsey, quien de muchas maneras me hace pensar en Margaret Casey, su manera, entusiasmo, etc. El área se llama Colonia Lamatapec. “Colonia” es la palabra que equivale a “población”. Esta colonia comenzó hace tres o cuatro años, cuando, por medio de una cooperativa parroquial, obtuvieron dinero para comprar terrenos de los que usan para el cultivo de café (la industria más grande aquí) y llegaron como 1200 familias. Poco a poco construyen casas de tabique-block, y alrededor de los comienzos de las casas hay block estibado para trabajar en fin de semana. Los lotes parecen más pequeños que en La Bandera, y las casas están conectadas. Desde nuestra perspectiva el block parece más caro que la madera, pero como no hay mucha aquí el block es más barato. El proyecto está designado como “vivienda mínima”.

Madeline tiene muchas actividades centradas en la capilla y está en el proceso de pasar el proyecto, si Dios quiere, a un grupo de hermanas salvadoreñas para fin de año, porque la región ha nombrado a la Arquidiócesis como prioridad y porque la hermana que estuvo con ella el año pasado se ha quedado en los Estados Unidos para cuidar a sus padres enfermos.

Por el momento, mientras observamos a nuestro alrededor y nos formamos un sentido del país y de la Iglesia, también estamos acompañando a Madeline.

Llegamos el martes pasado en la noche. La razón por la que toma 13 horas llegar desde Managua a San Salvador es porque en cada frontera (Nicaragua–Honduras; Honduras–Salvador) la demora para aduana y revisión de autobuses y equipaje es aproximadamente de tres horas. El viaje en sí es más o menos de seis horas. Debido a la situación en cada país la revisión es extensiva. Incluso tuve que entregar unos cassettes para que los revisaran por su contenido.

El miércoles fuimos a una reunión de todo el día con hermanas involucradas en el trabajo pastoral de la Arquidiócesis (que incluye cuatro departamentos del país, ciudad y rural) y el jueves en la mañana hubo una reunión de sacerdotes y religio-sas donde hicimos citas para la semana, para hablar con los vicarios y comenzar a presentarnos. Después tuvimos que correr a Inmigración para pedir más tiempo en el país (en la frontera me dieron cinco días). Nos dieron 30 más y ahora necesitamos comenzar a reunir papeles para empezar el proceso para quedarnos.

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205Cartas y EsCritos dE ita Ford

En los últimos días hemos tratado de planificar un mes a la vez (lo que es bien di-fícil porque no sabemos con quiénes vamos a encontrarnos o qué nos van a sugerir). Intentamos arreglar experiencias para sencillamente “vivir con” otras comunidades que trabajan en áreas rurales por unas semanas, porque ninguna de nosotras hemos tenido esa experiencia y no tenemos ni idea de si esto nos gustaría o si nos pondría-mos locas o qué. También será un tiempo para ir conociendo al país y su pueblo, y también llegar a entender sus palabras, muchas de las cuales son diferentes de las usadas en Chile.

Aquí los periódicos son de calidad pobre, especialmente para noticias interna-cionales. Parecería que lo único que está pasando es la llegada de los cubanos a Costa Rica. ¡Esto vale para cuatro a seis páginas, por si acaso no entiendes el punto. Maddie recibe algunas revistas y entonces por el momento no comenzaremos a dupli-car subscripciones. Esperaremos hasta que comencemos en algún lugar.

Aunque no he ido todavía, la otra casa de las hermanas (dos) está como a una hora y 15 minutos de aquí. El miércoles vamos a reunirnos todas en San Salvador y regresaremos aquí para una reunión el jueves. Las distancias no son tan grandes. Po-demos ir de aquí a la capital en el mismo tiempo que necesitábamos desde el centro de Santiago a La Bandera. La diferencia aquí es que estás viajando en una carretera buena, allá por las calles de la ciudad.

Entonces, la primera semana estuvo bastante ocupada pero tranquila. El calor es otra cosa. Me imagino que gradualmente una se acostumbra a esto. La gente dice que es el tiempo de “frío”, mientras el sudor sale de todos los poros (los míos). Me imagino que es una cosa relativa, como muchas cosas.

Como nuestra ropa absorbe la humedad de nuestros cuerpos, nuestras mentes tratan de absorber todo lo que nos llega de todos los ángulos. Así son los comienzos de la vida en El Salvador. Más por llegar. Espero que estés bien. Cuídate.

Mucho cariño para todos, Ita.

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78. a las hErManas Carolyn lEhMann, MM, y MargarEt (PEg) Moran, MM, 22 dE abril dE 1980

Carolyn y Peg, amigas y apoyo a través de las millas:

Estamos en una cafetería escribiendo cartas con furia, pidiendo certificados de nacimiento, antecedentes, etc. Estamos a una cuadra de la catedral, donde nos pa-ramos y nos sentamos al lado de la cripta del arzobispo por un tiempo considerable. La gente sencilla sigue llegando para visitarlo. Algunas llorando, algunas simplemente tomando cinco, 15 minutos para orar, visitar, contarle su historia. Es una experiencia muy conmovedora.

En Salvador, siendo pequeñito, las distancias no son tan grandes, entonces mo-vernos entre Santa Ana y la capital equivalen a un viaje de La Bandera al centro de Santiago.

Por lo tanto, tomar el autobús dos o tres veces a la semana para reuniones o citas no es gran cosa.

Mañana vamos a marcar mi entrada a mis 40 con toda el área (5 de nosotras en Salvador y Peg Dillon, quien viene de Nicaragua para una reunión del área el jueves). El área ha crecido de dos a cinco en las últimas tres semanas, entonces me imagino que necesitamos poner un mínimo de estructura (je, je). Más que todo, creo que te-nemos que llegar a una idea de cómo buscar trabajo en la Diócesis y reconciliar esto con alguien, quedando sola en este lapso. Porque Peggy Healy decidió regresar a Washington, la división de cuerpos vivos es tramposa en este momento. Por lo tanto, no hay ningún absoluto. Te mantendremos informada mientras nos movamos en dife-rentes partes. Sabemos que sigues con nosotras y lo apreciamos mucho. Saludos a las Santiagueñas. [Sus amigas en Santiago, Chile].

Con mucho cariño, Ita.

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207Cartas y EsCritos dE ita Ford

79. 28 dE abril dE 1980

Querida Mamá:

Mis mejores deseos en el cumpleaños de tu hijo #1.

La última carta que escribí fue en una cafetería enfrente del correo principal de San Salvador, pidiendo certificados de nacimiento. No los mandes todavía. Ayer me dijeron que todos los documentos que llegan de otro país necesitan ser declarados válidos por el cónsul salvadoreño en dicho país (“declarado auténtico”). Entonces, dado que tres de nosotras tenemos que hacer esto (y además tendré una declaración de la policía de Ossining), y Nueva York, de seguro tiene un cónsul, tú vas a recibir los certificados de nacimiento de Carla y de Theresa Alexander. Después, quizá Bill pue-da ir o mandar a uno de sus mensajeros al consulado para obtener su sello, o listón, o lo que sea. Después, pueden mandarlos aquí (pedí dos copias de mi certificado de nacimiento, pero sólo una tiene que pasar por este proceso).

Por si acaso piensas que esto terminará el papeleo bizantino, una vez que lleguen aquí necesitan ser validados por el Ministerio de Relaciones Exteriores, después tra-ducidos oficialmente, y después entregados en Inmigración. En el intermedio, a partir de hoy, puedo quedarme en el país por tres meses. Me dieron cinco días cuando en-tré, entonces tuvimos que correr por aquí y por allá para cartas de la Arquidiócesis y certificados médicos, etc., para no estar en la frontera con Guatemala en una semana (parece que gente que llega en avión recibe 30 días sin problema; entrar por autobús debe ser menos aceptable).

El fin de semana pasado Carla y yo fuimos a un minitaller para líderes rurales de liturgias (llamados delegados o celebradores de la Palabra) y catequistas. Hubo 60 hombres en total —campesinos mayormente— con una fe y sencillez extraordinarias. Era asombroso escucharles hablar de sus experiencias. Vienen de una de las partes de la Diócesis dónde posiblemente vamos a trabajar. Lo que esperamos arreglar den-tro de una o dos semanas es una experiencia viviendo con algunas hermanas que hacen trabajo pastoral rural.

Del taller vine a la casa en La Libertad. Hubo cinco cartas esperándome, incluyen-do los saludos del grupo alegre. Cuando por fin tengamos casa fija habremos tenido un montón de direcciones en todas partes del país. Quizá debamos mantener la direc-ción en Santa Ana hasta tener una definida. Aunque estemos a cuatro o cinco horas de distancia probablemente alguien irá a ver a Maddie regularmente.

Gracias por el regalo de cumpleaños. Todavía no sé cómo funciona. Oficialmente pertenecemos a la región de Chile, entonces cada regalo y persona de apoyo es

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enviado allí. En las próximas semanas tendremos que escribir y clarificar los asuntos internos.

Eventualmente conseguiré un buen mapa y lo marcaré para ti, para que puedas visualizar mis viajes por aquí y por allá. Mientras tanto, cuídate.

Con cariño para todos, Ita.

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209Cartas y EsCritos dE ita Ford

80. a la hErMana rEgina MCEvoy, MM, 3 dE Mayo dE 1980

Querida Regina:

Saludos de la más recientemente llegada a El Salvador. En su propio tiempo el Señor me trajo aquí, aunque, como sus maneras no son como las nuestras, el camino no era tan claro a veces.

Cuando las noticias del asesinato de monseñor Romero llegaron a Chile uno de mis primeros sentimientos era el de haber sido despojada de la oportunidad de co-nocerlo, de tener la oportunidad de trabajar con él. Quizá puedo decir que se habían robado parte de mi futuro con aquellas balas. Sin embargo, después de llegar aquí y tener la oportunidad de conocer y hablar con numerosas personas, me siento dife-rente. Es un privilegio venir a una Iglesia de mártires y personas con un compromiso fuerte de fe. Aunque he estado aquí solamente dos semanas y media, tengo la fuerte convicción de que estoy donde debo estar, aunque los detalles del futuro no son muy claros todavía. Te agradezco una vez más tu ánimo y tus oraciones, que ayudaron a hacer mi llegada aquí una realidad.

Como El Salvador es una prioridad, Carla y yo pensamos que podría ser de ayuda si compartimos la información que juntamos cuando visitamos los diferentes lugares. Estamos comenzando con planes mensuales hasta que finalmente nos quedemos en algún lugar fijo, lo primero de lo cual incluyo aquí. Cuando hablamos con monseñor Urioste, el vicario general de la Arquidiócesis, él repitió las mismas prioridades que monseñor Romero te dijo el otoño pasado. Lo que esperamos arreglar dentro de una semana o dos es una experiencia de vivir con algunas hermanas que trabajan en la pastoral rural en Chalatenango. Ni Carla ni yo tenemos experiencia en el campo, y dada la situación del país preferiríamos nuestra primera inserción con gente con ex-periencia en vez de brincar en algo solitas.

También por el momento estamos usando como nuestra base la casa de Maddie Dorsey, quien ha estado solita. Como área vamos a tener que hacer algunos arreglos para apoyarnos y acompañarnos mutuamente. Sin embargo esta Diócesis no ofrece liderazgo, testimonio o la posibilidad de trabajo en equipo, como hace la Arquidióce-sis, por lo tanto, mirando hacia el futuro, eventualmente estaremos trabajando en la Arquidiócesis.

Espero que tu visita a Guatemala y México haya sido placentera y fructífera.

Con cariño, Ita.

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81. a JEan rEardon Bauman y John Bauman, 4 dE mayo dE 1980

Querida Jean, Querido John:

¡Saludos de El Salvador! (¿Les había mencionado la posibilidad de que yo vendría aquí?) Ha sido un camino que comenzó en teoría el octubre pasado, y fue concretado en febrero y decidido en marzo. Básicamente lo que me trajo aquí fue la necesidad de fortalecer la comunidad (en enero, hubo dos; ahora somos cinco) y trabajar en la Dió-cesis del arzobispo Romero. Todavía estaré haciendo lo último, pero no de la manera proyectada desde Chile.

Las primeras impresiones aquí están dentro del marco de un clima increíble de violencia. Según el nuevo obispo, desde el 1 de enero hasta el 15 de abril han habido 1,102 asesinatos en el país. Deja la mente mareada pero es la realidad aquí.

He estado muy impresionada con los agentes de pastoral que he conocido. El fin de semana pasada asistí a un curso para líderes rurales de liturgia (“celebradores de la Palabra”). Hubo 60 hombres participando, la mayoría campesinos. Sus testimonios partían directamente desde los Hechos de los Apóstoles. Es asombrosa la humildad de entrar en una Iglesia como ésta.

Con cariño para los dos, Ita.

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82. santa ana, EL saLvador, 15 dE aBriL aL 15 dE mayo dE 1980

EL PLAN DE UN MES Y EVALUACIÓN

OBJETIVO 1: Orientarnos al país y la Iglesia de El Salvador.

Esto es un proceso continuo que esperamos profundizar en los meses entrantes. Esta evaluación se enfocará en cómo hemos cumplido o no cumplido los objetivos que propusimos para ayudar a cumplir las metas del primer mes.

Meta 1: Ser miembros activos de las hermanas de Maryknoll en el área de El Sal-vador.

Programa 1: Compartir comunidad con Maddie.

Por el primer mes nuestra base ha sido la Colonia Lamatepec, Santa Ana, con Maddie. Una o dos de nosotras estuvimos aquí por 20 de los 30 días. La calidad de nuestra presencia juntas ha sido enriquecedora y de apoyo muto. Programa 2: Compartir nuestra situación económica con el área.

En la reunión del área del 24 de abril reportamos al área la cantidad de dinero que tuvimos. En el intercambio de ideas se decidió que usaríamos este dinero para los gastos de nuestros viajes y estudio de la situación. Cuando lleguemos al punto de una posibilidad concreta de trabajo someteremos una petición para fondos al Centro, mientras tanto Maddie nos ofrece hospitalidad. Programa 3: Pasar tiempo con Joan y Terry según sus horarios y nuestros horarios lo permitan.

El 24 de abril decidimos que las cinco de nosotras en el área de El Salvador nos reuniríamos dos veces al mes, además de nuestras otras reuniones, visitas espontáneas, etc. Hemos sido fieles a esta decisión, y vemos estos días como importantes para formar relaciones de apoyo y amistad.

Programa 4: Familiarizarnos con el pueblo de la Colonia Lamatepec y la ciudad de Santa Ana.

Cuando hemos estado en Santa Ana hemos participado en las liturgias y algunas de las otras actividades que se centran en la capilla. Carla ha hecho la visita de los enfermos tres veces; las dos hemos ido a velorios para miembros de las familias de la comunidad. Hemos hecho los contactos normales que van de mano con vivir con una hermana en la pastoral. Carla ha dado seguimiento a los contactos más que Ita.

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La colonia está en la periferia de la ciudad de Santa Ana, pero en distancia es bastante cerca. Las dos estamos adquiriendo un sentir para la ciudad por medio de las tareas normales de correo, compras de alimentos, y yendo a la escuela de las hermanas de la Asunción para tener un poco de “espacio” y reflexión.

Meta II: Contactar miembros de la Arquidiócesis de San Salvador.

Programa 1: Asistir a reuniones del clero y religiosas en el trabajo pastoral.

Hemos asistido a las reuniones que hubo, y apreciamos la oportunidad que ellas proporcionan para encontrarnos con y conocer el personal de la Arquidiócesis.

Programa 2: Visitar y compartir con hermanas en trabajo pastoral.

Con la excepción de lo que mencionaré en Objetivo II, Meta II, hasta ahora no hemos visitado en una escala extensiva. Sin embargo, las religiosas en trabajo pastoral usan la tarde y la noche entre las reuniones del clero y las religiosas para compartir y dar ideas. Nos reunimos con ellas el 6 de mayo.

Programa 3: Buscar personas que pueden orientarnos sobre la situación política y socioeconómica del país.

Este punto es también un proceso continuo. Por medio de reuniones, ponencias y entrevistas recibimos información y seguiremos buscándola. Concretamente, en las dos reuniones de religiosas y una del clero había ponencias sobre la situación política y económica del país. También nos hemos reunido individualmente con algunas de las personas de recursos de la Arquidiócesis.

OBJETIVO II: Investigar posibilidades de trabajo en la Arquidiócesis que promue-ven las decisiones de Puebla y nuestros documentos de la Asamblea General.

Meta I: Juntar datos sobre las necesidades pastorales, prioridades y personal reli-gioso en la Arquidiócesis.

Programa 1: Reunirnos con los vicarios y el obispo.

El 22 de abril nos reunimos con monseñor Urioste, vicario general de la Arquidiócesis para hablar sobre las prioridades y necesidades pastorales. Las prioridades siguen iguales a las mencionadas por monseñor Romero, los Vicariatos de Chalatenango, Cuscatlán y

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Soyopango (concretamente, Ilopango, un sector industrializado). Cuscatlán, aunque una prioridad, no es factible, debido a la falta de colaboración de los sacerdotes. No están abiertas a religiosas. También hablamos de la línea pastoral de la Arquidiócesis, la situación política respecto a las diferentes prioridades, el nivel de represión, etc., la posibilidad de un salario, y otros asuntos.

El 22 de abril nos reunimos también con el padre Fabián Amaya, vicario episcopal de Chalatenango y párroco de Ilopango. Nos dio una vista general de las dos prioridades, lo que está pasando en la Iglesia ahora y las necesidades continuas de las áreas. Nos invitó a un taller donde pudiéramos conocer a personas de las dos áreas de necesidad. Además de otras conversaciones con el padre Amaya durante el fin de semana del 25-27 de abril, nos reunimos otra vez con él el 8 de mayo para hablar sobre nuestro proceso de investigación.

El 2 de mayo nos reunimos otra vez con el vicario de La Libertad, el padre Benito Tobar, para compartir sobre posibilidades en su área.

El 6 de mayo hablamos con monseñor Rivera Damas, administrador apostólico de la Arquidiócesis. Él reiteró que Chalatenango fue la prioridad.

Programa 2: Leer comunicaciones de la Arquidiócesis, documentos y cartas pastorales de monseñor Romero.

Estamos en el proceso de hacer esto.

Meta II: Arreglar fechas para una experiencia para vivir con hermanas en trabajo pastoral en el campo y en la ciudad.

Programa 1: Visitar áreas de Soyapango, Chalatenango y Cuscatlán

Soyapango.

Tuvimos contacto con miembros de la comunidad cristiana en Ilopango el fin de semana del 25-27 de abril. Chalatenango el 7-11 de mayo nos quedamos con las hermanas de la Asunción y tuvimos la experiencia de algo de su trabajo. También visitamos la Belenitas (hermanas de Belén) en El Paraíso, Chalatenango. No fuimos a Cuscatlán, debido a la información que nos dio monseñor Urioste.

Aunque nuestra meta era arreglar una experiencia de vivir con otras hermanas como tiempo de orientación y aprendizaje dado que ninguna de las dos tenemos experiencia rural, nos dimos cuenta que esta meta no es realista en este momento histórico. Debido a la sensibilidad y confidencialidad de muchos de los contactos de las hermanas con

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el pueblo, personas nuevas y desconocidas con ellas puede ser un obstáculo a su eficacia. Ahora estamos en el proceso de investigar otra manera de proceder para que no estemos independientes ni sin guías y posibilidades para reflexionar durante este tiempo de transición.

Plan de dos semanas: 15 de mayo–1 de junio de 1980.

OBJETIVO 1: Obtener datos y mantenernos informadas sobre los eventos cam-biantes en el Departamento de Chalatenango.

Programa:

1: Visitar el área entre mayo 18–20.

2: Presentar los pros y contras en la reunión de religiosas del área de Chalate-nango el 19 de mayo para su crítica e ideas.

3: Conversar con el vicario sobre la información que hemos reunido.

4: Compartir lo que hemos encontrado/aprendido con las hermanas de Maryknoll del área el 27 de mayo y, si es posible, visitar el área con ellas.

5: Comprometernos a un lugar fijo si es posible para el 1 de junio.

6: Arreglar para evaluaciones continuas con el vicario después de anunciar el compromiso.

OBJETIVO 2: Seguir orientándonos en el país y la Iglesia de El Salvador.

Meta 1: Visitar contactos hechos durante el primer mes para actualizar nuestro conocimiento de la situación nacional.

Programa:

1: Visitar a sacerdotes que están informados.

2: Conversar con el pueblo lo más que se pueda.

3: Asistir a las reuniones de la Iglesia y de la conferencia de religiosas el 31 de mayo.

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83. a la hErMana raChEl lauzE, MM, 17 dE Mayo dE 1980

Querida Rachel:

Me encanta la última edición —o quizá la nueva edición— de Escritura aplicada. Muchas gracias, y por tu continua animación. Creo que vamos a contar mucho con aquella durante el verano.

Peg me vio cuando entré y también marcó el aniversario del primer mes con una visita de dos días entre trabajo al norte y al sur de aquí. Es toda una dama haciendo su trabajo, pero deseando estar aquí.

El primer mes realmente ha volado, mientras tratamos de adquirir un sentir del país y de la Iglesia como también buscar un lugar para colgar nuestros sombreros. Históricamente este no es el tiempo ideal para entrar en el escenario pero el Señor nos trajo aquí para alguna razón.

Mi amiga y peregrina compañera de Chile, Carla Piette, cuida su salud mental copiando algo del arte estilizado popular que viene de un pueblo llamado La Palma. Esta tarjeta es una oportunidad para despejar el cerebro por lo de anoche. También te lleva deseos de corazón mientras celebras el don de la vida y las posibilidades del amor y el cariño que te extiendo. ¡Feliz cumpleaños!

Tengo que decir que mi vida ha sido bastante diferente entre tu última celebración y ésta. Mientras rompíamos conchas de langostas el año pasado no había ni manera de imaginar que yo te estaría mandando deseos desde El Salvador este año.

Hay mucho que quisiera compartir. Probablemente no es realista pensar que las cosas se calmarán, pero dentro de las próximas semanas debemos tener un trabajo fijo y quizá nos pararemos y escribiremos algunas reflexiones sobre lo que este tiem-po ha abarcado y significado.

Por favor da mi cariño a Lil (¿?) y Julie.

Con mucho cariño para ti, también. Ita.

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84. 18 dE Mayo dE 1980

Querida Mamá:

Tenemos un mes vivido, pero con el ritmo de movernos de aquí por allá visitando y tratando de investigar las posibilidades del trabajo parece más largo el tiempo, Hasta este punto casi no hubo tiempo para pararnos y pensar en el significado de todo esto. Pero estamos llegando a ser expertas en lo que equivale a autobuses interestatales o interprovinciales mientras salimos para nuestras diferentes citas.

La semana pasada estuvimos en el departamento de Chalatenango, que es una prioridad de la Arquidiócesis, estudiando las diferentes posibilidades. Todavía me es un poco difícil poner un contexto alrededor de la situación rural, porque hay varios pueblos pequeños y después grupitos de casas por aquí y por allá que forman una parroquia, en contraste con la concentración del pueblo en una población.

Nos han ofrecido varias opciones, pero algunas no parecen apropiadas para estos tiempos, o demasiado aisladas, o demasiado conflictivas u otras cosas. Creo que estamos llegando a la conclusión de estar basadas en la ciudad de Chalatenango, donde hay otro grupo de hermanas, seminaristas y tres sacerdotes, y trabajar desde allí. Como parece que todos lo hacen.

Como una “ciudad”, Chalatenango quizá es un poco más grande que Licanten, el mercado más grande donde la gente rural viene y va toda la semana para comprar y vender y arremolinarse. Está a una hora con tres cuartos de San Salvador y los auto-buses son algo frecuentes. Mañana vamos a reunirnos con el vicario y otros grupos, como trece, me imagino, para dar nuestras impresiones y escuchar lo que ellos dicen. Esperamos tener algo definido para el 1 de junio.

Ron Potter también está en el área de Chalatenango pero hasta ahora no nos hemos visto, excepto en reuniones del clero, y entonces solamente para decir hola. (No sé nada sobre una casa/centro, porque según lo que yo sé solamente hay cuatro hombres de Maryknoll aquí, dos en Chalatenango y dos más al Este. Quizá tienen dónde quedarse cuando lleguen a la ciudad… pero no creo, por lo menos no hasta este punto. No he escuchado a nadie hablar de un centro lleno de movimiento.

Peggy vino de repente esta semana por dos días, entre otros trabajos. Era maravi-lloso verla, y probablemente te va a estar llamando para decir hola. (El fin de semana pasada Julie y dos otras estuvieron todavía en Cuba. Sin embargo, deben regresar pronto, porque ella tiene tiempo de descanso comenzando el próximo mes.)

El correo de ayer me trajo dos tarjetas de Navidad, una de Eleanor Sweeney. Las dos fueron enviadas a Maryknoll, reenviadas a Chile, pero por los timbres fueron en

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barco, después a Nicaragua, y de allí hasta aquí. ¡Quizá recibiré tarjetas de cumplea-ños en agosto! ¡Todo es tan relativo!

Voy a darte un sabor de trámites latinos. Primero, las actas de nacimiento tienen que ser llevadas a la oficina del funcionario municipal, dónde declaran “auténtica” la firma de registro, quiere decir que adjuntan otra hoja de papel (o la forma que usan con el sello de la ciudad, diciendo “esta es la firma verdadera de Irving Mellon”). Aque-llo es para Nueva York. Espero que la de Carla sea aprobada tal como viene, con su sello bonito de oro. Después, cuando tengas el acta de nacimiento (mía) más las de Carla y Theresa Alexander y mi récord de no antecedentes de la policía de Ossining, todo el papeleo tiene que ser presentado en el Consulado Salvadoreño en la Ciudad de Nueva York, quienes añaden otro papel y sello, diciendo “sí, estos son documentos verídicos y auténticos de los Estados Unidos”.

Esperamos que eso sea todo desde tu lugar. Hace unos pocos años los certifica-dos fueron del país al Departamento de Estado en Washington, D. C. Entonces todos pudieron certificar la autenticidad. Una vez que lleguen aquí, hay cuatro o cinco pasos más, para que, finalmente, tu acta de nacimiento esté firmada, sellada y entregada.

Alguien que ha pasado por el proceso —tiene permiso de tres meses— está con-vencida de que el punto más importante es dar ingresos al gobierno, porque recibes una multa si tus papeles no están entregados en la fecha fijada y, por supuesto, nadie los tiene listos porque al principio nunca te explican todos los pasos que tienes que dar. Antes, en Chile, nos pusimos locas pero creo que aquí nos hemos encontrado con la personificación perfecta de la complicación. Por eso no estaré sorprendida si después de que hayas cumplido todos los requisitos y reenviado los papeles te los regresan para otra estampilla o sello.

Me pagaron 100 dólares por el artículo en la revista de Maryknoll. ¡Qué piensas de esto! Me dicen que estamos comenzando el invierno. Esto quiere decir que con frecuencia llueve toda la noche y a veces hay un aguacero breve durante el día. Sin embargo la única vez que vi un termómetro mostraba 96 grados Farenheit, o sea 34 grados centígrados. Qué decir por el invierno.

La mayoría de las Iglesias tienen un ballet de murciélagos durante la misa. Poco a poco llego a un acuerdo con el clima tropical. (Empiezo a mover los ojos en círculos, el tambor marca el ritmo y la escena desaparece.)

Ten cuidado.

Con cariño para todos, Ita.

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85. a rEnE Ford sullivan, 29 dE Mayo dE 1980

Querida Rene:

Estoy tomando el día libre hoy para estar a solas, para pensar. Estoy supersatura-da con historias de horror y cuentas diarias de cuerpos muertos, hasta el punto que pensaba que yo golpearía a la próxima persona que me dijera que habían matado una persona más. No estoy segura cómo una se acostumbra a un país viviendo una guerra civil no declarada. Pero a veces una tiene que buscar su propio escape.

Carla y yo tenemos un trabajo ahora. Somos las trabajadoras de tiempo completo del Comité de Urgencias en el Vicariato de Chalatenango. Lo que esto quiere decir es que la Iglesia de San Salvador está enfrentando la realidad y preparándose para ayudar con alimentos, medicina y centros para refugiados. Actualmente hay un par de centros para refugiados que ya están en existencia, porque la gente ha tenido que dejar sus casas por las amenazas, enfrentamientos muy cerca entre el ejército y las organizaciones populares que quisieran formar un gobierno nuevo, como también porque se han matado a miembros de familias y por mucho miedo. No creo que hu-biéramos podido soñar este trabajo antes de venir. Pero vinimos a ayudar y esto es lo que nos están pidiendo.

Muchas cosas extrañas están pasando en este país, incluyendo la ayuda del Tío Sam. Es aberrante que haya millones para equipo militar pero nada para ayuda hu-manitaria hasta que se declare una guerra. Grupos como la Cruz Roja Internacional no pueden ayudar o no responden hasta que la situación es catastrófica. Carla sigue preguntando cuántos muertos convierten el asunto en guerra. ¿Cuál es el número mágico? Me imagino que el grupo no se siente preparado todavía. Tienen que for-mar un gobierno y ganar la solidaridad internacional, y algún tipo de reconocimiento. Mientras tanto hay mucha gente desplazada y vidas trastornadas, y nosotras estamos enfocadas en esto.

Por el momento todavía no tenemos un lugar dónde vivir en Chalatenango. Nos han prometido dos cuartos en una rectoría vieja y medio descuidada, que pronto será desocupada. Hasta entonces pasamos un par de días cada semana con algunas hermanas que han aceptado bastante bien que nosotras lleguemos a su casa a cual-quier hora sin avisar de antemano, y nos han dado la mitad de la casa. Me explico: la mayoría de las casas están construidas para facilitar la vida en el exterior. Tiene dos cuartos con puertas, después un pasillo con techo o una galería que es una cocina, área para comer, lavandería, etc. Todo esto está detrás de la fachada sobre la calle, con otro cuarto como una oficina. (Probablemente esto es tan claro como el lodo.) De todos modos ellas tres duermen en un cuarto y nosotras tenemos el uso del otro.

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La ciudad tiene electricidad y un pequeño problema, agua cuatro horas al día (5:30 a.m. a 9:30 a.m.). Ni hablar, ¡las actividades comienzan temprano! He ido a reuniones que comienzan a las 6:30 a. m. Me guste o no tendré que cambiar mis hábitos de sueño o caerme de puro agotamiento. Soy más una persona de la noche, pero por lo menos aquí tendré que adaptarme a otro reloj. En muchos aspectos esperamos que este trabajo sea temporal, esperando que esta situación no se prolongue. Pero es difícil ver el futuro e imaginar qué seguirá, porque no sabemos cómo terminará lo que está ocurriendo. Depende de con quién hablas. Y las predicciones son diferentes. La única cosa que parece segura es que habrá escasez de alimentos, porque muchos campesinos se sienten atrapados entre grupos que están entrenándose en las mon-tañas y cuando necesitan alimentos, vienen a pedirlos o robarlos si no se los dan. Las fuerzas armadas toman venganza porque los campesinos están colaborando con gru-pos “extremistas” o “subversivos”. No es lo que llamarías una situación muy tranquila. Después de un tiempo mucha gente simplemente deja su casa, sus pertenencias, animales, etc., porque no aguanta más.

Hay muchos otros aspectos. Realmente es una situación compleja. Si solamente fuera tan sencillo como buena gente en contra de mala gente, pero no es así. Y mu-chos grupos no tienen un plan organizado ni están de acuerdo sobre lo que deben hacer y cuándo. Creo que se pierden muchas vidas así.

Seguramente esto parece algo pesado. Y lo siento mucho, pero es mi realidad ahora. Estuve pensando antes sobre mi entrada en Bolivia y Chile —mi primera expe-riencia de América del Sur— cada detalle le impresiona a una, especialmente cuando es una nueva experiencia. Después Chile —entrando en un tiempo de caos político— lo que Carla siempre llama “los días de locura”. Recuerdo que yo hice mucho esfuerzo para comprender lo que estaba pasando antes del golpe militar y después sufriendo con el pueblo. Ahora El Salvador y todavía otro momento histórico de violencia que mi razón todavía niega aceptar como creíble. Y en medio de todo esto seguimos tra-tando de comprender al país y la cultura, etc. Es semejante a formar amistades en un hospital psiquiátrico. Es la realidad, pero es locura.

¿Y cómo estás tú, ahora que me he descargado? Pienso en ti con frecuencia y pido por tu luz, paz y felicidad.

Cuídate.

Mucho cariño de mi parte, Ita.

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86. a la hErMana rEgina MCEvoy, MM, 1 dE Junio dE 1980

Querida Regina:

Saludos calurosos y cariño a ti.

Esta mañana puse mi energía en tratar de ubicarme y ver el sentido de las seis se-manas desde mi llegada a El Salvador. Después de orar un tiempo comencé a hablar conmigo misma en uno de mis cuadernos, y el adjunto es lo que salió.*

Como has estado tan estrechamente asociada a mi llegada aquí y por tu interés profundo en la Iglesia y el pueblo de El Salvador, decidí mecanografiarla para ti (des-pués metí un papel de carbón para Chile, la región y mi familia).

Nos han pedido a Carla y a mí trabajar en un comité que se está formando para responder al problema actual de refugiados en Chalatenango y preparar ayuda huma-nitaria para lo inevitable. Dentro de una o dos semanas debemos estar establecidas en Chalatenango, pero arreglaremos algo con Maddie para que tengamos contacto frecuente y regular.

Nos quedaremos en contacto según podamos. También todas podemos usar tus oraciones mientras caminemos este camino en fe.

Con cariño, Ita.

*Referencia a la carta circular que adjunto (#88).

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87. a las hErManas JEssiE Poynton, MM, y laura MagallanEs, MM, 1 dE Junio dE 1980

Queridas Jessie y Laura:

Saludos de las chilenas en diáspora, mucho cariño para ustedes dos.

He querido escribirles a las dos (en contraste con el envío de planes, evaluacio-nes, propuestas para fondos, etc., es una patada en el trasero esta necesidad de res-ponder a la mitad del mundo porque estás prestada y parece que nadie tiene la última responsabilidad, sino que se sigue pasando). Ha sido verdaderamente ajetreado. Por vivir con Madeline Dorsey en Santa Ana hemos viajado unas cuatro horas un par de veces cada semana al área donde trabajaremos. Por lo tanto esto consume mucho tiempo. Empecé a sentir que estaba en una rueda de molino, entonces me bajé por dos días para dormir, leer una novela y tomar algo de tiempo para ubicarme en lo que está ocurriendo. La reflexión incluida aquí es lo que salió esta mañana después de orar un tiempo y abrir mi cuaderno para hablar conmigo misma.

Jane Kenrick, la hermana de Misericordia en Santiago, apareció aquí la semana pasada y, todavía más extraordinario, nos encontró. Ella fue la representante o en-carnación de toda la gente por las cuales nos preocupamos en Chile. El verla me dio mucho gozo y me hizo darme cuenta cuánto las extraño a todas.

Pasamos las primeras semanas aquí revisando nuestras prioridades y posibilida-des de trabajo. Un par de veces estuvimos literalmente a unos centímetros de la fron-tera con Honduras y pensamos que cuando llegue lo peor vamos a estar aisladas por completo. Además, la gente en general está aterrorizada. No es de ninguna manera el tiempo ideal para aparecer en el escenario y pensar que vas a comenzar algún her-moso trabajo de grupo, que en este momento es más o menos un “no, no”. Entonces, un día en una reunión de hermanas salió el problema de todos los refugiados, la gente que ha huido de sus casas por la persecución, las batallas cercanas y el miedo. [Se evidenció] la necesidad de lugares dónde alojarles, para alimentos y medicina, etc., y también mirar al futuro mientras la situación se pone peor. En una o dos horas salió la idea de un comité. Y dado que nosotras éramos las dos sin trabajo de tiempo comple-to, esta parte del trabajo cayó en nosotras. Las otras, de ocho a diez, nos ayudarán a planear, reflexionar, hacer contactos, etc.

Por el momento, viviremos en un par de cuartos en una rectoría medio grande y descuidada de Chalatenango, una capital provincial, una mezcla entre Licanten y Coelemu, con un mercado siempre en acción. El departamento de Chalatenango en sí es uno de los Vicariatos de la Arquidiócesis de San Salvador. Está a dos horas al

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noreste de la capital en autobús. Dado que muchos contactos y agencias están en San Salvador todavía viajaremos mucho en autobús, pero no tan larga distancia.

Después de una experiencia corta tengo algo de reacción al gobierno descentra-lizado. Por supuesto esta situación no es la norma, porque siempre ha habido pocas hermanas aquí. En enero hubo dos, pero ahora somos cinco y en general todas las decisiones se hacen aquí. Una debilidad que veo yo es el número tan limitado, y tres somos nuevas por estas partes. Quizá extraño el dar y recibir de un grupo más gran-de, porque encuentro un grupo pequeño, especialmente si una (o más, dependiendo de la situación) es por naturaleza callada. Sería casi como el área de Talca-Licanten* manejando todo desde los informes anuales, finanzas, descripciones de trabajo, per-sonal, etc. Encima de todo esto, tenemos que intercambiar ideas de lo que haríamos en caso de que haya guerra. Todo esto, ¡y apenas estamos comenzando a conocer-nos entre nosotras! Como grupo tratamos de reunirnos cada dos semanas, justo para hacer esto, conocernos.

En general Dios ha sido bueno. Todavía parece que estamos relativamente firmes a pesar de los horrores diarios y todos los rumores de una insurrección inminente. Mi bautismo en la violencia fue arreglado espontáneamente por unos brutos locales (adivino de 13 a 14 años de edad) cuando llegamos una noche como a las 7:00 p. m. Acercándoseme por detrás, uno puso un cuchillo en mis costillas, otro un mache-te a mi cuello. Como yo fui entrenada en Nueva York, dije: “Soy una monja. No los lastimaré”. Pasaba una camioneta y tuvieron miedo. Pero tomaron mi bolsa, mi reloj y el reloj de Carla, porque ella se dio la vuelta cuando escuchó mi voz. En casos así, generalmente la inconveniencia que te molesta, por ejemplo, es tener que conseguir otro [ilegible], perder agenda, cuadernos, etc., una vez que el shock desaparece. En verdad prefiero a los rateros, si pudiera elegir.

Bueno, el Señor esté con las dos. Ruega por nosotras pecadoras. Escribe y pon dinamita detrás de las otras también. Esta es cosa seria, y contamos con apoyo, pero es bueno verlo por escrito también.

Con cariño, Ita.

*El área en Chile donde Ita sirvió.

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88. a la hErMana PEg hanlon, MM, 1 dE Junio dE 1980

Querida Peg:

¿Jane Kenrick apareció en tu puerta? Realmente es una gran persona y divertida.

Esta mañana me senté y traté de ubicarme en el tiempo desde que estoy aquí. Las cosas se mueven tan rápidamente que casi no había tiempo para revisar lo que está pasando. Después de un tiempo comencé a hablar conmigo misma en uno de mis cuadernos, y lo adjunto es lo que salió. Al leerlo, pensaba que podría ser algo para compartir y, por lo tanto, metí una copia al carbón para Chile, PANISA [Región de Cen-tro América de las hermanas de Maryknoll] y Regina [McEvoy]. Pues por lo que vale.

Probablemente dentro de una o dos semanas debemos tener una base en Chala-tenango, con algunos cuartos en la rectoría. En cierta forma veo el comité de refugia-dos como un trabajo a corto plazo, pero ¿quién sabe? Supongo que tenemos que vivir este proceso un día a la vez y seguir fortaleciendo el juicio sano del grupo.

Cuando menos lo esperes estaré allí para revisar el trabajo de pintura, y el jardín y otros toques.

Con mucho cariño para ti y Patti, Ita.

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89. 1 dE Junio dE 1980*

Fil: 1, 21: “Para mí, Cristo es mi vida”. Como siempre, la Escritura no solamente es apropiada, sino directa al punto, no solo que Cristo es el Señor de la Vida, encargado del día y la hora —algo que se necesita reflexionar en este país de 40, 50 y a veces hasta 100 asesinatos al día— sino que Él es el sentido en todo el camino y en la ple-nitud. Su Reino de hermandad, justicia, paz y amor es a lo que entrego mi vida ahora mismo, aquí en El Salvador.

No sé si es a pesar de o a causa del horror, terror, malicia, confusión, vida sin res-peto por las leyes, pero sé que es bueno estar aquí. Quizá ésta es la única certeza, mientras que yo, con Carla, comienzo un trabajo que nos va a poner en contacto con algunos de los lastimados, sin techo, hambrientos ¡y quién sabe quiénes más!

¿Cómo proceder? ¿Cómo organizar? ¿A quién consultar? ¿A quién creer? ¿Puros eventos nos empujarán? ¿La historia tomará las riendas? ¿Ayudará? ¿Puedes ser eficaz en medio de la guerra? Estas son muchas preguntas, buenas preguntas, y no sé las respuestas.

El Evangelio de hoy (Jn, 16, 12-15) dice: “Todavía tengo muchas cosas que decir-les, pero serían demasiado para ustedes ahora. Pero cuando el Espíritu de la Verdad viene, nos guiará hacia la verdad plena”.

Llegué a El Salvador durante la lectura litúrgica de Hechos, que parece apropiado: llegando a una Iglesia que apenas había perdido su pastor; escuchando testimonios no solamente de él, sino testimonios personales de los delegados de la Palabra y catequistas, aquellas personas sencillas que han arriesgado y han sido amenazadas por su asociación con la Iglesia, por su fidelidad. Sacerdotes y religiosas han tenido que salir del país, algunos después de vivir un tiempo como fugitivos. Hay personas que toman decisiones y son asesinadas por esas decisiones, mientras otras miran complacientes. Defensores de “la religión verdadera” reciben cartas de permiso de las autoridades para perseguir a los apóstatas.

Ahora es el ciclo de Pentecostés. Aunque todo se traslapa y se enreda, la lectura de Hechos fue mi punto de referencia para entrar y conectarme en El Salvador. Pentecos-tés es el tiempo en que yo siento el poder de participar en él. El don del Espíritu Santo es real e importante para mí, especialmente su enseñanza, iluminándome, guiándo-me/nosotras en la verdad.

“Cada uno de ustedes ha recibido algún don espiritual, úsenlo para el bien común; activen los diferentes dones que Dios ha distribuido entre ustedes”. (1 Pe. 4,10) Acti-var nuestros dones, usarlos en esta situación, creer que tenemos dones en y para El Salvador, ahora que las respuestas a las preguntas vendrán cuando las necesitemos,

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caminar en fe un día a la vez con los salvadoreños, siguiendo un camino lleno de obstáculos, desvíos y derrumbes. Parece que este es el sentido de nuestra presencia aquí en El Salvador. Y es bueno que estemos aquí. (Lc. 9, 33)

*Algunas reflexiones seis semanas después de llegar a El Salvador. Al comienzo la reflexión mimeo-grafiada a la que Ita se refiere en varias cartas personales.

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90. 7 dE Junio dE 1980

Querida Mamá:

Tenía razón acerca de la decoración de tu nuevo baño. Obviamente tendrás sufi-cientes actas de nacimiento, récord de la policía, etc., para cubrir una pared. ¿No es maravilloso? No hay nada como el meterse personalmente en el proceso bizantino para darte alguna idea de lo que significa “conseguir papeles” aquí. Gracias por todo lo que estás haciendo. En verdad no hay forma de asegurarte si se han tomado los pasos finales por dos razones: 1) el ministerio aquí no te dice lo que necesitas, sola-mente lo rechazan si no es correcto. Entonces lo que tienes que hacer es preguntar a la última persona que pasó por el proceso lo que ella necesitaba. 2) El ministerio cambia los requisitos continuamente, así que aunque imitabas fielmente los papeles de la última persona, posiblemente las reglas hayan cambiado. Y no sabremos esto hasta que presentemos los papeles.

También la razón por la que regresé las actas de nacimiento (y récord de la policía) desde aquí es porque necesitan la autentificación del funcionario y del consulado sal-vadoreño. Eso es lo que hacemos en nuestro tiempo libre. Pero era algo emocionante regresar después de una semana y tener tres sobres de Bill, más una carta. Los cer-tificados generan noticias familiares, y esto es un plus.

Carla y yo tenemos un trabajo, pero no una casa dónde vivir. Por eso ella se mueve durante la semana entre tres lugares, y yo a veces cuatro, dependiendo de la ciudad donde estamos para la noche. Oficialmente estamos trabajando para el área de la Arquidiócesis que se llama Chalatenango, en un trabajo que puede ser a corto o largo plazo. Somos las coordinadoras del Comité de Urgencias para responder a las necesidades de los refugiados o desplazados. Sin embargo no están en la escala de lo que han filmado en los años recientes de Vietnam, Camboya, etc., de civiles en el camino, pero es parte de la realidad. Trabajamos con alimentos, medicina, ropa, al-bergue, más finanzas. Por eso estamos ida y vuelta a San Salvador constantemente, y si es posible por lo menos una vez a la semana a Santa Ana, para ver cómo está Maddie, porque ella está allí sola. A veces voy al puerto La Libertad, para ver cómo están las mujeres allí (Terry y Joan). Fuera de esto nos quedamos con algunas monji-tas en la capital que tienen regadera. Ellas creen que nosotras somos locas, pero nos dan hospitalidad por el amor de Dios o por el bien de la causa.

Nos han prometido dos cuartos en Chalatenango, pero tienen que ser “acondicio-nados”, uno es un cuarto para reuniones, el otro más pequeño. Faltan cosas como puertas y quizá un marco de madera o dos para hacer divisiones. En este momen-to se está arreglando la fontanería; tendremos agua solamente por cuatro horas al día. Creo que una letrina sería mejor. Mientras pasa todo esto las tres hermanas en

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Chalatenango se han mudado a un solo cuarto, para que nosotras podamos tener el otro cuando aparecemos. Como digo, todo el mundo es adaptable. La razón por la que piensan que somos “pájaro raros” es porque la mayoría de las religiosas aquí son muy “conventuales”, con un horario muy ordenado, superioras locales y más o menos estables en un solo lugar. Dado que nosotras no somos nada de esto y esta-mos creando un mecanismo de trabajo que no se puede cumplir en un solo lugar, no saben qué pensar de nosotras. Pero posiblemente solamente piensan que todas las norteamericanas son algo locas.

No creo que haya problema con mandar “las noticias de la semana”, porque al parecer revistas y recortes de noticias pasan más o menos sin problema. O la recibi-remos o no la recibiremos. Pero con la posibilidad de que no la recibamos, no añadas muchos extras porque gastarías dinero en vano. Es como Chile en cierto sentido. A veces las cosas más improbables pasan, y noticias “inocentes” que todo el mundo sabe de todos modos están controladas. ¡A saber!

Tuve una carta de Mary Tracey comentando que se reunieron el día de la Madre. Yo gané puntos otra vez faltando, pero que sepas que te recuerdo y amo.

Dijiste que tienes contacto con Pat Haggerty. Nunca nos hemos conocido y sé que ahora está en Estados Unidos por el mismo programa en que yo estuve el año pasado. Entiendo que también está colaborando con los grupos ecuménicos que tra-bajan aquí para la solidaridad, que es un gran trabajo. Si sigo moviéndome tú vas a tener algunos de los mismos contactos increíbles alrededor del mundo —Bangladesh, Chile, América Central—. Vamos a tener que trabajar con las conexiones de Asia y África, y tendrás tu propio servicio internacional de noticias. Hablando de que Carolyn Lehmann debe estar en la casa de su madre más o menos en este tiempo, creo que debemos poner una obligación moral en ella para que pare aquí a su regreso. En fin, es una de nuestras líderes elegidas formalmente.

Bueno, es todo desde aquí. Estoy contenta de que todos los actores y actrices principiantes van bien. Espero que también sus agentes.

Una vez más, gracias por todo el correteo que has hecho, todo el papeleo. Cuí-date.

Con cariño para todos, Ita.

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91. a la hErMana MElinda roPEr, MM, PrEsidEnta dE las hErManas dE Maryknoll, 11 dE Junio dE 1980

Querida Melinda:

Saludos de los “préstamos flotantes”.

Esta es copia de una carta a Annette, Dan Driscoll, USCC Latin America Bureau [Departamento para América Latina de la Conferencia Católica de Obispos de Esta-dos Unidos], y la Conferencia Nacional de Obispos.

El Comité Ecuménico para Ayuda Humanitaria en la reunión de hoy nos pidió con urgencia presentar dos peticiones a Maryknoll y a la Iglesia en Estados Unidos en general: que se haga presión sobre la Cruz Roja Internacional que está escuchando testimonios sobre El Salvador estos días; también que algunos representantes de la Iglesia (Maryknoll y otros) “vengan y vean” la situación para así ayudar a informar al público americano, quienes en general son ignorantes de la política de Estados Uni-dos en El Salvador y el peligro real de invasión.

Después de la muerte de monseñor Romero, la cobertura de noticias sobre Salva-dor ha disminuido a casi nada. El Comité teme que el gobierno tomará decisiones bajo el pretexto de “parar a los subversivos” o “contener el comunismo” y que toda América Central estará involucrada si esto pasa. Es una visión pesada pero si tenemos una op-ción preferencial por los pobres, como también un compromiso para la justicia como base para el advenimiento del Reino, vamos a tener que tomar partida en El Salvador —corrección: lo hemos hecho—. Favor de ayudarnos desde allí, si pueden.

Ita y Carla.

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92. 11 dE Junio dE 1980

Querida Melinda [Roper]:

Nosotras, dos hermanas de Maryknoll trabajando en el Comité para Urgencias para el Vicariato de Chalatenango, Arquidiócesis de San Salvador, El Salvador, y en colaboración con el Comité Ecuménico para Ayuda Humanitaria y testigos de la re-presión sufrida por el pueblo de El Salvador, presentamos la siguiente petición a tu oficina.

Dada la situación política de El Salvador, que no es nada menos que una guerra civil no declarada, con urgencia pedimos que tu oficina haga petición a la Cruz Roja Internacional, Ginebra, para que reconozca el estado existente de guerra en El Sal-vador, para que las normas internacionales de comportamiento en tiempos de guerra sean respetadas y supervisadas: concretamente que se respeten como centros neu-trales hospitales y centros para refugiados y que se permita la ayuda humanitaria de alimentos y medicina para que ingrese al país.

Sin una declaración de guerra las víctimas de la represión o de la guerra misma no pueden recibir ayuda de agencias humanitarias internacionales.

Con agradecimiento, Ita Ford.

Carla Piette.

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93. a la hErMana annEttE Mulry, MM, adMinistradora dE la oFiCina dE asuntos soCialEs dE las hErManas dE Maryknoll

Querida Annette:

¡Saludos y cariño!

Esta es una rapidita para viajar [sic] casi inmediatamente después de una reunión hoy del Comité Ecuménico.

En su análisis lo que se necesita más en este momento es una declaración inter-nacional y reconocimiento de la realidad vivida aquí. Están invadiendo hospitales, con pacientes secuestrados o asesinados; no se han dado garantías para los centros de refugiados existentes. El problema de refugiados internos está creciendo porque la gente huye de (1) amenazas de muerte; (2) áreas de operaciones militares continuas; (3) destrucción de sus casas, cosechas y animales.

El Comité Coordinador del Comité Ecuménico para Ayuda Humanitaria nos urgió como miembros de Maryknoll y norteamericanas a pedirles presionar a la Cruz Roja Internacional, que en estos días está escuchando testimonio sobre El Salvador.

También pidieron con insistencia que alguien de Maryknoll “venga y vea” porque la cobertura de noticias es muy pobre, y lo que hay con frecuencia tiene su prejuicio o no es correcto. Si tenemos una opción preferencial por los pobres tenemos que tomar partida en El Salvador. En este punto no hay ningún “tercer camino”.

Más te llegará más tarde.

Con cariño, Ita.

Carla.

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94. a la hErMana MariE giblin, MM, 18 dE Junio dE 1980

Querida Marie:

Las últimas dos veces que vi a Peggy Healy pregunté por ti, entonces quizá es tiempo para qué yo mande mis propios saludos. ¿Cómo te sientes al tener un año ya detrás de ti? Debe ser una gran satisfacción.

Nuestras reflexiones aquí en El Salvador estos días tal vez no son demasiado sistemáticas, pero son muy básicas y a nivel de instintos y purificadoras. El ambiente no se presta a hablar evadiendo los asuntos, sin embargo parece ser un buen lugar dónde estar, en la extraña paradoja cristiana.

Hay momentos locos también. Estuvimos escribiendo un proyecto para alimentos para refugiados, y para probar que tenemos apoyo local tuvimos que darnos un sala-rio en el papel. Pregunté a Carla cuánto pensaba ella que sería adecuado. Después de un minuto, dijo, pues, si yo estuviera recibiendo dinero para esto querría 150 mil por adelantado. Yo misma pensaba que esta cantidad era un poco baja.

Si recuerdo bien, Peggy dijo que tú estuviste involucrada en algún proyecto con gente que habla español en Westchester durante este verano. Espero que fuera una experiencia buena.

¡Saludos a Maureen, Megan y Terry! Cuídate.

Con cariño, Ita.

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95. a la hErMana JanE grEgoriCh, MM, 7 dE Julio dE 1980

Querida Jane:

Carla y yo recibimos una carta de Marge Lyons el otro día y el segundo párrafo nos paró en seco. Jane, siento mucho escuchar de la muerte de tu hermano. Como te escuché hablar de él con frecuencia sé que te sentías muy cerca de él, unidos en la familia y en el Señor.

De cara a este misterio me uno contigo y tu familia en ofrecer la vida y sacerdocio de tu hermano al Señor. Al mismo tiempo, pido por ti, tu familia y amistades, y los amigos y miembros de la parroquia de tu hermano, que el Señor les consuele gene-rosamente y fortalezca a todos en este momento.

Lo que viene a mí también ahora es la parte del libro de [Leonardo] Boff que te di hace poco tiempo cuando murió tu padre. La creencia cristiana en la vida eterna, la presencia y relaciones continuas es tan llena de sentido y ayuda.

Espero que el tiempo con la familia sea tiempo que sana, restaura y consuela. Que sepas que les recordamos.

Con cariño, Ita.

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96. a ana May, una aMiga dE la EsCuEla dE años atrás, 13 dE Julio dE 1980

Querida Ana:

¡Saludos del lado activo de un volcán activo en el país de nunca jamás! Por lo menos una vez por semana si no una vez cada día, entro en el mundo de fantasía y olvido todo. Es mi válvula de seguridad, porque 24 horas de la realidad aquí pudiera tentarte a agarrar una pistola y dirigirla contra otra persona. ¡Qué zoológico! Es un país sufriendo de noticias malas y la ley de la selva. Hay tantas cosas que violentan nuestro sentido de humanidad y lo que es decente que el mero miedo ordinario llega a ser absurdo y cómico. Un día la semana pasada estuve en la cafetería con unas personas cuando todos alrededor de nosotras comenzaron a caer en el piso y arras-trarse debajo de las mesas. Por supuesto, por instinto hice lo mismo y mientras estuve debajo de la mesa, me felicité por enfrentar las amenazas bastante bien, y después de unos minutos todos salimos y nos sentamos y seguimos la conversación. Parece que alguien pasaba corriendo con una ametralladora y nadie quiso ser el blanco. Después la vida sigue. Los disparos en la noche y “las pruebas de oídos” cada día: “¿Escuchaste aquél?” “Sí”. Una noche solté mis carcajadas también. “Sí, nuestros oídos parecen estar bien”.

Además de probar nuestros nervios, tal vez preguntas por qué estamos aquí y qué hacemos. Periódicamente dejo pasar esto por mi mente, y no siempre tengo respues-tas satisfactorias. No hay mucho de tu trabajo [pastoral] ordinario pasando en una guerra civil no declarada; una porción grande de la población está desplazada. Esto es, han abandonado sus casas, sus milpas y terrenos pequeños por lo que piensan será un lugar más seguro. Algunos han ido a centros para refugiados, la mayoría ha ido a otras partes del país con parientes o familiares, etc., y otros de otras regiones han llegado a ésta. Sería como si una tercera parte de Tappan fuera a Yonkers y una tercera parte a Jersey City y los demás se pararan y se quedaran en el lugar. Des-pués, dependiendo de tu simpatía o inclinación, buscas a personas a quienes piensas que puedes ofrecer hospedaje. Para un país que es básicamente de agricultura, la realidad a corto plazo es que mucha gente sencillamente está huyendo, y dejando atrás sus alimentos y pertenencias, y como en muchos terrenos no están sembrando habrá escasez de alimentos en algunas partes del país el próximo año.

Habiendo caído de la luna en medio de todo esto, en corto tiempo nos dimos cuenta que una bolsa ordinaria de trampas no era apropiada para este ambiente. Por eso estamos en trabajos de urgencias, tratando de ubicar a la gente asustada que no tiene alimentos pero tiene demasiado miedo para hacerse visible. No es un trabajo con mucha satisfacción. Parece ser el más apropiado por el momento, y entonces

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seguimos adelante tratando de minimizar nuestras frustraciones, como todo el mundo hace aquí.

Hoy creo que visitaré Bermuda, dado que nunca he estado allí. Ana, me alegra que pueda abrirme contigo porque la mayoría de las veces ni puedo abrirme en car-tas porque eso pone nerviosa a la gente. Ellas no deben ser nerviosas. Me toca a mí, y mi manera de arreglármelas es desarrollar un raro sentido del humor. Al principio pensaba que las hermanas en Nicaragua estaban completamente locas después de la guerra pero ahora comprendo de dónde vienen.

Ya que te di algo del contexto, no es un pequeño deseo para ti cuando te deseo una celebración feliz de vida: hazlo, gózalo, saboréalo. Hay demasiada gente enfer-ma, loca, que la desprecia. Que tú la aprecies y goces el don y la oportunidad que tienes. ¡Feliz, feliz cumpleaños!

Con cariño, Ita.

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97. 18 dE Julio dE 1980

Querida Mamá:

Te escribí ayer, pero como me deprimió releer lo que te escribí lo tiré en la basura. ¡Ugh! Comenzó a sonar como la mayoría de las conversaciones por aquí. De todos modos, aquí estoy en la casa a medio camino de Maddie, fingiendo que estoy en las Islas Bermudas durmiendo hasta muy tarde, leyendo y haciendo lo mejor que pueda para ignorar la realidad nacional, mientras que Carla va brincando por arriba y por abajo en los cerros de Chalatenango. La próxima semana quizá ella hará lo mismo que yo ahora.

Hubo algo de buenas noticias esta semana para una familia de aquí. Su hija so-brevivió el desierto y sol de Arizona. Debe de estar por lo menos en condición regular porque pudo hablar por teléfono con algunos parientes en California e identificarse. ¡Fue su tercer intento por llegar a la tierra prometida!

Llegar a los Estados Unidos, legal o ilegalmente, para trabajar y mandar dinero a la familia es un fenómeno muy común aquí. Mucha gente que encontramos tiene por lo menos un pariente cercano allí. Parece que la mayoría va a California. Aquí se dice que la segunda ciudad más grande de El Salvador es Los Ángeles, California. El país es tan pequeño y agrícola que no parece capaz de absorber su propia población y proveer posibilidades de trabajo. Lo que no sé es si ésta es la verdad para toda América Central.

Mi manera de escribir debe de estar empeorando. Pensé que había pedido artícu-los del New York Times, no la revista Time, pero gracias por la suscripción y artículos varios cuando aparecen. Llegaron The News of the Week (2) y Commonweal. Al leer las memorias de John Cort sobre el Catholic Worker, con la manera en que las ter-minó, me hizo pensar si me había pasado desapercibida la noticia de la muerte de Dorothy Day. ¿Así es?

Inmigración nos va a dar 90 días más para poner todos nuestros papeles en or-den. Perdimos casi dos meses, dando vueltas con Chile, pero ahora posiblemente estamos en el rumbo correcto. Si no, como dije a Bill hace dos semanas, solamente necesitamos la certificación del funcionario del condado para el acta de nacimiento de Carla, y de los certificados de la policía de Ossining. ¡Tenemos un chiste entendido por todos respecto a todos los problemas que tú y nosotras tenemos que pasar para que podamos quedarnos en un país del cual muchos nacionales están saliendo!

Probablemente recibirás una llamada de Joan Petrik. Salió esta semana para algo de descanso. Dado que tuvo un infarto hace dos años, los doctores sugirieron un cam-bio de horizonte como medicina preventiva. Sin embargo, no estamos sin gente que

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pase por aquí. La próxima semana debe llegar nuestra viajera frecuente de Washing-ton (Peg Healy). Generalmente trae noticias, chistes y baratijas para la diversión.

Esta semana recibimos un jeep de segunda mano para viajar por los caminos secundarios de Chalatenango. Carla lo ha bautizado La Tonquita, que quiere decir “Señorita Cochinita”. El dueño anterior no se preocupaba mucho de reparaciones cos-méticas o toques de decoración interior, pero se adapta a los dizque caminos como un cerdo en un charco. Es maravilloso para los lugares “a donde no puedes llegar desde aquí”, todos los pueblos tienen un camión que sale en la mañana y uno que regresa en la tarde. Cuídate, nosotras ciertamente estamos tratando de hacer esto.

Mucho cariño a todos, Ita.

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98. adJunto a EstE doCuMEnto una rEFlExión sobrE las MisMas PrEguntas CoMo las vEn otras hErManas dE Maryknoll En la rEgión dE aMériCa CEntral (Panisa)

A: las regiones de PANISA y Chile.

De: Carla Piette e Ita Ford.

Fecha: 20 de julio de 1980.

Tres meses es un período de tiempo muy corto, pero dada la situación nacional y de la Iglesia en El Salvador y nuestra propia experiencia en tratar de encontrar un ministerio apropiado dentro de este contexto, sentimos que es importante compartir nuestras preguntas, frustraciones y esperanzas como parte de una evaluación continua.

Una Historia Breve

Somos dos hermanas de la Región de Chile que respondimos a la llamada de la Asamblea Regional de PANISA de 1979, quienes experimentaron [la necesidad para] reforzar al personal en el Área de El Salvador y [pidieron un aumento de esfuerzos para] colaborar con la Arquidiócesis de San Salvador. Inspiradas por la cuarta Carta Pastoral de monseñor Romero tuvimos la expectativa de encontrar una manera de servir y acompañar al pueblo salvadoreño durante este momento difícil de su histo-ria.

Llegamos el 15 de abril, cuando la Arquidiócesis estuvo en luto por perder a su pastor, guía y profeta, monseñor Romero. Teresa Alexander ya había llegado de Pa-namá para acompañar a Joan Petrik; Madeline Dorsey estuvo sola en Santa Ana; por lo tanto éramos cinco en el país. Durante los primeros meses hicimos nuestra base con Maddie en Santa Ana y comenzamos a investigar las posibilidades pastorales en la Arquidiócesis. Por medio del vicario general fuimos dirigidas a una de las prio-ridades de la Arquidiócesis, el Vicariato de Chalatenango, donde hubo no solamente varias posibilidades para trabajadoras pastorales sino también la posibilidad de apoyo y colaboración con el vicario y otros equipos pastorales.

Al mismo tiempo que estuvimos en este proceso, la represión en Chalatenango aumentaba de manera significativa, especialmente en varias de las áreas donde nos habían ofrecido trabajo. Debido al aumento en las operaciones militares para “paci-ficar” el área y la vigilancia del grupo paramilitar “ORDEN”, muchos campesinos que sobrevivieron los ataques huyeron de sus casas, dejando atrás todas sus pertenen-cias y provisiones de alimentos. En algunas áreas personas de los pueblos salieron para refugiarse en lugares más seguros, y después sus casas fueron ocupadas por

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gente de pueblitos cercanos buscando refugio, etc., etc., etc. Lo que comenzamos a encontrar era el fenómeno de personas desplazadas, extraños entre extraños, con mucho miedo y sospecha de cualquier persona desconocida.

En una reunión de las religiosas de Chalatenango con el vicario expresamos nues-tra pregunta sobre la posibilidad en este momento de comenzar trabajo pastoral como lo comprendemos desde nuestra experiencia en Chile, con el enfoque en formar Co-munidades Eclesiales de Base. El grupo favoreció otra alternativa, la de formar un comité para urgencias para que la Vicaría pueda responder a las necesidades del momento presente. Para facilitar nuestro trabajo, el vicario nos ofreció una oficina y lugar para vivir en la casa parroquial de Chalatenango. Esto estaría disponible una vez que algunas modificaciones y reparaciones fueran completadas.

Hicimos un plan tentativo para el comité, que además de nosotras incluye a siete voluntarios de tiempo parcial. El vicario presentó el plan al obispo Rivera y Damas y fue aprobado. Los puntos principales al principio eran: (1) contactar otros grupos humanitarios y establecer formas de colaborar; (2) formular proyectos para financiar la adquisición de alimentos, medicinas y transporte en casos de emergencias; (3) informar a las parroquias y agentes de pastoral de Chalatenango de la existencia del comité y animarlos a ubicar lugares de refugio en sus áreas y también a formar grupos para colaborar con el comité. Todo esto ya se ha hecho. Además, se llevó a cabo una reunión con los capuchinos de Honduras sobre la situación de los refugiados salva-doreños allí.

La Situación Actual

Dada la historia y circunstancias en que llegamos y la evolución rápida de la situa-ción, quisiéramos enfocar algunos cambios en los últimos tres meses.

1) Llegamos a una Iglesia local (la Arquidiócesis) reconocida por su líder profético, monseñor Romero, quien dio testimonio como pastor de una Iglesia que optó por los pobres en la verdad y la justicia. Bajo su liderazgo la mayoría de los agentes de pas-toral estuvieron unidos en esta dirección. Con su muerte la persecución de la Iglesia ha seguido, pero ahora una cierta falta de la unidad es aparente. Parece que en la base sigue como la misma Iglesia fuerte que sufre la persecución diaria e incluso la muerte solamente por ser consciente, pobre, joven o asociado o con simpatía por las organizaciones populares. Al otro lado el liderazgo actual no tiene los mismos dones proféticos o carisma de monseñor Romero. Aproximadamente 12 sacerdotes de la Arquidiócesis han abandonado el país, algunos por seguridad personal, otros por opciones políticas. Los que quedan están sobrecargados, tratando de llenar los vacíos; entre éstos hay algunos conservadores que antes respondían a los impulsos de monseñor Romero pero ahora están cayendo en una pastoral fuera del contexto histórico. Aunque en un grado menor, hay algo de desunión entre las religiosas. Como

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ellas son dependientes de los sacerdotes en muchas situaciones pastorales, hay un cierto clima de incertidumbre sobre cómo proceder, sobre la espera por un nuevo Pentecostés. La violación constante de los derechos humanos de parte del Estado y las fuerzas de seguridad producen, según nuestra observación, un tipo de estado de “shock” entre los agentes de pastoral salvadoreños, como también frustración e impotencia causadas por el silencio de la Iglesia jerárquica. La Arquidiócesis todavía publica un semanario y tiene un radio que denuncia las injusticias y barbaridades que ocurren, pero tenemos la sensación de que se espera, se anhela, más respuesta e iniciativa de la jerarquía. Dado lo de arriba, todavía hay esperanza de que la resurrec-ción vendrá después de esta larga pasión.

2) La situación política. Anteriormente monseñor Romero públicamente apoyaba el proyecto de las organizaciones populares. Como pastor y consejero insistía en su derecho de organizar, y a la vez indicaba sus faltas, y cuando se aplicaba denunciaba sus abusos. Al mismo tiempo denunciaba las injusticias del gobierno y especialmente de las fuerzas de seguridad, indicando a la vez dónde se puede encontrar la verdad y la justicia.

Desde que se ha silenciado su voz profética, ninguna otra voz de credibilidad igual ha surgido para hablar de la situación de un pueblo dividido y sufriente, la mayoría de quienes, sin reparar en sus lealtades, son víctimas del hambre, miedo y violencia.

Adicionalmente, la Arquidiócesis de San Salvador está esperando a que Roma nombre un nuevo arzobispo. En este momento, el obispo Rivera y Damas tiene la responsabilidad de dos Diócesis y, como administrador de la Arquidiócesis tiene que responder ante el nuncio, que ni reside en el país.

Algunas frustraciones

1) Por los últimos tres meses no hemos tenido ninguna casa sobre la cual pudié-ramos decir “Este es nuestro hogar”. Gracias a la hospitalidad de las hermanas de la Asunción y el Equipo de la Diócesis de Cleveland, tenemos un lugar donde quedarnos en San Salvador y en Chalatenango. Maddie abre su puerta y corazón cuando vamos a Santa Ana y allí es dónde dejamos nuestras maletas.

2) Porque llegamos en un momento en que la Iglesia está en duelo y luchando para responder al problema de la persecución diaria, hallamos difícil encontrar a al-guien con quien reflexionar sobre esta experiencia de (des)orientación. Los vicarios y los sacerdotes capaces parece que todos tienen cuatro o cinco trabajos de tiempo completo y aparecen contentos solamente con el hecho de que alguien esté respon-diendo a la llamada, que “la cosecha es mucha” sin pensar en el hecho de que quizá las que cosechan necesiten un poco de apoyo y dirección. En este momento, Maddie misma, quien está sola en santa Ana, tiene un desafío difícil. Joan Petrik estuvo aquí

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pero ha regresado a su país para descanso y atención médica. Terry Alexander tam-bién es nueva aquí, como nosotras.

3) La situación de represión y genocidio sigue creciendo cada día de manera in-creíble. Sin embargo ninguna guerra ha sido declarada. Más de 2,000 familias han tenido que salir de sus casas en Chalatenango a causa de la persecución de parte de las fuerzas de seguridad o de los grupos populares. Todas estas familias desplazadas viven con un miedo terrífico y esto genera un ambiente de falta de confianza por todas partes. Somos agentes pastorales acostumbradas a tener a gente con quienes pode-mos visitar, reunir, etc. Ahora no tenemos gente. No podemos visitar por los tiempos que vivimos y el miedo real de poner a otros en peligro porque pertenecemos a la Iglesia, que es uno de los enemigos más grandes de las fuerzas de seguridad. Nues-tros contactos son más que todo con sacerdotes y hermanas de esta Iglesia valiente, y algunos catequistas que han sobrevivido.

4) Dado el momento histórico en la región cuando llegamos aquí, con el gobierno experimental [de las hermanas de Maryknoll] por área, nos ha costado algo de tiem-po meternos en esta estructura, aunque las circunstancias del mes pasado nos han sumergido en los pros y contras de este experimento. Un cierto apoyo espontáneo de la Región ha estado presente en notas y oraciones. Sin embargo, dada la situación de guerra, nuestros números reducidos y la enfermedad reciente de un miembro, nos hemos sentido bastante aisladas y solas. El control del correo y también de las llama-das telefónicas hace difícil comunicar lo que está pasando y sus cartas no llegan con frecuencia. Sentimos la necesidad de solidaridad más palpable.

La Arquidiócesis nos da 100 dólares por mes. Dado que el vivir como peregrinas, viajando a diferentes lugares cada día es bastante caro (gastamos 40 dólares el mes pasado solamente en autobuses) hemos pedido ayuda de Maddie, que nos da (200 dólares por mes), que reembolsaremos cuando el dinero para nuestro proyecto lle-gue. Escribimos un proyecto en mayo pero hasta el momento no tenemos nada. Se pidió dinero para nuevas personas en esta área el año pasado, pero la petición fue rechazada.

6) Además de que nos falta nuestra propia casa, un salario estable, apoyo de la Iglesia local y apoyo regional tangible, y el inventar un trabajo diariamente, ninguna de las dos somos gigantes emocionales o psicológicas en esta situación de locura. Re-conocemos que muchas de nuestras energías se acaban sencillamente en tratar de seguir caminando este camino oscuro sin llegar a ser tan oscuras como la situación.

¿Qué hacemos en realidad?

1) Seguimos buscando diálogo y colaboración con grupos humanitarios, hace-mos traducciones y entregamos peticiones para ayuda.

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2) Manejamos llevando a sacerdotes a los distritos remotos del país.

3) Llevamos alimentos a contactos que los harán llegar a la gente escondiéndo-se de las fuerzas de seguridad o de los grupos populares.

4) Transportamos refugiados y ropa a diferentes lugares de escondites.

5) Tratamos de visitar a Maddie en Santa Ana una vez por semana.

6) Nos reunimos como área dos veces al mes.

7) Acompañamos a religiosas que están solas por el momento.

8) Hacemos una cantidad infinita de papeleo para quedar en este país loco.

Tomando en cuenta todo lo que hemos compartido, presentamos algunas pregun-tas a la Región y la Congregación.

1.- En este momento histórico preciso ¿es factible seguir pidiendo más personal para El Salvador, además de la petición que Maddie hizo para que alguien la acompañara en Santa Ana? (una más).

2.- ¿Cómo podría la Región y/o la Congregación [hermanas de Maryknoll] res-ponder mejor a esta situación anormal?

3.- ¿Qué sugerencias tendría la Región y/o Congregación para las que estamos viviendo en esta situación en este momento?

4.- ¿Este sistema de gobierno por área es factible en un área con tan poca gente, en esta situación de guerra? [referencia al sistema de gobierno de las herma-nas de Maryknoll]?

5.- ¿Qué sería una alternativa posible con más participación directa de personas FUERA de esta área sin perder la responsabilidad madura de la gente en el área?

(Uno más) Nos gustaría mucho tener un grupo más grande en El Salvador, es-pecialmente dado que necesitamos apoyo para vivir esta situación. Pero a causa de esta misma situación —y nuestras propias experiencias tratando de buscar trabajo en ella— preguntamos: ¿sería justo hacer que otras tengan que pasar por ello?

Sin embargo, vemos Santa Ana factible por varias razones: 1) Es un trabajo pasto-ral establecido y funcionando, viviendo con y acompañando a la gente en este tiempo. 2) Es una situación urbana y no es probable, excepto en caso de declaración de gue-rra y ataque, que los residentes saldrían en gran número. 3) El ministerio de Maddie tiene credibilidad con el pueblo, especialmente en estos tiempos. 4) Hay más de lo que pueda manejar Maddie. 5) Y lo más importante, sentimos que ninguna hermana debe estar sola en este momento.

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Hasta que la situación en Chalatenango tenga más forma, pensamos que sería mejor no pedir que venga otra hermana.

La última reflexión que queremos compartir es lo que hemos aprendido en esta experiencia.

1) Dependencia total y confianza en Dios.

2) Profundización de nuestro compromiso y disponibilidad.

3) Llegar a conocer a los agentes pastorales de la Iglesia local y otros misioneros y misioneras.

4) Una oportunidad para conocer esta situación de represión y todas sus conse-cuencias.

5) Un ejercicio en la humildad y la fe.

6) Conocimiento de las limitaciones personales y necesidades psicológicas bási-cas de una misma.

7) Conciencia de la capacidad de adaptarse a situaciones increíbles.*

*Hermanas presentes en la región PANISA durante este tiempo ofrecieron estos pensamientos para equilibrar la información dada en este documento.

a) Basado en el ambiente particular sociopolítico en aquella parte del mundo en aquellos tiempos, la práctica de la Región para “nuevas” hermanas enviadas allí era que ellas visitarían todas las casas de las hermanas de Maryknoll. Se evaluaba cada ministerio para ver si personal adicional sería un beneficio. En el caso de Carla e Ita, era la necesidad de la Arquidiócesis de tener a estas hermanas para establecer el trabajo con los refugiados huyendo de la brutalidad de la Guardia Nacional.

b) El Salvador había pedido personal adicional desde hacía algún tiempo. “Ministerio” como lo com-prendieron normalmente significaba trabajar en una parroquia haciendo varias tareas asociadas con la Iglesia. Durante este tiempo de trastorno nacional, sin embargo, tal trabajo fue imposible. El mandato de la Arquidiócesis, siguiendo la dirección iniciada por el arzobispo Romero, fue respon-der a las necesidades urgentes del pueblo afectado por las injusticias del gobierno. “Ser testigos de la justicia” fue la descripción del trabajo dada a este ministerio.

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99. a JEnniFEr sullivan, su sobrina y ahiJada, El 16 dE agosto dE 1980

Querida Jennifer:

La posibilidad de que esta carta llegue a tiempo para tu cumpleaños es poca, pero quiero que sepas que estoy contigo en espíritu en tu celebración del gran 16. Espero que sea un día especial para ti.

Quiero decirte algo, y quisiera estar allí para hablarte personalmente, porque a veces las cartas no expresan claramente los sentimientos y el sentido de lo que que-remos comunicar. Sin embargo, lo intentaré.

Primero que todo, te quiero mucho y me importa cómo estás y cómo te van las cosas. Estoy segura que tú sabes esto, y esta es la verdad aunque seas un ángel o una traviesa, un genio o una idiota. Mucho de esto depende de ti y lo que quieres hacer con tu vida.

Quiero contarte algo que no es lo más apropiado en una felicitación de cumplea-ños, pero que es real.

Ayer me quedé parada mirando a un joven de 16 años que había sido asesinado pocas horas antes. Conozco a muchos chicos, incluso más jóvenes de edad, que han muerto. Este es un momento terrible para los jóvenes de El Salvador. ¡Cuánto idealis-mo y compromiso está siendo aniquilado aquí y ahora!

La razón por la que es asesinada tanta gente es muy complicada; sin embargo, hay algunas cosas muy claras y simples. Una es que muchos han encontrado un significado para vivir, para sacrificarse, para luchar e incluso para morir. Ya dure su vida 16 años, 60 o 90, para ellos la vida ha tenido sentido. De muchas maneras son gente afortunada.

Brooklyn no está pasando el drama de El Salvador, pero algunas cosas son ver-daderas en cualquier sitio donde uno esté y a cualquier edad. Lo que quiero decir es que espero que llegues a encontrar aquello que dé a tu vida un significado profundo. Algo por lo que valga la pena vivir —y tal vez aun morir—, algo que te dé energía, que te entusiasme, que te dé fuerza para seguir hacia delante.

No puedo decirte qué pueda ser. Eres tú quien deberá descubrirlo, elegirlo, amar-lo. Yo sólo puedo animarte a que busques y apoyarte en la búsqueda.

Quizá esto suene raro, fuera de la realidad, y quizá nadie más te hablará de esto, pero la verdad es que yo estoy viviendo y viendo cosas que las personas en tu alre-dedor no viven. También entiendo que no estás poniendo tu esfuerzo en tus estudios este año. Quizá estás en una etapa de ir a la deriva. No sé, ni tú ni nadie me lo ha

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dicho. Yo solo sé qué quiero decirte: no desperdicies tus dones y oportunidades para hacerte feliz a ti misma y a otras personas. Hazte un favor a ti misma y a las otras personas y muévete otra vez.

Espero que esto no suene como un sermón. De hecho es mi regalo de cumplea-ños para ti. Si no encuentras sentido en ella en este momento, guárdala y reléela en algún momento en el futuro. Quizá será más clara. O pregúntame a mí sobre su sentido, ¿de acuerdo?

Un cumpleaños muy feliz, y mucho.

Mucho cariño, Ita.

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100. Carta a la hErMana Carolyn lEhMann, MM, 21 dE agosto dE 1980

Querida Carolyn:

Nos quedamos por la noche en Santa Ana el lunes para ver cómo las otras (Maddie, Maura, Terry) habían pasado la última huelga, y también para recoger correo, y esta-ba tu carta. Gracias, es muy bueno escuchar de ti y saber que tu tiempo en nuestro país va bastante bien.

Antes de meterme en muchas cosas, sólo déjame “limpiar el aire” diciéndote que sí, confío en tu decisión de regresar directamente a Chile, pero que a la vez estoy des-ilusionada porque no pudiste ver la posibilidad de pasar por aquí en este momento. Para explicarme: al analizar nuestra situación y necesidades aquí, lo que descubri-mos de más ayuda son visitas cortas con amistades que más o menos comprenden la situación. Con ellas podemos descargar todas nuestras frustraciones y preguntas, después la persona puede bañarse y nos divertimos juntas. Es un proceso que cartas o llamadas telefónicas no pueden satisfacer. Básicamente, elegimos quedarnos aquí, pero necesitamos visitas de solidaridad para mantener una perspectiva más amplia, mientras sea posible. También, de parte de la región de Chile, quizá hubiera ayudado si alguien hubiera podido venir para dar a las “prestadas” una idea más clara de la situación allí. Pero posiblemente esto sería para otro momento.

No sé si has leído una copia de la evaluación de tres meses que mandamos. Más o menos reflejaba la situación de hace un mes, y hasta cierto punto todavía lo hace. Sin embargo, de maneras sutiles hay más forma para lo que hacemos porque están abriéndose más oportunidades. A veces tengo la impresión de que ya hemos pasado por la etapa de “pagar cuotas” o ganar credibilidad. Probablemente las personas que se quedan aquí por unos dos meses son aceptadas. Entonces, la pregunta “¿Por qué estamos aquí?” cambia a “¿Qué quieren de nosotras? Indíquennos lo que quieren de nosotras hoy” (Rosemarie Franklin tendría mucha depresión aquí. ¡Planes a largo plazo aquí abarcan quizá una tarde, generalmente en segmentos de horas!).* Una vez más, no es cuestión de si debemos estar aquí o no, sino qué tipo de respuesta pide el estar en esta situación. Es tratar de poner algún tipo de orden en una situación de guerra para que una pueda mantenerse en su sano juicio y funcionando.

También en la última semana nos hemos instalado en el “Camino Real”**, nues-tra habitación en la casa parroquial de Chalatenango. Es una escena del zoológico, porque compartimos la vida en este espacio con una docena de personas, pero es un lugar que podemos llamar nuestro, y psicológicamente creo que eso es una ayuda. Aunque estamos a una cuadra del cuartel del ejército y de la guardia, ellos tienen ejercicios muy ruidosos en las noches y es difícil acostumbrarse a esto.

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Recibimos cubertura muy favorable de Pinochet aquí. Probablemente está mejor que no estamos allá por el plebiscito bufonada y todo el teatro de antemano.*** Una de las diferencias mayores que veo entre aquí y Chile es que el último todavía trata de mantener el pretexto de la ley e indicar a otros que hay una base legal para operar. Ni hay fingimiento de esto aquí.

Carol me pidió dejarle algo de espacio. Entonces seguiré más tarde con una carta general a la Asamblea en Plum Island (Isla de Ciruelas). Disfruta del último mes. Mi cariño para tu mamá y Marilyn, y dales mis mejores deseos. Cuídate.

Con cariño, Ita.

*La hermana Rosemarie Franklin estuvo encargada de la Planeación Congregacional durante este tiempo.

**Jugando con el nombre de un hotel lujoso.***Referencias a las elecciones de Pinochet en Chile y la cobertura que recibe en América Central.

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101. a la hErMana ConniE PosPisil, MM, 21-22 dE agosto dE 1980

Querida Connie:

Espero que estés otra vez en casa sin novedad, especialmente si pasaste por Bo-livia, como planeaste. Lo que está ocurriendo allí parece más horrible que lo normal.

¿Qué tal el curso con Mirada? ¿Verdad que él es dinámico y divertido? Me gustaba mucho hace dos años. También espero que tuvieras buenas vacaciones y gozaras de estar con las mujeres de la Sección Mundial.

Si la suerte y la historia nos favorecen, esperamos ir a Guatemala a mediados de septiembre para hacer retiro con las hermanas allí. Debe ser una buena oportunidad para conocer a las hermanas allá, para no mencionar el cambio en contraste con la situación aquí. (¿No es raro que la situación opresiva de otro país parece más remoto y, por lo tanto, te afecta menos que la del país donde vives?)

Nuestra situación aquí está mejorando algo. Ahora tenemos dónde vivir en El Ca-mino Real, en la Casa Parroquial en Chalatenango. Todavía faltan muchos toques para hacerlo hogareño, pero por lo menos ahora podemos decir que tenemos un lu-gar. La verdad es que vivimos en una sala de la parroquia, pero ahora tiene una puer-ta y algunas divisiones para dormitorios. Regaderas y letrinas están en el patio. Hay una cocina “al lado”. Hay cerca de doce residentes en la parroquia, y el número fluctúa los fines de semana y la gente la usa como casa en medio camino cuando buscan refugio. Es una experiencia impresionante de comunidad extendida, si no integrada.

También nuestro proyecto para fondos (nuestros salarios) fue aprobado en el Centro.

Posiblemente este es un tiempo tan bueno como otro momento para hacer algu-nas preguntas por medio de ti a la [Mesa Directiva de Gobierno Regional] respec-to a: arreglos económicos. Hay algunas cosas que se necesitan clarificar porque 1) “prestando” de una región a otra parece ser un fenómeno nuevo y me imagino que nadie realmente sabe dónde termina la afiliación con una y comienza con la otra, y 2) PANISA tiene una política de finanzas diferente a la de Chile.

Cuando fuimos a Nicaragua nos dijeron que debíamos escribir el plan de finanzas para el resto del año, lo cual hicimos (usando números de un presupuesto de hace varios años y para una casa ya establecida, que quizá funciona y quizá no, pero por lo menos necesitamos usar ayuda). No incluimos en la petición los 35 dólares por mes para el Centro porque sencillamente presumí que la región de Chile se encargaría de esto. Más tarde Peg Dillon me preguntó por qué no fue incluido. De todos modos quisiera que consideres lo siguiente:

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Probablemente dentro de un mes o dos, será el tiempo para elaborar otra petición, asumiendo que formularemos algún tipo de evaluación y seguiremos discerniendo si debemos estar aquí. Mis preguntas son:

1. ¿Incluimos el cálculo de 35 dólares en la petición?

2. Carla debe tener licencia en 1981. ¿Este dinero viene de Chile? ¿O debe ser incluido en la petición?

3. No hemos recibido aquí información sobre dinero de regalos o de las perso-nas que nos patrocinan. Una vez más, verificaré.

No es que tengamos dificultades con el dinero. Es solamente el hecho de que nada parece claro, entonces solamente pregunto para que todas tengamos la misma información, una vez que se hacen algunas decisiones o lineamientos cuando ilusas como nosotras pedimos préstamos.

Estas son algunas de las preguntas que me ocurren ahorita. Probablemente pen-saré en más preguntas después. Antes de olvidarlo, no hemos recibido una copia del Acta de la Asamblea. Si hay una copia extra disponible, quizá podamos ver si llega aquí. Los correos son erráticos.

Maura Clarke llegó hace dos semanas. Estará con Maddie en Santa Anna por lo menos hasta noviembre [una decisión] para ser reevaluada en la asamblea regional. Este es el más largo plan a larga distancia que tenemos en este país. ¡Generalmente pensamos en términos de días o semanas! De todos modos, Maura es una ventaja maravillosa. Simplemente es de este tipo de mujeres hermosas que responde con tanto cariño y acogida. Estamos en la posición de aceptar todo el apoyo ofrecido.

22 de agosto.

P.D. Desde que escribí la última frase ayer, la electricidad ha sido cortada en todo el país. No es claro por cuánto tiempo más. Algunos dicen que por tres días, otros mur-muran que será tiempo indefinido. Afecta a la ciudad mucho más que al campo y pone mucha presión sobre el gobierno.

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102. siguEn algunas Cartas y doCuMEntos quE sE rEFiErEn al aCCidEntE En El JEEP El 23 dE agosto dE 1980, Cuando sE ahogó la hErMana Carla PiEttE

7 de septiembre de 1980.

Querida Mamá:

Esta carta acompaña la grabación que les hice anoche. No soy alguien para este tipo de cosas, pero pensaba que quizá les gustaría. También hay algunas cosas para añadir, porque la cinta terminó.

Les dije en la grabación que no tuve miedo y no tuve ningún sentido de pánico la noche del 23. Se me pasó mencionar que aquello debía de ser un don extraordinario de Dios para aquella experiencia. Por todas las cosas físicas que tuve que hacer. Yo era “la vieja Ernestina”, como Carla me llamaba. “Hay algo que tienes que hacer”, y por lo tanto, lo haces, en este caso salir del río y no quedarse vencida. Creo que recibí esta característica de ti. La mayor parte del tiempo estuve moviéndome en el río, aga-chada debajo de los arbustos, sencillamente supe que no importaba cómo terminaría todo, estaría bien. Rígida, con muchos dolores, probablemente enferma, pero bien.

La otra cosa es que sé que este es un tiempo muy difícil para ti. Sé que estás preocupada por la situación, y no sé cómo aliviar tu preocupación. Sinceramente creo que debo estar aquí, pero no puedo explicarte por qué. Hace un par de semanas Carla y yo estuvimos orando y las dos lloramos porque no había nada de claridad sobre por qué estábamos aquí, aunque sentíamos fuertemente que debíamos estar aquí. Pues, ahora está muy claro para Carla, pero yo tengo que seguir pidiendo que me muestre el porqué. No puedo decirte que no te preocupes; no sería natural. Sería semejante a que alguien me dijera: “No estés triste por la muerte de Carla”. De hecho, los últimos días han sido especialmente dolorosos, probablemente porque el shock sobre todo lo que ha pasado está desapareciendo. Lo único que puedo compartir contigo es que la presencia palpable de Dios nunca ha sido más real desde que hemos llegado a El Salvador. Dios me ha aclarado muchas cosas: qué debemos estar haciendo, etc. Confío en esto, y espero que tú también puedas confiar.

Todos estarán encantados al saber que la embajada estadounidense es tan buro-crática e insensible como cualquier otra oficina. Fui con el pasaporte de Carla y cinco copias del reporte del juez para ser autentificados (en El Salvador, no se puede mover un cuerpo muerto que no está en el hospital hasta que un juez llegue y “reconozca” que la persona está muerta y generalmente adivina la causa). De todos modos, pri-mero me dijeron que el nombre de Carla estaba deletreado mal. Dije que esto no

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era problema. Yo firmaría una declaración notariada de que era la misma persona. Después me dijeron que no podían aceptar la declaración del juez porque no mencio-nó en cuál volumen y en qué página fue anotada su muerte y si alguna vez alguien iba a querer probar que ella está muerta, esta no sería suficiente. Ofrecí firmar otra declaración al efecto de que yo personalmente vi su entierro, pero me dijeron que yo tendría que regresar a Chalatenango y conseguir papeles oficiales con muchos sellos, etc. Funcionarios civiles quizá hagan que el gobierno funcione, pero hacen un trabajo tremendo en esconder su humanidad. No puedo recordar la última vez que yo estuve tan furiosa con gente por ser tan increíblemente estúpida. Los hispanos tienen mucho más complicados trámites pero muestran algo de decencia humana y sensibilidad bajo la misma situación.

Entonces, la autentificación y certificación sigue, viva o muerta. Creo que estoy en la etapa donde entrego todos los documentos en inglés para ser traducidos legalmen-te. Después, creo, se entrega todo a otra oficina para ver si todo está bien. Y después, posiblemente, recibiré residencia. No puedo decir que es una de mis preocupaciones más importantes hoy.

Decidí usar otra dirección en San Salvador, porque es más conveniente. Es el convento donde nos quedamos en la ciudad. La dirección en Santa Ana está bien también. Generalmente nos vemos por lo menos cada dos semanas. Como Julie o alguien probablemente te informó, nos hemos consolidado en dos lugares. Mary y Terry en Santa Ana; Maura y yo en Chalatenango. Dorothy [Kazel] y Jean [Donovan] del equipo de Cleveland posiblemente ayudarán de tiempo parcial en Chalatenango cuando surjan diferentes cosas. También me han dicho que ya tienen un chofer y creo que la decisión grande es el vehículo más adecuado, si un jeep o una camioneta. Estos son asuntos por los cuales no me preocupo.

Hay demasiadas actividades en la agenda de la semana y el sábado vamos en autobús a Guatemala (más o menos cinco horas). Creo que este retiro viene en el momento apropiado.

Mantendré contacto. Cuídate mucho.

Mucho cariño a todos, Ita.

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103. ita grabó Esta Carta Para su MadrE Con una grabadora, PosiblEMEntE El 6 dE sEPtiEMbrE dE 1980. Judith noonE, MM, la transCribió. sE lE Editó Más Para Esta CoMPilaCión. la sECuEnCia En Esta transCriPCión y la Carta PrEvia En Esta ColECCión siguE la dE los arChivos

Es medio torpe comenzar una grabación. Nunca soy buena en esto, pero hace dos semanas fue el accidente, la muerte de Carla, y mientras alguien viaja a los Estados Unidos el lunes, yo pensaba que era el momento de que yo dijera algo, ya que pro-bablemente hayas escuchado muchas versiones sobre diferentes aspectos. Voy a sentarme aquí a tomar una taza de café, fumar un cigarrillo y contar lo que pasó aquel día y aquella noche, como también otros puntos.

Me imagino que hay mucho que ya has escuchado, particularmente si fuiste a la misa en Maryknoll el miércoles después de que Peg Hanlon y Julie regresaron. Creo que ellas tuvieron la oportunidad de hablar con mucha gente, no solamente con per-sonas de la Iglesia sino con la gente sencilla. Yo había dicho a Peg y a otras personas que Julie quiso estacionarse a mi lado en el hospital para unos días de reunión antes de salir. Era un tipo de acción que expresaba mucho apoyo, el que un grupo apare-ciera en el lugar casi instantáneamente. Cuando el entierro terminó yo más o menos hice lo que otros me dijeron: ir al hospital y manejar el estrés, ese tipo de cosa. Es una cosa muy irreal, y por supuesto es más difícil ser la que sobrevive.

Carla y yo hablamos muchas veces sobre la posibilidad de morir porque hay tanta violencia aquí. Creo que hablamos de esto, que sería mucho más difícil para la que se quedaba atrás, si no moríamos juntas. Entonces comencé a pensar sobre lo que es-toy sintiendo. Vi que al final del Evangelio de San Juan hay esta pequeña escena de Jesús con Pedro y parece que Juan está atrás. Jesús dice a Pedro: “Sígueme”. Pero Pedro se voltea y dice: “¿Y qué de él?”. Y Jesús dice: “Tú ya estás en tus 50. Te estoy diciendo, sígueme. Él debe esperar por aquí. Yo me cuidaré de esto”. Si Juan estuvo bastante cerca para escuchar, me pregunto cómo se sintió él. Creo que ahora sabe-mos. Creo que al final esto es lo que pasó. Yo de verdad pensaba que iba a morir.

Habíamos causado algo de conmoción en Maryknoll hace como un mes. Escribi-mos una evaluación después de tres meses, más o menos diciendo que muchas co-sas que habíamos esperado cumplir no serían posibles. Tuvimos muchas preguntas y expresamos mucha frustración. No estuvimos seguras si este era el momento propicio para que Maryknoll mandara más personas aquí tomando en cuenta la frustración que vivimos. Y pedimos ayuda para pensar en el tipo de apoyo que necesitáramos aquí.

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Aquella evaluación y carta causaron bastante movimiento… reuniones, llamadas telefónicas y todo este tipo de cosas. Pero realmente entre el tiempo que escribimos la carta y las siguientes tres o cuatro semanas muchas cosas empezaron a tomar forma. Creo que si era el factor del tiempo las cosas poco a poco fueron tomando forma, o si era que finalmente nos mudamos a nuestro propio lugar, aunque no esta-ba completamente terminado, y estuvimos allí tanto tiempo como habíamos estado en cualquier otro lugar, como dos semanas. Las cosas parecían más calmadas. Ha-bíamos establecido algo de credibilidad con algunas de las personas que estuvimos tratando de ayudar, y las cosas iban, no avanzaban tremendamente bien, pero iban mucho mejor que antes.

Tomaba mucho trabajo la forma de contactar con las Comunidades Eclesiales de Base que estuvieron con mucha gente que sufrió hambre en las montañas. No pu-dieron bajar a las tiendas locales de abarrotes porque supieron que muchos fueron asesinados cuando lo intentaron. Parte de nuestro trabajo era llevar alimentos de un lugar a otro. De tales lugares con frecuencia serían transportados a otros lugares por mula u otro medio. También tuvimos que adquirir medicinas y preparar botiquines; esas cosas son consideradas subversivas y materiales para una guerra. Es algo es-quizofrénico, todas las necesidades primarias son consideradas materiales de guerra pero, por supuesto, no hay guerra.

De todos modos, creo que el sábado hace dos semanas, como cualquier día, toda-vía tuvimos varias cosas que hacer. Carla iba a salir a tres o cuatro lugares donde los sacerdotes colaborarían con comunidades de un área para celebrar la misa. Al mismo tiempo daríamos una lista de las personas desaparecidas. Es más o menos urgente que, cuando hay gente desaparecida, se haga algo de bulla tan pronto como sea posible, no solamente para que las personas sepan que tú estás consciente de que están desaparecidas, sino también para que quizá piensen dos veces antes de hacer desaparecer completamente a éstas y otras personas. Por lo tanto, lo arreglamos, por ejemplo, Carla saliendo para trabajar de chofer y entregar los alimentos…

Ella antes decía que, de verdad, en vez de ir a las reuniones de clero y religiosas, debía ir a las reuniones de choferes y estibadores, cargando bultos de 100 libras de despensas, y al final yo misma alcancé hasta 50 libras. También constantemente estuvimos llevando a estos sacerdotes para arriba y para abajo en las montañas. Así comenzó el día. Yo fui en la mañana con el tercer oficial del cuartel del ejército, que está unas cuadras arriba, y me dijo: “Claro, claro, yo revisaré todas las fuerzas y todo en el pueblo”. Como una hora y media más tarde, un hombre se me acercó y me dijo, tú sabes: “¿Usted es monja? Debo estar buscando a una mujer con una blusa amari-lla”. Dije: “Sí”. Señaló: “El comandante quiere verle”. Cuando regresé, el comandante estaba afuera y dijo: “¿Puede venir a las 4:00 p. m.? Tengo algunos presos que quiero

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entregarle”. Dije: “Está bien”. Así que el día siguió su curso y las historias pudieran durar unos días.

Lo que pasa es que, por fin, tenemos como cinco familias, estas son familias cuyos esposos o hijos fueron matados la semana anterior en el mismo pueblo, San Antonio de los Ranchos. De hecho, una de ellas era la madre de aquel muchacho como de 16 años sobre el cuál escribí a Jennifer. Habían venido durante la semana y en un momento las tuvimos con nosotras por un tiempo, para después, ojalá, moverlas a un punto céntrico.

Hubo como quince personas viviendo en nuestra casa extendida, más como una tribu acampando. Nuestro techo es el piso de un desván y allí arriba simplemente hay toda esta gente en un cuarto grande donde todas pasan el día. Entonces a las cuatro regresé al cuartel del ejército.

Nosotras habíamos tenido reuniones con este coronel, un hombre raro. Sabíamos que él no quería reunirse conmigo, pero yo debía recibir estos presos y las preguntas para él eran qué hacer con ellos. Él tuvo tres opciones: pudo matarlos, pudo entregar-los a las cortes —pero las cortes no harían nada porque todos los jueces están bajo amenaza y los soltarían— o podía entregarlos a la Iglesia. Periódicamente es lo que hace. Por lo menos cada semana tuvieron un grupito de presos.

Creo que generalmente no tenía ninguna razón para detenerlos, y entregarlos a la Iglesia era una manera de quedar bien. Yo nunca había visto a ninguna de estas personas antes pero, en efecto, una estaba en la lista que yo había entregado esa misma mañana, un hombre joven de 18 años que había sido arrestado el domingo anterior. Su padre (lo habíamos visto el día antes y parecía muy preocupado) dijo que el joven no era exactamente retardado mental pero no era muy listo, entiendes. Por fin, después de mucho “qué hacer”, eran cinco para las seis, y yo tuve al preso.

Entonces regresamos a la parroquia, y cuando llegamos, dos de las mujeres se quedaron y tuvimos café. Ellas dijeron que estuvieron muy preocupadas respecto a este joven. Dijeron que en un momento él se había unido a una de las organizacio-nes. Su miedo era que, una vez que regresaba a su casa revelara a la gente dónde estuvieron ellas. Estas mujeres sintieron que su vida estaba en peligro. Estábamos completamente perturbadas. Carla debía estar regresando con unas personas más en cualquier momento. Entonces decidimos sacarlo de aquí. Esconderlo en el rincón y distraerlo y después lo llevaríamos a casa. Creo que eran como las 6:30 o 6:45 cuando los dos llegaron. Trajeron con ellos todo un grupo de personas que llevamos a la casa de enfrente, donde viven las hermanas de la Asunción y donde nosotras nos habíamos quedado. Hablé con Carla y ella pensó que era la mejor decisión. Entonces ella, yo y los dos jóvenes, uno con 17 o 18 años, el otro de 20 o algo más, salimos para donde él vivía en San Antonio.

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Lo que pasa en el tiempo de lluvia, generalmente cerca de las siete, es que empie-za a llover. A veces llueve muy tarde. Generalmente el viaje tomaría como media hora. Pues nosotras salimos cuando la lluvia comenzó. Estuvimos fuera de Chalatenango quizá en diez minutos. Era una de estas lluvias espantosas y fuertes. El camino que tuvimos que seguir, actualmente hay dos caminos a donde íbamos, es un camino donde cruzas el mismo río cinco veces. Generalmente es como vadear un arroyo pe-queño. El otro camino no tenía ningún río, pero sí muchos derrumbes. Dijeron que los derrumbes eran terribles aquella noche; entonces por donde fuimos probablemente era la mejor ruta.

No mejoró el tiempo. Cuando cruzamos el río la cuarta vez y llegamos al quinto punto para cruzar, la Iglesia queda directamente delante de ti y ya estás en el pueblo. Entonces cuando llegamos al quinto punto y Carla lo miró, dijo: “No voy a pasar por esto. Se ve feo y no estoy segura de que puedo cruzar”. Entonces, dijimos al hombre: “Bien, sal de aquí”. Hubo árboles que uno tendría que cruzar. En el jeep teníamos algunos puntos negativos de seguridad, uno de ellos era que si alguien está sentado atrás la puerta no se abre desde adentro. Entonces bajé, abrí la puerta y él salió. Nosotras empezamos a dar la vuelta al jeep. El regresó a nosotras corriendo, y dijo: “Parece que va a ser muy difícil cruzar”. Y nosotras dijimos: “Esta es la historia, no vamos a quedarnos aquí. No vamos a cruzar el río. Vamos a regresar a Chalatenan-go. Si quiere quedarse aquí, quédese”. Él pensaba que realmente quería ir a casa y ahí se quedó.

Después procedimos a bajar como diez pies para cruzar. Ahora, respecto al tiem-po, no sé, desde la primera hasta la segunda vez que cruzamos —quizá hubo tres, cuatro, cinco minutos, no pudo haber sido más de cinco minutos— y todo lo que pasó no pudo haber transcurrido más de cinco minutos. Lo que pasó aquí fue cómo una inundación relámpago… Dicen que cuando comienza a llover en algunos arroyos de la montaña simplemente llega el punto en que aparece la corriente y es algo incontro-lable. Tuvimos que cruzar.

No creo que hubiera más de quince pies de agua y quizá tres o cuatro pies de profundidad, porque era rocoso. Entramos en el agua. En vez de cruzar derechito, entramos de repente… justamente, el coche estaba en dirección… se podía voltear a la derecha y entonces salir. Dije a Carla: “La tierra está por allá”. Y ella dijo: “Nos está arrastrando”. El agua comenzó a entrar por abajo y uno de los muchachos dijo:” Todos vamos a ahogarnos. Todos vamos a morir”. Y contesté: “No, no vamos a morir. Veamos lo que va a pasar”. Pues el coche fue arrastrado, más o menos empujado contra la rivera.

Ahora éramos tres adelante y uno atrás. También el otro punto maravilloso de este jeep es que el Land Rover tiene ventanas atornilladas que solamente se abren a la mi-tad. La ventana no se abre por abajo. Es una ventana que va de derecha a izquierda,

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pues en realidad la ventana solamente abre la mitad de la anchura del vidrio. Está en dos piezas. Entonces logramos abrir la puerta, y, por supuesto, el agua entró.

Un muchacho salió y estuvo agarrado a algo, y después el otro salió. Iba a ser mi turno, y justo cuando él decía, “ven, ahora te toca a ti”, algo más pasó con la corriente, porque el jeep se volcó, y al volcarse el lado del chofer iba abajo y la puerta se cerró. Lo que pasó entonces es que el río empezó a entrar por la ventana. Entonces, ade-más de caerme encima de Carla, recuerdo más que todo esto: no sé cómo lo llamas… toda esta agua entrando con mucha fuerza por la ventana. Entonces pienso que Carla más o menos empujó y uno de los muchachos todavía tuvo una parte de mi cuerpo, entonces cuando vino una oleada hubo una cantidad formidable de presión encima de mí pero traté de salir por la ventana. En algún momento, el muchacho que me tenía —la corriente cambió otra vez— lo echó a él y yo me fui rebotando río abajo. Lo pri-mero que pensé es que debía estar muy profundo y me pregunté cuándo podría subir. Simplemente no pude creer que estaba tan hondo. Más tarde dijeron que cuando el jeep se bajó en su costado, en este punto probablemente había dos metros, seis pies y medio, debajo del agua. Pero con la fuerza en estas corrientes, una debía luchar con esto para subir por aire.

Por alguna razón tuve una lámpara en mi mano. Y estuvo prendida, y por un tiempo yo estuve subiendo y después cuando estuve arrasada por abajo otra vez, bajé muy profundo. Me dije a mí misma: “no vas a subir”. Entonces dije: “Recíbeme, Señor”. Al final, es lo único que decía y sentí algo de curiosidad por saber qué pasaba, pero en algún momento subí otra vez. Simplemente siguió, no sé por cuánto tiempo. Seguía. Estas dos cosas puedo decirte: no tuve pánico y realmente no tuve miedo.

Estuve todo el tiempo como un pedazo [de madera] que se volteaba cabeza abajo, rozando contra las rocas. A veces la corriente era poco profunda, otras veces muy profunda y simplemente me llevaba. Entonces llegó el momento en que me arras-traba hacia lo que en la mañana descubrí que era una sección de bambú. Estaban unas raíces, extendí mis manos y por fin agarré algunas y me liberé del dominio de la corriente.

Me quedé allí un tiempo, muy quieta. Me imagino que para calmarme y pensar “¿ahora qué?”. Creo que lo que tuve más fuerte fue la esperanza. Eventualmente hubo relámpagos y así pude ver un árbol, pero estaba en medio del campo y todo es-taba muy, muy oscuro. Entonces miré alrededor y había una raíz enorme, era horizon-tal entre el agua y lo que hubiera sido el punto más alto del terraplén del río, cuatro o cinco pies sobre mi cabeza en este punto. Esta raíz tenía una como “y griega” en ella, entonces puse un brazo en la horqueta y cuando puede pasarlo por ella por lo menos estaba anclada a algo y miraba alrededor para tener algo qué agarrar con el otro.

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Estaba en el agua con la raíz quizá uno o dos pies más alto que mi cabeza. Al mirar arriba vi el tronco del árbol en la orilla pero estaba como tres pies más arriba. Enton-ces pensé que tenía que subirme a la raíz, que parecía muy fuerte, y después lograr subir al tronco. Entonces estaría fuera del agua, porque el agua estaba subiendo todavía. Intenté un par de veces. Puse mis pies contra la rivera e intenté empujarme pero la orilla era puro lodo, mojada y resbalosa. Creo que esto era lo más difícil física-mente. Más o menos calculo que me tomé una hora para salir del río. Posiblemente estoy equivocada. Traté de balancearme. Traté de empujarme y casi no tenía ninguna fuerza. Tuve el sentimiento de que estaba malgastando mis fuerzas. Estuve movién-dome y de alguna manera al explorar con mis pies, descubrí que había otra cosa donde podía ponerlos y de donde podía empujarme arriba un poco.

El terreno caía abrupto, más o menos como en los cañones. Entonces tuve este sentimiento: “Levántate y salte del río”. Iba con paso pesado por las milpas, tiré varias tallas y seguí arrastrándome cuesta arriba. Llegué más allá de la milpa de maíz, entre ejotes y ejotes que más o menos te envuelven. Ni puedo pensar en la palabra en in-glés ahora, pero de todos modos las enredaderas te envuelven. Subí hasta allí y pude ver una fila de árboles, pensé que quizá podría ver una casa.

Subí toda una distancia de la montaña y al llegar allí y mirar alrededor, lo único que pude ver era más cerros y más árboles. No parecía haber nada alrededor. Entonces dije: “Pues elige tu lugar”. Hubo como arbustos y cosas. Me acurruqué con mi cabeza debajo de unos arbustos, pensando que por alguna razón quizá iba a calentarme, aunque estuviera completamente mojada y siguiera lloviendo. De todos modos des-cubrí que no tenía huesos fracturados ni nada así. Supe sin dudar que por la mañana tendría alguna situación, como bronquitis o pulmonía. La otra cosa que supe es que algo estaba sangrando cerca de mi ojo izquierdo. Tenía un corte muy superficial, pero no tenía ni idea qué era. Tomé algunas hojas con una mano y las puse en la cortada. No podía trabajar con mi otra mano porque estaba cubierta de lodo. Mis manos esta-ban bastante sucias.

Pues después de acostarme, me di cuenta que mi cuerpo estuvo tiritando por más de media hora. Me tembló toda la noche, pero era meramente una reacción del cuer-po, algo como espasmos. Creo que nunca he sentido tanto frío en mi vida. Por alguna razón dije a Dios lo que pensaba de esto. También hubo muchísimos zancudos. Dije a Dios que ser tan miserable como esto era inaguantable. “¿Por qué tienes que tener zancudos aquí?”. La cosa era quitar estos zancudos de mi cuerpo o matarlos, porque me estaban atacando. Pero entonces tendría que quitar mi mano de mi costado, que tuve agarrado, tratando de guardar junta cada pieza u onza de mi cuerpo.

La escena principal para mí a la mañana siguiente era alguien cuyos brazos y cuello eran un desorden con innumerables piquetes. Pero aunque no tuve ninguna

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257Cartas y EsCritos dE ita Ford

idea qué había pasado a Carla, Esteban o Alfredo, pensé que podrían estar vivos o muertos. Oré por cada uno y después pensé en mucha gente. Primero pensé en mucha gente que hizo las cosas muy difíciles para nosotros. Dije: “Si esto vale algo, quizá les conmueva”. Después pensé bastante en muchos de ustedes. Creo que en un momento me sentí particularmente con René. Después de un tiempo me dije a mi misma: “Pues ahora tienes que empezar a pensar cosas positivas, porque no puedes quedarte pensando en lo que ha pasado”. No parecía que hubiera manera alguna de que pudiera dormir. Entonces como mi mente estaba moviéndose a mil millas por minuto comencé a pensar en cosas placenteras.

Debía ser como medianoche cuando empecé a escuchar parlantes anunciando: “Estamos buscando a las monjas, estamos buscando a las monjas”. Pero no sabía si estaban buscándonos a Carla y a mí. No sabía si sabían que los muchachos estaban con nosotras, si alguien supiera que algo había pasado. Pero no pude hacer nada porque no pude moverme. Estaba tan oscuro. Había llegado tan lejos sin hacerme gran daño a mí misma. Pensé, si comienzo ahora, seguramente me mataré. No tengo la energía, ninguna energía. Entonces dije que me quedaría ahí hasta que hubiera luz. Cuando haya luz bajaré la montaña poco a poco.

Lo que pasó fue que después de que uno de los jóvenes había llegado a un lugar más seguro, el otro, que había sido tirado [tratando de ayudarme a mí] de alguna ma-nera llegó a la otra orilla. Los dos no pudieron actuar de prisa. Uno se acercó a una casa, pero creo que casi lo matan porque pensaban que era ladrón.

De alguna manera difundieron la noticia ampliamente, consiguieron una camione-ta y regresaron a Chalatenango dónde levantaron a todos de la cama. Vinieron con muchas luces, incluyendo la famosa lámpara que tú mandaste con nosotras. Hicieron levantar a la gente y comenzaron a buscar y a zambullirse en el agua. Algunas perso-nas salieron con mecates.

En algún momento encontraron el coche completamente volcado, las llantas en el aire y nadie adentro. Ese era el estado de las cosas. Me levanté a las seis de la mañana, cuando hicieron la llamada otra vez para que todas las personas de buena voluntad salieran para comenzar a buscarnos a Carla y a mí. Estaba muy enferma, pero me había enrollado y a propósito cambiaba mi posición toda la noche y seguía cambiando de posición, en mi espalda, en mi costado, para que no estuviera dema-siado tiesa. Supe que de todos modos iba a estar muy tiesa y empecé a bajar de la montaña. Estuve sorprendida lo lejos que había subido.

Esta vez encontré un sendero alrededor de los ejotes y el maíz y no tuve que cru-zar en medio. Entonces, alcancé la orilla del río. Empecé a llamar y un hombre pasó. Le dije: “¿Escuchó lo que están diciendo? Soy una de estas personas”. Entonces él

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cruzó el río y me llevó a su casa. Después me dio una toalla para envolverme y calen-tarme y comenzamos a caminar hacia el pueblo.

Tú sabes, en las áreas remotas hay pequeños pueblos en el campo, es como una gota en la cubeta —un poco de nada— de todos modos, incluso aquella área tenía pequeñas subdivisiones. Mientras caminamos, me encontré con un hombre que conocía, miembro de las Comunidades Eclesiales, así que se vino con nosotros. Él tenía un mantel y entonces cambiamos la toalla por el mantel, y me envolvieron en el mantel. Después, para llegar al pueblo, tuvimos que cruzar el río cuatro veces. Toda-vía corría bastante veloz. Cruzamos a pie y comenzamos a encontrarnos con muchos hombres con botas y machetes y diferentes cosas para caminar por la orilla. Tuve la idea de que quizá Carla se había fracturado una pierna o, quizá, había podido agarrar algo y simplemente no pudo hacerse visible. Los hombres estuvieron muy preocupa-dos y me llevaron a la casa parroquial.

Vi a uno de los seminaristas envuelto en una sobrecama. Él había pasado las úl-timas horas bajando al agua en varios rincones del río. Era una respuesta tremenda de parte de la gente tratando de encontrarnos. Allí algunas mujeres tomaron mi ropa y me trajeron un cambio. Sacaron el botiquín, lo miré y fue un poco cómico porque yo lo había preparado justo el día anterior. Lo preparé el viernes y fue entregado allí el sábado. Estuvieron usándolo conmigo el domingo —tú sabes, este tipo especial de jabón y cosas así—. Yo pedía café constantemente. ¡Tenía tanto frío en mi interior!

Entonces Teresa regresó otra vez. Habían llegado de Chalatenango como a las cinco de la mañana. Salieron y creo que hicieron algunas llamadas telefónicas, lla-maron al Arzobispado y la Cancillería para decir que habíamos desaparecido. Habían llamado al equipo de Cleveland pero no hablaron muy específicamente, solamente los confundieron. Dijeron que algo había pasado pero que no estaban seguros qué. En-tonces me dijeron que eran como las 7:30 a. m., y “lo mejor que podemos pensar es regresarte a Chalatenango y pedir a un médico que te revise y llamar a algunas per-sonas y dejarles saber que una de ustedes ha aparecido y está viva”. Yo dije: “Okay”. Entonces regresamos. La primera cosa que hice fue llamar el equipo de Cleveland, porque ellos tenían un número de teléfono [al que era más fácil comunicarse y ellos] hablaban inglés. Estuvieron contentos de que los llamara. Recibieron el mensaje y dijeron: “Sí, Sí, vendremos en seguida”. Contactaron con alguien y llamaron a Maddie, o alguien subió a Santa Ana para decirle a ella que viniera.

En algún momento se involucró la Cruz Roja. El coronel [que yo había visto] a las seis y por varias horas el día anterior, vino en algún momento y dijo que lo sentían mucho y que iba a enviar algunos soldados. Algunas de las personas locales dijeron: “Favor de tener cuidado, porque generalmente estos soldados estuvieron allí matan-do a gente”. Estuvieron algo asustadas. Recuerda que estas personas estuvieron

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haciendo una obra de misericordia y todavía están buscando un cuerpo [el de Carla] y no nos dejemos confundir sobre el tema [violencia de la milicia]. Pues si los soldados realmente participaron no sé. Pero esta era parte de la historia.

Como a las 20:30 p. m., Jean Donovan, una misionera laica del equipo de Cle-veland —a quien conozco más porque estuvo en el programa de entrenamiento en Maryknoll cuando yo estuve en Estados Unidos el año pasado— me dijo: “¿Dónde guardas tus sábanas?”. Yo pensaba que quizá Carla estaba muerta y no me estaban diciendo. En realidad lo que ocurría es que alguien había llegado y pensaban hacer algo como hamaca o algo así que pudieran usar si la encontraban.

Fue un poco después de esto que el personal de la Cruz Roja la encontró. Creo que fueron Jean, el canciller de la Arquidiócesis y alguien más quienes me avisaron, muy cerca de Chalatenango. Dijeron que el río agarró a Carla y la golpeó bastante. No sé dónde murió Carla. Creo que debía haber muerto en el coche porque estaba realmente muy destruido. El volante no estaba destrozado y hubo mucho golpeteo contra él. Cuando Maddie miró, dijo que el cuello de Carla estaba roto, y ciertamente otras partes fracturadas. Como dije, no sé. La trajeron a la casa y la envolvieron en una cobija.

Inmediatamente detrás de ellas llegaron tres hombres con cámaras de la televi-sión. Los expulsé rápidamente. Después yo, probablemente… Un doctor había llega-do mientras tanto o estuvo allá en este momento y dijo: “¿Puedes creer que tienes una infección en tus pulmones?”. Por supuesto que lo creí. Me imagino que tuve fiebre y quién sabe qué más. No era fácil mantenerme acostada. Creo que era hiperactiva, pero no tan hiperactiva. Pero toda la gente entró y, como dije, Carla estuvo encima de su cama envuelta con una toalla y una sábana. Y constantemente quitaban la toalla y miraban su cara, esto y aquello, tú sabes, tuvieron que saber cuánto medía de altura, la Arquidiócesis tenía que saberlo. Un par de ataúdes aparecieron y, por fin, Carla entró en uno de ellos. Tuvieron que quitarle sus zapatos pues apenas cabía. No hay mucha gente de 5 pies 8 pulgadas.

Maddie se encargó de Carla. La llevaron al hospital, creo, para preparar el cuerpo allí y así tuvimos algo de tranquilidad. El obispo, tú sabes el que es administrador apostólico, Rivera y Damas, el vicario general y el obispo Fabián, con quien trabaja-mos, llegaron a las 3:00 p.m., y tuvimos misa. Fue después de esto que el cuerpo de Carla regresó. Luego los dos hombres con quienes trabajamos más de cerca celebra-ron la misa; posteriormente, las hermanas, varios grupos de hermanas y la gente se quedaron toda la noche en la Iglesia. Esa es la costumbre, tú sabes, oran y cantan para reflexionar.

Algunas de las otras personas —hubo madres de Maryknoll allí también— me dijeron que yo debía ir a la cama. Lo único que me preocupó eran las lecturas para

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la misa de cuerpo presente. Yo quería una lectura de Romanos 8: “… nada puede separarnos del amor de Dios”, y el Evangelio que dice: “No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos”, porque básicamente creo que el trabajo que estuvimos haciendo era secundario en relación con llevar a este tipo a su casa. Lo que en rea-lidad pensamos era que no se podía confiar en él. Pensando en esto más tarde [el accidente] era resultado de que él era plebe, sin embargo Jesús murió entre toda la plebe. La gente había quedado muy preocupada y desconfiada. Nosotras estábamos tratando de ayudarlas porque habían aguantado tantas cosas y especialmente porque de esto se trata nuestro trabajo, y no creo que Carla lo hubiera querido diferente. Creo que Carla murió haciendo lo que debía hacer. Creo que todos estuvieron muy conmo-vidos por la reflexión y, creo, interpelados. Creo que muchos salvadoreños estuvieron conmovidos.

Al día siguiente fue el entierro. En realidad era una misa verdaderamente bonita. La gente estaba muy conmovida de que a Carla fuera a enterrársele en Chalatenango y me preguntaron por qué. Simplemente dije: “Es donde ella trabajaba”. Nos habían ofrecido la oportunidad de tener el velorio en la capilla de alguna de las hermanas en San Salvador o enterrarla en San Salvador. Dije: “No, ella murió aquí, trabajando por esta gente y es como robarle al pueblo; sabes, ella pertenecía a ellos y ellos le perte-necían a ella. Este no es el momento de hacer marchar a alguien para algún evento eclesial solemne”.

Considerando la hora, hubo muchas cosas pasando en la estación de radio de la Iglesia, vinieron 15 sacerdotes —yo conocí a 14—, un tipo que jamás había visto antes y un sinnúmero de seminaristas, y por supuesto las hermanas. Durante la misa hubo como ocho personas, y en vez de una homilía pedí a una de las hermanas de donde nos quedamos en el pueblo —con quien Carla tuvo algo de amistad— que dijera unas palabras. Bueno, ella, seis sacerdotes y algunas de las personas de las comunidades donde Carla llevaba los alimentos dijeron algo. Era como un evento tipo “pasar el micrófono”.

Después nos dirigimos al panteón, que está como dos calles abajo y fuimos ba-jando un cerro grande hasta la entrada del pueblo. Todas las hermanas presentes ca-minaron con el ataúd. Pensé —y tuve este pensamiento chistoso y me reí un poco—, sentí que esta sería la última vez que yo trataría de retrasar a Carla. Porque a veces, cuando ella era muy espontánea y estaba casi lista para comenzar con algo de lo cual yo no estaba muy segura, una tenía que frenarla… y el ataúd apuntaba cuesta abajo, y alguien tuvo que frenarlo un poco.

Entonces estuve pensando en esto. Era la única cosa que más o menos me causó vergüenza. Era muy en contra de mi carácter anglosajón que, justo cuando estába-mos por bajar el ataúd en la tumba, yo sintiera que iba a enfermarme. Me dijeron: “No

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vas a enfermarte”. De repente dije: “Voy a vomitar”. Entonces tuve que moverme dos lugares más atrás. Habían insistido antes de la misa en que yo comiera. Supimos más tarde en el hospital cuando me hicieron las pruebas, que cuando tuve que tratar de calentarme toda aquella noche había usado todas mis reservas. Las calorías y carbohidratos y minerales en mi cuerpo habían sido agotados. En realidad no tuve cosas digestivas en mi sistema, y por eso no pude mantener alimentos. Pero no había sabido de esto. Tuvieron que darme algún tipo especial de suero para reemplazar los minerales necesarios para mantener mi cuerpo caliente [temperatura normal]. Estuve en el hospital cinco días y después tuvimos unos dos días de reuniones.

Probablemente ya sabes que Maura Clarke vendrá a Chalatenango. Maura es una mujer tremenda. Tuvo mucha experiencia de Nicaragua. Ha estado en los Estados Unidos por los últimos tres o cuatro años, trabajando en “Educación sobre la Misión, Conciencia Mundial”. Es muy irlandesa y tiene un corazón grande lleno de amor. Creo que ella será fantástica para las personas que llegan aquí, que han sido traumatiza-das, que están huyendo o llenas de miedo por su vida. Creo que Maura va a ser el regalo más grande de Dios para ellas. Dije a ella, y a toda la gente: “Ella no es Carla. Cada persona tiene sus dones, y vive sus dones a su propia manera. No podemos poner cargos de una en la otra; que tú no eres como ella o como aquella, que estemos libres cada una para ser quien es”.

La próxima semana iré a Guatemala para unirme con las hermanas para una se-mana de ejercicios espirituales. Pienso solo en un cambio para ver algo verde y pro-bablemente para integrar algo de esta experiencia que todavía parece muy irreal. Sin embargo, por lo menos en el último día o dos he tenido algo de tiempo para mí misma. Desde el 24 hasta este jueves pasado (hoy es sábado) nunca estuve sola. Solamente necesito algo de tiempo. Entonces me quedé con las monjas en este convento y ellas me dejaron en paz. Quiero decir, puedo hacer lo que quiero. Comer con ellas u orar con ellas o sentarme con ellas o no. Son muy respetuosas. Son muy solícitas, pero saben cuándo retirarse un poco, y entonces esto es lo que estuve haciendo por un par de días. Estuve más o menos quieta, tratando de conectar algunas cosas. No sé, hay correo para Carla y cosas para contestar, entonces simplemente voy a dejar las cosas por un tiempo y tratar de dormir y terminar mis medicamentos.

La otra cosa chistosa era que después del funeral estuvimos leyendo algo de las Escrituras cuando nosotras —las de Maryknoll— leímos sobre Pedro. Es cuando Pe-dro caminaba sobre el agua, y parece que Carla había escrito a alguien en Chile (y toda la reflexión era sobre esto) que el Señor le había llamado para salir del barco, y ella salió y estuvo hundiéndose, y Él agarró su mano, o algo así.

Me doy cuenta que les dije que durante todo este episodio nunca dije “¡Ayuda!”. Nunca se me ocurrió decir “Sálvame”. Nunca se me ocurrió que estaba ahogándome

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o sentir pánico. Era solamente que algo estaba pasando. No supe lo que significaba, pero me di cuenta que nunca lo interpreté como “Sálvame”. Dije: “Recíbeme, voy a ti”. Pero no sentí ninguna necesidad de ser salvada de ahogarme, o pánico, o algo así.

No creo estar enojada. Estoy confundida. No siento culpabilidad. Algunas hablan como si hubiera sentido la culpa por sobrevivir, pero no creo tener esto. Todavía hay mucho trabajo que hacer, quiero sanarme y regresar al trabajo. Sé que lo que hace-mos es importante.

Sé que esta es una experiencia pesada. Posiblemente es pesada para ti el escu-charlo. Pero creo que simplemente dice que Dios es activo hasta el extremo en nues-tras vidas y seguramente es el Señor de la Vida el que está en control. El que decide. Pensé, sabes, he llegado a tener contacto con mucha gente que duerme afuera en la noche. Ellos dicen que durmieron en el monte. Pues ahora yo he dormido en el mon-te. Estas son las cosas que te conectan con la gente. Estoy segura que lo que esto significa saldrá y será más claro más adelante. No estoy brincando de alegría ni nada así. Extraño a Carla mucho, pero todavía le grito mi enojo y todo. No sé lo que era la última carta que ella te escribió que era tan maravillosa, porque era algo privado entre tú y ella. Pero sea lo que sea, de verdad estoy contenta. Al repasar fotos, encontré la foto de tu cumpleaños con aquella camisa loca, entonces la incluyo con esta cinta. En cualquier minuto esta cosa va a terminar. Entonces, tú lo sabes y yo lo sé… que te quiero y tú me quieres. Sé que Dios nos ama a todos, y no lo digo en ninguna manera trillada. Creo que hay varios ejemplos extraordinarios de eso. No sé cómo decirte que no te preocupes. Pero de verdad espero que puedas mantenerte en confianza y fe.

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104. EvaLuaCión dE trEs mEsEs dEL ministErio En ChaLatELango

Debido a la circunstancia de que nos pidieron comenzar un nuevo trabajo para la Vicaría, meses después de formular las metas y objetivos del área, el Comité para Urgencias no cae directamente bajo las metas del área. Sin embargo, corresponde a los objetivos de la Región, o sea:

I. De acuerdo con nuestros principios cristianos, estamos comprometidas a cola-borar con los grupos, organizaciones y movimientos que activamente trabajan por la justicia y la liberación.

II. Profundizamos nuestro compromiso con la causa de los pobres urbanos y ru-rales, quienes son más afectados por las estructuras injustas.

Dado que esta era una nueva obra que debía ser creada cuando la necesidad surgía, y que a los dos y medio meses de haber comenzado uno de los dos miembros de tiempo completo del equipo murió y otro ha llegado, y que necesitaba tiempo para conocer la situación, una evaluación ordinaria no parece factible. Sin embargo, nos gustaría compartir algunos de los logros, problemas y posibles soluciones que pudi-mos ver en este momento.

Logros

a) Inserción en la Iglesia local, trabajando con hermanas, sacerdotes y líderes laicos con los esfuerzos de un equipo.

b) Organización de un medio para reubicar a la gente, especialmente mujeres y niños huyendo del terror de peligros reales o potenciales y violencia, a otras áreas más seguras para vivir o a centros para refugiados.

c) Organización de canales de distribución de alimentos y medicamentos a per-sonas desplazadas.

d) Estudio y presentación de un proyecto para fondos para las necesidades de urgencia de la Vicaría.

e) Establecimiento de contacto con grupos organizados para colaborar y coordi-nar ayuda para las urgencias.

Problemas y fracasos

a) Falta de cualquier modelo para seguir en esta Pastoral de Asistencia, el título dado a este trabajo por la Vicaría.

b) La necesidad de reorganizar después de la muerte de Carla, incluyendo el proceso de Maura e Ita en aprender a trabajar juntas.

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c) La falta de capacidad de darnos plenamente al trabajo debido al proceso de luto y la adaptación a una nueva situación.

d) Nuestro propio conocimiento limitado y falta de familiaridad con el ambiente debido a que somos recién llegadas en El Salvador.

e) El problema de sentirnos sobrecargadas debido a exigencias para responder a situaciones sobre las cuáles no sabemos nada.

f) La naturaleza del trabajo es tal que no tiene ninguna forma o estructura pre-decible.

g) Estaurgencianotieneningúnfininmediatoalavista,yrealmentenosabemoscómo planear alrededor de una guerra.

h) La falta de organización dentro de los grupos con quienes colaboramos.

i) La necesidad de trabajar dentro de limitaciones muy restringidas debido a la vigilancia militar.

Posibles soluciones

a) Colaboración más amplia más allá de los límites de la Vicaría para así apro-vecharlashabilidades,capacidadesyconocimientosdeotraspersonas.

b) Con el tiempo aprendiendo vivir en una situación continua de urgencias.

c) Personal adicional.

d) Oracionesfielesparaunpasopronto,felizysantoaldescansodelosjustospara Ronald Reagan.

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105. a las hErManas dE la rEgión dE ChilE, Maryknoll, ny, 7 dE sEPtiEMbrE dE 1980

Queridas, muy queridas amigas:

Cuando las cuento, creo que hay como diez de ustedes, y posiblemente más si alguna de las mujeres con ausencia no ha regresado [a Chile] todavía. ¿Qué puedo decir a ustedes, quienes conocieron y amaron a Carla por muchos más años que yo? Si estuviéramos juntas lloraríamos y contaríamos historias y nos reiríamos y oraría-mos. Y seguramente ustedes se reunieron para hacer todo esto con algo de vino para celebrar la ocasión.

Al escribirles me doy cuenta que posiblemente haya algo que me hace falta, per-sonas que conocían y tuvieron relaciones con Carla por más de tres o cuatro meses. Algunas de ellas eran excepcionales, probablemente porque en esta situación hay realmente muy poco que es superficial, pero de todos modos es algo diferente. Para muchas personas aquí ella es una heroína, una persona más grande que la vida, un misterio.

En su manera única hizo que muchas cosas se empezaran a mover, tiró busca-piés en las reuniones y más o menos hizo temblar una Iglesia muy machista. Y, por supuesto, su enojo por la situación le hizo mover algunas cosas, como también su propio testimonio de poner su cuerpo donde estaba su boca.

Sin embargo, no hubo ninguna diferencia dramática entre Carla en Chile y Carla en El Salvador. Sé que estuvo agotada cuando salió de Bandera y que Coelemu fue un tiempo de restauración y renovación. Con frecuencia dijo que era un producto de Chile —quince años— y que lo que trajo a El Salvador vino de Chile.

No estuvimos aquí mucho tiempo antes de que fuera necesario tener unas conver-saciones sobre la muerte. Sencillamente es parte de la situación violenta. No es que pensábamos que algunos soldados iban a acribillarnos, pero hubo la posibilidad de algún miembro borracho (u otro), el paramilitar derechista, o algo más, cualquiera que sea. No hay un nivel alto de confianza operando aquí. Pensábamos que sería bastan-te bueno que, si pasara esto, ocurriera con las dos juntas, porque la que se quedaría definitivamente tendría la parte más difícil.

El jueves antes de que muriera estuvimos hablando de la lectura del día: “Quitaré tu corazón de piedra y te daré un corazón de carne”. (Jer. 3) Me dijo: “Dios ya ha he-cho esto”. Hace unos años ella me había dicho que cuando salía de Chile, pidió un co-razón de piedra. Nunca explicó todo el asunto, pero supuse que era una situación muy dolorosa, y la única manera de manejarla era apagar todos los sentimientos. Bueno,

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me imagino que puedes hacer esto solamente por cierto tiempo y después tienes que comenzar a trabajar con ellos o Dios interviene de alguna manera.

Ustedes conocen la historia, los años con Teresa Corquera*, los problemas fami-liares, todo esto. Pero en esto, algo estuvo pasando. La piedra se convirtió en porosa y después en carne. Me dijo: “Realmente Dios lo ha hecho. Ahora tengo corazón de carne”. Y el corazón sintió dolor por lo que está pasando aquí. Muchas noches al llegar a casa después de escuchar historias de horror o de consolar a la gente, ella sacaba sus “juguetes”, sus marcadores y papel, y comenzaba a dibujar. Dibujaba pájaros llorando y sus lágrimas formando arroyos en la montaña.

Dibujaba palomas de paz heridas. Dibujaba las milpas del campo salvadoreño subiendo las montañas. También escribió un par de cantos; uno, “Tú eres el Señor del Camino”, era como nuestro canto-lema al salir con el jeep cargado de costales de alimentos y medicina. Cuando continuamos hablando, me dijo: “Tú caminabas mucho de este camino conmigo”. Después dijo: “Ahora puedes despedir a tu siervo en paz, Señor” (Lc. 3). Yo pensé que hacía referencia a mí, y dije: “No estoy tan segura que me despida tan fácilmente”. Me contestó: “Veremos”.

No estoy segura que Carla haya tenido algún presentimiento especial de que pron-to iba a ir al Señor. (Dudo que me hubiera dicho.) Pero me parece que ella escribió a Kathy Gilfeather la semana anterior con una reflexión sobre ella sintiéndose como Pedro cuando salió de la barca y caminaba hacia Jesús sobre el agua. Ella se hundía, Él estaba agarrándola. Todos sabemos que lo hizo.

Respecto a mí, me siento como Juan en la última escena de su Evangelio. Jesús manda a Pedro seguirlo y Pedro da la vuelta y pregunta sobre Juan. Jesús dice: “Es-toy hablando contigo, Pedro. Juan es más tarde”. Por alguna razón debo seguir aquí. Entonces lo haré. Ahora mismo hay mucho dolor. Durante la primera semana creo que estuve en algún tipo de shock, corporalmente y probablemente en mi espíritu.

Después de 12 días de no estar sola por un minuto he tomado algunos días con algunas hermanas que “están presentes” pero no están presentes. Entonces el dolor y la realidad están saliendo, y esto está bien. Y la próxima semana iré a Guatemala para unirme con las hermanas allá para un retiro.

Maura Clarke vendrá a Chalatenango. Será un don hermoso para la gente trauma-tizada y llena de dolor. Creo que será un don para mí también.

Las extraño mucho a todas ustedes. Es uno de estos misterios en que Dios me pide hacer luto sola y trabajar mis sentimientos aquí mientras todas con quienes Carla estuvo tan involucrada están tan lejos, en Nueva York, Chile, Bangladesh, etc.

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Sigo contando con su amor y apoyo (me acordé ahorita que en otro sobre llegarán algunas cosas sobre Carla. Quizá una de ustedes pudiera traducirlas para su familia. Gracias). Cuídense mucho.

Con mucho cariño, Ita.

*Terapista de Carla en Chile.

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106. a las hErManas dE Maryknoll dE la rEgión dE ChilE, 7 dE sEPtiEMbrE dE 1980. algunas PartEs dE la Carta PrEvia sE EnCuEntran En Esta Carta taMbién

Queridas, muy queridas amigas:

Jessie ha regresado y posiblemente les ha informado de todos los detalles imagi-nables, pero hay algo en mí que me impulsa a añadir “mis dos centavos”.

Apenas terminé de escribir a las chilenas en Nueva York y mientras les escribía tuve una iluminación. Cuando alguien muere nos reunimos, lloramos, contamos his-torias, nos reímos, conmemoramos, oramos, tenemos una liturgia y celebramos la plenitud de la vida. Y sé que todas ustedes hicieron esto, ustedes que conocieron y amaron a Carla por muchos más años que yo. Me di cuenta que no hay nadie en este país que conociera a Carla por más de cuatro meses. Tuvo algunas relaciones porque en este país hay realmente muy poco que es superficial. Pero es tan diferente (para mí) que si hubiera muerto en Chile. Ya tan pronto ella es una persona más grande que la vida, una heroína, “un ángel de la caridad”. Me imagino que es inútil que yo proteste que mi vieja amiga traqueteada es un ejemplo de la fortaleza de Dios manifestada en nuestra debilidad, su bondad y amor por medio de nuestras vasijas de barro.

La Carla de El Salvador era una importación de Chile. Ella insistía en que era un producto de Chile —quince años— y que lo que podía ofrecer vino de su experiencia de vida allí. Excepto por Pam, Patricia y Mary Ann, todas ustedes conocen la historia de Carla, sus altibajos, el dolor y la resurrección. Lo que quiero compartir es algo que hablamos el jueves antes de su muerte. La lectura era, “Quitaré tu corazón de piedra y te daré un corazón de carne”. (Jer. 31, 29-31) Me dijo: “Dios realmente me ha hecho esto”.

Hace un par de años Carla me dijo que cuando saliera de Chile pediría un cora-zón de piedra. No me explicó todo, me imagino que se trataba de una situación muy dolorosa, y la única manera para sobrellevarla era bloquear los sentimientos. Bueno, me imagino que puedes hacer esto solamente por cierto tiempo y después tienes que comenzar a trabajar con ellos o Dios interviene en alguna manera. Ustedes conocen la historia, los años con Teresa Corquera, los problemas familiares, todo esto. Pero en esto algo estuvo pasando. La piedra se volvió porosa, y después carnosa. Me dijo: “Verdaderamente Dios lo ha hecho. Ahora tengo corazón de carne”. Y el cora-zón sufrió por todo lo que pasa aquí. Muchas noches, al regresar aquí después de escuchar historias de horror o de consolar a la gente, ella sacaba sus “juguetes”, sus marcadores y papel, y comenzaba a dibujar. Dibujaba pájaros llorando y sus lágrimas formando riachuelos en la montaña. Dibujaba palomas de paz heridas. Dibujaba las milpas del campo salvadoreño subiendo las montañas. También compuso un par de

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cantos. Uno, “Tú eres el Señor del Camino”, era como nuestro canto-tema cuando salíamos con el jeep, cargadas con costales de alimentos y medicinas.

Al seguir hablando ella me dijo: “Tú has caminado mucho de este camino con-migo”. Después añadió: “Ahora, Señor, ya puedes dejar que tu servidora muera en paz”. (Lc. 3). Yo pensaba que estaba refiriéndose a mí, y entonces dije: “No estoy tan segura que me despida tan fácilmente”. Ella contestó: “Veremos”.

Esto, junto con su carta a Kathy, puede o no indicar que Carla tuvo algún tipo de intuición de que iba a estar pronto con su Señor. (Seguramente yo hubiera sido la última persona con quien hubiera compartido esto, dadas las circunstancias) pero varias veces habíamos hablado sobre la posibilidad de morir. (Parece que es un tema inevitable en El Salvador.) Yo creo que las dos aceptamos esta posibilidad como parte de estar aquí…

Después de estar aquí un tiempo, era inevitable que se conociera a Carla en al-gunos círculos. Su iniciativa, sus cohetillos en reuniones, chocando cabezas con una Iglesia machista, su propio testimonio de poner su cuerpo donde su boca estaba, sencillamente el ser Carla quien era, seguramente hizo mucho para ganar credibilidad en un ambiente difícil y perturbador. Sin embargo no era una supermujer, ni estuvo haciendo cosas locas. Cualquier cosa que hiciéramos que fuera un tanto fuera de lo normal o insegura, la hablábamos primero con el vicario.

Su tendencia adánica* para dar sobrenombres a personas y cosas era muy fuerte aquí. Y la mayoría eran muy aptos. No puedo decir que me gloriaba de su último so-brenombre para mí. Era “Señora percha para abrigos” porque perdí algo de peso.

Causamos mucha conmoción en Nueva York con nuestra evaluación de tres me-ses, lo que no era nuestra intención. La habíamos hecho sólo para pedir algo de ideas y apoyo en una situación difícil. Algunas de ustedes deberían de haber entendido esto instintivamente, porque casi cada semana hubo cartas a Carla de Rebecca, y de Ceci con más frecuencia. Otras de ustedes también han escrito. No es el recibir o no recibir las cartas. Simplemente era algún tipo de vacío donde no pudimos sentir su apoyo, aunque nos sentimos como parte de la Región de Chile y enviadas por ustedes. Mar-ge Lyons mandó una carta de Nueva York que más o menos lo captó. Pasamos por un tiempo muy difícil, y creo que Carla estuvo motivándose para regresar en enero para la reunión-y probablemente con un cohetillo o dos. (¡En verdad, no sé si ustedes están seguras o no!)

Después de que no me dejaron sola por doce días (incluso me acompañaron en el hospital), estoy simplemente tomando algo de tiempo sola con las Asuncionistas**, para dejar salir el dolor y la herida. Es uno de estos misterios que Dios me pide ha-cer luto sola mientras todas las demás con quienes Carla compartió su vida están

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tan lejos, en Chile, Nueva York, Bangladesh. Pero eso parece ser el guión ahora. La próxima semana vamos a Guatemala para unirnos allí con las hermanas en un retiro. Creo que es una buena idea. Después de esto Maura Clarke y yo regresaremos a Chalatenango. Ahí el don grande de bondad y amor de Maura será maravilloso para la gente traumatizada y llena de dolor. Será muy bueno para mí también.

Junto con esta carta estoy mandando algo de los materiales que han salido sobre Carla. Anoté algunos para dar a algunas de sus amigas. Lo demás es para ustedes, para multiplicar o dividir como les parezca bien.

Sigo contando con su amor y apoyo, aunque yo también soy una pobre para la correspondencia.

Mucho cariño a cada una de ustedes, Ita.

*Referencia a Adán nombrando los animales en Génesis.**Las hermanas de la Asunción, con quienes Carla e Ita vivieron por un tiempo en Chalatenango.

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107. a la hErMana rosE guErCio, MM, ECónoMa Para las hErManas dE Maryknoll, 7 dE sEPtiEMbrE dE 1980

Querida Rose:

Adjunto hay una copia del proyecto enviado a HIVOS, Holanda. Lo siento si el in-glés es un poco artificial en partes. Hice una traducción rápida esta noche para tenerlo listo para que alguien lo lleve mañana.

Sólo para que sepas que hay una complicación pequeña con los fondos. El núme-ro de la cuenta bancaria es uno que la Arquidiócesis usa para proyectos que reciben fondos de fuera. El dinero ha sido depositado, pero no se ha mandado ninguna con-firmación. Entonces el comité no puede retirar el dinero.

Mandé un telegrama a un contacto en Honduras, pero no he recibido respuesta todavía y, desafortunadamente el número de teléfono está en un libro al fondo de un río en Chalatenango. Pero estoy segura que se arreglará todo de alguna manera eventualmente.

El proyecto fue escrito al principio de junio. El estimado de personas desplazadas es ridículamente bajo con el paso de los meses. Pero todo esto se está clarificando. Esta era para comenzar a mover las cosas. Creo que se explica muy claramente.

Con cariño, Ita.

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108. a la hErMana CathErinE vErbotEn (tía dE Carla), 12 dE sEPtiEMbrE dE 1980

Apreciada Hna. Catherine:

Probablemente ya ha recibido noticia de Maryknoll, Nueva York, sobre la muerte de Carol. Desde 1973 hemos compartido la fe, amistad y comunidad en Chile y por solo unos meses en El Salvador. Estuvimos juntas la noche del 23 de agosto cuando la inundación relámpago atrapó el jeep y lo volcó. Una de las últimas cosas que ella probablemente hizo era darme un empujón por la ventana cuando el río estuvo flu-yendo como torrente encima de nosotras. Con humildad tengo que ponerme de pie delante de la sabiduría y amor de Dios, quien eligió llamar a Carol a ir con Él aquella noche, y no a mí. Sin embargo, si de alguna manera pudiéramos elegir la manera en que íbamos a morir, la de Carla era coherente con su vida. Estaba ayudando a los pobres y “golpeados” como diría ella. Nuestros años juntas son un gran don y fuente de fortaleza.

En una de sus cartas recientes fue incluido un cheque por 25 dólares. Mi instinto lo aplicaría a nuestro trabajo con la gente desplazada en El Salvador. Pero una de las hermanas me dijo que debía consultar con usted primero. También se puede devolver, si el bienhechor desea. Esperaré su respuesta antes de hacer algo.

Extraño a Carol muchísimo; pero también creo que estamos unidas en una rela-ción cuya profundidad tengo que descubrir todavía. Creo que ella está plenamente viva y me regocijo con ella.

Que ella nos ayude a las dos a seguir sirviendo a los y las que el Señor pone en nuestras vidas.

Atentamente: (Hna.) Ita Ford.

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273Cartas y EsCritos dE ita Ford

109. 9 dE oCtubrE dE 1980

Querida Mamá:

Estaba al punto de comenzar otra vez ofreciendo disculpas por no haber escrito una carta, pero cada día parece evaporarse y me caigo en la cama sin haber hecho ni la mitad de lo que había pensado hacer. Cosas siguen ocurriendo que toman tiempo y seguimos moviéndonos de aquí para allá —y ningún día es predecible—. Pues quizá simplemente habrá menos cartas, pero seguiré intentando.

La visita con Carolyn fue de beneficio para las dos. Más que todo compartimos noticias, hablamos de Carla, Salvador, Chile, etc. Y después nos movimos a visitar a algunas de las hermanas en Guatemala. Cuando vi tu regalo pensaba que quizá sería mejor regresar en avión, porque las revisiones por tierra son mucho más molestas y más difíciles. Tuve un poco de dar y recibir con aduana de todos modos, pero todo salió bien.

Estos últimos días han sido muy difíciles. Estallaron bombas en la parte delantera del seminario y de la cancillería la otra noche, probablemente porque las personas que habían ocupado las oficinas [de la Organización de Estados Americanos] pidie-ron que las llevaran allí para protección. También un miembro de la comisión de de-rechos humanos y un sacerdote de aquí han sido asesinados. Esto probablemente recibe más publicidad que la “gente golpeada” que muere. Y es mucha. Alguien hizo el comentario el otro día de que todas nuestras conversaciones son sobre la muerte. Probablemente es la verdad, porque nos rodea por todos lados y es tan bárbara.

Maura, quien está conmigo, es verdaderamente una persona hermosa. Es tremen-damente bondadosa y atenta, y tan acogedora con las que terminan quedando debajo de nuestro techo por un tiempo, y conmigo también.

Creo que esta es una nota que dice “Sigo respirando”, porque es tiempo para salir en camino. Espero que todos estén bien. Cuídense.

Con cariño para todos, Ita.

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110. a la hErMana Carol hassEy, MM, quiEn Estuvo EnCargada dE los sErviCios dE salud dE la CongrEgaCión, 9 dE oCtubrE dE 1980

Querida Carol:

¿Cómo te gusta esto para darme de alta rápido? ¡Pues hicimos lo que pudimos!

Hace un par de semanas vi a Jane Buellesbach en Guatemala durante el retiro. Le pregunté si era posible tener shock parcial y me dijo: “Sí”, y que probablemente lo ten-dría por un tiempo. Me imagino que todo toma su tiempo. ¡La psique no se recupera tan rápido como el viejo cuerpo!

¿Cómo estás tú? Espero que bien. Gracias por compartir las noticias con Jeanne. Cuídate.

Con cariño, Ita.

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275Cartas y EsCritos dE ita Ford

111. a la hErMana PEg hanlon, MM, 17 dE oCtubrE dE 1980

Querida Peg:

Muchas gracias por tu carta. Siento que me ha tomado tanto tiempo para respon-der, pero creo que ahora estoy comenzando a salir del shock, por lo menos un poco.

Lo primero que quiero decir es muchas gracias por tu visita y apoyo y cariño. De verdad, agradezco mucho que viniste. También parece que todas ustedes fueron más allá de lo esperado en la misa (en Maryknoll). Tantas personas han escrito y comen-tado (y tenemos una grabación). De hecho, creo que en algunas maneras las liturgias en Chile y Nueva York tuvieron más del “sabor” de Carla porque las que las prepara-ron la conocían por mucho más tiempo. (Aquella fue difícil para mí en el principio.

Nadie aquí conocía a Carla por mucho tiempo, ni las hermanas, y entonces extra-ñé parte del proceso de compartir recuerdos.) Aquí en El Salvador, la gente humilde tomó las riendas, en un sentido, y todavía lo hacen. La Comunidad Eclesial de Cha-latenango debía haber pensado que nos movíamos muy lentas, entonces ellos se encargaron de hacer una lápida para la tumba. Nos mostraron la inscripción como dos minutos antes de que la mujer abordara el autobús. Era bastante detallada y ella no estaba muy dispuesta a ceder sus ideas. Logré que cambiara uno o dos detalles, pero básicamente perdí. ¡Y no es tan importante! Creo que estará lista antes del 2 de noviembre.

La otra cosa sobra la cuál quería responder era sobre el jeep. Después de mucho intercambio de opinión [el Padre] Fabián ha decidido reemplazar “La Tonquita” (que todavía está estacionado en Chalatenango y entonces tengo mi terapia de realidad diariamente) con un nuevo jeep de diesel. El costo es de 8,400. Tiene fondos para 4,800. Justo esta semana recibimos la confirmación oficial sobre nuestro proyecto para ayuda de emergencia para alimentos, etc.

Fabián me dijo que iba a tomar prestado de este fondo para que pudiéramos con-seguir el jeep lo más pronto posible —porque al momento estamos usando uno pres-tado que usa gasolina—. Después él espera devolver el dinero poco a poco como pueda. No me ha pedido directamente ayudar a encontrar dinero, pero dado el tono de tu carta, yo diría que si pudieras ayudar con algo, estoy segura que estará más que agradecido. La mayoría de la ayuda que llega tiene condiciones, como para ali-mentos, medicamentos, centro de refugiados, etc. Realmente no sé si están llegando cantidades para usar según vemos la necesidad. Entonces, en respuesta a lo que ofreciste, yo diría que necesitamos ayuda y te estaríamos agradecidas a ti por lo que pudieras hacer.

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Carolyn Lehmann y yo tuvimos un buen tiempo juntas en Guatemala por casi una semana. Si todo sale bien, posiblemente Julie vendrá la próxima semana por unos días. Una parte de esto depende del clima aquí, pero esperamos que el plan funcio-nará.

Con mucho cariño, Ita.

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277Cartas y EsCritos dE ita Ford

112. Para las hErManas dE Maryknoll dE david hElvag

David Halvag, un reportero en El Salvador, entrevistó a Ita Ford en octubre de 1980 (ver el número 114 de esta serie de escritos). Después escribió esta versión.

El 10 de febrero de 1982 seis miembros de la Guardia Nacional Salvadoreña fue-ron acusados del asesinato de diciembre de 1980, de cuatro mujeres de la Iglesia de Estados Unidos, tres monjas y una voluntaria laica católica, activas en la ayuda humanitaria para refugiados.

Dos de las asesinadas, Ita Ford y Maura Clarke, habían pasado varios años traba-jando con los pobres de El Salvador. Casi a finales del otoño de 1980 tuve un encuen-tro breve con ella, y estuve muy impresionado con la hermana Ita Ford. Un fotógrafo y yo apenas habíamos regresado a la ciudad de Chalatenango después de pasar varias noches bajo fuego con el contingente de la Guardia Nacional en el pueblo fronterizo de Arcatao. Decidimos visitar el centro para refugiados de la Iglesia, de lo cual ha-bíamos escuchado antes de seguir a San Salvador. Allí es dónde la conocimos. Era una mujer pensativa y atractiva, pequeña, de huesos pequeños, y cuidadosa, vestida informalmente en mezclilla y algodón.

Nos sentamos alrededor de una mesa baja con unas dos sillas escolares de plás-tico, tomando té y ponche de frutas, pasando la tarde en conversaciones, parte de las cuales yo escribí.

“Basado en mi experiencia limitada, creo que la mayoría del pueblo rural en alguna manera simpatiza, si no colabora activamente, con las organizaciones populares, los revolucionarios”, nos dijo.

“En los pueblos militarizados, por supuesto esto no es la verdad, pero la mayoría siente que sufre represión terrible por las fuerzas de seguridad. El escuadrón de la muerte sencillamente entra en un pueblo, lo reclama como suyo, y se apoyan contra la pared, y no hay nada que el pueblo pueda hacer. La gente ha identificado sus coches, ve a estos hombres entrando y saliendo de los cuarteles de la Policía Nacional. ¿A quién vas para hacer una queja? No hay ningún lugar dónde ir para quejarse de los asesinatos”.

La Iglesia Católica y varias organizaciones de derechos humanos estiman que algo así como 35,000 personas han muerto en El Salvador desde “el golpe reformis-ta” apoyado por los Estados Unidos en octubre de 1979, la mayoría de los muertos son civiles asesinados a manos de las fuerzas de seguridad y los escuadrones dere-chistas de la muerte. Pregunté a Ita cómo se sintió ella respecto a esta ayuda de los Estados Unidos a la junta salvadoreña.

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Esta fue su respuesta:Como ciudadana de los Estados Unidos estoy terriblemente desilusionada y más que todo furiosa por este tipo de apoyo que damos a la junta. Creo que los Estados Unidos están manteniendo un mito de que hay un terreno en el centro y una tercera manera. Este gobierno no representa a nadie en este momento. Da miedo pensar que los Estados Unidos ahora están entrenando tropas salvadoreñas y enviando equipo. Es reprensible.En algún momento Estados Unidos tendrá que darse cuenta que no es dueño de América Central ni de ninguna otra parte del mundo, que los pueblos tienen el derecho de forjar su propio destino, de elegir el tipo de gobierno que ellos quieren y elegir sus propias opciones, y no perdemos nada. No perdemos Cuba, no perdemos Nicaragua, porque nunca eran nuestros para perder.

Unas semanas antes, Ita había estado en un Land Rover que se había volcado en el río mientras estuvieron en una misión tratando de salvar la vida de un hombre de 19 años que informaba para el gobierno. Estuvieron tratando de sacarlo de un área controlada por la guerrilla, dónde lo hubieran matado. Otra monja con quien estuvo en este momento murió en el accidente.

Después lo llevamos fuera y traté de decir: “Mire. Mire esta vida que se perdió por la suya. La vida es demasiado preciosa. No puede comprar y vender como usted estaba haciendo. Tiene que pensar sobre el sentido de la vida”.

Nos mostró los restos destrozados del Land Rover que habían sacado del río y remolcado al centro de refugio:

Cuando salí del agua después del accidente y tuve que caminar por horas por los árboles para llegar al pueblo, hacía tanto frío. Lo único que pude pensar era: “¿Por qué ella, Dios? ¿Por qué llamaste a ella y no a mí?”. Trató de sonreír. “No sé. Quizá me ha elegido para otra cosa”.

Un mes después ella y otras tres mujeres de la iglesia serían asesinadas a manos de las fuerzas de seguridad salvadoreñas.

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113. EntrEvista Con ita Ford, Por david hElvag

Esta entrevista, descrita arriba, fue transcrita por Judith Noone, MM. Ha sido editada para esta compilación.

Helvag: Como una religiosa, una norteamericana que ha trabajado aquí en El Sal-vador por varios meses, quizá pudiera contarme sobre algo de los trabajos en que está involucrada.

Ford: Uno de los trabajos en los que participamos es con las personas que están desplazadas o refugiadas. Los que huyen lo hacen por varios motivos. Algunos huyen de un clima de terror, otros huyen porque miembros de su familia han recibido ame-nazas o ellos mismos han sido amenazados. Otros huyen porque tienen miedo de los grupos de organizaciones populares. [El resultado es] una variedad de situaciones de gente desarraigada, en que las personas dejan su pequeña milpa y sus casas y vie-nen a otro pueblo o vienen a la ciudad. Lo que tienes entonces es todo un fenómeno de [gente moviéndose] a un lugar, [mientras que] otra gente que está desplazada se mueve a sus casas y sus terrenos. Como esto está pasando por lo menos desde hace un año, en esta área se ha sembrado 50 por ciento menos de granos básicos. Enton-ces anticipamos no una hambruna, pero sí una escasez de alimentos al terminar este año y comenzar el próximo.

Entonces lo que ha pasado es que ahora existen siete centros para refugiados en San Salvador, el más grande con 800 personas. En este momento está en la propie-dad del Seminario Arquidiocesano. Algunas personas han estado allí desde enero. Es una situación muy difícil, porque la mayoría es gente del campo, especialmente mu-jeres y niños que están acostumbrados a un día muy ocupado con las cosas básicas, como lavar ropa, cocinar, y allí están, es un tipo de cárcel y yo diría que el ánimo es bajo. La dificultad con estos centros es también que no hay garantía de seguridad de parte del gobierno.

H: ¿Como garantías oficiales de la Cruz Roja o la Cruz Verde?

F: No. Según la ley internacional, como la Cruz Roja Internacional me ha explica-do, solamente cuando se ha declarado un estado de guerra puede garantizar ese tipo de protección. [Como resultado] el ejército puede entrar en un centro de refugiados en cualquier momento y sacar a alguien.

H: ¿Es cierto que no se ha involucrado nada de guerra en esta etapa?

F: Pues, depende con quién se habla. En mi opinión es una guerra civil. Pero ¿cuánta gente tiene que morir, qué tipo de condiciones necesitan para decir que es guerra civil? Parece que el gobierno no va a declarar que ésta es una guerra civil.

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Las organizaciones populares, en este momento, no han hecho pasos todavía para reclamar territorio o para decir “somos un gobierno en exilio, en oposición”, y así que la cosa erupciona.

H: Hablaron de varios miles de refugiados que han cruzado a Honduras, incluyen-do mil solamente del departamento de Chalatenango. De lo que usted estuvo hablan-do era sobre las diferentes fuerzas que afectan y generan refugiados ¿Cuál cree que es la fuerza principal que estén creando los refugiados de este país?

F: La fuerza principal, pienso yo, que está creando refugiados en este país es en realidad el conflicto entre las fuerzas de seguridad y las fuerzas de las organizaciones populares.

H: ¿Qué sabe acerca de la masacre en el Río Sumpul? Hasta el punto que usted sabe, ¿qué fue esto?

F: Según lo que sé [esta era] una operación militar, una de las primeras de este tipo para pasar por el cañón, arriba, cerca de la frontera [entre El Salvador y Honduras] entrando en un lugar que la gente llama tomba, que es donde la gente se había reubi-cado en esa área. Fue una operación que incluía cobertura por aire y helicópteros, de donde estuvieron disparando hacia abajo sobre la gente. En un lugar encontraron cuerpos balaceados cuando estuvieron buscando protección debajo de los árboles. Fue algo de dos días con la gente pasando por las montañas y llegando a la frontera, que es donde está el río. Y cuando cruzaban, los adultos fueron primero, y los sol-dados dijeron, si no regresan, mataremos a los niños, y testigos reportan que tiraron a los niños en el río, por lo menos uno o dos fueron tirados al aire y les dispararon. No sé si esto es apócrifo o no, pero alguien dijo que uno de los soldados hondureños comenzó a gritar: “Dejen de hacer eso”, y uno de los salvadoreños dijo: “Preocúpate de tus propios asuntos. Este es nuestro problema”.

H: [Entre los refugiados] que llegan a la Iglesia, que vienen a la ciudad, ¿ellos son la gente atrapada en el medio? ¿O qué les dicen en términos del testimonio que reciben?

F: Creo que pudiera decir que son la gente atrapada en el medio, pero yo siento que hay poca gente atrapada en el medio. Siento, desde mi propia experiencia limi-tada, que la mayoría de la gente rural en alguna manera simpatiza, si no colabora activamente, con las organizaciones populares.

H: ¿Quiénes son? ¿Los revolucionarios?

F: Correcto. En las ciudades militarizadas no, no son. Pero diría que la mayoría de la gente con quienes tengo contacto el sentimiento que me da es que quieren un cambio. Quiero decir, ellos son los que no quieren lo que existe ahora en la manera

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de actuar del gobierno y las fuerzas de seguridad. De hecho, quizá estas personas ni entienden lo que es un gobierno. Lo que comprenden es que están sufriendo repre-sión brutal a manos de las fuerzas de seguridad y que simplemente viven en miedo. Viene un coche o una camioneta y es el escuadrón de la muerte y todos más o menos tiemblan y aquella noche alguien está muerto.

Donde yo he estado, el escuadrón de la muerte sencillamente entra en un pueblo, unos hombres se apoyan contra la pared, revisan el pueblo, se quedan de pie miran-do un tiempo y después caminan alrededor, y la gente sencillamente siente que no hay nada de defensa. Hasta el punto que podemos investigar —hay personas que lo han visto con sus propios ojos— yo encuentro los coches y [he visto] los [mismos] hombres saliendo de los cuarteles de la Policía Nacional. ¿A quién pueden ir para poner su queja? No hay ningún lugar dónde ir para quejarse contra los escuadrones de la muerte, y ellos parecen ser mucho más activos, creo, en lugares como Santa Ana. Está muy, muy mal allí. Está llegando a ser un fenómeno en esta área ahora. No era así anteriormente. Ha sido así dentro de las últimas semanas. Realmente ha aumentado.

H: ¿Aquí en Chalatenango?

F: Sí, en los diferentes centros de población.

H: Ahora, ¿Cuál es su impresión del rol, sociopolítico de la Iglesia local aquí, en todo Centroamérica, particularmente Salvador? ¿La derecha en realidad ha atacado a la Iglesia Católica por ser de la izquierda? ¿O han atacado la teología de la libera-ción católica por poner a la Iglesia en colaboración con la Izquierda? ¿Cómo ve todo esto?

F: El Coronel del regimiento local me dijo el otro día que la Iglesia es subversiva indirectamente porque está al lado de los débiles. Ha habido como un proceso de con-versión pasando en la Iglesia, una realización de que anteriormente la Iglesia estuvo alineada con y viva con las estructuras del gobierno, con el estatus quo y, por lo tanto, fue un brazo de la represión. Creo que probablemente comenzando con el Segundo Concilio Vaticano, y particularmente con la reunión de la Conferencia de los Obispos (CELAM) en Medellín, Colombia en 1968 y, más reciéntemente, en Puebla, México, la Iglesia ha tomado una opción preferencial por los pobres. El gobierno tiene dificultad para entenderlo, quiero decir, no comprenden exactamente toda la evolución, y es muy contradictorio.

H: Recientemente ha habido una expansión notable en la presencia de los evan-gélicos en Centroamérica, particularmente grupos evangélicos basados en los Es-tados Unidos. ¿Usted piensa que en algún sentido esta es una reacción aprobada políticamente a lo que está pasando?

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F: Solo puedo decir, desde mi experiencia en otros países de América Latina, que una vez que el gobierno militar tomó control hubo apoyo oficial y financiamiento de los grupos evangélicos. Aparentemente [esto es] porque ellos son muy apolíticos en el sentido de que no hacen ninguna asociación entre la vida real y espiritual, y no guían a la gente para reflexionar sobre lo que está pasando en sus vidas. En este sentido no son nada de amenaza y es un tipo de situación de control muy “bonito”.

Parece que en El Salvador la cantidad de dinero que se gasta en una campaña solamente en el asunto de cartulinas, tiempo aire en la Televisión y la radio, sobre encontrar nueva vida en Jesucristo, es obvio que este tipo de dinero no está generado en el país.

H: Como una ciudadana de los Estados Unidos, como un ser humano, ¿qué pien-sa del papel del gobierno de los Estados Unidos en su apoyo a la junta militar demo-crática cristiana que gobierna aquí?

F: Como ciudadana de los Estados Unidos estoy muy desilusionada y, más que todo, furiosa con este tipo de apoyo. Creo que los Estados Unidos está manteniendo un mito de que aquí hay una vía media y otros caminos. Es solamente una invención del Departamento de Estado.

H: ¿Este gobierno es centrista al luchar contra la extrema derecha y la extrema izquierda?

F: No es verdad. Este gobierno no representa a nadie hasta ese punto. Da miedo cuando uno piensa que los Estados Unidos ahora entrenarán tropas salvadoreñas en Panamá. El equipamiento diferente que están enviando, sabe, es reprensible y creo que algún día los Estados Unidos tendrá que darse cuenta que no es dueño de Amé-rica Central ni de ninguna otra parte del mundo. Que los pueblos tienen el derecho de forjar su propio destino, de elegir el tipo de gobierno que ellos quieren y elegir sus propias opciones. No perdemos nada. No perdemos Cuba. No perdemos Nicaragua. Nunca eran nuestros para perderlos.

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114. Carta MiMEograFiada, 27 dE oCtubrE dE 1980

Queridas hermanas y amigas:

Este es un intento atrasado para expresar mi agradecimiento por sus cartas, de-seos, oraciones y solicitud que han enviado en mi dirección desde el accidente y la muerte de Carla. Me hace sentir humilde y me conforta ser la recipiente de tanto cari-ño y solicitud desde tantas partes del mundo. Creo que es una manifestación más de nuestros enlaces y solicitud mutua.

Algunas de ustedes conocieron bien a Carla, otras un poco o nada. Sin embargo su muerte nos ha hecho a todos centrarnos en la venida de su Reino, especialmente entre los pobres y oprimidos. El compromiso de Carla, encarnado en su propia mane-ra inimitable, creativa, es nuestro también, también para vivir en plenitud con nuestros talentos y posibilidades. Su muerte tiene sentido porque su vida estuvo llena de sen-tido. Que sea lo mismo para nosotras.

El trabajo en Chalatenango sigue. Maura Clarke se ha unido conmigo y juntas se-guimos colaborando con las comunidades de la Iglesia local en la situación de urgen-cia. Dado que El Salvador está en un estado de guerra civil no declarada, contamos con su solidaridad y oraciones, para que podamos perseverar como siervas fieles de los que están sufriendo y los que luchan por una sociedad de hermandad, justicia y paz.

Con mucho cariño para ustedes, Ita.

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115. Esta Es un Postdata añadido a JEan rEardon bauMan, dEbaJo dE la Carta antErior

Querida Jean:

Estoy usando una carta mimeografiada porque me paraliza el montón de correo que sigue aumentando. Carla sigue generando mucho correo, y no está aquí para responder de esta manera.

¿Qué puedo decir? Ser la sobreviviente no es ni romántico ni glorioso; es una mala racha por la cual una tiene que trabajar. La muerte de Carla, y el hecho de que yo no muera cuando pensaba que iba a hacerlo son mucho para absorber, y toma tiempo. No lo comprendo; no me gusta. Tengo que ponerme de pie con humildad delante del Señor y pedirle que le dé sentido, ya que Él está encargado.

Mientras tanto seguimos adelante lo mejor que podemos aquí, porque la vida está amenazada por maldades peores que la muerte, por ejemplo el odio, la manipulación, la venganza, el egoísmo, etc. Es contra todo esto que tenemos que luchar, para que posibilidades que dan vida tengan la oportunidad de florecer.

Cariño a ti y a John, Ita.

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285Cartas y EsCritos dE ita Ford

116. un Postdata adiCional Enviado a las hErManas dE Maryknoll JEssiE Poynton y laura MagallanEs, 27 dE oCtubrE dE 1980

Jessie y Laura:

Favor de disculpar la carta circular. Tuve que hacer algo así para ir adelante y po-der enfrentar el montón de correos.

Primero que todo quisiera agradecerte de nuevo, Jessie, por haber venido a El Salvador. Sé que yo estuve fuera de la realidad, me imagino algún grado de shock, pero realmente agradezco tu venida. Siento que el último día era tan loco. Ni puedo recordar lo que pasó, pero sé lo que estuve sintiendo. No había estado sola ni por un minuto desde el momento que me ayudaron a cruzar el río y regresar al pueblo. Lo único que recuerdo es que necesitaba llegar a la Asunción, estar sola conmigo misma un rato. Aquello no era particularmente cortés, pero no pude hacer otra cosa. Como Carla solía decir: “Un borracho manejando debe salir del camino”.

También quisiera decirte cuánto aprecié la carta circular y tus propias reflexiones sobre Carla. Estuvo bien hecho.

Las tarjetas incluidas aquí, una costumbre, no salieron como yo esperaba. Primero perdieron mi foto y tuvieron que usar una copia del original. Después cambiaron el papel que yo pedí. Entonces ahora con el papel brilloso y difuso la cara es aún menos clara. Sin embargo es algo. Estoy mandando 100 a Connie para Bárbara y otras per-sonas en quienes ustedes piensen.

Julie Miller y Pat Murray estuvieron aquí el fin de semana pasado; esa es una visita de solidaridad para el mes. Como la asamblea regional comienza con la comida del día de Acción de Gracias [fin de noviembre], nuestro próximo evento para fortalecer el ánimo será en el otro lado de la frontera. Las visitas periódicas realmente hacen una diferencia.

Varias cartas de Chile han preguntado por qué no regreso. Pienso que donde es-toy ahorita es para absorber lo que pasó, quiero decir no solamente la muerte de Car-la, sino también mi rescate aquella noche, necesito hacerlo aquí. Salir en este tiempo (o inmediatamente después del accidente) pudiera reforzar algo de la falta de realidad que todavía parece. En algún momento más adelante tendremos que reevaluar. No estoy segura que pueda hacer un buen trabajo ahora. Como Carolyn diría: “[Todo] se está estrellando contra el ventilador [junto]”, pero en lugares seleccionados y no todavía en una concentración general. Es confuso y difícil, pero todavía hay espacio en el que se puede mover. No veo ninguna solución a corto plazo.

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Aparentemente estas pobres personas todavía tienen mucho sufrimiento delante de ellas. Sigan pidiendo con nosotras y que nuestros esfuerzos pequeños de alguna manera disminuyan el sufrimiento y contribuyan a un mañana justo.

Una vez que conquiste los dos montones de correo acumulado, trataré de escribir con más regularidad. De algunas maneras me siento como la pariente que sobrevivió y, quizá en un sentido soy la única aquí que no solamente era amiga de Carla, sino que la conocí por más que solo un breve tiempo. ¡Entonces además de amistad me cae a mí aún fuera de lugar!

Anhelo la llegada de sus cartas y sus realidades. Cuídense.

Mucho cariño para las dos, Ita.

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287Cartas y EsCritos dE ita Ford

117. 13 dE noviEMbrE dE 1980

Querida Mamá:

No sé qué son tijerillas pero dáselo. La otra noche, una rata se cayó de la viga de cemento de arriba, y estuvo subiendo la división de la recámara de Maura cuando una de las hermanas en Chalatenango la golpeó, dejándola inconsciente, y después la mató. Me alegra que se cayera cuando todavía había luz. Hubiera podido producirnos un infarto en la oscuridad. También creo que manejo mejor los bloqueos del camino de parte de los militares que las ratas cayéndose.

Pat estuvo aquí el fin de semana pasada y me dio tu donación e insistencia sobre zapatos nuevos. También está anticipando regresar a Centroamérica en febrero. Si todo sale bien quizá trabajará aquí. Es su primera opción, por lo menos. Estoy segura que describirá cada detalle de su visita cerca del Día de Acción de Gracias cuando lle-ga allá. Puso mucha vida en Chalatenango por 24 horas y la gente le pidió regresar.

Estos días estoy comprando granos, costales de maíz y frijoles, muchos de ellos. Cuando no estoy haciendo esto, estoy buscando albañiles y contratistas para revisar la estructura de la casa y asegurar que no se derrumbe.

En general estamos bastante ocupadas, aunque no siempre sabemos lo que esta-mos haciendo. Estar ocupada está muy bien para mí ahorita, especialmente en algu-nos días que sencillamente no me siento como yo. Me imagino son las decaídas que te vienen después de que alguien muy cerca de ti se ha muerto, pero me doy cuenta que hay momentos cuando quiero mantener a los demás a la distancia. No quiero que me traten de poseer. Supongo que se me pasará con algo de tiempo, y mientras, creo que estoy agotando a Maura.

En dos semanas estaremos en la Asamblea Regional en el país de Julie [Nicara-gua]. Si todo sale bien probablemente trataremos de ir uno o dos días más temprano para descansar. Quizá me acurrucaré con uno de los libros que Billy me mandó por medio de Peg. Me encanta el subtítulo en el libro de Barbara Tuchman basado en el siglo catorce, The Calamitous Century [El Siglo Calamitoso]. Así parecen algunos de nuestros días.

Voy de salida para comprar boletos de avión y dejar esto en el Correo. Cuídate.

Mucho cariño a todos, Ita.

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118. 18 dE noviEMbrE dE 1980

Querida Mamá:

Hace un año celebramos tu cumpleaños temprano. Quizá este año celebrarás con un nuevo nieto. Qué bonito sería esto.

Esta mañana estaba imitando una de tus tareas, haciendo compras para las muje-res en Nicaragua. Enviaron mensaje pidiendo cosas que todavía se pueden encontrar aquí pero no están disponibles allá. Considero justo y correcto que yo lo haga para ellas, dado que tú lo haces para mí con tanta frecuencia.

La semana que viene debe ser una buena oportunidad para el descanso y el rela-jamiento. Será muy bueno estar con un grupo más grande, estaremos casi 25, creo. Con solamente cuatro en Salvador es difícil tener un sentido de “grupo” y pensar y elaborar proyectos o problemas que piden una respuesta corporativa. Empiezo a apreciar cómo Mary Ann Junas puede sentirse en Bangladesh y creo que éste no es el mejor arreglo, y después pienso en las cuatro en un ambiente no cristiano, creando su sistema de apoyo. Aquí tenemos mucho interés en la Iglesia local e incluso tene-mos otras tres hermanas bajo nuestro techo en la noche. También hay un equipo de Cleveland que nos ayuda con algo de frecuencia, porque tienen varios vehículos a su disposición y están bastante dispuestas a aparecer con un microbús, una camioneta o un jeep según la necesidad que se presentó. Su ventaja principal es que son rubias, les hace más fácil pasar los bloqueos en el camino. Carla amenazaba con blanquear su cabello cuando veía la facilidad con que las otras pasaban.

Dado que la vida es bastante agitada, no creo que valga la pena hacer más sus-cripciones a The Way u otras revistas. Sencillamente no hay tiempo y en la noche nos acostamos exhaustas. También en la situación actual nunca estamos solas. Entonces no hay nada normal como para decir “Okay, tengo una hora cada día para hacer lo que quiero”. Sigo repitiéndome a mí misma cuando termine la guerra, haré tal y tal cosa, quizá. La mente no puede absorber todo lo que está pasando ahora, pudiera ser la norma por bastante tiempo en el futuro. Por lo tanto, muchas cosas humanas están paradas ahora y cuando podamos retomaremos estos hilos de nuestras vidas.

Pensaba que iba a tener tiempo para una grabación antes, pero quizá la próxima semana —esa es una esperanza, no una promesa.

Mejores deseos para un cumpleaños feliz.

Mucho cariño, Ita.

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289Cartas y EsCritos dE ita Ford

119. a la hErMana dE Maryknoll John bErnard, taMbién ConoCida CoMo gErtrudE vaCCaro, 13 dE noviEMbrE dE 1980

Querida JB:

Gracias por tu carta que apenas llegó hoy (esperando en ruta o detenida en algún punto). Te daré los detalles lo mejor que pueda, aunque no tengo las cartas de Peg Hanlon a mano.

Como una semana después de que Peg regresara a Maryknoll luego de su visita aquí, me escribió pidiendo seguimiento sobre lo que íbamos a hacer para reemplazar el jeep. Ella había tenido varias conversaciones con el equipo de Cleveland mientras estuvo aquí y tuvo varias ideas.

No contesté inmediatamente a Peg porque estuve esperando para ver qué haría el vicario aquí. Mientras tanto Jean Donovan visitó Maryknoll y habló con Peg y formuló una petición para mantenimiento del Jeep por 2000 dólares.

Hace como un mes la Arquidiócesis decidió darnos dinero designado por Mise-reor* para transporte. La cantidad designada, sin embargo, no cubre el costo total del jeep. Entonces, como yo no supe de la petición de Jean Donovan, escribí a Peg diciéndole que aunque no nos han pedido buscar dinero, si Maryknoll quisiera ayudar, posiblemente pudieran ayudarnos con todo o parte de lo que los fondos de Misereor no cubren. No tengo una copia de esta carta aquí —San Salvador— pero creo que era 3,600 dólares.

Escribí a Peg con el mismo espíritu que yo palpé en su carta, que es si Maryk-noll pudiera apoyar nuestro trabajo de alguna manera, ella intentaría obtener ayuda. Como esta es una Iglesia pobre con muchas situaciones reclamando su atención ahorita por causa de los refugiados y otras necesidades, dije que cualquier cosa que Maryknoll pudiera hacer se agradecería mucho.

Entonces a raíz de las fechas de las cartas posiblemente tengas dos peticiones en tu escritorio. Dejo a tu criterio cuál quieres procesar. Estoy segura que puedo expresar el agradecimiento del vicario, Fabián Amaya, y otros en la Arquidiócesis, por cualquier ayuda que puedan conseguir.

Maura y yo hacemos bastante bien. Hablando por mí misma, aprecio tanto la per-sona que ella es, y el apoyo que extiende en este tiempo. Probablemente no haya peor momento para entrar en una situación, sin embargo ella es tan solícita y bonda-dosa —parece que ella fluye con lo que pasa—. Hablando por mí, tengo mis bajas y algunos altos, que me imagino puedo esperar por algún tiempo. Sin embargo, el ímpetu del trabajo me lleva adelante. Estos días me siento como un mercader de Chi-

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cago especializando en granos para el futuro, o posiblemente como José en Egipto almacenando granos contra la escasez que vendrá. ¡No hay nada más absurdo que dos mujeres de Brooklyn evaluando la calidad de frijoles rojos y maíz!

Favor de dar nuestro agradecimiento a las hermanas del Centro por su gran soli-citud y solidaridad —y mucho a ti.

Con mucho cariño, Ita.

*Misereor es una agencia para financiar proyectos de los Obispos Católicos de Alemania.

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291Cartas y EsCritos dE ita Ford

120. a la hErMana Carolyn lEhMann, MM, 14 dE noviEMbrE dE 1980

Querida Carolyn:

La Zona Occidente [de las hermanas de Maryknoll en Centroamérica] lo hizo una vez más. Muchas gracias por todo lo que ustedes mujeres, Brendan y las demás hi-cieron para organizar el día. La respuesta aquí a la carta y todo lo que trae en solidari-dad ha sido conmovedora. Estamos tratando de circularla lo mejor y lo más extendido que podamos.

En las últimas semanas hemos tenido visitas de Julie y Pat y el fin de semana pasada de Peg Healy. Las agendas eran similares a las de la visita a Guatemala, animando los espíritus y simplemente compartiendo algunas cosas. ¡Es como si reci-biéramos inyecciones de gamma globulina mensualmente para el ánimo!

Hoy estoy en medio de los trámites para salir del país para la Asamblea. Es un proceso de mínimo tres días. Es semejante a recibir libertad temporal de la cárcel. El control es increíble. Y por supuesto nadie piensa en arreglar para tener las reuniones en áreas sin conflicto, como por ejemplo en las “Islas Vírgenes”.

También estoy tratando de recibir información de diferentes fuentes de la Iglesia respecto a su opinión sobre por qué sí o por qué no debemos estar aquí ahora. Estoy segura que esto surgirá en la Asamblea, pero también es para nosotras. Se ha nom-brado una prioridad pero no siento que se le ha promocionado de ninguna manera. Entonces, si podemos clarificar y, después, articular a otras, quizá el Espíritu empu-jará a algunas otras para considerar unirse con nosotras. Es casi imposible para las cuatro sentirnos y actuar como un cuerpo funcionando aquí.

Por supuesto, no debo hablar de sentirme o actuar como un “cuerpo funcionando”. Muchos días no me conozco a mí misma. Tengo una tendencia para mantener a la gente a la distancia, de no querer que me pidan cosas que yo no puedo manejar, de ser muy funcional —¡ugh!—. Supongo que todo esto es parte del proceso de duelo, pero es desanimo en mayúsculas. No soy tan mala dedicándome al trabajo, pero son las cosas personales, especialmente escribir cartas es realmente lo que me cuesta hacer. Siento algo de vergüenza porque no he escrito a la gente de Bandera, o Eduar-do o la familia de Ariana, pero no me siento capaz de hacerlo todavía.

Escuché de Marie ayer. Favor de darle las gracias por su carta, las cosas del dine-ro las arreglaré con Rose Anna en la Asamblea.

Mucho amor a todas las mujeres —Peg, Ina, Inez y [ilegible]—, nuestro grupo. Quien debía aparecer a mis ojos maravillados hace como dos semanas en el Arzo-bispado fue el párroco de Villa Francia. Interrumpí una reunión para decir hola. Nunca

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sabes quién va a aparecer en su puerta, pero no hubo mucho tiempo para hablar. También él ha estado fuera de Chile sólo un poco menos de tiempo que yo, así que fue una sorpresa. De todos modos, amiga, cuídate.

Mucho cariño, Ita.

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293Cartas y EsCritos dE ita Ford

121. 22 dE noviEMbrE dE 1980

UNA EVALUACIÓN DEL MINISTERIO OFRECIDO EN LA ASAMBLEA REGIONAL DE PANISA EN MANAGUA, NICARAGUA

Hace cuatro meses, Carla y yo escribimos un informe sobre nuestra experiencia de los primeros tres meses en El Salvador. Aquel papel, escrito durante un período muy difícil, trató de comunicar nuestras frustraciones como también nuestras esperanzas y preguntas, y causó más reacción de lo que anticipamos.

Su intención fue hacer un informe para una evaluación continua; las preguntas que pusimos querían invitar al diálogo e intercambio con otras en la región como también con las de afuera. Desde que se escribió este reporte, Maura ha llegado para acom-pañar a Maddie, Carla murió, Terry se retiró del trabajo en Tamnique para unirse con Maddie en Lamatepec y Maura se unió con Ita en Chalatenango.

Además de la historia de Maryknoll, han habido continuos cambios políticos, so-ciales y eclesiales en El Salvador desde nuestra última asamblea regional. Como esta asamblea tiene el derecho y responsabilidad de reevaluar las prioridades nombradas el año pasado, me gustaría ofrecer algunos puntos no solamente para reafirmar El Salvador como prioridad, sino para pedir que la prioridad sea promovida activamente en los niveles de región y de otras regiones de América Latina.

Una carta de la Región PANISA a la Mesa del Gobierno Regional de América del Sur, con la fecha del 29 de noviembre de 1979, declara:

El propósito de esta carta es llamar su atención a la decisión quizá más significativa de nuestra asamblea, que es nombrar a El Salvador y Nicaragua como áreas de prioridad para enviar personal para los próximos pocos años. Esta decisión fue respaldado por la región de México–Guatemala y una carta fue enviada a la CGB [Mesa de Gobierno Central] como petición de la Sección Mundo que se considere dar estatus de prioridad en el nivel congregacional a estos dos países cuando asignen personal durante este período. Al mismo tiempo la asamblea votó que se enviara cartas a las otras RGB [Mesas de Gobierno Regional] de otras regiones de América Latina, para hacer conocer esta petición y la necesidad especial para personal en estas áreas.

Como sin duda son conscientes de que acontecimientos recientes en estos dos países los han puesto en una posición histórica única, que tienen y seguirán teniendo gran importancia para todos los países del Tercer Mundo, que están luchando en el proceso de la liberación. Por esta razón estamos especialmente preocupadas para tener una presencia efectiva de Maryknoll aquí, no solamente aumentando nuestro número, sino también por lo que esto significa como apoyo y renovación de las fuerzas de nuestras hermanas aquí.

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Las dos condiciones para ser enviadas a El Salvador eran: 1) que el ministerio debe ser ejercido en la Arquidiócesis de San Salvador debido a la dirección de mon-señor Romero, y 2) que se considera solamente misioneras con experiencia en Amé-rica Latina en este momento. También sería importante que cualquier persona que venga “tenga cierta claridad de ideas de las opciones políticas involucradas, con una apertura y disponibilidad para acompañar al pueblo mientras que ellas pasan por dife-rentes etapas para asumir un papel activo en forjar sus destinos”.

Desde el momento en que se escribió esta carta hace un año, de las cuatro herma-nas que estuvieron en el Salvador en aquel tiempo, solamente una está allí todavía. Cuatro más han llegado, de las cuales una ha muerto. En otras palabras, el número de personal es exactamente el mismo que cuando se hizo la petición para más.

Las bases sobre las cuales establecieron las prioridades el año pasado han cam-biado, sin embargo los cambios no necesariamente deben afectar las prioridades. La Arquidiócesis de San Salvador fue considerada una prioridad por el liderazgo proféti-co de monseñor Romero y la experiencia de la Iglesia allí. Después de su asesinato hubo un período de confusión y sentido de dispersión. Sin embargo, en los últimos tres meses una dirección pastoral más enfocada es evidente, y hay más cohesión y sentido de objeto claro entre los agentes de pastoral que están creando una pastoral para el momento actual.

San Salvador es la única Diócesis que está respondiendo como Iglesia al número abrumador de personas desplazadas en todo el país. Hasta la fecha, nueve centros para refugiados están operando y se abrirá un décimo centro el 1 de diciembre. El periódico semanal de la Oficina de Comunicación Social y la radio (cuando está fun-cionando) han sido heróicos al transmitir la realidad nacional. Aunque falta un líder carismático, la Arquidiócesis, como Iglesia delante de la situación nacional, a raíz de esta respuesta está encontrando un aumento notable de hostilidad e incidentes que indican una persecución premeditada. (Desde enero hasta octubre de 1980 hubo 28 asesinatos de personal de la Iglesia, tres heridas, 21 arrestados, cuatro profanaciones de la Eucaristía, 41 propiedades ametralladas de la Iglesia). En su decisión de hacer la opción por los pobres y apoyar el derecho del pueblo para buscar sus propias alter-nativas, la Arquidiócesis sigue siendo una Iglesia local que debemos apoyar.

Aunque no se incluyó el trabajo en Lamatepec en las prioridades del año pasado, dada la historia de este año nos hace preguntar si, dada la situación en general en el área de Santa Ana, ¿no debemos seguir acompañando y apoyando al pueblo donde ya tenemos una base de servicio y credibilidad? Cuando la guerra termina, una eva-luación del liderazgo, unidad y dirección pastoral en general de la Diócesis indicaría si debemos seguir allí. (En El Salvador el proceso se ha acelerado hasta el punto que casi todas las personas informadas están de acuerdo en que el país está en un estado de guerra civil no declarada.)

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295Cartas y EsCritos dE ita Ford

El Momento Actual

En julio dijimos: “Hasta que la situación en Chalatenango esté mejor definida, pen-samos que sería mejor no pedir otra hermana”. Desde entonces el Comité de Urgen-cias ha tomado forma y objetivo en el contexto de la pastoral de Asistencia de la Ar-quidiócesis. Como se mencionará más adelante, el vicario pudiera tener hasta cuatro hermanas más en este trabajo. (Nuestra experiencia en tratar de comenzar un nuevo trabajo en esta situación es muy difícil. No sugeriría que se pida a alguien llegando nueva a El Salvador a hacer esto. Mejor las necesidades actuales y posibilidades de trabajo fluyen de la colaboración con trabajos ya existentes que están adaptándose a la realidad de la guerra.)

Lamatepec está presentando una petición por separado a la Asamblea para perso-nal. ¿Qué podemos las hermanas de Maryknoll contribuir a El Salvador en este punto, en este momento especial? Dentro de las últimas semanas Maura y yo hemos consul-tado con personas en diferentes niveles en la Iglesia local, pidiendo sus opiniones so-bre las ventajas y desventajas de tener hermanas de Maryknoll en El Salvador ahora y qué pensarían si vinieran más. Lo que sigue es un resumen de sus respuestas.

En El Salvador hay demasiado trabajo debido a la situación de guerra que está evolucionando. Las hermanas de Maryknoll, debido a su carisma, formación, flexibi-lidad del estilo de vida (en contraste con un estilo más estructurado y “del convento”) y experiencias en situaciones similares están vistas como colaboradoras muy apro-piadas y requeridas en este momento histórico. Simplemente no hay tantas religiosas disponibles y capaces de trabajo de urgencias y con refugiados en este momento.

Otra tarea importante es confirmar y fortalecer la fe de los cristianos que están comprometidos con la liberación de su pueblo, como también los que sufren represa-lias por colaborar con los militantes. Las religiosas tienen la posibilidad de acercarse más y ganar credibilidad con el pueblo, especialmente con los que están sufriendo.

Ser extranjera puede ser espada de dos filos, pero las ventajas que se ven en este momento son: una demostración de solidaridad internacional, testimonio de servicio de parte de algunos norteamericanos, una libertad de movimiento negada a personal eclesial salvadoreño, fama de honestidad (en manejar fondos para proyectos, etc.), responsabilidad y con capacidad práctica.

Las desventajas presentadas son: posible reacción negativa contra gringos, y nuestro número actual de cuatro hermanas parece demasiado pequeño para actuar o coordinar como un cuerpo dentro de una situación de guerra o para sostener más pérdidas debido a enfermedad o muerte.

Respecto a las hermanas que posiblemente vendrían, se hicieron las siguientes sugerencias. Aunque no existen personas ideales, la persona debe tener buenos ner-

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vios y ningún problema emocional mayor, ser flexible y capaz de aprender en la situa-ción en desarrollo, desear trabajar en un esfuerzo de equipo, tener algunas habilida-des prácticas (como saber manejar o tener habilidades organizativas, etc.), tener una actitud realista acerca de la situación y sus riesgos, tener una cierta claridad política sobre cómo situarse en la situación. La orientación estaría proporcionada posible-mente de la gente de la Iglesia local con quienes ellas colaboraría.

Posibles Trabajos

• Enfermería en centros de refugiados o en equipos móviles sirviendo en áreas de refugio a donde la gente ha huido.

• Centros para refugiados: organización, manualidades, alfabetización, trabajo con mujeres, niños, presencia religiosa, etc.

• Comité de Urgencias: organización para la distribución de alimentos y medica-mentos, reubicación de refugiados, etc., contacto continuo con Comunidades Eclesiales.

Petición para Personal

Antes de que ésta sea demasiado larga, quisiera añadir una preocupación perso-nal. Basada en experiencias del pasado, tengo una intuición persistente de que como hermanas de Maryknoll nombramos prioridades pero no estamos seguras de cómo promoverlas, excepto por medio de nombramientos desde el centro. ¿Hay algún mé-todo que pudiéramos desarrollar para interpelar y llamarnos mutuamente desde don-de estamos, para animarnos mutuamente y para responder a las necesidades que se ven como más urgentes o importantes? Lo que en realidad estoy preguntado es:

¿Cómo promovemos la prioridad de El Salvador —para que haya una presencia efectiva de Maryknoll— cuando no se misionará a nadie aquí y, dada la situación, algunas personas tratarán de desanimar o disuadir a las hermanas a venir?

Esto es muy importante para el ánimo de nosotras que estamos aquí, y realmente agradezco mucho que lo piensen.

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297Cartas y EsCritos dE ita Ford

122. la últiMa Carta dE ita a su MadrE dEsdE niCaragua, 1 dE diCiEMbrE dE 1980

Querida Mamá:

Me imagino que estamos cómodos con la celebración de vida —nacimientos, cumpleaños, y mi propio reconocimiento de mala gana de que sigo viva por alguna razón—. ¡Entonces, “salud” a tres generaciones de Ford agradecidas por el don de la vida!

Debía haber sabido planear mejor para tener tiempo para una grabación durante la Asamblea. Generamos trabajo para todos los márgenes del día —suspiro.

¡Centroamérica es tan diferente de Chile! Pero es un grupo de buenas mujeres que apoyan mucho.

Con mucho cariño, Ita.

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123. traduCCión hECha Por ita Para la oraCión, 1 dE diCiEMbrE dE 1980

Para una oración en la conclusión de la asamblea regional de las hermanas de Maryk-noll en Managua, la hermana María Rickleman había pedido a Ita traducir este texto del arzobispo Oscar Romero, “La Pobreza de las Bienaventuranzas”. Al día siguiente, Ita y Maura Clarke volaron de nuevo a San Salvador.

“La Pobreza de las Bienaventuranzas”, por el arzobispo Oscar Romero

En mis pensamientos hoy quisiera que escuchen esta idea… que la pobreza es una fuerza de liberación, porque además de ser una denuncia de pecado y una fuerza de espiritualidad cristiana, es también un compromiso. Estas palabras de la Sagrada Escritura son una llamada. Cristianos, esta palabra es primeramente para mí. Tengo que dar un ejemplo de ser cristiano. Y es para todos ustedes, mis hermanos sacerdotes, y para ustedes religiosas, y para todos los bautizados que se consideran cristianos.

Escuchen lo que la Conferencia de los Obispos en Medellin dice:

La pobreza es un compromiso que se asume, voluntariamente y por medio del amor —la condición de los necesitados del mundo con el fin de dar testimonio a la maldad que esto representa. A la vez, es una libertad espiritual respecto a cosas materiales— siguiendo el ejemplo de Cristo, quien hizo suyas todas las consecuencias de la condición pecaminosa de la humanidad, y que, “siendo rico, se hizo pobre” para salvarnos.

El compromiso de ser cristiano es esto: seguir a Cristo en su encarnación. Si Cristo es el Dios majestuoso que se humilló hasta la muerte en la cruz, y que vive con los pobres, así debe ser nuestra fe cristiana. El cristiano que no desea vivir el compromiso de solidaridad con los pobres no merece ser llamado cristiano.

Cristo nos invita a no temer la persecución. Créanme, hermanas y hermanos, quien se compromete a la causa de los pobres sufrirá el mismo destino de los pobres. Y en El Salvador sabemos lo que el destino de los pobres significa: desaparecer, ser torturado, ser cautivo, y al final ser encontrado muerto”.

La persona que desearía los privilegios de este mundo y no las persecuciones de este compromiso escuche la antítesis tremenda del Evangelio de hoy.

Felices ustedes, cuando la gente les odie y excluya, les insulte y considere un rechazado por causa del Hijo del Hombre. Alégrense y regocíjense porque su premio será grande en el cielo.

el arzoBiSpo oScar romero, cuya petición de ayuda inSpiró a ita a traSladarSe a el Salvador en aBril de 1980. ita llegó deSpuéS del aSeSinato de romero, en marzo.

ita con la hermana maryknoll maura clarke, en el Salvador.

la miSionera laica Jean donovan y la hermana dorothy kazel, del equipo miSionero de cleveland, en San Salvador.

encuentro de laS hermanaS en el Salvador en SeptiemBre de 1980, incluyendo a maura clarke (3ª de la izq.), ita enfrente y la hermana urSulina dorothy kazel, última a la derecha.

el Jeep deStruido, deSpuéS del accidente del 23 de agoSto de 1980, en que carla piette Se ahogó. hermanaS y campeSinaS oran mientraS Se

deSentierran loS cuerpoS de ita, maura, Jean y dorothy de una foSa poca profunda.

tumBa de ita ford en San Salvador.

303Cartas y EsCritos dE ita Ford

25 años es mucho tiempo en la vida humana, sin embargo en la historia del universo es solamente un momento. La experiencia de tiempo de cada persona es única y a la vez compartida con toda la creación. Desde dentro de esta unicidad, hacemos opciones, formamos relaciones, y hacemos compromisos. Desde dentro de estas re-laciones y compromisos elegimos recordar. Las y los de nosotros que hemos elegido leer este libro sobre Ita Ford hemos elegido recordar. Para la familia y amistades de Ita, sus recuerdos que van más allá de lo escrito aquí. Para las que conocimos a Ita por tiempo breve o nada, nos unimos con la familia y amistades de Ita en ser parte de una memoria colectiva que se revivió dramáticamente en los años 70 y 80 por medio del sufrimiento del pueblo de El Salvador.

Ita es una parte integral de este sufrimiento y esta memoria. La memoria colectiva a la cual yo me refiero está arraigada en la experiencia humana desde sus comienzos y se hace consciente con agudeza en la persona de Jesús de Nazaret. La noche an-tes de su muerte Jesús compartió una comida con sus amigos y trató de ayudarles a comprender la magnanimidad y totalidad de su amor. Cuando Jesús dijo:” Hagan esto en memoria mía”, creo que su intención era que nosotros vivamos en la manera que Él vivió, en la disponibilidad total al bien de los demás.

En medio de la traición, la negación, falta de comprensión, burlas, somnolencia y falta de coherencia, la totalidad del compromiso y amor se integra en la bondad, be-lleza, sabiduría y justicia del universo. Al llegar a ser parte de esta memoria colectiva, comenzamos a comprender la totalidad del compromiso de Ita y también de tantas otras hermanas y hermanos en los tiempos pasados.

En nuestra memoria viva hoy, miro atrás con gratitud a la gente valiente de El Salvador por su don de esperanza, fortaleza y lucha desde muy adentro dentro de la espiral de violencia e injusticia en que está inmersa. Miro atrás con un corazón agra-decido por la valentía y fe viva de mi hermana en Maryknoll, Ita Ford. Estuve y estoy inspirada en su apertura para buscar y plantearse delante de la verdad. Admiro su

PostdatumPor Melinda Roper, MM*

304 "aquí Estoy sEñor"

opción para estar con los pobres de El Salvador durante un tiempo en que no había respuestas claras a sus preguntas que desgarraban el corazón y no hubo soluciones a los problemas diarios de sobrevivencia. El don de Ita de sí misma a familia, amis-tades, comunidad y el pueblo sigue invitando e interpelando a una para ser parte de su tradición viva en que la totalidad de su compromiso sigue revelando el misterio de vida nueva en sufrimiento e incluso muerte.

Durante los últimos 25 años hubo muchos “El Salvador”. No necesitamos más —¿o no hemos aprendido todavía y no nos damos cuenta de la lección?—. Durante los últimos 25 años muchas personas justas y buenas han vivido y han muerto. Algu-nas han dado su vida libremente y han sido asesinadas. No necesitamos más asesi-natos —¿o no hemos aprendido todavía y no nos damos cuenta de la lección?

En nuestra memoria viva de hoy miro hacia el futuro con fe, eligiendo creer que nuestras vidas no estuvieron en vano, que la vida, reflexiones, luchas, amor y muerte de Ita han llegado a ser parte de la energía del universo, parte de la memoria viva de Jesús hoy.

Para las y los que todavía no habían nacido hace 25 años, las y los que cono-cemos la historia, les invitamos a llegar a ser parte de un futuro lleno de maravilla y misterio. Su bondad y la totalidad de su compromiso son una bendición para nosotros como también para los próximos 25 años y más allá.

Que vivamos hacia el futuro con la bendición de todos los que han ido delante de nosotros.

Santa Fe, Darién, República de Panamá.

*La hermana Melinda Roper fue presidenta de las hermanas de Maryknoll en el tiempo de la muerte de Ita Ford en 1980. Ella trabaja hoy día en Panamá.

Aquí estoy, Señor. Cartas y escritos de Ita Ford fue produ-cido editorialmente por Metadata, Cosultoría y Servicios de

Comunicación S. C., con el permiso de la editorial ORBIS BOOKS. Maryknoll, New York, para su difusión como libro electrónico bajo la licencia Creative Commons, Atribución-No Comerical-No Derivadas 2.5, que permite la distribución libre y gratuita de esta versión como un todo, sin fi nes de

lucro y sin recortarla o modifi carla en sus partes.

Esta obra puede descargarse en formatos PDF (para lectura en pantalla e impresión) y Flash hojeable (para lectura en

pantalla) desde los sitios preparados para ello por Metadata y desde redes y plataformas que apoyan la distribución.

México, D. F., 31 de mayo de 2013

Sitio principal de descarga:

http://www.metadata.org.mx/ita_ford

Conozco a muchos chicos, incluso más jóvenes de

edad, que han muerto. Este es un momento terrible

para los jóvenes de El Salvador. ¡Cuánto idealismo y

compromiso está siendo aniquilado aquí y ahora!

La razón por la que es asesinada tanta gente es muy La razón por la que es asesinada tanta gente es muy

complicada; sin embargo, haya vivir, para sacrifi-

carse, para luchar e incluso para morir. Ya dure su

vida 16 años, 60 o 90, para ellos la vida ha tenido

sentido. De muchas maneras son gente afortunada.

Brooklyn no está pasando el drama de El Salvador,

pero algunas cosas son verdaderas en cualquier sitio

donde uno esté y a cualquier edad. Lo que quiero

decir es que espero que llegues a encontrar aquello

que dé a tu vida un significado profundo. Algo por

lo que valga la pena vivir