11
DIALOGO '. 76 68 I2 11 6 HL ! L os ones90 87 FERNAN DO BUS TA MAN TE Critic a de una 98 ciencio critica IMELDA VEGA G lo balizo c i6 n y 105 co nocimie nto JAIMEMA SSAR DO crocro -oos c cc eo res Colombia: Ia vio lencia sin fin FE RN ANDO CARRION NOVEDADES . FRONTERAS DEBATE NO TIC IAS FLACSO ...' ' veser'cs bi bliogr6ficos EDUARDO KINGMAN HERNAN IB ARRA CARLOSAR COS LU CIANO MART INEZ SI MON PACHA NO Umiles y ronzoores de 10 nec ocio croo AD RIA N BON ILLA 3 7 60 34 52 43 14 20 CONTENIDO Sa ccobcro n la s t ou ro s verc ru c cocs oe represeotocron : ANDR ES GUERR E RO A CT UALIDAD MUJERESYPOLI TICA EDI TO R IAL loscont roccccoes de 10 Convertibil idad C ES AR MONTU FAR score rrcc r os. ooct eros y ca ba ller os: ANA MA RI A GOE TS CHEL en democr acia o oe rroco cc en cr isis" CAR LOS A RCOS Dernocr oc ca 10rne dido SI MON P ACHANO los c6digos ccultos del poder masculi no MARIAC UVI Y AL EXAND RA MARTINEZ penexon esa proposlto de 'un loco Que orne - FEL I PE BU RBAN O los rezones de leones N' 1. Febrero · abril, 1997 al1 iculos que SO! publican llI1 re'o'i sl a SOIl <:If! e.clusllla ' 'l$pOOsabilidacl de sus 3.ul O< l!S. no refleian necesari<lmefllO el pem;amienlQ de ICONOS CO!. A BOR ADO R ES ENE STE N UM ERO A LB ERTO Ac :>Sl .. S MON CESAR MCWT1..I F Ml FELIPE B UI'BANO M "' A' AG IN , AU XAhOflA M -'f1T1t< U A N'" M Ml IA GO(l SO<El F Eflt<..N OO C ",RAION AeR '''''' 8oN.. ... uc coc M AR I'NU EOUAAOO KNGIMr. HU' .... N leMlRA C/llll.OS AIlCOS EDITOR ICONOS F Ell P!': BUABANO DE lARA ARC. F ERNA"l OO C A RRI ON FLACSO ECUADOR Oi r«(i on : Av. Ull' O&no 11 8 Tcl" fonoo: 542·7IS 1 542.116 Fax: sU·ln £ · M ai l, .... REVISTA DE FLACSD· ECUADOR I I.AI.5I) l C\..,\J. )l tR DI\E\o: l ui, ( U 1 ",,"1 '>1(», : t <l ;"': lcONOS

Ciencias Sociales, Universidad y Estado. Los cambios de los 90

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Los ones90

87FERNANDOBUSTAMANTE

Critic a de una

98ciencio c riticaIMELDA VEGA

Globalizoc i6n y

105conocimientoJAIMEMASSARDO

N I~evos crocro-oosc cceores

Colombia:Ia violencia sin finFERNANDO CARRION

NOVEDADES .

FRONTERAS

DEBATE

NOTICIAS FLACSO ~:,'...' '

veser'csbibliogr6 ficosEDUARDO KINGMANHERNAN IBARRACARLOSARCOSLUCIANO MARTINEZSIMON PACHANO

Umiles y ronzoores de10 nec ociocrooADRIAN BONILLA3

7

60

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1420

CONTENIDO

Sa ccobcron lastouros vercru c cocsoe represeotocron :ANDRES GUERRERO

ACTUALIDAD

MUJERESY POLITICA

EDITORIAL

los controccccoes de10 Convertib ilidadCESAR MONTUFAR

score rrccr os.oocteros y caballeros:ANA MARIA GOETSCHEL

i,.C ri~s en democraciao oerrococc en crisis"CARLOS ARCOS

Dernocrocc a10 rnedidoSIMON PACHANO

los c6digos ccultos d elpoder masculinoMARIACUVI YALEXANDRA MARTINEZ

penexones a proposltod e 'un loco Que orne­FELIPE BURBANO

los rezones deleones

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•••••••

••••••••N' 1. Febrero · abril, 1997

~ al1 iculos que SO! publicanllI1 ~ re'o'isla SOIl <:If! e.clusllla

''l$pOOsabilidacl de sus 3.ulO<l!S.no refleian necesari<lmefllO el

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LAS CIENCIAS SOCIALES EN EL BANQUILLO

Ciencias Socioles, Universidad y Estado *

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Las universidadesecuatorianas han recogidomuy debilmente la idea de launiversidad como centro decreaci6n-reproducci6n de conocimientos

,

Los CAMBIOS DE

LOS 9

Fernando Bustom<JnteSoci6Iogo y PoIir6/ogo

Este articulo tiene por objeto plantearun conjunto de renextones de carac­ter preliminar sobre el estado de las

Ciencias Sociales en el Ecuador. Para ellcintentare haeer un analtsts del punto en quese encuentra su proceso de desarrollo, cen­trandcme sabre todo en sus Iormas de in­serci6n institucional, su dialogn y articula­ci6n con otras priicticas intelectuales y dis­cursivas y, per ultimo, su relaci6n ante suspublicos mas releventes.

Antes de entrar en materia, quisiera ha­cer unas poeas afirmaciones pr eviae r es­peeto a la forma como abor da re el temaaqui anunciado. En primer lugar, quis ieradejar en claro que me parece particular-

Los aruccros que aparecen en esta secclcnlueron cedidos por 1LOIS a ICONOS para supubliCaci6n. Los artlculos de FernandoBustamante y Jaime Mas sarOO son versronesedHadas de los originales. Los tres artlculoalueron cresemeccs en et VIII zncuentrc deHistoria y Realidad Eoon6mica Social delEcuador y America Latina, realizado en Cuencaemre ell 1 y 15 de noviembre de 1996.

mente interesante enfocar el tema de lasdisciplines englobada s bajo el terminu"Ciencias Sociales" , desde un paradigma in­telectual que las ve como otras tant as"practices", el hacer esto hace que el enra­sis no sea particularmenle normativo, sinoque busque cnentarse mas bien a hacer unadescripci6n un tanto distanciada de 10 quehacen los Ilamados ctennsras sociales, y atrarar de entender Is posible evoluci6n desu quehacer desde una actitud intelectualque intenta aproximarse a una especie de"sociologfa del conocimiento". Si se quiere,puede interpretarse como un primer inten­to de mirar a la s Ciencia s Socia les delEcuador, can el mismo prisma y perspecti­va con que elias pretenden mirar a aquelloque elias mismas han definido como el ob­jete de su mirada.

Por 10 tanto, al mtentar esrablecer unaagenda del desarrollo de estas practicas mepreocupa ante todo evitar alguna forma dedogmatica moral de 10 que deberfa ser laClencia, y mas bien busco preguntarme sa­bre las posibilidades inherentes a su dina­mica y a las condiciones circunstancialesen que se desar rollan, poniendo entre pa-

Las universidadeseassoaoos norespondenexacromf'f'lle oresquema europeooonglosaj6n deinsfiluoonoliloooo,111 de vinculacioncccaemoux eooa

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LAS CIENCIAS SOCIALES EN EL BANQUILLO

M oo deorse qvecoda vel es m6sluerre eI desfaseentre eI enoro·real·de Icscecos Sociolesyel entornoimoginodo 01 cuolse refieren tantocomo ob;eIO deesludio, comode"""" yresponsabilidod.

cooz:oV- 88

rentests la tentaclon de precipitarse a unaprescrtpctcn hecha desde algun punta devista axiol6gico extrfnseco.

En segundo termino, qut siera ver a estaspractices intelectuales como si Cuesen partey constituyeran elias mismas un "sentido co­mun". Quiero decir con ella, que las discipli­nas ctenuficas, tienen tarnbien cotidianeidady sus rutinas pre-reflexives, al igual que losdisnntos ambitos vitales que confjguran lapraxis corriente de los actores sociales. Es­tas rutinas pueden ser una valiosa fuente deinformacion sabre 10 que realmente son es­tas practicas, mas alia de su forma de auto­consciencla ostensible 0 de su votuntad. EImismo tlpo de actitud crtnca y fenomenol6­gica se puede tener frente a ctras practices,a veces con resultados sorprendentes.

Esto tiene por consecuencia el que puedahacerse ebsrreccton . al menos provisional,de 10 que sabemos respecto al rol y Cunci6nde las Ciencias Sociates en otros contextcs,soctecaaes 0 redes de significado. Puede ser

en principie, que en nuestro medio,el discurso autojustificatorio de es­tas practices tenga una relaci6n di­Cerente con su telos interne, que eLque la racicnalizacion ex post supo­ne. 0 que el que se da en otras expe­riencias histcricas.

Por ultimo, perece cada vez masimportante el grado de "determina­cion extra-nacionel" que tienen estaspracucas. Los actores disciplinarios,se hanan cada vez mas estrechamen­te vincutados a redes sociales que notienen como referente centralIa so­ciedad 0 el estedc nacionales, y qui­sie ra examinar brevemente, comoeste hecho cambia las maneras dearticulaci6n Interne de las profesio­nes y de estes can el medio inmedia­to que las rodea. De heche, podriadecirse que cada vez es rob fuerteet desCase entre et entorno "real" delas Ctenctas Sociales }' el entornoimaginado al cual se reCieren tantocomo objeto de estudie, como de ac­cion y responsabitidad. Justamentequisiera decir unas palabras respec­to a las cuesncn de quien 0 quienesson aquellos Crente a los cuales losprotagonis ta s de estas disciplinasdeben responder, mas alia de sus de­seos 0 de sus ilusiones. La cuesnonde la responsabilidad nos remite al

tema ccnexo de Que 0 quien sirven y debenservir los ctenttstas scciales, sobre tcdo apartir del quiebre de una sene de imageriesy deseos que al respecto se hablan cristaliza­do entre 1950 v 1980.

Quisiera enfrentar el lema haciendo unaespecie de inventario de los "locus" de resi­dencia de las Ctenctas Sociales en el Ecua­dor. Determinar estc nos pone en una prime­ra pista sabre las "formas de tnsntuctcnau­zaci6n" y las determinaciones que tal inser­cion pone sobre la precnce de estas discipli­nas.

En primer lugar estan las Universidades:ubicacien ctaslca de la practice cientCfica yprobablemente rambien el punta bistcrica­mente primordial de su apancton dent rc delcampo de las pracncas intelectuales social­mente reconocidas. La tnsercton academicade las Ciencias Sociales es desde rode puntode vista su malriz Cormadora original, sobre­todo por cuanto mundtetmenre elias adquie­ren carta de ciudadania institucional, bajo el

LAS CIENCIAS SOCIALES EN EL BANQUILLO

amparo de la vida universitaria. No es queantes de I. dtedr. no haya existido Cien<:iaSocial. pern $U orientaei6n y forma actualtiene un punto de arranque reconocible enlos es(uenos de sus practicant es para con­vertirlas en disciplinas a pleno derecho.

En el media de las universidades en lospa{ses de cneen de las Ciencias Sociales, es­to ha significado ante todo una doble voce.ci6n original: como aetividad docente, desti­ucla a formar proCesionales informados ynuevos decentes e invesligadores. y, en se­I(UDdo termiec como activ idad de investiga­ciOn, que se ha sentide obJigada a adaptarsus canones, formas de legitimidad y practi­cas a los standares ya estab lecidos per lasciencias de institucionalizaci6n mas tempra ­na (Oienciaa Naturales e Historia). La matrizuniversi taria ha implicado una tnterccne­xi6n estrecha y siner gica, por medio de laeual, la Investigaci6n alimentaba de continuoIa docencia, y esta a su vez generaba nuevoeinvestigadores. No serla muy aventurado de­cir que en tal maridaje, la "investigaci6n" to­maba (0 debla tomar) el papel de rceea Im­pulsora y telos ultimo de 13 "ciencia". Se en­setla y se en.seftaba para formar nuevos re­cursos humanos y equipos destinados a tra­ba,jar en la "acumu13ci6n de conocimientos"Duevos. Secundariamente, y en una poste­rior etepe, apareci6 la idea de l cientista so­cial como un profesional aplicado, del tipa li­beral, que debf.a ser capaz de of recer servi­cios" utiles" a patenciales d ientes, a la ma­nera de abogados, ingenieros 0 arquit eiOtoS.Pero esta actividad era (y aun es) tomada c0­mo una aplicaci6n Sttundaria y de prestigio(aunque no necesariamente de reRtabilidad )meDores. Finalmente, y sobretodo a partirde los sesenta, se dio una cierta tendencia aver al dentist. social como una especie detransformador social. 0 como un experto enla conducci6n polHica", que debla act iva­mente insertarse en las luchas de actoresextra..cad~micos en pos de la realizaci6n deintereses que se con sideraban eticamenteprioritarios a los de un pur(l saber por el sa­ber. Aunque en muchas partes del mundo, yen los centros mas importantes de la activi ·dad academica y profesional tal idea se bateeD retirad a, despui s de su auge de hacevemte a u einta anos, subsiste bas tante deella, Bunque sea ba jo formas modificad as,como para que eJ model<> del cientista "acti­vista" siga s iendo pert inenle al analisis so­ciol6gico de las pract icas profesionale s.

Este esquema que acabo de presenter. es­taba condicionado fuertemente por Ia mane­ra misma como las corporaciones universi­tarias se habfan desarrollado y articuladocon el restc de la sociedad. En efec to, lasCiencias Sociales son relatwamente -reeienIlegadas" al mundo de las disciplinas ecede­micas. Por tanto, euas debieron acomodarsedentro de los esquemas ya seculares en quehabla cristalizado la Universidad y las rete­dones de esta con el entorno. Para ello tu­vieron, entre otras casas, que adoptar losIcrmetcs 'eutrurales. los valeres y hesta losriluales preexistentes. La inslitucionaliza­ci6n academica de las Ciencias Sociales, noes anterior a la ultima d~cada del siglo pasa­do, en Europa Continental , y a la primera deeete sigle en el mundo anglosaj6n. Para en­tonces. ya el sistema univers itario habla al­canzado un alto grado de cristalizaci6n y lasformas basicas con que hoy 10 reccnocemos.

Era de esperar, puee. que al introducirseestas ciencias en el medio universttaricecuatoriane, se vieran, e lias tembien forza­das a plegarse a las caracteristicas y las me­dalidades con que este ult imo se arteculabacon Ia sociedad circundanle y a su propio in­terior.

Y es aqui donde comienza a atterarse Iahistoria: las universidades ecuatorianas noresponden exactarnente al esquema europeoo an glosaj6n de ins t itutionalization, ni devinculaci6n academi&-sociedad. Por ello mis­mo, resuh aba di fid l esperar que las Cien­cias Sociales, pudiesen insen arse de igualmanera como 10 hicieron en el sistema origi­nal.

En primer lugar, la Universidad ecuato­riana y sus relaciones can el enlom o ha se­guido una histor ia y un modelo particular.Estas universidades han recogido muy debil­mente la idea de 1a universidad como centrode creaci6n- reproducci6n de conocimientos.o sea como "locus" privilegiado de la cien­cia, Que el racionalismo post·revolucionarioy el empirismo naturalista Jegaron a sus con­t rapartes del "Norte". La universidad ecua·toriana incorpor6 algunos elementos del mo­de lo napole6nico de la educaci6n superior(al Iaicismo, el profesionalismo, el utilitaris·mo, e lc. etc.), pero reluvo mucho mas queotras Ia herencia y el legado de Ia Universi­dad Escolast ica. Este ultimo vela a la educa·ci6n superior CO£n() un espacio de reprod uc­cion de un saber que era al mi smo tiempodoxico y trascendental. La relaci6n central

EJdebate ococ/err»coI'I'Wno f'lO(l' IT\Ol"COl'i)por10 necesidodde """'"-cuddebe set 10GW1C<:b;ioyse- ,""""'"y fTl1'/ mclf(ocbnenreen 1.#1 debate sabrert'oI'toS Y sabre""",.-,

LAS CIENCIAS SOCIALES EN ELBANQUILLO

Ser ·culro· en estesenrido, permite a10 personadesempeoorsecompetenlemenreen Ia represenraci6nd~ sf miSIJJO comoindividuodo/adodevalor m/finsecD

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era la docente, porque 10 que habra queaprender eslaba ya Iisto en los textos y en laexperiencia de los profesores. Sin embargoel elemento decisive aquf, no es ni la maes­tria adquirida por el practicante que enseae(y por medio de la ensenanza "transmite" suexperiencia al estudiante: caso ciestcc de laformacion en artes, i.e. medicina), ni la bus­queda de un saber infinitamente inacabado,sino el logro del dominic de una escritura sa·grada, contenida en los textos culturalmenteprestigiosos. La hegemonta del estudio delderecho, por ejemplo, y de un derecho antetodo basado en "ccdigos", mas que en la her­meneuuca interpretative del "common law",da a toda la educactcn un sesgo muy maroa­do.

Este no constttuye, ni podia constituir unmedio que permitiese racttmente una incor­pcracion de las Ciencias Sociales como prac­ticas investigativas, porque ni estudiantes,ni profesores, ni los publiccs potencialmenteinteresados tenian la rormacion cultural ymental para aceptar el quehascer cientfficocomo arte y como busqueda. La actividaduniversitaria central era y es aun la transm j­~ de las doxae. EI debate ececemicc mis­mo nace marcado por la necesidad de dis­cernir polemicamente cual debe ser la orto­doxia y se convierte a menudo y muy marca­damente en un debate sobre textos y sobreautoridades, en disputativo sobre la correctaintelecci6n de una palabra escrita autoriza­da. Ser academtco y, per derivaci6n cientts­ta social, es asumido como un trabajo sobretestes y sobre el valor de estos, en la bus­queda esperanzada de poder establecer pormedics dlalecticos la valide z relativa de losdistintos candidatos a la consagreclon como"cedigo" final mente autorizado.

AI rasgo anterior debe sumarse la persis­tencta cultural de un cierto sesgc "aristotel i­co" en la idea que los elementos ilustradosde la sociedad se han hecho de los fines de laeducacion: esto implica que esta ultima esvista ante todo como el proceso de forma·cion de un tipo de persona mas que como elproceso de capacitadon del individuo enciertas competencias cognitivas. La forma ·cion de la persona es la dotad6n de un ciertocapita l cultural y simb6lico que permite alsujeto pasar a formar parte de un grupo destatus, mas que de una comunidad de deSire­zas, 0 como recurso humano. este status quela educacion superior alimenta, es la de la"persona culta", y representa un tipo de dis-

tincicn social que, en cierta forma reempla­za a la que proporciona la educactcn del ca­ballero. EI universi tario es tarnbien. y conprominencia, el candidate a formar parte delestrato de las personas "cultas'', las cualespor serlo pueden ser plenamente acepradaacomo integrantes del grupo de quienes me­recen respeto, ser tratados con deferencia ytener voz y vote en las decisiones de la vidapublica y social.

Ser "cutro" en es te sentido, permite a lapersona desempefiarse competeotemente enla representacien de sl misma como lndivi­duo dotado de valor intrtnseco, y puede servisto de manera ostensible en la insistencialocal de las gentes en agregar a su nombreel titulo profesional 0 academicc al que sehan hecho acreedores . Este titulo aperececomo distintjvo 0 marca que da a la personaun lugar social honroso y respetable ~. tiendea reemplazar a los derivados del nacimientoo la adscripcidn. EI saber se asocia aqui a lasbuenas maneras, al estilo de vida y de pre­sentacion del yo en sociedad y per 10 tanto esadomo, indumentaria, manera y estilo aso.ciados a un arte escentco interpersonal y auna retonce de las relaciones humanas. EIsaber social en tanto ciencia. es con frecuen­cia asumido como otra forma de gusto y dis­tincion, como arte retorica. mas que comopraxis orientada a fines instrumenrales . Eneste contexte es facil que la mvestigacicn sepierda de vista y que el objetivo de los parti­cipantes se desvre muy natu ratmente a lasfunciones representaci onales del conoci­miento.

Todo 10 anterior t iene un erecrc espedficoy concreto: el hacer que la rclacien entre do­cencias e inves tigacion surra un vuelco: eovez de que la docencia sea un medio para re­producir ampliamente la mvesngacion. sehace un fin en sf mismo. La universidad esante todo una universidad docente, de repro­ducci6n de saberes trascendentalizados y deretoricas. En este contexto. la investigaci6nno es central a la actividad de los centros suoperiore s, y qu eda co mo una especie de"hobby", 0 de idiosincrasia optativa del cate·dratico. La invesligaci6n del caledratico reovisle todavia un sabor a divertimento de ho­ra s Iibres, que el profesor puede emprendersi asllo desea y no tiene otra mejor cosa enque ocupar su tiempo, asi como los noblesilustrados del antiguo regimen que gustabande hacer colecciones botanic as. mineral6gi­cas 0 de anligliedades arquool6lo:icas.

LAS CIENCIAS SOCIALES EN EL BANQUILLO

La academiaperiferica seconsldera obligodaa cowxpose 01I%rudio de 10particular,idiosifl(rotico,opJicodo, utilitorlO ylocal

Cree que esrc explica, en cierta medida, 18masiva debilidad de los esfuerzos por hacermvestigacion socia l en las Uni ve r sidadesecuatorianas. Sin embargo, creo que hayotros factures a tener en cuenta y que son decaracter mas estructuret. Paso a mencionar­los.

La concepci6n dominante en el Ecu adorsobre las relaciones entre estado, sociedad yuniversidad, tambien tiene particularidadesque afectaron poderosamente 13 forma de in­serci6n e insti tucionalizaci6n de las cienciasSociale s en el media nacional. En primertermino, la Universidad no se configura co­mo un espacin academlco independiente (almenos idealmente), de la esfera potrncc-es­taral. Sobretodo a partir de su const ituci6n1aica desde principios de siglo, es cotmin vera la Universidad como un aparato de estado,o a1 menos profundamente vinculada al esta­do. Ella debe ser una fuente de dirigentes yde cuadros para la funci6n publica, y el cam­po de entrenamiento delliderazgo polftico­administrativo.

A partir de esta matr iz inicial (muy vincu­lada a Ia hegemonfa del Derecho en sus au­las), es facil ver como es posible que en ge­neraciones de universitarios, y sobretodo a

partir de los M OS cincuenta se cr istal iza unethos activista y misionero, volcado hacia lapolttica, y muy pronto, tambien hacia el ser­vtcic de las funciones tecntcas que se impu­tan a la pelttica. entre las cuales ocupa un lu­gar de fundamental importancia el "secerdo­etc del desarrollo".

EI universitario tiende a verse a sl mismo,como un sujeto a1 que se Ie ha encomendadola tarea Irascendental de guiar a la colecrlvi­dad en su evoluci6n hist6riea, como un ilumi­nador y un combatiente del progreso social,sea eete vtstc desde una perspective mate­r ial 0 moral. La profundizaci6n de estes ras­gos lIeva fac ilmente a que se cree un climaen el cual, la investigacien acadermca clast­ca, 0 el desarrollo de una vi da intelectua ldesde su propia dlnamtca end6gena, son pos­turas eticamente repudiables. La misi6n delacade micc se conc ibe como fu ndam ental­mente or ientada a transformar su mun do ysu pais, sea en un regtstrc" desarrcllis ta" (elpro fesional modernizador), sea en un regis­trc revolucionario (el intelectual mllitante 0

cuadro jacobino). La busqueda pura del sa­ber es despreciada como un "lujo" que unpals atrasado y pobre, Ileno de injust icias ydesigualdades, no puede permiti rse, y no re- 91

(fJ

oz:ou-

LAS CIENCIAS SOCIALES EN EL BANQUIL-

Cf)

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quiere realmente. La tarea del acedemico esla apbcacion de un programa de eccion y unacto de servicio a una causa determinada,asf como a los suietos putativamente prota­gonicos de dicha causa encemente imperati­YO.

Esta actitud al mismo tiempo misiona!,mesiin ica, jacobina, pclincecenn-ica y ex­trovertida, tenninaba por hacer de las facul­lades de Ciencias goctales, una mera "posi­emo" de retaguardia en las luchas politicas,un espacio de formaci6n de militantes y unAmbito dentro de 10 ests ta l. Las luchas queallf se trababan, eran luchas por control derecursos de poder que deblan ser eventual­mente invertidos en 18 transforrnaci6n y enla ccnquista del mundo circundante.

Asociado a est e sfndro­me, se consta la un resgcideol6gico que termina porinhibir y retardar el desa­rrollo de la vocaci6n inves­t igadora de La Unive rsidad,al menos en el ambito de lasCiencias Socia les: se tretade una determinada formade asumir la cuest i6n del"tercer mundismo", De rna­nera ma s 0 menos implfcitase da una internacionaliza ·ci6n en registro academicodel imaginar io de las rele­c iones - centre-pertrerte",En estes perspective, es tarea privative del"centro" el desarrollo del conocimiento "pu­ro", general. universal y teortco. En cambioque la academia periferka se considera obli­gada a consagrarse al estudio de 10 particu­lar, idiosincrat ico, aplicado, utilitario y local.De esta forma , se considera que la tarea pro­pia y razonable de un acedemico ecuarcrianoes ser un especialista sobre el Ecuador y enlas aplicaciones y especificaciones locamen­te relevant es de las tecrtes de pre tensionuniversalista Importadas desde los centrosreconocidos del saber . Mientras resulta nor­mal que un academico, por ejemplo frances ,se consa g r e a estudios sobr e el LejanoOriente 0 sobre teorla del conocimiento, sehizo extrano, an6malo y hasta r idkulo queun ac ademico ecuatoriano pudiese ser ia­mente consagrarse a dichos temas. Su cam­po compulsivamente propio, no podia ir masalia de "su" real idad nacional. Pot ello mis­mo,la cuesti6n te6ria decisiva era Ia opci6nsobre que producto t rorico debfa ser impor-

tado y utilizado para e1 estudio de estos par­ticularismos de su competencia: La gran teo­r ia 0 la metodologfa no era n ni podfan serasunto y jurisdicciOn de estudioscs tan apre­miados por Ia exigencia perentoria de deciralgo re levante a las practices politicas y tee­nol6gicas volca das bacia el hinter land aun­por-civilizar.

A los factores indicados, quisiera agregarotro de tipo rruis material: se t rata del enor­me desfase entre las exigencias y canonesde la metodologia ecademtca "central" y lascondiciones estrucrurales de la pracnca aca­demia en Ecuador.

Me expl ico: los metodcs y recntces de in­ve st igaci6n de sarrolladas por las CienciasSociales emplricas de los centres originarios

de las Ciencias Sociales, in­corporan un a se r ie de su­puestos re ferentes a los cos­tos de Ia invest igaci6n, a ladisponibilidad potencia l derecursos y a la eapaeidad delos cientistas para rnevilizar ­los. Las tecmcas que se eeee­rrollan son, por asl decirlo,"capital intensivas". lMtodosstandard, como la encuesta.el exper imento, la ebserva­ci6n ant ropol6gica, las esta­dfst icas anaUticas, e rc., sonsumamente cares. Ind uso lainvestigaci6n de ga bine te ,

utilizando fuent es secundarias, y la ren e­xi6n te6rica, se apoyan y nutren en grandesbancos de datos, en sofisucadcs s istemas dedocumentaci6n, en bibJiotecas y archivoscompletfsimos, que penniten desarrollar ex­hau stivos sistemas de referencia y apoyo bi­bliografico.

Nada de esrc se ha dado, ni parece facti­ble que se de en e t medic naciona!' Los ln.vestigado res y academtccs ecuatonanos nohan podido, ni de lejos, disponer ni de losfondos, ni de la infraestructu ra, ni de las bi­bliotecas mini mamente requeridlls para ha­cer ciencia social de acuerdo a los dnonesmetodol6gicos institucionalizados en su dis­ciplina a 10 largo de las decadas. Muchas ve­ces la repugnancia y eI desamor por la meto­dologfa y por las tk nicas standard han s ido---en cierta medida--- una respuesta adaptatj.va a posteriori a la extremi' diricultad de ac­ceder a los medios que hubiesen hecllo pasj.ble lIevar a cabo ese tipo de ciencia social.

Sin embargo, tampoco ha habido, sino hag.

LAS CIENCIAS SOCIALES EN EL BANQUILLO

EI segundo esP.8clo deintemallzaci6n da las

Ciancias Socialas an alEcuador 10 oonstltuyan

al Estado y lasinstituciones

para-estatales qua sadesarrollaron y

fIorecieron sobretododaspues de 1960.

la muy recientemente, ningUn esfuerzo con­centradc en pregumerse par la metodologlaposible bajo Iuerte resrrtccien de recurscsbUicos. En cierta forma esto puede heberestado fomentado por la mencionada inler­nalizac i6n del " tercermundismo": la elabora­em metodol6sica era tarea de los "cenrrca",00 de las perifenas, y per tanto, ni se pod1a(0 queria) &Similar seriamente las ina1<:anUt­bles tecnrces clasicas, ni se debia (0 querla)desarrollar ctras. EI resultado ha s ido un reoIuereo de 18 renencia relativa a la jnvestiga­ci6n, )' un ulterior debilitamiento de Ia voce­ci6n investigative de los ececemtccs naci~

nales. Mas viable y Ucilera pues cent rerse en ladocen cia (que es rn uy.perc muy barata compa­rativamente ), 0 en 1a mi­litancia, 0 en el serviciopublico (que puede se rasumida como otra ror­rna de mllitancia, por 10menos en tecrtaj.

La debilidad del desa­rrollo del sistema de ca­tedras a tiempo cempje­to, ha sido OIro (actor queba bloqueado el desarro­llo de las clenctas soc ia­les desde las universida­des ecuator tanas. La in-vestigaci6n academica esuna aet iv idad de alta dedicaci6n, pero lasunivers idades se han apoyado y se siguenapoyando de manera predominante en prefe­sores de jomada parcial. Ind uso alli dondeha comenzado ha desarrollarse el s islema dejornada completa y/o dedicacion exd usiva,elio ocurre de una manera espuria. Las re­muneraciones asociadas a los cargos docen­tes de este tipo, son cast siempre tan men.guadas e inferiores a 10 que los catedratlcospueden obtener en ctras aetividades, que dehecho, estos ultimos no ejereen las funcio­nes proplas de una jornada completa . Lousual es que los profesores tengan otros em­pleos y act ividades, a los que con freeuenciadedican 10 mejor de sus esfuerzos.

Las razones de esta incapacidad insti tu­cional de las unive r sidades ecuatorianas ,son varias: las financie rss no deben dejarsea un Iado, pero tambien quisiera seilalar elpeso que alln pareee tener una concepci6nhonoraria de La catedra: el docente todavlaes visto como una persona de quien se espe-

ra una donaci6n grackJsa de su saber y tiem­po, por entenderse que se treta de alguienque ya ha probado su valor y su competenciafuera de la universidad, y que poe tanto tie­ne medios de vida independientes, 0, mctuscpeer, porque se entiende I. aetividad acade­mica como el "hobby" pre.st ia ioso de perso­nas distinguidas que realizan en 1a universi­dad una especie de censcripcion cfvica, 0

mecenazgo cultural propio de caballeros le­t rados y con t iempo disponible. La catedrasigue, pues, marcada poe rezagos de un "et­bos" de gentileshombres amateurs. Por des­graeia, el desarrollo de las Ciencias Sociales

hoy en dla r equiere otrot ipo de compromiso y de­dicacJ6n, y cuando, comoocur re con frecuencia , larealidad y el mito del pro­fe so r univ ers it a r- io, nocoinciden en absoluto, te­ne mos por resultado ela tareado y plur iempleadodocente "taxi", que cobrapor hora de ctase y saled isparado a buscar ot rosmedios de vida mas sus­renetcsos, en otra parte .ESle personaje, difCcil­mente puede desa r rolla runa docencia de calidad, ymenoa aun ser portador deuna 56lida implantacion de

Ia invest igaci6n en los cteusrres universila­rios (y ademas, basta bace muy poco, debiamultipl icarse para asistir a 1as reuniones departido y donar su uempo a las actividadesde diferentes n pos de militancia).

ELESTADD

EI segundo espacio de internalizaci6n delas Ciencias socteies en eJ Ecuador 10 consti­tuyen e l Estado y las instituciones para·esta­ta les que se desarrollaron y florecieron so­bretodo despues de 1960. En efeeto, a partirde dicha fecha se produce una impor tanteexpansion de los aparatos aubernamen talesde regulaci6n planificaci6n y gestion de lavida colectiva. Esta expansi6n se da en e lcontexto del ascen50 (tard io en el ca50 ecua­toriano), de una dete rminada forma de 10que se denomin6 el "£Slade Desarrollista".En la I6gica de esta fonna de 10 pUblico, lasadministraciones estatales deben tamar unpapel protag6nico en la consecuci6n del Db- 93

LAS CIENCIAS SOCIALES EN EL BANQUILLO

ApaTtir de fines de10 decode POsOOose toce palpableuna ceoeoedificultad en faarticula06n de lasCiendas50cialesam"rdeticoeslofo ,

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jetivo del desarrollo y la modernizaci6n so­cial y econ6mica. Este proceso entrena unciertc cambio en 18 nocton tradicional delfuncionario publico y su transformacien, almenos parcial, desde 18 idea del empleadoadministrativo a 18 del experto 0 tecnocrataencargado de constituirse en el gestor "den­trnco'' de los procesos teleol6gicos de trans­formaci6n y racionalizaci6n cotecttvas.

Esta evoluci6n result6 bastante ftutdaconsiderando lasrelaciones que yahe mencionado en­tre univeraidad,estado y sociedad.La "migracicn alse r- vicio publicotecnocratico se vtofacilitada per elhecho de que ellapodia ser vista co­mo una natural yfluida dertvectende la militancia }'del compromisoeuccforzoso con elideal activisla y ja­cobino. Un someraanaltsts de las bto­graftas de muchosexpertos que hanhecho carrera es­latal, revel a susoriginales retce een una carrera po­Hti cc-academ icamarcada por labusqueda paraefectuar transformaciones y reformas en lasociedad. Este paso fue especialmente cara­Iizado en los gobiernos militares y en sus in­mediatos sucesores civiles, los que con el se­nuetc de ofrecer un desemboque a las in­quietudes practicas de los ctenustas eocia­les , no tuvieron problemas en embarcarlosen estos nuevos espacios estatat desarrollis­tas, con prescindencia de la naturaleza parti­cula r de las ideologfas que en cada caso ins­piraban a los afectados.

En este nuevo papel, los cientistas debianadoptar la personalidad de putativcs "inge­nieros sociales", 10 que han logrado con dife­rente exito: mayor en el casu de los econo­mistas, mucho menor en el de los cultoresde otras disclpllnas. Su funclon era la deaplicar su conocimiento de leyes sociales al

cumplimiento de los objetivos del desarrolloy el progreso, convlrtlendose en una erasedirigente "universal". Para el caso era indi­rerente que las justificadones doctrinalesunlizadas fueran de rafz leninista 0 comptia­na: los ciennncos sociales se vefan a s l mis­mos como los iluminadores de la practica so­cial y los encargados de garantizar la ence­cia y eficiencia del estado en sus tareas demanipulacien de la "arcilla" social envistas a

su tran smutectcnhlstortca.

Al hacer estatransici6n, los cien­tfficos sociales de­bieron ir adquirien­do paulatinamenteotra forma de versea si mismos: pasarde ser ecademtcos aser "expertos"; deimelectuales de tipotradicional, a teem­cos: y de portadoresde valore s asocta­dos al conccimtentoy a la moral, a im­plementadores dealguna forma de uti­litarismo generico.Tales modtncacto­nes no pod ia n ha­cerse sin una fuer tetension subjetiva yno sin contradiccio­nes stco-soctales im­portantes. En gene­ral, sin embargo, la

maxima etica que priorizaba el "hacer algo"lerminaba por facili tar la resoluci on de cual­quier ccnmcrc al respecto.

Pero, esta reinserci6n de muchos acaoe­micos y profesionales, se ha topado can masde una consecuencia no anricipada: el estadoal cual se han trepado los ctenttstas sociales.no era una tabla rasa, Hsta para ser moldea­da s in frtccicn por esros conrin gentes denuevos expertos.

En primer luga r, existian y existen fuer­res tradiciones y practices institucionaliza­das que son por completo ajenas a la eticadel cientifico-experto: la logica legal-admi­nistrativa, en primer terminc, y la del chen­telismo politico y su otro rostra: la concep­cion patrimonial de l poder. Frente a estasdos, representadas en la figura de los fun -

LAS CIENCIAS SOCIALES EN EL BANQUILLO

Las ailicasambienlalistas,femimSlas,pos/-modemasYQnarea-liberalessiembran unacecese duoo so/;rela viabilidad deSegUif sosreniendoCOfTlQ memIncondi{ionolmentedeseable al propiodesarrollo, al menosen /a forma enque sehabiaplanleado desdela revoluci6nindustrkJl

eionarics-abogadas y en la de los poUticosprofesionales, respectivamente, Is posici6nde los nuevos expertos ha tendido a hallarsea menudo seriamente cuestionada. La 16gicainstitucionalizada de las practicas patrirno­nialistas y las de la racionalidad admlnistra­tiva anclada juridicamente ha puesto un se­rio freno a las aspiraciones protag6nicas delos expertos "ctennncos'', 0, mas sutilmenteean, ha inten tado, no sin extto. supeditar 'idistorsionar sus desempeiios y rendimientosen aras de su propia reproducci6n y perpe­tuacion . La fuerza de los hechos, ha logradocon frecuencia que los saberes eientlfica­mente legftimados terminaran sirviendoa suvez, de mecanismo de prcteccicn y salva­guardia de las 16gicas mas tradicionales de18 accilm del estado.

En esta situaci6n, la practice misma de loscientlficos sociales en el sene del estado haterminado por realizar numerosos pactos,ecuerdos y transacciones stncrettces con elclientelismo y las rutinas burocraticas "nor­males", sumiindose can frecuencia a sus 16­gicas y buscando msertarse ventajosamenleen ellas.

A partir de fines de la decade pasada sehece palpable una crectente dificultad en laarticulaci6n de las Ciencias Sociales con lapractice estatal. Quisiera resedar los facto­res que parecen ester influyendo en esta cri­sis, que es a la vez practice y de sentido.

En primer termine, y volviendo a 10 ya in­dicado en los piirrafos anteriores, no se hacumplido la esperanza de que el pensamien­to, metodos y tecntcas de las Ciencias Socia­les pudiesen llegar a desplazar, 0 por 10 me­nos subordinar a otros modus de operad6nde 1a pol!tica publica. EI actual auge del po­pulismo puede ser visto como un sintoma yun resultado de este bloqueo. Las practicespropias del hiibito politico tradidonal han re­cobrado su vigor y es evidente su capacidadpara arrinconar a aquellas basadas en las es­peranzas del quehacer de "experto". Se havuelto evidente Que Ia gesticn del poder enel Ecuador se mueve de manera sistematicabacia una 6rbita por completo distinta y an­tag6nica a los "sueiios iluministas de la ra­z6n".

En segundo lugar, el derrumbe de las uto­pias de transformaci6n que hablan dado suethos a la practica de los intelectuales , haarrebatado buena parte de su legitimidad yfactibilidad al "ethos" militante y jacobino.

En la medida en que la historia parece no ira ninguna parte, y en todo caso, si va a algu­na, 10 haee movida por otras fuerzas y pede­res racuccs, par completo distintos a losimaginados desde el paradigma de las Cien­cias Sociales transformadoras; es evidenteque la razcn de ser y la autoimagen heroicadel cientista social se hace irrisoria y vacua.Esta reafirmaei6n de los procesoa eutcrnati­cos y estructurales Ie da al experto un Iugarde mera administraci6n de 10 extstente y de10 ya decidido en otra parte. La soiiada een­tralidad del expertise tecnocrancc parecedisolverse en procesos impersonales que ca­reeen de sujeto, 0, si 10 tienen, es otro porcompleto inesperado en el marco de las anti­cipaciones urdidas por los dentistas socialesde los enos sesenta y setenta. Asf como en elcaso anterior, la evidencia y sintoma se loca­lizan en el papulismo triunfante, en eete se­gundo especto, es la hegemonla de la econo­mla. ortodoxa y de la administraci6n empre­sarial U orientada empresarialmente, la quesirve de indicador palpable a la disoluci6n delas expeetativas ereadas entomo a determi­nadas priicticas de las Ciencias Sociales.

En tercer terminoi la crisis del "estado na­cional-deaarrollista", descencadenada sobre­todo a partir de 1982, ha ida paulatinamentereccrtando aquellos espados e Instanctasdonde los cientistas sociales podfan apostara aplicar sus destrezas en el manejo de laspollticas publicae. Los tecn6cratas inspira­dos en las Ciencias Soctales (exceptuandoctertas vertientes de la economja), acompa­nan al estado en su retirada y pierden espa­cios de empleo y protagonismo. Mienlrasmas se achican las competencias de la ges­ti6n publica directa, menoa cabida resta parael tipo de activismo dirigista de los planifica­ceres socrates, Y sus propias competenclassufren una progresiva desvalorizaci6n en elmercedc profesional y en las [erarqutas delstatus profesional.

Esto tiene par correlate una crisis tntetec­tual, en la cuallas tecnrcas. teorlas y meto­des de la planificaci6n, tal como habfan sidoeristalizadas previamente, se yen sometidasa una corrosiva crltica interna y externa y aun progresivo desuso de facto. Por otra par­te, oeurre aqul tambien algo hom610go a 10que seiiale en el ambito academico. Las tec­nieas y metodos del expertise teenoeriiticorevelan lentamente el caracter social e hist6­ricamente determinado de sus supuestos

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pragmaticos fundacionales: en su mayor par­te elias implican y requieren un ciertc tipode estado, dotado de determinadas capacida­des, recursos, culture y procedimientos ruti­narios. Las recnicas de 18 planiricaci6n diri­gista se generan en aparatos publiccs, gran­des, ricos, fuertemente racionalizados, condeterminadas capacidades infraestruclura­les, mentalidad institucional, relaciones conla sociedad, recursos humanos y valores ope­ractonales. La imposibilidad de reproduciren Ecuador esas condiciones, haee extrema­damente diflcil desarrollar y aplicar el ins­trumental de gestlcn de acuerdo a los stan­dares del dirigismo del estado del bienestaren su versi6n central.

Por ultimo, y en un plano tal vez mas abs­tracto, el propio mito funeional del progresoy la rundamentecton que scbre su base se ha­cfa el sentido ultimo de Ia accton del expertoestatal, comienzan a perder su control sobreel imaginario de los intelectuales aplicados.

Las cristicas ambientalistas , feministas ,pnat-modernas y enarcc-liberales siembranuna creeiente ducla sobre la viabilidad de se­guir sosteniendo como meta inccndicional­mente deseable al propio desarrollo, al me­nos en la forma en que se habfa planteadodesde la revoluclon industrial a esta parte.AI perderse claridad respecto a los objetivosulnmos de la gesticn del desarrollo, parecetambien menos dara la necesidad 0 utilidadde los servicios 0 de las practicas que el diri­gismo desarrollista habla puesto en escena.No es solo la idea de revolucton 0 transfer­macidn radical progresista la que pierde sulugar en el centro del escenario lntelectual,sino que incluso, su version mas tibia, co­mienza a mostrar fisuras y porosidades queintroducen la duda tanto en los propios ex­pertos, como en un ncmero creciente de susclientelas.

Octubre de 1996