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FACULTAD DE ECONOMIA
ECONOMÍA DE LA INFORMACIÓNASIMÉTRICA
CURSO : ECONOMÍA MATEMÁTICA
PROFESOR : Econ.JORGE GONZALES CASTILLO
ALUMNA : UMPIRE LOPEZ DIANA
CICLO : VI
1
PIURA- PERU 2011
INDICE
I TEORÍA………………………………………………………………………………….3
INFORMACION ASIMETRICA
LA COMUNICACIÓN ENTRE ADVERSARIOS POTENCIALES
PRINCIPIO POR EL CUAL ES COSTOSO FINGIR
EL PRINCIPIO SEGÚN EL CUAL DEBE REVELARSE TODA
LA INFORMACIÓN
LOS SIGNOS EXTERNOS DE CONSUMO COMO INDICADORES DE LA
CAPACIDAD
LA SELECCIÓN ADVERSA
LA DISCRIMINACIÓN ESTADÍSTICA
EL RIESGO MORAL
II APLICACIONES…………………………………………………………………………...19
2
III EJERCICIOS………………………………………………………………………………24
ECONOMÍA DE LA INFORMACIÓN ASIMÉTRICA
I. TEORÍA.
El problema de la información asimétrica consiste en distorsiones
de los modelos tradicionales de poder de mercado debido a que los
jugadores no tienen el mismo acceso a la información. Estas
diferencias de información pueden referirse a cualidades ocultas
de los bienes o a comportamientos ocultos de los jugadores.
El enfoque de información asimétrica suministra microfundamentos
de competencia imperfecta al análisis económico y demuestra con
base en ello que, contrario sensu a la hipótesis fundamental de la
teoría walrasiana del equilibrio general, la economía de mercado
tiende espontáneamente a trampas de equilibrio macroeconómico
subóptimos, es decir, a un equilibrio derivado del intercambio y
del mecanismo de precios que no es socialmente eficiente. Si “las
imperfecciones microeconómicas conducen a rigidez de precios
macroeconómicas” [Mankiw y Romer, 1991; 3], la consecuencia
práctica general que se infiere de los microfundamentos de
3
información asimétrica es que en una economía de mercado la
regulación de la actividad económica sí puede ser efectiva.
En este sentido, el modelo de información asimétrica constituye
una ruptura epistemológica radical con los principios axiomáticos,
las hipótesis, las deducciones, inferencias y tesis económicas de
los modelos walrasianos de equilibrio general de diversa especie,
verbo y gracia el monetarismo, el modelo de ciclos económicos
reales y el paradigma de expectativas racionales de la nueva
macroeconomíaclásica. Y, principalmente, representa un retorno a
la economía de Keynes [Leijonhufvud,1968; 1981], pero esta vez, a
diferencia del modelo de síntesis neoclásica que integra
microfundamentos walrasianos con teoría macro keynesiana en el
modelo ISLM [Hicks, 1937], se postula un modelo que explica ,con
base en microfundamentos de competencia imperfecta, la evolución
de la economía enfatizando la influencia de las externalidades y
de la segmentación continua de la información en los mercados.
LA COMUNICACIÓN ENTRE ADVERSARIOS POTENCIALES
Los problemas de comunicación entre sujetos cuyos objetivos están
potencialmente en conflicto son fundamentalmente diferentes de los
problemas de comunicación entre sujetos que tienen objetivos
comunes. Los sapos que buscan una pareja evidentemente pertenecen
a la primera categoría, como ocurre en genera! en cualquier
intercambio económico. Por ejemplo, el vendedor a veces tiene un
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incentivo para sobreestimar la calidad de su producto y el
comprador suele tener un incentivo para subestimar la cantidad que
está dispuesto a pagar por él. El trabajador potencial puede
sentirse tentado a no revelar sinceramente sus aptitudes para
ocupar un puesto de trabajo.
En cambio, los jugadores de bridge que forman parejas comparten
claramente unos objetivos comunes. Cuando un jugador de bridge
utiliza las convenciones habituales de las apuestas para
comunicarle algo a su compañero, no hay razón alguna para que éste
no se lo crea. Ninguno de los dos jugadores tiene nada que ganar
engañando al otro. En este caso, la comunicación es un mero
problema de transferencia de información. Un mensaje sólo tiene
que ser descifrable. Dejando a un lado los errores, su
credibilidad no está en cuestión.
Sin embargo, la lógica es muy diferente cuando quienes intervienen
en la comunicación tienen o pueden tener intereses contrarios.
Supongamos, por ejemplo, que el jugador de bridge le susurra al
adversario que está a su izquierda lo siguiente: «siempre apuesto
conservadoramente». ¿Cómo debe interpretar el adversario esa
afirmación? Es perfectamente inteligible. Sin embargo, si se cree
que todas las partes son racionales, la relación entre ellas es
tal que la afirmación puede no transmitir ninguna información
real. Si tener fama de apostar conservadora- mente fuera una
ventaja, esa sería una razón más que suficiente para que un
jugador lo dijera de sí mismo, independientemente de que fuera
verdad o no. La afirmación no es ni creíble ni increíble.
Simplemente no contiene información alguna.
El comprador con experiencia sabe recelar de las afirmaciones
exageradas sobre la calidad de los productos. Pero ¿cómo distingue
5
exactamente un buen producto de uno malo? ¿Y cómo convence un
productor a un posible rival de que bajará radicalmente su precio
si este entra en el mercado? Las afirmaciones como «bajaré el
precio» plantean problemas en el mismo sentido que las
afirmaciones de los jugadores adversarios de bridge. Dado que el
productor tiene incentivos para hacer esas afirmaciones,
independientemente de que sean ciertas o no. no deben transmitir
ninguna información.
Sabemos, sin embargo, que los adversarios pueden transmitir
información que tiene valor estratégico. Al fin y al cabo, los
sapos son capaces de transmitir información de este tipo, pero no
la transmiten diciendo meramente «soy un sapo grande». La
afirmación implícita del sapo grande sólo es creíble debido a las
barreras físicas que impiden al sapo pequeño croar en un tono
grave. El canto del sapo es un ejemplo de señal: un medio para
transmitir información.
El ejemplo del sapo ilustra dos importantes propiedades de las
señales que se transmiten los que adversarios potenciales: (1)
debe ser costoso fingirlas; y (2) si algunas personas utilizan
señales transmite que transmiten una información favorable sobre
ellas mismas, otras se verán obligadas a revelar información
incluso aunque sea considerablemente menos favorable. Estos dos
principios son importantes para comprender cómo recogen
información los agentes económicos y cómo la interpretan.
Comencemos formulándolos con el ejemplo del sapo y examinemos a
continuación su aplicación en distintos contextos económicos.
EL PRINCIPIO SEGUN EL CUAL FINGIR ES COSTOSO
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Para que las señales que se transmiten los adversarios sean
creíbles, debe ser costoso (o, en términos más generales, difícil)
fingir. Si a los sapos pequeños no les costara nada imitar el
canto grave que caracteriza a los grandes, ésta dejaría de ser una
característica de los sapos grandes. Pero no pueden imitarlo. Los
sajxis grandes tienen una ventaja natural y es ese hecho solamente
el que permite que su canto grave sea una señal fiable.
Este principio según el cual fingir es costoso se observa
claramente en las señales que se transmiten las personas. Se
encuentra, por ejemplo, en el siguiente episodio de Fatal Vision de
Joe McGinnis. El capitán Jefírey MacDonald, médico del cuerpo de
los boinas verdes, recibe la noticia de que es sospechoso de haber
matado a su mujer y a sus hijas. El ejército le asigna un abogado
defensor militar. Sin embargo, entretanto su madre contrata a
Bemard Segal, renombrado abogado privado de Filadelfia para
defender a su hijo. Cuando Segal llama a MacDonald al Fuerte Bragg
(en Carolina del Norte) para conocerse, su primera pregunta se
refiere al abogado militar:
«¿Lleva los zapatos brillantes?»
«¿Qué?», respondió incrédulo MacDonald. Ahí estaba, acusado de
haber matado a su mujer y a sus hijas, y en su primera
conversación con el abogado de Filadelfia que se suponía que había
sido contratado para arreglar las cosas, la primera pregunta que h
hacía era sobre el estado de los zapatos del otro abogado.
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Segal repitió la pregunta. «Y esta vez», dijo más tarde, «casi oí
a Jeff sonreírse por teléfono. Fue entonces cuando supe que tenía
un cliente que no sólo era inteligente sino que cogía las cosas al
vuelo. Me contestó que no, que, en realidad, los zapatos del
abogado eran algo zarrapastrosos. Le dije, "en ese caso, de
acuerdo, confíe en él. Colabore con él hasta que llegue yo". La
cuestión es que si un abogado militar lleva los zapatos brillantes
es que está tratando de impresionar al sistema. Y si estaba
tratando de impresionar al sistema en esa situación —y el sistema
ya había demostrado tener interés en que se condenara a su
cliente, al anunciar públicamente, su sospecha— no iba a ayudar
nada a Jeff. Es posible que el hecho de llevar sucios los zapatos
significara que le interesaba más ser abogado».
Evidentemente, el estado de los zapatos del abogado no era una
indicación perfecta de sus prioridades vitales. Sin embargo,
constituía al menos una razón para sospechar que no era un mero
lacayo del ejército. F.1 abogado que llevara unos zapatos
zarrapastrosos meramente para transmitir la impresión de que no
estaba tratando de ascender en el ejército no ascendería. Por lo
tanto, las únicas personas que pueden enviar sin correr riesgos una
señal de ese tipo son aquellas a las que les interesa realmente
más su papel como abogados.
He aquí algunas aplicaciones económicas del principio según el
cual es costoso fingir.
Garantía de la calidad de los productos. Muchos productos son tan
complejos que los consumidores no pueden examinar directamente su
calidad. Esos casos, las empresas que ofrecen productos de elevada
calidad necesitan transmitir de alguna manera esta información a
8
los posibles compradores, pues, de lo contrario, no podrán cobrar
unos precios suficientemente elevados para cubrir los costes
adicionales.
Una manera de resolver ese problema consiste en ganarse la fama de
ofrecer productos de buena calidad. Pero las circunstancias no
siempre permiten a una empresa hacer esto. Consideremos el caso de
los vendedores ambulantes que venden relojes de pulsera en las
calles de una gran ciudad. Si una «empresa» de ese tipo decide
cerrar, puede hacerlo sin apenas incurrir en pérdidas. No tiene
ninguna sede central, no tiene un equipo de capital costoso, no
tiene clientes leales por los que preocuparse; de hecho, no tiene
costes irrecuperables de ninguna clase. Incluso aunque lleve años
ofreciendo productos de calidad en la misma esquina, eso no
garantiza que abrirá el puesto el próximo día. Y si está planeando
cerrar, tendrá incentivos para vender mercancía de la peor calidad
posible. En suma, una empresa que no tenga un claro interés en
permanecer en el negocio, tendrá dificultades inherentes para
convencer a los posibles clientes de que cumplirá sus promesas.
Los incentivos son diferentes en el caso de una empresa que tenga
unos elevados costes irrecuperables. Si quiebra, pierde el valor
de cuantiosas inversiones que no puede liquidar. Por lo tanto, a
esta empresa le interesa hacer todo lo posible para seguir
produciendo. Y si los compradores lo saben, pueden confiar mucho
más en la promesa de que vende un producto de buena calidad. Si
una empresa de ese tipo cobrara un precio acorde con una elevada
calidad y después vendiera una mercancía de mala calidad, no
tendría un número de clientes que le volvieran a comprar lo
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suficiente para sobrevivir y, por lo tanto, habría incurrido en
vano en unos costes irrecuperables fijos.
Estas observaciones sugieren una razón para creer que los
productos que se anuncian mucho son, de hecho, de mejor calidad,
como dicen los anuncios. Una gran campaña publicitaria nacional es
un coste irrecuperable, cuyo valor se pierde para siempre si
quiebra la empresa. Por lo tanto, una vez realizada tamaña
inversión, ésta tiene todos los incentivos del mundo para cumplir
lo prometido. El hecho de que los anuncios que publican las
empresas en la prensa suelan decir «...anunciado"en TV» demuestra
que creen que muchos consumidores se han dado cuenta de este
patrón.
Cómo elegir un trabajador fiable. Existen muchas situaciones en
las que los trabajadores tienen la oportunidad de engañar a los
empresarios. Muchas actividades productivas tendrían que
abandonarse si las empresas no fueran capaces de contratar
trabajadores que no engañaran en estas situaciones. Las empresas
necesitan una señal que les permita identificar a los posibles
trabajadores fiables. Una posible señal podría ser la relación
entre el carácter de una persona y los costes o beneficios de la
pertenencia a determinados grupos. Por ejemplo, tal vez las per-
sonas fiables generalmente disfrutan trabajando como voluntarias
en instituciones benéficas, mientras que las personas poco fiables
tienden a considerar que eso es una pesada carga. En esos casos,
los grupos a los que decidan unirse transmitirán una información
estadísticamente fiable sobre su carácter.
Esta idea parece que la confirma la manera en que muchas parejas
de profesionales de Nueva York buscan institutrices para sus
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hijos. El cuidado de los hijos es una de las tareas en las que
tiene una importancia evidente la fiabilidad, ya que es difícil
controlar directamente la conducta de estas personas. Al fin y al
cabo, la razón misma por la que se necesita a una persona que cui-
de de ellos se halla en que no estamos nosotros para hacerlo. La
amarga experiencia ha convencido, al parecer, a muchos
neoyorquinos de que el mercado local de trabajo no es un buen
lugar para contratar personas que se comporten de una manera
fiable sin supervisión.
La solución que han adoptado muchas de estas parejas consiste en
anunciarse en los periódicos de Salt Lake City pidiendo una
institutriz. Han descubierto que las personas educadas en la
tradición mormona son más fiables que el neoyorquino medio. La
señal funciona porque a una persona que quisiera meramente parecer
fiable le resultaría desagradable, cuando no imposible .mantener
la tradición mormona, que implica un continuo e intenso
adoctrinamiento moral, experiencia que a la mayoría de las
personas meramente oportunistas les resultaría demasiado difícil
de soportar. Al igual que el tono grave del canto del sapo es una
señal de su tamaño, la pertenencia a la tradición mormona es una
buena señal de fiabilidad, ya que sería muy costoso para una
persona oportunista simularla.
Cómo contratar a una persona lista y trabajadora. Consideremos,
como última ilustración del principio según el cual fingir es
costoso, el caso de un titulo de una universidad elitista obtenido
con la calificación de matrícula de honor. Los empresarios están
buscando personas listas y dispuestas a trabajar. Evidentemente,
hay muchísimas personas en el mundo que poseen estos dos rasgos y,
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sin embaído, no tienen un título de una universidad elitista. Aun
así, los empresarios pueden suponer sin temor a equivocarse que
una persona que tenga un título de esas universidades es lista y
trabajadora, pues cuesta pensar que una persona que careciera de
esos rasgos intentaría obtener un título en una universidad
elitista con la calificación de matrícula de honor.
Nadie pone realmente en cuestión el hecho de que los titulados de
las instituciones elitistas generalmente son trabajadores
productivos. Pero existe, de hecho, un acalorado debate sobre el
grado en que la asistencia a estas instituciones genera una elevada
productividad. Las personas que piensan que sí señalan que los
titulados de las instituciones elitistas ganan unos sueldos sig-
nificativamente más altos. Sin embargo, los escépticos advierten
que la diferencia no puede atribuirse totalmente a la calidad de
su enseñanza. El problema radica en que los estudiantes de las
mejores instituciones ya eran, indudablemente, más productivos
desde el principio, pues al fin y al cabo estas instituciones
seleccionan minuciosamente a sus solicitantes y sólo aceptan a los
que tienen los mejores expedientes académicos
EL PRINCIPIO SEGÚN EL CUAL DEBE REVELARSE TODA LA INFORMACIÓN
El segundo principio importante que ilustra el ejemplo del sapo
puede denominarse principio según el cual debe revelarse toda la
información y dice que si unas personas tienen algo que ganar
revelando un valor favorable de algún rasgo, otras se verán
obligadas a revelar sus valores menos favorables. Este principio
ayuda a responder a la pregunta inicialmente desconcertante de por
qué los sapos más pequeños se molestan en croar. Croando, les
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indican a otros sapos cuál es su tamaño. ¿Por qué no se quedan
callados y dejan que los otros se lo pregunten?
Supongamos que todos los sapos cuyo canto tuviera un tono superior
a un determinado nivel se quedaran, de hecho, callados. Imaginemos
que tenemos un índice de 0 a 10 que mide el tono del canto de un
sapo, en el que 10 es el máximo y 0 es el mínimo, y supongamos
arbitrariamente que los sapos que tienen un índice superior a 6 se
quedan callados.
Es fácil comprender por qué un patrón de ese tipo sería
inherentemente inestable. Consideremos el caso de un sapo que
tiene un índice de 6,1, que es algo superior al límite conside-
rado. Si se queda callado, ¿qué pensarán otros sapos? Sabrán por
experiencia que su canto debe de tener un tono más alto que 6, ya
que se queda callado. Pero ¿cuánto más alto?
Al carecer de información sobre este sapo, no pueden saberlo con
exactitud. Sin embargo, generalmente será posible hacer una
conjetura estadística. Supongamos que los sapos estuvieran
distribuidos de una manera uniforme en la escala de tonos. Eso
significaría que si eligiéramos un sapo al azar de toda la
población de sapos, el tono de su canto podría adoptar cualquier
valor de la escala de tonos. Sin embargo, al fijar el límite en 6,
un sapo que se quedara callado sería diferente sistemáticamente de
un sapo seleccionado al azar. En concreto, la experiencia nos
diría que el índice medio de los sapos que se quedan callados es 8
(a mitad de camino entre 6 y 10). Todo sapo que tuviera un índice
inferior a 8, por el mero hecho de quedarse callado, daría la
impresión de que es más pequeño de lo que realmente es. Por lo
tanto, lo mejor que podría hacer el sapo que tuviera un índice de
6,1 sería croar.
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Así pues, si el límite para quedarse callado fuera 6. a todos los
sapos que tuvieran un índice inferior a 8 les interesaría croar.
Naturalmente, si croaran, el límite ya no sería 6 sino 8. Pero un
límite de 8 tampoco sería estable. Al poner el límite en ese
nivel, les interesaría croar a todos los sapos que tuvieran un
índice inferior a 9. Por razones parecidas, cualquier límite inferior
a 10 estaría abocado a variar. Eso no ocurriría ponqué los sapos
pequeños quisieran llamar la atención sobre su tamaño croando sino
porque se verían obligados a hacerlo para no parecer más pequeños
de lo que son realmente.
El principio según el cual debe revelarse toda la información se
deriva del hecho de que no todos los posibles adversarios tienen
acceso a la misma información. En el caso de los sapos, la
asimetría consiste en que el sapo que se queda callado sabe
exactamente cuál es su tamaño, mientras que su rival sólo puede
hacer una conjetura documentada. Como demostrarán los siguientes
ejemplos, este tipo de asimetrías da lugar a la transmisión de
importantes señales entre los agentes económicos.
La garantía de los productos. Por ejemplo, las asimetrías de la
información contribuyen a explicar por qué el productor de un
producto de baja calidad podría revelar ese hecho ofreciendo
solamente una garantía muy limitada. En este caso, la asimetría se
halla en que los productores conocen mucho mejor que los
consumidores la calidad de sus productos. La empresa que sabe que
su producto es el mejor tiene poderosos incentivos para revelar
esa información a los consumidores. Para que ésta sea creíble,
puede ofrecer una generosa garantía contra los defectos del
producto (esta fórmula es creíble debido al principio según el
14
cual es costoso fingir: un producto de mala calidad se estropearía
frecuentemente, por lo que sería demasiado costoso ofrecer una
garantía generosa).
Cuando aparece el producto de máxima calidad con una generosa
garantía, los consumidores poseen de inmediato una mayor
información que antes, no sólo sobre su calidad sino también sobre
la calidad del resto de los productos. En concreto, saben que los
que no tienen garantía no pueden ser de la máxima calidad. Al
carecer de cualquier otra información sobre, un producto sin
garantía, el consumidor prudente estimará su calidad en función
del nivel medio de esos productos, pero eso significa que
subestimará la calidad de los productos que sean únicamente algo
inferiores al mejor.
Examinemos la situación a la que se enfrenta el productor del
segundo producto mejor. Si continúa sin ofrecer ninguna garantía,
los consumidores pensarán que es peor de lo que realmente es. Por
lo tanto, le interesará ofrecer una garantía. Pero como su
producto es de una calidad algo inferior, las condiciones de su
garantía no pueden ser tan generosas como las del mejor.
Una vez garantizado el segundo producto mejor, el resto de los
productos que carecen de garantía tiene ahora una calidad media
menor que antes. Entonces se pone en marcha un proceso
irreversible y a la larga todos los productores deben garantizar
sus productos o hacerse a la idea de que los consumidores
consideran que sus productos son de la peor calidad. Los términos
de las garantías generalmente serán menos generosos cuanto peor
sea la calidad del producto. Es evidente que los productores no
desean anunciar la baja calidad de sus productos ofreciendo una
cicatera garantía. Su problema radica en que si ni siquiera la
15
ofrecen, los consumidores considerarán que sus productos son
todavía peores de lo que son en realidad.
Cuando Chrysler declara «los garantizamos más porque los
fabricamos mejor», no podemos estar totalmente seguros de que está
diciendo toda la verdad. Pero si su afirmación es excesivamente
engañosa —es decir, si los automóviles de Chrysler tuvieran muchas
más probabilidades de estropearse que otros— sería una mentira
realmente cara y. por lo tanto, existe un motivo racional para que
los consumidores den crédito a la afirmación de Chrysler.
La regulación de las entrevistas realizadas a los solicitantes de
empleo. El principio según el cual debe revelarse toda la
información tiene otra ilustrativa aplicación relacionada con las
dificultades que predice que tendrán las autoridades que traten de
limitar la cantidad de información que pueden pedir las empresas a
los solicitantes de empleo. Consideremos, por ejemplo, la
legislación que prohíbe a los empresarios preguntar por el estado
civil y por los planes referentes a la procreación. Antes de que
se aprobara esta legislación, los empresarios solicitaban
rutinariamente este tipo de información, sobre todo a las mujeres.
Dado que esta información está correlacionada con la probabilidad
de abandonar la población activa, el motivo de los empresarios
para solicitarla era evitarse invertir en la contratación y la
formación de trabajadores que no iban a permanecer mucho tiempo en
la empresa. Como es costoso falsificar la información demográfica
(pocas personas dejarían de casarse para que pareciera menos pro-
bable que iban a abandonar la población activa), esta puede servir
de señal entre las panes cuyos intereses pudieran estar en
conflicto. El propósito de la legislación era impedir a los em-
16
presarios favorecer a los candidatos en función de su situación
demográfica.
Sin embargo, para lograr este objetivo no basta con prohibirles
pedir información sobre la situación demográfica, pues si una
mujer se da cuenta de que su situación demográfica la sitúa en la
categoría de contratación más favorecida, tiene todos los
incentivos del mundo para ofrecer voluntariamente esa información.
Este hecho desencadena el conocido proceso irreversible por el que
los solicitantes de empleo acaban ofreciendo voluntariamente toda
la información, salvo la menos favorable. Se supone simplemente
que el candidato que no suministre voluntariamente la información,
independientemente de lo desfavorable que sea, pertenece a la ca-
tegoría menos favorable. Para que la legislación lograra el fin
que pretende, tendría que prohibir de alguna manera a los
solicitantes de empleo que revelaran voluntariamente la
información.
Las personas y las cosas pertenecen a categorías, y éstas, a su
vez suelen estar ordenadas jerárquicamente. Unas son, por
unanimidad, mejores que otras. Ser fiable es mejor que no serlo,
ser trabajador es mejor que ser vago, etc. El mensaje general del
principio según el cual debe revelarse toda la información
consiste en que la falta de pruebas de que una cosa pertenece a
una categoría favorecida suele inducir a pensar que pertenece, a
una menos favorecida. El principio, así expresado, parece de una
claridad meridiana. Y, sin embargo, sus implicaciones a veces dis-
tan de ser obvias.
El principio de los «cacharros». Por ejemplo, el principio según
el cual debe revelarse toda la información ayuda a resolver una
17
vieja paradoja: ¿por qué los automóviles nuevos suelen perder en
gran parte su valor de mercado en el momento en que salen de la
tienda? ¿Cómo es posible que un automóvil nuevo que se compra por
15.000$ un miércoles sólo pueda venderse por 12.000$ en el mercado
de automóviles usados el jueves? Es evidente que el automóvil no
pierde un 20 por 100 de su valor en 24 horas meramente a causa de
la depreciación física.
Los economistas han luchado durante años por explicar este curioso
patrón. Adoptando una posición incómoda y alejada de su
característica postura profesional, algunos han llegado a decir
que los consumidores tenían prejuicios en contra de los
automóviles usados. Sin embargo, George Akerlof, economista de la
Universidad de Berkeley, ha sugerido que podrían no ser necesarias
las supersticiones misteriosas. En uno de los artículos de
economía más citados en los últimos decenios, «The Market for
"Lemons"», ofreció una Ingeniosa explicación (que se convirtió en
la primera formulación clara del principio según el cual debe
revelarse toda la información).
Akerlof partió del supuesto de que los automóviles nuevos eran, en
términos generales, de dos tipos: buenos y «cacharros». Estos dos
tipos eran iguales en apariencia, pero el propietario de un
automóvil sabía por experiencia de qué tipo era el suyo. Dado que
los posibles compradores no podían saber de qué tipo era cada uno,
los automóviles buenos y los «cacharros» debían venderse al mismo
precio. Era tentador pensar que el precio común sería una media de
los valores respectivos de los dos tipos y que los pesos serían
las proporciones que representara cada uno. Esta idea intuitiva
18
es, de hecho, más o menos correcta en el mercado de automóviles
nuevos.
Sin embargo, en el mercado de automóviles usados las cosas son
diferentes. Dado que los automóviles nuevos valen más para sus
propietarios que los «cacharros» para los suyos, una proporción
mucho mayor de los «cacharros» va a parar rápidamente al mercado
de automóviles usados. Como los compradores de automóviles usados
conocen el patrón, comienza a bajar el precio de éstos. La bajada
del precio refuerza entonces la tendencia inicial de los
propietarios de automóviles buenos a no venderlos. En casos
extremos, los únicos automóviles usados que se pondrán a la venta
serán «cacharros».
La aportación de Akerlof es la idea de que el mero hecho de que un
automóvil esté en venta constituye una importante información
sobre su calidad. Eso no quiere decir que tener un «cacharro» sea
la única razón que lleva a vender un automóvil. Sin embargo,
incluso aunque fuera una razón secundaria, impediría al
propietario de un automóvil bueno obtener todo su valor en el
mercado de segunda mano. Y es posible que eso sea suficiente para
poner en marcha el ya conocido proceso irreversible. De hecho,
raras veces llegan al mercado de segunda mano automóviles que no
planteen problemas, salvo como consecuencia de las presiones de
circunstancias externas («vendo Volvo por cambio de residencia» o
«por lesión, vendo automóvil con cambio manual»),
La explicación de Akerlof respalda, pues, nuestra idea intuitiva
de que la depreciación física es una causa insuficiente de la gran
diferencia de precios que existe entre los automóviles nuevos y
los usados. Es más plausible pensar que esta se debe al hecho de
que la calidad media de los automóviles usados que se ponen en
19
venta, considerados en conjunto, es simplemente peor que la de los
que no se ponen en venta.
El estigma del recién llegado. El principio según el cual debe
revelarse toda la información también sugiere por qué antes era
más difícil que ahora escapar a los efectos de la mala fama que
daba el hecho de trasladarse a otro lugar. En la situación actual,
en la que la movilidad es elevada, una persona poco honrada se
sentiría tentada a irse a otro lugar cada vez que sorprendieran
engañando. Pero cuando había menos movilidad, esta estrategia era
mucho menos eficaz, pues cuando las sociedades eran más estables
las personas fiables tenían mucho más que ganar estándose quietas
y recogiendo los frutos de la buena fama que se habían ganando. De
la misma manera que al dueño de un automóvil bueno no le interesa
venderlo, así a una persona honrada tampoco le interesaba
trasladarse a otro lugar. En los entornos generalmente estables,
las personas que se trasladaban a otro lugar eran sospechosas,
como los automóviles usados. Sin embargo, actualmente hay tantas
presiones externas para trasladarse que el mero hecho de ser un
recién llegado apenas quiere decir nada.
LOS SIGNOS EXTERNOS DE CONSUMO COMO INDICADORES DE LA CAPACIDAD
Supongamos que el lector ha sido acusado injustamente de un grave
delito y que está buscando un abogado que lo represente. Suponga
también que ha de elegir entre dos abogados que, por lo que usted
sabe, son idénticos en todos los aspectos salvo en su nivel de
consumo. Uno de ellos lleva un traje corriente de poliester y
raído y llega al juzgado en un Chevy Vega de hace 15 años comido
por la corrosión. El otro lleva un traje de lana impecable y
conduce un BMW 740i nuevo. ¿A quién debe contratar?20
Nuestros sencillos principios de las señales inducen a pensar que
el segundo abogado es probablemente la mejor apuesta, ya que la
capacidad de un abogado en un mercado competitivo probablemente se
refleja en gran medida en su renta, la cual está correlacionada
positivamente con su consumo. Evidentemente no existe garantía
alguna de que el abogado que gasta más en consumo tenga mayor
capacidad. Pero al igual que ocurre en otras situaciones que im-
plican riesgo, en esta la gente también debe dejarse guiar por las
leyes de la probabilidad. Y estas leyes dicen inequívocamente que
debemos elegir al abogado mejor vestido.
LA SELECCIÓN ADVERSA
Cuando a un grupo heterogéneo de personas susceptibles de realizar
un intercambio se le presenta la oportunidad de realizarlo, las
que lo acepten serán diferentes —y en cierto sentido peores— en
promedio que las que no lo acepten. Así, por ejemplo, los
automóviles usados que están en venta son de peor calidad que los
que no lo están; generalmente tiene menos interés conocer a las
personas que acuden a las agencias matrimoniales que a las demás.
Estos dos ejemplos que ilustran el principio de los «cacharros»
también se denominan a veces ejemplos de selección adversa. La
selección adversa es el proceso por el que los miembros «poco
atractivos» de un grupo de compradores o de vendedores tienen más
probabilidades de participar en un intercambio voluntario.
La selección adversa es especialmente importante en los mercados
de seguros, en los que suele eliminar algunas posibilidades de
intercambio que beneficiarían tanto a los consumidores como a las
compañías de seguros. Para que una compañía de seguros pueda
21
subsistir, debe obtener unos ingresos por las primas que cubran
las indemnizaciones que paga más los gastos administrativos. Por
lo tanto, las primas deben reflejar estrechamente la probabilidad
de que se reclamen indemnizaciones. Sin embargo, no todos los
consumidores potenciales tienen las mismas probabilidades de
reclamar una indemnización. Por ejemplo, en el caso de los seguros
de automóviles unos conductores tienen muchas más probabilidades
de sufrir accidentes que otros.
Si las compañías de seguros pudieran identificar a los conductores
más arriesgados, podrían ajustar sus primas en consecuencia.
Naturalmente, intentan hacerlo en cierta medida cobrando tarifas
más altas a los conductores que tienen un historial de accidentes
o de graves infracciones del código de la circulación o incluso a
los que nunca han tenido un seguro (más adelante veremos que
también cobran tarifas diferentes a las personas que tienen
historiales idénticos pero pertenecen a grupos diferentes). Sin
embargo, estos ajustes son en el mejor de los casos imperfectos.
Algunas personas que no han tenido nunca un accidente de tráfico
ni han recibido una multa corren muchos mayores riesgos que muchos
conductores que tienen un historial accidentado. Dentro de una
categoría amplia de pólizas, habrá inevitablemente una gran
variación en cuanto al grado de riesgo de los posibles titulares.
Las presiones competitivas existentes en el mercado de seguros
generalmente obligan a las primas a reflejar el nivel medio de
riesgo de las pólizas de una categoría dada, lo cual significa que
el precio del seguro es atractivo para los conductores que saben
que son mucho más arriesgados que la media. Sin embargo, la otra
cara de la moneda es que esa misma prima no es atractiva para los
que saben que son mucho menos arriesgados que la media. Como
22
consecuencia, muchos de los conductores menos arriesgados se ven
obligados a auto asegurarse. Y en ese caso, sube el grado medio de
riesgo de los conductores que sí compran un seguro, lo que obliga
a subir las primas. Esta subida hace que el seguro sea, a su vez,
aún menos atractivo para los conductores menos arriesgados, lo que
induce a un número aun mayor de ellos a auto asegurarse. Al final,
pueden quedar excluidos de la participación en el mercado de
seguros todos los conductores salvo los peores, resultado
desafortunado para los conductores prudentes, los cuales pagarían
gustosamente una prima cercana al valor esperado de sus pérdidas.
LA DISCRIMINACIÓN ESTADÍSTICA
Como hemos señalado antes, las compañías de seguros de automóviles
suelen tratar de adecuar sus tarifas al historial de los titulares
de las pólizas. La mayoría cobra, además, tarifas diferentes a
personas que poseen el mismo historial si pertenecen a grupos que
tienen un riesgo medio muy distinto. Tal vez el ejemplo más
evidente sea la elevadísima tarifa que cobran a los conductores
varones de menos de 25 años de edad. La tasa media de accidentes
de los conductores de este grupo es mucho más elevada que la de
cualquier otra categoría demográfica. Aun así, muchos varones de
menos de 25 años son unos conductores excepcionalmente buenos. Mi
segundo hijo (el que siempre deja para el final el plato que más
le gusta) es un claro ejemplo, y seguramente hay más en su clase.
La dificultad estriba en que las compañías de seguros 110 pueden
identificar a estos conductores con un coste razonable.
En California, muchas compañías de seguros de automóviles cobran
tarifas diferentes dependiendo de la parte de la ciudad en la que
viva el conductor. Se basan en el argumento de que la congestión
23
del tráfico, los robos, el vandalismo, los conductores sin seguro
y otros factores que influyen en las indemnizaciones varían
extraordinariamente de unos barrios a otros. Sin embargo, la
extraña consecuencia es que las personas que viven a pocos metros
unas de otras en distritos postales continuos a veces acaban
pagando unas tarifas significativamente diferentes.
Muchos son los que se han quejado de que esas diferencias entre
las tarifas son inherentemente injustas. Pero antes de juzgar a
las compañías de seguros, es importante comprender qué le
ocurriría a una que suprimiera estas diferencias. Supongamos, por
ejemplo, que una compañía decidiera vender el seguro al mismo
precio a todos los conductores que tuvieran un historial
intachable. Si mantuviera su lista actual de titulares de pólizas,
eso significaría bajar las tarifas que cobra actualmente a las
personas de los barrios poco seguros, a los varones adolescentes y
a otros grupos de elevado riesgo y elevar las que cobra a todas
las demás. Pero ¿por qué iban a mantener entonces la póliza en la
misma compañía los conductores mayores que viven en los barrios
seguros? Podrían ahorrar asegurando el automóvil en otra compañía
que mantuviera la antigua estructura de tarifas, y no cabe duda de
que muchos lo harían. Por la misma razón, los miembros de los
grupos de alto riesgo que ahora tienen pólizas en otras compañías
tendrían poderosos incentivos para asegurar su automóvil en la que
tiene la nueva estructura de tarifas. Al final, esta compañía se
quedaría solamente con los titulares de pólizas pertenecientes a
grupos de alto riesgo. Podría seguir cobrando la misma tarifa a
todo el mudo, pero esta tendría que ser suficientemente elevada
para cubrir las indemnizaciones generadas por el grupo de mayor
riesgo de todos.
24
Ante este problema, en algunos estados de Estados Unidos se está
considerando la posibilidad de aprobar alguna medida legislativa
que prohíba cobrar por los seguros tarifas distintas a cada grupo,
basándose en el argumento de que si todas las compañías son
obligadas a ofrecer una única tarifa, los miembros de los grupos
de bajo riesgo no podrían escapar a las subidas cambiándose de
compañía. Sin embargo, el problema de esta medida estriba en que
el Estado no puede obligar a las compañías privadas de seguros a
ofrecer seguros en contra de su voluntad y, por lo tanto, muchas
se irían de las áreas en las que tienen mayores costes, dejando
así a sus antiguos clientes que se las ingeniaran solos.
RIESGO MORAL
El riesgo moral es un problema de acción oculta que surge a causa
de la existencia de información asimétrica y ocurre cuando un
agente informado realiza una acción que afecta negativamente a
otros agentes no informados, como producto de su ventaja
informativa.
El caso de los seguros es el más idóneo para comprender el
problema del riesgo moral. En este ámbito, el riesgo moral surge
cuando la provisión de un seguro incrementa la probabilidad de
ocurrencia del evento contra el cual se ha asegurado, esto ocurre
generalmente porque disminuyen los incentivos de la parte
asegurada a tomar precauciones, ante una disminución en el costo
del siniestro. Cuando el comportamiento de la parte asegurada
puede influir la probabilidad de ocurrencia del evento contra el
cual se ha asegurado y existen problemas de información asimétrica
25
u otras razones por las cuales el asegurador no puede responder
totalmente el comportamiento que lleva al incremento de la
probabilidad de ocurrencia del evento (ajustando los términos de
contrato o cancelándolo), el seguro genera problemas de riesgo
moral.
En el marco de los problemas de agencia y principal, el riesgo
moral, puede ser atacado reduciendo el grado de discrecionalidad
de los agentes sujetos a la probabilidad de riesgo moral, a través
de:
a) Incentivos Monetarios Directos (Contratos): Diseño de un
conjunto de incentivos que premie o castigue el comportamiento del
agente. Si el esfuerzo es verificable, el principal supervisará el
esfuerzo realizado por el agente, con un contrato que le concede
el derecho de despedirlo si no se esfuerza adecuadamente y a
premiarlo con una prima si demuestra un esfuerzo elevado.
b) Competencia “yardstick”: Es algo análogo a usar la autoridad
del principal de tal manera de premiar a los agentes cuando su
performance es observable, pero no verificable, entonces estos
premios están en base a la comparación entre el performance de los
agentes.
c) Competencia en el mercado: El hecho de que existan potenciales
competidores, induce a la disciplina de los agentes, sea del
mercado del desempleo, de la competencia, o vía promoción.
d) Supervisión: Creación de mecanismos de monitoreo que permitan
identificar cuándo un agente está incurriendo en problemas de
riesgo moral.
Si bien los problemas de riesgo moral se los analiza en el
contexto de seguros y contratos, suelen ocurrir en una serie de
actividades de la vida cotidiana; uno de ellos es el de la banca.
26
La existencia de asimetrías en la información entre los que
manejan el banco y el público que deposita sus ahorros en él,
podría dar lugar a comportamientos marcados por el riesgo moral
por parte de los ejecutivos. Para reducir las asimetrías en la
información, y dado lo costoso que sería para cada cliente hacer
seguimiento al comportamiento del banco en el que tiene sus
ahorros, los Estados han tendido a crear instituciones que
fiscalicen las acciones de los bancos y los obliguen a tomar los
recaudos correspondientes.
La agregación de los bancos y el resto de las entidades financiera
conforman el sistema financiero de un país, si uno de sus
componentes se debilita, puede afectar al conjunto, atentando
contra el bien público, por lo tanto, y para preservar el bien
común el Estado debe crear una institución que coadyuve a
garantizar la estabilidad de todo el sistema financiero, creando
una entidad que regule, controle y supervise su accionar.1
II APLICACIONES
RIESGO MORAL: MODELO GENERAL
En el modelo de riesgo moral, el principal no observa la
decisiones del agente durante el desarrollo de la relación
contractual. Por ejemplo, si el agente tiene dos niveles de
esfuerzo posibles a su disposición, con riesgo moral, el
1 http://www.udape.gov.bo/revista/Regulacion.pdf27
principal no sabe cuál de los dos niveles de esfuerzo está
desempeñando el agente; sólo observa el excedente producido.
Debido a esta asimetría de información durante el desarrollo
de la relación contractual, el nivel de esfuerzo (no veri…
cable por parte del principal) no entra como cláusula del
contrato entre el principal y el agente. El contrato consiste
simplemente en una lista de pagos c = (w1;…;wn) que indican
la modalidad de reparto de cada nivel de excedente xi posible
(wi para el agente; xi ¡ wi para el principal).
Dada la asimetría de información, el agente elige libremente
el nivel de esfuerzo que quiere proveer durante la relación
contractual. Cuando el principal propone su contrato c = (w1;
…;wn), tiene que tener en cuenta la decisión (libre) sobre el
nivel de esfuerzo (invisible a sus ojos) que el agente tomará
si acepta el contrato. El principal sólo puede pretender
obtener un control indirecto sobre este nivel de esfuerzo
mediante los pagos que propone en su contrato c. El contrato
óptimo,
ahora, debe conciliar la e…ciencia (en forma de reparto
óptimo del riesgo entre los participante) con la provisión de
incentivos adecuados al agente. Resulta del programa de
optimización siguiente:
28
La restricción de incentivos refleja la libertad de elección por
parte del agente del nivel de esfuerzo que desempeña, posible
gracias a la asimetría de información que mantiene esta decisión
oculta para el principal. Dada esta libertad de decisión, para
cada contrato c propuesto por el principal, el agente elige el
esfuerzo que maximiza su bienestar Eu(` (e) ; c)¡v (e). Esta
maximización queda reflejada en la restricción de incentivos (RI).
El principal, cuando la información es asimétrica, diseña el
contrato para inducir indirectamente, a través de la decisión
egoísta del agente, el nivel de esfuerzo de su conveniencia (para
paliar así la imposibilidad de ponerse de acuerdo sobre un nivel
de esfuerzo en el propio contrato). El contrato c provee pues
incentivos pensados para incidir sobre la decisión de e por parte
del agente.
EL MODELO CON 2 NIVELES DE ESFUERZO
En el modelo con dos niveles de esfuerzo, el agente elige entre
dos valores del esfuerzo, eH y eL..Supongamos que v³eH´> v³eL´ ,
es decir, el esfuerzo eH es más costoso de proveer que el esfuerzo
e. El nivel eH representa la situación en la que el agente trabaja
duro, mientras que realizando e^l su esfuerzo es bajo. Nos
referimos a eH como el nivel alto o máximo de esfuerzo (High en
inglés) y a eL como el nivel bajo o mínimo (Low en inglés). Si el
principal quiere inducir la elección del esfuerzo mínimo eL por
parte del agente, le basta con proponer un contrato basado en un
29
pago fijo wmin que sature la restricción de participación (RP), es
decir,
En este caso no hay problema de riesgo moral. El principal paga alagente una cantidad fija igual a la que pagaría con información simétrica para garantizarle la utilidad de reserva U.
Efectivamente, con esta cantidad tenemos:
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