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Actas de los Simposios de la Sociedad Española de Estudios Árabes I Robert Pocklington (ed.) Ceuta 2013 – Córdoba 2014 Sociedad Española de Estudios Árabes Almería 2015

Una imprenta y un periódico en árabe en la Ceuta de 1883: El Eco de Ceuta, Almería 2015

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Actas de los Simposios de la Sociedad Española de

Estudios Árabes

I Robert Pocklington (ed.)

Ceuta 2013 – Córdoba 2014 Sociedad Española de Estudios Árabes

Almería 2015

SEEA 1 (2013-4), ISSN: 2444-5665, 35-48 UNA IMPRENTA Y UN PERIÓDICO EN ÁRABE EN LA CEUTA

DE 1883: EL ECO DE CEUTA1

José Luis Gómez Barceló Cronista Oficial de Ceuta

0. RESUMEN

Repaso a la historia de la imprenta en Ceuta y los acontecimientos que condu-jeron a la edición allí, a finales del siglo XIX, de un semanal en árabe. Los prime-ros periódicos ceutíes datan de la década de 1820, pero fueron impresos en Alge-ciras, y no fue hasta 1868 que apareció, en la imprenta ceutí de Manuel García de la Torre y Contilló, el primer número de La Crónica de Ceuta. En febrero de 1883 el mismo impresor lanzó El Eco de Ceuta y, cuatro meses más tarde, el pri-mer suplemento en árabe, titulado Wa-lā Gālib illā Allāh, traducido por los intér-pretes Felipe Rizzo y Ramírez y Antonio Comandari Yhagués.

imprenta, El Eco de Ceuta, suplemento árabe, Felipe Rizzo, García de la To-rre, Antonio Comandari

Abstract: A Printer and an Arabic Newspaper in Ceuta in 1883: El Eco de Ceuta (“The Ceuta Echo”)

This article reviews the history of printing in Ceuta and discusses the events that led up to the publication there, towards the end of the 19th century, of a weekly journal in Arabic. The earliest Ceutan newspapers date from the 1820s, but were printed in Algeciras, and it was not until 1868 that the first number of La Crónica de Ceuta was actually printed in Ceuta by Manuel García de la To-rre y Contilló. In February 1883 the same printer launched El Eco de Ceuta and, four months later, the first supplement in Arabic, entitled Wa-lā Gālib illā Allāh, translated by the interpreters Felipe Rizzo Ramírez and Antonio Coman-dari Yhagués.

Printers, The Ceuta Echo, Arabic Supplement, Felipe Rizzo, García de la To-rre, Antonio Comandari

1 Conferencia pronunciada durante el XX Simposio de la SEEA, en Ceuta, en la mañana del

viernes 4 de octubre del 2013.

JOSÉ LUIS GÓMEZ BARCELÓ ISSN: 2444-5665

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1.1 ANTECEDENTES DE LA IMPRENTA EN CEUTA

El nacimiento de la imprenta a finales del siglo XV cambió el devenir de la cultura en el mundo occidental, multiplicando las posibilidades de difu-sión de textos en cualquier disciplina. Ceuta fue conquistada por las tropas de Juan I de Portugal en 1415 y, desde el primer momento, se encargaron escritos para dar a conocer la victoria de las armas lusas dentro y fuera de sus fronteras. Esa suerte de convertirse en protagonista de historias, crónicas y narrativas ha acompañado a nuestra ciudad en todas las épocas, conser-vándose en todos los siglos postreros múltiples publicaciones, y en muy di-ferentes lenguas.

Será en el siglo XVII cuando comiencen a proliferar las publicaciones pe-riódicas que daban noticia de sucesos próximos, a modo de gacetillas. Así, el largo cerco al que se sometió la ciudad de Ceuta por Mulay Ismaíl entre 1694 y 1727 fue objeto de muchas de ellas, para conmemorar victorias y ensalzar a sus protagonistas. Todos estos impresos fueron realizados en talleres peninsu-lares, la mayor parte de los textos en portugués en Lisboa y los españoles en Madrid, Málaga o Cádiz, pues Ceuta no tuvo imprenta propia hasta la segunda mitad del siglo XIX2.

1.2 LA PRENSA CEUTÍ DEL TRIENIO LIBERAL

La prensa moderna aparece en España a raíz de la Guerra de la Indepen-dencia (1808-14), ligada particularmente a los momentos liberales. No se co-noce la existencia de ninguna publicación periódica en Ceuta durante esos años, ni mucho menos durante el período absolutista que le sigue, surgiendo ésta, en cambio, durante el Trienio Liberal (1820-23).

El destierro en Ceuta, a partir de 1814, de personajes tan importantes como Agustín de Argüelles y Álvarez, redactor del Discurso Preliminar de la Cons-titución de Cádiz, de Juan Álvarez Guerra ministro de la Gobernación durante las Cortes, o de Francisco Iznardi, secretario de la Junta Revolucionaria de Caracas3, fue uno de los vehículos para que las ideas liberales llegaran a la ciudad. Para la difusión de estas ideas se contó, ya en el Trienio, con la Socie-

2 Gómez Barceló, José Luis, “La prensa algecireña durante el siglo XIX”, II Jornadas de

Historia del Campo de Gibraltar. Almoraima, Revista de Estudios Campogibraltareños, 9, mayo 1993, 163-74.

3 Gómez Barceló, José Luis, Apuntes para la historia de la prensa ceutí (1820-1984), Ceuta 1989, 17-19.

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dad Patriótica de Ceuta,4 desde la que surgió la edición del primer periódico lo-cal, El Liberal Africano, que comenzó imprimiéndose en Madrid, para luego ha-cerse en Algeciras.5

Algeciras dispuso de imprenta desde la primera década del siglo XIX, concre-tamente los talleres de la familia Contilló.6 A estos se acudió desde Ceuta en esos años para la realización de diferentes trabajos, como los impresos de oficina y al-gunas obras de mayor calado.

Del primer periódico ceutí, El Liberal Africano (1820), no se conserva ningún ejemplar, pese a que fue objeto de múltiples discusiones en las Cortes Generales por causa del enfrentamiento entre las autoridades liberales de la ciudad y su ab-solutista obispo, fray Rafael de Vélez. En cambio, sí se conservan ejemplares de otras dos cabeceras fundadas un año más tarde e impresas en Algeciras para su distribución en la ciudad: El Eco Constitucional7 y El Eco de Ceuta.8 En adición, múltiples noticias procedentes de ambas, así como de El Liberal Africano, se en-cuentran recogidas en otras publicaciones nacionales contemporáneas.

1.3 PRENSA LOCAL ENTRE EL TRIENIO LIBERAL Y LA GUERRA DE ÁFRICA DE 1859-60

Los últimos diez años del reinado de Fernando VII (1823-33) supusieron la vuelta al absolutismo y, con ello, la desaparición de la prensa, una situación que, salvo alguna excepción de la que no se tienen pruebas documentales, se mantuvo hasta la Guerra de África de 1859-60. Algunos autores han interpretado que la publicación de una noticia en la Gazeta de Madrid de 1 de enero de 1848, proce-dente de Ceuta, bajo la mención de responsabilidad “Independiente”, podría hacer referencia a un periódico,9 pero también podría entenderse como alusiva a una fuente no periodística. La inexistencia de prensa local ceutí entre 1823 y 1860 contrasta con el gran número de publicaciones que vieron la luz durante ese pe-ríodo en la cercana ciudad de Algeciras.10 Ello nos lleva a pensar en la influencia que debió tener en este hecho el carácter de plaza militar que tenía Ceuta.

4 Hartzenbusch, Eugenio, Apuntes para un catálogo de periódicos madrileños desde el año

1661 al 1870, Madrid, 1894, 26. 5 Gazeta de Madrid, nº 107, 15 de abril de 1821, 526. 6 Sanz Trelles, Alberto, La prensa de Algeciras (1805-1905), Algeciras, 1989. 7 Ferrando La Hoz, Vicente, Apuntes para la historia de la imprenta en el norte de

Marruecos, Tetuán, 1949, 6 y ss. 8 Gómez Barceló... “La prensa...” op. cit., 167-70. 9 Sevilla Andrés, Diego, África en la política española del siglo XIX, Madrid, 1960. 10 Sanz Trelles, op. cit.

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Para que se imprimiese el primer perió-dico en la misma Ceuta hubo de esperarse hasta que, declarada la Guerra de África de 1859, el periodista algecireño Manuel Gar-cía de la Torre y Contilló solicitase la auto-rización para imprimir la Hoja Suelta de Algeciras, lo que consiguió en enero de 1860. Su bisnieto, el escritor Manuel Gar-cía de la Torre y Blanco aseguró en nume-rosas ocasiones que algunas de estas Hojas se imprimieron en Ceuta, en una imprenta de campaña, en la caserna del medio-baluarte de San Pedro.

Al poco tiempo la mencionada imprenta de campaña fue transportada a Tetuán, donde sirvió para tirar el Noticiero de Te-tuán a partir del 16 de agosto de 1860 y du-rante prácticamente todo el periodo de ocu-pación de la ciudad por las tropas españolas (1860-62). José Almirante, en su Bibliogra-fía Militar de España (1876), afirma que llegaron a publicarse 89 números y algunos suplementos,11 atribuyendo el mérito de la publicación a sus redactores —Miguel La-torre y Leandro Mariscal en la primera época, y Francisco Salazar en la segunda— y haciendo caso omiso del impresor, cuyo nombre desconocía o prefirió ocultar.

No podemos dejar de mencionar aquí que, con anterioridad a la aparición del Noticiero de Tetuán, el 1 de marzo de 1860 Pedro Antonio de Alarcón imprimió en esa ciudad un único número de un periódico titulado El Eco de Tetuán, con el que se apuntó el mérito de alumbrar el primer periódico impreso en esta ciudad, como en todo Marruecos. Sin em-bargo, y a pesar de que el aplauso a su aventura fue unánime,12 algún autor del siglo XIX consideró el Noticiero de Tetuán como la continuación de los deno-

11 Almirante, José, Bibliografía Militar de España, Madrid, 1876, 483. 12 García Figueras, Tomás, Recuerdos centenarios de una guerra romántica. La guerra de

África de nuestros abuelos (1859-60), Madrid, 1961, 21-32.

Fig. 1: Antonio Comandari Yhagués (1845-1912), Interprete de árabe.

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minados “Prospectos” —es decir de la Hoja suelta de Algeciras— señalándolo como único periódico militar del Tetuán de la ocupación.13

En diciembre de 1860, Manuel García de la Torre vendió el periódico y el taller de Tetuán, que se situaba en la Calle Iberia número 23, al Ejército, vol-viendo a Algeciras. Dos años más tarde, en compañía de su esposa, Encarna-ción Almenara y de la Vega, y tres de sus hijos, se trasladó a Ceuta, fijando se residencia en una casa del Callejón de los Remedios, esquina con Mendoza, donde instaló un pequeño taller de imprenta y librería.14

1.4 LA CRÓNICA DE CEUTA Y OTROS PERIÓDICOS

Algunos de los primeros momentos destacados de la revolución de 1868, que trajo el destronamiento de Isabel II, se produjeron en Ceuta, con la visita del ge-neral Juan Prim y Prats el 24 de septiem-bre, sólo seis días después del pronuncia-miento.15 Durante su estancia, nombró como gobernador al brigadier Joaquín Christou y Garatín y como alcalde a Ra-fael Orozco García.

El impresor Manuel García de la Torre era compadre de Joaquín Christou —fue padrino de su hijo Joaquín (se habían co-nocido en Tetuán, en 1860, cuando el se-gundo era coronel gobernador militar)—16 y también estaba emparentado con Rafael Orozco. Por ello su simpatía por la revolu-ción era más que política, y el 3 de octubre de 1868 García de la Torre imprimió el primer número de La Crónica de Ceuta. Periódico de noticias, literatura e intere-ses generales, totalmente adicto a la nueva causa revolucionaria.17

Desconocemos el tiempo que se estuvo imprimiendo esta publicación, pues las lu-chas entre autoridades no fueron ajenas a

13 Almirante, op. cit., p. 617. 14 Gómez Barceló, “La prensa...”, op. cit., 171. 15 Gómez Barceló, José Luis, “El siglo XX”, en Historia de Ceuta. De los orígenes al año

2000, Ceuta, 2009, II, 160. 16 Almirante, op. cit., 483. 17 Ferrando La Hoz, op. cit., láminas entre las páginas 16 y 17.

Fig. 2: Felipe Rizzo y Ramírez (1823-1908), Intérprete de árabe.

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este período, lo que a la vista de experiencias posteriores, debió llevar a su desaparición.

En los años siguientes, y siempre dentro del sexenio revolucionario (1868-74), se cita la existencia de publicaciones como La Acacia —vinculado a la masonería local, que despierta en aquellos años— y otra atribuida al diputado Adolfo Suárez e Figueroa, nombrada El Defensor del Cadete o El Amigo del Cadete, de las que nunca se han encontrado ejemplares18 y que el autor de esas menciones, Antonio Ramos y Espinosa de los Monteros calificó siempre de ‘periódicos manuscri-tos’,19 es decir, de muy escasa difusión.

Curiosamente, la primera publicación periódica impresa con carácter oficial no se menciona nunca en los diferentes estudios, y nosotros tampoco la incluimos en nuestros primeros trabajos, habiéndola descubierto no hace muchos años en el Ar-chivo Diocesano de Ceuta.20 Se trata del Boletín Eclesiástico del Obispado de Ceuta S.V., que se imprimió en 1871 por los talleres de la Imprenta García y Con-tilló. Las siglas S.V. aluden a la Sede Vacante producida a partir de 1846 por la muerte del obispo Juan Sánchez Barragán, y en el que ejercía como vicario capi-tular don Torcuato María Lorenzo.21

2.1 EL ECO DE CEUTA

El 16 de febrero de 1883, Manuel García de la Torre y Contilló imprimió los primeros números de El Eco de Ceuta. Periódico de intereses locales y materia-les. Figura como primer director el abogado Enrique García Ponce, quien deja-ría este puesto en mayo de 1884 al ser nombrado alcalde de la ciudad. Fue susti-tuido entonces por el farmacéutico Ifigenio Utor Custodio, hasta que, a partir de agosto del mismo año, el cargo recayó en el hijo del propietario, Joaquín García de la Torre y Almenara.22

Olvidada ya la cabecera de La Crónica de Ceuta (1868), y considerando Ceuta como parte del Marruecos geográfico, los García de la Torre aspiraban a convertirse en propietarios del semanario decano de la zona. Sin embargo, la llegada de las máquinas debió retrasarse, y se adelantó en la pugna el periodista

18 Ramos y Espinosa de los Monteros, Antonio, Perlas Negras, Madrid, 1903, 227. 19 Ortega, Manuel L., Guía del Norte de Africa y Sur de España, Madrid, 1917, 521-522. 20 Archivo Diocesano de Ceuta, Despacho 1012. 21 Gómez Barceló, José Luis, “El Obispado de Ceuta en los siglos XIX y XX”, IV Jornadas

de Historia de Ceuta, Ceuta en los siglos XIX y XX, Ceuta, 2004, 113-52. 22 Gómez Barceló, Apuntes..., op. cit., 42.

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gibraltareño Gregorio Trinidad Abrines, quien dio a las prensas el primer núme-ro de Al-Moghreb al-Aksa, en Tánger, el 28 de enero de 1883.23

Al-Moghreb al-Aksa fue un periódico importante, dirigido primero por el pe-riodista José Nogales Nogales —luego director fundador de El Lejano Occiden-te— y más tarde por el célebre político Fermín Salvochea y Álvarez, presidente del Cantón Gaditano durante la I República. Su ideario fue siempre progresista y en sus últimos años pasó a publicarse en inglés, hasta fundirse en 1893 con The Times of Morocco.

El Eco de Ceuta también tuvo un ideario liberal, surgido en los ambientes masónicos de las logias Africana 112, Hijos de la Africana 191, y África 50, a las que pertenecieron no sólo sus directores,24 sino también colaboradores im-portantes como el médico Celestino García Fernández.25

Debido al adelanto de Al-Moghreb al-Aksa, no podía erigirse El Eco de Ceu-ta sin más en ‘decano de la prensa de la región’ a no ser que reivindicase las viejas cabeceras de La Crónica de Ceuta, o hasta del primer Eco de Ceuta del Trienio Constitucional. Empero la ventaja adicional de publicar en árabe, con la colaboración de los arabistas Antonio Comandari (Fig. 1) y Felipe Rizzo Ramí-rez (Fig. 2) y les dio la justificación necesaria para anunciarse como ‘decano de la Prensa árabe de Marruecos’, según consta en los carteles que prepararon para la ocasión, que rezaban:

El decano de la Prensa árabe de Marruecos. ‘Solo Dios es vencedor’

Edición árabe del ‘Eco de Ceuta’ Editado en Ceuta.

Año 1883.26

2.2 ¡SÓLO DIOS ES VENCEDOR!

El 1 de julio de 1883, algo más de cuatro meses después del lanzamiento del nuevo Eco de Ceuta, apareció el primer suplemento en árabe,27 titulado «Wa-lā

23 Laredo, Isaac, Memorias de un viejo tangerino, Madrid, 1935, 234-6. 24 Moga Romero, Vicente, La masonería en Ceuta en el siglo XIX, trabajo de doctorado

inédito, Universidad de Granada. 25 Gómez Barceló, José Luis, “Un médico en la frontera de dos mundos: Celestino García

Fernández (1851-1908)”, en Regenerar España y Marruecos, Ciencia y educación en las relaciones hispano-marroquíes a finales del siglo XIX, CSIC, Madrid, 2011, 385-404.

26 Uno de estos carteles se encuentra en la Biblioteca Pública del Estado de Ceuta “Adolfo Suárez”, junto con la colección de El Eco de Ceuta.

27 El Eco de Ceuta, nº 19, 1 de julio de 1883, 3.

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Gālib illā Allāh» (Fig. 3), que en la edición castellana se tradujo «¡Solo Dios es Vencedor!» (Fig. 4). La dirección corrió a cargo de Felipe Rizzo Ramírez, ayu-dado por el también intérprete de la Comandancia General de Ceuta, Antonio Comandari. La noticia fue recogida por diferentes medios nacionales, en mu-chas ocasiones trasladando a sus lectores las opiniones de la propia redacción:

Leemos con mucho gusto en El Eco de Ceuta: Y salió nuestro primer suplemento escrito en árabe vulgar y dedicado expresamente a nuestros vecinos del Mogreb. Y según noticia que ya tenemos parece que la publicación ha sido entusiastamente reci-bida por los naturales. Tal era precisamente nuestro deseo. La redacción del Eco ha considerado que el mejor obsequio que se puede hacer a los marroquíes es publicarles en su propio idioma las principales noticias de todo el mundo, para facilitar por este medio el que de todo se vayan enterando. Así podrán desde hoy juzgar con conocimien-to de causa. Al mismo tiempo y siquiera sea modestamente les traduciremos algunos conocimientos científicos. Que al fin y al cabo con ellos no habremos hecho más que mostrarnos agrade-cidos al aumento de conocimientos que durante su dominación nos legaron y de que en España somos aún deudores a sus antepasados. Siendo este nuestro propósito, nos complace sobremanera la buena acogida que nuestros vecinos demuestran dispensarle.28

Algunos de estos medios nacionales, como La Correspondencia de Espa-ña,29 destacaron en la puesta en marcha del periódico la participación del enton-ces comandante General D. José Pascual de Bonanza y Soler de Cornellá, quien desde la prensa, y más tarde con informes elevados a la corona, se hizo eco de las reivindicaciones africanistas, para la región en general y para Ceuta en parti-cular.30 Esta presencia castrense no resulta extraña a la vista de las dificultades que la prensa local había tenido —y tendría después— con la censura militar.

No obstante, no todo fueron parabienes, siendo el ataque mayor el que reci-bió por La Izquierda Dinástica de Madrid, el 26 de junio de 1883,31 del que se defendió el diario días más tarde.32

En la propia ciudad se dudó de sus posibilidades de supervivencia económi-ca. Además, no sólo se promovió una huelga de suscriptores sino que también

28 El Guadalete, Jerez de la Frontera, nº 8375, 12 de julio de 1883, 2. 29 La Correspondencia de España, Madrid, nº 9249, 19 de julio de 1883, 3. 30 Pascual de Bonanza, José, Memoria sobre la actual situación y necesidades de Ceuta bajo

el punto de vista militar, marítimo, político y comercial: urgencia y modo de mejorarla, Madrid, 1883.

31 La Izquierda Dinástica, Madrid, nº 273, 26 de junio de 1883. 32 El Eco de Ceuta, nº 20, 8 de julio de 1883, 1-2.

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se atacó a alguno de sus repartidores,33 a lo que no estuvo ajeno el propio Al-Moghreb al-Aksa.34 Dos meses más tarde, cuando los días del suplemento esta-ban ya contados, el semanario local hacía público su agradecimiento por la ayu-da recibida, en el reparto del periódico, por parte del cónsul de España en Safi:

Un deber de justicia nos obliga a rendir un tributo de inmenso agradecimiento y simpatía al Cónsul de España en Saffi, señor Conde de Casa Fiel, que inspirándose en nobles y pa-trióticos fines y reconociendo la importancia de la empresa, que hemos echado sobre nuestros hombros y el deber que le impone la misión que desempeña, no perdona medio, de que nuestro suplemento árabe consiga la mayor circulación, y de que sus números sean recibidos por los naturales de aquel territorio, con verdadera aceptación y complacencia. Actitud tanto más recomendable cuanto que no es por desgracia, ejemplo que consideren digno de imitar todos los que debieran obrar a estímulos de un único y exclusivo deseo y de una sola y determinada inspiración.35

El vice-cónsul de España que se había convertido en distribuidor del sema-nario era Sebastián Nobellán y Aristorena, Conde de Casa Fiel.

2.3 LOS ARTÍFICES DEL SUPLEMENTO ÁRABE

Como ya se ha dicho, el primer responsable de hacer realidad la hoja árabe de El Eco de Ceuta, fue el impresor y periodista Manuel García de la Torre y Contilló (Algeciras 1826—Alcantarilla, Murcia 1899), con buen conocimiento de idiomas. Su pertenencia a una familia acaudalada de Algeciras —su abuelo había sido alcalde de aquella población y su hermano Rafael fue auditor de Guerra— le permitió contar con recursos económicos y una importante cultura.

Entre las personas de su entorno que debieron contribuir a su puesta en marcha, ya hemos mencionado también al entonces comandante general, José Pascual de Bonanza y Soler de Cornellá (Alicante 1834—Madrid 1892), mili-tar y político, defensor de las ideas africanistas del momento, y Celestino Gar-cía Fernández (Cádiz 1851—Ceuta 1908), doctor en Medicina e incansable combatiente contra la enfermedad en Ceuta y Marruecos, así como contra la falta de instrucción, fundando instituciones educativas y buscando soluciones para que los estudiantes locales pudieran obtener estudios superiores.36 Tam-poco hemos de olvidar al entonces director de El Eco de Ceuta, Enrique Gar-cía Ponce (Ceuta 1851—Ceuta 1922), licenciado en derecho, alcalde, asesor

33 El Eco de Ceuta, nº 26, 22 de agosto de 1883, 2. 34 El Eco de Ceuta, nº 29, 15 de septiembre de 1883, 4 y 7. 35 El Eco de Ceuta, nº 37, 15 de noviembre de 1883, 2. 36 Gómez Barceló, “Un médico...”, op. cit.

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jurídico de la Comandan-cia General y persona que ejerció siempre de interlo-cutor con las autoridades de Marruecos.

Sin embargo, nada hu-biera podido hacerse sin la participación de Felipe Rizzo y Ramírez (Trípoli 1823—Ceuta 1908), tra-ductor de árabe,37 inglés, francés e italiano y di-plomático, que llegó a Ceuta con motivo de la Guerra de Marruecos en 1860 para unirse al famo-so intérprete Aníbal Ri-naldi.38 Felipe Rizzo es especialmente recordado por haber participado, en 1886, en la expedición al Sáhara Occidental con Ju-lio Cervera y Francisco Quiroga.39 Rizzo fue el autor de las traducciones al árabe del contenido del suplemento, con frecuen-cia ayudado por el intér-

prete segundo de la Comandancia General de Ceuta, Antonio Comandari Yhagués (Betlen [Damasco] 1845—El Cairo 1912), quien había llegado a la zona en 1866 como intérprete de la legación de Tánger, y a Ceuta en 1888, en cuya plaza estuvo hasta su traslado a la legación de El Cairo, ya en el si-

37 Arias Torres, Juan Pablo y Feria García, Manuel C., Los traductores de árabe del Estado

Español. Del Protectorado a nuestros días, Barcelona, 2013, 218-9. 38 Zarrouk, Mourad, Los traductores de España en Marruecos (1859-1939), Barcelona, 2009. 39 Rodríguez Esteban, José Antonio (ed.), Conmemoración de la expedición científica de

Cervera — Quiroga — Rizzo al Sáhara Occidental en 1886, Madrid, 2008.

Fig. 3: «Wa-lā Gālib illā Allāh» Suplemento árabe del 8 de agosto de 1883 (col. Gómez Barceló).

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glo XX. Comandari, que tenía un chalet en las proximidades de la aduana de El Tarajal, fundó en sus alrededores, en 1901, una pequeña colonia de obre-ros que se conoció como Villa Elvira o Villa Comandari.40

2.4 LA PUBLICACIÓN

El suplemento en árabe de El Eco de Ceuta empezó a salir, como ya se ha dicho, el 1 de julio de 1883, y debió desapa-recer en noviembre del mismo año, de modo que pudieron salir aproximadamente 16 números. De ellos, se conservan —en la co-lección encuadernada que perteneció a la fa-milia García de la To-rre, y luego estuvo en posesión de la familia Lería hasta su entrega a la Biblioteca Pública del Estado en Ceuta— seis números: 22 de agosto, 15 de septiem-bre, 1, 8, 15 y 22 de octubre. También sa-bemos que en la heme-roteca particular de Manuel García de la Torre y Blanco existían varios de estos suple-mentos, uno de los cua-les —el del 8 de agos-to— guardo en mi co-lección personal.

40 Ramos y Espinosa de los Monteros, Antonio, Ceuta 1900, ed. Alberto Baeza Herrazti,

Ceuta, 1989, 43.

Fig. 4: «¡Solo Dios es Vencedor!» Suplemento en caste-llano del 8 de agosto de 1883 (col. Gómez Barceló).

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Al menos a partir de esta última fecha, 8 de agosto, el suplemento se publi-có tanto en árabe como en castellano, a pesar de que oficialmente no se empe-zó a editar la versión castellana hasta el 1 de septiembre.41 La reproducción se hizo a partir de un original caligráfico en ambos idiomas (ver Figuras 1 y 2), lo que nos lleva a la conclusión de que realmente no debían tener tipos ára-bes. Pensamos que la impresión se realizó mediante reproducción litográfica, técnica que introdujeron en Ceuta el fotógrafo, pintor y editor del semanario Casos y Cosas, Gonzalo Casas Fontanals y sus hijos, precisamente en 1883.42

El suplemento árabe-castellano ocupaba una hoja y a veces dos para cada idioma, aunque es preciso reconocer que el propio semanario de El Eco de Ceuta no pasaba de cuatro páginas —es decir, la misma extensión— si bien con un contenido mucho más abundante gracias a su tipografía. Los temas que se trataban eran de actualidad nacional e internacional, con predilección por los de educación, sanidad e higiene.

En la ciudad el suplemento se entregaba junto al periódico, mientras que en Marruecos se distribuía de forma gratuita,43 llegando, como ya hemos señala-do, hasta Safi, gracias a la autoridad consular de aquella población.

Es indudable que en la mente de los creadores de ¡Solo Dios es Vencedor! estaba La Estrella de Occidente, periódico hispano-marroquí fundado en 1879 por el arabista Antonio Almagro Cárdenas.44 Naturalmente, la modestia de la publicación ceutí no lo hace comparable con la granadina, ni en medios mate-riales ni en medios humanos ni tampoco en contenido.

No sólo el suplemento árabe, sino incluso el propio semanario El Eco de Ceuta, se adelantaban a la demanda, por parte de las sociedades africanistas y coloniales, de un medio en el norte de Marruecos, reivindicación que se segui-ría manteniendo muchos años más tarde. Ese mérito se le reconoció incluso en el Congreso de La Alhambra de 1884.45

41 El Eco de Ceuta, nº 27, 1 de septiembre de 1883, 3. 42 El Eco de Ceuta, nº 41, 15 de diciembre de 1883, 4. 43 El Eco de Ceuta, nº 29, 15 de septiembre de 1883, 7, citando a El Español. 44 López García, Bernabé, Orientalismo e ideología colonial en el arabismo español (1840-

1917), Granada, 2011, 255-69. 45 Vallecillo Martín, Miguel, “Actitudes y realizaciones del padre Lerchundi en el campo

educativo”, en Marruecos y el padre Lerchundi, coord. Ramón Lourido Díaz, Madrid, 1996, 188-9; El Eco de Ceuta, nº 47, 1 de febrero de 1884, 1-2.

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Joaquín García de la Torre y Almenara conservó siempre la ilusión de vol-ver a editar no sólo un suplemento en árabe, sino todo un periódico completo, como manifestaba en un artículo titulado “Machacar en hierro frío” de 26 de agosto de 189946 de El África —cabecera que sustituyó a El Eco de Ceuta a partir del 1887 ante las numerosas sanciones que había acumulado en sus en-frentamientos con las autoridades político-militares. El artículo al que nos re-ferimos decía, entre otras cosas:

Aquí hubo una época, en que sobresaliendo por encima de las corruptelas, sobrepo-niéndose a la apática opinión, un ilustrado español lleno de patriótica fe, ideó publi-car una hoja en idioma árabe con el fin de repartirla gratis entre los moros civilizados del imperio; después de innumerables trabajos se vencieron los obstáculos y la hoja se publicó como suplemento al Eco de Ceuta semanario antecesor al nuestro; como era de esperar la hoja en árabe circulaba por las principales ciudades del imperio y los naturales la leían con entusiasmo; se publicaron unos cuantos de estos suplemen-tos y cuando empezaba a dar resultado no pudo continuar su publicación; cuestiones de orden económico dieron fin al mejor medio que jamás hallamos puesto en práctica para aumentar nuestra influencia en el Mogreb.

Pues bien; atendiendo a los felices resultados que dio el suplemento de El Eco de Ceuta deberíamos publicar aquí no una hoja, un periódico formal en idioma árabe y como hizo el autor de la referida hoja repartirlo gratis por Marruecos.

Un periódico de esta índole que ocupara sus columnas en noticias de lo que en el mundo ocurre, precios y señas de productos españoles y artículos bien estudiados so-bre la política que nos conviene, daría indudablemente un resultado magnífico; los moros contra la creencia común son muy ávidos de saber lo que pasa en todos los países y dados sus medios de comunicación se enteran tarde y mal, y por consiguien-te nuestro periódico sería acogido con entusiasmo.

Gasta el erario al año mucho dinero en Ceuta, sin saber si tantos sacrificios podrían servir algún día de provecho a la nación. ¿Sería una carga pesada para el tesoro el sostener en esta plaza una imprenta de caracteres arábigos y los operarios necesarios; creemos que no, y aunque así fuera debemos hacerlo en beneficio de nuestro país, ya que gastamos en fortificaciones tanto dinero bien podríamos destinar una pequeña parte de él en tan patriótica y beneficiosa empresa.

¡Ah si la iniciativa particular hubiese tenido el apoyo del gobierno, qué lugar más preferente ocuparíamos en este imperio en donde bien pronto será olvidado hasta la seguridad de que existimos!

Pero es inútil que nos cansemos sabiendo que nada hemos de conseguir, contentémo-nos hasta que Dios quiera viendo fusiles y cañones y apartándonos por momentos de la única obra que proporcionaría a España prosperidad y grandeza.

46 El África, nº 711, 26 de agosto de 1899, 1-2.

JOSÉ LUIS GÓMEZ BARCELÓ ISSN: 2444-5665

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2.5 FRAY JOSÉ LERCHUNDI Y LA IMPRENTA ÁRABE

En el acercamiento de España a Marruecos en el siglo XIX fue providencial la llegada a Tánger de fray José Lerchundi, quien hizo un enorme esfuerzo por aprender el árabe vulgar y luego enseñarlo con sus publicaciones. Tardó años en conseguir una imprenta con tipos árabes, lo que se hizo realidad en 1888.47

Si bien es cierto que, como hemos señalado, desde 1883 se imprimía un pe-riódico en árabe en Tánger, no lo es menos que el taller de los franciscanos de Tánger era una imprenta moderna, en la que verían la luz cientos de publicacio-nes, muchas de ellas todavía hoy en día codiciadas.

El 20 de agosto de 1888 volvió a Tánger el padre Lerchundi y con él traía la noticia —si no la maquinaria misma— de la llegada de la imprenta. Así lo con-taba El África, el continuador de El Eco de Ceuta:

La Misión católico-española de esta ciudad ha recibido ya el material de la nueva impren-ta, que con objeto de publicar un vocabulario arábigo-español, y de fomentar el arte de Guttenberg entre los indígenas, ha establecido el padre Lerchundi en esta ciudad. Se su-pone del mismo modo que en dicha imprenta se publicará un periódico bilingüe, o sea en árabe y español.48

En Ceuta, sin embargo, nunca volvió a haber un periódico en árabe ni bilin-güe. A lo máximo que se llegó fue a ver algunas cabeceras bilingües como la de Defensor de Ceuta o Medina Sebta en la primera década del siglo XX. No obs-tante, en aquella época sí que hubo demanda, como demuestran: la conversión de la escuela fundada por los oficiales de la Compañía de Mogataces en escuela municipal; la buena acogida de la Academia de Árabe de la Comandancia Gene-ral de Ceuta; e incluso, durante los años 1930 a 1950, la existencia de un bachi-llerato hispano-marroquí propio.

47 Lourido Díaz, Ramón, “Los aspectos configuradores de la acción reformista del padre

Lerchundi en el Marruecos precolonial”, en Marruecos y el padre Lerchundi, op. cit., 289-90. 48 El África, nº 82, 26 de agosto de 1888, 2.