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Página UNIVERSIDAD NACIONAL “PEDRO RUIZ GALLO” DOCENTE: Dr. José Pecsen Monteza Alumnos: Adanaqué Rafael José Manuel Alvarez Tello Diego Augusto Arana Delgado Ricardo Augusto Bacilio Vasquez Marjorie Fiorella Caicedo Pisfil Martin Kelwin Campos Bustamante Jhon Kevin Castillo Gil Fernando Cesar Cervantes Parvina Edhu Francis Chavez Huamán Edwin Ivan Chumacero Vargas Alex Leonel Chafloque Higa Josie Francisco Córdova Chapoñán Abel Ciro CLÍNICA, LABORATORIO E IMÁGENES EN PACIENTES CON ENFERMEDAD RENAL NEFROLOGÍA

UNIVERSIDAD NACIONAL \" PEDRO RUIZ GALLO \" CLÍNICA, LABORATORIO E IMÁGENES EN PACIENTES CON ENFERMEDAD RENAL

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UNIVERSIDAD NACIONAL “PEDRO RUIZ GALLO”

DOCENTE: Dr. José Pecsen Monteza

Alumnos:

Adanaqué Rafael José Manuel Alvarez Tello Diego Augusto Arana Delgado Ricardo Augusto Bacilio Vasquez Marjorie Fiorella Caicedo Pisfil Martin Kelwin Campos Bustamante Jhon Kevin Castillo Gil Fernando Cesar Cervantes Parvina Edhu Francis Chavez Huamán Edwin Ivan Chumacero Vargas Alex Leonel Chafloque Higa Josie Francisco Córdova Chapoñán Abel Ciro

CLÍNICA, LABORATORIO E IMÁGENES EN PACIENTES CON ENFERMEDAD RENAL

NEFROLOGÍA

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INTRODUCCI ÓN

La base fundamental del estudio de todo enfermo con patología renal es una historia

clínica completa, que debe comprender: Historia del proceso por el que consulta,

contada y preguntada, y un resumen de sus Antecedentes Personales, Familiares y

Sociales. El conocimiento de los factores que le rodean, en el trabajo y en el ocio, y

una historia cuidadosa de las distintas medicaciones recibidas a lo largo de los años

constituyen parte indispensable de la historia nefrológica.

Nunca se insistirá bastante en la necesidad de realizar, en todos los casos, una

exploración física completa, en la que se buscarán tanto los signos -por los que más

frecuentemente se expresan las enfermedades renales- como los de otras patologías

que pueden asociarse, simular o complicar los procesos que afectan al riñón. La

práctica diaria demuestra, con demasiada frecuencia, que para algunos médicos

resulta más fácil solicitar exploraciones costosas que realizar una inspección,

palpación y auscultación cuidadosas; y, muchas veces, las exploraciones más

complejas se interpretan mal, por no disponer de los datos sencillos que la vista, las

propias manos y un fonendoscopio pueden aportar.

La petición de exploraciones instrumentales y analíticas deberá ir siempre precedida

de un resumen razonado que incluya los diagnósticos diferenciales lógicos. Al solicitar

cada una de las exploraciones deberemos de reflexionar sobre qué pregunta nos van

a contestar y los riesgos y beneficios que tiene para el paciente, con el fin de asegurar

la mayor información con las menores molestias para el enfermo. El coste de las

exploraciones también deberá ser considerado, para no prescindir de ninguna que sea

relevante para el diagnóstico, pero prefiriendo siempre aquellas con igual eficacia y

menor costo. Una vez conseguido el diagnóstico, con todos los datos anteriores, habrá

de establecerse un plan de tratamiento y seguimiento del enfermo. Éste comprenderá

necesariamente consejos sobre el género de vida y alimentación (pilares terapéuticos

en muchas enfermedades renales crónicas), y normas claras y concretas sobre la

toma de medicamentos, especificando en cada uno: dosis, frecuencia de las mismas y

tiempo durante el que debe ser tomado y, en su caso, bajo qué controles.

En el presente seminario abordaremos la clínica de las más frecuentes afecciones

renales y el proceso diagnostico en nefrología.

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I- EL PROCESO DIAGNÓSTICO EN NEFROLOGÍA

La base fundamental del estudio de todo enfermo con patología renal es una historia

clínica completa, que debe comprender: Historia del proceso por el que consulta,

contada y preguntada, y un resumen de sus Antecedentes Personales, Familiares y

Sociales. El conocimiento de los factores que le rodean, en el trabajo y en el ocio, y

una historia cuidadosa de las distintas medicaciones recibidas a lo largo de los años

constituyen parte indispensable de la historia nefrológica

La petición de exploraciones instrumentales y analíticas deberá ir siempre precedida

de un resumen razonado que incluya los diagnósticos diferenciales lógicos,

deberemos de reflexionar sobre qué pregunta nos van a contestar y los riesgos y

beneficios que tiene para el paciente, con el fin de asegurar la mayor información con

las menores molestias para el enfermo.

Una vez conseguido el diagnóstico, con todos los datos anteriores, habrá de

establecerse un plan de tratamiento y seguimiento del enfermo. El plan de

seguimiento, los controles que el propio enfermo debe realizar y la frecuencia de las

revisiones son fundamentales en todas las patologías duraderas, pero en Nefrología,

el desarrollo de técnicas sustitutivas de la función renal confiere connotaciones éticas

y sociales que han de ser analizadas cuidadosamente.

1. HISTORIA CLÍNICA EN EL ENFERMO RENAL

Historia de la enfermedad actualLa anamnesis debe comenzar con la recogida, ordenada en el tiempo, de los síntomas

referidos por el enfermo. Es necesario que el paciente defina con sus propias palabras

lo que son sus síntomas.

Cuando sea mencionado un diagnóstico deben ser preguntados los síntomas y signos

en los que se basó. Del mismo modo, la relación entre síntomas relacionados con el

riñón y otros causales o concomitantes debe ser cuidadosamente establecida.

Un interrogatorio cuidadoso permite aclarar que el tiempo que medió entre una y otra

fue de dos semanas, tiempo suficiente para que tengan lugar los complejos

mecanismos patogénicos de la Nefritis aguda postinfecciosa, o dos meses, lo que

descarta relación directa entre ambos procesos o simultaneidad de los mismos, con

toda probabilidad, reactivación de un proceso crónico.

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La presencia de un dolor lumbar "en los riñones" rara vez es expresión de patología

renal, las características del dolor, su intensidad ¿necesito calmantes?, su irradiación -

si la tuvo- y si fue constante o intermitente deben quedar claramente recogidos.

Si el enfermo se sabe hipertenso es muy importante conocer el inicio de la

hipertensión y saber, por tanto, cuando fue la última fecha en que la presión arterial

fue normal.

Antecedentes personalesMuchas enfermedades renales evolucionan en períodos de decenas de años; por ello,

la recogida de antecedentes lejanos, muchas veces no relacionados por el paciente

con su enfermedad actual, es de gran importancia.

Así, una insuficiencia renal importante, que se descubre en la segunda o la tercera

década de la vida, puede remontarse a episodios febriles no filiados en la infancia, que

correspondieron a infecciones urinarias sobre una alteración morfológica de vías,

condicionando una pielonefritis. Un retraso importante en la edad a la que

habitualmente se controla la orina por la noche puede ser la expresión de una poliuria

temprana o de una malformación de vías urinarias.

La hipertensión arterial en la infancia o la juventud es siempre secundaria,

habitualmente a patología renal. Las infecciones crónicas, como tuberculosis,

bronquiectasias y colitis ulcerosa pueden complicarse con amiloidosis renal. En la

diabetes mellitus tipo 1 tardan en aparecer los síntomas renales entre 10 y 20 años o

más dependiendo del control metabólico de la enfermedad.

En las mujeres deben recogerse todos los datos relacionados con la historia

menstrual, los embarazos y abortos y el uso de medidas contraceptivas. La menarquía

se retrasa en la Insuficiencia Renal y, en fases más avanzadas de ésta, las

metrorragias, que agravan la anemia y preceden a períodos de amenorrea, son

frecuentes.

Durante el embarazo se producen cambios importantes en la fisiología renal, puede

acelerarse la evolución de algunas enfermedades renales [glomerulonefritis, LED

(lupus eritematoso diseminado), infecciones urinarias] y se inicia la llamada "toxemia

gravídica". Determinadas formas de fracaso renal se asocian al aborto provocado o al

postparto. Finalmente, la historia de cirugía ginecológica obliga a pensar en la ligadura

o lesión del uréter distal por la proximidad de éste a la arteria uterina.

Todas las restantes patologías deben ser tenidas en cuenta no sólo por su posible

relación con la alteración renal sino también a la hora de tomar decisiones

terapéuticas. Los β-bloqueantes no se deben usar en enfermos asmáticos, los

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esteroides sólo con grandes precauciones en los ulcerosos y los hipotensores de

acción central deben descartarse en los que refieren episodios de depresión

.

Historia socialLos datos referidos al estatus socio-económico del enfermo, la educación recibida y la

relación familiar son importantes en cualquier enfermedad crónica, pero son vitales

para los pacientes que precisen tratamientos sustitutivos (diálisis o trasplante).

En el momento actual, las glomerulonefritis agudas postinfecciosas prácticamente sólo

se encuentran en niños y jóvenes de comunidades deprimidas con higiene deficiente.

Parece que las infecciones urinarias son más frecuentes en mujeres de extracción

humilde.

El nivel de educación suele tener importancia en la comprensión más exacta del

diagnóstico y pronóstico de la enfermedad. También ayuda al mejor cumplimiento de

las medidas terapéuticas.

El habito de fumar, por los múltiples riesgos que conlleva, debe ser siempre recogido y

también el de otras adicciones; el alcohol y otras drogas predisponen a determinados

tipos de nefropatías (rabdomiólisis) y también a determinadas infecciones, entre ellas

el SIDA, que tiene entre sus múltiples complicaciones la aparición de una nefropatía

esclerosante focal.

Factores ocupacionalesEn determinadas industrias se manejan productos nefrotóxicos que pueden

condicionar, si no se toman las precauciones adecuadas, lesiones renales o de vías.

El plomo puede producir hipertensión y lesión renal; los que trabajan con anilinas

tienen una mayor proporción de tumores uroteliales; los que trabajan en ambientes

muy cálidos padecen litiasis renal con más frecuencia que la población normal.

Finalmente, en determinados trabajos pueden liberarse accidentalmente toxinas que

condicionan situaciones de fracaso renal agudo (FRA) por NTIA (nefropatía

tubulointersticial aguda).

Historia dietéticaLa información completa sobre los hábitos dietéticos de los enfermos tiene una triple

utilidad:

Sirve para interpretar mejor determinados síntomas del paciente. Una dieta rica

en sal explica la gravedad de la hipertensión. Una alimentación rica en purinas

(ácido úrico), en ácido oxálico o en calcio puede facilitar la aparición de litiasis;

también lo hace una ingesta excesivamente escasa de agua. La toma crónica

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de alcohol en cantidad excesiva produce hipertensión y obliga a pensar en una

mala adaptación del enfermo al tratamiento.

Ayuda a una mejor interpretación de la analítica del enfermo. La ingesta de una

dieta hiperproteica o con mucha leche y derivados explica aumentos de NUS

(nitrógeno ureico en sangre) y fósforo en sangre, antes de que se alcancen los

niveles de reducción de la tasa de filtración glomerular a los que habitualmente

se elevan. Una dieta pobre en proteínas o estados de desnutrición importantes

aclaran la coexistencia de urea y creatinina en sangre normales con filtrados

bajos.

Toda dieta que no esté basada en un conocimiento previo de los gustos del

enfermo está condenada al fracaso y es conveniente no olvidar que

precisamente la dieta es un arma de extraordinaria importancia en el retraso de

la progresión de la insuficiencia renal crónica (IRC).

Historia de toma de medicamentosLa historia de toma de medicamentos con fechas de inicio y terminación, dosis diaria y

total, y síntomas aparecidos durante su empleo debe ser recogida en todos los casos,

pero especialmente en los enfermos con fracaso renal agudo.

Debemos recordar que basta la toma de una sola dosis en enfermos especialmente

sensibles para producir una nefropatía intersticial aguda de base alérgica.

Las nefropatías intersticiales crónicas por abuso de analgésicos y antiinflamatorios no

esteroideos (AINE) precisan de su toma en cantidades considerables y durante

períodos de tiempo prolongados. Es muy importante tener en cuenta que la

farmacocinética de los medicamentos está profundamente alterada en los enfermos

renales.

Esta alteración se produce en su depuración, pues la vía de eliminación de la mayor

parte de las substancias ajenas al organismo es el riñón, pero también por otras

razones.

El descenso de las proteínas plasmáticas, especialmente de la albúmina, tan frecuente

en las enfermedades glomerulares, produce en los fármacos que circulan unidos a

ella, muy numerosos, aumento de su fracción libre y, por tanto, activa.

Las variaciones en el volumen de los líquidos del organismo y los trastornos del

equilibrio electrolítico y ácido-base contribuyen también a alterar la actividad y, por

tanto, la eficacia de determinados medicamentos.

La medicación capaz de producir cambios en la presión arterial debe ser

especialmente considerada.

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La hipertensión se agrava por la toma de esteroides corticales, ciclosporina, regaliz y

anticonceptivos orales (asociación de estrógenos y progestágenos). Los diuréticos

más potentes (furosemida, bumetanida) a dosis altas y los hipotensores, en general,

pueden agravar la insuficiencia renal al disminuir bruscamente la perfusión renal. Los

inhibidores de la enzima conversora de angiotensina pueden producir obstrucción

completa en estenosis de arteria renal en riñón único.

Antecedentes familiaresEn todo enfermo se debe obtener la información más completa posible sobre los

parientes consanguíneos en primer grado y el cónyuge.

En las nefropatías sospechosas de tener carácter hereditario se debe realizar un árbol

genealógico detallado. Es conveniente realizar también el estudio clínico de aquellos

familiares a los que se pueda tener acceso; el beneficio que se obtiene del estudio del

conjunto compensa por la posibilidad lógica de revisar un cierto número de familiares

no afectos.

Enfermedades renales hereditarias

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EXPLORACIÓN FÍSICAExamen generalTodos los enfermos, y los renales no son un excepción a esta regla, deben someterse

a una exploración física completa en la que se deben reseñar tanto los datos

patológicos como los normales.

El aspecto general del enfermo y su estado de nutrición: talla, peso, pliegue graso y

perímetro del antebrazo son datos de extraordinaria importancia, tanto en el

diagnóstico inicial como en el seguimiento de estos pacientes.

La distribución de la grasa también debe constatarse y servirá en el caso raro de la

lipodistrofia parcial que se asocia con la glomerulonefritis mesangiocapilar tipo II para

sospechar el diagnóstico.

La presencia de edemas debe buscarse cuidadosamente, reseñándose su distribución

y hasta qué altura queda fovea a la presión en las extremidades inferiores.

La piel debe ser cuidadosamente examinada; en ocasiones, puede servirnos para

diagnosticar la enfermedad de fondo: eritema malar en LED, angioqueratomas

cutáneos en la enfermedad de Fabry o lesiones purpúricas en determinadas

nefropatías glomerulares.

Su palidez suele guardar relación con la anemia habitual acompañante de la IRC, en la

que también son frecuentes la falta de elasticidad y las lesiones de rascado.

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Los ojos deber ser explorados en busca de malformaciones, como el lenticono, que se

asocia a determinadas patologías hereditarias. El ojo rojo es muchas veces expresión

del trastorno del metabolismo calcio/fósforo por los depósitos cálcicos conjuntivales.

La existencia de opacidades en el cristalino, desde pequeños depósitos a cataratas

establecidas, se asocia a determinadas tubulopatías y es una grave complicación del

uso crónico de esteroides en enfermedades sistémicas y trasplantadas. El fondo de

ojo debe siempre ser mirado, con especial atención en los hipertensos, los diabéticos y

enfermos con vasculitis. La exploración de la capacidad auditiva podrá poner sobre la

pista de una nefritis hereditaria. Desgraciadamente, la mayor parte de las sorderas en

los enfermos renales tienen que ver con el uso de dosis inadecuadas de

aminoglicósidos y otros medicamentos en pacientes con función renal reducida.

La inspección, palpación y auscultación torácicas -más especialmente del área

precordial- pueden ayudar a detectar tanto alteraciones cardíacas asociadas a

determinadas patologías renales, como la repercusión de la hipertensión sobre el

corazón. En los enfermos con IRC, la auscultación de un roce pericárdico es un signo

ominoso. La auscultación pulmonar cuidadosa es también obligada.

La exploración abdominal, muchas veces descuidada, puede aportar datos muy

valiosos.

Por simple inspección pueden verse grandes riñones poliquísticos y, en los niños,

hidronefrosis producidas por alteraciones congénitas de las uniones ureterovesical o

ureteropiélica. La palpación bimanual, con la espalda descansando sobre una

superficie no demasiado blanda, pidiendo al enfermo que relaje la pared anterior del

abdomen y respire profundamente a intervalos regulares, permitirá palpar los riñones

aumentados de tamaño. En sujetos delgados, el polo inferior del derecho puede ser

palpable en condiciones normales. La percusión anterior puede ayudarnos en el

hipocondrio izquierdo a confirmar si la masa que tocamos corresponde a un bazo

aumentado de tamaño y en el derecho a una hepatomegalia.

El abdomen debe ser también auscultado especialmente en los hipertensos por el

valor que tiene la aparición de un soplo en el diagnóstico de una estenosis de arteria

renal, un valor que incluso se extiende al resultado de una posible cirugía. Los riñones

biopsiados deben también ser auscultados por la posibilidad remota de haberse

creado una fístula arteriovenosa.

En los enfermos varones de más de 50 años debe explorarse la próstata por tacto

rectal, describiéndose su tamaño, si el aumento se produce a expensas de todos los

lóbulos y restantes características. En las mujeres, una exploración pélvica es también

obligada, especialmente en las afectas de patología genital. La exploración debe

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completarse con un estudio neurológico que incluya el sistema nervioso central, el

periférico y el autonómico.

FORMAS DE PRESENTACIÓN DE LAS ENFERMEDADES RENALESEl enfermo con patología renal acude al médico por muchas razones, con frecuencia,

no fácilmente relacionables con su enfermedad. Los caminos que con más frecuencia

llevan al diagnóstico de enfermedad renal son los siguientes:

Enfermos sintomáticos. Pacientes que refieren síntomas, directos o indirectos, de daño

renal.

Enfermos asintomáticos. El enfermo está asintomático, pero en un control clínico o

analítico se detecta una alteración sugestiva de patología renal.

Alteraciones renales en enfermedades sistémicas. El enfermo tiene una enfermedad

sistémica que afecta al riñón y se estudia este órgano, pues en algunas de estas

enfermedades influye de forma decisiva en el pronóstico.

Enfermos sintomáticosHay dos grandes tipos de síntomas o signos que definen las enfermedades renales.

Los unos son claros, locales, precoces y, por ello, fáciles de relacionar con el riñón o

las vías urinarias. De éstos, los principales son los siguientes: dolor renal o de vías,

trastornos en la micción y cambios en el aspecto o el volumen de la orina.

Los otros son poco llamativos, generales, de aparición tardía y, habitualmente, son

manifestación de una afectación difusa del riñón y traducen alteraciones en su función:

edema, hipertensión, anemia, síntomas digestivos o molestias óseas difusas.

Entre los primeros ocupan lugar destacado los síntomas locales, referidos a las vías

urinarias.

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SÍNTOMAS LOCALESTrastornos de la micciónGeneralmente son expresión de una alteración de las vías urinarias que puede

repercutir sobre el riñón. Menos veces son síntoma de enfermedad renal primaria.

Disuria. La disuria, definida como una sensación desagradable de quemazón o

cosquilleo en el meato uretral o la región suprapúbica, suele guardar relación con

procesos inflamatorios de las vías bajas: vejiga, próstata y uretra. Si se asocia con

frecuencia y urgencia suele ser expresión de cistitis, frecuente en las mujeres y

muchas veces relacionada con la actividad sexual.

En edades más avanzadas suele acompañar en el varón a la hipertrofia de próstata y

a trastornos en la estructura de la vejiga en la mujer. En los lactantes debe ser

sospechada por signos indirectos, como llanto prolongado, y no explicable por otras

razones.

Frecuencia. Se habla de frecuencia cuando la necesidad de vaciar la vejiga se

produce con una "frecuencia" mayor de lo normal. El aumento del número de

micciones puede ser expresión de la eliminación de más orina (poliuria), o más

frecuentemente es producido por irritación de la vejiga por inflamación, presencia de

litiasis o tumor. También puede producirse por compresión extrínseca (embarazo) y

por vaciamiento incompleto de la vejiga (prostatismo).

Semiología de los síntomas de las enfermedades renales

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La frecuencia diurna se suele acompañar de nicturia, eneuresis en los más pequeños.

La nicturia es a veces difícil de evaluar, sobre todo, cuando guarda relación con

trastornos del sueño.

En el diagnóstico diferencial de la frecuencia es fundamental conocer el volumen de

cada una de las micciones. Si el volumen de cada una es normal o grande se trata de

poliuria. Si el volumen fuera escaso, a veces sólo unas gotas, es expresión de

irritación vesical, disminución de capacidad de la vejiga o dificultad para su

vaciamiento en cada micción.

Variaciones en la fuerza y el volumen del flujo urinarioEn los varones, pasados los 50 años, el aumento del tamaño de la próstata produce

disminución en la fuerza y el calibre del chorro urinario, dificultad para iniciar y terminar

la micción y, en casos extremos, obstrucción completa con anuria por retención o

incontinencia.

Conviene recordar que la obstrucción prostática progresiva, paradigma de la uropatía

obstructiva, produce a nivel renal disminución del filtrado glomerular y dificultad para

crear un gradiente de concentración adecuado; esto se traduce en poliuria, de tal

manera que algunos enfermos con obstrucción lesiva para el riñón pueden mantener

diuresis copiosas que tranquilizan al enfermo y al médico y retrasan el diagnóstico.

Dolor renal o de víasEl dolor renal es una manifestación poco frecuente de enfermedad renal.

Clásicamente, se describe en las nefropatías glomerulares de comienzo agudo o

evolución en brotes (glomerulonefritis aguda postinfecciosa o nefropatía por IgA) pero

incluso en éstas, su asociación con otros síntomas más notables hace que tenga poco

relieve. El dolor referido a las zonas renales se debe habitualmente a un proceso

obstructivo o inflamatorio de las vías altas, cuando no, expresión de un proceso que

afecta a la columna y cursa con contractura muscular. El dolor agudo localizado en el

ángulo costodiafragmático y habitualmente acompañado de fiebre elevada es el dato

clínico de mayor importancia para afirmar que una infección urinaria baja se ha hecho

ascendente y ha afectado al parénquima renal a través de la pelvis (pielonefritis).

La obstrucción brusca de la vía urinaria por litiasis, inflamación o tumor suele producir

dolor cólico intenso con irradiación anterior al perineo o los genitales, e incluso a la

cara interna del muslo.

La obstrucción crónica no suele originar dolor. Algunos enfermos se quejan de

pesadez en las zonas lumbares. Puede anularse un riñón completamente, si se hace

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lentamente, sin que se produzcan más síntomas que los derivados de la reducción en

el filtrado glomerular.

Alteraciones en el volumen de la orinaEl aumento de volumen de la orina (poliuria, más de 2 ml/min, más de 2 l/24 h) tiene

muchas causas y las más frecuentes son la sobrecarga de solutos: Insuficiencia renal

crónica y diabetes mellitus.

Otras causas que generalmente producen diuresis más altas, superiores a los 3 l/día,

son: la ingesta compulsiva de agua (potomanía), la diabetes insípida verdadera, por

falta de hormona antidiurética (ADH) de causa traumática o tumoral o las llamadas

diabetes insípidas renales, procesos que interfieren con la acción de la ADH a nivel

renal: trastornos tubulares congénitos (diabetes insípida renal congénita) o adquiridos

(intoxicación por litio, reducción de potasio crónica, hipercalcemia).

La oliguria se define como la reducción del volumen urinario por debajo del necesario

para eliminar los residuos metabólicos producidos en condiciones basales. Ello

equivale en la práctica a volúmenes de 0,3 ml/min, 400 ml/ 24 h en el adulto y 1

ml/kg/h en los niños. La oliguria suele ser expresión de un fracaso renal agudo,

funcional, prerrenal por falta de perfusión, parenquimatoso por nefropatía

tubulointersticial, glomerulonefritis o vasculitis, u obstructivo.

La anuria, ausencia total de orina, suele provenir de una obstrucción en el tracto

urinario, habitualmente en el inferior, y más rara vez de infarto renal o necrosis cortical.

Alteraciones en el aspecto de la orinaHematuria. La hematuria (sangre en la orina) es la causa más frecuente de consulta

médica por cambio en el aspecto de la orina. La hematuria, para ser visible, necesita

ser relativamente cuantiosa y puede ser expresión de lesiones de localización muy

variada, desde el glomérulo hasta la uretra y expresión de procesos también muy

distintos (glomerulonefritis, litiasis, infección, tumores). No todas la orinas rojizas o

pardas tienen que ver con la presencia de sangre en la orina. Se acepta que la

hematuria alta, de origen glomerular, tiñe la orina de un color pardo, que se compara al

coñac o la coca-cola y la orina de toda la micción tiene un color uniforme. La hematuria

uretral se distingue por teñir el inicio de la micción de sangre roja y la vesical o

prostática suele ser terminal.

Proteinuria. La presencia de proteínas en la orina se detecta, habitualmente,

analíticamente. Algunos enfermos refieren que su orina "hace mucha espuma".

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Litiasis. La expulsión de cálculos, acompañada o no de dolor cólico, es diagnóstico de

litiasis, si se descartan casos raros de simuladores. Su puesta de manifiesto por

métodos radiológicos es quizás la manera más frecuente de detectar su existencia.

Neumaturia. Es la salida de aire mezclada con orina; su origen guarda relación con

comunicaciones de partes distales del aparato digestivo con la vejiga, generalmente, la

perforación de un divertículo o tumor maligno del colon.

Síntomas generalesCon gran frecuencia la enfermedad renal se manifiesta a través de síntomas difíciles

de relacionar para el enfermo con el órgano afecto; entre ellos son los más

importantes:

Edema. El edema acompaña tempranamente a los procesos glomerulares que cursan

con pérdida masiva de proteínas o reducción acusada de filtrado glomerular. El dato

más característico del edema renal es su localización periorbital, más acusado por las

mañanas y en las extremidades inferiores al final del día. El momento de aparición del

edema y su grado depende mucho de la edad, tarda en aparecer en los niños y es

precoz en los viejos con tejidos poco turgentes. En los estadios finales de todas las

nefropatías, el edema debe relacionarse con la imposibilidad del riñón enfermo de

desprenderse de la sal y el agua ingeridas. No se debe nunca olvidar que

Causas de orinas rojizas o pardas

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determinados medicamentos pueden producir edema: esteroides, antiinflamatorios y

algunos hipotensores.

Síntomas de insuficiencia renal (IR). Cuando la tasa del filtrado glomerular se

reduce hasta un 50% de la normalidad, el enfermo que ha perdido una parte muy

importante de su reserva funcional no presenta síntomas clínicos atribuibles a ello, ni

siquiera alteraciones bioquímicas que lo demuestren.

La clínica que domina esta parte del proceso es la de las enfermedades causantes de

la IR. En un segundo estadio, con filtrado de más de un tercio y menos de la mitad de

lo normal, comienzan a elevarse los índices más usados analíticamente para poner de

manifiesto la IR: urea y creatinina en sangre.

Aparecen los primeros síntomas de la incapacidad del riñón para concentrar la orina:

poliuria y nicturia. También se observa anemia, más precoz en procesos glomerulares.

En el tercer estadio, con menos de un tercio del filtrado normal, las alteraciones

bioquímicas suelen ser francas, aunque modificaciones en la dieta y la toma de

determinados medicamentos pueden matizarlas.

Los enfermos presentan síntomas: astenia, falta de apetito, náuseas, vómitos, prurito,

etc. En el cuarto, con menos de un 10% de función, los síntomas por parte de todos

los órganos y aparatos son floridos y se alcanza finalmente un coma irreversible, de no

emplearse procedimientos sustitutivos.

Síntomas de hipertensión arterial. La patología renal es la causa más frecuente de

hipertensión secundaria, incluso cuando se presenta aislada.

Sus síntomas no son específicos y se relacionan con el aparato cardiovascular.

En las fases iniciales, su diagnóstico sólo puede hacerse mediante la medida de la

presión arterial y su hallazgo es muchas veces casual en reconocimientos periódicos.

Más tarde, suele traducirse por dolor de cabeza, palpitaciones y fatiga para esfuerzos

progresivamente menores.

Enfermos asintomáticosEn los controles periódicos de personas aparentemente sanas, como paso previo a su

incorporación a la escuela, a un trabajo o a contratar un seguro se descubren

alteraciones clínicas (hipertensión) o analíticas (proteinuria, bacteriuria, aumento de

urea o creatinina en sangre), como primer signo de enfermedad renal en pacientes

asintomáticos. Esta razón de consulta nefrológica es -afortunadamente- cada vez más

frecuente, lo que permite hacer diagnósticos más tempranos y tratamientos más

eficaces. En capítulos sucesivos se analizan detenidamente estos aspectos.

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Alteraciones renales en enfermedades sistémicasMuchas enfermedades sistémicas afectan al riñón y, en ellas, la lesión renal

condiciona en gran medida el pronóstico. Ocasionalmente, la afectación renal es el

primer síntoma de la enfermedad sistémica, pero frecuentemente el daño renal forma

parte de un cuadro complejo con afectación de muchos, si no todos los órganos y

aparatos. Por ello, en estas patologías deben buscarse precozmente los signos

analíticos de daño renal para diagnosticar éste lo más precozmente posible.

Por ejemplo, en la diabetes mellitus, los datos de alteración renal deben buscarse en

los estadios más precoces, en aquellos en que sólo se traduce por aumento del filtrado

glomerular y microalbuminuria, pues es en estos estadios en los que la terapéutica

puede quizás prevenir y, desde luego, retrasar la evolución a la insuficiencia renal que

es inevitable si el diagnóstico se hace más tarde.

Determinadas vasculitis, como el síndrome de Wegener o el lupus eritematoso

diseminado son situaciones en que el diagnóstico precoz de lesión renal y la

cualificación de la misma -incluso por biopsia renal- son otros ejemplos en que la

posible afectación renal debe ser buscada en un momento en que la terapéutica puede

ser plenamente eficaz.

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II. PRINCIPALES SÍNDROMES NEFROLÓGICOS

SINDROME NEFRÓTICO

1. DefiniciónEntidad clínica caracterizada por proteinuria sostenida en rango nefrótico,

hipoalbuminemia o hipoproteinemia y una tendencia variable al edema e

hiperlipidemia.

2. Signosa. Edema: simétrico, frio, no inflamatorio, blando con godet, en cara,

parpados, y otras áreas laxas como pene, escroto y labios mayores. Es

más marcado en la mañana. Puede ir desde edema localizado, hasta

anasarca con derrame en serosa pericadica, pleural y peritoneal.

b. Proteinuria: > 40 mg/m2/hora o 50 mg/kg/día (para un individuo de 70 kg,

>3,5g/día) o > 2 mg prot/mmol creat.

c. Hipoproteinemia: Proteínas séricas totales <6g/dL

d. Disproteinemia: aumento de α2-globulina, y disminución de

gammaglobulinas. Excepto en lupus eritematoso que esta aumentada o

normal las gammaglobulinas.

e. Hipoalbuminemia: Albumina sérica <3g/dL (<2,5g/dL).

f. Hiperlipidemia: LDL, VLDL, Trigliceridos.

g. Signo de Muehrke: bandas blanquecinas transversales en uñas, debido a

hipoalbuminemia.

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SINDROME NEFRÍTICO AGUDO

1. DefiniciónPresentación súbita de hematuria, oliguria, proteinuria y edemas, acompañados de

deterioro de la función renal en grado variable, y con frecuencia se asocia

hipertensión.

2. Síntomas y SignosLa mayoría de los casos de síndrome nefrítico son asintomáticos, hasta una cuarta

parte son subclínicos y, por tanto, hay que buscarlo ante un cuadro sostenido de

orina oscura tras un proceso infeccioso de garganta o piel.

Hematuria o microhematuria

Oliguria

Proteinuria

Edemas

Hipertensión.

Ingurgitación yugular y congestión pulmonar: manifestaciones de la

hipervolemia

3. Hallazgos de laboratorio Por hemodilución: disminución de la hemoglobina, hematocrito y

proteinemia.

Proteinuria moderada

Leve incremento de urea y creatinina séricas.

Sedimento urinario, muestra hematuria dismorfica.

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INSUFICIENCIA RENAL AGUDA

1. DEFINICIÓN:

La Insuficiencia Renal Aguda (IRA) o Fracaso Renal Agudo (FRA) es un síndrome

clínico, secundario a múltiples etiologías, que se caracteriza por un deterioro brusco de

la función renal y cuya expresión común es un aumento de la concentración de

productos nitrogenados en sangre (60% de casos cursa con oliguria). No se ha

definido con precisión el tiempo en el que se instaura puesto que depende de la

etiología y de las características del paciente, pero se ha estimado en días o semanas

y no mayor a un mes. Es potencialmente reversible.

2. INSUFICIENCIA RENAL AGUDA PRERRENAL

Clínica y Diagnostico

En el contexto clínico en el que el paciente se encuentre (deshidratación, sepsis,

insuficiencia cardiaca, etc) presentará una IRA oligúrica con elevación en sangre de

urea y creatinina y con la presencia de orina muy concentrada (Na+ urinario <

20mEq/l, Excr. Frac. < 1%, osmolaridad urinaria > 500 mOsm/kg H2O)

3. INSUFICIENCIA RENAL AGUDA PARENQUIMATOSA (NECROSIS TUBULAR AGUDA [NTA])

Clínica

Se reconocen tres estadios en la evolución natural de una NTA:

1. Fase de instauración. De duración breve (1-3 días), es el periodo en que la

causa está actuando (tóxica o isquémica)

2. Fase de mantenimiento. De duración variable (1-3 semanas). Dependiendo

del agente etiológico y la gravedad del cuadro, la expresión clínica también es

muy variable, aunque puede desarrollarse de forma asintomática es la fase

más grave y puede implicar riesgo vital para el paciente.

Habitualmente la NTA tóxica tiende a acompañarse de diuresis conservada y la NTA

isquémica de oliguria

Como consecuencia de la oliguria puede aparecer sobrecarga de volumen con

edemas e incluso edema agudo de pulmón.

Como resultado de la disminución del filtrado glomerular aparecerá retención de

productos nitrogenados y uremia.

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3. Fase de resolución. (poliuria ineficaz) Se produce un aumento de la diuresis

por recuperación parcial de la función renal. Sin embargo, la orina todavía no

es capaz de eliminar productos nitrogenados ni sustancias toxicas, y el túbulo

aún no maneja bien el agua, el sodio ni el resto de los iones.

Diagnostico

En un fracaso renal agudo que no cumpla con los criterios bioquímicos de prerrenal

(Na en orina < 20 mEq/l, Excreción fraccionada de Na < 1%, osmolaridad en orina >

500 mOsm/kg H20), es preciso investigar si se trata de un parenquimatoso o postrenal.

El método de diagnóstico para diferenciar un FRA parenquimatoso de un FRA

postrenal (obstructivo) es la ecografía renal, donde se visualiza la obstrucción. Una

vez descartada la obstrucción, si es fracaso es agudo, tendrá un origen

parenquimatoso.

Una vez identificada la necrosis tubular aguda, es necesario realizar la búsqueda

exhaustiva del agente tóxico o isquémico resultante del episodio.

Si con todo ello no ha sido posible encontrar causa del fracaso renal parenquimatoso,

puede estar indicada la realización de una biopsia renal.

4. INSUFICIENCIA RENAL AGUDA POSTRENAL

Clínica

El volumen de diuresis es muy variable: puede haber anuria si la obstrucción es

completa o diuresis normal si es incompleta. Incluso es frecuente que haya una fase

de poliuria.

Página

ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA

1. DEFINICION

La enfermedad renal crónica (ERC) es la pérdida gradual y progresiva de la capacidad

renal establecida en más de tres meses.

Se caracteriza por una lesión renal que puede ser:

Estructural: cuando existen alteraciones detectadas por técnicas histológicas o

de imagen.

Funcional: cuando existe alteración en:

- Eliminación de los productos de desecho del metabolismo nitrogenado, por

ejemplo, creatinina, urea, ácido úrico, etc.

- Regulación del equilibrio hidroelectrolítico, que origina alteraciones del

volumen plasmático, la natremia, los niveles de potasio, calcio, fosforo,

magnesio.

- Regulación del equilibrio ácido-base: se produce normalmente acidosis con

aumento del anión gap.

- La función hormonal: el riñón interviene en:

Formación de eritropoyetina (EPO) por las células del intersticio

medular.

La activación de la vitamina D, ya que la segunda hidroxilación de la

vitamina D ocurre en el túbulo proximal.

Activación y transmisión de señales del SRAA (sistema renina-

angiotensina-aldosterona)

La conversión periférica de T4 en T3.

La degradación de insulina y cortisol.

- Otras alteraciones como la pérdida de proteínas y alteraciones en el

sedimento urinario.

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2. CLÍNICA

ESTADIOS DE LA ERC

I Daño renal con FG normal o aumentado > 90ml/min

II Daño renal con FG levemente disminuido 60-89 ml/min

III FG moderadamente disminuido 30-59 ml/min

IV FG gravemente disminuido 15-29 ml/min

V ERC terminal FG < 15 ml/min

CUANDO CAE EL FG ENTRE ALTERACIÓN

30-50 ml/min

Nicturia

Metabolismo fosfocálcico por lo que:

-Aumenta PTH (tóxina urémica)

-Aumenta fósforo en plasma

-Disminuye calcio

-Disminuye la vitamina D

15-29 ml/min

Anemia normocítica normocrómica

Acidosis

10-14 ml/min Uremia

<10 ml/min

Acúmulo K

Acúmulo H2O

Página

Cuando la función renal está sólo mínimamente alterada (filtrado glomerular: 70-100%

del normal), la adaptación es completa y los pacientes no muestran síntomas

urémicos.

A medida que la destrucción de las nefronas progresa, disminuye la capacidad de

concentración del riñón y para eliminar la carga obligatoria de solutos aumenta la

diuresis. La poliuria y la nicturia son los primeros síntomas.

Cuando el filtrado glomerular cae por debajo de 30 ml/min aparecen progresivamente

los síntomas que conforman el síndrome urémico: anorexia y náuseas, astenia,

déficit de concentración, retención hidrosalina con edemas, parestesias e insomnio.

Sin embargo, especialmente cuando la enfermedad renal evoluciona muy lentamente,

hay enfermos que persisten prácticamente asintomáticos hasta etapas terminales, con

filtrados glomerulares incluso de 10 ml/min o menos.

Uremia

Digestivo

Es característico el mal sabor de boca, y el fetor urémico (mal olor secundario de la

degradación de la urea en saliva), así como anorexia (alteración urémica que mejora

con hemodiálisis, las náuseas y los vómitos. Se ha observado que existe mayor

tendencia a úlcera péptica y al sangrado digestivo.

Neurológico

La clínica típica incluye embotamiento, somnolencia, cansancio, insomnio, el síndrome

de las piernas inquietas y la neuropatía periférica (alteraciones primeramente

sensitivas que pueden evolucionar a motoras). Los calambres también típicos, son

secundarios a la hipocalcemia.

Piel

La coloración característica es cetrina (por anemia y retención de urocromos), muy

frecuentemente los pacientes refieren prurito (secundario a PTH y calcificaciones

subcutáneas), y cuando las cifras de urea son muy altas se puede ver la escarcha

urémica (polvo fino resultante tras la evaporación de un sudor con alta urea).

Nutrición

Actualmente, el sobrepeso es el índice de masa corporal más frecuente en los

pacientes estables con ERC; sin embargo, debido al estado inflamatorio crónico, la

Página

mayoría están malnutridos, lo que les predispone a infecciones y enlentece la

cicatrización de las heridas.

Respuesta inmunitaria

La ERC origina inmunodeficiencia funcional, con lo que se considera a estos pacientes

inmunodeprimidos, y por ello se incluyen en las campañas de vacunación estacional.

Cardiovasculares

La causa más frecuente de muerte en ERC es la cardiovascular. Las alteraciones que

se producen son las siguientes:

Hipertensión

Es la complicación más frecuente de la ERC. El tratamiento se basará en control de la

volemia (con diuréticos) y la restricción de sal. El antihipertensivo de elección serán los

antagonistas del SRAA (se ha de ser cuidadoso con el uso de inhibidores del SRAA

porque tienen riesgo de producir hiperpotasemia).

Hipertrofia ventricular izquierda

Es secundaria a la HTA prolongada, la arterioesclerosis y la sobrecarga de volumen.

Insuficiencia cardíaca

La alteración funcional más frecuente es la disfunción diastólica, que impide tener un

manejo adecuado de la sobrecarga de volumen y, por tanto, tiene mayor tendencia a

la insuficiencia cardíaca.

Enfermedad coronaria y vascular periférica

Se debe a que tanto las alteraciones del metabolismo calcio-fósforo, como la

hipertensión, la hiperhomocisteinemia y los trastornos lipídicos favorecen la

arteriosclerosis.

Hematológicas

Anemia

La anemia es un dato constante en la ERC, excepto en algunas etiologías como, por

ejemplo, la poliquístosis. Entre las causas de la misma están:

• Déficit de eritropoyetina (EPO): la anemia de la ERC es habitualmente normocítica

normocrómica. Los objetivos de hemoglobina en estos pacientes están entre 10-12

Página

mg/dl. Si los niveles son menores, o existe sintomatología se administra EPO-

recombinante.

• Alteraciones que origina la hormona paratiroidea (PTH), que actúa como toxina

urémica, bloqueando, entre otros, los receptores de EPO.

• Déficit de hierro: en cuyo caso la anemia sería microcítica hipocrocrómica. Su déficit

se medirá con los niveles de hierro (rango normal entre 59-158 ug/dl), ferritina (rango

de la normalidad entre 26-370 ug/l) y el índice de saturación de transferrina (déficit si

es < 20 u/g). Si existe déficit de alguno de ellos, se administra hierro. Déficit de ácido

fólico, vitamina B12 y otros cofactores de la eritropoyesis.

Trastornos de la coagulación

Por un efecto directo de la uremia, su diagnóstico es de exclusión con otras causas de

alteraciones de la coagulación.

Endocrinas

Oseomineral asociada a ERC

Se denomina así a las alteraciones bioquímicas, esqueléticas y calcificaciones

extraesqueléticas secundarias a ERC. Puede cursar con una o la combinación de las

siguientes manifestaciones:

• Anormalidades del calcio, fósforo, hormona paratiroidea y vitamina D. Cuando el

filtrado glomerular (FG) disminuye por debajo de 50 ml/min, el fósforo plasmático

aumenta (debido a que no es filtrado), lo que supone un estímulo que desciende el

calcio plasmático (fomentando su eliminación renal y su entrada al hueso).

Tanto la disminución del calcio plasmático, como el aumento del fósforo, producen un

aumento de PTH. Por otro lado, la pérdida de masa renal funcionante disminuye la

actividad de 1a-hidroxilasa, necesaria para la activación a nivel del túbulo proximal de

vitamina D. El descenso de la vitamina D disminuye la absorción intestinal de calcio

que, como se ha dicho, estimula la producción de PTH. El aumento de la PTH debería

estimular la eliminación renal de fósforo, lo que no sucede porque existe disminución

del FG. A nivel óseo, el exceso de PTH estimula la resorción ósea, que extrae calcio y

fósforo del hueso.

En la ERC, los niveles de fósforo y PTH están, por tanto, aumentados, la vitamina D

disminuida y los niveles de calcio, aunque en estadios iniciales pueden ser normales o

incluso altos, finalmente están descendidos.

Página

• Alteraciones en el esqueleto. Existen dos tipos de lesiones óseas:

- Alto remodelado donde la forma más característica es la osteítis fibrosa, secundaria

al hiperparatíroidismo secundario, siendo las lesiones radiológicas más características

la resorción subperióstica (desaparición de la porción terminal) de la cara radial de las

falanges distales, el cráneo en "sal y pimienta", quistes óseos pardos y las vértebras

en "jersey de rugby".

- Bajo remodelado. Según la tasa de mineralización:

> Si es normal, será enfermedad ósea adinámica.

> Si es anormal, es osteomalacia, en la que son características las líneas de Looser

por déficit de vitamina D.

• Calcificaciones cardiovasculares o de otros tejidos blandos. Clásicamente se ha

descrito que cuando el producto de las concentraciones de calcio y fósforo séricos son

> 50 existe riesgo de calcificación metastásica en partes blandas, en la actualidad este

fenómeno parece depender también de otros factores como el pH plasmático o los

niveles de PTH.

Metabolismo de la glucosa

Página

Estas alteraciones se producen debido a que existe una alteración en la utilización de

la glucosa, así como en la respuesta a la insulina (el riñón elimina insulina de la

circulación).

Alteraciones hormonales

Crecimiento. La uremia impide la correcta utilización de estas hormonas, lo que en

niños condiciona un enlentecimiento del crecimiento y disminución de la talla.

Hormonas sexuales. Alteraciones que conducen a la esterilidad por amenorrea y

disfunción eréctil.

D.- DIAGNOSTICO

El diagnostico de ERC se realiza fácilmente mediante la demostración de indicadores

de lesión renal y/o una disminución persistente (durante más de 3 meses) e

irreversible de la tasa de FG, por ejemplo a través de la elevación de los niveles de

creatinina sérica. Una vez diagnosticada la ERC se debe tratar de identificar la causa,

para lo cual bastan en algunos casos la historia clínica, la exploración física y estudios

simples de laboratorio e imagen, mientras que en otros se requieren pruebas

adicionales como la biopsia renal.

Página

III- LABORATORIO

3.1 UROANÀLISIS

3.1.1 COMPOSICIÓN DE LA ORINA NORMAL

El riñón contribuye al mantenimiento homeostático del medio interno, con la

producción ininterrumpida de una orina cuantitativa y cualitativamente muy variable.

En condiciones fisiológicas puede considerarse normal un volumen urinario entre 500

y 2000 ml, diuresis que generalmente se elimina entre tres y seis micciones de 150 a

300 ml.

Entre la enorme variedad de substancias disueltas en la orina, de las que se conocen

unas 600 con sus valores normales de eliminación diaria, menos del 10% tienen

interés diagnóstico y menos del 1% se utilizan en el estudio de la función renal,

referidas siempre a orina de 24 horas.

Creatinina: 800-1500 mg (relación directa con la masa muscular)

Urea: 15-40 g (relación directa con las proteínas ingeridas)

Sodio: 3-6 g (prácticamente igual a la ingesta)

Potasio: 2-3 g (prácticamente igual a la cantidad ingerida)

Cloro: 5-10 g (prácticamente igual a la ingesta)

Calcio: 150- 250 mg (fracción de total ingerido y resto por las heces)

Albúmina: <20 mg.

Tanto la concentración de iones H+ expresada como pH, como la concentración de

solutos expresada en términos de osmolalidad, varían a lo largo del día, en función de

la situación fisiológica.

La presencia en la orina de estructuras organizadas, conocidas como elementos

formes y clasificados como células (bacterias, hematíes, leucocitos y células

descamativas), cilindros (hialinos) y algunos cristales de origen endógeno (ácido úrico,

oxalato cálcico, fosfatos), si se encuentran en muy pequeña proporción, se pueden

considerar como un hallazgo normal.

Página

3.1.2 RECOGIDA DE ORINA

El examen de orina:

Es la técnica más inocua de las que se pueden utilizar en el estudio de un

paciente renal a un costo razonablemente bajo.

El responsable de la recogida de la muestra es el paciente, por lo que es

imprescindible que el personal sanitario de informe convenientemente de cómo

hacerlo de la forma más adecuada para obtener la máxima información clínica.

El médico debe dar las primeras instrucciones, sobretodo en lo que tiene que

ver con la suspensión de algunos medicamentos o el aplazamiento de la

iniciación de antibióticos u otros medicamentos que puedan interferir con la

prueba.

La micción espontánea, generalmente la primera de la mañana, se suele

utilizar para el análisis fisoquìmico elemental y el estudio microscópico del

sedimento urinario. Tiempo ideal de análisis después de la recolección es de 2

horas.

Para análisis cuantitativos de eliminación de cualquier componente urinario es

necesaria la recogida de orina de 24 horas. Este procedimiento es incómodo

para el paciente que habitualmente desconoce cómo recoger la orina

correctamente, por lo que suele cometer errores que se van a traducir en falsos

resultados analíticos. De forma muy esquemática conviene recordar el método:

al levantarse, por ejemplo, a las 8 de la mañana, se vacía la vejiga y se

desecha la orina emitida. A partir de ese momento, se recoge toda la orina que

se elimine hasta las ocho de la mañana del día siguiente, momento en el que

también hay que orinar y recoger orina, con lo que tenemos la seguridad de

haber completado un ciclo de 24 horas. Es conveniente mantener el recipiente

donde se guarde la orina en un lugar refrigerado y llevar al laboratorio toda la

cantidad recogida.

3.1.3 ANÁLISIS FISICOQUÍMICO

COLOR Y ASPECTO

En condiciones normales y en ayunas, el color de la orina se describe como amarillo/

ámbar, de intensidad variable, que depende fundamentalmente de la concentración de

solutos.

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Existen algunas alteraciones en la coloración de la orina:

Marrón oscuro. Puede deberse al aumento de excreción de bilirrubina

conjugada, ocurre en obstrucciones biliares intrahepàticas (hepatitis aguda) o

extrahepàticas.

Rojizo. Puede deberse a múltiples causas: ingesta previa de remolacha,

porfirinas (porfiria aguda intermitente) que produce una orina color vino,

rabdomiòlisis (hipertermia maligna, miopatías, ejercicio físico extenuante), que

provocan mioglobinuria, que da a la orina una coloración que va del rosa al

marrón oscuro casi negro.

Gris terroso o casi negro. Puede deberse a presencia de melanina en elevada

proporción (melanomas) o de ácido homogentìsico (alcaptonuria).

Naranja. Por ingesta de medicamentos como nitrofurantoìna, rifampicina.

Azul: Violeta de genciana, azul de metileno

Verde: Anestésicos.

El aspecto de la orina normal recién emitida, en ayunas es transparente.

En ocasiones, y en condiciones fisiológicas: Precipitación por el frío de

determinados componente, como los uratos producen enturbiamiento muy

intenso de color ladrillo, mientras que el aspecto turbio de la orina que se

obtiene en periodos postprandiales, se debe a la presencia de fosfatos

amorfos. La contaminación por secreción vaginal puede producir turbidez.

En condiciones patológicas, la presencia de hematíes puede producir falta de

transparencia, antes que coloración; la piuria provoca turbidez proporcional a

su intensidad, así como la presencia de material lipídico (quiluria), producto de

una fístula entre el sistema linfático y la vejiga.

Tabla 1. VARIACIONES EN EL ASPECTO Y COLOR DE LA ORINA Y SU

SIGNIFICADO CLÌNICO

COLOR CAUSAS PATOLÒGICAS CAUSAS MEDICAMENTOSAS Y ALIMENTARIAS

Aspecto turbio Ácido úrico, bacterias, cálculos

(arenilla), carbonatos,

contaminación con materia

fecal, eritrocitos,

Dieta alta en alimentos ricos

en purinas. (hiperuricosuria)

Página

espermatozoides, levaduras,

fosfaturia, medio de contraste

radiopaco, mucina, pus.

Aspecto lechoso Cremas vaginales, grasas,

lipuria, piuria.

Café Pigmentos biliares, mioglobina Leguminosas, levadopa,

metronidazol, nitrofurantoìna,

algunos agentes-

antimalàricos.

Pardusco a

negro

Ácido homogentìsico, ácido

parahidroxifenilpirùvico,

melanina, metahemoglobina,

mioglobina, pigmentos biliares,

porfirinas

Alfa-metildopa, compuestos de

hierro (especialmente

intravenosos), levadopa,

metronidazol, nitrofurantoìna,

quinina, resorcinol.

Verde o azul Biliverdina, infección del tracto

urinario por Pseudomona.

Aciflavina, amitriptilina, azul de

Evans, azul de metileno,

cimetidina intravenosa,

complejo de vitamina B,

fenilsalicilato, índigo carmín,

prometazina intravenosa,

timol, triamtereno.

Amarillo fuerte a

naranja

Pigmentos biliares (bilirrubina),

urobilina

Aciflavina, azogastrina,

colorantes de alimentos,

fenotiazinas, nitrofurantoìna,

orina concentrada, riboflavina,

serotonina zanahoria.

Rojo o castaño

a purpura

Porfirinas, porfobilinògeno,

uroporfirinas

Fenoltaleína, remolacha,

rifampicina, ruibarbo,

zarzamora.

Rosado a rojo Hematuria, hemoglobinuria,

mioglobinuria, porfirinas,

profobilina.

Amiodarona, antipiramina,

bromosulftaleìna, colorantes

de alimentos, difenilhidantoìna,

fenacetina, fenotiazina,

metildopa, remolacha.

Blanco Pus, quilo Fosfatos

Página

OLOR

Depende en gran variedad de sus constituyentes habituales, entre los que domina el

amoniaco. Las alteraciones de este olor pueden orientar al médico hacia algún tipo de

patología, como ocurre con la acetonuria y la enfermedad del jarabe de arce. A veces

la ingesta de alimentos (por ejemplo, espárragos) provoca cambios importantes en el

olor de la orina.

Tabla 2 VARIACIONES DE IMPORTANCIA CLÌNICA EN EL OLOR DE LA ORINA

OLOR IMPORTANCIA CLÌNICA

Alcohol Intoxicación por etanol

Fecaloide Infecciones del tracto urinario por bacterias que descomponen

la urea (ureasa positivas), retención prolongada de orina

Fruta fresca o

acetona

En presencia de cetonuria, acidosis metabólica (frecuentemente

debida a ayuno prolongado o diabetes mellitus no controlada)

Hedor hepático Olor a rancio de la orina y el aliento en presencia de

encefalopatías hepáticas

Humedad Fenilcetonuria

Rancio Hipermetioninemia, tiroxinemia

Sulfúrico Descomposición de cistatina

Sulfuro de

hidrógeno

Infecciones del tracto urinario con proteinuria (debida a la

putrefacción producida por bacterias)

DENSIDAD

Es un reflejo de la concentración de solutos que contiene. En condiciones normales, la

densidad oscila de 1.010 a 1.030. Valores inferiores se encuentran en orinas muy

diluidas. Cifras superiores a 1.030 se pueden encontrar en pacientes muy

deshidratados, en orinas con proteinuria y/o glucosuria y tras la administración de

contrastes radiológicos. Hasta los años 80, la densidad se medía bien con un

refractómetro o bien un densímetro que había que introducir en el seno del líquido,

esperar a que se equilibrase para posteriormente leer la escala todo lo cual enlentecía

el procedimiento del uroanàlisis rutinario. Actualmente es una determinación más del

panel que ofrecen las tiras reactivas.

Página

Ph URINARIO

El estudio bioquímico de la orina ha alcanzado un aceptable nivel de automatización,

derivado de la puesta a punto de la tira reactiva universal basado en el cambio de pK

(disociación constante) de un polielectrólito que se ioniza en proporción a iones en

solución, produciendo hidrogeniones que se detectan mediante un indicador de pH. El

pH de la orina puede varias en condiciones fisiológicas de 5 a 8, es el reflejo de la

participación activa del riñón en el mantenimiento de la homeostasis y regulación del

equilibrio ácido-base. En ayunas, la orina es ácida (pH 5-6) y en periodos

postprandiales, además de turbia por la presencia de fosfatos, alcalina (pH 7-8).

La medida de Ph urinario en la tira reactiva se realiza mediante un sistema indicador

doble de rojo de metilo y azul de bromotimol. El primero es activo a Ph entre 4,4 y 6,2,

virando del rojo al amarillo. El segundo pasa de amarillo a azul de pH 6,2 a 7,6.

GLUCOSA

La posibilidad de detectar la presencia de glucosa en la orina mediante las tiras

reactivas ha permitido diagnosticar precozmente a un gran número de pacientes

diabéticos asintomáticos. Los niveles fisiológicos de glucemia, siempre inferiores a 180

mg/dl, producen una filtración de glucosa a la orina, que se reabsorbe

sistemáticamente en el túbulo contorneado proximal, por lo que en condiciones

normales la orina contiene cantidades de glucosa indetectables. Cuando se pasa este

umbral renal (160-180 mg/dl) refiere a una glucosuria. La reacción química de la

determinación de glucosa, utiliza glucosa –oxidasa y un cromógeno para el desarrollo

de color de la tira proporcional a la concentración de glucosa en la orina.

PROTEÌNAS

La orina contiene una gran variedad de proteínas plasmáticas en concentraciones casi

indetectables. La proteína plasmática predominante es la albúmina y la específica del

riñón, la proteína de Tamm-Horsfall. En la población normal, la excreción normal es

inferior a 150 mg/ 24 horas. La detección de proteínas en orina se realiza por uso de

las tiras reactivas y se basa en el error proteico de los indicadores de pH. Desde un

tono amarillo que expresa bajo contenido en albumina, el aumento superior a 30 mg/dl

(300 mg/l) va tiñendo la tira de una coloración verde azulada.

Página

Cuando la proteína responsable del aumento de concentración es la albúmina (> 300

mg/24 horas), se habla de proteinuria selectiva. Este concepto se basa en la

selectividad de la membrana basal para el paso de proteínas por su tamaño. Suele

producirse en lesiones mínimas glomerulares. Cuando aparecen en la orina proteínas

plasmáticas de diferentes pesos moleculares, pequeños como la albúmina y grandes

como las inmunoglobulinas, se denomina proteinuria no selectiva, que cursa con

eliminación de cantidades más o menos importantes de proteínas.

Según la cantidad de proteínas que se pierdan por la orina se distinguen diferentes

tipos de proteinuria:

-Proteinuria intensa (> 4 g/24horas): máxima expresión es el síndrome

nefrótico, en lesiones glomerulares graves: LED, nefropatía diabética.

-Proteinuria moderada (<3 g/24 horas): en problemas vasculares o

intersticiales: pielonefritis o nefroangiosclerosis.

-Proteinuria funcional o transitoria: en procesos febriles, ejercicio físico

intenso e insuficiencia cardiaca.

-Proteinuria ortostàtica: en pacientes de pie y desaparece en posición

supina.

Estas proteínas de muy bajo peso molecular (20.000), en condiciones fisiológicas

pasan la membrana basal y se reabsorben en los túbulos. Cuando la producción es

masiva, como ocurre en el mieloma, pasa al túbulo una gran cantidad de cadenas

ligeras que no se pueden reabsorber y aparecen en la orina.

3.1.4 EXAMEN DE SEDIMENTO URINARIO

El estudio macroscópico del sedimento urinario, obtenido tras centrifugación de la

orina, permite poner de manifiesto alteraciones cuantitativas y cualitativas de

elementos formes que pueden ser de gran interés tanto diagnóstico como en el

seguimiento y valoración clínica de pacientes.

HEMATURIA

En la observación microscópica del sedimento, obtenido tras centrifugación de 10 ml

de orina y retirada de la práctica totalidad del sobrenadante líquido, se considera

normal la presencia de 1 a 3 hematíes por campo de 400 aumentos.

Para la evaluación morfológica puede ser: Glomerular: más del 70% de los GR son

dismòrficos y/o espiculados. Dudoso: con un 30-70 % y no glomerular cuando es

<30% (hematuria baja).

Página

Imagen: hematíes dismòrficos.

LEUCOCITURIA

En condiciones normales pueden aparecer en el sedimento uno a tres leucocitos por

campo de 400x. La presencia de más leucocitos en la orina se denomina leucocituria o

piuria. Generalmente, se produce como consecuencia de la migración de leucocitos a

una zona cualquiera del tracto urinario, donde se requiera su presencia con fines

defensivos. La mayoría de los leucocitos que se detectan en la orina son neutrófilos

polinucleares. Con los procedimientos actuales no es posible establecer su

procedencia, aunque ya existen algunos trabajos que proponen el uso de anticuerpos

marcados para detectar la presencia de proteína de Tamm-Horsfall en la membrana

de los leucocitos, lo que sería expresión de su paso por estructuras tubulares renales

donde se sintetiza dicha proteína. Otros tipos de leucocitos como linfocitos y

monocitos se observan raras veces en el sedimento urinario, aunque el advenimiento

de nuevos cuadros clínicos relacionados con nuevas tecnologías terapéuticas pueda

facilitar su aparición, como parece ocurrir con los linfocitos como indicador precoz del

rechazo en el trasplante renal. De creciente interés se puede considerar la detección

de eosinófilos en orina. Su presencia se ha asociado tradicionalmente a procesos

tóxicoalérgicos, como la nefritis intersticial por fármacos.

CILINDROS

Página

Son los únicos elementos formes presentes en la orina que proceden exclusiva y

específicamente del parénquima renal.

Están constituidos por una matriz de material proteico, mucoproteína de

TammHorsfall, secretada de forma constante por las células epiteliales de la rama

ascendente del asa de Henle. A esta formación se incorporan proteínas plasmáticas

procedentes de alteraciones glomerulares.

Tipos de cilindros:

Tabla 3 CARACTERÌSTICA DE LOS PRINCIPALES CILINDROS

CILINDRO DEFINICIÓN ENFERMEDAD

Hialino Proteína de Tamm Horsfall en oliguria.

Túbulos intactos

Fracaso renal agudo

prerrenal

Granuloso Proteína de Tamm Horsfall con

fragmentos de células epiteliales o

restos de leucocitos

Necrosis tubular aguda

Hemático Proteína de Tamm Horsfall con

hematíes glomerulares completos o

fragmentados

Glomerulonefritis aguda

Síndrome nefrítico

Leucocitario

y epitelial

Fragmentos de leucocitos o epitelio Procesos inflamatorios

crónicos/ pielonefritis

crónica

Eosinòfilo Similares a los leucocitarios pero con

eosinòfilos. Suelen acompañarse con

eosinofiluria.

Nefritis por

hipersensibilidad.

Céreo El molde de proteína de Tamm Horsfall

desestructuradp por deformidad en el

túbulo en el que se origina

Nefropatía intersticial

crónica

Graso Las células tubulares se llenan de

lípidos ricos en colesterol

Síndrome nefrótico

Sedimento

telescopado

Sedimento que contiene varios tipos de

los cilindros descritos previamente,

coexistiendo los propios de procesos

agudos con los crónicos

LES

CÉLULAS EPITELIALES

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El origen de todas las células epiteliales que aparecen en la orina está en la superficie

de revestimiento del tracto urinario, desde la cápsula de Bowman hasta la uretra. Las

que aparecen con mayor frecuencia son las células descamativas de la mucosa del

tercio terminal de la uretra en hombres y del trígono en mujeres, aunque en éstas la

presencia masiva de estas células tiene, la mayoría de las veces, su origen en la

vagina y aparecen en la orina como contaminantes. Son células grandes (40-50 micras

de diámetro), planas, poligonales, con núcleo pequeño y citoplasma grande.

Por último, pueden encontrarse células epiteliales renales de revestimiento de los

túbulos, más pequeñas que las anteriores (10-15 micras de diámetro) y en relación

núcleo/citoplasmática 1/1. En pequeña proporción pueden verse en orinas normales.

Cuando se encuentran en cantidades notables puede deberse a infecciones virales o a

la acción de algunas drogas muy agresivas (quimioterapia) y a ciertas substancias

tóxicas (dietilenglicol).

BACTERIURIA

La orina en condiciones normales es estéril. Sin embargo, la presencia de un mayor o

menor número de bacterias, bacteriuria, es un hallazgo casi constante en la mayoría

de las orinas que se recogen para el análisis del sedimento. La facilidad con que se

produce la contaminación de la orina, sobre todo en mujeres por su particular

anatomía (uretra muy corta y proximidad de la vagina y orificio anal, zonas en las que

se aloja abundante flora bacteriana), es por lo que no suelen mencionarse en el

informe del sedimento urinario. Por la misma razón expuesta y porque la orina es un

excelente medio de cultivo para el crecimiento y la reproducción bacteriana, no debe

de tenerse en cuenta la positividad en la tira reactiva de nitritos, basada en la

conversión que el metabolismo bacteriano produce sobre los nitratos. La presencia de

bacterias en la orina no quiere decir que existan en el tracto urinario.

CRISTALURIA

De hallazgo normal. Sin importancia clínica excepto en:

-Cristales de cistina: cistinuria

-Cristales de Struvita: infección crónica por organismos productores de

ureasa

-Cristales de oxalato de calcio: asociados a falla renal aguda, sugieren

ingestión por etilenglicol.

Página

-Cristales de ácido úrico: asociados a falla renal aguda, se presentan en

el síndrome de lisis tumoral.

3.2 PRUEBAS DE FUNCIÓN RENAL

Una de las características de las enfermedades renales es que con mucha frecuencia

son procesos que cursan de una forma asintomática. Esto plantea la necesidad de

disponer de pruebas que midan la función renal de una forma sencilla, fiable,

reproducible y con bajo coste.

Hay que remontarse al siglo XVIII para situar el comienzo de la forma moderna de

medir la función renal. Concretamente con la medida de la urea en la orina realizada

en 1773 por parte de Rouelle. Unos años más tarde, en 1827, Richard Bright observó

que en situaciones de anasarca se retenía urea en sangre y lo relacionó con su menor

eliminación por la orina, con la pérdida urinaria de proteínas y con enfermedad de los

riñones. En 1903, Strauss utilizó la medida de urea en sangre como test diagnóstico

en la enfermedad renal.

Pocos años más tarde, Homer W. Smith puso en marcha un intento de medir el filtrado

glomerular (FG) mediante una fórmula que incluía los niveles de urea en sangre y en

orina junto con el volumen de orina en la unidad de tiempo (UV/P). En 1921, Austin,

Stillman y Van Slyke diseñaron una fórmula de aclaramiento con la urea, pero que

dependía del volumen minuto de orina. Comprobaron que con un volumen de orina

menor de 2 ml/min, el aclaramiento de la urea disminuía con el caudal urinario y era

proporcional a la raíz cuadrada de este caudal urinario. De estos datos surgió la

fórmula de Van Slyke. Por estos mismos años, Homer W. Smith incluyó como forma

de medir el FG el aclaramiento de la inulina, sustancia de administración exógena, que

por sus características acabó convirtiéndose en el parámetro de referencia para la

medida del FG. Fue en 1926 cuando Rehberg empleó la creatinina endógena para, a

través de la medición de su aclaramiento renal, calcular la filtración glomerular.

Durante muchos años, y por las dificultades que suponía la recogida de orina durante

24 h, ha sido habitual utilizar los valores séricos de urea y/o de creatinina como una

forma de medir la función glomerular. Es evidente que es un método menos preciso

que la medición de su aclaramiento (sobre todo del de creatinina) pero que debe ser

mencionado en una revisión del estudio de la función renal. En los últimos años la

cuantificación sérica de la cistatina C ha permitido una mejor precisión a la hora de

medir la función glomerular sin necesidad de recoger la orina de 24 h.

Página

Tabla 4 PRUEBAS DE FUNCIÒN RENAL

FUNCIÓN PRUEBA ESPECÍFICA PRUEBA CLÍNICA

Filtración glomerular Aclaramiento de inulina Aclaramiento de creatinina

Creatinina plasmática

Aclaramiento de urea

Urea plasmática

Flujo plasmático renal Aclaramiento de

paraminohipurato

Excreción de PSP

Transporte tubular

proximal

TmPAH

Tm de glucosa

Excreción de PSP

Transporte tubular distal Concentración y dilución

TCH2O, CH2O

U/P osmolar

Concentración y dilución

Densidad

Osmolaridad

U/P osmolar

Equilibro ácido- base Tm de bicarbonato pH urinario mínimo tras

sobrecarga ácida

Excreción de amonio y

acidez titulable

Excreción de amonio tras

cloruro amónico

Tabla 5 PRUEBAS PRÀCTICAS DE FUNCIÒN RENAL

PRUEBAS VALOR NORMAL

Filtración glomerular (ml/min/1,73 m2) Hombre 124 ± 25

Mujer 119 ± 13

Aclaramiento de creatinina (ml/min/1,73 m2) 90- 130

Creatinina sérica (mg/dl) 0,5 -1,1

Aclaramiento de urea (ml/min/1,73 m2) 60-100

Nitrógeno ureico sérico 5-18

Densidad urinaria (12h sin líquidos) >1025

Osmolaridad urinaria (tras 12h sin líquidos) >800

U/P osmolar >3,1

Página

3.2.1 PRUEBAS DE FILTRACIÓN GLOMERULAR:

La prueba de depuración mide la velocidad a la cual los riñones son capaces de

eliminar (depurar) una sustancia filtrable desde la sangre. Para asegurarse de que la

filtración glomerular se mide con exactitud, la sustancia analizada no debe ser

reabsorbida ni secretada por los túbulos. El aclaramiento renal de una sustancia («x»)

se calcula con la fórmula:

ACLARAMIENTO DE INULINA

La inulina (polímero de la fructosa con un peso molecular de 5.200 Da) es una

sustancia exógena y que reúne la mayor parte de los condicionantes (v. cuadro 16.1)

para que el cálculo de su aclaramiento sea un buen método de medir el FG. Su

utilización se remonta a los estudios realizados por el fisiólogo Homer W. Smith a

comienzos del siglo xx. Esta prueba se debe realizar por la mañana. Tras una

adecuada hidratación (10-20 mi de agua por kilo de peso), se administran

subsiguientes cantidades orales de agua para mantener una diuresis por encima de 4

ml/min. Conseguida esta diuresis, se administra una dosis de carga de inulina para

alcanzar una concentración plasmática de 10 a 20 mg/dl, y a continuación se

establece una infusión intravenosa continua que mantenga una concentración próxima

a 20 mg/dl. En estas condiciones se comienza a recoger orina, previo sondaje vesical,

en períodos de 30 min para calcular sucesivos aclaramientos de inulina. Aunque

pueden darse variaciones de hasta un 7-8% en un mismo individuo, el aclaramiento de

inulina se considera como la determinación más fiable para medir el FG siempre y

cuando se realice el procedimiento de manera correcta y se disponga del método

analítico adecuado.

ACLARAMIENTO DE CREATININA

El aclaramiento de creatinina ha sido considerado durante mucho tiempo como la

mejor opción de calcular el FG mediante una sustancia endógena. Sin embargo,

últimamente se ha cuestionado ampliamente su fiabilidad, hasta el punto de considerar

que puede ser más interesante, desde el punto de vista práctico, y para el seguimiento

Página

de un enfermo concreto, el empleo simplemente de la determinación de la creatinina

sérica. La secreción tubular de creatinina, sobre todo en situación de insuficiencia

renal, y la dificultad para recoger orina de 24 h de una forma correcta, sobre todo en

diuresis disminuidas, hace que sea menos fiable de lo deseado. A todo ello habría que

añadir los problemas con el almacenamiento de la orina durante el período de

recogida de la misma. Una orina a temperatura ambiente y con un pH bajo incrementa

la conversión de creatina en creatinina, llegándose a producir un aumento de la

creatinina medida en un 20%. Para compensar, de alguna manera, la mayor secreción

de creatinina a nivel tubular, sobre todo cuando existe una insuficiencia renal, estaría

el hecho de que con el método inicial de Jaffe se tiñen una serie de sustancias

cromógenas que compensan la secreción tubular. Por último, hay que señalar la

variabilidad que puede experimentar la determinación plasmática de creatinina a lo

largo del día y que puede llegar a ser de un 8% (probablemente en relación con la

dieta), lo cual puede añadir otro factor de variabilidad al valor de la determinación de la

creatinina sérica. Todo ello plantea dudas sobre la fiabilidad del método, aunque, por

otra parte, hay estudios donde se describe un alto coeficiente de correlación entre el

aclaramiento de inulina y el aclaramiento de creatinina (entre el 0,86 y el 0,96).

Una forma de mejorar la fiabilidad del aclaramiento de creatinina, sobre todo en

personas con insuficiencia renal, es bloquear la secreción tubular de creatinina con la

administración de cimetidina (antagonista del receptor 2 de la histamina). Esta es una

posibilidad cierta, pero muy poco utilizada habitualmente.

Asumiendo lo mencionado hasta ahora, y desde el punto de vista práctico, conviene

hacer determinaciones muy cuidadosas del FG mediante el aclaramiento de creatinina

(adecuada determinación analítica de la creatinina, recogida precisa de orina de 24 h y

oportuno almacenaje de la misma durante la recogida), y posteriormente se puede

hacer un seguimiento de la función renal mediante la determinación de la creatinina

sérica siempre que no haya modificaciones significativas de la masa muscular. Cada

cierto tiempo hay que repetir el aclaramiento de creatinina.

ACLARAMIENTO DE UREA

La determinación del aclaramiento de urea fue considerada también al comienzo del

siglo pasado como una manera válida de medir la función renal, con una sustancia

endógena, siempre y cuando se tuviese en cuenta el flujo urinario. Cuando el volumen

por minuto de orina es > 2 ml/min, se emplea la fórmula normal de aclaramiento

Página

(Ourea X Vm/Purea) y se denomina aclaramiento máximo. Sin embargo, cuando el Vm

es < 2 ml/min, la fórmula de aclaramiento incluye la raíz cuadrada del Vm, y se

denomina aclaramiento estándar. El aclaramiento máximo normal es de 75 ml/min, y el

aclaramiento estándar normal es de 57 ml/min. Estas fórmulas de aclaramiento se

conocen como las fórmulas de Van Slyke, y su utilidad actual es prácticamente

histórica.

3.2.2 PRUEBAS DE FLUJO PLASMÁTICO RENAL

El flujo plasmático renal (FPR) y el flujo sanguíneo renal (FSR) se basan en la medida

del aclaramiento del ácido paraaminohipúrico (PAH). Se fundamenta en que el PAH es

completamente removido del plasma (mediante FG y excreción tubular a nivel del

túbulo proximal) durante el primer paso a través del riñón siempre que su

concentración en plasma no supere los 2 mg/di.

El PAH debe ser perfundido continuamente durante la prueba para conseguir una

concentración sérica constante en los niveles mencionados. Este aclaramiento del

PAH se corresponde con el llamado flujo plasmático renal efectivo (EFPR), ya que una

parte pequeña del flujo sanguíneo renal no perfunde tejido renal con capacidad de

excretar el PAH. Si además incluimos el hematocrito en la fórmula del FPR,

obtenemos el flujo sanguíneo renal (FSR).

FPR = CPAH = 0PAH x Vm/PPAH = 600mi /min/ l,73m2 FSR = FPR /1 -

hematocrito = 1.200ml / min/ l,73m2

Hoy en día se utiliza mucho más el estudio gammagráfico con inyección única de

MAG-Tc99 o de hipurán-I131 para conocer el FPR.

La relación entre el FG y el flujo plasmático renal se denomina fracción de filtración

(FF), que en condiciones normales tiene un valor de 0,2. Permite conocer el FG en

relación con el flujo sanguíneo y de alguna manera valorar situaciones, por ejemplo,

de mayor o menor vasoconstricción de las arteriolas eferentes. Para ello hay que

asumir que todo el flujo sanguíneo renal pasa a través de los sistemas capilares

glomerulares, lo cual no es del todo cierto.

FF = FG / FPR = 0,2

ACLARAMIENTO DE PARAMINOHIPURATO

Página

Para medir la cantidad exacta de flujo sanguíneo a través del riñón es necesario

utilizar una sustancia que sea eliminada por completo de la sangre (plasma) cada vez

que entra en contacto con el tejido renal funcional. El principio es el mismo que en la

prueba de depuración de la filtración glomerular. Sin embargo, a fin de garantizar la

medición de flujo sanguíneo a través de toda la nefrona, la sustancia debe ser

eliminada de la sangre sobre todo en los capilares peritubulares en lugar de hacerlo

cuando la sangre llega al glomérulo.

Aunque tiene la desventaja de ser exógena, la sustancia química PAH cumple los

criterios necesarios para medir el flujo sanguíneo renal. Esta sustancia no tóxica está

unida de modo débil a las proteínas plasmáticas, lo que permite su eliminación total

mientras la sangre pasa a través de los capilares peritubulares. A excepción de una

pequeña cantidad de PAH contenida en el plasma que no entra en contacto con el

tejido renal funcional, todo el PAH plasmático es secretado por el túbulo contorneado

proximal. Por consiguiente, el volumen de plasma que fluye a través de los riñones

determina la cantidad de PAH que se excreta en la orina. La fórmula estándar de la

depuración:

Puede utilizarse para calcular el flujo plasmático renal efectivo. Sobre la base de

lecturas de hematocritos normales, los valores normales para el flujo plasmático renal

efectivo varían de 600 a 700 ml/min, con un promedio del flujo sanguíneo renal de

alrededor de 1200 ml/min.

La medida real es la del flujo plasmático renal en lugar de la del flujo sanguíneo renal,

debido a que el PAH se encuentra sólo en la porción plasmática de la sangre.

Además, se incluye el término “efectivo” porque aproximadamente el 8% del flujo

sanguíneo renal no entra en contacto con el tejido renal funcional. La cantidad

infundida de PAH debe ser controlada de modo cuidadoso para asegurar resultados

exactos; por esto, la prueba suele realizarse en laboratorios especializados en

estudios renales. Los procedimientos de medicina nuclear que utilizan hipurato

radioactivo pueden determinar el flujo sanguíneo renal mediante la medición de la

desaparición del plasma de una sola inyección de compuestos radiactivos y, al mismo

tiempo, observar el flujo sanguíneo a través de los riñones.

Página

EXCRECIÓN DE PSP

Como prueba precoz de la función renal (aclaramiento o transporte tubular), y poder

seguir su proceso, puede emplearse la estimación de la excreción de

fenolsulfoftaleína, que se realiza por administración intravenosa de 1 ml del colorante,

del que debe excretarse, en la orina, a los 15 min por lo menos un 25%, a los 30

minutos el 40% y a las 2 horas el 60%. La sustancia es secretada activamente por los

túbulos; interfiere la BSF y la hipoalbuminemia con valores erróneos por exceso.

También se usa PAH y glucosa.

Esta prueba es útil muy precozmente, pero cuando la afectación renal está avanzada,

es preferible la medición de la velocidad de filtración glomerular, valorando el

aclaramiento de la creatinina endógena.

3.2.3 PRUEBAS DE TRANSPORTE TUBULAR PROXIMAL

TRANSPORTE MÁXIMO DE SECRECIÓN TUBULAR (TMPAH)

El mecanismo de secreción de PAH tiene un límite que se denomina transporte

máximo de secreción tubular TmPAH (es del orden de 0,4 mM/min) y se alcanza con

concentraciones plasmáticas del PAH cercanas a 1 mM/l. A partir de ese momento

podemos poner:

CPAH = FG + TmPAH/[PAH]P

Por lo tanto conforme aumenta la concentración plasmática de PAH su aclaramiento

pasa de ser un estimador del flujo plasmático renal a tomar un valor cercano al filtrado

glomerular ya que el segundo sumando del segundo miembro de la relación tiene un

valor menor cuanto mayor es la concentración plasmática de para amino hipúrico ya

que el numerador es constante y del denominador va aumentando. En el límite

(concentración muy alta de PAH)

CPAH = FG

Aunque esta situación es puramente teórica ya que no es posible incrementar

infinitamente la concentración de PAH en plasma. En realidad lo que ocurre es que el

aclaramiento de PAH tiende asintóticamente a coincidir con el filtrado glomerular

Página

(aclaramiento de inulina) aunque siempre es algo mayor que éste ya que siempre se

segrega parte de PAH.

TM DE GLUCOSA

Es también un buen índice para el estudio de la función del túbulo proximal. El umbral

de reabsorción de la glucosa (Tm glucosa) es un parámetro estable y reproducible,

aunque, como está en parte ligado al manejo del sodio, en situaciones de expansión

del espacio extracelular se puede afectar el Tm glucosa.

La prueba se inicia midiendo la glucosa y creatinina en una micción completa. Cada

hora se recoge la orina y se miden la glucosa y la creatinina mientras se está

infundiendo glucosa al 50% (1-2 ml/min), y se toman glucemias cada 30 min. Tras

haber conseguido valores de glucemia de 550 ml/dl durante 2 h se termina la prueba.

Por cada período de recogida de orina se calcula tanto la glucosa filtrada (FG X

glucosa en plasma) como la glucosa excretada (volumen de orina X glucosa en orina).

A continuación se calcula la glucosa reabsorbida:

Glucosa reabsorbida = glucosa filtrada - glucosa excretada

Los valores de Tm glucosa en varones es de 375 ± 80 mg/min y en mujeres de 303 ±

55 mg/min.

3.2.4 PRUEBAS DE FUNCIÓN TUBULAR DISTAL

Las pruebas de función tubular van encaminadas a conocer la capacidad renal

dependiente de la función específica de los túbulos, como puede ser concentrar o diluir

la orina, mantener el equilibrio iónico, regular el equilibrio ácido-base, etc.

PRUEBAS DE CONCENTRACIÓN Y DILUCIÓN

Tanto la concentración como la dilución de la orina se realizan a nivel del túbulo distal

y colector, y dependen tanto del funcionamiento del asa de Henle para crear un

apropiado gradiente osmótico corticomedular, como de la presencia de la hormona

antidiurética, como de la integridad funcional tubular a nivel del túbulo distal y del

colector

Página

Concentración

Ante un valor de la osmolalidad más baja se realiza una prueba de restricción drástica

de la ingesta de agua a base de no beber líquido, y utilizar una dieta seca estricta,

desde las 14:00 h de un día hasta las 10:00 h del día siguiente. En la orina recogida

entre las 08:00 y las 10:00 h de la mañana en que termina la prueba se mide tanto la

densidad como la osmolalidad. Si la densidad es > 1.023, o la osmolalidad es superior

a > 800 mOsm/kg, se considera que la capacidad de concentración es normal.

La capacidad de concentración se pierde paulatinamente con la edad, sin que eso

signifique una mala función renal. Entre los 20 y 40 años se puede llegar a los 1.050

mOsm/kg en la orina, pero entre los 60 y 80 años es normal que no se sobrepasen los

880 mOsm/kg.

A la hora de valorar el grado de concentración de la orina es bastante más precisa la

determinación de la osmolalidad que la determinación de la densidad. Existe, en

general, una buena relación entre la osmolalidad y la densidad.

Tabla 6 EQUIVALENCIA ENTRE DENSIDAD Y OSMOLALIDAD

DENSIDAD OSMOLALIDAD

1.003 100

1.006 200

1.010 350

1.012 400

1.018 600

1.024 800

1.030 1000

1.036 1200

Una alternativa a la prueba de concentración puede ser la administración subcutánea

de 5-10 U de vasopresina. Si la capacidad de concentración es normal, se alcanza la

misma densidad (u osmolalidad) que en la prueba de concentración por

deshidratación.

En la tabla se recogen las respuestas de la osmolalidad en orina tras una prueba de

restricción hídrica y tras la administración de vasopresina. Es de gran utilidad para el

Página

diagnóstico diferencial de una serie de procesos clínicos que se manifiestan en forma

de diuresis aumentada.

Tabla 7 RESPUESTAS DE LA OSMOLALIDAD TRAS LA PRUEBA DE SED Y TRAS

LA ADMINISTRACIÓN DE VASOPRESINA

DIAGNÓSTICO OSMOLALIDAD

URINARIA TRAS

PRIVACIÓN DE

AGUA

NIVELES DE

VASOPRESINA

TRAS

DESHIDRATACIÓN

AUMENTO DE LA

OSMOLALIDAD

EN ORINA TRAS

DAR

VASOPRESINA

Normal > 800 > 2 pg/ml Poco o nada

DI central completa

<300 Indetectable Sustancial

DI central parcial 300-800 < 1,5 pg/mi > 10% de la previa

DI nefrogénica < 300-500 > 5 pg/ml Poco o nada

Polidipsia primaria

>500 < 5 pg/ml Poco o nada

El comienzo de una pérdida renal de la capacidad de concentración suele presentarse

al iniciarse una disminución del FG en el contexto de una enfermedad renal. Esto es

más evidente si además existe un daño tubulointersticial.

Dilución

Se administran por vía oral 15-20 ml/kg de agua en 30 min. A continuación se va

recogiendo la orina cada 60 min durante 4-5 h. La capacidad de dilución está alterada

si no se elimina el 75% de ese líquido en las 4 h siguientes o si en ese tiempo la

densidad de la orina no se mantiene por debajo de 1.003 (osmolalidad de 100

mOsm/kg).

ACLARAMIENTO OSMOLAL

Se calcula en base al aclaramiento de osmoles utilizando la fórmula del aclaramiento.

Es necesario conocer la osmolalidad en sangre y en orina, así como el volumen de

orina eliminada en 1 min.

Página

Es una valoración que se ha utilizado mucho en el estudio de las insuficiencias renales

crónicas. Actualmente su utilidad es, sobre todo, para el cálculo del aclaramiento del

agua libre.

ACLARAMIENTO DE AGUA LIBRE

Hace referencia al agua libre de solutos que se elimina en la orina. Determina el agua

que le sobra o le falta a la orina para ser isotónica (300 mOsm/kg) con respecto al

plasma. Cuando el volumen/minuto de la orina es superior al aclaramiento osmolal,

entonces los riñones están en situación de agua libre (CH20), que se expresa como:

Cuando el aclaramiento osmolal es superior al volumen minuto de orina, entonces hay

una carencia de agua para conseguir una orina con una osmolalidad similar al plasma

y se habla de aclaramiento negativo de agua libre, viniendo expresado como:

El conocimiento de si un enfermo está en situación de CH20 o de TCH20 permite

valorar hasta cierta medida la capacidad renal para concentrar o diluir la orina. Es muy

útil en el seguimiento de enfermos cirróticos en los que se altera la capacidad de

manejar el sodio y después la capacidad de manejar adecuadamente el agua.

3.2.5 EQUILIBRIO ÁCIDO-BASE

PRUEBAS DE CAPACIDAD DE ACIDIFICACIÓN

La eliminación de hidrogeniones por cualquiera de los mecanismos se acompaña de la

síntesis y reabsorción de nuevo bicarbonato.

REABSORCIÓN MÁXIMA DE BICARBONATO

Página

El bicarbonato sódico se filtra libremente, llegando al túbulo proximal

aproximadamente unos 4.300 mEq/día. En el túbulo proximal se reabsorbe, también

aproximadamente, un 80-85% del bicarbonato filtrado, posibilitando una primera

eliminación de hidrogeniones a través de un sistema de contratransporte Na+/H+ o

bien a través de una bomba activa para H+.

Normalmente no aparece bicarbonato en la orina, salvo que la concentración de

bicarbonato en sangre supere un determinado valor (26-28 mEq/1) que corresponde

con el umbral máximo (Tm) para el bicarbonato, y es lo que se valora con esta prueba.

Se comienza por conseguir una reserva alcalina en sangre por debajo de 20 mEq/1,

para lo cual se puede administrar 0,1 g/kg de peso de C1NH4. Cuando la reserva

alcalina es < 20 mEq/1, entonces se administra una infusión de bicarbonato sódico al

5% para alcanzar unos valores de bicarbonato en plasma de 30 mEq/1.

Se valora el momento que aparece el bicarbonato (a veces el C02) en la orina, es

decir, se mide el umbral para el bicarbonato, que se sitúa en valores próximos a 26-28

mEq/1.

3.2.6 ELIMINACIÓN DE ACIDEZ TITULABLE Y AMONIO

Si el pH de orina es < 5,3, no es necesario hacer pruebas.

Si el pH de orina es > 5,5, entonces se administra 0,1 g/kg de C1NH4 junto con 1 litro

de agua en 60 min. A continuación se recoge la orina cada 60 min durante 6-8 h y se

mide el pH, la AT y el NH4.La reserva alcalina en sangre debe haber llegado a ser

inferior a 21 mEq/1 para que la prueba tenga valor. El pH en orina en 2 h debe haber

descendido por debajo de 5,3. La eliminación de AT más la de NH4 debe haber sido >

60 mmol/min.

La AT se determina mediante la neutralización con álcali de la carga ácida presente en

la orina hasta llegar a un pH neutro (7,4). La cantidad de álcali utilizado se denomina

acidez titulable. Esta eliminación de H+, en forma de AT, suele corresponder a un 30-

40% de los hidrogeniones eliminados en la orina. La otra forma de eliminar H+ en

orina es en forma de amonio (NH4) que es consecuencia de la captación de un H+ por

parte de una molécula de amoníaco (NH3) y corresponde al 60-70% de los

hidrogeniones eliminados. El amoníaco se forma en las células renales proximales

como consecuencia de la desaminación de la glutamina y del glutamato. El NH3 pasa

a la luz tubular y se convierte en amonio (NH4) tras captar un H+. La excreción de

amonio en la orina aumenta en la hiponatremia, hipopotasemia, ayuno, ingesta

Página

elevada de proteínas e hiperaldosteronismo. Se eliminan de 400 a 900 mg de

nitrógeno amoniacal al día.

IV- DIAGNÓSTICO POR IMAGENES

ECOGRAFÍA RENAL:Es el método diagnostico fundamental para valorar el tamaño, la morfología y la

situación de los riñones. Permite estudiar adecuadamente la existencia de masas

renales, pudiendo diferenciar casi totalmente su naturaleza sólida o quística

(poliquistosis), dilatación de las cavidades (hidronefrosis) y alteraciones de la

ecoestructura renal, así como valorar la ecogenicidad, el grosor cortical y el grado de

diferenciación corticomedular.

El examen ecográfico es independiente de la función renal y, por consiguiente, en los

pacientes con anuria o insuficiencia renal grave puede explorarse el tamaño renal con

facilidad y rapidez.

Anatomía normal:

La cápsula renal puede delimitarse por sus ecos densos, ocasionalmente

puede ser visualizada por fuera la grasa perinefríca. En la corteza renal se

producen ecos bajos, menos intensos que aquellos del parénquima hepático.

Los espacios medulares son sonotransparentes, por lo que aparecen como

áreas de densidad menor, protruyendo en la zona central, en la porción central

del riñón puede verse una zona de ecos muy densos, que representan las

estructuras del sistema colector, los vasos y la grasa del seno renal.

En lo normal no se puede ver los sistemas colectores dentro de este aumento

de densidad. En secciones transversas pueden visualizarse tanto arterias como

venas renales. Los uréteres no son habitualmente visibles, la vejiga, si está

bien repleta de orina es fácilmente estudiable.

Indicaciones del ultrasonido:

Masa renal: la indicación fundamental en masas renales es la

diferenciación de masas sólidas, liquidas, así como la demostración de

los llamados “seudotumores”, generalmente producidos por la

hipertrofia de una columna de Bertin.

Masa quística.

Página

Enfermedad medica renal: en algunos casos parece existir un

aumento en la intensidad de los ecos corticales renales, con una mejor

definición de la unión corticomedular y aumento de la densidad total del

riñón.

Hidronefrosis: la ecografía es altamente sensible para demostrar la

presencia de dilataciones del sistema colector.

Trasplante renal: la evolución del riñón trasplantado.

Patología fetal: permite reconocer ciertas anomalías del tracto urinario

en el vientre de la madre, fundamentalmente en el tercer trimestre.

Anomalías congénitas.

Evaluación del espacio perirrenal: permite demostrar la presencia de

masas o colecciones líquidas a su nivel. El ultrasonido detecta

colecciones líquidas perirrenales de menos de 2 cm, pero no define con

exactitud la naturaleza del fluido.

Las adenopatías retroperitoneales pueden detectarse cuando los

ganglios son mayores de 2 cm.

Ecografía sagital mostrando el hígado (L) inmediatamente adyacente y superior al riñón (cabezas de flecha). El espacio entre el riñón y el hígado es muy pequeño

Página

Ecografía coronal del riñón izquierdo (K) mostrando el bazo adyacente (S).

ECOGRAFIA DOPPLER Y DOPPLER COLORCuando una onda de la naturaleza que sea incide sobre una superficie en movimiento,

la onda reflejada varía su frecuencia de modo proporcional a la velocidad de la

superficie reflectora. Este efecto es utilizado en medicina para la valoración del flujo

sanguíneo intravascular, está dado principalmente por los hematíes.

Las distintas velocidades y direcciones de los hematíes son analizadas por un

microprocesador, transformándolas en un espectro de frecuencias en grafica en

tiempo real. La frecuencia o velocidad se sitúa en el eje vertical y el tiempo en el

horizontal. La ecografía-doppler nos permite estudiar de modo no invasivo tanto la

patología vascular como los patrones de flujo de los pequeños vasos de los distintos

parénquimas ,

La principal utilidad de la ecografía-doppler en nefrología es la valoración y

seguimiento del trasplante renal. En las fases iniciales del desarrollo de esta técnica

fueron muchas las expectativas que creó, como método no invasivo para diferenciar

entre las principales causas de insuficiencia renal pos trasplante (rechazo agudo,

nefrotoxicidad por ciclosporina y necrosis tubular aguda), hoy se considera que aporta

una información bastante inespecífica, sin embargo, de una gran utilidad, ya que

permite una evolución rápida, inocua del a situación del injerto. Su utilidad es clara en

la valoración de la patología de los vasos renales principales (trombosis arterial o

venosa, estenosis arterial, etc).

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Se aprecia una inversión del flujo sanguíneo (espectro por debajo de la línea de la base) durante la diástole, sobre todo en la fase inicial. Este hallazgo, es consecuencia de un aumento muy importante en las resistencias intrarrenales, sugestivo de trombosis venosa renal.

TOMOGRAFIA COMPUTARIZADA

EXPLORACIÓN DEL RIÑON Y VÍA URINARIAEs una exploración radiológica valiosa (radiaciones ionizantes), cuya imagen

representa un corte axial de la región explorada. Los riñones en la TC se visualizan a

ambos lados de la columna vertebral, siendo su densidad uniforme (la vía excretora es

ligeramente menos densa) y estando rodeado por la grasa perirrenal. La

administración de contraste intravenoso permite diferenciar el córtex renal de la zona

medular y habitualmente identificar los vasos renales. También permite la

diferenciación de los espacios perirrenales y pararrenales al demostrar la fascia renal y

su unión con la fascia latero-conal.

La utilización del TC helicoidal permite la realización de exploraciones mucho más

rápidas (evaluación de todo el abdomen y la pelvis en menos de dos minutos), siendo

su principal ventaja el que elimina la distorsión originada por los movimientos

respiratorios, lo que permite una mejor evaluación de las pequeñas masas renales y

suprarrenales y facilita la exploración de enfermos críticos o poco colaboradores.

Permite reconstrucciones tridimensionales de suficiente calidad como para ser útiles

en la práctica clínica. Dada la rapidez de la exploración, la administración de contraste

intravenoso permite la visualización de los vasos renales (angiografía por TC, ver

capítulo siguiente).

La principal indicación de la TC es el estudio de las masas renales y suprarrenales, no

claramente definidas por la ecografía y su estadiaje. La TC es virtualmente diagnóstica

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en los casos de angiomiolipoma renal (tumor que contiene grasa en su interior), dada

su capacidad para la diferenciación de la grasa de otros tejidos. También desempeña

un papel importante en la valoración de los traumatismos renales (incluidas las

complicaciones de la biopsia renal, sobre todo, por sangrado), cuando la ecografía y la

UIV no son normales, pues define mejor la extensión de la lesión, su tipo (contusión,

rotura, etc.) y la alteración de otras estructuras abdominales y retroperitoneales.

Por último, es de utilidad en la valoración de procesos parenquimatosos, como

abscesos renales, pielonefritis, etcétera.

EXPLORACIÓN VASCULAR RENAL

La tomografía computarizada de última generación (TC helicoidal) permite, tras la

administración de contraste intravenoso, la obtención de imágenes de alta calidad de

la vascularización renal, dados los cortos períodos de adquisición necesarios para la

realización de los cortes tomográficos. Esto permite la realización de la exploración

completa durante una única inspiración del paciente eliminando la distorsión inducida

por los movimientos respiratorios, de crucial importancia a la hora de evaluar

estructuras de pequeño tamaño como son los vasos sanguíneos. Tiene una

sensibilidad y especificidad mayores del 90% en la evaluación de los pacientes con

UIV Normal. Para una correcta visualización de todas las estructuras es precisa una adecuada preparación del paciente (para reducir al máximo la cantidad de gas y heces). Se observan unos riñones de tamaño y morfología normal, sin masas en su contorno, que eliminan contraste de forma simétrica y apreciándose una vía urinaria normal, no dilatada y sin defectos de repleción en su luz .

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sospecha de estenosis de la arteria renal, sobre todo, en los pacientes con función

renal normal y en las ramas principales.

BIOPSIA RENAL

Técnica e indicaciones de la biopsia renalLa técnica de la biopsia renal percutánea (BRP) se introdujo en la clínica a principios

de los años cincuenta. Desde entonces ha representado un método de estudio

insustituible de las enfermedades renales. Aporta información diagnóstica, pronóstica y

de eficacia del tratamiento.

La BRP es una exploración invasiva que debe indicarse de forma individualizada,

dependiendo del cuadro clínico y del balance cuidadoso entre los riesgos y los

beneficios en cada paciente.

Técnica

La BRP es hoy en día la técnica de elección en la mayoría de los casos. La técnica

quirúrgica abierta podría ser útil en pacientes que no colaboran, con mal estado

general, riesgo de sangrado o aquellos en los que falla la BRP. La biopsia transvenosa

por vía yugular utiliza un catéter especial que llega al riñón por la vena renal donde

penetra en el parénquima y extrae un cilindro de tejido; es de especial utilidad en

pacientes con trastornos de la coagulación. También se realiza en algunos centros por

vía laparoscópica.

Preparación del paciente

Las hemorragias son la complicación más frecuente de la BRP, por lo que antes de

realizarla se debe:

a. Comprobar que la coagulación es normal (tiempo de sangría y recuento de

plaquetas, sobre todo). En pacientes con tiempo de sangría elevado (lo que refleja una

deficiente función plaquetaria), la administración de desmopresina puede normalizarlo.

b. Determinar el grupo sanguíneo y prever la posibilidad de transfusión sanguínea.

c. Comprobar que la presión arterial está controlada, ya que las cifras elevadas

aumentan la posibilidad de una complicación hemorrágica.

Después de una ligera premedicación (atropina + diazepam, por ejemplo) se coloca al

paciente en decúbito prono sobre una almohada doblada a la altura de epigastrio y

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ambos hipocondrios. Se realiza desinfección local y anestesia por planos con

xilocaína.

Localización del riñón

La localización de riñón, preferentemente el izquierdo (en el lado derecho hay más

riesgo de pinchar el hígado), se puede hacer de forma indirecta mediante las medidas

tomadas en una placa tomográfica en relación al esqueleto (raquis, última costilla y

cresta ilíaca) aunque hoy en día prácticamente se ha universalizado el control

ecográfico que proporciona al operador la situación del polo renal y la profundidad con

respecto a la piel. Para reducir el riesgo de sangrado, la muestra siempre se debe

tomar en el polo inferior donde hay menos riesgo de pinchar algún otro órgano vecino

que pueda sangrar (bazo en el lado izquierdo).

Intervención

Por vía ecográfica se localiza el polo inferior del riñón izquierdo. Tras anestesia local e

incisión de 3-4 mm con una hoja de bisturí, se introduce la aguja. Un segundo

operador manipula el transductor ecográfico para poder visualizar el riñón mientras la

aguja va atravesando los planos musculares y fascias. Se atraviesa la cápsula,

momento en el que se dispara la pistola y se retira la aguja.

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Imagen ecográfica del riñón izquierdo en abordaje posterior (paciente en decúbito prono). Se aprecia el polo inferior del riñón. La línea blanca muestra la dirección teórica que debe llevar la aguja para penetrar en el riñón y extraer la muestra.

En esta zona, en el polo inferior, es donde menos posibilidades hay de atravesar con

la aguja un vaso sanguíneo grande así como de penetrar en otros órganos (bazo,

colon o hígado) y donde más posibilidades hay de obtener corteza renal con un

número significativo de glomérulos.

Características de la muestra

Habitualmente se extraen dos cilindros y un tercero si los anteriores son pequeños.

Las muestras serán preservadas para microscopía óptica (fijación en formol o

derivados), inmunofluorescencia (congelación) y microscopía electrónica

(glutaraldehído). Lo más práctico será el transporte rápido al laboratorio de Anatomía

Patológica en suero salino, donde se efectuarán las fijaciones previa comprobación

con lupa de la adecuación de la muestra (ver si hay glomérulos).

En general, los fragmentos que se obtienen son de alrededor de 1 cm de largo y unos

milímetros de ancho (10-15 glomérulos, si la muestra es adecuada).

Indicaciones

Las indicaciones de la BRP varían según los criterios de los nefrólogos y las

características de los Centros Hospitalarios.

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Según los síntomas de presentación, la rentabilidad del procedimiento será diferente.

Junto al diagnóstico anatomopatológico, la biopsia deberá ayudar a sentar un

pronóstico y, a veces, a valorar los resultados de los tratamientos. Cuando existe

insuficiencia renal y, sobre todo, disminución del tamaño de los riñones, la rentabilidad

es menor y el riesgo de hemorragia más alto. Hay cuatro grupos de pacientes que se

beneficiarán claramente de una biopsia renal que son:

• Los pacientes con síndrome nefrótico (SN). Sólo hay dos situaciones en las que no

es preciso la biopsia, en el niño con SN puro, dado que la posibilidad de lesiones

glomerulares mínimas es muy alta y la respuesta a esteroides muy buena y en el

paciente diabético, si no hay sospecha de otra enfermedad asociada.

• Los pacientes con enfermedades sistémicas y signos de enfermedad renal, para

valoración de la afectación renal (lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide,

mieloma múltiple).

• Los pacientes con insuficiencia renal aguda de causa no clara, sobre todo, cuando se

sospeche una causa parenquimatosa glomerular o microvascular. Cuando la

insuficiencia renal es rápidamente progresiva, la biopsia es una indicación urgente.

• Los pacientes con un trasplante renal. La diferenciación entre rechazo agudo,

necrosis tubular aguda y nefrotoxicidad habitualmente exige la realización de una

biopsia renal, así como la distinción entre rechazo crónico, nefrotoxicidad crónica o

recidiva de una nefropatía primaria.

En otras situaciones puede estar indicada la biopsia, aunque de forma individualizada,

siendo su rentabilidad diagnóstica menos evidente:

• En los pacientes con proteinuria moderada (no nefrótica).

• En los pacientes con hematuria más proteinuria ligera. En el síndrome nefrítico agudo

del niño no se indica biopsia renal, esperándose la evolución típica hacia la curación.

En el adulto hay que descartar enfermedad sistémica mediante la búsqueda de

alteraciones serológicas y, por lo general, la biopsia renal proporciona información

adicional válida.

• En los pacientes con hematuria aislada. La mayoría de las veces suele ser causada

por enfermedades de evolución muy benigna (nefropatía IgA), por lo que no está

indicada la biopsia.

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• En los pacientes con insuficiencia renal crónica ligera. En las fases avanzadas de la

IRC, el patrón histológico suele ser inespecífico, por lo que la rentabilidad de la biopsia

es muy baja y el riesgo de hemorragia es mayor.

Contraindicaciones

La principal contraindicación es la presencia de un trastorno de la coagulación. Todas

las demás contraindicaciones son relativas: hipertensión arterial (que debe ser

controlada previamente), el riñón único salvo el trasplantado, los riñones

anatómicamente anormales, la sospecha de infección, poliquistosis o hidronefrosis.

Complicaciones

En general, la evolución post-biopsia es extremadamente simple: el paciente

permanece en reposo 24 horas, la exploración física no provoca dolor en la zona y la

orina, transitoriamente hematúrica, se aclara con rapidez.

Las complicaciones más frecuentes son hematuria macroscópica prolongada (5-10%

de los casos), hematoma perirrenal y fístula arteriovenosa intrarrenal.

Una síntesis de las complicaciones, más fácil de recordar y que resume las

publicadas, puede ser la siguiente: uno de cada diez pacientes tendrá hematuria

macroscópica que desaparecerá espontáneamente en pocos días, uno de cada cien

necesitará una o más transfusiones y uno de cada mil precisará cirugía o terapéutica

embolizante para controlar la hemorragia. La mortalidad de la técnica se ha estimado

en 1 × 1.000 casos.

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BIBLIOGRAFÍANEFROLOGIA CLINICA H.Avendaño 3ª edición. Panamericana. España 2009.

PEDROZA CESAR RAFAEL CASANOVA. DIAGNOSTICO POR IMAGEN. 9th ed. MADRID: LANGE; 2013.-NEFROLOGIA CLINICA H.Avendaño 3ª edición. Panamericana. España 2009

BALCELLS LA CLÍNICA Y EL LABORATORIO;Jesús M. Prieto Valtueña;José R. Yuste Ara;22º Edición;Editorial Elsevier Masson;España;2015