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1 Descripción del Nuevo Reino de León escrita por su Gobernador para el Virrey de la Nueva España Excelentísimo Señor: Veinte años poco más ha, que padece continuada guerra el Nuevo Reino de León, por las muertes, robos y otras hostilidades que han ejecutado los indios bárbaros y apóstatas, y para que en parte los hayan contenido, ha sido a costa de muchas vidas de los vecinos y sus caudales que han perdido, unos por habérselos llevado los enemigos y otros por haberse convertido en la defensa: a la que no han sido, ni son bastantes, los solos veinte soldados y un capitán que hay en dicho Reino, por la gran distancias que abraza su jurisdicción, pues desde el paraje llamado Las Vacas (que es según la posesión en que se halla) donde comienza, hasta la misión llamada La Punta, donde termina, hay como cien leguas, sin que en todas ellas haya dejado de haber por donde y en cualquier tiempo la estén insultando las naciones que en cada partido por lo regular hay, de las que al margen se hace mención, especificando cuáles son y cómo se denominan e intitulan. En los parajes de Sandía y Río Blanco, inmediato al referido de Las Vacas, han hecho bastantes hostilidades, sin que en aquellas partes haya más resguardo que el de los pocos vecinos que habitan en ellos, los que no llegan a catorce, y los que tienen fincado su comer y pasar en criar un poco de ganado mayor y menor, y sembrar algún maíz, no ofreciendo como no ofrece otra conveniencia el país por lo estéril que es, en el que aunque en tiempos pasados había minas de conocida ley, que se trabajan y beneficiaban, poniéndose a costa de los interesados gente que las resguardasen y defendiesen de las invasiones de los indios, al Pisones, Macanames, Siguiyones

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    Descripcin del Nuevo Reino de Len escrita por su Gobernador para el Virrey

    de la Nueva Espaa

    Excelentsimo Seor: Veinte aos poco ms ha, que padece continuada guerra el Nuevo Reino

    de Len, por las muertes, robos y otras hostilidades que han ejecutado los indios brbaros y

    apstatas, y para que en parte los hayan contenido, ha sido a costa de muchas vidas de los

    vecinos y sus caudales que han perdido, unos por habrselos llevado los enemigos y otros por

    haberse convertido en la defensa: a la que no han sido, ni son bastantes, los solos veinte

    soldados y un capitn que hay en dicho Reino, por la gran distancias que

    abraza su jurisdiccin, pues desde el paraje llamado Las Vacas (que es

    segn la posesin en que se halla) donde comienza, hasta la misin

    llamada La Punta, donde termina, hay como cien leguas, sin que en todas ellas haya dejado de

    haber por donde y en cualquier tiempo la estn insultando las naciones que en cada partido por

    lo regular hay, de las que al margen se hace mencin, especificando cules son y cmo se

    denominan e intitulan.

    En los parajes de Sanda y Ro Blanco, inmediato al referido de Las Vacas, han hecho

    bastantes hostilidades, sin que en aquellas partes haya ms resguardo que el de los pocos

    vecinos que habitan en ellos, los que no llegan a catorce, y los que tienen fincado su comer y

    pasar en criar un poco de ganado mayor y menor, y sembrar algn maz, no ofreciendo como

    no ofrece otra conveniencia el pas por lo estril que es, en el que aunque en tiempos pasados

    haba minas de conocida ley, que se trabajan y beneficiaban, ponindose a costa de los

    interesados gente que las resguardasen y defendiesen de las invasiones de los indios, al

    Pisones, Macanames, Siguiyones

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    presente no se hace, porque con las repetidas hostilidades, y frecuentes muertes que los indios

    enemigos ejecutaban, se verific su total despueble.

    El pueblo y misin de Labradores, como el de dichos parajes, se halla

    situado entre cerros, por estar la Sierra Madre inmediata, tiene slo la

    oportunidad y conveniencia de que en l se cre algn ganado menor y haya

    siembra aunque corta de trigo y maz. Este paraje es muy combatido de los enemigos por

    quienes sus pocos vecinos, no son capaces de poder criar ganado mayor respecto a que se lo

    llevan dichos indios, y aun dichas semillas sin que haya resistencia, ni medio a su reparo,

    mediante a que por razn de su pobreza, carecen de armas y dems cosas necesarias a su

    defensa, y a la cortedad de dichos sus bienes, los que por dicha razn no pueden ir en

    aumento.

    El valle de San Antonio de los Llanos, hllase por un lado inmediato

    con la Sierra Madre, lo ms de ella imposible de transitarla a caballo, sin

    embargo de que slo los enemigos lo hacen a pie tan fcilmente como si

    fuera llano, por el diario y continuo ejercicio que en ella tienen; y por otro

    con la sierra llamada Tamaulipa, que no es tan empinada, pero con todo hay

    en ella muchos parajes inandables y unas bocas impertransibles (sic), en

    donde de alto a bajo hacen sus tiros los indios, que siempre habitan en las

    eminencias (sic), desde las que hacen los repetidos estragos que se han experimentado, as con

    flechas como con piedras dejndolas rodar. Han puesto en tanto aprieto a dicho valle que es

    frontera, que por tres ocasiones en tiempos pasados se mand despoblar, y fuerza y trabajo de

    un vecino de l se ha conservado, quien incesantemente se ha mantenido y mantiene en

    campaa, no obstante haber salido en varias refriegas que se han ofrecido muy mal herido, de

    tal suerte que ha sido el nico que ha permanecido en dichas fronteras, en compaa de un hijo

    Malincheos, Serranos, Cadimas, Borrados,

    Pamoranos

    Malincheos, Sarnosos

    Arimayayas, Bocas prietas,

    Chapulines

    Serranos, Cadimas, Borrados,

    zamoranos, Janambres, Salineros y

    otras naciones que no se conocen

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    suyo, del mismo nombre, ambos de conocido valor, militares y muy servidores de Su Majestad

    (que Dios guarde). A dicho valle tambin has hostilizado mucho los indios de nacin

    ganambres, quienes a la sazn estn de paz, y a cuyo capitn por esta causa el ao treinta y

    dos, a principios de l, el gobernador actual de dicho Reino, le dio ttulo para que estuviesen

    bajo de su comando, con cuya ocasin desde entonces han vivido en paz, y sin novedad alguna

    perjudicial.

    En el mencionado valle hay una misin y pueblo de indios, con algunos de los

    nuevamente reducidos, y asimismo vecinos cuyo nmero es el que doce; pastan en el referido

    valle tres haciendas de ovejas, del marqus de villa Puente y de don Francisco de Valdivielzo,

    son tierras muy frtiles y buenos pastos, hoy por hoy no ministra ms utilidad que la de coger

    algn maz y alguna caa dulce; y aunque ofrece otras de crar en la abundancia ganados

    mayores y menores, no se logran porque los indios enemigos no dan lugar a ello.

    A distancia de cuatro leguas de dicho valle hay un paraje que llaman Santa Ins, alias

    Santa Engracia, tierras que pertenecen a los herederos del bachiller don Juan Caballero, las

    que no fructifican por servir de embarazo a su cultivo dichos enemigos. Son llanas y muy al

    propsito para fundar en ellas una villa, por haber agua abundante y permanente,

    independiente de que tambin se puede seguir otra utilidad al real haber, porque en dicha

    sierra de Tamaulipa que est inmediata a dicho paraje, se asienta de pblico que hay minerales

    de buenas leyes; y que para cerciorarse pas a ella el licenciado don Francisco de Barbadillo y

    Victoria, cuando fue gobernador de dicho Reino de Len y en su compaa el muy reverendo

    padre comisionario de misiones, fray Juan Losada; y con criarse o fundarse dicha villa era y es

    muy contingente que se consiguiese el que dichos minerales con su beneficio se redujesen a

    minas muy corrientes, proficuas y provechosas, y lo que es ms el que las setenta leguas que

    habr de dicho paraje a la Huasteca se descubran y por consecuencia se reduzcan a Nuestra

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    Santa Fe Catlica los indios que las habitan, abriendo camino para el comercio de aquellas

    partes a stas, de cuya suerte no dejar de haber tampoco personas que fuesen a poblar, ni

    imposibilidad para trabajar dichas minas, ni menos dejar de Santiago, y Nicols, asimismo

    capitanes de otras naciones, los que se continan quietos y pacficos: del mismo modo se la

    concedi a Pascual y a Juan Diego capitanes, para los de sus naciones, las que con ellos a poco

    tiempo abusando de este beneficio la quebrantaron, y han ejecutado repetidas hostilidades; y

    aunque hasta la presente han vivido las restantes naciones en paz, ha sido quedndose en sus

    barbarismos y sin haber pedido el ser bautizados; y de dicha reduccin, o pacificacin ha

    dimanado que no haya tantas muertes y perjuicios como antes de ella haba; dicha villa es

    corta de vecinos y muchos de ellos no se deben reputar por tales, as por no tener forma

    competente algunos para adquirir el equipaje de armas y caballos, como por ser otros pobres

    de solemnidad. Pastan en sus trmino por diversos rumbos las haciendas de ovejas de don

    Manuel de la Canal, dos de don Juan Primo Tern, una de los reverendos padres de la sagrada

    Compaa de Jess, del Colegio de Quertaro y otra de don Francisco de Landeta. A distancia

    de tres leguas poco menos se halla la misin de San Cristbal de los Gualagises, la que no ha

    ido en disminucin en cuanto al culto divino sino en aumento. Dase en ella el maz y caa

    dulce en abundancia, y pudiera haber otros adelantamientos a no impedirlos los enemigos,

    quienes fuera de gozar las tierras ms frtiles que hay en dicho paraje y su distrito, embarazan

    el que haya todo gnero de ganados y siembras que pudiera haber, por ser aun en el modo que

    est poblado, uno de los mayores y ms a propsito para disfrutar mucho en los espiritual y

    temporal.

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    Siguen los valles del Piln y Mota, a distancia de doce leguas,

    es tierra muy frtil, de mucho acudir el maz y caa dulce, es a

    propsito para criar todo gnero de ganados. Haba en ellos hombres

    de posibles, pero hoy se hallan por lo general pobres, por haber sido la

    frontera ms invadida de los indios enemigos; y con este motivo, por

    un lado llevndose los ganados, especialmente los mayores, y por otro

    alzndose el no hurtado cuyo nmero con el dems de esta especie que hay en dicho Reino,

    pasar de cincuenta mil cabezas, estndose al dicho de sus moradores que

    as lo afirman y porque con ocasin de haberse discurrido cuando haba

    congregas que fundndose pueblos sera lo ms acertado, se les tomaron las

    mejores tierras, y aun casas que tenan como de facto se quedaron sin ellas,

    mediante a que se pusieron y criaron dos pueblos nombradas Concepcin y

    Purificacin; y a poco tiempo de ello y de que la compaa volante que se

    haba introducido se quit, se fueron los indios que las habitaban a seguir

    sus barbarismos; de manera que hoy por hoy, no han quedado ms que unos

    pocos de los tlaxcaltecas que por fundadores se pusieron. Hay en la distancia de dichos dos

    valles, seis haciendas de ovejas, de don Joseph Cristbal de Abendao, del coronel don Juan

    Eusebio Gallo de Pardias, de don Juan Ignacio de Aranda; de don Joseph Soroa, de don Luis

    Monterde y del bachiller don Cipriano Garca de Pruneda.

    Doce leguas de los referidos valles, se halla la villa de San Juan de Cadereyta, y como

    est ms en el centro del Reino, no han sido sus vecinos tan perjudicados, como los de las

    fronteras que van referidas, en medio de que han experimentado bastantes insultos, y con ellos

    disminudose sus moradores por haberse ejercitado stos tambin en la defensa de dichas

    fronteras, y otras que se mencionarn. Ofrece dicho pas conveniencias as por darse en el

    Pelones, Naras, Zamoranos, Gavilanes, Guijolotes, Quinicuanes, Pintos Piguanos, Yupimanes, Aguatinejos, Tortugas, Lumbres, Cacalotes, Canaynos, Caninas, Comecabras, Cotoayaguas, Quimipayos

    Quiniguygui, Norizas chicos, Quiguaguanes, Lomisaaguas,

    Cauramas, Aguanos, Piguanos,

    Yupimanes, Zacatiles

    Cacalotes y los

    ms del margen de los valles del

    Piln y Mota, han combatido

    aqu y otras fronteras

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    maz y caa dulce, como porque hay mucha cra de ganado de pelo, alguna caballada y

    mulada; y en atencin a que de cuatro aos a esta parte no se han experimentado robos ni otros

    daos de los enemigos, van adelantando dichos vecinos sus ganados. Mantinese de paz en l

    con toda su gente el indio llamado Felipe de nacin pelona; pasta en su distrito una hacienda

    de ovejas de doa Mara Rosa de la Pea, y el vecindario no es corto.

    A un lado de dicha villa de Cadereyta, a distancia de seis leguas est

    el valle de Guajuco, que se compone de bastante vecindario, el que se

    ocupa en siembras de maces y caas, los que y las que se dan buenos. Este paraje es a manera

    de can, est pegado a la Sierra Madre por un lado, y por el otro se halla inmediato el cerro

    de la Silla, hay alguna cra de ganados mayores y menores, la que no es mayor, ni sus semillas,

    porque los enemigos lo consumen todo de que resulta que sus vecinos se hallen alcanzados.

    La ciudad de Nuestra Seora de Monterrey, capital de dicho reino, dista diez leguas de

    dicha villa; est a su frente al referido cerro de la Silla, por un costado la Sierra Madre y por

    otro el cerro llamado las Mitras, unos y otros se hallan a distancia de dos leguas poco ms; es

    muy buena su planta, con su plaza en cuadro muy capaz; tiene su iglesia parroquial, cuyo

    adorno es muy corto, de forma que un solo colateral que hay en ella, adems de ser obra muy

    tosca est sin dorar, la fbrica de ella es de calicanto y de una nave, no tiene torre, srvele una

    sola campana; la administracin pertenece a los eclesisticos seculares, es hoy por hoy cura en

    encomienda el bachiller don Juan Bez de Trevio quien mantiene dos tenientes, uno en dicha

    ciudad y otro en el valle de las Salinas, compnese de clero de cinco sacerdotes; hay en dicha

    ciudad convento de nuestro padre San Francisco en el que asisten dos religiosos que

    escasamente se pueden mantener; hay tambin otro templo con ttulo de Colegio los padres de

    la Compaa de Jess, el cual est destechado en lo ms, desde que falleci el ao de treinta y

    tres, no hay ningn padre que all habite, razn por que el actual gobernador, le escribi al

    Borrados, Cabimas y Pamoranos

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    muy reverendo padre provincial Joseph Barba, de dicha Sagrada Compaa, en fin de que

    enviase padre que subrogase en el lugar del referido, conociendo lo til que es para dicha

    ciudad, o puede serlo, a que no se ha dado providencia ni respuesta; su vecindario es cortsimo

    en tanto grado que si se ofreciera alguna invasin, sera posible que de militares para ella no

    juntasen doce hombres que la resistiesen. Los edificios son pocos y algunos de ellos

    arruinados. En sus trmino hay algunas estancias y labores muy buenas donde se coge maz,

    frjol y caa dulce; crase tambin algn ganado mayor y menor, porque ha ms de seis aos

    que no los perjudican los enemigos, como lo ejecutaron en los aos antecedentes.

    A distancia de una legua de dicha ciudad, est un pueblo de indios intitulado Nuestra

    Seora de Guadalupe, los ms tlaxcaltecas y algunos borrados, con ttulo de misin, que

    tambin se fund cuando se crearon las referidas del Piln congregronse en ella al principio

    ms de setecientos indios de las congregas y dems dispersos, dndoseles tierras y aguas que

    an eran de los vecinos, y actualmente no hay veinte de los borrados, siendo de notar que an

    habindose reducido a dicha misin, no dejaban de salir a hacer sus continuas averas de robos

    y muertes.

    A distancia de dicha ciudad por otro viento como cuatro leguas, se

    sigues el valle nombrado Santa Catarina, el que se halla entre la Sierra

    Madre y el cerro de las Mitras, hay en l siembra de maz y frjol, la gente

    de que se compone es poca y de corto posible, crase algn ganado de pelo; tambin ha

    padecido repetidos daos de los enemigos, y con haber salido a la defensa de la villa de

    Linares, y valle de San Antonio, han sido mayores a sus atrasos, por distar estos parajes del

    referido como sesenta leguas, por lo que ya se ve les habr servido por haber sido a su costa de

    irreparable quebranto en la cortedad de sus bienes, y aun en sus personas.

    Serranos, Pamoranos

    Cadimas, Borrados

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    Sguese a dicho valle de Santa Catarina, el nombrado Pesquera

    Grande a distancia de cuatro leguas caminando por otro viendo, compnese

    de muchos cerros, de tierra muy estril, en ello se coge algn maz y se cra ganado de pelo

    para lo que es ms a propsito. Hay en sus trminos minas de plata que no se trabajan, sino es

    en una sola y sta cortamente, lo uno por corta posibilidad de sus moradores, y porque la ley

    no pasa de tres onzas por revoltura, sin embargo de que es de mucho acudir en ligas, y lo otro

    porque el vecindario es corto y no libre de invasiones de los enemigos.

    Despus se halla caminando de dicho valle de Pesquera, por otro

    rumbo el nombrado las Salinas, que se uno a otro habr seis leguas, ro

    abajo, est poblado de ranchos, aunque distantes los unos de los otros;

    crase mucho ganado de pelo, cgese algn maz, hay cra de caballada y mulada, pero corta,

    porque continuamente se la han llevado y llevan los indios enemigos que son muchos los que

    asestan a esta frontera, cuya nacin habita en la jurisdiccin de Coahuila, se llevaron una

    manada de yeguas y caballos, habiendo dado muerte a algunos vecinos. Es paraje al propsito

    para ganados mayores y menores, por haber buenos pastos y salitres. Hay bastante vecindario,

    pero el ms de l pobre, por causa de dichos enemigos en medio de que ha tres aos que la

    nacin de indios zamoranos, que era la que ms perjudicaba, se halla de paz, por haberla

    pedido como dicho es su capitn Pedro Botello.

    Caminando de dicho valle de las Salinas para otro viento a

    distancia de quince leguas, est la villa de San Gregorio de Cerralvo

    que se compone de corto vecindario; la circunvalan muchas y diversas

    naciones de indios, que han hecho sus hostilidades, aunque ha das

    estn de paz; es tambin tierra que ofrece conveniencias, no teniendo a

    Tabosos, pamoranos y

    cotoayuaguas

    Tabosos, Pamoranos,

    Borrados

    Tareguaros, Tortugas, Pajaritos, Aguatinejos, Cacalotes, Cueros quemados, Paysanos, Carrizos, Pupilispiaguilis Meriquillos, Zacatiles, Nazas, Venados, Malaguecos

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    los enemigos tan cerca; cgese poco maz, por falta de agua, pero independiente de que hay

    bastante cra de ganado de pelo y que no falta alguno de mayor, es cmoda para que ste lo

    haya en abundancia; en dicha villa se mantiene situada la guarnicin de doce soldados y su

    capitn, de los veintiuno que con su capitn hay en dicho Reino de cuenta de Su Majestad; en

    su distrito pasta la hacienda de ovejas de don Juan Baeza; a distancia de tres cuartos de legua

    de dicha villa, hay unas minas que en lo de adelantes pueden ser de grande utilidad, respecto a

    que hay mucha facilidad en las sacas de sus metales, ya que aunque la ley es corta abundan en

    ligas, como se tiene reconocido de la que actualmente se est beneficiando por don Joseph

    Eugenio de la Garza y otros parcioneros.

    A dicha villa de San Gregorio de Cerralvo, se sigue el pueblo

    que llaman de San Nicols de los Gualeguas, que al presente se halla

    despoblado, por haberse secado los veneros con que se regaban sus

    tierras, y los indios que en l vivan se hallan dispersos en otras partes, entre las cuales es

    Cerralvo. Antes se haba fundado pueblo y misin en el paraje llamado el lamo, para dichos

    indios, el que asimismo se despobl, ignrase el motivo por qu fue; inmediato a dicho pueblo

    del lamo antiguo, se halla dicho don Joseph Eugenio de la Garza, quien a costa de su trabajo

    ha defendido aquella frontera, y con l, y con su industria hizo una labor, abriendo tierras

    eriazas, las que tiene compuestas con Su Majestad.

    Diecisiete leguas de distancia de dicha villa est el valle y real

    de Santiago de las Sabinas en el que hay dos labores de maz, con sus

    sacas de aguas muy abundantes. Hay gran posibilidad para crar

    ganados mayores y menores, de este ltimo hay alguno; estn en corriente dos haciendas de

    minas de fundicin, los metales que se benefician en ellas, se sacan de las minas que estn en

    jurisdiccin de San Pedro de Boca de Leones y aunque es corta su ley en plata, abunda en

    Malaguecos, Tobozos, Zenisos, Zelayas

    Tobosos, Zenizos, Malaguecos y Pamoranos

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    ligas; su vecindario es corto y no dejan de hacer en algunas ocasiones los enemigos sus

    perjuicios.

    A distancia de seis leguas se halla el real de Boca de Leones, que

    est muy atrasado por la mala forma que tuvieron en sus principios de

    labrar las minas siendo imposible de remedio. Continuamente se trabajan y abundan en plomo

    y greta, que aunque la ley de plata es corta, pues no sube de cuatro onzas, con todo a los que

    las benefician les tiene cuenta, mediante a que dichas ligas en breve se expenden, con lo cual

    se abastecen en parte los reales de Chihuahua, Zacatecas, y Sombrerote, y as no slo sirven

    porque la Real Hacienda es interesada en sus reales quintos, sino tambin por lo que se

    engruesa con el real derecho de alcabalas que se satisfacen en los minerales referidos por

    razn de dichas ligas. En esta frontera se han experimentado repetidas invasiones por los

    indios tobosos, en dicho real estn situados los ocho soldados, inclusive el cabo de ellos,

    cumplimiento a los veinte y un capitn que se lleva expresado hay de cuenta de Su Majestad

    en dicho reino. Cgese muy poco maz, se cran algunos ganados menores de pelo, su

    vecindario es corto y la mayor parte de l, es de operarios de dichas minas.

    A distancia de tres leguas est el pueblo nombrado San Miguel de

    Aguayo, que es de indios tlaxcaltecas y de nacin alazapas; es buen pas,

    cogen maz en abundancia y algn trigo, y si no fueran flojos, vicio que trasciende a todos los

    dems podan tener ms posibilidad y conveniencia, pues sus tierras son muy a propsito para

    su cultivo y con el beneficio de suficiente agua de que gozan. Dicho pueblo est inmediato a

    cerros y bocas, y por donde contenerlos, al menos de dar aviso al real para salir al reparo,

    como salen regularmente los referidos ocho soldados, acompaados siempre de los vecino, a

    causa de que de otra suerte y por s solos, no pudieran resistir las invasiones que se ofrecen.

    Tobosos y algunos

    Apaches

    Tobosos y algunos

    Apaches

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    Sguese la misin llamada La Punta, que es donde termina la jurisdiccin de dicho

    Reino, es de indios nuevamente reducidos. Est muy adelantada en

    cuanto a su nmero, siembras que se hacen de maz y cras de ganado

    mayor y menor, y suelen combatirla los enemigos.

    El dao de los indios enemigos de dicho reino, por lo general no slo es el que se

    colige de cada particular de los que van mencionados, sino otro, u otros igualmente sensibles o

    mayores, como son el que habiendo recibido muchos de ellos el santo bautismo, se vuelven a

    vivir con los que son gentiles, abandonado la vida catlica y cristiana, y su sagrada ley, y por

    consiguiente abrazando de nuevo sus antiguos barbarismos, el que esto mismo ejecutan no

    slo los solteros, sino los que como cristianos contrajeron in facie ecclesiae el sacramento del

    matrimonio cuyo nmero de una y otra clase pasa de miles. El que entre ellos como hay

    bastantes de razn y muy ladinos en idioma castellano han introducido, aun vueltos al

    gentilsimo, que sus hijos ora sean de su legtimo matrimonio, ora no, sean bautizados, con las

    mismas palabras establecidas por Nuestra Santa Madre Iglesia haciendo intencin de que

    queden bautizados, pero esto por los mismos indios cristianos de quienes se valen, o de otras

    personas de razn, que ocultamente y sin poderse averiguar, para aplicar el debido remedio

    eligen por compadre, tambin con la mira de que los regalen, cuyo corto inters por lo que se

    ha llegado a alcanzar y saber, ha dado ocasin a reiterarse en dicha forma, un propio individuo

    dos o tres veces dicho acto. El que como los indios brbaros ven que a los ya cristianos que lo

    practican no se les castiga tan execrable delito, por no ser fcil su aprehensin, adems de

    continuarse ellos en los suyos, con ms avilantez y descaro suelen pedir paz, reducirse a la

    vida poltica y acristianarse, y ejecutado esto huirse e ir a practicar lo mismo que los referidos.

    El que ha visto asimismo de no haber dicho castigo, los que se han dado paz, y aun viven

    reducidos en dicho reino, comenten todas las veces que pueden, cuantos maleficios discurren,

    Tobosos con Apaches

  • 12

    y no se resuelven a pedir crisma de cristianos fundados que con haber pedido la paz, y

    ddosele en nombre de Su Majestad lo han conseguido todo; y por ltimo, el que peor es,

    parece que son para invasiones, hurtos, muertes, etc. Los indios apstatas de Nuestra Santa Fe

    que los infieles.

    Supuesto lo dicho, como inculta demarcacin de dicho reino y su estado, que

    tenindolo tan miserable, abastece muchos lugares y aun esta corte de muchas lanas de

    ganados mayores y menores, y no bastando como no han bastado las prolijas, trabajosas y

    exactas diligencias que ha aplicado, para siquiera parte de su reparo el gobernador actual

    desde el ao de mil setecientos treinta y dos, que ha que lo es, y de que ha dado cuenta al

    Excelentsimo Seor marqus de Casafuerte, antecesor de Vuestra Excelencia en diversas

    consultas que le remiti y algo de ello a la grandeza de Vuestra Excelencia que reproduce

    especialmente en cuanto a los remedios que ha implorado, deliber en fuerza de su obligacin

    pedir a Su Superioridad licencia y beneplcito para ocurrir a su presencia, y habindolo

    conseguido, o siendo otro su primario fin, que le estimulase al imploramiento de dicha licencia

    , que hacer patente a la seora de Vuestra Excelencia lo enunciado, lo dems que referir y

    pedir sobre ello los remedios que le han parecido convenientes, lo ejecuta en esta consulta

    obedeciendo lo que Vuestra Excelencia le mand, cuando pas a ponerse a sus pies luego que

    lleg a esta Corte en la forma siguiente.

    Siendo el uno de ellos, el que pues las tierras nombradas Santa Ins, alias Santa

    Engracia, que estn cuatro leguas del valle de San Antonio de los Llanos, son oportunas y muy

    a propsito para que se pueda fundar villa, como se expuso arriba se servir Vuestra

    Excelencia de conferir su licencia para ello, mandando que a sus fundadores se les d por

    tiempo de tres aos al menos, alguna ayuda de costa, que los que as fueren, no bajen de

    sesenta, sacndolos de algunas poblaciones de dicho reino o de las partes y lugares que ms

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    convenga; y dando las providencias que se reputaren por ms acertados para exigir y criar una

    guarnicin competente de cuenta de Su Majestad que defienda y resguarde a dicha villa y sus

    habitadores.

    El otro que por lo que mira a lo absoluto y general de dichos indios enemigos, se sirva

    Vuestra Excelencia de conceder su licencia para hacerles guerra abierta, siquiera en el tiempo

    o tiempos que al gobernador actual en su conciencia le pareciere ser preciso y necesario, pues

    con dicha diligencia se obviar la multiplicidad de dichos aos, para cuyo efecto

    amonestaciones y otros actos prudenciales de nada sirven, asignndose a fin de dicha empresa

    por ayuda de costa o con el ttulo que ms adaptable sea, lo que se arbitrare por suficiente. Y

    asimismo para un par de piezas de campaa, un artillero y municiones correspondientes quede

    pie, y cuando en otra parte no se necesiten, se mantengan en dicha capital de Monterrey.

    El otro, que por lo que toca a los indios cristianos que han apostatado Nuestra Santa Fe

    Catlica y se han ido por s, o por otros al gentilsimo, su licencia, para que constatando cules

    son y no pudindose apresar y segregar de los gentiles, con medios suaves se ejecute su presa

    por el de las armas, para efecto de reducirlos a dichas sus poblaciones antiguas, o a las que de

    dicho Reino se inclinaren y fueren de su gusto.

    El otro el que Vuestra Excelencia repela, o al menos se sirva de declarar no haber lugar

    la pretensin que se trasluce tiene pendiente el gobernador de Coahuila cerca de que del

    mencionado real de Boca de Leones se destaque la guarnicin de los ocho soldados entrando

    en ellos su cabo, que est situado en l, y que se pase a su jurisdiccin y pueblo que tambin

    llaman del lamo, juntamente con las familias tlaxcaltecas de dicho pueblo de San Miguel de

    Aguayo, respecto de que si aun estando en dichos parajes y con la ayuda de vecinos, no se han

    podido resistir las invasiones, menos se podrn rechazar las que hubiere, y ser defendido dicho

    Reino, el que necesita de que le entren gente y no que le saquen, mayormente cuando fuera de

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    ceder en prejuicio de dichas poblaciones del referido real, de dicho pueblo de San Miguel, sus

    minerales y moradores, los indios de nacin tobosa hicieran ms libremente sus entradas y

    tuvieran ms coyuntura para arruinar y acabar con los valles de Sabinas, Salinas, Pesquera

    Grande, Santa Catarina, y aun dicha ciudad de Monterrey, a cuya distancia, ya de ocho ya de

    doce leguas no ha ao mataron dichos indios a cuatro espaoles y se llevaron una mujer, la

    que por haberse huido de ellos, se fue a vivir a la villa de Saltillo.

    El otro, que pues los vecinos de dicho reino han ido y van a su costa y mencin al

    reparo de las invasiones de dicho reino, del modo que se lleva relacionado, y unos de distancia

    de veinte leguas, otros treinta y dos, otros de cuarenta y cuatro, otros de cincuenta y cuatro, y

    otros de sesenta; que los caballos que tienen destinados para sus menesteres, los arruinan en

    ello, cuando o los pierden en un todo, o se los matan los enemigos, y, que dejan los ms sus

    casas y familias, quiz sin cosa alguna de qu poder echar mano, para que en el entretanto que

    vuelven se alimenten, y los que algunos bienes tienen, sin persona que los cuide, de que ya se

    dejan entender las perniciosas e irreparables consecuencias que se les habrn seguido y pueden

    segurseles, dejante del inminente riesgo de perder sus vidas, que es a lo que se han expuesto y

    exponen, se sirva Vuestra Excelencia de mandar que en los socorros o auxilios que pidieren

    de gente los mayordomos de ovejas de las referidas haciendas (los que siempre se les han dado

    sin pensin de paga), luego que se les preste y d, sea y se entienda bajo de la de haberles de

    pagar a los vecinos que fueren por razn de su trabajo lo que pareciere justo atento a que la

    utilidad de ello resulta nicamente a favor de dichos mayordomos o por decirlo mejor al de sus

    amos y dueos de dichas haciendas, como lo califican los hechos, as de resguardarles en

    dichos casos dichos vecinos sus ganados, como de hacer que vuelvan los que se han llevado

    los indios, o parte de ellos, que es lo que muchas veces acaece.

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    De la consecucin de dichos pedimentos, est cierto el gobernador actual depende el

    reparo, conservacin y aumento de dicho Reino, as en lo espiritual como en lo temporal; y

    siendo uno y otro en servicio de ambas majestades: de la divina por l crece propagacin de la

    Santa Fe Catlica y de la temporal por lo mismo, y por el adelantamiento que resultar a su

    real haber, as de las referidas minas, como de los ganados que en mayor nmero se criarn.

    La espera de Vuestra Excelencia o en el caso de que no haya lugar en parte o en todo dicha

    consecucin, el que su grandeza arbitre y aplique los medios que fueren ms eficaces y

    adaptables a dicho efecto, tan importante y de tanta gravedad, en grado tal que no habindolos

    por lo que ha experimentado el gobernador, se destruir dicho reino. Sobre todo Vuestra

    Excelencia determinar lo que fuere de su superior agrado, que ser como siempre lo mejor.

    Mxico, enero once de mil setecientos treinta y cinco. Don Joseph Antonio Fernndez

    de Juregui Urrutia.